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Arqueología virtual para la

Colección Monografías 2

documentación, análisis y
difusión del patrimonio
El horno de cal de Montesa (Valencia)

Pablo Aparicio Resco

e- Dit ARX
PUBLICACIONES DIGITALES
Colección Monografías 2

Arqueología virtual para la


documentación, análisis y
difusión del patrimonio
El horno de cal de Montesa (Valencia)

Pablo Aparicio Resco

e- Dit ARX
PUBLICACIONES DIGITALES
© De la edición: e-DitARX Publicaciones digitales
© Del texto: Pablo Aparicio Resco
© De las imágenes: Pablo Aparicio Resco
Global Geomática S.L.

Quedan prohibidos, dentro de los límites contemplados por la


legislación vigente, la reproducción total o parcial de esta obra por
cualquier medio o procedimiento, sea informático o mecánico, el
alquiler o cualquier otra forma de cesión sin la previa autorización
por escrito de los titulares.

ISBN 978-84-941758-8-6
Depósito Legal: CS 289-2015
A Daniel Tejerina, amigo y maestro apasionado
que me abrió las puertas a este mundo
con su paciencia e ilusión.
6
AGRADECIMIENTOS
La realización de este trabajo no hubiera sido posible sin la colaboración
de los profesionales de Global Geomática S.L., que me cedieron tanto el
modelo 3D del horno de Montesa, como toda la documentación de registro
de la excavación; sin la doctora Oreto García Puchol, directora de la tesina
presentada en el verano de 2013 en la Universidad de Valencia, que puso
freno, cuando había que ponerlo, a mi excesivo entusiasmo y me concedió
total libertad a la hora de plantear el trabajo. Tampoco habría sido posible
sin Crispín Atiénzar Requena, que vio nacer y crecer este proyecto y aguantó
mis dudas, quejas, ideas y propuestas, en interminables cafés y comidas. La
mitad de este trabajo, sin embargo, está dedicada íntegramente a los alum-
nos y profesores del Curso de Virtualización del Patrimonio de la Universidad
de Alicante, cuyas aportaciones e ideas han sido fundamentales en todas las
fases de trabajo. Finalmente, los agradecimientos especiales se los llevan
mis padres, sin los que hubiera sido imposible si quiera estar estudiando en
Valencia, y mis amigos, fantástico apoyo para olvidarme de vez en cuando de
Blender y la arqueología.

7
8
Índice
AGRADECIMIENTOS 7

Introducción11
El horno de Montesa: contexto arqueológico, estratigrafía, fases 17
EL ENTORNO Y LA EXCAVACIÓN 19

EL HORNO Y SU CONTEXTO ESTRATIGRÁFICO 22

EL HORNO DE MONTESA: 36

UN EJEMPLO DE HORNO DE CAL TRADICIONAL 36

Arqueología virtual: metodología y principales líneas de trabajo 47


¿ES LA ARQUEOLOGÍA VIRTUAL UNA DISCIPLINA? 50

DOCUMENTACIÓN, ANÁLISIS Y DIFUSIÓN 53

Aplicación de la arqueología virtual al horno de Montesa 83


MODELADO 3D DE LA ESTRATIGRAFÍA DEL HORNO DE MONTESA 85

RECONSTRUCCIÓN DE LAS DISTINTAS FASES ARQUEOLÓGICAS 96

DISEÑO DE LA APLICACIÓN «EL HORNO DE MONTESA» 102

Puesta en valor y divulgación 107


Conclusiones115
Análisis antracológico del horno de cal de Montesa 119
Análisis de C14 de la UE 312 125
Lista de unidades estratigráficas del horno de cal de Montesa 129
Recursos externos 159
Bibliografía163
Introducción
L’impiego delle tecnologie digitali trivi le sue più profonde motivazioni
solo nella prospettiva globale di accompagnare l’intero percorso di
conoscenza, come supporto per documentare, come sostegno all’analisi,
come strumento per immaginare in fase di sintesi e, solo in ultima is-
tanza, come mezzo di comunicazione .

(De Felice, 2012, 13)

Vivimos en una de las épocas más fascinantes para el estudio del patri-
monio. Por encima de las penurias económicas pasajeras, estamos inmersos
en una excitante transición en la que la tecnología digital es la principal pro-
tagonista: año tras año avanzamos hacia una forma de hacer arqueología en
la que la informática cada vez tiene más peso y tenemos la posibilidad de
estudiar los restos del pasado con herramientas que, hasta hace poco, solo
cabían en novelas de ciencia ficción. Esto no es, sin embargo, señal de haber
encontrado el santo grial de la investigación arqueológica: para que cualquier
herramienta sea útil en nuestra disciplina es necesario desarrollar un modo
de uso acorde con la metodología arqueológica pues los avances informáti-
cos, por si solos, no garantizan mejores resultados.

El trabajo que aquí se presenta es el resultado de un año de trabajo en


torno a un bien patrimonial concreto y acotado: un horno de cal de época
contemporánea que fue hallado en las proximidades de Montesa (Valencia)
durante unos trabajos de excavación para la construcción de las vías del AVE
Madrid-Valencia. El estudio de esta estructura arqueológica fue la excusa
para poner en práctica diversas técnicas de la arqueología virtual, que van
desde la fotogrametría digital a la creación de una visita virtual en un motor
de juegos, y observar cómo estas nos ayudan en nuestro trabajo como ar-
queólogos. Lo que aquí puede leerse es una versión ampliada del trabajo final
del Máster de Arqueología de la Universidad de Valencia que presentamos
en julio de 2013 y que he creído necesario publicar como una monografía
para luchar contra lo que siempre nos quejamos e impedir que nuestras

13
publicaciones queden ocultas en cajones —o discos duros— a los que muy
pocas personas pueden tener acceso.

El principal objetivo de este trabajo fue el de llevar a cabo una investigación


arqueológica desde el punto de vista de la arqueología virtual que permitiera
mostrar algunas de las posibilidades reales de este campo de la arqueología
que cada vez se va configurando con más fuerza como una nueva disciplina, al
lado de otras como la geoarqueología, la arqueología de la arquitectura, etc.
Hay que destacar que el desarrollo de estas técnicas se encuadra de forma
plena en el trabajo arqueológico: las principales novedades, en la actualidad,
apuntan hacia la virtualización integral de los yacimientos, desde la fase de
excavación hasta la posterior divulgación. Por ello, el trabajo multidisciplinar
es fundamental para el desarrollo de la arqueología virtual, y la coordinación
de un arqueólogo resulta clave. Durante la toma de datos tridimensionales,
el desarrollo de las distintas aplicaciones, la creación de las reconstrucciones
virtuales, etc., surgen preguntas que solo la arqueología puede responder.

A partir de este objetivo principal se marcaron una serie de metas con las
que comprenderemos mejor la aplicación de la arqueología virtual:

— Poner en valor la documentación tridimensional de una excavación


para un mejor estudio de la estratigrafía y los contextos excavados, que
permita conservar una mayor cantidad de información y llegar a inter-
pretaciones más sólidas.

— Llevar a cabo de forma lógica la reconstrucción de las distintas fases


individualizadas durante la excavación.

— Crear una aplicación informática que admita vistas interactivas del


proceso de excavación y de las distintas fases históricas.

— Desarrollar una plataforma de divulgación efectiva desde el inicio de


la investigación. De este modo se intentará socializar y poner en valor
tanto el propio patrimonio como la metodología de nuestra profesión y
las técnicas usadas en arqueología virtual.

Para la puesta en práctica de estos puntos, como ya hemos indicado, se


escogió como objeto de estudio una estructura de combustión, un horno,
hallada en el yacimiento de Quintaret (Montesa, Valencia) a comienzos de
2012 por Global Geomática S.L. La elección de la misma se ha debido a la

14
disponibilidad de su modelo 3D, realizado mediante escaneado láser en el
momento de la excavación, y a que se adapta perfectamente a las exigen-
cias de un estudio arqueológico de esta extensión y características, donde el
papel de las técnicas de arqueología virtual puede resultar decisivo. Surgen
así unos objetivos puramente arqueológicos de los que también nos hemos
ocupado a lo largo de este estudio:

— Revelar su cronología aproximada, estudiando principalmente los res-


tos antracológicos relacionados con la última combustión (UE 312).

— Descubrir la naturaleza de la estructura de combustión, es decir, con


qué fin fue construida.

— Realizar una hipótesis convincente de la arquitectura que acompañaba


a ese horno en su fase de uso y explicar su funcionalidad concreta.

— Interpretar las distintas fases documentadas durante la excavación de


la estructura.

Como se observará a partir de ahora, las prácticas propias de la arqueo-


logía virtual y el estudio puramente arqueológico e histórico se entrelazan
durante la investigación, siendo en muchas ocasiones inseparables. Esto es
un buen síntoma y queda evidenciado por esa relación simbiótica que existe
entre arqueología virtual y arqueología. Más adelante trataremos el problema
de si la arqueología virtual debe ser considerada o no una disciplina propia
porque resulta muy difícil trazar los límites entre la ilustración, la historia,
la arqueología, la ingeniería gráfica, etc., que compondrían el mosaico de la
arqueología virtual como un summum diferenciado. Aun así, adelantamos
que somos partidarios de considerarlo una rama de la arqueología y así lo
argumentaremos en el apartado dedicado a ello.

No nos cansaremos de repetir que ningún modelo tridimensional o


reconstrucción virtual en el mundo del patrimonio se justifica de forma cien-
tífica sin un estudio histórico-arqueológico previo y paralelo. Por ello, vamos
a comenzar presentando, en el primer capítulo los resultados arqueológicos
de esta investigación, donde será pleno protagonista el horno estudiado y su
contexto; mientras que en la segunda parte del libro nos centraremos en el
análisis de las posibilidades de la arqueología virtual como parte intrínseca de
la metodología arqueológica.

15
Capítulo 1
El horno de Montesa: contexto
arqueológico, estratigrafía, fases
Durante el invierno de 2012 fue encontrada en las proximidades de
Montesa (Valencia) una estructura de combustión cuya cronología, a la luz
del registro arqueológico, resultaba indeterminada. En este apartado nos
encargaremos de presentar los resultados de la excavación, la investigación
posterior en torno a esta estructura y las diferentes hipótesis históricas que
explican el hallazgo.

EL ENTORNO Y LA EXCAVACIÓN
El horno de Montesa se localizó en el marco de las intervenciones
arqueológicas relacionadas con la preparación de las obras del Nuevo Acceso
Ferroviario de Alta Velocidad de Levante, en el tramo Moixent-L’Alcudia de
Crespins. Los trabajos arqueológicos fueron llevados a cabo por la empre-
sa Global Geomática S.L. y dirigidos por los arqueólogos Fernando Cotino
Villa y María Clausi Sifre entre el 9 de enero y el 8 de junio de 2012 y en
ellos destacaron los hallazgos de decenas de silos y de varias estructuras
de combustión entre las que se encuentra el que aquí llamaremos «horno
de Montesa»,1 dentro del yacimiento de Quintaret, cuyo nombre deriva del
topónimo de una de las parcelas en las que se encuentra.

El yacimiento se halla en el término de Montesa (Valencia), a menos de


dos kilómetros al sureste de esta localidad (Fig. 1) y fue localizado durante
las prospecciones arqueológicas llevadas a cabo en el verano de 2009 por la
misma empresa que tres años después lo iba a excavar.

El lugar se sitúa en la parte superior de una suave colina que domina con
facilidad buena parte del Valle de Montesa, delimitado al norte por la sierra
1  La elección de este nombre se debió a la necesidad de no dar información más precisa sobre la localización
del hallazgo hasta el momento en el que fueran publicados los informes preliminares de la excavación. Como
el presente estudio fue elaborado antes de ese momento y quisimos realizar desde el principio una labor de
difusión en la web y las redes sociales (Arqueología en directo), tuvimos que omitir el término «Quintaret»
y usar algo más genérico. La elección final fue «El horno de Montesa».

19
Figura 1.- Mapa de situación en el que se observa la población de Montesa, a la izquierda,
y el área de excavación de Quintaret en torno a las vías del tren, a la derecha

de Enguera y el macizo del Caroig y al sur por la Serra Grossa, en la línea de


confluencia entre los sistemas Ibérico y Bético. Es aquí donde el río Canyoles
traza un gran valle de Oeste a Este —cuya parte central se corresponde con
el Valle de Montesa— que ha constituido a lo largo de toda la historia un paso
natural desde el Levante hacia el interior de la Península (Fumanal, Fernán-
dez Peris, Aura, 1993). A este respecto, la Vía Augusta discurre por el valle
siguiendo el curso del río Canyoles y pasando a unos escasos 650 metros del
yacimiento de Quintaret (Morote, 2002).

Durante la excavación arqueológica, además de seguirse una metodología


tradicional basada en el sistema de estratigrafía Harris y de incorporarse la
información recabada a una base de datos informática y a un sistema de infor-
mación geográfica realizado con GvSig, se llevaron a cabo los levantamientos
tridimensionales de todas las estructuras mediante el uso del escáner láser
(Cotino, Clausi, 2012, 14-15).

La suave pendiente hacia el río Canyoles donde se encuentra el yacimiento


está delimitada por dos pequeños cursos de agua irregulares: al este el barranc
de la Mentirola y al oeste el barranc del Toll y estas características geográfi-
cas delimitan una zona encarada al sol y bien ventilada. Geológicamente se

20
asienta sobre una zona de margas blanquecinas consolidadas y puntualmente
encostradas, denominadas en el habla local como tap, de formación miocé-
nica (Cotino, Clausi, 2012, 16-17; Darder, 1929, 603), caracterizada por una
gran ductilidad que facilita su excavación.

La intervención arqueológica permitió documentar restos de cronología


ibérica en la zona oeste, mientras que en la central fueron excavados dece-
nas de silos de época neolítica junto con alcorques agrícolas de una época
indeterminada y evidencias de plantación de vid, así como varios silos y
construcciones andalusíes. En esta área central fue encontrado también el
horno del que nos ocupamos: una estructura de combustión de grandes
dimensiones que, en un primer momento, fue catalogado como una estructura
de combustión, probablemente romana, en muy mal estado de conservación
(Cotino, Clausi, 2012, 16-17), (Figs. 2 y 3).

Figura 2.- Detalle de la planimetría de Quintaret (ortofoto sobre plano). A la derecha se


observa el horno de Montesa.
21
Figura 3.- Vista de las excavaciones de
Quintaret, con los restos del horno de
Montesa en primer plano. Montesa se en-
cuentra al fondo a la derecha.

Sobre todos estos vestigios, fueron individualizados restos del uso de la


zona durante la construcción de la antigua vía del ferrocarril del siglo XIX,
fundamentalmente material cerámico, postes y restos de varias casetas.

EL HORNO Y SU CONTEXTO ESTRATIGRÁFICO


La gran estructura de combustión (UE 191) hallada en el yacimiento de
Quintaret se encontraba colmatada por diferentes capas de relleno que se
corresponden con las diferentes fases de uso y abandono. A lo largo de las si-
guientes páginas examinaremos la morfología de la estructura y su contexto
estratigráfico.

Morfológicamente este horno está excavado en la roca natural (marga


blanquecina de formación miocénica). Presenta una estructura circular con
un diámetro máximo, en su parte superior, de 4,03 m y un diámetro mínimo,
en la base de la estructura, de 3,05 m (Figs. 4 y 5). La altura media es de
1,8 m, siendo muy variable al encontrarse el horno excavado en una ladera.
Debemos destacar el pequeño escalón o resalte que se aprecia a poca distan-
cia de la base a lo largo de toda la estructura y que será una de las caracterís-
ticas que determine el tipo de horno ante el que nos encontramos. La altura
media de este saliente es de 50 cm, ascendiendo de forma ataludada en la
parte sureste hasta llegar casi al nivel de la boca del horno. En esta zona,
todavía se pueden apreciar tres escalones o calapiés excavados para servir
de apoyo a la hora de acceder al interior de la estructura.

22
Figura 4.- Modelo tridi-
mensional de alta precisión
obtenido mediante el esca-
neado láser. Realizado por
Global Geomática S.L.
a) Arriba: Vista cenital del
modelo tridimensional del
horno de Montesa.
b) Abajo: Vista del horno
desde el perfil izquierdo.

Figura 5.- Fotografía del horno al finali-


zar su excavación. Realizada por Global
Geomática S.L.

23
Como ya hemos indicado, al sureste de la estructura observamos la boca
del horno, delimitada por unas pequeñas rocas encontradas in situ, y justo
frente a la misma un orificio (UE 306) relacionado con una fase posterior. Al
noroeste, en cambio, tenemos otra unidad estratigráfica negativa (UE 777)
que secciona la propia estructura del horno y que pertenece también a otra
fase sucesiva.

En la base del horno se observan tres mampuestos irregulares. En un


primer momento, se pensó que pudieran pertenecer a la base de la parrilla,
pero tras el estudio posterior de este tipo de horno, hemos descartado esta
hipótesis, tratándose quizás de material caído durante la propia cocción.

La pared oeste se conserva en muy buen estado y todavía se pueden


apreciar en ella las improntas de las herramientas utilizadas para excavar la
estructura (Fig. 6). Se trataría de una herramienta o pico con una pala de
7-7,2 cm de longitud y un espesor final de 2 mm, siendo las esquinas de la
pala en ángulo recto.

Figura 6.- Detalle de las


marcas de la herramienta
utilizada en la excavación
de la estructura. Fotografía
de Global Geomática S.L.

24
LA ESTRATIGRAFÍA DEL HORNO
El primer aspecto destacable
del contexto estratigráfico del
horno es que se trata de una se-
cuencia de unidades estratigráficas
aisladas, propiciada por las propias
características de esta estructura
de combustión: una gran fosa den-
tro de la cual se van acumulando
distintos depósitos (Figs. 7 y 8).
Este aparente aislamiento se vio
confirmado, ya desde el momento
de su excavación, por la falta de
conexiones de tipo material que
permitieran establecer relaciones
entre esta estructura y otras del
resto de la planimetría. El contexto
estratigráfico del horno de Montesa
no parecía tener relación temporal
con otros restos de la estratigra-
fía, y estudios posteriores —como
los análisis de 14C— apuntan tam-
bién en esta dirección, por lo que
no realizaremos aquí un estudio en
extensión del yacimiento.

Sí estudiaremos en cambio,
la formación de este contexto.
A continuación se mostrarán las
infografías, las planimetrías y la
matriz Harris que permiten explicar
la secuencia estratigráfica de forma
visual y posteriormente analizare-
mos una a una las distintas fases
arqueológicas que han sido indivi- Figura 7.- Estratigrafía despiezada del horno de
dualizadas. Montesa. Modelo 3D de la estratigrafía.

25
Figura 8.- Sección del horno. Modelo 3D de la estratigrafía.

LAS FASES ARQUEOLÓGICAS


Durante la excavación fueron individualizadas una serie de unidades es-
tratigráficas (véase el Anexo III: Lista de unidades estratigráficas del horno
de cal de Montesa) que han permitido realizar la reconstrucción histórica de
lo sucedido en este pequeño espacio (Figs. 9, 10 y 11). A continuación expli-
camos las distintas fases que las engloban.

Fase I: Construcción y uso del horno (siglo XVIII – mediados del siglo XIX)
El horno de Montesa (UE 191) fue excavado en las margas y usado en
al menos en una ocasión, pues quedan restos de la última cocción (UE 312)
(Fig. 12). Su morfología nos ha permitido determinar que se trata de un
horno de cal o calera tradicional, algo que también concuerda con la geología
de esta zona, rica en piedra caliza (Fig. 13). De su construcción, uso, e inte-
gración en la sociedad rural de la época nos ocuparemos más adelante.

