Doreen Massey Espacio PDF
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Doreen Massey^
' Texto tomado del libro Space, Place and Gender de Doreen Massey publicado en
Polity Press, Cambridge, 1994.
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pulada; ese era, cuando menos, el efecto que sobre mf ejercfan. Me
acuerdo por ejemplo de que, siendo todavfa una adolescente, estuve
en una Galerfa de Arte (asf, con G mayuscula y A mayuscula) en cier-
ta ciudad del otro lado del Canal de la Mancha. Me encontraba va-
gando por "el Continente" con dos j6venes varones. Ese templo de la
Alta Cultura, que era uno de los Lugares A Visitar, estaba repleto de
pinturas, muchas de las cuales eran de mujeres desnudas. Eran retra-
tos de mujeres desnudas pintados por hombres, es decir, de mujeres
vistas a trav^s de los ojos de hombres. Ahf estaba yo con esos dos
amigos que miraban esas pinturas de mujeres vistas a trav^s de los
ojos de hombres, y lo que yo miraba era a mis dos j6venes amigos
mirando retratos de mujeres desnudas vistas a trav^s de los ojos de
hombres. Me sentf cosificada. Este era un "espacio" que me decfa con-
tundentemente algo ignominioso sobre lo que la Alta Cultura pensa-
ba que era mi lugar en la Sociedad. El efecto que sobre mf tenfa estar
en este espacio/lugar era muy diferente del que tenfa sobre mis ami-
gos. (Despues irfamos a un caf^ y lo discutirfamos. Yo perdf la discu-
si6n, en gran medida debido a que estaba siendo "tonta". Para enton-
ces no habfa yo lefdo a Griselda Pollock, ni a Janet Wolff, ni a Whitney
Chadwick... posiblemente yo era realmente la tinica persona que se
sentfa tan a disgusto...)
Podrfa mencionar muchos otros ejemplos por el estilo, y estoy se-
gura de que tambien podrfa hacerlo cualquiera de ustedes, mujeres u
hombres. Pero mi pretensi6n se limita a afirmar que espacio y lugar, los
espacios y los lugares, asf como el sentido que tenemos de ellos —^junto
con otros factores asociados, como nuestros grados de movilidad— se
estructuran recurrentemente sobre la base del genero.^ Mds aun, se es-
tructuran sobre la base del genero en miles de maneras diferentes, que
varfan de cultura a cultura y a lo largo del tiempo. Y esta estructura-
ci6n gen^rica de espacio y lugar' simultSneamente refleja las maneras
como el genero se construye y entiende en nuestras sociedades, y tiene
efectos sobre ellas.
Cuando comenc^ a "hacer geograffa", simplemente no se hablaba
de estas cosas. Lo que deseo hacer en esta ocasi6n es dar un ejemplo de la
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El relato del proceso que sigui6 este analisis nos permite hacer
una serie de reflexiones. La primera y mis evidente es que la conside-
raci6n seria del genero como factor explicativo dio lugar a una evalua-
ci6n mds fina y detallada de la polftica regional, a una comprensi6n
m^s profunda de la organizaci6n y reorganizaci6n de nuestro espacio
econ6mico nacional y, sin duda —puesto que las industrias descentra-
lizadas se estaban desplazando hacia el norte para reducir sus costos
frente a la creciente competencia internacional—, pudo mostrar de qu^
manera la industria britinica aprovechd activamente las diferencias re-
gionales en los sistemas de relaciones de genero en un primer esfuerzo
por salir de lo que ha llegado a ser la crisis de la economfa inglesa. La
segunda es que se Ileg6 a esta comprensi6n no s61o gracias a que se
mir6 a las mujeres —aunque ello fue un principio—, sino a que se in-
vestigaron las variaciones geogrificas en la construcci6n de la masculi-
nidad y de la feminidad, asf como las relaciones entre ambas. La geo-
graffa feminista trata —o deberfa tratar— tanto de los hombres como
de las mujeres. La tercera, para ir mis lejos, es que el estudio atento de
la variaci6n geogr^fica implica escapar a toda forma de esencialismo
respecto de los hombres y de las mujeres, y concentrarse en la manera
como ambos grupos son construidos en tanto tales.
La cuarta reflexi6n es de naturaleza muy diferente. Hoy en dfa re-
sulta relativamente f^cil mirar atr^s y criticar aquel antiguo patriarcado
de las regiones carbonfferas. De hecho, con ello se ha conseguido un buen
palo con el que se puede golpear al "viejo movimiento obrero". Pero eso
no deberfa hacernos caer en el supuesto de que, como lo viejo era malo,
de alguna manera lo nuevo no presenta problemas.
De modo que, en parte como respuesta a las tres ultimas reflexiones
(la necesidad de tomar en cuenta a los hombres y la masculinidad, la
importancia de reconocer las variaciones geogrdficas y de elaborar anali-
sis no esencialistas, y la intuici6n de que es tan importante considerar los
nuevos trabajos como los antiguos), actualmente me encuentro partici-
pando en una investigaci6n sobre una "nueva" regi6n de crecimiento
econ6mico: Cambridge. El s61o nombre del lugar evoca el "fen6meno
Cambridge", un proceso de incremento de la alta tecnologfa, de ascenso
de la ciencia y de la innovaci6n, y de crecimiento del empleo profesional.
Ese fen6meno se encuentra a miles de millas de distancia de las minas de
carb6n en terminos geogrdficos, tecnol6gicos y, se pensan'a, tambien so-
ciales. Pero en realidad la situaci6n no es asf de clara.
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