Op Reducir Las Conductas Agresivas
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Orientaciones
Ejercicios de relajación.
LA TÉCNICA DE LA TORTUGA
(Programa de autocontrol)
TIPO DE CONDUCTAS:
CONDUCTAS: De impulsividad: agresiones, conductas disruptivas..
APLICACIÓN: hogar
Esta técnica utiliza la analogía de la tortuga, la cual como bien se sabe, se repliega dentro de
su concha cuando se siente amenazada.
EOE
Se enseña al niño a responder ante la palabra clave “tortuga”, encogiéndose, cerrando
su cuerpo, metiendo la cabeza entre sus brazos. Después de que el niño ha aprendido
a responder a la tortuga, se le enseña a relajar sus músculos mientras hace la tortuga.
La relajación es incompatible con la elevación de la tensión de los músculos necesaria
para mostrar una conducta disruptiva/agresiva y por tanto, decrece la probabilidad de la
ocurrencia de esa conducta.
Se enseña al niño a utilizar las técnicas de solución de problemas para evaluar las
distintas alternativas para manejar la situación que le ha llevado a hacer la tortuga.
1ª Semana
Durante esta primera semana, la técnica de la Tortuga se pone en práctica de dos formas
diferentes:
- periodo de práctica dirigida
- periodo normal
Es recomendable dejar un periodo de 15 minutos cada día para la práctica dirigida,
preferiblemente siempre a la misma hora, como un descanso entre las actividades académicas
virtuales que realice.
El niño debe responder a la palabra clave “Tortuga”. Esta respuesta se enseña en tres fases:
Después de contar la historia, se pasa a la segunda fase en la que toda la clase tiene que
responder a la Tortuga mirando la actuación de la profesora.
“¡Oh! Siento que me estoy enfadando con Juan porque me pegó, pero podría ser lista y fuerte
y hacer la Tortuga. Pongo mis brazos y mis piernas cerrando mi cuerpo, y mi cabeza la inclino
y apoyo mi barbilla en mi pecho y digo: Tortuga”
En este momento se hace una pausa y se queda sin decir nada y más tarde estando en la
misma postura dice:
EOE
“Es tan agradable estar en mi concha que se me pasan las ganas de pegar a Juan”
Se le pide a la clase que imagine escenas parecidas y que todos hagan la Tortuga; se repiten
la secuencia 5 o 10 veces hasta que se verifique que todos los niños la han aprendido. La
enseñanza de esta parte de la prueba se puede plantear como un juego. La profesora explica a
los niños que va a ponerse de espaldas y que tan pronto como se vuelva hacia la clase y diga
“Tortuga” toda la clase la hará. Inmediatamente tiene que reforzar la ejecución de la misma.
Esta es la tercera fase. Si durante la fase anterior la profesora se dirigía a todo el grupo,
poniendo ejemplos, a los que toda la clase debía responder haciendo la Tortuga, en la práctica
individual se va dirigiendo a cada niño por separado planteándole una o varias situaciones
problemáticas de las que habitualmente se dan en clase. La profesora irá reforzando
intensamente y de forma inmediata las buenas realizaciones. Hay que instruir a la clase para
que refuerce mediante aplausos y/u ovaciones a cada niño que ejecute la respuesta de la
Tortuga.
Es importante animar a la clase a que aplaudan y se pongan contentos cuando un niño realice
la tortuga. Hasta ahora, conseguía atención inmediata por su conducta impulsiva y disruptiva, a
partir de ahora, él conseguirá aprobación y atención de sus compañeros por controlarse. Sólo a
través de este apoyo el niño se atreverá a hacer la Tortuga con la esperanza de que su nuevo
autocontrol sea aceptado por sus compañeros y no lo percibirá como algo inútil.
Se ha observado que con niños particularmente disruptivos, las alabanzas algunas veces no
funcionan como refuerzo. En estos casos se pueden utilizar caramelos, gominolas,... La
profesora puede coger un montón de estas golosinas y mientras los niños practican tanto en
grupo, como de forma individual, ir paseándose por la clase y dándolas a quienes responden
correctamente.
Hay que tener presente que fuera del periodo de práctica en esta primera semana hay que:
Estos pasos son cruciales, los niños no utilizarán la técnica si no son recompensados por
realizarla. Se refuerza cualquier intento de Tortuga que el niño haga a lo largo de la clase.
Cuando se vea al niño realizando alguna de las conductas disruptivas objetivo se le debe dar
indicación de realizar la Tortuga. Se le puede decir algo como: “Tortuga” o “Ahora puedes hacer
la Tortuga” Se le incita a ello y se le refuerza inmediatamente si la realizan.
