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Colección Monografías 2
documentación, análisis y
difusión del patrimonio
El horno de cal de Montesa (Valencia)
e- Dit ARX
PUBLICACIONES DIGITALES
Colección Monografías 2
e- Dit ARX
PUBLICACIONES DIGITALES
© De la edición: e-DitARX Publicaciones digitales
© Del texto: Pablo Aparicio Resco
© De las imágenes: Pablo Aparicio Resco
Global Geomática S.L.
ISBN 978-84-941758-8-6
Depósito Legal: CS 289-2015
A Daniel Tejerina, amigo y maestro apasionado
que me abrió las puertas a este mundo
con su paciencia e ilusión.
6
AGRADECIMIENTOS
La realización de este trabajo no hubiera sido posible sin la colaboración
de los profesionales de Global Geomática S.L., que me cedieron tanto el
modelo 3D del horno de Montesa, como toda la documentación de registro
de la excavación; sin la doctora Oreto García Puchol, directora de la tesina
presentada en el verano de 2013 en la Universidad de Valencia, que puso
freno, cuando había que ponerlo, a mi excesivo entusiasmo y me concedió
total libertad a la hora de plantear el trabajo. Tampoco habría sido posible
sin Crispín Atiénzar Requena, que vio nacer y crecer este proyecto y aguantó
mis dudas, quejas, ideas y propuestas, en interminables cafés y comidas. La
mitad de este trabajo, sin embargo, está dedicada íntegramente a los alum-
nos y profesores del Curso de Virtualización del Patrimonio de la Universidad
de Alicante, cuyas aportaciones e ideas han sido fundamentales en todas las
fases de trabajo. Finalmente, los agradecimientos especiales se los llevan
mis padres, sin los que hubiera sido imposible si quiera estar estudiando en
Valencia, y mis amigos, fantástico apoyo para olvidarme de vez en cuando de
Blender y la arqueología.
7
8
Índice
AGRADECIMIENTOS 7
Introducción11
El horno de Montesa: contexto arqueológico, estratigrafía, fases 17
EL ENTORNO Y LA EXCAVACIÓN 19
EL HORNO DE MONTESA: 36
Vivimos en una de las épocas más fascinantes para el estudio del patri-
monio. Por encima de las penurias económicas pasajeras, estamos inmersos
en una excitante transición en la que la tecnología digital es la principal pro-
tagonista: año tras año avanzamos hacia una forma de hacer arqueología en
la que la informática cada vez tiene más peso y tenemos la posibilidad de
estudiar los restos del pasado con herramientas que, hasta hace poco, solo
cabían en novelas de ciencia ficción. Esto no es, sin embargo, señal de haber
encontrado el santo grial de la investigación arqueológica: para que cualquier
herramienta sea útil en nuestra disciplina es necesario desarrollar un modo
de uso acorde con la metodología arqueológica pues los avances informáti-
cos, por si solos, no garantizan mejores resultados.
13
publicaciones queden ocultas en cajones —o discos duros— a los que muy
pocas personas pueden tener acceso.
A partir de este objetivo principal se marcaron una serie de metas con las
que comprenderemos mejor la aplicación de la arqueología virtual:
14
disponibilidad de su modelo 3D, realizado mediante escaneado láser en el
momento de la excavación, y a que se adapta perfectamente a las exigen-
cias de un estudio arqueológico de esta extensión y características, donde el
papel de las técnicas de arqueología virtual puede resultar decisivo. Surgen
así unos objetivos puramente arqueológicos de los que también nos hemos
ocupado a lo largo de este estudio:
15
Capítulo 1
El horno de Montesa: contexto
arqueológico, estratigrafía, fases
Durante el invierno de 2012 fue encontrada en las proximidades de
Montesa (Valencia) una estructura de combustión cuya cronología, a la luz
del registro arqueológico, resultaba indeterminada. En este apartado nos
encargaremos de presentar los resultados de la excavación, la investigación
posterior en torno a esta estructura y las diferentes hipótesis históricas que
explican el hallazgo.
EL ENTORNO Y LA EXCAVACIÓN
El horno de Montesa se localizó en el marco de las intervenciones
arqueológicas relacionadas con la preparación de las obras del Nuevo Acceso
Ferroviario de Alta Velocidad de Levante, en el tramo Moixent-L’Alcudia de
Crespins. Los trabajos arqueológicos fueron llevados a cabo por la empre-
sa Global Geomática S.L. y dirigidos por los arqueólogos Fernando Cotino
Villa y María Clausi Sifre entre el 9 de enero y el 8 de junio de 2012 y en
ellos destacaron los hallazgos de decenas de silos y de varias estructuras
de combustión entre las que se encuentra el que aquí llamaremos «horno
de Montesa»,1 dentro del yacimiento de Quintaret, cuyo nombre deriva del
topónimo de una de las parcelas en las que se encuentra.
El lugar se sitúa en la parte superior de una suave colina que domina con
facilidad buena parte del Valle de Montesa, delimitado al norte por la sierra
1 La elección de este nombre se debió a la necesidad de no dar información más precisa sobre la localización
del hallazgo hasta el momento en el que fueran publicados los informes preliminares de la excavación. Como
el presente estudio fue elaborado antes de ese momento y quisimos realizar desde el principio una labor de
difusión en la web y las redes sociales (Arqueología en directo), tuvimos que omitir el término «Quintaret»
y usar algo más genérico. La elección final fue «El horno de Montesa».
19
Figura 1.- Mapa de situación en el que se observa la población de Montesa, a la izquierda,
y el área de excavación de Quintaret en torno a las vías del tren, a la derecha
20
asienta sobre una zona de margas blanquecinas consolidadas y puntualmente
encostradas, denominadas en el habla local como tap, de formación miocé-
nica (Cotino, Clausi, 2012, 16-17; Darder, 1929, 603), caracterizada por una
gran ductilidad que facilita su excavación.
22
Figura 4.- Modelo tridi-
mensional de alta precisión
obtenido mediante el esca-
neado láser. Realizado por
Global Geomática S.L.
a) Arriba: Vista cenital del
modelo tridimensional del
horno de Montesa.
b) Abajo: Vista del horno
desde el perfil izquierdo.
23
Como ya hemos indicado, al sureste de la estructura observamos la boca
del horno, delimitada por unas pequeñas rocas encontradas in situ, y justo
frente a la misma un orificio (UE 306) relacionado con una fase posterior. Al
noroeste, en cambio, tenemos otra unidad estratigráfica negativa (UE 777)
que secciona la propia estructura del horno y que pertenece también a otra
fase sucesiva.
24
LA ESTRATIGRAFÍA DEL HORNO
El primer aspecto destacable
del contexto estratigráfico del
horno es que se trata de una se-
cuencia de unidades estratigráficas
aisladas, propiciada por las propias
características de esta estructura
de combustión: una gran fosa den-
tro de la cual se van acumulando
distintos depósitos (Figs. 7 y 8).
Este aparente aislamiento se vio
confirmado, ya desde el momento
de su excavación, por la falta de
conexiones de tipo material que
permitieran establecer relaciones
entre esta estructura y otras del
resto de la planimetría. El contexto
estratigráfico del horno de Montesa
no parecía tener relación temporal
con otros restos de la estratigra-
fía, y estudios posteriores —como
los análisis de 14C— apuntan tam-
bién en esta dirección, por lo que
no realizaremos aquí un estudio en
extensión del yacimiento.
Sí estudiaremos en cambio,
la formación de este contexto.
A continuación se mostrarán las
infografías, las planimetrías y la
matriz Harris que permiten explicar
la secuencia estratigráfica de forma
visual y posteriormente analizare-
mos una a una las distintas fases
arqueológicas que han sido indivi- Figura 7.- Estratigrafía despiezada del horno de
dualizadas. Montesa. Modelo 3D de la estratigrafía.
25
Figura 8.- Sección del horno. Modelo 3D de la estratigrafía.
Fase I: Construcción y uso del horno (siglo XVIII – mediados del siglo XIX)
El horno de Montesa (UE 191) fue excavado en las margas y usado en
al menos en una ocasión, pues quedan restos de la última cocción (UE 312)
(Fig. 12). Su morfología nos ha permitido determinar que se trata de un
horno de cal o calera tradicional, algo que también concuerda con la geología
de esta zona, rica en piedra caliza (Fig. 13). De su construcción, uso, e inte-
gración en la sociedad rural de la época nos ocuparemos más adelante.