26
La identificación de esta estructura
con una calera se ve soportada, además,
por el tipo de combustible que fue utiliza-
do en esa última cocción y que conocemos
con precisión gracias al análisis antraco-
lógico de la UE 312 realizado por Yolanda
Carrión Marco (véase el Anexo I). De esta
unidad estratigráfica pudo ser recuperada
abundante materia orgánica carbonizada
formada, en su mayor parte, por ramitas
de calibre entre 1 y 5,5 mm de diámetro.
El conjunto de taxones, una vez anali-
zado, nos remitió a la existencia de una
formación de matorral bajo de tipo termo-
mediterráneo dominado por leguminosas,
labiadas y jaras. Los estudios antropológi-
cos sobre el trabajo en los hornos de cal
tradicionales nos remiten también al uso
de este tipo de matorrales como combus-
tible (Sanz, 2005, 63).

Gracias a un análisis de 14C hemos


podido datar esta última combustión (UE
312). Gracias a ella hemos podido deter-
minar que existen un 95% de posibilidades
de que esta fase se encuadre en un mo-
mento entre 1690 y 1925, con un 74% de
probabilidad de que la fecha real se en-
cuentre en el intervalo comprendido entre
1810 y 1825. Esta información, sumada a
la presencia de estructuras de la Fase III
datadas en la década de 1850 y de varias
capas de abandono (Fase II) entre la últi-
ma combustión y los restos de la Fase III,
nos puede permitir adscribir el horno y su
fase de uso a los inicios del siglo XIX.

Figura 9.- Matrix Harris del horno

27
UE 306
UE 302

UE 307

UE 309

UE 312 UE 191

UE 310

UE 311
UE 305

UE 308
UE 304

0 1 2m UE 303
UE 777

SUELO 1

SUELO 2
UE 309 UE 302

UE 305 UE 307
UE 191

UE 306
UE 308 UE 310

UE 311
UE 312

0 1 2m

Figuras 10 y 11.- Planimetría y sección del horno de Montesa con todas las UE registradas

28
Figura 12.- Sección de la estratigrafía de la Fase I en dos vistas diferentes

Figura 13.- Reconstrucción de la Fase I: construcción y uso del horno

29
Figura 14.- Ortofoto del modelo tridimensional de la estratigrafía de la Fase II antes de la
deposición de UE 308. Derecha: sección de la estratigrafía de la Fase II.

Figura 15.- Reconstrucción de la Fase II antes de la caída de las últimas


rocas que formaban los muros del horno

30
Fase II: Abandono del horno
Posteriormente hemos documentado una fase en la que el horno es
abandonado y el estrato de carbones de la última cocción (UE 312) se cubre
lentamente por una capa de la tierra calcárea que rodeaba la estructura
(UE 311), (Fig. 14).

En este momento todavía se encontraría en pie la parte baja de los muros


del horno (Fig. 15) que, poco a poco, fue desprendiéndose dentro de la
estructura formando un nuevo nivel, en este caso de rocas (UE 310). Éste
fue cubierto a su vez por otra capa de tierra (UE 308) que probablemente se
formaría lentamente debido principalmente a la acción del viento y la lluvia.

En este último nivel (UE 308), se encontraron algunos fragmentos cerá-


micos comunes con decoración de manganeso de época bajo medieval. En
un principio se pensó que podrían aportarnos la fecha ante quem del hor-
no, teniendo que ser éste de cronología anterior a la Baja Edad Media. Sin
embargo, los análisis de 14C posteriores, como ya hemos apuntado, desechan
esta teoría, al fechar el horno en época contemporánea. Estos fragmentos
deben ser sin duda material removido y arrastrado desde niveles superiores.

Fase III: Cobertizo (hacia 1850)


Sobre el último nivel de abandono se documenta otro estrato de gran
potencia (UE 305) formado también por tierra de la zona. Se trata probable-
mente de la capa usada para nivelar el orificio del horno, que ya se encontraba
semicubierto, y aprovechar parte de sus paredes para cimentar un muro (UE
309) que probablemente perteneció a un cobertizo realizado para servir de
cobijo a los trabajadores que se encargaron de levantar las vías de ferrocarril
en el siglo XIX (Fig. 16).

Se trata de un murete de orientación este-oeste, de 1,70 m de longitud,


de obra seca, realizado con mampuestos irregulares dispuestos en hiladas
dobles, conservándose un máximo de dos. Su extremo este se apoya en
la pared del horno mientras que su extremo oeste, en cambio, hunde sus
cimientos dentro de UE 305 hasta una cota más profunda.

31
Figura 16.- Vista cenital y sección de la Fase III

Figura 17.- Reconstrucción de la caseta del siglo XIX que fue levantada en la Fase III.
Izquierda: momento de la construcción donde se aprecia el muro cimentado y el poste
inserto en el orificio UE 306. Derecha: reconstrucción final de la caseta.

32
La pequeña fosa UE 306 es probablemente el orificio para un poste
relacionado con el muro UE 309, y por lo tanto, con el cobertizo que hemos
documentado en esta fase (Fig. 17).

La Comunitat Valenciana, a mediados del siglo XIX, daba sus primeros


pasos hacia una incipiente industrialización. Para empezar a dotar el territorio
de un buen sistema de infraestructuras de comunicación, resultó un paso
decisivo la inauguración, el 1 de noviembre de 1858, del tramo de ferrocarril
entre la Alcudia de Crespins y Moixent que formaba parte del gran proyecto
para hacer llegar las primeras locomotoras «de la Corte al Mediterráneo». De
esta forma se buscaba unir el pujante puerto del Grao de Valencia con las
tierras del interior y así incentivar el comercio valenciano. Es en este contexto
en el que podemos incluir el uso de esta caseta (Cotino, Clausi, 2012, 10).

Figura 18.- Sección de la Fase IV. Se pueden observar las diferentes UE de abandono del
cobertizo dieciochesco.

33
Fase IV: Abandono del cobertizo
Posteriormente fueron documentadas una serie de unidades estrati-
gráficas que se corresponden con el abandono de esta estructura, que fue
desmantelada. Así, la fosa UE 306 donde se había encastrado un poste se
colmató de tierra (UE 307) y posteriormente se cubrió lo que había sido el
interior del cobertizo y el área al sur del mismo (UE 302) (Fig. 18). En este
estrato de tierra fueron encontrados fragmentos de cerámica bizcochada,
loza blanca (Fig. 19) y cerámica de cocina vidriada de color naranja, muchos
de ellos coincidentes con una cronología del siglo XIX pero otros de tipología
medieval, siendo así un depósito compuesto probablemente con tierra extraída
de la propia excavación de la via de ferrocarril. Lo poco que se podía apreciar
del antiguo horno y de esta caseta acabó siendo cubierto por otro estrato de
tierra superficial (Suelo 2).

Figura 19.- Perfil y fragmento de loza blanca, probablemente del siglo XIX

Fase V: Uso agrícola del suelo I


Estas dos últimas fases se corresponden con el uso del suelo desde finales
del siglo XIX y durante todo el siglo XX. Están ya desvinculadas del horno
de cal y en ellas se han podido documentar evidencias de al menos dos
momentos de uso agrícola del terreno.

A esta fase se vincula una fosa (UE 777) y sus rellenos (UE 303 y 304).
Esta fosa corta al Suelo 1, a la estructura del horno (UE 191) y a la propia
roca madre (UE 349) y se trata probablemente de una fosa abierta para la
plantación de un árbol (Fig. 20).

34
Figura 20.- Sección estratigráfica donde se representan las UE de la Fase V y Fase VI,
además de Suelo 2, cortada por la fosa UE 777

Fase VI: Uso agrícola del suelo II


La última fase documentada es
el Suelo 1 que se corresponde con
los cultivos de naranjos. Estos fue-
ron retirados con máquina durante
la excavación (Fig. 21).

Figura 21.- Reconstrucción de la última


fase, caracterizada por el cultivo de
naranjos

35
EL HORNO DE MONTESA:
UN EJEMPLO DE HORNO DE CAL TRADICIONAL
Después de repasar el contexto estratigráfico en el que se encuadra el
horno de Montesa, es el momento de centrarnos en la Fase I (construc-
ción y uso del horno), la cual nos permite conocer un poco mejor la historia
preindustrial del municipio de Montesa. Encontramos aquí un ejemplo de
cómo la arqueología puede ayudar a conocer mejor la historia contemporá-
nea: el trabajo de la cal no aparece referido en los estudios históricos sobre
la población; no encontramos ninguna mención a los caleros de Montesa ni
en la obra de Josep Cavanilles (1795-97, 310-313), ni en los trabajos del
propio Madoz (1845-50, 554-555).

Como ya hemos indicado, la investigación morfológica de esta estructura


de combustión y su confrontación con estructuras similares nos han permiti-
do afirmar que se trata de un horno de cal o calera (Fig. 22). Las razones que
nos llevan a proponer esta hipótesis son varias:

1.- La presencia de un pequeño resalte en la parte baja de los muros


interiores, que sirve para dar comienzo a la construcción de la bóveda y
que no es común en otro tipo de hornos de este tamaño.

2.- La situación del horno excavado en una ladera y encarado hacia el sur.

3.- La total ausencia de restos cerámicos relacionados con los hornos de


cocción cerámica.

4.- La inexistencia de parrilla ni de ninguna evidencia arqueológica que


nos indique que ésta existiera alguna vez.

5.- El tipo de combustible de la última cocción, fundamentalmente mato-


rrales bajos de tipo mediterráneo.

EL TRABAJO DE LA CAL
«Resulta difícil imaginar cuando alguien ve los restos abandonados de los
hornos de cal, que tan sólo varias docenas de años atrás ocupaban a una gran
parte de las familias del pueblo. Un pasado muy cercano que poco a poco se

36
Figura 22.- Reconstrucción en 3D del Horno de Montesa. Se explican las partes de un
horno de cal tradicional.

entierra junto con lo que queda de los hornos. Una memoria que merece la pena
ser rescatada de este olvido al que se enfrenta, cuyo peor enemigo es el desco-
nocimiento, en la mayoría de los casos carente de documentos o testimonios que
lo atestigüen». (Quintana, 2005, 95).

Uno de los objetivos principales de este trabajo es recuperar la memoria


de una actividad preindustrial que, como dice Quintana Frías, poco a poco
va quedando sepultada en el olvido. Esperamos que la puesta en marcha
no sólo de una investigación arqueológica e histórica del horno de Montesa
sino también de su intervención y recuperación virtual permita precisamente
«imaginar» con mayor facilidad cómo fue una parte de nuestro pasado rural.

37
El uso de la cal está atestiguado desde la Antigüedad y sabemos que
ya era empleada en el ámbito de la construcción desde el Neolítico (Baila,
Gómez, 2012, 11). Destacan, sin embargo, varias menciones que se hacen
a los hornos de cal en las obras de Catón (De Agricultura, 38.1-4) y Vitruvio
(De Re Aedificatoria 2.5, 5.12), principalmente argumentando cómo se debían
levantar los hornos de los que se obtendría este material y constituyendo un
reflejo de la importancia de esta industria en época romana.

La cal es el material resultante de la calcinación de piedras calizas, cuyo


principal componente es el carbonato cálcico (según la reacción CaCO3 +
calor  CaO + CO2). Al ponerla en contacto con el agua se hidrata dando
lugar a hidróxido cálcico o cal apagada, siendo ésta la forma más común de
comercialización (Barbero, De Cárdenas, Maldonado, 2012). La cal fue el
principal conglomerante de la construcción utilizado en mortero mezclado
con arena (Sanz, Perosillo, 2005, 63) pero debemos tener en cuenta que el
uso de la cal no se limitaba a labores constructivas, de blanqueamiento de
viviendas o de tipo pictórico, sino que también tenía fines antisépticos (Baila,
Gómez, 2012, 7; Lijó, Mongue, 2000, 50), por lo que su extracción, en épo-
cas preindustriales y alejadas de la medicina que conocemos hoy en día,
resultaba de gran importancia.

Estos hornos de cal tradicionales eran normalmente el centro de peque-


ñas empresas familiares en cuyas tareas ayudaban trabajadores a jornal, por
lo general vecinos de los pueblos más cercanos (Lijó, Mongue, 2000, 153).
El salario era miserable y, en cambio, el trabajo era terriblemente agota-
dor: desde cortar grandes cantidades de maleza que serviría de combustible,
romper y acarrear toneladas de piedra caliza, preparar el terreno y construir
el horno, mantener encendida la caldera durante dos interminables días,
etc. (Baila, Gómez, 2012, 7). Los propios calciners o caleros hablan en estos
términos de su trabajo:

«Jamás quisimos que se extendiera entre nuestros descendientes, a pesar


del arraigo que podía suponer, pues mi padre, como mi abuelo, bisabuelo, tata-
rabuelo, trastatarabuelo…, venían realizándola desde tiempo inmemorial». (Así
lo reconoce Juan Vicente Gombau Drago, en Baila, Gómez, 2012, 7).

Se trataba de un trabajo normalmente anual, basándose en un ritmo


invierno-verano bien marcado que condicionaba tanto el trabajo de la familia
como sus ingresos (Lijó, Mongue, 2000, 155).

38
Durante el invierno no era
posible cocer piedra caliza en
un horno de este tipo pues
las condiciones climáticas, las
precipitaciones y la humedad,
difícilmente lo permitían. La ma-
leza que serviría de combustible
para el horno debía encontrar-
se totalmente seca a la hora de
usarse, por lo que se comenzaba
a recoger en invierno y se alma-
cenaba a buen resguardo hasta
el final de la primavera (Fig. 23).
En invierno los caleros recorrían
las sierras y campos cercanos a
su lugar de trabajo recogiendo
leña de arbustos que se carga-
ba en burros. No era extraño
que los grandes propietarios
permitieran el paso de los hor-
neros a sus fincas en busca de
leña ya que así obtenían gratis
la limpieza de sus rastrojos que,
más adelante, pudiera prevenir
incendios. En otras ocasiones
eran los propietarios los que se
Figura 23.- Labores de desbroce y de recogida encargaban de desbrozar sus
de la leña para su uso en los hornos de cal tra- propiedades y vender después
dicionales de Vinaròs, que se mantuvieron en
la leña obtenida a los horneros
funcionamiento hasta mediados del siglo XX.
(Lijó, Mongue, 2000, 156). Este
(Baila, Gómez, 2012, 41).
tipo de combustible, que ha sido
documentado arqueológicamente en el horno de Montesa, aparece también
referido en otros estudios de tipo antropológico:

«El primer trabajo es recoger los fajos de arbustos que generalmen-


te son utilizados como combustible, normalmente sarmientos, brezo, cepas,
jara, ramas de olivo y todo tipo de arbustos que se encuentra en abundancia,
dependiendo de la zona. Este tipo de combustible, además de ser frecuente en

39
nuestros campos, es muy apropiado para su uso, pues produce mucha llama y
muy poca ceniza. Además de su uso como combustible, esta labor tenía la fun-
ción de limpiar de matorral los campos y pinares, evitando en gran medida el
inicio y la propagación de los fuegos estivales. Estos arbustos deben ser cortados
y hacinados durante un par de meses antes para que se sequen totalmente».
(Sanz, Perosillo, 2005, 63).

El trabajo de recogida de la leña se compagina, en los meses fríos del


año, con el de la extracción de la piedra caliza, que se realiza en canteras o
montes próximos (Lijó, Mongue, 2000, 156). Una vez extraídos los bloques
de piedra, se subían encima de un carro o mulo y se transportaban hasta el
horno (Baila, Gómez, 2012, 16).

Desde finales de la primavera y durante todo el verano, en cambio, se


realizaba la construcción del horno y la cocción de la piedra caliza. Este tipo de
hornos, al contrario que los hornos cerámicos, por ejemplo, debía montarse y
desmontarse cada vez que se realizaba una cocción ya que gran parte de su
estructura estaba construida con el material que acabaría convirtiéndose en
cal. Esto influía tanto en los forns efimers, normalmente de pequeño tamaño
y usados en pocas ocasiones para después ser abandonados, como en los
forns permaments, elaborados para ser aprovechados a largo plazo y usados
durante años (Baila, Gómez, 2012, 17). Es probable que nuestro horno fuera
uno de estos últimos, a la luz de sus grandes dimensiones y de los restos,
tanto de cenizas como pétreos, que se han encontrado en su base. Que un
horno fuera efímero o permanente no cambiaba realmente su morfología
sino su tamaño y resistencia.

A la hora de construir el horno, los caleros preferían disponer de una


zona con pendiente para protegerse del viento, sobre todo del más frío que
podía venir desde el norte, pero también para tener más facilidades a la hora
de levantar la parte más alta de la bóveda de piedra caliza (Rosell, Subirats,
1987, 6). Esta circunstancia se da también en el horno de Montesa, que fue
excavado en una ligera pendiente encarada hacia el sur.

La disposición de la piedra se hacía normalmente por tamaños, realizando


la falsa bóveda con piedras calizas de gran tamaño y colocando progresiva-
mente el resto según éste disminuía (Lijó, Mongue, 2000, 156). Al llegar a
cierta altura no se puede seguir construyendo desde la puerta y el interior,
por lo que es necesario subir a la parte superior y seguir construyendo el

40
Figura 24.- Uno de los últimos caleros de Vinaròs colocando las piedras de la bóveda de
un horno de cal. (Baila, Gómez, 2012, 42).

horno desde allí (Fig. 24). Durante este proceso, la caldera se llenaba de leña
que hacía las veces de soporte mientras la falsa bóveda tomaba forma. La
ventilación del horno se hacía, tanto por la pequeña puerta del mismo, como
en ocasiones, por unos conductos subterráneos (Lijó, Mongue, 2000, 157).
En el horno de Montesa no hemos detectado la presencia de estos conductos
pero es probable que el humo saliera también desde la parte inferior de la cal-
dera, justo por unos pequeños orificios sobre el resalte inferior, y ascendiera
por detrás de la bóveda de piedra (Rosell, Subirats, 1987, 8). El trabajo de
construcción del horno culminaba recubriendo sus paredes con una capa de
arcilla que, una vez seca y cocida con el calor del propio horno, se endurece
formando una capa que evita las pérdidas de calor (Baila, Gómez, 2012, 20).

El trabajo en el horno es muy duro y las cocciones, que debían llegar a


los 900-1000 grados (Baila, Gómez, 2012, 11), pueden llegar a durar va-
rios días. Para soportar este ritmo se establecen turnos de trabajo: durante
tres o cuatro horas, día y noche, una pareja de trabajadores echaba leña en

41
el horno y controlaban que no se apagara nunca, mientras que otra pareja
descansaba y esperaban su turno, quizás preparando más leña para ser in-
troducida en el horno. Los trabajadores iban rotando sus labores durante
estos días, normalmente muy calurosos (Lijó, Mongue, 2000, 158):

«El horno se rellenaba hasta colmatarlo, sobresaliendo por arriba más de


medio metro. Los caleros debían de asegurar muy bien esta bóveda ya que si
cedía durante la cocción todo el trabajo sería en balde. Una vez encendido el
horno debía de ir ganando calorías poco a poco hasta las doce horas, es apro-
ximadamente en este momento cuando la experiencia y la resistencia física
del calero jugaban un importante papel. La temperatura de la caldera no podía
descender, teniendo que arrojar a su interior de manera continuada durante las
próximas veinticuatro horas más combustible. Día y noche se iban turnando los
caleros». (Quintana, 2005, 99).

Figura 25.- Reconstrucción virtual del horno de cal de Montesa. Vista exterior.

42
Figura 26.- Reconstrucción virtual del horno de cal de Montesa. Perspectiva de la sección.

Del horno se saca la cal una vez apagada, es decir, enfriada poco a poco
con agua que se echa encima de la cal caliente en pequeñas cantidades hasta
formar una masa viscosa y embreada que, al moverse, se va enfriando (Lijó,
Mongue, 2000, 157).

