Mercurio 209 (Marzo 2009)
Mercurio 209 (Marzo 2009)
Mercurio 209 (Marzo 2009)
es narrativa
Luis Landero
Kaouther Adimi
Jenny Erpenbeck
Elvira Navarro
Elisa Levi
Félix J. Palma
Karina Sainz Borgo
FUNDACIÓN JOSÉ MANUEL LARA Edurne Portela
UNIVERSO
poesía
Ada Salas
Andrés Neuman
Raquel Lanseros
WHITMAN
Álvaro Salvador
Javier Vela
entrevista
Elvira Sastre
PREMIO BIBLIOTECA
BREVE 2019
“La memoria es un
truco para seguir
viviendo lo que se
ha perdido”
ILUSTRACIÓN: MIGUEL SÁNCHEZ LINDO
ARTÍCULOS
EDUARDO LAGO
ANTONIO RIVERO TARAVILLO
ANTONIO LUCAS
TONI MONTESINOS
EDUARDO MOGA
editorial 5
El poeta de
la democracia
E
n mayo se cumplirán doscientos años del nacimiento de Walt
Whitman, pionero de la literatura estadounidense —estricto
contemporáneo de Melville, formó parte de la segunda gene-
ración de escritores nacidos en el país, continuadora de los
Emerson, Hawthorne, Poe y compañía— que dentro y fuera de
sus fronteras es con razón considerado uno de los padres fundadores de la
poesía moderna. Su influjo, reconocido por autores españoles e hispanoa-
mericanos de la talla de Lorca, Borges o Neruda, ha sido tan universal como
su obra, en la que se cumple un empeño totalizador que pretendía recoger
la voz de una nación y ha acabado por dársela a la humanidad entera.
Para Eduardo Lago, el autor de Hojas de hierba encarnó al Poeta con ma-
yúscula que había reclamado para América el filósofo trascendentalista,
asumiendo la misión de crear “un Nuevo Canto para un Nuevo Mundo”. Su
ascendiente es comparable al que tuvieron Homero, Dante o Shakespeare,
que fueron además de la Biblia las lecturas esenciales del poeta en sus años
de formación, tanto en sus ámbitos lingüísticos respectivos como fuera de
ellos. La forma, famosamente libre, y el contenido, orientado a celebrar la
democracia en todos los órdenes, señalaron una novedad que ha tenido un
recorrido inagotable, aunque como también señala Lago su celebración no
era acrítica y por otra parte el país, que carga con sus propios demonios,
no siempre ha estado a la altura del ideal de Whitman. El sucesor de Poe,
escribe Antonio Rivero Taravillo, fue un poeta de corte muy distinto, solar, El influjo de
abierto a los otros, deseoso de representarlos en ese “mí mismo” que une Whitman, reconocido por
en una sola las tres personas gramaticales, las personas del verbo. El hom- Lorca, Borges o Neruda, ha sido
bre común era el destinatario natural de su obra, una colección de poemas
incesantemente reelaborada desde su primera edición en 1855, que se ha tan universal como su obra, en
beneficiado, apunta Rivero, del uso del versículo flexible, no sometido a la que se cumple un empeño
constricción métrica, a la hora de ser traducida a otros idiomas sin necesidad totalizador que pretendía
de soluciones forzadas.
La libertad y la plenitud, la igualdad y la justicia están en la raíz del dis- recoger la voz de una nación
curso de Whitman, que como afirma Antonio Lucas tiene su centro en la idea y ha acabado por dársela a la
de fraternidad y busca la adhesión de otros seres —y el amor de otros hom- humanidad entera
bres, desde una perspectiva homoerótica previsiblemente condenada por
los moralistas— que son, como el hipócrita lector de Baudelaire, semejantes
y hermanos. Cuerpo y espíritu, propios y ajenos, se funden en una suerte
de misticismo que invita a la vitalidad y pregona la alegría, para devolver al
universo cuanto de él han recibido. El yo es nosotros y es todo, incluida la
vasta geografía americana donde se proyecta el anhelo de continuidad y de
infinitud, de convivencia, diálogo y encuentro, de comunión casi religiosa
con la especie. Consta que el propio Whitman era consciente de su grandeza
y así lo atestiguan los textos en los que escribió de su obra, a menudo, como
señala Toni Montesinos, de forma anónima y bien poco pudorosa, como
un embozado agente comercial que se asegura los elogios escribiéndolos él
mismo, ansioso del reconocimiento que de todos modos merecía.
