Alicia Detras de La Pantalla

Descargar como doc, pdf o txt
Descargar como doc, pdf o txt
Está en la página 1de 43

 

ALICIA DETRÁS DE LA PANTALLA


 
 
 
Farsa melodramática para adolescentes y adultos
 
 
de
 
Luis Mario Moncada
 
 
PERSONAJES
 
Alicia
Muchacho
Padre
Madre
Maestra
Organillero
 
BARRAS DE COLORES
 
El plano real de la acción transcurre la noche del 17 de julio. El
otro planoel evocativo se lleva a cabo otros tantos 17's de julio
de años anteriores.
El escenario también se encuentra dividido en dos planos: al
extremo derecho, casi en proscenio, se ubica la habitación de
Alicia. El elemento fundamental del cuarto es la televisión, que
estará encendida durante toda la obra (a menos que las
acotaciones señalen lo contrario) y que, sin embargo, nunca se
vera, de tal manera que sólo sabemos de su presencia constante
por la luz que desprende y que se refleja en el rostro de la
muchacha. A espaldas de Alicia está una pantalla gigante (un
marco de aproximadamente 2 x 2 mts.) que ella atravesará en
distintas ocasiones. Este marco delimita las fronteras entre el
plano real y el evocativo.  Este último se desarrolla en el centro
y parte izquierda del escenario. Está vacío.  Sin embargo, se irá
llenando de los elementos que las escenas requieran.  Cabe
sugerir que una mesa practicable (transformable en puerta,
ventana, mesa, escritorio, etc.) podría muy bien resolver esta
cuestión.
Adicionalmente, en la primera fila de butacas hay una cámara de
televisión que tomará en detalle las escenas que se desarrollan
en el plano evocativo. Estas escenas podrán ser vistas
simultáneamente a través de dos monitores que estarán
colocados en sitios estratégicos de la sala. Este elemento puede
ser fundamental para la representación. Sugiero un manejo más
amplio: el camarógrafo podrá formar parte de algunas escenas. 
De la misma forma, en los monitores se pueden proyectar
imágenes previamente grabadas que le den a la televisión una
participación más independiente, pero a la vez integrada. Sería
conveniente elaborar un guión paralelo para el manejo de la
imagen. En el tercer cuadro, el camarógrafo intentará integrar
al público en el programa de concursos.
Los actores no dejarán de interpretar su propia edad, de tal
forma que la edad de los personajes será manifestada por la
situación y no por una actuación amanerada. Alicia, que al
momento presente cuanta con 17 años, deberá mantenerse así
durante toda la obra, aunque por momentos se encuentre, por
ejemplo, en su fiesta de tercer aniversario. La situación del
muchacho es similar. No obstante, cabe aclarar que este
personaje encierra en sí mismo a varios, es decir, a los
muchachos que acompañan cada etapa en la vida de Alicia.
Todos ellos confluyen en uno solo, así es que las diferencias, si el
director pretende manifestarlas, deberán expresarse en la
actuación. La madre y la maestra pueden ser interpretadas por
la misma actriz.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
NIÑOS Y ADULTOS
 
Alicia, sentada en el suelo, mira absorta la televisión, que en esos
momentos transmite una película americana de suspenso.  El
resplandor de la pantalla ilumina tenuemente la escena. La chica
permanece inexpresiva pero, conforme se acerca el clímax de la
película, su rostro comienza a alterarse.  Nada se mueve.  De
pronto, una luz cenital ilumina apenas el plano evocativo y deja ver
una silueta que yace inmóvil en el suelo. La silueta del muchacho,
comienza a desplazarse con dificultad hacia la pantalla gigante. 
En la mano tiene una navaja. El ritmo con el que avanza coincide
con el dramatismo adquirido por la película cuyos diálogos
vislumbran el momento culminante. El rostro de Alicia comienza a
mostrar su terror, aunque de momento no sepamos si es por la
película o porque presiente un aliento sobre su espalda. Al llegar a
la pantalla, el muchacho no puede seguir avanzando, así que
introduce su brazo, todavía con la navaja empuñada, y lo acerca al
cuello de la muchacha. En el instante en que parece que va a
encajarle el metal y la chica abre la boca para lanzar un grito, se
escucha una voz fuera del escenario que paraliza la acción:
 
VOZ DEL PADRE (Enojado) ¿Qué esperas, Alicia? ¡Te digo que apagues esa
televisión! Ya nos tenemos que ir!
 
Alicia que se tapa los oídos, el muchacho corre a esconderse a
algún lugar y la película se interrumpe. Luego de un largo
silencio, la chica vuelve a su actitud inicial. Mira
inexpresivamente la televisión. Ahora se recuesta bocarriba y
observa el techo. Por el otro lado del escenario reaparece el
muchacho, quien hace señas desde su sitio. La chica reacciona
ante la presencia y clava la mirada en la pantalla chica.
 
MUCHACHO: (Suavemente):  ¿Ya te van a llevar al hospital? Mejor vente a
jugar… (Alicia no despega la mirada del aparato pero mueve
negativamente la cabeza, como respondiendo). No quieres estar
sola, ¿verdad? …Mira…(Enseña una muñeca). Qué ganas de
amargase la vida…Vente, aquí estás mucho mejor…Llévate a
Remedios a la playa, o al campo… (Ella parece resistirse, pero
termina vencida, y voltea lentamente hasta quedar parada frente a
él, de tal manera que sólo están separados pro el marco de la
pantalla gigante). Déjame invitarte al zoológico…Vuelve a
cumplir tus quince años… Nuestro mundo es maravilloso.
 
Alicia sonríe por primera vez, tímida. Respira hondo y traspasa
lentamente la pantalla hasta abrazarse con su amigo. En ese
instante cambia la ambientación de la luz y ella sonríe luminosa,
infantil. Gira como si se hallase en un lugar de ensueño.  De
pronto le arrebata la muñeca a su amigo y corre por todo el
escenario. El muchacho la persigue pero termina desistiendo. Ella
finalmente se sienta en el suelo, con la muñeca, y canta mientras
le arregla el peinado. En tanto, el muchacho se pone a sus
espaldas y le recoge el cabello para hacerle una cola de caballo y
ponerle un moño. Después desaparece.
 
ALICIA:     Naranja dulce, limón partido,
                  dame un abrazo que yo te pido.
                  Naranja dulce, limón partido,
                  dame un abrazo…
 
Continúa cantando. De pronto levanta la vista y descubre al
público. Dibuja una gran sonrisa.
 
          Ayer, 16 de julio de..., cumplí tres años y mi papi me regaló una
preciosa muñeca. No tienen idea de lo divertida que estuvo mi
fiesta. La tarde, aunque nublada y fría, estuvo llena de sorpresas.
Mis primos chiquitos vinieron muy bien arregladitos, hechos
todos unos dandys. Por eso lloraron tanto cuando les embarré la
cara y la camisa de pastel…(Ríe). Todos mis tíos me dieron
regalos, pero el mejor de todos fue el de mi papi. (Enseña su
muñeca al público). ¿Les gusta? (A la muñeca, moviéndola).
Sonríeles. Remedios. ((De pronto se pone serie). Lo único malo
fue que mamá y papá discutieron no sé por qué …Bueno, si sé…
(Pausa). Todo iba tan bien y estábamos tan contentos…
 
                   Por un extremo entran los padres. Son todavía jóvenes.
 
MADRE:    ¿Dónde dejaste la cámara? Ya se van a ir y ni siquiera hemos
tomado la foto. ¿Dónde la dejaste?
PADRE:     Tú fuiste la última en usarla.
MADRE:    Sí, pero te la dí para que la guardaras. ¿No te acuerdas? Por lo
menos ayúdame a buscarla.
 
Busca  por cada rincón. El padre la mira un momento y luego se
pone también a buscar. Mientras tanto, Alicia saca la cámara de
algún escondite y se pone a fotografiar a su muñeca. Después
apunta a sus padres y los fotografía. Cada vez que suena el clic
de la cámara ellos están haciendo alguna pose, como sí
modelaran. No la ven.
 
                   Debías fijarte dónde dejas las cosas. Además te dije que cuidaras a
la niña ¿viste lo que le hizo a los niños de Carmen? Está mal de la
cabeza.
 
