Vida y Obra de Blas Pascal

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“Año de la consolidación del mar de Grau”

NOMBRE: Bruce Ángel

APELLIDOS: Huamán Román

GRADO: Quinto SECCION: B

NIVEL: Secundario

2016
Arequipa-Perú
INTRODUCCION

Este trabajo nos relata la vida de un gran hombre llamado Blaise Pascal que hizo grandes
avances en la matemática como descubrir que los ángulos de un triángulo suman 180º así
como otros postulados que el propuso, aunque haya estado enfocado hacia la matemática
sus proyectos los hacía para ayudar a la humanidad como a su padre, que cuando lo
nombraron contador, Pascal inventó “la pascalina” una calculadora que sumaba y restaba
con lo cual ayudo a su padre. Pascal era un pensador que si se metía en un tema como la
ciencia, este no podía evitar involucrarse en otros temas más, esto con tal de buscar la
verdad como una de sus famosas frases que habla sobre la creencia en Dios: Prefiero
equivocarme creyendo en un Dios que no existe, que equivocarme no creyendo en un
Dios que existe. Porque si después no hay nada, evidentemente nunca lo sabré, cuando
me hunda en la nada eterna; pero si hay algo, si hay Alguien, tendré que dar cuenta
de mi actitud de rechazo. Es por eso que debemos recordarlo ya que en nuestra institución
lleva su nombre.
Vida y obra de Blas Pascal

Blaise Pascal nació en el seno de una familia noble en Clermont (hoy en día Clermont-


Ferrand) en la zona de Auvernia, del Macizo Central francés. Su padre, Étienne Pascal, tras
haber recibido una formación como jurista en París, era un magistrado de alto rango 1 que
se desempeñaba como juez vicepresidente del tribunal de impuestos de Auvernia en
Clermont. Por otra parte, Étienne Pascal destacaría más tarde como matemático. Su madre,
Antoinette Begon provenía de una familia burguesa de comerciantes acomodados que
también aspiraba a la Noblesse de robe. Blaise Pascal tenía dos hermanas, Gilberte y
Jaqueline. A la primera, tres años mayor que Blaise, se le conoce mucho más, puesto que
fue ella quien escribió la primera biografía publicada sobre su hermano. Al nacer Jaqueline,
su hermana dos años menor, la madre no logró recuperarse de aquel parto complicado y el
puerperio, de modo que Pascal perdió su madre a la temprana edad de tres años.

Algún tiempo después, ya sin la madre, Étienne Pascal se trasladó con su familia a París,
llevando también a una niñera que estaba a cargo del cuidado de sus tres hijos
semihuérfanos. Blaise tenía para entonces ocho años y el objetivo de su padre era abrirle en
la capital francesa mayores posibilidades que las existentes en la provincia para su
educación y despliegue de capacidades, a todos los hijos, pero particularmente para Blaise,
quien llamaba mucho la atención por su capacidad intelectual superdotada.

Resulta sorprendente que Pascal no haga ninguna mención de esta temprana pérdida. Al
respecto, su hermana Gilberte Pascal escribirá en la biografía:

...al morir mi madre en 1626, cuando mi hermano no tenía más que tres años, mi padre, al
quedarse solo, se entregó con mayor dedicación al cuidado de la familia; y como Blaise era
su único hijo varón, esta cualidad y las demás que en él observó [las grandes pruebas de
inteligencia que observó en él] le llenó hasta tal punto de afecto paternal que decidió no
encargar a nadie la tarea de su educación y tomó la resolución de instruirle él mismo, como
en efecto hizo, pues mi hermano no tuvo nunca otro maestro que mi padre.

En 1640, su padre fue nombrado Comisario Real y jefe de la recaudación de impuestos para
laNormandía con asiento en Ruan. Aquí, en 1642, Pascal inventó para él la roue pascaline,
«rueda de pascal» o Pascalina, considerada como una de las calculadoras más antiguas.
Inicialmente solo permitía realizar adiciones, pero en el curso de los diez años siguientes
recibió permanentes mejoras, siendo finalmente capaz de realizar restas. Pascal la hizo
patentar, pero no se cumplieron sus expectativas de hacerse rico comercializando su
invento por medio de una pequeña empresa de su propiedad. Las máquinas, trabajosamente
confeccionadas una a una y a mano, eran demasiado caras como para poder venderse en
volúmenes mayores y solo llegó a fabricar cincuenta, de las que subsisten nueve.