EOE
No hay que alarmarse por tanto refuerzo a dispensar, ya que más tarde ya no se necesitará
este refuerzo tan inmediato.
2ª Semana
Es probable que los algunos niños emitan la respuesta de la Tortuga para obtener el refuerzo,
sobretodo cuando se están utilizando refuerzos externos tales como caramelos, golosinas,...
Por ello es importante enseñar a los niños a discriminar entre las situaciones de Tortuga
adecuadas de las que no lo son.
Una respuesta apropiada se da cuando un niño es víctima de una conducta agresiva tal
como un golpe de otro niño. Si el profesor u otro niño da la clave verbal para hacer la
Tortuga, esa respuesta es adecuada.
Una Tortuga inadecuada puede ocurrir en las siguientes situaciones:
- cuando dos o más niños hacen un trato entre ellos para hacer la Tortuga y recibir los
refuerzos
- cuando un niño emite una conducta de ataque tal como golpear y después hace la
Tortuga
- cuando un niño hace la Tortuga para atraer la atención del profesor. El niño esperará
para ver si el profesor le mira y entonces hará la Tortuga.
La Tortuga cuestionable es una tercera categoría. Incluye aquellos casos donde el niño
espontáneamente hace la Tortuga sin razón aparente, y es imposible decir si está
respondiendo a un impulso de hacer una conducta de ataque o si está tratando de llamar la
atención. También se incluirán aquellas en las que un niño comienza a hacer una conducta
agresiva pero hace la Tortuga en la mitad del estadillo.
La forma más efectiva enseñar esta discriminación es reforzando las Tortugas apropiadas y
extinguiendo las inadecuadas.
Al final de la segunda semana se evaluará lo que ha estado sucediendo, para ello, el profesor
examinará los registros de conducta. Si los niños han empezado a discriminar entre Tortuga
apropiadas de las inapropiadas, y si se empieza a ver una disminución de las conductas
disruptivas o un aumento de Tortugas adecuadas, se puede empezar con el entrenamiento en
relajación.
EOE
Si ninguno de estos criterios han sido encontrados se deberá continuar con las mismas
actividades de esta segunda semana varios días más.
- Provocación al azar
Cuando los niños ya discriminan situaciones apropiadas para hace la Tortuga, se pretende
enseñarles a usar la técnica espontáneamente, sin incitación del profesor. En la primera
semana, el profesor gritaba “Tortuga” cuando veía una situación problemática incipiente entre
dos o más niños. Ahora pretende ayudar a los niños a reconocer por ellos mismos las
situaciones sin ninguna incitación. Para ello se utilizará la técnica de provocación al azar.
El profesor puede incrementar el número de oportunidades que los niños tienen para emitir
respuestas de Tortuga, eligiendo aleatoriamente un niño que esté muy ocupado en alguna
actividad y provocando en él una conducta de ataque; por ejemplo, ir al pupitre de María y
pintarle en su hoja, entonces María haría la tortuga y el profesor la recompensaría. Si ella no
emitiera la tortuga, se le explicaría que esta hubiera sido una muy buena oportunidad de
hacerlo.
Los niños reaccionan con sorpresa la primera vez que el profesor los provoca pero aprenden
rápidamente a considerar estas provocaciones como una clave para la Tortuga. Estas
provocaciones al azar se mantienen durante varios días, hasta que todos los niños respondan
con la tortuga. El paso siguiente consiste en elegir a un niño para que, sin que lo sepan los
demás, sea el que provoque a los otros niños. Tanto el profesor como el niño que provoca
deberán alabar abundantemente al niño atacado si este hace la Tortuga. Se le corregirá si
devuelve el golpe o realiza cualquier otra conducta inadecuada.
Las provocaciones al azar se repiten dos o tres veces al día cambiando de niños tanto como
sujetos que provocan, como de objeto de provocación. El profesor debe controlar la actuación
del provocador para asegurarse de que las cosas se realizan correctamente.
La fase dos del programa de entrenamiento de la Tortuga incluye enseñar a los niños a
relajarse, a soltar sus músculos cuando ellos están realizando la Tortuga. Durante la práctica
de la Tortuga se introduce la relajación con una explicación a través de la siguiente historia:
EOE
Tengo sentimientos de enfado en mi estómago después de meterme en
mi concha. Los sentimientos me dicen que pegue pero yo no me quiero
meter en líos, ¿qué puedo hacer para detener mis sentimientos de
enfado?”