PADRE:      Tú tampoco haces mucho por atenderla.
MADRE:     No vamos a discutir otra vez, ¿sí? Ya dijo el doctor que sus
reacciones no son muy normales.
PADRE.      Podrías acercarte un poco más a ella.
MADRE:    ¿Qué quieres que haga? ¿ No somos buenos padres? (Foto)
 
                   Se acerca al padre y se abraza en pose. Foto
 
PADRE:    No estoy muy seguro.
MADRE:   Me rechaza. (Foto)
PADRE:    Además, tu madre …
MADRE:   ¡La cámara! Se van a ir.
PADRE:    Estamos hablando.
MADRE:   Se están yendo los invitados.
PADRE:    ¿Y qué?
MADRE:   Entonces no hay foto. (FOTO)
VOZ DE SEÑORA: ¡Raquel, ya nos vamos!
MADRE:   Espérame tantito, mamá. Ahorita salgo. (Al padre) ya se van.
(Pausa).
PADRE:    Vamos a despedirnos, pues
MADRE:   Otra vez la echaste a perder.
PADRE:    ¿Yo?
MADRE:   Siempre que viene mi mamá haces lo mismo.
PADRE:    Estamos hablando de Alicia.
MADRE:   Ni siquiera porque es la fiesta de tu hija…
PADRE:    Que no es mi hija.
MADRE:   Sí, sí, la misma historia.
VOZ DE SEÑORA: ¡Raquel! ¿Vas a tardar mucho?
MADRE:   No, mamá. Ya salgo.
 
                 Alicia los mira con desconcierto y deja la cámara. Sus manos
están tensas. Toma con fuerza la cabeza de su muñeca y la
arranca.
 
PADRE:    Vamos a salir.
MADRE:   Sólo quiero aclarar una cosa: para Alicia, y para todos, tu eres su
padre. ¿De acuerdo?…(Silencio). ¿De acuerdo?
PADRE:    Sí.
 
                 Silencio. Alicia comienza un llanto infantil, al principio apenas
audible. Pausa.
 
MADRE:   Vamos afuera.
 
                 El llanto de Alicia es cada vez más fuerte.
 
                 ¿Quién está llorando?
PADRE:    Parece que es Alicia
MADRE:   ¿Dónde está?
 
                 Ambos buscan. Por fin el padre la encuentra sentada en su
rincón y se acerca cariñosamente. La estrecha
 
PADRE:    ¿Qué tienes? ¿Por qué lloras?
ALICIA:    (Llorosa): Se rompió mi muñeca.
MADRE:   Mira, aquí está la cámara. (Les toma una foto).
PADRE:    Pobrecita. No te preocupes, yo te la voy a arreglar, ¿sí? (Ella
asiente) Y qué, ¿ya le pusiste nombre? ¿Cómo se llama?
ALICIA:    Remedios.
PADRE:    Qué bonito. (Le acaricia el cabello). Y muy pronto va a aprender a
leer, como tú, ¿verdad? ¿Quieres un poco de pastel?
MADRE:   Vamos afuera. Tenemos que tomar la foto.
PADRE:    Entonces les vamos a traer a las señoritas Alicia y Remedios las
rebanadas más  grandes de toda la fiesta, ¿sale?. Pero antes vamos
a colocarle la cabeza en su lugar para que pueda comer…
MADRE:   Apúrate, Nos están esperando.
 
                 El padre le da a Alicia un beso en la frente y luego sale con su
mujer.  Alicia queda sola. Acaricia a su muñeca. Luego mira de
nuevo al público.
 
ALICIA:     Por supuesto que mi papi…, bueno, es la costumbre, no sabe que
lo escuché todo porque entonces sí que se arma. De seguro ahorita
estaría castigada. Y no es muy agradable que a una la castiguen
justo el día de su cumpleaños, y mucho menos estando ahí los
presumidos de mis primos.
 
                  Vuelve a peinar a su muñeca pero pronto se aburre y se
levanta para tomar la reata. Salta a la cuerda. Tararea algo.
Súbitamente se detiene y observa al público.
 
                  ¿Qué qué me gusta? Me gusta saltar a la cuerda…
 
                  Vuelve a saltar, con ritmo continuado. Se escucha a lo lejos la
voz de la maestra.
 
MAESTRA:          ¡Alicia! …¡Alicia! …
 
                  Su voz se escucha más y más cercana hasta aparecer. Alicia,
quien seguramente la escuchó con claridad, continúa saltando a
la cuerda. Cuando la maestra llega junto a ella, no se detiene.
Salta cada vez más rápido.
 
                  Alicia, ¿qué haces aquí? (Alicia no responde y continúa saltando).
Ya sabes que no puedes salirte del salón hasta que suene el timbre.
Vamos a regresar. (Alicia acelera su ritmo). Tienes que pedirle
perdón a Beto, estuvo mal que le tiraras estuvo mal que tirarás sus
pinturas. Alicia, ¿me estás oyendo? ¡Alicia!…
 
                  La maestra se desespera y mete el brazo para que Alicia se
detenga. La niña queda parada mirando al suelo.
 
                  Ya estuvo bueno, a mí no me vas a hacer berrinches. Si hay algo
que no te gusta se lo vas a decir a tu papá, a ver si con él te portas
así. Dame la reata. (Alicia abraza su reata). Que me la des…¿Me
la vas a dar o qué?.
 
                  Ambas forcejean por la reata. Finalmente la maestra se queda
con ella.
 
                  ¿Qué tienes? ¿Estás loca?
 
                  Alicia no responde. La maestra se da vuelta para salir y, en
ese momento, entra el padre. La maestra se sorprende, pero
rápidamente dibuja una sonrisa.
 
                  Buenos días…que bueno que llegó, lo estábamos esperando.
Precisamente ahora estaba comentando con Alicia… Ven. Alicia,
acércate, aquí está tu papi. (Alicia no se acerca).
 
PADRE:     Alicia,  no seas irrespetuosa con tu maestra.
MAESTRA:          No se preocupe. En realidad nos llevamos bastante bien. Lo
que pasa es que ahora ella se siente un poco mal por lo que acaba
de suceder en el salón. Acércate, Alicia. (La maestra se acerca a
Alicia y trata de acariciarle el cabello).  A ver, cuéntale a tu papá
cómo has progresado con las tablas. ¿Cuánto es dos por dos?
 
                  Alicia hace como que cuenta con la mano y, sin emitir
palabra, muestra seis dedo.
 
                  ¿Lo ve?… Y dile cómo vas en español. (Alicia se encoge de
hombros).
PADRE:     Maestra, tengo que regresar a mi trabajo. ¿Me puede decir para
qué me llamó?.
MAESTRA:          Sí, claro, no quiero quitarle mucho tiempo. Alicia, ¿qué te
parece si mientras tu papi y yo platicamos te vas a jugar por ahí?
Andale, toma la reata.
 
                  Alicia toma la reata y, mientras su padre y la maestra
dialogan, se pone a saltar la cuerda en un rincón.
 
PADRE:     ¿Y bien?
MAESTRA:          Bueno…La experiencia nos indica que para el aprendizaje
y el despliegue de nuestra capacidad creativa, los elementos a
conjugarse deben ser…, óptimos. En el caso específico de Alicia,
la dirección ha decidido tomar el asunto en sus manos y, viéndolo
necesario, ha  requerido de los servicios de un pedagogo de la
sección distrital, quien, como es natural, lo ha analizado con
absoluta seriedad, para concluir que, luego de varios trámites de
índole administrativa, nos vemos en la necesidad de plantearle la
siguiente ni siquiera disyuntiva, porque si nosotros pudiésemos
elegir entre el deber y…
PADRE:     ¿Podría ser un poco más concreta?
MAESTRA:          Por supuesto. Alicia no puede seguir en esta escuela.
(Pausa).
PADRE:     Bueno, creo que no hay más que decir.
MAESTRA:          De verdad, nos es muy doloroso tener que transmitir este
tipo de noticias…
PADRE:     Sí, ya veo. No se preocupe.
MAESTRA:          Sinceramente, espero que Alicia pueda encontrar el lugar
más apropiado…
PADRE:     ¡Alicia! ¡Vamos!
 
                  Alicia se acerca. El padre la toma de la mano y comienzan a
alejarse.
 
MAESTRA:          Estamos para servirle, cuando se le ofrezca…
 
                  La maestra los mira alejarse y luego desaparece. Padre e hija,
mientras tanto, prosiguen su camino de un lado a otro del
escenario, de ida y vuelta, en redondo, en zigzag.
 