En Ruan, ciudad con universidad, corte de justicia (Parlement) y ricos comerciantes, la


familia Pascal pertenecía a la sociedad, aunque el padre se había hecho enemigos por lo
enérgico del ejercicio de su cargo. Pascal y su hermana menor Jacqueline, con dotes
literarias, cuyos intentos poéticos fueron apoyados por el dramaturgo Pierre Corneille, se
movían en este ambiente elegante. Su hermana Gilberte se casó en 1641 con un pariente
joven, Florin Périer, traído desde Clermont-Ferrand por el padre para que fuera su
ayudante.

En 1646, durante la convalecencia del padre después de un accidente, la familia, que hasta
entonces no había sido muy religiosa, entró en contacto con las enseñanzas del obispo
reformista holandés Jansenio, que defendía en el seno de la iglesia católica una noción
de gracia divinabasada en San Agustín, similar a las ideas de Calvino. El padre, el hijo y las
hijas se hicieron devotos y Jacqueline incluso decidió hacerse monja, mientras que Pascal,
quien sufría fenómenos de parálisis en las piernas con permanentes dolores, interpretó su
enfermedad como signo divino y empezó a llevar una vida ascética.

A principios de 1647 demostró el fervor de su nueva devoción forzando al arzobispo de


Ruan a castigar a un seminarista, que ante él y amigos suyos había defendido una visión de
la religión que les había parecido demasiado racionalista.

Sin embargo, el propio Pascal nunca consideró que su devoción fuera un obstáculo para
seguirse dedicando a sus estudios en ciencias naturales y matemáticas. Así, por ejemplo, ya
en 1646 repitió con éxito los ensayos que Evangelista Torricelli había realizado en 1643
para demostrar la existencia del vacío, la que hasta entonces se había considerado como
imposible, publicando en 1647 sus resultados en el tratadoTraité sur le vide (Tratado sobre
el vacío).
A partir de mayo de 1647 volvió a vivir con Jacqueline y poco después también con su
padre principalmente en París, donde contactó a los principales jansenistas, pero también
continuó con sus investigaciones. Sus ideas no fueron bien recibidas por numerosos
teólogos e investigadores, entre ellos Descartes con el que se reunió repetidas veces en
París a fines de septiembre de 1647. Por ello a partir de entonces formuló sus
especulaciones sobre el vacío y el éter de una forma más indirecta, particularmente en un
tratado sobre la presión atmosférica, demostrando su dependencia de la altura del lugar en
cuestión, por medio de experimentos que hizo realizar a su cuñado Périer en el Puy de
Dome en 1648. También en 1648, en otro tratado, fundamentó la ley de los vasos
comunicantes.

Cuando, en la primavera de 1649, los desórdenes de la Fronda dificultaron la vida en París,


los Pascal se refugiaron hasta otoño de 1650 en casa de los Périer en Auvergne.

En otoño de 1651 murió Pascal padre. Poco después y contraviniendo los deseos tanto del
fallecido como también de Blaise, Jacqueline se incorporó al convento estrictamente
jansenista de Port Royal en París.

Ahora, Pascal por primera vez dependía nada más que de sí mismo. Ya que, si bien no era
rico, sí tenía una situación acomodada y era noble, comenzó a frecuentar la sociedad de
París, trabando amistad con el joven Duc de Roannez, con el que compartía el interés por la
filosofía. Éste lo llevó de viaje en 1652, junto a algunos de sus amigos librepensadores,
entre ellos Chevalier de Méré, oportunidad en la que Pascal se introdujo a la filosofía
moderna, aprendiendo además el arte de las conversaciones sociales. Gracias al hecho de
que frecuentaba el salón esteta deMadame de Sablé, se compenetró también de las «bellas
letras» de su época.3 Incluso llegó brevemente a pensar en comprar un cargo y en casarse.
Sin embargo, una obra que se le adjudicó por mucho tiempo, al calzar en cierto sentido en
esta fase mundana de su vida, el anónimoDiscours sur les passions de l’amour (Discurso
acerca de las Pasiones del Amor), no es de su autoría.

En 1653 escribió un tratado sobre la presión atmosférica, en el que por primera vez en la
historia de la ciencia se hace una descripción completa de la hidrostática.

