Los Discipulos de Jesus Vivimos en Comunidad

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LOS DISCIPULOS DE JESÚS VIVIMOS EN COMUNIDAD

Jesús formó con todos los discípulos que Él había escogido y llamado una comunidad
de hermanos, la comunidad cristiana.

La vida comunitaria no es algo voluntario, sino algo connatural al ser humano.

Todos hemos nacido para vivir en comunidad. Hay actitudes que favorecen la
comunidad y otras que la dificultan y la impiden. Todos debemos formarnos para vivir
en comunidad.
La comunidad de Jesús tiene como lema fundamental el amor mutuo.

Todos siguen a Jesús, le reconocen como Señor y Maestro. Escuchan su palabra e


imitan sus obras. Ayudan a los pobres con solidaridad y se perdonan mutuamente,
como el Señor nos perdona. Por vivir de esta manera, la gente los valora y los admira.
No hay mejor modo de evangelizar que el testimonio personal y comunitario.
Un valor fundamental de la vida comunitaria es el servicio. Jesús les enseñó este valor
con su propia vida y con sus enseñanzas. No se está para ser servido, sino para
servir.

Los apóstoles fueron las personas escogidas por Jesús. Todos ellos integraron el
grupo de Los Doce. A ellos Jesús les entregó su Espíritu. Pronto surgieron problemas
en la comunidad. Había que incorporar cambios. Y surgieron los ministerios diversos
para la mejor atención a la comunidad.
Cuando las comunidades fueron muchas por la labor misionera de los discípulos,
surgió la necesidad de nuevos ministerios. Así surgieron los diáconos para atender a
los pobres; los presbíteros para atender las comunidades nuevas y los obispos o
supervisores. Estos ministerios se mantienen hasta hoy en la Iglesia. De ese modo, la
comunidad podía hacer frente a todos los requerimientos de la evangelización.

La virtud principal de todos los ministerios es el servicio. Quien accede a un servicio es


para servir.

Los ministerios son muchos, pero el cuerpo es uno solo. Los servidores son muchos y
variados, pero todos sirven al pueblo de Dios.
Jesús siempre enseñó a sus discípulos a vivir en comunidad y unidos como hermanos.
Pero pronto surgieron hermanos que dividían a la comunidad y enseñaban cosas
falsas. Hermanos que crearon divisiones en la comunidad.
Así ocurre hoy. Iglesias y sectas de todos los tipos y colores por todas las partes. Sólo
los que trabajan por la unidad están cerca del Señor.

LOS LAICOS

El término “laico”, cuando se refiere al Estado, a la educación, etc. significa ‘sin religión’, es decir,
que no promueve ninguna religión o contenido religioso. En cambio, cuando la Iglesia Católica habla
de ‘laicos’ se refiere a todos los fieles bautizados que no forman parte de la jerarquía eclesiástica,
es decir, que no pertenecen al orden sacerdotal, o para decirlo más claramente, que no son
diáconos, sacerdotes u obispos, y tampoco pertenecen a la vida consagrada religiosa, es decir, no
son religiosas, frailes, etc.
Tienen como vocación propia el buscar el Reino de Dios ocupándose de las realidades
temporales y ordenándolas según Dios’ (898). ‘Deben tener conciencia, cada vez más clara,  no sólo
de pertenecer a la Iglesia, sino de ser la Iglesia, es decir, la comunidad de los fieles sobre la tierra
bajo la guía del jefe común, el Romano Pontífice y los obispos en comunión con él.’ (CIC 899).
‘Tienen la obligación y gozan del derecho… de trabajar para que el mensaje divino de la salvación
sea conocido y recibido por todos.
Dice el Compendio del Catecismo de la Iglesia Católica que los laicos debemos ofrecer a Dios
‘sobre todo en la Eucaristía, la propia vida con todas las obras, oraciones… la vida familiar y el
trabajo diario, las molestias de la vida diaria sobrellevadas con paciencia, así como los descansos
físicos y consuelos espirituales’
LOS DIACONOS

Diácono significa “servidor”. Los apóstoles instituyeron esta figura para atender a las viudas y
huérfanos de Jerusalén.