Alicia:         ¿Por qué nos vamos, papi?
PADRE:     Porque sí. Hoy no vas a tomar clase.
ALICIA:     ¿Qué te dijo la maestra?
PADRE:     Nada.
ALICIA:     (Habla sola): La maestra está loca. ¿Quién no va a saber que dos
por dos son cuatro? …
PADRE:     ¿Qué dices, Alicia?
ALICIA:     Que no entiendo cómo si el agua del estanque es azul, cuando la
sacas ya no tienen color. ¿Tu sabes por qué, papi?.
PADRE:     Bueno, porque…, olvídalo.
 
                  Siguen caminando en silencio. Alicia habla de nuevo en voz
alta, hacia el público.
 
ALICIA:     Anoche Remedios se puso a llorar un ratote y no sé por qué. Pero
con nada se contentaba. ¿No será que se siente muy sola en la
casa?… Oye, papi, ¿Remedios tiene papá? (El padre se detiene en
seco).
PADRE:     Oye, Alicia, tengo mucho trabajo así que vete a tu cuarto y ponte a
ver la televisión, ¿quieres? No quiero que andes corriendo por
toda la casa.
 
                  El padre sale. Alicia queda sola con su reata y su muñeca.
 
ALICIA:     Remedios, tienes que ponerte muy guapa porque  va a venir tu
papi a visitarte… ¿Qué? ¿Que no  te gusta?… Ni modo, tienes que
verlo y no vamos a discutir.
 
                  Se pone a vestirla, sentada en el suelo. Por un extremo entre la
madre barriendo. Alicia continúa su juego sin hacerle caso.
 
MADRE:    Alicia, hazte a un lado. Te vas a ensuciar. ¿Por qué no te vas a
jugar a tu cuarto?… Te estoy diciendo que te vayas a tu cuarto,
¿me oyes?.
 
                  La madre le habla mientras sigue barriendo. Alicia, por su
parte, continúa absorta en su actividad.
 
                  ¿Tendiste tu cama? No quiero ir a tu cuarto y ver que está el mismo
cochinero de ayer…¿Por qué o te vas? No me dejas barrer…Si no
te vas ahorita te voy a sacar a escobazos…¿qué no entiendes con
palabras? …
 
                  La madre se acerca como para darle un escobazo. Alicia se
cubre la cabeza con los brazos, pero no dice nada.  Al momento
que la madre alza los brazos, queda estática. Alicia voltea a
verla, se levanta y va hacia un rincón, en el que hay un reloj 
despertador. La chica lo hace sonar y vuelve a su posición. La
madre se congela y escucha el timbre del despertador. Baja los
brazos y ve su reloj de pulsera.
 
                  Ya se me hizo tarde, ¿lo ves? Si no hubieras estado estorbando.
Tengo que cambiarme. Si te pregunta tu papá, dile que me fui de
compras con tu abuelita.
 
                  Sale la madre. Alicia respira aliviada.
 
ALICIA:     Remedios, ¿yo voy a ser…? Mejor no me lo digas…
 
                  Por la ventana aparece el muchacho. Este personaje , al igual
que el mpadre y la madre, tiene la posibilidad de aparecer cada
ocasión con un traje distinto de algún héroe televisivo.
 
MUCHACHO:      ¿No vas a salir a jugar?
ALICIA:     No
MUCHACHO:      ¿Por  qué?
ALICIA:     No sé. Porque no me dejan. Estoy castigada.
MUCHACHO:      ¿Y por qué nunca te dejan?
ALICIA:     No sé. Porque no me gusta esa escuela.
MUCHACHO:      Pues sí. Los niños que no van a la escuela y no hacen sus
tareas no pueden salir a jugar. (Salta la ventana). ¿Y qué haces?
ALICIA:     Nada. Veo la televisión… Pero para que se les quite voy a dejar
de comer hasta que esté así de flaquita.
MUCHACHO:  ¿Cómo vas a dejar de comer? Eso es imposible. Te van a
pegar y después te vas a morir de hambre.
ALICIA:     Y a mí qué.
MUCHACHO:      Tu sí que estás loca, ¿verdad?
 
                  Ella se encoge de hombros y continúa vistiendo a su muñeca.
 
ALICIA:     Sonríele a tu papi. (Al muchacho). ¿No te gusta cómo se vistió tu
hija? Ayer le festejamos sus ocho años.
MUCHACHO:  Yo no juego esas tonterías.
ALICIA:     (A la muñeca): No le hagas caso. Está de mal humor porque acaba
de llegar de la oficina, así que sé una buena niña y no lo hagas
enojar, ¿si?
 
                  La niña se pone a cantarle una canción a la muñeca. El
muchacho se echa un clavado al piso y gatea hasta un rincón.
Como si los dedos de la manos fueran los pies de un hombre,
comienza a moverlos contando los pasos de una esquina a otra.
 
MUCACHO:  Si fuéramos de este tamaño, ¿cuánto nos tardaríamos en darle la
vuelta al cuarto?
ALICIA:     Como tres segundos.
MUCHACHO:      ¿Cómo vamos a tardar tres segundos? ¿Qué no ves el
tamaño?.
ALICIA:     Sí, pero si fuéramos de ese tamaño, los cuartos serían más
pequeños.
MUCHACHO:      Cómo eres tonta.
ALICIA:     Es cierto, mejor te hubiera vestido para que fuéramos a la playa.
Nos haces falta tomar un poco de sol. Pero te prometo que un día
de estos te vamos a llevar yo y tu papi. (Al muchacho). Oye,
vamos a jugar a que vamos a la playa.
MUCHACHO:      Mejor vamos al jardín.
 
                  Alicia deja la muñeca y corre a asomarse por la ventana.
 
ALICIA:     Está lloviznando.
MUCHACHO: ¿Y qué?
ALICIA:     Menos me van a dejar.
MUCHACHO:      Ven, vamos a ver.
 
                  Se acercan sigilosamente a la puerta. El se agacha para
formar un escalón humano y ella sube encima para alcanzar a ver
la cerradura.
 
                  ¿Están dormidos?
ALICIA:     No, parece que no.
MUCHACHO:      ¿Y qué están haciendo?
ALICIA:     No sé, pero cómo mueven esa cama.
 
                  Baja del escalón humano. Ambos se sientan en el suelo,
desanimados.
 
MUCHACHO:      No vamos a poder salir.
ALICIA:     No.
 
                  Ambos quedan pensativos. El muchacho da vueltas por la
habitación.
 
MUCHACHO:      ¿Y cuándo te van a dejar?
ALICIA:     No sé.
MUCHACHO:      Mi mamá dice que eres muy rara y que por eso te tienen
encerrada…
ALICIA:     No quieren que tenga amigos…
MUCHACHO:      Y además que eres un poco tonta…
ALICIA:     Ayer ni siquiera me hicieron fiesta para que no viniera nadie…
MUCHACHO:      Y que quién sabe qué va a ser de ti…
ALICIA:     Mejor que no hayan hecho nada. Siempre que viene mi abuelita
terminan peleándose…
MUCHACHO:      ¿Sabes a dónde tengo ganas de ir? Al zoológico.
ALICIA:     Nunca me quieren llevar. Además, no me gusta ver a los animales
encerrados.
MUCHACHO:      Algunos animales son peligrosos y necesitan estar
encerrados.
ALICIA:     Pues yo no sé.
MUCHACHO:      O a la feria.
ALICIA:     Pero nunca quieren.
MUCHACHO       (Se asoma a la ventana): Ya dejó de llover.
ALICIA:     Por eso cuando todos están dormidos, me salgo por la ventana y
me pongo a correr por el jardín.
MUCHACHO:      ¿De verás?
ALICIA:     Me quito los zapatos y me acuesto en el pasto.
MUCHACHO:      Por eso amaneces acatarrada.
ALICIA:     Pero así no me llevan a esa escuela de tarados.
MUCHACHO:      Y luego te castigan.
ALICIA:     No me importa. Me voy con Remedios al campo, ¿verdad, hija?
Además, ya le prometí que la voy a llevar a conocer el mar.
MUCHACHO:      Estás loca.
 
                  Ambos están sentados en el suelo, espalda con espalda. Pausa.
 
