Qué Es La Vida - Joel de Rosnay PDF

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Qué es la vida

Joël de Rosnay

SALVAT
Versión española de la obra L'aventure du vivant.
publicada por Éditions du Seuil (París)

Traducción: Daniel Zadunaisky


Diseño de cubierta: Ferran Cartes / Montse Plass

Escaneado: thedoctorwho1967.blogspot.com
Edición digital: Sargont (2017)

© 1993 Salvat Editores, S.A.. Barcelona (para esta edición)


© Editorial Gedisa, S.A.. 1990
© Éditions du Seuil. Paris. 1988
ISBN: 84-345-8880-3 (Obra completa)
ISBN: 84-345-8888-9 (Volumen 8)
Depósito Legal: B-26331-1993
Publicada por Salvat Editores, S.A., Barcelona
Impresa por Primer, i.g.s.a.. Septiembre 1993
Printed in Spain
JOËL DE ROSNAY QUÉ ES LA VIDA

ÍNDICE

PREFACIO
INTRODUCCIÓN
PRIMERA PARTE: ¿QUÉ ES LA VIDA?
I. LAS TEORÍAS ANTIGUAS SOBRE EL. ORIGEN DE LA VIDA
¿UNA GENERACIÓN ESPONTÁNEA DE SERES VIVOS ?
LA EVOLUCIÓN : LA GRAN HISTORIA DE LA VIDA
II. EL MUNDO MISTERIOSO DE LOS MICROBIOS
LOS PROTISTAS : ¿ANIMALES O VEGETALES ?
LAS BACTERIAS : ESCLAVAS Y ALIADAS INVISIBLES
LOS VIRUS : INVASORES DE CÉLULAS
LAS PROPIEDADES DE LA VIDA
III. ¿COMO FUNCIONA UNA CÉLULA?
LA AUTOCONSERVACIÓN Y EL SOL
El sol en conserva
La “caldera” de las células
LA AUTORREPRODUCCIÓN : LOS SECRETOS DEL ADN
Ladrillos y planos de las células
¡ADN, abrete!
LA MAQUINARIA CELULAR EN ACCIÓN
LA AUTORREGULACIÓN : LA ADMINISTRACIÓN DE LAS CÉLULAS
Las reglas del “gobierno” celular
Las redes de comunicación moleculares
SEGUNDA PARTE: ¿DE DÓNDE VIENE LA VIDA?
I. LOS NUEVOS ENFOQUES SOBRE EL ORIGEN DE LA VIDA
OPARIN Y TEILHARD : LOS PRECURSORES
EN LAS ESTRELLAS : LOS LADRILLOS DE LA VIDA
¿SÍNTESIS DE LA VIDA EN EL LABORATORIO?
II. PROTOTIPOS DE CÉLULAS
LA TIERRA MADRE
NUESTROS ANTEPASADOS, LAS MOLÉCULAS
Las moléculas “laboratorio”
Moléculas con memoria
Moléculas que se reproducen

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JOËL DE ROSNAY QUÉ ES LA VIDA

Moléculas conductoras de energía


Moléculas que se aíslan del agua
Estructuras autoorganizadas
Extrañas gotitas previvientes
De las microgotas a los antepasados de las células
III. EL. SURGIMIENTO DE LOS SERES VIVOS
EL COMIENZO DE LAS GRANDES FUNCIONES VITALES
EL ORIGEN DEL CÓDIGO GENÉTICO
EL DESCUBRIMIENTO DE CECH
FOTOSÍNTESIS Y RESPIRACIÓN : EL CAPITAL DE LA VIDA
LAS RAÍCES DE LA EVOLUCIÓN BIOLÓGICA

TERCERA PARTE: ¿ADONDE VA LA VIDA?


I. LA REVOLUCIÓN BIOLÓGICA: ESPERANZAS Y ASECHAN-
ZAS
COMPRENDER LOS LENGUAJES DE LA VIDA
LA BATALLA CONTRA EL CÁNCER
Sobre la pista de los “genes” del cáncer
Una coalición internacional
II. LAS HERRAMIENTAS DE LA REVOLUCIÓN BIOLÓGICA
los magos de los genes
los aliados invisibles
INGENIEROS DE LO INFINITAMENTE PEQUEÑO
los ordenadores y los seres vivos
III. LA INDUSTRIA DE LOS SERES VIVOS
EL NACIMIENTO DE LA BIOINDUSTRIA
no hay descanso para los microbios
EL FUTURO DE LA BIOINDUSTRIA
IV. EL HOMBRE, INGENIERO DEL HOMBRE
LA NUEVA CIRUGÍA DE LOS GENES
NACIMIENTOS POR ENCARGO
GENES A LA CARTA

CONCLUSIÓN
ANEXO I: LA MOLÉCULA DE ATP EN PIEZAS SEPARADAS
ANEXO II: LA MACROMOLÉCULA DE ADN EN PIEZAS SE-
PARADAS
LA ESTRUCTURA QUÍMICA DE LA MACROMOLÉCULA DE ADN

ANEXO III: LA REACCIÓN DE FERMENTACIÓN

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JOËL DE ROSNAY QUÉ ES LA VIDA

PREFACIO

Este libro nació con la revolución biológica. Su primera


versión. Les Origines de la vie, apareció en 1965, cuando An-
dré Lwoff, François Jacob y Jacques Monod recibieron el pre-
mio Nobel por sus trabajos, que marcaron el futuro de la bio-
logía molecular.
Fue actualizado en ediciones sucesivas, pero requirió una
reescritura completa para integrar los últimos avances en el co-
nocimiento del origen de la vida, los descubrimientos de la ge-
nética, el auge de las biotecnologías y la bioindustria, así como
los desafíos de la “ingeniería” de la reproducción humana.
Es, pues, un libro nuevo, que toma como punto de partida
los conocimientos biológicos fundamentales, pero tiene en
cuenta los descubrimientos más recientes y más significativos
para el porvenir de la humanidad.
Continuidad y discontinuidad, tradiciones y rupturas: tal es
el tipo de reflexión a que nos somete la biología desde hace
algunos años. Este libro es una guía básica de las ciencias de la
vida a la vez que un testimonio sobre el período extraordinario
en que vivimos.

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JOËL DE ROSNAY QUÉ ES LA VIDA

INTRODUCCIÓN

¿Quién no se siente afectado hoy por los progresos y los


descubrimientos de la biología? Fecundación in vitro y trans-
ferencia de embriones, medicamentos producidos por medio de
la biotecnología, modificación de plantas y de animales domés-
ticos, posible eliminación del hambre y de las enfermedades
endémicas, curación tal vez cercana del cáncer y el sida, mani-
pulación de genes o modificación del cerebro: la biología des-
pierta expectativas y esperanzas, pero también dudas y temores
sobre nuestro futuro.
Desde hace unos veinte años sufrimos la influencia pro-
funda de la “revolución biológica”. La opinión pública, los di-
rectivos de la industria y los dirigentes políticos son conscien-
tes de sus repercusiones e duplicaciones en diversos aspectos
de la vida cotidiana. Muy pocos son los grandes problemas so-
ciales que no recurren a los descubrimientos de la biología: re-
producción humana asistida por la medicina, impacto del modo
de vida sobre el déficit del seguro social, desnutrición y desa-
rrollo del cerebro, protección del ambiente contra la contami-
nación química o radiactiva, lucha contra la droga, lucha contra
el racismo, educación infantil.
¿Cómo nos afecta, en concreto, esa revolución? ¿Dónde
termina la realidad y comienza la ciencia ficción? En fin,
¿cómo comprender la vida para defenderla mejor? La tarea es
difícil. La vida en toda su complejidad escapa al análisis. ¿Sig-
nifica esto que su estilo no requiere un enfoque científico? De
ninguna manera. ¿En qué se basarían, si no, los progresos es-
pectaculares de la biología? La vida es una propiedad de siste-
mas de muy alta complejidad. Para aprehenderla mejor es ne-
cesario esclarecer, analizar, conocer la interrelación de las múl-
tiples facetas que constituyen sus elementos o principios fun-
damentales. Esa misma complejidad nos obliga a enfrentar el
desafío de la vida: debemos comprenderla, pensarla y, sobre

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JOËL DE ROSNAY QUÉ ES LA VIDA

todo, a partir de ahora, dominarla. De ahí la importancia de es-


tudiar los orígenes de la vida, sus mecanismos fundamentales
y la modificación de los seres vivos por el hombre.
Este libro aspira a iluminar el camino hacia un conoci-
miento mejor de los seres vivos. Un camino que comprende
dos sendas imbricadas: la comprensión de la vida por el hom-
bre y la acción de éste sobre aquélla. Con ese fin, se formulan
tres interrogantes sencillos: ¿Qué es la vida? ¿De dónde viene?
¿Adónde va?
Este camino comienza en los orígenes de la vida, en el in-
terior de los seres vivos más rudimentarios, antepasados remo-
tos de nuestras células.

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Primera parte

¿QUÉ ES LA VIDA?
JOËL DE ROSNAY QUÉ ES LA VIDA

I. LAS TEORÍAS ANTIGUAS SOBRE EL


ORIGEN DE LA VIDA

¿UNA GENERACION ESPONTANEA DE SERES VIVOS?

Cuando uno trata de imaginar cómo apareció la vida sobre


la Tierra, tiende con frecuencia a pensar en un comienzo repen-
tino, espontáneo o provocado por una causa fortuita o sobrena-
tural. Este concepto subjetivo del cambio brusco está tan arrai-
gado en nuestro espíritu, que nos resulta sumamente difícil
pensar que las cosas pudieran suceder de otra manera. Ciertas
creencias de la antigüedad y el medioevo persisten aun hoy.
Nuestros antepasados no tenían la menor duda: la vida se
originaba permanentemente en lo inanimado. Bastaba observar
la naturaleza con un poco de atención. Así se veían nacer los
gusanos del barro; las moscas, de la carne podrida; los ratones,
de los estercoleros o los montones de trapos viejos. Allí donde
hubiera materia orgánica en descomposición o minerales colo-
cados en determinadas condiciones, se observaba la formación
espontánea de organismos vivos.
Abundan en la historia los relatos de esta clase, y los escri-
tos antiguos de la China, Babilonia, la India o Egipto demues-
tran en qué grado prevalecía la creencia en la generación es-
pontánea.
Según Aristóteles (384-322 a.C.), los animales nacen gene-
ralmente de organismos idénticos, pero también pueden surgir
de la materia inerte. En muchas obras del filósofo se habla de
la generación espontánea de moscas, mosquitos o polillas en el
barro de los pozos, la tierra o el estercolero; de cangrejos, an-
guilas, moluscos o peces en el limo o de las algas en descom-
posición; de ratones en la tierra húmeda e incluso de animales
superiores que en su origen aparecen bajo la forma de “gusa-
nos”.

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JOËL DE ROSNAY QUÉ ES LA VIDA

¿En qué teoría se basan para explicar esos fenómenos? Se-


gún Aristóteles, en cada cosa existe un “principio pasivo”, la
materia, y un “principio activo”, la forma. Todo lo que existe
es producto de la conjunción, en circunstancias favorables, de
los principios activo y pasivo. El principio activo “informa” la
materia: le da forma. Por ejemplo, un huevo fecundado de pez
contiene un principio activo que no es una sustancia sino una
“capacidad” para organizar la materia del huevo y engendrar el
pez.
Las enseñanzas de Aristóteles, transmitidas a lo largo de los
siglos por una larga sucesión de pensadores, no fueron puestas
en tela de juicio hasta el siglo XVII.
Durante esa larga penumbra científica que fue el medioevo,
los pensadores más eminentes creían en la generación espontá-
nea. Cada uno aportaba su grano de arena a la teoría. Pero en
una época en que tanto la ciencia como la filosofía se hallaban
bajo el control e incluso la censura directa de la teología, no era
prudente disputar las enseñanzas de hombres como Aristóteles,
San Agustín y Santo Tomás de Aquino.
Fue apenas en la segunda mitad del siglo xvi y sobre todo
durante el XVII que la aplicación del pensamiento crítico y el
método experimental a la observación de los hechos naturales
favoreció el surgimiento de las llamadas ciencias exactas.
En esta época, Copérnico y sobre todo Galileo (muerto en
1642) refutan el viejo geocentrismo heredado de los griegos.
Al hacer girar la Tierra en lugar del “cielo”, muestran al inte-
lecto de los hombres la angustiante presencia de un espacio in-
finito.
No obstante, a pesar de esos trastornos de la cosmogonía
que hacen tomar conciencia de lo infinitamente grande y, tal
vez por contraposición, de lo infinitamente pequeño, las cien-
cias de la vida siguen en el mismo estadio en que se hallaban
desde muchos siglos antes. Sabios y filósofos ilustres como
William Harvey, célebre por sus estudios sobre la circulación
sanguínea, así como Rene Descartes e Isaac Newton, aceptaban
sin mayores reticencias la teoría de la generación espontánea.

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JOËL DE ROSNAY QUÉ ES LA VIDA

Jean-Baptiste Van Helmont, célebre médico de Bruselas


(1577-1644), autor de trabajos sobre la fisiología de las plantas,
que hicieron escuela, llegó a elaborar una receta para fabricar
ratones en veintiún días por medio de granos de trigo y una
camisa sucia colocados en una caja: ¡el sudor humano que im-
pregnaba la camisa actuaría como “principio vital”!
Paulatinamente, empiezan a aparecer grietas en el edificio
de la teoría de la generación espontánea. La primera conmo-
ción seria viene de Italia; será el comienzo de una controversia
apasionada que durará varios siglos.
Francesco Redi, médico y biólogo de Florencia (1626-
1698), rechaza la teoría oficial. Piensa, por el contrario, que la
“Tierra, después de haber engendrado en el comienzo los ani-
males y las plantas por orden del Creador Supremo y Todopo-
deroso, no volvió a dar nacimiento a ninguna suerte de planta
o animal, perfecto o imperfecto”. Según él, la vida sólo puede
nacer de la vida preexistente. Así, “los gusanos” que se ven
“nacer” en la materia putrefacta son en realidad el resultado de
una “inseminación” (reproducción sexual). Los cuerpos en des-
composición sirven de nidos a ciertos animales que depositan
sus huevos en ellos y de alimento para los “gusanos” que se
desarrollan a partir de aquéllos. En 1668, Redi intenta un ex-
perimento para verificar su hipótesis. Coloca sustancias orgá-
nicas en descomposición en varios recipientes. Cubre el primer
frasco con una gasa y deja abierto el segundo. Constata que en
el segundo aparecen rápidamente los gusanos blancos, en tanto
la carne del primer frasco está libre de larvas. Sí advierte que
las moscas ponen sus huevos sobre la gasa.
Con ello quedaba demostrado que la creencia en la genera-
ción espontánea de gusanos blancos a partir de la materia en
descomposición se basaba en un grosero error de observación.
Sin embargo, él mismo siguió creyendo en ciertos tipos de ge-
neración espontánea: tal es la fuerza de las ideas heredadas.
Los progresos de los métodos de observación y experimen-
tación demostraban con claridad creciente, incluso para los
partidarios más tenaces de la generación espontánea, que el fe-
nómeno sólo era válido en el caso de animales muy pequeños.

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JOËL DE ROSNAY QUÉ ES LA VIDA

Las ranas, los ratones, las serpientes, cedieron su lugar a los


seres pequeños, visibles al ojo: insecto, gusanos, pulgas... Sin
embargo, los experimentos de Redi parecían demostrar la im-
posibilidad de la generación espontánea de organismos tan
complejos como estos últimos. La validez de la teoría clásica
estaba en duda. Pero la duda no persistió mucho tiempo.
Por medio de un microscopio rudimentario, de fabricación
propia, un contemporáneo de Redi, el holandés Antón van
Leeuwenhoek (1632-1723) descubrió y describió un mundo
hasta entonces insospechado: el de la vida invisible.
Investigador enérgico, observador infatigable y habilidoso,
este hombre notable describió maravillado una buena cantidad
de microorganismos conocidos hoy (levaduras, bacterias, infu-
sorios) y presentó sus descubrimientos en una serie de cartas a
la Royal Society de Londres que se harían célebres. A partir de
entonces, gracias al asombroso microscopio, cualquiera podía
descubrir abundantes microorganismos allí donde hubiera ma-
teria en putrefacción o descomposición.
Sin embargo, nadie quería reconocer que organismos tan
pequeños, sencillos y numerosos pudieran nacer por reproduc-
ción sexual. Incluso estaba a la vista: se formaban por genera-
ción espontánea a partir de caldos nutritivos o de esos líquidos
en donde aparecían.
Pero Leeuwenhoek no estaba convencido. Sostenía que las
“simientes” de los microbios provenían del aire ambiental.
Joblot, discípulo suyo, realizó un experimento concluyente: de-
mostró que una infusión de heno, hervida y luego sometida al
aire, se poblaba rápidamente de microorganismos; el mismo lí-
quido, colocado en un frasco cubierto por un pergamino, per-
manecía estéril durante largo tiempo. Desgraciadamente, le su-
cedió lo mismo que a Redi. La opinión pública no estaba pre-
parada para admitir esos resultados, que cayeron en el olvido.
A fines del siglo XVIII, se produce una áspera controversia
entre dos sacerdotes naturalistas: el escocés John Needham y
el italiano Lazzaro Spallanzani. El primero, amigo de Bullón,
trata de demostrar por medio de experimentos idénticos a los
de Joblot, la posibilidad de la generación espontánea. A pesar

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JOËL DE ROSNAY QUÉ ES LA VIDA

de todas las “precauciones posibles” (calentamiento prolon-


gado de los líquidos, frascos cerrados herméticamente), en to-
dos los casos aparecían multitudes de microorganismos. Spa-
llanzani acusa a Needham de no haber calentado los frascos lo
suficiente para esterilizarlos. Este responde que esos procedi-
mientos tan severos destruyen el “principio vital” y modifican
las “cualidades del aire”. Spallanzani refuta cada una de las ob-
jeciones de Needham por medio de una serie de experimentos
brillantes... pero tampoco consigue ganar a la opinión pública.
Cien años más tarde, esta oposición llegará a su fin gracias
a los experimentos de Pasteur. A costa de una crisis cuyas con-
secuencias sólo se apreciarán mucho después, esas experien-
cias desgarran el velo que ocultaba los verdaderos interrogan-
tes sobre el origen de la vida.
En 1859, el sabio francés Félix Pouchet publica un grueso
volumen de setecientas páginas que contiene las ideas más
avanzadas sobre la generación espontánea. Sustentando su te-
sis sobre un gran cúmulo de datos experimentales, se erige en
partidario tenaz y obstinado de la teoría que cree haber demos-
trado. Lo que demuestra, en realidad, es hasta qué punto se
puede creer e incluso “demostrar”... ¡lo que se quiere creer! En
esa época, la Académie des Sciences de París ofrece un premio
a quien resuelva definitivamente tan enojosa cuestión.
En 1862, por medio de los experimentos que lo harán céle-
bre, Louis Pasteur demuestra, de manera irrefutable, que los
gérmenes microbianos pululan no sólo en el aire y en el polvo
que se respira, sino también en las manos y en los enseres em-
pleados en los experimentos. Las supuestas “generaciones es-
pontáneas” de microorganismos provienen en realidad de la
contaminación de los caldos de cultivo por gérmenes foráneos.
Sería muy largo describir en detalle los experimentos de Pas-
teur y sus resultados.

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JOËL DE ROSNAY QUÉ ES LA VIDA

La experiencia de Pasteur
Esta figura explica uno de los más notables. Se vierte un
líquido nutritivo (agua de levadura de cerveza, zumo de remo-
lacha) en un balón de cuello largo (1). Se calienta el cuello para
estirarlo hasta formar un tubo lino y curvo (en cuello de cisne)
(2). Se calienta el líquido hasta la ebullición: esta operación
mata los microorganismos presentes (3). El polvo que contiene
microbios queda retenido por las golas de agua en el extremo
del tubo. El balón permanece estéril durante largo tiempo (4).
Si se corta el cuello del cisne, el caldo nutricio es invadido rá-
pidamente por los gérmenes (5).
La observación ha demostrado que los microbios, con ser
minúsculos, son organismos altamente complejos. Creer, des-
pués de Pasteur, que los microbios se pueden formar espontá-
neamente es tan absurdo como creer, en la época de Redi, en la
aparición brusca de moscas en la materia en descomposición.
Pasteur había demostrado de manera aparentemente irrefutable

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JOËL DE ROSNAY QUÉ ES LA VIDA

que la vida sólo podía provenir de la vida preexistente. A partir


de entonces, la pregunta “cómo comenzó la vida” parecía no
tener respuesta posible. En efecto, las respuestas postuladas
hasta entonces eran: la vida ha sido creada de manera sobrena-
tural; la vida nace continuamente de lo no vivo por generación
espontánea. La primera respuesta no podía satisfacer a un cien-
tífico exigente. La segunda era producto de errores groseros de
observación, según se había demostrado. Entonces se dejó de
lado el problema. Algunos sabios llegaron a declarar que su
estudio era una pérdida de tiempo y que la búsqueda de res-
puestas carecía de interés científico inmediato.
La casi totalidad de los protagonistas de esos debates —
cualquiera que fuese la tendencia a la que hubieran pertene-
cido— parecían confundir los conceptos de lo espontáneo y lo
repentino. A nadie se le ocurría pensar que la vida hubiera apa-
recido gradual y evolutivamente. En efecto, los científicos de
la época desconocían una de las dimensiones esenciales de la
naturaleza: el tiempo.
El descubrimiento del tiempo produjo en el intelecto una
conmoción tan grande como el descubrimiento del espacio: de
lo infinitamente grande a lo infinitamente pequeño. No se tra-
taba del tiempo que “corre”, ese tiempo domesticado que los
hombres habían aprendido a medir siglos atrás, sino del que
“acumula”, el tiempo histórico. Con él se echó luz sobre el pa-
sado del hombre y el de la vida misma.

LA EVOLUCIÓN: LA GRAN HISTORIA DE LA VIDA

En 1859 aparece la obra de Pouchet en apoyo de la teoría


de la generación espontánea. Ese año es también el de la apa-
rición de un libro que tendrá una influencia decisiva sobre el
pensamiento científico y filosófico: el Origen de las especies,
de Charles Darwin.
La teoría de Darwin sostiene que las formas vivas que se
observan en la naturaleza no aparecieron espontáneamente,

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JOËL DE ROSNAY QUÉ ES LA VIDA

sino que descienden unas de otras, con modificaciones que se


producen en el curso de grandes espacios de tiempo.

La teoría de Darwin
Al observar las especies que vivían en su época y estudiar
las ligeras diferencias entre ellas, Darwin advierte la existencia
de variaciones dentro de una misma especie. Por un lado, exis-
tían animales y plantas distintos de los de hace millones de
años. Los fósiles enterrados, restos mineralizados de animales
o plantas que vivían en épocas muy lejanas, eran la demostra-
ción de esos cambios. Por consiguiente —y a diferencia de una
tesis ampliamente difundida— las especies no son fijas sino
que se modifican en el curso de periodos prolongados.

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JOËL DE ROSNAY QUÉ ES LA VIDA

La teoría de Darwin se puede ilustrar por medio de una serie


de figuras. Los conceptos clave de la teoría son la multiplica-
ción, la lucha por la vida, las variaciones (hoy se las denomi-
naría mutaciones) y la selección natural.
El número de individuos de una especie aumenta en pro-
gresión geométrica (1). Sin embargo, en cada generación, el
número de individuos de una misma especie permanece cons-
tante (2). Ello da lugar a una lucha por la vida y los alimentos
(3).
Se producen variaciones (mutaciones) en ciertos individuos
de la misma especie (4). Las variaciones son transmitidas de
generación en generación. La especie más favorecida, la de
pico largo, se conserva por selección natural (6).1
Dado que las especies descienden unas de otras, modificán-
dose por variación y por selección natural, las formas más sim-
ples parecen ser también las más antiguas. Bruscamente apa-
rece otra dimensión, insospechada hasta entonces: la profundi-
dad del pasado. Este dato esencial echará nueva luz sobre el
viejo problema del origen de la vida. Una analogía permitirá
comprender mejor la percepción de esta “cuarta dimensión”
que representa el lapso de la evolución: una dimensión permite
definir una línea con dos dimensiones se representa un plano
(sin espesor); con tres dimensiones un volumen.
Sin la percepción del tiempo, que da relieve, profundidad y
elasticidad a las cosas, nuestros antepasados eran comparables
a seres “planos” bidimensionales. Las formas vivas que obser-
vaban a su alrededor no tenían pasado ni historia. Para ellos,
esas formas aparecían repentina y espontáneamente en un pre-
sente eterno y repetido siempre idéntico a sí mismo. Así se
comprende que el conocimiento y descubrimiento de formas
nuevas sólo podía extenderse en el espacio, es decir en la di-
mensión, tal como sucedía. El descubrimiento de lo infinita-
mente pequeño y los microbios permitió extender el plano.
Pero no se comprendía aún el vínculo oculto entre las especies.

1Supondremos por conveniencia que estas aves se alimentan de pequeños gu-


sanos que encuentran en los huecos de las ramas.

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JOËL DE ROSNAY QUÉ ES LA VIDA

Se sabía clasificar, ordenar, alinear las formas fijas e inmuta-


bles, pero su origen seguía siendo oscuro. Por el contrario, a
partir del “relieve” que aportaba a la teoría darwiniana de la
evolución, las formas fijas dejan de clasificarse en el espacio,
entre corchetes y se ordenan, de las más sencillas a las más
complejas, en el orden cronológico de su aparición. Los cor-
chetes se vuelven un árbol genealógico.
Posteriormente, y mucho después de Darwin, el estudio de
los fósiles (paleontología) y de los embriones de distintas es-
pecies (embriología comparada) permitió elaborar el árbol ge-
nealógico de las especies. Véase el esquema simplificado de la
página 26. Será de utilidad a lo largo de toda esta obra.
Así como la historia comenzaba con la “creación” del hom-
bre, Darwin estableció que la evolución comenzaba con el ori-
gen de la vida. Obligado por la lógica misma del concepto de
evolución, se remontó en el tiempo hacia formas de vida cada
vez más simples, iguales a los microorganismos descubiertos
en el siglo XII, hasta llegar a la “primera célula viva”; tal como
anteriormente los estudiosos de la historia se remontaban al
“primer hombre”.
La repentina aparición de esta vida microscópica, no en ge-
neración continua sino de una sola vez y en un momento del
pasado, suscitó nuevas hipótesis. Muchos científicos las sus-
tentan aun hoy, lo que revela una falta de adaptación a la di-
mensión nueva del tiempo y su naturaleza profunda.
Para algunos, la explicación del origen de la vida era muy
sencillo; gérmenes traídos por meteoritos o por el polvo cós-
mico contaminaron la Tierra en un pasado lejano. Estos gérme-
nes evolucionaron y dieron origen a todas las formas de vida
sobre el planeta.
Pero esta teoría, llamada de la panespermia, enfrenta serias
objeciones. Los microorganismos arrastrados por el espacio so-
bre motas de polvo impulsadas por radiaciones, como postu-
laba el químico sueco Svante Arrhenius (1908), hubieran es-
tado sometidos a condiciones muy severas durante su larga tra-
vesía. Es poco probable que los gérmenes -incluso con la forma

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JOËL DE ROSNAY QUÉ ES LA VIDA

de esporas resistentes— hubieran sobrevivido a la acción no-


civa de los rayos ultravioletas, las radiaciones cósmicas y las
temperaturas extremas.
Más recientemente, en 1977, el astrónomo británico Fred
Hoyle, y N. C. Wickranasinghe postularon que las unidades
fundamentales de la vida se forman permanentemente en el
universo y que los cometas serían los “mensajeros” que traen a
la Tierra los gérmenes de la vida con la forma de virus o bac-
terias. En 1982, el británico F. H. C. Crick (premio Nobel), re-
tomó la hipótesis de la panespermia, a la que agregó la insemi-
nación “voluntaria” de la Tierra por una inteligencia extrate-
rrestre. De más está decir que tales teorías son objeto de encen-
didas controversias en la comunidad científica internacional.
Estas cuestiones siguen en discusión. Análisis muy precisos
han revelado la presencia de materia orgánica en ciertas mues-
tras de meteoritos.
Dada la dificultad para evitar las contaminaciones bacteria-
nas de origen terrestre, no se puede todavía determinar con pre-
cisión el origen de esos compuestos orgánicos. Con todo, los
meteoritos proporcionan indicios muy valiosos. Por otra parte,
las mediciones efectuadas en 1986 por las sondas espaciales
que analizaron el cometa Halley indicaron que su núcleo con-
tiene moléculas orgánicas mucho más complejas de lo que ca-
bía imaginar. Para la mayoría de los científicos que consideran
que la hipótesis de la panespermia es una solución superficial,
que trata de eludir el verdadero problema del orillen de la vida,
no quedaba otra explicación que el “azar creador”.
Esta concepción ha adquirido una amplia difusión. Sostiene
que la aparición repentina, en una época muy antigua de la his-
toria de la Tierra, de organismos muy simples (análogos a los
virus) habría sido el producto de una combinación química ac-
cidental, provocada por el encuentro fortuito de ciertas sustan-
cias en las proporciones requeridas. Para que pudiera produ-
cirse un suceso tan improbable, siquiera una sola vez, había que
imaginar un lapso tan prolongado que “le diera una oportuni-
dad al azar”. Como dice G. Wald: “...con el tiempo, lo imposi-

—20—
JOËL DE ROSNAY QUÉ ES LA VIDA

ble se vuelve posible, lo posible probable y lo probable virtual-


mente seguro”. Los “genes desnudos” así formados se habrían
desarrollado y reproducido para dar lugar, mediante el juego de
las mutaciones y la selección natural, al mundo viviente.

El árbol de la evolución de las especies


Según los partidarios de esta hipótesis, semejante concurso
de circunstancias, que reuniera en el tiempo requerido los com-
ponentes químicos, las sustancias proveedoras de energía, y los
catalizadores necesarios... representa un azar tan “milagroso”,
que no sería de extrañar que el “milagro” jamás volviera a re-
petirse. Es por ello que la vida tendría un origen único.

—21—
JOËL DE ROSNAY QUÉ ES LA VIDA

En el “azar creador” reaparece así la antigua concepción


subjetiva de la aparición repentina de la vida.
Sin embargo, la ciencia ha avanzado rápidamente en años
recientes. Tanto la bioquímica y la biología molecular como la
cibernética permiten elaborar una idea más precisa del fenó-
meno “vida”. ¿Se puede trazar una frontera entre lo inerte y lo
vivo?
En épocas anteriores, al aplicar el bisturí, los anatomistas y
los fisiólogos descubrían, maravillados, la extraordinaria orga-
nización de las estructuras de la vida: órganos, tejidos, vasos,
capilares, nervios, músculos, huesos. Hoy los biólogos mole-
culares y celulares se encuentran en una situación análoga, pero
en una escala del orden de la milésima de milímetro: gracias al
microscopio electrónico y las técnicas de marcación, descubren
en el corazón mismo de la célula la variedad y complejidad de
los órganos moleculares que “hacen funcionar” las células vi-
vas.
Lotus Pasteur amplió las fronteras qué engloban a los seres
vivos al poner en evidencia el rol ubicuo de los microbios, in-
visibles al ojo, pero tan responsables de las peores enfermeda-
des, como aliados del hombre en la fabricación de alimentos y
bebidas. Pasteur enseñó al hombre a protegerse de los micro-
bios peligrosos y fue, así, el precursor de la medicina moderna.
También lo fue de la bioindustria, al demostrar cómo se podían
domesticar esos aliados invisibles. Más de un siglo después,
Jacques Monod y los biólogos moleculares ampliaron el campo
de la biología, esta vez en dirección a las moléculas, campo de
estudio de físicos y químicos. Con ello, tendieron un puente
entre el mundo de los microorganismos y el de las moléculas.
Por primera vez, era posible comprender e interpretar los me-
canismos fundamentales de la vida en términos de reconoci-
mientos e interacciones que se producen a nivel molecular. El
campo de batalla de la revolución biológica se desplazó desde
entonces al corazón de la célula —bacteriana, animal, vegetal-
, ese mundo, fascinante, poblado de mensajes en código, recep-
tores, redes de comunicación y almacenamiento de informa-
ción, de micromáquinas moleculares automáticas.

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JOËL DE ROSNAY QUÉ ES LA VIDA

Iniciemos, entonces, un viaje al centro de la vida en el uni-


verso de los virus, las bacterias y las células.

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JOËL DE ROSNAY QUÉ ES LA VIDA

II. EL MUNDO MISTERIOSO DE LOS


MICROBIOS

Al observar el árbol genealógico de los seres vivos se ad-


vierte que las especies animales y vegetales existentes son el
producto de un proceso por el cual unos seres muy simples se
organizaron y se volvieron progresivamente más complejos;
ellos fueron los únicos habitantes de la Tierra hace miles de
millones de años y sus descendientes la comparten hoy con no-
sotros. Estas son los prolíficos seres microscópicos que apare-
cían en los caldos de cultivo de Joblot, Needham o Pasteur.
¿Cómo están hechos? ¿Cómo viven?
Ese mundo extraño en el que hunde sus raíces el árbol de la
vida, un mundo en las fronteras de lo animal, lo vegetal y lo
molecular, es el de los protistas, las bacterias y los virus. Es
tan pequeño que escapa a los sentidos humanos. Dada la difi-
cultad para representarse una longitud inferior al milímetro, es
necesario contar con un instrumento capaz de “sumergirse” en
lo infinitamente pequeño: una escala de referencia.
El microscopio óptico, que amplía los objetos mil veces,
permite observar magnitudes del orden del micrómetro o miera
(una milésima de milímetro). El microscopio electrónico, cuyo
poder de ampliación es de quinientos mil, permite ver molécu-
las muy grandes, de diez a cien nanómetros (1 nanómetro = l
millonésima de milímetro). Un microscopio ultrapoderoso
agranda los objetos un millón de veces. Con semejante instru-
mento, una molécula mediría un milímetro; una pulga (un mi-
límetro) tendría el tamaño de una manzana urbana; una persona
de un metro setenta, ¡tendría una estatura de 1700 kilómetros!

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JOËL DE ROSNAY QUÉ ES LA VIDA

escala de re- _
ferencia real

hombre
1.70 m

pulga 1 milímetro

paramecio 100 micrómetros

célula 10 micrómetros

bacteria 1 micrómetro

virus 100 nanómetros

Proteína 10 nanómetros

moléculas 1 nanómetro

átomo 0,01 nanómetros

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JOËL DE ROSNAY QUÉ ES LA VIDA

Otra escala importante es la de la complejidad, que se puede


medir por la cantidad de “letras” de los planos químicos here-
ditarios que permiten la reproducción del virus, la bacteria o la
célula humana. El plano de un virus como el de la hepatitis B
contiene un código genético de 3.182 “letras”, que equivale a
una página de 3000 caracteres, a razón de 60 caracteres por
línea y 50 líneas por página. El de una bacteria contiene tres
millones de páginas, o sea mil páginas de tres mil caracteres
(una enciclopedia de cinco centímetros de grosor). Finalmente,
el plano de una célula humana contiene tres mil millones de
“letras”, es decir, el equivalente de una pila de mil enciclope-
dias de mil páginas, que alcanzaría una altura de cincuenta me-
tros (un edificio de veinte pisos).
Los seres vivos se dividen grosso modo en dos grandes
reinos: animal y vegetal. Uno se distingue del otro por la forma
de alimentación. Los animales se alimentan de vegetales o de
otros animales: no fabrican sus propios alimentos sino que los
toman de afuera: son heterótrofos. Los vegetales, gracias a la
clorofila, transforman la energía luminosa del Sol en energía
química que utilizan para fabricar los alimentos y combustibles
necesarios para conservar sus funciones vitales: son autótrofos.
Si por un lado es fácil incluir al perro entre los animales y
al árbol entre los vegetales, no sucede lo mismo con organis-
mos como los protistas, que se comportan a veces como unos,
a veces como otros. En cuanto a los virus, algunos científicos
se preguntan si no son moléculas químicas complejas a las que
no se puede clasificar entre los seres vivos.
Otra particularidad importante de estos microorganismos
primitivos en relación con los animales y los vegetales supe-
riores es que se componen de una sola unidad morfológica ele-
mental, la célula, gota microscópica de jalea viva. No obstante,
cabe señalar que los organismos superiores, formados por mi-
llones de millones de células, también pasan por el estado uni-
celular: esto sucede en el momento de la reproducción sexual.
Por otra parte, todas sus células, incluso las más complejas y
diferenciadas, poseen una estructura comparable con la del

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JOËL DE ROSNAY QUÉ ES LA VIDA

protista más simple. Es por ello que conviene indagar ante todo
en los microorganismos.

LOS PROTISTAS: ¿ANIMALES O VEGETALES?

Joblot, el discípulo de van Leeuwenhoek, había utilizado


para sus experimentos con microorganismos una infusión de
heno. Los seres microscópicos que aparecen en gran cantidad
en esas infusiones se llaman infusorios. Miden casi un cuarto
de milímetro y si se pone atención, se los puede observar a sim-
ple vista. Se desplazan muy rápidamente en todas las direccio-
nes. Un microscopio permite descubrir la causa de sus movi-
mientos: son cilios que vibran a gran velocidad, repartidos por
todo el “cuerpo” del microorganismo. El infusorio ciliado se
llama paramecio.
La gran célula única que constituye su “cuerpo” es total-
mente autónoma. Se desplaza por sus propios medios, captura,
digiere y asimila presas vivas —bacterias, algas unicelulares u
otros protistas— que encuentra en su medio. Los cilios dirigen
la presa hacia una “boca” celular. Los alimentos atraviesan la
membrana que recubre la célula, y otra membrana ondulante
los obliga a recorrer una suerte de faringe. El trayecto culmina
en unas vesículas o vacuolas que contienen sustancias digesti-
vas.
A medida que avanza la digestión, las vacuolas son arras-
tradas por un movimiento del citoplasma —sustancia transpa-
rente que colma el interior de la célula— y al cabo de su periplo
se rompen frente a un agujero por donde se eliminan los
desechos.
El citoplasma del paramecio contiene dos núcleos de ta-
maño muy distinto que encierran el “plano” molecular necesa-
rio para la reproducción del individuo. Dos vacuolas contrácti-
les, suerte de “corazón” primitivo, se inflan rítmicamente con
agua y luego la expulsan, lo que provoca en el cuerpo del “ani-
mal” la circulación de un flujo líquido capaz de drenar los
desechos químicos.

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JOËL DE ROSNAY QUÉ ES LA VIDA

Este organismo diminuto se reproduce dividiéndose en dos,


y lo hace varias veces por día. Su tasa de proliferación es tan
alta, que si no intervinieran mecanismos reguladores, al cabo
de un mes los descendientes de un solo individuo ocuparían un
volumen un millón de veces superior al del Sol. Así se com-
prende por qué, al cabo de varios días, los cocidos y las infu-
siones de los naturalistas del siglo XVII hervían de vida mi-
croscópica.

El paramecio es el ser vivo unicelular más perfeccionado


que se conoce. Esta célula primitiva realiza por sí sola las fun-
ciones principales de movimiento, digestión, asimilación y re-
producción que los seres superiores sólo pueden cumplir por
medio de tejidos formados por miles de millones de células y
agrupados en órganos especializados.
Otros microorganismos muy comunes son las algas flage-
ladas, presentes en gran cantidad en el agua. El paramecio se
desplaza por medio de cilios. La Chlamydomonas (tal es el

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JOËL DE ROSNAY QUÉ ES LA VIDA

nombre de una de esas algas microscópicas) se mueve activa-


mente por medio de dos flagelos que azotan el agua hacia ade-
lante, a la manera de dos látigos minúsculos.
Su tamaño es muy inferior al del paramecio: apenas una de-
cena de micrones. Pero en ese espacio limitado, la naturaleza
ha logrado concentrar todo lo que ese organismo pequeño ne-
cesita para sobrevivir y reproducirse. Sus órganos internos, in-
cluidos en el citoplasma, tienen la misma importancia relativa
que el cerebro, el hígado o los riñones en el ser humano.
Estos órganos minúsculos2 son:
-las mitocondrias, pequeñas centrales energéticas que
transforman la energía de los alimentos en energía utilizable
por el microorganismo:
-el cloroplasto, que encierra la clorofila necesaria para la
síntesis de las sustancias nutritivas;
-los ribosomas, centros de montaje de las proteínas, com-
ponentes fundamentales de la vida;
-el núcleo en cuyo interior, como en el del paramecio, se
encuentra condensado con una forma química compacta (la de
los ácidos nucleicos)3 el “plano” molecular que requiere la re-
producción del organismo y la síntesis de los compuestos quí-
micos necesarios.

Tamaños comparados
La presencia de clorofila y celulosa indicaría sin posibili-
dad de error que el alga en cuestión es un vegetal. Sin embargo,
en la oscuridad, se “alimenta” como cualquier animal, de pro-
ductos orgánicos capturados en su medio.

2 Se los llama orgánulos.


3 Se los denomina así porque fueron aislados por primera vez en un núcleo de
las células.

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JOËL DE ROSNAY QUÉ ES LA VIDA

También posee la movilidad de un animal. Se desplaza ha-


cia una fuente débil de luz gracias a una mancha fotosensible,
verdadero “ojo” rudimentario. Si a estas propiedades asombro-
sas se agrega que el alga Chlamydomonas se puede reproducir
sexualmente (existe un tipo macho y uno hembra), se com-
prende hasta qué punto este pequeño organismo, tan distinto
del hombre por su tamaño y su “pasado”, mucho más distinto,
se le asemeja por las funciones que realiza.

LAS BACTERIAS: ESCLAVAS Y ALIADAS INVISIBLES

Son los “gérmenes” de Pasteur, los “animálculos” de van


Leeuwenhoek. Con las bacterias —los organismos más senci-
llos cuya unidad morfológica fundamental es la célula— se
llega al límite de lo que se ha convenido en llamar vida. Miden
unos pocos micrones, pero sus formas son muy variadas: bas-
tones, glóbulos, rosarios, vírgulas, espirales.

clamidomonas
Como demostró Pasteur, pululan por todas partes: en el aire
que se respira, en el agua, en la tierra, en el cuerpo humano,
donde constituyen, por ejemplo, la flora microbiana de los in-
testinos. Cumplen millares de funciones químicas útiles para el

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JOËL DE ROSNAY QUÉ ES LA VIDA

hombre, como la purificación de las aguas servidas en los cam-


pos fertilizados o la transformación del vino en vinagre. Auxi-
liares valiosas de la putrefacción, transforman los restos orgá-
nicos de los vegetales en humus fértil o degradan los cadáveres
de animales en elementos más simples para permitir el reciclaje
constante de los componentes básicos que requieren todos los
seres vivos. Modificadas por el hombre mediante las técnicas
de la ingeniería genética (véase la página 200), hoy las bacte-
rias se transforman en microfábricas programadas que sirven
de base a las biotecnologías y la bioindustria.
Pero también pueden ser agentes de enfermedades graves
(difteria, cólera, tétanos). Gracias a su extraordinario poder de
alimentación y multiplicación, y a pesar de sus dimensiones
infinitamente pequeñas, constituyen un peligro para la “socie-
dad celular” del cuerpo humano. En efecto, las bacterias fabri-
can toxinas que perturban el funcionamiento del organismo.
Algunas son capaces de asimilar directamente las sustan-
cias químicas; otras, de fabricar sus alimentos por fotosíntesis;
otras, de obtener energía a partir de reacciones de combustión
interna; otras, en fin, de asociarse con otros seres vivos a los
que aportan ciertas ventajas. Gracias al colibacilo intestinal Es-
cherichia coli, se ha podido estudiar la anatomía de una bacte-
ria.

