Astor Piazzolla
Astor Piazzolla
Astor Piazzolla
Biografía
Primeros años
Astor Piazzolla nació en Mar del Plata, Argentina en 1921, hijo de Vicente Piazzolla y Asunta Manetti (ambos
nacidos en Mar del Plata, hijos de padres italianos). El nombre Astor no existía en ese entonces y su padre se
lo puso en homenaje a su amigo Astore Bolognini,11 12 corredor de moto y primer violonchelista de la
Orquesta Sinfónica de Chicago. En 1924 la familia se mudó a Nueva York, Estados Unidos, Astor vivió gran
parte de su niñez en aquella ciudad, y aprendió su tercera lengua el inglés, ya que sabía español e italiano.
Marginado de los deportes como consecuencia de una malformación en una de sus piernas, en 1927, sintiendo
nostalgia por su Argentina natal, el padre de Astor le compró un bandoneón usado en una casa de empeños,
por 18 dólares. El padre de Astor también tenía afición por la música, y de hecho tocaba un instrumento
similar, el acordeón.13 En una entrevista del 1 de agosto de 1947 en el diario Noticias Gráficas dijo al
respecto: «Era inútil pretender encontrar a orillas del Hudson un maestro de bandoneón y el pibe, por su
cuenta, se dedicó a persuadir a los botones a que entregaran a sus dedos todos sus secretos ¿No se cuenta por
ahí que Blaise Pascal se inventó él solito la geometría?».14
La familia Piazzolla decidió retornar a Mar del Plata brevemente, y allí
un inmigrante italiano, Libero Paolini, que tocaba en la confitería Múnich
le enseñó los primeros acordes. Luego cambió de maestro y fue Homero,
hermano de Libero, el que le enseñó algunas rancheras, valses y polcas.
Y si bien no tocaba tangos, Homero le dijo al padre que «el pibe tiene
talento» y aunque todavía le queda un estilo americano es un «tanguero
de alma», a lo que el padre le responde «yo ya lo sabía, maestro».15
Pero el tiempo en que la familia se asienta en Mar del Plata es poco y
vuelven a Nueva York. En ese entonces Astor tenía once años.16
Un día frente a su ventana escuchó de una casa vecina algo que le llamó la atención, alguien en un piano
estaba interpretando a Johann Sebastian Bach, se trataba de un húngaro al que Piazzolla le atribuyó la
condición de alumno de Rajmáninov, cuyo nombre era Bela Wilda. «Charlábamos de jazz, de los canelones,
de la amistad, de la necesidad de estudiar seis y hasta ocho horas diarias para lograr la perfección. Con él
conocí el verdadero amor a la música».18 Así fue como en 1933 tomó clases con Bela Wilda, de quien
además señaló Piazzolla: «Con él aprendí a amar a Bach».13 También estudió con Terig Tucci.19 En el
marco de un festival escolar debutó en 193220 en un teatrillo de la calle 42, para lo cual Astor compuso un
tango que tituló «Paso a paso hacia la 42», pero que su padre rebautizó «La catinga».21 22
Era un barrio violento, porque existía hambre y bronca. Crecí viendo todo eso. Pandillas que
peleaban entre sí, robos y muertes todos los días. De todas maneras, la calle 8, Nueva York, Elia
Kazan, Al Jolson, Gershwin, Sophie Tucker cantando en el Orpheum, un bar que estaba en la
esquina de casa... Todo eso, más la violencia, más esa cosa emocionante que tiene Nueva York,
está en mi música, están en mi vida, en mi conducta, en mis relaciones.
Astor Piazzolla.23
Sentía devoción por Agustín Bardi y Eduardo Arolas, y consideraba a Julio De Caro y al violinista Elvino
Vardaro como los innovadores en el tango,24 además de admirar a Osvaldo Pugliese.25
Piazzolla conoció a Carlos Gardel en Manhattan en 1934, al llevarle un presente realizado por su padre. A
Gardel le cayó muy bien el joven y le resultó útil para realizar sus compras en la ciudad, ya que conocía muy
bien la ciudad, además que dominaba el inglés, idioma que Gardel desconocía totalmente. Al año siguiente el
cantor lo invitó a participar en la película que rodaba en esos días, El día que me quieras, como un joven
vendedor de diarios. Fuera de las cámaras, Piazzolla le enseñó cómo tocaba el bandoneón a Gardel, y este le
dijo: «Vas a ser algo grande, pibe, te lo digo yo. Pero el tango lo tocás como un gallego». A lo que Piazzolla le
dijo «el tango todavía no lo entiendo», y Gardel le respondió: «cuando lo entiendas, no lo vas a dejar».26
Gardel invitó a Piazzolla a unirse en su gira por América, pero su padre decidió que era aún muy joven, por
esta razón, su lugar fue ocupado por el boxeador argentino José Corpas Moreno. Esta temprana desilusión
resultó ser una gran suerte, ya que fue en esta gira en la que
Gardel y toda su banda perdieron la vida en un accidente aéreo.
En 1978, en una carta imaginaria a Gardel, Piazzolla bromearía
al respecto sobre ese hecho:27 28 10
Piazzolla tenía diecisiete años cuando aún le daba vergüenza que sus amigos supieran que tocaba el
bandoneón. En Francia, mucho después, lo escondería en el ropero. Esa tensión entre la presencia vergonzante
y su anhelo de hacerle adquirir nueva carta de ciudadanía está presente desde muy temprano. El bandoneón
empieza a cobrar un nuevo sentido con otra escucha casual, la del violinista Elvino Vardaro, del cual Piazzolla
dijo: «Descubrí una manera diferente de tocar el tango».30
El primer intento por armar una agrupación de Piazzolla fue hacer un dúo de fuelles con Calixto Sallago,
intentando hacer algunas adaptaciones de piezas de Serguéi Rajmáninov. Las «traducciones» del repertorio
clásico que escuchaba Piazzolla pueden ser análogas a lo que en la literatura popular, las editoriales Claridad o
Thor hacían de Dostoieysky o los grandes novelistas europeos; las mismas que leía Roberto Arlt. Piazzolla se
asoció después con Gabriel Clausi, un exintegrante de la orquesta de Julio De Caro, y luego se vinculó con el
grupo de Francisco Lauro. Iba de su cuarto al cabaret Novelty en Corrientes y Esmeralda, con alguna escala
ocasional en el cine o el billar, contaba sobre esos días: «Libero me cuidaba, pero yo me aburría andando por
la ciudad sin un rumbo fijo». De sus primeras andanzas entre músicos le llamó la atención cómo era la vida de
los mismos: «no podía comprender por qué los músicos tenían que vivir en lugares tan miserables». Piazzolla
no pretendía en un primer momento tener el nivel de vida de Francisco Canaro, pero sí deseó tener su fortuna.