ALICIA:     ¿Tu sabes qué se puede hacer en la vida?
MUCHACHO:      No sé …Pero un día vamos a crecer…Yo voy a tener que
trabajar…Y tú te vas a quedar a limpiar tu casa…
 
                  Pausa
 
ALICIA:     Yo no me quiero quedar aquí.
MUCHACHO:      Yo tampoco quiero ir a trabajar
 
                  Los dos giran hasta quedar frente a frente. Se miran en
silencio. Ella estira infantilmente la mano y le toca la punta de la
nariz. Ríe. Desliza su mano suavemente hacia abajo, sin malicia.
Torpemente toca su miembro por encima de su pantalón. Ambos
ríen. Él, a su vez, realiza  la misma operación hasta tocar su
pecho.
 
MUCHACHO:      (Extrañado) Tú no tienes nada.
ALICIA:     Pues no. Todavía soy una niña.
 
                  Ambos ríen naturalmente. El muchacho baja su mano hasta
tocarle el sexo por encima.
 
MUCHACHO       (Riendo):  Aquí tampoco tienes nada.
ALICIA     (También RIENDO): Pues no.
MUCHACHO       (Burlón): Uuuuy, las niñas no tienen nada. (Ríe). Las niñas
no tienen nada…Las niñas…
 
                  El muchacho incrementa su risa. De pronto, Alicia se levanta
bruscamente y atraviesa la pantalla hasta instalarse de nuevo en
la habitación de la T.V. Cambia los canales. La iluminación se
transforma creando ahora un ambiente de irrealidad.
 
ALICIA:     Vas a ver.
 
                  Cruza de nuevo la pantalla. El muchacho la mira con la risa
apagada. Alicia levanta los brazos y da dos fuertes palmadas. Al
instante aparecen dos hombres robustos que, inexpresivamente,
toman al muchacho por los brazos y lo arrastran hasta un pilar.
Lo amarran sin que él oponga resistencia. Alicia da la espalda a
esta acción.
 
MUCHACHO:      Oye, Alicia, yo nomás estaba jugando. No seas así, qué te
traes.
ALICIA:     ¡Tápenle la boca!
MUCHACHO:      Qué té pasa. Ya estuvo, ¿no? De verdad que yo…(Los
hombres le tapan la boca con una cinta)  ¡Mmmmm!…
ALICIA     (Sobriamente): No es suficiente. ¡Bájenle los pantalones!
 
                  Los hombres obedecen mientras el muchacho mueve la cabeza
y abre desmesuradamente los ojos. Al quedar con el traje en el
suelo, muestra un enorme miembro de hule.
 
                  Te crees mucho, ¿Verdad? Tú si que eres grande, soberbio. ¿No se
supone que éramos lo mismo? ¿Qué no estábamos juntos? Me
dejaste sola. ¿Qué necesito para que todos me vean normal?…
¿Por qué nunca me escuchas? Yo pensaba que tú…yo pensaba…
De verdad…No entiendes…Yo soy así y no de otra forma…Y
ahora me quieres llevar…¿A dónde? ¿Por qué? Yo no quiero, no
puedo, no nada…(Monótona)  No, no, no, no.(A los dos hombres)
¡Amarren!
 
                  El muchacho se estremece. Con un cordón, los dos hombres
atan el miembro postizo y uno de ellos sostiene el extremo en la
mano.
 
                  ¿Tienes algo qué decir en tu defensa?
 
                  El muchacho trata de hablar pero la cinta se lo impide.
 
                  Me hubiera gustado viajar contigo. Habría sido muy divertido,
¿No?
 
                  El muchacho mueve afirmativamente la cabeza, desesperado.
 
                  No trates de engañarme, siempre me das por mi lado. Pero para que
veas que yo quiero medir con la misma vara, te daré la
oportunidad de pedir una última voluntad. ¿Contento?… Ah, pero
que no sean más de ocho palabras, por favor.
 
                  Hace la seña a los hombres que quiten la cinta. Estos
obedecen. El muchacho, un poco agitado, toma aire y se
tranquiliza. Remara cada uno de sus palabras y las cuenta con los
dedos.
 
MUCHACHO:      Es hora de despertar, vamos a unos mensajes.
 
                  Alicia se tapa los oídos. Oscuro
 

 
 
 
 
 
 
 
 
 
                  CLASIFICACIÓN B
 
                  Alicia mira la televisión, en la misma posición que al inicio de
la obra. De pronto vuelve a reaccionar ante la voz exasperante
del padre.
 
VOZ DEL PADRE: ¿Vas a apagar esa televisión o quieres que vaya a
apagártela? Alicia, se nos está haciendo tarde. ¡Vámos! No nos
van a estar esperando hasta que tú quieras.
 
                  Del sobresalto inicial, Alicia vuelve a la contemplación
indiferente del aparato. Por la puerta se asoma la madre, aunque
no se atreve a entrar.
 
MADRE:    ¿Alicia?…¿Puedo pasar?
 
                  La madre entra a la habitación Mira a Alicia con cierto temor.
Al principio trata de mantenerse a distancia. Alicia parece no
darse cuenta de la presencia de su madre y jamás lo haría.
 
                  Yo sé que me estás escuchando y que entiendes lo que digo.
También sé que tal vez no sea ésta la mejor solución, pero, ya lo
ves… Hay cosas que no entiendo… A veces…, me gustaría…, no
sé …¿Te acuerdas de cuando eras casi un bebé?. No creo. ¿Te
acuerdas? … Para qué te voy a contar. ¿Puedes comprender?…
¿Por qué no dices nada?. Ahora todo es distinto… No puedo hacer
nada… Te pareces mucho a él… Tal vez sea eso…¿o no? Estoy
segura de que allá vas a estar mejor. ¿Qué más te puedo decir?…
Alicia, ¿me escuchas? Sólo mueve la cabeza para saber si me
escuchas…
 
                  Alicia permanece inmóvil, con la mirada perdida en la T.V. La
madre se acerca un poco más y se arrodilla junto a ella. Le
acaricia el cabello y la abraza tímidamente.
 
                  Todo va a estar bien.
 
                  Se levanta y sale de la habitación sin voltear a verla.
 
VOZ DEL PADRE: ¿Ya estas lista, Alicia?
 
                  Alicia reacciona y se desplaza hacia la televisión. Estira la
mano para apagarla en el momento que se escucha el muchacho,
del otro lado de la pantalla gigante.
 
MUCHACHO:      No, espérate, no cierres la ventana…
 
                  Alicia duda, repliega el brazo y se queda mirando con
desconcierto la pantalla chica.
 
                  Hola, soy yo…(Silencio). Tú eres Alicia, ¿verdad? Alicia, como la
del cuento…
 
                  Alicia no despega la mirada de la T.V
 
ALICIA:     ¿Cuál cuento?
MUCHACHO:      ¿No lo conoces?
ALICIA:     No.
MUCHACHO:      Es de una niña que…, bueno, yo no sé contar muy bien
esas cosas, pero sí quieres que te lo cuente… ¿Hay alguien en tu
casa? (Silencio). Estás sola, ¿verdad? Hace rato vi que se fueron
tus papás. Por eso me acerqué. Hace tanto que no nos vemos…
¿Por qué no sales a jugar?
ALICIA:     No me dejan.
MUCHACHO:      ¿Adónde fueron tus papás?
ALICIA:     No sé, creo que a una cena.
MUCHACHO:      Ahí está. Esas cosas siempre se tardan.
ALICIA:     No puedo
MUCHACHO:      Nada más un ratito y platicamos. ¿No te aburres?
ALICIA:     A veces
MUCHACHO:      ¿Y Remedios?
ALICIA:     En el baúl
MUCHACHO:      Te pusiste bonita.
 
                  Alicia, que no ha despegado la mirada del aparatode tal
manera que siempre ha dado la espalda al muchachoagacha un
poco la cabeza y se ruboriza.
 
                  ¿Nunca te lo había dicho?…¿Qué tal si me dejas entrar y te cuento
la historia de Alicia?, y de paso tu me cuentas lo que haces cuando
estás sola.
ALICIA:     Es que…
MUCHACHO:      ¿Ya ves cómo eres? Ándale, aquí te espero. (Ella duda).
ALICIA:     Ahorita bajo.
 
                  La muchacha se incorpora lentamente y gira hacia la pantalla.
La atraviesa  con agitación. Están frente a frente, pero ella no se
atreve a mirarlo.
 
