Adolfo Gonzalez Montes
Adolfo Gonzalez Montes
Adolfo Gonzalez Montes
EL HOMBRE RESPONDE
A LA REVELACIÓN DE DIOS
1. PONENCIAS
LA RESPUESTA A LA PALABRA
«¡Ser, ser siempre, ser sin término! ¡Sed de ser, sed de ser! ¡Ham-
bre de Dios! ¡Ser de amor eternizante y eterno! ¡Hambre de Dios! ¡Ser
Dios!" 9.
12. Dumery se sirvió para ello del que llama método fenomenológico de discrimación
crítica, cuya finalidad es la de proceder a «discriminar» los diversos elementos que
constituyen la positividad de la religión (formulaciones dogmáticas, liturgia, plástica
simbólica, etc.), a partir de la constitución intencional de la conciencia religiosa y de
su relación con la acción de Dios en ella como fundamento trascendente de su capaci-
dad proyectiva. Estudió los problemas metodológicos de su propuesta en: H. Du-
MERY, Critique et religion. Problemes de méthode en philosophie de la religion (París,
1957).
13. Cf. J. MARTÍN VELASCO, Hacia una filosofía de la religión cristiana. La obra de
H. Dumery (Madrid, 1970), en esp. pp. 142-163.
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fica por la dificultad que esta propuesta entraña: ¿cómo discernir las
creaciones de Dios y las del hombre? ¿Cuándo estamos ante la fe en
la revelación y cuando ante la fe en las creaciones de la conciencia?
No es preciso detenerse, por lo demás, en los problemas del sistema
filosófico-teológico de Dumery. Quiero subrayar la cuestión funda-
mental que su propuesta plantea: saber si conocemos o no conocemos
a Dios, si conocemos la realidad divina (ser y vida de Dios), cuando
éste se revela al hombre, o si sólo llegamos a un trasunto o parábola
de la acción de Dios en el mundo. La cuestión se plantea a sabiendas
del condicionamiento gnoseológico fundamental del pensamiento de
Dumery: que es inviable cualquier otro conocimiento de Dios que no
sea el simbólico. Una postura que resulta muy próxima a la de Paul
Tillich, que sostiene sin ambages el carácter efectivamente simbólico
de toda aserción teológica, ya que según él «una aserción concreta es
la que utiliza un segmento de la experiencia finita para decir algo acer-
ca de Dios»; precisando a continuación que toda aserción teológica
«trasciende el contenido de este segmento, aunque también lo in-
cluye» 14.
existir (estar), es decir, la situación del hombre ante Dios. Ott, fiel a
su mentalidad evangélica, se vuelve hacia la cuestión principal de la
Reforma, la que llevó a Lutero a preguntarse ¿dónde hallar un Dios
de gracia? Lo importante es la situación coram Deo, el estado real del
hombre ante Dios, que permite entender la relación entre Dios y el
hombre como una situación de confrontación de voluntades. Dice
Ott:
«En consecuencia, la fe, como hemos visto, en cuanto descubri-
miento del Dios personal es al mismo tiempo también descubrimiento
de la reciprocidad entre Dios y el hombre, es decir, de la situación hu-
mana en su fundamento más profundo. El creyente conoce cómo él
mismo, cómo el hombre en general, se halla en ultimidad comprometi-
do frente a Dios. Esta reciprocidad y unidad del encuentro de fe y del
conocimiento implicado en este encuentro tiene como consecuencia que
cualquier reflexión teológica sobre el descubrimiento en la fe del Dios
personal y suprapersonal (... ) ha de tener su reflejo, su correspondencia
por parte del hombre y de su situación» 20.
23. ef. H. KÜNG, ¿Existe Dios? Respuesta al problema de Dios en nuestro tiempo
Madrid l, 1979), pp. 653-794.
24. A. FIERRO, Sobre la religión. Descripción y teoría (Madrid, 1979), pp. 41-45.
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de 10 real. La visión unitaria del mundo viene facilitada, por otra par-
te, mediante la convergencia de experiencias en la comunicación, ver-
dadera instancia de control de la acumulación diferenciada de conoci-
mientos. Es así porque en la comunicación se expresa la mutua
referibilidad de los espíritus, que constituye la condición personal del
hombre. Sucede que en la teoría del conocimiento se puede olvidar es-
ta referibilidad intersubjetiva del saber; y si se quieren neutralizar los
efectos de este olvido, se imponen algunas cautelas. Se hace preciso su-
perar una actitud gnoseológica totalitaria, que pretenda establecer un
parámetro único y excluyente de todo posible conocimiento del mun-
do, y que no tome en consideración tanto la pluralidad de elementos
de lo real como la plural aproximación a la misma.
31. Cf. P. AALTHAUS, Die Theologie Martin Luthers (Gütersloch 3 1972), pp. 238 ss.
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32. Cf. STh U-U, q. 45, a. 2. Los neotomistas P. Stolz y G. de Broglie han insisti-
do en ello. Cf. R. AUBERT, Le probleme de l'acte de la ¡oi. Donnés traditionelles et ré·
sultats des controverses récentes (Lovaina-París., 1969), pp. 60-62.
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33. R. BULTMANN, Teología del Nuevo Testamento (Salamanca 2 , 1987), pp. 373 ss.;
487 ss.
34. Cf. A. SCHLATTER, Der Glaube im Neuen Testament (Stuttgart 1927 4 = Stu-
dienausg.1982), pp. 104-107 ss.
35. 5Th 11-11, q. 3.
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