Dormir A Los Niños
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El 70% de los niños aprende a dormir con pocas rutinas, como ponerle
en la cuna, decirle buenas noches... Pero hay un 30% que no lo logra. Son niños normales,
pero su reloj biológico madura con más lentitud. Además, en el 98% de los casos de insomnio
infantil, éste se da por un hábito mal adquirido. Para poner fin a numerosas noches en vela,
la mejor receta son buenos hábitos de sueño. Con algunas pautas sencillas se puede lograr
que nuestros hijos duerman de un tirón desde el primer día.
Ritual nocturno
Cíñase a un horario para dormir al bebé. Lo más recomendable es que lo acueste
entre las 20:00 y las 20:30 horas en invierno, y entre las 20:30 y las 21:00 horas en
verano. Está demostrado que ésa es la hora en que el sueño aparece con mayor
facilidad. El retraso de media hora en verano se debe al cambio horario.
Cree una rutina previa al momento de acostarse por la noche. No olvide que para un
bebé repetición es igual a seguridad.
No le duerma en sus brazos. Acuéstelo aun despierto y salga del cuarto antes de que
se duerma. Si llora, acuda a su lado para calmarle, sin sacarle de la cuna. Márchese
de nuevo y repita las visitas tantas veces como sea preciso, hasta que se duerma.
Es bueno que tenga junto a él su animalito de peluche, su juguete preferido o su
almohada. Se sentirá mas acompañado y descubrirá que permanecen con él cuando
se despierte por la noche.
Con un año la mayor parte de los niños comienza a adquirir hábitos correctos del
sueño. A esta edad necesitarán dormir de 12 a 14 horas en un periodo de 24 y a la edad
de 18 meses muchos de ellos solo harán una siesta a mediodía que durará entre 2 y 3
horas. Sin embargo a esta edad hay un factor que conspira para que los más pequeños
remoloneen a la hora de acostarse: ya saben que hay tantas cosas que descubrir, que
estar despierto es más divertido que dormir. Es el momento de instaurar rutinas
Las rutinas facilitan el sueño en los niños, pues les proporcionan seguridad y confianza al
saber qué esperar cuando llega el final del día, y a la vez les brindarán la posibilidad de ir
desarrollando su sentimiento de responsabilidad a medida que los vayan incorporando. Estos
hábitos, por lo tanto, deben comenzar a establecerse desde temprana edad.
Para crear un hábito de sueño que funcione para tu pequeño y que le sirva para los años
venideros, sólo tienes que poner en práctica una secuencia predecible de costumbres que
debes seguir en el mismo orden cada noche. Estas rutinas, evidentemente, tendrán que ir
cambiando y adaptándose al desarrollo del niño a medida que vaya creciendo y sus
necesidades sean otras.
A esta edad la rutina de irse a la cama debe incluir ponerse el pijama, lavarse los dientes y
leer o escuchar un cuento. O bien darse un baño, cantar una canción, etc. Lo que elijas
depende de ti, del tiempo que quieras emplear para estar con tu hijo en ese momento, pero
debe ser igual todos los días.
El hábito del sueño funcionará mejor si reservas una hora de juego sosegado antes de la hora
de irse a la cama. Esto le permitirá bajar su nivel de actividad, relajar su sistema nervioso y
prepararse para dormir. Lo que quiere decir que deberías evitar que previamente haya mucho
jaleo en la casa, que haga actividades en las que necesite correr, saltar o simplemente que
vea en la tele películas demasiado animadas, pues la excitación del sistema nervioso
dificultará el sueño.
Establece una hora concreta y procura seguirla a rajatabla. El reloj interno de tu hijo se ajusta
más rápidamente a la rutina si ésta sigue un patrón natural y constante. A los niños les gusta,
en cierto modo, tener una hora definida para irse a la cama y para despertarse, aunque esto
no significa que no se pueda ser flexible cuado la ocasión lo requiera.
