Guia para El Buen Trato en Familia (Libro) Word

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GUÍA PARA EL BUEN

TRATO EN FAMILIA.
“En Familia hacemos acuerdos por el
Buen Trato”

Como desarrollar el buen trato en familia,


Para Niños, adolescentes y adultos.

Libro- texto
ÍNDICE

ÍNDICE

RESUMEN:

LA CONVIVENCIA.

La convivencia:

La Convivencia Familiar.

Recomendaciones Generales para tener una buena convivencia.

LA COMUNICACIÓN.

LA COMUNICACIÓN.

Comunicación en la Familia.

Tipos de Comunicación.

Elementos para una adecuada Comunicación en la Familia.

Beneficios de la Comunicación en la Familia.

Recomendaciones.

EL AUTOCUIDADO.

AUTOCUIDADO

Beneficios del autocuidado

Tipos de Autocuidado

LA AUTOREGULACION EMOCIONAL.

AUTORREGULACIÓN EMOCIONAL

Características de la autorregulación emocional

Como se puede desarrollar la Autorregulación Emocional

Entrenamiento.
Estrategias de Entrenamiento.

Actividades para desarrollar la autorregulación emocional.


Resumen:

Este libro-texto pretende enseñar a desarrollar la


habilidad que permita a las familias explorar sus capacidades
para afrontar la emergencia sanitaria actual y situaciones
donde amerite aprender el buen trato en familia para
reconocer la oportunidad de mejorar la convivencia.

Contribuir a que la familia resuelva situaciones


internas a través del reconocimiento y fortalecimiento de sus
capacidades para la promoción y restablecimiento del
derecho al buen trato en el marco de la emergencia sanitaria
actual y dificultades de convivencia.
LA CONVIVENCIA.
La convivencia.

Es considerada como la coexistencia física y sosegada


entre un grupo de personas al que les corresponde compartir
un determinado espacio. Se trata entonces de la serenidad y
la armonía que se busca en una relación de personas que por
algún motivo deben pasar unidos un cierto período. Por otro
lado, se estima que esta práctica está basada principalmente
en la tolerancia, factor sumamente importante a la hora de
compartir la vida diaria o rutinaria con alguien más. La
interacción entre varios individuos es fundamental para
poseer y preservar una buena salud mental.

Desde tiempos muy remotos, el hombre ha tenido la


necesidad de relacionarse con las demás personas, sin
embargo, se debe procurar que esto suceda bajo un ambiente
de respeto y diálogo, manteniendo el buen trato con todos los
integrantes de una sociedad. Para que una buena interacción
se haga presente los individuos deben estar llenos de valores
y esta cualidad será el que los ayude a desarrollarse
personalmente y lo que permitirá que éstos aprendan a
expresarse, a conversar, a resolver las diferencias y a
solidarizarse con las demás personas.

La Convivencia Familiar.

La familia es la base fundamental de la sociedad y la


buena convivencia de ésta es uno de los factores más
importantes en la vida de cada persona. Cuando la
convivencia en casa es agradable y positiva repercute en la
salud y garantiza el éxito que cada uno de sus integrantes
pueda tener en diversos aspectos de su vida
La buena convivencia en casa es capaz de brindar
confianza y contención emocional a los niños, además
construye un auto-concepto positivo que asegura el bienestar
psicológico de las personas.
Recomendaciones Generales para tener una
buena convivencia.

Comunicación de forma adecuada: En las familias


que no existe una buena comunicación pueden surgir muchos
conflictos, pues la poca claridad, la escasa capacidad de
escuchar y la falta de atención pueden producir que éstos no
se sientan incluidos. De ser el caso contrario, los miembros
del núcleo familiar se comunicarán y se sentirán cómodos a
la hora de expresar sus emociones.

Expresión de emociones: Una vez que los individuos


sean capaces de manifestar lo que sienten, habrá mayores
posibilidades de que la familia los entienda y los apoye en el
momento que lo necesiten, además se creará un ambiente de
confianza en el que no habrá mentiras y se podrán fortalecer
sus vínculos.

No juzgar o etiquetar: Debido a que cada persona


tiene sus circunstancias y sus propios motivos al realizar
algunas cosas, es importante que no se juzgue ni se
discrimine y se busque entender el porqué de las acciones
que lo llevaron a hacer o actuar de una determinada manera.