La exuberante naturaleza de América es el otro gran tema de Whitman o
mejor dicho su formidable escenario, que abarca la gran ciudad de Nueva
York, los bosques y lagos y cordilleras y toda la fauna y la flora del conti-
nente. En línea con Emerson, dice Eduardo Moga, el poeta de Long Island
le atribuye un alma, un impulso del que participan el hombre y todo lo que
existe, una energía primordial que remite también al deseo. El amor es la
fuerza que mueve el mundo y su imperio, felizmente, no conoce barreras. n
UNIVERSO
alguien de su peso, figuras del calibre de
Eliot y Pound, los dos pilares de la poesía
en lengua inglesa del siglo XX se rendirán
ante la magnitud de su legado. Pound lle-
L
pervisada por el autor desde su lecho de
a publicación de Hojas de conscientemente, todos buscan lo mismo. muerte. Como en el caso de Henry James,
hierba en 1855 cierra el lustro Lo que Emerson plantea en El poeta es lo fue un proceso extenuante, y no siempre
prodigioso del que surgieron que Melville y Hawthorne llevan a cabo positivo. La fuerza incomprensible, colo-
las líneas maestras que deter- en sus obras narrativas, cristalización de sal, de su genio, el milagro de escuchar y
minarían el futuro de la litera- facto de algo que décadas después dará en registrar la canción que lo habitaba, tuvo
tura norteamericana. En 1849 fallece Poe, conocerse como “la gran novela america- lugar principalmente entre los treinta y
el padre del cuento. El ensayo encuentra na”. Hojas de hierba es su equivalente en los cincuenta años de la vida del poeta.
su forma en la figura de Emerson, que poesía. Posteriormente, Whitman perdió el con-
publica Hombres representativos en 1850. La primera edición del libro consta- tacto consigo mismo y con los hilos que
Una nueva manera de entender la novela ba de doce poemas sin titular en los que lo conectaban a lo sagrado, pese a lo cual
arranca con la aparición ese mismo año Whitman proclama jubilosamente su poé- siguió interviniendo en su poemario.
de La letra escarlata, seguida de la de Moby tica, celebrando su país como la encarna- Para entender lo que se proponía ha-
Dick, un año después. Poco antes, en 1844, ción de la idea misma de democracia. El cer es preciso leer con atención el prefacio
Emerson había publicado El poeta, ensayo poemario busca ser un instrumento capaz de la edición original, en el que presenta
en el que proclama la necesidad que tie- de absorber el ser político, geográfico y so- como credencial su condición de “ameri-
ne la nación de dar con una voz capaz de cial de la nación. Para lograr su propósito cano”, manifestación cósmica y adámica
representarla con autenticidad. Whitman de crear un Nuevo Canto para el Nuevo de un nuevo hombre en una nueva tierra
tenía 25 años cuando leyó el ensayo y se lo Mundo, Whitman se ve obligado a revi- y en posesión de una palabra enteramente
tomó como si Emerson le estuviera enco- sar los modos de la tradición europea en nueva. Su intención explícita es dar forma
mendando una misión. Su respuesta llegó la que se ha formado. La fuerza desafora- a un gran poema capaz de representar y
nueve años después, con Hojas de hierba, da de su verbo dificulta su encaje históri- encarnar la esencia de la democracia nor-
obra que completa el estallido fundacional co, pero no es exagerado decir que en su teamericana, cuyo depositario ha de ser
de la literatura norteamericana, suman- contexto el impacto de Whitman sobre el el ciudadano de a pie: “El genio de los Es-
do a las facetas del cuento, la novela y el canon es comparable al que tuvieron en tados Unidos no es mejor ni más elevado
ensayo la de la poesía. Consciente o in- sus coordenadas Homero, Dante o Shakes- en sus ejecutivos ni en sus legisladores
ni en sus embajadores
o autores, ni tampoco
en sus universidades,
iglesias o foros, ni si-
quiera en sus periódi-
cos o en sus inventores
[…] sino que siempre
llega a lo más en la
gente común”.