26
La identificación de esta estructura
con una calera se ve soportada, además,
por el tipo de combustible que fue utiliza-
do en esa última cocción y que conocemos
con precisión gracias al análisis antraco-
lógico de la UE 312 realizado por Yolanda
Carrión Marco (véase el Anexo I). De esta
unidad estratigráfica pudo ser recuperada
abundante materia orgánica carbonizada
formada, en su mayor parte, por ramitas
de calibre entre 1 y 5,5 mm de diámetro.
El conjunto de taxones, una vez anali-
zado, nos remitió a la existencia de una
formación de matorral bajo de tipo termo-
mediterráneo dominado por leguminosas,
labiadas y jaras. Los estudios antropológi-
cos sobre el trabajo en los hornos de cal
tradicionales nos remiten también al uso
de este tipo de matorrales como combus-
tible (Sanz, 2005, 63).
27
UE 306
UE 302
UE 307
UE 309
UE 312 UE 191
UE 310
UE 311
UE 305
UE 308
UE 304
0 1 2m UE 303
UE 777
SUELO 1
SUELO 2
UE 309 UE 302
UE 305 UE 307
UE 191
UE 306
UE 308 UE 310
UE 311
UE 312
0 1 2m
Figuras 10 y 11.- Planimetría y sección del horno de Montesa con todas las UE registradas
28
Figura 12.- Sección de la estratigrafía de la Fase I en dos vistas diferentes
29
Figura 14.- Ortofoto del modelo tridimensional de la estratigrafía de la Fase II antes de la
deposición de UE 308. Derecha: sección de la estratigrafía de la Fase II.
30
Fase II: Abandono del horno
Posteriormente hemos documentado una fase en la que el horno es
abandonado y el estrato de carbones de la última cocción (UE 312) se cubre
lentamente por una capa de la tierra calcárea que rodeaba la estructura
(UE 311), (Fig. 14).
31
Figura 16.- Vista cenital y sección de la Fase III
Figura 17.- Reconstrucción de la caseta del siglo XIX que fue levantada en la Fase III.
Izquierda: momento de la construcción donde se aprecia el muro cimentado y el poste
inserto en el orificio UE 306. Derecha: reconstrucción final de la caseta.
32
La pequeña fosa UE 306 es probablemente el orificio para un poste
relacionado con el muro UE 309, y por lo tanto, con el cobertizo que hemos
documentado en esta fase (Fig. 17).
Figura 18.- Sección de la Fase IV. Se pueden observar las diferentes UE de abandono del
cobertizo dieciochesco.
33
Fase IV: Abandono del cobertizo
Posteriormente fueron documentadas una serie de unidades estrati-
gráficas que se corresponden con el abandono de esta estructura, que fue
desmantelada. Así, la fosa UE 306 donde se había encastrado un poste se
colmató de tierra (UE 307) y posteriormente se cubrió lo que había sido el
interior del cobertizo y el área al sur del mismo (UE 302) (Fig. 18). En este
estrato de tierra fueron encontrados fragmentos de cerámica bizcochada,
loza blanca (Fig. 19) y cerámica de cocina vidriada de color naranja, muchos
de ellos coincidentes con una cronología del siglo XIX pero otros de tipología
medieval, siendo así un depósito compuesto probablemente con tierra extraída
de la propia excavación de la via de ferrocarril. Lo poco que se podía apreciar
del antiguo horno y de esta caseta acabó siendo cubierto por otro estrato de
tierra superficial (Suelo 2).
Figura 19.- Perfil y fragmento de loza blanca, probablemente del siglo XIX
A esta fase se vincula una fosa (UE 777) y sus rellenos (UE 303 y 304).
Esta fosa corta al Suelo 1, a la estructura del horno (UE 191) y a la propia
roca madre (UE 349) y se trata probablemente de una fosa abierta para la
plantación de un árbol (Fig. 20).
34
Figura 20.- Sección estratigráfica donde se representan las UE de la Fase V y Fase VI,
además de Suelo 2, cortada por la fosa UE 777
35
EL HORNO DE MONTESA:
UN EJEMPLO DE HORNO DE CAL TRADICIONAL
Después de repasar el contexto estratigráfico en el que se encuadra el
horno de Montesa, es el momento de centrarnos en la Fase I (construc-
ción y uso del horno), la cual nos permite conocer un poco mejor la historia
preindustrial del municipio de Montesa. Encontramos aquí un ejemplo de
cómo la arqueología puede ayudar a conocer mejor la historia contemporá-
nea: el trabajo de la cal no aparece referido en los estudios históricos sobre
la población; no encontramos ninguna mención a los caleros de Montesa ni
en la obra de Josep Cavanilles (1795-97, 310-313), ni en los trabajos del
propio Madoz (1845-50, 554-555).
2.- La situación del horno excavado en una ladera y encarado hacia el sur.
EL TRABAJO DE LA CAL
«Resulta difícil imaginar cuando alguien ve los restos abandonados de los
hornos de cal, que tan sólo varias docenas de años atrás ocupaban a una gran
parte de las familias del pueblo. Un pasado muy cercano que poco a poco se
36
Figura 22.- Reconstrucción en 3D del Horno de Montesa. Se explican las partes de un
horno de cal tradicional.
entierra junto con lo que queda de los hornos. Una memoria que merece la pena
ser rescatada de este olvido al que se enfrenta, cuyo peor enemigo es el desco-
nocimiento, en la mayoría de los casos carente de documentos o testimonios que
lo atestigüen». (Quintana, 2005, 95).
37
El uso de la cal está atestiguado desde la Antigüedad y sabemos que
ya era empleada en el ámbito de la construcción desde el Neolítico (Baila,
Gómez, 2012, 11). Destacan, sin embargo, varias menciones que se hacen
a los hornos de cal en las obras de Catón (De Agricultura, 38.1-4) y Vitruvio
(De Re Aedificatoria 2.5, 5.12), principalmente argumentando cómo se debían
levantar los hornos de los que se obtendría este material y constituyendo un
reflejo de la importancia de esta industria en época romana.
38
Durante el invierno no era
posible cocer piedra caliza en
un horno de este tipo pues
las condiciones climáticas, las
precipitaciones y la humedad,
difícilmente lo permitían. La ma-
leza que serviría de combustible
para el horno debía encontrar-
se totalmente seca a la hora de
usarse, por lo que se comenzaba
a recoger en invierno y se alma-
cenaba a buen resguardo hasta
el final de la primavera (Fig. 23).
En invierno los caleros recorrían
las sierras y campos cercanos a
su lugar de trabajo recogiendo
leña de arbustos que se carga-
ba en burros. No era extraño
que los grandes propietarios
permitieran el paso de los hor-
neros a sus fincas en busca de
leña ya que así obtenían gratis
la limpieza de sus rastrojos que,
más adelante, pudiera prevenir
incendios. En otras ocasiones
eran los propietarios los que se
Figura 23.- Labores de desbroce y de recogida encargaban de desbrozar sus
de la leña para su uso en los hornos de cal tra- propiedades y vender después
dicionales de Vinaròs, que se mantuvieron en
la leña obtenida a los horneros
funcionamiento hasta mediados del siglo XX.
(Lijó, Mongue, 2000, 156). Este
(Baila, Gómez, 2012, 41).
tipo de combustible, que ha sido
documentado arqueológicamente en el horno de Montesa, aparece también
referido en otros estudios de tipo antropológico:
39
nuestros campos, es muy apropiado para su uso, pues produce mucha llama y
muy poca ceniza. Además de su uso como combustible, esta labor tenía la fun-
ción de limpiar de matorral los campos y pinares, evitando en gran medida el
inicio y la propagación de los fuegos estivales. Estos arbustos deben ser cortados
y hacinados durante un par de meses antes para que se sequen totalmente».
(Sanz, Perosillo, 2005, 63).
40
Figura 24.- Uno de los últimos caleros de Vinaròs colocando las piedras de la bóveda de
un horno de cal. (Baila, Gómez, 2012, 42).
horno desde allí (Fig. 24). Durante este proceso, la caldera se llenaba de leña
que hacía las veces de soporte mientras la falsa bóveda tomaba forma. La
ventilación del horno se hacía, tanto por la pequeña puerta del mismo, como
en ocasiones, por unos conductos subterráneos (Lijó, Mongue, 2000, 157).
