Stylo Fantome - Just A Little Junk

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Esta traducción fue realizada sin fines de lucro por la cual no tiene costo alguno.

Es una traducción hecha por fans y para fans.

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SINOPSIS
…s i alguien pregunta, eso es todo lo que está en tu
maletero. ¡Definitivamente no digas nada sobre el
tipo muerto que acabas de encontrar!

Jodi Morgan está teniendo un mal fin de semana.

Después de festejar un poco, demasiado fuerte, despierta con una resaca


monstruosa y casi sin recuerdos de la noche anterior. Así que, imagina su
sorpresa cuando mira en su maletero y en lugar de encontrar un neumático de
repuesto, encuentra al último chico con el que había bailado antes de
desmayarse.

¿Quién es? ¿Cómo entró allí? ¿Cómo murió? Y, ¡oh, querido Señor, ¿lo
3
mató!?

Cuando el mejor amigo de su hermano mayor se ofrece a ayudar, las


cosas comienzan a mejorar. Se conocen desde que tenían trece años, y diez años
después, aún la trata como a una niña pequeña. Sin duda, cometer delitos tiene
que desencadenar alguna especie de chispa. Juntos, terminan yendo a una
aventura que los lleva por todo Los Ángeles. Desde fiestas electrónicas ilegales,
a penthouses y clubes nudistas. Todo en la búsqueda de la respuesta a su
pregunta.

¿¡Quién es el tipo muerto en mi maletero!?

Advertencia: este libro contiene un poco de humor negro, un montón de


bromas ingeniosas y dos personajes que toman más malas decisiones que
buenas. También contiene temas para adultos, lenguaje y actividad sexual
gráfica.
10:00 A.M.
Día Uno

Traducido por Ale Grigori

Corregido por Nanis

Q
ué. Jodida. Mierda.

Cerró de golpe el maletero de su auto. Tomó un par de


respiraciones rápidas, luego lo abrió de nuevo.

¡Qué jodida mierda!

Lo cerró de golpe una vez más. Luego, lentamente, muy lentamente, lo


volvió a abrir.
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Sí. No estaba viendo cosas.

Definitivamente había un cadáver en su maletero.

¡Qué real jodida mierda!

… nueve horas antes…

—¡Amo esta canción!

Jodi Morgan estaba borracha. Y no solo un poco borracha, sino MUY


borracha. Bien adentro en territorio perdido. Se tambaleo hacia atrás y hacia
adelante sobre sus talones, balanceándose con la música de bajo que estaba
llenando el club. Su bebida se derramó en un vaso, la mayor parte salpicando el
suelo.
—Guau, cariño, cuidado. —Su nuevo amigo se rio entre dientes mientras
la conducía de vuelta hacia la mesa.

—Tú ten cuidado. —Bufó y se rio de su propia broma.

Noche de viernes. Había estado evitando trabajar la mayor parte de la


semana, pero el domingo, tenía que regresar. Así que, ella y algunos
compañeros de trabajo se habían ido al centro de la ciudad a un bar, un último
festejo antes de que Jo tuviera que regresar a la vida real.

Sin embargo, un bar había llevado a otro bar, lo cual luego condujo a un
Applebee’s, que a su vez llevó a una discoteca. Al menos, estaba bastante segura
que era una discoteca. Estaba en su octavo vodka acido; así que podría haber
estado en la luna y no se habría dado cuenta.

—¿Puedo traerte otro? —preguntó el chico, señalando su bebida casi


vacía. Se encogió de hombros y le entrego el vaso.

—¿Por qué no?

Mientras su mensajero se precipitaba a buscarle más alcohol, ella dejo 5


que sus ojos recorrieran la habitación. ¿A dónde se habían ido sus amigos?
Estaba bastante segura que había venido con amigos, pero no veía a ninguna de
las otras chicas en ningún lado. Se sentó derecha y entornó los ojos, intentando
enfocar mientras miraba la gente en la pista de baile. Había una morena que
podría haber sido Kim, y una rubia que se parecía un poco a Michelle, y luego
grrr, un hermoso y alto trago de agua quien solo le rogaba que fuera y lo
sorbiera. Sonrió para sí y logró ponerse de pie, pero luego el trago de agua se
volvió hacia ella.

¿Cuáles son las posibilidades?

—¡Oye! ¿Vas a algún lugar?

El chico que la había estado siguiendo la mayor parte de la noche estaba


de vuelta a su lado, una bebida fresca en su mano. Ella miró a la pista de baile
por un segundo más antes de tomar el vaso. Tragó todo su contenido, luego
golpeó el vaso sobre la mesa de al lado, antes de agarrar su muñeca.

—Sí. Vamos a bailar.


Empujó su cara hacia la pista, apartando y empujando cuerpos fuera de
su camino. Cuando estaba a una distancia perfecta para ver su presa real, se
detuvo abruptamente. Un nuevo chico golpeó su espalda y ella inmediatamente
comenzó a bailar, balanceando sus caderas en círculos y golpeando su trasero
contra su entrepierna.

—Vaya, tienes algunos movimientos. —El hombre se rio entre dientes, y


ella sintió sus manos descansar en su caderas. Se giró lentamente para mirarlo.

—No tienes idea.

Durante el resto de la canción, hizo su mejor imitación de un video


musical ardiente. Por lo general Jo no era demasiado importante en la escena
de las discotecas: tenía ritmo, podía bailar, simplemente no lo hacía muy a
menudo. Esa noche, sin embargo, era como si estuviera audicionando para
convertirse en una stripper, y el nuevo chico era su tubo de stripper.

—¿Cómo te sientes? —preguntó él, cuando la canción finalmente se


acabó y el DJ comenzó a gritar algo por un megáfono.

—Caliente —respondió, mirando sobre su hombro, intentando ver si sus 6


movimientos de baile tenían algún efecto sobre su vecino. Pero el otro chico se
había ido, no podía verlo en ninguna parte.

—Seguro que sí. —Su compañero de baile se rio entre dientes—. Déjame
traerte otra bebida.

Mientras se alejaba, agitó sus manos frente a su cara, intentando crear


una brisa. Sin embargo, el acto de mover sus brazos y ponerse de pie, probaron
que era un poco demasiado para manejar, y se tambaleo hacia un lado. Jo podía
sentir que se caía, pero antes de que sucediera, un brazo la envolvió alrededor
de su cintura y la sostuvo derecha.

—Vaya, alguien está pasando un buen rato.

Apenas logró ocultar su emoción detrás de una mirada fingida de


indiferencia. Ni siquiera se molestó en mirar a su caballero de brillante
armadura, simplemente se alisó su vestido. O lo intento… sus dedos y su
cerebro no se estaban comunicando muy bien el uno con el otro.
—Lo estaba. Lo estoy —se corrigió rápidamente—. ¿Qué estás haciendo
aquí?

—Buscándote.

—¿No tenías nada mejor que hacer está noche? Muy triste.

—¿Cuál es tu problema?

—Tú, estúpido… trago de agua.

Él estalló en carcajadas.

—Lo siento… ¿cómo me llamaste?

Jo abrió la boca para explicarse cortésmente, y luego se dio cuenta que ni


siquiera tenía idea de que había querido decir con ese insulto.

—En realidad, no lo sé —respondió finalmente, luego chilló cuando su


tobillo se giró bruscamente, tirándola hacia un lado. El brazo alrededor de su
cintura la apretó con fuerza, sosteniéndola en su lugar.

—Oh, Jojo, no puedo dejarte por ti misma ni un solo minuto —dijo su voz
7
profunda riendo. Finalmente levantó sus ojos para mirar a su salvador a la cara.

—Odio cuando me llamas así, Archie. —Sacó el apodo que sabía que él no
podía soportar.

—¿Ah, ves? El mío era preventivo, sabía que ibas a llamarme así.

Archer Calhoun. Una cosa era verlo bailando desde la distancia, luciendo
sexy y sonriendo y… alto trago de agua. Y, otra cosa era tenerlo apretado contra
ella, con un brazo alrededor de su cintura. Sentía como si todo su cuerpo se
estuviera derritiendo. Era tan alto que tuvo que inclinar su cabeza hacia atrás,
atrás, muuuuuuuy atrás, solo la dejo caer hasta que estaba mirando al techo.

—Te llamé como ochenta veces —espetó en voz alta. Él se rio de nuevo, y
la sensación de derretirse se trasladó a sus órganos.

—Sí, vi todas las llamadas perdidas. Estaba en el trabajo, mi teléfono


estaba apagado. Gracias por todos los mensajes de voz.
—Estaba intentando invitarte a salir con nosotros. Tu trabajo es muy
pobre.

—Oye, paga las cuentas. Estoy aquí ahora ¿no?

—Sí. Sí, oye, ¿cómo nos encontraste? —preguntó Jo, de repente se dio
cuenta que mágicamente había terminado en el mismo club que ellos.

—Llamé a… cuál es su nombre, tu compañera de trabajo. La pelirroja con


gran trasero. Me dijo que los había dejado a todos aquí, y que tú estabas a dos
tragos de estar sobre tu cara. —Se rio entre dientes.

—Sí. —También se rio—. Y eso fue probablemente, hace tres tragos.

—Lo creo. Vamos, vamos a sentarnos —dijo Archer mientras la sostenía


fuertemente y comenzaba a caminar.

—No puedes decirme qué hacer —le informó, pero se aferró a su costado
mientras él se dirigía lejos de la pista de baile.

La sentó primero antes de tomar una silla al otro lado de la mesa.


Continuó sonriéndole, no espera, sonriendo prepotentemente, estaba bastante 8
segura que era una sonrisa prepotente, mientras él sorbía un trago en un vaso
viejo.

—No estoy tan borracha. —Jo de repente decidió defenderse. Archer


resopló.

—¿De verdad? ¿Entonces que otra razón tienes para buscar a alguien al
azar, y agarrarlo como un tubo de stripper?

Sííííííí, totalmente estaba mirando.

—Uh, ¿por qué tal vez quiero hacerle un striptease? ¿Por qué estabas
mirando, de todos modos? ¿Celoso? —preguntó, agarrando una bebida llena
que estaba sobre la mesa y levantándola. Él rápidamente la arrebató de su
mano.

—Siempre celoso, Jojo. Un vestido muy sexy, por cierto —dijo, luego
observó cómo sus ojos se inclinaban lentamente hacia su cuerpo y viajaban
sobre su figura.
—Gracias, se lo pedí prestado a tu madre —respondió, con una sonrisa
grande. Él soltó una carcajada.

—Qué lindo. Pero vamos, tú no eres esa. ¿Bailando cachondo, levantando


hombres al azar? ¿Qué pasa? —presionó. Ella se enfureció por su elección de
palabras.

—Bueno, mi baile era sexy, NO cachondo, y no estoy borracha —


insistió—. El hecho de que tú bebas como un coño, no significa que el resto de
nosotros no podamos manejar nuestro alcohol.

Fue un desafío, y no pasó desapercibido. Él había estado sosteniendo un


trago todo el tiempo que había estado hablando con ella, y ahora lo terminó de
una sola vez. Ella puso los ojos en blanco, lo que hizo que levantará la bebida
que le había quitado solo momentos antes y se la tomará toda.

—Una vez —Comenzó a hablar tan pronto terminó—. Una vez vomité en
tu auto, y nunca me dejarás olvidarlo.

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—Porque solo una perra vomita después de beber tres cervezas —le
recordó.

—¡Tuve una intoxicación alimentaria! —Se rio de ella.

—Lo que sea. Manejas el alcohol como una perra.

—Se necesita ser una para saberlo, Jojo. Entonces, háblame de tu nuevo
amigo. Parece en serio un chico increíble. ¿Lo llevarás a casa?

Estaba en su naturaleza, burlarse el uno del otro, era una parte integral
de su amistad. Archer lo hacía porque pensaba que todo era diversión, pero Jo
lo hacía porque él la volvía loca. Él pensaba que solo eran amigos, pero él era
mucho más que eso para ella. Algo diferente. Algo que no podía definir del todo.
Era su mejor amigo. Su vecino. El mejor amigo de su hermano mayor de la
secundaria/cómplice/el tipo que quería golpear tan duro que, eso la hacía
rechinar sus dientes por la noche.

Pero el alcohol estaba nublando su cerebro, por no mencionar su juicio, y


de repente no era una buena broma natural. Quería que él en serio la viera.
Quería que reconociera el hecho de que no solo era la mejor amiga que había
tenido, sino probablemente, la más sexy también. Quería que perdiera una de
esas vibras tan frescas que siempre venían de él en oleadas.

Jo se levantó lentamente y presionó una mano sobre la mesa,


manteniendo el equilibrio mientras se inclinaba hacia adelante y agarraba la
cerveza que estaba a su lado. Mientras aún se inclinaba, levantó la botella a sus
labios y estiró el cuello, tomando lentamente el líquido burbujeante. Estaba
muy consciente de su posición y la fantástica vista que él ahora tenía de su par
de tetas, y lo que estaba haciendo su postura para dicho par de tetas. Cuando
finalmente bajó la botella, él aún estaba mirando sus tetas.

—Si me disculpas —dijo en voz alta. Cuando sus ojos se encontraron con
los de ella, le dio una sonrisa tensa—. Tengo que ir a buscar mi tubo de stripper.

—Lo siento… ¿Qué? —Archer fue tomado por sorpresa. Agitó su mano
hacia él y comenzó a tambalearse lejos de la mesa.

—Lo siento, vaso de agua, cosas que hacer, gente con la que dormir, todo
eso —le informó. La miró boquiabierto por un segundo más, cuando ella casi
plantó su cara en una barandilla, él saltó y corrió tras ella. 10
—Jo, no vas a dormir con ese tipo —le dijo mientras la enderezaba de
nuevo.

—Pffff, sí lo voy a hacer. —Rio.

—Estás demasiado borracha.

—No, yo… —Y como los dioses parecían estar sonriéndole esa noche, él
se interrumpió con un hipo. Se miraron el uno al otro por un segundo, luego
ambos se rieron.

—Estás borracho —repitió. Él asintió.

—Tal vez un poco, pero deje de beber una vez que los vi en la pista de
baile… y me di cuenta cuán borracha estabas. Vamos, déjame llevarte a casa
antes de que hagas algo de lo que te arrepientas. Te meteré en la cama y
colocaré tu película favorita. Diablos, incluso la veré contigo.

Tentador. Archer odiaba ver su película favorita. Pero al mismo tiempo,


no quería irse a casa y acurrucarse frente a un televisor. Quería ir a casa y tener
un ataque al corazón provocado por tener sexo, caliente, sucio y loco, con él.
Pero la trataba como si fuera su hermana pequeña o algo así.

Nada sexy en lo absoluto. Debería irme a casa y tener sexo caliente y sucio
conmigo misma, y luego ver mi película. A la mierda estos chicos.

—¡Ahí estás! ¡Te he estado buscando por todas partes!

Jo parpadeo al ver el hombre que se había acercado a ellos. No lo


reconoció al principio, pero luego vio el vodka acido en su mano y recordó. Su
tubo de stripper/mensajero. Sonrió ampliamente y le quitó el trago.

—Lo siento ¡me has puesto a sudar un montón aquí! Tuve que tomar un
respiro. —Rio, alejándose de Archer para estar parada entre los dos hombres,
quienes se miraban mutuamente de una manera muy incómoda.

—Hola, soy Bernard —se presentó su nuevo amigo, extendiendo su


mano. Archer sonrió, y no podía estar segura, pero parecía una sonrisa un poco
tensa. Él no sacudió su mano.

—Soy amigo de Jojo —fue todo lo que dijo en respuesta, y ahora estaba 11
segura que él estaba tenso.

¿Tenso? ¿Tensísimo? ¿Manchado?1 Mierda, tal vez estoy demasiado


borracha…

—Jojo. —El hombre, Bernard, se rio—. Lindo nombre.

—Oh, él es el único que me llama así —intervino Jo rápidamente—. Él es


como… como… como mi hermanito, siempre inventando lindos nombres de
mascotas.

—¡¿Hermanito?! —exclamó Archer. Ella sonrió ampliamente. Era dos


años mayor que ella.

—Ah, entendí, ¿ustedes son como hermanos? —dijo Bernard.

—Básicamente.

—Ni siquiera remotamente —dijo Archer, al mismo tiempo que Jo


hablaba.

1 Juego de palabras entre Straining, Straineded y Stained.


—Suena divertido. ¿Quieres ir a bailar de nuevo, Jo? —preguntó Bernard.
Echó un vistazo a la cara de Archer, y estaba un poco, sorprendida de que
parecía más allá de tenso. Parecía enojado, y estaba mirando a su compañero de
baile como si quisiera golpearlo.

Hmmm, ¡esto es nuevo! Vamos a jugar con esto.

—No lo sé. Todavía estoy tan agotada. —Suspiró, recostándose sobre el


costado de Bernard. Estaba impresionada consigo misma, toda la habitación
parecía inclinarse sobre su eje, pero aun así logro mantenerse derecha. Sacudió
su cabeza, y se arrepintió al instante. Sabía que había bebido demasiado, sabía
que estaba borracha, pero se sentía extraña. Más mareada que solo borracha.

—¿Quieres ir a sentarte, nena? —le preguntó, y ella sintió que su reflejo


nauseoso se ponía en marcha. Odiaba a los hombres que hablaban de bebé. Y
hombres que les daban nombres de mascotas, antes incluso de conocer una
chica. Odiaba a los hombres ruin que le echaban los perros y eran ajenos al
hecho de que solo los estaba usando para poner celoso a otro hombre.

Pero luego vio la manera en que Archer estaba mirando a su nuevo amigo
Bernard. Tan intenso, tan serio. Siempre estaba intentando que Archer la
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notara como un ser sexual. Tal vez era hora de llevarlo al siguiente nivel y en
realidad, montar un espectáculo para él.

—Eso me encantaría —susurró. Cuando Bernard deslizó su brazo


alrededor de la cintura, ella le guiñó un ojo a Archer. Vio que los músculos de su
cuello se apretaban con ira.

—Oye —dijo mientras se alejaba—. Ten cuidado.

—Oh, cuidaré muy bien de tu amiga —respondió Bernard antes de que


ella pudiera abrir la boca.

—No estaba jodidamente hablando contigo, y si algo le sucede, te


romperé ambas piernas —dijo Archer en voz alta. Jo estaba atónita y lo miró
boquiabierta, mientras él volvía su mirada a ella—. Te estaré vigilando, Jojo. No
hagas nada estúpido.

—Ustedes deben ser muy cercanos para que él esté tan celoso. —
Bernard estaba riéndose entre dientes mientras la alejaba.
Pero Jo de hecho no lo estaba escuchando. Estaba mirando detrás de ella,
y frunciendo el ceño mientras observaba a Archer desaparecer entre la
multitud. Mucho que iba a estar “vigilándola”. Suspiró y miró hacia otro lado,
sentándose en la mesa que Bernard había reservado para ellos. Había un fresco
vodka acido allí, así que se lo bebió. Estaba mareada y deshidratada, y su
cerebro se sentía como si estuviera envuelto en una toalla mojada.

—Jesús, estas bebidas son fuertes —refunfuñó, llevándose una mano a la


cabeza mientras él se sentaba frente a ella. La habitación ya no se inclinaba
más, sino que estaba girando y posiblemente derritiéndose. Tampoco podía
sentir su cara. O sus pies. Sentía como si su lengua se estuviera hinchando en su
boca.

¿Qué está pasando?

—Relájate, cariño. Voy a mostrarte un mejor momento del que Archer


podría —le aseguró Bernard, y luego la estaba besando, su propia lengua
luchando contra la de ella por espacio en su boca.

¿En serio, Jo? Ni siquiera es tan lindo. Qué jodido espectáculo. Espero
vomitar sobre él antes de que me desmaye.
13
Sin embargo, nunca tuvo la oportunidad. Mientras su lengua aún buscaba
sus amígdalas, comenzó a recostarse en su silla. Estaba completamente en
negro antes de que siquiera llegará al respaldo.
10:15 A.M.
Día Uno

Traducido por Clau-Clau y Lyla

Corregido por Nanis

—P
or favor que estés aquí, por favor que estés
aquí, por favor que estés aquí.

Jo removió su peso de un pie a otro,


casi como si estuviera haciendo el baile para
ir al baño.
14
Probablemente porque estoy a punto de mearme encima.

—¡Archer! ¡Por favor, que estés aquí! —gritó, aporreando la puerta de él


por la millonésima vez.

—¡Silencio allí, estás asustando a mis gatos!

Jo se giró para ver dos puertas más allá, una anciana tenía la cabeza
asomada en el pasillo. La señora Copernicus: la chismosa del edificio y zorra en
general. Tenía un grueso bastón de madera y no temía chocarlo contra las
espinillas. Jo la fulminó con la mirada.

—¡Oh, solo regresa adentro! —gruñó, no estaba para nada de la clase de


humor para lidiar con vecinas zorras.

—¡Jódete! —espetó la anciana en respuesta. La mandíbula de Jo quedó


colgando.

—¿Sabes qué? ¡Hoy no es el día, Satán! ¡Así que sencillamente date la


jodida vuelta o iré allí y te haré comer tu estúpido sombrerito! —gritó.
—Solo inténtalo, mujerzuela, ¡y te meteré este bastón por el culo! —le
advirtió la señora Copernicus, agitando su bastón.

—¡Solo inténtalo, anciana!

—¡Ramera!

—¡Zorra!

—¡Desvergonzada!

—¡Trasgo!

—¡Voy a llamar a la policía! —amenazó finalmente la otra mujer. Jo se


puso las manos en las caderas.

—¡Hazlo! ¡Y asegúrate de contarles que una anciana está a punto de que


le pateen el culo! —gritó.

—Haré que te desalojen tan rápido, que ni siquiera…

Repentinamente, la puerta frente a la que estaba parada Jo se abrió


bruscamente.
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—¡Cállense con un demonio, ambas! —gritó Archer, pisoteando en el
pasillo, forzando a Jo a retroceder para apartarse del camino.

—¡Ella lo empezó! Dijo que iba a… —empezó a gritar la señora


Copernicus.

—¿Yo? Jodido murciélago viejo, tú eres quien… —interrumpió Jo.

—¡Suficiente! —rugió Archer—. ¡Tengo un jodido dolor de cabeza del


tamaño de la falla de San Andrés! Señora Copernicus, no va a aporrear a nadie
con su bastón, y no va a llamar a los policías porque averiguarán que tiene
cincuenta billones de gatos. Solo regrese adentro, yo callaré a Jo.

Hubo algo de murmullos y definitivamente un poco más de insultos, pero


la señora Copernicus finalmente volvió a reptar en su hoyo.

—Archer —Jo exhaló su nombre—. Tienes que venir afuera, yo…

—¿Qué demonios? ¡Jesús, Jojo, tengo una resaca de mierda, y tú estás


aquí afuera aporreando en mi puerta y gritándole a los vecinos! —él gruñó
mientras le daba la espalda. Ella bufó y empezó a caminar en dirección a su
departamento.

—No es una vecina, es una troll que fue desalojada de su puente. Por
favor, Archer, esto es importante, necesito que… —intentó de nuevo mientras
lo seguía, pero él levantó una mano.

—Café. Ni una palabra más hasta el café, o juro por Cristo, que dejaré que
la señora Copernicus te golpee a morir.

Normalmente, eso habría sido como un desafío para ella, pero el tono en
la voz de él la hizo mantener la boca cerrada. Afortunadamente, él ya tenía
preparada una olla de café. Observó mientras él vertía un poco en una taza,
luego colocaba la taza en el microondas.

Mientras el armatoste avanzaba los segundos, Archer bostezó y se pasó


los dedos por el cabello, y por primera vez desde que había abierto la puerta, Jo
se percató que lo había despertado. Vestía pantalones, Carharts, si no se
equivocaba. Sus ropas de trabajo. Probablemente lo primero que había
encontrado, ni siquiera tenían la cremallera subida ni estaba abotonado. Sin
camiseta, claramente sin afeitar, y su cabello lucía desquiciado. Bajo
16
circunstancias normales, todo eso normalmente equivaldría a un paquete tan
sexy que tendría problemas en concentrarse en nada más. Sin embargo, su
pequeña situación del maletero la tenía algo distraída.

—Bien —empezó en el momento que los labios de él tocaron la taza—.


Por favor, sé que estás resacoso y cansado y malhumorado, pero por favor, por
favor ven afuera conmigo y mira algo.

—No quiero ir afuera. Primero desayunemos —sugirió él después de una


larga pausa, su voz era ronca y áspera.

—Sin desayuno. Necesito tu ayuda.

—Cambiaré tu neumático después.

—No es un neumático pinchado. Ven afuera.

—En realidad, no quiero…

—Solo ven afuera.


—Jo, si es otro mapache muerto, te haré llevarlo como sombrero.

—¡SOLO SAL DE UNA JODIDA VEZ, CARAJO!

El dolor de cabeza de él era lo bastante malo para no querer soportar


otro grito de ella, así que después de ponerse una camiseta y unos zapatos,
Archer le permitió sacarlo a tirones por la puerta. Él se encogió cuando salieron
a la brillante luz del día; era justo después de las diez y el fresco aire de la
mañana hacía todo claro y brillante. Mientras atravesaban el estacionamiento,
su mirada fulminante permaneció en su lugar, y se frotó la nuca.

—¿Deseabas mostrarme tu auto? —preguntó él—. Vamos, Jo, tengo que


ir a trabajar, no tengo tiempo para esto. Ve adentro y duerme un poco y yo…

—Hemos sido amigos durante un largo tiempo, ¿sí? —empezó,


interrumpiéndolo.

—Supongo.

—¿¡Supones?!

—Bueno, era amigo de Andy en la escuela… ¿cuento eso para nosotros? 17


—preguntó, refiriéndose al hermano mayor de ella. Ella rodó los ojos.

—Jesucristo, Archer. Mira, somos amigos. Te considero un buen amigo.


Mi mejor amigo. Así que confío en que no me juzgues, ¿bien?

—Ayyy, ¿mejores amigos, Jojo? ¡Estoy conmovido!

—Juro por todo lo sagrado que te cortaré las bolas y las convertiré en
llaveros.

—Bien, bien, amigui, cálmate. De verdad necesitas tranquilizarte. ¿Tal


vez un poco de pelo del perro? ¿Quieres volver adentro y tomar una cerveza?

Lo ignoró y nerviosamente empezó a juguetear con su cabello,


acomodando los largos rizos castaños en una coleta.

—Así que salí anoche, con algunas amigas del trabajo. Solo para liberar
algo de presión. Pero más o menos bebí un montón, y yo en realidad no… —
empezó a barbotar cuando él la interrumpió con una risa.
—¿Más o menos? Jo, estabas tan ebria, que me sorprendió que fueras
capaz de pararte.

—¿¡Estabas allí?! —exclamó.

—Lo estaba. —Archer sacudió la cabeza y rio entre dientes—. ¿No lo


recuerdas?

—¡Obviamente no! —casi estaba gritando. No recordaba que él estuviera


allí en absoluto. Apenas recordaba el club, y no tenía idea de cómo había
regresado a casa.

—Tuvimos una conversación extensa. Tenías a ese chico que te estabas


camelando en la pista de baile, luego tú y yo bebimos algunos tragos. Entonces
el sujeto bailarín Pelele volvió a aparecer y tú te pusiste toda extraña y te
marchaste mientras le succionabas el cuello. Fue súper asqueroso —le explicó a
ella.

—Yo… él… tú…

Jo sintió que todo el aire abandonaba su cuerpo y cayó hacia atrás contra 18
el maletero. Ya era un día hermoso y brillante, pero no lo notó. Una carretera
muy transitada estaba cerca, pero no podía escucharla. Todo lo que podía
escuchar eran sus propios latidos.

—Vamos, Jojo, no es lo peor del mundo. Al menos no fuiste a casa con él


—señaló Archer. Esa afirmación la sorprendió.

—¿Cómo lo sabes? —preguntó, mirándolo. Él se quedó callado durante


un segundo, mirando entre ella y el auto.

—Porque vinimos a casa juntos. ¿Cómo crees que llegó aquí tu auto? Yo
conduje —le dijo.

—¿Tú condujiste?

—Sí. Mala idea, estaba un poco borracho. De hecho, puede que aún esté
un poco borracho. ¿Podemos por favor regresar a la cama? Podemos discutir de
tu auto mañana —ofreció.

—Pero si vine a casa contigo… el sujeto con el que me viste bailando, ¿lo
viste después? ¿Antes que nos marcháramos? —preguntó.
—No, te perdí el rastro durante un rato. Te encontré después de cerrar,
sentada en el suelo afuera del club, roncando —explicó Archer. Ella dejó caer la
cara en sus manos.

—¡Oh Dios! Oh Dios, oh Dios, oh Dios —gimió.

—De verdad, Jojo. Solo es un ligue de una noche. Todos lo hemos hecho
—le aseguró. Ella bufó y rodó los ojos.

—No, no lo hice. O al menos no creo que lo hiciera. Mierda, no sé lo que


hice. ¿Qué voy a hacer? —gritó, enderezándose y paseándose enfrente del
maletero.

—Mierda, cálmate. Te llevaré a la clínica gratuita, podemos hacer que te


hagan pruebas, ¡estoy seguro que está bien! —continuó él. Ella dejó de moverse
y lo fulminó con la mirada.

—¿Ah, sí? ¿¡Esto te parece bien a ti?! —espetó, y con eso, abrió el
maletero de un movimiento.

No estaba segura de lo que había estado esperando. Tal vez que él 19


retrocediera de un salto, o gritara, o empezara a acusarla de asesinato. Ella
ciertamente habría hecho una de esas cosas, o todas ellas, si alguien le mostrara
un cadáver. Archer, sin embargo, se quedó completamente quieto y miró
fijamente con ojos muy abiertos el interior de su maletero. Pero cuando ella
miró más de cerca, vio que su bronceado estaba retrocediendo y él estaba
palideciendo justo enfrente de ella.

—Oh Dios —exhaló él, mirando fijamente.

—Sí. —Jo suspiró, frotándose la frente con la mano—. ¿Crees que la


clínica gratuita se encargará de esto?

—¿Qué dem…? —Archer jadeó mientras se inclinaba hacia el maletero—.


¿Está…? mierda, Jo. ¿Qué está haciendo él en tu maletero?

—Tomando una siesta. Esperaba que tú pudieras despertarlo con un


beso.

—¿Por qué está durmiendo en tu…?


—¡HAY UN MALDITO CADÁVER EN MI MALETERO! —gritó, golpeándolo
en el pecho—. ¡¿QUÉ MALDITA MIERDA VOY A HACER?!

—Está bien. Bueno, cálmate. Lo primero es, sin duda, calmarse —insistió
él, y apoyó una pesada mano en su hombro.

—¿Cómo pasó esto? ¿Lo maté? —preguntó.

—¿Estás segura que está muerto? —comprobó Archer. Ella lo miró


furiosa.

—No es seguro, pero la gran cantidad de sangre coagulada debajo de él


me hace pensar que tiene que estarlo —respondió.

—Bien. Bien, Bien, Bien.

—Deja de decir Bien.

—Bien.

Lo golpeó en el pecho de nuevo.

—Archer, lo digo en serio —gimió —. Sé que debo llamar a la policía,


20
pero… ¿hice esto?

Estaba horrorizada mientras sentía que sus labios comenzaban a


temblar. Sus ojos comienzan a aguarse. Casi nunca lloraba, y ciertamente no
quería llorar frente a Archer. Pero no podía ser evitado. Además, si una persona
no puede llorar sobre un cadáver al azar en su maletero, que podría o no haber
matado, entonces ¿sobre qué podría llorar una persona?

—Oh, oye, Jojo. Vamos, no hiciste esto —le aseguró él.

—¿Cómo lo sabes? —exclamó, limpiándose las lágrimas—. Quiero decir,


yo estaba con él. Es mi auto. Dios, hice esto, ¿verdad?

—No, no, no —gimió él, y luego la atrajo hacia sí. Se conocían desde hacía
más de diez años, y durante los últimos cinco habían sido extremadamente
cercanos, pero no se tocaban mucho. Ella era la hermana pequeña de su amigo,
fuera de los límites. Era el amigo sexy fuera de su liga de su hermano, intocable.
Pero nada de eso importaba en ese momento, y ella cayó en su pecho. Lloró en
su camiseta mientras envolvía sus brazos alrededor de su pecho.
—No quiero ir a prisión —sollozó.

—Te conozco, Jo. Mejor que nadie, y nunca podrías hacer algo como esto
—susurró, sus brazos rodeándole los hombros—. No podrías herir a una
mosca, y mucho menos cargar un cadáver en tu maletero.

—Entonces, ¿cómo entró allí? Tuvo que haber sucedido antes de que me
llevaras a casa, y dijiste que estaba sola afuera —señaló.

—No importa. No hiciste esto, lo sé. Y resolveremos esto. Pero primero.


—Suspiró y le frotó las manos por la espalda—. Vamos adentro, bebamos una
tonelada de mierda de café, comamos algo grasoso y luego nos ocupamos de
esto.

—¿Pero no deberíamos llamar a la policía? —preguntó Jo, apartándose lo


suficiente como para mirarlo. Se sorprendió un poco al ver que él ya la estaba
mirando.

—Sí, deberíamos… —Dejó que su voz se detuviera, y miró su auto.

—¿Pero no lo haremos? 21
—No. No es buena idea. Vamos a entrar —instó, luego extendió un brazo
y cerró el maletero.

Jo se movió para alejarse de él, pero mantuvo un brazo alrededor de sus


hombros, anclándola a su lado. Era agradable, estar tan cerca de él. Sollozó y se
inclinó hacia él, permitiéndole ayudarla a entrar al edificio y subir las escaleras.

Regresaron a su casa en lugar de la de ella. Vivían en un edificio de


mierda, en una parte de mierda de la ciudad, ninguno de los dos estaba
nadando exactamente en dinero. Pero él ganaba más dinero que ella, por lo que
tenía el apartamento más grande, y generalmente más comida en su
refrigerador.

—Entonces, ¿por qué no vamos a llamar a la policía? —preguntó Jo unos


cinco minutos después. Estaba sentada en la isla, en su cocina, y acunaba una
cálida taza en sus manos, estaba llena de café y una buena cantidad de brandy.
Ambos habían hecho maravillas para estabilizar sus nervios y curar su resaca.
—Bueno, por un par de razones —habló Archer lentamente, apoyando
los codos en la isla frente a ella—. En primer lugar, se ve bastante mal. Fuiste la
última en estar con él cuando estaba vivo, y ahora está muerto en tu maletero.
Tal vez deberíamos ver lo que podemos recordar y juntar las piezas antes de
involucrar a la ley.

—Está bien, hasta aquí estoy de acuerdo contigo. —Jo asintió mientras él
hablaba.

—En segundo lugar, ¿tu automóvil está registrado? ¿Asegurado?


¿Emisiones probadas? ¿Certificado de smog? —comprobó él. Ella tosió y negó
con la cabeza.

—No.

—¿Cuáles?

—La mayoría de ellas.

—¿Cuántas veces te he atosigado sobre esa mierda?

—Bueno, ya es demasiado tarde, ¿no? 22


Se miraron el uno al otro por un segundo, luego Archer simplemente
negó con la cabeza y ambos bebieron un sorbo de sus bebidas.

—Y en tercer lugar, ¿recuerdas esa fiesta la otra semana? —preguntó.


Ella asintió.

—Sí, te desmayaste en mi cocina —le recordó.

—Sí. También puedo o no haber escondido una onza de coca en el baño


—dijo con voz rápida.

—¿Me estás jodiendo? —jadeó Jo, sentándose en posición vertical. Él hizo


una mueca y se frotó la parte posterior de su cuello.

—Lo siento. Estaba un poco borracho, un poco drogado. Yo… un tipo me


convenció para que comprara, y luego solo… me entró el pánico. Paranoico,
pensé que alguien lo descubriría o lo que sea. Entonces yo estaba como “oye,
nadie sospecharía nunca de la linda y pequeña Jodi de tener drogas duras, lo
esconderé aquí”, pero luego como que… me olvidé— explicó.
Normalmente, Archer llamándola linda la habría enviado a la luna. Ese
día, sin embargo, no estaba exactamente de humor.

—Compraste y escondiste drogas en mi apartamento —gimió—. ¡No


puedo creerte! ¡Ni siquiera me drogo con coca!

—Oye, yo tampoco. Solo que era… un trato en serio bueno.

—Oh, estoy tan contenta, Archer. Tan jodidamente feliz.

—Nos estamos desviando del tema aquí. —Suspiró él—. Así que no
podemos llamar a la policía porque pareces un poco culpable, y te convertirías
en la perra de alguien muy rápido en prisión.

—Yo no… —comenzó a discutir, pero luego pensó en ello—. Sí. Sí, no
sería bonito. E incluso si no parezco culpable, no podemos tener oficiales
vagando por aquí hasta que nos deshagamos de tu pequeño hábito de drogas.

—No es un hábito, Jojo. Fue una… compra de impulso ebrio.

—Compra de impulso, Jesús. Esta es mi vida. —Bajó su frente al


mostrador. 23
—¿Por qué no nos deshacemos del auto? —sugirió él. Ella levantó la
cabeza y suspiró.

—Increíble idea, Archer. Deshazte del auto y solo pasa un par de días
esperando a que la policía lo encuentre. Me encanta el suspenso de todo, sin
saber exactamente cuándo iré a la cárcel.

—Vamos, Jo. Dudo que incluso hayas registrado el auto, ¿verdad? E


incluso si lo hicieras, probablemente lo hiciste mal. ¡No podrán rastrear el auto
hacia ti!

Frunció el ceño. Comprar drogas y esconderlas en su departamento ya


era bastante malo, pero al oírlo hablar tan cómodamente de tirar su auto a
algún lado, sabiendo que había un extraño al azar muerto en la parte trasera…
todo eso hizo que Jo se sintiera incómoda. Una sensación que nunca antes había
experimentado con Archer.

—Sí, pero incluso entonces, ¿qué? ¿Los policías aparecen en la casa del
propietario original? ¿Simplemente los dejamos caer? ¿O esperamos a que
señalen a la policía en mi dirección, de todos modos? ¿Y qué hay del pobre tipo
en mi maletero? Quiero decir, no lo quiero allí, pero no… Lo siento, Archer.
Simplemente no puedo. Él tiene que tener una familia o algo en alguna parte.
¿Podrías… dejarlo en el medio de la nada? No. Sin embargo, llegó allí, ocurriera
lo que ocurriese, al menos parcialmente es mi culpa. Es mi auto. O hacemos esto
nosotros mismos, o llamamos a la policía.

Hubo una pausa larga, y por un segundo, Jo estaba preocupada de que


discutiría con ella. No estaba segura de lo bien que lo manejaría. Pero luego él
tomó una respiración profunda y se puso de pie.

—¡Está bien! —gritó, aplaudiendo tan fuerte que la sobresaltó—. Vamos


a resolver esto. Podemos hacer esto.

—¿En serio lo crees? —preguntó Jo, apoyando la cabeza entre las manos
y observándolo mientras caminaba por la isla y se detenía junto a ella.

—Sí. Elaboraremos un plan. Volveremos sobre tus pasos de la noche


anterior, preguntaremos por todos lados, descifraremos algunas cosas.

—¿Qué hay de tu trabajo? 24


—Un cadáver es un poco más importante que el trabajo, Jo. Voy a tomar
una ducha y luego podemos dedicar todo el día a esto. Todo va a estar bien —le
aseguró, extendiendo la mano y frotándole el hombro.

—Lamento haberte arrastrado a esto —dijo, mirándolo—. No tienes que


hacer nada, sabes. Sé que el trabajo perdido es duro.

Él era un miembro de un equipo de construcción, no un empleado, sino


un amigo de un amigo que trabajaba para la empresa. Le pagaban en negro,
trabajaba en lugares al azar, por lo general muy lejos, y solía hacer diez horas o
más al día. Funcionaba para él, parecía gustarle la naturaleza de ir y venir de su
trabajo, pero a ella le preocupaba que si no aparecía, podría perder su lugar en
el equipo.

—Oye, si no puedes compartir un cadáver con tu amigo, ¿quién puede?


—preguntó, y ella realmente se rio.

Su vida probablemente había terminado como ella la conocía, y


probablemente terminaría en la cárcel antes de que terminara el fin de semana,
pero tuvo que reírse cuando él rio. Era exactamente como siempre había sido
entre ellos. Ella disfrutando de su abrumadora presencia.

—Pero, oye —dijo mientras se dirigía hacia su baño—. ¿Qué estabas


haciendo en tu maletero a las diez de la mañana, de todos modos?

La risa de Jo cayó y lo miró fijamente por un segundo, intentando leer sus


facciones. ¿Por qué iba a preguntar eso? ¿Pensaba que lo había hecho? ¿En serio
Archer pensaba que era capaz de hacer algo como eso?

¿Creo que soy capaz de algo así?

—Mi vestimenta de trabajo —comenzó, luego tuvo que aclararse la


garganta—. ¿Ese disfraz que tengo que ponerme? Tengo que ir a trabajar
mañana y recordé que estaba en el maletero. Tiene que lavarse a mano, quería
terminar y darle tiempo de sobra para secar. Ahora estoy deseando haber
seguido durmiendo.

Él asintió, mirando hacia la distancia. Mientras ella miraba, él levantó su

25
mano a la parte posterior de su cuello y se frotó nerviosamente.

—Sí. También estoy deseando eso —murmuró, y Jo sintió que las


lágrimas se estaban preparando para comenzar de nuevo. Luego suspiró y la
miró, con su sonrisa en su lugar—. Pero eh, veamos esto como otra loca
Aventura de Archer y Jo. ¡Tal vez no seamos arrestados al final de éste!

Antes de que ella pudiera discutir que esto no se parecía en nada a


ninguna de sus “aventuras” previas, él entró al baño y cerró la puerta de un
portazo.
11:03 A.M.
Día Uno

Traducido por Smile.8, Ale y Flopy

Corregido por Kish&Lim

J o miró al tanque de su inodoro, con las manos en las caderas. Una pose
nerviosa, a la defensiva que asumía a menudo. Archer estaba de pie
junto a ella, con el labio inferior atrapado entre sus dientes, su mano
derecha frotando la parte posterior de su cuello, su propio tic nervioso.

—Todavía no puedo creer que lo escondiste aquí —se quejó Jo. Archer se
echó hacia atrás y miró por la puerta del baño.
26
—¿Estás segura que se ha ido? —preguntó, refiriéndose a su compañera
de piso Mandy.

El trabajo a tiempo completo de Jo como camarera en un club nocturno


era apenas suficiente para pagar su factura de móvil, y mucho menos cubrir la
renta. Pero a la avanzada edad de diecisiete años, cuando se hizo obvio que no
iría a la universidad como todas las otras chicas bonitas y brillantes en la
Secundaria Burbank, había decidido forjar su propio camino.

Al parecer, ese camino conducía a una parte de mierda de Van Nuys.


Había conocido a Mandy en el casting (eh, quise decir, entrevista) para el
trabajo como camarera en el club de striptease. El tío de Mandy manejaba un
complejo de apartamentos, dijo que le haría un buen trato. Todavía era
demasiado para que la chica pagase, pero dividiéndolo con una compañera lo
pondría justo por un poco menos de su presupuesto.

Jo había sabido al instante que ella y Mandy nunca sería mejores amigas,
pero necesitaba un lugar para vivir. Tenía que salir de casa. Ser de una de las
familias más pobres en Burbank nunca había sido una alegría, pero además de
eso, también había llegado a la conclusión de que, si alguna vez quería felicidad,
tendría que ir a buscarla a otra parte.

Se había enamorado de Archer la primera vez que lo había conocido. Ella


tenía trece años y su hermano mayor acababa de entrar al baloncesto del
equipo universitario. Una gran cosa en su casa. Unas dos semanas después del
anuncio, había llegado a casa con un amigo del equipo, Archer Calhoun. Si su
familia había sido una de los más pobres, Archer era probablemente el más
pobre.

No le importaba nada de eso, sin embargo. Todo lo que vio fue una gran
sonrisa en la parte superior de las piernas largas, ojos color avellana bajo el
cabello castaño y claro. Era divertido, y era agradable, y siempre la hacía sentir
cómoda. Había sido una chiquilla torpe, todo piernas y sin cuerpo. Andrew
Morgan, la estrella del deporte, y su hermana pequeña la torpe. Nadie en
realidad le había prestado atención, hasta Archer.

Claro, que él era dos años mayor que ella, pero la diferencia de edad no le
había importado a Jo. Y a medida que crecían, su amor platónico creció, 27
también. Solía fantasear con que entraba en su habitación, o le pedía ir al baile.
Ser el rey y la reina del baile de bienvenida. Que dejase a su novia actual en la
cafetería llena de gente proclamando a viva voz que Jo era de quien en realidad
había estado enamorado todo el tiempo.

Por supuesto, nada de eso pasó. Su hermano se graduó con un promedio


de 3,9, y obtuvo incluso un mejor promedio en la cancha de baloncesto, se fue a
UCLA con una beca completa. El juego de Archer no había sido no la mitad de
bueno, y sus notas habían sido aún peores, fue a trabajar al taller de su
padrastro.

Las propias notas de Jo no habían sido nada extraordinarias, y aunque al


final había sobrepasado la etapa difícil y se había hecho bien mujer, no mucho
más cambió para cuando se graduó. Su hermano se había ido, ella era una
decepción para sus padres, y Archer estaba follándose a una chica de la Escuela
de Belleza Marinello.

A la mierda con eso. Porque para su cumpleaños, se graduó a los


diecisiete años, así que obtuvo una identificación falsa y se buscó trabajos en
ciudades vecinas. Lo suficientemente lejos para no tener que verle, pero
suficientemente cerca como para visitar su casa cuando necesitase pedir dinero
prestado a sus padres.

Había estado bien, al principio. Extendiendo sus alas y otras cosas. Su


trabajo era una mierda, al menos las strippers tenían el escenario entre ellas y
los chicos de mala muerte que frecuentaban el club. En su mayoría pagaba el
alquiler, sin embargo, e hizo muy buenos amigos con algunos de los bailarines y
otros camareros. Incluso conoció a un chico en Chilli’s una noche y estuvo en
una relación con él durante la mayor parte de su primer año fuera de casa.

Todo cambió después de eso, sin embargo. Su hermano llegó a casa para
el verano, y él y Archer la visitaron durante su fin de semana de cumpleaños.
Andy siempre había sido una especie de buenazo, así que Archer y Jo
terminaron cerrando el bar. Él durmió en su sofá, después a la mañana
siguiente en un grupo grande fueron a desayunar.

Eso fue todo. Podía sentir el cambio que se avecinaba antes de que
incluso pasase. El barrio de Van Nuys estaba a unos veinte o treinta minutos de
Burbank. Él empezó a pasar por allí los fines de semana para salir de fiesta con 28
ella y sus amigos. Ella dejó a su novio. A pesar de que todavía seguía enamorada
de Archer, no era tan malo como en el instituto. Era más fácil estar cerca de él.
Divertido, incluso.

Unos dos meses después de su cumpleaños, el apartamento al final de su


pasillo se puso en alquiler. Casualmente se lo mencionó a él un día. Un par de
semanas más tarde, él se mudó, usando la excusa de que el alquiler era bueno y
que Andy le había pedido que mantuviera un ojo sobre Jo.

Pffft. En todo caso, Archer era una mala influencia para ella. Sus celos la
hacían competitiva, por lo que a menudo era un concurso de meadas entre
ellos. Quién podía beber más, quién podía conseguir más números durante una
noche, quién podía follarse a la persona más guapa de la habitación.

… quién podía poner celoso a quién en el club y después emborracharse y


entonces posiblemente matar a un hombre y esconderlo en su maletero…

El maldito Archer Calhoun. Desde que se había mudado al edificio, la


había estado conduciendo lentamente a la locura. Y ahora que se encontraba
mirando su propio baño durante unos sólidos cinco minutos, se preguntó si él
finalmente la había empujado al borde de la locura irreversible.

—Está bien. —Tomó una respiración profunda—. Podemos hacer esto.


Quiero decir, ¿recuerdas nuestro viaje a Las Vegas? Vendiste toda esa
marihuana para pagar el fin de semana.

—Vender algo de marihuana a turistas es un poco diferente a intentar


vender medio kilo de cocaína, Jo —le advirtió Archer. Ella levantó sus manos.

—Como si supieras lo difícil que es vender cocaína. Necesitamos el


dinero, Archer.

—Esta es una mala idea.

—Tienes toda la razón, pero mi auto está casi vacío. No podemos llevar la
bicicleta. Tengo dos dólares negativos en mi cuenta bancaria, y es mitad del
mes, no te han pagado todavía —dijo, aunque le miraba con esperanza, como si
quizás mágicamente le hubieran pagado antes de tiempo. Él frunció el ceño y

29
apartó la vista de ella.

—Sí, más o menos en bancarrota.

—Por lo que significa que o bien comenzamos a vender la ropa por un


par de dólares, o nos deshacemos de esta jodida cocaína —afirmó.

—Claro. Está bien, tienes razón —estuvo de acuerdo—. Conozco a


algunos chicos, podemos descargarla rápidamente. Además, hay que sacarla de
aquí, por si acaso la policía se involucra.

—Suena bien. —Asintió Jo, y cuando se volvió a salir del cuarto de baño,
Archer se inclinó sobre el tanque del inodoro. Habían quitado la tapa y justo en
el interior había una holgada bolsa de plástico flotando. La sacó del agua y la
sacudió mientras iba tras ella.

Mientras él estaba sentado en el sofá y haciendo una llamada telefónica,


Jo recorrió la casa buscando monedas perdidas. Robó un par de dólares de la
alcancía de Mandy, después, también tomó uno de sus jeans. Para venderlos en
caso de que no pudieran vender las drogas y necesitasen más dinero en el
futuro.
Cuando regresó a la cocina, Archer estaba hablando animadamente con
alguien, usando palabras en código ridículas. Se sentía como que iba a reventar
por las costuras, o a romper a llorar, así que tenía que mantenerse ocupada.
Frió un montón de tocino, luego comió tanto que comenzó a sentirse enferma.
Utilizó el resto para hacerles sándwiches. Un pequeño aperitivo para llevárselo
en su “aventura”.

—¿Estás pensando en tener un día de campo? —preguntó Archer,


caminando hacia ella mientras ella metía cuatro sándwiches y un montón de
Coca-Colas Light en una bolsa de plástico.

—Nos estoy ahorrando dinero. ¿Qué has descubierto? —respondió ella.

—Hay una fiesta diurna hoy, cerca del aeropuerto. Puedo encontrar un
comprador allí —dijo.

—Genial. Podemos deshacernos de las drogas. No has ocultado nada más


por aquí, ¿verdad? —comprobó. Él levantó sus manos.

30
—Lo prometo.

—Bien. Bien. De acuerdo… ¿tal vez deberíamos hacer una lista? —sugirió.
Él asintió.

—Una lista es bueno —acordó, y se acercó y agarró una almohadilla


magnetizada de su nevera.

—¿Qué debemos hacer primero? —preguntó ella, mordiéndose la uña


del pulgar.

—¿Son como qué, las diez? Yo digo que volvamos al club, empecemos por
el principio —sugirió, escribiendo todo mientras lo decía.

—Ug, eso es todo el camino de vuelta al centro —se quejó. Él la miró.

—¿Prefieres que lo haga la policía?

—Claro, al centro primero.

—Preguntaremos por alrededor, por si alguien nos vio anoche. ¿Conocías


el nombre del tipo? —preguntó Archer, observándola con cuidado. Ella frunció.

—No lo sé. ¿Terry? ¿Tom? ¿Algo?


—¿Ibas a follarte al tipo y ni siquiera sabías su nombre?

—¡Oye! No eres quién para juzgar, y lo sabes.

—Lo que sea, zorra. —Se rio, y luego volvió a escribir—. Solo tenemos
que hacer las preguntas correctas. Buscar alrededor. Buscar en Google alguna
mierda. Algo aparecerá.

—Suenas tan seguros. —Suspiró, mirando hacia abajo a su letra.

—Porque lo soy. Todo irá bien. Llegaremos al fondo de esto —le aseguró.

—¿Qué pasa si llegamos al fondo y no soy inocente? —preguntó. Él dejó


de escribir y miró arriba de nuevo. No se había dado cuenta de lo cerca que
estaban el uno al otro y se sorprendió al ver que sus ojos habían adquirido un
tono verde musgo, con manchas marrones alrededor de sus pupilas.

Tienes un cadáver en el maletero, deja de pensar en lo sexy que es Archer.

—Eres inocente, Jo. E incluso si no lo fueras… —Dejó que su voz bajase y


le tomó un segundo para darse cuenta que estaba mirando su boca. Ella tomó
una inestable respiración. 31
—¿Si no lo fuera? —le instó.

—Luego nos ocuparemos de ello —respondió él, su mirada alejándose de


ella.

—¿Harías eso por mí? ¿Enterrar un cuerpo? —comprobó.

—Jo, si no te has dado cuenta todavía que haría casi cualquier por ti,
entonces eres incluso más tonta de lo que pareces —resopló ante ella, luego se
dio la vuelta con una risa. Ella aún estaba conmocionada por sus palabras
mientras él se dirigía hacia la puerta, por lo que agarró la bolsa con su comida y
se precipitó tras él.

Jodi era en general una buena conductora, obedecía los límites de


velocidad, frenaba en las luces amarillas, nunca se ponía delante de nadie de
golpe. Pero con un cuerpo en el maletero, se había convertido en una
dominguera. Una vieja, posiblemente con gota. Estaba agarrando el volante con
tanta fuerza entre las diez y las dos que sus manos le dolían. Iba a doce
kilómetros por hora por debajo del límite de velocidad y el sudor aparecía por
la línea de su cabello.

—No estoy hecha para esto —jadeó. Archer resopló y ella le miró. Él
estaba hundido bajo en su asiento, comiéndose una de sus uñas del pulgar.

—Ni siquiera un poco. Simplemente relájate y llegaremos al centro


pronto —le aseguró. Ella hizo una mueca y miró por el espejo retrovisor.

—Mira, momentos como este son por los que deberías tener un auto real
—sugirió ella, y él se echó a reír.

—Así que debo cambiar mi moto, también conocida como el imán de los
coños, por un sedán de cuatro puertas, en caso de que termines con otro cuerpo
en el maletero —comprobó de nuevo.

32
—Bueno, “imán” es ser un poco generoso, pero por lo demás, sí.

—Eres muy divertida, Jojo. Jodidamente graciosa. ¿Y por qué has tomado
la 170 hacia la 101 sud? —dijo cuestionando su navegación.

