Tutela Testimonio de Menor en Juicio Oral
Tutela Testimonio de Menor en Juicio Oral
Tutela Testimonio de Menor en Juicio Oral
Magistrada Ponente:
DIANA FAJARDO RIVERA
SENTENCIA
I. ANTECEDENTES
1. Hechos
1
Con el fin de proteger los derechos a la intimidad, buen nombre y honra de la niña involucrada en el presente
caso, en aplicación del artículo 62 del Reglamento Interno de la Corte Constitucional, se remplazará su
nombre (por Ángela), así como el de sus padres (por Joaquín y Gabriela) y otras personas implicadas en el
asunto, cuya identificación podría develar la identidad de la menor. De acuerdo con el artículo 13 de la Ley
1719 de 2014, esta protección es irrenunciable para las víctimas menores de 18 años.
2
Cuaderno 1, folios 1 a 46.
1
Generales
2
El accionante resalta que, con motivo de esa valoración, la referida psicóloga
fue sancionada disciplinariamente por el Colegio Colombiano de Psicólogos.10
Proceso penal
1.8. Joaquín señaló que la Comisaría “ordenó rendir traslado del caso a la
Fiscalía General de la Nación”12, siendo asignado a la Fiscalía 230 Seccional -
Unidad de Delitos Sexuales, la cual inició indagación preliminar y elaboró
programa metodológico.
3
artículo 206A del Código de Procedimiento Penal”13), quien se encontraba
acompañada de Gabriela.
4
Finalmente, advirtió que la conclusión del informe “se refiere únicamente a la
situación que existía en el momento de practicarse el estudio y con los
elementos sumariales dispuestos por la autoridad, y por ello, los resultados no
pueden extrapolarse a otras circunstancias o condiciones ambientales, por
esta razón en caso de producirse variación sustancial o modificación de tales
circunstancias, convendría una nueva evaluación y efectuar un nuevo análisis
situacional.”16
5
Ciencias forenses (sic), documentos de los cuales correrá traslado la Fiscalía
General de la Nación.”18
Posteriormente esa profesional fue contratada por Gabriela para que realizara
un “dictamen pericial de contradicción”, el cual rindió el 23 de junio de 2016 22,
en donde concluyó que “el informe dado por Medicina Legal emite el concepto
con graves fallas de forma y de fondo, lo que repercute en errores técnicos y
científicos, y que desde [su] análisis se puede afirmar con una alta
probabilidad que efectivamente [Ángela] fue víctima de violencia sexual y que
existen evidencias suficientes para determinar que el presunto agresor es
[Joaquín].”23
6
decidió ordenar un informe adicional al Colegio Colombiano de Psicólogos”.25
Audiencia preparatoria
7
1.17. En la sesión de 10 de julio de 2018, la Defensa enunció los elementos
probatorios que haría valer en el juicio oral. La audiencia fue suspendida
debido a ese descubrimiento, con el fin de que la Fiscalía lo estudiara y se
pronunciara al respecto.30
8
Por otra parte, la Defensa apeló la decisión de no decretar algunas de sus
pruebas. La Fiscalía presentó observaciones (siendo coadyuvada por la
representación de víctimas) y el Ministerio Público solicitó que se confirmara
el decreto probatorio.
34
Ibidem., folio 193, video “CP_0913081616344”, minuto 18:54 a 21:14.
35
Ibidem., minuto 21:24 a 22:37.
9
(2) La Defensa repuso la decisión de decretar el testimonio de Ángela.36 Lo
anterior, porque no se desconoció que la prueba sea pertinente. Lo que se
solicitó fue que se diera aplicación a lo dispuesto en los artículos 437 y 438 del
Código de Procedimiento Penal, sobre la prueba de referencia. Allí se
“establece la posibilidad para precisamente estos casos, en donde claro que la
prueba es pertinente, se pueda acudir a esa excepción y de esa manera no se
revicitmice más a la persona que ha sido objeto, presuntamente, de esos actos
sexuales. La idea, y lo que busca el suscrito defensor y lo que le pide de
manera muy respetuosa a su Señoría, es que se dé aplicación a una norma que
precisamente existe para estos casos. En los demás casos es imposible acudir
a esa excepción. En este caso en particular, es el caso yo creo que por
excelencia se debería acudir a ese supuesto de hecho porque finalmente, pues
tenemos que tener claro, por lo menos así lo considera esta Defensa, que
tenemos a toda costa salvaguardar los derechos de la menor. El derecho a la
intimidad de la menor, el derecho a no ser revictimizada esa menor, el derecho
a que no se le vuelva a recrear unos eventos que, será objeto de discusión,
sucedieron o no sucedieron, y no exponerla más a este tipo de situaciones.”37
10
para que asista a un juicio oral a intervenir directamente en su defensa con
respecto a lo a ella cometido.”39
(5) La Jueza negó el recurso de reposición, por cuanto “el artículo 359 del
Código de Procedimiento Penal indica que las oposiciones de las partes,
incluido el Ministerio Público, a las pruebas solicitadas por las otras,
corresponde a una exclusión porque devenga la prueba en ilícita o en ilegal,
cosa que no ocurre en este caso; que se trate de un rechazo tendiente a la
violación del descubrimiento probatorio, cosa que tampoco ocurre en esta
oportunidad; quedando como única alternativa la inadmisibilidad y, si nos
remitimos al artículo 376 del Código de Procedimiento Penal, literal ‘a’,
39
Ibidem., folio 269, video “CP_0913081616344”, minuto 1:42:18 a 1:45: 08.
40
Ibidem., minuto 1:45:22 a 1:48:06.
11
indica que ‘cuando se cause grave perjuicio indebido’, que sería el único
evento en el que entiende este Despacho se encuentra dirigido el argumento de
la Defensa. No obstante, pese a la existencia de esa posibilidad de inadmitir
una prueba, incluida la pertinencia, que en este caso no se discute, debe
indicar el Despacho que la sistemática del Sistema Penal Acusatorio implica
la existencia de unos principios, principios que corresponden a la publicidad y
a la inmediación. Publicidad no solo porque la audiencia sea pública, sino
también porque se permita que públicamente el acusado pueda conocer
quiénes son los testigos de cargo, y de esa manera defenderse de las
afirmaciones que ellos realicen. Y, en segundo lugar, frente a la inmediación,
la inmediación frente a la valoración de la prueba, prueba que solo se puede
valorar si directamente la practica el juez, que tendrá que finalmente emitir un
concepto sobre la misma de credibilidad o no, y de qué tanto pueda hacer
creíble la teoría de una de las partes. Razón por la cual, en respeto de esos
principios la solicitud resulta inadmisible.
Adicional, a que los últimos argumentos que expuso, frente a las conclusiones
de un dictamen pericial y a las prohibiciones o restricciones frente a
valoraciones de la menor, son elementos que no hizo referencia en su primera
intervención, razón por la cual este Despacho considera que no se deben tener
en cuenta. Con esto resuelvo la reposición. En conclusión, se niega la prueba,
se niega el no decreto de la prueba, aclaro.”41
1.20. Finalmente, la Jueza fijó el 1 de abril de 2019 como fecha de inicio del
41
Ibidem., minuto 1:48:10 a 1:51:42.
12
juicio oral.42
En particular, señaló que la decisión del Juzgado Cuarenta y Ocho Penal del
Circuito con Función de Conocimiento de Bogotá, de decretar el testimonio de
Ángela, “supone un claro quebrantamiento del interés superior de la menor,
pues conforme lo indica el experto de Medicina Legal y acertadamente lo
señaló un juez constitucional se debe evitar la exposición de la menor a
situaciones de orden legal por cuanto existe un riesgo latente de empeorar su
cuadro emocional y mental.”47 A partir de lo anterior, el accionante sostuvo que
el Juzgado accionado incurrió en defectos sustantivo y fáctico.
En la acción de tutela se indicó que el Juzgado demandado incurrió “en una vía
de hecho por defecto sustantivo en razón de su empeño de que se practique
una prueba que está expresamente prohibida por el ordenamiento jurídico”.48
42
Ibidem., folio 199.
43
Ibidem., folios 1 a 46.
44
Ibidem., folio 18.
45
Ibidem., folio 23.
46
Ibidem., folio 24.
47
Ibidem., folios 24 y 25.
48
Ibidem., folio 25.
13
Para sustentar lo anterior, se trajo a colación que la Ley 1652 de 2013 introdujo
o adicionó algunos artículos de la Ley 906 de 2004 (i.e. 206A, 275 y 438),
incorporando “un conjunto de principios, reglas y procedimientos que aplican
de manera especial y específica a investigaciones y procesos relativos a
eventuales situaciones de abuso sexual en contra de menores de edad.”49
Así, señaló que “los argumentos expuestos evidencia fuera de toda duda (…)
[que las actuaciones demandadas] contravienen las reglas positivas sobre
obtención de la prueba testimonial de menores en el marco de procesos por
acto sexual en su contra, los parámetros previstos en la jurisprudencia
constitucional sobre la materia y, principalmente, el interés superior de la
menor”.55 Esto, porque Ángela ha sido objeto de múltiples valoraciones, razón
por la que la decisión de decretar su testimonio no es legítima ni acorde con los
principios constitucionales. Por tanto, se incurrió “en un defecto normativo
manifiesto que [la] vicia y les resta toda legitimidad y validez. Ello obedece a
que la Fiscalía y el Despacho asignan a las normas procesales aplicables al
caso ‘efectos distintos a los expresamente señalados por el legislador’ lo cual
lleva a que acudan a una interpretación inaceptable de las mismas por ser
‘claramente perjudicial para los intereses legítimos de una de las partes
49
Ibidem., folio 27.
50
Ibidem., folio 28.
51
Idem.
52
Ibidem., folio 29.
53
Idem.
54
Ibidem., folio 30.
55
Idem.
14
(irrazonable o desproporcionada’”.56
Por otra parte, el accionante señaló que las “actuaciones de la Fiscalía 196 y el
Juzgado 48 Penal del Circuito incurren en una vía de hecho por defecto
fáctico dado que buscan el testimonio de una menor de siete años y medio de
edad sobre presuntos hechos acaecidos cuando ella tenía tres años y medio de
edad.”59
Finalmente, manifestó que “el error fáctico se configura en este caso a causa
de la ausencia de razonabilidad en la que incurre el Despacho al autorizar
que se llame a declarar a una niña de siete años y medio para que informe de
unos presuntos hechos que habrían ocurrido cuando ella tenía tres años y
56
Ibidem., folio 31.
57
Ibidem., folio 33.
58
Idem.
59
Ibidem., folios 33 y 34.
60
Ibidem., folio 34.
61
Idem.
15
medio, sin tomar en cuenta que (i) es manifiestamente improbable que la niña
pueda guardar un recuerdo mínimamente objetivo de lo que en realidad
sucedió; y (ii) de tal situación existe ya la grabación tantas veces mencionada
de la entrevista que le realizó el CTI a la niña, de manera oportuna y con
sujeción a las normas legales aplicables” (subrayas y negrillas originales).62
2.3. Por otro lado, el accionante presenta un tercer acápite (denominado “Mi
situación en el presente caso, dada mi calidad de representante de la menor
[Ángela] y de persona a la que se le imputa haber abusado sexualmente de
ella”63).
Agregó que la “la revisión de las pruebas y de los elementos de juicio que
obran en el expediente demuestran no sólo que el testimonio de [Ángela] (…)
es ilegal y constitutivo de una vía de hecho -como se ha demostrado ya- sino
que resulta innecesario dado que la prueba solicitada ya existe y que los
elementos de prueba que hay en mi contra son débiles e inconducentes. // Las
pruebas muestran igualmente que (…) no presenta los comportamientos
típicos que exhiben los niños abusados, circunstancia que corrobora la falta
de necesidad de la prueba (…).”66
62
Ibidem., folio 35.
63
Idem.
64
Ibidem., folio 36.
65
Idem.
66
Idem.
67
Ibidem., folio 37.
68
Ver supra, nota al pie N° 6. El accionante manifestó que resulta llamativo que Gabriela acudiera a una
profesional cuyo apellido ignora, y que no se haya podido constatar la existencia de Urania.
69
Ver supra, antecedente N° 1.4. El accionante cuestionó -entre otras cosas- que no existe grabación de la
valoración realizada, y que Aglaia fue sancionada en primera instancia por el Colegio Colombiano de
Psicólogos por ese dictamen.
16
Nastasia70 y Nicolás71. En relación con lo anterior, manifestó que “salvo el
chat en el que [Gabriela] hace referencia a la madre cuya existencia no ha
sido demostrada y a la psicóloga de apellido desconocido, todas las demás
pruebas que hay en contra son informes y valoraciones psicológicas o
psiquiátricas que fueron aportados por [Gabriela] a través de sus abogados
u no piezas probatorias producidas por entidades del Estado o reconocidas
por éste, ni pruebas ordenadas directamente por una autoridad judicial.”72
En esta parte el accionante destacó que hay “tres pruebas que operan en
sentido contrario a las ya mencionadas y que es necesario examinar en esta
oportunidad”.74 Hacía referencia, en concreto, a la grabación de la entrevista
forense realizada por el CTI, el informe del Instituto Nacional de Medicina
Legal y Ciencias Forenses y el informe rendido por el Colegio Colombiano de
Psicólogos. Respecto de eso, señaló que:
“(…) tanto el informe del Instituto de Medicina Legal y Ciencias Forenses como el
realizado por el Colegio Colombiano de Psicólogos, instituciones reconocidas a las
que ha acudido el Despacho y no una de las partes, ponen de manifiesto que no hay
elemento alguno que permita inferir que realmente mi hija [Ángela] haya sido víctima
de actos de abuso sexual por mi parte.
No existe tampoco prueba alguna objetiva válida que permita que una hija de cuatro
años y medio haya sido apartada de su padre y de su familia paterna por tres años (hoy
tiene siete y medio) y que un padre haya sido apartado de su hija.
17
ley. Me refiero al hecho de que no he visto a [Ángela] desde el 05 de
diciembre de 2015, es decir, hace exactamente tres años. // (…) Ahora bien,
en relación con un eventual testimonio a [Ángela], tal como lo solicitó la
Fiscalía y lo ordenó el Despacho, me limito a formular una simple pregunta:
si esa era la situación hace tres años, cuando aún tenía algún contacto
posible con mi hija [Ángela], ¿qué se puede esperar ahora que la madre se
ha encargado de romper todos mis lazos con [Ángela], y los de mi familia?”77
3. Admisión y respuestas
77
Ibidem., folios 43 y 44.
