La Cabrera Geolodia 13
La Cabrera Geolodia 13
La Cabrera Geolodia 13
COORDINA: ORGANIZAN:
COLABORAN: PATROCINA:
ORGANIZAN:
Información detallada del lugar de encuentro y folleto
de la excursión en: www.sociedadgeologica.es
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Mapa de carreteras con la situación de las tres paradas previstas.
PRESENTACIÓN
El Geolodía 2013 de Madrid estará guiado por Carlos Villaseca (Universidad Complutense
de Madrid- Instituto IGEO, UCM- CSIC), Cecilia Pérez-Soba (UCM), David Orejana (UCM), Enrique
Merino (IGEO, UCM-CSIC) y Elena Pérez Monserrat (IGEO, UCM-CSIC) y se realizará en el entorno
granítico de la Sierra de La Cabrera. El objetivo final es aprender a distinguir tipos de granitos,
preguntarse por el origen de magmas y conocer parte de la geología del Sistema Central Español.
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1. LAS ROCAS ÍGNEAS
Las rocas ígneas o magmáticas son aquellas que se forman como consecuencia de la
cristalización o solidificación de un fundido natural (magma). Dicha cristalización puede producirse
de forma rápida en la superficie terrestre (o a escasa profundidad), donde el fundido (de 1100 a
800 ºC) se enfría bruscamente. En este caso se formaría una roca volcánica o subvolcánica,
caracterizada por estar parcial o totalmente compuesta por minerales microcristalinos (sólo visibles
al microscopio) o vidrio. Sin embargo, cuando el magma se estanca a mayor profundidad, allí
donde el encajante tiene temperaturas que pueden llegar a ser de unos cientos de grados
centígrados, el fundido magmático se enfría lentamente y cristaliza formando minerales cuyo
tamaño es apreciable a simple vista. En este caso hablamos de rocas plutónicas (ver Figura 1).
Figura 1. La roca de la izquierda es una roca volcánica (enfriamiento rápido), lo cual queda de manifiesto por
estar en su mayor parte compuesta por vidrio o cristales de un tamaño que impide su identificación a simple
vista (en el ejemplo, la pasta gris). Frente a este caso, a la derecha se muestra una roca granítica, de origen
plutónico (enfriamiento lento), constituida en su totalidad por minerales identificables a simple vista. Hay que
destacar que la composición química de las dos rocas es muy similar y que las diferencias en el aspecto de
ambas se deben exclusivamente a la velocidad de enfriamiento que ha actuado en cada caso.
Dependiendo de cuál sea la composición química del magma que cristaliza, el tipo de roca
ígnea que se formará será distinta. Los elementos químicos más frecuentes en los fundidos son Si,
O, Al, Fe, Mg, Ca, Ti, Na y K (Mn, P). En menores concentraciones, también puede haber
compuestos volátiles (o fluidificadores) como H2O, CO2, Cl, F ó SO2. Los elementos se ordenan en
forma de estructuras cristalinas durante la solidificación del fundido dando lugar así a los distintos
minerales de la roca. Dada la abundancia de silicio (Si) en los magmas, la mayoría de los minerales
que van a formarse serán silicatos con una proporción variable del resto de cationes. En menores
proporciones las rocas ígneas también pueden formar otros compuestos como óxidos, sulfuros,
carbonatos, fosfatos, etc.
Algunos de los minerales más frecuentes en las rocas ígneas son: cuarzo, feldespato
potásico, plagioclasa (que también tiene la estructura de un feldespato pero con Ca y Na),
feldespatoides, olivino, piroxenos, anfíboles y micas (biotita y moscovita). No obstante, las rocas
ígneas pueden albergar minerales de composición química muy variada, presentes en poca
cantidad (minerales accesorios), pero que pueden tener un gran interés científico y económico.