Bacilo del colon - Escherichia coli


La célula de la Escherichia coli tiene la forma de un bas-
toncillo; mide 2 a 3 micras de largo por 0.8 de diámetro. Al
microscopio electrónico se observa una membrana recubierta
de una sustancia gelatinosa.

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JOËL DE ROSNAY QUÉ ES LA VIDA

En el interior de la bacteria no se distinguen orgánulos de-


finidas como las mitocondrias, los cloroplastos o el núcleo. El
material hereditario se reduce a un cromosoma único, consti-
tuido probablemente por un largo filamento circular de ácido
nucleico que, estirado, mediría casi un milímetro (lo que es
bastante, en comparación con las dimensiones de la bacteria).
Se lo encuentra en una masa difusa situada en la región central.

Acoplamiento de las bacterias


Las bacterias se reproducen generalmente por división en
dos (cada veinte minutos en el caso del colibacilo). No obs-
tante, por extraño que parezca, estos seres rudimentarios tam-
bién poseen un modo de reproducción sexual, tal como se
muestra en el siguiente esquema (referido a la Escherichia
coli).
Se advierte claramente la importancia de este ácido nu-
cleico, similar por su naturaleza y su composición química glo-
bal (aunque transporta un “mensaje” diferente) al del núcleo
del paramecio y del alga Chlamvdomonas. Se lo hallará tam-
bién como constituyente esencial de los virus.

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JOËL DE ROSNAY QUÉ ES LA VIDA

Las bacterias “machos” y “hembras” entran en contacto (1).


El cromosoma “macho” se inyecta lentamente en el cuerpo de
la bacteria “hembra” por medio de un puente celular (2).
El “acoplamiento” dura aproximadamente dos horas, du-
rante las cuales el cromosoma “macho” se integra al cromo-
soma “hembra” (3). La bacteria “hembra” se divide en dos bac-
terias hijas, cada una de las cuales tiene su propio cromosoma
(y puede ser “macho” o “hembra”) (4).

LOS VIRUS; INVASORES DE CÉLULAS

Los virus representan un caso distinto. ¿Son seres vivos, o


apenas un conjunto complejo de moléculas capaces de copiarse
indefinidamente en un medio favorable? En todo caso, sus pro-
piedades son sumamente curiosas.
En 1935 se produjo una verdadera revolución en las ideas
cuando el químico norteamericano W. M. Stanley logró crista-
lizar el virus del mosaico del tabaco.4 Este virus aparece con la
forma de minúsculas agujas brillantes, visibles al microscopio
óptico, como todos los cristales que los químicos estudian en
sus laboratorios. Colocados en un frasco al abrigo de la hume-
dad, los cristales de virus se conservan como sal común de co-
cina, sin manifestar ninguna de las propiedades que los aseme-
jan a los seres vivos: no se mueven, no proliferan, no asimilan
sustancias extrañas, no viven. Sin embargo, a pesar de sucesi-
vas cristalizaciones, al ser disuelto en agua este polvo químico
recupera plenamente su poder infeccioso. En efecto, si se echa
una gola de esta solución sobre una hoja verde de tabaco, la
planta no tarda en mostrar signos de infección, porque el virus
se reproduce allí con extraordinaria rapidez.

4 Enfermedad de la planta del tabaco.

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JOËL DE ROSNAY QUÉ ES LA VIDA

El bacteriófago T 2
Al cabo de estas experiencias, el virus aparecía como el ser
vivo más rudimentario, en la frontera entre lo molecular y lo
vivo: en el origen mismo de la vida. En efecto, parecía imposi-
ble que un virus pudiera formarse al azar y dar origen evoluti-
vamente al reino de los seres vivos.

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JOËL DE ROSNAY QUÉ ES LA VIDA

Ahora bien, el virus no se puede reproducir sin la interven-


ción de la célula viva parasitada por él. Si necesita de un ser
vivo para propagarse, entonces teóricamente no puede ser an-
terior a aquél. A semejanza de los organismos superiores, es
capaz de reproducirse y realizar la síntesis de sus propias mo-
léculas por asimilación, pero no puede transformar la energía
de manera autónoma, como hacen los organismos vivos for-
mados por una o muchas células. Es una suerte de parásito re-
ducido a su expresión más simple.
El virus es de gran utilidad para conocer mejor las sustan-
cias fundamentales de la vida, mencionadas al pasar en las pá-
ginas anteriores: las proteínas y los ácidos nucleicos, compues-
tos químicos complejos de importancia cardinal para compren-
der los fenómenos que hacen al origen de la vida.
Los virus más grandes miden 300 nanómetros, los más pe-
queños 10 nanómetros. Sólo son visibles al microscopio elec-
trónico.
Aunque tienen distintas formas, su constitución fundamen-
tal es siempre la misma: una “corteza” exterior protectora for-
mada por moléculas gigantes de proteínas, los “ladrillos” a par-
tir de los cuales se construyen todos los seres vivos; una “mé-
dula” interna, constituida por un largo filamento enrollado de
ácido nucleico, que encierra la información genética.
Observemos con mayor detalle la estructura de dos virus:
un bacteriófago5 y el temible virus del sida.
El bacteriófago T2 tiene forma de renacuajo: una “cabeza”
hueca que contiene la molécula larga de ácido nucleico (proba-
blemente enrollada tres veces sobre si misma) y una “cola”
también hueca, envuelta en una especie de resorte o espiral.
Tanto la parte exterior como las fibras extensibles son de pro-
teínas. El “plano de copia” contenido en la “cabeza” es tan pre-
ciso que se necesita un filamento de unas 60 micras de longitud
para inscribir la totalidad de las instrucciones necesarias para
la fabricación de otro virus.

5Un bacteriófago es literalmente un “comedor de bacterias” o. en términos más


metafóricos, el “microbio de los microbios”. Parasita y mata a las bacterias.

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JOËL DE ROSNAY QUÉ ES LA VIDA

Un virus sólo se puede reproducir en el interior de una cé-


lula viva. Es el colmo del parasitismo: el virus le confía a la
célula atacada la tarea de asegurar incluso su reproducción. La
figura muestra cómo el virus T2 ataca y destruye una bacteria
Escherichia coli, huésped habitual del intestino humano.
Los virus T2 rodean la bacteria (1). Uno de ellos perfora la
membrana protectora de la bacteria por medio de su “cola”
hueca (2). El virus emplea esta auténtica jeringa para inyectar
su filamento de ácido nucleico en la bacteria (3).
La bacteria se ve obligada a utilizar los centros de montaje
que sirven habitualmente para la regeneración de su propia sus-
tancia, para fabricar la proteína y el ácido nucleico del virus T 2
sin apartarse del plan impuesto (4-5). La bacteria estalla y li-
bera un centenar de copias del virus original, las que a su vez
infectarán otras bacterias (6).
El virus del sida (aislado a principios de 1983 por Luc Mon-
tagnier y sus colaboradores del Instituto Pasteur) se llama HIV
(human immunodeficiencv virus). Su forma es similar a una
mina submarina v su diámetro es de 100 nanómetros (10 cen-
tímetros en la escala de la página 26). Si se colocaran mil virus
en línea y mil líneas una al lado de otra para formar un cua-
drado de un millón de virus, y se apilaran luego mil cuadrados
para formar un cubo, ese cuerpo mediría una décima de milí-
metro: ¡sería apenas visible a simple vista! El envoltorio del
virus HIV se compone de una doble capa de lípidos (moléculas

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JOËL DE ROSNAY QUÉ ES LA VIDA

de grasa) y dos clases de proteínas (llamadas GP 120 y GP 41)


que constituyen doce pentágonos y veinte hexágonos “cosidos”
unos a otros como los gajos de un balón de fútbol. La superficie
del virus está erizada de proteínas en forma conocida. Contiene
sobre todo el ácido nucleico que permite la reproducción del
virus.
El virus del sida es una máquina diabólica. Se reproduce en
el interior de ciertos glóbulos blancos, esenciales para la de-
fensa del organismo contra las bacterias, los parásitos, las cé-
lulas cancerosas u otros virus que lo asedian de manera perma-
nente. El virus HIV se integra al ADN del núcleo y permanece
allí en estado de sueño. Si se produce otra infección, el virus
“despierta”. Los glóbulos blancos atacados mueren, dejando
las células indefensas frente a los invasores microbianos, lo que
explica las terribles enfermedades ocasionadas por el sida.

Virus del sida


La figura muestra las etapas principales de la infección viral
y la reproducción del virus en las células.
El virus del sida se reproduce dentro de los glóbulos blan-
cos. Los virus atacan los glóbulos blancos (1). Uno de ellos se
une al receptor de la célula atacada e introduce en ella su ácido

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JOËL DE ROSNAY QUÉ ES LA VIDA

nucleico (2). Una proteína del virus copia el ARN en ADN vi-
ral que se integra al del núcleo, donde permanece dormido (3).
Por efecto de agentes infecciosos (bacterias u otros virus) el
mecanismo de reproducción se despierta (4). Los virus fabrica-
dos en la célula brotan y escapan (5)... y atacan otras células,
las que mueren a su vez. El ciclo vuelve a empezar y las defen-
sas inmunitarias quedan destruidas (6).

Reproducción del virus del sida

Así se descubre el asombroso poder de duplicación del


ácido nucleico; y se comprende también por qué la invasión del
organismo por los virus presenta semejante peligro.6

6 La gripe, la hepatitis, la viruela, la poliomielitis y el herpes también son en-


fermedades virósicas.

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JOËL DE ROSNAY QUÉ ES LA VIDA

LAS PROPIEDADES DE LA VIDA

Dejando de lado los virus, organismos incompletos, con-


viene repasar rápidamente las características que presenta la
vida:7
—Individualización-, todos estos seres pequeños son indi-
viduos delimitados por una membrana; cada uno forma una to-
talidad, una unidad viviente autónoma.
—Nutrición: se mantienen con vida absorbiendo o fabri-
cando los alimentos que necesitan para crecer y para mantener
sus funciones vitales; los alimentos son asimilados, es decir, se
convierten en la sustancia misma del organismo que se ali-
menta.
—Respiración-fermentación: por medio de reacciones de
combustión lenta, transforman la energía de los alimentos en
energía utilizable por la propia célula.
—Reproducción: todos los seres vivos pueden crear copias
exactas de sí mismos; estos mecanismos de división dependen
de los ácidos nucleicos.
—Evolución: los organismos vivos pueden “evolucionar”
como consecuencia de los mecanismos de mutación y de selec-
ción natural.
—Movimiento: algunos microorganismos se desplazan de
manera coordinada por medio de cilios o de flagelos.
—Muerte: si se vierte formol en la gota de agua donde evo-
lucionan los unicelulares, cesa toda actividad; los microorga-
nismos mueren.
Todo lo que vive sobre la Tierra deriva de los seres micros-
cópicos de los que se ha hablado en este capítulo. Desde luego,
en el curso de la evolución biológica han aparecido otras pro-
piedades: por ejemplo, el olfato, el instinto y la conciencia re-
flexiva. Pero antes de oír o de pensar es necesario vivir, y el

7 I.as propiedades enumeradas aquí constituyen una caracterización por demás


esquemática de la vida. Una definición de la propiedad “vida” en el plano fí-
sico-químico resulta muy difícil de elaborar.

—39—
JOËL DE ROSNAY QUÉ ES LA VIDA

objetivo de esta obra es buscar el origen y el funcionamiento


de la vida más elemental.
Las tres funciones fundamentales de los seres vivos serían,
entonces:
1. la posibilidad de mantenerse vivo por medio de la nutrición,
la asimilación, las reacciones energéticas de respiración y
fermentación;
2. la posibilidad de propagar la vida por medio de la repro-
ducción:
3. la posibilidad de autoadministrarse mediante la coordina-
ción, la sincronización, la regulación y el control de las
reacciones de conjunto.
Para evitar cualquier equívoco, y dado que estas funciones
son tan propias del hombre como de la bacteria, conviene ge-
neralizar más y denominarlas autoconservación, autorrepro-
ducción y autorregulación.
La estructura elemental capaz de cumplir las tres funciones
fundamentales es la célula viva, constituyente de todo orga-
nismo viviente, sea microbio o ser humano, y unidad elemental
de la vida animal o vegetal. La célula viva es una sociedad de
moléculas. Las tres funciones fundamentales de la vida serían
imposibles sin la red de comunicación que las integra y regula.
Sin la comunicación intra e intercelular, no habría vida.
Esta comunicación se apoya en moléculas portadoras de infor-
mación que actúan como señales: por ejemplo, las hormonas.
Estas señales son recogidas y reconocidas por receptores que a
su vez inician las reacciones que permiten, por ejemplo, sinte-
tizar moléculas requeridas por la célula, su reproducción o des-
plazamiento. En esta red de comunicaciones, las proteínas ocu-
pan un lugar privilegiado. Algunas cumplen una función pa-
siva, como ladrillos o materiales de construcción de las células;
otras son activas, fabrican, transforman o reconocen otras mo-
léculas. Cada una tiene una función precisa (un “oficio”). Así
sucede con las enzimas (máquinas-herramienta o químicos in-
fatigables de la célula) o los anticuerpos, que protegen el orga-
nismo de los invasores (microbios, virus).

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JOËL DE ROSNAY QUÉ ES LA VIDA

Estructura de una célula viva


Aunque existen muchos tipos de células, su anatomía bá-
sica comprende casi siempre una membrana, que asegura su
individualidad y la separa del mundo exterior pero sin aislarla;
un citoplasma, jalea proteínica transparente que rodea los ór-
ganos celulares (mitocondrias, cloroplastos...); un núcleo que
contiene el material genético.
Partícula fundamental de la vida, la célula es también una
verdadera fábrica en escala molecular. El cuerpo humano se
compone de unos sesenta billones de células, clasificadas en
doscientas familias distintas. Algunas se asocian para formar
tejidos: células del hígado (fábrica química), células contrácti-
les de los músculos, células cardíacas que laten al unísono, cé-
lulas del cerebro (neuronas), agentes de comunicación, células
de la retina (sensibles a la luz), células de la piel. Otras son
independientes y poseen capacidad de desplazamiento: células
rojas o blancas de la sangre, macrófagos, espermatozoides u
óvulos, células sexuales.

—41—
JOËL DE ROSNAY QUÉ ES LA VIDA

Así, el cuerpo humano es comparable con una sociedad de


células que se comunican entre sí por medio de hormonas, ner-
vios y el sistema inmunitario. Para comprender la vida, es ne-
cesario penetrar en el corazón de la vida. En la célula misma,
planeta misterioso en el universo de lo infinitamente pequeño...

—42—
JOËL DE ROSNAY QUÉ ES LA VIDA

III. ¿CÓMO FUNCIONA UNA CÉLULA?

Después de un primer contacto con la vida en el nivel mi-


croscópico, pasemos al interior de la célula, al nivel molecular,
para descubrir en un “viaje al centro de la vida” los fundamen-
tos de los procesos vitales.
La célula de un organismo evolucionado (o la célula única
de un protista), ¿cómo transforma y utiliza la energía que ne-
cesita para sobrevivir? ¿Cuál es el código genético contenido
en la macromolécula de ácido nucleico? ¿Es posible desci-
frarlo? ¿Cómo administra la célula su propio funcionamiento?
Estas son las preguntas que se deben abordar a fin de dibujar el
“retrato hablado” de los organismos desaparecidos que existie-
ron en el alba de la vida.
Al unir el mundo de los biólogos con el de los químicos,
será más fácil rastrear, de lo más sencillo a lo más complejo, la
aparición gradual de las primeras células vivas, es decir, dota-
das de autoconservación, autorreproducción y autorregulación.

LA AUTOCONSERVACIÓN Y EL SOL

La función principal de los organismos vivos es aquella que


les permite asegurar su propia existencia. Para ello actúan
como auténticos “transformadores de energía”, conectados
permanentemente con una fuente exterior: el Sol. Para explicar
el conjunto de los procesos de autoconservación que aseguran
la extracción, circulación y utilización de la energía solar en el
mundo de los seres vivos, se puede hacer una analogía con la
economía global de un país. ¿Cómo logra la célula equilibrar
su “presupuesto energético”“?
Todo ser vivo, incluso el microbio más pequeño, debe
transformar permanentemente la energía y utilizarla con eco-
nomía a fin de mantenerse con vida. Ese es el significado del

—43—
JOËL DE ROSNAY QUÉ ES LA VIDA

término autoconservación. La célula es una organización ex-


tremadamente compleja. Así como un automóvil exige cuida-
dos, servicio periódico y reparaciones, también la célula debe
efectuar permanentes trabajos de mantenimiento de su infraes-
tructura contra la degradación irreversible que produce el
tiempo. Ahora bien, existen mecánicos para reparar automóvi-
les, pero la célula debe ser su propio mecánico. Su vida de-
pende de ello. La inactividad le está vedada, porque le provo-
caría inexorablemente la muerte.
¿Cuál es esa ley inexorable en virtud de la cual la desorga-
nización y el desorden acechan a todas las estructuras organi-
zadas?
Una analogía permitirá comprenderlo mejor, La habitación
de un hombre soltero parece manifestar una tendencia natural
al desorden. Hay libros y papeles en el suelo, la ropa no está en
su lugar en el ropero, la cama no está tendida, el polvo se acu-
mula sobre los muebles y el suelo. Ahora bien, el ropero no se
ordena solo: hay que gastar energía para ordenarlo, ¡sobre todo
si se deja pasar mucho tiempo! Poner orden cuesta energía.
Cuanto más organizado es un sistema (como la célula), más
energía necesita para mantener su organización contra la ten-
dencia natural al desorden. Esta energía deberá penetrar con-
tinuamente en el sistema, caso contrario éste no tardará en dis-
gregarse.
Así, la ley que rige los cambios energéticos tiende a degra-
dar toda estructura ordenada, conduciéndola, paso a paso, a un
nivel inferior en el que toda diferencia de energía o de forma
será anulada en una homogeneidad universal.
Mientras avanza esa nivelación irreversible, se acrecienta
una magnitud física; los físicos llaman a esa magnitud abs-
tracta, entropía. Mide el grado de la “degeneración” o el “des-
gaste” de la energía, así como de desorden de una estructura
organizada.8

8 Esta ley fundamental es expresada por el segundo principio de la termodiná-


mica (o ley de Carnót): un sistema aislado —es decir, que no intercambia ma-
teria ni energía con el medio— y alejado del estado de equilibrio evoluciona
de manera tal. que aumenta su entropía. La vida estaría en contradicción con

—44—
JOËL DE ROSNAY QUÉ ES LA VIDA

Utilización de la energía por la célula


Para luchar contra los efectos de la entropía —energía
“usada”— y evitar esa nivelación energética que es la muerte,
la célula necesita constantemente energía “fresca”. La toma
constantemente del exterior con la forma de alimentos. Es por
ello que todo ser vivo, incluso el más simple, está obligado a
alimentarse.
La célula también necesita energía para realizar cierto tra-
bajo. Cuando se desplaza con ayuda de flagelos o cilios, o
cuando se contrae, efectúa un trabajo mecánico. En las síntesis
químicas internas, en la conducción de débiles corrientes eléc-
tricas o en el transporte de sustancias a través de la membrana,
la célula realiza un trabajo químico, eléctrico o de transporte.
En un plazo más o menos largo, la energía química conte-
nida en los alimentos absorbidos o fabricados por los seres vi-
vos proviene en última instancia del Sol. Los alimentos son de
alguna manera energía solar en conserva. Sin el Sol, no habría
vida sobre la Tierra. ¿Pero en qué forma llega esa energía a la
Tierra?

el segundo principio.

—45—
JOËL DE ROSNAY QUÉ ES LA VIDA

El Sol emite permanentemente, hacia todo el espacio cir-


cundante, una radiación que denominamos ultravioleta, luz,
calor, pero que en realidad es una sola: la radiación electro-
magnética. Se propaga en el vacío del espacio a gran velocidad9
y contiene, de acuerdo con su longitud de onda y su frecuencia,
una cierta cantidad de energía utilizable. Esta tiene la forma
de pequeños paquetes llamados fotones. Frente a una bombilla
eléctrica, el fuego o una emisora de radio, somos bombardea-
dos permanentemente por los fotones. A menor longitud de
onda de la radiación, mayor es la energía transportada por el
fotón.
He aquí un hilo conductor: el flujo de energía emitido por
el Sol, que llega a la Tierra en forma de fotones cuya energía
útil decrece del ultravioleta a los rayos calóricos.
El esquema de la “economía” de la energía solar en el
mundo de los seres vivos tiene la forma de un circuito cerrado,
en el que animales y vegetales son recíprocamente tributarios.
El circuito comprende dos etapas esenciales.
—La primera etapa es la transformación de la energía lu-
minosa del Sol en energía química. Dicho de otra manera, la
energía electromagnética de los fotones se almacena en los en-
laces químicos de un compuesto conocido: la glucosa. Esta
operación, llamada fotosíntesis, libera oxígeno gaseoso a la at-
mósfera. Se realiza generalmente en las células especializadas
de las plantas verdes, pero también, como hemos visto, en mi-
croorganismos primitivos como el alga Chlamydomonas.
—En la segunda etapa, la glucosa, que ahora sirve de ali-
mento, es “quemada” en presencia de oxígeno, en las células
de los animales y las plantas. Esta combustión “en frío”, lla-
mada respiración. le proporciona energía en pequeñas dosis,
lista para ser utilizada. Esta energía es el combustible interno
que utilizan todos los seres vivos sin excepción. El nombre de

9 La velocidad de la luz es de aproximadamente 300.000 kilómetros por se-


gundo en el vacío. La distancia recorrida por la luz en un año (un año-luz)
equivale aproximadamente a diez billones de kilómetros.

—46—
JOËL DE ROSNAY QUÉ ES LA VIDA

esta molécula tan importante es ATP.10 Los productos de la res-


piración son el dióxido de carbono y el agua.

energía biológica (ATP)


Ni los animales ni los vegetales pueden prescindir unos de
otros: la planta proporciona glucosa y oxígeno —agentes esen-
ciales de la respiración—, y el animal le devuelve dióxido de
carbono, fuente de carbón mineral, a partir del cual aquélla fa-
brica los compuestos orgánicos que requiere.
La fotosíntesis y la respiración tienen lugar en órganos de-
terminados de la célula. Fistos dos órganos fundamentales, de
estructuras bastante similares, aparecen ya en los seres unice-
lulares: son el cloroplasto, donde se produce la fotosíntesis, y
la mitocondria, centro de la respiración. Son dos talleres mole-
culares dentro de la fábrica celular.

10 Véase el significado de estas iniciales más adelante.

—47—
JOËL DE ROSNAY QUÉ ES LA VIDA

6 moléculas 6 molécu-
6 moléculas 1 molécula
de dióxido + → + las de oxí-
de agua de glucosa
de carbono geno

El Sol en conserva

La primera etapa es la fotosíntesis, en la cual la célula ve-


getal fabrica glucosa a partir de dióxido de carbono, agua y
energía.11
El dióxido de carbono, material inicial de la fotosíntesis, es
una molécula que contiene un solo átomo de carbono. Es el
elemento de construcción que le sirve a la célula para fabricar
—como en un juego de mecano químico— una serie de com-
puestos orgánicos complejos con muchos átomos de carbono.
El agua es la fuente de electrones (que de alguna manera
representan los tornillos y las tuercas que unen las piezas del
mecano) y también de oxigeno gaseoso.
El producto de la reacción es la glucosa, molécula más
compleja cuyo esqueleto se compone de seis átomos de car-
bono.
Por otra parte, por medio de la misma energía solar, la cé-
lula vegetal “recarga sus baterías”, utilizando para ello como
agente esencial una molécula rica en energía, el ATP, o ade-
nosin trifosfato, el combustible universal de la vida.

11Los productos de la fotosíntesis no son sólo la glucosa sino también otros


azucares, grasas, aminoácidos y diversos componentes fabricados a partir de
minerales nitrogenados que se encuentran en la tierra. No obstante, se puede
decir que la glucosa es el producto más importante de la fotosíntesis.

—48—
JOËL DE ROSNAY QUÉ ES LA VIDA

Se puede comparar el ATP con un resorte comprimido, ca-


paz de ceder rápidamente la energía que contiene al estirarse
de un solo golpe. El resorte comprimido es el ATP, molécula
“cargada”, mientras que el distendido es el ADP, molécula
“descargada”. Las iniciales ATP y ADP indican la estructura
química de la molécula y dónde almacena la energía, según se
muestra en las figuras del Anexo I.

El catalizador esencial de la fotosíntesis es un pigmento


verde, la molécula de clorofila. A fin de situar la clorofila en
ese taller molecular que es el cloroplasto y situar a éste en la
célula vegetal, conviene tomar como punto de partida aquello
que se ve a simple vista (por ejemplo, un árbol) y descender
etapa por etapa hasta el nivel molecular (véase la figura de la
página 52).
Corresponde entonces responder a las siguientes preguntas.
¿Cómo es el proceso de fabricación de glucosa? ¿Cómo se re-
carga el ADP para formar ATP? ¿Qué función cumple la clo-
rofila?
Las moléculas de clorofila, situadas de manera ordenada en
el cloroplasto, son semejantes a minúsculas unidades fotoeléc-
tricas, especie de pilas biológicas. En esa estructura particular
se produce el mecanismo electrónico de amplificación de la
energía luminosa. En efecto, los electrones de la clorofila cho-
can con los fotones emitidos por el Sol y se elevan a un nivel
de alta energía. Los electrones excitados ceden gradualmente

—49—
JOËL DE ROSNAY QUÉ ES LA VIDA

la energía potencial que habían adquirido y permiten así el


desarrollo de los procesos químicos de la fotosíntesis.
Este fenómeno se comprende fácilmente por medio de una
analogía: la transformación de la energía calorífica en energía
mecánica o eléctrica.12

Cloroplasto
Por acción del calor de la radiación solar, el agua del mar
se evapora para formar nubes, l.as moléculas de agua de las
nubes tienen un nivel energético más elevado que las de la su-
perficie del mar: representan la energía potencial. El viento em-
puja las nubes y el agua cae como lluvia sobre las montañas.
Los lagos de altura son reservas de energía. Las caídas de agua
pueden hacer girar una rueda (energía mecánica). Esta rueda
puede hacer funcionar un generador eléctrico. Los ríos vuelcan
sus aguas al mar: las moléculas de agua vuelven al punto de
partida, habiendo cedido su energía por el camino.

12Esta analogía se refiere al conjunto del ciclo energético de fotosíntesis y res-


piración.

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JOËL DE ROSNAY QUÉ ES LA VIDA

De la hoja verde a la clorofila

—51—
JOËL DE ROSNAY QUÉ ES LA VIDA

Pasemos al nivel infraatómico, donde se producen los sal-


tos de electrones que nos interesan.
Los átomos se componen de un núcleo central alrededor del
cual “gravitan” las partículas electrizadas llamadas electrones.
Estos ocupan órbitas determinadas que corresponden a distin-
tos niveles de energía.

¿Qué sucede cuando un fotón recibe un exceso de energía


bajo la forma de fotones de luz o de calor? Salta bruscamente
a una órbita más alejada del núcleo, correspondiente a un nivel
de energía más elevado. Pero en un muy breve lapso ese elec-
trón vuelve a su nivel energético y al hacerlo libera un fotón
que contiene la energía antes recibida.

—52—
JOËL DE ROSNAY QUÉ ES LA VIDA

1 2

3 4
El fenómeno “vida” se intercala entre (1) y (2) al forzar al
electrón a repetir una y otra vez la operación. En efecto, los
saltos de electrones se producen un número incalculable de ve-
ces en las moléculas de clorofila contenidas en el cloroplasto.
Se repiten cada vez que la hoja es iluminada por los rayos del
Sol o por cualquier otra fuente luminosa. La clorofila tiene la
propiedad de facilitar estos cambios de órbita (3). No obstante,
la energía liberada por los electrones excitados al volver a su
nivel energético inicial se perdería si dichos electrones no fue-
ran “canalizados” por las estructuras adecuadas. (4)
De esa manera, la débil corriente eléctrica generada puede
ser aprovechada (como la caída de agua del ejemplo anterior)
para proporcionar energía en una forma fácil de utilizar, por
ejemplo en síntesis químicas.
La figura siguiente ilustra esquemáticamente el proceso
completo de la fotosíntesis. Todo sucede dentro del cloro-
plasto, que se muestra aquí como una “fábrica en miniatura”.

—53—
JOËL DE ROSNAY QUÉ ES LA VIDA

El cloroplasto: fábrica de energía por fotosíntesis


Por efecto de los fotones solares, los electrones de la cloro-
fila son transportados a un nivel energético elevado (1). Proba-
blemente, en un primer momento, la energía de los electrones
excitados sirve para cortar en dos la molécula de agua (2).
Como resultado, se libera oxígeno gaseoso a la atmósfera. Los
transportadores químicos recogen electrones e hidrógeno “ac-
tivo” (3).
El flujo de electrones que caen a un nivel energético infe-
rior cede gradualmente su energía a una cadena de transporte
de electrones (las ruedas de paleta de la figura) (4). Esta energía
mueve la máquina que recarga el ADP en ATP (por medio del
pistón y de. la cinta transportadora, evidentemente imagina-
rios) (5).

—54—
JOËL DE ROSNAY QUÉ ES LA VIDA

Por último los electrones, otra vez excitados —probable-


mente por una nueva molécula de clorofila (6)- participan con
los hidrógenos “activos” y el ATP en la síntesis química (7).
Sirven para recoger los materiales de construcción provenien-
tes del dióxido de carbono para formar la molécula de glucosa.
Semejante mecanismo exige tiempo y una maquinaria com-
pleja. Entonces, ¡dejemos que las plantas realicen ese trabajo y
limitémonos a comer los vegetales o los animales que hayan
comido éstos! Las células animales extraen la energía conte-
nida en la molécula de glucosa por medio del proceso de respi-
ración, segunda etapa del ciclo de la energía solar en el mundo
de los seres vivos.

La “caldera” de las células

La respiración es de alguna manera el proceso inverso de la


fotosíntesis: la glucosa se “quema” en presencia de oxígeno
para volver a dar agua y dióxido de carbono y liberar de paso
una cantidad importante de energía.

La mayor parte de la energía producida se almacena con la


forma de ATP por medio de un proceso análogo al de la foto-
síntesis, utilizando las mismas cadenas de transportadores y los
mismos tipos de reacciones.
Contrariamente a lo que piensa la mayoría de las personas,
la respiración no se lleva a cabo a nivel de los pulmones y/o las
branquias sino a nivel celular e incluso molecular, en orgánulos

—55—
JOËL DE ROSNAY QUÉ ES LA VIDA

especializados llamados mitocondrias. En los animales supe-


riores, los alimentos13 y el oxígeno son transportados hasta las
células por el sistema circulatorio. En cambio, en los organis-
mos primitivos, es el agua del ambiente la que transporta los
productos nutritivos y el oxígeno disueltos. Pero en uno y otro
caso, los productos nutritivos y el oxígeno disueltos van a parar
a la mitocondria, verdadera central energética de la célula.

Esta mitocondria, muy agrandada, pertenece al mismo tipo


de célula que aparece en la página 52. Se ven los pliegues for-
mados por la membrana interna: son las crestas mitocondria-
les.
Uno de los productos principales de la digestión es la glu-
cosa. Su oxidación es un proceso típico.
La triple función de la mitocondria es, en primer término,
tomar los electrones de los enlaces que unen los átomos de car-
bono, hidrógeno y oxígeno en la molécula de glucosa (es decir,
oxidar esa molécula). Luego canaliza el flujo de electrones de
etapa en etapa hasta alcanzar el nivel energético de base: el
agua. Finalmente, utiliza esa energía para recargar el ADP en
ATP.

13 Los alimentos de los que se nutren los animales pasan por una fase prepara-
toria, independiente de la respiración, la digestión. Las grandes moléculas (pro-
teínas, grasas, azúcares) son reducidas por proteínas digestivas especiales, las
enzimas.

—56—
JOËL DE ROSNAY QUÉ ES LA VIDA

células animales

La primera función se realiza en la matriz interior de la mi-


tocondria, en tanto la segunda y la tercera se llevan a cabo en
la membrana.
La figura de la página 60 muestra las distintas etapas del
proceso.

La glucosa proveniente de la digestión sigue un proceso de


once etapas que se realiza en ausencia de oxígeno. Esta reac-
ción, análoga a la fermentación, se llama glucólisis (1). Al cabo
de ese proceso, que libera una pequeña cantidad de energía, la
molécula de glucosa, de seis átomos de carbono, es partida en

—57—
JOËL DE ROSNAY QUÉ ES LA VIDA

dos porciones de tres átomos cada una (2). Estos trozos se in-
troducen en una “máquina de triturar moléculas”, verdadero
“molino” energético de la vida: el ciclo de Krebs14 (3). De ahí
sale dióxido de carbono residual —con un átomo de carbono—
y electrones ricos en energía. Al igual que en la fotosíntesis,
pero en escala mayor, la energía de esos electrones es utilizada
para recargar el ADP en ATP (4) (el 55% de la energía conte-
nida inicialmente en la molécula de glucosa se encuentra ence-
rrado en el ATP). Al final del recorrido, los electrones se com-
binan con el oxígeno, que a su vez atrae iones hidrógeno (es
decir, átomos de hidrógeno despojados de sus electrones) para
volver a formar agua (5). Así se cierra el ciclo.
La energía transportada por un rayo de luz emitido por un
astro a más de 150 millones de kilómetros está ahora aprisio-
nada en ese minúsculo explosivo biológico que es el ATP.
Al unir y fusionar las figuras de la página 67 y de la página
70, y eliminando el proceso intermediario de la síntesis y com-
bustión de la glucosa, el ciclo completo de la circulación de
energía en el mundo de los seres vivos aparece en su maravi-
llosa sencillez en la figura de la página 71.

Los electrones, llevados a un alto nivel de energía por los


fotones solares, vuelven a su nivel inicial, liberando gradual-
mente a través del sistema viviente la energía que hace girar las
ruedas de la maquinaria de la vida. Así, los electrones son los

14Así llamado en homenaje a su descubridor, sir Hans Krebs, de la Universitv


of Manchester, premio Nobel de medicina y fisiología 1953.

—58—
JOËL DE ROSNAY QUÉ ES LA VIDA

impulsores esenciales de la vida. Ahora bien, como liemos


visto, los electrones forman corrientes. Por consiguiente, lo que
mantiene e impulsa la vida es, como dijo poéticamente el gran
bioquímico A. Szent Györgyi, “¡una pequeña corriente eléc-
trica alimentada por el Sol!”

La mitocondria: central energética de la célula

—59—
JOËL DE ROSNAY QUÉ ES LA VIDA

LA AUTORREPRODUCCIÓN: LOS SECRETOS DEL


ADN

Así, la energía del Sol hace funcionar la maquinaria de la


vida. Ese flujo continuo que atraviesa la célula le permite man-
tener el orden en su estructura y efectuar un trabajo. Entre las
distintas formas que reviste el trabajo celular, una posee impor-
tancia particular: el trabajo químico representado por la síntesis
permanente de todas las moléculas esenciales en el interior de
la célula.
La célula es una verdadera fábrica de moléculas. Una fá-
brica “milagrosa”, capaz no sólo de velar por su propio mante-
nimiento sino también de construir sus máquinas e incluso a
los operarios de éstas. La “autorreproducción” corresponde así
a dos funciones específicas de la célula, realizadas con la di-
rección de los ácidos nucleicos. La célula puede copiarse a sí
misma (y por ese fenómeno se propaga la vida) y controlar per-
manentemente su metabolismo15 por medio de la síntesis de
agentes químicos que lo regulan: las enzimas (proteínas).

Ladrillos y planos de las células

Así como una casa está formada por ladrillos y cemento, se


puede decir que la célula se compone en gran medida de molé-
culas gigantes: las proteínas.

15El metabolismo es el conjunto de las reacciones químicas que se desarrollan


en la célula.

—60—
JOËL DE ROSNAY QUÉ ES LA VIDA

Las proteínas estructurales son los materiales de construc-


ción de la fábrica celular, en tanto las enzimas son los “quími-
cos” que catalizan y controlan las múltiples reacciones que se
producen simultáneamente en su interior.
Existen unas cinco mil familias diferentes de proteínas en
las células animales o vegetales. Cada una cumple una función
determinada. Algunas proteínas estructurales son la caseína de
la leche, la fibrina de la seda, la queratina de las uñas, el cabello
y la lana, la albúmina del huevo. Pero también lo son la insu-
lina, el colágeno, los anticuerpos, la hemoglobina y la toxina
del veneno de serpiente. Aunque diferentes entre sí, se compo-
nen de los mismos elementos básicos. Estos elementos (molé-
culas relativamente sencillas que comprenden algunas decenas
de átomos) se acoplan unas con otros como vagones de un tren.
Una proteína típica contiene unos doscientos elementos.

La imagen del tren, aunque grosera, nos será útil. En efecto,


los vagones de un convoy suelen cumplir distintas funciones
(vagón de carga, de pasajeros, cisterna, furgón de correos, et-
cétera), pero su sistema de acoplamiento, de adelante hacia
atrás, es obligatoriamente idéntico. Lo mismo sucede con las
moléculas que componen las proteínas: cada una posee una
forma y función distintas, pero el sistema de acoplamiento quí-
mico es idéntico para todas. El nombre de las moléculas pro-
viene precisamente de ese “sistema”: se las llama aminoácidos.
Porque sus extremos ácido y amina reaccionan entre sí para
producir, luego de la eliminación de agua, un enlace químico
sólido (véase la figura más arriba).
Existe en los seres vivos una veintena de tipos de aminoá-
cidos.16 Con ellos se puede fabricar un número prodigioso de

16 Los más comunes son glicina, alanina, valina, leucina, isoleucina, serina,

—61—
JOËL DE ROSNAY QUÉ ES LA VIDA

“trenes” de proteínas, así como las veintiséis letras del alfabeto


permiten escribir un número incalculable de oraciones. El or-
den que ocupan los aminoácidos confiere a cada proteína sus
características propias. En efecto, el orden de sucesión deter-
mina la estructura terciaria de la proteína (su forma). Su fun-
ción depende de esa estructura.

De una gota de sangre a la hemoglobina


¿Cuál es la estructura molecular de una proteína? Tomemos
como ejemplo la hemoglobina.
La hemoglobina es el constituyente esencial de los glóbulos
rojos de la sangre. Su función es el transporte de oxígeno fresco
de los pulmones, a través de las arterias hasta los tejidos, donde
interviene en la respiración celular; luego ayuda a transportar
el dióxido de carbono formado hasta los pulmones, a través de
las venas. Para imaginar mejor sus dimensiones y su forma,
podemos situarla en la jerarquía de distintos niveles de com-
plejidad orgánica.

ireonina, ácido aspártico, asparagina, ácido glutámico. lisina, arginina, histi-


dina, triptófano, fenilalanina, tirosina, prolina, cisteina, metionina.

—62—
JOËL DE ROSNAY QUÉ ES LA VIDA

Esta macromolécula de proteína tiene una forma tridimen-


sional particular, característica de la “familia” de la hemoglo-
bina. En todas las proteínas, la forma está estrechamente rela-
cionada con la función. Puesto que los únicos elementos cons-
tituyentes de la cadena son pequeñas moléculas de aminoáci-
dos la forma general de la macromolécula, sus codos, pliegues
y circunvoluciones, sólo dependen del orden en que se suce-
den. Veamos un ejemplo en dos dimensiones. Imagine el lector
que se trata de montar el recorrido de un tren eléctrico de ju-
guete con rieles rectos largos, rieles cortos, rieles curvos y cru-
ces. Será fácil armar siempre el mismo recorrido si se posee un
plano que indique simplemente el orden de sucesión de los rie-
les: cuatro largos rectos, un cruce, ocho largos rectos, un curvo
a la izquierda, un corto recto, tres curvos a la derecha, etcétera.
Basta que un solo riel curvo no ocupe su lugar para que todo
cambie: el tramo restante no llegaría, por ejemplo, al cruce in-
dicado. Asimismo, un solo error de montaje en la hemoglobina,
un solo elemento de construcción reemplazado por otro, pro-
vocará la muerte -por un tipo particular de anemia congénita-
de las personas nacidas con esa proteína deformada. Este
“error” es elocuente expresión de los efectos de una mutación
genética.
¿Dónde están los planos de construcción de los millares de
proteínas que la célula fabrica permanentemente? ¿Cómo es
posible que un minúsculo huevo fertilizado (que al principio
está conformado par una sala célula) crezca, se desarrolle y se
transforme en un ser humano completo, con miles de millones
de células especializadas, un corazón capaz de latir, un cerebro
capaz de pensar... e incluso con la facultad de reproducirse a su
vez? Durante mucho tiempo, éste fue uno de los misterios más
insoldables de la naturaleza. Ya Aristóteles se preguntaba cuál
era el “principio activo” capaz de informar un simple huevo
para transformarlo en un pez.
Hoy se sabe (gracias sobre todo a los trabajos de J. D. Wat-
son. F. H. C. Crick y M. H. F. Wilkins, premios Nobel de me-
dicina y fisiología l962) que la inmensa cantidad de instruccio-

—63—
JOËL DE ROSNAY QUÉ ES LA VIDA

nes necesarias para fabricar un organismo vivo completo -mi-


crobio, brizna de hierba, mariposa o ser humano— están ins-
critas a nivel molecular en el largo filamento de la macromo-
lécula de ácido nucleico, a cuya función ya nos hemos referido
en el capítulo sobre los virus, las bacterias y los unicelulares.
Este soporte universal, gracias al cual todos los seres vivos sin
excepción transmiten las características de su especie de gene-
ración en generación, se llama ADN (ácido desoxirribonu-
cleico).

¡ADN, ábrete!

