Trabajo Práctico #1 PDF

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LENGUA Y

LITERATURA
MÓDULO 2
¿QUÉ ES UN GÉNERO DISCURSIVO?
Los participantes de cualquier situación lenguaje, no puede usarse en cualquier contex-
comunicativa deben conocer y manejar un deter- to. Por ejemplo, si en una reunión nos presentan
minado lenguaje para comunicarse. Ese lenguaje a alguien, le damos la mano y nos dice: “Mucho
es un código muy complejo y con una enorme gusto”, quedaría desconcertado si le respondiéra-
cantidad de reglas que podríamos dividir en dos mos “Este árbol es muy antiguo”. ¿Por qué? Senci-
grandes esferas del quehacer humano: las reglas llamente porque no es lo que se espera; lo que se
“internas” y las reglas “externas”. ¿Cuál es la dife- espera es que en cada situación comunicativa se
rencia entre unas y otras? Las reglas internas son use un tipo de enunciado particular que debe tener
las que se aplican al lenguaje en sí mismo, por ciertas características. Como respuesta a “Mucho
ejemplo las reglas ortográficas o las de concor- gusto” se puede decir “Lo mismo digo” o “Encan-
dancia de género entre sustantivo y adjetivo, o las tado de conocerlo” o incluso repetir el enunciado
de concordancia de persona y número entre el “Mucho gusto”, pero seguro que no corresponde
verbo y el sujeto. Las reglas externas, por su parte, “Este árbol es muy antiguo” porque no cumpliría
regulan cómo se usa ese código para la comunica- con las reglas “externas” del lenguaje. Así, como
ción con otros. siempre estamos comunicándonos de una u otra
Por ejemplo, una frase como “Este árbol es manera, las situaciones comunicativas son innu-
muy antiguo” cumple con las reglas internas del merables (desde saludar a alguien hasta leer una
lenguaje: hay concordancia de persona y núme- novela extensa; desde contar un chiste hasta leer
ro entre el verbo (“es”) y el sujeto (“Este árbol”); una noticia en un diario; desde tener que escri-
hay concordancia de género y número entre los bir un correo electrónico hasta tener que leer un
adjetivos y los sustantivos (“Este”, “árbol” y “anti- contrato de alquiler; desde estar en una manifes-
guo” son masculinos singulares); si en lugar de tación y entonar un cantito popular hasta asistir a
ser dicha, la frase estuviese escrita, cumpliría con una función de ópera). Por eso, también son innu-
las reglas ortográficas (empieza con mayúscula, merables los tipos de enunciados que se adaptan
“árbol” tiene tilde, por ejemplo). Y sin embargo, a esas situaciones. A esos tipos de enunciados se
esta frase que cumple con las reglas internas del los conoce como géneros discursivos.

ACTIVIDAD

1 - Lea los enunciados que figuran a continuación y asócielos con algu-


no de los siguientes géneros discursivos: prospecto de medicamento
/ publicidad / fragmento de novela / fragmento de ley / crónica depor-
tiva / fragmento de poesía / señal de tránsito / fragmento de obra de
teatro / aviso clasificado

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A. B.

“La obligatoriedad escolar en todo el país


se extiende desde la edad de CINCO (5)
años hasta la finalización del nivel de la
Educación Secundaria. El Ministerio de
Educación, Ciencia y Tecnología y las
autoridades jurisdiccionales competen-
tes asegurarán el cumplimiento de la
obligatoriedad escolar a través de alter-
nativas institucionales, pedagógicas y de
promoción de derechos, que se ajusten
a los requerimientos locales y comunita-
rios, urbanos y rurales, mediante accio-
nes que permitan alcanzar resultados de
calidad equivalente en todo el país y en
todas las situaciones sociales.”

C.

“Departamento totalmente equipado y amoblado para seis personas ubica-


do a una cuadra de la playa sobre la peatonal. Cocina-comedor, amplia mesa
con seis sillas, amplio balcón. TV con cable, heladera, vajilla completa. Tiene
dos dormitorios, uno con cama matrimonial y una pequeña cama individual,
en el otro tres camas comunes y fuera de los dormitorios un futón de dos
plazas. DISPONIBILIDAD: Segunda quincena de Enero”.

D.
Apenas tres minutos faltaban. Dos minutos y medio, para ser más preci-
sos. El Arena de San Pablo hacía mucho tiempo que ya se había convertido
en el Arena de San Parto. El sufrimiento de esos 117 minutos de Argen-
tina 0 Suiza 0 había sido inabarcable, difícil de asimilar. Poco hacía
prever que se estaba amasando un desenlace infartante, que nada de lo

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que había pasado hasta entonces tendría sentido. La pelota estaba en
poder del equipo europeo, sobre la derecha, cerca de la mitad de la
cancha. La presionó Palacio y se la robó a Lichtsteiner. Así le llegó
a Messi, detrás de los tres cuartos, con campo para arrancar un sprint
memorable, digno del minuto 0 (sí, del minuto 0, ¡aunque iban 117!),
esquivar una patada kareteca que con el tiempo puede transformarse en
un himno a la superación, seguir y abrir hacia la derecha, por donde
entraba Di María, libre y detrás de Higuain. Y Di María, con una tran-
quilidad impropia de un partido que había sido una usina de nervios,
le puso ese toque suave, pie abierto, ojos más abiertos, para cruzár-
sela al excelente arquero Benaglio, que había sido figura y pintaba
para hacerse verdugo en los penales que se venían.