Evitación de comparaciones: Es muy evidente que


cada persona posee virtudes, defectos y cualidades que lo
hacen ser diferente, por eso es importante que no existan
comparaciones con nadie ya que éstas pueden llegar a ser
muy perjudiciales y dañarían tanto la seguridad, como la
confianza y el amor propio.

Empleo del sentido del humor: Poseer un buen


humor promueve la comodidad, la tranquilidad, la confianza
y la seguridad entre dos o más personas. Esta actitud también
permite que los individuos se enfrenten positivamente ante
ciertas dificultades sin dejar que se atraviesen por la derrota.

Expresión Afecto: Para que una persona sienta más


seguridad, se necesita que tenga una buena comunicación en
casa, pues una vez que sea capaz de expresar sus emociones
y pueda demostrar afecto a su familia, podrá conseguir el
amor, el apoyo y la confianza que busca en ellos y en sí
misma desde el respeto y el cuidado.

Respeto hacia el espacio de cada uno: Cada


individuo necesita sentir que cuenta con un espacio propio,
por este motivo es importante respetar la intimidad sin
invadir el espacio personal de los otros. Esto no solo se trata
de cualquier campo físico, pues también puede hacer
referencia a ciertas emociones.

Dedicarse tiempo unos a otros: Así como en


ocasiones se requiere de intimidad en el hogar, también es
necesario contar con momentos en los que se puedan
compartir algunas anécdotas, chistes, inquietudes, ocio y
otros planes que se puedan llevar a cabo para unir a los
miembros de un núcleo familiar.

Celebración de los logros de otros miembros:


Reconocer y apoyar las buenas acciones de los miembros
que se encuentran fuera y dentro del núcleo familiar es una
acción que los puede motivar a conseguir cada una de las
metas propuestas, además ayudará a que las personas le den
la importancia que de verdad merecen.

Distribución de las tareas del hogar: Para llevar a


cabo la realización de ciertas tareas y que estas se encuentren
distribuidas de una manera justa y equitativa, es necesario
que los integrantes de la familia se reúnan y se establezcan
con responsabilidad las actividades en las que se debe
desenvolver cada uno.”
LA COMUNICACIÓN.

La comunicación.

La comunicación es una forma de interacción en la


cual las personas intercambian información con otras
personas, siempre y cuando haya entre ellas un conjunto de
precondiciones, conocimientos y reglas que hacen posible la
comunicación.

Una característica importante de la comunicación, es


que en ella existe un matiz afectivo, lo cual en determinadas
situaciones complica los procesos de comunicación.

A través de la comunicación ocurre la socialización y


por ende la educación. Si se sitúa a la familia en el lugar que
le corresponde por ser el primer y principal agente
socializador (principal por incluir al sujeto toda su vida), se
reconocerá la responsabilidad que representa para ella la
formación de la personalidad y por ende lo definitorio o al
menos muy influyente de los procesos comunicativos
familiares. A través de ellos no sólo llegan los mensajes
educativos sino que se toman los modelos de comunicación
y se desarrollan habilidades comunicativas, de las que
depende la solución de muchos de los conflictos familiares y
las pautas que se establecen en la relación afectiva.

Comunicación en la Familia.

La comunicación familiar tiene una estructura


compleja en donde figuran en todo momento no sólo
mensajes interpersonales directos, sino un sistema de señales
muy valiosas para que la persona que recibe el mensaje se
percate de la categoría correcta a la que debe encuadrarse la
secuencia de los mensajes transmitidos. Este sistema de
señales constituye algo serio en forma literal o de metáforas.
Tal serie de señales suele ser extra-verbal y se modula
mediante el tono de voz, la mímica y los gestos.
Con relación a las señales extra-verbales, existe una
especie de comunicación contradictoria, llamada de doble
vínculo, esta se observa sobre todo en el proceso educacional
y consiste en la asociación de un mensaje de cariño con un
meta mensaje de hostilidad. A este tipo de comunicación se
le conoce como “disfuncional”, ya que se envían mensajes
indirectos, enmascarados y desplazados.

La comunicación “negativa” o “disfuncional”, implica


la falta de responsabilidad por el autocontrol de las
emociones negativas. Cuando no se controlan dichas
emociones se cae en conductas agresivas, lo cual se ve
reflejado cotidianamente en las familias; por ejemplo,
cuando un niño comete algún error, los padres lo castigan de
forma impulsiva, sin ser escuchado.

