Monografia Estres Infantil

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Introducción

La infancia es una fase del desarrollo humano donde el niño se encuentra en


continuo descubrimiento; es también una fase en la cual se observa vulnerabilidad ante
situaciones traumáticas, ya que sus funciones y capacidades psíquicas no están en plena
evolución y porque el niño tiene menos desarrolladas las capacidades de afrontamiento.

Es entonces, que se asume que la enfermedad puede resultar una experiencia


traumática para los niños y sus familias, debido a que suceden diversas circunstancias que
pueden ser potencialmente estresantes para ellos; como la separación de su familia, la
alteración de la dinámica familiar, escolar y social, las frecuentes hospitalizaciones, los
procedimientos médicos invasivos o dolorosos, los cambios físicos y funcionales que
pueden sufrir debido al tipo de enfermedad que padezcan, etc.

Por lo tanto, la hospitalización infantil representa un acontecimiento relevante debido


a la elevada carga estresante y ansiógena que se observa en el niño, el cual es susceptible
a padecer problemas psicológicos de forma transitoria o constante, para lo cual es
necesario tomar medidas que permitan al niño y su familia afrontar la hospitalización
satisfactoriamente. Siendo este uno de los principales intereses de los psicólogos, médicos
y especialistas en atención infantil.

La presente investigación pretende brindar información en relación al estrés infantil


como consecuencia de la hospitalización. El objetivo principal es ahondar en las
investigaciones encontradas, y brindar un amplio panorama de intervención psicológica;
esto es tomando en consideración que son pocos los autores que investigan en relación al
estrés infantil por hospitalización, encontrándose así que las investigaciones están
relacionadas y que su base conceptual en la mayoría de ellas es la misma.

En el primer capítulo se conceptualiza los temas básicos en relación a la


investigación; se define el estrés, los estresores infantiles, los factores que intervienen en la
experiencia del estrés y los trastornos psicopatológicos que se presentan a consecuencia
del estrés. Así también, el concepto de infancia y hospitalización infantil, resaltando los
derechos del niño hospitalizado.

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El segundo capítulo está centrado en determinar al estrés infantil por hospitalización;
se reconoce las fuentes que conllevan al estrés en los niños hospitalizados, así como los
factores amortiguadores que permiten enfrentar la hospitalización a los niños; para luego
señalar algunas repercusiones negativas que se observa como consecuencia de la
hospitalización.

El tercer capítulo se enfoca en la intervención psicológica; donde inicialmente se


describe la evaluación psicológica a través de técnicas psicológicas Auto y Hetero –
aplicadas en los niños y en algunos casos en los padres y/o cuidadores; también
encontramos las diversas formas de preparación psicológica empleadas en los hospitales,
describiéndose cada una de ellas, tenemos la preparación psicológica basada en la
información, preparación psicológica basada en el juego, preparación psicológica basada en
el audiovisual y preparación psicológica basada en el afrontamiento.

Finalmente en el cuarto capítulo, se encuentra algunos programas de intervención


psicológica que han sido aplicados en hospitales; se menciona programas de intervención
basada en la información, , programa de intervención basado en el afrontamiento y
programas de intervención mixta, del mismo modo se describe la pedagogía hospitalaria
como modalidad de apoyo al niño hospitalizado, la intervención alternativa como la terapia
asistida por animales y concluye con un modelo de programa aplicado en los hospitales
del país como es el Proyecto Bola Roja.

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Capítulo I
Conceptos Básicos

1.1. Concepto de estrés

El estrés es toda demanda física o psicológica que se le haga al organismo, sobre las
capacidades de cada una de ellas.

Tomando en consideración las teorías en relación al estrés; Selye (citado en Guzmán


2006) conceptualiza al estrés como la existencia de un conjunto coordinado de respuestas
fisiológicas ante un estímulo aversivo, al cual llamó Síndrome General de Adaptación
(SGA), en las cuales se observan diferentes etapas por las que atraviesa una persona en
condiciones de estrés, dependiendo del tiempo de exposición al estresor (véase Tabla 1).

Tabla 1
Síndrome General de Adaptación (SGA)

Etapa I: Reacción de alarma Etapa II: Adaptación y Etapa III: Agotamiento


Resistencia

Estrés Agudo Estrés Crónico: Estrés Crónico:


A. Fase de lucha o huida Adaptación del organismo
estresor
A. Fase de contrachoque Incremento de la resistencia al Si el estrés continua se produce
estimulo nocivo el agotamiento de las reservas
adaptativas.
Intento de reajuste Utilización de los recursos
homeostático homeostáticos
Nota. Tomado de Guzmán (2006)

Bajo este enfoque que propone Selye, una persona pasa por una etapa de alarma en la
que en un estadio A lucha contra el estresor o huye de él, sin embargo, en un estadio B,
baja la guardia y trata de mantener la homeostasis; si el estímulo aversivo persiste, la
persona puede adaptarse (habituarse) temporalmente a él hasta que los recursos de
afrontamiento disminuyen o ya no son eficaces. De continuar el estresor, la persona pasa a
un agotamiento que debilita al organismo, es allí en la que la línea delgada que separa al
estrés de la depresión puede romperse y originar un cuatro mixto de ansiedad y depresión.

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Aquí las respuestas del organismo, implican un conjunto complejo de respuestas que
son según Trianes (2002):

- Fisiológicas, que dependen principalmente de la activación del Sistema Nervioso


Autónomo Simpático (cardiovasculares, respiratorias, gastrointestinales,
metabólicas, del sistema inmune y de diversas glándulas) y
- Psicológicas, principalmente de tipo emocional.

En relación a la teoría transaccional o de mediación cognitiva de Lazarus (citado en


Guzmán) se contempla al estrés como una respuesta general del organismo ante
demandas internas o externas que en un principio resultan amenazantes, y que consiste en
una movilización de recursos fisiológicos y psicológicos para poder afrontarlas (véase
Figura 1).

Al principio, refiere Guzmán, el estrés es una respuesta adaptativa que puede ser
benéfica para el organismo porque la persona busca soluciones que le permitan tener
bienestar; no obstante, Lazarus coincide con Selye al aceptar que el exceso cuantitativo o
cualitativo de estrés, es consecuencia de la exposición a múltiples o impactantes
situaciones, falta de recursos de afrontamiento apropiados o del agotamiento del organismo
que se encuentra sobre funcionando para hacer frente a las demandas; aumentan la
vulnerabilidad de la personas para contraer enfermedades, porque el sistema autónomo se
dispara al interrelacionar con el sistema nerviosos y endocrino.

En la actualidad estas concepciones se mantienen vigentes aunque cualificadas en tres


grandes aspectos, que se refieren a la naturaleza del estímulo, a la homogeneidad de la
respuesta y a las estructuras y procesos que los relacionan. Entonces para definir lo que es
el estrés, se pueden tomar como referencia tres enfoques; el estrés como estimulo, el
estrés como respuesta y el estrés como proceso.

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Figura 1. Modelo procesual del estrés de Lazarus (Rutas que se activan al presentarse
los estresores y los tipos de respuesta que desencadena).
Nota. Tomado de Guzmán (2006).

1.1.1. Estrés como estímulo


Las definiciones en las que se le considera como estímulo se centran en los
acontecimientos del entorno (acontecimientos vitales), tales como desastres naturales,
enfermedades, despido laboral o fracaso escolar. Esta acepción supone que ciertos
acontecimientos son, de forma universal, estresantes, y no tiene en cuenta las diferencias
individuales en la evaluación de tales eventos (Toledo, Barreto & Ferrero; 2000).

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1.1.2. Estrés como respuesta
Es la reacción o respuesta del sujeto frente a los estímulos estresores. Aquí, el
estado de estrés; como señala Sandin (1995; citado en Toledo et. al.); implica básicamente
un conjunto complejo de respuestas fisiológicas, emocionales, cognitivas y conductuales.
En donde, los tipos de emociones que suelen acompañar a la experiencia de estrés son
negativas, como por ejemplo ansiedad, miedo, ira, depresión o dolor. En circunstancias de
estrés agudo es frecuente la experiencia subjetiva de ansiedad/ miedo; cuando el estrés se
cronifica, predomina el estado de ánimo depresivo, dado el agotamiento en los mecanismos
neurotransmisores del sistema nervioso central.

La concepción de Selye (teoría mencionada en el apartado anterior), hace referencia


a este enfoque, donde se percibe el estrés como una reacción del organismo inespecífica
en cuanto a su causa, pero que se manifiesta de un modo específico.

1.1.3. Estrés como proceso


Integrando la consideración del estrés como estimulo y como respuesta Lazarus
y Folkman (1986; teoría mencionada en el apartado anterior) completan la visión del
fenómeno. Consideran que el estrés ha de ser entendido como una relación que se
establece entre la persona y el ambiente.

El hecho de que una situación particular produzca una respuesta de estrés,


dependerá de cómo se evalué y de los recursos con la cual se dispone para afrontarla;
según refiere Toledo et. al. . Por lo cual se pueden establecer dos procesos en la
evaluación de cualquier situación: La evaluación primaria y la evaluación secundaria.

Durante la Evaluación primaria los sujetos interpretan si una situación es


amenazante o inofensiva. Así, puede dar lugar a cuatro modalidades:

- Amenaza: Anticipación de un daño que, aunque aún no se ha producido, parece


inminente.
- Daño – perdida: Se refiere a un daño que ya se ha producido (p. e. muerte de
un familiar)
- Desafío: En este caso la valoración de la situación implica a la vez una posible
ganancia positiva y una amenaza.
- Beneficio: Implica únicamente ganancia positiva.
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Durante la evaluación secundaria se considera la acción que se va a realizar y la
naturaleza y potencia de los recursos para manejar la situación. El grado en que las
personas se sienten amenazadas depende de estas evaluaciones. El término de
reevaluación hace referencia a los procesos de feedback que acontece a medida que
se desarrolla la interacción entre el sujeto y el entorno. Por tanto, se asigna un papel
muy activo al sujeto, ya que la evaluación cognitiva que realice del evento le dará o no
un significado de estresor y la estimación que tenga del modo mejor para afrontarlo le
permitirá abordarlo con más o menos eficacia.

Es conveniente considerar que, durante la infancia, algunos factores tales como la


maduración del niño, la familia en la que vive (el apoyo social), etc. modulan la
percepción de los acontecimientos y su valoración como amenazante o no. La
consideración de una estrategia de afrontamiento como adecuada o adaptativa
dependerá, entre otros factores, de las características del niño, del momento del
desarrollo en que se encuentra y de las exigencias del entorno.

1.2. Estresores infantiles

Trianes (2002) refiere que durante la infancia los niños se encuentran en constantes
cambios, por lo cual la transición de una etapa a otra, conlleva a determinados
acontecimientos que puede resultarle estresantes (Véase Tabla 2).

Tabla 2
Aspectos evolutivos más destacados en el proceso de desarrollo

Años Tareas del desarrollo


0 -1 Regulación biológica, interacción con la madre o padre armoniosa, formación de una buena
relación de apego.
1-1 ½ Exploración, experimentación y dominio del mundo del objeto (el cuidador como una base
segura); individuación y autonomía; responder al control externo de los impulsos.
3–5 Autocontrol flexible, auto- resistencia, iniciativa, identificación y adquisición de características
de género; interacción con niños de la misma edad (empatía).
6 – 12 Comprensión social (equidad, justicia); constancia del género, compañerismo; sentimiento de
ser competente; adaptación escolar.
13 “Operaciones formales”: toma de perspectiva flexible; pensamiento “como sí”; amistad (mismo
sexo); comienzo de las relaciones con el otro sexo; emancipación, identidad.
Nota. Tomado de Trianes (2002).

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Según las investigaciones realizadas luego de los primeros estudios sobre las
situaciones estresantes en los niños; diversos autores han ido estableciendo la clasificación
de los estresores infantiles.
Así tenemos, la investigación realizada por Moreno y Del Barrio (1995; citado en
Toledo et. al.) refieren que los estresores infantiles más habituales provienen de la
interacción con la familia, amigos y los profesores:

- En el área familiar: Nacimiento de un hermano, conflictos en la relación con los


padres, fallecimiento de un abuelo/a y cambio de domicilio.
- En el área escolar: cambio de colegio, cambio de año, repetición de curso,
cambio de profesor, aumento de trabajo y desaprueba en tres o más
asignaturas.
- En el área social: pérdida de un amigo, ingreso en un grupo, comienzo de
actividades deportivas o lúdicas, regreso a casa, comienzo de relaciones con un
chico/a y ruptura con un chico/a.

Añadiendo a ello, Del Barrio (1997) propone la siguiente clasificación (véase Tabla 3):

Tabla 3
Estresores infantiles
Por su origen - Externos (muerte de un amigo)
- Internos (cambio corporal)

Por su gravedad - Importante (abuso)


- Neutros (nacimiento de un hermano)
- Pequeños (perdida de un juguete)

Por su duración - Crónicos (enfermedad)


- Agudos (dentista)

Por su movilidad - Reversible (inmovilidad)


- Irreversible (diabetes)

Por su naturaleza - Físicos (accidentes, agresiones,


intervenciones)
- Químicos (drogas, envenenamiento)
- Biológicos (infecciones, malnutrición,
genética)
- Culturales (competición, pobreza,
discriminación)

Por su carácter - Naturales (terremotos)


- Artificiales (secuestro)
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- Interpersonales (divorcio de padres)
Nota. Tomado de Toledo, Barreto & Ferrero (2000).

Finalmente, Milgram (1996; citado en Trianes ), propone una clasificación donde al


principio se exponen las situaciones y experiencias que suelen ser ordinarias y comunes a
todos los niños, para ir descendiendo en la lista conforme los acontecimientos son cada vez
menos habituales:

- Tareas rutinarias de la vida cotidiana que provocan tensión emocional menor,


-denominamos pequeñas contrariedades de la vida.
- Actividades o transiciones normales del desarrollo, generalmente de cierta o larga
duración, asociadas a las etapas del desarrollo (control de esfínteres, exigencias
escolares, relaciones con los compañeros, etc.). Incluyen lo que hemos
denominado tareas evolutivas o del desarrollo.
- Acontecimientos convencionales, generalmente de corta duración, que suelen ser
considerados positivos, pero que pueden ser estresantes para los niños (p.ej.
nacimiento de un hermano, cambios de residencia, cambio de centro escolar).
- Acontecimientos negativos que producen dolor y daño pero no amenazan la vida
(p.ej. fractura de un brazo, ser golpeado en la escuela, intervención quirúrgica
menor).
- Alteraciones familiares graves, por ejemplo, separación de los padres, divorcio,
pérdida del medio de sustento.
- Desgracias familiares como por ejemplo, fallecimiento, accidentes, suicidios,
homicidios o enfermedades graves de miembros de la familia.
- Desgracias personales como violencia o maltrato físico, abuso sexual, presenciar
actos violentos, rechazo de los iguales, enfermedades que ponen en peligro la
propia vida, lesiones permanentes.
- Desgracias catastróficas debidas a desastres naturales (p.ej. inundaciones o
incendios), o causados por humanos (p.ej. atentados terroristas, guerras, secuestro
de uno de los padres).

1.3. Factores que intervienen en la experiencia del estrés

Cuando el niño vivencia una situación estresora, existen variables mediadoras


que intervienen e influyen en su respuesta; sea cognitiva, emocional, conductual o
sistemática; estas variables mediadoras se determinan según el estímulo estresor y son

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conocidas como factores protectores, factores moduladores y factores de afrontamiento
(véase Tabla 4).
Tabla 4
Factores que intervienen en la experiencia de estrés en la infancia

Antecedentes Variables Mediadoras Consecuencias


ESTÍMULOS Factores Factores Factores de REACCIONES DE
ESTRESORES Protectores Moduladores Afrontamiento ESTRÉS
Desarrollo y Personales: Personales: Habilidades personales Conductuales
maduración: Soporte biológico Temperamento Manejo del estrés Inhibición, pasividad
Deficiencias saludable Genero Habilidades sociales Trastornos del sueno
Tareas y Desarrollo Edad y Regulación emocional Trastornos de
superaciones sociocognitivo sano desarrollo Comprensión de los alimentación
Separaciones Temperamento fácil problemas Problemas de
Autonomía Toma de distancia conducta
Familia Familia Familia Habilidades de los padres Emocionales
Falta de apego Calidad del apego Forma de la Implicación en la educación Irritabilidad y labilidad
Maltrato Apoyos y recursos familia de los hijos emocional
Divorcio Personalidad y Estrés de los Habilidades de crianza Depresión
Muerte habilidades padres Estilos parentales Ansiedad
Nacimiento Posición Temores y fobias
hermano,etc. socioeconómica y Agresividad
cultural
Escuela Escuela
Demandas de La experiencia de éxito
separación escolar
Aprendizajes La motivación por FACTORES
escolares aprender DE RIESGO
Éxito y fracaso escolar El apoyo de los Problemas de
Etiquetaje de profesores conducta
diferencias
Relaciones con Relaciones con iguales Agresividad con Cognitivas
iguales Los amigos iguales Baja autoestima
Rechazo y no Redes de apoyo ente Experiencias Teorías o
aceptación compañeros negativas pensamientos
Inhibición, timidez Padres enfermos negativos
Perdida o ausencia de mentales Indefensión
amigos Muerte de
Factores macro- Factores macro- Factores socioculturales Psicosomáticas
familiares
socioculturales socioculturales Ayudas comunitarias, etc Dolor de estómago
Excesivo apego
Pobreza, Clase social, bienestar Dolor de cabeza
al adulto, etc.
discriminación, y calidad de vida,
desastres recursos comunitarios
Nota. Tomado de Trianes (2002)

Añadido a ello; Lazarus y Folkman, (1984; citado en Toledo et. al.) refieren que existen
factores situacionales que parecen modular la probabilidad de que una determinada
interacción sea evaluada como estresante, las cuales son:
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- Novedad: Si una situación nueva se encuentra asociada al daño, peligro o
dominio (adquirido mediante la propia experiencia o por la información recibida).
Cuanto más ambigua sea dicha situación, mayor es la probabilidad de error en la
interpretación, y posiblemente se experimentará un alto grado de incertidumbre y
amenaza.
- Incertidumbre del acontecimiento: Hace referencia a la confusión del sujeto
sobre el significado de la configuración del entorno. La incertidumbre tiene un
efecto inmovilizador sobre los procesos de afrontamiento anticipatorios.
- Inminencia: Es el tiempo que transcurre antes de que ocurra un acontecimiento.
Cuanto más inminente es un acontecimiento, más intensa resulta su evaluación,
especialmente si existen señales que indiquen daño, peligro o bien posibilidad de
dominio o de ganancia. Así mismo cuanto más prolongado es el tiempo de
anticipación, mayor es la probabilidad de complejidad en la evaluación.
- Duración: Es el tiempo durante el cual persiste un acontecimiento estresante.
Los estresores prolongados o crónicos agotan al individuo psicológica y
físicamente.
- Incertidumbre temporal: Es el desconocimiento de cuando se va a producir un
acontecimiento dado. Cuando se dé incertidumbre temporal, el sujeto intentará
evitar los pensamientos sobre el acontecimiento, hasta que sea inminente.
- Ambigüedad: Hace referencia a la falta de claridad situacional. Siempre que
existe ambigüedad, los factores dependientes del individuo (en mayor medida
que los estímulos objetivos) determinan la comprensión de la situación. La
ambigüedad produce sensación de amenaza si existe una predisposición del
sujeto a sentirse amenazado.
- La cronología de los acontecimientos estresantes en relación con el ciclo vital.

1.4. Trastornos psicopatológicos a consecuencia del estrés en niños

Los niños se enfrentan al estrés y a los conflictos sean internos o externos; logrando
generalmente adaptarse a estos de diferente forma y con distintos grados de éxito, por lo
cual presentan difícilmente sintomatología patológica.

Gonzales, reconoce los siguientes trastornos como consecuencia de las reacciones


y respuestas poco adaptativas del niño:
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1.4.1. Trastornos adaptativos

Según el DSM – IV (APA 1994), la característica esencial del trastorno


adaptativo, es el desarrollo de los síntomas emocionales o comportamentales en
respuesta a un estresante psicosocial identificable, que deben presentarse durante
los tres meses siguientes a su inicio. Estos síntomas o comportamientos se
expresan del siguiente modo: malestar mayor de lo esperable en respuesta al
estresante y deterioro significativo de la actividad social o laboral (o académica). Una
vez ha cesado el estresante (o sus consecuencias), los síntomas no persisten más
de seis meses.

Aunque, por definición, los síntomas no pueden persistir durante más de seis
meses de la desaparición del estresante o de sus consecuencias, la especificación
de crónica se aplica cuando la duración de la alteración es superior a seis meses en
respuesta a un estresante crónico (p.e. una enfermedad crónica).

Los subtipos del trastorno adaptativo son:

 Con estado de ánimo depresivo. Cuando las manifestaciones predominantes


son síntomas característicos del estado de ánimo depresivo, llanto o
desesperanza.
 Con ansiedad. Cuando las manifestaciones predominantes son síntomas
como nerviosismo, preocupación o inquietud; o, en los niños, miedo a la
separación de las figuras con mayor vinculación.
 Mixto con ansiedad y estado de ánimo depresivo
 Con trastorno del comportamiento. Cuando la manifestación predominante es
una alteración del comportamiento en la que hay una violación de los
derechos de los demás o de las normas y reglas sociales apropiadas a la
edad.
 Con alteración mixta de las emociones y el comportamiento
 No especificado. Este subtipo se refiere a las reacciones desadaptativas (p.e.
quejas somáticas, aislamiento social, inhibición académica o laboral) ante
estresantes psicosociales que no son clasificables como uno de los subtipos
específicos de trastorno adaptativo.

