Los Anos Perdidos de Sherlock H - Jamyang Norbu
Los Anos Perdidos de Sherlock H - Jamyang Norbu
Los Anos Perdidos de Sherlock H - Jamyang Norbu
Eureka. Sid
Hice la maleta.
Sid tenía el pelo algo más canoso, y Lhasa Villa tampoco había
resistido demasiado bien las inclemencias del tiempo. Advertí que
parte de la pared del fondo de la casa se había derrumbado. Sid
desbordaba entusiasmo. Nada más llegar, me hizo sentar, me puso
en la mano un gran pani de whisky, y esperó a que me lo tomara.
Una semana atrás, Darjiling había sufrido un terremoto
relativamente intenso, ya que desde el punto de vista geológico, el
Himalaya es una cordillera joven, que aún está creciendo. El
terremoto no fue lo bastante fuerte para causar graves daños, pero
un monzón más largo de lo habitual había reblandecido la tierra de
las laderas y había socavado algunas casas. Lhasa Villa no había
sufrido grandes daños, y solo se había desmoronado parte de la
pared trasera. Al examinar los daños, Sid había descubierto una
caja con documentos sepultada en una parte de la pared destruida.
Al sacarla de entre los escombros, descubrió que contenía un
paquete cuidadosamente envuelto en papel parafinado y bien atado
con un cordel resistente. Abrió el paquete, y dentro encontró un
manuscrito de doscientas y tantas páginas, escritas con la
inconfundible caligrafía ampulosa e ininterrumpida de su bisabuelo.
Empezó a leerlas con impaciencia, hasta terminar la historia al día
siguiente de madrugada. Y allí estaba todo. En efecto, Hurree había
conocido a Sherlock Holmes. Había viajado con él al Tíbet, y
además se había visto involucrado en situaciones increíblemente
extrañas y peligrosas.
Así pues, Babu no había resistido el impulso de contar por
escrito sus experiencias, pero había tenido la precaución de
esconderlo bien dentro de la pared trasera de su casa; quizá con la
esperanza de que saldría a la luz algún día, en un futuro lejano,
cuando hubiera terminado «El Gran Juego», y cuando la gente
leyera, maravillada y asombrada, las aventuras que había corrido
con el detective más famoso del mundo.
Sid sacó el manuscrito de una cómoda y lo puso en mis trémulas
manos.
Como Sid sabía que yo era escritor —si se me puede considerar
tal— insistió en que yo me encargara de editar y publicar el
manuscrito. Aparte de añadir algunas notas explicativas, apenas
tuve que hacer nada. Babu era un escritor experto y capaz, con un
estilo vigoroso y original, que se habría resentido de haber tenido un
trato editorial de mano dura.
Sid y yo nos repartiremos a medias cuanto recaudemos por el
libro, pero hemos acordado que el manuscrito original y la copia del
pase de caminos tibetano adjunto, dado su valor histórico, deberían
ser entregados a alguna institución educativa, para permitir que
estudiosos y otros interesados en la materia tengan libre acceso a
ellos.
Puede que el Tíbet quedara aplastado por el peso muerto de la
tiranía de China, pero la verdad sobre el Tíbet no puede enterrarse
tan fácilmente; incluso un fragmento de la historia tan extraño como
este puede contribuir a poner al descubierto algunas mentiras de los
tiranos.
Octubre de 1988
JAMYANG NORBU
Nalanda Cottage
Dharamsala
INTRODUCCIÓN
Om Svasti!
Venerados Budas de las Tres Edades y Protector de
Todas las Criaturas.
Oh, Gurús y Guerreros de Shambala reunidos.
Por vuestra gran piedad, mostradnos el verdadero
camino.
Guiadnos por el verdadero camino cuando vaguemos por
el engaño del samsara.
