Las Cabras Testarudas
Las Cabras Testarudas
Las Cabras Testarudas
Había una vez un muchacho que trabajaba como pastor en Puerto Rico. Todos los días
a sus cabras con un potente silbido, y estas obedecían y llegaban hasta él. Era la hora de
Pero un día ocurrió lo siguiente: el pastorcillo silbó como de costumbre, pero las cabras
no regresaban. Él les gritó y seguían sin hacer caso. Y desesperado, después de gritar y
gritar y ver que seguían sin obedecer, se sentó en una piedra a llorar.
Y él contestó:
Y el conejo se acercó a las cabras y comenzó a gruñir para que andaran, pero las cabras
- Ay, zorrita, lloro porque el pastorcillo está llorando porque si no consigue que sus
que daba bastante miedo, sin embargo, las cabras seguían pastando tranquilas.
- Ay, lobo, es que el conejo llora porque el pastor se puso a llorar porque las cabras no
- Uy, déjame eso a mí, zorrita. Yo conseguiré que las cabras se muevan.
Y el lobo, con su presencia feroz, se acercó hasta las cabras y aulló con todas sus
fuerzas, enseñando bien los colmillos afilados. Pero las cabras parecían no ver nada. Ahí
En esto que se acercó volando una pequeña abeja y al ver aquello, preguntó...
- Ay, abeja, es que la zorrita llora porque el conejo llora porque el pastor estaba llorando
porque sus cabras no le hacen caso y si no consigue que regresen a la granja, su padre lo
castigará.
La pequeña abeja, aunque dolida por esas palabras, decidió intentarlo. Así que se fue
hacia el rebaño de cabras y empezó a zumbar cerca de ellas con todas sus fuerzas. La
verdad es que era un zumbido muy molesto, así que las cabras dejaron de comer para
La abejita no se dio por vencida y decidió probar algo diferente... Fue entonces cuando
la abeja enseñó su aguijón y se lo clavó a una de las cabras, la más anciana, y que
además era la lideresa del rebaño. La cabra, al sentir el picotazo, salió corriendo hacia la
granja despavorida. Y las demás cabras, al ver que su lideresa regresaba a la granja, la
siguieron.
la pequeña abeja, muertos de la vergüenza por no haber creído en ella. El pastor le pidió
perdón:
– No sabes cómo lo sentimos, abeja. Nos reíamos de ti y nos has dado a todos una gran
lección que acababa de aprender ese día: Lo importante no es ser más fuerte ni más
hasta el final.
ACTIVIDADES DE APRENDIZAJE
- ¿Por qué el animal más pequeño logró que las cabras se movieran?