—Porque es más rápido —respondió ella, apretando sus dientes.

—El tráfico es una mierda ahora mismo.

—Me gusta más por aquí, ¿bien?

—Deberías haber tomado la 405 —dijo, golpeando su teléfono durante


un momento antes de sostener de una imagen de un mapa—. Podríamos
haberlo hecho en cinco minutos menos.

—Simplemente para —espetó ella en voz alta, sorprendiéndole.

—¿Qué?

—Sé lo que estás haciendo —afirmó—. Piensas que reventarme los


nervios me distraerá. Bueno, no lo hará, solo me molesta y me vuelva aún más
paranoica.
—Oye, solo estoy intentando ayudar con la dirección, eso es todo —
respondió, dejando caer su teléfono y levantando sus manos.

—Claro. Bien. Lo que sea. Soy buena con las direcciones. —dijo con los
dientes apretados. Él guardo silencio por cuatro segundos.

—Pero en realidad, deberías haberte quedado en la 134 al este.

Soltó un grito enojado y de repente tiró el auto fuera de su carril. El


vehículo detrás de ellos pito, pero ella lo ignoró y se detuvo en la cuneta. Colocó
las luces de emergencia antes de girarse en su asiento y enfrentar a Archer.

—Estoy jodidamente seria —dijo, señalando con un dedo su rostro—.


Esto es serio. Hay un maldito tipo muerto en mi maletero. Un tipo muerto. ¿Qué
te cuesta ser serio, solo por jodidos cinco minutos?

—Relájate, Jo. No quise decir…

—Aprecio tu ayuda Archer, en serio lo hago. Pero si escucho tu boca una


vez más antes de llegar allí, juro por Cristo que te golpeare en las bolas hasta
que orines sangre. 33
—Maldita sea, amiga —murmuró. Se miraron fijamente el uno al otro por
un segundo, y pensó que tal vez había llegado a él. Luego tomó una respiración
profunda y sonrió—. Pero tienes que admitir que está funcionando totalmente,
ya no estas volviéndote loca por tener que ir a la cárcel.

—Porque en este punto, la cárcel sería una bendición. Significaría que me


estoy alejando de ti. —le dijo.

—Qué dulce conversadora, Jo. Probablemente tu boca fue la que lo llevo a


estar muerto en tu maletero. —Se rio entre dientes y ella jadeó.

—¡Jesús, Archer! ¡Demasiado pronto! —gritó, dándole una palmada en la


cabeza.

—No hay tal cosa —argumentó a través de su risa, golpeando sus manos
mientras ella seguía pegándole.

—Eres el peor. El peor en lo absoluto. Voy a darle la vuelta a este auto y a


resolverlo por mi cuenta, porque a este rimo, ¡habrá dos cadáveres allí!
—Ay. Demasiado pronto —se burló de ella.

—Eso es todo. Yo…

Ambos se convirtieron en estatuas cuando un auto se detuvo lentamente


detrás de ellos. Normalmente, ella supondría que solo era un conductor
preocupado, deteniéndose para ofrecer ayuda. Sin embargo, esta vez, las luces
rojas y azules parpadeantes, la hicieron pensar que podría ser una clase
diferente de conductor.

—¡Oh, mierda! —siseó, agachándose en su asiento—. ¡Oh, mierda, oh


mierda, oh mierda!

—Tranquila —insistió Archer, mirando entre el reposacabezas y el


asiento, intentando mirar hacia la parte trasera del auto—. Acaba de salir, está
hablando por el radio. Necesitamos pensar en algo.

—¿Como qué? ¿¡Donar a la fundación de policías!? —espetó.

—Mierda, está mirando el maletero —murmuró, y Jo sintió que todo el


color desaparecía de su rostro. 34
—Oh Dios. Voy a ir a la cárcel —susurró.

—No espera, creo que está mirando… ¿una luz trasera? Maldita sea, Jo,
¿está tu jodida luz trasera dañada? —gruñó Archer. Ella se mordió el labio
inferior.

—Um… ¿no lo sé? —ofreció. Honestamente no podía recordar. La había


cambiado hace un par de meses, estaba bastante segura.

—Cristo, está caminando hacia aquí. Va a preguntar por qué estamos


detenidos en el carril de emergencia. Solo sígueme ¿está bien? Estaremos bien
—le aseguró, su mano aterrizando pesadamente sobre su hombro. Se giró en su
asiento, girando para estar frente a él otra vez.

—Bien. ¿Qué vas a decir? —preguntó. Él le hizo una mueca.

—No es tanto lo que voy a decir…

—¿Ah?
Jo dejó escapar un grito cuando la mano sobre su hombro, la empujó
bruscamente hacia adelante. No tuvo tiempo para pensar mientras sus labios
cubrían los suyos, ni siquiera podía procesar lo que estaba sucediendo cuando
su lengua se deslizo en su boca. Fue arrancada de su asiento y casi cayó sobre
él, su trasero descansando contra la palanca de cambios en un ángulo
incómodo.

—¡¿Cómo esto es un plan!? —jadeó cuando él se movió para besar a lo


largo de su mandíbula. Todas las veces que había fantaseado con besar a
Archer, y ninguna de ellas habían involucrado a la policía.

—Solo sigue. Actúa como si esto te gustara —insistió, y ella dejó escapar
otro grito cuando su mano libre acuno su seno.

—Qué mier…

Él no estaba fingiendo con el próximo beso. La mano sobre su hombro se


movió hacia la parte posterior de su cabeza, se enrosco en su cabello, tirando de
los mechones. Su lengua se sentía como si estuviera en todas partes,
memorizando el interior de su boca, todo mientras su otra mano se deslizaba
bajo su camiseta. Justo cuando estaba a punto de desmayarse por la falta de
35
oxígeno, él se apartó lo suficiente para susurrar en su oído.

—Tócame. —Su voz apenas por encima de un aliento—. Cinco minutos,


Jo. Finge que me quieres solo por cinco minutos.

Uh, vendido.

Ella se zambulló en el siguiente beso, su lengua entro en guerra con la


suya mientras sus manos arañaban su camino hacia su pecho. Se las arregló
para girar su cadera así que estaba sentada completamente en su regazo.

Estaba casi dándole un baile privado, sus manos en puños agarrando su


camiseta, cuando hubo un golpe brusco en el techo del auto. Se sobresaltó de su
“acto” y saltó, alejándose para mirar hacia afuera.

—¡Córtenlo! —ladró un policía estatal, inclinándose hacia la ventana


abierta. Jo se fue a mover del regazo de Archer, pero él envolvió sus brazos
alrededor de su cintura.
—Lo siento oficial —dijo, y la sorprendió escuchar un acento tintineante
salir de su boca—. No lo puedo evitar a su alrededor. Quiero decir, ¿usted
podría?

Jo sintió que se sonrojaba y limpió sus labios, mirando nerviosamente


entre el policía y Archer.

—Es ilegal lanzarse a la cuneta a menos que sea una emergencia —les
informó el oficial.

—Lo sentimos mucho, nosotros… —comenzó a balbucear Jo cuando


Archer le pellizco un costado.

—Oh, fue una emergencia, oficial —dijo con ese acento ridículo—. Verá,
estoy aquí de permiso, estoy asignado a Arkansas. Nos acabamos de casar allí
en Las Vegas, y estamos en camino para ver a mi suegra, y bien, mi dulce novia
me acaba de informar que tenemos una pequeña cría en camino.

Jo casi jadeó, pero se las arregló para tragárselo. Se giró para mirar a

36
Archer, para darle la expresión de “¿¡estás jodidamente loco!?” que a menudo
compartían entre ellos, pero la miraba como si estuviera completamente
enamorado de ella. Se congeló cuando él levantó una mano y cepilló unos
mechones de cabello detrás de su oreja.

—Felicitaciones. —Suspiró el oficial, luego miró hacia la autopista—.


Pero no puede detenerse aquí, y tiene una luz de freno dañada.

—¿En serio? —gimió Archer—. He estado diciéndole y diciéndole que


eso es simplemente peligroso.

—Lo es —estuvo de acuerdo el policía—. Es posible que tenga un cable


suelto allí. ¿Quiere que eche un vistazo?

Jo estaba bastante segura que su corazón de hecho se detuvo.


Afortunadamente, Archer no perdió el ritmo.

—Aw, está bien, echaré un vistazo cuando lleguemos a casa. Ella tiene
toda esa basura en su maletero, es un desastre.
Ella soltó una carcajada, luego se tapó la boca con ambas manos. Archer
se mantuvo completamente inmóvil, y el policía la miró por un segundo.
Finalmente, sin embargo, dejó escapar un suspiro profundo y miró su patrulla.

—Voy a dejarlo ir con una advertencia, ¿de acuerdo? Pero arregle esa luz,
o tendrá una multa. Ahora vuelva a la carretera y no se detenga hasta que llegue
a su destino. ¿Entiende?

—Completamente, señor. Tenga un día bendecido ¿escucho? —dijo


Archer, sonriéndole enormemente al policía. Jo casi comenzó a reír de nuevo y
fue capaz de ocultarlo detrás de una falsa tos.

—Bien. Muévanse.

Jo se deslizó de vuelta en su asiento, sonriéndole tímidamente al policía.


Él la estaba mirando detrás de sus gafas estilo aviador, podía decirlo. Espero
que cambiara de opinión y le exigiera licencia y seguro.

Su licencia, que estaba vencida, y su seguro, el cual no existía.

Pero no dijo nada más, solo asintió severamente y caminó hacia su auto. 37
Jo lo miró fijamente durante tanto tiempo, que Archer tuvo que incitarla a
moverse. Lentamente se colocó en el carril y contuvo el aliento cuando la
patrulla policial se detuvo detrás de ella. Permanecieron en silencio durante
unos cinco minutos, hasta que el oficial tomó una salida.

—Jodida mierda. —Dejó escapar un profundo suspiro.

—Jodida mierda, es cierto. ¿Siempre besas así? Me he estado perdiendo


eso por años —bromeó Archer. Ella soltó un grito frustrado y retiró una mano
del volante para poder golpearlo.

—¡Vete a la mierda! ¿Crees que esto es gracioso? ¡Podríamos estar en la


cárcel en este momento! —le gritó.

—Lo sé, pero no lo estamos, porque nos salvé. Necesitas relajarte, Jojo.
Relájate. Nunca vas a sobrevivir el día así, vas a tener un infarto —le advirtió, y
sintió su mano en la parte posterior de su cuello, masajeando ligeramente los
tensos músculos allí.
Tomó otra respiración profunda y se concentró en conducir. No estaba
realmente molesta con él por convertir todo en una broma, que fue lo que hizo,
era como Archer se las arreglaba para vivir. Estaba acostumbrada, e incluso lo
apreciaba porque usualmente funcionaba para calmarla.

No, estaba molesta porque durante diez años, había fantaseado con besar
a Archer Calhoun. Soñando con eso, deseándolo. La besaría bajo la luna llena y
se daría cuenta que era todo lo que él había deseado en su vida, bla, bla, bla.

Nunca ni una vez tuvo alguna de esas fantasías involucrando a un


cadáver, la policía, o estar en la 101 a plena luz del día.

Suponía que debería estar agradecida por los pequeños favores. Archer
nunca había mostrado el más mínimo interés en ella, sexualmente. Sin su jodida
situación actual, probablemente nunca hubiera recibido un beso de él.

Todavía. Una pequeña parte de ella se sintió engañada.

Esto en serio es lo que te molesta, cuando tu aventura de una noche se está

38
descomponiendo en la parte trasera de tu auto.

Unos tres kilómetros más adelante, hubo un accidente desagradable,


cerrando todos los carriles en dirección a L.A., y termino siendo casi una hora
antes de llegar al centro. Era prácticamente el mediodía cuando finalmente
encontraron un lugar para estacionar a un par de cuadras de la sórdida
discoteca. Cuando salieron del auto, y comenzaron a caminar por la calle, buscó
en su bolsillo trasero y sacó una billetera.

—No había nada de allí. —Suspiró Archer, frotándose la cara con una
mano. Él había buscado en el cuerpo antes de dejar sus apartamentos,
buscando cualquier tipo de identificación. La billetera del hombre había estado
en el bolsillo de su chaqueta, con dinero aún adentro, pero todas las tarjetas de
crédito, la identificación, y cualquier tipo de información de identificación había
desaparecido.

—Solo volviendo a mirar por segunda vez —dijo, luego volvió a guardar
la billetera—. Debe haberme dicho su nombre. Quiero decir, claro, estaba
perdida, pero lo había estado antes, y no me habría acostado con un tipo sin
saber siquiera su nombre.

—Eso es lo que pensaba.


Cuando llegaron al estacionamiento del club, ella se devanó los sesos.
Intentó repasar la noche. Podía recordar ir al club. Ella y algunas amigas,
bailando alrededor como idiotas. Consiguiendo un chico de fraternidad para
que les compre una ronda. Ella en verdad estaba intentando, pero la noche era
tan borrosa. Nunca se había emborrachado así antes, por lo general podía
recordar al menos hasta cierto punto. Aunque esta vez, todo era borroso. Como
si hubiera usado gafas protectoras y orejeras durante la noche.

—Creo… —Luchó por aclarar su mente—. Te recuerdo. ¿Bailamos?

—No. Te estabas cayendo. Te agarré.

—Algo sobre… ¿vasos de agua?

Se echó a reír.

—Olvidé esa parte. Tú seguías llamándome un trago de agua, o lo que


sea. Debías estar ebria. —Resopló él. Ella llegó a una señal de alto y apoyó sus
manos en sus caderas.

—Es como si este chico no existiera —refunfuñó, mirando duramente al 39


suelo—. ¿Estuve con él después de ti?

—No —replicó Archer, moviéndose para estar frente a ella—, estuviste


bailando con él por un tiempo, lo convertiste en tu propio camarero personal.

—Genial. Es bueno saber que todavía puedo hacerlo. Jesús, ¿cuánto bebí
anoche? —se lamentó.

—No seas tan dura contigo misma —insistió él, y ella sintió sus manos en
sus caderas también, justo sobre las suyas—. ¿Recuerdas mi cumpleaños el año
pasado?

—Sí.

—Bueno, yo todavía no, aun así tengo esta horrenda cicatriz en mi ceja
para recordarme que ocurrió, y que debe haber sido jodido. Todos hacemos
cosas estúpidas y nos emborrachamos a veces —le aseguró. Ella finalmente lo
miró y él le estaba dedicando esa perfecta sonrisa suya, la que siempre la hacía
sonreír.
—Te desmayaste en el baño, te golpeaste con el mostrador cuando caías
—le dijo. Él se rio y le sacudió sus caderas de lado a lado haciéndola bailar en
un solo lugar.

—¿Ves? Por eso somos un buen equipo. Nos ayudamos el uno al otro, y
juntos arreglaremos esto —dijo él.

—Eres tan confiado y alegre, es casi molesto.

— Casi siendo la palabra clave.

—¡Calhoun!

Alguien gritó el apellido de Archer, y ambos se voltearon sus cabezas


hacia el sonido. Un hombre corpulento estaba caminando torpemente al final
de la calle, devorando un enorme sándwich. Archer pellizcó rápidamente su
cadera, enviando pulsaciones eléctricas a su espalda, luego se alejó.

—Hola, Big Eddy, ¿qué ocurre? —Archer rio, golpeando su mano en la del
otro hombre. Estrecharon las manos por un segundo antes de apartarse.

—No mucho, preparándome para cubrir una fiesta. Parecía que la 40


estabas pasando bien anoche —gruñó Big Eddy. Él estaba hablando con Archer,
pero mirando a Jo. Ella aclaró su garganta y dejo caer sus brazos a los costados.
Intentó no verse sospechosa.

—Demasiado bien. —Rio Archer—. Eso es el por qué estamos aquí. De


hecho, me alegra que tú estés aquí, podrías ayudarnos completamente.

Jo estaba perdida. ¿Quién era este tipo, y como podría ayudarlos?

—Lo que sea, hermano, pero primero preséntame a tu novia —sugirió


Big Eddy. Ambos se rieron.

—Seguro. Jojo, este es Big Eddy, gorila extraordinario. Eddy, esta es Jodi
—la presentó Archer. Ella estaba un poco sorprendida cuando Archer no
corrigió la palabra novia, pero no dijo nada. Simplemente sonrió y estrechó la
mano del otro hombre.

—Es un placer conocer finalmente a la chica que domesticó a Archer


jodido Calhoun —dijo él, aplastando sus dedos. Ella apartó su mano,
confundida.
—¿Disculpa?

—Tu hombre aquí —dijo él, tomando otro bocado de su sándwich.

—¿Crees que lo he domado? —preguntó Jo, mirando entre los dos


hombres.

—Sí. Nunca pensé que llegaría el día, pero entonces salí afuera anoche y
los vi a los dos enrollándose. La manera que lo estabas besando, sabía que eras
más que un ligue al azar —explicó él.

—La manera en que… —Ella dejo que su voz se desvanezca mientras se


volteaba para mirar a su mejor amigo. Él siguió mirando al guardia, sonriendo
enormemente y actuando como si nada. Sin embargo, ella lo conocía, y sonrió
cuando él se rascó el cuello.

—¡Alocada noche! —Archer se echó a reír—. Sí, súper alocada. De hecho


se puso tan loca, que tuvimos una fiesta en mi casa.

—Fiesta, ¿eh? ¿Y no invitaste al viejo Eddy? —preguntó Big Eddy,


observando a ambos. 41
—Oh, vamos, estoy bastante lejos en el valle. Además, tú estabas
trabajando. Estaba ebrio, un montón de gente extraña fue. Eso era lo que quería
preguntarte, un tipo olvidó su billetera en mi casa —dijo Archer. Jo permaneció
en silencio, intentando desesperadamente adivinar si en realidad hubo una
fiesta, ella no recordaba besarlo, o conducir a casa, así que pudo haber una
fiesta por todo lo que sabía. Pero cuando él dijo billetera, finalmente se dio
cuenta.

—¿Eso que tiene que ver conmigo? —preguntó Eddy con la boca llena de
su sándwich.

—Oh, él era un tipo que conocimos aquí en el club —explicó Archer—,


pero no lo conocíamos realmente. Él olvidó su billetera, pero no tiene mucho en
ella, no hay identificación, o tarjetas o nada. Esperábamos que quizás nos
hubieras visto con él, y pudieras darnos un número de teléfono, o tal vez
incluso ¿una dirección?

—Hombre, veo montones de gente. La vi llegar con un grupo de chicas —


dijo Big Eddy, gesticulando hacia Jo—, te vi llegar con esa rubia.
Jo miró a Archer. Él siguió mirando hacia el frente.

—Vamos. Jo lo llevó hasta nuestro auto, antes de que, uh… yo saliera


afuera. Estamos intentando averiguar dónde vive. Así podemos devolver la
billetera, sabes —insistió Archer. Eddy suspiró y miró a Jo de nuevo.

—De acuerdo, de acuerdo. Sí, vi a tu chica aquí con el tipo. No quise decir
nada porqué pensé que ella estaba engañándote —explicó él.

—¡No lo engañaría! —exclamó ella.

—¿En serio? Porqué estabas encima del tipo como un sarpullido.

—Nos gusta eso —dijo Archer rápidamente—, ciudad trío en nuestra


casa. ¿Puedes ayudarnos o qué?

—Pervertido. Me gusta —dijo Eddy, y observó a Jo con nueva apreciación


en sus ojos. Ella lo despreció.

—No tienes idea. El tipo, la billetera, me gustaría devolverla —insistió


Archer.
42
—Sí, sí. Él ha estado viniendo aquí por un tiempo. Uh… Bernard algo —
dijo Eddy, rascando su cabeza.

—¡Bernard! —gritó Jo, aplaudiendo sus manos juntas mientras el


recuerdo atravesaba la niebla en su mente. Archer se estremeció ante su
arrebato, pero ella lo ignoró—. Sí, ¡Bernard! ¡Su nombre era Bernard!

—Sí, como dije —gruño Eddy—, Bernard. Estoy intentando recordar su


apellido. Él viene temprano, antes de que las cosas exploten. Se desahoga con
Howie, las chicas, yo. Tiene mucho dinero.

—¿Si él tiene tanto dinero por qué viene a esta pocilga? —preguntó Jo,
cansada de la actitud de Eddy.

—Cálmate, Jojo —urgió Archer.

—Sí, Jojo, calma tus nervios. Este lugar puede ser una pocilga, pero a dos
calles hacia el sur, y puedes comprar cualquier droga que se te ocurra. Creo que
por eso él viene aquí. Vende sus porquerías, hace alarde de su dinero. Krakow,
creo. Bernard Krakow. Vive fuera en el valle, también. Siempre hablando de
estas chicas que él folla, de algún club de strippers. Eso es todo lo que sé.
Drogas y strippers, yo. Bernard Krakow —lo explicó Eddy todo.

—¿Dijo alguna vez, exactamente en qué parte del valle? —preguntó


Archer.

—Nah, hombre.

—Bueno, gracias. ¿Puedes preguntar a los otros guardias, o a quien sea?


¿Ver si puedes encontrar su dirección? Solo quiero devolverle su porquería,
¿sabes? —preguntó Archer en lo que Jo reconoció como su voz de Soy un
hombre correcto y de confianza.

—Sí, seguro lo haré. Hombre, eres un buen tipo, Archer.

—Lo intento.

—¿Podemos ir? —preguntó Jo, cruzando los brazos sobre su pecho.

—Sabes —comenzó Eddy, recorriendo su mirada por su cuerpo—, me


gusta una chica con actitud. ¿Tríos, uh?
43
Ella resistió la urgencia de vomitar.

—Lo siento, hombre. Un trío por mes, son las reglas. Tenemos que irnos
—dijo Archer rápidamente, envolviendo un brazo alrededor de su cintura y
llevándola hacia el auto.

—Fue bueno hablar contigo, hombre. ¿Te veo el próximo fin de semana?
—preguntó Eddy.

—Tal vez, veremos cómo sigue esta semana. ¡Gracias nuevamente! —


Archer agito su mano antes de darse vuelta.

—¿Tríos? —susurró Jo, dándole un codazo en el costado.

—Tenía que pensar rápido, creo que lo hice bien —murmuró él.

—¿Y qué beso? No te besé, ¡recordaría eso! —insistió ella.

—Jojo, ni siquiera recuerdas al chico al que trataste como un tubo de


stripper.

—¿Por qué no me dijiste?


—Por qué… —Su voz se desvaneció, y cuando ella lo miró, vio que él
estaba mirando fijo hacia el frente, evitando su mirada.

—¿Por qué… qué? —demandó. Él tomo una respiración profunda y abrió


su boca, pero fueron interrumpidos.

—¡Oye, oigan! —llamó Eddy, y Archer se dio vuelta—. ¡Recuerdo algo!

—¿Número de teléfono? —exclamó Archer, su voz llena de entusiasmo.

—¡Nah! ¡El club de strippers, donde consigue sus amigas para follar!
¿Quieres el nombre?

—Oh, gracias a Dios —susurró Jo.

—Sí, ¿cuál es? —gritó Archer.

—¡Bunny Love!

Archer se quedó boquiabierto. Jo se puso pálida. Big Eddy ondeó su mano


despidiéndose con su sándwich y se dirigió de regreso al club.

—¿Él…? —Jo se quedó sin aliento, jadeando por aire. Se sentía como si no
44
pudiera respirar—. ¿Él dijo…?

—¿Qué está pasando? —preguntó Archer, volteando para mirarla.

—No tengo maldita idea —replicó ella. Él tomó sus hombros y la obligó a
mirarlo.

—El hombre al azar con el que intentaste tener un rollo de una noche, el
que actualmente está convirtiéndose en un charco en el maletero de tu auto,
también frecuenta el mismo club de strippers en el que trabajas. ¿Cuáles son las
posibilidades de que sea una coincidencia?

—Si tuviera que apostar —dijo, mirándolo—, diría casi nulas.


12:28 P.M.
Día Uno

Traducido por Brisamar58, Moreline, Kwanghs y Genevieve

Corregido por Kish&Lim

R
egresaron a Van Nuys.

Todo lo que tenían era un nombre y un lugar para pasar


el rato, no mucho, pero tenía que hacerse. Buscaron en Google
el nombre del amigo mientras conducían, pero no apareció
nada sólido, por lo que Archer quería dirigirse directamente al
lugar de trabajo de Jo. Comenzar a preguntar por ahí, a ver si alguien sabía algo
45
sobre un tipo espeluznante llamado Bernard.

Jo vetó esa idea, a favor de deshacerse en primer lugar de la cocaína que


Archer escondía debajo de su asiento. No solo necesitaban dinero, se habían
quedado sin comida y su auto estaba vacío, sino que también la estaba
poniendo más nerviosa. Un cadáver era lo suficientemente malo, ¿pero
conducir con suficiente coca para calificar como tráfico de estupefacientes?
Estaba segura que su cabello iba a estar blanco para el final del día.

Entonces tomó el control de su “aventura” y decidió que primero


venderían las drogas.

—¿Cómo vamos a hacer esto? —murmuró, apoyada en el volante y


mirando por el parabrisas.

—Solo camina y… hazlo —dijo simplemente. Ella puso los ojos en blanco.

—Archer, sabes que normalmente amo tu despreocupación, ve con la


corriente, no te preocupes, sé feliz, pero hoy… hoy creo que necesitas un poco
más de decisión, ¿de acuerdo? —preguntó, mirándolo. Él había reclinado el
asiento del pasajero casi todo, luciendo como si estuviera listo para tomar una
siesta.

—Tengo mucha decisión, bebé. Mira, solo vamos a entrar y actuar de


manera normal. Recuerda sonreír, frunces el ceño todo el tiempo.

—¡No lo hago!

—Estás frunciendo el ceño en este momento.

—¡Porque hay un cadáver en mi maletero!

—Bla, bla, bla. Después de un par de minutos de integración, iremos a


buscar a este tipo, Reggie. Él es quien organizó este rave. Le haremos una
oferta, en realidad baja, entonces continuaremos con nuestro día —le dijo.

—Tengo un tipo muerto en mi auto, que puede o no haber estado


acosándome, y ahora estoy a punto de vender suficientes drogas para ir a la
cárcel por tres años —susurró para sí misma.

—Tres años hasta que encuentren el cuerpo. Entonces será como, pffft,
¿posiblemente cadena perpetua? —aventuró Archer. Ella se giró para mirarlo. 46
—No estás ayudando, espero que lo sepas. De hecho, solo empeoras todo.

—Awwww, vamos, Jojo. Si te hace sentir mejor, probablemente iré a la


cárcel también. Ahora vamos, ¡entremos allí y vendamos algunas drogas!

Antes de que pudiera decir algo más, Archer prácticamente saltó del
auto. Ella observó mientras él caminaba por el estacionamiento, sus largas
piernas lo movían rápidamente por el suelo. Ella le hizo pasar un mal rato, pero
en realidad, estaba tan agradecida de que no estuviera sola. Si él no hubiera
estado allí, probablemente todavía estaría llorando en su departamento. Tal vez
no lo estaban manejando de la mejor manera posible, pero lo estaban
manejando.

Finalmente salió del vehículo y corrió tras él. Iban hacia un almacén de
algún tipo. Estéril, desmoronándose en algunos lugares. Las aves volaban
alrededor de las vigas expuestas en una esquina.

Parecía que nadie había estado allí en años, y cuando entraron por una
puerta rota, todo el lugar parecía vacío y sucio. Sin embargo, desde algún lugar
dentro del laberinto de habitaciones, podían escuchar un ritmo. Los bajos
retumbando. Mientras avanzaban hacia los sonidos, comenzaron a escuchar a la
gente. Risas, gritos, un par de gemidos.

—¿Alguna vez has conocido a este tipo Reggie antes? —susurró Jo,
permaneciendo cerca del lado de Archer. Ella nunca había estado en un rave
antes, y no estaba exactamente de humor para la fiesta. Sus nervios colgaban de
un hilo.

—Una vez, en un rave hace un año o así —dijo Archer—. Pero las
personas que conozco han festejado mucho con él. Es… un poco raro.

—¿Cómo?

—Solo raro. Ha estado en la escena de la fiesta durante mucho tiempo.


Quizás demasiado tiempo. Ha consumido demasiadas drogas.

—Entonces, ¿en serio deberíamos venderle más? —preguntó ella. Él


bufó.

—¿Quieres pasar este fin de semana llevando treinta gramos de coca, o 47


no? Esta fue tu idea, técnicamente. Podemos volver afuera si quieres.

—No. Un drogadicto raro, lo tengo. Estoy lista. Puedo hacer esto —se
animó cuando se detuvieron frente a una gran puerta.

—¿Estás segura? Va a ser una locura allí —le advirtió, su mano en el


pomo. Ella asintió.

—Totalmente segura. Vendamos algunas drogas.

La música había sido ruidosa antes, pero cuando Archer abrió la puerta,
pensó que el sonido iba a derribarla. Los bajos estaban interrumpiendo los
latidos de su corazón. Parecía que se estaba riendo de ella, pero no podía oírlo.
Simplemente se movió hacia adelante cuando él puso una mano sobre su
espalda baja y empujó.

No había luces reales en el gran espacio, solo un montón de luces de


Navidad envueltas en vigas de soporte y, por supuesto, barras de luz. Barras de
luz POR TODAS PARTES. También había personas cubiertas con todo tipo de
luces LED, y agitaban palos de luz de espuma alrededor de la multitud. En
conjunto, todo creaba una especie de brillo ambiental tecnicolor.

¡Y, por supuesto, estaban todas las personas! Cuerpos apretados juntos,
todos moviéndose. Algunos al ritmo, otros no, pero todos sonriendo y
pasándolo bien. Había una gran cantidad de piel a la vista, y aún más sudor. Vio
a dos chicas y un chico besándose en un rincón, y cuando se dio vuelta, vio a
una cadena de personas que se daban masajes en el suelo.

—¡Oigan! —Una chica se acercó y les gritó—: ¿Quieren pintar sus caras?

Jo la miró por un momento. La chica tenía su cabello en coletas, brillo


dorado cubriendo sus labios, y una flor pintada alrededor de un ojo. Sostenía un
pincel en una mano y una paleta real en la otra.

—¡No, gracias, estamos bien! —gritó Archer. La chica sonrió, besó a Jo en


la mejilla y luego se escabulló.

—No creo que me gusten los raves —dijo Jo, y Archer simplemente se rio

48
y la guió hacia adelante.

En realidad, no lo entendía. Tal vez porque era de origen humilde, o le


gustaba más la música punk que el tecno, pero prefería un buen bar a la antigua
o una discoteca. No podía oír nada de lo que alguien decía, olía
abrumadoramente a perfume barato y a olor corporal y lo peor de todo era que
no parecía haber nada de alcohol. Grandes contenedores de basura llenos de
hielo y agua estaban en todas partes, había algunos refrescos flotando, pero no
alcohol. ¿Qué clase de fiesta podría ser una sin alcohol? Alguien le ofreció una
Fanta, y cuando la aceptó a regañadientes, Archer la tomó de la mano.

—No bebas nada aquí —indicó, inclinándose tan cerca de su oreja, que
podía sentir sus labios contra su piel.

—¿Por qué? —preguntó.

—Porque probablemente esté mezclado con todo tipo de mierda.

—¿¡Qué clase de fiesta es esta!?


—Todo el mundo está aquí para darse un gusto, bailar y PLUR2 y todas
esas tonterías; si estás aquí, se supone que estás metido en todo eso —dijo.

—¿Estás hablando en otro idioma? —preguntó—. No entendí casi nada


de eso.

—Eres tan inocente, es adorable. Vamos, vamos a buscar a este tipo.

Después de preguntar por un rato, los condujeron detrás de la


improvisada cabina de DJ a otra puerta. Una chica con botas gigantescas y un
bikini los guío hacia adentro, balbuceando sin descaso sobre algo, aunque nadie
podía escucharla por la música. Bajaron por un pasillo y luego entraron a una
oficina abandonada.

Lo primero que Jo notó fueron las paredes, alguien las había cubierto con
colchones de cajas de huevos. Cuando miró por encima del hombro, vio que
incluso el interior de la puerta estaba cubierto de ellos. Cuando la puerta se
cerró, todo ese relleno bloqueó con eficacia mucho de la música.

49
Lo segundo que notó fue al hombre sentado contra la pared trasera y lo
absolutamente ridículo que lucía. Como si estuviera adicionando para una
banda cover de ¡Pánic! at the Disco. Llevaba un sombrero de copa en un ángulo
gracioso y tenía delineador negro en el ojo izquierdo. No solo en los párpados,
sino que también se enroscaba en un costado de su órbita en un intrincado
diseño. Estaba sentado, pero ella podía ver que su chaqueta era larga, casi hasta
las rodillas, y tenía doble pechera. Había completado el look metiéndose los
pantalones en un par de botas de combate.

—¿En dónde me equivoqué en la vida? —susurró para sí, y a su lado


Archer tosió una carcajada.

—Probablemente justo cuando decidiste que faltar a clase y drogarse en


la escuela secundaria era más divertido que asistir —respondió, y ella se quedó
sin aliento.

—¿Cómo sabías que solía hacer eso?

2 PLUR: siglas en inglés de paz, amor, unidad y respeto.


Sin embargo, no se le dio la oportunidad de responder. La chica Bikini
había terminado de hablar con el maestro de circo y el extraño hombre
aplaudió.

—Butterfly me dice que querías hablar —dijo en un acento británico muy


obviamente falso.

—¿Butterfly? —Jo no pudo evitarlo, estalló en carcajadas. Todos la


miraron y ella cortó con una tos.

—Paz —dijo Butterfly, sonriendo a lo grande antes de salir de la


habitación.

—Oye, Reggie —dijo Archer, agitando su mano—. ¿Me recuerdas? ¿Nos


conocimos como… el pasado marzo? ¿En esa cosa en Riverside?

—Sí, sí, sí, por supuesto —dijo el tipo raro, Reggie—. ¡Archer3! Conocido
como Sagitario por los otros signos del zodíaco. Orion en las constelaciones.
Katniss en los juegos del hambre.

Era tan difícil para Jo contener su risa esa vez, que pensó que iba a tener 50
un aneurisma.

—Oh, sí. Por supuesto. Flechas, lo que sea. Así que, que rave tan genial
tienes funcionando aquí. —Archer arrolló a través de la rareza.

—Sí, gracias. Nos esforzamos por brindar un buen momento —dijo


Reggie, asintiendo en lo que ella supuso que él creía que era un gesto de la
realeza.

—Me di cuenta de eso, y esperábamos hacer de esto un mejor momento


—ofreció Archer.

—¿En serio? ¿Y qué tienes exactamente en mente?

—Oh, ¿podríamos hablar de eso en privado?

Todos miraron a la esquina. Dos chicas estaban sentadas juntas, sus


piernas entrelazadas. Ninguna de las dos llevaba blusas y se estaban pintando
los pechos con lo que parecía betún.

3
Archer: arquero.
Eso va a ser una perra para quitarse.

—Confía en mí, estamos en privado. ¿Qué tienes para mí? —preguntó


Reggie, y su acento británico desapareció mágicamente.

—Veintiocho gramos de la más pura cocaína que encontrarás en este


lado de Río Grande, al precio más barato —dijo Archer. Jo estaba impresionada,
de hecho sonaba como si supiera lo que estaba haciendo.

—¡Él viene con regalos! —gritó Reggie, levantando sus manos—. Pero
por qué, uno debe preguntarse.

—Necesitamos el dinero —dijo Archer simplemente—. Probablemente


quieras un poco de subidón cuando esta fiesta entre en su undécima hora.
Ayudémonos mutuamente.

—Bien. ¿Qué tan barato es barato?

—Seiscientos dólares.

—Dijiste barato, no el precio completo. Te daré doscientos.


51
—¡Ja! Lo que sea que hayas tenido hoy debe ser increíble. Quinientos —
respondió Archer.

—Trescientos, y ni un centavo más —dijo Reggie.

—Cuatrocientos. Sabes que nunca volverás a obtener un precio tan


bueno, y esto es mierda buena. Tómalo o déjalo —dijo Archer, levantándose y
empujando sus hombros hacia atrás.

—Hmmm, cuatrocientos es muy caro, considerando que no había


planeado comprar nada en absoluto. —Reggie suspiró.

Hubo un largo silencio. Jo miró entre los dos, pero los hombres solo se
miraron el uno al otro. Finalmente, Archer asintió y se volvió hacia ella.

—Bien, nos largamos de aquí. Skid Row, allá vamos.

La agarró del brazo y comenzó a arrastrarla hacia la puerta, pero un


fuerte sonido los detuvo. Se dieron vuelta para encontrar a Reggie golpeando lo
que parecía un bastón, ¿o un cetro?, contra el suelo. Archer cruzó los brazos
sobre el pecho y entrecerró los ojos, y una vez más, Jo quedó impresionada.
Estaba acostumbrada al Archer tonto, así que era fácil olvidar que en realidad
era bastante intimidante. Alto, muchos músculos, cara dura. Ella también se
cruzó de brazos e intentó imitar su mirada.

—¡Tan ansiosos castores! —Reggie se rio, su acento falso volviendo otra


vez—. Cuatrocientos dólares, y bebemos por nuestra asociación. ¡Marigold!

Una de las chicas en la esquina se levantó y caminó a través de la


habitación hacia un gran escritorio con ruedas. Jo notó que los ojos de Archer
estaban pegados al pecho de la mujer, por lo que lo golpeó en el brazo.

—Lo siento —bufó, como si ella acabara de despertarlo—. Sí, eh, Reggie,
no es tanto una asociación, y estamos bien con las bebidas. Solo tomaremos el
dinero.

—¡Insisto! Un brindis.

Marigold se volvió del escritorio, sosteniendo una bandeja en sus manos.


Cuando se acercó a ellos, Jo vio que había una pila de efectivo en el centro, y

52
tres vasos grandes de lo que parecía jugo de naranja a cada lado del dinero.

—En serio, no tenemos sed. —Jo levantó su mano.

—La belleza habla, ¡mi corazón! Pero, por desgracia, me ofenderás si no


participas en mi brindis —insistió Reggie.

—Mira, amigo, solo queremos el efectivo —dijo Archer, y sacó la bolsita


de cocaína de su bolsillo. La tiró en la bandeja y fue a tomar el dinero, pero
luego la cosa de caña volvió a golpear el suelo. Marigold se giró, poniendo la
bandeja fuera de su alcance.

—Déjame ponerlo de esta manera, has aparecido en mi fiesta sin haber


sido invitado —dijo Reggie con los dientes apretados mientras se ponía de
pie—. Has traído drogas contigo. Drogas que no solicité ni necesito, pero aun
así insistes en que compre. Regateaste el precio y ahora insistes en darle la
espalda a mi hospitalidad para que puedas irte con prisa. Debo decir, ¿no suena
todo eso… sospechoso?

Mientras él hablaba, la otra chica en el rincón se había puesto de pie, y


Marigold había dado media vuelta. Todo el mundo estaba mirándolos con los
ojos muy abiertos, y eso hizo que la piel de Jo se arrastrara. Sintió que en
cualquier momento, uno de ellos iba a mutar en un zombi y roer su cráneo. O tal
vez su cara. ¿Qué droga era la que hacía que las personas comieran caras?
¿Éxtasis? Por la forma en que iba el día de Jo, probablemente era éxtasis.

No quiero que me coman la cara. No hoy.

—¡Muy bien! —gritó, sorprendiendo a todos—. Lo que sea, bien,


tomaremos el maldito jugo de naranja, ¿de acuerdo?

Se inclinó hacia adelante y agarró una de las copas, la levantó en el aire, y


luego tomó un gran trago del jugo de fruta. Notó que Archer hacía una mueca,
pero termino agarrando el otro vaso. Tomó un pequeño sorbo, y Reggie
finalmente sonrió. Recogió el último vaso y lo sostuvo en alto.

—Por una nueva amistad y una hermosa tarde.

Todos tomaron otro trago, con Jo bebiendo lo último de su jugo. Sabía


totalmente normal para ella, sin vodka, sin la amargura por píldoras ni nada
por el estilo, por lo que esperaba lo mejor. No quería quedarse allí más de lo

53
necesario.

—Esto es solo jugo, ¿verdad? —preguntó Archer, asintiendo hacia el vaso


de Reggie.

—Por supuesto. Nunca participo cuando estoy a cargo de las festividades


—respondió el extraño hombre, luego bebió un sorbo de su jugo y lo dio vueltas
en su boca, haciendo sonidos de succión como si fuera un sommelier
saboreando un buen vino. Archer puso los ojos en blanco y luego terminó su
propio vaso.

Tuvieron una torpe charla por un tiempo. Marigold amablemente se


ofreció a pintar los pechos de Jo, lo que Archer animó con entusiasmo, pero ella
declinó educadamente. Reggie les leyó un poema que había escrito, luego les
contó todo sobre el nuevo gatito que acababa de adoptar. ¿Su nombre?
Wheatgrass.

Por supuesto que lo es.

Se sentía como si hubieran estado en esa habitación desde siempre. El


polvo y el olor a betún de zapatos le estaban haciendo picar la nariz a Jo, y como
cada intento de irse era rechazado, podía ver que Archer se estaba poniendo
cada vez más y más agitado. Finalmente, después de aproximadamente media
hora, levantó una mano en medio de otro poema.

—Eso es genial —dijo Archer—. Jodidamente increíble. Hablarán de tu


trabajo por años. Pero en serio, realmente, necesitamos irnos.

—Fue agradable hacer negocios contigo, Hombre del Arco y las Flechas.
—Reggie se sumergió en una profunda reverencia—. Y bella dama, gracias por
proporcionar una vista inspiradora. Espero que te quedes un tiempo, disfruta
de la música y el amor. Recuerda, cualquiera puede bailar de noche, pero se
necesita valentía para bailar a la luz del día.

Jo ya estaba fuera de la puerta antes de que el fenómeno terminara de


hablar. Archer gritó adiós, y cerró la puerta detrás de ellos antes de que alguien
pudiera decir algo más. Caminaron por el pasillo un par de metros, y luego se
detuvieron frente a la puerta de la fiesta. Se miraron el uno al otro, y se echaron
a reír.

—¿Qué mierda fue eso? —preguntó ella.

—No tengo ni puta idea. ¡Pensé que nunca se callaría! Pero bueno, 54
sacamos un par de cientos de dólares de esto —señaló Archer. Ella rio aún más
fuerte, doblándose por la mitad y sujetándose a los lados.

—Cuatrocientos dólares. Podemos cargar gasolina e incluso puedo


devolverle el dinero al barman en el trabajo; me prestó dinero la otra semana y
no se callara sobre eso. Y oye, todavía tendremos suficiente dinero para
Domino's esta noche.

—Domino's suena tan bien en este momento. Domino's, y como un gran


batido —Él suspiró, y ella se sorprendió al sentir su mano en su espalda,
ligeramente frotando arriba y abajo.

—Un batido, ¿eh? —Ella se rio entre dientes mientras lentamente se


paraba—. ¿Seguro que no quieres jugo de naranja?

—¿Qué fue eso? ¿Quién tiene jugo de naranja disponible para ofrecer a
sus invitados traficantes de drogas? —preguntó Archer.

—No tengo idea, pero no he sido traficante de drogas por mucho tiempo,
tal vez sea algo usual. Tú no, uh… tú no crees que hubiera nada en él, ¿verdad?
—preguntó ella, recordando su advertencia de antes sobre aceptar bebidas en
la fiesta.

—No. Él dijo que no, y además, si hubiera habido, ya lo estaríamos


sintiendo —le aseguró. Ella giró la cabeza de un lado a otro, intentando juzgar
si sentía algo o no. Todo parecía normal, sin rastro de un cerebro drogado o
confuso, o borrachera.

—¿Eso crees?

—Sí.

—Tienes razón. Me siento genial.

—Te ves genial. Yo me veo genial. Estamos totalmente bien.

—Totalmente, totalmente bien.

55
—¡No puedo sentir mi cara!

Jo bailó en círculo y frotó las manos sobre la cara de su compañera de


baile. La otra mujer soltó una risita y se rio.

—¡Se siente bien para mí! —le gritó Jo de vuelta.

Un hombre vino entre ellas, agitando sus brazos como loco. Gritó y
aplaudió por él. Cuando la canción terminó, él se inclinó y la besó. Antes de
apartarse, colocó un collar de brillo alrededor de su garganta y otro más
pequeño alrededor de su cabeza.

—¡Este lugar es increíble! —Se rio mientras él bailaba lejos.

No podía describir los sentimientos que recorrían su cuerpo. Como si


fuera un cable vivo, pero también calmada. Como si pudiera sentir todo lo que
le estaba pasando, cada sensación. La música le hablaba a su alma, corría por
sus venas y movía sus músculos. ¿Por qué no escuchaba tecno más a menudo?
¡Te cambiaba la vida!
Era como estar enamorado. Estaba enamorada del día. Enamorada de la
fiesta, el baile, y de cada persona en esa habitación. Todas las hermosas luces
que flotaban alrededor, juraba que podía sentirlas moviéndose sobre su cuerpo.
Como seda contra su piel. La habitación estaba palpitando con energía,
realmente podía verlo. Olas, ondulando desde la cabina del DJ. Dándoles vida a
todos en la sala.

—Esto es increíble —jadeó, parándose—. ¡Estoy enamorada!

Todos a su alrededor la animaron y ella dio vuelta en círculo, mirando a


todos sus nuevos amigos. Archer no estaba a la vista y sintió que él tenía que
estar allí. Él necesitaba compartir ese momento con ella, tenía que
experimentar su epifanía.

Salió disparada a través de la multitud, resbalando y deslizándose contra


cuerpos retorciéndose. Normalmente, odiaba tocar a personas que no conocía,
pero por alguna razón ya no le importaba. Justo ahí lo disfrutaba, adoraba
sentir su energía y su amor inundándola.

—¡Archer! —chilló cuando finalmente lo vio. Estaba sentado al final de


un gran sofá raído que estaba lleno de gente. Estaba hablando muy
56
animadamente con un hombre sentado al lado de él, sus manos agitándose en el
aire, agua volando fuera de la botella que estaba sosteniendo. Gritó su nombre
nuevamente y finalmente la miró.

—¡Jojo! Gente, gente, todos, ¡es ella! —gritó de regreso, haciendo gestos
del grupo de personas en el sofá a ella. Todos vitorearon.

—¡Jojo!

Se apresuró hacia adelante, pero tropezó con algo y cayó sobre la mujer
sentada al pie del sofá. Todos se rieron, así que Jo se rio, también. Continuó a
gatear por la longitud del sofá, sobre todas las personas, y todos solo siguieron
riendo y la ayudaron a lo largo.

—Dios mío, ¿viste eso? Acabo de gatear como un kilómetro —jadeó


cuando finalmente alcanzó a Archer. Se apretó en el inexistente espacio entre él
y el hombre sentado a su lado, sentándose a medias en su regazo.

—Eres increíble, gracias por hacer eso —le dijo, envolviendo un brazo
alrededor de sus hombros y abrazándola cerca.
—¿Por qué no habíamos estado nunca antes en un rave? Este es
literalmente, literalmente, el mejor día de mi vida —dijo.

—He estado en un rave antes —señaló él.

—Bueno, ¡debiste haberme invitado! ¡Pude haber tenido el mejor día de


mi vida mucho antes! —Se rio, golpeándolo en el pecho. Antes que pudiera
golpearlo de nuevo, él agarró su mano y la presionó abajo sobre su corazón.

—Lo prometo, te invitaré la próxima vez.

—¿Son siempre así?

—No. —Sacudió su cabeza, después tomó un largo trago de su botella de


agua.

—¿Por qué es diferente esta? —preguntó.

—Porque estamos drogados como la mierda —respondió, y ella estalló


en risas de nuevo.

—¡Drogados con vida! ¡Drogados con amor! Amo este lugar. Amo a estas 57
personas —le dijo, haciendo gestos hacia la multitud bailando en frente de
ellos—. Y te amo a ti, Archer. En serio lo hago.

—Eres jodidamente hermosa, Jojo. —Se rio.

Ella quería decirle que era hermoso. Que había pensado que era hermoso
hacía diez años, y ahora se había graduado en completo estatus de dios griego.
Que quería memorizar el latido de su corazón y convertirse en una verdadera
adulta por él y ser la razón por la que se levantara en la mañana. Intentaría,
maldita sea, intentaría esforzarse al máximo. Porque él merecía tantas cosas
geniales.

Antes que pudiera decir algo de eso, alguien más aterrizó con fuerza en el
sofá. Su amigo bailarín de más temprano, el hombre quien le había dado la
joyería de palitos luminosos. Ella chilló a la par que la botella de agua de Archer
volaba a través del aire, empapando su blusa en un instante. Después se rio
mientras el chico bailarín comenzó a hacer una brazada de espalda arriba de
ellos.
—Vamos, arriba arriba arriba —dijo Archer mientras brincaba fuera del
sofá. Ella consiguió contonearse fuera de debajo del rompe-sofá y se arrodilló
en el reposabrazos.

—¿A dónde vamos? —preguntó.

—Por un paseo, súbete.

Soltó una risita mientras él volvía su espalda hacia ella y subía a la ida a
cuestas que estaba ofreciendo. Después que tuvo sus brazos entrelazados
alrededor de sus muslos, salió al galope, rodeando a la multitud.

—Siento como si estuviésemos olvidando algo —gritó.

—¿Qué dijiste? —preguntó él.

—¡Pienso que estamos olvidando algo!

—¡No puedo escucharte, está demasiado fuerte!

—¿Qué?

Ella se soltó a reír, lo que se convirtió en gritos cuando él los giró en un


58
círculo apretado. Las luces brillantes se fundían frente a sus ojos, formando
brotes estelares y patrones en su cerebro.

—En serio, ¿qué? —gritó Archer cuando paró de girar. Ella lo abrazó
fuertemente y se inclinó cerca de su oído.

—¡Está demasiado fuerte! ¡Mi cerebro solo puede escuchar la música! —


le dijo.

—¡Ah! ¡Espera!

Serpentearon su camino a través de la multitud. A ella le dieron muchos


más collares luminosos, y Archer recibió un beso en la mejilla de una chica
usando lápiz labial verde, antes que alcanzaran el otro lado del cuarto. Él saltó
por un largo pasillo, causando que Jo diera tumbos arriba y abajo en su espalda.
Estaba furibunda con risa cuando se encontraron con una puerta abierta, y giró
dentro de ella. Aún podían escuchar la música, pero la distancia y las múltiples
paredes cortaban el sonido a la mitad, fácilmente.
—Mi corazón —jadeó cuando Archer finalmente la bajó—. No creo que
sepa cómo latir sin la música.

Él se inclinó abajo y presionó su oído en la parte más alta de su pecho.

—Aún latiendo. Suena bien. ¿Qué estabas diciendo? —preguntó,


poniéndose erguido nuevamente.

—Pienso… olvidé lo que estaba diciendo —dijo, mirando alrededor del


cuarto. Había un escritorio en un lado, y enfrente de él había un colchón con lo
que parecía como una tela para tapar. Grafiti cubría todas las paredes,
haciéndola sentir como si estuviera en realidad dentro de una pintura.

—Tal vez si piensas acerca de lo que olvidaste, recordarás lo que estabas


olvidando —sugirió.

—Eres tan inteligente, Archer. Solo…

Iba a lanzarse de lleno en su discurso de amor y belleza, pero fueron


interrumpidos nuevamente. Un grupo de cinco o seis chicas en bikinis
combinados de piel irrumpieron en el cuarto, todas soltando risitas y riéndose. 59
—¿Podemos juntarnos aquí con ustedes? —gritaron varias de ellas.

—No, no, no, no juntarse aquí, lo siento —explicó Archer, escoltándolas


de regreso fuera de la puerta.

—El opuesto de juntarse —concordó Jo, apresurándose al otro lado y


agarrando el pomo de la puerta—. Deberían intentar en la otra sala. Pregunten
por el chico con el sombrero de copa.

—¿Sombrero de copa? —preguntó una de las chicas.

—Sí. Él es el líder del grupo. ¡Diviértanse!

Antes que pudieran hacer alguna pregunta más, Archer retrocedió fuera
del camino y Jo cerró la puerta. Se cerró con un golpe, y ambos se agarraron
contra ella, como para plantarse contra un grupo depredador de bebés
delirantes de piel. Las chicas no intentaron forzar la entrada, y escucharon
mientras el grupo se carcajeaba y reía en su camino más allá por el pasillo.
—¿Cómo es que tú nunca usas un bikini de piel? —preguntó Archer,
girándose para encararla.

—Oh, lo hago. Todo el tiempo. Solo que nunca estás alrededor. —Se rio.
Sus ojos vagaron abajo hacia su pecho y ella siguió su mirada. No se había dado
cuenta, pero su blusa blanca sin mangas se había vuelto casi completamente
transparente por el agua con que la había empapado. Su sostén negro era
completamente visible.

—Eso es tan injusto, Jojo. Si yo tuviera ropa interior de piel, la usaría


enfrente de ti —ofreció, y ella se rio más fuerte.

—Por favor, Dios, nunca, nunca hagas eso —rogó.

—Te encantaría.

Él comenzó a reírse también y permanecieron inmóviles por un


momento, mirándose el uno al otro y riendo. Sonriendo. Estando en el
momento y amando cada átomo que estaba en el aire. Felicidad. Eso es lo que

60
estaba sintiendo. Pura, sin filtrar, cruda felicidad. Eso es lo que Archer la hacía
sentir, cada vez que estaba con él.

—Me haces feliz, Archer —le dijo, sonriendo grande.

La miró por un momento más, y ella podía sentir su corazón latiendo


entre sus oídos. Juraría que en realidad podía ver su pulso latiendo en sus
pupilas. Lamió sus labios y sostuvo su aliento y espero por el tiempo para
comenzar a moverse de nuevo.

Era como si él se cayera en ella. La misma sensación que pararse bajo una
cascada, solo chocó contra ella. Sus labios tocaron los suyos y todos los otros
sentimientos fueron borrados. Él era el oxígeno en el cuarto, la sangre en sus
venas, el latido en su corazón.

Él también literalmente se cayó sobre ella, todo su peso estrellándosele


en contra y presionándola en la puerta. Gimió en su boca, trabajando su lengua
contra la suya mientras corría sus manos bajo la parte trasera de su camisa. Las
manos de él estaban en su cabeza, sus dedos presionando fuerte en su cráneo.

—Dios —gruñó mientras ella besaba su camino a lo largo del lado de su


rostro—. ¿Siempre supiste tan bien?
—Sí.