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1.4.2. Trastornos de ansiedad

1.4.2.1. Trastorno por estrés postraumático


El DSM – IV (APA 1994), establece que la característica esencial del
trastorno por estrés postraumático es la aparición de determinados síntomas tras la
exposición a un acontecimiento estresante y extremadamente traumático, con
peligro real para la vida del sujeto o para su integridad física o siendo testigo de una
amenaza para la vida de otras personas.
Los síntomas se agrupan en las siguientes categorías:

 La respuesta del sujeto debe incluir temor, desesperanza y horrores


intensos (en los niños, un comportamiento desestructurado o agitado).
 Reexperimentación persistente del acontecimiento traumático.
 Evitación persistente de los estímulos asociados al trauma y
embotamiento de la capacidad de respuesta del sujeto.
 Síntomas persistentes de activación (aurosal) (ausentes antes del trauma):
Dificultad para conciliar o mantener el sueño; irritabilidad o ataques de ira;
dificultades para concentrarse; hipervigilancia y respuestas exageradas de
sobresalto.

No todos los niños manifiestan el mismo patrón o intensidad de los síntomas.


Algunos de los síntomas que pueden influir en las reacciones como señala Wicks –
Nelson e Israel (1997, citado en Gonzales) son los siguientes:

 Diferencias individuales en la vulnerabilidad al estrés.


 El grado de exposición ante el acontecimiento traumático.
 Las reacciones de los padres. Si los padres sufren un estrés
postraumático grave o, por algún otro motivo, no son capaces de
proporcionar una atmosfera de apoyo y comunicación, las
reacciones de sus hijos podrían ser más graves.

1.4.2.2. Trastorno por estrés agudo


Para el DSM – IV (APA 1994), la característica esencial del trastorno por
estrés agudo es la aparición de síntomas disociativos; a consecuencia de la
experimentación de acontecimientos traumáticos caracterizados por muertes o

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amenazas para su integridad física o la de los demás, donde la persona ha
respondido con temor, desesperanza o un horror intenso.

Los síntomas disociativos que presentan son:

- Sensación subjetiva de embotamiento, desapego o ausencia de


reactividad emocional.
- Reducción del conocimiento de su entorno.
- Desrealización
- Despersonalización
- Amnesia disociativa.

Además de los síntomas mencionados, se presenta; reexperimentación de


los acontecimientos persistentemente, evitación acusada de estímulos que
recuerdan el trauma y síntomas de ansiedad o aumento de la activación (aurosal).

Estas alteraciones provocan malestar clínicamente significativo o deterioro


social, laboral o de otras áreas importantes de la activación del individuo, o
interfieren de forma notable con su capacidad de llevar a cabo tareas
indispensables. El tiempo de duración fluctúa en un mínimo de 2 días y un máximo
de 4 semanas, y aparecen en el primer mes que sigue al acontecimiento traumático.

1.5. Concepto de Niñez

El concepto de una división del ciclo de vida en periodos es una construcción social:
una idea acerca de la naturaleza de la realidad que tiene amplia aceptación entre los
miembros de una sociedad en un momento particular, con base en percepciones subjetivas
o suposiciones compartidas; según señala Papalia, Wendkos & Duskin (2005).

Se deduce entonces; que el concepto de niñez al ser una construcción social, los
cambios o sucesos que experimente el individuo, llegan a ser indicadores del término e
inicio de un periodo; dependiendo de la sociedad en la que se encuentre.

Considerando la clasificación de Papalia, Wendkos & Duskin se determina que


durante el ciclo vital, las personas pasan a través de la infancia y los primeros pasos, a la
niñez temprana y luego al periodo denominada niñez intermedia (véase Tabla 5).
25
Tabla 5
Principales desarrollos característicos del periodo de la Niñez

Periodo Desarrollo Físico Desarrollo Cognoscitivo Desarrollo Psicosocial


De Edad
Infancia y
nacimiento a primeros
los tres años ) pasos

Todos los sentidos y Las habilidades para aprender y Se forman apegos con los padres y con
sistemas corporales recordad están presentes, incluso otros.
funcionan al nacimiento en las primeras semanas.
en grados variables. Se desarrolla la conciencia de sí.
El uso de símbolos y la capacidad
El cerebro aumenta su
crecimiento es para resolver es algo
El pensamiento problemas se
egocéntrico Ocurre
Crecen el cambio
el de la dependencia
autoconcepto y a
la
(del
temprana

continuo; el aspecto se pero crece la comprensión de las comprensión de las emociones, la


Niñez

vuelve más delgado y perspectivas de otras personas. autoestima es global.


las proporciones más
similares a las adultas. La inmadurez cognoscitiva conduce Se incrementa la independencia, la
a algunas ideas ilógicas acerca del iniciativa, el autocontrol y el
(3 a 6 años)

El crecimiento
apetito disminuye
se hacey mundo.
Disminuye el egocentrismo. los autocuidado.
El autoconcepto se vuelve más
(6 a 11 años)Niñez Intermedia

más lento. niños empiezan a pensar de manera complejo, afectando la autoestima.


lógica pero concreta.
Mejoran la fuerza y las La corregulacion refleja el cambio
habilidades atléticas. Aumentan la memoria y las gradual en el control de los padres al
habilidades lingüísticas. niño.
Las enfermedades
respiratorias son Las ganancias cognoscitivas Los compañeros adquieren importancia
comunes, pero la salud permiten a los niños beneficiarse a central.
por lo general es mejor la escolaridad formal.
que en otro momento
Nota. Adaptado de Papalia, Wendkos & Duskin (2005).

La niñez, entonces, es el periodo del ciclo vital que se extiende desde los 3 años
hasta la llegada de la pubertad (11 a 12 años), donde ocurren constantemente cambios
físicos, cognoscitivos y psicosociales que se van desarrollando durante la misma. Es en
este periodo en el cual se enfoca la presente investigación, aunque se menciona también el
periodo de lactancia.

1.6. Concepto de enfermedad en el niño

La comprensión o idea que el niño se formula de la enfermedad, está ligada a su


edad, nivel cognitivo, así como al tipo de experiencias que haya tenido en relación con la
misma.

Según; Torres, Saldivar, Beltrán, Vásquez & Navarro (2011) el concepto de


enfermedad en el niño, tiene una secuencia sistemática y predecible de acuerdo a los
estadios del desarrollo planteados por Jean Piaget; es decir parte de conceptos globales y
fenomenológicos propios del pensamiento preoperacional (pensamientos concretos) hasta
conceptos psicofisiológicos más sofisticados característicos del estadio operacional formal
(conceptos más abstractos).

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Cabe resaltar que la enfermedad infantil, implica un fuerte impacto social, psicológico
y pedagógico sobre el niño y su familia (Lizasoáin, 2000).

1.7. Concepto de Hospitalización

Las enfermedades conllevan muchas veces a estancias cortas o largas en el


hospital, siendo el ingreso hospitalario consecuencia de la ruptura del bienestar físico, lo
cual a su vez repercute en el estado psíquico.

La hospitalización representa una situación donde el sujeto percibe un incremento de


su propia vulnerabilidad, al tiempo que se da la presencia de gran cantidad de estímulos
estresantes e incluso amenazantes de la propia integridad física. A decir de diferentes
investigaciones, resulta en ocasiones difícil el separar el estrés derivado de la enfermedad
del que genera la propia hospitalización y las circunstancias asociadas a ella (Serras, 2002;
citado en Fernández y López).

1.7.1. Hospitalización Infantil

La hospitalización en niños puede ser una condición extremadamente amenazante


para ellos, esto se debe a que principalmente son sacados de su ambiente cotidiano, de
manera que la enfermedad y todo lo relacionado con ella, los está rondando
constantemente, lo cual le llega a generar diversas fuentes de estrés (Torres, et. al.) .

Entre las consecuencias psicológicas adversas debido a la hospitalización infantil se


pueden resaltar, según refiere Lizasoáin y Polaino-Lorente (1992; citado en Lopez y
Fernandez, 2006):

 Alteraciones comportamentales tales como agresividad, conducta de oposición, falta


de adhesión al tratamiento médico, trastornos del sueño, de apetito, respuestas de
evitación, mutismo y dependencia afectiva.
 Alteraciones cognitivas tales como déficit de atención o dificultad para concentrarse.
 Alteraciones emocionales como ansiedad, miedos y temores; depresión, apatía falta
de interés por las cosas.

1.7.2. Derechos del niño hospitalizado

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A consecuencia de las investigaciones en relación a la hospitalización infantil; comienza
paralelamente la preocupación por contar con un apoyo legal que permita mejorar los
servicios ofrecidos en los hospitales.

Así, en Europa se emite la Carta Europea de Derechos del Niño Hospitalizado, la cual
fue aprobada por el Parlamento Europeo en 1986, donde se señala (ASION, 2002):

1. Derecho del niño a que no se le hospitalice sino en caso de que no pueda recibir los
cuidados en su casa o en un ambulatorio, con el fin de que la hospitalización sea lo
más breve y rápida posible.
2. Derecho del niño a procurar la hospitalización diurna, sin que ello suponga una
carga económica adicional a los padres.
3. Derecho del niño a estar acompañado de sus padres o de la persona que lo
represente, el máximo tiempo posible, durante su permanencia en el hospital, no
como espectadores pasivos, sino como elementos activos de la vida hospitalaria, sin
que ello comporte gastos adicionales; el ejercicio de este derecho no debe perjudicar
en modo alguno ni obstaculizar la aplicación de los tratamientos a los que hay que
someter al niño.
4. Derecho del niño a recibir una información adaptada a su edad, su desarrollo mental,
su estado afectivo y psicológico, con respecto al conjunto del tratamiento médico al
que se le somete y a las persepectivas positivas que dicho tratamiento ofrece.
5. Derecho del niño a que la recepción, el seguimiento y los cuidados necesarios se
realicen, a ser posible, por los mismos enfermeros y auxiliares.
6. Derecho del niño a negarse (por boca de sus padres o de las personas que los
sustituyan) a prácticas de investigación, cuidados o exámenes educativos o
informativos, no terapéuticos.
7. Derecho de los padres, o de sus sustitutos, a recibir toda la información referente a
la enfermedad y bienestar del niño, que se dará siempre respetando su intimidad.
8. Derecho de los padres o de las personas que los sustituyan a expresar su
conformidad con los tratamientos que se aplican al niño.
9. Derecho de los padres, o de sus sustitutos, a ser recibidos y atendidos por el
personal con formación especializada.
10. Derecho del niño a no ser sometido a experiencias farmacológicas. Sólo los padres
ejercerán su autoridad para permitirlo y denegarlo tras conocer riesgos y ventajas.
11. Derecho del niño, en caso de ser sometido a experimentación terapéutica, a estar
protegido por la declaración de Helsinki de la Asamblea Médica Mundial.

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12. Derecho del niño a no recibir tratamientos médicos inútiles y a no soportar
sufrimientos físicos y morales que puedan evitarse.
13. Derecho del niño de contactar con sus padres o la persona que los sustituya en
momentos de tensión.
14. Derecho del niño a ser tratado con tacto, educación y comprensión, respetando su
intimidad.
15. Derecho del niño a recibir cuidados físicos y afectivos, por personal cualificado, de
acuerdo a su edad y necesidades.
16. Derecho del niño a ser hospitalizado junto a otros niños, evitando todo lo posible la
hospitalización entre adultos.
17. Derecho del niño a disponer de locales amueblados y equipados, de modo que
respondan a sus necesidades en materia de cuidados, de educación y de juegos,
que estarán protegidos mediante normas de seguridad.
18. Derecho del niño a proseguir su formación escolar durante su permanencia en el
hospital, con maestros y material didáctico, en particular en el caso de una
hospitalización prolongada, sin que se perjudique su bienestar y no obstaculice el
tratamiento que precise.
19. Derecho del niño a disponer, durante su permanencia en el hospital, de juguetes
adecuados a su edad, de libros y medios audiovisuales.
20. Derecho del niño a poder recibir estudios en caso de hospitalización parcial
(hospitalización diurna) o de convalecencia en su propio domicilio.
21. Derecho del niño a la seguridad de recibir los cuidados que necesita, solicitando la
actuación de la justicia cuando los padres, o sus sustitutos, por incultura, prejuicio o
religión, no afronten la urgencia.
22. Derecho del niño a la necesaria ayuda económica y moral, así como psicosocial,
para ser sometido a exámenes y/o tratamientos que deban efectuarse
necesariamente en el extranjero.
23. Derecho de los padres o de la persona que los sustituya a pedir la aplicación de la
presente Carta en el caso de que el niño tenga necesidad de hospitalización o de
examen médico en países que no formen parte de la Comunidad Europea.

Este reconocimiento logra que en Europa se comiencen a preocupar por la atención a


los niños hospitalizados; así como mejorar el servicio ofrecido a niños y sus familiares,
paralelamente con la realización de programas de intervención. Encontrándose en
Latinoamérica aún en proceso de desarrollo.

29
Capítulo II
Estrés en niños por hospitalización

2.1. Estrés y hospitalización

La experiencia de la hospitalización puede ser una condición extremadamente


amenazante para los niños; esto es a consecuencia de muchos factores, algunas de ellos
sería el ser alejados de su ambiente cotidiano, el ingresar a un ambiente nuevo, la
enfermedad en sí misma y todo lo relacionado a ella; llegando a generarle estrés.

Como señala Verona (1999), la experiencia infantil de la hospitalización genera en el


niño reacciones afectivas, así como cognitivas; en cuanto a su percepción, elaboración y
30
evaluación que hace de esta experiencia. El niño que por su dolencia ha de ser
hospitalizado, se encuentra dentro de un entorno que no le es familiar; siendo el hospital un
entorno extraño, que a veces hace que el niño experimente desasosiego y estrés
emocional.

Del mismo modo Ortigosa y Méndez (2000) refieren que la hospitalización en los
niños es un acontecimiento estresante el cual genera en el niño alteraciones tanto
cognitivas, psicológicas, así como motoras; esto es antes, durante y después de la estancia
hospitalaria. Este proceso conlleva a múltiples estresores en un periodo de tiempo
generalmente breve; mas las repercusiones negativas de la hospitalización vienen a ser el
resultado de la interacción de fuentes de estrés y factores amortiguadores (Véase Tabla 6).

Tabla 6
Repercusiones negativas de la hospitalización infantil dependen de las fuentes de estrés y
de los factores amortiguadores
Fuentes de estrés Factores amortiguadores Repercusiones negativas

Numerosas y potentes X Escasos y débiles = Serias


(requieren atención psicológica
especializada)

Escasas y débiles X Numerosas y potentes = Leves


(remiten espontáneamente con
rapidez)

Nota. Tomado de Ortigosa y Méndez (2000).

2.2. Fuentes de estrés en niños hospitalizados

Existen situaciones a las que están expuestos los niños hospitalizados, que llegan a
convertirse en estresores para ellos.

Según Verona; el niño hospitalizado presenta estrés ya que experimenta: un nuevo


entorno, nuevos procedimientos, nuevas normas, nuevos materiales, nuevas rutinas,
nuevas relaciones personales, tratamientos dolorosos, exámenes físicos
despersonalizados, interrupción de sus experiencias, interrupción de sus relaciones de sus
amigos, discontinuidad familiar y escolar; como consecuencia de la hospitalización.

31
Observamos así que las situaciones estresantes son variadas y dependerán de la
valoración que le den los niños a cada situación experimentada. Así Méndez y Ortigosa
(1997; citado en Ortigosa y Méndez) clasifican los estresores hospitalarios en cuatro grupos:

a) Los derivados de la enfermedad que ha motivado la hospitalización (dolor,


secuelas, riesgo de muerte, etcétera).

b) Los relacionados con los procedimientos médicos que se han de practicar


(inyecciones, extracciones de sangre, aspiraciones de médula ósea, punciones
lumbares, hidroterapia para quemados, cateterismo cardiaco, cirugía, etc.)

c) Los vinculados directamente con la estructura y organización del hospital


(decoración, interrupción de la actividad diaria, pérdida de autonomía e
identidad, incertidumbre sobre la conducta adecuada, etc.)

d) Los asociados a las relaciones personales (separación de seres queridos,


alteraciones emocionales de los padres, contacto con desconocidos, etc.)

Las cuales llegan a repercutir en el niño indistintamente según se presente y según


su individualidad (Véase Tabla 7).

Tabla 7
Fuentes de estrés en la hospitalización infantil

Enfermedades Procedimientos Contextos Relaciones


Médicos Sanitarios Personales

32
Características de la Atemorizantes: Estructura: Padres:
enfermedad: Inyecciones Diseño Separación de los
Naturaleza Extracciones de sangre arquitectónico padres
Duración Retirada de moldes de Mobiliario extraño: Ansiedad paterna
Gravedad escayola camillas, sillas de
Cirugía ruedas Otros pacientes:
Aspectos de la Decoración fría e Relación con
enfermedad: Dolorosos: impersonal desconocidos
Síntomas (fiebre, Aspiraciones de Vestimenta de los Gente con
nauseas, etcétera.) médula ósea profesionales: batas deformidades
Malestar (inapetencia, Punciones lumbares blancas, mascarillas
insomnio, etc.) Hidroterapia para Medicación: olor, Profesionales de la
Dolor (de cabeza, de quemados sabor salud:
estomago, etc.) Cateterismo cardiaco Instrumental: tijeras, Falta de contacto
Daño (heridas, lesiones, bisturíes Relación distante y
etc.) fría
Organización:
Secuelas de la Interrupción de la Situación personal:
enfermedad: actividad diaria Soledad
Desfiguración Pérdida de Dependencia
(cicatrices, amputación, autonomía e
etc.) intimidad.
Alteraciones físicas Tiempo de espera
(déficit hormonales, etc.) Incertidumbre sobre
Restricciones (dieta, la conducta
ejercicio, etc.) apropiada.
Incapacidad
Riesgo de muerte

Nota. Tomado de Quiles, Méndez & Ortigosa (2001).

2.2.1. Estrés derivado por la enfermedad

 Enfermedad
La enfermedad consiste en una alteración habitual, repetitiva o temporal de la salud,
que tiene efectos negativos sobre:
- El autoconcepto personal del niño.
- Sus formas normales de actividad.
- Su relación a nivel familiar, escolar y social.

Es decir implica pérdida del bienestar físico, psicológico y/o social del niño
enfermo, lo cual generará reacciones negativas de este.

Fosson, Martín y Haley (1990, citado en Ortigosa y Méndez; 2000) observaron a


50 niños durante los primeros cuatro días de su hospitalización, constatando que los
síntomas de la enfermedad eran la causa principal de ansiedad en el primer y el último

33
día. Las características de la enfermedad (naturaleza, gravedad, duración, etc.) influían
en las respuestas de afrontamiento.

No solo las características de la enfermedad ha de considerarse, sino también el


tipo de enfermedad y la edad del niño; ya que según estos factores se observan
diferentes reacciones.

Muchos trastornos crónicos como ocurre en enfermedades oncológicas, se


acompañan de una enorme perturbación física y emocional que es difícil de sobrellevar.
En estos casos los efectos secundarios de la quimioterapia, como náuseas, vómitos y
alopecias, provocan un fuerte impacto sobre el niño y su familia. La crisis que conlleva
el cáncer y la prolongación del tratamiento del paciente, la familia y el equipo médico
constituye un sistema interaccional que atraviesa por fases en el curso del la
enfermedad. En los niños con hemofilia, se ha encontrado agresividad, sentimientos de
culpa, dependencia excesiva, frustraciones afectivas, inseguridad, inhibición, etc
(García y De la Barra, 2005)

Entonces, en el caso de enfermedades crónicas estos significan un estrés


constante para el niño y su familia. Los tratamientos muchas veces dolorosos, junto con
la reacción negativa de los padres, los efectos negativos de la imagen corporal y el
desvío del niño de su curso normal de desarrollo, agudizan este estrés.

 Dolor
La percepción del dolor es una de las variables que determina la experiencia de
enfermedad, tanto en el niño como en sus padres.
Aunque existe una falsa creencia de que los niños perciben menos dolor que los
adultos. Se sabe que los aspectos emocionales tienen una notable importancia por su
concurrencia con los problemas del dolor. El miedo, la ansiedad o la depresión pueden
exacerbar el dolor, especialmente cuando este constituye un problema recurrente, por
lo que deben ser evaluados específicamente, del mismo modo:

Debe entenderse que el padecimiento de un determinado


tipo de dolor, desde el dolor postoperatorio a un dolor
recurrente como una cefalea, constituye una actividad
aversiva que altera el comportamiento y la reactividad
emocional del niño. (Vallejo, Díaz y Comeche, 1996, p.154).

34
 Riesgo de muerte
García y De la Barra (2005) refieren que la hospitalización en sí; tiene un
significado de amenaza vital, vivido con una mayor intensidad por el niño ante procesos
agudos graves, cirugías, ingreso a unidad especial como la Unidad de Cuidados
Intensivos (UCI) y ante enfermedades crónicas de mal pronóstico. En estos casos, el
temor a la muerte se hace aún más presente, de modo que el proceso de duelo se vive
con mayor intensidad en el enfermo y su familia.

2.2.2. Estrés derivado por Procedimientos Médicos

 Inyecciones y extracciones de sangre


Durante la hospitalización; tanto los niños que ingresan por un proceso agudo,
como los que lo hacen debido a una crisis de una enfermedad crónica, requieren
tratamientos muchas veces vividos como amenazantes y dolorosos Un ejemplo común
son las inyecciones y extracciones de sangre, con el consecuente temor a la jeringa y al
procedimiento. Esto se intensifica considerablemente si el niño requiere de cirugía y/o
tratamientos especiales o ingresar a la Unidad de Cuidados Intensivos. Al ser medios
artificiales con artefactos desconocidos y complejos llegan a generar en los niños temor
(García y De la Barra, 2005).