La Tortuga más sabia de las sabias, Tortuga de la ciudad, tenía la
respuesta, sacudió por un momento su cabeza, se quedó un rato
callada, y entonces le dijo a la pequeña Tortuga:” Cuando estés dentro
de tu concha, relájate. Suelta todos tus músculos, y ponte en situación
como si te fueras a dormir, deja que tus manos cuelguen, relaja tus
pies, no hagas nada de fuerza con tu tripa, respira lenta y
profundamente, deja ir todo tu cuerpo y los sentimientos de enfado
también se irán... piensa en cosas bonitas y agradables cuando te estés
relajando. Si no te sale yo le diré a tu profesor que te enseñe.”
A la pequeña Tortuga le gustó la idea. Al día siguiente cuando fue a la
escuela se lo contó a su profesor todo lo que la vieja Tortuga le había
enseñado. Cuando un compañero le hizo rabiar se metió en su concha
y se relajó, soltó todos sus músculos y se quedó un ratito fijándose
cómo la tensión y los malos sentimientos desaparecían. La Tortuga se
puso muy contenta, continuó consiguiendo más premios y alabanzas y
al profesor le gustó tanto la idea que le enseñó a toda la clase.”
Con el fin de conseguir una relajación profunda, es preciso comenzar diferenciando entre
estados de tensión y de relajación de cada músculo. Esta habilidad se puede enseñar en dos
fases:
Tras contar la historia introductoria, se instruye a los niños primero a tensar los músculos lo
más fuerte que puedan fijándose en las sensaciones que notan con esos músculos tan tensos,
y después que los suelten de repente, y que se fijen bien cómo va desapareciendo la tensión y
lo bien que se van quedando esas partes del cuerpo que van relajando.
Presentar las instrucciones de relajación, despacio, con voz monótona, y con pocos cambios en
la inflexión de la voz. Podría ser algo como:
EOE
“Haz un puño con cada mano, muy bien, mantenlas apretadas tanto como te sea posible,
cuenta hasta diez tensando cada vez más, y luego sueltas ¡Suelta! Y siente lo bien que está,
nota como se fue relajando, estate unos segundos fijándote en lo que notas cuando estás
relajado. Ahora otra vez, vuelve a cerrar los puños, mantenlos fuertemente cerrados, cuenta
hasta diez, 1,2,3, fuerte, 4,5,6, más fuerte, 7,8, tan fuerte como puedas, 9, 10 ¡Suelta!, deja tus
puños abrirse muy despacio, dejate ir, suelta y cuenta al revés hasta cero, 9,8,7, fijándote
cómo va desapareciendo la tensión, 6,5,4, siente lo agradable que es esto, 3,2,1, relájate y 0.
Fíjate en lo que notas cuando estas relajado”
El/la profesor/a se pasara por la clase para asegurarse que los niños realmente están tensando
y relajando. Les refuerza y les ayuda para que relajen sus músculos. Una forma de comprobar
si están tensando es poner la mano encima del músculo y comprobar la tensión. Sólo si
experimentan la tensión realmente aprenderán a reconocer el contraste entre el estado de
tensión y la relajación.
- FASE 2: Relajando
Se pasa a esta fase cuando se comprueba que han aprendido a relajarse tal y como se ha
descrito anteriormente.
En esta fase se les instruye para que relajen sus músculos sin la secuencia de tensar – relajar.
De nuevo se empieza por los puños para seguir con la secuencia de manos, piernas, labios,
ojos, estómago, y pecho.
“Relaja tus manos. Fíjate en lo a gusto que se está. Siente como se relajan tus manos, en el
cosquilleo que notas, lo agradable que es” o
“Voy a contar al revés de 10 a 0, con cada número que diga vais a intentar estar cada vez más
y más relajados como la pequeña y bonita tortuga”
Se pueden utilizar también escenas agradables en imaginación mientras van soltando los
músculos, por ejemplo:
“Imagínate que te estás comiendo un helado muy rico” “ que estás tumbado en un prado verde,
con la hierba muy suave y muy fresquita, y hace un sol muy bueno....”
(Está demostrado que imaginar este tipo de escenas aumenta la relajación en los niños)
El entrenamiento en relajación dura de una a dos semanas completas. El criterio para pasar a
la siguiente fase es del programa es el grado de relajación de los músculos. Al finalizar el
tratamiento en relajación, los niños han de ser capaces de dar la respuesta de tortuga y asumir
inmediatamente la posición de relajación.
Aunque este procedimiento parece demasiado complicado para los niños pequeños, en la
práctica estos pasos son fácilmente comprensibles.
