Insular
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Antecedentes
En el campo de las celebraciones en la isla, el trabajo realizado por la
estudiante de la Maestría en Estudios Caribeños, Lorena Aja durante
noviembre y diciembre de 2004, concerniente a la música y danzas
tradicionales de la isla, es un referente obligado para esta investigación
en el propósito de identificar las celebraciones y fiestas de la comunidad
raizal, así como de comprender la música y la danza en San Andrés
como expresión de la interculturalidad. Esta propuesta confluye también
con los intereses del Proyecto de Casa de Justicia que se viene
realizando desde Agosto de 2002, en el sentido de propender por el
examen de las formas ancestrales de resolución de conflicto dentro de
la comunidad raizal. En las conclusiones de la primera etapa del proyecto
se encuentran dos antecedentes importantes para esta investigación,
a saber: el diálogo ecuménico de todas las iglesias de la isla y el respeto
Cuadernos de Caribe Nº7 35
Justificación
A pesar del reconocimiento que hizo la Constitución de 1991 acerca de la diversidad cultural de
nuestro país, con estatutos como la Ley 70 de 1993 para los pueblos afrocolombianos, las
distintas comunidades étnicas que habitan el territorio colombiano se enfrentan constantemente
a obstáculos en el ejercicio de sus derechos culturales, en especial por los intereses económicos
y políticos que se ciernen sobre sus territorios y los recursos que hay en ellos. Es por esto que
adquiere importancia examinar la situación actual en que una comunidad, como la raizal
sanandresana, ejerce hoy en día esas garantías culturales que estableció la Constitución
Nacional. Se consideran los obstáculos derivados de problemáticas como el desempleo, el
narcotráfico, la imposición de monopolios en el manejo del turismo y el comercio, entre otros,
que dificultan el ejercicio mismo de esos derechos y en general las condiciones de vida del
isleño (Clemente, 1994: 350).
En esta coyuntura vale la pena analizar las nuevas acciones que la comunidad raizal está
tomando en defensa de su identidad y de sus derechos culturales, teniendo en cuenta las que
ellos mismos ya han asumido en el pasado, por ejemplo, mediante la cohesión social, el
paisanazgo y la actitud conservadora como mecanismo de defensa ante las decisiones
uniformadoras que impuso el gobierno colombiano en el pasado (Parsons, 1985: 142-143).
Esta historia de resistencia cultural ha tenido siempre un común denominador, consistente en
que ninguna de estas respuestas a los procesos de cambio e intercambio cultural en la isla han
desembocado en una salida violenta, y la comunidad sigue manteniendo un patrón de convivencia
aún en los momentos de crisis, aspecto que constituye un gran ejemplo y un caso que merece
ser analizado por el resto del país.
Marco teórico
Este trabajo aborda el proceso de cambio cultural desde una perspectiva dinámica, ya que la
cultura está en constante transformación y generando nuevos significantes (Benítez, 1998: 36).
Sin embargo el discurso cultural tiene a ser el más resistente al cambio “...puesto que está
ligado al deseo ancestral de los grupos humanos de diferenciarse lo más posible unos de otros...”
(Benítez, 1998: 36). Este proyecto pregunta por esas alternativas de acción de la comunidad
raizal para afrontar el cambio y no permitir que sus posibilidades de supervivencia sean nulas
(Sandner, 2003: 345), como lo son sus estrategias de resistencia cultural. En este sentido Said
(1996:12) afirma que la dominación de unos grupos por otros siempre ha estado acompañada
por esfuerzos de resistencia, junto con reafirmaciones de la propia identidad. Para el caso del
Archipiélago, Ratter (2001:135) señala: “...Entre tanto, la resistencia contra la destrucción de la
cultura caribe, sin caer en un nativismo puro, es cada vez más manifiesta...”. Aquí la autora
retoma dos casos de resistencia cultural en la islas, el primero es el de la organización S.O.S,
y el segundo la realización del 'Green Moon Festival', en donde se recurre a una manifestación
cultural como lo es una celebración pública, como instrumento de reivindicación: “...Para los
organizadores no había mejor método o estrategia, para rellenar la desolada alma de sus
coterráneos, que la llave que abre los confines de su propio ser: la música...” (Perea Escobar
citado en Ratter 2001:138). Además de su potencial reivindicativo, esta propuesta resalta el
36 Celebraciones en San Andrés: Participación, Convivencia e Inserción Raizal
papel de la 'celebración', un espacio que sintetiza, simbólica y materialmente los cambios de los
pueblos que las hacen. Esta investigación se adhiere entonces a la definición de García-Canclini
(2002:206): “...Cómo fenómeno global, que incluye todos los aspectos de la vida social, la fiesta
muestra el papel de lo económico, lo político, lo religioso, lo estético en el proceso de continuidad-
transformación de la cultura popular...”. Los campos de observación propuestos están
relacionadas con la funcionalidad de las celebraciones en relación al cambio: “...Hemos visto
que los rituales, su repetición, desaparición e innovación pueden ser leídos como esfuerzos por
intervenir en la remodelación de sus estructuras sociales, mantener una regulación endógena
de la vida en el pueblo (...) o reformarla para que se integre al orden externo (el mercado
nacional y el turismo...” (García-Canclini (2002:206). Así, se hace el análisis de la celebración
como instrumento de regulación interna a partir de las formas ancestrales de resolución de
conflictos y la convivencia interétnica, mientras que se asumirán como formas de integración al
orden externo, las estrategias de inserción a la economía a través de la cultura, como pueden
ser la comercialización de artesanías, la apropiación de imaginarios exóticos y estereotipos.
