Tesis Final - Barroso
Tesis Final - Barroso
Tesis Final - Barroso
represión ilegal”
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Capítulo 1
Introducción
La respuesta por parte del gobierno peronista fue el envío del Ejército a
Tucumán. El Operativo Independencia, iniciado un año antes del golpe contra
Isabel Perón, fue una persecución de aliados reales o supuestos de la guerrilla,
que incluyó los primeros centros clandestinos de detención y tortura en el país.
Para fines de 1975, cuando los militares finalmente subieron al monte a exterminar
a los guerrilleros, la provincia ya había sido un territorio de ensayos para la
represión ilegal. Es decir que se practicó en la provincia más pequeña de
Argentina lo que luego se desplegaría en toda la Nación.
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La siguiente investigación se centra en el llamado Operativo Independencia,
entre 1975 y 1977. Este operativo no sólo significó el inicio de una política estatal
de desaparición forzada de personas ejecutada de manera directa por las Fuerzas
Armadas, que se institucionalizaría en todo el país a partir del golpe de 1976.
Además, supuso la creación de un “teatro de operaciones” donde fueron enviados
miles soldados de todas partes del país, con el fin explícito de combatir al frente
de guerrilla rural creado un año antes por el Partido Revolucionario de los
Trabajadores-Ejército Revolucionario del Pueblo (PRT-ERP).
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Capítulo 2
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51). El ministro de economía de Onganía, Jorge Néstor Salimei, anunció la
intervención, desmantelamiento y cierre inmediato de siete ingenios. Ésa fue la
punta de lanza de una serie de medidas conocidas como el “Operativo Tucumán”,
cuyo objetivo declarado era la racionalización y diversificación de la industria
tucumana (Getselteris, 2015: 47). Sin embargo, como consecuencia del cierre de
los ingenios, se disparó la desocupación y se produjo un masivo proceso
migratorio (cerca de 200 mil personas abandonaron la provincia, sobre un total de
750 mil habitantes).
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Capítulo 3
La gran razzia de Santa Lucía
Frente a los rumores de que existía un frente rural, durante 1974 las
autoridades militares y policiales realizaron una serie de operativos represivos
que, en algunos casos, tuvieron cobertura periodística por parte de los medios
nacionales. A principios de junio de 1974 se dio el primer operativo antiguerrillero,
en el cual participaron unos 500 agentes de la Policía Federal. Durante el
operativo se había desplegado el apoyo de helicópteros del Ejército que
transportaban brigadas policiales con el fin de combatir a los guerrilleros.
En Santa Lucía fue donde los habitantes vivieron la represión de manera más
cercana, histórica población vinculada con los Ingenios azucareros y las luchas
sindicales. El personal policial realizó una gran razzia: entre gritos por
altoparlantes, sirenas y golpes, se despertó a todos los pobladores de Santa
Lucía, los obligaron a presentar los documentos de identidad, y revisaron casa por
casa, buscando armas, explosivos material de organizaciones armadas.
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La gran razzia a Santa Lucía fue realizada en conjunto con la Policía Federal,
la Policía de la Provincia y el Ejército, durante el gobierno de Isabel Perón. Las
razzias son parte de un arsenal de técnicas policiales cuyo despliegue antes que
castigar faltas o delitos, pretende instaurar y extender un sentido determinado de
orden y la moralidad pública. Son decisiones políticas que castigan o someten no
a los individuos sino a los grupos y a las poblaciones al tiempo que impone la
disciplina. También se colocó una bomba en el Sindicato de los trabajadores del
azúcar, luego la versión oficial culparía a la guerrilla de dicho hecho. (Getselteris,
2015: 115).
Este suceso no hace más que acelerar la presión militar para intervenir de
manera directa en la provincia. Durante el sepelio de Viola, el general Menéndez
pronuncia un discurso duro frente al cual el gobierno no emite comentario. (Fraga,
1988: 133).
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Capítulo 4
Comienza el Operativo
Por otro lado, el operativo tenía una faceta oculta y secreta: representó el
inicio en Tucumán de una política institucional de desaparición forzada de miles de
personas y significó la aparición de la institución ligada con esa modalidad
represiva: los centros clandestinos de detención.
