El Nicaragunse-Pablo Antonio Cuadra PDF
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El Nicaragunse-Pablo Antonio Cuadra PDF
306
C96i Cuadra, Pablo Antonio
Ensayos 1/ Pablo Antonio Cuadra;
comp. Pedro Xavier Solís. —la. ed.-
Managua: Fundación Vida, 2003
v.1 — (Colección Cultural de Centro América.
Serie Pablo Antonio Cuadra N°3)
COMPRADOR
Pedro Xavier Solís
COORDINADORA DE EDICIÓN
Marcela Sevilla Sacasa y Pedro Xavier Solís
DISEÑO DE PORTADA
Johnny Villares
IMAGEN DE PORTADA
Retrato elaborado por J. Villares
basado en una escultura de Edith Grin
IMAGEN DE CONTRAPORTADA
Escultura de Edith Grön
DISEÑO Y DIAGRAMACIÓN
inFORMA (Managua, Nicaragua)
MIEMBROS
Ernesto Fernández-Holmann
PRESI DENTE
COLECCIÓN CULTURAL DE CENTRO AMÉRICA • GRUPO UNO
Prólogo
EI FIC
Maestro del pensamiento y la palabra
1 El Nicaragüense
2 América o el Tercer Hombre
3 Otro Rapto de Europa
VIII 1 PRÓLOGO
Para ello nos sitúa en el CANTO xxvi del Infierno de Dante que
descubre `desde la poesía la existencia de América. El navegante
que usa para este profético descubrimiento no pudo ser mejor
escogido: es Ulises, símbolo imperecedero de la aventura.'
La idea central de Cuadra se inicia en la reafirmación de la natu-
raleza misma de la poesía, capaz, más que de profetizar utopías,
de descubrir la realidad con una visión anticipada. Más que pro-
feta de un mundo que no es pero que será, que no existe
todavía pero que vendrá, el poeta es visionario y misionero de
una realidad subyacente y oculta de la cual descorre el velo y la
expone a todos con la claridad de su mirada intuitiva y precursora.
Así, D an te se adelanta a Marco Polo y a Colón y presiente en
ultramar el mundo que luego encontrarán los navegantes y geó-
grafos. América es hija del Renacimiento, más de sus poetas que
de los almirantes de la mar océano.
La otra idea de Cuadra siguiendo al Dante, es la de la creación
del mito del Purgatorio. `En la concepción de Alighieri el hombre
que cruza el océano sufre un cambio fundamental, pasa de un
lugar de fe, que se enjuicia por el pasado, a un lugar de esperan-
za que se enjuicia por el futuro. El Purgatorio es el lugar de la
Esperanza, el lugar de la espera...'
América es el lugar de la esperanza, el sitio en el tiempo y en el
espacio desde donde se espera `el alba futura: Si es la tierra del
paraíso perdido, debe ser la tierra del paraíso recobrado. Y es
aquí, ante el dilema de cómo recobrar el paraíso, el momento en
que se divide el pensamiento americano entre quienes piensan
que para alcanzar el futuro debe abolirse el pasado, y quienes,
por el contrario piensan que el futuro se construye emergiendo
de las entrañas del pasado.
`Recordemos, dice Pablo Antonio, que el primer acto, la primera
medida del primer conquistador de América—Hernán Cortés—
fue quemar sus naves. Quemar simbólicamente su unión con
el pasado para comenzar la nueva historia. En las mitológicas
llamas de las naves de Hernán Cortés, comienza a arder el purga-
torio de América.'
XIV I PRÓLOGO
I
Otro Rapto a Europa, Notas de un Viaje, es un precioso fresco que
la pluma de Pablo Antonio pinta a su paso por las ciudades eu-
ropeas de las que siempre extrae el mensaje apropiado, la belleza
explícita o discreta, y la moraleja oportuna de quien además de
viajero y periodista, es sobre todo poeta y pensador. Es un singu-
lar ejercicio de un constante buscador de sentidos y significados
y de un insaciable creador de belleza.
Como él mismo lo expresa en la advertencia: `Viajar es un ver-
bo de conjugación cada día más veloz. Como las fotos del turis-
ta, las observaciones del viajero tienen que ser superficialmente
instantáneas. Pero en este itinerario el viajero es además periodista.
Un periodista que llevaba, como exceso de equipaje, los escom-
bros de una ciudad destruida por un terremoto y los escombros
de una república destruida por una dictadura dinástica?
El ojo del poeta, que casi siempre es buen ojo, nos descubre
Venecia y sus Corceles, y, cargando como una lápida el peso de la
política nicaragüense, nos recuerda que desde el cuatrocento
hasta la ilustración fue el sistema veneciano `el régimen político
ideal y el que más tratados y estudios provocó entre humanistas
y políticos, sobre todo en los siglos xvi y XVII.'
De San Marino resalta la autenticidad de un pueblo que traba-
ja con nobleza la tierra que le proporciona frutos y sabiduría
existencial y que vive para la libertad.