Junto a sus nuevos conocidos, especialmente con el Chevalier de Méré, Pascal también
realizaba discusiones acerca de ganar en los juegos de azar, un pasatiempos típicamente de
nobles. Esto lo llevó en 1653 a dedicarse a la teoría de la probabilidad, impulsándola en
1654 a través de su intercambio epistolar con el juez de Toulouse y destacado
matemático Pierre de Fermat. Principalmente analizaron juegos de dados. Al mismo
tiempo, Pascal se ocupó de otros problemas matemáticos, publicando diversas obras en
1654: el Traité du triangle arithmétique acerca del llamado triángulo de Pascal y
los coeficientes binomiales, en el que también por primera vez formuló explícitamente el
principio de la demostración por inducción matemática,4 el Traité des ordres
numériques acerca de los órdenes de los números y Combinaisons sobre combinaciones de
números.

En otoño de 1654, Pascal sufrió un trastorno depresivo. Volvió a acercarse a Jacqueline,


visitándola con frecuencia en el convento y se mudó a otro barrio para alejarse de sus
amigos mundanos. Sin embargo siguió trabajando en cuestiones matemáticas y otros
asuntos científicos. El 23 de noviembre, posiblemente después de un accidente con su
carroza del que sin embargo no existen testimonios fidedignos, tuvo una experiencia
religiosa de renacimiento que intentó registrar esa misma noche en una hoja de papel que
aún se conserva, el así llamado Mémorial.

Después se retiró por completo de la sociedad parisina para dedicarse por completo a su
devoción. Sus únicas relaciones humanas pasaron a ser los «ermitaños» jansenistas
(solitaires); se trataba de sabios y teólogos que se habían establecido en el entorno del
convento Port-Royal des Champs y a los que visitaba con frecuencia. Alrededor de 1655
desarrolló aquí el diálogo legendario con su nuevo confesor A. Le Maître de Sacy
(Conversation avec M. de Saci sur Épictète et Montaigne), en el que - entre los dos polos
del escepticismo de Montaigne y la ética estoica deEpicteto ya ofrece un esbozo de
la antropología, que posteriormente desarrollaría en los Pensées.

La sanación, ocurrida en 1656, de su sobrina Marguerite Périer, que después de visitar Port


Royal se había curado de un abceso en el ojo, contribuyó más a fortalecer la fe de Pascal.
Al mismo tiempo, en docto diálogo con los solitaires, especialmente con Antoine
Arnauld y Pierre Nicole, empezó a redactar escritos de motivación religiosa y teológica. A
la par, como siempre, también se dedicaba a cuestiones prácticas, así por ejemplo en 1655 a
la didáctica del aprendizaje de la lectura, para la escuela que operaban los solitaires.
En el momento de su conversión (como indica el Mémorial), Pascal se vio implicado en
una situación, en la que la devoción ortodoxa y el moralismo riguroso de los jansenistas se
habían convertido en una molestia para los jesuitas, más relajados y conciliadores, pero
también conscientes de su poder. Cuando en 1655 se desató abiertamente el conflicto,
porque a Arnauld, en su calidad de jansenista, se lo expulsó de la facultad de teología de
la Sorbonne en París, Pascal tomó partido y en 1656/57 redactó una serie de folletos
satíricos polémicos anónimos. Estos tuvieron una resonancia explosiva y en 1657 incluso
fueron publicados en Holanda en forma de libro, bajo el título de Provinciales, ou Lettres
de Louis de Montalte à un provincial de ses amis et aux R. R. PP. Jésuites sur la morale et
la politique de ces pères(Cartas provincianas, o cartas de L. de M. a un provinciano amigo
así como a los jesuitas sobre la moral y la política de estos padres). Se trata de dieciocho
cartas supuestamente escritas por un personaje ficticio de nombre Montalte de viaje en
París, de las que las primeras diez están dirigidas a un amigo ficticio en su provincia de
origen, las siguientes seis a los padres jesuitas de París, mientras que las últimas dos se
dirigen en especial al padre confesor del rey. En estas cartas, Montalte, primero en el rol de
joven noble, ingenuo y no versado en teología, describe como los jesuitas le explican su
teología de manera sabihonda y desdeñosa; después, aprendida la «lección», empieza a
discutir con ellos, reduciendo al absurdo sus enseñanzas de manera aguda e hilarante.
Pascal ridiculizó y atacó así la teología en cierto sentido amistosa y práctica, pero
tendencialmente oportunista y muchas veces capciosa – la famosa casuística – de los
jesuitas y desenmascara sus ansias de poder sumamente terrenales. Las Lettres
provinciales tuvieron un éxito notorio y durable, aunque fueron prohibidas a partir de la
número cinco, puestas en el índice al aparecer como libro y hasta quemadas por el verdugo
en 1660, señalizando a largo plazo el principio del fin de la omnipotencia jesuita, al menos
en Francia. Por su claridad y precisión se las considera entre las obras maestras de la prosa
francesa, que le otorgaron a su autor un sitial entre los clásicos de la literatura francesa.

