Subsidio Corona de Adviento - Ciclo B - Año Impar

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Comisión de Liturgia, Música y Arte Sagrado

LA CORONA DE ADVIENTO
Subsidio Litúrgico para la Celebración en Familia
del Encendido de la Corona de Adviento

Ciclo B
Año impar
CONFERENCIA EPISCOPAL VENEZOLANA
EXCMO. MONS. JOSÉ LUIS AZUAJE AYALA
Arzobispo de Maracaibo
Presidente

EXCMO. MONS. MARIO DEL VALLE MORONTA RODRÍGUEZ


Obispo de San Cristóbal
1er Vicepresidente

EXCMO. MONS. RAÚL BIORD CASTILLO


Obispo de La Guaria
2do Vicepresidente

EXCMO. MONS. JOSÉ TRINIDAD FERNÁNDEZ ANGULO


Obispo Auxiliar de Caracas
Secretario General

COMISIÓN EPISCOPAL DE LITURGIA


EXCMO. MONS. MANUEL FELIPE DÍAZ SÁNCHEZ
Arzobispo de Calabozo
Presidente de la Comisión

EXCMO. MONS. ENRIQUE PÉREZ LAVADO


Obispo de Maturín

EXCMO. MONS. CÁSTOR OSWALDO AZUAJE PÉREZ


Obispo de Trujillo

PBRO. JOSÉ ANTONIO DA CONCEICAO FERREIRA


Director del Departamento de Liturgia

Preparación y Transcripción:
R.P. Publio José Díaz Rengifo, OCD
Secretariado de Pastoral Litúrgica de la Arquidiócesis de Mérida
Lcdo. Jesús Bladimir Dávila Contreras
Comisión Diocesana de Liturgia de la Diócesis de Maturín
E-mail: [email protected]

Diseño y diagramación:
MEGA Agencia Creativa, C.A.
E-mail: [email protected]
Introducción
La Comisión Episcopal de Liturgia de la CEV ha
pedido la elaboración de unos subsidios para el Ad-
viento y la Navidad en este 2020 en el marco de la
pandemia que afecta a toda la humanidad, y que ha
impedido a los discípulos del Señor poder celebrar
la sagrada liturgia en comunidad de fe.
Con estos subsidios se busca mantener viva la
espiritualidad cristiana por medio de la oración y
celebración en familia del Adviento y la Navidad,
misterios iniciales al gran misterio de la Pascua,
centro de la vida litúrgica y espiritual de la Iglesia.
Estos tiempos de COVID 19 nos exigen una
máxima responsabilidad en el cuidado mutuo, y el
gran sacrificio de que muchos no puedan participar
en la vida litúrgica de la Iglesia, pero respondiendo
a esta emergencia se nos presenta la oportunidad
de crecer y fortalecer la vida espiritual en familia,
Iglesia Doméstica (Lumen Gentium 11), anhelando
poder encontramos nuevamente para cantar juntos
las alabanzas al Señor.
Mantengamos viva la fe, alegres en la esperanza
y diligentes en el amor.
Desde el Departamento de Liturgia agradece-
mos a la Comisión Nacional de Liturgia de la CEV
la elaboración de estos y futuros subsidios para el
Pueblo de Dios.
Departamento de Liturgia CEV
CELEBRACIÓN DEL ENCENDIDO
DE LA CORONA DE ADVIENTO
¿Qué es el Adviento?
La Palabra Adviento proviene del latín “adventus” que significa venida, llegada.
En la concepción pagana la divinidad venía una vez al año, en un día determinado,
para estarse en el templo durante el cual se celebraban festejos.
En el campo social se aplicó el término a la visita del emperador, a su aniversario
o su fiesta, en las cuales se festejaba como si fuese su retorno, su “adventus”.
En la Iglesia Católica el Adviento es el tiempo en que nos preparamos:
∼ a celebrar la llegada en la carne de nuestro Redentor, Jesucristo.
∼ A esperar la segunda venida del Señor para finalizar esta historia de salvación e
iniciar el tiempo definitivo donde Dios será todo en todos.
∼ Y mientras esto acontece, se desarrolla en nuestro hoy por la acción del Espíritu
Santo las continuas venidas del Señor a través de su Palabra, en los Sacramentos
y en el ejercicio de la caridad, especialmente en la ayuda del hermano necesitado.
El Adviento es celebración del Señor que vino, viene y vendrá.
Un poco de historia
En la Iglesia latina nació hacia el siglo Vº como una forma de oponerse a las
herejías de Nestorio. La fiesta de Navidad tuvo una preparación ascética en Ravena,
Francia y España desde el fin del siglo IV y principios del V. La duración era de tres
semanas, unidas a la preparación de los bautismos que, para entonces, se administraban
en la Epifanía. El concilio de Zaragoza (380) recuerda y prescribe a sus fieles que
vayan a la iglesia desde el 17 de diciembre hasta la Epifanía.
En la liturgia de Roma, el Adviento aparece en la segunda mitad del siglo VI. Es
un tiempo de preparación, pero sin consideraciones ascéticas. Se centra mucho más
en la alegre espera de la fiesta de Navidad que se prolonga hasta la vuelta del Señor
glorioso al fin del mundo. Los textos de Isaías y las palabras de san Juan Bautista
son las grandes voces del adviento. La Iglesia de Oriente ha visto en el Adviento
más bien la espera de la luz que va a nacer .El Adviento bizantino tiende sobre todo
hacia la Epifanía “fiesta de las luces” mientras que el Adviento latino lo hace hacia
la Navidad, fiesta de la venida del Señor en nuestra carne. Para preparar la victoria
de la luz debemos abrirnos cada vez más ella y examinarnos en nuestra luz interior.
En la liturgia bizantina, el domingo que precede es el de la conmemoración de todos
los que, desde Adán y Eva, los primeros creados hasta José, el esposo de la Madre de
Dios, han anunciado la venida en la carne del Hijo de Dios con sus obras y palabras.