Al trazar el retrato
de su país Whitman
no quiere omitir nada.
Junto al cuerpo social,
la ambición del poe-
ma es cantar y cele-
brar “la geografía y la
vida natural del país,
sus ríos y lagos”. Esti-
lísticamente, el valor
máximo es el ideal de
sencillez: “El arte del
arte, la gloria de la ex-
presión y el brillo solar
de la luz de las letras es
la simplicidad. No hay
nada mejor”. En cuanto
a la misión del poeta,
Whitman señala: “El
bardo americano ha
de ser la encarnación
del kosmos [sic]. El
marinero y el viajero,
el anatomista, el quí-
mico, el astrónomo, el
geólogo, el frenólogo,
el espiritualista, el ma-
temático, el historia-
dor y el lexicógrafo no ASTROMUJOFF
Q
esta en otra mediante el roce de caminar
ué habría escrito Edgar Allan muchos de esos acontecimientos, y aun- en una misma dirección o, también, en la
Poe, el crítico prolífico que que no luchara en la Guerra de Secesión efusión erótica. La suya fue homosexual,
dejó reseñas en tantas cabece- auxilió por igual a heridos de la Unión que quizá habría que definir mejor como
ras de Nueva Inglaterra y otros y de la Confederación. Le honra y nos homofílica, porque Eros es solo uno de
Estados acerca de su sucesor conmueve. John Ford, nacido dos años los elementos que intervienen en ese
en el trono de la poesía de los EE UU? La después de que muriera Whitman, cantó amor, no solo físico, al otro, al prójimo.
pregunta es, por supuesto hipotética, en celuloide con idéntica ecuanimidad a Fue tildado de indecente y la dudosa mo-
puesto que el autor de “El cuervo” murió grises y azules en una película formidable, ralidad de los que lo acusaron de inmoral
antes de que Walt Whitman empezara a lo asedió, y llegó a perder por
publicar Leaves of Grass en sucesivas edi- ello un empleo. No importa,
ciones, hasta la conocida como deathbed, Whitman no es poeta de torre tuvo otros. Uno, nada baladí,
definitiva, y se convirtiera en el bardo de fue el de impresor, oficio que
la nación estadounidense. Son poetas muy de marfil, acepta la alteridad y se hace lo hace ser colega del padre
diferentes ambos: el primero volcado ha- altruista, comprende que el límite de la patria estadounidense y
cia las pesadillas interiores y la soledad; de la piel es muy corto si no se prolonga asimismo del género autobio-
el segundo, solar y abierto a los otros, gráfico: Benjamin Franklin.
