Comunicacion para La Incidencia
Comunicacion para La Incidencia
Comunicacion para La Incidencia
prácticas colectivas emergentes en las organizaciones y movimientos sociales que tienen lugar
en los contextos actuales de nuestros territorios. Varias de estas prácticas pueden estar
naturalizadas, poco visibilizadas o identificadas. De allí que nos interesa reconocerlas,
comprenderlas en su complejidad junto a las condiciones de posibilidad que las atraviesan.
Como objetivo último promovemos la construcción de conceptos nuevos que aporten
sugerencias, basadas en la experiencia, respecto a la forma de actuación que estos colectivos
tienen en la atención de problemáticas o necesidades vigentes. La comunicación para la
incidencia pone énfasis en los procesos de cambio sociocultural, comunicacional y político en
el espacio público. Este proceso se inicia desde las organizaciones sociales hacia el resto de la
sociedad y el Estado como centro de decisiones en las políticas públicas. Y se une a demandas
populares, comunitarias, con un sentido de acción política que busca ocupar espacios y
participar en las agendas públicas sin perder autonomía y en pleno ejercicio de los derechos
ciudadanos. Este trabajo presenta un avance en la construcción de una metodología orientada
a la sistematización de las acciones comunicacionales con voluntad de incidencia pública
(ACVIP). La misma se basa en la experiencia de las autoras en el acompañamiento de trabajos
de planeamiento de la comunicación en organizaciones sociales de la ciudad de Río Cuarto, así
como también por la participación en redes y proyectos vinculados. Buscamos comprender
qué buenas prácticas comunicacionales, en términos de procesos y resultados, han
implementado las organizaciones en su trayectoria.
Tiene, por lo tanto el sentido de acción política, es decir, busca ocupar espacios y participar en
las agendas públicas, siempre conservando la autonomía de sus reclamos o propuestas y en
pleno ejercicio de los derechos ciudadanos.
Así, la comunicación para la incidencia es un proceso que pone énfasis en los cambios
socioculturales, comunicacionales y políticos en el espacio público. A su vez, el grado de
concreción y de visibilidad de las problemáticas estará asociado a diversas posibilidades –
internas y externas- que condicionarán las estrategias tanto en lo referido a su formulación
como en la gestión de las mismas. En relación a las internas, alude a las capacidades o
competencias de los miembros de las organizaciones para llevar adelante las acciones que se
emprenden. Por su parte, las condiciones contextuales externas son propias de un
determinado momento histórico. De allí la importancia de comprender el proceso y sus
posibilidades, ubicándolo en una perspectiva del devenir que contemple su surgimiento y
analizando la evolución en la relación entre el estado, la sociedad civil y las organizaciones a
partir de un conjunto de aspectos vinculados a los modelos económicos, políticos y culturales
de los distintos períodos.
Por lo tanto, para comprender un proceso de incidencia cabría relevar una serie de
dimensiones contextuales en un espacio y un tiempo determinados. A partir de la ubicación en
tiempo y espacio del caso estudiado, se puede comprender que las formas de acción y las
estrategias implementadas tendrán un modo particular de acuerdo a las competencias del
grupo impulsor y cómo las lleven adelante, a la vez que interesa cómo esté instalada la
temática o problemática sobre la cual actúa el colectivo social. Esto también determinará la
sensibilidad social y el grado de concreción en el ámbito político
En sintonía con lo que en la segunda mitad del siglo XX se llamó comunicación popular,
alternativa o contra hegemónica, hacia finales de la primera década del siglo XXI
aparecen nuevos conceptos que explican y permiten intervenir en problemáticas que
surgen en las actuales configuraciones socio-políticas,los fenómenos culturales
emergentes, las tecnologías y sus usos, entre otras cuestiones (Cicalese, 2013). Así
surge lo que se denomina comunicación para la incidencia política. Para Servaes (2011:52)
este tipo de comunicación “parece ser hoy pieza clave del discurso sobre el desarrollo en
general”.
En las últimas décadas las organizaciones sociales aparecen como una fuerza social y
política importante en el juego político y mediante su comunicación pueden incidir en
los distinto s niveles de las políticas públicas (políticas, planes,programas o proyectos) ya
se trate de influir en su creación, modificación -redireccionamiento o impedimento de
algunos de ellos y pueden participar en las distintas etapas de las políticas públicas,
entendidas como proceso político (constitución de la agenda pública, definición de la
política, implementación, monitoreo y evaluación) según Leiras (en Cicalese 2013).