El ADN es una larguísima célula apelotonada en el núcleo


de la célula con la forma de cromosomas, o enrollada libre-
mente en la célula bacteriana, la que carece de núcleo.
Si se desenrollara el ADN de una célula humana, el fila-
mento (invisible al ojo) alcanzaría una longitud de 1,50 metros.
Unidos, los filamentos de ADN de todas las células del orga-
nismo llegarían de la Tierra a la Luna. Con un aumento de un
millón, bajo el cual la estatura de una persona sería de 1700
kilómetros, el ADN de una sola célula mediría 1500 kilóme-
tros, ¡pero su espesor sería de apenas tres milímetros! El ADN
se enrolla varias veces sobre sí mismo para crear una estructura
compleja de cables “trenzados”, asociados con proteínas y vi-
sibles al microscopio óptico en forma de bastoncillos: son los
cromosomas. La célula humana contiene 23 pares. Todavía no
se ha determinado totalmente la infraestructura de un cromo-
soma, pero se trata de bajar del nivel microscópico al nivel mo-
lecular.
En el núcleo de las células humanas se ven los cromosomas,
portadores de las características genéticas.
El núcleo agrandado del esquema corresponde a una célula
a punto de dividirse (1). Los cromosomas son visibles bajo el
microscopio óptico. Poseen una forma particular y se los puede
contar. Un cromosoma muy agrandado (2). Lo componen fi-

—64—
JOËL DE ROSNAY QUÉ ES LA VIDA

bras de ácido nucleico y de proteína (nucleoproteína). Las fi-


bras están estrechadas entre sí. El “cable” molecular así for-
mado se enrolla sobre sí mismo como un muelle en espiral (3).
Las espiras, muy apretadas, dan al conjunto un aspecto com-
pacto.

1 2

3 4 5
Esta reconstitución (todavía hipotética) a escala mayor
muestra una de las fibras. Se piensa que cada fibra contiene un
solo filamento de ADN. Es lo que se muestra aquí (4). Lo cons-
tituyen dos hilos moleculares enrollados uno en torno del otro
en doble hélice. Bajo un aumento de decenas de millones, se
ven los átomos que lo componen. En su estructura química es-
tán codificadas las instrucciones necesarias para la reproduc-
ción y el funcionamiento de la célula (5).
La cadena de ADN parece una escalera de cuerda torcida
sobre sí misma en sentido longitudinal. Está formada por la

—65—
JOËL DE ROSNAY QUÉ ES LA VIDA

asociación de cuatro “Bichas”, macho y hembra, de distintas


formas:
—una ficha “macho” llamada A (adenina):
—una ficha “hembra” llamada T (tintina);
—una ficha “macho” llamada G (guanina);
—una ficha “hembra” llamada C (citosina).

Estas “fichas” representan cuatro sustancias químicas que


han sido identificadas y aisladas. Están montadas sobre “zóca-
los”, secciones del larguero de la escalera que las une en sen-
tido longitudinal. El sistema de acoplamiento es idéntico para
las cuatro fichas. En realidad, el sistema está conformado por
una molécula de azúcar (desoxirribosa) que actúa como zócalo
de la ficha y una de ácido fosfórico que une los zócalos entre
sí (véanse los detalles correspondientes en el Anexo II).
Las fichas A, T, G y C se unen entre sí, formando un lar-
guero de la escalera. Como se ve, en la serie existe la base de
un código químico (por ejemplo, ATTGCACGCGAT. distinta
de TCGAAGCTTCGA). Estas fichas se combinan de a dos (a
la manera de un acople “macho”-”hembra”) para formar los es-
calones de la escalera, la que finalmente se enrolla sobre sí
misma para conformar la célebre “doble hélice”.

“escalera” de ADN

—66—
JOËL DE ROSNAY QUÉ ES LA VIDA

Esa estructura confiere a la molécula de ADN dos propie-


dades fundamentales:
—puede desdoblarse en sentido longitudinal para dar dos
cadenas complementarias. De esta manera se copia y el plano
de fabricación de cada organismo y se lo transmite de genera-
ción en generación;
—contiene las instrucciones que determinan el orden rigu-
roso de sucesión de los aminoácidos en las proteínas, así como
los sistemas de regulación que controlan la síntesis proteica
(menos o más proteínas. más rápido, más lento...).

Este es el original. La primera


propiedad fundamental del
ADN es la de formar copias
idénticas al dividirse en dos
gracias a las enzimas.

Los dos largueros se separan,


abriéndose como una crema-
llera.

—67—
JOËL DE ROSNAY QUÉ ES LA VIDA

Dada la enorme cantidad de


módulos de bases ATGC en el
ambiente, y puesto que cada
larguero conserva la sucesión
de las letras, los nuevos lar-
gueros que se reconstituyen
por acción de las enzimas con-
servan rigurosamente el
mismo orden de las letras del
código.

Dos copias terminadas. La se-


paración y el montaje se efec-
túan a una velocidad de 10 a
20 nucleótidos por segundo.

Lo que sucede en la realidad es que, por acción de las enzimas, la


doble hélice se desenrolla y se reconstituyen dos cadenas nuevas.
La molécula de ADN es el soporte químico de los genes.
Un gen es una secuencia de la molécula de ADN que contiene
las instrucciones necesarias para fabricar una proteína determi-

—68—
JOËL DE ROSNAY QUÉ ES LA VIDA

nada, Es un verdadero programa miniaturizado a ultranza, for-


mado por una sucesión de “letras” representadas por las cuatro
fichas A, T, G y C. A cada “letra” se la denomina base, y a cada
“ficha” con su zócalo, nucleótido.

LA MAQUINARIA CELULAR EN ACCIÓN

¿Cómo se transcribe el código genético y cómo se lo tra-


duce a nivel molecular? Para comprender este proceso, es ne-
cesario descifrar el código secreto de la vida, la clave de la tra-
ducción del lenguaje del ADN al lenguaje de las proteínas.
¿Cuál será la matriz de decodificación que mejor se adapte
a semejante traducción? ¿Cuál será la máquina traductora ca-
paz de realizar ese trabajo? ¿Qué diccionario conviene utilizar?
En verdad, la sucesión de las cuatro bases a lo largo de la
doble hélice del ADN permite crear ese código. Pero con sólo
cuatro letras (ATGC) apenas se puede indicar la posición de
otros tantos aminoácidos en una cadena proteica. Agrupando
las letras del código genético de a dos, se obtienen 16 combi-
naciones (4 × 4), pero si se las agrupa de a tres, existen 64 com-
binaciones (4 × 4 × 4). Número por demás suficiente para todos
los aminoácidos y los “signos de puntuación” del mensaje ge-
nético.
Estos grupos de tres letras se denominan “tripletes” o “co-
dones”. Cada codón indica el lugar de un aminoácido en la se-
cuencia que constituye una proteína.

Los investigadores han logrado descifrar el código genético


en su totalidad. Sorpresa: es el mismo para todos los seres vi-
vos, del microbio al hombre. Esta es la tabla completa:

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JOËL DE ROSNAY QUÉ ES LA VIDA

1ª posición 2a posición 3a posición


T C A G
PHE SER TYR CYS T
PHE SER TYR CYS C
LEU SER STOP STOP A
LEU SER STOP G
LEU PRO HIS ARG T
LEU PRO HIS ARG G
LEU PRO GLU ARG A
LEU PRO GLU ARG G
ILE THR ASP SER T
ILE THR ASP SER C
ILE. THR LYS ARG A
MET THR LYS ARG G
VAL ALA ASP GLY T
VAL ALA ASP GLY C
VAL ALA GLU GLY A
_VAL_ ALA _GLU_ GLY G
Se ve que la “cifra” correspondiente al aminoácido histi-
dina (HIS), por ejemplo, es CAT y CAC. La de la metionina
(MET) es ATG. Algunos aminoácidos tienen varios codones.
Se dice entonces que el código es “redundante”. Un mecanismo
de seguridad más en la evolución de las especies.
Este código universal permite la transcripción y la traduc-
ción del lenguaje del ADN al de las proteínas. Pero para reali-
zar estas operaciones tan delicadas se requiere una “máquina
molecular” similar a la que se muestra en la figura siguiente:
La célula utiliza una maquinaria análoga, basada en tres
elementos esenciales: una máquina que copia el ADN, otra que
traduce el mensaje al lenguaje de las proteínas y un adaptador-
descifrador.
La máquina copiadora es una enzima, la ARN-polimerasa.
Las copias son otra forma de ácido nucleico, el ARN (ácido
ribonucleico), que difiere del ADN en tres aspectos principa-
les: lo conforma un solo larguero de la escalera (un solo fila-

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JOËL DE ROSNAY QUÉ ES LA VIDA

mento); el zócalo (azúcar) es de ribosa (en lugar de la desoxi-


rribosa) y el lugar de la letra T (timina) es ocupada por la U
(uracilo), que no obstante se combina con A.

La máquina traductora se llama ribosoma. Está conformado


por cadenas de ARN y proteicas y es unas cinco veces más
grande y cien veces más pesado que una proteína. Hay unos
diez mil ribosomas en una bacteria y probablemente más de
cincuenta mil en la célula animal. Las “máquinas traductoras-
ribosomas” trabajan en cadena, leen sucesivamente el mensaje
transportado por el ARN mensajero y fabrican su proteína,
aminoácido por aminoácido.

El adaptador-descifrador es el alma de la máquina traduc-


tora. Se llama ARN de transferencia y su función es asegurar
que cada aminoácido ocupe su lugar en la proteína en creci-
miento. Es una suerte de diccionario bilingüe entre el ARN y
la proteína. Uno de sus extremos posee un “descifrador” en
contacto directo con el ARN mensajero (se lo llama anticodón)

—71—
JOËL DE ROSNAY QUÉ ES LA VIDA

y un “adaptador” ligado al aminoácido específico, determinado


por el codón de ARN.
Existen en la célula tantas familias de ARN de transferencia
como codones para cada aminoácido. Para que éstos puedan
acoplarse entre sí, es necesario “activarlos” y colocarlos en la
distancia correspondiente. Esta colocación “micrométrica” se
realiza gracias al reconocimiento del codón por el anticodón.
Así, ningún aminoácido puede ocupar el lugar de otro.

El ribosoma asegura la mecánica del conjunto. Coloca al


ARN mensajero en posición, deja lugar al ARN de transferen-
cia, sirve de matriz para hacer crecer la proteína en construc-
ción, hace avanzar las moléculas mediante un mecanismo de
“cremallera” como el que hace avanzar la película delante del
lente de proyección y recibe la energía necesaria para el fun-
cionamiento de toda la maquinaria.
En la figura se ve la síntesis completa de una proteína sobre
el ribosoma. Cada ARN de transferencia se fija momentánea-
mente sobre el ribosoma y a continuación deja su lugar al si-
guiente. En ese lapso, el ribosoma recorre el ARN mensajero y
“lee” el mensaje de éste. Basta cambiar el orden de los codones
sobre el ARN mensajero para fabricar otra proteína, que sería
el “anagrama” de la primera (ENTROPÍA en lugar de PRO-
TEÍNA).

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JOËL DE ROSNAY QUÉ ES LA VIDA

Para comprender mejor este mecanismo fundamental, ima-


gine el lector una “fábrica” de proteínas.
El núcleo de la célula es la oficina de producción. Allí están
los planos de montaje de las distintas clases de proteínas que
fabrica la empresa (la célula). El ensamblado de las proteínas
se realiza en máquinas semiautomáticas programadas, los ribo-
somas. He aquí cómo se desarrolla el proceso. A pedido de la
fábrica, se buscan los planos correspondientes a un tipo parti-
cular de proteína en los estantes (genes estructurales). Esos pla-
nos tienen la forma de cintas perforadas (ADN). Los planos
originales nunca salen de la oficina de producción, porque si se
deterioraran en la planta, al cabo de las sucesivas manipulacio-
nes, sería imposible reemplazarlos. Entonces la malformación
sería transmitida indefinidamente a las proteínas fabricadas por

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JOËL DE ROSNAY QUÉ ES LA VIDA

la empresa. Se realizan copias de esos planos con una forma de


fácil manejo (ARN mensajero). Las copias salen a la planta por
un tubo neumático.

Las distintas instrucciones contenidas en las cintas perfora-


das sirven para programar las máquinas-ribosomas donde se
ensamblan las proteínas. Estas están compuestas por veinte
piezas diferentes (los veinte aminoácidos). Las piezas se en-
cuentran en el depósito de la fábrica. Cada empleado del depó-
sito es el encargado de una pieza en particular, que debe buscar
en los estantes y llevar a los ribosomas. Estos empleados son
los ARN de transferencia. Las piezas entran en la máquina una
por una. El ensamblado de las piezas da lugar a las distintas
proteínas, de acuerdo con el programa de la máquina.
Las investigaciones realizadas en los últimos años revelan
una serie de variantes en estos mecanismos de transcripción y
traducción. En los virus y en las células superiores, la informa-
ción biológica es “leída” de distintas maneras.
Ciertos virus pequeños, como el de la hepatitis B, han “des-
cubierto” una manera particularmente económica de codificar
mayor cantidad de información en su material genético: la in-
formación llevada por el ADN no es leída codón por codón

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JOËL DE ROSNAY QUÉ ES LA VIDA

para producir el ARN mensajero, sino letra por letra. Esto per-
mite codificar una cantidad de información tres veces mayor
en el ADN y, por consiguiente, fabricar tres proteínas en lugar
de una sola en condiciones normales. El mecanismo es senci-
llo: la máquina copiadora (ARN polimerasa) comienza a copiar
en distintos puntos del ADN. De ahí resultan muchos ARN
mensajeros distintos, a partir del mismo código genético lle-
vado por el ADN.

En las células superiores existe una organización particular


de los genes, cuyo descubrimiento constituye uno de los avan-
ces más importantes de la biología molecular y la genética en
los últimos años. Son los genes “en mosaico”.
En los organismos inferiores, como las bacterias, los genes
son contiguos. Un gen produce una copia de ARN mensajero
de la misma longitud. En cambio, en las células de los organis-
mos superiores (llamadas eucariontes), las secuencias codifica-
das están separadas por zonas no traducidas. A fin de distin-
guirlas, las zonas codificadas para producir proteínas se deno-
minan “exones” y las no traducidas “intrones”.

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JOËL DE ROSNAY QUÉ ES LA VIDA

Esta separación de genes es de gran importancia porque


permite la recombinación de los distintos fragmentos entre sí,
lo que redunda en una mayor variedad de productos fabricados
por los genes. Sobre la base de esta propiedad de los genes, el
biólogo Susumu Tonegawa, premio Nobel 1987, demostró
cómo las células encargadas de la defensa inmunitaria del or-
ganismo (los linfocitos B) fabrican cientos de millones de an-
ticuerpos distintos a partir de solamente cuatrocientos segmen-
tos de ADN capaces de recombinarse entre ellos.

LA AUTORREGULACIÓN: LA ADMINISTRACIÓN DE
LAS CÉLULAS

La vida se mantiene y se propaga pero ¿cómo se regula a si


misma? Después de lo que acabamos de ver, parece que ese
control se ejerce por medio de enzimas especializadas. ¿Pero
qué parte de la célula “decide” fabricar tal enzima y detener la
síntesis de tal otra? Las respuestas a estas preguntas se encuen-
tran en los trabajos sobre regulación celular de los tres premios
Nobel de medicina y fisiología 1965: los profesores A. Lwoff.
J. Monod y F. Jacob, del Institut Pasteur.
¿Cómo se autoadministran los organismos vivos? En térmi-
nos más generales, ¿cómo se maneja una máquina a sí misma?
Este es el objeto de una ciencia joven, la cibernética.

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JOËL DE ROSNAY QUÉ ES LA VIDA

Las reglas del “gobierno” celular

Un día del otoño boreal de 1787, en Albion Mills, fábrica


en construcción en el norte de Inglaterra, James Watt y
Matthew Boulton, precursores de la máquina de vapor, instalan
un prototipo destinado a destronar la de Newcomen. El pro-
blema fundamental que se les plantea es cómo regular la velo-
cidad de la máquina, que se desboca como un caballo asustado.
¿Cómo someterla a la voluntad del hombre? En efecto, sería
absurdo asignar a cada máquina —como se hacía en la época—
un joven aprendiz, la mirada fija en el volante de inercia y la
mano sobre el grifo, cual prótesis de carne en medio del acero.
Watt y Boulton adaptan a la máquina de vapor un invento de
Thomas Mead aplicado a los molinos de viento. Unas bolas
metálicas accionadas por una polea acoplada al eje del motor
se separan cada vez que éste gira con excesiva rapidez. El mo-
vimiento de las bolas es transmitido a un vástago que cierra la
entrada del vapor. La velocidad de rotación del motor dismi-
nuye, las bolas vuelven a caer, lo que a su vez abre la entrada
del vapor y acelera el motor. Así se obtiene una velocidad cons-
tante de rotación en el tiempo. Así se inventó el regulador cen-
trífugo, llamado también “regulador de bolas”, que Watt y
Boulton bautizaron governor.
La raíz de la palabra governor es también la de “gobierno”
(kubernetes), que significa gobernalle o timonel. De kuberne-
tes viene la palabra “cibernética”, definida por Ampère (1811)
como “el arte de gobernar a los hombres”. Norbert Wiener rein-
ventó el término en su célebre libro Cybernetics (1945). Poste-
riormente, el francés Couffignal le dio el significado de “el arte
de asegurar la eficiencia de la acción”. Por primera vez, máqui-
nas complejas fabricadas por el hombre poseen la capacidad de
autorregulación, propiedad característica de los organismos vi-
vos. Son capaces de adecuar su velocidad a un objetivo prefi-
jado. Una escasa cantidad de información reintroducida en la
máquina controla la liberación de cantidades importantes de
energía. La revolución industrial no se inició el día que el hom-

—77—
JOËL DE ROSNAY QUÉ ES LA VIDA

bre aprendió a liberar la energía fósil del carbón para transfor-


marla en vapor, sino a partir de que agregó a ello la regulación
del funcionamiento de las máquinas por medio del suministro
juicioso de la información. Así, la primera revolución indus-
trial es producto del matrimonio de la máquina con la energía
y la información.
Con frecuencia se confunde la cibernética con la tecnología
de los ordenadores electrónicos o la del “robot”. En realidad,
su campo de aplicación es mucho más extenso. La cibernética
afecta a la biología como a la sociología, a la economía tanto
como a la filosofía. Con ayuda de ejemplos descubriremos las
leyes generales de la cibernética para aplicarlas a la propiedad
de autorregulación de los organismos vivos a nivel molecular.
¿Cuáles son las diferencias principales entre una máquina
automática de mando rígido y un servomecanismo?17
Un buen ejemplo de máquina automática de mando rígido
es el de los célebres autómatas de Vaucanson, construidos en
el siglo XVIII. Esos mecanismos ingeniosos (el flautista, el
pato que come) constaban de un sistema de relojería que trans-
mitía movimientos a las piezas articuladas por medio de un
juego de levas.
Un sistema de semáforos controlados por una caja de con-
tactos eléctricos o una cinta transportadora en la línea de mon-
taje de motores de automóvil son ejemplos de sistemas auto-
máticos de mando rígido.
Las máquinas automáticas realizan procesos preparados de
antemano. Su programa (árbol de levas, tarjetas perforadas,
discos, cintas magnéticas, el rollo de la caja de música, etcé-
tera) debe ser tanto más preciso y, por consiguiente, requerir
mayor cantidad de información al principio, cuanto más com-
pleja es la tarea a realizar. El ciclo de operaciones efectuado se
repite una y otra vez, siempre idéntico a sí mismo. Por consi-
guiente, se puede decir que la libertad del sistema es nula: no

17Un servomecanismo es capaz de modificar su conducía por sí mismo en fun-


ción de la información que recibe del medio.

—78—
JOËL DE ROSNAY QUÉ ES LA VIDA

se puede adaptar a las modificaciones del ambiente.18 ¿Cuáles


son las propiedades de los servomecanismos?
Un ejemplo es la cápsula espacial. Esta posee un disposi-
tivo de orientación que le permite acudir a una cita orbital en
el espacio. Además de la velocidad de puesta en órbita, la cáp-
sula se desplaza y orienta por medio de pequeños chorros de
gas. Un radar analiza la distancia que la separa de su objetivo.
Los datos son recibidos por el ordenador de a bordo, que com-
para la diferencia existente en un momento dado entre la dis-
tancia real y la distancia deseada, y enciende los cohetes de
orientación. Así, la cápsula se dirige “solita” al lugar preesta-
blecido.
El servomecanismo procede sucesivamente por prueba y
error, al tanteo. Así, varios servomecanismos idénticos podrían
seguir caminos diferentes, pero alcanzar el mismo objetivo. Su
evolución se puede modificar en función de circunstancias ex-
teriores, a las que se adaptan. Por consiguiente, no requieren
un programa detallado sino que basta indicar el objetivo sin
ambigüedades. Estos sistemas poseen cierta autonomía en la
realización de su tarea. La impresión que crean de poseer una
conducta “inteligente” se debe a una de sus propiedades funda-
mentales: la realimentación o feedback, una ingeniosa aplica-
ción técnica que consiste en volver a inyectar en la máquina el
resultado de experiencias anteriores.
Cuando una máquina realiza ciertas operaciones de acuerdo
con un orden lógico, la causa siempre precede al efecto, nunca
lo sigue. Así, en una máquina automática, la introducción del
programa (1) y la puesta en marcha del motor (causa) (2) pre-
ceden la ejecución de las tareas (efectos) (3). Los pasos 1-2-3
se suceden en orden cronológico. Parece imposible que 3 pre-
ceda a 1 o 2.
La cibernética altera los hábitos de pensamiento al invertir
el orden cronológico de los fenómenos y al estudiar los siste-
mas en los cuales existe una relación recíproca entre efectos y

18Por ejemplo, cuando se produce un embotellamiento de tráfico en una es-


quina, los semáforos siguen pasando del rojo al verde y viceversa.

—79—
JOËL DE ROSNAY QUÉ ES LA VIDA

causas. Esta relación se llama de realimentación. Para com-


prenderla, recurriremos a un sistema autorregulador muy sen-
cillo: un tanque en el cual el nivel de agua se mantiene cons-
tante por medio de un flotador conectado al grifo de entrada.
He aquí la sucesión cronológica de los acontecimientos:
Apertura del grifo de entrada de agua (1). El tanque se llena
(2). Sube el nivel del agua (3). El dotador se eleva, y arrastra la
compuerta que detiene la entrada de agua (4). Por medio del
flotador y el brazo articulado, el efecto (nivel del agua) ha re-
lacionado sobre la causa (el caudal del grifo) para modifi-
carla.19
Para comprender mejor el circuito general de la realimen-
tación, se ha utilizado un sistema inicialmente en reposo. Pero
se comprende fácilmente que, una vez en marcha, el sistema
puede funcionar indefinidamente, siempre que cuente con la
energía necesaria (en este caso, la entrada de agua). En efecto,
la salida de agua hace descender el nivel, entonces baja el li-
mador y se abre la compuerta del grifo; el nivel vuelve a subir,
y así sucesivamente.

19 Se trata de una retroacción negativa en la que el efecto tiende a actuar sobre


la causa para atenuarla; podríamos tomar un gran número de ejemplos -desde
el termostato a la válvula de escape de las máquinas de vapor- porque el diseño
básico es idéntico.

—80—
JOËL DE ROSNAY QUÉ ES LA VIDA

Este sistema de autorregulación tiende a mantener un valor


constante.20 Introduce un elemento estabilizador en el sistema:
sin el flotador, el tanque se desbordaría. El mecanismo autorre-
gulado oscila constantemente en torno de una posición de equi-
librio estable, por medio de pequeñas correcciones que lo re-
ajustan. La analogía con los organismos vivos es asombrosa.
No obstante, el mecanismo de realimentación puede ser un
dispositivo menos primitivo que el flotador y el grifo del ejem-
plo anterior. En efecto, lo que circula aquí es una información,
una señal capaz de iniciar una acción. Esta información puede
ser transmitida tanto por un cable eléctrico como por una onda
electromagnética, un sonido, un tubo o por moléculas que ac-
túan como señales en el interior de la célula. Esta es la base de
la cibernética molecular.

Las redes de comunicación moleculares

El metabolismo —verdadera “microindustria” celular— se


realiza por medio de enzimas. Estas trabajan “en cadena” para
fabricar las sustancias químicas que la célula requiere perma-
nentemente, llamadas metabolitos. Cuando la concentración de

20El nivel de la pileta o la temperatura del ambiente en un sistema regulado


por termostato.

—81—
JOËL DE ROSNAY QUÉ ES LA VIDA

esas moléculas alcanza un nivel óptimo, debe entrar en funcio-


namiento un mecanismo capaz de bloquear su producción. En
otras palabras, la producción debe detenerse antes de que la
oferta supere la demanda y ponga en marcha el proceso contra-
rio.
El diseño de este dispositivo celular autorregulado es idén-
tico al del tanque, porque las leyes que rigen los sistemas de
realimentación son las mismas.
Los genes estructurales del ADN (1) transmiten, por medio
del ARN mensajero, las instrucciones necesarias para la fabri-
cación de enzimas. Estas, trabajando en cadena (2), producen
las moléculas esenciales para la vida celular: los metabolitos.
Aumenta la concentración de metabolitos en la célula (3). Los
metabolitos pueden bloquear directamente la cadena de mon-
taje que los fabrica (4) o bien poner en funcionamiento un sis-
tema de regulación química que “cierra” el “interruptor” de los
genes estructurales de ADN y bloquea así la síntesis de enzi-
mas (5). Los productos de la fábrica química celular han dete-
nido su propia fabricación.

Esta figura es una simplificación de la de los profesores


Monod y Jacob sobre la regulación celular. Al “interruptor” del
ADN se lo llama operador: controla los genes estructurales. El
operador depende de un represor, molécula grande, sintetizada

—82—
JOËL DE ROSNAY QUÉ ES LA VIDA

por orden de un gen regulador. Este represor “detecta” la pre-


sencia o ausencia de metabolitos en la célula y bloquea o des-
bloquea el operador.
En realidad, este proceso no se detiene jamás (salvo con la
muerte). Cuando disminuye la concentración de metabolitos de
cierto tipo, el sistema de regulación química reabre el “inte-
rruptor” que rige, en el ADN, el “flujo” de informaciones ne-
cesarias para la fabricación de tal o cual enzima. Así, sólo se
fabrican las enzimas capaces de ensamblar el tipo particular de
moléculas que se requieren.
Es así como la célula adapta permanentemente su produc-
ción a sus necesidades. Como todo ser viviente o asociación de
seres vivientes, la célula es un sistema complejo formado por
circuitos de realimentación acoplados unos con otros: todo re-
alimenta todo. Así, la célula se dirige a sí misma.
En 1932, el biólogo norteamericano Walter Cannon dio un
nombre a esta propiedad global, característica de los sistemas
complejos: “homeostasis” (del griego homeas = mismo, y sta-
sis = permanecer). La homeostasis permite mantener constan-
tes uno o varios valores esenciales de la vida del organismo
(como el nivel de calcio o glucosa en la sangre). Ya en 1865,
Claude Bernard había señalado que “la constancia del medio
interno es la condición esencial para una vida libre”.
La célula viva, el organismo vivo, son sistemas complejos
dotados de autonomía en el empleo de la energía y la informa-
ción, gracias sobre todo a la propiedad de la homeostasis. Esta
es la que permite la integración de los elementos constituyentes
de los seres vivos: una densa red de comunicación que asegura
la coherencia de las estructuras y las funciones. Las moléculas
se comunican entre sí dentro de la célula. Son las portadoras de
la información. En muchos casos, esta información no es otra
cosa que su propia forma, la que es reconocida por receptores
(por ejemplo, las proteínas) que llevan “grabada” la marca de
la molécula-señal. Esto provoca una acción, por un mecanismo
análogo al reconocimiento de una llave por una cerradura. Y
tanto el número de llaves posibles como el de cerraduras co-
rrespondientes es infinito...

—83—
JOËL DE ROSNAY QUÉ ES LA VIDA

Las células también se comunican entre sí por medio de


esas moléculas-señales. Por ejemplo, en un tejido vivo (como
la piel), aseguran el “control de la natalidad”. Las células sólo
se multiplican para cerrar un corte o una herida. Es el proceso
de cicatrización. Más adelante (página 171) se verá que la cé-
lula cancerosa es sorda a las señales de regulación que le en-
vían las otras células del organismo.
A escala del organismo entero, estas redes de comunicación
molecular, celular e intercelular se integran para permitir que
el ser vivo se introduzca en su medio y se desarrolle. El desa-
rrollo armonioso del embrión a partir de un huevo fecundado,
la transmisión de informaciones entre los órganos del cuerpo
por medio del sistema nervioso o las hormonas, la defensa del
organismo contra los microbios gracias a los glóbulos blancos
y los anticuerpos, son otras tantas funciones esenciales de la
vida basadas en la comunicación molecular y celular. En el

—84—
JOËL DE ROSNAY QUÉ ES LA VIDA

hombre, los sistemas nervioso, hormonal e inmunitario consti-


tuyen tres redes de comunicación interconectadas que se “in-
forman” mutuamente. Su desconexión, provocada por cambios
bruscos en el ambiente o por un shock psicológico puede dar
lugar a enfermedades graves.
Estas redes de comunicación vinculan entre sí las funciones
de autoconservación y autorregulación, cumplen un papel inte-
grador sin el cual la vida sería imposible.
Al cabo de esta primera parte —¿Qué es la vida?— es po-
sible intentar un “identikit” de los primeros organismos vivos,
cuya historia se habrá de investigar. Sus principales caracterís-
ticas habrían sido las siguientes:
—Forma general de una gota pequeña de citoplasma, de al-
gunas micras, rodeada por una membrana y constituida en gran
parte por proteínas y ácidos nucleicos.
-Composición química elemental a base de carbono, hidró-
geno, oxígeno y nitrógeno (90 por ciento de la materia viva).
—Funciones fundamentales de autoconservación, autorre-
producción y autorregulación vinculadas entre sí por una red
de comunicación.
Pero esta primera parte deja planteada una serie de interro-
gantes que hacen a problemas clave de la biología contempo-
ránea:
¿Cómo se constituyó la estructura celular característica de
los seres vivos?
¿Cómo se generó la “pequeña corriente eléctrica” que hace
marchar la maquinaria de la vida?
¿Cómo adquirieron los genes del ADN la información que
se encierra en ellos?
¿Cómo se estructuró el “regulador” que le permite a la cé-
lula mantener su “nivel de vida”?

—85—
Segunda parte

¿DE DÓNDE VIENE LA VIDA?


JOËL DE ROSNAY QUÉ ES LA VIDA

I. LOS NUEVOS ENFOQUES SOBRE EL


ORIGEN DE LA VIDA

OPARIN Y TEILHARD: LOS PRECURSORES

Después de los trabajos de Pasteur y Darwin, se hacía cada


vez más difícil concebir la génesis de los seres vivos sin pensar
en un desarrollo evolutivo de la materia.
Durante los decenios de 1920 y 1930, publicaciones de las
más diversas disciplinas científicas formularon una gran canti-
dad de hipótesis fecundas y abrieron nuevos caminos para la
investigación. Por primera vez se pensó en extender el con-
cepto de evolución a la materia inanimada; reunir en una vasta
síntesis la cantidad de elementos que permitiera unificar nues-
tra representación del Universo y a la vez tender un puente en-
tre el mundo físico y el biológico... Se buscaba, en fin, una sín-
tesis que situara el problema del origen de la vida, en su totali-
dad, en un contexto evolutivo.
Los autores de esa síntesis fueron el bioquímico soviético
A. I. Oparin, quien publicó sus ideas por primera vez en 1924,
y el paleontólogo francés P. Teilhard de Chardin, cuyos traba-
jos fueron compilados y publicados a partir de 1955.21 Estos
dos autores permitirán visualizar el problema del origen de la
vida bajo sus aspectos teórico y experimental.
Teilhard de Chardin sostiene que la materia del Universo
está organizada en una larga cadena de complejidad creciente.
La cadena comienza en las partículas elementales, sigue con
los átomos, las moléculas, las células y los organismos indivi-
duales; se extiende finalmente a los agrupamientos complejos
constituidos por las sociedades humanas. En cada nivel de

21Teilhard de Chardin empezó a elaborar sus hipótesis esenciales en 1916 (La


vie cosmique) y las formuló entre 1938 y 1950.

—87—
JOËL DE ROSNAY QUÉ ES LA VIDA

complejidad se encuentran los elementos constructivos a partir


de los cuales se forma el siguiente, más complejo.
Aparentemente, Teilhard de Chardin fue uno de los prime-
ros en subrayar que esta clasificación por orden de complejidad
creciente correspondía también a una clasificación cronoló-
gica. De acuerdo con este enfoque, para comprender la vida en
su estadio inicial es necesario observarla “en relación con lo
que la precede más que en relación con lo que la sigue”.
Tomada en .sentido descendente, la célula se descompone,
cualitativa y cuantitativamente, en el mundo de las construcciones
químicas. Prolongada hacia atrás, converge visiblemente hacia la
Molécula. [...] Las megamoléculas llevan probablemente en sí
mismas el rastro de una larga historia. En efecto, ¿cómo se puede
concebir que hayan podido, a semejanza de los corpúsculos más
simples, edificarse bruscamente y permanecer así de una vez por
todas? Su complejidad y su inestabilidad sugieren más bien, como
sucede con la vida, un prolongado proceso acumulativo, desarro-
llado por sucesivos acrecentamientos a lo largo de una serie de
generaciones. |...| Así se profundiza a nuestras espaldas ese abismo
del Pasado que una invencible debilidad intelectual nos llevaría a
comprimir en un lapso de Duración siempre más pequeño, mien-
tras la Ciencia, con sus análisis, nos obliga a extenderlo cada vez
más.22
¿Cómo se puede concebir la complejidad? Un sistema es
tanto más complejo cuanto mayor es el número de sus elemen-
tos, estrecha y recíprocamente ligados. En este sentido, un ce-
rebro humano, integrado por muchos miles de millones de cé-
lulas interconectadas (las neuronas) es más complejo que una
bacteria, sencilla célula aislada; una macromolécula de pro-
teína —por ejemplo, la hemoglobina— es más compleja que
uno de los aminoácidos que la componen. El número y la di-
versidad de los vínculos que integran las distintas partes cons-
tituyentes del todo son más importantes incluso que el solo nú-
mero de elementos constitutivos. Se puede decir que en los sis-
temas complejos, el todo es más que la suma de sus partes.23

22 P. Teilhard de Chardin. le Phénomene humam. Seuil. págs. 81-87.


23 Lo cual se expresa en el hecho de que aun conociendo las propiedades de las

—88—
JOËL DE ROSNAY QUÉ ES LA VIDA

LOS NUEVOS ENFOQUES SOBRE EL ORIGEN DE LA


VIDA

2000 nacimiento
2 cm _ _
años de Cristo

hombres de
100 000
1m Neandertha
años
l

10 1 millón primeros
m de años hombres

100
1 reptiles
millones
km gigantes
de años

medusas y
mil
10 corales en
millones
km los
de años
océanos

tres mil primeras


30
millones formas de
km
de años vida

partes y las leyes de su interacción, es imposible predecir las propiedades de la


totalidad integrada.

—89—
JOËL DE ROSNAY QUÉ ES LA VIDA

cinco
50 mil formación
km miñones de la Tierra
de artos

diez mil formación


100
millones del
km
de años universo

La complejidad biológica es organización en las tres di-


mensiones del espacio y organización en el tiempo. El tiempo
acumulado desde el origen representa toda la duración de la
evolución.
¿Cómo se puede representar semejante lapso? Recurrire-
mos a un artificio de transformar el tiempo en espacio. Tome-
mos una bola de hilo, atemos uno de sus extremos a una estaca
(que representa el presente) y desenrollemos poco a poco la
pelota hacia el pasado (es decir, alejándonos de la estaca). Con-
vengamos que cada vez que soltamos un centímetro de hilo,
retrocedemos aproximadamente mil años. Se advierte un vacío
inmenso desde la formación de la Tierra hasta la aparición de
las primeras células vivas. ¿Qué ha sucedido?
He aquí algunos puntos de referencia: a 2 centímetros (2000
años) se produce el nacimiento de Cristo. Se necesitan 10 me-
tros de hilo (un millón de años) para asistir a la aparición de los
primeros hombres. Para llegar a la aparición de las primeras
células vivas, habrá que alejarse 30 kilómetros (tres mil millo-
nes de años) de la estaca. Por último, después de recorrer un
largo camino, tenemos un hilo de 50 kilómetros de longitud: es
el tiempo transcurrido desde la formación del planeta. (En
efecto, se estima que la edad de la Tierra es de 4,5 a 5 mil mi-
llones de años.)
Las hipótesis del bioquímico soviético A. I. Oparin echan
nueva luz sobre este larguísimo período de la “previda”. La

—90—
JOËL DE ROSNAY QUÉ ES LA VIDA

pregunta que él se planteaba se puede formular así: ¿Cómo co-


menzó la vida, ya que sólo puede provenir de un ser vivo? Los
partidarios del origen evolutivo de la vida a partir de la materia
inerte se encontraron encerrados en una serie de “círculos vi-
ciosos”, que recuerdan de alguna manera la célebre paradoja
del huevo y la gallina: se sabe que la gallina sale del huevo y
éste de aquélla. ¿Cuál de los dos apareció primero? Si fue el
huevo, ¿quién lo puso? Si fue la gallina, ¿de dónde salió? Estos
son algunos ejemplos de círculos viciosos:
—Los compuestos orgánicos esenciales de la vida -azúca-
res, grasas, proteínas y ácidos nucleicos— son fabricados hoy
exclusivamente por los seres vivos. ¿Cómo aparecieron en au-
sencia de éstos?
—Los animales (heterótrofos) no pueden vivir sin alimen-
tos fabricados por los vegetales (autótrofos). Pero estos orga-
nismos requieren un sistema de extracción de la energía solar
y un sistema complementario de utilización de esa energía.
Desde su origen debieron haber sido muy complejos, por lo
tanto muy improbables. Por otra parte, el agente esencial de la
fotosíntesis es la clorofila, fabricada exclusivamente por seres
vivos.
—Para sintetizar permanentemente las moléculas comple-
jas, base de la materia viva, se necesita energía. La fuente de
la energía utilizada por la vida —el ATP— es un producto de
los seres vivos; su fabricación en el interior de la célula exige
un mecanismo químico complejo.
—Las reacciones básicas de la vida, incluso en los organis-
mos más sencillos, son catalizados por enzimas. Estas reciben
información de los ácidos nucleicos, ¡construidos a su vez por
las enzimas! ¿Qué apareció primero?
La investigación había llegado a un impasse. El gran mérito
de Oparin fue la propuesta de un método para romper la mayo-
ría de los círculos viciosos, lo que allanó el camino hacia las
experiencias que se realizan en la actualidad. Publicó sus hipó-
tesis sobre el origen de la vida en I924,24 pocos años antes de

24 La obra más importante de Oparin, publicada en inglés en 1938 y luego en

—91—
JOËL DE ROSNAY QUÉ ES LA VIDA

que el biólogo inglés J. B. S. Haldane formulara las suyas. Sus


trabajos, independientes de los de Oparin, aparecieron en 1929.
El punto de partida de las dos teorías difiere apenas en algunos
detalles.
Según Oparin, las condiciones reinantes en la época de la
formación de la Tierra eran totalmente distintas de las que co-
nocemos hoy. La atmósfera primitiva del planeta no contenía
oxígeno, dióxido de carbono ni nitrógeno, sino una mezcla “in-
hóspita” de hidrógeno, metano, amoniaco y vapor de agua.
Bombardeada por la intensa radiación energética del Sol, la
mezcla habría dado lugar, según Oparin y Haldane, a la forma-
ción de una gran cantidad de moléculas orgánicas.
Esta hipótesis permitía superar el primer círculo vicioso: en
teoría, los compuestos orgánicos se podían formar en ausencia
de seres vivos. Estos compuestos orgánicos debieron de caer
en los océanos y acumularse durante largos períodos, constitu-
yendo así un verdadero “caldo de cultivo” para alimentar a los
primeros seres vivos. Con ello se rompían, en teoría, los círcu-
los viciosos relativos al origen de los autótrofos y la energía
biológica: los primeros organismos vivos fueron probable-
mente heterótrofos. Tomaban su energía de los combustibles
químicos presentes en el medio. Así, a la hipótesis autótrofa
(organismos complejos en un medio simple), Oparin y Haldane
oponen la teoría heterótrofa: la aparición (probable) de orga-
nismos sencillos en un medio complejo. Estos organismos sen-
cillos, pero completos, habrían sufrido durante millones de
años una “selección natural”, extrapolación lógica, al plano
inorgánico, de la teoría de Darwin. La única alternativa posible
para los primeros organismos era “ser o no ser”.
A la luz de estas hipótesis se puede intentar la descripción
del probable desarrollo de los fenómenos que condujeron a la

1957, apareció en francés bajo el título l‘Origine de la vie sur la Terre. Cabe
destacar el aporte de los investigadores franceses a la primera formulación de
las hipótesis de Oparin: D. Berthelot y D. Gaudechon (1910), P. Becquerel
(1924).

—92—
JOËL DE ROSNAY QUÉ ES LA VIDA

formación de las primeras moléculas orgánicas. Para ello será


necesario remontarse hasta el comienzo del mundo.

EN LAS ESTRELLAS: LOS LADRILLOS DE LA VIDA

Para muchas personas, el Universo es el espacio. Un espa-


cio infinito, salpicado de puntitos brillantes que son otros tan-
tos soles, y donde el pensamiento y la mirada se pierden en los
abismos profundos, angustiantes.
Ahora bien, el Universo es más que eso. El Universo es un
todo, un conjunto: energía, átomos, moléculas, estrellas, gala-
xias, la Tierra, los vientos, los mares, la vida, el pensamiento...
En él coexisten y se mezclan formas distribuidas sobre una es-
cala de complejidad creciente, paralela a nuestra representa-
ción de la historia del mundo. El Universo es también tiempo,
materializado en las construcciones cada vez más complejas de
la evolución.
Haciendo abstracción de las estructuras localizadas de la
vida, una primera mirada al Universo indica que su composi-
ción química es monótona en extremo: 99% de hidrógeno y
helio25 -los dos elementos5 más simples y livianos- y apenas
un uno por ciento de elementos más pesados.
¿Siempre ha sido semejante al que se observa hoy o, por el
contrario, ha evolucionado? Fuentes radioeléctricas y lumino-
sas muy intensas, situadas a miles de millones de años-luz, per-
miten observar el Universo en su juventud. Se las denomina
quasars (quasi stellar radiosources). Algunos cosmólogos sos-
tienen que ahí está la prueba de que el Universo primitivo era
mucho más denso que el actual. La disminución de esa densi-
dad indicaría que el Universo se expande: las galaxias se alejan
unas de otras a una velocidad relativa, para cada una de ellas,

25Los elementos son los tipos químicos de los átomos: existen noventa ele-
mentos naturales, desde el hidrógeno, el más liviano, hasta el uranio, el más
pesado.

