Cuentos para Conversar Guia China
Cuentos para Conversar Guia China
Cuentos para Conversar Guia China
C ONVERSAR
UENTOS para
G u í a del
Educador
Ilustrado por
Loly & Bernardilla
www.lolybernardilla.cl
[email protected]
ISBN 956-246-105-X
www.mecoeymans.cl
[email protected]
MARIA EUGENIA COEYMANS A.
C UENTOS C ONVERSAR
para
-Trancolargo ....................................................................................... 27
5
-El pez naranja de aletas plateadas ......................................................................37
-Coiporo ................................................................................................................ 40
-Gaspar ................................................................................................................ 45
-Añupie ................................................................................................................ 50
-Gan ................................................................................................................ 51
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I. INTRODUCCIÓN
Cada día son más escasos los momentos tranquilos que permiten establecer una comunicación
sana, rica, profunda y verdadera, entre padres e hijos. La agitación propia del tercer milenio invade
los hogares, con padres y madres cansados al fin de cada jornada, deseosos de poner término a su
día y tener un instante de respiro.
Encontrar en esas condiciones, ratos espontáneos de conversación con la sensación del tiempo
detenido, es difícil. Es preciso tener la voluntad de hacerlo aún cuando esté de moda dejar que las
cosas fluyan. Es necesario crear esos espacios, en torno a la mesa familiar, y por qué no, reunidos
junto a un fogón imaginario, tal como lo hacían nuestros ancestros con el fogón real, escuchando
la Sagrada Escritura, anécdotas, cuentos, historias, chistes y también poesía, o cualquier otro
género literario.
Es sano dejar que allí surja el indispensable oxígeno de la familia, el real intercambio de
vivencias, raíz del encuentro de corazones, en un clima cargado de afectividad y donde cada quién
es aceptado, reconocido y amado como alguien único, insustituible.
Históricamente la Humanidad usó por milenios la transmisión oral para perpetuar usos,
costumbres y valores. También para entretener, encantar, cautivar y despertar vida. Maestro y
modelo en este arte es Jesucristo. Sus parábolas están llenas de sabiduría y mueven al hombre
actual, y al de todos los tiempos, como lo hicieron durante dos mil años.
Más tarde surgen las fábulas. Invitan al buen comportamiento de las personas en forma
explícita, vía identificación inconsciente con el protagonista, y vía consciente con sus moralejas o
moralinas, donde el comportamiento esperado queda manifiesto en forma explícita.
Los cuentos de hadas, con clara distinción entre el bien y el mal, extraídos de la tradición oral
de distintos pueblos y escritos y recopilados por diversos autores, cautivan por centenios. Otro
tanto, leyendas y mitos contados y re-contados de generación en generación, asombraron oyentes
y crearon la magia del encuentro cordial entre el narrador y su auditorio.
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Le hace falta al mundo actual momentos de intimidad en el seno de la familia , o en la
sala de clases en torno a un cuento bien narrado, o una rica conversación surgida de él.
Les hace falta a los niños estar sentados en las rodillas de sus padres leyendo un libro
juntos, o yacer acostados escuchando, antes de dormirse, la voz tranquila de sus progenitores
abriéndoles al mundo de la fe, de la imaginación, de la fantasía con parábolas, cuentos,
fábulas...
Le hace falta a la educación formal detenerse, creando un espacio rico entre profesor
y alumnos, donde ausente la corrección y la crítica sólo se de una comunicación en torno a
lo asombroso, lo increíble, narrado con amor.
Este libro les invita a ese encuentro. Propone un estilo de comunicación deseable para
facilitarlo entre padres e hijos, profesores y alumnos. Entrega cuentos cortos -8 a 10
minutos- cuyo contenido apela a lo mejor de cada uno y proporciona una guía a quién
tenga dificultad para iniciar una conversación.
Contiene preguntas de orden cognitivo para abrir la mente, de orden afectivo para
abrir el corazón y de orden moral para abrir el sano discernimiento.
