Stylo Fantome - Just A Little Junk
Stylo Fantome - Just A Little Junk
Stylo Fantome - Just A Little Junk
Esta traducción fue realizada sin fines de lucro por la cual no tiene costo alguno.
¿Quién es? ¿Cómo entró allí? ¿Cómo murió? Y, ¡oh, querido Señor, ¿lo
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mató!?
Q
ué. Jodida. Mierda.
Sin embargo, un bar había llevado a otro bar, lo cual luego condujo a un
Applebee’s, que a su vez llevó a una discoteca. Al menos, estaba bastante segura
que era una discoteca. Estaba en su octavo vodka acido; así que podría haber
estado en la luna y no se habría dado cuenta.
—Seguro que sí. —Su compañero de baile se rio entre dientes—. Déjame
traerte otra bebida.
—Buscándote.
—¿No tenías nada mejor que hacer está noche? Muy triste.
—¿Cuál es tu problema?
Él estalló en carcajadas.
—Oh, Jojo, no puedo dejarte por ti misma ni un solo minuto —dijo su voz
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profunda riendo. Finalmente levantó sus ojos para mirar a su salvador a la cara.
—Odio cuando me llamas así, Archie. —Sacó el apodo que sabía que él no
podía soportar.
—¿Ah, ves? El mío era preventivo, sabía que ibas a llamarme así.
Archer Calhoun. Una cosa era verlo bailando desde la distancia, luciendo
sexy y sonriendo y… alto trago de agua. Y, otra cosa era tenerlo apretado contra
ella, con un brazo alrededor de su cintura. Sentía como si todo su cuerpo se
estuviera derritiendo. Era tan alto que tuvo que inclinar su cabeza hacia atrás,
atrás, muuuuuuuy atrás, solo la dejo caer hasta que estaba mirando al techo.
—Te llamé como ochenta veces —espetó en voz alta. Él se rio de nuevo, y
la sensación de derretirse se trasladó a sus órganos.
—Sí. Sí, oye, ¿cómo nos encontraste? —preguntó Jo, de repente se dio
cuenta que mágicamente había terminado en el mismo club que ellos.
—No puedes decirme qué hacer —le informó, pero se aferró a su costado
mientras él se dirigía lejos de la pista de baile.
—¿De verdad? ¿Entonces que otra razón tienes para buscar a alguien al
azar, y agarrarlo como un tubo de stripper?
—Uh, ¿por qué tal vez quiero hacerle un striptease? ¿Por qué estabas
mirando, de todos modos? ¿Celoso? —preguntó, agarrando una bebida llena
que estaba sobre la mesa y levantándola. Él rápidamente la arrebató de su
mano.
—Siempre celoso, Jojo. Un vestido muy sexy, por cierto —dijo, luego
observó cómo sus ojos se inclinaban lentamente hacia su cuerpo y viajaban
sobre su figura.
—Gracias, se lo pedí prestado a tu madre —respondió, con una sonrisa
grande. Él soltó una carcajada.
—Una vez —Comenzó a hablar tan pronto terminó—. Una vez vomité en
tu auto, y nunca me dejarás olvidarlo.
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—Porque solo una perra vomita después de beber tres cervezas —le
recordó.
—Se necesita ser una para saberlo, Jojo. Entonces, háblame de tu nuevo
amigo. Parece en serio un chico increíble. ¿Lo llevarás a casa?
Estaba en su naturaleza, burlarse el uno del otro, era una parte integral
de su amistad. Archer lo hacía porque pensaba que todo era diversión, pero Jo
lo hacía porque él la volvía loca. Él pensaba que solo eran amigos, pero él era
mucho más que eso para ella. Algo diferente. Algo que no podía definir del todo.
Era su mejor amigo. Su vecino. El mejor amigo de su hermano mayor de la
secundaria/cómplice/el tipo que quería golpear tan duro que, eso la hacía
rechinar sus dientes por la noche.
—Si me disculpas —dijo en voz alta. Cuando sus ojos se encontraron con
los de ella, le dio una sonrisa tensa—. Tengo que ir a buscar mi tubo de stripper.
—Lo siento… ¿Qué? —Archer fue tomado por sorpresa. Agitó su mano
hacia él y comenzó a tambalearse lejos de la mesa.
—Lo siento, vaso de agua, cosas que hacer, gente con la que dormir, todo
eso —le informó. La miró boquiabierto por un segundo más, cuando ella casi
plantó su cara en una barandilla, él saltó y corrió tras ella. 10
—Jo, no vas a dormir con ese tipo —le dijo mientras la enderezaba de
nuevo.
—No, yo… —Y como los dioses parecían estar sonriéndole esa noche, él
se interrumpió con un hipo. Se miraron el uno al otro por un segundo, luego
ambos se rieron.
—Tal vez un poco, pero deje de beber una vez que los vi en la pista de
baile… y me di cuenta cuán borracha estabas. Vamos, déjame llevarte a casa
antes de que hagas algo de lo que te arrepientas. Te meteré en la cama y
colocaré tu película favorita. Diablos, incluso la veré contigo.
Nada sexy en lo absoluto. Debería irme a casa y tener sexo caliente y sucio
conmigo misma, y luego ver mi película. A la mierda estos chicos.
—Lo siento ¡me has puesto a sudar un montón aquí! Tuve que tomar un
respiro. —Rio, alejándose de Archer para estar parada entre los dos hombres,
quienes se miraban mutuamente de una manera muy incómoda.
—Soy amigo de Jojo —fue todo lo que dijo en respuesta, y ahora estaba 11
segura que él estaba tenso.
—Básicamente.
Pero luego vio la manera en que Archer estaba mirando a su nuevo amigo
Bernard. Tan intenso, tan serio. Siempre estaba intentando que Archer la
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notara como un ser sexual. Tal vez era hora de llevarlo al siguiente nivel y en
realidad, montar un espectáculo para él.
—Ustedes deben ser muy cercanos para que él esté tan celoso. —
Bernard estaba riéndose entre dientes mientras la alejaba.
Pero Jo de hecho no lo estaba escuchando. Estaba mirando detrás de ella,
y frunciendo el ceño mientras observaba a Archer desaparecer entre la
multitud. Mucho que iba a estar “vigilándola”. Suspiró y miró hacia otro lado,
sentándose en la mesa que Bernard había reservado para ellos. Había un fresco
vodka acido allí, así que se lo bebió. Estaba mareada y deshidratada, y su
cerebro se sentía como si estuviera envuelto en una toalla mojada.
¿En serio, Jo? Ni siquiera es tan lindo. Qué jodido espectáculo. Espero
vomitar sobre él antes de que me desmaye.
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Sin embargo, nunca tuvo la oportunidad. Mientras su lengua aún buscaba
sus amígdalas, comenzó a recostarse en su silla. Estaba completamente en
negro antes de que siquiera llegará al respaldo.
10:15 A.M.
Día Uno
—P
or favor que estés aquí, por favor que estés
aquí, por favor que estés aquí.
Jo se giró para ver dos puertas más allá, una anciana tenía la cabeza
asomada en el pasillo. La señora Copernicus: la chismosa del edificio y zorra en
general. Tenía un grueso bastón de madera y no temía chocarlo contra las
espinillas. Jo la fulminó con la mirada.
—¡Ramera!
—¡Zorra!
—¡Desvergonzada!
—¡Trasgo!
—No es una vecina, es una troll que fue desalojada de su puente. Por
favor, Archer, esto es importante, necesito que… —intentó de nuevo mientras
lo seguía, pero él levantó una mano.
—Café. Ni una palabra más hasta el café, o juro por Cristo, que dejaré que
la señora Copernicus te golpee a morir.
Normalmente, eso habría sido como un desafío para ella, pero el tono en
la voz de él la hizo mantener la boca cerrada. Afortunadamente, él ya tenía
preparada una olla de café. Observó mientras él vertía un poco en una taza,
luego colocaba la taza en el microondas.
—Supongo.
—¿¡Supones?!
—Juro por todo lo sagrado que te cortaré las bolas y las convertiré en
llaveros.
—Así que salí anoche, con algunas amigas del trabajo. Solo para liberar
algo de presión. Pero más o menos bebí un montón, y yo en realidad no… —
empezó a barbotar cuando él la interrumpió con una risa.
—¿Más o menos? Jo, estabas tan ebria, que me sorprendió que fueras
capaz de pararte.
Jo sintió que todo el aire abandonaba su cuerpo y cayó hacia atrás contra 18
el maletero. Ya era un día hermoso y brillante, pero no lo notó. Una carretera
muy transitada estaba cerca, pero no podía escucharla. Todo lo que podía
escuchar eran sus propios latidos.
—Porque vinimos a casa juntos. ¿Cómo crees que llegó aquí tu auto? Yo
conduje —le dijo.
—¿Tú condujiste?
—Sí. Mala idea, estaba un poco borracho. De hecho, puede que aún esté
un poco borracho. ¿Podemos por favor regresar a la cama? Podemos discutir de
tu auto mañana —ofreció.
—Pero si vine a casa contigo… el sujeto con el que me viste bailando, ¿lo
viste después? ¿Antes que nos marcháramos? —preguntó.
—No, te perdí el rastro durante un rato. Te encontré después de cerrar,
sentada en el suelo afuera del club, roncando —explicó Archer. Ella dejó caer la
cara en sus manos.
—De verdad, Jojo. Solo es un ligue de una noche. Todos lo hemos hecho
—le aseguró. Ella bufó y rodó los ojos.
—¿Ah, sí? ¿¡Esto te parece bien a ti?! —espetó, y con eso, abrió el
maletero de un movimiento.
—Está bien. Bueno, cálmate. Lo primero es, sin duda, calmarse —insistió
él, y apoyó una pesada mano en su hombro.
—Bien.
—No, no, no —gimió él, y luego la atrajo hacia sí. Se conocían desde hacía
más de diez años, y durante los últimos cinco habían sido extremadamente
cercanos, pero no se tocaban mucho. Ella era la hermana pequeña de su amigo,
fuera de los límites. Era el amigo sexy fuera de su liga de su hermano, intocable.
Pero nada de eso importaba en ese momento, y ella cayó en su pecho. Lloró en
su camiseta mientras envolvía sus brazos alrededor de su pecho.
—No quiero ir a prisión —sollozó.
—Te conozco, Jo. Mejor que nadie, y nunca podrías hacer algo como esto
—susurró, sus brazos rodeándole los hombros—. No podrías herir a una
mosca, y mucho menos cargar un cadáver en tu maletero.
—Entonces, ¿cómo entró allí? Tuvo que haber sucedido antes de que me
llevaras a casa, y dijiste que estaba sola afuera —señaló.
—¿Pero no lo haremos? 21
—No. No es buena idea. Vamos a entrar —instó, luego extendió un brazo
y cerró el maletero.
—Está bien, hasta aquí estoy de acuerdo contigo. —Jo asintió mientras él
hablaba.
—No.
—¿Cuáles?
—Nos estamos desviando del tema aquí. —Suspiró él—. Así que no
podemos llamar a la policía porque pareces un poco culpable, y te convertirías
en la perra de alguien muy rápido en prisión.
—Yo no… —comenzó a discutir, pero luego pensó en ello—. Sí. Sí, no
sería bonito. E incluso si no parezco culpable, no podemos tener oficiales
vagando por aquí hasta que nos deshagamos de tu pequeño hábito de drogas.
—Increíble idea, Archer. Deshazte del auto y solo pasa un par de días
esperando a que la policía lo encuentre. Me encanta el suspenso de todo, sin
saber exactamente cuándo iré a la cárcel.
—Sí, pero incluso entonces, ¿qué? ¿Los policías aparecen en la casa del
propietario original? ¿Simplemente los dejamos caer? ¿O esperamos a que
señalen a la policía en mi dirección, de todos modos? ¿Y qué hay del pobre tipo
en mi maletero? Quiero decir, no lo quiero allí, pero no… Lo siento, Archer.
Simplemente no puedo. Él tiene que tener una familia o algo en alguna parte.
¿Podrías… dejarlo en el medio de la nada? No. Sin embargo, llegó allí, ocurriera
lo que ocurriese, al menos parcialmente es mi culpa. Es mi auto. O hacemos esto
nosotros mismos, o llamamos a la policía.
—¿En serio lo crees? —preguntó Jo, apoyando la cabeza entre las manos
y observándolo mientras caminaba por la isla y se detenía junto a ella.
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mano a la parte posterior de su cuello y se frotó nerviosamente.
J o miró al tanque de su inodoro, con las manos en las caderas. Una pose
nerviosa, a la defensiva que asumía a menudo. Archer estaba de pie
junto a ella, con el labio inferior atrapado entre sus dientes, su mano
derecha frotando la parte posterior de su cuello, su propio tic nervioso.
—Todavía no puedo creer que lo escondiste aquí —se quejó Jo. Archer se
echó hacia atrás y miró por la puerta del baño.
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—¿Estás segura que se ha ido? —preguntó, refiriéndose a su compañera
de piso Mandy.
Jo había sabido al instante que ella y Mandy nunca sería mejores amigas,
pero necesitaba un lugar para vivir. Tenía que salir de casa. Ser de una de las
familias más pobres en Burbank nunca había sido una alegría, pero además de
eso, también había llegado a la conclusión de que, si alguna vez quería felicidad,
tendría que ir a buscarla a otra parte.
No le importaba nada de eso, sin embargo. Todo lo que vio fue una gran
sonrisa en la parte superior de las piernas largas, ojos color avellana bajo el
cabello castaño y claro. Era divertido, y era agradable, y siempre la hacía sentir
cómoda. Había sido una chiquilla torpe, todo piernas y sin cuerpo. Andrew
Morgan, la estrella del deporte, y su hermana pequeña la torpe. Nadie en
realidad le había prestado atención, hasta Archer.
Claro, que él era dos años mayor que ella, pero la diferencia de edad no le
había importado a Jo. Y a medida que crecían, su amor platónico creció, 27
también. Solía fantasear con que entraba en su habitación, o le pedía ir al baile.
Ser el rey y la reina del baile de bienvenida. Que dejase a su novia actual en la
cafetería llena de gente proclamando a viva voz que Jo era de quien en realidad
había estado enamorado todo el tiempo.
Todo cambió después de eso, sin embargo. Su hermano llegó a casa para
el verano, y él y Archer la visitaron durante su fin de semana de cumpleaños.
Andy siempre había sido una especie de buenazo, así que Archer y Jo
terminaron cerrando el bar. Él durmió en su sofá, después a la mañana
siguiente en un grupo grande fueron a desayunar.
Eso fue todo. Podía sentir el cambio que se avecinaba antes de que
incluso pasase. El barrio de Van Nuys estaba a unos veinte o treinta minutos de
Burbank. Él empezó a pasar por allí los fines de semana para salir de fiesta con 28
ella y sus amigos. Ella dejó a su novio. A pesar de que todavía seguía enamorada
de Archer, no era tan malo como en el instituto. Era más fácil estar cerca de él.
Divertido, incluso.
Pffft. En todo caso, Archer era una mala influencia para ella. Sus celos la
hacían competitiva, por lo que a menudo era un concurso de meadas entre
ellos. Quién podía beber más, quién podía conseguir más números durante una
noche, quién podía follarse a la persona más guapa de la habitación.
—Tienes toda la razón, pero mi auto está casi vacío. No podemos llevar la
bicicleta. Tengo dos dólares negativos en mi cuenta bancaria, y es mitad del
mes, no te han pagado todavía —dijo, aunque le miraba con esperanza, como si
quizás mágicamente le hubieran pagado antes de tiempo. Él frunció el ceño y
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apartó la vista de ella.
—Suena bien. —Asintió Jo, y cuando se volvió a salir del cuarto de baño,
Archer se inclinó sobre el tanque del inodoro. Habían quitado la tapa y justo en
el interior había una holgada bolsa de plástico flotando. La sacó del agua y la
sacudió mientras iba tras ella.
—Hay una fiesta diurna hoy, cerca del aeropuerto. Puedo encontrar un
comprador allí —dijo.
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—Lo prometo.
—Bien. Bien. De acuerdo… ¿tal vez deberíamos hacer una lista? —sugirió.
Él asintió.
—¿Son como qué, las diez? Yo digo que volvamos al club, empecemos por
el principio —sugirió, escribiendo todo mientras lo decía.