Fueron menos divulgados los cuatro escritos polémicos, con los que Pascal (junto a
Arnauld y Nicole) intervino en 1658 en un conflicto entre párrocos parisinos de orientación
jansenista y los jesuitas.

En lo inmediato, sin embargo, los jesuitas mantuvieron el control de la situación con la


ayuda del Rey y del Papa, lo que ensombreció los siguientes años para Pascal. Porque
mientras muchos de sus correligionarios cedían bajo la presión de las represalias que
tomaba la autoridad o daban pasos tácticos, él permaneció indoblegable.

En medio de esta situación, en 1658 empezó a trabajar de manera más sistemática en una
granapologética de la religión cristiana. Con este fin se había hecho las primeras notas en
1656. Sus lineamientos principales se pueden encontrar en el escrito redactado en 1657
pero no terminado Écrits sur la grâce (Escritos sobre la Gracia), en el que explica la forma
jansenista de la noción de gracia de San Agustín como término medio entre la noción casi
fatalista de predestinación del calvinismo y la noción optimista de gracia de los jesuitas,
asignándole a la libre voluntad del hombre el decidir sobre su salvación. Porque para Pascal
rige: «Aquel que nos creó sin nuestro concurso, no puede salvarnos sin nuestra
participación».

Aparte de su trabajo en los Pensées, volvió a emprender también estudios matemáticos.


Así, en 1658, calculó la superficie bajo la cicloide con los métodos de Cavalieri, así como
el volumen del sólido de rotación que resulta de una rotación de la ciclode alrededor del eje
de las x. Después de haber hallado la solución él mismo, organizó una competencia sobre el
problema, lo que le significó recibir numerosas propuestas (insuficientes) así como
desarrollar una intensa polémica con un descontento.

En 1659 apareció su escrito Traité des sinus des quarts de cercle (Tratado de los senos de
los cuadrantes circulares). Cuando Gottfried Leibniz leyó esta obra en 1673 en París,
recibió de ella un impulso decisivo para desarrollar el cálculo infinitesimal considerando el
razonamiento específico por parte de Pascal, que Leibniz empleó de manera más general,
interpretando el círculo de Pascal como círculo de curvatura en determinados puntos de una
función o curva cualquiera. Leibniz dice que en ello había visto una luz que el propio autor
no vio. De allí se origina el concepto de triángulo característico.5

Su salud deteriorada empeoró cada vez más rápido en esos años, probablemente a
consecuencia de su modo de vida extremadamente ascético, que lo debilitaba más. Por
ejemplo, en 1659, no pudo trabajar durante numerosas semanas. A pesar de ello, en ese año
fue miembro de un comité que trataba de poner en marcha una nueva traducción de la
Biblia. En 1660 pasó varios meses de convalecencia en un palacete perteneciente a su
hermana mayor y a su cuñado cerca de Clermont.
Blaise Pascal es más conocido para el lector general por sus dos obras literarias, los Pensées
y las Lettres écrites par Louis de Montalle à un provincial de ses amis, y es habitual
condensar su carrera matemática en algunos párrafos dentro del relato de sus prodigios
religiosos. En este lugar, nuestro punto de vista debe necesariamente diferir, y
consideraremos primeramente a Pascal como un matemático de gran talento, que por sus
tendencias masoquistas de autotortura y especulaciones sin provecho sobre las
controversias sectarias de su tiempo, cayó en lo que podemos llamar neurosis religiosa. La
faceta matemática de Pascal es quizá una de las más importantes de la historia.

Tuvo la desgracia de preceder a Newton por sólo muy pocos años, y de ser contemporáneo
de Descartes y Fermat, hombres más equilibrados que él. Su obra más original, la creación
de la teoría matemática de probabilidades, se debe también a Fermat, quien pudo fácilmente
haberla formulado solo. En Geometría, en la cual es famoso como una especie de niño
prodigio, la idea creadora fue proporcionada por un hombre, Desargues, de mucha menos
celebridad. En su esquema sobre la ciencia experimental, Pascal tuvo una visión mucho
más clara que Descartes, desde el punto de vista moderno del método científico, pero le
faltaba la exclusividad de objeto de Descartes, y aunque a él se deben estudios de primera
categoría, se desvió de lo que pudiera haber hecho a causa de su morbosa pasión por las
disquisiciones religiosas.