Las radios más importantes se lo disputarían en el futuro. Llegó a firmar contratos con condiciones muy
favorables para él con los más importantes sellos discográficos. La revista Sintonía lo presentaría como
«propietario de regios automóviles de precio».31
Tomó partido principalmente por Julio De Caro, pero también era admirador de Pedro Maffia, Pedro Laurenz
y Aníbal Troilo a quienes para sus dieciocho años, veía demasiado lejanos. Su hija Diana contó que una tarde
se puso a caminar por Corrientes, y cuando llegó a la altura del 900 -cerca del Novelty- leyó un cartel en la
puerta del Café Germinal en el que se anunciaba el debut de la orquesta de Aníbal Troilo. De repente, escuchó
que alguien tocaba en el piano el tango «Comme il faut» de Arolas.32
A partir de ese momento resolvió permanecer en el Germinal, pudiendo así encontrar un café donde escuchar
tango y no un cabaret, de allí conocería a Troilo. «Yo lo miraba como si fuese Dios», le comentaría años
después a Speratti. Pasó varias horas en el Germinal aprendiendo todo lo que escuchaba. Su reiterada
presencia llamó la atención del violinista Hugo Baralis, quien un día se acercó para conocer al muchacho,
sobre Piazzolla dijo: «Movía las manos, las piernas, era muy inquieto». De allí se hicieron amigos por 1939.36
Un día Baralis le comentó que había faltado uno de los bandoneonistas porque estaba enfermo, a lo que
Piazzolla le convenció para reemplazarlo en el puesto, Baralis no muy seguro se lo comentó a Troilo, y tras
una prueba a Piazzolla, Troilo le dijo: «Ese traje no va, pibe. Conseguite uno azul que debutas esta noche».37
Como dato anecdótico, Piazzolla le había enseñado lo que sabía de Gershwin: «deja esas cosas para los
norteamericanos», le dijo el pianista Orlando Goñi. Según Piazzolla, se sabía todos los tangos de memoria,
debutó en la orquesta en diciembre de 1939, no mucho después de las primeras grabaciones discográficas de
Troilo para el sello Odeón, «Commo il faut» y «Tinta verde», registradas el 7 de marzo de 1938. «Fue otro
bautismo de fuego» dijo Natalio Gorin, el otro proviene del debut en Manhattan. 38 Según recuerda: «Se
ganaba bien con Troilo», recordaría sobre esas noches en el Tibidabo, que más que un cabaret era un centro
musical en la ciudad. Una indisposición de Argentino Galván, el arreglador oficial de Troilo, le permitió
ocupar ese lugar. Piazzolla se encargó de «Azabache», un candombe que Troilo debía presentar en Ronda de
Ases el concurso de Radio El Mundo y que sin embargo, nunca grabó con posterioridad. Debía dar cuenta en
la partitura de su propio registro del tango.39 Piazzolla pasó la prueba de «Azabache», el tango ganó el
concurso y le abrió la puerta a nuevas encomiendas.40
Su peculiar personalidad traviesa la adopto, según los biógrafos Fischerman y Gilbert, como mecanismo de
defensa, ante las posibles burlas por cojear (Piazzolla tenia una pierna más chica que la otra) que podía sufrir
en el ambiente en donde hacia su música.41 Troilo lo apodó el «Gato» (en el lunfardo de esa época se refería
a una persona que vivía de la noche) a su joven bandoneonista, pero este estaba muy lejos a ser una persona
que vivía de la noche. «Deseaba vivir otro tipo de vida. No aceptaba que esa, la de los tangueros, fuera mi
destino. Quería salir de todo eso. Y creo que esa intención, esa ansiedad, me salvaron», dijo el mismo, quien
tomo la decisión de comenzar un noviazgo con Odette María Wolf, de dieciocho años y estudiante de pintura,
quien lo introdujo en las novedades del cubismo, el surrealismo y la abstracción, ademas de enseñarle otro
entorno.42 Piazzolla y Odette María Wolf se casaron en octubre de 1942 y fueron a vivir a una casa de
departamentos en el barrio porteño de Monserrat. Del matrimonio nacieron sus hijos Diana (1943)43 y Daniel
(1944).13
En 1944 dejó la orquesta de Aníbal Troilo.46 Sobre la anécdota de la «goma de borrar», Piazzolla diría años
más tarde: «De las mil notas que escribía, él me borraba setecientas...». No obstante, Troilo buscó un equilibrio
entre hacer nuevas innovaciones, pero sin ir por caminos que fuesen demasiado complicados para su orquesta,
teniendo en cuenta que no todos estaban preparados para tocar la música compleja que Piazzolla escribía. Las
cuestiones fueron más técnicas que de otro orden. Obligaron a los músicos a leer, a estudiar, y «me empezaron
a tener bronca... me rompían los ejercicios» recordó en alguna ocasión Piazzolla.47 Años luego de su partida,
siempre criticaría duramente el hecho de que Troilo nunca de despegó del «cómodo» lugar de entretenedor de
bailes populares, para sumir el papel de conductor de una gran orquesta de tango «para ser escuchado», fue
para Piazzolla una «traición».48
Integró el Quinteto Azul de corta existencia y también en Mar del Plata un conjunto bajo su dirección, con
claras particularidades tímbricas basadas en el conjunto que dirigía Elvino Vardaro. Para 1938 ya tenía fama de
ser un gran instrumentista.49 Había integrado las formaciones de Francisco Lauro y Gabriel Clausi, hasta que
fue llamado por Aníbal Troilo para integrar el conjunto de este como bandoneonista y arreglador, mientras
seguía estudiando diversas disciplinas con Alberto Ginastera. En 1944 se desvinculo de la formación de
Troilo.50 Piazzolla se fue con el grupo de Francisco Florentino, y ese cantante le permitió imprimir su nombre
como un significativo agregado, fue la orquesta «de» Astor Piazzolla la que lo acompañe. Debutaron en Villa
Urquiza a finales de 1944, grabaron veintidós canciones y dos instrumentales. Piazzolla compuso para la
ocasión «En las noches» y «Noches largas». Poco tiempo después, y aconsejado por su esposa, suprimió la
«y» pasando a ser «la orquesta típica de Astor Piazzolla» y solo su nombre se imprime en el cartel que lo
anunciaba. «Los que me seguían preferían tomar un café y escuchar: bailar era lo secundario». Debutó en el
Marcito, uno de los numerosos cafés donde se tocaba tango desde el mediodía hasta pasada la medianoche con
la única obligación del consumo de un café cuyo valor variaba con el horario. Para fines de los años 1940
quedaban varios sitios para escuchar tango a precios accesibles: los cafés El Nacional, Marzotto, Tango Bar,
La Ruca, la Richmond. En los barrios estaban El Imperio (donde tocaba Osvaldo Pugliese), el café la Victoria,
los cafés de Boedo y San Juan o en avenida San Martín y Fragata Sarmiento. Y las milongas de Palermo,
como La Enramada.51
Durante 1946 a 1949 trabajó para el sello Odeón con su orquesta independiente, en esas grabaciones sus
vocalistas fueron Aldo Campoamor, Fontón Luna y Héctor Insúa. Tras disolver su formación se dedicó
laboralmente a hacer arreglos para orquestas como la de José Bassi, Francini-Pontier y especialmente para la
de Aníbal Troilo.50 Las críticas a su música comenzaron a tomar mayor caudal, alguna vez le reprocharon
«¿Te crees que estas en el Colón?». Una anécdota muy famosa es cuando tocaban el tango «Copas, amigos y
besos» tema de Mariano Mores. «Era tan larga, tan compleja que las coperas del cabaret nos cargaron y
salieron a bailar a la pista en puntas de pie, como si fuera música clásica». El arreglo no funcionó que tuvo que
modificarlo. «Creo que ese fue el primer paso para dejar a Florentino: a él tampoco le gustaban las
audacias».52 No existen datos precisos de cuantas unidades vendía un disco exitoso, pero el volumen de
ediciones, la cantidad de actuaciones en vivo y la multitud de orquestas y cantantes de excelente nivel que
estuvieron activos durante esos años hablan del tango como un verdadero fenómeno comercial, comprable, en
sus apariencias con el de las grandes orquestas de swing en Estados Unidos.53
Para los años 50, en contraposición a lo que se suele considerar, Piazzolla estaba lejos de ser resistido como
compositor y orquestador. Era alguien que,54 sin ser integrante ni director de ninguna orquesta (disolvió la
suya un años antes) componía y arreglaba profesionalmente, por encargo, para las formaciones más
prestigiosas. Según Roberto Pansera una vez se le escuchó decir «Voy a componer dos tangos por año. Con
cuatro grabaciones por año yo vivo».55 El profesionalismo de Piazzolla tiene un recorrido, desde que
comenzó a tocar, y casi inmediatamente, a hacer orquestaciones para Troilo, hasta el arribo a esa fórmula,
inédita para el tango, de compositor «a medida» para orquestas de otros. En la década de 1950 Piazzola es el
autor además, de música para películas y también intenta ganar prestigio en el «mundo clásico», tratando de
estrenar sus obras para orquesta y de cámara, a las que rigurosamente coloca números de opus, aun cuando se
trate de ejercicios a pedido de su maestro. Y ese lugar especializado se corresponde, también, con un modelo
aprendido con Alberto Ginastera: el compositor situado por encima de las contingencias del mundo y a quien
nada debe interesarle quién es el que paga, siempre y cuando respete su arte.56
Entre quienes han escrito acerca de Piazzolla, el único que repara en la fundamental importancia de los tangos
compuestos a comienzos de la década de 1950 –«Prepárense», «Contrabajenado», «Lo que vendrá»,
«Triunfal», y en particular «Para lucirse» la pieza que inaugura la serie, es el escritor y periodista Julio Nudler;
«antes no estaba muy en claro qué era lo que quería Piazzolla» dijo alguna vez Nudler.57 La interpretación de
«Para lucirse» (de autoría propia) por ejemplo dura casi cuatro minutos, una considerable duración para los
cánones comerciales de la época.58
Sobre la controversia con los tangueros de la «guardia vieja» Lalo Schifrin contó que:
Estábamos comiendo y él me dijo que estaba triste e indignado con los tangueros que no lo
reconocían -en su mérito) y siguió insistiendo con el tema. Ástor, no te debe importar lo que
digan ellos. Que si lo que haces es tango o no. No es tu problema: lo que vos estás haciendo es
Piazzolla.