—Lo que sea, zorra. —Se rio, y luego volvió a escribir—. Solo tenemos
que hacer las preguntas correctas. Buscar alrededor. Buscar en Google alguna
mierda. Algo aparecerá.
—Porque lo soy. Todo irá bien. Llegaremos al fondo de esto —le aseguró.
—Jo, si no te has dado cuenta todavía que haría casi cualquier por ti,
entonces eres incluso más tonta de lo que pareces —resopló ante ella, luego se
dio la vuelta con una risa. Ella aún estaba conmocionada por sus palabras
mientras él se dirigía hacia la puerta, por lo que agarró la bolsa con su comida y
se precipitó tras él.
—No estoy hecha para esto —jadeó. Archer resopló y ella le miró. Él
estaba hundido bajo en su asiento, comiéndose una de sus uñas del pulgar.
—Mira, momentos como este son por los que deberías tener un auto real
—sugirió ella, y él se echó a reír.
—Así que debo cambiar mi moto, también conocida como el imán de los
coños, por un sedán de cuatro puertas, en caso de que termines con otro cuerpo
en el maletero —comprobó de nuevo.
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—Bueno, “imán” es ser un poco generoso, pero por lo demás, sí.
—Eres muy divertida, Jojo. Jodidamente graciosa. ¿Y por qué has tomado
la 170 hacia la 101 sud? —dijo cuestionando su navegación.
—¿Qué?
—Claro. Bien. Lo que sea. Soy buena con las direcciones. —dijo con los
dientes apretados. Él guardo silencio por cuatro segundos.
—No hay tal cosa —argumentó a través de su risa, golpeando sus manos
mientras ella seguía pegándole.
—No espera, creo que está mirando… ¿una luz trasera? Maldita sea, Jo,
¿está tu jodida luz trasera dañada? —gruñó Archer. Ella se mordió el labio
inferior.
—¿Ah?
Jo dejó escapar un grito cuando la mano sobre su hombro, la empujó
bruscamente hacia adelante. No tuvo tiempo para pensar mientras sus labios
cubrían los suyos, ni siquiera podía procesar lo que estaba sucediendo cuando
su lengua se deslizo en su boca. Fue arrancada de su asiento y casi cayó sobre
él, su trasero descansando contra la palanca de cambios en un ángulo
incómodo.
—Solo sigue. Actúa como si esto te gustara —insistió, y ella dejó escapar
otro grito cuando su mano libre acuno su seno.
—Qué mier…
Uh, vendido.
—Es ilegal lanzarse a la cuneta a menos que sea una emergencia —les
informó el oficial.
—Oh, fue una emergencia, oficial —dijo con ese acento ridículo—. Verá,
estoy aquí de permiso, estoy asignado a Arkansas. Nos acabamos de casar allí
en Las Vegas, y estamos en camino para ver a mi suegra, y bien, mi dulce novia
me acaba de informar que tenemos una pequeña cría en camino.
Jo casi jadeó, pero se las arregló para tragárselo. Se giró para mirar a
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Archer, para darle la expresión de “¿¡estás jodidamente loco!?” que a menudo
compartían entre ellos, pero la miraba como si estuviera completamente
enamorado de ella. Se congeló cuando él levantó una mano y cepilló unos
mechones de cabello detrás de su oreja.
—Aw, está bien, echaré un vistazo cuando lleguemos a casa. Ella tiene
toda esa basura en su maletero, es un desastre.
Ella soltó una carcajada, luego se tapó la boca con ambas manos. Archer
se mantuvo completamente inmóvil, y el policía la miró por un segundo.
Finalmente, sin embargo, dejó escapar un suspiro profundo y miró su patrulla.
—Voy a dejarlo ir con una advertencia, ¿de acuerdo? Pero arregle esa luz,
o tendrá una multa. Ahora vuelva a la carretera y no se detenga hasta que llegue
a su destino. ¿Entiende?
—Bien. Muévanse.
Pero no dijo nada más, solo asintió severamente y caminó hacia su auto. 37
Jo lo miró fijamente durante tanto tiempo, que Archer tuvo que incitarla a
moverse. Lentamente se colocó en el carril y contuvo el aliento cuando la
patrulla policial se detuvo detrás de ella. Permanecieron en silencio durante
unos cinco minutos, hasta que el oficial tomó una salida.
—Lo sé, pero no lo estamos, porque nos salvé. Necesitas relajarte, Jojo.
Relájate. Nunca vas a sobrevivir el día así, vas a tener un infarto —le advirtió, y
sintió su mano en la parte posterior de su cuello, masajeando ligeramente los
tensos músculos allí.
Tomó otra respiración profunda y se concentró en conducir. No estaba
realmente molesta con él por convertir todo en una broma, que fue lo que hizo,
era como Archer se las arreglaba para vivir. Estaba acostumbrada, e incluso lo
apreciaba porque usualmente funcionaba para calmarla.
No, estaba molesta porque durante diez años, había fantaseado con besar
a Archer Calhoun. Soñando con eso, deseándolo. La besaría bajo la luna llena y
se daría cuenta que era todo lo que él había deseado en su vida, bla, bla, bla.
Suponía que debería estar agradecida por los pequeños favores. Archer
nunca había mostrado el más mínimo interés en ella, sexualmente. Sin su jodida
situación actual, probablemente nunca hubiera recibido un beso de él.
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descomponiendo en la parte trasera de tu auto.
—No había nada de allí. —Suspiró Archer, frotándose la cara con una
mano. Él había buscado en el cuerpo antes de dejar sus apartamentos,
buscando cualquier tipo de identificación. La billetera del hombre había estado
en el bolsillo de su chaqueta, con dinero aún adentro, pero todas las tarjetas de
crédito, la identificación, y cualquier tipo de información de identificación había
desaparecido.
—Solo volviendo a mirar por segunda vez —dijo, luego volvió a guardar
la billetera—. Debe haberme dicho su nombre. Quiero decir, claro, estaba
perdida, pero lo había estado antes, y no me habría acostado con un tipo sin
saber siquiera su nombre.
Se echó a reír.
—Genial. Es bueno saber que todavía puedo hacerlo. Jesús, ¿cuánto bebí
anoche? —se lamentó.
—No seas tan dura contigo misma —insistió él, y ella sintió sus manos en
sus caderas también, justo sobre las suyas—. ¿Recuerdas mi cumpleaños el año
pasado?
—Sí.
—Bueno, yo todavía no, aun así tengo esta horrenda cicatriz en mi ceja
para recordarme que ocurrió, y que debe haber sido jodido. Todos hacemos
cosas estúpidas y nos emborrachamos a veces —le aseguró. Ella finalmente lo
miró y él le estaba dedicando esa perfecta sonrisa suya, la que siempre la hacía
sonreír.
—Te desmayaste en el baño, te golpeaste con el mostrador cuando caías
—le dijo. Él se rio y le sacudió sus caderas de lado a lado haciéndola bailar en
un solo lugar.
—¿Ves? Por eso somos un buen equipo. Nos ayudamos el uno al otro, y
juntos arreglaremos esto —dijo él.
—¡Calhoun!
—Hola, Big Eddy, ¿qué ocurre? —Archer rio, golpeando su mano en la del
otro hombre. Estrecharon las manos por un segundo antes de apartarse.
—Seguro. Jojo, este es Big Eddy, gorila extraordinario. Eddy, esta es Jodi
—la presentó Archer. Ella estaba un poco sorprendida cuando Archer no
corrigió la palabra novia, pero no dijo nada. Simplemente sonrió y estrechó la
mano del otro hombre.
—Sí. Nunca pensé que llegaría el día, pero entonces salí afuera anoche y
los vi a los dos enrollándose. La manera que lo estabas besando, sabía que eras
más que un ligue al azar —explicó él.
—¿Eso que tiene que ver conmigo? —preguntó Eddy con la boca llena de
su sándwich.
—De acuerdo, de acuerdo. Sí, vi a tu chica aquí con el tipo. No quise decir
nada porqué pensé que ella estaba engañándote —explicó él.
—¿Si él tiene tanto dinero por qué viene a esta pocilga? —preguntó Jo,
cansada de la actitud de Eddy.
—Sí, Jojo, calma tus nervios. Este lugar puede ser una pocilga, pero a dos
calles hacia el sur, y puedes comprar cualquier droga que se te ocurra. Creo que
por eso él viene aquí. Vende sus porquerías, hace alarde de su dinero. Krakow,
creo. Bernard Krakow. Vive fuera en el valle, también. Siempre hablando de
estas chicas que él folla, de algún club de strippers. Eso es todo lo que sé.
Drogas y strippers, yo. Bernard Krakow —lo explicó Eddy todo.
—Nah, hombre.
—Lo intento.
—Lo siento, hombre. Un trío por mes, son las reglas. Tenemos que irnos
—dijo Archer rápidamente, envolviendo un brazo alrededor de su cintura y
llevándola hacia el auto.
—Fue bueno hablar contigo, hombre. ¿Te veo el próximo fin de semana?
—preguntó Eddy.
—Tenía que pensar rápido, creo que lo hice bien —murmuró él.
—¡Nah! ¡El club de strippers, donde consigue sus amigas para follar!
¿Quieres el nombre?
—¡Bunny Love!
—¿Él…? —Jo se quedó sin aliento, jadeando por aire. Se sentía como si no
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pudiera respirar—. ¿Él dijo…?
—No tengo maldita idea —replicó ella. Él tomó sus hombros y la obligó a
mirarlo.
—El hombre al azar con el que intentaste tener un rollo de una noche, el
que actualmente está convirtiéndose en un charco en el maletero de tu auto,
también frecuenta el mismo club de strippers en el que trabajas. ¿Cuáles son las
posibilidades de que sea una coincidencia?
R
egresaron a Van Nuys.
—Solo camina y… hazlo —dijo simplemente. Ella puso los ojos en blanco.
—¡No lo hago!
—Tres años hasta que encuentren el cuerpo. Entonces será como, pffft,
¿posiblemente cadena perpetua? —aventuró Archer. Ella se giró para mirarlo. 46
—No estás ayudando, espero que lo sepas. De hecho, solo empeoras todo.
Antes de que pudiera decir algo más, Archer prácticamente saltó del
auto. Ella observó mientras él caminaba por el estacionamiento, sus largas
piernas lo movían rápidamente por el suelo. Ella le hizo pasar un mal rato, pero
en realidad, estaba tan agradecida de que no estuviera sola. Si él no hubiera
estado allí, probablemente todavía estaría llorando en su departamento. Tal vez
no lo estaban manejando de la mejor manera posible, pero lo estaban
manejando.
Finalmente salió del vehículo y corrió tras él. Iban hacia un almacén de
algún tipo. Estéril, desmoronándose en algunos lugares. Las aves volaban
alrededor de las vigas expuestas en una esquina.
Parecía que nadie había estado allí en años, y cuando entraron por una
puerta rota, todo el lugar parecía vacío y sucio. Sin embargo, desde algún lugar
dentro del laberinto de habitaciones, podían escuchar un ritmo. Los bajos
retumbando. Mientras avanzaban hacia los sonidos, comenzaron a escuchar a la
gente. Risas, gritos, un par de gemidos.
—¿Alguna vez has conocido a este tipo Reggie antes? —susurró Jo,
permaneciendo cerca del lado de Archer. Ella nunca había estado en un rave
antes, y no estaba exactamente de humor para la fiesta. Sus nervios colgaban de
un hilo.
—Una vez, en un rave hace un año o así —dijo Archer—. Pero las
personas que conozco han festejado mucho con él. Es… un poco raro.
—¿Cómo?
—No. Un drogadicto raro, lo tengo. Estoy lista. Puedo hacer esto —se
animó cuando se detuvieron frente a una gran puerta.
La música había sido ruidosa antes, pero cuando Archer abrió la puerta,
pensó que el sonido iba a derribarla. Los bajos estaban interrumpiendo los
latidos de su corazón. Parecía que se estaba riendo de ella, pero no podía oírlo.
Simplemente se movió hacia adelante cuando él puso una mano sobre su
espalda baja y empujó.
¡Y, por supuesto, estaban todas las personas! Cuerpos apretados juntos,
todos moviéndose. Algunos al ritmo, otros no, pero todos sonriendo y
pasándolo bien. Había una gran cantidad de piel a la vista, y aún más sudor. Vio
a dos chicas y un chico besándose en un rincón, y cuando se dio vuelta, vio a
una cadena de personas que se daban masajes en el suelo.
—¡Oigan! —Una chica se acercó y les gritó—: ¿Quieren pintar sus caras?
—No creo que me gusten los raves —dijo Jo, y Archer simplemente se rio
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y la guió hacia adelante.
—No bebas nada aquí —indicó, inclinándose tan cerca de su oreja, que
podía sentir sus labios contra su piel.
Lo primero que Jo notó fueron las paredes, alguien las había cubierto con
colchones de cajas de huevos. Cuando miró por encima del hombro, vio que
incluso el interior de la puerta estaba cubierto de ellos. Cuando la puerta se
cerró, todo ese relleno bloqueó con eficacia mucho de la música.
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Lo segundo que notó fue al hombre sentado contra la pared trasera y lo
absolutamente ridículo que lucía. Como si estuviera adicionando para una
banda cover de ¡Pánic! at the Disco. Llevaba un sombrero de copa en un ángulo
gracioso y tenía delineador negro en el ojo izquierdo. No solo en los párpados,
sino que también se enroscaba en un costado de su órbita en un intrincado
diseño. Estaba sentado, pero ella podía ver que su chaqueta era larga, casi hasta
las rodillas, y tenía doble pechera. Había completado el look metiéndose los
pantalones en un par de botas de combate.
—Sí, sí, sí, por supuesto —dijo el tipo raro, Reggie—. ¡Archer3! Conocido
como Sagitario por los otros signos del zodíaco. Orion en las constelaciones.
Katniss en los juegos del hambre.
Era tan difícil para Jo contener su risa esa vez, que pensó que iba a tener 50
un aneurisma.
—Oh, sí. Por supuesto. Flechas, lo que sea. Así que, que rave tan genial
tienes funcionando aquí. —Archer arrolló a través de la rareza.
3
Archer: arquero.
Eso va a ser una perra para quitarse.
—¡Él viene con regalos! —gritó Reggie, levantando sus manos—. Pero
por qué, uno debe preguntarse.
—Seiscientos dólares.
Hubo un largo silencio. Jo miró entre los dos, pero los hombres solo se
miraron el uno al otro. Finalmente, Archer asintió y se volvió hacia ella.
—Lo siento —bufó, como si ella acabara de despertarlo—. Sí, eh, Reggie,
no es tanto una asociación, y estamos bien con las bebidas. Solo tomaremos el
dinero.
—¡Insisto! Un brindis.
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tres vasos grandes de lo que parecía jugo de naranja a cada lado del dinero.
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necesario.
—Fue agradable hacer negocios contigo, Hombre del Arco y las Flechas.
—Reggie se sumergió en una profunda reverencia—. Y bella dama, gracias por
proporcionar una vista inspiradora. Espero que te quedes un tiempo, disfruta
de la música y el amor. Recuerda, cualquiera puede bailar de noche, pero se
necesita valentía para bailar a la luz del día.
—No tengo ni puta idea. ¡Pensé que nunca se callaría! Pero bueno, 54
sacamos un par de cientos de dólares de esto —señaló Archer. Ella rio aún más
fuerte, doblándose por la mitad y sujetándose a los lados.
—¿Qué fue eso? ¿Quién tiene jugo de naranja disponible para ofrecer a
sus invitados traficantes de drogas? —preguntó Archer.
—No tengo idea, pero no he sido traficante de drogas por mucho tiempo,
tal vez sea algo usual. Tú no, uh… tú no crees que hubiera nada en él, ¿verdad?
—preguntó ella, recordando su advertencia de antes sobre aceptar bebidas en
la fiesta.
—¿Eso crees?
—Sí.
55
—¡No puedo sentir mi cara!
Un hombre vino entre ellas, agitando sus brazos como loco. Gritó y
aplaudió por él. Cuando la canción terminó, él se inclinó y la besó. Antes de
apartarse, colocó un collar de brillo alrededor de su garganta y otro más
pequeño alrededor de su cabeza.
—¡Jojo! Gente, gente, todos, ¡es ella! —gritó de regreso, haciendo gestos
del grupo de personas en el sofá a ella. Todos vitorearon.
—¡Jojo!