Florencia es `fruto de la voluntad de la belleza' y por eso su
guía es Boticelli, Simonetta Catanei es la belleza de la mujer junto
a la belleza del río, el Arno, y entre ambos, entre el pintor y la
mujer el drama de la muerte que fecunda la inspiración de Botti-
celli quien `batalló obstinadamente con ella para arrebatarle con
sus pinceles el rostro, el cuerpo, las divinas formas que la muerte
le robaba... Así llegó el momento en que Boticelli-Orfeo ideó el
cuadro de su vida, su obra maestra: El Nacimiento de Venus:
Artista, al fin, Pablo Antonio concluye su reflexión estableciendo
al arte y la belleza, que provienen de un espíritu humanista
y generoso, como la condición de la vida llevada con nobleza y de
la politica ejercida con dignidad. Porque ¿qué puede surgir de la
PRÓLOGO I XXI
PAC
Los Hijos de Septiembre
`Lo primero que hay que anotar sobre el vestido del nicaragüense,
—dice Pablo Lévy—es que no hay traje nacional' Copio esta frase
escrita en el siglo xix porque desde hace algún tiempo algunos de
nuestros folkoristas han querido `inventar' un traje típico, cosa tan
peregrina como inventar una planta nativa.
Pero Lévy no vio nuestro traje nacional por la misma razón por
la cual nuestros folkloristas quieren inventar otro: por su simpli-
cidad.
Como el nicaragüense ha rechazado siempre lo pintoresco
y como se malentiende por típico un traje pintoresco, ni Levy ni
nuestros folkloristas se dieron cuenta de que el traje típico de la
mujer nicaragüense es una saya y un güipil blanco—dos prendas
de absoluta sobriedad—(la nota de color violento queda reducida
a la bandera del rebozo). Y que el traje nacional del hombre nicara-
güense es: un pantalón azul, una cotona blanca y un sombrero
de palma. Ese es el traje del campesino, ese es el sobrio y simple
,
EL PUENTE GEOGRÁFICO
LEÓN Y MANAGUA
BRUSELAS
NUEVA JAÉN
NUEVA SEGOVIA
EL REALEJO
¿Y qué decir de nuestro gran puerto del Atlántico: San Juan del
Norte, el puerto `que el viento se llevó; epitafio de su propio
esplendor, ciudad del abandono que la selva estrangula y las
arenas lentamente sepultan?
EL REFUGIO
`El Refugio; uno de cuyos vecinos José Núñez, llegó a ser gober-
nante de Nicaragua. El pueblo se dispersó. Hoy trata de renacer.
NUEVOS Y VIEJOS
GRANADA
52 PAC ENSAYOS I
`...En muriendo sale por la boca una como persona que se dice
Yulio, e van donde está aquel hombre o mujer, e allá está como
una persona e no muere allá, y el cuerpo se queda acá,'—dice el
cacique Avago-Altegoan.
—`Los que van arriba (al otro mundo) están allá como acá con
el mesmo cuerpo?—pregunta el fraile...
—No va más del corazón,—responde el indio.
—Pues si le sacan el corazón, ¿cómo lo llevan?
—No va propiamente el corazón, mas va aquello que los hace
a ellos estar vivos, e ido aquello, se queda el cuerpo muerto.'
inclusive los tamenes que solían ser los más robustos y forzudos
jóvenes. Entonces los Nahuas, en la primera noche de viaje ase-
sinaron en la sombra a todos los cargadores y tras esa tremenda
sangría cayeron sobre los confiados Chorotegas, derrotándolos
y apoderándose de las dos mejores zonas cacaoateras de nuestro
país: la de Chinandega y la de Rivas.
Así comenzó el dominio de los Nicaraguas o Nahuas. Su dios
era Mixcoa, que ellos convirtieron en dios del comercio (dios muy
agresivo en todos los tiempos) y su objetivo, al apoderarse de tales
tierras, era acaparar los árboles de cacao, cuyas almendras servían
de moneda. El cacao—dólar vegetal—sirvió pues, de pretexto para
un primer boceto de imperialismo militarista en nuestra tierra.
Pero hay algo más: el enfrentamiento de Chorotegas y Nahuas
—una cultura ya vieja de ocupar la tierra y por lo tanto, cultura
sedentaria, con una cultura que había roto con sus raíces, itine-
rante, invasora y por lo tanto, nómada—contrapuso elementos
y actitudes culturales antagónicas. El Chorotega (sedentario),
la actitud de amurallamiento que, como afirma Ricardo
Maliandi, es símbolo y signo de la tendencia `retrospectiva:
En cambio, el nómada se especializa, no en construir murallas,
sino puentes o actitudes pontificales (un pie en lo suyo y otro
pie en lo ajeno), y son por ello expansivos y `prospectivos:
Cuando llegó España los Chorotegas mantenían actitudes e
instituciones-murallas destinadas a contener el expansionismo
Nahua. Cultivaban un incipiente o larvado `nacionalismo! Por
eso supieron defenderse mejor de la penetración española (to-
davía apreciamos núcleos subsistentes de ese espíritu como
Monimbó). Pero tal actitud debía pagarse con un saldo costoso
de provincianismo. En cambio los Nahuas, que apenas enraiza-
ban y apenas comenzaban su proceso sedentario y que mante-
nían vivos todos los factores de su cultura-puente, expansivo
y militar, fueron más fácilmente arrollados por los españoles.
El mestizaje hispano-nahua fue mucho menos indio que el
hispano-chorotega. El folklore nicaragüense de mayor fuerza
80 PAC ENSAYOS I
Al arma, granadinos,
intrépidos pelead
por vuestra carapatria,
por vuestra libertad...