78
Ibidem., folio 45.
79
Ibidem., folios 156 a 169.
80
Ibidem., folio 171.
81
Ibidem., folios 192 a 201.
82
Ibidem., folio 192.
18
3.2.2. El 15 de marzo de 201983, el apoderado de la víctima dentro del proceso
penal advirtió que “el accionante, o un apoderado en su representación,
recientemente había presentado una acción de tutela con objeto semejante
ante el Consejo Superior de la Judicatura, Corporación que por razones
legales de competencia, dispuso remitirla a la Sala Penal del Tribunal
Superior de Bogotá, como superior jerárquico del funcionario judicial
accionado (…). // Tal como consta en el sistema de consulta de procesos (…)
el accionante presentó desistimiento de la demanda, que le fue aceptado
mediante auto de 20 de febrero de 2019. // (…) No parece lógico, ni
razonable, que frente a una nueva presentación de la demanda, el competente
para conocer sea el Consejo Seccional de la Judicatura, cuya decisión podría
ser remitida en segunda instancia al Consejo Superior de la Judicatura, Sala
Jurisdiccional Disciplinaria, donde ya una vez se determinó que la
competencia corresponde al Tribunal Superior de Bogotá (…)”.84
Por otro lado, indicó que lo que pretende el accionante es que se ordene que la
niña no pueda declarar dentro del proceso en el que ha sido reconocida como
víctima. “Eso, ni más ni menos, constituye una hábil solicitud para excluir del
juicio oral el testimonio directo de la víctima, e incorporar en su defectos sus
declaraciones anteriores que tan solo servirían como prueba de referencia
(…) cuyo poder suasorio es inferior (…).”85 No obstante, destacó que eso es
una facultad legal más no una obligación ni la mejor manera de proteger los
intereses de los menores; pero especialmente, que no se puede proferir
sentencia condenatoria solo con base en pruebas de referencia.
También resaltó que la Defensa del accionante, “con los mismos argumentos
propuso en audiencia preparatoria la exclusión del testimonio de la menor
como prueba de cargo en su contra, solicitud que fue negada (…).”86 De igual
manera, señaló que “[N]ingún juez de control de garantías ordenó que (…) la
víctima directa del delito perdiera la posibilidad de declarar en juicio oral
como testigo, para incorporar como prueba de referencia sus declaraciones o
manifestaciones anteriores. Otra cosa muy diferente es que, en su momento,
algún juez haya recomendado o mencionado que a la menor no se le
sometiera a mas (sic) VALORACIONES. Su testimonio directo en juicio oral
(…) no constituye una nueva valoración médica, ni psicológica, ni un
sometimiento a prueba pericial alguna, es simplemente la oportunidad
procesal que existe para escuchar su declaración sobre los hechos objeto de
acusación. La valoración de ese testimonio, la memoria del testigo, la
comparación con sus declaraciones anteriores, o el poder suasorio que para
el juzgador pueda llegar a tener, no es algo que pueda decidirlo ex ante un
juez de tutela, como al parecer lo pretende el accionante.”87
19
constitucional de la acción de tutela, el especio para demostrar o descartar la
responsabilidad penal del accionante (…).”88
88
Ibidem., folio 206.
89
Ibidem., folio 208.
90
Ibidem., folios 226 a 228.
91
Ibidem., folio 226.
92
Idem.
93
Ibidem., folio 227.
94
Ibidem., folios 241 a 245.
95
Ibidem., folio 241.
20
Por otra parte, resaltó que “no se quiere que no se escuche la versión de la
menor [Ángela], y de esa forma se afecte la verdad a la cual debe llegar todo
proceso penal, lo que se pidió es que se haga uso del artículo 438 literal e, y
se escuche en juicio oral el testimonio (sic) que ya en una oportunidad rindió
la menor (…) y que fuera grabado en video y audio por los investigadores del
CTI y MEDICINA LEGAL. Reitero se quiere es que no se revictimice a la
menor (…) pues actuar de otra manera implica el quebrantamiento del
interés superior de una niña de SIETE AÑOS de edad, sin justificación y
necesidad alguna” (subrayas y negrillas originales).96
3.3.3. Ese mismo día97, la Sala Penal del Tribunal Superior del Distrito
Judicial de Bogotá envió copia de las actuaciones adelantadas en el marco de
un proceso de tutela anterior, iniciado el 13 de febrero de 2019 por Joaquín -a
través de apoderado- contra el Juzgado Cuarenta y Ocho Penal del Circuito
con Función de Conocimiento de Bogotá.98
21
3.4.2. En la misma fecha105, el apoderado de la víctima dentro del proceso
penal volvió a intervenir para precisar que solo se puede apelar “respecto de
las pruebas no decretadas a la parte solicitante, pero no respecto de las
pruebas decretadas a la contraparte”, razón por la que la Defensa interpuso
únicamente el recurso de reposición. Por tanto, planteó que se debía dilucidar
-para efectos de competencia- “si la acción de tutela contra providencia
judicial le corresponde al superior jerárquico del Juzgado 48 Penal del
Circuito, o al superior de la Sala de Decisión Penal del Tribunal Superior de
Bogotá.”106
Primera instancia
22
la inmediatez, “se observa que la actuación acusada tuvo lugar el 13 de
septiembre de 2018 en el desarrollo de la audiencia preparatoria y que la
actuación que el actor que intenta evitar tendrá lugar el 1 de abril de la
presente anualidad, razón suficiente para señalar que la solicitud de tutela
cumple con dicho requisito”111; y (iv) “de prosperar los cargos alegados,
podría generarse un efecto decisivo en la actuación dentro de la cual fue
proferida la providencia que aquí se acusa.”112
“(…) de acuerdo con el escenario exhibido por las normas traías a colación 113 por el
actor, las consideraciones que la jurisprudencia constitucional tuvo en cuenta para
resolver situaciones similares y las pruebas obrantes en este asunto, estima la Sala
que la pretensión no está llamada a prosperar, como quiera que no se vislumbra que
la funcionaria accionada haya superado el margen interpretativo que la Constitución
Política le permite a los jueces ni mucho menos que hubiera desconocido sentencias
con efectos erga omnes, ni los artículos 206A y 438 del Código de Procedimiento
Penal, así como la sentencia C-177 de 2014, en la que se dijo, haciendo alusión a otro
pronunciamiento de la misma Corte, que la prueba de referencia tenía cabida solo
excepcionalmente en aquellos eventos en los cuales no hubiera una plena disposición
del declarante por motivos insuperables y atendiendo casos de extrema necesidad,
situación que no se demostró a cabalidad en el proceso penal de marras.
De ahí la razón por la cual esta Corporación, en sede de tutela, encuentra razonables
las argumentaciones que la Juez expuso al momento de pronunciarse sobre la práctica
de la prueba y la improcedencia de la solicitud de exclusión de la misma, como quiera
que subordinó la realización del testimonio al cumplimiento previo de una serie de
requisitos orientados, precisamente, a evitar una victimización adicional de la menor
que presuntamente fue afectada por conductas abusivas por parte del aquí accionante.
Añádase a lo dicho que a pesar de que el accionante tuvo a bien traer a este debate
constitucional todos los argumentos expuestos sobre el punto materia de discusión en
el proceso penal, no lo hizo de la misma forma su defensor dentro del proceso penal,
puesto que para el recurso de reposición adujo hechos que no había expuesto en la
solicitud inicial, omisión que dio al traste con su pretensión de demostrar el supuesto
perjuicio al que se vería abocada la menor de ser expuesta a rendir declaración en el
juicio oral, por lo que ahora no puede acudir ante el juez constitucional para
conseguir la aplicación de la mencionada excepción después de que no demostró las
condiciones para ello en el proceso penal.”114
Por otra parte, estableció que tampoco se configuró un defecto fáctico, por
cuanto:
111
Ibidem., folio 318.
112
Idem.
113
Haciendo referencia a los artículos 206A y 438 de la Ley 906 de 2004.
114
Cuaderno 1, folios 326 y 327.
23
“(…) basta volver sobre lo señalado en los apartes anteriores de esta providencia,
pero sobre todo en la propia decisión atacada por el actor, en la que se dijo, en
relación con los argumentos que la Fiscalía esgrimió para solicitar la prueba en
comentario, que el ente acusador había expuesto con suficiencia los motivos por los
que la víctima era la testigo principal del caso, por lo que con dicha prueba se
pretendían demostrar las circunstancias de modo, tiempo y lugar respecto de la
ocurrencia de los hechos materia de juzgamiento y la responsabilidad del acusado, ya
que fue la menor quien soportó directamente la conducta enjuiciada.
Téngase en cuenta que dichas valoraciones fueron aceptadas por la defensa técnica
del actor al señalar que la prueba era pertinente, postura que ahora luce
contradictoria si se la compara con lo señalado por el actor en el escrito de tutela
como quiera que alegó la existencia de defectos en las entrevistas e informes
realizados con anterioridad a la menor, las cuales puso de presente cuando mencionó
que en el dictamen del Colegio Colombiano de Psicólogos se advirtió la existencia de
inconsistencias en las versiones anteriormente brindadas por la menor.
En tal sentido, la decisión proferida por la Juez accionada en materia probatoria dista
de ser arbitraria, aparte de que por su misma naturaleza lo que busca la operadora
judicial es precisamente ilustrar lo mejor posible su juicio para de esa manera
impartir pronta y cumplida justicia, siendo que, por lo demás, si existiera el error en
la valoración que alega el actor tendría que tratarse de uno ostensible, flagrante o
manifiesto, elementos que exige la jurisprudencia constitucional para la configuración
del mencionado defecto y que en este caso brillan por su ausencia.”115
Finalmente, destacó que ninguno de los defectos alegados “se hace manifiesto
respecto de la situación del actor, puesto que como acertadamente lo señaló
la funcionaria accionada, sus derechos procesales resultan garantizados con
la práctica de la prueba cuyo rechazo se pretende, no solo porque con ella se
le permitirá el ejercicio del derecho a la defensa, de tal forma que podrá
escuchar el testimonio de la propia afectada, sino que le garantizará, además,
que sea la Juez quien valore en forma directa el testimonio de la menor para
verificar la credibilidad y la correlación con otros medios de prueba.”116
Trámite de impugnación
115
Ibidem., folio 329.
116
Ibidem., folios 329 y 330.
117
Ibidem., folios 349 y 354.
118
Ibidem., folio 350.
24
Adujo que el defecto sustantivo se configuró por la no aplicación del literal “e”
del artículo 438 del Código de Procedimiento Penal, que da “la posibilidad al
Juez para que este a su vez haga un análisis del caso en particular, una
valoración integral de los derechos, una ponderación entre la finalidad
perseguida por el testimonio y su necesidad de escucharlo directamente en
juicio -como es la regla general en el proceso penal- y el bien emocional y
mental de los niños de Colombia en general.”119 Además, resaltó que si bien no
existe una prohibición para que los niños, niñas y adolescentes rindan
testimonio en juicio oral, la Sentencia T-116 de 2017 no es aplicable porque el
contexto es diferente a los del presente caso. “(…) aquí en la acción de la
presente referencia NO se está pidiendo que no se tenga en cuenta la versión
de la niña al invocar el art. 44 de nuestra norma superior, simplemente se está
pidiendo que se tenga en cuenta la que ya rindió previamente, la cual está
grabada en audio y video por funcionarios del CTI y del Instituto de Medicina
Legal y Ciencias Forenses” (subrayas originales).120 Agregó que “en esta
ocasión es mi propia defensa anteponiendo el bien de mi hija frente mis
derechos de defensa quien solicita dar validez a un medio probatorio en el
cual no tuve participación alguna, ni mucho menos la oportunidad de
controvertir.”121
119
Ibidem., folio 351.
120
Idem.
121
Idem.
122
Ibidem., folio 354.
123
Idem.
124
Ibidem., folio 353.
125
Idem.
25
4.3. El 5 de abril de 2019126, el apoderado de la víctima dentro del proceso
penal presentó solicitud de confirmación del fallo de primera instancia.
Segunda instancia129
126
Cuaderno 2, folios 14 a 18.
127
Ibidem., folios 14 y 15.
128
Ibidem., folios 16 y 17.
129
Mediante oficio de 2 de mayo de 2019, el expediente pasó del Despacho de la Magistrada Magda Victoria
Acosta Walteros, al del Magistrado Fidalgo Javier Estupiñán, en tanto el proyecto presentado fue negado
(ibidem., folio 23).
130
Ibidem., folios 25 a 77.
26
Conocimiento de Bogotá en el marco de la audiencia preparatoria, únicamente
respecto de haber decretado el “‘Testimonio de la menor Víctima (…) (Cámara
Gesell, presentar cuestionario de manera previa la defensa, defensor de
familia y psicólogo).”131
“(…) se evidencia que la cuestión que se discute resulta (i) de indudable relevancia
constitucional, toda vez que se persigue la protección efectiva de los derechos
fundamentales de una menor de edad (7 años) y que presenta múltiples factores de
vulnerabilidad que se derivan de su situación como víctima de un delito contra la
libertad, la integridad y la formación sexual, y frente a la cual existe una decisión
judicial que ha cobrado firmeza, como es el auto que decretó el testimonio de la menor
(…), en el juicio oral seguido contra su padre; (ii) también es claro que, tratándose de
una menor de edad, es deber del Estado proteger sus garantías fundamentales, pues no
está en condiciones de asumir dicha carga; (iii) adicionalmente, se observa que la
vulneración de los derechos fundamentales de la presunta víctima se encuentran en
peligro o riesgo, a pesar del tiempo trascurrido entre la decisión judicial que se
cuestiona y la presentación de la acción de tutela, toda vez que a la fecha no se ha
practicado el testimonio de la menor; (iv) el actor identificó claramente los hechos que,
a su juicio, generaron la vulneración alegada y los derechos fundamentales
presuntamente infringidos; (y) finalmente, es patente que la providencia objeto de
discusión no corresponde a un fallo de tutela.”132
27
pueden surgir en el ejercicio conjunto de dos o más derechos respecto de un
mismo infante, así como llenar vacíos legales en la toma de decisiones para
las cuales no existe norma expresa aplicable.”135
Al respecto, indicó que sobre este tema, en la Sentencia T-078 de 2010 la Corte
Constitucional consideró que -en ese caso- las autoridades accionadas
ignoraron “el principio de la prevalencia de los derechos de los niños, el
postulado del interés superior del menor y desconocen la fuerza conclusiva
que merece el testimonio de una niña víctima de un atentado sexual. El asunto
merecía resolverse por ende a la luz del principio pro infans, postulado
derivado de la Carta Política del cual proviene la obligación de aplicar las
distintas disposiciones del ordenamiento jurídico en consonancia con la
protección del interés superior del niño” (negrillas y subrayas del Ad quem).138
135
Ibidem., folio 59.