—Es como… Jesús, es como skittles4 y luz del sol.

—Gracias.

—Y tu piel. Puedo sentir lo que estás sintiendo —jadeó él, arrastrando


las puntas de sus dedos por su cuello. Cuando su mano derecha alcanzó su
blusa sin mangas, empujó el material, presionando la tira sobre su hombro.

—Archer.

—¿Sí?

—Cállate —gruñó, y mordió abajo en su labio inferior.

Pareció despertarlo. Sus manos se movieron a su trasero y apretó duro,


levantando al mismo tiempo. Ella envolvió sus piernas alrededor de su cintura
y soltó una risita mientras la cargaba cruzando el cuarto. Jo era delgada y
larguirucha, pero alta - alrededor de un metro setenta, y tenía mucho de tetas y
culo. Sabía que era engorroso, pero la cargó como si fuera una pluma.
61
Mientras se revolcaban a lo largo del cuarto, consiguió quitarse su blusa
sin mangas mojada. Su rostro inmediatamente fue a su pecho, su lengua
trabajando su camino a lo largo de su seno derecho. Embistieron contra el
escritorio viejo, y aunque rechinó y se quejó como si quisiera colapsar, no lo
hizo. Sostuvo su peso mientras la sentaba en él y se puso a quitar su propia
camisa.

—Dios mío, esto es increíble. —Suspiró, arrastrando sus dedos sobre sus
abdominales. Se maravilló ante su cuerpo. Ante una obra de arte perfeccionada
por años trabajados y ardua labor—. Quiero venerarte.

—No tienes idea cuán a menudo he pensado acerca de esto —susurró él,
ahuecando sus tetas y besando la cima de cada uno.

—¿Mis tetas? —preguntó mientras trabajaba para sacar su cinturón.

—Sí.

—¿Cuán a menudo?

4 Caramelos frutales multicolores.


—En la ducha —gruñó, deslizando ambas manos arriba por su pecho—.
En las mañanas. En cualquier momento que estoy contigo. Durante el almuerzo.

—Jesús, Archer. ¿Por qué nunca dijiste algo? Mis senos piensan en ti todo
el tiempo.

—Porque —murmuró, sus manos viniendo a descansar alrededor del


final de su cuello—. Eres demasiado perfecta. No podía arruinarte.

En cualquier otro momento, y ella habría quedado impresionada por esa


declaración. Se sentía como un fracaso el noventa por ciento de las veces,
¿cómo podía él pensar que era perfecta? ¿Cómo pudieron haber pasado tanto
tiempo sin decirse cómo se sentían? ¿Por qué no hicieron esto hace años?

Pero justo en ese momento, finalmente le había arrancado el cinturón de


los pantalones y estaba a milímetros de la parte de él a la que nunca le habían
presentado correctamente. No iba a estropear el momento con una tontería
como su corazón. .

62
Siseó entre dientes cuando ella le metió la mano por los pantalones.
Cuando envolvió sus dedos alrededor de la base de su pene, sus propias manos
se apretaron alrededor de su garganta por un momento.

—Mierda, Archer —jadeó, mirando entre ellos—. En serio te has estado


escondiendo.

—Jojo

—¿Sí?

—Ahora es tu turno de callarte.

Toda la dulzura y las palabras bonitas se habían ido. Su lengua estaba de


regreso en su boca, moviéndose al ritmo de la mano que ella tenía en su polla.
Él soltó su cuello, quitando su joyería brillante mientras se movía. Las luces se
dispersaron por la habitación, creando charcos de verde neón y azul eléctrico a
su alrededor.

—Espera, espera, espera —jadeó, alejándose de él. Sin embargo, no se


detuvo, solo continuó lamiendo y mordiendo a un lado de su cuello.

—Te advierto, si te paras —gruñó—. Literalmente moriré.


—Tenemos que movernos —insistió. En realidad, no quería, pero apartó
su mano y la puso contra su pecho, empujándolo.

—¿Qué diablos estás haciendo? —exigió mientras bajaba del escritorio.

—Demasiado lento —gruñó, desabrochándose los pantalones—.


Necesito estar desnuda contigo.

No necesitaba más aliento. Se sorprendió cuando la hizo girar


bruscamente, luego jadeó cuando la empujó. Estaba doblada por la mitad sobre
el escritorio con una de sus manos en el centro de su espalda, obligándola a
relajarse. La mantuvo así por un segundo, luego movió ambas manos hasta su
cintura. Sus pantalones fueron empujados sobre sus caderas y hacia abajo de
sus piernas. Ella levantó cada pie, quitándose los zapatos para que pudiera
quitárselo.

—Tienes el cuerpo más increíble —susurró, y gimió cuando él besó un


camino por la parte posterior de su muslo.

63
—Oh, Dios mío. —Suspiró, dejando caer la cabeza hacia adelante. Sin
embargo, no lo estaba teniendo, y sintió que él enroscó su cola de caballo en su
puño y la echó hacia atrás. Ella se vio obligada a pararse y se presionó contra
ella desde atrás.

—Siento que todo da vueltas —susurró, envolviendo un brazo alrededor


de su cintura y caminando hacia atrás.

—Lo está. Todo está girando. Colores, en todas partes —gimió.

Sus pies quedaron atrapados en algo y se tropezaron, cayendo con fuerza


sobre el colchón. Rodaron, brazos y piernas por todas partes, pero finalmente él
estaba encima de ella, colocando su peso entre sus muslos.

—No hay vuelta atrás en esto, Jojo —le advirtió. Ella asintió y usó sus
pies para bajar sus pantalones por sus piernas.

—No me importa —explicó mientras movía las manos bajo su espalda,


deshaciéndose del sujetador.

—Serás parte de mí —dijo, besando su camino por su estómago mientras


arrojaba el encaje y el algodón a través de la habitación.
—Siempre he sido parte de ti. Nunca lo notaste.

—Siempre. Te pones demasiada ropa interior —se quejó, mordiendo la


parte superior de sus bragas.

—No usas nada —señaló, pasando sus pies hacia arriba y hacia abajo por
la parte posterior de sus muslos.

—Lo bueno, también. Me desharé de esto —dijo, poniéndose de rodillas y


quitándole la ropa interior sobre las caderas. Sin embargo, sus piernas eran
demasiado largas y torpes, tuvo problemas para hacer que cayera el material.
Finalmente, dejó escapar un grito y comenzó a tirar. Ella rio cuando finalmente
los liberó de sus pies y luego se recostó sobre ella.

—No puedo creer que esto esté sucediendo —gimió, frotando las manos
sobre sus omoplatos.

—No puedo creer lo bien que se siente tu cuerpo —respondió, y parecía


que sus manos estaban en todas partes. Presionando sus pechos, recorriendo

64
su estómago. Se inclinó de nuevo, apoyándose en un brazo. Intentó seguirlo, de
poner sus codos debajo de sí misma, pero él la presionó, inclinó la cabeza y la
besó profundamente.

—Archer —susurró cuando la dejó ir—. Por favor, quiero…

Ella se atragantó con la última palabra y juró que sus ojos se cruzaron
cuando sintió que deslizaba un dedo dentro de ella. Sin advertencia, sin
trabajar, solo bam. Archer Calhoun y las partes de su cuerpo, haciéndose
espacio dentro de ella.

Increíble fin de semana.

Ella gimió y se retorció debajo de él, pasando sus uñas por su pecho.
Gritando cuando apretó sus dientes alrededor de un pezón, gimiendo mientras
arrastraba su lengua a lo largo de su cuello. Todo el tiempo, su mano siguió
moviéndose contra ella, otro dedo se unió al primero mientras bombeaba
dentro y fuera de ella. Estaba jadeando y suplicando, con las manos en sus
hombros, cuando él comenzó a besarle un lado de la cara.

—Eres tan increíble, Jojo. —Suspiró, arrastrando los dientes contra su


mandíbula—. Tan jodidamente dulce.
—Más —jadeó, volteándose para mirarlo—. Quiero más. Quiero todo de
ti.

Ella quiso decir eso en más de un sentido. En todas las formas en que
podría ser posible. Quería ser joven y estúpida con él para siempre, solo para
vivir en ese momento y nunca abandonar esa habitación.

Pero luego él se movió entre sus piernas y su mano estaba alrededor de


su polla, guiándolo a casa. Ambos se estremecieron y gimieron cuando hizo
contacto, y bajó la cabeza para poder ver como su polla desaparecía dentro de
ella.

—Mierda, Jo —gruñó, dejando caer su frente sobre su esternón—.


Maldición. Te sientes… jodidamente perfecta.

Ella quería responder, pero ni siquiera podía respirar, y mucho menos


encontrar sus palabras. No era una virgen inocente, pero tampoco se había
acostado con mucha gente ni con nadie en los últimos seis meses. Su cuerpo no
sabía cómo responder a la presencia repentinamente demasiado grande que se
había introducido. Se retorció, intentando ajustarse a su tamaño, intentando
hacer espacio.
65
Luego tiró de sus caderas hacia atrás y fue capaz de tomar una
respiración profunda, pero terminó en un grito cuando se estrelló contra ella.
Ambos gimieron y maldijeron y lo hizo de nuevo. Y una y otra vez, ganando
velocidad con cada empuje. Su cuerpo finalmente se acostumbró a su tamaño,
pero su intensidad la sorprendió.

—Oh, Dios mío, Archer —jadeó, arqueando la espalda. Aprovechó la


oportunidad para atrapar un pezón entre sus labios y succionó con fuerza—.
Esto es… tú eres… yo no puedo…

En realidad, había follado su vocabulario. Un par de minutos más, y se


vería reducida a gruñidos y gemidos.

—Me encanta esto. —Se movió para susurrarle al oído. Una de sus manos
estaba en el cabello en la parte posterior de su cabeza, tirando lo
suficientemente fuerte como para que doliera—. Me encanta oírte gemir mi
nombre. Me encanta verte desnuda debajo de mí. Jadeando, rogando. Maldición,
hazlo de nuevo.
—No sé… —comenzó, luego gimió cuando él tiró fuertemente de su
cabello, obligándola a retroceder.

—Ruégame.

Él mordió un lado de su cuello, donde se encontraba con su hombro,


haciéndola gritar de nuevo. Todo su cuerpo se sentía como si estuviera
ardiendo. Como si todos los colores brillantes en la habitación recorrieran sus
venas y le prendieran fuego. Una explosión era inminente, podía decir.

—Por favor, Archer —le rogó, arañándole la espalda y haciéndolo sisear


de nuevo—. Más fuerte. Más rápido. Todo. Haz esto de nuevo Siempre.

Ella decía tonterías, pero él se las arregló para cumplir sus peticiones,
estrellándose contra ella aún más fuerte. Él forzó el aire de sus pulmones con
cada embestida, la hizo chillar cada vez que se alejaba. Finalmente soltó su
cabello y movió su mano hacia su muslo, arañando y apretando antes de tirar
de su pierna. Él tiró y empujó hasta que quedó al ras con su pecho, la parte
posterior de su muslo descansaba contra su hombro.

Permitió que su polla alcanzara lugares dentro de ella, que no sabía que 66
existía. Sus ojos se movieron tan atrás en su cabeza, que juró que podía mirar al
pasado, al presente y al futuro.

—Maldición, cariño, voy a correrme —le advirtió, deslizando su mano


por su pierna y golpeándola en el culo.

—Dios, sí. Yo también. Yo también —le aseguró.

—Jesús, las luces. En todas partes, y la música. ¿Puedes sentirlo? —gimió.

—Lo siento. Lo siento todo.

—Córrete conmigo, por favor —suplicó—. Hazlo, Jojo. Córrete por mí.

—Archer… —gritó su nombre—. Yo… Dios, por favor, sí…

—Mierda, puedo sentirlo. Hazlo, hazlo, hazlo —recitó.

—Dios mío, Archer. Oh Dios mío.

Ella gritó cuando el orgasmo le atravesó el cuerpo. La habitación estalló


en luz, luego se iluminó a su alrededor. Pulsada al ritmo de su orgasmo,
intensificándolo. Sollozó y envolvió sus brazos alrededor de sus hombros,
sosteniéndose mientras él se zambullía en ella una, dos veces, una tercera vez
lo suficientemente fuerte como para empujar sus cuerpos sobre el colchón,
luego gruñó. Se estremeció y luchó por respirar, encerrada en el orgasmo,
corriéndose incluso mientras él se corría dentro de ella, ambos moviéndose.

—Voy a morir —susurró él, todos sus músculos se cerraron, sus dedos se
clavaron en su pierna—. Estoy muerto, estoy muerto, morí.

—Yo también —jadeó, sus brazos cayeron pesadamente sobre el colchón.

—¿Viste eso? ¿La luz estroboscópica? —preguntó antes de desplomarse


sobre ella.

—Sí —murmuró—. Sí, la vi.

—Hiciste eso —le dijo, besando a lo largo del borde de su oreja—. Toda
tú. Eres luz y aire y magia.

—¿Lo soy? —preguntó, mirando al techo. Ondas de color irradiaban de


una lámpara rota. 67
—Eres todo —dijo.

—Nunca lo supe —respondió ella. Él se rio entre dientes, y luego sintió


sus dientes en el lóbulo de su oreja.

—Dame un par de minutos, y te lo probaré de nuevo —susurró,


moviendo sus caderas en un círculo perezoso. Ella gimió profundamente en su
garganta y logró asentir.

—Me gustaría eso. Me gustaría, mucho.


2:00 P.M.
Día Uno

Traducido por Brisamar58

Corregido por Kish&Lim

A
rcher miró al techo.

Mierda.

No podía creer que hubiera dejado que eso sucediera.

68
Miró a su derecha, donde Jo estaba profundamente dormida,
tumbada boca abajo.

¡Mierda, mierda, mierda!

Sabía que estaban drogados, ya había tomado éxtasis antes, no era un


idiota. Incluso había reconocido que era un éxtasis muy fuerte o una tonelada
de esa mierda. También sabía que Jo nunca había tomado esa droga antes; a ella
le hubiera gustado divertirse, beber y fumar de una pipa ocasionalmente, pero
realmente, era una buena chica. No usó drogas. Así que, por supuesto, la MDMA
la había golpeado con fuerza y no estaba totalmente preparada para eso, y
totalmente sin estar al tanto de ello.

MIERDA.

Ella había estado mirándolo con esos grandes ojos azules. Como ojos de
muñeca, siempre había pensado. Tenía una sonrisa que valía un millón de
dólares, siempre mostrando todos sus perfectos dientes blancos nacarados, y
cada vez que la prendía para él, casi era su perdición. Y ese día, ese momento,
esa cantidad de drogas en su sistema… finalmente se había perdido. Besarla
había sido necesario, un acto requerido por el destino. Por Dios.
Jesús, se sintió tan bien. Como dulces y pasteles, y el mejor champán y
sexo puro sin adulterar. Hablando de una erección instantánea. Combinado con
el puto cuerpo asombroso que ella estaba meciendo, que solo tenía que
presionar contra él, y estaría perdido.

Por supuesto, a Archer le gustaba Jo. Eran compañeros, amigos, mejores


amigos, toda esa cosa. Siempre le había gustado ella. Y él no estaba ciego, por lo
que se sintió atraído por ella durante años. No habían sido las drogas las que
hablaron, él fantaseaba con ella todo el tiempo. Soñaba con ella.

Años atrás, le había hecho una promesa a su hermano. Jodi estaba fuera
de los límites de un perro en celo como Archer Calhoun. Por supuesto, las cosas
cambiaron. Andy había abandonado a todo el mundo una vez que se había dado
cuenta que era un estudiante universitario de mierda, y Archer y Jo eran
simplemente “pueblerinos” que trabajaban en empleos sin futuro. De repente,
las cosas cambiaron y Archer fue menos el amigo de su hermano, y más su
amigo. Se volvió más cercano a ella de lo que nunca había sido con su hermano.

Una relación fue el siguiente paso natural. Su madre le había preguntado


al respecto, su padre lo había acosado al respecto, sus amigos comunes 69
contaban chistes al respecto. Siempre estaban pasando el tiempo juntos,
siempre bromeando entre sí. ¿Por qué no acababan de follar y lo superaban de
una vez? Él era sexy, ella era sexy, eran sexys el uno para el otro, era simple
matemática. ¿Cuál era el puto problema?

Archer gimió y se llevó las manos a los ojos.

Nada era tan simple en su vida. Tuvo que pelear por todo. Pelear con su
padrastro, solo para sobrevivir. Pelear en la escuela, solo para arreglárselas. Su
madre era maníaco-depresiva y alcohólica, por lo que desde muy joven tuvo
que ayudar a cuidarla. No recordaba haber estado nunca sin ningún tipo de
trabajo, y las noches de trabajo jodían con mantenerse despierto en clase, lo
que a su vez arruinaba sus calificaciones, lo que, por supuesto, había arruinado
su futuro. Se había encerrado en un futuro inútil, y esa comprensión lo había
llevado a tomar algunas malas decisiones en su vida.

Echó un vistazo a Jo otra vez. Estaba tendida boca abajo, con la cabeza
vuelta hacia él. Su largo cabello castaño se había soltado de la cola de caballo y
se extendía por el colchón, casi rozándole el brazo. Tenía sus brazos debajo de
su pecho y él escuchó mientras ella respiraba profundamente en su sueño.

Había agarrado su camiseta en algún momento y había intentado usarla


como una manta. Él era mucho más grande que ella, la cubría desde las caderas
hasta las pantorrillas. Su suave espalda estaba expuesta, y él extendió una
mano, colocando suavemente la palma de su mano sobre su piel.

Tan diferente. Era tan diferente de él. Su piel era suave y cremosa,
completamente inmaculada. Él era rudo y bronceado, un par de tatuajes
marcando diferentes hitos en su cuerpo. Ella era todo risas y felicidad,
simplemente avanzando a saltos su camino por la vida. Él siempre se escondía
detrás de sus sonrisas y bromas.

Mal, mal, mal. Retiró su mano antes de que ella lo sintiera y se


despertara. Esto era todo malo. Nunca se había acostado con Jo antes porque él
era malo para ella. Ella todavía era joven, eventualmente se daría cuenta de su
mierda y se establecería con un hombre de verdad. Con un buen tipo. Con
alguien que cuidaría de ella.

No le gustaba, pensar en otro hombre tocándola. Siempre lo mataba cada


70
vez que tenía un novio o se acostaba con alguien. Mucho antes de esa noche,
había sentido que una pequeña parte de ella le había pertenecido. Ahora sería
mucho más difícil, sentía que ella le pertenecía por completo a él. Cada
centímetro, cada sonrisa, cada mirada.

—Lo siento, Jojo —susurró, resistiendo el impulso de tocarla de nuevo—.


Desearía ser lo suficientemente bueno para ti.

—Archer —murmuró su nombre mientras dormía, y él sonrió para sí.


Recordó un par de horas antes cuando ella había estado proclamando que
amaba todo. Que ella lo amaba

Espero que no, Jo. Por tu bien, realmente espero que no.
2:58 P.M.
Día Uno

Traducido por Kalired

Corregido por Disv

J o se sentó de golpe con un jadeo. Echó un vistazo alrededor,


preguntándose dónde diablos estaba, y entonces se dio cuenta que
estaba desnuda. Gritó mientras se apresuraba a agarrar la manta que
estaba envuelta alrededor de sus piernas, solo para descubrir que no era una
manta. Era una gran camiseta. La desenrolló y la presionó contra su pecho,
luego tomó un par de respiraciones profundas. 71
Tranquila. Tranquila, sabes dónde estás. Solo relájate.

Estaba en una habitación cubierta de grafitis. Podía escuchar música que


venía de algún lado, y muchas voces. Un par de barras fluorescentes esparcidas
por el piso. Mientras miraba una azul, gimió y recordó todo. Estaba en una
estúpida fiesta rave. Habían vendido la coca al tipo raro con sombrero, y luego
habían bailado durante casi una hora seguida. Después de bailar, Archer la
había llevado a la habitación, y ella le había estado sonriendo, y luego…

… y luego tuvimos el sexo más increíble que he tenido en mi vida.

—Oh, Dios mío —jadeó de nuevo—. ¡Estábamos tan jodidamente


drogados!

Giró su cabeza y lo encontró junto a ella. Completamente desnudo,


durmiendo sobre su estómago, medio fuera del colchón. Se tapó la boca con la
mano y lo miró fijamente.
Santa mierda. Santa mierda. Había follado a Archer Calhoun. Bueno, en
realidad, él la había follado a ella, solo semántica. Había sucedido. Finalmente
había sucedido.

Y sin embargo, tenía ganas de llorar. Sollozó y trató de esconderlo


mientras se levantaba lentamente. Tiró la camiseta al suelo y se inclinó,
recogiendo sus diferentes prendas y poniéndoselas mientras se movía.

Siempre había soñado con dormir con Archer. Hacer el amor, tener sexo,
acostarse, follar, cualquiera de las anteriores. Pero siempre había fantaseado
con que fuera algo mutuo. Quería que él la deseara tanto como ella lo hacía. En
su lugar, sin embargo, había sido completamente atrapado por una droga que
inspiraba intensos sentimientos de amor y afecto, y simplemente ella había
estado ahí. Probablemente podría haber sido cualquiera, nunca había mostrado
interés por ella antes, realmente no.

Era injusto Había sido un sexo increíble, y en realidad, no lo lamentaba,


pero aun así estaba molesta. Como si algo hubiera sido arrebatado. Fue como el
beso frente al oficial de policía. Un momento increíble que en última instancia
no había significado nada para la persona con quien lo había compartido. 72
Alégrate que sucedió, punto. Ahora al menos tengo ese recuerdo con él.

Se estaba concentrando en eso cuando el objeto de sus pensamientos


comenzó a gemir sobre el colchón.

—¿Qué hora es? —preguntó con voz ronca. Rodó sobre su espalda y se
estiró. Su lengua se pegó al paladar por un segundo. Era tan jodidamente
hermoso, y había estado dentro de ella. Estaba avergonzada de admitirlo, pero
el solo hecho de verlo en todo su esplendor la había preparado para suplicarle
que lo hiciera de nuevo.

Por favor, señor, me gustaría un poco más…

—Uh. —Finalmente se sacudió y se alejó—. Mierda, son casi las tres.

—Mierda. Será mejor que nos pongamos en movimiento. Lo bueno es


que hoy no hace demasiado calor, ¿estacionamos a la sombra? —preguntó
detrás de ella.
—Oh, mierda —gimió, recordando su propósito de estar ahí—. Eso
espero. ¿Cómo es esto mi vida?

—No te preocupes. Tenemos el resto del día, estamos bien —señaló


Archer, y escuchó mientras él se movía y se ponía algo de ropa. Ella tenía todo,
excepto su camiseta de tirantes, que no pudo encontrar.

—No estamos bien. —Suspiró, finalmente volteándose. Acababa de


ponerse los zapatos y se estaba moviendo para pararse, con la camiseta en la
mano.

—En serio, vas a tener un colapso si sigues siendo tan negativa—le


advirtió.

—Lo siento si estoy siendo negativa. —Se rio, finalmente caminando


hacia él—. Tal vez sea porque voy a ir a la cárcel de por vida. O tal vez porque
probablemente tenga un ataque al corazón antes de que eso pueda suceder.
¡Oh! O si tengo mucha suerte, moriré por envenenamiento en la sangre por
éxtasis contaminado.

—Eres todo un rayo de sol, Jojo. —Se rio entre dientes, luego levantó los 73
brazos para ponerse la camiseta.

Ella no dijo nada, solo echó un vistazo al gran tatuaje que cubría su caja
torácica por el costado derecho. Era una especie de árbol grande, hecho todo en
negro, con las raíces colgando hasta la cadera. Él nunca le había contado el
significado detrás de eso, lo había conseguido antes de haberse mudado a Van
Nuys.

También tenía uno en el interior de su bíceps derecho, un geométrico


arco y flecha que ella había esbozado para él, y su último tatuaje estaba justo
encima de su pelvis. Era casi imperceptible, la parte superior apenas se
asomaba por encima del borde de sus pantalones. Lo había conseguido una
noche mientras estaba borracho, no recordaba como lo obtuvo, y a menudo
hablaba de cubrirlo. Eran solo cinco palabras, en una fuente en inglés antiguo.

Al infinito y más allá

—No puedo creer que todavía tienes este —dijo, y sin pensarlo, extendió
la mano y deslizó su dedo por su piel, pasando el dedo por encima de las letras.
Sus músculos saltaron y se contrajeron bajo su toque.
—Sí, bueno, es tu culpa, por tenerlo. Siempre me haces ver esa maldita
película —se quejó, luego deslizó su camiseta en su lugar, rompiendo el
contacto. Ella dio un paso atrás.

—Nadie te obliga a ver mi película favorita —señaló.

—Sí, lo haces. Todo el tiempo —le recordó, peinándose con las manos el
cabello—. Probablemente conseguí el tatuaje una noche después de verla en tu
casa.

El buen humor que normalmente cubría sus palabras había


desaparecido. De hecho, sonaba un poco enojado. Ella frunció.

—Está bien, ahora eres tú el que necesita calmarse. Solo tienes que
cubrirlo —dijo.

—¿Puedes tú cubrirte? ¿O planeas pasear toda la noche con tus tetas en


exhibición? —lanzó, gesticulando hacia su pecho.

Se sintió como si la hubieran abofeteado. Su mandíbula cayó por un


segundo, luego se dio la vuelta y se alejó. Lo ignoró cuando dijo su nombre. 74
Miró a su alrededor y finalmente encontró su top en una esquina. Estaba
polvorienta, pero simplemente la sacudió y se la puso.

—Jo. —Suspiró, caminando detrás. Ella se apresuró para alejarse,


haciendo una línea recta hacia la puerta—. Vamos, estoy…

—Si nos vamos ahora —lo interrumpió—, podemos llegar a mi trabajo


antes del cambio de turno. No conozco al tipo, no debe entrar cuando estoy ahí.

—Jojo, creo que deberíamos… —Siguió intentando hablar.

—Deberíamos salir de aquí, tienes razón. Tenemos que irnos. —Caminó a


su lado. Extendió la mano y agarró el pomo de la puerta, lista para abrir y salir
al pasillo. Pero cuando tiró, la perilla se cayó en su mano y luego cayó al suelo.
Rodó por la habitación antes de golpear ruidosamente en el escritorio.

—Jo —dijo Archer suavemente, y sintió su mano en su hombro.


Lentamente la giró para estar frente a él—. Lo siento.
—¿Por qué? Es solo una perilla. Tienes que averiguar cómo sacarnos de
aquí —dijo, mirando el vidrio esmerilado en la puerta. Él extendió la mano y le
puso el dedo debajo de la barbilla, luego la obligó a mirarlo.

—Eso no fue lo que siento, y lo sabes —dijo. Ella lo miró y se mordió el


labio inferior por un segundo.

—No tienes que disculparte —susurró. Él gimió y la abrazó.

—Ya lo sabía —dijo—. Incluso te dije que no bebieras nada. Debería


haberlo sabido.

—Esto no es tu culpa —le dijo, envolviendo sus brazos alrededor de él y


abrazándolo.

—No quería hacer nada que te lastimara.

—No lo hiciste. Lo juro, no lo hiciste.

—Estábamos muy drogados —dijo, y frunció el ceño.

—Sí… estábamos muy colocados —respondió. 75


—Y hemos hecho un montón de estupideces —le recordó.

—Lo hicimos —estuvo de acuerdo.

—Y esta vez, hicimos juntos una mierda estúpida —dijo.

Ella se mantuvo quieta por un momento. ¿El mejor sexo de su vida, con
alguien de quien posiblemente estuvo enamorada desde que tenía trece años, y
era para él una “mierda estúpida”?

—Um… —No pudo formular una respuesta.

—Pero estás bien, ¿verdad?

—¿Por supuesto?

—¿No te hice daño?

No le gustaba hacia dónde iba esta línea de conversación. Claro, se había


vuelto loca, pero también había estado presente. Sabía exactamente con quién
había estado haciendo todas esas cosas, cada segundo. Sin embargo, él actuaba
como si fuera una espectadora inocente que no conocía nada mejor. Se apartó
de él.

—No, Archer. Soy una niña grande, estoy bien —subrayó, extendiendo los
brazos a los costados.

—Bueno. Porque odiaría perder a mi mejor amiga por una mierda tonta
que hicimos mientras consumíamos drogas.

—Sí. Eso sería horrible. ¿Podemos abrir ahora esta maldita puerta? —
Reaccionó, alejándose de él y agarrando la salida.

—¿Qué? ¿Estás enojada otra vez? —preguntó, sonando sorprendido.

—Súper estupendo y fuerte, Calhoun. La puerta Ábrela —insistió,


golpeando su mano en el vidrio, esperando que alguien afuera escuchara.

—Pareces enojada, Jojo —le dijo.

—No lo estoy. Soy claustrofóbica. Sácame de aquí.

—No eres claustrofóbica. Dime que… 76


Ella soltó un grito y le dio a la puerta una patada salvaje. Para su
sorpresa, funcionó. Donde pateó, el marco se astilló y cayó lejos de la pared. La
cerradura y el pestillo estaban completamente expuestos, pudo presionarlo con
el dedo y la puerta se abrió. Salió y corrió por el pasillo.

La alcanzó en la enorme extensión antes de la salida, el área por la que


habían caminado tres horas antes, cuando buscaban la fiesta electrónica. Ahora
finalmente se marchaban un poco más ricos, algo más sabios y mucho más
decepcionados en la vida.

—Vamos, Jo, no te enojes conmigo. ¡Odio cuando estás enojada conmigo!


—gimió, igualando su paso mientras salían.

—¡Nunca estoy enojada contigo! —dijo, aumentando su ritmo. No hizo


mucha diferencia. Archer medía un metro ochenta y tres, con piernas largas.
Fácilmente se mantuvo a su paso.

—¿Es por el sexo? —preguntó, y ella respiró hondo, deseando quitarse el


rubor.
—No, Archer.

—No te preocupes, fue bastante bueno.

—¿¡Bastante bueno!? —gritó, girándose sobre él.

—Sí. Si eso es lo que te molesta —dijo, frotándose la parte posterior de


su cuello. Ella levantó sus manos.

—Déjame aclarar esto, ¿crees que estoy molesta porque creo que no soy
buena en la cama? —comprobó por segunda vez.

—No te preocupes por eso —dijo mientras asentía—. Estábamos


drogados, era una locura, quién sabía lo que estaba pasando.

—¡¿Estás diciendo que no era buena?! —jadeó.

—No —dijo rápidamente—. Solo digo que no te sientas mal por lo que
pasó ahí.

—¡Jesús, Archer, eres un maldito imbécil! —gritó, empujándolo en el


pecho. 77
—Gracias. Y estoy seguro que el próximo tipo con el que te acuestes, será
increíble. Estarás sobria, estarás presente, estarás totalmente metida en ello. —
Se detuvo.

Jo no pudo soportarlo. Había estado despierta desde las diez de la


mañana, tenía un cuerpo descompuesto en su auto, dijo que el cuerpo era
posiblemente de un acosador, había sido drogada en una fiesta rave y se había
follado al enamoramiento de toda su vida, quien había descrito el incidente
como “bastante bueno”. Oficialmente había llegado al final de su límite.

Entonces no se sintió nada mal cuando gritó y le dio un puñetazo en la


garganta.
3:32 P.M.
Día Uno

Traducido por Kwanghs, StefaniaVera y Moreline

Corregido por Disv

—E
stás siendo tal bebé acerca de eso —dijo Jo, mirando
por encima a Archer. Él se rehusó a verla, solo miró
con furia fuera del parabrisas mientras los conducía
por la calle.

—¡Me golpeaste en la maldita garganta! —dijo con voz ronca, frotando su


cuello. Ella se encogió de hombros.
78
—Lo merecías.

—¡Estaba bromeando, Jo!

—¿Parece gracioso ahora?

—Nunca voy a dormir contigo de nuevo —se quejó.

—¿Es esa una amenaza, o una promesa? —espetó.

—Estarás rogándome antes de que la semana termine —predijo. Ella se


rio a carcajadas a la par que maniobraba el volante, virando hacia un
estacionamiento.

—Espera sentado a que eso suceda, ¿está bien? —sugirió.

—Por favor. Te encantó —le dijo.

—Fue bastante bueno.


—¡Oye! —gritó mientras bajaba del auto—. ¿Cómo es que tú puedes
bromear sobre ello, pero yo no puedo?

—Porque yo no estoy bromeando —dijo de regreso, después azotó su


puerta.

Se sintió bastante bien acerca de sí misma mientras se alejaba de él, pero


su humor rápidamente cayó cuando volvió a la parte trasera del auto. Se paró
inmóvil y miró abajo a su vehículo. Era fácil en cierto punto hacer como si no
hubiera sucedido cuando estaban conduciendo alrededor y haciendo cosas y
drogándose en raves, pero ahora que tenía que abrir su maletero, no estaba
segura que fuera capaz de hacerlo.

—¿Estás bien? —preguntó Archer, apareciendo a su lado.

—Bien —susurró, después aclaró su garganta—. Mi, uh… mi uniforme


está ahí.

—¿Por qué necesitas tu uniforme? —preguntó—. Solo vamos dentro

79
para hacer algunas preguntas, ¿cierto?

—Si entro allá, los clientes habituales me reconocerán y pedirán algo, u


otra mesera me verá y se molestará porque he faltado los últimos cuatro días, o
un gerente de piso me verá y me dará mierda por no estar en uniforme
mientras estoy en el club. Confía en mí, hay una razón por la cual nunca voy al
trabajo cuando no estoy realmente trabajando. Además, lucirá extraño si estoy
aquí en mi día libre, vagando, haciéndoles preguntas a todos. De esta manera,
puedo moverme alrededor libremente, tener una razón para estar hablando
con todos. Solo una chica en el trabajo, siendo amigable y parlanchina.

—Simplemente entraré solo. Actuaré como un cliente habitual, diré que


estoy preguntando acerca de mi amigo quien había perdido su billetera —
sugirió.

—Sí, pero no puedes entrar atrás, no por ti mismo. Y las bailarinas y


meseras no te dirán nada, recibimos a un montón de raros haciendo un montón
de preguntas raras. Tú solo te mezclarás.

—¿Me estás llamando raro?


—Sí. Sí lo estoy haciendo. Ahora terminemos con esto y consigamos mi
ropa.

—¿Estará bien? —preguntó, ojeando el maletero. Ella asintió.

—Está en una bolsa sellada de plástico —dijo—. Bajo la lona en la que él


está arriba.

—De todos modos, ¿por qué tienes una lona allí?

—¡Para proteger mi mierda de todas las personas que asesino! —siseó,


golpeándolo en el estómago—. ¿Por qué crees? Porque mi auto no se sella por
la mierda y cuando llueve, ¡tengo que cubrir el techo!

—Te has vuelto muy violenta últimamente —refunfuñó, frotando el lugar


que golpeó.

—Gracias a ti, probablemente tengo una úlcera ahora.

Sin advertencia, Archer alcanzó y presionó el botón para hacer saltar el


maletero. Jo no estaba preparada para ello. Respiró con dificultad y apartó la
mirada, apretando fuerte sus ojos. Asustada de que lo olería, también cubrió su 80
boca y nariz con su mano.

—¿Habías visto alguna vez un cadáver antes? —preguntó Archer. Ella


consiguió sacudir su cabeza.

—No, no hasta esta mañana —dijo. Hubo una pausa, entonces su mano
estaba en su hombro, apretando.

—Bien. Está bien. En serio, no huele, no mucho —aseguró—. ¿Quieres


que saque tus cosas?

—Sí. —Suspiró en alivio—. Sí, por favor. Debería estar en la izquierda en


algún lado, un montón como de lamé5 dorado en una bolsa.

Hubo algún sonido de movimiento. Un distinto thunk que si tuviera que


adivinar qué era, sonaba como un pie golpeando el fondo del maletero. Sintió
náuseas y puso su otra mano sobre su boca, también.

5 Tela tejida con hilos brillantes, especialmente de color oro o plata, semejante a la lama antigua.
—Lo tengo —dijo Archer, y tan pronto como el maletero se cerró con un
golpe, ella se dio la vuelta.

—Gracias —dijo, tendiendo su mano. Aunque no le entregó la bolsa.

—Tiene… tiene sangre en ella —le advirtió. Ella hizo una mueca, pero la
tomó de todas formas.

—Lo que sea, solo… —Su voz se fue apagando mientras algunos puntos
conectaban en su cerebro. Sostuvo arriba la bolsa y la miró, la mancha de
sangre a un lado.

—¿Solo qué? —preguntó Archer.

—Sangre —dijo, lanzando una mirada a su maletero—. Está sangrando,


es por eso que está en esa lona. Quien sea que lo puso allí sabía que estaba
sangrando, es por eso que extendieron la lona y lo acomodaron sobre ella.

—Sí… ¿entonces?

—Tú lo moviste, ¿viste cómo fue asesinado? —preguntó Jo. Él frunció el


ceño y frotó la parte trasera de su cuello. 81
—Le dispararon, parecían como tres veces, justo en el pecho —
respondió. Ella se rio y dejó caer la bolsa, aplaudiendo.

—¡Le dispararon! —gritó.

—Jesús, ¡mantén tu jodida voz baja! ¿Por qué es causa para celebrar? —
siseó.

—¡Porque yo no poseo un arma, Archer! ¡Yo no pude haberle disparado!


—explicó.

Tomó una respiración profunda. Honestamente había estado


preocupada. Había pensado que tal vez él se había puesto inapropiado con ella
y en su estado alcohólico, se había descontrolado y roto su cuello o algo. Pero
disparos de arma, esos eran un completamente diferente juego de pelota.

—Ese es un buen punto —concordó, asintiendo con su cabeza. Ella no


podía dejar de sonreír mientras levantaba su bolsa lejos del suelo.
—Eso quita una carga de mi mente. Venga, vayamos a averiguar sobre
este tipo —susurró.

—A no ser que…

Se detuvo en sus pasos.

—¿A no ser que qué?

—A no ser que tú le disparaste con su arma —señaló Archer.

Esperanzas. Aplastadas. Su sonrisa decayó y le frunció el ceño.

—Gracias, Archer Calhoun. Gracias por eso. En realidad sabes cómo


hacer sentir bien a una chica acerca de sí misma —se quejó, después giró y se
marchó enojada hacia su trabajo.

—Oh, vamos, no esto de nuevo —gruñó, siguiendo tras ella—. Solo estoy
intentando pensar en todo.

—Así que piensas que soy mala en la cama, y una asesina —manifestó,
abriendo de un tirón la puerta y entrando a zancadas. Un portero detrás de una 82
división de cristal levantó la mirada y cuando vio que era ella, asintió y
presionó un timbre. Una puerta interna se abrió de repente, permitiéndoles
entrar al club adecuadamente.

—Oye, nunca dije ninguna de esas cosas —le dijo Archer.

—Oh, perdón. Las insinuaste, mi culpa —espetó mientras serpenteaba su


camino a través de las mesas hacia el fondo del cuarto.

—No puedo creer que nunca había estado aquí antes —murmuró, y
cuando ella miró por encima de su hombro, fue para encontrarlo viendo a la
stripper quien estaba en el escenario.

—Porque dije que no lo tenías permitido, ¿recuerdas? Basta, basta, ¿a


dónde piensas que vas? —preguntó, deteniéndose cuando casi la siguió dentro
del cuarto trasero.

—Pensé que era una investigación. Voy donde tú vas —dijo, intentando
pasar a su alrededor. Ella puso una mano en su pecho.
—Ujum —dijo, sacudiendo su cabeza vehementemente—. No voy a
ayudar e incitar tu perversión. Solo espera aquí, intenta no ser imbécil. Vendré
a encontrarte cuando esté cambiada.

No le dio la oportunidad de discutir o bromear o ser un idiota, solo se dio


la vuelta y se alejó.

Un pasillo conducía a un vestidor, completo con espejos bordeados con


luces, y una gran mesa cubierta con diferentes productos de maquillaje.
Mujeres medio desnudas estaban en todos lados, ajustando tangas, añadiendo
rubor a pezones, pegando empanadas6. Solo un día normal en el club de
striptease de Bunny Love, convenientemente ubicado entre Hal’s Steak Shack
(ahora cerrado) y Boomer’s Auto Car Wash.

Jo le sonrío a unas cuantas personas, hizo una charla trivial acerca de


sentirse mejor y agarrar un turno extra para compensar por sus días perdidos.
Después se apresuró de regreso a su casillero de personal y rápidamente se
cambió. Una vez que tuvo todo en su lugar, apresuradamente jaló arriba su
cabello en un moño que lucía decente y agarró el lápiz labial rojo de alguien,
embadurnándolo sobre sus labios. Miró en el espejo y estaba feliz de ver que 83
lucía exactamente como lo hacía cada otra noche que trabajaba.

La mayoría de las meseras daban todo en sus aspectos, cabello genial y


maquillaje perfecto usualmente eran iguales a propinas más grandes. Pero Jo
odiaba su trabajo, y odiaba aún más a los clientes. Nunca quiso darles más
razones para pensar que podían tocarla o ser unos pervertidos con ella, así que
nunca puso demasiado esfuerzo en su cabello o maquillaje. Eso, combinado con
su mala actitud y el hecho de que el de Bunny Love no era el club más popular
de striptease, significaba que hacía propinas de mierda, pero no le importaba.
Solo no podía obligarse a hacerlo, y especialmente no esa noche de todas las
noches. Así que lo denominó bueno y agarró una bandeja vacía antes de
dirigirse a la pista.

Salió por el otro lado del escenario, opuesto de donde había entrado, y
miró alrededor. No vio a Archer en ningún lado, pero eso no era exactamente
fácil. Había reflectores en el escenario, pero el resto del club estaba casi
completamente iluminado por luces rojas, y no muchísimas de ellas.

6 Parches que se pegan a los pezones para cubrirlos o adornarlos.


Normalmente eso no la molestaba, se había acostumbrado a la poca visibilidad.
Pero ese día en particular, la intimidaban. La hacían pensar en asesinos y
acosadores. La tenían preguntándose cuántos hombres la habían visto desde las
sombras.

—¡Hola! —llamó, espiando a otra mesera cerca. Michelle, una de las


chicas quien había salido con ella la noche anterior. Jo y ella eran bastante
buenas amigas, habían estado en casa de cada una.

—Hola, no sabía que estabas trabajando hoy. ¿Cómo te sientes? —


preguntó Michelle, quitando vasos vacíos de una mesa antes de girarse a
encararla.

—Oh, bien. Intentando compensar por todo ese trabajo que me perdí. Así
que, anoche fue una locura, ¿eh? —Saltó Jo justo en ello.

—¡Sí, lo fue! —Michelle rio—. La pasé bomba. Me fui a casa con este tipo
adinerado, vivía todo el camino de vuelta en Santa Mónica y me hizo tomar un
Uber de regreso a casa a como las cuatro de la mañana, pero lo valió tanto.

—Suena increíble. —Jo asintió—. Sabes, conocí a este chico allí anoche, 84
¡fue tan extraño!

—Te vi con él. —Michelle rio.

—¿Me viste?

—Sí. Tu vecino sexy, ¿cierto? Cuando fui para irme, estabas afuera
trepándolo como a un tubo —le dijo. Jo respiró con dificultad. Beso, él había
dicho que ella lo besó. No había habido mención de trepar.

—Bueno, sabes como soy cuando bebo. —Jo forzó a salir una risa.

—No te culpo, chica. Te he estado diciendo que lo folles desde como el


año pasado. ¿Fue ardiente? Luce como si tiene un gran pene —dijo Michelle.

—Es increíble, deberíamos hacer un molde de él —dijo Jo a través de


dientes apretados—. Pero sabes, la noche está un poco borrosa. Conocí a este
otro chico allí, y él, uh, perdió su billetera.

Esa mentira funcionó para Archer, tal vez funcionará para mí.
—Espero que estuviera llena de billetes de cincuenta. —Michelle rio,
después comenzó a avanzar poco a poco de regreso al bar. Jo siguió tras ella.

—La cosa es, nos pusimos a hablar porque él había estado aquí antes —
balbuceó Jo. No era una muy buena mentirosa, no rodaban de su lengua como lo
hacían con Archer—. Aquí, en nuestro club. Nos reconoció. Asumí que tal vez
una de ustedes reconocería su nombre o algo, así puedo regresar la billetera.

—Oh, sabes cómo soy con los nombres, cariño. Intenta con Jaylah, o
cuando Candell termine con su actuación, pregúntale —sugirió Michelle,
haciendo señas hacia la stripper que ahora solo quedaba con una tanga y un par
de tacones muy altos.

—Está bien. Gracias.

Jo suspiró y después que Michelle se alejó, iba a girarse. En su lugar,


chocó contra alguien parado justo detrás de ella. Cortesía del cadáver en su
maletero, su paranoia estaba en un nivel más alto que nunca, así que dejó salir
un gruñido e inmediatamente comenzó a abofetear a la persona.

—¡Soy yo! —siseó Archer, agarrando sus muñecas y sosteniéndolas 85


juntas.

—Maldición —dijo con la voz entrecortada—. ¡Me asustaste!

—Estaba sentado en una mesa por allá —dijo, soltándola—. Ni siquiera


me percaté que eras tú hasta que escuché tu voz. Así que piensas que
deberíamos hacer un molde de mi pene, ¿eh?

—Oh Dios, vete a la mierda, solo estaba intentando detenerla, de otra


manera habría farfullado sobre penes toda la noche —gruñó Jo—. ¿Ahora
puedes ser realmente de ayuda y comenzar a preguntar alrededor, también?

—¿Es esto lo que usas siempre? —preguntó, ignorándola y frunciendo el


ceño mientras miraba por encima de su atuendo. Ella lo miró con furia y puso
sus manos en sus caderas.

—No, solo pensé que sería divertido por hoy. Sí. Mira alrededor, todas las
chicas están usando esto —instruyó, haciendo señas alrededor del bar. Aunque
él no levantó la mirada. Solo siguió observando su cuerpo.
—Es muy… brillante —dijo finalmente.

—Lamento que no te guste, Archer, pero paga las cuentas. Ahora vamos
—insistió, dándose la vuelta hacia el bar. Él agarró su brazo, deteniendo su
movimiento.

—Nunca dije que no me gustaba —declaró, y cuando ella miró de vuelta


a él, aún estaba mirando su cuerpo.

Su atuendo era ridículo, ella lo sabía. Todo estaba hecho de un laminado


de oro metálico gastado y solo tenía dos prendas de vestir. Bueno, tres, si
incluía la red de los talones al muslo que estaba usando. Las otras piezas eran
una falda corta que sobre ella; con sus largas piernas, mostraba la parte inferior
de sus nalgas. Normalmente, usaba unos short negros con volantes debajo, pero
había tenido prisa y no se había molestado en ponérselos ese día. La parte
superior era una manga de tres cuartos con cuello en V que se ataba en un nudo
entre sus senos y se detenía allí. Todo desde sus costillas hasta sus caderas era
piel expuesta. Normalmente, un par de botas completaba el atuendo, pero las
había dejado en el automóvil y había agarrado un par de tacones al azar del
camerino. 86
Era vulgar y barato, haciéndola parecer una prostituta de dos dólares.
Pero también sabía que tenía un buen par de tetas y un buen culo, por lo que al
menos era una prostituta sexy. Y a juzgar por la forma en que Archer estaba
observando todos los activos antes mencionados, a él no pareció importarle el
look barato-vulgar.

—Bueno, entonces. —Aclaró su garganta, y finalmente apartó la mirada


de sus tetas y le miró a los ojos—. Me alegra que estés disfrutando de la vista.
Lástima que los productos no cumplan con el empaque.

—¿Eh? —preguntó, y ella libero el brazo de su agarre.

—Bastante bien —le recordó, y él gimió, poniendo los ojos en blanco.

—Jo, yo no…

—¡Jodi!

Un chillido agudo los interrumpió, su compañera de trabajo, Kim, la otra


chica que había salido con ella anoche. Casi se arrojó a Jo, dándole un gran
abrazo. Jo fulminó con la mirada a Archer, que ni siquiera intentó ocultar el
hecho de que las comía con los ojos a las dos.

—Hola, Kimmy. —Se rio Jo, finalmente alejando a la otra chica—. ¿Cómo
te sientes? Fue una noche salvaje la de anoche.

—O.M.D, ¿no fue la mejor? Te ves bien Archer. —Kim le guiñó un ojo. Él
sonrió grande.

—Me estoy sintiendo bien, Kim.

—Ustedes dos fueron tan lindos anoche. —Suspiró Kim, agarrándose las
manos—. ¡La forma en que estaban uno encima del otro! Lo juro, casi me
derrito.

—Encima del otro… —Jo se volvió para mirarlo. Se aclaró la garganta y


agitó una mano en el aire.

—Así que Kim, tenemos una especie de enigma —habló él sobre ella.

—¿Un en-qué? —preguntó Kim, frotando su nariz.


87
—Un problema —dijo Jo, y luego repitió la misma mentira que le había
contado a Michelle.

—Hmmm, ¿cómo se veía? —preguntó Kim. Jo tragó saliva e intentó


recordar como lucía en el maletero esa mañana. Él había estado acostado boca
abajo.

—Como la altura media —completó Archer—. Cabello castaño. Más viejo


que nosotros, creo, probablemente a mediados de los años treinta.

—Suena como mucha gente. —Kim hizo un mohín con los labios.

—Pero dijo que venía mucho aquí —subrayó Jo—. Y, uh, creo que dijo
que su nombre era… ¿Bernard?

Kim se quedó sin aliento.

—¡Bernard! —chilló—. ¡Sí, lo conozco! ¿Él estaba ahí? Ojalá lo hubiera


sabido, lo amo.

—Lo conoces, sí, gracias, bebé Jesús —jadeó Jo—. ¿Tal vez sabes…?
—Es tan rico que deja las mejores propinas —siguió hablando Kim—.
Sabes, él fue quien me contó sobre ese club nocturno.

Jo y Archer se miraron el uno al otro.

—¿Lo hizo? —preguntó lentamente. Kim asintió.

—Mmm-hmmm. Estábamos coqueteando un día, y mencioné que estaba


planeando una noche de chicas. Dijo que tenían buenas bebidas allí, dijo que
podía conseguirnos una botella gratis. ¡No puedo creer que no dijera hola! Él
debe tener un ojo en ti, Jo. —Kim se rio. Jo forzó una sonrisa.

—Sí, debe ser… ¿así que viene mucho aquí? —le preguntó.

—Un poco. Como hace poco, supongo —pensó Kim por un segundo—.
Creo que lo noté hace un par de semanas. Empezó a venir todos los días, se
queda hasta el final de mi turno. Chico dulce, grandes propinas. Hace muchas
preguntas.

—¿Oh en serio? ¿Sobre qué? —Archer mantuvo su voz casual.

—Las chicas, lo que nos gusta, lo que está permitido. Ya sabes, es tipo 88
Johnny, quiere conectar con nosotros, chicas. No me sorprende que le gustes, Jo,
le gustan las morenas con piernas largas. Oh, la mesa catorce está llamando,
tengo que correr. ¡Encantada de verte, Archer!

Mientras Kim corría para ayudar al cliente, Jo y Archer se pararon lado a


lado. Fue una gran cantidad de información para tomar. El señor Bernard
Krakow había comenzado recientemente a ir a Bunny Love, en las últimas dos
semanas. Preguntó por todas las chicas, especialmente las morenas de piernas
largas. Jodi era una morena de piernas largas. Él había sido el que sugirió el club
nocturno al que todas habían ido, y probablemente él sabía quién era Jo antes
de hablar con ella. Todo era solo… demasiada coincidencia.

—Archer —susurró, mirando a su alrededor—. ¿Qué pasa si no me


desmayé?

—¿Qué quieres decir? Estabas ida, ni siquiera recuerdas que me ofreciste


darme un beso negro.

—¿¡Yo qué!?
—Tienes que trabajar en tu sentido del humor. —Se rio entre dientes.

—¡Esto es serio! Nunca he tenido una resaca así, nunca… quiero decir,
claro, está bien, ya me he emborrachado antes, pero no recuerdo la mitad de la
noche. Es como una niebla. Como si no fuera yo misma. Creo que él me drogó —
dijo. Archer alzó las cejas.

—¿Te drogaron? —aclaró lo que estaba intentando decir.

—Creo que sí. —Asintió.

—Él te atacó.

—En realidad creo que lo hizo. Archer, creo que él me conocía —


enfatizó—. Creo que me había estado mirando, y creo que me quería en ese club
nocturno.

—Esto es una locura. Tenemos que averiguar dónde vive, descubrir qué
quería con…

Un hombre a un par de mesas comenzó a gritar por ella. Jo gimió y miró a


su alrededor. Un gerente de piso estaba en un rincón, chasqueando los dedos 89
hacia ella y señalando al cliente. Ella asintió y se alejó apresuradamente de
Archer, sacando un bloc de pedidos de su pretina.

Después de tomar la orden del caballero, se apresuró a ir al bar. Estaba


de pie detrás de un grupo de camareras que estaban coqueteando con el
barman, y finalmente ella dio un paso al frente, golpeando su pedido en el
mostrador.

—Hola, Micah. —Sonrió en grande. Juguetonamente miró por un


segundo, luego sonrió.

—Hola cariño. ¿Tienes algo para mí? —preguntó, inclinándose hacia ella.
Ella se inclinó, también.

—Tengo un pedido y muchas preguntas —dijo, deslizando su lengua


sobre su labio inferior—. ¿Conoces a un habitual, Bernard? ¿Bernard Krakow?

—Hmmm, tal vez —coqueteó—. ¿Qué valor tiene la información para ti?
—Oh, vamos, tengo ese dinero que te debo. Solo dime lo que sabes de él,
¿por favor? —preguntó, haciendo un mohín con el labio inferior.

—¿Por qué quieres saber? —preguntó con voz burlona. Ella resistió el
impulso de abofetearlo.

—Porque tengo algo de él, y me gustaría devolvérselo —explicó.

—Mmm —gimió, y ella se estremeció cuando él extendió la mano y trazó


un dedo arriba y abajo de su escote—. También tienes algo que me gustaría.

—Detente —le apartó su mano—. Si no sabes, entonces consígueme una


cubeta de Bud Light.

Él no le prestó atención y su dedo volvió a meterse entre sus pechos. Sin


embargo, antes de que pudiera apartar otra vez su mano, alguien se apretujó
cerca de su costado. Ella se sorprendió cuando Archer agarró al cantinero del
brazo y lo usó para golpear su cara de frente en la barra.