LA REVOLUCIÓN CRISTIANA
LA REVOLUCIÓN DE LA MÁQUINA
Así fue como los nicaragüenses de las primeras décadas del siglo xx
comenzaron a captar esa solicitud ambiental de cambio. El pa-
triotismo pareció manifestarse como escozor. Ya la palabra
`Patria' no se decía sino que se proclamaba—se introdujo la `jura de
96 PAC ENSAYOS I
I 123
Y así es. Pocas familias cuentan con tantos pergaminos que regis-
tren, a través de los siglos, su permanencia y su alianza con un
lugar y con un destino nicaragüense como los Mora de Zapatera.
Ya habla de ellos Oviedo al referirse a un Diego de Mora que
tenía una cría de cerdos en El Menco, frente a Zapatera. Tal vez
fue el fundador. Squier habla de un Manuel, que según la tradi-
ción era también Mora. Bovalius agradece en su libro las atenciones
de la señorita Virginia Mora y de don Jacinto Mora cuando explo-
ró la deshabitada Zapatera (Jacinta Mora se llama la hoy viuda de
Juan de Dios).
Allí han permanecido de generación en generación, pero no
como propietarios, sino siempre posando en ajeno, siempre
exilados por la implacable pobreza marinera ¡ellos, los patricios
de la vieja y sagrada isla! Siempre arrojados al agua sin raíces;
relacionados con la tierra sólo provisionalmente: una casa, una
milpa, una atarraya, un bote; siempre partiendo del hambre a la
aventura: marineros, pescadores, labradores de botes, carpinteros
de ribera, lancheros, pobladores de las aguas, multiplicando
sus nombres, cambiando de sitio, buscando otras playas, pero
regresando una y otra vez a su isla—suya y ajena—como si en el
escudo de su noble miseria el tiempo no permitiera otros
símbolos que una barca y una guitarra.
Medio Real
ESTUDIO DE UN `TIPO' NICARAGÜENSE
DESCRITO POR SQUIER
a todos los medios precios. Desde el bajo empleado que cobra la mi-
tad de la comisión, hasta el alto empleado que cobra medio millar,
o hasta el Ministro o el Gerente o el Comandante que cobran
medio millón. Siempre es `medio-algo' lo que pide el que vende su
servicio, el que cobra ilegalmente su influencia, el que abusa de su
autoridad, el que comercia con su posición; siempre la mitad, por-
que hay una relación mágica, misteriosa, entre la cantidad `medio'
(el mita-mita, el jafanajaf, el serrucho, etc.) y la prevaricación.
Subconscientemente se trata de vender sólo la mitad de la hon-
radez, sólo la mitad de la dignidad, para que la otra mitad sirva de
fachada y de ocultamiento moral. Por eso, en una sociedad donde
priva el tipo `Medio Real,' la diferencia entre el político y el delin-
cuente, es que el delincuente roba entero—el ladrón es el que roba
el `todo'—mientras el político o el policía deja una mitad para la
honradez. Pero el matiz característico nicaragüense de `Medio
Real'—personaje universal, según afirma Squier con razón—se
advierte en el gesto cómico y burlesco del personaje `quitándose el
sombrero solemnemente y adoptando una pose teatral mientras
se lleva la mano izquierda a su desnudo pecho.' El nicaragüense
sabe que está vendiendo su dignidad y entonces hace una burla
cómico-caballeresca de su misma dignidad. Busca empacar en ri-
sa su servilismo para disfrazar su humillación. En Nicaragua el
servilismo se hace `gracia.' Su drama lo convierte en comedia.
El gesto cómico teatral de `Medio Real' no se queda en el bongo
de Squier. Sube las gradas de los Bancos y de los Ministerios y de
las Casas Presidenciales y de las Embajadas extranjeras. Se viste de
frac o de uniforme. Se ha convertido en el gesto oficial de aquella
política que hace dictadores, promueve reelecciones y cosecha,
astutamente, privilegios.
Queda, sin embargo, una reflexión. En la caracterología humana,
cuando se da un tipo con valores negativos, siempre hay que buscar
cuáles son los valores positivos que se degradaron en él, porque sólo
se tienen defectos de las propias cualidades. Así por ejemplo, el
desarraigo de los nicaragüenses es el defecto o la forma degenerada
EL NICARAGÜENSE I 141
HTEORMCB
Nota
...disse: Quando
mi diparti, da Circe...
Pero por otra parte, según Seler, ellos creían también que los
muertos en su viaje al infierno tenían que cruzar un amplio mar,
que se decía Chicunauh-apan—`el extendido nueve veces'—. Todo
pueblo ultramarino—que venía de fuera—era, por tanto, para
ellos, de `origen divino.' El mar, también para ellos, comunicaba
con `otro mundo' y ofrecía así una correspondencia pasiva al
mito dantesco.
Agreguemos a esta interesante coincidencia la concepción
cíclica de las edades en estos mismos pueblos mesoamericanos,
para los cuales cada 52 anos terminaba el mundo antiguo, termi-
naba—como traduce Miguel León Portilla—`una atadura de anos'
y se encendía el fuego nuevo, destruyéndose o sepultándose el
pasado de tal modo que las inmensas pirámides eran recubiertas
de otras nuevas. George C. Vaillant, al estudiar la vieja pirámide
de Tenayuca, señala pormenorizadamente las fechas de varias
reconstrucciones (muertes y resurrecciones cíclicas) en 1507,1455,
1403, 1351, 1299... y así el inmenso monumento pudiera haber
seguido siendo el calendario de la historia hispanoamericana
que en cada siglo amputa su pasado—o quema sus naves—
para conjugar el futuro.