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2. LOS GRANITOS
El nombre de una roca ígnea (y por lo tanto su clasificación) se basa en el porcentaje de los
minerales claros comunes, principalmente el cuarzo, el feldespato potásico, la plagioclasa y los
feldespatoides. Sin embargo, cuarzo y feldespatoides son minerales incompatibles entre sí, por lo
que las rocas ígneas presentarán al primero o a los otros, pero no pueden coexistir en equilibrio
químico. Los granitos, en concreto, son rocas plutónicas en las que el cuarzo, feldespato potásico y
plagioclasa son los minerales más abundantes y en proporciones parecidas, por eso tienen un
color general claro. Además de estos tres
minerales, los granitos siempre muestran otros en
un porcentaje menor, de entre los cuales la biotita, Cuarzo
el anfíbol y la moscovita son los más habituales
(ver Figura 2).
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3. ¿DÓNDE Y CÓMO SE ORIGINAN LOS GRANITOS?
Todos los magmas se generan por la fusión de rocas en condiciones de elevada presión y
temperatura. Dichas condiciones normalmente se alcanzan en las partes más profundas de la
corteza terrestre o en el manto superior. Sin embargo, la composición química de los fundidos que
se generan en el manto y en la corteza es muy diferente, y por lo tanto darán lugar a rocas muy
distintas entre sí. Los granitos se forman, en la mayoría de los casos, por cristalización a partir de
fundidos que se han generado en la corteza continental.
No obstante, la fusión en la Tierra no obedece a causas azarosas, sino que suele estar
asociada a sectores geodinámicos concretos de las placas (ver Figura 4). Algunos ejemplos de
este tipo de contextos son los siguientes: 1) zonas de subducción en las que la litosfera oceánica
se hunde bajo un continente, como es el caso del margen oeste del continente sudamericano, bajo
el cual subduce la placa tectónica pacífica, 2) zonas de colisión continental, como actualmente
ocurre en la cordillera del Himalaya, donde la placa de la India hace mas de 50 Ma que presiona
contra la placa continental asiática, y 3) algunas zonas intracontinentales en las que una anomalía
térmica relacionada con ascenso de diapiros o “plumas” profundas del manto provoca un aumento
muy importante de temperatura, como sucede actualmente en la zona centro-occidental de
Norteamérica, en la región donde se encuentra el Parque Nacional Estadounidense de
Yellowstone.
Figura 4. Ejemplo de dos contextos geodinámicos en los cuales se genera abundante cantidad de fundidos
graníticos. A la izquierda está representada una zona de subducción, con presencia de fundidos formados tanto en
el manto como en la corteza y con el desarrollo en superficie de edificios volcánicos. A la derecha se muestra una
zona de colisión de dos continentes y la formación de fundidos en la base de la corteza, que ascenderán hasta
estancarse en niveles medios o superiores.
Para que las rocas profundas sean capaces de fundir y generar magmas los procesos que
operan en estas zonas son complejos. No obstante podemos decir que dichos procesos favorecen
que en la base de la corteza se alcancen las condiciones necesarias para la fusión mediante
alguno de estos tres eventos: 1) aumento de la temperatura, 2) disminución de la presión (ascenso
de rocas), y 3) aporte de agua u otros volátiles.
El tipo de rocas que funden en las zonas profundas de la corteza son rocas metamórficas con
cierta abundancia de minerales cuya estructura cristalina aloja agua (minerales hidratados).
Ejemplos de estos minerales hidratados (de alta-T) son las micas tipo biotita y moscovita, o los
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anfíboles. A elevada temperatura estos minerales
dejan de ser estables en las rocas y se producen
reacciones que conllevan su destrucción y la
consecuente liberación del agua que estaba
presente en su estructura. La liberación de ese
agua estructural va a favorecer que la roca empiece
a fundir parcialmente, generando magma, el cual
empieza a acumularse y a permear en la propia
roca (venas blancas de la Figura 5). A las rocas en
las que coexisten la roca metamórfica que ha
generado el fundido y las venas ígneas (magma in-
situ), reciben el nombre de migmatitas (migma =
mezcla), teniendo el aspecto que muestra la Figura
5. Cuanto mayor sea la cantidad de minerales
hidratados en la roca original (p.e., biotita), mayor
será la cantidad de fundido que se podrá generar si
la temperatura alcanza los valores necesarios.