—Te hizo una maldita pregunta —gruñó Archer, inclinándose cerca del
otro hombre—. Así que tal vez en lugar de poner tus manos donde no 90
pertenecen, responde la maldita pregunta.

—¡Vas a romperme el brazo! —chilló Micah, el cantinero.

—Si tienes suerte, eso es todo lo que haré. Ahora responde la maldita
pregunta.

—Uh, eh, sí… Bernard amigo. Él, eh, entra como todos los días. Se sienta y
bebe lentamente una cerveza, coquetea con las chicas. Tiene algo fuerte por Jo
—dijo Micah.

—¿Por qué yo? —preguntó ella.

—No lo sé, ¿tienes buenas tetas?

Archer levantó al cantinero lo suficiente como para devolverle el golpe.

—Menciona sus tetas otra vez, te reto.

—¡Está bien, está bien, maldición! No lo sé, ¡solo le gustas! Preguntó a


qué horas trabajas, dónde vives —gritó Micah. Jo miró alrededor. Tuvieron
suerte de que los guardias y gerentes de piso estaban ocupados con una ruidosa
despedida de soltero.

—¿¡Y tú jodidamente le dijiste!? —exclamó Archer.

—¡No! ¡Por supuesto no! Eso va en contra de la política. Me ofreció


mucho dinero, pero te lo juro, nunca le dije una mierda.

—¿Él no dijo nada más?

—Solo que le gusta ella… piensa que es especial.

—¿Qué más hay acerca de él?

—Jesús, ¿qué quieres saber? Dijo que vive en un departamento en el


Boulevard Ventura. ¡Eso es todo lo que tengo, hombre!

—Está bien. —Suspiró Archer, y presionó con más fuerza sobre la


espalda del cantinero—. Ahora discúlpate con Jo.

—¿¡Qué!?

Otro golpe contra la barra y Micah mejoró su actitud.


91
—Mierda, lo siento, Jo. Perdón por todo. Por favor, ¿me perdonas? —
suplicó.

—Y el dinero que te debe, considéralo devuelto en su totalidad.

—¿Qué? ¡Fueron cincuenta dólares! No, ella tiene que…

Un golpe más.

—Ha tenido que lidiar con una mierda como tú teniendo la jodida
audacia de mirarla, tocarla, respirar cerca de ella. Creo que eso vale más que
cincuenta dólares. De hecho, discúlpate por ser un asqueroso cerdo al que no
debería permitírsele estar en la misma habitación que ella.

Jo ni siquiera sabía qué hacer, estaba tan conmocionada… Era una locura.
Tenía el brazo de Micah torcido en un extraño agarre de Kung Fu, y el rostro de
Archer parecía estar listo para sufrir un ataque, o cometer asesinato.

—Lo siento mucho, Jodi —dijo Micah, y estaba bastante segura que
estaba llorando—. Lo siento. Voy a respetar la mierda de ti a partir de ahora.
—Archer —susurró, tirando de su hombro—. Archer, déjalo ir. ¡La gente
está mirando! —Sin embargo, se negó a moverse, obviamente aún
considerando el asesinato—. De verdad gracias. Se lo merecía, y es increíble.
Pero tenemos que irnos, o van a echarnos.

Finalmente se alejó, soltando el brazo de Micah y poniéndose de pie. Sin


embargo, no retrocedió ni un centímetro, ni siquiera cuando parecía que el
barman podía abalanzarse sobre él. Sin embargo, Micah lo pensó dos veces y se
alejó corriendo, desapareciendo en la sala de almacenamiento detrás de la
barra.

—Todavía voy a patearle el culo —prometió Archer. Jo asintió, tirando de


su brazo y arrastrándolo.

—Impresionante, y estaré encantada de verlo. ¡Pero tenemos que salir de


aquí! —lo instó. El otro barman del turno la miraba con odio, dándole la mirada
de la muerte. Si Jo sobrevivía ese fin de semana, podría ser solo para ser
despedida.

Caminó detrás de Archer, empujando su espalda, guiándolo para afuera


de la habitación. Lo dirigió por un pasillo, luego lo empujó a un rincón. Se paró
92
frente a él, luego echó un vistazo alrededor de la pared, mirando lo que sucedía
en el bar.

—¿Qué mierda fue eso? —siseó.

—¿Qué esperabas? —susurró—. Él tenía sus malditas manos sobre ti.

—Noticias nuevas, Archer… trabajo en un club de striptease. Viene con el


territorio —dijo. Un gerente de piso y un gorila estaban en el bar, escuchando
mientras Micah farfullaba.

—¿Esa mierda te pasa todo el tiempo?

—Esa “mierda” no es nada en comparación con la mierda real con la que


trato, probablemente me despidan —le informó.

—Bien.

Ella se giró completamente.


—Sabes, puede ser fácil para ti salir y hacer una excavación abandonada,
o lo que sea que hagas, ¡pero esto es todo lo que tengo! ¿Qué diablos estabas
haciendo? ¿Estás intentando joder todo esto? —demandó ella.

—¿Estás bromeando en este momento? —Sonaba sorprendido—. Crees


que voy a quedarme quieto mientras un tipo te maúlla te ataca y te toca como
si…

—He trabajado aquí durante años, y nunca antes has tenido un problema
con eso —señaló.

—Jesús, Jo, eso fue antes que… No sabía… tú y yo… —tartamudeó.

—¿Antes de qué? ¿Antes de que te dieras cuenta que en realidad trabajo


en un club de striptease? ¿Antes de que supieras que los hombres que vienen
aquí nos tratan como a pedazos de carne? ¿Antes de que tú y yo tuviéramos
“buen” sexo? —espetó.

—Oye, yo no…

—¡Solo para! —Levantó su mano—. Tienes razón, no debemos permitir 93


que “mierda estúpida” se interponga en el camino de lo que estamos haciendo.
Así que lamento que te hayan drogado para tener sexo conmigo, y que mi
atuendo te ofenda, y que ahora te das cuenta de cómo los hombres en los clubes
de striptease pueden actuar, pero yo…

Él la agarró de los brazos, agarrándola tan fuerte que dejó escapar un


chillido de sorpresa, pero fue tragado por su boca. Tiró de ella y la besó con
fuerza, sorprendiendo cada pensamiento de su cerebro. ¿Por qué la estaba
besando? Nadie podía verlos, estaban en un cuarto oscuro rodeado de luz roja.
Eran tan invisibles como dos personas podían ser.

—Sé cómo se comportan los hombres en los clubes de striptease —


susurró cuando se alejó—. Y tu atuendo no me ofende, me enciende. —La besó
de nuevo, rápidamente—. Y no fueron las drogas en el rave. Sabía exactamente
lo que estaba haciendo cuando tuve el mejor sexo que haya tenido contigo.

Ella estaba aturdida, y él aprovechó la oportunidad. Un brazo se enroscó


alrededor de su cintura, tirando de ella alineándola con él, y antes de que
pudiera resistirse o hacer una pregunta o incluso pensar, la estaba besando de
nuevo.
La primera vez que se besaron, había estado aterrorizada, preocupada
por un policía. La segunda vez, ella había estado drogada con éxtasis. Esta vez…
bueno, todavía estaba en pánico, y ella estaba en el trabajo, y todo estaba
jodido, pero era diferente. Ella era completamente consciente de él de una
manera en la que nunca había estado antes.

Él era tan alto. Ella siempre lo había sabido, pero era diferente estar tan
cerca de él. Incluso en sus tacones, tuvo que inclinar la cabeza hacia arriba para
encontrarse con sus labios. Se sorprendió de lo fuertes que eran sus brazos a su
alrededor, de lo fuerte que la abrazaba. Eso la hizo sentirse ligera. Finalmente
tuvo que alejarse, o se iba a desmayar. Lo miró, luchando por verlo realmente
en las sombras y la oscuridad.

—Espera, espera, espera —susurró—. Yo no… ¿qué está pasando aquí?

—Una muy mala idea —susurró, besando a lo largo de su mandíbula—.


Que realmente queremos que suceda.

—Pero tú… actuaste como si no fuera nada especial, en el rave.

—Mentí. 94
Su mente estaba volando y cuando la atrajo, fue donde él la movió. Le
permitió empujarla contra la pared. Gimió cuando sus manos recorrieron los
costados de su cuerpo.

—¿Por qué? —gimió, levantando su pierna para frotarla junto a su


cadera.

—Porque no soy bueno para ti —dijo, apretando sus pechos—. Te


mereces a alguien mejor que yo. Es por eso que nunca podría hacer nada.

—¿Nunca? Dios mío, Archer, ¿cuánto tiempo has estado pensando de esta
manera? —jadeó. Él apoyó todo su peso contra ella, presionando su erección
directamente entre sus piernas.

—No lo sé —susurró—. He tenido al menos un pequeño flechazo contigo


desde… ¿Recuerdas el baile de graduación?

—Yo… —Ni siquiera podía recordar su propio nombre. Le pasó los dedos
por el cabello, tirando de los mechones en la parte posterior de su cabeza.
—Tenías dieciséis años, yo tenía dieciocho —dijo, chupando el punto
sensible detrás de su oreja—. Mi baile de graduación. Anthony Skolnick te
invitó.

Casi lo había olvidado. Un jugador de baloncesto junior y un conocido de


su hermano y Archer, se había deleitado cuando un estudiante de último año la
había invitado al baile. Le habían crecido las tetas durante el verano y de
repente los chicos la estaban notando. Hubiera preferido ir con Archer, pero
había elegido a alguna porrista cachonda como su cita. Todos habían ido juntos
y se lo habían pasado bien, aunque su corazón se rompió un poco cuando se fue
temprano con la zorra.

Hubiera sido totalmente una puta, si alguna vez me hubiera preguntado.

—¿Has querido hacer esto desde que tenía dieciséis años? —Lo miró dos
veces, luego mordisqueó su oreja.

—Bastante. No tienes idea de lo difícil que era estar cerca de ti a veces.


¿Sabes cuántos tipos golpeé en la escuela secundaria?

—De ninguna manera. 95


—Primero a Skolnick, hablando en el vestuario sobre follarte después del
baile, yendo al…

—¡Nunca me acosté con él! ¡Todavía era virgen!

—Lo sabía. —Se rio entre dientes, y el sonido retumbó en su pecho—. Y


luego Brian Murkel, hablando mierda sobre ti.

—Oh, me acosté totalmente con él. —Rio. Brian había sido su primer
novio “real”, pero también un completo idiota.

—Cállate, Jo. Todos estos jodidos chicos, tan jodidamente malos para ti.
¿Qué diablos? —preguntó, rodeando sus caderas entre sus piernas. Ella se
estremeció en sus brazos.

—Te quería a ti —susurró, inclinándose cerca para que sus labios


rozaran los suyos—. Te he querido desde el primer día que te vi. Pero nunca te
fijaste en mí. Siempre estabas con todas estas chicas, y yo solo estaba… allí. Solo
tu amiga. ¿Por qué me hiciste eso?
—Te lo dije. —Suspiró, presionando su frente con la de ella—. Mereces
tantas cosas, Jo. Olvídate de ese apartamento de mierda, este horrible trabajo.
Te mereces a alguien que pueda cuidarte, y hacerte reír todo el tiempo, y
alguien que pueda hacerte sentir increíble.

—Archer. —Se rio, presionando una mano a un lado de su rostro—. Tú


ya haces todas esas cosas.

—Me estás matando, Jojo. No puedo… —Su voz se apagó. Sin embargo, no
había fuerzas detrás de sus palabras, y no quería molestarse en presionarlo.
Solo quería estar con él, siempre. De cualquier manera.

Se besaron de nuevo, con calor y pasión, lenguas y dientes,


desgarrándose mutuamente la ropa. Había una urgencia en sus movimientos,
como si no capturaran lo que estaba sucediendo en ese instante, se habría ido
para siempre. Podía sentirlo, por lo que no lo detuvo cuando él desató el nudo
de tela entre sus pechos, haciendo que su camiseta se abriera. Estaba lista para
desnudarse por completo para él, pero un ruido y el sonido de cristales rotos
los detuvo.

—¿Qué fue eso? —jadeó, mirando hacia el pasillo.


96
—No lo sé. Mierda, alguien viene —siseó.

Dejó caer su pierna y él la empujó hacia la esquina de la alcoba. Mientras


intentaba poner su blusa en orden, él se paró frente ella, bloqueándola de la
vista. El espacio estaba oscuro, y la luz roja dificultaba ver, pero aún contuvo la
respiración cuando un grupo de hombres pasó junto a ellos. Reconoció a uno de
los tipos como el dueño del club.

—Justo por aquí, justo por aquí —Estaba diciendo en voz baja,
llevándolos a su oficina. Todos ingresaron, pero había demasiados cuerpos para
la pequeña habitación. El hombro de alguien impidió que la puerta se cerrara.

—Shhh —susurró, presionando sus manos contra la espalda de Archer—


. Ese es Buzz Tipton, el dueño de Bunny Love.

—¿Quiénes son los otros tipos? —susurró de vuelta.

—No tengo ni idea. Buzz por lo general solo viene al club por las
mañanas; solo lo he visto una o dos veces. Esto es extraño.
Ambos se deslizaron hacia adelante y se asomaron fuera del cuarto,
esforzándose por escuchar lo que estaba pasando en la oficina. Pero debía
haber alguna chica particularmente acrobática en el escenario, porque la
música fuerte y los gritos ahogaron la mayor parte del sonido. Finalmente se
arrastraron por el pasillo y se pararon contra la pared, escuchando a
escondidas lo mejor que pudieron.

—No lo sé. —Estaba diciendo Buzz con voz insistente—. ¡No sé dónde
está tu chico!

—Se suponía que debía registrarse a las cuatro en punto.

—Bueno, son casi las cuatro y media, tal vez solo…

—De la mañana, Buzz. Han pasado doce horas y nadie lo ha visto. La


última vez que alguien lo vio fue anoche, en nuestro club, con una de tus chicas.

Jo agarró la camiseta de Archer, juntándola en sus puños. Estaban


hablando de ella en esa oficina, y quienquiera que fuera el dueño de la otra voz,

97
no parecía muy feliz. O bueno. Respiró hondo y se inclinó más cerca.

—No soy su guardián. ¿Crees que tengo ojos en todos los rincones? Tu
chico estaba yendo hacia ellas más rápido que un drogadicto dándose un saque.
Háblales —insistió Buzz.

—Nah, esta chica era diferente. Era una camarera. Él había sido enviado
aquí para encontrarla —explicó el otro hombre.

Jo jadeó tan fuerte, que la persona en la puerta se movió. Archer maldijo


e inmediatamente comenzó retroceder, empujándolos hacia atrás por el pasillo.
Justo cuando la puerta de la oficina se abrió, doblaron la esquina,
desapareciendo de la vista.

—Jesús, Jojo, ¿estás intentando matarnos? —siseó, agarrándola por las


caderas y empujándola a través del club.

—Oh Dios mío, Oh Dios mío, Oh Dios mío —estaba coreando, moviéndose
en piloto automático. Él la llevó de vuelta al vestuario, y esta vez ignoró el cartel
de “solo empleados”. La acompañó directamente a los cambiadores, ganándose
algunos gritos y abucheos de las bailarinas que estaban deambulando.
—Jo —dijo, girándola cuando se detuvieron en el otro extremo de la
habitación—. ¡Espabílate! Tenemos mierda que descubrir.

—Está bien. —Respiró profundamente varias veces—. Tienes razón.


Mierda, ¿por qué fue enviado aquí por mí? ¿Por qué yo?

—Vamos a resolverlo, solo cálmate —dijo, manteniendo su voz suave. Se


dio cuenta que él le estaba pasando las manos arriba y abajo por los costados,
intentando calmarla.

—Bien, lo estoy intentando —le dijo, asintiendo.

Siguió murmurando palabras tranquilizadoras, acariciándola. Ella miró


alrededor de la habitación, rezando para que un gorila no los hubiera visto. Los
clientes tenían estrictamente prohibido ingresar al vestuario. Estuvo
agradecida cuando no vio a ningún tipo de agente grande dando tumbos hacia
ellos. A la mayoría de las chicas no parecía importarles la presencia de Archer, y
a las que lo hicieron estaban demasiado interesadas en su buen aspecto para
echarlo. Una chica en particular lo estaba barriendo con los ojos, y una bombilla
se encendió sobre la cabeza de Jo. 98
Se apartó bruscamente de Archer, sobresaltándolo. Sin embargo, no
prestó ninguna atención y cruzó la habitación rápidamente. La stripper con
mirada folladora, Beeshonn, hizo una doble revisión ante su acercamiento, y
luego sonrió.

—¡Hola, Chica-Joey! —dijo—. ¿Estás intentando llegar al escenario?

Jo estaba confundida al principio, luego se miró a sí misma. Su blusa


todavía estaba abierta de par en par, mostrando su sujetador negro de encaje
de copa D. Asintió.

—Oh, sí. Totalmente. Quiero decir, el dinero se ve tan bien, ¡y los tipos
que atraes! —Se rio.

Ella no estaba haciendo esa parte, Beeshonn era conocida como la


prostituta del club, lo que decía mucho considerando el lugar donde trabajaba.
Si Bernard Krakow en realidad había estado durmiendo con las chicas en
Bunny Love, entonces Beeshonn habría tenido un rapidito con él.
—Cuéntame sobre eso, cariño. Pero parece que no tienes un problema en
ese departamento —dijo, mirando hacia Archer—. ¿Quién es tu, eh, amigo?

—¿Él? Un viejo amigo de la familia. Estaba preguntando por ti, ¿quieres


su número? —ofreció Jo.

—Me encantaría. Me gustan grandes y altos —gruñó Beeshonn.

—Oh, él es grande y alto en todos lados. Te diré algo, ¿quieres cambiar


números?

—¿Quieres mi número, también?

—No. —Jo se acercó—. Hay un tipo, ha estado dando vueltas por el club.
En serio lindo, gran derrochador. Esperaba que tal vez supieras su número, o
dónde podría encontrarlo.

—Claro, ¿quién es? —preguntó Beeshonn.

—Bernard —dijo Jo casualmente—. Viene mucho durante el día, así que


sigo perdiendo mi oportunidad.
99
—¡Oh, Krakow! ¿Estás segura? Quiero decir, sí, es un gran derrochador,
pero el tipo es un bicho raro. Hace un montón de coca, se coloca y quiere hacer
mierda loca —le advirtió Beeshonn.

—Buena cosa que me gusta la mierda loca. ¿Crees que estará ocupado
esta noche?

Tomaron un papel del mostrador e intercambiaron información.


Beeshonn incluso tuvo la amabilidad de garabatear la dirección de Bernard, un
departamento, justo a las afueras de Ventura. Exactamente como el barman
había dicho. Jo le recomendó a Beeshonn que esperara para llamar a Archer
hasta la mañana, cuando estuviera en un rendimiento “pico”. Luego correteó a
través de la habitación.

—Estoy muy contento de que estés lo suficientemente relajada como


para tener una conversación de chicas, Jojo —gruñó Archer—. Pero te das
cuenta que en cualquier segundo, ¿un grupo de hombres desquiciados podría
irrumpir aquí y llevarte a todos los tipos de violación y tortura?
—Lo sé, lo sé, pero la conozco, y ella es una zorra total. ¡Tengo la
dirección de la casa de Bernard! —susurró Jo emocionada mientras empujaba
el papel en su mano.

—Me estás jodiendo —jadeó. Ella negó con la cabeza y se inclinó,


deslizándose hacia abajo las medias mientras pateaba los tacones.

—No te estoy jodiendo. Siento que por primera vez todo el día, ¡hemos
hecho un verdadero progreso! —le dijo, empujando su falda sobre sus caderas.
Dejó que se hiciera un charco a sus pies mientras se quitaba la parte superior
de los hombros.

—Progreso, sí, eh… —Su voz se apagó y ella se puso de pie,


preguntándose qué estaba pasando. Lo encontró mirando fijamente su cuerpo y
se miró a sí misma. Estaba de pie frente a él solo en ropa interior.

—¿Qué? —preguntó, poniendo sus manos en sus caderas—. Lo has visto


antes.

100
—Um, la última vez, las paredes estaban sangrando colores y podía
escuchar mi propio latido. Esto es un poco diferente —le informó. Ella se rio y
lo alejó de ella.

—De acuerdo, chico amoroso, mantenlo en tus pantalones. Si podemos


resolver este misterio, te dejaré mirar mi cuerpo desnudo todo lo que quieras.

Se vistió con prisa, casi cayéndose mientras saltaba en sus jeans. Caminó
por la habitación mientras se ponía la camisa, y casi rio de nuevo cuando
Beeshonn le guiñó un ojo a Archer.

—¿Qué fue eso? —preguntó, siguiendo a Jo mientras ella lo conducía por


la puerta de atrás hacia un callejón.

—Oh, para obtener la información de ese tipo, tuve que dar algo a
cambio. Ella piensa que eres sexy.

—Claramente tiene buen gusto. ¿Qué le diste?

—Tu número.

—Ah. —Se rio. Hubo una breve pausa, luego se aclaró la garganta—. Le
diste un número falso, ¿verdad?
Jo hizo una mueca y dobló la esquina, corriendo por el estacionamiento
hasta su auto. Un ligero frío estaba en el aire, levantando la piel de gallina a lo
largo de sus hombros. Mientras se deslizaba detrás del volante, se preguntó
brevemente si tal vez tenía un suéter en el maletero, pero luego se lo pensó dos
veces antes de mirar.

—Mierda, no lo hice. Tenía prisa, ni siquiera lo pensé, solo garabateé el


tuyo —respondió cuando Archer subió al auto.

—Maldición. Entonces voy a responder cuando llame —le advirtió


mientras sacaba el teléfono de su bolsillo—. Y no me hago responsable de las
cosas que pueda llegar a aceptar.

—Y yo no me hare responsable por la cantidad de veces que te patearé


las bolas —se burló, empujando la llave en el encendido. Él sonrió mientras sus
pulgares golpeteaban contra su pantalla. Ella se preguntó a quién le estaba
enviando mensajes de texto. Se preguntaba si Beeshonn ya le había enviado un
mensaje.

—Me gusta este lado celoso de ti, Jojo. Bastante ardiente. Quizás más
tarde podamos…
101
Su voz se cortó cuando el motor chisporroteó y tosió. Compartieron una
mirada preocupada, y luego ella lo intentó de nuevo. Fue incluso peor esa vez,
como la tos de un fumador, atravesando su motor. Las luces del tablero
parpadearon y luego se apagaron por completo. Cuando probó el encendido por
tercera vez, nada. Solo un ruido de chasquido.

—Jodida batería —maldijo, golpeando el volante.

—Te dije que pusieras una nueva el mes pasado.

—Gracias, Archer. Tal vez deberíamos comenzar a mantener una lista de


todas las cosas que me has dicho que haga que no hice y que ahora vuelven
para morderme el culo.

Hubo una larga pausa.

—Esa sería una lista realmente larga.


—Estamos jodidos. —Suspiró, saliendo del auto—. No podemos volver
exactamente allí y pedir un aventón. Hay una estación de servicio a un
kilómetro bajando la calle, pero dudo que podamos conseguir que alguien
regrese y nos lleve.

—No es el fin del mundo, al menos sabemos que en algún lugar no será
remolcado —señaló Archer, saliendo de su asiento y cerrando la puerta detrás
de él.

—Cierto. Pero podría ser robado —respondió. Él negó con la cabeza y


levantó su teléfono.

—Estará bien. Conseguiré un Uber y podremos…

Su voz se apagó y Jo alzó las cejas. Luego gimió, sacudió su teléfono y ella
lo miró mientras apretaba el pulgar con fuerza contra el botón de encendido.
No se necesitaba un genio para descubrir lo que eso significaba.

—Mierda. Tu teléfono no acaba de morir, ¿verdad? —gimió. Sus labios

102
estaban apretados en una línea dura, pero logró asentir.

—Sí. Mierda.

—¿Cómo vamos a llegar allí ahora? —preguntó—. Nuestros dos teléfonos


están muertos, y no hay taxis por aquí a esta hora del día.

—Tenemos que caminar, no tenemos otra opción. Vamos a casa y


tomemos mi moto, luego podremos ir a comprar cables, o a la mierda, una
batería nueva —sugirió.

—¿En serio? ¿Caminar tan lejos? ¿Cómo?

—Tienes pies, Jojo. Originalmente fueron inventados para caminar,


sabes.

—A veces… es como si mi odio por ti desbordara mi cuerpo —susurró


respiró, dejando que sus ojos se cerraran.

—Cuando hablas así, sé que es tu manera de decir que me amas. Ahora


vamos, ¡a movernos!
Y con eso, Archer envolvió un brazo alrededor de sus hombros y la
arrastró fuera del estacionamiento

103
4:40 P.M.
Día Uno

Traducido por Clau-Clau

Corregido por Disv

C
aminaron en silencio durante un rato y Archer no pudo evitar
mirarla fijamente. Ella lucía tan diferente, de vuelta a sus jeans y
camiseta de tirantes. Jo tenía un cuerpo impresionante y era
evidente sin importar lo que vistiera, ¿pero en ese brillante uniforme de trabajo
dorado? No podía sacárselo de la cabeza.

La había visto en toda clase de atuendos sexys, por supuesto. Halloween


104
era su época favorita del año… ella había sido una enfermera traviesa el año
anterior. Pero algo sobre ese atuendo dorado estaba realmente fijándose a su
cerebro.

Probablemente porque fue la primera vez que no solo la viste siendo sexy,
sino que pudiste tocarla, probarla, y experimentar plenamente su sensualidad.
Bueno, casi plenamente…

—Entonces. —Jo finalmente empezó a hablar de nuevo,


sobresaltándolo—. Baile de graduación de último año, ¿eh?

—¿Qué con eso?

—¿Querías llevarme?

—Sí. Pero, sabes, ahora me alegra un poco no haberlo hecho.

—¿Por qué? ¿Porque si lo hubieras hecho, tal vez no seríamos tan buenos
amigos ahora? —supuso, sonriéndole. Él bufó.
—Porque acabas de decirme que aún eras virgen en ese entonces… tú
nunca habrías accedido.

—Qué imbécil —gruñó, golpeándolo en el hombro.

Regresaron al silencio, pero solo durante dos minutos. Él sonrió


malicioso cuando ella no pudo soportarlo más y abrió la boca. Jo solía tener la
última palabra.

—¿Y quién dice que yo no habría accedido?

Su sonrisa maliciosa decayó y volvió bruscamente la cabeza para mirarla


de nuevo.

—¿En serio?

—Debiste habérmelo pedido —replicó, encogiéndose de hombros—.


¿Quién sabe cómo se habría desarrollado la noche?

—Oh, vamos. Tú eras una buena chica, Jo. Nada habría sucedido —dijo.
Ella se rio.
105
—¿Una buena chica, eh? Sabes, solo porque nunca tuve sexo con mi cita
del baile no significa que no hice ninguna otra cosa con él.

—Eh. ¿Como qué clase de cosas?

—Debiste habérmelo pedido, entonces ya lo sabrías.

Ahora fue el turno de Archer para golpearla en el hombro. Él apenas


golpeó y ella se rio de él.

—Muy bien, señorita Tiempo de Sexo Sexy —la molestó. Ella rodó los
ojos—. Entonces, ya que tenemos una tremenda caminata por delante, tal vez
deberíamos utilizar este tiempo para planear nuestro siguiente movimiento.

—Muy bien —accedió, asintiendo.

—Creo que deberíamos regresar a tu departamento y escribir todo. Es


más fácil repasar todo cuando está en papel —sugirió él. Ella lo pensó durante
un momento, dándose golpecitos con las uñas contra su labio inferior.
—Sabes, tal vez es tiempo de llamar a la policía. —Suspiró. Él casi
empezó a atragantarse.

—No —gritó prácticamente, entonces hizo una mueca ante lo alto que
sonó.

—¿Por qué no? —preguntó, mirándolo.

—Porque… —Se estrujó el cerebro por una excusa adecuada—. Lucimos


peor ahora que esta mañana. ¿Cómo vamos a explicar conducir todo el día con
el cadáver antes de llamar a la policía?

—¿Cómo lo sabrían? A menos que uno de nosotros le contara —señaló.

—¿Siquiera miras CSI? Ellos lo sabrán, Jo. Siempre lo saben.

Más silencio. Él rezó para que ella se lo creyera. Finalmente, ella suspiró
y asintió.

—Bueno. Aún nada de policías. Escribiremos todo.

—Sí. Tú puedes hacernos algo de comida mientras yo hago toda la 106


escritura, y entonces podemos ir por unos cables de arranque y hacer funcionar
tu auto. Después de eso, deberíamos ir a revisar el departamento de Krakow —
sugirió. Ella se estremeció.

—Tan perturbador.

—¿Qué?

—Estaremos recorriendo el departamento de un sujeto muerto. Es…


raro.

—No más raro que conducir por allí con su cadáver en tu maletero.

—Por favor no hagas esto peor de lo que ya es —gruñó. Él se rio,


entonces en un impulso, le enganchó su brazo alrededor de la cintura y la
acercó.

—Y entonces después de revolver el lugar —continuó con la elaboración


del plan—, podemos regresar a casa. Podemos quedarnos en tu departamento.

—¿Podemos?
—Sí. Estrictamente por propósitos de seguridad.

—Ah. Ya veo.

—Hay seguridad en los números, y todo eso.

—Muy precavido de tu parte.

—Probablemente también es mejor si dormimos en la misma cama.

—¿Por propósitos de seguridad?

—Bueno, obvio. No querría que a uno de nosotros lo encontraran


desprevenido.

—¿No piensas en todo? —Se rio, apoyándose contra él.

—A veces.

Era ridículo. Habían estado corriendo todo el día, y Archer sabía que iba a
empeorar antes que mejorara. Si mejoraba. Aun así, no podía evitar sentirse
feliz. Finalmente tocarla, estar cerca de ella. Sentirla acurrucada a su costado.
Ella era tan pequeña junto a él. Delicada. Toda fina y suave. Femenina. Amaba
107
eso de ella. Podría mirarla fijamente todo el día.

Esto está mal, y tú lo sabes.

El pensamiento espontáneo e indeseable apareció en su cerebro. Él se


aclaró la garganta y utilizó el sonido como una excusa para apartarse de ella.
Tosió en su puño, luego se metió ambas manos en los bolsillos.

—¿Estás bien? —preguntó ella, levantando la vista hacia él.

—Sí. Solo frío. Aceleremos el paso —dijo, aumentando su zancada. Ella se


esforzó por seguirle el paso.

—Vaya. —Rio ella—. ¿Por qué no sencillamente trotamos hasta allá?

—Ciertamente sería más rápido.

Sin importar lo que sucediera, sin importar lo hermosa que era Jo, o lo
maravilloso que él se sentía estando con ella, tenía que recordar… no era suya.
Si todo salía bien, este fin de semana juntos sería todo lo que tendrían, no podía
ir más allá. Ella se merecía algo mejor que él, y tenía que mantener eso en el
primer plano de su mente.

Porque si no lo hacía, entonces un fin de semana nunca sería suficiente y


ambos estarían jodidos.

Y no de la forma buena.

108
5:01 P.M.
Día Uno

Traducido por Brisamar58

Corregido por Luna PR

C
aminaron en silencio por un momento. Sin teléfonos celulares, no
podían llamar a ningún amigo ni pedir un Uber. Caminaron
penosamente, con la esperanza de poder hacer señales de humo a
alguien: estaban a doce kilómetros de su edificio de departamentos.

Finalmente, Archer fue capaz de conseguir un aventón gracias a su pulgar


levantado. El conductor tuvo la amabilidad de dejar que Jo usara su cargador,
109
por lo que conectó su teléfono y después de haber alcanzado el cincuenta por
ciento de batería, lo encendió. Cuando la pantalla finalmente se iluminó, se
sorprendió al ver siete llamadas perdidas.

—¿Quién es? —preguntó Archer, inclinándose entre los asientos.

—Es Beeshonn, creo —masculló Jo, presionando un botón para devolver


la llamada. Miró a Archer y luego se llevó el teléfono a la oreja. Después de
cuatro timbres, la línea se conectó.

—¡Jo! ¡Te he estado llama y llama! —habló Beeshonn susurrando. Había


música fuerte de fondo, pero se estaba desvaneciendo rápidamente, como si se
estuviera alejando de ella.

—Sí, mi teléfono estaba muerto. ¿Qué pasa? —preguntó.

—Justo después de que te fuiste, Buzz vino atrás. Estaba actuando todo
raro, revisando tu casillero y mierda. Estaba todo rojo, sudando por todas
partes. ¡Pensé que estaba teniendo un ataque al corazón!
—¿Por qué estaba revisando mi casillero? —preguntó Jo, aunque no
estaba exactamente sorprendida.

—Eso es lo que quería saber, así que lo seguí a su oficina, fue dulce
hablar con él, darle un masaje, ¡y me di cuenta que tiene tu expediente en su
escritorio!

—¿Espera… qué? ¿Qué expediente?

—Ya sabes, tu aplicación y cosas de nómina. Estaba regado por todo el


lugar, incluso una foto tuya. Entonces le pregunto qué está pasando, y no dice
nada, así que me siento en su regazo y respiro en su oído como a él le gusta, y
dice que estás en problemas con algunas personas malas. ¡Algunos tipos
vinieron a buscarte, así que les dio tu dirección! —dijo Beeshonn. Jo jadeó y
giró en su asiento, mirando a Archer.

—¿¡Mi dirección!? ¿Estás segura?

—Sí, cariño, hasta el número de tu departamento. No sé lo que hiciste,

110
pero pensé que merecías un aviso.

—Mierda —siseó Jo.

—Lo siento mucho, cariño. Espero que arregles las cosas. Simplemente
no quería que entraras a un departamento lleno de cobradores de deudas o
algo así —explicó Beeshonn.

—No, sí. Gracias. En serio, no puedo agradecerte lo suficiente. Eres


increíble. Lo siento mucho por todas las veces que te puse apodos —dijo
efusivamente. Archer la golpeó en el brazo.

—¿Me pusiste apodos? —preguntó Beeshonn.

—¿Qué? No, nunca lo haría —dijo Jo rápidamente—. Te amo, Bee. En


serio. Si estoy viva el lunes, me voy a casar contigo. Gracias, gracias, gracias.
Desde el fondo de mi corazón.

Ella no esperó una respuesta, simplemente presiona el botón de finalizar


llamada.

—Ellos saben dónde vives —dijo Archer de inmediato.


—Sí. Sí, eso creo. ¡Mierda, probablemente estén en mi apartamento!

—No lo sabemos, Jo. No sabemos nada Vayamos a vigilar el lugar. Tengo


mis llaves, podemos tomar mi motocicleta fácilmente —le dijo.

No tenían muchas opciones, de todos modos. Su aventón iba a una calle a


solo un par de cuadras de ellos. Les dio un montón de miradas extrañas, y
después de dejarlos en la calle de su edificio, les deseó buena suerte.

Jo estaba asustada mientras caminaban por la calle, así que simplemente


siguió todos los movimientos de Archer. Caminaba encorvados, casi en cuclillas.
Cuando se desvió hacia unos arbustos, se quedó justo detrás de él. Finalmente
se acercaron al seto que se alineaba en el estacionamiento y se pusieron de
rodillas, gateando y mirando a través de las ramas.

—Veo un auto —susurró Archer. Ella también lo vio. Estaba parado al


frente del edificio, y un hombre muy grande estaba de pie junto a la puerta del
lado del conductor.

111
—¿Quién es ese? —preguntó.

—Ni idea. Mira, en su ventana.

—Oh, no —jadeó, mirando el edificio. Las luces de su departamento


estaban encendidas y grandes figuras se movían detrás de las persianas.

—Mierda, Mandy no está allí, ¿verdad? —preguntó, preguntando por su


compañera de cuarto.

—No. No, ella fue a San Diego durante el fin de semana, está visitando a
sus padres.

—Puedo llamarla y decirle que se quede la semana.

Se acurrucaron en el seto para siempre, mirando su ventana. De vez en


cuando, alguien golpeaba las persianas, hacía que vibraran y temblaran.
Aunque nunca se levantaron, Jo sabía lo que estaba pasando. Los hombres del
club, los que le habían estado dando a Buzz la amenaza sobre ella y Bernard
Krakow, estaban ahora en su departamento. Revolviéndolo. Aunque por qué, no
tenía ni idea.

¡¿Qué mierda tiene esto que ver conmigo?!


—Siento que voy a vomitar —gimió ella. Archer la miró y luego pasó una
mano por su espalda.

—Salgamos de aquí —ofreció.

—¿Dónde? ¿A dónde iremos? —exigió.

—No sé, un motel —sugirió.

—Ya gastamos como ochenta dólares en gasolina, el resto de ese dinero


tiene que durarnos —respondió.

—¿Tienes una mejor idea? —preguntó. Abrió la boca para responder,


pero luego el sonido de algo que se rompió en su apartamento hizo eco en el
estacionamiento.

—No —respondió mansamente—. Mi hogar, Archer. Era un apartamento


horrible y no tenía mucho, pero ese es mi hogar.

—Son solo cosas —susurró, abrazándola cerca de su costado—. Nos


tenemos el uno al otro. Eso es más importante Mira, voy a buscar mi
motocicleta. Espera aquí, no hagas ruido, conduciré, saldrás corriendo y 112
subirás. Iremos a algún lado… en algún lugar nadie pensará en buscarte, y
entonces decidiremos nuestro siguiente movimiento.

No podía pensar en un plan mejor, así que simplemente asintió.

—Bueno. Pero ten cuidado —insistió, agarrando su brazo cuando se


alejaba.

—Bebé, mi segundo nombre es cuidadoso.

—Una vez te distrajo una repetición de Baywatch, tropezaste con mi


alfombra y te rompiste un diente.

—Cállate, Jo.

Estaba en su naturaleza burlarse, discutir y bromear, pero en realidad,


estaba aterrorizada. Estos eran tipos malos en serio, la mierda estaba cayendo.
Archer podría salir lastimado, o peor. Solo pensarlo hizo que su corazón se
rompiera y se astillara. ¿Qué haría sin él en su vida? Cuando se levantó
nuevamente, ella tiró de su brazo, casi haciéndolo caer. Antes de que pudiera
responder, se inclinó y lo besó rápidamente.

—Hablo en serio —susurró con sus labios todavía tocando los suyos—.
No quiero que te pase nada.

Él sonrió contra ella, y cuando ella levantó la vista, pudo ver que una
lámpara de la calle le llamaba la atención. El avellano parecía marrón oscuro,
con un borde de mercurio alrededor de su iris. Sus ojos se movieron a sus
labios, sus pestañas llenas cayeron con el movimiento.

—Yo también. Vuelvo en un segundo.

La besó una vez más, luego se fue, corriendo a toda prisa por el seto. Ella
miró hasta que llegó al otro extremo, luego desapareció a la vuelta de la
esquina. Jo contuvo el aliento y miró hacia atrás a través de las ramas,
observando mientras pasaba detrás de una fila de autos.

Llegó hasta el final de la fila sin problemas, luego se agachó entre

113
vehículos para acercarse al edificio. Su suerte se agotó después de eso, su
motocicleta estaba estacionada en un lugar sin otros autos alrededor.
Finalmente dejó escapar el aliento que había estado conteniendo y comenzó a
jadear.

—Cuidado, Archer. Cuidado, cuidado, cuidado —susurró.

Todo en el complejo de apartamentos había estado silencioso hasta


entonces, pero de repente hubo algún tipo de conmoción en la entrada al
edificio. El hombre armado que estaba de guardia al lado del auto parado se dio
la vuelta, y Archer hizo su movimiento. Se mordió el labio inferior mientras
corría por la acera hacia su motocicleta, y casi se desmaya cuando pasa una
pierna por su asiento. Ella dejó que sus ojos se cerraran y envió un gracias al
cielo.

Lo hizo, estamos a salvo. Estamos bien.

—¡Por ahí!

Los ojos de Jo se abrieron y casi gritó. Varios hombres estaban parados


en la escalera y uno de ellos apuntaba a Archer. Todos se quedaron quietos por
un momento, suspendidos en el tiempo.
Entonces todo sucedió a la vez. Los hombres comenzaron a correr por los
escalones. Jo casi vomitó. Archer la prendió, luego giró en un círculo cerrado.
Estaba bastante segura que podía escapar antes de que ninguno de los hombres
pudiera alcanzarlo, y definitivamente antes de que pudieran subir a su auto
para perseguirlo. Pero entonces uno de los hombres sacó un arma y cada gramo
de autopreservación había escapado de su cuerpo. Sin un solo pensamiento en
su propia seguridad, ella se puso de pie.

—¡ARCHER! —gritó tan fuerte como pudo.

Todas las personas en el estacionamiento se volvieron hacia ella.


Incluyendo a Archer, quien casi perdió el control de su motocicleta. Sin
embargo, logró mantenerse erguido y salió del estacionamiento, volando sobre
un bordillo.

Jo esperó que un aluvión de balas volara hacia ella, así que se dejó caer
detrás del seto y comenzó a arrastrarse hacia la calle tan rápido como pudo. Los
disparos sonaron y comenzó a gritar de nuevo.

Sin embargo, ninguna de las balas venía hacia ella. No parecían saber
dónde estaba, así que continuaron disparando en la dirección de Archer.
114
Cuando llegó al exterior del estacionamiento, un contenedor de basura terminó
entre él y sus perseguidores, y ella chilló cuando las balas rebotaron en el
pesado metal.

—¡Más por tu culo, Jo! —le gritó.

Miró por encima del hombro y vio que había dos hombres con pistolas, y
que ambos estaban recargando. Con el corazón amenazando con salir de su
pecho, ella se puso de pie y comenzó a correr a toda velocidad.

Archer redujo la velocidad lo suficiente como para que ella saltara a la


parte posterior de su motocicleta. Apenas se había acomodado antes de que él
acelerara el motor, casi haciéndola caer. Ella gritó y envolvió sus brazos
alrededor de su cintura, aferrándose a su vida mientras corrían por la calle a
velocidades suicidas.

—¡Recuerda todo lo que te enseñé! —le gritó a ella. Ella tenía su mejilla
presionada contra su espalda y asintió. Había estado en la motocicleta de
Archer un par de veces, y él le había explicado cómo tenía que hacer lo que él
hiciera; mantener su peso hacia atrás cuando frenaba, y sujetarse fuerte cuando
aceleraba.

Sujetarse fuerte, no es un problema hoy.

Condujeron eternamente. Ella mantuvo los ojos cerrados todo el tiempo,


solo intentando recordar cómo respirar correctamente y sentir su cuerpo.
Estaba temblando, estaba hiperventilando y estaba absolutamente
aterrorizada.

Cuando finalmente levantó la cabeza, se dio cuenta que se habían


detenido en algún parque. No recordaba que sucediera. Estaba completamente
fuera de sí, su mente estaba en su apartamento destrozado. Mantenía un agarre
mortal alrededor de su cintura y tuvo que luchar para liberarse de ella.

—¿Estás bien? —preguntó, retorciéndose para bajar de la moto sin


zafarse de ella.

—Bien. Estoy bien —susurró, mirando al frente. Él se giró para mirarla y

115
gimió.

—Jojo, no llores —suplicó, tomando su rostro entre sus manos.

—No estoy llorando.

—Jo.

—¿Qué?

Él limpió con sus pulgares los ojos y ella pudo sentir la humedad. Estaba
llorando. Más como sollozando. Jadeó y se atragantó con el aire mientras lo
miraba fijamente.

—Vamos a morir —graznó.

—No, no, no —susurró, sacándola de la motocicleta—. No dejaré que eso


suceda.

—Tenían armas. Te dispararon. Pensé que iban a matarte, y entonces


serías otro cuerpo en un maletero —sollozó.

—No me mataron. Eso no sucederá —insistió, frotando sus manos arriba


y abajo de sus brazos.
—¿Cómo sabes eso? No quiero morir, Archer. No quiero que mueras —
gritó.

—Nadie va a morir, Jo.

—¡Alguien ya ha muerto! —gritó.

—Por favor, no llores —susurró, jalándola en un abrazo—. Me mata


cuando lloras. No puedo soportarlo Dime cómo hacer esto bien. Dime qué hacer
y lo haré. Haría cualquier cosa por ti, Jo. Cualquier cosa. Solo por favor, no
llores.

Pero ella no pudo parar. Jadeó por aire y empapó la parte delantera de la
camiseta de él y solo lloró. Lloró, lloró y lloró.

116
6:08 P.M.
Día Uno

Traducido por Lyla, Kalired y Clau-Clau

Corregido por Luna PR

J o suspiró y envolvió sus brazos alrededor de sus piernas, apoyando su


mentón sobre sus rodillas. Miró al frente, entrecerrando los ojos
cuando una fuerte brisa la inundó.

Estaban en el famoso Mulholland Drive, en Universal City Overlook.


Faltaban unos veinte minutos para llegar a casa, pero probablemente era su
lugar favorito en todo el mundo. Y Archer lo sabía, así que la había llevado allí.
117
Sin preguntar, incluso. Simplemente condujo hasta allí directamente sin una
palabra, estacionó, luego se alejó de su motocicleta, dejándola sola con sus
pensamientos.

Le gustaba ese lugar, le gustaba mirar todas las luces centelleantes.


Cuando había estado haciéndose mayor, ese había sido su sueño. Para que
Archer Calhoun se enamorara de ella, y luego huirían juntos a la gran ciudad.
Obtendría un trabajo fabuloso, pero fácil, trabajando para una productora. Él
sería sexy y exitoso en una liga deportiva menor. Ganarían suficiente dinero
para estar cómodos, pero no lo suficiente como para convertirlos en idiotas. Se
irían de vacaciones a México y publicarían molestas selfies de Malibú.

Pero ella nunca lo hizo. De hecho, al mudarse a Van Nuys, se había


alejado cada vez más de su sueño. Lo más cerca que llegó alguna vez fue la
ocasional noche de club, y solo en algunos de los clubes menos respetados. Los
últimos años, había olvidado por completo su sueño. Archer nunca había
mostrado ningún interés real en ella, y no ganaba dinero suficiente para
mudarse al centro de la ciudad. L.A. era una causa perdida.
Debería haberla deprimido, mirar algo que nunca podría tener, pero no
era así. Era hermoso, y siempre había apreciado las cosas hermosas. Mirar el
paisaje urbano mientras estaba sentada al lado de Archer de hecho le recordaba
que tal vez, solo tal vez, algunos sueños no estaban tan lejos. Tal vez solo tenía
que mirarlos desde un ángulo diferente.

Compromiso. La vida se trata de compromisos.

—No puedo irme a casa —susurró, sus ojos se fijaron en un gran edificio
de departamentos. Se preguntaba qué estarían haciendo las personas que
estaban dentro, si tenían algún problema tan grave como el de ella.

—No, la casa sería una mala idea en este momento —estuvo de acuerdo.

—Está bien. —Sacudió la cabeza, aclarando los malos pensamientos—.


Así que repasemos lo que sabemos: el cuerpo de mi maletero es Bernard
Krakow. Me ha estado observando durante dos semanas.

—Orquestó para que fueras a ese club anoche, te quería allí —agregó

118
Archer.

—Sí. Dijeron que había sido “enviado” a vigilarme, por lo que alguien más
le dijo que viniera tras de mí —continuó.

—Sí. Y ahora saben dónde vives.

—No puedo ir a casa, y no puedo ir al club, y no puedes ir a casa, y… —


dejó que su voz se apagara.

—Y… —intentó contribuir él y falló.

—Maldita sea, Archer. ¡Aún no hemos aprendido nada! —espetó,


golpeando con su puño contra el suelo—. Aparte de un nombre. Bernard
Krakow… que no significa nada para mí. Así que no estamos mejor que esta
mañana.

—Eso no es verdad —argumentó él, envolviendo un brazo alrededor de


sus hombros y obligándola a inclinarse sobre su costado—. Sabemos que tu jefe
está dispuesto a venderte a la menor señal de problemas. Sabemos que los
malos te están persiguiendo. Sabemos que Krakow te ha estado acechando y, lo
mejor de todo… sabemos dónde vive.
—Solía vivir. —Se rio entre dientes, y de inmediato se avergonzó de su
humor negro—. Oh Dios, lo siento. Jesús, me voy a ir al infierno.

—No, tienes razón. Probablemente ya se hayan dado cuenta que está


muerto, por lo que saben que no volverá a su apartamento. Él ciertamente no
volverá a su apartamento, así queeee…

Las piezas del rompecabezas se alinearon y ella jadeó.

—Así que hay un apartamento vacío en Ventura Boulevard que nadie va


a comprobar —concluyó ella.

—Exactamente.

—Tal vez —comenzó a emocionarse y se movió para arrodillarse junto a


él—. Tal vez tiene una portátil, una computadora o lo que sea… notas, no sé.
¡Tal vez podamos averiguar qué diablos tiene esto que ver conmigo!

—Sí, quizás. Deberíamos ir. Llegaremos allí y podremos escondernos…


tomar una ducha, pedir comida. Nos hemos estado moviendo todo el día,
podemos tomar un descanso. Hacer un plan —sugirió. 119
—Sí, por favor, eso sería increíble.

Volvieron a su motocicleta y mientras aceleraba el motor, echó un último


vistazo a su lugar feliz. Al horizonte de Los Ángeles. Puede haber sido nada más
que la franja del centro comercial, pero todavía se sentía como si perteneciera
allí.

Algún día. Algún día, sucederá.

En las mejores circunstancias, Archer conducía como un interno de la


prisión tarde para una visita conyugal, es por eso que rara vez viajaba con él.
Esta noche, él estaba aún más maníaco de lo habitual, aunque, ciertamente, era
por una buena razón. Jo apretó los ojos con fuerza, rezó a todos los dioses que
se le ocurrieron y se aferró por su vida.

Google los dirigió a un pequeño edificio de apartamentos anodino en una


colina. Después de que hubieran escondido la motocicleta en la calle, Jo
comenzó a ponerse nerviosa de nuevo. ¿Qué pasa si los chicos malos estaban
esperando? ¿Qué si su edificio tiene un portero? ¿O una puerta segura? ¿Cómo
entrarían?

Archer resolvió el problema sacando un anillo de llaves cuando llegaron


a la puerta no controlada remotamente. Miró con asombro mientras él probaba
varias llaves antes de encontrar una que les permitiera entrar al edificio.

—¿Cómo hiciste eso? —susurró, siguiéndolo dentro.

—Cuando conseguí su billetera esta mañana—respondió en voz baja


mientras se apresuraban a subir al ascensor—. Encontré las llaves en el bolsillo
de su chaqueta. Pensé que podrían ser útiles, así que las tomé.

El señor Bernard Krakow vivía en la parte más alta del edificio, su


departamento ocupaba todo el piso. Ciertamente no era el lugar más agradable
y más elegante en el área de Los Ángeles, pero aun así no podría haber sido
barato. El ático de cualquier edificio significaba la parte más alta, y cuando
Archer los dejó entrar al apartamento y Jo vio la vista, supo por qué Bernard
había elegido vivir allí.

—Vaya. —Suspiró, caminando hacia las ventanas del piso al techo y 120
presionándose contra ellas. Había una muy buena vista de los barrios asentados
debajo de ellos.

—Me estoy muriendo de hambre —gruñó Archer, cerrando la puerta y


cerrándola con llave—. Voy a mirar alrededor del lugar… tú busca algo para
comer.

Una amplia cocina de estilo galería estaba fuera de la sala de estar y Jo


fue lenta mientras caminaba a través de ella. Todo era muy agradable y muy
limpio, pero parecía haber salido directamente de la década de los ochenta.
Cuando volvió a mirar hacia la sala de estar, vio un sofá de cuero blanco y una
lámpara dorada de pie, todo por cortesía de la década que trajo al mundo a
Cyndi Lauper y los pantalones de paracaídas. Aparentemente, el señor Krakow
gastaba todo su dinero en el alquiler, pero no en la redecoración. De hecho, si
tuviera que adivinar, diría que debió haberse mudado hace bastante poco. No
había toques personales sobre el apartamento, y los muebles parecían más allá
de viejos.
Suspiró y comenzó a abrir los armarios, pero se sorprendió de no
encontrar casi nada. Un par de latas de sopa crema de pollo, un poco de pasta
seca y una caja de pop tarts expiradas eran lo mejor que su cocina tenía para
ofrecer. La nevera tenía un pack de cervezas y queso mohoso. Había platos
sucios en el lavavajillas, pero ninguna indicación de cómo se habían ensuciado.
Bernard Krakow no parecía tener ningún comestible.

Había una puerta en la pared trasera que había asumido que era un
armario de escobas, pero cuando la abrió, encontró una despensa. La luz de
arriba de la estufa le mostró un par de bolsas de cereal de marca, pero estaba
demasiado oscuro para ver algo más. Entró y dio unas palmaditas en las
paredes por un interruptor de luz, pero no encontró nada. Otro paso y algo la
golpeó en la cara. Balanceó sus manos salvajemente frente a ella y golpeó lo que
parecía una cuerda, alejándola de su cabeza.

Probablemente un cable para jalar de una luz… después de todo, este es el


apartamento olvidado en el tiempo.

Extendió los brazos en línea recta y los movió alrededor, esperando a que
volvieran a conectar con el cable. En cambio, sus manos se conectaron con otra 121
cosa, sacándolo de un estante. Una especie de bolsa la golpeó en la cabeza y
virtualmente explotó. De repente, fue rodeada por una nube de polvo. Gritó,
tosió y se atragantó con algo seco en su boca. Retrocedió tambaleándose fuera
de la despensa, chocó contra la jamba de la puerta, rebotó en la nevera y luego
entró tambaleándose en la sala de estar.

—¿Qué? ¡¿Qué?! —gritó Archer, y pudo escucharlo correr desde otra


habitación.

—¡Oh, Dios mío! —gritó, mirándose las manos. Estaban cubiertas de un


polvo blanco. El mismo polvo blanco que ahora cubría su rostro y cubría el
interior de su boca.

—Jesús —exclamó Archer, parándose frente a ella—. ¿Qué te ha pasado?

—Oh, Dios mío, ¿esto es coca? —gritó, levantando sus manos—. ¡Esto es
coca! ¡Dios mío, nunca me he drogado con esta droga! ¡Inhalé, Archer! ¡INHALÉ!

—Solo calma…
—¡Esto parece mucho! —Comenzó a entrar en pánico—. ¿Esto es mucho?
¿Acabo de drogarme? Oh, Dios mío, ¿estoy teniendo una sobredosis en este
momento? Llama a una ambulancia, por el amor de Dios, ¡tengo una sobredosis!