En el horno de Montesa no hemos detectado la presencia de estos conductos
pero es probable que el humo saliera también desde la parte inferior de la cal-
dera, justo por unos pequeños orificios sobre el resalte inferior, y ascendiera
por detrás de la bóveda de piedra (Rosell, Subirats, 1987, 8). El trabajo de
construcción del horno culminaba recubriendo sus paredes con una capa de
arcilla que, una vez seca y cocida con el calor del propio horno, se endurece
formando una capa que evita las pérdidas de calor (Baila, Gómez, 2012, 20).
41
el horno y controlaban que no se apagara nunca, mientras que otra pareja
descansaba y esperaban su turno, quizás preparando más leña para ser in-
troducida en el horno. Los trabajadores iban rotando sus labores durante
estos días, normalmente muy calurosos (Lijó, Mongue, 2000, 158):
Figura 25.- Reconstrucción virtual del horno de cal de Montesa. Vista exterior.
42
Figura 26.- Reconstrucción virtual del horno de cal de Montesa. Perspectiva de la sección.
Del horno se saca la cal una vez apagada, es decir, enfriada poco a poco
con agua que se echa encima de la cal caliente en pequeñas cantidades hasta
formar una masa viscosa y embreada que, al moverse, se va enfriando (Lijó,
Mongue, 2000, 157).
43
Figura 27.- Reconstrucción virtual del horno de cal de Montesa. Sección Norte-Sur.
Cerca del horno podían existir algunas pequeñas casetas o alacenas donde
se guardaban las distintas herramientas de los caleros (Lijó, Mongue, 2000,
155). La falta de información arqueológica y la aleatoriedad de este tipo de
estancias accesorias, nos ha llevado, por el momento, a no plasmarlas en la
reconstrucción virtual, centrando nuestros esfuerzos en la estructura de la
calera (Figs. 25, 26 y 27).
44
El proceso de construcción de un horno de cal puede ser recreado de
forma interactiva en la aplicación El Horno de Montesa, que ha sido creada
expresamente para ello (Fig. 28).
45
Capítulo 2
Arqueología virtual: metodología
y principales líneas de trabajo
«La evolución de las tecnologías de creación de modelos digitales de
la realidad ha sido impresionante en la última década. La representa-
ción virtual de mundos reales o imaginarios es hoy un recurso común
en muchos ámbitos de trabajo, con sorprendentes resultados en la
industria del entretenimiento. […] Aunque la visualización en 3D tiene
un gran potencial, la realización de imágenes digitales es percibida
hoy en día como un paso intermedio por los profesionales del patri-
monio. Ahora nos estamos cuestionando el ir más allá de la simple
visualización, buscando nuevas herramientas 3D que apoyen las
investigaciones arqueológicas o histórico-artísticas».
Creemos que, en efecto, nos encontramos ante una nueva disciplina que
debe ser reconocida como tal para permitir su desarrollo y crecimiento dentro
del ámbito de la metodología arqueológica. Es más, hay quien prefiere hablar
de «virtualización del patrimonio», en sentido amplio, pues parece recoger
mejor todo el campo de puesta en práctica de estas técnicas de visualización
por ordenador, que también afectan a otros bienes patrimoniales no arqueo-
lógicos (artísticos, arquitectónicos, etnológicos, etc.). Las razones para hablar
de la arqueología virtual como una disciplina en sí misma son varias:
50
para aunar los distintos trabajos de los profesionales que nos dedicamos
a ella.
Si bien es cierto que no debemos tomar estos principios como unas re-
glas inamovibles para el desarrollo de nuestro trabajo, sí se trata de unas
bases importantes para la puesta en común de un modo de trabajar que fo-
mente las semejanzas y no las diferencias, abandonando en cierto modo la
ley del oeste en la que cada profesional trabajaba de forma individual este
tipo de técnicas, para comenzar a construir puntos de encuentro donde se
compartan metodologías, herramientas, formas de trabajo, etc. Los Princi-
pios de Sevilla incluyen acertadas definiciones (arqueología virtual, restau-
ración virtual, reconstrucción virtual, recreación virtual, etc.) y una serie de
puntos consensuados entre el grupo de profesionales que desarrolló la Carta.
51
A lo largo de estos puntos se presentan una serie de recomendaciones
para que los trabajos de arqueología virtual sean correctos: la necesidad de
interdisciplinariedad, la reflexión sobre la finalidad de los mismos, la impor-
tancia del rigor histórico y de la transparencia científica, etc. El desarrollo de
este documento explica en parte el crecimiento que la arqueología virtual ha
tenido en nuestro país —y que ha sido mucho mayor que en otros países—.
CONGRESOS Y PUBLICACIONES
De forma paralela a estas iniciativas metodológicas encargadas de rea-
firmar la arqueología virtual como un campo de investigación independien-
te, han surgido en estos años importantes revistas, entre las que destacan
Virtual Archaeology Review o Archeomatica, dedicadas exclusivamente a te-
mas de arqueología virtual, que buscan consolidarse como publicaciones de
prestigio dentro de este campo.
53
las inmediaciones de Montesa. Para ello, debido a la gran cantidad de técni-
cas y enfoques que nos permite la arqueología virtual, hemos realizado una
selección en base al tipo de estructura a estudiar y a los recursos de los que
disponemos:
54
Figura 29.- Colocación del
escáner láser en el campo
para realizar el levanta-
miento 3D de una de las
fosas. (Cotino et al., 2012,
15).
55
Por otro lado, gracias a las fotografías de la UE 191 que fueron tomadas
durante la excavación, hemos podido reconstruir en 3D esta misma estruc-
tura del horno mediante fotogrametría, de modo que, como veremos en el
siguiente apartado, podemos realizar la comparación entre el modelo foto-
gramétrico y el obtenido mediante el escáner láser.
56
De este modo, hemos generado dos archivos en los que se puede acceder
de forma sencilla a tres vistas programadas (ortofoto vertical, sección lon-
gitudinal y sección transversal), así como tomar medidas sobre los propios
modelos del horno o simplemente rotarlos, ampliarlos y observar los detalles
que se desee de la propia malla 3D (Láms. 1 y 2).
Creemos que este tipo de formato ofrece unas posibilidades nunca vistas
con anterioridad a la hora de dar acceso a la documentación arqueológica,
haciendo accesible no solo ciertas secciones o vistas de determinadas estruc-
turas, sino la completa documentación tridimensional de la misma, por lo que
se ahorra en espacio y se ofrece un producto más completo.
Veamos ahora las diferencias que existen entre ambos modelos, el foto-
gramétrico y el láser, y las técnicas con las que han sido realizados. En el si-
guiente link se puede ver un pequeño vídeo que resume las diferencias entre
ambas mallas:
57
“Fotogrametría involuntaria”. La aplicación a posteriori de técnicas
fotogramétricas en el patrimonio histórico-artístico y arqueológico.
La fotogrametría digital terrestre es una técnica que todavía está dando
sus primeros pasos en el mundo de la Arqueología. De forma resumida, con-
siste en la generación semiautomática de modelos tridimensionales a partir
de fotografías (López-Lillo, Charquero, 2012; Pérez-García, Mozas, 2009;
Fiorini, 2008; Buill, Núñez, Rodríguez, 2007; Caballero, Arce, Feijoo, 1996;
Almagro, 1988). Hasta hace poco, se hacía impensable su aplicación práctica
por la cantidad de precauciones de tipo técnico que había que tomar a la
hora de realizar el levantamiento fotogramétrico: se necesitaba una precisa
calibración de las cámaras, el cálculo adecuado de la posición de las mismas
a la hora de tomar las imágenes, examinar las necesidades concretas de
iluminación, etc. En definitiva: era necesario disponer de un conocimiento
técnico, de un dinero y un tiempo, que se encontraba fuera del alcance de los
arqueólogos.
Figura 32.- Reconstrucción fotogramétrica del horno con la posición de las diferentes cá-
maras a la hora de ser tomadas las fotografías
58
La mayoría de los ejercicios fotogramétricos que actualmente se llevan a
cabo en arqueología se basan en la estrecha colaboración con equipos de to-
pógrafos —versados en estos conocimientos técnicos— o en la especialización
de algunos arqueólogos que, gracias a la creciente accesibilidad y versatilidad
del software fotogramétrico, han aprendido los pasos básicos para el correcto
funcionamiento de estas técnicas.
1 El número de fotografías que son necesarias para poder realizar un levantamiento fotogramétrico depende
siempre del objeto a representar. Es importante además, aclarar que la iluminación de todas las fotografías
debe ser similar para que el software pueda detectar puntos afines entre las distintas fotografías; para ello
lo más recomendable son las fotografías realizadas en días nublados.
