Papiloma Humano

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UNIVERSIDAD LATINA

FACULTAD CIENCIAS DE LA SALUD DR. WILLIAM C. GORGAS

ESCUELA DE TECNOLOGÍA MÉDICA

LICENCIATURA EN TECNOLOGÍA MÉDICA

MATERIA: SOCIOLOGÍA DE LA SALUD

TEMA

INCIDENCIA DEL VIRUS DE PAPILOMA HUMANO EN LA MUJER EN ETAPA ADULTA


DIAGNÓSTICO, SIGNOS Y TRATAMIENTO

ABRIL, 2020
INTRODUCCIÓN

Como uno de los más grandes logros de la medicina se encuentra la comprensión de la infección por el
virus del papiloma humano (VPH) y su relación causal con algunos tipos de cáncer. La mayoría de las
personas con infecciones por este virus no presenta síntomas, por lo que puede pasar inadvertida y
haber sido limitada por el hospedero. Es importante tomar en cuenta que en menos de 10% de los
pacientes se presenta una infección persistente, la cual puede derivar en el desarrollo de malignidad. El
VPH requiere de una lesión o bien, situarse en un área de transición de epitelios, como la que existe en
el cuello uterino, ano o amígdalas, para poder infectar las células. Los genotipos del VPH que afectan
las mucosas, se transmiten por vía sexual y se clasifican como de bajo y alto riesgo. Los genotipos de
alto riesgo se asocian con cáncer cervicouterino (CaCu), vulvar, vaginal, pene, ano y con tumores
orofaríngeos. Se considera y es aceptado que hasta 25% de las personas sexualmente activas se infectan
por VPH genital y que más de 50% se infectará por lo menos una vez a lo largo de su vida.

Esta es la infección de transmisión sexual más frecuente a nivel mundial (8, 9). Las infecciones por el
VPH de alto riesgo u oncogénico (AR-VPH) ocasionan ≥95% de casos de CCU a nivel mundial, 70%
de estos casos están asociados a los VPH tipo 16 y 18 (10). Por ello, las estrategias de prevención
primaria y secundaria se han centrado en esta infección viral, y es objeto de muchas investigaciones en
la actualidad. En este contexto, los esfuerzos para hacer que la investigación científica tenga impacto
sobre la práctica clínica se deben traducir en la reducción de las desigualdades en la salud mundial
ocasionadas por el VPH, y en nuevas estrategias de prevención del CCU y otras enfermedades
asociadas a VPH.
Por otra parte, los reportes de prevalencia del VPH estiman diferentes frecuencias que varían según
países, regiones y grupos poblacionales (7, 13, 14). La frecuencia máxima se encuentra en mujeres
menores de 25 años a nivel mundial. La región con más alta prevalencia es Oceanía; sin embargo, en
África es más prevalente en mujeres mayores de 45 años. En el reciente reporte del Centro de Control y
Prevención de Enfermedades (CDC), se estima que durante los últimos dos años, cerca del 23% de los
adultos de entre 18-59 años han sido infectados por AR-VPH en Estados Unidos; sin embargo, si se
incluyen todas las infecciones genitales por VPH, la prevalencia es cercana al 42% .
Generalidades del Virus de Papiloma Humano

Los virus del papiloma humano (VPH) son miembros de la familia Papillomaviridae. Las partículas
virales son pequeñas y contienen una cadena de ADN de doble hebra. Existen más de 200 genotipos
descritos, de los que cerca de una tercera parte tienen como objetivo infectar las mucosas del
hospedero1,2. Pudo observarse por primera vez en 1950, en imágenes obtenidas con microscopio
electrónico en muestras de papilomas de piel.

