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Desde el Sur | Volumen 8, número 1, Lima; pp. 213–214 | DOI: 10.
21142/DES-0801-2016-213-214
Rubén Quiroz Ávila
La razón racial (Clemente Palma y el racismo a fines del siglo XIX) Lima, Universidad Científica del Sur, 2015 Iván Díaz
La razón racial (2015), de Rubén Quiroz Ávila, se instituye como un dis-
curso que desmonta las fantasías de un discurso eurocéntrico implantado e interiorizado desde la invasión y la colonización española. A través de una relectura analítica y muy bien documentada de la historia nacional intelectual, el autor remece los cimientos ideológicos de la nación perua- na de los dominantes. El texto, como crítica a la ideología y filosofía del escritor Clemente Palma, denuncia un discurso colonizador y homoge- neizador que se configura a partir de prácticas sociales y discursivas de exclusión, marginación y denigración del otro no-blanco. Orgulloso de sus raíces, el doctor Quiroz se identifica como un mes- tizo que rechaza las fantasías de homogeneización del proyecto de na- ción de la clase hegemónica, y defiende la heterogeneidad de nuestras raíces que enriquecen la cultura nacional peruana. El discurso de Quiroz encuentra sustento en las falacias de una ideología racial con pretendida cientificidad. En cada capítulo nos encontramos con una lectura deconstructiva del proyecto de nación criollo, en donde se evidencian los mecanismos para invisibilizar al otro no-blanco. Un proyecto de nación que busca redefinir el concepto de nación, que se caracteriza por la exclusión del indígena, asiático, negro y mestizo, como por desacreditar a las otras razas impután- doles una sarta de vicios. Hemos interiorizado la letra del colonizador, al punto de casi no po- der pensar nuestro mundo sin ella, y repetimos: es inevitable no utilizar las herramientas que Occidente nos ha legado e impuesto a la vez. En parte es cierto, ya que es casi imposible escapar a la lógica occidental. Latinoamérica como una realidad está jerarquizada en función de la lógi- ca, la escritura y las estructuras occidentales. Nuestro presente y nuestro pasado se han construido dentro de una historia homogénea europea: el colonizador nos ha insertado en su mundo, y nos ha designado un lu- gar junto —debajo— a él. La lectura de Quiroz dialoga con otras lecturas
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deconstructivas de nuestra realidad latinoamericana jerarquizada y colo-
nizada. Por ejemplo, Retamar entiende el pensamiento colonizado como aquel que pretende absolutizar determinados modelos europeos; así, nos plantea el problema de críticos que piensan desde la metrópoli pero sin pertenecer a ella: las estructuras mentales de dichos críticos estarían diri- gidas desde un eurocentrismo que ignora la condición propia y autónoma del pensamiento latinoamericano. Por otro lado, en la misma línea, Aníbal Quijano hace una lectura deconstructiva de los discursos que legitiman la hegemonía de Europa. Ambos tienen una mirada crítica hacia el centro. Europa para estos intelectuales ha dejado de ser el Dios omnipotente al cual no se le puede interpelar ni cuestionar: Europa es un Dios con falen- cias al que se le puede hacer la guerra académicamente. El discurso sobre una raza superior está asociado a la hegemonía del conocimiento occidental: ¿el indígena, el negro, el no-blanco, no produ- cen ningún conocimiento válido? Después de la invasión y colonización europea, América queda bajo la dirección de la ideología occidental: en el presente, Europa nos ha dejado de gobernar políticamente, pero ha deja- do implantada en la conciencia americana sus estructuras mentales: es lo que Quijano denomina colonialidad del poder. Colonialidad que se asocia con la hegemonía de una ideología que sepulta la lógica del otro. Así, el saber occidental sirve para legitimar el discurso racista que a su vez, sos- tiene las jerarquías y la estructura económica dominante; encontramos, asimismo, un nuevo patrón global de control del trabajo, de sus recursos y de sus productos. Las nuevas identidades son ubicadas en la nueva es- tructura global de control del trabajo. Los indígenas, los negros, son ubi- cados en la condición de servidumbre, designados al trabajo manual, y excluidos de la cultura, o de la esfera administrativa. Rubén Quiroz dialoga con otros intelectuales latinoamericanos que nos dan una lectura deconstructiva del discurso hegemónico, identifican- do las falencias de una pretendida hegemonía cultural. Deducimos a par- tir de las ideas de estos distintos intelectuales, cómo es que una lectura contrahegemónica de la literatura latinoamericana (como un producto cultural realizado bajo las condiciones de un determinado proceso cultu- ral, histórico y social, y bajo las influencias de constructos europeos como la idea de raza) puede servir para derrocar verdades institucionalizadas por Europa. Son nuestros textos literarios latinoamericanos los que nos dan las pistas (sea en el contenido o en el uso de las formas) en dónde podemos encontrar las fisuras de la lógica occidental, mediante las cuales podamos encontrar una salida al eurocentrismo.