Acròstico A Sandino

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ACRÒSTICO A SANDINO

S iendo un chiquillo tu pecho se inflamó de coraje al ver el ultraje que tu patria sufría y con tu muerte se abrió
la cosecha de la libertad.

Ante ti se inclina la bandera de la patria, sostenida por el pueblo que defiende las causas populares, las causas
de los más desposeídos.

Naciste en pueblo humilde y, como protagonista, con humildad sembraste las raíces que otorgaron a nuestro
país la más completa democracia, ejemplo del continente americano.

Dejastes a las actuales y futuras generaciones, la más grande he incalculable herencia de coraje, valor, decoro
y amor a la patria.

Inicio luminoso, como aurora de la mañana, fue tu surgir a la vida, para defender las causas justas de pueblo
oprimido, luchando por ello, hasta derramar tu preciada sangre.  

No permitiremos que intereses egoístas y mezquinos, nos arrebaten la oportunidad de cumplir el sueño –Tú
sueño- del pueblo nicaragüense, de romper las cadenas de las injusticias que lo empobrecieron.

Otros te hemos seguido, otros te seguirán hacia el sol de la victoria, orgullosos y con la frente en alto en
defensa de los ideales, como herencia de un tesoro incalculable.
Biografía de Augusto César Sandino
Augusto Nicolás Calderón Sandino, nació el 18 de mayo de 1895 en Niquinohomo, departamento de Masaya.
Su madre, Margarita Calderón, era una humilde campesina, que se ganaba la vida como doméstica y obrera
agrícola. Gregorio Sandino, su padre, fue un mediano propietario y productor agrícola, con quien se fue a vivir
a los 11 años de edad.

La infancia de Sandino transcurrió junto a su madre con la cual trabajaba recolectando café en las
plantaciones del Pacífico nicaragüense, ahí conoció y sufrió toda clase de miserias y privaciones.

En su adolescencia, fue testigo de la primera gran intervención militar del imperialismo yanqui en su tierra, que
culminó con el asesinato del general Benjamín Zeledón, el 4 de octubre de 1912. Sandino quedó muy
impresionado con la imagen del patriota.

“Era yo un muchacho de 17 años y presencié el destace de nicaragüenses en Masaya y otros lugares de la


República, por las fuerzas filibusteras norteamericanas. Personalmente miré el cadáver de Benjamín Zeledón,
quien fue sepultado en Catarina, pueblo vecino al mío. La muerte de Zeledón me dio la clave de nuestra
situación nacional frente al filibusterismo norteamericano; por esa razón, la guerra en que hemos estado
empeñados, la consideramos una continuación de aquella.”

Más tarde, Sandino abandona la casa de su padre para buscarse la vida por sí mismo. Así, trabaja como
ayudante de mecánica, en un lugar cerca de la frontera con Costa Rica. Posteriormente, en 1920, viaja a
Honduras y a Guatemala, en 1923, donde trabaja en las plantaciones de la United Fruit. Posteriormente
marcha a México donde trabaja, para empresas petroleras en Tampico y Cerro Azul.

Durante su estancia en México, Sandino se vincula con líderes sindicales, obreros, militantes socialistas,
anarquistas y masones. Conoce de las luchas sindicales, de la agresión yanqui contra México por el control de
los yacimientos petroleros, de la Revolución Mexicana y de las luchas de la clase trabajadora.

En agosto de 1925, luego de 13 años de ocupación, Estados Unidos retira sus tropas de Nicaragua. Sin
embargo, permanecen los instructores de la Constabulary, antecesora de la Guardia Nacional. En octubre,
ocurre el golpe militar del general Emiliano Chamorro.

En el mes de mayo del año 1926, ocurre un alzamiento liberal contra Chamorro. Las tropas norteamericanas
desembarcan en Bluefields. Al enterarse del inicio de la Guerra Constitucionalista, Sandino parte rumbo a
Nicaragua a donde llega el 1 de junio.

“…en vista de los abusos de Norteamérica en Nicaragua, partí de Tampico, México, el 18 de mayo de 1926
-en donde me encontraba prestando mis servicios materiales a la compañía yanqui- para ingresar al Ejército
Constitucionalista de Nicaragua, que combatía contra el régimen impuesto por los banqueros yanquis en
nuestra república.”

El 26 de octubre de 1926, con algunos trabajadores del mineral de San Albino se alza en armas y se incorpora
a la causa constitucionalista.

El 2 de noviembre, en El Jícaro, durante su primer enfrentamiento contra las tropas conservadoras, sufre su
primera derrota.

El 24 de diciembre, tropas norteamericanas desembarcan en Puerto Cabezas. Al día siguiente, Sandino


consigue armas y municiones ayudado por prostitutas del puerto. En entrevista sostenida con el general José
María Moncada, en Prinzapolka, éste le ordena regresarlas; pero Sandino logra conservar las armas e inicia el
retorno a Las Segovias.

En enero de 1927, tropas norteamericanas desembarcan en Corinto. En febrero, Sandino se instala en El


Yucapuca y comienza, en San Juan de Segovia, una campaña militar victoriosa; participando, él mismo, en
gran número de combates. Las tropas conservadoras son totalmente derrotadas y Moncada trata de
deshacerse de él enviándolo a Boaco.

A comienzos de mayo de 1927 mantiene un intercambio de correspondencia con Moncada sobre los términos
del armisticio que éste ha logrado con el delegado del presidente Calvin Coolidge en Nicaragua, Henry
Stimson.