Se apresuró hacia adelante, pero tropezó con algo y cayó sobre la mujer
sentada al pie del sofá. Todos se rieron, así que Jo se rio, también. Continuó a
gatear por la longitud del sofá, sobre todas las personas, y todos solo siguieron
riendo y la ayudaron a lo largo.
—Eres increíble, gracias por hacer eso —le dijo, envolviendo un brazo
alrededor de sus hombros y abrazándola cerca.
—¿Por qué no habíamos estado nunca antes en un rave? Este es
literalmente, literalmente, el mejor día de mi vida —dijo.
—¡Drogados con vida! ¡Drogados con amor! Amo este lugar. Amo a estas 57
personas —le dijo, haciendo gestos hacia la multitud bailando en frente de
ellos—. Y te amo a ti, Archer. En serio lo hago.
Ella quería decirle que era hermoso. Que había pensado que era hermoso
hacía diez años, y ahora se había graduado en completo estatus de dios griego.
Que quería memorizar el latido de su corazón y convertirse en una verdadera
adulta por él y ser la razón por la que se levantara en la mañana. Intentaría,
maldita sea, intentaría esforzarse al máximo. Porque él merecía tantas cosas
geniales.
Antes que pudiera decir algo de eso, alguien más aterrizó con fuerza en el
sofá. Su amigo bailarín de más temprano, el hombre quien le había dado la
joyería de palitos luminosos. Ella chilló a la par que la botella de agua de Archer
volaba a través del aire, empapando su blusa en un instante. Después se rio
mientras el chico bailarín comenzó a hacer una brazada de espalda arriba de
ellos.
—Vamos, arriba arriba arriba —dijo Archer mientras brincaba fuera del
sofá. Ella consiguió contonearse fuera de debajo del rompe-sofá y se arrodilló
en el reposabrazos.
Soltó una risita mientras él volvía su espalda hacia ella y subía a la ida a
cuestas que estaba ofreciendo. Después que tuvo sus brazos entrelazados
alrededor de sus muslos, salió al galope, rodeando a la multitud.
—¿Qué?
—En serio, ¿qué? —gritó Archer cuando paró de girar. Ella lo abrazó
fuertemente y se inclinó cerca de su oído.
—¡Ah! ¡Espera!
Antes que pudieran hacer alguna pregunta más, Archer retrocedió fuera
del camino y Jo cerró la puerta. Se cerró con un golpe, y ambos se agarraron
contra ella, como para plantarse contra un grupo depredador de bebés
delirantes de piel. Las chicas no intentaron forzar la entrada, y escucharon
mientras el grupo se carcajeaba y reía en su camino más allá por el pasillo.
—¿Cómo es que tú nunca usas un bikini de piel? —preguntó Archer,
girándose para encararla.
—Oh, lo hago. Todo el tiempo. Solo que nunca estás alrededor. —Se rio.
Sus ojos vagaron abajo hacia su pecho y ella siguió su mirada. No se había dado
cuenta, pero su blusa blanca sin mangas se había vuelto casi completamente
transparente por el agua con que la había empapado. Su sostén negro era
completamente visible.
—Te encantaría.
60
estaba sintiendo. Pura, sin filtrar, cruda felicidad. Eso es lo que Archer la hacía
sentir, cada vez que estaba con él.
Era como si él se cayera en ella. La misma sensación que pararse bajo una
cascada, solo chocó contra ella. Sus labios tocaron los suyos y todos los otros
sentimientos fueron borrados. Él era el oxígeno en el cuarto, la sangre en sus
venas, el latido en su corazón.
—Gracias.
—Archer.
—¿Sí?
—Dios mío, esto es increíble. —Suspiró, arrastrando sus dedos sobre sus
abdominales. Se maravilló ante su cuerpo. Ante una obra de arte perfeccionada
por años trabajados y ardua labor—. Quiero venerarte.
—No tienes idea cuán a menudo he pensado acerca de esto —susurró él,
ahuecando sus tetas y besando la cima de cada uno.
—Sí.
—¿Cuán a menudo?
—Jesús, Archer. ¿Por qué nunca dijiste algo? Mis senos piensan en ti todo
el tiempo.
62
Siseó entre dientes cuando ella le metió la mano por los pantalones.
Cuando envolvió sus dedos alrededor de la base de su pene, sus propias manos
se apretaron alrededor de su garganta por un momento.
—Jojo
—¿Sí?
63
—Oh, Dios mío. —Suspiró, dejando caer la cabeza hacia adelante. Sin
embargo, no lo estaba teniendo, y sintió que él enroscó su cola de caballo en su
puño y la echó hacia atrás. Ella se vio obligada a pararse y se presionó contra
ella desde atrás.
—No hay vuelta atrás en esto, Jojo —le advirtió. Ella asintió y usó sus
pies para bajar sus pantalones por sus piernas.
—No usas nada —señaló, pasando sus pies hacia arriba y hacia abajo por
la parte posterior de sus muslos.
—No puedo creer que esto esté sucediendo —gimió, frotando las manos
sobre sus omoplatos.
64
su estómago. Se inclinó de nuevo, apoyándose en un brazo. Intentó seguirlo, de
poner sus codos debajo de sí misma, pero él la presionó, inclinó la cabeza y la
besó profundamente.
Ella se atragantó con la última palabra y juró que sus ojos se cruzaron
cuando sintió que deslizaba un dedo dentro de ella. Sin advertencia, sin
trabajar, solo bam. Archer Calhoun y las partes de su cuerpo, haciéndose
espacio dentro de ella.
Ella gimió y se retorció debajo de él, pasando sus uñas por su pecho.
Gritando cuando apretó sus dientes alrededor de un pezón, gimiendo mientras
arrastraba su lengua a lo largo de su cuello. Todo el tiempo, su mano siguió
moviéndose contra ella, otro dedo se unió al primero mientras bombeaba
dentro y fuera de ella. Estaba jadeando y suplicando, con las manos en sus
hombros, cuando él comenzó a besarle un lado de la cara.
Ella quiso decir eso en más de un sentido. En todas las formas en que
podría ser posible. Quería ser joven y estúpida con él para siempre, solo para
vivir en ese momento y nunca abandonar esa habitación.
—Me encanta esto. —Se movió para susurrarle al oído. Una de sus manos
estaba en el cabello en la parte posterior de su cabeza, tirando lo
suficientemente fuerte como para que doliera—. Me encanta oírte gemir mi
nombre. Me encanta verte desnuda debajo de mí. Jadeando, rogando. Maldición,
hazlo de nuevo.
—No sé… —comenzó, luego gimió cuando él tiró fuertemente de su
cabello, obligándola a retroceder.
—Ruégame.
Ella decía tonterías, pero él se las arregló para cumplir sus peticiones,
estrellándose contra ella aún más fuerte. Él forzó el aire de sus pulmones con
cada embestida, la hizo chillar cada vez que se alejaba. Finalmente soltó su
cabello y movió su mano hacia su muslo, arañando y apretando antes de tirar
de su pierna. Él tiró y empujó hasta que quedó al ras con su pecho, la parte
posterior de su muslo descansaba contra su hombro.
Permitió que su polla alcanzara lugares dentro de ella, que no sabía que 66
existía. Sus ojos se movieron tan atrás en su cabeza, que juró que podía mirar al
pasado, al presente y al futuro.
—Córrete conmigo, por favor —suplicó—. Hazlo, Jojo. Córrete por mí.
—Voy a morir —susurró él, todos sus músculos se cerraron, sus dedos se
clavaron en su pierna—. Estoy muerto, estoy muerto, morí.
—Hiciste eso —le dijo, besando a lo largo del borde de su oreja—. Toda
tú. Eres luz y aire y magia.
A
rcher miró al techo.
Mierda.
68
Miró a su derecha, donde Jo estaba profundamente dormida,
tumbada boca abajo.
MIERDA.
Ella había estado mirándolo con esos grandes ojos azules. Como ojos de
muñeca, siempre había pensado. Tenía una sonrisa que valía un millón de
dólares, siempre mostrando todos sus perfectos dientes blancos nacarados, y
cada vez que la prendía para él, casi era su perdición. Y ese día, ese momento,
esa cantidad de drogas en su sistema… finalmente se había perdido. Besarla
había sido necesario, un acto requerido por el destino. Por Dios.
Jesús, se sintió tan bien. Como dulces y pasteles, y el mejor champán y
sexo puro sin adulterar. Hablando de una erección instantánea. Combinado con
el puto cuerpo asombroso que ella estaba meciendo, que solo tenía que
presionar contra él, y estaría perdido.
Años atrás, le había hecho una promesa a su hermano. Jodi estaba fuera
de los límites de un perro en celo como Archer Calhoun. Por supuesto, las cosas
cambiaron. Andy había abandonado a todo el mundo una vez que se había dado
cuenta que era un estudiante universitario de mierda, y Archer y Jo eran
simplemente “pueblerinos” que trabajaban en empleos sin futuro. De repente,
las cosas cambiaron y Archer fue menos el amigo de su hermano, y más su
amigo. Se volvió más cercano a ella de lo que nunca había sido con su hermano.
Nada era tan simple en su vida. Tuvo que pelear por todo. Pelear con su
padrastro, solo para sobrevivir. Pelear en la escuela, solo para arreglárselas. Su
madre era maníaco-depresiva y alcohólica, por lo que desde muy joven tuvo
que ayudar a cuidarla. No recordaba haber estado nunca sin ningún tipo de
trabajo, y las noches de trabajo jodían con mantenerse despierto en clase, lo
que a su vez arruinaba sus calificaciones, lo que, por supuesto, había arruinado
su futuro. Se había encerrado en un futuro inútil, y esa comprensión lo había
llevado a tomar algunas malas decisiones en su vida.
Echó un vistazo a Jo otra vez. Estaba tendida boca abajo, con la cabeza
vuelta hacia él. Su largo cabello castaño se había soltado de la cola de caballo y
se extendía por el colchón, casi rozándole el brazo. Tenía sus brazos debajo de
su pecho y él escuchó mientras ella respiraba profundamente en su sueño.
Tan diferente. Era tan diferente de él. Su piel era suave y cremosa,
completamente inmaculada. Él era rudo y bronceado, un par de tatuajes
marcando diferentes hitos en su cuerpo. Ella era todo risas y felicidad,
simplemente avanzando a saltos su camino por la vida. Él siempre se escondía
detrás de sus sonrisas y bromas.
Espero que no, Jo. Por tu bien, realmente espero que no.
2:58 P.M.
Día Uno
Siempre había soñado con dormir con Archer. Hacer el amor, tener sexo,
acostarse, follar, cualquiera de las anteriores. Pero siempre había fantaseado
con que fuera algo mutuo. Quería que él la deseara tanto como ella lo hacía. En
su lugar, sin embargo, había sido completamente atrapado por una droga que
inspiraba intensos sentimientos de amor y afecto, y simplemente ella había
estado ahí. Probablemente podría haber sido cualquiera, nunca había mostrado
interés por ella antes, realmente no.
—¿Qué hora es? —preguntó con voz ronca. Rodó sobre su espalda y se
estiró. Su lengua se pegó al paladar por un segundo. Era tan jodidamente
hermoso, y había estado dentro de ella. Estaba avergonzada de admitirlo, pero
el solo hecho de verlo en todo su esplendor la había preparado para suplicarle
que lo hiciera de nuevo.
—Eres todo un rayo de sol, Jojo. —Se rio entre dientes, luego levantó los 73
brazos para ponerse la camiseta.
Ella no dijo nada, solo echó un vistazo al gran tatuaje que cubría su caja
torácica por el costado derecho. Era una especie de árbol grande, hecho todo en
negro, con las raíces colgando hasta la cadera. Él nunca le había contado el
significado detrás de eso, lo había conseguido antes de haberse mudado a Van
Nuys.
—No puedo creer que todavía tienes este —dijo, y sin pensarlo, extendió
la mano y deslizó su dedo por su piel, pasando el dedo por encima de las letras.
Sus músculos saltaron y se contrajeron bajo su toque.
—Sí, bueno, es tu culpa, por tenerlo. Siempre me haces ver esa maldita
película —se quejó, luego deslizó su camiseta en su lugar, rompiendo el
contacto. Ella dio un paso atrás.
—Sí, lo haces. Todo el tiempo —le recordó, peinándose con las manos el
cabello—. Probablemente conseguí el tatuaje una noche después de verla en tu
casa.
—Está bien, ahora eres tú el que necesita calmarse. Solo tienes que
cubrirlo —dijo.
Ella se mantuvo quieta por un momento. ¿El mejor sexo de su vida, con
alguien de quien posiblemente estuvo enamorada desde que tenía trece años, y
era para él una “mierda estúpida”?
—¿Por supuesto?
—No, Archer. Soy una niña grande, estoy bien —subrayó, extendiendo los
brazos a los costados.
—Bueno. Porque odiaría perder a mi mejor amiga por una mierda tonta
que hicimos mientras consumíamos drogas.
—Sí. Eso sería horrible. ¿Podemos abrir ahora esta maldita puerta? —
Reaccionó, alejándose de él y agarrando la salida.
—Déjame aclarar esto, ¿crees que estoy molesta porque creo que no soy
buena en la cama? —comprobó por segunda vez.
—No —dijo rápidamente—. Solo digo que no te sientas mal por lo que
pasó ahí.
—E
stás siendo tal bebé acerca de eso —dijo Jo, mirando
por encima a Archer. Él se rehusó a verla, solo miró
con furia fuera del parabrisas mientras los conducía
por la calle.
79
para hacer algunas preguntas, ¿cierto?
—No, no hasta esta mañana —dijo. Hubo una pausa, entonces su mano
estaba en su hombro, apretando.
5 Tela tejida con hilos brillantes, especialmente de color oro o plata, semejante a la lama antigua.
—Lo tengo —dijo Archer, y tan pronto como el maletero se cerró con un
golpe, ella se dio la vuelta.
—Tiene… tiene sangre en ella —le advirtió. Ella hizo una mueca, pero la
tomó de todas formas.
—Lo que sea, solo… —Su voz se fue apagando mientras algunos puntos
conectaban en su cerebro. Sostuvo arriba la bolsa y la miró, la mancha de
sangre a un lado.
—Sí… ¿entonces?
—Jesús, ¡mantén tu jodida voz baja! ¿Por qué es causa para celebrar? —
siseó.
—A no ser que…
—Oh, vamos, no esto de nuevo —gruñó, siguiendo tras ella—. Solo estoy
intentando pensar en todo.
—Así que piensas que soy mala en la cama, y una asesina —manifestó,
abriendo de un tirón la puerta y entrando a zancadas. Un portero detrás de una 82
división de cristal levantó la mirada y cuando vio que era ella, asintió y
presionó un timbre. Una puerta interna se abrió de repente, permitiéndoles
entrar al club adecuadamente.
—No puedo creer que nunca había estado aquí antes —murmuró, y
cuando ella miró por encima de su hombro, fue para encontrarlo viendo a la
stripper quien estaba en el escenario.
—Pensé que era una investigación. Voy donde tú vas —dijo, intentando
pasar a su alrededor. Ella puso una mano en su pecho.
—Ujum —dijo, sacudiendo su cabeza vehementemente—. No voy a
ayudar e incitar tu perversión. Solo espera aquí, intenta no ser imbécil. Vendré
a encontrarte cuando esté cambiada.
Salió por el otro lado del escenario, opuesto de donde había entrado, y
miró alrededor. No vio a Archer en ningún lado, pero eso no era exactamente
fácil. Había reflectores en el escenario, pero el resto del club estaba casi
completamente iluminado por luces rojas, y no muchísimas de ellas.
—Oh, bien. Intentando compensar por todo ese trabajo que me perdí. Así
que, anoche fue una locura, ¿eh? —Saltó Jo justo en ello.
—¡Sí, lo fue! —Michelle rio—. La pasé bomba. Me fui a casa con este tipo
adinerado, vivía todo el camino de vuelta en Santa Mónica y me hizo tomar un
Uber de regreso a casa a como las cuatro de la mañana, pero lo valió tanto.
—Suena increíble. —Jo asintió—. Sabes, conocí a este chico allí anoche, 84
¡fue tan extraño!
—¿Me viste?
—Sí. Tu vecino sexy, ¿cierto? Cuando fui para irme, estabas afuera
trepándolo como a un tubo —le dijo. Jo respiró con dificultad. Beso, él había
dicho que ella lo besó. No había habido mención de trepar.
