Tres Cuentos de Las Mil y Una Noches
Tres Cuentos de Las Mil y Una Noches
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TRES CUENTOS DE LAS MIL Y UNA NOCHES Literatura clásica de Oriente medio ÍNDICE
HISTORIA DE LA JOVENZUELA OBRA MAESTRA DE LOS CORAZONES, LUGARTENIENTE DE LOS
PÁJAROS..................... 2 LAS DOS DANZARINAS....................................................................... 74
LA CREMA DE ACEITE DE ALFONSIGOS Y LA DIFICULTAD JURIDICA
RESUELTA............................................................................ 80 2
http://bibliotecadigital.ilce.edu.mx HISTORIA DE LA JOVENZUELA OBRA MAESTRA DE
LOSCORAZONES, LUGARTENIENTE DE LOS PÁJAROS Y dijo Schehrazada: He llegado a saber ¡oh
rey afortunado! que en Bagdad, ciudad de paz y morada de todas las alegrías y residencia de
los placeres y jardín del ingenio, el califa Harún Al-Raschid, vicario del Señor de los tres mundos
y Emir de los Creyentes, tenía por compañero de copa y amigo preferido, entre sus íntimos y
coperos, a aquel cuyos dedos manejaban la armonía, cuyas manos eran las bienamadas de los
laúdes y cuya voz era enseñanza para los ruiseñores, al músico rey de los músicos y maravilla
de la música de su tiempo, al prodigioso cantor Ishak Al-Dadim, de Mossul. Y el califa, que le
quería con un cariño extremado, habíale dado por morada el más hermoso de sus palacios y el
más selecto. Y tenía Ishak por cargo y misión instruir en el arte del canto y en la armonía a las
jóvenes más a propósito entre las que se compraban en el zoco de las esclavas y en los
mercados del mundo para el harén del califa. Y en cuanto una de ellas se distinguía entre sus
compañeras y las adelantaba en el arte del canto, del laúd y de la guitarra, Ishak la conducía
ante el califa, y la hacía cantar y tocar delante de él. Y si gustaba al califa, la hacían entrar en su
harén inmediatamente. Pero si no le gustaba bastante volvía a ocupar su sitio entre las
discípulas del palacio de Ishak. 3 http://bibliotecadigital.ilce.edu.mx Un día entre los días, el
Emir de los Creyentes, sintiéndose el pecho oprimido, mandó buscar a su gran visir Giafar el
Barmecida, y a Ishak, su compañero de copa, y a Massrur, el portaalfanje de su venganza. Y
cuando estuvieron entre sus manos, les ordenó que se disfrazaran como acababa de hacer él
mismo. Y disfrazados de tal modo, parecían un simple grupo de particulares. Y Al-Fazl, el
hermano de Giafar, y Yunús el letrado se juntaron a ellos, disfrazados también. Y todos
salieron del palacio sin ser notados, y llegaron al Tigris, y llamaron a un batelero, y se hicieron
conducir hasta Al-Taf, barrio de Bagdad. Y aterrizaron allá y caminaron al azar por la ruta de los
encuentros fortuitos y de las aventuras inopinadas. Y mientras marchaban charlando y riendo,
vieron ir hacia ellos a un anciano de barba blanca y de aspecto venerable, que se inclinó ante
Ishak y le besó la mano. E Ishak le reconoció como uno de los proveedores que aprovisionaban
de jóvenes y de mozalbetes el palacio del califa. Y a aquel jeque precisamente era al que se
dirigía Ishak cada vez que deseaba una nueva tanda de discípulas para su escuela de música. Y
he aquí que, precisamente cuando el jeque hubo abordado de tal modo a Ishak, sin sospechar
que iba acompañado del Emir de los Creyentes y de su visir Giafar y de sus amigos, se excusó
mucho por haberle molestado e interrumpido su paseo, y añadió: "¡Oh mi señor! hace mucho
tiempo que deseo verte. E incluso tenía decidido ir a buscarte en tu palacio. Pero ya que Alá
me ha puesto hoy en el camino de tu gracia, voy a hablarte en seguida de lo que preocupa a mi
espíritu". E Ishak preguntó: 4 http://bibliotecadigital.ilce.edu.mx "¿Y de qué se trata, pues, ¡oh
venerable!? ¿Y en qué puedo servirte?" Y el mercader de esclavos contestó: "Escucha. En este