Por último se abordarán las celebraciones desde la perspectiva de carnaval caribe de Benítez
Rojo (1998:363), por ser el ámbito de la fiesta un espacio lúdico y de integración de la comunidad,
en donde se dirimen, de forma teatral y algunas veces catártica, las contradicciones de la
sociedad.
Objetivo general
Investigar las estrategias de resistencia cultural de la comunidad raizal sanandresana en las
celebraciones y fiestas de la isla.
Objetivos específicos
x Comparar las formas de celebración raizal en diferentes contextos (vida cotidiana, turismo,
espacios de encuentro interétnico) y señalar los elementos de resistencia cultural de la
comunidad raizal en cada uno de ellos.
x Analizar el papel de las celebraciones raizales en la resolución pacífica de conflictos al
interior de la comunidad.
x Indagar las formas en que las celebraciones de la isla propician la convivencia interétnica.
x Explorar las estrategias de inserción de los raizales en el mercado y en el turismo en el
contexto de las celebraciones de la isla.
Metodología
Se hizo un seguimiento a las prácticas festivas en la isla, con especial énfasis en las que
estuvieran más relacionadas con manifestaciones de la cultura tradicional isleña, en un intento
por observar persistencias y cambios de tales manifestaciones en el presente. Durante la
observación se trató de distinguir lo tradicional de lo moderno, para entender el cambio y las
relaciones de la gente raizal con los otros grupos establecidos en la isla.
De esta manera las observaciones de campo en prácticas más significativas dentro de la
cotidianidad de la gente raizal de la isla. Estas observaciones abarcaron eventos de distintas
índoles: desde una carrera de caballos hasta un concierto de reggae, pasando por una exposición
de arte, con el ánimo perseguir los caminos de la cultura isleña dentro de la isla.
El espectro de prácticas festivas observadas incluyó las celebraciones religiosas, las fiestas
familiares, así como las de carácter más local y popular como las carreras de caballos o las
peleas de gallos. También otras formas comunes de celebración más alejadas del pasado isleño
como los conciertos, fiestas y festivales comerciales, así como los picós (grandes amplificadores
artesanales que compiten con su volumen). Los espectáculos musicales de los hoteles, al igual
Cuadernos de Caribe Nº7 37
que los eventos programados en la Casa de la Cultura, fueron tenidos en cuenta, y hacen
presencia elementos de la cultura tradicional, aunque en sentidos diferentes.
En esta misma dirección se encuentra el trabajo de los gestores culturales, a quienes se realizaron
entrevistas formales e informales, así como a través de la asistencia a varias sesiones del
Diplomado en “Cultura y Convivencia” realizado por el Infotep como parte del Plan Departamental
de Cultura del Ministerio. Esto permitió un acercamiento a personajes reconocidos como
promotores de la cultura isleña y, en especial, en el caso de los músicos jóvenes, conocer un
poco de sus rutinas de trabajo, que incluyen, además de su actividad dentro del turismo, la
enseñanza a niños y niñas en talleres de música.
Hubo contacto con el trabajo de la Casa de la Cultura del Centro, y del área cultural del Banco
de la República, averiguando por sus actividades y en comunicación con sus coordinadores y
directivos. Dentro de los eventos coordinados por entidades como éstas, se realizó la Semana
de la Afrocolombianidad, organizada por la Fundación Ébony y la Secretaría de Educación,
cuyos representantes fueron entrevistados.
Dentro del trabajo etnográfico se asistió a actividades culturales en general para observar otros
contextos en donde se manifiesta la cultura popular local hoy en día, como por ejemplo, la
narración de los cuentos de Ananse por Lolia Pomare en los colegios dentro de la celebración
de la Semana de la Afrocolombianidad, la exposición de personajes isleños de Elario Faquaire,
o la caravana del día del idioma por San Luis organizado con el Colegio Cajasai. La observación
se complementó con la realizada durante la experiencia cotidiana en la isla, en lo concerniente
a los rituales diarios de la gente y la performatividad constante de sus acciones.
Estas actividades aportaron en la creación de un Inventario de Formas de Celebración, que
inicialmente pretendía constituir un marco de comparación entre el presente y el pasado, pero
que en el camino me dio pie para realizar una reflexión sobre los conceptos sobre lo tradicional,
lo raizal y la celebración. Este inventario compila tanto prácticas anteriores al cambio generado
por el puerto libre, como nuevas formas de celebración, e incluye el corpus de actividades
observadas, y de información recogida en las entrevistas y complementada con información en
periódicos. Es un cuerpo de datos organizado por contextos festivos y en donde se entretejen
relaciones tanto temporales como espaciales, generacionales e incluso históricas.
Resultados
El término celebración en este trabajo funcionó como una herramienta metodológica para abarcar
dentro de una misma clase de eventos, prácticas diferenciadas de socialización en contextos
lúdicos, que se ubican dentro del ámbito de lo reproductivo y de la cultura popular raizal. Por
ello el trabajo abarcó prácticas muy diferentes que no dan respuesta a una caracterización de
un solo tipo de celebración propia de la gente raizal. La búsqueda se concentró básicamente en
los espacios en donde aún estuvieran presentes elementos de la cultura tradicional raizal, aunque
no se excluyeron nuevos escenarios, en donde ya no hay una participación exclusiva por grupos.