¿No se encuentra ya escrita la Carta de Jamaica o la obstinada
vocación purgatorial de América en las estelas de esas alucinan-
tes ciudades mayas, abandonadas en su esplendor en el secreto
de la selva para crear nuevas ciudades, ciudades deshabitadas por
apocalipsis cíclicos, donde el fuego verde de la selva es también
un Purgatorio que quema el pasado para producir `lo nuevo'?
(La ciudad mítica de la nostalgia del Paraíso, por otra coinci-
dencia, tenía el mismo nombre para el mundo latino que para el
mundo náhuatl de Mesoamérica: Thule o Tula, Tola para los
nicaragüenses. Dice George Uscatescu en su libro Utopía y pleni-
tud histórica: "La prueba que entre la nostalgia paradisíaca y la
nostalgia utópica existe un parentesco esencial, nos lo ofrece el
hecho de que una palabra como Thule, eterno símbolo de las
evasiones hacia un mundo de utopía, parece ser—según Guenon-
172 PAC ENSAYOS I
¡Pero hoy, al fin, te he visto, rostro de mi patria! Yha sido tan senci-
llo como abrir los ojos.
Sé que pronto la visión va a cesar, que ya se está desvaneciendo, que
la costumbre amenaza invadirlo todo otra vez con sus vastas oleadas.
Por eso me apresuro a decir:
192 PAC ENSAYOS I
Yo los miro como quien bebe y come lo único que puede saciarlo. Yo
los miro para llenar mi alma de verdad. Porque ellos son la verdad.
Porque en estos campesinos, y no en ningún libro, ni poema, ni paisa-
je, ni conciencia, ni memoria, se verifica la sustancia de la patria co-
mo en el día de su resurrección.
`Un artista se lleva mucho tiempo para tornarse joven,' decía Picasso.
Y en realidad para el poeta, después de salir de su infancia—que
por horrible que sea es su Edén—su lucha es arrebatarle al tiem-
po, que es vejez, trozos de juventud. Una obra de arte, un buen
poema, es un momento de juventud detenido. Yen esta lucha, un
premio literario—sobre todo de la calidad y nombre del Gabriela
Mistral—es una gentil ayuda, si no para vencer, por lo menos
para detener un poco al inexorable olvido.
Sin embargo, lo singular y lo más valioso de este premio sería
injusto medirlo por el grado de fama o de prestigio que me regala.
Gabriela Mistral es uno de los nombres de América.
Refiriéndose al General De Gau lle, el historiador británico
Paul Jonson decía que cuando este gobernante hablaba de Europa,
no se refería a sus hechos guerreros o a las victorias militares,
sino a los poetas: Europa era Dante, Cervantes, Shakespeare,
Goethe, Chateaubriand. De América puede decirse lo mismo.
Las realizaciones de la espada, cuando han sido gloriosas, sólo
han significado en el cultivo de la cultura, la preparación de la
tierra (limpiar y demarcar el campo); pero la efectiva labor tripto-
lémica que diría Rubén Darío (el encuentro del maíz y el trigo, la
fusión de las culturas indias y la cultura occidental, esa civiliza-
ción nueva todavía constituyente), la siembran y la definen sus
poetas y pensadores: del viejo Netzahualcoyod a Octavio Paz; de
Andrés Bello a Jorge Luis Borges; de José Martí a José Vasconcelos;
de Sor Juana Inés de la Cruz a César Va llejo; de Machado de Asís
a Guimaraes Rosa; de Rubén Darío a Gabriela Mistral... ¡y tantos
I 1
94 PACENSYO
LA CONVERSIÓN ES HISTORIA
LA RELIGIÓN INMÓVIL
EL MITO DE QUETZALCÓATL
EL OTRO REMORDIMIENTO
DE EUROPA
- NOTAS DE UN VIAJE-
A mi mujer: la casa
con el amor de su
marido: el camino
Advertencia
Estas Notas de un Viaje fueron escritas como editoriales en el
diario La Prensa de Managua durante los meses de julio
a noviembre de 1974. Viajar es un verbo de conjugación cada día
más veloz. Como las fotos del turista, las observaciones del
viajero tienen que ser superficialmente instantáneas. Pero en
este itinerario el viajero es además periodista. Un periodista que
llevaba, como exceso de equipaje, los escombros de una ciudad
destruida por un terremoto y los escombros de una República
destruida por una dictadura dinástica. La visión de Europa del
periodista-viajero estaba condicionada por esta preocupación.
Su rapto de Europa ha sido interesado. Ni su ojo ni su corazón
estaban libres para ver ni para poseer, sino comprometidos
—angustiosamente comprometidos—con Nicaragua: de ahí
que en cada nota el objetivo y el tema en contrapunto sea
siempre Nicaragua. Europa en este cuaderno de bitácora sólo es
la reflexión de los problemas del viajero: el espejo—el múltiple
espejo de una todavía no fatigada civilización—que devuelve
respuestas a sus interrogaciones y preocupaciones nicaragüenses.