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La Escuelita de Famaillá fue el primer centro clandestino de detención de la
Argentina. Está ubicado en la localidad de Famaillá y funcionó desde 1975 y 1977.
Tenía capacidad para treinta o cuarenta prisioneros. “La Escuelita” era sede del
comando de operaciones conjuntas a cargo de la 5° Brigada de Infantería del
Ejército, lo que la constituyó en el centro del circuito represivo, en coordinación
con los campos de reclusión que se montaron en los ex ingenios Nueva Baviera,
Lules y Santa Lucía, la comisarías de Famaillá y de Monteros, “la chimenea” de
Caspinchango, los “conventillos de Fronterita” (ex Ingenio Fronterita) los
campamentos de Monte Grande y Acheral, y la Jefatura Central de Policía, entre
otros. (Gutman, 2010: 153).
A partir del inicio de este operativo represivo, el monte tucumano (un espacio
relativamente periférico o marginal en la escena nacional) fue construido como
centro de la estrategia represiva del poder militar, como aquel espacio donde se
libraba una “batalla decisiva” contra la llamada “subversión”. Tanto el ERP y las
Fuerzas Armadas coincidían en la idea de que el monte era un escenario de
guerra, expresada en el terreno de las prácticas (las acciones militares) y de los
discursos verbales y escritos (los partes militares).
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las Fuerzas Armadas: “El Ejército ha demostrado una acción de eficacia en
Tucumán. Los reveses sufridos por los subversivos han sido de considerable
magnitud. Y en el contexto general. A esto debe sumarse la impresión de que
estamos ahora ante una definición política del gobierno de instrumentar los
medios destinados a abrir una exitosa etapa en esta materia”.1
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En la zona sur de Tucumán las autoridades militares buscaban imponer el
dominio y el control estatal, en un territorio disputado por ese frente de guerrilla
rural, pero también de fuerte conflictividad social y radicalización política a partir
del cierre de once de los 27 ingenios azucareros, a partir de 1966. La manera de
imponer su soberanía en ese territorio fue controlar los movimientos de los
pobladores, impedir la libre circulación, observarlos, sometidos al control del poder
estatal. Esto se da porque la ubicación forzosa de las personas se vuelve una de
las principales estrategias del control de las poblaciones, una estrategia soberana
por excelencia.
El tema lo explicó el jefe del Ejército, general Leandro Anaya cuando visitó
Tucumán durante la primera semana: “El Operativo tiene varias fases: la de la
razón de la fuerza, que es la imposición del proyectil, que sale por la boca del
cañon; pero también una de paz social, que tiende a solucionar los problemas
socioeconómicos de una zona y es tan ponderable como la otra”.( Gutman, 2010:
168).
En los caseríos que estaban en el medio del campo la acción del Ejército fue
un poco más allá. Decenas de familias que vivían al pie de los cerros fueron
levantadas de sus casas y trasladadas lejos de los lugares donde se presumía que
estaban los campamentos guerrilleros, con el objetivo de dificultar el trabajo de
masas de la Compañía de Monte y obligar a sus miembros a que se expusieran
más si querían continuar con la tarea.
Capítulo 5
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Isabel Perón saluda a las tropas
Como parte de una serie de puestas en escena del poder estatal para ratificar
el control sobre ese territorio, el 28 de abril de 1975 la presidenta María Estela
Martínez de Perón realizó una sorpresiva visita a la provincia de Tucumán, para
hacer una inspección personal al operativo represivo que realizaba el Ejército
Argentino en Tucumán.