Obviamente, el hecho de que hoy en día podamos observar en la superficie terrestre rocas
plutónicas como los granitos, que se formaron por cristalización a partir de un fundido emplazado a
mayor profundidad, implica que posteriormente a su cristalización, dichas rocas han sido
exhumadas o elevadas hasta el nivel que hoy ocupan como consecuencia de la actuación de
diversos procesos geológicos, entre los que estarían la meteorización y erosión de los materiales
suprayacentes, así como la elevación de amplios sectores de la corteza asociada a fenómenos
tectónicos (Figura 6).
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4. HISTORIA GEOLÓGICA DEL SISTEMA CENTRAL ESPAÑOL
La ruta que se propone para este Geolodía 2013 en Madrid se centra en el plutón de La
Cabrera, una de las muchas intrusiones graníticas que componen la cadena montañosa del
Sistema Central Español. Por esta razón describiremos a continuación de una manera somera en
qué contexto se formaron concretamente las rocas ígneas y metamórficas que constituyen este
sector del centro de España.
El Sistema Central Español, al igual que otras zonas del centro y noroeste peninsular,
caracterizadas por la abundancia de intrusiones graníticas, formaron parte hace más de 450
millones de años del márgen norte de un continente al que se ha denominado Gondwana. Este
márgen formaba parte de una única placa tectónica y por lo tanto carecía de actividad magmática
(margen pasivo). Ponía en contacto el continente emergido de Gondwana con un océano. Con el
paso del tiempo, la dinámica planetaria condujo a que otro continente (Laurussia), situado más
hacia el norte fuese desplazándose
paulatinamente hacia Gondwana
como consecuencia de la subducción
de la placa oceánica existente entre
ambos. Finalmente, hace unos 380 a
360 millones de años los dos
continentes colisionaron y formaron
una gran cadena de montañas
(orógeno), quizá parecida a la que
hoy se eleva entre la India y Asia en
las cordilleras del Himalaya y el
Karakórum.
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El orógeno derivado de la colisión de Gondwana con Laurussia recibe hoy el nombre de
Varisco o Hercínico y las rocas metamórficas y magmáticas que entonces se formaron pueden
observarse, por ejemplo, desde la Península Ibérica hasta Europa central (Alemania-República
Checa-Polonia), pasando por diversos sectores de Francia. Los granitos que forman parte del
centro y noroeste peninsular se habrían originado, principalmente, durante las últimas etapas de la
orogenia, hace unos 320-300 millones de años. El que la fusión generalizada de la corteza
profunda (media e inferior) ocurra decenas de millones de años después de la colisión de
continentes (25 a 45 Ma de desfase) es debido a la necesidad de incubación térmica ligada al
proceso de engrosamiento cortical. Estas etapas se caracterizan también porque la cadena de
montañas comienza a desestabilizarse reduciéndose así el espesor de la corteza. Este fenómeno
favorece, junto con las elevadas temperaturas en profundidad, que amplios sectores de la corteza
inferior fundan y que dichos magmas asciendan hasta niveles medios, se emplacen y generen
rocas graníticas en abundancia. Así habrían cristalizado también los granitos del Sistema Central
Español.
Hoy en día esta antigua cadena montañosa que se formó con la orogenia Varisca en el centro
de España está muy erosionada y reducida en altura. Desde entonces la erosión y cierta elevación
de la corteza han posibilitado que las rocas graníticas formadas a varios kilómetros de profundidad
quedasen expuestas en superficie (ver Figura 6). El hecho de que actualmente encontremos buena
parte de estos materiales aflorando en una sierra montañosa como es el Sistema Central puede
resultar engañoso, dado que estas elevaciones sobre la meseta Castellana son el resultado de un
fenómeno tectónico relativamente reciente (hablando en términos geológicos). Los bloques rígidos
compuestos de granitos y rocas metamórficas del Sistema Central, desde Somosierra hasta la
Sierra de Gredos, se elevaron a favor de fallas hace aproximadamente 40-20 millones de años,
coincidiendo con otra orogenia más reciente, que es la Alpina. La orogenia Alpina, asociada con la
convergencia entre África y Europa, es la responsable de la formación de cordilleras como los
Alpes, y en el territorio peninsular los Pirineos, la Cordillera Ibérica o la Cordillera Bética, además
de las depresiones del Tajo y el Duero. Esta orogenia puede considerarse activa actualmente y de
hecho es la responsable de la sismicidad que con cierta frecuencia se registra en la Península
Ibérica.