Posteriormente se pregonaba a viva voz la venta de tal o cual tipo de cal,


transportándolo en carros de mulos o recuas de mulas por toda la comarca. El
propietario de los animales de transporte podía no ser el propio hornero, que
en ocasiones vendía la cal al dueño de los animales para que la comercializa-
ra (Lijó, Mongue, 2000, 158-159). En otras ocasiones ya se había acordado
la venta de la cal antes de producirla, de modo que se trataba de un trabajo
que iba a tener retribución segura (Baila, Gómez, 2012, 19).

43
Figura 27.- Reconstrucción virtual del horno de cal de Montesa. Sección Norte-Sur.

Cerca del horno podían existir algunas pequeñas casetas o alacenas donde
se guardaban las distintas herramientas de los caleros (Lijó, Mongue, 2000,
155). La falta de información arqueológica y la aleatoriedad de este tipo de
estancias accesorias, nos ha llevado, por el momento, a no plasmarlas en la
reconstrucción virtual, centrando nuestros esfuerzos en la estructura de la
calera (Figs. 25, 26 y 27).

La aparición y difusión del cemento —descubierto en Portland, Inglate-


rra, en 1824 (Sanz, Perosillo, 2005, 63)—, el descubrimiento de las pinturas
plásticas y la mejora de las condiciones higiénicas de la población, fueron
desplazando progresivamente, a lo largo del siglo XIX y XX, el uso de la cal
y su producción tradicional (Lijó, Mongue, 2000, 154).

44
El proceso de construcción de un horno de cal puede ser recreado de
forma interactiva en la aplicación El Horno de Montesa, que ha sido creada
expresamente para ello (Fig. 28).

Figura 28.- Captura de pantalla de la aplicación “El Horno de Montesa” donde se ha


recreado de forma virtual e interactiva el proceso de construcción de un horno de cal
tradicional.

45
Capítulo 2
Arqueología virtual: metodología
y principales líneas de trabajo
«La evolución de las tecnologías de creación de modelos digitales de
la realidad ha sido impresionante en la última década. La representa-
ción virtual de mundos reales o imaginarios es hoy un recurso común
en muchos ámbitos de trabajo, con sorprendentes resultados en la
industria del entretenimiento. […] Aunque la visualización en 3D tiene
un gran potencial, la realización de imágenes digitales es percibida
hoy en día como un paso intermedio por los profesionales del patri-
monio. Ahora nos estamos cuestionando el ir más allá de la simple
visualización, buscando nuevas herramientas 3D que apoyen las
investigaciones arqueológicas o histórico-artísticas».

(Scopigno, 2012, 109)

La representación de aquello que los arqueólogos excavamos ha sido


siempre uno de los puntos clave en el desarrollo de nuestro trabajo. Desde
pequeños bocetos esgrafiados en los cuadernos de campo a imaginativas
reconstrucciones históricas, pasando por precisas planimetrías, todos los ha-
llazgos se han intentado reproducir de forma gráfica para ser conservados,
explicados y difundidos.

En la última década, la evolución de las tecnologías de representación


gráfica nos está mostrando territorios que hace unos años sólo podían ser
imaginados y que, cuando se materializaban, ofrecían resultados bastante
primitivos a un precio en ocasiones desorbitado. Esto hacía que los yacimien-
tos que podían contar con una metodología de documentación 3D o presentar
sus hallazgos mediante infografías tridimensionales fueran verdaderamente
excepcionales, alejándose de la media. Actualmente, el estudio, interpreta-
ción y difusión de los trabajos arqueológicos se está rodeando de una serie de
técnicas que por su precisión y espectacularidad son ya más que una moda.
Todas ellas conforman una nueva rama de nuestra disciplina: la arqueología
virtual. Este término fue propuesto por primera vez por Paul Reilly en 1991,
refiriéndose al grupo de técnicas computacionales que permiten la visualiza-
ción 3D y la representación virtual realista de objetos y edificios cuyos restos
49
hemos perdido o se encuentran en tan mal estado de conservación como
para hacer imposible o muy difícil su interpretación (Reilly, 1991, 133-139).
Hoy en día, sin embargo, esta definición resulta bastante incompleta. Lo que
antes se refería a una representación puramente divulgativa, que permitiera
entender restos mal conservados a aquellos no expertos en la materia, hoy
alcanza unos límites mucho más ambiciosos: desde la propia documentación
a la interacción con un mundo virtual, pasando por la creación de bases de
datos dinámicas y la exploración de modelos tridimensionales de gran preci-
sión. Hoy en día se puede definir la arqueología virtual como «[...] la disci-
plina científica que tiene por objeto la investigación y el desarrollo de formas
de aplicación de la visualización asistida por ordenador a la gestión integral
del patrimonio arqueológico» (IFVA, 2012, 13).

¿ES LA ARQUEOLOGÍA VIRTUAL UNA DISCIPLINA?


En el momento en el que nos encontramos, donde en muchos países
todavía se siguen utilizando los medios de documentación arqueológica tra-
dicionales (dibujo de campo, plomada y plumilla) frente a las nuevas técnicas
como la fotogrametría digital, el dibujo de plantas sobre ortofotos georrefe-
renciadas, etc., surgen en ocasiones muchas dudas y reticencias al hablar de
arqueología virtual como una nueva disciplina que pueda discurrir pareja a
otras como la geoarqueología o la arqueología de la arquitectura.

Creemos que, en efecto, nos encontramos ante una nueva disciplina que
debe ser reconocida como tal para permitir su desarrollo y crecimiento dentro
del ámbito de la metodología arqueológica. Es más, hay quien prefiere hablar
de «virtualización del patrimonio», en sentido amplio, pues parece recoger
mejor todo el campo de puesta en práctica de estas técnicas de visualización
por ordenador, que también afectan a otros bienes patrimoniales no arqueo-
lógicos (artísticos, arquitectónicos, etnológicos, etc.). Las razones para hablar
de la arqueología virtual como una disciplina en sí misma son varias:

1.- El crecimiento de la misma, desde finales de la década de los 2000,


en torno a una serie de cartas internacionales que sentaron los principios
éticos y profesionales de la disciplina.

2.- La creación de una serie de publicaciones y congresos específicos cen-


trados precisamente en las técnicas de la arqueología virtual que sirven

50
para aunar los distintos trabajos de los profesionales que nos dedicamos
a ella.

3.- el desarrollo de varios másteres, cursos, talleres, etc., centrados en la


arqueología virtual que están consiguiendo crear una gran comunidad de
expertos en la materia y dar a conocer al público interesado las distintas
técnicas que la componen.

LOS PRINCIPIOS DE LA ARQUEOLOGÍA VIRTUAL


Como se ha comentado hace poco, «[...] en contra de lo que se pueda
pensar, la disciplina de la arqueología virtual nace con una cierta madurez
conceptual. En estos pocos años de vida, en base a algunas experiencias
fallidas, se ha conformado como una disciplina científica, dejando atrás la
imagen que de ella tienen algunos como de un bonito juguete». (Grande,
López-Lillo, Menchero, 2012, 30). Efectivamente, la arqueología virtual ha
sabido crecer al amparo de un conjunto de cartas internacionales encarga-
das de proponer una serie de reglas específicas en el campo de la investiga-
ción, documentación y conservación del patrimonio arqueológico. Desde muy
pronto se comenzó a pensar en la necesidad de sistematizar la virtualización
del patrimonio, y con este fin surgió la llamada Carta de Londres para la vi-
sualización computerizada del Patrimonio Cultural (Denard, Hermons, 2009).
Sin embargo, sería unos años después cuando la SEAV —Sociedad Española
de Arqueología Virtual— se encargará de sentar las bases de una carta in-
ternacional particularmente centrada en la arqueología virtual que regula el
ejercicio óptimo de esta disciplina: los Principios de Sevilla. Principios Inter-
nacionales de la Arqueología Virtual (IFVA, 2012; Grande, López-Menchero,
2012).

Si bien es cierto que no debemos tomar estos principios como unas re-
glas inamovibles para el desarrollo de nuestro trabajo, sí se trata de unas
bases importantes para la puesta en común de un modo de trabajar que fo-
mente las semejanzas y no las diferencias, abandonando en cierto modo la
ley del oeste en la que cada profesional trabajaba de forma individual este
tipo de técnicas, para comenzar a construir puntos de encuentro donde se
compartan metodologías, herramientas, formas de trabajo, etc. Los Princi-
pios de Sevilla incluyen acertadas definiciones (arqueología virtual, restau-
ración virtual, reconstrucción virtual, recreación virtual, etc.) y una serie de
puntos consensuados entre el grupo de profesionales que desarrolló la Carta.
51
A lo largo de estos puntos se presentan una serie de recomendaciones
para que los trabajos de arqueología virtual sean correctos: la necesidad de
interdisciplinariedad, la reflexión sobre la finalidad de los mismos, la impor-
tancia del rigor histórico y de la transparencia científica, etc. El desarrollo de
este documento explica en parte el crecimiento que la arqueología virtual ha
tenido en nuestro país —y que ha sido mucho mayor que en otros países—.

CONGRESOS Y PUBLICACIONES
De forma paralela a estas iniciativas metodológicas encargadas de rea-
firmar la arqueología virtual como un campo de investigación independien-
te, han surgido en estos años importantes revistas, entre las que destacan
Virtual Archaeology Review o Archeomatica, dedicadas exclusivamente a te-
mas de arqueología virtual, que buscan consolidarse como publicaciones de
prestigio dentro de este campo.

Algunas de estas publicaciones han surgido también al amparo de con-


gresos dedicados al uso de las tecnologías de representación gráfica en
arqueología, como el CAA (Computer Applications and Quantitative Methods
in Archaeology) o, directamente, a congresos, seminarios y encuentros de-
dicados a la Arqueología Virtual, como el Arqueológica 2.0 que organiza la
SEAV (Sociedad Española de Arqueología Virtual).

Tanto las publicaciones como los congresos constituyen un paso adelan-


te a la hora de permitir a los profesionales publicar sus trabajos y poner en
común sus metodologías. Además, la misma naturaleza «digital» de la disci-
plina hace que esta se haya desarrollado en un ambiente donde se reivindica
el libre acceso a la cultura y la publicación de bajo coste o gratuita (bajo sub-
vención pública o por iniciativa propia de los autores) de actas de congresos,
revistas digitales e incluso libros completos. Estos materiales se encuentran
en internet poco después de su publicación a muy bajo coste, lo que permite
un acceso a la información más inmediato y un avance de la investigación
mucho mayor.

MÁSTERES, CURSOS Y TALLERES


Algo fundamental para la consolidación de la arqueología virtual como
disciplina en los últimos años están siendo todas las iniciativas de forma-
ción que han surgido para formar profesionales. Se trata fundamentalmente
52
de másteres y cursos que no se integran dentro de los planes oficiales de
las universidades sino que surgen como herramientas de formación comple-
mentarias. Cabe destacar que gran parte de ellos son totalmente online o
semipresenciales, lo que también está contribuyendo enormemente a la di-
fusión de la arqueología virtual no sólo dentro de España sino también fuera
de ella, por todo el mundo —en concreto, nuestros cursos de la UBU son
accesibles a estudiantes de Hispanoamérica o de Portugal, por ejemplo—.
Destaca el Máster en Arqueología Virtual de la SEAV, que apuesta por una
formación más teórica; la Especialización en Virtualización del Patrimonio de
la Universidad de Alicante, que muestra, sin embargo, unos contenidos más
prácticos; los cursos online de introducción a la fotogrametría digital y su uso
en patrimonio, y a Blender para la reconstrucción virtual del patrimonio que
organizamos desde septiembre de 2013 en colaboración con la Universidad
de Burgos; los talleres de formación presenciales que están llevando a cabo
Marco Antonio Aza y Juan Diego Carmona con la Field School Alange; el ta-
ller de virtualización del patrimonio impartido por Pedro Peña en la UIMP; el
aula taller online de virtualización del patrimonio organizado por Pedro Lucas
Salcedo; etc. Como puede verse, la lista es interminable. Esto es señal de
dos cosas: primero de que las técnicas de representación en 3D aplicadas
a la arqueología constituyen una atractiva herramienta de futuro por la que
están apostando buena parte de los técnicos arqueólogos, topógrafos y otros
profesionales relacionados con el mundo de la Arqueología, y segundo que
detrás de todo esto existe una amplia base para la creación de profesionales
de la arqueología virtual que en el futuro se van a considerar como tal y que
van a seguir extendiendo y desarrollando la disciplina.

DOCUMENTACIÓN, ANÁLISIS Y DIFUSIÓN


Una de las características más importantes de la arqueología virtual es
que sus herramientas intervienen en la gestión integral del patrimonio: des-
de su documentación mediante fotogrametría digital, escáner láser, etc., a su
difusión mediante visores web, audiovisuales o motores de juego, pasando
por el análisis de los datos recabados en software específicos tipo GIS o de
diseño 3D y análisis de mallas, como Blender o Cloud Compare.

El presente trabajo muestra cómo se ha llevado a cabo la aplicación de


algunas de las herramientas de la arqueología virtual al horno excavado en

53
las inmediaciones de Montesa. Para ello, debido a la gran cantidad de técni-
cas y enfoques que nos permite la arqueología virtual, hemos realizado una
selección en base al tipo de estructura a estudiar y a los recursos de los que
disponemos:

— Compararemos los modelos 3D del horno, realizados mediante esca-


neado láser y mediante fotogrametría, para analizar las diferencias entre
ambas técnicas y sopesar sus pros y sus contras.

— Repasaremos la historia de la fotogrametría como técnica de docu-


mentación estratigráfica y modelaremos en 3D el contexto estratigráfico
del horno para permitir una mejor interpretación del mismo. Esto nos
permitirá también conseguir una eficiente divulgación no sólo de la in-
terpretación histórica, sino también del propio trabajo estratigráfico del
arqueólogo, en ocasiones muy poco accesible.

— Pese a que no trataremos aquí con detenimiento la historiografía de las


reconstrucciones históricas, por tratarse de un ámbito más tradicional de
la arqueología virtual, sí reconstruiremos las distintas fases arqueológi-
cas, poniendo especial énfasis en la Fase I: construcción y uso del horno.

— Presentaremos el uso de los motores de juego para crear aplicaciones


interactivas relacionadas con el patrimonio arqueológico. Posteriormente
integraremos los datos estratigráficos e históricos de forma visual en una
aplicación creada con un motor de juego que permita la visita interactiva
del horno de Montesa.

DOCUMENTACIÓN Y REGISTRO ARQUEOLÓGICO


Una de las líneas de trabajo en las que la arqueología virtual está te-
niendo un mayor desarrollo en los últimos años es en el de la documentación
tridimensional. Estamos viviendo una rapidísima escalada de estas técnicas y
tecnologías, que están superándose progresivamente en precisión y, al mis-
mo tiempo, reduciendo su coste de uso de modo que su accesibilidad es tam-
bién mayor. La mayor capacidad de los ordenadores personales, hace que la
ingente cantidad de datos generada por los escáneres láser o el software de
fotogrametría, sea también más manejable. Todas estas circunstancias, ha-
cen que cada vez resulte más sencilla y sostenible la aplicación de la arqueo-
logía virtual de forma continua desde el inicio de la excavación.

54
Figura 29.- Colocación del
escáner láser en el campo
para realizar el levanta-
miento 3D de una de las
fosas. (Cotino et al., 2012,
15).

En el yacimiento de Quintaret también se llevó a cabo la documentación


de todas las estructuras negativas (silos, fosas, hornos) mediante el uso de
un escáner láser FARO de gran precisión. Ésta fue una de las razones por las
que nos inclinamos a estudiar esta estructura, dadas las posibilidades que
nos ofrecía disponer del modelo tridimensional del horno de Montesa (UE
191), para trabajar dentro de la arqueología virtual: se trataba de un modelo
geométrico preciso que permitiría reconstruir, tanto la estratigrafía excavada,
como las diferentes fases de ocupación (Fig. 29).

Además, se llevaron a cabo ortofotos fotogramétricas de ésta y otras


unidades estratigráficas, como la acumulación de rocas UE 310 o el muro UE
309, que nos han sido también de gran utilidad a la hora de reconstruir la
estratigrafía tridimensional, por ejemplo (Fig. 30).

Figura 30.- Ortofoto del


muro UE 309 perteneciente
a la Fase III del Horno de
Montesa. Formaba parte
de un cobertizo del siglo
XIX.

55
Por otro lado, gracias a las fotografías de la UE 191 que fueron tomadas
durante la excavación, hemos podido reconstruir en 3D esta misma estruc-
tura del horno mediante fotogrametría, de modo que, como veremos en el
siguiente apartado, podemos realizar la comparación entre el modelo foto-
gramétrico y el obtenido mediante el escáner láser.

Pese a que todavía no se ha consolidado el uso del formato PDF 3D en


arqueología, creemos que las ventajas que tiene son numerosas. Entre ellas,
destacamos las siguientes:

— Ofrece la posibilidad de compartir información tridimensional de forma


comprimida, por lo que los archivos PDF 3D ocupan relativamente poco
(el archivo del modelo fotogramétrico del horno ocupa 5,8 MB y el del
láser 14,5 MB).

— Permite el acceso a un modelo 3D de forma interactiva a cualquier


usuario que tenga instalado Acrobat Reader en su ordenador.

— Da la posibilidad de tomar todas las medidas que se deseen sobre el


propio modelo escalado —precisa de Adobe Acrobat—.

—Pone a disposición del usuario diferentes vistas y secciones del modelo


previamente programadas por el arqueólogo, permitiendo al usuario rea-
lizar sus propias vistas y secciones (Fig. 31).

Figura 31.- Captura de


pantalla del espacio de
trabajo en el PDF 3D del
modelo láser del horno
de Montesa

56
De este modo, hemos generado dos archivos en los que se puede acceder
de forma sencilla a tres vistas programadas (ortofoto vertical, sección lon-
gitudinal y sección transversal), así como tomar medidas sobre los propios
modelos del horno o simplemente rotarlos, ampliarlos y observar los detalles
que se desee de la propia malla 3D (Láms. 1 y 2).

Creemos que este tipo de formato ofrece unas posibilidades nunca vistas
con anterioridad a la hora de dar acceso a la documentación arqueológica,
haciendo accesible no solo ciertas secciones o vistas de determinadas estruc-
turas, sino la completa documentación tridimensional de la misma, por lo que
se ahorra en espacio y se ofrece un producto más completo.

Veamos ahora las diferencias que existen entre ambos modelos, el foto-
gramétrico y el láser, y las técnicas con las que han sido realizados. En el si-
guiente link se puede ver un pequeño vídeo que resume las diferencias entre
ambas mallas:

Vídeo 1.- Escáner vs. fotogrametría en el horno de Montesa

57
“Fotogrametría involuntaria”. La aplicación a posteriori de técnicas
fotogramétricas en el patrimonio histórico-artístico y arqueológico.
La fotogrametría digital terrestre es una técnica que todavía está dando
sus primeros pasos en el mundo de la Arqueología. De forma resumida, con-
siste en la generación semiautomática de modelos tridimensionales a partir
de fotografías (López-Lillo, Charquero, 2012; Pérez-García, Mozas, 2009;
Fiorini, 2008; Buill, Núñez, Rodríguez, 2007; Caballero, Arce, Feijoo, 1996;
Almagro, 1988). Hasta hace poco, se hacía impensable su aplicación práctica
por la cantidad de precauciones de tipo técnico que había que tomar a la
hora de realizar el levantamiento fotogramétrico: se necesitaba una precisa
calibración de las cámaras, el cálculo adecuado de la posición de las mismas
a la hora de tomar las imágenes, examinar las necesidades concretas de
iluminación, etc. En definitiva: era necesario disponer de un conocimiento
técnico, de un dinero y un tiempo, que se encontraba fuera del alcance de los
arqueólogos.