momento tengo, en el depósito de esclavos, una joven que está muy diestra ya en el laúd y
que no tardará en hacer honor a tu escuela, pues se halla muy bien dotada, y mejor que
ninguna sabrá ella aprovecharse de tu admirable enseñanza. Y como, además, su gracia es
continuación de los dones de su espíritu, creo que no dejarás de echar sobre ella una ojeada y
de prestar por un instante tu oído precioso a la prueba de su voz. Y si te place ella, todo saldrá
a pedir de boca. De no ser así, la venderé a cualquier mercader, y sólo me restará renovar mis
excusas por la molestia que te ocasiono a ti y a estos honorables señores, amigos tuyos". Al oír
estas palabras del viejo mercader de esclavos, Ishak consultó con una rápida ojeada al califa, y
contestó: "¡Oh tío! precédenos, pues, al depósito de esclavos, y prevén a la joven consabida, a
fin de que se prepare a ser vista y oída por todos nosotros. Porque me acompañarán mis
amigos". Y el jeque contestó con el oído y la obediencia, y desapareció a buen paso, en tanto
que el califa y sus compañeros se dirigían más despacio al depósito de esclavos, guiados por
Ishak, que conocía el camino. Y aunque la aventura no tenía nada de extraordinaria, la
aceptaron de buena gana, como a orillas del mar acepta el pescador la suerte que Alá ha
escrito para su primer redada. Y al acercarse al depósito de esclavos, vieron que era un edificio
alto de murallas y amplio de espacio, que podría alojar 5 http://bibliotecadigital.ilce.edu.mx
cómodamente a todas las tribus del desierto. Y franquearon la puerta y entraron en una sala
grande, reservada para la venta y la compra, y rodeada de bancos en que se sentaban los
compradores. Y también sentáronse ellos en aquellos bancos, mientras el anciano, que les
había precedido, iba a buscar a la joven. Y habíase preparado para ella, precisamente en medio
de la sala, una especie de trono de madera preciosa, cubierto con la tela bordada de Jonia, al
pie del cual se hallaba un laúd de Damasco con cuerdas de plata y oro. Y de pronto la joven
que esperaban hizo su entrada con la gracia de una rama que se balanceaba. Y se sentó en el
trono preparado, saludando a la concurrencia. Y parecía el sol cuando brilla en lo alto del cielo
de mediodía. Y aunque le temblaban un poco las manos, cogió el laúd, lo apoyó contra su seno
como haría una hermana con su hermanito, e hizo brotar del instrumento un preludio que
entusiasmó los espíritus. E inmediatamente hirió en otro tono las cuerdas dóciles, y cantó
estos versos del poeta: ¡Suspira, ¡oh mañana! a fin de que uno de tus suspiros flotantes se
destaque y llegue hasta la tierra de la amada! ¡Y lleva mi saludo perfumado a todo el caro y
brillante grupo! ¡Y di a mi amiga que me he dejado el corazón en prenda de su amor! ¡Porque
mi deseo es más fuerte que cuanto de ordinario desalienta a los enamorados! ¡Dile que ha
herido con un golpe mortal mi corazón y mis ojos! ¡Pero mi pasión aumenta y se exalta cada
vez más! 6 http://bibliotecadigital.ilce.edu.mx Y mi espíritu, lacerado por el amor todas las
noches, ha hecho olvidar a mis párpados el arte de hacerse obedecer del sueño! Cuando la
joven hubo acabado de cantar estos versos, el califa no pudo por menos de exclamar: "¡Mash-
Alá sobre tu voz y sobre tu arte!, ¡oh bendita! En verdad que has triunfado". Pero de repente
se acordó de su disfraz, y no dijo más, temiendo que le reconocieran. E Ishak tomó a su vez la
palabra para cumplimentar a la joven. Pero no había acabado de abrir la boca, cuando la
armoniosa jovenzuela se levantó vivamente de su asiento y fue a él y le besó respetuosamente
la mano, diciendo: "¡Oh mi señor! los brazos se inmovilizan en tu presencia, y a tu vista, las
