La Sociedad Peruana Durante El Oncenio de Leguía

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LA SOCIEDAD PERUANA DURANTE EL ONCENIO DE LEGUÍA

La sociedad peruana durante el Oncenio de Leguía

Franz Kesly Olano Delgado

Gerardo Hidalgo Weston

Yessenia Nataly Palomino Nolasco

Robert Herrera La Chira

José Luis Balbuena Zavalaga

Universidad Nacional Enrique Guzmán y Valle

La Cantuta
Resumen

El artículo se enfoca en detallar los aspectos esenciales del Oncenio de Leguía, brindando

un análisis en el ámbito económico, político y social. Parte del ascenso de Leguía al poder,

continúa con detalles sobre la dependencia económica del Perú hacia Estados Unidos, para luego

mostrar el clima político. Concluye presentando los cambios que se dieron en la sociedad, en la

búsqueda de la modernidad.

Abstract

The article focuses on detailing the essential aspects of the Leguía Oncenio, providing an

analysis in the economic, political and social fields. Part of Leguía's rise to power, he continues

with details about Peru's economic dependence on the United States, to later show the political

climate. It concludes by presenting the changes that took place in society, in the search for

modernity.
La sociedad peruana durante el Oncenio de Leguía

El Oncenio de Leguía, conocido así al gobierno de dicho presidente, ha sido, y seguirá

siendo, un tema bastante apasionante y polémico. La variedad de leyes, en materia económica,

política, social y demás, que se promulgaron durante su mandato, y los acontecimientos

internacionales de aquella época, afectaron de tal manera el país, que sus repercusiones aún las

podemos sentir hoy en día, cien años después.

La llegada al poder

Aunque Augusto Bernardino Leguía y Salcedo nació en una familia no tan bien posicionada,

supo aprovechar la educación que recibió y cada una de las oportunidades que tuvo en los

negocios. Esto le permitió rodearse con la gente poderosa de aquél entonces. Su matrimonio, con

Julia Swayne, lo acercó a los barones del azúcar y otros negocios más. Era un hombre que había

progresado económicamente. Quiso entonces reflejar su poder económico en el poder político.

Fue Ministro de Hacienda y Comercio durante del gobierno del presidente Manuel Candamo y

Presidente del Consejo de Ministros durante el primer gobierno de José Pardo y Barreda.

Enquistado ya en la política, llegaron las rivalidades. Sufrió el exilio durante el gobierno de

Billinghurts y no regresó al Perú hasta el año 1919. Participó en las elecciones presidenciales de

dicho año y logró vencer, pero intuyendo la posible contrariedad de Pardo, decidió dar un golpe

de Estado, siendo apoyado por diversos sectores sociales, entre ellos los estudiantes de la

Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Se había ganado la simpatía del pueblo por su

origen y logros. El panorama era complejo. el país acarreaba muchos problemas de antaño: falta

de delimitación fronteriza, carencia de vías que conectaran las provincias con la capital, falta de

identidad nacional, entre otros. Su discurso de campaña estuvo dirigido a las clases menos
favorecidas, la masa indígena y la clase obrera. El panorama era complejo, mucho más porque se

avizoraba el Centenario. Como todo candidato, prometió en grande.

El aspecto económico

El mundo de aquella época vivió la rivalidad económica entre el reciente vencedor de la Gran

Guerra, Estados Unidos, y la naciente URSS, Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, la

primera propugnaba el capitalismo como sistema económico y la segunda el socialismo como

paso al comunismo. Nuestro país que, desde inicios de la república había comerciado con

Inglaterra y después de la guerra contra Chile dependió del capital inglés aun más, continuó a

merced del sistema capitalista, que había tenido un gran crecimiento por la segunda revolución

industrial, originada precisamente en territorio estadounidense. Por ello se puede afirmar que la

economía durante el Oncenio estuvo signada por el cambio de dependencia, del capital inglés al

norteamericano.

Leguía, al acceder al poder y lograr el cambio de la Constitución de 1860 por la Constitución

de 1920, gracias a la Asamblea Constituyente, concretó muchos empréstitos, gran parte de los

cuales fueron destinados al embellecimiento de la ciudad capital con motivo del Centenario.

Inundó el capital norteamericano la economía del Perú, fomentando los préstamos a los

empresarios de la época, quienes buscaban posicionarse en el mercado nacional. Para asegurarse

del pago de los empréstitos, Estados Unidos, instó al gobierno peruano a crear el Banco de

Reserva en 1922, que es conocido actualmente como el Banco Central de Reserva del Perú.

Sin embargo, ante todo este clima de progreso, el gobierno descuidó sus promesas electorales,

sin haber beneficiado al proletariado, mucho menos a los indígenas. Los hacendados también se

vieron afectados, sobre todo por la Ley de Conscripción Vial, que les arrebata la mano de obra

del campesinado. A pesar de haber iniciado su mandato con medidas populistas, poco a poco, el
pueblo cayó en cuenta que sus expectativas no serían cubiertas. La dependencia económica hacia

Estados Unidos y la sociedad convulsa, llevó a que el Crack de 1929 fuera el evento

determinante para el fin del gobierno de Leguía.