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JOËL DE ROSNAY QUÉ ES LA VIDA

proporcional a su distancia recíproca. Por consiguiente, el Uni-


verso sería el resultado de la explosión de una masa de materia
superdensa, de la cual los quasars serían restos “fósiles”.
Otros cosmólogos sostienen que el Universo evoluciona cí-
clicamente, pasando por etapas sucesivas de expansión y con-
tracción. Otros, por fin, afirman que el Universo es estático: no
evoluciona, no tiene origen ni tendrá fin. Evidentemente, no se
pueden zanjar aquí estos problemas, que exigirán aún muchos
años de investigación, pero hoy parece claro que lo más anti-
guo en el Universo es también lo más simple. Puesto que no
puede haber vida sin moléculas, moléculas sin átomos y áto-
mos sin partículas elementales, ¿cómo se formaron aquéllos,
soporte de todo lo que existe?
Hay dos teorías contrapuestas sobre el origen de los ele-
mentos constitutivos del Universo. Una sostiene que los no-
venta elementos químicos naturales se formaron de una sola
vez en el interior de la bola superdensa cuya explosión produjo
el nacimiento del Universo. Para la otra, la materia original se
componía exclusivamente de hidrógeno (el elemento más sim-
ple), en tanto los demás átomos, más pesados, se forman per-
manentemente en las estrellas.
Una de las protoestrellas formada en el brazo de una de las
muchas galaxias dio lugar a nuestro Sistema Solar. Se estima
que el Sol y sus planetas nacieron de una de esas vastas nubes
de gas y polvo cósmico resultantes de la fragmentación interna
de las galaxias. Esta masa gaseosa se habría aglomerado y con-
traído al girar sobre sí misma a velocidad creciente, dando así
lugar al Sol y sus planetas. La parte gaseosa de la nube (hidró-
geno y helio) tuvo un comportamiento distinto del de la parte
sólida (polvo). En efecto, los dos gases livianos se escaparon
al espacio, no así las partículas rocosas y metálicas. Se cree que
los planetas se formaron por la aglomeración de estos polvos,
gracias probablemente a los materiales en estado líquido o vis-
coso que cumplieron la función de adhesivos.
Estos gérmenes crecieron paulatinamente al absorber los
aglomerados más pequeños que encontraban en su camino; así,

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JOËL DE ROSNAY QUÉ ES LA VIDA

esos guijarros se convirtieron finalmente en planetas. En el es-


pacio alrededor de la estrella sólo quedaron masas grandes, de-
masiado alejadas para unirse.26
A medida que aumentaba la masa de la tierra, las fuerzas
gravitatorias tendían a unir las partículas rocosas que la consti-
tuían. El resultado de ello fue un fuerte aumento de la tempe-
ratura; los materiales pesados en fusión descendieron hacia el
centro para formar el núcleo, mientras que los compuestos li-
vianos ascendieron hacia la corteza. Los volcanes lanzaron ha-
cia la superficie rocas fundidas que se solidificaron rápida-
mente. En ese proceso se habría formado una gran cantidad de
compuestos químicos.

Esto se debe a que las galaxias se formaron a partir de una


nube de composición sumamente homogénea —99% de hidró-
geno y helio— mientras que después de la formación del Sis-
tema Solar (sin duda del sistema planetario en general), la si-
tuación se invirtió. En efecto, al cabo de un proceso de “desna-
tado cósmico”, los materiales más raros del Universo (uno por

26 Los planetas más cercanos al Sol (Mercurio, Venus, Tierra, Marte) son pe-
queños y esencialmente rocosos (hierro y sílice), mientras que los más alejados
(Júpiter, Saturno, Urano. Neptuno) son más grandes y están conformados prin-
cipalmente por elementos livianos (hielo, hidrógeno, metano y amoníaco só-
lido).

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JOËL DE ROSNAY QUÉ ES LA VIDA

ciento) se concentraron en puntos localizados (los planetas) al-


rededor de una estrella central. El sistema Sol-Tierra ejercerá
una gran influencia sobre la velocidad de transformación de la
materia en compuestos de complejidad creciente. No sólo hay
una verdadera “reserva” de reactivos químicos (la Tierra) si-
tuada a la “distancia justa” de una poderosa fuente de energía
(el Sol), sino que este sistema abierto27 recibe permanente-
mente energía “fresca” que permitirá la aparición y “supervi-
vencia” de compuestos químicos complejos.28

Un químico que quiere efectuar una reacción generalmente


trabaja de la siguiente manera.
Primero debe proveerse de una fuente de energía suficiente
(pico de gas, calentador eléctrico, etcétera). También necesita
un aparato de síntesis química (reactor). Generalmente es un
balón de vidrio donde se concentran los reactivos que habrán
de recibir la energía y que luego recibirá los productos de la
reacción. El químico introduce los reactivos en el aparato y
provoca la reacción al someterlos al calor u otra forma de ener-
gía. La reacción se produce de acuerdo con las leyes de las

27Un sistema abierto intercambia continuamente energía o materia con su am-


biente. Por consiguiente no se le puede aplicar las leyes de la termodinámica
clásica, válidas para los sistemas aislados, sino las leyes de la termodinámica
de los sistemas irreversibles.
28Esta evolución nos parece única porque se trata de “nuestro” Sol y “nuestra”
Tierra. Probablemente es común a todo el Universo.

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JOËL DE ROSNAY QUÉ ES LA VIDA

combinaciones químicas. La última operación consiste en se-


parar los productos nuevos acumulados en el balón. El sistema
Sol-Tierra es análogo al balón del químico. Evidentemente, la
fuente de energía es el Sol. Las reacciones termonucleares que
se producen en el astro emiten una radiación intensa a todo el
espacio circundante: rayos ultravioletas, luminosos e infrarro-
jos.

Por su tamaño y su masa, la Tierra posee un campo gravi-


tatorio lo suficientemente poderoso para atraer y concentrar
moléculas gaseosas que de otro modo se dispersarían en el es-
pacio. Es, entonces, el “reactor”: una superficie rocosa limi-
tada, capaz de concentrar reactivos químicos en proximidad a
una fuente de energía y recoger los productos de una reacción
eventual.
Para explicar cómo se “llenó” el balón hay que remontarse
a la atmósfera primitiva de la Tierra. Y buscar los orígenes de
esa atmósfera en el protocolo y en el interior de la Tierra pri-
mitiva.
El Sol, como la mayoría de las estrellas, está rodeado de
una atmósfera estelar en la cual la temperatura es muy elevada,
pero inferior a la del propio astro.
En esa atmósfera, el hidrógeno, el oxígeno, el nitrógeno y
el carbono29 pueden formar moléculas sencillas y muy sólidas,

29Estos elementos son, con el helio, los que más abundan en las estrellas y muy
probablemente en todo el Universo. Cabe observar que son también (aparte del

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JOËL DE ROSNAY QUÉ ES LA VIDA

de dos átomos. Estas moléculas resultan de la asociación del


carbono consigo mismo o con cualquiera de los otros tres ele-
mentos.
Cuando las moléculas truncas se alejan de la estrella debido
a la agitación térmica o la presión de las radiaciones —lo que
debió de suceder durante la formación del sistema planetario-,
tienden a estabilizarse y volverse más complejas, pero menos
reactivas. ¿Cuáles fueron esas moléculas? Últimamente se ha
demostrado que, en un medio muy rico en hidrógeno y a una
temperatura relativamente baja, el carbono (C), el nitrógeno
(N) y el oxígeno (O) no pueden existir en estado libre y se los
halla siempre como compuestos hidrogenados. El carbono
unido a cuatro átomos de hidrógeno es una molécula de metano
(CH4). El nitrógeno con tres hidrógenos da amoníaco (NH3).
Un átomo de oxígeno con dos de hidrógeno forman una molé-
cula de agua (H2O). Estas moléculas son muy estables. A prin-
cipios de 1969, los radiotelescopios destacaron grandes nubes
de gas amoniacal, agua y formaldehído en ciertas regiones de
la galaxia.
Por otra parte, se cree que esos mismos gases pudieron sur-
gir del interior rocoso de la Tierra cuando ésta se recalentaba.30

metano amoníaco hidrógeno agua


Estos gases son de alguna manera los “antepasados” de la
materia orgánica y determinan su composición química. Estas

helio) los elementos fundamentales de la materia viva.


30A estos gases se unen probablemente el hidrógeno sulfurado (SH 2) y peque-
ñas cantidades de dióxido de carbono (CO 2).

—98—
JOËL DE ROSNAY QUÉ ES LA VIDA

moléculas livianas flotan en torno del planeta sin poder disper-


sarse y están sometidas directamente a las radiaciones solares.
¿Cuál fue la acción de la radiación solar sobre semejante
masa gaseosa? ¿Cómo fue el mecanismo de las primeras sínte-
sis orgánicas terrestres?
Se sabe que los enlaces químicos que unen los átomos entre
sí en la molécula encierran energía; ésta se libera, por ejemplo,
en las reacciones de combustión. Toda la química orgánica se
basa en la posibilidad de apertura o de cierre de esos enlaces
entre átomos. Esto es lo que permite el acoplamiento de trozos
de moléculas y la fabricación de una prodigiosa variedad de
cuerpos orgánicos. Ahora bien, la apertura y el cierre de los
enlaces químicos es esencialmente una cuestión de energía.
Las radiaciones solares (fotones energéticos) serán capaces de
romper los enlaces que unen el hidrógeno al carbono en el me-
tano, al nitrógeno en el amoníaco o al oxígeno en el agua. Cier-
tas moléculas orgánicas simples comienzan a formarse incluso
antes de que la Tierra se termine de consolidar. Esta hipótesis
ha sido confirmada recientemente por el estudio de los come-
tas, el análisis de los meteoritos y las observaciones del radio-
telescopio.
Estos “trozos” de molécula, llamados radicales libres, son
muy reactivos. Se recombinan con extraordinaria rapidez para
formar moléculas más pesadas y complejas. Estas nuevas mo-
léculas caen sobre la superficie de la Tierra, se acumulan y si-
guen reaccionando unas con otras.
Es probable que la radiación solar no haya sido la única
fuente de energía: los volcanes expulsaban a la alta atmósfera
materiales y gases muy calientes; relámpagos desgarraban sin
cesar la envoltura gaseosa del planeta, provocando en fraccio-
nes de segundo la síntesis de muchos compuestos orgánicos.
En esa época, el vapor de agua se condensaba en las capas su-
periores, más frías, de la atmósfera y caía a tierra en forma de
lluvia.
La energía de la radiación ultravioleta, la de los relámpagos
y la de los volcanes contribuyeron en gran medida a las prime-
ras síntesis orgánicas en la atmósfera primitiva de la Tierra.

—99—
JOËL DE ROSNAY QUÉ ES LA VIDA

Cualesquiera que fueran los cuerpos intermedios formados,


sólo se acumulaban sobre la Tierra los compuestos capaces de
perdurar.

Las primeras épocas de la Tierra

Durante millones de años, “cayeron del cielo” compuestos


que llamamos “orgánicos” porque hoy forman parte de los or-
ganismos vivos. En ese sentido eran sustancias apenas un poco
más complejas y menos antiguas que las demás combinaciones
químicas del Universo. En ese momento quedan determinadas
para siempre dos características de la vida: las bases de su com-
posición química —carbono, hidrógeno, oxígeno y nitró-
geno— y su fuente de energía permanente, el Sol.
¿Por qué no intentar una reconstrucción artificial, en el la-
boratorio, de las condiciones reinantes en la Tierra primigenia,
tal como las habían descrito Oparin y Haldane? ¡Qué tentación!
Es lo que hizo Stanley L. Miller, un químico de veinticinco
años.

—100—
JOËL DE ROSNAY QUÉ ES LA VIDA

¿SÍNTESIS DE LA VIDA EN EL LABORATORIO?

La experiencia de Miller representa un giro en el enfoque


experimental del problema del origen de la vida, porque ha lo-
grado recrear las condiciones de una “generación espontánea”
de moléculas orgánicas.
En la década de 1950, el joven estudiante Miller trabaja en
la Universidad de Chicago con la dirección de Harold C. Urey,
premio Nobel de química 1934. El maestro indaga en las diver-
sas teorías sobre la formación del Sistema Solar y particular-
mente la composición química del envoltorio gaseoso que de-
bía de rodear la Tierra primitiva. Los resultados de sus investi-
gaciones lo conducen exactamente a las mismas conclusiones
que había formulado Oparin veintiocho años antes. Urey dis-
cute sus ideas con Miller durante los “seminarios”.
A Miller se le ocurre la idea, sencilla y a la vez muy audaz,
de simular en un balón de vidrio la atmósfera primitiva de la
Tierra y bombardearla con descargas eléctricas que representa-
rían los relámpagos de las violentas tormentas primigenias. Le
interesa “ver” qué saldrá de ese experimento.
El experimento era audaz porque a partir de la mezcla de
los cuatro gases sugeridos por Oparin es posible formar, en teo-
ría, una cantidad tan grande de productos químicos diversos,
que su análisis amedrentaría al químico más obstinado. Al pa-
recer, Miller era muy consciente de que se exponía a las críticas
de sus colegas; por eso montó el aparato y realizó el experi-
mento a escondidas.
En un receptáculo en el que había hecho el vacío, Miller
introduce metano, amoníaco e hidrógeno. Calienta el agua del
balón hasta el punto de ebullición (1). Se producen calor y va-
por de agua; los gases circulan en el sentido que indican las
flechas (“atmósfera primitiva”) (2). La mezcla se introduce en
un balón grande, donde es sometida durante una semana a una
chispa producida por descargas eléctricas de 60.000 voltios
(los “relámpagos”) (3). El vapor de agua se enfría y se con-

—101—
JOËL DE ROSNAY QUÉ ES LA VIDA

densa en una cámara refrigerante (las “lluvias”) (4). Los com-


puestos formados se depositan en la parte del tubo que tiene
forma de U (“océanos”) (5).
Una semana después. Miller estudia el líquido contenido en
el aparato. El único cambio que se advierte a primera vista es
que el líquido, antes incoloro, se ha vuelto anaranjado. ¿Qué
podría contener? Miller lo analiza minuciosamente; con méto-
dos muy precisos, aísla los productos de la reacción; sorpren-
dido, descubre que ha sintetizado compuestos orgánicos, en
particular aminoácidos, a partir de los cuales se construyen las
proteínas, el material constituyente esencial de los seres vivos.
Queda demostrado, entonces, que se pueden formar com-
puestos orgánicos de enorme importancia —en este caso los
aminoácidos— en condiciones prebiológícas.
En 1953, aparece en la revista Science un artículo titulado
“Producción de aminoácidos en condiciones que hubieran sido
las de la Tierra primitiva”. Miller se hará célebre.
Es necesario dar a esa experiencia el lugar que le corres-
ponde. Se ha dicho que Miller ha logrado “casi” la síntesis de
la vida. O que por primera vez había logrado realizar la “muy
difícil” síntesis de la vida, o la no menos difícil síntesis de los
aminoácidos.31
¿Cuáles son las consecuencias principales de su experi-
mento?
Desde luego, Miller no fue el primer químico que sintetizó
aminoácidos. Pero su brillante experimento demostró que la
formación “espontánea” de moléculas (y de otros compuestos
orgánicos) en condiciones análogas a las que la Tierra primi-
tiva no sólo era posible sino probable. Verificó así la validez
del primer argumento sobre el cual Oparin basó su hipótesis y

31 Estas actitudes tienen que ver con ese antiguo sentimiento de culpa que ex-
perimente el hombre cada vez que le “roba” algo a la naturaleza. El químico F.
Wohler enfrentó los mismos prejuicios cuando realizó por primera vez (1828)
la síntesis de la urea. Hasta entonces se creía que esa sustancia orgánica sólo
podía ser fabricada por los seres vivos gracias a un “principio vital”.

—102—
JOËL DE ROSNAY QUÉ ES LA VIDA

con el cual revolucionó las ideas existentes sobre la aparición


de moléculas orgánicas complejas en ausencia de vida.

La síntesis de los componentes de la vida


La “causa primera” de la vida no es, como sostienen mu-
chos, la acción de la radiación ultravioleta sobre la atmósfera
primitiva de la Tierra. En efecto, es necesario explicar cómo se
formó esa atmósfera. E incluso remontarse más atrás en el
tiempo... La formación masiva de sustancias orgánicas en un
momento dado de la evolución cósmica no es sino un eslabón
de la cadena de causas y efectos que se remonta a mucho antes
de la formación de la primera atmósfera y se prolonga hasta
mucho después en un medio modificado por la aparición
misma de esos compuestos.
Al demostrar que se podían simular fácilmente en el labo-
ratorio las primeras épocas de la Tierra, Miller abrió el camino

—103—
JOËL DE ROSNAY QUÉ ES LA VIDA

de la reconstitución experimental de la evolución prebioló-


gica32 y se sentaron las bases de una disciplina científica nueva:
la química prebiológica o prebiótica. Desde el primer coloquio
internacional sobre el origen de la vida, realizado en 1957 en
Moscú, el número de equipos que trabajan sobre ese problema
ha crecido sin cesar. Como un amnésico que empieza a recu-
perar su pasado, el hombre comienza a aclarar esta “era olvi-
dada de lo subviviente” a la que debe la vida.
¿Cómo hacen los químicos para reconstruir en el laborato-
rio las diversas etapas de esta evolución molecular? Evidente-
mente, no es cuestión de esperar que las reacciones ocurran so-
las. Es necesario acelerarlas, tratar de contraer el enorme pe-
ríodo que empleó la naturaleza para pasar de los compuestos
químicos inertes de la Tierra primitiva a los primeros seres vi-
vos. La regla de oro para los químicos es: los compuestos in-
dispensables para la vida actual ya existían en el origen de la
vida. Toda molécula biológica, por compleja que fuera, debe
tener “antepasados” moleculares simples, compuestos de po-
cos átomos, como los gases de los primeros años de la Tierra.
¡No existe la menor diferencia entre los aminoácidos que apa-
recieron por primera vez hace cuatro mil quinientos millones
de años y los que se pueden adquirir hoy en cualquier comercio
de productos químicos! No se puede rehacer la evolución bio-
lógica, pero sí, en teoría, se puede hacer un “cortocircuito” a la
naturaleza, para recrear la evolución prebiológica.
El árbol de la evolución de la página 22 —cuyas raíces trun-
cas se aferran a duras penas a la materia no organizada es parte
de un haz que se prolonga hacia abajo, hasta el mundo atómico.
Los investigadores que a partir de 1953 siguieron el camino
abierto por Miller, trataron de ir más lejos, modificando las
condiciones operatorias y empleando métodos nuevos. Gracias
a los datos proporcionados por la astrofísica y la geología, pu-
dieron determinar con gran precisión las características quími-
cas del medio, así como las fuentes naturales de energía de la
Tierra primitiva.

32 Ciertos autores la llaman evolución molecular o evolución química.

—104—
JOËL DE ROSNAY QUÉ ES LA VIDA

El medio debía ser acuoso o alternativamente seco y hú-


medo; con una temperatura media de 150 grados; reductor (que
favorece las síntesis químicas) y rico en amoníaco. Las fuentes
de energía, aparte del Sol, podían ser las tormentas, los volca-
nes, la geotermia, las desintegraciones radiactivas. El objetivo
de los investigadores era reconstruir las tres etapas básicas del
origen de los sistemas vivos:
—la formación de las moléculas gigantes como las proteí-
nas y los ácidos nucleicos (polímeros);
—la formación de los sistemas autónomos que prefiguran
las primeras células.
El profesor Melvin Calvin, de la Universidad de California
en Berkeley, premio Nobel de química 1961, fue uno de los
primeros en usar el ciclotrón como fuente de energía (1951).
Quería simular la radiación ionizante provocada por la desin-
tegración de ciertos minerales radiactivos. En 1961, a fin de
seguir los átomos “individuales” en sus reacciones, Calvin pre-
paró una mezcla de gases “primitivos” en la que el carbono del
metano estaba “marcado” por la radiactividad. Al someter la
mezcla a un flujo de electrones impulsados a gran velocidad
por el ciclotrón, sintetizó aminoácidos, urea, ácidos grasos y
otros cuerpos orgánicos de gran importancia biológica.
Otras experiencias pasarían luego a la historia por sus re-
sultados inesperados y grávidos de consecuencias.
A partir de 1960, el doctor J. Oró, de la Universidad de
Houston, Texas, empieza a investigar las reacciones del ácido
cianhídrico con el amoníaco.33 Mezcla los dos gases en agua y
calienta la mezcla a 90 grados durante veinticuatro horas. Al
cabo de la experiencia descubre con sorpresa la presencia de
adenina, compuesto biológico esencial que se encuentra en los
ácidos nucleicos, el ATP y muchas otras moléculas de gran im-
portancia. Convencido de que se había equivocado en el análi-
sis de los productos de la reacción. Oró sólo repetirá el experi-
mento seis meses más tarde.

33 Se había descubierto la presencia de esos compuestos en los cometas.

—105—
JOËL DE ROSNAY QUÉ ES LA VIDA

La mayoría de las experiencias realizadas a continuación de


aquélla buscaron adenina y la hallaron. En 1963, al irradiar du-
rante una hora en el ciclotrón de Berkeley, una mezcla que si-
mulaba la atmósfera primitiva, el doctor C. Ponnamperuma, de
la división de exobiología de la NASA (trabajando en colabo-
ración con Calvin) obtuvo cantidades importantes de un com-
puesto volátil que resulta ser adenina. En otra serie de expe-
riencias obtuvo azúcares.
Las sucesivas experiencias parecían demostrar que los pri-
meros compuestos orgánicos que aparecían en la mezcla “pri-
mitiva” eran dos moléculas muy simples: ácido cianhídrico y
formaldehído (véase la figura de la página 115), y este último
aparecía cualquiera que fuera la naturaleza de la fuente de ener-
gía.
Los dos gases son conocidos. El ácido cianhídrico goza de
triste fama debido a que, a causa de su extrema toxicidad, se lo
emplea como gas asfixiante. El formaldehído disuelto en agua
(forinol) se utiliza para la conservación de órganos.
Estas dos moléculas son muy importantes. Debido a su gran
reactividad, probablemente fueron las intermediarias a partir de
las cuales se formaron las moléculas biológicas principales.
Para verificar esta hipótesis, Ponnamperuma sometió una
solución de ácido cianhídrico en agua a la acción de lámparas
ultravioletas durante una semana: obtuvo no sólo adenina sino
también guanina, otra de las cuatro “letras” del código genético
(véase la página 72) y urea.
Al repetir la misma operación con el formaldehído, Pon-
namperuma y Oró, trabajando cada uno por su cuenta, sinteti-
zaron en 1963 la ribosa y la desoxirribosa, los dos azúcares de
cinco átomos de carbono que entran en la composición de los
ácidos nucleicos y el ATP (véanse las páginas 72 y 77). La acu-
mulación de formaldehído conduce a la formación de un azúcar
de seis carbonos que conocemos bien: la glucosa.
Experiencias realizadas en 1958 y 1969 con fosfatos y po-
lifosfatos inorgánicos —producidos nuevamente por simula-
ción del ambiente primitivo— permitieron demostrar que la
producción de polímeros de interés biológico por reacciones de

—106—
JOËL DE ROSNAY QUÉ ES LA VIDA

condensación se podía realizar en solución acuosa y a tempe-


raturas compatibles con las de la vida actual.
Pero en 1978 y 1980 se realizaron los experimentos deter-
minantes en los que se demostró cómo se podía pasar de las
pequeñas moléculas precursoras (monómeros) a las moléculas
gigantes de la vida (polímeros). Noam Lahan, de la Universi-
dad Hebrea de Rehovot, Israel, y sus colaboradores produjeron
cadenas de aminoácidos (péptidos) de 20 a 30 unidades a partir
de glicina puesta en condiciones alternativamente secas y hú-
medas en presencia de arcilla. En circunstancias análogas, Les-
lie Orgel y R. Lohrman, del Salk Instituted en San Diego, ob-
tuvieron cadenas cortadas de ácidos nucleicos (oligonucleóti-
cos) de 30 a 40 unidades, capaces a su vez de acelerar la for-
mación de cadenas más largas. Estas experiencias demuestran
que se puede simular la evaporación, el secamiento y la rehi-
dratación de lagos o mares de la Tierra primitiva (medio seco
y cálido durante el día, húmedo y frío durante la noche). En
esas condiciones, la sucesión de ciclos regulares y la presencia
de arcilla para mantener las moléculas en su lugar) permiten la
formación de largas cadenas moleculares, las que prefiguran
las proteínas y los ácidos nucleicos de nuestras células.
Gracias a los trabajos de A. Katchalsky, L. E. Orgel, J. Oró,
C. Ponnamperuma, J. Rabinowitz, C. Sagan y G. Steinman, se
ha podido sintetizar por medios puramente abióticos la gran
mayoría de las moléculas esenciales de los organismos vivos,
incluidos los lípidos -grasas- de gran importancia en el origen
de la vida.34
Mientras los químicos fabricaban en sus laboratorios los
“ladrillos de la vida”, los astrofísicos descubrían atónitos (me-
diante la observación de cometas, el análisis de meteoritos y
las medidas tomadas con el radiotelescopio) que el Universo
estaba poblado de moléculas orgánicas más complejas de lo

34 Polipeptidos, bases nucleicas, polinucleólidos, azúcares, pigmentos, fosfa-


tos... M. W. West y C. Ponnamperuma recopilaron una bibliografía con más
de mil referencias (véase la bibliografía).

—107—
JOËL DE ROSNAY QUÉ ES LA VIDA

que cabía pensar. En el lapso de quince años pudieron identifi-


car casi setenta moléculas orgánicas en el espacio, compuestos
tan simples como el alcohol y el formaldehído y tan complejos
como el cianotiacetileno y un polímero del formaldehído lla-
mado polioximetileno (POM), detectado en marzo de 1976, en
el núcleo del cometa Halley, por la sonda espacial Giotto. La
prueba del origen extraterrestre de estas moléculas orgánicas
surgió en 1987, en el estudio de los aminoácidos hallados en el
meteorito de Murchison, que había caído en Australia hacía
dieciocho años. Los investigadores de Caltech y la Universidad
de Arizona demostraron que esos aminoácidos contenían isó-
topos de hidrógeno y nitrógeno, raros en la Tierra pero abun-
dantes en las nubes de polvo, interestelares. La formación de
biomoléculas (o por lo menos de algunos de sus componentes)
parece un fenómeno ampliamente extendido en el espacio in-
tersideral.

La figura muestra las reacciones importantes que se han


realizado en los laboratorios. Representa de alguna manera las
primeras ramas de ese “árbol de la evolución molecular” que

—108—
JOËL DE ROSNAY QUÉ ES LA VIDA

los químicos tratan de reconstruir y de empalmar con el árbol


de la evolución biológica.
En aras de la sencillez sólo se muestran los productos ini-
ciales y finales. Como se ve, estos últimos (los que perduran y
se acumulan) son en general resultado de la suma de formal-
dehído o ácido cianhídrico, reactivos intermedios. Para asegu-
rarse de ello basta contar el número de átomos de cinco molé-
culas de formaldehído —5 carbonos, 5 oxígenos y 10 hidróge-
nos— y el de una molécula de ribosa: son idénticos. Lo mismo
sucede con la adenina.
A fin de simplificar la figura no se han representado otros
componentes de la misma familia obtenidos en condiciones
prebiológicas, tales como otros azúcares, una veintena de ami-
noácidos y las bases guanina, timina, uracilo y citosina.
Tras esta somera descripción de estas experiencias tan im-
portantes, se impone una primera reflexión: si las únicas molé-
culas que se forman en cantidades notables son “justamente”
las de la vida (aminoácidos, adenina, azúcares), ¡ésta es tal vez
la prueba de que esas moléculas no tenían más que aparecer!
Esto es muy importante. Cuando en una reacción química se
establecen ciertas condiciones de antemano, las diversas cate-
gorías de productos que se pueden formar sólo varían dentro
de límites muy estrechos. Este era justamente el caso de la Tie-
rra primitiva, puesto que la composición de su atmósfera y la
naturaleza de sus fuentes de energía dependían de la sucesión
rigurosa de fenómenos anteriores. Por consiguiente, se puede
decir que en las condiciones dadas (las de la Tierra primitiva),
la probabilidad de que se formaran aminoácidos, adenina y
azúcares era muy elevada, mucho más de lo que cabía pensar
a priori.
Por otra parte, el medio en el que se acumulan esas molé-
culas no es estático: se modifica constantemente gracias al
aporte continuo de energía proveniente —en sus diversas for-
mas— del Sol. En esas condiciones, como señala el profesor
R. Buvet, las moléculas complejas (y, por consiguiente, termo-
dinámicas estables) pueden perdurar e incluso volverse más
complejas en ese medio dinámico que es la Tierra primitiva. La

—109—
JOËL DE ROSNAY QUÉ ES LA VIDA

adenina, por ejemplo, es una sustancia muy estable. Resiste


bien las radiaciones ultravioletas. Pero al absorber esa radia-
ción, tiene tendencia a reaccionar con otras moléculas y a des-
embarazarse de un exceso de energía que le quitaría estabili-
dad. Por consiguiente, bajo el efecto de las radiaciones, la ade-
nina tenderá a volverse más compleja.
Por lo tanto, sólo las moléculas capaces de perdurar y de
formar parte de combinaciones de orden más complejo tendrán
posibilidades de ser conservadas por la selección natural. Sería
más acertado decir que esas moléculas se imponen a las demás,
puesto que se trata de una autoselección, no de una “elección”
foránea.
A pesar de su estabilidad dinámica y su capacidad de vol-
verse más complejas, esas moléculas orgánicas requieren
tiempo para reaccionar unas con otras a fin de constituir una
base lo suficientemente importante para dar lugar a la evolu-
ción prebiológica. Posiblemente, ciertas características adicio-
nales del medio favorecieron la “supervivencia” de las molé-
culas. Por ejemplo:
—Los compuestos pesados que se forman en la alta atmós-
fera caen sobre las capas inferiores, más densas; se hunden en
el agua o se acumulan en las grietas y lisuras del suelo; esto los
salva de ser destruidos por las radiaciones ultravioletas.
—Si determinadas moléculas cumplen una función de ca-
talizadores de transformación, su concentración en régimen
estacionario puede aumentar rápidamente.
—La atmósfera terrestre aún carece de oxígeno. Por ello
los compuestos orgánicos, que hoy se “pudren” rápidamente
por oxidación en presencia del aire, se conservaban durante
mucho más tiempo.
—Finalmente, no existe ningún ser viviente capaz de des-
truir la materia orgánica, como sucede hoy.
Por consiguiente, nada impedía que las moléculas orgáni-
cas se acumularan sobre la Tierra, en las lagunas o los mares
primitivos, y reaccionaran entre sí durante millones de años.

—110—
JOËL DE ROSNAY QUÉ ES LA VIDA

II. PROTOTIPOS DE CÉLULAS

Las moléculas orgánicas, nuevamente formadas y bañadas


en el flujo energético emitido por el Sol, reaccionan unas con
otras, se vuelven más complejas y modifican las condiciones
ambientales: la materia orgánica adquiere propiedades nuevas
que prefiguran las de los seres vivos. Para estudiarlas se puede
optar arbitrariamente por separar ciertos tipos de moléculas
complejas: las que son capaces de crecer, proliferar, manejar
¡a energía a distancia, aislarse del agua y autoorganizarse.
Es evidente que la materia orgánica evolucionó como una
totalidad; esta descripción recuerda un poco aquella que con-
siste en rastrear la historia del pistón, el carburador y el dínamo
para explicar el nacimiento del primer motor. Pero tiene la ven-
taja de mostrar cómo aparecieron en el medio primitivo las mo-
léculas esenciales para la vida, ya descritas en la primera parte
de esta obra.
Estas moléculas son indisociables del medio en que se en-
cuentran: mares, lagos, charcas alternativamente secas y húme-
das, grietas que las protegen de la radiación ultravioleta. Pero
sobre todo requieren la presencia de estructuras particulares
que aceleren la organización de la materia orgánica. Estas es-
tructuras son superficies minerales que sitúan las moléculas en
el espacio, vesículas huecas que las aíslan o las concentran. En
su interior se pueden seleccionar las funciones básicas de la
vida: autoconservación por transformación de la energía solar:
autorreproducción por medio de la “invención” del código ge-
nético, autorregulación por interconexión de las redes de los
“antepasados” de las enzimas. Más adelante se describirán es-
tas etapas clave. Por el momento conviene tener presente que
el medio y las moléculas evolucionan, y empezar por el joven
planeta Tierra.

—111—
JOËL DE ROSNAY QUÉ ES LA VIDA

LA TIERRA MADRE

La Tierra debió de ser muy cálida en la época de su forma-


ción, cuando las napas de lava expulsadas por los volcanes no
terminaban de enfriarse. Por otra parte, afloraban enormes ca-
pas minerales capaces de iniciar y mantener ciertas reacciones
químicas. Se producían síntesis de compuestos orgánicos com-
plejos en la superficie misma, en proximidad a las zonas de
actividad volcánica.
Las sustancias orgánicas complejas que se formaban sobre
la corteza terrestre eran arrastradas rápidamente por la lluvia
hacia los cursos de agua y depositadas por éstos en lagos, lagu-
nas o mares en formación. Este caldo de materia orgánica, rico
en sales y azúcares disueltos, es lo que el biólogo inglés J. B.
S. Haldane denominó “el caldo primitivo”.
¿Qué sucedía en el interior de ese caldo?
En ese medio radicalmente nuevo —en ese estadio de la
evolución del cosmos— proseguirá y se acelerará la transfor-
mación química de la materia orgánica.
En efecto, el agua es el disolvente universal. Disuelve los
compuestos orgánicos y minerales, lo que favorece los encuen-
tros entre moléculas individuales y aumenta las probabilidades
de que se produzcan reacciones químicas.
No obstante, estas moléculas orgánicas, que reaccionan y
se vuelven más complejas, no se unen entre sí de cualquier ma-
nera. Llevan en su estructura química ciertos grupos de átomos
más reactivos que otros. Se los denomina agrupamientos fun-
cionales. El acoplamiento de dos moléculas resulta general-
mente del choque entre dos de esos grupos. Con todo, las pro-
babilidades de un encuentro fructífero en el caldo primitivo
eran escasas, porque los choques se producían al azar. Por el
contrario, en los organismos vivos, donde las reacciones vitales
se producen en fracciones de segundo, las partes reactivas de
las moléculas se mantienen en posición hasta que se produzca
la reacción gracias a esos catalizadores orgánicos llamados en-
zimas. Es muy probable que en la primera fase de la evolución

—112—
JOËL DE ROSNAY QUÉ ES LA VIDA

molecular hayan sido los catalizadores minerales los que cum-


plieron esa función. En efecto, ciertas superficies minerales o
iones metálicos35, tienen la propiedad de fijar las moléculas or-
gánicas y disponerlas en un orden que facilita el inicio de las
reacciones de acoplamiento químico. Los iones de magnesio,
zinc, calcio o cobre, presentes en el agua, pueden orientar a los
aminoácidos para formar estructuras ordenadas. De esa ma-
nera, cumplen una función catalítica entre ciertos agrupamien-
tos reactivos. Estos iones metálicos se encuentran en la mayo-
ría de las coenzimas, elementos asociados con las enzimas y
esenciales para su funcionamiento. En estas zonas específicas,
que el físico inglés J. D. Bernal llamó unidades “subvitales”,
reina una gran actividad química. Capas de arcilla, arena o lava
han cumplido la función de superficie activadora. En 1970, A.
Katchalsky, del Instituto Weizman de Israel, demostró el papel
de ciertas arcillas como la montmorillonita en la condensación,
de cadenas polipeptídicas de aminoácidos, lo que fue confir-
mado en 1978 por N. Lahan y luego, en 1980, por Leslie Orgel
para los ácidos nucleicos. Es posible, como sugiere Bernal, que
la acción catalítica de las arcillas o los cuarzos haya conducido
a partir de ese estadio a la formación de moléculas asimétricas,
características de la materia viva. 36 Como dice A. Dauviller,
“la asimetría molecular, base de la vida, habría sido condicio-
nada por la existencia previa de la asimetría de la red cristalina,
lo cual coincide perfectamente con la evolución biológica”.
Cabe mencionar finalmente el rol esencial de los lípidos (gra-
sas), de formar gotas en emulsión en el agua, las que constitu-
yen innumerables vesículas huecas donde ciertas moléculas
pueden concentrarse y reaccionar. Los productos de esas innu-
merables reacciones que se desarrollaron simultáneamente en

35 Un ion es un átomo que ha perdido o ganado electrones.


36 Así como existe una mano derecha y una mano izquierda, también existen
moléculas diestras y siniestras, cuyas fórmulas no se pueden superponer. Las
moléculas que constituyen la materia viva son de un mismo tipo. Todavía no
se han aclarado del todo las causas de esta asimetría molecular.

—113—
JOËL DE ROSNAY QUÉ ES LA VIDA

la tierra y en los mares fueron las moléculas complejas, cuyas


propiedades prefiguraban las de la vida.

NUESTROS ANTEPASADOS, LAS MOLÉCULAS

Las moléculas “laboratorio”

Los aminoácidos (véase la página 68) poseen un doble “sis-


tema de acoplamiento químico” que les permite unirse a molé-
culas sencillas del mismo tipo para formar cadenas largas: las
proteínas. Muchos laboratorios han demostrado cómo se for-
maron las moléculas gigantes en ausencia de seres vivos, por
la simple unión en cadena, sobre superficies activadoras, de los
aminoácidos fabricados en la atmósfera primitiva de la Tierra.

El profesor S. W. Fox, de la Universidad de Miami, obtuvo


“antepasados de proteínas” (que denominó proteinoides)37 al
calentar una mezcla de aminoácidos. Algunos proteinoides son
catalizadores débiles. Fox sostiene que la selección natural
conservó los catalizadores mejor adaptados a tal o cual función

37 Llámase proteinoide a la proteína no biológica.

—114—
JOËL DE ROSNAY QUÉ ES LA VIDA

química para llegar finalmente a esos verdaderos autómatas


moleculares que son las enzimas.
Todavía no se ha dilucidado totalmente el origen de las pro-
teínas. Algunos investigadores consideran que se formaron di-
rectamente, sin la intermediación de los aminoácidos, a partir
de la unión en cadena de pequeñas moléculas reactivas como
el ácido cianhídrico. Otros sugieren que pudieron evolucionar
repeticiones sucesivas de motivos originales muy simples,
compuestos de pocos aminoácidos formados incluso en condi-
ciones abióticas. ¿Cómo comenzó la actividad biológica de las
enzimas? Grosso modo se puede comparar una cadena conti-
nua de aminoácidos unidos entre sí con un soporte flexible al
que se acoplarían diversas herramientas. La concatenación re-
gular de los aminoácidos constituye el soporte molecular.
Ahora bien, esta cadena molecular y las “herramientas” que
transporta no se pueden disponer de cualquier manera en el es-
pacio: en condiciones normales, compatibles con su existencia,
la cadena se enrolla sobre sí misma, formando una especie de
“resorte”. Este se denomina hélice. Esta configuración particu-
lar vuelve la macromolécula más estable y aumenta así sus pro-
babilidades de supervivencia.
Las circunvoluciones del resorte conservan una unión es-
trecha gracias a ciertos grupos de átomos que aparecen perió-
dicamente enfrentados, cumpliendo la función de diminutos
broches. A su vez el “resorte” (o la cadena desenrollada) puede
aparecer encerrado en un glóbulo diminuto que posee una mor-
fología adecuada a cada tipo de proteína. Esto se debe a ciertos
aminoácidos capaces de crear, en algunos sitios, puentes quí-
micos entre las circunvoluciones de la cadena.
Pero lo más importante es que el repliegue de la cadena
obliga a ciertas “herramientas” químicas, alejadas unas de otras
sobre la cadena desplegada, a juntarse en un mismo lugar del
glóbulo. Así se crea un sitio activo, donde se desarrollan ciertas
reacciones químicas a una velocidad prodigiosa. Esta es la base
de la actividad de las enzimas.

—115—
JOËL DE ROSNAY QUÉ ES LA VIDA

Moléculas con memoria

Se había logrado sintetizar la adenina y la ribosa (véase la


página 112). Faltaba demostrar que era posible formar un nu-
cleótido38 con métodos “naturales”.
En 1963, por sugerencia del doctor Sagan, el doctor C. Pon-
namperuma sometió una solución de adenina, ribosa y ácido
fosfórico en agua a la radiación ultravioleta y constató la rápida
formación de adenosina.
Posteriormente, Sagan y Ponnamperuma modificaron el
compuesto fosforado e irradiaron la adenosina, con lo cual ob-
tuvieron cantidades satisfactorias de adenosín trifosfato (ATP),
esa importante molécula que constituye la base de las reaccio-
nes energéticas vitales.39

Cabe destacar que los investigadores permitieron de alguna


manera que el ATP se formara “por sus propios medios”. Se
limitaron a recrear las presuntas condiciones originales. El
ATP obtenido por “generación espontánea” era idéntico en
todo sentido al que se halla en los seres vivos.

38Unidad de construcción a partir de la cual se forman los ácidos nucleicos


(véase el Anexo 11).
39
En realidad, Sagan y Ponnamperuma obtuvieron al mismo tiempo adenosín
monofosfato (AMP), difosfato (ADP), trifosfato (ATP) y tetrafosfato (A4P).

—116—
JOËL DE ROSNAY QUÉ ES LA VIDA

Más recientemente, C. Ponnamperuma obtuvo todos los


nucleótidos que se encuentran generalmente en los ácidos nu-
cleicos. Las piezas separadas de estas moléculas enormes —
cuya importancia ya conocemos— fueron preparadas en con-
diciones análogas a las que reinaban probablemente en la Tie-
rra primitiva. Sólo faltaba demostrar cómo se habían unido las
piezas para formar un polinucleótido. “antepasado” de los áci-
dos nucleicos.