59
pese a que dispongamos de un modelo preciso de la superficie del obje-
to, con la destrucción física del mismo se pierden muchas otras cualidades
fundamentales e irrecuperables (el material del que está hecho, las geome-
trías de sus componentes internos, su contexto original y la relación con su
entorno, etc.).
Figura 33.- Grupo de 14 imágenes con las que ha sido realizado el levantamiento foto-
gramétrico del horno
60
los pares de cámaras, estrategia de toma de imágenes, iluminación necesa-
ria, etc.) que no pueden obviarse y que se encuentran descritas en todos los
manuales de fotogrametría. Los resultados obtenidos, tomando estas senci-
llas precauciones técnicas, son a todas luces superiores y aseguran una pér-
dida de información menor.
Figura 34.- Vista vertical ortográfica del modelo del horno realizado mediante el escaneado
láser (a) y el modelo realizado mediante fotogrametría (b)
2 Las fases de procesado se realizado con los parámetros que siguen: 1) Alineado (High, Generic), 5 minu-
tos, obteniendo una nube de 81988 puntos; 2) Construcción de la geometría (Arbitrary, Smooth, Medium,
100000 faces, filter threshold 0,05), 15 minutos; 3) Creación de la textura (Generic, all potos, average, fill
holes, 4096x4096, HDR 96 bits), 1 minuto. Características del PC utilizado: Intel Core i3-2330M CPU @ 2.20
GHz, 6 GB de RAM.
61
Figura 35.- Detalle de la
geometría de una zona del
horno. Podemos ver cómo
las diferencias entre el mo-
delo realizado con escáner
láser (a) y aquel realizado
gracias a la “fotograme-
tría involuntaria” (b) son
mínimas.
62
las que hacen que la desviación media que nos muestra Geomagic sea de
2,8/-3,1 cm; si las elimináramos, la media efectiva de desviación sería, como
indicamos más arriba, mucho menor, y esto es lo que podemos apreciar en
la mayor parte del modelo.
Figura 36.- Resultados del análisis de desviación de entre la malla creada mediante foto-
grametría y aquella creada mediante escaneado láser
63
Poder disponer de un modelo tridimensional de esta precisión (con una
desviación, en la mayoría de sus puntos, inferior a un centímetro) que no
constituye solamente un capricho estético o vinculado únicamente a fines
divulgativos: se trata, al fin y al cabo, de poseer un modelo geométrico que,
como los modelos digitales del terreno (MDT), constituya «[...] una maqueta
de la realidad en la que adquiere una especial importancia la conserva-
ción de las proporciones o relaciones espaciales relativas» (Farjas, Moreno,
García-Lázaro, 2011, 142). Pese a que hay que destacar el potencial divul-
gativo, tanto del modelo en bruto como de las posteriores reconstrucciones,
también debemos reivindicar el uso de estos modelos como recopilación cien-
tífica de datos en 3D y como agentes clave en la transmisión de conocimiento
histórico a las generaciones venideras (Tejado, 2005, 136).
Para acabar este apartado, creemos que es necesario mirar hacia el futuro
e intentar vislumbrar hasta dónde nos pueden llevar las posibilidades que el
desarrollo de esta técnica nos propone. Quizás dentro de poco tiempo sea
posible generar modelos tridimensionales relativamente precisos a partir de
imágenes tomadas por cámaras diferentes en momentos distintos.
64
de la Acrópolis.3 Estamos en los albores de que esto sea posible y todo ello,
contando cada vez con un menor número de imágenes, pues los software de
procesado serán cada vez más potentes.
ESTRATIGRAFÍA EN 3D
Otro de los objetivos que impulsa este trabajo es el de intentar mostrar
las posibilidades de disponer de la estratigrafía de un yacimiento completa-
mente modelada en 3D. El proceso de modelado puede ser semiautomático
—mediante fotogrametría o escaneado láser de cada unidad estratigráfica— o
manual. Este último es el caso del horno de Montesa, ya que en el momento
de la excavación no se hizo un levantamiento tridimensional de cada una de
las UE.
3 Nos hemos permitido intentar esta práctica pero, por la falta de buenas imágenes desde distintos ángulos
o nuestra poca persistencia al buscarlas, sólo hemos podido reconstruir un 30% del modelo tridimensional
del templo. Resulta revelador, sin embargo, que el software PhotoScan haya sido capaz de detectar cerca de
9000 puntos en común en un conjunto de 12 imágenes con características completamente diversas —tanto
de iluminación, como de cámara, posición de ésta, etc.—. Esperamos que una futura evolución de este tipo
de software pueda permitir hacerlo.
65
revolución metodológica en arqueología que se base en el registro arqueoló-
gico en 3D.
1.- Puede constituir una nueva vía para recuperar y revisar estratigrafías
interesantes de excavaciones antiguas que no hayan sido documentadas
fotogramétricamente, traduciendo su bidimensionalidad en estratigrafía
3D gracias a los datos presentes en las fichas de excavación.
66
Figura 37.- El equipo
de Antonio Almagro
Gorbea preparando una
bicámara para el levan-
tamiento fotogramé-
trico del anfiteatro de
Segóbriga en 1973.
(Almagro, 973, 45).
67
El verdadero desarrollo de las técnicas fotogramétricas aplicadas a la
arqueología, sin embargo, se ha producido con la llegada de la era digital
(López-Lillo, Charquero, 2012, 82) y la popularización de las cámaras foto-
gráficas de alta calidad a un coste relativamente bajo.
Figura 38.- La iglesia visigoda de Santa María de Melque (Toledo) contempló los prime-
ros ejercicios de documentación fotogramétrica de las unidades estratigráficas. (Fuente:
www.turismocastillalamancha.com).
68
«La Fotogrametría posee suficiente versatilidad para hacer frente en el tra-
bajo de campo a una documentación planimétrica horizontal y vertical, de áreas
abiertas amplias, superficies irregulares y en continuo proceso de cambio, con
abundantes obstáculos —restos de muros, fosas, etc.—. La fotogrametría analí-
tica tiene un coste/hora que, en el peor de los casos, se puede considerar similar
al del dibujo manual de plantas compuestas;4 ahorra tiempo de excavación, es
de mayor precisión que el dibujo manual y no exige personal altamente especia-
lizado. Permite documentar individualmente todos los contextos arqueológicos,
deteniendo el mínimo imprescindible el trabajo de excavación, de modo que
la toma de datos se acerca sensiblemente al tiempo real de excavación, y se
logra un ahorro sustancial de horas de trabajo frente al dibujo manual por un
dibujante». (Caballero, Arce, Feijoo, 1996).
4 Ya en 1996 se observaba que el tiempo que se dedicaba a la fotogrametría era normalmente inferior al
que se debe dedicar al dibujo tradicional para obtener los mismos resultados. Actualmente esto ha cam-
biado mucho: ya no existe ninguna duda de que la fotogrametría ahorra muchísimas horas de trabajo a los
arqueólogos y los resultados que se obtienen, no sólo no son iguales a los que se obtendrían mediante el
dibujo tradicional, sino que son mucho más completos y precisos.
69
y registrar las unidades estratigráficas en los que estos fueron encontrados.
También puso en marcha este sistema en la Cueva de El Mirón (Cantabria)
documentando con esta técnica la estratigrafía de unos hogares que, poste-
riormente, serían accesibles en 3D:
70
Figura 39.- Detalle de la planimetría de las excavaciones llevadas
a cabo en la catedral de Vitoria. (Koroso, Muñoz 2010, 167, 3).
71
unidad era registrada 2 veces, por una parte era dibujada arqueológicamente
durante el proceso de excavación y para su incorporación al SIM [Sistema de
Información del Monumento] se generaba una nueva cartografía restituyen-
do los pares [mediante el levantamiento fotogramétrico]» (Koroso, Muñoz,
2010, 168). Tras varios cambios en la metodología de documentación, de-
bidos al carácter experimental de estas técnicas aplicadas a la arqueología,
será durante las campañas de 2004 a 2006 cuando se eliminen definitiva-
mente la práctica del dibujo arqueológico tradicional que «es sustituido por
taquimétricos obtenidos por topografía clásica y además todas las unidades
son documentadas por fotogrametría haciendo accesible en un futuro la in-
formación métrica y visual» (Koroso, Muñoz, 2006, 170).