Las inyecciones son una de las mayores preocupaciones de los niños


hospitalizados. La inserción de una aguja bajo la piel (inyección subcutánea), en un
musculo (inyección intramuscular) o en una vena (inyección intravenosa) son estímulos
muy temidos (García y cols., 1996; Hart y Bossert, 1994; Pruitt y Elliot, 1990; citado en
Ortigosa y Méndez).

 Aspiraciones de la médula y punciones lumbares


La aspiración de médula ósea practicada a pacientes oncológicos, el pinchazo
lumbar y la aplicación de drogas quimioterapéuticas en la columna vertebral (inyección
intrarraquídea); producen ansiedad anticipatoria, puede ser tan severa que días antes
del procedimiento programado, los pacientes pediátricos, e incluso sus padres,
informan de nauseas, vómitos, erupciones cutáneas, insomnio y llanto (Ortigosa y
Méndez, 2000).

35
Reforzando ello; Gálvez, Méndez & Martínez (2005) señalan que durante la
estancia hospitalaria las exploraciones y los procedimientos, técnicas diagnosticas u
operatorias que necesitan penetrar en el tejido o invadir algún orificio corporal
(inyecciones, endoscopia, punción lumbar, aspirado de médula ósea, etc.) suelen ser
una fuente muy importante de estrés para un niño.

 Cirugía
La intervención quirúrgica constituye una fuente de estrés psicológico, porque
obligan a los pacientes a enfrentarse a situaciones desconocidas y que, además,
implican ciertos riesgos. El estrés quirúrgico, hace que los enfermos tengan reacciones
muy variadas, así en los niños se pueden dar conductas agresivas, regresivas,
depresión, pasividad e inexpresividad (Alonso, 2005).

2.2.3. Estrés derivado por el Ambiente Hospitalario

El ambiente hospitalario influye en las repuestas del niño, pueda ser de forma
positiva o de forma negativa.
Esto dependerá de ciertos factores, como sostiene Alonso:

Es importante que el medio hospitalario ofrezca los recursos


necesarios para afrontar en mejores condiciones el estresor de una
intervención quirúrgica programada; donde cuyas costumbres,
lenguaje, y horarios hay que acostumbrarse y adaptarse
necesariamente, ya sea para el niño como para los padres. Ante este
acontecimiento, se produce una doble situación: Por un lado, la
separación y la pérdida del hogar, de sus cosas, personas (hermanos
amigos, compañeros de la escuela), todo esto agravado por la
situación sorpresiva de la enfermedad y su ansiedad que conlleva.
Por el otro, la necesidad de tener que adaptarse a nuevas personas,
horarios, aparatos, nuevas rutinas de baños, comidas. Ante ésta
cantidad de estresores, va a ser importante que el grado de
comunicación entre el médico y el niño con sus padres sea de forma
clara en la que se dé espacio para responder preguntas por parte del
niño y de sus padres (2005, p. 59).

36
 Ambiente inusual
Lutzker y Lamazor (1985, citado en Ortigosa y Méndez, 2000) advierten que
los estímulos de las salas donde se efectúan las consultas pediátricas son
atemorizantes (olor a medicinas, instrumental médico, etc.). Además la arquitectura,
el mobiliario y la decoración de muchos hospitales no están diseñados
especialmente para los niños, que se enfrentan a una situación desconocida.

El ingreso a un lugar extraño, a veces hostil, puede generar temor y no


permite la libre expresión de los sentimientos, esto influye en la reacción de los niños
a la hospitalización. Para ello se plantea que el diseño de unidades pediátricas debe
buscar la comodidad del niño y sus padres, compatibilizando con las demandas del
trabajo del equipo médico (García y De la Barra, 2005).

 Interrupción de la actividad diaria


Un niño hospitalizado es separado del ambiente familiar y escolar; deja de
lado sus actividades cotidianas como jugar, estudiar, relacionarse con sus
compañeros, para enfrentarse a otras situaciones poco conocidas como:
curaciones dolorosas, cambios en la alimentación, contacto con personas
extrañas. Acostumbrarse a normas, hábitos diferentes a los suyos, el llanto de
otros niños y al ruido del hospital. Costas (s.f. citado en Guzmán, 2006).

En caso de los niños con enfermedades crónicas al ser sujetos susceptibles


de repetidas hospitalizaciones, se enfrentan no sólo con el dolor y el temor que
conlleva la enfermedad, sino también al fenómeno de la hospitalización y a la
ausencia de una vida normal, lo que influye también sobre la familia e incrementa las
dificultades respecto a su vuelta al hogar, la readaptación a la escuela, su
resocialización, etc. (González- Simancas y Polaino-Lorente, 1990; citado en López
y Fernández, 2006).

 Pérdida de autonomía e identidad


La organización hospitalaria promueve la despersonalización del paciente
y la dependencia del personal sanitario (en Ortigosa y Méndez).
37
En los niños y sobre todo los niños con enfermedad crónica se mantiene
una estrecha dependencia de su familia, bien porque se opone sistemáticamente a
ella y a su entorno; también por las dietas y restricciones en los hábitos de vida; por
el temor a una crisis aguda; por la necesidad de someterse a frecuentes controles
médicos y de sufrir repetidas hospitalizaciones, etc. Todas estas circunstancias
pueden provocar reacciones especiales que repercuten fuertemente en el
comportamiento y el carácter del niño (Guillén y Mejía, 2002; citado en López y
Fernández, 2006).

 Incertidumbre sobre la conducta apropiada


Durante la estancia hospitalaria, el niño desconoce cuál es el
comportamiento adecuado. La mayoría intenta complacer a los adultos,
ajustando su conducta a las expectativas de los padres y del personal sanitario,
que esperan que se comporte como un “buen paciente”, dócil y obediente a sus
requerimientos, y sin presentar conductas disruptivas que interfieran la labor
profesional (Ortigosa y Méndez, 2000).

2.2.4. Estrés derivado por las relaciones personales

 Separación de los seres queridos


Dotres (1983, citado en Rojas, 2005) refiere que el crecimiento y el desarrollo
es un proceso muy difícil y delicado que depende en gran parte de la conducta de
sus progenitores. El niño tiene depositada su confianza en sus verdaderos padres y
muchas veces no está dispuesto a aceptar una figura sustituta. Sin embargo durante
la infancia se dan episodios de enfermedad que obligan al niño a separarse de sus
padres y a resignarse a aceptar la hospitalización.

Los padres representan para el niño la supervivencia y la separación de


ellos produce un profundo impacto emocional con una gama de manifestaciones
psicológicas tales como: enuresis, problemas de sueño, tartamudeo,
perturbaciones digestivas, ansiedades por separación, estrés, etc.

Para Huamán (1991, en Rojas) la reacción trifásica del niño al separarse


de su familia es la de las “3 -D”. Esta reacción se presenta principalmente en los
niños entre los 9 meses y los 4 años de edad y se acentúa cuando es

38
ocasionado por la enfermedad y hospitalización. La primera fase es llamada de
“Desaliento”, tiene lugar entre 24 y 72 horas después de la separación, se
encuentra un niño excitado que llora inconsolablemente que llama a sus padres y
generalmente se le cataloga como un “mal paciente”. Luego tenemos la fase de
“Desesperación” en el sentido de desesperanza, la cual puede durar varios días,
así tenemos un “buen paciente” que permanece tranquilo en su cama o sentado
en la sala de recreo. La tercera fase es la “De Negación” el niño con su gran
capacidad para negar simplemente lo que es desagradable para él, se vuelve
cooperador y no tiene quejas, y de hecho, puede llevar a cabo sus rutinas diarias
como si no estuviese en el hospital.

 Alteraciones emocionales de los padres


La relación padres –hijos influye notablemente en el ajuste psicológico y
social del paciente pediátrico en la situación hospitalaria como señala Alonso
(2005). Durante ésta experiencia los padres desempeñan un doble papel en la
hospitalización infantil, funcionando como figuras de apoyo y como modelos que
los hijos imitan. Su comportamiento es un referente para los niños; por lo que un
repertorio de conductas paterno adecuado contribuye al bienestar psicológico de
los niños.

Fernández y López (2006) realizan una investigación en la cual se


determina que existe una relación entre el miedo infantil percibido por los padres
y el estrés infantil por hospitalización, encontrándose una posible trasferencia de
emociones entre padres e hijos. Por tanto, el apoyo del grupo familiar en su
interacción con el enfermo puede favorecer mucho su recuperación, siendo
necesario otorgar a la familia el grado de participación que le corresponde en el
proceso quirúrgico, pero a la vez corregir los modos de interacción personal y de
adaptación al estrés que suelen provocar complicaciones.

 Contacto con desconocidos


Una vez en el medio hospitalario el niño debe relacionarse con adultos
desconocidos que toman decisiones acerca de él; debe adaptarse a rutinas

39
(horarios, comida, aseo) claramente distintas de aquellas a las que está
acostumbrado; encuentra a niños que están atravesando, como él, la experiencia de
la hospitalización y con quienes debe aprender a establecer relación; se ve inmerso
en un mundo que ha desarrollado una tecnología de la que poco o nada se conoce
en el exterior; se somete a procedimientos dolorosos o molestos (cirugía, curas,
inyecciones); es posible que pase momentos solo, mientras los padres realizan
gestiones, o puede que se halle ingresado en una cámara de aislamiento o en una
unidad de cuidados intensivos, donde el acceso de familiares está muy limitado
(Inarejos, 2007).
En el nuevo ambiente, el niño se ve obligado a asimilar múltiples cambios. De
repente tiene que interactuar con muchas personas a quien no conoce. Entre ellos
están los profesionales de la salud (médicos, enfermeras), quienes examinan su
cuerpo y lo someten a diversas intervenciones, que en ocasiones se tornan
molestosas o dolorosas (Duran et al, s.f. citado en Serrada, 2007)

2.3. Factores Amortiguadores

Tabla 8
Factores amortiguadores del estrés en la hospitalización infantil

Factores Ambientales
Entorno Físico Apoyo Social Factores Personales
 Ambiente agradable y  Habilidades paternas:  Temperamento fácil
relajante: De afrontamiento  Experiencias
Arquitectura Educativas previas positivas
Mobiliario  Recursos económicos  Habilidades del
Decoración  Disponibilidad horaria niño:
De afrontamiento
De autocontrol y
 Información apropiada: autocuidado
Normas del hospital (horarios, visitas, etc.)
Procedimientos médicos (motivos,
descripción, etc.)
Reacciones del niño (sensaciones,
sentimientos, etc.)
 Relación cálida y cordial de los
profesionales de la salud con el niño y
sus padres:
Habilidades de comunicación
Habilidades de reforzamiento
Nota. Tomado de Ortigosa y Méndez (2000).

Los niños cuentan con factores ambientales y personales, que permiten amortiguar
el impacto de los estresores que perciben durante la hospitalización (Véase Tabla 8). Estos
repercuten significativamente durante el tiempo de hospitalización.
40
2.3.1. Factores Ambientales

 Entorno físico
Para crear un mejor ambiente hospitalario para el niño, tomando en
consideración su edad, García y De la Barra (2005) recomiendan:

1. Ambiente físico: Es necesario ambientar el lugar, de modo que resulte


poco amenazante para el niño, el ambiente físico debe ser adecuado en términos de
temperatura, iluminación, ventilación y seguridad. Ej.: La implementación de un
periódico mural donde los niños puedan exponer sus trabajos, sobre todo para
aquellos con estadías prolongadas y/o repetidas en el hospital.

2. Implementación de espacio y comodidades para acompañante: Es ideal


contar con sofá-camas para que se facilite la compañía durante la noche.

3. Distribución de salas según etapas de desarrollo: Esto facilita la adaptación


del niño a la situación de hospitalización y le permite compartir con el grupo de
pares.

4. Cantidad de niños por sala: El respeto por esta medida incidirá en la


comodidad de los padres y de los niños que están en el hospital. Mientras más niños
haya en la sala, de menos espacio se dispondrá.

5. Implementación de una sala de juegos: O también implementar el uso de


una carreta de juegos que sea llevada a las distintas salas en donde los niños están.
Una biblioteca infantil con libros para niños de diferentes edades y otros didácticos
relacionados con asuntos médicos. También se pueden incorporar películas
tradicionales y conocidas.

6. Preparación para procedimientos: Implementación de programas con


actividades para facilitar los procedimientos médicos y quirúrgicos, y así aminorar las
reacciones del niño ante la hospitalización; algunos de ellos podrían incorporar
juegos que permitan la expresión de sus emociones y sentimientos, manipular los
instrumentos médicos, implementar videos infantiles, didácticos y educativos en
relación a las situaciones que el niño vive, a través del relato de niños que han
pasado la misma experiencia de hospitalización. También se puede facilitar la
participación del niño en sus propios cuidados e higiene, de tal forma que recupere
la sensación de control sobre sí mismo y su ambiente.

41
7. Preparación para hospitalización: En cirugía programada se recomienda
que el niño conozca con anterioridad el hospital junto a sus padres. Se pueden
confeccionar folletos explicativos o cuentos cortos que sean entregados al niño a su
ingreso y/o videos ilustrativos.

8. Organización de las visitas: Es posible organizar un sistema de visitas, que


se adapte a cada caso en particular y que sea coordinado por una enfermera

 Apoyo social

 Familiar
Los padres desempeñan una doble función como figuras de apoyo en el proceso
hospitalario. Por un lado, son los principales agentes que proporcionan estimulación
placentera y reforzamiento positivo; por otro, actúan como modelos de afrontamiento
que el niño observa e imita.

El afrontamiento paterno adecuado de la hospitalización, incluyendo el apoyo al


hijo, minimiza el impacto negativo de la hospitalización. En esta línea, la situación
económica y laboral favorable permite a la familia mayor disponibilidad de tiempo y
contribuyen a que los cuidados dispensados sean de más calidad. (En Ortigosa y
Méndez).

 Sanitario
La información precisa y adecuada sobre la hospitalización ayuda a mitigar el
estrés. Así también encontramos que las relaciones cálidas y cordiales de los
profesionales de la salud con el niño y sus padres ejercen un efecto positivo.

El personal de enfermería puede hacer mucho para ayudar a los enfermos en los
distintos avatares de su progreso de adaptación psicológica a la cirugía:

El personal sanitario y las enfermeras, en su trato deben


comportarse de forma cálida, ya que ellos son los que conocen,
mejor que los médicos, los vaivenes de los estados de ánimo de los
pacientes. Ello es atribuible a que mantienen con los enfermos un
trato más prolongado, que incluye la intimidad del contacto cotidiano

42
con el paciente y sus necesidades corporales, compartir muchas
horas con él y su familia, y el hecho de ser las primeras personas
que son llamadas ante cualquier dolor o problema. Todo esto otorga
una gran trascendencia a la calidad que tenga la atención de las
enfermeras; dicha atención puede ser fuente de tranquilidad y
reaseguramiento para muchas personas que, por estar enfermas y
tener que ser operadas, suelen hallarse bastante desconcertadas o
angustiadas (Alonso, 2005, p. 59)

Es entonces de gran utilidad que la enfermera destine un tiempo para jugar y


hablar con el niño, ayudando a permitir la descarga afectiva del enfermo abrumado
por la angustia, lo cual ayuda al control psíquico de todos los elementos traumáticos
que lo amenazaron o lo amenazan todavía.

2.3.2. Factores Personales

 Edad
El desarrollo cognitivo, afectivo, motor y social depende de la edad,
determinando la capacidad de procesamiento de información, el lenguaje
comprensivo, la expresión verbal de sentimientos y necesidades, el grado de
autonomía personal, etc. La edad se relaciona con la forma de afrontar la
hospitalización. Así, los niños de mayor edad emplean estrategias más activas de
afrontamiento (Lamontagne, 1988; citado en Ortigosa y Méndez, 2000).

El desarrollo cognitivo, como señala García y De la Barra (2005) le permite al


niño entender de diferentes maneras la situación vivida y mostrar variadas
preocupaciones en relación a ésta. El desarrollo socio emocional, por otro lado
posibilitará grados de resiliencia frente al proceso de hospitalización. Para un
adecuado desarrollo cognitivo y socio afectivo es fundamental la relación vincular
temprana con las figuras de apego. Esta relación permitirá que ocurran engranas y
matrices neurofisiológicos que posibilitarán una construcción psicológica y relacional
adecuada, además de un mejor enfrentamiento al estrés

Cabe resaltar que según la edad y nivel cognitivo del niño, se observan
diferencias en la concepción de enfermedad (véase Tabla 16. Cap. III).
Tomando en consideración la edad que presenta el niño se recomienda
durante el periodo de hospitalización (Cruz Roja Juventud Galicia; 2004):

43
Primera Infancia
 Favorecer un sentimiento de confianza del niño y de la niña hacia
aquellas personas que son más cercanas. Las voces, caricias, y juegos
de estas personas permitirán percibir al niño o niña que sus necesidades
vitales se verán satisfechas a pesar de los cambios producidos en su
entorno.
 Animar a los padres y madres a permanecer al lado de sus hijos e hijas
durante el período de hospitalización con el fin de reducir su ansiedad.
Animarles igualmente a que proporcionen en el hospital los objetos más
significativos para los niños y niñas (un muñeco, un peluche,...) que
posibiliten un ambiente de mayor familiaridad en el entorno hospitalario.
 Estimular la autonomía del niño y de la niña promoviendo la adquisición
de nuevas habilidades como caminar, alimentarse, vestirse, controlar
esfínteres, habilidades de exploración del entorno,dado que pueden
verse privados de ellas en un momento de enfermedad u hospitalización.
 Promover que los padres y madres presenten al personal sanitario y al
Animador/a Hospitalario/a como personas "amigas" en las cuales el niño
y la niña puedan depositar su confianza.
 Promover que el personal hospitalario interaccione con el niño y la niña
de un modo lúdico y que el menor lo perciba como cercano.
 Favorecer la realización de actividades que potencien habilidades
perceptivas, motoras, de conocimiento y sociales

De los tres a los seis años


 Proporcionar la información adecuada para que éstos tengan una mayor
comprensión de todo lo relativo a su enfermedad. Así se obtendrá por su
parte una mejor reacción ante determinadas situaciones, dado que el
menor no entiende por sí mismo los efectos positivos que determinadas
acciones puedan producir en su enfermedad.
 Favorecer en el niño y la niña la toma de decisiones y la realización de
elecciones.
 Favorecer por parte de las diferentes personas que rodean al niño y a la
niña, un refuerzo de todas aquellas habilidades donde éste/a ya había
conseguido cierta competencia antes de su enfermedad u
hospitalización. Debido a que pueden aparecer retrocesos como

44
consecuencia de un incremento de la sobreprotección materna/paterna
durante la estancia hospitalaria (Ej. volver a mojar la cama, chupar el
dedo, hablar incorrectamente, etc.)

De los siete a los once años


 Favorecer el desarrollo del aprendizaje y de las tareas educativas
durante la permanencia en el hospital, a través de la realización de
actividades que se adapten a la situación física del niño o niña.
 Favorecer la realización de actividades que permitan la relación con
los/as iguales, además de las visitas de amigos y amigas, el envío de
cartas…
 Proporcionar por parte de los familiares un clima que favorezca su
independencia y que le permita sentirse activo/a.
 Favorecer la comprensión por parte de los padres y las madres de
determinadas conductas por parte del niño como puede ser el
incremento del pudor y de la necesidad de intimidad ante determinadas
pruebas médicas o situaciones que se puedan dar en este sentido dentro
del contexto hospitalario.

 Sexo
Algunas investigaciones apoyan la idea de que las mujeres perciben el
entorno más amenazante que los hombres, aunque atraviesan más o menos las
mismas circunstancias.

Oros y Vogel (2005) en su estudio “Eventos que generan estrés en la


infancia: diferencias por sexo y edad”, trabajó con 345 niños de ambos sexos (173
varones, 172 niñas) de clase socioeconómica media, comprendidos en un rango de
edad de 8 a 13 años, quienes concurren a diferentes escuelas públicas de la ciudad
de Diamante, Argentina. Concluyendo que en las niñas predominan estresores que
tienen fuerte contenido social y emotivo como los favoritismos, la necesidad de estar
acompañadas, la nostalgia por personas que ya no están, la preocupación por los
demás, los problemas económicos y sociales a gran escala; y en los varones
estresores que comparten un carácter más bien lúdico.

Báguena Chisbert (1998; citado Ortigosa y Méndez, 2000) son más


específicos en relación a niños hospitalizados, ellos realizan una investigación donde
administraron el Inventario de Miedos Infantiles de Pelechano (1981) a 837 niños y

45
adolescentes, de 10 a 14 años, encontrando que las chicas puntuaron
significativamente por encima el miedo al daño físico, a la muerte y a la sangre,
excepto en el grupo de edad de 14 años el miedo a la sangre.

 Experiencias previas
Las experiencias pasadas influyen en como el niño afronta la hospitalización.
Las relaciones médicas u hospitalarias anteriores afectan de forma diferente en
función de su naturaleza. Si fueron breves, intensas y negativas existe una elevada
probabilidad de producir sensibilización aumentando la vulnerabilidad infantil,
mientras que si resultaron altamente positivas contribuyeron al ajuste del niño a la
nueva situación. Las experiencias previas son de gran influencia en las respuestas
de los niños ante futuras hospitalizaciones.

Trianes (2002) refiere que se debe tener en cuenta que en edades inferiores
a los 6 y 7 años, los niños presentan menos capacidad cognitiva para tener un
recuerdo exacto de la experiencia anterior, y pueden distorsionar el recuerdo
fácilmente, aumentando la intensidad o el dolor del procedimiento temido, así como
presentar creencias infundadas e inexactas.