Sea, pues, el lector, benévolo con estas notas y tome en cuenta
su velocidad y circunstancias. Al reunirse en libro, el periodista-
viajero desconfia que pueda tener permanencia lo que fue escrito
como pasajero.
PAC
Venecia
Y SUS CORCELES
Boticelli como buen artista que era (que es, ¿acaso mueren los
artistas?) centraría todo lo que hoy nos resulta símbolo
y signo de una época en el simple pero complejísimo hecho
de su amor (amor silencioso, platónico, pero en su intensidad
casi fabuloso) por Simonetta Cattaneo. Nos diría cómo esta
linda jovencita fue electa una vez Reina del Torneo o de
las Justas de Primavera, y cómo su aparición en la carroza de los
juegos trastornó, enloqueció a Florencia. El joven Juliano
de Médicis, el futuro mártir de la política, ya no tuvo otro pen-
samiento que la `bella Simonetta'; la juventud florentina ya no
tendría otro tema para sus serenatas, ni los poetas para sus
versos, ni los pintores para sus cuadros. Era—dice Piero
OTRO RAPTO DE EUROPA I 237
NACE VENUS
plebe romana: los letreros con que marcaban en las paredes sus
odios políticos, los ¡Mueras! al César o a su Comandante,
los epigramas de algún famoso satírico que así encontraban
publicidad; la frase pornográfica del estudiante obsesionado por
el sexo, y hasta la resuelta declaración femenina de una admira-
dora del gladiador de moda.
Ahora entro a la pequeña casa de un poeta llena de estatuas y
bellas pinturas. ¡En su sobriedad y belleza la casita del olvidado
cantor no deja mal parado al gremio de los poetas! En cambio,
cuando unas cuadras más allá, entro a la acicalada mansión de
los Vestii—dos hermanos solterones, ricachos y homosexuales—
respiro un aire de decadencia. Las mejores pinturas murales de
Pompeya se admiran aquí: pinturas de un sorprendente estilo
`impresionista; pero nos asedian los `amorcitos,' niños efebos
desnudos jugando a oficios domésticos, amorcitos con ánforas,
amorcitos con delfines, amorcitos imitando a Venus en su con-
cha marina... Y al fondo de la casa, la habitación reservada al
vicio nefando, decorada toda ella con procaces escenas pornográ-
ficas. Salgo a la calle y entonces me fijo que en el portal, como
una enseña, los hermanos Vestii han colocado un falo. Por allí
salían, depilados y perfumados, los hermanos maricones. Y el
poeta de la otra calle escribiría: `Sospechoso es para mí / lo bien
que sueles oler / Vestii, pues huele mal / el que siempre huele
bien:
En Puerta Marina, la primera casa pompeyana ha sido conver-
tida en un pequeño pero rico museo (lo mejor de lo encontrado
en Pompeya se encuentra en el Museo de Nápoles). Me entreten-
go en mirar la infinita cantidad de cosas que usaban en su vida
diaria el hombre y la mujer romanos en el primer siglo de nues-
tra era. Desde las agujas de marfil y las toscas navajas de rasurar
importadas de España, hasta los braceros, cipos, ánforas, balan-
zas, tenazas o armas. El hombre es un incesante creador de
instrumentos. De pronto, en un rincón descubro una presencia
angustiosa. Es el cuerpo de un hombre en cuclillas que aprieta
OTRO RAPTO DE EUROPA I 245
¿Quién es ese niño? ¿El hijo de Octavio, sobrino del Emperador? ¿El
hijo del Procónsul? ¿Quién? Veinte siglos lleva el mundo discutien-
do la respuesta. Lo cierto es que cuando el poeta escribía en
Italia su poema, un niño pobre, hijo de un carpintero (de un tal
José, diría Carlos Mejía Godoy), pero perseguido por reyes desde su
nacimiento, nacía en un establo en un pueblito marginado de Israel.
Magos de Oriente ven entonces una estrella.. Algo flota en el
ambiente que le hace sentir al hombre—en Roma, en Asiria, o en
Jerusalén—la llegada de un tiempo nuevo. Como hoy. Como en el
clima angustioso de nuestro tiempo, en que todo empuja al cambio,
aunque son pocos (y algunos poetas) los que ven estrellas de
esperanza.
Pero hay algo que acerca todavía más al poeta mantuano a
nuestro tiempo y a nuestro pueblo. Dentro de la crisis de su
época, Virgilio sufrió en carne propia el drama del campesinado
de Italia, drama que nos deja percibir a través de sus `Bucólicas;
sobre todo en la ÉGLOGA I.
Dos pastores dialogan. El uno, Títiro, suena su flauta bajo un
árbol pensando en Amarilis, la muchacha que ama. Entonces
OTRO RAPTO DE EUROPA I 251
Cada viajero lleva una Roma, `su' Roma dentro y quiere re-vivirla
o desplegarla como calco sobre esta enorme Roma real, relicario
de tres o cuatro mil años de historia. La abuela de Gertrud von
Le Fort (en El Velo de Verónica) consideraba que Roma era la
Roma del Foro—cuyo plano tiene la belleza dificil de la sintaxis
latina—y la del Panteón, donde reposa Rafael junto al rey Vitto-
rio Enmanuel i y, afuera, ronronean perezosos entre las ruinas
los gatos romanos. Es la Roma-abuela. Mi amigo Luis Alberto
Cabrales subiría—¡estoy seguro!—con la misma agilidad de hace
25 años, las empinadas escalas del Monte Palatino cuyas ruinas
todavía emanan la poderosa majestad cesárea en que imantó su
romanticismo imperial Mussolini. Y esa sería `su' Roma.