72
Figura 41.- Correla-
ción entre las distintas
superficies de las UE
individuadas en Sha-
mukush VII (Tierra
del Fuego, Argentina)
y documentadas me-
diante fotogrametría.
(Barcelo, De Castro,
Travet et al. 2003).
«Que los arqueólogos nos ayudemos de los instrumentos que están a nues-
tra disposición (como el dibujo mecánico) que nos facilitan y agilizan el trabajo,
no excluye que realicemos un dibujo arqueológico “indirecto” [es decir, desde
un ordenador], ni que nos sustituyan como intérpretes de la realidad. La foto-
grametría en realidad es un instrumento auxiliar que se acomoda muy bien al
método Harris de registro. Una vez que la excavación diferencia la superficie de
la nueva o nuevas UEs que se han de levantar de inmediato, se efectúa la toma
fotogramétrica de sus superficies. Este proceso no supone pérdida de tiempo
en la excavación […] [Además, hay que tener en cuenta que] la seguridad de
poseer la documentación completa de la excavación permite seleccionar y sin-
tetizar la documentación elegida para la publicación de la Memoria». (Caballero,
2006, 92).
73
donde las llamadas «nuevas tecnologías» jugaban un papel importante.
Los arqueólogos italianos Sabatino Laurenza y Cristiano Putzolu destacan,
con gran acierto, lo siguiente:
5 «En nuestra opinión hoy no necesitamos ni una arqueología hecha de millones de puntos o de complica-
dos e incomprensibles modelos matemáticos, ni mucho menos de una arqueología hecha solo de mapas a
lápiz y bolígrafo; lo que hoy en día necesitamos es una arqueología que razone sobre la metodología y sobre
la técnica usando papel y boli, paletín y ratón “a la luz de una pantalla digital”.»
6 ¿Cuánta información debe contener un modelo?; ¿Cuál es la relación entre información y representa-
ción?. ¿Cuáles y cuántos datos deben ser seleccionados para permitir una adecuada comunicación?
7 «El proyecto “3D-Digging at Çatalhöyük” tiene como objetivo reproducir de forma virtual el proceso de
excavación arqueológica al completo usando tecnologías 3D (láser escáner, fotogrametría, visores virtua-
74
Éste es quizás el proyecto,
en relación con la fotogrametría
arqueológica, más novedoso
que se ha realizado hasta la
fecha, basado en una metodo-
logía sólida y con objetivos cla-
ros también en el campo de la
comunicación posterior. Cabe
destacar, de nuevo, la gran im-
portancia que cobran en él, no
sólo las posteriores actuaciones
en el campo de la realidad vir-
tual, sino también el estudio de
una nueva concepción del SIG
basada en el desarrollo de todas
las posibilidades de la estrati-
grafía tridimensional.
les, modelado de imagen). […] De este modo es posible hacer el proceso de excavación virtualmente re-
versible, reproduciendo de forma digital todas las fases de excavación, capa por capa, unidad por unidad.»
75
obtained automatically from a set of un-calibrated photos, opened the way to an
intensive use in archaeology.»8 (Ferdani, 2012, 217).
76
Sin embargo, nos enfrentamos también a un gran problema: la disparidad
de técnicas dentro de esta nueva metodología arqueológica. Como nos re-
cuerdan Laurenza y Putzolu:
10 «Esta aparente uniformidad esconde diferencias sustanciales de acercamiento, metodología y procesos
operativos que la tecnología, paradójicamente, tiene el poder de hacer parecer análogos […] En una situa-
ción como esta, uno de los papeles más importantes debe estar representado por la Universidad, como lugar
de formación de profesionales que cuenten con una sólida base de saber hacer técnico e informático.»
11 «Para poder extraer de la excavación el máximo de información posible y poder confrontar los resulta-
dos de excavaciones diversas, se necesita al menos un mínimo común denominador en el método de trabajo
de campo.»
12 Por el momento no existen publicaciones relativas a estas herramientas, pese a que sí hay algunas
prepublicaciones en la web.
77
la iglesia visigoda de Santa María de Melque (Toledo) llevadas a cabo desde
1996. Hoy en día esta metodología la usan prestigiosos grupos de trabajo
italianos, estadounidenses, etc., obteniendo grandes resultados y recono-
cimiento. Asociaciones como la SEAV —Sociedad Española de Arqueología
Virtual— y varias universidades españolas, están dando cada vez más pasos
a la consolidación de la arqueología virtual como una forma válida, científica
y necesaria de acercarse al registro arqueológico (Fig. 43).
Figura 43.- Vista inferior de la estratigrafía 3D del horno de Montesa, con la propia estruc-
tura del horno (UE 191) y la roca madre (UE 349) ocultas.
78
complejos, como lo es el análisis de una sociedad, en un espacio y un tiempo
determinados. ¿Cómo transmitir desde los datos más básicos, a las interpre-
taciones más abstractas de nuestro trabajo? Uno de los caminos que se está
recorriendo hoy en día es el de la integración de información en motores de
juego.
Resulta necesario destacar aquí el apoyo oficial que se está dando a estas
técnicas en la ciudad de Roma ya que, no sólo contamos con la posibilidad de
visitar la Vía Flaminia en una sala del Museo Nazionale Romano de las Termas
de Diocleciano, sino también y desde hace poco, la tumba etrusca Regolini
Galassi, en este caso en los Museos Vaticanos.13 El apoyo que museos e ins-
tituciones dan a las nuevas tecnologías sin duda ayudará a mejorar estos
primeros experimentos.
13 Hay numerosos artículos de prensa sobre ello, por ejemplo: http://www.archeomatica.it/ict-beni-cultu-
rali/la-tomba-etrusca-regolini-galassi-visitabile-in-3d
79
de la Università di Foggia (De Felice, 2008). Se trata de una iniciativa en la
que se quieren estudiar las relaciones entre arqueología y documentación
tridimensional y explorar todo su potencial con la integración de datos en un
motor de juegos. En este marco se está llevando a cabo un trabajo de rea-
lidad virtual para hacer visitables las distintas fases de uso de la Basilica de
Faragola (Fig. 44):
«Una disciplina che lavorasu frammenti non può non avere come obiettivo
priori-tario ricostruire, rendere vivo e comprensibile il passato, muovendosi nel
vuoto che separa le tracce dall’immagi-nazione. […] Gli strumenti 3D e la loro
applicazione alla metodologia di documentazione ci invitano infatti a realizzare
modelli ne iquali non sia visualizzata soltanto la ricostruzione di siti archeologici,
ma in cui sia reso visibile e tracciabile lo stesso processo di scavo e sia “traspa-
rente” la metodologia di indagine attraverso cui giungere aquella o possibili altre
ricostruzioni. […]Su questi presupposti abbiamo elaborato una “macchina del
tempo”, attraverso cui sia possibile navigare interattivamente nel sito, passando
continuamente, in realtime e a discrezione dell’utente, da una modalità “come è
oggi” a “come gli archeologi lo immaginano”».14 (De Felice, 2008, 17-20).
14 «Una disciplina que trabaja con fragmentos debe tener como objetivo prioritario reconstruir, hacer vivo
y comprensible el pasado, moviéndose en el vacío que separa los restos de la imaginación. […] Los instru-
mentos 3D y su aplicación a la metodología de documentación nos invitan de hecho a realizar modelos en
los que no solamente pueda ser visualizada la reconstrucción de los sitios arqueológicos sino en los que
también sea visible el mismo proceso de excavación y sea transparente la metodología de investigación a
través de la cual se llega al resto de reconstrucciones. […] Sobre estos propósitos hemos elaborado una
“máquina del tiempo” mediante la cual sea posible navegar interactivamente en el yacimiento, pasando con-
tinuamente, en tiempo real y según la voluntad del espectador, de una modalidad “como es hoy” a “como
los arqueólogos lo imaginan”.»
80
Figura 44.- Algunas imágenes de la llamada “Time Machine” del sitio de Faragola, realiza-
da dentro del Progetto Itinera. (http://www.archeologiadigitale.it/progetti/timemachine/
timemachine.html).
81
Capítulo 3
Aplicación de la arqueología
virtual al horno de Montesa
El enfoque metodológico al uso de la arqueología virtual no se explica
sin su aplicación a un caso real que permita mostrar el alcance práctico que
puede tener este campo de nuestra disciplina. Como se ha visto en el primer
apartado, el uso de estas técnicas en el ejemplo concreto del horno de Mon-
tesa nos ha permitido enriquecer en gran medida el estudio arqueológico del
mismo. Posteriormente, hemos visto de forma más teórica y con un acerca-
miento historiográfico, qué es la arqueología virtual y cómo se integra en la
metodología de nuestra disciplina. En el presente apartado vamos a explicar
cómo hemos realizado, tanto la estratigrafía tridimensional, como las distin-
tas reconstrucciones y la aplicación virtual para realizar la visita interactiva
del horno de Montesa.
