Teisis Orcotuna PDF
Teisis Orcotuna PDF
Teisis Orcotuna PDF
ESCUELA DE POSGRADO
AUTOR
ASESORA
Noviembre, 2019
RESUMEN
La titulación de tierras se muestra como un contexto idóneo para analizar los cambios en la
tenencia y usos de la tierra. Esta comunidad me ofrece un ámbito de estudio propicio para
analizar este problema en el valle del Mantaro; por la particularidad de que ésta no proviene de
procesos de la reforma agraria y tiene una larga historia de propiedad comunal de origen
colonial. Esta investigación demuestra como los cambios la tenencia y el uso de la tierra son
influenciados por los procesos de titulación ejecutados de casi 20 años atrás y se encuentran
inmersos en un conjunto de cambios donde surgen tensiones. Por ejemplo: entre (i) la propiedad
y la posesión, (ii) lo familiar y lo comunal; y (iii) la sobreexplotación de la tierra y la necesidad
económica.
A Roxana, cuyo amor y cariño estuvieron siempre presente en este proceso.
Hasta ver la luz luego de que explotó el volcán.
ÍNDICE
Prefacio............................................................................................................................................... 3
Introducción....................................................................................................................................... 8
Capítulo 1. Fundamentos teóricos y proyecto metodológico ....................................................... 12
1.1. Formulación del problema y preguntas de investigación ................................................. 13
1.2. Marco conceptual: Estado de la cuestión y marco teórico. .............................................. 16
1.2.1. Estado de la Cuestión .............................................................................................. 16
1.2.2. Marco teórico ........................................................................................................... 36
1.3. Metodología y técnicas de investigación ........................................................................ 38
1.3.1. Ámbito de estudio, discusión y diseño del trabajo de campo .............................. 38
1.3.2. Fuentes ..................................................................................................................... 39
1.3.3. Técnicas de recojo de información......................................................................... 40
1.4. Matriz metodológica ....................................................................................................... 41
Capítulo 2: Historia territorial de Orcotuna y descripción de su espacio.................................. 42
2.1. Reconstrucción histórica documental de Orcotuna ..................................................... 42
2.1.1. Origen colonial: Villa y Pueblo del Corregimiento de Jauja ............................... 42
2.1.2. Orcotuna en la etapa Republicana......................................................................... 50
2.1.3. Reconocimiento comunal e historia contemporánea ............................................ 52
2.2. Distribución y tenencia de las tierras de la comunidad: parcelas y viviendas ........... 76
2.2.1. Zona baja de cultivo:............................................................................................... 76
2.2.2. Zona alta de cultivo ................................................................................................. 81
2.2.3. Los cerros ................................................................................................................. 85
Capítulo 3: Procesos y cambios en relación a la tenencia y usos de las tierras de Orcotuna en
la actualidad..................................................................................................................................... 90
3.1. La tenencia de la tierra en Orcotuna ............................................................................. 90
3.1.1. La tenencia de la tierra en relación a la posesión y propiedad de la misma ...... 90
3.1.2. La tenencia de la tierra en relación a la inscripción registral del predio: un
mecanismo de exclusión .......................................................................................................... 93
3.2. El uso de la tierra en Orcotuna: la importancia de lo agrícola a pesar de los cambios
en el contexto de la urbanización ............................................................................................... 95
3.2.1. Predominante e intensivo uso agrícola .................................................................. 96
1
3.2.2. Las lógicas pastoriles y la ganadería familiar ....................................................... 98
3.3. Influencia de las migraciones y movilidad espacial en la tenencia y usos de la tierra
……………………………………………………………………………………………………………………………………100
3.3.1. Las migraciones en los últimos 100 años en Orcotuna ....................................... 100
3.3.2. Valor dinerario de la tierra y especulación de precios sobre ella ..................... 109
Capítulo 4: Percepciones, tensiones y cambios en la tenencia y usos de la tierra a partir del
PETT .............................................................................................................................................. 112
4.1. Percepciones respecto al ingreso del PETT a Orcotuna ............................................ 112
4.1.1. Delimitación del territorio y límite comunal de Orcotuna ................................ 114
4.1.2. Protección de la propiedad privada ..................................................................... 117
4.1.3. Percepciones sobre el rol de las autoridades en la ejecución del PETT, y en la
titulación y saneamiento de las tierras ................................................................................ 119
4.2. Tensiones a partir de los procesos iniciados por el PETT ......................................... 133
4.2.1. Posesión VS Propiedad: Consolidación del uso VS Exclusión del resto ........... 134
4.2.1.1. Despojo por abandono: conflicto entre el poseedor y el propietario ............ 135
4.2.1.2. Despojo por usurpación: Apropiación ilegal .................................................. 137
4.2.1.3. Preponderancia de las familias propietarias de tierras sobre la comunidad
campesina y los posesionarios .............................................................................................. 140
4.2.2. Conflictos por linderos entre colindantes y problemas de apropiación intra e
interfamiliares........................................................................................................................ 146
4.2.3. Arrendamientos privados y pugna por arrendamientos comunales en subasta
pública 150
4.2.4. Revalorización de la posesión y competencia por ella ........................................ 158
4.2.5. Ingreso de un actor irruptor en la tenencia de las tierras: Registros Públicos 161
4.3. Cambios en la tenencia y los usos de la tierra inmersa en este contexto de procesos de
titulación rural. .......................................................................................................................... 165
4.3.1. Consolidación de la propiedad privada ............................................................... 166
4.3.2. Preponderancia de lo familiar sobre lo comunal ................................................ 169
4.3.3. Intensificación del uso agrario y sobreexplotación de la tierra ......................... 173
4.3.4. Expectativa de urbanización y cambio de uso agrícola a recreativo. ............... 182
4.3.5. Cambio climático, cambio generacional y movilidad migratoria ..................... 188
Conclusiones .................................................................................................................................. 197
Bibliografía .................................................................................................................................... 205
Anexo 1 ........................................................................................................................................... 214
2
Prefacio
De niño viví en una ciudad en constante transformación, no sólo en sus edificaciones, sino
también en sus espacios públicos y casco urbano. Este crecimiento se daba en desmedro de
sus campos y áreas verdes. Con el pasar de los años, veía como en algunos terrenos
aparentemente abandonados (con pasto crecido y basura sobre ellos), de un momento a otro,
comenzaban a edificarse estructuras que rellenaban ese aparente vacío en calles y barrios.
Recuerdo que algunas veces me llamaba más la atención cuando estos espacios se
encontraban rodeados de edificios y pintarrajeados en sus paredes con mensajes en pintura
roja o negra que decían “Esta propiedad se encuentra en litigio. No está en venta.” y así
algunos que se mantienen hasta el día de hoy.
3
Imagen 1: Mercado de Huancayo en 1924. Fotografía del archivo de Leopoldo Orcada.
En los últimos años de mi etapa escolar, como distracción, recorría los alrededores de la
ciudad y, mientras caminaba, veía como algunas calles dejaban de ser calles y pasaban a ser
terrales. Así también veía alguna que otra chacra en medio de un conjunto de casas y así de
manera desordenada, a veces brutalmente contrastante: un edificio o casa de material noble
y a su costado una chacra cercada con púas y plantaciones dentro; y, más allá, un campo de
pastos amarillos y secos que me hacían pensar ¿dónde acaba la ciudad? O desde una
perspectiva más amplia ¿dónde acababa el campo? ¿Qué hacía o evitaba que estos espacios
cambiaran o, mejor dicho, se transformaran?
Tenía un lugar favorito en el extremo este de la ciudad. No era la última zona urbana del este,
pero sí graficaba muy bien este contraste: una urbanización con algunas casas construidas o
a medio construir, pistas asfaltadas, terrenos lotizados y un extenso pasto más allá hacia el
cerro, como si de una zona virgen se tratara. La calle asfaltada terminaba y comenzaba el
campo de pastos donde algunas veces veía que ovejas y vacas eran alimentadas guiadas por
sus pastores. Era pues un extremo de la ciudad donde solía meditar y ver como el atardecer
se ponía y los últimos rayos de sol se reflejaban en el cerro del fondo, mientras yo me
4
encontraba sentado en la banca de cemento que, como si fuera un hito, dividía lo rural de lo
urbano. De un momento a otro este espacio cambió, y ya no era la esquina donde acababa la
calle lotizada y metros allá tierras donde algunas ovejas y vacas comían los pastos, mientras
meditaba y apreciaba como caía el atardecer sobre el cerro. Actualmente, ese lugar se ha
transformado y es una esquina más de una calle que continuaba hacia el este obstruyendo la
magnífica vista que tenía del cerro, a causa de la construcción de los nuevos y ahora
abundantes edificios construidos. Sin embargo, algo de espacio anterior se conservaba: aún
veía algunas ovejas pasando con sus dueños con dirección al este, ahí donde tal vez aun haya
algo de ese campo que, en esa esquina, “mi” esquina, ya no existía. Así comenzó esta historia
e interés.
Años después, un amigo me comentó que, como herencia de su abuelo, tenía unos terrenos
dentro de una comunidad campesina, Orcotuna, y quería que lo ayudara con la formalización
de la propiedad. Le pedí que me trajera los títulos y la ubicación de éstos para dar un
diagnóstico legal y ver la situación jurídica en la que se encontraban. Los documentos
databan de escrituras de 1940 aproximadamente y habían sido otorgados por un juez que
había delimitado los linderos y extensión de ciertos predios que le correspondían al abuelo.
Cuando le pregunté si había ido a la zona, él me comentó que había ido de visita y que alguna
vez había estado en ellos; sin embargo, no los recordaba muy bien. Además, al parecer, había
otros terrenos que no los ubicaba y que, probablemente, el paso del tiempo haya hecho que
ahora tuviera nuevos posesionarios o propietarios. En efecto, cuando junto su madre,
heredera del abuelo, fue a ubicar los otros terrenos se encontró con la sorpresa de que el
nuevo posesionario le decía que “estos terrenos me los ha dado la comunidad” (o tal vez el
presidente en representación de la comunidad). Al pretender insistir sobre la titularidad y
propiedad del terreno, alguna persona le respondió “ya he construido aquí mi casa, antes esto
era solo una chacra abandonada, ahora ya he levantado construcción, ya tiene otro valor. Ya
no es chacra, es ahora para vivir”.
Es indudable que para un abogado formado bajo una lógica de propiedad cuya acreditación
depende de los sistemas registrales y notariales esto resulte un gran problema ¿Cómo
acreditar la propiedad actual de un heredero que tiene títulos antiguos de propiedad y cuyo
predio que reclama, cuando menos, ya tiene otro poseedor? El asunto se complica más aún
5
cuando una parte alega que estos terrenos fueron de la Comunidad y que fue su presidente
quien la vendió a los actuales posesionarios que se proclaman como los actuales propietarios.
¿Cuántos años estuvieron ahí? ¿Cuántos años se tuvieron “abandonados” las tierras?
¿Realmente era propiedad comunal o era propiedad privada del abuelo de mi amigo? ¿A
quién tenía que recurrir? El sistema registral actual recién se instauró como tal a partir de
1994 y la discusión sobre los terrenos tenía documentos que databan de 50 años anteriores a
esa fecha. Además, desconocía la historia de tenencia y usos que estos predios habrían tenido
en todas estas décadas. El asunto era muy complejo y, a pesar del optimismo que percibí en
mi amigo, opté por declinar mis servicios, pues conociendo los entramados judiciales e
institucionales que actualmente se tienen que sortear para arribar a una solución (que ni
siquiera sería pacífica), fue preferible comunicarle que sería costoso en términos temporales
y dinerarios y que más eficiente le resultaría hacer por el mismo los procedimientos de
regularización registral con los pocos predios sobre los cuales no existía mayor controversia
o estuvieran expeditos para registrarse sin la necesidad de un abogado.
6
Esta tesis es un intento por comprender antiguas interrogantes que fui formando a lo largo de
mi experiencia personal, profesional y académica. Pues me propone estudiar en profundidad
las transformaciones que se dan en el valle del Mantaro, a partir del caso de la comunidad de
Orcotuna, la propiedad comunal y sus implicancias para la tenencia de la tierra, en un
contexto de cambio acelerado por los procesos de urbanización que ha venido ocurriendo en
los últimos años.
7
Introducción
Según el Sistema de Información sobre Comunidades Campesinas del Perú (SICCAM), para
el año 2016, existían 7 267 comunidades campesinas a nivel nacional,1 las cuales cuentan
con una extensión territorial de 24 millones 080 mil 708,62 hectáreas2, datos que revelan que
un aproximado del 20% de superficie del país (1’285,215.60 km2) se encontraría bajo un
régimen de propiedad comunal. Ahora bien, como sabemos, existen diversos niveles de
apropiación de la tierra y derechos sobre ella en el ámbito comunal que han sido descritos y
estudiados en las últimas décadas (Golte 1980; Fonseca & Mayer 1988; Del Castillo 1997;
Diez 2003, 2011 y 2012; Burneo, Z. 2007 y 2012 y otros). Dichos estudios han corroborado
la complejidad del asunto por diversos factores. Sin embargo, a pesar de ello, una visión
bastante estática y lineal de la propiedad sobre la tierra sigue predominando en diversas
disciplinas, como ocurrió en el caso de mi formación académica de pregrado en Derecho. En
efecto, para el sistema registral resulta bastante complicado consignar toda esta información
en las partidas electrónicas ya que no solo éste, sino también la práctica notarial, están
bastante sujetas a prácticas formalistas y burocráticas que resultan miopes para comprender
las diversas lógicas de la tenencia y usos de la tierra en el ámbito rural. De hecho, ciertas
1
Que incluye a comunidades ribereñas de la amazonía.
2
Extensión que supera considerablemente las 19’888,190 hectáreas calculadas por el Censo Nacional Agrario
de 2012.
8
prácticas registrales y notariales no necesariamente tienen base legal pero son requeridas por
la discrecionalidad y rigurosidad de ciertos operadores que prefieren y/o exigen “titularidades
definidas”3 y estáticas, antes que la información que puedan brindar los campesinos,
comuneros y sus dinámicas.
Siendo esto así, en el valle del Mantaro, las principales urbes colindan con diversas
comunidades campesinas, siendo en muchos casos imperceptible dónde acaba una y finaliza
otra. Como ejemplo, el área metropolitana de Huancayo creció incorporando tierras de
comunidades campesinas como Ocopilla, Uñas, y Azapampa, por citar sólo algunas de ellas
y, a pesar de ello, éstas siguen existiendo fáctica y jurídicamente dentro de la ciudad de
Huancayo. Es innegable señalar que las comunidades se transforman, cambian los usos, y los
sistemas de tenencia sufren modificaciones que, al menos en el valle del Mantaro, tienden a
regularse bajo las lógicas formales del derecho civil y registral al acoplarse a sus
disposiciones, a efectos de “formalizar” la propiedad. Por ello, me pregunté inicialmente por
3
Como cierto sector afín a la corriente del Análisis Económico del Derecho (Law & Economics) en el Perú.
9
qué en Orcotuna hay un reciente, pero notable, interés de urbanizar las tierras destinadas a
uso agropecuario, además, cómo estos cambios se podrían apreciar en la tenencia y los usos
de la tierra, y qué relación tenían con los procesos de titulación de tierras iniciados a finales
de la década de los noventa por el PETT.
10
Esta investigación se basa en el caso de la Comunidad Campesina de Orcotuna, a quince
minutos al norte de la ciudad de Huancayo y en la margen derecha del río Mantaro en el
departamento de Junín. Esta comunidad se superpone territorialmente al distrito del mismo
nombre y desarrolla actividades agropecuarias con el cultivo de productos agrícolas (como
maíz y cereales) y el desarrollo de la ganadería a pequeña escala (crianza de vacunos y
ovinos). Actualmente, existen personas que además de conservar sus tierras en Orcotuna han
trasladado su residencia a Huancayo y Lima. En otros casos, las tierras que antiguos
comuneros heredaron de sus abuelos han sido vendidas ilegalmente (documentos falsos, en
muchos casos) o transferidas a otros actuales comuneros posesionarios. Siendo así, han
surgido nuevas tensiones y conflictos respecto a la propiedad y la tenencia de las tierras, que
generan cuestionamientos a la organización comunal y a la municipalidad distrital. En
muchos casos, los procesos de titulación del Proyecto Especial de Titulación de Tierras y
Catastro Rural (en adelante, PETT) no han concluido y han sido abandonados, y pretenden
ser reabiertos por las personas interesadas en obtener el título que garantice la propiedad de
su predio. Por este motivo, interactúan con la Municipalidad y con la Comunidad en términos
y condiciones diferentes a las que existían antes de la década de 1990. De hecho, esta
situación se desarrolla a partir de un escenario en donde la liberalización de las tierras se
impuso como una política de Estado que se consolidó con la Constitución Política de 1993 y
prosigue hasta la actualidad con diversos matices en diversas regiones y localidades
11
Capítulo 1. Fundamentos teóricos y proyecto metodológico
La presente tesis pretende abordar las problemáticas actuales del ámbito rural y
comunal para comprender las tensiones que se producen entre las formas de tenencia
de la tierra (anteriores y actuales) y los procesos de saneamiento de titularidad de
derechos. En efecto, estos procesos surgieron con la finalidad de titular
individualmente los predios rurales a través del Proyecto Especial de Titulación y
Catastro Rural (PETT) a partir del año 2000, quedándose en muchos casos inconclusos
y, hasta la fecha, sin establecer titularidades definidas respecto de la tierra. Este es un
tema pendiente en cientos de comunidades campesinas en el país. La comunidad
campesina de Orcotuna, en el Valle del Mantaro, nos ofrece un ámbito de estudio
propicio para analizar este problema; asimismo, tiene la particularidad de que ésta no
proviene de procesos de afectación de la reforma agraria y tiene una larga historia de
propiedad comunal y tenencia familiar. Actualmente, el caso nos muestra cómo se
generan conflictos intracomunales y una presión inusual sobre las tierras, tanto de
aquellas que están bajo régimen de tenencia comunal como individual.
El análisis de los cambios en los sistemas de tenencia de la tierra y los nuevos usos a
la que se destina en contextos de urbanización y saneamiento, nos permitirá evidenciar
las transformaciones en las dinámicas comunales, relaciones de poder, roles y actores
que se desenvuelven alrededor de estos procesos. Es consenso entre los especialistas
en el tema, que para una mayor comprensión del fenómeno a nivel nacional se requiere
contar con un grupo importante de estudios de caso que permitan analizar cambios
concretos en diversos tipos de comunidad.
12
1.1. Formulación del problema y preguntas de investigación
Como eje central para el desarrollo de la tesis me pregunto: ¿Qué cambios se han
producido en los sistemas de tenencia y uso de las tierras en la Comunidad Campesina
de Orcotuna, a partir del proceso de saneamiento de la propiedad y urbanización?
¿Cómo eran los sistemas de tenencia y uso de la tierra antes de los procesos y
saneamiento y urbanización iniciados en la década de los 90, en el ámbito de la
Comunidad Campesina de Orcotuna?
13
¿Qué tensiones y conflictos surgen en la comunidad y los comuneros a partir de la
implementación del proyecto de titulación de tierras y la titulación individual, en
territorio comunal?
¿Qué nuevas dinámicas comunales han surgido alrededor de los sistemas de tenencia y
el uso de la tierra en la comunidad y a qué intereses responden?
c) Objetivos específicos:
ii. Analizar las tensiones, posturas y posibles conflictos que surgen en el ámbito
comunal, a partir de la implementación del PETT y la titulación individual
14
Este objetivo me permitirá conocer cómo a partir de los 90, en que el Estado
promovió e implementó proyectos de titulación privada e individual de las tierras
en el escenario rural, se introducen cambios en la comunidad. Analizaré cómo
ingresó el Proyecto Especial de Titulación de Tierras y Catastro Rural (PETT) a
la comunidad, qué recepción tuvo por parte de los comuneros, qué zonas abarcó
y qué tensiones y procesos produjo entre los comuneros. Para ello, consideraré
los siguientes subtemas: (i) Posturas surgidas entre los comuneros a partir de la
implementación del PETT (quiénes quisieron titularse y quiénes no, argumentos
de posesionarios y futuros herederos, etc.); (ii) Posturas de los dirigentes en
relación a la titulación individual (postura de la directiva comunal de la época,
criterios para la toma de decisión); y (iii) Tensiones y conflictos en el ámbito
comunal a partir de la implementación del PETT y la titulación individual
15
transferencias y ventas de tierras que anteriormente no se daban en el marco de
los regímenes comunales)
16
Las comunidades campesinas son las instituciones más importantes de los ámbitos
rurales en el país. Históricamente fueron un importante actor y fuerza de contrapeso
en una balanza donde al otro lado estaban los latifundios y las haciendas. La historia
de estudios antropológicos sobre las comunidades nos remite a 1940 –con Castro
Pozo– y la década siguiente con estudio y ejecución del proyecto Perú-Cornell en la
entonces Hacienda de Vicos (Holmberg, 1966), entre otros.4 Entre 1960 y 1970 se
realizan varias investigaciones, destacando entre ellas las realizadas en el valle de
Chancay (Matos Mar, 1976), el Callejón de Huaylas (Manguin, 1955) y Huarochirí
(Universidad Nacional Mayor de San Marcos, 1955), esencialmente los dirigidos por
José Matos Mar en esta última zona y dentro del Proyecto de Estudios de Cambios en
Pueblos Peruanos (1964).
4
El Proyecto Perú-Cornell (1952-1965) fue dirigida por el antropólogo Allan R. Holmberg de la prestigiosa
CornellUniversity, Ithaca, New York. Se puede obtener mayor información en la siguiente dirección web:
http://vicos.library.cornell.edu/es/about.html. La referida dirección cuenta con un importante archivo de
recursos digitalizados como, por ejemplo, mapas, cartas, documentos, datos y dos mil doscientos cuarenta y
seis (2246) fotografías que pueden ser consultadas online de manera libre. Asimismo, también se puede
consultar a Holmberg, Allan R. Vicos: método y práctica de antropología aplicada. Lima: Estudios Andinos,
1966.
17
Desde los años 80, algunos anexos buscan ser comunidades y éstas buscan ser
distritos, para disponer de mayores recursos y gozar de mayor autonomía. Se destaca
el desplazamiento del poder local de las comunidades a las municipalidades distritales
(Grupo Allpa, Laos [ed] 2004; y Urrutia, 2002). Diversos procesos confluyen:
ampliación del mercado interno, emigración rural, ampliación de servicios públicos,
expectativas de desarrollo personal en la educación, entre otras. Esto acompañado de
desincentivos y exclusión de la titulación colectiva a partir de los noventa, para
promover la titulación familiar y la parcelación (Urrutia y Diez 2015, p. 238).
18
condiciones geográficas y físicas del entorno. Las mismas que fueron desarrolladas y
acondicionadas a través de años y que fueron aportes innegables para la antropología
desde la etnohistoria.
Respecto del primer gran tópico, la tenencia, propiedad y derechos sobre la tierra, una
primera entrada son los trabajos de análisis de la legislación estatal, donde se aprecia
el proceso normativo de paulatina liberalización de tierras y procesos de titulación
(Zegarra 1999, Del Castillo 2003 y 2004; CEPES 2005; Castillo 2007). Mientras el
estudio de Castillo (2007) realiza un interesante recuento histórico de la legislación
republicana respecto de las comunidades campesinas, sus tierras y territorios. Del
Castillo (2003 y 2004) señala que falta un adecuado “saneamiento legal o
formalización de la propiedad comunal” (2004, p. 88), pues el actual prioriza la
fragmentación de la tierra comunal con programas de titulación individual de predios,
pasando estos a ser unidades de propiedad familiar (2004, p. 92). La tierra ya no es
19
de quien la trabaja, sino de quién tiene el título de propiedad: lo que se podría decir
que representa un periodo de reversión de la Reforma Agraria (CEPES 2005).
En Diez (2003) y Burneo, Z. (2007) se señala que, si bien existe una aparente equidad
interna en el acceso a la propiedad comunal, esto no es así; por el contrario, existe
una desigualdad distributiva con asignaciones estratificadas. Así, por ejemplo,
Fonseca y Mayer (1988) ya hace tres décadas distinguieron tres tipos de comuneros
en una comunidad en relación a la posesión del ganado, acceso a pastos y terrenos
agrícolas: el pudiente, el agricultor de subsistencia y los jornaleros. Hoy podría
hablarse, por ejemplo, de los comuneros “retornantes”, que son aquellos que migraron
años y retornan en un contexto específico, como las negociaciones con empresas
mineras. Si bien estas figuras no están reconocidas en la ley, existen en la práctica y
dan cuenta de los cambios en la relación entre comunidades, comuneros y tenencia
de la tierra. Comuneros cuya movilidad se ha intensificado por el desarrollo de las
vías de comunicación y el ingreso de nuevas tecnologías de la información.