Hay dos tipos de diaconado, el transitorio -quienes se ordenan diáconos como etapa previa a ser
presbíteros- y el permanente -quienes toda su vida serán diáconos.
Los diáconos transitorios

El Sacramento del Orden Sacerdotal -el camino para ser sacerdote- es gradual y el primer paso es
ser ordenado diácono. A ellos se les conoce como Diáconos Transitorios, después se les ordena
como presbíteros, y a algunos de ellos posteriormente se les ordenará Obispos.
¿Quiénes pueden ser diáconos permanentes?

Los Diáconos Permanentes se ordenan para ejercer la caridad de la Iglesia y para participar en la
liturgia de acuerdo con el orden que reciben.
El Diácono proclama solemnemente el Evangelio, predica, bautiza solemnemente, es ministro
ordinario de la comunión eucarística, asiste a la celebración del matrimonio y visita a los enfermos
para consolarlos con la Eucaristía.

Los Diáconos Permanentes pueden ser solteros o casados, viven dando testimonio en su
hogar, santifican su trabajo humano y dan a la Iglesia su entrega generosa, casi siempre
acompañados de su esposa y de sus hijos.

Los candidatos al Diaconado Permanente ejercen diversas profesiones: comerciantes, taxistas,


empleados, técnicos, profesionistas y pensionados que ponen sus conocimientos al servicio de la
comunidad.
Todos ellos tienen algo en común que es indispensable para ser aceptados: son hombres de
Iglesia, es decir, ejercen un apostolado y crecen en el conocimiento de su fe.

La recomendación de su párroco, o de algún sacerdote con el que trabajan, es el primer requisito


para iniciar su proceso de formación; el segundo, curiosamente, es el “permiso” de su esposa y de
sus hijos quienes aceptan unirse a esta vocación tan singular de su esposo y de su padre.
¿Qué hacen?

Según el Catecismo de la Iglesia Católica, a ellos les corresponde “asistir al obispo y a los
presbíteros en la celebración sobre todo de la Eucaristía y en la distribución de la misma. En
resumen: Ayudan en el servicio del altar, predican la Palabra de Dios, celebran Bautismos y
Matrimonios, presiden los ritos funerales, organizan la caridad eclesial.

¿Qué no hacen?

No celebran la Eucaristía, no pueden confesar a los fieles ni ungir a los enfermos.


LOS PRESBITEROS O SACERDOTES

Los sacerdotes están al servicio de su comunidad religiosa y llevan a cabo tareas como estar al


frente de la comunidad y dirigirla, preparar y dar sermones, oficiar los sacramentos, y ayudar a la
gente en momentos de necesidad o aflicción.

Ser sacerdotes es más un modo de vida que una carrera. Sus funciones varían de una fe a otra, pero
existen ciertos aspectos que son iguales en todas las religiones.
Los sacerdotes sirven a su comunidad religiosa enseñando la fe, dirigiéndoles, preparando y dando
sermones, dirigiendo el culto y leyendo textos sagrados. Proporcionan guía espiritual y consuelo en
momentos de aflicción y pueden organizar apoyo práctico para las personas.

Muchos sacerdotes desempeñan un papel destacado en la comunidad a la que pertenecen, lo que


les implica en toda una serie de proyectos. Pueden escribir boletines, folletos y artículos para
periódicos o sitios web, así como participar en programas de televisión o radios locales.
Es importante destacar que los sacerdotes católicos son todos hombres, ya que no se les
permite a las mujeres acceder a este rol. Por otra parte, los sacerdotes deben cumplir con
ciertos mandatos, como la obligación de mantenerse célibes.

Cabe resaltar que la idea de sacerdote ha sufrido cambios con los años y también varía
de acuerdo a la religión. En la Antigua Grecia, el sacerdote era aquel que
realizaba sacrificios. También había pueblos que tenían sacerdotes específicos para cada
divinidad.

En el judaísmo, el rabino es quien cumple una función similar a la de sacerdote en el


catolicismo, aunque con múltiples diferencias. En el islam, la figura más cercana es la
del imán. El budismo, por su parte, carece de roles que se asemejen al desarrollado por
el sacerdote en el seno de la religión católica.

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