Es inútil especular sobre lo que Pascal podría haber hecho. Narraremos su vida tal como
fue, y al considerarle como matemático diremos que hizo lo que estaba en él y que ningún
hombre podría haber hecho más. Su vida es un constante comentario de dos de las historias,
o símiles del Nuevo Testamento, que era su constante compañero y su infalible amparo: la
parábola de los talentos y la observación acerca de que el vino nuevo rompe los odres
viejos. Si hubo un hombre maravillosamente dotado que sepultara su talento, fue Pascal, y
si hubo una mente medieval que se quebrara en su intento de mantener el nuevo vino de la
ciencia del siglo XVII fue la de Pascal. Sus grandes dotes habrían sido concedidas por
equivocación a la persona que Pascal fue. A la edad de 7 años Pascal se trasladó con su
padre y hermanas, desde Clermont a París. Por este tiempo el padre comenzó a enseñar a su
hijo.

Pascal era un niño extraordinariamente precoz. Tanto él como sus hermanas parece que han
tenido un talento natural notable. Pero el pobre Blaise heredó (o adquirió) un miserable
físico con una mente brillante, y Jacqueline, la más inteligente de sus hermanas, parece
haber sido semejante a su hermano, pues cayó víctima de una morbosa religiosidad. Al
principio todas las cosas marchaban bien. El padre, asombrado de la facilidad con que su
hijo absorbía la educación clásica de la época intentó mantener al muchacho en una relativa
tranquilidad para que su salud no se quebrantara. La Matemática era tabú, basándose en la
teoría de que los genios jóvenes pueden malgastarse al emplear excesivamente su cerebro.
Su padre en realidad era un mal psicólogo.

Este temor por la Matemática excitó, como es natural, la curiosidad del muchacho. Un día,
teniendo 12 años, quiso saber lo que era la Geometría. Su padre le hizo una clara
descripción, y Pascal creyó adivinar repentinamente su verdadera vocación. En
contradicción con sus opiniones posteriores, Pascal había sido llamado por Dios no para
atormentar a los jesuitas, sino para ser un gran matemático. Pero sus oídos eran sordos y
percibió las órdenes confusamente. Lo que sucedió cuando Pascal comenzó a estudiar
Geometría ha sido una de las leyendas de la precocidad matemática. De pasada podemos
recordar que los niños prodigios en Matemática no aparecen repentinamente, como algunas
veces se ha dicho de ellos. La precocidad en Matemática ha sido muchas veces el primer
destello de una gloriosa madurez, a pesar de la persistente superstición de lo contrario. En
el caso de Pascal la genialidad matemática precoz no se extinguió con el desarrollo, pero
fue ahogada por otros problemas

La capacidad para la Matemática persistió, como puede observarse en el caso de la cicloide,


en una época posterior de su breve vida, y si hay que buscar un culpable de que pronto
renunciara a la Matemática, se encontraría probablemente en su estómago. Su primera
hazaña espectacular fue demostrar por su iniciativa y sin la sugestión de ningún libro que la
suma de los ángulos de un triángulo es igual a dos ángulos rectos. Esto le alentó a continuar
en sus estudios. Dándose cuenta de que tenía en su casa a un gran matemático, el padre
lloró de gozo y entregó a su hijo un ejemplar de los Elementos de Euclides. Fue
rápidamente devorado, no como un trabajo, sino como un placer. El muchacho dejó sus
juegos en favor de la Geometría.

En agosto enfermó gravemente, hizo vender sus enseres domésticos donándolos para fines
de caridad y murió, a la edad de solo 39 años, un año después de la muerte de su hermana
Jacqueline, en casa de los Périer en París.