El aspecto político

El cambio más importante fue el de la Constitución de 1860 por la Constitución de 1920.

Antecedió a este cambio el golpe de Estado de Leguía a Pardo y Barreda y la disolución del

Congreso. Se convocó a la Asamblea Constituyente y ésta misma nombró presidente a Leguía

poco tiempo después.

De medidas populistas al alba de su mandato, sucumbió ante los intereses de las empresas del

momento y el capital estadounidense. Para lograr ello debía conservarse en el poder y, aunque la

Constitución de 1920 no lo contemplaba, alcanzó la reelección.

Como parte de los objetivos políticos, se impulsó la descentralización en la carta magna

promulgada, pero los resultados estuvieron muy lejos de lo planteado, ya que no se tomó tan en

cuenta la multiculturalidad del pueblo peruano. Las leyes ventajosas a los obreros, indígenas y

campesinos tuvieron poco efecto; fueron ampliamente ignoradas en el plano de la realidad.

Se consolidó la demarcación de las fronteras, para tal fin se firmaron varios tratados, entre los

más importante: Salomón – Lozano, con Colombia; y el Tratado de Lima, con el que se puso fin

al conflicto con Chile, volviendo Tacna a territorio patrio.

La excesiva sed de poder y el estar rodeado de zalameros, llevó a Leguía a considerarse un

predestinado a enquistarse en el poder. Elogios hacia él, como “El Júpiter presidente”, “Gigante

del Pacífico” o “Wiracocha”, lo consumieron.

En el pueblo, mientras tanto, el APRA, con Víctor Raúl Haya de la Torre a la cabeza, y el

Partido Socialista del Perú, de José Carlos Mariátegui, cobraban más fuerza cada día, ya que
buscaban el beneficio de las clases bajas. Mariátegui, en especial, con sus escritos, logró plantear

la problemática social de la realidad nacional, abarcando problemas como el del indio que, hasta

aquel momento, no habían sido tratados en su real dimensión. Ambos movimientos ideológicos

fueron perseguidos durante el Oncenio.

El aspecto social

La sociedad peruana del Oncenio podría describirse como la que tenemos ahora: diversa,

variopinta, plural. Pueblo caracterizado por su multiculturalismo. Esto, durante el gobierno de

Leguía fue materia de debate y, hasta cierto punto, hubo intención de mejora.

El foco del gobierno de turno fue realizar las celebraciones por los centenarios. Primero, el

más relevante, el centenario de la independencia del Perú; luego el centenario de la batalla de

Junín y el centenario de la batalla de Ayacucho.

Modernidad. Se engalanó la ciudad con la construcción del actual Palacio de Gobierno, el

Palacio de Justicia, la Plaza San Martín, el Hotel Bolívar, el Parque de La Reserva, la avenida

Leguía, actualmente llamada avenida Arequipa, la avenida Brasil, la avenida Alfonso Ugarte,

entre otros.

Se recibieron diversos donativos de las colonias extranjeras en nuestro país. Alemania donó la

torre que está en el Parque Universitario; España, un arco morisco al iniciar la avenida Arequipa;

Italia, el Museo de Arte Italiano; China, una fuente que se encuentra en el Parque de La

Exposición; Japón, una estatua de Manco Cápac, ubicado en la plaza mayor del distrito de La

Victoria; Francia, una estatua de la libertad, que se colocó en la Plaza Francia. En fin, fueron

varias las naciones que se sumaron a la celebración.

La algarabía de las celebraciones fue opacada por los muchos acontecimientos que se

suscitaron en el Oncenio. Las leyes de protección a la población indígena no se cumplían en lo


más mínimo. La población se vio sumamente afectada por la Ley de Conscripción Vial, la cual

buscaba obtener mano de obra gratuita para la construcción de vías que conectaran las distintas

regiones del país.

Estos y otros motivos desencadenaron un caos social ante la crisis originada por el Crack de

1929; terminando con el gobierno de Leguía con un golpe de estado por parte de Sánchez Cerro,

que fue apoyado por una población cansada del autoritarismo.


Referencias

Orrego Penagos, Juan Luis (2000). «LEGUÍA Y SALCEDO, Augusto Bernardino». En Lexus

Editores, ed. Grandes Forjadores del Perú (1.ª edición). Lima: Lexus. pp. 233-236.

 Tauro del Pino, Alberto (2001). «LEGUÍA, Augusto Bernardino». Enciclopedia Ilustrada del

Perú 9 (3.ª edición). Lima: PEISA. pp. 1438-1439

Basadre, Jorge (2005a). Historia de la República del Perú  5.º periodo: El comienzo de la

Reconstrucción (1884-1895). 6.º periodo: La República Aristocrática (1895-1919) 11 (9.ª

edición). Lima: Empresa Editora El Comercio S. A

Chirinos, Enrique (1985a). Historia de la República (1821-1930) 1 (3.ª edición). Lima: AFA

Editores Importadores S.A.

Pons Muzzo, Gustavo (1980). Historia del Perú. La República (1868-1980). Lima: Librería,

Distribuidora Bazar “San Miguel” E.I.R.L.

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