Esto da como resultado distintos tipos de fiestas, con o sin participación raizal, aunque sí espacios
más significativos para esta población.
Sin embargo, el análisis de las celebraciones observadas permite hacer un esbozo de los
principales contextos festivos de participación raizal hoy en día en San Andrés y describir tipos
de celebraciones según contextos particulares que tienen diferentes significados para la gente
y sus diferentes formas cumplen con diferentes funciones según esos contextos. Estos tipos de
celebración se agrupan dentro de los siguientes contextos: celebraciones religiosas de las iglesias
más tradicionales en la isla (Bautista, Adventista, Católica); las fiestas familiares; conciertos:
los que tienen un fin comercial, y festivales, los realizados dentro de los hoteles, como los
organizados por entidades que trabajan en la cultura; las fiestas de índole más local y popular
38 Celebraciones en San Andrés: Participación, Convivencia e Inserción Raizal
como las carreras de caballos, las peleas de gallos y los picós; los rituales de la cotidianidad:
peinados, juegos de azar, música, panadería y pastelería.
Dentro del ámbito religioso se analizaron las celebraciones de las tres principales y
representativas religiones de la isla, la Bautista, la Adventista y la Católica. El aspecto religioso
sigue ocupando un lugar muy importante para la mayoría de la gente, por supuesto aún más
entre la mayor y más conservadora y, aunque pierde popularidad entre la más joven, las iglesias
también buscan motivar y vincularla a través de distintas actividades y con su participación en
los coros. La celebración religiosa sigue siendo entonces un elemento clave dentro de la cultura
isleña que, además, refleja en gran medida la forma de ser del isleño, y sus valores, le da
identidad y le permite mantenerse atado al pasado.
Las tres iglesias tienen una ceremonia principal central, el servicio religioso ('morning worship'),
en el caso de la Iglesia Bautista, el culto religioso de los sábados, para los adventistas, y la
Santa Misa dominical, para los católicos. Hay otras celebraciones relacionadas como bautizos,
primeras comuniones, matrimonios, que tienen como base la ceremonia principal, así como
hay otras actividades que están por fuera de lo estrictamente religioso, pero que convocan a la
feligresía en torno a un interés común, generando un sentido de iglesia como comunidad.
En cuanto a la iglesia Bautista se hicieron observaciones, principalmente en la Primera Iglesia
Bautista de la Loma (1st Baptist Church), el servicio religioso del domingo y el 'Sunday School',
que se realiza previamente y es una especie de catequesis para adultos. Se asistió a la Iglesia
Bautista de Sound Bay y una de las cantatas organizadas por la Primera Iglesia. Se estuvo al
tanto de los entierros y funerales de personas bautistas, por la particularidad de estos eventos
para la gente isleña, y de la gran expresividad del dolor que muestran en dichas ocasiones. Sin
embargo, fue difícil acceder a estos espacios, principalmente por el respeto a la privacidad de
los familiares en su duelo.
El Sunday School es un espacio de enseñanza previo al culto dominical donde se reúnen los
adultos a estudiar diferentes temáticas a la luz de las escrituras bíblicas. Este es un espacio
importante de participación en el que se hacen consensos entre los feligreses en lo que respecta
a los comportamientos y decisiones de la vida cotidiana y familiar, guiadas por las enseñanzas
bíblicas. Se discute un tema entre todos los participantes, escuchando las opiniones, y siguiendo
una cartilla de catequesis. Los lineamientos de la discusión están dados por la Biblia, como se
comentó en una reunión: “lo que no se hace de acuerdo a la Biblia, no sale bien”. Esta actividad
se hace en pequeños grupos en donde todos son conocidos. Si hay un nuevo miembro, se hace
una presentación en donde se acoge a las personas nuevas. Esta actitud se distancia del
anonimato característico de la misa católica, ya que aquí todos se conocen entre sí y hay un
sentido mayor de integración de los participantes.
Durante el servicio religioso los cantos son muy importantes, se dedica gran parte de la
celebración a eso, incluso el libro guía es 70 % cantos, 30 % oraciones. El coro tiene un papel
preponderante; hay mujeres y personas mayores, aunque también adultos jóvenes. También
hay un coro juvenil bastante nutrido, de más de cincuenta jóvenes. Los dos coros no se presentan
simultáneamente.
También es un momento para la creación artística, y para presentar el talento frente a la sociedad
(esto fue manifiesto en el evento 'Evening of voices'). También hay canciones con ritmos caribes,
aunque no se baila. El coro se ubica detrás del pastor, el cual es un vocero de la comunidad. El
pastor es vehemente en sus sermones. Para la comunidad bautista, el canto es una forma de
expresión primordial no sólo en la celebración religiosa, sino dentro de otro tipo de celebraciones,
como lo pude observar en 'Evening of voices' que se realizó en el hotel Sunrise Beach, con el
objeto de recoger fondos para la Corporación Universidad Cristiana. La interpretación vocal de
algunos miembros reconocidos de la iglesia por sus potentes y cultivadas voces, fue el motivo
Cuadernos de Caribe Nº7 39
de encuentro y el incentivo para la colaboración económica, acto que sin embargo no deja a un
lado su carácter religioso, presente tanto en los temas interpretados, como en el sentido solemne
del mismo. El nivel de la interpretación es bastante alto; el mismo acto pone de manifiesto la
importancia del canto dentro de la sociedad isleña, importancia que puede tejer un puente entre
fe protestante y herencia africana, en el sentido de que la música para ambas sociedades
implica una forma de comunicación con el más allá, y el himno como una alabanza a Dios, tal
como señala Ruiz (1984).