Desde hace poco tiempo, la evolución de la metodología arqueológica


y de los sistemas de análisis fotogramétrico, han propiciado la adopción de
estas técnicas de forma habitual a la hora de registrar, desde materiales
arqueológicos, a complejas estratigrafías. Sus mejores bazas son una gran
precisión métrica y un coste económico reducido (Fig. 32).

Figura 32.- Reconstrucción fotogramétrica del horno con la posición de las diferentes cá-
maras a la hora de ser tomadas las fotografías

58
La mayoría de los ejercicios fotogramétricos que actualmente se llevan a
cabo en arqueología se basan en la estrecha colaboración con equipos de to-
pógrafos —versados en estos conocimientos técnicos— o en la especialización
de algunos arqueólogos que, gracias a la creciente accesibilidad y versatilidad
del software fotogramétrico, han aprendido los pasos básicos para el correcto
funcionamiento de estas técnicas.

En este apartado vamos a ir un paso más allá para demostrar que se


pueden obtener unos resultados más que aceptables aplicando técnicas foto-
gramétricas a posteriori, es decir, basándonos en grupos de imágenes que en
ningún caso fueron tomadas con el objetivo de servir para la creación de un
modelo 3D fotogramétrico (Aparicio, Carmona, Fernández-Díaz, et al., 2014).

¿Cuáles son las posibilidades de esta «fotogrametría involuntaria»? Pri-


mero, tomar consciencia de que muchos yacimientos que han sido excavados,
sometidos a un buen registro fotográfico, y posteriormente destruidos, pueden
ser reconstruidos gracias a la fotogrametría con un alto nivel de precisión,
rescatando en ocasiones capas de información geométrica que ya nadie creía
que se conservaran. Segundo, hacer pensar en las posibilidades que este
tipo de fotogrametría tiene para la «recuperación» del Patrimonio que ha
sido destruido de forma accidental o voluntaria: podríamos rescatar del ol-
vido modelos tridimensionales muy precisos de iglesias que se han venido
abajo por la acción de un terremoto o del abandono, dar de nuevo volumen
a las ruinas de Libia o de Siria destruidas por la guerra, etc., todo ello con-
tando únicamente con una docena de fotografías desde distintos ángulos de
la misma pieza o estructura.1 Y tercero, animar a los arqueólogos de hoy en
día y del futuro, a aprender a usar la fotogrametría sin el miedo de necesitar
unos conocimientos técnicos extremadamente elevados para poder obtener
buenos resultados.

Pese a que pueda parecer una obviedad, es necesario resaltar que, en


ningún caso, un modelo tridimensional puede sustituir a la estructura patri-
monial original; por muy preciso que sea. Debemos tener en cuenta que la
pérdida y destrucción de un resto arqueológico no puede ser subsanada de
ninguna forma y deberá tratar de impedirse por todos los medios ya que,

1  El número de fotografías que son necesarias para poder realizar un levantamiento fotogramétrico depende
siempre del objeto a representar. Es importante además, aclarar que la iluminación de todas las fotografías
debe ser similar para que el software pueda detectar puntos afines entre las distintas fotografías; para ello
lo más recomendable son las fotografías realizadas en días nublados.

59
pese a que dispongamos de un modelo preciso de la superficie del obje-
to, con la destrucción física del mismo se pierden muchas otras cualidades
fundamentales e irrecuperables (el material del que está hecho, las geome-
trías de sus componentes internos, su contexto original y la relación con su
entorno, etc.).

Por otro lado, creemos también imprescindible señalar que, si se quieren


obtener unos resultados fotogramétricos óptimos, es necesario seguir una
serie de indicaciones técnicas (análisis del objeto a fotografiar, situación de

Figura 33.- Grupo de 14 imágenes con las que ha sido realizado el levantamiento foto-
gramétrico del horno

60
los pares de cámaras, estrategia de toma de imágenes, iluminación necesa-
ria, etc.) que no pueden obviarse y que se encuentran descritas en todos los
manuales de fotogrametría. Los resultados obtenidos, tomando estas senci-
llas precauciones técnicas, son a todas luces superiores y aseguran una pér-
dida de información menor.

Para demostrar la relativa eficiencia de la «fotogrametría involuntaria»,


se ha llevado a cabo el levantamiento fotogramétrico del horno de cal. Hemos
realizado un modelo tridimensional a partir de fotografías de la excavación
que, en ningún momento, fueron tomadas con este fin. Se han usado, en
concreto, 14 fotografías que han sido procesadas gracias al software foto-
gramétrico Agisoft PhotoScan2 (Fig. 33).

Afortunadamente, como ya hemos indicado más arriba, disponíamos de


un modelo tridimensional realizado mediante escáner láser de alta precisión
por el Global Geomática S.L. y esto nos ha permitido comparar ambos mo-
delos y comprobar así la precisión geométrica de la «fotogrametría involun-
taria». Para ello se ha usado el software Geomagic Studio que permite el ali-
neamiento de ambas mallas —la obtenida con el escáner láser y la obtenida

Figura 34.- Vista vertical ortográfica del modelo del horno realizado mediante el escaneado
láser (a) y el modelo realizado mediante fotogrametría (b)

2  Las fases de procesado se realizado con los parámetros que siguen: 1) Alineado (High, Generic), 5 minu-
tos, obteniendo una nube de 81988 puntos; 2) Construcción de la geometría (Arbitrary, Smooth, Medium,
100000 faces, filter threshold 0,05), 15 minutos; 3) Creación de la textura (Generic, all potos, average, fill
holes, 4096x4096, HDR 96 bits), 1 minuto. Características del PC utilizado: Intel Core i3-2330M CPU @ 2.20
GHz, 6 GB de RAM.

61
Figura 35.- Detalle de la
geometría de una zona del
horno. Podemos ver cómo
las diferencias entre el mo-
delo realizado con escáner
láser (a) y aquel realizado
gracias a la “fotograme-
tría involuntaria” (b) son
mínimas.

mediante fotogrametría— y la posterior realización de un cálculo de desvia-


ción de los distintos puntos de una de las mallas con respecto a la otra (Figs.
34, 35 y 36).

Los resultados son reveladores y muestran que la mayoría de los puntos


tienen una desviación inferior a un centímetro. Debemos tener en cuenta que
la estructura de cocción estudiada tiene unas dimensiones superiores a los
cuatro metros de diámetro, por lo que una desviación de un centímetro apro-
ximadamente no resulta excesivamente elevada. Como se puede apreciar,
las zonas de mayor desviación son precisamente aquellas donde los niveles
de iluminación eran extremos, es decir, zonas con alto nivel de sombra o con
una sobreexposición de luz. Estas áreas y las del extremo de la malla son

62
las que hacen que la desviación media que nos muestra Geomagic sea de
2,8/-3,1 cm; si las elimináramos, la media efectiva de desviación sería, como
indicamos más arriba, mucho menor, y esto es lo que podemos apreciar en
la mayor parte del modelo.

Figura 36.- Resultados del análisis de desviación de entre la malla creada mediante foto-
grametría y aquella creada mediante escaneado láser

63
Poder disponer de un modelo tridimensional de esta precisión (con una
desviación, en la mayoría de sus puntos, inferior a un centímetro) que no
constituye solamente un capricho estético o vinculado únicamente a fines
divulgativos: se trata, al fin y al cabo, de poseer un modelo geométrico que,
como los modelos digitales del terreno (MDT), constituya «[...] una maqueta
de la realidad en la que adquiere una especial importancia la conserva-
ción de las proporciones o relaciones espaciales relativas» (Farjas, Moreno,
García-Lázaro, 2011, 142). Pese a que hay que destacar el potencial divul-
gativo, tanto del modelo en bruto como de las posteriores reconstrucciones,
también debemos reivindicar el uso de estos modelos como recopilación cien-
tífica de datos en 3D y como agentes clave en la transmisión de conocimiento
histórico a las generaciones venideras (Tejado, 2005, 136).

Este ejemplo demuestra, además, las posibilidades que un modelo foto-


gramétrico correctamente realizado puede tener en los trabajos arqueológicos,
llegándose a obtener una precisión muy cercana a la de los escáner láser a
un precio a todas luces inferior. Los escáneres láser tienen una precisión en
ocasiones milimétrica, pero debemos plantearnos si nuestro objeto de estu-
dio realmente la necesita o si, por el contrario, es suficiente documentarlo
con una desviación de unos pocos centímetros. Para ello podemos hacer-
nos varias preguntas, ¿estamos ante una estructura que precisa un análi-
sis concienzudo para la posterior realización de una correcta restauración?
¿Queremos realizar una copia exacta en otro material? ¿Se trata simple-
mente de un muro de mampostería convencional que va a ser desmontado?
¿Estamos ante una unidad estratigráfica producida por un derrumbe? Cada
situación conllevará unas soluciones diferentes.

Para acabar este apartado, creemos que es necesario mirar hacia el futuro
e intentar vislumbrar hasta dónde nos pueden llevar las posibilidades que el
desarrollo de esta técnica nos propone. Quizás dentro de poco tiempo sea
posible generar modelos tridimensionales relativamente precisos a partir de
imágenes tomadas por cámaras diferentes en momentos distintos.

Un ejemplo práctico a este respecto se puede llevar a cabo, hoy día,


desde nuestro ordenador personal: podemos acudir a internet, teclear «Tem-
plo de Atenea Nike» y seleccionar un grupo de fotografías de la galería de
imágenes de Google que, una vez procesadas por un software fotogramétri-
co, den lugar a un modelo tridimensional semiautomático del famoso templo

64
de la Acrópolis.3 Estamos en los albores de que esto sea posible y todo ello,
contando cada vez con un menor número de imágenes, pues los software de
procesado serán cada vez más potentes.

La técnica aquí propuesta, como ya hemos demostrado, nos conduce a


la generación de modelos tridimensionales de piezas, edificios, yacimientos y
lugares históricos que, antes de ser documentados con técnicas de generación
de nubes de puntos, fueron destruidos, y de este modo podremos aumentar
cualitativamente la documentación gráfica y geométrica de nuestro patrimo-
nio. Posteriormente, es el análisis de todo este conjunto de información lo
que nos permitirá obtener hipótesis históricas y, finalmente, transmitir ese
conocimiento al conjunto de la sociedad.

ESTRATIGRAFÍA EN 3D
Otro de los objetivos que impulsa este trabajo es el de intentar mostrar
las posibilidades de disponer de la estratigrafía de un yacimiento completa-
mente modelada en 3D. El proceso de modelado puede ser semiautomático
—mediante fotogrametría o escaneado láser de cada unidad estratigráfica— o
manual. Este último es el caso del horno de Montesa, ya que en el momento
de la excavación no se hizo un levantamiento tridimensional de cada una de
las UE.

Para encuadrar nuestro trabajo dentro del conjunto de estudios en torno


a la documentación tridimensional de la estratigrafía, vamos a comenzar con
un repaso historiográfico a este tipo de práctica.

Breve historia de la estratigrafía en 3D


El trabajo de virtualización del registro arqueológico del horno de Montesa
se encuadra dentro de un conjunto de iniciativas más amplio que, sobre todo
durante los últimos años, trata de explotar todas las posibilidades de una

3  Nos hemos permitido intentar esta práctica pero, por la falta de buenas imágenes desde distintos ángulos
o nuestra poca persistencia al buscarlas, sólo hemos podido reconstruir un 30% del modelo tridimensional
del templo. Resulta revelador, sin embargo, que el software PhotoScan haya sido capaz de detectar cerca de
9000 puntos en común en un conjunto de 12 imágenes con características completamente diversas —tanto
de iluminación, como de cámara, posición de ésta, etc.—. Esperamos que una futura evolución de este tipo
de software pueda permitir hacerlo.

65
revolución metodológica en arqueología que se base en el registro arqueoló-
gico en 3D.

Durante las excavaciones llevadas a cabo en el yacimiento de Quintaret,


no se realizaron escaneos láser o levantamientos fotogramétricos de todas
las unidades estratigráficas de forma individual, por lo que no vamos a poder
proponer la documentación de esta estructura como ejemplo de esta nueva
metodología arqueológica. La encuadraremos, sin embargo, dentro de estas
iniciativas por varios motivos:

1.- Puede constituir una nueva vía para recuperar y revisar estratigrafías
interesantes de excavaciones antiguas que no hayan sido documentadas
fotogramétricamente, traduciendo su bidimensionalidad en estratigrafía
3D gracias a los datos presentes en las fichas de excavación.

2.- Permite aplicar las mismas herramientas de análisis a las UE (medi-


ción 3D, cálculos de volumen, etc.), si bien teniendo siempre en cuenta
que su método de documentación no ha sido fotogramétrico y que, por
tanto, parte de su información geométrica es relativa.

3.- Se trata de una iniciativa con grandes posibilidades a la hora de


ilustrar nuestros trabajos y divulgar la metodología estratigráfica en 3D
y sus posibilidades.

Para encuadrar este trabajo de virtualización dentro de las iniciativas de


documentación arqueológica tridimensional, creemos que es interesante y
necesario retrotraernos en el tiempo e investigar cuáles fueron los orígenes
y la evolución de las técnicas de documentación 3D aplicadas a la Arqueología.

Pese a que las técnicas fotogramétricas aéreas se utilizaron con anteriori-


dad para la documentación de grandes sitios y áreas arqueológicas (Doneus,
1996), la documentación tridimensional del registro estratigráfico nace de
mano de las técnicas fotogramétricas terrestres (López-Lillo, Charquero,
2012, 82). El escaneado láser, por su parte, no se ha llegado a usar para el
registro completo de secuencias estratigráficas debido principalmente a dos
de sus inconvenientes: su uso diario conlleva un gran desembolso de dinero
y además genera nubes de puntos muy pesadas con las que se hace tedioso
trabajar. Las técnicas fotogramétricas, sin embargo, tienen características
distintas que han garantizado su uso en patrimonio desde hace décadas.

66
Figura 37.- El equipo
de Antonio Almagro
Gorbea preparando una
bicámara para el levan-
tamiento fotogramé-
trico del anfiteatro de
Segóbriga en 1973.
(Almagro, 973, 45).

La fotogrametría se usa en arqueología ya desde los años setenta del siglo


pasado, cuando encontramos una de las primeras publicaciones sobre foto-
grametría aplicada al patrimonio arqueológico de la mano de Antonio Almagro
Gorbea (Almagro, 1973, 45-46), quien realiza el levantamiento del anfiteatro
romano de Segóbriga (Fig. 37). Poco después, en 1976, este investigador
presentó un buen artículo sobre el uso de estas técnicas en arqueología y
restauración (Almagro, 1976, 24). Almagro Gorbea siguió realizando otros
trabajos en los que la fotogrametría juega un papel importante durante las
décadas siguientes y sus proyectos servirían de modelo para otros investiga-
dores interesados en la potencialidad de las nuevas tecnologías. Esta antigua
fotogrametría analógica, cuyo aparataje conllevaba todavía una inversión de
grandes cantidades de dinero, se usaba principalmente para la obtención de
precisos planos arquitectónicos, ya que el software de edición y análisis 3D
no estaba todavía lo suficientemente desarrollado como para ofrecer verda-
deras posibilidades en relación con el estudio y difusión de la arquitectura
patrimonial.

67
El verdadero desarrollo de las técnicas fotogramétricas aplicadas a la
arqueología, sin embargo, se ha producido con la llegada de la era digital
(López-Lillo, Charquero, 2012, 82) y la popularización de las cámaras foto-
gráficas de alta calidad a un coste relativamente bajo.

Uno de los primeros equipos de investigadores en darse cuenta de la


importancia que podía tener la fotogrametría a la hora de llevar a cabo la
documentación gráfica del registro estratigráfico, fue el compuesto por Luis
Caballero Zoreda, Fernando Arce y Santiago Feijoo. En un artículo de 1996
explican la puesta en práctica de esta nueva forma de documentar la estra-
tigrafía llevada a cabo en las excavaciones de la iglesia de Santa María de
Melque (Toledo) (Fig. 38):

Figura 38.- La iglesia visigoda de Santa María de Melque (Toledo) contempló los prime-
ros ejercicios de documentación fotogramétrica de las unidades estratigráficas. (Fuente:
www.turismocastillalamancha.com).

68
«La Fotogrametría posee suficiente versatilidad para hacer frente en el tra-
bajo de campo a una documentación planimétrica horizontal y vertical, de áreas
abiertas amplias, superficies irregulares y en continuo proceso de cambio, con
abundantes obstáculos —restos de muros, fosas, etc.—. La fotogrametría analí-
tica tiene un coste/hora que, en el peor de los casos, se puede considerar similar
al del dibujo manual de plantas compuestas;4 ahorra tiempo de excavación, es
de mayor precisión que el dibujo manual y no exige personal altamente especia-
lizado. Permite documentar individualmente todos los contextos arqueológicos,
deteniendo el mínimo imprescindible el trabajo de excavación, de modo que
la toma de datos se acerca sensiblemente al tiempo real de excavación, y se
logra un ahorro sustancial de horas de trabajo frente al dibujo manual por un
dibujante». (Caballero, Arce, Feijoo, 1996).

Caballero utilizó la fotogrametría principalmente para realizar la planime-


tría del yacimiento y permitir su análisis y estudio gracias a un sistema CAD
de capas. Así mismo, ya plantea la importancia del 3D a la hora de poder
visualizar las UE de distintas fases junto con el diagrama Harris y así hacer
más comprensible el contexto excavado.

En este mismo año de 1996, otro de los proyectos pioneros de aplicación


de la fotogrametría con fines puramente arqueológicos fue la documentación
de los restos del Forum Vetus, en Sarmizegetusa (Rumanía), (Grussenmeyer,
Perdrizet, 1996, 200-204). En este caso, sin embargo, no se realizó ninguna
excavación y, por lo tanto, fueron únicamente los restos monumentales los
que se documentaron, algo parecido a lo que, sin embargo, ya hacía Almagro
Gorbea desde los años setenta.

Poco después, en 1999, el arqueólogo Ángel Astorgui reflexionaba sobre


el sistema ideado por Caballero y, pese a que reconocía muchas ventajas en
el uso de la fotogrametría para documentar las estratigrafía arqueológica,
daba en el clavo con el problema principal: el elevado coste económico que
conllevaba el uso de esta técnica por aquel entonces (Astorgui, 1999, 77).
En las excavaciones en las que participó Astorgui en Torralba y Ambrona,
en el verano de 1997, se usó la fotogrametría para dibujar hallazgos óseos

4  Ya en 1996 se observaba que el tiempo que se dedicaba a la fotogrametría era normalmente inferior al
que se debe dedicar al dibujo tradicional para obtener los mismos resultados. Actualmente esto ha cam-
biado mucho: ya no existe ninguna duda de que la fotogrametría ahorra muchísimas horas de trabajo a los
arqueólogos y los resultados que se obtienen, no sólo no son iguales a los que se obtendrían mediante el
dibujo tradicional, sino que son mucho más completos y precisos.