—Bueno, sabes como soy cuando bebo. —Jo forzó a salir una risa.
Esa mentira funcionó para Archer, tal vez funcionará para mí.
—Espero que estuviera llena de billetes de cincuenta. —Michelle rio,
después comenzó a avanzar poco a poco de regreso al bar. Jo siguió tras ella.
—La cosa es, nos pusimos a hablar porque él había estado aquí antes —
balbuceó Jo. No era una muy buena mentirosa, no rodaban de su lengua como lo
hacían con Archer—. Aquí, en nuestro club. Nos reconoció. Asumí que tal vez
una de ustedes reconocería su nombre o algo, así puedo regresar la billetera.
—Oh, sabes cómo soy con los nombres, cariño. Intenta con Jaylah, o
cuando Candell termine con su actuación, pregúntale —sugirió Michelle,
haciendo señas hacia la stripper que ahora solo quedaba con una tanga y un par
de tacones muy altos.
—No, solo pensé que sería divertido por hoy. Sí. Mira alrededor, todas las
chicas están usando esto —instruyó, haciendo señas alrededor del bar. Aunque
él no levantó la mirada. Solo siguió observando su cuerpo.
—Es muy… brillante —dijo finalmente.
—Lamento que no te guste, Archer, pero paga las cuentas. Ahora vamos
—insistió, dándose la vuelta hacia el bar. Él agarró su brazo, deteniendo su
movimiento.
—Jo, yo no…
—¡Jodi!
—Hola, Kimmy. —Se rio Jo, finalmente alejando a la otra chica—. ¿Cómo
te sientes? Fue una noche salvaje la de anoche.
—O.M.D, ¿no fue la mejor? Te ves bien Archer. —Kim le guiñó un ojo. Él
sonrió grande.
—Ustedes dos fueron tan lindos anoche. —Suspiró Kim, agarrándose las
manos—. ¡La forma en que estaban uno encima del otro! Lo juro, casi me
derrito.
—Así que Kim, tenemos una especie de enigma —habló él sobre ella.
—Suena como mucha gente. —Kim hizo un mohín con los labios.
—Pero dijo que venía mucho aquí —subrayó Jo—. Y, uh, creo que dijo
que su nombre era… ¿Bernard?
—Lo conoces, sí, gracias, bebé Jesús —jadeó Jo—. ¿Tal vez sabes…?
—Es tan rico que deja las mejores propinas —siguió hablando Kim—.
Sabes, él fue quien me contó sobre ese club nocturno.
—Sí, debe ser… ¿así que viene mucho aquí? —le preguntó.
—Un poco. Como hace poco, supongo —pensó Kim por un segundo—.
Creo que lo noté hace un par de semanas. Empezó a venir todos los días, se
queda hasta el final de mi turno. Chico dulce, grandes propinas. Hace muchas
preguntas.
—Las chicas, lo que nos gusta, lo que está permitido. Ya sabes, es tipo 88
Johnny, quiere conectar con nosotros, chicas. No me sorprende que le gustes, Jo,
le gustan las morenas con piernas largas. Oh, la mesa catorce está llamando,
tengo que correr. ¡Encantada de verte, Archer!
—¿¡Yo qué!?
—Tienes que trabajar en tu sentido del humor. —Se rio entre dientes.
—¡Esto es serio! Nunca he tenido una resaca así, nunca… quiero decir,
claro, está bien, ya me he emborrachado antes, pero no recuerdo la mitad de la
noche. Es como una niebla. Como si no fuera yo misma. Creo que él me drogó —
dijo. Archer alzó las cejas.
—Él te atacó.
—Esto es una locura. Tenemos que averiguar dónde vive, descubrir qué
quería con…
—Hola cariño. ¿Tienes algo para mí? —preguntó, inclinándose hacia ella.
Ella se inclinó, también.
—Hmmm, tal vez —coqueteó—. ¿Qué valor tiene la información para ti?
—Oh, vamos, tengo ese dinero que te debo. Solo dime lo que sabes de él,
¿por favor? —preguntó, haciendo un mohín con el labio inferior.
—¿Por qué quieres saber? —preguntó con voz burlona. Ella resistió el
impulso de abofetearlo.
—Te hizo una maldita pregunta —gruñó Archer, inclinándose cerca del
otro hombre—. Así que tal vez en lugar de poner tus manos donde no 90
pertenecen, responde la maldita pregunta.
—Si tienes suerte, eso es todo lo que haré. Ahora responde la maldita
pregunta.
—Uh, eh, sí… Bernard amigo. Él, eh, entra como todos los días. Se sienta y
bebe lentamente una cerveza, coquetea con las chicas. Tiene algo fuerte por Jo
—dijo Micah.
—¿¡Qué!?
Un golpe más.
—Ha tenido que lidiar con una mierda como tú teniendo la jodida
audacia de mirarla, tocarla, respirar cerca de ella. Creo que eso vale más que
cincuenta dólares. De hecho, discúlpate por ser un asqueroso cerdo al que no
debería permitírsele estar en la misma habitación que ella.
Jo ni siquiera sabía qué hacer, estaba tan conmocionada… Era una locura.
Tenía el brazo de Micah torcido en un extraño agarre de Kung Fu, y el rostro de
Archer parecía estar listo para sufrir un ataque, o cometer asesinato.
—Lo siento mucho, Jodi —dijo Micah, y estaba bastante segura que
estaba llorando—. Lo siento. Voy a respetar la mierda de ti a partir de ahora.
—Archer —susurró, tirando de su hombro—. Archer, déjalo ir. ¡La gente
está mirando! —Sin embargo, se negó a moverse, obviamente aún
considerando el asesinato—. De verdad gracias. Se lo merecía, y es increíble.
Pero tenemos que irnos, o van a echarnos.
—Bien.
—He trabajado aquí durante años, y nunca antes has tenido un problema
con eso —señaló.
—Oye, yo no…
Él era tan alto. Ella siempre lo había sabido, pero era diferente estar tan
cerca de él. Incluso en sus tacones, tuvo que inclinar la cabeza hacia arriba para
encontrarse con sus labios. Se sorprendió de lo fuertes que eran sus brazos a su
alrededor, de lo fuerte que la abrazaba. Eso la hizo sentirse ligera. Finalmente
tuvo que alejarse, o se iba a desmayar. Lo miró, luchando por verlo realmente
en las sombras y la oscuridad.
—Mentí. 94
Su mente estaba volando y cuando la atrajo, fue donde él la movió. Le
permitió empujarla contra la pared. Gimió cuando sus manos recorrieron los
costados de su cuerpo.
—¿Nunca? Dios mío, Archer, ¿cuánto tiempo has estado pensando de esta
manera? —jadeó. Él apoyó todo su peso contra ella, presionando su erección
directamente entre sus piernas.
—Yo… —Ni siquiera podía recordar su propio nombre. Le pasó los dedos
por el cabello, tirando de los mechones en la parte posterior de su cabeza.
—Tenías dieciséis años, yo tenía dieciocho —dijo, chupando el punto
sensible detrás de su oreja—. Mi baile de graduación. Anthony Skolnick te
invitó.
—¿Has querido hacer esto desde que tenía dieciséis años? —Lo miró dos
veces, luego mordisqueó su oreja.
—Oh, me acosté totalmente con él. —Rio. Brian había sido su primer
novio “real”, pero también un completo idiota.
—Cállate, Jo. Todos estos jodidos chicos, tan jodidamente malos para ti.
¿Qué diablos? —preguntó, rodeando sus caderas entre sus piernas. Ella se
estremeció en sus brazos.
—Me estás matando, Jojo. No puedo… —Su voz se apagó. Sin embargo, no
había fuerzas detrás de sus palabras, y no quería molestarse en presionarlo.
Solo quería estar con él, siempre. De cualquier manera.
—Justo por aquí, justo por aquí —Estaba diciendo en voz baja,
llevándolos a su oficina. Todos ingresaron, pero había demasiados cuerpos para
la pequeña habitación. El hombro de alguien impidió que la puerta se cerrara.
—No tengo ni idea. Buzz por lo general solo viene al club por las
mañanas; solo lo he visto una o dos veces. Esto es extraño.
Ambos se deslizaron hacia adelante y se asomaron fuera del cuarto,
esforzándose por escuchar lo que estaba pasando en la oficina. Pero debía
haber alguna chica particularmente acrobática en el escenario, porque la
música fuerte y los gritos ahogaron la mayor parte del sonido. Finalmente se
arrastraron por el pasillo y se pararon contra la pared, escuchando a
escondidas lo mejor que pudieron.
—No lo sé. —Estaba diciendo Buzz con voz insistente—. ¡No sé dónde
está tu chico!
97
no parecía muy feliz. O bueno. Respiró hondo y se inclinó más cerca.
—No soy su guardián. ¿Crees que tengo ojos en todos los rincones? Tu
chico estaba yendo hacia ellas más rápido que un drogadicto dándose un saque.
Háblales —insistió Buzz.
—Nah, esta chica era diferente. Era una camarera. Él había sido enviado
aquí para encontrarla —explicó el otro hombre.
—Oh Dios mío, Oh Dios mío, Oh Dios mío —estaba coreando, moviéndose
en piloto automático. Él la llevó de vuelta al vestuario, y esta vez ignoró el cartel
de “solo empleados”. La acompañó directamente a los cambiadores, ganándose
algunos gritos y abucheos de las bailarinas que estaban deambulando.
—Jo —dijo, girándola cuando se detuvieron en el otro extremo de la
habitación—. ¡Espabílate! Tenemos mierda que descubrir.
—Oh, sí. Totalmente. Quiero decir, el dinero se ve tan bien, ¡y los tipos
que atraes! —Se rio.
—No. —Jo se acercó—. Hay un tipo, ha estado dando vueltas por el club.
En serio lindo, gran derrochador. Esperaba que tal vez supieras su número, o
dónde podría encontrarlo.
—Buena cosa que me gusta la mierda loca. ¿Crees que estará ocupado
esta noche?
—No te estoy jodiendo. Siento que por primera vez todo el día, ¡hemos
hecho un verdadero progreso! —le dijo, empujando su falda sobre sus caderas.
Dejó que se hiciera un charco a sus pies mientras se quitaba la parte superior
de los hombros.
100
—Um, la última vez, las paredes estaban sangrando colores y podía
escuchar mi propio latido. Esto es un poco diferente —le informó. Ella se rio y
lo alejó de ella.
Se vistió con prisa, casi cayéndose mientras saltaba en sus jeans. Caminó
por la habitación mientras se ponía la camisa, y casi rio de nuevo cuando
Beeshonn le guiñó un ojo a Archer.
—Oh, para obtener la información de ese tipo, tuve que dar algo a
cambio. Ella piensa que eres sexy.
—Tu número.
—Ah. —Se rio. Hubo una breve pausa, luego se aclaró la garganta—. Le
diste un número falso, ¿verdad?
Jo hizo una mueca y dobló la esquina, corriendo por el estacionamiento
hasta su auto. Un ligero frío estaba en el aire, levantando la piel de gallina a lo
largo de sus hombros. Mientras se deslizaba detrás del volante, se preguntó
brevemente si tal vez tenía un suéter en el maletero, pero luego se lo pensó dos
veces antes de mirar.
—Me gusta este lado celoso de ti, Jojo. Bastante ardiente. Quizás más
tarde podamos…
101
Su voz se cortó cuando el motor chisporroteó y tosió. Compartieron una
mirada preocupada, y luego ella lo intentó de nuevo. Fue incluso peor esa vez,
como la tos de un fumador, atravesando su motor. Las luces del tablero
parpadearon y luego se apagaron por completo. Cuando probó el encendido por
tercera vez, nada. Solo un ruido de chasquido.
—No es el fin del mundo, al menos sabemos que en algún lugar no será
remolcado —señaló Archer, saliendo de su asiento y cerrando la puerta detrás
de él.
Su voz se apagó y Jo alzó las cejas. Luego gimió, sacudió su teléfono y ella
lo miró mientras apretaba el pulgar con fuerza contra el botón de encendido.
No se necesitaba un genio para descubrir lo que eso significaba.
102
estaban apretados en una línea dura, pero logró asentir.
—Sí. Mierda.
103
4:40 P.M.
Día Uno
C
aminaron en silencio durante un rato y Archer no pudo evitar
mirarla fijamente. Ella lucía tan diferente, de vuelta a sus jeans y
camiseta de tirantes. Jo tenía un cuerpo impresionante y era
evidente sin importar lo que vistiera, ¿pero en ese brillante uniforme de trabajo
dorado? No podía sacárselo de la cabeza.
Probablemente porque fue la primera vez que no solo la viste siendo sexy,
sino que pudiste tocarla, probarla, y experimentar plenamente su sensualidad.
Bueno, casi plenamente…
—¿Querías llevarme?
—¿Por qué? ¿Porque si lo hubieras hecho, tal vez no seríamos tan buenos
amigos ahora? —supuso, sonriéndole. Él bufó.
—Porque acabas de decirme que aún eras virgen en ese entonces… tú
nunca habrías accedido.
—¿En serio?
—Oh, vamos. Tú eras una buena chica, Jo. Nada habría sucedido —dijo.
Ella se rio.
105
—¿Una buena chica, eh? Sabes, solo porque nunca tuve sexo con mi cita
del baile no significa que no hice ninguna otra cosa con él.
—Muy bien, señorita Tiempo de Sexo Sexy —la molestó. Ella rodó los
ojos—. Entonces, ya que tenemos una tremenda caminata por delante, tal vez
deberíamos utilizar este tiempo para planear nuestro siguiente movimiento.
—No —gritó prácticamente, entonces hizo una mueca ante lo alto que
sonó.
Más silencio. Él rezó para que ella se lo creyera. Finalmente, ella suspiró
y asintió.
—Tan perturbador.
—¿Qué?
—No más raro que conducir por allí con su cadáver en tu maletero.
—¿Podemos?
—Sí. Estrictamente por propósitos de seguridad.
—Ah. Ya veo.
—A veces.
Era ridículo. Habían estado corriendo todo el día, y Archer sabía que iba a
empeorar antes que mejorara. Si mejoraba. Aun así, no podía evitar sentirse
feliz. Finalmente tocarla, estar cerca de ella. Sentirla acurrucada a su costado.
Ella era tan pequeña junto a él. Delicada. Toda fina y suave. Femenina. Amaba
107
eso de ella. Podría mirarla fijamente todo el día.
Sin importar lo que sucediera, sin importar lo hermosa que era Jo, o lo
maravilloso que él se sentía estando con ella, tenía que recordar… no era suya.
Si todo salía bien, este fin de semana juntos sería todo lo que tendrían, no podía
ir más allá. Ella se merecía algo mejor que él, y tenía que mantener eso en el
primer plano de su mente.
Y no de la forma buena.
108
5:01 P.M.
Día Uno
C
aminaron en silencio por un momento. Sin teléfonos celulares, no
podían llamar a ningún amigo ni pedir un Uber. Caminaron
penosamente, con la esperanza de poder hacer señales de humo a
alguien: estaban a doce kilómetros de su edificio de departamentos.
—Justo después de que te fuiste, Buzz vino atrás. Estaba actuando todo
raro, revisando tu casillero y mierda. Estaba todo rojo, sudando por todas
partes. ¡Pensé que estaba teniendo un ataque al corazón!
—¿Por qué estaba revisando mi casillero? —preguntó Jo, aunque no
estaba exactamente sorprendida.
—Eso es lo que quería saber, así que lo seguí a su oficina, fue dulce
hablar con él, darle un masaje, ¡y me di cuenta que tiene tu expediente en su
escritorio!
110
pero pensé que merecías un aviso.
—Lo siento mucho, cariño. Espero que arregles las cosas. Simplemente
no quería que entraras a un departamento lleno de cobradores de deudas o
algo así —explicó Beeshonn.
111
—¿Quién es ese? —preguntó.
—No. No, ella fue a San Diego durante el fin de semana, está visitando a
sus padres.
—Cállate, Jo.
—Hablo en serio —susurró con sus labios todavía tocando los suyos—.
No quiero que te pase nada.
Él sonrió contra ella, y cuando ella levantó la vista, pudo ver que una
lámpara de la calle le llamaba la atención. El avellano parecía marrón oscuro,
con un borde de mercurio alrededor de su iris. Sus ojos se movieron a sus
labios, sus pestañas llenas cayeron con el movimiento.