Con el apoyo del Poder Ejecutivo el general Vilas dio comienzo a un nuevo
plan táctico en 26 de abril de 1975. Conforme iba avanzando en su tarea, Vilas
adquiría por la fuerza más responsabilidades, y con ello mayor peso político dentro
de la provincia. “La tarea de Vilas, que luego completa y amplía Bussi, estaba
inspirada en la experiencia de Indochina: esto de primero el terror, luego crear
poblados, una escuelita, un hospital… Era una especie de `¿dicen que no
hacemos nada? Miren como se lo hacemos´ hubo mucho trabajo político sobre
esas obras, sobre todo en la limpieza que iban haciendo… Pero eso creo que
queda en la sociedad. Queda impregnado ese doble mensaje.” (Testimonio de
Ángel Gutiérrez, ex miembro del PRT en Getselteris, 2015: 299).
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“En solo uno de los textos consultados aparecen enfrentamientos durante
junio. Es evidente su intencionalidad, pero sin embargo lo agregamos como
exponente de una forma de construir una historia a partir de datos falsos, ni
siquiera reflejados en otros partes o recopilatorios de esta historia. La prensa optó
por reflejar los que pasaba en Buenos Aires y silenciando las operaciones de
inteligencia del Ejército en la provincia”. (Getselteris, 2015: 313). Por su parte el
general Vilas continuó con su plan de Hostigamiento Progresivo. Casi el doble de
efectivos (4800), provenientes de dos regimientos comienzan a adentrarse en el
monte. Entre la población, se desarrollaron tareas vinculadas a la inteligencia,
reprimiendo de manera selectiva y progresiva, aunque con un considerable
incremento de los “daños colaterales”.
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cobijarse bajo las alas de quien parecía un seguro vencedor en términos de
fuerza”. (Getselteris, 2015: 353).
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revista semanal, cuyo estilo se caracterizaba por un rico contenido gráfico y textos
escritos en primera persona, lo que permitía que el cronista reseñara sus
sensaciones personales: “Hasta hace poco en ésta tierra de paz con geografía
dura que desafiaba al hombre con la irreverencia de la naturaleza fuerte. Ahora es
un territorio en guerra, un paraje donde se pelea hombre a hombre. Donde sólo
hay un postulado: se vive o se muere”2.
El eje de la nota estaba centrado en los “detalles que nadie conoce sobre la
vida cotidiana de los soldados argentinos en combate”, “un mundo de sacrificio,
valor y lucha”. El monte tucumano, según este relato, era un territorio de riesgos
permanentes, donde el peligro estaba omnipresente y el enemigo, acechaba. A su
vez, no sólo era construido como un espacio de naturaleza indómita sino que
estaba plagado de “secretos”. En este sentido, los relatos sobre el “monte”
difundidos por los medios de comunicación construían ese espacio como un lugar
plagado de riesgos; los protagonistas, los soldados como representantes de una
lucha que libraba todo el pueblo argentino; el enemigo, un omnipresente, móvil y
peligroso, un “combatiente irregular” odiado y temido; un constante peligro de
muerte que no sólo los aterrorizaba sino que los volvía capaces de cualquier acto.
Pero, sobre todo, construían al monte tucumano como aquel espacio donde se
libraba una “batalla central” para ratificar la soberanía estatal.
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política, sindical, estudiantil o guerrillera) cumplían un papel importante para la
diseminación del terror: eran la prueba irrefutable de la arbitrariedad del sistema y
de su verdadera omnipotencia y volvían a la amenaza incierta y generalizada.
Además del objetivo político del exterminio de una fuerza de oposición, los
militares buscaban la demostración de un poder absoluto, capaz de decidir sobre
la vida y la muerte, de arraigar la certeza de que esta decisión es una función
legítima del poder.
Cambios en la Colimba
Como parte de esta estrategia para hacer una puesta en escena del dominio
militar sobre la conflictiva zona sur de Tucumán, a partir de febrero de 1975 las
FFAA movilizaron miles y miles de soldados conscriptos de todas partes del país
al “teatro de operaciones” del Operativo Independencia. Especialmente de la V
Brigada de Infantería del Ejército, es decir, tropa proveniente de las guarniciones
de Tucumán, Salta y Jujuy.