Para que la comunicación sea funcional debe ser clara,


directa, congruente, conformada y retroalimentada.

Existen códigos particulares de comunicación en las


familias. La influencia entre las personas que las integran
adquiere una mayor complejidad cuando se considera que en
cada interacción no solo participan los actores principales,
sino también, de algún modo los demás miembros de la
familia.
En las familias existen cadenas de interacción que se
repiten, siendo esto un reflejo de su organización. Si las
respuestas que la familia da ante determinadas problemáticas
son positivas, seguramente ante un evento similar sepa cómo
actuar.

Muchas veces las dificultades comunicacionales tienen


como causa relaciones conyugales distorsionadas, y puede
ocurrir por ejemplo que los padres abdiquen de sus
funciones, actúen como hermanos de sus hijos para así
obtener atención del otro cónyuge, los hijos den cuidados
parentales a sus padres, actúen como cónyuges sustitutos y
desafíen con éxito la autoridad parental; ocurren aquí
transgresiones e inadecuación en el ejercicio de los roles que
impide establecer un orden adecuado donde límites y
jerarquías se respeten, y se establezcan por tanto relaciones
comunicativas satisfactorias.

Tipos de Comunicación.
Las personas comunican mensajes verbales y no
verbales. En un mensaje existe quien emite el mensaje y otro
que lo recibe (emisor-receptor). Se llama comunicación
directa cuando ocurre de un sujeto a otro, sin utilizar un
intermediario. Es comunicación indirecta cuando se requiere
de otro individuo para que el mensaje lo reciba un tercero.

Comunicación verbal:Este tipo de comunicación se


centra en “lo que se dice”. Se realiza continuamente y
consiste básicamente en hablar. Proporciona al otro un
conocimiento exacto de lo que se quiere decir, aunque tal
conocimiento es puramente intelectual, y muchas veces le
falta “algo” para establecer una verdadera relación
interpersonal.

Comunicación no verbal: La comunicación no verbal


es más variada: (tono de voz, gestos, postura, el mismo
silencio cuando se decide no comunicarse, la enfermedad, el
lenguaje sintomático, la agresividad…). En definitiva se
centra en lo que se dice con gestos o lenguaje corporal. Su
base está en lo aprendido en las etapas pre-verbales de la
maduración (antes de aprender a hablar), cuando se aprende
de los padres inflexiones de voz, tono, ritmo, contacto de las
manos, movimientos del rostro, expresión, ruidos, etc.

Es una comunicación un poco más confusa que la


verbal, por lo que necesita una traducción según el contexto
en que se dé. Con este tipo de comunicación hay que tener
cuidado ya que puede provocar conflictos. Muchos
“malentendidos” a nivel de pareja o en las relaciones
familiares se deben a una mala traducción del lenguaje no-
verbal.

Comunicación informativa: Es cuando sólo se dice


“lo que ha pasado”. Simplemente se informa de lo que se ha
visto, oído, hecho. Es una comunicación “tipo telediario”,
con la que nunca se sabe lo que la información supone para
quien habla.

Comunicación racional: Es cuando se da la


información y al mismo tiempo se dan especulaciones,
reflexiones personales, etc. sobre la noticia dada. Es una
comunicación formativa o manipulativa, porque junto al
hecho que se transmite se pretende actuar sobre el otro. En la
familia se usa como vehículo transmisor de pautas, valores o
normas.

Comunicación emotiva (profunda): Se da cuando


mientras se transmite la información o los hechos, se
transmiten también sentimientos, afectos, emociones,
estados de ánimo. Es una comunicación más íntima, con la
que se expresan sentimientos, se gratifica, el otro conoce los
valores personales sobre lo que se expresa, se transmite qué
hace sentir en un momento dado algo, etc. En una familia
este último nivel supone una verdadera comunicación. La
falta de niveles profundos de comunicación familiar tiene
efectos como: no saber qué quiere el otro, qué necesita, qué
busca, de qué es capaz, se produce pobreza emocional en el
comportamiento, falta de ternura expresada y sentida,
búsqueda de tales gratificaciones en otro lugar, y todo ello de
manera compulsiva (arrebatos, impulsos, etc.).
Elementos para una adecuada Comunicación
en la Familia.

