Qué Significa Llevar Mucho Fruto
Qué Significa Llevar Mucho Fruto
Qué Significa Llevar Mucho Fruto
“Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el labrador. Todo pámpano que en mí no lleva
fruto, lo quitará; y todo aquel que lleva fruto, lo limpiará, para que lleve más fruto. Ya
vosotros estáis limpios por la palabra que os he hablado. Permaneced en mí, y yo en
vosotros. Como el pámpano no puede llevar fruto por sí mismo, si no permanece en la
vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí. Yo soy la vid, vosotros los pámpanos;
el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada
podéis hacer. El que en mí no permanece, será echado fuera como pámpano, y se
secará; y los recogen, y los echan en el fuego, y arden. Si permanecéis en mí, y mis
palabras permanecen en vosotros, pedid todo lo que queréis, y os será hecho. En esto es
glorificado mi Padre, en que llevéis mucho fruto, y seáis así mis discípulos.” Juan 15:1-8.
Algunas personas piensan que el fruto al que se refiere aquí tiene que ver con los
dones del espíritu, el ganar personas para Cristo, cuánto han profetizado en Su
nombre u otra variedad de buenas obras realizadas a través de los dones espirituales.
Pero Jesús advierte que hubo muchos que lo llamaron “Señor, Señor” y que tenían
muchas buenas obras, que manifestaron los dones del espíritu, pero sin embargo, Él
nunca los conoció en verdad. (Mateo 7:21-23) Cuando Jesús habla acerca de llevar
fruto al permanecer en Él, está hablando acerca del fruto del espíritu que se manifiesta
en las vidas de quienes andan en el Espíritu.
Entonces, ¿cómo puedo llevar fruto? El fruto del espíritu solo puede manifestarse en
mí por el poder del Espíritu. Ningún tipo de esfuerzo propio dará frutos espirituales.
Requiere una entrega total de mi voluntad propia a Dios para que pueda obedecer las
palabras de Jesús en las situaciones cotidianas de la vida, de tal manera que el fruto
del espíritu pueda brotar de mí en lugar de mi propia naturaleza. Esta entrega total
sucede cuando Jesús es mi primer amor, cuando Él reina en mi corazón y en mi mente.
Es así como Su voluntad – Su palabra – se cumple en mi vida, y no mi propia voluntad.
Si persevero en dar fruto – El fruto del Espíritu, el fruto de que viene por obedecer las
palabras de Jesús – surgirá de manera natural en mí.
Una obediencia a la Palabra de Dios cada vez más grande (andar en el espíritu) trae un
poder cada vez mayor del Espíritu, y luego el fruto del Espíritu puede ser manifestado
en nuestras vidas en un grado cada vez mayor.