85
— Poder llevar a cabo la toma directa de medidas de las distintas UE en
cualquier punto de las mismas, pese a que debemos tener en cuenta siempre
que las medidas son relativas ya que, realmente, están determinadas por las
cotas que fueron tomadas con estación total durante el desarrollo de la exca-
vación y registradas en las hojas de UE.
86
IMPORTACIÓN DEL MODELO TRIDIMENSIONAL DEL HORNO A BLENDER
En este primer paso, se ha importado formato OBJ el modelo fotogramé-
trico del horno de cal y se ha situado correctamente en los ejes X, Y, Z del
espacio 3D. Hemos elegido éste modelo y no el generado mediante el esca-
neado láser debido a su menor peso en MB. Otra opción hubiera sido aplicar
un modificador decimate sobre el modelo láser y así reducir el número de
caras del mismo, pero hemos preferido usar un modelo «en bruto» sin mo-
dificar, por lo que el fotogramétrico ha sido la mejor opción.Después hemos
dividido el modelo en diversas partes según los cambios de tonalidad que se
aprecian en las fotografías y en la textura fotogramétrica. Precisamente, por
problemas de la «fotogrametría involuntaria», la textura generada no resul-
ta útil ya que presenta algunas partes demasiado quemadas por el sol que
dificultan la comprensión del modelo; es por ello, por lo que hemos decidido
texturizar el modelo de forma manual con imágenes modificadas extraídas
de las originales que, además, permiten diferenciar mejor las distintas partes
de la estructura (Fig. 45).
87
CREACCIÓN DE LA SECCIÓN ESTRATIGRÁFICA
Se ha llevado a cabo entonces el guardado de un nuevo archivo .blend,
donde se ha seccionado el horno de forma vertical a lo largo del eje Y (sec-
ción NO-SE). Al tratarse de una estratigrafía 3D, pueden realizarse cuantas
secciones se quiera y en la dirección que se desee. El frente de la sección de
la «caja del horno» se ha cubierto entonces con un nuevo plano al que se le
da una textura determinada que permita diferenciarlo más adelante del resto
de las UE que se van a ir añadiendo (Fig. 47).
MODELADO DE LA PRIMERA UE
Volviendo al archivo .blend original, hemos modelado la primera de las UE,
es decir, la más antigua de todas (UE 312) y, por lo tanto, la que se encuentra
en la base del horno. Para ello hemos creado un plano en vista vertical orto-
gonal al que he situado en la posición correcta siguientdo por la planimetría
de AutoCad y por las imágenes de cada unidad estratigráfica que nos fueron
proporcionadas por Global Geomática S.L. Hemos subdividido varias veces
el plano hasta tener una geometría compleja y extruyéndolo en el eje Z.
88
Figura 48.- a) Vista cenital del mallado de la UE 312;
b) textura «tileada» de la UE 312, obtenida de una de las fotografías de la misma;
c) renderizado de la UE 312 sobre un modelo del horno sin texturas.
89
Después, tras agrupar los vértices inferiores, se les ha aplicado el modifica-
dor shrinkwrap consiguiendo de este modo que se acoplen perfectamente a
la geometría del horno de cal. De esta forma, disponemos ya de la superficie
inferior de la UE 312 (Fig. 48).
Para realizar la superficie superior, nos hemos guiado por las cotas de
nivel presentes en la hoja de UE, restando las inferiores a las superiores para
conocer la potencia de la UE y trasladando esta información a los distintos
puntos del modelo tridimensional de la UE. Posteriormente, se ha modificado
la superficie mediante edición proporcional aleatoria para darle la rugosi-
dad que tiene un estrato de ceniza y tierra. Finalmente, hemos obtenido la
textura de las fotografías de la UE que ha sido acoplada al modelo tras un
proceso de «tileado»1 que evita la presencia de cambios de tono bruscos a la
hora de repetir el patrón.
Figura 49.- Dos vistas de la sección del horno con la UE 312 ya incluida
1 El proceso de tileado consiste en la realización de texturas modificadas de tal manera que, al repetirse
sobre una superficie, hagan imperceptible la unión de la misma, dando lugar a una superficie más homo-
génea.
90
Figura 50.- Proceso de modelado de un derrumbe (UE 310) sobre la base de varias foto-
grafías y las cotas de nivel
Figura 51.- Proceso de modelado de un muro (UE 309) sobre la base de una ortofoto del
mismo, varias fotografías y las cotas de nivel
91
MODELADO DEL RESTO DE UE
El proceso para el modelado del resto de las unidades estratigráficas es
igual que el llevado a cabo para la realización de la UE 312, con excepción de
aquellas UE de derrumbes (UE 311) o estructuras construidas (UE 309) para
las que se han usado las fotografías y ortofotos disponibles sobre las cuales
se han «dibujado» en Blender los límites de las distintas rocas, intentando
así obtener un modelo lo más preciso posible de las mismas (Fig. 50 y 51).
Figura 52.- Sección de la estratigrafía con el muro (UE 309) como última unidad estrati-
gráfica
92
Figura 53.- a) Cubos vistos en
perspectiva; b) cubos en vista
ortogonal
— Vista ortográfica: no usa puntos de fuga sino líneas paralelas que nun-
ca convergirán entre sí. Los objetos aparecen siempre con su tamaño real, se
encuentren a la distancia a la que se encuentren del espectador.
¿Qué ocurre si usamos ambos modos para visualizar una estructura ar-
queológica desde una vista cenital, es decir, como si quisiéramos plasmarla
en un plano? Como podemos ver en la siguiente imagen (Fig. 54), el fondo del
horno parece mucho más pequeño en la vista de perspectiva al encontrarse
93
Figura 54.- Arriba, a la izuierda, vista cenital del modelo 3D del horno de Montesa en
modo ortogonal; a la derecha, la misma vista en perspectiva; debajo, vista de la planime-
tría del horno en Autocad
más alejado, mientras que en la vista ortográfica lo vemos sin ningún tipo de
deformación, con sus medidas exactas. Estamos aquí ante una ortofoto que
nos permitiría tomar medidas reales sobre el papel —algo que no se puede
hacer en una foto normal—.
95
Como ha quedado demostrado, resulta imprescindible el uso de la vista
ortográfica a la hora de realizar planos y dibujos arqueológicos. Así asegura-
mos la fiabilidad métrica de nuestro dibujo y permitimos la correcta impor-
tación del archivo de AutoCad a Blender para comenzar la reconstrucción.
Así mismo, también se ha vuelto a poner de manifiesto cómo un trabajo de
arqueología virtual puede corregir algunos de los errores que se hayan po-
dido cometer durante el proceso de documentación y, por tanto, ofrecer una
representación más acertada de los datos recogidos.
96
La excavación arqueológica
La Fase IV, correspondiente al abandono del cobertizo, se ha considerado
de menor interés histórico y por ello no ha sido reconstruida de forma virtual,
mientras que para la Fase V realmente carecemos de una cantidad de datos
suficiente que nos permita plantear una reconstrucción interesante y verídi-
ca. El último momento que hemos reconstruido, en el que se recrea la exca-
vación arqueológica, pretende mostrar cómo fueron encontrados realmente
los restos, aunque esto se ha conseguido de forma mucho más efectiva gra-
cias al motor de juego que se explicará más adelante.
97
Figura 57.- Horno de cal tradicional de Galatzó (Islas Baleares). Fue reconstruido por el
taller ocupacional Galatzó V entre 2010 y 2011 y puesto de nuevo en funcionamiento.
También ha servido de ejemplo para reconstruir el horno de Montesa. Fuente: arriba:
http://mestelrich2.blogspot.com.es/2011_12_01_archive.html; debajo: http://elpasado-
delpresente.es/la-puesta-en-valor-de-la-finca-publica/el-horno-de-cal-del-galatzo-v/
98
A la hora de su aplicación a los restos del horno de Montesa en concre-
to, nos hemos basado especialmente en las infografías en 2D presentes en
el trabajo sobre los hornos de cal de Vinaròs (Castelón), que consideramos
buenos paralelos (Baila, Gómez, 2012), pero también en otros diagramas e
imágenes de hornos de cal tradicionales. Además, hemos consultado diver-
sos aspectos técnicos tanto con Jaume Coll, director del Museo Nacional de
Cerámica y Artes Suntuarias «González Martí», como con Laia Fabregat Bolu-
fer, arquitecta de la Universidad de Alicante y experta en Arquitectura Patri-
monial, a quienes agradecemos su inestimable colaboración (Figs. 56 y 57).