Las siestas no deben hacerse muy cerca de la hora de acostarse, ya que pueden retrasar el
sueño de la noche.
Avísale justo antes de la hora fijada, anunciando al pequeño que va a hacerse de noche
pronto. A esta edad decirle que faltan 5 minutos para irse a la cama no le servirá de nada,
pues aún es incapaz de asimilar el concepto del tiempo. También puedes poner una alarma a
una hora concreta de modo que cuando suene tu hijo sepa que es el momento de abandonar
el juego e irse a dormir. ¡Con una máquina no se puede discutir!
En el caso de que no te obedezca, trata de evitar la confrontación directa porque esto solo le
sobreestimulará y le agotará, haciendo más difícil que se duerma. En lugar de discutir ofrécele
alternativas: ¿Quieres el pijama verde o el de ositos? ¿Leemos el cuento de la granja o el de
la gaviota?
Dale un baño caliente antes de acostarse. El agua tibia le ayudará a conciliar el sueño.
Aprovecha para que juegue en el baño con algún juguete o libro a prueba de agua.
Ponle ropa cómoda para dormir, ni muy ligera ni muy calurosa. Es conveniente que no pase
mucho calor, por lo que la temperatura ideal de la habitación debería estar entre los dieciséis y
los veinte grados. Comprueba que no está sudando o tiene calor tocándole la frente. Si es así
debes arreglar su ropa de cama.
Apaga la luz. Cuando anochece el cerebro produce una sustancia química llamada
melatonina, que induce al sueño. Para mantener el ciclo luz-oscuridad, comprueba que la
habitación del niño esté a oscuras. Si fuera necesario deja encendida una luz indirecta, una
lamparita infantil de seguridad o la del pasillo. Por la mañana el cuarto debe estar iluminado
para reducir la melatonina y ayudarle a despertarse.
Cuéntale un cuento. Este clásico recurso lleva funcionando siglos. ¡Por algo será!
Ponle música relajante mientras le cuentas su historia preferida hasta que caiga redondo.
Evita que se acueste justo después de beber un biberón. Si lo hace tendrás que lavarle bien
los dientes antes de meterle en la cama, ya que la leche o los zumos pueden provocarle
caries.
Dile ‘buenas noches’ cuando sea el momento de abandonar su habitación y procura no volver
aunque te llame. Sí, puede parecer duro, pero si se acostumbra a que aparezcas a su
llamada, no dejará de hacerlo. Si el niño está inquieto y muy cansado, los problemas de sueño
pueden agravarse si se le mece, se le coge en brazos o se intenta calmar. Cuando un bebé
llora nuestro instinto es tratar de consolarlo, para no sentirnos malos padres, sin embargo
cuando un niño llora por agotamiento la mejor respuesta es ponerle en la cuna o la cama y
dejarle dormir.
El sueño es una parte esencial de la salud de los hijos. La cantidad de sueño
necesaria cambia a medida que el niño crece.
No hay que olvidar que dormir bien sirve para crecer, asentar la memoria (el
sueño permite descansar al cerebro y registrar las informaciones recibidas durante
la jornada) y que protege al cuerpo de posibles infecciones.
Generalmente, la hora más apropiada en estas edades (1-6 años) es acostarse
en torno a las 20:30/21:00 horas..
Llorar
Frotarse los ojos
Ponerse melindroso
Trate de llevar a su bebé a la cama cuento esté soñoliento, pero no dormido todavía.
Para estimular a su recién nacido a dormir más por la noche en lugar de hacerlo durante el día:
Dormir con un bebé menor de 12 meses puede aumentar el riesgo del síndrome de muerte súbita
del lactante(SMSL).
Hacia la edad de 4 meses, su hijo podría dormir hasta por 6 a 8 horas a la vez. Entre las edades de
6 y 9 meses, la mayoría de los niños dormirá durante 10 a 12 horas. Durante el primer año de vida,
es común que los bebés tomen de una a cuatro siestas al día, durando cada una de 30 minutos a 2
horas.
