Modulo I Educación Emocional
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Modulo I Educación Emocional
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MODULO I:
1. EMOCIONES Y SENTIMIENTOS
2. INTELIGENCIA EMOCIONAL
3. COMPETENCIA EMOCIONAL
4. LA EDUCACIÓN EMOCIONAL CON LOS DOCENTES Y EL COLEGIO
DESARROLLO
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La emoción es definida por la neurociencia como la respuesta de nivel básico que crea
reacciones bioquímicas en el cuerpo alterando el estado físico actual.
Los sentimientos, por otro lado, son asociaciones mentales y reacciones hacia las
emociones según nuestras experiencias personales.
Las emociones, a su vez, aparecen como respuestas del cuerpo hacia estímulos externos. La
cadena emoción - sentimiento - sentimiento sería, por ejemplo: estoy asustado, siento
miedo y luego me siento horrorizado.
La emoción es una alteración del estado físico que se puede medir por medio de la presión
arterial o latidos del corazón. La emoción nace de estímulos externos, son instintivos y de
corta duración. Las emociones son también provocadas por los sentimientos como por
ejemplo cuando recuerdas un momento especial y sonríes.
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Sentimiento y emoción pueden parecer el mismo concepto, pero en realidad son palabras
diferentes. En ambos casos sentimos, pero el detalle es diferente si me estoy refiriendo a
una emoción o a un sentimiento.
Una emoción es una reacción compleja del cerebro ante un estímulo externo (algo que veo,
u oigo) o interno. (pensamiento, recuerdo, imagen interna).
Emoción viene del latín emovere que quiere decir mover hacia o desde. En contra de lo que
se piensa, las emociones son algo transitorio no permanente que nos saca de nuestro estado
habitual.
Las emociones son energía que se mueve a través de nuestro cuerpo y que sólo se estanca si
las reprimimos. Las emociones por tanto nos impulsan hacia la acción, son más intensas y
duran menos tiempo que los sentimientos.
Te acabas de comprar un coche es el segundo día que lo utilizas y al ponerlo en marcha no
arranca. Es posible que sientas enfado. Acabas de enterarte que te han concedido una
beca para estudiar, puede ser que sientas alegría. Te cuentan que han robado en tu
edificio, quizás sientes miedo.
Emociones hay muchas, pero hay unas primarias o básicas que son la base de nuestro
universo emocional. Las emociones básicas de dividen en cuatro grandes grupos. La
tristeza, el enfado, el miedo y la alegría, asco, sorpresa.
Tristeza:
Sirve para aceptar la pérdida de una persona, situación o experiencia.
Nos sirve para darnos un tiempo un espacio hacia dentro. Para reflexionar. Si esta tristeza
dura mucho tiempo pasa a ser un sentimiento. Y entonces es cuando tenemos que
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preocuparnos y ocuparnos. Darnos permiso para estar tristes va a ser importante para poder
elaborar los grandes o pequeños duelos que nos pone la vida delante (pérdida de un ser
querido, cambio de casa, cambio de situación laboral, ruptura de una relación, abandono de
los hijos de casa… ) En una intensidad menor la tristeza es adaptativa.
Alegría:
Sirve para facilitar el contacto con otra persona. Compartir y expresar hacia fuera. Dentro
de la alegría también entraría la curiosidad y la ternura.
¿Qué pasa si nos aferramos a esta alegría? Que a veces se acaba convirtiendo en una falsa
alegría, en una alegría fingida.
Preguntas del estilo. ¿Cómo estás? Bien. Cuando en realidad estoy fatal. Permitirnos vivir
otras emociones a parte de la alegría, nos va a ayudar a tener un mayor abanico emocional y
que cuando sea una emoción sea real.
Enfado:
Sirve para poner límites, separarnos del otro. Decir hasta aquí. La rabia puede
ser positiva si modulamos su respuesta. Nos sirve para identificar una molestia. Para
entrenarnos en la capacidad de decir NO. Fundamentalmente nos permite expresar nuestras
necesidades.
Miedo:
Sirve para protección, prudencia cuando hay un peligro real. ¿Qué pasa cuando no hay un
peligro real? El miedo nos puede paralizar e invadir de tal manera que no podamos hacer
nuestras cosas con normalidad.
Asco
Es la emoción más desagradable de las seis. Tiene un gran poder para condicionar nuestro
comportamiento, especialmente si hablamos de alimentos. La función del asco
es protectora, no solamente para el momento en el que la experimentamos, sino también
para el futuro, pues escribe con cincel en nuestra memoria.
Sorpresa
https://www.youtube.com/watch?v=VSTVpgW5DF8
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¿QUÉ ES UN SENTIMIENTO?