Con todos estos datos, hemos reconstruido la arquitectura del horno con
Blender, siempre a partir del modelo fotogramétrico del horno de cal (UE
191) para mantener las proporciones adecuadas. Se han modelado todas
las rocas como objetos independientes para garantizar el mayor realismo
posible y permitir hacer secciones o «cortes» más fácilmente. Pese a todo,
cada parte del horno se encuentra en un grupo o capa diferente, lo que da la
posibilidad de que sean mostradas u ocultadas de forma sencilla. El proceso
completo de reconstrucción ha sido difícil y hemos trabajado al límite de las
capacidades técnicas de nuestro ordenador, consiguiendo, pese a todo, un
resultado bastante satisfactorio (Figs. 58 y 59).
Figura 58.- Captura de pantalla del software Blender durante el proceso de creación de
una de las secciones de la reconstrucción del horno
99
Figura 59.- Dos momentos distintos durante la reconstrucción del horno de Montesa
Desde el siguiente link se puede acceder a un pequeño vídeo en el que se
muestran las distintas partes del horno de cal sobre los restos de la estruc-
tura de combustión que ha llegado hasta nosotros:
https://www.youtube.com/watch?v=YHqUi5rxakU
Figura 60.- Distintos momentos y vistas de la reconstrucción de la caseta del siglo XIX que
se levantó sobre los restos del horno de cal
El cobertizo de mediados del siglo XIX, que pertenece a la Fase III, fue
también bastante sencillo de reconstruir, siempre partiendo del muro UE 309
y de la fosa UE 306. Se simuló un muro de mampuesto como continuación
vertical de UE 309 y un fuerte poste encastrado en UE 306 que soportaban
una techumbre de madera y ramaje. El resto de los muros del cobertizo se
hicieron de madera. Entendemos que se trataba de una caseta provisional
para ser usada durante el trascurso de los trabajos de construcción de la vía
de ferrocarril, cuyo muro norte se construiría de piedra para ofrecer más re-
sistencia al temporal y ayudar a sostener al resto, más débiles. Los datos que
conservamos de este cobertizo, sin embargo, son muy pobres y tenemos que
reconocer que esta reconstrucción es hipotética (Fig. 60).
101
Las reconstrucciones de la explotación agrícola y de la excavación son
aproximadas, utilizando modelos tridimensionales de libre acceso, para dar
simplemente la idea de lo que ocurrió en este pequeño espacio a lo largo de
la historia. Esa es, en cierto modo, una de las posibilidades más interesantes
de este tipo de reconstrucciones: permiten al espectador centrar la vista en
un espacio reducido y ver cómo este se modifica a lo largo del tiempo.
102
La compatibilidad de este software con Blender ha facilitado mucho la
incorporación de los modelos 3D a los entornos virtuales, así como la biblio-
teca de modelos 3D gratuitos de Google Sketchup (http://sketchup.google.
com/3dwarehouse/), de donde hemos conseguido algunos de los modelos
que ambientan las diferentes escenas de la aplicación (Fig. 61).
Figura 62.- Vista de la terraza norte del yacimiento de Quintaret, donde fue hallado el
horno de Montesa. (Cotino et al. 2012, 46).
103
Figura 63.- La misma vista que en la figura anterior, pero dentro de la aplicación del horno
de Montesa
Figura 64.- En esta ocasión, hemos activado alguna de las UE para que sea posible obser-
var de forma virtual dónde fueron excavadas
104
En esta misma escena hemos incluido el modelo fotogramétrico del horno
de Montesa, de modo que pueda observarse tal y como apareció en la exca-
vación. Sin embargo, no hemos querido quedarnos simplemente en ofrecer
un paseo por la recreación virtual de una excavación arqueológica; al fin y
al cabo, el modelo del horno se puede observar mejor en un PDF 3D y ya
existen multitud de fotografías que permiten hacernos una idea de cómo fue
la excavación. Para hacer realmente interactiva y enriquecedora la visita vir-
tual, hemos programado la posibilidad de ir mostrando u ocultando, a modo
de capas, las UE que fueron colmatando el horno y que componen la Matrix
Harris del contexto.
105
recree el proceso de construcción de un horno de cal, tal y como se habría
hecho en el siglo XVIII (Fig. 66).
Figura 65.- Vista del horno de cal en funcionamiento, tal cual podría ser observado en el
siglo XVIII
Aquí puede verse un vídeo en el que se muestra cómo funciona esta apli-
cación:
https://www.youtube.com/watch?v=_aUKxqyh9xE
106
Capítulo 4
Puesta en valor y divulgación
No queríamos dejar pasar esta oportunidad para ocuparnos también de
otro de los temas que más preocupan a la arqueología en la actualidad:
la difusión, no sólo de sus resultados, sino también de su forma de traba-
jar. La arqueología es una ciencia que hoy más que nunca necesita de una
profesionalización que, entre otras cosas, pasa por la justificación social y
la eliminación de mitos. Basta de Indianas Jones, pistolas y explosiones:
debemos mostrar en público nuestra verdadera forma de trabajar, nuestra
metodología y sus resultados más allá de los «grandes hallazgos». Es nece-
saria una correcta divulgación arqueológica y, para ello, debemos aprovechar
los nuevos medios de la llamada web 2.0.
109
ido actualizando periódicamente según se llevaban a cabo avances intere-
santes. Se tuvo especial precaución con la publicación de determinados datos
o imágenes ya que, como ya hemos indicado, los resultados de la excavación
todavía no habían sido publicados. Hemos de ser cautos, pero si tenemos en
cuenta que este tipo de divulgación no constituye en ningún modo una pu-
blicación a efectos legales —ya que hablamos siempre de prepints o pre-pu-
blicaciones— no debemos tener demasiado miedo a conectar nuestro trabajo
con la sociedad. Los beneficios a la hora de enriquecer el conocimiento de
nuestro pasado y poner en valor el patrimonio cultural son enormes.
«Las redes sociales son pues el exponente más completo de la llamada web
social, y por ende de la web social científica. Los investigadores, y otras perso-
nas de la actividad científica (editores, revisores, docentes, desarrolladores de
aplicaciones, documentalistas,…) de forma individual, a través de entidades o
grupos, se relacionan y se comunican de forma instantánea, simultánea e inte-
ractiva para compartir resultados, proyectos, recursos, informaciones y docu-
mentación.” (Zapata-Ros, 2011, 8).
110
sugerencias a la hora de realizar la investigación sobre el horno de Montesa,
caminando en muchas ocasiones entre la divulgación y la investigación.
111
Durante la puesta en marcha de esta estrategia de difusión encontramos
muchas trabas que tuvimos que superar para poder llegar a todo el mundo.
Principalmente se debieron a que, como ocurre en otras tantas investigacio-
nes, los datos con los que trabajábamos estaban sin publicar. La inmediatez
informativa que caracteriza a la sociedad actual tiene el gran atractivo de
poder mostrar el desarrollo de los trabajos arqueológicos día a día y esto im-
plica hallazgos inesperados que, obviamente, no han sido publicados todavía.
Este tipo de publicaciones que se adelantan al artículo «oficial» constituyen
una serie de preprints que permiten llegar antes al público, mostrar las en-
trañas de una investigación y crear interés ante la publicación final.
112
c) no mostrar imágenes originales que no hubieran sido publicadas, utili-
zando siempre imágenes de baja-media resolución que habían sido modifica-
das de algún modo, con derechos Creative Commons o directamente creadas
por nosotros;
113
Capítulo 5
Conclusiones
Durante la realización de este trabajo de investigación, se han conseguido
muchos de los objetivos planteados al inicio, se han obtenido algunos resul-
tados inesperados y algunas otras cosas han quedado en el tintero. Nuestro
objetivo de centrarnos en el estudio pormenorizado de una estructura y su
contexto arqueológico ha sido cumplido con creces, mostrando las posibili-
dades de la arqueología virtual a la hora de analizar y reconstruir los datos
arqueológicos.