 El respeto hacia todos los integrantes de la familia;


 Tomar en cuenta lo que se dice y se escucha,
considerando el momento en que se da la comunicación;
 Tener firmeza en la transmisión del mensaje;
 Considerar el papel que juegan los demás (padre,
madre, hijo, etc.) y la forma de aproximación;
 No repetir mensajes insistentemente;
 Saber qué decir;
 Saber escuchar;
 Reconocer a los otros mediante una actitud
positiva;
 Congruencia en los mensajes verbales y no
verbales.

Beneficios de la Comunicación en la Familia.


Cuando existe la comunicación en una familia,
seguramente se puede afirmar que existe un compañerismo,
una complicidad, y un ambiente de unión y afecto en el
hogar. Pero, sobre todo y lo más importante, es que hay un
respeto mutuo y unos valores bien asentados que enraízan
con el origen de unas buenas relaciones.

Recomendaciones.

En la medida que se ubiquen las dificultades que


limitan la comunicación en la familia, se contará con
mayores posibilidades para reaprender formas viables y/o
adecuadas para transmitir los mensajes deseados. De esta
manera se pueden evitar muchos problemas con los hijos,
con la pareja, con los padres, y con otros miembros de la

familia.
EL AUTOCUIDADO.
El Autocuidado.

Cuidarse a sí mismo significa preguntarse qué necesito y


darse una respuesta honesta. Significa tomar medidas para
cuidar de nosotros mismos y de nuestras necesidades físicas,
emocionales, mentales, financieras, ambientales y espirituales.

Comienza con el reconocimiento de que nosotros somos


los responsables de nuestro propio bienestar y que se extiende
más allá del contexto individual para incluir a todos los que son
importantes para nosotros: nuestra familia y nuestra
comunidad.

Es cualquier acción que se tome para respaldar nuestra


salud mental, física y emocional.
El autocuidado es relativo: así como cada ser humano es
único, el autocuidado es diferente para cada uno de nosotros.

La forma en que te cuidas a ti mismo, no es la misma


forma en otra persona se cuida.

El autocuidado también varía día a día. A veces


necesitamos un momento para estar quietos y reflexionar, otras
veces necesitamos movernos, estar con familiares y amigos,
ejercitarnos.

Beneficios del autocuidado.

Elevar la productividad

Hace que visualices mejor tus metas para enfocarte y


concentrarte en lo que estás haciendo y es importante para ti.

Mejora tu autoestima
Cuando tenemos tiempo para nosotros mismos, tiempo
en el que nos tratamos bien y satisfacemos nuestras propias
necesidades, enviamos un mensaje positivo a nuestro
subconsciente. Un mensaje personal de que somos importantes,
haciendo que mejore nuestro diálogo interno.

Autoconocimiento

Practicar el autocuidado requiere pensar en lo que


realmente nos gusta hacer y necesitamos. El ejercicio de
descubrir qué es lo que realmente nos apasiona e inspira, nos
ayuda a entendernos mejor a nosotros mismos.

Tienes más para dar

Cuando eres bueno contigo mismo, puedes pensar que


eres egoísta, pero en realidad te brinda los recursos que
necesitas para ser compasivo con los demás también.

Tipos de Autocuidado.
Una de las principales excusas que nos presentamos para
ignorar el autocuidado es que simplemente no tenemos tiempo.
El truco es encontrar algo que realmente disfrutemos y que se
ajuste a nuestra vida y valores.

Autocuidado Emocional

Cuando se trata de nuestra salud emocional, uno de los


mejores consejos es asegurarte de que estamos conectados
completamente con nuestras emociones.
Podemos sentir la tentación de rechazar sentimientos
como la tristeza o la ira, pero es saludable sentirlos, aceptarlos
y seguir adelante.
Recuerde que las emociones no son «buenas» o «malas».
No eres culpable por las emociones que sientes; sólo cómo te
comportas en respuesta a ellas.

Autocuidado físico

El auto cuidado físico se trata de atender a nuestro cuerpo


físico y nuestra salud. La actividad física es vital no sólo para
nuestro bienestar corporal sino también para ayudarnos a
desahogarnos y a liberar el estrés.

Autocuidado intelectual

El autocuidado intelectual consiste en ejercitar nuestra


mente, estimular el pensamiento crítico y la creatividad.

Autocuidado espiritual

El autocuidado espiritual consiste en conectar con tus


valores y lo que realmente te importa. Se relaciona con quién
eres en tu interior.