Pero está también la Roma medieval, borrascosa y feudal,
tan picasseana a veces en los frescos románicos, como auroral
y reconstituyente en Santa María de Trastévere. O la Roma Re-
nacentista; pocos son los que se detienen a ver cómo lo que se
mueve en Roma, lo que danza en su gran masa arquitectónica,
es obra de esa Roma renacentista. Se pudiera escribir un tra-
tado o un ballet sobre el movimiento barroco que imprimió
en la serenidad de Roma, ese extraordinario bailarín de las
piedras que fue Bernini. Movimiento muy romano, pero revo-
lucionario dentro de lo romano: como si la arquitectura y la
260 PAC ENSAYOS I
EL LUGAR COMÚN
dólares) con el duque Jean Elei Octaver Descases. Miss Ann Gold
(12 millones de dólares) con el conde Boni de Castellane. Miss
Amie Cutting (millón y medio) con el barón de la Vrillére, etcétera.
Casar a veces se escribe con `z.'
Recorro la Avenue de la Gare, la Plaza Massena, cruzo sus
impecables jardines (quién como Francia para el arte de la jardi-
nería?), bajo el Puente de los Ángeles, el paseo de los ingleses
—los grandes jets parecen descender en el mar—y recuerdo a Jean
Cocteau: `Niza anticuada' (con sus balcones con aire de peinetones
`art noveau,' o de miriñaques de los trajes de nuestras abuelas),
`ciudad de cuento, de carnaval, de yeso y oro, ciudad que se
cruza como en sueños, que sorprende con su lujo sórdido y con
sus plazas rojas, con sus arriates, sus estatuas en pie sobre una
pierna en los ángulos de los tejados, sus coches de alquiler con
toldos, su decoración de comedia italiana? Y en alguna mesa
del Boulevard Víctor Hugo, su fisonomía coroneliana (sigo
recordando a Cocteau) más que acompañar observará a la bella
Otero—la bailarina andaluza que llegó a querida del Zar en la
'belle époque'—: `Yo vi a la Otero y no era moco de pavo. Gorgue-
ras, corsés de ballena, faja, pasamanerías, cinturones de avispa,
pecheras de perlas, broqueles de plumas, una especie de guerrero
erizado de plumas, de largas pestañas, escarabajo sagrado que
enjaezaban y acorazaban desde temprano de la mañana robustas
camaristas; tiesa, tan incapaz de salir como una perla de su ostra.
La idea de desnudar a una dama así, era una empresa dificil, cos-
tosa, que era preciso prever por adelantado como una mudanza.'
CAMBIO. Las bellas Otero de hoy no lucen trajes sino cuerpos.
La `belle epoque' ha reducido sus trapos. Pero con corsé o sin corsé
prosigue el culto a los monstruos sagrados. Centenares fotogra-
fían el yate de Onasis. A la salida de la ópera pacientes turistas
hacen cola para ver (y fotografiar) a la Cardot. En un café de
la Gare una gringuita salta excitada y derrama su Coca-Cola
porque confundió a un viejo calvo, ojos de rana, con Picasso (que
ya es difunto). ¿Dónde está Niza?
270 PAC ENSAYOS I
II
el límite norte del país. Pero mañana, cuando este país alcance
su plenitud ¿será su oficio fundar ciudades y civilización?
Cuando el Rin tenía la edad del Yaré (a 450 anos de comenzar su
nacionalidad) ¿cómo era? ¿qué historia bordeaba sus aguas bár-
baras? Ya en las vertientes del Coco, en el Chipote, vimos
levantarse la figura estelar de un héroe: Sandino. A tal héroe,
tal río. ¿Y mañana?)
III
canta: `Stetit puella / rufa túnica / si quis eam te igit / túnica crepuit /
¡eia!' —`Estaba una muchacha / con túnica roja / cuando alguien la toca /
la túnica cruje / ¡eial...' Los cisnes se espantan con tantos rudos
caballeros. Alcuino de York, llegado desde Inglaterra, hábil en
matemáticas y en hacer ovillejos propone un acertijo al Obispo
que bebe, en copa de plata, agua mineral. Menalcas, el cocinero,
grita confianzudamente que se enfría la comida. Everardo, el
mayordomo, está listo con el manto de lino para secar al corpu-
lento Emperador. Lo vemos salir del Rin chorreando agua de sus
rojos bigotes, recio de cuerpo, atlético a pesar de los años y el bra-
zo de cazador y de guerrero poderosamente musculoso. Allí es-
tán los infantes Carlos y Ludovico. Y las hijas que se acercan pa-
ra besarle. `Berta trae rosas; Crotida, violetas; Gisela, lirios;
Rotruda, manzanas; Hiltruda trae el pan en un cestillo de mimbre;
Teodrata el vino en ánfora de oro.' Les ruegan que dancen. Y al
final el poeta Argelberto recita un poema: Ad Carolum Regen'
donde habla del nacimiento de una nueva Roma...