J. N.
Nalanda Cottage
Dharamsala
5 de junio de 1989
AGRADECIMIENTOS
Todos los viajes terminan saldando las cuentas: hay que pagar a los
porteadores, muleros o camelleros, y recompensar al personal,
sobre todo a los infalibles khansamah y, cómo no, al sirdar, el guía
inestimable y organizador de la caravana. También es el momento
en que uno debe buscar palabras de gratitud y recompensa por la
colaboración de compañeros leales, sobre todo, por las numerosas
muestras de amabilidad y consideración recibidas a lo largo del
recorrido.
En primer lugar, estoy en deuda con los dos célebres y mayores
escritores de la Inglaterra victoriana, Arthur Conan Doyle y Rudyard
Kipling, cuyas grandes obras han servido para concebir y nutrir este
modesto pastiche, así como una especie animal que aparece en la
historia.
Los seguidores del «Maestro» conocen las sesenta aventuras de
Sherlock Holmes, narradas por John H. Watson, como los «Escritos
Sagrados». Este canon sherlockiano, que tiene su equivalente en el
«Kangyur» del budismo tibetano, ha sido una fuente fundamental de
inspiración y referencia, y no solo en cuanto a los hechos, sino en
cuanto al estilo, e incluso a mi ambiente de trabajo.
El público general desconoce bastante la tremenda bibliografía
de crítica holmesiana que existe, que siempre ha sido considerada
como «escritos secundarios», y que tiene su equivalente en el
«Tengyur» lamaísta (comentarios). He consultado muchas de estas
fuentes secundarias para hacer posible este proyecto, entre ellas,
quiero destacar el clásico de Vincent Starrett, La vida privada de
Sherlock Holmes y, cómo no, el de William S. Baring-Gould,
Sherlock Holmes de Baker Street, así como su estupenda colección
de dos volúmenes, de las historias de Sherlock Holmes anotadas.
También debería citar dos intentos anteriores de reconstruir la época
que Holmes pasó en el Tíbet, a saber, Sherlock Holmes in Tíbet, de
Richard Wincor, y The Adamantine Sherlock Holmes.
El germen de la idea para Los años perdidos de Sherlock
Holmes surgió del fallecido John Ball («el Aviador de Oxford»),
famoso autor (En el calor de la noche, etc.), presidente de la Los
Ángeles Scion Society (la sociedad de vástagos —de Sherlock
Holmes— de Los Ángeles), y Maestro Haya-Roja-Smith de los hijos
de las Hayas Rojas de Philadelphia, quien, en 1970, una noche fría
en Dharamsala, me examinó de mis conocimientos de los «Escritos
Sagrados», y llegó a la conclusión de que me admitía formalmente a
las filas de los Baker Street Irregulars. (John Ball, «The Path of the
Master», The Baker Street Journal, marzo, 1971, Vol. 21, n.º 1,
Nueva York).
Kim, la magnífica novela de Rudyard Kipling sobre la India
británica (que Nirad Choudhari considera la mejor historia sobre la
India británica), me aportó buena parte del fondo geográfico de la
historia, el entorno del «Gran Juego», y algunos de sus personajes,
ente ellos, el más indispensable para el maestro, el bengalí Boswell.
Los cuentos de Kipling, sobre todo, las colecciones La litera
fantástica y otros cuentos, Cuentos de las colinas, y Bajo los
deodaras, me aportaron otros detalles. Debo agradecer, sin falta, los
escritos de Sarat Chandra Das, el gran estudioso y espía bengalí, el
personaje real, que sirvió de inspiración para el Hurree Chunder
Mookerjee de Kipling. Entre las obras de Das, destaca su Journey to
Lhasa and Central Tíbet, que da vida a esta historia. También debo
mencionar el título Trans Himalaya, de Sven Hedin, que me
proporcionó material para preparar la khafila de Holmes a Lhasa.