136
Ibidem., folios 62 a 66.
137
Ibidem., folio 63.
138
Ibidem., folio 64.
139
Ibidem., folio 65.
140
Ibidem., folios 65 y 66.
28
(iii) “De la negativa a someter nuevamente a la menor a un interrogatorio en
Cámara de Gesell - Estándar Bioético”141
Por otra parte, en este acápite, la Sala Jurisdiccional Disciplinaria del Consejo
Superior de la Judicatura dijo que “es consciente que los procesos por medio
de los cuales se tramitan causas por delitos que atentan contra la libertad
sexual de niños y niñas, son generadores de ciclos de re-victimización, en la
medida en que se someta a los niños y niñas nuevamente, o por lo menos, en
más de una ocasión, a tener que contarlo o simplemente recordarlo, no se
puede calcular la afectación psicológica, cuando son sometidos en varias
oportunidades a que realicen una entrevista en la denominada Cámara de
Gesell.”142
Agregó que resulta necesario “consultar los principios bioéticos que permiten
limitar y alinderar la actividad Médica y Psicológica, determinando las
fronteras entre las actividades clínicas y judiciales, y los valores humanos que
caracterizan el Estado social, democrático y de derecho colombiano.”143
“Principios que cobran suprema importancia para que la Sala pueda ilustrar
no solo jurídica, sino, desde el autorizado criterio nacional e internacional de
la bioética, el motivo de su decisión. Para las circunstancias particulares,
configura estándar obligatorio de análisis, el principio de la NO —
MALEFICENCIA´ (…) // ‘El principio de no maleficencia afirma,
esencialmente, la obligación de no hacer daño intencionalmente. (…)’.145 //
(…) Principio que en las actuales circunstancias no solamente goza de
legalidad que le confiere la norma en cita, sino, también de la legitimidad
constitucional que le atribuye el artículo 93 de la Carta, al incorporar los
tratados y convenios internacionales de los que Colombia hace parte; tales
artículos, hacen parte de la Declaración Universal sobre Bioética y Derechos
Humanos, del 19 de octubre de 2005, presentada en el marco de la (…)
UNESCO, en cuyos artículos 3° y 4° desarrollan el principio de no -
maleficencia (…)” (negrillas originales).146 A partir de lo anterior, la Sala
manifestó que:
141
Ibidem., folios 66 a 75.
142
Ibidem., folios 66 y 67.
143
Ibidem., folio 67.
144
Idem.
145
Ibidem., folio 69. Nota al pie N° 56: “FERRER José Jorge y ALVAREZ Juan Carlos. Para fundamentar
la bioética. Edit. Comillas Madrid. Pág. 130a 134” (negrillas originales).
146
Ibidem., folios 68 a 71.
29
“Así las cosas, teniéndose en cuenta que el sometimiento de la menor (…) a una nueva
entrevista en Cámara de Gesell, conlleva a un proceso de re-victimización 147 que en
mayor o menor escala puede generársele a la menor, entendiendo que
constitucionalmente los derechos de los niños y niñas gozan de una protección
constitucional reforzada, como se explicó ampliamente, y atendiendo a que la
comunidad nacional e internacional restringen la actividad médica, psicológica, y
demás ciencias de la salud, no solamente a través de criterios legales, sino, éticos, los
cuales permiten responder al compromiso de mantener una moral pública, y en razón,
a que en las presentes circunstancias no se observa una situación particular o
excepcional que autorice el incumplimiento de principio de no — maleficencia, en favor
y bienestar de la menor (…), la Sala considera que no resulta aceptable desde el punto
de vista bioético, someter a la menor (…) a una nueva entrevista en la denominada
Cámara de Gesell.
Concluye la Sala, que en el presente asunto, efectuada una valoración objetiva de las
circunstancias fácticas y la condición particular de la menor (…), su intervención
dentro del proceso penal puede resultar perjudicial y/o genere re-victimización, con lo
cual, la protección especial a la menor deriva en la no práctica de su testimonio como
prueba del ente acusador. En tal sentido, esta Corporación considera que, si bien el
funcionario judicial goza de discrecionalidad para ordenar la recolección de elementos
materiales probatorios de oficio, no puede decretar pruebas cuya práctica termine
afectando aún más emocional y psicológicamente a la niña, víctima del hecho punible
que se investiga. Recuérdese que otro operador judicial, la Juez 64 Penal Municipal
con Función de Control de Garantías de Bogotá, ya había advertido sobre esta
circunstancia, al negar la solicitud de un nueva entrevista a la menor por parte de la
Comisaria de Familia; se lee en el auto de fecha 9 de diciembre de 2015:
147
Ibidem., folio 71. Nota al pie N° 59: “‘Como consecuencia del delito la víctima entra en contacto con el
sistema jurídico penal a fin de buscar justicia por la agresión de la que fue objeto; sin embargo en muchas
ocasiones este encuentro con los servidores y operadores del sistema está cargado de un trato hostil, y la
víctima termina padeciendo un sufrimiento mayor que el delito inicial, quedando expuesta a la
revictimización por los profesionales que intervienen en el proceso. La revictimización desde el punto de
vista de la psicología jurídica y de la victimología, es un fenómeno de creciente interés, por lo que estudiarlo
y medirlo resulta de gran relevancia científica y social. En busca de instrumentos que nos permitan detectar
y disminuir los procesos de revictimización en los espacios de atención a víctimas, se han diseñado
instrumentos como la escala SAMANTO que mide actitudes revictimizantes de los operadores del sistema de
justicia a fin de propender por un trato afable hacia la víctima y promover la denuncia para que los delitos
no queden en la impunidad.’ LA REVICTIMIZACION COMO CAUSAL DE SILENCIO DE LA VÍCTIMA.-
Mantilla S. Rev. Ciencias Forenses Honduras. 2015; 1(2): 3-12. Julio 2015.”
30
hechos que están siendo objeto de una indagación.’ (…)”148 (negrillas del Ad
quem, subrayas no originales).
Por otra parte, destacó que no podía pasarse por alto una circunstancia
temporal, y es que “en muchas ocasiones la ocurrencia de los hechos dista
lejanamente en el tiempo del momento en que se decretan y practican las
pruebas en el juicio oral. Lo que inevitablemente puede, no solo comprometer
la veracidad del relato a cargo de una persona menor de edad presuntamente
víctima o testigo, sino, que también puede ser un elemento de revictimización
para el menor que recuerda sucesos pasados que ha olvidado o quisiera
olvidar. // En efecto, la distancia entre la ocurrencia de los hechos, 14 de
noviembre de 2014, y la audiencia de juicio oral puede afectar el medio
probatorio como efecto del olvido o imprecisión fáctica a la que está sometida
la memoria de la niña, la influencia que hasta la realización del juicio oral
puedan ejercer personas cercanas, como es el caso de su progenitora, aspecto
este que ha sido señalado en el informe de Medicina Legal149 (…).”150
31
2019153 el Magistrado Pedro Alonso Sanabria Buitrago radicó aclaración de
voto.154
5. Trámite de selección
5.2.1. El apoderado de la víctima dentro del proceso penal 156 reiteró varios de
los argumentos expuestos a lo largo del trámite de tutela. Llamó la atención
sobre el “extraño trámite de la acción de tutela”, en la medida que antes se
había presentado una acción de tutela sobre el mismo asunto, la cual fue
remitida -por competencia- por la Sala Jurisdiccional Disciplinaria del Consejo
Superior de la Judicatura (de hecho, por quien terminó siendo ponente de la
sentencia de tutela de segunda instancia) al Tribunal Superior de Bogotá, que
decidió admitirla. No obstante, resaltó que en esa etapa del trámite Joaquín
“voluntariamente decidió retirarla del Tribunal.”157 A pesar de ello, el
accionante volvió a presentar la demanda ante la Sala Jurisdiccional
Disciplinaria del Consejo Superior de la Judicatura, donde se asumió la
competencia sobre el asunto, surtiendo el trámite en dos instancias (ver supra,
antecedentes N° 3 y 4).
32
Acciones Judiciales de la Defensoría del Pueblo 160, “al considerar necesaria y
justa la práctica del testimonio de la menor (…) en el proceso (…). Ello, en
atención tanto a las irregularidades presentadas en el reparto de la acción de
tutela que son indicativos de actos de corrupción o manipulación de la
administración de justicia, así como una necesidad de protección el (sic)
derecho a la menor de verdad y justicia en el marco de la protección especial
que le otorga la Constitución Política y las garantías fundamentales del
proceso penal en Colombia.”161 Esto último, porque “[a]nte un delito de puerta
cerrada, el testimonio del sujeto pasivo, real y convincente es necesario para
que se esclarezcan los hechos y ello le otorgue al juez un grado de
convencimiento suficiente para poder dictar sentencia -ya sea condenatoria o
absolutoria- pero que obedezca a lo sucedido sin manipulaciones ni dudas
razonables.”162 Al respecto, indicó que las declaraciones rendidas por los
testigos por fuera del juicio oral son útiles para la estructuración de la hipótesis
más no para su demostración.
Añadió que “si bien es claro que debe evitarse al máximo la exposición del
menor a lo que significa una entrevista forense o testimonio dentro de un
proceso penal, especialmente tratando con posibles víctimas de delitos
sexuales, cada caso debe analizarse de manera particular en aras de
garantizar que la decisión tomada se convierta en la materialización de los
derechos fundamentales del menor.”163
160
Ibidem., folios 18 a 35.
161
Ibidem., folios 26 y 27.
162
Ibidem., folio 29.
163
Ibidem., folio 34.
164
Ibidem., folio 35.
165
Ibidem., folios 43 y 44.
166
Conformada por los magistrados Carlos Bernal Pulido y José Fernando Reyes Cuartas.
167
Cuaderno de revisión, folios 45 a 57. En los términos del artículo 52 del Reglamento Interno de la Corte
Constitucional, la Sala tuvo en cuenta un criterio de selección objetivo (exigencia de aclarar el contenido y
alcance de un derecho fundamental) y otro complementario (lucha contra la corrupción).
33
6. Actuaciones en sede de revisión
Intervenciones
6.3. El 31 de octubre de 2019 173, Joaquín presentó otro escrito con el propósito
de adjuntar más documentos, varios de los cuales ya estaban en el expediente
de tutela. Adicionalmente, solicitó a los “Magistrados (…) que se cite a
cualquier institución del Estado experta en el asunto que consideren
conveniente y se les pregunte sobre el daño emocional que mi hija puede estar
sufriendo y se corrobore si en efecto las recomendaciones del Instituto de
Medicina legal (sic) y Ciencias Forenses son válidas y tienen sustento. //
Solicito también de la manera más respetuosa que nos hagan tanto a
[Gabriela] como a mí, evaluaciones psiquiátricas como las que recomendó
Medicina Legal en su informe y nunca se lograron realizar porque la señora
(…) no se presentó”.174
34
interés en el proceso la documentación que se allegue en virtud del
requerimiento probatorio realizado, en los términos del artículo 64 del
Reglamento Interno de esta Corporación.
Por otro lado, mencionó que el “proceso penal se encuentra en este momento
en desarrollo de la práctica probatoria del juicio oral. A la fecha de la
presentación de este escrito la Fiscalía General de la Nación ya terminó la
presentación de sus testigos (excepto la declaración de la víctima menor de
edad), y se ha iniciado la presentación de los testigos de la defensa. La
audiencia de juicio oral), teniendo en cuenta que la acción de tutela objeto de análisis se encuentra en sede de
revisión; (iv) informara el estado del proceso (en particular, las fechas previstas o estimadas para la
realización y culminación de la audiencia de juicio oral); y (v) explicara la metodología y recursos que se
utilizan para realizar la prueba testimonial de una menor de edad.
178
Cuaderno de revisión, folio 256.
179
Idem.
180
Ibidem., folios 257 a 261.
181
Ibidem., folio 257.
182
Se adjuntó una copia simple de la sentencia de tutela de primera instancia de 17 de octubre de 2018
(ibidem., folios 262 a 266), en la que se negó la pretensión de Joaquín, de permitirle apelar la decisión de
primera instancia del juez de familia, porque “no es aceptable estructurar una vía de hecho por no
concederse la alzada contra el simple anuncio del sentido del fallo, pues la sentencia que desató la primera
instancia en el juicio de familia fue dictada por escrito y debía impugnarse en la oportunidad señalada en el
inciso 2° del numeral 1° del artículo 322 del Código General del Proceso, esto es, «en el acto de su
notificación personal o por escrito dentro de los tres (3) días siguientes a su notificación por estados«”
(ibidem., folio 265).
183
Se adjuntó una copia simple de la sentencia de tutela de segunda instancia de 28 de noviembre de 2018
(ibidem., folios 267 a 273), en la que se confirmó la decisión de primera instancia.
184
Ibidem., folios 258 y 259.
35
siguiente sesión de juicio oral, en la que continuará la práctica probatoria,
está programada para el próximo 7 de febrero del año 2020.”185
185
Ibidem., folio 261.
186
Ibidem., folio 275.
187
Ibidem., folio 276.
188
Ibidem., folios 277 a 279.
189
Ibidem., folio 277.
190
Ibidem., folios 284 a 286.
191
Ibidem., folio 284.