20
colectivos, aunque ello no esté libre de tensiones internas y externas. Generalmente,
las áreas de usufructo colectivo son pastos y superficies no agrícolas, mientras que
las agrícolas son casi de uso exclusivo de las familias. Las formas de control y
apropiación son diversas dependiendo de la propia comunidad y su ubicación
geográfica, o como diría Diez (2003): existen distintos grados de apropiación del
territorio y por ello distintas y específicas combinaciones de derechos de uso.
En el Perú, Alejandro Diez (2014, pp. 32-37) organizó los trabajos al respecto en
dos conjuntos sucesivos de análisis que denomina “el ciclo de las presiones
legales y reales sobre la tierra” que son los siguientes:
21
Un balance sobre el incremento de la presión comercial sobre la tierra y la
precaria política agraria peruana puede verse en Eguren (2004). Asimismo,
con estudios desarrollados en Piura y en Ica, Burneo (2011) y Wiener (2011)
analizan los procesos de concentración de tierras por la agroindustria. Desde
una perspectiva comparada, Eguren realiza unas reflexiones sobre el
acaparamiento de tierras en Perú y los demás países andinos de Bolivia,
Ecuador y Colombia. Por su parte, Escobedo (2015), desde una visión
panorámica de la situación nacional, describe como la microparcelización
iniciada en los ochenta propició, a la vez, actualmente la reconcentración de
la tierra en manos de empresas agroindustriales. Recientemente, también
fueron estudiados en otros casos de costa por Arauco Raurau (2016) y Huamán
Tejo (2017) donde la agroindustria ingresa con mucha fuerza y violencia a
territorios comunales amparados por las normas jurídicas y los procedimientos
burocráticos que el Estado dispone.
Eguren, F., Del Castillo, L., y Burneo, Z. (2009, pp. 159-172) estudian los
procesos, condiciones y mecanismos según los cuales al interior de las
comunidades campesinas se distribuyen y ejercen los derechos de propiedad
sobre el recurso tierra, desde la perspectiva del pluralismo jurídico. Estudio fue
realizado en tres comunidades de Tayacaja, Acobamba y Lircay en Huancavelica.
Posesión de secanos, riego y pastos, por ejemplo. Detecta las contradicciones que
hay entre la legislación estatal y las costumbres, usos y tradiciones sobre la tierra.
Por lo cual, el pluralismo jurídico nos sirve como entrada para establecer
relaciones de diverso grado de intensidad, complementariedad y competencia
entre esta convivencia de sistemas normativos.
Asimismo, no todos los comuneros tienen los mismos derechos de acceso a las
tierras, es relevante su relación con la comunidad y el género de los mismos. Uno
de los mecanismos más comunes de manejo de tierras es la parcelación, la misma
22
que sirve como mecanismo de distribución entre los comuneros activos,
reconocidos e inscritos en el padrón comunal. Así se establece una relación del
comunero con la organización comunal que es percibida como una prestación de
servicios, y el cumplimiento de sus obligaciones como un aporte a realizar en
beneficio propio y colectivo. Este aspecto resulta sumamente relevante para mi
trabajo, puesto que en la comunidad de mi investigación esta manera colaborativa
de trabajo comunal casi ha desaparecido, a pesar de que perviva en mayor y
menor medida en comunidades vecinas.
En el caso peruano, varios autores han afirmado que existe una perpetua tensión
entre lo colectivo y lo individual-familiar, como Diez (1999), quien señala que la
comunidad y las familias elaboran estrategias dinámicas para superar la tensión.
Se encuentran mecanismos de control necesarios para regular estas situaciones
(Kervyn 1989) y según Pinedo (2000) estos manejos dependen de incentivos de
cooperación materiales, culturales e ideológicos (Burneo 2007, p. 164).
23
Una distinción importante de los tipos de tierras en relación a la actividad agraria para
definir formas de tenencia y derechos de apropiación comunal es la siguiente: tierras
de bajo riego (zona baja), tierras de secano (intermedia) y tierras de pasto (zona alta).5
Diez (2003b) distingue una categoría adicional: las “comunales” destinadas al interés
y actividad colectiva, pudiendo ser cualquiera de las tres anteriores.
5
Como en efecto ocurre en el caso de la comunidad que investigué para esta tesis.
24
tierras son pastizales de uso colectivo y el grueso de su actividad está en la
ganadería.” (Burneo, Z. 2007, p. 167)
Actualmente, para entender los procesos y las tensiones entre las dinámicas familiares
y comunales, no se pueden dejar de lado el interés de desarrollar actividades
extractivas en territorios de comunidades campesinas. El extractivismo es un factor
exógeno que ha tenido una baja intensidad en el valle del Mantaro y que en los últimos
años se ha acrecentado, con la finalidad de obtener recursos para la industria de la
25
construcción; mientras que las zonas más altas, que superan los 3500 m.s.n.m., como
Yauli-La Oroya, desde hace varias décadas se desarrolló extracción minera y
metalúrgica.
26
agricultura ofrece al estar sujeta a los embates climáticos. Así, procurarse la mayor
cantidad de posibilidades de ingresos económicos, y así diversificar los riesgos
económicos, resulta una estrategia habitual en las familias campesinas del valle del
Mantaro, que ven en la ciudad de Huancayo, el valle del Mantaro y la selva, espacios
de eventuales y posibles trabajos.
27
los intereses campesinos; y (v) Crisis de las formas tradicionales de articulación
social: con surgimiento de nuevos modelos asociativos y de gobernanza en relación
inversa al debilitamiento de las comunidades campesinas (Ramos y Romero 1993,
pp. 18-19).”
En ese sentido, para Pérez (2011) hay una multidireccionalidad en los procesos de
transformación rural, con múltiples evidencias y distintos grados de desarrollo en
cada país de Latinoamérica. Las demandas y los usos de las tierras van más allá de lo
agrario y la tensión por la propiedad, sino también por acceso a servicios básicos y
mecanismos de participación. El escenario rural, cuyas tierras se conciben cada vez
más como un activo económico, no puede entenderse alejado o separado de lo urbano
y el mercado, sino de manera complementaria y equilibrada para su desarrollo y la
protección contra la contaminación y depredación indiscriminada a causa de ciertas
actividades extractivas e industriales.
Por otra parte, Diez (2013, p. 23) en el marco del SEPIA XV (Chachapoyas) enfoca
a la nueva ruralidad como una interrelación múltiple entre espacios urbanos y
rurales que ocasiona una serie de transformaciones en lo rural y modifica las
perspectivas de análisis expuestos en Sepias anteriores. La nueva ruralidad se refleja
en la multiplicidad de posibilidades productivas y actividades desarrolladas por los
pobladores rurales, lo cual ha sido llamado pluriactividad. Refiriéndose ésta última
a la multiplicación de actividades de subsistencia, producción y acumulación que
realizan las familias rurales; y, además, a la aparición de nuevos actores no
tradicionales. Así, estos dos conceptos, y a la vez enfoques, pretenden dar cuenta de
las transformaciones rurales en las últimas décadas hasta la actualidad. Sobre todo,
respecto a las nuevas formas de producción para ingresar al mercado y el
aprovechamiento de sus recursos para multiplica las opciones familiares en un
contexto de mayor movilidad poblacional y expansión de derechos y praxis
democrática (Diez 2013, p. 24).
28
Respecto a los estudios de las actividades de subsistencia, producción y acumulación
en la sierra, podemos recurrir a los trabajos de Escobal y Ponce (2012), realizados en
las comunidades de Yanamarca (Junín) y de Pomacanchi (Cusco), que afirman que
“la economía de estas dos zonas es tan campesina como hace 30 años”, las mismas
cuyas transformaciones se dieron en la intensificación de las actividades agrícolas,
incremento de actividad pecuaria y diversificación de estrategias de generación de
ingresos. Asimismo, se aprecia un cambio de patrones de alimentación, especialmente
en el consumo de carnes y frutas en los últimos 15 años (a la fecha de la publicación
del Sepia XV), lo que supone un mayor mercado alimenticio. Es decir, la agricultura
campesina es dinámica, se adapta a los cambios macroeconómicos, reorienta su
actividad y aprovechas las oportunidades que tiene, pero que en términos de
rentabilidad, adaptación e integración responde a una población y producción
campesina (Diez 2013, p. 24). Según Diez (2013, pp. 27-28) la visión anterior
contrasta con la de Webb (2003) quien señala que la conectividad con las urbes ha
generado un incremento de precios, salarios y de los alimentos, por una actividad
“empresarial” no agropecuaria de la población rural que ahora sería emprendedora,
orientada al mercado y con ansias de inserción a la economía nacional desde lo rural.
La nueva ruralidad advierte una pérdida de la diferenciación y límites entre los polos
rural-urbano. Así, la frontera imaginaria entre ambos se desvanece con el fin de la
realidad rural espacial y socialmente diferente de la urbana. Se desarrolla un proceso
de homogeneización, donde lo rural no desaparece, sino se transforma conjuntamente
con lo urbano en un proceso de intenso intercambio y establecimiento de diversas
relaciones. Las diferencias no se darán en el acceso y recepción de bienes materiales,
sino se manifestarán en el plano de “las identificaciones y reivindicaciones de la vida
cotidiana”, donde “lo rural” se torna en un “actor colectivo”. Así se relaciona lo rural
como un Espacio y como un Actor colectivo (Baudel Wanderley 2011, p. 34). Ello
inevitablemente lleva a la pluriactividad económica de las personas que viven en el
ámbito rural que, relacionadas inicialmente a la agricultura familiar, tienen que
realizar otras actividades económicas, por lo general, transitorias o estacionales que,
por lo menos, permita la subsistencia familiar (Baudel Wanderley 2011, p. 37).
29
c. Procesos de titulación de tierras
30
derechos” sobre un mismo espacio, en donde se desenvuelven diferentes presiones
dentro de campos de fuerza; mientras que la otra cuestiona la noción tradicional de
propiedad y, en su lugar, propone el concepto de niveles de apropiación” (Huamán
2017, p. 30).
Respecto a los procesos de urbanización, Zulema Burneo señala que el vínculo con el
mercado y la presión por la tierra no se debe proyectar como un escenario de
desaparición de la comunidad, sino como una redefinición de roles que garantice su
reproducción (2007, p. 170). Asimismo, respecto a la parcelación de las tierras
comunales afirma:
El saneamiento rural implica dos aspectos que se podrían considerar las dos caras de
una misma moneda: el saneamiento físico, relacionado al catastro y establecimiento
31
de predios y linderos, es decir parcelación; y, saneamiento legal, referido a la
titulación individual o colectiva y la inscripción registral.
Respecto al proceso de saneamiento rural, Zulema Burneo (2007, p. 198) destaca que:
“Para el año 1994, a pesar de algunos esfuerzos por mejorar el caos generado por
el proceso de reforma, del total de parcelas en todo el país (5.721.113), solo el
17% tendría título registrado, el 24% contaría con título sin registro y el 30% no
poseería título alguno de sus tierras (Cenagro, INEI 1994). La situación de la
titulación de las comunidades sería para entonces similar: de las 5.680
comunidades campesinas registradas por el Cenagro (INEI 1994), el 27% no
poseería título de propiedad y del 73% con título, el 27% no lo tendría inscrito en
los registros públicos (Valera 1998: 14-15).”
Los resultados del PETT, iniciado en 1992, serían publicados en 1998 y en su segunda
etapa en 2001, aunque de manera restringida, a través del Directorio de Comunidades
Campesinas; y fue sistematizada y difundida por CEPES (2005a) y Grupo Allpa
(Laos 2004). Así, Burneo (2007) elabora el siguiente cuadro que reproducimos a
continuación:
32
El PETT logró la titulación del 81% de comunidades campesinas, quedándose
pendiente de titulación un 19% que representaría según CEPES (2005a) una suma de
1113 comunidades campesinas. Asimismo,
“A fines del año 2004, el PETT identificó como problemas: 1) la exigencia de los
Registros Públicos de refrendar los documentos antiguos que poseen las
comunidades en los que se determinan las líneas de colindancia; 2) el lento
proceso de búsqueda de antecedentes registrales sobre territorios comunales y/o
predios comprendidos en su interior; 3) las observaciones de los Registros
Públicos a los planos y las actas de colindancia elaborados por el PETT; 4) la
carencia en el nivel regional de personal de la Superintendencia Nacional de
Bienes Nacionales (SBN) que se encargue de la suscripción de las actas de
colindancia exigidas por los Registros Públicos cuando la colindancia es con
tierras del Estado; 5) la interferencia de las autoridades de los gobiernos locales
durante el proceso de titulación; 6) la inexistencia de referencias técnicas (mapas,
planos) del Instituto Nacional de Cultura (INC) sobre restos arqueológicos
ubicados dentro del territorio comunal para ser excluidos del área de titulación; y
7) la titulación individual de los comuneros realizada por la Comisión de
Formalización de la Propiedad Informal (Cofopri) en los centros poblados
ubicados al interior del territorio comunal, de forma previa a la titulación de la
totalidad del territorio.” (Burneo, Z. 2007, p. 200)
Mientras que los problemas percibidos por las comunidades campesinas serían cuatro:
33
Respecto al segundo aspecto: saneamiento legal, es necesario que este se enmarca y
construye históricamente a través de la normativa jurídica que, dentro del actual
modelo económico, concibió de manera miope a la tenencia y los usos de la tierra
como un problema del sistema tradicional e informal, cuya solución era la titulación
individual o familiar, a efectos de dinamizar el mercado de tierras y hacerlas rentables
para el agro nacional (Castillo 2007, p.17).
34
Finalmente, la reducción de la protección jurídica a las tierras comunales se consolida
con la Constitución de 1993, liberalizándose el mercado de tierras dejando de ser
inalienables e inembargables. Esta política normativa se promovió bajo los
argumentos de “modernizar” el agro, y se dio a través del Decreto Legislativo 653,
norma emitida en 1991 aun con la vigencia de la Constitución de 1979, que dispone
la estatización sin excepción de las tierras eriazas; además, se prosiguió con la Ley
26505 que promueve la inversión económica en tierras comunales. Así, a pesar del
reconocimiento constitucional del régimen especial de la propiedad comunal, se
equiparan estas tierras con los del régimen privado de la legislación del Código Civil,
desvirtuando su naturaleza (Castillo 2007, pp. 71-74).
En ese sentido, Burneo, Z. (2007, pp. 157-158) destaca el trabajo de Valera (1997)
con estimaciones estadísticas del III Censo Nacional Agropecuario (CENAGRO) de
1994, que señalaba que más de un tercio de la superficie agropecuaria (40%)
correspondía a las Comunidades Campesinas del Perú (14 millones 171 mil 968 de
35 millones 381 mil 808,82 hectáreas), que contabilizándose también a las unidades
agropecuarias individuales se llega a afirmar que más de la mitad de tierras del país
es de propiedad comunal. Según el PETT, las Comunidades Campesinas ocupan el
56% de la superficie agropecuaria del país. Destacan en la materia los trabajos
realizados sobre titulación comunal de Bruno Kervyn (1992), CEPES (1992 y 2005a),
Grupo de Trabajo sobre Comunidades y Titulación (1997), Monge y Urrutia (1999),
Alejandro Diez (2000), Monge y Coronel (2001), Del Castillo (2003) y GRADE
(2005). A partir de los anteriores, se puede decir que existe una preferencia de los
comuneros por la titulación individual por la protección que ésta le otorga en términos
jurídicos y por ser una manera de asegurar la herencia para los hijos, antes que percibir
ingresos o vincularla al mercado de tierras. Es evidente que esto va de la mano con la
lógica de garantizar la tenencia individual-familiar de la tierra y a la vez de conservar
el territorio comunal.
35
1.2.2. Marco teórico
Para Diez (2001, pp. 201-202), estamos frente a un proceso de pérdida del rol
tradicional de la comunidad frente a lo familiar e individual que se aprecia en la
persecución de sus títulos de propiedad privada: “Parecería que la multifuncionalidad
propia de las antiguas comunidades, que fuera otrora una de las razones de su éxito
como institución posibilitando su sobrevivencia por largos períodos de tiempo, se
vuelve hoy en día contra ella misma en un contexto que exige especialización.”
36
El vínculo tierra-comunidad, además de constituir una relación de identidad para el
grupo comunero es también un vínculo formal frente al Estado, como lo ha señalado
Diez (2000 y 2003), quien además pone énfasis en la afirmación de derechos sobre la
tierra que ello representa (Burneo, Z. 2007, p. 159). Siendo esto así, la principal
característica de la tenencia de la tierra ha sido la coexistencia de dos sistemas
paralelos y aparentemente contradictorios: la posesión individual-familiar y la
propiedad colectiva de la tierra. Así, los posesionarios operan como legítimos
propietarios, siendo ellos quienes tiene el control de la tierra.
Como he explicado en el estado de la cuestión, Burneo, Z., Eguren, F., y Del Castillo,
L. utilizan el concepto de “paquetes de derechos” que se refiere a “la existencia de
múltiples derechos que se conjugan sobre un mismo espacio o recurso” (2009, p. 30).
Así: “cada persona o grupo puede tener distintos paquetes de derechos, siendo
algunos más completos o dominantes que otros en las demandas o reclamos
específicos sobre la tierra” (Meizen-Dick, R. y Pradhan, R. 2005). El trabajo se centra
en ciertos atributos como el uso, disfrute y disposición para agrupar los diversos tipos
de derechos sobre la tierra. A los anteriores, los autores le añaden dos criterios de
clasificación más, referidas a las características de la tierra: el primero, las antiguas,
por haber sido tomadas antes de la organización comunal o por los antiguos; el
segundo, las zonas nuevas al haber sido adjudicadas o incorporadas posteriormente a
la formación comunal. Así, queda claro que los derechos sobre la tierra no son
uniformes (Burneo, Z., Eguren, F., y Del Castillo, L. 2009, pp. 31-33)
37
diversas comunidades campesinas, sobre todo respecto al uso de recursos naturales y
la protección de su territorio. Asimismo, también debe ser consciente de los intereses
del comunero en un contexto que ya no es exclusivamente rural, que además no tiene
las mismas características, ni posibilidades económicas que el ámbito rural, dejando
de depender exclusivamente de la tierra (Burneo, Z. 2007, p. 242).
38
El trabajo de campo lo realicé casi exclusivamente dentro de los linderos de la
Comunidad Campesina de Orcotuna. Acceder a la comunidad no es complicado debido
a que salen “combis” cada 15 minutos de Huancayo, y se demoran en llegar a la
comunidad entre 30 a 45 minutos, depende del tráfico. Para ingresar a Orcotuna, si se
viene de norte a sur (de Jauja a Huancayo) se puede bajar en el paradero principal,
donde destaca un arco que tiene una imagen de la virgen de Cocharcas, patrona
moderna de la ciudad, y si uno viene de sur a norte (es decir, desde Huancayo) se tiene
que cruzar el puente peatonal, y ahí mismo se encuentra la Municipalidad, una oficina
que había sido cedida a la comunidad (y que a la fecha de finalización de esta tesis se
trasladó a su propio local) y la Comisaría. El resto del campo se realizó en la Dirección
Regional de Agricultura que se encuentra en la ciudad de Huancayo, y visitas a la
Municipalidad Distrital de Orcotuna y la oficina comunal en el edificio de la Municipal.
Cabe señalar que, durante el tiempo que realicé el trabajo de campo, su local comunal
no estaba abierto por problemas internos en la organización comunal, pero actualmente
ya se encuentra abierto al público.
1.3.2. Fuentes
39
Funcionarios públicos de la municipalidad: Establecí contacto con las algunas
autoridades municipales. Esto sirvió como contacto inicial, luego no fue necesario
debido a que durante el campo logré contactar con comuneras históricas y
dirigentes comunales, quienes me dieron una mayor amplitud sobre el ámbito
comunal.
40
- Trabajo de campo en sí mismo de 28 días más una visita posterior de cinco días
adicionales más.
- En el campo identifiqué la división de los sectores de tierras de Orcotuna en tres zonas
claramente identificables: zona alta, zona baja, y los cerros eriazos. Hice una visita y
un recorrido por ellos, para conocer mejor el espacio.
- Identifiqué a diversas personas representativas de la comunidad, de la organización
comunal, vecinos y campesinos que podía brindar información relevante para la
investigación.
- En la primera mitad de la estancia en campo obtuve información panorámica del
manejo de tierras y el territorio de Orcotuna.
- Asimismo, aproveché los días de condiciones meteorológicas adversas para indagar
en los archivos de Dirección Regional de Agricultura de Junín.
- En la segunda mitad de la estancia de campo entrevisté a una mayor cantidad de gente
para obtener información más profunda y diversa, para un mejor análisis.
- Las técnicas de recolección de datos que más utilicé fueron la entrevista participante
y la observación del campo. Entablé conversaciones con cada persona que podía
encontrar en los caminos y en las chacras, cuyas charlas fueron vitales para encontrar
información más profunda.
- La observación desde ciertas elevaciones me permitió comprobar los horarios de
pastoreo en el cerro, que había recibido como información por parte de entrevistados.
- Finalicé el procesamiento de información con labor de gabinete en Lima.
Objetivo principal: Comprender y analizar qué cambios surgen en la tenencia y los usos
de la tierra en la Comunidad Campesina de Orcotuna, a partir de los procesos de
urbanización y saneamiento rural. Véase en Anexos.
41
Capítulo 2: Historia territorial de Orcotuna y descripción de su espacio
6
La fotocopia de este título fue realizada en 1968 (al año siguiente al reconocimiento oficial de
Orcotuna como comunidad campesina), por el alcalde y dirigente comunal Donato Arroyo Zárate, a
efectos de “esclarecer los límites de los pueblos y comunidades del valle del Mantaro. Acto que no
concluyeron”. Para 1995 estaría bajo poder de quien fuera presidente de la comunidad, el señor
Amador Castillo Yacolca; y recibió la denominación de “Título 2”, el único que existe ante el robo y
desaparición del Título 1 en Lima durante el año 1964, luego de que el señor Arroyo Zárate hiciera
trámites para el reconocimiento oficial de la Comunidad Campesina de Orcotuna ante el Ministerio de
Trabajo y Asuntos Indígenas, reconocimiento que se concretaría tres años después. Sin embargo, el
alcalde de Orcotuna en 1964, Augusto Vazques Pérez, le indicó que no habría que preocuparse porque
el Título 2 es copia fiel del Título 1. Así el Título 2 es el documento histórico base para hablar de la
conformación territorial de Orcotuna. El señor Donato Arroyo Zárate sería recordado por un comunero
de tercera edad como el gran impulsor del reconocimiento de la comunidad campesina. De los
documentos revisados estaca su trayectoria como dirigente comunal y autoridad municipal llegando
a ser alcalde del distrito de Orcotuna.
42
Tunan. Así, en medio de estos ayllus, los españoles fundarían el pueblo de “San
Francisco de Orcotuna”. El título comienza de la siguiente manera:
43
si sobre la materia tuvieran que deducir o alegar lo hicieran en juicio de
propiedad como corresponde a Derecho.
Y para cuyo efecto el suplicante fueron con junta persona de sus principales,
como también de los dichos pueblos al deslinde amofonamiento de todas sus
tierras y pastos pertenecientes á dicha comunidad del enunciado Pueblo de
Orcotuna, como también de sus Distritos de dicho Pueblo, y todo se verifica
substancialmente en el deslinde que hicieron sin perjuicio de tercero, como
parecen de los Instrumentos del deslinde obrados del suplicante, su
parlamento general de los sus principales, como su asistencia de los
individuos de los dichos pueblos y comarcanos de ellos: que siendo esto tan
manifiesto como lo califican los documentos del deslinde presentados se
hallan en ejecución violento de introducirse los Indios y Españoles, é
Mestizos de los dichos Pueblos de Mito, Sicaya, Chupaca, como de otras
provincias, pretenden quitarle sus dichas tierras y pastos de sus punas. Y
deseando poseerlo con mejor título, y que en ningún tiempo se perturben al
suplicante, a ningún Indio, como de su comarca del referido Pueblo de
Orcotuna en la quietud pacífica, que debe y deben gozar cualesquiera
personas.”
(Transcripción realizada de la manera más legible y fiel posible al
documento histórico. El original carece de espacios, motivo por el cual se
han añadido espacios para facilitar su lectura. La negrita y la cursiva son
mías.)
45
quebrada grande donde lindan con los Llacuases. Luego, dan a la zona de
Morocancha, y ubican a Corral Grande, Huaman Parco, Puitocmioc,
Hulotuyoc, Atuniuccha y Canchaguata, llegando hacia el río.
Los firmantes fueron: Juan Bautista Quispi Ticci Cangahuala, Luis Anglas,
Francisco Llucllicachi, Diego Ticcsihuamán, Pedro Huamán Llucllicachi,
Pedro Torpoco, Alcalde ordinario, Juan Bautista Huamán Varas, Baltasár
Cangahuala, Andrés Huamán Chuica, Felipe Yarohuamán, Pascual Jesús
Apochuquillanqui, y Genónimo Quispe Cangalaya. Siendo el escribano Juan
Paytan Limascasca quien da fe de este acto público.