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En el rito caldeo y sirio, las semanas que preceden a la Navidad son las “semanas de
la anunciación”. El Adviento se llama “Saboura” o el anuncio de la buena noticia.
Evocan la Anunciación a Zacarías, la Anunciación a María seguida de la Visitación, la
Natividad de Juan Bautista y la Anunciación a José.
¿Una preparación que toca la vida?
Todo tiempo litúrgico nos permite insertarnos en el corazón mismo del único
misterio que es Cristo y de manera particular el Adviento nos asocia al misterio del
Cristo que ha venido en la humildad de la Carne (Navidad) y que vendrá definitivamente
en su gloria (Parusía).
El adviento nos sitúa, entre el «ya» de la encarnación y el «todavía no» de su
venida definitiva. Cristo está, sí, presente en medio de nosotros; pero su presencia no
es aún total ni definitiva. Podemos bien afirmar que el esfuerzo humano por contribuir
a la construcción de un mundo mejor, más justo, más pacífico, en el que los hombres
vivan como hermanos y las riquezas de la tierra sean distribuidas con justicia,
este esfuerzo —se afirma— es una contribución esencial para que el mundo vaya
madurándose y preparándose positivamente a su transformación definitiva y total al
final de los tiempos.
De esta manera, la «preparación de los caminos del Señor» se convierte para el
cristiano en una urgencia constante de compromiso temporal, de dedicación positiva y
eficaz a la construcción de un mundo nuevo. La espera definitiva del Señor, en vez de
ser motivo de fuga del mundo o de alienación, deben estimularnos a un compromiso
más intenso y a una integración mayor en el trabajo humano. Hay muchos hombres
que no han oído todavía el mensaje del evangelio, que no han reconocido a Jesucristo.
El mundo no ha sido todavía reconciliado plenamente con el Padre. En germen, sí,
todo ha sido reconciliado con Dios en Cristo, pero la gracia de la reconciliación no
baña todavía todas las esferas del mundo y de la historia. Es preciso seguir ansiando la
venida del Señor. Su venida en plenitud. Hasta la reconciliación universal, al final de
los tiempos, la esperanza del adviento seguirá teniendo un sentido y podremos seguir
orando: «Venga a nosotros tu reino».
Lo mismo ocurre a nivel personal. En lo más profundo de nuestra vida la luz de
Cristo no se ha posesionado todavía de nuestro yo más íntimo; de ese yo irrepetible
e irrenunciable que sólo nos pertenece a nosotros mismos. Por eso, también desde
nuestra hondura personal debemos seguir esperando la venida plena del Señor
Jesús para que dándose este encuentro con el Salvador del mundo, lleguemos a una
conversión personal y a un cambio de vida integral
¿Qué modelos para el Adviento?
El actor principal y gran modelo de todo tiempo litúrgico es el Espíritu Santo
que nos “lleva a la verdad completa” del misterio del Cristo salvador. Pero la misma
liturgia nos ofrece una serie de modelos bíblicos cuyas vidas se transforman en
estímulo para el alcance de los objetivos que el Adviento nos propone.