—¡Antes que nada, no estás teniendo una sobredosis! —gritó él,


extendiendo la mano y agarrándola de las manos—. ¡En segundo lugar, cálmate
y deja que te mire!

—¿Cómo lo sabrías? —exigió, mirando mientras él pasaba un dedo por la


sustancia en su palma—. ¿Alguna vez has tenido una sobredosis? Está
sucediendo. Santa mierda, puedo sentir mi corazón en mi nariz. Estoy teniendo
un ataque al corazón. ¡Archer, creo que estoy teniendo un ataque al corazón!

—Cállate —gruñó él. Mientras ella miraba, se metió un dedo con una
punta blanca en la boca.

—¿Qué estás haciendo? —se sorprendió. Él chupó su dedo por un


momento, luego comenzó a reírse. Carcajeándose, en realidad. Fuerte y alto.

122
—Jojo —jadeó por aire, presionando una mano contra su estómago.

—¡Me alegra que mi posible sobredosis y eventual muerte sean tan


divertidas! —espetó.

—Bicarbonato de sodio —se las arregló para decir—. Estás cubierta de


bicarbonato de sodio.

Parpadeó un par de veces y luego se metió su propio dedo en la boca.


Nunca antes había probado la cocaína, pero estaba bastante segura que no tenía
sabor amargo y harinoso. Además, en las películas, los tipos siempre se
frotaban la coca en las encías y conseguían un subidón. Ella no sentía nada.

—Oh Jesús —gimió, dejando caer sus manos. Archer siguió riendo.

—”¡Acabo de drogarme!” —se burló de ella—. “¡Tengo una sobredosis!”.

—Cállate.

Volvieron a la cocina y ella fue directo al fregadero, con la cara y las


manos debajo del grifo. Cuando hubo limpiado el último ingrediente de cocción
de debajo de sus uñas, cerró el agua y regresó a la despensa. Archer estaba de
pie con la luz encendida y la cabeza inclinada mientras miraba por todos los
estantes.

—¿Por qué Bernard Krakow tiene una tonelada de bicarbonato de sodio?


—se preguntó él en voz alta mientras ella caminaba junto a él.

—¿Es un entusiasta del pan? —supuso, aunque no parecía probable.


Literalmente, cada estante en la despensa estaba forrado con bolsas de
bicarbonato de sodio.

—A veces —Archer habló lentamente—, la gente usa bicarbonato de


sodio para cortar cocaína.

—¿Lo hacen?

—Sí. Quiero decir, es total coca de porquería. Haces más producto con
una calidad de mierda que puedes vender al mismo precio que la cosa buena.

—¿Puedes?

—Claro que puedes, pero no es una buena idea. Le vendes a la persona


equivocada y te despertarás con una escopeta en la cara. Aun así, me parece 123
que eso es lo que estaba haciendo nuestro amigo Bernard.

—¿Crees que sí?

—Sí, encontré un gran paquete de cocaína en el dormitorio. Ha estado


jodiendo a su jefe al cortar la cosa pura con bicarbonato de sodio, vendiéndolo y
manteniendo la diferencia —supuso Archer.

—¿Cómo sabes tanto sobre esto? —preguntó Jo, mirándolo. Él se rio.

—Una combinación de amigos de mierda y el programa de A & E


“Intervención”. Vamos, toma una ducha y pediré pizza —ofreció, luego la
empujó fuera de la cocina.

—Sin aceitunas —insistió—. Creo que hoy de todos los días, puedo poner
las reglas en la orden de pizza

—Eres un nazi de pizza —respondió, pero cuando ella fue a discutir,


levantó una mano—. Pero has tenido un día de mierda, muy bien, sin aceitunas.
Jo estuvo bajo la ducha por un largo tiempo. Demasiado tiempo, el agua
comenzó a enfriarse antes de salir. Se sentía algo mal porque significaba que
Archer no recibiría agua caliente, pero una vez que entró a la ducha, no había
podido moverse. Se sentó en el suelo y se abrazó, con las rodillas pegadas al
pecho, y dejó que el agua la golpeara.

No podía ajustar todo en su cerebro. Doce horas antes, había estado


durmiendo por una resaca, ajena al mundo entero. Hace veinticuatro horas, se
había estado preparando para salir por la noche con amigos, haciendo la previa
en su cocina. Las mismas cosas que hizo todos los fines de semana, durante casi
los últimos cuatro o cinco años.

De hecho, nada había cambiado en los últimos cuatro o cinco años de su


vida. Trabajó toda la semana para poder gastar todas sus propinas durante el
fin de semana. Salió con tipos al azar todo el tiempo mientras se lamentaba por
Archer, quien, descubrió, la había estado anhelando durante años, también.

Soy una idiota.

Así es como Jo se sentía, estúpida y joven. Desorientada e inconsciente.


Nunca había sido una persona de “metas”, no había sido una de esas chicas en la
124
clase de drama o triunfadoras junior ni nada de eso, pero había tenido algunos
sueños bastante básicos. Tener un trabajo sólido, conocer a un buen hombre.
Casarse algún día, tener algunos niños, todas esas cosas.

¿Es mucho pedir?

Claro, nunca había hecho mucho en su vida, pero tampoco lo había hecho
mal. ¿Cómo había terminado en este lío? ¿Qué había hecho para merecer esto?
Había repasado una y otra vez en su mente. ¿Había coqueteado demasiado con
un cliente? ¿Había invitado a la persona equivocada a una fiesta?

No. La respuesta era no, ninguna de esas cosas. Ella era algo notoria en el
trabajo por ser una perra frígida, por lo tanto, sus propinas no eran muy
buenas. Y no permitió que extraños entraran a su casa, ni siquiera cuando
Archer se presentó en sus fiestas con todos sus compañeros de construcción al
azar a cuestas. Les hizo festejar en su casa.

Entonces, ¿por qué carajo un traficante de drogas estaba acosándola, en


nombre de sus malvados jefes? ¿Y cómo había acabado muerto en su maletero?
—Piensa —gruñó para sí mientras entraba al vestidor de Bernard
Krakow—. ¡Piensa, Jojo!

Se puso su ropa interior, luego buscó entre su ropa. El señor Krakow no


había sido un hombre muy grande, al parecer. No podía recordar cómo lucía
ponerse de pie, pero de acuerdo con la medida de sus pantalones, era un poco
más bajo que ella. Finalmente se puso una gran sudadera. Que le quedó por
encima de sus nalgas mientras salía de la habitación.

Archer estaba tomando una ducha, por lo que entró a la cocina y


encontró una gran pizza. Puso un par de rebanadas en un plato, sacó una
cerveza de la nevera y se quedó de pie frente a los ventanales durante un rato.
Comió mientras contemplaba, equilibrando la cerveza en la parte trasera de un
sillón.

Tal vez lo estaba abordando de la manera incorrecta. Ella había estado


intentando averiguar cuál era su rol en todo el asunto, pero no había llegado a
ninguna parte. Había tenido ese pensamiento antes, necesitaba comenzar a
mirarlo desde un ángulo diferente. ¿Quién era Bernard Krakow y, lo que es más
importante, para quién trabajaba? Sabía que no había hecho nada malo o ilegal, 125
así que ¿qué mierda había estado haciendo Krakow?

Después de terminar su pizza, Jo volvió a la habitación. La ducha aún


continuaba y ella miró hacia la puerta por un segundo. Archer estaba adentro,
frotando y lavando y mojado y… desnudo.

Para. Hay cosas un poco más importantes pasando ahora.

Encontró una computadora portátil que estaba muerta, así que la


enchufó para que pudieran investigarla más tarde. Dentro del armario, dio un
paso para atrás y miró una vez más la ropa de Krakow. Él prefería un estilo
práctico. Un montón de camisas y pantalones de vestir, con jersey y zapatos de
vestir simples. Colores apagados, azul marino, verde oscuro, marrón. Tanto
marrón.

No hay nada sobre este hombre que destaque de alguna manera.

Todos sus zapatos estaban organizados de colores claros a oscuros, y


revolviendo alrededor de ellos, su dedo del pie golpeo con algo duro. Cuando se
arrodilló, encontró una pequeña caja fuerte. Frunció el ceño mientras la
levantaba. ¿Qué sentido tenía tener una caja fuerte si alguien podía
simplemente levantarla e irse con ella? Empujó y presionó la cerradura de
combinación mientras la llevaba de regreso al dormitorio.

—¿Qué encontraste?

Alzó la vista y vio a Archer parado junto a la cama. Llevaba unos


calzoncillos y estaba en el acto de ponerse una camiseta. Carraspeó y caminó a
su alrededor para poder gatear sobre el colchón.

—No lo sé —respondió finalmente, sentada con la espalda contra la


cabecera y la caja fuerte entre sus piernas—. No puedo abrirla.

—Qué raro —murmuró, y ella lo sintió estirarse a su lado.

—¿Qué es raro?

—Que tiene una caja fuerte.

—¿Y? Es un traficante de drogas, es paranoico. Tiene sentido para mí —


respondió, mirándolo. Él estaba mirando la caja de metal a prueba de fuego.
126
—Sí, entiendo todo eso, pero si las drogas y el dinero no son lo
suficientemente valiosos como para ir a su caja fuerte, entonces en realidad me
pregunto qué vale la pena poner ahí —preguntó Archer, y luego señaló su
regazo. Ella siguió su dedo y vio un gran paquete marrón en la mesita de noche.
Varias franjas de cinta adhesiva daban vueltas por el medio, pero se había
hecho una pequeña rotura en una esquina y una pizca de polvo blanco había
caído sobre la mesa.

Jo lo miró furiosa. Una caja fuerte sin nada valioso en ella. Un hombre que
era tan soso como una tostada seca. Un cadáver en su auto de mierda.

—A la mierda con esto —gruñó, volteando la caja fuerte. Cayó al suelo


con un ruidoso golpe—. Estoy tan cansada de no saber qué demonios está
pasando.

—Vamos, Jojo —bromeó Archer—. ¿En qué se diferencia esto de


cualquier otro momento de tu vida?

Ella sacó su pierna y le dio una patada en el costado.


—Vete a la mierda, Archer.

Sin embargo, antes de que pudiera retirar su pierna, la agarró del tobillo
y la sostuvo en su lugar. Entonces, sus dos manos estaban en sus pies, dándole
un ligero masaje.

No dijeron nada por un tiempo. Archer se inclinó sobre su pie, clavando


sus pulgares en sus doloridos músculos. Se inclinó hacia él, su pesado cabello
castaño cayendo sobre su hombro. Finalmente, él suspiró y movió sus manos,
masajeando sus pantorrillas.

—Nunca llevas el cabello suelto —afirmó abruptamente. Ella lo miró.

—¿Disculpa?

—Tu cabello —repitió, mirándola—. Siempre lo tienes en una cola de


caballo. Incluso cuando sales, es como hacer un nudo o lo que sea. No me di
cuenta que era tan largo.

Jo agarró un mechón de cabello, sosteniéndolo frente a su cara. Todavía


estaba húmedo, apenas comenzaba a secarse. Sería torpemente ondulado y 127
rizado por la mañana.

—Lo sé. Siempre pienso que debería cortarlo, pero simplemente no me


atrevo —explicó.

—Me gusta. Quiero decir, me gusta largo. Se ve bien en ti.

—¿Qué, Archer Calhoun, eso es un cumplido?

—Cállate, te felicito todo el tiempo.

—Dices cosas como “buenas tetas” o “gran trasero” a veces es bueno


simplemente escuchar algo… agradable —le dijo. Él resopló, pero estaba
sonriendo mientras sus manos subían y subían por su rodilla.

—Justo después que nos graduamos, tu hermano supo que se mudaría y


yo seguiría viviendo en la misma calle, me hizo prometer que no me metería
contigo —le dijo. Estaba un poco sorprendida. Nunca nadie le había dicho. Andy
nunca le prestó mucha atención, por lo que era difícil imaginar que le
preocupara quién estaba o no “metiéndose” con ella.
—¿Por qué dijo eso? Quiero decir, ustedes eran amigos —señaló.

—Sí, exactamente, sabía cómo era yo con las chicas. Además, eres su
hermanita. Él es un idiota la mayor parte del tiempo, pero por la manera que
habla de ti, piensa que eres como una princesa. Nadie era lo suficientemente
bueno para ti, pero en especial yo.

—Está bien, ni siquiera puedo procesar esto. —Se rio—. ¿Andy pensó
que nadie era lo suficientemente bueno para mí?

—Sí.

—¿Y por qué en especial tú? Quiero decir, eras su mejor amigo. Tenía que
haber pensado que entre todas las personas, serías lo suficientemente bueno.

—Debido a que éramos tan buenos amigos, él… Soy un poco idiota, Jojo.
Tomo decisiones de mierda y hago las cosas mal la mayor parte del tiempo, y
solo soy un idiota. Como nosotros, por ejemplo. Nos conocemos desde siempre,
he querido ligar contigo durante años, ¿y qué sucede? Prácticamente comí tu

128
cara en una fiesta rave.

Ella se echó a reír, alejando su pierna mientras se inclinaba otra vez. Se


llevó las manos a la cara, intentando sofocar sus risas.

—Prácticamente —estuvo de acuerdo cuando consiguió controlar su


risa—. Pero no me estaba quejando exactamente. Te he deseado por mucho
más tiempo, y nunca tuve las pelotas, tampoco.

—No se trata solo de eso. —Suspiró, extendiendo la mano y acariciando


los dedos de sus pies.

—Entonces, ¿de qué se trata? —preguntó.

—Estoy de acuerdo con él. Creo que puedes encontrar algo mejor que yo
—dijo claramente. Ella perdió su sonrisa.

—Tal vez no quiero algo mejor que tú —respondió.

—Diablos, Jo.

—Siento que me estás abandonando —dijo—. Y ni siquiera estamos


saliendo.
—Que no —le aseguró—. No sé qué estamos haciendo, o lo que va a
suceder en la mañana, y solo quería decirte…

Todavía estaba tocando su pie, pero estaba mirando distraídamente a


través de la habitación. Jo aprovechó la oportunidad para estudiar su cara.
Tenía casi dos días de barba, dándole una apariencia sexy y ruda. Siempre
mantenía el cabello bastante corto en los lados, pero lo dejaba mucho más
arriba, por lo que las puntas casi rozaban sus cejas. Le daba una especie de look
juvenil, la forma en que los mechones se curvaban en las puntas. Junto con la
sonrisa traviesa que siempre estaba brillando, era casi imposible de resistir.

Desde el cuello hacia arriba, su rasgo más característico fueron


probablemente sus ojos. Los amaba porque a primera vista, simplemente se
veían marrones claros. Pero eran avellana, y luego de una inspección más
cercana, siempre cambiaban y cambiaban, dependiendo de la luz o de su estado
de ánimo. En ese momento, eran un color almendrado, con solo un toque de
verde. Sus gruesas pestañas salía fuera de su cara, en realidad no era justo, ella
gastó una fortuna en máscara de pestañas para obtener el mismo efecto.

Jo podía mirarlo durante horas, y sintió que lo había hecho en diferentes 129
momentos de su vida. En su increíble cuerpo y piernas largas. Esos brazos
gruesos y hombros anchos. Fue construido como si ella sentía un hombre
debería ser construido, alto, fuerte y ancho. Un poco sucio y muy travieso.
Perfección.

Sin embargo, más que nunca, ahora estaba notando las otras partes de él.
Lo atento que era, robar el periódico del pasillo para que pudiera leer las
historietas todos los días. Traer el almuerzo antes de ir a su turno de noche.
Reparar su internet cada vez que el router le daba problemas y dejarla venir en
cualquier momento, de día o de noche.

Como ayudarla. Había confiado automáticamente en que ella no había


matado al tipo en su maletero. Y cuando lo presionó, dijo que enterraría el
cuerpo por ella. ¿Cómo podría haber sido tan idiota? ¿Hay alguien con quien
fue la mitad de amable? ¿Había alguien por quien enterraría un cuerpo?

Archer Calhoun, si me lo pidieras, cavaría una tumba para ti.

Se inclinó hacia adelante y lo besó, atrapándolo con la guardia baja.


Estuvo inmóvil durante un par de segundos, luego su mano estaba en la parte
posterior de su cabeza, sus dedos se enroscaban en sus húmedos mechones de
cabello.

—Está bien, Archer —susurró—. Tú también me gustas.

—Eso no es lo que iba a decir —le susurró, mientras alisaba su mano


libre por su pierna desnuda.

—¿Y qué? ¿Qué es? —preguntó ella, acercándose y poniendo sus manos a
ambos lados de su rostro.

—No sé cómo decir esto… —Suspiró. Jo sintió que su corazón iba a latir
directamente de su pecho.

Mierda, esto está sucediendo realmente. Sé valiente. Dilo primero.

—Está bien —logró decir con voz temblorosa—. Yo también, lo siento. Lo


he sentido hace tiempo. Creo… creo que estoy en…

Su oración fue interrumpida cuando rápidamente la besó de nuevo. Era


diferente del primer beso, mucho más agresivo. Tomando aliento. Ella jadeó
cuando su mano subió por su muslo, apretando su centro. 130
—Sabes —dijo mientras comenzaba a tirar de su suéter con la otra
mano—. En serio tienes buenas tetas.

—Lo sé, Archer. Y un gran culo. —Se rio, agachando la cabeza y


levantando los brazos para que el material pudiera deslizarse fuera de su
cuerpo.

—¿Cómo esas cosas no son agradables para decir? —preguntó,


estirándose junto a ella.

—Son grandiosas. Súper. ¿Pero sabes lo que es aún mejor?

—¿Qué?

—Si no hablas nada ahora mismo.

Mientras ella deslizaba sus manos bajo su camiseta, Jo se preguntó si


alguna vez se acostumbraría a tener libertad para tocarlo. No es que antes
nunca hubiera tocado su piel desnuda, tenía poca o ninguna vergüenza cuando
estaba en casa, siempre caminaba con el torso desnudo o en calzoncillos. Pero
ahora era diferente. En realidad, pasar las manos por su piel y sentirlo saltar y
reaccionar ante su toque. La llenó de una sensación de poder.

—¿Cómo estuvimos por tanto tiempo sin hacer esto? —susurró,


moviendo su mano por su pecho y por el agujero del cuello en su camiseta, en
dirección a su mandíbula. Tocó con sus uñas su labio inferior.

—Pura fuerza de voluntad. —Se rio entre dientes, y luego le mordió las
yemas de los dedos. Ella rio y le quitó las manos de la ropa—. Y muchas duchas
frías.

—Esto no está bien —gimió cuando los rodó para que estuviera encima
de él—. Estamos en la cama de otra persona, ha sido un día tan jodido. Hay
tanto que hacer, y estamos haciendo esto.

—Jojo, si puedes pensar en otra cosa que prefieres estar haciendo ahora
mismo, por favor. Infórmame.

Sin embargo, no tuvo la oportunidad. Antes de que pudiera abrir la boca

131
para hacer un comentario inteligente, se sentó derecho. Ella chilló y se aferró a
sus hombros, casi volteándose hacia atrás.

—Me enojaré tanto contigo.

Él estaba susurrando, su voz cerca a la oreja de ella. Entonces le


mordisqueó el lóbulo de la oreja y ella jadeó, enterrándole las uñas en los
omóplatos.

—¿Conmigo? ¿Por qué?

—Sabía lo que estabas haciendo.

—¿Qué estaba haciendo?

—Cuando dormiste con ese sujeto después de Acción de Gracias —siseó


él, y le correspondió pasando las uñas por la longitud de su espalda—. Y el
sujeto de nuestro equipo de softball.

—Yo… —No pudo responder apropiadamente cuando las uñas de él


volvieron a subir hasta sus hombros.
—Tan competitiva. —Rio entre dientes mientras llevaba los dientes a su
cuello—. Deseabas mostrarme lo adulta que eras. Deseabas ponerme celoso.

—Es gracioso. —Estaba jadeando mientras él le mordía con la fuerza


suficiente para dejar una marca—. Nunca pensé que lo notaras.

—Oh, lo noté. Y no me estoy riendo.

—No. Nada de risas en absoluto. Tú follabas a cualquier cosa con tetas.


Lo justo es justo, Archer.

—Eso era diferente. —Suspiró en su piel—. Completamente diferente.

—¿Cómo?

—Tú lo estabas haciendo para desquitarte conmigo. Yo lo hacía para


permanecer alejado de ti.

—Pero ¿por qué…?

Ella jadeó cuando él le apretó el seno, rodando su pezón entre los dedos.

—En realidad, son perfectos. No tienes idea de cuántas veces he


132
fantaseado sobre esto —le dijo, bajando los labios a su carne.

—Eso nos hace dos —jadeó, pasándole las uñas por el cabello.

Él se estaba moviendo demasiado lento, casi metódicamente. Eso la


estaba desquiciando. Mientras su lengua lamía su areola, ella empezó a
removerse en su regazo. Desesperada por más velocidad, más fricción, más
todo.

—Tan bonita —inhaló él, moviéndose a su otro seno. Ella le tiró del
cabello.

—Archer —gruñó.

—¿Qué?

—Compensemos el tiempo perdido.

Él se rio, pero recibió el mensaje alto y claro. Ella lo ayudó a quitarse los
pantalones y después que los hubo arrojado al otro lado de la habitación, lo
observó mientras se quitaba su camiseta. Mientras él aún estaba luchando por
pasar la tela por encima de su cabeza, ella estiró la mano y acarició el tatuaje en
su costado, el gran árbol.

—¿Qué significa esto? —preguntó, haciéndole cosquillas ligeramente en


las costillas. Su piel saltó y se sobresaltó, haciéndolo reír entre dientes mientras
se apartaba de ella.

—Algo especial —fue todo lo que dijo mientras la empujaba suavemente


de espaldas y se disponía a remover su ropa interior.

—Sé todo sobre ti, pero ¿no puedo saber sobre un tatuaje de árbol?

—No lo sabes todo.

—Sé un montón.

—Así es —susurró, besando el camino hacia arriba por su estómago. Su


barba incipiente le raspaba la piel, haciéndola gemir y sisear.

—Entonces ¿por qué no puedo…? vaya, maldicióóóóóón —gruñó, sus


ojos rodaron hacia su cráneo y arqueó la espalda lejos del colchón. Dos dedos.
Sin una palabra o advertencia, él había embestido dos dedos en su interior. 133
—Maldición, Jojo. —Suspiró, y ella sintió sus labios contra el cuello—.
Nunca me cansaré de verte así.

—Nunca te cansarás. No.

—Removiéndote. Gimiendo. Húmeda. Necesitada.

—Muriendo. Estoy bastante segura que también estoy muriendo.

Él se rio en voz alta, causando que ella riera, entonces la mano de ella
encontró el camino a su verga y ambos estuvieron gimiendo de nuevo. La frente
de él cayó a su clavícula mientras ella empezaba a frotarlo.

—Sí —jadeó él—. Muriendo suena preciso.

—¿Cómo pudiste mantenerme apartada de esto durante tanto tiempo?


Tan injusto —gimió, rodando el pulgar sobre la punta sensible.

—Asquerosamente injusto —coincidió, succionando aire entre los


dientes—. Voy a compensarlo, ahora mismo.
Ella gimió cuando él retiró los dedos, entonces gritó cuando la enderezó
de un tirón. Volvió a ponerla en la posición en la que habían estado antes;
ambos sentados derechos, ella sobre su regazo con las piernas rodeándolo. Su
erección se alzaba entre ellos, atrayendo toda la atención de ella.

—Eres tan jodidamente hermoso —susurró ella, y él se rio de nuevo.

—Mírame.

Ella levantó la cabeza para mirarlo fijamente, y no rompió el contacto


visual mientras él le rodeaba las caderas con un brazo. Continuó mirando
mientras la levantaba, y aún consiguió mantener su mirada mientras la bajaba
sobre su miembro. Ella luchó por recuperar el aliento e incluso gimió mientras
él la llenaba lentamente, más allá del punto cómodo incluso, pero aun así no
apartó la mirada.

—Si esto… es un concurso… —Ella estaba tan llena de él, se sentía


mareada—. Creo que yo gané.

134
—Entonces supongo que será mejor que reclames tu premio.

Dios, le encantaba estar tan cerca de él. Era una chica alta, un poco
desgarbada, pero se sentía pequeña y delicada en brazos de él. También eran
bastante buenos amigos para que no se sintiera incómoda o cohibida, tampoco.
Y afortunadamente, su éxtasis inducido por su sesión de folleteo se había
anulado con esos molestos nervios de la primera vez.

Bien. Porque realmente me serviría un desestresante ahora mismo.

Se movieron en sincronía, una de las manos de Archer sobre sus caderas,


manteniéndola al ritmo de sus embestidas. Ella estiró el brazo por detrás,
inclinándose hacia atrás para sujetar la cabecera de la cama para poder
utilizarla como palanca para empujar con mayor fuerza contra él. Archer le
deslizó su mano libre por la espalda, sus dedos se deslizaron sobre su piel
cubierta de sudor, entonces rozó hasta llegar a su trasero.

—Maldición, Jo —gruñó con los dientes apretados—. Eres tan… mierda,


esto es mejor que cualquier sueño. Cualquier fantasía.

—Mucho mejor —coincidió, entonces se mordió el labio inferior.


Él estaba tan profundo dentro de ella, tan grande, estaba creando una
paradoja de placer alucinante y un desquiciante nivel de incomodidad. Sus
terminaciones nerviosas no sabían en qué enfocarse, estaba volviendo loco a su
cuerpo. Ella sintió como si fuera a explotar en cualquier momento.

—Voy a arreglar todo, y entonces vamos a estar haciendo esto


constantemente —gruñó él, echando atrás la cabeza.

—Todo el tiempo —coincidió.

—Necesitas renunciar a tu trabajo —la urgió.

—Bien.

—Te vas a mudar conmigo.

—Muy bien.

—Yo me encargo de ti. Tú fóllame hasta la locura.

—Trato hecho.

—Maldición —maldijo cuando todos los músculos de ella se


135
contrajeron—. Y definitivamente vamos a…

—Archer —lo interrumpió con un quejido. Su cuerpo entero estaba


temblando y ya no podía mantener el ritmo de las embestidas—. No puedo…
voy a… vas a tener que hacerme…

Ella casi empezó a ahogarse cuando él abruptamente dejó de moverse,


dejándola empalada en él. Entonces la besó con fuerza, su lengua se apoderó de
su boca al mismo tiempo que la apartaba suavemente de él. No le permitiría
quejarse, solo continuó moviendo la lengua contra la de ella mientras los
apresuraba a ambos a estar de rodillas.

—No te preocupes —susurró cuando finalmente se apartó.

—Por favor —rogó ella, sus temblores se estaban convirtiendo en


sacudidas—. Por favor, por favor, por favor, Archer.

—Voy a hacer que te corras tan fuerte —le prometió, y ella gimió ante
sus palabras—. Pero primero voy a hacer algo con lo que he soñado durante
años.
Ella no estaba en posición de discutir. Ni siquiera podía formar oraciones
coherentes. Así que cuando él empezó a empujarla y moverla en un círculo, ella
no tuvo opción más que seguirlo. No dijo una palabra cuando él le puso ambas
manos contra la cabecera de la cama. Suspiró cuando él pasó las manos por su
espalda, luego gimió cuando tiró de sus caderas hacia él. Entonces un largo y
estremecedor gemido escapó de su boca cuando lo sintió moviéndose detrás de
ella, forzando su dura longitud en ella desde atrás.

—Mejor —susurró, dejando que su cabeza cayera hacia delante mientras


él se quedaba quieto durante un momento, sus dedos se enterraron en sus
caderas con tanta fuerza que estaba segura que tendría huellas de la mano
completa impresas en su piel.

—Lo mejor —la corrigió, y ella rio entre dientes.

Él fue suave, al principio. En verdad, él siempre había sido suave con ella,
en todas sus interacciones. Así que eso no la sorprendió. Pero entonces él
empezó a aumentar la velocidad, sus caderas azotándose contra el trasero de
ella. Ella gritó con cada embestida, encorvando los dedos alrededor de la parte
superior de la cabecera con tanta fuerza, que los nudillos se le pusieron blancos. 136
Cuando él la palmeó en el trasero, ella jadeó.

—Jesús, mierda, ¡¿dónde ha estado este chico todo este tiempo!? —gritó,
entonces gimió cuando él le sujetó el cabello y tiró hacia atrás, forzándola a
mirar directamente al frente.

—Ocultándose… no creí que pudieras manejarlo —gruñó él, inclinándose


sobre la espalda de ella.

—Yo tampoco creo que pueda —coincidió, entonces gimió de nuevo


cuando lo sintió mordiéndole el hombro.

—Jojo —gruñó, soltándole el cabello y dejando que su mano vagara por


su espalda.

—Sí. Sí, Dios, sí, cualquier cosa, lo que sea que quieras, por favor —
barbotó, su cuerpo entero empezó a sacudirse de nuevo mientras la mano de él
continuaba su camino hacia su cadera y hacia el frente, resbalando y
deslizándose entre sus piernas.
—Quiero que te corras por mí, y quiero saber que no es por drogas, o por
alguna jodida fiesta, o alguna estúpida fantasía. Quiero que sea solo por mí —le
dijo, respirando fuerte. Ella asintió.

—Solo tú. Es solo por ti. Siempre solo por ti. Tan cerca, Archer. Tan cerca.

—Tan cerca —susurró él.

Él pellizcó con los dedos y ella explotó en los bordes. Gritó y golpeó la
mano contra la pared. Una segunda ola más grande de placer la sobrepasó y se
vio reducida a gemidos y gruñidos, colapsando su mitad frontal sobre las
almohadas. Sollozó y tiró de las mantas a su alrededor, incapaz de manejar
todas las sensaciones que corrían por su cuerpo. Cada terminación nerviosa
estaba disparándose debido al clímax tamaño tsunami, y no podía recuperar el
aliento. La verga de Archer la estaba martillando del revés. Él no había
ralentizado en absoluto, la había follado durante su orgasmo.

—Maldición, eso fue espectacular —gruñó él detrás de ella.

137
—Tan… bueno —consiguió jadear, entonces gruñó cuando él volvió a
palmearla en el trasero.

—Un culo tan perfecto —susurró, acariciando una nalga con la mano
antes de palmearla de nuevo.

—Perfecto —coincidió ella, aun insegura de en qué planeta estaba,


mucho menos qué estaba diciendo él.

—Mierda, Jo, eres demasiado… no puedo… maldición, voy a correrme.

Su culo ardía, las caderas le palpitaban, y estaba bastante segura que su


coño estaba roto. Ciertamente no le serviría a ningún otro hombre, nunca más.
Así que cuando él la penetró una última vez, luego enganchó sus caderas con
fuerza, gimiendo y revolviéndose contra ella, solo una respuesta llegó a su
mente.

—Gracias.
5:22 A.M.
Día Dos

Traducido por Kwanghs

Corregido por Luna PR

A
rcher se deslizó de lado fuera de la cama, después echó un vistazo
atrás sobre su hombro. Jo estaba en su lado, aún respirando
pesadamente, obviamente dormida. No la había perturbado.

Bien.

Estaba de espaldas a él, y una sábana estaba envuelta apretadamente 138


alrededor de su cintura y piernas. Sabía que si caminaba alrededor de la cama,
sería obsequiado con la magnífica vista que eran sus pechos. Entonces recordó
despertándose junto a ella en el rave, cuando había estado durmiendo sobre su
estómago, solo su camiseta cubriendo su trasero. Claramente no tenía
problemas con dormir al desnudo.

Dios la bendiga.

Sacudió su cabeza y se forzó a apartar la vista. Dormir con Jo era una


mala idea. Tan jodidamente estúpida. ¿¡Y había estado imaginando cosas, o ella
había estado a punto de decir que lo amaba!? Totalmente lo había estado. La
había detenido porque… no podía manejar escuchar esas palabras. No ahora, o
al menos, no aún. No hasta que pudiera decirlas de vuelta con una consciencia
limpia.

Y para hacer eso, tenía que ponerse a trabajar.

Archer agarró la laptop cargándose y se movió al baño, cuidadosamente


cerrando la puerta detrás de él. Rápidamente se vistió, después se sentó en el
inodoro y abrió la computadora en su regazo. Hizo un ruido fuerte mientras
encendía, el logotipo de Windows destellando a lo largo de la pantalla. Hizo una
mueca y echó un vistazo a la puerta del baño, rezando porque Jo no se hubiera
despertado. Cuando no escuchó nada del dormitorio, se puso a trabajar,
revolviendo a través de diferentes programas y archivos.

¿Por qué estabas siguiendo a Jo, Krakow? ¿Y por qué estabas ensuciando a
tu jefe y vendiendo mala coca?

Bernard Krakow tenía algunas notas que hacían obvio que no era el
único dentro en su fraude de bicarbonato-coca. Tenía un socio. Alguien a quien
le enviaba correos electrónicos bastante a menudo, revisando acuerdos y
envíos. Todo estrictamente negocios, gramos, pagos, medidas. Su socio nunca
reveló su nombre, solo firmó sus mensajes con la letra R.

Cuando los correos no llevaron a ningún lado, Archer pasó a indagar a


través de los archivos personales de Krakow. La computadora parecía estar
principalmente vacía, al inicio. Entonces Archer se sacó la lotería, un completo
montón de fotos. Las había encontrado enterradas en un archivo basura, en una
carpeta marcada “impuestos”, porque por supuesto, ¿quién iría husmeando a
través de los impuestos de alguien más? Aburrido. 139
Afortunadamente, Archer era esa clase de persona, así que había abierto
la carpeta y encontró una plenitud de imágenes. Al principio, había pensado
que solo eran la reserva de porno de Krakow. Un poco extraño, un hombre
adulto quien vivía solo escondiendo su propio porno en su propia laptop.

Pero después de más o menos la quinta imagen, Archer comenzó a notar


algo. Las fotos eran todas de una naturaleza muy específica. Mujeres quienes
todas lucían como si hubieran sido golpeadas, atadas a sillas, sus ropas
rasgadas en varios lugares. BDSM era lo último estos días, pero esto parecía
diferente. Una estrella porno gemiría o sonreiría con placer para la cámara.
Ninguna de estas mujeres lucía feliz. Todas lucían aterradas.

Por encima de eso, estaba el escenario. El aliento de Archer quedó


atrapado en su garganta mientras sus ojos vagaban sobre los fondos de las
fotos. Después se levantó y cautelosamente abrió la puerta así podría espiar en
el dormitorio.

Jo aún estaba durmiendo en la sencilla cama tamaño Queen. Había mesas


de noche a cada lado del colchón, y una cómoda contra la pared por la puerta.
En el lado opuesto de la habitación, había suficiente espacio entre la mesa de
noche y la pared para una silla acojinada. Tenía reposabrazos de manera y lucía
muy modesta.

Archer miró a la pantalla de la laptop. Entonces miró a la silla. De vuelta a


la pantalla. Tanta ira comenzó a apresurarse a través de su cuerpo, pensó que
iba a partir la computadora a la mitad. Retrocedió al baño y se sentó de nuevo,
tomando respiraciones profundas mientras lo hizo.

Esas mujeres habían sido atadas en el dormitorio de Bernard Krakow, a


la misma silla que Archer había justo estado viendo. Krakow les había dado una
paliza, después las había forzado a tomar su fotografía. Archer hizo clic a través
de más de las fotos, pero solo se pusieron peor. Algunas de las mujeres tenían
sus blusas arrancadas, y algunas estaban completamente desnudas. Algunas
lucían bien, otras estaban sollozando. Todas lucían asustadas.

Y debajo de cada foto había una leyenda. “Trabajo de julio, Tonya.


Liberada”. “Trabajo de abril, Marie. Liberada”. “Trabajo de octubre, Sammy.
Desechada”. “Trabajo de junio, Roxanne. Liberada”. “Trabajo de marzo, Hannah.
Desechada”. 140
Liberada claramente significaba que esas mujeres en particular habían
sido soltadas. ¿Pero desechada? ¿Qué mierda debía significar eso? Mientras se
desplazaba a través de las fotos, vio “desechada” más a menudo de lo que vio
“liberada”. Tenía una idea general de lo que “desechada” significaba, pero
decidió buscarlo. Solo en caso de que estuviera equivocado.

Desechar. Verbo. Librarse a sí mismo de algo que uno ya no quiere o


necesita, tal como un interés de negocios o inversión.

No estaba equivocado. A algunas de las mujeres en las fotos se les había


permitido ir a casa, pero la mayoría de ellas habían sido asesinadas.
Desechadas. Presumiblemente por Bernard Krakow. ¿Pero por qué? ¿Era un
traficante de drogas y un asesino serial?

No. Tal vez un poco loco, y claramente carente de simpatía, pero no un


psicópata. Cada imagen tenía la palabra “trabajo” bajo ella, retener a esas
mujeres había sido un trabajo. Archer se sintió seguro asumiendo que eso
significaba que había un jefe en algún lugar de la línea, ordenando a Krakow
hacer esas cosas. A… quizás… seguir a esas mujeres. Aprender sus hábitos y
patrones, así cuando viniera el momento de secuestrarlas, sería fácil. Tal vez
incluso las había conocido primero. Había conseguido que bajaran la guardia, al,
por decir, comprarles tragos y bailar con ellas.

Jesús jodido Cristo, Jo. Tan cerca. Estuve tan jodidamente cerca de perderte.

Archer gruñó y cerró de un golpe la laptop. Ya no quería ver esas


imágenes. Quería quemarlas de su cerebro. Se paseó alrededor del pequeño
baño, intentando recuperar el control antes que tuviera que regresar a la cama.

Así que Bernard Krakow había estado siguiendo y acosando a Jo, más
probablemente con esperanzas de capturarla y torturarla y posiblemente
matarla. Ahora la verdadera pregunta era… ¿Quién le había pedido que lo
hiciera? ¿Quién lo había “contratado” para este trabajo en particular? ¿Y por
qué? ¿Por qué Jo? Ella no tenía conexión real con el mundo de la droga, ninguna
razón para ser secuestrada y torturada, ninguna razón para ser el “trabajo” de
nadie o algo como eso.

Ninguna conexión real…

Archer cruzó de puntillas la alfombra y subió a la cama. Se recostó en su 141


lado y miró a Jo por un rato. Después ella balbuceó en su sueño y rodó sobre su
espalda. Bostezó, después continuó moviéndose, jalando la manta arriba hasta
su barbilla mientras se giraba para encararlo. Él se mantuvo inmóvil hasta que
estuvo seguro que aún estaba dormida.

—Jojo —susurró, alcanzando y apartando un mechón de su rostro. Ella


siempre lucía joven, cuando fuera que salían, le pedían la identificación.
Aunque, era joven; y frágil. Él había intentado por muchos años ser su
protector. Su defensor. Su mejor amigo. Un chico que siempre pudiera confiar.
Un chico quien algún día podría ser digno de ella.

Algún día.

—Lo lamento tanto, tanto, Jo. —Suspiró finalmente. Ella balbuceó de


nuevo, después se acurrucó más cerca de él. Se giró sobre su espalda y ella
descansó su cabeza en su hombro. Su cuerpo cálido estaba resplandeciente a su
lado, suave como la seda y delicado al toque.

Pero apenas lo notó. Se quedó despierto por otras dos horas, intentando
sacar la imagen mental de ella atada a la silla de Krakow de su cabeza.
7:58 A.M.
Día Dos

Traducido por Moreline

Corregido por Nanis

J o bostezó y se estiró. En lugar de estrellar sus nudillos contra la


desnuda pared detrás de su cama, se inclinó hacia algo suave. Abrió
los ojos y miró hacia un cabecero acolchado. Parpadeó un par de
veces, y luego miró alrededor de la habitación de Bernard Krakow, recordando
dónde estaba y qué estaba pasando.

Archer estaba durmiendo junto a ella, tendido boca abajo sobre las
142
sábanas. Debió haberse levantado en algún momento de la noche, porque
recordaba haberse quedado dormidos desnudos, sin embargo, estaba casi
completamente vestido, vestido con su camiseta y sus pantalones. Se
encontraba de espaldas a ella, pero tenía su brazo izquierdo estirado detrás de
él, como si la estuviera buscando en sueños.

Sonrió al pensar en eso, y luego se levantó de la cama. Su ropa estaba


esparcida por toda la habitación, a Archer parecía gustarle arrancarle cosas y
luego arrojarlas en todas direcciones. Se inclinó y se puso las bragas y el
sujetador, y luego se volvió a poner el suéter de Krakow que había sacado de su
armario. Se dirigió al baño y casi gritó cuando vio su reflejo. Después de todas
sus acrobacias la noche anterior, y luego durmiendo como loca, su cabello se
veía más allá de salvaje. Largo y rizado alrededor de su cara, y un gran nido de
ratas en la parte posterior.

Se inclinó sobre la bañera y metió la cabeza debajo de la ducha,


humedeciendo su cabello lo suficiente como para calmarlo. Mientras intentaba
pasar sus dedos por la maraña, creyó escuchar algo por encima del agua.
Frunció el ceño, deteniéndose e intentando escuchar.

—¡Jo!

Ni siquiera se había dado cuenta que Archer estaba en el baño, sin


embargo, allí estaba él, agarrándola por detrás, sus brazos envolviéndola
fuertemente. Gritó cuando la levantó de sus pies, entonces ambos cayeron hacia
atrás, golpeando el suelo un segundo después. Su espalda estaba presionada
contra el pecho de Archer y se agarró de sus muñecas.

—¿¡Qué diablos estás haciendo!? —exigió. Uno de sus brazos se movió y


de repente su mano estaba sujeta contra su boca.

—Están aquí —susurró.

—¿Quiénes están aquí? —murmuró a través de su palma.

Como si fuera para responderle, un sonido fuerte retumbó en el


apartamento. Jo se quedó completamente quieta.

—¡Policía! ¡Abran! 143


Estaba un poco sorprendida de sentir alivio inundando sus venas.
Probablemente deberían haber ido a la policía desde el principio, ahora que
estaban en la puerta, podría simplemente descargar todo sobre ellos. El cuerpo
podría convertirse en su problema, no podía ser demasiado difícil probar que
ella no había hecho nada. Pasaría una noche en la cárcel, tal vez dos. No era
gran cosa.

Muy oportuno. ¿Por qué la policía está aquí?

—¡No digas ni una palabra! —siseó Archer cuando retiró su mano y


comenzó a moverse debajo de ella.

—¿Por qué no? ¿Qué está pasando? —susurró, rodando y mirándolo


mientras se arrastraba por la puerta. Se movió torpemente, y ella se dio cuenta
que era porque estaba agarrando su teléfono celular en una mano. Habían
encontrado algunos cargadores la noche anterior y habían llenado sus
dispositivos. Su pantalla estaba iluminada con mensajes perdidos.
—Esos no son la policía —finalmente le respondió, y ella lo siguió por
detrás sobre sus manos y rodillas. Salieron del dormitorio y se dirigieron a la
sala de estar. Un gran sofá estaba de espaldas a las ventanas y Archer se detuvo
detrás de él. Jo se sentó junto a él, descansando contra el mueble y apartándose
el cabello de la cara.

—¿Cómo lo sabes? —preguntó.

—Llámalo una corazonada. Espera aquí, y no te muevas —instó, luego se


levantó y comenzó a moverse por la sala de estar.

—¡Policía! ¡Abran la puerta, ahora!

Ella miró por encima del respaldo del sofá, observando mientras él se
arrastraba por el departamento. Acechó alrededor de la puerta y echó un
vistazo por el agujero. Después de un segundo, se agachó, como si las personas
del otro lado pudieran verlo. Luego, se apresuró a volver hacia ella. Se levantó
cuando se acercó.

144
—Esa no es la jodida policía —dijo en voz baja—. Dos hombres vestidos
de civil.

—¿Tal vez son detectives?

—Por favor no hables ahora. Busquemos una forma de salir de aquí.

—Pero tal vez podrían ser…

—En serio, ¿estamos discutiendo sobre esto ahora? ¡Solo haz lo que digo!
Vamos, la habitación de invitados está sobre el estacionamiento, tal vez
podamos encontrar una manera de bajar hasta su techo —sugirió, volviéndose
y mirando hacia las habitaciones. Ella se inclinó a su alrededor, siguiendo su
mirada. Los golpes en la puerta se estaban volviendo violentos, haciendo
temblar la madera en sus bisagras.

—Bien, bien. Lo que sea, salgamos de aquí.

Sin embargo, antes de que cualquiera de ellos pudiera hacer un


movimiento, disparos de armas atravesaron la sala. Quienquiera que estuviera
al otro lado de la puerta había decidido que habían terminado de tocar.
La mayoría de los oficiales solo derribarían la puerta, no dispararían.
Archer tenía razón.

La ventana de la pared detrás de ellos explotó, el vidrio yendo a todas


partes. Jo gritó cuando una ráfaga de viento corrió por el apartamento. Se
agachó y Archer se paró frente a ella, presumiblemente para protegerla de las
balas voladoras, pero luego accidentalmente la chocó. Con todo su peso detrás
de ella, inmediatamente perdió el equilibrio. Agitó sus brazos por un segundo, y
luego procedió a caer hacia atrás.

Y así es como muero: cayendo por una ventana. Jodida vida.

Jo gritó mientras atravesaba la ventana, extendiendo sus brazos para


agarrar algo, cualquier cosa. Al mismo tiempo, Archer se abalanzó sobre ella y
la agarró por la muñeca. Gritó de nuevo cuando se estrelló contra el costado del
edificio.

—¡Te tengo! ¡Espera, te tengo! —gritó a través de los dientes apretados.

145
—¡No me dejes ir, Archer! ¡No me dejes caer! —lloró. Lo miró mientras
levantaba la vista por encima del hombro.

—¿Confías en mí? —preguntó mientras las balas volaban sobre su


cabeza.

—¿¡Qué!? ¡No! ¡Ahora levántame, por favor! —suplicó. Él volvió a


mirarla.

—¡Confía en mí, Jo!

Usó ambos brazos para alejarla de la pared. Sin embargo, antes de que
pudiera preguntarle qué estaba haciendo, soltó su agarre. Cuatro pisos por
encima del suelo, y él simplemente la dejó ir.

Dios, qué imbécil.

Jo gritó todo el camino hacia abajo. Estaba a medio respirar, lista para
comenzar a gritar de nuevo, cuando hizo contacto con el suelo. Solo que no era
sólido. Chocó contra un cuerpo de agua y quedó tan sorprendida que aspiró una
bocanada de líquido cuando se hundió.
Caer doce metros a una piscina no fue un picnic. Golpeó el agua con
fuerza en su muslo, y ya le dolía. Se sacudió y tosió mientras trataba de
orientarse y empujar el fondo. Cuando su cabeza finalmente salió a la
superficie, se atraganto y escupió agua clorada, y luego levantó la vista justo a
tiempo para ver cómo Archer aterrizaba a unos noventa centímetros a su
izquierda.

—¡NO PUEDO CREER QUE ME DEJASTE CAER! —gritó, golpeándolo


cuando resurgió.

—¡Para! ¡Sabía que había una piscina, estás bien! —gritó, logrando
esquivar sus golpes y ponerse detrás de ella. Sus brazos se envolvieron en su
cintura y comenzó a arrastrarla hacia un lado.

—Me han perseguido, me han disparado, me han tirado de un edificio y


casi me ahogo. ¿¡Que sigue!? —gimió, cojeando en sus brazos.

—Oh, detente. Vamos, arriba.

146
El borde de hormigón de la piscina arañó su estómago desnudo cuando
Archer la levantó por el costado. Se puso de pie, intentando desenroscar el
suéter de gigante de su pecho. Observó mientras Archer salía del agua, y luego
ambos levantaron la mirada.

—Mierda —jadeó, de repente agradecida de no haber estado mirando


hacia abajo durante su caída.

—¿Bien? Tenemos que irnos antes de que comiencen a disparar aquí —


instó, empujando suavemente contra su espalda y guiándola hacia el frente del
edificio.

—¡No llevo pantalones ni zapatos! —chilló, corriendo de puntillas sobre


la hierba que se extendía a lo largo de la acera. Archer estaba vestido en su
mayoría al menos, luciendo casi normal. Desafortunadamente, tampoco había
tenido tiempo de agarrar sus zapatos.

—¿Quieres volver allí y conseguirlos? —ofreció, rompiendo en un trote y


pasando junto a ella por algunos arbustos.
—En realidad, no. ¡Mierda, olvidé que teníamos que tomar la moto! —
gimió, pasando sus manos por su cabello mojado mientras él sacaba la
motocicleta de su escondite y la metía en la carretera.

—Nuestra única opción. ¡Vamos! ¡Están saliendo del edificio! —siseó


mientras saltaba sobre la motocicleta. Se mordió el labio inferior mientras él
pateaba el arranque, y luego miró por encima del hombro. Dos hombres
estaban corriendo por la calle hacia un SUV. Volvió a mirar a Archer. Estaba
inclinado hacia ella, su brazo extendido, ofreciéndole su mano.

Es mejor que caminar por Ventura Boulevard con los pies descalzos y el
culo colgando.

Tomó su mano y se subió, luego se aferró a él mientras corrieron por la


calle.

147
10:10 A.M.
Día Dos

Traducido por Flopy Durmiente y Ale Grigori

Corregido por Nanis

J o se sentó encima de un banco de picnic, descansando sus pies en el


asiento debajo de ella. Preferiría estar sentada dentro, pero
aparentemente McDonald's tenía una estricta política de si no hay
pantalones no hay servicio.

Nazis.
148
Por supuesto, además estaba descalza, y su cabello estaba
completamente alborotado. Luego de que Archer condujera como un lunático a
través de cada carretera secundaria que pudiera encontrar, el viento había
despeinado su cabello por completo. Fácilmente sobresalía unos veinte
centímetros alrededor de su cabeza, dándole una aureola de aspecto
interesante. La gente entrando y saliendo del restaurante de comida rápida la
miraba como si fuera rabiosa.

—Bueno, te traje dos McMuffins de salchicha y huevos, patatas y café


negro —especificó Archer cuando apareció a su lado antes que ella pudiera
preguntar sobre la bebida. Tomó el vaso ardiendo primero, sosteniéndolo entre
sus manos frías y soplando.

—Gracias —se quejó, bebiendo un sorbo. Él se sentó a su lado y ella


escuchaba mientras él revisaba la bolsa de comida que había traído.

—Por favor, Jojo. No puedes seguir molesta conmigo. Sabía que la piscina
estaba justo debajo de ti —insistió—, eran como… nueve, doce metros como
mucho. No te hubiera soltado si hubiese pensado que había alguna posibilidad
de que resultaras herida.

Ella suspiró.

—Supongo que puedo tachar saltar de acantilados de mi lista de deseos.

—¡Ese es el espíritu!

Se sentaron en silencio durante un tiempo, comiendo sus sándwiches y


bebiendo café. Ella sentía que se estaba perdiendo de algo. Algo importante. No
habían averiguado mucho en el departamento de Krakow, nunca tuvo la
posibilidad de revisar la computadora del tipo, pero aun así. Había una pista
importante allí, y simplemente no estaba viéndola.

No puedo pensar con claridad mientras mi trasero se está congelando.

—Vamos —dijo, deslizándose fuera de la mesa y gentilmente bajando


sus pies hacia el suelo—, salgamos de aquí.

—¿Uh? —gruño él, mirándola, su boca llena de patatas.


149
—Vayamos a Walmart. Necesito pantalones y necesitamos cables de
arranque —respondió.

—¿Eso es todo? ¿No quieres hablar sobre haber recibido disparos? ¿O


comer tu comida? ¿O quejarte de… todo? —preguntó, sonando escéptico.

—Cállate, Archer, estoy intentando ser amable para variar. No puedo


andar todo el día sin pantalones. Si vas despacio, puedo comer el otro sándwich
mientras conduces.

—Caray, ambas manos alrededor de mi cintura en todo momento, no he


arriesgado mi vida todo el fin de semana solo para que te caigas de mi
motocicleta —dijo él, saliendo de la mesa también y dándole la bolsa de comida.

—Bueno, al menos mantenla debajo de cincuenta.

—No prometo nada.


Por suerte, alguien en la condición de Jo no recibía muchas miradas en
Walmart. Fue directamente la sección de ropa y agarró el primer short que vio
que no fuera totalmente espantoso. Luego tomó una camiseta de un perchero
de liquidaciones, y en un capricho, una linda y ligera chaqueta atlética.

Luego de pasar alrededor de quince minutos en un cambiador,


intentando poner su cabello bajo control, fue y encontró un par de zapatillas. Se
colocó en una fila para pagar, todas las etiquetas en sus manos, mientras se
ponía un par de medias. Archer apareció detrás de ella, viéndose también más
como un ser humano. Se había cambiado en ropa nueva, y había agarrado no
solo un par de cables de arranque, sino que también una batería totalmente
nueva. Además estaba sosteniendo una canasta llena de herramientas y
accesorios para autos y una mochila.

—Eso nos va a costar un montón de nuestro efectivo —señaló,


intentando recordar cuánto dinero les quedaba.

—Quiero poner ese auto en marcha —explicó simplemente—, podemos


usar mi tarjeta para estas cosas.
150
—¿Tienes suficiente para cubrir esto? —preguntó Jo con voz escéptica
mientras tomaba toda la chatarra que estaban comprando. Archer no la miró,
simplemente empezó a colocar las cosas en la cinta transportadora.

—Sí, debería estar bien.

Antes de que volvieran a la motocicleta, Jo jaló todo su grueso cabello


castaño en un moño ajustado. No iba a lidiar con ese desastre otra vez, si podía
evitarlo. Archer le dio la mochila llena de las cosas para el auto, luego estaban
dirigiéndose hacia el club de strippers.

No estaba segura si quería reír o llorar cuando llegaron al


estacionamiento y vio que su auto de porquería seguía ahí. Casi esperaba que
hubiera desaparecido, o que todo hubiera sido una horrible pesadilla.

Pero todo había sido real. El auto todavía estaba allí, al igual que el
cuerpo, un rápido vistazo en el maletero lo confirmaba. Intentaron poner el
motor en marcha una vez, luego Archer empezó a trabajar, colocando todo lo
que iba a necesitar para cambiar la batería. Jo se sentó detrás del volante por un
tiempo, pero no podía oír nada de lo que él decía, así que eventualmente se
sentó en el techo del auto.

—Bueno, repasemos todo —sugirió, intentando unir las piezas de


rompecabezas en su mente. Todavía se sentía como si no estuviera
comprendiendo algo que había notado en el departamento de Krakow.
Mientras pensaba, escaneó las carreteras alrededor de ellos. No estaba segura
de lo que estaba buscando, simplemente sabía que quería ser capaz de correr
antes que más balas empezaran a volar.