46
que deducir o alegar algo contrario a lo solicitado por el cacique de Orcotuna.
Da fe pública de este acto, el escribano Pedro de Carranza.
47
tierras de Orcotuna, y las zonas por las que hubiera alguna disputa o
incertidumbre. Así, se le otorgaría el amparo del Rey al requerimiento del
cacique Juan Bautista Quispi Ticci Cangahuala, titulándosele las tierras
solicitadas judicialmente.
48
Finalmente, se reconoce la posesión de estas tierras por un “espacio de
doscientos diez y seis (216) años desde su autor Don Francisco Quispi Ticci
Cangahuala” cacique de San Francisco de Orcotuna en 1590, hasta los
posteriores “suplicantes”. Así se reconoce que estuvieron poseyendo “las
suertes de tierras, pastos y montes, y con todo lo accesorio á ella en forma y
manera que gozaron por sus legítimos linderos en quieta y pacífica posesión,
así como en particular pertenecientes á la comunidad sus citados y por la
asignación y disposición de la Real Clemencia del Rey nuestro Señor” a través
de sus funcionarios coloniales. Con ello se excluye finalmente a los intrusos,
bajo sanción de “graves penas”.
Aunque, sin embargo, se narra cómo estos fueron desplazados por obra de
indios, mestizos y españoles han despojado integralmente de sus tierras al haber
incendiado los invasores las casas y productos de los orcotuneños,
“arruinando” sus ganados de lana, vacunos, yeguas, mulas, bueyes aradores, y
pastos. Lo cual hizo que abandonen sus chacras y familias ante estos actos de
hostilidad de los invasores, sobre los que se señala que los trataron peor que a
“negros esclavos”, “maltratados con golpes de palo” y castigados con “azotes
ignomiosamente”. Por ello van suplicando la reposición de situación anterior
“hallándose conflictuados entre mil sosobras, angustias y congojas de dichas
49
ostilisaciones tan nocivas” y se haga justicia, “como viva imagen del
Soberano”, por lo cual recurren a sus documentos auténticos de deslinde de
tierras, pastos y montes, que pertenecen a su comunidad.
7
Jauja, como ciudad virreinal, guarda ciertos rezagos de “colonialidad”, si es que así se le pudiera
llamar. A diferencia de una ciudad republicana como la de Huancayo, en Jauja aún se suele escuchar
referencias a familias “de abolengo”, “españolas”, o “descendientes de los conquistadores”.
50
mitayos, con la finalidad que la trabajen y desarrollen actividades de crianza
de animales, según lo acredita el Título de deslinde colonial de Orcotuna.
52
familias y terceros que, al parecer de la documentación, tiene larga data (al
menos rastreable desde los noventa).
Ahora bien, dividiré este breve recuento histórico en tres etapas: una primera,
donde la Dirección Regional Agraria en el marco del PETT (Primera etapa)
desarrolla los procedimientos de deslinde y titulación individual y comunal en
Orcotuna; una segunda, donde a raíz del ingreso y ejecución del PETT
(Segunda etapa), la Comunidad reunida en Asamblea muestra un interés por la
titulación comunal, en razón al ingreso de PETT y las expectativas de acceso a
créditos y repotenciar su actividad agrícola y ganadera; y la tercera, más
reciente y última, que revela el interés de titular el territorio comunal, con
énfasis a la zona histórica de cerros y eriazos cuya titularidad en derechos es,
al parecer, res nulius, pero que como veremos en relación a la tenencia y usos
de la tierra no es así, sino es de uso común y esporádico por ser una elevación
pedregosa y con algunas zonas de difícil acceso y barrancos.
53
oficial de la Comunidad Campesina de Orcotuna, mediante Resolución
Suprema N° 173, como si este documento fuera un título de propiedad. Con
la finalidad de desarrollar el proceso de deslinde y titulación se
confeccionaron las Actas de Colindancia, según el modelo fijado como anexo
de dicha ley, para que, a partir de éstas, se definieran los linderos y proceder
a titular, bajo el régimen privado, los predios rurales.
Cabe destacar que, además, la anterior opinión legal reconocía las siguientes
características:
54
- A pesar de la inexistencia de documento alguno que reconociera la
propiedad de estos predios, no puede negarse dicho reconocimiento en
razón a que se encuentran dentro del “Territorio Comunal ancestral”
debidamente acreditado por el Expediente Administrativo de Deslinde y
Titulación.
55
tierras, sean efectivamente propietarios o no. Me explico. Si la respuesta a la
pregunta anterior se encuentra en relación a las Actas de Colindancia
comunal, el imaginario de territorio comunal en los funcionarios (y
probablemente del Estado) respondía a que no podía existir una propiedad o
tierra comunal, sin que exista previa o paralelamente un territorio comunal,
sea ancestral o no. De otra manera, si la respuesta se relaciona a los
testimonios y declaraciones de los campesinos sobre la existencia de un
territorio comunal ancestral, ¿por qué no advirtieron también de la necesidad
de titular o de que se reconozca oficialmente el territorio ancestral cuya
existencia ya estaba reconocida en el título colonial?
Lo anterior, ¿podría haber sido una finalidad del Estado con la ejecución del
PETT, con relación a las comunidades campesinas del Perú? En todo caso, es
conocido en los estudios rurales, que los regímenes de tenencia y usos de la
tierra suelen convivir bajo “paquetes de derechos” (Diez 2012) o “niveles de
apropiación” de la tierra; por lo tanto, aun cuando se quisiera individualizar
jurídicamente el territorio comunal con el deslinde, los sistemas de tenencia
colectivos podrían mantenerse como tales en ciertos ámbitos.
56
primeros meses del referido año y existía una fluida comunicación
documental entre las oficinas encargadas del PETT, con relación a las tierras
de Orcotuna. Asimismo, debe tenerse en cuenta que la Opinión Legal N°
0250-96-OAJ-DRA-RAAC, había sido emitida a finales del mes de julio en
términos favorables a la titulación. Probablemente, estimo, esta interrupción
se haya debido a la paralización de actividades del PETT en su primera etapa
en esta zona del valle del Mantaro y, consecuentemente, la no subsanación de
las omisiones técnicas y requisitos catastrales.
57
Respecto al primer punto se señala que el ganado, de ese entonces, no
destacaba por su nivel bajo genético, y que, a causa del mal manejo del
Módulo Lechero, éste solo presentaba un balance de pérdida por 300 soles
mensual y no representaba beneficioso para la comunidad. Motivo por el cual
se autoriza al presidente de la comunidad para que gestione financiamiento
de entidades públicas, como el Ministerio de Agricultura, o bancos privados,
con la finalidad de renovar el ganado por uno de alto nivel genético. Se aprobó
por unanimidad. A la fecha de hoy, el módulo lechero se encuentra
abandonado y se mantiene como una parcela de propiedad comunal.
58
Interior del módulo lechero
59
Con relación al segundo punto, se plantea la necesidad de constituir una
empresa comunal en razón a que –y esto es importante para graficar la
conflictividad y debilidad comunal– “dado los antecedentes de manejo de la
Comunidad y de las comunidades en términos generales, siempre [h]an
terminado mal por más esfuerzo que se haga, en un periodo de gobierno no
se logra los beneficios esperados y que deberían tener los comuneros (…) de
tal forma que el comunero no es asistido en sus verdaderos derechos y que el
comunero por esta razón [h]a tomado una actitud de indiferencia con su
comunidad o específicamente con el trabajo comunal, en tal sentido dice el
Presidente que la única alternativa de consolidar las masas mediante la
creación de la Empresa Comunal, donde cada uno es dueño de la Empresa,
porque por ello, cada comunero pasa a ser socio accionista que le
corresponde, de tal manera que la Directiva de la Comunidad, la
administración de sus tierras y capital correspondiente pasan a ser un
accionista más (…) El sr. Raúl Mosquera como delegado de la Directiva
refuerza que la Empresa Comunal es la única forma para superar todas las
formas que la comunidad tienen hasta el momento; el sr. Serapio Bruno toma
la palabra y manifiesta que esta propuesta no debe ser desaprovechada y
apoya al presidente.” Esta decisión es aprobada por unanimidad. Nunca se
logró constituir la empresa comunal.
60
que los apoye en el proceso. Siendo esto así, se procede a la votación
destacándose no sólo la unanimidad sino también los aplausos del auditorio.
61
Retornemos al año 1999, luego de estas importantes asambleas de mayo, una
vez efectuada la regularización de la junta directiva comunal y sus
antecesoras, las visitas y levantamiento de catastro y actas de colindancia se
efectuarían entre la segunda mitad de ese año y la primera del 2000. Así, el
21 de diciembre del 2000 se realizaría una primera “Diligencia de
levantamiento de plano conjunto y determinación de colindancias”. Luego, el
3 de febrero de 2001, se desarrolló una segunda “Diligencia de levantamiento
de plano conjunto y determinación de colindantes de los predios de la
Comunidad Campesina de Orcotuna”. Veinte días después, el 24 de febrero
de 2001 se realizaría una tercera, programada para dicha fecha, a través de su
publicación dos días antes en el diario oficial “El Peruano”. Siendo esta última
la más completa y detallada. De esta última se destaca el acceso a todos los
terrenos por trocha, carretera o puente; así, como también, que todos cuentan
con riego a excepción del predio “Santa Rosa” que es de secano; y que todos
estos predios son 100% agrícolas a excepción del predio “Purísima” donde se
encontraba el Establo o la infraestructura del Módulo Lechero –en ese
momento con 26 cabezas de ganado vacuno– y del predio “Chalampa” donde
en un 10% del terreno funcionaba un Centro Experimenta de Ranas, por un
convenio entre el Ministerio de Pesquería y la Comunidad Campesina. No
existió oposición, ni observación alguna en desacuerdo con lo ahí fijado,
según el acta.
Una vez concluidas las diligencias del levantamiento del plano conjunto y
colindancias” la Oficina del PETT de Ejecución Regional Junín elabora el
Informe Técnico N° 002-2001-DRA.J/CTAR.JUNIN/PETT.CR, de fecha 26
de febrero de 2001, en el cual se señala que procede su remisión al área de
Saneamiento Legal, para la emisión de la resolución administrativa que
reconoce la titulación de las tierras de la comunidad por adecuarse a la Ley
24657.
62
Titulación de la Comunidad Campesina de Orcotuna, compuesto por el Plano
de Conjunto, los Planos Individuales, las Memorias Descriptivas y las Actas
de Colindancias por los trece (13) predios solicitados, cuya extensión suman
en conjunto un total de 50 hectáreas más 7750 m2; y disponer que este
expediente se remita a los registros públicos para la inscripción del derecho
de propiedad sobre estos previos en favor de la Comunidad Campesina.
Asimismo, se deja a salvo el derecho de terceros que puedan ver afectada su
propiedad particular. En dicho sentido, se emitió la Resolución Directoral
Regional Agraria N° 23-2001-DRA/PETT.CR/J, de fecha 14 de marzo de
2001.
8
Conforme a lo dispuesto por la Ley 24657, “Ley que declara de necesidad e interés social el deslinde
y titulación del Territorio de las Comunidades Campesinas”, promulgada el 13 de abril de 1987.
63
fuera, en última instancia, una asociación civil.9 En otras palabras, el PETT
realizaba un proceso de catastro y titulación rural bajo una lógica de deslinde
individual y a través de ella –de paso– configurar la propiedad comunal
concibiendo a ésta como un bien inmueble de la comunidad, al menos de
manera muy evidente en Orcotuna.
9
Informe Legal N° 0250-96-OAJ-DRA-RAAC, de fecha 30 de julio de 1996, considerandos 5 y 6. p.2
64
comuneros liderados por mujeres como Alicia Gutierrez Quiliano deciden
proteger estas zonas de cerros y eriazos con los mecanismos posibles, entre
ellos, la efectiva titulación del territorio comunal.
Luego de este suceso, nos explica ella, quisieron volver a incursionar otra
empresa minera y también se retiró. Asimismo, en el año 2010 se comenzó
a planificar un proyecto urbanístico con el aval del Ministerio de Vivienda,
pero ante la falta de consulta con la población y la rápida acción de defensa
de las tierras ante esto lograron revertir la situación.
Tres años después, según nos comenta la señora Gutiérrez, otra Junta
Directiva, junto con un sector de comuneros, negoció a espaldas de los otros
65
miembros de la comunidad el ingreso de una empresa de trasmisión eléctrica
detrás del cerro Jerusalén. De hecho, se comenta lo siguiente:
“La Junta que negoció este asunto al finalizar su periodo, se quedó casi
dos años más sin tener reconocimiento en Registros Públicos. Cuando se
fueron no hicieron una transferencia transparente. Teníamos algunas
vacas en nuestra estación lechera y algunos tractores comunales, pero el
ganado ya lo habían vendido y los tractores estaban malogrados. No
supieron aprovechar el dinero que la empresa les dio para la comunidad,
en vez de reflotar la estación lechera o mejorar los tractores y comprar
repuestos. Además, tampoco se preocuparon por los daños ambientales.”
66
De lo anterior queda claro que los campesinos de Orcotuna, especialmente
los de la zona alta, toman conciencia de la importancia de la protección de
los espacios de su territorio comunal (aparentemente no muy usado, ni
transitado) cuando sienten amenazados sus territorios. Sin embargo, este
sentir no es mayoritario cuando la posibilidad de intromisión de un tercero
o transformación de su espacio se percibe solamente como una amenaza.
Esencialmente quienes toman la conciencia de ello son los campesinos que
verán afectados directamente sus predios; y si no son los predios, sino las
zonas eriazas y cerros, la capacidad de advertir la magnitud de la amenaza
dependerá de la junta directiva y su capacidad de movilización,
comunicación y acceso a la información que puedan tener sus miembros.
67
por los usos de esos cerros, que además tenía una geografía agreste. Se
accede a los cerros a través de elevaciones de difícil acceso, donde la
agricultura no se desarrollaba a causa de los eriazos y el pastoreo no es fácil
por el dificultoso ascenso de los animales y escaso pasto para su
alimentación. Pero resalta su importancia como cerro de carácter ancestral,
aun cuando no necesariamente tutelar, pero sí relacionado al culto religioso
a la virgen de Cocharcas en las faldas del cerro y las cruces en la cima. Esto
se reafirma con la vinculación etimológica popular: Orcotuna como “Cerro
de tunas”.
68
Lo anterior tiene sentido en razón a que antes de la llegada de la subestación
de transmisión eléctrica no había existido mayor transformación en el
territorio de Orcotuna que las edificaciones de vivienda y locales
institucionales y públicos que se construían dentro de este contexto de
urbanización de las zonas más cercanas al centro urbano. Es recién con este
evento que la posibilidad de una exclusión total de tierras del territorio
comunal aparece no sólo como una posibilidad latente sino como un efecto
de la privatización del espacio, donde la comunidad pierde cualquier tipo de
control y posibilidad de acceder a los recursos que dentro del área de la sub-
estación se encuentran.
69
tareas de sensibilización de los propietarios, a fin de tener una
gestión de servidumbre expeditiva.
70
de cemento cercados por muros de material noble, lo cual le da una
apariencia cotidiana a un colegio rural o una base militar. Esencialmente
esto último por tener una apariencia de lugar vigilado, con mecanismos de
seguridad no sólo humanos, sino tecnológicos. Esto último se comprobaría
al revisar el anexo del contrato de concesión eléctrica, numeral 3.2
“Requerimientos Técnicos de las Subestaciones”, literal n.2:
n.2) Dado que esta es una nueva subestación deberá contar con un sistema
de vigilancia y seguridad externo e interno, que permita el control
permanente y la operación de la subestación desde el interior y desde un
centro de control remoto.
71
dicha asamblea, ella manifestó su interés en titular el territorio comunal para
evitar intromisiones de terceros y delimitar la colindancia con Mito y Vicso.
Existe cierta oposición en algunos comuneros que más bien piden que no se
haga nada porque estarían obstruyendo ciertos trabajos, pero también se
discute la posibilidad de cambiar de directiva, lo que genera la reacción de
otros comuneros que defienden la actividad de esta directiva y también
reafirman su interés por proteger las tierras de la comunidad. En votación,
la postura de la presidenta y su junta directiva es aprobada por mayoría.
72
Al día de hoy no se ha culminado con la titulación del territorio ancestral de
la comunidad, pero la nueva junta directiva que ha asumido este año 2019
la ha retomado con un manifestado interés de culminar de una vez con este
procedimiento. Luego de los problemas y conflictos surgidos con la anterior
junta que sucedió a la gestión de Alicia Gutierrez, la comunidad campesina
ha logrado superar las pugnas políticas y familiares que existían en la
comunidad, aun cuando no se puede decir que han desaparecido, se ha
logrado mayor estabilidad y legitimidad alrededor de la actual Junta
Directiva.
Una primera que agrupa a las comuneras históricas que iniciaron los
procedimientos de titulación agrupadas bajo la presidencia de Alicia
Gutiérrez en su gestión del año 2017. Esta decisión se toma, esencialmente,
como reacción a los pretendidos ingresos de terceros a las zonas de los
cerros y eriazas para que, aprovechándose de la falta de titularidad sobre
estas áreas, puedan realizar actividad minera, construcción de viviendas y,
finalmente, infraestructura, como en efecto se logró con la subestación de
transmisión eléctrica. La incertidumbre de los derechos sobre la zona de
falda del cerro Jerusalén permitió, como indican generalmente quienes
tienen esta postura, que la empresa negociara con quienes alegaron ser
propietarios de esas zonas para que estos vendieran o cedieran sus tierras a
espaldas de la comunidad; y aun cuando, en efecto, fueran los legítimos
propietarios y tendrían la libertad de disponer de sus tierras, esta disposición
a este tercero implicaba una transformación en el territorio de Orcotuna, lo
cual de alguna manera resultaba de importancia para la comunidad y los
predios colindantes.
73
tierra es un activo y recurso al cual se tiene que explotar, no importa si su
uso continúa destinándose a la agricultura o si se cambia para realizar
actividad extractiva. Parecer ser que, y esto es lo que más critican quienes
asumen la primera postura, el desinterés se da en razón a que tienen intereses
individuales y han perdido (si es que lo han tenido antes) un interés colectivo
en relación a la comunidad; de hecho, se les acusa de tener y buscar tierras
para vender, arrendar, y realizar actividades como la extracción de
agregados. Además, señalan que si tienen un interés en la Junta Directiva es
el de arrendar las parcelas comunales y percibir los ingresos del
arrendamiento, pero no mantener un control y tenencia directa de la tierra
en beneficio de los comuneros.
La tercera postura que es más fácil de identificar y que recupera gran parte
del discurso de la primera es la de lograr la titulación del territorio ancestral
en la actual gestión comunal 2019-2020. Esta postura, a diferencia de la
primera es sumamente crítica con las dos posturas anteriores, pues se afirma
que las gestiones anteriores solo se preocuparon por pelear por el control
comunal, se aprovecharon de sus cargos y que no rindieron cuentas de sus
actuaciones como Junta Directiva. No obstante, reconocen la iniciativa de
la gestión comunal de Gutiérrez Quiliano de titular los cerros como territorio
ancestral ya que requieren tener los documentos que acrediten la propiedad
comunal para que puedan tener control efectivo del territorio, se plantee
como defensa jurídica y sea reconocido por cualquier tercero ajeno a la
Comunidad que pretenda ingresar y realizar actividades económicas en él.
Esta postura es, al parecer, la predominante actualmente ya que lograron
ganar en las últimas elecciones comunales y ordenar la conflictiva situación
en la que se encontraba la comunidad en el 2018 y agrupa a comuneros más
jóvenes y esencialmente campesinos cuyas principales actividades con la
agricultura y ganadería.
74
Área ancestral de 438.9247 hectáreas con un perímetro de 12 mil 081 m., que se pretende titular actualmente.
75
Así, la vigente directiva, que adopta esta postura, reinició el procedimiento
de titulación el 26 de febrero de 2019 y logró el levantamiento topográfico
de su territorio ancestral de un área “útil” de 438.9247 hectáreas de lo que
correspondería a una totalidad de 476.2042 hectáreas que hubiera sido el
área de esta zona si es que no existiría un área independizada de 23.1933
hectáreas (que la componen 4 predios privados) y la zona arqueológica de
14.0862 hectáreas, las mismas que se encuentran dentro de este territorio
ancestral. Esta postura es crítica con que se hayan “perdido” estas áreas para
la comunidad, aun estando dentro de lo que sería la totalidad del territorio
ancestral.
76
Zona más conflictiva y parcelada. Cercana a la carretera central y al río
Mantaro. Se caracteriza por la predominancia de minifundios cuya extensión,
por lo general, no supera la hectárea. Además, esta zona destaca por utilizarse
para las chacras el agua por riego. Se aprecia también el pasteo de animales
dentro de predios privados, por linderos y/o zonas ribereñas.
Es fácil acceder a ella por medio de la Carretera Central, margen Derecha, vía
que conecta las ciudades de Jauja y Huancayo. Como esta carretera tiene doble
sentido vial (de norte a sur y sur a norte) el acceso a esta zona se puede hacer
tranquilamente desde ambas ciudades. Esta zona tiene el paisaje típico del valle
del Mantaro: pastos y tierras cultivos en zonas bajas, cuya cercana ribera es
bastante pedregosa y evidentemente contaminada con residuos sólidos y
líquidos que transitan por las también contaminadas aguas del río Mantaro.
Asimismo, existen dos vías más que cruzan esta zona de este a oeste y
viceversa, ambas cruzando el río Mantaro. La primera (viniendo desde el sur),
que conecta al centro de Orcotuna con el distrito y también comunidad
campesina de San Jerónimo de Tunán, que se ubica en la margen izquierda de
la carretera central. Y la segunda, que conecta a la zona norte de Orcotuna con
la carretera de ingreso a Concepción a través de la margen izquierda de la
carretera central. Ambas vías no se encuentran asfaltadas, sólo afirmadas y no
suelen tener un tráfico fluido como la carretera central. Existen otras vías de
menor importancia y escaso tránsito, pues son ingresos a ciertos predios o
conexiones entre ellos.
77
chacras de cultivo con casitas rústicas de adobe o quincha y algunas de material
noble (cemento y acero) de una altitud máxima de dos pisos, estos últimos en
los ingresos a los centros urbanos de estos distritos.
Uno al pasar por la carretera podía ver a los campesinos trabajando la tierra y
pastando sus animales, ahora se ven no solamente campesinos, sino obreros,
comerciantes, vehículos modernos estacionados y campesinos trabajando con
tractores. Actualmente, sobre muchos predios se han construido casas de
material noble, edificios de hasta 4 pisos y se ha instalado recientemente la
Automotriz Central del Perú (ACP)10 en la zona limítrofe entre Sicaya y
Orcotuna (aunque dentro de la jurisdicción distrital del primero). Destaca esta
automotriz porque sirve como una referencia en la carretera que indica el final
del territorio distrital de Sicaya y comenzar, metros después, el territorio
distrital de Orcotuna.
10
Representante de la empresa Volvo en la zona central del país, con varias sedes en cuatro
departamentos del Perú.
78
Asimismo, la presencia de la calle Lima, como vía de acceso principal y
pavimentada a la plaza central, la iglesia matriz y una explanada, evidencia una
planificación urbanística, que se reafirma con ciertas vías perpendiculares y
auxiliares asfaltadas, afirmadas y otras en construcción. Algo bastante común
en las comunidades-distrito del valle del Mantaro.
Esta zona baja destaca por centralizarse en la zona urbana y extenderse en las
zonas agrícolas. Divisar una frontera entre lo urbano y lo rural resulta difícil y
poco objetivo debido a que muchas vías urbanas son utilizadas como vías de
paso de pastores y sus animales y porque en ciertos caminos y accesos en las
zonas más agrícolas transitan vehículos motorizados desde motos lineales hasta
camionetas. Además, en algunos sectores de las vías están señalizadas y existen
algunos pequeños puentes de fierro y cemento, como un sistema de
alcantarillado que se aprecia debajo de la pista, en algunas zonas con baches o
huecos, por lo cual puede ser riesgoso ingresar de noche la posibilidad de caer
en uno de ellos. La delimitación urbana que utilizaré a efectos de esta
investigación es la realizada por el “Esquema de Ordenamiento Urbano del
Distrito de Orcotuna 2012-2021”.
79
Zona urbana de Orcotuna. Este gráfico tiene una inclinación hacia la izquierda de un
aproximado de 120 grados. Por ello el norte se ubica en el lado superior izquierdo y
el sur el inferior derecho. La línea vertical que atraviesa toda la zona urbana de
extremo a extremo es la carretera central margen derecha.