Para elaborar el fondo de la India y el Raj, me valí de:
Guide to Simla and its Environs de Sood, Plain Tales from the
Raj y A Scrapbook of British India de Charles Alien, India Britannica
de Geoffrey Moorhouse, y Costumes and Characters of the British
Raj de Evelyn Battye, a quien debo la descripción de los agentes de
tráfico de Bombay. En cuanto al ámbito esotérico, estoy en deuda
con Kazi Dawa Samdup y Evans Wentz, por sus escritos sobre Pho-
wa y trongjug, con Andrew Tomas, por Shambala: Oasis of Light, y
con Carl Jung por la relación de ovnis y mandalas en el volumen X
de sus obras completas, Civilización y transición. En las notas y
citas que aparecen en el libro, hago mención de otros estudiosos y
autores, cuyas obras han sido, bien una fuente de información, bien
una fuente de inspiración. Gracias a Gyamtso por facilitarme los dos
mapas, y a Pierre Stilli, a Lindsey y, en concreto, a Christopher
Beauchet por su colaboración en la ilustración de la primera
cubierta. Debo agradecer a Esther por transcribir el texto entero por
ordenador.
Agradezco a Shell y a Roger Larsen su cálida e inmensa
hospitalidad cuando empecé a escribir el libro, y a Tamsin por su
apoyo. Estoy en deuda con mis amigos Tashi Tsering y Lhasang
Tsering por las correcciones, las sugerencias y la implacable
persistencia para conseguir publicar «Los años perdidos». También
estoy en deuda con Patrick French por su asesoramiento en sonido
y por su generosa promoción. Debo agradecer a mi primer editor,
Aradhana Bisht, por sus útiles observaciones sobre el personaje de
Hurree. Estoy especialmente agradecido a Ian Smith, Anthony Sheil,
Elenora Tevis, Susan Schulman, Jenny Manriquez, Frank Wisner,
antiguo embajador estadounidense en la India, Tenzin Sonam, Ritu
Sarin, el profesor Sondhi y la señora Madhuri Santanam Sondhi por
animarme y ayudarme a publicar el libro. Agradezco a Amala,
Regzin y, sobre todo, a Tenzing y Namkha por su amor y apoyo
incondicionales.
GLOSARIO
<<
[25]El monasterio de Tashi-lhunpo, la sede de los lamas panchen.
Los primeros viajeros al Tíbet y autores que escribieron sobre este
país se referían erróneamente al Panchen Lama como el lama
«Teshoo» o el lama «Tashi», al confundirlo con el monasterio. <<
[26]En 1860, una expedición anglo-francesa encabezada por lord
Elgin ocupó Pekín tras vencer a las tropas imperiales chinas y
obligar al Emperador a huir a Jehol. Todos los palacios, templos y
mansiones fueron saqueados, y el Palacio Imperial de Verano fue
reducido a cenizas. El detonante de esta guerra fue el incidente
«Arrow», en 1856, cuando en Cantón la policía china subió por la
fuerza a bordo de un barco perteneciente a la China, pero inscrito en
Hong Kong, el Arrow, alegando que buscaban a un temible pirata.
Casualmente, Elgin está enterrado en un antiguo cementerio de
Dharamsala, el cuartel general del Dalai Lama en el norte de la
India. <<
[27]
Esta caravana de comerciantes también era un envío del rey de
Ladakh en homenaje al Gran Lama. Era conocida como la misión
Lop-chag (postración anual), y fue creada en el siglo XVII, al fin de la
guerra entre Ladakh, el Tíbet y Mongolia. Véase «The Lapchak
Mission from Ladakh to Lhasa in British Indian Foreign Policy», John
Bray, The Tíbet Journal, Vol. XV, n.º 4. <<
[28]En 1881, Kintup (o K. P., según aparece en los documentos del
Departamento) fue enviado al sur del Tíbet en una misión secreta
para soltar troncos señalados al río Tsangpo, a fin de demostrar que
desembocaba en el Bhramaputra. Este intrépido espía se abrió
camino a través de junglas vírgenes infestadas de animales
salvajes, caníbales y cazadores de cabezas, y, tras cuatro años de
aventuras emocionantes y huidas milagrosas, consiguió soltar los
troncos señalados al río. Sin embargo, nadie los esperaba en
Assam, ya que el oficial encargado del experimento había muerto.
Para consultar una versión completa de las hazañas de Kintup,
véase «Exploration on the Tsangpo in 1880-4», Geographical
Journal XXXMIII (1911). Survey of India Records IX, L. A. Waddel.