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Bellamente el prefacio de Adviento II nos recuerda a “quien todos los profetas
anunciaron” . De ellos, especialmente en este tiempo tiene resonancia el Profeta Isaías
quien nos evoca su mensaje de confianza, de renovación y de estímulo. La llamada
a la confianza que nos hace el profeta, madura en nosotros el sueño por un mundo
reconciliado y en paz.
Juan El Bautista, quien lo “proclamó ya próximo y señaló después entre los
hombres” nos invita urgentemente a “recomenzar desde Cristo” viviendo cada día en
actitud de conversión, de cambio de mentalidad para así convertirnos en discípulos en
permanente actitud de misión “preparando los caminos del Señor”.
Pero resulta más emblemática la presencia de la Virgen María. la Señora del
Adviento,, que le “esperó con inefable amor de Madre”. Es el mejor modelo del
Adviento. La mejor maestra de la espera, de la espera que purifica, que hace cambiar
radicalmente los planes de la vida. La mujer del silencio, de ese silencio que prepara
los eventos grandes de Dios. Ella como las doncellas prudentes del Evangelio nos
enseña a estar con nuestras lámparas encendidas en ardiente vela del Esposo que
viene. Velar “significa seguir al Señor, elegir lo que Él ha elegido, amar lo que Él ha
amado, conformar la propia vida a la suya; velar comporta transcurrir carda momento
de nuestro tempo en el horizonte de su amor sin dejarnos abatir por las inevitables
dificultades y problemas cotidianos”.(Benedicto XVI ).
La Corona de Adviento
¿Qué es? Es en su sentido material una corona adornada con cuatro velas. En su
sentido espiritual es un anuncio de la Navidad ya próxima y que nos invita a prepararnos
para la visita del Señor. El pino (árbol siempre verde), de cuyas ramas se hace la
corona, simboliza la eterna promesa de la vida, su forma circular nos recuerda al Dios
eterno principio y fin de la historia y las cuatro velas (preferiblemente 3 moradas y una
rosada para el tercer domingo de Adviento llamado “Gaudete”), que son encendidas
progresivamente, simbolizan las cuatro semanas de preparación que la Iglesia hace
para recibir con renovada esperanza la venida del Señor, juez de la historia y Verbo
hecho carne. Se podrían colocar una imagen de la Virgen María (preferiblemente la
Inmaculada). La corona para el día de Navidad se le pueden cambiar las velas por
unas blancas o rojas y dentro de ella se coloca una imagen del Niño Jesús que es
plenitud de todo tiempo.
Ella tiene como objetivo facilitar la oración en familia durante este tiempo
de Adviento, ayudándolas a entender que la preparación para la venida de Jesús es
progresiva y continua.

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CELEBRACIÓN DEL ENCENDIDO
DE LA CORONA DE ADVIENTO
¿Qué debemos preparar?
∼ Es preferible elaborar en familia la corona de Adviento aprovechando este
momento para motivar a los niños hablándoles acerca de esta costumbre y su
significado. La corona deberá ser colocada, junto a una imagen de la Virgen
María, en un sitio especial dentro del hogar, de preferencia en un lugar fijo
donde la puedan ver los niños de manera que ellos recuerden constantemente la
venida de Jesús y la importancia de prepararse para ese momento.
∼ Es conveniente fijar con anticipación el horario en el que se prenderán las velas.
Toda esta planeación hará que las cosas salgan mejor y que los niños vean y
comprendan que es algo importante. Así como con anticipación preparamos la
visita de un invitado importante, estamos haciendo esto con el invitado más
importante que podemos tener en nuestra familia.
∼ Es conveniente también distribuir las funciones entre los miembros de la familia
de modo que todos participen y se sientan involucrados en la ceremonia. Por
ejemplo: un encargado de tener arreglado y limpio el lugar donde irá la corona
antes de comenzar con esta tradición navideña; un encargado de apagar las
luces al inicio y encenderlas al final; un encargado de dirigir el canto o de poner
la grabadora con algún villancico; un encargado de dirigir las oraciones para
ponerse en presencia de Dios; un encargado de leer las lecturas; un encargado de
encender las velas.
¿Cómo celebramos?
1. El guía lee la ambientación. Un miembro de la familia prende la o las velas (el
primer domingo una, el segundo domingo dos y así sucesivamente), mientras se
canta o recita el verso “Canten con gozo, con ilusión, ya se acerca el Señor” y las
estrofas respectivas, las cuales van incrementándose de domingo en domingo.
2. El Primer Domingo se hace el Rito de Bendición de la Corona. Los domingos
subsiguientes solo el encendido de las velas.
3. Otro miembro del grupo lee la lectura bíblica. Hacer un momento de silencio
para dejar resonar la palabra o para compartirla.
4. Se realizan las peticiones (es bueno repartirlas) y el Padrenuestro
5. Se finaliza con la oración y bendición por parte del que guía la celebración
(podría ser esta: “El Señor, infinitamente bueno, nos guarde de todo mal y nos
lleve a la vida eterna. Amén”) y un abrazo de paz.
6. Si se hace antes de una comida del día domingo se concluye con dicha comida,
si se hace a otra hora podría finalizarse con una pequeña merienda.

