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Cuando yo era chico me encantaban los circos; lo que más me gustaba eran los
animales, y dentro de ellos, mi preferido era el elefante. Durante la función, la
enorme bestia impresionaba a todos, por su peso, tamaño y sobre todo, por su
descomunal fuerza.
Hasta hace unos días, me encontré con una persona lo suficientemente sabia,
que me dió una respuesta que al fin me satisfizo: “el elefante del circo no escapa
porque ha estado atado a una estaca parecida desde que era muy pequeño”.
Cerré los ojos y me imaginé al pequeño elefantito, con sólo unos días de nacido,
sujeto a la estaca. Estoy seguro de que en aquel momento el animalito empujó,
jaló, sacudió y sudó tratando de soltarse. Y a pesar de todo su esfuerzo no pudo
liberarse. La estaca era ciertamente muy fuerte para él. Podría jurar que el primer
día se durmió agotado por el esfuerzo infructuoso, y que al día siguiente volvió
a probar, y también al otro y al que seguía… hasta que un día, un terrible día el
animal aceptó su impotencia, y se resignó a su destino. El elefante dejó de luchar
para liberarse. Este elefante enorme y poderoso no escapa porque CREE QUE
NO PUEDE HACERLO. Tiene grabado en su mente el recuerdo de sus entonces
inútiles esfuerzos y ahora ha dejado de luchar, no es libre, porque ha dejado de
intentar serlo. Nunca más intentó poner a pruebas sus fuerzas… Nosotros somos
un poco como ese elefante: vamos por el mundo atados a varios (cientos) de
estacas que nos restan libertad.
Autor: anónimo.
La Historia de Mulán
Mulán era una joven que vivía en un pequeño pueblo en china con sus padres y hermana ella era
especial porque tenía ciertas habilidades, a su madre no le gustaba cuando ella se comportaba como
un niño, la madre quería que ella se comportara más como niña que como niño.
La madre de Mulán le dijo a su esposo que él había era el responsable de que Mulán se comportara
como niño y no como niña. El papa hablo con Mulán de que ella debería de esconder sus hermosas
habilidades para que dejara de avergonzar a la familia.
Pasaron 10 años después ya Mulán era una señorita y la estaba preparando para conseguirle un buen
esposo, por ayudar a su hermana ella dejo en ridículo a su familia, luego llegaron los guardias leales
del Rey con una nueva ley que cada familia debería de entregar un hijo para luchar en la guerra que se
acerca.
Mulán no tenía hermano y su papa tenía que tomar ese lugar, pero el papa de Mulán ya era muy viejo y
no tenía la fuerza para ir a la guerra. Mulán se disfrazó de hombre y tomo el lugar de su papa, ella se
hizo pasar como que si ella fuera su hijo.
Mulán se entrenó como un solado más, pero le costaba esconder su identidad porque si se deban
cuenta de que ella era una muja y la iban a matar, porque no se permitían mujeres en la guerra eso era
una deshonra para su familia.
Mulán termino revelando su identidad porque era la única manera que ella tenía de ayudar a su
compañero de guerra a ganar.
Nosotros debemos de acetarnos tal y como somo no enconder lo que realmente somos,
debemos de explotar al máximo nuestras habilidades y nunca darnos por vencido.