El Proceso Psicodiagnóstico en La Práctica Pericial
El Proceso Psicodiagnóstico en La Práctica Pericial
El Proceso Psicodiagnóstico en La Práctica Pericial
“El único cambio imposible de realizar, es el que uno mismo no quiere hacer.”
La Práctica Pericial se enmarca en el espacio de la Justicia donde se produce el
encuentro de dos discursos: el de la Psicología y el del Derecho, que desde perspectivas
distintas comparten un mismo objeto de estudio: la conducta del hombre. Cabe
preguntarnos entonces, cuál es el rol de la Psicología dentro de la administración de
justicia. Y en este punto podemos pensar tres aspectos: 1) La Psicología del Derecho:
donde se establece que el derecho está lleno de componentes psicológicos, observables
en el planteamiento de muchos de los artículos penales, como por ejemplo los criterios
para la "inimputabilidad". 2) Psicología en el Derecho: donde se estudia las normas
jurídicas como estímulos verbales, permitiendo la aplicación y formulación de conductas
para que los sujetos que intervienen en el cumplimiento de esas normas, logren eficacia
jurídica. 3) Psicología para el Derecho: donde la psicología actúa como auxiliar del
Derecho.
De este último aspecto nos vamos a ocupar. En tal sentido somos convocados como
auxiliares del Juez, con el fin de aportar el conocimiento específico de nuestra ciencia,
ajenas al campo del Derecho, con la finalidad de asesorar al Juez sobre un saber que no
posee respecto del funcionamiento psíquico que da cuenta del accionar humano.
Ahora bien, en tanto el objeto de intervención de ambas disciplinas es la conducta
humana, se plantea la necesidad de trabajar de manera conjunta y coordinada. Pero,
¿cómo logramos dicha integración entre dos ciencias que aparentemente son tan
disímiles?
El derecho busca la objetivación de datos que den cuenta fácticamente de la producción
de un hecho de la realidad, para establecer “la verdad” sustentada en la ley del “deber
ser”. La psicología busca establecer “la verdad para ese sujeto” sustentada en la ley
simbólica que lo atraviesa y que lo constituye como “ser” ¿Cómo hacemos entonces los
psicólogos para brindar datos objetivos que permitan ilustrar al Juez sobre un hecho o
conducta acaecida por un sujeto, que tengan el peso que la ley del derecho requiere para
ser considerado prueba? Recordemos que el informe pericial por nosotros presentado se
incluye dentro del ofrecimiento de la prueba, es decir, constituirá una prueba más dentro
del expediente judicial. Nos constituimos en un tercero ajeno al hecho investigado en
función de la aptitud, idoneidad técnica y científica para emitir una opinión fundada sobre
el hecho en litigio o conflicto. Con esta intención nos ha convocado el Juez, quien busca
ser asesorado desde nuestra ciencia.
Es aquí donde surge la necesidad imperiosa de una formación profesional específica que
permita un mutuo aprovechamiento de estas dos disciplinas. Desde el ámbito jurídico, se
busca que el profesional psicólogo aporte una opinión fundada en determinada litis
colaborando con el Juez para arribar a una sentencia justa, y desde el ámbito de la
psicología, se busca abordar problemáticas humanas desde una perspectiva diferente a la
de la clínica tradicional. Por ello, es que la intervención psicológica dentro del ámbito
jurídico requiere de conocimientos tanto científicos psicológicos, como así también de
conocimientos jurídicos.
La inclusión de la investigación psicológica de los sujetos que solicitan la intervención
judicial, requiere determinar los mejores procedimientos que produzcan resultados
concluyentes dentro del área, y la exigencia de profesionalización de los psicólogos
actuantes. Para ello es necesaria la formación en psicodiagnóstico, siendo el medio
probatorio por excelencia, que nos brindará los datos objetivos (indicadores) que
demanda el Derecho, como observable concreto que justifica con fuerza de prueba
nuestro dictamen pericial.
Recordemos que el proceso psicodiagnóstico permite evaluar el estado psíquico de la
persona al momento de realizarse dicho proceso en función de las características internas
del sujeto, su estructura psíquica y su interrelación con el mundo externo. Dicho proceso
se compone de una entrevista clínica inicial y una batería de tests. La entrevista se basa
en hablar con el entrevistado, es decir tomar la información que nos brinda a partir de su
discurso (relato). Discurso que nos permite indagar sobre el aspecto consciente del
aparato psíquico y del inconsciente, ya que el discurso es el aspecto manifiesto que habla
de lo latente. Por lo tanto, la entrevista es un instrumento fundamental del método clínico
y es una técnica de investigación científica de la Psicología. Como técnica tiene
procedimientos propios, es el punto donde interactúan ciencia y práctica, logrando la
aplicación de conocimientos científicos, obteniendo y posibilitando llevar al nivel del
conocimiento y elaboración científica, la vida del ser humano. No obstante, por sí sola no
basta para realizar un proceso psicodiagnóstico, para conocer los aspectos profundos de
la personalidad de un sujeto y/o determinar la existencia de patología. Se necesitan
además los indicadores que se obtienen de una batería de técnicas gráficas y proyectivas
que se le administra al peritado para conocer sus características de personalidad y la
eventual existencia de daño en su psiquismo. Tal como indica el término, una batería es
un “conjunto” en este caso de pruebas psicológicas. Cada una de ellas brinda
determinados indicadores psicológicos que luego se conjugan de un modo global. Esta
integración psicodiagnóstica pone de manifiesto los indicadores que marcan el camino
propicio para arribar a una conclusión que permite dar luz sobre aquella situación que se
nos plantea o que requiere de nuestra intervención. Siendo el fundamento científico de
nuestra ciencia aplicada al ámbito jurídico.
A modo de conclusión podemos decir que el entrecruzamiento de los campos psicológico
y jurídico, conforman un nuevo campo del quehacer profesional, cuya intersección
requiere la convivencia entre ambas ciencias. Y como toda comunión presenta
dificultades, acuerdos y desacuerdos, negociaciones, etc. Sin embargo, la apuesta a un
futuro, no muy lejano, es que dicha convivencia tenga sus frutos. Y para ello, desde
nuestra disciplina, la práctica pericial atañe un compromiso profesional desde un
quehacer ético, que exige la profesionalización de los psicólogos actuantes tanto en los
conocimientos científicos psicológicos, de formación en psicodiagnóstico, como en los
conocimientos jurídicos, procesales y de fondo. En tal sentido, si cada profesional se lo
propone, la unión de estos dos saberes es posible, en pos de una mirada integradora
desde un lugar de entendimiento y responsabilidad.
Bibliografía:
- Albajari, V.L. (1996). La Entrevista en el Proceso Psicodiagnóstico. Psicoteca Ed.
Bs.As.
- Castex, M.N. (2005). El Daño en Psicopsiquiatría Forense. Ad-Hoc. Bs.As.