Debido Proceso
Debido Proceso
Debido Proceso
El Debido Proceso puede ser comprendido como una cláusula básica que
concreta el ideal del Estado Democrático de Derecho, de ahí que algún autor haya
anotado que el Estado Democrático no es otra cosa que un conjunto de debidos
procesos. Pese a tratarse de un derecho “continente”, hay cierto consenso en la
doctrina respecto a que sus dimensiones no se limitan solo al ámbito jurisdiccional,
sino que cubre todo el espacio de la actuación estatal, pero también los ámbitos
de las organizaciones corporativas o asociativas. Se habla así de un principio
transversal a la dinámica del Estado y sus instituciones, llegando a regir la propia
vida de las organizaciones privadas. A veces se trata de la sujeción a
determinados estándares o procedimientos, pero también hay otros contextos en
los que el debido proceso se presenta como una exigencia de trato razonable.
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de excepciones a las reglas de primer grado”; y iv) presentan cierto “grado de
neutralidad tópica”; con lo que quiere dar a entender que no se ocupan tanto de
contenidos como por la diversidad de usos. Si usamos la clasificación propuesta
por Carrió, el debido proceso se aproxima mucho al tipo de norma de la “ley de la
ventaja” en el futbol. Es decir, se trata de un estándar que suministra criterios para
la actuación de entidades públicas y privadas; en este sentido, no se trata de un
estándar de aplicación a la vida de individuos sino sobre todo de “entidades”. En
segundo lugar, tiene plena validez la caracterización como una norma para el
“arbitro”, en este caso diremos para el juez, en la medida que se trata de un
estándar que requiere ser contextualizado y valorado antes de su aplicación. El
debido proceso no se puede subsumir a un caso sino más bien, como diría
Zagrebelsky, se trata de un principio que debe “reaccionar” frente a las exigencias
de un caso. De ahí que resulte especialmente relevante que recoja los contenidos
que los jueces vienen dando en los diversos contextos al debido proceso en el
ámbito de su aplicación jurisprudencial. El presente volumen recoge, además, las
aportaciones jurisprudenciales de tres espacios de actuación del sistema judicial:
el de la justicia ordinaria impartida por el Poder Judicial, el de la justicia
constitucional en donde el Tribunal Constitucional opera como órgano de cierre, y
el de la jurisdicción supranacional de protección de los derechos humanos en el
sistema interamericano, ejercida por la Corte Interamericana de Derechos
Humanos. El estudio de la jurisprudencia vinculada al debido proceso parte de
examinar cómo la tutela procesal efectiva comprende el acceso, el desarrollo y la
concreción de la justicia en los procesos jurisdiccionales. El debido proceso, como
derecho continente, es estudiado desde sus diversas manifestaciones: el derecho
de defensa, el derecho a la prueba, el derecho a la jurisdicción predeterminada por
ley (juez natural), el derecho a un juez imparcial, el derecho a un proceso
preestablecido por la ley, el derecho a la motivación, el derecho a la presunción de
inocencia, el derecho a la pluralidad de instancia, el derecho de acceso a los
recursos, el derecho a ser juzgado dentro de un plazo razonable, el derecho a la
cosa juzgada. Además de los derechos fundamentales comprendidos en el debido
proceso, se examinan los principios que lo conforman, como son el de legalidad,
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de proporcionalidad de la pena, de ne bis in idem, de congruencia, de
favorabilidad, de publicidad de los procesos, de prohibición de analogía in malam
partem, de acusatorio, y de preclusión. El análisis del debido proceso se completa
con la revisión de las garantías judiciales que aseguran la observancia de los
derechos y los principios, tales como la independencia judicial, la exclusividad de
la función judicial, la inamovilidad de magistrados, la permanencia de los
magistrados en el servicio, la igualdad de armas, la interdicción de la reforma
peyorativa de la pena y la legítima defensa. El primer capítulo aborda estos puntos
desde la óptica del Poder Judicial; el segundo capítulo hace lo respectivo desde la
posición del Tribunal Constitucional.; finalmente, el tercer capítulo presenta el
enfoque de obligaciones del Estado que puntualiza la Corte Interamericana de
Derechos Humanos. Aunque los actores del sistema de justicia son distintos y
operan en diversos contextos, es esperanzador encontrar que existen puntos de
encuentro en la concepción del debido proceso. Más aún, que esas convergencias
estén en la protección de derechos y la vigencia de la Constitución. A lo largo del
análisis del debido proceso, se encuentran extractos de resoluciones que denotan
esto. El juez identifica que “el debido proceso tiene por función asegurar los
derechos. También percibe el propósito de la “observancia (…) de garantías que
regulan el proceso como instrumento de tutela de derechos subjetivos” y, sobre
todo, toma conciencia que la evolución hacia el Estado Constitucional y
Democrático de Derecho alcanza a todos los espacios del ordenamiento jurídico,
aún para quien lo contraviene, al afirmar que “en el actual contexto de
constitucionalización de los procesos a través de los cuales se materializa la
aplicación del Derecho, entre ellos, el proceso penal la determinación de la
responsabilidad penal de una persona no puede realizarse desconociendo los
derechos fundamentales”. Esto puede ser un indicativo alentador de que el Estado
Constitucional y Democrático de Derecho no solo es un ideal, sino que es una
realidad cuya máxima concreción y vigencia está en manos de los jueces.
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CAPITULO I
EL DEBIDO PROCESO
1. ¿QUE ES DEBIDO PROCESO?
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generales y abstractas que vinculan en sentido positivo y negativo a los
servidores públicos”.