—¿Uh? —gruño Archer por debajo del capó.

—Tipo muerto en el maletero. Bernard Krakow. Estuvo siguiéndome


por… ¿cuánto, como dos semanas?

—Parece correcto.

—No sabemos por qué.

—Seguro.

—Él es un traficante de drogas —añadió—, y tiene amigos que lo están 151


buscando.

—Sí.

—Amigos a los que él probablemente está jodiendo con ese truco del
bicarbonato de sodio que me contaste.

—Está bien.

—Pero… —Dejó que su voz se desvaneciera mientras los pensamientos


invadían su mente.

—Suena bien.

—Dejé de hablar. —Ella se rio. Él miró alrededor del capo del auto.

—No estaba prestando atención. Vamos, probemos esta cosa.

Ella saltó al suelo y volvió detrás del volante. Con esperanza y una
plegaria, puso en marcha el encendido, luego casi llora cuando el motor rugió
con vida. Archer aplaudió, luego agarró todas las herramientas y las soltó en el
asiento trasero.

—Al fin, algo sale bien. ¿Mi motocicleta estará bien aquí? —preguntó
mientras se deslizaba en el asiento del pasajero. Ella frunció el ceño, intentando
recordar de qué estaban hablando antes de que reiniciaran el auto.

—Sí, debería estar bien —murmuró, golpeando sus uñas contra su labio
inferior. Él finalmente la miró.

—¿Qué ocurre? —preguntó.

—Pensando. Bicarbonato de sodio… Krakow… amigos… —balbuceó,


intentando recuperar el hilo de sus pensamientos.

—Amigos que conocen a tu jefe lo suficientemente bien para que él


revelara información sobre ti —añadió Archer. Jo chasqueó sus dedos mientras
cada pensamiento se acomodaba en su lugar, posiblemente por primera vez
desde que esta terrible experiencia había empezado.

—¡Oye! Claro, ¡sus amigos! ¿Esos tipos que nos dispararon, en su 152
departamento? Los he visto, antes de subirme a tu motocicleta. Dos de ellos se
parecían a los tipos de nuestro lugar, los que te dispararon anoche —dijo Jo.

—¿Entonces? Ellos nos dispararon anoche, nos dispararon esta mañana


—dijo. Ella negó con la cabeza y puso el auto en reversa antes de salir de su
estacionamiento.

—Ese es el tema. ¿Cómo hubiera sido posible que supieran que


estábamos en casa de Krakow? Al principio pensé que estaban allí buscando a
su amigo. ¿Pero por qué esa farsa de “policía, abra la puerta”? ¿Por qué empezar
a disparar? ¿Es así como dicen hola? —preguntó, entrando en el tráfico. Archer
asintió.

—Claro… claro, no lo había pensado de esa forma. ¿Por qué comenzar a


disparar al departamento de su amigo? Tal vez ellos sabían sobre su truco con
el bicarbonato de sodio —sugirió.

—Tal vez… pero aun así, ¿por qué toda esa actuación? ¿Por qué no
simplemente tirar abajo su puerta y azotarlo con una pistola?
—¿Azotarlo con una pistola?

—Lo que sea que los traficantes de drogas hagan —dijo—, no lo sé.
Disparar a través de la puerta es un poco excesivo. Parece un poco como si ellos
no pensaran que Krakow estuviera allí en absoluto. Parece que de alguna
manera sabían que estábamos allí.

—Sí, eso es lo que parece —dijo—, ¿no le dijiste a nadie? ¿No le


mandaste un mensaje de texto a nadie?

—No, nadie. ¿A quién le voy a enviar un mensaje? ¿Mis amigas stripper?


¿Mi mamá? La única persona a la que le enviaría un mensaje sobre este tipo de
locuras es a ti. —Se rio.

Ella estaba esperando que él riera también, pero cuando lo miró, Archer
ni siquiera estaba sonriendo. Parecía confundido, e incluso un poco enojado. Su
frente estaba fruncida y tenía su mano en la parte de atrás de su cuello,
frotando una y otra vez.

153
Gesto nervioso.

—Claro… —Fue todo lo que dijo, su voz baja.

—¿En qué estás pensando? —preguntó, mirando entre él y la carretera.

—Estoy pensando que al parecer te estás dirigiendo a casa —replicó él,


señalando delante de ellos. Jo frunció el ceño.

—La costumbre, supongo. Siempre voy directo a casa después del


trabajo. ¿Crees… podrían seguir allí? —preguntó Jo. Él se encogió de hombros.

—No lo sé. Lo dudo, nos estaban buscando, y obviamente no estábamos


allí. Da una vuelta en marcha lenta primero —sugirió.

Simplemente hicieron eso, cruzando más allá del estacionamiento del


edificio a una velocidad lenta. Jo se hundió tan bajo en su asiento, apenas podía
ver por encima del tablero. Archer se rio de ella y señaló que un auto en
movimiento sin conductor era más sospechoso que simplemente actuar con
normalidad, pero ella mantuvo su posición hasta que estuvieron fuera del
complejo.
No había autos extraños en el frente, y no había un amenazante
guardaespaldas en la puerta de entrada, así que decidieron arriesgarse y dar la
vuelta. Jo estacionó fuera de la entrada del edificio, cerca de la acera, en caso de
que tuvieran que huir rápidamente. Luego, Archer la hizo esperar en el auto
mientras él comprobaba la puerta principal. Se sintió como si hubiera pasado
una eternidad hasta que se asomó afuera e hizo señas de que era seguro. Ella
salió del auto y se acercó corriendo.

—¿Y si están en el departamento? —susurró, aferrando la camiseta de


Archer mientras se movían por la entrada y subían las escaleras.

—Iremos despacio —aseguró, deteniéndose en la puerta del segundo


piso—, quédate detrás de mí todo el tiempo, si parece que alguien está ahí
dentro, seguiremos de largo e iremos a mi departamento, ¿de acuerdo?

—De acuerdo.

Archer abrió la puerta y asomó su cabeza. Jo contuvo la respiración,


luego respiró cuando llegaron al pasillo.

Juntos caminaron de puntillas, Archer rozando la pared, y ella 154


prácticamente rozando su espalda. Todo estaba silencioso, y cuando miró
alrededor de él, vio que la puerta estaba cerrada. Sin embargo, eso no
significaba mucho, porque los tipos malos podrían estar sentados en su sala de
estar. Haciendo comentarios sobre sus muebles de segunda mano, mirando
televisión con cable ilegal.

Cabrones.

Antes que alcanzaran su departamento, otra puerta se abrió. Jo casi tiene


un ataque cardíaco, pero antes de que pudiera colapsar, Archer la hizo estrellar
su espalda contra la pared. Él presionó su espalda frente a ella, escondiéndola
por completo.

—¡Tu muchachita lo ha hecho esta vez! ¡Esa fiesta anoche fue ridícula!
Llamé a la policía, lo hice, pero los bastardos malditos nunca vinieron. ¡Típico!
Voy a llamar al administrador del edificio, ¿me oyes? ¡Tu chica será expulsada
esta vez!

Señora Copernicus, la mujer vieja a la que Jo había gritado justo ayer en


la mañana. ¿En serio habían pasado solo veinticuatro horas?
El tiempo vuela cuando uno se divierte.

—Estuvimos fuera toda la noche, señora C —dijo Archer


cuidadosamente—, ¿qué fiesta?

—¡Buen intento, Archer! —gruñó, empuñando su bastón—. ¡Todo ese


ruido, dando golpes, rompiendo cosas! Sin parar, hasta casi las tres de la
mañana. Mis gatos estaban aterrorizados. Estúpidos policías, buenos para
nada. Desperdicié mi tiempo llamándolos.

—Espera —finalmente habló Jo, y se paró sobre la puntas de sus pies


para mirar sobre el hombro de Archer—. ¿Llamaste a una verdadera estación
de policía y ellos no enviaron a nadie?

—¡A nadie! Llamé tres veces. Ellos afirmaron haber enviado un auto,
pero nunca vino nadie. Esta ciudad es repugnante. Pero no te preocupes, ¡el
gerente se enterará de esto! —le aseguró la señora Copernicus a Jo.

—Lo prometo, Jo estuvo conmigo toda la noche —insistió Archer. Por

155
alguna razón, la anciana siempre le había tomado cariño y le creía cualquier
cosa que le decía. Él era el único que podía calmarla cuando le daban una de
sus rabietas.

—¿Entonces quién estaba haciendo todo ese alboroto? No puedes


protegerla esta vez. ¡Te estoy vigilando!

Y luego, la señora Copernicus retrocedió y cerró su puerta con un


portazo.

Al parecer no pudo calmarla esta vez.

—Tres de la mañana —dijo Jo—, deben haber regresado después del


tiroteo y siguieron buscando.

—Claro. Parece que ellos ya no están aquí.

Archer comenzó a moverse nuevamente, caminando por el pasillo más


rápido que antes, Jo trotó para alcanzarlo frente a la puerta de ella. Ambos se
paralizaron por un segundo, notando la cerradura rota y el picaporte colgando.

Jo había estado esperando que el departamento fuera un desastre, pero


aun así fue una sorpresa. Almohadones desgarrados, estantes desvalijados, su
televisión rota, la puerta del refrigerador abierta. Esquivaron el desastre y
fueron a la cocina, viendo la comida estropeada y los platos rotos.

—No te muevas —dijo Archer de repente, y trotó fuera de la habitación.


Jo comenzó a dar una vuelta en círculo, sintiéndose abrumada mientras sus ojos
repasaban el desastre. Para cuando volvió a estar frente a la puerta, él estaba
entrando de nuevo en el departamento.

—¿Qué hay ahí? —preguntó, ligeramente agitada.

¿Cuánto tiempo llevará limpiar todo esto? Odio limpiar.

—Mirando mi apartamento. También lo registraron. Se ve igual de mal —


le dijo, parándose junto a ella.

—¿Qué estaban buscando? ¿Qué podrían haber esperado encontrar aquí?


Soy una mesera, por el amor de Dios —gimió.

—Lo siento, Jo. Por ahora, sin embargo, vamos… solo a recoger algunas
cosas, ¿de acuerdo? Cualquier cosa que sea importante, ¿sabes? Algo de ropa,
cualquier dinero que puedas haber escondido, lo que sea —sugirió. 156
—Bueno. Sí, el closet. Guardo todos mis papeles importantes ahí. —
Suspiró, volviendo a la sala y dirigiéndose al gran closet cerca de la puerta de
entrada.

Por supuesto, estaba abierto y todo el contenido estaba derramado en el


piso frente a este. Jo se arrodilló y comenzó a escudriñar todo, tirando a un lado
bufandas y zapatos para poder revisar los papeles que estaban debajo.
Claramente, los malos no estaban interesados en robar su identidad porque
encontró todos sus documentos importantes ahí mismo, como su carné de
seguridad social y su certificado de nacimiento.

Todavía estaba divagando cuando escucho un crujido en el pasillo. El


ascensor de mil años, el cual estaba demasiado temerosa de usar, al parecer,
alguien no le tenía miedo. Estaba gimiendo su camino hacia arriba del edificio.
Miró sobre su hombro, y vio a Archer quieto en la cocina.

—Aléjate de la puerta —ordenó, e inmediatamente se levantó y


retrocedió a la cocina con él.
—Tal vez es solo… —comenzó a susurrar, pero se vio interrumpida por
el sonido del ascensor abriendo las puertas en su piso.

—Muévete. Ahora, muévete —siseó Archer, empujándola por el pasillo.


Tropezó con sus pies y trastabillo con la puerta al otro extremo. Su cuarto no
había sido ignorado, pero estaba contenta de ver que no se veía tan mal como el
resto de su departamento.

—Por favor que sea solo un vecino —rezó, moviéndose detrás de Archer,
quien estaba contra la pared al lado de su puerta—. Por favor, por favor, por
favor.

—No tal suerte. —Suspiró Archer cuando el sonido de pisadas fuertes se


escuchó en su sala. Sin embargo, fue más impactante, el arma que sacó de su
espalda.

—¿De dónde diablos sacaste eso? —preguntó, su voz apenas por encima
de su aliento.

157
—La agarré cuando fui a mi apartamento, olvidaron mirar en el tanque
del inodoro —explicó.

—Te encanta esconder mierda en los tanques de inodoro ¿no? ¿Por qué
carajos tienes un arma, Archer? —exigió.

—Solo alégrate de que tenga una…

—¡Sabemos que estás de vuelta!

Jo estaba tan asustada que casi se atraganto con una respiración. Tosió
en el cuello de su chaqueta e intento escuchar al que sea que estuviera gritando
desde su cocina.

—Sí sabes eso —gritó Archer—, también deberías saber que estamos
armados y somos peligrosos.

—Awww, qué lindo. Está armado y es peligroso, ¿escuchaste eso?

—Lo escuché. Adorable.

Jo gritó y golpeó el piso cuando las balas comenzaron a volar. Antes de


ese fin de semana, solo había estado alrededor de armas un par de veces en
toda su vida. Ahora se sentía como si hubiera estado corriendo a través de una
lluvia de balas durante las últimas veinticuatro horas.

Y a pesar de que pensaba que los disparos de los chicos malos que venían
del final del pasillo eran fuertes, no eran nada en comparación con Archer
disparando su pistola en su puerta. Apretó los dientes y colocó sus manos sobre
sus oídos, observándolo mientras él se asomaba por la puerta y disparaba el
arma. El boom se prolongó por diez disparos, luego solo clics silenciosos una y
otra vez.

—Por favor dime que les diste —gimió, atreviéndose a ponerse en


cuclillas.

—Le di a uno en la pierna, pero nada que los asuste —dijo Archer,
arrastrándose hacia su closet.

—Mierda. Tienes más balas, ¿verdad?

—No. Eso fue todo. ¿Tienes algo aquí que funcione como arma?

—¿Solo tienes diez balas? —preguntó. 158


—La pistola solo tiene diez. Vamos. Armas, piensa. Cualquier cosa —
espetó, buscando en el desorden de ropa en el piso.

—Bueno, guardo mis semi automáticas en el cajón de mi ropa interior, y


mí…

—Jojo. No ayudas.

—¡¿Qué crees que tengo aquí?! —espetó, mirando hacia la puerta. Sus
asaltantes todavía estaban burlándose de ellos desde la cocina,
afortunadamente—. Tengo alrededor de sesenta pares de ropa interior barata,
y una tonelada de zapatos, algo de Bacardi de tu cumpleaños, y una colección de
mierda de gorros de lana de bebés. ¡No es exactamente un depósito de
municiones!

—¡No sé! Cualquier cosa que podamos utilizar… espera, ¿Bacardi? ¿De
cuál? —pregunto, girando sus caderas para mirarla.

—¿Es en serio?
—Sí. ¿Dónde está?

—Oh, por el amor de Dios…

Jo furiosa se arrastró hasta su mesa de noche y abrió de un tirón el cajón


inferior. Una botella llena de líquido ámbar rodó y la recogió. Se la extendió, con
la etiqueta hacia arriba.

—Nunca pensé que el que fueras una alcohólica podría salvar mi vida.
Podría besarte. —Suspiró, tomando la botella y desenroscando la tapa
rápidamente.

—¿¡Alcohólica!?

—No peor que yo, no te preocupes. Ahora las bragas —dijo, alejándose
de ella y yendo hacia el tocador. Abrió el segundo cajón y comenzó a revisar su
ropa interior.

—¿Para que necesitas mi ropa interior? —preguntó, luego se dio cuenta


de algo más—. ¿Y cómo sabías en que cajón estaba?

—¿Crees que nunca he husmeado en tu habitación? Soy un chico, Jo — 159


bufó, sacando unas de algodón blanco. Un par de disparos volaron y ambos se
agacharon.

—Eso es horrible y una invasión a la privacidad —le informó—. Y… ¿qué


diablos estás haciendo?

Observó cómo rociaba un poco de ron sobre sus bragas, luego recogió el
material y lo metió en el cuello de la botella. Hizo un corcho improvisado y giró
la botella hacia abajo, empapando aún más el algodón dentro del vidrio.

—Recoge todo lo que amas, ahora —le dijo, mirando a su alrededor. Su


portátil estaba en la parte superior de su tocador y él, la tomo, prácticamente
lanzándosela. Logró atraparla y colocarla sobre su cama, junto con los
documentos que había recogido en su sala. Cogió una mochila rota del piso y
comenzó a meter cosas en ella. Los papeles y la computadora, algunas fotos de
su mesa de noche, cualquier ropa que estuviera cerca.
—Santa mierda —jadeó por aire, intentando no hiperventilar mientras
llenaba el morral que casi se desbordaba—. Oh mi Dios, eso es lo que creo que
es, ¿no?

—Lo es. —Asintió, moviéndose, así que estaba contra la pared justo al
lado de su puerta—. Cualquier cosa por encima de ochenta grados de alcohol
quema muy bien. Tenemos suerte de que te gusten las bebidas fuertes, nada
como el buen añejo 151 para hacer el trabajo.

—Mandy va a estar tan enojada —gimió Jo.

—¿Tienes seguro de renta?

—¿Tú qué crees?

—No tenemos otra opción, Jo. Comenzaran a venir por el pasillo tan
pronto como se den cuenta que no estoy disparando de vuelta. ¿Tienes
encendedor? —preguntó, sacudiendo la botella.

Jo agarró la mochila contra su pecho y lo miró. Archer Calhoun estaba


sosteniendo un coctel Molotov en su cuarto, y estaba listo para tirárselo a 160
algunos traficantes de drogas en su cocina. ¿Qué le había sucedido al mundo?

—Sí. —Suspiró, yendo a su tocador y buscando en el cajón superior. En


su mayoría estaba lleno de basura, después de un segundo de búsqueda,
encontró su afortunado Zippo. Tenía una bandera estadounidense a un lado, y
el símbolo anarquista en el otro. Se lo extendió y él envolvió su mano alrededor
de la suya, apretándola fuertemente por un segundo.

—Lo siento, Jo. En serio, lo siento —le dijo, mirándola directamente a los
ojos. Logró una sonrisa aguada, apenas conteniendo las lágrimas.

—No es tu culpa. De todos modos, odiaba este lugar. Enciéndelo.

Archer hizo lo que le dijeron, sosteniendo la llama sobre el algodón.


Cuando se incendió, le devolvió el Zippo y luego se asomó por la puerta. Jo
metió el encendedor en su bolsillo, luego se agachó y cubrió sus oídos. En
realidad no quería escuchar si él le daba a su objetivo.

Pudo haber tenido una puntería de mierda con el arma, pero no falló con
la botella. Salió corriendo por la puerta, lanzando el dispositivo incendiario
mientras se movía. Explotó en algún lugar del pasillo y a pesar de sus orejeras
improvisadas, aún podía escuchar a los chicos malos gritando.

—Mierda —siseó Archer, ahora al otro lado de la puerta y mirando a


través de la grieta sobre ese lado. Dejo que sus manos cayeran de sus orejas.

—¿Qué? —preguntó.

—Esperaba que golpeara la cocina, sobre el azulejo. Quizás nos compré


algo de tiempo. Aterrizó al final del pasillo, las paredes están en llamas —le
dijo. Hubo más gritos y el sonido de zapateos. Alguien cayendo al suelo.
Esperaba que les hubieran enseñado a parar, caer y rodar.

—Mierda. ¿Qué vamos a hacer? ¡No quiero morir quemada, Archer! —


lloriqueó.

—Eso no va a suceder —le aseguró, y corrió a su ventana. Estaba abierta


y se inclinó hacia afuera mientras ella se apresuraba a ponerse detrás de él.

—Dos pisos no es tan malo —dijo—. Podríamos sobrevivir a un salto de


dos pisos, ¿verdad? 161
—Tal vez —dijo—. Pero tengo una mejor idea, hay un contenedor a
medio camino debajo de la ventana de Mandy. Muévete, ve a su habitación.

Él no espero que siguiera sus instrucciones, solo comenzó a empujarla


por el pasillo. Siseó cuando una pared de calor la abofeteo en la cara. Las llaman
lamiendo su camino por las paredes, corriendo a las habitaciones. Chilló y
corrió a la habitación de su compañera de cuarto, directamente hacia la
ventana. Luchó para abrirla, luego se encogió de hombros en su mochila cuando
miró hacia afuera.

—¿Qué pasa con hoy y saltar ventanas? —preguntó, balanceando una


pierna sobre el alfeizar de la ventana y sentándose a horcajadas por un
momento.

—Siempre quisiste hacer bungee jump, ¿recuerdas? Piénsalo de esa


manera —sugirió Archer, frotando sus hombros confortantemente mientras
ella movía la otra pierna para estar sentada sobre el borde.
—Esto no es bungee jumping, Archer. Se ve mucho más lejos que dos
pisos. ¿Qué pasa si pierdo el…?

Gritó cuando él la empujó por detrás. Apenas tuvo tiempo de tirar las
manos delante de su cabeza antes de caer de bruces sobre una pila de basura.
Hubo gritos desde arriba y se removió hacia atrás, golpeando su cabeza
dolorosamente contra la tapa parcialmente cerrada. Se deslizó por debajo y un
segundo después Archer aterrizó en el mismo lugar que ella acaba de
desocupar.

—¡Estoy empezando a pensar que los traficantes de drogas no son los


únicos que me quieren muerta! —siseó, pateándolo mientras ella luchaba por
abrir la tapa.

—La puerta estaba incendiada, no tuve tiempo de hablarte, bebé. ¿Estás


bien? —preguntó, sentándose derecho y empujando la tapa hacia arriba.

—Estupendamente esplendida. Mierda, salgamos de aquí.

162
Cayeron del contenedor, recogiendo basura y comida de su ropa
mientras corrían por el estacionamiento. Para cuando llegaron al auto de Jo, la
alarma de incendios del edificio se estaba apagando y los residentes
comenzaban a entrar en el estacionamiento. Frunció el ceño mientras encendía
el vehículo.

—Todo el mundo va a estar bien, Jo —le aseguró Archer—. Los


aspersores en tu cocina ya se habían apagado, el fuego no irá más allá de tu
apartamento.

—Pero, ¿y si lo hace? —preguntó, mirando por el espejo retrovisor


mientras la señora Copernicus cojeaba para salir del edificio, cargando a cuatro
de sus gatos. Su nieto la seguía de cerca, sosteniendo el resto de los gatitos
felices.

—No lo hará. Las puertas son de acero, los pasillos y los apartamentos
tienen aspersores. El edificio fue hecho a prueba de fuego. Mira la ventana
desde la que saltamos, ¿ves llamas? Probablemente ya casi hubieran salido.
Nadie saldrá lastimado. Estará bien —prometió, frotando su hombro.

Sabía que en realidad no importaba si estaba molesta o no, tenían que


seguir moviéndose. Así que asintió y salió a la calle. Dobló una esquina y sintió
un poco de alivio cuando un camión de bomberos pasó volando delante de
ellos.

—Es como en el departamento de Krakow. ¿Cómo demonios sabían que


estábamos en casa? —preguntó después de haber recorrido un par de
cuadras—. Apenas habíamos estado allí… ¿qué, diez minutos? ¿Quince? No
podrían habernos seguido. ¿Podrían haberlo hecho?

—No lo creo… —murmuró Archer, pero cuando lo miró, él estaba


mirando por el parabrisas.

—Deberíamos ir a la policía —dijo finalmente lo que había estado


pensando desde la mañana—. Esto es demasiado para nosotros. ¡Acabamos de
incendiar un edificio!

—No. —Sacudió la cabeza—. No a la policía. Es muy tarde para eso ahora.


¿Escuchaste a la señora C? Llamó y nadie vino; probablemente sean policías
corruptos, pagados para dejar que estos tipos hagan lo que quieran.

163
—¡Esto no es una película, Archer! Un villano de James Bond no está
acechando en ningún lado, orquestando todo esto —Insistió.

—No, esta es la vida real, Jo. Lo que significa que quien esté detrás de
esto probablemente haga que un villano de James Bond parezca un coño. No
seas ingenua, no tengo la energía para esto hoy.

—Vete a la mierda. ¿Qué hacemos entonces? ¿Irnos de fugitivos?


¿Debería conducir hasta la frontera? —preguntó sarcásticamente.

—No. Nosotros…

Esperó por un segundo, esperando que terminara la frase. No lo hizo.

—Nosotros… ¿qué? ¿Qué hacemos? ¿A dónde vamos? —exigió. Él dejó


escapar un suspiro largo y doloroso.

—Vamos a la casa de mi papá —susurró.

—¡Gran idea! Sí, ¡deberíamos llevar a los malos a nuestro vecindario de


infancia! ¡Tal vez presentárselos a nuestras madres! —Se rio enojada. Él no
sonrió. Simplemente se hundió más en su asiento y apartó la vista de ella.
—No. No esa casa.

—¿Entonces qué casa?

—La casa de mi verdadero padre.

164
12:06 P.M.
Día Dos

Traducido por Smile.8 y Genevieve

Corregido por Nanis

J o conocía a Archer Calhoun desde que él tenía quince años. Había


estado en casa de su familia, había conocido a su madre y a su
padrastro. También había conocido a su abuela, sus dos tías, su único
tío, y seis de sus primos.

Sabía que de pequeño había luchado con un caso menor de dislexia.


Conocía los terrores nocturnos con los que había lidiado hasta que tuvo once
165
años. Incluso sabía cómo su padrastro solía abofetearle, antes de que Archer se
hiciera más grande que el hombre. Sabía cuál era su color favorito, la forma en
que le gustaba su bistec, y todo sobre su obsesión secreta con la música pop.

Así que ¿cómo DIABLOS no sabía nada sobre su verdadero padre?

Por lo que Jo sabía, Archer ni siquiera sabía quién era su verdadero


padre, eso es lo que siempre le había dicho. Toda su vida. Su madre y su padre
se habían separado antes de que él naciera, y siempre le habían dicho que su
padre no se preocupaba por él, que no lo quería, que no le amaba.

—¿Cómo no me contaste algo tan grande? —preguntó Jo de nuevo,


mirándolo desde el otro lado del auto. Él se encogió de hombros y miró a su
izquierda antes de girar.

—Es complicado. Te lo explicaré todo cuando lleguemos allí —respondió.

Era prácticamente la única respuesta que le daría. Se habían detenido en


una gasolinera para comprar un poco de agua, y cuando ella volvió, él insistió
en conducir. Una vez en el auto, fue de inmediato a la autopista y se dirigió al
sur. Después de una media hora, sin embargo, giró hacia el oeste, pasándose
Santa Mónica y en dirección hacia la autopista 1, la carretera escénica de la
costa. Durante un tiempo no hubo nada más que mar a su izquierda, y el parque
nacional a su derecha. Pasaron más de veinte minutos antes de que ella se diera
cuenta a dónde se dirigían.

Malibú. ¿¡El verdadero padre de Archer vive en Malibú!?

—Me estás volviendo un poco loca. ¿A dónde vamos? —preguntó


mientras circulaban por la comunidad de lujo.

—Te lo dije, te lo diré…

—Archer.

Finalmente la miró.

—Jodi.

—Me han echado de dos ventanas hoy —dijo en una voz lenta—. Me han
disparado. Me han perseguido. He sido amenazada. Y es cerca del mediodía. Por
favor, por favor, solo dime lo que está pasando. 166
—Bien. De acuerdo, estamos básicamente aquí. —Suspiró, y ella se
enderezó, mirando a su alrededor. Estaban en Malibú Canyon Road y giró a una
calle residencial más pequeña. Pasaron más allá de las intimidantes puertas,
que estaban cerradas enfrente de las grandes propiedades. En la distancia,
podía ver las casas palaciegas.

—¿Tu verdadero padre vive aquí? —dijo, su voz llena de temor, mientras
paraban en un callejón sin salida. La única manera de seguir adelante sería a
través de una puerta de hierro que daba miedo y tenía picos en la parte
superior.

—Sí.

Él se bajó del auto y ella se apresuró a salir de su lado. Vaciló en su


puerta, sin embargo, no segura si debía agarrar su mochila o no. En casa, nunca
dejaba nada en su vehículo que pudiera tentar a alguien a entrar. Pero dudaba
que hubiera ladrones de autos arrastrándose entre los arbustos, por lo que
cerró la puerta y se movió para estar con él en la parte delantera del vehículo.
—Esto… —Intentó ordenar sus pensamientos—. Archer, ésta no es una
casa normal. ¿Qué hace tu padre para vivir?

—Esa es la cosa. Jo, yo… —Su voz se apagó, y en algún lugar en la


distancia, oyó un zumbido. Se asomó por la puerta, viendo que algo detrás de
los setos se movía.

—¿Sí? —preguntó. Con suavidad, la agarró por los hombros y la obligó a


mirarlo.

—Antes de que todo se vaya a la mierda —empezó a hablar rápido—.


Quiero que sepas algo.

—¿Por qué? ¿Qué está pasando? —preguntó, poniéndose nerviosa otra


vez. Miró a la puerta.

—Todo lo que hice, fue por ti. Todo. Incluso si parece jodido, y lo
parecerá, fue por ti. Porque quería estar cerca de ti, pero sabía que no era lo
suficientemente bueno para ti, y quería ser mejor, pero simplemente no podía,

167
y tenía que mantenerte a salvo. De mí, de ellos, de todo el mundo. Jo, siempre
he…

Estaba un poco impresionada por su discurso incoherente, y contuvo la


respiración, esperando a esas palabras que había estado muriéndose por
escuchar. Palabras que sentía como que quería decir ella misma. Sus dedos se
clavaron en su piel y la miraba con tanta fuerza, que no podía mirar a otro sitio
excepto a su mirada. Sus ojos habían vuelto a un verde musgo y se sintió
perdiéndose en ellos. Se balanceó hacia él, empapándose en cada frase.

Antes de que él pudiera terminar lo que estaba diciendo, sin embargo,


hubo otro zumbido. Mucho más fuerte. Ella hizo una mueca y giró su cabeza,
viendo que la puerta se abría lentamente. Un vehículo conducía hacia ellos,
parecía un carrito de golf listo para la guerra, decorado con grandes ruedas y
una barra antivuelco y pintura de camuflaje. Paró quizás a unos veinte
centímetros y el conductor saltó, rebotando mientras se dirigía hacia ellos.
Llevaba un traje negro con una camisa blanca, el par de botones de la parte
superior sin abrochar. Un ingenioso pañuelo cuadrado rojo y sucio se destacaba
sobre el material oscuro de la chaqueta, y cuando finalmente llegó a ellos,
esbozó una amplia sonrisa que a Jo le pareció extrañamente familiar.
—Archer —dijo el hombre, sin molestarse en quitarse las gafas de sol
brillante.

—Mal. —Archer asintió.

—¿Me vas a presentar? —preguntó el tipo llamado Mal, sonriéndole a Jo.

—No.

—¡Ooooh, no eres divertido!

—Ha sido un fin de semana de mierda.

—¿En serio? Eso es muy malo, Archie.

—Lo es. Necesito hablar con él.

—Él te vio en las cámaras, me envió a por ti.

—Podemos subir solos.

—En serio, hermano pequeño, tienes que alegrarte. —Se rio Mal.

—¿Hermano pequeño? —preguntó Jo.


168
Mal sonrió y se quitó las gafas, ella se quedó sin aliento. Era alto, pero
más pequeño que Archer, no tan corpulento. Más delgado. Tenía el cabello
mucho más oscuro y una piel mucho más justa clara. De hecho, no se parecían
en absoluto, a excepción de sus ojos color avellana idénticos.

Vaya, es como mirar a los ojos de Archer.

—Por cinco años —le informó Mal—. Y debes de ser la famosa Jo. He oído
mucho de ti.

—Me gustaría poder decir lo mismo —respondió, echando un vistazo a


Archer. Él estaba ocupado mirando a su hermano.

—Vamos —dijo, agarrando su brazo y llevándola al engañoso carrito de


golf.

Mal continuó divagando. Era pretencioso y sarcástico. Las señales del


niño rico mimado salían en oleadas de él. Parecía encantarle oírse hablar, y
estaba intentando lo más que podía para avergonzar a Archer.
—Una y otra vez. —Se estaba riendo mientras circulaban por un largo
camino de entrada—. Jo esto, y Jo eso. ¡Jo, Jo, Jo!

—Cállate —se quejó Archer. Jo logró una pequeña sonrisa, mirando a la


parte posterior de la cabeza.

—Eso es un poco dulce —dijo ella, golpeándolo en el hombro.

—Oh sí, a las chicas les encanta. —Suspiró Mal. Ella dejó de sonreír.

—¿Chicas?

—Cállate, Mal —gruñó Archer.

—Tengo una pregunta —aventuró Jo, y se dio cuenta que se ponía


rígido—. ¿Qué haces, Mal?

—¿Qué quieres decir, Jo? —preguntó riéndose.

—Para ganarte la vida. Asumo que no solo vives con tu padre. —Se rio.
No tenía ninguna razón para que no le gustase, realmente, pero claramente a él
le gustaba molestar a Archer, y eso la molestaba a ella. Solo ella podía hacer eso, 169
nadie más.

—¡Una graciosa! Lo amo. No, no “solo vivo” con papá. No puedo creer que
Archie aquí no te haya dicho nada, teniendo en cuenta que es tan…

—¡Estamos aquí! —gritó Archer, saltando del carrito antes de que se


detuviera. Antes de que Jo siquiera pudiera abrir la boca, estaba tirando de ella
tras él.

—Está en la sala de juegos —dijo Mal, después se fue sin ni siquiera un


adiós.

—Eso fue extraño —resopló ella, intentando mantener sus pies estables
mientras Archer la arrastraba por algunos escalones de mármol—. ¿Es tu
hermano?

—Medio hermano —la corrigió Archer—. Mismo padre, diferentes


madres.

—¿De modo que no es Mal Calhoun?


—No, es Malcolm Rodríguez. Calhoun es el nombre de mi padrastro. Mal
fue criado por mi verdadero padre.

—Malcolm, Mal —repitió su nombre en voz baja, pero realmente no


estaba prestando atención. Archer la estaba apresurando por la increíble casa.
Una cúpula de cristal sobre la entrada principal, una escalera curva dividida por
las paredes, con incrustaciones de oro por todas partes. Tal opulencia.

Y mujeres. Tantas mujeres, simplemente paseando. Bikinis por todas


partes. Jo sabía que era guapa y tenía un buen cuerpo —para hacer su trabajo,
una persona tenía que tener una cierta apariencia— pero las mujeres que la
rodeaban en realidad la hacían sentir un poco autoconsciente.

Además de eso, todas parecían conocer a Archer. Le saludaban, se


inclinaban para besar su mejilla. Algunas incluso trataron de abrazarlo. Él se
alejó de todas ellas, explicando que tenía prisa, que solo estaba allí para hablar
con Santana.

—¿Quién es Santana? —preguntó Jo, luchando para mantenerse al día


mientras prácticamente corrían subiendo por un tramo de escaleras. 170
—Mi padre. Santana Rodríguez.

La detuvo frente a un enorme par de puertas dobles. Risas y risitas


podían escucharse desde el otro lado, y el sonido de pelotas de billar chocando
y tintineo.

—¿El nombre de tu padre es Santana? —Se rio.

—Es un apodo. Jo, es que… recuerda lo que dije fuera, ¿bien? —preguntó,
y la estaba mirando de nuevo. Ella dejó de reír y asintió.

—Está bien, Archer. Lo prometo.

—Recuérdalo, y confía en mí —agregó. Ella frunció el ceño.

—Está bien, pero me estás poniendo nerviosa.

—Estás a punto de ponerte mucho más nerviosa.

Él no le dio la oportunidad de responder, simplemente se giró y abrió las


dos puertas.
Por la forma en que él había estado hablando, ella no había estado segura
de qué esperar, pero la escena en la habitación parecía bastante normal. Tres
mujeres más en bikini de pie alrededor de una mesa de billar colocada delante
de un muro curvo. Grandes ventanas detrás de él dejaban entrar mucha luz
solar, evitando la necesidad de cualquier lámpara o luz intensa. Contra una
pared había estantes llenos de pelotas de baloncesto, de tenis, de voleibol y de
fútbol, básicamente un montón de pelotas. La pared opuesta estaba desnuda y
pintado en el piso de madera dura enfrente de ella había una partida de
petanca.

Un espacio impresionante, eso seguro, pero no lo suficiente como para


distraerla del único otro hombre en la habitación. Llevaba un traje de lino color
crema, sin corbata, y cuando salió de alrededor de la mesa, se sorprendió al ver
que tampoco llevaba zapatos. Su espeso y largo cabello castaño tocaba su
cuello, y una barba recortada oscurecía la mitad inferior de su cara.

Sin embargo, no había duda de quién era; Malcolm Rodríguez podía no


haberse parecido en nada a su hermano más joven, pero Santana Rodríguez era
exactamente igual que su hijo menor. Era extraño. Era una versión más vieja de
Archer. El bronceado de la piel, la sonrisa generosa, los anchos hombros.
171
Cuando se acercó lo suficientemente, pudo ver que él también tenía los mismos
magníficos ojos color avellana.

—¡Mi muchacho! —Su padre se rio en voz alta. Incluso tenía la misma
risa que Archer—. Me preguntaba dónde habías estado todo el fin de semana.

—Ha sido duro. —Suspiró Archer y sintió su mano presionando contra


su espalda baja—. Papá, ella es Jodi Morgan. Jo, éste es mi padre…

Jo automáticamente adelantó su mano, pero el señor Rodríguez la ignoró


y tiró de ella en un gran abrazo de oso, levantándola de sus pies. Ella gruñó
mientras el aire era obligado a salir de sus pulmones, y se las arregló para girar
su cabeza para darle una mirada de preocupación a Archer. Él no podía verla,
sin embargo, porque estaba gruñendo y mirando a sus pies.

—¡Por fin! —Su padre se volvió a reír mientras la dejaba en el suelo—.


He estado molestando a este chico para que nos presente desde hace un
tiempo.

—Uh… —respondió Jo de manera articulada.


—Lo sé, lo sé, suena un poco raro. Archer aquí te ha mencionado un par
de veces. Ha compartido algunas de sus aventuras más salvajes. Tengo que
decirlo, estaba molesto al principio, pensando que alguna chiquilla estaba
robando a mi hijo después de que lo encontré, pero con el tiempo me di cuenta
que eras la verdadera —dijo. Ella arqueó sus cejas.

—¿La verdadera?

—Oh, él puede no haberlo dicho todavía, pero Archer aquí está muy
enamo…

—Papá —prácticamente gritó Archer. Todos en la sala se volvieron a


mirarlo—. Lo siento, es que… mierda, ha sido realmente loco este fin de
semana, y tengo mucho que contarte. En privado.

—Caray, ¿por qué no lo habías dicho? Vamos, mi oficina. Jodi, no dudes


en quedarte aquí, o puedes…

—Ella va a donde voy, no voy a dejarla sola en esta casa.

Jo no estaba segura de por qué, pero tenía la impresión de que a Santana 172
Rodríguez no era a alguien a quien a menudo le interrumpían, y ahora Archer lo
había hecho dos veces. Los dos se quedaron parados, mirándose. Quizás Archer
era un poco más alto que su padre, pero el señor Rodríguez tenían una
confianza férrea que solo viene con la edad y la riqueza extrema. Él entrecerró
sus ojos hacia su hijo.

—Está bien —dijo Jo rápidamente—. Puedo esperar aquí, señor


Rodríguez.

Hubo silencio por un segundo más, después, su padre volvió a sonreír.


Pasó su brazo alrededor de sus hombros, abrazándola a su lado, y empezó a
caminar fuera de la habitación.

—Por favor. Mi padre era el señor Rodríguez. Todo el mundo me llama


Santana, los chicos me llaman papá, y mi nombre es Carlos. Haz tu elección —
ofreció mientras los conducía fuera de la habitación y por un pasillo.

—Ah, entiendo. —Se rio con nerviosismo—. Santana. Carlos. Carlos


Santana.
—Me encantan los guitarristas buenos. —Suspiró Santana.

Entraron a su oficina, que estaba llena de un montón de cuero y muebles


de madera. Pesadas cortinas cubrían las ventanas, volviéndolo todo oscuro y
masculino. Grandes sillas de cuero que se veían caras estaban alrededor de un
enorme escritorio de palisandro y Santana la dejó en una de esas sillas. Archer
se sentó junto a ella e inmediatamente se inclinó hacia delante, apoyando sus
codos en sus rodillas.

—Tenemos un problema real. —Suspiró.

—Eso parece —estuvo de acuerdo su padre, sentándose tras el escritorio


y abriendo un cajón. Hurgó en él por un segundo antes de sacar un gran cigarro.

—Como dije, ha sido un fin de semana de mierda. Me fui de aquí el


viernes e hice ese trabajo por ti en Marina Del Rey —comenzó Archer.

—Sí, parece que todo salió bien.

—Perfecto, sin problemas. Luego fui a casa, me cambié y…

Jo estaba confundida. ¿Estuvo en Malibú y Marina Del Rey el viernes? Le 173


dijo que había trabajado todo el viernes, lo que debería significar que estuvo en
su obra en construcción en Reseda, que era donde supuso que estaba cuando
intentó contactarlo. La noche del viernes. ¿Estuvo en un sitio diferente en
Malibú? No estaba segura de por qué, pero estaba bastante segura que la
respuesta era no.

—¿Es un contratista? —espetó repentinamente, interrumpiendo a


Archer. Ambos hombres voltearon a mirarla, y ella pudo ver que Archer estaba
molesto con su pregunta, pero ella no apartó la mirada de su padre.

—¿Qué? —preguntó Santana, arrojando una nube de humo sobre su


hombro.

—Dijo que hizo un trabajo para usted, él trabaja en la construcción. ¿Es


como un contratista, trabaja en sitios en construcción para usted? —preguntó.
No habían dicho nada, por lo que no podía estar segura de por qué se sentía
enferma, pero su estómago definitivamente se estaba cerrando. Los nervios
pusieron todo su cuerpo al borde, y no en el buen sentido.
Apuesto a que Archer ni siquiera ha estado en un sitio en construcción…

—¿Construcción? —preguntó su padre, riendo mientras miraba a su


hijo—. ¿Es eso lo que dijiste?

Archer gimió y se volvió hacia ella.

—Por favor, por favor, no te asustes —le dijo—. Déjame terminar con
esto, y luego puedes enloquecer todo lo que quieras. Pero en este momento, por
favor solo…

—¿Qué haces? —habló a través de él, sin dejar de mirar a su padre. El


hombre mayor suspiró y se inclinó hacia delante, colocando su cigarro en un
cenicero de cristal adornado.

—Sé que esto no es lo que querías, hijo —dijo—. Pero lo mejor es


terminar con esto.

Archer ignoró a su padre y buscó en el espacio entre las sillas, agarrando


su mano.

—Por favor, Jojo —susurró. 174


—Soy un emprendedor, supongo que podrías decirlo. Tengo muchos
bienes raíces, algunas acciones en algunas compañías de producción, un
negocio de transporte por camión —explicó Santana. Jo parpadeó y miró a
Archer.

—Eso parece bastante normal.

—También soy uno de los traficantes de cocaína más exitosos en la gran


cuenca de Los Ángeles.

Jo aspiró el aire con tanta fuerza que comenzó a ahogarse. Archer se puso
de pie y comenzó a golpear su espalda, pero ella lo apartó. Cuando finalmente
recuperó el aliento, miró al señor Rodríguez.

—Lo siento. —Suspiró—. He tenido un fin de semana extraño, estoy


medio sorda por escuchar disparos. ¿Qué dijo?

—Importo cocaína —dijo, descansando los brazos en su escritorio y


entrelazando sus dedos—. Grandes cantidades de eso, de Colombia y México. Y
luego lo distribuyo a las pandillas y círculos de drogas de nivel inferior. Algunos
clientes Premium, nos ocupamos de nosotros mismos. Arreglé los tratos, y
Archer y Malcolm facilitaron las entregas.

Jo lo miró por un momento, luego se volvió para mirar a Archer. Él


sostenía su mano con tanta fuerza, que empezaba a perder la sensación en sus
dedos.

Diez años dando vueltas, y ni siquiera conozco a esta persona.

—Eres un traficante de drogas —afirmó en voz alta y clara. Él hizo una


mueca.

—Jesús, no lo digas así, no es como si estuviera merodeando por las


secundarias, vendiéndoles a los niños —argumentó.

—Oh lo siento. Eres un rico traficante de drogas —se corrigió.

—Jojo, detente.

—No me llames así —siseó, alejando su mano.


175
—Lamento que tuvieras que descubrirlo de esta manera, no me había
dado cuenta que Archer lo mantenía en secreto. Le dije desde el primer
momento, que llevar dos vidas era prácticamente imposible. Sin embargo, tenía
razón sobre una cosa; parece que no tenemos tiempo para que te asustes en
este momento. Tendrás mucho tiempo más tarde para los sermones. En este
momento, parece que ambos tienen un problema con el que necesitas ayuda —
dijo Santana.

—¡El problema es un traficante de drogas muerto en mi maletero! —


gritó Jo. Las cejas de Santana se dispararon, sus ojos rebotaron entre ella y su
hijo.

—¿Alguien que conocemos? —preguntó en tono casual.

—Bernard Krakow. —Suspiró Archer.

—Hmmm. Uno de los muchachos de Danny —refunfuñó Santana. Jo


levantó sus manos.

—¿¡Lo conoces!? —gritó ella.


—Nunca lo conocí —dijo Archer rápidamente—. Un tipo llamado Daniel
Nguyen dirige un círculo de drogas en West Covina, principalmente con
metanfetamina y cocaína. Pero recientemente ha estado avanzando en nuestro
territorio. Krakow comenzó a usar drogas para él en Hollywood, fue cuando
escuchamos su nombre por primera vez. Solo apareció en Van Nuys hace un
mes o dos.

—Lo conociste —murmuró, totalmente perdida. El momento era


surrealista. Se preguntó brevemente si nunca bajó del éxtasis que sintió ayer.

—Así que ahora él está en el maletero de tu novia. ¿Cómo llegó allí? —


preguntó el padre de Archer.

—No soy su novia —espetó.

—Jo, cállate —gruñó Archer—. Y nosotros… no sabemos. Jo y yo


estábamos en un club en el centro la noche del viernes, el tipo drogó su bebida
e intentó llevarla afuera. A la mañana siguiente, él está durmiendo en su
maletero con un par de balas. Hemos buscado inútilmente desde entonces.
Descubrió que la estuvo acosando, acechándola en su trabajo, fue quien hizo
todo lo posible para llevarla al club en el que la conoció.
176
—¿Sabías que algo de esto pasaba? ¿Que la seguía? —preguntó Santana.

—No. Me dijiste que lo dejara en paz, así que lo dejé solo. Parece que no
quería devolver el favor.

—Ella mencionó disparos de armas. ¿Qué tan grande de un desastre voy


a tener que lidiar? —Santana suspiró.

—Esa es la cosa. —La voz de Archer se elevó mientras se deslizaba hasta


el borde de su asiento—. Donde sea que vayamos, ¡estos imbéciles siguen
apareciendo! Grandes tipos pesados. Estamos en su trabajo, preguntan por ella.
Vamos a nuestro edificio, están allí destrozando el lugar, incluso nos dispararon
cuando intentamos escapar. Entonces vamos al departamento de Krakow.
Pensé que podría buscar algo en el lugar y descubrir qué está pasando,
convirtieron el lugar en queso suizo a la mañana siguiente. Tuvimos que saltar
de una ventana de cuatro pisos a una piscina.

—Me dejaste caer por una ventana —lo corrigió Jo, apretando los dientes
con tanta fuerza que casi esperaba que alguno se rompiera.
—Jojo aquí señaló que siguen apareciendo mágicamente en todos lados,
eso es bastante raro. Así que regresamos a nuestro edificio y mientras estoy
revisando para asegurarme de que no están saliendo por la escalera, llamé —
dijo.

Esto era nuevo para Jo. Se había sentado en el auto mientras Archer se
aseguraba de que la entrada de su edificio estuviera despejada. Supuso que
comprobaba el hueco de la escalera y el ascensor, no se dio cuenta que hizo
llamadas telefónicas.

—Obviamente no a mí —señaló Santana—. Estoy un poco molesto al


saber que te dispararon durante dos días seguidos y no pensaste en decírmelo.
Tú lo sabes bien, Archer. Pude haber ayudado.

—No sabía que terminaríamos recibiendo un disparo. Y… —Su voz se


apagó mientras miraba a Jo—. Pensé que podría posponer este momento por
un poco más de tiempo.

—No se puede posponer lo inevitable —señaló su padre.

—Además, no pensé necesitar tu ayuda porque pensé que ya tenía ayuda. 177
Alguien a quien estuve enviando mensajes todo el fin de semana. Entonces,
cuando regresamos a nuestro edificio, llamé a mi pequeña ayudante y le dije
dónde estaba y qué hacíamos. Tal vez quince o veinte minutos después,
¿adivinen quién aparece?

—¿Los matones de Nguyen? —adivinó Santana.

—Sí. Inmovilizados en su habitación. Tuve que incendiar el maldito


departamento.

—Creo que vi algo en las noticias sobre un incendio en Van Nuys.

—Eso seríamos nosotros.

—Eso sería cuando me arrojó por una ventana por segunda vez en dos
horas —añadió Jo, mirando a Archer.

—Bien entonces. —Santana suspiró, reclinándose en su silla—. Sabíamos


que teníamos un infiltrado. Parece que lo encontraste. ¿Quiero saber?

—No creo que me creas —respondió Archer.


—Esperen, esperen, esperen. —Jo intentó entenderlos—. Eres un gran
traficante de drogas y Archer es un mini traficante de drogas.

—¡Mini traficante de drogas! —Santana se rio—. Archer lo tomó como un


pato al agua, es mi segundo al mando. Él heredará todo un día, si alguna vez
logro que abandone Van Nuys.

—Es un segundo al mando de traficante de drogas —continuó Jo—. Lo


que sea. Y tienen a alguien trabajando para ustedes que los ha engañado por
este otro gran traficante de drogas, Danny quien sea. Danny, quien
probablemente envió a Krakow detrás de mí, todo porque Archer también es
traficante de drogas. Y, sin embargo, de alguna forma, ¿¡¡¡traerme aquí parecía
una buena idea!!?

Ella había girado en su asiento mientras hablaba, y cuando terminó,


miraba fijamente a Archer. Él le devolvió la mirada, pero se frotó la nuca. Lo
conocía lo suficientemente bien como para saber lo que significaba ese gesto.

No lo conozco en absoluto.

—Fue una buena idea, porque significa que podemos tapar la filtración 178
que parece que tenemos, y luego podemos ocuparnos también de su pequeño
problema. ¿Quién es el soplón? —preguntó Santana.

—Mal —dijo Archer simplemente.

—¿Qué sabe Malcolm? —Santana parecía confundido.

—No, Mal es el soplón. —Suspiró Archer—. Te dije que estaba raro


últimamente. No aparecía a trabajos, sombrías reuniones nocturnas. Él es la
única persona con la que he estado hablando todo el fin de semana. Cada vez
que le enviaba un mensaje sobre lo que sucedía o lo que hacíamos, quince
minutos después estaríamos rodeados. Tiene que ser él. Literalmente, nadie
más sabía dónde estábamos.

Hubo un largo silencio. Tan molesta como estaba, incluso Jo sabía que no
debía interrumpirlo. El padre miró a su hijo, claramente sin querer creer lo que
acababa de escuchar. Jo no conocía a Mal en absoluto, pero la acusación no la
sorprendió. Santana puede haber sido una especie de capo de la droga, pero
también parecía en realidad agradable. Malcolm Rodríguez, por otro lado, tenía
—mal chico— escrito sobre él.
—¿Cómo puedes estar tan seguro? —preguntó finalmente el padre de
Archer—. Tu pequeña novia aquí podría haber estado enviando el texto…

—Verifica mi teléfono, lo he usado una vez para hacer exactamente una


llamada telefónica durante todo el fin de semana, y fue a una stripper llamada
Beeshonn. Dudo que esté involucrada en tu pequeña guerra contra las drogas
—le espetó Jo.

—Y no he hablado con ninguna otra alma aparte de Mal —dijo Archer


nuevamente.

Santana dejó escapar un largo suspiro y miró hacia el techo.


Probablemente no era fácil, saber que su primogénito no solo era un traidor,
sino que también había intentado asesinar a su hermano. Vivir una vida
delictiva claramente no era tan glamorosa como en las películas.

Esta es la razón por la cual no me involucro con traficantes de drogas,


camellos, adictos o personas malas en general, ARCHER. ¡MALDITO TRAFICANTE
DE DROGAS!

—No quería creerlo. He tenido mis sospechas, incluso antes de que 179
mencionaras las tuyas. Desde que te traje al redil, ha tenido problemas. Él
siempre ha estado celoso. Al parecer, finalmente todo empeoró. —Suspiró
Santana—. Entonces está trabajando para Nguyen. Han estado cazando
furtivamente a nuestros clientes a largo plazo, ahora sabemos cómo y por qué.
Y ahora Mal está usando a Krakow y Nguyen para perseguirte. Probablemente
porque piensa que si se deshace de ti, heredará todo.

—Y Krakow y Nguyen estaban en una mierda jodida. Encontré todo esto


en la computadora de Cracovia. Jo no era la primera chica que había seguido. Él
ha estado haciendo este tipo de cosas durante un tiempo, secuestrando chicas.
Torturándolas, matándolas.

—¿¡Qué!? —gritó Jo. Esto era todo nuevo para ella, ni siquiera sabía que
Archer había conseguido la computadora portátil.

—Es algo bastante regular. Secuestrar a la novia, esposa o hermana de un


rival, y lograr que haga lo que quieras. —Asintió mientras hablaba.

—Suenas como si hablases por experiencia personal —espetó Jo y ambos


hombres la miraron.
—Cállate —susurró Archer—. Así que sí, Mal iba a hacer que Krakow se
llevara a Jo, probablemente para que me fuera de Malibú y de la escena de las
drogas.

—Y si él no podía lograr eso, entonces tendría un trabajo agradable con


Nguyen y su hogar en West Covina —agregó Santana.

—No por mucho tiempo. —Archer resopló—. Encontré todos estos


correos electrónicos entre Krakow y alguien llamado R. R de Rodríguez.
Malcolm Rodríguez. Tenían una estafa, cortaban la coca de Nguyen con una
tonelada de bicarbonato de sodio y la vendían a precio completo.

—Parece que estaba intentando fastidiar a todos.

—Especialmente yo. Quiero decir, sabía que no me quería, pero no me di


cuenta que quería que me fuera.