Autocuidado Social

La conexión con otras personas es necesaria para nuestro


bienestar. No se trata solo de hacer cosas con otros por el
simple hecho de hacerlo, sino de elegir hacer cosas con
personas que realmente nos hacen sentir bien.
LA AUTOREGULACION
EMOCIONAL.

La Autorregulación Emocional.

La autorregulación emocional es la capacidad de


responder a las demandas que nos plantea nuestra
experiencia con una respuesta emotiva adecuada, aceptable
socialmente y adaptada al contexto. Las personas que
dominan esta habilidad son capaces de responder de manera
espontánea, a la vez que pueden elegir no seguir sus
primeros impulsos siempre que esto sea necesario.
A nivel conceptual, la autorregulación emocional
consiste en un conjunto de procesos internos y externos que
se utilizan para monitorizar, evaluar y modificar las
reacciones emocionales automáticas que sufrimos frente a
determinados eventos. Junto con la regulación de otras
personas se trata de una de las habilidades principales de la
inteligencia emocional.

A pesar de su nombre, la autorregulación emocional no


se encarga únicamente de los sentimientos. Para poder
llevarla a cabo correctamente es necesario ser capaces de
modificar también nuestros pensamientos, nuestra
experiencia subjetiva y el comportamiento que adoptamos
frente a una reacción automática.

Hoy en día se considera que la autorregulación


emocional es una habilidad fundamental para la vida
cotidiana. Las personas que la dominan tienen menos
probabilidades de sufrir problemas como estrés, ansiedad,
depresión o adicciones de todo tipo. Por suerte, incluso en el
caso de individuos que no tienen un nivel muy alto de esta
habilidad es posible llegar a desarrollarla.

Características de la autorregulación
emocional.

La autorregulación emocional se basa en la teoría


modal de los sentimientos.

Según esta teoría las emociones no son reacciones


instintivas, sino que para que se produzcan es necesario
seguir un proceso en el que podemos influir para modificar
nuestras reacciones. El proceso descrito por este modelo es
el siguiente:

Aparece una situación (interna o externa) que es


relevante a nivel emocional.
La atención de la persona se dirige hacia la
situación.
Se evalúa lo ocurrido y se interpreta a nivel
cognitivo y emocional. Se produce una respuesta, que
incluye elementos emocionales, mentales y de
comportamiento.

Como se puede desarrollar la Autorregulación


Emocional.

Escoger las situaciones en las que queremos


participar.
Modificar la situación actual para que se adapte a
nuestras preferencias.
Cambiar el foco atencional hacia algo más
agradable o útil.
Modificar la manera en la que pensamos sobre lo
que ocurre.
Modular nuestro comportamiento automático sin
dejarnos arrastrar por las emociones.

Estas cinco estrategias de regulación emocional


pueden dividirse en dos categorías: las que ponen el foco en
la prevención y las que se centran en la respuesta. Mientras
que las primeras se ponen en marcha antes de que se haya
generado la respuesta, las segundas ocurren después de que
esto haya ocurrido.

Entrenamiento.

Al igual que ocurre con muchas de las habilidades que


forman parte de la inteligencia emocional, es perfectamente
posible trabajar en nuestra capacidad de regular nuestros
sentimientos y los comportamientos derivados de los
mismos. De hecho, en la gran mayoría de los casos esta
habilidad no aparece de manera natural.

Las emociones son generalmente difíciles de controlar


y regular, por lo que la mayoría de personas tienen que pasar
por un proceso de aprendizaje consciente a la hora de
conseguir hacerlo. De hecho, muchos tipos de terapia
psicológica incluyen estrategias para aprender a regular y
controlar las propias emociones y las respuestas que surgen
de las mismas.
Estrategias de Entrenamiento.

Reappraisal.

La estrategia del reappraisal consiste en modificar la


manera en la que interpretamos una situación para tratar de
cambiar su impacto sobre nuestras emociones.

Por ejemplo, frente a un accidente de tráfico en el que


solo ha sufrido daños nuestro vehículo podemos elegir
centrarnos en la suerte que hemos tenido de no haber
padecido consecuencias más graves para disminuir nuestro
malestar emocional.

El reappraisal es considerado como una de las


estrategias más efectivas y adaptativas a la hora de regular
nuestros estados emocionales. De hecho, terapias como la
cognitivo – conductual se basan en gran medida en esta
técnica para conseguir sus efectos.

