Orden de Combate

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República Bolivariana de Venezuela

Ministerio del poder popular para la defensa


Universidad Nacional Experimental Politécnica de la fuerza armada Bolivariana
Ingeniería mecánica
7mo semestre
Defensa Integral de la nación
Núcleo Caracas

Orden de combate.

Teniente Coronel:
Alejandro Pereira Manzano Estudiante:
Paula Azuaje C.I: 27.954.918

Caracas, Diciembre del 2020.


Orden de Combate
De forma particular, el orden de batalla es la formación de tropas con un frente extendido y
de poco fondo, pero en general se comprende bajo este nombre la disposición de las tropas
más o menos desplegadas, dispuestas para el combate o una operación determinada. Se
colocan sobre una o más líneas y en diferentes sentidos, según lo permita la naturaleza del
terreno, la disposición del enemigo, el plan del general o jefe de las fuerzas o que permitan
las circunstancias que precedan.

Historia
1. Los romanos, arreglaban su orden de batalla en tres cuerpos:
2. Los manípulos de astados formaban la primera línea con un frente de 12 hombres y
10 de fondo, unidos y sin claros: los intervalos de uno a otro manípulo eran iguales
a su frente
3. Los manípulos de príncipes, que podían llamarse con propiedad el cuerpo o centro
de batalla, formaban la segunda línea dejando algo claras sus filas a fin de que los
de la primera se embebieran en ella si eran batidos y rechazados por el enemigo
4. Los manípulos de los triarios, que eran una especie de reserva y por consiguiente la
mejor tropa de cada legión, componían la tercera línea y los claros que dejaban de
hombre a hombre eran mayores que los formados por la segunda, con objeto de que
los soldados de elle y los de la primera se refugiasen en ellos.

De manera, que los romanos no se declaraban vencidos hasta después de haber probado tres
veces la fortuna de las armas. Las líneas distaban una de otra sobre unas 50 toesas de a 7
pies cada una, que hacen próximamente 58 metros. La caballería formaba en las alas. No
hablamos aquí de las tropas ligeras o vélites porque si bien dependían de la legión, no
formaban parte de las líneas de batalla.

En la edad media el orden de batalla también se componía de una o más líneas y en cada
una de ellas las haces estaban separadas proporcionalmente, pero colocadas sobre una
misma línea. Cada línea de haces o cada haz de por si, tenía la suficiente fuerza para
ejecutar las maniobras conocidas en aquel tiempo, como la muela, el cuño, el muro, la
cerca, la falange, etc. Como los romanos, colocaban en los flancos cuerpos envolventes de
caballería.
Objeto de la instrucción de combate
La instrucción individual del combatiente debe proporcionar al soldado los conocimientos y
la capacidad para permitirle actuar como combatiente aislado. Ante todo el soldado ha de
ser un combatiente individual. Ha de sentirse perfectamente instruido, con objeto de que
sepa combatir a pesar de su aislamiento.

Aprovechamiento del terreno


El terreno es el escenario donde tiene lugar el combate. Es fundamental aliarse con él y no
despreciar al enemigo. El terreno se aprovechará para: ocultarse, protegerse, observar,
hacer fuego y avanzar.

Influencia del terreno sobre el combatiente:

— Terreno bien aprovechado, nuestro mejor amigo.

— Terreno mal aprovechado, nuestro peor enemigo.

La mayoría de las bajas son debidas a no saber aprovechar el terreno.

UTILIZACIÓN DEL TERRENO PARA OCULTARSE

Ocultación y cegamiento
Ocultarse es interponer una masa cubridora entre el enemigo y nosotros. Cegar es eliminar
o dificultar temporalmente la posibilidad de observación enemiga.

Clases de accidentes

Si el accidente u obstáculo que se utiliza solamente nos oculta de las vistas del enemigo se
llama cubierta. Si además de ocultar de las vistas del enemigo protege de sus fuegos, es un
abrigo. Tanto el abrigo como la cubierta deben reunir las siguientes condiciones:

— Orientación: El obstáculo o accidente debe interponerse entre el enemigo y nosotros.

— Capacidad: El obstáculo o accidente debe ocultarnos o protegernos totalmente.

— Espesor: Si es un abrigo, debe tener el grosor suficiente para protegernos, y si es una


cubierta, ha de ser tupida a fin de que el enemigo no nos vea a través de ella.

Vista la superioridad del abrigo sobre la cubierta, sólo ocuparemos una

cubierta en las siguientes condiciones:


— Que no haya un abrigo cercano, en cuyo caso utilizaríamos éste.

