José de San Martín y Su Relación Con Rivadavia
José de San Martín y Su Relación Con Rivadavia
José de San Martín y Su Relación Con Rivadavia
“…La guerra la tenemos que hacer del modo que podamos. Si no tenemos dinero,
carne y un pedazo de tabaco no nos han de faltar. Cuando se acaben los vestuarios nos
vestiremos con las bayetitas que trabajan nuestras mujeres, y sino andaremos en
pelotas como nuestros paisanos los indios. Seamos libres, que los demás no
importan…” (José de San Martín, al negársele los recursos para la Campaña Libertadora
por parte de Rivadavia y Cía.).
Finalmente San Martín no tuvo más remedio que ceder su lugar a Bolívar para que
concluyera la gesta libertadora.
“…Es mi deber decir a ustedes, para su gobierno, que es un gran bien para este país
que dicho general esté lejos de él…”, (Galasso, Norberto: “Seamos libres”, Editorial
Coligüe, Bs. As., 2003).
“...Mi separación voluntaria del Perú parecía me ponía al cubierto de toda sospecha
de ambicionar nada sobre las desunidas Provincias del Plata. Confinado en mi
hacienda de Mendoza, y sin más relaciones que algunos vecinos que venían a
visitarme, nada de esto bastó para tranquilizar la desconfiada administración de
Buenos Aires; ella me cercó de espías; mi correspondencia era abierta con grosería...”
(Altamira, Luis Roberto: “San Martín. Sus relaciones con don Bernardino Rivadavia”.
Impresiones Pellegrini, Bs. As., 1950. Museo Histórico Nacional. Su Correspondencia).
“Rivadavia era incapaz de lealtad, honestidad o siquiera buenas maneras en sus relaciones
con los hombres que lo rodeaban con quienes estaba obligado a llevar los negocios de la
comunidad. Odiaba a los hombres que eran más notables o tenían más éxito que él. No
encontraba nada demasiado maligno que decir sobre San Martín y Bolívar.” (Gran Bretaña
y Argentina en el siglo XIX. H.S.Ferns. p.178)
Ya exiliado en 1830, un Rivadavia que sufre por la Argentina desgarrada por las guerras
civiles, sin leyes ni instituciones centrales, sean de lado de los unitarios o de los federales,
recuerda el encuentro con San Martín en Europa en 1824, donde continúan discutiendo dos
modelos, y escribe resignado: “En nuestros pueblos no pueden establecerse monarquías ni
príncipes de Europa y menos podría sostenerse sin la Independencia…los trastornos de
nuestro país provienen mucho más inmediatamente de la falta de espíritu público y
cooperación en el sostén del orden y de las leyes por los hombres del orden, que los ataques
de los díscolos, ambiciosos sin mérito ni aptitud, codiciosos sin industria”.
Bibliografía