Guión Teatral (Hamlet)
Guión Teatral (Hamlet)
Guión Teatral (Hamlet)
melancólico y abatido por las cosas del mundo. Su madre se ha casado con Claudio (el
hermano de su padre), el nuevo rey. Dos meses después de la muerte de su padre,
Hamlet es visitado por el fantasma de su padre y le informa que ha sido asesinado por
Claudio para llegar a ser rey y casarse con su madre. A Hamlet le corresponde la
venganza del asesinato, pero se angustia entre la acción y la duda, y busca excusas para
posponer la venganza. Hamlet aprovecha la visita de una compañía de actores a la corte
para descubrir si el mensaje del fantasma es verdadero. Se reproduce en escena el
asesinato de su padre y estudia las reacciones del rey Claudio, llegando a la conclusión
de que el fantasma ha dicho la verdad. El rey teme por su vida y envía a Hamlet a
Inglaterra acompañado de dos mercenarios que llevan encargo de convencer al rey de
Inglaterra para que ejecute al príncipe. Hamlet se entera del fraude y elabora un
estratégico plan para poder librarse de aquella trampa.
CLAUDIO: Laertes, vamos a rociar en tu espada este veneno que tengo aquí (saca un
frasco con la sustancia mortal), para que así, tú al herir a Hamlet, el líquido lo irá
matando poco a poco. Pero en caso de que el plan no resulte, haré que beba de aquella
copa de vino la cual estará mezclada con el veneno.
LAERTES: Así se hará majestad. De esta manera podré vengar la muerte de mi
hermana.
El rey CLAUDIO se dispone a preparar la copa de vino, la cual estará mezclada
con el veneno mortal para así deshacerse del príncipe Hamlet.
Llega HAMLET al castillo del rey Claudio justo antes del mediodía, en dónde
ya se hallaban presentes LAERTES, el rey CLAUDIO y la reina GERTRUDIS
con todo listo para el combate. CLAUDIO toma el brazo del príncipe y lo
extiende hacia la mano de LAERTES, diciendo lo siguiente:
CLAUDIO: ¡Vamos Hamlet, dale la mano a Laertes!
HAMLET le da la mano a LAERTES, quien estaba confiado de obtener la
victoria.
LAERTES: ¿Dónde están las espadas?
CLAUDIO (Al cortesano): ¡ASTRICK!, entrégales las espadas.
CORTESANO: A sus órdenes, mi señor.
CLAUDIO (A Hamlet): Sobrino, ya conoces mi apuesta.
HAMLET: Sí, y me temo que has apostado por el peor.
CLAUDIO: No te preocupes, para mí esto no es más que un gran espectáculo.
LAERTES (Al cortesano): Esta espada está demasiado pesada, dadme otra.
Con una mirada cómplice, el CORTESANO le entrega a LAERTES la espada
envenenada.
El combate empieza: HAMLET y LAERTES se ubican en sus lugares y
empiezan a batallar.
LAERTES (Con tono burlón): Señores y señoras, he aquí al “gran” Hamlet.
HAMLET: Menos charla y más acción.
Mientras luchaban, ocurre un intercambio de espadas. Los luchadores retornan a
la batalla.
LAERTES: Tu momento ha llegado. ¡Ríndete ahora! (apuntando con su espada a
Hamlet)
HAMLET: ¡JAMÁS, ESTA ES LA VENGANZA DE MI PADRE!
HAMLET acuchilla a LAERTES, dejándole una herida mortal.
HAMLET se acerca hacia el agónico LAERTES, quien en voz baja le dice lo
siguiente:
LAERTES (Moribundo): ¡Oh, Hamlet! ¿Podrás perdonarme por todo el daño que he
causado en ti? El rey Claudio y yo lo planeamos todo: rociamos esa espada con veneno
y por si el plan no funcionaba, él mezcló una copa de vino con la sustancia mortal.
HAMLET: ¡Con que todo esto era una farsa!... Estás perdonado, ahora descansa en paz
amigo mío.
Mientras HAMLET y LAERTES departían, GERTRUDIS tomó por
equivocación de la copa envenenada. Claudio, quien se hallaba aterrado, llega a
los brazos de Gertrudis.
CLAUDIO (Gritando y sollozando): ¡GERTRUDIS! ¿Aún me oyes? ¿Pero qué has
hecho?
GERTRUDIS (Agonizando): Claudio… Yo…
HAMLET, aprovechando que CLAUDIO se hallaba desprevenido, corre hacia
él, y de un espadazo arremete hacia CLAUDIO. Lo agarra del cuello y le dice lo
siguiente:
HAMLET (A Claudio): Por fin lograré terminar la venganza que mi padre me encargó.
Pagarás por todos tus crímenes.
HAMLET traspasa su espada en el pecho de CLAUDIO. HAMLET, quien se
hallaba débil y moribundo, intenta caminar, pero cae al suelo pesadamente.
HORACIO, que recién llegaba al castillo, observa horrorizado un sangriento
escenario, se acerca y recoge al moribundo HAMLET entre sus brazos. Allí se
arrodilla con HAMLET en su regazo.
HAMLET: Querido amigo Horacio, me muero. A ti que has contemplado, pálido y
tembloroso, estos luctuosos sucesos… A ti, si tuviera tiempo… ¡Oh, lo que te podría
decir a ti, Horacio! Pero, dejémoslo cómo está… Yo muero, pero tú que vives… relata a
los que no la sepan, la verdad sobre mi historia y mi causa…
HORACIO: ¡No! ¡No lo haré! Pues todavía queda veneno para mí.
HAMLET: Horacio… dame esa copa. ¡Voto a Dios, dámela! Por favor, Horacio,
piensa en lo que la gente dirá de mí, si no sabe la verdad. Por la amistad que nos une,
sigue viviendo, aunque te duela, para poder contar mi historia.
Aparece el REY HAMLET y se acerca a su hijo.
HAMLET: ¿Padre, eres tú?
REY HAMLET: Sí, hijo
HAMLET: ¿A qué has venido?
REY HAMLET: A darte las gracias querido hijo por vengar mi muerte y también a
llevarte a un lugar mejor, en donde tu amada Ofelia te espera y podrán vivir felices.
Después de las palabras del fantasma del REY HAMLET muere el príncipe y
llora HORACIO.
Horacio (Al cortesano): Dad órdenes para que se construya un gran tablado en que se
rinda público homenaje a estos cadáveres. Y allí, con ellos de cuerpo presente, relataré a
todos cómo sucedieron tales hechos. Oirán una historia de actos sangrientos, contra
natura. Sabrán de los errores que cometieron, de los crímenes que perpetraron por
malicia. Yo les contaré la verdad de lo sucedido. Y les hablaré también, utilizando las
propias palabras de mi amigo Hamlet, cuya voz ya no oirán jamás.