MUCHACHO:      ¿No te da gusto verme?…¿Por  qué estás tan seria?
ALICIA:     Por nada.
MUCHACHO:      ¿Jugamos?
ALICIA:     Bueno.
 
                  Alicia corre a un rincón y saca la reata. Vuelvo con el
muchacho y se la extiende.
 
MUCHACHO:      No, hay otros juegos…Esos son de niños…Mira, para esto
sólo tienes que cerrar los ojos…
 
                  Alicia, emocionada cierra los ojos. El se acerca y la sorprende
con un beso.
 
ALICIA:     ¿Qué haces?
MUCHACHO:      ¿No te gustó?
ALICIA:     Mejor vamos a saltar.
MUCHACHO:      No seas niña ¿Qué es lo que haces?
ALICIA:     Nada
MUCHACHO:      ¿Y qué ya no vas a la escuela?
ALICIA:     No me gusta
MUCHACHO:      A mi tampoco, pero si le digo eso a mis jefes olvídate.
 
                  Se acerca y le toca suavemente la cara. Ella no hace nada
pero se pone tensa.
 
MUCHACHO:      Yo ya conocí el mar. El año pasado.
ALICIA:     Yo también.
MUCHACHO:      ¿Deveras?
ALICIA:     En muchas películas…
MUCHACHO:      No, no es lo mismo, porque las olas revientan en tu cuerpo
y te arrastran hasta altamar. Y es tan grande que no alcanzas a ver
el final…Además, te puedes revolcar en la arena y llenarte  de
tierra, y nadie te dice nada…
ALICIA:     ¿Todo eso pasa en el mar?
MUCHACHO:      Pasan muchas cosas más, por ejemplo…(Le toma la mano).
Cierra los ojos…
ALICIA:     Ese juego no me gusta.
MUCHACHO:      No es por eso. Ciérralos.
 
                  Ella obedece. El saca una concha de mar y se la pone en la
oreja.
 
                  ¿Escuchas?
ALICIA:     Sí.
MUCHACHO:      Aquí está encerrado todo el mar.
 
                  El vuelve a darle otro beso. Ella se ruboriza y no sabe qué
hacer.
 
                  No te pongas nerviosa. No pasa nada.
ALICIA:     Mejor vete.
MUCHACHO:      ¿Por qué?
ALICIA:     Por favor.
MUCHACHO:      No te estoy haciendo nada.
ALICIA:     Vete, van a llegar mis papas.
MUCHACHO:      Todavía van a tardar. Ven, vamos a sentarnos.
ALICIA:     Aquí estoy bien.
 
                  Se pone lejos del muchacho, quien, sin embargo, la va a
acorralando sin que ella se dé cuenta.
 
MUCHACHO:      ¿Por qué te vas tan lejos?…¿Quieres que te platique el
cuento? Está bien: había una vez una muchachita llamada Alicia
que se pasaba el día sola, jugando con sus fantasías…Hasta que un
día decidió dar el paso y correr sus propias aventuras, y…
 
                  Por fin la alcanza y la abraza. La muchacha está paralizada.
 
                  ¿Ves cómo no pasa nada?
 
                  Le da un beso.
 
ALICIA:     No.
MUCHACHO:      No hables. ¿Te gustó el cuento?… Mejor no pienses…
(Vuelve a besarla).
ALICIA:     No, espérate.
MUCHACHO: No pasa nada.
 
                  La acaricia. Ella no se mueve. Está rígida, nerviosa.
 
ALICIA:     Ya van a llegar.
MUCHACHO:      No seas miedosa. Así nunca vas a llegar a ningún lado…
Acuérdate de Alicia…su mundo maravilloso…
 
                  Continúa besándola.  Por fin consigue que la muchacha se
relaje un poco. Poco a poco se besan con mayor soltura. Con un
movimiento habilidoso el muchacho consigue que se tiendan en el
suelo. Mientras sigue acariciándola se coloca encima de ella. De
pronto ella lo hace a un lado de un empujón y se incorpora.
 
ALICIA:     ¡Escucha!
MUCHACHO:      ¿Qué cosa?
ALICIA:     ¡Ya llegaron!
MUCHACHO:      No alucines. Todavía es muy temprano.
ALICIA:     Oí el carro, clarito. Mejor sáltate por la ventana. (Pausa.
Escuchan) ¿Ves? ¡Ya abrieron la puerta!…(Vuelve a hacer
ademán de escuchar). ¡Están subiendo las escaleras…! Vete, o
escóndete…Mira, escóndete allí, bajo la mesa.
 
                  Conduce al muchacho hasta la mesa y lo hace ocultarse
debajo. El, mientras tanto, la toma de la mano y no la deja ir.
 
                  Suéltame, nos van a ver.
MUCHACHO:      Quédate conmigo.
 
                  La chica duda, pero finalmente se esconde a su lado. Los
padres entran precipitadamente, con varias copas encima.
 
MADRE:    Yo no quería venirme todavía…
 
                  Recorre la habitación con la vista, pero no percibe nada
extraño. Los muchachos, escondidos casi a sus pies, son
observados sólo por el público.  El padre, serio, se quita el saco y
se afloja la corbata. La madre ríe.
 
PADRE:     Ya era tarde.
MADRE:    Es muy temprano todavía.
PADRE:     Pero ya tomaste demasiado.
MADRE:    Cómo eres aburrido. Sírveme algo.
 
                  El padre sirve un vaso y se lo da.
 
                  Contigo nunca me puedo divertir
PADRE:     Alicia está sola. No podíamos llegar tarde.
MADRE:    Alicia. ¿Qué tenemos que cuidarle? Ni nos pela.
PADRE:     Ya me voy a dormir.
MADRE:    No, espérate.
 
                  La madre se coloca al borde de la mesa. El padre se acerca.
Ella estira los brazos para atraerlo y él comienza a besarle el
cuello. Ella empuja su cabeza para colocársela en su pecho y que
se hunda en sus senos.
 
                  ¿Quién se iba a imaginar hace quince años que acabaríamos
casados?…¡Quince años!…
 
PADRE:     Mejor vámonos al cuarto.
MADRE:    ¿No estás bien aquí?
PADRE:     ¿Aquí?
MADRE:    Me recordó otros tiempos…
PADRE:     ¿Y Alicia?
MADRE:    ¿Qué te preocupas? (Mira el reloj). Está en la Hora Acme
PADRE:     Está haciendo frío.
 
                  La madre se ha ido acomodando sobre la mesa. Su actitud es
provocativa.
 
MADRE:    No seas malo conmigo.
 
                  El padre se acerca, incómodo, pero finalmente se incorpora al
juego y recorre su cuerpo con la boca hasta subirse a la mesa,
sobre ella. Los muchachos tratan de asomarse desde su escondite,
por los lados de la mesa, pero no logran ver nada. Lo único que
les llega es el sonido agitado de la respiración. Ellos parecen
divertidos por la circunstancia. Sin embargo, poco a poco
también se excitan, hecho que se incrementa conforme la pareja
de arriba intensifica su acción. Los jóvenes comienzan a
acariciarse, se besan, se agitan. Finalmente la muchacha abre las
piernas y es penetrada por su compañero, de tal forma que los
cuatro forman un singular y hermoso cuadro familiar. Cuando
todos están llegando al clímax sexual, por la puerta de la
habitación de Alicia aparece un desconocido. Se acerca a la
televisión y la observa un momento. Sus reacciones son de
sorpresa hacia el programa que está viendo --naturalmente, la
escena de la mesa--. A final de cuentas, el desconocido estira la
mano dispuesto a apagar el receptor. Los cuatro amantes voltean
a un tiempo hacia la pantalla y miran con expresión angustiada.
 
TODOS:    ¡Noooooo!…
 
                  El individuo apaga la televisión, lo que produce un apagón en
el escenario. Durante ese breve apagón desaparecen los padres y
el muchacho. Comienza a escucharse, primero suavemente y cada
vez más fuerte, la música de un vals. Ahora, una tenue luz cenital
ilumina a Alicia, quien se quita el vestido y se pone otro de color
rosa. Toma un estuche de maquillaje y se da una pasada. Observa
al público y se dirige a él en tono emotivo.
 
ALICIA:     Ayer, 16 de julio de..., cumplí 15 años y mi recibimiento en
sociedad fue…(Ríe) sensacional…Bueno ¿qué podría contarles?
Hasta las mejillas me cambiaron de color… No esperarán que se
los cuente detalladamente. ¿verdad?…En realidad fue un poco
doloroso…¿Qué esperaban?. Pero, después de todo, dicen que
toda sensación de felicidad comienza necesariamente con un poco
de dolor…¿o no?
 