<<
[29]Jingals. Mosquetes pesados de mecha corta que, apoyados
sobre una horquilla, necesitan de dos hombres para dispararse. <<
[30]Asterman no se equivocaba del todo. Las ceremonias tántricas
necesitan muchos objetos extraños para ser eficaces. Seguramente,
el hierro de meteorito se fundiría para crear instrumentos rituales
como «dagas de espíritu» (phurba), campanas (drilbu) y «cetros
adamantinos» (dorjee). <<
[31] Frase acuñada por Spencer en 1852. <<
[32]Holmes habla de algo muy parecido en su artículo «El libro de la
vida», que Watson menciona (en un tono bastante despectivo) en
Estudio en rojo, la primera publicación que se hizo sobre su
encuentro con el detective. Es curioso que ni Watson, ni las distintas
generaciones de estudiosos holmesianos, hayan apreciado las
inclinaciones espirituales de Holmes. <<
[33] Annapurna, Dhaulagiri y Manaslu. <<
[34]
Hurree se equivoca. John Grueber y Albert D’Orville visitaron
Lhasa en 1661, y vieron el Palacio Potala, aunque no terminó de
construirse hasta 1695. <<
[35]
Pliegue semilunar de piel que cubre el ángulo interior del ojo.
Característico de las razas mongólicas. (N. de la T.). <<
[36]Como budista, un Dalai Lama, claro está, nunca habría mandado
capturar animales por placer. Los de esta colección debían de ser
animales heridos o perdidos, encontrados por viajeros compasivos,
que los presentarían al Dalai Lama, a fin de ponerlos a buen
recaudo. Cuando había demasiados animales en el zoo, el Dalai
Lama los regalaba a funcionarios del Gobierno, que estaban
obligados a darles un hogar. <<
[37]
La vía sacra tibetana, que rodea la ciudad sagrada. La calle que
rodea la catedral principal, llamada Jokang, es más corta, aunque
también es sagrada y es conocida como Barkor. <<
[38] Atisha (en sánscrito, Dipankarajnana; en tibetano, Jowoje),
982-1055, fue un conocido maestro budista de Bengala, que fue al
Tíbet en el siglo XI para restablecer el budismo, que había sido
debilitado y corrompido, tras el desmembramiento del imperio
tibetano. <<
[39]Kipling describe el poder hipnótico de Lurgan en Kim. A través
de la hipnosis, Lurgan hace ver al héroe epónimo cómo una jarra de
agua hecha añicos es recompuesta. <<
[40]
Watson también menciona esta costumbre de Holmes. Véase La
piedra preciosa de Mazarino. <<
[41]Originalmente, la vajra era el rayo que servía de arma a Indra, el
Zeus indio. Los budistas la cambiaron por el símbolo del sumo poder
espiritual, el «Cetro Adamantino», una fuerza irresistible e
invencible. La vajra doble o cruzada (en sánscrito, visva-vajra)
simboliza la inmutabilidad, por ello se emplea en el diseño de tronos
y asientos, es inscrito en la base de las estatuas, de los pilares, en
los cimientos de las casas, dondequiera que exista un deseo de
permanencia. <<
[42]Las leyendas sobre la piedra Chintamani se extienden incluso
más allá de estos lugares. Se cree que Tamerlane y Akbar poseían
partes de esta piedra, y que la piedra del anillo mágico de Suleimán
(Salomón) era un pedazo del Chintamani. Nicholas Roerich, el
famoso místico, artista y viajero bielorruso, estaba convencido de
que el Chintamani era el «Lapis Exilis», la Piedra Errante de los
antiguos Meistersingers. <<
[43]
En El valle del terror, Holmes cuenta a Watson que Moriarty es el
célebre autor de La dinámica de un asteroide, «un libro que alcanza
niveles tan elevados de matemática pura, que se ha dicho que
ningún especialista en prensa científica es capaz de criticar». <<
[44] Lo que hoy conocemos como polarización de la luz. <<
[45]Pho-wa (tibetano) es una de las prácticas de yoga secretas más