69
y registrar las unidades estratigráficas en los que estos fueron encontrados.
También puso en marcha este sistema en la Cueva de El Mirón (Cantabria)
documentando con esta técnica la estratigrafía de unos hogares que, poste-
riormente, serían accesibles en 3D:

«Gracias a este ejemplo, las capacidades de este sistema se han mostrado


claramente: podemos descubrir relaciones espaciales y realizar dibujos auto-
máticos de estructuras, secciones y otros elementos que han sido capturados
en las imágenes digitales. […] Las ventajas que nos ha ofrecido el uso de este
sistema son: la reducción del tiempo invertido en la toma de medidas durante
la excavación, así como la reducción del número de pasos necesarios para intro-
ducir esta información en la base de datos, lo que reduce también el error po-
tencial. Estamos hablando de fotogrametría simplificada, que permite trabajos
fotogramétricos de bajo coste pero con la apropiada precisión, adecuada a cada
momento y circunstancia, sin requerir ninguna preparación técnica especial».
(Astorgui, 1999, 79)

Siguiendo esta novedosa metodología, comenzada a poner en práctica


por Caballero, a partir de 1997 se iniciaron las excavaciones de la Catedral de
Vitoria (Koroso, Muñoz, 2006, 166). En aquellos años, la situación era muy
distinta a la actualidad y, en ocasiones, se debía contar con un sistema de
documentación mixto que aunara fotogrametría y dibujo arqueológico tradi-
cional (Figs. 39 y 40):

«En aquel momento no se utilizaba la fotografía digital y los equipos to-


pográficos que se disponían apenas podían registrar las lecturas realizadas. La
tarea de tomar datos topográficos requería una importante dedicación y se de-
cidió documentar fotogramétricamente las unidades estratigráficas referidas a
los planos de periodo (estimados en la excavación y por tanto provisionales). El
resto de elementos se georreferencian mediante el dibujo arqueológico y para la
determinación de cotas se utilizó la topografía clásica. [… ] Tomando como base
el concepto de los MDT (Modelos Digitales del Terreno) se desarrolló un proceso
de trabajo para poder realizar una representación de la superficie a partir de
unidades teseladas de tamaño fijo [que equivalen a las superficies texturizadas
de las UU.EE.]». (Koroso, Muñoz, 2010, 167-168)

Durante la campaña de excavaciones del año 2000-2001, el equipo de


Vitoria se resistió todavía a utilizar un sistema de documentación gráfica ba-
sado únicamente en la fotogrametría y, como ellos mismos reconocen, «cada

70
Figura 39.- Detalle de la planimetría de las excavaciones llevadas
a cabo en la catedral de Vitoria. (Koroso, Muñoz 2010, 167, 3).

Figura 40.- Representación de los muros exteriores y las exca-


vaciones de la catedral de Vitoria obtenida mediante el proceso
semiautomático diseñado por el equipo de excavación. (Koroso,
Muñoz 2010, 168, 4).

71
unidad era registrada 2 veces, por una parte era dibujada arqueológicamente
durante el proceso de excavación y para su incorporación al SIM [Sistema de
Información del Monumento] se generaba una nueva cartografía restituyen-
do los pares [mediante el levantamiento fotogramétrico]» (Koroso, Muñoz,
2010, 168). Tras varios cambios en la metodología de documentación, de-
bidos al carácter experimental de estas técnicas aplicadas a la arqueología,
será durante las campañas de 2004 a 2006 cuando se eliminen definitiva-
mente la práctica del dibujo arqueológico tradicional que «es sustituido por
taquimétricos obtenidos por topografía clásica y además todas las unidades
son documentadas por fotogrametría haciendo accesible en un futuro la in-
formación métrica y visual» (Koroso, Muñoz, 2006, 170).

Debemos destacar que, en relación con estos grandes trabajos de do-


cumentación fotogramétrica del registro estratigráfico, comienzan a tomar
gran protagonismo desde estos primeros años del siglo XXI, los sistemas de
información geográfica (SIG). En el año 1997, cuando comenzaron las exca-
vaciones de la catedral de Vitoria, «no existían soluciones comerciales para
trabajar con información vectorial tridimensional y bases de datos» (Koroso,
Muñoz, 2010, 173), por lo que en un principio fueron contratados unos pro-
gramadores para la realización de un software propio para la catedral de San-
ta María y, con el paso de los años y tras la aparición de software comerciales
de SIG de calidad, se realizó la migración de los datos (Azkarate, Cámara,
Lasagabaster et al. 2001, 636-639). Esta va a ser una trayectoria que se
mantendrá a partir de entonces en los trabajos arqueológicos que exploren
el uso de fotogrametría para la documentación geométrica de las unidades
estratigráficas, ya que en los SIG se aprovechan todas las capacidades de los
modelos tridimensionales y de su relación con otros tipos de información.

Paralelamente a estos trabajos, un equipo de arqueólogos de la Univer-


sidad de Barcelona encabezado por el profesor Juan A. Barceló, ponía en
marcha una metodología similar en Shamakush VII (Tierra del Fuego, Argen-
tina), basada también en la toma de datos mediante fotogrametría y otros
medios topográficos de cada unidad estratigráfica para obtener, finalmente,
un modelo tridimensional del registro arqueológico (Barceló, Castro, Travet
et al., 2003; Barceló, Vicente, 2004) (Fig. 41).

En 2006, años después de que excavara por primera vez utilizando el


método de documentación fotogramétrico en Santa María de Melque, el pro-
pio Caballero sigue insistiendo en la defensa de la fotogrametría como un

72
Figura 41.- Correla-
ción entre las distintas
superficies de las UE
individuadas en Sha-
mukush VII (Tierra
del Fuego, Argentina)
y documentadas me-
diante fotogrametría.
(Barcelo, De Castro,
Travet et al. 2003).

método muy adecuado para la documentación estratigráfica inaugurada por


Harris:

«Que los arqueólogos nos ayudemos de los instrumentos que están a nues-
tra disposición (como el dibujo mecánico) que nos facilitan y agilizan el trabajo,
no excluye que realicemos un dibujo arqueológico “indirecto” [es decir, desde
un ordenador], ni que nos sustituyan como intérpretes de la realidad. La foto-
grametría en realidad es un instrumento auxiliar que se acomoda muy bien al
método Harris de registro. Una vez que la excavación diferencia la superficie de
la nueva o nuevas UEs que se han de levantar de inmediato, se efectúa la toma
fotogramétrica de sus superficies. Este proceso no supone pérdida de tiempo
en la excavación […] [Además, hay que tener en cuenta que] la seguridad de
poseer la documentación completa de la excavación permite seleccionar y sin-
tetizar la documentación elegida para la publicación de la Memoria». (Caballero,
2006, 92).

En Italia se materializó también en estos años la preocupación en torno


a lo que ellos llaman la digitalizazione dello scavo archeologico (Laurenza,
Putzolu, 2008, 107), llevándose a cabo en 2008 un workshop en la Università
di Foggia llamado L’informatica è il metodo della stratigrafia que supuso una
primera puesta en común del uso de distintas metodologías de excavación

73
donde las llamadas «nuevas tecnologías» jugaban un papel importante.
Los arqueólogos italianos Sabatino Laurenza y Cristiano Putzolu destacan,
con gran acierto, lo siguiente:

«A nostro avviso oggi non abbiamo bisogno né di un’archeologia fatta di


milioni di punti o di complicati ed incomprensibili modelli matematici, né tanto
meno di un’archeologia fatta solo di carte, matite e penne; ciò di cui oggi ab-
biamo bisogno è un’archeologia che ragioni sulla metodología e sulla técnica
usando carta e penne, cazzuola e mouse ‘alla luce di uno schermo digitale’.»5
(Laurenza, Putzolu, 2008, 109).

Estos arqueólogos observan, siempre desde la precaución, el manejo de


esta inmensa cantidad de datos, haciéndose interesantes preguntas como
«[…] quanta informazione deve contenere un modello? Quale è il rapporto
tra informazione e rappresentazione? Quali e quanti dati devono essere se-
lezionati per permettere una adeguata comunicazione?»6 (Laurenza, Putzolu,
2008, 111). Sin embargo, no llegan a proponer este cambio metodológico.

Citan al arqueólogo que ha llegado más lejos poniendo en práctica esta


metodología de excavación basada en el levantamiento fotogramétrico de
cada unidad estratigráfica y su posterior incorporación a un sistema de aná-
lisis y visualización complejo: Maurizio Forte. Éste arqueólogo italiano, afin-
cado en EEUU, dirige desde 2010 un proyecto de excavación en la mítica
Çatalhöyük (Turquía) (Fig. 42):

«The project “3D-Digging at Çatalhöyük” (fig.1) aims to virtually reprodu-


ce the entire archaeological process of excavation using 3D technologies (laser
scanners, photogrammetry, computer vision, image modeling) on site and 3D
Virtual Reality of the deposits of Çatalhöyük as they are excavated (in lab throu-
gh teleimmersion). In this way it is possible to make the excavation process vir-
tually reversible, reproducing digitally all the phases of excavation, layer-by-la-
yer, unit-by-unit.»7 (Forte, Dell’Unto, Issavi et al., 2012, 353).

5  «En nuestra opinión hoy no necesitamos ni una arqueología hecha de millones de puntos o de complica-
dos e incomprensibles modelos matemáticos, ni mucho menos de una arqueología hecha solo de mapas a
lápiz y bolígrafo; lo que hoy en día necesitamos es una arqueología que razone sobre la metodología y sobre
la técnica usando papel y boli, paletín y ratón “a la luz de una pantalla digital”.»
6  ¿Cuánta información debe contener un modelo?; ¿Cuál es la relación entre información y representa-
ción?. ¿Cuáles y cuántos datos deben ser seleccionados para permitir una adecuada comunicación?
7  «El proyecto “3D-Digging at Çatalhöyük” tiene como objetivo reproducir de forma virtual el proceso de
excavación arqueológica al completo usando tecnologías 3D (láser escáner, fotogrametría, visores virtua-

74
Éste es quizás el proyecto,
en relación con la fotogrametría
arqueológica, más novedoso
que se ha realizado hasta la
fecha, basado en una metodo-
logía sólida y con objetivos cla-
ros también en el campo de la
comunicación posterior. Cabe
destacar, de nuevo, la gran im-
portancia que cobran en él, no
sólo las posteriores actuaciones
en el campo de la realidad vir-
tual, sino también el estudio de
una nueva concepción del SIG
basada en el desarrollo de todas
las posibilidades de la estrati-
grafía tridimensional.

En la actualidad cada vez


existen más proyectos que
adoptan esta metodología cuyos
resultados se han presentado
en los últimos años en confe-
rencias y congresos, o están en
desarrollo todavía (Dellepiane,
Dell’Unto, Callieri et al., 2012;
Callieri, Dell’Unto, Dellepiane
et al., 2011; Ortiz, Barba, Fio-
rillo et al., 2012). Una de las
novedades más importantes es,
como dice Daniele Ferdani, que:
Figura 42.- Capturas de pantalla del software Pho-
toScan durante la creación del modelo 3D de una «Recently, a low cost and
de las UE del proyecto “3D Digging at Çatalhöyük”. easy-to-use technology, repre-
(Forte, Dell’Unto, Issavi et al., 2012: 368). sented by dense stereo matching
tools, that allow 3D models to be

les, modelado de imagen). […] De este modo es posible hacer el proceso de excavación virtualmente re-
versible, reproduciendo de forma digital todas las fases de excavación, capa por capa, unidad por unidad.»

75
obtained automatically from a set of un-calibrated photos, opened the way to an
intensive use in archaeology.»8 (Ferdani, 2012, 217).

Debemos tener en cuenta que la metodología que nos proponen todos


estos yacimientos, se desvela quizás como la que más se adapta a las nece-
sidades de la Arqueología:

«Per servirsi della distruzione a vantaggio della ricostruzione occorre aguz-


zare l’ingegno […] Quanto piú ampia, profonda e sistematica è stata l’analisi dei
dettagli, tanto piú ardua ma anche rica sarà la costruzione della sintesi capace di
comprenderli. […] Para servirse de la destrucción en ventaja de la construcción
se debe aguzar el ingenio […] Una lettura sbagliata non danneggia un testo, né
uno sguardo fallace consuma una immagine, mentre uno scavo errato o uno ste-
rro distruggono per sempre l’evidenza sepolta. È come bruciare le pagine di un
libro in copia única súbito dopo la sua lettura. […] Lo scavo traduce forzatamente
e irreversibilmente la pesantezza dei materiali e della terra nella leggerezza delle
parole, dei disegni e delle fotografie.»9 (Carandini, 2010, 6, 8, 13 y 14)

A raíz de esta famosa cita de Carandini, parece lógico pensar en la evo-


lución de esas «delle parole, dei disegni e delle fotografie», que hoy en día
pueden tener una capacidad mucho mayor de conservar información sin cons-
tituir inevitablemente un aglomerado de puntos ininteligibles. Gracias al uso
inteligente y arqueológico de técnicas como la fotogrametría y el escaneado
láser, es posible recuperar mucha más información de los vestigios sepulta-
dos del pasado. Siguiendo con la metáfora de Carandini, antes la arqueología
se ocupaba de tomar todas las notas posibles de aquel libro que estaba a
punto de ser destruido tras la lectura. Hoy en día, en cambio, nos encontra-
mos cada vez más cerca de no tener que copiar a mano parte de aquel libro,
sino de poder fotocopiar sus páginas y analizar de forma más concienzuda
párrafo a párrafo con posterioridad.
8  «Recientemente, la aparición de herramientas de cálculo de nube de puntos de bajo coste y uso sencillo,
que permiten obtener modelos 3D de forma automática a partir de un grupo de fotografías no calibradas,
ha abierto el camino para su uso intensivo en Arqueología.»
9  «Cuanto más amplio, profundo y sistemático, ha sido el análisis de los detalles, tanto más ardua y rica
será la construcción de la síntesis capaz de hacer comprenderlos. […] [Debemos tener en cuenta que] una
lectura errónea no daña un texto ni una mirada falaz consume una imagen, mientras que una excavación
equivocada o descuidada destruye por siempre las evidencias sepultadas. Es como quemar las páginas de
un libro del que sólo existe una copia justamente después de leerlo. […] La excavación arqueológica tradu-
ce forzosa e irreversiblemente la pesadez de los materiales y de la tierra en la ligereza de las palabras, los
dibujos y las fotografías.»

76
Sin embargo, nos enfrentamos también a un gran problema: la disparidad
de técnicas dentro de esta nueva metodología arqueológica. Como nos re-
cuerdan Laurenza y Putzolu:

«Eppure tali apparenti uniformità celano differenze sostanziali di approccio,


metodología e processi operativi che proprio la tecnología ha paradossalmente
il potere di far sembrare analoghi […] In una situazione como questa un ruolo
molto importante debe essere svolto dall’Università, quale luogo deputato alla
formazione di figure professionali che affianchino al necesario know-how técnico
ed informatico una solida base teorica.»10 (Laurenza, Putzolu, 2008, 108-9).

Este conocimiento técnico previo, adquirido en la Universidad y actuali-


zado año a año gracias a las noticias de los yacimientos más punteros, debe
ser el banco de herramientas desde el que se comience a construir una meto-
dología relativamente estable ya que, rescatando las palabras de Carandini,
«per poter estrarre scavando il massimo di informazione e per poter con-
frontare i risultati di scavi diversi occorre un minimo comune denominatore
nel método da usare ricercando sul campo».11 (Carandini, 2010, XV). En la
actualidad, de hecho, ya hay equipos de investigación trabajando en el es-
tablecimiento de protocolos metodológicos para la arqueología virtual, tales
como las «unidades reconstructivas», que están siendo planteadas por Javier
Muñoz y Jaime Molina, de la Universidad de Alicante, o la «escala de evicencia
histórico arqueológica» que estamos desarrollando junto con César Figueiredo
y más profesionales, en base a una idea del proyecto Byzantium 1200.12

A lo largo de esta investigación hemos descubierto que nuestro país fue


uno de los primeros en los que se comenzó a plantear el uso de una completa
documentación arqueológica en 3D: fue un equipo español, dirigido por el
museólogo y arqueólogo Luis Caballero Zoreda, el primero que aplicó esta
técnica, adelantándose a su tiempo, en las excavaciones arqueológicas de

10  «Esta aparente uniformidad esconde diferencias sustanciales de acercamiento, metodología y procesos
operativos que la tecnología, paradójicamente, tiene el poder de hacer parecer análogos […] En una situa-
ción como esta, uno de los papeles más importantes debe estar representado por la Universidad, como lugar
de formación de profesionales que cuenten con una sólida base de saber hacer técnico e informático.»
11  «Para poder extraer de la excavación el máximo de información posible y poder confrontar los resulta-
dos de excavaciones diversas, se necesita al menos un mínimo común denominador en el método de trabajo
de campo.»
12  Por el momento no existen publicaciones relativas a estas herramientas, pese a que sí hay algunas
prepublicaciones en la web.

77
la iglesia visigoda de Santa María de Melque (Toledo) llevadas a cabo desde
1996. Hoy en día esta metodología la usan prestigiosos grupos de trabajo
italianos, estadounidenses, etc., obteniendo grandes resultados y recono-
cimiento. Asociaciones como la SEAV —Sociedad Española de Arqueología
Virtual— y varias universidades españolas, están dando cada vez más pasos
a la consolidación de la arqueología virtual como una forma válida, científica
y necesaria de acercarse al registro arqueológico (Fig. 43).

Figura 43.- Vista inferior de la estratigrafía 3D del horno de Montesa, con la propia estruc-
tura del horno (UE 191) y la roca madre (UE 349) ocultas.

INTEGRACIÓN DE DATOS EN UNA APLICACIÓN PROPIA:


EL USO DE MOTORES DE JUEGO
En la actualidad, otro de los retos a los que se enfrenta la arqueología,
es al desarrollo de nuevos sistemas de accesibilidad a los datos en bruto,
a la información elaborada y al discurso histórico que nace de una excava-
ción. Los resultados de la interpretación del material arqueológico son tan

78
complejos, como lo es el análisis de una sociedad, en un espacio y un tiempo
determinados. ¿Cómo transmitir desde los datos más básicos, a las interpre-
taciones más abstractas de nuestro trabajo? Uno de los caminos que se está
recorriendo hoy en día es el de la integración de información en motores de
juego.

Un motor de juego es un conjunto de herramientas que permite la re-


lación y representación (renderizado) en 2D y 3D de información con unas
reglas físicas determinadas que pueden asemejarse, con gran fidelidad, a las
del mundo real (Lewis, Jacobson, 2002). La base de los motores de juego
son los lenguajes de programación informática que, en muchas ocasiones,
quedan fuera de las capacidades de los arqueólogos. La solución pasa por
la realización de trabajos multidisciplinares en los que los arqueólogos par-
ticipen codo con codo con los informáticos o por la aparición de motores de
juego de sencillo manejo como Unity o Blender Game Engine, que no preci-
san de conocimientos informáticos de alto nivel a la hora de realizar espacios
virtuales relacionados con el patrimonio histórico.

Actualmente, los pasos más interesantes en este sentido se están dando


entre la Universidad de California (EEUU) y distintos grupos de investiga-
ción con sede en Roma (Italia), fundamentalmente gravitando en torno a las
figuras de Maurizio Forte y Nicolo dell’Unto. Estos arqueólogos están llevando
a cabo varios proyectos de integración de datos arqueológicos en complejos
motores de juego: cabe destacar los ejemplos de virtualización de la Vía Appia
(Forte, Dell’Unto, Pietroni, et al. 2005) y la Vía Flaminia (Pietroni, 2008).

Resulta necesario destacar aquí el apoyo oficial que se está dando a estas
técnicas en la ciudad de Roma ya que, no sólo contamos con la posibilidad de
visitar la Vía Flaminia en una sala del Museo Nazionale Romano de las Termas
de Diocleciano, sino también y desde hace poco, la tumba etrusca Regolini
Galassi, en este caso en los Museos Vaticanos.13 El apoyo que museos e ins-
tituciones dan a las nuevas tecnologías sin duda ayudará a mejorar estos
primeros experimentos.