Las tierras en esta zona baja de Orcotuna son esencialmente agrícolas, con
algunos ganados vacunos y ovinos en su interior cuidados por campesinos que
los arrean probablemente de sus casas, que se ubican en las zonas más urbanas,
a las chacras que arriendan o que son de su propiedad. Es cotidiano ver como
éstos animales se desplazan entre los linderos de las chacras, calles y hasta por
el borde de la carretera, llevados por sus pastores con látigo en mano. La tierra
evidentemente parcelada por linderos de pastos altos, plantas como cactus,
sistemas de riego, y árboles se encuentra en producción gran parte del año. No
existe uniformidad de sembríos, ni una agricultura planificada o coordinada a
gran escala; es decir, los predios son labrados esencialmente por las familias
posesionarias (sean estas propietarias o arrendatarias) no siendo
necesariamente de familias comuneras. Es evidente que se trata de una
comunidad parcelaria.
El acceso principal a los predios es, como ya indiqué, por medio de la margen
derecha de la carretera central, la principal vía rápida de tráfico fluido de esta
margen del río Mantaro. Los predios que dan a la carretera, por lo general
tienen alguna casa construida, pero como señalamos anteriormente, se
conglomeran a distancias más cercanas al centro urbano distrital. La mayoría
de predios que no tienen acceso a una calle o trocha afirmada carecen de una
80
edificación, salvo pequeñas casas, algunas rústicas que se encuentran en
aparente abandono en medio de la chacra.
Zonas con titularidades más definidas y de libre pastoreo en épocas que no son
de siembra. Por lo general, unidades agropecuarias mayores a una hectárea.
81
Tierras mayormente de secano y algunas franjas de riego. Destaca la gran
extensión de tierras cultivables y pastos que se extienden por varias hectáreas
hacia el oeste.
Existen tres accesos principales para llegar a esta zona. El acceso más fácil y
directo no es por Orcotuna, sino por Sicaya cuya carretera afirmada, más no
asfaltada, y conecta a Orcotuna con el distrito de Aco. En efecto, para ir desde
Sicaya a Aco se tiene que transcurrir por esta zona que pertenece mayormente
a Orcotuna. Es aquí donde aproximadamente en el medio de la carretera se
encuentra el barrio de San Antonio, barrio que destaca por su evidente vocación
agrícola que se aprecia en sus grandes extensiones de predios cosechados y
tierra levantada, para realizar la siembra primeriza. Esta vía se intersecta con
la segunda vía principal, que viene desde Orcotuna, mediante la cual se tiene
que subir y bordear el cerro para ingresar a esta zona. Esta segunda vía es
mayormente utilizada por motos unilineales que por autos; es, además, una vía
con elevaciones, curvas y algo accidentada para vehículos mayores. Al ingresar
por esta segunda vía uno puede advertir cómo aparece como un oasis una gran
infraestructura de conexión eléctrica, cuya presencia visual y auditiva irrumpen
de manera contrastante con el ambiente rural y silencioso de dicha zona.
Una tercera vía de acceso se inicia en la zona sur de Orcotuna, por el ingreso
del primer paradero antes descrito de la zona baja y que se eleva e ingresa
directamente a esta zona alta. Esta carretera es prácticamente directa y lineal,
ideal para vehículos pesados y motos. De hecho, resulta bastante fácil sacar
productos por esta vía debido a que se conecta directamente con la margen
derecha de la carretera central por Orcotuna y no se tendría que ir hasta Sicaya.
La vía con mayor tránsito es la primera que conecta Sicaya y Aco, aunque se
da esencialmente en ese sentido y no en viceversa. Esto debido a que los
microbuses vienen desde de Huancayo, llegan a Sicaya, penetran dicha ciudad,
y prosiguen hacia el norte por los extensos campos de cultivo de ese distrito,
para recorrer traspasando toda esta área que corresponde al distrito de
Orcotuna, la cual se distribuye entre el barrio de San Antonio (o Quinto cuartel)
y la comunidad campesina de Vicso. Finalmente, luego de pasar por el centro
82
de Vicso, se llega a la plaza del distrito de Aco, donde luego de esperar por 10
a 15 minutos que se llene el bus con pasajeros de ese distrito, se dirige al distrito
de Mito y finalmente de ahí sale con dirección a la margen derecha de la
carretera central, para volver por esa vía principal directamente a la ciudad de
Huancayo.
Mapa del distrito de Orcotuna. La zona baja se encuentra entre la “Carretera Central
Margen Derecha” y el río Mantaro. La zona urbana rodea la carretera central y
penetra un par de cuadras hacia las faldas de los cerros en los cuales comienza la
zona arqueológica de Shutoc o zona ancestral donde se construyó la Iglesia a la
Virgen de Cocharcas. La zona alta se encuentra en la zona sur oeste, a la cual se
ingresa por Sicaya (más fácilmente) o bordeando el cerro hacia el sureste desde la
carretera central y la zona urbana del distrito.
83
distrito que se encuentra más al oeste, pasando por una franja de cerros, el
distrito de Manzanares, que pertenece ya a la provincia de Chupaca.
Los pastores de animales mayores y medianos como ovinos suelen llevar a sus
animales a estas zonas aunque siempre buscando estanques de agua, canales
pequeños de riego y acequias con agua, lo cual es más habitual en temporadas
de lluvias. Aquí se aprecia también a vehículos motorizados, burritos y
84
camionetas llevando pastos y otros productos para alimentación de los ganados.
Contrasta bastante la apacible actividad agraria de esta zona, con la de la zona
baja, cuya dinámica es más ajetreada y de aparentemente mayor intensidad
móvil por la carretera, mayor densidad, mayores edificaciones y mayor
actividad urbana-comercial alrededor del centro de Orcotuna.
Los cerros son una zona eriaza con pocos pastos en temporada seca e
incremento de pastos (aunque no significativo) en temporada de lluvias. Los
cerros tienen dos denominaciones: Jerusalén y Santa Inés. Algunos pastores
llevan ahí a sus animales. Existe paso libre por dicha zona. Al ser una subida
es bastante pedregosa pero no de difícil acceso para los animales.
Generalmente el ascenso de los pastores con sus animales al cerro se da entre
las 9 a 11 de la mañana, a paso lento, para que puedan comer los pastos y tomar
del agua de riachuelos y pequeños puquios que por ahí se ubican, esto alrededor
de la 1 de la tarde a 2. La vuelta o descenso de animales se da a partir de las
3:30 pm, aproximadamente.
85
La extensión de la zona de cerros es considerablemente igual a la zona baja del
valle que corresponde a Orcotuna, pues son como franjas que en ciertas partes
se ensanchan y en otras se estrechan. El cerro Jerusalén es el cerro principal de
Orcotuna, es ahí, donde en sus faldas, cuentan los orcotuneños, se apareció la
virgen de Cocharcas y donde, en su honor, se construyó la capilla. Lo más
llamativo es que las faldas de este cerro se encuentran rodeadas de una gran
cantidad de plantas de tuna. Acceder al cerro Jerusalén es relativamente fácil,
pues se ingresa a él a través de la plaza de Orcotuna, continuando el recorrido
por una calle elevada que desemboca por el noroeste en la pequeña explanada
y capilla de la virgen de Cocharcas. Ahí, se construyó un camino de ascenso
con piedras hacia la cumbre del cerro, donde también se ubica una capilla más
pequeña denominada “Las tres cruces”.
El cerro Santa Inés destaca por ser más extenso y encontrarse ahí la zona más
elevada de Orcotuna. A diferencia de la declinación del cerro Jerusalén, que es
superior, la declinación del cerro Santa Inés es menos abrupta y posee una
cantidad considerable de árboles. Este cerro no suele ser muy concurrido por
los pastores debido a que existen pocos pastos para los animales, a diferencia
del cerro Jerusalén, que sí posee una cantidad mayor de pastos y que, además,
sirve de paso acceder a la zona alta de cultivo. Varios testimonios de las
personas entrevistadas me indican que en invierno suelen acceder algunos
pastores a las partes bajas de este cerro por los puquios que se forman y los
pastos que aparecen, pero no en gran medida. Asimismo, también me indican
que algunos estudiantes universitarios suelen ingresar a este cerro para sus
86
investigaciones, especialmente, relacionadas a carreras de ciencias forestales y
ambientales.
Finalmente, el cerro Santa Inés, que es de menor tamaño, suele ser un lugar
más silencioso y que de ser bordeado te lleva a la zona alta, que se ubica detrás
con dirección al oeste. La sensación de soledad y tranquilidad que uno
experimenta al estar por aquí, se acompaña con la presencia de las torres de
alta tensión que cruzan este cerro. En el mes de agosto suele tener fuertes
vientos que se extienden también a las zonas altas. Cuando uno se encuentra
en este cerro puede apreciar a uno que otro campesino trabajar solitariamente
en alguna parcela ubicada en las faldas occidentales del cerro Jerusalén.
Vista satelital del distrito de Orcotuna. Las zonas verdes son parcelas agrícolas.
Se puede apreciar las elevaciones de los cerros y los eriazos. La zona baja está
bastante microparcelada.
87
administrativamente se reconfigura bajo la figura del distrito en los primeros años
de la República constituyéndose, así, como un tipo de comunidad-distrito a partir
del 2 de enero de 1857. No obstante, esto se desconocía, por lo menos oficialmente,
sus elementos comunales, como en efecto se reconocería, recién el 16 de junio de
1967, luego de por lo menos 4 años de trámites de sus dirigentes, con la emisión de
la Resolución Suprema 173 que la oficializa como una Comunidad Indígena.
88
En efecto, este cambio o consolidación de una perspectiva de propiedad privada en
desmedro de lo comunal genera un quiebre en la integridad y cohesión de la
Comunidad Campesina que se aprecia en una evidente preponderancia de lo
familiar sobre lo comunal, siendo ésta última rezagada en importancia y en control
sobre lo que antaño sería su territorio comunal ancestral del cual recientemente se
quiere recobrar la zona de cerros y eriazos. Y esto último en razón a la amenaza que
puede surgir sobre este territorio sin titularidad definida, de uso común y escasa
competencia intra comunal por ella, pero con riesgo de que terceros ajenos la
comunidad (pero posiblemente con contactos dentro de ella) quieran ingresar y
aprovechar la explotación de sus recursos y la modificación de uso de estas tierras
que evidentemente no serían agrarios, sino posiblemente extractivos.
89
Capítulo 3: Procesos y cambios en relación a la tenencia y usos de las tierras de
Orcotuna en la actualidad
Asimismo, para hacer este análisis me servirán los factores sociales que se presentan
en Orcotuna en razón de la información obtenida sobre la percepción de cambios
comunales y que influyen en éstas dinámicas: la migración y movilidad espacial; y el
mercado de tierras. Ambos factores estuvieron constantemente presentes en los
testimonios de los entrevistados y se enmarcan en este contexto de procesos de
titulación y saneamiento físico legal.
90
Existen muchas tierras en Orcotuna que se arriendan y esto sucede desde hace
décadas, inicialmente entre familiares, pero más recientemente ya a terceros, que
se van quedando a vivir ahí una vez consiguen una vivienda o se quedan
cuidando una. La señora Dionisia Martínez de Arroyo, una ancianita de 90 años
aproximadamente, me comentó lo siguiente
“Yo me quedé en Orcotuna cuidando esta casa. Mi esposo murió hace 30 años
y cuido a mi hijo que tiene problemas, es opita. Yo vengo de otra comunidad,
con mi papá y mamá, trabajaba sembrando, arrendando y produciendo papa,
oca, mashua, maíz, pero ya no puedo trabajar, es la edad y me duelen los pies,
no puedo caminar bien. Rápido pasan los años joven. Ahora “bien bien” hace
frío en la mañana y en la noche. Antes el clima era templado, ahora ya no. Desde
hace 3 años aproximadamente que ha cambiado el clima”
“Ya no hay una idea de comunidad y del respeto por la propiedad privada. Si
ven terrenos abandonados se meten y si reclamas te dicen “¿Dónde has estado?
¿Qué me reclamas si no has estado en esta chacra durante años?” No respetan
los documentos antiguos del dueño y nadie quiere seguir un juicio.”
“Cuando una vez encontré a unos sujetos intentando ocupar un terreno, les
increpé su accionar y me dijeron “Si PPK también ha robado al Perú. ¿Quién
soy yo? Soy un piojo a su costado” me respondieron, se volvieron a su carro y
se fueron. Así te dicen los traficantes de terrenos. También te saben decir “Que
me denuncien pues, yo lo compro con mi plata”.”
92
trabajabas la tierra?” como defensa para apropiarse. El uso agrícola es una
expresión, por excelencia, de la posesión sobre la tierra rural.
Por otra parte, la casi nula práctica de faenas comunales es también una
manifestación de la poca integración colectiva alrededor de la Comunidad
Campesina, algunos campesinos recuerdan que una actividad comunal conocida
como el ayla cayó en desuso en la década de los noventa y que ahora
prácticamente no existe. La posesión, sobre la tierra, esencialmente se da forma
individual, familiar, intervecinal y remunerada, de ser el caso. Son los campesinos
que en tiempo de cosecha convocan a sus familias, vecinos o terceros para que les
ayuden en la cosecha, pero siempre por iniciativa y capacidad negociativa de los
líderes de familia, quienes tienen la obligación de brindar los alimentos y recursos
a los que se comprometa para la realización de la jornada.
93
embargo, la rapidez con la que los invasores logran apropiarse de un terreno exige
que quienes sólo gocen de la posesión o no tengan su propiedad inscrita en
registros públicos tengan que estar pendientes de que no ingresen a su propiedad
y no dejar de trabajar o usar la chacra. Esto al parecer sucede desde que ingresó el
PETT el 2000 y se masificaron los intentos de titulación individual. La comunera
Victoria Cunas Casallo cuenta su experiencia:
“Lo que sí, tengo conflictos con traficantes de tierras que sacan sus papeles de
notarías y registros públicos y no respetan las herencias y los documentos.
Vienen de Huancayo y de Lima y contagian esas mañas a los orcotuneños.”
“Yo para titularme tengo que invertir pagando a otros para que validen su
testimonio y mis títulos, ¿sino como acredito su veracidad? Tengo que ir a la
Comunidad, al Municipio, al Juez de Paz.”
“Hace 9 años que fui desalojada de donde vivía, mi tía me dijo “quéjate donde
quieras, yo tengo permiso del Notario Público de Concepción. Nos atropellan
a los propietarios pobres de bajos recursos.”
Sin embargo, para ella, los problemas en la tenencia de sus tierras no acabaron
ahí:
“Ayer justo tuve una audiencia de uno de mis juicios por uno de mis terrenos
en la zona alta de Orcotuna, por allá, por el cerro. Estaba el fiscal y la persona
que supuestamente compró, junto con sus abogados, y me decía que era
propietario y que si yo era propietaria que me titule: “Tú titúlate pues, si has
comprado entonces titúlate” me decía. No quería decir quien supuestamente
le vendió el terreno. Fui a averiguar a COFOPRI rural y a los registros públicos
para ver quien vendió los terrenos pero no me dieron la información. ¿Cómo
es posible que no sepan quien vendió ese terreno?”
94
En efecto, para apropiarse de las tierras se tiene que desplazar de la posesión a
otro que la tenga o posesionarse de un predio si es que no se encuentra a nadie, ni
siquiera usándolo o trabajándolo, sino vigilándolo para no ser despojado.
95
3.2.1. Predominante e intensivo uso agrícola
Otro aspecto importante es que el uso agrícola, además de ser esencial para
demostrar la posesión, se ha intensificado para cosechar más productos al año y
poder percibir más dinero por la venta de los mismos. Es por ello, que todos los
agricultores entrevistados, con excepción de una persona, remarcaron que no se
hacía descansar a la tierra. Así, señalaron que se hacía producir la tierra hasta
tres veces al año con fertilizantes, insecticidas y medicinas agroquímicas. La
única persona que afirmó que no utilizaba fertilizante artificial fue una que hacía
producir a su tierra sólo una vez al año, porque la agricultura no era su principal
actividad económica, ni la de su familia; además, tenía su residencia en la ciudad
de Huancayo y no era comunero, sino migrante ayacuchano.
“He visto como se ha ido cambio el uso agrícola de la tierra. Antes era guano
natural, de excremento de carnero, vaca y un poquito de cuy. Ahora hay
bastante fertilizante, insecticida, hormonas, productos sintéticos y químicos.
Antes se veía en las chacras como preparaban el guano, amontonado estaba,
ahora ya no se ve, mira, no hay. Quien te diga que cosecha natural, es mentira,
salvo que produzca una vez al año y esté todos los días cuidando su siembra.
Si quieres producir bien, en buena cantidad y no perder tu siembra tienes que
usar tus medicinas. Pero en Sicaya es más ah, como allí hay agricultura más
intensiva, en más agroquímicos invierten los campesinos. Ahí no hacen
descansar a la tierra, aquí en Orcotuna algo de descanso tienen porque quienes
siembran no vienen todos los días a cuidar su chacra, viven en otros lugares o
son arrendadas y quienes la alquilan tienen varias chacras que trabajar.”
96
agricultores los ven como insumos necesarios para proteger sus siembras y
mejorar su producción. Sin lugar a dudas, la agricultura familiar es una actividad
que persigue la mayor obtención de ingresos económicos de la manera más
eficiente posible, aunque ello implique la sobreexplotación del principal recurso
que permite esta actividad: la tierra.
“Como agricultor que soy trabajaré hasta donde se pueda y si es posible dejaré
también para mis hijos y nietos. Yo me pregunto, si se apunta solamente a que
tus hijos sean profesionales, ¿quién nos dará de comer? ¿Quién va a trabajar
la tierra? Además, la tierra está cansada, mucho medicamento le metemos.
Nosotros mismos tenemos la culpa. Yo sé que está prohibido echarle
productos etiqueta roja, fosfato y cloruro de potasio, ¿pero todos sabremos
igual?”
97
para ello? Aspiraciones legítimas de los campesinos que ven en “dejar” el
campo una posibilidad de mejora de las condiciones y expectativas de vida,
especialmente para sus descendientes. Recordemos que los agricultores, si
es que deciden realizar otras actividades económicas, lo hacen porque la
agricultura no es suficiente para el ingreso que deseen obtener.
98
Marcelino, un pastor adulto cercano a la tercera edad, al cual encontré pastando
en las trochas de la zona baja de Orcotuna, y cercana a la ribera del río Mantaro
me comenta su experiencia:
Él tiene que ser muy cuidadoso de que sus vacas no se metan a predios con
sembríos y chala mientras conversábamos, dos veces se metieron un par de vacas
a algunas chacras y tuvo que ir a traerlas nuevamente, mientras el sol decaía y el
viento soplaba fuerte. “Las voy a llevar más allá, cerca al río. Por acá no puedo
entrar, porque como vez en la chacra de al fondo hay otras vacas y esas son del
dueño de su chacra”, afirmó.
Por su parte, Julio César Huamán Llallico, pastor de la zona alta de Orcotuna
nos comenta que:
99
Los demás entrevistados además de ser agricultores tenían sus animales, pero
esencialmente algunos menores, según señalan en nuestras conversaciones. Así
que, desde la perspectiva de los pastores y quienes también se dedican a la
crianza de animales, los cambios en éste ámbito han sido mínimos y tampoco se
han presentado problemas al respecto. Consigno este apartado para mostrar el
contraste entre esta actividad y la actividad agrícola en relación a la tenencia y
usos de la tierra.
A continuación, veremos los factores sociales que influyen en los criterios aquí
desarrollados.
Las migraciones en Orcotuna han sido una constante durante el Siglo XX hasta
la actualidad y los orcotuneños lo mencionan constantemente en las entrevistas.
En los recuerdos, se destaca la migración de los orcotuneños a Lima y al
extranjero, a partir de la década de 1930 con una mayor intensidad hacia la
década de 1950. Este fenómeno migratorio, al menos el primero que advierto
para esta investigación, se da en un contexto donde las migraciones hacia Lima
se estaban dando ya en el Perú de forma masiva. Pablo Chocos, el comunero de
mayor edad que entrevisté, me comenta lo siguiente:
100
trabajaban la tierra e introdujeron la cebada, el trigo, el maíz y nuevas
variedades papa.”
Cuando se preguntó respecto a los cambios sucedidos en los años del gobierno
militar y la reforma agraria, tanto el señor Chocos como los entrevistados no
hacen mayores comentarios salvo que la reforma no se sintió tanto en Orcotuna,
debido a que no existían hacendados, aunque existieron algunas familias que
acumulaban más extensiones de tierras que otras, y se les podía considerar
“familias ricas” no desarrollaron la dinámica de la hacienda. Así, por ejemplo,
señalaron que algunas familias aprovecharon la reforma para que se les
reconozca en propiedad la posesión de las tierras. Es preciso recordar que en
esos años se establecería las colindancias territoriales con las comunidades
vecinas de Sicaya, Mito y Vicso. Asimismo, los recuerdos de los entrevistados
apuntan a una agricultura familiar, no de gran escala, pero sí de una ganadería y
pastoreo más desarrollado en virtud a la abundancia de pastos, al no labrarse una
cantidad considerable de tierras de Orcotuna ante la migración de comuneros a
las ciudades.
101
Los periodos migratorios de las décadas de 1930 a 1950, son recordadas como
procesos de emigración voluntaria de orcotuneños a las ciudades como Lima y
Huancayo. Son procesos donde se abandona el pequeño centro urbano y las
tierras que se trabajaban para irse a vivir a las ciudades; infiero que la migración
esos términos habrá sido similar en las décadas siguientes hasta 1970. El hecho
de que la reforma agraria no haya tenido la intensidad que tuvo en otras zonas
del país, debido a la casi inexistencia de haciendas, según los recuerdos de los
entrevistados, mantuvo reducido el flujo migratorio en esa década y fue
aprovechado por posesionarios sin títulos para que los funcionarios que
ejecutaban la reforma agraria les pudiera reconocer títulos de propiedad. La
posesión fue fundamental para ese periodo, los campesinos que recordaron estos
años afirmaron que se tenía que aprovechar este contexto: “tenías que estar ahí,
si te encontraban trabajando la chacra, te reconocían como propietario, se
cumplía pues eso de la tierra es para quien la trabaja”. Lo anteriormente narrado
refuerza una idea: el control de la tenencia de la tierra era esencialmente familiar
ya desde las primeras décadas del siglo pasado. La migración de algunas familias
o miembros de familias implicaba el abandono o transferencia de la tierra a quien
“lo podría cuidar”, pero no he oído hacer referencia alguna a un posible retorno
de la tierra a la comunidad.
102
posesión de las parcelas y era más importante que los títulos o documentos que
otorgaban derechos de propiedad. Aquí es, al parecer, donde las lógicas barriales
van desarrollándose en un mejor contexto que las comunales. El uso parcelario
de la tierra a cargo de familias era, desde luego, una constante.
Para la década de los 80, en efecto, los entrevistados coinciden en que hubo otro
fuerte fenómeno migratorio, especialmente a Lima, a causa de la violencia
política. Se indica que las chacras labradas que existían se dejaban de trabajar y
se encomendaba a alguien cuidando de las mismas. A la par, a finales de los 80
e inicios de los 90 llegaban migrantes de Huancavelica y Ayacucho desplazados
por el conflicto armado interno. Existe el recuerdo en los entrevistados que en
los vehículos de las Fuerzas Armadas traían a los desplazados por el terrorismo
y los dejaban en la plaza principal de Orcotuna. Además, recuerdan que también
eran años difíciles debido a la infiltración de Sendero Luminoso en la comunidad
y zonas aledañas. El señor Chocos comenta:
“La migración fuerte comienza en los 80, porque si bien la gente se iba, no
era tanto como cuando llega el terrorismo. Los orcotuneños se van y llega
gente de Huancavelica y Ayacucho.”
103
Huancavelica, conducidos por el Ejército Peruano, que serían quienes ocuparían
tierras abandonadas y se dedicarían a usarla para la agricultura de subsistencia.
Este periodo migratorio forzado, a causa del conflicto armado interno, representó
para Orcotuna un proceso de cambios que se dan hasta la fecha.
“Yo nací acá en Orcotuna, y antes éramos pasivos, nos decían que había
que hacer algo y nosotros lo hacíamos nomás, no preguntábamos y, por
eso, se aprovechaban. Ahora nos hacemos respetar, sobre todo por el
desplazamiento de huancavelicanos, porque se querían apropiar de la
chacra con papeles o sin papeles.”
104
parcelaria no titulada. Personalmente, al estar en Orcotuna no he percibido un
trato peyorativo o menosprecio hacia los migrantes, los cuales son relativamente
fácil de identificar cuando hablan quechua chanka y en razón a mi pequeño
conocimiento de esta lengua. Lo que sí percibí es la desconfianza entre los
habitantes de Orcotuna, más allá de que sea generalmente con los migrantes o
no, pero considero que esto es algo relativamente generalizado en el valle del
Mantaro, sobre todo respecto a desconocidos.
105
dirección de tu pueblo cuando solicitas algo. Por eso, nosotros mismos
nos hemos puesto agua y hecho baños.”