Los virus de la familia Papillomaviridae fueron clasificados inicialmente como una subfamilia de


los Papovaviridae en 1962, pero se reclasificaron en 2002 como una familia independiente. Esta
familia contiene 29 géneros, de los cuales 5 pertenecen al papiloma humano2. Se identificaron las
clases de los 2 primeros serotipos, VPH1 y VPH2 en 1977 y se completó la secuencia genómica del
VPH1 en 19822.
Uno de los más grandes avances de la ciencia médica ha sido el mayor entendimiento y comprensión
de la historia natural de la infección por VPH3. La mayor parte de las infecciones causadas por el VPH
no causan síntomas en la mayoría de las personas, por lo que pueden pasar incluso inadvertidas y
combatidas por el hospedero. No obstante, algunos genotipos virales pueden causar cáncer
cervicouterino (CaCu), vulvar, vaginal, anal y orofaríngeo. Sin embargo, en una gran proporción de
casos, la infección por VPH se autolimita y en menos de 10% de los pacientes se presenta una infección
persistente.
El VPH tiene la particularidad de requerir una microabrasión o un área de transición de epitelios, como
la que existe en el cuello uterino, ano o amígdalas, para poder infectar las células3. La infección se
presenta en los queratinocitos basales del epitelio escamoso estratificado y el virus se replica en el
núcleo de las células infectadas, además de interferir en la diferenciación de estas mismas células.
Los genotipos del VPH que afectan las mucosas, por lo regular se transmiten por vía sexual y se
pueden subdividir entre bajo y alto riesgo. Los de alto riesgo se asocian con CaCu, vulvar, vaginal, ano
y con otros tumores orofaríngeos. Más de 40 genotipos pueden propagarse por contacto directo durante
el sexo vaginal, anal y oral4. Se considera y es aceptado que hasta 25% de las personas sexualmente
activas se infectan por VPH genital hacia los 21 años de edad. También se estima que más de 50% se
infectará al menos una vez a lo largo de su vida1, y que alrededor de 7% de los adultos tienen
infecciones orales por VPH5,6.
Al realizar un análisis por género se puede observar una cifra global que señala que en cualquier
momento de su vida, 42.5% de las mujeres tienen infección genital por VPH5.
Cuando se utilizan estudios de diagnóstico molecular se ha demostrado la presencia de VPH hasta en
80% de las mujeres sexualmente activas, las cuales cursan completamente asintomáticas. En mujeres,
el pico de incidencia de infección es en pacientes menores de 24 años. También se ha observado otro
pico de incidencia en algunos países, después de los 45 años de edad.
En Latinoamérica, recién se están estableciendo los cimientos científicos sobre este virus, hecho que se
reflejó el 2014 durante el I Encuentro Sudamericano del VPH. En este evento se demostró que nuestra
región ha enfrentado y enfrenta dificultades científico-clínicas relacionadas con VPH y CCU, muy
marcadas y preocupantes comparadas con las tendencias en los países con altos ingresos, que presentan
significativos avances en el desarrollo de vacunas, nuevos métodos de diagnóstico, nuevas técnicas de
prevención, cambios en las estrategias de atención de esta enfermedad, e iniciativas de prevención a
nivel global.
La prevalencia estimada en un cáncer podría ser definida como el número de personas (población)
previamente diagnosticadas con el tipo de neoplasia en relación con la población en riesgo de padecer
la enfermedad. Para el CCU solo se incluyen mujeres que no han sido sometidas a histerectomía por
otra causa o por otro cáncer diferente al de cuello uterino, ya sea que estén bajo tratamiento,
considerados como curados o con un tiempo de diagnóstico.
En Europa, la prevalencia de la infección anogenital por VPH estimada es heterogénea entre los países,
las edades, los tipos de estudios, los grupos de riesgo y el tipo de lesión cervical. En mujeres menores
de 25 años con citología normal la prevalencia ajustada en Europa es cercana al 28% y disminuye a
menos del 10% desde los 35 años. En Asia, la prevalencia en este grupo de población es cercana al
24%, y disminuye al 14% a los 35 años. En África es del 35% en mujeres menores a 25 años, la
prevalencia baja al 14% a los 45 años y aumenta al 25% a los 65 años. Para Oceanía, la prevalencia en
mujeres menores de 25 años es cercana al 46% y disminuye al 9% a los 65 años. En América, la
prevalencia en mujeres menores de 25 años es cercana al 32% y disminuye al 6% a los 65 años.
Respecto a Latinoamérica, las estimaciones de prevalencia de VPH y AR-VPH varían entre países,
regiones y subregiones. De este consenso de estudios agrupados se determinó la prevalencia global de
la infección por VPH de 45,9 (IC 95%: 41,4-46,7). Respecto a la prevalencia de AR-VPH es del 12,7
(IC 95%: 5,7-18,6), hasta dos veces mayor que la de los VPH de bajo riesgo (VPH-BR). Para el Caribe
se señala una prevalencia de AR-VPH del 15,8 (IC 95%: 12,2-20,2) con valores más elevados. Estos
hallazgos coinciden con lo reportado para diversos estudios latinoamericanos (17-56).
Descubrimiento del VPH