La besó una vez más, luego se fue, corriendo a toda prisa por el seto. Ella
miró hasta que llegó al otro extremo, luego desapareció a la vuelta de la
esquina. Jo contuvo el aliento y miró hacia atrás a través de las ramas,
observando mientras pasaba detrás de una fila de autos.
113
vehículos para acercarse al edificio. Su suerte se agotó después de eso, su
motocicleta estaba estacionada en un lugar sin otros autos alrededor.
Finalmente dejó escapar el aliento que había estado conteniendo y comenzó a
jadear.
—¡Por ahí!
Jo esperó que un aluvión de balas volara hacia ella, así que se dejó caer
detrás del seto y comenzó a arrastrarse hacia la calle tan rápido como pudo. Los
disparos sonaron y comenzó a gritar de nuevo.
Sin embargo, ninguna de las balas venía hacia ella. No parecían saber
dónde estaba, así que continuaron disparando en la dirección de Archer.
114
Cuando llegó al exterior del estacionamiento, un contenedor de basura terminó
entre él y sus perseguidores, y ella chilló cuando las balas rebotaron en el
pesado metal.
Miró por encima del hombro y vio que había dos hombres con pistolas, y
que ambos estaban recargando. Con el corazón amenazando con salir de su
pecho, ella se puso de pie y comenzó a correr a toda velocidad.
—¡Recuerda todo lo que te enseñé! —le gritó a ella. Ella tenía su mejilla
presionada contra su espalda y asintió. Había estado en la motocicleta de
Archer un par de veces, y él le había explicado cómo tenía que hacer lo que él
hiciera; mantener su peso hacia atrás cuando frenaba, y sujetarse fuerte cuando
aceleraba.
115
gimió.
—Jo.
—¿Qué?
Él limpió con sus pulgares los ojos y ella pudo sentir la humedad. Estaba
llorando. Más como sollozando. Jadeó y se atragantó con el aire mientras lo
miraba fijamente.
Pero ella no pudo parar. Jadeó por aire y empapó la parte delantera de la
camiseta de él y solo lloró. Lloró, lloró y lloró.
116
6:08 P.M.
Día Uno
—No puedo irme a casa —susurró, sus ojos se fijaron en un gran edificio
de departamentos. Se preguntaba qué estarían haciendo las personas que
estaban dentro, si tenían algún problema tan grave como el de ella.
—No, la casa sería una mala idea en este momento —estuvo de acuerdo.
—Orquestó para que fueras a ese club anoche, te quería allí —agregó
118
Archer.
—Sí. Dijeron que había sido “enviado” a vigilarme, por lo que alguien más
le dijo que viniera tras de mí —continuó.
—Exactamente.
—Vaya. —Suspiró, caminando hacia las ventanas del piso al techo y 120
presionándose contra ellas. Había una muy buena vista de los barrios asentados
debajo de ellos.
Había una puerta en la pared trasera que había asumido que era un
armario de escobas, pero cuando la abrió, encontró una despensa. La luz de
arriba de la estufa le mostró un par de bolsas de cereal de marca, pero estaba
demasiado oscuro para ver algo más. Entró y dio unas palmaditas en las
paredes por un interruptor de luz, pero no encontró nada. Otro paso y algo la
golpeó en la cara. Balanceó sus manos salvajemente frente a ella y golpeó lo que
parecía una cuerda, alejándola de su cabeza.
Extendió los brazos en línea recta y los movió alrededor, esperando a que
volvieran a conectar con el cable. En cambio, sus manos se conectaron con otra 121
cosa, sacándolo de un estante. Una especie de bolsa la golpeó en la cabeza y
virtualmente explotó. De repente, fue rodeada por una nube de polvo. Gritó,
tosió y se atragantó con algo seco en su boca. Retrocedió tambaleándose fuera
de la despensa, chocó contra la jamba de la puerta, rebotó en la nevera y luego
entró tambaleándose en la sala de estar.
—Oh, Dios mío, ¿esto es coca? —gritó, levantando sus manos—. ¡Esto es
coca! ¡Dios mío, nunca me he drogado con esta droga! ¡Inhalé, Archer! ¡INHALÉ!
—Solo calma…
—¡Esto parece mucho! —Comenzó a entrar en pánico—. ¿Esto es mucho?
¿Acabo de drogarme? Oh, Dios mío, ¿estoy teniendo una sobredosis en este
momento? Llama a una ambulancia, por el amor de Dios, ¡tengo una sobredosis!
—Cállate —gruñó él. Mientras ella miraba, se metió un dedo con una
punta blanca en la boca.
122
—Jojo —jadeó por aire, presionando una mano contra su estómago.
—Oh Jesús —gimió, dejando caer sus manos. Archer siguió riendo.
—Cállate.
—¿Lo hacen?
—Sí. Quiero decir, es total coca de porquería. Haces más producto con
una calidad de mierda que puedes vender al mismo precio que la cosa buena.
—¿Puedes?
—Sin aceitunas —insistió—. Creo que hoy de todos los días, puedo poner
las reglas en la orden de pizza
Claro, nunca había hecho mucho en su vida, pero tampoco lo había hecho
mal. ¿Cómo había terminado en este lío? ¿Qué había hecho para merecer esto?
Había repasado una y otra vez en su mente. ¿Había coqueteado demasiado con
un cliente? ¿Había invitado a la persona equivocada a una fiesta?
No. La respuesta era no, ninguna de esas cosas. Ella era algo notoria en el
trabajo por ser una perra frígida, por lo tanto, sus propinas no eran muy
buenas. Y no permitió que extraños entraran a su casa, ni siquiera cuando
Archer se presentó en sus fiestas con todos sus compañeros de construcción al
azar a cuestas. Les hizo festejar en su casa.
—¿Qué encontraste?
—¿Qué es raro?
Jo lo miró furiosa. Una caja fuerte sin nada valioso en ella. Un hombre que
era tan soso como una tostada seca. Un cadáver en su auto de mierda.
Sin embargo, antes de que pudiera retirar su pierna, la agarró del tobillo
y la sostuvo en su lugar. Entonces, sus dos manos estaban en sus pies, dándole
un ligero masaje.
—¿Disculpa?
—Sí, exactamente, sabía cómo era yo con las chicas. Además, eres su
hermanita. Él es un idiota la mayor parte del tiempo, pero por la manera que
habla de ti, piensa que eres como una princesa. Nadie era lo suficientemente
bueno para ti, pero en especial yo.
—Está bien, ni siquiera puedo procesar esto. —Se rio—. ¿Andy pensó
que nadie era lo suficientemente bueno para mí?
—Sí.
—¿Y por qué en especial tú? Quiero decir, eras su mejor amigo. Tenía que
haber pensado que entre todas las personas, serías lo suficientemente bueno.
—Debido a que éramos tan buenos amigos, él… Soy un poco idiota, Jojo.
Tomo decisiones de mierda y hago las cosas mal la mayor parte del tiempo, y
solo soy un idiota. Como nosotros, por ejemplo. Nos conocemos desde siempre,
he querido ligar contigo durante años, ¿y qué sucede? Prácticamente comí tu
128
cara en una fiesta rave.
—Estoy de acuerdo con él. Creo que puedes encontrar algo mejor que yo
—dijo claramente. Ella perdió su sonrisa.
—Diablos, Jo.
Jo podía mirarlo durante horas, y sintió que lo había hecho en diferentes 129
momentos de su vida. En su increíble cuerpo y piernas largas. Esos brazos
gruesos y hombros anchos. Fue construido como si ella sentía un hombre
debería ser construido, alto, fuerte y ancho. Un poco sucio y muy travieso.
Perfección.
Sin embargo, más que nunca, ahora estaba notando las otras partes de él.
Lo atento que era, robar el periódico del pasillo para que pudiera leer las
historietas todos los días. Traer el almuerzo antes de ir a su turno de noche.
Reparar su internet cada vez que el router le daba problemas y dejarla venir en
cualquier momento, de día o de noche.
—¿Y qué? ¿Qué es? —preguntó ella, acercándose y poniendo sus manos a
ambos lados de su rostro.
—No sé cómo decir esto… —Suspiró. Jo sintió que su corazón iba a latir
directamente de su pecho.
—¿Qué?
—Pura fuerza de voluntad. —Se rio entre dientes, y luego le mordió las
yemas de los dedos. Ella rio y le quitó las manos de la ropa—. Y muchas duchas
frías.
—Esto no está bien —gimió cuando los rodó para que estuviera encima
de él—. Estamos en la cama de otra persona, ha sido un día tan jodido. Hay
tanto que hacer, y estamos haciendo esto.
—Jojo, si puedes pensar en otra cosa que prefieres estar haciendo ahora
mismo, por favor. Infórmame.
131
para hacer un comentario inteligente, se sentó derecho. Ella chilló y se aferró a
sus hombros, casi volteándose hacia atrás.
—¿Cómo?
Ella jadeó cuando él le apretó el seno, rodando su pezón entre los dedos.
—Eso nos hace dos —jadeó, pasándole las uñas por el cabello.
—Tan bonita —inhaló él, moviéndose a su otro seno. Ella le tiró del
cabello.
—Archer —gruñó.
—¿Qué?
Él se rio, pero recibió el mensaje alto y claro. Ella lo ayudó a quitarse los
pantalones y después que los hubo arrojado al otro lado de la habitación, lo
observó mientras se quitaba su camiseta. Mientras él aún estaba luchando por
pasar la tela por encima de su cabeza, ella estiró la mano y acarició el tatuaje en
su costado, el gran árbol.
—Sé todo sobre ti, pero ¿no puedo saber sobre un tatuaje de árbol?
—Sé un montón.
Él se rio en voz alta, causando que ella riera, entonces la mano de ella
encontró el camino a su verga y ambos estuvieron gimiendo de nuevo. La frente
de él cayó a su clavícula mientras ella empezaba a frotarlo.
—Mírame.
134
—Entonces supongo que será mejor que reclames tu premio.
Dios, le encantaba estar tan cerca de él. Era una chica alta, un poco
desgarbada, pero se sentía pequeña y delicada en brazos de él. También eran
bastante buenos amigos para que no se sintiera incómoda o cohibida, tampoco.
Y afortunadamente, su éxtasis inducido por su sesión de folleteo se había
anulado con esos molestos nervios de la primera vez.
—Bien.
—Muy bien.
—Trato hecho.
—Voy a hacer que te corras tan fuerte —le prometió, y ella gimió ante
sus palabras—. Pero primero voy a hacer algo con lo que he soñado durante
años.
Ella no estaba en posición de discutir. Ni siquiera podía formar oraciones
coherentes. Así que cuando él empezó a empujarla y moverla en un círculo, ella
no tuvo opción más que seguirlo. No dijo una palabra cuando él le puso ambas
manos contra la cabecera de la cama. Suspiró cuando él pasó las manos por su
espalda, luego gimió cuando tiró de sus caderas hacia él. Entonces un largo y
estremecedor gemido escapó de su boca cuando lo sintió moviéndose detrás de
ella, forzando su dura longitud en ella desde atrás.
Él fue suave, al principio. En verdad, él siempre había sido suave con ella,
en todas sus interacciones. Así que eso no la sorprendió. Pero entonces él
empezó a aumentar la velocidad, sus caderas azotándose contra el trasero de
ella. Ella gritó con cada embestida, encorvando los dedos alrededor de la parte
superior de la cabecera con tanta fuerza, que los nudillos se le pusieron blancos. 136
Cuando él la palmeó en el trasero, ella jadeó.
—Jesús, mierda, ¡¿dónde ha estado este chico todo este tiempo!? —gritó,
entonces gimió cuando él le sujetó el cabello y tiró hacia atrás, forzándola a
mirar directamente al frente.
—Sí. Sí, Dios, sí, cualquier cosa, lo que sea que quieras, por favor —
barbotó, su cuerpo entero empezó a sacudirse de nuevo mientras la mano de él
continuaba su camino hacia su cadera y hacia el frente, resbalando y
deslizándose entre sus piernas.
—Quiero que te corras por mí, y quiero saber que no es por drogas, o por
alguna jodida fiesta, o alguna estúpida fantasía. Quiero que sea solo por mí —le
dijo, respirando fuerte. Ella asintió.
—Solo tú. Es solo por ti. Siempre solo por ti. Tan cerca, Archer. Tan cerca.
Él pellizcó con los dedos y ella explotó en los bordes. Gritó y golpeó la
mano contra la pared. Una segunda ola más grande de placer la sobrepasó y se
vio reducida a gemidos y gruñidos, colapsando su mitad frontal sobre las
almohadas. Sollozó y tiró de las mantas a su alrededor, incapaz de manejar
todas las sensaciones que corrían por su cuerpo. Cada terminación nerviosa
estaba disparándose debido al clímax tamaño tsunami, y no podía recuperar el
aliento. La verga de Archer la estaba martillando del revés. Él no había
ralentizado en absoluto, la había follado durante su orgasmo.
137
—Tan… bueno —consiguió jadear, entonces gruñó cuando él volvió a
palmearla en el trasero.
—Un culo tan perfecto —susurró, acariciando una nalga con la mano
antes de palmearla de nuevo.
—Gracias.
5:22 A.M.
Día Dos
A
rcher se deslizó de lado fuera de la cama, después echó un vistazo
atrás sobre su hombro. Jo estaba en su lado, aún respirando
pesadamente, obviamente dormida. No la había perturbado.
Bien.
Dios la bendiga.
¿Por qué estabas siguiendo a Jo, Krakow? ¿Y por qué estabas ensuciando a
tu jefe y vendiendo mala coca?
Bernard Krakow tenía algunas notas que hacían obvio que no era el
único dentro en su fraude de bicarbonato-coca. Tenía un socio. Alguien a quien
le enviaba correos electrónicos bastante a menudo, revisando acuerdos y
envíos. Todo estrictamente negocios, gramos, pagos, medidas. Su socio nunca
reveló su nombre, solo firmó sus mensajes con la letra R.
Jesús jodido Cristo, Jo. Tan cerca. Estuve tan jodidamente cerca de perderte.
Así que Bernard Krakow había estado siguiendo y acosando a Jo, más
probablemente con esperanzas de capturarla y torturarla y posiblemente
matarla. Ahora la verdadera pregunta era… ¿Quién le había pedido que lo
hiciera? ¿Quién lo había “contratado” para este trabajo en particular? ¿Y por
qué? ¿Por qué Jo? Ella no tenía conexión real con el mundo de la droga, ninguna
razón para ser secuestrada y torturada, ninguna razón para ser el “trabajo” de
nadie o algo como eso.
Algún día.
Pero apenas lo notó. Se quedó despierto por otras dos horas, intentando
sacar la imagen mental de ella atada a la silla de Krakow de su cabeza.
7:58 A.M.
Día Dos
Archer estaba durmiendo junto a ella, tendido boca abajo sobre las
142
sábanas. Debió haberse levantado en algún momento de la noche, porque
recordaba haberse quedado dormidos desnudos, sin embargo, estaba casi
completamente vestido, vestido con su camiseta y sus pantalones. Se
encontraba de espaldas a ella, pero tenía su brazo izquierdo estirado detrás de
él, como si la estuviera buscando en sueños.
—¡Jo!
Ella miró por encima del respaldo del sofá, observando mientras él se
arrastraba por el departamento. Acechó alrededor de la puerta y echó un
vistazo por el agujero. Después de un segundo, se agachó, como si las personas
del otro lado pudieran verlo. Luego, se apresuró a volver hacia ella. Se levantó
cuando se acercó.
144
—Esa no es la jodida policía —dijo en voz baja—. Dos hombres vestidos
de civil.
—En serio, ¿estamos discutiendo sobre esto ahora? ¡Solo haz lo que digo!
Vamos, la habitación de invitados está sobre el estacionamiento, tal vez
podamos encontrar una manera de bajar hasta su techo —sugirió, volviéndose
y mirando hacia las habitaciones. Ella se inclinó a su alrededor, siguiendo su
mirada. Los golpes en la puerta se estaban volviendo violentos, haciendo
temblar la madera en sus bisagras.
145
—¡No me dejes ir, Archer! ¡No me dejes caer! —lloró. Lo miró mientras
levantaba la vista por encima del hombro.
Usó ambos brazos para alejarla de la pared. Sin embargo, antes de que
pudiera preguntarle qué estaba haciendo, soltó su agarre. Cuatro pisos por
encima del suelo, y él simplemente la dejó ir.