 Afrontamiento al estrés
La hospitalización es una contingencia en la vida del niño puesto que es algo
que no se prevé en la mayoría de los casos, por lo tanto trae consigo una serie de
repercusiones de diferente índole porque el niño está expuesto a eventos
estresantes que tiene que afrontar con los recursos adaptativos con los que cuenta;
al ser un evento nuevo por el que tiene que pasar no sabe cómo poner en práctica
sus habilidades en la resolución de problemas y si éstas funcionarán, lo que le
producirá ansiedad (Guzmán, 2006).
Las capacidades de afrontamiento del niño se observará en relación al
impacto de la hospitalización; el cual está relacionado con un factor circular de
vulnerabilidad (término que hace alusión al impacto que tienen los estresores en las
personas), lo cual dificulta alcanzar un estado de bienestar y disminuye la capacidad
(pluralidad de factores que posibilitan el desarrollo de potencialidades en la
persona), por consiguiente refiere Guzmán, los niños internados quedan desvalidos
y sin recursos personales para hacer frente a los eventos traumáticos que conlleva la
hospitalización (Véase Figura 2).
46
Figura 2. Modelo de retroalimentación negativa entre la hospitalización y el afrontamiento.
Nota. Tomado de Guzmán (2006).

Según la percepción de cada niño; afirma Ortigosa y Méndez (2000) estos


pueden adoptar dos tipos de conducta ante la hospitalización como estrategia de
afronte a ella; la primera hace relación a cualquier acción física y cognitiva para
escapar o mitigar el efecto de la situación estresante (como ignorar al médico,
dormir, evitar pensar en ello, ver la televisión, etc.); mientras que la segunda consiste
en relaciones con otras personas (por ejemplo, solicitar la presencia de los padres,
coger a al guien de la mano, llamar a los amigos por teléfono, hablar con el
compañero de la habitación, etc.).

En una investigación hecha en Perú por Lirón (2009) se describe los controles y
tolerancia al estrés en un grupo de 20 niños de 6-10 años diagnosticados con cáncer
comparados con 20 niños sanos, con las mismas características demográficas y
socioeconómicas. Los resultados indican que los niños con cáncer son sumamente
evitativos y defensivos frente al ambiente ya que éste les resulta amenazante.
Además, se observa que cuentan con mayor capacidad para tolerar altos niveles de
estrés, sin embargo sus recursos se encuentran inhibidos lo cual hace que ejerzan
mucho control sobre sí mismos, presentando malestar interno e intenso, dejándolos
sin la capacidad de apoyarse en el ambiente. Por otro lado, se encontró que la
leucemia y la quimioterapia resultan los más difíciles en cuanto a malestar vivido y
dificultades de afrontamiento.

47
A su vez; Beuf (1989, citado en Ortigosa y Méndez, 2000) refiere que existen
cinco tipos de niños en función del afrontamiento de la hospitalización:

1. “El niño salvaje”. Protestas e intenta saltarse las normas para preservar su
identidad y poder dentro de la institución.
2. “El huésped gregario”. Patrón de conducta opuesto al anterior, conocido
tradicionalmente como el buen paciente. Evita las protestas, respeta las
normas y coopera con el personal sanitario.
3. “El paciente que adopta el papel de enfermo”. Utiliza la enfermedad
(permanece acostado, se preocupa por la salubridad de los alimentos, se
interesa por los resultados de las analíticas, etc.)
4. “El pequeño estudiante de medicina” .Es común en hospitalizaciones
repetidas. Emplea terminología médica, conoce las normas y los derechos
del paciente.
5. “El caso de aislamiento y depresión”. No expresa sus pensamientos ni sus
emociones. Evita el contacto con otros pacientes pediátricos y con el
personal sanitario, resultando difícil establecer relaciones con él.

2.4. Repercusiones negativas

La mayoría de los niños que pasan por la experiencia de una hospitalización


“simple” son capaces de afrontarla sin que surjan efectos a largo plazo en su conducta.
Unos pocos, especialmente los que pertenecen a grupos de edad vulnerable, o aquellos
en los que las relaciones preexistentes con profesionales de la salud son difíciles, o los
niños que padecen una enfermedad o accidente importante; pueden afrontar la
situación con dificultad y requerir atención especial .

Kain y Mayes (1996, citado por Inarejos 2007) Hallaron que una proporción
significativa de niños hospitalizados seguían mostrando miedos médicos incluso un año
después de ser dados de alta.

Entre las reacciones más típicas ante la hospitalización del niño según Alonso
(2005), se encuentran:

1. La regresión: Es frecuente que el niño exhiba conductas propias de una edad


menor a la que en realidad se encuentra. Ejemplo: enuresis, encopresis,
alteraciones del lenguaje, trastornos de la alimentación, problemas de la
disciplina, cuando ya se habían superado estas etapas.

48
2. Depresión: Es otro forma de respuesta del niño que puede surgir por efectos
directos de una enfermedad, debido a la restricción en el ambiente
hospitalario o, por la separación de los padres como consecuencia de la
hospitalización. Se suelen producir trastornos físicos con equivalentes
depresivos: cambios en la conducta motora, trastornos digestivos (rechazo
de los alimentos, diarrea infantil), trastornos del sueño, etc.

3. Ansiedad, nerviosismo e inquietud: Esta es la respuesta más común del niño


ante la enfermedad y la hospitalización, normalmente provocada: o por los
conflictos psicológicos que se producen en el niño, consecuencias de la
inadecuada comprensión del significado de su enfermedad; o por los estados
de indefensión y desesperanza que conducen a una baja autoestima.
También se pueden producir concomitantes fisiológicos de la ansiedad:
taquicardias, palpitaciones, diarrea, vómitos, sudoración, sensaciones de frío
y calor, cefaleas, disfonías, alteraciones del sueño, etc. El temor que un niño
puede sentir hacia la hospitalización, hace que se vuelva exigente con sus
padres, demandando no solo su presencia física, sino también su constante
cariño y aliento.

4. También se pueden añadir las reacciones como: malestar, dolor, ira,


agresividad e irritabilidad, aumento del comportamiento estereotipado de
naturaleza compulsiva o ritualista, aparición de miedos o fobias y
sentimientos de culpabilidad e inseguridad, cambios en la imagen corporal,
temores evocados de pérdida de autocontrol, apatía, actitudes de rechazo,
comportamientos de gran dependencia, un débil control sobre sus impulsos y
una tenue auto imagen, conflictos de independencia/ dependencia que se
manifiestan en una tendencia hacia el aislamiento y en una gran
desconfianza o problemas de interacción social

Del mismo modo Ortigosa y Méndez (2000) refieren que algunos niños presentan
alteraciones como consecuencia de la hospitalización, siendo las más frecuentes (véase
Tabla 9)

Tabla 9
Repercusiones negativas de la hospitalización infantil

49
 Sustitución de comportamientos recientemente adquiridos por otros
extinguidos en fases evolutivas anteriores (por ejemplo, recuperación
espontanea de la conducta de chupeteo del pulgar)
 Alteraciones del estado de ánimo: estados depresivos, distimia, etc.
 Fobias médicas. sangre, inyecciones, daño.
 Miedos a la muerte, a adquirir una enfermedad, a las batas blancas, a
pruebas diagnosticas (por ejemplo, rayos X), a atragantarse con la
ingestión de fármacos, a los hospitales, etc.
 Ansiedad de separación
 Mutismo y retraimiento social
 Alteraciones somatoformes: hipocondría, afonía secundaria a
amigdalectomia, etc.
 Alteraciones de la conducta alimentaria: conducta negativista ante la
comida, hiperfagia, etc.
 Trastornos del sueño y otros relacionados: insomnio, pesadillas, fobias
a la oscuridad, etc.
 Trastornos de la eliminación: enuresis, encopresis.
 Trastornos de tics: faciales, palpebrales, etc.
 Agresividad.
Nota. Tomado de Ortigosa y Méndez (2000).

Capítulo III
Intervención Psicológica
50
3.1. Evaluación psicológica

Es importante saber cuando un niño ingresa al hospital; ¿Cómo este ingresa? y


¿Cómo los estímulos que recibe repercuten en él?; siendo la evaluación psicológica una de
las principales herramientas para obtener la información requerida.

Para ello, los objetivos de la evaluación serían según Palomo (1995, citado Quiles,
Ortigosa, Méndez & Pedroche, 1999):

1. Conocer como un determinado niño percibe diversos acontecimientos


que ocurren en la experiencia de la hospitalización, si se siente
afectado y como se comporta entre ellos.

2. Averiguar cómo los padres o familiares perciben la experiencia de


tener un hijo hospitalizado, se sienten afectados y se comportan ante
ella.

3. Saber cómo los padres se relacionan con lo hijos antes, durante y


después de la citada experiencia.

4. Planificar el programa de preparación en función de los datos


obtenidos, el motivo de la hospitalización, las características
individuales y los recursos personales y materiales disponibles.

Quiles y Pedroche (2000; en Ortigosa y Méndez), refiere que se debe considerar


también que la evaluación psicológica en hospitalización puede presentar algunas
dificultades propias del entorno hospitalario, como:

o Periodos disponibles para la hospitalización: Existe situaciones en las cuales


se cuenta con poco tiempo para la evaluación.
o Enfoque evolutivo: Selección adecuada de instrumentos que permitan
considerar la edad, el nivel de desarrollo, vocabulario y capacidad de
comprensión.
o Especificidad de las pruebas de evaluación: La evaluación al niño
hospitalizado generalmente se realiza con instrumentos generales,
desarrollados y validados en población no hospitalizada.

51
o El remitente no es la persona objeto de la evaluación: los pacientes (niños)
son referidos por los adultos responsable, por lo cual los instrumentos deben
se atractivos para que sean aceptados fácilmente.
o Control del medio: Estudio de las variables ambientales que afectan a la
respuesta del pequeño a los estresores hospitalarios.
o Los momentos de evaluación han de coincidir con las situaciones más
estresantes de la experiencia hospitalaria.

3.2. Técnicas Psicológicas utilizadas para la evaluación

Las técnicas psicológicas utilizadas para la evaluación del niño, según Moreno,
Blanco & Rodríguez (1992) podrían ser subdivididas de la siguiente manera, tomando en
consideración como criterio diferenciador las fuentes de información consultadas:

 Procedimientos Autoaplicados (Autoinformes, Auto- observación)

 Procedimientos Hetero-aplicados (Entrevista, Observación y Registro


directo y Técnicas Psicofisiológicas)

3.2.1. Técnicas Auto - Aplicadas

3.2.1.1. Autoinforme
Las medidas de autoinforme, a través de sus diferentes formatos, permiten
acceder al estado subjetivo del paciente, con el fin de valorar sus cogniciones y
reacciones emocionales ante la experiencia hospitalaria.

Existen diversos tipos de autoinforme, según refiere Quiles, van – der


Hofstadt & Quiles (2004) que se adaptan a diferentes necesidades y estados del
desarrollo del paciente pediátrico. Los métodos más comunes son: métodos
proyectivos, entrevistas, escalas analógicas visuales, autorregistros y cuestionarios.
Los tres últimos son los más utilizados por la sencillez del procedimiento y porque se
adaptan mejor a la evaluación rápida y fiable tan necesaria en el medio hospitalario.
Menor atención ha recibido la entrevista y las pruebas proyectivas.

52
3.2.1.1.1. Cuestionarios de evaluación

 Cuestionario para niños


Los autoinformes para niños, tienen la finalidad de evaluar y determinar
la experiencia del niño hospitalizado en relación a las respuestas que este
emite, esto es considerando los conceptos de dolor, miedo infantil (miedo
hospitalario), estresores quirúrgicos y afrontamiento en los niños (véase Tabla
10). A través de investigaciones se han ido creando cuestionarios que permiten
evaluar estos aspectos, aunque aún se requiere mayor investigación.

Quiles, Ortigosa, Méndez & Pedroche (1999), realizaron un estudio


con una muestra de 382 sujetos, de ambos sexos de 11 a 14 años, el objetivo
del presente trabajo fue realizar un estudio piloto del Cuestionario de
Preocupaciones sobre Cirugía Infantil (CPCI), diseñado para evaluar los
aspectos de la intervención quirúrgica que preocupan al niño. Los resultados
mostraron preocupaciones relativas a (1) hospitalización, (2) procedimientos
médicos, y (3) enfermedad y sus repercusiones. Tras los análisis psicométricos
la versión definitiva del cuestionario quedó finalmente reducida a 23 ítems
(véase Anexo).

 Cuestionarios para padres


La evaluación de los padres tiene la doble finalidad de permitir que los
progenitores valoren el comportamiento de su hijo, antes, durante y después de
la experiencia hospitalaria. Y también permite acceder a su vivencia de la
hospitalización, sentimientos, malestar y preocupaciones (véase Tabla 11).

Tabla 10
Cuestionario para niños utilizados en la evaluación psicológica hospitalaria

CUESTIONARIO DE DEPRESIÓN CUESTIONARIOS DE ANSIEDAD


Inventario de Depresión Infantil Kovacs y Beck (1977) Escala de Ansiedad Manifiesta de Castaneda, McCandless y
(Children Depression Inventory CDI). Niños (Children Manifest Anxiety Palermo (1956)
53
Scale, CMAS).

Cuestionario de Depresión para Lang y Tisher (1978) General Anxiety Scale for Children Sarason et al.,(1960)
Niños (Children Depression Scale, (GASC)
CDS).
Cuestionario de autoevaluación Spielberg, Edwards,
CUESTIONARIO DE INFORMACIÓN ansiedad-estado en niños Lushene, Montuori Y
(STAIC-E) Platzek (1990)

Test de información hospitalaria Faust y Melamed Escala de Ansiedad Infantil (AI) Sosa et al.(1993)
(Hospital Information Test) (1984)
Cuestionarios de procedimientos Malestar Emocional (Emotional Reid, Gilbert, McGrath,
hospitalarios (Hospital Procedures Toler (1985) Distress) Chipuer, Ellerton y Ritchie
Questionnaire) (1994)

Test de información sobre el hospital Melamed, Dearborn y Ansiedad anticipatoria ante la Palermo, Drotar y Lambert
(The Hospital Information Test) Hermecz cirugía (Anticipatory Sugery (1998)
Distress)
Cuestionario de conocimiento
(Information Questionnaire) Gillis (1990) CUESTIONARIOS DE CONDUCTAS DE AFRONTAMIENTO
Spirito, Stark y
CUESTIONARIOS DE MIEDOS HOSPITALARIOS Afrontamiento infantil (The Kidcope) Williams (1981)
Escala de Apreciación de Miedos al Relamed y Siegel Medida de disposición del niño (Child Peterson y
Hospital (EAMH) (1975) Disposition Measure) Shigetomi (1981)

Cuestionarios de Miedos Roberts, Wurtele, Inventario de estrategias de afrontamiento Endler y Parker


Hospitalarios (Hospital Fears Ginther y Elkins (1981) ante situaciones estresantes (The Coping (1990)
Questionnaire) Inventory for Stressful Situations, CISS)

Cuestionario de miedos médicos Aho y Erickson (1985) Historia de uso de estrategias de Palermo, Drotar y
infantiles (Children Medical Fears afrontamiento (History of Coping Strategy Lambert (1998)
Questionnaire) Use)

Escala de Estimación de 11 Miedos Rodrigue, Graham- Modo de afrontamiento prequirurgico: Cohen y Lazarus
(The 11 Fears Rating Scale) Pole, Kury, Kubar y dimensión evitadora-vigilante (The (1975)
Hoffman (1995) preoperative mode of coping interview:
Avoidant-vigilant dimensión)
Escala de preocupaciones sobre la Quiles, Ortigosa y
cirugía infantil: Forma niños Méndez, 1998 CUESTIONARIOS DE CREENCIAS SOBRE LA CIRUGIA
Creencias sobre los analgésicos
CUESTIONARIOS DE ACTITUDES HACIA LA SALUD (Pain Medicine Beliefs) Mizell, Lambert, Drotar, y
Jacopson (1994)
Cuestionario de actitudes hacia el
cuidado de la salud (The children Bush y Holmbeck CUESTIONARIOS DE RECUPERACION FUNCIONAL
Health Care Attitudes Questionnaire) (1985)
Inventario de discapacidad
CUESTIONARIOS DE DOLOR functional (The Functional Walker y Zeman (1991)
Disability Inventory)
Richardson, McGrath,
Diario de dolor (Pain Diary) Cunningham y ESCALA DE OBSERVACION
Humphreys (1983)

Cuestionario de afrontamientos de Reid, Gilbert y Cuestionario de conductas pre y Vernon, Schulman y Foley,
dolor (The pain Coping McGrath(1998) poshospitalarias 1966. Revisión de
Questionnaire) McClowry y McLeod (1990)

Escala de Observación de Ortigosa, Méndez, Quiles y


ESCALA DE LOCUS DE CONTROL conductas de ansiedad durante la Pedroche (1998)
hospitalización

Escala de locus de control de Nowicki y Strickland Escala de Observación de Estrés Gonzalez y Montoya (2000)
Nowicki- Strickland (CNS-IE). Sosa (1985) Posquirúrgico (EODP)

Nota. Adaptado de Quiles y Pedroche (Ortigosa y Méndez 2000); y Ortiz, 2006 (véase anexos).
Tabla 11
Cuestionarios para padres utilizados en la evaluación psicológica hospitalaria infantil
CUESTIONARIOS DE ANSIEDAD

54
The Zuckerman Adjective Checklist “Listado de Adjetivos De Zuckerman Zuckerman (1960)

Rae (1981)
Adjective Checklist “Listado de Adjetivos”
Robinson y Kovayashi (1990)
Parent Questionnaire “Cuestionario de padres”

CUESTIONARIOS DE INGLES

Parenting Stress Index (PSI) “Índice de estrés paterno” Abidin (1990)

CUESTIONARIOS DE PREOCUPACIONES

Concers Scale “Escala de preocupaciones” Youngblut y Jay (1991)

Cuestionario de preocupaciones sobre la cirugía infantil (en preparación) Méndez y Cols.

CUESTIONARIOS DE DOLOR

Parent Diary “Diario para padres” Meng y Zastowny (1982)

CUESTIONARIOS DE AFRONTAMIENTO

History of Coping Questionnaire “Cuestionario de Historia de Afrontamiento” Peterson, Ridley – Johnson, Tracy y
Mullins (1984)

CUESTIONARIO DE INFORMACION

Information Questionnaire “Cuestionario de información” Visintainer y Wolfer (1975)

CUESTIONARIO DE HABILIDADES DISCIPLINARIAS Y RELACION CON LOS HIJOS

Child Development Questionnaire (CDQ) “Cuestionario de Desarrollo Infantil” Zabin y Melamed (1980)

Mother Child Relationship Evaluation (MCRE) “Evaluacion de la Relacion


Madre- Hijo” Roth (1980)

CUESTIONARIO DE HISTORIA Y PERCEPCION DE LA ENFERMEDAD

Illness History Questionnaire “Cuestionario de Historia de Enfermedad” Rasnake y Linscheid (1689)

Parent´s Questionnaire “Cuestionario de Padres” Melamed y cols (1983)

Maternal Perception of Seriusness of Child´s Illness “Percepcion Materna de la Berenbaum y Hatcher (1990)
Gravedad de la Enfermedad del Niño”

CUESTIONARIOS DE CONDUCTAS POSHOSPITALARIAS

The Post- Hospital Stress Index for Children (PSIC-C)”Indice de Estrés Melnyk, Alpert – Guillis, Hensel,
Poshospitalario para Niños” Cable-Beiling y Rubenstein (1997)

The Behavior Problem Checklist “Listado de Problemas de Comportamiento” Melamed y Cols. (1976)

CUESTIONARIOS DE SATISFACCION

Satisfaction Questionnaire “Cuestionario de Satisfacción” Visintainer y Wolfer (1975)

Nota. Tomado de Ortigosa y Méndez (2000).

3.2.1.1.2. Métodos Proyectivos

55
Quiles et al. (2004) refiere que existen diferentes tipos de métodos proyectivos;
siendo uno de los más comunes, la interpretación de los dibujos del niño, ya que estos
pueden ser una forma de expresión de su dolor. Determinadas características de los
dibujos, como densidad de las líneas, número y tipo de figuras, inclusión de partes del
cuerpo (dientes, ojos, miembros, cabeza y genitales) y/o lesiones en las zonas
representadas pueden ser un reflejo del estado anímico del niño.

Otro tipo de pruebas se basan en la selección de colores, dibujos, interpretación de


caricaturas, etc. Así, por ejemplo, diversas investigaciones han mostrado que el color rojo y
negro son los más utilizados para representar el dolor, independientemente de la situación,
edad o sexo del niño

3.2.1.1.3. Escalas de intervalo

Las escalas de intervalo permiten que los pacientes infantiles proporcionen


información directa sobre la gravedad, localización, duración e intensidad del dolor, así
como conocer la respuesta a los diferentes tratamientos (Quiles et al.; 2004). Sin embargo,
se plantea la dificultad de establecer intervalos regulares para una experiencia perceptual
continua, a lo que se añade la dificultad cognitiva de los más pequeños para comprender la
etiquetas (especialmente las verbales).

Para la selección de una de estas escalas se debe tener en cuenta que los niños de
5 a 7 años no tienen capacidad de diferenciar entre ellos mismos y su entorno, su definición
de dolor es “algo” o “alguna” cosa. A partir de los 7 a los 10 años empiezan a diferenciar
entre ellos y los otros y definen el dolor como sensación, y a partir de los 11 años ya existe
una clara diferencia entre ellos y los otros, de manera que la palabra que usan hace
referencia a sufrimiento de tipo físico y psíquico (véase Tabla 12).