La transmisión sexual, como un factor de riesgo para el desarrollo de CaCu, fue descrita desde 1842
por Domenio Rigoni-Stern, mientras que el origen infeccioso de las verrugas fue establecido en 1907
por Giussepe Ciuffo; no fue sino hasta 1983 que se relacionó la infección por VPH como una causa de
CaCu, momento en el cual el ADN del VPH16 fue aislado en cerca de 60% de las muestras de tejido
que Herald zur Hausen y su equipo de investigadores habían examinado.
Harold zur Hausen es el investigador merecedor del premio Nobel por ser el pionero en la investigación
de los VPH relacionados con cáncer. Antes de que zur Hausen y colaboradores en su laboratorio de
Alemania, descubrieran y aislaran los virus oncógenos se sospechaba más del virus del herpes simple
tipo 2 (HSV-2) y pocos científicos apoyaban la teoría de zur Hausen. Pocos años después, la hipótesis
del virus herpes simple 2 se descartó, pues no logró identificarse su genoma en la mayoría de los
tumores cervicouterinos.
Para analizar su hipótesis, zur Hausen inició una gran búsqueda de VPH en cualquier tipo de lesiones
cervicales. A finales de la década de 1970, se contaba ya con la tecnología de ADN, que se utilizó para
aislar el genoma de los VPH identificados en las verrugas. Mediante ensayos de hibridación y
restricción demostraron que los virus que aislaron de las diferentes muestras clínicas no eran todos
idénticos, así que se procedió a clasificarlos por tipos en 1, 2, 3, 4 y así de forma sucesiva, según se
iban descubriendo nuevos subtipos del virus.
En 1980, con el ADN del VPH1 como sonda, Lutz Gissman (profesor asociado en el laboratorio de zur
Hausen), identificó y aisló el genoma del VPH6 de un condiloma acuminado y con la sonda del mismo
virus descubrió el VPH11 en un papiloma laríngeo. El punto decisivo ocurrió en 1983, cuando Dürst,
Gissman y otros colaboradores de zur Hausen aislaron el VPH16 y un año después el VPH18, a partir
de muestras de CaCu. Más adelante se demostró que 60% a 70% de las mujeres con CaCu presentaba
estos 2 tipos virales.
Esta fue la primera evidencia experimental sólida de la asociación del VPH con el CaCu. De esta
forma, se fortaleció la hipótesis del VPH como agente causal del CaCu y creció en gran medida el
interés por la investigación entre este virus y otras neoplasias genitales. Al continuar con la
investigación, el grupo de zur Hausen descubrió otros tipos virales y mecanismos moleculares en los
que los VPH participan en la carcinogénesis.
Gissman, como investigador del grupo de zur Hausen, participó en la búsqueda de los mecanismos de
la respuesta inmunitaria del huésped contra el VPH y las células tumorales. Aunque en ese momento no
se trabajó directamente en el desarrollo de una vacuna, sus observaciones han sido de gran utilidad
puesto que sentaron las bases para el uso eficaz de los viruslike particles (VlP), que son viriones
vacíos, sin genoma viral, producidos en forma recombinante en el laboratorio