                  Ríe, pero su risa se acartona.
 
EL CAMAROGRAFO: ¡Corte!
ALICIA:     ¿Y ahora qué?
EL CAMAROGRAFO: Se nos acabó la cinta.
 
                  En ese momento Alicia voltea y encuentra a su padre a sus
espaldas. Este la toma de la cintura y la hace bailar un vals.
Giran hasta llegar frente a la pantalla gigante. El padre la
empuja suavemente haciéndola entrar de nuevo a su habitación.
 
PADRE:     ¿Qué prefieres? ¿Un coche o un viaje a Europa?…(Ella duda no
sabe qué responder).  ¡Ya sé!…Mejor una nueva televisión…con
sistema "teatro en casa"…
 
          El padre ríe ruidosamente. Apagón del lado evocativo. El padre
desaparece. Sólo queda la luz del televisor.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

 
 
 
 
 
 
 
 
                  CÁPSULA INFORMATIVA
 
                  Alicia, como al principio, mira absorta la televisión.
 
VOZ DEL PADRE: ¡Alicia, te estamos esperando! ¿No te cansas de ver
siempre la misma historia? ¡Si no bajas ahora mismo voy a ir por
ti!
 
                  Ella ya no reacciona y sigue mirando la transmisión, aunque
su expresión ha cambiado. Del otro lado de la pantalla gigante
está el muchacho arreglando una bicicleta. Ella, al verlo, se
incorpora precipitadamente y cruza la pantalla. Lo mira a
distancia. En no ha reparado en ella, quien poco a poco se
acerca.
 
ALICIA:     Hola.
 
                  El muchacho voltea sorprendido.
 
MUCHACHO:      ¿Qué haces aquí?
ALICIA:     Vine  a verte
MUCHACHO:      ¿Cómo le hiciste para salir?
ALICIA:     Me salí
MUCHACHO:      ¿Sin avisar?
 
                  Alicia asiente. El voltea hacia todos lados para ver si nadie los
observa.
 
                  Mejor regrésate o nos van a ver.
 
                  Ella no dice nada y permanece inmóvil.
 
                  Mira, Alicia, mejor que ni nos vean juntos.
 
                  La chica sigue callada. El vuelve a la bicicleta. Silencio.
 
ALICIA:     ¿Qué haces?
MUCHACHO:      ¿No ves? (Silencio)
ALICIA:     ¿Este es tu trabajo?
MUCHACHO       (Seco): Sí.
 
                  Silencio. Alicia recorre el taller, se agacha para contemplar
unas piezas de la bicicleta y comienza a jugar con ellas.
 
                  ¿Qué haces?
ALICIA:     Nada
MUCHACHO:      Deja ahí. Tengo las piezas exactas,
 
                  Alicia se levanta y vuelve a dar vuelta por el taller.
 
ALICIA:     ¿Y todo este talleres es tuyo?
MUCHACHO:      Mmmmm…
ALICIA:     ¿Por qué no me llevas a dar una vuelta en bici?
MUCHACHO:      Alicia, tengo mucho trabajo. ¿Por qué no regresas a tu
casa?
ALICIA:     Y de paso me llevas al lago de Chapultepec…
MUCHACHO:      Alicia…
ALICIA:     Y me das un beso enfrente de toda la gente…
MUCHACHO       (desesperado): ¡Alicia!
 
                  La chica despierta. Lo mira tristemente.
 
                  ¿No entiendes? Tienes que regresar a tu casa.
 
                  Silencio. Ella toma actitud de niña regañada.
 
                  Ándale, vete…
 
                  Ella retrocede un poco. El reanuda su trabajo, pero vuelve a
levantar la vista.
 
                  ¿Qué esperas? Vete…
 
                  Vuelve a su trabajo. Ella se queda inmóvil, inexpresiva. Largo
silencio
 
ALICIA:     Estoy embarazada.
 
                  Larga pausa. El muchacho voltea como no entendiendo.
 
MUCHACHO:      ¿Qué dijiste?
ALICIA:     Nada
MUCHACHO:      ¿Qué estás embarazada? No juegues, ¿sí? (Otro silencio).
¿Es en serio?  (Ella no abre la boca). ¿Y cómo?…¿A qué horas?

ALICIA:     Hace tres meses…(Esboza una pequeña sonrisa).
MUCHACHO:      ¿Tres meses? Oye, tu estás loca.
ALICIA:     Una dulce cosita de tres meses…
MUCHACHO:      ¿Qué te crees? ¿Qué yo…?
ALICIA:     Morenito, chinito y llorón de tres meses…
MUCHACHO:      Oye, Alicia, esas cosas no…¿Con que derecho?…Tienes
que ver si todavía puedes ir con un doctor…
ALICIA:     Feo, arrugado y odioso de tres meses (Comienza a reírse).
MUCHACHO:      No te hagas la chistosa, ¿eh?…(transición). Además, a mí
qué…Es tu bronca…Haz lo que se te antoje…(Ella sigue riendo).
¿Oíste?…Es que son mamadas… Así, sin avisar…(Ella ríe cada
vez más). Bueno, ¿tu qué te traes?
ALICIA:     (Sin dejar de reír): No es cierto.
MUCHACHO:      No es cosa de risa.
ALICIA:     Es que no es cierto.
MUCHACHO:      No es cierto qué
ALICIA:     (Sepulcral): Todo. (No puede contenerse y vuelve a estallar).
MUCHACHO:      Déjate de tonterías y habla claro.
ALICIA:     No estoy embarazada.
MUCHACHO:      Qué no está…
ALICIA:     Nunca lo he estado.
MUCHACHO:      Bueno, a qué estas jugando, si se puede saber
ALICIA:     A nada.
MUCHACHO:      ¿A nada?
ALICIA:     Si, a nada
MUCHACHO:      ¿Y entonces por qué lo dijiste?
ALICIA:     Eso dicen en la tele.
MUCHACHO:      ¿Y a ti quién te entiende?
ALICIA:     Sí, ¿Verdad?
 
                  Se pone serie. Comienza a alejarse
 
MUCHACHO:  ¿A dónde vas?
 
                  Ella se encoge de hombros y sigue caminando. Al llegar a una
esquina tantea tratando de dicidir hacia dónde seguir caminando.
Prueba hacia uno y otro lado, pero no se decide. El muchacho ya
ha desaparecido con su taller. De pronto, Alicia descubre en
algún punto lejano a su padre y su madre, en actitud tal que
parece como si representaran  un thriller. Ella leva un portafolios
que entregará al padre.
 
MADRE:    Aquí esta la mitad. El resto será depositado en una cuenta del
Banco Nacional una vez que se haya realizado el trabajo.
PADRE:     ¿Puedo contarlo?
MADRE:    Hágalo.
 
                  El padre abre el portafolio, que contiene varios fajos de
billetes. Lo mira por encima y lo vuelve a cerrar.
 
PADRE:     Está bien, confío en usted. Lo que aún no hemos precisado es la
fecha y…, el procedimiento.
MADRE:    No quiero saber nada de eso, usted sabrá…En cuanto a la fecha,
tiene que realizarse después de que haya yo tomado el avión
rumbo a New York. Será un terrible accidente.
PADRE:     No se preocupe, son mi especialidad.
MADRE:    Espero que así sea. No debe haber excusas. ¿Quiere guardar eso?
PADRE:     No va a pasar nada, la tengo muy consentida (Pausa). ¿Y se
pueden saber las razones?
MADRE:    Ese no es asunto suyo.
PADRE:     De acuerdo. Quizá sea mejor. Uno nunca sabe cuándo se puede
atravesar un interrogatorio y, la verdad, no me gusta decir
mentiras.
MADRE:    Creo que ya hemos hablado más de la cuenta. Buenas noches.
 
                  Alicia, que sigue atentamente la conversación, ha dejado de
sonreír y, en cambio, parece asustada. Deja caer algún objeto
que hace ruido al chocar con el suelo.
 
PADRE:     ¿Qué fue eso?
MADRE:    Parece que es ella.
PADRE:     Creo que tendremos que actuar antes de lo que suponíamos.
MADRE:    No, espere, no lo haga ahora…
 
                  El padre empuña la pistola, decidido, y se enfila rumbo a la
habitación de Alicia. De pronto ambos quedan congelados en
dramática posición.
 