Lalo Schifrin.59
En 1952 año de la muerte de Eva Perón la editorial Sarraceno da a conocer su Epopeya... la obra se basaba en
textos de Mario Nuñez, autor del «Soneto a las manos de Eva Perón» incluido en el mismo cantinera sobre el
peronismo del que participó Mende Brun. La transcripción para piano de Epopeya... fue realizada por el
propio Piazzolla. Se exhumó por azar en la Biblioteca Nacional. El hallazgo corrió por cuenta de un grupo de
musicólogos argentinos entre quienes se contaba Pablo Fessel, en año 2003. «Nunca pensé que reaparecería.
Creí que estaba entra las obras suyas que destruyó porque no le gustaban... recuerdo como renegó de ella», le
dijo Diana Piazzolla al diario Clarín. Nuñez contó en esa oportunidad la hija «era amigo de papa y asesor de
Perón» y fue el que se la encargó «Papá quiso hacer un himno, pero al final no le gustó y no dejó que la
usaran ni estrenaran».61
Fuimos un día a su hotel, con Piazzolla, y el director nos pidió que le tocáramos nuestras
intervenciones. En uno de estos ensayos, el director preguntó a la fila de violines quién podía
hacer la parte de la lija, un violín chiquito que raspando la cuerda, lograba un sonido de
chicharra. «Ah, la sacaron del cabaret», me acuerdo que dijo uno. Otro quiso tocarla, pero lo
hacíaa mal. Piazzolla lo corregía todo el tiempo. Y así llegamos al estreno, dando tumbos. En el
cuarto compás, parte de la orquesta estaba en cualquier lado. El problema que teníamos los
bandoneonistas eran los compases de espera. Algunos de esos compases eran además irregulares.
No estábamos acostumbrados a semejantes cambios de ritmo ni a tocar con un director que, por
otra parte, nos era desconocido (...) Nos confiábamos en los otros instrumentistas. Ellos nos
decían «tranquilos, escuchen lo que hacemos». Pero lo que hacían era erróneo. Hasta Abelardo
Alfonsín y yo nos dábamos cuenta de eso.
Leopoldo Federico.64
En conversaciones con Speratti, Piazzolla dijo que «la obra gustó mucho, pero provocó escándalo, porque los
académicos se indignaron al ver los bandoneones». El mismísimo Sevitzky, lo llamó al finalizar la obra, para
que saliera a saludar, Piazzolla con algo de timidez subió al escenario y observó que el público se estaba
pelando en una gran gresca, a lo que el director lo consoló diciendo «no se preocupe, es buena publicidad». La
versión de la «batalla campal» solo es recordada por Piazzolla.65 La noticia del concurso fue levantada por
solo algunos medios de prensa como La Prensa, La Nación y Buenos Aires Musical. La composición nunca
fue grabada por Piazzolla.66
Nadia Boulanger
A partir de 1954, cuando estudió con Boulanger, la música de Piazzolla cambió radicalmente.72 73 Pero para
ser aceptado como alumno le tuvo que mostrar algo de lo que había compuesto, tampoco está claro cual fue la
pieza que le enseñó, ya que por un lado según Diana fue la Sinfonietta, mientras que Collier y Azzi aseguran
que fueron los Tres movimientos sinfónicos de Buenos Aires.74 Los biógrafos de Piazzolla están de acuerdo
en que Boulanger notó la carencia de algo en su música, lo que Piazzolla años más tarde denominó
«sentimiento». Un día ante las indagaciones de Boulanger sobre qué música hacía en Buenos Aires, con algo
de timidez le confesó que componía tangos y que tocaba el bandoneón, entonces fue allí cuando le pidió que
tocase al piano uno de sus tangos, Piazzolla tocó «Triunfal» y antes de terminarlo su profesora le tomó las
manos para decirle: «No abandone jamás esto. Ésta es su música. Aquí está Piazzolla».75 76 Estudió once
meses con Boulanger, pero al mismo tiempo formó una orquesta de cuerdas con músicos de la Ópera de París,
con Lalo Schifrin y Martial Solal alternándose en el piano, y grabó el álbum Two Argentineans in Paris (1955)
con temas como «Picasso», «Luz y sombra» y «Bandó».77 En París descubrió que su tango «Prepárense»
escrita en 1952 formaba parte del repertorio de las orquestas tangueras de Francia. Los derechos de autor le
ayudaron a financiar su estadía. En una carta a José Gobello fechada el 16 de diciembre de 1954 Piazzolla
dijo: «Parece mentira ver en París bailar tanto tango y como gusta, no solamente el tango pasado, sino los
nuevos tangos».78 De las clases Astor diría: «Estuve algo menos de un año con Nadia, estudiando mucho,
especialmente contrapunto a cuatro partes, cosa que me volvía loco. Creo que alguna vez lloré de la bronca
porque era muy difícil». Su hija Diana afirmó que su padre y Nadia se veían al menos tres veces por semana,
cada encuentro duraba al menos tres horas.79
En muchos artículos, entrevistas e incluso en la contratapa de un álbum del Octeto, Piazzolla dice haber
escuchado en París en 1954 al octeto del saxofonista Gerry Mulligan, quedando impresionado por su
improvisación y por el distendimiento con el que tocaban los músicos.80 81 82 83 No obstante, la
investigación de Diego Fischerman y Abel Gilbert sugiere que, eso es imposible: justo cuando Piazzolla
residió en París,84 Mulligan estaba de gira fuera de Francia, además es de recalcar lo que Piazzolla una vez le
dijo a Gorin: «Nunca le creas lo que les digo a los periodistas»,85 es posible que el bandoneonista haya
creado un relato a su semejanza, cuando lo que sucedió es que solo haya escuchado a Mulligan en
discos.86 87
En París además de estudiar, compuso, arregló, ensayó y grabó una serie de tangos, «Picasso», «Luz y
sombra», «Tzigane», «Río Sena», «Chau París» y «Marrón y azul». Las grabaciones, las tratativas de las
mismas, su esposa y las dos semanas de vacaciones con Edouard Pecaurt sugiere que el tiempo de estudio no
fue mayor a cuatro meses.88
El Piazzolla en esos tangos afrancesados, o en cierta medida franceses, no es muy distinto del que
quiso dejar de ser: los breves choques de segundas en pizzicato del comienzo de «Nonino»
remiten más a sus estudios en Barracas con Ginastera que a un nuevo aprendizaje, y «Guardia
Nueva» suena más a homenaje y reelectura del pasado que a una posible visión de futuro. Si ese
Piazzolla escriba «a la Piazzolla» de fines del cuarenta. Y casi se copia a sí mismo empujado su
pedagoga, es algo que solo en muchos casos de esta historia, resultan complementarias, o aún,
más esclarecedoras que los hechos.