36
Enunció que el juicio oral se instaló el 27 de mayo de 2019, donde la Fiscalía y
la Defensa presentaron su teoría del caso. Además, ya se practicaron algunos
testimonios de la Fiscalía (el 27 y 31 de mayo, el 25 de julio, el 1 y 15 de
agosto, el 30 de septiembre, y el 8 y 18 de octubre) y algunos de la Defensa (8
y 25 de octubre). Asimismo, señaló que “[P]ara continuar con las pruebas de
la defensa se tienen programadas como fechas el 7 de febrero entre las de 2 y
5 pm, el 3 de marzo de 8 am a 5 pm, el 12 de marzo de 8 am a 12 m, y el día 2
de abril de 2020 entre las 8 de la mañana y 5 de la tarde se tiene planeado
escuchar los alegatos de conclusión y emitir un sentido de fallo.”192
37
objeto de revisión, no existía pronunciamiento alguno, DEFINITIVO o EN
FIRME, frente a la suspensión o perdida de la patria potestad y por
consiguiente es absolutamente claro que estaba debidamente legitimado para
ejercer el derecho e iniciar la acción de tutela en busca de salvaguardar los
derechos de mi hija.”197
197
Ibidem., folio 289.
198
Ibidem., folios 301 y 302.
199
6 de diciembre de 2019. Ibidem., folios 322 y 323.
200
Ibidem., folio 293.
201
Ibidem., folio 294.
202
Ibidem., folios 305 a 321.
203
Ibidem., folios 306.
38
porque este nuevo testimonio, en las condiciones descritas, sólo puede tener
como efecto alejar al juez penal del conocimiento de la verdad, verdad sin la
cual se profundiza aún más la vulneración de los derechos de [Ángela]”.204
1. Competencia
39
por pasiva: el amparo procede contra las acciones u omisiones de las
autoridades públicas y de particulares cuando, entre otras, exista una relación
de subordinación207; (iii) inmediatez: no puede transcurrir un tiempo excesivo,
irrazonable o injustificado entre la actuación u omisión y el uso del amparo 208;
y (iv) subsidiariedad: la acción de tutela resulta procedente cuando no existen
otros mecanismos de defensa judicial disponibles, cuando los mecanismos
disponibles no resultan idóneos o eficaces para el caso concreto 209 o, cuando
aun siéndolo, se requiere evitar la consumación de un perjuicio irremediable y
se usa como mecanismo transitorio.210
N° 2.2.3.; SU-055 de 2015. M.P. María Victoria Calle Correa, fundamento jurídico N° 4; T-031 de 2016.
M.P. Luis Guillermo Guerrero Pérez, fundamento jurídico N° 2.1.1.; y T-036 de 2018. M.P. Diana Fajardo
Rivera, fundamento jurídico N° 3.1.1.
207
Específicamente, la Corte ha señalado que la procedencia contra particulares se da cuando estos -de
acuerdo con el artículo 42 del Decreto 2591 de 1991- prestan servicios públicos, o cuando existe una relación
-del accionante frente al accionado- de indefensión (concepto de carácter fáctico que se configura cuando una
persona se encuentra en un estado de debilidad manifiesta frente a otra) o subordinación (entendida como la
existencia de una relación jurídica de dependencia, como la que se presenta entre los trabajadores frente a sus
empleadores). Ver Sentencias T-1015 de 2006. M.P. Álvaro Tafur Galvis, fundamento jurídico N° 3; T-015 de
2015. M.P. Luis Ernesto Vargas Silva, fundamento jurídico N° 7; T-029 de 2016. M.P. Alberto Rojas Ríos,
fundamento jurídico N° 5; T-626 de 2016. M.P. María Victoria Calle Correa, fundamento jurídico N° 3.1.5; T-
678 de 2016. M.P. Alejandro Linares Cantillo, fundamento jurídico N° 4; y T-430 de 2017. M.P. Alejandro
Linares Cantillo, fundamento jurídico N° 8.1.
208
Sentencias T-158 de 2006. M.P. Humberto Antonio Sierra Porto, fundamento jurídico Nº 19; SU-189 de
2012. M.P. Gabriel Eduardo Mendoza Martelo, fundamento jurídico Nº 2; T-374 de 2012. M.P. María Victoria
Calle Correa, fundamento jurídico Nº 4.1.3; T-246 de 2015. M.P. (e) Martha Victoria Sáchica Méndez,
fundamento jurídico Nº 2.3.; T-060 de 2016. M.P. Alejandro Linares Cantillo, fundamento jurídico Nº 27; SU-
391 de 2016. M.P. Alejandro Linares Cantillo, fundamento jurídico Nº 62; SU-499 de 2016. M.P. Luis Ernesto
Vargas Silva, fundamento jurídico Nº 11; SU-049 de 2017. M.P. María Victoria Calle Correa, fundamento
jurídico N° 3.4.; y T-195 de 2017. M.P. (e) José Antonio Cepeda Amarís, fundamento jurídico N° 4.4.
209
La idoneidad se refiere a la aptitud material del mecanismo judicial para producir el efecto protector de los
derechos fundamentales, lo que ocurre cuando el medio de defensa se corresponde con el contenido del
derecho, mientras que la eficacia hace alusión al hecho que el mecanismo esté diseñado de forma tal que
brinde de manera oportuna e integral una protección al derecho amenazado o vulnerado. Ver sentencias T-798
de 2013. M.P. Luis Ernesto Vargas Silva, fundamento jurídico N° 4; SU-772 de 2014. M.P. Jorge Ignacio
Pretelt Chaljub, fundamento jurídico Nº 5.2.; y T-161 de 2017. M.P. (e) José Antonio Cepeda Amarís,
fundamento jurídico N° 3.3.1.
210
La jurisprudencia constitucional ha fijado los siguientes elementos para considerar cuándo se está ante la
posible configuración de un perjuicio irremediable: (i) que se esté ante un perjuicio inminente o próximo a
suceder, lo que exige un grado suficiente de certeza respecto de los hechos y la causa del daño; (ii)
el perjuicio debe ser grave, esto es, que conlleve la afectación de un bien susceptible de determinación
jurídica, altamente significativo para la persona; (iii) se requieran de medidas urgentes para superar el daño,
las cuales deben ser adecuadas frente a la inminencia del perjuicio y, a su vez, deben considerar las
circunstancias particulares del caso; y (iv) las medidas de protección deben ser impostergables, lo que
significa que deben responder a condiciones de oportunidad y eficacia, que eviten la consumación del daño
irreparable. Ver sentencias T-235 de 2010. M.P. Luis Ernesto Vargas Silva, fundamento jurídico N° 1.2; T-
627 de 2013. M.P. Alberto Rojas Ríos, fundamento jurídico Nº 6.2.1.5; T-549 de 2014. M.P. Luis Ernesto
Vargas Silva, fundamento jurídico N° 5.1; T-209 de 2015. M.P. Gloria Stella Ortiz Delgado, fundamento
jurídico Nº 5; y T-195 de 2017. M.P. (e) José Antonio Cepeda Amarís, fundamento jurídico N° 4.3.
40
interpuesto.”211 Esta doctrina ha sido reiterada por la Corte Constitucional en
numerosas ocasiones.212
3.1.1. Señaló que son requisitos generales de procedencia: (i) que la cuestión
que se discuta resulte de evidente relevancia constitucional; (ii) que se hayan
agotado todos los medios -ordinarios y extraordinarios- de defensa judicial al
alcance de la persona afectada, salvo que se trate de evitar la consumación de
un perjuicio iusfundamental irremediable; (iii) que se cumpla el requisito de
la inmediatez; (iv) cuando se trate de una irregularidad procesal, la misma
debe tener un efecto decisivo o determinante en la providencia que se
impugna; (v) que la parte actora identifique de manera razonable tanto los
hechos que generaron la vulneración como los derechos vulnerados y que
hubiere alegado tal vulneración en el proceso judicial -siempre que esto
hubiere sido posible-; y (vi) que no se trate de sentencias de tutela213, de
constitucionalidad de la Corte Constitucional ni de decisiones del Consejo de
Estado que resuelven acciones de nulidad por inconstitucionalidad.214
41
fundamenta la solución del caso puesto bajo su conocimiento -y para
interpretarlas y aplicarlas-, estas facultades no son absolutas, por lo que
excepcionalmente el juez de tutela debe intervenir para garantizar la vigencia
de los derechos fundamentales y de la Constitución 217, sin que ello implique
señalar la interpretación correcta o conveniente en un caso específico por
encima del juez natural.218
217
Sentencias T-118A de 2013. M.P. Mauricio González Cuervo, fundamento jurídico N° 4.3.1.; T-123 de
2016. M.P. Luis Ernesto Vargas Silva, fundamento jurídico N° 17; y SU-490 de 2016. M.P. Gabriel Eduardo
Mendoza Martelo, fundamento jurídico N° 5.4.
218
Sentencias SU-416 de 2015. M.P. Alberto Rojas Ríos, fundamento jurídico N° 5; y T-453 de 2017. M.P.
Diana Fajardo Rivera, fundamento jurídico N° 3.2.1.
219
Sentencias SU-399 de 2012. M.P. Humberto Antonio Sierra Porto, fundamento jurídico Nº 4; SU-400 de
2012. M.P. (e) Adriana María Guillén Arango, fundamento jurídico Nº 6.1.; SU-416 de 2015. M.P. Alberto
Rojas Ríos, fundamento jurídico Nº 5; y SU-050 de 2017. M.P. Luis Ernesto Vargas Silva, fundamento
jurídico Nº 4.2.
42
En ese sentido, se tiene que no cualquier divergencia frente al criterio
interpretativo en una decisión judicial configura un defecto sustantivo, solo
aquellas que resultan irrazonables, desproporcionadas, arbitrarias y
caprichosas, de lo contrario no sería procedente la acción de tutela. 220 Por tanto,
se debe tratar de una irregularidad de tal entidad que haya llevado a proferir
una decisión que obstaculice o lesione la efectividad de los derechos
fundamentales.221 De esta manera, se ha señalado que pueden existir vías
jurídicas distintas para resolver un caso concreto, admisibles en la medida que
sean compatibles con las garantías y derechos fundamentales de los sujetos
procesales.222
3.2.2. Por otra parte, la Corte ha indicado que el defecto fáctico se configura
cuando el apoyo probatorio en el cual se basa el juzgador para resolver un caso
es absolutamente inadecuado.223 Así, si bien la valoración de las pruebas
corresponde al juez, en ejercicio de los principios de autonomía e
independencia judicial, de su papel como director del proceso, de los principios
de inmediación y de apreciación racional de la prueba, este amplio margen de
evaluación está sujeto a la Constitución y a la ley. 224 Por esa razón, debe
realizarse conforme a unos criterios objetivos, racionales y rigurosos 225, de
acuerdo con las reglas de la sana crítica, los parámetros de la lógica, de la
ciencia y de la experiencia.226
220
Sentencias T-118A de 2013. M.P. Mauricio González Cuervo, fundamento jurídico N° 4.3.1.; y SU-490 de
2016. M.P. Gabriel Eduardo Mendoza Martelo, fundamento jurídico N° 5.4.
221
Sentencias SU-241 de 2015. M.P. Gloria Stella Ortiz Delgado, fundamento jurídico N° 8; SU-432 de 2015.
M.P. María Victoria Calle Correa, fundamento jurídico N° 89; y SU-427 de 2016. M.P. Luis Guillermo
Guerrero Pérez, fundamento jurídico N° 5.1.
222
Sentencias SU-050 de 2017. M.P. Luis Ernesto Vargas Silva, fundamento jurídico Nº 4.4.; T-453 de 2017.
M.P. Diana Fajardo Rivera, fundamento jurídico N° 3.2.1.; y T-416 de 2018. M.P. Diana Fajardo Rivera,
fundamento jurídico N° 3.2.2.
223
Sentencias SU-195 de 2012. M.P. Jorge Iván Palacio Palacio, fundamento jurídico Nº 4.4.2.; SU-416 de
2015. M.P. Alberto Rojas Ríos, fundamento jurídico Nº 4; y SU-565 de 2015. M.P. Mauricio González
Cuervo, fundamento jurídico Nº 5.4.1.
224
Sentencias SU-565 de 2015. M.P. Mauricio González Cuervo, fundamento jurídico Nº 5.4.1.; y T-625 de
2016. M.P. María Victoria Calle Correa, fundamento jurídico Nº 38.
225
Sentencias SU-074 de 2014. M.P. Mauricio González Cuervo, fundamento jurídico Nº 4.2.; y SU-490 de
2016. M.P. Gabriel Eduardo Mendoza Martelo, fundamento jurídico Nº 5.3.
226
Sentencias T-352 de 2012. M.P. Jorge Ignacio Pretelt Chaljub, fundamento jurídico Nº 3.5; y SU-770 de
2014. M.P. Mauricio González Cuervo, fundamento jurídico Nº 5.2.5.
227
Sentencias SU-565 de 2015. M.P. Mauricio González Cuervo, fundamento jurídico Nº 5.4.2.; y T-612 de
2016. M.P. Gloria Stella Ortiz Delgado, fundamento jurídico Nº 17.
228
Sentencias SU-416 de 2015. M.P. Alberto Rojas Ríos, fundamento jurídico Nº 4; y SU-489 de 2016. M.P.
Gabriel Eduardo Mendoza Martelo, fundamento jurídico Nº 6.2.
43
ignora o no valora las pruebas solicitadas; o (ii) a pesar de poder decretar la
prueba, no lo hace por razones injustificadas. La segunda se presenta cuando,
a pesar de que la prueba sí obra en el proceso, el juez (i) hace una errónea
interpretación de ella, al atribuirle la capacidad de probar un hecho que no
aparece en el proceso o al estudiarla de manera incompleta; (ii) valora pruebas
ineptas o ilegales; o (iii) valora pruebas indebidamente practicadas o
recaudadas.229
No obstante, no se trata de cualquier yerro, por cuanto éste debe satisfacer los
requisitos de (i) irrazonabilidad, que quiere decir que el error debe ser
ostensible, flagrante y manifiesto; y (ii) trascendencia, que implica que el
error alegado debe tener ‘incidencia directa’, ‘transcendencia fundamental’ o
‘repercusión sustancial’ en la decisión judicial adoptada, lo que quiere decir
que, de no haberse presentado, la decisión hubiera sido distinta. 230 De esta
manera, se tiene que las divergencias subjetivas de la apreciación probatoria
no configuran un defecto fáctico.231
229
Sentencias T-352 de 2012. M.P. Jorge Ignacio Pretelt Chaljub, fundamento jurídico Nº 3.5.; y SU-565 de
2015. M.P. Mauricio González Cuervo, fundamento jurídico Nº 5.4.2.
230
Sentencias T-118A de 2013. M.P. Mauricio González Cuervo, fundamento jurídico Nº 4.2.1.1.; SU-198 de
2013. M.P. Luis Ernesto Vargas Silva, fundamento jurídico Nº 4.2.2.; SU-565 de 2015. M.P. Mauricio
González Cuervo, fundamento jurídico Nº 5.4.1.; y SU-490 de 2016. M.P. Gabriel Eduardo Mendoza
Martelo, fundamento jurídico Nº 5.3.