Es la crónica de aquella época carolingia. Hombre toscos
y sencillos pero con un alto propósito europeo de integración.
La nueva Roma ya no tiene por eje, como la antigua, al mar
Mediterráneo (conquistado por los musulmanes) sino el gran
río: Der Rhein. Es el nuevo imperio en que se equilibran los dos
genios de Occidente: el Nórdico y el Latino, el cual dará lugar a
un primitivo, casi rústico pero vasto `renacimiento, que será la
base de la cultura medioeval `enorme y delicada:
(Pienso ahora en el otro río, en el río del Sur, protagonista de
nuestra historia, padre río Desaguadero, entrada y corredor de
Europa hasta la entraña indígena de Nicaragua. Río San Juan.
¿Qué renacimiento futuro está allí, condicionando a esas aguas
silenciosas que unen el corazón del país con el Atlántico? Ningún
Emperador de Barba Florida se baña en sus riberas selváticas,
aunque algunos poetas cruzan y cruzan sus aguas interrogando
al Destino. Ese Castillo mudo y vetusto ¿es símbolo de algo?
Ese Castillo que significó el primer capítulo de una historia que
convirtió a Nicaragua en centro geográfico de América ¿tendrá
OTRO RAPTO DE EUROPA 277
IV
Pero volvamos al Rin. Allí están las siete colinas que rodean
a Bonn—la capital suplente—. Subamos a una de ellas, entre-
mos al Castillo de Godesburgo, ahora un romántico restaurante
y hotel, donde Beethoven convirtió estas aguas en un río
orquestal de inefables melodías. Beethoven es el Rin hecho
música. Desde esta altura—en el dulce crepúsculo—ves hacia el
sur un Rin romántico pasando entre castillos; cada castillo
una leyenda, cada leyenda un coro de romances, lieds y poemas
entre viñedos, abetos, hayas, hadas, enanos, caballeros hechi-
zados, muchachas rubias en las ventanas. Este es el Rin lírico.
No sabes si estás aquí o allá, en el tiempo de lo trovadores o de
los ejecutivos. Aquí el Rin se ha convertido en un río de vino.
En sus aguas doradas y embriagadoras de romanticismo se
alza la imponente roca de Lorelei; la linda muchacha hechicera
a quien el rey manda, en castigo recluir en un convento. El rey
no sabía que ella buscaba por la magia recuperar a su amado:
un joven guerrero que partió para siempre a la guerra. Ya la
llevan presa tres caballeros. Ya les suplica ella, con sus verdes
ojos llenos de llanto (quién se niega?), que la dejan mirar por
última vez en la lejanía del río si viene el amado. Ya mira. Ya
grita de alegría porque lo ve en las aguas. Ya se lanza desde
roca al río y desaparece. Todavía el eco repite: ¡Lorelei! ¡Lore-
lei! ¡Lorelei!
278 PAC ENSAYOS I
Usted, lector sabe o recuerda cómo Alicia, la del País de las Mara-
villas, atravesó un espejo y se metió dentro de su mundo mágico.
Yo lo invito a una aventura parecida aquí, en el Museo del Prado
de Madrid. Observe ese cuadro. Es una de las mejores pinturas
del mundo y tiene el fascinante poder artístico de incitar o
impeler al espectador a penetrar dentro de ella. La llaman
`Las Meninas' y es la obra cumbre de Diego Velázquez, pintada
casi al final de su vida (en 1656 ó 1657), reinando Felipe iv. Se ha
escrito mucho sobre ella. Se ha dicho que representa la ruptura
definitiva con el Clasicismo del s. xvi, que inaugura un mundo
nuevo de expresión plástica en el cual podemos encontrar los
antecedentes incluso del `Impresionismo' del s. xix. Es cierto,
pero Velázquez en este cuadro no sólo `retrata' la luz, sino el aire.
Usted recordará cómo producían la perspectiva, con técnicas
lineales y ópticas, los pintores renacentistas anteriores a Veláz-
quez. En este cuadro ni siquiera hay ladrillos o enlosado en el
piso para lograr linealmente el efecto de alejamiento gradual del
fondo. Velázquez usa el aire. Va escalonando o sincopando luces,
dándoles mayor o menor enfoque a las figuras para lograr esa
perspectiva aérea, mágica y vívida (que en el Museo del Prado
acentúan poniendo un gran espejo frente al cuadro) y que, desde
un principio rompe o borra la frontera entre le espectador y el
interior del cuadro. Velázquez inaugura aquí `la relatividad de las
formas.' Los cuerpos y las cosas no tienen ya ese valor absoluto,
OTRO RAPTO DE EUROPA I 311
LAESPD
EL CRISOL
EL HIMNO
LA PROFECÍA
`Eso / está muy puesto en razón. / Con respeto le llevad / a las casas del
Consejo / y con respeto / un par de grillos le echad /... Con respeto, a todos
tres / les tomen la confesión / y aqui para entre los dos, / si hallo harto
paño, en efecto / con muchísimo respeto / os he de ahorcar, juro a Dios!'