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desde el inicio del operativo, Acdel Vilas destacaba “la entereza y decisión con
que los soldados argentinos empuñan las armas o las herramientas de trabajo en
cumplimiento de la misión impuesta como consecuencia de las disposiciones del
Poder Ejecutivo Nacional. Entereza y decisión al servicio de la Patria, que honra a
las madres argentinas que entregan sus hijos al servicio de la Nación”. En esta
misma línea, frente a la incorporación de los soldados de la Clase 1954, este
tópico fue retomado por el Comandante General del Ejército, Gral. Leandro
Anaya.
“Los conscriptos fueron las otras víctimas del sistema: los soldados que
presentaban servicio militar en el Ejército. Debemos tener presente que estos
jóvenes, que en su mayoría contaban con dieciocho años, no pudieron ejercer su
derecho a elección y mucho menos opinar o declinar sus conductas”.(Testimonio
de un ex conscripto en Gutman, 2010: 204). Como ya se ha señalado antes,
durante la visita de periodistas nacionales al “teatro de operaciones”, se fue
puliendo el relato oficial sobre el Operativo Independencia y los soldados
conscriptos fueron construidos ante los medios de comunicación como el símbolo
de una lucha que libraba todo el pueblo argentino a través de la “entrega” de sus
hijos varones que cumplían con el servicio militar obligatorio.
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obligatorio, es decir, las prácticas, relaciones, sentidos y valores que lo
organizaban.
En dicha línea, las autoridades militares imaginaron un nuevo rol para los
conscriptos y configuraron un modelo de soldado legítimo: aquel que no sólo
combatía activamente en la denominada “lucha contra la subversión” sino que
estaba también dispuesto a “dar su vida”. Con este fin, consideramos fértil pensar
el “sacrificio” como un valor moral que ha ocupado un lugar central para orientar y
condicionar a los soldados conscriptos en la llamada “lucha contra la subversión”.
“Querido hijo:
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A pesar de que no hace mucho tiempo que te fuiste al servicio militar, a mí me
parecen años, por lo mucho que te extraño. Por suerte, por la foto que me enviaste,
veo que están muy bien y todo el aspecto de un aguerrido soldado.
Hijo, aquí sabemos que no te encuentras libre de riesgos y que la trampa que
atenta contra tí, puede sorprenderte en cualquier recodo del camino. Pero aun así,
creemos que sin esa cuota de sacrificio, muy poco será lo que podamos esperar
para el futuro de la Patria. Creemos que lo que tu haces, aunque parezca
insignificante, tiene un inmenso valor y entonces aquí, en tu modesta casa, nos
sentimos orgullosos de ti. Porque gracias a ti, hijo, gracias a ti, soldado, podemos
seguir viviendo en paz, trabajando, respirando aire de libertad y eligiendo nuestro
destino, según nuestras propias creencias.
Eso me llena de alegría y además, como creo en Dios, estoy tranquila pues sé que
El te dará protección, como la dará también, por qué no, a todos los argentinos,
para que en paz y comprensión se construya el país que hoy te toca a ti defender.
Tu madre”.3
3
Revista El Soldado Argentino en Getselteris, 2015: 473.
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fuera necesario, hasta la última gota de sangre por la felicidad y grandeza de la
Patria”. (Getselteris, 2015: 473).
“Es irónico que, para el ERP, esos mismos conscriptos fueran el “talón de
Aquiles” del Ejército. “Los soldados argentinos constituyen una tropa obrera y
popular, donde puede germinar la semilla de la revolución y el socialismo”.
(Gutman, 2010: 202). Los guerrilleros les pedían a los soldados “que no sean
carne de cañón de la oficialidad asesina” y los invitaban a “que se rindan sin
resistencia, ya que serán tratados como verdaderos compañeros”. Incluso la
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Compañía del Monte se las arreglaba para hacer llegar a los cuarteles militares en
Tucumán panfletos que convocaban a los soldados a desertar y a unirse a ellos.
Capítulo 6
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La Navidad de Videla
En el marco de esta lucha por imponer una versión oficial sobre la marcha del
Operativo Independencia, el 23 de diciembre, en la víspera de Nochebuena, las
Fuerzas Armadas estrenaron en todos los canales de aire un corto
cinematográfico de cuatro minutos de duración; su difusión coincidió con el ataque
al Arsenal de Monte Chingolo por parte del PRT-ERP.