El profesor G. Schramm, del Instituto Max Planck de


Tübingen. Alemania, consideraba que debían de existir impor-
tantes yacimientos de fosfatos en las regiones secas de la Tierra
primitiva. Sometió a los nucleótidos, junto con un derivado del
ácido metafosfórico, a una temperatura de 60 grados y obtuvo
cadenas moleculares formadas por decenas de aquéllos.
Pero los experimentos determinantes fueron realizados a
partir de 1980 en el Instituto Salk de San Diego, California, por
Leslie Orgel y su equipo. Estos investigadores demostraron en
primer término que, en las condiciones reinantes en la Tierra
primitiva, se podían formar cadenas de ácidos nucleicos de 30
a 40 unidades a partir de las cuatro bases. Para ello simularon
los ciclos de sequía y rehidratación de mares y lagos y efectua-
ron las reacciones correspondientes en presencia de iones me-
tálicos de plomo y zinc.
Orgel demostró a continuación que las cadenas de ácidos
nucleicos (e incluso de proteínas) “primitivos” podían catalizar
la formación de cadenas más largas. Así descubrió un meca-
nismo que permitía el nacimiento de la “memoria” genética de
los seres vivos.

—117—
JOËL DE ROSNAY QUÉ ES LA VIDA

No obstante, el orden de las secuencias obtenidas es evi-


dentemente anárquico. No corresponde a ningún “código” bio-
lógico. Entre los polinucleótidos de Orgel y un ARN biológico
existe aproximadamente la misma diferencia que entre
OD MUGO ZO RA ANOTIADE AVENSEMAL TLANIFENEN
y
LA VIDA ES UN FENOMENO ALTAMENTE ORGANIZADO
Sin embargo, las letras son las mismas en las dos líneas.
Todavía estamos lejos de los tres millones de pares de nucleó-
tidos que constituyen el ADN de una bacteria y la complejidad
del código genético.

Moléculas que se reproducen

Una reacción química puede ser acelerada por catalizadores


ambientales. Pero existen reacciones que se aceleran por sus
propios medios: ¡los productos de esas reacciones catalizan su
propia transformación! Este fenómeno que comienza lenta-
mente y suele culminar en una explosión brutal es conocido por
los químicos, quienes lo denominan autocatálisis.

Un ejemplo típico es el de una reacción que se pudo produ-


cir en condiciones prebiológicas: la síntesis de las porfirinas.40

40La clorofila, el hem de la hemoglobina y los transportadores de electrones


de la mitocondria forman parte de esta importante familia de las porfirinas.

—118—
JOËL DE ROSNAY QUÉ ES LA VIDA

Esta gran molécula es producto de la unión, en etapas suce-


sivas, de unidades pequeñas y muy simples (aparecidas sin
duda en el curso de las primeras síntesis orgánicas): un ami-
noácido, la glicina, y el ácido succínico (véase la figura).
Millares de síntesis de este tipo se pudieron producir simul-
táneamente en el medio original.41 Por consiguiente, existían
los elementos iniciales y los “repuestos” intermedios, produc-
tos de etapas inconclusas.
Algunas etapas pudieron ser aceleradas por catalizadores
externos como el hierro, presente en el medio. Pero las síntesis
seguían siendo muy lentas porque los encuentros entre molé-
culas eran fruto del azar. Con todo, imaginemos que al cabo de
un lapso sumamente prolongado, se forma una molécula de
porfirina con un átomo de hierro en su centro. Siendo ella
misma un catalizador de prodigiosa eficiencia, acelerará inme-
diatamente la formación de una segunda molécula idéntica a
ella. Las dos porfirinas catalizarán la formación de dos cada
una, las que a su vez... y así sucesivamente se formarán 4, 8,
16, 32 porfirinas a partir de las “piezas sueltas” presentes en el
medio. El número de moléculas de esta especie aumenta muy
rápidamente.
Lo mismo sucede con las moléculas de ARN que pueden
acelerar su propia formación a partir de “piezas sueltas”. Se
puede decir que estas moléculas se lanzan bruscamente a “pro-
liferar”. Como señala Melvin Calvin, la noción de autocatáli-
sis, aunque parezca banal, es en su esencia el concepto bioló-
gico de la reproducción.42 Por paradójico que parezca, esto de-
muestra que la naturaleza “inventó” la reproducción antes que
Los organismos vivos.

41 Después de haberse producido en el “caldo primitivo” o en la arcilla, estas


síntesis se pudieron suceder con mayor rapidez dentro de los sistemas limita-
dos por una membrana.
42 Reproducirse más rápidamente que el original. Muchos tipos de moléculas
primigenias poseían esas propiedades autocataliticas.

—119—
JOËL DE ROSNAY QUÉ ES LA VIDA

Moléculas conductoras de energía

El lector habrá advertido en las figuras que representan mo-


léculas (véase la página 103) que algunos átomos presentan dos
y hasta tres enlaces, y otros uno solo. Esto significa que los
átomos pueden enlazarse por medio de uno, dos o tres pares de
electrones que se poseen en común. Es decir, existen enlaces
simples —, dobles = y triples ≡.
Entre los noventa elementos naturales, algunos sólo son ca-
paces de formar enlaces dobles o triples estables. Son justa-
mente los que cumplen un papel tan importante en la materia y
las funciones de la vida: carbono, nitrógeno, oxígeno y, en me-
nor medida, fósforo y azufre.
Estos enlaces múltiples tienen gran importancia en los me-
canismos biológicos: la forma espacial de una molécula está
determinada por un esqueleto rígido formado por enlaces sim-
ples. Los electrones están apresados en los enlaces, no pueden
liberarse sin modificar la forma de la molécula.

Distinto es el doble enlace, en el que dos electrones asegu-


ran el vínculo rígido entre dos átomos, pero flotan libres arriba
y abajo del enlace, conformando una suerte de nubecita elec-
trizada, de propiedades muy especiales.
En efecto, puede haber dobles enlaces sucesivos en una ca-
dena de átomos. Si están separados unos de otros por intervalos
regulares (correspondientes a enlaces simples) y ocupan un
mismo plano, los electrones de cada nube pueden fluir a lo
largo de la cadena por medio de una serie de “relés”. Si la
cadena se cierra sobre sí misma formando un ciclo (adenina,

—120—
JOËL DE ROSNAY QUÉ ES LA VIDA

porfirina, etcétera), los electrones se propagan en circuito ce-


rrado. Esto produce una nube única. Huida y muy móvil que
Ilota a cada lado del plano formado por la molécula.

Las moléculas poseedoras de un sistema de relés electróni-


cos basado en enlaces múltiples se llaman conjugadas. Su pa-
pel en las reacciones de la vida es verdaderamente colosal.
En efecto, se puede comparar el desplazamiento de electro-
nes con una corriente eléctrica débil. Así, las moléculas conju-
gadas son capaces de conducir energía o información a distan-
cia sin modificar su estructura. Por su intermedio se podrá ini-
ciar una reacción entre dos grupos funcionales, distanciados en
el espacio.
El profesor B. Pullman, del Instituto de Biología Fisicoquí-
mica de París observa que la casi totalidad de las moléculas
bioquímicas esenciales se componen (total o parcialmente) de
sistemas conjugados. Los ácidos nucleicos, las proteínas, los
fosfatos ricos en energía poseen todos —con distintas for-
mas— un sistema de conducción electrónica. Muchos pigmen-
tos y vitaminas son también moléculas conjugadas. Como dice
el profesor Pullman, “la fluidez esencial de la vida concuerda

—121—
JOËL DE ROSNAY QUÉ ES LA VIDA

con la fluidez de la estructura electrónica de sus componentes”.


Sólo los azúcares y las grasas, combustibles en reserva, no son
conjugados.
Las moléculas conjugadas prefiguran, en su escala, la trans-
misión de energía e información que se producirá, en niveles
superiores de complejidad, por medio de microtúbulos o fibri-
llas nerviosas, en las células de los vasos y nervios de los orga-
nismos superiores.

Moléculas que se aíslan del agua

El lector habrá observado que algunos cuerpos se mezclan


fácilmente con el agua, mientras que otros no. Por ejemplo,
cuando se intenta mezclar el agua con el aceite, se obtienen
gotitas que se fragmentan pero jamás se mezclan íntimamente.
Al igual que las grasas y los aceites, muchos cuerpos orgánicos
poseen grupos químicos —generalmente portadores de cargas
eléctricas— capaces de atraer el agua (hidrófilos) o, por el con-
trario, de rechazarla (hidrófobos).
Algunas moléculas poseen simultáneamente (en distintos
lugares o en caras opuestas) partes hidrófilas e hidrófobas. En
contacto con el agua, estas moléculas exhiben propiedades
muy particulares.

Tomemos por caso los cuerpos grasos o aceites (lípidos).


Estas moléculas largas poseen una “cabeza” hidrófila consti-

—122—
JOËL DE ROSNAY QUÉ ES LA VIDA

tuida por glicerol. A esta “cabeza” se unen largas cadenas for-


madas por átomos de carbono (ácidos grasos) que constituyen
la “cola” hidrófoba de la molécula.
En presencia de agua, estas moléculas largas se orientan de
manera tal, que la “cabeza” permanece en contacto con las mo-
léculas de agua mientras que la “cola” se aleja lo más posible.
Al unirse entre sí, las moléculas de lípidos forman láminas del-
gadas que separan el líquido en capas.

Ciertas macromoléculas, como las proteínas, se agrupan


formando laminillas o glóbulos rodeados por “membranas” y
así se aíslan del agua. La importancia de estas estructuras or-
ganizadas es colosal. La de la membrana que separa la célula
del medio exterior es idéntica en todos los seres vivos. De ahí
se deduce que su origen debe ser muy remoto en el tiempo. Esta
estructura universal está constituida, como muestra la figura,
por una doble capa de lípidos en la cual están incluidas las pro-
teínas.

Estructuras autoorganizadas

Las moléculas que prefiguran los mecanismos básicos de la


vida, como las que acabamos de describir, también pueden
unirse en estructuras más complejas, verdaderos edificios su-
pramoleculares —por ejemplo, en capas delgadas (capa de
Langmuir-Blodgett), en nido de abeja sobre la superficie de un

—123—
JOËL DE ROSNAY QUÉ ES LA VIDA

líquido caliente (fenómeno de Besnard)— e incluso organi-


zarse en el tiempo en forma de osciladores químicos para se-
guir un ciclo regular, como una suerte de reloj molecular (reac-
ción de Belouzov-Zhabothinsky). Esa organización en el
tiempo requiere un flujo de energía permanente que atraviese
la estructura. Como señalaron I. Prigogine y Manfred Eigen,
del Instituto Max Planck de Alemania, la autoorganización es
uno de los resultados de la “disipación” de la energía por esos
sistemas abiertos sobre su ambiente. Se los denomina “estruc-
turas de disipación”.

Antes de esbozar el “árbol genealógico” de la evolución


prebiológica, es necesario plantear una pregunta primordial:
¿cómo es posible que moléculas tan complejas como las des-
critas anteriormente no entren en descomposición a medida que
se forman? En efecto, se sabe que las reacciones que conducen
a la construcción de macromoléculas complejas son siempre
reversibles: pueden formarse durante la síntesis como durante
la disgregación del producto formado.

—124—
JOËL DE ROSNAY QUÉ ES LA VIDA

En teoría, cabía suponer que los edificios químicos que se


erigían sobre la Tierra o en el caldo primitivo se derrumbarían
a la misma velocidad con que se construían. Pero sucedió todo
lo contrario: la materia prebiológica se volvió más y más com-
pleja.
Una vez más, el factor esencial será la estabilidad dinámica
de los edificios. Esta estabilidad se debe a la aparición de pro-
piedades nuevas, que sólo se manifiestan a partir de un deter-
minado nivel de complejidad.
Estas son algunas de esas propiedades:
—Los enlaces intra o intermoleculares —por ejemplo, los
que obligan a las proteínas a enrollarse, formando resortes o
glóbulos— estabilizan el edificio en su conjunto.
—Si una molécula compleja es capaz de catalizar la síntesis
de otra, idéntica a ella, el número de individuos de esa especie
molecular aumentará a una velocidad superior a la de su des-
trucción.
—Si las reacciones de autocatálisis o catálisis forman parte
de ciclos o redes estrechamente interdependientes, el conjunto
posee una estabilidad dinámica mayor que la de los elementos
independientes.
La conjugación estabiliza las moléculas, las vuelve a la vez
más sólidas y más reactivas. Como vimos en el caso de los pri-
meros compuestos orgánicos, la estabilidad dinámica confiere
a las moléculas mayores probabilidades de existencia y, por
ello, mayores ventajas evolutivas. En el devenir de la evolu-
ción, las macromoléculas o moléculas conjugadas se imponen
por autoselección.
A fines de 1971, esas propiedades fueron cuantificadas y
expresadas en forma de ecuaciones por Manfred Eigen, quien
abrió así el camino al estudio matemático de la evolución a ni-
vel molecular.
Para sintetizar las diversas reacciones descritas en este ca-
pítulo y seguir el proceso por el cual las moléculas orgánicas
formadas en la atmósfera y la hidrosfera primitivas se volvie-
ron más complejas, es interesante reconstruir el árbol evolutivo
de este primer periodo de la historia de la vida.

—125—
JOËL DE ROSNAY QUÉ ES LA VIDA

El árbol “genealógico” de las moléculas de la vida


Este árbol fue elaborado gracias a las filiaciones prebioló-
gicas demostradas recientemente en el laboratorio. No pretende
expresar de manera rigurosa ni en orden cronológico todo lo
que efectivamente sucedió en los primeros años de la Tierra.
Sin embargo, da una idea de la tarea que la bioquímica evolu-
tiva deberá cumplir. A fin de simplificar el dibujo, se han eli-
minado ciertos átomos, en particular el de hidrógeno.

—126—
JOËL DE ROSNAY QUÉ ES LA VIDA

Extrañas gotitas previvientes

Las sustancias orgánicas complejas que se acumulan sobre


el suelo y los mares de la Tierra primitiva poseerían ciertas pro-
piedades que prefiguran las de la vida. Sin embargo... falta mu-
cho para llegar a los primeros organismos vivos. Para usar una
analogía, las piezas separadas del primer motor ya existen, pero
no basta echarlas de cualquier manera en una caja para que el
motor se ponga en marcha. Asimismo, sería absurdo pensar
que las macromoléculas aisladas pudieran perfeccionarse inde-
pendientemente unas de otras hasta convertirse en “vivientes”.
El perfeccionamiento de cada pieza y de cada órgano molecu-
lar del “motor celular” sólo pudo ser producto de la evolución
lenta de un conjunto integrado, es decir, de un sistema, v Una
de las etapas esenciales de la evolución prebiológica fue la in-
tegración y la coordinación —en el seno de minúsculas gotas
de materia orgánica— de reacciones químicas y moléculas fun-
damentales, presentes desde la formación del planeta.
En el curso de la evolución de estas gotitas previvientes, sin
duda se produjo la selección de los procesos fundamentales del
metabolismo y el código genético, comunes a todos los seres
vivos.
Las hipótesis de A. I. Oparin permiten franquear la brecha
que separa las macromoléculas de las primeras células. Ante
todo, se impone señalar que:
—La vida no está dispersa en el medio. Cada ser vivo es un
individuo autónomo, separado del mundo exterior por una
membrana o una piel.
—Las reacciones químicas que se producían en el “caldo
primitivo” eran desordenadas, anárquicas. La vida presenta,
por el contrario, series coordinadas y sincronizadas de reac-
ciones, rigurosamente ordenadas en el espacio y en el tiempo.

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JOËL DE ROSNAY QUÉ ES LA VIDA

Según Oparin, ésta es la prueba de que las propiedades ca-


racterísticas de la vida debieron de aparecer gradualmente en
sistemas muy simples y microscópicos, pero completos, sepa-
rados del mundo exterior por una membrana protectora y suje-
tos durante millones de años a la selección natural. Gracias a
este fenómeno, los sistemas capaces de autoconservarse —y,
por consiguiente, de sobrevivir— se seleccionan a sí mismos.
He aquí cómo se puede visualizar hoy la formación natural
de los prototipos de células.
En el caldo caliente primitivo, rico en sustancias orgánicas,
en zonas arcillosas, ciertas moléculas son capaces de agran-
darse rápidamente gracias a una fuente exterior permanente de
energía y los catalizadores minerales. Al alcanzar determinado
tamaño, estas macromoléculas en disolución adquieren la pro-
piedad de juntarse unas con otras para formar aglomeraciones
complejas, de doscientos a mil veces más grandes que la ma-
cromolécula aislada. Ese fenómeno se denomina coacervación,
y los aglomerados que se forman de esa manera, coacervados.
Este fenómeno es conocido desde hace mucho tiempo y se
lo ha reproducido en el laboratorio. Pero fue Oparin quien
llamó la atención sobre la importancia que adquiere en el con-
texto del origen de la vida.
Gracias a la coacervación, todas las macromoléculas que
hasta entonces se hallaban dispersas en la masa líquida se con-
centran en puntos localizados.

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JOËL DE ROSNAY QUÉ ES LA VIDA

gotas de proteínas hidratadas, análogas a los coacervados


Pero también es muy posible, como sugiere S. W. Fox, que
las moléculas gigantes se hayan constituido sobre la superficie
de la tierra cálida y seca, no sumergidas en el “caldo primitivo”.
Arrastradas por las lluvias hasta los mares, las macromoléculas
se acumularon con la forma de multitudes de glóbulos huecos,
del tamaño de una bacteria.
¿Se pueden obtener coacervados y glóbulos en el laborato-
rio?
Sí, y fácilmente, disolviendo en agua una proteína (como la
gelatina o la albúmina) y goma arábiga. Si se agrega una gota
de ácido, el líquido se agita y aparecen millares de gotitas, vi-
sibles al microscopio: son los coacervados. Su formación se
debe probablemente a la existencia de cargas eléctricas trans-
portadas por las macromoléculas.43 Estas cargas atraen molé-
culas de agua, las que forman a su vez una “piel”, capaz de
aislar los aglomerados del medio.
El tamaño de los coacervados oscila entre los de las células
conocidas más pequeñas y más grandes: es decir, de dos micras
a casi medio milímetro.
Según Fox, las probabilidades de que se formaran espontá-
neamente las moléculas grandes como los proteinoides debían
de ser mayores en la tierra cálida que en los mares primitivos.

43“Moléculas que se aíslan del agua”. Las macromoléculas de las proteínas


poseen grupos hidrófilos e hidrófobos.

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JOËL DE ROSNAY QUÉ ES LA VIDA

Para confirmar esta hipótesis, calentó una mezcla de aminoáci-


dos y obtuvo proteinoides. Pero su experimento fue más lejos.

coacervados vistos al microscopio


Fox tomó quince miligramos de esos proteinoides y los su-
mergió en unos tres mililitros de agua tibia, ligeramente salada.
Al enfriarse la disolución, descubrió que se había formado una
gran cantidad de diminutas esferas individuales. Calculó que
habría entre cien y mil millones de unidades, una cantidad im-
portante por tratarse de apenas quince miligramos de materia
orgánica. Los denominó microesferas.

El diámetro de la microesfera es de aproximadamente dos


micras. Por su tamaño y aspecto son notablemente parecidas a
un tipo de bacterias llamadas cocos. Han sido estudiadas con
microscopio óptico y electrónico. Fox y sus colaboradores ad-
virtieron la presencia de “dobles membranas”.
La diferencia esencial entre los coacervados de Oparin y las
microesferas de Fox es que aquéllos se obtienen a partir de pro-
teínas biológicas, éstos a partir de proteinoides no biológicos.
Las experiencias de Fox permitieron descubrir dos hechos
inesperados: por un lado, la capacidad de autoorganización de
los proteinoides; por el otro, la rapidez con que se pasa de los
aminoácidos a los proteinoides (algunas horas) y de éstos a las
microesferas (algunos minutos). Así, inmensas cantidades de

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JOËL DE ROSNAY QUÉ ES LA VIDA

glóbulos proteicos se pudieron constituir a partir de la forma-


ción del planeta (¡contando con una masa de materia orgánica
algo superior a los quince miligramos de Fox!) y en condicio-
nes que la evolución bioquímica modificó luego de manera
irreversible.
Estos glóbulos son estructuras seudobiológicas: presentan
alguna semejanza con las células vivas, pero carecen del dina-
mismo energético que caracteriza la vida. En general se distin-
guen los modelos obtenidos en el laboratorio (microesferas,
coacervados) de los sistemas naturales primitivos, denomina-
dos eobiontes o protobiontes. Para simplificar los llamaremos
microgotas.
Estos poseen ya algunas propiedades que las asemejan a las
células vivas.
—Son individuos diferenciados del medio circundante.
Hasta entonces la evolución de la materia orgánica estaba fun-
dida en la del medio primitivo. Con las microgotas aparecen
por primera vez las unidades individuales.
—Se forma un medio interno. Las reacciones químicas di-
seminadas en el volumen acuoso se producirán de ahora en
adelante en dos zonas separadas: en el interior de las microgo-
tas y en el medio.
—Se produce el intercambio selectivo de sustancias a tra-
vés de la membrana rudimentaria.
—Cada microgota posee una estructura química interna que
le es propia.
—Por consiguiente, cada una podrá tener, en el tiempo, un
destino diferente del de sus vecinas. Cada sistema perdurará,
evolucionará o desaparecerá.

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JOËL DE ROSNAY QUÉ ES LA VIDA

De las microgotas a los antepasados de las células

Sobre la base de la teoría de Oparin, se puede dividir el pro-


ceso de transformación de las microgotas en organismos pri-
mitivos en cinco etapas.44 La primera selección fue sin duda
entre las gotas más estables, capaces de perdurar largo tiempo,
y aquellas más frágiles que desaparecieron rápidamente. Algu-
nos sistemas se disuelven, no cumplen ningún papel en la evo-
lución; otros conservan en el tiempo la solidez de su membrana
y la consistencia de su composición interna.
Las microesferas de Fox son muy estables. Aunque se las
caliente, centrifugue o corte en láminas delgadas, conservan su
forma durante semanas, incluso indefinidamente. Además,
reaccionan de distinta manera de acuerdo con las condiciones
físicas o químicas del medio. Agitadas, se fragmentan en gotas
más pequeñas, como el aceite en emulsión en el agua. Cabe
pensar entonces, como sostiene Oparin, que con la influencia
de causas externas como el viento, las olas del océano o los
roces de toda clase, la cantidad de micro- gotas estáticas, pero
muy estables, aumentaba sin cesar.
No obstante, esta estabilidad estática será de corta duración.
En efecto, las sustancias químicas que atraviesan la membrana
y producen reacciones en su interior modificarán su composi-
ción interna.
Probablemente el “caldo primitivo” era muy rico en molé-
culas orgánicas, parecidas a aquellas que formaban parte de la
estructura misma de las microgotas. Ciertas moléculas peque-
ñas como el agua, la glucosa y los aminoácidos atravesaban
fácilmente la membrana; otras no podían penetrar en la gota, a
pesar de su alta concentración en el medio externo. Así se ini-
cian las reacciones de intercambio químico, difusión y osmo-
sis, propias de las células vivas, que prefiguran la nutrición de
seres más evolucionados. Se puede afirmar que las microgotas
fueron los primeros heterótrofos.

44 Estas etapas son todavía hipotéticas. Sin embargo, constituyen una base de
trabajo sólida, confirmada por numerosos experimentos.

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JOËL DE ROSNAY QUÉ ES LA VIDA

¿Qué consecuencias tendrá la penetración de sustancias


químicas en la gota?
Debido a la mayor concentración de reactivos, ciertas reac-
ciones que eran muy lentas o directamente imposibles en el
medio circundante se producen fácilmente en el interior de la
gota. Allí se forman productos nuevos, que ésta acumula o re-
chaza hacia el exterior. Algunas reacciones liberan energía; así
se unen los primeros eslabones de un metabolismo rudimenta-
rio.

Pero todas estas transformaciones afectan profundamente


el destino individual de cada microgota.
Un efecto, la estructura y la composición de cada sistema
pueden mostrar ligeras diferencias con respecto a las del ve-
cino. Una microgota contendrá iones metálicos, catalizadores
de determinadas reacciones; otra poseerá una mayor concen-
tración de un determinado tipo de molécula. Así se establece
una relación estrecha entre la organización interna de una mi-
crogota determinada y la naturaleza de la transformación quí-
mica que se desarrolla en su interior. Reacciones demasiado
fuertes la destruirán, mientras que otras favorecerán su estabi-
lidad dinámica y, con ella, sus posibilidades de sobrevivir.
Sólo las microgotas que poseían reacciones químicas inter-
nas y una organización molecular favorables a la superviven-
cia podían adquirir -en las condiciones reinantes en el medio
primitivo— una existencia más o menos prolongada. Se com-
prende así cómo se seleccionaron progresivamente los proce-
sos fundamentales que permiten hoy a todos los organismos
conservar la vida.

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JOËL DE ROSNAY QUÉ ES LA VIDA

Gracias al intercambio permanente de materia y energía


con su ambiente, las microgotas primitivas se afirman como
sistemas abiertos, lo que es característico de los seres vivos.
Todos los organismos vivientes son atravesados constante-
mente por una corriente de materia y energía proveniente del
exterior y gracias a ella se conservan con vida: es la propiedad
de autoconservación. Estos organismos se llaman sistemas
abiertos. Este concepto es de suma importancia. Se puede decir
que la Tierra y los océanos primitivos eran sistemas abiertos
donde las moléculas complejas (es decir, improbables desde el
punto de vista de la termodinámica clásica) podían acumularse,
perdurar y volverse más complejas. Se trata de una nueva ter-
modinámica, llamada de los procesos irreversibles, cuyas bases
fueron sentadas por I. Prigogine y que se aplica a las reacciones
que distan del estado de equilibrio.
En esos sistemas abiertos primitivos —pero ya característi-
cos de la vida- que son las microgotas heterótrofas, se produce
un flujo continuo con la entrada de sustancias ricas en energía
provenientes del exterior y la expulsión hacia el mismo medio
de compuestos formados en el interior. Este flujo, con su aporte
de energía “fresca”, compensa permanentemente la energía
“usada” por el sistema.
En términos técnicos se diría que, en virtud de la entropía
negativa proporcionada por los “aumentos”, la entropía interna
de los sistemas abiertos se mantiene en un nivel relativamente
bajo a pesar del incremento irreversible del ambiente. Estos
sistemas pueden disminuir la entropía local e incluso evolu-
cionar hacia estados de mayor complejidad.
A diferencia de los sistemas aislados, en que las condicio-
nes finales son determinadas por las iniciales, los sistemas
abiertos idénticos pueden llegar a un mismo estado final a par-
tir de condiciones iniciales diferentes y por caminos también
distintos. Diríase que estos sistemas tienden hacia una “finali-
dad” que es la conservación de su propia estructura y, por lo
tanto, de su existencia.

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JOËL DE ROSNAY QUÉ ES LA VIDA

En el curso de la evolución prebiológica, los sistemas esta-


bilizados por la autorregulación tenían mayores posibilidades
de ser conservados por la selección natural.
Los bioquímicos han logrado, en sus laboratorios, inducir
los procesos vitales de autoconservación en sistemas muy sim-
ples como las microesferas y los coacervados.
Por ejemplo, A. I. Oparin introdujo en un coacervado un
catalizador (que habitualmente facilita la transformación de la
glucosa en almidón) y observó que la glucosa fosfatada del me-
dio externo era introducida por “bombeo” en la gota, en cuyo
interior se acumulaba el almidón.
A continuación introdujo en la gota un catalizador que des-
truye la cadena de almidón y en el medio circundante apareció
maltosa, producto habitual de la degradación de aquél.
Si los dos catalizadores están presentes en las proporciones
necesarias, el almidón se construye y se destruye a la misma
velocidad: el sistema abierto está en equilibrio dinámico. Un
exceso del primero provoca la acumulación de almidón y el
agrandamiento de la gota. Basta un ligero exceso del segundo
para provocar la degradación del almidón y la rápida destruc-
ción de la gota.
Sobre la base de las teorías de 1. Prigogine sobre la termo-
dinámica de los sistemas irreversibles, el profesor R. Buvet, del
laboratorio de química general de la Escuela Superior de Física
y Química Industrial de París, indujo reacciones metabólicas
elementales en los coacervados. Descubrió que las reacciones
de transporte y conservación entre el coacervado y su medio,
por simple equilibrio de intercambio, provocaban cambios
electroquímicos en el medio, creando así un verdadero proto-
metabolismo.
En los sistemas abiertos puede haber acumulación interna
de una sustancia química. La gota puede crecer y fragmentarse
-ahora debido a causas internas— en gotitas más pequeñas. No
todas las gotas así formadas tendrán forzosamente la misma
composición química ni la misma estructura. En algunas, los
catalizadores que favorecen el crecimiento y la conservación
de la microgota se hallarán en proporciones “adecuadas”. Otras

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JOËL DE ROSNAY QUÉ ES LA VIDA

habrán heredado compuestos desfavorables que las destruirán.


Sólo se conservarán las microgotas más perfeccionadas, cuyo
número aumentará sin cesar.
Se puede representar la evolución de los heterótrofos pri-
mitivos como un conjunto de evoluciones individuales. Estos
sistemas simples carecen de continuidad genética; no forman
líneas de descendencia como las especies animales. Sin em-
bargo, en una población de microgotas que evolucionan en un
medio no muy rico en sustancias nutritivas, se produce una
suerte de competencia, pasiva pero competencia al Fin. Porque
algunos sistemas sobreviven, mientras otros desaparecen para
siempre. Estos son los principios básicos de la selección natural
descubiertos por Darwin.
Cuando compiten varias especies animales, las más aventa-
jadas (es decir, las que tienen mayores probabilidades de ser
conservadas por selección natural) son aquellas que poseen una
mayor duración de vida, una tasa de proliferación más rápida y
la posibilidad de eliminar a sus competidores.
En un nivel extremadamente rudimentario, esos caracteres
se encuentran en una población de microgotas en evolución. Es
la “lucha por la vida” antes de la vida...

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JOËL DE ROSNAY QUÉ ES LA VIDA

III. EL SURGIMIENTO DE LOS SERES VIVOS

En los océanos primigenios, las poblaciones de microgotas


crecen y se dividen sin cesar. Aparecen los primeros procesos
de un metabolismo rudimentario. Poco a poco se esbozan y
luego se precisan las grandes funciones de autoconservación,
autorreproducción y autorregulación que caracterizan la vida.
Para comprender mejor las etapas de esta evolución —que
duró probablemente de uno a dos mil millones de años después
de la formación del planeta- es necesario distinguir tres partes
esenciales.45
La primera etapa es la de la energía. Se verá cómo los or-
ganismos pudieron iniciar y luego controlar los procesos ener-
géticos fundamentales: fermentación, fotosíntesis y respira-
ción.46
La segunda se refiere a la velocidad y regulación de las
reacciones químicas internas. Allí se pone de manifiesto la fun-
ción esencial de las enzimas.
La última describe cómo una “administración modelo”, la
de los ácidos nucleicos, toma el “mando” del conjunto de esos
procesos. Muestra también cómo se perfeccionaron los meca-
nismos que permitieron la propagación y evolución de la vida.
Poco a poco, las microgotas cederán su lugar a los protoor-
ganismos, más perfeccionados, antepasados de las bacterias y
las algas.

45El objeto de esta división es facilitar la exposición. No corresponde a una


cronología real, que por el momento sigue siendo hipotética.
46Estos procesos están descritos en el capítulo ¿Cómo funciona una célula?
Aquí sólo nos referiremos a su orden de aparición y a las modificaciones pro-
vocadas en el medio.

—137—
JOËL DE ROSNAY QUÉ ES LA VIDA

EL COMIENZO DE LAS GRANDES FUNCIONES


VITALES

A medida que se perfeccionan las estructuras, así como la


organización interior y exterior de las microgotas, la cantidad
de energía “fresca” necesaria para mantener el orden del con-
junto adquiere importancia creciente. “Esta energía es repre-
sentada por la materia orgánica disuelta en los océanos primi-
tivos. Las sustancias penetran constantemente en el medio in-
terno de las microgotas, donde se transforman químicamente y
liberan la energía que contienen. Generalmente estas reaccio-
nes se producen al azar, como consecuencia de los choques en-
tre moléculas. Cuanto más elevada es la temperatura, más se
agitan y desplazan las moléculas y mayor es la probabilidad de
que se produzcan choques eficientes. Sin embargo, una eleva-
ción excesiva de la temperatura (que facilitaba ciertas reaccio-
nes sobre la superficie caliente de la tierra, sobre todo en pro-
ximidad de los volcanes) podría destruir esas frágiles construc-
ciones moleculares que son las microgotas. Por consiguiente,
la energía de activación, capaz de promover las primeras reac-
ciones vitales, se debe situar en un nivel intermedio. Ahora
bien, los activadores químicos (como el ATP) o los cataliza-
dores pueden disminuir la energía de activación y permitir que
estas reacciones se produzcan a temperaturas moderadas, com-
patibles con la conservación de estos primeros organismos.
Gracias a ellos pudieron comenzar los procesos de autocon-
servación, engranajes iniciales de la maquinaria del metabo-
lismo. Allí se encontraban dos moléculas esenciales, la glucosa
y el ATP, que probablemente abundaban en el medio en que
evolucionaron los primeros heterótrofos.
El punto de partida es la molécula de glucosa. Pero ella es
incapaz de desencadenar por si sola una reacción: debe ser ac-
tivada por el ATP, que la transforma en glucosa-fosfato.
Pero en ese proceso, el invalorable ATP ha cedido su ener-
gía; se ha “descargado” y se encuentra ahora con la forma de
ADP (véase la página 50). ¿Cómo recargarlo? Esa será la fun-

—138—
JOËL DE ROSNAY QUÉ ES LA VIDA

ción de la fermentación, combustión lenta de la glucosa en au-


sencia del oxígeno. Esta reacción, por medio de la cual se pro-
duce el vino, la cerveza, la sidra, es conocida desde hace mu-
chos siglos, pero los primeros bioquímicos que la estudiaron
sin duda no pensaron que fuera una de las primeras reacciones
energéticas vitales. En su transcurso, el azúcar de los zumos de
frutas se transforman en alcohol con producción de calor y li-
beración de dióxido de carbono (véase la descripción detallada
del proceso en el Anexo III).
La observación del proceso de la fermentación conduce a
dos observaciones importantes:
La fermentación puede ocurrir en ausencia de cualquier or-
ganismo vivo, en una disolución que contenga las once enzimas
catalizadoras de la degradación —en etapas sucesivas— de la
molécula de glucosa. Por consiguiente, es muy posible que esta
reacción liberadora de energía se haya producido antes de la
existencia de la vida, sea en el medio primitivo, sea (lo que es
más probable) en las microgotas heterótrofas de los océanos
primigenios. De manera progresiva habrían aparecido los cata-
lizadores específicos, aceleradores de cada etapa, para permitir
el desarrollo de toda la reacción en un lapso muy breve.

—139—
JOËL DE ROSNAY QUÉ ES LA VIDA

La fermentación es idéntica al proceso de glucólisis, pri-


mera etapa de la respiración (véase la página 58), en cuyo
transcurso la glucosa se divide en dos fragmentos de tres car-
bonos cada uno. Tanto la glucólisis como la fermentación se
producen en ausencia de oxígeno. Por consiguiente, es lógico
pensar que las reacciones de fermentación comenzaron cuando
aún no había oxígeno molecular en la Tierra ni en las aguas. La
respiración, más reciente, se habría sumado así a procesos pre-
existentes.
Los desechos de la fermentación (alcohol, ácido láctico,
dióxido de carbono) se acumulan en el medio. Algunos son tó-
xicos, otros contienen una alta proporción de energía no utili-
zada. Esta modificación del medio tendrá consecuencias im-
portantes. La selección y la adaptación de los organismos pri-
mitivos conducirá progresivamente a la fotosíntesis y la respi-
ración.
Pero estas reacciones productoras de energía deben ser re-
guladas. En la célula, esta función la cumplen las enzimas, ca-
talizadores bioquímicos seleccionados en el curso de la evolu-
ción prebiológica.
Se pueden comparar las enzimas que actúan en cada etapa
con obreros que trabajan en la fabricación de una molécula im-
portante en varias cadenas de montaje integradas en una red.
Cada obrero efectúa una tarea determinada: reúne las piezas
que llegan y las entrega al obrero siguiente. Es evidente la im-
portancia no sólo de la velocidad de trabajo de cada obrero
sino también de la sincronización de esta velocidad con la de
todos los demás. Y eso no es todo: la velocidad de montaje de
una cadena debe ser sincronizada con la de todas las cadenas
paralelas. En efecto, un solo obrero que no trabaje a la veloci-
dad requerida retrasa toda la cadena. Si una cadena trabaja de-
masiado rápido, la siguiente no estará preparada para recibir el
producto semielaborado. Este se acumula y puede producir un
atascamiento.

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JOËL DE ROSNAY QUÉ ES LA VIDA

Se puede extrapolar esta imagen a la célula, a nivel mole-


cular, donde millones de reacciones se desarrollan simultánea-
mente, sin retraso ni atascamiento. La función de las enzimas
es acelerar, sincronizar y regular el conjunto de las reacciones.
El centro funcional de la enzima, donde se desarrollan las
reacciones, es su centro activo. En ese lugar del “cuerpo” de la
enzima se encuentran los reactivos, al alcance de las “herra-
mientas químicas”. Esto permite que la transformación se
realice a gran velocidad, por simple reacción de proximidad
entre dos grupos funcionales (en lugar del choque al azar) y sin
mayor gasto de energía de activación.
Pero las enzimas son muy especializadas. Cada una “sabe”
catalizar un tipo de reacción. ¿Cómo hace para “reconocer” y
“elegir” las moléculas que le corresponde transformar?
Recientemente se ha demostrado que las enzimas y su sus-
trato (las moléculas sobre las cuales actúan) se “comunican”
mediante el intercambio de información en una suerte de “len-
guaje molecular”. Este protolenguaje se apoya simplemente en
la forma de la molécula. Las enzimas “reconocen” las informa-
ciones que las conciernen porque llevan la “memoria” corres-
pondiente grabada en el centro activo. Así como una cerradura
es una suerte de “memoria” que conserva en forma “hueca” la
forma de la llave correspondiente, cada enzima particular lleva
en forma “hueca” en la estructura química de su centro activo,
la forma de las moléculas sobre las cuales debe actuar: uno y
otra son complementarios.
A título de ejemplo, la siguiente figura muestra el funcio-
namiento de una enzima.

—141—
JOËL DE ROSNAY QUÉ ES LA VIDA

El sustrato encuentra su lugar complementario en el centro


activo (1).
La reacción de corte se realiza en un lapso muy breve (2).
Las nuevas moléculas salen del centro activo. La enzima libe-
rada está preparada para otra reacción (3) (la misma reacción
puede suceder a la inversa).
Una vez que la molécula abandona el centro activo, la en-
zima, intacta, está preparada —como sucede con cualquier ca-
talizador— para participar de una nueva reacción. Si se modi-
fica el centro activo, la enzima queda desactivada; ya no “re-
conoce” su sustrato. Por el contrario, en un tubo de ensayo, una
enzima intacta puede catalizar indefinidamente una reacción
química idéntica a aquella en la cual intervendría en el orga-
nismo.
La mayoría de las enzimas poseen muchos centros activos
que les permiten reaccionar con moléculas de distintas formas.
Estas cumplen la función de activa doras o inhibidoras del cen-
tro activo propiamente dicho. Bajo el efecto de estas molécu-
las, que actúan como señales, o de diversas “excitaciones”
(electrones o fotones) amplificadas por conjugación electró-
nica, las enzimas modifican mecánicamente su configuración
espacial: se contraen o modifican su forma y sus propiedades
químicas.47 Así, la enzima recibe e integra simultáneamente
muchas informaciones. No es como un interruptor de dos posi-
ciones, abierto y cerrado. Modula su actividad y “responde” de
manera flexible a las modificaciones del ambiente.48
Así, las enzimas son capaces de memorizar información,
modificar mecánicamente su estructura en función de la infor-
mación recibida y restituir la información modificada. Se las
puede comparar con microoredenadores biológicas. ¿Cómo
fueron seleccionados estos autómatas moleculares, productos
de una lenta evolución?

47Estas enzimas se denominan alostéricas. La teoría de la alostería, formulada


por el profesor J. Monod, del Instituto Pasteur, ha sido comprobada con éxito.
48Se comprende ahora cómo funciona el sistema de regulación química (repre-
sor-operador) descrito en la página 83.

—142—
JOËL DE ROSNAY QUÉ ES LA VIDA

Sobre la base de las propiedades autoorganizadoras de los


proteinoides y los mecanismos de selección de las microgotas
se puede esbozar un cuadro del conjunto. Nuevamente, el fac-
tor determinante será la velocidad de las reacciones.
Los compuestos químicos de un sistema que participan de
reacciones paralelas siempre se transforman en el sentido de la
reacción más rápida. ¡No es lo mismo una reacción de milési-
mas de segundo que otra de diez años, aunque las dos sean de
la misma naturaleza! En un organismo vivo o previviente, la
reacción que se desarrolla lentamente no cumple función al-
guna en el metabolismo. Esta regla fundamental rige para todo
el sistema. En un medio cerrado, en el que multitudes de orga-
nismos primitivos coexisten en competencia pasiva, el flujo
más importante de materia y energía atravesará el sistema más
dinámico, es decir, aquel que efectúe sus transformaciones quí-
micas internas con la mayor velocidad.
Si la dinámica es compatible con la autoconservación del
organismo, estos sistemas podrán aprovechar una gran canti-
dad de materia orgánica nutritiva, condenando literalmente al
“hambre” a sus “competidores” de metabolismo más lento. Es-
tos “competidores” serán eliminados sin demora. La selección
natural sólo ha permitido la supervivencia de los organismos
más dinámicos, es decir, poseedores de los catalizadores más
eficaces.

EL ORIGEN DEL CÓDIGO GENÉTICO

Entre las multitudes de protoorganismos en evolución, los


primeros que fueron capaces de reproducirse y dar copias exac-
tas de sí mismos impusieron definitivamente su organización a
la evolución posterior de la vida. Proliferaron y por la fuerza
de los números eliminaron a los organismos menos evolucio-
nados, incapaces de reproducirse.
La primera pregunta que surge es si los asombrosos meca-
nismos de duplicación del ADN, de la transcripción del código
genético y de la síntesis de proteínas se pueden manifestar por

—143—
JOËL DE ROSNAY QUÉ ES LA VIDA

fuera de los seres vivos. Se trata de un problema de importancia


capital: si la respuesta es negativa porque esos procesos depen-
den de un “principio vital”, entonces es inútil preguntarse cómo
aparecieron esos mecanismos por primera vez, en ausencia de
la vida.
El misterio de su origen jamás será desvelado. Por el con-
trario, si la respuesta es afirmativa, el campo que se abre a la
investigación y la experimentación es inmenso.
Una serie de experimentos —ya históricos— demostraron
que esos procesos esenciales se podían realizar en una probeta.
La brillante serie comenzó en 1957 con el célebre experi-
mento de A. L. Kornberg —premio Nobel de medicina 1959—
en la Washington University de Saint Louis, Estados Unidos.
Este investigador logró la autorréplica del ADN en un tubo de
ensayo en el que puso los constituyentes químicos del ácido
nucleico, una enzima y una pequeña cantidad de ADN para
“iniciar” la reacción. Para ilustrar esta técnica experimental,
propia de la biología molecular, en las siguientes figuras se re-
producen dos experimentos análogos: el de M. W Nirenberg
(1961), de los National Institutes of Health de Estados Unidos,
que permitió descifrar el código genético, y el de S. Spiegel-
man (1965) de la Illinois University, que fue la base de los des-
cubrimientos sobre el ARN viral y su papel en ciertos cánceres
(véanse las figuras siguientes).

