Cuento El Perro Dante

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Cierto día la familia de Mathias sale de paseo al parque junto a

él, era un día muy divertido entre compras de helados y dulces


paseaban y jugaban muy felices, de repente se escuchaba un aullido
sollozante como de dolor, mi padre fue a ver que sucedía y me llamo
muy asombrado porque entre medio de los arbustos estaba un perrito
muy flacucho, hambriento, deshidratado, y temblando de frio; para
mí era ser tan bonito, ya que entre temblar y temblar me pude dar
cuenta que estaba solo y necesitaba de una compañía.

Le propuse a mi padre si lo podíamos llevar a casa, fue muy duro


el debate ya que no teníamos la posibilidad de poder mantenerlo,
por los cuidados que debíamos tener como alimentación, veterinaria
y más. Pero bueno, después de muchas propuestas mis padres
aceptaron, pero con la condición de que tenía que ponerme al tanto
con todos los cuidados del perrito.

Cuando lo llevamos a casa, busque rápidamente un espacio para él,


le brinde comida, y sobre todo le busque un nombre. Para ello me
fije en su apariencia, era un perro de color café, orejón, con unas
patas largas, y muy tímido… entonces se me ocurrió el nombre Dante,
porque dentro de mi sabía que iba hacer un perro fuerte, muy fuerte,
saludable y amoroso.
Tiempo después, Dante había crecido y estaba muy saludable, era
cada día más juguetón, muy amiguero, ladraba mucho… le gusta comer
mucho lo que es el pan…

Un día el señor panadero pasa por mi casa como todos los días,
silbando, y vendiendo su producto, Dante enloquece al escucharlo,
sin querer abro la puerta y el sale despavorido atrás del señor, y
se empieza alejar, cruza una manzana, después dos, y luego tres,
hasta que lo perdí de vista.

Corrí y le comenté a mi padre lo sucedido y rápidamente salimos en


su búsqueda… preguntábamos por las calles y no lo habían visto,
volvimos a casa con la esperanza de que regresaba, pero, no lo
había hecho… y volvimos a las calles a preguntar si lo habían visto
y así transcurrieron a una hora y no lo hallábamos fue frustrante
y doloroso porque pensé que no lo volvería a ver… llore
desconsoladamente por mi perro Dante, y muchas cosas se venían a
mente e interrogantes… ¿le abra pasado algo? ¿Quién lo tendrá?
¿será que alguien se lo llevo lejos de mí? ¿lo volveré a ver?, mi
padre me abrazo y llore junto a él, pero siempre recordando a mi
Dante…

Mi madre no estaba en casa, le llame por teléfono contando lo


sucedido y ella solo decía tranquilo ha de volver porque tú te has
portado bien con él, ten fe, él es muy inteligente y vendrá en tu
búsqueda… me tranquilice al escuchar a ella, pero dentro de mí las
dudas estaban, y la angustia de no volverlo a ver nunca más.
La noche llego, y mi tristeza era cada vez mayor, porque no sabía
nada de él, no quiera ir a dormir, me negaba, mis padres decían
que no era para tanto, pero en el fondo de mi corazón sabía que si
era mucho… dormí eso de la una de la mañana y con llanto en mis
ojos.

Al día siguiente, nada era igual para mí, al saber que Dante no me
ladraría, no me regalaría sus caricias, y verlo jugar era mi más
grande inspiración, tranquilidad y sobre todo alegría… Mi padre,
recibe un mensaje en su celular y era mi Rey David, que le decía
lo siguiente: ¡Hola, ñaño! ¡Buen día!, ¿dime si este perro es tuyo?
Era un perro todo sucio, y con una gran sonrisa, era el mismo, era
mi perro Dante, que estaba en la casa de mi abuelita Rosa, y llore
de alegría y felicidad, porque mi perro estaba en casa de ella, y
quería correr e ir a verlo, y abrazarlo…

Una hora después junto a mi padre nos fuimos para la casa de mi


abuelita Rosa a ver a mi perro Dante, fuimos lo más rápido posible…

Al llegar a la casa de mi abuelita Rosa, lo pude ver de lejos, le


empecé a gritar… ¡Dante, Dante, Dante, amigo…! El corrió hacia mí,
moviendo su cola, y estaba muy feliz, obviamente mis lágrimas
corrían al ver a mi perro amigo fiel… no lo podía creer que él
estaba ahí, no lo había perdido, y sé que él estaría conmigo por
siempre, nunca lo dejare porque su amistad es sincera y fiel…
aunque se un poquito malcriado, pero aun así lo amo y lo amare por
siempre…
Al llegar a casa, le di un rico baño de espumas, lo seque, y le
dije que nunca más me vuelva a dejar solo, porque no sé qué haría
sin el… pero solo movía su cola de felicidad…

Al pasar los días, Dante seguía muy feliz, hasta que de repente un
día los vi un poco enfermo, tuve que llevarlo al veterinario para
ver cuál era su padecimiento, y me dijeron que tenía su intestino
frágil, talvez por algo que había comido en la calle de aquella
vez que se perdió… obviamente hable con él y le dije que no me
dejara solo… y el lamia mi mano diciendo que hacia lo haría… mi
padre le compro la medicina y le dábamos todos los días y él lo
veía un poco más delgado, que tristeza una vez más me dio por ver
como estaba, pero en el fondo sabía que era un perrito muy fuerte
y con ganas de vivir… pasaron tres días de su enfermedad y lo vi
muy alentado, lo lleve al parque para que pueda jugar conmigo y
salir un poco de la angustia de lo que estábamos viviendo…

Es lindo tener un buen amigo y sobre todo si es de cuatro patas,


pulgoso, de ladridos fuertes, ya que nos muestran ese amor
incondicional y fiel, nunca lo dejare de amar, a mi perro Dante…
Ah por cierto me olvidaba de decirles que él es muy querido en mi
barrio, porque siempre está pendiente de otros animales para que
no lo lastimen, un consejo te daré si tienes un perrito como tu
mascota, cuídalo dale lo mejor de ti, llévalo a al veterinario,
que sea un más de tu familia, consiéntelo, dale muchos besos, y
abrázalo, porque él te muestra siempre ese amor incondicional,
fiel, hazlo parte de tu familia… ponle un nombre y apellido, trátalo
como si fuera un más de tu familia… y si le quieres poner Dante,
sería mejor… FIN.

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