106
Vanessa no sería la única persona que haría énfasis en el desinterés por integrar
a los migrantes a la organización comunal. Erick Meza, natural de Mito, y
agricultor no comunero de Orcotuna, manifiesta lo siguiente:
107
Esta última cita, me hace reflexionar sobre que, en efecto, muchos entrevistados
y entrevistadas tenían parejas de lugares diferentes a los donde nacieron. El
varón o la mujer podían ser de Orcotuna pero lo raro era que existiera una pareja
neta de orcotuneños entre los entrevistados. La migración en Orcotuna incentivó
la preocupación por el acceso a la tierra de los migrantes. El trabajo de la tierra
es la principal actividad económica que podrían desarrollar los desplazados,
esencialmente, también campesinos. La presión por la tenencia familiar y
parcelaria aumentó con la llegada de más migrantes y, en un primer momento,
no fue conflictiva en razón a que podían tomar posesión de las tierras
evidentemente abandonadas. En un segundo momento de este proceso
migratorio, los arrendamientos también cobran importancia en razón a que la
presión aumenta y los desplazados no logran conseguir más tierras para poseer
y requieren de arrendar a los propietarios. En ambos, la Comunidad Campesina
no se vincula necesariamente con los desplazados y, al parecer, tampoco los
desplazados pretenden un acercamiento con la comunidad. Las tensiones y
disputas surgen cuando se discute la propiedad al reaparecer un orcotuneño que
reclama la propiedad de un terreno que alega suyo pero que ya se encuentra bajo
posesión de un migrante quien, en algunos casos, logró su titulación gracias al
PETT. Los conflictos por tierras se sumaron a otro tipo de conflictos como los
culturales, entre otros; sin embargo, los conflictos sobre tierras son los
predominantes hasta la fecha.
Finalmente, quiero remarcar que si bien es cierto que los orcotuneños que
emigraron retornan a Orcotuna algunas veces al año, estos son generalmente
temporales. Vienen, sobre todo, para eventos festivos. No es que –como dirían
algunos– ellos vuelven a su comunidad; visitas cuyos de periodos suelen ser
diversos, pero no son permanentes. Por lo general, un gran número de emigrantes
llegan para la festividad de la virgen de Cocharcas, que se celebra todos los 8 de
setiembre, como fecha principal, pero que le anteceden días previos en las
tradicionales novenas. Lo que realmente me llamó la atención es que esta
festividad no sólo es un evento comercial de flujo económico en bienes y
servicios de consumo, sino también es la fecha donde el mercado de las tierras y
sus efectos se evidencian. Algunos vienen a cobrar sus arriendos, otros a renovar
sus contratos, otros a ofrecer sus tierras en compraventa o arrendamientos, y
108
otros a ver si pueden iniciar alguna oportunidad de negocio sobre sus tierras.
Además de tranzar –en conversaciones ligeras– sobre comida, bebida, música
también se hace sobre los terrenos.
Las respuestas de todas las personas entrevistadas han sido uniformes respecto
al aumento del precio de venta de la tierra a partir del año 2000, pero no lo
relacionaron directamente con los procesos de titulación. Más sí lo relacionaron
con la llegada de migrantes y el aumento de la presión demográfica en Orcotuna.
Esto rebate una de mis premisas para realizar esta investigación, en la cual creía
los proyectos de titulación generaron este mercado de tierras e incremento de los
precios sobre éstas. Pero, sin lugar a dudas, ha influenciado en ésta, en relación
a que también es uniforme que un predio titulado e inscrito en Registros
Públicos, tiene un precio mayor, que el que no esté inscrito, ni titulado, aunque
tenga similares características y esté destinada al mismo uso. Lo cual influye
innegablemente en las decisiones que tengan los campesinos sobre sus predios.
Estas decisiones, esencialmente, están supeditadas a los beneficios económicos
que podrían percibir por tomarlas.
109
Entre el año 2012 y 2013, el Gobierno Regional de Junín impulsó la creación de
un aeropuerto en Orcotuna, el cual no se concretó, a causa de varios factores –
entre los principales– la airada protesta de los ciudadanos de Jauja que requerían
la mejora del suyo, y las dificultades técnicas que no fueron superadas. Esta
iniciativa generó una especulación de precios que generó el interés en adquirir
terrenos cercanos por la expectativa de negocio y flujo económico alrededor del
futuro aeropuerto. Los entrevistados coinciden que este suceso generó un revuelo
en los precios que generó disputas y conflictos por la titularidad de los predios
de la zona baja de Orcotuna, por ser en esta la eventual construcción de la
infraestructura aeroportuaria.
“Por esa noticia del aeropuerto, el precio del terreno subió a 500 soles por
m2, cuando antes estaba a 5 soles. Venían con ganas de apropiarse. A
quienes estaban trabajando le decían “tú no eres propietario, mira acá está
mi compraventa sobre este predio” y los querían sacar. Las leyes benefician
a los capitalistas y no a los campesinos. Toda la vida nos han derrotado.”
110
efectos colaterales. Se benefician los que pueden comprar, pero no los
residentes o los comuneros de Orcotuna. Actualmente, son tierras que
anteriores posesionarios están reclamando.”
Como vemos, la tenencia de la tierra que era esencialmente familiar, fue dejándose de
lado a causa de los eventos migratorios, hasta dejarlos en manos de cuidadores o
arrendatarios. Sin embargo, grupos de especuladores o traficantes de terrenos, frente a
noticias de urbanización, abandono de tierras, o habilitación urbana, se encuentran al
acecho con la finalidad de apropiarse y luego venderlas. Por lo que discursos como la
titulación e inscripción en registros suelen ser atractivos para asegurar la tenencia
jurídica del predio, ya que la tenencia física se asegura con la posesión y uso familiar,
la cual se fortalece con algún título (contrato, herencia, sentencia o certificado de
posesión, etc.) que la legitime.
111
Capítulo 4: Percepciones, tensiones y cambios en la tenencia y usos de la tierra a
partir del PETT
Los resultados definitivos del censo nacional de 2017 revelaron que Orcotuna cuenta
con una población de 1,343 personas y 443 viviendas particulares, poco más del doble
de su vecina comunidad de Vicso con 618 habitantes, pero con 331 de viviendas (INEI,
2018). Ambas comunidades pertenecen al distrito de Orcotuna, jurisdicción política
municipal que las contiene y que, aunque territorialmente el sector correspondiente a
las tierras de Orcotuna es evidentemente mayor, la titulación de tierras comunales entre
estas dos comunidades es abismalmente diferente: la vecina comunidad de Vicso tiene
1660.00 hectáreas (tituladas en junio de 1987), mientras que Orcotuna sólo tiene 50.76
hectáreas, divididas en 13 predios titulados por el PETT (IBC y CEPES, 2016). Esto
también entra en correlación con los testimonios de los entrevistados que señalan que
los conflictos y divisiones que existen en Orcotuna son abundantes, a diferencia de la
pequeña comunidad de Vicso donde existe y se mantiene una mayor cohesión
comunal.
Siendo esto así, en este capítulo se analizará las percepciones sobre el proceso de
titulación de tierras implementado por el PETT en Orcotuna, qué tensiones surgieron
y qué cambios produjeron. En primer lugar, se analizarán los testimonios referidos a
la percepción del trabajo mismo del PETT, es decir, la percepción de los campesinos
sobre el catastro realizado por los ingenieros. En segundo lugar, se identificarán
tensiones y los conflictos en la tenencia de tierras que surgieron a partir de este
proceso; y finalmente, se describirán y analizarán los cambios en la tenencia y los usos
de la tierra a partir de la liberalización del mercado de tierras rurales a partir de la
década de los noventa en Orcotuna.
112
a que no hubo mayores cuestionamientos a la titulación de predios comunales al
ser los menos y sobre los cuales no había mayor disputa, debido a que eran
reconocidos públicamente como terrenos de “propiedad de la comunidad” que
“colindaban con predios privados”.
113
con o sin título alguno. Es decir, la posibilidad legal no sólo de acceder a, sino
también mantener la tenencia de la tierra se presentaba como una oportunidad
de que los intereses familiares y comunales sobre las parcelas se concreten.
Así, quienes tengan los derechos reconocidos en el ámbito registral podrían
disponer de la mejor manera sus parcelas. En otras palabras, la posibilidad de
apropiación jurídica que fortalezca la apropiación fáctica en términos de
tenencia y usos de la tierra generaba una expectativa en el incremento del valor
de la misma al excluir la parcela de la perturbación de un tercero, al menos en
términos teóricos. A continuación, identificaré y describiré las posturas que
generó este proceso.
El ingreso del PETT fue visto como una oportunidad para titular los predios que
administraba la Comunidad como su propiedad, y que no eran reclamados por
algún campesino como su propiedad privada. Además, sirvió para delimitar el
territorio y definir el límite con las comunidades vecinas de Sicaya, Mito y
Vicso. En la práctica, benefició más a estas dos comunidades que a la fecha
lograron titular su territorio comunal. Un recuerdo de ello tenemos en el
testimonio de Lady Cangahuala:
114
llegó allá en el 2000. De hecho, fue iniciativa del Municipio que hizo
campaña con parlantes, autos con mensajes y afiches. Tengo la impresión
que los funcionarios del PETT estuvieron acá dos a tres meses. Venían y
promovían esto de la titulación privada. Los particulares aprovecharon para
realizar este procedimiento, pero solo algunos lo lograron terminar con éxito.
La Comunidad Campesina fue indiferente inicialmente, pero con la presión
de la titulación privada y gracias a ésta logro titular sus predios.”
Esto frenó las posibles apropiaciones indebidas que se pudieron haber hecho en
desmedro de los predios de la comunidad antes de la titulación efectuada por el
PETT, como lo afirma algún campesino:
“El juez de paz […] dio un certificado de posesión por el cual quitaron
terrenos a la comunidad, todo con una mentalidad de venta. El alcalde, por
ejemplo, no quiere hacer nada por la comunidad campesina y la escasa
capacidad de gestión de algunos de los últimos presidentes de la comunidad
hace que no tengamos obras o proyectos. La última vez que se vio una
capacidad de gestión articulada para buscar obras fue cuando en la época de
Fujimori fueron a buscar ayuda para la construcción del instituto. Tampoco
hay capacidad de convocatoria.”
Antes de la llegada del PETT, la tenencia de la tierra por parte de los campesinos,
dentro del ámbito territorial de Orcotuna, era parcelaria y los usos generalmente
agropecuarios. El PETT se presentó como la política estatal que favorecería a la
plenitud de los derechos sobre la tierra de quienes serían reconocidos como
propietarios y así se evitarían conflictos y disputas alrededor de las parcelas de
tierras. La Comunidad Campesina también vio con buenos ojos esta oportunidad,
pues se le reconocería la propiedad de trece parcelas comunales que, a diferencia
115
de comunidades vecinas, eran residuales en relación a la abrumadora cantidad
de parcelas que se reclamaban como privadas. De los derechos sobre la tierra
anteriormente señalados (realizar producción agropecuaria, realizar producción
ganadera y/o pastoril, excluir el ingreso de terceros a sus predios, sin
autorización previa, y disponer y usar la parcela en los términos que sus títulos
le posibilitaba) los dos últimos serían los que más se fortalecerían para los
campesinos y la comunidad con su titulación. Así, la comunidad ya no vería más
reducido su territorio, del cual ya ni siquiera se alegó su ancestralidad (que es lo
que actualmente se está alegando en el vigente procedimiento), y encontraría un
muro legal para impedir la apropiación de un tercero que la reclame como
privada.
116
no era realmente propiedad del reclamante se dio y ocurrió, por lo que generó
conflictos entre linderos, pero con la comunidad no hubo mayor complicación o
contradicción, al menos no de Junta Directiva, con las parcelas individuales
colindantes. Es decir, el PETT cumplió, en cierta medida, las expectativas que
se habían generado en los comuneros respecto a la titulación de los predios
reconocidos como propiedad de la comunidad. En ese sentido, la propiedad
comunal se vio beneficiada con el PETT y se evitó una eventual y sucesiva
apropiación individual por sujetos que, con engaños y/o convenios con alguna
autoridad, pudieran haber hecho sobre las tierras comunales.
117
Las expectativas respecto a proyectos de titulación no han cambiado mucho en
el sentido que los campesinos realmente quieren tener títulos de propiedad
privados para disponer libremente de sus predios, evitar que otros puedan
apropiarse en ausencia de éstos, para luego despojarlos, y que se subsanen ciertos
errores en el catastro y titulación. César Malqui, campesino no comunero señala
lo resume así.
“En Orcotuna hay gente muy viva, en especial los migrantes y los que paran
comprando terrenos. Acá nos asombramos con la rapidez que logran titularse
y el conflicto viene después. Me gustaría que vuelva el PETT y que haga un
buen trabajo, que vean realmente los títulos que sustentan la propiedad de
uno y no lo que le dicen nomás.”
“Cuando llegó el PETT, nos dijeron que el objetivo era registrar nuestros
títulos. La municipalidad informó desde su local que llegarían los
funcionarios del PETT. Ellos llegaron con sus planos catastrales aéreos.
Aproximadamente en un 80% sus planos estaban bien, pero había defectos.
En ese entonces tenía 10 terrenos, logré titular 8 y me faltaron 2 terrenos.”
118
el procedimiento actual de titulación de la “zona ancestral” que se encuentra en
la DRA-J.
“Las autoridades nos dicen que nos van a ayudar, pero se olvidan, no
percibimos la ayuda del Estado. Nuestra comunidad como es chiquita, nos
ayuda con lo poco que puede. Mientras que el Estado no nos brinda apoyo,
ni siquiera nos ayuda con los programas sociales. Nos dijeron que nos iban
a hacer la carretera, sólo pusieron las piedras y aplanaron, sólo nos dejaron
los puentes que ves, que son chicos. Los candidatos solo se acuerdan
cuando hay elecciones. En nada apoyan los políticos. Se hacen su casa por
allá, en la ciudad, por Sicaya, pero de acá se olvidan. Hay corrupción.”
(Carmen y Graciela, comuneras de Vicso)
119
“La desmembración de la comunidad se da con los procedimientos de
inscripción en registros públicos, la emisión de escrituras públicas y los
acuerdos de Asamblea. Muchas veces son los jueces de paz los que
compran y venden.”
El problema no sólo parece ser estas malas prácticas, sino también las
condiciones sociales en las cuales se desarrollan y que, es más, probablemente
las fomenten. Estas prácticas, sumadas a la existencia de una agricultura no
desarrollada, individualizada y atomizada en minifundios, afectan a la cohesión
comunal alrededor de sus labores agrícolas. Eso explica también porque las
faenas comunales son prácticamente inexistentes en Orcotuna. Cada agricultor
tiene que preocuparse por la tenencia y el uso de sus propias parcelas y que éste
sea realmente beneficioso económicamente para su familia. La baja rentabilidad
de la labor agrícola genera un desincentivo para que los comuneros (sean
propietarios o no) labren sus tierras, peor aún, mantener colectivamente las
tierras comunales. Lo anterior puede ser aprovechado para incentivar un
mercado de tierras especulativo. El anciano comunero Pablo Chocos afirma lo
siguiente:
120
propiedades. La tenencia se ve afectada aquí en tanto existe un hostigamiento en
las actividades de labranza de la tierra por parte de quien la reclama al
posesionario. Inicialmente van al juez de paz, bajo cuya competencia, terminan
parcelándose las tierras entre los herederos ante la inexistencia de un testamento.
La parcela se divide entre los herederos y, entre estos, quienes tengan mejores
documentos: certificados de posesión o escrituras públicas. El sistema sucesorio
peruano propicia, sin lugar a dudas, una minifundización que afectará la tenencia
de tierra si se aplica una división y partición de las parcelas.
Para varias personas como él, que llevan años trabajando con las comunidades y
sus autoridades, las comunidades campesinas del valle del Mantaro han
acentuado su individualismo en desmedro de prácticas colectivas, por contexto
como la titulación individual. Esto permite que la tierra como bien privado sea
una herramienta de capitalización y pierda su importancia como un elemento
esencial para la cohesión comunal. Frente a esto, las autoridades no han hecho
más que promover esta situación, pues existe mayormente un desinterés por
mantener una cohesión territorial y la promoción estatal estuvo esencialmente
dirigida a la titulación privada.
121
4.1.3.1. Percepción sobre los jueces de paz en la entrega los certificados de
posesión
122
“Antes había más organización, pero menos recursos, ahora hay más
recursos, pero menos organización e integración. Ya no es como antes,
antes sentíamos algo de poder, ahora ya no. Extraños se quieren meter a
nuestras tierras. Hace recién nomás quisieron apoderarse de una tierra
comunal y salimos a defender y a las justas logramos impedir que se
apropien de una zona de piedras por el río. Hace 10 años eso no hubiera
pasado. No sabemos cómo será la situación próxima en las tierras de la
comunidad, de repente mejora, pero hay mucha corrupción que comienza
desde arriba.” (Pablo Chocos)
Esta visión de la propiedad como activo que requiere ser reconocido por una
autoridad para que tenga mayor valor y pueda ser susceptible de un mayor
aprovechamiento económico, propicia a que se superpongan los intereses
dinerarios no sólo de las autoridades sino de los campesinos que,
lamentablemente, tienen mayores incentivos para coludirse y evadir la
formalidad que los procedimientos deberían tener. Así la tenencia y el uso de
la tierra se ve afectada ante la incertidumbre de que en el ámbito legal se esté
negociando sobre los derechos sobre la tierra. Ante la debilidad de la
organización comunal, el desinterés de las juntas directivas y la pérdida del
territorio comunal, la predominancia de los intereses colectivos se potencia
123
de manera que indudable que estos llegarán a colisionar y generar tensiones
y consecuentes conflictos por las parcelas y los linderos.
“Los problemas cotidianos que tuvimos que enfrentar con la ejecución del
PETT y, luego de éste, fue la multiplicidad de certificados de posesión
sobre el mismo predio emitidos por malos jueces de paz. Entre ellos, hubo
un juez de paz que estuvo 13 años ocupando dicho cargo, desde 2003 a
2016, que entregaba los documentos sin sustento, sólo por cobrar. Algunos
decían que lo obtenían por compra-venta, pero no entregaban el contrato
que acreditaba la venta. La OCMA lo sacó del cargo por las variadas
denuncias de los comuneros, pero éste, sin embargo, se defiende
acérrimamente con su abogado. Pareciera que hubiera un conflicto entre la
burocracia y la vida de las personas. Existe un miedo generalizado a la
actuación judicial y los juicios. Las discusiones que puede haber entre la
comunidad y la municipalidad no se solucionan, pues implicaría ir a juicio.
Además, las soluciones judiciales validan más los certificados y los títulos,
o sea prefiere los papeles que la realidad. Así, nadie quiere
responsabilizarse.”
125
solo cuestionaban la probidad de los jueces de paz, sino también los
relacionaban a vínculos con bandas de traficantes de tierras y negociantes de
extracción de agregados:
“Orcotuna es tierra de nadie. Existe una especulación por las tierras y los
recursos. Hay mafias con algunos jueces de paz. Los extractores de
materiales agregados pretenden beneficiarse del tráfico ilegal de tierras
para ingresar.”
126
Como ya se indicó, la percepción sobre la ejecución del PETT se encuentra
dividida. Por una parte, están quienes lo consideran fue una buena labor
porque les tituló sus parcelas, y, por otra parte, quienes consideran que fue
mala por errores en el catastro, indebida titulación o simplemente porque no
lograron titular sus chacras. En lo que sí existe unanimidad es en la percepción
de que existieron errores en el catastro que afectaron los linderos de las
parcelas. Los cuales generaron conflictos por la incongruencia en los linderos
catastrales y los linderos reales o físicos. En algunos casos, ingresaron a
negociaciones para no alterar el uso de las tierras; en otros, los conflictos se
judicializaron, pero al parecer son los menos.
Lo que queda claro es que las parcelas tituladas, en efecto, brindan una
sensación de seguridad en el uso y la tenencia de sus tierras. Lo cual, mal que
bien, es una mejor situación que no tener un título de propiedad y que un
tercero venga con otros títulos o sorprenda a los posesionarios con una
inscripción del predio en registros públicos. Esto último, significaría
obviamente un intento de despojo del predio. Así, si la parcela es concebida
como un bien de propiedad privada, ante el despojo del bien, la persona o
familia despojada no podría ir a solicitar ayuda o apoyo a la Comunidad, sino
tendría que ir ante el juez. Por ello, la percepción generalizada es que los
funcionarios del PETT, aunque no hicieron una labor que satisfizo las
expectativas de los campesinos, otorgaron algo de seguridad (por lo menos
jurídica) a la tenencia y usos de la tierra frente a la amenaza de despojo por
parte de terceros. La formalización en el ámbito registral es vista, al menos,
como un avance para la consecución de sus actividades agrícolas, aunque sea
insuficiente para que la desarrollen y sea rentable.
127
dar alguna idea de la preponderancia de los predios privados frente a los 13
predios comunales. Jorge Porras Medina, campesino no comunero pero
inscrito como miembro de la Junta Vecinal del Barrio San Antonio (Quinto
Cuartel de Orcotuna) grafica la opinión de quienes se aprueban la actividad
del PETT en el año 2000:
“El PETT hizo muy bien su trabajo, dio seguridad con el título de propiedad
inscrito y ya estoy tranquilo con mis terrenos. Lo mejor de todo es que fue
gratuito. Es cierto que nos vinieron a ver y nos dijeron que para acreditar
nuestra propiedad teníamos que llamar a los testigos. También es cierto que
hubo gente pagada para ser testigos de quienes se querían titular, además, se
presentaron documentos falsos. Pero mayormente, se titularon de manera
legal y con documentos de compraventa y herencias que valen más. El
testamento es más valioso, si no hay testamento del dueño, el juez dividía
las tierras entre los herederos. Era importante demostrar la identidad de las
personas.”
128
su propiedad sobre las parcelas, y algunas inexactitudes que surgieron como,
por ejemplo, en la determinación de los linderos opacó esas expectativas. Más
bien, por el contrario, en algunos casos surgieron conflictos con sus
colindantes. Para los campesinos el problema central era que los funcionarios
no conocían el territorio o, cuando menos, no fueron diligentes con las
inspecciones; en ambos casos, esto revelaría algo que coincide en los
testimonios de los entrevistados: la falta de pericia o habilidad en la labor de
catastro rural. Isidro Santana, comunero y ex dirigente de la comunidad de
Orcotuna, describe esta percepción:
“Cuando vino el PETT fue masivo recurrir a éste para la titulación de las
tierras. El problema fue la incapacidad técnica. Por ejemplo, leían al revés el
plano catastral. Leían mal guiándose solo del plano aéreo sin hacer
constatación física. El PETT tuvo problemas con la ubicación de los predios
y la programación de las visitas. A veces no llegaban. Entonces se generaban
problemas de rectificación de linderos. Se podría decir que un 75% aprobó
y un 25% desaprobó la labor del PETT, aunque considero que el resultado
fue deficiente porque se habrán logrado titular el 40% de 100%, mientras
que un 60% se quedó en trámite, observación o pendiente.”
Las dificultades reales que existían y que, sin lugar a dudas, sufrieron varios
campesinos no fueron atendidos o previstos por el PETT. Existe una
percepción generalizada de que la inspección y verificación de lo declarado
no fue diligente; por el contrario, da la impresión que lo hicieron de manera
apresurada, sin detenimiento. Como si el objetivo central de los funcionarios
fuera titular por titular las tierras, sin pensar en los diversos efectos que esto
generaría. César Mallqui, campesino no comunero de Orcotuna nos grafica
su experiencia:
“Cuando llegó el PETT, ellos titularon a la gente que estaban en los terrenos.
Yo logré titular el 15% de mis tierras y las demás no me titularon. Perdí la
oportunidad de titularme porque no estuve en mis otros cinco terrenos.
¿Cómo voy a estar en varios lugares a la vez?
129
Muchos vivos se hacían titular ante la ausencia de los otros y se generaron
conflictos que duran hasta ahora. Por ejemplo, mi vecino se hizo titular con
un funcionario de Lima. Se tituló por 1000 metros cuadrados, cuando solo
era propietario de 600. Pero ahí se ven los linderos claritos, están
establecidos por los árboles que ves, y el funcionario del PETT se hizo la
vista gorda. Ya tuve que arreglar nomás con mi vecino. Felizmente aceptó
su error, pues no se ha apoderado de mis metros, aunque en registros
públicos esté inscrito como propietario. Eso me ha hecho daño y me genera
incomodidad, pero al menos lo uso tranquilamente, respeta mi posesión.”
César Mallqui tuvo la suerte de llegar a un acuerdo con su vecino pues sigue
gozando plenamente de la tenencia y uso de una de sus parcelas. No obstante,
el tema registral es un asunto no resuelto y que probablemente le traerá
problemas en el futuro ante el intento de transferencia de la parcela o la
apertura de una sucesión por el predio, pues la realidad del predio no se
condecirá con la publicidad registral. Peor suerte corrió Victoria Cunas quien
afirma que junto a su familia fue desalojada por su tía del predio que poseía.