1 2 3
En un mortero, se trituran finamente células de colibacilo
con polvo de aluminio (1). Se vierte el “jugo” así obtenido en
un tubo de ensayo (2). Este jugo se denomina sistema acelular
(cell free system) y contiene los ingredientes necesarios para la

—144—
JOËL DE ROSNAY QUÉ ES LA VIDA

fabricación de una proteína.49 Fortificado con sustancias ricas


en energía (ATP), une aminoácidos en una proteína. La des-
trucción química del ADN y el ARN en la mezcla detiene la
síntesis; el agregado de ARN mensajero la reanuda. Se puede
estabilizar el sistema acelular y conservarlo durante varias se-
manas sin que pierda su actividad (3).

4 5
Nirenberg sintetizó un ARN artificial que en lugar de las
cuatro bases habituales A, G, C, U contenía sólo uracilo (poli-
U). F.I único triplete50 posible es el UUU. ¿Qué aminoácido
corresponde a este código? Se introduce ARN artificial en el
sistema acelular. De los veinte aminoácidos presentes sólo uno
está marcado con una sustancia radiactiva. Los 19 restantes son
normales (hay, pues, 20 tubos, cada uno de los cuales contiene
un aminoácido marcado -distinto en cada tubo- y 19 normales)
(4). El sistema sintetiza una proteína de acuerdo con el código
artificial introducido en el tubo (5). Esta proteína está consti-
tuida por la unión de un solo tipo de aminoácido: es la fenila-
lanina. Por consiguiente, el código de vida de la fenilalanina es
UUU.

49ADN. ARN. ARN de transferencia, aminoácidos, ribosomas, enzimas, sales


minerales.
50 Un triplete es una “palabra” del código genético formado por un grupo de
tres bases y que corresponde a un aminoácido particular.

—145—
JOËL DE ROSNAY QUÉ ES LA VIDA

El virus Q-beta ataca la bacteria Escherichia coli. Ni uno ni


otra contienen la enzima necesaria para la reproducción del vi-
rus (l). Esta enzima, llamada replicasa, aparece en la bacteria
a partir de que es infectada por el virus (2). Se extrae la enzima
“replicasa” de la bacteria y se la purifica cuidadosamente (3).

Se coloca la “replicasa” purificada en un tubo de ensayo.


Se agregan los cuatro nucleótidos a partir de los cuales se fa-
brica el ARN y las sales de magnesio (4). Spiegelman agrega a
esta mezcla simple una cierta cantidad de ARN infeccioso del
virus Q-beta (5). Catalizado por la “replicasa”, este ARN se
reproduce en numerosos ejemplares a partir de cuatro piezas
separadas distintas (los cuatro nucleótidos). Es una reacción
autocatalítica.

Se repite la experiencia quince veces. Cada vez se introduce


el ARN artificial en una mezcla idéntica en la que actúa como
“germen” (6). Al cabo de la 15.a operación, las probabilidades
de hallar rastros del ARN original son nulas. El ARN artificial
fabricado en el 15° tubo es purificado cuidadosamente y luego
inyectado en la bacteria Escherichia coli (7). Este ARN con-
serva plenamente su poder infeccioso: invadida por virus Q-
beta idénticos al original, la bacteria estalla (8).

—146—
JOËL DE ROSNAY QUÉ ES LA VIDA

Estos dos experimentos demuestran que las reacciones bá-


sicas de la vida se pueden reproducir en un tubo de ensayo. Sin
embargo, en todos los casos, se ha utilizado como punto de
partida un ARN sintético (el poli-U) y un extracto biológico (el
sistema acelular) o bien un ARN biológico (el del virus Q-beta)
y una mezcla sintética. En uno y otro caso se emplea una infor-
mación biológica preexistente. La segunda pregunta que surge
inmediatamente es, de dónde viene la información biológica.
¿Se puede determinar cómo y cuándo se puso en marcha el en-
granaje vital de los ácidos nucleicos y las proteínas, en que
aquéllos codifican a éstas y son codificados a su vez? Dicho de
otra manera: ¿cuál es el origen del código genético?

Nuevamente aparece un círculo vicioso similar al del huevo


y la gallina (véase la página 92). Si las proteínas aparecieron
antes, ¿dónde se guardaban los planos de fabricación? Si fue-
ron los ácidos nucleicos, ¿cómo pudieron elaborarse las ins-
trucciones precisas que ellos encierran, sin ayuda de las proteí-
nas?
Este círculo vicioso se rompió recientemente, gracias a una
serie de experimentos decisivos. En enero de 1986 apareció un

—147—
JOËL DE ROSNAY QUÉ ES LA VIDA

artículo en la revista norteamericana Science, destinado a con-


vertirse en un hito en la historia del origen de la vida. Dos in-
vestigadores, Thomas R. Cech y Arthur J. Zaug, de la Univer-
sity of Colorado, demostraron que la molécula de ARN puede
constituir el soporte de la información genética y al mismo
tiempo intervenir como enzima en su propia transformación.
Es decir, una misma molécula puede ser una memoria bioló-
gica y un catalizador. Hasta entonces se atribuía sin discusión
el monopolio de la catálisis biológica a las proteínas. El expe-
rimento constituyó un giro fundamental al echar nueva luz so-
bre el origen de los mecanismos de reproducción biológica y
codificación de la información genética.

EL DESCUBRIMIENTO DE CECH

En los organismos superiores se pueden separar las cadenas


de ARN (véase la página 72) -este mecanismo se denomina
splicing- para dar lugar a cadenas más cortas, traducidas en
proteínas. En un microorganismo llamado Tetrahymena, la ca-
dena de ARN de los ribosomas se corta por sí sola, se rearma
y se abre nuevamente en sitios precisos, donde cumple una fun-
ción catalítica que antes se atribuía exclusivamente a las enzi-
mas.

A partir del artículo de Cech, los investigadores descubrie-


ron muchas otras funciones catalíticas del ARN. Para ilustrar
la nueva función “enzimática” de los ácidos nucleicos, Walter
Gilbert, premio Nobel 1980, propuso el nombre de “ribozimas”

—148—
JOËL DE ROSNAY QUÉ ES LA VIDA

para estos ARN determinantes en el origen de la vida. He aquí


una serie de figuras sencillas para ilustrar la evolución progre-
siva de los sistemas de codificación y los mecanismos de tra-
ducción de la información biológica.
1. En el caldo primitivo o en las arcillas, las bases nucleicas
fabricadas por síntesis abiótica (véase la página 112) se
unen en cadenas cortas de ARN primitivo (probablemente
con una estructura química más simple). Estas cadenas ca-
talizan la formación de otras más largas, en el curso de ci-
clos sucesivos de secamiento y rehidratación de las zonas
donde se encuentran (véanse en la página 125 las reaccio-
nes autocatalíticas análogas a la reproducción molecular).
2. Como consecuencia de las recombinaciones entre las cade-
nas y las mutaciones químicas, nacen nuevas funciones.
Las leyes de la selección natural actúan en el interior de las
microgotas. Walter Gilbert observa que a estas combinacio-
nes por medio de elementos de transposición entre varias
cadenas de ARN (denominados “transposones”) se las
puede considerar el equivalente molecular de la reproduc-
ción sexual en los animales.
3. La relación entre la forma de los aminoácidos y las de los
“huecos” y las “protubetancias” en las cadenas de ARN
conduce paulatinamente a la selección de las primeras “le-
tras” y “palabras” del código genético: se trata de una rela-
ción específica entre una serie de bases de ácidos nucleicos
y una serie de aminoácidos.
4. La actividad enzimática de las cadenas de ARN se perfec-
ciona por asociación con elementos exteriores (iones metá-
licos, transportadores de electrones). A partir de entonces,
las cadenas de ARN pueden catalizar la formación de cade-
nas de proteínas, primero de manera directa y luego por in-
termedio de cadenas cortas de ARN con las cuales están

—149—
JOËL DE ROSNAY QUÉ ES LA VIDA

ligadas los aminoácidos (precursores de los ARN de trans-


ferencia) y que los “alinean” en un orden que facilita las
reacciones de polimerización.51
5. Fabricadas con mayor rapidez que en el curso de las síntesis
“al azar” de las matrices catalíticas minerales, las proteínas
demuestran ser mejores catalizadores biológicos que las ca-
denas de ARN. Aumenta la variedad de las reacciones en
las que intervienen. Así se auto- seleccionan las enzimas,
que relegan el ARN a un plano secundario.
6. Finalmente, con ayuda de las enzimas, las cadenas de ARN
dan lugar a la doble hélice del ADN, que posee ventajas
decisivas para la codificación de la información biológica:
mayor estabilidad y mecanismo de corrección de errores
pero sin impedir las mutaciones y recombinaciones. El
ARN queda relegado a la función de intermediario que
cumple hoy en los sistemas vivos (véanse páginas 71 a 73).

1 2

51 Los trabajos recientes de Y. M. Hou y P. Schimmel, del Massachusetts Ins-


titute of Technology, indican la posibilidad de un sistema de codificación más
simple (a partir de dos bases) y más antiguo que el actual. Denominado erró-
neamente “segundo código genético”, éste permite el reconocimiento entre el
ARN y el aminoácido correspondiente por medio de una enzima “conectora”.

—150—
JOËL DE ROSNAY QUÉ ES LA VIDA

3 4

5 6

Así se rompe un círculo vicioso y cae otro dogma: las pro-


teínas (enzimas) no son necesarias para dar origen a la vida
porque el ARN puede ser a la vez el soporte de la información
genética y el catalizador de la construcción, no sólo de sí
mismo sino también de las cadenas de proteínas. Sin duda, el
código genético nació de las sucesivas interrelaciones entre el
ARN, el ARN de transferencia, las proteínas y luego el ADN
en el interior de sistemas autónomos en evolución (microgotas)
sujetos a la selección natural.
G. Schramm ha propuesto un modelo ingenioso que sirve
de base para la investigación y ayuda a comprender mejor los
mecanismos de selección natural a nivel molecular. Algunas
moléculas como el ARN pueden catalizar su propia formación.

—151—
JOËL DE ROSNAY QUÉ ES LA VIDA

Pero también puede suceder que esa catálisis sea recíproca y


se ejerza sobre dos o incluso tres sistemas distintos.
En efecto, una cadena de ARN en crecimiento en el medio
primitivo acelera la formación de otra cadena complementaria;
ésta a su vez acelera millones de veces la formación de la ca-
dena inicial. Se produce una catálisis recíproca. Si una de esas
matrices moleculares es capaz de informar un catalizador orgá-
nico (por ejemplo, una proteína) que a su vez controla la sínte-
sis de la matriz inicial..., entonces hay una catálisis recíproca
que afecta a tres construcciones moleculares diferentes, cada
una de las cuales es indispensable para la existencia de las
otras dos. En esa clase de redes, la autoorganización conduce
a la autoselección.
Puesto que los tres sistemas están irreversiblemente ligados
entre sí, la selección natural sólo permitirá la supervivencia de
los sistemas de codificación y catálisis más eficientes.
Este proceso se pudo desarrollar en el interior de las micro-
gotas. Cuando estos sistemas primitivos crecían y estallaban
aquellos que heredaban una información codificada —por ru-
dimentaria que fuese— tenían mayores probabilidades de so-
brevivir. Por consiguiente, sólo se puede comprender el origen
de estos procesos en el marco de un enfoque integral que tome
en cuenta los “sistemas prebióticos”. Estos resultan de la inter-
dependencia de muchos factores: transferencia de energía,
transferencia de información, catalizadores minerales y luego
orgánicos, autorréplica molecular, presencia de iones metálicos
y arcilla, rol de las microgotas que contienen las moléculas y
cumplen una función protectora que favorece la selección na-
tural.
Así se puede sostener, con N. H. Horowitz, que los prime-
ros organismos capaces de reproducirse hallaron en su am-
biente las piezas “necesarias para su construcción”. Sólo tenían
que montarlas. Cuando desaparecía una de ellas, sólo podían
reproducirse aquellos organismos que, por medio de síntesis
internas cada vez más complejas, fabricaban las piezas necesa-
rias para su reproducción. Los otros quedaban eliminados.

—152—
JOËL DE ROSNAY QUÉ ES LA VIDA

Esos organismos se reconstruían finalmente en un ambiente del


que estaban ausentes los elementos de construcción originales.
Muchas otras hipótesis están ahora en proceso de verifica-
ción. Sin embargo, se pueden distinguir dos grandes tenden-
cias. Algunos sostienen que los ácidos nucleicos formados en
condiciones prebiológicas determinaron, por mutación y selec-
ción, todo el curso de la evolución. Para otros, es la función de
autoconservación la que predomina. El sistema de codificación
e información, muy simple al comienzo, se fue perfeccionando
a medida que los organismos se volvían más complejos, hasta
llegar al ARN y finalmente al ADN actual; pero esto sucedió
mucho después.
En la orientación de las investigaciones actuales, muchos
autores —sobre todo los químicos— parecen atribuir una im-
portancia excesiva al aspecto estructural de la vida, en detri-
mento de su aspecto funcional. Otros consideran más prove-
choso indagar en cuáles hubieran podido ser los procesos quí-
micos elementales de la vida en sistemas rudimentarios, pero
que poseyeran “en germen”, a nivel molecular, las funciones
fundamentales de los seres vivos actuales. Como señala el bió-
logo norteamericano P. Weiss: “La vida es un proceso diná-
mico [...] cuyos elementos sólo pueden ser procesos elementa-
les, no partículas ni otras unidades estáticas”. A partir del estu-
dio químico de estos procesos dinámicos abióticos se podrá
comprender mejor la lenta evolución en cuyo transcurso se per-
feccionaron los biocatalizadores, las reacciones del metabo-
lismo y el sistema reproductor.
¿Hubo un solo tipo de organismo capaz de reproducirse,
dando lugar a una sola línea de descendencia? ¿O bien (lo que
es más probable) muchos organismos, evolucionando en para-
lelo, adquirieron un sistema de reproducción análogo, basado
en el modo de codificación más eficiente? Todavía no hay una
respuesta definitiva a esta pregunta. Pero la segunda hipótesis
explicaría por qué el árbol genealógico de los seres vivos mues-
tra ramificaciones antes de la aparición de las “primeras célu-
las”, otrora consideradas el origen de la vida.

—153—
JOËL DE ROSNAY QUÉ ES LA VIDA

FOTOSÍNTESIS Y RESPIRACIÓN: EL CAPITAL DE LA


VIDA

Los primeros organismos heterótrofos poseen un “apetito”


voraz. El “caldo primitivo”, antes rico en materia orgánica, se
diluye cada vez más. Las síntesis orgánicas que se producen
probablemente en la alta atmósfera son demasiado lentas para
compensar el agotamiento veloz de las reservas energéticas de
los océanos.
En esas condiciones, sólo pueden sobrevivir los organismos
capaces de fabricar sus propios alimentos a partir de las molé-
culas simples del ambiente y la energía solar. Estas síntesis
ahora son posibles debido a la presencia de grandes cantidades
de dióxido de carbono -un desecho de la fermentación- disuelto
en agua. Esta molécula simple, de un átomo de carbono, es un
elemento de construcción que permite fabricar compuestos
más complejos. Por otra parte, la luz del Sol penetra en los
océanos hasta grandes profundidades, mientras que las radia-
ciones ultravioletas más poderosas —y más nocivas— son fil-
tradas por la pantalla acuosa. En 1982, Cyril Ponnamperuma
demostró que los coacervados y las microesferas cumplían una
función de protección contra las radiaciones ultravioletas. La
adaptación de los primeros organismos autótrofos a ese nuevo
medio habría sido factible gracias a las mutaciones y la selec-
ción natural. En efecto, es probable que en ese estadio ya fun-
cionaran los mecanismos de reproducción.
La clorofila es capaz de almacenar energía y restituirla con
una forma fácil de utilizar.52 Gracias a esta nueva fuente de
energía interna, se habría producido en ciertos organismos una
reorganización de las viejas cadenas de reacciones metabóli-
cas. Los organismos dotados de esos mecanismos de fotosínte-
sis adquieren una gran ventaja evolutiva.

52 Mucho antes que las porfirinas, se piensa que la perredoxina, pequeña pro-
teína de cincuenta aminoácidos y un centro activo compuesto por una asocia-
ción de azufre y hierro, cumplió un papel fundamental en los procesos de ca-
tálisis fotoquímica.

—154—
JOËL DE ROSNAY QUÉ ES LA VIDA

La fotosíntesis, como la fermentación, provoca alteraciones


irreversibles en el medio. Los compuestos ricos en energía
(como la glucosa), que empezaban a escasear en los océanos
primitivos, reaparecen en abundancia como producto de la fo-
tosíntesis. Según Opa- rin, algunos organismos pudieron recu-
perar su antiguo modo de nutrición: la absorción de sustancias
Químicas ya preparadas, tomadas del medio. Sin embargo, es-
tos heterótrofos perfeccionados 53 dependen por completo de
los alimentos que les proporcionan los autótrofos reciente-
mente reaparecidos. Así, en los comienzos mismos de la vida,
aparecen las raíces de la divergencia fundamental, pero com-
plementaria, mencionada al comienzo de este libro, entre los
vegetales (autótrofos) y los animales (heterótrofos).
Uno de los subproductos principales de la fotosíntesis es el
oxigeno. Este gas, constituyente esencial de la atmósfera ac-
tual, no tardaría en disiparse si desapareciera la vida de la Tie-
rra. La aparición - del oxígeno provocará un cambio drástico
en las condiciones de vida. En la alta atmósfera, bajo el efecto
de los rayos ultravioletas, forma el ozono. 54 Así se forma una
capa protectora a unos treinta kilómetros de la superficie del
planeta, que filtra los rayos solares y absorbe las radiaciones
ultravioletas más potentes. El origen y la fecha de formación
de la capa de ozono son materia de discusión. Algunos autores
sostienen que se formó, antes de la aparición de las reacciones
de fotosíntesis, mediante la acumulación lenta y adición sobre
sí mismo del oxígeno resultante de la fotodisociación del vapor
de agua.55 Al detener ciertas radiaciones ultravioletas, la capa
de ozono habría detenido las síntesis orgánicas. Sólo los orga-
nismos capaces de fabricar sus alimentos por fotosíntesis ha-
brían sobrevivido a esta escasez de materias nutritivas.

53 Los heterótrofos de “primera generación” son las microgotas.


54Molécula formada por tres átomos de oxigeno (O 3) y cuya existencia está
amenazada hoy por los clorofluorocarbonos contenidos principalmente en los
aerosoles.
55 Bajo la acción de los rayos ultravioletas, el vapor de agua es disociado en la
alta atmósfera en oxígeno e hidrógeno.

—155—
JOËL DE ROSNAY QUÉ ES LA VIDA

Sea como fuere, al absorber las radiaciones nocivas, la capa


de ozono permitió la conquista de la tierra y el aire por los or-
ganismos vivos.
La adquisición de mecanismos de fotosíntesis por los pri-
meros autótrofos es un paso adelante colosal. Los organismos
vivos ya no dependen de reservas limitadas de materia orgánica
acumulada en el transcurso de cientos de millones de años. Es-
tos organismos primitivos, más autónomos, capaces de fabricar
por fotosíntesis los componentes esenciales de la vida y de pro-
ducir por fermentación la energía que requieren, podrán sobre-
vivir con mayor facilidad y durante más tiempo. Pero falta to-
davía un largo proceso de evolución hasta la aparición de esa
diminuta fábrica de fotosíntesis que es el cloroplasto...
Junto con la fotosíntesis, comienza otra reacción esencial
para la vida: la transformación del nitrógeno del aire en amo-
níaco por bacterias fijadoras de ese gas. El amoniaco es un ele-
mento determinante para la fabricación de los aminoácidos. En
definitiva, son las bacterias que viven en simbiosis con las raí-
ces de las plantas leguminosas las que permiten a los animales
(que se alimentan de esos vegetales) obtener los aminoácidos
esenciales para la fabricación de proteínas en sus células.
Es interesante destacar que dos reacciones químicas senci-
llas son hoy la base del desarrollo de la vida sobre la Tierra, al
proporcionar energía y proteínas a los seres vivos: la transfor-
mación del carbono mineral (CO2) en azúcares por fotosíntesis
y la del nitrógeno mineral (N2) en el grupo amonio (NH4+) por
las bacterias fijadoras de amoníaco.
Las reacciones de fermentación son poco eficientes en la
producción de energía. Además, muchos compuestos no com-
pletamente “quemados” se acumulan en el ambiente. Con la
aparición del oxígeno, todo cambia: bruscamente se “rejuvene-
cen” los viejos procesos de fermentación.
El oxígeno es muy ávido de electrones; los arranca de los
cuerpos que los poseen por medio de reacciones a veces muy
violentas (combustiones, explosiones), denominadas de oxida-
ción. Como se ha visto, la fermentación y la respiración son
combustiones lentas.

—156—
JOËL DE ROSNAY QUÉ ES LA VIDA

El molino de la vida (ciclo de Krebe)


La respiración permite al organismo obtener mayor canti-
dad de energía de la molécula de glucosa al “quemarla” más a
fondo. Además, los productos de la reacción se eliminan sin
contaminar el ambiente, porque son sólo agua y dióxido de
carbono.
La respiración constituye una revolución con respecto a la
fermentación. En la figura se comparan los dos procesos:

—157—
JOËL DE ROSNAY QUÉ ES LA VIDA

La respiración se superpone a las reacciones existentes: el


fragmento de tres carbonos, llamado ácido pirúvico —residuo
de la fermentación—, es degradado hasta formar un fragmento
de dos átomos de carbono, el ácido acético, 56 e introducido
como combustible en la “caldera” diminuta que hemos llamado
“molino de la vida” (el nombre técnico es ciclo de Krebs). Esto
es lo que sucede, explicado con un poco más de detalle (véase
abajo). El cilio continúa sin detenerse jamás, y al final el frag-
mento de cuatro átomos de carbono se combina con otro de dos
carbonos que el organismo ingiere por medio de los alimentos.
Por supuesto que estas reacciones sucesivas son aceleradas,
controladas y reguladas por enzimas específicas. No se produ-
cen en desorden sino en estructuras altamente organizadas, for-
jadas poco a poco por la evolución y cuya forma perfeccionada
es la de las mitocondrias.

56 En realidad se trata de la acetil coenzima A. fragmento biológico de gran


importancia. Puede ser proporcionado directamente por las reservas nutritivas
(grasas, proteínas).

—158—
JOËL DE ROSNAY QUÉ ES LA VIDA

Con las reacciones simples de fermentación, empleando


glucosa, ATP y enzimas, los primeros organismos habían ga-
rantizado su “mínimo vital”. La fotosíntesis acoplada con las
reacciones de fermentación y aprovechando el dióxido de car-
bono nuevamente liberado les aseguró la autoconservación. Fi-
nalmente, con la respiración, utilizando el oxígeno liberado por
la fotosíntesis, los organismos primitivos pudieron contar con
toda la energía necesaria a partir de una cantidad escasa de ma-
teria orgánica nutritiva. Y más aún: se encontraron en posesión
de un capital, un excedente de energía que habría de permitir
el desarrollo posterior de la evolución.
Así fueron seleccionados gradualmente los organismos do-
tados de antoconservación (fermentación, fotosíntesis, respira-
ción), autorregulación y autorreproducción, y a los que se po-
día calificar de “seres vivos”.
Es probable que estos protoorganismos fueran los antepa-
sados de las bacterias y las algas. Se pueden hallar sus vestigios
en rocas de más de tres mil millones de años.

LAS RAÍCES DE LA EVOLUCIÓN BIOLÓGICA

En 1987, J. M. Schopf y B. M. Packer aislaron microorga-


nismos fósiles en sedimentos de 3,3 a 3,5 mil millones de años
pertenecientes a formaciones rocosas australianas: son los más
antiguos que se hayan descubierto. La estructura de estas célu-
las esféricas, de 8 a 20 micras de diámetro, indica que se trata
de bacterias autótrofas, productoras de oxígeno por fotosínte-
sis. Es decir que en una época tan remota ya existían seres vi-
vos complejos.
¿Qué se puede decir sobre el origen de las células con nú-
cleo (eucariontes), propias de los animales y de los vegetales
superiores? Estas células contienen orgánulos (órganos dimi-
nutos) necesarios para su funcionamiento. Estos son, por ejem-
plo, la mitocondria (fábrica transformadora de energía), el clo-
roplasto de las plantas verdes (fábrica de fotosíntesis) y los fla-
gelos que permiten el desplazamiento de la célula (como el alga

—159—
JOËL DE ROSNAY QUÉ ES LA VIDA

Chlamydomonas). Una hipótesis original y particularmente fe-


cunda, propuesta por Lynn Margulis, de la Boston University,
en 1970, aparentemente ha sido confirmada por medio del aná-
lisis computadorizado de las cadenas de ácidos nucleicos y pro-
teínas. En efecto, a partir de estas cadenas, se puede rastrear la
evolución molecular de los organismos primitivos que dieron
nacimiento a las células superiores (según los trabajos de M.
O. Dayhoff y R. M. Schwartz). Según Margulis, las mitocon-
drias eran bacterias independientes y los cloroplastos, algas
unicelulares fotosintéticas autónomas. Estos microorganismos
vivían en simbiosis dentro de las protocélulas en evolución.
Los flagelos serían descendientes de bacterias filiformes (espi-
roquetas) que habrían colonizado las protocélulas en un estadio
determinado de su evolución. La hipótesis de la simbiosis ex-
plica también por qué las mitocondrias y los cloroplastos po-
seen un ADN independiente del ácido nucleico de la célula que
habitan, lo que les permite multiplicarse en forma autónoma
dentro de ella.
La célula compleja de los organismos superiores sería el
producto de la asociación simbiótica de entidades autónomas
que compartían un ambiente común y contribuían a mantener
en el tiempo ese medio protector y nutricio. Se podría extender
el concepto de medio protector y nutricio al planeta entero.
¿Cómo sucedió, por ejemplo, que la temperatura media del
globo se haya situado justamente en la zona propicia al desa-
rrollo de la vida, es decir, entre 10° y 20º? Porque la vida en su
conjunto adapta permanentemente el medio a las condiciones
que le son más favorables. La biosfera (la totalidad de los seres
vivos), la atmósfera, la hidrosfera (mares, lagos, océanos) y la
litosfera (rocas y sedimentos) interactúan permanentemente,
pero de acuerdo con constantes de tiempo muy diferentes. Las
nubes, el color de la Tierra, la presencia de gases como el CO2,
el metano y el amoníaco, que ayudan a reflejar o absorber el
calor del Sol, sufren la influencia de los seres vivos (vegeta-
ción, plancton, bacterias y algas).

—160—
JOËL DE ROSNAY QUÉ ES LA VIDA

Gigantescos mecanismos cibernéticos autorreguladores tra-


bajan a escala de toda la Tierra. Según este enfoque, el planeta
es como un organismo vivo que trata de mantener su homeos-
tasis (véase esta página). Para simbolizar la entidad cibernética
Tierra, J. E. Lovelock propuso en 1967 darle al nombre de Gaia
(la madre Tierra en griego) a este gigantesco “organismo” pla-
netario.
Es el destino de Gaia que los hombres modifiquen y pongan
en peligro los mecanismos de reequilibrio por el incremento de
la concentración de dióxido de carbono en la atmósfera (debido
al empleo creciente de combustibles fósiles), el adelgaza-
miento de la capa de ozono, la contaminación química y ra-
diactiva y la deforestación.
Guerra atómica, ingeniería genética... El hombre pone en
peligro a su propia especie, así como a su ambiente planetario.
¿Cómo pudo adquirir semejantes poderes en tan poco tiempo?

—161—
JOËL DE ROSNAY QUÉ ES LA VIDA

Duración de la evolución

—162—
JOËL DE ROSNAY QUÉ ES LA VIDA

Formación del Universo Formación del Sistema Solar

Sistema Sol-Tierra Síntesis orgánicas en la atmós-


fera primitiva de la Tierra

Acumulación de metería orgá- Formación de microgotas de


nica. Formación de moléculas materia orgánica
complejas y del “caldo” primi-
tivo

—163—
JOËL DE ROSNAY QUÉ ES LA VIDA

Aparición de procesos de fer- Aparición de mecanismos de re-


mentación. producción
Primeros heterótrofos

Aparición del proceso de foto- Aparición de los procesos de


síntesis respiración Separación entre
autótrofos y heterótrofos

Evolución biológica La Tierra actual

—164—
Tercera parte

¿ADÓNDE VA LA VIDA?
JOËL DE ROSNAY QUÉ ES LA VIDA

I. LA REVOLUCIÓN BIOLÓGICA:
ESPERANZAS Y ASECHANZAS

La evolución continúa. Durante mucho tiempo, la vida pa-


rece vacilar entre las colonias de individuos y los individuos
independientes. Luego las células se reúnen, se organizan y se
diferencian en tejidos y órganos jerarquizados, integrándose
paulatinamente a una verdadera sociedad: el organismo vivo.
El juego de las mutaciones y la selección natural permite
que los seres vivos se perfeccionen, se adapten, se vuelvan más
complejos, en una prodigiosa abundancia, una riqueza infinita
de formas y funciones. Las especies luchan por vivir. Algunas
desaparecen para siempre; nacen otras. Entre las más recientes,
hay una cuyos representantes, dotados de un cerebro complejo
y voluminoso, sentirán curiosidad por desvelar el misterio de
su propio origen...
En la especie humana. Este ser vivo, dotado de curiosidad,
es también un conquistador y un depredador. Su conducta hace
peligrar no sólo su propia especie sino su planeta. Porque al
poner el dedo sobre los resortes íntimos de la evolución bioló-
gica, ha adquirido la responsabilidad de conducirla. El futuro
de la vida depende en gran medida de él.
En el curso de los últimos treinta años, la biología ha su-
frido una extraordinaria revolución: descubrimiento del código
genético, los mecanismos de regulación del funcionamiento ce-
lular, la estructura de la célula y los órganos moleculares que
la constituyen, la función de la membrana celular y las comu-
nicaciones entre células; creación de disciplinas nuevas: inmu-
nología, neuroendocrinología, química del cerebro, ingeniería
genética; conocimiento más profundo del origen molecular de
los cánceres. Esta revolución ha llevado al perfeccionamiento
de herramientas y métodos nuevos, que colocan en manos de
los biólogos una pesada responsabilidad: por primera vez, la

—166—
JOËL DE ROSNAY QUÉ ES LA VIDA

evolución no es determinada exclusivamente por el juego de


las mutaciones y la selección natural. El hombre puede hacerlo.
Con su capacidad para fabricar nuevas especies animales y ve-
getales, se convierte en “ingeniero del hombre”, verdadero
“prestidigitador de genes” a los que puede reprogramar a vo-
luntad. Semejante poder, adquirido en un lapso tan breve, sus-
cita problemas éticos: reproducción in vitro, tratamiento de en-
fermedades genéticas... Asimismo, ha dado origen a una ex-
pansión industrial sin precedentes basada en una ciencia joven,
de derivaciones todavía no conocidas del todo y que ha favo-
recido el desarrollo de la biotecnología.

COMPRENDER LOS LENGUAJES DE LA VIDA

¿Cómo se produjo semejante revolución, un desarrollo tan


colosal? ¿Fue a causa de algún descubrimiento en particular?
No: fue una convergencia de avances científicos y técnicos. La
revolución biológica en curso desde hace unos veinte años es
en realidad una revolución en el tratamiento de la información
biológica. El hombre comprendió el lenguaje básico de todos
los seres vivos. Después aprendió a “hablarlo” y “escribirlo”.
Esta información biológica está almacenada a nivel molecular
con una forma particularmente apta para su tratamiento por
medio de las máquinas automáticas y los ordenadores: la de las
macromoléculas de proteínas y ácidos nucleicos, mensajes ci-
frados escritos por medio de “letras”, que son los aminoácidos
de las proteínas y los nucleótidos del ADN.
Esta revolución se llevó a cabo en tres grandes etapas: el
nacimiento de la biología molecular (1955-1965) que permitió
comprender mejor los procesos vitales en términos molecula-
res; la biología celular (1965-1975), centrada en las células y
su capacidad de comunicación; la ingeniería biológica (1975-
1985), que comprende la ingeniería genética, la inmunotecno-
logía y la biotecnología. Hoy estas etapas se superponen e in-
terpenetran, pero cada una cumplió un papel determinante en

—167—
JOËL DE ROSNAY QUÉ ES LA VIDA

la revolución biológica: la comprensión de las comunicaciones


e interacciones moleculares entre las células y dentro de ellas.
El descubrimiento y utilización del lenguaje molecular de
la vida siguió un proceso análogo al de la traducción de una
lengua extranjera o un código secreto. Primero fue necesario
descifrar el código genético. Como Champollion al descifrar el
enigma de los jeroglíficos egipcios, J. Watson y F. H. C. Crick
descubren la estructura del código de la vida. Luego, en 1961,
M. Nirenberg demuestra la universalidad del código genético.
Posteriormente, los biólogos aprenden a “leer el texto” de
los mensajes de la vida, gracias a la máquina inventada en 1965
por F. Sanger y P. Edman para las proteínas (el secuenciador);
luego gracias a A. M. Maxam y W. A. Gilbert, quienes en 1977
crean un método químico para cortar y analizar los ácidos nu-
cleicos. En 1985, M. W. Hunkapiller y L. Hood, de la empresa
Applied Biosystems, inventan una máquina automática para
“leer” el ADN.
Sólo faltaban las “máquinas de escribir” la vida, es decir,
máquinas automáticas que permitieran sintetizar primero las
proteínas (lo que consiguió Merrilled en 1963 con su sintetiza-
dor) y luego los genes capaces de funcionar dentro de las célu-
las vivas. En 1981 aparecieron las primeras gene machines,
gracias a los trabajos de K. Itakura y L. Hood. Luego invadie-
ron los laboratorios de ingeniería genética, donde hoy son in-
dispensables.
Descifrar, leer, escribir, memorizar, trabajar, seleccionar,
clasificar, reprogramar la información biológica: todas estas
funciones determinantes para el futuro de la vida están ahora al
alcance de los biólogos. La informática les brinda para ello una
ayuda eficiente. En efecto, las herramientas informáticas y las
de laboratorio se complementan a la perfección, como se verá
más adelante al tratar los descubrimientos de la biología mo-
derna y la biotecnología.
La revolución biológica no afecta solamente el tratamiento
de la información. Incluye también la comprensión de los có-
digos, las memorias, las redes y los sistemas de regulación que
permiten el funcionamiento de los seres vivos. La célula es una

—168—
JOËL DE ROSNAY QUÉ ES LA VIDA

máquina de comunicar, constituida (como se ha visto) por ma-


cromoléculas portadoras de información capaces de “recono-
cerse” mutuamente: en primer término, las proteínas y los áci-
dos nucleicos, pero también otras —cuya importancia no se
puede minimizar— como los azúcares (polisacáridos), que
cumplen una función clave en el reconocimiento de las células
entre sí. La membrana de los glóbulos rojos está “erizada” de
polisacáridos, principales determinantes de los grupos sanguí-
neos. La información transportada por estas macromoléculas
está escrita en forma lineal, como las letras que componen las
palabras de una oración. Pero la manera como se enrollan las
cadenas en el espacio también constituye una información glo-
bal que facilita la comunicación intermolecular. Uno de los
grandes problemas de la biología moderna es comprender
cómo una información escrita en forma lineal, como la que
transporta el ADN, puede dar lugar a seres vivos tridimensio-
nales (un árbol, una flor, un elefante, un delfín, una mariposa,
un ser humano).
No hay vida sin comunicación. Las células intercambian
permanentemente señales de regulación para coordinar la mul-
titud de reacciones químicas que se desarrollan en su interior.
Bajo el microscopio electrónico, la célula parece una ciudad
vista desde un avión, con sus vías de circulación, sus cruces
bajo nivel y sus rotondas. Los elementos esenciales de la co-
municación celular son las redes, las moléculas-señales y los
receptores.
Las redes son canales microscópicos que surcan todo el in-
terior de la célula. Las moléculas sintetizadas en un punto son
transportadas a su zona de actividad. Recientemente se descu-
brió que esas moléculas exportadas son rotuladas previamente
con un “código postal” molecular que indica su destino.
La circulación de información se efectúa por medio de mo-
léculas-señales, reconocidas por receptores. Estas moléculas
son, como las hormonas, mensajero y mensaje al mismo
tiempo. Su forma es en sí misma una información reconocida
por el receptor así como una llave es reconocida por su cerra-
dura.

—169—
JOËL DE ROSNAY QUÉ ES LA VIDA

Los receptores, situados en su mayoría en la membrana ce-


lular, son moléculas proteicas que poseen concavidades de
forma complementaria a la de la molécula-señal que deben re-
conocer. Esta se encastra en la primera, se establecen enlaces
químicos débiles y se produce la respuesta del receptor.
En pocos años los biólogos han logrado interceptar las se-
ñales y comprender “el contenido de los mensajes” entre las
células. Las informaciones que contienen sirven a las funciones
fundamentales de la vida. Sobre todo a la comunicación a dis-
tancia (neurobiología, hormonas), la diferenciación celular du-
rante la gestación de un ser vivo (embriología), la movilización
de las defensas del organismo en caso de agresión o para eli-
minar células anormales (inmunología). La célula cancerosa es
sorda a estas informaciones. Trastorna la red de comunicación
de la vida.

LA BATALLA CONTRA EL CÁNCER

Pocas áreas de la biología ilustran mejor los extraordinarios


avances de los últimos años que la investigación sobre el cán-
cer. Es verdad que queda mucho por hacer para impedir que se
desarrolle un tumor y detener el avance del mal. Pero se com-
prende mejor la sucesión de acontecimientos moleculares en
virtud de los cuales una célula se vuelve cancerosa. Estos avan-
ces se deben en gran medida a las investigaciones fundamenta-
les de los decenios de 1950 y 1960.
Cuando Jacques Monod, François Jacob y André Lwoff sa-
caron a la luz los mecanismos de control de síntesis de proteí-
nas en la célula, la prensa y el público preguntaron si el descu-
brimiento del “operón lactosa” permitiría algún día “derrotar el
cáncer”. Por supuesto que se negaron a responder a una pre-
gunta tan directa. Sin embargo, veinte años más tarde, sus tra-
bajos permitieron a los investigadores avanzar en la compren-
sión del mecanismo de regulación del crecimiento celular y su
perturbación por los “genes del cáncer” (oncogenes).

—170—
JOËL DE ROSNAY QUÉ ES LA VIDA

¿Qué se sabe hoy sobre los factores que convierten una cé-
lula normal en cancerosa? La respuesta a esta pregunta requiere
los aportes de muchas ramas de la biología moderna: biología
molecular, bioquímica, biofísica, genética, virología, Inmuno-
logía, endocrinología. Esto demuestra la necesidad de aplicar
un enfoque multidisciplinario. Tratemos de resumir las conclu-
siones principales de los biólogos, empezando por los conoci-
mientos actuales sobre la cicatrización.
Al producirse un corte en la piel, las células de ese tejido
quedan separadas unas de otras. Pierden el contacto directo.
Este suceso da lugar a la síntesis de un factor de crecimiento
celular, una sustancia química (generalmente un péptido) que
“informa” a las células a uno y otro lado del corte que pueden
empezar a dividirse.
Éstas se reproducen hasta llenar la “brecha” creada por el
corte. Esto es la cicatrización. Al volver a tomar contacto unas
con otras, segregan una sustancia que inhibe su reproducción.
Es una suerte de control automático de la natalidad. Este pro-
ceso de “inhibición por contacto” es el responsable de que las
células que viven en sociedad sólo se reproduzcan para reparar
tejidos dañados.
Las células cancerosas son sordas a estas señales de inhibi-
ción de la reproducción. Son como células que deben cicatrizar
una herida, pero no se detienen. Una célula cancerosa se mul-
tiplica sin que los mecanismos normales de control y regula-
ción puedan impedirlo.
Es necesario recordar cuatro características importantes de
la cicatrización:
—cuando se rompe la inhibición por contacto (por ejemplo, en
un corte), las células fabrican factores de crecimiento
(growth factors, GF);
—los factores de crecimiento son “reconocidos” por recepto-
res situados en la superficie de las células. Al recibir el es-
tímulo, los receptores envían señales que ponen en marcha
los mecanismos de división celular;

—171—
JOËL DE ROSNAY QUÉ ES LA VIDA

—los factores de crecimiento sólo se fabrican en un momento


determinado. Luego se detiene la producción y las células
dejan de dividirse;
—las células normales sólo se dividen un número determinado
de veces (cuarenta o cincuenta) en toda su vida. Luego
mueren. La célula cancerosa es “inmortal”: se reproduce
ilimitadamente en tanto encuentre alimento. En tanto el or-
ganismo que la contiene conserve la vida.