La Iglesia Bautista de la Loma es tan tradicional que conserva muchos aspectos de la cultura
isleña, se habla en inglés, se mantiene la arquitectura y la decoración, la elegancia, la cercanía
entre sus miembros. Es un espacio de participación netamente raizal, que reúne a miembros
destacados tanto de la comunidad bautista, como de la sociedad isleña en general, como por
ejemplo los líderes del movimiento raizal, gestores culturales, historiadores, músicos, entre
otros. Por ello la Iglesia Bautista, en especial la Primera Iglesia de la Loma, sigue teniendo una
gran significación para la comunidad raizal, constituyéndose incluso un símbolo de la identidad
isleña (la religión), ya que diferencia a sus miembros de los otros grupos, pero también porque
los acerca al pasado glorioso de las islas, al sintetizar los principales aspectos de la imagen de
lo isleño, es decir, su herencia inglesa, su arquitectura, su legado musical, sus modales, su
comportamiento moral, y su vivencia como comunidad. Es por esto que el símbolo de la iglesia
llega incluso a ser parte del recorrido turístico de la isla.
En cuanto a la Iglesia Adventista, una Campaña Evangelizadora de la Iglesia Central, y una
entrevista con el rector del Colegio Modelo Adventista, informó acerca de los dogmas y las
prácticas de sus miembros. Se afirma que la Iglesia en la isla está dividida en dos sectores, el
norte, con una amplia participación de continentales, y el sur, donde tiene un carácter más
tradicional hacia lo isleño. El sector norte es de habla hispana, y el sur, de habla inglesa. El
principal dogma de esta iglesia, que surgió en Estados Unidos, y que los diferencia de las
demás es su creencia en la segunda venida de Cristo, que esperan desde 1844. Guardan el
sábado, que empiezan el viernes a las seis de la tarde, ya que creen en el día solar. Tienen
prescripciones alimenticias como el cerdo y las carnes, que tratan al máximo de no consumir,
dado el especial énfasis que hacen en la salud. La iglesia Adventista presta especial atención a
la salud y la educación, por lo que son líderes en ambos campos: “... Este colegio tiene fundado
en 1901, es el colegio más viejo de la Isla, porque nosotros los adventistas somos de la creencia
de que cuando un misionero llega o llegaba, fundaba una Iglesia y una escuela. El bautista
llegaba y fundaba una iglesia nada más...” (entrevista del 26 de abril/2005).
La Iglesia Adventista posee una visión de empresa en el sentido en que funcionan sus miembros
dentro de la estructura de la iglesia, en donde existe presidente, secretario, tesorero de la
Misión, rector del colegio, etc. Existen las misiones y las asociaciones. Las misiones no se
sostienen por sí mismas y dependen de las asociaciones. La misión de San Andrés depende de
Medellín, por lo tanto los miembros de la Junta Superior de Medellín la que elige los cargos en
San Andrés. Van rotando en los cargos cada tres años, y también de lugar de operación. Todas
estas actividades relativas al funcionamiento interno de la iglesia, también congregan a la
feligresía ya que existen eventos especiales para cada uno de estos momentos, como la
ceremonia de Entrega de cargos, la Junta de Negocios o Asamblea General, y las Campañas
de Evangelización.
En lo que respecta a la Religión Católica, las observaciones se hicieron básicamente en la
Iglesia de San José (Saint Joseph Church), en el sur del barrio San Luis, que realiza múltiples
actividades en las que vincula a la comunidad, como por ejemplo las de la Semana Santa, la del
Corpus Cristi, o la celebración del día de la madre, en donde se congrega la gente del barrio en
la organización y realización de la fiesta. La iglesia cumple una significativa labor en la vinculación
40 Celebraciones en San Andrés: Participación, Convivencia e Inserción Raizal
de todas las generaciones en torno suyo, a través de los diferentes coros por grupos de edades
y de horarios de misa específicos para cada uno (niños, jóvenes y adultos).
En general el sermón en la misa católica tiende a ser abstracto, es decir, no trata temas específicos
de la vida de los feligreses, sino se enmarca dentro de valores como el respeto, el amor, el
perdón, la reflexión. Sin embargo durante la celebración del Jueves Santo, en la Iglesia de San
José, el cura señala que para los días santos debe hacerse un compromiso, eso sí voluntario,
en lo concerniente al ánimo de reflexión, que incluye no pelear con la familia durante esos días,
perdonar, no escuchar champeta y no ver televisión. El cura señala estas dos últimas actividades
como formas contrarias al recogimiento propio de esta época del año. Es decir que está ejerciendo
de alguna forma ese control social sobre valores específicos, lo cual sucede más claramente en
la misa para niños, en donde el cura tiene que hablar de una forma mucho más precisa para
hacer entender a los niños y niñas lo que está bien y lo que está mal.
Aunque la estructura de la misa guarda mucho de las celebradas en el continente en especial
en el interior del país (dado que los curas son continentales en su mayoría), hay elementos que
permiten asociarla con las celebraciones bautistas, en lo relacionado con las importancia de los
coros y el protocolo de la misa: la forma de recibir a la gente (hay unas mujeres que cumplen
esta labor), la cordialidad, la elegancia. En la misa como tal algunas canciones se cantan en
inglés, aunque la mayoría corresponden con las tradicionales en español de la misa católica.
Algunas canciones tienen ritmos caribes, que las coristas más jóvenes acompañan con un
ligero baile.