La cita anterior nos permite apreciar que el avance que pudieron haber tenido
los procedimientos de catastro y titulación rural con los funcionarios del
PETT se vería interrumpido y hasta perjudicado con el traslado de
competencia del Ministerio de Agricultura a COFOPRI. Los problemas que
estas actuaciones generaron fueron que entraron en conflicto diversos niveles
de acceso a la tierra. En un primer nivel: el de la tenencia efectiva de la tierra,
esta implicó que la posesión de la tierra no esté garantizada ante la
inexistencia de título de propiedad inscrito o algún título que lo justifique. No
130
sólo bastaba cuidarse de la posibilidad de despojo por parte de terceros, sino
también de la propia familia, que podría despojarte de la propiedad en base a
documentos y ya no en base a una apropiación efectiva de la tenencia. En un
segundo nivel: el registral, donde el título inscrito difería de la tenencia real
de la tierra y, a efectos del saneamiento legal y formalización, necesariamente
tendría que subsanarse. Este cambio de competencia y funcionarios generó
una percepción de confusión y descoordinación en las entidades del Estado,
por parte de los campesinos. Isidro Santana señala al respecto:
“Ayer justo tuve una audiencia de uno de mis juicios por uno de mis terrenos
en la zona alta de Orcotuna, por allá, por el cerro. Estaba el fiscal y la persona
que supuestamente compró, junto con sus abogados, y me decía que era
propietario y que si yo era propietaria que me titule: “Tú titúlate pues, si has
comprado entonces titúlate” me decía. No quería decir quien supuestamente
le vendió el terreno. Fui a averiguar a COFOPRI rural y a los registros
públicos para ver quien vendió los terrenos pero no me dieron la
información. ¿Cómo es posible que no sepan quien vendió ese terreno?”
Las voces más críticas con la labor de los funcionarios del PETT denuncian,
incluso situaciones irregulares, suplantación de identidades, falsificación de
títulos, y hasta colusión con malos jueces. Los casos más graves llegaron
hasta denuncias por usurpación.
131
En otras palabras, existe la percepción generalizada de que los funcionarios
del PETT estuvieron aceleradamente en Orcotuna, por un “corto” tiempo (2
meses aproximadamente) durante el 2000. Así que en ese periodo
promovieron la titulación individual de predios en la mayor cantidad posible
y que los campesinos tenían que aprovechar la oportunidad, sino se podían
quedar sin títulos, como efectivamente pasó en algunos casos. En ese sentido,
los campesinos manifiestan que, a efectos de lograr la titulación de sus
parcelas, los funcionarios del PETT priorizaron la posesión física de quienes,
en ese momento en las chacras, siendo así los principales beneficiados los
poseedores in situ. Los procedimientos de titulación que no hubieran
finalizado con éxito en los dos meses que hubieran estado los funcionarios
del PETT seguirían recibiendo asesoría de los funcionarios, pero ya no
directamente en Orcotuna, sino en las oficinas del PETT durante 2 años más
aproximadamente. La situación terminó de complicar al trasladarse la
competencia de catastro y titulación a COFOPRI, pues con los funcionarios
de esta entidad el procedimiento se volvería mucho más burocrático.
132
cargos comunales. La debilidad comunal contrasta con el optimista empeño
de reflotar los ámbitos comunales, a través de la ejecución del proyecto de
titulación. Cuando llegó el PETT esto ya era latente, pero había una esperanza
de corregirlo, de reactivar lo comunal y la titulación de las parcelas que se
arrendaban fue un aspecto de ello, pero el interés no fue total, sino fue
directivo y de algunos comuneros, entre los que se encontraban los
propietarios colindantes de estas parcelas comunales.
En este apartado describiré y analizaré las tensiones que puedo advertir a raíz de
los procesos iniciados con la llegada del PETT y cómo algunos son parte de
procesos mayores de cambios donde el escenario rural poco a poco se desdibuja
por un fenómeno de urbanización que comenzó en los noventa de manera
paulatina y a partir del 2000 de manera acelerada, por lo menos en la zona baja.
Así, es a partir de este núcleo urbano va ganando terreno a lo rural, y muestra el
claro contraste entre las tres zonas de este territorio. La primera de agricultura con
riego realizada sobre parcelas mayoritariamente pequeñas, con sectores ribereños
y con una presión sobre la tierra mayor; la segunda mayormente de secano, de
agricultura extensiva con parcelas superiores a la hectárea, con baja presión sobre
la tierra y extensos pastos para animales; y una tercera de cerros eriazos con
algunos pastos y plantas de tuna en las faldas de los cerros y arbustos espinosos
en los ascensos.
133
En este escenario se aprecian una tensión general entre lo familiar y lo comunal
que se expresa en conflictos por los derechos sobre la tierra, por la demarcación
de linderos y las pugnas por el arrendamiento de los predios comunales. De hecho,
la investigación de Lahura Romero (2017, pp. 51-52) arrojó una muestra que, de
68 entrevistados, poco más de la mitad (37 personas) consideran que se vive en
un estado latente de conflictos por tierras. A continuación, analizaré como estos
conflictos influyen o no en los cambios en la tenencia y en el uso de la tierra, como
aspectos que el catastro y la titulación rural han generado o intensificado. Sobre
todo, la exacerbación del individualismo y, paradójicamente, la “añoranza” de lo
comunal que se apreciará en algunos “nuevos” aspectos de organización colectiva
que reproducen prácticas esencialmente comunales como las organizaciones
barriales y las juntas de regantes.
134
4.2.1.1. Despojo por abandono: conflicto entre el poseedor y el propietario
135
desplazó a quienes anteriormente al proceso migratorio eran o consideraban
propietarios de las parcelas. El hecho de haber dejado la posesión del predio,
prácticamente le quitaba valor a los documentos que podían acreditar la
propiedad privada de los que la ostentaban o la creían tener.
Con ello, luego de que el PETT hubiera llegado a esta comunidad hace casi
20 años, el campesino que había logrado ser reconocido como propietario
mediante un título de propiedad inscrito en registros públicos, ya había
excluido plenamente de la propiedad a quien fue propietario o se hubiera
considerado como tal. La mera posesión real de la parcela, su labrado o uso
para pastoreo, no era suficiente, pero sí más valiosa que títulos que podrían
reclamar la propiedad. En ese sentido, la posesión requiere de un documento
que la acredite jurídicamente: el certificado de posesión, que es el requisito
previo para reconocer la propiedad de quien carezca algún título que legitime
la tenencia y el uso de la tierra. Los testimonios de los colindantes son también
necesarios, pero ¿cómo comprobar que quienes declararon como testigos no
tuvieron un acuerdo previo para reconocerse entre ellos derechos que no
tenían?
136
de la posesión; es decir, usa efectivamente el predio, sea para la agricultura
y/o el pastoreo. El segundo, por su parte, no necesariamente tiene la posesión
física, pero si cuenta con los documentos que lo acreditan como propietario
(puede ser un título privado, una escritura pública o un título de propiedad),
por lo que puede disponer del bien como, por ejemplo, darlo en arriendo.
Siendo esto así, el problema que se presenta con las mafias es que, al parecer
según los testimonios, trabajan en un grupo con determinadas funciones y se
movilizan en diversas comunidades a la espera de “soplos” de tierras
abandonadas y/o sin títulos de propiedad inscritos, para apropiarse de ellos
con una red de falsificación y contactos en ciertas entidades público o
privadas. Estas agrupaciones, me comentan, actúan como intermediarios,
pues no son quienes adquieren o venden la propiedad; sino son quienes
facilitan la apropiación de la tierra bajo documentación falsa u obtenida
ilegalmente a un sujeto que termina vendiendo a un tercero a bajo precio. Una
vez transferida la propiedad, estos desaparecen y es el tercero adquirente que
pretende despojar al posesionario o propietario sin título inscrito en Registros
Públicos.
138
residual. Por ello, buscan predios grandes, ribereños o en quebradas de
elevaciones y cerros para extraer piedras, arcilla y grava para venderlos en la
ciudad, los predios pequeños y esencialmente agrícolas que encuentran son
vendidos por el mecanismo anteriormente descrito. No he podido comprobar
la veracidad de estos testimonios, pero sí guardan cierta lógica y coherencia
con la realidad, debido a que en la subasta de arrendamiento de tierras
comunales que asistí, un grupo de comuneros cuestionaron este
procedimiento debido a que acusaron a la junta directiva de ese entonces
(2018) que habían arrendado un predio ribereño agrícola a una persona que
terminó utilizándola para la extracción de agregados y, sospechosamente, no
se cuestionó este cambio de uso de la tierra. Ello confirmaría lo que, en una
entrevista, una comunera señaló que la familia de una integrante de dicha
junta se dedicaba a la actividad extractiva de agregados.
Se tiene una convergencia de factores que explican que esta dinámica sea
posible. La desconfianza suscitada por algunos conflictos por linderos entre
139
campesinos colindantes, por disputas por herencias, por la debilidad comunal
y desconfianza en sus juntas directivas, posibilita que extraños o terceros
ajenos a la comunidad puedan ingresar y apropiarse de parcelas que no son
trabajadas, y que los despojados no puedan recurrir a sus pares o a una
organización local que proteja sus intereses. Así que, en Orcotuna, vale más
ser precavido y mostrarse públicamente en control de la tenencia y uso de las
tierras, si es que no se cuenta con un título de propiedad inscrito en registros.
140
muy probable que se generen más microparcelas al dividirse entre herederos,
que tendrán que asumir costos más altos (y con mayor riesgo) para trabajar la
tierra al tener ya dividida la parcela originaria y, tal vez, como consecuencia,
sea más rentable vender las microparcelas a quien cuente con un capital
considerable para adquirirlas y concentrarlas nuevamente. Es un escenario
lógico que podría ocurrir en un par de décadas y tan solo en un par de
generaciones más. Los campesinos son conscientes de ello y parecen esperar
ese probable y no tan deseado futuro. El comunero Hermenegildo Sovero
señala lo siguiente:
“Antes ya hemos sido divididos, así que a seguir trabajando hasta donde se
pueda, aunque no hay muchas expectativas de seguir sembrando porque los
productos salen baratos y los costes para sembrar salen caros. Por ejemplo,
para comprar un kilo de semilla de zanahoria holandesa tienes que invertir
1200 soles.”
141
“Antes la siembra era más sana, se usaba menos abono y daba mejor cosecha.
Los terrenos estaban más descansados. Se sembraba una vez al año. Ahora
con los fertilizantes siembran dos veces al año, y son fertilizantes fuertes. Si
inviertes puedes no recuperar ni el capital invertido. Ser agricultor es estar
hasta el cuello. Un insecticida nomás cuesta 40 soles. Estamos fregados.
Si no tienes terreno, por una yugada con riego te darán en arriendo a mínimo
700 soles. Inviertes 1500 soles y no llegas a percibir ni 1000 soles. Antes
curabas sólo una vez, ahora tienes que curar tres a cuatro veces, sino le da
enfermedades al producto. Además, la tierra está muy cansada.
142
como Sin Libertad de puede cambiar cualquier
comunero reconocimiento disposición. de uso si no lo momento.
como comunero. autoriza el
Sin contrato. Puede obtener la
reconocimiento propiedad si es
como comunero. No puede que la acredita
disponer de la mediante un
tierra, ya que certificado de
reconoce la posesión y
propiedad del cumple otros
arrendador. requisitos.
Tampoco puede
apropiarse, salvo Sin
desconozca al reconocimiento
propietario. como comunero.
Sin
reconocimiento
como comunero.
Goza de la Puede ser Goza de tenencia Goza de la
Campesino exclusividad de despojado de la y uso de la tierra tenencia y el uso
inscrito la tierra. parcela por otro mediante un de la tierra, pero
como con “mejor título (contrato no tiene la
comunero Libertad de derecho”. Ej: de propiedad.
disposición título inscrito en arrendamiento),
Registros. por un Puede ser
Con determinado despojado en
reconocimiento Libertad de periodo. No cualquier
comunal. disposición. puede cambiar momento.
de uso sino lo
Podría llamar a Con autoriza el Puede obtener la
la Comunidad reconocimiento contrato. propiedad si es
Campesina para comunal. que la acredita
que salvaguarde mediante un
su tenencia y uso Podría llamar a No puede certificado de
de la tierra. la Comunidad disponer de la posesión y
Campesina para tierra, ya que cumple otros
que salvaguarde reconoce la requisitos.
su tenencia y uso propiedad del
de la tierra. arrendador. Con
Tampoco puede reconocimiento
apropiarse, salvo como comunero,
desconozca al cuya categoría
propietario. podría facilitar la
143
probanza de su
Con posesión, más no
reconocimiento la propiedad.
comunal.
Goza de la Puede ser Goza de tenencia Goza de la
exclusividad de despojado de la y uso de la tierra tenencia y el uso
Tercero no la parcela. parcela por otro mediante un de la tierra, pero
residente de con “mejor título (contrato no tiene la
Orcotuna Sin derecho”. Ej: de propiedad.
reconocimiento título inscrito en arrendamiento), Puede ser
como comunero. Registros. por un despojado en
determinado cualquier
Libertad de periodo. No momento.
disposición. puede cambiar
de uso sino lo Puede obtener la
Al carecer de autoriza el propiedad si es
reconocimiento contrato. que la acredita
comunal, solo mediante un
podría recurrir a No puede certificado de
sus colindantes a disponer de la posesión y
que testimonien tierra, ya que cumple otros
en favor de su reconoce la requisitos.
propiedad. propiedad del
arrendador. Puede disponer
Tampoco puede de la propiedad
apropiarse, salvo libremente, pero
desconozca al su valor
propietario. dinerario será
inferior al real
por carecer de
título inscrito en
Registros.
El cambio de uso
está supeditado a
las autoridades
municipales.
Comunidad Goza de Actualmente, se La comunidad La comunidad
Campesina exclusividad de está procesando campesina NO campesina alega
la parcela que la la obtención del es arrendatario, la posesión
otorga en título de solo arrendador inmemorial de
arrendamiento al propiedad de sus parcelas su “territorio
mejor postor. comunal del comunales ancestral” y
144
“territorio tituladas e requiere de su
Solo puede ancestral” inscritas en titulación para
arrendarla para (cerros y Registros consolidar el
uso agrícola. eriazos). Públicos. control sobre
este y evitar que
El territorio terceros se
reclamado es de apropien de sus
libre acceso áreas.
común y
cualquier
persona goza del
derecho de paso.
“Las chacras que sembramos las hacemos respetar, los dueños vienen a
cobrar sus arriendos. Antes venían más veces o más seguido. Ahora ya no
vienen tanto.
El trabajo del PETT más que otorgar seguridad jurídica sobre los derechos de
predios agrícolas, lo que hizo fue promover una exclusión de derechos sobre la
tierra entre familias y generar ciertos conflictos por linderos, a causa de algunos
catastros e inscripciones registrales defectuosas. También excluye a la
Comunidad Campesina de la toma de decisiones sobre parcelas privadas que
eran parte del territorio comunal y, así, su influencia sobre los propietarios es
mínima. Por ello, la titulación privada, aunque favorece inicialmente el
145
aprovechamiento de la tierra para la agricultura familiar, trata de limitar la
propiedad y la tenencia a una persona por una parcela, pues la división
hereditaria que probablemente exista con la apertura de la sucesión a la muerte
del campesino propietario hará que esta parcela titulada e inscrita en registros
públicos se divida en microparcelas.
“Antes existían permutas, pero ahora ya no hay. Y las herencias han sufrido
una pérdida de su validez en desmedro de las apropiaciones vía posesión,
más con esos certificados.”
Como indiqué, la mayor causa de las tensiones entre los campesinos, a causa
de la ejecución del PETT fue el erróneo catastro y determinación de linderos
que hicieron los funcionarios. El desconocimiento del territorio y de las lógicas
de la tenencia de la tierra, aunado al afán de titular individualmente la mayor
cantidad posible de parcelas, generó que en muchos casos los propietarios
individuales entren en conflicto por los linderos. Si bien es cierto, estos
conflictos en el ámbito formal modifican el tamaño y área de los predios, en
ámbito real no influyó en la tenencia y los usos de las tierras. El PETT generó
nuevos conflictos que antes no existían.
146
Aun cuando en un primer momento, creí que el principal problema fue la
titulación individual de personas que carecían del derecho a ser propietarios,
este no lo fue tanto como la demarcación de límites. Es decir, la mayor
percepción que tienen los campesinos no es que se tituló a terceros o extraños,
sino que se titularon los predios con demarcaciones erróneas. La apropiación
fue un asunto que generó conflictos entre familiares, a arrendadores y
arrendatarios y a propietarios con cuidadores de predios.
147
Verse inmerso en conflictos con traficantes de tierras puede ser peor, pero en
Orcotuna felizmente no se han dado mucho. Pero si alguien tiene conflictos
con ellos, se prefiere negociar antes que recurrir a las autoridades o iniciar un
juicio. Por lo tanto, la mejor manera de prevenirlo es titular las parcelas, pero
ello también representa un gasto para los campesinos. Victoria Cunas señala al
respecto:
“Yo he tenido problemas con traficantes de tierras. Pelear con ellos por la
chacra no me sale a cuenta porque los productos de la agricultura han bajado
de precio y hay que pagar abogados para que te defiendan. Por todos lados
hay problemas. Ante la amenaza de traficantes tengo que titular mis tierras.
Lo que sí, tengo conflictos con traficantes de tierras que sacan sus papeles
de notarías y registros públicos y no respetan las herencias y los documentos.
Vienen de Huancayo y de Lima y contagian esas mañas a los orcotuneños.”
“Yo nací acá en Orcotuna, y antes éramos pasivos, nos decían que había que
hacer algo y nosotros lo hacíamos nomás, no preguntábamos y, por eso, se
aprovechaban. Ahora nos hacemos respetar, sobre todo por el
desplazamiento de huancavelicanos, porque se querían apropiar con papeles
o sin papeles.”
148
Alfredo Torres Ccarhuaypiña, ayacuchano residente en el distrito de El Tambo
en la zona urbana de Huancayo, confirma que:
149
(ii) Los campesinos consideran que no habían mayores problemas en las
tierras cuando convivían solamente entre orcotuneños. Para ellos los
migrantes son quienes, junto a los traficantes de tierras, han ocasionado
los problemas al aprovechar la coyuntura de titulación de tierras que
trajo el PETT. Las disputas por la propiedad se dan en dos niveles:
orcotuneños con sus propios familiares por la sucesión hereditaria y
orcotuneños con terceros por eventuales despojos y exclusión de la
tierra.
(iii) Anteriormente, el reconocimiento entre colindantes era esencial para
mantener la tenencia de la tierra, puesto que al conocerse entre
campesinos existía la seguridad de que nadie pretendiera reclamar
tierras que no eran suyas. Los títulos o documentos que acreditaban la
propiedad servían como complementarios a efectos de realizar trámites
oficiales y facilitar la sucesión de las herencias. Actualmente, la
determinación catastral de los linderos ha generado algunos conflictos
por inexactitudes que no concuerdan con los anteriores límites y usos
convencionales. De estos conflictos, algunos se solucionaron de mutuo
acuerdo, para evitar los gastos judiciales y registrales, de ser el caso.
Uno de los mecanismos más extendidos como parte del sistema de tenencia de
la tierra, tanto individual como comunal, es el arrendamiento. En Orcotuna las
familias tradicionalmente han celebrado arrendamientos y compraventas sobre
sus tierras y la comunidad no es la excepción, desde el año 2000. En la
conciencia colectiva de los campesinos el arrendamiento se ha “dado siempre”.
La totalidad de entrevistados coincide que es muy común que se arriende tierras
a los mejores postores, aunque décadas atrás, esencialmente antes del 2000 se
arrendaba a familiares o conocidos. Respecto a la comunidad, algunas
entrevistadas recuerdan que a partir del 2000 los comuneros no trabajan las
tierras comunales, sino que son arrendadas por la junta directiva y ese dinero
150
es visto como una fuente de ingresos de la cual, en varias oportunidades no se
rinden cuentas. Una de las comuneras señala lo siguiente:
“Hasta el 2000 las tierras comunales las trabajamos los comuneros y nos
repartíamos la producción por yugadas, a partir de ahí ya las dábamos en
arrendamiento. Una vez se prestó dinero y no nos devolvieron la plata, se
decía que pagaban por partes, pero nunca rindieron cuentas. Otra vez, se
repartieron los ingresos de la Comunidad entre los comuneros y no se realizó
ninguna inversión.”
151
“En los 60 y 70, la gente como vivía en Lima o en otras ciudades ya
arrendaba sus tierras y la gente que se había quedado se dedicaba un poco a
la ganadería. Los arrendatarios eran quienes trabajaban la tierra e
introdujeron la cebada, el trigo, el maíz y nuevas variedades papa.”
En los campesinos se ha formado una percepción según las cual ciertos grupos
quieren llegar a la Junta Directiva de la comunidad sólo para administrar el
dinero que se obtiene de los arrendamientos de los predios comunales. La
pugna suele ser bastante conflictiva. De hecho, para los campesinos que no
participan en las reuniones comunales ingresar a estos ámbitos de disputa les
resulta poco provechoso ya que es probable que entren en conflicto con otros
y terminen ganándose más problemas de los que pueden asumir. César Mallqui,
por ejemplo, manifiesta lo siguiente:
152
En efecto, un comunero hace referencia a un problema sucedido con el predio
“Isla San Francisco” y su renta, pero figuraba como uno de los predios a
arrendarse. La presidenta de la comunidad responde que presentó su balance
económico, pero una voz atrás pregunta: “¿Cuándo?, ¿Cómo?” La presidenta
prosigue señalando que quien tiene que rendir cuentas sobre el arrendamiento
de “Isla San Francisco” es el señor Pedro Marín, ex presidente de la comunidad
que fue desplazado por la actual. Este conflicto por la junta directiva es central
para comprender la importancia que tienen los arrendamientos de los predios
comunales. Por lo menos, un par de entrevistados hicieron referencia a
eventuales intentos o intereses de arrendar los predios comunales para
cambiarlos de uso agrícola a uno extractivo de agregados para la construcción,
con complicidad o aparente desinterés de las juntas directivas. Es por ello que
la falta de transparencia sobre los arrendamientos despierta una suspicacia
general respecto la renta que genera y su destino, mientras que los comuneros
más críticos sospechan de cambios de uso en estos terrenos con el aval de las
juntas directivas de turno.
Prosigue la licitación y otro comunero dice que para que se realice la subasta
de arrendamientos se requiere un plan de trabajo comunal; por lo tanto, si no
hay un plan de trabajo que sustente la junta directiva, ni balance económico, no
debería haber tal licitación. Este comunero señala, además, que la comunidad
no avanza porque hay facciones dividas y realmente no han hecho nada. Afirma
que solo la señora Alicia Gutiérrez, ex presidenta, es la única que hizo gestión
153
comunal. La junta directiva no debe arrendar nomás, sino hacer gestión, afirma
él. Ante ello, la presidenta señala que, aunque sean comuneros éstos tienen que
estar inscritos en SUNARP para que sean reconocidos como tal. La presidenta
deslegitimó los reclamos y opiniones de los reclamantes con el argumento de
que ellos no son considerados comuneros porque carecen de inscripción como
tales en registros públicos.
154
críticas al interés del juez de paz en que se desarrolle la licitación para el
arrendamiento de los predios.
A continuación, un cuadro con los predios, las áreas ofrecidas, las cantidades
base para la licitación, las ofertas hechas por los asistentes y el resultado de la
subasta:
155
Queda claro que la subasta es utilizada por la Comunidad como mecanismo
para ofertar en arriendo las tierras comunales al mejor postor. Este mecanismo
es, a su vez, para los comuneros uno para tomar conocimiento de los precios
de arrendamiento en Orcotuna y ver sus posibilidades de inversión. Además,
les sirve también como una manera de presionar la reducción de la renta
promedio del mercado por el arriendo de la tierra. De hecho, quienes más
cuestionaban los altos precios del arrendamiento eran los campesinos de la
productiva zona alta que cuenta con las parcelas más extensas de Orcotuna. No
se puede negar el interés que los asistentes tenían en arrendar los predios, pero
no lo harían a esos precios. Si los precios fueran más bajos, es muy probable
que hubieran aceptado la oferta. El anterior cuadro es claro: no estaban
dispuestos a arrendar si no se reducía la oferta en un 50% del precio inicial.
“No hay ayuda para comuneros, sólo para algunos de los que están
asociados, los que están más metidos. Las juntas quieren entrar para arrendar
y sacar plata.”