Mecanismos genéticos virales de la infección


Como ejemplo de los descubrimientos mencionados anteriormente, en 1985 se observó que en la
mayoría de las mujeres con CaCu, el virus había integrado su genoma al del hospedero, preservando
siempre los oncogenes E6 y E7, con pérdida o interrupción del gen E2. Esto es importante debido a que
en las lesiones preinvasoras del cuello uterino, el genoma viral se encuentra en forma episomal
(circular), esto es, fuera del genoma celular y con el gen E2 completo. Este último inhibe la actividad
de los oncogenes virales, por lo que el rompimiento del gen E2 durante la integración se considera un
fenómeno indispensable para la activación de los oncogenes virales y con ello, la evolución tumoral de
las lesiones preinvasoras a cáncer invasor.
El VPH tiene la capacidad de estimular de forma continua el crecimiento tumoral, lo que favorece que
en un periodo habitualmente largo se generen mutaciones al azar en el genoma celular, con la esperable
consecuencia de que algunas de ellas le confieran mayor capacidad oncógena a la célula neoplásica.
Con base en datos experimentales generados desde los trabajos de zur Hausen, se ha postulado que para
que se evolucione a un fenotipo invasor, se requiere una pérdida sucesiva de distintos genes supresores
tumorales.
El profesor zur Hausen, Gissmann y su grupo cedieron las sondas de los VPH6, 11, 16 y 18, y diversos
grupos de investigación en todo el mundo descubrieron otros subtipos, lo cual permitió un rápido
avance para entender cómo los virus causan el cáncer; con estos datos se inició el desarrollo de
vacunas. Hoy día, se considera que 5% de los tumores en humanos se relacionan con el VPH.

Síntomas
La infección por el virus del papiloma humano en la piel se produce por las verrugas de tres tipos:
• Verrugas vulgares: suelen aparecer en las manos y son pequeñas protuberancias de color claro y
superficie rugosa.
• Verrugas planas: muy frecuentes en niños, son pequeñas lesiones planas de color pardusco y
superficie rugosa.
• Verrugas plantares o papilomas: aparecen en las plantas de los pies y pueden ser dolorosas. A veces se
confunden con callosidades.
Figura 1. Paciente con verrugas en el área
bucal. Figura 2. Cuadro clínico paciente con verrugas
en los genitales.

Diagnóstico

Esta patología se da mucho más en mujeres, lo cual es persistente y de alto riesgo, asociado
directamente con la aparición de cáncer de cérvix en el cuello del útero.
Pruebas como la del Papanicolaou pueden detectar células precancerosas, por lo que se debe realizar de
forma periódica, así como un seguimiento médico cuidadoso. Estas pruebas pueden ayudar identificar
algún tipo de cambio precancerosos en el cuello del útero y detectar oportunamente el virus antes de
que se convierta en un cáncer cervical que puede ser mortal.

Tratamiento

La mayoría de los casos de infección por VPH desaparecen espontáneamente, por efecto del proceso
sobre las defensas altas del cuerpo.
Los tratamientos de eliminación de verrugas tanto, en la piel como en genitales pueden ser tratados con
medicamentos como Podofilina, Imiquimod, Ácido tricloroacetico o mediante técnicas quirúrgicas,
como cirugías del laser o la crioterapia; procedimientos realizados por un ginecólogo obstetra.

CONCLUSIÓN
El VPH constituye hoy una seria amenaza para la salud en todo el mundo, ya que se le relaciona
directamente con el desarrollo del CaCu. Esta infección, transmitida principalmente por contacto
sexual, afecta a ambos géneros y representan una de las alteraciones más frecuentes de este tipo. La
interrelación que guardan con el desarrollo de cáncer ha sido investigada por diversos autores, quienes
han concluido que los tipos 16 y 18, son aquellos que se asocian indudablemente con el CaCu. Las
variantes genéticas del VPH difieren entre sí hasta en 2% de su genoma, pero se ha determinado que
algunos tipos se relacionan con lesiones más avanzadas o tipos histológicos más agresivos, aunque se
desconoce la alteración específica de las funciones celulares entre los diferentes tipos de VPH
oncógenos.