Sobre la pista de los “genes del cáncer”

Parece que la conducta de las células normales obedece a


dos “modos”. Uno es el modo “social”, en el que cada una tiene
una “especialidad” (cumple un “oficio” en la sociedad de célu-
las); se comunican entre sí, sufren la inhibición por contacto y
no se reproducen. Otro es el modo “embrionario”, en que las
células no son especializadas y permanecen en estado de repro-
ducción activa, es decir, son capaces de proliferar. Ciertos ge-
nes controlan la proliferación embrionaria, esencial para la
vida, pero se “duermen” cuando las células se vuelven “adul-
tas”. Se cree que la célula cancerosa es una célula embrionaria
bruscamente “despertada”, es decir, dotada del poder de proli-
ferar, pero fuera de todo control. Es decir, es una célula “deso-
cializada”, que no obedece las órdenes de la comunidad en la
que habita.
¿Qué puede conducir a una célula normal a infringir las
normas de la vida en la “sociedad celular”?
Hace algunos años, los biólogos descubrieron los “genes
del cáncer” u “oncogenes”. Estos se encuentran en todas las
células normales (donde se los denomina “protooncogenes”) y
en el genoma de los virus cancerígenos. Hasta la fecha se han
clasificado unos 50 oncogenes, de los cuales 30 viven en las
células. Algunos se encuentran en el núcleo, otros en el cito-
plasma. Los oncogenes llevan la información genética “codifi-
cada” de ciertas proteínas que han sido identificadas. La pre-
gunta clave es: ¿cómo es el proceso por el cual los oncogenes,

—172—
JOËL DE ROSNAY QUÉ ES LA VIDA

y las proteínas que ellos codifican, transforman una célula nor-


mal en cancerosa?
Hay muchas respuestas. Todas son producto de un gran tra-
bajo de investigación en escala internacional. Los oncogenes,
el blanco de los investigadores, llevan nombres extraños como
myc, ras y erb. Los virus culpables son el SV 40, el polioma,
al adenovirus e incluso el de la hepatitis B. Parece que en una
infección viral, los oncogenes portadores de virus se insertan
en el ADN de una célula normal al lado de los protooncogenes
y pasan a controlarlos. Los protooncogenes cumplen una fun-
ción esencial en la regulación de la división y el crecimiento de
las células normales. Pero los oncogenes virales perturban esos
mecanismos, que entonces escapan a todo control.
En 1983, Russell F. Doolittle, investigador de la University
of California en San Diego, estudió con ayuda de un ordenador
las posibles semejanzas entre las secuencias de oncogenes vi-
rales y las que codifican los factores de crecimiento. Descubrió
con gran sorpresa una gran analogía entre la secuencia de un
factor que interviene en la cicatrización de las heridas (el
PDGF, Platelet Derived Growth Factor [factor de crecimiento
derivado de las plaquetas]) y el de un virus que provoca cáncer
en el mono y el pollo. Por primera vez se había establecido un
vínculo entre una sustancia esencial para la vida, presente en
las células, y un oncogén viral. Es decir que un simple error de
codificación puede dar lugar a una señal mal interpretada por
la célula, una orden de reproducción cuando ésta no tenía ne-
cesidad de multiplicarse.
Ahora podemos resumir las principales hipótesis sobre la
gestación del cáncer en el nivel molecular. Con una reserva im-
portante: la función de los oncogenes (asociada frecuentemente
con factores ambientales, por ejemplo, los mutágenos) es sólo
la primera etapa de la gestación del cáncer en la molécula y la
célula. Todavía no se conoce bien el proceso posterior de desa-
rrollo de los tumores in vivo. Por eso aquí se describirán las
etapas iniciales, más conocidas de la gestación. Es probable
que todo comience en una sola célula. Los investigadores han

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JOËL DE ROSNAY QUÉ ES LA VIDA

propuesto tres hipótesis principales. La perturbación de los me-


canismos de regulación puede afectar la señal, el receptor o el
transmisor.

Como se ha dicho, la señal molecular que pone en marcha


los mecanismos de división es un factor de crecimiento (GF).
Las células embrionarias proliferan si el factor de crecimiento
está presente en el medio. En cambio, las células tumorales ad-
quieren una autonomía total o parcial con respecto a ese factor.
En 1980, G. J. Toda- ro y M. B. Sporn describieron el meca-
nismo de autoestimulación celular: debido a la inserción de un
oncogén viral o la modificación de un protooncogén, la fabri-
cación del factor de crecimiento por la célula escapa progresi-
vamente a todo control. Los receptores de la célula reciben es-
tímulos permanentes y ésta fabrica más factor de crecimiento.
Se crea un ciclo de realimentación positiva.

Los receptores proteicos de la superficie de la célula detec-


tan normalmente la presencia del factor de crecimiento y esti-
mulan los mecanismos internos de división. Si los receptores

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JOËL DE ROSNAY QUÉ ES LA VIDA

son modificados —por ejemplo, por una alteración del gen que
codifica sus planes de fabricación—, pueden volverse hiper-
sensibles y detectar la presencia de factores de crecimiento aun
cuando el medio está libre de ellos. El receptor modificado en-
vía permanentes señales de estímulo del crecimiento a la cé-
lula, que así se vuelve cancerosa.

Las informaciones emitidas por los receptores son descifra-


das por los transmisores internos, moléculas que cumplen la
función de agentes de enlace entre los receptores y los meca-
nismos de división celular. Estos transmisores actúan con fre-
cuencia sobre el ADN. No obstante, pueden sufrir alteraciones
y enviar señales de reproducción incluso en ausencia de los es-
tímulos provenientes de los receptores. Una vez más, la célula
escapa a todo control y empieza a proliferar sin detenerse.

Una coalición internacional

En centenares de laboratorios del mundo entero se está li-


brando una batalla formidable contra el cáncer. Se trata de un
empeño enorme, en escala internacional, tanto para la industria
farmacéutica como para el prestigio de los grandes países in-
dustrializados. Un conocimiento más profundo de los mecanis-
mos moleculares que provocan los cánceres conduciría en los
próximos años al surgimiento de las terapias adecuadas. Sin
embargo, se impone la prudencia. Tratándose del cáncer, no se

—175—
JOËL DE ROSNAY QUÉ ES LA VIDA

deben suscitar vanas esperanzas sobre la existencia de reme-


dios milagrosos. Pasarán varios años antes de que las nuevas
vías de investigación descritas aquí redunden en diagnósticos
más precisos y terapias más eficaces. Por eso conviene destacar
los siguientes conceptos:
—no se debe hablar del cáncer sino de los cánceres. Existen
decenas de formas diferentes del mal (de pulmón, de mama,
del hígado, de los huesos, de la piel, leucemias...);
—los cánceres no son el producto de una causa determinada
sino de muchas causas interdependientes, escalonadas en
el tiempo, en las que intervienen la genética, el terreno, el
modo de vida. Los procesos de gestación del cáncer pueden
extenderse a lo largo de diez, veinte, incluso treinta años;
—los cánceres no sobrevienen de una vez sino en una serie de
etapas, las primeras de las cuales no conducen necesaria-
mente a la aparición del mal. Diariamente, en el organismo,
las defensas naturales destruyen células cancerosas;
—no existe un remedio para el cáncer sino combinaciones de
recursos terapéuticos (cirugía, radioterapia, quimioterapia,
inmunoterapia, etcétera), a las que se agregan la prevención
sistemática y el diagnóstico precoz;
—hoy la medicina cura un cáncer de cada tres. El número de
muertos por cáncer aumenta, debido en parte a la mayor
duración de la vida, pero también a que algunas formas de-
rivan del modo de vida (tabaquismo, hábitos de alimenta-
ción, riesgos profesionales, etcétera).
Por consiguiente, los medios para la acción deben ser glo-
bales e interdependientes, abarcando tanto la prevención y el
diagnóstico precoz como el tratamiento.
Se sabe ahora que ciertos productos químicos “activan” los
oncogenes. Uno de los medios de prevención de ciertos cánce-
res consiste en identificar precozmente los productos cancerí-
genos. Se conocen unos seis millones de productos químicos.
El ser humano entra en contacto más o menos regular con se-
senta mil de ellos, entre plaguicidas, aditivos alimentarios, cos-
méticos, medicamentos, dioxina, piraleno, etcétera. En la ma-
yoría de los casos no se han analizado sus eventuales efectos

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JOËL DE ROSNAY QUÉ ES LA VIDA

cancerígenos, debido sobre todo al costo prohibitivo de las


pruebas. Apenas unos centenares figuran en las listas negras de
los organismos especializados.
Felizmente, las nuevas tecnologías traen mejores posibili-
dades de detección. Por ejemplo, por medio de la informática,
se puede predecir el potencial cancerígeno de una sustancia a
partir de su estructura química y establecer las relaciones entre
familias de productos riesgosos. Las técnicas de la ingeniería
genética han permitido modificar ciertas bacterias para volver-
las sensibles a las mutaciones. Esta es la base del test de Ames,
que permite detectar los productos cancerígenos. Las grandes
empresas químicas y farmacéuticas empiezan a someter siste-
máticamente sus productos a los tests de esta clase.
También han progresado las técnicas del diagnóstico pre-
coz de los cánceres. Con los scanners y el RMN se han obte-
nido resultados espectaculares. Muchos laboratorios han per-
feccionado tests de diagnóstico precoz, basados en las propie-
dades de las moléculas biológicas de reconocerse entre sí con
gran especificidad y unirse a ciertos “marcadores” característi-
cos de las células cancerosas. Fue así como en 1987, investiga-
dores británicos demostraron la relación entre el cáncer de co-
lon y la ausencia de un fragmento de gen en los dos pares del
cromosoma número 5. Estas técnicas permiten iniciar a tiempo
los tratamientos adecuados, prescribir las necesarias modifica-
ciones de los hábitos alimentarios y el modo de vida. En su
lucha contra los cánceres, los especialistas recurren en forma
creciente, junto con el arsenal clásico (cirugía, radioterapia y
quimioterapia) a las “bioterapias”. Se trata de moduladores de
la respuesta biológica (biomoduladores) como el interferón, la
interleuquina y los “matadores naturales” de tumores como el
TNF. Estos productos naturales, que hoy se obtienen por medio
de las técnicas de la ingeniería, permiten una acción más espe-
cífica, al estimular las defensas naturales del organismo o al
matar localmente las células enfermas. La biología molecular
fundamental permite atrapar el cáncer entre las “pinzas” (como
las del cangrejo, que es su símbolo); gracias al mayor conoci-
miento de los oncogenes, los mecanismos que los “despiertan”

—177—
JOËL DE ROSNAY QUÉ ES LA VIDA

y la función de los biomoduladores; y a la vez por medio del


uso prudente de la ingeniería genética y la inmunología, dos
disciplinas que, como se verá, son determinantes para el futuro
de la vida. Antes de 1990 entrarán en venta ciertos medicamen-
tos eficaces contra algunos tipos de cánceres. Se perfecciona-
rán vacunas, elaboradas en parte por medio de virus. Entonces
se librará una nueva gran batalla contra los procesos de enve-
jecimiento: uno de los grandes desafíos de la biología a princi-
pios del siglo XXI.

—178—
JOËL DE ROSNAY QUÉ ES LA VIDA

II. LAS HERRAMIENTAS DE LA


REVOLUCIÓN BIOLÓGICA

LOS MAGOS DE LOS GENES

El “sueño” de la célula, dice François Jacob en su hermoso


libro La Logique du vivant, es dividirse. Desde hace muchos
años, el sueño secreto de los biólogos es reprogramar la vida.
Con la ingeniería genética ese sueño no sólo es posible, sino
que constituye la base de una industria en pleno desarrollo.
Como se sabe, una de las bases del funcionamiento de los
ordenadores reside en el programa. Con distintos programas,
un ordenador “aprende” a realizar distintas funciones: contro-
lar una fábrica, lanzar un cohete, calcular la nómina de salarios
de una empresa, componer música, diseñar los planos de una
casa, comunicarse con otro ordenador por medio de la red tele-
fónica... ¿Qué sucedería si fuera necesario utilizar un ordena-
dor distinto para cada función? La lentitud de la informática
impediría realizar las principales actividades técnicas, indus-
triales o económicas de la sociedad. Sin embargo, ésta era la
situación de la industria agroalimentaria o farmacéutica antes
de la ingeniería genética. Se utilizaban microorganismos para
realizar tareas precisas: una cepa de lactobacilos servía para
fermentar la leche y obtener el queso; otra para hacer vinagre,
el encilage, cerveza, vino o conservar el salchichón. Tal leva-
dura sirve para levar la masa del pan, tal clase de moho sirve
para producir antibióticos... Hoy, la ingeniería genética permite
modificar el programa hereditario de un microorganismo (bac-
teria o levadura) o de células más complejas, sean animales o
vegetales. Por ese medio se pueden producir las sustancias
deseadas. Así, una bacteria como Escherichia coli (página 36,

—179—
JOËL DE ROSNAY QUÉ ES LA VIDA

un bacilo o una pseudomonas se puede convertir en una “mi-


crofábrica” programable, capaz de producir enormes cantida-
des de insulina, interferón, índigo ¡e incluso seda!
Para reprogramar la vida es necesario efectuar una suerte
de “injerto” en escala molecular, es decir, insertar una porción
de programa genético extraño en el de la célula receptora. En
un trasplante clásico (por ejemplo, de riñón) intervienen tres
actores: el donante, el transportador y el receptor.

Lo mismo sucede con el “trasplante molecular” realizado


por medio de las técnicas de la ingeniería genética. El donante
es una célula de la que se ha aislado, purificado, extraído, co-
piado o sintetizado la totalidad o parte de un gen que se desea
“injertar” en otra célula. Por ejemplo, el gen de la hormona del
crecimiento humano, el de la insulina, el del factor VIH (pro-
ducto natural empleado en el tratamiento de la hemofilia) o el
de la interleuquina (empleada para el tratamiento de algunos
cánceres). El transportador se denomina “vector”: un verda-
dero “caballo de Troya” molecular que permite introducir el
gen extraño en la célula receptora (clonación). Para ello se uti-
lizan unas cadenas cortas de ADN circular llamadas plásmidos.
Se encuentran en las bacterias, pero los biólogos los modifican
para volverlos más eficientes y controlables. Finalmente, el re-
ceptor que se transformará en una microfábrica programable es
una bacteria (E. coli o bacillus), una levadura o una célula en
cultivo (de ratón, mono u otro animal) capaz de “expresar” el
gen, es decir, permitirle que dirija la síntesis de la proteína bus-
cada.
Vector, clonación y expresión son las palabras clave de la
ingeniería genética. Para realizar estas operaciones de “micro-

—180—
JOËL DE ROSNAY QUÉ ES LA VIDA

cirugía molecular”, se requieren herramientas ultraminiaturiza-


das y ultraeficientes, cuya creación es una de las hazañas de la
ingeniería genética. Son principalmente enzimas, verdaderas
máquinas moleculares, capaces de cortar, unir, borrar, repro-
ducir, transferir las secuencias de instrucciones que constituyen
los lenguajes de la vida. Gracias a los trabajos de W. Arber,
premio Nobel, los ingenieros genéticos han creado verdaderas
baterías de enzimas capaces de cortar y unir. Hoy se conocen
más de cien, que llevan nombres en código tales como Hind
III, Bam Hl, EcoR y Pstl y que permiten cortar el ADN en lu-
gares precisos y fragmentos conocidos. Éstos se pueden anali-
zar, almacenar y reunir en el ordenador. Otras enzimas, como
la ligasa, sirven para unir porciones de programas genéticos a
fin de componer secuencias transportadoras de instrucciones
precisas. Máquinas automáticas, en fin, permiten sintetizar ge-
nes artificiales, los que serán reconocidos y “leídos” por la fá-
brica celular como si fueran genes naturales.

La extraordinaria capacidad de multiplicación de la infor-


mación biológica, producto de la velocidad de reproducción de
las bacterias, permite aplicar las técnicas de laboratorio en la
producción febril. En poco más de tres horas, una bacteria
como E. coli (que se divide cada 20 minutos) se multiplica por
1000, más precisamente por 1024: hay 3 divisiones por horas
o sea 10 divisiones en 3 horas con 20 minutos; 210 = 1024. Así,
de un medio de cultivo con algunas decenas o centenas de mi-
llones de bacterias se puede pasar en pocas horas a un fermen-
tador de 100.000 litros.
La figura siguiente muestra el proceso de fabricación de un
producto como la insulina, la hormona de crecimiento o el in-
terferón por medio de las técnicas de la ingeniería genética.

—181—
JOËL DE ROSNAY QUÉ ES LA VIDA

Un experimento de ingeniería genética


El progreso de la ingeniería genética ha dado lugar a la in-
dustria del gen, punta de lanza de la biotecnología. Pero esta
disciplina no se agota en el área farmacéutica. Permite la crea-
ción de nuevas especies de plantas, la fabricación de bioplagui-
cidas, el tratamiento de defectos genéticos, la concepción de
nuevas especies animales y de biopolímeros de uso industrial.
Lo que en 1975 era apenas una herramienta de laboratorio,
ahora está a un paso de revolucionar las industrias química,
biológica, farmacéutica y agroalimentaria y por otra parte abre
el camino hacia el conocimiento y la conquista de enfermeda-
des como el cáncer y el sida.

LOS ALIADOS INVISIBLES

Los progresos de la biología fundamental, así como los de


la biotecnología, se deben en gran medida a las herramientas
moleculares, de gran eficacia: en primer lugar las enzimas (má-
quinas moleculares), pero también los anticuerpos monoclona-

—182—
JOËL DE ROSNAY QUÉ ES LA VIDA

les (cabezas buscadoras), las sondas de hibridación (herramien-


tas de clasificación de las moléculas de ADN) y los marcadores
radiactivos o enzimáticos (rótulos que se adhieren a las molé-
culas cuando se desea seguirles el rastro).
Las herramientas de corte, unión, clasificación y marcación
utilizadas por los biólogos se basan en la propiedad de las mo-
léculas de reconocerse entre sí: las proteínas con otras proteí-
nas; los ácidos nucleicos con las proteínas, los segmentos de
ácido nucleico con otros segmentos. Las formas de sus centros
de reconocimiento son complementarias. Así se crean enlaces
entre grupos químicos separados. Los enlaces son débiles, pero
tan numerosos que las células se mantienen en contacto, un
poco a la manera de dos cintas de Velero unidas. Entre las he-
rramientas moleculares, dos se destacan por su extraordinario
papel en los avances de la biología y la biotecnología: los anti-
cuerpos monoclonales y las sondas de hibridación molecular.
Aliados invisibles, confiables e infatigables, penetran en las cé-
lulas para acorralar las estructuras o las moléculas que se desea
identificar o aislar.
Los anticuerpos monoclonales fueron descubiertos en 1975
por G. Köhler y C. Milstein en Cambridge, Inglaterra. A estos
biólogos, dedicados a la investigación básica, no se les ocurrió
patentar su invento, sobre el cual se basa el desarrollo de nu-
merosas empresas de biotecnología.

anticuerpos macrófago linfocito


Los anticuerpos son proteínas (inmunoglobulinas) produci-
das en gran cantidad en la sangre por los glóbulos blancos (los
linfocitos B). Cuando un animal es inmunizado por un antígeno
(una proteína u otra gran molécula característica de un virus o

—183—
JOËL DE ROSNAY QUÉ ES LA VIDA

una bacteria), los anticuerpos se fijan sobre él y lo desactivan.


Entonces los macrófagos (basureros del organismo) pueden fa-
gocitarlos. Köhler y Milstein querían obtener anticuerpos es-
pecíficos de un antígeno mediante el cultivo de linfocitos B in
vitro (fuera del organismo vivo). Desgraciadamente, los linfo-
citos no se desarrollan en esas condiciones. En cambio, las cé-
lulas cancerosas de mieloma (cáncer de la médula ósea) sí “cre-
cen” y proliferan in vitro. Son inmortales. ¿Por qué no tratar de
unir, hibridar los dos tipos de célula para aprovechar la capaci-
dad de producción de anticuerpos de los linfocitos B y las pro-
piedades de cultivo in vitro de las células de mieloma? Es lo
que hicieron Köhler y Milstein para producir los hibridomas,
células híbridas que reúnen las propiedades de las dos fusiona-
das. Con la ventaja adicional de que se podía marcar y clasifi-
car los clones (descendientes de una misma célula) de hibri-
doma, cada uno de los cuales fabricaría un solo tipo de anti-
cuerpo muy específico, llamado monoclonal (descendiente de
un solo clon). Desde entonces, en el suero de un animal inmu-
nizado, ya no se obtienen poblaciones, mezclas de anticuerpos
diferentes dirigidos contra la multitud de características de la
proteína antígeno. Esta técnica permite aislar los anticuerpos
monoclonales dirigidos contra un solo elemento (un epítope) y
no otro: como si fuera un sistema de reconocimiento de las per-
sonas, no por el conjunto del rostro sino por la comisura del
ojo, una arruga de la frente o la forma de la oreja.
Se comprende así su gran utilidad como herramientas de
disección molecular. En efecto, a estas cabezas buscadoras se
pueden adherir grandes “rótulos” (metales pesados, isótopos
radiactivos, enzimas) que permiten descubrir, clasificar y aislar
las biomoléculas.
Los anticuerpos monoclonales tienen muchas aplicaciones.
Como herramientas de diagnóstico, permiten detectar en el or-
ganismo la presencia de virus (hepatitis B, herpes, sida), bac-
terias que provocan enfermedades transmisibles por vía sexual,
o células tumorales (cáncer de mama, colon u ovario). Asocia-
dos con poderosas toxinas, permiten destruir selectivamente las
células enfermas (inmunotoxinas). Se los puede cultivar para

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JOËL DE ROSNAY QUÉ ES LA VIDA

ocupar el lugar de un agente infeccioso sobre su receptor celu-


lar y cerrarle a éste la puerta de entrada a la célula. Para separar
y aislar ciertas proteínas, se unen anticuerpos monoclonales a
soportes de plástico colorados entre columnas de vidrio para
“atrapar” al paso las moléculas buscadas (cromatografía de afi-
nidad). También sirven como centinelas para prevenir el re-
chazo de un injerto.
La figura siguiente ilustra la producción de los anticuerpos
monoclonales.

La producción de anticuerpos monoclonales


Aparte de su enorme importancia en investigación básica,
los anticuerpos monoclonales han dado lugar a una industria

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JOËL DE ROSNAY QUÉ ES LA VIDA

pujante. Se estima que un tercio de las empresas de biotecno-


logía en el mundo comercializa productos basados en ellos. La
importancia del descubrimiento les valió a Köhler y Milstein el
premio Nobel. Y las autoridades de los organismos británicos
encargados de la valorización de las investigaciones lamentan
amargamente no haber patentado a tiempo esas extrañas célu-
las híbridas llamadas hibridomas...
Las sondas de hibridación son también una herramienta re-
volucionaria. Sin ellas no se hubiera podido realizar la mayoría
de los descubrimientos contemporáneos sobre los oncogenes
(genes del cáncer). Estas sondas se basan en la propiedad de
los ácidos nucleicos de formar una doble hélice a partir de dos
filamentos separados cuyas secuencias son complementarias.
Si un filamento de ADN está aislado, un segmento corto con
bases complementarias (sonda) se enrollará a su alrededor
exactamente en el lugar previsto. Este fenómeno se llama hi-
bridación molecular. Al unir un isótopo radiactivo o una en-
zima a la sonda, se puede marcar (y luego detectar, clasificar,
aislar) secuencias de genes portadoras de información codifi-
cada característica de una proteína, un virus, un defecto gené-
tico o un oncogén.

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JOËL DE ROSNAY QUÉ ES LA VIDA

Los biólogos pueden aislar el ARN mensajero correspon-


diente a una proteína buscada y recopiar este ARN monofila-
mentoso en ADN de doble filamento complementario gracias
a una enzima denominada transcriptasa inversa. Por medio de
técnicas de ingeniería genética, se obtienen clones del ADN en
la célula huésped para sintetizar la proteína en grandes canti-
dades. El aislamiento a partir de millones de ARN diferentes
se efectúa por medio de sondas moleculares, como muestra la
ilustración anterior.
La información genética de un individuo, encerrada en el
ADN, es análoga a un banco de datos informático. En la actua-
lidad, si se desea buscar los artículos agrupados bajo “biotec-
nología” o “interferón”, basta escribir la “palabra clave” en el
teclado del ordenador. Éste busca en sus memorias las secuen-
cias de palabras y frases cuyos caracteres se suceden en el or-
den correspondiente a la palabra clave; luego muestra el nú-
mero, los títulos o los textos completos de las referencias bi-
bliográficas seleccionadas.
Una sonda de hibridación actúa como una “palabra clave
molecular”. Introducida en un banco de genes, entre centenares
de millones de secuencias y miles de millones de letras del có-
digo genético, la sonda busca la secuencia complementaria, se
híbrida con ella y, gracias a la marcación, permite identificar y
aislarla.
Antes del perfeccionamiento de las sondas, buscar un gen
humano que portara la información de una proteína formada
por 1000 aminoácidos equivalía a buscar una página escrita (de
3000 caracteres, ya que 3 letras de código genético definen un
aminoácido) entre 1000 enciclopedias de 1000 páginas cada
una (los tres mil millones de caracteres del genoma humano),
¡sin contar con un índice o siquiera con páginas numeradas!
Las sondas de hibridación “se las arreglan” por su cuenta para
hallar el gen buscado, gracias a la especificidad de las interac-
ciones moleculares entre los ácidos nucleicos.
Las sondas moleculares se han convertido en aliados indis-
pensables de la investigación básica en biología. También se

—187—
JOËL DE ROSNAY QUÉ ES LA VIDA

las emplea en las nuevas baterías de diagnóstico de enfermeda-


des infecciosas. Gracias a ellas se pudo localizar el gen del fac-
tor VIII (esencial para la coagulación de la sangre y necesario
para el tratamiento de la hemofilia) y luego fabricar esa pro-
teína por medio de la ingeniería genética; también permitieron
localizar los defectos genéticos en el cromosoma humano nú-
mero 5, capaces de provocar cáncer de colon. Los investigado-
res (como el inmunólogo Susumu Tonegawa, premio Nobel de
medicina 1987) las han empleado para estudiar la recombina-
ción de los genes, a partir de la cual se crea la extraordinaria
gama de los anticuerpos y se modula la respuesta inmunitaria.
Enfermedades genéticas, males infecciosos provocados por vi-
rus, bacterias o parásitos; investigaciones sobre cáncer, inmu-
nidad, envejecimiento; elaboración de vacunas nuevas; no hay
rama de la investigación biológica o la biotecnología que no
recurra a las sondas de hibridación molecular, aliados invisi-
bles del hombre en la “pesca de genes”.

INGENIEROS DE LO INFINITAMENTE PEQUEÑO

Los programas de la química y la biología han iniciado una


nueva era de la ingeniería: la de las máquinas moleculares con-
trolables, invisibles al ojo, que miden algunas centenas de mi-
cras pero son capaces de realizar funciones precisas.
Los ingenieros de la mecánica crearon máquinas enormes
para transformar la materia —tornos, taladros, guillotinas,
prensas— o para trasladarla: locomotoras, camiones, etcétera.
La información necesaria para producirlas se encuentra en los
planos transmitidos a otras máquinas o a robots. Por consi-
guiente, la información es externa a los materiales transforma-
dos. Se encuentra, por ejemplo, en la forma de la matriz de la
prensa. Con los avances de la biología molecular y la química
orgánica, los “ingenieros de lo infinitamente pequeño” repro-
graman las bacterias, fábricas biológicas microscópicas, o eri-
gen edificios supramoleculares con ayuda de una caja de herra-
mientas hecha de moléculas que se unen como piezas de un

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JOËL DE ROSNAY QUÉ ES LA VIDA

juego para armar. En algunos casos, permiten que esos edifi-


cios se construyan solos, gracias a las propiedades de sus ma-
teriales básicos, los átomos. En este caso, la información no
está fuera de la materia sino que forma parte de ella. Si se des-
arman ciertos virus (como el fago T 2), las piezas se reúnen es-
pontáneamente, ya que sus formas son complementarias.

Fabricación de láminas delgadas

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JOËL DE ROSNAY QUÉ ES LA VIDA

Otros ejemplos de automontaje son las láminas “LB”. Hace


unos veinte años, el fisicoquímico Langmuir y su ayudante
Blodgett inventaron un método de fabricación de láminas del-
gadas que hoy lleva su nombre. Las láminas de Langmuir-
Blodgett (LB) tienen gran importancia en la fabricación de cir-
cuitos basados sobre los principios de la electrónica molecular.
Estas láminas se forman a partir de células que tienen una parte
hidrófoba y una parte hidrófita, como muestra la ilustración an-
terior.
Los biólogos y los químicos han descubierto poco a poco
las leyes del automontaje y la autoorganización. Hoy practican
una ingeniería de lo micro hacia lo macro, y no sólo a la in-
versa, como en el proceso de miniaturización acelerada que
predominaba hasta hace poco. El francés Jean-Marie Lehn y
los norteamericanos Donald Cram y Charles Pedersen obtuvie-
ron el premio Nobel de química 1987 por sus trabajos de apli-
cación de esos principios de la ingeniería molecular. Los nue-
vos arquitectos de lo infinitamente pequeño supieron fabricar
moléculas que, como las enzimas, son capaces de realizar fun-
ciones precisas: reconocer, atrapar, filtrar, clasificar, transpor-
tar otras moléculas o transmitir la información a distancia (“hi-
los moleculares”).
La célula viva posee máquinas moleculares capaces de rea-
lizar las funciones más diversas. Bombas, cintas transportado-
ras, cabezas de lectura, resortes, tornos, palancas, lanzaderas y
canales: todas funcionan con gran eficiencia. Los químicos y
los biólogos tratan de copiarlas o transformarlas. Sus primeros
blancos son evidentemente las enzimas, máquinas moleculares
perfeccionadas, capaces de catalizar la infinidad de reacciones
que se producen de manera permanente en la célula. ¿Cómo
conseguir enzimas más eficaces, sólidas, duraderas, a fin de
utilizarlas en procesos industriales, terapias nuevas o métodos
de diagnóstico? La perspectiva más prometedora —hasta tanto
se llegue a la síntesis total de una proteína a medida- radica en
modificar algunas partes del plano genético de tal o cual en-
zima (las secuencias de ADN que “codifican” la proteína en

—190—
JOËL DE ROSNAY QUÉ ES LA VIDA

cuestión). Una proteína está constituida por una cadena de ami-


noácidos enrollada sobre sí misma. En su estructura quedan
huecos, convexidades y concavidades (los centros activos) que
le permiten no sólo reconocer ciertas estructuras moleculares
(los sustratos de la enzima) sino también modificarlas, cortán-
dolas o uniéndolas.
Conocida la secuencia de aminoácidos que constituye el
centro activo de una enzima, se puede deducir de ella la se-
cuencia de nucleótidos que es su traducción genética codifi-
cada. Luego se puede modificar esta secuencia a fin de colocar
en un lugar determinado del centro activo otro aminoácido que
disponga de grupos químicos capaces de acoplarse al sustrato
con más fuerza. Esto incrementará el poder catalítico de la en-
zima. Esta técnica, tan prometedora para el futuro, se llama mu-
tagénesis dirigida y es una de las herramientas básicas de la
ingeniería de proteínas. Antes de esta técnica, se efectuaban
mutaciones al azar: fuera por medio de rayos X, que modifican
la organización de la información genética y producen errores,
“erratas” en los planos de fabricación de las proteínas; fuera
por medio de productos químicos que tienen un efecto análogo.
Las mutaciones naturales son la fuente principal de la variedad
de las especies (por modificación, reestructuración, recombi-
nación interna del patrimonio genético). También son causa de
enfermedades genéticas, como la terrible anemia falciforme,
que ataca a los jóvenes africanos. En este caso, la mutación se
produce en uno de los aminoácidos de la hemoglobina, el ácido
glutámico (GLU), el cual es reemplazado por valina (VAL).
Esto basta para alterar la forma de los glóbulos rojos, que en
lugar de discos planos se vuelven medialunas puntiagudas que
oclusionan los vasos sanguíneos más pequeños.
El futuro de la ingeniería de las proteínas pasa por la pre-
dicción de la estructura tridimensional de una enzima a partir
de la secuencia de aminoácidos (el orden que ocupan en la ca-
dena). Pero ello requiere cálculos complejos, realizados me-
diante ordenador. Muchos laboratorios trabajan en ello desde
hace unos veinte años, pero no se esperan soluciones especta-
culares en el futuro próximo. Otra vía consiste en simular en

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JOËL DE ROSNAY QUÉ ES LA VIDA

un ordenador la reactividad de un centro activo por modifica-


ción de los aminoácidos que lo constituyen. También en ese
caso los programas son sumamente complejos y representan
apenas una primera aproximación.
La ingeniería de las proteínas y la producción de enzimas a
medida constituyen una rama estratégica de la biotecnología.
Son objeto de una fuerte competencia internacional y requieren
equipo pesado (máquinas automáticas, ordenadores, terminales
gráficas para la visualización de las estructuras tridimensiona-
les). Pero el dominio de estas herramientas abre el camino ha-
cia nuevos materiales moleculares (superficiales catalíticas),
láminas delgadas para la fabricación de biocaptadores (usados
en tests de diagnóstico y en prótesis de implantación), pero
también en circuitos de ordenadores moleculares (electrónica
molecular) y medicamentos nuevos. La herramienta que ha
permitido estos avances revolucionarios de la biología es sin
duda el ordenador.

LOS ORDENADORES Y LOS SERES VIVOS

El matrimonio del ordenador con la biología ha resultado


feliz y fecundo. Los progresos y las herramientas descritos en
páginas anteriores no tendrían hoy tanto impacto si no fuera
por la informática. Y el futuro es aún más prometedor.
La naturaleza favorece ese matrimonio. Las moléculas de
la vida —proteínas y ácidos nucleicos— llevan la información
inscrita bajo la forma de las cadenas lineales de aminoácidos
(para aquéllas) o nucleótidos (para éstos). Estas series de sig-
nos cifrados son análogas a las letras de una palabra, las pala-
bras en una oración y las oraciones en un párrafo. Por consi-
guiente, es lógico que los programas elaborados por los infor-
máticos para analizar las cadenas de caracteres se puedan adap-
tar al tratamiento de la información biológica. Estos programas
permiten almacenar, tratar y manipular la información bioló-
gica.

—192—
JOËL DE ROSNAY QUÉ ES LA VIDA

En pocos años, el ordenador se ha convertido en ayudante


esencial del desarrollo explosivo de la biología. Aparece en los
grandes bancos de datos de genes y proteínas o en herramientas
agregadas a toda clase de aparatos. No hay laboratorio que no
emplee la informática. El ordenador hace toda clase de traba-
jos: planificación de experimentos, análisis de resultados, or-
denamiento de la información, concepción de moléculas nue-
vas, inclusión de datos, redacción de informes y papen, trazado
de gráficos y croquis.
Una de las aplicaciones más espectaculares del ordenador
en biología es la comparación de secuencias de genes y proteí-
nas en los “atlas” almacenados con ese fin en las memorias de
las grandes máquinas de Stanford, el GenBank de Los Alamos,
el Instituto Pasteur y el Centro Europeo de Biología Molecular
en Heidelberg. Los biólogos que desean intercambiar datos y
resultados utilizan una red telemática mundial llamada
BIONF.T. Con estos programas informáticos, el investigador
norteamericano Russell F. Doolittle y su colega británico Mi-
chael I). Waterfield descubrieron una relación totalmente ines-
perada entre un oncogén viral y la secuencia del ADN del fac-
tor natural PDGF, que cumple una función en la cicatrización
(página 182). A partir de entonces, mediante ordenador se han
vinculado otros oncogenes con productos naturales que cum-
plen funciones en el crecimiento o la división de la célula.
Otra aplicación espectacular de la informática a la biología
es la visualización de las moléculas de la vida sobre la pantalla.
Esta visualización tridimensional en colores permite fabricar
modelos que facilitan el conocimiento de los mecanismos de
acción de las moléculas e incluso fabricar otras nuevas. Este
proceso se llama diseño de moléculas asistido por ordenador
(CMAD). Es la transposición, en escala infinitamente pequeña,
de las técnicas de diseño asistido por ordenador (CAD) em-
pleados por los ingenieros de la industria automotriz y la aero-
espacial.
La revolución conceptual y tecnológica del matrimonio del
ordenador con la biología radica en que a partir de ahora se
puede manipular la información biológica (las moléculas que

—193—
JOËL DE ROSNAY QUÉ ES LA VIDA

la transportan), tanto electrónicamente (como se acaba de ver)


como en el plano material (de laboratorio). Esto se consigue
gracias a las herramientas moleculares capaces de clasificar,
seleccionar, cortar y reunir fragmentos de moléculas de ADN
o de proteínas. Estas herramientas son las enzimas, los anti-
cuerpos monoclonales y las sondas de hibridación de las que se
habló más arriba. Su sinergia permite la elaboración de nuevas
estrategias de investigación y desarrollo industrial que a su vez
impulsan la bioindustria.
Pero con la informática se avanza un paso más, hacia el en-
lace del cerebro con las redes. La red neuronal inspira la con-
cepción de los circuitos electrónicos. Y recíprocamente, la ul-
traminiaturización de los circuitos abre nuevas vías a la biolo-
gía. Ciencias cognitivas e inteligencia artificial, neurobiología
y electrónica molecular, redes neuronales, concepción de ar-
quitecturas paralelas para los ordenadores del futuro son otras
tantas perspectivas promisorias. Avances tecnológicos que
conducen a nuevas interfaces entre el cerebro del hombre y las
máquinas. Interconexiones bioelectrónicas que eliminan las
fronteras entre los organismos biológicos y los ordenadores
“moleculares”. Todo esto pertenece a la fecunda disciplina de
la biótica, la conexión más íntima entre la biología y la infor-
mática.

—194—
JOËL DE ROSNAY QUÉ ES LA VIDA

III. LA INDUSTRIA DE LOS SERES VIVOS

EL NACIMIENTO DE LA BIOINDUSTRIA

Las herramientas y las máquinas descritas en el capítulo an-


terior dieron lugar a la bioindustria, la industria que utiliza los
seres vivos. Era casi inexistente en 1980, pero ahora existen
más de seiscientas empresas en el mundo, la mayoría de ellas
en Estados Unidos. Algunas tienen menos de cinco años. En el
decenio de 1970, las instituciones financieras que apoyan la in-
novación tecnológica invirtieron 100 millones de dólares en
biotecnología; en 1986, esa cifra alcanzó los tres mil millones
de dólares.
El avance de la biotecnología conduce a la creación de he-
rramientas moleculares y electrónicas cada vez más eficientes,
que abren nuevos horizontes a la investigación básica y apli-
cada y al desarrollo industrial. Sin embargo, al auge espectacu-
lar al que se asiste hoy se basa en técnicas milenarias. Los hom-
bres empleaban inconscientemente los microbios útiles (sobre
todo las levaduras) para fabricar cerveza, vino, pan y queso.
Más adelante, descubrieron los medios para conservar los ali-
mentos perecederos por medio de la fermentación láctica (chu-
crut, encurtidos, condimentos, salazón), que crea un medio
ácido, hostil a las bacterias dañinas.
La revolución biotecnológica se basa en un conocimiento
más profundo de los microorganismos útiles y los medios para
reprogramarlos gracias a la ingeniería genética. Louis Pasteur
definió las normas fundamentales de la microbiología indus-
trial; cómo evitar la contaminación, asegurar la calidad de la
fermentación, identificar los “gérmenes” patógenos y distin-
guir los microbios útiles. Más adelante, Jacques Monod y Fra-
nçois Jacob sientan las bases de la biología molecular con las
leyes de la “domesticación” de los microbios por el hombre.
En lugar de utilizar cepas bacterianas o levaduras tomadas del

—195—
JOËL DE ROSNAY QUÉ ES LA VIDA

medio natural, se pueden “fabricar” cepas nuevas, capaces de


realizar tareas precisas.

Se han definido la biotecnología como un medio que per-


mite aprovechar, en el plano tecnológico, las propiedades y
funciones de los microorganismos y los cultivos celulares por
medio de la aplicación integrada de los conocimientos y las
técnicas de la bioquímica, la microbiología, la genética y la in-
geniería química. Por estos medios se producen, en escala in-
dustrial, sustancias útiles para la sociedad. Sin embargo, no se
puede comprender el desarrollo de la bioindustria y el paso de
la probeta de laboratorio a los fermentadores gigantes de las
fábricas sin asociar dos propiedades de los microorganismos:
la reprogramación de su ADN por medio de la ingeniería ge-
nética y su extraordinaria capacidad de reproducción.
Existe una idea muy difundida de que el biólogo trabaja so-
bre una sola bacteria y una cadena de ADN: en realidad, trabaja
sobre millones de células o moléculas. No se trata de una “mi-
crocirugía” sino de la iniciación, en poblaciones de moléculas

—196—
JOËL DE ROSNAY QUÉ ES LA VIDA

y células, de procesos bioquímicos por medio de enzimas es-


pecíficas, capaces de reconocer las moléculas sobre las cuales
deben actuar.

Biotecnología

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JOËL DE ROSNAY QUÉ ES LA VIDA

Conviene mencionar a los precursores de la bioindustria.


Las primeras experiencias de ingeniería genética se realizaron
en laboratorios universitarios, gracias a la convergencia de mu-
chos sectores de investigación. Pero la historia recordará los
nombres del puñado de científicos y empresarios que supieron
aplicar el savoir faire universitario a la industria para crear las
primeras empresas de ingeniería genética y registrar las prime-
ras patentes. Entre ellos cabe destacar a D. Glaser (premio No-
bel) y Ronald Cetus, en Berkeley, California. En 1976 apareció
Genentech, fundada por el científico Herbert Boyer y el em-
presario Robert Swanson. Gracias a sus proyectos y sus pro-
ductos nuevos, esta empresa se convirtió en el líder mundial de
la joven bioindustria. En 1978, había cuatro empresas de bio-
tecnología en el mundo: Cetus, Genentech. Genex y Biogen.
Su número ascendió a 30 en 1980 y a 500 en 1987.
En un principio, estas empresas aplicaron las técnicas de la
ingeniería genética para producir cuatro sustancias naturales de
gran demanda en el mercado de principios del decenio de 1980:
interferón, hormona de crecimiento humano, insulina y vacuna
contra la hepatitis B. Todos estos productos se fabrican con
esas técnicas y se comercializan en la actualidad.
Siguieron muchos más, sobre todo en las áreas farmacéu-
tica, agroalimentaria y veterinaria: insecticidas, vacuna contra
la aftosa, uroquinasa para el tratamiento de enfermedades re-
nales, el TPA activador de plasminogen de los tejidos (pro-
ducto que evita la formación de coágulos sanguíneos), TNF
factor de necrosis de tumores, interleuquina (proteína utilizada
en el tratamiento del cáncer), la hirudina, proteína anticoagu-
lante cuyo gen fue tomado de la sanguijuela. Este último pro-
ducto fue obtenido en 1987 por Transgéne, primera empresa
francesa de biotecnología, creada en 1980 por Pierre Chambón
y Philippe Kourilsky con la financiación de Paribas Techno-
logy.