“El Gráfico”, 1 de julio de 2014.

E.

F.
Este medicamento por contener
sorbato potásico como excipiente
es perjudicial en pacientes con
dietas pobres en potasio. El exceso
de potasio puede producir, después
de la administración oral, moles-
tias de estómago. Este medicamento
contiene 0,96 g de sorbitol por 2,5
ml de jarabe. Puede causar moles-
tias de estómago y diarrea. No debe
utilizarse en pacientes con into-
lerancia a la fructosa. En caso de
empeoramiento de los síntomas o si
no se produjera mejoría después de
7 días de iniciar el tratamiento,
éste deberá ser interrumpido y se
deberá consultar con el médico.

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G.
Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aure-
liano Buendía había de recordar aquella tarde remota en que su padre
lo llevó a conocer el hielo. Macondo era entonces una aldea de veinte
casas de barro y cañabrava construidas a la orilla de un río de aguas
diáfanas que se precipitaban por un lecho de piedras pulidas, blancas y
enormes como huevos prehistóricos. El mundo era tan reciente, que muchas
cosas carecían de nombre, y para mencionarlas había que señalarlas con
el dedo. Todos los años, por el mes de marzo, una familia de gitanos
desarrapados plantaba su carpa cerca de la aldea, y con un grande albo-
roto de pitos y timbales daban a conocer los nuevos inventos. Primero
llevaron el imán. Un gitano corpulento, de barba montaraz y manos de
gorrión, que se presentó con el nombre de Melquíades, hizo una truculenta
demostración pública de lo que él mismo llamaba la octava maravilla de
los sabios alquimistas de Macedonia. Fue de casa en casa arrastrando dos
lingotes metálicos, y todo el mundo se espantó al ver que los calderos,
las pailas, las tenazas y los anafes se caían de su sitio, y las maderas
crujían por la desesperación de los clavos y los tornillos tratando de
desenclavarse, y aun los objetos perdidos desde hacía mucho tiempo apare-
cían por donde más se les había buscado, y se arrastraban en desbandada
turbulenta detrás de los fierros mágicos de Melquíades.

Fragmento de Cien años de soledad, de Gabriel García Márquez (1967).

H.

Aquí me pongo a cantar


al compás de la vigüela,
que el hombre que lo desvela
una pena estrordinaria
como la ave solitaria
con el cantar se consuela.

Pido a los santos del cielo


que ayuden mi pensamiento:
les pido en este momento
que voy a cantar mi historia
me refresquen la memoria
y aclaren mi entendimiento.

Fragmento de Martín Fierro,


de José Hernández (1872).

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I. Julieta: -¡Oh Romeo, Romeo! ¿Por qué eres tú Romeo? Niega a tu padre
y rehúsa tu nombre; o, si no quieres, júrame tan sólo que me amas, y
dejaré yo de ser una Capuleto.
Romeo: -(Aparte) ¿Continuaré oyéndola, o le hablo ahora?
Julieta: -¡Sólo tu nombre es mi enemigo! ¡Porque tú eres tú mismo,
seas o no Montesco! ¿Qué es Montesco? No es ni mano, ni pie, ni
brazo, ni rostro, ni parte alguna que pertenezca a un hombre. ¡Oh,
sea otro nombre! ¿Qué hay en un nombre? ¡Lo que llamamos rosa exha-
laría el mismo grato perfume con cualquiera otra denominación!
De igual modo Romeo, aunque Romeo no se llamara, conservaría sin
este título las raras perfecciones que atesora. ¡Romeo, rechaza tu
nombre; y a cambio de ese nombre, que no forma parte de ti, tómame a
mi toda entera!
Romeo: -Te tomo la palabra. Llámame sólo “amor mío” y seré nuevamen-
te bautizado. ¡Desde ahora mismo dejaré de ser Romeo!

Fragmento de Romeo y Julieta, de William Shakespeare (1557).

CARACTERÍSTICAS DE LOS GÉNEROS


DISCURSIVOS
Los géneros discursivos son, entonces, tipos aviso clasificado de una crónica deportiva?
de enunciados relativamente estables. Esto quie- En principio, la respuesta a estos interrogan-
re decir que dentro del mismo género, los enun- tes no es sencilla ya que existen distintos crite-
ciados deben tener elementos en común que rios para explicar la organización de los géneros
permitan identificarlos ya sea que se trate de un discursivos. Uno de esos criterios es el que esta-
aviso clasificado, de una obra de teatro o de cual- blece que los elementos a considerar para que un
quiera de los otros. Ahora, ¿Qué es lo que hace enunciado se enmarque en un género discursivo
que sean “relativamente estables”? ¿Cuáles son determinado son: el tema, el estilo, la estructura,
esos elementos en común? ¿Qué es lo que hace la función.
diferentes a una ley de una obra de teatro, o a un

EL TEMA
Se considera como tema al asunto del que dos traten sobre determinados temas y no sobre
trata un enunciado; es decir, aquello que respon- otros. Así, por ejemplo, cuando leemos la sección
de a la pregunta “¿De qué se habla?”. En cada de Policiales en un diario, esperamos encontrar-
situación comunicativa se espera que los enuncia- nos con el desarrollo de temáticas vinculadas con

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