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CELEBRACIÓN DEL ENCENDIDO DE LA CORONA DE ADVIENTO
(Bendición de la Corona de Adviento en familia)

El Padre de Familia o quien presida la celebración inicia diciendo:


Nuestro auxilio es el nombre del Señor.
Todos responden:
Que hizo el cielo y la tierra.
Ambientación
Al comenzar el nuevo año litúrgico vamos a bendecir esta corona con que
inauguramos también el tiempo de Adviento. Sus luces nos recuerdan que Jesucristo
es la luz del mundo. Su color verde significa la vida y la esperanza.
El gran estímulo y preparación del cristiano para la venida del Señor es el
amor. Adviento crea en nosotros espacios para hacer efectivo este amor a través de la
solidaridad, la reconciliación y los gestos de cercanía al otro.
El encender, semana tras semana, los cuatro cirios de la corona debe significar
nuestra gradual preparación para recibir la luz de la Navidad.
Seguidamente uno de los presentes lee un breve texto de la sagrada Escritura

De la primera carta del apóstol san Pablo a los tesalonicenses (3,11-13)


Quiera Dios, nuestro Padre, y Jesús, nuestro Señor, prepararnos el camino para
ir a visitarlos.
Que el Señor los haga crecer más y más en el amor que se tienen unos a otros y
en el amor para con todos, imitando el amor que sentimos por ustedes.
Que él los fortalezca interiormente para que sean santos e irreprochables delante
de Dios, nuestro Padre, el día que venga Jesús, nuestro Señor, con todos sus santos.
Palabra de Dios. R./ Te alabamos, Señor.
Se hace un momento de silencio para dejar que la Palabra proclamada resuene o se puede compartir
qué dice esta palabra a la familia.
Luego todos de pie y el que preside, con las manos juntas, dice la oración de bendición:
La tierra, Señor, se alegra en estos días, y tu Iglesia desborda de gozo ante tu
Hijo, el Señor, que se avecina como luz esplendorosa, para iluminar a los que
yacemos en las tinieblas de la ignorancia, del dolor y del pecado.

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Lleno de esperanza en su venida, tu pueblo ha preparado esta corona con ramos
del bosque y la ha adornado con luces.
Ahora, pues, que vamos a empezar el tiempo de preparación para la venida de
tu Hijo, te pedimos, Señor, que, mientras se acrecienta cada día el esplendor de
esta corona, con nuevas luces, a nosotros nos ilumines con el esplendor de aquel
que, por ser la luz del mundo, iluminará todas las oscuridades. Él que vive y
reina por los siglos de los siglos.
R./ Amén.

Y se enciende el primer cirio mientras se dice este verso


R./. Canten con gozo, con ilusión, ya se acerca el Señor
1. Les anunciamos el gozo de Adviento con la primera llama ardiendo; se acerca ya
el tiempo de salvación, dispongan, pues, la senda al Señor.
Todos: En nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén
Seguidamente quien preside invita a que se hagan las peticiones (pueden ser preparadas previamente
o libres) y se reza el Padre Nuestro. Se finaliza con la Oración que corresponde al primer domingo

Oración:
Dios todopoderoso, aviva en tus fieles, al comenzar el Adviento, el deseo de salir
al encuentro de Cristo, acompañados por las buenas obras, para que, colocados
un día a su derecha, merezcan poseer el reino eterno. Por Jesucristo nuestro
Señor. R./. Amén
El Señor, infinitamente bueno nos bendiga +, nos guarde de todo mal, y nos lleve
a la vida eterna.
R./ Amén.