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II. DESARROLLO DE VÍNCULOS PERSONALES
Un primer grupo de necesidades son las básicas o biológicas -pan, techo, abrigo-,
indispensables para la sobrevivencia humana. A través de su satisfacción, el niño, desde el
momento de nacer, y aún antes de ello, entra en contacto íntimo y estrecho con su madre,
fuente primera y natural de nutrición, abrigo y cobijamiento.
Empieza así, con esta interacción, la satisfacción del tercer grupo de necesidades:
las psico-sociales o de relación. El niño que posee conciencia inicial de sí mismo y sus
necesidades, y fuertes matices de egocentrismo, descubre que existe un mundo fuera de
él mismo. Percibe, en el intercambio amoroso con los suyos, la existencia de un tú en los
demás, distinto de él mismo. Al amor que recibe empieza a responder con el amor que
entrega en una sonrisa, en una caricia.
Junto con descubrir a los demás descubre también el mundo de la naturaleza y lo creado,
que se le presenta en su primer alimento fuera del seno materno, en el móvil que cuelga
frente a su cuna, en su primer cascabel.
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saber que su vida tiene un sentido, que se prolonga más allá de si mismo, más allá de su
tiempo, que hay un Creador que está por encima de todos y que es para él un Padre que
le ama.
Todas las vinculaciones que hemos mencionado forman parte de las vivencias más
profundas del ser humano y serán cimiento de su futura personalidad cuyos rasgos se
definen en gran medida antes de los cinco años.
Una mirada al niño puede develar la calidad de sus vínculos personales y puede
contribuir a entregar a sus padres y educadores elementos para ayudarlo en su proceso de
desarrollo integral.
Un niño con una vinculación armónica consigo mismo, es aquél que se conoce,
tiene una imagen positiva de sí, se respeta, quiere y acepta con sus potencialidades y
limitaciones. La imagen positiva de sí le viene dada por la aceptación incondicional que
recibe de quiénes el ama, padres y maestros. Acepta a los demás porque se siente aceptado;
respeta a los demás porque se siente respetado; quiere a los demás porque se siente amado.
Puede vivir con sencillez y austeridad porque su valoración le viene dada por el ser y no
por el tener; toma decisiones usando su libertad y autonomía personal, pero considera la
libertad del otro. Actúa con solidez, movido por convicciones internas, sin ser esclavo de
sus “ganas” o caprichos, lo que lo lleva a actuar con responsabilidad en los compromisos
que libremente asume.
Un niño con vínculo armónico con las personas, es aquel que desarrolla su capacidad
afectiva de dar y recibir amor, en una interacción en la cual están presentes el respeto,
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la honestidad, la veracidad. También acrecienta su capacidad de preocuparse por las nece-
sidades de los otros y de actuar solidariamente con ellos.
Un niño que hace uso apropiado de las cosas, actúa con generosidad frente a lo que
posee y crece con libertad frente a lo que carece -en la medida que no afecte sus necesidades
básicas.
Un niño vinculado armónicamente con Dios, es aquél que se siente hijo ante él y lo
ama como a su Padre. Con Cristo Jesús -su Amigo y Pastor- y con su Madre María como
modelo y guía, se esfuerza por hacer Su voluntad.
Los vínculos mostrados, esenciales para el proceso creciente de personalización del ser
humano, se desarrollan y fortalecen a lo largo de su vida. Serán realmente vínculos
cuando posean profundidad, armonía y estabilidad en la relación y se hallen en un
marco de respeto y amor hacia si mismo, hacía los demás, hacía Dios y Su creación.
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III. COMUNICACIÓN INTERPERSONAL
Para clarificar más lo anterior y llevarlo al terreno de la vida misma, mostraremos los
distintos pisos de tal comunicación, sus cimientos y el terreno sobre el cual se construye.
Imaginemos que yo, como papá, deseo establecer una rica comunicación interpersonal
con mis hijos.
Lo primero que necesito es contar con un terreno adecuado: “el hombre sabio su casa
en roca construyó”. * El terreno que requiero es mi voluntad de comunicarme con
cada persona. Si no tengo deseo ni voluntad de comunicarme, no estoy en condiciones
de construir mi edificio: carezco del terreno apropiado.