Para seguir con el ejemplo anterior, tu pareja te acaba de dejar, y, por ejemplo, te das
cuenta que sientes tristeza. La tristeza se convierte en sentimiento cuando pones
consciencia y pensamiento.
Otro ejemplo, te acaban de despedir del trabajo, puedes sentir la emoción de enfado. Y
luego que te vengan otras emociones al pensar en ello que acaben convirtiéndose en
sentimientos, por ejemplo, tristeza, miedo a no encontrar otro trabajo, alegría por sentirte
liberado de no escuchar a tu jefe nunca más, etc.
«Los sentimientos no pueden ser ignorados, no importa cuán injustos o ingratos nos
parezcan.» -Anna Frank-
Aquí mostramos los 6 puntos clave para diferenciar entre las emociones y los sentimientos.
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Los sentimientos en cambio, tienen una duración más larga tanto en nuestro cuerpo y
mente. Este último durará tanto como nuestro consciente dedique tiempo a pensar en él
nuestra mente. Por ejemplo. El amor es un sentimiento, el miedo puede ser una emoción o
también lo podemos convertir en un sentimiento.
Los sentimientos se dan cuando interviene la consciencia y el darse cuenta, además necesita
un tiempo para que un sentimiento se forme.
Con las emociones en cambio, este fenómeno no se da porque lo queramos o no van a estar
ahí, ya que se dan de forma automática ante una situación o pensamiento.
2. INTELIGENCIA EMOCIONAL
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Se dice que las personas que han trabajado en sí mismos para adquirir conciencia de su
inteligencia emocional saben:
Influir en los demás; gracias al entendimiento y respeto por las emociones y puntos
de vista del otro
Comunicar sus puntos de vista con claridad; dado que hay entendimiento y respeto
por el otro y sus emociones es más fácil comunicar los propios puntos de vista de
manera efectiva
Manejar conflictos; porque la empatía que han desarrollado les permite ser árbitros
imparciales y justos
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Trabajar en equipo; conociendo quién es cada elemento del grupo y sus fortalezas y
debilidades
Al entender mejor las emociones, quienes han trabajado en su inteligencia emocional son
capaces de relacionarse mejor con los demás, tener más éxito en su trabajo y llevar vidas
más satisfactorias. Así pues, es frecuente que tengan también una alta inteligencia social.
De acuerdo a los estudios realizados por los psicólogos Peter Savoley y John D. Mayer hay
cuatro momentos fundamentales para desarrollar la inteligencia emocional. En su modelo
se elaboran cuatro factores:
Percibir las emociones con precisión; quiere decir esto que hay que aprender a leer
las emociones no verbales como el lenguaje corporal y/o las expresiones faciales,
así como las emociones propias (saber qué se siente en cada momento, el origen del
sentimiento y la conclusión de cómo ese sentimiento afecta el comportamiento y el
pensamiento).
Utilizar la lectura de las emociones para reaccionar ante las situaciones; así se le da
prioridad a lo que percibimos requiere atención inmediata, y se relega a segundo
plano lo que se percibe como menor urgente. Aquí es de suma importancia saber
controlar los impulsos, evitar explosiones emocionales, abogar por la calma cuando
hay dificultad, y adaptarse a los cambios y fluctuaciones del día a día.
Comprender las emociones y darles el significado que se merecen; quiere decir que
una persona molesta en el trabajo no está molesta, necesariamente, con su trabajo,
sino puede tener problemas personales y no sabe cómo separar su vida privada de su
vida laboral.
Administrar las emociones; quiere decir que hay que saber cómo responder y
cuándo responder a nuestras propias emociones y a las de los demás.
Se dice que las personas con más éxito en sus vidas son aquellas con una inteligencia
emocional más alta, no necesariamente las que tienen un altísimo coeficiente intelectual.
Cuando las emociones no se manejan correctamente, pueden acabar con el esfuerzo laboral
de una persona, así como con su vida privada. Quienes han trabajado para desarrollar esta
parte de su comprensión del mundo y de sí mismos encuentran que, en general, la
inteligencia emocional:
Ayuda a triunfar en todas aquellas áreas de la vida en las que hay que relacionarse
con otros
Ayuda a elegir el estado anímico que más se acomoda a cada situación y a
desenvolverse armónicamente con lo que cada momento requiere
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3.COMPETENCIA EMOCIONAL
La competencia emocional se describe como la capacidad que tiene una persona para
expresar sus propias emociones con total libertad. Se deriva de la inteligencia emocional,
que es la capacidad para identificar y regular las emociones. La competencia se aprende y
determina la habilidad que tiene una persona para interactuar de forma constructiva con
otras.