Jo gritó todo el camino hacia abajo. Estaba a medio respirar, lista para
comenzar a gritar de nuevo, cuando hizo contacto con el suelo. Solo que no era
sólido. Chocó contra un cuerpo de agua y quedó tan sorprendida que aspiró una
bocanada de líquido cuando se hundió.
Caer doce metros a una piscina no fue un picnic. Golpeó el agua con
fuerza en su muslo, y ya le dolía. Se sacudió y tosió mientras trataba de
orientarse y empujar el fondo. Cuando su cabeza finalmente salió a la
superficie, se atraganto y escupió agua clorada, y luego levantó la vista justo a
tiempo para ver cómo Archer aterrizaba a unos noventa centímetros a su
izquierda.
—¡Para! ¡Sabía que había una piscina, estás bien! —gritó, logrando
esquivar sus golpes y ponerse detrás de ella. Sus brazos se envolvieron en su
cintura y comenzó a arrastrarla hacia un lado.
146
El borde de hormigón de la piscina arañó su estómago desnudo cuando
Archer la levantó por el costado. Se puso de pie, intentando desenroscar el
suéter de gigante de su pecho. Observó mientras Archer salía del agua, y luego
ambos levantaron la mirada.
Es mejor que caminar por Ventura Boulevard con los pies descalzos y el
culo colgando.
147
10:10 A.M.
Día Dos
Nazis.
148
Por supuesto, además estaba descalza, y su cabello estaba
completamente alborotado. Luego de que Archer condujera como un lunático a
través de cada carretera secundaria que pudiera encontrar, el viento había
despeinado su cabello por completo. Fácilmente sobresalía unos veinte
centímetros alrededor de su cabeza, dándole una aureola de aspecto
interesante. La gente entrando y saliendo del restaurante de comida rápida la
miraba como si fuera rabiosa.
—Por favor, Jojo. No puedes seguir molesta conmigo. Sabía que la piscina
estaba justo debajo de ti —insistió—, eran como… nueve, doce metros como
mucho. No te hubiera soltado si hubiese pensado que había alguna posibilidad
de que resultaras herida.
Ella suspiró.
—¡Ese es el espíritu!
Pero todo había sido real. El auto todavía estaba allí, al igual que el
cuerpo, un rápido vistazo en el maletero lo confirmaba. Intentaron poner el
motor en marcha una vez, luego Archer empezó a trabajar, colocando todo lo
que iba a necesitar para cambiar la batería. Jo se sentó detrás del volante por un
tiempo, pero no podía oír nada de lo que él decía, así que eventualmente se
sentó en el techo del auto.
—Parece correcto.
—Seguro.
—Sí.
—Amigos a los que él probablemente está jodiendo con ese truco del
bicarbonato de sodio que me contaste.
—Está bien.
—Suena bien.
—Dejé de hablar. —Ella se rio. Él miró alrededor del capo del auto.
Ella saltó al suelo y volvió detrás del volante. Con esperanza y una
plegaria, puso en marcha el encendido, luego casi llora cuando el motor rugió
con vida. Archer aplaudió, luego agarró todas las herramientas y las soltó en el
asiento trasero.
—Al fin, algo sale bien. ¿Mi motocicleta estará bien aquí? —preguntó
mientras se deslizaba en el asiento del pasajero. Ella frunció el ceño, intentando
recordar de qué estaban hablando antes de que reiniciaran el auto.
—Sí, debería estar bien —murmuró, golpeando sus uñas contra su labio
inferior. Él finalmente la miró.
—¡Oye! Claro, ¡sus amigos! ¿Esos tipos que nos dispararon, en su 152
departamento? Los he visto, antes de subirme a tu motocicleta. Dos de ellos se
parecían a los tipos de nuestro lugar, los que te dispararon anoche —dijo Jo.
—Tal vez… pero aun así, ¿por qué toda esa actuación? ¿Por qué no
simplemente tirar abajo su puerta y azotarlo con una pistola?
—¿Azotarlo con una pistola?
—Lo que sea que los traficantes de drogas hagan —dijo—, no lo sé.
Disparar a través de la puerta es un poco excesivo. Parece un poco como si ellos
no pensaran que Krakow estuviera allí en absoluto. Parece que de alguna
manera sabían que estábamos allí.
Ella estaba esperando que él riera también, pero cuando lo miró, Archer
ni siquiera estaba sonriendo. Parecía confundido, e incluso un poco enojado. Su
frente estaba fruncida y tenía su mano en la parte de atrás de su cuello,
frotando una y otra vez.
153
Gesto nervioso.
—De acuerdo.
Cabrones.
—¡Tu muchachita lo ha hecho esta vez! ¡Esa fiesta anoche fue ridícula!
Llamé a la policía, lo hice, pero los bastardos malditos nunca vinieron. ¡Típico!
Voy a llamar al administrador del edificio, ¿me oyes? ¡Tu chica será expulsada
esta vez!
—¡A nadie! Llamé tres veces. Ellos afirmaron haber enviado un auto,
pero nunca vino nadie. Esta ciudad es repugnante. Pero no te preocupes, ¡el
gerente se enterará de esto! —le aseguró la señora Copernicus a Jo.
155
alguna razón, la anciana siempre le había tomado cariño y le creía cualquier
cosa que le decía. Él era el único que podía calmarla cuando le daban una de
sus rabietas.
—Lo siento, Jo. Por ahora, sin embargo, vamos… solo a recoger algunas
cosas, ¿de acuerdo? Cualquier cosa que sea importante, ¿sabes? Algo de ropa,
cualquier dinero que puedas haber escondido, lo que sea —sugirió. 156
—Bueno. Sí, el closet. Guardo todos mis papeles importantes ahí. —
Suspiró, volviendo a la sala y dirigiéndose al gran closet cerca de la puerta de
entrada.
—Por favor que sea solo un vecino —rezó, moviéndose detrás de Archer,
quien estaba contra la pared al lado de su puerta—. Por favor, por favor, por
favor.
—¿De dónde diablos sacaste eso? —preguntó, su voz apenas por encima
de su aliento.
157
—La agarré cuando fui a mi apartamento, olvidaron mirar en el tanque
del inodoro —explicó.
—Te encanta esconder mierda en los tanques de inodoro ¿no? ¿Por qué
carajos tienes un arma, Archer? —exigió.
Jo estaba tan asustada que casi se atraganto con una respiración. Tosió
en el cuello de su chaqueta e intento escuchar al que sea que estuviera gritando
desde su cocina.
—Sí sabes eso —gritó Archer—, también deberías saber que estamos
armados y somos peligrosos.
Y a pesar de que pensaba que los disparos de los chicos malos que venían
del final del pasillo eran fuertes, no eran nada en comparación con Archer
disparando su pistola en su puerta. Apretó los dientes y colocó sus manos sobre
sus oídos, observándolo mientras él se asomaba por la puerta y disparaba el
arma. El boom se prolongó por diez disparos, luego solo clics silenciosos una y
otra vez.
—Le di a uno en la pierna, pero nada que los asuste —dijo Archer,
arrastrándose hacia su closet.
—No. Eso fue todo. ¿Tienes algo aquí que funcione como arma?
—Jojo. No ayudas.
—¡¿Qué crees que tengo aquí?! —espetó, mirando hacia la puerta. Sus
asaltantes todavía estaban burlándose de ellos desde la cocina,
afortunadamente—. Tengo alrededor de sesenta pares de ropa interior barata,
y una tonelada de zapatos, algo de Bacardi de tu cumpleaños, y una colección de
mierda de gorros de lana de bebés. ¡No es exactamente un depósito de
municiones!
—¡No sé! Cualquier cosa que podamos utilizar… espera, ¿Bacardi? ¿De
cuál? —pregunto, girando sus caderas para mirarla.
—¿Es en serio?
—Sí. ¿Dónde está?
—Nunca pensé que el que fueras una alcohólica podría salvar mi vida.
Podría besarte. —Suspiró, tomando la botella y desenroscando la tapa
rápidamente.
—¿¡Alcohólica!?
—No peor que yo, no te preocupes. Ahora las bragas —dijo, alejándose
de ella y yendo hacia el tocador. Abrió el segundo cajón y comenzó a revisar su
ropa interior.
Observó cómo rociaba un poco de ron sobre sus bragas, luego recogió el
material y lo metió en el cuello de la botella. Hizo un corcho improvisado y giró
la botella hacia abajo, empapando aún más el algodón dentro del vidrio.
—Lo es. —Asintió, moviéndose, así que estaba contra la pared justo al
lado de su puerta—. Cualquier cosa por encima de ochenta grados de alcohol
quema muy bien. Tenemos suerte de que te gusten las bebidas fuertes, nada
como el buen añejo 151 para hacer el trabajo.
—No tenemos otra opción, Jo. Comenzaran a venir por el pasillo tan
pronto como se den cuenta que no estoy disparando de vuelta. ¿Tienes
encendedor? —preguntó, sacudiendo la botella.
—Lo siento, Jo. En serio, lo siento —le dijo, mirándola directamente a los
ojos. Logró una sonrisa aguada, apenas conteniendo las lágrimas.
Pudo haber tenido una puntería de mierda con el arma, pero no falló con
la botella. Salió corriendo por la puerta, lanzando el dispositivo incendiario
mientras se movía. Explotó en algún lugar del pasillo y a pesar de sus orejeras
improvisadas, aún podía escuchar a los chicos malos gritando.
—¿Qué? —preguntó.
Gritó cuando él la empujó por detrás. Apenas tuvo tiempo de tirar las
manos delante de su cabeza antes de caer de bruces sobre una pila de basura.
Hubo gritos desde arriba y se removió hacia atrás, golpeando su cabeza
dolorosamente contra la tapa parcialmente cerrada. Se deslizó por debajo y un
segundo después Archer aterrizó en el mismo lugar que ella acaba de
desocupar.
162
Cayeron del contenedor, recogiendo basura y comida de su ropa
mientras corrían por el estacionamiento. Para cuando llegaron al auto de Jo, la
alarma de incendios del edificio se estaba apagando y los residentes
comenzaban a entrar en el estacionamiento. Frunció el ceño mientras encendía
el vehículo.
—No lo hará. Las puertas son de acero, los pasillos y los apartamentos
tienen aspersores. El edificio fue hecho a prueba de fuego. Mira la ventana
desde la que saltamos, ¿ves llamas? Probablemente ya casi hubieran salido.
Nadie saldrá lastimado. Estará bien —prometió, frotando su hombro.
163
—¡Esto no es una película, Archer! Un villano de James Bond no está
acechando en ningún lado, orquestando todo esto —Insistió.
—No, esta es la vida real, Jo. Lo que significa que quien esté detrás de
esto probablemente haga que un villano de James Bond parezca un coño. No
seas ingenua, no tengo la energía para esto hoy.
—No. Nosotros…
164
12:06 P.M.
Día Dos
—Archer.
Finalmente la miró.
—Jodi.
—Me han echado de dos ventanas hoy —dijo en una voz lenta—. Me han
disparado. Me han perseguido. He sido amenazada. Y es cerca del mediodía. Por
favor, por favor, solo dime lo que está pasando. 166
—Bien. De acuerdo, estamos básicamente aquí. —Suspiró, y ella se
enderezó, mirando a su alrededor. Estaban en Malibú Canyon Road y giró a una
calle residencial más pequeña. Pasaron más allá de las intimidantes puertas,
que estaban cerradas enfrente de las grandes propiedades. En la distancia,
podía ver las casas palaciegas.
—¿Tu verdadero padre vive aquí? —dijo, su voz llena de temor, mientras
paraban en un callejón sin salida. La única manera de seguir adelante sería a
través de una puerta de hierro que daba miedo y tenía picos en la parte
superior.
—Sí.
—Todo lo que hice, fue por ti. Todo. Incluso si parece jodido, y lo
parecerá, fue por ti. Porque quería estar cerca de ti, pero sabía que no era lo
suficientemente bueno para ti, y quería ser mejor, pero simplemente no podía,
167
y tenía que mantenerte a salvo. De mí, de ellos, de todo el mundo. Jo, siempre
he…
—No.
—En serio, hermano pequeño, tienes que alegrarte. —Se rio Mal.
—Por cinco años —le informó Mal—. Y debes de ser la famosa Jo. He oído
mucho de ti.
—Oh sí, a las chicas les encanta. —Suspiró Mal. Ella dejó de sonreír.
—¿Chicas?
—Para ganarte la vida. Asumo que no solo vives con tu padre. —Se rio.
No tenía ninguna razón para que no le gustase, realmente, pero claramente a él
le gustaba molestar a Archer, y eso la molestaba a ella. Solo ella podía hacer eso, 169
nadie más.
—¡Una graciosa! Lo amo. No, no “solo vivo” con papá. No puedo creer que
Archie aquí no te haya dicho nada, teniendo en cuenta que es tan…
—Eso fue extraño —resopló ella, intentando mantener sus pies estables
mientras Archer la arrastraba por algunos escalones de mármol—. ¿Es tu
hermano?
—Es un apodo. Jo, es que… recuerda lo que dije fuera, ¿bien? —preguntó,
y la estaba mirando de nuevo. Ella dejó de reír y asintió.
—¡Mi muchacho! —Su padre se rio en voz alta. Incluso tenía la misma
risa que Archer—. Me preguntaba dónde habías estado todo el fin de semana.
—¿La verdadera?
—Oh, él puede no haberlo dicho todavía, pero Archer aquí está muy
enamo…
Jo no estaba segura de por qué, pero tenía la impresión de que a Santana 172
Rodríguez no era a alguien a quien a menudo le interrumpían, y ahora Archer lo
había hecho dos veces. Los dos se quedaron parados, mirándose. Quizás Archer
era un poco más alto que su padre, pero el señor Rodríguez tenían una
confianza férrea que solo viene con la edad y la riqueza extrema. Él entrecerró
sus ojos hacia su hijo.
—Por favor, por favor, no te asustes —le dijo—. Déjame terminar con
esto, y luego puedes enloquecer todo lo que quieras. Pero en este momento, por
favor solo…
Jo aspiró el aire con tanta fuerza que comenzó a ahogarse. Archer se puso
de pie y comenzó a golpear su espalda, pero ella lo apartó. Cuando finalmente
recuperó el aliento, miró al señor Rodríguez.
—Jojo, detente.
—No. Me dijiste que lo dejara en paz, así que lo dejé solo. Parece que no
quería devolver el favor.
—Me dejaste caer por una ventana —lo corrigió Jo, apretando los dientes
con tanta fuerza que casi esperaba que alguno se rompiera.
—Jojo aquí señaló que siguen apareciendo mágicamente en todos lados,
eso es bastante raro. Así que regresamos a nuestro edificio y mientras estoy
revisando para asegurarme de que no están saliendo por la escalera, llamé —
dijo.
Esto era nuevo para Jo. Se había sentado en el auto mientras Archer se
aseguraba de que la entrada de su edificio estuviera despejada. Supuso que
comprobaba el hueco de la escalera y el ascensor, no se dio cuenta que hizo
llamadas telefónicas.
—Además, no pensé necesitar tu ayuda porque pensé que ya tenía ayuda. 177
Alguien a quien estuve enviando mensajes todo el fin de semana. Entonces,
cuando regresamos a nuestro edificio, llamé a mi pequeña ayudante y le dije
dónde estaba y qué hacíamos. Tal vez quince o veinte minutos después,
¿adivinen quién aparece?
—Eso sería cuando me arrojó por una ventana por segunda vez en dos
horas —añadió Jo, mirando a Archer.
No lo conozco en absoluto.
—Fue una buena idea, porque significa que podemos tapar la filtración 178
que parece que tenemos, y luego podemos ocuparnos también de su pequeño
problema. ¿Quién es el soplón? —preguntó Santana.
Hubo un largo silencio. Tan molesta como estaba, incluso Jo sabía que no
debía interrumpirlo. El padre miró a su hijo, claramente sin querer creer lo que
acababa de escuchar. Jo no conocía a Mal en absoluto, pero la acusación no la
sorprendió. Santana puede haber sido una especie de capo de la droga, pero
también parecía en realidad agradable. Malcolm Rodríguez, por otro lado, tenía
—mal chico— escrito sobre él.
