Kairos29 Nunez

Descargar como doc, pdf o txt
Descargar como doc, pdf o txt
Está en la página 1de 22

El movimiento apostólico contemporáneo

(Primera de dos partes)

Dr. Emilio Antonio Núñez C.


Profesor de Teología
Seminario Teológico Centroamericano

El apostolado no ha sido un don relevante en el origen y expansión


de las iglesias pentecostales del siglo veinte. Tampoco cobró
protagonismo en el Neo-Pentecostalismo hasta la última década del
siglo.

Apostleship has not been an important gift in the beginning and


expansion of the twentieth century Pentecostal churches. Neither did it
play a significant role in Neo-Pentecostalism until the last decade of the
century.

A MANERA DE PRÓLOGO

En acto público celebrado el 28 de octubre del año 2000,


doce pastores fueron reconocidos como apóstoles en la ciudad
de Guatemala. El acto causó gran revuelo en la comunidad
evangélica guatemalteca, no porque fuera sorpresivo que
hermanos pentecostales crean en la vigencia del don de
apóstol, sino por el hecho de que los organizadores del acto
escogieron como escenario el Estadio Nacional Mateo Flores,
y anunciaron en un periódico local, no evangélico, que “la
Iglesia Evangélica de Guatemala” estaba haciendo el
reconocimiento apostólico de los homenajeados, cuando en
realidad la iniciativa no había surgido en consulta con la
mayoría de asociaciones de iglesias evangélicas del país.
La inquietud creció cuando en algunas declaraciones de
prensa se le dio énfasis a la autoridad de los apóstoles
contemporáneos y a lo indispensable de su ministerio para que
la Iglesia Evangélica de Guatemala tenga poder espiritual y
crezca en todos los aspectos de su vida y servicio. Se usó el
78 KAIRÓS Nº 29 / Julio - Diciembre, 2001

concepto neo-pentecostal de “cobertura” para afirmar que con


el ministerio apostólico la Iglesia Evangélica de Guatemala
tendrá una protección especial de parte del Señor. Leyendo
tales afirmaciones era fácil preguntarse si la comunidad
evangélica de este país ha estado por más de cien años sin la
“cobertura” que le da Emanuel (“Dios con nosotros”).
Además, ¿de dónde ha venido el poder para la conversión y el
crecimiento espiritual de millares y millares de guatemaltecos,
si es indispensable que se levante un grupo de apóstoles para
que la iglesia evangélica guatemalteca sea por fin habilitada
del poder de lo alto en un nuevo “pentecostés” que puede venir
solamente a petición exclusiva tanto de los líderes del
movimiento apostólico en Norteamérica, como de sus fieles
seguidores en Guatemala?
Respetamos lo que nuestros hermanos pentecostales y neo-
pentecostales creen y practican en el ejercicio de su fe; y
hemos sentido también su respeto para nosotros en su
expresión de amor fraternal. Se sobreentiende que han existido
discrepancias entre ellos y nosotros. Sin embargo, parece que
en ambos campos no hemos querido olvidar aquello de que “en
las cosas fundamentales, unidad; en las secundarias, libertad; y
en todas, caridad (amor)”. Nos hemos dado cuenta que en la
comunidad evangélica no todos los hermanos y hermanas en el
Pentecostalismo histórico, ni todos los hermanos y hermanas
en el Neo-Pentecostalismo, estuvieron de acuerdo con lo
acontecido en el Estadio Nacional el 28 de octubre del año
2000. De modo que no toda la comunidad evangélica de
Guatemala le ha dado su aprobación al nuevo movimiento
apostólico.
A la vez, todos los miembros de esta comunidad
necesitamos informarnos y reflexionar sobre lo que dicho
movimiento enseña y sobre las implicaciones que su presencia
puede tener para el testimonio de los cristianos evangélicos en
este país. Comenzaremos, por lo tanto, este trabajo dándole un
vistazo a la historia del Pentecostalismo del siglo veinte. En la
segunda parte del artículo, nos acercaremos a la literatura que
los nuevos líderes apostólicos han escrito para orientar a sus
colegas apóstoles en Norteamérica y en otras partes del
mundo, incluso en Guatemala. Luego concluiremos nuestra
El movimiento apostólico contemporáneo 79

exposición viendo el testimonio bíblico sobre el apostolado


cristiano.

INTRODUCCIÓN

Del norte de nuestro continente ha venido a Guatemala un


movimiento eclesiástico que bajo el calificativo de apostólico
ha despertado serias inquietudes y levantado muchas preguntas
en la comunidad evangélica de este país. Sin malicia para
ninguno y con amor fraternal para todos, estudiaremos este
movimiento con base en la revelación bíblica y sin pasar por
alto lo que los líderes de la restauración apostólica enseñan.

EL APOSTOLADO Y EL PENTECOSTALISMO
DEL SIGLO XX: ESBOZO HISTÓRICO

Antecedentes cercanos

Por razones de tiempo y espacio no podemos remontarnos


en el presente estudio a los tiempos bíblicos para trazar desde
allí la línea de ascendencia del Pentecostalismo de hoy.
Generalmente se dice que el montanismo (a mediados del siglo
II) es el antecedente más lejano de los movimientos entusiastas
o pneumáticos en la historia de la Iglesia. 1

Juan Wesley y el Metodismo. F. D. Bruner dice que “el


Metodismo del siglo XVIII es el padre de los movimientos
norteamericanos de santidad del siglo XIX, los cuales, a su
vez, dieron a luz el Pentecostalismo del siglo XX”. 2 Walter
Hollenweger comenta:

El creador del movimiento pentecostal es Juan Wesley, quien


fundó la Iglesia Metodista. Bajo la influencia de escritores
moralizantes, católicos y anglicanos, estableció una distinción
entre los santificados, es decir, los bautizados del Espíritu Santo, y
los cristianos comunes. Los evangelistas y los teólogos del

1
Frederick Dale Bruner, A Theology of the Holy Spirit (Grand Rapids:
William B. Eerdmans Publishing Company, 1970), pág. 36. El autor es
presbiteriano. Hizo sus estudios de posgrado en Alemania.
2
Ibid., pág. 37.
80 KAIRÓS Nº 29 / Julio - Diciembre, 2001

movimiento estadounidense de santificación adoptaron y


simplificaron este concepto. 3

Por supuesto, que Juan Wesley haya fundado la Iglesia


Metodista no significa que él tuviera la intención de fundar el
Pentecostalismo que hemos conocido en el siglo XX, aunque
desde hace más de cincuenta años hemos sabido de la
influencia wesleyana-metodista en el Pentecostalismo de
nuestro siglo.

