Caso Dilema Etico Resuelto
Caso Dilema Etico Resuelto
Caso Dilema Etico Resuelto
ESTUDIANTES:
AYACUCHO - 2020
PRIMER DILEMA ETICO
Señora AMN de 73 años acude al puesto de salud de Vista Alegre e ingresa a la
consulta de Enfermería con sus dos hijas. La señora tiene muchos problemas de salud
crónicos: es diabética, hipertensa y hace poco ha sufrido una caída, tras el cual está
desmejorada y desanimada, pero con plenas facultades de raciocinio. Sus hijas
comentan que se niega a comer desde hace dos días. Una de las hijas plantea la
posibilidad de ponerle una sonda nasogástrica para alimentarla. La profesional de
Enfermería que atendía a la señora se puso en contacto con su centro hospitalario de
referencia donde se indicó que la sonda nasogástrica estaba contraindicada. El dilema
ético planteado es si a la luz de las circunstancias planteadas y de la decisión de la
enferma, sería conveniente poner dicha sonda.
RESPONDER A LAS SIGUIENTES PREGUNTAS
● Identificación de los problemas éticos presentes.
principio de autonomía
principio de beneficencia
el principio de beneficencia que se debe hacer el bien mas no el mal y principio de autonomía
En el hospital Almenara, una enfermera clínica con más de 8 años de experiencia se enfrenta a la
situación creada por un hombre de 56 años con diabetes mellitus (DM) desde los 13 años y en
tratamiento con hemodiálisis (HD) desde hace 12 años. Es ciego desde hace 10 años y presenta
amputación de ambas extremidades. Sus habilidades de comunicación y razonamiento se
mantienen intactas.
Es importante aclarar que dentro de la terapia no se contaba con apoyo psicológico. Un día,
solicitó hablar con la enfermera, con tranquilidad para conversar, por lo que se dispuso de tiempo
post-terapia de HD para tener una conversación, Julio comunica a la enfermera que no desea
seguir asistiendo a la diálisis, porque está cansado de la vida y de sentirse así. Ante esto, la
enfermera responde que ese día quizás estaba un poco deprimido, sin ánimo, pero que mañana es
otro día, amanecerá más contento y las ganas de vivir volverán. Julio tomó su mano y le
mencionó que no, pues la verdad es que no volvería al centro de diálisis, por ende lo mejor sería
que se despidieran ese día. La enfermera pensó que se trataba de una reacción emocional propia
frente al desencanto de su realidad y que pronto se recuperaría. Luego, comunicó la situación al
médico de turno y al jefe de servicio y como era habitual, autorizó que fuera llevado a su casa
por la ambulancia del centro.
Posteriormente la enfermera se puso en contacto con los familiares de este, quienes confirmaron
su decisión de no someterse más a HD y además refirieron un sin número de temores,
inquietudes, y por supuesto la tristeza de los resultados de esa decisión. El día en que
correspondía una nueva HD, Julio no acudió al centro por lo que, el equipo de salud, compuesto
por tres enfermeras, el médico tratante, el médico jefe del centro y el dueño de este quien además
era abogado, se reunieron y analizaron la situación de Julio, decidiendo “dejarlo descansar” de
una sesión. La enfermera lo llamó por teléfono para darle las indicaciones habituales para una
persona que no acude a una HD. Él contestó muy amable, refiriendo “no se preocupen por mi,
estoy tranquilo y consciente de mi decisión. No envíen más la ambulancia a buscarme”.
A pesar de esto, se envía nuevamente la ambulancia para la siguiente sesión. La enfermera recibe
la llamada del chofer informando que Julio no se iba a presentar. La enfermera coordinadora
junto al equipo de salud deciden enviar a la fuerza pública a buscarlo, situación que había sido
previamente acordada con la sobrina de Julio. Los agentes informaron que hablaron con él, que
se negó a acompañarlos y que ellos no podían llevarlo de manera forzada.
Durante los siguientes días, la enfermera llamó a Julio diariamente, intentando apoyar a Julio en
la verbalización de sus emociones y pensamientos. La enfermera procuró crear un contacto diario
con Julio, en el que se le otorgó apoyo tanto a él como a su familia, para ayudar a “entender la
muerte como un acto humano” y por ende, ayudar a morir con dignidad3.
Transcurridos 11 días, los familiares de Julio llamaron al centro para informar su fallecimiento,
parte del equipo y la enfermera en cuestión asistieron al funeral. Luego, se continuó el soporte
telefónico a la familia por una semana tras el fallecimiento del paciente.