La celebración de la misa católica en un barrio tradicionalmente isleño como San Luis todavía
guarda grandes semejanzas con las celebraciones de la iglesia Bautista, en el sentido de
congregar comunidad y ser un espacio de socialización alrededor del cual giran las principales
actividades del barrio. Esta relación entre iglesia católica e iglesia bautista parece hoy en día no
construir ninguna clase de barreras entre unos y otros, hay gran tolerancia por las otras creencias
religiosas tanto así que hay participación de unas y otras y comunicación entre sus distintos
líderes espirituales, que incluso llegan a ser invitados a dar sermones en otras iglesias diferentes
a la propia. A pesar de los abusos cometidos en el pasado por parte de las misiones católicas
durante el proceso de colombianización, el Padre Antonio Ferrándizz (1991:19): “...con gran
entusiasmo la gente sencilla vive los sacramentos y la liturgia católica y no entienden lo de la
separación, pues todos creemos en Jesús...”.
La religión es el espacio de integración de la comunidad isleña por excelencia, es un lugar de
encuentro que atraviesa todos los aspectos de la vida cotidiana, y en donde se generan consensos
sobre las formas de comportamiento, la moral, y en general las problemáticas de la comunidad.
Las celebraciones familiares también están reflejando ese movimiento entre lo propio y lo nuevo,
entre lo local y lo globalizado, donde no dejan de aparecer elementos que le dan particularidad
a celebraciones que podrían pensarse totalmente alejadas de lo tradicional. La asistencia a
espacios como los cumpleaños también fue difícil dado el grado de confianza necesario para
acceder a los lugares y fechas indicadas. Sin embargo en este tipo de fiestas es bienvenida la
persona que llegue. En la celebración de un primer año de vida en la vía Tom Hooker la asistencia
de adultos era totalmente femenina, unas 20 mujeres aproximadamente, algunas de ellas madres
de los casi 30 niños asistentes. Un espacio netamente raizal, donde sobresale la ausencia de
hombres pero también el cuidadoso arreglo de toda la parafernalia de la decoración con el
motivo del cómic norteamericano Bob Esponja quien, incluso, ayuda a repartir gaseosas mientras
hace las veces de animador. Los únicos hombres son un señor mestizo que coordina la fiesta,
y el hombre disfrazado de Bob Esponja, quien habla en español a los niños. La fiesta se desarrolla
como una piñata cualquiera que hace alegoría a un símbolo infantil del momento en el mundo.
Sin embargo, los elementos locales se dejan ver en la gastronomía, que no podría decir si es
Cuadernos de Caribe Nº7 41
típica de las islas o del Caribe colombiano, consistente en ofrecer bastante comida a los invitados
(salchicha con salsa rosada, churros, dulces). El concurso de baile es imprescindible en toda
fiesta infantil, mas en esta ocasión el concurso de reguetón es bastante reñido por las grandes
habilidades de todos los niños presentes que se mueven con la música de moda así estén
participando o no. Bob Esponja, en su papel de animador, parece no comprender o ser
incomprendido en el contexto, cuando decide empezar a cantar el 'feliz cumpleaños' pero en
español; las mamás se muestran un poco molestas y los niños no prestan atención hasta que
una de ellas alza la voz para pedir que canten en inglés, y finalmente logran cantarle al niño.
Esta situación muestra una de las problemáticas que se presenta en la isla respecto al lenguaje,
y es la disminución de espacios para la práctica del creole, dada la generalización del español
como lenguaje oficial, a pesar que desde 1991 los derechos constitucionales establecen que
los lenguajes de las comunidades locales deben ser oficiales en su territorio. Esto ha hecho que
la lengua creole, al no ser oficial en la práctica, sí lo sea en espacios diferenciados para la
población raizal como, por ejemplo, en espacios familiares como un cumpleaños, y en general
en momentos en donde hay, intencionalmente o no, una participación raizal exclusiva.
Una fiesta de quince años en Yellow Moon el 30 de abril reflejó una gran logística, que tuvo
varios meses de preparación, especialmente en la coreografía. Los trajes, tanto de las parejas
de baile como de los invitados, mostraban gran elegancia y un despliegue de colores pasteles
que generaban gran armonía para el observador. Los bailes correspondieron con las canciones
de moda entre los jóvenes que se repetían hasta seis o más veces desde el picó “El nativo”,
contratado para la ocasión. Una gran parte de la gente que sale a las calles del barrio San Luis
el sábado, se volcó a los alrededores de Yellow Moon para seguir allí la rumba con amigos y
conocidos. Esta celebración, que podría pensarse bastante alejada de la cultura tradicional
isleña, congrega a la gente de una forma masiva poco común en el interior del país. Además
muestra la vocación hacia el baile de algunos de sus bailarines del Colegio El Rancho, que
también actuaron en el Festival Ébony, presentando una polka. Estas fiestas sirven en cierta
medida para mostrarse ante los vecinos y, por supuesto, entre más bombo tenga la fiesta,
mejor posición tiene la familia anfitriona. Esta parafernalia puede relacionarse con la de los
matrimonios isleños, que también son reconocidos por tener un gran despliegue de colores y
ser muy cuidados en todos sus detalles.
El espacio de la estética femenina y también masculina es enteramente doméstico. Se destina
un momento especial, principalmente el fin de semana, para peinar a las niñas y hacerse el
manicure y el pedicure entre las señoras. La vivencia en San Luis permitió observar que este es
un ritual muy propio de cada género, y muy cotidiano, donde se da una interacción importante
tanto para los grupos de las mismas edades como las diferentes generaciones. Y puede ser un
campo interesante por explorar en esa medida.