El trabajo de virtualización del horno de Montesa se refleja en otro de


los proyectos pioneros en este aspecto: el Progetto Itinera, capitaneado por
Giuliano De Felice y llevado a cabo en el Laboratorio di Archeologia Digitale

13  Hay numerosos artículos de prensa sobre ello, por ejemplo: http://www.archeomatica.it/ict-beni-cultu-
rali/la-tomba-etrusca-regolini-galassi-visitabile-in-3d

79
de la Università di Foggia (De Felice, 2008). Se trata de una iniciativa en la
que se quieren estudiar las relaciones entre arqueología y documentación
tridimensional y explorar todo su potencial con la integración de datos en un
motor de juegos. En este marco se está llevando a cabo un trabajo de rea-
lidad virtual para hacer visitables las distintas fases de uso de la Basilica de
Faragola (Fig. 44):

«Una disciplina che lavorasu frammenti non può non avere come obiettivo
priori-tario ricostruire, rendere vivo e comprensibile il passato, muovendosi nel
vuoto che separa le tracce dall’immagi-nazione. […] Gli strumenti 3D e la loro
applicazione alla metodologia di documentazione ci invitano infatti a realizzare
modelli ne iquali non sia visualizzata soltanto la ricostruzione di siti archeologici,
ma in cui sia reso visibile e tracciabile lo stesso processo di scavo e sia “traspa-
rente” la metodologia di indagine attraverso cui giungere aquella o possibili altre
ricostruzioni. […]Su questi presupposti abbiamo elaborato una “macchina del
tempo”, attraverso cui sia possibile navigare interattivamente nel sito, passando
continuamente, in realtime e a discrezione dell’utente, da una modalità “come è
oggi” a “come gli archeologi lo immaginano”».14 (De Felice, 2008, 17-20).

Siguiendo esta idea hemos realizado una aplicación propia, accesible


desde el escritorio de cualquier ordenador que disponga de ella, o potencial-
mente desde una página web dedicada, gracias a la cual es posible visitar de
forma interactiva, tanto la excavación del horno de Montesa como su cons-
trucción durante el siglo XVIII. Su desarrollo se explicará más adelante.

14  «Una disciplina que trabaja con fragmentos debe tener como objetivo prioritario reconstruir, hacer vivo
y comprensible el pasado, moviéndose en el vacío que separa los restos de la imaginación. […] Los instru-
mentos 3D y su aplicación a la metodología de documentación nos invitan de hecho a realizar modelos en
los que no solamente pueda ser visualizada la reconstrucción de los sitios arqueológicos sino en los que
también sea visible el mismo proceso de excavación y sea transparente la metodología de investigación a
través de la cual se llega al resto de reconstrucciones. […] Sobre estos propósitos hemos elaborado una
“máquina del tiempo” mediante la cual sea posible navegar interactivamente en el yacimiento, pasando con-
tinuamente, en tiempo real y según la voluntad del espectador, de una modalidad “como es hoy” a “como
los arqueólogos lo imaginan”.»

80
Figura 44.- Algunas imágenes de la llamada “Time Machine” del sitio de Faragola, realiza-
da dentro del Progetto Itinera. (http://www.archeologiadigitale.it/progetti/timemachine/
timemachine.html).

81
Capítulo 3
Aplicación de la arqueología
virtual al horno de Montesa
El enfoque metodológico al uso de la arqueología virtual no se explica
sin su aplicación a un caso real que permita mostrar el alcance práctico que
puede tener este campo de nuestra disciplina. Como se ha visto en el primer
apartado, el uso de estas técnicas en el ejemplo concreto del horno de Mon-
tesa nos ha permitido enriquecer en gran medida el estudio arqueológico del
mismo. Posteriormente, hemos visto de forma más teórica y con un acerca-
miento historiográfico, qué es la arqueología virtual y cómo se integra en la
metodología de nuestra disciplina. En el presente apartado vamos a explicar
cómo hemos realizado, tanto la estratigrafía tridimensional, como las distin-
tas reconstrucciones y la aplicación virtual para realizar la visita interactiva
del horno de Montesa.

MODELADO 3D DE LA ESTRATIGRAFÍA DEL HORNO


DE MONTESA
Uno de los objetivos de este trabajo, es el desarrollo de una estrati-
grafía tridimensional que permita acceder de forma gráfica y sencilla a su
información, así como realizar infografías y animaciones que expliquen de
forma clara la evolución del horno a la largo de la historia. Debido a que
no disponíamos de modelos tridimensionales de las unidades estratigráficas
realizados durante la excavación mediante fotogrametría o escaneado láser,
hemos procedido a su reconstrucción basándonos en la información recogida
en las fichas de UE. Esto nos ha permitido obtener varios resultados:

— Corregir algunos errores estratigráficos en cuanto a las relaciones


entre unidades estratigráficas, así como los bocetos de las secciones que
presentaban pequeñas incongruencias. Como dice Caballero, «el control y re-
visión de la excavación descubre contradicciones y corrige interpretaciones»
(Caballero, 2006).

85
— Poder llevar a cabo la toma directa de medidas de las distintas UE en
cualquier punto de las mismas, pese a que debemos tener en cuenta siempre
que las medidas son relativas ya que, realmente, están determinadas por las
cotas que fueron tomadas con estación total durante el desarrollo de la exca-
vación y registradas en las hojas de UE.

— Realizar infografías de todo tipo, ya sea estáticas o en movimiento,


que permitan comprender claramente esta estratigrafía, sus distintas fases y
situaciones.

— Este modelo tridimensional, además, sirve de base para levantar pre-


cisas reconstrucciones de todas las fases de la excavación.

Vamos a detallar, a continuación, el proceso seguido para la realización


de los modelos de cada unidad estratigráfica. Ya que la forma de trabajo ha
sido similar para la realización de todas ellas, los siguientes pasos son apli-
cables al conjunto de la estratigrafía.

Figura 45.- Modelo fotogramétrico del horno importado a Blender

86
IMPORTACIÓN DEL MODELO TRIDIMENSIONAL DEL HORNO A BLENDER
En este primer paso, se ha importado formato OBJ el modelo fotogramé-
trico del horno de cal y se ha situado correctamente en los ejes X, Y, Z del
espacio 3D. Hemos elegido éste modelo y no el generado mediante el esca-
neado láser debido a su menor peso en MB. Otra opción hubiera sido aplicar
un modificador decimate sobre el modelo láser y así reducir el número de
caras del mismo, pero hemos preferido usar un modelo «en bruto» sin mo-
dificar, por lo que el fotogramétrico ha sido la mejor opción.Después hemos
dividido el modelo en diversas partes según los cambios de tonalidad que se
aprecian en las fotografías y en la textura fotogramétrica. Precisamente, por
problemas de la «fotogrametría involuntaria», la textura generada no resul-
ta útil ya que presenta algunas partes demasiado quemadas por el sol que
dificultan la comprensión del modelo; es por ello, por lo que hemos decidido
texturizar el modelo de forma manual con imágenes modificadas extraídas
de las originales que, además, permiten diferenciar mejor las distintas partes
de la estructura (Fig. 45).

MODELADO DE LA «CAJA DEL HORNO»


Posteriormente se ha procedido a modelar un espacio en forma de cubo
que incluye el horno, para así realizar unos límites lógicos que permitan com-
prender mejor la estructura y la sucesión estratigráfica (Fig. 46).

Figura 46.- Render del modelo


en el que ya se ha incluído la
“caja del horno”

87
CREACCIÓN DE LA SECCIÓN ESTRATIGRÁFICA
Se ha llevado a cabo entonces el guardado de un nuevo archivo .blend,
donde se ha seccionado el horno de forma vertical a lo largo del eje Y (sec-
ción NO-SE). Al tratarse de una estratigrafía 3D, pueden realizarse cuantas
secciones se quiera y en la dirección que se desee. El frente de la sección de
la «caja del horno» se ha cubierto entonces con un nuevo plano al que se le
da una textura determinada que permita diferenciarlo más adelante del resto
de las UE que se van a ir añadiendo (Fig. 47).

Figura 47.- Render del modelo


seccionado a lo largo del eje
NO-SE

MODELADO DE LA PRIMERA UE
Volviendo al archivo .blend original, hemos modelado la primera de las UE,
es decir, la más antigua de todas (UE 312) y, por lo tanto, la que se encuentra
en la base del horno. Para ello hemos creado un plano en vista vertical orto-
gonal al que he situado en la posición correcta siguientdo por la planimetría
de AutoCad y por las imágenes de cada unidad estratigráfica que nos fueron
proporcionadas por Global Geomática S.L. Hemos subdividido varias veces
el plano hasta tener una geometría compleja y extruyéndolo en el eje Z.

88
Figura 48.- a) Vista cenital del mallado de la UE 312;
b) textura «tileada» de la UE 312, obtenida de una de las fotografías de la misma;
c) renderizado de la UE 312 sobre un modelo del horno sin texturas.

89
Después, tras agrupar los vértices inferiores, se les ha aplicado el modifica-
dor shrinkwrap consiguiendo de este modo que se acoplen perfectamente a
la geometría del horno de cal. De esta forma, disponemos ya de la superficie
inferior de la UE 312 (Fig. 48).

Para realizar la superficie superior, nos hemos guiado por las cotas de
nivel presentes en la hoja de UE, restando las inferiores a las superiores para
conocer la potencia de la UE y trasladando esta información a los distintos
puntos del modelo tridimensional de la UE. Posteriormente, se ha modificado
la superficie mediante edición proporcional aleatoria para darle la rugosi-
dad que tiene un estrato de ceniza y tierra. Finalmente, hemos obtenido la
textura de las fotografías de la UE que ha sido acoplada al modelo tras un
proceso de «tileado»1 que evita la presencia de cambios de tono bruscos a la
hora de repetir el patrón.

TRASLADO DE LA PRIMERA UE A LA SECCIÓN ESTRATIGRÁFICA


En el archivo .blend de la sección estratigráfica hemos usado Append para
importar el modelo de la UE 312. Posteriormente se ha seccionado también
esta UE de la misma forma que hicimos anteriormente con el horno y su caja
y finalmente creamos el plano de la sección, cerrando así la UE 312 (Fig. 49).

Figura 49.- Dos vistas de la sección del horno con la UE 312 ya incluida

1  El proceso de tileado consiste en la realización de texturas modificadas de tal manera que, al repetirse
sobre una superficie, hagan imperceptible la unión de la misma, dando lugar a una superficie más homo-
génea.

90
Figura 50.- Proceso de modelado de un derrumbe (UE 310) sobre la base de varias foto-
grafías y las cotas de nivel

Figura 51.- Proceso de modelado de un muro (UE 309) sobre la base de una ortofoto del
mismo, varias fotografías y las cotas de nivel

91
MODELADO DEL RESTO DE UE
El proceso para el modelado del resto de las unidades estratigráficas es
igual que el llevado a cabo para la realización de la UE 312, con excepción de
aquellas UE de derrumbes (UE 311) o estructuras construidas (UE 309) para
las que se han usado las fotografías y ortofotos disponibles sobre las cuales
se han «dibujado» en Blender los límites de las distintas rocas, intentando
así obtener un modelo lo más preciso posible de las mismas (Fig. 50 y 51).

TRASLADO DEL RESTO DE UE A LA SECCIÓN ESTRATIGRÁFICA


Para trasladar el resto de unidades a la sección estratigráfica se ha segui-
do el mismo procedimiento que en la primera UE (Fig. 52).

Figura 52.- Sección de la estratigrafía con el muro (UE 309) como última unidad estrati-
gráfica

92
Figura 53.- a) Cubos vistos en
perspectiva; b) cubos en vista
ortogonal

Una de las primeras cosas que nos planteamos, a la hora de comenzar


a elaborar el modelo 3D de la estratigrafía, fue importar la planimetría de la
excavación desde AutoCad. Parece que resulta lo más adecuado para man-
tener las correctas dimensiones de las unidades estratigráficas a la hora de
reconstruirlas. Sin embargo, nos encontramos con un problema: las dimen-
siones de algunas UE no parecían corresponderse con las proporciones del
horno de cal que se observaba en el visor 3D de Blender. Tras estudiarlo con
detenimiento, vimos que probablemente se trataba de un error a la hora de
llevar a cabo la realización de la planimetría, relacionado con las dos vistas
posibles de un objeto en 3D: la ortográfica y la perspectiva (Fig. 53).

— Vista en perspectiva: usa varios puntos de fuga y se caracteriza por


deformar los objetos según la distancia a la que se encuentren, es decir, los
objetos más lejanos aparecerán más pequeños.

— Vista ortográfica: no usa puntos de fuga sino líneas paralelas que nun-
ca convergirán entre sí. Los objetos aparecen siempre con su tamaño real, se
encuentren a la distancia a la que se encuentren del espectador.

¿Qué ocurre si usamos ambos modos para visualizar una estructura ar-
queológica desde una vista cenital, es decir, como si quisiéramos plasmarla
en un plano? Como podemos ver en la siguiente imagen (Fig. 54), el fondo del
horno parece mucho más pequeño en la vista de perspectiva al encontrarse
93
Figura 54.- Arriba, a la izuierda, vista cenital del modelo 3D del horno de Montesa en
modo ortogonal; a la derecha, la misma vista en perspectiva; debajo, vista de la planime-
tría del horno en Autocad

más alejado, mientras que en la vista ortográfica lo vemos sin ningún tipo de
deformación, con sus medidas exactas. Estamos aquí ante una ortofoto que
nos permitiría tomar medidas reales sobre el papel —algo que no se puede
hacer en una foto normal—.

¿Qué problemas puede acarrear, para el trabajo arqueológico, el uso de


un modo de visualización equivocado? Pues, por ejemplo, si queremos ob-
tener la vista naturalista de una reconstrucción virtual, no debemos usar el
94
modo ortográfico, ya que nos vendrá bien la presencia de perspectiva para
que el resultado sea más realista y que nuestro ojo sea capaz de captar lo
que está más lejos y lo que no.

Más peligroso, sin embargo, es usar el modo de perspectiva a la hora de


realizar planos: esto hará que en nuestro documento gráfico no estén repre-
sentados los objetos con sus medidas reales sino deformadas, por lo que una
de las finalidades de un plano arqueológico —la de realizar medidas en él—
queda invalidada por completo.

De algún modo, parece que la planimetría de las UE que componen el


horno se ha realizado a partir de una vista con cierta perspectiva. ¿Está en-
tonces todo perdido? ¿Estaríamos abocados a realizar de forma errónea la
virtualización de las distintas unidades estratigráficas? Ni mucho menos: ha-
biendo detectado el error, y mediante la comparación de los modelos en los
diferentes modos, podemos saber dónde se encontraba exactamente cada
UE de relleno de nuestro horno. Acarrea dificultades y algunos quebraderos
de cabeza, pero se puede solventar el error y obtener una planimetría mucho
más correcta del horno excavado (Fig. 55).

Figura 55.- Planimetría de las


UE excavadas en la zona del
horno realizada con AutoCad
a partir del modelo tridimen-
sional de Blender en vista
ortográfica

95
Como ha quedado demostrado, resulta imprescindible el uso de la vista
ortográfica a la hora de realizar planos y dibujos arqueológicos. Así asegura-
mos la fiabilidad métrica de nuestro dibujo y permitimos la correcta impor-
tación del archivo de AutoCad a Blender para comenzar la reconstrucción.
Así mismo, también se ha vuelto a poner de manifiesto cómo un trabajo de
arqueología virtual puede corregir algunos de los errores que se hayan po-
dido cometer durante el proceso de documentación y, por tanto, ofrecer una
representación más acertada de los datos recogidos.

RECONSTRUCCIÓN DE LAS DISTINTAS FASES


ARQUEOLÓGICAS
Una vez que tenemos la estratigrafía modelada, y con ello toda la docu-
mentación tridimensional que fue recabada durante la excavación, y después
de analizarla y realizar la matrix Harris, podemos comenzar a reconstruir las
fases arqueológicas.

De nuevo, debemos recordar que «para lograr unos niveles de rigurosi-


dad y veracidad histórica óptimos cualquier forma de visualización asistida
por ordenador del pasado debe estar sustentada en una sólida investigación
y documentación histórica y arqueológica» (FIAV, 2012, 17), y así ha sido
llevado a cabo también en este caso, como se ha podido ver en páginas an-
teriores.

De este modo, se ha planteado la reconstrucción de cinco momentos


temporales:

— Fase I: Construcción y uso del horno de cal (siglo XVIII).

— Fase II: Abandono del horno.

— Fase III: Cobertizo (hacia 1850).

— Fase IV: Uso agrícola del suelo I.

— Fase V: Uso agrícola del suelo II.

96
La excavación arqueológica
La Fase IV, correspondiente al abandono del cobertizo, se ha considerado
de menor interés histórico y por ello no ha sido reconstruida de forma virtual,
mientras que para la Fase V realmente carecemos de una cantidad de datos
suficiente que nos permita plantear una reconstrucción interesante y verídi-
ca. El último momento que hemos reconstruido, en el que se recrea la exca-
vación arqueológica, pretende mostrar cómo fueron encontrados realmente
los restos, aunque esto se ha conseguido de forma mucho más efectiva gra-
cias al motor de juego que se explicará más adelante.

La reconstrucción del horno de Montesa durante su fase de uso fue, como


se puede suponer, lo más complejo de todo. El pilar principal para su realiza-
ción fue la investigación histórico-arqueológica y antropológica que habíamos
llevado a cabo previamente en torno a los hornos de cal.

Figura 56.- Infografía 2D en la que se representa el proceso de construcción de uno de los


hornos de cal de Vinaròs. (Rosell, Subirats, 1987, 9).

97
Figura 57.- Horno de cal tradicional de Galatzó (Islas Baleares). Fue reconstruido por el
taller ocupacional Galatzó V entre 2010 y 2011 y puesto de nuevo en funcionamiento.
También ha servido de ejemplo para reconstruir el horno de Montesa. Fuente: arriba:
http://mestelrich2.blogspot.com.es/2011_12_01_archive.html; debajo: http://elpasado-
delpresente.es/la-puesta-en-valor-de-la-finca-publica/el-horno-de-cal-del-galatzo-v/

98
A la hora de su aplicación a los restos del horno de Montesa en concre-
to, nos hemos basado especialmente en las infografías en 2D presentes en
el trabajo sobre los hornos de cal de Vinaròs (Castelón), que consideramos
buenos paralelos (Baila, Gómez, 2012), pero también en otros diagramas e
imágenes de hornos de cal tradicionales. Además, hemos consultado diver-
sos aspectos técnicos tanto con Jaume Coll, director del Museo Nacional de
Cerámica y Artes Suntuarias «González Martí», como con Laia Fabregat Bolu-
fer, arquitecta de la Universidad de Alicante y experta en Arquitectura Patri-
monial, a quienes agradecemos su inestimable colaboración (Figs. 56 y 57).

Con todos estos datos, hemos reconstruido la arquitectura del horno con
Blender, siempre a partir del modelo fotogramétrico del horno de cal (UE
191) para mantener las proporciones adecuadas. Se han modelado todas
las rocas como objetos independientes para garantizar el mayor realismo
posible y permitir hacer secciones o «cortes» más fácilmente. Pese a todo,
cada parte del horno se encuentra en un grupo o capa diferente, lo que da la
posibilidad de que sean mostradas u ocultadas de forma sencilla. El proceso
completo de reconstrucción ha sido difícil y hemos trabajado al límite de las
capacidades técnicas de nuestro ordenador, consiguiendo, pese a todo, un
resultado bastante satisfactorio (Figs. 58 y 59).