Al llevar a un bebé a la cama, procure que la rutina al acostarse sea constante y placentera.
Déle el último alimento de la noche poco antes de llevarlo a la cama. Nunca lleve a su
bebé a la cama con un biberón, ya que esto puede causar caries dental. (Vea: caries
dental en el bebé por el biberón.)
Pase un tiempo calmado con su hijo meciéndolo, caminando o simplemente abrazándolo.
Ponga al niño en la cama antes de que esté profundamente dormido. Esto le enseñará a
dormirse solo.
Su bebé puede llorar cuando usted lo pone en la cama debido a que teme estar alejado de usted.
Esto se denomina ansiedad por la separación. Simplemente entre, hable con una voz tranquila y
frote la espalda o la cabeza del bebé. No saque al bebé de la cama. Una vez que se haya calmado,
salga del cuarto. Su hijo pronto aprenderá que usted simplemente está en otro cuarto.
Hacia la edad de 9 meses, si no antes, la mayoría de los bebés pueden dormir durante al menos 8
a 10 horas sin necesitar una alimentación de noche. Los bebés aún se despertarán durante la
noche; sin embargo, con el tiempo, su bebé aprenderá a calmarse y volver a dormirse solo.
Dormir con un bebé menor de 12 meses de edad puede aumentar el riesgo de síndrome de muerte
súbita del lactante (SMSL).
Mantenga las actividades como bañarse, cepillarse los dientes, leer cuentos, rezar, etc. en
el mismo orden cada noche.
Escoja actividades que sean tranquilizadoras como tomar un baño, leer u dar un masaje
suave.
Mantenga la rutina hasta una cantidad de tiempo establecida cada noche. Déle al niño un
aviso cuando ya casi sea el momento de apagar las luces y dormirse.
Un muñeco de peluche o una cobija especial pueden darle al niño alguna seguridad
después de que se apagan las luces.
Antes de apagar la luz, pregúntele si necesita algo más. Satisfacer una petición simple está
bien. Una vez que se haya cerrado la puerta, es mejor ignorar peticiones posteriores.
Recuerde que los hábitos a la hora de dormir se pueden interrumpir por cambios o estrés como
mudarse a una nueva casa o la llegada de un nuevo hermano o hermana. Puede llevar tiempo
restablecer las prácticas previas a la hora de acostarse.
X
mo crear en el niño, buenos
hábitos para dormir
Es necesario establecer hábitos de descanso en nuestros hijos desde que son muy pequeños,
con ello podemos lograr que duerman las horas necesarias aprovechándose para su salud y
desarrollo.
- Es necesario establecer una rutina positiva antes de ir a dormir como tomar un baño, cenar
y finalmente pasar unos momentos con el niño para platicar, jugar, oir música tranquila o
leerle. Lo importante es que media hora antes de irse a acostar el niño se sienta tranquilo.
- No utilizando la cama del niño para comer, ver televisión o jugar videojuegos, es solamente
para descansar.
- Fijándo una hora específica para dormir; se le debe avisar media hora antes y 10 minutos
antes de la hora acordada.
- Asi como debe haber una hora fija para dormir, también lo será para levantarse, tomar
siestas, horas de juego y de comer. Seamos constantes y perseverantes en ello.
- En cuanto a las siestas hay niños que las necesitan y otros no, para estos últimos auque no
duerman durante el día es importante que tomen unos momentos para que se tranquilicen y
se relajen, mucho mejor si lo hace al lado de la madre.
- Si vemos que nuestros hijos necesitan de una siesta durante el día, es necesario fijar una
rutina tal y como se hace a la hora de dormir. Los niños son muy tercos y no quieren dejar de
jugar, pero es importante mantener la rutina firme y constante.