VOZ DEL LOCUTOR: Esta historia continuará…
ALICIA:     ¡No! ¡No quiero saber nada! ¿Escuchaste? ¡No quiero!.
VOZ DEL PADRE: Vamos, Alicia, no te va a pasar nada. Es sólo un paseo,
baja ya.
VOZ DE LOCUTOR: Mientras tanto, quédese con nosotros y manténgase
bien informado con nuestra cápsula informativa.
 
                  El padre se sienta tras el escritorio. La madre da la espalda y
permanece estática.
 
PADRE:     Buenas noches. Hoy vamos a comenzar con una noticia que
seguramente causará tristeza y desconcierto entre nuestro
auditorio Alicia se nos va. En declaraciones exclusivas a esta
emisora, la popular protagonista de la serie Alicia detrás de la
pantalla  afirmó que saldrá de nuestra programación por tiempo
indefinido en busca de nuevos horizontes… Aunque todos la
vamos a extrañar, deseamos que encuentre todo aquello que…
 
                  Alicia se desespera y cambia de canal. El padre queda
estático, de espaldas al público, y aparece la madre, quien en
actitud sensual se recuesta sobre la mesa.
 
MADRE:    Hay a quienes les gusta suavemente, recostados sobre sábanas de
seda y mirando cómo se desvanece el mundo; otros lo prefieren
con violencia, un estruendo instantáneo en la cabeza… Pero
también hay quienes sienten predilección por el exhibicionismo,
desde un rascacielos o un puente peatonal, incluso los hay
masoquistas, que miran cómo sus venas se van vaciando
lentamente…Y usted, ¿Cómo lo prefiere?…
 
                  La chica vuelve a cambiar de canal. La madre desaparece y
ahora vemos al muchacho con un teléfono en una mano y un
micrófono en la otra.
 
MUCHACHO:      …Mire, yo le voy a mencionar las opciones de nuestra
tómbola y usted nos va a decir cuál escoge. Si adivina, se va a
llevar nuestro lote de premios, acumulados desde hace seis
semanas. Escuche muy bien: una soga, pistola, pastillas, navaja de
afeitar, gas o en un accidente automovilístico. ¿Ya lo pensó bien?
… Perfecto. Ahora le vamos a pedir a nuestra edecán que eche a
andar la tómbola y que tenga mucha suerte…
 
                  La madre da vueltas a una tómbola y luego saca un papel.
 
                  Lo sentimos mucho, la opción seleccionada fueron las patillas.
Esperamos que tenga más fortuna la próxima ocasión…
 
                  Ahora la madre baja a la sala y señala a alguno de los
espectadores.
 
MADRE:    Aquí tenemos un concursante.
 
                  El camarografo enfoca al espectador mientras el muchacho le
formula alguna pregunta. Este juego podrá repetirse cuanto sea
conveniente. Alicia vuelve a cambiar de canal. De nuevo aparece
el padre tras la mesa. Los demás desaparecen.
 
PADRE:     …Hemos llegado al final de nuestra transmisión, pero no se vaya,
quédese con nosotros. A continuación les presentaremos nuestra
tradicional Función para desvelados. Pero antes, queremos
despedir el programa con una sorpresa para todos ustedes. Esto es
un estreno mundial, nada menos que el último video de… ¿de
quién más? ', de nuestra Alicia. Disfrútenlo.
 
                  Entre el muchacho y entre ambos sacan rápidamente la mesa
para dejar el espacio libre. Se colocan al fondo, junto a la madre,
en espera de que comience la música. Esta de inicio en el
momento en que Alicia traspasa la pantalla gigante y se coloca al
centro de los bailarines.
 
COREOGRAFÍA:                                     CANCIÓN DEL VIDEOCLIP:
 
Comienza la música. Alicia                         Me levanté esta mañana
desarrolla sutilmente los pri-              como queriendo morir,
meros compases, acompaña-              abrí los ojos y dije:
da al fondo por los bailarines            el sol ha vuelto a salir
Súbitamente, sus movimien-               Saqué otra vez la pistola
tos se toman frenéticos y la                 clavé otra nota de amor,
chica corre de un extremo a               a nadie culpen, decía.:
otro buscando una salida. Sin           voy a tus brazos, señor
embargo, siempre encuentra             
a su paso algún bailarín que
le impide salir. Cuando com-               Quisiera mentirme para
prende como imposible la                                                        
sonreir,
escapatoria vuelve a colocar              las verdades duelen, no me
se al centro para comenzar                                   hacen muy bien.
la introspección, la cual coin-            Sólo cuando sueño te puedo
cida con el requinto de la                                               encontrar,
canción. Sus movimientos                            dime dóndemas te podría
son suaves y profundos. De                                   visitar.
pronto, uno de los bailarines
se acerca y le entrega una                  En la calle todos tiran a
navaja. Ella juega con el arma                                                matar,
hasta colocársela en la mu-               esta paranoia me va a
ñeca. En ese momento apa-                                            destrozar.
rece otro bailarín, el cual le               Si tan sólo un rato pudiera
arrebata la navaja y, en cam-                               llover,
bio, le ofrece una pistola.                             Quisiera matarme de una
Alicia la toma y se la pone                                    buena vez,
en la sien, en el preciso ins-               de una buena vez…
tante en que otro bailarín se              de una buena vez…
la quita y le entrega una soga.
Ella se la aprieta al cuello.
Sin embargo, a lo lejos, otro
bailarín le hace señas para
que no lo haga. Como opción
le enseña un frasco de pasti-
llas. Ella no las acepta y tra-
ta de huir, pero el bailarín
la persigue y la acorrala
Cuando éste extiende el fras-
co la música termina. Los
bailarines desaparecen y las
pastillas caen al suelo, regán-
dose a los pies de Alicia. Ella
se agacha y las recoge, inde-
cisa. Finalmente se arrepien-
te y las arroja lejos. Queda
mirando al vacío.
 
ALICIA: Ayer debía ser 16 de julio de..., pero el día desapareció del
calendario…(Pausa). De todos modos, parece que nadie se dio
cuenta de su ausencia…
 
          Ríe ambiguamente. Oscuro.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
        FUNCIÓN PARA DESVELADOS
 
                  De nuevo en su habitación, Alicia contempla el televisor. Su
rostro luce más alterado que antes. Vuelve a escuchar la voz del
padre.
 
VOZ DEL PADRE: ¡Es la última vez que te digo que apagues esa maldita
televisión! ¡Y baja ahora mismo! ¿Me escuchas?
 
                  La muchacha se tapa los oídos, desesperada, y contiene su
llanto. De muy lejos comienza a escucharse una música de
organillo que llama su atención.  Alicia se queda encantada con
el sonido. Poco a poco la música se escucha más cercana, hasta
que entra el organillero cargando su instrumento. Se detiene en
un extremo y sigue tocando. Alicia se acerca tímidamente.
 
ORANILLERO: ¿No coopera?
ALICIA:     ¡Qué?
ORGANILLERO: ¿No coopera?
ALICIA:     No…no sé…
ORGANILLERO: ¿Qué?
 
                   Alicia no responde y se queda admirando el organillo. El
hombre la mira con curiosidad, pero sigue tocando y volteando
para ver si no se acerca algún transeúnte.
 
                  ¿Estás esperando a alguien?
ALICIA:     No…
ORGANILLERO: ¿Te gusta?
ALICIA:     Sí…
ORGANILLERO: ¿qué nunca has visto uno?
ALICIA:     No…bueno, sí.
ORGANILLERO: ¿Dónde vives?
ALICIA     (Indecisa): Por allá…
 
                  Silencio. El hombre voltea.
 
                  ¿Siempre lo lleva?
ORGANILLERO: Bueno, cuando trabajo.
ALICIA:     Usted se la pasa viajando, ¿verdad?
ORGANILLERO: ¿Yo?
ALICIA:     De pueblo en pueblo. (El hombre sonríe, sin saber qué decir).
¿No me lleva con usted?
ORGANILLERO: ¿Qué?…Pero yo no viajo a ningún lado.
ALICIA:     Lléveme. Le puedo ayudar.
ORGANIILLERO: Oye, ¿estás perdida?
ALICIA:     Quiero viajar con usted.
ORGANILLERO: Pero…No tan sencillo. La vida es muy dura.
ALICIA:     Yo me puedo ganar la vida.
ORGANILLERO: ¿Tú? ¿Cómo?
ALICIA:     Toque… Toque.
 