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5. RUTA por el PLUTÓN de LA CABRERA
El plutón de La Cabrera es uno de los mejor estudiados del conjunto plutónico (batolito) del
Sistema Central Español. Sobre estos granitos se han realizado varias Tesis Doctorales (p.e.,
Bellido, 1979; Lozano, 2003; González-Laguna, 2005), ya que presentan uno de los conjuntos
pegmatíticos mas variados del sector, con cerca de un centenar de minerales distintos identificados
en ellos. Además es un sector de abundante cantería, siendo el conjunto plutónico de la
Comunidad de Madrid más ampliamente explotado como roca ornamental en las últimas décadas.
Esto es debido al tono rosado de este granito (tono cálido) que lo hace atractivo para su
explotación industrial, y que es relativamente infrecuente en los granitos del centro de España.
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¿Qué hace singular a este tipo de granitos? Los granitos de tonos rosas son poco
comunes en el sector. Son granitos que provienen de la fusión de rocas meta-ígneas en zonas
profundas de la corteza, a diferencia de la mayoría de los granitos de Iberia (granitos tipo S) en los
que participan en diverso grado fuentes meta-sedimentarias. En la nomenclatura internacional se
denominan granitos de tipo I (I de derivación “meta-ígnea”). Se caracterizan por el tono rosado del
feldespato potásico. Este carácter cálido del granito lo hace muy atractivo para su explotación
industrial como roca ornamental. Además los líquidos residuales de este tipo de magmas graníticos
generan muy vistosas y variadas pegmatitas. El granito de La Cabrera es uno (si no el primero) de
los plutones españoles donde más variedades de minerales se han descrito en sus bolsadas,
vénulas o cavidades pegmatíticas y miarolíticas (pegmatitas con una cavidad en el centro a modo
de micro-geoda).
Figura 8. Mapa geológico del plutón de La Cabrera, en donde se muestran las distintas unidades
graníticas intrusivas del conjunto plutónico y los tipos de rocas encajantes donde intruye el plutón
(tomado de Bellido, 1979).
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PARADA 1. EL GRANITO COMÚN DE LA CABRERA Y SU EXPLOTACIÓN
(Cantera, km 6.1 de la carretera M-631, Cabanillas-Bustarviejo)
En esta primera parada se va a observar la variedad más extendida y común dentro del
plutón de La Cabrera, en una de las numerosas canteras donde ha sido explotado. El monzogranito
de La Cabrera es una variedad equigranular de grano medio a grueso, fundamentalmente biotítico.
El fedespato potásico puede tomar la cálida tonalidad rosada por la hidroxidación de inclusiones
microscópicas de ilmenita. Este aspecto rosado es característico de los granitos tipo-I.
El granito puede presentar una variedad de enclaves o fragmentos de otros tipos rocosos,
que los ha incorporado en distintos momentos de su ascenso y emplazamiento. Hay dos tipos
fundamentales de enclaves en este granito: (1) los llamados xenolitos o fragmentos de rocas
encajantes, ajenas al magma granítico (p.e., fragmentos de ortogneises, metapelitas, esquistos,
etc.); y (2) los enclaves microgranulares máficos, de origen ígneo, también llamados mas
descriptivamente por los canteros negrones o manchones (Figura 9). Estos enclaves se distinguen
porque tienen formas redondeadas (no angulosos o foliados, como los xenolitos), y presentan
caracteres mixtos con el granito, es decir, hay una población variada de enclaves que tienden a
converger petrográficamente con el propio granito. Su origen se supone ligado a la mezcla física
con magmas más máficos (oscuros), contemporáneos con el magma granítico.
En diversas partes de la cantera se observa cómo el monzogranito está intruido por otra
variedad granítica del plutón de La Cabrera, un leucogranito de grano fino (Figura 10). Este granito
está compuesto principalmente por cuarzo, feldespato potásico y plagioclasa, con una cantidad
muy escasa de minerales oscuros (de ahí el término “leucocrático”). A diferencia del monzogranito
“común” de La Cabrera, este leucogranito no presenta ningún tipo de enclave. Es una variedad
mucho más diferenciada que intruye dentro del monzogranito (Figuras 7 y 10), aunque
temporalmente es prácticamente coetáneo.