231
Sentencia T-118A de 2013. M.P. Mauricio González Cuervo, fundamento jurídico Nº 4.2.1.3.
232
Sentencias SU-198 de 2013. M.P. Luis Ernesto Vargas Silva, fundamento jurídico Nº 4.2.2.; y SU-489 de
2016. M.P. Gabriel Eduardo Mendoza Martelo, fundamento jurídico Nº 6.2.
233
Sentencia T-612 de 2016. M.P. Gloria Stella Ortiz Delgado, fundamento jurídico Nº 16.
234
Sentencias SU-198 de 2013. M.P. Luis Ernesto Vargas Silva, fundamento jurídico Nº 4.2.2.; y SU-490 de
2016. M.P. Gabriel Eduardo Mendoza Martelo, fundamento jurídico Nº 5.3.
235
Sentencias SU-416 de 2015. M.P. Alberto Rojas Ríos, fundamento jurídico Nº 4; y T-612 de 2016. M.P.
Gloria Stella Ortiz Delgado, fundamento jurídico Nº 17.
236
Sentencias SU-198 de 2013. M.P. Luis Ernesto Vargas Silva, fundamento jurídico Nº 4.2.2.; y SU-489 de
2016. M.P. Gabriel Eduardo Mendoza Martelo, fundamento jurídico Nº 6.2.
237
Sentencias T-214 de 2012. M.P. Luis Ernesto Vargas Silva, fundamento jurídico Nº 2.4.; T-118A de 2013.
M.P. Mauricio González Cuervo, fundamento jurídico Nº 4.2.1.2.; SU-198 de 2013. M.P. Luis Ernesto
Vargas Silva, fundamento jurídico Nº 4.2.2.; T-265 de 2014. M.P. Luis Guillermo Guerrero Pérez,
fundamento jurídico Nº 2.3.5.5.; SU-448 de 2016. M.P. Jorge Ignacio Pretelt Chaljub, fundamento jurídico Nº
3.2.5.; T-625 de 2016. M.P. María Victoria Calle Correa, fundamento jurídico Nº 39; T-453 de 2017. M.P.
Diana Fajardo Rivera, fundamento jurídico Nº 3.2.3.; y T-221 de 2018. M.P. Diana Fajardo Rivera,
fundamento jurídico N° 3.2.
44
3.3. Vistas las consideraciones sobre los requisitos de legitimación por activa y
por pasiva, y los generales y específicos de procedencia excepcional de la
acción de tutela contra providencias judiciales -en particular sobre los defectos
sustantivo y fáctico-, la Sala Segunda de Revisión pasa a analizar si en el caso
concreto se cumplen los requisitos generales de procedencia de la tutela contra
providencias judiciales.
En primer lugar, hay que tener en cuenta que Joaquín explicó que eso se debió
a un problema con los honorarios del abogado que presentó la primera acción
de tutela (ver supra, antecedente N° 6.2.). Por otra parte, si bien el
principio fraus omnia corrumpit (el fraude lo vicia todo) permite reponer una
situación jurídica al estado anterior al fraude, revocando los actos posteriores
derivados del mismo, esa circunstancia debe estar debidamente acreditada
pues implica desvirtuar -entre otros- un principio rector del ordenamiento
jurídico como la buena fe.241
Ahora bien, en relación con los requisitos de legitimación por activa y por
pasiva y los generales de procedencia excepcional de la acción de tutela
238
“Por medio del cual se expide el Decreto Único Reglamentario del Sector Justicia y del Derecho”.
239
“Por el cual se modifican los artículos 2.2.3.1.2.1, 2.2.3.1.2.4 y 2.2.3.1.2.5 del Decreto 1069 de 2015,
Único Reglamentario del sector Justicia y del Derecho, referente a las reglas de reparto de la acción de
tutela.”.
240
Autos A-043 de 2019. M.P. Alberto Rojas Ríos, fundamento jurídico N° 4 y A-600 de 2019. M.P. Diana
Fajardo Rivera, fundamento jurídico N° 4.
241
La Corte Constitucional ha indicado que dicho concepto pasó de ser un principio general del derecho a
convertirse en una norma de carácter constitucional con la Carta de 1991, pues el artículo
83 ejusdem expresamente establece que “[L]as actuaciones de los particulares y de las autoridades públicas
deberán ceñirse a los postulados de la buena fe, la cual se presumirá en todas las gestiones que aquellos
adelanten ante estas.” (Énfasis añadido). Ver -entre otras- las sentencias C-330 de 2016. M.P. María Victoria
Calle Correa, fundamento jurídico N° 85; y T-434 de 2019. M.P. Diana Fajardo Rivera, fundamento jurídico
N° 2.3.3.
45
contra providencias judiciales, la Sala encuentra que, en el presente caso, la
acción de tutela instaurada por Joaquín los cumple.
4.1. Sobre la legitimación por activa se deben resolver dos cuestiones: (i) si se
presenta un conflicto de intereses que conlleve al no cumplimiento del
requisito, dado que el accionante -quien actúa a nombre propio y también en
representación de su hija- es al mismo tiempo el denunciado penalmente por
-supuestamente- haber cometido “el delito de actos sexuales con menor de
catorce años agravado en concurso homogéneo y sucesivo” en contra de ella
(ver supra, antecedente N° 1.14.); y (ii) si Joaquín se encontraba habilitado
para presentar la acción de tutela en favor Ángela, de conformidad con la
jurisprudencia constitucional.
En general, la acción de tutela puede instaurarse (i) directamente, esto es, por
el titular del derecho fundamental que se alega vulnerado; (ii) mediante
apoderado judicial; (iii) por agente oficioso; (iv) por parte del Defensor del
Pueblo y los personeros municipales ; o (v) por medio de representantes
legales, como en el caso los incapaces absolutos, los interdictos, las personas
jurídicas y los niños, niñas y adolescentes (supra, antecedente N° 3.1.). En
éste evento, los representantes legales serían los padres, quienes ejercen la
242
Artículo 29 de la Constitución Política.
243
A pesar de lo anterior, la Sala considera necesario llamar la atención sobre la falta de lealtad procesal por
parte de Joaquín y de los apoderados de Gabriela, pues el primero se limitó a manifestar (ver supra,
antecedente N° 2) que conservaba la patria potestad, sin aludir a la decisión del Juzgado Primero de Familia;
mientras que los segundos (ver supra, antecedente N° 6.4.) solo se refirieron a esa sentencia sin advertir la
providencia de segunda instancia proferida por la Sala de Familia del Tribunal Superior del Distrito Judicial
de Bogotá, a pesar de que en los documentos que adjuntaron se infería la existencia de esa información (ver
supra, antecedente N° 6.4.2.).
46
patria potestad (o “potestad parental”244). Sobre este concepto la Corte ha
dicho que, según lo dispuesto en el Código Civil, los derechos que comprende
se reducen a (i) el usufructo de los bienes del hijo, (ii) la administración de
esos bienes, y (iii) la representación judicial y extrajudicial del hijo. 245 Esto
último, de conformidad con el artículo 306 de la misma norma.246
244
La patria potestad hace referencia a un régimen paterno-filial de protección del hijo menor no emancipado,
en cabeza de sus padres, que no deriva del matrimonio de éstos pues surge por ministerio de la ley
independientemente a la existencia de dicho vínculo. El ejercicio de la patria potestad sobre los hijos menores
corresponde a los padres, conjuntamente. A falta de uno, la ejercerá el otro. En efecto, la patria potestad sólo
pertenece al padre y a la madre, es decir, no rebasa el ámbito de la familia, y se ejerce respecto de todos los
hijos, incluyendo a los adoptivos. Sentencia C-1003 de 2007. M.P. Clara Inés Vargas Hernández, fundamento
jurídico N° 4.1.
245
Ibidem., fundamento jurídico N° 4.4.
246
“Articulo 306. Representación judicial del hijo. <Artículo modificado por el artículo 39 del Decreto 2820
de 1974> La representación judicial del hijo corresponde a cualquiera de los padres. // El hijo de familia
sólo puede comparecer en juicio como actor, autorizado o representado por uno de sus padres. Si ambos
niegan su consentimiento al hijo o si están inhabilitados para prestarlo o si autorizan sin representarlo, se
aplicarán las normas del Código de Procedimiento Civil para la designación del curador ad litem. // En las
acciones civiles contra el hijo de familia deberá el actor dirigirse a cualquiera de sus padres, para que lo
represente en la litis. Si ninguno pudiere representarlo, se aplicarán las normas del Código de procedimiento
Civil para la designación de curador ad litem.”
247
Sentencias T-407 de 2002. M.P. Clara Inés Vargas Hernández, fundamento jurídico N° 2; T-727 de 2004.
M.P. Rodrigo Escobar Gil, fundamento jurídico N° 2; T-494 de 2005. M.P. Rodrigo Escobar Gil, fundamento
jurídico N° 7; T-950 de 2005. M.P. Jaime Córdoba Triviño, fundamento jurídico N° 2; T-708 de 2012. M.P.
Jorge Ignacio Pretelt Chaljub, fundamento jurídico N° 2.2.1.1; T-632 de 2013. M.P. Luis Ernesto Vargas
Silva, fundamento jurídico N° 3.1.; T-672 de 2013. M.P. Gabriel Eduardo Mendoza Martelo, fundamento
jurídico N° 2.1.; T-703 de 2013. M.P. Nilson Pinilla Pinilla, fundamento jurídico N° 3.1.; T-705 de 2013.
M.P. Nilson Pinilla Pinilla, fundamento jurídico “tercera”; T-955 de 2013. M.P. Luis Ernesto Vargas Silva,
fundamento jurídico “Agencia oficiosa cuando se trata de menores de edad”; T-306 de 2015. M.P. Mauricio
González Cuervo, fundamento jurídico N° 2.2.; T-139 de 2016. M.P. Jorge Iván Palacio Palacio, fundamento
jurídico N° 3.3.; T-512 de 2016. M.P. Luis Ernesto Vargas Silva, fundamento jurídico N° 4.4.; T-592 de
2017. M.P. Antonio José Lizarazo Ocampo, fundamento jurídico N° 3.2.; T-708 de 2017. M.P. Alejandro
Linares Cantillo, fundamento jurídico N° 18.1.2.; T-736 de 2017. M.P. Gloria Stella Ortiz Delgado,
fundamento jurídico N° 10.3.; T-080 de 2018. M.P. Carlos Bernal Pulido, fundamento jurídico N° 60; T-196
de 2018. M.P. Cristina Pardo Schlesinger, fundamento jurídico N° 1.2.1.1.; T-259 de 2018. M.P. José
Fernando Reyes Cuartas, fundamento jurídico N° 49; T-351 de 2019. M.P. Antonio José Lizarazo Ocampo,
fundamento jurídico N° 2.1.4.; y T-167 de 2019. M.P. Gloria Stella Ortiz Delgado, fundamento jurídico N° 6.
47
Política248, el cual dispone que “(…) Cualquier persona puede exigir de la
autoridad competente su cumplimiento y la sanción de los infractores.”
En esos casos, dado que los niños, niñas y adolescentes son sujetos de especial
protección constitucional249, el análisis de la legitimación por activa debe ser
más flexible con el fin de permitir su protección.250
Ello implica -entre otras cosas- que (i) debe prevalecer el artículo 44
constitucional sobre cualquier disposición de tipo legal251, por lo que en los
procesos de tutela no son aplicables las mismas exigencias formales ni las de
representación judicial que se contemplan en la ley para los fines de definir la
legitimación de la parte activa en los procesos ordinarios 252; y (ii) puesto que
la Constitución impone objetivamente la necesidad de defender los derechos
fundamentales de niños, niñas y adolescentes, no importa la especial
calificación de quien la promueve.253 Por ende, no es relevante ninguna
relación filial o jurídica, sino el interés en la protección de sus derechos
fundamentales.254 Incluso, no se requiere demostrar que el titular o sus
248
Sentencias T-462 de 1993. M.P. Eduardo Cifuentes Muñoz, fundamento jurídico N° 6; T-143 de 1999.
M.P. Carlos Gaviria Díaz, fundamento jurídico "El alcance general del artículo 44 de la Carta Política y la
legitimación activa"; T-715 de 1999. M.P. Alejandro Martínez Caballero, fundamento jurídico N° 1; T-881 de
2001. M.P. Marco Gerardo Monroy Cabra, fundamento jurídico N° "Personería para instaurar la tutela"; T-
963 de 2001. M.P. Alfredo Beltrán Sierra, fundamento jurídico N° 3.1.; T-864 de 2002. M.P. Alfredo Beltrán
Sierra, fundamento jurídico N° 3.1.; T-695 de 2005. M.P. Jaime Córdoba Triviño, fundamento jurídico N° 2;
T-1199 de 2005. M.P. Rodrigo Escobar Gil, fundamento jurídico N° 3; T-165 de 2006. M.P. Jaime Araújo
Rentería, fundamento jurídico N° 6.1.; T-348 de 2007. M.P. Clara Inés Vargas Hernández, fundamento
jurídico N° 3; T-625 de 2008. M.P. Marco Gerardo Monroy Cabra, fundamento jurídico N° 2; T-306 de 2011.
M.P. Humberto Antonio Sierra Porto, fundamento jurídico N° i; T-636 de 2013. M.P. María Victoria Calle
Correa, fundamento jurídico N° 3.3.; T-810 de 2013. M.P. Alberto Rojas Ríos, fundamento jurídico N° 7.2.1.;
T-922 de 2013. M.P. Luis Guillermo Guerrero Pérez, fundamento jurídico N° 1.1.; T-541A de 2014. M.P.
Gloria Stella Ortiz Delgado, fundamento jurídico N° 6; T-268 de 2016. M.P. María Victoria Calle Correa,
fundamento jurídico N° 3.4.; T-324 de 2016. M.P. Jorge Ignacio Pretelt Chaljub, fundamento jurídico N°
5.3.3.; T-348 de 2016. M.P. María Victoria Calle Correa, fundamento jurídico N° 3.4.; T-116 de 2017. M.P.