Por información de Ana Camila García, quien trabajó con los agricultores de la isla, y también
por experiencia propia con la pastelería isleña típica a lo largo de las calles de San Luis, se
incluye este espacio de socialización propio de la familia isleña y que implica la continuación de
una tradición de varias generaciones atrás. Hay un día a la semana que la familia se reúne para
preparar los panes isleños y todo tipo de 'pies' y pastelitos típicos.
Un tipo de celebración que ha venido tomando fuerza dentro de la población raizal tiene que ver
con la utilización de los famosos picós, que sacan a la calle especialmente los fines de semana
los dueños de las tiendas o quienes tengan uno en casa, convirtiéndose en motivo de encuentro
para vecinos y amigos. Los picós llegaron a San Andrés hacia los años ochentas, siguiendo la
tendencia iniciada en Cartagena una década atrás. En ese entonces la difusión de los ritmos
africanos estuvo a cargo de los marinos quienes llegaban a las playas de Bocachica con sus
joyas musicales. En los ochentas entran en auge ritmos africanos como el soukous de Zaire y el
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makossa de Camerún, y máquinas como “El Tanque de Guerra” u “Opus 2000” amenizaban los
bailes populares en la isla, donde por supuesto no podía faltar también la “champeta”, o “terapia”
como fue renombrada posteriormente cuando se popularizó entre las clases medias. Actualmente
ritmos como la champeta, el reguetón y el vallenato, son los más populares en la mayoría de las
fiestas amenizadas por un aparato de estos (Moreno, 1999:14).
Los conciertos y espectáculos comerciales también estaban contemplados en la observación,
en especial donde hubiera participación de gente raizal. Sin embargo, el movimiento de los
conciertos pareciera ser un poco infortunado en San Andrés, tal vez por la falta de un público
masivo que cubra la boletería de un gran evento, a menos de que se trate de un artista muy
popular en el momento, o también debido a la falta de un escenario adecuado para eventos de
este tipo, como comentó el gerente del Fondo Mixto de Cultura, Lisandro Pomare. Por ello los
conciertos propiamente dichos son escasos, y los grupos del continente o extranjeros, prefieren
presentarse en las discotecas de hoteles como el Sunrise Beach o el Sol Caribe Centro.
Uno de estos fiascos comerciales sucedió en el estadio de béisbol el 26 de marzo/2005, donde
tendría lugar un concierto de reggae al que se le hizo una publicidad suficiente y que incluía en
su cartel a un grupo panameño, Kafu Banton. El concierto estaba programado para iniciar a las
20:00 pero, debido a la baja afluencia de público, no hubo ninguna presentación sino hasta
entrada la media noche, cuando algunas personas subieron al escenario a cantar con el
acompañamiento de pistas musicales, ya que los grupos que se iban a presentar se arrepintieron
al ver el poco público y la falta en el pago, y el grupo central se estuvo presentando a la una de
la mañana, sin banda propia, en un espectáculo que dejó mucho que desear.
Ello indica el decaimiento de la música y de la cultura reggae en las islas, rasgo que fuera
símbolo del Caribe insular hasta hace algunos años. La onda reguetonera, más cercana al
estereotipo rapero, ha arrasado con la popularidad del reggae que, aunque sigue siendo buscado
por el turista como una esencia sanandresana (al igual que al personaje rastafari), hoy en día
solo personas más adultas que vivieron la época dorada de la música reggae, como Job Saas
y su banda, son quienes la siguen interpretando, lo cual indica que ha habido un cambio
generacional en los gustos musicales de los isleños. Sin embargo la imagen del reggae se
sigue vendiendo, bien sea en los colores característicos de rastafarismo (negro, rojo, amarillo y
verde), en la mayoría de kioskos de bebidas, y también en el arreglo del cabello de quienes los
atienden.
Al respecto, las fiestas de los hoteles fueron uno de los pocos espacios en donde hubo presencia
de elementos más típicos de la tradición musical de las islas, y tiene que ver con las
presentaciones de los grupos “Creole” y “Holly Conquers” en los hoteles Decameron. En varios
de los espectáculos de los hoteles Decameron de San Luis y Marazul, se pudo ver la exposición
de la cultura local a los huéspedes, teniendo en cuenta el elemento de entretenimiento y diversión
que está mediando esta relación.
El grupo “Creole” está conformado por jóvenes, algunos de los cuales son hijos de los miembros
del desaparecido grupo “Bahía Sonora”, exponente importante de las danzas y la música típica
de la isla, quienes han retomado esta tradición musical en el estilo clásico pero también la han
reinterpretado e incorporado nuevos elementos, en lo que sería el trabajo de “Creole Fusion”,
que es el espectáculo que presentan en el hotel Decameron San Luis. El grupo Creole tiene
gran popularidad hoy en día en la isla y son reconocidos como uno de los intérpretes más
importantes de los ritmos típicos de la isla como también de los ritmos caribeños. Durante el
espectáculo utilizan los instrumentos típicos de la isla, y en general la indumentaria y su
espectáculo corresponden con el imaginario caribe. Sin embargo, la interpretación de Creole
en el hotel Marazul es más un espectáculo, de un grupo que ameniza el ambiente de las personas
que están en la barra de licores. Puede decirse que en las interpretaciones tanto de Creole
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como de Creole Fusion, la imagen generalizada sobre la música caribe es entregada al turista,
y las dosis de diversión, entretenimiento o descanso, según sea el caso, están garantizadas. La
parte lúdica y alegre de la fiesta, también es reforzada por el espectáculo de los bailarines
quienes integran al público animándolos a bailar y propiciándoles risas y desorden.