Distanciamiento cognitivo.
El distanciamiento cognitivo es una estrategia de
autorregulación emocional que consiste en tomar una postura
independiente y neutral frente a un evento que nos causa
sentimientos muy poderosos. De esta manera somos capaces
de reducir su impacto en nosotros y es más sencillo escoger
la respuesta que queremos dar.

Por ejemplo, cuando nos enfadamos con otra persona


podemos escoger parar durante un momento y reflexionar
sobre lo que ha ocurrido de forma imparcial. Cuando
hacemos esto lo más probable es que nos demos cuenta de
que la situación no es tan extrema como pensábamos al
principio, y seamos capaces de responder de manera más
adecuada.

Actividades para desarrollar la


autorregulación emocional.

Desarrollar nuestra capacidad de autorregulación


emocional es algo fundamental a la hora de llevar una vida
satisfactoria y que vaya de acuerdo a nuestros valores. Por
suerte, existen muchas actividades que podemos llevar a
cabo para conseguirlo, sin importar nuestra edad o nuestra
experiencia previa en este sentido.

En niños:
Reconocer y etiquetar emociones.

El primer paso para aprender a regular nuestras


emociones es darnos cuenta de qué estamos sintiendo en
cada momento. Los niños generalmente tienen muchos
problemas para ser conscientes de sus emociones, por lo que
practicar de manera deliberada a darse cuenta de ello les
ayudará mucho.

En el caso de los niños, esta actividad es más útil en


los momentos en los que están relajados. Para llevarla a cabo
podemos hacerles pensar sobre momentos de su vida en los
que han sentido emociones intensas: tristeza, enfado,
miedo… La idea es llevarles a experimentar estos
sentimientos de manera segura y controlada, para que más
tarde les sea más fácil identificarlos.
Después de haberse dado cuenta de qué experimentan
con cada una de estas emociones, el siguiente paso es darles
un nombre fácilmente reconocible. Muchos expertos
recomiendan ponerles un nombre propio, de tal manera que
cuando experimente sentimientos muy fuertes el niño pueda
observarlos como si fueran otra persona. Esto le ayudará a
gestionarlos mejor y no dejarse arrastrar tanto por ellos.

En Adolescente:
Escribir un diario

Los adolescentes tienen una capacidad de


autoconocimiento mucho mayor que los niños. Sin embargo,
durante esta época es habitual que las emociones se acaben
desbordando y les sea muy difícil separar todos los
sentimientos que les invaden en cada situación.

En este sentido, llevar un diario donde apunten aquello


que les va ocurriendo y la manera en la que reaccionan en
cada situación puede ser de mucha ayuda. Hacerlo les
permitirá tomar cierta distancia cognitiva de sus propias
emociones, además de servirles para identificar patrones y
darse cuenta de cuáles son sus respuestas más habituales.
Al escribir un diario los adolescentes pueden elegir de
manera más sencilla cómo quieren reaccionar frente a los
retos y problemas que se encuentran en su vida cotidiana,
teniendo así una mayor libertad y siendo capaces de
reaccionar de formas más constructivas a sus propias
emociones.

En Adultos:
Mindfulness y aceptación

Mindfulness refiere a la concentración mental plena,


conciencia plena o atención plena que puede alcanzar una
persona.

Los adultos tienen la ventaja frente a niños y


adolescentes de que tienen una capacidad mucho mayor para
controlar sus emociones (que suelen ser menos intensas) y
para distanciarse de ellas. Sin embargo, en muchas ocasiones
también necesitarán practicar estas dos habilidades.
En este sentido, el mindfulness y la aceptación de lo
que ocurre son dos de las herramientas más efectivas. Con
ellas se puede conseguir estar centrado en lo que está
ocurriendo para mirarlo de manera objetiva, de tal forma que
se le puede dar una interpretación que nos sea útil y que
disminuya la intensidad de las emociones desagradables.

Por otra parte, con la aceptación de lo que no nos gusta


se disminuye lo que se conoce como «sufrimiento
innecesario», que es el malestar que aparece cuando nos
preocupamos en exceso por algo que no podemos cambiar o
cuando le prestamos demasiada atención a las emociones que
no nos gustan.
GUÍA PARA EL BUEN
TRATO EN FAMILIA.
“En Familia hacemos acuerdos por el
Buen Trato”

Como desarrollar el buen trato en familia,


Para Niños, adolescentes y adultos.

Libro- texto

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