Luis Guillermo Guerrero Pérez, fundamento jurídico N° 5.1.; T-153 de 2017. M.P. Alejandro Linares
Cantillo, fundamento jurídico N° 22; T-209 de 2017. M.P. (e) Aquiles Arrieta Gómez, fundamento jurídico
N° 1.2.; T-365 de 2017. M.P. Alberto Rojas Ríos, fundamento jurídico N° 3.i; T-629 de 2017. M.P. Gloria
Stella Ortiz Delgado, fundamento jurídico N° 9; T-279 de 2018. M.P. Gloria Stella Ortiz Delgado,
fundamento jurídico N° 5; y T-006 de 2019. M.P. Luis Guillermo Guerrero Pérez, fundamento jurídico N°
3.1.
249
Sentencias T-708 de 2012. M.P. Jorge Ignacio Pretelt Chaljub, fundamento jurídico N° 2.2.1.1; y T-810 de
2013. M.P. Alberto Rojas Ríos, fundamento jurídico N° 7.2.1.
250
Sentencias T-1061 de 2004. M.P. Manuel José Cepeda Espinosa, fundamento jurídico N° 3; T-348 de
2007. M.P. Clara Inés Vargas Hernández, fundamento jurídico N° 3; y T-647 de 2008. M.P. Clara Inés
Vargas Hernández, fundamento jurídico N° 3.
251
Sentencias T-055 de 2004. M.P. Marco Gerardo Monroy Cabra, fundamento jurídico N° 1; T-1159 de
2004. M.P. Marco Gerardo Monroy Cabra, fundamento jurídico N° 2; y T-1275 de 2005. M.P. Humberto
Antonio Sierra Porto, fundamento jurídico N° 2.1.
252
Sentencias T-409 de 1998. M.P. José Gregorio Hernández Galindo, fundamento jurídico N° 2; T-709 de
1998. M.P. Vladimiro Naranjo Mesa, fundamento jurídico N° 3; T-137 de 2006. M.P. Marco Gerardo Monroy
Cabra, fundamento jurídico N° 3; y T-262 de 2007. M.P. Marco Gerardo Monroy Cabra, fundamento jurídico
N° 3.
253
Sentencias T-647 de 2008. M.P. Clara Inés Vargas Hernández, fundamento jurídico N° 3; T-632 de 2013.
M.P. Luis Ernesto Vargas Silva, fundamento jurídico N° 3.1.; T-478 de 2015. M.P. Gloria Stella Ortiz
Delgado, fundamento jurídico N° 24; SU-696 de 2015. M.P. Gloria Stella Ortiz Delgado, fundamento jurídico
N° 7; T-153 de 2017. M.P. Alejandro Linares Cantillo, fundamento jurídico N° 22; y T-592 de 2017. M.P.
Antonio José Lizarazo Ocampo, fundamento jurídico N° 3.2.
254
Sentencias T-409 de 1998. M.P. José Gregorio Hernández Galindo, fundamento jurídico N° 2; T-709 de
1998. M.P. Vladimiro Naranjo Mesa, fundamento jurídico N° 2; T-137 de 2006. M.P. Marco Gerardo Monroy
Cabra, fundamento jurídico N° 3; T-262 de 2007. M.P. Marco Gerardo Monroy Cabra, fundamento jurídico
N° 3; y T-896 de 2013. M.P. Jorge Iván Palacio Palacio, fundamento jurídico N° 4.
48
representantes no se encuentran en la capacidad de instaurar la acción de
tutela.255
Estas reglas han sido aplicadas en casos que, como en el que es objeto de
estudio, se alegaba la vulneración de los derechos fundamentales -relacionada
con su participación en procesos judiciales- de niñas que, se alegaba, habían
sido víctima de abuso sexual.256
Por último, es imprescindible mencionar que en otras oportunidades la Corte
ha advertido que, al analizar la legitimación por activa, si existen dudas acerca
de su cumplimiento “deben siempre resolverse de manera que se otorgue
eficacia al mandato de prevalencia del interés superior del menor, sin que el
reconocimiento de los efectos de la patria potestad pueda operar como
barrera para el cumplimiento de esta (sic) principio constitucional.”257
49
es considerada como el sujeto pasivo del delito de actos sexuales con menor
de catorce años, por el otro. Además, el accionante -quien también actúa a
nombre propio- sugirió que la práctica del testimonio de su hija afectaría sus
derechos fundamentales (i.e. defensa), pues “desconoce el equilibrio procesal
básico” (ver supra, antecedente N° 2.3.).
4.6. Por otra parte, la irregularidad procesal alegada por Joaquín tiene un
efecto determinante, toda vez que conllevó a que se decretara el testimonio de
Ángela, lo que supuestamente la victimiza.
4.7. Como quedó expuesto con suficiencia (ver supra, antecedente N° 2),
Joaquín identificó los hechos que supuestamente generaron una vulneración,
así como los derechos vulnerados (incluso, argumentó la posible
configuración de los defectos sustantivo y fáctico). Además, alegó esa
afectación en el proceso penal (ver supra, antecedente N° 1.19.).
4.8. Finalmente, es claro que se ataca un auto que admite pruebas y no una
sentencia de tutela, ni de constitucionalidad de la Corte Constitucional o
decisiones del Consejo de Estado que resuelvan acciones de nulidad por
inconstitucionalidad.
4.9. Dado que se cumplen todos los requisitos de procedencia, la Sala debe
proceder a analizar si el Juzgado Cuarenta y Ocho Penal del Circuito con
Función de Conocimiento de Bogotá incurrió en los defectos sustantivo y
fáctico al decretar como medio de prueba el testimonio de Ángela en el marco
del proceso penal adelantado contra Joaquín (ver supra, fundamento jurídico
N° 2). Para ello, la Sala estima necesario estudiar previamente el alcance del
258
Ley 906 de 2004. “Artículo 177. Efectos. La apelación se concederá: // En el efecto suspensivo, en cuyo
caso la competencia de quien profirió la decisión objeto de recurso se suspenderá desde ese momento hasta
cuando la apelación se resuelva: (…) 4. El auto que niega la práctica de prueba en el juicio oral (…)”.
259
Corte Suprema de Justicia, Sala de Casación Penal. Sentencias de 27 de julio de 2016. M.P. Gustavo
Enrique Malo Fernández, radicación N° 47.469; de 5 de diciembre de 2016. M.P. Eyder Patiño Cabrera,
radicación N° 48.178; y de 18 de enero de 2017. M.P. José Luis Barceló Camacho, radicación N° 48.216.
50
testimonio en procesos penales de niños, niñas y adolescentes víctimas de
delitos contra la libertad, integridad y formación sexual.
(i) Oficiosidad: consiste en el deber del Estado -al conocer una grave
violación de derechos humanos- de iniciar de oficio una investigación seria
y efectiva.260
260
CorteIDH. Caso de la Comunidad Moiwana Vs. Surinam. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones
y Costas. Sentencia de 15 de junio de 2005. Serie C No. 124, párr. 145; Caso de la "Masacre de Mapiripán"
Vs. Colombia. Sentencia de 15 de septiembre de 2005. Serie C No. 134, párr. 219 y 223; y Caso de la
Masacre de Pueblo Bello Vs. Colombia. Sentencia de 31 de enero de 2006. Serie C No. 140, pár. 143.
261
CorteIDH. Caso Ximenes Lopes Vs. Brasil. Sentencia de 4 de julio de 2006. Serie C No. 149, párr. 189.
262
CorteIDH. Caso de las Hermanas Serrano Cruz Vs. El Salvador. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia
de 1 de marzo de 2005. Serie C No. 120, párr. 65.
263
CorteIDH. Caso de la Comunidad Moiwana Vs. Surinam. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones
y Costas. Sentencia de 15 de junio de 2005. Serie C No. 124, párr. 145; Caso de la "Masacre de Mapiripán"
Vs. Colombia. Sentencia de 15 de septiembre de 2005. Serie C No. 134, párr. 219 y 223; y Caso de la
Masacre de Pueblo Bello Vs. Colombia. Sentencia de 31 de enero de 2006. Serie C No. 140, pár. 143.
264
CorteIDH. Caso de la "Masacre de Mapiripán" Vs. Colombia. Sentencia de 15 de septiembre de 2005.
Serie C No. 134, párr. 224; Caso de la Masacre de Pueblo Bello Vs. Colombia. Sentencia de 31 de enero de
2006. Serie C No. 140, pár. 177; Caso Ximenes Lopes Vs. Brasil. Sentencia de 4 de julio de 2006. Serie C No.
149, párr. 179; y Caso Baldeón García Vs. Perú. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 6 de abril de
2006. Serie C No. 147, párr. 96.
51
(iv) Los principios de independencia e imparcialidad deben guiar la
investigación.265
(v) Exhaustividad: requiere que la investigación sea realizada por todos los
medios legales disponibles y orientada a la determinación de la verdad y a
la persecución, captura, enjuiciamiento y eventual castigo de todos los
responsables.266
52
del proceso penal.272 Uno de los fundamentos de la decisión trató sobre la
debida diligencia reforzada y protección especial en investigaciones y
procesos penales por violencia sexual en perjuicio de niñas, niños o
adolescentes.273
53
verse enmarcada y potenciada por factores de discriminación histórica, los
cuales han contribuido a que las mujeres y niñas sufran mayores índices de
violencia sexual, especialmente en la esfera familiar.280
(iii) El derecho a ser oído, con las debidas garantías y dentro de un plazo
razonable, que conlleva un criterio reforzado de celeridad.
momento de adoptar medidas de protección y de acompañamiento durante el proceso, y después del mismo,
con el fin de lograr la rehabilitación y reinserción de la víctima.
280
Ibidem., párr. 156. Para fundamentar lo anterior, la CorteIDH se basó en la Declaración sobre la
eliminación de la violencia contra la mujer, adoptada por la Asamblea General de la Organización de
Naciones Unidas, el Informe de la Relatora Especial sobre la violencia contra la mujer, sus causas y
consecuencias de 13 de junio de 2017 (UN Doc. A/HRC/35/30), y la Recomendación General N° 35 del
Comité para la Eliminación de la Discriminación Contra la Mujer.
281
Ibidem., párr. 165 a 170.
282
La CorteIDH resaltó que varios países -entre esos Colombia (Ibidem, nota al pie N° 235)- han adoptado el
uso de dispositivos especiales como la Cámara de Gesell o Circuitos cerrados de televisión (CCTV) con el
fin de minimizar cualquier efecto revictimizante.
54
(viii) Deberá brindarse asistencia inmediata y profesional, tanto médica283
como psicológica y/o psiquiátrica, a cargo de un profesional
específicamente capacitado en la atención de víctimas de este tipo de
delitos y con perspectiva de género.
283
En relación con el examen médico, el Tribunal precisó que “las autoridades deberán evitar en la medida
de lo posible que sean sometidos a más de una evaluación física, ya que podría ser revictimizante. El examen
médico en estos casos debe ser realizado por un profesional con amplio conocimiento y experiencia en casos
de violencia sexual contra niñas, niños y adolescentes, quien buscará minimizar y evitar causarles un trauma
adicional o revictimizarlos. Es recomendable que la víctima, o de corresponder su representante legal, pueda
elegir el sexo del profesional y que el examen esté a cargo de un profesional de salud especialista en
ginecología infanto-juvenil, con formación específica para realizar los exámenes médicos forenses en casos
de abuso y violación sexual. Asimismo, el examen médico deberá llevarse a cabo luego del consentimiento
informado de la víctima o de su representante legal, según su grado de madurez, tomando en cuenta el
derecho de la niña, niño o adolescente a ser oído, en un lugar adecuado, y se respetará su derecho a la
intimidad y privacidad, permitiendo la presencia de un acompañante de confianza de la víctima. La
procedencia de un peritaje ginecológico debe ser considerada sobre la base de un análisis realizado caso
por caso, tomando en cuenta el tiempo transcurrido desde el momento en que se alega que ocurrió la
violencia sexual. En vista de ello, la Corte considera que la solicitud de realizar un peritaje ginecológico
debe ser motivada detalladamente y, en caso de no ser procedente o no contar con el consentimiento
informado de la víctima, el examen debe ser omitido, lo que en ninguna circunstancia debe servir de excusa
para desacreditarla y/o impedir una investigación” (Ibidem., párr. 169). (Subrayas no originales)
284
Ver supra nota al pie N° 93.
285
Auto A-009 de 2015. M.P. Luis Ernesto Vargas Silva, fundamento jurídico N° 3.3.1.
286
En particular, las sentencias T-554 de 2003. M.P. Clara Inés Vargas Hernández; T-458 de 2007. M.P.
Alvaro Tafur Galvis; T-520A de 2009. M.P. Mauricio González Cuervo; T-078 de 2010. M.P. Luis Ernesto
Vargas Silva; T-1015 de 2010. M.P. Luis Ernesto Vargas Silva; T-205 de 2011. M.P. Nilson Pinilla Pinilla; y
T-843 de 2011. M.P. Jorge Ignacio Pretelt Chaljub.
287
Criterio hermenéutico derivado del contenido del artículo 44 de la Constitución Política y de múltiples
tratados internacionales que contemplan garantías especiales para los menores de edad.
288
Al respecto, en la Sentencia T-554 de 2003 (M.P. Clara Inés Vargas Hernández) la Corte indicó que, en su
dimensión negativa, los funcionarios judiciales deben (i) abstenerse de comportamientos y expresiones que
afecten la dignidad de los menores; y (ii) evitar el decreto de pruebas que impliquen una intromisión excesiva
en la intimidad o integridad física y emocional del niño o la niña, de tal suerte que, en los casos en que se
advierta la necesidad de dichas pruebas relevantes, el funcionario debe ponderar la necesidad de la prueba y el
nivel de afectación del menor en cada caso concreto.
Por su parte, la dimensión positiva implica que las autoridades involucradas en la investigación y juzgamiento
de conductas lesivas de la integridad sexual de un menor de edad deben (i) mostrar especial diligencia en la
determinación de los hechos, la atribución de responsabilidad penal y el pleno restablecimiento de los
derechos del menor de edad; (ii) informar al ICBF sobre la presencia de un menor de edad en situación de
riesgo; (iii) procurar desde la noticia criminis la protección integral del menor de edad; y (iv) utilizar sus
facultades para el decreto de pruebas que le permitan alcanzar la verdad procesal.