Jorge Sánchez Ezequiel.89
Piazzolla se embarcó en Hamburgo en el buque Yapeyu con destino a Montevideo y consigo se llevó una foto
de Boulanger, en la que ambos posan juntos.90
Octeto
Por supuesto, allí estaba todo lo que había aprendido en mis clases, sobre todo Stranvinsky,
Bartok, Maurice Ravel y Prokofief; pero también estaba la veta más canyengue, más agresiva y
cortada del tango y la milonga de un Pugliese, el refinamiento de un Troilo y de un Alfredo
Gobbi que, hacia fines de los 40 era, para mi, el tanguero más interesante.
Astor Piazzolla.91
Tras retornar de París, en 1955 Piazzolla formó el Octeto de Buenos Aires dispuesto «a encender le mecha de
un escándalo nacional» y «romper con todos lo esquemas musicales que regían en la Argentina».92 Allí
empleó todos los conocimientos que había adquirido años antes con Alberto Ginastera, y los nuevos con
Nadia Boulanger. Tras ver al conjunto de Gerry Mulligan, Piazzolla incluyó en su nueva agrupación algunos
fraseos y manejos instrumentales que eran típicos del jazz, además de introducir el concepto del swing y el
contrapunto, este ultimo más de la música clásica.93 Un elemento discordante fue la inclusión de la guitarra
eléctrica dentro de su Octeto, un instrumento no muy usual en ese momento. La guitarra solista no tenía
grandes antecedentes en la música en general. Posiblemente Piazzolla escuchó algunos de los discos que
publicó Delaunay (quien lo contrató para grabar algunos discos con el sello Vogue) y de allí haya conocido
además de Mulligan, Barney Kessel y Jimmy Raney de donde no solo se basó en la idea de la inclusión de la
guitarra eléctrica, sino en darle un papel contrapuntístico.94 Según el guitarrista Horacio Malvicino, en un
primer momento Piazzolla tuvo en mente usar un vibráfono (que lo usó en el Quinteto que formó en Nueva
York en 1959), pero como no existía un instrumentista tal en Argentina, optó por la guitarra eléctrica.95 El
conjunto no tenía director, sino que se proponía hacer el tango «tal como se siente». No tuvo cantante salvo en
algunas excepciones, y no se actuaba en bailes.96
El grupo estaba integrado por el mismo Piazzolla y Leopoldo Federico en bandoneones, Francini y Baralis en
violines Atilio Stampone en piano, Horacio Malvicino en guitarra eléctrica, José Bragato en violoncello y
Hamlet Greco en contrabajo, (quien luego sería remplazado por Juan Vasallo).97 Recordaría de aquella
primera formación post-París: «Eramos ocho tanques de guerra [...] Parecíamos salidos del ERP... ¡ocho
guerrilleros subidos al escenario!... cada uno, en lugar de un instrumento, parecía que tenía una bazuca».98
Hubo cierta controversia en torno al quinteto, al punto de que algunos conciertos terminaron con grescas hacia
los músicos, por parte de los tangueros más tradicionalistas que repudiaban los cambios de la nueva
agrupación. A Piazzolla se le acusó de ser «el asesino del tango».99
La primera presentación fue en la Facultad de Derecho a fines de 1957. El grupo grabó con dificultades dos
álbumes: uno de duración media, con seis canciones editado por el sello Allegro en 1956 y llamado Tango
progresivo, y otro de larga duración editado por Disc Jockey en 1957 que se tituló Tango Moderno. Ambos
materiales tienen muy pocas composiciones originales de Piazzolla, pero en el segundo de los dos álbumes
aparece un nuevo arreglo de «Marrón y azul». En Tango progresivo había una sola pieza de Piazzolla, «Lo
que vendrá», que hasta ese momento solo había sido grabada en 1954, con arreglos debussyanos explícitos en
el tema inicial (arreglos que desaparecerían en versiones posteriores).101 La grabación original data de julio
de 1954, un mes antes del viaje a París, y así a su vuelta de Europa volvió sobre el mismo tema. También
grabó el tema con el mismo formato que había usado en París, cuerdas, piano y bandoneón concertante, que
repetiría el año siguiente en Montevideo. El compositor realizó además, otros arreglos, para orquestas como la
de Anibal Troilo, que lo grabó en 1957 para el sello Odeón. Un rasgo saliente, por otra parte, es el motivo
francés que, en la versión para octeto, abre la pieza con tres entradas sucesivas, a cargo de Francini, Baralis y
Bragato, separadas entre sí por acordes de todo el grupo. En la grabación con orquesta de cuerdas, piano y
bandoneón ese motivo es apenas una introducción somera, después de la cual entra, inmediatamente el tema
«rítmico». La versión escrita para Troilo es la que más diferencias ofrece. Allí el tema lírico, tanguero que en el
arreglo del Octeto era apenas el pretexto armónico para las improvisaciones de la guitarra eléctrica, ocupa el
primer y no el segundo lugar, y el motivo francés aparece fugazmente como su conclusión, funcionando como
puente hacia el tema rítmico. Allí, por otra parte, hay un contracanto claramente acentuado en cuatro tiempos,
que disimula (o pone en un marco más digerible para el gran público) el ritmo aditivo de la voz principal.102
Se puede considerar que Piazzolla fue el primer teórico del tango, al introducir un sistema de lectura nuevo,
más emparentado con su aprendizaje neoyorquino que con el propio género, desde el que selecciona algunos
nombres –De Caro, Vardaro, Orlando Goñi, Maderna, Troilo, Salgán y Pugliese, en donde la música debe ser
escuchada, y no bailada.103 Las notas introductorias escritas por Piazzolla, en su análisis tema por tema y
como si hablara de la obra de otro o de un disco ya canonizado, imitan el estilo de los textos de programas de
concierto y de los críticos de música clásica de esa época. Sobre «Haydee» anota en la contraportada del
álbum.104
Compuesto en el año 1935 y llevado al disco por el Octeto de Buenos Aires en 1957. La primera
parte (Romántica) comienza con acordes de cuartas yuxtapuestas (...) Después del vals a la
manera de Ravel, vuelve el tema a la primera parte, finalizando el tango con un rallentando sobre
el acorde Sol mayor – Re mayor (Sol-Re). el único propósito del Octeto Buenos Aires es renovar
el tango popular, mantener su esencia, introducir nuevos ritmos, nuevas armonías, melodías,
timbres y formas ... no pretendemos hacer música llamada «culta».