—¿Y yo que? Nunca lo conocí —señaló Jo. Archer frunció el ceño.

—Porque él sabía lo mucho que significabas para mí. Es como dijo mi


padre: si Krakow te hubiese atrapado, habría hecho cualquier cosa que me 180
pidieran que hiciera.

—Oh, Dios mío —gimió, doblándose por la mitad—. Me persigue una


banda de narcotraficantes porque cometí el error épico de estar enamorada del
mejor amigo de la secundaria de mi hermano.

—Es un poco más que un enamoramiento en este punto, Jojo.

Ella se sentó derecha y comenzó a golpearlo. Mientras él luchaba por


agarrar sus muñecas, su padre gimió y se puso de pie.

—Lidiaras con esto —dijo, señalando a Jo—. Voy a tener una


conversación con Malcolm. Necesitamos cortar esto de raíz ahora mismo.

Jo y Archer se quedaron quietos y observaron mientras el hombre


intimidante salía de la habitación. Santana no dijo una palabra más, solo cerró
la puerta detrás de él. Jo casi se sintió mal por Malcolm.

Santana parece un hombre con el que nunca, alguna vez, quiera tener una
discusión.
12:35 P.M.
Día Dos

Traducido por KarouDH y Ale Grigori

Corregido por Simoriah

T
an pronto como no pudo escuchar más las pisadas de Santana en
el pasillo, Jo comenzó a golpear a Archer de nuevo, abofeteándolo
fuerte en la cabeza.

—¿Qué mierda, Jo? ¡Detente! —grito él, intentando agarrar sus brazos de
nuevo. Ella se liberó y salió del asiento de un salto.
181
—¡No me toques! ¡No puedes tocarme! ¡¿Traficante de drogas?! —gritó,
alejándose mientras él se ponía de pie.

—¡Lo sé, lo sé! Te mentí. Te mentí tanto —gruñó, siguiéndola mientras


ella trataba de moverse alrededor del gran escritorio.

—¡En serio! Jesús, ¿quién eres, Archer? —demandó, empujando una silla
de oficina de cuero y madera hacia él antes de irse rápidamente al otro lado de
la habitación.

—Aún soy el mismo chico —insistió—. Me has conocido desde siempre.


Me gusta el pastel de zanahoria, bebo demasiado y me vuelvo completamente
estúpido por mi sexy vecina.

—Qué mal que ella no sienta lo mismo.

—Yo creo que ella siente exactamente lo mismo.

—¡Basta! —gritó—. ¡Deja de ser lindo! ¡¿Quién mierda eres?! ¿Cómo


pudiste no decirme nada de esto?
—Porque te conozco, Jo. Eres una buena persona. Demasiado buena para
alguien como yo. Por eso que nunca te invité a salir, por eso nunca traté nada
contigo —explico, siguiéndola mientras ella seguía moviéndose alrededor del
cuarto.

—¿Pero no soy tan buena para dejarme jodidamente sola? ¡Años, Archer!
Hemos vivido al lado del otro durante años, te veo casi todos los días. ¿Cómo
pudiste no mencionar nada de esto? ¿Cómo has estado escondiendo todo esto?
—preguntó, quedando atrapada entre un árbol de ficus y un librero mientras él
caminaba hacia ella.

—La construcción parecía una buena coartada —le dijo—. Algo que me
mantuviera ocupado, algunas veces tiene extraños horarios, me llevaría lejos de
casa.

—No puedo creerlo. Todo ha sido una mentira —gimió, cerrando los ojos
y pensando en el paso de los años. Hace dos años, para el cumpleaños de él, ella
se había esforzado y le había comprado un cinturón de herramientas realmente
caro y bueno.

Me pregunto si lo utiliza para llevar coca alrededor de Beverly Hills.


182
—Tenía que hacerlo, Jo. No sé qué sucedió, pero… Está bien, mira.
Cuando tenía veinte años, estaba trabajando en el taller de mi padrastro,
¿recuerdas? Y básicamente odiaba la vida. Tu hermano estaba en la universidad
y difícilmente tenía tiempo para mí. Todos nuestros amigos se habían ido a la
universidad. Mi casa era una mierda, y tú estabas lejos en Van Nuys, y en
realidad, no éramos tan cercanos en ese entonces. Sentía que iba a estar
haciendo eso para siempre, teniendo un trabajo de mierda que ni siquiera me
gustaba, y yendo a casa con mi madre y mi padrastro, al cual no podía soportar.

»Entonces un día estoy trabajando en este Chevy, y es justo antes de


cerrar, y este tipo entra. Pregunta si puedo trabajar en su Aston Martin, el cual
vamos… quién en esa área tiene un Aston Martin, e incluso si lo tuviera, ¿por
qué vendrían a un taller de mierda para eso? Así que salgo de abajo del Chevy y
este tipo… luce familiar. Estamos hablando sobre autos y estoy diciéndole que
no somos el taller apropiado para su Aston, y no puedo sacarme de encima la
sensación de que debo conocer a este tipo.
—Qué conmovedora historia de reunión de un padre y su hijo. ¿Te pidió
que vendieras coca en ese momento o después? —estalló Jo con voz sarcástica,
finalmente abriendo los ojos de nuevo. Sin embargo, él no lucía enojado. Lucía…
herido.

—Después. Fue asombroso, Jo. Aquí estoy yo, esforzándome por ganar un
centavo, y tú sabes cómo era la vida en mi hogar. Y ahí entra mi verdadero
padre, tan rico como una maldita hada madrina, ofreciendo cambiarlo todo.
Nunca pregunté cómo hizo su dinero, solo estaba emocionado de estar a su
lado. Luego descubrí que tengo un medio hermano, y eso solo hizo todo más
asombroso. Fui y me quedé con ellos en Pascua, como por dos semanas. Fue
increíble. Una mansión cerca de la playa, mujeres medio desnudas por doquier,
más dinero del que había visto en mi vida.

—¿Se supone que eso genere mi simpatía hacia ti?

—Y entonces una noche, mi hermano decidió llevarme en un pequeño


viaje. Dijo que tenía que entregar un paquete en la ciudad. Yo era tan estúpido,
en serio pensé que eso era todo lo que íbamos a hacer… a la maldita una de la
mañana. Vamos a este club, estos grandes porteros nos llevan a la parte de 183
atrás, y no te engaño, algo así como tres ganadores del Grammy de ese año
estaban pasando el rato en una habitación VIP. Estaba tan anonadado, ni
siquiera me di cuenta que Malcolm estaba repartiendo como una tonelada de
coca en una mesa hasta que la gente comenzó a cortarla —dijo. Jo lo miro
fijamente por un segundo.

—Así que mientras que nosotros hemos estado viviendo pobremente en


Van Nuys —habló con voz cuidadosa—, ¿has estado yendo y viniendo entre
aquí y Malibú, vendiéndoles drogas a las celebridades?

—Sí. Mira, Jo, solo piénsalo. De repente, está este hombre frente a mí,
ofreciéndome atención, abrazos, amor y respeto, y oye, ¿todo lo que tengo que
hacer es venderle algunas drogas a gente rica? Gente rica que, por cierto, ya
están consumiendo drogas de todos modos. No podía apuntarme lo
suficientemente rápido. El trato era que yo comenzaría en los suburbios, allí
afuera en Burbank y esos vecindarios, aprendería el oficio y probaría mi valía.
Luego después del verano, sería movido a Malibú, para trabajar directamente
bajo su mando.
—Pero después de ese verano, te mudaste a Van Nuys. —Estaba
confundida.

—Porque vine a visitarte ese verano, y… mierda, Jo, fuiste genial.


Siempre había tenido un pequeño enamoramiento contigo, y luego con tu
hermano fuera de la imagen, solo éramos nosotros dos. Pensé que terminaría el
verano por todo lo alto, de fiesta contigo. Quizás acostarnos.

Ella lo golpeo en el pecho.

—Imbécil.

—Oye, soy un tipo, tú tienes unas increíbles tetas. Pero cuanto más
tiempo pasábamos juntos, más nos divertíamos y menos quería irme. Quería…
quería estar contigo. Un pequeño enamoramiento se volvió algo
condenadamente serio. Pero como dije, eres una buena chica. Club de strippers,
tragos corporales y fiestas locas de lado, en serio lo eres, Jo. Probablemente
eres la mejor persona que conozco. Cada vez que pensaba en contarte lo que
estaba haciendo, sobre mi papá y su “negocio”, me asustaba que dejaras de ser
mi amiga. Ya era bastante difícil no estar más cerca de ti. No podía tolerar
perderte del todo.
184
De repente, el enamoramiento de colegiala de Jo con Archer pareció
pequeño en comparación con lo que fuera que él debía haber sentido por ella.
Estaba algo sorprendida. Él le había ocultado tanto. Era algo dulce, pero
también alarmante.

—Así que, básicamente, has estado vendiendo coca desde que tenías
veinte años —dijo. Él asintió.

—Sí. Así es.

—Pero siempre estás quebrado.

—Umm…

—Está bien, entonces pretendes estar quebrado para que nadie descifre
que vendes coca.

—Así es.

—Y has tenido una cosa seria por mí desde que tenías veinte años.
—Así es.

—Pero no podías decírmelo porque pensabas que no entendería el hecho


de que fueras traficante de drogas.

—Al principio, sí. Luego mientras más lo hacía, más me daba cuenta de
cuán peligroso podía ser… hay pandillas rivales, policías corruptos y muchas
personas que no quieren pagar. Puede ponerse feo. Una vez una estrella de
comedia drogada me puso una pistola en la cabeza. No quería que estuvieras
cerca de eso —le dijo.

—¿Una pistola en la cabeza? ¿Qué hiciste? —preguntó.

—Se distrajo y le di una paliza con su propia arma.

El corazón de ella comenzó a correr. Todo esto era tan extraño para ella.
Archer era el tonto y dulce chico al final del pasillo. Desde su juventud. Él iba
con ella cuando fuera que visitaba a su abuela, siempre hacía a la anciana reír y
sonrojarse. Era difícil imaginárselo vendiendo coca, llevando armas y

185
golpeando personas. Por primera vez, Jo tuvo miedo de Archer, y eso le rompió
su corazón un poco.

También la puso más atenta. Le hizo pensar sobre las cosas con más
claridad.

—Archer —exhaló, lamiéndose los labios y mirando alrededor de la


habitación—. Hay algo que todavía no entiendo.

—Estoy seguro que hay mucho. Sé que te mentí, Jojo, pero solo así podía
estar contigo. Nunca mentí sobre cómo me sentía, y nunca mentí sobre…

—¿Cómo Bernard Krakow terminó en mi maletero? —soltó.

Archer se quedó completamente quieto, y el corazón de Jo se hundió.

No, no, no. Puedo perdonar muchas cosas, pero no sé si puedo perdonar
esto…

—Te estaba siguiendo, Jo. Iba a lastimarte.

—Esa no es una respuesta.

—Le dispararon y él…


—¡Deja de mentirme! —gritó de repente, cubriéndose el rostro con las
manos.

—Tranquilízate —dijo él con voz suave, y ella sintió sus manos en las
muñecas. No se había dado cuenta, pero estaba comenzado a hiperventilar.

—¿Cómo demonios terminó en mi maletero, Archer? —exigió mientras él


le quitaba las manos del rostro.

—Malcolm siempre me ha odiado, él…

Intentó liberarse de su agarre.

—Malcolm contrató a Krakow para que me siguiera —gruñó,


tambaleándose y chocándose el estante mientras intentaba liberarse—. Eso
dijiste. Así que, ¿qué demonios tiene Malcolm que ver con que le dispararan a
Krakow? ¿Estás intentando decir que Mal lo mató? ¿Por qué le dispararía al tipo
que había contratado para secuestrar a tu novia?

Hubo un largo silencio. Se chocó con el estante de nuevo, haciendo volar


algunos libros al piso. Luego dio un paso hacia el otro lado, derribando el ficus. 186
Todo el tiempo, Archer la miró fijamente.

—No puedo tolerar la idea de que tengas miedo de mí —susurro él,


leyéndole la mente. Su miedo debía estar escrito en todo su rostro.

—Bueno, ¡eso un demasiado tarde para eso! ¡¿Cómo demonios entró un


cadáver a mi auto, Archer?! —gritó.

—Él iba a lastimarte. —Suspiró—. No puedo… la idea de que alguien te


lastime, Jo. ¿Recuerdas cuando ese tipo te empujó en Año Nuevo?

Lo recordaba; un idiota ebrio casi la había derribado. Archer, quien había


estado aún más ebrio, se había girado y había empujado al tipo con la fuerza
suficiente para tirarlo al suelo. Todo el lugar había estallado después de eso, y
apenas habían escapado sin ser arrestados.

—Sí.

—Bueno, esto fue como eso, solo que de hecho peligroso, y yo estaba
mayormente sobrio. Lo seguí mientras él prácticamente te cargaba hacia
afuera, luego inventé una historia para hacer que el portero entrara. Entonces
confronté a Krakow. Te dejó caer e intentó sacar un arma. No sé cómo
explicarlo. Instantáneamente vi rojo. Yacías en el suelo, sin moverte y yo
pensaba que este tipo iba a dispararte. Lo derribé, él me golpeó, le devolví el
golpe. Luego rodamos por ahí, luchando por el arma. La tomé y él arremetió y…
le disparé. Jesús, Jo, le disparé. Tres malditas veces, justo en el pecho.

Ella iba a descomponerse. Iba a vomitar sobre la lujosa alfombra persa y


los antiguos pisos de madera de Santana Rodríguez. No estaba segura de qué
parte de la historia de Archer era más desagradable; el hecho de que ella casi
había sido violada y secuestrada durante una cita, que a él casi le habían
disparado o que de hecho él le hubiera disparado a alguien.

—¿Cómo…? —Se quedó sin aire y tuvo que aclararse la garganta—.


¿Cómo nadie te vio?

—Fue después de la una de la mañana en un bar de mierda en un


vecindario de mierda, y estábamos entre una enorme camioneta y tu auto. Le
disparé y él cayó. Sucede todo el tiempo.

—No a mí. 187


—Les sucede a traficantes de drogas.

—Oh, mi Dios —exhaló, y volvió a tirar del agarre de él— ¡¿A cuántas
personas has asesinado?!

—¡Jesús, Jo, a nadie! ¡No soy un asesino! —le gritó.

—¡Excepto que lo eres, Archer! ¡Asesinaste a un tipo, luego lo escondiste


en mi maletero y me hiciste creer que no sabías nada de ello! ¡Por dos días!
¡Incluso me dejaste creer que había una posibilidad de que yo lo hubiera
asesinado! ¡¿Qué demonios está mal contigo?!

Ella lo sorprendió cambiando de táctica y empujándolo en el pecho. Él se


tambaleo hacia atrás, y ella usó la distracción para liberarse. Corrió hacia la
puerta, pero él la atrapó antes de que pudiera lograrlo y la levantó del suelo.

—¡Sabías quién era! —gritó—. Sabías quién era él y cómo murió, ¡¿cómo
se suponía que siguiera este fin de semana, Archer?!
—Pensé que o bien no descubriríamos nada y te convencería de
abandonar tu auto, o que podría distraerte mientras hacía un poco de
investigación propia. Sabía que no podía haber sido al azar, ese tipo en
específico rondando cerca de ti; él tenía que conocerme, tenía que haber sido
enviado por alguien. Sabía que rondando por ahí y preguntando por él,
descifraría todo. Con suerte antes que tú.

—¿Nunca se te ocurrió que todos tus secretos saldrían a la luz?

—Honestamente… no lo sé, ¿quizás estaba esperando que no lo hicieran?


No me gusta mentirte.

—Podrías haberme engañado.

—Puede que lo haya hecho durante años, pero nunca lo disfruté.

—Archer Calhoun, un traficante de drogas con un maldito corazón de


oro.

—Gracias, Jo. Tu confianza siempre ha sido, y continúa siendo, realmente


inspiradora. 188
Su agarre se había aflojado un poco, así que Jo balanceó su pierna hacia
atrás tan fuerte como pudo. Su pie hizo contacto dolorosamente con la espinilla
y él gruñó, soltándola. Ella dio un paso adelante, pero entonces sintió su mano
tomando la parta trasera de chaqueta. Él jaló fuerte y ella giró en un círculo,
estrellándose contra el escritorio con un gruñido. Vaciló solo un segundo antes
de saltar sobre al mueble. Lo había golpeado tan fuerte, que había abierto un
par de cajones, y uno cayó sobre su pie derecho, haciéndola caer al suelo.

—¡¿También me vas a disparar a mí?! —grito mientras fulminaba el


cajón con la mirada. Luego vio lo que estaba adentro.

—¿Qué? No seas estúpida, Jo, yo…

Ella sacó la pistola del cajón y se puso de pie, apuntándola directo frente
a ella.

—Deja. De. Hablar. —Jadeaba por aire.

—Eeeeeestá bien —habló Archer lentamente mientras levantaba las


manos para que estuvieran sobre su cabeza.
—Me voy a ir ahora —le informo, moviéndose de forma que estuviera
arrodillada sobre el escritorio. Había asumido que a medida que la pistola se le
acercara, él retrocedería, pero él no cedió un centímetro. Solo sacudió la cabeza
y se mantuvo firme.

—Es demasiado peligroso, no puedo dejarte…

—Esta cosa está cargada, Archer, y sé cómo usar un arma —le advirtió.
Una de las cejas de él se arqueó.

—Simplemente estás llena de sorpresas, Jojo.

—No tanto como tú.

—Mira. —Suspiró él—. Sé que ha sido un largo fin de semana, y acabas


de descubrir muchas cosas realmente jodidas. Pero creo que si simplemente te
calmaras, podríamos hablar…

Ella amartilló el revólver.

—¿En serio acabas de decirme que me calme? —espetó—. ¿Una mujer


enojada con un arma cargada apuntada a tu pecho, y tu reacción es decir 189
“cálmate”? Eres el hombre más estúpido que he conocido.

—Sabes, no eres la primera persona que me dice eso.

—Sigue jodiendo, y seré la última.

—No puedes dispararme, Jojo.

—¡No me llames así! —gritó—. ¿Qué demonios te pasa? ¡Eres un maldito


sociópata! ¡Me mentiste! ¡Todo este tiempo! ¿Quién mierda eres?

—Dejar de decir eso —gritó él en respuesta—. ¡Soy el mismo tipo! Vivía


en tu calle, prácticamente crecimos juntos.

—Ese tipo nunca me habría mentido. Ese tipo se fue hace mucho tiempo.
¡Ahora solo eres un maldito traficante de drogas!

—No mentí sobre todo, lo prometo. Tenía que hacerlo… no podía decirte
ciertas cosas. Créeme, quería. Todo el tiempo. Muchas veces —dijo.
—¿Oh, en serio? ¿Qué te detuvo? Espera, déjame adivinar, te distrajiste
mientras comprabas cocaína impulsivamente —dijo ella sarcásticamente.

—Lo de impulsivo puede haber sido una exageración. —Se rio entre
dientes.

—¿Eso crees? Entonces, ¿cuál es el plan aquí, Archer? ¿Voy a terminar en


mi maletero, al final del día? —exigió. Él de hecho rio en voz alta.

—¿En serio crees que alguna vez podría lastimarte? Acabo de descubrir
que puedes colocar los tobillos detrás de tu cabeza… estaba pensando en
proponerte matrimonio.

—Mi respuesta sería no, solo para advertirte.

—Aw, vamos, Jojo, me amas.

Ese fue un golpe bajo. Ella rechinó los dientes.

—¡Solo cállate! Cállate la maldita boca. Voy a llamar a la policía, y luego


puedes ser listo con ellos. Verás cuánto les gusta —amenazó, avanzando de
rodillas hacia el borde del escritorio, lista para saltar y pasar corriendo junto a 190
él.

—Bien. Ve a llamar a la policía, porque francamente, estás comenzando a


asustarme —le dijo.

—¡Bien! —gritó, apuntando el arma hacia él, intentando que se


moviera—. ¡Deberías estar asustado!

—Me asusta que tú te lastimes —aclaró.

—Oh, vete a la mierda, Archer. Vete a la mierda con tus estúpidas


sonrisas, tus grandes mentiras y cada momento que pasamos juntos. Espero
que…

Su diatriba fue interrumpida cuando dejó escapar un grito. Más rápido de


lo que sus ojos podían registrar, él se lanzó hacia adelante y la agarró por
detrás de sus rodillas. Lo siguiente que supo, fue que sus piernas eran
arrancadas del piso y que caía hacia atrás del escritorio. El arma salió volando
de su mano, cayendo al piso con un golpe.
Jo no perdió un segundo. Se revolvió, clavando los codos en la alfombra
mientras se movía. Archer ya estaba encima del escritorio, saltando hacia ella.
Ella gritó, rodó hasta posar el vientre en el piso y se puso de pie de un salto.

El arma. Toma el arma. ¡No quieres terminar en un maletero, Jojo!

—¡DETENTE!

Él bramó tan fuerte, tan cerca detrás de ella, que de hecho funcionó. Jo
chilló y se detuvo, envolviéndose la cabeza con los brazos y agachándose. Ni
siquiera estaba segura de qué estaba haciendo, solo sabía que estaba
aterrorizada y que no quería salir herida. Se mantuvo quieta mientras él la
agarraba del brazo y tiraba de ella para que lo mirara.

—Por favor —gimió, y se dio cuenta que había empezado a llorar—. Por
favor, no le diré a la policía. No diré nada.

—Jo —gimió, sacándola de su posición agachada y envolviéndola con los


brazos—. No voy a lastimarte. Nunca podría lastimarte. Te mentí para

191
que no salieras lastimada.

—Demasiado tarde —susurró, su cara presionada contra su pecho.

—Esto me está matando —susurró él.

Mala elección de palabras.

—Entonces déjame ir —insistió—. Tienes mi auto, tienes el cuerpo.


Sabes quién es tu traidor. Estoy en más peligro aquí de lo que jamás estuve en
casa. Incluso más de lo que estaba antes de que te mudaras al final del pasillo.

—No digas eso —gimió él.

Hubo un largo silencio. Jo no estaba segura de qué hacer, estaba en la


mansión de algún señor de la droga en Malibú, y aparentemente su mejor
amigo/el chico del que probablemente estaba enamorada, también era un
traficante. Ah, y él también había asesinado a alguien y había colocado el cuerpo
en su maletero. No es que sea la gran cosa.

Soltó un gruñido y le golpeó la entrepierna con la rodilla, tan fuerte como


pudo. Él la soltó e hizo un sonido de ahogo mientras caía al suelo.
Jo no perdió un segundo. Se dio la vuelta y salió corriendo de la
habitación. Era demasiado, ¿cómo se suponía que lidiara con todo esto? Solo
necesitaba un momento. Había pasado todo el fin de semana con Archer,
pensando en todas las cosas equivocadas, creyendo todas las verdades
equivocadas. Solo necesitaba un maldito momento para sí.

La casa era absolutamente enorme. No podía recordar cómo habían


llegado a la oficina de Santana, pero sabía que no tenía tiempo para detenerse y
pensar en ello. Gastó medio segundo mirando a su alrededor, luego corrió por
el pasillo. Bajó las primeras escaleras que encontró, siguió durante unos tres
pisos, luego salió a una enorme cocina. Inmediatamente corrió hacia un
conjunto de puertas de vidrio y se encontró afuera, justo al borde de una larga
piscina.

Suponiendo que correr solo llamaría más la atención, Jo logró reducir la


velocidad a una caminata rápida mientras cruzaba apresurada la plataforma de
cemento. Una vez rodeada la esquina de la casa, volvió a correr, moviéndose a
lo largo del costado de la casa y dirigiéndose al frente.

Estaba en el césped y casi a mitad de camino hacia la puerta cuando su 192


teléfono sonó. Dejó escapar un grito, sobresaltada cuando vibró, luego lo sacó
de su bolsillo trasero y miró la pantalla. Archer. Cortó la llamada, luego frunció
el ceño mientras miraba la pantalla. Un montón de llamadas perdidas de sus
padres, su compañera de cuarto, un par de su hermano e incluso una de la
madre de Archer. También había varios números desconocidos que asumió
eran de la administración de su edificio, la policía, y posiblemente el FBI a este
punto. Su ceño fruncido se convirtió en una mirada fulminante y cuando Archer
la llamó otra vez, contestó.

—Solo déjame en paz, ¿de acuerdo? Solo necesito estar sola por un
minuto —espetó, pisoteando el pasto hacia una estación de seguridad.

—¿Dónde estás? —exigió. Ella puso los ojos en blanco.

—Todavía estoy en tu recinto de drogas, no te preocupes.

—No es un recinto… Jo, por favor. Si quieres odiarme, bien, podemos


trabajar en eso más tarde. Pero por ahora, necesitamos permanecer juntos, ¿de
acuerdo?
—¡No está bien! ¡No estaría en esta situación si no fuera por ti!
¡Permanecer contigo no ha hecho más que arruinar toda mi jodida vida! —
siseó, rodeando unas enormes plantas en macetas que se alzaban sobre ella.

—No digas eso, Jojo. Estás enojada, ahora, pero sabes que me amas.

No las palabras que ella quería en este momento.

—Vete a la mierda, Archie.

—Nunca me llames así. Mira, te dejaré en paz, lo prometo. Solo vuelve a


la casa. No tenemos que estar juntos, pero simplemente tengo que saber dónde
estás. Tengo que saber que estás bien —enfatizó. Ella refunfuñó y camino
alrededor del pequeño edificio. Estaba ubicado a unos quince metros de la
entrada principal, y pensó que alguien podría abrírsela.

—Bien, estoy bien, y estoy frente a la entrada principal. —Suspiró,


espiando a través de las ventanas. Frunció el ceño cuando vio que la estación
estaba vacía. ¿Cuál era la idea de una estación de seguridad si no había

193
guardias? Quizás solo trabajaban de noche. Pero, ¿cómo se suponía que iba a
abrir la puerta?

—¡No te vayas! —prácticamente gritó Archer—. Krakow está muerto,


pero si Malcolm de hecho está metido en esto, los dos aún estamos en
problemas. Es más seguro dentro de la casa.

El miedo goteó por la columna de Jo mientras lentamente cruzaba la


puerta abierta. Tragó fuerte mientras miraba alrededor. Había varios
monitores, todos mostrando las imágenes de varias cámaras alrededor de la
propiedad. Excepto por una, esa pantalla estaba llena de estática y de nieve.
Todo se veía bastante normal, supuso, excepto por una silla volteada, una
ventana rota al otro lado de la pequeña habitación y un líquido que había
salpicado los monitores.

—Archer —exhaló, dando un par de pasos hacia adelante.

—¿Qué?

—Creo que tenías razón —susurró, inclinándose más cerca de las


pantallas. Había lucido marrón oscuro desde la entrada, pero después de una
inspección más cercana, el líquido era definitivamente rojo. Rojo sangre.
—¿Tenía razón? ¿Qué está pasando? ¿Por qué estás susurrando?

Jo se puso en cuclillas, agachándose bajo las ventanas. Retrocedió hacia la


puerta y se presionó contra la pared junto a esta. Echó un vistazo afuera, ni
siquiera segura de qué estaba buscando, ¿tal vez una camioneta sin ventanas?
¿Hombres en elegantes trajes?

Has visto demasiadas películas.

—Algo sucedió —dijo ella, aferrando el marco de la puerta mientras


miraba alrededor. No quería que nadie se escabullera en la habitación detrás de
ella y la atrapara desprevenida.

—Estoy en camino. —La voz de Archer sonaba levemente sin aliento, e


incluso a través del teléfono podía escuchar el sonido de sus pies golpeando la
escalera—. ¿Qué pasó?

—Vine a la estación de seguridad —siguió susurrando, sin apartar los


ojos de la entrada—. Pensé que podrían abrirme la puerta, pero no hay nadie

194
aquí. Una de las cámaras no funciona y hay sangre aquí.

—Maldición, Jo, ¡esta es la razón por la que deberíamos habernos


quedado juntos!

—¡Lamento haberme asustado de estar en una habitación con un


asesino! —siseó a través de los dientes apretados.

—¡No soy un asesino!

—Oh, bien, entonces, ¿cómo le dices a una persona que ha matado a otra?

—Cállate. ¿Estás escondida?

—Estoy en la estación —exhaló, atreviéndose a asomarse un poco a la


puerta para mirar al otro lado por el camino de entrada—. Estoy escondida bajo
las ventanas, mirando por la puerta.

—Bien, solo quédate ahí. Voy en camino.

—Maldición —gimió—. Ahora estoy atrapada aquí. He pasado de mi


apartamento de mierda, al penthouse de un traficante de drogas, a la mansión
de un señor de la droga y probablemente voy a morir jodidamente aquí.
—Deja de ser tan dramática. Y esta vez, cuando te salve, no me patees.

—No hago promesas. Apúrate.

—¿Puedes ver a alguien?

—No, nadie. Está totalmente…

Jo gritó cuando su cabeza fue lanzada hacia atrás. Su cabello todavía


estaba recogido en un moño y alguien tenía su mano alrededor de éste,
usándolo como una perilla para controlar su cabeza. Fue arrastrada lejos de la
puerta, luego levantada de un tirón para asumir una posición de pie. Aferró su
teléfono con una mano y balanceó su otro brazo salvajemente, esperando
golpear a su atacante. Fue retorcida y vio que detrás de ella había habido otra
puerta, parcialmente oculta detrás de un archivador.

—¿Qué está pasando? ¡Jo, háblame! ¿Qué sucede?

La voz de Archer sonaba metálica y lejana mientras gritaba a través de la


línea telefónica. Ella gritó de nuevo cuando fue arrastrada hacia la puerta
secreta, y al principio todo en lo que pudo pensar fue en que estaba muerta. 195
Que estaba siendo arrastrada a su muerte. Luego la voz de Archer se hizo más
fuerte por el teléfono y un recuerdo pasó por su mente. Una de sus películas
favoritas, una película ridícula, exagerada, increíblemente violenta que tenía a
Liam Neesson pateando traseros por todo París.

Haz algo. ¡Si te están llevando, asegúrate de que Archer pueda encontrarte!

—¡Él me tiene! ¡Alguien me tiene! —gritó, enganchando su pierna en el


marco de la puerta antes de que la separaran de ella. Con la mano libre, se
estiró hacia atrás y comenzó a arañar los dedos que sostenían su cabello. Se
giró y aunque eso significaba perder su agarre en la entrada, también
significaba que podía ver quien la estaba agarrando.

—¿¡Quien!? ¡Aguanta! —gritó Archer por el teléfono, y ella pensó que tal
vez podía escucharlo a lo lejos.

Da pelea. Aguanta. Solo el tiempo suficiente para que Archer llegue y de


vuelta a este idiota.
—¡Es Mal! —gritó, luego gritó cuando Malcolm Rodríguez la abofeteó.
Cayó hacia un lado, chocándose contra el costado de la estación de seguridad y
dejando caer su teléfono. Mal la agarró por el cabello de nuevo y ella comenzó a
gritar—. ¡Es Malcolm! ¡Mató a los guardias! ¡Está intentando llevarme!

—¡MALCOLM!

Archer estaba definitivamente afuera, y cuando el brazo de Mal envolvió


el cuello de Jo, la giró justo a tiempo para que viera a Archer corriendo por el
costado de la casa principal.

—Sabes. —Mal sonaba sin aliento. Jo luchó al principio para liberarse, y


luego entró en pánico cuando le cortó el suministro de aire—. En realidad, no
pensé que disfrutara de secuestrar a una chica indefensa. Pero ver la expresión
en el rostro de Archer, hace que realmente valga la pena.

Su visión se estaba volviendo negra en los bordes. Estaba tirando de sus


muñecas con una mano, y con el otro brazo extendido. Como su pudiera agarrar
a Archer mientras él aún estaba a unos cientos metros de distancia. Seguía
diciéndose que solo le tomaría un minuto alcanzarla. Solo un minuto, y él
salvaría el día. Sesenta segundos, y compensaría todas las otras cosas malas que
196
había hecho.

Pero resultó que no tenía sesenta segundos. Apenas tuvo diez segundos
antes de que todo se volviera completamente negro y cayera inconsciente.
12:51 P.M.
Día Dos

Traducido por Lyla

Corregido por Simoriah

—S
olo un minuto. ¡Resiste, Jojo! ¡Solo un minuto más! —
gritaba prácticamente Archer mientras corría.

Sin embargo, ésa es la cosa con los minutos.


Siempre son más largos de lo que piensas. Más cortos de lo que te das cuenta.

Él observó que Malcolm arrastraba el cuerpo inerte de Jo a un automóvil. 197


Gritó cuando Mal se puso detrás del volante. Archer pudo agarrarse al alerón
del automóvil cuando los neumáticos comenzaron a chirriar. Intentó aferrarse,
pero el vehículo giró en un círculo cerrado, arrojándolo al césped. Luego le
llovieron rocas y tierra en el rostro cuando el automóvil salió acelerado del
camino de entrada.

—¡MIERDA! —gritó, golpeando su puño contra la hierba—. ¡No! ¡No, no,


no, no!

—¿¡Que pasó!?

Levantó la vista para ver a su padre corriendo por el césped. Varios


hombres lo seguían, todos cargando armas semiautomáticas.

¿Cómo es esto mi vida? ¿Qué demonios estoy haciendo aquí? ¿Qué


demonios he hecho?

—Mal se la llevó —jadeó Archer mientras se ponía de pie—. Mató al


guardia de turno, la estranguló y se la llevó.
—Sabía que debería haber mantenido a ese chico en terapia. —Suspiró
su padre.

Archer lo fulminó con la mirada y de repente tuvo una profunda idea de


cómo Jo debía haberse sentido la mayor parte del tiempo. Frases y bromas
constantes solo eran divertidas cuando eran a costas de otros. No era tan
divertido cuando eran a costa suya.

—Deberías haberlo ahogado al nacer —gruñó Archer.

—Cálmate —instó su padre—. La recuperaremos. Debe tener algún tipo


de plan, o simplemente la habría matado aquí. Necesitamos pensar ahora
mismo, es lo mejor que podemos hacer por ella. Voy a hacer algunas llamadas.

Mientras Santana hacía eso, Archer se acercó y levantó el celular de Jo del


suelo. El fondo de pantalla era una imagen de una fiesta, hace solo un par de
semanas. Una selfie en grupo. Archer y Jo estaban en el medio del grupo, él con
su brazo alrededor de ella, abrazándola. Sonrió al recordar el momento: la
había agarrado por el trasero, lo que explicaba la expresión sorprendida y
boquiabierta de su rostro. 198
Luego frunció el ceño. Esa fue la misma noche en que escondió la coca en
el tanque de su inodoro. Un trato más temprano en la noche había ido mal y él
había ido directamente a su fiesta después, con la intención de llevarle la coca a
su padre por la mañana. Pero luego una chica había derramado vino tinto sobre
sus pantalones y Jo se había ofrecido a lavarlos en el fregadero, antes de que la
mancha se pudiese asentar. Había sido muy insistente y él no había querido que
ella encontrara las drogas. Así que se había quitado los pantalones en el baño,
había escondido la coca en el depósito y luego caminó alrededor de la fiesta con
una toalla alrededor de su cintura.

Soy la peor persona del planeta, y ahora va a morir por mi culpa. Ni


siquiera conseguí decir…

—Tengo a nuestros amigos en el precinto buscando sus matrículas —la


voz de su padre interrumpió sus pensamientos—. Ha desactivado el GPS en el
automóvil, por lo que no podemos rastrearlo de esa manera, y su teléfono está
apagado, por lo que tampoco funcionará. ¿Jodi tiene su…?
Archer agitó el teléfono, interrumpiendo la pregunta antes de que
pudiera formularse.

—No. Mierda. Mierda. ¿A dónde iría Mal? ¿Tiene un apartamento en la


ciudad? —preguntó, pasándose la mano por el cabello.

—No que yo sepa, pero parece que está lleno de sorpresas. Iría a un lugar
privado. En algún lugar donde nadie más lo estaría: no puede exactamente
acarrear a una chica inconsciente por todo Los Ángeles sin que alguien se dé
cuenta.

—El apartamento de Krakow —susurró Archer.

—¿Qué?

—El tipo muerto en el maletero —espetó Archer, mirando hacia el


camino de entrada y viendo el auto de Jo estacionado afuera de las puertas
abiertas—. Su departamento… Malcolm lo conocía, sabe dónde está, sabe que
está vacío.

—No puedes estar seguro, ¿qué estás haciendo? —exigió su padre 199
mientras Archer comenzaba a correr por el camino.

—¡Iré allí!

—¡Ni siquiera sabes si es ahí donde está! Solo espera, llamará en algún
momento. ¡Sé racional!

—Me voy. El departamento de Krakow está en Ventura, te enviaré un


mensaje con su dirección —dijo Archer.

—¡Esto es estúpido! —gritó su padre.

—¡Probablemente! Pero no puedo simplemente sentarme aquí. ¡Cuando


envíe esa dirección, será mejor que envíes todas las armas que tengas detrás de
mí! —gritó Archer antes de deslizarse detrás del volante.

—¡Por favor! Solo espera un par de minutos para que podamos preparar
un auto y todos podemos ir…

El gruñido de un motor lo cortó y Archer partió rápidamente del lugar.


Corrió por la sinuosa carretera, empujando el vehículo a su máxima velocidad.
El auto de Jo era viejo. Una verdadera mierda, con puertas de dos tonos y
un motor que apenas se aferraba a la vida. Siempre bromeaba con ella
diciéndole que algún día iba a comprarle un automóvil, aunque en secreto había
hablado en serio. Algún día, iba a comprarle el auto de sus sueños. Un vintage
Chevelle SS.

Algún día, Jo. Algún día, te compraré la maldita luna… solo resiste. Voy por
ti. Resiste.

200
2:15 P.M.
Día Dos

Traducido por Ale Grigori y Genevieve

Corregido por Simoriah

J o recuperó al conciencia con un bufido, la cabeza sacudiéndose tan


rápido que se golpeó con fuerza contra algo detrás de ella. Gimió e
intentó levantar la mano para frotar el lugar, pero descubrió que no
podía moverse. Parpadeó para abrir los ojos y miró alrededor.

Estaba en un gran espacio abierto. Industrial, con paredes de metal y


pisos de concreto. Levantó su cabeza para ver techos altos y manchas de óxido.
201
Un depósito, si tuviera que adivinar. Un depósito abandonado.

Luego se miró a sí misma. Tenía cuerdas alrededor del pecho, caderas y


tobillos, atándola a una especie de viga metálica de soporte. Estaban lo
suficientemente apretadas como para no poder liberarse en ese momento, pero
parecía que había algún espacio para maniobrar. Estaba bastante segura que si
se movía lo suficiente podría soltar un brazo.

—¡Está despierta!

Una voz resonó y se hizo eco en el gran espacio, sorprendiéndola al


principio. Giró el cuello y vio a Malcolm Rodríguez caminando hacia ella. Se
quitó la chaqueta de su traje mientras se movía y la dejó caer en una silla vacía.
Pudo ver que llevaba un arnés para portar armas, del tipo que se ataba a sus
hombros y espalda, las armas descansando justo bajo sus brazos. Mangos
perlados parpadeaban y brillaban a la luz del sol que entraba por un agujero en
el techo.

Tengo que admitir, luce bastante intimidante.


—¿Dónde estamos? —preguntó, su voz un poco pastosa. Sentía que su
lengua estaba entumecida.

—En un lugar seguro —le aseguró él, desabrochándose los puños de la


camisa mientras hablaba—. Perdón por haber sido tan rudo antes.

—Um… está bien —habló lentamente. Él le hablaba como si estuvieran


comiendo el almuerzo en alguna parte y él le estuviera contando el reporte del
clima. Muy tranquilo y natural.

—No tengo nada personal en contra tuya, quiero que sepas.

—¿Gracias?

—Verás, siempre hemos solo mi padre y yo —explicó Mal, alejándose de


su vista detrás de la viga. Hubo un ruido rasposo y él arrastró una segunda silla
para poder sentarse frente a ella—. Mi madre murió cuando era joven. Luego,
de repente, mágicamente, hace cinco años descubro que tengo un hermano
menor. Increíble, ¿cierto?

—No lo sé, no me llevo muy bien con mi hermano —contestó. Él echo su 202
cabeza hacia atrás y se rio, sorprendiéndola de nuevo.

Este tipo no está en sus cabales, ¿verdad?

—Entonces tal vez entenderás. Quería que me gustara Archer, en


realidad lo hacía. Lo tomé bajo mi cuidado, le mostré los secretos del negocio
familiar. No sabía qué me lo iba a robar todo.

—¿Robar? —preguntó Jo. Él se inclinó hacia adelante, apoyando los


codos en sus rodillas.

—Sí. Este maldito tipo. Este… nadie, este nada, este… este… este pedazo
de basura de North Hollywood simplemente entró en mi vida y…

—Burbank no es realmente North Hollywood —interrumpió Jo.

Él estaba fuera de la silla antes de que ella pudiera parpadear y chilló


cuando golpeó su palma contra la viga sobre su cabeza. Estaba tan cerca de ella,
que podía sentir su aliento en el costado del rostro.
—¿Luzco como si me importara una mierda? —gruñó. Ella cerró los ojos
y giró la cabeza—. Un estúpido tipo de mierda solo entró y se robó a mi padre,
robó mi puesto, robó mi herencia. Se suponía que yo era el siguiente en la línea,
se suponía que sería la mano derecha de mi padre. Entonces, ¿qué pasaba si me
quedaba con un poco de la mejor parte? ¿A quién le importaba si consumía de
vez en cuando? Era mi derecho de nacimiento, me lo había ganado. ¡Yo soy el
mayor, por el amor de Dios!

Jo se quedó en silencio, y después de un momento, sintió que él se


alejaba. Cuando finalmente abrió sus ojos, él estaba sentando en su silla.
Respiró hondo y pensó rápidamente.

—Sí, um, supongo que puedo ver cómo eso sería de horrible. Alguien que
ni siquiera conoces de repente tiene toda la atención —habló rápido, solo
intentando decir lo que fuera que pensaba que a él le gustaría escuchar. Él
asintió y se pasó los dedos por su cabello.

—Y fue como si él no pudiera esperar a señalar mis errores, ¿sabes?


Maldito Archer. Solo mi papá y yo, tomando el mundo.

—De acuerdo —susurró, luego se aclaró la garganta—. De acuerdo, sé


203
cómo te sientes. Sabes todo sobre mí, ¿verdad?

—Tuve a Bernard Krakow siguiéndote durante unas dos semanas, así


que entre eso y la maldita boca de Archer, sí, sé casi todo.

—Entonces sabes que tengo un hermano mayor, así fue como conocí a
Archer, eran mejores amigos. Todos aman a mi hermano Andy. Él obtuvo
buenas notas, records en todos los deportes en los que participó, obtuvo una
beca para la universidad. Así que sé cómo te sientes, realmente lo sé. Es como…
ser invisible. Es lo peor —simpatizó con él. Él miraba el piso mientras ella
hablaba, y aprovechó la oportunidad para balancear sus hombros hacia arriba y
abajo, intentando liberar sus brazos.

—Lo peor —susurró él.

—Pero aun así no entiendo realmente. ¿Qué tengo que ver con esto? Ni
siquiera sabía que Archer estaba traficando drogas, y mucho menos que tu
padre o tú existían —le dijo. Él suspiró y levantó la cabeza. Ella se mantuvo
quieta.
—Archer es la cosa favorita de mi papá en todo el mundo —refunfuñó,
mirando a lo lejos—. No podía tocarlo directamente… eso mataría a mi papá, y
luego mi papá me mataría. Tenía que deshacerme de Archer, pero no podía
descifrar cómo. Pensé en contratar un sicario, pero no podía estar seguro que
no se volvería hacia mí. Así que, me di cuenta que tenía que encontrar una
manera de hacerlo irse por sí mismo.

—Chantaje —susurró. Él asintió.

—Mi padre le ofreció a Archer comprarle su propia casa en Malibú, pero


él la rechazó para poder estar cerca de ti. Eso te convierte en algo muy
importante. Sabía que si te llevaba, él haría lo que yo quisiera. A él no le
importan el dinero, las drogas, las mujeres ni nada de esa mierda. Solo tú —le
dijo.

Supongo que debería estar halagada.

—¿Así que ese era todo tu plan? ¿Hacer que Bernard Krakow me
secuestrara, me tomaba como rehén o lo que sea, hasta que Archer hiciera lo
que pidieras? —aclaró. 204
—Sí, algo así.

—¿Y luego qué?

Silencio. Ella tragó con fuerza y sintió sudor brotar en la línea de salir de
su cabello. Él todavía tenía esa expresión vacía en el rostro, así que decidió
arriesgarse y comenzó a trabajar en sus ataduras de nuevo.

—Como dije, nada personal, Jojo. —Rio entre dientes mientras usaba su
apodo.

—Por supuesto que no. ¿Qué es una pequeña cosa como matar a una
mujer inocente? —Se rio, casi soltando un brazo. Él la miró abruptamente y ella
se convirtió en una estatua.

—No podía hacer que involucraras a la ley. Eso los habría llevado a mi
padre —explicó. Ella asintió.

—Claro, claro.

—No sé cómo todo se jodió tanto —refunfuñó.


—¿Cómo se jodió qué?

—El plan. Danny Nguyen ha estado desesperado durante años por entrar
en la operación de mi padre, por lo que fue bastante fácil involucrarlos. Les di
información, y a cambio, básicamente recibí a Bernard Krakow como mi
asistente personal. Se suponía que debía mostrarme la forma en que hacían
negocios, pero podía ver que era un engaño. Tan fácil de aprovechar y
manipular. Se nos ocurrió un plan para joder a su jefe, Nguyen. Hacia el final, la
mierda que estábamos vendiendo era más bicarbonato que cocaína. Y luego lo
tuve, Krakow tenía que hacer lo que yo quisiera. Le dije que si no lo hacía, lo
delataría con su jefe. Yo estaría bien, siempre podía correr a casa con papi.
Pensé que era el plan perfecto. Deshacerme de Archer y hacer una gran
cantidad de dinero de paso. Perfección. ¿Qué mierda pasó? —gruñó.

—Um, ¿suena como si tal vez necesitabas más tiempo para planear las
cosas? —ofreció ella.

—De repente recibo mensajes de texto de Archer, diciendo que había


jodido las cosas y que hay un cadáver, y es Krakow. ¿Qué demonios se suponía
que hiciera? Sabía que todo volvería de regreso a mí, así que llamé a los 205
matones de Nguyen para que se ocupara de eso. Para que los mataran, y que
luego pareciera que Bernard era el traidor y no yo. Ahora, sin embargo, todo
está jodido. No puedo irme a casa porque Archer me delató con papá, y a esta
altura, papá le habrá contado todo a Nguyen, así que tampoco puedo volver allí.
Todo por ustedes. Ustedes dos son como cucarachas, ¿sabes? Jodidamente
imposibles de atrapar y matar.

—Hacemos lo mejor que podemos.

—Sabes. —Comenzó a reírse mientras se levantaba lentamente—. Puedo


ver por qué le gustas, pero honestamente no puedo ver por qué a alguien le
gustaría él.

—A veces, pienso lo mismo.

—Pero al menos puedo hacer una cosa bien antes de irme del país. —
Suspiró Malcolm, sacando el teléfono del bolsillo.

—Uh… ¿qué sería? —preguntó ella nerviosamente.


—Te tengo, lo que significa que puedo hacer que Archer se arrepienta de
alguna vez haber venido a mi vida.

Mientras había estado hablando, él había comenzado a presionar cosas


en la pantalla de su teléfono. Jo aprovechó la oportunidad para finalmente
liberar su brazo derecho de su amarre, pero lo sostuvo cerca de su costado.
Cuando él se llevó el teléfono a la oreja y la miró, ella esperó que no se diera
cuenta de lo holgado de las cuerdas.

—Sí —dijo mientras alguien respondía al otro lado de la línea—. Ella está
bien, Archie… no… no… sigue hablando de esa manera, y sucederá mucho
antes… no nos encontrarás, estoy a kilómetros de Malibú ahora… por supuesto
que puedes, espera.

El teléfono fue presionado al costado de su cara. Su corazón martilleaba


en su pecho; él estaba a su lado derecho, y tenía miedo de que viera que su
mano ya no estaba dentro de las cuerdas.

—Hola —dijo con voz temblorosa.

—¿Estás bien? —preguntó Archer inmediatamente. Ella se mordió el 206


labio inferior.

—Depende de cómo definas bien. Estoy atada a una viga y tu hermano


está muy, muy, muy molesto. Pero aparte de eso, sí, estoy bien —respondió,
mientras miraba a Malcolm. Él le devolvió la sonrisa. Era desconcertante, mirar
a unos ojos tan similares a los de Archer en una cara que era tan diferente.

En un cuerpo que está tan condenadamente loco.

—¿Dónde estás? —continuó Archer.

—Um, no creo que Malcolm apreciaría que describiera nuestra ubicación


actual —contestó ella, y Mal asintió rápidamente.

—Mierda —maldijo Archer.

—Sé cómo te sientes.

—Cualquier cosa. Dame algo, Jo. Ayúdame a encontrarte —instó, pero


ella apenas escuchaba. Malcolm había sacado una de sus armas de su arnés y le
estaba dando vueltas con su mano libre.
—Archer —sollozó, luego respiró hondo.

—No llores —dijo él—. Por favor, no llores. Todo va a estar bien. Vamos a
encontrarte, y voy a hacerle comer…

—Lamento haberte pateado —dijo ella en voz baja mientras una lagrima
caía por su mejilla.

—Está bien. Puedes patearme tantas veces como quieras. ¡Ayúdame, Jo!
No puedo hacer esto sin tu ayuda. ¿Estás en Malibú? ¿Van Nuys? Estoy aquí,
¡solo ayúdame a encontrarte!

—Y siento haberme enojado tanto contigo. Desearía… desearía haberte


contado tantas cosas, antes de este fin de semana. No debería haber sido tan
cobarde. —Comenzó a sollozar de nuevo mientras las lágrimas seguían
cayendo.

—¡Deja de hablar así! —gritó él—. Puedes decirme todo lo que quieras
tan pronto como te libere. Eres una chica inteligente, Jo, ¡piensa! ¡Piensa,

207
maldita sea! ¡Dime dónde estás!

—¿Qué me sucede? —gimió, parpadeando entre lágrimas, y mirando


hacia arriba, intentando calmarse—. He estado enamorada de ti por tanto
tiempo, y nunca dije nada. ¿Por qué no dije nada?

—Jodi Morgan —habló con voz seria—. Voy a olvidar que me lo dijiste, y
no voy a decirlo de vuelta, porque esta no será la primera vez que nos digamos
esas palabras. Voy a encontrare, voy a salvarte y después nunca dejaré de decir
esas palabras.

Ella rio por un momento, se ahogó con un sollozo, luego se rio otra vez.
Sus ojos vagaron por el alto techo mientras lo escuchaba hablar. Mientras
recordaba todos sus momentos juntos. Las estúpidas bromas de él y los tontos
juegos de ella, y cómo al menos dos veces, había llegado a experimentar
verdadera magia con él.

Seguro, una vez había sido en el apartamento de un traficante de drogas


muerto, y la otra había sido en un colchón desagradable en algún…

Jadeó tan fuerte que comenzó a asfixiarse de nuevo. Mientras tosía y


tosía, volvió a mirar el techo. En una esquina, el techo había desaparecido por
completo. Había cedido, dejando al descubierto vigas de metal y travesaños,
que parecían ser hogares para varias aves diferentes que volaban alrededor.

—¿¡Qué está pasando!? ¿¡Qué sucede!? ¿¡Te está asfixiando!? —gritaba


Archer, pero lo ignoró y miró alrededor de la habitación.

No había reconocido el espacio. Había estado nerviosa la primera vez que


lo había visto, y loca y con resaca la segunda vez. Además, con un traficante de
drogas psicótico amenazando su vida y todo, no había prestado mucha atención
a su entorno.

—Estoy bien —graznó, mirando a Malcolm para ver si había notado su


reacción. Aún estaba mirando su arma—. Estoy bien. Solo tengo la garganta
seca… de hecho, podría tomar jugo de naranja justo ahora.

—Te traeré todo el jugo de naranja que quieras —prometió Archer—.


Solo necesitas…

—OJ7 —enfatizó—. Un vaso muy grande, suena genial. ¿Recuerdas la

208
última vez que bebimos jugo de naranja?

—¿Por qué jodidos recordaría…? —Comenzó a enojarse, pero su voz se


fue apagando cuando entendió.

—Tu compra impulsiva —habló rápidamente—. ¿Donde encontraste un


buen lugar para, uh… empeñarlo?

Por favor, por favor, por favor, no seas tu habitual estúpido. Por favor
entiende lo que estoy intentando decir.

—Malcolm —siseó Archer—. Él fue quien me habló de la rave.

—¿De qué diablos estás hablando? —exigió Mal, de repente dándose


cuenta de la extraña naturaleza de su conversación. Ella tomó otra respiración
profunda.

—Está loco, Archer —comenzó a hablar rápido—. Me va a matar, tiene


armas. Quiere lastimarme, y quiere lastimarte. Quiere castigarte por…

7 OJ: iniciales de orange juice, jugo de naranja en inglés.


Guau, recibir una bofetada nunca se sentía bien, ¿verdad? La palma de
Mal se estrelló contra su rostro con tanta fuerza, que estaba bastante segura
que tendría una huella permanentemente en su mejilla. Cuando finalmente
levantó la cabeza de nuevo, Malcolm se había alejado y estaba gritando por el
teléfono. Ella prácticamente comenzó a saltar hacia arriba y hacia abajo,
intentando liberar su brazo izquierdo.

—¿Oyes eso? —gritó—. ¡Voy a poner una bala en tu maldita novia! ¡Y no


hay nada que puedas hacer para detenerme!

Luego gritó y arrojó el teléfono al otro lado de la habitación. Este golpeó


el suelo de concreto con fuerza, y Jo miró que diferentes piezas se partían y
salían volando.

—¡Lo siento! —jadeó mientras él corría hacia ella—. ¡Lo siento, estaba
asustada! ¡Lo siento!

—¡¿Qué demonios les pasa a todos ustedes?! —bramó, y de repente sus


manos estaban en su cabello, sacudiendo su cabeza hacia adelante y hacia atrás.

—¡Detente! —gritó. 209


Mientras él la sacudía, golpeando la parte posterior de su cráneo contra
la viga un par de veces, su brazo izquierdo finalmente se liberó de las cuerdas.
Ella le arañó la cara, y en la fracción de segundo en que él dejó de sacudirla, le
clavó el pulgar en el ojo tan fuerte como pudo.