55
(i) Impone exigencias reforzadas de diligencia a los funcionarios judiciales
que se encuentran a cargo de investigaciones penales por delitos sexuales
contra menores de edad, quienes deben ejecutar todos los esfuerzos
investigativos necesarios para materializar los derechos fundamentales de
los menores víctimas en el marco del proceso, especialmente sus derechos a
la verdad, justicia y reparación, y las garantía de no repetición.289
56
adultos (artículo 150292), así como procedimientos especiales cuando los niños,
las niñas o los adolescentes son víctimas de delitos.293
(i) En los procesos por delitos cuando sean víctimas, los funcionarios
tendrán en cuenta los principios del interés superior del niño, prevalencia
de sus derechos y protección integral.294
(ii) En esos procesos los funcionarios tienen que priorizar las diligencias,
pruebas, actuaciones y decisiones.295
(iii) Los funcionarios pondrán especial atención para que en todas las
diligencias en que intervengan niños, niñas y adolescentes víctimas se les
tenga en cuenta su opinión, su calidad de niños, se les respete su dignidad,
intimidad y demás derechos, y velarán porque no se les estigmatice, ni se
les generen nuevos daños con el desarrollo de proceso judicial de los
responsables.296
292
“Artículo 150. Práctica de testimonios. Los niños, las niñas y los adolescentes podrán ser citados como
testigos en los procesos penales que se adelanten contra los adultos. Sus declaraciones solo las podrá tomar
el Defensor de Familia con cuestionario enviado previamente por el fiscal o el juez. El defensor sólo
formulará las preguntas que no sean contrarias a su interés superior. // Excepcionalmente, el juez podrá
intervenir en el interrogatorio del niño, la niña o el adolescente para conseguir que este responda a la
pregunta que se le ha formulado o que lo haga de manera clara y precisa. Dicho interrogatorio se llevará a
cabo fuera del recinto de la audiencia y en presencia del Defensor de Familia, siempre respetando sus
derechos prevalentes. // El mismo procedimiento se adoptará para las declaraciones y entrevistas que deban
ser rendidas ante la Policía Judicial y la Fiscalía durante las etapas de indagación o investigación. // A
discreción del juez, los testimonios podrán practicarse a través de comunicación de audio video, caso en el
cual no será necesaria la presencia física del niño, la niña o el adolescente.”
293
Título II del Libro II (artículos 192 a 200).
294
Artículo 192.
295
Artículo 193, numeral 1.
296
Ibidem., numeral 7.
297
Ibidem., numeral 10.
57
(v) En los casos que deban rendir testimonio, deberán estar acompañados
de autoridad especializada o por un psicólogo, de acuerdo con las
exigencias contempladas en el mismo Código.298
Estas previsiones se complementan -entre otras- con las leyes 679 de 2001 301,
1146 de 2007302, 1257 de 2008303, 1336 de 2009304, 1652 de 2013305 y 1719 de
2014.306
Por un lado, se creó el artículo 206A, sobre la entrevista forense a niños, niñas
y adolescentes víctimas de delitos contra la libertad, integridad y formación
sexuales. Allí se dispuso que, además de las disposiciones pertinentes del
298
Ibidem., numeral 12.
299
Ibidem., numeral 13.
300
Artículo 194.
301
“Por medio de la cual se expide un estatuto para prevenir y contrarrestar la explotación, la pornografía y
el turismo sexual con menores, en desarrollo del artículo 44 de la Constitución.”
302
“Por medio de la cual se expiden normas para la prevención de la violencia sexual y atención integral de
los niños, niñas y adolescentes abusados sexualmente.”
303
“Por la cual se dictan normas de sensibilización, prevención y sanción de formas de violencia y
discriminación contra las mujeres, se reforman los Códigos Penal, de Procedimiento Penal, la Ley 294 de
1996 y se dictan otras disposiciones.”
304
“Por medio de la cual se adiciona y robustece la Ley 679 de 2001, de lucha contra la explotación, la
pornografía y el turismo sexual con niños, niñas y adolescentes.”
305
“Por medio de la cual se dictan disposiciones acerca de la entrevista y el testimonio en procesos penales
de niños, niñas y adolescentes víctimas de delitos contra la libertad, integridad y formación sexuales.”
306
“Por la cual se modifican algunos artículos de las Leyes 599 de 2000, 906 de 2004 y se adoptan medidas
para garantizar el acceso a la justicia de las víctimas de violencia sexual, en especial la violencia sexual con
ocasión del conflicto armado, y se dictan otras disposiciones.”
307
En la exposición de motivos se indicó que se pretendía dictar disposiciones sobre la entrevista y el
testimonio en los procesos penales de niños víctimas de delitos sexuales, pues era de vital importancia ajustar
el proceso en razón de su etapa de desarrollo mental y las nefastas consecuencias del abuso sexual (Gaceta
520 de 2011).
Por ende, se estableció que el testimonio no sería el único medio de prueba, ya que también podría utilizarse
la entrevista forense, la cual debe realizarse por expertos en ámbitos especialmente adecuados para no cohibir
ni revictimizar a los niños, niñas y adolescentes -en atención a su interés superior-, para lo que se debe utilizar
elementos técnicos como grabaciones de video o sistemas de circuito cerrado para su posterior reproducción
dentro del proceso, en aras de no afectar el derecho a la defensa de los procesados.
Todo lo anterior, teniendo en cuenta se puede generar una serie de impactos psicosociales en la persona, pues
reviven las situaciones traumáticas acaecidas por la violación de sus derechos, interrumpiendo el proceso de
recuperación y superación de los hechos victimizantes, que en muchas ocasiones comprende su entorno
familiar (gacetas 823 de 2011, informe de primera ponencia, 292 de 2012, texto aprobado para la plenaria del
Senado, y 438 de 2013, informe de conciliación).
58
Código de la Infancia y la Adolescencia -ya reseñadas-, cuando la víctima sea
una persona menor de edad, se llevará a cabo una entrevista grabada o fijada
por cualquier medio audiovisual o técnico en los términos del numeral 1 del
artículo 146 de la Ley 906 de 2004, para lo cual debe seguirse el
procedimiento allí establecido:
Por otra parte, se adicionó el artículo 275 del CPP, sobre elementos materiales
probatorios y evidencia física, en el entendido que “[t]ambién se entenderá
por material probatorio la entrevista forense realizada a niños, niñas y/o
adolescentes víctimas de los delitos descritos en el artículo 206A (…).”
Finalmente, se adicionó el artículo 438 del CPP, que versa sobre la admisión
excepcional de la prueba de referencia.309 De esta manera, se permite ese
medio de prueba cuando el declarante -entre otros- es “menor de dieciocho
(18) años y víctima de los delitos contra la libertad, integridad y formación
308
“La Cámara de Gesell, llamada así por su creador el estadounidense Arnold Gesell, es una sala
acondicionada especialmente para las declaraciones de personas que han sido víctimas de delitos sexuales o
violencia doméstica, conformada por dos habitaciones divididas por un vidrio especial que permite ver desde
el lugar contiguo lo que sucede, sin ser observado y que cuenta con la participación de una psicóloga
especialista en entrevistas en procesos judiciales.” Sentencia C-177 de 2014. M.P. Nilson Pinilla Pinilla,
fundamento jurídico N° 8.3.4., nota al pie N° 85.
309
Según el artículo 437 del CPP, “[s]e considera como prueba de referencia toda declaración realizada
fuera del juicio oral y que es utilizada para probar o excluir uno o varios elementos del delito, el grado de
intervención en el mismo, las circunstancias de atenuación o de agravación punitivas, la naturaleza y
extensión del daño irrogado, y cualquier otro aspecto sustancial objeto del debate, cuando no sea posible
practicarla en el juicio.”
59
sexuales tipificados en el Título IV del Código Penal, al igual que en los
artículos 138, 139, 141, 188a, 188c, 188d, del mismo Código.”
60
niño, niña o adolescente pueda estar acompañado por su representante legal o
por un pariente mayor de edad317; (iii) el Defensor de Familia deberá revisar
previamente el cuestionario que realizará el personal del CTI que vaya a
efectuar la entrevista, como una forma más de garantizar que esa actuación
respetará la intimidad y dignidad de la víctima318; y (iv) la entrevista forense se
debe llevar a cabo en una Cámara de Gesell o en un espacio físico
acondicionado con los implementos adecuados a la edad y etapa evolutiva de
la víctima y será grabado o fijado en medio audiovisual o en su defecto en
medio técnico o escrito.319
entrevistas forenses a niños, niñas y adolescentes, para garantizar así que su dignidad, intimidad y demás
derechos en juego sean salvaguardados, previendo una revictimización que genere mayores daños a los ya
causados, amenazando la prevalencia de sus derechos. (Ibidem., fundamento jurídico N° 8.3.1.).
317
La norma busca la salvaguarda de los intereses del menor de edad, por lo que es esencial que puedan asistir
con un pariente mayor de edad -salvo en aquellos casos en que el acompañante sea el presunto victimario-,
para que pueda así velar atentamente por las garantías de la víctima, atendiendo su manifiesta situación de
vulnerabilidad. (Ibidem., fundamento jurídico N° 8.3.2.).
318
Su participación no puede ser potestativa y mucho menos pasiva, habida cuenta que siempre deberá velar
por que en el caso de sus entrevistas y demás actuaciones, se respecte su intimidad, dignidad y demás
derechos fundamentales, y en particular previendo cualquier actuación judicial que pueda revictimizar a los
ofendidos. (Ibidem., fundamento jurídico N° 8.3.3.).
319
Ibidem., fundamento jurídico N° 8.3.4.
320
La Subdirección Nacional de Víctimas y Atención al Usuario de la Fiscalía General de la Nación interpuso
acción de tutela contra un auto proferido por la Sala Penal del Tribunal Superior del Distrito Judicial de
Villavicencio en el que ordenó la práctica del testimonio de una menor, al considerar que con tal decisión se
vulneraba su derecho a la dignidad humana y desconocía el principio constitucional que consagra la
prevalencia de sus derechos. Lo anterior con fundamento en los siguientes hechos: En el 2012, cuando la niña
tenía 6 años de edad, la abuela de la menor denunció penalmente a su padrastro por actos de violencia sexual.
El 8 de septiembre del mismo año, la Unidad de Reacción Inmediata le realizó una entrevista, en compañía de
su madre, en donde indicó que su padrastro la había violado tres veces. Al día siguiente acudió al Instituto de
Medicina Legal y Ciencias Forenses, en donde se le practicó un examen físico en el que se concluyó que no se
encontró lesión en el cuerpo de la menor (“…Sin huella de trauma genital, paragenital o anal reciente. Lo
cual no descarta que no hayan ocurrido”). El 2 de noviembre de 2012, la niña fue valorada psicológicamente.
El 3 de enero de 2013, una perito en psicología jurídica presentó el informe sobre la entrevista. Allí concluyó
que la niña sí presentaba indicadores o síntomas asociados a presuntos episodios de abuso sexual infantil.
El 18 de diciembre de 2014 inició la audiencia preparatoria, en la que el Juzgado no decretó el testimonio de
la menor "por el derecho a la no revictimización además de que se trata de una menor de edad y no se puede
violentar la salud mental máxime cuando han pasado ya 2 años de la ocurrencia de los hechos”. La defensa
repuso y apeló la decisión por considerar que debía practicarse el testimonio de la niña por ser la directamente
afectada, además que consideraba que el dictamen practicado por la psicóloga del ICBF no reunía los
requisitos exigidos en la Ley 1652 de 2013 (la Fiscalía y la representante de la víctima manifestaron que la
norma no era aplicable porque aún no había entrado a regir).
El 2 de febrero de 2015, la Sala de Decisión Penal del Tribunal Superior del Distrito Judicial de Villavicencio
revocó la decisión, ordenando que se decretara el testimonio de la niña como prueba de la defensa “aduciendo
que podría resultar contraproducente para la teoría del caso de la Fiscalía y los derechos de la víctima,
prescindir del testimonio de la menor afectada. Afirmó, además: ‘Le corresponde al Fiscal señalar los motivos
que, en cada caso, la declaración del menor constituye una revictimización “como por ejemplo que ya ha
rendido versiones sobre lo sucedido y que ello lo ha afectado, o que la misma se muestra renuente a
comparecer en razón a las lógicas consecuencias de los hechos de que ha sido víctima, o cuando se tiene un
soporte pericial o recomendación sicológica, eventualidades que no se ha siquiera aducido en este caso’.
En desarrollo de la audiencia de juicio oral, la profesional del ICBF manifestó que “traer a juicio a la menor
sería traumático para ella, que no le conviene para su integridad, para su desarrollo, para su tranquilidad”.
Por lo anterior, el juez de conocimiento decidió no llamarla a testimonio, determinación recurrida por la
defensa, pues adujo que ella ya tenía 9 años y por ende estaba en capacidad de rendir interrogatorio, además
que era la única que conocía sobre la veracidad de los hechos. El 18 de enero de 2016, nuevamente el
Tribunal revocó la decisión del A quo por no encontrar sustento procesal para negar la práctica de dicha
prueba. Por lo tanto, ordenó que se practicara la prueba testimonial, salvo que fuera acreditada alguna de las
situaciones que había advertido.
321
M.P. Luis Guillermo Guerrero Pérez.
61
alcance del testimonio de niños, niñas y adolescentes víctimas de delitos
contra la libertad, integridad y formación sexual.
62
específicas o prescindir del mismo.”326 Finalmente, en relación con el caso
concreto, la Corte advirtió -entre otras cosas 327- que la forma como Fiscalía
estaba procediendo:
5.7. Ahora bien, sobre el contenido y alcance de la Ley 1652 de 2013, la Sala
de Casación Penal de la Corte Suprema de Justicia ha precisado varios
aspectos relevantes.