Dentro de las escalas de intervalo se incluyen, según Quiles et. al. (2004):
 Escalas numéricas y verbales
 Escalas analógico-visuales.

 Escalas numéricas y verbales

56
En este tipo de pruebas se mide la intensidad del dolor la cual se
gradúa en intervalos con etiquetas numéricas o verbales (de 0 a 5 o de 0 a 10;
nada de dolor/dolor ligero/moderado/intenso). Un ejemplo de este tipo de
escalas es The numeric pain scale/“Escala numérica del dolor” en la que los
niños evalúan su dolor en un continuo de 0 a 10, donde 0 es ausencia de dolor
y 10 el peor dolor posible (Ver Figura3 )

Figura 3. Escala numérica del dolor.


Nota. Tomado de Quiles et.al. (2004).

También son muy utilizadas las escalas tipo Likert con cinco puntos o
niveles que suelen ir asociados a palabras que sirven para designar el
incremento de malestar en cada nivel: nada, poco, medio, bastante y mucho.
Existe una variedad de estas escalas que es el termómetro de dolor,
normalmente numerada de 0 a 10 donde 0 representa “ausencia de dolor” y
10 “el peor dolor posible”. El niño señala la intensidad de su dolor coloreando
la barra de mercurio del termómetro (Ver Figura 4).

Figura 4. Termómetro del dolor.


Nota. Tomado de Quiles et.al. (2004).

Así también se usa la Escala de valoración del dolor de los vasos


(The Glassess Rating Scale) (véase Figura 5); esta es una escala tipo Likert
con cinco puntos o niveles que va asociado a palabras para designar el
incremento de malestar en cada nivel: nada, poco, medio, bastante y mucho.
57
Figura 5. Escala de valoración del dolor de los vasos (The glasses rating
scale).
Nota. Tomado de Quiles et. al. (2004).

 Escalas analógico-visuales (VAS).

Estos instrumentos son de tipo gráficos, los cuales utilizan


representaciones visuales concretas del continuum de dolor (por ejemplo,
rostros felices o tristes, termómetros de dolor y gamas de colores). Su
principal ventaja para su uso con los niños es que no requiere que estos
entiendan los números o las palabras asociadas al dolor. Estas escalas son
instrumentos válidos y fiables para la evaluación del dolor y la ansiedad en
niños mayores de cuatro años.

Existen varios tipos de escalas gráficas que difieren tanto en el


formato como en el grado de evaluación de sus propiedades psicométricas.
Las escalas de color se consideran más adecuadas para niños de 3-4 años; a
partir de esta edad se puede emplear la numérica y la analógica. Con los
mayores de 13 años se emplean las escalas numéricas, analógicas y
verbales.
Tabla 12
Escalas graficas de autoinformes utilizadas con niños y adolescentes
DISEÑADOS PARA NIÑOS
INSTRUMENTO EDAD REFERENCIA
Oucher 3-12 Beyer, 1984

58
Fichas de Poquer (Poquer Chip) 4-12 Hester,1979

Termometro del dolor (Pain Thermometer) 4-8 Molsberry,1979

Escala de Color (Color Tool) 4-10 Eland,1981

Escala del Dolor (Pain Ladder) 4-13 Hay,1984

Escala Facial (Facial Scale) 5- McGrath, de Veber y Hearn, 1985

Escala de Evaluacion de Caras (Faces) 3-18 Whaley y Wong,1987

Pain Rating Scale 4-10 Eland,1981


Escala de Color (Color Tool)

Escala del Dolor (Pain Ladder) 4-13 Hay,1984


Escala Facial (Facial Scale) 5- McGrath, de Veber y Hearn, 1985

Escala de Evaluación de Caras (Faces Pain Rating 3-18 Whaley y Wong,1987


Scale)
DISEÑADOS PARA ADULTOS Y ADAPTADOS PARA NIÑOS
Escala Visual Analógica 5- McGrath, de Veber y Hearn, 1985
(Visual Analoge Scale)

Escala de Evaluación Grafica 9-12 Abu –Saad y Holzemer, 1981


(Graphic Rating Scale)

Escala de Evaluación Grafica y con Palabras (Word – 5- Beyer y Aradine,1988


Graphic Rating Scale)

Escala de magnitudes o Escala Numérica Necesitan McGrath y Unruh, 1987


(Magnitude Estimation or Number Scale) conocer
los
números
Nota. Tomado de Quiles et. al. (2004)

Con respecto a la Escala de dibujos faciales las cuales constan de un cierto número
de caras (normalmente de 5 a 10), con distintas expresiones de malestar graduadas de
forma ascendente.

Se han elaborado diversas versiones de este instrumento, variando tanto el número


de caras como el nivel de evaluación de sus propiedades psicométricas. Por ejemplo: La
escala de las nueve caras (véase Figura 6), La escala de siete caras (véase Figura 7), La
escala de caras de Wong-Baker y el Termómetro del miedo.

59
Figura 6. Escala de las nueve caras.
Nota. Tomada de Quiles et. al. (2004).

Figura 7. Escala de las siete caras.


Nota. Tomada de Quiles et. al. (2004).

Aquí, el paciente debe imaginar que las caras corresponden a un niño que padece
su misma enfermedad. Posteriormente se le indica que valore su miedo o ansiedad
indicando la cara que mejor representa lo que siente en ese momento. La parte posterior es
una regla graduada que permite convertir la señal del niño en datos numéricos.

3.2.2. Técnicas Hetero-Aplicados

3.2.2.1. Entrevistas estructuradas


Permiten evaluar de forma completa la experiencia dolorosa, sin centrarse
únicamente en los aspectos cuantitativos.

Un ejemplo de estos instrumentos es “The Pediatric Pain Questionnaire” la


cual consta de las siguientes ocho preguntas relacionadas directamente con el dolor
(en Quiles):

60
1. Nombra tres cosas que han provocado que sientas dolor.
2. Rodea las palabras que describen el dolor entre una lista que se le
presenta al sujeto.
3. ¿De qué color es el dolor?
4. Cuando tengo dolor me siento,....
5. Recuerda el peor dolor que hayas tenido. ¿Cómo fue? Dime cómo te
sentiste.
6. ¿Qué te ayuda a sentirte mejor cuando tienes dolor?
7. ¿Qué tiene de bueno el dolor?
8. ¿Sientes dolor ahora?... Si contesta que sí, se le entrega un dibujo del
contorno de una figura humana para que marque la zona donde le duele (véase
Figura 8).

Figura 8. Esquema corporal del Cuestionario del Dolor Pediátrico.


Nota. Tomado de Quiles et. al. (2004).

Se puede utilizar con niños y con adolescentes. Entre sus ventajas destaca que
puede ser aplicado de forma individual o colectiva y que se completa en sólo 10 ó 15
minutos.

61
3.2.2.2. Autorregistros
Para medir el dolor, los autorregistros, permiten presentar el registro de dolor en el
mismo momento que se produce. Por ello, son muy utilizados en situaciones naturales.
Quiles et. al.; menciona los siguientes autorregistros utilizados en la evaluación el dolor:

 Pain Diary \ “Diario del dolor”

Autoinforme con formato de diario, que posee una escala de respuesta tipo Likert,
que permite señalar al niño ¿Cuánto dolor estás experimentando ahora? El dolor se evalua
dos veces al dia durante el periodo post- quirúrgico.

 Diario de la cefalea (Reid, Gilbert & McGrath, 1998; en Quiles et. al.)

Permite obtener datos cuantitativos concernientes a la actividad del dolor. En este


sentido el diario de la cefalea es el más utilizado. Para ello se instruye a los pacientes en el
registro de la gravedad de la cefalea, su localización, las medicaciones y la actividad que
desarrolla por lo menos cuatro veces al día (p. ej. al desayunar, almorzar, cenar y
acostarse). El diario de la cefalea suministra una evaluación muy molecular del dolor que
difiere de los datos procedentes de una entrevista o de cuestionarios más globales,
ofreciendo datos más seguros que los proporcionados por padres y niños en las entrevistas.
Para garantizar su efectividad resulta fundamental adiestrar al niño acerca de cómo
utilizarlo.

3.2.2.3. Observación
La observación de conducta manifiesta, sea motora, verbal o fisiológica; se suele
utilizar en el ámbito hospitalario; ya sea en términos simples o categorías conductuales. Es
necesario para ello contar con observadores entrenados.

Para lograr un mayor enfoque, destacan las escalas de observación de la interacción


de la conducta de otras personas presentes en la sala donde se encuentra el paciente.
Estas pueden ser tanto del niño, como de sus padres y del personal médico que lleva a
cabo el procedimiento.

Así podemos mencionar las siguientes escalas, Según Ortigosa y Méndez (véase
Tabla 13):
62
Tabla 13
Escalas de observación utilizadas en la evaluación psicológica hospitalaria infantil
Escalas de Observación

Escala de Evaluación del Comportamiento durante los procedimientos Katz, Kellerman & Siegel
(The Procedural Behavior Rating Scale, PBRS) (1980).

Escala de Ansiedad Prequirúgica de Yale (The Yale Preoperative Kain, Mayes, Ciccheti,
Anxiety Scale, YPAS) Caramaico, Spieker,Nygren &
Rimar; (1995).
Listado de Conductas de Afrontamiento Infantil durante los Ritchie, Cay, Ellerton & Arklie
Procedimientos Médicos Instrusivos (Children’s Coping Strategies (1990).
Checklist-Intrusive Procedures)

Listado para la sala de recuperación (The Recovery Room Cheklist) (Peterson y Toler,1986).

Registros de Interacción

Escala de Interacción Diádica Preestresora (Dyadic Preestressor Bush, Melamed, Sheras &
Interaction Scale, DPIS) Greenbaum (1986)

Escala de Interacción Triádica durante el Examen Pediátrico: versión Sullivan, Bush, Mcgrath &
para Situaciones Dentales (The Scale of Triadic Interaction During Farrington (1996)
Pediatric Examination –Dental Version, STIPE-D)

Escala de Interacción Niño- Adulto durante los Procedimientos Blount, Corbin & Wolfer (1987)
Médicos (The Child-Adult Medical Procedure Interaction Scale,
CAMPIS)
Nota. Basado en Ortigosa y Méndez (2000).

3.2.2.4. Técnicas Psicofisiológicas


Este tipo de evaluación se centra en el registro y análisis de las respuestas
fisiológicas, estableciendo cómo determinadas reacciones internas del organismo afectan a
la conducta del sujeto.

Según Palomo (1995, citado en Ortigosa y Mendez); estas incluyen manifestaciones


de sistemas corporales como, por ejemplo, sistema nervioso (actividad cortical), sistema
somático (respiración) o sistema nervioso autónomo (tasa cardiaca, presión arterial,
sudoración, etc.).

Las medidas más utilizadas son: el registro de la temperatura corporal, respuestas


electro dérmicas, respiración, pulso arterial, la presión sanguínea y el índice de sudoración
palmar.
3.3. Preparación a la Hospitalización

63
Consiste en un conjunto de métodos que, aplicados antes, durante o después de la
estancia hospitalaria, tienen la finalidad de potenciar el bienestar del niño y, por
consiguiente, facilitar su adaptación a esta situación estresante. Al respecto, Torres et. al.
señala que:
Los objetivos generales de cualquier programa de preparación psicológica a
la hospitalización se pueden resumir en facilitar información al niño y a sus
padres, establecer una relación de confianza con el personal sanitario, y
enseñarles estrategias de afrontamiento. Al respecto, cabe señalar que al
incluir a los padres, dicha situación permite reducir su estrés y angustia. Y a
su vez, permite instruirles procedimientos que ayuden a los niños a afrontar
las intervenciones médicas (pág.11).

Peterson y Mori (1988; citado en Méndez, Ortigosa y Pedroche, 1996) distinguen tres
tipos de preparación a la hospitalización:

a) Preparación para potenciales hospitalizaciones futuras. El objetivo de estos


programas es preparar a los niños por anticipado ante la posibilidad de que ingresen
por urgencias, en situaciones donde no hay tiempo para llevar a cabo una adecuada
acción preparatoria.
b) Preparación de pacientes pediátricos que van a ser sometidos en el hospital a
procedimientos médicos no quirúrgicos, como inyecciones, extracciones de sangre,
retiradas de moldes, caterizaciones cardíacas, punciones lumbares, aspiraciones de
médula ósea, hidroterapia para quemados, etc., o que son ingresados para el
tratamiento no quirúrgico de su enfermedad, como crisis asmáticas graves, cuadros
de deshidratación, ataques epilépticos, etc.
c) Preparación de pacientes pediátricos hospitalizados para una intervención
quirúrgica. La mayoría de los programas de preparación a la hospitalización se
aplica en casos de cirugía programada, que permite preparar al niño para
enfrentarse a la operación que va a sufrir.

Existen diferentes técnicas para preparar psicológicamente a los niños para la


hospitalización o intervención quirúrgica, Torres, et. al., las agrupa en la siguiente tabla
(véase tabla 14).

Tabla 14
Relación de técnicas empleadas en la Hospitalización Infantil
64
Técnica Autor Procedimiento Ventajas
Modelado Moix y El niño contempla una cinta de Es el procedimiento más
Ortigosa video en la que se muestra como empleado en la práctica
un paciente afronta la hospitalaria por su
hospitalización. efectividad.

Modelado Moix El niño y/o el adulto se limitan a Se informa acerca del


Pasivo observar la película. procedimiento de manera
grata.

Modelado Moix Los niños imitan el comportamiento Los niños tienen un


Activo del protagonista después de ver la acercamiento directo a la
película. cirugía de manera
figurada.

Recorrido Schmidt Consiste en hacer un recorrido Tiene un bajo costo,


hospitalario guiado, facilitando la adaptación. reduce el temor y las
falsas creencias.

Juego médico Montoya, Se utiliza material inofensivo propio Informa y prepara al niño
Benavides y del hospital y muñecos anatomicos sobre los procedimientos
Gonzales. recreando la escena quirúrgica. médicos mientras facilita
la confianza.

Dibujo Moix Los usuarios pediátricos pueden Facilita la identificación


expresar miedos a partir de del nivel emocional.
representaciones graficas
exageradas.

Distracción Méndez, Se espera que el niño se concentre Reduce la ansiedad y el


et.al. en otra actividad controlable. estrés preoperatorio.

Distracción al Moix Se le solicita al niño que respire Facilita un estado de


respirar profundamente y que se concentre tranquilidad en el usuario
en ella. pediátrico.

Distracción Moix Se le solicita al paciente que centre Reduce el estrés y la


dirigida su atención a ciertos objetos que ansiedad antes del
se presentan en la habitación. momento quirúrgico.

Relajación Quiles – El procedimiento es el mismo que Se fomenta la relajación


Sebastian, en contextos clínicos, solo que muscular y se disminuye
et. al. adaptado y en periodo muy corto. la ansiedad en los niños.

“Robot – Kendall - Se le solicita al niño que tense todo Reduce el estrés y la


muñeco de Braswell su cuerpo, y luego lo relaje ansiedad mientras que
trapo ” asemejando un “muñeco de trapo”. facilita la relajación
muscular.
Entrenamiento Quiles – Consiste en proveer conductas Permite la reducción de
a padres Sebastian, relacionadas con el cómo transmitir estrés tanto a padres
et. al. la información a sus hijos. como a hijos.

Nota. Tomado de Torres, et. al. (2011).


3.3.1. Preparación Psicológica Basada en la Información

65
Es una intervención psicológica que ayuda a mejorar la calidad de vida de los
pacientes. Difiere de otro tipo de información proporcionada al niño, porque considera el
nivel cognitivo del paciente y facilita los diferentes aspectos de conducta (conductuales) y
emocionales que pueden influir para aumentar la comprensión el niño ante la enfermedad y
la hospitalización.

3.3.1.1. Fases de aplicación del programa


Según Pedroche y Quiles (2000) las fases para la aplicación de un programa, serían:

1. Fase de preparación
Se recaba de los padres la información más relevante del paciente, se
proporciona información al niño sobre diferentes aspectos de la hospitalización
así como las explicaciones necesarias a los padres para estimularles a que
colaboren en el cuidado y bienestar de su hijo. Finalmente, en esta fase, se suele
explicar la estructura del programa de intervención, los objetivos que se
pretenden conseguir y se pide el consentimiento del paciente y de los padres para
su participación en el programa.

2. Fase de Intervención
Se entrena al paciente para favorecer el afrontamiento de la hospitalización, se
informa a los padres sobre los métodos de preparación, se evalúa la eficacia de
los mismos y se realiza un entrenamiento para propiciar la correcta transición del
hospital a casa.

3. Fase de Seguimiento
Se evalúa las reacciones conductuales del niño tras la estancia hospitalaria, bien
preguntando a los padres u observando directamente su comportamiento en un
cita establecida después del alta.

3.3.1.2. Contenido de la Información


Es necesario que la información que se le brinde tanto a los padres y los niños
hospitalizados; sea bien fundamentada, realista y coherente. Así Cohen y Lazarus (1980;
citado en Pedroche y Quiles) refieren que es importante que antes de proporcionar
información, se debe conocer:

1. Naturaleza de la enfermedad o intervención


2. Procedimiento médico que se va aplicar

66
3. Sensaciones producidas por la intervención
4. Efectos colaterales
5. Estrategias de afrontamiento del sujeto

La información que se proporcione puede ser general o especifica, esto se determinará


según la situación lo amerite o según el manejo del psicólogo, en la Tabla 15; se observa
las diversas modalidades presentes si es que se brindará información específica a los niños
y/o sus padres.

Tabla 15.
Tipo y contenido de la información proporcionada en la preparación psicológica a la
hospitalización infantil
Información Contenido
Naturaleza de la intervención médica: cómo, cuándo, dónde y quiénes
le van a intervenir. Fases o etapas por las que pasara durante la
hospitalización, cuánto tiempo durará, quién estará con él, cuánto
Sobre el Proceso tardará en recuperarse, etcétera. Este tipo de información interesa
mucho al paciente ya que las dos principales preocupaciones de los
niños hospitalizados para intervenciones quirúrgicas son, sobre todo,
las inyecciones y el separarse de sus padres.

Percepción de las sensaciones asociadas al tipo de intervención:


Sobre sensaciones dolor, rigidez, somnolencia, cansancio, nauseas, picor, opresión,
sonidos, olores, etc.

Datos sobre la enfermedad: causas, epidemiología, mortalidad,


pronóstico, tratamiento y cambios de vida asociados a dicha
enfermedad. Este tipo de información es la que los médicos dirigen
Sobre la enfermedad más a los padres que a los pacientes. Existen estudios en los que se
demuestra que los médicos emplean más tiempo en interrogar a los
padres sobre los antecedentes familiares relacionados con el
problema y proporcionar explicaciones sobre la naturaleza de la
enfermedad que el tiempo que emplean en informar al niño al
respecto.

La creciente tecnología en la exploración e intervención médicas hace


necesaria la explicación sobre el funcionamiento de los aparatos, cada
Sobre aparataje e vez más sofisticados, que se utilizan. La presencia de estos aparatos
instrumental puede asustar al niño quien se pregunta si la utilización será dolorosa
o si sus padres podrán estar presentes. Por lo tanto, la información
con elementos tranquilizadores y de confianza para el paciente es muy
conveniente en este caso.

Comportamientos para favorecer el bienestar y recuperación del


Sobre la conducta paciente: moverse despacio, mantener determinada postura en la
del sujeto cama, toser, respirar profundamente, etc.
Todas estas explicaciones, sin suponer un entrenamiento en
habilidades de afrontamiento, aportan al niño cierto grado de
tranquilidad.
Nota. Tomado de Pedroche y Quiles (2000).

3.3.1.3. Variables relacionadas con la eficacia de la información

67
 Edad y nivel cognitivo del niño
En relación a la edad del niño y su nivel cognitivo, se establece la forma de cómo se
trasmitirá la información y la participación de los padres en ella.

El marco teórico del modelo piagetano, es considerado en el estudio de la


hospitalización infantil; para la comprensión y determinación de la capacidad del niño
para comprender la enfermedad, las razones por la cual tiene que ir al hospital, las
tareas del personal sanitario o los procedimientos médicos; según refiere Pedroche y
Quiles.

La eficacia para la PPBI, dependerá de la edad en la que se encuentre el niño, como


se observa en la Tabla 16:

Tabla 16
Eficacia de la preparación psicológica basado en la información, según la edad y nivel
cognitivo del niño

Etapa Edad Nivel Cognitivo Concepción de enfermedad


3a4 Pensamiento concreto El personal sanitario “cura”,
años Egocentrismo “pincha” y “mira”.
Razonamiento estático No comprenden el origen de la
Preescolar enfermedad.
(de 3 a 6 5a6 Pensamiento intuitivo Distingue las funciones del
años ) años Desarrolla conceptos y médico y enfermera.
construye representaciones El médico cura porque les manda
Pensamientos e imágenes medicinas, les revisa la garganta,
más elaborados etc.
Comprensión aun es Conciben a la enfermedad como
restringida “algo” que se puede contraer.
7 a 10 El médico no sólo cura; sino que
años sus exploraciones pueden permitir
Reproduce la imagen mental descubrir una anomalía en el
de una serie de acciones y interior del cuerpo.
se da cuenta de la relación Comprende el proceso de
Escolar que existe entre causa y enfermar.
(de 7 a 11 9a 11 efecto. Los conocimientos del médico se
años) años Adquiere habilidades para el deben al aprendizaje y no a la
trabajo y las relaciones casualidad.
sociales. Adquiere el concepto de gravedad
Acepta que las intervenciones
quirúrgicas son una forma de
curación
Nota. Basado en Pedroche y Quiles (2000).