Supuesto que sí quiera comunicarme, inicio la construcción de los cimientos del edificio:
aceptación incondicional de la o las personas con quienes me quiero comunicar. Esto
es un proceso que empieza con mi deseo de aceptar incondicionalmente a mi hijo o hija,
o al menos de aceptarlo simplemente. Si ese deseo está en mí, doy paso a la construcción
del primer piso.
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El primer piso es el arte de escuchar bien. Se habla mucho de la necesidad de
escuchar y de ser escuchados. No siempre está claro en qué consiste. De hecho, la mayoría
de las veces creemos que escuchamos bien, pero no ha sido así realmente.
Para escuchar bien a otro, como primer requisito es preciso posponer, dejar de lado,
poner entre paréntesis, todo lo mío. Es necesario hacer silencio, exterior e interior; acallar
todas mis voces.
Tal vez un ejemplo sea clarificador. Cuando una persona está cargada emocionalmente,
tiene un problema o le ocurre algo estupendo, normalmente desea transmitírselo a alguien
cercano. Quien está en el centro, en ese momento, desde el punto de vista de la comunicación,
es ella. Hasta que no exprese su sentimiento, cualquier cosa que yo haga o diga, fuera de
escucharla pasiva o activamente, la bloqueará.
En cada una de las respuestas anteriores, el centro soy yo, porque no intento develar
el sentido profundo de lo planteado por Magdalena. No me pregunto interiormente
¿qué le pasa a ella, qué le ocurre o qué siente?, sino me quedo en el hecho puntual.
Lo desmenuzo, lo analizo, intento sugerir respuestas que, en resumen, “me deshagan del
problema”, aunque sin duda con la mejor de las intenciones, con la de ayudarla. Sin
embargo, el efecto es exactamente contrario. Es muy probable que Magdalena no
sobrepase ese punto de la conversación o se limite a decir algo así como “bueno, ya”,
o una frase de buena criamza Pero no lograremos ir más allá en la comunicación.
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Para escuchar bien y comunicarse de verdad, se requiere tener una actitud
corporal determinada, dando espacio a la otra persona. Sentarse frente a ella, mirar
sus ojos, su cara, atender al mensaje total que envía: tono de voz, gestos, sonrisas,
lágrimas, posición de las manos, postura corporal, de la cabeza, etc. Al mismo tiempo,
es preciso crear una atmósfera adecuada: silencio interior y exterior. Privacidad, si es
posible. Garantizar la confidencialidad, pues nadie desea que sus cosas sean ventiladas
ante terceros.
Por eso, normalmente, es una frase inconclusa, que da pie a que la otra persona la
complete, afirmándola o rechazándola.
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ella, demostrado a través de nuestro escuchar bien y de nuestra respuesta empática.
Volvamos a Magdalena y veamos lo que sucede con otro tipo de respuesta. Intento
centrarme en lo que a ella le está ocurriendo, en lo que siente o le pasa. El diálogo podría
desarrollarse de este modo:
Padre : Te da lata no poder hacer las cosas que te gustan y pareciera que
las tareas te disgustan...
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Así, se educa respondiendo a la vida, a los valores e intereses que mueven a las
personas.
En los dos primeros pisos y en los fundamentos del edificio, el centro era en forma
permanente nuestro hijo o hija.
De nuevo, un ejemplo puede ayudar. Imaginemos, que estoy conduciendo por una
carretera de alta velocidad y hay mucho tráfico. En el asiento trasero mis dos hijos, de
8 y 10 años empiezan a jugar lo que me impide concentrarme en el manejo. Me siento
inquieto de verdad, ante este hecho. Podría dar un grito y acallarlos sin más, lo que los
dejaría silenciosos y frustrados y a mí con una ingrata sensación. Puedo, en cambio,
expresar lo que me sucede, sin ataque, sin ofensas, pero mostrando el comportamiento que
me afecta y lo que siento. Podría expresarlo así: “Cuando estoy conduciendo con tanto
tráfico me pongo nervioso y necesito concentrarme. ¿Podrían ir tranquilos por un rato y
luego jugamos todos juntos...?