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trincheras y emboscadas. Así, por primera vez, el compromiso de la guerra se
generaliza difuminando la indiferencia”.
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decisión que, por más que se intentara demostrar lo contrario, no tenía anda que
ver con el problema guerrillero, que se encontraba totalmente terminado.
El mensaje que Videla envió al país por radio y televisión estuvo previamente
musicalizado con el tema titulado “Carta a mi pequeña hija” 4. Canción
especialmente creada para el Operativo Independencia con el fin de narrar la vida
del soldado en el monte de una forma emotiva y sensible: “Hoy la Patria me llama,
pequeña, / para hacerte una tierra mejor,/ sin piratas de rojas banderas,/ y
hombres que odian por no tener Dios./ Tengo espada; por vos y por todos,/ voy al
monte de mi Tucumán./ Canto y lucho alegrías muy tiernas, / aunque estalle de
rabia el fusil./ Navidad en la selva, pequeña,/ y un fogón compañero, recuerdan,/
las familias lejanas, muy cerca,/y un aliento de pueblo hasta el fin.”
Capítulo 7
4
(Getselteris, 2015: 374) El tema puede encontrarse en internet, https://www.youtube.com/watch?
v=jdZx2dOm2Rg
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Conclusiones
Acdel Vilas llevó un diario de las operaciones militares que comandó desde
Tucumán y Bahía Blanca. Con ese material, en 1977 escribió en Bahía Blanca un
libro dedicado principalmente a relatar su accionar en el Operativo Independencia
(enero a diciembre de 1975). Vilas jamás llegó a publicar el libro porque el
Comando en Jefe del Ejército lo prohibió en 1977, debido a que contenía datos y
afirmaciones que significaban una confesión de haber cometido delitos.
Como se dijo antes, las Fuerzas Armadas desplegaron una serie de puestas
en escena de una guerra no convencional. Gracias a esa operación, se construía
la legitimidad del Operativo y se inculcaban determinados valores morales
(“sacrificio”, “compañerismo” y “heroísmo”). Ello así debido a que la provincia de
Tucumán adquiría un fuerte contenido simbólico: el Ejército Argentino reconocía
que era un espacio para dramatizar el “sepulcro” de la “subversión”.
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que llevarían los nombres del personal militar que había “sacrificado” su vida en el
Operativo Independencia. A su vez, estos cuatro pueblos cumplían con el objetivo
de recordar a los caídos como también narrar sobre lo acontecido durante el
Operativo Independencia
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no es así. El terrorismo de Estado tiene, en Argentina, una continuidad clara entre
gobierno democrático y de facto, y no se puede fijar solo una fecha de manera
concluyente. Incluso la continuidad de sus actores en el inicio de la democracia.
Finalizados los años 80, Bussi fundó un pequeño partido, Fuerza Republicana,
y en 1989 fue elegido diputado nacional. En 1993 resultó reelecto como diputado;
su mayor logro electoral se dio el 2 de julio de 1995, cuando el voto popular lo
consagró gobernador de la provincia. ¿Por qué la población votó repetidas veces a
un ex militar acusado de violaciones a los derechos humanos? Quizá por varios
motivos, tal vez el más importante sea que la construcción del relato militar haya
sido efectiva a la hora de interpelar a la ciudadanía. El ideario que comenzó con el
Operativo Independencia caló hondo en colectivo, las imágenes del Ejército
triunfante, la idea de que Tucumán sea el “sepulcro de la subversión”. Lo cierto es
que aún hoy en día términos como “subversivo” o “extremista” (vocabulario militar
de los sesenta y setenta) se siguen utilizando ya que aquella fundación del “teatro
de operaciones” sigue sustentando la idea en Tucumán, como en otras provincias,
de la Teoría de los dos demonios. Lo que provoca que aún hoy se reivindique la
tortura, los secuestros y las desapariciones por partes de ciertos sectores de la
población.
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Bibliografía:
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