El desarrollo de las vacunas específicas en contra del VPH vino a dar una luz de esperanza para la
prevención (por desarrollo consecutivo) del CaCu, que hoy día ocupa uno de los primeros lugares como
causa de mortalidad en todo el mundo. Tanto la vacuna bivalente como la tetravalente, han demostrado
una elevada eficacia como herramientas preventivas en contra de este tipo de cáncer. En ensayos
clínicos diversos se ha comprobado, por ejemplo, que la vacuna tetravalente evita hasta 100% de las
lesiones cervicales precancerosas moderadas y graves asociadas a los tipos 16 y 18, en pacientes no
infectadas previamente por estos tipos de VPH.

La aprobación de la vacuna contra el VPH por los países de la Unión Europea nos hace esperar que
pronto esté implantada en España y otros países. La seguridad y eficacia de la vacuna ha quedado
probada en los diversos estudios que se han hecho. Para asegurar el éxito de los programas de
vacunación contra el VPH será necesario el pleno respaldo de las autoridades de salud pública, los
trabajadores sanitarios y la población en general. La información por parte del personal sanitario ayuda
a vencer las resistencias a la vacunación que manifiestan ciertos sectores sociales, de ahí la importancia
de estar bien informados y formados sobre el tema porque estamos hablando de un problema de gran
magnitud: el cáncer.

Analizando los factores y cofactores del CaCu, la aplicación sistemática de la vacuna contra VPH
representa, fehacientemente, la mejor opción preventiva contra este agresivo padecimiento. En números
subsiguientes seguiremos comentando otros aspectos del VPH.
APORTES Y RECOMENDACIONES
Aporte: La introducción de la prueba del VPH debe ser parte de una decisión y estrategia de salud
pública para la reducción del cáncer cervicouterino. El compromiso político de las autoridades de salud
es condición esencial, que debe traducirse en acciones para asegurar la cobertura.
• Que desde ese mismo servicio, se realicen actividades orientadas a la sensibilización de la
población en general referente al VPH y las consecuencias.
Aporte: Introducir la prueba de VPH potencia el impacto de las actividades de prevención pero no
resuelve los problemas de organización: ciertos aspectos organizativos son condiciones previas a la
implementación de la prueba.
• Que desde el departamento de Salud, se informe periódicamente a través de campañas
publicitarias de la existencia de ese servicio a todos los usuarios.
Aporte: La capacitación/información de los profesionales de la salud es fundamental para asegurarse de
que todos conozcan la prueba, su fundamento científico, y que se aplique en el contexto de un
programa organizado con un enfoque de salud pública.
• Crear e impulsar una relación de confianza, más allá de la intervención del programa, entre el
personal de enfermería comunitaria y los padres y madres de los niños/as, con la intención que
los asistentes a las sesiones tengan una persona de referencia para consultar dudas sobrevenidas
referentes a la salud comunitaria.
Aporte: La edad recomendada para la vacunación variará de país a país; en Estados Unidos está siendo
recomendada en uso rutinario en niñas de 11 a 12 años, aunque las recomendaciones también cobijan
niñas desde los 9 años y mujeres jóvenes entre los 13 y los 26. En Australia, la vacuna se ha aprobado
para niñas y mujeres de 9 a 26 años y para niños de 9 a 15. La edad promedio de inicio de las
relaciones sexuales en las diferentes poblaciones será un elemento importante en las recomendaciones
de la edad de vacunación.
• Impulsar y evolucionar el programa padres a la escuela, adaptándolo para los jóvenes
preadolescentes y los adolescentes, con la intención de dar a conocer toda la información sobre
el virus y las consecuencias del mismo.
Aporte: En la mayoría de los países desarrollados, la incidencia y la mortalidad del cáncer de cuello
uterino ha disminuido hasta en 70%, en parte, gracias a los programas de tamización bien organizados
que cubren la mayoría de las mujeres en riesgo, complementados por un buen diagnóstico y tratamiento
de las lesiones precancerosas y un buen control de calidad de todas las etapas.
• Optimizar los recursos de los programas comunitarios existentes, como son los programas:
Salud en los barrios, Plan Salud Escuela y Comunidad y el Programa Salud y Escuela, ya que
creo que una buena manera de mejorar los recursos existentes seria realizar estos programas
comunitarios conjuntamente con el programa padres al colegio, consiguiendo así una
implementación de los programas existentes en curso haciéndolo llegar a un número mayor de
población.
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