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JOËL DE ROSNAY QUÉ ES LA VIDA

NO HAY DESCANSO PARA LOS MICROBIOS

Las ramas principales de la bioindustria son hoy la farma-


céutica, la agroalimentaria, la ambiental, la química y la ener-
gética.
—Industria farmacéutica: es un área en que la competencia
entre las grandes empresas es particularmente feroz. Sus pro-
ductos principales son, como se ha dicho, el TPA, la interleu-
quina, los interferones, las vacunas antiparasitarias y virales
(malaria, hepatitis, herpes, sida).
—Agroalimentaria: se sabe que los microbios pueden pro-
ducir proteínas de la misma calidad que las animales o vegeta-
les. Tienen la ventaja de reproducirse con gran rapidez, inde-
pendientemente de las condiciones climáticas, y fabricar en po-
cos días toneladas de proteínas a partir de distintos sustratos.
Las cifras son significativas: un vacuno de 500 kilos produce
500 gramos de proteínas en 24 horas; en el mismo lapso, 500
kilos de bacterias producen de 5 a 50 toneladas. Muchas em-
presas utilizan bacterias recombinadas, hiperproductoras de
proteínas.
Se puede aumentar la cantidad de alimentos mediante la eli-
minación de los depredadores que los destruyen. La “lucha bio-
lógica” contra los insectos permite defender las cosechas. Se
conocen bacterias útiles como el Bacillus thuringiensis, que
produce toxinas capaces de destruir las larvas de los insectos.
Actualmente se utiliza la ingeniería genética para fabricar bac-
terias productoras de esas toxinas e incluso para que las segre-
guen las hojas de las plantas tratadas.
Una de las grandes esperanzas de los biólogos es la de do-
mesticar la fijación directa del nitrógeno atmosférico para fa-
bricar biofertilizantes en lugar de los fertilizantes nitrogenados,
costosos en energía. En efecto, se sabe que las leguminosas
atrapan el nitrógeno del aire gracias a las bacterias que viven
en simbiosis entre los nudos de sus raíces, fabrican amoníaco
y lo emplean en la síntesis de sus proteínas. Así sucede con la
soja, la lenteja, el garbanzo y la alfalfa. Los investigadores tra-
tan de introducir los genes responsables de la fabricación de

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JOËL DE ROSNAY QUÉ ES LA VIDA

enzimas fijadoras del nitrógeno en gramíneas tales como el


maíz y el trigo.
—Ambiente: Los biólogos están tratando de lograr micro-
bios capaces de destruir los desperdicios peligrosos. Ciertas
bacterias del tipo pseudomonas y algunos hongos microscópi-
cos degradan los hidrocarburos clorados, transformándolos en
sustancias inocuas para el ambiente. Los japoneses utilizan
biorreactores para procesar los efluentes de las industrias con-
taminantes. A la salida del biorreactor, los productos simples
(agua, dióxido de carbono, metano) se eliminan sin causar da-
ños.
—Energía: se sabe que los microbios originan muchos pro-
cesos liberadores de energía. Ciertas bacterias degradan la ce-
lulosa y producen alcohol que se puede utilizar como carbu-
rante. Otras fabrican metano a partir de desechos orgánicos. En
presencia de la luz, ciertas algas y bacterias liberan hidrógeno.
Se espera que las técnicas de recombinación permitirán aumen-
tar el rendimiento de estas bacterias, levaduras, algas y hongos.
Una de las posibilidades que se explora en la actualidad es
la producción de alcohol carburante a partir de la celulosa. Las
levaduras son excelentes productoras de alcohol a partir del
azúcar. Desde hace siglos se fabrica alcohol a partir de la Sac-
charomyces cerevisae. El inconveniente mayor radica en que
las levaduras no pueden transformar la celulosa en glucosa,
punto de partida de la fermentación. En cambio, bacterias tales
como el Clostridium thermocellum son capaces de producir al-
cohol directamente a partir de los desechos de la celulosa. Des-
graciadamente, la propia producción del alcohol inhibe a las
bacterias. El objetivo de los investigadores es introducir los ge-
nes de la celulólisis (que contienen el código de las enzimas
celulosas) en las levaduras a fin de producir alcohol a partir de
la celulosa del bagazo de caña de azúcar, la paja o el papel. La
operación se realiza en varias etapas: con hongos del tipo Tri-
choderma se transforma la celulosa en azúcar y luego se fer-
menta el jugo azucarado con métodos clásicos. Si se pudiera
efectuar la celulólisis en una etapa, sus aplicaciones serían múl-
tiples y de gran importancia.

—200—
JOËL DE ROSNAY QUÉ ES LA VIDA

—Química: las bacterias pueden producir materias primas


para esta industria. Durante la Primera Guerra Mundial se uti-
lizaron métodos biológicos para producir acetona y butanol.
Por medio de la ingeniería genética se pueden orientar las bio-
síntesis naturales de los microorganismos hacia la producción
de determinadas sustancias en grandes cantidades. Así, junto
con la química clásica, se desarrolla una “celuloquimica” u “or-
ganoquimica”, que utiliza microbios para fabricar solventes,
emulsiones, adhesivos y materiales plásticos, esenciales para la
industria del futuro.
Hoy ya se ha logrado dominar las técnicas básicas de la bio-
industria. La síntesis de genes se realiza en máquinas automá-
ticas y la clonación de un gen se efectúa en menos de una se-
mana. La fabricación de ADN complementario a partir de ARN
mensajero es un trabajo de rutina en los laboratorios especiali-
zados. Las universidades más adelantadas incluyen estas técni-
cas en los trabajos de biología molecular.

EL FUTURO DE LA BIOINDUSTRIA

La ingeniería genética aplicada consistió en su primera


etapa en la fabricación de productos naturales que hasta enton-
ces se obtenían en muy pequeñas cantidades por las técnicas
clásicas de extracción y purificación. La industria actual, lejos
de abandonar estos métodos, los complementa con las técnicas
de la ingeniería genética que modifica la maquinaria de pro-
ducción de las células vivas. En efecto, las bacterias reprogra-
madas son frágiles, pierden sus valiosos genes con facilidad.
En cambio, las bacterias aisladas de la naturaleza, y que cons-
tituyen, por ejemplo, la base de la bioindustria japonesa (ali-
mentos, antibióticos, metabolitos, enzimas), son mucho más
resistentes. Hoy se pueden modificar los procesos internos de
biosíntesis de un microorganismo industrial para volverlo más
eficiente en su balance energético o en su utilización óptima
del carbono como fuente principal para sus síntesis.

—201—
JOËL DE ROSNAY QUÉ ES LA VIDA

Estos microbios no existen en la naturaleza, pero se trata de


crearles propiedades “a medida”, de interés para las industrias
química y agroalimentaria. Por ejemplo, la modificación gené-
tica de una capa bacteriana productora de una proteína que in-
terviene en la formación de cristales de hielo permite evitar los
daños provocados por la escarcha. Ya se han iniciado experi-
mentos sobre el terreno, que han dado lugar a una vigorosa con-
troversia, tanto en Estados Unidos como en Europa, entre los
industriales y los ecologistas. Se trata de saber si los microbios
liberados al medio pueden transmitir enfermedades o trastornar
los ciclos ecológicos.
La única manera de tranquilizar a los defensores del am-
biente es crear una técnica que permita seguir el rastro de esos
microbios liberados. Los investigadores han recurrido a las téc-
nicas biotecnológicas más avanzadas para conseguirlo. Ciertas
empresas han desarrollado una bacteria segregadora de una to-
xina que mata los insectos. Para evitar que se les “escape”, la
han vuelto “fluorescente”, es decir, que en presencia de rayos
ultravioletas emite una luz azul. Así se detecta su presencia en
muestras de tierra. Otros investigadores han fabricado un virus
que ataca las orugas, pero que contiene un gen sensible al Sol.
Por consiguiente, este virus no puede vivir fuera del organismo
infectado por él.
Existe ya una larga lista de cepas patentadas por los indus-
triales y que aguardan la autorización para iniciar las pruebas
sobre el terreno (bacterias fijadoras de nitrógeno, degradadoras
de productos tóxicos, microorganismos resistentes a los fungi-
cidas). Es mucho el dinero que está en juego. Sin embargo, los
microbios “modificados” no tranquilizan a muchos expertos,
que temen una alteración de los ciclos naturales. La competen-
cia internacional entre las bioempresas por patentar sus pro-
ductos es directamente feroz. El 16 de junio de 1980, la Corte
Suprema de Estados Unidos declaró que dos microorganismos
eran patentables: uno creado por la empresa General Electric
para degradar el petróleo sobre la superficie del mar, y otro por
el laboratorio Upjohn, para producir el antibiótico lincomicina.

—202—
JOËL DE ROSNAY QUÉ ES LA VIDA

Luego se acordaron importantes patentes de ingeniería gené-


tica a la Stanford University (patente Cohen-Boyer) y a la em-
presa Genentech. Esto obliga a las demás empresas a pagar ro-
yalties. Pero la fecha histórica para las patentes biológicas será
sin duda el 3 de abril de 1987, cuando la oficina de patentes de
los Estados Unidos autorizó un pedido relativo a los organis-
mos superiores, excluido el hombre (porque la Constitución
“prohíbe los derechos exclusivos de propiedad sobre un ser hu-
mano”). Por consiguiente, los ganaderos podrán patentar las ra-
zas nuevas, obtenidas por medio de la ingeniería genética. Esta
decisión tiene implicaciones morales y éticas, además de eco-
nómicas. Se ha iniciado una controversia internacional que no
decaerá por muchos años.
A principios de la década de 1980, el auge de la biotecno-
logía se basaba principalmente en la ingeniería genética y los
hibridomas. Hoy el éxito de los laboratorios industriales de-
pende de la combinación de muchas herramientas biotecnoló-
gicas. Los avances se deben, entre otros factores, a los nuevos
equipos de laboratorio, productos a su vez de los progresos
efectuados en física, química, electrónica, informática, inmu-
nología y bioquímica.
En forma esquemática se puede decir que la evolución de
la bioindustria ha pasado por tres etapas principales. En la pri-
mera predominaron la genética, la biología molecular y la in-
munología, y sus productos principales fueron las enzimas de
restricción, los vectores de clonación y los anticuerpos mono-
clonales. Durante la segunda etapa, los industriales descubrie-
ron la importancia de la interacción entre distintas herramientas
moleculares. Así se generaron nuevas estrategias de investiga-
ción en las que intervienen las sondas de hibridación, la mu-
tagénesis dirigida y la informática. Ahora está comenzando la
tercera etapa: la biotecnología se vuelve “transparentes”, se uti-
liza en la investigación y la producción industrial. La figura
siguiente ilustra interdependencias entre las herramientas bio-
tecnológicas e informáticas que conforman la batería de base
de las nuevas estrategias.

—203—
JOËL DE ROSNAY QUÉ ES LA VIDA

Estas herramientas se combinan en una estrategia global.


Las interacciones se expresan en distintos niveles. En el centro
del diagrama se muestra el método “clásico”: en el laboratorio
se aíslan sustancias desconocidas, que se presentan bajo la
forma de proteínas o ADN. El análisis de las secuencias de es-
tas moléculas conduce a la síntesis química de sustancias
análogas, a las que se somete a análisis para descubrir sus even-
tuales efectos biológicos. Hoy se las compara con los millares
de secuencias de ADN y proteínas de los grandes bancos de
datos.

—204—
JOËL DE ROSNAY QUÉ ES LA VIDA

De estos análisis y preparaciones se obtienen informaciones


valiosas para la síntesis de péptidos y de cadenas cortas de áci-
dos nucleicos. Unos y otras servirán como ondas de hibridación
para aislar cantidades mayores de ADN o bien para fabricar
anticuerpos monoclonales que permitirán aislar mayores canti-
dades de proteínas.
La figura muestra que no existe una biotecnología sino una
cantidad de interdependencias entre herramientas biotecnoló-
gicas provenientes de disciplinas distintas, pero complementa-
rias: química orgánica, bioquímica, inmunología, genética,
biología molecular, informática. Dos ejemplos ilustran la com-
binación de técnicas: la fabricación de vacunas y el conoci-
miento de cómo funciona la molécula represora.

Para identificar una proteína antígeno que sirva de base a


una vacuna, los investigadores empiezan a analizar, mediante
ordenador, los distintos grupos químicos que la conforman. Así
podrán identificar cuáles se encuentran en el interior o el exte-
rior de la proteína. Provistos de esta información, pueden cortar
el gen en distintos puntos, clonar los fragmentos en bacterias y
analizar las proteínas resultantes. Esta “disección molecular”,
repetida muchas veces, permite descubrir cómo la modifica-
ción de tal o cual grupo afecta las propiedades antígenas de la
proteína. Luego se comparan las proteínas obtenidas con el an-
tígeno natural por medio de los anticuerpos monoclonales.
También se pueden fabricar péptidos sintéticos que copien al-
gunos de los “motivos” característicos de la proteína, los que a
su vez confrontarán los anticuerpos monoclonales dirigidos

—205—
JOËL DE ROSNAY QUÉ ES LA VIDA

contra la proteína natural. Así, paulatinamente, los investiga-


dores aislarán el antígeno a partir del cual fabricarán la vacuna.
La combinación de técnicas también permite comprender
cómo una proteína se une al ADN. Se someten proteínas cris-
talizadas a los rayos X para determinar con precisión la posi-
ción de los grupos que constituyen su estructura tridimensio-
nal. Con esta información se elaboran modelos de proteínas en
el ordenador. Gracias a esta técnica, los profesores Monod, Ja-
cob y Lwoff descubrieron y estudiaron la molécula represora,
lo que les valió el premio Nobel de 1965. El modelo compu-
tarizado muestra que la molécula represora se adhiere a la do-
ble hélice del ADN, “enroscándose” en ella como una tuerca
en un tornillo. En efecto, la pro- teína posee una secuencia he-
licoidal que se aloja en la gran cavidad del ADN y dos “brazos”
que la encierran. Así bloquea el flujo de ARN mensajero, que
lleva la información del ADN a las proteínas.
El desafío científico y tecnológico del futuro de las bioin-
dustrias depende de la capacidad del hombre para combinar los
métodos de investigación y desarrollo, e integrar las redes por
donde pasan los descubrimientos y las innovaciones. Pero sur-
gen obstáculos nuevos, de otra naturaleza. Su carácter no sólo
es técnico sino también ético: ¿puede el hombre reprogramar
al hombre?

—206—
JOËL DE ROSNAY QUÉ ES LA VIDA

IV. EL HOMBRE, INGENIERO DEL HOMBRE

Después de haber conocido mejor las etapas iniciales de la


vida, de haber desarrollado las nuevas herramientas para trans-
formar los seres vivos, la humanidad se encuentra ante el inicio
de una revolución aún más importante: la modificación del
hombre por el hombre. Las primeras experiencias de ingeniería
genética se realizaron con bacterias. Siguieron luego con célu-
las superiores, tanto animales como vegetales. Ahora existe la
posibilidad de actuar sobre la propia especie. Primero, me-
diante el tratamiento de defectos genéticos y las técnicas de la
reproducción asistida (fecundación in vitro, transferencia de
embriones); próximamente, tal vez, por medio de la modifica-
ción del patrimonio genético de un individuo y su descenden-
cia.
Para comprender mejor la envergadura de los nuevos me-
dios a disposición de los biólogos, conviene explicar breve-
mente algunas técnicas, entre las cuales son determinantes para
el futuro de la vida el tratamiento de las enfermedades genéti-
cas, la reproducción in vitro, los tests genéticos y la cartografía
del genoma humano.

LA NUEVA CIRUGÍA DE LOS GENES

Por primera vez en la historia de la medicina, los hombres


tratan de curar las enfermedades genéticas apuntando directa-
mente a los genes defectuosos. En Francia se han registrado
dos mil enfermedades genéticas, siendo las de mayor inciden-
cia la trisomía 21 (mogolismo), que afecta a un niño de cada
600 nacidos vivos; la mucoviscidosis (uno de cada 1.500) y la
miopatía (enfermedad muscular, uno cada 6.000). Según la Or-
ganización Mundial de la Salud (OMS), más de cien millones

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JOËL DE ROSNAY QUÉ ES LA VIDA

de personas en el mundo padecen enfermedades sanguíneas he-


reditarias potencialmente mortales. Casi 200.000 niños mueren
anualmente por esa causa. Uno de los pocos medios que per-
miten detectar esos males es el diagnóstico prenatal precoz. Si
es positivo, los padres pueden tomar la decisión de interrumpir
un embarazo de alto riesgo que escapa a los procesos naturales
de eliminación. Desde hace poco se sabe que las enfermedades
mentales y ciertos cánceres están relacionados con genes mal-
formados o modificados.
Los progresos de la ingeniería genética revolucionan los
métodos con que cuenta la medicina para abordar el diagnós-
tico y tratamiento de las enfermedades hereditarias. Como se
ha visto, es posible aislar un gen humano y purificarlo en can-
tidad suficiente para analizarlo en detalle. Asimismo, las son-
das de hibridación molecular permiten hallar —entre los miles
de millones de “letras” del código genético— la “frase” donde
se encuentran los “errores de imprenta” genéticos, causantes de
las enfermedades hereditarias. Los investigadores disponen de
dos estrategias para tratar esas enfermedades: atacar los genes
del individuo para tratar de curarlo o modificar los genes de sus
células sexuales, lo que afectará a su descendencia.
El primer intento de tratar una enfermedad genética hu-
mana fue realizado en 1980 por el profesor Martin Cline, de la
Universidad de California. Los pacientes se sometieron volun-
tariamente al tratamiento, pero la comunidad científica lo re-
chazó por considerar que lo había realizado prematuramente y
sin la autorización de las instancias oficiales. Ahora, después
de una serie de experiencias realizadas con animales, es lícito
pensar que se pueden realizar algunos tratamientos genéticos
con posibilidad de éxito. Se podría proceder de la siguiente ma-
nera: los investigadores extraen de la cadera del paciente afec-
tado por el mal hereditario las células de médula ósea (donde
el organismo fabrica permanentemente otras células esenciales
para su funcionamiento). Se las trata in vitro para que puedan
recibir el gen “corregido” por ingeniería genética. Luego se las
reimplanta en el hueso, donde producen células normales. Este
tratamiento afectaría a un individuo, pero si se realiza con sus

—208—
JOËL DE ROSNAY QUÉ ES LA VIDA

células germinales, la “corrección” se transmitiría a su descen-


dencia. También se puede tratar un embrión, sobre todo a partir
de los avances de la fecundación in vitro y la transferencia.
Hasta ahora, ningún laboratorio ha intentado introducir genes
en un embrión humano. ¿Cuándo sucederá?
Algunos males muy difundidos, como las alergias, la dia-
betes, las deficiencias inmunitarias y algunas enfermedades
mentales también se deberían al funcionamiento defectuoso de
los genes. Si es posible diagnosticar la presencia de esos genes
durante el embarazo, ¿cuál será la actitud de los padres frente
a esos niños predispuestos a ciertos riesgos? Estas técnicas
también servirán para trasplantar genes portadores de caracte-
rísticas “deseables”. Si el tratamiento genético se vuelve cada
vez más accesible, algunas personas sin duda lo solicitarán por
conveniencia. ¿Quién decidirá si un gen es “bueno” o “malo”?
¿Qué sucederá con hipotéticos genes que originen resistencia
física, tendencia a la agresividad o a la docilidad, capacidad de
necesitar apenas cuatro horas de sueño o de eliminar fácilmente
los efectos del tabaco y el alcohol? ¿Preconizarán las empresas
-como estuvo a punto de suceder en Estados Unidos— que se
aplique un screeninig genético para utilizar solamente los indi-
viduos mejor adaptados a ciertas funciones? Estos son los inte-
rrogantes que suscita la nueva cirugía genética. Su respuesta
exige la misma prudencia, tanto de los científicos como de la
opinión pública.

NACIMIENTOS POR ENCARGO

Desde hace algunos años, tras el nacimiento de los “bebés


probeta” Louise Brown (1978) y la francesita Amandine
(1981), los nuevos métodos ele reproducción con asistencia
médica plantean problemas humanos, sociales, morales, jurídi-
cos y teológicos. Se habla de una nueva disciplina: la “procreá-
tica”. Surgen conceptos nuevos, inquietantes: donación de es-
perma y óvulos, inseminación artificial, fecundación in vitro,
bancos de embriones congelados, transferencia de embriones,

—209—
JOËL DE ROSNAY QUÉ ES LA VIDA

madres y abuelas portadoras, elección del sexo de los hijos. En


Francia se han realizado hasta la fecha siete mil fecundaciones
in vitro y mil niños han nacido en centenares de centros donde
se practica la “procreática”.
En 1984, el caso Parpalaix conmocionó a la opinión pú-
blica. Una joven quería ser fecundada con “escamas” congela-
das de la esperma de su marido muerto. Este caso extremo
plantea claramente el problema del don de la vida después de
la muerte y de la filiación de un niño que antes de haber sido
concebido es a los efectos legales un huérfano. “La biología,
que antes sabía sobre la vida, ha adquirido poder sobre la vida”,
escribió Roben Clark en su libro Les Enfants de la Science, pu-
blicado en esa época. Los biólogos pueden conservar esperma,
óvulos y embriones humanos congelados en nitrógeno líquido
y fecundar un óvulo dentro de una probeta. Saben reimplantar
un embrión de pocas células en una madre estéril o en una “por-
tadora”, aprovechar ciertas propiedades físicas de los esperma-
tozoides para ayudar a elegir el sexo de los hijos...
El primer objetivo de la fecundación in vitro y la transfe-
rencia de embriones es ayudar a las parejas estériles a traer un
niño al mundo. Pero alguien podría emplear estas técnicas con
otros fines. Para sintetizar las posibilidades y permitir que cada
lector juzgue, se reproduce a continuación una serie de figuras
propuestas por Jacques Testart, precursor de la fecundación in
vitro y “padre” de Amandine, en su libro De l'éprouvette au
bebé spectacle:

—210—
JOËL DE ROSNAY QUÉ ES LA VIDA

1. Se toma y prepara el esperma del donante para la fecun-


dación in vitro. Al mismo tiempo, se colocan los óvulos toma-
dos de la madre en cultivo e incubación. Se realiza la fecunda-
ción en una probeta. El huevo fecundado, puesto en cultivo, se
divide. Se implanta el embrión en el útero.

2. Uno de los embriones obtenidos tras la fecundación in


vitro es conservado a muy baja temperatura por congelamiento
en nitrógeno líquido. Luego se lo implantará en el útero de su
madre o de una sustituta.

—211—
JOËL DE ROSNAY QUÉ ES LA VIDA

3. Teóricamente se pueden producir gemelos verdaderos


mediante la división artificial del embrión de cuatro células,
creando así dos nuevos embriones de dos células. Se los podrá
implantar inmediatamente en el útero de la madre (o una susti-
tuía) o congelarlos para su transferencia posterior.

4. También sería posible modificar el patrimonio genético


de un individuo mediante la inyección de genes tomados del
exterior. La inyección deberá realizarse en un punto particular
del huevo fecundado. Esta técnica podría servir para corregir
defectos genéticos, incorporando el gen “corrector” al material
genético de todas las células del organismo en desarrollo. Pero
todavía no se ha logrado dominar la técnica de la inserción pre-
cisa de un gen extraño en el cromosoma, o sea que no se con-
trola aún su actividad.
5. Hay muchas variantes para esta técnica: donación del
óvulo por una mujer no perteneciente a la pareja; donación del
embrión a otra pareja; préstamo del útero (las llamadas madres
“sustitutas” o “portadoras”; véanse los esquemas 6 y 7).

—212—
JOËL DE ROSNAY QUÉ ES LA VIDA

Ciertos casos reales o derivados de experiencias realizables


ponen de manifiesto la envergadura de los problemas morales
y jurídicos suscitados por los nuevos poderes de la biología.

Técnicas utilizadas corrientemente con los animales permi-


ten dividir un huevo fecundado en dos para obtener gemelos.
¿Se podría hacer lo mismo con un embrión humano? ¿A quién
pertenecería la segunda mitad? ¿Podría la ciencia disponer de
su futuro? ¿Tiene derechos ese embrión? ¿Debe la ley prote-
gerlo como a cualquier ser indefenso? Imagine el lector una
situación todavía más delicada: se implanta la primera mitad

—213—
JOËL DE ROSNAY QUÉ ES LA VIDA

del huevo y nace una niña, llámese Silvia. Dieciocho años más
tarde, se implanta la otra mitad (que ha permanecido en conge-
lamiento durante todo ese período) en el útero de Silvia. Nace
otra niña, hija y a la vez hermana gemela de la primera.

En 1981, una pareja norteamericana estéril viaja a Austra-


lia, donde se realizaban las primeras experiencias in vitro, para
tratar de tener un hijo. Se toman tres óvulos de la madre que
son fecundados. Uno de ellos, al ser reimplantado, es expul-
sado espontáneamente. Los otros dos son congelados y la pa-
reja vuelve a Estados Unidos. En 1983, los dos mueren en un
accidente aéreo, dejando una importante fortuna. ¿Qué hacer
con los embriones? La justicia ordena su destrucción. Pero los
médicos australianos reciben propuestas de muchas mujeres
que se ofrecen para que se les implanten esos embriones, de los
cuales nacerán dos niños ricos. ¿Pero qué derechos tendrán los
herederos, si el esperma que fecundó los óvulos no venía del
esposo sino de un donante voluntario?
Otro problema preocupante: ¿qué efecto tendría sobre el
equilibrio global de la población la elección del sexo del hijo
por medios tan sencillos y difundidos como el “test de emba-
razo”? Hoy existen dos tipos de técnicas que permiten la inter-

—214—
JOËL DE ROSNAY QUÉ ES LA VIDA

vención antes o después de la fecundación. La primera, desa-


rrollada en Estados Unidos y Japón, permite clasificar los es-
permatozoides, separando los portadores del cromosoma Y
(del cual nacen los varones) de los portadores del cromosoma
X (femenino). Se recoge el esperma del donante en un medio
biológico especial. Los espermatozoides portadores del cromo-
soma Y, más pesados, “nadan” más rápidamente y durante más
tiempo que los que llevan el cromosoma femenino. Se los se-
para por medio de distintas técnicas e inmediatamente se rea-
liza una fecundación en probeta. Este método, considerado
poco confiable, es causa de polémicas en el plano internacio-
nal. La segunda técnica, desarrollada por laboratorios ingleses
y franceses, utiliza embriones de 4 a 8 días después de la fe-
cundación in vitro. Se toma una célula en la cual se busca la
presencia del cromosoma Y por medio de “sondas” genéticas
y luego se reimplanta (o no) el embrión en el útero.
El fin inicial de estas técnicas era evitar la transmisión de
enfermedades genéticas relacionadas con el sexo, como la he-
mofilia. Pero al volverse cada vez más sencillas y confiables,
se generalizan. En Estados Unidos, la empresa Gametrics
ofrece un método de selección del sexo de los hijos, como una
simple transacción comercial. Ha vendido la licencia de su in-
ventor, Ronald Ericsson, a centenares de clínicas del mundo
entero. Desde luego que será necesario controlar la difusión de
estos métodos, sobre todo en los países donde se prefieren los
hijos varones.

GENES A LA CARTA

En el seno de las células existe un territorio desconocido, el


banco de información que administra el organismo: es el ge-
noma, representado por la totalidad del ADN. En 1987, los bió-
logos resolvieron dibujar el mapa de ese territorio. Es el nuevo
“proyecto Apolo” de la biología. Se trata de un programa colo-
sal, de envergadura internacional, cuyo fin es descifrar la tota-
lidad del programa genético de un ser humano. La tarea es

—215—
JOËL DE ROSNAY QUÉ ES LA VIDA

enorme, pero se esperan resultados espectaculares tanto para la


investigación básica y la medicina como para la industria y las
biotecnologías.
Como se ha visto, el programa genético del hombre con-
tiene el equivalente de tres mil millones de caracteres. En 1985
se podía “leer” esta información genética por medio de técnicas
manuales, a razón de mil bases por año y por persona. El mi-
crosecuenciador, máquina automática creada por el joven in-
vestigador californiano Leroy Hood y la empresa de alta tec-
nología Applied Biosystems, revolucionó este estado de cosas.
Ahora se puede fragmentar el ADN a razón de 10.000 bases
por día. Sin embargo, aunque se alcanzara la velocidad de una
base por segundo, la lectura de los tres mil millones de pares
de bases del genoma humano requeriría... ¡110 años! Con el
trabajo paralelo de muchas máquinas y equipos, se calcula que
300 personas realizarían el trabajo en 20 años, a un costo de
dos a tres mil millones de dólares. Recientemente, varios equi-
pos científicos se han reunido —por ejemplo, en París, en se-
tiembre de 1987, convocados por el INSERM— para buscar
los medios para financiar la operación y organizar la coordina-
ción entre laboratorios. Pero ya se ha iniciado la competencia
entre norteamericanos, europeos y japoneses. El gran proyecto
apasiona no sólo a los investigadores sino también a los em-
presarios y las autoridades. Científicos influyentes han cen-
trado sus ambiciones en un objetivo más realista: la producción
de un “mapa genético” por secuencias de cuarenta mil a un mi-
llón de pares de bases a partir de puntos especiales de los cro-
mosomas humanos. Este mapa, que proporcionaría datos valio-
sos, sería realizado en tres a cinco años por treinta científicos y
a un costo razonable, entre 30 y 300 millones de dólares. Sin
embargo, la masa de información producida podría crear algu-
nos problemas. Las secuencias de genes quedan almacenadas
en las memorias de grandes ordenadores. En pocos años estos
centros, accesibles desde terminales en todo el mundo, multi-
plicaron la cantidad de información contenida en sus bases de
datos por veinticinco. Esto crea algunos problemas para man-
tener el archivo siempre al día.

—216—
JOËL DE ROSNAY QUÉ ES LA VIDA

¿Para qué sirve hacer un mapa de los genes del hombre?


Primero, para comprender mejor ciertos aspectos del funciona-
miento de las células: reproducción, diferenciación, envejeci-
miento. Luego para analizar detalladamente las secuencias de
genes que cumplen un papel importante en ciertos trastornos
metabólicos o enfermedades graves: hipertensión, cánceres,
enfermedades genéticas, cardiovasculares, autoinmunes e in-
cluso mentales. El mapa genético permitirá identificar, clasifi-
car y tal vez modificar esos genes defectuosos. En 1987, Walter
Gilbert, premio Nobel, creó la empresa de biotecnología Ge-
nome Corporation para analizar en menos de diez años el con-
junto de los genes humanos y vender los derechos de uso del
mapa genético a las empresas que lo solicitaran. Esto constitui-
ría una suerte de copyright de la vida que ha despertado polé-
micas en la comunidad científica e industrial. La creación de
una biblioteca completa de los genes humanos sin duda tendrá
graves repercusiones éticas y filosóficas.
Una de las aplicaciones inmediatas de ciertas técnicas de
búsqueda de datos en el “banco” genético humano es la identi-
ficación de las personas por medio de su “impresión genética”.
El 13 de noviembre de 1987, dos hombres pasaron a la historia:
Robert Melias, condenado en Bristol por violación e identifi-
cado gracias a sus impresiones genéticas, y Alec Jelfreys, de la
Leicester University, inventor de la técnica que permitió la de-
tención del criminal. Este método va a destronar el de las im-
presiones digitales, inventado por Alphonse Bertillon en 1901;
pero también va a revolucionar la criminología, los estudios de
paternidad y los procedimientos de inmigración, ya que permi-
tirá identificar a un individuo con un margen de error de uno
en treinta mil millones.
Para realizar una “impresión genética” bastan unas pocas
células adheridas a la raíz de un cabello, una mancha de sangre
(aunque sea vieja), fragmentos de piel o unas gotas de esperma.
¿Cuál es el principio del test? Como se vio anteriormente, la
información genética de una persona puede ser almacenada en
mil enciclopedias de mil páginas con tres mil caracteres por

—217—
JOËL DE ROSNAY QUÉ ES LA VIDA

página. Imagine el lector que hay mil páginas idénticas, distri-


buidas por todas las enciclopedias que forman la gigantesca
pila. Estas representan los genes que se repiten a intervalos va-
riables según las personas. Lo que es propio de cada persona es
el reparto de estas páginas en el conjunto de los volúmenes. El
test revela esta distribución. ¿Cómo se lo realiza rutinariamente
en el laboratorio? Se extrae el ADN de la muestra y se lo frag-
menta por medio de enzimas (página 191). Se seleccionan al-
gunos fragmentos grandes (los equivalentes de estas “páginas”
idénticas de las enciclopedias), se los identifica por medio de
sondas moleculares marcadas con “etiquetas” radiactivas y se
los extiende en forma de bandas sobre un gel. La distribución
de las bandas es característica del individuo. Así se comprende
cuáles son las ventajas de la impresión genética. Pero en el fu-
turo se deberán evitar los errores y los abusos. De ahí la impor-
tancia de una reglamentación que defienda los derechos de las
personas.

—218—
JOËL DE ROSNAY QUÉ ES LA VIDA

CONCLUSIÓN

Jacques Monod solía decir que después del descubrimiento


del ADN y el código genético, los dos grandes problemas que
debía abordar la biología eran el origen de la vida y el funcio-
namiento del cerebro humano. Este viaje al centro de la vida
nos convierte en exploradores de lo infinitamente pequeño, re-
montando el camino de la vida, desde su origen hasta su modi-
ficación por el cerebro humano.
Este cerebro se integra hoy en una red planetaria de comu-
nicaciones. Al estudiar nuestra historia, descubrimos que for-
mamos parte de un colosal organismo vivo, la Tierra, cuna, al-
bergue y socia de la vida. Nuestro futuro depende de nuestra
capacidad de administrar la Tierra a fin de defender la vida en
todas sus formas. Por eso es importante educar lo mejor posible
a los legos para que comprendan los grandes problemas que
aborda la biología y la unidad del mundo viviente. Los medios
de comunicación cumplen en ello una función de primera im-
portancia, su cooperación con los científicos es esencial. Pue-
den ayudar a elegir, a orientarse, a vivir con la nueva biología,
cuya influencia sobre este fin de siglo y el comienzo del si-
guiente será mayor quizá que la que jamás haya ejercido cien-
cia alguna. El conocimiento puede dar lugar al diálogo y la re-
flexión sobre los aspectos fundamentales, estratégicos, éticos y
filosóficos de la investigación en biología.
El progreso de las técnicas y el auge de la industria de los
seres vivos vuelven imperiosa la necesidad de ese diálogo. La
manipulación del cerebro, los genes y los embriones por los
investigadores requiere una buena “dosis de alma”. La carto-
grafía de los genes humanos significará una concentración de
energías y savoir-faire el servicio de una de las búsquedas fun-
damentales del ser humano: la comprensión de su propio fun-
cionamiento. La biología se encuentra ahora en el punto en que
se hallaba la física hace veinte o treinta años. Se sabe en qué

—219—
JOËL DE ROSNAY QUÉ ES LA VIDA

grado avanzó nuestro conocimiento de la materia gracias a los


grandes proyectos internacionales y las máquinas pesadas, pero
también se conocen los peligros de ciertas aplicaciones de la
física, como la bomba atómica. Con ese criterio, los progresos
espectaculares de la biología deben llamarnos a la reflexión
más profunda.
En un futuro próximo, también se plantearán problemas so-
ciopolíticos. En efecto, los progresos de la biología molecular
conducen a un conocimiento más preciso del cáncer y de los
procesos de envejecimiento. La conquista de este terrible mal
y el control de envejecimiento, ¿significa que se avanzará hacia
una sociedad dominada por la “tercera edad”? ¿Qué sucederá
con el equilibrio entre la población activa y los jubilados? Estos
interrogantes trascienden la ética y plantean verdaderos proble-
mas sociales.
Al cabo de este viaje al corazón de lo viviente no hemos
podido dar respuestas definitivas a las tres preguntas iniciales
—qué es, de dónde viene y adónde va la vida—, pero las tres
se iluminan recíprocamente y nos ayudan a comprendernos
mejor. Nos corresponde observar y a la vez proteger la vida
sobre la Tierra. Pero es un campo de observación muy limitado
en comparación con la inmensidad del Universo. Otras pregun-
tas siguen en suspenso: ¿Por qué la evolución siguió este ca-
mino y no otro? ¿Existe vida en otras partes? ¿Qué formas po-
dría tener? Visto desde los satélites, nuestro planeta parece una
célula viva, un huevo fecundado, cargado de todas las poten-
cialidades de la vida, un embrión con su placenta, una obra a
concluir. Somos los herederos de lo viviente. Sepamos hacer
buen uso de semejante libertad.

—220—
JOËL DE ROSNAY QUÉ ES LA VIDA

ANEXO I

LA MOLÉCULA DE ATP EN PIEZAS SEPARADAS 57

Como en el caso de los virus, desmontamos esta molécula


pieza por pieza.
1. La “cabeza” de la molécula se llama adenina

2. El cuerpo de la molécula es la ribosa. Químicamente, al


igual que la glucosa, pertenece a la familia de los azúcares.

3. “Cabeza” y “cuerpo” forman una nueva molécula, la ade-


nosina.

57En algunas de estas figuras no se muestra el átomo de hidrógeno a fin de no


complicar el dibujo.

—221—
JOËL DE ROSNAY QUÉ ES LA VIDA

4. Finalmente, la “cola” se forma con la unión de tres mo-


léculas de ácido fosfórico (trifosfato).

La energía se encuentra almacenada en los enlaces que unen


los tres grupos fosfato para formar la “cola” de la molécula.
La ruptura del enlace terminal libera una cantidad importante
de energía, utilizada por todas las células en caso de necesi-
dad inmediata. Así lo ilustra la figura siguiente.

—222—
JOËL DE ROSNAY QUÉ ES LA VIDA

ANEXO II

LA MAGRO MOLÉCULA DE ADN EN PIEZAS


SEPARADAS

¿Cuáles son los componentes químicos de la doble hélice


del ADN? Para averiguarlo, los químicos emplean un método
drástico llamado hidrólisis (fragmentación con agua). Este mé-
todo permite dividir la macromolécula en fragmentos más pe-
queños que luego se analizan. Realizaremos esta operación
para reconstituir luego el ADN a partir de sus componentes.
Ya conocemos algunos de ellos.
El análisis indica que el ADN se compone de seis cuerpos
químicos diferentes:
l. El primero es el ácido fosfórico,58 idéntico al que se en-
cuentra en la molécula de ATP, donde constituye la “cola”.

2. El segundo es muy parecido a la ribosa que forma el


“cuerpo” de la molécula de ATP. Es una ribosa a la que le falta
un átomo de oxígeno. Por eso se llama desoxirribosa.59 (“Des-
oxi” significa menos un oxígeno.)

58El ADN se llama ácido nucleico debido precisamente a la presencia del ácido
fosfórico.
59 Así se comprende el significado de la sigla ADN: ácido desoxirribonucleico.

—223—
JOËL DE ROSNAY QUÉ ES LA VIDA

3. El tercer compuesto químico es la adenina (A), la que


formaba la “cabeza” del ATP.

Los tres compuestos restantes son:


4. La timina (T).

5. La guanina (G).

—224—
JOËL DE ROSNAY QUÉ ES LA VIDA

6. Y la citosina (C).

Adenina, timina, guanina y citosina son bases (química-


mente la inversa de un ácido). Se las llama las cuatro bases del
ADN. La disposición de estas cuatro moléculas esenciales
constituye el código genético oculto en el corazón del ADN.
Se puede reconstruir la macromolécula de la figura de la
página 66 a partir de estas seis piezas sueltas.
La combinación de una base, la desoxirribosa (o la ribosa)
y el fosfato es sumamente importante: es el nucleótido, la uni-
dad a partir de la cual se construyen las macromoléculas de
ADN y ARN. 60 Un nucleótido es el equivalente del módulo de
construcción necesario para fabricar el modelo mecánico del
ADN.61 Como se advierte en la figura, los nucleótidos se unen
entre sí para formar los largueros de la “escalera” del ADN.62

60 El ARN es ácido ribonucleico (porque contiene ribosa en lugar de desoxi-


rribosa).
61 Para ser más precisos habría que decir desoxinucleótido, porque el azúcar es
la desoxirribosa. Aquí se trata del DAMP (desoxinucleósido monofosfato; base
+ azúcar = nucleósido).
Todas las bases (A. C. G. T y II) pueden formar nucleósidos mono, di o
trifosfatos (ATP. CTP, GTP, TTP y UTP). Un nucleósido monofosfato es un
nucleótido.
62El acoplamiento se efectúa gracias a la energía almacenada en la “cola” del
nucleósido bajo la forma trifosfato.

—225—
JOËL DE ROSNAY QUÉ ES LA VIDA

Las cuatro bases tienen formas complementarias que les


permiten “encastrarse” unas en otras, como en las fichas del
modelo. Se asocian de a pares: la adenina (A) siempre con la
timina (T) y la guanina (G) con la citosina (C).

Los pares de bases (A-T y G-C) se unen por medio de en-


laces débiles que se forman y se deshacen con facilidad, el con-
junto otorga a la construcción molecular una gran solidez.

—226—
JOËL DE ROSNAY QUÉ ES LA VIDA

LA ESTRUCTURA QUIMICA DE LA
MACROMOLÉCULA DE ADN

A partir de estos cuatro nucleótidos se pueden reconstruir


los dos filamentos que forman la macromolécula de ADN. Las
moléculas de desoxirribosa y fosfato conforman el esqueleto,
mientras que el “mensaje” está inscrito en la sucesión de se-
cuencias A-T y G-C.
Último detalle: debido al ángulo espacial que forman cier-
tos enlaces químicos, la “escalera” del ADN no es plana sino
que en realidad está retorcida alrededor de un eje central como
indica la figura.
Cuando se produce la duplicación —que sigue un meca-
nismo idéntico al ilustrado en la serie de figuras de las páginas
68 y 69—, los enlaces se rompen sucesivamente y la doble hé-
lice se desenrolla girando sobre sí misma. Cada filamento
forma una nueva doble hélice uniéndose a las piezas sueltas
presentes en el medio.

—227—
JOËL DE ROSNAY QUÉ ES LA VIDA

ANEXO III

LA REACCIÓN DE FERMENTACIÓN

¿Qué sucede al nivel molecular?


Esta ilustración muestra el proceso en forma muy simplifi-
cada. En realidad, hay once etapas, cada una de las cuales es
catalizada por una enzima especializada.

La molécula de glucosa es activada por dos moléculas de


ATP que se descargan en dos ADP (1). La nueva forma acti-
vada es la fructosa difosfato (2). Esta molécula se rompe en dos
fragmentos de tres carbonos cada uno (3). (A partir de ahora,
todo se multiplica por dos. Para simplificar hemos represen-
tado una sola cadena, pero en realidad son dos cadenas parale-
las.) Cada fragmento de tres carbonos reacciona con el fósforo
inorgánico presente en el medio (4). El nuevo fragmento, muy
rico en energía (5), ayuda a recargar el ADP para formar ATP
(6); se ha recuperado el gasto energético inicial. Otras dos mo-
léculas de ADP se recargan para dar una ganancia neta de dos
ATP (7).

—228—
JOËL DE ROSNAY QUÉ ES LA VIDA

Después de la pérdida del último fosfato, queda un frag-


mento de tres carbonos (ácido pirúvico) (8). Se rompe en un
fragmento de un carbono: dióxido de carbono (9) y uno de dos,
el alcohol etílico (10).

La energía ganada, encerrada en dos ATP, representa


20.000 calorías. (Una caloría es la cantidad de calor necesaria
para elevar la temperatura de un gramo de agua en un grado.)
El rendimiento total es del 3 por ciento.

—229—

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