105
Pretendió era hacer una música popular con todos los atributos de seriedad –notas de programa incluidas- de la
música clásica, y en particular, con su misma funcionalidad predominante. Nunca pensó la música del Octeto
para el baile. Esa oposición entre ambas funciones ya había sido planteada por el propio Piazzolla en relación
con los arreglos para su orquesta de 1946, cuando hablaba de «tocar para que la gente escuchara» y de
componer para ello piezas como «Villeguita» y «Se armó». Existió un cierto «endiosamiento» por parte del
autor a la dificultad que se repetiría en las notas escritas para el disco del Octeto, como cuando describe el
trabajo de los bandoneones y dice: «Casi siempre están realizando acordes de cuatro, cinco y hasta seis notas
cada uno ("El Marne"). También variaciones sobre los temas en quintillos, seisillos y hasta sietesillos de fusas
hoy en desuso por si dificultad técnica (Anone)». El otro bandoneonista del grupo, Federico, ha contado que
fue precisamente esa dificultad la que hacia que los mejores músicos de tango quisieran tocar con Piazzolla,
puesto que existía un cierto privilegio en pertenecer a esos grupos donde «se escribía difícil».106
Mientras Piazzolla dirigía el Octeto, trabajó con una orquesta de cuerdas en Radio El Mundo con la que
consiguió parte del dinero que su grupo no le proveía. El músico cuenta que a principios de 1955 y a partir de
las recomendaciones de Boulanger escribió una cantidad de tangos nuevos, que grabó junto a un piano y las
cuerdas de la Ópera de París. El proyecto, propiciado por Yves Baquet, un ejecutivo de Editions Universelles
al que Piazzolla fue a ver con una recomendación de Eduardo Parula —el representante de aquella firma en
Buenos Aires— se plasmó en un serie de discos sencillos, de 45 y 33 RPM para los sellos Festival, Vogue y
Barclay, que incluyeron un total de dieciséis temas. Luego en Buenos Aires publicó algunas grabaciones para
los sellos TK, Odeón, y en Montevideo para Antar/Telefunken con temas propios (además de «Lo que
vendrá», una nueva versión de «Marrón y azul») y arreglos de temas ajenos («Vanguardista» de Bragato, y
«Negracha», de Pugliese, entre otros). La culminación de ese periodo son dos discos, ambos repitiendo el
formato francés (cuerdas, piano y bandoneón). Uno, de duración media (era un disco de 10 pulgadas), se editó
en Montevideo, según algunas fuentes se grabó en esa ciudad con las cuerdas de la Sinfónica del SOBRE
(Servicio Oficial de Radiodifusión del Estado uruguayo) y se tituló Lo que vendrá. Allí además de la misma
orquestación de esa pieza que Piazzolla había grabado en Buenos Aires un año antes, aparecía, junto a otros
tangos («Miedo», de Vardaro, Aroma y García, Jiminez, «Sensiblero», «Noche de amor», de Franco y
Rubinstein, «La cachila» de Arolas, y cantados por Jorge Sobral, «La tarde del adiós», de López y
Lambertucci y «Yo soy el negro» de Piazzolla y Gorostiza), la primera grabación de «Tres minutos con la
realidad». El otro disco fue registrado en Buenos Aires con el nombre de Tango en HI-Fi y allí también se
incluye. La rítmica es la misma de las grabaciones francesas, aunque la grabación montevideana incluye
percusión, en particular un xilofón en «Tres minutos con la realidad» que acentúa aun la similitud entre el
puente hacia el tema lítico con el Bartok de la Música para percusión, cuerdas y celesta.107
El bandoneonista hablaba en ese texto, también, aunque con cierto tono de queja, de lo que sin embargo, es
una de las mejores virtudes de ese grupo y de los que lo sucedieron: la necesidad de contención. «Realizar el
difícil equilibrio sonoro del Octeto llevó dos años y aún queda mucho por descubrir —explicaba—. En cada
arreglo se aprende más sobre esta formación orquestal. Tengamos en cuenta que existe un desequilibrio
tremendo por falta de cuerdas, ya que para dos bandoneones, piano, guitarra y bajo, se necesitarían por lo
menos seis violines, viola y cello, pero ajustándome a los dos violines y cello, es necesario escribirle a estos en
tesituras no acostumbradas». Lo que surge, no obstante, es una verdadera lección acerca de ese oficio
aprendido más en la práctica y con la audición que con los maestros de la academia que, por más que Piazzolla
declara lo contrario, es una de sus marcas:108
Por ejemplo, cuando incluyo efectos rítmicos y quiero lograr fuertes sonoridades, empleo los dos
violines casi siempre en la tesitura grave y el cello, la mayoría de las veces, dentro de la misma
tesitura que los violines, sobre todo en los unísonos («Neotango», «El Marne» y «Arrabal»). Para
efectos suaves y melódicos empleo las tesituras normales («Anone»). Las dobles cuerdas son
utilizadas para mayor sonoridad armónica (dos violines, cello y bajo en la segunda parte de
«Marrón y azul»). También el contrapunto entre las cuerdas, da mayor belleza a los temas
originales (Arrabal solo de violín). Para los efectos de percusión también intervienen las cuerdas:
el primer violín imita el tambor, el segundo la lija, el cello la caja y el bajo golpeado con la
palma de la mano detrás del instrumento logra el efecto del bombo (Marrón y azul).109
En «Lo que vendrá» independientemente de las notables diferencias que habría entre la versión del Octeto y
las posteriores, aparecen enunciados muchos de los rasgos estilísticos que serían centrales en la producción
futura de Piazzolla –ese tema incisivo, de acentuaciones asimétricas, fuertemente rítmico, que se convertiría
casi en un sello de fábrica: el papel otorgado a los solistas. Un rasgo saliente, por otra parte, es el motivo
francés que, en la versión para octeto, abre la pieza con tres entradas sucesivas, a cargo de Francini, Baralis y
Bragato, separadas entre sí por acordes de todo el grupo. En la grabación con orquesta de cuerdas, piano y
bandoneón ese motivo es apenas una introducción somera, después de la cual entra, inmediatamente el tema
«rítmico». La versión escrita para Troilo es la que más diferencias ofrece. Allí el tema lírico tanguero —que en
el arreglo del Octeto era apenas el pretexto armónico para las improvisaciones de la guitarra eléctrica—, ocupa
el primer y no el segundo lugar, y el motivo francés aparece fugazmente como su conclusión, funcionando
como puente hacia el tema rítmico. Allí, por otra parte, hay un contracanto claramente acentuado en cuatro
tiempos, que disimula (o pone en un marco más digerible para el gran público) el ritmo aditivo de la voz
principal.110
El Quinteto
En 1955 volvió a Buenos Aires donde formó una orquesta de cuerdas con músicos argentinos, en la que cantó
Jorge Sobral (para esta formación compone Tres minutos con la realidad, obra síntesis entre el tango y la
música de Stravinsky y Bartók) y el famoso Octeto Buenos Aires, conjunto considerado como el iniciador del
tango moderno, tanto por su instrumentación (incluía por primera vez una guitarra eléctrica en un conjunto de
tango), como por sus novedades armónicas y contrapuntísticas (acordes con 13.as aumentadas, seisillos y
fugas).