EOE
El procedimiento a seguir es proponer una historia a modo de dilema y preguntar acerca de
su resolución. Para ello se define, en primer lugar, claramente el problema. Sería
conveniente utilizar situaciones reales que se hubieran dado en clase, junto a otros ejemplos.
Hay que asegurarse que los niños comprenden la naturaleza del problema que se les está
planteando.
Se continúa con los pasos 2 y 3, en los que se generan soluciones y se evalúan las
consecuencias de cada una de ellas. Si en este punto se les pregunta a los niños qué pueden
hacer en la historia problemática, la mayoría inmediatamente gritarían “tortuga”. Se acepta la
respuesta pero se pregunta qué cosas se podrían hacer después de haber hecho la Tortuga.
Se cuestiona a los niños hasta que ellos puedan sugerir caminos de acción alternativos, si
no pueden, se les suministra. Cada solución que se proponga se tiene en cuenta y se discute.
Se consideran las consecuencias positivas y negativas de cada solución para que ellos
puedan ver las diferentes consecuencias, y sólo sugerirlas en último extremo. Tras un periodo
de discusión en grupo, hay que intentar conseguir que la clase llegue a un consenso acerca de
la mejor elección para resolver la situación problemática. Ejemplo:
“Miguel tira una silla en mitad de la clase y empieza a arrastrarla. Se da cuenta que el pupitre
de Pedro está en su camino y que si sigue arrastrándola la silla tropezará con él. ¿Qué puede
hacer Miguel?”
Se repiten estos diálogos, intentando entre toda la clase ver las distintas posibilidades que hay
a la hora de actuar y las distintas consecuencias que de cada una de ellas se derivan, poniendo
numerosas situaciones problemáticas que se den en el aula. Estas situaciones deben ser
propuestas tanto por el profesor/a como por los alumnos. Cuando los niños hayan aprendido a
generar y evaluar las soluciones en grupo, se repetirán estas situaciones con los niños
individualmente, repitiendo cada uno de ellos un secuencia de Soluciones de Problemas entera
en voz alta en la clase. La clase evaluará las soluciones propuestas por el niño y alabará las
más adecuadas.
Para lograr que aprendan el concepto de elección de una solución adecuada, también se
puede utilizar la estrategia de hacer la siguiente pregunta: “¿qué necesitas ahora? ¿Cuál es la
mejor manera de conseguirlo sin meterte en líos?”
Ejemplo: “Juan empieza a chillar porque está teniendo problemas en hacer una construcción
de madera. Para y hace la Tortuga.:
Profesor/a: “¿qué necesitas Juan?”
Juan: “que me ayuden y me digan cómo hacerlo”
Profesor/a: “¿cuál es la mejor manera de conseguir esa ayuda?”
Juan: “pedirle a alguien por favor que me ayude, ¿me podrías ayudar?”
Profesor/a: “muy bien, me gusta mucho ayudarte cuando me lo pides de esa forma.”
EOE
CONCLUSIÓN
LA TORTUGA
EOE
sabía de lo que estaba hablando “¡tu caparazón”
¡tu caparazón!” le gritaba “¿para qué tienes tu
concha? Tú te puedes esconder en tu concha
siempre que tengas sentimientos de rabia, de ira,
siempre que tengas ganas de romper cosas, de
gritar, de pegar... Cuando estés en tu concha
puedes descansar un momento, hasta que no te
sientas tan enfadada. Así la próxima vez que te
enfades, ¡métete en tu concha! A la Pequeña
Tortuga le gustó la idea y estaba muy contenta de
intentar este nuevo secreto en la escuela.
Al día siguiente lo puso en práctica. De
repente un niño que estaba delante de ella
accidentalmente le dio un golpe en la espalda.
Empezó a sentirse enfadada y estuvo a punto de
perder sus nervios y devolverle el golpe, cuando
de pronto recordó lo que la vieja tortuga le había
dicho. Se sujetó los brazos, las piernas y cabeza,
tan rápido como un rayo, y se mantuvo quieta
hasta que se le pasó el enfado. Le gustó mucho lo
bien que estaba en su concha donde nadie le
podía molestar. Cuando salió, se sorprendió de
encontrarse a su profesora sonriéndole, contenta
y orgullosa de ella. Continuó usando su secreto el
resto del año. Lo utilizaba siempre que algo o
alguien le molestaba, y también cuando ella
quería pegar o discutir con alguien. Cuando logró
actuar de esta forma tan diferente, se sintió muy
contenta en clase, todo el mundo la admiraba y
quería saber cuál era su mágico secreto”
EOE