— Ocupar la cubierta sin ser vistos por el enemigo, ya que en caso contrario nos podrá
alcanzar con sus fuegos a través de ella.

— Guardar absoluta inmovilidad mientras estemos ocupándola.

La zona de terreno que ofrece protección contra la observación o el fuego enemigo, se


llama zona desenfilada.

¡Recordad esto!: El abrigo es sitio seguro que protege de las vistas y del fuego enemigo. La
cubierta, sólo de las vistas.

El enmascaramiento
El objeto del enmascaramiento consiste en confundirse con el terreno en que se está, por
medio de la disimulación y el engaño, cubriéndose con medios naturales proporcionados
por el propio terreno o con medios artificiales. El enmascaramiento comprende al propio
combatiente, al armamento y al equipo (ocultación y camuflaje).

El enmascaramiento ha de ser:

— Completo: Debe proteger de la observación tanto terrestre como aérea.

— Continuo: En todas las fases del combate.

— Progresivo: Perfeccionándolo continuamente.

El enmascaramiento es una manera de luchar contra la observación enemiga. Procura que el


enemigo no sepa dónde estás. Pero piensa que ese enemigo tiene ojos. Es listo e intentará
verte por todos los medios a su alcance.

¡No le desprecies ni te confíes!

No olvides que durante el combate tendrás que cumplir una misión, y por ello deberás
marchar sin ser visto, y pegarte al terreno para poder hacer fuego. El enemigo, si te ve, hará
fuego sobre ti desde su sitio, en el que estará oculto y enmascarado. ¡Sorpréndele!
Seguramente habrás pensado que no sólo pueden verte desde tierra. ¡Ojo a la aviación,
satélites, etc., que tienen muy buena vista!

Manera de conseguirlo:

Puede conseguirse con independencia de los modos que cada uno se ingenie, teniendo en
cuenta las siguientes normas:

— Oscurecer con barro, corcho quemado o cremas las partes visibles del cuerpo.
— Disimular el casco con alguna rama, quitarle el brillo con barro y ponerle una red.

— Enrollar un trozo de cuerda o tela al arma y ponerle algunas ramas intercaladas cuidando
que no entorpezca su normal funcionamiento.

— Embadurnar todos los objetos metálicos que se lleven.

— Enmascarar también el uniforme, añadiéndole alguna rama, trozo de tela, etc., sin
importar incluso llegar a mancharlo, embadurnándolo con una mezcla de barro y grasa u
otros materiales parecidos que se tengan a mano.

El enmascaramiento personal se realiza armonizando la indumentaria con el medio


ambiente.

Medidas y precauciones a tomar:

a) Las formas. Las siluetas y contornos no naturales (hombres, vehículos,etc.) destacan


sobre el terreno por la regularidad de sus líneas, en contraste con las líneas absolutamente
irregulares que ofrece la naturaleza.

b) Las sombras. Son muy visibles, y lo mismo que una sombra profunda te puede proteger
metiéndote en ella, la que tú arrojas te puede delatar.

c) La intensidad de la luz:

— Con el sol de cara tendrás dificultades para ver.

— Con el sol de espalda y proyectado hacia el enemigo, tendrás toda la ventaja de tu parte,
distinguiendo detalles y colores a gran distancia.

— Con la luz de costado, verás tan sólo parte del blanco.

— Al atardecer los colores se difuminan.

— La lluvia, la niebla y el cerco luminoso que a veces rodean al Sol y a la Luna,


disminuirán la visibilidad.

d) El fondo y el color. Sobre fondos oscuros no se ven las siluetas y no se distinguen los
colores, pero hay que tener cuidado con los brillos.

Sobre fondo claro los objetos se distinguen bastante bien, lo mismo que los colocados sobre
una cresta.

e) Resplandores y fogonazos. Los resplandores súbitos te deslumbrarán, no los mires. Si te


sorprende un fogonazo o resplandor, la inmovilidad puede salvarte.
f) Otros indicios. Conviene conocer y no descuidar otras circunstancias que delatan nuestra
presencia, como: el movimiento, las huellas, el humo, el polvo, las luces y los ruidos.

UTILIZACIÓN DEL TERRENO PARA PROTEGERSE

Protección contra los proyectiles


CLASES DE FUEGO QUE SE PUEDEN RECIBIR

El enemigo puede hacer fuego sobre nosotros con armas de tiro tenso y armas de tiro curvo.
Recibiremos fuegos en función de la distancia a la que nos encontremos de él. Así, a
cualquier distancia, podemos recibir fuego de su aviación; a grandes distancias, de su
artillería (generalmente con armas de tiro curvo), y a medida que nos acercamos a sus
posiciones, recibiremos fuegos de las armas de su infantería, de tiro curvo y tenso.