con una camaradería, con un abrazo, im- en otra mediante el roce de caminar También, entre nosotros, fue
posibles de atisbar en el primero. Por si en una misma dirección o, también, compañero en la distancia
esto fuera poco, Poe era un enamorado de en la efusión erótica — antecesor— de poetas im-
W
tronomía que tiene su eje en el ser huma-
alt Whitman es el pri- plena en lo inmediato. Porque los mús- no, en la maravilla de la hermandad, en
mer poeta moderno culos no están separados de los signos. el intercambio. En el prólogo a la edición
que habilitó la poesía Porque en Hojas de hierba se canta la de- de Hojas de hierba de 1855 escribió esto:
como una herramien- mocracia, no exactamente como sistema “La prueba de un poeta es que su país lo
ta de exaltación de sí político sino como espacio de encuentro, absorba sentimentalmente de la misma
mismo en el confín de su propia biogra- como celebración, como éxtasis, como forma que él absorbió a su país”. Y tam-
fía. Asumió el poema como un proceso en liturgia que sustituye lo finito por lo infi- bién por eso podemos asumirlo más como
marcha que toma cuerpo, forma, sentido y nito. La democracia es un tema literario, un sujeto de sustrato divino que como un
vuelo, según la vida va cumpliendo su pro- como lo son en Borges los espejos. ¿Es li- poeta naturalmente religioso. Él funde los
pósito. Walt Whitman se reconoce ínti- instantes de intensidad y los
mamente como una materia humana apta ofrece como un Yo, como un
para licuarse en todas las combinaciones, En ‘Hojas de hierba’ se canta la Nosotros, como un Todo im-
para hablarle al mundo sin interferencias pulsado por un instinto pleno
entre el todo y él. Un poeta que entiende democracia no como sistema político de felicidad, grandeza, fuer-
el papel primordial de su misión como sino como espacio de encuentro, como za, amanecer, ventana. De ser
la manera de comunicar algo que aún no celebración, como éxtasis, como liturgia americano. De ser el mediador
se ha dicho. O no ha sido enunciado de entre el hombre y América. De
ese modo. Walt Whitman es el poeta sor- que sustituye lo finito por lo infinito. ser el filósofo de la desmedi-
prendido en todo momento de habitar ese La democracia es un tema literario, da, pero también el padre de
nombre suyo: Walt Whitman. como lo son en Borges los espejos una nueva urbanidad que tie-
Una de las primeras grabaciones de voz ne como horizonte el orgullo
que se conserva es la suya recitando el de lo común, la fortuna de la
poema “América”. Sabemos por ese regis- convivencia y bucolismo ac-
tro cómo sonaba Whitman. Qué voz tenía. Whitman busca la intimidad con tivo que se hace de mil san-
Cómo sonaba un hombre de su tiempo. los semejantes sin más intermediación gres juntas, del proyecto de
Aquella grabación es un canto donde quie- humanidad. A la manera de
re convocarlo todo y a todos. Ese poema es
que las palabras. En su misticismo Lucrecio, también puede de-
la fundación de un tiempo nuevo, de una no hay tesis ni antítesis, dificultad ni cir que cuando la necesidad
expresión hasta entonces inédita. Colosal. propiedades. El hombre es todos los nos arranca palabras since-
Las aportaciones más plenas de su escritu- ras, cae la máscara y aparece el
ra vienen del pensamiento totalizador de
hombres. Verbo y gesto son una unidad hombre formando un mismo
una realidad extensible, abrazadora, un- material y esencial todo acerca de la naturaleza
tuosa, pero también del hallazgo de unos de las cosas. “Nacido aquí de
recursos técnicos propios donde el poema padres cuyos padres nacieron
es erupción y hermandad, canto sublime aquí y / Cuyos padres también
de la anatomía y la moral. El poder está en aquí nacieron. / A los treinta
el ritmo, en la comunión que este impone bre el hombre que duerme y sueña? Del y siete años de edad, gozando de perfecta
a quien se acerca. En el contagio de ese mismo modo que lo es quien se entrega salud, / Comienzo y espero no detenerme
entusiasmo por decir, por dejar rastro, por a los caminos buscando la adhesión de hasta morir. / Que se callen los credos y las
hacer casi rehenes que son, como el poeta, otros seres, el amor de otros hombres —el escuelas, / Que retrocedan un momento,
hombres que estiman la libertad y la ple- homoerotismo no como ardor, sino como conscientes de lo que son y / Sin olvidarlo
nitud, la igualdad y los derechos. Porque acuerdo, como equilibrio, como fiesta sin nunca. / Me brindo al bien y al mal, me
la suya no es una percepción parcial de lo más nomenclatura que la complicidad y el permito hablar hasta correr peligro. / Na-
real, sino una inaplazable intervención deseo—, la intimidad con los semejantes turaleza sin freno, original energía”.