Los avivamientos norteamericanos. Según Bruner, los


avivamientos en Norteamérica ejercieron la influencia
metodológica más poderosa en el Pentecostalismo. El Gran
Avivamiento, predecesor y contemporáneo del Metodismo, y
su hijo singular, “el avivamiento de frontera”, transformaron
radicalmente la manera estadounidense de entender, apropiarse
y aplicar la fe cristiana. Los avivamientos subsiguientes en el
siglo XIX, especialmente bajo Charles Finney y D. L. Moody,
penetraron las iglesias de aquel país con la metodología del
avivamiento. “Como un heredero de la teología wesleyana de
la experiencia y de la metodología de la experiencia cultivada
en los avivamientos, el Pentecostalismo salió a un mundo
hambriento de experiencia religiosa y encontró una respuesta
positiva”.4

Charles Finney y el Movimiento de Santidad. Se ha


dicho que después de Wesley, Charles Finney es el hombre
que ejerció una influencia considerable en el surgimiento del
Pentecostalismo. La metodología de Finney, juntamente con el
Movimiento de Santidad,

fueron el puente histórico de mayor importancia entre el


Wesleyanismo primitivo y el Pentecostalismo moderno. La
teología de Finney incluía la enseñanza sobre una experiencia
subsecuente a la salvación. A esta experiencia él la llamaba el
bautismo del Espíritu Santo. 5

3
Walter Hollenweger, El Pentecostalismo: Historia y doctrinas (Buenos
Aires: Editorial La Aurora, 1976), págs. 7-8.
4
Bruner, A Theology of the Holy Spirit, pág. 39.
5
Ibid., pág. 41.
El movimiento apostólico contemporáneo 81

Pero no fue la teología de Finney lo que más influyó en el


cristianismo norteamericano, sino los métodos que él empleó
en sus avivamientos. Él se esforzaba por guiar a la gente a una
crisis espiritual intensa, la cual era a propósito emocional e
individual. Del Metodismo se puede trazar una línea que va
directamente a los avivamientos en el norte de América, de allí
a la persona y la obra de Charles Finney (el que hizo del
avivamiento una institución), y luego al Movimiento de
Santidad, para llegar finalmente al Pentecostalismo. 6

Antecedentes evangélicos. Una lectura somera sobre la


situación del Protestantismo hacia fines del siglo XIX puede
indicarnos que la escena parecía ser muy favorable para que
surgiera un movimiento como el Pentecostalismo. Por ejemplo,
el ambiente había sido propicio para los avivamientos
espirituales; el Movimiento de Santidad influía en un amplio
sector de la iglesia protestante; el interés en lo profético se
había despertado en muchos cristianos, como suele suceder
cuando se aproxima el fin de un siglo; y, en general, el
Protestantismo histórico, teológico, litúrgico y formal, no se
mostraba fuerte y decidido ante la arremetida del liberalismo
teológico europeo. Muchas almas piadosas clamaban por un
soplo del Espíritu Santo que viniera a despertar las conciencias
que habían caído en un marasmo espiritual, y que estimulara a
las iglesias a permanecer firmes en la hora del conflicto que el
nuevo siglo parecía traer consigo.
El Movimiento de Santidad, con su propuesta de una
segunda obra de gracia, o sea de una experiencia
extraordinaria posterior a la conversión, llegó también a
permear la mentalidad de prominentes líderes evangélicos,
como fue el caso del Dr. R. A. Torrey, quien fue el presidente
del respetable y célebre Instituto Bíblico de Moody. Otros bien
conocidos pastores y maestros evangélicos de aquella época ,
en quienes los hermanos pentecostales creyeron encontrar
apoyo para sus enseñanzas, particularmente con respecto al
bautismo del Espíritu Santo, fueron A. J. Gordon, F. B. Meyer,
A. B. Simpson y Andrew Murray.

6
Ibid., pág. 42.
82 KAIRÓS Nº 29 / Julio - Diciembre, 2001

En su libro The Baptism with the Holy Spirit el Dr. Torrey


dice, entre otras cosas:

El bautismo del Espíritu es una obra separada y distinta de la obra


de regeneración... Una persona puede ser creyente y haber sido
regenerada, y sin embargo no poseer el bautismo del Espíritu
Santo. No está capacitada para el servicio cristiano, a menos que
en adición a lo que ya tiene reciba el bautismo del Espíritu Santo. 7

A lo que no llegó el Dr. Torrey fue a decir que el bautismo del


Espíritu Santo tuviera que manifestarse en la glosolalia. “El
poder del Espíritu Santo no se manifestará en cada caso de la
misma manera”. 8
En unas palabras introductorias a la edición del libro que
estamos citando del Dr. Torrey, Will H. Houghton dice: “Si el
Dr. Torrey hubiera podido ver la gran discusión que se iba a
levantar por el uso de la frase ‘el bautismo del Espíritu Santo’,
sin duda habría usado otra forma de expresar esa doctrina”. 9
La realidad es que en la literatura pentecostal se cita al Dr.
Torrey como a uno de los prominentes líderes evangélicos que
le dieron aliento al Pentecostalismo. Aun Harold J. Brokke,
autor del prólogo al libro que venimos comentando, afirma que
“R. A. Torrey y D. L. Moody fueron los eslabones entre los
grandes avivamientos de Charles Finney a mediados del siglo
diecinueve y el movimiento evangélico y carismático del
presente”.10 Pero Charles E. Hummel dice que “líderes
evangélicos como R. A Torrey declararon enfáticamente que
el movimiento [pentecostal] no era de Dios, puesto que los
dones espirituales de sanidad, profecía y lenguas habían
terminado en el siglo primero”.11

7
R. A. Torrey, The Baptism with the Holy Spirit (Minneapolis: Bethany
Fellowship, 1972), págs. 16, 17.
8
Ibid., pág. 20.
9
Will H. Houghton, Why God Used D. L. Moody, citado sin más datos
bibliográficos en la introducción a Torrey, The Baptism with the Holy Spirit,
pág. 10.
10
Harold J. Brokke, prólogo a Torrey, The Baptism with the Holy Spirit, págs.
5-6.
11
Charles E. Hummel, Fire in the Fireplace: Charismatic Renewal in the
Nineties (Downers Grove, Illinois: InterVarsity Press, 1993), pág. 26
El movimiento apostólico contemporáneo 83

Origen del Pentecostalismo del siglo XX

Los que han estudiado con diligencia los orígenes del


Pentecostalismo contemporáneo dicen que este movimiento
salió a la luz pública bajo el ministerio de Charles Parham
(1873-1929), de quien Juan Driver dice: “Un tanto excéntrico,
inquieto en su búsqueda espiritual, intenso en su actividad,
valientemente profético, intransigente en la controversia y
motivado por cierto sentido de destino divino, representa la
quintaesencia de la personalidad pentecostal”. 12 Su visión era
restaurar “la fe apostólica”. Enseñaba que era necesaria la
santificación como una segunda obra de gracia, y también por
otra experiencia adicional a la regeneración: el bautismo del
Espíritu Santo. Fue pastor de varias congregaciones metodistas
antes de dedicarse a un ministerio independiente de
evangelización. Fundó una escuela bíblica en Topeka, Kansas,
y fue allí donde el 1 de enero de l901 una estudiante, Agnes N.
Ozman, recibió el bautismo del Espíritu Santo y habló en
lenguas desconocidas. Días después, doce estudiantes tuvieron
la misma experiencia. Parham enseñaba que el don de lenguas
era la evidencia bíblica de haber recibido el bautismo del
Espíritu Santo.
Parham fue a Texas a impartir su enseñanza tocante a la
“visión apostólica”. Fundó una escuela bíblica en Houston.
Entre las personas que aceptaron su mensaje estaban tres
afroamericanos: Lucy Farrow, William J. Seymour y J. A.
Warren. Seymour sería enviado a Los Angeles para que
trabajara como pastor asociado de una pequeña iglesia de
santidad. Poco después se le unieron Farrow y Seymour. Allí
comunicaron el mensaje pentecostal de Parham, con énfasis en
el don de lenguas como la señal del bautismo del Espíritu
Santo. Según Driver, Seymour fue expulsado de aquella
congregación por su énfasis en tres pasos del camino de
salvación: la regeneración, la segunda bendición, o sea una
crisis definitiva de santificación, y el bautismo del Espíritu
acompañado por el don de lenguas. 13 Parham siguió
12
Juan Driver, La fe en la periferia de la historia (Guatemala: Ediciones
Semilla, 1997), pág. 270.
13
Ibid., pág. 273.
84 KAIRÓS Nº 29 / Julio - Diciembre, 2001

predicando en la casa de uno de sus seguidores a un grupo de


gente proletaria, y el 9 de abril de l906 Seymour y siete
personas más recibieron el bautismo del Espíritu Santo y
hablaron en lenguas. La noticia se regó como llama en un
pajar, la gente se agolpó en busca de lo que Seymour prometía.
La multitud era mixta, integrada por blancos y afroamericanos.
Seymour y sus colaboradores decidieron trasladarse a una
iglesia metodista abandonada y que parecía más una bodega
que un templo, en la calle Azusa de aquella ciudad. De allí
irradió con prontitud la noticia a diferentes partes y el
movimiento pentecostal comenzó a crecer con gran ímpetu.

Expansión del Pentecostalismo del siglo XX

El profesor L. Grant McClung, de la Facultad de Teología


de la Iglesia de Dios en Cleveland, Tennessee, menciona que
en l906 el número de miembros del movimiento pentecostal se
estimaba entre trece mil y quince mil. Cuando celebraron su
Año de Jubileo había por lo menos diez millones de adherentes
alrededor del mundo, y ya eran conocidos como “la tercera
fuerza de la cristiandad”. 14 En 1982 la revista Time publicó que
el movimiento tenía cincuenta y un millones de adherentes,
más unos once millones de carismáticos en otros cuerpos
eclesiásticos mayoritarios.15 En América Latina se ha venido
diciendo por varios años que los hermanos pentecostales
representan por lo menos el setenta por ciento de la comunidad
evangélica continental.

Gobierno eclesiástico del


Pentecostalismo en el siglo XX

14
L. Grant McClung, “Explosion, Motivation, and Consolidation: The
Historical Anatomy of a Missionary Movement”, en Azusa Street and
Beyond: Pentecostal Missions and Church Growth in the Twentieth Century,
ed. L. Grant McClung (South Plainfield, Nueva Jersey: Bridge Publishing
Inc., 1986), pág. 3.
15
Richard Ostling, “Counting Every Soul on Earth”, Time, May 3, 1982, pág.
66, citado por McClung, “Explosion, Motivation, and Consolidation”, pág. 3.
Ostling usó los datos de David B. Barrett, ed., World Christian Encyclopedia
(Oxford: Oxford University Press, 1982).
El movimiento apostólico contemporáneo 85

Los líderes de la primera época del Pentecostalismo que


estamos describiendo “le daban énfasis a una experiencia más
bien que a un sistema de doctrina o de gobierno eclesiástico”. 16
A través de las décadas, líderes pentecostales han insistido en
que el movimiento al cual ellos pertenecen no se limita a un
lugar determinado en cuanto a su origen. Esta aclaración
significa que el pequeño templo de la calle Azusa en Los
Angeles no es una Jerusalén ni una Meca, ni un templo como
el de los mormones en Utah. Tampoco reconocen a un
personaje eminente como “el fundador” del movimiento.
Donald Gee, británico, y uno de los líderes pentecostales más
respetados en el mundo ha dicho:

El movimiento pentecostal no debe su origen a un personaje


sobresaliente ni a ningún líder religioso. Se originó en un
avivamiento espontáneo que surgió casi simultáneamente en
varios lugares del mundo. Los líderes destacados del
Pentecostalismo son ellos mismos el producto del Movimiento.
Ellos no le dieron origen al Movimiento; el Movimiento los hizo a
ellos. 17

Los líderes de los primeros tiempos del Pentecostalismo del


siglo XX tenían el concepto de “un liderazgo sin líderes”. Le
daban énfasis no a una doctrina en particular sino a tener la
experiencia de Dios por medio del Espíritu Santo. La tendencia
moderna a magnificar posiciones personales y estructuras de
gobierno eclesiástico son como una desviación de la naturaleza
misma del Pentecostalismo histórico.
En su libro titulado El Pentecostalismo: Historia y
doctrinas, Walter Hollenweger incluye un capítulo sobre la
eclesiología del movimiento pentecostal, y lo titula “No
organización sino organismo”. 18 Introduce el tema diciendo
que los pentecostales “quieren volver a la vida comunitaria de
los tiempos del Nuevo Testamento, donde se consideran como
16
John Thomas Nichol, Pentecostalism (Nueva York: Harper and Row,
1966), pág. 55, citado por McClung, “Explosion, Motivation, and
Consolidation”, pág. 5.
17
Donald Gee, The Pentecostal Movement (Londres: Elim Publishing
Company, 1949), pág. 3, citado en McClung, “Explosion, Motivation, and
Consolidation”, pág. 4.
18
Hollenweger, El Pentecostalismo, págs. 425-61.
86 KAIRÓS Nº 29 / Julio - Diciembre, 2001

‘ejército de los redimidos por la sangre’, ‘comunidad de los


renacidos’, o ‘dirigidos por el Espíritu Santo’”, 19 y en otro
párrafo informa que “en las primeras publicaciones del
movimiento pentecostal hay una polémica bastante aguda
contra ‘todas las organizaciones humanas, que luchan contra la
santidad y se oponen a la obra del Espíritu’”. 20
Sin embargo, Hollenweger agrega: “En pocos años, estas
comunidades se vieron obligadas a adoptar cierta forma de
organización”.21 Más adelante, menciona algunas de las formas
adoptadas para el gobierno de las iglesias en el
Pentecostalismo mundial. Por ejemplo, se refiere a que algunos
grupos de pentecostales desaprueban “la democracia
mayoritaria en la Iglesia”, aunque “consideran que la votación
democrática es una herencia antigua cristiana”. Por su parte,
los de “tipo apostólico agregan: ‘la dirección está a cargo de la
cabeza celestial y se efectúa por apóstoles, profetas,
evangelistas, pastores, maestros...’” Hollenweger sigue
explicando que hay grupos de pentecostales que han escogido
“una combinación entre la constitución congregacionalista y la
presbiteriana”, en tanto que otros tienen “una constitución
episcopal”. Los escandinavos “profesan un
congregacionalismo extremo”, mientras que los
norteamericanos optan por “una denominación con una
organización más central”. Total, Hollenweger, con base en la
investigación de algunos teólogos europeos, habla “del
pluralismo eclesiológico del Nuevo Testamento”. 22
Luego, Hollenweger reproduce conceptos de Harald
Horton, quien dice:
El renacimiento se produce en Pentecostés—pero no en las
iglesias suntuosas, donde el Espíritu de Pentecostés está
desnaturalizado, sino en un aposento alto, ubicado no en las calles
céntricas sino en las de los barrios pobres, donde el poder del
Espíritu divino se manifiesta en dones espirituales, que colman y
satisfacen las almas. Se ausentó de aquellos lugares desde el
mismo día de Pentecostés. “Pentecostés significa el triunfo de lo
improvisado, de lo no-profesional, de lo no-eclesiástico”. Es

19
Ibid., pág. 425.
20
Ibid.
21
Ibid.
22
Ibid., págs. 426-29.
El movimiento apostólico contemporáneo 87

natural que las Iglesias traten de imitar el Pentecostés... Sin


embargo, “Pentecostés no es ostentación; es Poder; no es
exhibicionismo, sino Revelación. No es incienso, sino unción. No
es religión de segunda categoría, sino la Salvación”. Por esta
razón el movimiento pentecostal y las iglesias históricas no
pueden colaborar. 23

En América Latina algunos grupos de hermanos


pentecostales han adoptado, a su manera, el sistema episcopal.
En los casos que hemos conocido personalmente, el obispo es
el ministro de más alta jerarquía en su iglesia. Es interesante
notar que no le llaman apóstol. El término apóstol en sentido
especial lo reserva el Nuevo Testamento para el Señor
Jesucristo, para los Doce y Pablo. 24 La iglesia de Jerusalén
tenía también presbíteros o ancianos; los había asimismo en las
iglesias fundadas por el apóstol Pablo. A los ancianos o
presbíteros de Éfeso se les llama episkopoi “obispos” en Hch.
20:28, y el texto precisa que tienen la misión de ser pastores de
la iglesia. Cuando Pablo escribió la Carta a los Filipenses,
varios obispos funcionaban en la iglesia local (Fil. 1:1). Se les
reconocía también como pastores. Sin embargo, parece que en
la época de las Cartas Pastorales había sólo un obispo por
iglesia.25 Hasta donde sabemos, los hermanos pentecostales
que han recibido el título de obispos no creen tener el derecho
de ejercer sus funciones episcopales fuera de los límites de su
propia iglesia o asociación de iglesias.
En un breve artículo tocante a la “Iglesia Apostólica”, el
Dictionary of Pentecostal and Charismatic Movements dice
que esta iglesia era el más pequeño de los grupos pentecostales
en la Gran Bretaña. Fue establecida en 1916 por Daniel P.
Williams y William Jones Williams, quienes eran hermanos.
En 1911, Daniel decidió entregarse a trabajar por completo en
el ministerio evangélico, y fue reconocido apóstol en 1916.
Otras iglesias se unieron a la Iglesia Apostólica. Daniel era “el
principal apóstol” y su hermano William, “el profeta”. Según
los estatutos de la Iglesia Apostólica, el gobierno de esta
23
Ibid., pág. 431.
24
J.-L. Leuba, “Apóstol”, en Vocabulario bíblico, ed. Jean-Jacques Von
Allmen (Madrid: Ediciones Marova, 1973), págs. 34-35.
25
Ph.-H. Menoud, “Ministerio: N:T.”, en Vocabulario bíblico, págs. 203-06.
88 KAIRÓS Nº 29 / Julio - Diciembre, 2001

entidad eclesiástica era de “apóstoles” y “profetas”. “Al


parecer, este es el único grupo pentecostal histórico que está
declinando”.26 Es llamativo que aunque esa iglesia tenía “el
orden apostólico” no progresó como lo hicieron otras iglesias
que aparentemente no magnificaron dicho orden.

El don de apóstol en el
Pentecostalismo del siglo XX

Los que hemos convivido, por decirlo así, con los hermanos
Pentecostales por varias décadas en la comunidad evangélica
guatemalteca, sabemos de la convicción profunda que ellos
tienen de que todos los dones del Espíritu están vigentes para
todo tiempo y lugar en la vida de la Iglesia. No se ven
obligados a establecer una división entre dones temporales y
dones permanentes del Espíritu. Con base en sus propias
observaciones, Bruner comenta que “el Pentecostalismo da
especial importancia a los dones espectaculares porque atraen
y cautivan la atención de la gente y le dan respaldo al
ministerio público de la Iglesia”. 27
Entre los dones espectaculares la comunidad Pentecostal ha
destacado el don de lenguas, el don de profecía y el don de
sanidades. Tradicionalmente se ha enseñado que el don de
lenguas es importantísimo como evidencia del bautismo del
Espíritu Santo. No obstante, a través de los años se han
producido ciertos cambios en la actitud de algunos hermanos
pentecostales tocante a los dones.

Don Asham, un líder del Neo-Pentecostalismo no denominacional,


no es dogmático en cuanto a que la evidencia inicial del bautismo
del Espíritu Santo sea el hablar en lenguas. Otras manifestaciones
espirituales pueden acompañar la experiencia, aunque la glosolalia
siga siendo la principal evidencia inicial... Debe notarse que los
neo-pentecostales no aceptan el concepto de condiciones—además
de la fe en Cristo—para recibir el bautismo del Espíritu. 28

26
D. W. Cartwright, “Apostolic Church”, en Dictionary of Pentecostal and
Charismatic Movements, ed. Stanley M. Burgess y Gary B. McGee (Grand
Rapids: Zondervan Publishing House, 1988), pág. 16.
27
Bruner, A Theology of the Holy Spirit, págs. 130-49.
28
Hummel, Fire in the Fireplace, págs. 271-72.
El movimiento apostólico contemporáneo 89

En el presente estudio nos interesa sobremanera el don del


apostolado. No tenemos claros indicios de que este don,
relacionado con el gobierno y el ministerio docente de la
Iglesia, haya recibido gran atención en este lado del Atlántico
durante la primera etapa del Pentecostalismo del siglo veinte.
Los historiadores del avivamiento pentecostal de la primera
década del siglo veinte nos dicen que la visión de Charles
Parham era restaurar “la fe apostólica”, que se establecieron
congregaciones de la Fe Apostólica “en el sureste de Kansas,
el suroeste de Missouri y el noreste de Oklahoma” 29 y que el
nombre de la revista publicada por los hermanos pentecostales
de la calle Azusa de Los Angeles, a partir de septiembre de
1906, era La fe apostólica. Sin embargo, el énfasis en lo
apostólico tenía que ver no necesariamente con el don del
apostolado en particular, sino con el deseo de vincular el
avivamiento con la era apostólica. Creían que los postreros
tiempos habían llegado y que era necesario restaurar el
cristianismo primitivo y apostólico.
Lo que hemos observado del Pentecostalismo histórico de
Centroamérica tampoco refleja interés en crear un apostolado
que tenga plena autoridad sobre las iglesias, so pretexto de
estar restaurando un orden jerárquico que se supone tiene su
origen en el Nuevo Testamento. Hacia fines de los años treinta,
tuvo sus inicios en El Salvador la Obra de los Apóstoles
Libres. Con el paso del tiempo esta asociación de iglesias se
convirtió en la Iglesia Evangélica de los Apóstoles y Profetas
de El Salvador. Desde un principio este cuerpo eclesiástico ha
tenido básicamente características semejantes a las del
Pentecostalismo tradicional en sus doctrinas, liturgia y forma
de gobierno.
De l940 a 1980 se introdujeron cambios en el estilo de trabajo de
los Apóstoles y Profetas, al introducir éstos mecanismos
administrativos y organizacionales similares a los de otras
denominaciones, manteniendo su fidelidad a los principios
doctrinarios que dieron origen a la Obra Apostólica. 30

29
Driver, La fe en la periferia de la historia, pág. 272.
30
Cien años de presencia evangélica en El Salvador, 1896-1996 (San
Salvador: Comisión Nacional del Centenario, 1996), pág. 99.
90 KAIRÓS Nº 29 / Julio - Diciembre, 2001

Los Apóstoles y Profetas están afiliados a la Confraternidad


Evangélica Salvadoreña. Si mantienen un orden jerárquico
piramidal, lo limitan a sus propias iglesias.
En Guatemala ha habido una Iglesia Evangélica de
Apóstoles y Profetas. Consistía solamente en dos iglesias y 35
miembros bautizados el año del centenario de la obra
evangélica en este país (l982).31

El Neo-Pentecostalismo

En Norteamérica. Fue a mediados del siglo XX que


apareció en la escena eclesiástica norteamericana un
movimiento que compartía con los pentecostales históricos el
entusiasmo por una experiencia posterior a la conversión, con
énfasis en el bautismo del Espíritu Santo. Se le conocía a este
grupo como neo-pentecostal. Terminaron por asumir el
nombre de “carismáticos”, quizá para evitar lo de pentecostal,
por el uso peyorativo que este vocablo tenía en algunos
sectores de la comunidad religiosa estadounidense.
Tanto Bruner como Hummel ven difícil la tarea de
establecer el origen del Neo-Pentecostalismo o Carismatismo.
En su investigación ambos consideran la Fraternidad
Internacional de Hombres de Negocios del Evangelio
Completo (FGBMFI por las siglas en inglés) como el posible
grupo más eficiente para contribuir al origen al Neo-
Pentecostalismo. Bruner apunta que este organismo fue
fundado en l953, en tanto que Hummel indica que lo fundó
Demos Shakarian en California del Sur en l951.32
El propósito de los Hombres de Negocios del Evangelio
Completo era funcionar como una organización de seglares
carismáticos para evangelizar y extender el mensaje del
bautismo del Espíritu Santo. Como estrategia de trabajo
decidieron invitar a sus amigos a un desayuno para
evangelizarlos. A mediados de los años sesenta, tenían
trescientos grupos y cien mil miembros que en la siguiente

31
Virgilio Zapata Arceyuz, Historia de la Iglesia Evangélica en Guatemala
(Guatemala: Litografía Caisa, 1982), pág. 194.
32
Bruner, A Theology of the Holy Spirit, págs. 52-53; Hummel, Fire in the
Fireplace, pág. 27.
El movimiento apostólico contemporáneo 91

década se triplicaron. Por el año l992 había como tres mil


grupos locales en noventa países. Hummel concluye que los
Hombres de Negocios del Evangelio Completo “tuvieron una
influencia importante en el surgimiento de la renovación
carismática en las iglesias principales del Protestantismo y en
iglesias católicas romanas en aquella época”. 33
Notorio fue también el avivamiento carismático que brotó
en las iglesias protestantes históricas en aquella misma década,
y que era radicalmente distinto de lo que fue en su origen, por
ejemplo, el Pentecostalismo de la calle Azusa. El 30 de abril de
1960, el rector Dennis Bennett de la Iglesia Episcopal de San
Marcos, en Van Nuys, California, causó gran turbulencia en su
parroquia cuando dijo desde el púlpito que en una de las
reuniones hogareñas de la iglesia él había tenido una nueva
experiencia del Espíritu Santo y que había hablado en
lenguas.34 Bennett no originó aquel avivamiento, pero sí lo dio
a conocer de manera sensacional y contribuyó a su
crecimiento. Por el año 1988 ya había 2.2 millones de
participantes en el avivamiento protestante, el cual no se
ajustaba a la idea que las iglesias protestantes tradicionales
podían tener de un avivamiento. Con su interpretación del
bautismo del Espíritu Santo los pentecostales ejercieron su
influencia en el origen del Carismatismo de las
denominaciones protestantes históricas; pero ese avivamiento
no fue un resultado directo del Pentecostalismo. El uso del
vocablo “Carismatismo” sirvió para establecer la diferencia
entre el avivamiento en las grandes denominaciones
protestantes y el movimiento pentecostal. 35

En América Latina. Las nuevas ideas en cuanto a la


teología, la misión, la liturgia y el gobierno de la Iglesia nos
siguen llegando del hemisferio norte. El Neo-Pentecostalismo,
o Carismatismo, no es una excepción a esta regla. En una
facultad de teología estadounidense, un catedrático
norteamericano nos dijo con fina ironía: “Si quieren problemas
teológicos de respetable altura académica, escuchen o lean a
33
Hummel, Fire in the Fireplace, pág. 27.
34
Ibid., págs. 27-28.
35
Ibid., pág. 29.
92 KAIRÓS Nº 29 / Julio - Diciembre, 2001

Europa; si quieren ideas novedosas para el gran público,


dirijan su antena a los Estados Unidos de Norteamérica,
especialmente a la costa occidental”. Un breve repaso histórico
y teológico en la interioridad de nuestra mente corroboró las
palabras del profesor, aunque en cierto modo eran una
generalización. Hemos visto en el presente estudio que
aparentemente el Neo-Pentecostalismo estalló con bombos y
platillos en las mismas tierras californianas donde casi
cincuenta años antes había nacido a la luz pública el
Pentecostalismo tradicional.
El Neo-Pentecostalismo de Guatemala es un eco fiel del
que vino al aeropuerto internacional La Aurora con su US
made bagaje cultural y cultual. En su naturaleza exógena es
semejante al Protestantismo que arribó a nuestras playas hace
más de cien años. La historia se sigue repitiendo, quizá
irremediablemente. Y se repite con más fuerza ahora que
estamos internándonos en la globalización, en la era del
“mundo aldea” y de la “cultura planetaria”. Es la era de las
empresas transnacionales, del comercio que borra fronteras y
de la competencia sin límites, toda vez que los poderes
dominantes en el tejido social salgan ganando. El Neo-
Pentecostalismo, o Carismatismo, es básicamente la misma
manera de ser iglesia urbana pentecostal en cualquier parte del
mundo.
El Neo-Pentecostalismo nació y se desarrolló rápidamente
en la cultura norteamericana para renovar el espíritu y los
métodos de la evangelización, y alcanzar de este modo con el
mensaje de Jesucristo al “hombre secular”, al “hombre de
negocios”, al ejecutivo que trabaja encerrado en una gran jaula
de hierro, cemento y cristal en la urbe gigantesca de nuestro
tiempo. El escenario favorito del Neo-Pentecostalismo es el de
los mejores hoteles en la ciudad, y de los santuarios hermosos
que están bañados en luz, o a media luz en el tiempo del
concierto de música ultramoderna. Es el Evangelicalismo de
los medios masivos de comunicación, especialmente de la
televisión. La “imagen evangélica” más conocida a millones
de guatemaltecos es la que se proyecta en la “pantalla chica” y
que llega al lugar más íntimo de los hogares. Por ahora,
inevitablemente muchos de los programas son producto de
El movimiento apostólico contemporáneo 93

importación, traducidos del inglés al español para demostrar


cómo es posible ser un “cristiano victorioso” en la cultura
norteamericana, sin las angustias del mundo subdesarrollado, o
“en vías de desarrollo” según el lenguaje diplomático.
Uno de los mensajes distintivos del Neo-Pentecostalis-mo
norteamericano es “el evangelio de la prosperidad”, el cual
puede utilizarse tanto para complacer al sector pudiente de
nuestra sociedad, como para entusiasmar a los que sueñan con
hacerse ricos de la noche a la mañana. Empero, es necesario
tener presente que el tema de la prosperidad en lo espiritual, en
lo emocional, en lo físico y en cuanto a los bienes materiales,
tiene sus elementos de equilibrio en las páginas mismas de las
Sagradas Escrituras, en la experiencia de mucha gente piadosa
en el devenir de los siglos y en la naturaleza de nuestras
estructuras económicas y sociales.
No podemos ni queremos negar el señorío ni la acción de
Dios en la historia, aunque a veces nos parezca inexplicable la
manera en que él lleva a cabo su propósito en la vida de los
hombres y de los pueblos. Debemos seguir ejercitándonos en
conocer e interpretar “las señales de los tiempos”, bajo la luz
de la revelación escrita, en sujeción al ministerio del Espíritu
Santo y en comunión con la Iglesia, sin perder de vista al que
está señoreando detrás de esas señales, y por encima de todos
los tiempos como el soberano de todo lo creado.
Por su manera de ser y actuar, el Carismatismo, o Neo-
Pentecostalismo, ha logrado llegar con su mensaje a sectores
sociales que hace cincuenta años parecían impenetrables para
el cumplimiento de la misión cristiana. No cabe duda que uno
de los resultados de los esfuerzos neo-pentecostales es el gran
número de guatemaltecos que están leyendo y estudiando la
Biblia, y conociendo el poder salvífico de Jesucristo. Le damos
la gloria a Dios y nos regocijamos alabándole por todos
aquellos que en un grupo de oración y estudio bíblico, o en una
gran reunión pública, o a solas con Dios, han llegado a creer,
por medio del testimonio de la Palabra y del Espíritu, en la
singularidad de Jesucristo como el Mediador entre Dios y los
seres humanos.
Es evidente que para seguir siendo pentecostal el Neo-
Pentecostalismo tiene que mantener su enseñanza de que el
94 KAIRÓS Nº 29 / Julio - Diciembre, 2001

bautismo del Espíritu Santo es una experiencia posterior a la


conversión y que resulta en una vida espiritualmente poderosa
y victoriosa para el cumplimiento de la misión cristiana.
Hemos visto que no todos los hermanos neo-pentecostales
afirman dogmáticamente que la glosolalia es la evidencia
insubstituible de haber recibido el bautismo del Espíritu Santo,
y no todos aceptan la fuerte tendencia jerárquica y
jerarquizante del movimiento apostólico contemporáneo.
En lo que respecta a los dones espectaculares, el
Pentecostalismo ha seguido dándole énfasis con diferentes
grados de intensidad a manifestaciones espectaculares en
reuniones privadas y públicas. Por ejemplo:
1. Las señales de curación divina acompañaron al
Pentecostalismo tradicional desde su primera época en
Guatemala, o sea de los años treinta a los cincuenta. En
aquella época el Pentecostalismo estaba creciendo y
consolidándose en este país y todavía no “era noticia” en el
ámbito nacional.
2. Para que ocurriera lo que algunos autores llaman “la
explosión evangélica en Guatemala”, uno de los factores
fue la “campaña de sanidad divina” que llevó a cabo en
esta capital el evangelista norteamericano T. L. Osborn a
principios de 1953. Desde ese entonces proliferaron en el
territorio guatemalteco las campañas de ese mismo tipo.
Como era de esperarse, las iglesias pentecostales fueron las
que más se beneficiaron con tales actividades para el
crecimiento numérico.
3. El 16 de agosto de l963 hubo un avivamiento de tipo
pentecostal en la Iglesia El Calvario de la zona 8 en la
capital guatemalteca. Esa experiencia “rompió los
esquemas y estructuras que el movimiento pentecostal
había producido, dando un avivamiento renovado [sic], lo
cual incluía el ministerio de liberación”. 36 La noticia que
más circuló en la comunidad evangélica de Guatemala
sobre lo acontecido en la Iglesia El Calvario fue lo de los
exorcismos. Se sobreentiende que también daban lugar a

36
Apóstol Abraham Castillo de la Misión Cristiana El Calvario, “La reforma
apostólica”, periódico La Palabra 2000 (Guatemala), 11-l7 de marzo de
2001, pág. 4.
El movimiento apostólico contemporáneo 95

otros dones espectaculares: lenguas, sanidades y profecía.


Sin embargo, no se le daba énfasis a los dones de apóstol y
profeta. El pastor Abraham Castillo de la Misión Cristiana
El Calvario dice que en el ambiente pentecostal

no se creía en la función y participación de los cinco ministerios


[de Ef. 4:7-11]. Sólo se aprobaban tres ministerios: evangelista,
pastor y maestro. Hablar de apóstoles y profetas era una herejía...
Actualmente se están desarrollando los cinco ministerios entre
nosotros, especialmente el de apóstol y el de profeta. 37

Este caso es un ejemplo de la diferencia entre el


Pentecostalismo tradicional y el Neo-Pentecostalismo
Apostólico en la actualidad. También indica que el
apostolado es de reciente introducción (octubre 2000) en
las filas carismáticas de Guatemala.
4. En América Latina, en la misma década de los sesenta, a
esta nueva forma de Pentecostalismo se le conocía también
con el nombre de Movimiento de Renovación. En el Primer
Congreso Latinoamericano de Evangelización (CLADE I,
Bogotá, Colombia, 1969), supimos de primera mano lo que
estaba aconteciendo con la Renovación en otros países
centroamericanos y en América del Sur. Lo más interesante
era saber que líderes evangélicos no pentecostales y de
reconocido prestigio académico habían hablado en lenguas.
No obstante, nada se decía del don de apostolado.
5. A mediados de los años sesenta había surgido el
Carismatismo Católico Romano en Norteamérica. El
Concilio Vaticano II (1962-1965) había reconocido la
necesidad de ejercer los dones del Espíritu para todo el
pueblo de Dios. El Cardenal Suenens, de los Países Bajos,
fue uno de los campeones de la causa carismática. Según
Hollenweger, “la apertura definitiva” del Carismatismo
Católico en Norteamérica se produjo en 1966-67.38
6. Todavía en los años setenta, en ojos del público pentecostal
y de los simpatizantes con el Pentecostalismo, el predicador
“poderoso” era el que hablaba en lenguas, sanaba enfermos