63
Ley reguló la manera de recibir las declaraciones de menores de edad en orden
a evitar su doble victimización, fijó las reglas sobre la documentación de este
tipo de declaraciones y dispuso que las mismas constituyen prueba de
referencia admisible. En particular, se pronunció sobre tres aspectos:
Caballero, radicación Nº 50.262; Auto de 18 de abril de 2018. M.P. Eyder Patiño Cabrera, radicación Nº
51.569; Sentencia de 9 de mayo de 2018. M.P. José Luis Barceló Camacho, radicación N° 19.112 Sentencia
de 16 de mayo de 2018. M.P. José Francisco Acuña Vizcaya, radicación N° 48.696; Auto de 30 de enero de
2019. M.P. Eyder Patiño Cabrera, radicación Nº 53.269; y Sentencia de 13 de marzo de 2019. M.P. Luis
Antonio Hernández Barbosa, radicación N° 47.140.
332
Sobre este principio, la Sala de Casación Penal también se pronunció en las siguientes providencias:
Sentencia de 28 de octubre de 2015. M.P. Patricia Salazar Cuéllar, radicación N° 44.056; Sentencia de 13 de
julio de 2016. M.P. Eyder Patiño Cabrera, radicación N° 47.124; Sentencia de tutela de 4 de agosto de 2016.
M.P. José Luis Barceló Camacho, radicación N° 89.961; Auto de 26 de abril de 2017. M.P. Patricia Salazar
Cuéllar, radicación Nº 46.132; Sentencia de 23 de mayo de 2018. M.P. Patricia Salazar Cuéllar, radicación N°
46.992; Auto de 30 de enero de 2019. M.P. Eyder Patiño Cabrera, radicación Nº 53.269; y Sentencia de 13 de
marzo de 2019. M.P. Luis Antonio Hernández Barbosa, radicación N° 47.140.
333
Corte Suprema de Justicia, Sala de Casación Penal. Sentencia de 16 de marzo de 2016. M.P. Patricia
64
(iii) La armonización de los derechos del acusado y los derechos de los
menores en el ordenamiento interno
65
En particular, hizo varias consideraciones sobre la Ley 1652 de 2013, de las
que se resalta la posibilidad de admitir las entrevistas forenses como prueba
de referencia.
Sobre ese tema, especificó que las reglas que establece la norma son para la
etapa previa al juicio oral, diferenciando entre “entrevista” y “testimonio” 340,
en tanto la primera es uno de los elementos materiales probatorios previstos
en el artículo 275 de la Ley, por lo no puede someterse a la reglamentación
de las pruebas en el juicio oral, precisamente porque se trata de un acto de
investigación; mientras que el segundo es uno de los medios de conocimiento
previsto en el artículo 382 de la Ley 906 de 2004. En otras palabras, “el
artículo 275 regula el manejo de las evidencias en la fase de investigación, e
incluso utiliza definiciones diferentes a las incluidas en el artículo 382, que
se ocupa de la práctica de las pruebas en el juicio.”341
66
interrogar o hacer interrogar al testigo de cargo; y (vi) los anteriores
aspectos no dependen de la edad del testigo, sin perjuicio de las medidas
que deben tomarse para proteger a los niños y otras personas especialmente
vulnerables.” 342
67
adecuadamente documentadas, bien para que la defensa pueda ejercer de
mejor manera sus derechos, ora para que el juez tenga mejores elementos de
juicio para valorar el testimonio del menor”.344
68
La Sala de Casación Penal también ha manifestado que la credibilidad de las
declaraciones del niño, niña o adolescente -ya sea la rendida en la entrevista
forense o en el testimonio- corresponde al juez351, quien debe realizar una
valoración en conjunto del material probatorio.352 Incluso, se ha referido a la
circunstancia en que las versiones del menor son contradictorias.353
Salazar Cuéllar, radicación N° 44.056; 16 de mayo de 2018. M.P. Luis Antonio Hernández Barbosa,
radicación Nº 48.295; y de 13 de marzo de 2019. M.P. Luis Antonio Hernández Barbosa, radicación Nº
47.140.
351
Corte Suprema de Justicia, Sala de Casación Penal. Sentencias de 9 de mayo de 2018. M.P. Luis Antonio
Hernández Barbosa, radicación N° 50.958; 16 de mayo de 2018. M.P. José Francisco Acuña Vizcaya,
radicación N° 48.696; 23 de mayo de 2018. M.P. Patricia Salazar Cuéllar, radicación N° 43.257; y 23 de
mayo de 2018. M.P. Patricia Salazar Cuéllar, radicación N° 46.992.
352
Corte Suprema de Justicia, Sala de Casación Penal. Sentencia de 13 de julio de 2016. M.P. Eyder Patiño
Cabrera, radicación N° 47.124; Auto de 31 de agosto de 2016. M.P. Luis Antonio Hernández Barbosa,
radicación Nº 46.809; Sentencia de 9 de mayo de 2018. M.P. José Luis Barceló Camacho, radicación N°
49.112; Sentencia de 9 de mayo de 2018. M.P. Patricia Salazar Cuéllar, radicación N° 47.423; Sentencia de 6
de marzo de 2019. M.P. José Luis Barceló Camacho, radicación N° 51.731; Sentencia de 6 de marzo de 2019.
M.P. José Luis Barceló Camacho, radicación N° 54.455; Auto de 13 de marzo de 2019. M.P. Eyder Patiño
Cabrera, radicación Nº 53.010; y Sentencia de 13 de marzo de 2019. M.P. Luis Antonio Hernández Barbosa,
radicación N° 47.140.
353
Corte Suprema de Justicia, Sala de Casación Penal. Sentencia de 18 de mayo de 2016. M.P. Luis Guillermo
Salazar Otero, radicación N° 43.482; Auto de 22 de febrero de 2017. M.P. Eyder Patiño Cabrera, radicación
N° 49.313; Sentencia de 22 de marzo de 2017. M.P. José Luis Barceló Camacho, radicación N° 44.441;
Sentencia de 9 de mayo de 2018. M.P. Luis Antonio Hernández Barbosa, radicación N° 50.958; Sentencia de
23 de mayo de 2018. M.P. Patricia Salazar Cuéllar, radicación N° 46.992; y Sentencia de 13 de marzo de
2019. M.P. Luis Antonio Hernández Barbosa, radicación N° 47.140.
69
6.1. En relación con el defecto sustantivo, Joaquín sostuvo (supra, antecedente
Nº 2.1.) que el Juzgado accionado, al decretar el testimonio de Ángela
-solicitado por la Fiscalía-, desconoció el trámite procesal previsto en los
artículos 206A y 438 del Código de Procedimiento Penal (normas adicionadas
por la Ley 1652 de 2013), en la medida que la niña ha sido sometida a
múltiples valoraciones, razón por la que decretar su testimonio no cumple con
los principios constitucionales. Por lo tanto, consideró que no se debe someter
a su hija a una nueva declaración, en razón a que ya existía una grabación de
la diligencia celebrada ente el CTI, pues ello solo tendría como finalidad
afectarla psicológica y emocionalmente.
70
Por otra parte, en la acción de tutela y en sede de revisión Joaquín adjuntó una
serie de documentos que son relevantes para analizar los antecedentes del
caso, pero ninguno de estos demuestra en concreto que Ángela va a ser
revictimizada por el hecho de rendir su testimonio.
Ahora bien, para la Sala tampoco resulta fiable la afirmación genérica del
accionante -en el sentido que la niña va a ser revictimizada- pues otras de sus
declaraciones le restan credibilidad en lo atinente al estado actual de la menor.
En particular, mencionó que no la ha visto desde el 5 de diciembre de 2015
(supra, antecedente N° 2.3.).
Finalmente, también hay que tener en cuenta que en el desarrollo del proceso
penal, el representante de la víctima estuvo de acuerdo con el decreto del
testimonio, oponiéndose a tener las declaraciones anteriores como prueba de
referencia, pues “resultaría supremamente grave que en un caso se le negara
justamente a la persona que es directamente la afectada y tiene conocimiento
directo de los hechos que declare como testigo directo (…)” (supra,
antecedente N° 1.19.(5).).
6.3. Además de los dos defectos estudiados, Joaquín manifestó que presentó la
acción de tutela no solo en favor de Ángela, sino también a nombre propio.
Esto, porque el decreto del testimonio “desconoce el equilibrio procesal
básico” (supra, antecedente Nº 2.3.). Dicho argumento no es de recibo, pues el
decreto de un medio de prueba (v.gr. testimonio) no impide que en la
audiencia de juicio oral la defensa ejerza sus derechos, según lo dispuesto en
71
los artículos 124354 y 125355 de la Ley 906 y demás normas concordantes y
complementarias.
6.4. Vistas las anteriores consideraciones, la Sala pasa a pronunciarse sobre las
decisiones de instancia.
354
“Artículo 124. Derechos y Facultades. La defensa podrá ejercer todos los derechos y facultades que los
Tratados Internacionales relativos a Derechos Humanos que forman parte del bloque de constitucionalidad,
la Constitución Política y la ley reconocen en favor del imputado.”
355
“Artículo 125. Deberes y Atribuciones Especiales. En especial la defensa tendrá los siguientes deberes y
atribuciones: // (…) 4. Controvertir las pruebas, aunque sean practicadas en forma anticipada al juicio
oral. // 5. Interrogar y contrainterrogar en audiencia pública a los testigos y peritos. (…).”
356
Ver supra, antecedente N° 2.3.
357
Ver supra, antecedente Nº 4.1.
72
6.4.2. No sucede lo mismo con la sentencia de tutela de segunda instancia 358
pues, como lo señaló el Magistrado que salvó el voto (supra, antecedente Nº
4.5.), no se evidenció en el caso concreto la ocurrencia de un defecto
sustantivo o fáctico. Además, dicho funcionario advirtió que afirmar la
supuesta revictimización de la menor inobservó las características del caso en
concreto, por cuanto la posibilidad de una eventual revictimización no puede
ser generalizada ni categorizada como absoluta sino que depende de un
examen particular de cada caso, generalización poco conveniente en la
práctica judicial penal, pues resultaría procedente aplicarla a todo niño, niña o
adolescente de un delito sexual a quien se le reciba declaración en el juicio
oral, si previamente rindió entrevista. La Sala agrega que esta última cuestión
quedó claramente establecida en la Sentencia T-116 de 2017 (supra,
fundamento jurídico Nº 5.6.).
Así, aunque fue enunciado por el Ad quem en sus consideraciones, este pasó
por alto que el interés superior de los niños, niñas y adolescentes implica
garantizar la satisfacción integral y simultánea de todos sus derechos.359 No
tuvo en cuenta que el caso implicaba considerar la tensión entre los derechos
de la niña a no ser revictimizada, por un lado, y de acceso a la administración
de justicia, participar y que se tenga en cuenta su opinión en el proceso penal
en el que es considerada como el sujeto pasivo del delito de actos sexuales con
menor de catorce años, y encontrar una fórmula de armonización concreta.
Como se vio, la decisión del Ad quem fijó una regla general, cercenando, sin
existir motivos, el derecho de Ángela a participar en el proceso judicial y a
que se tuviera en cuenta su opinión. Es pertinente recordar que, como se
expuso (supra, fundamento jurídico Nº 5), una garantía esencial de los niños,
niñas y adolescentes que acuden al proceso penal como posibles víctimas de
un delito sexual, es que puedan participar -mediante protecciones especiales-,
ser escuchados y que se tenga en cuenta su opinión.
73
En primer lugar, que realiza afirmaciones o establece conclusiones que no le
competen. Por ejemplo, determina que la niña es “víctima del hecho punible
que se investiga”, o que su recuerdo está siendo influenciado por “personas
cercanas, como es el caso de su progenitora”. Al respecto, debe indicarse una
vez más que la valoración de los medios de prueba, la determinación de la
ocurrencia del delito y de la responsabilidad penal individual corresponde
única y exclusivamente al juez penal.
Para concluir este acápite, la Corte debe reiterar que el juez de tutela no puede
convertirse en una instancia revisora de la actividad de evaluación probatoria
del juez que ordinariamente conoce de un asunto, por lo que su intervención
debe ser de carácter extremadamente reducido (supra, fundamento jurídico Nº
3.2).
Por otro lado, debe rechazar la “solicitud probatoria” presentada por Joaquín
en sede de revisión (se le realizara a Gabriela y a él evaluaciones
psiquiátricas. Ver supra, antecedente Nº 6.3.), pues la misma es
manifiestamente impertinente para la resolución del problema jurídico.
Adicionalmente, respecto de los testimonios de los profesionales que pidió
360
En particular, el artículo 93 tiene una cláusula de integración, y otra de interpretación conforme: “Artículo
93. Los tratados y convenios internacionales ratificados por el Congreso, que reconocen los derechos
humanos y que prohíben su limitación en los estados de excepción, prevalecen en el orden interno. // Los
derechos y deberes consagrados en esta Carta, se interpretarán de conformidad con los tratados
internacionales sobre derechos humanos ratificados por Colombia. (…)”
74
(supra, antecedente N° 6.7.), debe reiterarse que el debate probatorio no se
puede trasladar del proceso penal al trámite de tutela.
7. Síntesis de la decisión
75
que en el caso concurrían los requisitos generales. A continuación, estimó
necesario estudiar el alcance del testimonio en procesos penales de niños,
niñas y adolescentes víctimas de delitos contra la libertad, integridad y
formación sexual, para lo cual se refirió a (i) el estándar de debida diligencia
reforzado que debe regir en los procesos penales adelantados por delitos
contra la libertad, integridad y formación sexual cuando la presunta víctima es
un niño, niña o adolescente, resaltando las garantías en favor de los mismos; y
(ii) el alcance de las leyes 1098 de 2006 y 1652 de 2013 en relación con los
testimonios que ellos pueden presentar en la audiencia de juicio oral del
proceso penal regulado por la Ley 906 de 2004. En relación con el último
punto hizo alusión a la jurisprudencia pertinente de la Corte Constitucional y
de la Sala de Casación Penal de la Corte Suprema de Justicia.
76
III. DECISIÓN
RESUELVE:
77
78
PONENCIA T-7273603
SENTENCIA.........................................................................................................................1
I. ANTECEDENTES............................................................................................................2
1. Hechos............................................................................................................................2
3. Admisión y respuestas..................................................................................................18
5. Trámite de selección.....................................................................................................32
1. Competencia.................................................................................................................39
4. Se cumplen los requisitos de legitimación por activa y por pasiva y los generales de
procedencia de la acción tutela contra providencias judiciales en el caso concreto........44
7. Síntesis de la decisión...................................................................................................75
III. DECISIÓN....................................................................................................................76
RESUELVE.........................................................................................................................76
79