La noticia del osado juez y alcalde, que se ha atrevido a levan-
tarle proceso a un Capitán de los Tercios llega a oídos del Gene-
ral Lope de Figueroa. El alto militar, indignado busca en la aldea
al Alcalde y lo increpa ordenándole entregue al Capitán o llama
a sus escuadrones para que a balazos lo rescate. El Alcalde, con
mucha calma, le narra el delito de Ataide y le dice que no le pue-
de entregar porque se le está haciendo un proceso. El General,
fuera de sí, ordena a un oficial que llame al ejército.
En plena pugna entra el Rey. Le informan. Pregunta. ¿Quién es
el Alcalde? Y Crespo responde: Yo.
¿Y qué disculpa me dais?—dice el Rey.
Y Crespo contesta.—Este proceso, en que bien probado el deli-
to está, el reo es digno de muerte por forzar en despoblado a una
doncella y no quererse casar con ella, habiéndole su padre rogá-
dole por la paz.
Esta bien sentenciado, dice el Rey, pero entregad al reo a la
justicia militar para que lo ejecute.
Ya fue ejecutado, dice el Alcalde. Abre una puerta y aparece
ahorcado en la plaza el Capitán Ataide.
Parece que va a estallar la tempestad. Pero el Rey se vuelve a su
General y le dice:
a Francisco Bravo:
Saludé en tu nombre—al pie de su estatua—a tu pariente o a la mejor
antecesor, Juan Bravo, el héroe segoviano de los Comuneros de Castilla.
Presentación xi
Prólogo xiii
EL Nicaragüense
Advertencia 3
El extra-vertido 29
El Robinsón 32
Inestabilidad de las
ciudades nicaragüenses 43
Oriente y Occidente
León, Granada y el Sol 51
El Volcán y el Santo 57
La vivandera 67
La tabla en el naufragio 71
La leche y la lengua 74
En la muerte de un marinero
de nuestra Mar Dulce 133
El charra) 153
Nota 161
Dedicatoria 218
Advertencia 219
Bonn-meditación sobre
Gigantes y Enanos 289
Madrid-el futuro ya no
es un puerto seguro 304
El Prado-viaje a la historia
a través de un cuadro 310
Segovia-cuna de piedra
de la política nicaragüense 332
OBRAS PUBLICADAS
5 Quetzaicóatl
César Sáenz
A
COLECCIÓN CULTURAL DE CENTRO AMÉRICA
SERIE LITERARIA
1 Pequeñeces... Cuiscomeñas de Antón Colorado
Enrique Guzmán
Introducción y notas de Franco Cerruti
6 Obras en Verso
Lino Argüello (Lino de Luna)
Introducción y notas de Franco Cerruti
7 Escritos Biográficos
Enrique Guzmán
Introducción y notas de Franco Cerruti
12 Literatura Centroamericana
-Diccionario de autores centroamericanos
Jorge Eduardo Arellano
s
OBRAS PUBLICADAS
SERIE HISTÓRICA
1 Filibusteros y Financieros
William O. Scroggs
Traducción de Luciano Cuadra
3 Historia de Nicaragua
José Dolores Gámez
4 La Guerra en Nicaragua
William Walker
Traducción de Fabio Camevallini
C
COLECCIÓN CULTURAL DE CENTRO AMÉRICA
SERIE CRONISTAS
1 Nicaragua en los Cronistas de Indias, siglo xvi
Introducción y notas de Jorge Eduardo Arellano
D
OBRAS PUBLICADAS
7 Memorial de mi vida
Fray Blas Hurtado y Plaza
Estudio preliminar y notas de Carlos Molina Argüello
SERIE VIAJEROS
1 Viaje por Centroamérica
Carl Bovallius
Traducción del sueco por e! Dr. Camilo Vijil Tardón
4 El Naturalista en Nicaragua
Thomas Belt
Traducción y notas de Jaime Incer Barquero
E
COLECCIÓN CULTURAL DE CENTRO AMÉRICA
SERIE BIOGRAFÍAS
1 Larreynaga: su Tiempo y su Obra
Eduardo Pérez Valle
SERIE TEXTOS
1 Declaraciones sobre Principios de Contabilidad
generalmente aceptados en Nicaragua
C
olegio de Contadores Públicos de Nicaragua
SERIE EDUCACIÓN
1 La Poesía de Rubén Dario
José Francisco Terán
2 Poesía II
Compilación de Pedro Xavier Solís, prólogo de Dr. Jaime Incer Barquero
3 Ensayos I
Compilación de Pedro Xavier Solís, prólogo de Alejandro Serrano Caldera
F
OBRAS PUBLICADAS
4 Ensayos II
Compilación de Pedro Xavier Solís, prólogo de S.E.R. Cardenal Miguel
Obando Bravo
SERIE ETNOLOGÍA
1 Mayangna - Apuntes sobre la historia de los indígenas Sumu
en Centroamérica
Götz Freiherr von Houwald
Traducción de Edgard Arturo Castro Frenzel, edición de Carlos Alemán
Ocampo y Ralph A. Buss
G
SERIE PABLO ANTONIO CUADRA - ENSAYOS I
Pablo Antonio Cuadra
Dole°
inFORMA (Managua, Nicaragua)
informaoideay. net. ni
TIPOGRAMA
textos ITC Legacy Serif Book®
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encabezados ITC Legacy Serif Book®
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Noviembre 2003
Pablo Antonio Cuadra (1912-2002)
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