En recensiones anónimas que escribía él que todo el mundo había de tener siempre
cerca: “Leerás estas Hojas de hierba al aire
mismo, publicaba en los diarios e incorporó libre, en todas las estaciones de todos los
a las sucesivas ediciones de su obra, Whitman años de tu vida”.
Convocar al lector a que acompañe su
reflejó su ansiedad por el reconocimiento libro es una treta fabulosa con la que lo-
gra dirigirse a las generaciones venideras,
C
que enarbola por escrito podría
onsciente de que cuestionarse desde el momen-
G. FRANK E. PEARSALL
estaba escribiendo to en que el ofrecimiento de su
algo nuevo, Walt poesía generaba también una
Whitman prepa- campaña de autopromoción
ró, incluso desde engañosa por hacerla de modo
la portada de su primer libro y anónimo, o bien por intentar
mediante sus componentes ti- dirigir opiniones ajenas para su
pográficos, que tan bien conocía propio beneficio y enaltecerse,
gracias a su experiencia en im- cual agente comercial del siglo
prentas, una exposición pública XXI. Él mismo, en una nota anó-
en calidad de poeta deslizando, nima para la primera edición de
en paralelo, una manera de des- Hojas de hierba, se describió así:
tacar, admirar y proteger su pro- “¡Por fin un bardo americano!
pia poesía para con ello compen- Uno de los personajes burdos,
sar los comentarios despectivos grande, orgulloso, afectuoso,
que pudieran originarse. De tal comiendo, bebiendo y engen-
modo que elaboró una estrategia drando, su vestimenta varonil y
de autodefensa y autopublicidad libre, su rostro quemado por el
única e impudorosa, a veces con sol y barbado, sus gestos fuertes
un tono exagerado en la prensa, y erguidos”.
y otras a modo de reflexión lite- Whitman invita a que le admi-
raria más sutil, sobre todo en los ren desde “Canto de mí mismo”,
extensos prefacios que incorpo- que ocupaba más de la mitad del
ró a las diferentes ediciones de libro en su primera edición, a la
Leaves of Grass. cual le seguiría una segunda, a
Lo hizo mediante dos cami- finales de 1855, acompañada de
nos: hablando de manera pio- sus propias reseñas, para inten-
nera e hiperbólica de la gran- tar reavivar unas ventas que ha-
deza de su país y de sus gentes, bían sido casi inexistentes. Eran,
y deseando la llegada de un claro, recensiones anónimas que
poeta que estuviera acorde con el poeta había escrito, después
tamaña grandeza. Creaba así una comu- de lograr publicar textos laudatorios en
nicación estrecha entre el público que El poeta de Long Island periódicos con cuyos directores tenía
necesitaba a su nuevo cantor y el poeta confianza, o bien escribiendo él mismo los
que había aparecido para satisfacer ese intentó atraer a cualquier ser elogios sin firmar, o bien dando indicacio-
vacío, que no era otro que Walt Whitman. humano diciéndole que todo nes para que se redactaran reseñas óptimas
Al referirse a un país entero y a sus nece- cuanto hiciera o pensara era con —�todo estaba hábilmente planifica-
sidades espirituales y literarias, no dejaba do— algún comentario negativo para evitar
de hablar de sí mismo: de su fe en la eter- importante, que un gran poema dar la imagen de una flagrante propaganda
nidad del ser humano, de su actitud de era para todas las épocas y para que, en cualquier caso, le dio un excelente
profeta con claros elementos jesuíticos. Y todas las personas, para todos resultado. n
como equiparando las sagradas escrituras
que enfatizan su mensaje de bondad y en- los estados y caracteres Toni Montesinos es autor de El dios
más poderoso. Vida de Walt Whitman,
trega a los demás, ofrecía su propia biblia de próxima publicación en Ariel.