 Estilo de afrontamiento

68
- Locus de control interno versus externo
Una forma de clasificar el grado de aceptación de la información es según el tipo de
locus de control. El niño que posee un control personal interno y considera que
puede influir en las recompensas que recibe, acepta mejor la información cuando
tiene que enfrentarse a una situación estresante. Sin embargo, el niño que cree que
las recompensas dependen del azar, el destino o la suerte y que, por tanto, percibe
el control personal como algo externo a él, tiende a bloquearse ante la información y
prefiere estar desinformado.

- “Buscadores de información y evitadores de información”


Los datos de la mayoría de los estudios apuntan a que los sujetos que buscan la
información se benefician más de ella, mostrándose más colaboradores con el
personal sanitario, se recuperan más fácilmente, informan de menos dolor y reducen
la ingesta de analgésicos. En cambio, los sujetos “evitadores” al ser informados
incrementan las quejas hacia el personal sanitario, se recuperan más lentamente y
presentan más complicaciones (Andrew, 1970; DeLong, 1971; citado en Pedroche y
Quiles).

 Nivel de activación fisiológica


La activación fisiológica o arousal se define como el nivel de recepción y respuesta
que el sistema nervioso posee en un determinado momento ante los estímulos
ambientales. Esta activación se manifiesta mediante la dilatación de la pupila, la tasa
cardiaca, la sudoración palmar, etc. En el nivel motor, se observa en los movimientos
que se realizaron en un momento determinado y que pueden ir desde baja movilidad
hasta la alta movilidad.

Existe relación entre el nivel de activación y el rendimiento en una determinada


tarea. Cuando el nivel de activación es moderado, el rendimiento es mejor. Así un
niño demasiado activado puede rechazar la información sobre la intervención
médica, por lo que es conveniente proporcionarla en un momento de arousal
moderado como, por ejemplo, antes del ingreso hospitalario, como refiere Pedroche
y Quiles.

 Experiencias previas

69
Las experiencias previas pueden influir directamente en la forma en que recibe la
información. Los niños con experiencia previa; como señala Pedroche y Quiles, en
lugar de recibir información preoperatoria lo que hacen es estructurar la información
que ya poseen a consecuencia de su propia experiencia. En estos casos es más
aconsejable la combinación de información de contenido muy general y la aplicación
de técnicas de distracción.

Debido a que los niños con experiencia previa son más sensibles a la información,
es necesario que se considere las experiencias previas de este para programar una
intervención preparatoria; ya que si estas han sido negativas se deberá plantear una
preparación más conductual que cognitiva, orientada a modificar comportamientos
inadaptados.

3.3.1.4. Formas de transmitir la información

A. Información oral
La explicación oral es la forma de preparación más sencilla y económica y, por lo
tanto, la más utilizada, siendo conveniente:
1. Evitar las explicaciones largas, complicadas y demasiadas técnicas,
evitando también dar mucha información en poco tiempo.
2. Ser muy conscientes de que se dirige al niño y no al adulto.
3. Utilizar muchos ejemplos clarificadores.
4. Asegurarse de la cantidad de información retenida.

 Información y apoyo a los padres


Moix (1996) refiere que dependiendo de la edad de los niños, lo más
adecuado es dar la información a los padres, puesto que ellos son los que
mejor le pueden transmitir la información. Siendo necesario no solo indicar a
los padres sobre qué aspectos deben de informar a sus hijos sino también
sobre cómo deben hacerlo.

 Persona responsable de transmitir la información


Las personas que suelen proporcionar la información oral preparatoria al
paciente y a sus padres son, normalmente, la enfermera y el médico que se
encarga del diagnostico y tratamiento; siendo especialmente efectivo para los
padres y adolescentes. En el caso de niños más pequeños el tener contacto
70
con un médico o enfermera podría producir resistencia. Como medida ante
ello, según refiere Pedroche y Quiles, la visita de una enfermera en la casa
del niño es una forma de poder transmitir información, así como también a
través del juego y manipulación de material médico.

 Momento adecuado de proporcionar información


La información preparatoria generalmente se da antes del ingreso al hospital,
aunque en ocasiones se da cuando el niño ya se encuentra hospitalizado.

 Lugar adecuado de proporcionar información


Cuando se trata de un niño pequeño, el espacio familiar es muy conveniente
para una primera entrevista informativa mediante la visita domiciliaria. La
información directa para los niños de 7 a 12 años es más efectiva
probablemente porque procesan mejor la información que los demás
pequeños cuya capacidad de atención es menor (Ferguson, 1979; citado en
Pedroche y Quiles).
Otro procedimiento es la visita al hospital para que el niño acuda con sus
padres días antes de su hospitalización.

B. Información escrita
Pedroche y Quiles (2000) manifiestan que la información escrita se da a través
de la distribución de folletos informativos, la cual se encuentra dirigida tanto para los
niños como para los adultos. En caso del niño, los folletos suelen contener
elementos referentes al hospital y al procedimiento médico concreto para el que se
tiene que preparar. Los niños suelen colorear estos elementos y manipularlos a su
gusto. En cambio los folletos dirigidos a los padres contienen información general
(funcionamiento hospitalario, horarios, servicios, etc.) o más específicamente
referida al procedimiento médico por el que su hijo acude al hospital.

Otra forma sería a través de libros, estos son más elaborados que los folletos y
proporcionan mayor información. Los libros dirigidos a los niños incluyen historias
que se acompañan con fotos o dibujos de animales o niños que visitan el hospital
para recibir atención médica.

3.3.2. Preparación psicológica basada en el juego


71
El juego permite al niño(a) realizar sus pensamientos y expresar sus sentimientos en un
marco lúdico sin las restricciones de la realidad, posibilitando la asimilación de nuevas
situaciones y experiencias. Por lo que el juego, como señaló Erikson, tiene una doble
función: lúdica y terapéutica, que ayuda al niño(a) a desarrollar estrategias de afrontamiento
adaptativas, tanto en contextos cotidianos como en situaciones estresantes tales como la
hospitalización (Riddle, 1990; citado en Serrada, 2007).

3.3.2.1. Importancia del juego en la infancia


La actividad lúdica es una actividad placentera en sí misma, que permite al niño(a)
explorar y comprender su mundo. Especialmente, estimula el desarrollo sensoriomotriz,
intelectual, social, moral, de la creatividad y de la autoconciencia del niño (Palomo del
Blanco, 1995; citado en Serrada), como se muestra en la Tabla 17:

Tabla 17
El juego y el desarrollo en el niño
En las primeras etapas del desarrollo, los niños(as) entran
en contacto consigo mismos y con el ambiente a través de
Sensorio-
estímulos visuales, táctiles, auditivos y cenestésicos. Al ir
motriz madurando, sus movimientos se vuelven más
diferenciados y aumentan en complejidad.

El juego ayuda a los niños(as) a comprender su ambiente


Intelectual y, en función de las actividades realizadas, a potenciar
distintos aspectos de su desarrollo intelectual: lenguaje,
abstracción y relaciones espaciales, entre otras.

A partir del contacto con otros niños(as) aprenden a


Social relacionarse con los demás, resolviendo los problemas
que se presentan. También aprenden el rol sexual que
socialmente se les atribuye.

A través del juego el niño(a) puede experimentar con sus


Creatividad propias ideas y con materiales a su alcance, dejando fluir
su imaginación y construyendo nuevos objetos.

Ensayando con el juego el niño(a) aprende la constitución


Autoconcienci de su cuerpo, sus capacidades y sus roles
a
Con el juego el niño(a) ensaya y aprende límites respecto
Moral a las normas morales. Los juegos infantiles poseen sus
propias reglas establecidas por los niños, que se deben
acatar para formar parte del grupo.
Nota. Tomado de Serrada (2007).

72
3.3.2.2. Funciones del juego
El juego puede ayudar al niño a entender su enfermedad (aclarando los
malentendidos y las fantasías que el niño pueda tener), comprendiendo los procedimientos
y tratamientos a los que será sometido (preparándole psicológicamente para ellos y
facilitando su cooperación), y potenciando de esta manera su habilidad para afrontar las
exigencias de la hospitalización.

Así Doberty (1992; citado en González, Benavides & Montoya, 2000) manifiestan que
el juego proporciona beneficios al niño las cuales logra:

- Acelerar la recuperación del niño


- Facilitar la comprensión de la enfermedad
- Promover el desarrollo del niño
- Favorecer el afrontamiento de la hospitalización
- Convertir la hospitalización en una experiencia positiva
- Facilitar la expresión de sentimientos y pensamientos
- Preparar al niño para los procedimientos invasivos
- Informar sobre la hospitalización
- Facilitar la cooperación del niño
- Establecer rapport con el personal sanitario
- Facilitar la comunicación con el niño
- Potenciar la confianza en el personal sanitario

En la práctica hospitalaria, aunque se usan de forma simultánea, se distinguen tres


funciones de las actividades lúdicas:

- Juego como recreación: sirve al niño(a) como entretenimiento o diversión


durante aquellos períodos de tiempo en los que no hace nada, o casi nada,
mientras permanece en el hospital.

- Juego como educación: proporciona al niño(a) estímulos que le favorecen un


adecuado desarrollo.

- Juego como terapia: sirve al niño(a) para expresar miedos, ansiedades y


preocupaciones sobre lo que ocurre durante su estancia en el hospital.
73
3.3.2.3. Clasificación del juego en el contexto hospitalario

 Según su función al objeto del juego


Se considera dos tipos de juego: el Juego de desarrollo y el juego médico.

El juego de desarrollo son aquellos que permiten satisfacer y favorecer las


necesidades evolutivas del niño (Joan, 1983; Garon, 1985; citado en González et.
al.) .Por lo cual sería conveniente que en el hospital se pudiese continuar con los
hábitos académicos y lúdicos del niño, acercándose en la medida de lo posible a sus
juegos habituales y a sus actividades cotidianas, proporcionándoseles juegos y
juguetes que favorezcan la continuidad de su desarrollo y ofrezcan la oportunidad de
replicar su mundo cotidiano.

El juego médico se caracteriza por estar centrado en el contexto hospitalario.


Es un medio de detección de las dificultades del niño (miedos, problemas de
comunicación, adaptación, etc.) y un canal de comprensión y preparación para los
procedimientos e intervenciones médicas (véase Tabla 18).

Tabla 18
Clasificación del juego médico
Representación de Juego de hacer “como si”. El niño puede adoptar el rol de médico o personal sanitario y
papeles simular una experiencia médica. Este tipo de juego suele acompañarse de instrumental
(rol playing) médico o juguetes referidos a temas relacionados con la hospitalización.

Juego imaginativo sobre situaciones médicas, con el apoyo de material o juguetes “no”
Fantasía médicos. Muy adecuado en los casos en que el niño teme o rehuye el contacto con
instrumental médico. Genera los mismos efectos que el anterior, pero con menores
niveles de ansiedad y miedo.

Introducción de juegos, puzles, cuentos, canciones o actividades que indirectamente,


Indirecto se centran en temas médicos. Muy adecuado para niños con altos niveles de apatía,
pasividad, miedo, poco comunicativos o en fase aguda de su enfermedad.

Juego de expresión y de creatividad, que ofrece al niño la posibilidad de crear


Artístico muñecos, figuras, pinturas, dibujos, objetos, historias o cuentos relacionados con la
hospitalización. Fomenta la imaginación y la asunción de un rol activo.
Nota. Tomado de González et. al. (2000).

 Según su función del nivel de directividad del adulto

74
Se considera: juego no directivo o no estructurado y juego directivo o estructurado.

En el juego no directivo o no estructurado el niño es el que determina el tipo de


actividad y dirige tanto el contenido como el proceso del juego. El adulto interactúa
con el niño mostrando empatía, calidez y aceptación incondicional, apoyando su
juego espontaneo y sin realizar ningún juicio o intervención dirigidos a controlar la
actividad (Henninger, 1995; citado en González et. al.). El adulto facilita un ambiente
permisivo y seguro para que éste se exprese libremente a través del juego. Así el
niño a través del ritmo de juego que se establece, puede ir reviviendo e integrando
posibles experiencias negativas.

En el juego directivo o estructurado es el adulto quien controla el proceso, el tema y


el contenido de la actividad lúdica. La finalidad es el diagnostico de posibles
dificultades o estimulación de facetas del niño en las que el adulto considera
necesario intervenir. A través de este tipo de juego se puede ayudar al niño a
enfrentarse con sus miedos y ansiedades, (Ferguson, 1979; Mc Cue, 1988; Binns,
1996; citados en González et.al.); el adulto dirige la actividad mediante la selección
de los materiales de juego, la realización de preguntas o la estimulación de la
imaginación, adoptando un rol activo en su interacción con el niño, para ello debe ser
un profesional formado.

3.3.2.4. Clasificación de juguetes por edades

Un elemento esencial que acompaña al juego es el juguete, para ello se ha de


tener mucho cuidado a la hora de seleccionar el tipo de juguetes con el que se
quiere que interaccionen los niños y las niñas.

En Cruz Roja Juventud Galicia (2004), se menciona la importancia de que los


juguetes sean activos, educativos, fáciles y creativos; por lo cual los clasifica
para obtener mayores logros considerando la edad apropiada para el uso de
cada uno de ellos (véase tabla 19).

Tabla 19
75
Juguetes por edades

EDAD JUGUETE
- Muñecos de lana, felpa, trapo.
- Pelotas de lana, felpa, trapo… que las pueda agarrar con la mano y
De 0 a 3 años de gran tamaño.
- Juguetes de arrastre, para rodar, llenar, vaciar, tapar…
(correpasillos)
- Bloques de trapo, cartón, plástico…para hacer construcciones.
- móviles
- Sonajeros. Objetos musicales y sonoros, instrumentos musicales
sencillos: tambor, maracas, panderetas…
De 3 a 7

- Bloques de madera, cartón, plástico Bloques de madera, cartón,


plástico... para hacer construcciones
- Casas, animales, coches, trenes, camiones...
- Disfraces
- Marionetas de mano, de varilla...
De 8 aaños

- Rompecabezas, dominós, puzzles...


12

- Juegos de mesa: parchís, damas, oca, tres en raya, ajedrez...


- Juegos de letras y números
- Juegos de cartas infantiles
- Marionetas y disfraces
- Cometas
- Juegos de puntería: anillas, bolas, chapas...Juego de la rana
años

Nota. Tomado de Cruz Roja, Juventud Galicia (2004).

3.3.2.5. Modalidades de juego en el hospital


Serrada (2007) manifiesta que en la actualidad se utilizan múltiples juguetes y
materiales para ayudar al niño (a) a enfrentarse a diversos acontecimientos tales
como la hospitalización. Algunos de ellos son los videojuegos, juegos de mesa, la
pintura, la arcilla, muñecos, actividades lúdicas y recreativas, música, así como
también las posibles combinaciones entre ellos.

 Muñecos y mascotas:
Los muñecos permiten que los niños se familiaricen con las exigencias de la
hospitalización, así permite enseñar: las rutinas del hospital (mostrando cómo se
toma la medicación, se realizan pruebas diagnosticas, realizan la higiene diaria,
etc.), el instrumental médico (poniéndoles inyecciones, catéteres, utilizando
fonendoscopios con ellos, etc.) y el personal sanitario (mostrando como interactúa
con los médicos, el personal de enfermería, los celadores, etc.)

Existen dos modalidades de muñecos de preparación señala Gonzales et. al. : Los
muñecos neutros y los muñecos mascota

76
 Los muñecos neutros son más impersonales, de fácil manipulación y permanece
con el niño durante la hospitalización. Es importante que estos muñecos estén
fabricados con material ligero, que permita hacer incisiones y sea fácil de pintar.
Al ingresar el niño al hospital se le entrega este muñeco con algunas pinturas
para que pueda colorearlo, la actividad le permite reducir el estrés y la ansiedad
propias de esta etapa. El que el niño decida los colores y facciones que tendrá
el muñeco le permite tener una sensación de control, de independencia y
familiaridad. Supone también un importante instrumento diagnostico; ya que los
colores y trazos utilizados, así como la historia que relate en relación al muñeco,
proporciona información sobre el estado físico y emocional del niño.

 Los muñecos mascota; cumplen un rol en los hospitales infantiles, gozan de


gran popularidad ya que son los muñecos del hospital infantil, tienen un nombre
y características determinadas (vestimenta según la sala o unidad en la que el
niño se encuentre).

Tanto los muñecos neutros como los muñecos mascota cuentan con características
como dientes extraíbles, venas preparadas para la introducción de agujas o partes
del cuerpo afectadas dependiendo de las distintas enfermedades. En ocasiones se
acompañan de instrumental y material médico.

 Ludomóvil
El ludomóvil ha sido concebido por el Instituto Tecnológico del Juguete y la
Universidad de Valencia, que han realizado su experimentación y trabajo de campo
de acuerdo a las necesidades mostradas por un centenar de hospitales de toda
España. Los psicólogos que han participado en el diseño de este aparato han
coincidido en señalar los efectos positivos que el juego logra en el niño hospitalizado
y en su entorno familiar y asistencial. A través del juego y el entretenimiento, el niño
puede canalizar su agresividad o la tensión acumulada ante un entorno que le
resulta extraño y recrea una atmósfera que le es más cómoda y familiar, lo que
beneficia su equilibrio emocional (En publicación Gobierno de Navarra, 2003).

Este instrumento lúdico es un soporte diseñado para depositar y transportar juguetes


y material lúdico a las habitaciones de los niños hospitalizados. Mediante un sistema
de préstamo de juguetes, los niños pueden experimentar un ambiente lúdico e
infantil. Contiene 90 juegos seleccionados según los criterios de edad, aportaciones
77
psicopedagógicas y valor lúdico. El Ludomóvil ocupa un mínimo de espacio de tal
forma que si los hospitales no pueden contar con una sala de juegos debido al poco
espacio este sería de gran ayuda; así también es fácilmente transportable
permitiendo llegar a la habitación del niño enfermo que debido a su condición no
puede acudir a la sala de juego (González, et. at.).

El Ludomóvil debe contener gran variedad de juguetes, adecuados a todas las


edades y a las distintas condiciones de la enfermedad del niño. Son importantes
también los colores, diseños y formas de los juguetes, que puedan reflejar el símbolo
de juego, así los niños esperaran con alegría e ilusión la llegada del Ludomóvil.

A través de los juguetes del Ludomovil se puede proporcionar al niño tanto juego de
desarrollo como juego medico. El nivel de directividad de las personas encargadas
variará dependiendo de las necesidades del niño, por ello es necesario que las
personas encargadas de su manejo estén preparadas para ello.

 La expresión plástica
La expresión plástica, o como muchos también la denominan, las manualidades, es una
acción que va más allá del mero hecho de confeccionar objetos a través de la imitación
o de una intervención guiada. A través de la expresión plástica se conforma una mente
creativa.

Se busca que el niño logre (Cruz Roja Juventud, 2004):

- Expresar espontáneamente y de forma creativa lúdica, vivencias, experiencias y


aprendizajes.
- Desarrollar habilidades de expresión plástica que le faciliten integrarse en su entorno
de un modo propio y personal.
- Experimentar las posibilidades que tiene la creación individual y colectiva.
- Incluir un nuevo lenguaje en su ámbito de expresión y comunicación: el lenguaje
artístico.
- Conocer y valorar el mundo de las sensaciones, percepciones y emociones, a través
de la imaginación y creatividad.
- Participar activamente en manifestaciones culturales y artísticas.

78
Para lo cual se utiliza ciertas técnicas, las cuales podrían agruparse en cuatro
grandes apartados en función de los materiales básicos que se necesitan para el
desarrollo creativo (véase Anexo):
• Creaciones y composiciones pictóricas
• Creaciones con papel y cartón
• Creaciones con pastas modelables
• Creaciones con material de desecho

 La música
A su vez, a través de la música los niños enfermos observan que pueden realizar
las mismas actividades que sus compañeros: cantar, tocar algún instrumento,
sienten una gran satisfacción, y empiezan a considerarse miembros del grupo,
integrándose plenamente en él.
Los medios de expresión musical con los que vamos se suele trabajar en el hospital,
son:
• La voz y el cuerpo, como instrumentos más próximos al individuo, entre otras, las
siguientes técnicas: Canto, Percusión Corporal, Expresión Corporal
• Los instrumentos, ya sean "caseros" o instrumentos musicales propiamente dichos,
esto a través de la Ejecución de instrumentos
• La audición musical, que sería la escucha. Activa y Audiciones Musicales

 La narrativa
La Lectura puede ser otra fuente de distracción para el niño hospitalizado, al mismo
tiempo que estimula el aprendizaje y la continuidad de su desarrollo. Algunas de las
actividades que puede llevarse a cabo son: leerles cuentos o escuchar los cuentos
que ellos leen en voz alta, intercambiar opiniones sobre libros con niños de mayor
edad, organizar concursos de redacción, etc.

Las técnicas en dos grandes apartados en función del material básico que se utilice:
• El cuento
• La escritura creativa.
3.3.2.6. Factores condicionantes del juego en el contexto hospitalario
Según Gonzales et. al. (2000) los siguientes aspectos son condicionantes del
juego en el hospital:

79
 Tipo de enfermedad: Para el juego sería lo más adecuado contar con juegos
adecuados para cada tipo de enfermedad; así por ejemplo: en el área de
Traumatología podrían utilizarse muñecos con algún tipo de problema óseo, muleta,
andador, etc; en el área de Oncología podría ser útil la existencia de muñecos a los
que el niño pudiera cortar el cabello, con la finalidad de ayudarle a afrontar la caída
del cabello, etc.

 Nivel de Movilidad: Debido a que la propia enfermedad o los procedimientos


médicos requieren que el niño permanezca en cama o le producen inmovilidad total
o parcial.