Él gritó de dolor y se alejó tambaleándose, cayendo de rodillas. No perdió


un segundo, instantáneamente comenzó a empujar y tirar de las cuerdas
alrededor de sus hombros, deslizándose por debajo de ellas. Luego se inclinó y
tiró de las que estaban alrededor de sus tobillos, literalmente cayéndose de
ellas. Estaba sollozando y llorando, y estaba bastante segura que tenía una
conmoción cerebral, pero era libre.

—¡Perra! ¡Estúpida, maldita perra! —gritaba Malcolm.

Ella se arrastraba sobre sus manos y rodillas, simplemente intentando


alejarse de él, cuando él apuntó su arma directamente hacia adelante y
comenzó a apretar el gatillo. Sin embargo, tenía una mano sobre su ojo derecho,
lo cual claramente afectaba su puntería. Las balas volaron alrededor de la
habitación, pero ninguna se acercó ni remotamente a ella. Fue capaz de llegar a
una puerta en la pared del fondo y se arrastró a través de ella.

Una vez que estuvo del otro lado, se puso de pie y comenzó a correr. No
recordaba el plano en lo absoluto, así que se arriesgó y atravesó una de las
puertas corriendo. Llevaba a una oficina abandonada. Mientras permanecía allí,
respirando con dificultad y mirando a su alrededor, escuchó que una puerta se
abría.

—Jooooodiiiii —canturreó la voz de Malcolm, seguida de dos disparos


rápidos. Ella se dejó caer sobre sus manos y rodillas—. ¡No hay adónde ir!
¡Nadie sabe dónde estás, y nadie viene por ti!

No lo escuches. Solo ve a algún lugar y escóndete. Archer sabe dónde estás,


y solo reza para que su papá realmente lo ame más que a Malcolm y esté
dispuesto a convertir a este psicópata en comida para cerdos.

Había una puerta en la pared a su derecha, así que se arrastró hacia ella y
lentamente la abrió. Llevaba hacia algún tipo de sala de trabajo, con muchas
mesas largas. Maldijo en voz baja, luego se arrastró entre ellas a otra pared con
una puerta.
210
—¡Jojo! Vamos, ¡tal vez podamos ser amigos! —La voz de Malcolm estaba
inquietantemente cerca. Frente a la oficina de la que se acababa de ir, si no
estaba equivocada—. ¡Podría tratarte mejor de lo que Archer alguna vez lo
hizo! ¡Nunca te mentiría, y ciertamente nunca escondería un cadáver en tu
auto!

Casi tentador.

Atravesó la puerta y se encontró en lo que parecía un gran armario de


almacenamiento. No había más puertas, y casi se gritó a sí misma, por llegar a
un callejón sin salida. Si Malcolm entraba en la sala de trabajo, bien podía
considerarse muerta. Pero luego miró a su alrededor, intentando ver qué estaba
alineado en todos los estantes.

Parecían latas de pintura, pero no podía leer las etiquetas desde la


puerta. Se deslizó hasta el interior y lentamente cerró la puerta detrás de ella,
luego se arriesgó a ponerse de pie y caminar hacia los estantes. Algunos de ellos
eran pintura, pero mezclados entre ellos también había latas de diluyente de
pintura, preparador y trementina.

Todos los cuales son extremadamente inflamables.

Jo no tenía idea de qué había sido hogar el almacén antes de que lo


abandonaran, pero claramente había implicado pintar de alguna manera. En
otro estante, encontró ropa suelta y montones de periódicos. Casi sintió que era
Navidad.

Después de abrir una lata de trementina, la esparció por todo el piso, con
cuidado de no mancharse y de mantenerla alejada de la puerta. Puso un montón
de periódicos y una tela en un rincón, luego los cubrió. No lo suficiente para
empaparlos completamente, pero definitivamente suficiente para actuar como
iniciador de fuego.

Mierda, para iniciar un incendio necesitas fuego real. Cómo voy a…

La puerta de la sala de trabajo se abrió de golpe, haciendo que

211
retrocediera para estar contra la pared. Tenía otra lata de trementina abierta en
la mano y contuvo el aliento, intentando no respirar ninguno de los gases.

—En serio, Jo —gritaba Malcolm—. Por favor, no me hagas buscar en


todas las habitaciones. Seré muy infeliz si tengo que hacer eso.

Ella jadeó al recordar algo. Con su mano libre, buscó en sus bolsillos. ¡Su
Zippo de la suerte! Archer había encendido su cóctel Molotov con él, y luego se
lo había entregado. Lo sacó del bolsillo y casi comenzó a llorar otra vez.

Puedes hacerlo. Harás esto. Solo permanece calmada.

La perilla de la puerta junto a ella se sacudió y respiró hondo, intentando


disminuir su ritmo cardíaco. Malcolm todavía balbuceaba. Ella lo había
adivinado justo cuando lo conoció, realmente le encantaba oírse hablar. Tanto
así, que no prestaba atención a mucho más cuando abrió la puerta del almacén.

¡AHORA!

Manteniendo la mayor parte posible de su cuerpo detrás del marco de la


puerta, Jo se inclinó y arrojó la trementina en la cara de Malcolm.
Inmediatamente se puso en cuclillas justo antes de que él comenzara a disparar
nuevamente. Él gritó y tropezó hacia atrás, limpiándose la cara y el cuerpo
como si acabara de arrojarle ácido.

Mientras él buscaba a tientas, ella abrió su encendedor y apretó. Cuando


una llama cobró vida, la bajó al sendero de trementina que había dejado en el
suelo. Esta inmediatamente se prendió fuego y recorrió la habitación hasta la
pila de papel y tela empapados en la esquina del armario.

—¿Qué mierda es esto? —gritó Malcolm. Ella respiró hondo y se movió


fuera de la puerta, manteniendo la llama baja aún en el suelo.

—Haz otro maldito movimiento, y te prenderé fuego —amenazó,


manteniendo el encendedor sobre el sendero de trementina que él había dejado
en el suelo al moverse. Se impresionó de cuán dura sonaba.

Malcolm hizo lo que le dijeron. La miró con el ojo bueno entrecerrado: su


ojo derecho no se abría del todo, y ya se veía magullado e hinchado. Su arma
estaba en el piso, debió caerse cuando enloqueció.

212
—Vaya. Sabes, Archer siempre decía la dulce chica que eres, pero
teniendo en cuenta las circunstancias, tengo que sacarlo de su error. —Mal se
rio entre dientes, luego se pasó la mano por la cara, aún intentando quitarse el
disolvente del rostro.

—Archer es un gran mentiroso, ¿recuerdas? —exhaló, levantándose


lentamente. Sin embargo, mantuvo el encendedor abierto.

—¿Y ahora qué? No me gusta la idea de convertirme en la llama humana.


—Suspiró, mirándola cruzaba la habitación de costado hacia la puerta.

—No me gusta la idea de recibir un disparo —respondió, asintiendo


hacia la pistola que él todavía tenía en una de sus fundas.

—¿Quedamos en empate?

Ella echó un vistazo a la sala de almacenamiento. Hubo un ruido seco,


rápidamente seguido de una pequeña explosión. Ambos se agacharon. El fuego
había llegado a los estantes y las latas empezarían a estallar como palomitas de
maíz. Palomitas de maíz extremadamente peligrosas y volátiles.
—Todo este lugar va a arder como paja —le advirtió a él—.
¿Simplemente tomemos caminos separados? Puedes ir a México o Europa o
donde sea, y Archer y yo iremos a Nueva York o Siberia o donde sea, y nunca
hablaremos de esto de nuevo.

—Lo siento, dulce. Así no es como termina esta película. Archer me lo


debe por arruinar mi vida, y voy a quitarte la vida como pago —le dijo, dando
un amenazador paso hacia adelante.

Hubo otra explosión desde la sala de almacenamiento, suficiente para


hacer que Malcolm se agachara. Las llamas volaron a la sala de trabajo y él
siseó, caminando hacia atrás para escapar.

Ahora, Jojo. ¡Ve!

Giró y salió corriendo por la puerta. Estaba en el mismo pasillo en el que


había estado antes y siguió avanzando por él. Este eventualmente se abrió a
otro gran espacio, pero este tenía un juego de escaleras de hierro contra una
pared. Rápidamente las subió hacia un pasillo de metal que recorría el costado
del edificio, justo debajo del techo. 213
—¡Jodi!

Ella gritó cuando una bala rebotó en la barandilla frente a ella, pero no
dejó de moverse. Podía oír a Malcolm subiendo las escaleras detrás de ella,
sabía que no tenía mucho tiempo.

Tiempo para qué, ¿a dónde vas? ¡Gran puto plan!

La pasarela llegaba hasta el frente del edificio, y pronto estuvo corriendo


justo sobre la misma barra a la que había estado atada, solo momentos antes.
Malcolm también estaba en la pasarela, en el otro extremo del edificio, pero
podía oír sus pasos, sabía que corría hacia ella. Tenía que pensar en algo, y tenía
que pensarlo rápido.

Se dio cuenta que se dirigía directamente al agujero en el techo. Si podía


lograrlo, pensó que tal vez podría alzarse sobre una viga, y luego tal vez correr
por el techo. Encontrar una salida de incendios o algo así, ¡quizás huir!

—¡DETENTE!
La siguiente bala llegó mucho más cerca de ella. Lo suficiente para que lo
escuchara y se detuviera. Maniobró torpemente el encendedor, luchando por
abrirlo, pero luego fue derribada por detrás. Ella chilló cuando ambos cayeron,
luego gritó mientras veía su encendedor volar por el aire. No llegó a ver dónde
aterrizó porque Malcolm la obligó a rodar sobre su espalda.

—Perra estúpida —estaba gruñendo, intentando presionar su arma en su


cara. Ella gritó y agarró su muñeca, obligándolo a alejarse de ella mientras
disparaba una ronda.

—¡No! —gritaba, una y otra vez—. ¡Por favor! ¡No! ¡PARA! ¡PARA!

Estaba literalmente luchando por su vida. Parecía que la mitad trasera


del edificio se estaba convirtiendo en una bola de fuego, Malcolm continuó
apretando el gatillo, y un fuerte ruido retumbante provino del exterior, pero
ella no prestó atención a nada de eso. Concentró cada gramo de su energía y
fuerza en mantener su arma lejos de su cabeza.

Aunque ese ruido sordo se hace cada vez más fuerte…

Hubo un fuerte estrépito debajo de ellos y al principio, pensó que era la 214
sala de almacenamiento finalmente explotando. Tanto ella como Malcolm
gritaron sorprendidos, luego ambos comenzaron a gritar cuando la pasarela
cayó desde debajo de ellos.

Ella arañó el metal, finalmente se agarró a una barandilla y luego se


aferró a ella con todas sus fuerzas. Enroscó sus brazos alrededor de la delgada
viga de metal y sus piernas alrededor de la que estaba debajo de ella. Frente a
ella, Malcolm se aferraba al borde de la pasarela.

Estaban colgando de la pared en un ángulo incómodo. Algo había


destruido algunas vigas de soporte, lo que había causado que la pasarela
colapsara y se desprendiera de la pared. Se inclinaba hacia el suelo, gimiendo y
crujiendo mientras la parte posterior se aferraba a una última viga.

¿Qué demonios pasó?

Miró al suelo y se sorprendió al ver su auto. Su feo auto, en el medio del


almacén. Alguien lo había conducido directamente a través de una pared y el
vehículo debía haberse salido de control, dejando marcas negras en el suelo
cuando la parte posterior había tirado las vigas de soporte.
La parte delantera se parecía vagamente a un acordeón, y el panel
trasero estaba tan abollado que se presionaba contra la rueda trasera. Varios
líquidos se derramaban desde debajo del automóvil, desde ambos extremos. El
impacto también había abierto la cajuela y, a unos diez metros del auto, había
un gran bulto de lona en forma de cuerpo.

Bernard Krakow, el hombre al que simplemente no puedo evitar.

—¿Qué crees que estás…? ¡AH, MIERDA! —se interrumpió Malcolm


cuando la pasarela gimió y se estremeció. Jo gritó cuando cayeron de nuevo. El
extremo suelto de la pasarela golpeó el suelo, enviando una ola de vibraciones a
la barandilla y haciendo que perdiera el asidero.

Ella cayó, gritando todo el camino, que resultó ser de solo unos dos
metros y medio. Aterrizó en una pila de basura y hojas, torciéndose el tobillo en
el camino. Cayó de frente, tendida a unos pocos metros del maletero de su auto.

—¡Jo!

215
Ella levantó la vista justo a tiempo para ver a Archer salir de su auto.

—Cuidado —gritó—. Malcolm está en algún lugar…

Una bala atravesó el brazo de Archer y él cayó al suelo. Ella gritó de


nuevo y fue gateando hacia él, pero dos balas hicieron marcas en el suelo frente
a ella y rápidamente se fue por el otro lado. Terminó en el otro lado de su auto y
presionó su espalda contra éste.

—¡¿Estás bien?! —gritó, respirando pesadamente.

—¡Condenadamente bien! —gritó Archer—. ¿Tú?

—¡Todavía estoy enojada porque me mentiste y escondiste un cuerpo en


mi maletero!

—¿¡En serio!?

—¡Sí! ¡Pero estoy aún más feliz de que hayas venido a salvarme!

—Cuando salgamos de aquí —gritó él, sonando sin aliento. Hubo un


ruido de desgarro seguido de una sarta de maldiciones—. Vamos a tener una
larga conversación sobre que ya no me hagas pasar malos momentos.
—Maldición, ¿les gustaría casarse antes de que los mate a ambos? —gritó
Malcolm.

—Bueno, ahora que lo mencionas. —Archer se rio entre dientes.

—¡Está cubierto de trementina! —gritó ella, volteándose y poniéndose


de rodillas—. Mi encendedor está aquí abajo en alguna parte.

—Uh, no creo que lo necesitemos.

Inmediatamente vio de lo que Archer hablaba: toda la pared posterior


estaba cubierta de llamas. Su pequeño incendio en la sala de almacenamiento
había crecido bastante. Luego volvió a mirar hacia donde había caído y se
sorprendió al ver a Malcolm de pie. Se había quitado la pistolera y la camisa,
probablemente con la esperanza de reducir su posibilidad de convertirse en
una bola de fuego. Sostenía su arma en su mano derecha y avanzaba lentamente
hacia Archer, quien se escondía detrás de una viga al otro lado del automóvil.

—¿Cuál es el plan, Archer? —gritó ella, y luego se agachó cuando

216
Malcolm le disparó un par de veces.

—¡Esto era casi todo! La ayuda está en camino —le gritó él.

—Típico de Archer —gruñó Malcolm—. Hace todo a medias y solo espera


salirse con la suya. ¡No esta vez!

Más disparos y ella escuchó mientras las balas rebotaban en la viga de


Archer. Como la atención de Mal estaba centrada en otra parte, ella se arriesgó
y echó un vistazo por encima del automóvil. El hermano de Archer caminaba
lentamente por la habitación, sosteniendo su arma con ambas manos frente a
él.

Con los brazos extendidos y lejos de su cuerpo, ella podía ver todo su
costado, y estaba un poco sorprendida por lo que vio.

Un enorme tatuaje de un árbol, idéntico al del costado de Archer. Tenían


tatuajes a juego. En realidad la entristeció. En un momento, estos hermanos se
habían amado. Debieron hacerlo, para haber marcado permanentemente sus
cuerpos.
Qué horrible. Un padre gana un hijo, un niño gana un hermano y otro chico
pierde completamente la razón.

Estaba tan perdida en sus pensamientos, que no se había dado cuenta de


lo que estaba pasando. Malcolm estaba en la viga, su espalda presionada contra
ella. Sus piernas estaban separadas, su peso sobre su pie derecho, y en un
segundo, él estaría girando en un círculo, su arma marcando el camino.

—¡Archer! —gritó Jo, y ni siquiera lo pensó, se puso de pie de un salto.

Ambos hombres giraron sus cabezas para mirarla, y Malcolm giró su


arma. Ella se estremeció y cuando Archer se puso de pie, Malcolm apretó el
gatillo.

Estoy muerta. Estoy muerta, estoy muerta, morí.

No se había dado cuenta que había cerrado los ojos, pero cuando se dio
cuenta que en realidad no estaba muerta, los abrió de nuevo. Parpadeó
mirándose, luego a Mal. Él apretó los dientes y dio un paso hacia ella, apretando

217
el gatillo una y otra vez. No había nada, solo un rápido sonido de clic.

—Te quedaste sin balas —jadeó. Él gimió.

—Oh, mier…

Archer chocó contra él desde atrás y ambos se estrellaron contra el suelo.


El arma de Mal salió volando y luego los dos hombres se dieron la vuelta,
lanzando golpes y patadas.

Archer era el más grande de los dos y rápidamente ganó la partida. Un


sólido gancho de derecha aturdió a Malcolm, y luego Archer se sentó a
horcajadas sobre él. Agarró a su hermano mayor por el cabello y golpeó su
cabeza contra el concreto, una y otra vez.

—¡Estúpido… hijo… de puta! —gruñó, puntuando cada palabra con un


golpe—. La… tocaste…. maldito…

—Archer —jadeó Jo mientras rodeaba el auto cojeando.

—Yo… siempre… quise… un… hermano…

—Archer.
—¡Y tú… lo arruinaste!

—¡ARCHER! —chilló Jo, y al mismo tiempo, una gran parte de la pared del
fondo colapsó. Ella cayó al suelo, haciendo una mueca mientras se golpeaba el
tobillo en el camino de descenso.

—¡¿Qué?! —espetó él, finalmente mirando hacia arriba.

—Creo que lo entiende —exhaló, haciendo un gesto a Malcolm. No le


sorprendería al descubrir que estaba en coma. O en estado vegetal. O muerto.

—Mierda —jadeó Archer, mirando a su hermano—. Mierda. Sí, creo


que… mierda. Qué fin de semana tan jodido.

—Todo este lugar está cayendo —dijo Jo, agarrando el parachoques de


su auto y usándolo para volver a ponerse de pie—. Tenemos que salir de aquí.
El auto está goteando gasolina, puedo olerla en todas partes.

—Tienes razón. Vamos, tenemos que sacarlo —dijo Archer, poniéndose


de pie también.

Mientras Jo tomaba su mochila del asiento trasero del auto, Archer 218
agarró a su hermano por las muñecas y comenzó a arrastrarlo hacia la salida.
Ella empezó a caminar cojeando tras ellos cuando hubo otra explosión. Mucho
más grande que las demás. Se preguntó qué se almacenaba en las diferentes
habitaciones. Fue derribada y voló por la puerta. Afortunadamente, la mochila
ablandó su caída.

—Maldición, estoy tan harta de este maldito fin de semana —gimió,


rodando como una tortuga en su espalda.

—¡Mierda! ¡Oh, maldición, corre, Jo! ¡Corre!

Apenas había vuelto a ponerse de pie cuando Archer comenzó a gritar.


Ella lo miró y siseó entre dientes. Pedazos de escombros ardían a su alrededor,
y algunos debían haber aterrizado sobre Malcolm. Una pierna de sus
pantalones empapados en trementina se había encendido en un instante, como
una bengala. Archer trataba de arrastrarlo y de apagar las llamas, pero no tenía
mucho éxito.
Peor que eso, sin embargo, era la estela de llamas que se abrían paso de
regreso al almacén. Habían dejado un camino encantador de trementina en el
suelo, y todo conducía a su automóvil. Su auto, que ahora tenía un gran charco
de gasolina debajo.

—Oh, mierda.

Antes de que pudiera pronunciar otra maldición, fue recogida por la


espalda. Archer la tiró sobre su hombro como si fuera un saco de patatas y él
simplemente comenzó a correr. Ella le envolvió la cabeza con los brazos y ya
que no sabía qué más hacer, gritó.

Apenas habían recorrido un par de metros cuando el tanque de gasolina


se incendió. El auto explotó y todo el edificio se balanceó. Archer cayó de
rodillas y Jo fue arrojada lejos de él. Aterrizó en un campo de hierba y se quiso
sentar, pero luego se acurrucó en posición fetal, intentando cubrir las partes
más vitales de su cuerpo a medida que los pedazos del edificio llovían sobre
ella.

He terminado. Que caiga el motor sobre mí, y terminemos este día. 219
—Estás en llamas. —La voz de Archer estaba cerca de ella. Ella retiró sus
brazos de su cabeza, pero él ya estaba golpeando y pateando su pie. Para
cuando se sentó, el peligro ya no existía. Había una marca de chamuscado negra
en su zapato derecho, pero él lo había apagado antes de que pudiera arder en
su piel.

Ella levantó la mirada para encontrar sus intensos ojos color avellana
mirándola, y se sentaron de esa manera por un minuto. Solo mirándose. Luego
ella abrió la boca.

—Bueno. —Estaba jadeando por aire—. Supongo que todo salió mejor de
lo que pensé.

Luego rápidamente estalló en llanto.


3:04 P.M.
Día Dos

Traducido por KarouDH

Corregido por Nanis

A
rcher la había recogido y llevado a lo largo de una zanja que
recorría a través del almacén. Que romántico. La sentó y le dijo
que se quedara ahí, fuera del camino. Luego había regresado y
encontrado a Malcom. El otro tipo estaba aún inconsciente, pero ya no estaba
en llamas, y estaba respirando. Archer lo empujo dentro de la zanja, luego se
sentó al lado de ella. 220
—Solo dame un minuto —gimió, frotándose el brazo. Arranco la parte de
debajo de su camiseta y la envolvió alrededor de la herida de bala en su bíceps.

—Qué… demonios… —susurró Jo, mirando hacia el cielo. Era un día claro
en California, solo estropeado por el feo humo negro que se estaba
arremolinando en el aire.

—Solo tenemos un par de minutos —dijo Archer, y cuando ella lo miro,


vio que él también estaba mirando—. El departamento de bomberos estará
viniendo. La policía. Es mejor si no estamos aquí.

—Ellos encontraran mi auto —dijo.

—No te preocupes por ello.

—Y el cuerpo de Krakow. Y mi auto. En un almacén en llamas. Mi auto.


Todo este correr alrededor, y para nada. Voy a ser arrestada de todos modos.
—Se rio.

—No, no lo serás. No te preocupes por ello.


Ella lo volvió a mirar.

—¿Te importaría explicar? —preguntó. Él puso las manos detrás de su


cabeza y siguió mirando arriba.

—¿Recuerdas que dije que hay policías corruptos? —le pregunto. Ella
proceso eso por un momento, entonces rio de nuevo.

—Tu papá es dueño de los policías —llenó.

—Bueno, no todos ellos, pero suficientes —le aseguró.

Ellos estuvieron en silencio por un largo tiempo. En algún punto, unos


pocos autos estacionaron en el lote detrás de ellos. Archer espió por el borde de
la zanja, luego volvió a acostarse.

—Mi papá —dijo—. Algunos de sus hombres. Nos encontraran en un


segundo.

—Me mentiste al menos casi todo el tiempo que nos hemos conocido —
soltó en respuesta. Él suspiró.
221
—No todo el tiempo.

—Está bien. Me mentiste todo el tiempo que en realidad fuimos amigos


—se corrigió.

—Lo hice. Y me arrepiento de ellos más que de cualquier otra cosa que
haya hecho —le dijo. Ella levantó las cejas.

—¿Más que de vender coca?

—Sí.

—¿Más que de matar a Krakow?

—Totalmente.

—Eso es bueno —dijo, empujándose en una posición sentada—. Pero no


lo suficientemente bueno.

—¿Para qué?

—Para que te perdone.


—¿Hablas en serio? Jojo, no sé si estabas prestando atención allá, pero
salvé tu vida.

—Yo soy la que se liberó y comenzó el fuego —señaló.

—¡Conduje un auto a través de un edificio! ¡Recibí un disparo, por tu


seguridad! —discutió, sentándose también.

—Todo lo cual no habría sucedido si hubieras sido honesto conmigo


desde el principio —gritó.

—¡Oh, por el amor de…! ¡Muy bien, bien¡ Bien. ¡¿Entonces qué hará que
me perdones?! —demandó, mirándola.

Jo pensó por un segundo, entonces ella lanzó la mano y lo golpeó en la


garganta. Él dejó salir un grito sorprendido, luego presionó una mano en la
herida, tosiendo y teniendo arcadas.

—¡¿Estás jodiéndome?! —gritó.

—Ahí, ahora te perdono.


222
Antes de él pudiera maldecir más, ella se inclinó rápido y lo beso. Ellos
giraron, Jo aterrizando encima de él. Solo dudo un momento antes de besarla de
vuelta, olvidando todo sobre su garganta lastimada.

—Cuando pensé que él iba a dispararte —susurró entre besos—. No


puedo… no puedo imaginar mi vida sin ti, Archer.

—Cuando él te tomó, pensé que iba a explotar. Morir. Solo quería morir
—susurró, sus labios rondando por la línea de la mandíbula de ella.

—Estaba tan asustada. No puedo… no sé si puedo manejar esta vida —le


advirtió, envolviendo los brazos alrededor de los hombros de él.

—No tienes que hacerlo. Dime lo que quiere, y lo haré por ti —dijo él,
abrazándola más cerca.

—¿Cualquier cosa?

—Nómbralo. ¿Quieres que me aleje de todo esto? Lo haré. ¿Quieres que


me mude a otra ciudad y me cambie el nombre? Lo haré. Lo que sea por ti. —
Suspiró él en su cuello.
Ella pensó por un largo tiempo. Luego gentilmente lo empujó lejos y se
sentó.

—Quiero que respondas a una pregunta —replicó finalmente.

—Está bien —dijo él, sonando nervioso.

—¡¿Por qué en el nombre de Dios escondiste a Krakow en mi maletero?!


—demandó—. Quiero decir, ¿no habría tenido más sentido esconderlo en otro
lugar? ¿O robar otro auto y ponerlo allí? ¡¿Literalmente cualquier otra cosa?!

Él la sorprendió comenzando a reír.

—Todas grandes ideas. Y podría haber hecho algo más. Incluso había
sacado mi teléfono para llamar a Mal, pensando que él me ayudaría a esconder
el cuerpo sin decirle a mi papá —le dijo.

—¿Entonces qué pasó? ¿Qué llevó a que Krakow estuviera en mi auto?

—Tú pasaste.

—Yo… —Fue tirada en un bucle—. Espera, ¿qué? 223


—Te levantaste detrás de mí, me diste un susto de muerte. Yo estaba ahí
de pie, el teléfono en una mano, Bernard Krakow muerto a mis pies, y tú
estabas mirándome. Al principio pensé “Mierda, esto es. Ella nunca me va a
hablar de nuevo”, y yo solo te miré de vuelta —dijo. Jo pensó un momento,
recordando lo que el gorila del club había dicho. Recordó a sus amigos
molestándola.

—¿Y entonces…? —le lanzó, casi no queriendo escuchar.

—Y de repente estabas sobre mí. Prácticamente saltaste sobre mí y


chupaste mi lengua fuera de la boca. Empujaste la mano en mis pantalones y los
pensamientos racionales dejaron de existir. Pasé los últimos cinco años
soñando con que me tocaras. Mi cerebro hizo corto circuito y en todo lo que
podía pensar era en acostarte sobre el capo del auto y hacértelo.

—Con clase.
—Tú eras la que estaba cogiéndose mi pierna. Me las arreglé para
llevarte al asiento trasero y comenzaste a quitarte la ropa. Era una locura. Así
que solo giré, tomé el cuerpo, y lo tiré en el maletero.

—Me voy a enfermar.

—Tú preguntaste. Cuando volví al auto, estabas desmayada. No podía


solo dejarte allí mientras disponía del cuerpo. Así que nos conduje a casa y
pensé que podría llamar a mi hermano una vez que estuviera ahí. Pero te
despertaste mientras estaba estacionando y estabas sobre mí de nuevo. ¿Qué
puedo decir? Pensé que me iba a acostar con la chica de la que había estado
enamorado desde siempre, nada es tan importante como eso, no me importa lo
que nadie más diga. Volvimos a tu apartamento y estabas bajándome el zipper
con los dientes. ¿Cómo aprendiste a hacer eso?

—Tu mamá me enseño.

—Bueno, estoy marcado de por vida porque antes de que llegaras abajo,
te inclinaste a un lado y me vomitaste la pierna. Te llevé al baño y sostuve tu
cabello por la siguiente hora. Luego te dejé abrazando el inodoro así podía
limpiar el desastre. Estaba un poco borracho y jodidamente cansado. Golpe de
224
adrenalina. Fui a casa para cambiarme las ropas vomitadas, pero terminé
estrellándome en el sofá. Lo siguiente que supe, estabas golpeando a mi puerta.

Ella tomó una profunda respiración.

—Eso es… sin duda… la historia más estúpida que alguna vez escuché —
le dijo.

—Lo sé, ¿verdad?

—¿Dejaste un cadáver en mi maletero porque pensaste que ibas a follar?

—Algo así.

—Eres una horrible, horrible persona.

—Sí, algo así.

Ella se detuvo un segundo.


—Y dijiste que estabas enamorado de mí —apuntó. Él tragó fuertemente
y asintió.

—Lo hice. Tú lo hiciste también —le recordó. Ella asintió, también.

—Debo estar enamorada de ti. Completamente, estúpidamente,


suicidamente enamorada —replicó, esforzándose por no llorar.

—¿Tú crees? —preguntó, acariciando con el pulgar su mejilla. Ella rio y


asintió de nuevo, causando que una lágrima escapara.

—Sí. ¿De qué otro modo puedes explicar que me pusiera en este
jodidamente horrible fin de semana? Cualquier otra chica habría pateado tu
trasero —le dijo.

—No puedes botarme si no estamos saliendo técnicamente.

—Oh, técnicamente, eh. Entonces supongo que técnicamente puedo salir


con el chico guapo de mantenimiento de nuestro edificio.

Archer la agarró de la parte trasera de cuello y la acercó de nuevo.


225
—Cuidado, o te despertaras con otro cadáver en tu maletero —le advirtió
él, sus labios rozando los de ella.

—Demasiado pronto, Archer.

—Solo dándote una justa advertencia. ¿Puedo besarte de nuevo?

—Demasiado pronto, Arch…

Su lengua silenció la de ella, y eso no le importó ni un poco.


MILES DE HORAS
DESPUÉS
Traducido por Ale Grigori

Corregido por Nanis

J 226
o se reclinó en su asiento, apoyando sus pies descalzos en el tablero
del auto.

—¿Qué? ¿Te criaron en un granero?

Archer le dio una palmada en el tobillo, pero ella no se movió.


Estaba jugando un juego en su teléfono, y estaba a punto de subir de nivel.

—Es mi auto, puedo hacer lo que quiera en él. No me molestes en este


momento —murmuró, entrecerrando los ojos a través de sus gafas de sol
mientras sus dedos recorrían la pantalla.

De repente, su teléfono fue arrebatado de su mano. Jadeó y vio que


Archer lo arrojaba al asiento trasero. Cayó al suelo con un golpe y luego se
deslizó rápidamente bajo el asiento del conductor, completamente fuera de su
alcance.

—Vamos, Jojo, es tiempo de calidad el que estamos teniendo aquí, y lo


estás desperdiciando en tu teléfono —la fastidió mientras ponía las dos manos
en el volante, guiándolos por una suave curva.
—¿Tiempo de calidad? Hemos estado conduciendo por siempre, eso no
es tiempo de calidad. Y, sinceramente, creo que está bien desconectarme en mi
teléfono durante veinte minutos, viendo que pasamos todos los días juntos.

Era cierto. Desde aquel fatídico sábado por la mañana, cuando encontró
el cadáver de Bernard Krakow en su maletero, no habían estado separados
durante más de ocho horas. Y en realidad, eso presionaba. La conducía a una
jodida locura la mitad de las veces, pero generalmente alrededor de las seis
horas, comenzaba a extrañarlo y a preocuparse por él.

Archer había estado diciendo la verdad: era asombroso hasta qué punto,
un poco de dinero producto de la droga, cubrió sus travesuras del fin de
semana. Se sintió un poco culpable, pero en realidad, no había hecho nada malo.
Bueno, no demasiado, al menos. No quería ir a la cárcel porque Archer era un
idiota y su hermano estaba loco.

Santana Rodríguez hizo que la mayoría de las cosas desaparecieran. El


incendio de su apartamento fue declarado como “falla en el cableado”; la
administración del edificio incluso le ofreció un acuerdo, pero se sintió
demasiado culpable para tomarlo. Estaba contenta de que los chicos malos de 227
alguna manera hubieran logrado escapar con vida, y que nadie más conocía las
habilidades de Archer con el coctel molotov.

La bodega la había puesto más nerviosa. Habían desaparecido de la


bodega en llamas mucho tiempo antes de que algún oficial apareciera, pero aun
así. Había muchas pruebas que quedaban, todas ellas fácilmente podrían
relacionarla con la escena del crimen. Por no mencionar el hecho de que su auto
estaba ardiendo en el centro de todo.

Pero nunca se le devolvió. El cuerpo de Bernard Krakow nunca fue


identificado y su auto nunca fue rastreado hasta ella. Todo se le atribuyó a un
incendio químico, probablemente causado por los ocupantes ilegales y los
malditos fiesteros que seguían usando el lugar.

El rave fue probablemente la mejor parte de todo ese fin de semana, en


verdad. Tal vez deberíamos ir a otro…

—Hola. —La voz de Archer irrumpió en sus pensamientos—. Tierra a Jo.


Estamos aquí.
Se enderezó y miró a su alrededor. Volvieron al mirador de Universal
City, en Mulholland Drive. Solo que esta vez era pleno día y había otras
personas alrededor. Sin luces centelleantes que la cautivaran, pero seguía
siendo una vista impresionante.

—Awww, ¿aquí? —Suspiró, saliendo lentamente del automóvil—. Eso es


dulce, Archer.

Cuando se despertó esa mañana, él le informó que iban a dar un paseo.


No le dijo a dónde, solo dijo que necesitaba prepararse y subirse al automóvil.
No se había molestado en hacer ninguna pregunta, solo hacer lo que le pedían.

Esa era la diferencia entre dos personas que habían sido mejores amigos
durante años y, habían estado saliendo y viviendo juntos en la mejor parte de
una de ellas. Confiaba en él implícitamente. La conocía mejor que nadie en el
planeta, la amaba y cuidaba de ella. Le dio un hogar y una familia
completamente nueva.

Resultó que comerciar cocaína nunca había sido realmente cosa de


Archer. Basura. Antes de su loco fin de semana, ya había hecho muchas cosas
cuestionables que lo habían incomodado. ¿Pero disparar a un hombre y
228
arrastrar su cuerpo durante un fin de semana? Fue demasiado.

Además de eso, también había sido una de las peticiones de Jo. Lo amaría
y se quedaría con él sin importar nada, pero las drogas y el peligro la asustaban.
No había necesitado discutirlo ni convencerlo, le dijo que estaba asustada y él le
prometió que terminaría con eso. No le importaba si tenía que volver a trabajar
en un garaje o si realmente tenía que trabajar en la construcción, o incluso algo
peor.

Su padre había sido bastante comprensivo. Archer era, después de todo,


su favorito. Y justo como él había dicho, a Santana le gustaba malcriar a sus
hijos. Dijo que nunca más le pediría a su hijo que hiciera algo ilegal, con una
condición. Tenía que mudarse cerca de su padre.

Estúpida petición. Archer apenas le había contado a Jo y ella ya había


empezado a empacar las pocas pertenencias que aún tenía, ¿quién en su sano
juicio rechazaría una casa gratis en Malibú? Y como no tenía trabajo, su padre le
consiguió uno, como gerente de una tienda de reparos de automóviles
extranjeros. Eso lo hizo más fácil para Jo cuando le dijo a su madre que se
mudaba a un lugar tan rico. Explicó que el nuevo trabajo de Archer había
venido con un alquiler como una de las ventajas.

Archer le dijo a su madre que se había ganado la lotería.

—Todavía no puedo creer que tu madre haya comprado la historia de la


lotería. —Jo se rio entre dientes mientras se movía alrededor del auto. Él había
estacionado y ella se sentó contra el capó mientras observaba la vista.

—Sí. Su marido sigue disparándome por dinero. —Resopló, inclinándose


junto a ella. Se giró y le sonrió.

—Gracias por traerme aquí —dijo—. Pero tengo que preguntar: ¿cuál es
la ocasión?

—¿No sabes qué día es hoy? —preguntó.

—Um… ¿Debería?

Él presionó una mano en su corazón y fingió sorpresa.

—No puedo creerlo. Es como si nuestra relación no significara nada para 229
ti.

Ella resopló y atormentó su cerebro. Habían pasado poco más de seis


meses desde la primera vez que habían dormido juntos, y desde que le había
salvado la vida. Un poco más de seis meses desde que él casi lo arruina. En
realidad, no parecía una fecha como una clase de aniversario.

—Al parecer, todo lo que ha sucedido en la fecha de hoy no significaba


nada para mí. ¿Qué fue? —preguntó.

—Han pasado exactamente dos años desde la primera vez que vi tus
senos.

Estalló en carcajadas y lo golpeó en el brazo.

—¿Qué? ¿Dos años? ¿Cuándo? ¿Cómo?

—Estábamos en la playa, ¿recuerdas? Tu parte superior del bikini se


saltó cuando salías del agua.
—Oh, Dios mío. —Se quedó sin aliento—. ¡Es cierto! ¡Y eso fue como con
un grupo de intercambio francés! Un grupo de estudiantes de octavo grado.
Pensé que iba a ser arrestada.

—Siempre he tenido algo por ti, pero después de ese día, Jo… no había
otra mujer para mí. —Suspiró. Ella lo golpeó de nuevo.

—Es tan romántico.

—Lo sé.

—Cerdo.

Estuvieron en silencio por un momento, luego se volvió hacia él.

—¿En serio esa es la razón por la que me trajiste aquí? —confirmó. Él rio.

—No. Bueno, quiero decir, me di cuenta de qué día fue, y eso lo inspiró.
Es un poco surrealista, ¿no? Tú y yo, juntos. Después de todos los años y toda la
mierda loca. Todavía no puedo creerlo. Solo… quería darte las gracias —le dijo.
Ella le sonrió.
230
—Eso es tan dulce. No tienes que agradecerme.

—Lo hago. Eres el mejor tiempo, la mejor en la cama, la mejor… la mejor


amiga que alguien podría pedir. Aguantas mi mierda y te aseguras de que coma
bien y haces esa cosa con tu lengua que me vuelve loco. Así que, gracias, y lo
siento por no haber estado juntos desde mucho antes.

Se inclinó y la besó rápidamente.

—Bien, de nada. Y lamento que fueras traficante de drogas, mentiroso,


imbécil, que nunca tuvo las pelotas para decirme cómo te sentías.

Él soltó una carcajada.

—Eres única para hablar. Te gusté por mucho tiempo, y nunca dijiste una
palabra.

—Soy una delicada da-maa, no solo dejamos escapar cosas como esas.

—Jo, literalmente, no hay nada de dama en ti.


Cuando Archer la besó esta vez, no hubo nada rápido al respecto. La
agarró por las caderas y tiró de ella para que sus cuerpos estuvieran juntos. Ella
gimió contra su lengua, pero cuando él comenzó a deslizar sus manos por su
cintura, gritó de dolor y se alejó.

—Ouch —siseó, y él hizo una mueca.

—Mierda. Lo siento, lo sigo olvidando. ¿Está bien?

Ambos miraron hacia abajo mientras Archer levantaba suavemente la


parte inferior de su camiseta sin mangas y examinaba el lado derecho de su
tórax. Allí, desde justo debajo de la línea de su sostén y hasta su cadera, había
un tatuaje nuevo. Su regalo a Archer en su cumpleaños: su primer tatuaje. Era
un árbol, hecho con una pesada tinta negra. Idéntico al que él tenía en su caja
torácica, y al que, ahora sabía que su padre también tenía en su costado.

Archer había obtenido su tatuaje de árbol justo antes de mudarse a Van


Nuys, y siempre se había negado a decirle lo que significaba. Después de verlo
en la caja torácica de su hermano, Jo se dio cuenta que debía tratarse de algo
familiar. 231
Fue el padre de Archer, Santana, quien le explicó lo que significaba. El
cuerpo del tatuaje era para su familia, el árbol genealógico. Las raíces
representaban el nuevo hogar que Archer había encontrado. Después de que se
le ocurrió el diseño, los tres habían ido y los habían conseguido juntos.

Resultó que, sin embargo, solo Archer y Santana lo habían hecho para
representar lazos familiares. El hijo mayor, Rodríguez solo se había hecho el
suyo para evitar ser el extraño.

Malcolm Rodríguez. No había muerto en la explosión del almacén,


sorprendentemente. Había sufrido quemaduras de segundo y tercer grado en el
lado derecho de su cuerpo, la explosión lo había arrojado a varios metros de la
bodega, y Archer lo había noqueado en un coma de una semana.

Pero había sobrevivido. Estaba enojado y posiblemente psicótico, pero


estaba vivo. Santana le había dado la mejor atención médica que el dinero podía
comprar, y luego, cuando estuvo lo suficientemente bien como para dejar el
hospital, Santana básicamente lo había desterrado. Arresto domiciliario, en el
complejo familiar en México.
Ni Archer ni Jo tuvieron contacto directo con él, pero hubo susurros. El
personal decía que cada día estaba más loco. Jo intentó no pensar en eso,
porque sabía que la historia de Malcolm nunca terminaría bien.

Solo espero que como sea que termine, no me involucre.

Como Archer básicamente había perdido un hermano, Jo se había


ofrecido a hacerse el tatuaje. Después de todo, ella y Archer prácticamente
habían sido familia incluso por más tiempo que él y Malcolm. Le preocupaba
que tal vez eso lo ofendiera y estaba preparada para que dijera no. Tal vez era
una cosa de chicos, tal vez era solo una cosa familiar.

Pero tonta, por supuesto que le encantó la idea. El día después de hacer
la oferta, la arrastró hasta su tatuador. Varias sesiones después, fue marcada
para siempre por él.

Por favor. Eso sucedió hace mucho tiempo.

—Está bien. Solo una semana más o menos, y luego puedes frotar tus

232
manos sobre este costado otra vez —Se rio, volviendo a colocar su camiseta en
su sitio.

—¿Una semana? —se quejó—. Eso es muy largo. Hago abstinencia


cuando no puedo tocarte donde quiero.

—Por Dios. ¿Cómo vas a manejarlo si alguna vez decido tatuarme el otro
lado? —preguntó. Él alzó una ceja cuando ella extendió su mano y movió su
camiseta fuera del camino para poder enganchar sus dedos alrededor de la
parte superior de sus pantalones.

—¿Ya estás pensando en otro?

—Por supuesto. Quizás otro a juego.

—¿Otro? ¿Quieres el arco y la flecha? —preguntó, refiriéndose al tatuaje


en el interior de su bíceps. Ella negó con la cabeza y lo jalo más cerca.

—Por favor. Sabes cuál es mi favorito —bromeó, pasando su dedo hacia


atrás y delante de su ombligo. Él puso sus ojos en blanco.
—Oh Jesús. Me lo voy a quitar —juró. Ella rio de nuevo y comenzó a tirar
de su camiseta, empujándola hacia su pecho. Él golpeó sus manos, intentando
detenerla.

—No. No puedes, me encanta.

—Es estúpido.

—No es estúpido —dijo, aún sosteniéndolo.

Ella miró el tatuaje que estaba justo detrás de su bragueta. Letras


cursivas deletreando una cita famosa.

—Es completamente y jodidamente estúpido, Jo.

—No lo es —argumentó—. ¿Sabes por qué?

—Ilumíname.

—Porque te hiciste este tatuaje cuando estabas totalmente borracho.

—Um, creo que esa podría ser la definición de estúpido.


233
—No, porque cuando estabas totalmente borracho y querías marcar algo
permanentemente en tu cuerpo, elegiste algo que siempre te recordará a mí —
señaló, sonriendo enormemente hacia él.

—Eso es muy dulce. Pero creo que lo elegí porque estaba perdido y me
has hecho ver esa película un millón de veces.

—Mi punto exactamente.

—Eres ridícula. Bien, el tatuaje es sobre ti, y siempre lo ha sido. ¿Feliz? —


preguntó. Ella asintió.

—Ridículamente.

—Bien, porque tengo algo que necesito mostrarte.

La voz de Archer se había vuelto seria, sorprendiéndola un poco, y se


alejó de ella. Siguió su mirada y vio que estaba mirando el maletero.
—¿Qué es? —preguntó, un poco nerviosa. Estaba bastante segura que
tenía TEPT8 con respecto a todos los maleteros.

—¿Asustada? —preguntó, sacando las llaves de su bolsillo y metiendo


una en el cerrojo.

—Aterrorizada. Los maleteros y yo no nos llevamos muy bien —


respondió.

—Lo prometo, este cuerpo será mucho más fácil de eliminar.

Había estado lista para reírse de su broma, pero luego abrió el maletero y
todo lo que salió de su boca fue un sonido de asfixia. Sus ojos se hincharon
cuando observó el bulto del tamaño de un cuerpo adulto sentado en medio de
su maletero, todo envuelto en su manta favorita de tela rizada azul.

—Qué… mierda… —Suspiró, presionando una mano en su pecho.

—Te ayudé cuando viniste corriendo hacia mí con un cuerpo en tu


maletero —le recordó—. No se hicieron preguntas.

—¡Sí, pero tú colocaste ese cuerpo allí! —gruñó entre dientes, 234
golpeándolo repetidamente en el pecho.

—Pero aún. Ayudé, ¿recuerdas?

—¿Cómo pudiste hacer esto? Archer, ¡este es mi auto!

—Que yo te compré, así que realmente…

Chilló y pasó de abofetearlo a golpearlo por completo.

—¡Lo prometiste! —comenzó a gritar—. ¡Lo prometiste, no más mierda


de drogas!

—Jo. —Él se rio, agarrando sus muñecas.

—¡No más peligro! ¿¡Recuerdas eso!? ¡Idiotamaldito!

—¿Idiotamaldito? ¿Eso siquiera es una palabra?

—¿¡Qué te pasa!?

8 TEPT: Trastorno de estrés postraumático.


—Jo. —Hizo hincapié en su nombre cuando finalmente consiguió agarrar
sus agitadas extremidades—. Detente. Solo escúchame.

—¿Te escucho? Ah, bien. Sí, por favor, dime cómo mataste a este tipo y lo
escondiste en mi maletero, ¡OTRA VEZ! —gritó. Había varios grupos de
personas en el mirador, y todos se volvieron para mirar a la loca señora que
gritaba.

—¡Relájate! —le gritó, luego la dejó ir abruptamente y metió la mano en


el maletero.

—¿Qué estás haciendo? —preguntó, y luego se quedó sin aliento cuando


él agarró el borde de la manta y comenzó a tirar—. ¡No hagas eso! No quiero ver
lo qué… —Su voz se apagó cuando la manta se desplegó, revelando su
espeluznante contenido.

Almohadas. Varias almohadas, dispuestas de lado a lado. También había


una botella de champaña, dos copas y, debajo de todo eso, una caja de pizza.

235
—En serio, Jo. Calma: necesitas revisar la palabra. ¿Te imaginas si
hubiera perdido mi mierda cuando me enseñaste el cuerpo en tu maletero? No
muy genial. —Suspiró, sacudiendo su cabeza hacia adelante y hacia atrás. Lo
miró y le dio un codazo en el estómago.

—¿Qué demonios es todo esto? ¿Una broma? —exigió.

—Sí. Muy graciosa, ¿verdad?

—Mentira. No es divertido. No es divertido en absoluto.

—Oh. ¿Demasiado pronto?

—Sí, Archer. Demasiado pronto.

Se rio de ella y se inclinó en el maletero. Un par de empujar y jalar una


palanca y los asientos traseros se plegaron. Arregló la manta para que cubriera
el fondo del auto, luego empujó las almohadas hacia atrás antes de subir al
vehículo.

—¿Qué estás haciendo? —preguntó Jo. Él buscó a tientas durante un


minuto, era un tipo tan grande, no encajaba para nada. Incluso con su cabeza
apoyada en el respaldo de los asientos, sus piernas aún estaban afuera. Movió la
caja de pizza para que descansara en el costado junto a él, luego le hizo un gesto
para que se le uniera.

—Vamos. Es un picnic —dijo.

—¿Estás bromeando?

—Pon tu culo en el auto, Jo.

Frunció el ceño, pero lo hizo. Se arrastró cautelosamente sobre el borde


del maletero y se agachó mientras se adentraba más en el vehículo. Fue muy
torpe, tuvo que retorcerse y rodar, pero finalmente estaba acostada junto a él.
Él sonrió y puso sus manos detrás de su cabeza.

—Sabes. —Suspiró, mirando el cielo azul claro—. Esto no es tan malo.

—¿Verdad?

—Pero la broma no lo fue. Vuelves a hacer eso y te lanzaré gas pimienta.

—Suficientemente justo.

Puso el corcho sobre la botella de champán y se las arregló para verter


236
algo en las copas. Le dio uno y bebieron un sorbo burbujeante en silencio
durante un par de minutos.

—¿Esta fue tu idea? —preguntó después de terminar su champaña y


dejar la taza a un lado. Se giró hacia un lado y se movió, así que descansaba su
cabeza sobre su bíceps.

—Sí —respondió, moviendo las piernas para poder quitarse los zapatos.
Aterrizaron dentro del maletero con un fuerte golpe.

—¿A qué se debe todo esto?

—Te lo dije, tus senos.

—Archer. Por favor. ¿Sé serio, solo por esta vez? —pidió, poniendo su
mano sobre su estómago y cepillándolo hacia adelante y hacia atrás. Podía
sentir sus abdominales saltar y apretarse bajo sus dedos.

—No lo sé —respondió finalmente—. Solo… Como dije, quería


agradecerte. Puede haber tenido un comienzo realmente jodido, pero han sido
los mejores seis meses de mi vida. Honestamente, no cambiaría nada de lo que
sucedió, porque todo me acercó a ti.

—Awww, Archer. —Suspiró, curvando sus dedos y agarrando su


camiseta—. Eso es realmente dulce.

—Siempre has sido la mejor parte de mi vida. Ahora puedo decirlo en voz
alta y demostrártelo.

—Todo gracias a un cadáver en un maletero. —Se rio entre dientes,


tirando suavemente de su camiseta hacia arriba por su cuerpo.

—Sí, bueno viejo Bernie. Un buen fin de semana, ¿eh?

—Sí. ¿Archer?

—¿Hmmm?

—Deja de hablar ahora.

Mientras arrastraba sus uñas sobre su piel desnuda, él se inclinó y la


besó con fuerza. Nunca se cansaría de la sensación. Archer tocándola, 237
besándola. Convirtiendo su cuerpo en masilla y prendiéndole fuego. Dándole
todo lo que nunca supo que se estaba perdiendo. Jadeó en su boca y envolvió
sus piernas alrededor de una de las suyas, buscando movimiento y fricción.

—Por mucho que me guste este lado tuyo —jadeó, y sus manos se
movieron bajo la parte posterior de su camiseta—. Tengo que darte una
advertencia: estás peligrosamente cerca de ser follada en público.

—Peligrosamente cerca, eh. —Suspiró, y luego se quitó la camiseta. Él


gimió y una de sus manos fue inmediatamente hacia sus pechos—. Esto
simplemente no sirve.

—Maldita sea, estoy tan enamorado de ti. —Se rio entre dientes antes de
morder su labio inferior. Ella aspiró aire entre sus dientes y se alejó.

—No tanto como yo lo estoy de ti. ¿Qué tan largo es el viaje a casa? —
preguntó, estirándose y tirando de su cinturón.
—Demasiado largo. Lo bueno es que planeé esto —dijo, y ella lo observó
mientras levantaba su pierna, luchando por usar los dedos de sus pies para
agarrar la correa que colgaba de la tapa del maletero.

—¿Lo hiciste? —preguntó, y luego se rio mientras él agarraba la correa y


comenzaba a bajar la tapa.

—Por supuesto. La mayoría de la gente hace un picnic en el césped, Jo.


¿Por qué diablos crees que lo hice en el maletero? —preguntó.

—¿Un enfermo sentido del humor? —supuso.

—Bueno… sí, eso también —respondió, y con un último tirón de su


pierna, el maletero se cerró de golpe.

Un sábado por la mañana de julio en Los Ángeles. El sol brillaba, los


pájaros cantaban y todo parecía estar bien con el mundo. Cualquiera que haya
venido al mirador de Universal City ese día y haya visto el clásico Chevelle SS
1970 estacionado allí no habría pensado que había algo extraño en él.

Ciertamente, nunca habrían adivinado que había dos cuerpos en el 238


maletero, haciendo todo lo posible para convertirse en uno.

FIN
SOUNDTRACK
Canciones que escuché mientras escribía, canciones que me hicieron
pensar en la historia y un par que, de hecho, inspiraron escenas.

● Len – Steal My Sunshine

● Lit – My Own Worst Enemy

● Green Day – Welcome to Paradise

● Scissor Sisters – Filthy/Gorgeous

● Scooter – I'm Raving

● Sugarcult – Los Angeles 239


● David Banner – Play

● Sheryl Crow – Steve McQueen

● Dakota Fanning – California Paradise

● DJ Snake ft. Justin Bieber – Let Me Love You

● No Doubt – New
SOBRE LA AUTORA

S
tylo Fantome es una mujer loca de una localidad remota en Alaska
(¡donde tener una mente creativa es una necesidad!) ha escrito

240
desde… ¿siempre? Sí, eso suena casi acertado. Le han dicho que se
parece a Lucille Ball… también tiene toques de Jennifer Saunders y Denis Leary.
Así que, básicamente, ríe un montón, es bastante torpe, y dice un montón de
palabrotas.

Los perros le gustan más que las personas, y no confía en nadie que no
beba. No, no vive en un iglú, y no, el sol no se oculta durante seis meses al año,
esa es la lección del día sobre Alaska. Tiene cabello de sirena (tanto una
bendición como una maldición) y la mayor parte del tiempo habla tan rápido,
que ni siquiera ella se entiende.

Sí. Creo que eso la resume bastante bien.


CRÉDITOS
Moderación
Ale Grigori y Genevieve

Traducción
Ale Grigori Genevieve Moreline
Brisamar58 Kalired Smile.8
Clau-Clau KarouDH StefaniaVera
241
Flopy Kwanghs
Durmiente Lyla

Corrección
Disv Nanis
Kish&Lim Simoriah
Luna PR

Recopilación y Diseño
revisión final Tolola

LizC y Nanis
242

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