celosamente guardadas del Tíbet. Es el yoga de traspasar el
principio de la conciencia de una encarnación a la siguiente, sin que
la continuidad de la conciencia sufra ninguna interrupción. <<
[46]El principio de la conciencia (o fuerza vital) abandona el cuerpo a
través del «Orificio de Bhrama» (en sánscrito, Bhrama-randhra),
situado en la coronilla, en la sutura sagital, donde se articulan los
dos huesos parietales. Este orificio se abre mediante un ejercicio de
yoga denominado Pho-wa. El ave sagrada que sale de él es el
principio de la conciencia, ya que la fuerza vital abandona el cuerpo
a través de este orificio, ya sea para siempre, a la muerte, o de
forma temporal, durante el ejercicio de Pho-wa. Este proceso forma
parte del Yoga Kundalini. <<
[47]A juzgar por las palabras del lama Yonten, parece que en este
caso el proceso no fue de reencarnación sin interrupción de la
conciencia, sino un traspaso radical del principio de la conciencia al
cuerpo de otra persona viva. Así, pues, parece que en este caso se
practicó el yoga de Trong-jug, y no del yoga de Pho-wa.
Seguramente, el babu no tiene la culpa de haber cometido este error
en la narración. Es posible que el lama Yonten se confundiera al
escoger los términos, un error perfectamente comprensible, dada la
situación desesperada en que se hallaban. <<
[48] El nombre del loto azul en sánscrito (Nymphaea caerulea). <<
[49]En aquel momento, la suma autoridad política en la China
estaba, en realidad, a merced de la emperatriz viuda, Cixi, una
mujer implacable, astuta, traicionera y ávida de poder, tía del
emperador testaferro, Guangxu, que languidecía recluido en palacio,
bajo sus órdenes. <<
[50]Este comentario de Hurree es muy clarividente. El XIII Dalai
Lama no solo sobrevivió a una serie de conspiraciones posteriores,
sino que, incluso tras un exilio en Mongolia y otro en la India, logró
expulsar del Tíbet toda influencia y poder chinos. Declaró la
independencia de su nación el décimo octavo día del primer mes del
año del Buey de Agua (1913). No solamente realizó importantes
reformas en el gobierno y en la iglesia, sino que creó un ejército
moderno que volvió a derrotar a las tropas chinas en la frontera este
del Tíbet, y recuperó gradualmente territorios perdidos del antiguo
imperio tibetano. Para una consulta más amplia de su vida, véase
Portrait of the Dalai Lama, Londres, 1946, de su amigo Sir Charles
Bell. <<
[51]Sherlock Holmes regresó a Inglaterra a finales de la primavera
de 1894. Al poco de llegar a Londres, logró capturar al escurridizo
coronel Moran con una ingeniosa trampa, y, a la vez, resolver el
extraño asesinato del honorable Ronald Adair, que había causado
una absoluta consternación en los círculos elegantes de Londres
(véase La casa vacía). <<
[52]
CARE: Siglas en inglés para Cooperative for American Relief
Everywhere, organización estadounidense para la ayuda y el
desarrollo internacionales. (N. de la T.). <<
ÍNDICE
Prefacio
Introducción
India
1. El noruego misterioso
2. El horror sangriento
3. Sherlock Holmes rememora
4. Flora y fauna
5. El elefante de latón
6. Un disparo en la oscuridad
7. El Frontier Mail
8. Bajo los deodaras
9. Un bandido pukka
Tíbet
10. Más bundobust
11. En la ruta del Indostán – Tíbet
12. Una situación difícil
13. Pasaporte al Tíbet
14. En el techo del mundo
15. La ciudad de los dioses
16. Té en el jardín de las joyas
Y más allá
17. Espadas voladoras
18. El mandala desaparecido
19. El ser oscuro
20. Rumbo al Trans-Himalaya
21. El templo de hielo de Shambala
22. El ojo de la sabiduría se abre
23. Su última reverencia
Epílogo
Agradecimientos
Glosario