—¿Cómo puedes estar tan seguro? —preguntó finalmente el padre de
Archer—. Tu pequeña novia aquí podría haber estado enviando el texto…
—No quería creerlo. He tenido mis sospechas, incluso antes de que 179
mencionaras las tuyas. Desde que te traje al redil, ha tenido problemas. Él
siempre ha estado celoso. Al parecer, finalmente todo empeoró. —Suspiró
Santana—. Entonces está trabajando para Nguyen. Han estado cazando
furtivamente a nuestros clientes a largo plazo, ahora sabemos cómo y por qué.
Y ahora Mal está usando a Krakow y Nguyen para perseguirte. Probablemente
porque piensa que si se deshace de ti, heredará todo.
—¿¡Qué!? —gritó Jo. Esto era todo nuevo para ella, ni siquiera sabía que
Archer había conseguido la computadora portátil.
Santana parece un hombre con el que nunca, alguna vez, quiera tener una
discusión.
12:35 P.M.
Día Dos
T
an pronto como no pudo escuchar más las pisadas de Santana en
el pasillo, Jo comenzó a golpear a Archer de nuevo, abofeteándolo
fuerte en la cabeza.
—¿Qué mierda, Jo? ¡Detente! —grito él, intentando agarrar sus brazos de
nuevo. Ella se liberó y salió del asiento de un salto.
181
—¡No me toques! ¡No puedes tocarme! ¡¿Traficante de drogas?! —gritó,
alejándose mientras él se ponía de pie.
—¡En serio! Jesús, ¿quién eres, Archer? —demandó, empujando una silla
de oficina de cuero y madera hacia él antes de irse rápidamente al otro lado de
la habitación.
—¿Pero no soy tan buena para dejarme jodidamente sola? ¡Años, Archer!
Hemos vivido al lado del otro durante años, te veo casi todos los días. ¿Cómo
pudiste no mencionar nada de esto? ¿Cómo has estado escondiendo todo esto?
—preguntó, quedando atrapada entre un árbol de ficus y un librero mientras él
caminaba hacia ella.
—La construcción parecía una buena coartada —le dijo—. Algo que me
mantuviera ocupado, algunas veces tiene extraños horarios, me llevaría lejos de
casa.
—No puedo creerlo. Todo ha sido una mentira —gimió, cerrando los ojos
y pensando en el paso de los años. Hace dos años, para el cumpleaños de él, ella
se había esforzado y le había comprado un cinturón de herramientas realmente
caro y bueno.
—Después. Fue asombroso, Jo. Aquí estoy yo, esforzándome por ganar un
centavo, y tú sabes cómo era la vida en mi hogar. Y ahí entra mi verdadero
padre, tan rico como una maldita hada madrina, ofreciendo cambiarlo todo.
Nunca pregunté cómo hizo su dinero, solo estaba emocionado de estar a su
lado. Luego descubrí que tengo un medio hermano, y eso solo hizo todo más
asombroso. Fui y me quedé con ellos en Pascua, como por dos semanas. Fue
increíble. Una mansión cerca de la playa, mujeres medio desnudas por doquier,
más dinero del que había visto en mi vida.
—Sí. Mira, Jo, solo piénsalo. De repente, está este hombre frente a mí,
ofreciéndome atención, abrazos, amor y respeto, y oye, ¿todo lo que tengo que
hacer es venderle algunas drogas a gente rica? Gente rica que, por cierto, ya
están consumiendo drogas de todos modos. No podía apuntarme lo
suficientemente rápido. El trato era que yo comenzaría en los suburbios, allí
afuera en Burbank y esos vecindarios, aprendería el oficio y probaría mi valía.
Luego después del verano, sería movido a Malibú, para trabajar directamente
bajo su mando.
—Pero después de ese verano, te mudaste a Van Nuys. —Estaba
confundida.
—Imbécil.
—Oye, soy un tipo, tú tienes unas increíbles tetas. Pero cuanto más
tiempo pasábamos juntos, más nos divertíamos y menos quería irme. Quería…
quería estar contigo. Un pequeño enamoramiento se volvió algo
condenadamente serio. Pero como dije, eres una buena chica. Club de strippers,
tragos corporales y fiestas locas de lado, en serio lo eres, Jo. Probablemente
eres la mejor persona que conozco. Cada vez que pensaba en contarte lo que
estaba haciendo, sobre mi papá y su “negocio”, me asustaba que dejaras de ser
mi amiga. Ya era bastante difícil no estar más cerca de ti. No podía tolerar
perderte del todo.
184
De repente, el enamoramiento de colegiala de Jo con Archer pareció
pequeño en comparación con lo que fuera que él debía haber sentido por ella.
Estaba algo sorprendida. Él le había ocultado tanto. Era algo dulce, pero
también alarmante.
—Así que, básicamente, has estado vendiendo coca desde que tenías
veinte años —dijo. Él asintió.
—Umm…
—Está bien, entonces pretendes estar quebrado para que nadie descifre
que vendes coca.
—Así es.
—Y has tenido una cosa seria por mí desde que tenías veinte años.
—Así es.
—Al principio, sí. Luego mientras más lo hacía, más me daba cuenta de
cuán peligroso podía ser… hay pandillas rivales, policías corruptos y muchas
personas que no quieren pagar. Puede ponerse feo. Una vez una estrella de
comedia drogada me puso una pistola en la cabeza. No quería que estuvieras
cerca de eso —le dijo.
El corazón de ella comenzó a correr. Todo esto era tan extraño para ella.
Archer era el tonto y dulce chico al final del pasillo. Desde su juventud. Él iba
con ella cuando fuera que visitaba a su abuela, siempre hacía a la anciana reír y
sonrojarse. Era difícil imaginárselo vendiendo coca, llevando armas y
185
golpeando personas. Por primera vez, Jo tuvo miedo de Archer, y eso le rompió
su corazón un poco.
También la puso más atenta. Le hizo pensar sobre las cosas con más
claridad.
—Estoy seguro que hay mucho. Sé que te mentí, Jojo, pero solo así podía
estar contigo. Nunca mentí sobre cómo me sentía, y nunca mentí sobre…
No, no, no. Puedo perdonar muchas cosas, pero no sé si puedo perdonar
esto…
—Tranquilízate —dijo él con voz suave, y ella sintió sus manos en las
muñecas. No se había dado cuenta, pero estaba comenzado a hiperventilar.
—Sí.
—Bueno, esto fue como eso, solo que de hecho peligroso, y yo estaba
mayormente sobrio. Lo seguí mientras él prácticamente te cargaba hacia
afuera, luego inventé una historia para hacer que el portero entrara. Entonces
confronté a Krakow. Te dejó caer e intentó sacar un arma. No sé cómo
explicarlo. Instantáneamente vi rojo. Yacías en el suelo, sin moverte y yo
pensaba que este tipo iba a dispararte. Lo derribé, él me golpeó, le devolví el
golpe. Luego rodamos por ahí, luchando por el arma. La tomé y él arremetió y…
le disparé. Jesús, Jo, le disparé. Tres malditas veces, justo en el pecho.
—Oh, mi Dios —exhaló, y volvió a tirar del agarre de él— ¡¿A cuántas
personas has asesinado?!
—¡Sabías quién era! —gritó—. Sabías quién era él y cómo murió, ¡¿cómo
se suponía que siguiera este fin de semana, Archer?!
—Pensé que o bien no descubriríamos nada y te convencería de
abandonar tu auto, o que podría distraerte mientras hacía un poco de
investigación propia. Sabía que no podía haber sido al azar, ese tipo en
específico rondando cerca de ti; él tenía que conocerme, tenía que haber sido
enviado por alguien. Sabía que rondando por ahí y preguntando por él,
descifraría todo. Con suerte antes que tú.
Ella sacó la pistola del cajón y se puso de pie, apuntándola directo frente
a ella.
—Esta cosa está cargada, Archer, y sé cómo usar un arma —le advirtió.
Una de las cejas de él se arqueó.
—Ese tipo nunca me habría mentido. Ese tipo se fue hace mucho tiempo.
¡Ahora solo eres un maldito traficante de drogas!
—No mentí sobre todo, lo prometo. Tenía que hacerlo… no podía decirte
ciertas cosas. Créeme, quería. Todo el tiempo. Muchas veces —dijo.
—¿Oh, en serio? ¿Qué te detuvo? Espera, déjame adivinar, te distrajiste
mientras comprabas cocaína impulsivamente —dijo ella sarcásticamente.
—Lo de impulsivo puede haber sido una exageración. —Se rio entre
dientes.
—¿En serio crees que alguna vez podría lastimarte? Acabo de descubrir
que puedes colocar los tobillos detrás de tu cabeza… estaba pensando en
proponerte matrimonio.
—¡DETENTE!
Él bramó tan fuerte, tan cerca detrás de ella, que de hecho funcionó. Jo
chilló y se detuvo, envolviéndose la cabeza con los brazos y agachándose. Ni
siquiera estaba segura de qué estaba haciendo, solo sabía que estaba
aterrorizada y que no quería salir herida. Se mantuvo quieta mientras él la
agarraba del brazo y tiraba de ella para que lo mirara.
—Por favor —gimió, y se dio cuenta que había empezado a llorar—. Por
favor, no le diré a la policía. No diré nada.
191
que no salieras lastimada.
—Solo déjame en paz, ¿de acuerdo? Solo necesito estar sola por un
minuto —espetó, pisoteando el pasto hacia una estación de seguridad.
—No digas eso, Jojo. Estás enojada, ahora, pero sabes que me amas.
193
guardias? Quizás solo trabajaban de noche. Pero, ¿cómo se suponía que iba a
abrir la puerta?
—¿Qué?
194
aquí. Una de las cámaras no funciona y hay sangre aquí.
—Oh, bien, entonces, ¿cómo le dices a una persona que ha matado a otra?
Haz algo. ¡Si te están llevando, asegúrate de que Archer pueda encontrarte!
—¿¡Quien!? ¡Aguanta! —gritó Archer por el teléfono, y ella pensó que tal
vez podía escucharlo a lo lejos.
—¡MALCOLM!
Pero resultó que no tenía sesenta segundos. Apenas tuvo diez segundos
antes de que todo se volviera completamente negro y cayera inconsciente.
12:51 P.M.
Día Dos
—S
olo un minuto. ¡Resiste, Jojo! ¡Solo un minuto más! —
gritaba prácticamente Archer mientras corría.
—¿¡Que pasó!?
—No que yo sepa, pero parece que está lleno de sorpresas. Iría a un lugar
privado. En algún lugar donde nadie más lo estaría: no puede exactamente
acarrear a una chica inconsciente por todo Los Ángeles sin que alguien se dé
cuenta.
—¿Qué?
—No puedes estar seguro, ¿qué estás haciendo? —exigió su padre 199
mientras Archer comenzaba a correr por el camino.
—¡Iré allí!
—¡Ni siquiera sabes si es ahí donde está! Solo espera, llamará en algún
momento. ¡Sé racional!
—¡Por favor! Solo espera un par de minutos para que podamos preparar
un auto y todos podemos ir…
Algún día, Jo. Algún día, te compraré la maldita luna… solo resiste. Voy por
ti. Resiste.
200
2:15 P.M.
Día Dos
—¡Está despierta!
—¿Gracias?
—No lo sé, no me llevo muy bien con mi hermano —contestó. Él echo su 202
cabeza hacia atrás y se rio, sorprendiéndola de nuevo.
—Sí. Este maldito tipo. Este… nadie, este nada, este… este… este pedazo
de basura de North Hollywood simplemente entró en mi vida y…
—Sí, um, supongo que puedo ver cómo eso sería de horrible. Alguien que
ni siquiera conoces de repente tiene toda la atención —habló rápido, solo
intentando decir lo que fuera que pensaba que a él le gustaría escuchar. Él
asintió y se pasó los dedos por su cabello.
—Entonces sabes que tengo un hermano mayor, así fue como conocí a
Archer, eran mejores amigos. Todos aman a mi hermano Andy. Él obtuvo
buenas notas, records en todos los deportes en los que participó, obtuvo una
beca para la universidad. Así que sé cómo te sientes, realmente lo sé. Es como…
ser invisible. Es lo peor —simpatizó con él. Él miraba el piso mientras ella
hablaba, y aprovechó la oportunidad para balancear sus hombros hacia arriba y
abajo, intentando liberar sus brazos.
—Pero aun así no entiendo realmente. ¿Qué tengo que ver con esto? Ni
siquiera sabía que Archer estaba traficando drogas, y mucho menos que tu
padre o tú existían —le dijo. Él suspiró y levantó la cabeza. Ella se mantuvo
quieta.
—Archer es la cosa favorita de mi papá en todo el mundo —refunfuñó,
mirando a lo lejos—. No podía tocarlo directamente… eso mataría a mi papá, y
luego mi papá me mataría. Tenía que deshacerme de Archer, pero no podía
descifrar cómo. Pensé en contratar un sicario, pero no podía estar seguro que
no se volvería hacia mí. Así que, me di cuenta que tenía que encontrar una
manera de hacerlo irse por sí mismo.
—¿Así que ese era todo tu plan? ¿Hacer que Bernard Krakow me
secuestrara, me tomaba como rehén o lo que sea, hasta que Archer hiciera lo
que pidieras? —aclaró. 204
—Sí, algo así.
Silencio. Ella tragó con fuerza y sintió sudor brotar en la línea de salir de
su cabello. Él todavía tenía esa expresión vacía en el rostro, así que decidió
arriesgarse y comenzó a trabajar en sus ataduras de nuevo.
—Como dije, nada personal, Jojo. —Rio entre dientes mientras usaba su
apodo.
—Por supuesto que no. ¿Qué es una pequeña cosa como matar a una
mujer inocente? —Se rio, casi soltando un brazo. Él la miró abruptamente y ella
se convirtió en una estatua.
—No podía hacer que involucraras a la ley. Eso los habría llevado a mi
padre —explicó. Ella asintió.
—Claro, claro.
—El plan. Danny Nguyen ha estado desesperado durante años por entrar
en la operación de mi padre, por lo que fue bastante fácil involucrarlos. Les di
información, y a cambio, básicamente recibí a Bernard Krakow como mi
asistente personal. Se suponía que debía mostrarme la forma en que hacían
negocios, pero podía ver que era un engaño. Tan fácil de aprovechar y
manipular. Se nos ocurrió un plan para joder a su jefe, Nguyen. Hacia el final, la
mierda que estábamos vendiendo era más bicarbonato que cocaína. Y luego lo
tuve, Krakow tenía que hacer lo que yo quisiera. Le dije que si no lo hacía, lo
delataría con su jefe. Yo estaría bien, siempre podía correr a casa con papi.
Pensé que era el plan perfecto. Deshacerme de Archer y hacer una gran
cantidad de dinero de paso. Perfección. ¿Qué mierda pasó? —gruñó.
—Um, ¿suena como si tal vez necesitabas más tiempo para planear las
cosas? —ofreció ella.
—Pero al menos puedo hacer una cosa bien antes de irme del país. —
Suspiró Malcolm, sacando el teléfono del bolsillo.
—Sí —dijo mientras alguien respondía al otro lado de la línea—. Ella está
bien, Archie… no… no… sigue hablando de esa manera, y sucederá mucho
antes… no nos encontrarás, estoy a kilómetros de Malibú ahora… por supuesto
que puedes, espera.
—No llores —dijo él—. Por favor, no llores. Todo va a estar bien. Vamos a
encontrarte, y voy a hacerle comer…
—Lamento haberte pateado —dijo ella en voz baja mientras una lagrima
caía por su mejilla.
—Está bien. Puedes patearme tantas veces como quieras. ¡Ayúdame, Jo!
No puedo hacer esto sin tu ayuda. ¿Estás en Malibú? ¿Van Nuys? Estoy aquí,
¡solo ayúdame a encontrarte!
—¡Deja de hablar así! —gritó él—. Puedes decirme todo lo que quieras
tan pronto como te libere. Eres una chica inteligente, Jo, ¡piensa! ¡Piensa,
207
maldita sea! ¡Dime dónde estás!
—Jodi Morgan —habló con voz seria—. Voy a olvidar que me lo dijiste, y
no voy a decirlo de vuelta, porque esta no será la primera vez que nos digamos
esas palabras. Voy a encontrare, voy a salvarte y después nunca dejaré de decir
esas palabras.
Ella rio por un momento, se ahogó con un sollozo, luego se rio otra vez.