El 12 de mayo de 1927, en una circular dirigida a las autoridades locales de todos los departamentos anuncia
su firme determinación de continuar la lucha hasta que sean retiradas las tropas norteamericanas de
ocupación.

El 18 de mayo contrae matrimonio con con Blanca Aráuz. A la cual escribe en una ocasión: “El amor a mi
patria lo he puesto sobre todos los amores y tú debes convencerte que para ser feliz conmigo, es menester
que el sol de la libertad brille en nuestras frentes.”

El 1 de julio de 1927, desde su campamento en Mineral de San Albino, emite su primer Manifiesto Político
dirigido al pueblo de Nicaragua.

El 14 de julio responde a la propuesta de rendición que le hiciera el capitán de los marines, Gilbert Hatfield.

El 16 de julio, luego de una batalla de 15 horas, toma por unas horas El Ocotal. La aviación norteamericana
bombardea y ametralla el poblado causando 300 muertos entre la población civil.

Sandino sigue combatiendo en varias ciudades y se retira hacia su campamento de El Chipote; inicia la guerra
de guerrillas.

El 2 de septiembre de 1927 se constituye el Ejército Defensor de la Soberanía Nacional de Nicaragua.

El 14 de noviembre suscribe el Acuerdo sobre los traidores a la Patria.

En diciembre, los gobiernos de Coolidge y Díaz acuerdan la transformación de la Constabulary en Guardia


Nacional.

El 26 de enero de 1928, luego de varios días de «combate», los marines alcanzan finalmente la cumbre de El
Chipote y encuentran sólo muñecos de zacate.

El 22 de junio de 1928 el dirigente comunista salvadoreño Farabundo Martí se incorpora a las filas del
sandinismo.

Combatientes internacionalistas acudieron al llamado de la lucha antiimperialista de Nicaragua; intelectuales,


estudiantes y obreros llegaban de distintos puntos de América Latina hasta Las Segovias a prestar servicio
militar; los hubo de México, El Salvador, Guatemala, Costa Rica, Republica Dominicana, Venezuela,
Colombia, Honduras. Algunos como soldados de línea, otros sirvieron en el Estado Mayor como secretarios
de Sandino; varios allí murieron.

El 6 de noviembre de 1928, en elecciones organizadas y supervisadas por los marines, es electo presidente el
traidor Moncada.

El 23 de mayo de 1929, Sandino, parte de Nicaragua rumbo a México buscando, infructuosamente, el apoyo
del presidente mexicano Emilio Portes Gil. Sus generales prosiguen la lucha. Regresa a Nicaragua el 16 de
mayo de 1930.

El 15 de febrero de 1931 suscribe su manifiesto Luz y Verdad.


En noviembre de 1932, Juan Bautista Sacasa es electo presidente. Anque solicitó a Washington la
permanencia de los marines, su petición fue denegada.

El 1 de enero de 1933, triunfa la causa sandinista al retirarse los invasores norteamericanos de Nicaragua.
Sacasa asume la presidencia y el «general» Anastacio Somoza García la jefatura de la Guardia Nacional.
Sandino viaja a Managua en febrero y firma un tratado de paz.

“La paz se firmó para evitar el regreso de la intervención armada que apenas estaba detrás de la puerta,
esperando regresar antes de un año… Ese es el secreto por el cual no salgo del Norte, para estar pendiente
de todos los momentos en que se presente la oportunidad de restaurar también nuestra independencia
política-económica.”

El 20 de mayo emprende viaje nuevamente a Managua para quejarse con Sacasa por los constantes ataques
de la Guardia Nacional en contra de su gente. Allí regresa el 30 de noviembre con la misma queja sin obtener
resultados.

Después de firmado el convenio, Sandino viaja en varias ocaciones a Managua (el 20 de mayo y el 30 de
noviembre), para entrevistarse con Sacasa y discutir las violaciones que de dicho convenio hacía la Guardia
Nacional, asesinando y persiguiendo a los miembros del Ejército Defensor de la Soberanía Nacional de
Nicaragua. De sus entrevistas no obtuvo ningún resultado.

El 21 de febrero de 1934, al bajar la loma de Tiscapa, luego de una cena con Sacasa, es capturado y
posteriormente asesinado junto a los generales Francisco Estrada y Juan Pablo Umanzor por orden de
Somoza García. Poco antes, su hermano Sócrates había corrido la misma suerte. El coronel Santos López,
quién participará posteriormente en la fundación del Frente Sandinista de Liberación Nacional, logra escapar.

Creyeron que asesinando a Sandino moría su ideología. Pero se equivocaban, el sandinismo había calado
hondo en la conciencia del pueblo, buscando completar la obra iniciada por el Padre de la Revolución Popular
y Antiimperialista. Es así como surge el Frente Sandinista de Liberación Nacional, FSLN, heredero y
continuador del programa popular y antiimperialista del general Sandino.

Consciente de la valentía localista de los leoneses, el general Sandino escribió el poema, “Morir es mejor”

Leoneses, vuestros pechos


inflamados de fuego deben estar.
Leoneses, recordad siempre a estos héroes
de la fecunda tierra del pinar.

Leoneses, no olvidéis los nombres


de Sacasa, de Argüello y Parajón;
si siempre los amáis
seguidlos de idea y corazón.

Reclamad con estoicismo


honor y libertad
que la Patria no quiere
sufrir más orfandad.

Con denuedo luchad, ¡oh leoneses!


en pro del honor:
esclavos no quiere la Patria;
morir es mejor.

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