De este modo, quién se propone incidir está fuera de la política pública. Se trata de un
colectivo generalizado que reclama, y mediante la comunicación instala socialmente este
reclamo la organización se constituye previamente como colectivo identitariamente
diferente al Estado y a las políticas que se proponen. La representación que cada organización
tiene de sí misma y de los otros sectores con los que dialoga influirá en el diseño de sus
prácticas y objetivos que se planteen, señala Cicalese (2013).
Es importante instaurar el rol que cada uno juega en la esfera pública lo que permite
esclarecer las condiciones reales de acción y vincularlas con las pretensiones ideales
en la resolución de los problemas. Esto también nos habla de las condiciones de posibilidad
para los planteosque se realicen, lo cual requiere de un proceso de indagación al
respecto y que permitirá determinar el tipo de estrategia de comunicación para la
incidencia que se proponga.
Este tipo de comunicación se vincula a una construcción colectiva entre los sujetos
movilizados por alguna demanda, de significar y significarse como un sector con
iniciativas respecto de algún tema bajo determinadas condiciones históricas,
sociales y políticas. La comunicación pasa a ser constitutiva del colectivo humano
que en nuestro caso reclama ante el poder político. La comunicación es el sostén
de los acuerdos que se alcancen, es la que permite ir al encuentro con el otro,
comprenderse, aceptarse y convivir en la diferencia.
Para Servaes (2011) una participación activa de la comunidad en el proceso de
comunicación actúa como acelerador de los cambios. Los cambios de
comportamiento y la aceptación de nuevas prácticas buscadas son más posibles con el
apoyo material y humano de la comunidad involucrada.
De este modo, puede observarse que a diferencia de la incidencia política que busca un
diálogo racional entre las organizaciones sociales y el Estado por vías institucionalizadas,
en la comunicación para la incidencia se da un proceso de acompañamiento de los
colectivos para sensibilizar sobre temas de su interés. Se trata de no resignar la construcción
de sentidos y de diferenciar intencionalidades de procesos comunicacionales e instancias de
intervención. De hacer dialogar la incidencia política con un tipo particular de perspectiva
comunicacional”. (Cicalese 2013:19)
Para la adhesión generada entre sus adeptos y el grado de visibilidad alcanzado
es necesario que la comunicación acompañe, rastree intereses, trabaje en
escenarios prospectivos colectivos, propicie caminos, genere lazos, facilite el
diálogo, articule saberes entre actores diversos y plurales. La comunicación dota
de sentido el encuentro con el otro y permite constituir relaciones duraderas sobre
la base de valores comunes. La estrategia de comunicación seguida es la del
entendimiento.
Sin embargo, indica Servaes (2011), que la experiencia en este tema muestra que
la incidencia es más efectiva en su proceso cuando los distintos sectores de la
sociedad se comprometen en él, tanto los medios masivos, los individuos, grupos,
y las instituciones en general. Los medios masivos de comunicación pueden
apoyar las iniciativas a través de la difusión de mensajes que animen al público a
respaldar las propuestas, o bien suministrando información necesaria a quienes
deben tomar las decisiones. Para llegar a los distintos sectores sociales se
deberán plantear estrategias que generen compromisos políticos a favor de
políticas solidarias, generar alianzas y sistemas de apoyo que alienten y legitimen
las acciones de desarrollo y empoderar a los individuos y grupos con los
conocimientos, valores y habilidades que impulsan la acción a favor de un cambio.
En toda estrategia de incidencia política Servaes (2011) considera que están
involucradas tres dimensiones: la organización de las actividades,el contenido de
las actividades y, el clima de las relaciones humanas en el que las actividades se
llevan a cabo.
Según Villanueva (1993) para que los grupos organizados de intereses tengan mayores
posibilidades de incidir en instancias de la Política Pública se debe logran algunos de los
siguientes aspectos.Para que las cuestiones o temas que les interesan a las organizaciones
sociales entren en el ámbito de lo público o esfera pública es importante cómo se utilice la
palabra y la argumentación racional para pasar de los intereses particulares a su
generalización.