Figura 58.- Captura de pantalla del software Blender durante el proceso de creación de
una de las secciones de la reconstrucción del horno

99
Figura 59.- Dos momentos distintos durante la reconstrucción del horno de Montesa
Desde el siguiente link se puede acceder a un pequeño vídeo en el que se
muestran las distintas partes del horno de cal sobre los restos de la estruc-
tura de combustión que ha llegado hasta nosotros:

https://www.youtube.com/watch?v=YHqUi5rxakU

Figura 60.- Distintos momentos y vistas de la reconstrucción de la caseta del siglo XIX que
se levantó sobre los restos del horno de cal

La reconstrucción de la Fase II, el momento del abandono del horno, fue


mucho más sencilla ya que consistió únicamente en dejar visible la parte in-
ferior de los muros, mostrar las UE necesarias, y cubrir con maleza el resto,
dando la impresión de que aquel lugar había sido olvidado hace tiempo.

El cobertizo de mediados del siglo XIX, que pertenece a la Fase III, fue
también bastante sencillo de reconstruir, siempre partiendo del muro UE 309
y de la fosa UE 306. Se simuló un muro de mampuesto como continuación
vertical de UE 309 y un fuerte poste encastrado en UE 306 que soportaban
una techumbre de madera y ramaje. El resto de los muros del cobertizo se
hicieron de madera. Entendemos que se trataba de una caseta provisional
para ser usada durante el trascurso de los trabajos de construcción de la vía
de ferrocarril, cuyo muro norte se construiría de piedra para ofrecer más re-
sistencia al temporal y ayudar a sostener al resto, más débiles. Los datos que
conservamos de este cobertizo, sin embargo, son muy pobres y tenemos que
reconocer que esta reconstrucción es hipotética (Fig. 60).

101
Las reconstrucciones de la explotación agrícola y de la excavación son
aproximadas, utilizando modelos tridimensionales de libre acceso, para dar
simplemente la idea de lo que ocurrió en este pequeño espacio a lo largo de
la historia. Esa es, en cierto modo, una de las posibilidades más interesantes
de este tipo de reconstrucciones: permiten al espectador centrar la vista en
un espacio reducido y ver cómo este se modifica a lo largo del tiempo.

DISEÑO DE LA APLICACIÓN «EL HORNO DE MONTESA»


El primer paso fue establecer el objetivo concreto que queríamos lograr
con la aplicación: dar la posibilidad de realizar una visita virtual interactiva,
tanto de la excavación arqueológica, como del horno de cal en su época de
uso. Para ello hemos utilizado el motor de juegos Unity 4, cuya versión com-
pleta puede descargarse desde su página web (https://store.unity3d.com/)
de forma gratuita para ser usada durante 30 días.

Figura 61.- Captura de pantalla de Unity 3D durante el proceso de creación de la escena


de la reconstrucción del horno

102
La compatibilidad de este software con Blender ha facilitado mucho la
incorporación de los modelos 3D a los entornos virtuales, así como la biblio-
teca de modelos 3D gratuitos de Google Sketchup (http://sketchup.google.
com/3dwarehouse/), de donde hemos conseguido algunos de los modelos
que ambientan las diferentes escenas de la aplicación (Fig. 61).

LA VISITA A LA EXCAVACIÓN ARQUEOLÓGICA DEL HORNO DE MONTESA


En la primera escena se nos permite visitar una parte de la excavación de
Quintaret donde fue encontrado el horno de Montesa. Guiándonos por foto-
grafías y la planimetría de AutoCad de la excavación, hemos reconstruido el
ambiente de forma verídica, para que el usuario pueda observar las circuns-
tancias en las que fue encontrado el horno (Fig. 62 y 63).

Figura 62.- Vista de la terraza norte del yacimiento de Quintaret, donde fue hallado el
horno de Montesa. (Cotino et al. 2012, 46).

103
Figura 63.- La misma vista que en la figura anterior, pero dentro de la aplicación del horno
de Montesa

Figura 64.- En esta ocasión, hemos activado alguna de las UE para que sea posible obser-
var de forma virtual dónde fueron excavadas

104
En esta misma escena hemos incluido el modelo fotogramétrico del horno
de Montesa, de modo que pueda observarse tal y como apareció en la exca-
vación. Sin embargo, no hemos querido quedarnos simplemente en ofrecer
un paseo por la recreación virtual de una excavación arqueológica; al fin y
al cabo, el modelo del horno se puede observar mejor en un PDF 3D y ya
existen multitud de fotografías que permiten hacernos una idea de cómo fue
la excavación. Para hacer realmente interactiva y enriquecedora la visita vir-
tual, hemos programado la posibilidad de ir mostrando u ocultando, a modo
de capas, las UE que fueron colmatando el horno y que componen la Matrix
Harris del contexto.

Las distintas UE se «activan» o «desactivan» pulsando en el teclado ciertas


letras. La letra con la que se puede activar cada UE aparece reflejada en todo
momento en la pantalla al lado del nombre de esa UE en la Matrix Harris del
horno. De este modo se puede «reconstruir» la excavación y observar dónde
se encontraba cada una de las UE y cómo se fue formando el registro arqueo-
lógico. Todo esto mientras se observa la Matrix Harris del contexto (Fig. 64).

Pese a que se trata de un prototipo, creemos que los resultados han


sido buenos y las posibilidades que ofrecen este tipo de aplicaciones son
muy grandes, ya no sólo para ser utilizadas en ordenadores personales, sino
también para enriquecer los contenidos de un museo o exposición temporal,
por ejemplo.

LA VISITA AL HORNO DE MONTESA DURANTE SU ÉPOCA DE USO


(SIGLO XVIII – MEDIADOS DEL SIGLO XIX)
La segunda escena consiste en una visita virtual al horno durante la
época que fue utilizado, muy probablemente en algún momento del siglo
XVIII o inicios del XIX. A la hora de reconstruir esta escena hemos adaptado
la planimetría de la excavación a un entorno rural, similar al que pudo rodear
la calera (Fig. 65).

De nuevo, no hemos querido quedarnos en la mera visita virtual, pues


creemos que para que estas herramientas aporten de verdad un conocimien-
to añadido, deben incluir siempre una interactividad que no permiten los
textos, fotografías o vídeos. Para ello damos la posibilidad al usuario de que,
siguiendo las instrucciones que vienen referidas a la derecha de la pantalla,

105
recree el proceso de construcción de un horno de cal, tal y como se habría
hecho en el siglo XVIII (Fig. 66).

Figura 65.- Vista del horno de cal en funcionamiento, tal cual podría ser observado en el
siglo XVIII

Aquí puede verse un vídeo en el que se muestra cómo funciona esta apli-
cación:

https://www.youtube.com/watch?v=_aUKxqyh9xE

De nuevo, esta aplicación es únicamente un prototipo y existen muchos


caminos para mejorarla y enriquecerla históricamente. Ante todo constitu-
ye, en nuestra opinión, una nueva forma de enseñar los resultados de una
investigación de forma didáctica, amena y altamente divulgativa, pero no
por ello exenta de veracidad histórica y arqueológica. Durante los próximos
años es probable que asistamos a un aumento en el uso de este tipo de he-
rramientas, que pueden hacerse accesibles online en las páginas web de los
distintos proyectos o mediante ordenadores dedicados en museos o parques
arqueológicos.

106
Capítulo 4
Puesta en valor y divulgación
No queríamos dejar pasar esta oportunidad para ocuparnos también de
otro de los temas que más preocupan a la arqueología en la actualidad:
la difusión, no sólo de sus resultados, sino también de su forma de traba-
jar. La arqueología es una ciencia que hoy más que nunca necesita de una
profesionalización que, entre otras cosas, pasa por la justificación social y
la eliminación de mitos. Basta de Indianas Jones, pistolas y explosiones:
debemos mostrar en público nuestra verdadera forma de trabajar, nuestra
metodología y sus resultados más allá de los «grandes hallazgos». Es nece-
saria una correcta divulgación arqueológica y, para ello, debemos aprovechar
los nuevos medios de la llamada web 2.0.

Durante la realización de esta investigación, hemos partido de la premisa


de que la divulgación no sólo se puede hacer tras concluir el estudio arqueo-
lógico y haber obtenido los resultados, sino también durante su realización,
desde el mismo momento en el que se plantean sus objetivos. De esta forma,
no sólo se consigue que la divulgación de los resultados finales tengan ya
gran parte del camino hecho, sino que se muestra el día a día de nuestro tra-
bajo como arqueólogos, acercando nuestra profesión a la sociedad.

Algunos autores ya han apuntado, cómo gracias a la web 2.0, se puede


realizar un tipo de divulgación científica muy fructífera antes de la publica-
ción definitiva de los resultados científicos (Zapata-Ros, 2011, 3). Este tipo
de artículos —anteriores a las publicaciones científicas— que se publican en
las páginas web, blogs o espacios en las redes sociales propios de cada pro-
yecto, constituyen una suerte de preprints en los que, si bien no se aportan
los datos científicos en bruto, sí se presentan las principales hipótesis, ideas y
métodos de trabajo que se están llevando a cabo, permitiendo así una mayor
inmersión social en el objeto de estudio. Si nuestro deber es investigar el pa-
trimonio histórico-artístico, resulta especialmente importante construir estos
lazos arqueólogo-sociedad.

Para demostrar las posibilidades de este método de divulgación, creamos


un blog llamado El Horno de Montesa al inicio de la investigación que hemos

109
ido actualizando periódicamente según se llevaban a cabo avances intere-
santes. Se tuvo especial precaución con la publicación de determinados datos
o imágenes ya que, como ya hemos indicado, los resultados de la excavación
todavía no habían sido publicados. Hemos de ser cautos, pero si tenemos en
cuenta que este tipo de divulgación no constituye en ningún modo una pu-
blicación a efectos legales —ya que hablamos siempre de prepints o pre-pu-
blicaciones— no debemos tener demasiado miedo a conectar nuestro trabajo
con la sociedad. Los beneficios a la hora de enriquecer el conocimiento de
nuestro pasado y poner en valor el patrimonio cultural son enormes.

Un importante complemento a la realización de este blog ha sido la difu-


sión del mismo a través de las redes sociales. En la actualidad existe un flujo
cada vez mayor de noticias y artículos sobre arqueología y patrimonio que
encuentran su público a través de internet y de las redes sociales. Esto está
permitiendo la creación de comunidades en las que no sólo hay expertos en
estas disciplinas, sino también estudiantes e interesados, creándose además
innumerables puertas para que la información acabe llegando a gente de
otros ámbitos. El compartir datos de terceros es fundamental en el sistema
de las redes sociales y permite que la difusión sea efectiva, sencilla y gratui-
ta. Debemos destacar, además, la posibilidad de un diálogo directo entre los
autores de una investigación y el resto de colegas de la disciplina:

«Las redes sociales son pues el exponente más completo de la llamada web
social, y por ende de la web social científica. Los investigadores, y otras perso-
nas de la actividad científica (editores, revisores, docentes, desarrolladores de
aplicaciones, documentalistas,…) de forma individual, a través de entidades o
grupos, se relacionan y se comunican de forma instantánea, simultánea e inte-
ractiva para compartir resultados, proyectos, recursos, informaciones y docu-
mentación.” (Zapata-Ros, 2011, 8).

Este tipo de uso de las redes sociales permite un avance investigador


mayor, ya que expertos de todo el mundo —solo depende de lo grande que
sea tu red de contactos— pueden participar, en cierto modo, en los engra-
najes de tu investigación. De esta forma, se conocen los intereses científicos
de unos y otros expertos y se comparte información, recursos y documen-
tos a tenor de las diferentes investigaciones que se estén llevando a cabo
(REBIUN, 2010, 6). Con este fin se hemos usado diversas plataformas como
LinkedIn, Facebook o Twitter, y hemos recibido apoyos, recomendaciones y

110
sugerencias a la hora de realizar la investigación sobre el horno de Montesa,
caminando en muchas ocasiones entre la divulgación y la investigación.

«El concepto de red social, en el contexto de la ciencia 2.0, debe entender-


se como la comunidad científica que emplea tecnologías participativas para el
intercambio de información. […] Las relaciones entre profesionales encuentran
un espacio idóneo en las redes sociales, especialmente en las de carácter acadé-
mico y profesional». (REBIUN 2010, 6).

A lo largo de este proyecto hemos observado cómo las personas que en


un principio se interesan por nuestro proyecto son los propios arqueólogos
e investigadores que se ocupan de temas similares. Más adelante, debido a
la difusión de las actualizaciones de nuestro blog, se comienzan a hacer eco
plataformas de divulgación histórica y gente interesada en la materia, y es
entonces cuando comienzan a funcionar los engranajes de la divulgación.

También debemos destacar, no obstante, un grupo muy grande que, sin


establecer interacción virtual con nosotros, siguen nuestros avances y están
al corriente de la investigación, y así nos lo han comunicado en persona más
adelante.

Nuestro blog El Horno de Montesa ha recibido buenas críticas y un total


de 5840 visitas entre diciembre de 2012 y mayo de 2013. Estas han sido
realizadas desde decenas de países diferentes, destacando España, EEUU,
Alemania y Letonia.

Debemos destacar que las actualizaciones de nuestro blog relacionadas


con la arqueología virtual tuvieron un número mayor de visitas y mejor aco-
gida que aquellas dedicadas a temas más arduos como la documentación
histórica. Esto se debe, tanto a la mayor espectacularidad de los resultados,
como al creciente interés que existe actualmente hacia las nuevas tecnolo-
gías y su aplicación en patrimonio. Creemos que ésta puede ser otra de las
vías por las que mostrar cómo funciona el trabajo arqueológico tradicional,
aprovechando la actual fama de las nuevas tecnologías como gancho para
enseñar nuestro trabajo diario.

Es interesante destacar también los problemas que nos encontramos con


esta puesta en marcha de una «arqueología en directo» que implique la difu-
sión diaria de nuestros avances en una investigación.

111
Durante la puesta en marcha de esta estrategia de difusión encontramos
muchas trabas que tuvimos que superar para poder llegar a todo el mundo.
Principalmente se debieron a que, como ocurre en otras tantas investigacio-
nes, los datos con los que trabajábamos estaban sin publicar. La inmediatez
informativa que caracteriza a la sociedad actual tiene el gran atractivo de
poder mostrar el desarrollo de los trabajos arqueológicos día a día y esto im-
plica hallazgos inesperados que, obviamente, no han sido publicados todavía.
Este tipo de publicaciones que se adelantan al artículo «oficial» constituyen
una serie de preprints que permiten llegar antes al público, mostrar las en-
trañas de una investigación y crear interés ante la publicación final.

Nos topamos con el recelo de muchos profesionales a hablar siquiera de


aquello en lo que están trabajando. Este es un miedo bastante común que
hunde sus raíces, quizás, en las malas prácticas de ciertos individuos que se
dedican a usurpar ideas, información, fotografías y trabajo de forma muy su-
cia y poco ética. Entendemos, sin embargo, que no existe mayor aliado que
la transparencia profesional para dejar claro cómo se ha hecho un trabajo y
quién lo ha hecho, impidiendo así el robo del mismo por parte de terceros. El
celo excesivo para que nadie pueda usurpar lo que es nuestro, provoca que
finalmente los resultados de las investigaciones queden ocultos al conjunto
de la sociedad, por lo que también es algo a evitar.

En nuestro caso, además, teníamos unas ataduras mayores: la excava-


ción del horno de Montesa todavía no estaba publicada de forma oficial ni
se habían entregado los informes preliminares. Pese a tratarse de una obra
pública, ésta había sido encargada a una empresa subcontratada que exige
confidencialidad a los arqueólogos. Resulta paradójico, llegados a este pun-
to, que los hallazgos arqueológicos de una obra pagada con dinero público
no puedan ser conocidos por todos. Sin embargo, tuvimos que respetar esta
confidencialidad por el bien de los compañeros que llevaron a cabo la exca-
vación. Para ello, a la hora de escribir los artículos en el blog, tomamos una
serie de precauciones:

a) pedir siempre los permisos necesarios a los arqueólogos que excava-


ron el yacimiento;

b) no aportar detalles sobre la localización exacta del mismo, eliminando


el nombre de Quintaret y adoptando simplemente el de la localidad más cer-
cana, en este caso Montesa;

112
c) no mostrar imágenes originales que no hubieran sido publicadas, utili-
zando siempre imágenes de baja-media resolución que habían sido modifica-
das de algún modo, con derechos Creative Commons o directamente creadas
por nosotros;

d) «censurar» cierta información impidiendo que ésta pudiera ser vista


por el lector. Para ello usamos corchetes, puntos suspensivos en color rojo,
junto a frases pensadas para llamar la atención al lector y así poner la elimi-
nación voluntaria de información a nuestro favor: se crean expectativas y se
incluye el factor misterio en las publicaciones;

e) nos centramos en el proceso de trabajo y en la metodología, más que


en los resultados en sí. Esto nos permitió hacer reflexiones, abrir debates,
comentar técnicas, etc., sin tener que aportar detalles arqueológicos que de-
bían ser obviados.

La redacción de este blog se completó de forma activa, como ya hemos


aludido, con la difusión atractiva de los artículos a través de las redes socia-
les, abriendo debates que se desarrollaban principalmente en estos espacios
y no en los comentarios que permiten las entradas del blog, lo que también
es algo a tener en cuenta.

Todas estas estrategias nos ofrecieron muy buenos resultados a la hora


de transmitir la información histórica y arqueológica sin tener que romper el
derecho a la confidencialidad, manteniendo el interés por el horno de Mon-
tesa y permitiendo la socialización de nuestra forma de trabajar, así como de
una parte de nuestro patrimonio.

113
Capítulo 5
Conclusiones
Durante la realización de este trabajo de investigación, se han conseguido
muchos de los objetivos planteados al inicio, se han obtenido algunos resul-
tados inesperados y algunas otras cosas han quedado en el tintero. Nuestro
objetivo de centrarnos en el estudio pormenorizado de una estructura y su
contexto arqueológico ha sido cumplido con creces, mostrando las posibili-
dades de la arqueología virtual a la hora de analizar y reconstruir los datos
arqueológicos.

Pese a que este tipo de acercamiento al patrimonio arqueológico puede


parecer la antítesis de una macro-arqueología, de una arqueología global,
creemos que el estudio del horno de Montesa ha enriquecido también el
paisaje histórico de esta localidad, aumentando la información acerca de la
sociedad, la industria y la economía de Montesa en los albores de la Edad
Contemporánea. No olvidemos que hasta ahora no se había documentado
ninguna calera en este municipio y, por lo tanto, tampoco había constancia
de toda la serie de relaciones laborales y sociales que implicaba el desarrollo
de esta actividad pre-industrial en la zona.

Este trabajo nos ha servido, además, para sondear los límites de una
de las técnicas de levantamiento tridimensional que más importancia están
cobrando en los últimos años: la fotogrametría digital. Gracias a la disposi-
ción del modelo láser del horno, hemos podido comprobar la exactitud de un
levantamiento fotogramétrico realizado a posteriori, sin fotografías expresa-
mente tomadas para ello, con todas las ventajas que el desarrollo de esta
práctica puede tener a la hora de recuperar una imagen precisa del patrimo-
nio perdido —ya que, por desgracia, el patrimonio perdido nunca se puede
recuperar—.

Queremos destacar, por último, los resultados didácticos y divulgativos


que ha tenido este trabajo y que, al inicio, no podíamos imaginar. Recuperar,
poner en valor y divulgar una estructura de combustión como ésta, que ya
no es visitable in situ al haber sido cubierta de nuevo por las obras del AVE,
no se planteaba como una tarea fácil, pues hemos de reconocerlo, los propios

117
restos no resultaban atractivos. Gracias a las distintas técnicas de arqueo-
logía virtual hemos conseguido hacer atrayente e interesante una parte de
nuestro patrimonio que, de otro modo, habría pasado totalmente desaperci-
bida para el público en general, interesando sólo a expertos en la materia. Un
horno de cal no es una villa romana, ni un castillo medieval, carece de monu-
mentalidad y su huella arqueológica es verdaderamente pobre. Las distintas
recreaciones 3D, la búsqueda y publicación de información «en directo» en el
blog, y la creación de la aplicación de visita interactiva El Horno de Montesa,
han conseguido encender en mucha gente la llama del interés por este tipo
de hornos pre-industriales.