Se le debe explicar al niño que este es un tiempo para estar tranquilo y que debe acostarse,
pero si no lo desea está bien que juegue en la habitación, más no en la cama.
- El tiempo que debe durar una siesta es a consideración de cada madre y la actividad del
niño. Generalmente con una hora es suficiente pero habrá otros que necesitará una siesta más
larga.
- Tú puedes ayudarle a tu hijo a que se duerma y levante a la hora prevista alterando un poco
su ambiente, por ejemplo una hora antes de irse a dormir baja la intensidad de las luces del
hogar. La oscuridad le indicará "parar".
De igual manera exponer a tu hijo a la luz de la mañana es como pulsar el botón de "Es el
momento de levantarse y ser activo".
- No es recomendable acostar al niño cuando ya este dormido, se le tenga que arrullar o que
permanezca junto a su madre o padres hasta que se duerma, porque luego esas situaciones
tendrán que ser condicionantes para lograr que se duerma.
- El niño debe aprender a dormirse solo, debe saber que una vez que se coloca en su cuna o
cama es momento de dormir sin llorar, reclamos o berrinches. Un niño que se duerme por sí
mismo podrá volver a dormirse con mas facilidad si se despierta durante la noche, lo que es
normal.
- No es recomendable que los pequeños duerman en camas de agua, sofá, almohada, colchón
blando u otras superficies blandas, ni tampoco que duerman con uno o ambos padres debido
a la posibilidad de asfixia o estrangulación.
- Es conveniente que en su cuna tenga móviles, peluches y otros objetos que no lo pongan en
riesgo; éstos deben servir como vínculo para dormirse nuevamente si se esta despertando
continuamente.
- Cuando los niños están muy pequeños es común que se queden dormidos después de
comer, así que se le debe acostar con normalidad.
- En caso de que el niño se esté despertando continuamente durante la noche y necesite del
chupón o la mamila para quedarse dormido, debemos consultar al pediatra para pedir su
consejo y cambiar esa situación.
- Otra de las razones por las que el niño se despierta frecuentemente en la noche es a causa
de los cólicos; si el niño tiene tres o cuatro meses y sigue teniendo dificultades para dormir,
requiriendo la presencia de los padres, debe consultarse con su pediatra.
Los recién nacidos no tienen un patrón establecido de noche y día durante las
primeras semanas de vida. A esta edad, es aconsejable no permitir que el bebé duerma más
de cinco horas seguidas durante las primeras cinco o seis semanas ya que su pequeño
cuerpo necesita alimentarse frecuentemente.
Los bebés de más edad y los niños deben tener un horario establecido para las
siestas y para ir a dormir por las noches.
Empiece con un tiempo de relajación como por ejemplo, escuchar música suave o
leer un libro, 20 ó 30 minutos antes de acostar al niño. Tenga en cuenta que la televisión no
debe formar parte de este período de relajación.
Luego del tiempo de relajación, siga una rutina para acostar al niño, es decir,
cambiarle los pañales, ir al baño, cepillarse los dientes, etc.
Establezca un límite para el tiempo de relajación y la rutina, de modo que no se
extiendan demasiado y que su hijo sepa qué esperar antes de acostarse.
Diga buenas noches, apague la luz y salga de la habitación.
Los objetos que brindan seguridad como por ejemplo, una manta especial o un
animal de peluche, pueden ser parte de la rutina para ir a dormir.
Es importante acostar a los niños cuando todavía están despiertos para que
aprendan a dormirse solos.
Recuerde nunca acostar a un bebé con el biberón debido a que esto podría
provocarle problemas de caries e infecciones del oído.
Consejos útiles para los niños con malos hábitos de sueño:
Los niños pueden fácilmente adquirir hábitos a la hora de acostarse que no siempre son saludables. A
continuación se enumeran algunas sugerencias que podría resultar útiles cuando un niño se niega a ir
a la cama o tiene problemas para permanecer en ella: