La Anemia
La Anemia
La Anemia
TIPOS
Anemia por deficiencia de vitamina B12: causada por una bajada del
número de glóbulos rojos debido a una falta de esta vitamina.
Anemia por deficiencia de folato: provocada por una disminución en la
cantidad de glóbulos rojos debido a una falta de folato, tipo de vitamina
B también denominada ácido fólico.
Anemia ferropénica: es el tipo más frecuente y ocurre cuando el cuerpo
no tiene suficiente cantidad hierro, mineral que ayuda a producir
glóbulos rojos.
Anemia por enfermedad crónica: propia de aquellos pacientes que
presentan una enfermedad prolongada catalogada como crónica, como
las patologías autoinmunes, la insuficiencia renal y las infecciones
crónicas. También es un tipo de anemia frecuente, principalmente en
personas mayores.
Anemia hemolítica: aquella en la que los glóbulos rojos se destruyen
antes de lo previsto, es decir antes de 120 días. Se trata de una anemia
menos frecuente.
Anemia aplásica idiopática: afección en la cual la médula ósea no
produce suficientes células sanguíneas. Es una anemia denominada
"arregenerativa" y de baja frecuencia.
Anemia megaloblástica: los glóbulos rojos son más grandes de lo
normal.
Anemia perniciosa: disminución en los glóbulos rojos que ocurre
cuando el intestino no puede absorber apropiadamente la vitamina B12.
Anemia drepanocítica: enfermedad que se transmite de padres a hijos.
Los glóbulos rojos, que normalmente tienen la forma de un disco,
presentan una forma semilunar. No es un tipo de anemia que se vea de
manera frecuente en España.
Talasemia: es un trastorno sanguíneo que se transmite de padres a
hijos (hereditario) en el cual el cuerpo produce una forma anormal de
hemoglobina, la proteína en los glóbulos rojos que transporta el oxígeno.
Este trastorno ocasiona la destrucción de grandes cantidades de los
glóbulos rojos, lo cual lleva a que se presente anemia. Su frecuecia
también es baja en nuestro país.
CAUSAS
Aunque muchas partes del cuerpo ayudan a producir glóbulos rojos, la mayor
parte del trabajo se hace en la médula ósea. Esta es el tejido blando en el
centro de los huesos que ayuda a la formación de las células sanguíneas.
Los glóbulos rojos sanos duran entre 90 y 120 días. Partes del cuerpo eliminan
luego las células sanguíneas viejas. Una hormona, llamada eritropoyetina,
producida en los riñones, le da la señal a la médula ósea para producir más
glóbulos rojos.
La hemoglobina es la proteína que transporta el oxígeno dentro de los glóbulos
rojos. Esta les da su color. Las personas con anemia no tienen suficiente
hemoglobina.
El cuerpo necesita ciertas vitaminas, minerales y nutrientes para producir
suficientes glóbulos rojos. El hierro, la vitamina B12 y el ácido fólico son tres de
los más importantes. Es posible que el cuerpo no tenga suficiente de estos
nutrientes debido a:
Cambios en el revestimiento del estómago o los intestinos que afectan la
forma como se absorben los nutrientes (por ejemplo, la celiaquía)
Alimentación deficiente
Cirugía en la que se extirpa parte del estómago o los intestinos
Las posibles causas de anemia incluyen:
Deficiencia de hierro
Deficiencia de vitamina B12
Deficiencia de folato
Ciertos medicamentos
Destrucción de los glóbulos rojos antes de lo normal (lo cual puede ser
causado por problemas con el sistema inmunitario)
Enfermedades prolongadas (crónicas), como enfermedad renal crónica,
cáncer, colitis ulcerativa o artritis reumatoidea
Algunas formas de anemia, como la talasemia o anemia drepanocítica,
que pueden ser hereditarias
Embarazo
Problemas con la médula ósea, como linfoma, leucemia, mielodisplasia,
mieloma múltiple o anemia aplásica
Pérdida lenta de sangre (por ejemplo, por períodos menstruales intensos
o úlceras estomacales)
Pérdida súbita de mucha sangre
FACTORES DE RIESGO
La pérdida lenta y crónica de sangre por una úlcera u otra fuente dentro
del cuerpo puede agotar la reserva de hierro del cuerpo, y llevar a que se
presente anemia por deficiencia de hierro.
¿CÓMO SE DIAGNOSTICA?
El diagnóstico inicial es aparentemente sencillo, ya que en un análisis rutinario
o por otros motivos se detecta una disminución de los niveles de hemoglobina
o del número de glóbulos rojos.
Sin embargo, los análisis no sólo permiten el diagnóstico de anemia, sino que,
a través del examen de una serie de características de esos hematíes, tales
como su tamaño o la concentración de hemoglobina que contienen, se pueden
conocer muchos datos que permiten iniciar el proceso diagnóstico del tipo de
anemia de que se trate.
El estudio completo, una vez detectada la anemia, requerirá ampliar el estudio
analítico, examinar una extensión de sangre periférica y, en algunos casos,
realizar un aspirado o una biopsia de la médula ósea.
¿CÓMO LO TRATAMOS?
Puesto que la anemia puede ser producto de muchas y diversas
enfermedades, es imprescindible llegar previamente a un diagnóstico antes de
realizar ningún tratamiento.
Únicamente en aquellos casos en que una anemia brusca pueda suponer un
riesgo para la vida del enfermo será necesario un reemplazo urgente
mediante transfusiones de concentrados de hematíes provenientes de
donaciones.
En el resto de los casos, que son la mayoría, no debe instaurarse tratamiento
hasta no conocerse la causa de la enfermedad. Las anemias por déficit de
hierro, vitamina B12 o ácido fólico se tratan mediante el aporte de estos
principios. Las anemias secundarias a enfermedades inflamatorias crónicas
mejoran con el tratamiento eficaz de la enfermedad causante.
En los últimos años, la utilización de factores de crecimiento como
la eritropoyetina permite tratar con gran eficacia muchas formas de anemia.