Este trabajo nos ha servido, además, para sondear los límites de una
de las técnicas de levantamiento tridimensional que más importancia están
cobrando en los últimos años: la fotogrametría digital. Gracias a la disposi-
ción del modelo láser del horno, hemos podido comprobar la exactitud de un
levantamiento fotogramétrico realizado a posteriori, sin fotografías expresa-
mente tomadas para ello, con todas las ventajas que el desarrollo de esta
práctica puede tener a la hora de recuperar una imagen precisa del patrimo-
nio perdido —ya que, por desgracia, el patrimonio perdido nunca se puede
recuperar—.
117
restos no resultaban atractivos. Gracias a las distintas técnicas de arqueo-
logía virtual hemos conseguido hacer atrayente e interesante una parte de
nuestro patrimonio que, de otro modo, habría pasado totalmente desaperci-
bida para el público en general, interesando sólo a expertos en la materia. Un
horno de cal no es una villa romana, ni un castillo medieval, carece de monu-
mentalidad y su huella arqueológica es verdaderamente pobre. Las distintas
recreaciones 3D, la búsqueda y publicación de información «en directo» en el
blog, y la creación de la aplicación de visita interactiva El Horno de Montesa,
han conseguido encender en mucha gente la llama del interés por este tipo
de hornos pre-industriales.
Todo este trabajo concluye con una valoración muy positiva de la in-
vestigación y puesta en valor realizada no sólo de una parte del patrimonio
de Montesa sino también de los hornos de cal en general, parte de nuestro
pasado preindustrial que se está perdiendo. La arqueología virtual ha tenido
mucho que ver en esta puesta en valor, demostrando las posibilidades de las
nuevas tecnologías para acercar el patrimonio a la sociedad. Éstas no deben
ser «aislantes» sino «conductores» en nuestro trabajo, permitirnos relacionar-
nos más y mejor, hacer llegar a todo el mundo con mayor facilidad no sólo
los resultados sino también los procesos de nuestras investigaciones. De este
modo, la arqueología virtual se desvela también como una interesante he-
rramienta para garantizar la transparencia científica, primer paso hacia una
divulgación de calidad.
118
Anexo I
Análisis antracológico del
horno de cal de Montesa
121
Estructura Q036
UE 308 312
Taxones Nº Nº %
Cistus sp. (jara) 19 11,18
Daphne/Thymelaea (de la familia del torvisco) 2 1,18
Juglans sp. (nogal) 19
Labiada (de la familia del tomillo) 37 21,76
cf. Labiada 5 2,94
Leguminosa (de la familia de la genista) 62 36,47
Monocotiledónea tp. Chamaerops (palmito) 7 4,12
Quercus perennifolio (carrasca-coscoja) 4 2,35
Rhamnus-Phillyrea (aladierno-labiérnago) 8 4,71
Tamarix sp. (taray) 5 2,94
Corteza 4 2,35
Angiosperma indeterminable 1 17 10
Total 20 170 100
Cistus sp.
Daphne/Thymelaea
Labiada
Leguminosa
Quercus perennifolio
Rhamnus-Phillyrea
Tamarix sp.
Corteza
Angiosperma indet.
122
Es posible que entre los taxones leguminosa y labiada estén presentes
diversas especies, pero la similitud de su anatomía nos ha impedido identificar
los carbones más allá del rango de familia; así, entre las leguminosas, serían
características de nuestra zona de estudio las genistas o las aliagas, mientras
que las labiadas podrían englobar diversas especies de salvia, tomillo y otras
aromáticas. De este modo, la riqueza del matorral sería mayor de lo que se
evidencia a partir del análisis de los carbones.
123
Anexo II
Análisis de C14 de la UE 312
Con el objetivo de conocer la cronología aproximada de la última cocción
que se llevó a cabo en el horno de Montesa, hemos realizado una datación de
C14 de la UE 312, sobre una muestra de un elemento singular de vida corta
(semilla de Ruscus sp).
127
68.3 (1 sigma)
cal AD 1697-1725 0.312
1814-18350.212
1877-19170.470
1952-19540.006
95.4 (2 sigma)
cal AD 1690-1730 0.259
1810-19250.727
1951-1955*0.014
Figura 70.- Datación de Carbono 14. Calibración realizada con Calib 7.0 html.
128
Anexo III
Lista de unidades estratigráficas
del horno de cal de Montesa
A continuación se presenta el listado de UE que se mencionan a lo lar-
go del presente trabajo. Agradecemos enormemente la disponibilidad de los
profesionales de Global Geomática S.L., que nos cedieron amablemente estas
fichas de unidades estratigráficas para poder llevar a cabo nuestro trabajo.
131
Figura 71.- Vista ortogonal de la estructura de combustión u horno. UE 191.
132
UE 191
Sector: Quintaret.
Técnica: Excavación.
Se adosa a: -
Cubre a: -
Corta a: UE 349.
Comentarios: -
Cronología: Contemporánea.
133
Figura 72.- UE 302
134
UE 302
Sector: Quintaret.
Fecha: 16/01/2012.
Tipo: Relleno.
Se adosa a: UE 305.
Interpretación: -
Autor: Pignatelli.
135
Figura 73.- UE 303
136
UE 303
Sector: Quintaret.
Fecha: 16/01/2012.
Tipo: Relleno.
Cubre a: 304.
Cronología: Contemporánea.
Autor: Pignatelli.
137
Figura 74.- UE 304
138
UE 304
Sector: Quintaret.
Fecha: 16/01/2012.
Tipo: Relleno.
Composición: -
Cubre a: UE 349.
Interpretación: -
Cronología: -
Autor: Pignatelli.
139
Figura 75.- UE 305
140
UE 305
Sector: Quintaret.
Fecha: 16/01/2012.
Tipo: Relleno.
Cubre a: 308.
Autor: Pignatelli.
141
Figura 76.- UE 306
142
UE 306
Sector: Quintaret.
Fecha: 28/01/2012.
Tipo: Fosa.
Altura: 52 cm.
Corta a: UE 349.
Autor: Pignatelli.
Imagen: Fig.76.
143
Figura 77.- UE 307
144
UE 307
Sector: Quintaret.
Fecha: 28/01/2012.
Tipo: Relleno.
Cubierto a: UE 349.
Rellena a: 306.
Interpretación: -
Materiales: Ninguno.
Autor: Pignatelli.
145
Figura 78.- UE 308
146
UE 308
Sector: Quintaret.
Fecha: 28/01/2012.
Tipo: Relleno.
Interpretación: relleno.
Autor: Pignatelli.
147
Figura 79.- UE 309
148
UE 309
Sector: Quintaret.
Fecha: 28/1/2012.
Tipo: Muro.
Rellena a: UE 191.
Se adosa a: UE 191.
Cubre a: UE 305.
Cronología: Contemporánea.
Autor: Pignatelli.
149
Figura 80.- UE 310
150
UE 310
Sector: Quintaret.
Fecha: 9/02/2012.
Tipo: Estructura.
Cubre a: UE 311.
Se adosa a: UE 191.
Autor: Pignatelli.
151
Figura 81.- UE 311
152
UE 311
Sector: Quintaret.
Fecha: 13/02/2012.
Tipo: Relleno.
Cubre a: UE 312.
Rellena a: UE 191.
Autor: Pignatelli.
153
Figura 82.- UE 312
154
UE 312
Sector: Quintaret.
Fecha: 13/02/2012.
Tipo: Relleno.
Cubre a: UE 349.
Rellena a: UE 191.
Autor: Pignatelli.
Imagen: Fig.82.
155
Figura 83.- UE 777
156
UE 349 (roca madre)
UE 777
Sector: Quintaret.
Fecha: 1/02/2012.
Tipo: Fosa.
Técnica: Excavación.
Altura: 85 cm.
Interpretación: -
Cronología: Contemporánea.
Autor: Pignatelli.
157
Anexo IV
Recursos externos
El autor ha considerado conveniente incluir en este libro el material de
trabajo original para que pueda ser consultado por el usuario de este libro.
Todos los archivos facilitados han sido alojados en la nube para su descarga
por carpetas independientes (a la izquierda en Google Drive y a la derecha
en Dropbox). La estructura de las carpetas, su contenido y enlaces son los
siguientes:
w
Modelo 3D Fotogramétrico (475 MB) w
w
Modelo 3D láser (14,5 MB) w
w
Estratigrafía (175 MB) w
w
Reconstrucciones virtuales (1,90 B) w
w
Visita virtual al horno de Montesa (171 MB) w
161
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