En 1958 disuelve ambas formaciones y se marcha a los Estados Unidos, donde graba los dos únicos discos de
lo que él llamó el jazz-tango (los cuales actualmente son muy difíciles de encontrar).20
En 1959, durante una actuación en Puerto Rico, junto a Juan Carlos Copes y María Nieves, recibe la noticia
de la muerte de su padre, Vicente Nonino Piazzolla. Ástor vuelve a Nueva York, donde vivía con su familia, y
allí compuso «Adiós Nonino», su obra más célebre, que conservaría la sección rítmica del anterior tango
«Nonino», más una sentida elegía de despedida, que se convertiría en un sinónimo de Piazzolla a lo largo de
los años.111 La muerte del padre de Ástor trajo algunos colapsos en la vida de la familia: su matrimonio hasta
ese entonces con Dedé entró en crisis y se separaron, mientras que también la relación con sus hijos se vio
seriamente mermada, no pudiendo ser arreglada totalmente.112
Papá nos pidió que lo dejáramos solo durante unas horas. Nos metimos en la cocina. Primero
hubo un silencio absoluto. Al rato, oímos que tocaba el bandoneón. Era una melodía muy triste,
terriblemente triste. Estaba componiendo «Adiós Nonino».
Daniel Piazzolla.23
En 1990, durante una entrevista declaró que: «El tango número uno es 'Adiós Nonino'. Me propuse mil veces
hacer uno superior y no pude».111 Se registran más de 170 versiones de «Adiós Nonino» de distintos
músicos.113
Frustrado por el intento del jazz-tango, vuelve a Buenos Aires en 1960 y forma la agrupación que definiría su
estilo musical definitivamente, que sería la base de agrupaciones posteriores y a la que volvería cada vez que
se sentía frustrado por otros proyectos: el Quinteto Nuevo Tango, formado en su primera versión, por Piazzolla
en el bandoneón, Jaime Gosis en piano, Simón Bajour en violín, Kicho Díaz en contrabajo y Horacio
Malvicino en guitarra eléctrica.
Con esta agrupación daría a conocer Adiós Nonino y todas las
composiciones que dieron forma a su estilo y que serían las más
recordadas: Las Estaciones (Verano Porteño, Otoño Porteño,
Invierno Porteño y Primavera Porteña), la Serie del Ángel
(Introducción al ángel, Milonga del ángel, Muerte del ángel y
Resurrección del ángel), La Serie del Diablo (Tango diablo, Vayamos
al diablo y Romance del diablo), Revirado, Fracanapa, Calambre,
Buenos Aires Hora Cero, Decarísimo, Michelángelo ´70 y Fugata,
entre otros. Esa última pieza está basada en la obra del compositor
alemán Johann Sebastian Bach.114 Piazzolla y su orquesta se presentan
en Canal 13, en 1963.
Consagración
En 1963, forma el Nuevo Octeto, para el cual compuso Introducción a «Héroes y tumbas», con letra de
Ernesto Sabato.115 En ese año también gana el Premio Hirsch por su «Serie de tangos sinfónicos», estrenados
bajo la dirección de Paul Klecky.116
En 1965, junto al Quinteto, una orquesta formada ad hoc, y con las voces de
Luis Medina Castro como recitante y Edmundo Rivero como cantante,
graba el disco El tango, que contiene temas con letras de Jorge Luis Borges,
incluido Hombre de la esquina rosada, suite para canto, recitado y doce
instrumentos. Precisamente en el citado año, Piazzolla cobró por 754.000
pesos (una suma alta para la época) de regalías por parte de la SADAIC, los
álbumes del quinteto se vendían razonablemente bien, lo que le permitió
negociar con los sello condiciones que no fueran abusivas para él.117
En 1970 retornó a París donde nuevamente junto a Ferrer, creó el oratorio El pueblo joven, estrenado poco
después en 1971 en Saarbrücken, Alemania. Al año siguiente fue invitado por primera vez a presentarse en el
Teatro Colón en Buenos Aires, junto con otras importantes orquestas de tango. También en 1972, Piazzolla
compone, para su Conjunto 9 el «Concierto de Nácar, para nueve tanguistas y orquesta filarmónica», primer
antecedente de sus obras sinfónicas para bandoneón posteriores.
En 1973 sufre un infarto que lo obliga a reducir su actividad, por lo que se instala en Italia, en donde
permaneció grabando durante cinco años. Durante esos años, formó el Conjunto Electrónico, un octeto
integrado por bandoneón, piano eléctrico o acústico, órgano, guitarra, bajo eléctrico, batería, sintetizador y
violín (el cual posteriormente fue reemplazado por una flauta traversa o saxo). La formación fue integrada por
reconocidos músicos italianos como Pino Presti en bajo eléctrico y Tullio De Piscopo en batería.118 Tiempo
más tarde, Ástor incorporaría al octeto al cantante José Ángel Trelles.
En 1974 se separó de Amelita Baltar, y ese mismo año graba, junto a una orquesta de músicos italianos, los
álbumes Summit, con Gerry Mulligan, y Libertango, cuyo éxito lo hace conocido en Europa.81 Al año
siguiente, el Ensemble Buenos Aires graba su obra Tangazo para orquesta sinfónica.
En 1975, después del fallecimiento de Aníbal Troilo, Ástor
compone en su memoria una obra en cuatro movimientos a la
que llamó Suite Troileana, la cual grabó junto al Conjunto
Electrónico.77
Últimos años
En 1985 fue nombrado Ciudadano ilustre de Buenos Aires, obtuvo el Premio Konex de Platino como el mejor
músico de tango de vanguardia de la historia en Argentina y estrenó en Bélgica su Concierto para Bandoneón
y Guitarra: Homenaje a Lieja. En 1985 regaló al grupo «Nuevos aires» su partitura «500 Motivaciones» que
fue interpretada en la Sala A y B del Centro Cultural General San Martín en su homenaje al ser nombrado
«Ciudadano ilustre de la Ciudad de Buenos Aires».
En 1987 viaja a Estados Unidos, donde graba en vivo en el Central Park junto a la Orquesta de St. Luke's,
dirigida por Lalo Schifrin, sus obras Concierto para Bandoneón y Tres Tangos para Bandoneón y Orquesta.
Durante esta etapa en los Estados Unidos también tuvo la oportunidad de grabar Tango Zero Hour, Tango
apasionado, La Camorra, Five Tango Sensations (junto al Kronos Quartet) y Piazzolla con Gary Burton entre
otros.120
En 1988 fue operado del corazón en un cuádruple baipás y a principios del año siguiente formaría su último
conjunto, el Sexteto Nuevo Tango formado por dos bandoneones, piano, guitarra eléctrica, contrabajo y
violonchelo.13
El 4 de agosto de 1990 en París, sufrió una trombosis cerebral, cayéndose en el baño de un apart-hotel
parisino. Fue internado con un infarto cerebral del que no se recuperó. Lo trasladaron a Buenos Aires el 12 de
agosto, de la que finalmente fallecería dos años después en Buenos Aires el 4 de julio de 1992, a los 71
años.121 Sus restos están inhumados en el cementerio Jardín de Paz, en la localidad de Pilar.