156
El arrendamiento es la ficción jurídica usada mayormente para disponer de la
tenencia y el uso de la tierra esencialmente con fines agrícolas. De hecho, su
utilización cotidiana hasta para disponer de los predios comunales muestra
como el interés comunal se desplazó hacia una perspectiva privada de las
tierras. Así, la junta directiva dispone el arrendamiento de los predios
comunales como una práctica común y normalizada, sin que los campesinos se
opongan o cuestionen que éstos sean administrados de ésta manera, pero sí
cuestionan el destino de la renta que ingresaría a la comunidad por arrendar las
tierras. El problema para los comuneros no es que el arrendamiento les excluya
del uso de las tierras comunales, sino que no se rindan cuentas claras del destino
de la renta del mismo. Los comuneros perciben esto no como una exclusión,
sino como una posibilidad de obtener capital para invertir la renta pero que se
ve amenazada por la propia Junta Directiva en un intento de apropiarse
indebidamente de este ingreso.
157
4.2.4. Revalorización de la posesión y competencia por ella
158
fueron ocupadas y trabajadas por los migrantes desplazados por el conflicto
armado interno.
El ingreso del PETT con los procedimientos de titulación hace 20 años, generó
que la posesión y, con ella, los certificados de posesión se convirtieran en los
mecanismos probatorios por excelencia para alcanzar la propiedad y, por ello,
la competencia por tener la posesión directa a través de uso agrícola se
intensificó. Así, los testimonios afirman que algunos propietarios al
encontrarse fuera de Orcotuna cuando ocurrieron los procesos de titulación no
sólo perdieron la posesión de sus tierras sino también la propiedad de las
mismas, aun cuando las hubieras dejado en cuidado de otros, pues éstos
lograron titular las tierras con su presencia en los predios y los certificados de
posesión que conseguían. Las personas revaloran la posesión, ya no sólo por
implicar el derecho de uso de la tierra, sino porque se entiende como un
requisito previo para obtener la propiedad.
Así los títulos antiguos pierden vigencia frente a la posesión efectiva de las
parcelas. Los documentos de sucesión y herencias, junto con los documentos
privados de compraventa y arrendamiento, pasaron a ser medios probatorios
para acreditar la propiedad más no lo otorgaban; por ello, pierden valor para
los campesinos. El documento que realmente pasa a ser la garantía de defensa
contra usurpación, desalojo y exclusión de sus tierras, es el título de propiedad
entregado por los registros públicos. Sin embargo, el poseedor al comportarse
en la realidad como propietario puede disponer del uso de un predio y
cambiarlo, si lo desea, aun cuando el contrato no se lo permita contra la
voluntad del propietario. Eso ocurrió con un predio comunal11 ribereño que,
según el comunero Pablo Chocos, fue arrendado por una persona ajena a la
comunidad para destinarlo a uso agrícola, pero en la realidad lo dirigió para el
uso de la actividad extractiva de agregados:
11
El entrevistado no me pudo dar el nombre o la referencia exacta del predio, pues no lo recordaba
por su avanzada edad.
159
extrayendo piedras. Se le hizo juicio y hasta hubo algún enfrentamiento
donde, los trabajadores de este señor nos tiraron piedras por defender la
posesión de esas tierras. Ahora sigue ahí como dueño. Como te digo, ahora
no hay unión en la comunidad, por eso no tenemos fuerza.”
“Dicen que el gobierno, por leyes, ha indicado que quien siembra por más
de tres años una chacra te da la propiedad de ella. Presentas una solicitud
declaratoria y te lo dan, aunque no sé muy bien ese tema.”
160
4.2.5. Ingreso de un actor irruptor en la tenencia de las tierras: Registros
Públicos
161
susceptible de fallas y errores que se evidenciarán cuando vayan más allá del
registro, que sólo es una representación de la realidad. Por ello, es central que
para el saneamiento legal de los predios rurales se realice un buen catastro, sino
los conflictos entre colindantes, por la propiedad y/o linderos que no son los
correctos, serán probablemente cotidianos.
162
presidenta carece de la representación válida para que siga impulsando el
proceso. Así, no se podía concluir el procedimiento porque era susceptible de
que Registros Públicos lo observe, más aún cuando ya existía una nueva junta
directiva inscrita y que, además –según afirman los entrevistados– no fue
elegida en una asamblea comunal con la participación de la totalidad de
comuneros, sino por “sus” comuneros. Una comunera opositora a esa junta
directiva narra el caos y los intereses en conflicto de la siguiente manera:
La gente acá prefiere callarse, trabajar todo el año y bailar bien su Santiago.
No les gusta afrontar los problemas. Son cobardes, se dejan intimidar como
la actual directiva. Ellos tienen vínculos con los extractores de materiales
y como son sus contactos no dicen nada de sus negocios, pues existe un
interés por los recursos de la tierra.”
163
registros públicos aumenta indudablemente el valor del predio o parcela, pues
así se asegura la titularidad del mismo. Lady Cangahuala describe lo anterior:
164
plena por el ordenamiento jurídico peruano. Los usos y prácticas alrededor de
la tierra, sin embargo, podrán no ser congruentes en la realidad con lo inscrito
y su plenitud se vería afectada en tanto un tercero pretenda cuestionarla. Ello
se aprecia en el valor de la tierra, donde la parcela (y su acceso a ella)
innegablemente tendrá un valor superior si está inscrito. La inscripción de un
título en Registros Públicos no es más que (o debe ser) una representación de
la realidad que, aún cuando imperfecta, resulta necesaria para garantizar que
no se ejecuten actos de perturbación en la posesión efectiva del bien. No
obstante, la inscripción no es un procedimiento célere, ni es fácil de obtener;
por el contrario, requiere el cumplimiento cuidadoso de las formalidades
propias, lo cual dependiendo de la complejidad determinarán los costos en los
que se debe incurrir para lograr tal objetivo. La capacidad económica y
disponibilidad del tiempo serán dos factores a tomarse en cuenta, para la toma
de decisión del interesado de inscribir cualquier tipo de disposición de derechos
sobre la parcela.
165
4.3.1. Consolidación de la propiedad privada
El trabajo del PETT además de otorgar seguridad jurídica sobre los derechos
de predios agrícolas, lo que hizo fue intensificar un mercado de tierras y generar
ciertos conflictos por linderos, a causa de algunos catastros e inscripciones
registrales defectuosas. Es más, es muy probable que las familias anteriormente
hayan gozado del uso y usufructo de las tierras y, ante la inexistencia de una
institución formalmente constituida como la Comunidad Campesina, ellas
hayan asumido legítimamente la propiedad sobre las chacras que labraban. Esto
no es algo exclusivo de Orcotuna, sino también de varias comunidades del valle
del Mantaro (Canales, 1989:19). Ello ha estado relacionado a la parcelación de
la tierra cultivable de diversa extensión (Canales, 1989: 26, 28).
166
Orcotuna, es tierra de nadie. No hay justicia, ni legitimidad de las
autoridades que no se hacen respetar.”
167
públicos, pero la gran mayoría con documentos como certificados de
posesión, herencias, partituras, y sucesiones intestadas. La comunidad no
administra las tierras, en cambio en Sicaya la comunidad sí administra las
tierras, le da tierras a sus comuneros para que la trabajen y son bien
organizados.”
Una de las consecuencias que trajo la titulación de sólo las parcelas cultivables
de la comunidad es que ésta no pudiera percibir la servidumbre de área que
están ocupando las instalaciones de la sub-estación eléctrica Transmantaro
dentro del territorio comunal. La comunidad campesina en 2017 decide titular
sus territorios eriazos y del cerro a raíz de los constantes intentos de ingreso de
empresas a estas zonas y de aprovechar económicamente estos espacios. En
efecto, una comunera narra lo siguiente:
168
4.3.2. Preponderancia de lo familiar sobre lo comunal
Además de lo anterior, existe una noción de que la tierra es familiar, antes que
comunal o individual. En ese sentido, hasta las parcelas comunales se conciben
como propiedad de la comunidad, pero no como propiedad común o colectiva.
Se concibe a estos predios como responsabilidad de la junta directiva y como
patrimonio ajeno. El desorden y caos en el que se encuentra revela la
desconfianza por los comuneros y no comuneros por las juntas directivas que
han pasado en la dirección de la comunidad. Por el hecho de que haya
desaparecido cierta cantidad de actas comunales, los campesinos exijan
balances económicos y exista una escasa legitimidad en la junta directiva
refleja una crisis en lo comunal que parece no tener solución. La participación
mayoritaria es escasa, por lo general asisten a las citaciones 50 a 100
comuneros, indican nuestros informantes. Los testimonios obtenidos reflejan
que del optimismo colectivo hacia el año 2000 (generado por la propuesta de
titulación de tierras, la posibilidad de crear una empresa comunal y el reflote
169
de la estación lechera que ahora está totalmente abandonada) actualmente ya
no queda mucho. Es más, llama la atención que las tierras comunales no son
siquiera un punto en común en los intereses o reclamos de los campesinos hacia
la comunidad, sino es el reclamo de apoyo a la agricultura, con herramientas,
precios más bajos para arrendamientos y alguna capacitación o acción
comunal.
Más allá de eso, existe una percepción generalizada de que están excluidos de
la posibilidad de cualquier toma de decisión comunal, ya que consideran que
sólo dirigen “los que están metidos”. Algunos entrevistados sólo hacen
referencia a una gestión en especial, la gestión de Alicia Gutiérrez, la cual dicen
era la única que promovía la participación mayoritaria de los comuneros e
invitaba a los campesinos a inscribirse como comuneros de Orcotuna; como
también que ella construyó un local comunal y tuvo el interés de titular “los
cerros” para la comunidad. Sin embargo, ella encontró resistencias en otros
grupos de familias que finalmente terminaron desplazándola y sacándola de su
gestión.
170
Además, existe un interés de extractores de tierra, arena y piedras, para
ingresar con sus chancadoras a zonas donde la comunidad no tiene
competencia, por ser tierras de privadas. Entonces la comunidad pierde y
se transforma su espacio.”
“En Orcotuna hay agricultura que se hace en base a los arriendos para
trabajar las tierras y, bueno, las transferencias de propiedad se dan por
compraventa. La gente se dedica a la ganadería y a la siembra.”
171
sucede igual, una persona puede arrendar al propietario, pero es junto con su
familia la que la trabaja. Una comunera cuenta que:
Queda claro que la carencia de apoyo familiar y comunal, sólo puede ser
suplida por personal asalariado, cuyos costos son considerablemente mayores
a décadas anteriores al año 2000.Según las entrevistas, en Orcotuna, la
agricultura y la actividad pecuaria es preponderantemente familiar. Se ha
observado a familias trabajando la tierra y algunos pastando a los animales en
ellas. En ese sentido, la tenencia y el uso de la tierra son familiares. En un par
de casos, existían familias enteras que trabajaban tierras que no eran suyas sino
de otro propietario y que este les pagaba su jornada de trabajo.
172
4.3.3. Intensificación del uso agrario y sobreexplotación de la tierra
Uno de los hallazgos que más me llamó la atención del trabajo de campo fue el
hecho que, según mis entrevistados en su totalidad la tierra no descansa por la
intensidad con la que se pretende producir. Ello, según indicaron, a raíz del
ingreso de productos agroquímicos como fertilizantes artificiales, medicinas e
insecticidas, a partir del año 2000. Siendo esto así, me indicaron que hay años
en los que se hace producir a la tierra sin descanso hasta tres veces, cuando por
lo menos debería descansar un año o una vez al año. La tenencia de tierras
mediante arrendamiento es un factor que influye directamente en esto como
veremos más adelante. A pesar de que la agricultura se ha intensificado, los
peones escasean y su jornal ha aumentado considerablemente, por lo tanto, este
concepto es un monto más en el cual el agricultor tiene que invertir. Orcotuna
a pesar de haber incrementado la intensidad de su agricultura, no llega aún a la
intensidad de las comunidades vecinas y la zona agrícola de San Antonio. César
Mallqui lo cuenta de esta manera:
173
y la estación lluviosa. Respecto a la primera, ésta se inicia aproximadamente a
mediados de abril y perdura hasta mediados de octubre, siendo los meses más
secos los de junio y julio. Por su parte, la temporada de lluvia inicia a mediados
de octubre y perdura hasta mediados de abril del siguiente año, siendo los
meses de enero y febrero las que tienen lluvias más intensas. Este calendario
es esencial para la actividad agrícola, el principal uso de la tierra.
“El calendario agrícola cada año comienza con el diciervo en enero, donde
se saca la mala hierba que crece en las siembras, como el del maíz, la shita,
el yuyo, la cebadilla, el trébol y la grama. En febrero se trabaja en el cultivo
echando abono, levantando el cultivo con yunta, o tractor los que tienen más
plata y tierras más grandes. En marzo, se deja crecer el maíz y se fumiga y
cuida las plantaciones de los insectos y pestes. En abril se comienzan a
vender los primeros productos que salen: los choclos, la papa y productos
tiernos. En mayo se deja crecer el maíz para que hagan grandes, duros, igual
con la papa y la cebada, se prosiguen los cuidados hasta que maduren. Entre
junio y agosto vamos cosechando los productos y los cuidamos de las
heladas, salen más que nada el maíz, la papa y la cebada. En agosto vienen
los vientos y descansa un poco la tierra. Esperamos la primavera en
setiembre, para comenzar a sembrar la primeriza si hay agua o riego. Alguna
vez llega un poco de lluvias, lo cual ayuda para esta siembra chica. En
octubre, como ya llegaron las lluvias, comenzamos con la siembra grande y
aprovechamos para sembrar todos los productos que podamos: habas, papa,
choclo, cebada, etc. Cuidamos los productos que recién están creciendo en
noviembre. Y en diciembre ya están los mantoncitos.”
174
Como se aprecia en la narración anterior, y que se corrobora en otros
testimonios, por lo general se siembra dos veces al año: la primeriza y la
siembra grande. La primeriza puede comenzar desde agosto (como lo observé
en campo), si es que hay lluvias en la zona de secano. La siembra grande,
como no podría ser de otra manera, se da en octubre con la llegada de las
lluvias. A diferencia de lo anterior, en la zona baja, de tierras con riego, la
primeriza podría en cualquier mes del año, dependiendo del interés y
estrategia del agricultor. Quienes arriendan los terrenos a los dueños esperan
sacarle el mayor provecho durante el año y, con la ayuda de los fertilizantes,
siembran y producen hasta 3 veces en el mismo, sin darles descanso. La
necesidad de hacer producir a la tierra para asegurar ingresos económicos,
más aún si has invertido en arrendar la tierra es apremiante y comprensible.
Jhoel Porta comenta lo siguiente:
“He visto como se ha ido cambiando el uso agrícola de la tierra. Antes era
guano natural, de excremento de carnero, vaca y un poquito de cuy. Ahora
hay bastante fertilizante, insecticida, hormonas, productos sintéticos y
químicos. Quien te diga que cosecha natural es mentira, salvo que produzca
una vez al año y esté todos los días cuidando su siembra. Si quieres
producir bien, en buena cantidad y no perder tu siembra tienes que usar tus
medicinas. Pero en Sicaya es más ah, como allí hay agricultura más
intensiva, en más agroquímicos invierten los campesinos. Ahí no hacen
descansar a la tierra, aquí en Orcotuna algo de descanso tienen porque
quienes siembran no vienen todos los días a cuidar su chacra, viven en
otros lugares o son arrendadas y quienes la alquilan tienen varias chacras
que trabajar.
175
César Mallqui, de la zona baja de Orcotuna, comenta al respecto:
“En años pasados, la siembra era más simple y limpia. Echar medicinas y
fertilizantes era un lujo. Quien tenía su mochila fumigadora era el más
avanzado hace 20 años. Ahora, quien menos tiene. Es una necesidad tener tu
mochila.”
Es común ver a campesinos usar sus mochilas para fumigar sus sembríos y
ver los envases de los productos agroquímicos utilizados. De hecho, dos
entrevistados, un varón y una mujer tenían su mochila y la utilizaban en la
fumigación de las plantas. Por su parte, Victoria Cunas, también de la zona
baja, manifiesta que:
176
“Para producir tengo que utilizar fertilizantes e insecticidas. El abono es
químico, no natural. La agricultura no la puede hacer uno solo, requiere de
la ayuda de su familia. La agricultura es una actividad familiar para vender
en el mercado. Yo tengo pequeñas chacras tituladas que sumadas llegarán a
las 2 hectáreas. En quinua, por ejemplo, ganamos y en papa perdimos. La
agricultura, a pesar de ser riesgosa, me gusta como trabajo, pues mi labor en
la chacra es tranquila y hasta me relajo.”
“Yo antes con mi marido arrendábamos dos o tres pedacitos de terrenos, para
nuestro consumo más que nada. A veces queríamos para vender, pero sale
más caro invertir en la medicina, peón, fertilizantes, semillas. La papa nomás
es muy trabajosa, si le da la enfermedad para curar ya te sale bien caro. Mejor
te sale criar animales, sale más que la agricultura. El próximo año me voy a
dedicar sólo a eso.
177
La iglesia evangélica algo nos cuenta de los cambios en el mundo. Hay
mucha desconfianza por los cambios. La contaminación ha hecho que la
agricultura ya no sea sana. Antes al menos era más natural, ahora puro
químicos echan a los productos. Todo se fumiga.
La última vez que arrendé chiquitos terrenos a 100 soles mensuales, sembré
maíz y papa, pero otras personas se llevaron mis maíces más grandes, me
robaron pues y de ahí ya no quiero sembrar. A veces, para no comprar
productos, le digo a mi vecina para ayudarle a cosechar y me da un maíz
cada 5 que cosechamos.”
Ya han pasado dos años que ya no arriendo. Llevo mis carneritos a pastar
al cerro. También puedes entrar a los terrenos de la comunidad a pastar,
porque no cobran nada. Pero si alguien lo está trabajando no entras. A
veces también arriendo a un privado para que coman mis carneros.”
178
a tierras que estén descansando para que los animales puedan comer y pasar
por ahí. Por lo que se complementan la agricultura y ganadería de pequeña
escala y pastoreo, para sacarle más provecho a la tierra, sea esta privada,
comunal o común como la zona de los cerros y los eriazos que contiene. Lady
Cangahuala lo expresa de esta manera:
179
los productos, a veces continuar con la siembra o cosechar resulta más
costoso, entonces lo dejas nomás.”
Más allá de que existan causas claras que conlleven al paulatino abandono del
agro o que los campesinos hayan identificado. Ellos tienen claro que dos de las
causas es la falta de apoyo institucional a la agricultura y la sobreexplotación
180
que hay de la tierra, de lo cual son muy conscientes, pero frente a lo cual es
muy difícil revertir ya que implicaría dejar de percibir ingresos. Por ello, la
labor pecuaria y, sobre todo, el pastoreo es una actividad más segura y eficiente
que la agricultura. Además, como no existe un control estricto de ciertas zonas
con plantaciones o eriazas, sean privadas o comunales, estas tierras pueden ser
utilizados para trasladar y alimentar a los animales. La queja está, sin embargo,
en la escasa capacidad administrativa de la comunidad y el poco apoyo que ésta
da a los comuneros para que las tierras puedan ser eficientemente utilizadas y
no se excluya de acceder a ellas. El comunero Hermenegildo Sovero señala al
respecto:
Las juntas vecinales son las que se están organizando ahora, aunque no hay
muchas acciones. (…) Hay comuneros que no saben cómo se maneja la
comunidad. Son las Juntas Directivas las que tienen la información, pero
no la dan.”
181
Finalmente, quiero señalar que la situación de la agricultura es paradójica en
los términos de que existe presión y competencia por acceder a las tierras; sin
embargo, los campesinos saben que se trata de una actividad económicamente
riesgosa. No obstante, tratan de mantenerla como una de sus principales fuentes
de ingreso a pesar de que temen que el futuro no lo sea más, y que otros,
eventualmente, con mayor capital la desarrollarán. El joven campesino Erick
Meza resume lo anterior de esta manera:
“Yo siembro maíz, habas y papas. Tengo que hacer una fuerte inversión,
pero la ganancia que espero es poca. A mayor cantidad de tierras, mayor
cantidad de cultivos y posibilidad de ganancias.
Tal vez, con el tiempo, se va a perder la agricultura porque los grandes van
a entrar. Si los grandes entran se comerán a los pequeños y tendremos que
dar un paso al costado. Quien tiene más capital, invierte más en
agricultura.”
182
En ese sentido, la percepción anterior fue parcialmente confirmada desde una
perspectiva geográfica debido a que sólo en esta zona baja, a la par de la mayor
conflictividad, estos intereses eran más evidentes, y, por el contrario, en la zona
alta el interés por intensificar el uso agrícola era predominante. De hecho, en
la zona baja de Orcotuna se encuentra el centro urbano del distrito y comunidad
cuyo proceso de modernización o urbanización se dio a partir de mediados del
siglo XX. Así lo recuerda el anciano comunero Pablo Chocos:
“Por esa noticia del aeropuerto, el precio del terreno subió a 500 soles por
m2, cuando antes estaba a 5 soles. Venían con ganas de apropiarse. A
quienes estaban trabajando le decían “tú no eres propietario, mira acá está
mi compraventa sobre este predio” y los querían sacar. Las leyes benefician
a los capitalistas y no a los campesinos. Toda la vida nos han derrotado.”
(César Mallqui, campesino no comunero de la zona baja de Orcotuna)
183
“La urbanización se da mientras más cercano a la pista está el predio. La
mayoría de orcotuneños quieren vender y deshacerse de sus tierras.
Generalmente, los antiguos orcotuneños vuelven en las fiestas para ofertar
sus tierras. En setiembre, el mes de la virgen, se genera un mercado de
tierras alrededor de la fecha festiva del 8 de setiembre. Los más atractivos
son los terrenos que dan a la carretera y con fines recreativos, como
hicieron La Huaycha, donde hay puros recreos. Nosotros no permitimos la
explotación de uranio y fosfato por tener mayormente terrenos agrícolas y
evitar la contaminación y efectos ambientales nocivos.
184
en venta, así que lo compré. Fue una compraventa con minuta, notarial,
pero no lo inscribí, hasta ahora no está inscrito.
Por otra parte, los barrios han visto también como se incrementó la construcción
de viviendas y la urbanización de sus pequeños centros humanos. Mientras que
muchos de sus vecinos han incrementado también su producción agraria de
autoconsumo hacia una destinada al comercio. Un aspecto que destacar es que
las organizaciones barriales son quienes, a diferencia de la comunidad,
mantienen un control colectivo del territorio, pero bajo la lógica de que sus
miembros son vecinos propietarios de sus tierras y casas.
185
vez en hipoteca. Algunos que viven en Lima, titularon sus predios con
errores de ubicación mínimos.”
El asunto suele ser complejo, pues ante la agricultura, la urbanización parece una
vía más fácil para generarse ingresos. Santana, como la totalidad de
entrevistados, solicitan que alguna institución les ayude en la producción agraria.
Sino las tierras agrícolas podrán sucumbir ante la presión demográfica y cambiar
su uso para pasar a ser viviendas o infraestructura de barrio. Como se aprecia, el
barrio parece realizar la labor organizativa y cohesionadora a favor de los
vecinos inscritos, ahí donde muchos no son comuneros y la comunidad
prácticamente está ausente. Isidro Santana, quien años atrás fuera vicepresidente
de la Comunidad Campesina de Orcotuna entre 2009 y 2011, señala que:
186
“El problema demográfico se puede mejorar con un control de natalidad,
para que no haya presión sobre las tierras agrícolas. Si se quiere construir
que lo hagan en las partes altas y no en zonas que tengan riego. Además,
nuestra zona como es productiva requiere de un sistema de riego con
aspersión y goteo. Requerimos también agua disponible y tecnificada en
una represa para no esperar cada 15 días para regar solo dos hectáreas.”
187
La urbanización en Orcotuna no es un fenómeno reciente; sino es, más bien, un
proceso de larga trayectoria desde su fundación como una villa española durante
la colonia. Actualmente, la extensión del centro urbano de Orcotuna ha ido
incrementándose en razón al cambio de uso agrícola por urbano de sus áreas
periféricas. Así, el reciente planteamiento urbano incluye algunas parcelas
cultivables que se encuentran dentro de perímetros de propiedades destinadas a
la residencia urbana. Estas transformaciones y el incremento del radio urbano
obedecen también al aumento demográfico y la formación de barrios compuestos
mayoritariamente por migrantes.
188
sembríos enteros al congelar las plantas y como dicen los agricultores
“quemarlas” con las bajas temperaturas que bordean los 0° C, sino menos. Desde
la primera entrevista que hice me hablaron de las heladas y, como su intensidad
en los últimos años, se ha constituido como un desincentivo en la labor agrícola,
pues si la planta en crecimiento no resiste a la helada se pierde la producción. El
cambio climático es algo muy presente en la percepción de la gente sobre sus
actividades económicas, sea agricultura, ganadería o pastoreo y es advertido
como una amenaza, tal vez la más grande y grave a la agricultura. La señora
Dionisia Martínez, anciana que sólo se dedica al cuidado de una casa casi en
abandono, fue la primera entrevistada de la comunidad y a la vez la primera que
puso en mi inquietud el aspecto climático y meteorológico en el uso de las tierras.