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CELEBRACIÓN DEL ENCENDIDO DE LA CORONA DE ADVIENTO

El Padre de Familia o quien presida la celebración inicia diciendo:


Nuestro auxilio es el nombre del Señor.
Todos responden:
Que hizo el cielo y la tierra.
Ambientación
Una autentica experiencia de la venida del Señor debe crear lazos de unidad y
amor en el tejido de las relaciones humanas. Adviento nos coloca en la ruta de un
amor encarnado en el prójimo.
Seguidamente uno de los presentes lee un breve texto de la sagrada Escritura

De la carta del apóstol san Pablo a los filipenses (1,3-11)


Doy gracias a mi Dios cada vez que me acuerdo de ustedes, es decir, en mis
oraciones por todos ustedes a cada instante. Y lo hago con alegría, recordando la
cooperación que me han prestado en el servicio del Evangelio desde el primer día
hasta ahora. Y si Dios empezó tan buen trabajo en ustedes, estoy seguro de que lo
continuará hasta concluirlo el día de Cristo Jesús.
No puedo pensar de otra manera, pues los llevo a todos en mi corazón; ya esté
en la cárcel o tenga que defender y promover el Evangelio, todos están conmigo y
participan de la misma gracia.
Bien sabe Dios que la ternura de Cristo Jesús no me permite olvidarlos. Pido
que el amor crezca en ustedes junto con el conocimiento y la lucidez para que puedan
discernir en toda circunstancia. Así llegarán puros e irreprochables al día de Cristo,
habiendo hecho madurar, gracias a Cristo Jesús, el fruto de la santidad. Esto será para
gloria de Dios y un honor para mí.
Palabra de Dios. R./ Te alabamos, Señor.
Se hace un momento de silencio para dejar que la Palabra proclamada resuene o se puede compartir
qué dice esta palabra a la familia.
Se encienden dos cirios mientras se dice este verso
R./ Canten con gozo, con ilusión, ya se acerca el Señor
1. Les anunciamos el gozo de Adviento con la primera llama ardiendo; se acerca ya

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el tiempo de salvación, dispongan, pues, la senda al Señor.
Todos: En nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén
2. Les anunciamos el gozo de Adviento con la segunda llama ardiendo; el primer
ejemplo Cristo nos dio, vivan unidos en el amor.
Todos: En nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Seguidamente quien preside invita a que se hagan las peticiones (pueden ser preparadas previamente
o libres) y se reza el Padre Nuestro. Se finaliza con la Oración que corresponde al segundo domingo

Oración:
Señor, todopoderoso, rico en misericordia, cuando salimos animosos al encuentro
de tu Hijo, no permitas que lo impidan los afanes de este mundo; guíanos hasta
él con sabiduría divina para que podamos participar plenamente de su vida. Por
Jesucristo Nuestro Señor. R./ Amén
El Señor, infinitamente bueno nos bendiga +, nos guarde de todo mal, y nos lleve
a la vida eterna.
R./ Amén.

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CELEBRACIÓN DEL ENCENDIDO DE LA CORONA DE ADVIENTO

El Padre de Familia o quien presida la celebración inicia diciendo:


Nuestro auxilio es el nombre del Señor.
Todos responden:
Que hizo el cielo y la tierra.
Ambientación
La cercanía del Verbo encarnado suscita en la comunidad una serena alegría. En
María, la fiel servidora del Señor, se unen todas las esperanzas de la humanidad. Su
Si atrae a la tierra la bendición del Señor.
Seguidamente uno de los presentes lee un breve texto de la sagrada Escritura

De la primera carta del apóstol san Pablo a los tesalonicenses (5,16-24)


Estén siempre alegres, oren sin cesar y den gracias a Dios en toda ocasión; ésta
es, por voluntad de Dios, su vocación de cristianos.
No apaguen el Espíritu, no desprecien lo que dicen los profetas. Examínenlo
todo y quédense con lo bueno. Eviten toda clase de mal, dondequiera lo encuentren.
Que el Dios de la paz los haga santos en toda su persona. Que se digne guardarlos
sin reproche en su espíritu, su alma y su cuerpo hasta la venida de Cristo Jesús, nuestro
Señor. El que los llamó es fiel y así lo hará.
Palabra de Dios. R./ Te alabamos, Señor.