 Estado Físico: El estado físico condiciona en gran medida el tipo y frecuencia del
juego. Cuando el niño se encuentra en el periodo agudo o de convalencia de su
enfermedad, generalmente se siente cansado y muestra un alto nivel de pasividad.
En estos momentos necesita un estimulo que no implique esfuerzo físico ni
necesidad de concentración. Por ejemplo: leerles cuentos, pompas de jabón,
proyectar imágenes relajantes, etc.

3.3.2.7. Características del juego en el hospital


Algunas de las características a considerar, según Gonzales et. al.:

 Espacios para el juego


En el hospital es importante disponer de un espacio lúdico que cuente con los
materiales adecuados para fomentar el desarrollo y la integración del niño
hospitalizado.

 Ludoteca: Los hospitales suelen ofrecer un espacio lúdico donde los niños pueden
disfrutar del juego. La creación de una ludoteca requiere que exista personal
dedicado a organizar el juego, a distribuir los materiales y a realizar las actividades
lúdicas con el niño, así como disponer el material necesario para estas actividades.

Las principales funciones de la ludoteca son (Cruz Roja Juventud Galicia,


2004):

80
o Función lúdica: Educar por, para y en el ocio y tiempo libre, ofrecer
alternativas lúdicas frente a las que habitualmente disfruta el niño o la niña en
nuestra sociedad.

o Función educativa: Favorecer el desarrollo integral y autónomo del niño y la


niña desde una perspectiva educativa, y utilizando la animación y el juego
como factores de recuperación física y psíquica.

o Función socioeconómica: Garantizar el derecho a jugar y el acceso al juguete


de todos los niños y niñas hospitalizados, a través de la realización de
actividades lúdicas y el préstamo de juguetes de forma gratuita y
desinteresada.

o Función comunitaria: Ofrecer un recurso de encuentro del niño/a con su


entorno (familiares, amigos...) y potenciar la interacción con otros
compañeros y compañeras.

 Habitaciones multisensoriales: Inicialmente surgen como un espacio para la


estimulación de personas con dificultades sensoriales o de aprendizaje,
extendiéndose actualmente para niños sin deficiencias en este caso niños
hospitalizados.

 Sala de juegos: es un espacio en el cual los niños realizan diversas actividades


lúdicas. En estas salas pueden haber estanterías y/o armarios para los juguetes,
sillas y mesas para los niños, televisión y video, algún ordenador con juegos y
distintos materiales, en función de las posibilidades del hospital.

 Sala polivalente: Suele ser un espacio de la sala escolar, del comedor o de la sala
de espera habilitado para el juego, o que en determinados momentos del día se
destina para este fin. En este sentido, es preciso señalar que se considera más
adecuado un espacio destinado y habilitado únicamente para el juego, que posibilita
una disponibilidad continua.

3.3.2.8. Características de los juguetes para el contexto hospitalario


Para la elección de los juguetes de uso hospitalario, es importante tener en cuenta una
serie de características básicas (Serrada, 2007):

81
 Normas de seguridad: Se debe tener cuidado con los juguetes que se utilizan, que
no presenten zonas cortantes o que estén fabricados con materiales y/o pinturas
toxinas.

 Limpieza y/o higiene: Es importante para evitar posibles contagios; especialmente


en el área de aislamiento donde la limpieza debe ser más exhaustiva.

 Tamaño de los juguetes: Es necesario tener en cuenta el lugar en el que van a ser
utilizados. Los juguetes excesivamente grandes suelen ser difíciles de ubicar en los
espacios disponibles y difíciles de manipular por el niño enfermo. Cuando existe un
espacio amplio para el juego pueden incluirse los juguetes grandes; sin embargo,
para niños encamados son mejores juguetes más manejables.

 Variedad: La variedad en los juguetes favorece la estimulación y el desarrollo del


niño en todas las áreas. Es recomendable contar con juguetes de distintos
materiales, con distintas formas, tamaños, utilidades, etc, a fin de estimular los
sentidos del niño y realizar actividades que potencien distintas áreas de su
desarrollo.

3.3.2.9. Personal encargado del juego


Debe existir una persona o grupo de personas encargadas de organizar y supervisar
el juego en el hospital, así observamos que las personas encargadas son (en
Serrada):

 Maestro: Organiza las tareas escolares para los niños más mayores y/o que llevan
hospitalizados más tiempo, a fin de que la hospitalización no afecte al seguimiento
de sus estudios. Las actividades del juego estarían destinadas a entretener a los
más pequeños y a aquellos cuyo estado físico o emocional no les permite el estudio.

 Personal de enfermería: Suelen pasar mucho tiempo con los niños y en muchas
ocasiones utiliza el juego para comunicarse con ellos.

 Especialista del juego: Satisface las necesidades emocionales y de desarrollo del


niño hospitalizado mediante el uso de juego y otras formas de interacción, de
manera que la hospitalización puede ser una experiencia de aprendizaje y juego. El
especialista de juego ha de estar preparado para manejar las interacciones que

82
surjan durante el juego, y para modificar en caso necesario el desarrollo de las
actividades lúdicas.

Las características y funciones de un especialista de juego, como refiere Serrada, son:


 Favorece la normalización de las actividades diarias del niño
 Utiliza el juego para preparar a los niños para la hospitalización
 Transmite el valor del juego para el niño enfermo.
 Proporciona programas de juego terapéutico y utiliza distintos métodos de
preparación
 Acompaña a los niños en sus tratamientos
 Integra al personal sanitario en el juego del niño
 Modifica el programa y los métodos utilizados según las necesidades del
niño y su familia
 Ayuda a los niños a dominar y a enfrentarse con sus ansiedades y
sentimientos.
 Evalúa e intenta satisfacer las necesidades del niño y de la familia
 Apoya a los familiares del niño enfermo
 Contribuye al diagnostico y ajuste clínico a través de la evaluación del juego
del niño

3.3.3. Preparación psicológica basada en el audiovisual

Esta técnica se fundamenta en la teoría del aprendizaje social o vicario de Bandura


(1983), que sostiene que la conducta puede ser aprendida y modificada mediante la
observación de la misma y de sus consecuencias, destacando el papel de las contingencias
vicarias.

Moix, Bassets & Caelles (1998) refieren se basa en la contemplación de una cinta de
video o diapositivas, por parte del niño y en algunos casos también por los padres; en la que
se muestra como un niño y sus padres afrontan correctamente todas las etapas de la
hospitalización. Se trata que los niños y sus padres se familiaricen con el proceso de
hospitalización y aprendan por imitación como deben actuar en los momentos más difíciles
del mismo: el ingreso, la separación padres – hijo, las inyecciones, el dolor, etc.

En este tipo de aprendizaje conviene supervisar los procesos de atención, retención,


reproducción motora y motivación. Así, si el niño ve una película se debe comprobar que
83
atiende, que comprende y retiene la información relevante sobre las conductas-objetivo, que
es capaz y está dispuesto a realizar las conductas presentadas ( Ortigosa, Méndez, &
Quiles; 1996).
La preparación con audiovisual tiene varios objetivos, algunos compartidos con otros
procedimientos de preparación, como:

1. Informar acerca de los principales eventos de la hospitalización


2. Enseñar estrategias de afrontamiento
3. Distracción: Con la aparición de los programas multimedias interactivos, la
navegación en red o los videojuegos, el audiovisual ha adquirido un carácter lúdico
del que carecían los primeros formatos.

Algunas de las ventajas del uso del audiovisual en relación a otros procedimientos son:
 Es un medio atractivo
 Se tiene la posibilidad de utilizar trucos visuales o sonoros para enfatizar la
información
 Minimiza el coste de esfuerzo y tiempo de aplicación a la vez que maximiza los
beneficios para el paciente
 Son de fácil implementación en la práctica hospitalaria cotidiana.

Pero así como tiene beneficios también existen inconvenientes ya que suele ser un
método impersonal, de elaboración costosa y posee limitaciones a estímulos visuales y
auditivos (se complementaria esta técnica con la exposición a estímulos táctiles, olfativos o
gustativos).

3.3.3.1. Características de los programas audiovisuales


Para poder establecer los programas audiovisuales hay que tener en consideración
algunos aspectos como (véase Tabla 20):

 Característica de los modelos


Las distintas filmaciones incluyen modelos humanos de diferente edad y sexo. Se han
considerado también en algunos lugares la raza del niño (en Ortigosa et. al).

 Escenas y procedimientos médicos modelados


84
El procedimiento médico más atendido con esta técnica es la cirugía menor programada,
que permite planificar y disponer de tiempo suficiente para preparar a un niño para su
operación. La mayoría de las filmaciones abarca los momento más importantes de la
hospitalización, desde que los niños son ingresados hasta el día del alta.

Tabla 20
Características principales del audiovisual

Tipo de -Video
audiovisual -Programa diapositivas
-Programa informático

Variantes de -Simbólico
modelado -Coping o de afrontamiento
-Múltiple
-Humano/No humano

Características de -Edad diferente, pero respetando la edad de la población diana.


los modelos -Sexo diferente
-Nivel socioeconómico similar a la población diana.
-Mismo procedimiento médico al que se le va a someter a la población
diana.

Narrador -Adulto (explicaciones sobre procedimientos e intervenciones


hospitalarias).
-Niño (Descripciones de las emociones y pensamientos negativos, y
de las conductas que se han de modificar)

Escenas -Ingreso
hospitalarias -Preparación
-Aplicación del procedimiento medico
-Después de la aplicación
-Alta

Información -Procedimental: personal, material, procedimientos médicos y


proporcionada situaciones.
-Sensorial: sensaciones y sentimientos.
-De afrontamiento: estrategias de autocontrol emocional.

Población diana -Nino y/o padres


Momentos de -Menor o igual a 7 años: un día antes de aplicar el procedimiento
visualización medico
-Mayores de 7 años: hasta una semana antes de aplicar el
procedimiento medico.
Nota. Tomado de Ortigosa et. al. (1996)

 Información
La información facilitada consiste en información procedimental, sensorial y
de afrontamiento, como se puede observar en la siguiente tabla (véase tabla 21).

Tabla 21
Tipo de información contenida en los audiovisuales

85
Información Información Información De
Procedimental Sensorial Afrontamiento
-Presentación del personal -Olores -Relajación muscular.
sanitario. -Ruidos -Respiración profunda.
-Normas del hospital -Sensación producida -Autoinstrucciones.
-Descripción del procedimiento por el tacto del -Autoverbalizaciones.
medico: aparato, finalidad. aparataje. -Imaginación / distracción.
-Postura y comportamiento que el -Pensamiento del niño.
niño debe adoptar ante la -Emociones del niño.
aplicación de un procedimiento
médico.
Nota. Tomado de Ortigosa y Méndez (2000).

 Momento de aplicación del audiovisual


No existe información que permita con certeza establecer el momento
indicado de la aplicación del audiovisual, algunos autores refieren este debe darse
antes de la hospitalización o intervención quirúrgica (de un mes a una semana),
otros incluso proponen la aplicación un día antes de la intervención quirúrgica, o el
mismo día de la intervención aunque ello no es recomendable.

 Experiencia hospitalaria previa


La experiencia hospitalaria previa influye en la respuesta del niño y más aún
si esta no ha sido positiva. La información proporcionada sensibiliza a los niños con
experiencia previa.

 Papel de los padres


Es importante las figuras de apoyo que minimicen la ansiedad en los niños,
pero si estos no logran manejar sus emociones, entonces influyen en su hijos. Por lo
tanto se recomienda que los padres también observen videos que les permita
conocer el procedimiento de la hospitalización y/o intervención de su hijo.

 Estandarización de las filmaciones


No se establece que determinados factores determinen el éxito de las
filmaciones. Pero si que los factores comunes de los distintos audiovisuales llegan a
permitir su utilización más generalizada.

 Otras formas de modelado

86
Una variante de modelado es la utilización en vivo, no en soporte audiovisual,
de muñecos o títeres, como marionetas o guiñoles, que juegan o actúan en una obra
de teatro simulando el proceso de hospitalización.
Otro recurso son materiales impresos en los que el niño ve dibujos y/o lee textos
ilustrativos de la experiencia hospitalaria.

3.3.3.2. Programa informático


Existen posibilidades que ofrece la informática, las cuales se dividen en actividades
a través de internet, videojuegos y programas multimedia.

 Internet: A través del internet el niño puede comunicarse con su medio


familiar y escolar.
 Videojuegos: A través del videojuego, no solo el niño logro distraerse en sus
momentos de aburrimiento sino en su traslado.
 Programas multimedia: Este permite la posibilidad de selección de
información del niño y sentido de interrelación con el audiovisual.

3.3.4. Preparación psicológica basada en el afrontamiento

El afrontamiento es todo esfuerzo, tanto cognitivo como conductual que hace una
persona frente al estrés. Se sabe que los niños también experimentan el estrés, más aun si
presentan alguna enfermedad y son hospitalizados por ello, entonces:

La existencia en el repertorio conductual infantil de habilidades de


control de estrés es condición necesaria pero no suficiente para que
el afrontamiento resulte exitoso, ya que el niño puede desconocer
cómo emplearlas en el contexto hospitalario, no estar motivados para
usarlas, etc. Los programas de preparación psicológica a la
hospitalización no han de limitarse a proporcionar información, sino
que deben entrenar al niño (y a sus padres) para promover la
adquisición y el fortalecimiento de habilidades de afrontamiento
(Médez, Ortigosa y Pedroche, 1996; citado en Ortigosa y Méndez, p.
137).

3.3.4.1. Técnicas y programas multicomponentes


87
 Relajación y respiración
El entrenamiento en relajación muscular y respiración profunda se realizan con la
finalidad de disminuir la activación vegetativa; estos son los mismo que los utilizados
en el contexto clínico aunque se deben adaptar a las peculiaridades de la situación
hospitalaria (tiempo corto).

Este entrenamiento se puede dar días previos al ingreso, o también se aprende el


día antes de la hospitalización; tomando en cuenta ambas modalidades no existen
estudios específicos que investiguen la influencia del momento de aplicación con la
eficacia de las técnicas.

En relación a la relajación progresiva Poster (1986, citado en Méndez, Ortigosa y


Pedroche, 1996) enumera los siguientes pasos:

a) Actividades preparatorias:

1. Preparar el ambiente: disponer la sala de modo que resulte un lugar


tranquilo y libre de estímulos distractores, contar con un intervalo
temporal de 10 a 20 minutos sin interrupciones, emplear música relajante
(opcional).
2. Preparar al niño (y a sus padres, si están presentes): explicarle el
propósito del entrenamiento e informarle que puede detenerlo cuando lo
desee.
3. Preparar al entrenador: indicarle al profesional de la salud
correspondiente que emplee voz calmada, que hable despacio y que
esté relajado.

b) Componentes claves:

4. Instruir al niño sobre: posición de relajación (cerrar los ojos, etc.),


atención, discriminación de tensión y relajación, posibilidad de
interrupción voluntaria.

5. Enseñar al niño a tensar y relajar partes del cuerpo: manos, dedos,


frente, ojos, boca, hombros, pecho, estómago, nalgas, piernas y dedos

88
del pie. El número de grupos musculares a relajar está en función del
tiempo disponible para el entrenamiento.
6. Entrenar al niño a relajarse en situaciones estresantes.
7. Emplear un lenguaje familiar y animar al niño a que aplique la relajación
durante los procedimientos estresantes.
8. Proporcionar una grabación que el niño puede emplear siempre que
quiera.

 Imaginación/distracción
Las estrategias distractoras y de imaginación de escenas placenteras se usan a
menudo en combinación con la relajación muscular y la respiración. Se solicita al niño
que imagine una escena tranquila que le haga sentirse feliz. A continuación se le
indica que describa dicha escena para evaluar su capacidad de creación y
mantenimiento de imágenes mentales. De esta forma se comprueba que el niño
focaliza su atención en imágenes sugerentes, relajantes, de gran fuerza emotiva y que
no se centra en estímulos que le producen ansiedad.

 Autoverbalizaciones/Autoinstrucciones
El lenguaje interior dirige nuestras acciones, por lo que su modificación tiene
un efecto directo sobre el comportamiento motor. Lograr este cambio es el objetivo
principal del entrenamiento en autoinstrucciones o autoverbalizaciones
(Meichenbaum, 1977; citado en Méndez et. al.).

Si entendemos las autoinstrucciones, («mira hacia otro lado»), como mensajes


mediadores de la conducta motora para alcanzar un objetivo o efectuar una tarea, los
programas de preparación psicológica, más que autoinstrucciones directoras, utilizan
autoverbalizaciones de apoyo, es decir, frases o mensajes que pretenden infundir
valor al niño («puedo manejar la situación»), o minimizar el carácter aversivo de la
situación («pronto habrá pasado todo»).

El procedimiento habitual consiste, por un lado, en implementar nuevas


autoverbalizaciones concretas o reglas que le sirvan al niño de guía durante el
afrontamiento de situaciones estresantes y, por otro, en eliminar, incrementar o
adaptar las autoverbalizaciones automáticas del niño al enfrentarse a los estresores
(Ruiz, 1995, citado en Méndez et.al.).
89
 Inoculación de estrés
Hace referencia a los estudios de Meng y Zastowny (1982, citado en Méndez
et.al.) quienes desarrollaron una versión de la inoculación de estrés para padres de
niños hospitalizados. El procedimiento constaba de las mismas fases que
originariamente propuso Meichenbaum (1977):

a) Fase educativa: se les proyectó a los padres una película con dos partes
diferenciadas. En la primera se les explicaba la naturaleza del estrés.

b) Fase de ensayo o de adquisición de habilidades: los padres observaron


en la segunda parte de la película el comportamiento de la madre de un
paciente pediátrico de siete años de edad, que modelaba conductas de
afrontamiento. Las autoinstrucciones se enseñaron en un orden progresivo
de cuatro etapas: 1) preparación para el estresor, 2) confrontación con el
estresor, 3) afrontamiento de sentimientos en momentos críticos, y 4)
reforzamiento por el afrontamiento del estresor.

c) Fase de aplicación y consolidación: se les proporcionó a los padres un


folleto con las autoinstrucciones y se les animó a que las pusieran en
práctica en situaciones reales.

Aunque los autores no ofrecen datos concretos de su estudio, extraen tres


conclusiones.

 Primera: la semana previa al ingreso es un período crítico para generar estrés.


 Segunda: los padres deben participar en estos programas y asumir un papel
activo en la preparación individual de su hijo.
 Tercera: el entrenamiento en inoculación de estrés es una técnica de
preparación efectiva, especialmente con respecto al aumento de conductas de
afrontamiento para la hospitalización.

 Control de estímulos

90
Los programas de preparación pretenden disminuir la activación vegetativa
excesiva, sustituir las cogniciones desadaptativas por otras apropiadas, eliminar
respuestas motoras inadecuadas como las pataletas y desarrollar conductas de
colaboración con el personal sanitario. Para conseguir estas metas no solo se utilizan
técnicas de reducción de la ansiedad y técnicas cognitivas como las expuestas
anteriormente, sino también técnicas operantes de control de antecedentes, de
práctica de conductas positivas y de control de contingencias.

 Ensayo de conducta
El ensayo de conductas y de las habilidades aprendidas se suele efectuar en
un marco lúdico, como el juego de los médicos (Jay, Elliot, Woody y Siegel, 1991;
citado en Méndez et. al.).
Consiste en entregarle al niño material médico como mascarillas, jeringuillas,
vendas, etc., para que lo manipule jugando con un muñeco; además el niño
desempeña el rol de «entrenador» del muñeco en conductas de afrontamiento.
Este tipo de juegos es útil porque permite la ejecución de los comportamientos
recientemente adquiridos y también porque desensibiliza al niño al ropaje,
instrumental y procedimientos médicos a los que va a ser expuesto y posibilita la
expresión de sus temores y necesidades.

 Reforzamiento positivo
Consiste en presentar estímulos positivos contigentemente a las respuestas
adecuadas del niño y de sus padres, por ejemplo una señal de aprobación de la
enfermera por la actitud firme y serena de la madre ante las protestas de su hijo.

Jay y sus colaboradores (Jay et al., 1987; Jay et al., 1991, citado en Méndez
et.al.), entregaban a los niños un trofeo como «incentivo positivo», ya que no querían
llamarlo reforzador por la demora en su administración. A los niños se les prometía
que ganarían un trofeo si durante los procedimientos médicos dolorosos hacían lo
mejor que pudiesen: a) mantenerse tumbado y b) respirar como se les había
enseñado. Si el niño mostraba alguna dificultad para realizar cualquiera de estas
tareas era ayudado por la enfermera o por el psicólogo. La situación estaba
planificada de forma que finalmente todos los niños obtenían su incentivo.

Capítulo IV
91
Programas y Técnicas de Intervención Psicológica

En la actualidad existen programas que se aplican en hospitales los cuales


pretenden abarcar al niño hospitalizado y sus consecuencias, estos programas no solo se
refieren a determinadas técnicas, sino que utilizan varios de ellos para poder optimizar la
intervención, siendo algunos de ellos:

4.1. Programa de Intervención basada en la Información

4.1.1. Programa de Intervención y modificación del auto concepto en niños


hospitalizados (Polaino y Lizasoain, 1994):
Se centra en el diseño y aplicación de un Programa de Intervención
Psicopedagógica como recurso para mejorar la calidad de vida del niño
hospitalizado y prevenir los posibles efectos psicopatológicos de la
hospitalización, como es caso de la devaluación del autoconcepto.

La muestra estuvo conformada por 40 niños ingresados en la Clínica de Navarra


(CUN) entre los ocho (8) y doce (12) años, con una enfermedad crónica o aguda
que requieren una hospitalización de media duración (mínimo una semana y
máximo veinte días). Los grupos establecidos estaban conformados por:

 Grupo Experimental: veinte niños no cancerosos (diez varones y


diez mujeres), sometidos al programa de Preparación a la
Hospitalización y Seguimiento Psicopedagógico (PHSP).
 Grupo de control: Veinte niños no cancerosos (diez varones y diez
mujeres) no sometidos al programa PHSP.