Es posible que los niños ante esta frase u otra parecida, se sientan también incómodos
(en la medida que he construido una relación sana con ellos). Pero esta incomodidad surge
de su propio comportamiento y es altamente probable que lo cambien. Que consideren o
no mis sentimientos sólo dependerá de si he considerado o no, en otras oportunidades, los
sentimientos de ellos; si supe escucharlos y comprenderlos cuando ellos lo requirieron.
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Llegamos así al cuarto piso del edificio de la comunicación: prevención y solución
de conflictos a través del sistema nadie pierde-todos ganan.
Es saludable, en este caso, fijar una reunión especial para tratar el problema. Como
papá me corresponde hacer un diagnóstico inicial de la situación: mirar previamente cuál
es él o los problemas potenciales o actuales; qué sentimientos aparecen involucrados en mí
y en los demás; y fijar como objetivo la solución de los problemas en una forma tal que
todos quedemos satisfechos.
Pasado un rato y cuando ya no surjan nuevas ideas, a pesar de nuestra insistencia (¿qué
otro camino ven?, ¿en qué otra forma podríamos solucionar esto?, etc.), hacemos una
evaluación de acuerdo a los siguientes criterios:
Pronto se verá que algunas responden a los tres requisitos anteriores y entre ellas el
grupo elige aquéllas con las que desea empezar a trabajar, guardando sólo las relevantes y
factibles para un segundo momento, por si lo elegido no funcionara. Es preciso recordar:
aquí todos ganan, nadie pierde. Pudiera existir una alternativa que no es la mía. Pero,
si yo opto libremente por la de otro, cediendo algo de lo mío en pos del bien del resto no
hay problema. La dificultad surge si me siento forzado a aceptar algo que no me parece
conveniente.
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Hemos llegado ya al quinto y último piso del edificio de la comunicación: guía
positiva. Como padres nos corresponde orientar el camino de nuestros hijos y alumnos.
Otra forma posible, es el uso de consecuencias lógicas: permitir que las personas
asuman las consecuencias de su propio comportamiento, siempre y cuándo no atenten
contra su integridad física, psíquica o moral.
Pero las mínimas que existan, deben ser respetadas. Las reglas claras, sencillas, positivas,
sensatas y conocidas por todos los miembros del grupo, establecen los límites necesarios
para una sana convivencia familiar.
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IV. EL CUENTO COMO INSTRUMENTO EDUCATIVO
Los seres humanos han desarrollado el arte de narrar como una forma de transmisión
cultural de una generación a otra. El lenguaje metafórico, simbólico, de las fábulas, cuentos
y parábolas está presente en la mayoría de las sociedades y cumple un importante papel en
los planos afectivo, lúdico, moral y religioso.
La fuerza de tal lenguaje reside en el hecho de apelar al corazón más que al intelecto y,
por ende, toca las emociones y sentimientos más profundos del ser humano.
Contar cuentos es un acto de amor. Hay entrega de todo lo que el narrador es. Emanan
sus emociones, sentimientos, gestos, y cobran vida ante sus oyentes quienes, junto al
contenido narrado, reciben esa corriente vital; se sienten cálidamente amados. Esta riqueza
que produce la interacción personal es irremplazable. Reiteramos: ni la televisión, ni los
C.D. con cuentos grabados pueden sustituirla y, en los intentos realizados, los grandes
perdedores son los niños, que crecen encargados a la tecnología.
Podemos decir, en síntesis, que el cuento tiene un valor como instrumento educativo
porque:
1
Pauwells, Louis. Citado por Dora Pastoriza de Etchebarne en El Arte de Narrar, Editorial Guadalupe, Buenos Aires, 1986,
p.125.
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Entretiene, cautiva, encanta, y re-encanta;
Es un acto de amor entre quien narra y quien escucha. Esto le otorga su efecto
educativo más potente.
Es fundamental, por ello, para el sano crecimiento del niño, tener espacios en su vida
donde esté presente la gratuidad propia de un cuento narrado por alguien que le quiere.
Esos espacios son los que deseamos crear, con la re-instauración de la ancestral costumbre
de contar cuentos en familia donde padres e hijos se encuentran en calidad de narradores
y oyentes.