Lo mismo sucede en el grupo “Holly Conquers”, quienes interpretan reggae y ritmos similares,
y en donde participa el músico Job Saas, quien fuera uno de los precursores de la música
reggae en las islas con su grupo “The Rebels” durante los años ochentas. En el espectáculo de
“Holly Conquers” se interpretan canciones famosas dentro de la música reggae, en su mayoría
son covers de fácil recordación por parte del público. Es un show para los turistas, en donde, sin
embargo Albert, uno de los cantantes, integra la parte espiritual dentro del espectáculo, cuando
recuerda el legado de Bob Marley, y el sentido del reggae para la cultura rasta, mensaje que
comparte de forma fervorosa con el público.
Estos espacios, a pesar de no ser contextos que propicien la creatividad musical y la realización
artística, ni tampoco propiamente el sentido de la cultura isleña para los turistas al ser
representaciones descontextualizadas donde se reproducen las imágenes estereotipadas del
“nativo”, sí constituyen uno de los pocos espacios para los grupos locales en donde pueden
presentar su trabajo y además ser financiados en parte, teniendo en cuenta el poco presupuesto
que destina el estado para el apoyo de grupos locales y la falta de otros escenarios apropiados
para la difusión de los mismos.
La labor de estos músicos incluye, además de su trabajo en los hoteles, también una tarea de
transmisión y preservación de la música, que se materializa en talleres de música con niños. En
clases de música y danzas a niños y niñas de diferentes primarias, que se llevan a cabo en las
tardes en las instalaciones sociales de Cajasai, en San Luis, la mayoría de las niñas integran la
parte de danzas, en donde bailan ritmos típicos como mentos y chotises, mientras que la mayoría
de niños están en la clase de música. Después de que han terminado la parte formal de la
clase, los niños y niñas corren hacia los juegos que hay en la sede, y es el momento en que
ambos traspasan el espacio de los otros, y corren de un lado para otro, del patio donde de la
clase de danzas, hacia los instrumentos, y luego a los juegos, sin parar.
Otras clases de música a niños en la Casa de la Cultura se ofrecen a un grupo pequeño y
conformado por niños quienes, en un ambiente de camaradería, aprenden junto al músico rasta
quien, junto con otros dos músicos y la profesora de danzas de los cursos en Cajasai, sienten
preocupación por la pérdida de identidad isleña, especialmente en los niños quienes están en
contacto con múltiples influencias del mundo globalizado, muy alejadas de la realidad de la isla
y de su cultura. Estos jóvenes están cumpliendo entonces esa labor de transmisión musical que
ya no se realiza en casa como sucedía antes, además de vincular a las generaciones más
jóvenes en actividades que construyen identidad en el respeto por las costumbres de los otros,
al involucrar incluso a niños de otras filiaciones étnicas en torno a estos valores culturales.
Es una labor similar la que cumple la Casa de la Cultura del centro, que es un espacio que la
comunidad identifica como el principal ente oficial promotor de la cultura isleña. La Casa de la
Cultura es receptáculo de propuestas y acoge personas de diferentes sectores de la población
que ven en ella una oportunidad de realizar sus proyectos en lo que respecta a la cultura y el
arte. Este fue uno de los espacios donde hubo mayor difusión de los valores de la cultura
tradicional isleña, ya que sus principales actividades y eventos están encaminados hacia tal fin.
La directora, Leonor Umbacia reveló sus programas y actividades, y que varios de ellos están
detenidos por falta de presupuesto, como los tradicionales Caribbean Evenings. Se propone
entonces, junto con el Fondo Mixto de Cultura, sacar adelante varios eventos como el Festival
Ébony, el Native Artist Festival y el Tub and Jawbone Festival, todos con un componente
importante de promoción de valores de la cultura local, como en el caso de este último festival,
44 Celebraciones en San Andrés: Participación, Convivencia e Inserción Raizal
que será el primero en promover a nivel departamental la práctica del tináfono y de la quijada de
caballo, instrumentos típicos de la música isleña, y que está planeado realizarse en noviembre
de 2005.
El Native Artist Festival será una muestra de las artes populares y de las artesanías de la isla,
en donde se pretende además generar un encuentro de los músicos de la isla con un grupo
típico de Corn Island, Nicaragua, para ver el encuentro de las dos tradiciones. El “Proclamation
of the Emancipation Festival” programa toda una semana de actividades, que incluye música,
conferencias, muestras de arte y gastronómicas, hasta incluso Softball, desde el 24 de julio
hasta el 1º de agosto/2005, en conmemoración del día de la emancipación de los esclavos en
las islas.
Otra de las labores de la Casa de la Cultura es su Escuela de Bellas Artes, que actualmente
también está un poco debilitada debido a la falta de presupuesto, aunque continúan los cursos
de música para niños. El espacio también es prestado actualmente para conciertos como el
Festival Vallenato, por ser el lugar que tiene la infraestructura más apropiada para este tipo de
eventos.