. PROYECTILES: CLASES Y EFECTOS

Se ha venido hablando con frases como “hacer fuego”, “el fuego del enemigo”, “protegerse
del fuego”. Habrá que explicar, por tanto, lo que es, de dónde viene, los efectos que puede
producir y la manera de protegerse contra el mismo.

Por ello empezaremos explicando qué es el proyectil.

¿Qué es el proyectil?

El proyectil es un objeto que lanza un arma para:

— Destruir (hombres, materiales, fortificaciones, etc.).

— Neutralizar (impedir que el enemigo haga uso de sus armas).

Clases de proyectiles:

— Por su constitución:

• Macizos o balas, que actúan por impacto sobre el objetivo.

• Huecos o granadas, que llevan generalmente una carga explosiva en su interior y que
actúan principalmente por el efecto destructivo de ésta. Para iniciar la detonación de las
granadas existen unos mecanismos denominados espoletas, que van colocadas en la cabeza
o en el culote del proyectil, pueden ser instantáneas, retardadas, a tiempo...

— Por sus efectos:

• Rompedores, Perforantes, Especiales (fumígenos, incendiarios, iluminantes, tóxicos…).

— Por los daños que producen:


• Físicos: dependen de la clase de proyectil y de la naturaleza del terreno.

• Psicológicos: dependen de la clase de proyectil. Trayectoria Los proyectiles, desde que


salen del arma que los lanza hasta que caen en el terreno, siguen un camino. Este camino se
llama trayectoria. Cuando el camino que sigue el proyectil está próximo al terreno, la
trayectoria es tensa. Cuando el camino que sigue el proyectil se aleja del terreno, hacia el
cielo, la trayectoria es curva. Por tanto, según sea la trayectoria de proyectil, se puede
dividir el armamento en:

— Armas de tiro tenso.

— Armas de tiro curvo.

PROTECCIÓN CONTRA LOS PROYECTILES. REBOTES

El enemigo tirará sobre nuestras posiciones, ya conozca con exactitud la posición o la


sospeche. Por tanto, hay que aprender a protegerse de sus proyectiles.

Para ello habrá que empezar teniendo presente:

— La clase de proyectil que emplea (granada o bala).

— Los efectos que produce (físicos y psicológicos).

— La trayectoria del proyectil (tensa o curva).

— La dirección desde donde nos hacen fuego.

Conocidos estos datos, se puede decidir el tipo de abrigo que conviene escoger para
conseguir la protección, porque no todos los proyectiles tienen el mismo poder de
destrucción, la misma fuerza de penetración, ni la misma forma de trayectoria.

Para protegernos contra las balas, habrá que preguntarse:

a) ¿Qué clase de armas son las que lanzan balas? Las armas ligeras:

— Fusil o mosquetón.

— Fusil de asalto.

— Fusil ametrallador.

— Ametralladora.

— Subfusil.

— Pistola.
La trayectoria de estas armas es tensa.

b) ¿Qué efecto producen las balas que disparan estas armas, al dar sobre el terreno? Como
ya se ha dicho, depende de la naturaleza del terreno. Si es blando, penetra en él
profundamente, y menos penetrará a medida que sea más duro. Esto quiere decir que,
colocándose detrás de un montón de tierra o arena, se necesitará mucho más espesor para
protegerse que en el caso de colocarse detrás de un muro compacto.

c) ¿Qué altura deberá tener el obstáculo para que proteja?

Depende de la distancia a que esté el arma que nos haga fuego; pero como norma general
podemos decir que, si está a menos de 500 m, la trayectoria es muy tensa y el obstáculo no
hace falta que sea muy alto. No ocurre lo mismo si la distancia es mayor, ya que las balas
van a más altura sobre el terreno y caen con más inclinación.+

Rebotes.
Pueden producirse por la naturaleza del terreno (los terrenos duros, pedregosos y rocosos
favorecen los rebotes) o por el ángulo de incidencia (los ángulos inferiores a 15º favorecen
los rebotes). Los rebotes son más peligrosos que los impactos directos, por lo imprevisible
de sus trayectorias y por la deformación de las balas, que producen heridas más graves.
Debemos evitar en lo posible los terrenos que los favorecen.
Bibliografía

Diccionario militar, J.D.W.M., 1863

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