En sus últimos diez años escribió más de 300 tangos y unas cincuenta bandas musicales de películas, entre las
cuales se encuentran: Henry IV de Marco Bellocchio, Lumière de Jeanne Moreau, Armaguedon de Alain
Delon, Sur, El exilio de Gardel de Fernando Solanas.116 10 En febrero de 1993, Piazzolla fue nominado de
manera póstuma para los Premios Grammy 1992 en Los Ángeles por Oblivion en la categoría Mejor
Composición Instrumental.116
Estilo
Una de las principales invenciones rítmicas de Piazzolla tiene que ver con un desplazamiento del acento en el
interior de la milonga y con un particular efecto de sincopa, que deriva en su forma de 8 pulsos agrupados en
3+3+2 y que introduce un principio de ambigüedad en la cerrada métrica del tango. Se trata de uno de los
rasgos más característicos del músico. Hasta Piazzolla la rítmica del tango no presentaba variantes en la métrica
sino en el tempo, en los cambios de velocidad en el curso de la interpretación; con Piazzolla la rítmica del
tango se enriquece en la composición mismo, en la escritura. El uso de agrupamientos asimétricos, del tipo
3+3+2, conecta la música de Piazzolla con Bela Bartok: el músico húngaro había descubierto ese tipo de
agrupamientos en el folclore de su región.122 A diferencia de lo que ocurre con otros intérpretes, los
agrupamientos irregulares son empleados por Piazzolla con suma regularidad, como un patrón más bien
estable que le otorga al tango una propulsión completamente novedosa. La música de Piazzolla conecta con
esos agrupamientos rítmicos desde sus particular reelaboración de la milonga. Podría pensarse que en Piazzolla
siempre se está oyendo la milonga, ya sea en sus formas más lentas o en sus variantes. Dos cosas que eran
sumamente características del tango fueron excluidas en un momento por Piazzolla: el baile y el canto, de
hecho, la naturaleza polifónica de la orquestación de Piazzola expulsa al cantante.123
El concepto de su Octeto se emparenta desde ya, con el sonido del sexteto de Julio De Caro de 1926 y con el
grupo que había unido a este violinista con Elvino Vardaro, Los Virtuosos. Pero el toque definitivo, ese
carácter de urgencia con el que sonaba la música, esa sensación de ejecución en el límite de las posibilidades
técnicas (el correlato estético de la «vida peligrosa» de los negros norteamericanos y del «compromiso» de los
existencialistas franceses), venían del jazz. Y podría pensarse que volvieron al jazz si se tiene en cuenta que
esa música sonó, sobre todo, para su público y en lugares donde Piazzolla compartía escenario con el «Mono»
Enrique Villegas, con los hermanos Rubén y Leandro «Gato» Barbieri y con Sergio Milhanovich, dos por Jim
Hall, Art Farmer, Bill Evans y Stan Getz.124 La forma y el tratamiento sin embargo se alejan notablemente de
todo lo que había hecho hasta el momento dentro del campo popular. Se trataba de poner un instrumento en
ese molde (una orquesta de tango estilizada, con cuerdas, bandoneón y piano concertantes) un contenido
clásico (sus ejercicios de composición del periodo Ginastera). «Tres minutos con la realidad» es más una
especie de mini-«Rhapsody» tamizada por Bartok (el título elige la explicitación de una tensión entre la
realidad –la actualidad—. Y el mundo del tango. Esa tensión aparece representada, por un lado, por los ritmos
aditivos del comienzo, el solo a la Bartok del piano de Sonata para piano de Ginastera –recursos ya antiguos
en el universo de la composición clásica pero sumamente novedoso en el contexto elegido por Piazzolla—,
que estarían hablando de esa realidad atravesada por el presente. Un gesto, una pulsación que, con algunos
variantes: los ritmos se irían haciendo más previsibles y regulares musicalmente a la ciudad, tomada como
sujeto, y que terminarían identificando a Buenos Aires, también, para los otros, aun sus detractores.125
En «Se armó» de José Staffolani y Pedro Maffia, uno de los arreglos grabados por la orquesta de Piazzolla en
1947, irrumpe el glissando que bien pude haber escuchado en Ravel o en el cine. En sus propios «Pigmalion»,
donde muestra un minuto de introducción instrumental «Villeguita» de 1948 en que presenta el ritmo 3+3+2
con un manejo mucho más suelto del contrapunto y la armonía, se destaca ese estilo que seduce a Noticias
Gráficas. Todo es resaltado por el ajuste extraordinario de la orquesta «Del 46» donde estaba también Atilio
Stampone, Hugo Baralis y Leopoldo Federico y que también contó con Roberto di Filippo, un bandoneonista
que fue fundamental para Piazzolla en la construcción de su propia manera de tocar. Piazzolla años después
veía una intención de cambio en sus arreglos de ese entonces pero, al mismo tiempo, reconocía que aun no
tenía claro lo que quería. En 1948 disolvió la orquesta, a su juicio, era demasiado avanzada para la época.126
Influencias
Entre los músicos contemporáneos de quienes Piazzolla tenía como fuente de inspiración y admiraba se
encuentran Alfredo Gobbi y, fundamentalmente, Osvaldo Pugliese. Este último con sus composiciones
Negracha, Malandraca y La yumba se adelantó a lo que Ástor luego realizaría. Básicamente en la música de
Piazzolla la marcación rítmica está basada en el tango Negracha compuesto por Pugliese en 1943 y grabado
en 1948. Siempre hubo entre ellos una relación de respeto y admiración mutua.127 Pugliese hizo versiones de
tangos de Piazzolla como El cielo en las manos en 1951, Marrón y azul en 1956, Nonino entre 1961 y 1962,
Verano porteño en 1965, Balada para un loco en 1970 y Zum en 1976. Piazzolla a su vez grabó de Pugliese:
Recuerdo en 1966 y Negracha en 1956. Compartieron un recital juntos en el teatro Carré de Ámsterdam, el 29
de junio de 1989. Cerraron el recital tocando juntos sus éxitos más populares: La yumba y Adiós Nonino.
Ambos en una entrevista previa manifestaron su admiración y respeto mutuos y lamentaron el hecho que ese
recital no se realizase en Argentina.127
Entre las influencias de la música europea, podemos también citar a Johann Sebastian Bach (del periodo
barroco) de quien queda notoriamente marcado su influjo en lo tocante al desarrollo de patrones armónicos,
fugas y el uso del contrapunto,114 como así también a Bela Bartok (contemporáneo). Según el baterista José
Luis Properzi, su música también tiene puntos en común con la obra de los estadounidenses George Gershwin
y Brian Wilson.128 Por otro lado, tuvo una gran admiración y conoció personalmente a Igor Stravinsky.114
Legado
Piazzolla, lejos de la posibilidad de generar un movimiento colectivo, se parece, en ese sentido,
mucho más a Jorge Luis Borges que lo que podría suponerse. Ambos instituyeron sistemas de
lectura, inventaron sus genealogías y crearon a partir de recortes arbitrarios. Ambos generaron
estilos únicos e irrepetibles (aun imitables) a partir de enciclopedias parciales y lecturas sesgadas.
Uno, Borges se declaró conservador y fue, sin embargo revolucionario. El otro, Piazzolla, aunque
declara la revolución, también la logró desde un programa conservador y desde la resistencia a los
rumbos que había tomado la música clásica a partir de 1950.129
En 1995 la Fundación Konex le confirió el Premio Konex de Honor por su incalculable aporte a la música en
Argentina.
En 1996, los días 13, 14 y 15 de junio en el Teatro Ópera de Buenos Aires se realizó un homenaje ideado por
Eliseo Álvarez con el nombre de «Astortango». En dicho espectáculo actuaron destacados músicos argentinos
y de todo el mundo interpretando las obras del maestro Piazzolla, entre ellos se encontraban Gary Burton,
Chick Corea, Hermeto Pascoal, Jairo, Gerardo Gandini, Fernando Suárez Paz, Horacio Malvicino, Juan
Carlos Cirigliano, Rodolfo Mederos, Julio Pane, Néstor Marconi, Raúl Luzzi, Arturo Schneider, Daniel
Binelli, su hijo Daniel y su nieto Daniel «Pipi» Piazzolla.