37
Ibid.
38
Hollenweger, El Pentecostalismo, pág. 51.
96 KAIRÓS Nº 29 / Julio - Diciembre, 2001

y liberaba a los que estaban oprimidos por el diablo. Luego


en esa década vendrían otras corrientes novedosas del
Norte de nuestro continente. El Rev. Bill Hamon, uno de
los líderes principales del movimiento apostólico
contemporáneo en los Estados Unidos de N. A., comenta
que los años setenta fueron la década del mensaje de “la
prosperidad y la vida victoriosa, y de la restauración del
quinto ministerio de Ef. 4:7-11, el del maestro”; en tanto
que los años ochenta fueron la década cuando el ministerio
del profeta fue restaurado, y en la última década del siglo
veinte se restauró el ministerio apostólico “para traer orden
divino y estructura, y finalizar la restauración del quíntuple
ministerio de Ef. 4:7-11”.39
Esas cosas que venían sucediendo en Norteamérica,
según lo informado por el Rev. Hamon, no eran totalmente
desconocidas en la comunidad evangélica latinoamericana.
Especialmente la televisión y alguna literatura en inglés no
nos dejaron en completa ignorancia al respecto. Muchos
evangélicos supieron del “mensaje de la prosperidad” por
medio de la televisión, y de los nuevos profetas ungidos
para predicar a las naciones. Entonces, los predicadores
“poderosos” eran los que tenían el espíritu de profecía.
Luego vino también el énfasis en “la guerra espiritual”, “el
encuentro de poderes”, “los demonios territoriales”, y el
mapa para localizarlos.
El predicador “poderoso” ante los ojos de sus hermanos
que se dejaban guiar por “los nuevos movimientos del
Espíritu” no era ya el que se limitaba a hablar en lenguas y
orar por la sanación de los enfermos y la liberación de los
poseídos, sino el experto en satanografía, el que había
descendido a “las cosas profundas de Satanás” y conocía
las estrategias del Espíritu para obtener el triunfo en “la
guerra espiritual”.
Sin embargo, en los años ochenta todo eso ya no fue
suficiente para atribuirle “poder” al predicador. A éste le
fue necesario buscar otros métodos para deslumbrar a sus
hermanos en Cristo, para convencer a los incrédulos y
39
Bill Hamon, Apostles, Prophets, and the Coming Moves of God (Santa Rosa
Beach, Florida: Christian International, 1999, tercera impresión), pág. 107.
El movimiento apostólico contemporáneo 97

traerlos en cautividad a su mensaje. Encontró entonces lo


que ahora conocemos como “el poder para derribar a la
gente”, y hacer que sufran convulsiones, como si estuvieran
bajo el poder del maligno. Decimos todo esto no en son de
broma sino con temor y temblor, porque cuando queremos
explorar el mundo satánico corremos grandes peligros. Que
no ambicionemos ir más allá de lo que nos dice la Palabra
escrita de Dios sobre la realidad del diablo y sus huestes.
Por otra parte, no queremos soslayar ni mucho menos negar
que hay entre nosotros una enseñanza sana y, por encima
de todo, bíblica respecto a la batalla espiritual que nos
confronta. Atengámonos a esa enseñanza, dependiendo de
la asistencia eficaz del Espíritu Santo.
7. Hamon indica que la década postrera del siglo veinte se
caracteriza en el Neo-Pentecostalismo como un tiempo
especial para el ministerio apostólico. Por fin, después de
un siglo de Pentecostalismo contemporáneo, el don del
apostolado recibe atención especial de parte de ese
movimiento que siempre ha dado importancia a los
"carismas" del Espíritu.
Se sobreentiende que el movimiento apostólico
pentecostal tuvo sus antecedentes. En Guatemala
comenzamos a oír noticias de dicho movimiento a
mediados de los años 80. Corrió entonces la noticia de que
el Dr. Otoniel Ríos Paredes, fundador y pastor titular de los
Ministerios Elim, había recibido en los Estados Unidos de
Norteamérica el don de apóstol. El Dr. Ríos ya está en la
presencia del Señor; pero unos pocos años antes de su
partida a las mansiones celestiales le oímos explicar por
radio, o quizá por televisión, la diferencia que él veía entre
“los apóstoles del Cordero” y “los apóstoles del Espíritu”.
Con todo el respeto y aprecio que siempre hemos tenido
para el Dr. Ríos Paredes, tenemos que decir que dicha
diferencia no se sostiene bíblicamente. De hecho, en Ap.
21:14 se trata de “los doce apóstoles del Cordero”, quienes
reciben honor en la ciudad celestial. El Señor Jesús les
ofreció que tendrían “doce tronos” cuando viniera la
renovación de todas las cosas (Mt. 19:28). En Ef. 4:7-12 es
el Cristo ascendido quien constituye “apóstoles”. Y en 1
98 KAIRÓS Nº 29 / Julio - Diciembre, 2001

Co. 12: 28 se dice que es Dios quien los establece. Según 1


Co. 12:4-11 el Espíritu reparte los dones “como él quiere”,
pero en esta lista no se menciona el don de apóstol
directamente. Tampoco se menciona en forma directa ese
don en Ro. l2:3-8, pero se afirma que es Dios quien reparte
los dones a su pueblo. En otras palabras, la Trinidad
participa en la distribución de las capacidades espirituales y
de las personas que tienen la capacidad espiritual para
determinado ministerio. Todos son apóstoles de Dios el
Padre, de Dios el Hijo, y de Dios el Espíritu.
En la segunda parte del artículo veremos el uso técnico,
o especial, y el uso general del vocablo “apóstol” en el
Nuevo Testamento.

También podría gustarte