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Figura 10. Variedades graníticas del plutón de La Cabrera en placas pulidas. A la izquierda,
leucogranito de grano fino (variedad Blanco Berrocal). A la derecha, monzogranito
biotítico equigranular de gano medio (facies común) (variedad Crema Cabrera). El aspecto
rosado es debido a la alteración de minerales (óxidos de Fe-Ti) incluidos dentro de los
cristales de feldespato potásico.
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Tras el desmonte, los bloques son extraídos mediante perforación y voladura, con hilo diamantado,
rozadoras de brazo y disco, lanza térmica y/o chorro de agua. En esta cantera, dada la superficie
lisa de los frentes, se cortaron preferentemente con hilo diamantado (Figura 11).
Los bloques son transformados en talleres o aserraderos, bien en telares multilama de flejes
paralelos, bien en máquinas multidisco con grandes discos diamantados. En los telares el bloque
es aserrado en tableros de unos 2-3 cm de grosor y el telar está constantemente alimentado por
una mezcla de agua, cal y granalla, que principalmente facilita el corte y refrigera el conjunto.
Mediante el acabado superficial de las piezas se proporcionan diferentes grados de brillo o rugosidad,
eligiéndose uno u otro tipo según la función y localización de las mismas. El pulido otorga una
superficie lisa, plana y brillante mediante el empleo progresivo de abrasivos de granulometría más fina,
resalta el color y textura de la roca, cierra la porosidad y aumenta su resistencia. El apomazado es
similar al pulido pero la superficie no queda tan brillante. El abujardado, acabado tradicional en el
que se golpea la superficie con un martillo provisto de pequeños dientes piramidales, proporciona
una superficie clara y cierto aspecto rústico. El flameado consiste en aplicar a la superficie de la
roca una llama a unos 2.800 ºC y con una inclinación de 45º, proporcionando un aspecto rugoso y
vítreo con efectos cromáticos característicos que aumenta la estabilidad de la superficie frente a la
alteración química.
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PARADA 2. LA DIVERSIDAD DE TIPOS GRANÍTICOS DE LA CABRERA
(Estación de FC. de Bustarviejo)
En esta parada podremos observar los dos tipos graníticos más abundantes del plutón de
La Cabrera, por una parte los monzogranitos equigranulares de grano grueso dominantes (como
los de la parada anterior), y también los leucogranitos de grano más fino que forman las partes más
altas del plutón, y la propia Sierra de La Cabrera. Intruyendo a este conjunto plutónico se observa
un dique de dirección N155 y de buzamiento subvertical, relativamente potente (aprox. 30-40 m).
Es de granito porfídico, comúnmente denominado pórfido, por tener una matriz muy fina, que
denota el carácter subvolcánico, o de enfriamiento rápido (Figura 12).
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Los leucogranitos de La Cabrera aparecen en este sector con unos característicos nódulos
oscuros, de unos 2-5 cm de diámetro, de naturaleza cordierítica (Figura 13). Son agregados micro-
pegmatíticos o de intercrecimiento de cuarzo-cordierita, a veces con algo de granate y biotita. La
cordierita es una variedad muy férrica y rica en Mn, Na, (Be) y volátiles (Villaseca y Barbero, 1994).
El origen de estos nódulos con característicos halos leucocráticos es incierto (Bellido y Barrera,
1979). No obstante, la presencia de coalescencias de nódulos, el intercrecimiento magmático de
cuarzo y cordierita, que es, a su vez, muy rica en agua (hasta el 4%) podría indicar una génesis de
cristalización rápida (micro-pegmatítica) en sectores con concentración de volátiles
(pseudoburbujas?) en el magma. El sector rico en nódulos no muestra una distribución geográfica
clara dentro de la intrusión tabular (Figura 12). Incluso hay pequeños diques satélites (tal vez
ligados a esta lámina central de leucogranitos, Figura 12) que contienen gran cantidad de nódulos
cordieríticos, lo que confirma el origen ígneo de los nódulos.