lenguas se callan, y la elocuencia frente a ti se torna muda. Y sólo tú, por lo que a mí respecta,
puedes ser quien descorra el velo". Y le dijo estas palabras mientras sus ojos lloraban. Al ver
aquello, le preguntó Ishak, muy sorprendido y emocionado... En este momento de su
narración, Schehrazada vio aparecer la mañana, y se calló discretamente. PERO CUANDO
LLEGO LA 927ª NOCHE Ella dijo: "... Al ver aquello, le preguntó Ishak, muy sorprendido y
emocionado: "¡Oh preciosa joven!, ¿por qué se entristece tu alma y hace llorar a tus ojos? ¿Y
quién eres, ¡oh tú a quien no 7 http://bibliotecadigital.ilce.edu.mx conozco!?" Y la joven bajó
los ojos sin contestar, e Ishak comprendió que no quería hablar en público. Y tras de consultar
con la mirada al califa intrigado, hizo correr la cortina que aislaba de la esclava la almoneda de
los compradores, y dijo dulcemente: Tal vez ahora quieras explicarte con todo desahogo y
libertad". Y la joven, en cuanto se vio sola con Ishak, se levantó el velo del rostro con un gesto
lleno de gracia, y apareció como era en verdad, muy hermosa, blanca cual la luna nueva, con
un bucle negro en cada sien, una nariz recta y pura como el nácar transparente, una boca
tallada en pulpa de granadas maduras, y un mentón adornado por una sonrisa. Y en aquel
rostro libertado del velo se rasgaban unos grandes ojos negros hasta amenazar a las sienes con
pasar de ellas. Y tras de mirarla un momento sin hablar, Ishak le dijo más dulcemente todavía:
"Habla ¡oh joven! con toda confianza". Entonces dijo ella, con una voz semejante a la voz del
agua en las fuentes: "La duración de la espera y el tormento de mi espíritu han hecho que ya
no se me reconozca, y las lágrimas que he vertido han lavado de su frescura a mis mejillas. Y no
abre ninguna de las rosas de antaño". E Ishak sonrió Y dijo, interrumpiéndola: “¿Y desde
cuándo ¡oh joven! florecen las rosas sobre la faz de la luna llena? ¿Y por qué tratas de rebajar
con tus palabras tu propia belleza?" Ella contestó: "¿A qué podrá aspirar una belleza que hasta
ahora no vivió más que para sí misma? ¡Oh mi señor! desde hace meses pasaban los días en
este depósito de esclavos, ingeniándome yo, a cada 8 http://bibliotecadigital.ilce.edu.mx
nueva almoneda, por encontrar un pretexto para que no se me vendiera; porque siempre
esperaba tu llegada y mi entrada en tu escuela de música, cuya fama se ha extendido hasta las
llanuras de mi país". Y mientras ella hablaba de este modo, entró su propietario el mercader. E
Ishak le preguntó: "¿Qué precio pones a la jovenzuela? Y ante todo, ¿cuál es su nombre?" Y el
jeque contestó: "¡Respecto a su nombre, oh mi señor la llamamos Tohfa Al-Kulub, Obra
Maestra de los Corazones! Porque ningún otro apelativo, en verdad, le va tan bien. En cuanto a
su precio, debo decirte que ha sido discutido muchas veces entre los ricos aficionados que se
presentaban con frecuencia, seducidos por sus ojos, y yo. Por lo menos, vale diez mil dinares. Y
debo advertir, a fin de que lo sepas, que ella es la que hasta ahora ha impedido a los
compradores llevar más adelante sus negociaciones. Porque cada vez que yo le hacía ver, a
petición suya, el rostro de los que se presentaban a comprar, ella me contestaba, sabiendo que
no la vendería sin su consentimiento: "¡Este me disgusta por tal y cual motivo, y con este otro
no congeniaría nunca a causa de esto y de aquello!" Y de tal modo ha acabado por alejar de
ella completamente a los compradores ordinarios y desalentar a los extraños. Porque todos
acabaron por saber de antemano que encontraría en ellos algún grave defecto e imperfección,
y les contó, sin omitir un detalle, cuanto había pasado. Y por eso la honradez me fuerza a no
pedirte como precio de esta joven esclava más que la suma de diez mil dinares, con la que
apenas cubro gastos"