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1. La Educación Emocional:
Antes del siglo XX apenas tenemos constancia de estudios científicos o filosóficos
sobre las emociones del ser humano, sin embargo, en este siglo asistimos a un
desarrollo importante de este tipo de estudios, así podemos destacar a: − Charles
Darwin, quien, desde un enfoque biológico, estudió las emociones-tanto en los seres
humanos como en los animales, como señales que comunicarían intenciones, además de
ser reacciones determinadas por ciertos acontecimientos. También, Charles Darwin,
dedicó mucho tiempo al estudio de las expresiones faciales ante determinadas
emociones. − William James, desde la tradición psicofisiológica, señalaría que la
experiencia emocional es la consecuencia de cambios corporales, o respuestas
fisiológicas, que se dan como reacciones ante hechos excitantes. Su pensamiento
quedaría reflejado en la famosa frase “No lloramos porque estamos tristes, sino que
estamos tristes porque lloramos”. − Cannon y Bard, en el ámbito de la neurología,
pondrán énfasis en lo contrario, plantean que el estímulo emocional origina unos
impulsos que, a través del tálamo, llegan a la corteza cerebral. Al mismo tiempo, el
tálamo envía impulsos a las vísceras y músculos para que produzcan cambios
comportamentales. − Para Freud su estudio de las emociones se lleva a cabo desde el
psicoanálisis. El psicoanálisis, más que una teoría de la emoción, es una teoría de los
trastornos emocionales, según la cual, por un lado, la vida afectiva del adulto depende
de cómo hayan sido sus experiencias afectivas pasadas y, por otro lado, la mente relega
al inconsciente las emociones traumáticas. − La corriente conductista, por su parte, se
ha preocupado por estudiar el proceso de aprendizaje de las emociones, el
comportamiento manifiesto que permite inferir estados emocionales y los
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La educación en emociones o emocional es, quizá, una de las más importantes tareas
pendientes en nuestra sociedad, prácticamente hasta la década de los noventa no se produce
un avance significativo en su estudio. Goleman (1995) se referirá a los elevados costes del
analfabetismo emocional (crímenes, violencia, arrestos, uso de armas de fuego, suicidios,
inseguridad ciudadana, depresión, ansiedad, estrés, desordenes de la alimentación, abuso de
drogas y alcohol). Todo ello implica estrategias de prevención y alfabetización emocional
necesarias a través del sistema educativo.
Aquí vamos a referirnos a la educación emocional como respuesta a un déficit en la
formación básica del alumno.
Los objetivos de la educación emocional Los objetivos generales de la educación
emocional se pueden resumir en los siguientes términos:
Por extensión, los efectos de la educación emocional conllevarían resultados tales como
los siguientes:
Aumento de habilidades sociales y de relaciones interpersonales satisfactorias
Disminución de pensamientos autodestructivos
Mejora de la autoestima.
Disminución del índice de violencia y agresión.
Menor conducta antisocial o socialmente desordenada.
Menor número de expulsiones de clase.
Mejora del rendimiento académico
Disminución en la iniciación en el consumo de drogas
Mejor adaptación escolar, social y familiar
Disminución de la tristeza y sintomatología depresiva.
Disminución de la ansiedad y el estrés
Disminución de desórdenes relacionados con la comida.
Vemos por todo ello que no es posible no educar socio-emocionalmente. Así, es importante
desarrollar en las aulas PROGRAMAS DE ALFABETIZACIÓN EMOCIONAL, ya que
se ha demostrado que éstos mejoran las calificaciones académicas y también el desempeño
escolar. En un momento en que muchos niños carecen de la capacidad de manejar sus
problemas, de prestar atención o de concentrarse, de controlar sus impulsos, de sentirse
responsables por su trabajo o de interesarse en su aprendizaje, cualquier cosa que sostenga
estas habilidades ayudará a su educación. En este sentido, la alfabetización emocional
mejora la capacidad de la escuela para enseñar.
La mayoría de los investigadores y estudiosos de la inteligencia emocional coinciden en las
características de los alumnos emocionalmente inteligentes, así:
Poseer un buen nivel de autoestima
Aprender más y mejor
Presentar menos problemas de conducta
Sentirse bien consigo mismos
Ser personas positivas y optimistas
Tener la capacidad de entender los sentimientos de los demás
Resistir mejor la presión de sus compañeros
Superar sin dificultad las frustraciones
Resolver bien los conflictos
Ser felices, saludables y tener más éxito
Podemos darnos cuenta por estas características del alumno emocionalmente competente,
de la incuestionable importancia de educar en emociones desde las aulas.
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