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Después del enfriamiento del plutón, las cavidades miarolíticas pueden rellenarse por la
acción de fluidos hidrotermales permeantes. Se rellenan de una nueva generación de minerales
que recrecen sobre los ígneos, anteriores: micas, zeolitas, prehnita, calcita, ópalo y otros minerales
de baja temperatura (de 150 a 300 ºC) (Figura 15). La microclina asociada a algunas de estas
mineralizaciones hidrotermales de alta temperatura ha sido datada por K-Ar como del Cretácico
Inferior (hace unos 120-140 Ma, Lozano et al., 2004). Finalmente, la brechificación o rotura de los
minerales ígneos e hidrotermales, previos, conduce a rellenos arcillosos o de alteración, recientes
(Figura 15, derecha).
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PARADA 3. LOS METAGRANITOS ENCAJANTES y SU MIGMATIZACIÓN (UN
ANÁLOGO DE FUSIÓN PARCIAL Y GENERACIÓN DE MAGMAS GRANÍTICOS)
(Km 56 de la vía de servicios (N-1) de La Cabrera a Cabanillas de la Sierra)
Las observaciones las haremos en el talud oeste de esta vía de servicios que, en el extremo
sur del recorrido, se abre en una pequeña cantera. Hemos incluido un corte esquemático de estos
afloramientos (Figura 16) donde iremos observando este pequeño “laboratorio” de cómo se pueden
formar los granitos.
Figura 16. Corte geológico del contacto sur del plutón de La Cabrera.
La roca encajante de gran parte del plutón de La Cabrera está formada por rocas
metamórficas procedentes de antiguos granitos porfídicos formados durante un ciclo magmático
más antiguo, posiblemente ligado a la orogenia Cadomiense (Pan-Africana). Su edad es de 480-
460 Ma (Ordovício Inferior, Paleozoico) para este sector de la Sierra de Guadarrama.
Posteriormente a su emplazamiento y cristalización, estas rocas fueron deformadas y
metamorfizadas durante la orogenia Varisca (350-320 Ma, también llamada Hercínica) dando lugar
a lo que se denominan ortogneises glandulares (glandulares porque los fenocristales tabulares de
feldespato con la deformación adquieren formas parecidas a ojos, como se aprecia en la Figura 17,
izquierda).
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escala la generación de magmas y su recorrido hacia los sectores favorables para su
emplazamiento.
Figura 17. Izquierda: aspecto general del meta-granito porfídico de edad Ordovícica, deformado
y metamorfizado durante la orogenia Varisca (principalmente en el Carbonífero), generando el
ortogneis glandular típico de la Sierra de Guadarrama, con grandes porfiroblastos de feldespato
potásico. Derecha: Migmatización del ortogneis glandular con algún melanosoma alrededor de
las venas leucocráticas graníticas.
En la parte norte del corte se observa una intrusión tabular subhorizontal (sill) de
leucogranito de grano fino que va cortando los ortogneises y migmatitas. Un sill es una lámina
subhorizontal que intruye aprovechando la estratificación o la foliación de las rocas existentes ya
que son planos de debilidad por los que es más fácil su avance. En este caso, probablemente
proceden de la facies de grano fino que intruye en el monzogranito de La Cabrera, la cual se
extendió lateralmente durante el emplazamiento granítico (Figura 7). En el corte se puede observar
que este sill de leucogranito de grano fino intruye y desplaza otros diques mas subverticales de
naturaleza pegmatítica (inclinación o buzamiento de 65ºN), por lo que las relaciones de intrusión y
desplazamiento dan a entender que dicha pegmatita intruyó a los ortogneises previamente al
emplazamiento del plutón de La Cabrera (Figura 16). Siguiendo el afloramiento hacia el norte, se
observa el contacto sur del plutón, volviendo a aparecer este leucogranito de grano fino y
posteriormente, el monzogranito biotítico equigranular dominante, que genera ese paisaje tan llano,
de lanchares y alguna piedra caballera granítica. Al fondo se ve la gran lámina leucogranítica,
ligeramente buzante al norte (Figura 7), que da lugar a la espectacular y quebrada Sierra de La
Cabrera.
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BIBLIOGRAFÍA
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pegmatitas graníticas y alteraciones hidrotermales. Bocamina 21, 13-99.
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Granitos Variscos (300 Ma), Cadomienses (460 Ma) y
origen de magmas graníticos
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