Uno de los festivales promovidos por la Casa de la Cultura y el Fondo Mixto de Cultura, fue el
Festival Ébony, realizado el 20 de mayo/2005 con motivo del día de la Afrocolombianidad y de
la diversidad cultural. La Semana de la Afrocolombianidad abarcó una serie de actividades con
los colegios coordinados con la Secretaría de Educación, como parte de la Cátedra
Afrocolombiana estipulada por ley dentro del currículo escolar, y organizada también por la
Fundación Ébony. Dentro del Festival se realizaron actividades como conferencias con personajes
importantes de la isla pero poco reconocidos como el caso de Edison Christopher, ex
basquetbolista que le dio grandes triunfos a San Andrés y dirigió durante muchos años equipos
en Medellín. Charlas como ésta y la de Juan Ramírez Dawkins sobre la Afrocolombianidad,
fueron escuchadas por jóvenes de la mayoría de los colegios de la isla. También se programaron
sesiones de Cuentos de Anansi narrados por Lolia Pomare en varios de los colegios de la isla,
tanto con niños de primaria como de bachillerato. Durante toda la semana hubo importante
participación de los estudiantes. Sin embargo la mayor asistencia se dio el día de la clausura
alrededor del Festival Ébony, que ya cumplía con su XIII versión. Éste es un encuentro
intercolegiado en torno al tema de la Afrocolombianidad, en donde los jóvenes de los principales
colegios de la isla tienen la oportunidad de participar con una muestra bien sea de baile o de
teatro en un espectáculo central en la noche en la Casa de la Cultura. Se distribuyen entre los
colegios los departamentos que conforman Afrocolombia, y cada colegio monta un aparador
con una muestra artesanal destacando las principales características de cada departamento, el
cual también es el tema central de la actividad del espectáculo central. En la mañana se hace
una pequeña presentación sólo para los colegios y posteriormente en la noche el espectáculo
incluye invitados especiales, en esta ocasión los “Angelitos Vallenatos”, que causaron gran
furor entre el público.
El Festival Ébony contó con una masiva asistencia no sólo de los estudiantes y sus familiares
sino en general de gente de todos los sectores de la isla y todo el que pasaba por la Casa de la
Cultura el viernes por la noche, lo que mostró un gran poder de convocatoria en torno a un
mensaje común, teniendo en cuenta lo difícil que es convocar a la gente en la isla. El Festival
logró integrar en un solo escenario las muestras de jóvenes de colegios tan diversos como el
Luis Amigó, El Rancho o el CEMED, que lograron animar a todo el público con sus muestras
artísticas, que incluyeron desde danzas típicas de la isla, hasta rock, una muestra de hip hop, y
hasta una parodia en creole y en español, muy al estilo isleño, a pesar de que no se escuchó
muy bien por el ruido del público. Fue la oportunidad para que los jóvenes mostraran sus talentos
y se encontraran con una excusa académica pero lúdica al mismo tiempo. Es rescatable la
Cuadernos de Caribe Nº7 45
labor de la Fundación Ébony y de su directora Leonor Murillo, chocoana que lleva 30 años
trabajando en la promoción de la cultura afrocolombiana e isleña, en el colegio Sagrada Familia
y con el Festival Ébony, en el sentido de recalcar los aportes de la Afrocolombianidad en especial
en los jóvenes. La intención de este Festival fue demostrar que lo africano no empieza con la
esclavitud, sino más bien rescatar los aportes de lo africano en el país. Todos estos festivales
están cumpliendo con la labor de socialización de la cultura isleña, al mismo tiempo que fomentar
y difunden los valores como el respeto y la convivencia.
En este sentido también hay que nombrar la labor del área cultural del Banco de la República,
quienes constantemente están organizando eventos y actividades y apoyan las iniciativas que
contribuyan a la difusión de la cultura isleña raizal.
Por último, cabe reseñar dentro de las actividades de campo, el seguimiento al diplomado
dictado en el Infotep sobre “Cultura y Convivencia”, dispuesto dentro del Plan Departamental
de Cultura del Ministerio. La asistencia a varias de las sesiones del diplomado permitió un
contacto con un grupo muy variado de gente y conocer sus discusiones como habitantes de la
isla, en lo concerniente a sus acuerdos y desacuerdos en la convivencia diaria y sus expectativas
respecto al tema. Los temas analizados por este grupo incluyeron la Resolución de Conflictos
desde diferentes aspectos, sociológico, psicológico y cultural, que arrojó como principales
preocupaciones de los asistentes la superpoblación, la drogadicción y la situación de los jóvenes,
los problemas causados por el idioma, problemas intrafamiliares, la pobreza, y el desempleo. A
partir de las iniciativas de los participantes y de sus campos de acción, formularon finalmente
proyectos específicos para ser ejecutados con presupuesto del Ministerio, con el fin último de
formar gestores culturales que multipliquen el trabajo en un futuro.
Adicionalmente al trabajo de observación y búsqueda de datos también algunas entrevistas
con personajes relacionados con la temática cultural, músicos y gestores culturales, incluyeron
a Fidel Corpus, defensor del pueblo, Job Saas, músico y agricultor, Lisandro Pomare, director
del Fondo Mixto de Cultura, Leonor Umbacia, directora de la Casa de la Cultura, Atilano Gómez,
director del Colegio Modelo Adventista, Miss Cecilia Francis, ex-directora de la Casa de la
Cultura y gestora cultura, Emerson Williams, ex –integrante del grupo Bahía Sonora, Lolia
Pomare, escritora y gestora cultural, Leonor Murillo, profesora, fundadora de la Fundación Ébony,
Walwyn Petersen, historiador, Bill Francis, líder del movimiento raizal.