Sus ojos vagaron por el alto techo mientras lo escuchaba hablar. Mientras
recordaba todos sus momentos juntos. Las estúpidas bromas de él y los tontos
juegos de ella, y cómo al menos dos veces, había llegado a experimentar
verdadera magia con él.
208
última vez que bebimos jugo de naranja?
Por favor, por favor, por favor, no seas tu habitual estúpido. Por favor
entiende lo que estoy intentando decir.
—¡Lo siento! —jadeó mientras él corría hacia ella—. ¡Lo siento, estaba
asustada! ¡Lo siento!
Una vez que estuvo del otro lado, se puso de pie y comenzó a correr. No
recordaba el plano en lo absoluto, así que se arriesgó y atravesó una de las
puertas corriendo. Llevaba a una oficina abandonada. Mientras permanecía allí,
respirando con dificultad y mirando a su alrededor, escuchó que una puerta se
abría.
Había una puerta en la pared a su derecha, así que se arrastró hacia ella y
lentamente la abrió. Llevaba hacia algún tipo de sala de trabajo, con muchas
mesas largas. Maldijo en voz baja, luego se arrastró entre ellas a otra pared con
una puerta.
210
—¡Jojo! Vamos, ¡tal vez podamos ser amigos! —La voz de Malcolm estaba
inquietantemente cerca. Frente a la oficina de la que se acababa de ir, si no
estaba equivocada—. ¡Podría tratarte mejor de lo que Archer alguna vez lo
hizo! ¡Nunca te mentiría, y ciertamente nunca escondería un cadáver en tu
auto!
Casi tentador.
Después de abrir una lata de trementina, la esparció por todo el piso, con
cuidado de no mancharse y de mantenerla alejada de la puerta. Puso un montón
de periódicos y una tela en un rincón, luego los cubrió. No lo suficiente para
empaparlos completamente, pero definitivamente suficiente para actuar como
iniciador de fuego.
211
retrocediera para estar contra la pared. Tenía otra lata de trementina abierta en
la mano y contuvo el aliento, intentando no respirar ninguno de los gases.
Ella jadeó al recordar algo. Con su mano libre, buscó en sus bolsillos. ¡Su
Zippo de la suerte! Archer había encendido su cóctel Molotov con él, y luego se
lo había entregado. Lo sacó del bolsillo y casi comenzó a llorar otra vez.
¡AHORA!
212
—Vaya. Sabes, Archer siempre decía la dulce chica que eres, pero
teniendo en cuenta las circunstancias, tengo que sacarlo de su error. —Mal se
rio entre dientes, luego se pasó la mano por la cara, aún intentando quitarse el
disolvente del rostro.
—¿Quedamos en empate?
Ella gritó cuando una bala rebotó en la barandilla frente a ella, pero no
dejó de moverse. Podía oír a Malcolm subiendo las escaleras detrás de ella,
sabía que no tenía mucho tiempo.
—¡DETENTE!
La siguiente bala llegó mucho más cerca de ella. Lo suficiente para que lo
escuchara y se detuviera. Maniobró torpemente el encendedor, luchando por
abrirlo, pero luego fue derribada por detrás. Ella chilló cuando ambos cayeron,
luego gritó mientras veía su encendedor volar por el aire. No llegó a ver dónde
aterrizó porque Malcolm la obligó a rodar sobre su espalda.
—¡No! —gritaba, una y otra vez—. ¡Por favor! ¡No! ¡PARA! ¡PARA!
Hubo un fuerte estrépito debajo de ellos y al principio, pensó que era la 214
sala de almacenamiento finalmente explotando. Tanto ella como Malcolm
gritaron sorprendidos, luego ambos comenzaron a gritar cuando la pasarela
cayó desde debajo de ellos.
Ella cayó, gritando todo el camino, que resultó ser de solo unos dos
metros y medio. Aterrizó en una pila de basura y hojas, torciéndose el tobillo en
el camino. Cayó de frente, tendida a unos pocos metros del maletero de su auto.
—¡Jo!
215
Ella levantó la vista justo a tiempo para ver a Archer salir de su auto.
—¿¡En serio!?
—¡Sí! ¡Pero estoy aún más feliz de que hayas venido a salvarme!
216
Malcolm le disparó un par de veces.
—¡Esto era casi todo! La ayuda está en camino —le gritó él.
Con los brazos extendidos y lejos de su cuerpo, ella podía ver todo su
costado, y estaba un poco sorprendida por lo que vio.
No se había dado cuenta que había cerrado los ojos, pero cuando se dio
cuenta que en realidad no estaba muerta, los abrió de nuevo. Parpadeó
mirándose, luego a Mal. Él apretó los dientes y dio un paso hacia ella, apretando
217
el gatillo una y otra vez. No había nada, solo un rápido sonido de clic.
—Oh, mier…
—Archer.
—¡Y tú… lo arruinaste!
—¡ARCHER! —chilló Jo, y al mismo tiempo, una gran parte de la pared del
fondo colapsó. Ella cayó al suelo, haciendo una mueca mientras se golpeaba el
tobillo en el camino de descenso.
Mientras Jo tomaba su mochila del asiento trasero del auto, Archer 218
agarró a su hermano por las muñecas y comenzó a arrastrarlo hacia la salida.
Ella empezó a caminar cojeando tras ellos cuando hubo otra explosión. Mucho
más grande que las demás. Se preguntó qué se almacenaba en las diferentes
habitaciones. Fue derribada y voló por la puerta. Afortunadamente, la mochila
ablandó su caída.
—Oh, mierda.
He terminado. Que caiga el motor sobre mí, y terminemos este día. 219
—Estás en llamas. —La voz de Archer estaba cerca de ella. Ella retiró sus
brazos de su cabeza, pero él ya estaba golpeando y pateando su pie. Para
cuando se sentó, el peligro ya no existía. Había una marca de chamuscado negra
en su zapato derecho, pero él lo había apagado antes de que pudiera arder en
su piel.
Ella levantó la mirada para encontrar sus intensos ojos color avellana
mirándola, y se sentaron de esa manera por un minuto. Solo mirándose. Luego
ella abrió la boca.
—Bueno. —Estaba jadeando por aire—. Supongo que todo salió mejor de
lo que pensé.
A
rcher la había recogido y llevado a lo largo de una zanja que
recorría a través del almacén. Que romántico. La sentó y le dijo
que se quedara ahí, fuera del camino. Luego había regresado y
encontrado a Malcom. El otro tipo estaba aún inconsciente, pero ya no estaba
en llamas, y estaba respirando. Archer lo empujo dentro de la zanja, luego se
sentó al lado de ella. 220
—Solo dame un minuto —gimió, frotándose el brazo. Arranco la parte de
debajo de su camiseta y la envolvió alrededor de la herida de bala en su bíceps.
—Qué… demonios… —susurró Jo, mirando hacia el cielo. Era un día claro
en California, solo estropeado por el feo humo negro que se estaba
arremolinando en el aire.
—¿Recuerdas que dije que hay policías corruptos? —le pregunto. Ella
proceso eso por un momento, entonces rio de nuevo.
—Me mentiste al menos casi todo el tiempo que nos hemos conocido —
soltó en respuesta. Él suspiró.
221
—No todo el tiempo.
—Lo hice. Y me arrepiento de ellos más que de cualquier otra cosa que
haya hecho —le dijo. Ella levantó las cejas.
—Sí.
—Totalmente.
—¿Para qué?
—¡Oh, por el amor de…! ¡Muy bien, bien¡ Bien. ¡¿Entonces qué hará que
me perdones?! —demandó, mirándola.
—Cuando él te tomó, pensé que iba a explotar. Morir. Solo quería morir
—susurró, sus labios rondando por la línea de la mandíbula de ella.
—No tienes que hacerlo. Dime lo que quiere, y lo haré por ti —dijo él,
abrazándola más cerca.
—¿Cualquier cosa?
—Todas grandes ideas. Y podría haber hecho algo más. Incluso había
sacado mi teléfono para llamar a Mal, pensando que él me ayudaría a esconder
el cuerpo sin decirle a mi papá —le dijo.
—Tú pasaste.
—Con clase.
—Tú eras la que estaba cogiéndose mi pierna. Me las arreglé para
llevarte al asiento trasero y comenzaste a quitarte la ropa. Era una locura. Así
que solo giré, tomé el cuerpo, y lo tiré en el maletero.
—Bueno, estoy marcado de por vida porque antes de que llegaras abajo,
te inclinaste a un lado y me vomitaste la pierna. Te llevé al baño y sostuve tu
cabello por la siguiente hora. Luego te dejé abrazando el inodoro así podía
limpiar el desastre. Estaba un poco borracho y jodidamente cansado. Golpe de
224
adrenalina. Fui a casa para cambiarme las ropas vomitadas, pero terminé
estrellándome en el sofá. Lo siguiente que supe, estabas golpeando a mi puerta.
—Eso es… sin duda… la historia más estúpida que alguna vez escuché —
le dijo.
—Algo así.
—Sí. ¿De qué otro modo puedes explicar que me pusiera en este
jodidamente horrible fin de semana? Cualquier otra chica habría pateado tu
trasero —le dijo.
J 226
o se reclinó en su asiento, apoyando sus pies descalzos en el tablero
del auto.
Era cierto. Desde aquel fatídico sábado por la mañana, cuando encontró
el cadáver de Bernard Krakow en su maletero, no habían estado separados
durante más de ocho horas. Y en realidad, eso presionaba. La conducía a una
jodida locura la mitad de las veces, pero generalmente alrededor de las seis
horas, comenzaba a extrañarlo y a preocuparse por él.
Archer había estado diciendo la verdad: era asombroso hasta qué punto,
un poco de dinero producto de la droga, cubrió sus travesuras del fin de
semana. Se sintió un poco culpable, pero en realidad, no había hecho nada malo.
Bueno, no demasiado, al menos. No quería ir a la cárcel porque Archer era un
idiota y su hermano estaba loco.
Esa era la diferencia entre dos personas que habían sido mejores amigos
durante años y, habían estado saliendo y viviendo juntos en la mejor parte de
una de ellas. Confiaba en él implícitamente. La conocía mejor que nadie en el
planeta, la amaba y cuidaba de ella. Le dio un hogar y una familia
completamente nueva.
Además de eso, también había sido una de las peticiones de Jo. Lo amaría
y se quedaría con él sin importar nada, pero las drogas y el peligro la asustaban.
No había necesitado discutirlo ni convencerlo, le dijo que estaba asustada y él le
prometió que terminaría con eso. No le importaba si tenía que volver a trabajar
en un garaje o si realmente tenía que trabajar en la construcción, o incluso algo
peor.
—Gracias por traerme aquí —dijo—. Pero tengo que preguntar: ¿cuál es
la ocasión?
—Um… ¿Debería?
—No puedo creerlo. Es como si nuestra relación no significara nada para 229
ti.
—Han pasado exactamente dos años desde la primera vez que vi tus
senos.
—Siempre he tenido algo por ti, pero después de ese día, Jo… no había
otra mujer para mí. —Suspiró. Ella lo golpeó de nuevo.
—Lo sé.
—Cerdo.
—¿En serio esa es la razón por la que me trajiste aquí? —confirmó. Él rio.
—No. Bueno, quiero decir, me di cuenta de qué día fue, y eso lo inspiró.
Es un poco surrealista, ¿no? Tú y yo, juntos. Después de todos los años y toda la
mierda loca. Todavía no puedo creerlo. Solo… quería darte las gracias —le dijo.
Ella le sonrió.
230
—Eso es tan dulce. No tienes que agradecerme.
—Eres única para hablar. Te gusté por mucho tiempo, y nunca dijiste una
palabra.
—Soy una delicada da-maa, no solo dejamos escapar cosas como esas.
Resultó que, sin embargo, solo Archer y Santana lo habían hecho para
representar lazos familiares. El hijo mayor, Rodríguez solo se había hecho el
suyo para evitar ser el extraño.
Pero tonta, por supuesto que le encantó la idea. El día después de hacer
la oferta, la arrastró hasta su tatuador. Varias sesiones después, fue marcada
para siempre por él.
—Está bien. Solo una semana más o menos, y luego puedes frotar tus
232
manos sobre este costado otra vez —Se rio, volviendo a colocar su camiseta en
su sitio.
—Por Dios. ¿Cómo vas a manejarlo si alguna vez decido tatuarme el otro
lado? —preguntó. Él alzó una ceja cuando ella extendió su mano y movió su
camiseta fuera del camino para poder enganchar sus dedos alrededor de la
parte superior de sus pantalones.
—Es estúpido.
—Ilumíname.
—Eso es muy dulce. Pero creo que lo elegí porque estaba perdido y me
has hecho ver esa película un millón de veces.
—Ridículamente.
Había estado lista para reírse de su broma, pero luego abrió el maletero y
todo lo que salió de su boca fue un sonido de asfixia. Sus ojos se hincharon
cuando observó el bulto del tamaño de un cuerpo adulto sentado en medio de
su maletero, todo envuelto en su manta favorita de tela rizada azul.
—¡Sí, pero tú colocaste ese cuerpo allí! —gruñó entre dientes, 234
golpeándolo repetidamente en el pecho.
—¿¡Qué te pasa!?
—¿Te escucho? Ah, bien. Sí, por favor, dime cómo mataste a este tipo y lo
escondiste en mi maletero, ¡OTRA VEZ! —gritó. Había varios grupos de
personas en el mirador, y todos se volvieron para mirar a la loca señora que
gritaba.
235
—En serio, Jo. Calma: necesitas revisar la palabra. ¿Te imaginas si
hubiera perdido mi mierda cuando me enseñaste el cuerpo en tu maletero? No
muy genial. —Suspiró, sacudiendo su cabeza hacia adelante y hacia atrás. Lo
miró y le dio un codazo en el estómago.
—¿Estás bromeando?
—¿Verdad?
—Suficientemente justo.
—Sí —respondió, moviendo las piernas para poder quitarse los zapatos.
Aterrizaron dentro del maletero con un fuerte golpe.
—Archer. Por favor. ¿Sé serio, solo por esta vez? —pidió, poniendo su
mano sobre su estómago y cepillándolo hacia adelante y hacia atrás. Podía
sentir sus abdominales saltar y apretarse bajo sus dedos.
—Siempre has sido la mejor parte de mi vida. Ahora puedo decirlo en voz
alta y demostrártelo.
—Sí. ¿Archer?
—¿Hmmm?
—Por mucho que me guste este lado tuyo —jadeó, y sus manos se
movieron bajo la parte posterior de su camiseta—. Tengo que darte una
advertencia: estás peligrosamente cerca de ser follada en público.
—Maldita sea, estoy tan enamorado de ti. —Se rio entre dientes antes de
morder su labio inferior. Ella aspiró aire entre sus dientes y se alejó.
—No tanto como yo lo estoy de ti. ¿Qué tan largo es el viaje a casa? —
preguntó, estirándose y tirando de su cinturón.
—Demasiado largo. Lo bueno es que planeé esto —dijo, y ella lo observó
mientras levantaba su pierna, luchando por usar los dedos de sus pies para
agarrar la correa que colgaba de la tapa del maletero.
FIN
SOUNDTRACK
Canciones que escuché mientras escribía, canciones que me hicieron
pensar en la historia y un par que, de hecho, inspiraron escenas.
● No Doubt – New
SOBRE LA AUTORA
S
tylo Fantome es una mujer loca de una localidad remota en Alaska
(¡donde tener una mente creativa es una necesidad!) ha escrito
240
desde… ¿siempre? Sí, eso suena casi acertado. Le han dicho que se
parece a Lucille Ball… también tiene toques de Jennifer Saunders y Denis Leary.
Así que, básicamente, ríe un montón, es bastante torpe, y dice un montón de
palabrotas.
Los perros le gustan más que las personas, y no confía en nadie que no
beba. No, no vive en un iglú, y no, el sol no se oculta durante seis meses al año,
esa es la lección del día sobre Alaska. Tiene cabello de sirena (tanto una
bendición como una maldición) y la mayor parte del tiempo habla tan rápido,
que ni siquiera ella se entiende.
Traducción
Ale Grigori Genevieve Moreline
Brisamar58 Kalired Smile.8
Clau-Clau KarouDH StefaniaVera
241
Flopy Kwanghs
Durmiente Lyla
Corrección
Disv Nanis
Kish&Lim Simoriah
Luna PR
Recopilación y Diseño
revisión final Tolola
LizC y Nanis
242