                  El hombre toca el organillo. Ella se acerca a personas
imaginarias que pasan por el lugar y les tiende la mano para
pedirles dinero.
 
                  ¿Ya ve? Me estoy ganando la vida…
ORGANILLERO: Pero…
ALICIA:      No, lo difícil no es ganarse la vida…Lo difícil es lo otro…
ORGANILLERO: ¿Qué cosa?
ALICIA:     Lléveme
ORGANILLERO: No, niña. Y hazte a un lado que no me dejas trabajar.
ALICIA:     No pasa nadie
ORGANILLERO: Porque estás tu. ¿Por qué no te vas?…Mira, le voy a decir a
un policía que estás perdida.
 
                  Alicia no se mueve. El hombre toma su organillo y se pone al
hombro. Comienza a alejarse.
 
                  Y no quiero que me sigas…
 
                  Sale. Alicia piensa un momento y sigue caminando. Llega
fortuitamente frente a su casa. Va a entrar, pero escucha las
voces de sus padres  que discuten en actitud melodramática, cual
personajes de telenovela. Alicia se mantiene oculta para que no la
regañen.
 
MADRE:    …Está bien. No te voy a decir nada. Haz lo que quieras.
(Silencio). Pero, ¿qué vamos a hacer con Alicia?
PADRE:     ¿Qué vamos a hacer
MADRE:    Sí, tu también eres responsable.
PADRE:     Ya te lo dije: te puedo pasar una cantidad cada mes.
MADRE:    ¿Y con eso se arregla? Estás loco, tú sabes que ella y yo..., que
ella y yo...
PADRE:     ¿Y yo qué puedo hacer?
MADRE:    Ya te propuse a dónde podemos llevarla.
PADRE:     ¡No! ¡No me parece justo!
MADRE:    ¿Justo con quién?, ¿con ella o conmigo?
PADRE:     Ella no tiene por qué…
MADRE:    Yo tampoco. Además, ella está mal, ya la has visto últimamente; y
no va a mejorar.
PADRE:     Pero…
MADRE:    Es imposible toda relación entre ambas. ¿Qué otra cosa puedo
hacer?
MADRE:    No sé, no sé...
MADRE:    Me deprime verla.
PADRE:     ¿Y quién es responsable?
MADRE:    Creo que ya le estamos dando demasiadas vueltas al asunto. Tu
decides cómo te vas
PADRE:     ¿Te das cuenta de lo que me dices?
MADRE:    Sí.
PADRE:     No sé… Mira, qué te parece si la llevamos con el doctor y le
pedimos su opinión. El considerara lo más conveniente.
MADRE:    Vamos a llevarla hoy mismo.
PADRE:     ¿Hoy?… No sé… De acuerdo. En la noche.
 
                  En ese momento aparece Alicia, con la respiración agitada, y
mirando a su padre con odio.
 
                  ¿Dónde estabas? (Ella no contesta). ¿Quién te dejó salir?... Bueno,
ya, no mires así, olvídalo. Siéntate, te estamos esperando para
comer.
 
                  Alicia no se mueve. La madre  trata de acercarse, pero
percibe  la hostilidad de la muchacha.
 
MADRE:    ¿A dónde fuiste? ¿No te das cuenta que nos preocupamos por ti?
Ni siquiera te probaste tu regalo de cumpleaños. ¿Te gustó? Está
muy bonito, ¿no?. La escogió tu mamá.
MADRE:    (Forzadamente): Del color que a ti te gusta.
PADRE:     Si quieres póntelo hoy. Vamos a salir…., vamos a salir a dar un
paseo, ¿qué te parece? Hace tiempo que no salimos. (Alicia clava
la mirada en su padre). Si quieres vete a ver la televisión y ahorita
te llamamos.
 
                  Alicia se levanta y se dispone a salir . De la mesa ha tomado
un cuchillo y se lo esconde bajo la ropa.
 
                  No olvides arreglarte que vamos a salir en un ratito.
 
                  Alicia sale por un costado de la escena y luego aparece en su
habitación. En ese caso no cruza la pantalla gigante. Los padres
todavía permanecen en el comedor
 
                  ¿Estás segura?
MADRE:    ¿Te diste cuenta? No me hace caso.
 
                  El diálogo queda clausurado. La madre recoge la mesa y
luego sale. El padre lee el periódico. Alicia se instala de nuevo
frente al televisor, como siempre.
 
PADRE      (Viendo su reloj): Alicia, ¿ya estás lista?
 
                  Da vueltas por la sala con el periódico en la mano. Al mismo
tiempo. Alicia recorre su habitación como enjaulada. Parece a
punto de estallar. Súbitamente se sienta frente al televisor y trata
de controlarse. El padre continúa llamándola desde la sala. Las
respuestas de la muchacha son en voz baja y siempre mirando al
escaparate.
 
ALICIA:     No quiero ir. No me voy a mover. No quiero, no quiero, no
quiero, no quiero…
PADRE:     ¿Vas a apagar esa televisión o quieres que vaya a apagártela?
Alicia, se nos está haciendo tarde. ¡Vámonos!. No nos vamos a
estar esperando hasta que tu quieras…
ALICIA:     ¿Por qué no me preguntas lo que yo quiero?…
PADRE:     ¡Alicia! Te estamos esperando…. ¿No te cansa ver siempre lo
mismo? ¡Si no bajas ahora mismo voy a ir por ti!…
ALICIA:     De todos modos no voy a ir. No quiero salir contigo y me voy a
quedar aquí para siempre. ¿Escuchaste? No quiero, ¡No quiero!
PADRE:     Vamos, Alicia, no te va a pasar nada. Es sólo un paseo. Baja ya.
 
                  El padre se incomoda y sale por un costado.
 
ALICIA:     Es que ya me cansé de pasear …¿Hay que conocer más?…No
quiero salir… Si me aburro me voy a meter a la pantalla…
VOZ DEL PADRE: ¡Es la última vez que te digo que apagues esa maldita
televisión! ¡Y baja ahora mismo!
 
                  Alicia ya no responde y sólo ve la televisión con la mirada
extraviada. De pronto entra el padre a la habitación, enciende la
luz y se acerca lentamente a la muchacha. La mira
detenidamente. Pasa su mano frente a sus ojos, ella no parpadea,
él se agacha y le acaricia el cabello, pone sus manos en los
hombros y la mece con cariño.
 
PADRE:     Perdóname…
 
                  Estira la mano y apaga la televisión. Ella no se inmuta el se
levanta con lentitud y camina hacia la puerta.
 
                  Te esperamos allá abajo…
 
                  Da la espalda a la muchacha. En el momento que va a salir
ella se lanza encima y le encaja su cuchillo con fuerza. El padre
cae al suelo sin poder reaccionar. Ella lo remata  una y otra vez
hasta controlar su explosión. Se levanta y se dirige a apagar la
luz de la habitación. Apagón momentáneo.
 
VOZ DE LA MADRE: ¿Por qué tardan tanto?
 
                  Cuando se enciende de nuevo la televisión, el padre ya no está
en la habitación y ahora aparece del otro lado de la pantalla
gigante, en postura similar a la del muchacho al iniciar la obra.
Alicia tiene la mirada fija en la pantalla chica.
 
ALICIA:     Ayer, 16  de julio de..., cumplí 17 años y apuñale a mi padre
una…, dos…, tres..., cuatro…, cinco…
 
                  Su voz se va perdiendo lentamente. De pronto entra la madre
 
                  Seis…siete.
MADRE:    ¿Qué no piensan bajar?
ALICIA:     Ocho…nueve
 
                  La madre queda paralizada al ver la pantalla chica. Su mirada
está clavada en el aparato. Vacila. De algunos pasos hacia atrás,
como no creyendo
 
                  Diez…
 
                  La madre está al borde la pantalla gigante. Sigue mirando la
televisión, sin entender. Alicia aprovecha el momento para
levantarse sorpresivamente. Empuja a su madre, que cae del otro
lado de la pantalla. Antes de que pueda reaccionar, la muchacha
corre hacia el televisor y lo apaga.
 
                  Oscuro final.
 
 
México D.F., julio de 1988 -- abril de 1989

También podría gustarte