El instrumento de evaluación empleado fue el Piers- Harris Children´s Self-


Concept Scale – PHCSCS – (Piers y Harris, 1964; Piers, 1969; traducción de
Fierro, 1976, facilitada por el autor). Al día siguiente del ingreso del niño al
hospital se les evaluó el autoconcepto; con los niños del grupo experimental se
aplica el programa (véase Figura 9), y cuando estos son dados de alta se vuelve
a evaluar (fase post) el autoconcepto.

92
Figura 9. Proceso del programa de intervención y modificación del autoconcepto
en niños.

Se concluye que el autoconcepto de los pacientes pediátricos que recibieron el


programa de intervención no había sufrido devaluación alguna; por otra parte la
variable autoconcepto mejoro a comparación de los niños del grupo de control.

4.1.2. Manejo de la ansiedad en pediatría oncológica (Gálvez, Méndez & Martínez,


2005).
Este estudio fue realizado en México, examina la influencia de la preparación
psicológica basada en la información para reducir la ansiedad en niños con cáncer. Es
un estudio prospectivo, longitudinal, comparativo y experimental, con diseño
experimental de grupo control pretest- postest. Los niños se hospitalizaron en el Servicio
de Oncología por primera vez. Su edad iba de ocho (8) a diecisiete (17) años. El
instrumento utilizado fue la “Escala de apreciación de miedo del hospital” de Melamed y
Siegel traducida por Palomo; además de un entrevista elaborado por Rubovits y cols.
(traducida), la cual analiza la cognición del niño en aspectos relacionados a la
enfermedad.

93
Los grupos establecidos estaban conformados por:
Grupo 1: Veinte pacientes a quienes se proporciono el PPBI (grupo
experimental o de intervención).
Grupo 2: Diez pacientes que no recibieron PPBI (grupo control).

Se concluye que la preparación psicológica basada en la información (PPBI)


es una buena estrategia de manejo terapéutico para reducir los niveles de ansiedad
de los pacientes y sus familiares. Las principales características benéficas de la
información para reducir la ansiedad son: utilizar la comunicación, emplear
estrategias diseñadas previamente en el área de la salud para tales fines, considerar
el tipo de preparación; tener en cuenta los factores que influyen en la transmisión de
información a los pacientes y dar la PPBI de acuerdo a las necesidades de cada
paciente.

4.2. Programas de Intervención basada en el Audiovisual

4.2.1. Efectividad de un audiovisual como preparación para la cirugía en


pacientes pediátricos (Moix, et. al.)
El programa fue realizado en el Hospital Sant Joan de Deú (Barcelona), en la
primera fase la muestra estuvo conformada por 55 padres de niños en edades
comprendidas entre los 3 y los 12 años, que debían ser sometidos a cirugía
menor (42.3% otorrinolaringología; 1.9 % ortopedia; 55.8% cirugía general)
siguiendo el proceso siendo la primera fase (véase Figura 10).

La segunda fase del programa estuvo conformada por 100 niños y sus
respectivos progenitores. La edad de los pacientes también estaba comprendida
entre los 3 y 12 años. La cirugía a la que debían someterse pertenecía a las
siguientes especialidades: 47 otorrinolaringologia, 4 Ortopedia, 8 oftalmología,
41 cirugía general. Los sujetos de esta muestra se repartieron al azar en dos
grupos: a) grupo experimental: el cual tomó parte en las sesiones antes
descritas y b) el grupo control al que no se le invitó a las sesiones.

94
Figura 10. Primera fase del programa de preparación audiovisual para la cirugía
en pacientes pediátricos.

Figura 11. Segunda fase del programa de preparación audiovisual para la cirugía en
pacientes pediátricos.

95
Los resultados de la primera fase indican que el audiovisual parece ser muy
eficaz según refieren los padres de los niños que van a ser intervenidos. Este
efecto se observa en la primera fase más no existe diferencias en las respuestas
obtenidas en la segunda fase, pudiéndose determinar que el audiovisual
produce una tranquilización inmediata, y este no se mantiene hasta el día antes
de la intervención. Independientemente de ello se observan aspectos positivos
en el uso del audiovisual, ya que permite aclarar las dudas respecto a la
operación y a la hospitalización, ayuda a que los niños tengan una imagen más
familiar del hospital, promueve la conversación entre padres e hijos respecto a la
operación y hospitalización, y aumenta la satisfacción que sienten los padres por
la información recibida por el hospital.

Se concluye que los programas de estas características son sumamente


recomendables, aunque quizás no suficientes para reducir la ansiedad justo
antes de la intervención.

4.3. Programas de Intervención Mixta

4.3.1. Programa de preparación psicológica en cirugía infantil (Alonso, 2005):


Este programa utiliza estrategias cognitivo- conductuales con la finalidad de
lograr el afrontamiento a la hospitalización en los niños y sus padres,
específicamente para la preparación a la cirugía. Su objetivo principal es reducir
el impacto psicológico de la intervención.

Además considera:
- Análisis de la problemática hospitalaria infantil.
- Prevención a nivel psicosocial
Se centra en la intervención y preparación a tres niveles (Ambiente hospitalario,
el niño y los padres), de manera que la interacción entre los tres se da de forma
positiva y activa. Esto implica lo que el medio hospitalario ofrece y el
entrenamiento por separado tanto a los niños como a sus padres (véase Figura
12).

96
Para poner en práctica los objetivos enumerados se manejan tres instrumentos:
 Entrevistas con el profesional de la Salud (Pediatra de Atención
Primaria, Enfermeras, Psicólogo).
 Manual para los Padres, donde se les explica todo el Programa.
 Vídeo, donde una niña explica cómo fue su experiencia el día que le
operaron.
 Juego como medio para enseñar técnica.

Figura 12. Preparación a tres niveles en cirugía infantil.


Nota. Tomado de Alonso (2005).

4.4. Terapia narrativa


La narrativa se emplea como una estrategia para externalizar la problemática y sus
alcances terapéuticos radican en su capacidad de proponer relatos alternativos que
permiten acceder a nuevos significados de lo vivido y un final abierto más
97
satisfactorio (Ramos, 2001; citado en Guzmán, 2006). El proceso terapéutico de la
narrativa contribuye a la resignicación de las experiencias vividas por el niño. Lo anterior
debido a que al narrar, el niño reevalúa y encuentra nuevas formas de percibir su experiencia
de hospitalización.

Guzmán (2006) a través de su investigación “La narrativa como recurso


terapéutico” encuentra que los niños se presentan cambios en las emociones a partir
de la narración de lo vivido porque se reestructuraron las experiencias traumáticas al
formar una historia lógica de lo vivido bajo un orden temporal (pasado, presente y
futuro)y darles un nuevo significado que les permitió admitir lo vivido, adquirir
aprendizajes y nuevos afrontamientos, así como redefinir y aceptarse a sí mismos ,
de tal forma que replantearon su plan de vida.

Freeman, Epson y Lobovits (2001, citado en Guzmán) ofrecen una metodología


de intervención con los niños desde la terapia narrativa, la cual fue adaptada para el
trabajo de investigación y acoplada a las necesidades de los niños hospitalizados,
vemos su metodología con los ajustes para la población especificada:

1. Se invita al niño a hablar de su experiencia de la forma en que él quiera


hacerlo. En este primer acercamiento el niño puede utilizar cualquier recurso
para contar su experiencia como el empleo de dibujos o metáforas. Utilizar
los recursos personales con los que cuenta el niño, principalmente los lúdicos
en el caso de los niños pequeños, es primordial en la terapia narrativa el
primer acercamiento.
2. Después de acordar con el niño como quiere contar sus experiencias
hospitalarias, el terapeuta lo invita a una conversación exteriorizadora de sus
habilidades, virtudes y todo aquello que lo describa positivamente. Esta
actividad fomenta el rapport con el niño antes de abordar la experiencia
hospitalaria y ayuda a la construcción de la contratrama.
3. Por medio de preguntas reflexivas se invita al pequeño a contar su
experiencia desde como fue el proceso de enfermar. La entrevista empleada
tiene como finalidad primordial elicitar el proceso narrativo para que el niño
reestructure y resignifique su experiencia, pero no se emplea como una
técnica de recolección de información.
4. La narrativa tiene entonces, una estructura cronológica: con un inicio, una
trama y un fin. Las preguntas que inducen al niño hospitalizado a la reflexión,
siguen esa misma estructura, pero pueden aparecer espontáneamente

98
temporalizaciones como la analepsis (salto hacia el pasado) y la prolepsis
(salto hacia el futuro).
5. En el desarrollo de la narrativa el terapeuta funge como un facilitador del
relato. Su función es escuchar detenidamente la narración y hacer preguntas
reflexivas para que el niño vaya reestructurando su experiencia. el proceso
de la terapia narrativa puede ir de lo reflexivo, dejando que el niño hable
libremente de lo vivido, hasta lo directivo, haciendo preguntas concretas
cuando se salga completamente del objetivo de la respuesta.
6. El dialogo que emplea el niño al narrar sus experiencias puede utilizarse para
elaborar metáforas que tengan relación con sus vivencias y ayudar a
construir una historia alternativa.
7. Para que el niño resignifique sus experiencias traumáticas debe crearse una
historia alternativa. Este proceso comienza cuando el niño narra sus
vivencias, se escucha a sí mismo y reflexiona. La historia traumática que vive
el niño hospitalizado se llama trama, y la inatención es que el niño forme un
contra trama (historia alternativa) para acceder a la resignificación.
8. La contra trama debe ser una historia alternativa que contradiga a la trama,
cuyos personajes, circunstancias e intenciones se desarrollen bien y con
convicción como los personajes de la trama (problema).

4.5. El Arte Terapia

Una herramienta de gran interés es el arte; a través del tiempo el arte ha sido de
gran importancia como medio terapéutico considerándose como un área de actividad
expresiva, creativa y también comunicativa. Esta última frase nos lleva a la idea de la
creatividad como salud; si el paciente puede desarrollar su creatividad y expresión
sensorial a través del arte, entonces hemos allanado el camino de su curación o de
su restablecimiento. Si bien la expresión artística en el campo terapéutico se ha
utilizado para la detección de problemas a través de los test gráficos, la
incorporación del arte como vehículo de rehabilitación a través de la creatividad y el
uso terapéutico de la expresión artística se está implantando en algunos pocos
centros hospitalarios con un sentido muy avanzado de la curación integral del
paciente (Klein, 1997; Sudres 1998, en Alonso, García & Romero (2006)

Dentro de las muchas formas del arte, el dibujo viene a representar en el niño
una oportunidad para manifestar los estados de ánimo del mismo, su intelecto y
emociones. Las grafías son utilizadas por el niño como un lenguaje personal, para
99
dar a conocer las ideas, sentimientos e impresiones con relación a lo que quiere
comunicar. Según Duborgel (1981, en Alonso et. al.) el dibujo infantil es una
manifestación privilegiada de la creación artística y es también el lugar en el cual la
psicología puede reconocer la expresión de una “necesidad” psicológica o
emocional, por ello la psicología opta por estudiar las grafías y dibujos de los niños
como un acto que implica contenidos representativos.

4.5.1. Proyecto Felicidade (2005)


Este proyecto es realizado en Brasil, la cual tiene la finalidad de abarcar al niño
enfermo de cáncer. Donde la actividad se divide según la edad que presente el
menor, la finalidad es que el niño pueda expresarse:

 Niños de 5 a 8 años
Inicialmente hacen lo que quieren hacer y luego de darles algunas
indicaciones, perciben poco a poco cómo consiguen hacer la actividad
solos. Algunas de las actividades son:
o Máscaras: El motivo lo escogen ellos, y se confecciona con ayuda;
también se usan historias que permitan crear relatos.
o Animales fantásticos: Los niños inventan el “animal más fantástico
del mundo”; primero lo dibujan y después lo hacen en papel
maché, que permite obtener mejores resultados.

4.6. Risoterapia
Es una técnica que puede generar beneficios físicos, psicológicos y sociales,
permitiendo que las personas afronten los problemas o situaciones generadoras de
tensión con mejor humor y menor ansiedad (Christian, Ramos, Susanibar, Balarezo,
2004; citado en Ortiz 2006). La risoterapia parte del fundamento empírico de que reír
y gozar de un buen sentido del humor es beneficioso para la salud y terapéutico (Lupiani,
Gala, Lupiani. S, Davila,Miret, 2005; citado en Ortiz 2006).

Son varias las ONG y las organizaciones que trabajan con esta arma terapéutica en
todo el mundo a través de los clowns o payasos, para contribuir en el bienestar de
las personas hospitalizadas. Entre los grupos destacados se encuentra Payasos sin
Fronteras, La Sonrisa Médica, la Doctora Clown, la Red Bolarroja, que agrupa
numerosas ONG dedicadas a la risoterapia. Asimismo, se destacan las asociaciones
como la Internacional Society for Humor Studies (ISHS), la Asociación Americana
100
para el Humor Terapéutico (AATH), la American Humor Studies Asociación, La
sociedad Japonesa del Humor, la Asociación Francesa para el Desarrollo de las
Investigaciones de la Risa y el Humor, entre otras, que han investigado el poder
curativo de la risa definiendo el humor terapéutico como una intervención que
promueve la salud y el bienestar, reafirmando el valor amortiguador y protector del
humor, tanto en los pacientes como en el personal sanitario (Lupinani et al., 2005).

 El humor como estrategia terapéutica en niños hospitalizados (Sánchez,


Gutiérrez, Santa cruz, Romero y Ospina; 2009).
Estudio realizado en Colombia, en las unidades de intermedias de Kennedy y Cuba
de la ESE Salud Pereira. Inicialmente se basaron en el cambio del ambiente
hospitalario: la decoración de las salas y los implementos utilizados por el personal
de salud. Lugo los grupos de voluntarios fueron entrenados en técnicas de clown,
construcción de personajes y juego personalizado.

Se realizaron 108 intervenciones, con un promedio de 12 por mes, en un período de


9 meses, en las cuales se trabajó con 648 niños, con una relación de 72 niños por
mes; sus edades fluctuaron entre los 2 meses y los 14 años. Se destaca el impacto
favorable en el ambiente hospitalario y en la sensación subjetiva de un mayor
bienestar por parte de pacientes, familiares de pacientes y personal de salud,
además del interés y la necesidad de llevar a cabo estudios que utilicen marcadores
biológicos de estrés para valorar el impacto en los pacientes pediátricos
hospitalizados de este tipo de programas.

Los resultados cualitativos de esta intervención fueron los esperados y la valoración


subjetiva del personal de salud, de los pacientes y de sus familiares fueron
satisfactorias en cuanto al logro de este objetivo. Esta experiencia suma argumentos
para la discusión acerca de la necesidad de implementar programas de este tipo en
las instituciones de salud y la inclusión de formación acerca de terapia del humor en
los currículos de las carreras de las áreas de la salud.

4.6.1. Proyecto Doctores Bola Roja


En el Perú existe hace siete años el proyecto Doctores Bolaroja, que consiste en la
formación de clowns hacia el trabajo con niños hospitalizados. Luego de concluir su
formación en la escuela de clowns, los participantes que se encuentran interesados,
integran un taller de clown hospitalario de 25 horas de duración, el cual les permite
101
aprender la diferencia entre un clown de escena y un clown de hospital. En este
taller se refuerza los conceptos de clown, como es el significado del juego en el
hospital, el acercamiento al paciente, sensibilización, temas de bioseguridad,
simulacros, etc. Al culminar su preparación pasan por un periodo de observación y
práctica en el hospital, el cual se encuentra bajo supervisión. Al finalizar el periodo
de prueba se integra oficialmente al equipo de Doctores Bolaroja, los cuales se
rigen por el Código Deontológico de Clowns de Hospital que se maneja en todos los
grupos que realizan esta actividad en Europa y América.

Los Doctores Bola Roja (2012) señalan que “tienen como objetivo crear un clima
más humano en el ambiente hospitalario, combatir la depresión del niño
hospitalizado, disminuir el estrés de los padres e influir positivamente en el personal
de salud, a través del juego y el humor. Colaborando con el aumento de la
autoestima del paciente, aliviando el proceso de miedo y angustia producidos por la
hospitalización, y creando un vínculo sólido de amistad y confianza con los
pequeños pacientes”.

De esta manera, Doctores Bolaroja visitan las áreas de gastroenterología,


dermatología, reumatología, medicina C, medicina D, traumatología, cirugía
cardiovascular, cirugía toráxica, cardiología, y nefrología del Instituto de Salud del
Niño dos veces por semana ( viernes y sábados). Las visitas se realizan en parejas,
cama por cama, por un promedio de entre 30 y 40 minutos por cuarto. El juego que
se desarrolla en cada cuarto depende mucho de cómo se encuentre el ambiente en
cada habitación y de la necesidad específica de cada paciente. Eventualmente
visitan otros hospitales, asilos para ancianos, colegios especiales, centros de salud,
clínicas, etc.

4.7. Musicoterapia :
La musicoterapia se está empleando como técnica para mejorar el estado
emocional de los niños hospitalizados. La Nacional Association for Music Therapy
(NAMT, citado en Ortiz, 2006) la define como el uso de la música en la consecución
de objetivos terapéuticos, contribuyendo al mantenimiento el incremento de la salud
física y mental. La musicoterapia en el ámbito hospitalario ayuda a reducir la tensión,
brinda una sensación confortable en el niño, facilita la expresión de sentimientos y
promueve movimientos e imitaciones.

102
La música, es una vía de comunicación no verbal, conlleva la expresión de
emociones y de acciones que no precisan de una organización lingüística ni de
explicaciones; por medio de la música el niño encuentra el camino de la relación y
expresión de sus sentimientos (Serrada, 2006).

Serrada, demuestra ello a través de su investigación “La música como medio


de expresión del niño hospitalizado”. Esta investigación se centra fundamentalmente
en aportar una visión de la música como un instrumento de desarrollo personal y
como medio de expresión y distracción, además de valorar el panorama de las
iniciativas desarrolladas dentro del contexto hospitalario.

La autora refiere que con la puesta en práctica de la música en el hospital se


estaría persiguiendo:
oPotenciar la confianza de los niños en el empleo de la música en sus
diversas formas
oExperimentar el disfrute del esfuerzo en el uso de los instrumentos
musicales cuando se da en un marco lúdico y creativo
oDesarrollar en los niños habilidades de escucha y de observación
oPotenciar el uso de la voz como medio de expresión de emociones
oFavorecer la comunicación corporal, pre-verbal y verbal
oDesarrollar habilidades sociales necesarias para adaptarse mejor a la
sociedad.

103
Conclusiones

1. En el transcurso del desarrollo del niño, diferentes factores y/o situaciones pueden
producirle estrés; como ocurre cuando presenta enfermedad, esto significa para él
una condición amenazante, pues no solo es sacado de su ambiente cotidiano
(hospitalización), sino que debe lidiar con su enfermedad y todo lo que conlleva.

2. Durante la hospitalización el niño puede presentar estrés a consecuencia de su


enfermedad, de los procedimientos médicos, de la estructura del hospital o de las
nuevas relaciones personales (fuentes de estrés); pero su presencia dependerá de
la valoración del infante (factores amortiguadores).

3. El ingreso al ambiente hospitalario conlleva muchas veces que los niños presenten
una serie de desajustes sociales, familiares, emocionales y educativos, por lo cual
es necesario proporcionar estrategias de afrontamiento al niño y a sus padres, como
medida preventiva.

4. La evaluación psicológica permite obtener información relevante de los niños y de


los padres para así lograr una adecuada intervención; dentro de las técnicas
utilizadas se encuentran las técnicas auto – aplicadas (autoinforme, cuestionarios,
métodos proyectivos, escalas de intervalo), y las técnicas hetero – aplicadas
(entrevistas estructuradas, autorregistros, observación, técnicas psicofisiologicas).

5. Los programas de preparación infantil, tienen como finalidad el proporcionar


información  (veraz y completa), estimular la expresión emocional (juego y objetos
de transición), establecer relaciones de confianza entre el niño y el personal del
hospital y suministrar información a los padres  (mantener abiertas las vías de
comunicación).

6. El establecimiento y aplicación de programas y proyectos; se logran con la finalidad


de optimizar los servicios que ofrecen los hospitales y contrarrestar el estrés infantil;
actividad que debe ser realizada por los psicólogos; pero que sin embargo se
observa mayor interés y trabajo de enfermeras, voluntarios y pedagogos.

104
Recomendaciones

 Se sugiere que el niño hospitalizado tenga habilidades para resolver eventos


estresantes, de no ser así, es labor del psicólogo ayudar al niño a encontrar
estrategias que le permitan adaptarse, controlar sus emociones y enfrentar el
estrés hospitalario.

 La investigación del estrés infantil por hospitalización se ha desarrollado


ampliamente en Europa en relación a otros continentes; sabiendo la importancia
y los beneficios que este ofrece a los niños hospitalizados y sus padres, se
requiere ampliar las investigaciones y/o utilizar estos conocimientos en los
centros hospitalarios del país.

 Es importante no solo enfocar la intervención en niños con estrés por


hospitalización, en la evaluación y preparación específicamente del niño y sus
padres; sino también del personal que interactúa con ellos y trabaja en el
hospital, por lo cual es necesario ahondar en su investigación.

 Es recomendable retomar el rol del psicólogo en los hospitales nacionales, para


poder abarcar adecuadamente a los niños hospitalizados y sus padres; así como
ampliar las investigaciones sobre estrés infantil por hospitalización y su
intervención psicológica.

105
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