Obras

i. 1640 — Teorema de Pascal

ii. 1651 — Traité du vide

iii. 1654 — Traité du triangle arithmétique (Teoría de probabilidad y combinatoria)

iv. 1654 — Entretien avec Savi sur Epictète et Montaigne

v. 1656 — Lettres à un Provincial (Cartas provinciales)

vi. 1657 — L`art de persuader (El arte de convencer)

vii. 1658 — Traité général de la ROULETTE

viii. 1670 — Pensées sur la religión


Obra significativa

Los Pensees

A consecuencia de su temprano deceso, Pascal no pudo terminar la gran Apologética que


tenía planeada. Solo dejó notas y fragmentos, alrededor de 1000 papeles en unos 60 fajos,
que en 1670 fueron la base para la publicación por amigos jensenistas de una edición
titulada Pensées sur la religion et autres sujets («Pensamientos sobre la religión y otros
temas»). Esta primera edición tiene gran mérito, ya que los editores —algo poco usual en
esa época— trataban de publicar y hacer asequible una obra pese a estar inconclusa. Sin
embargo resulta problemática porque los editores no se guiaron por el texto original, pese a
que este se encontraba disponible como manuscrito autógrafo, si bien solo en forma de
fajos de papeles, sino que usaron una de las dos copias que los Périer habían mandado
hacer de los fajos poco después de la muerte de Pascal. Resulta más problemática aun por
el hecho de que los textos conservados fueron abreviados con arreglo a diversos criterios y
que —a diferencia de la copia utilizada, que había conservado básicamente el orden de los
papeles y los fajos— se introdujo un orden nuevo, supuestamente más lógico, de los
fragmentos.

Las ediciones modernas son el resultado de una paciente labor filológica en los siglos XIX
y XX. Esta comienza en 1842, cuando el filósofo Victor Cousin, en un informe dirigido a la
Academia francesa, hiciera ver la necesidad de una nueva edición de los Pensées, en vista
de las evidentes deficiencias de la primera edición, que hasta entonces todos los editores
habían reproducido en lo esencial, aunque casi siempre con abreviaciones y
reestructuraciones adicionales. De hecho, aún en 1844, Prosper Faugère intentó por primera
vez realizar una edición completa basada en los papeles originales de Pascal,
reordenándolos sin embargo libremente en capítulos y secciones de acuerdo a criterios de
contenido. Este principio se continuó aplicando y supuestamente perfeccionando por parte
de otros editores posteriores, llegando a ser el más conocido de ellos Léon Brunschvicg con
su edición de 1897–1904.

Alrededor de 1930, los investigadores abandonaron el prejuicio establecido de que los


papeles de Pascal en último término no habían tenido orden alguno. En cambio
reconocieron que al menos 27 fajos (es decir, alrededor de 400 papeles) correspondían a
otros tantos capítulos en las intenciones de Pascal y ciertamente mostraban un orden
interno. También otros fajos se evidenciaron como más homogéneos y más ordenados de lo
que hasta entonces se había pensado, de modo que se pasó (especialmente Louis Lafuma,
1952) a ediciones cuyo texto corresponde al original autógrafo y cuya estructura se orienta
en gran medida según las copias, o mejor dicho según la mejor de ellas (en 1710–1711 el
sobrino de Pascal, Louis Périer, con la mejor de las intenciones, había reordenado todos los
papeles, pegándolos en grandes pliegos).

Sin embargo, aun las ediciones más recientes no son más que aproximaciones hipotéticas.
Necesariamente sigue sin responder la pregunta de cómo habría sido la obra si Pascal la
hubiera podido terminar (y de si acaso la hubiera podido terminar en vida).

Los 28 capítulos mencionados muestran el camino que Pascal quería seguir en la


argumentación de su apologética del cristianismo. La apologética se divide en dos:
«Primera parte: La miseria del hombre sin Dios. Segunda parte: La felicidad del hombre
con Dios» (Laf. 6). Primero, los capítulos bajo los títulos de «Vanidad», «Miseria»,
«Aburrimiento», «Contradicciones», «Distracción», etc., presentan una imagen dramática
del estado de la humanidad, ejecutada con brillantes formulaciones paradójicas e irónicas,
dedicándose a continuación a los filósofos en la búsqueda del «más alto bien» para
encontrar la solución de las aporías de la existencia humana en el cristianismo. En esta
parte, la demostración utiliza ampliamente la exégesis de los padres de la Iglesia,
transmitida por Port-Royal —si bien en una forma «moderna», muy historizante— por lo
que no pertenece al ámbito de la investigación histórica crítica moderna. El objetivo de la
apologética de Pascal es la conversión de los ateos o dudosos.
Bibliografía

-https://es.wikipedia.org/wiki/Blaise_Pascal

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