La creación de la aplicación El Horno de Montesa es una de las partes de


este proyecto a la que nos hubiera gustado dedicar más tiempo, ampliando
las posibilidades y la funcionalidad de la misma. Este tipo de intervenciones
virtuales, sin embargo, necesitan de una realización colectiva multidisciplinar,
donde informáticos y arqueólogos trabajen codo con codo para poder conse-
guir grandes resultados en un tiempo aceptable; de lo contrario, el tiempo
que se dedica es excesivo y se encuentran en ocasiones baches insalvables.
Pese a todo, como hemos demostrado, es posible hacer aplicaciones sencillas
y atractivas de forma individual.

Todo este trabajo concluye con una valoración muy positiva de la in-
vestigación y puesta en valor realizada no sólo de una parte del patrimonio
de Montesa sino también de los hornos de cal en general, parte de nuestro
pasado preindustrial que se está perdiendo. La arqueología virtual ha tenido
mucho que ver en esta puesta en valor, demostrando las posibilidades de las
nuevas tecnologías para acercar el patrimonio a la sociedad. Éstas no deben
ser «aislantes» sino «conductores» en nuestro trabajo, permitirnos relacionar-
nos más y mejor, hacer llegar a todo el mundo con mayor facilidad no sólo
los resultados sino también los procesos de nuestras investigaciones. De este
modo, la arqueología virtual se desvela también como una interesante he-
rramienta para garantizar la transparencia científica, primer paso hacia una
divulgación de calidad.

118
Anexo I
Análisis antracológico del
horno de cal de Montesa

Yolanda Carrión Marco


Presentamos los resultados del análisis del material carbonizado
recuperado en el interior de una gran estructura de combustión tipo horno
(Estructura Q036) de grandes dimensiones (más de 3 m de diámetro), exca-
vado en la roca natural.

En el interior de la cámara de combustión (UE 312) se recuperó abundante


materia orgánica carbonizada. Se trata en su mayor parte de fragmentos de
ramitas de calibre entre 1 y 5,5 mm de diámetro que, por sus características,
deben pertenecer a la última alimentación de leña del horno, que se encuen-
tra in situ en el interior de la cámara.

Además, se ha recuperado carbón de la UE 308, que corresponde a un


momento de reutilización de la estructura con funcionalidad indeterminada
por el momento; en todo caso, es evidente la acción del fuego en este uso, ya
que se documentan restos de carbón y fragmentos de mampuesto quemados.

El análisis de los carbones consiste en la identificación botánica de los


mismos, es decir, saber de qué especies vegetales proceden. Para ello, el car-
bón se observa a través de un microscopio óptico de luz reflejada de campo
claro-oscuro, con diferentes objetivos que van desde 50 a 1000 aumentos.
La madera, al quemarse, preserva su estructura anatómica, permitiendo su
comparación con una colección actual de referencia y/o la bibliografía es-
pecializada en anatomía vegetal. El listado de taxones identificado nos dará
pues, el elenco de especies que han sido explotadas en un momento dado del
pasado y que probablemente formaban parte de las formaciones vegetales
existentes en el entorno del yacimiento, dentro de su radio de explotación.

Los resultados del análisis han demostrado el uso de diversas especies,


que se detallan en el Cuadro 1 (Fig. 67).

El conjunto de taxones identificados en la UE 312 remite a la existencia


de una formación de matorral bajo de tipo termomediterráneo, dominado por
leguminosas, labiadas y jaras (Fig. 68).

121
Estructura Q036
UE 308 312
Taxones Nº Nº %
Cistus sp. (jara) 19 11,18
Daphne/Thymelaea (de la familia del torvisco) 2 1,18
Juglans sp. (nogal) 19
Labiada (de la familia del tomillo) 37 21,76
cf. Labiada 5 2,94
Leguminosa (de la familia de la genista) 62 36,47
Monocotiledónea tp. Chamaerops (palmito) 7 4,12
Quercus perennifolio (carrasca-coscoja) 4 2,35
Rhamnus-Phillyrea (aladierno-labiérnago) 8 4,71
Tamarix sp. (taray) 5 2,94
Corteza 4 2,35
Angiosperma indeterminable 1 17 10
Total 20 170 100

Figura 67.- Especies presentes en el horno de Montesa

Cistus sp.

Daphne/Thymelaea

Labiada

Leguminosa

Monocotiledónea tp. Chamaerops

Quercus perennifolio

Rhamnus-Phillyrea

Tamarix sp.

Corteza

Angiosperma indet.

Figura 68.- Gráfico del conjunto de taxones de la UE 312

122
Es posible que entre los taxones leguminosa y labiada estén presentes
diversas especies, pero la similitud de su anatomía nos ha impedido identificar
los carbones más allá del rango de familia; así, entre las leguminosas, serían
características de nuestra zona de estudio las genistas o las aliagas, mientras
que las labiadas podrían englobar diversas especies de salvia, tomillo y otras
aromáticas. De este modo, la riqueza del matorral sería mayor de lo que se
evidencia a partir del análisis de los carbones.

Completarían la lista florística otras especies en mucho menor porcentaje,


como la coscoja, el aladierno o labiérnago, el torvisco o el palmito, indicador
de unas condiciones biogeográficas muy cálidas. El taray es una especie aso-
ciada a cursos de agua de medios áridos a secos, que crece frecuentemente
en el cauce u orillas de ramblas o cursos intermitentes de carácter medi-
terráneo, pudiendo soportar también condiciones de salinidad. Nos estaría
indicando la existencia de un ombroclima de tipo seco.

El conjunto de especies presentes en la cámara del horno responden a


una determinada gestión de combustible para la alimentación de la estructu-
ra, consistente en la selección preferente de especies de matorral que debían
crecer en un entorno cercano al yacimiento, dada la coherencia ecológica con
nuestra zona de estudio. No hay que descartar, sin embargo, la presencia
de otras especies leñosas en la zona sólo por su ausencia en el carbón. La
selección de especies de matorral puede responder a la necesidad de un de-
terminado tipo de fuego, ya que éstas producen una llama viva y de rápido
prendido, a diferencia de los troncos de gran calibre que tiene mayor dura-
ción y pueden alcanzar mayor temperatura de combustión.

En cuanto al contenido de la UE 308, se ha documentado un único taxón,


Juglans, lo cual es coherente con un uso puntual de la estructura, de corta
duración y posiblemente con una única alimentación del fuego para el que se
habrían utilizado algunas ramas de nogal. Esta especie podría haber crecido
entre los frutales de las alquerías existentes en la zona, ya que se plantaba
frecuentemente por ser muy apreciados tanto sus frutos como su madera.

123
Anexo II
Análisis de C14 de la UE 312
Con el objetivo de conocer la cronología aproximada de la última cocción
que se llevó a cabo en el horno de Montesa, hemos realizado una datación de
C14 de la UE 312, sobre una muestra de un elemento singular de vida corta
(semilla de Ruscus sp).

El laboratorio en el que se han llevado a cabo las pruebas nos ha aporta-


do los resultados que se pueden observar en el cuadro de la Fig. 69.

Beta - 348072: 80 +/- 30 BP


SAMPLE : QUIN036UE312
ANALYSIS : AMS-Standard delivery
MATERIAL/PRETREATMENT : (charred material): acid/alkali/acid
2 SIGMA CALIBRATION : Cal AD 1680 to 1730 (Cal BP 260 to 220) AND Cal
AD 1810 to 1930 (Cal BP 140 to 20)
Cal AD Post 1950

Figura 69.- Datación de Carbono 14

Posteriormente se ha usado el software Calib 7.0 html para llevar a cabo


la calibración (Fig.70).

Existen un 95,4% de posibilidades de que los restos de la UE 312 ana-


lizados pertenezcan a un momento entre 1690 y 1925, con un 74% de pro-
babilidades de que la fecha real se encuentre en el intervalo comprendido
entre 1810 y 1825, como nos muestra el gráfico resultante de la calibración.
La presencia de una construcción datada hacia 1850, estratigráficamente
posterior a la UE 312, nos sirve además de término ante-quem para datar la
cocción y nos ratifica los datos obtenidos mediante la datación de C14 .

127
68.3 (1 sigma)
cal AD 1697-1725 0.312
1814-18350.212
1877-19170.470
1952-19540.006

95.4 (2 sigma)
cal AD 1690-1730 0.259
1810-19250.727
1951-1955*0.014

Figura 70.- Datación de Carbono 14. Calibración realizada con Calib 7.0 html.

128
Anexo III
Lista de unidades estratigráficas
del horno de cal de Montesa
A continuación se presenta el listado de UE que se mencionan a lo lar-
go del presente trabajo. Agradecemos enormemente la disponibilidad de los
profesionales de Global Geomática S.L., que nos cedieron amablemente estas
fichas de unidades estratigráficas para poder llevar a cabo nuestro trabajo.

131
Figura 71.- Vista ortogonal de la estructura de combustión u horno. UE 191.

132
UE 191

Sector: Quintaret.

Fecha: Enero-febrero 2012.

Tipo: Fosa de combustión (horno).

Descripción morfológica: Estructura de combustión de grandes dimen-


siones excavada en la roca madre.

Técnica: Excavación.

Materiales: Roca madre.

Cubierto por: 302, Suelo 2.

Rellena por: UE 312, 311, 310, 309, 308, 305.

Se adosa a: -

Cubre a: -

Corta a: UE 349.

Comentarios: -

Técnica de excavación: A mano.

Interpretación: Horno de cal.

Cronología: Contemporánea.

Imagen: Fig. 71.

133
Figura 72.- UE 302

134
UE 302

Sector: Quintaret.

Fecha: 16/01/2012.

Tipo: Relleno.

Composición: Presencia escasa de cenizas, carbones, ladrillos y escorias.

Descripción: Estrato de tierra «tapenca» de coloración beige con pre-


sencia de fragmentos de roca «tap», piedras, restos vegetales.

Cubierto por: Tierra plantación árbol.

Cubre a: 191, 306, 307, 349.

Se adosa a: UE 305.

Comentarios: Posiblemente proviene de la construcción de la línea


férrea.

Técnica de excavación: A mano.

Interpretación: -

Material: Conjunto de cerámica formado por cerámica bizcochada. Ce-


rámica de cocina vidriada de color naranja.

Cronología: Siglo XIX.

Autor: Pignatelli.

Imagen: Fig. 72.

135
Figura 73.- UE 303

136
UE 303

Sector: Quintaret.

Fecha: 16/01/2012.

Tipo: Relleno.

Composición: Presencia escasa de materia orgánica. Formada por arcilla


y gravas.

Descripción: Relleno de tierra arcillosa de coloración marrón-naranja


compacta, con restos vegetales, fragmentos de «tap» y alguna grava.

Cubierto por: UE suelo contemporáneo 1.

Cubre a: 304.

Relleno de: UE 777.

Comentarios: Tierra vegetal aportada por la agricultura actual.

Técnica de excavación: A mano.

Interpretación: tierra aportada para el cultivo de naranjos.

Material: 1 fragmento de cerámica bizcochada contemporánea.

Cronología: Contemporánea.

Autor: Pignatelli.

Imagen: Fig. 73.

137
Figura 74.- UE 304

138
UE 304

Sector: Quintaret.

Fecha: 16/01/2012.

Tipo: Relleno.

Composición: -

Descripción: Relleno de tierra limosa (decantada) de coloración gris


claro verdoso sin ningún tipo de elemento material.

Cubierto por: UE 303.

Cubre a: UE 349.

Relleno de: UE 777.

Comentarios: Parece tierra «tapenca» decantada.

Técnica de excavación: A mano.

Interpretación: -

Material: No hay material cerámico.

Cronología: -

Autor: Pignatelli.

Imagen: Fig. 74.

139
Figura 75.- UE 305

140
UE 305

Sector: Quintaret.

Fecha: 16/01/2012.

Tipo: Relleno.

Composición: Presencia escasa de carbones y malacofauna; frecuencia


escasa de ladrillos y cal.

Descripción: Relleno de tierra limosa-arcillosa compuesto principalmen-


te por tierra «tapenca» de coloración blanquecina, con presencia de escasos
ladrillos, mampuestos irregulares cuarteados, cenizas, pequeños carbones,
restos vegetales, fragmentos de roca «tap». Textura limosa.

Cubierto por: UE 302, 309.

Cubre a: 308.

Relleno de: UE 191.

Comentarios: Primer relleno del horno 191 propiamente dicho.

Técnica de excavación: A mano.

Interpretación: Relleno de tierra procedente de la excavación de la lí-


nea férrea del siglo XIX, nivelando el horno a nivel del suelo probablemente
para ocupar la estructura.

Material: no hay material.

Autor: Pignatelli.

Imagen: Fig. 75.

141
Figura 76.- UE 306

142
UE 306

Sector: Quintaret.

Fecha: 28/01/2012.

Tipo: Fosa.

Descripción morfológica: Fosa excavada en la roca «tap», de planta


circular, paredes rectas y verticales y base plana.

Altura: 52 cm.

Cubierto por: UE 302.

Corta a: UE 349.

Relleno de: UE 307.

Comentarios: primer relleno del horno 191 propiamente dicho.

Técnica de excavación: A mano.

Interpretación: Posible pie derecho (¿?).

Autor: Pignatelli.

Imagen: Fig.76.

143
Figura 77.- UE 307

144
UE 307

Sector: Quintaret.

Fecha: 28/01/2012.

Tipo: Relleno.

Datación provisional: Contemporánea; basada en estratigrafía.

Descripción: Relleno de tierra limosa de color blanquecino con escasas


gravas pequeñas.

Cubierto a: UE 349.

Rellena a: 306.

Relleno de: UE 307.

Muestras recogidas: Dos bolsas.

Técnica de excavación: A mano.

Interpretación: -

Materiales: Ninguno.

Autor: Pignatelli.

Imagen: Fig. 77.

145
Figura 78.- UE 308

146
UE 308

Sector: Quintaret.

Fecha: 28/01/2012.

Tipo: Relleno.

Composición: Frecuencia escasa de cenizas y carbones.

Descripción: Relleno de tierra «tapenca» igual a UE 305 pero con una


tonalidad más anaranjada, compacta y con alto porcentaje de gravas y algu-
nos mampuestos.

Cubierto por: UE 305.

Cubre a: UE 310, 311.

Relleno de: UE 191.

Comentarios: tiene la misma función que UE 305.

Técnica de excavación: A mano.

Interpretación: relleno.

Material: Pequeño conjunto de cerámica bizcochada de formas abiertas:


botes; cántaros…

Autor: Pignatelli.

Imagen: Fig. 78.

147
Figura 79.- UE 309

148
UE 309

Sector: Quintaret.

Fecha: 28/1/2012.

Tipo: Muro.

Descripción morfológica: Muro de obra seca realizado con mamposte-


ría irregular dispuesto por hiladas dobles. Sólo se conservan dos hiladas.

Forma de los mampuestos: alargadas.

Técnica: Obra seca de mampostería.

Materiales: Mampuestos irregulares.

Cubierto por: UE 302.

Rellena a: UE 191.

Se adosa a: UE 191.

Cubre a: UE 305.

Comentarios: Primer relleno del horno 191 propiamente dicho.

Técnica de excavación: A mano.

Interpretación: Muro/cimiento construido en época de la construcción


del ferrocarril para reutilizar el horno como estructura de habitación.

Cronología: Contemporánea.

Autor: Pignatelli.

Imagen: Fig. 79.

149
Figura 80.- UE 310

150
UE 310

Sector: Quintaret.

Fecha: 9/02/2012.

Tipo: Estructura.

Descripción morfológica: Cúmulo de mampuestos de roca calcárea,


irregulares y tendentes a ser planos, quemados y rubefactados, dejados caer
o derrumbados.

Forma, trazado, planta: Irregularmente distribuidos por todo el perí-


metro interior de la UE 191.

Cubierto por: UE 308.

Cubre a: UE 311.

Se adosa a: UE 191.

Técnica de formación: Destrucción.

Componentes individuales: Mampostería irregular plana.

Técnica de excavación: A mano.

Interpretación: Derrumbe de parte del perímetro superior del horno


tras su abandono.

Autor: Pignatelli.

Imagen: Fig. 80.

151
Figura 81.- UE 311

152
UE 311

Sector: Quintaret.

Fecha: 13/02/2012.

Tipo: Relleno.

Composición: Presencia frecuente de cal y escasa de cenizas, carbones


y materia orgánica.

Descripción: Relleno de tierra calcina («tapenca») compacta, de color


marrón claro, con alto porcentaje de fragmentos de cal natural y fragmentos
de carbones y cenizas. Hay también presencia de raíces de plantas actuales.

Cubierto por: UE 310, 311.

Cubre a: UE 312.

Rellena a: UE 191.

Muestras recogidas: 4 bolsas.

Técnica de excavación: A mano.

Interpretación: Relleno de abandono del horno después de la última


cocción.

Material: No hay material.

Autor: Pignatelli.

Imagen: Fig. 81.

153
Figura 82.- UE 312

154
UE 312

Sector: Quintaret.

Fecha: 13/02/2012.

Tipo: Relleno.

Composición: presencia frecuente de cenizas y carbones.

Descripción: Relleno compuesto por cenizas y carbones procedentes del


combustible utilizado en la cocción.

Cubierto por: UE 311.

Cubre a: UE 349.

Rellena a: UE 191.

Muestras recogidas: 4 bolsas.

Técnica de excavación: A mano.

Interpretación: Nivel de ocupación. Restos del combustible de la última


carga del horno.

Material: No hay material.

Autor: Pignatelli.

Imagen: Fig.82.

155
Figura 83.- UE 777

156
UE 349 (roca madre)

Tipo: Nivel geológico.

Descripción: Marga blanquecina de formación miocena o roca «tapenca».

UE 777

Sector: Quintaret.

Fecha: 1/02/2012.

Tipo: Fosa.

Descripción morfológica: Fosa excavada en la roca «tap» (UE 349) de


planta rectangular y sección ligeramente acampanada, con base plana.

Técnica: Excavación.

Rellena por: UE 303, 304.

Corta a: UE 191, UE 349, Suelo 1.

Altura: 85 cm.

Comentarios: Primer relleno del horno 191 propiamente dicho.

Técnica de excavación: A mano.

Interpretación: -

Cronología: Contemporánea.

Autor: Pignatelli.

Imagen: Fig. 83.

157
Anexo IV
Recursos externos
El autor ha considerado conveniente incluir en este libro el material de
trabajo original para que pueda ser consultado por el usuario de este libro.
Todos los archivos facilitados han sido alojados en la nube para su descarga
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w
Modelo 3D Fotogramétrico (475 MB) w

Modelo fotogramétrico en PDF3D, Blender, Photoscan, .obj y dos carpetas


con las imágenes del levantamiento fotogramétrico y renderizados.

w
Modelo 3D láser (14,5 MB) w

Archivo en formato PDF3D del modelo láser del horno de Montesa.

w
Estratigrafía (175 MB) w

Archivos de la estratigrafía en Blender, Matrix Harris y tres carpetas con


la planimetría y sección en formato .dwg, renderizados y texturas.

w
Reconstrucciones virtuales (1,90 B) w

Cinco carpetas con los renderizados y reconstrucciones virtuales en


Blender de las fases del horno.

w
Visita virtual al horno de Montesa (171 MB) w

Aplicación Unity de la visita virtual al horno de Montesa (excavación y


fase de uso).

161
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Este libro se editó en junio de 2015.
Año Internacional de la Luz
y las Tecnologías Basadas en la Luz.

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