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jurisdiccional alcance sus objetivos de justicia es necesario que el
proceso se tramite con celeridad3. Siendo una garantía aplicable a
cualquier tipo de proceso esta exigencia se acentúa de gran manera
en sede penal, en razón del reconocimiento que tiene la persona de
liberarse cuanto antes del estado de sospecha que pesa sobre sus
hombros103 y de las restricciones de derechos que el proceso criminal
indefectiblemente comporta.
3
ESPARZA LEIBAR, Iñaki. El principio del proceso debido. Barcelona - España: José
María Bosch, 1995, pág. 214.
4
ARAGONESES ALONSO, Pedro. Proceso y Derecho procesal (Introducción) Madrid -
España: EDERSA, Segunda edición, 1997, pág. 127
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requisitos estructurales que ha de cumplir necesariamente cualquier
juez o Tribunal, para poder ser considerado como tal, es el carácter o
condición de tercero ajeno al conflicto que ante él planteen las partes
procesales demandando su solución. La actividad judicial es, ante
todo, una actuación "desinteresada", pudiendo afirmarse que la
legitimación judicial se encuentra antitéticamente opuesta a la de las
partes: en tanto que la legitimación de éstas se determina por la
titularidad de un derecho o la existencia de un interés en el proceso,
la del juez provienen precisamente de esa ausencia de interés con el
objeto procesal.
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Ya de inicio se debe advertir que el derecho a la presunción de
inocencia no sólo es una garantía que impone la consideración al
imputado como inocente, sino que su efecto más importante lo
produce en cuanto exige que la persona que viene afrontando un
procedimiento criminal sea tratada, en los diversos sectores del
ordenamiento jurídico y la vida social, como una persona de la que
aún no se ha comprobado responsabilidad penal alguna.
3. EL DERECHO DE DEFENSA.
En esta perspectiva amplia, todos los sujetos participantes del proceso penal,
sean imputados o no, poseen una garantía constitucional de defensa. Siendo
eso sí necesario advertir que el Ministerio Público no posee un derecho a la
defensa, sino un conjunto de facultades o armas para cumplir con su función
persecutoria.
Una de las exigencias más saltantes del sentido literal del texto
constitucional que consagra el derecho de la defensa (art. 139 inc.
14: "El principio de no ser privado del derecho de defensa en ningún
estado del proceso. Toda persona será informada inmediatamente y
por escrito de las causas o razones de su detención. Tiene derecho a
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comunicarse personalmente con un defensor de su elección y a ser
asesorada por éste desde que es citada o detenida por cualquier
autoridad") se encuentra en el derecho que tiene el procesado a
contar con abogado defensor, un profesional en Derecho que
coadyuve a su defensa. Garantía ésta a la que se conoce como
derecho a la defensa técnica.
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alegaciones como en lo que importa a la actividad probatoria y a los
recursos .
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adelantarse a las sentencias con calificaciones de hampones,
criminales, ladrones, violadores, etcétera, seudo informaciones que
difunden, muchas veces, sin que en el caso se haya expedido, si
quiera, el auto de apertura de instrucción.
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asesorada por éste desde que es citada o detenida por
cualquier autoridad") se encuentra en el derecho que tiene el
procesado a contar con abogado defensor, un profesional en
Derecho que coadyuve a su defensa. Garantía ésta a la que
se conoce como derecho a la defensa técnica.
4. EL DERECHO DE CONTRADICCIÓN:
Conforme señala Gimeno Sendra este derecho comporta la
exigencia de que ambas partes, acusadora y acusada o
imputada, tengan la posibilidad efectiva de comparecer o
acceder a la jurisdicción a fin de hacer valer sus respectivas
pretensiones, mediante la introducción de los hechos que las
fundamenten y su correspondiente práctica de la prueba, así
como cuando se le reconoce al acusado su derecho a ser oído
con carácter previo a la imposición de una pena.
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Ya en un inicio se debe aclarar ya que el efectivo ejercicio del
derecho a la contradicción requiere de otro derecho que
funciona como su substrato, el derecho a la igualdad procesal.
El que se debe observar tanto en cuanto a las posibilidades
procesales de alegaciones como en lo que importa a la
actividad probatoria y a los recursos.
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- De la exigencia anterior se desprende, pero cobrando
independencia por su trascendencia, el derecho a estar
informado de la imputación y, en su debido momento, de la
acusación.
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elementos de prueba que digan de la culpabilidad del
imputado.
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CONCLUSIONES
El juez identifica que “el debido proceso tiene por función asegurar los
derechos”.
El debido proceso no se puede subsumir a un caso sino más bien, como
diría Zagrebelsky, se trata de un principio que debe “reaccionar” frente a las
exigencias de un caso.
El derecho al debido proceso es el que es el que tiene toda persona a la
recta administración de justicia, el derecho a un proceso justo.
El debido proceso es el que en todo se ajusta al principio de juridicidad
propio del Estado de derecho y excluye, por consiguiente, cualquier acción
contra legem o praeter legem.
Es “debido” aquel proceso que satisface todos los requerimientos,
condiciones y exigencias necesarias para garantizar la efectividad del
derecho material. Se le llama debido porque se le debe a toda persona
como parte de las cosas justas y exigibles que tiene por su propia
subjetividad jurídica, es un proceso debido porque es como “debe ser.
El debido proceso contiene una serie de garantías consitucionales las
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BIBLIOGRAFIA
MIXAN MASS, F. (1990). Derecho Procesal Penal . Lima : Marsol Perú Editores.
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