En 1993, la Asociación de Música de Pesaro, por la voluntad del Maestro Hugo Aisemberg y otras
personalidades de la cultura de Pesaro, fundó el Centro Astor Piazzolla.
En 2008, el aeropuerto internacional de Mar del Plata, su ciudad natal, recibió el nombre de «Aeropuerto
Internacional Astor Piazzolla», en su memoria.130
A partir del año 2007 se formó el quinteto radicado en Londres Fugata Quintet, con músicos graduados en la
Royal Academy of Music de Londres, unidos por su común pasión por Piazzolla y su Nuevo Tango. Su
nombre mismo se deriva «del segundo movimiento, «Fugata», de la Tangada-suite 'Silfo y Ondina' de Ástor
Piazzolla. Es un reconocimiento del quinteto, cuyo carácter y origen son principalmente clásicos, queriendo
reflejar los propios orígenes clásicos del compositor, y su frecuente uso de las formas y las técnicas de
composición clásicas en sus muchas y notables obras para quinteto». Formado por los músicos Antonis
Hatzinikolaou (guitarra), Anastasios Mavroudis (violín), Zivorad Nikolic (acordeón), James Opstad
(contrabajo) y Anahit Chaushyan (piano),131 están llevando a cabo en los últimos años en Londres una
importante labor de difusión de la obra de Piazzolla, con exitosas actuaciones en directo y grabaciones
dedicadas monográficamente a su obra en salas tan prestigiosas como el Royal Albert Hall, el Southbank
Centre's Purcell Room, o The Forge,132 así como emisiones a través de la Radio 3 de la BBC, habiendo
lanzado recientemente un aclamado álbum doble con música del compositor argentino.
Discografía
Álbumes de estudio
Sinfonía de Tango (1955)
Tango Progresivo: Octeto Buenos Aires (1956)
Tango Moderno también llamado simplemente Octeto Buenos Aires (1957)
Lo que vendrá (Antar PLP 2001. 1957)
Tango en Hi-Fi (1957)
An Evening in Buenos Aires (Grabado en USA) (1959)
Take Me Dancing! The Latin Rhythms of Astor Piazzolla & his Quintet (1959)
Piazzolla interpreta a Piazzolla (1961)
Piazzolla o No? Bailable y apiazolado (1961)
Nuestro tiempo (1962)
Tango contemporáneo - Astor Piazzolla y su nuevo octeto (1963)
Tango para una ciudad - Astor Piazzolla y su quinteto nuevo tango (1963)
20 años de vanguardia con sus conjuntos (1964)
Concierto en el Philarmonic Hall de New York (1965)
El Tango con Edmundo Rivero y textos de Jorge Luis Borges (1965)
Historia del Tango Vol. 1: La guardia Vieja (1967)
Historia del tango Vol. 2: La época romántica (1967)
Adiós Nonino - Astor Piazzolla con su quinteto (1969)
Pulsación - Astor Piazzolla y su orquesta (1970)
Amelita Baltar interpreta a Piazzolla y Ferrer (1970)
En persona solos de Piazzolla con recitados de Ferrer (1970)
Con alma y vida (1970)
La bicicleta blanca Amelita Baltar con Piazzolla (1971)
Concierto para quinteto (1971)
Música popular contemporánea de la Ciudad de Buenos Aires Volumen 1 (1971)
Música popular contemporánea de la Ciudad de Buenos Aires Volumen 2 (1972)
Libertango (1974)
Summit - Reunión Cumbre con Gerry Mulligan (1974)
Piazzolla y Amelita Baltar (1974)
Il pleut sur Santiago (1975)
Lumière - Suite Troileana (1975)
Armaguedon (1977)
Olympia 77 (1977)
Persecuta (1977)
Viaje de Bodas (1977)
Mundial 78 o Piazzolla 78 (reeditado en CD como Chador) (1978)
Biyuya (1979)
Thèmes originaux (1979)
El infierno tan temido (1979)
Volver - Astor Piazzolla con su quinteto (1982)
Aconcagua - SWF Rundfunkorchester (1983)
Oblivion (1984)
El exilio de Gardel (1984)
Nuevo tango: Hora Zero (1986)
Tristezas de un doble A (1987)
The New Tango junto a Gary Burton (1987)
The Rough Dancer and the Cyclical Night (Tango Apassionado) (1988)
Sur (1988)
La Camorra: The Solitude of Passionate Provocation (1989)
Five Tango Sensations (1989) con el Kronos Quartet.
Bandoneón Sinfónico (1990)
Filmografía
Documentales sobre Piazzolla
Piazzolla, los años del tiburón (2018), dirigida por Daniel Rosenfeld.133 134
Quereme así (Piantao) (1997)
Intérprete
Música de películas
Orquesta Sinfónica
Orquesta
Continente blanco de Bernard Roland (1955)
Los tallos amargos de Fernando Ayala (1955)
Una viuda difícil de Fernando Ayala (1957)
Continente blanco de Bernard Roland (1956)
Orquesta
Orquesta
Orquesta
Temas:
Pulsación Nro.1
Pulsación Nro.2
Pulsación Nro.3
Pulsación Nro.4
Pulsación Nro.5
Temas:
Soledad
Muerte (mort)
El amor (L´Amour)
L´Évasion
Conjunto electrónico:
Violín: Antonio Agri
Trova: Carosello (Italia)
Tema: «Presagio» (Salvador Allende)
Uomo del sud
Temas:
Salvador Allende
Combate en la Fábrica
La maison de Monique
Bidonville
II pleut sur Santiago
Jorge adiós
Temas:
La felure
Bruno y Sarah
La idea fija
La familia
Temas:
Luis Carrier
Armaguedon
Solo, siempre solo
Les halles
Parque de Saint-Cloud
Frente al espejo
Canal de Ostende
Canción para un hombre triste
Pánico en el teatro
Final
Temas:
Jeanne y Paul
El penúltimo
Quinteto
Quinteto Tonodisc
Temas:
Siempre se vuelve a Buenos Aires (letra: Eladia Blázquez)
Dos amigos
Alfredo y Beatriz
Caminata
Tema de amor
Vista aérea
La piecita
Procesión
Sexómano
Fracaso
Los magos
La intrusa (1982)
Quinteto
Temas:
A. Intrusa (part.1)
Milonga
Celos
Malambo
Amanecer
Intrusa (part.2)
Eduardo y Juliana (part.1)
Pensamiento
Espejo
Eduardo y Juliana (part.2)
Luna luna
Duelo facón
Intrusa (part.3)
Final celos
Somos? (1982)
Quinteto
Quinteto
Temas:
Oblivion
Enrico IV
Ave María
Cavalcata
Remembrance
Tanti anni prima
Temas:
Dúo de amor
Tango-Tango (Solanas)
Hijos del exilio (Castiñeira de Dios-Solanas)
Solo (Fernando Solanas)
Los tangos del exilio (Castiñeira de Dios-Solanas)
Ausencias
Tanguedia I
Tanguedia II
Tanguedia III
Sur de Fernando Solanas (1988)
Temas:
Vuelvo al Sur (Piazzolla-Solanas voz: Roberto Goyeneche)
Regreso al amor
Tristeza, separación
Los sueños
Temas:
Suite Punta del Este
Referencias
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12. María Susana Azzi y Simon Collier: Astor
c.co.uk/hi/spanish/misc/newsid_2094000/20
Piazzolla, su vida y su obra (http://www.haga
94824.stm) BBC Mundo.
selamusica.com/notas/hlm-astor/el-nacimien
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Enlaces externos
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