Su testimonio es importante:
La señora Vanessa Cunas con un ánimo de mayor preocupación –no sin justa
razón– indica que:
189
ha ido. Ahora van a volver en unos años por falta de agua. La ausencia de
agua y la contaminación va a afectar a la gente y hasta puede matar la
agricultura. La gente no deja descansar a la tierra, todo el tiempo la hacen
producir y ya da miedo hasta comer los productos.”
Para evitar los efectos de las heladas, Los campesinos desarrollan estrategias
para sembrar productos más resistentes a los meses más fríos, e intercalar en
otros meses el cultivo de plantas menos delicadas. Sin embargo, los cambios
más bruscos que se dan últimamente generan que estas estrategias resulten
inservibles ande inusuales heladas que ocurrieron, por ejemplo, este año 2019.
César Mallqui comenta al respecto:
Las heladas representan una amenaza real, cierta e inminente a las plantaciones
debido a que sólo una de ellas podría matar hectáreas de cultivos. En efecto, el
éxito está supeditado al buen tiempo y clima en el valle. Lamentablemente, en
los últimos años las heladas han venido sorprendiendo a diversas comunidades
del valle del Mantaro. Así por, ejemplo, los productos más afectados son los
maizales. Sin embargo, también resultan afectados los animales porque las
plantaciones de pastos que les pueden servir como sus alimentos se congelan y
resulta poco atractivos para la alimentación y nutrición del ganado. Más aún, con
el incremento de estas frías temperaturas, se requieren instalaciones que los
protejan de los fuertes climas. El pastor Julio César Huamán Llallico afirma que:
“Actualmente, los cambios climáticos son los que más nos han afectado
porque las temperaturas han llegado hasta los -10° C y el agua ha
190
amanecido congelada. Las heladas no solo matan a las plantas, sino
también afectan a los animales.”
Pero no sólo en las heladas es evidente el cambio de clima por las bajas
temperaturas, sino también por fenómenos meteorológicos que se vienen
sucediendo y causan extrañeza en los agricultores, lluvias en época seca, sequías
y vientos en épocas de lluvia, son entre otros algunos temores en el calendario
agrícola. Erick Meza, campesino no comunero, manifiesta
“Ahora el clima ha cambiado en los últimos años, así que depende del clima
para trabajar en la chacra. A diario tienes que dedicarte. Si eres propietario
es más tranquilo, pero si arriendas no puedes perder tu inversión. Al igual
que en la ganadería, si tienes tu propio terreno puedes tener ahí a tus animales
tranquilamente como propietario, pero si no tienes terreno tienes que
arrendar para que tus animales estén ahí. La comunidad debe apoyarnos y
no pensar tanto en cobrar.”
191
Comuneras de Vicso que trabajaban como peonas en una chacra de Orcotuna,
las señoras Graciela Rojas y Carmen Gutiérrez señalaron que:
“Ahora hay que sembrar maíz, habas, papas, pero están en peligro por los
cambios climáticos. Las heladas y el granizo son un gran riesgo. También
hay que tener pastito para animales, vaquitas y pachitos, chanchitos y cuyes
también.”
192
dirección de un varón de edad promedio entre este rango. Las actividades
pastoriles son mayoritariamente desarrolladas por mujeres con sus hijos y
mascotas, así como por ancianos, niños o niñas acompañados de canes. La
presencia en el campo es reducida en comparación con los niños, adultos y
ancianos. Existe un tema generacional: los jóvenes se van o prefieren trabajar en
la ciudad. Las alternativas de trabajo y mejores ingresos se muestran más
atractivas para los jóvenes que dejan la etapa escolar. Estudiar en una
universidad o un instituto técnico en el principal centro urbano del valle,
Huancayo, se presenta como una manera de acenso social y mejora económica.
“Las personas dicen “yo ya no quiero que mis hijos sean campesinos o
agricultores” por eso los mandan a estudiar a Huancayo, Sicaya o Pilcomayo,
porque además tienen mejores centros educativos. Antes era mejor, por
ejemplo, en los 70 mejoramos e implementamos nuestros centros
educativos.”
193
“Yo estudio en las mañanas y luego saco a pastar los animales para ayudar
a mis papás. Ellos me dicen para sacarlos. Mis papás trabajan en una chacra
arrendada. En los últimos años he visto como se han abierto caminos,
pampas donde corren carros de carrera. Antes no había tanto movimiento
como ahora.
En las vacaciones, les ayudo a mis papás en la chacra, pero pienso irme a
la ciudad cuando acabe la escuela. En el campo hay cansancio, me aburro
de estar en el sol, por eso no siempre salgo al campo. Me parece más
atractivo vivir en la ciudad. Varios de mis amigos ya han migrado, tengo
varios amigos que trabajaban por aquí, pastaban también, pero ahora viven
en la ciudad. La mayoría se ha ido yendo, pero a algunos les gusta y se
quedan. Las despedidas son tristes.
Resulta interesante como este joven pastor concibe la idea de que irse a la ciudad
para estudiar y percibir dinero por el trabajo que realice. Estudiar este sector
etario en las comunidades sería muy interesante porque no sólo tendríamos los
testimonios de los mayores de edad que cuestionan y se quejan del desinterés de
los jóvenes por el campo y la ciudad. Tomar en cuenta sus intereses, cómo se
forman y qué influyen en estos es algo interesante que podría servir para analizar
más las migraciones y desintegración comunal.
194
“La migración fuerte comienza en los 80, porque si bien la gente se
iba, no era tanto como cuando llega el terrorismo. Los orcotuneños
se van y llega gente de Huancavelica y Ayacucho.”
195
juntas de regantes como los colectivos que los integran y que son con los que
más se relacionan. Un entrevistado señaló categóricamente: “No he tenido
ningún acercamiento con la comunidad campesina de Orcotuna, sólo con el
comité de riego, la junta de regantes.” Quienes no son comuneros se expresan
en términos que desearían exista una mayor cohesión comunal que los beneficie
e integre. Ellos reconocen que la organización comunal es fundamental para la
protección de sus tierras Y el apoyo colectivo a la actividad agraria. Existe una
especie de nostalgia por la idea tradicional de lo que implica ser una comunidad
y donde la tierra jugó un rol esencial en beneficio del colectivo y no de los
intereses personales.
Los desincentivos que tienen los jóvenes para proseguir con la actividad agrícola
son muy influyentes en la toma de sus decisiones. Trabajar las parcelas implica
el apoyo de la familia y una dedicación temporal considerable que excluiría
cualquier tipo de especialización en otra actividad económica. La movilidad
espacial que las infraestructuras de comunicación como las carreteras han
desarrollado posibilita que los jóvenes puedan dedicarse a otras actividades
económicas y entablar relaciones de diversa índole y con personas de otras
localidades. La idea de prestigio social que se asemeja con el éxito económico,
Perjudica la inclinación por ser agricultores. La poca cohesión comunal también
se hace presente como desincentivo para ser comunero y encontrar en la
comunidad campesina una organización que pueda colaborar con sus intereses
personales. Finalmente, cabe destacar que, en el imaginario social no sólo de
Orcotuna, sino también de las zonas rurales, emigrar a las ciudades es una señal
de progreso económico que implica el desapego por la actividad campesina, que
requiere obviamente Un arraigo permanente para el desarrollo de dicha
actividad. Así, y el factor generacional y de movilidad espacial promueven la
idea de que dejar de trabajar la tierra es una señal de ascenso social, y que
retornar estacionalmente para las fiestas como un visitante adinerado, en
comparación de los campesinos que se quedaron en la comunidad, sea una
muestra del éxito personal. La tierra deja de ser un elemento de cohesión
colectiva para los descendientes de comuneros que encuentran en la fiesta su
reemplazo.
196
Conclusiones
El análisis de los cambios en los sistemas de tenencia y los tipos de uso la comunidad
campesina de Orcotuna, inmersa en procedimientos de saneamiento físico-legal y
urbanización. En este caso, el sistema registral opera como un elemento exógeno que
irrumpe en la lógica de tenencia familiar de la tierra, en los términos de protección y
defensa de la propiedad, pues incentiva la titulación e inscripción en Registros
Públicos para consolidar derechos individuales. Así, la ejecución del PETT, al
contrario de mi hipótesis inicial, no resulta necesariamente perjudicial a los sistemas
de tenencia y usos de las tierras, pues se presenta como un mecanismo para consolidar
la propiedad, sea individual o comunal, y excluir a terceros que pretendan apropiarse
o cambiar el uso de las parcelas. Ello en razón a que en Orcotuna la apropiación
familiar de la tierra es la manera tradicionalmente utilizada para acceder a ella. A
continuación, desarrollaré las conclusiones de este trabajo.
197
que perturban y afectan la tenencia familiar de las parcelas, cuyas lógicas se
sustentaban por el reconocimiento como comuneros y colindantes. La
inscripción registral, en teoría, garantiza la tenencia de la tierra; sin embargo,
paradójicamente, posibilita el ingreso de las tierras a un flujo comercial que
antes no existía, y que actualmente sí, por el sistema electrónico de registros
Públicos que se encuentra a nivel nacional y es de acceso público, previo pago
de una tasa. La tenencia de tierras, a partir de la ejecución del PETT, se
“garantiza” —por así decirlo— con los títulos de propiedad que se otorgan, lo
cual genera una diferencia en el valor de la parcela y también fortalece la
seguridad de que un tercero no pueda apropiarse de ella. Esto para los
campesinos es fundamental, porque al ser reconocidos como propietarios por
el Estado pueden usar con mayor libertad la parcela y otorgarla en
arrendamiento u otro similar a terceros que puedan sacar mayor provecho de
él. Se consolida la percepción de que la parcela es un activo económico del
campesino o de la comunidad, el cual por ser potencial generador de ingresos
económicos tiene que defenderse.
Destaco que la percepción de corrupción era algo que tampoco tuve en cuenta
al momento de plantear la investigación. Es a partir de las entrevistas, y de la
constante aparición de esta palabra en las entrevistas y narraciones que hacen
referencia a las amenazas que existen a la tenencia de la tierra, que puedo
afirmar que la percepción de corrupción está presente en la exclusión de la
propiedad de la tierra en su tenencia; mientras que la intensidad del uso efectivo
de la misma a través de la labranza y pastoreo –como expresiones de posesión–
son utilizados como mecanismos para defender la tenencia. La corrupción,
como actuación indebida de las autoridades institucionales, se muestra como
una amenaza constante a la tenencia de tierras, ya que puede generar despojo
de las parcelas y excluir a quienes son legítimos propietarios y/o poseedores.
198
tierra. Las migraciones y movilidad espacial de las personas también han
influido en esto, pues se tiene una percepción de que el migrante
(esencialmente huancavelicano) es una potencial amenaza para la tenencia de
la tierra por parte de los orcotuneños, que ven a los migrantes como terceros
ajenos a la comunidad, por lo que temen que puedan apropiarse de sus tierras.
En realidad, considero que esta percepción es equivocada, porque aun cuando
cuestionen supuestas actitudes de los migrantes, los mismos orcotuneños
afirman que eso no sería posible sin la actuación de malos jueces y funcionarios
que faciliten cualquier irregularidad en el mercado de tierras, más aún si está
influencia por noticias especulativas. Es evidente que, más allá de que esta
percepción pueda ser gozar de veracidad por casos que se han dado, lo anterior
se fundamenta esencialmente en perjuicios sobre los otros y la latente presión
sobre la tierra que percibe como consecuencia del crecimiento poblacional.
199
II. En el uso de las tierras
Los usos en gran medida no han cambiado, por ello, aún predomina el uso
agrícola, pero este se ha intensificado con los agroquímicos; sin embargo, no
ha dejado de ser riesgoso por el brusco cambio climático. Siendo así que en
Orcotuna existen propietarios que no trabajan la tierra, a la par que existen
campesinos que las arriendan para trabajarla. Asimismo, la inversión para este
uso es considerable en relación al riesgo de que la producción no sea la
esperada. Por ello, el uso de la tierra para la actividad agrícola no se percibe
como muy rentable, a pesar de su intensificación, pues se la tiene como una
especie de actividad de supervivencia, como bien dicen los propios
agricultores: “hasta donde se pueda”, porque si no “quién trabajará la tierra”.
Esto influye también en la expectativa de ingresos y ocupación que tienen los
campesinos y sus hijos, los últimos quienes ven la agricultura como una
actividad residual en sus expectativas. Los adultos por su parte, sobre todo si
son mayores, conciben la idea de seguir trabajando en ello porque tienen años
de experiencia y costumbre en la labor, pero ven (tal vez de manera más
200
utópica, que real) una posibilidad de poder construir una edificación en parte
de su parcela para habitarlo en su vejez.
201
los resultados esperados debido a que se acusa a las juntas directivas anteriores
de no rendir las cuentas claras. Lamentablemente, el escaso control de la
asamblea comunal sobre la junta directiva y el descuido en el seguimiento de
los arriendos ha posibilitado que, cuando menos en un caso, se haya cambiado
indebidamente el uso de una de las parcelas comunales a la extracción de
agregados ante la inoperancia de la junta. Este cambio ha sido tomado como
una afrenta a la comunidad y como una irresponsabilidad de la junta directiva
para evitar que esto haya sucedido. Lo anterior revela que la comunidad
campesina ha perdido, en cierta manera, el control sobre la tenencia y el uso de
sus parcelas, y comprueba la afirmación que hice al señalar a la junta directiva
como la administradora de las tierras comunales y no como representante
efectivo de la comunidad. Además, comprueba la afirmación que hice al
señalar a la junta directiva como la administradora de las tierras comunales y
no como representante efectivo de la comunidad.
202
No existe una percepción del territorio comunal en la zona ancestral como si
de un territorio colectivo se tratase, sino como zonas comunes donde hay
libertad de tránsito y uso en la medida de sus posibilidades, ya que el acceso y
pocos recursos agropecuarios que representa el cerro no resulta atractivo para
los campesinos, sólo un poco para quienes realizan la labor de pastoreo. El
procedimiento de titulación actualmente en marcha se muestra como un
acontecimiento importante para el análisis ya que, una vez otorgado el título de
propiedad comunal, se espera ver las estrategias y mecanismos que los
comuneros implementará para tener el control efectivo de la tenencia y el uso
de estos cerros y zonas erizas. Personalmente considero que,
independientemente de la proximidad del resultado de este procedimiento, lo
esencial para la comunidad campesina será la delimitación clara de los linderos
de las parcelas colindantes que marcarán los límites a la propiedad privada y la
extensión de la propiedad reconocida como comunal.
203
influencia innegable ante la noción de propiedad que excluye al resto
de la tenencia y uso de la tierra.
204
Bibliografía
ALLPA
2009 Las Comunidades Campesinas en la Región Junín. Grupo Allpa. 36 p.
205
2011 Michiquillay: Dinámicas de transferencia y cambios en los usos y la
valoración de la tierra en el contexto de expansión minera en una
comunidad campesina andina. Presiones comerciales sobre la tierra.
Roma: Coalición Internacional para el Acceso a la Tierra-ILC, CEPES,
CISEPA y CIRAD.
BURNEO, Zulema
2007 “Propiedad y tenencia de la tierra en comunidades campesinas.
Revisión de la literatura reciente en el Perú”. En: ¿Qué sabemos de las
comunidades campesinas? Lima: Grupo Allpa. pp. 153-258.
CABALLERO, V.
1992 “Urbanización de la sociedad rural puneña, crecimiento y cambios en
las comunidades campesinas”. En: Debate Agrario, 14. pp. 107–120.
CANALES, N.
1989 Tenencia y uso de tierras en comunidades de la Sierra Central.
Huancayo: Lluvia.
CASTILLO, Pedro
206
2007 “Las comunidades campesinas en el siglo XXI: balance jurídico”. En:
¿Qué sabemos de las comunidades campesinas? Lima: Grupo Allpa.
pp. 15-106.
CEPES
2005 Legislación de Comunidades Campesinas y Nativas. En: Informativo
Legal Agrario (Segunda Época)21. pp.59
DAMONTE, Gerardo
2016 Minería, Estado y comunidades: cambios institucionales en el último
ciclo de expansión extractiva en el Perú. Un balance de investigación.
En: Investigación para el desarrollo en el Perú: Once balances. Lima:
GRADE.
DE LA CADENA, Marisol
1989 “Cooperación y Conflicto”. En: Cooperación y conflicto en la
comunidad andina: zonas de producción y organización social.M. De
la Cadena & E. Mayer (Eds.). Instituto de Estudios Peruanos (IEP). pp.
77–115.
207
DIEZ, Alejandro
2014 “Cambios en la ruralidad y en las estrategias de vida en el mundo
rural. Una relectura de antiguas y nuevas definiciones”. En: Perú, el
problema agrario en debate. SEPIA XV. Lima: SEPIA.
208
1999 “Diversidades, alternativas y ambigüedades: Instituciones,
comportamientos y mentalidades en la sociedad rural.” En: Perú: El
problema agrario en debate. SEPIA VII. V. Ágreda, A. Diez, & M.
Glave (Eds.) SEPIA.pp. 247–326.
EGUREN, Fernando
2004 «Las políticas agrarias en la última década: una evaluación». En:
Fernando Eguren, Patricia Oliart y María Isabel Remy (editores). Perú:
el problema agrario en debate. Sepia X. Lima: Seminario Permanente
de Investigación Agraria. pp. 19- 78
ESCOBAL, Javier
2004 “Los determinantes de la diversificación del ingreso no agrícola en el
Perú rural”. En: Empleo e ingresos rurales no agrícolas en América
Latina. Santiago de Chile: CEPAL, PNUD, RIMISP y BID. pp. 149-
164.
ESCOBEDO, Jaime
2015 “Concentración de la Tierra a la Peruana”. En: La Revista Agraria.
Lima: CEPES. Pp. 6-9.
ETESSE, Manuel
2012 “La ciudad se acerca: un estudio de las dinámicas y estrategias de la
comunidad campesina Uñas ante la expansión urbana de Huancayo”.
209
En: Raúl H. Asensio, Fernando Eguren y Manuel Ruíz (eds.). Perú: el
problema agrario en debate. Sepia XIV. Lima: Sepia. pp. 91-114.
GRUPO ALLPA
2007 ¿Qué sabemos de las comunidades campesinas? Lima: Grupo Allpa -
Comunidades y Desarrollo.
HOLMBERG, Allan R.
1996 Vicos: método y práctica de antropología aplicada. Lima: Estudios
Andinos.
210
marco de los Censos Nacionales 2017: XII de Población, VII de
Vivienda y III de Comunidades Indígenas. Tomo II.
KERVYN, B.
1989 “Campesinos y acción colectiva: la organización del espacio en
comunidades de la sierra sur del Perú”. En: Revista Andina, (1), pp. 7–
81.
MAYER, Enrique.
2002 The articulated peasant: Household economies in the Andes. Boulder,
Colo: Westview Press.
PÉREZ, Eldemira.
(2011) “Hacia una nueva visión de lo rural”. En: Giarraca, Norma [Comp.]
¿Una nueva ruralidad en América latina? Buenos Aires: CLACSO. pp.
17-28.
211
PLOEG, Jan Douwe van der.
2006 El futuro robado. Tierra, agua y lucha campesina. Lima: IEP – Walir,
URRUTIA, Jaime
1992 “Comunidades campesinas y antropología. Historia de un amor (casi)
eterno”. En: Debate Agrario No. 14. pp. 1-16.
SALAS, Guillermo
2008 Dinámica social y minería. Familias pastoras de puna y la presencia
del proyecto Antamina (1997 - 2002). LIMA. Instituto de Estudios
Peruanos.
212
2016 Directorio de Comunidades Campesinas del Perú 2016. Instituto del
Bien Común (IBC) y Centro Peruano de Estudios Sociales (CEPES).
ZEGARRA, Eduardo
1999 El mercado de tierras rurales en el Perú. Volumen I: Análisis
Institucional. Santiago de Chile: CEPAL.
El mercado de tierras rurales en el Perú. Volumen II: Análisis
Económico. Santiago de Chile: CEPAL.
213
Anexo 1
Objetivo principal: Comprender y analizar qué cambios surgen en la tenencia y los usos de la tierra en la Comunidad Campesina de
Orcotuna, a partir de los procesos de urbanización y saneamiento rural.
(Cuadro 1)
214
Orígenes y formación Comuneros Mapeo de zonas históricas,
territorial de la Antiguos/Históricos, y
Entrevistas sobre los Diario de Campo
comunidad autoridades locales con
procesos de (posesión y
trayectoria comunal
apropiación).
Origen de las Archivos comunales y
formas de municipales
DESCRIBIR
apropiación de
CÓMO Posesión y Antiguas autoridades
tierras de la
FUNCIONABA LA distribución inicial de comunales, Antiguos
comunidad Entrevistas en profundidad. Diario de Campo
TENENCIA DE LA las tierras por la comuneros, algún
campesina
TIERRA Y LOS comunidad campesina Historiador local/regional Notas de observación
USOS
COMUNALES DE Apropiación de la Dirigentes comunales, Entrevistas en profundidad
ESTE RECURSO, tierra antes partir de
Funcionarios municipales y Entrevista estructurada Diario de Campo
CON los procesos de
sectoriales, funcionarios.
ANTERIORIDAD titulación y Notas de observación
A LOS PROCESOS saneamiento rural Comuneros-Familias
Fotografías
DE TITULACIÓN comuneras
Y CATASTRO
RURAL.
Sistemas Aspectos individuales- Comuneros Entrevistas en profundidad. Diario de Campo
tradicionales de familiares y su
Comunidad Campesina Observación Notas de observación
tenencia de la significado
Fotografías
(subjetividad)
215
tierra y sus usos Aspectos comunales Funcionarios del Ministerio Entrevista estructurada para Audiovisuales
en la comunidad de Agricultura y de la los funcionarios
(colectividad)
Municipalidad
216
Posturas y tensiones Antiguos y actuales
durante el desarrollo dirigentes de la comunidad.
Posturas Observación
del PETT
surgidas entre
ANALIZAR LAS
los comuneros a
TENSIONES, Asamblea de la Comunidad
partir de la
POSTURAS Y Campesina
implementación
POSIBLES
del PETT Posturas y tensiones
CONFLICTOS
como consecuencia de
QUE SURGEN EN Juez de Paz
la implementación del
EL ÁMBITO
PETT: Titulación
COMUNAL, A
Individual
PARTIR DE LA
IMPLEMENTACI
ÓN DEL PETT Y
Percepción y posturas Comuneros Entrevistas semi-
LA TITULACIÓN
de dirigentes actuales estructuradas.
Diario de Campo
INDIVIDUAL Percepción y posturas
Posturas de los Funcionarios municipales y
de dirigentes históricos
dirigentes en sectoriales Observación
Notas de observación
relación a la Criterios para la toma
titulación de decisiones referidas
individual a la titulación Antiguos y actuales Sondeo
individual dirigentes de la comunidad.
Conversaciones
217
ámbito comunal Asamblea de la Comunidad
a partir de la Campesina
Notas de observación
implementación
del PETT y la
titulación Conflictos en la Dirigentes comunales Conversaciones
individual directiva de la
Entrevistas semi-
Comunidad
estructuradas.
Campesina Funcionarios municipales
Mecanismos de Conversaciones
solución de conflictos
Juez de Paz Entrevistas semi-
estructuradas Revisión de
actas comunales
218
tierra al interior
de la comunidad
IDENTIFICAR LA Características en Revisión de archivos
FORMACIÓN DE conflicto entre los
LOS NUEVOS sistemas de tenencia
SISTEMAS DE
TENENCIA DE LA Archivos de la Comunidad Entrevistas
TIERRA, LOS Nuevos usos de Usos agrarios
NUEVOS USOS la tierra surgidos
QUE SE LE DA Y Archivos de la Observación de zonas de Diario de Campo
frente al proceso
LAS NUEVAS municipalidad. urbanización (lotes de
de titulación y Nuevos usos no
TRANSACCIONE terreno)
saneamiento agrarios
S QUE físico-legal Notas de observación
SURGIERON A Comuneros y directivos
PARTIR DEL comunales Revisión de archivos
PROCESOS DE
URBANIZACIÓN
Y Funcionarios municipales
SANEAMIENTO.
Archivos de la Comunidad y
Municipalidad
Comuneros y dirigentes
comunales
Funcionarios municipales y
del sector agrario
219
Nuevo mercado de Archivos de la Comunidad, Revisión de archivos Diario de Campo
Tierras: compra-venta de la Municipalidad, del
Nuevas
y arrendamiento. PETT y de la Dirección
transacciones
Regional de Agricultura Entrevistas Notas de observación
sobre la tierra
generadas entre
comuneros y
Comuneros y directivos
terceros Transacciones no comunales
tradicionales Observación
Funcionarios municipales y
del Ministerio de
Efectos de las nuevas Agricultura.
transacciones sobre la
tierra.
220