Se hace un momento de silencio para dejar que la Palabra proclamada resuene o se puede compartir
qué dice esta palabra a la familia.
Se encienden tres cirios mientras se dice este verso
R./ Canten con gozo, con ilusión, ya se acerca el Señor
1. Les anunciamos el gozo de Adviento con la primera llama ardiendo; se acerca ya
el tiempo de salvación, dispongan, pues, la senda al Señor.
Todos: En nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén
2. Les anunciamos el gozo de Adviento con la segunda llama ardiendo; el primer
ejemplo Cristo nos dio, vivan unidos en el amor.
Todos: En nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

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3. Les anunciamos el gozo de Adviento con la tercera llama ardiendo; el mundo que
vive en la oscuridad brille con esta gran claridad.
Todos: En nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Seguidamente quien preside invita a que se hagan las peticiones (pueden ser preparadas previamente
o libres) y se reza el Padre Nuestro. Se finaliza con la Oración que corresponde al tercer domingo

Oración:
Estás viendo, Señor, cómo tu pueblo espera con fe la fiesta del nacimiento de
tu Hijo; concédenos llegar a la Navidad, fiesta de gozo y salvación, y poder
celebrarla con alegría desbordante. Por Jesucristo Nuestro Señor. R./ Amén
El Señor, infinitamente bueno nos bendiga +, nos guarde de todo mal, y nos lleve
a la vida eterna.
R./ Amén.

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CELEBRACIÓN DEL ENCENDIDO DE LA CORONA DE ADVIENTO

El Padre de Familia o quien presida la celebración inicia diciendo:


Nuestro auxilio es el nombre del Señor.
Todos responden:
Que hizo el cielo y la tierra.
Ambientación
La total disposición de María revierte sobre el mundo la abundancia de la gracia
de Dios. Los tiempos están cumplidos. La bondad de Dios se manifiesta a través del
seno virginal de la Virgen.
Seguidamente uno de los presentes lee un breve texto de la sagrada Escritura

De la carta del apóstol san Pablo a los Romanos (16, 25-27)


Pues se está descubriendo el plan misterioso mantenido oculto desde tantos
siglos, y que acaba de ser llevado a la luz mediante las escrituras proféticas. Esta es
decisión del Dios eterno, y todas las naciones tendrán que aceptar la fe.
¡A Dios, el único sabio, por medio de Cristo Jesús, a él sea la gloria por siempre!
Amén.
Palabra de Dios. R./ Te alabamos, Señor.
Se hace un momento de silencio para dejar que la Palabra proclamada resuene o se puede compartir
qué dice esta palabra a la familia.
Se encienden los cuatro cirios mientras se dice este verso
R./ Canten con gozo, con ilusión, ya se acerca el Señor
1. Les anunciamos el gozo de Adviento con la primera llama ardiendo; se acerca ya
el tiempo de salvación, dispongan, pues, la senda al Señor.
Todos: En nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén
2. Les anunciamos el gozo de Adviento con la segunda llama ardiendo; el primer
ejemplo Cristo nos dio, vivan unidos en el amor.
Todos: En nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
3. Les anunciamos el gozo de Adviento con la tercera llama ardiendo; el mundo que
vive en la oscuridad brille con esta gran claridad.

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Todos: En nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
4. Les anunciamos el gozo de Adviento miren la cuarta llama ardiendo; el Señor
está cerca, fuera el temor, estar a punto es lo mejor.
Todos: En nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Seguidamente quien preside invita a que se hagan las peticiones (pueden ser preparadas previamente
o libres) y se reza el Padre Nuestro. Se finaliza con la Oración que corresponde al cuarto domingo

Oración:
Derrama, Señor, tu gracia sobre nosotros, que hemos conocido por el anuncio
del ángel la encarnación de tu Hijo, para que lleguemos, por su pasión y su cruz,
a la gloria de la resurrección. Por Jesucristo Nuestro Señor. R./ Amén
El Señor, infinitamente bueno nos bendiga +, nos guarde de todo mal, y nos lleve
a la vida eterna.
R./ Amén.

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