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V. SUGERENCIAS PARA NARRAR CUENTOS
Cuando llega el momento de contar o leer cuentos, es preciso que el narrador considere
algunas cosas que ayudan a crear un clima más favorable al encuentro de las personas entre
sí y con los personajes:
1. Leer previamente el cuento un par de veces, de preferencia en voz alta, para familiarizarse
con su contenido, personajes y ambiente.
- Ubicarse a la misma altura que los niños, pues ello predispone a la igualdad
interior.
3. Invitar a los niños a escuchar el cuento pero respetar su deseo de no hacerlo. Oír un
cuento es un acto absolutamente libre y voluntario.
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- Leer pausadamente el cuento.
- Modular bien.
- Si hay sonidos onomatopéyicos –por ejemplo los del cuento “Trancolargo” bee-
bee, cuá-cuá- pedir a los niños que los repitan. Si hay sonidos de la naturaleza,
viento, olas, hacer lo mismo.
- Hacer gestos y ademanes, siempre que sean necesarios por la índole del cuento.
PERMÍTASELO, GÓCELO.
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VI. FORMACIÓN PERSONAL
La primera se cumple por el mero hecho de narrar un cuento cada día. La segunda
requiere, además, un momento de conversación en torno a los cuentos a fin de despertar y
hacer más conscientes, en los niños, sus contenidos, en una perspectiva cognitiva, afectiva
y moral.
Leer previamente el comentario que corresponde al cuento escogido y las preguntas que
aparecen en el punto VII de esta guía.
Leer el cuento en alta voz siguiendo las sugerencias del punto V de esta guía.
Iniciar el diálogo con las preguntas sugeridas para ese cuento en el punto VII de la Guía
de los Cuentos.
Evitar corregir, enjuiciar, inculpar, amenazar, sermonear, retar. Es una actividad libre
y agradable para todos.
Aceptar las ideas y sentimientos de los niños, aún cuando no coincidan con las
nuestras.
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Hacer un comentario final basándose en la guía para ese cuento, o en sus propias
observaciones. Realizar, si es posible, actividades alternativas con el cuento sobre el que
versó el diálogo:
- Volver a leer el cuento, pero incompleto, y pedir a los niños que inventen otros
finales...
Recordar que escuchar un cuento y conversar sobre él son actividades voluntarias. Los
niños son invitados, pero respetando su libertad. Sólo tenemos que proponérselas como
algo atractivo, y hacerlas realmente encantadoras, por nuestra calidez y afecto. Así, nos
aseguraremos su participación entusiasta.
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LADYBIRD Y SUS LUNARES
Muchos creen, como Ladybird, que el cariño está dado por la belleza y que los seres
bellos son los más amados y amables. Por eso ella dice: “Sin los lunares negros, seré linda
y mis hijos me querrán más”. Pero se equivoca y sus hijos la rechazan pues no la reconocen.
Olvida que un paso necesario hacia la felicidad es la aceptación de sí mismo. Felizmente,
logra descubrirlo y se da cuenta que para ella, lo mejor es ser una chinita con lunares negros,
tal como fue creada.
Para cada niño es muy importante saber que él es único y que su mejor forma de ser es
siendo él mismo. Así es querido por Dios, por sus padres y las demás personas.
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EL ANILLO ABRIDOR
La respuesta: tocarlo. Con una sonrisa, una caricia, una buena palabra, un acto de
confianza en él, a pesar de... ¿Qué surge entonces?: el arrepentimiento, el perdón, el cambio
profundo de sí.
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TRANCOLARGO
Trancolargo se destaca por su sentido innato de curiosidad frente al mundo y los demás
seres que le rodean, y por su capacidad de admirar y gozar los dones de la vida: “las moras...
son dulces y frescas en este calor”. A la vez, presenta un deseo enorme de comunicación,
más allá aún de su especie, y un fuerte anhelo de compartir sus vivencias: “y con ninguno
puedo conversar. Seguiré mi camino hasta dar con alguien que quiera hablar conmigo”.
Es la misma necesidad que tenemos los seres humanos de comunicarnos, relacionarnos y
vincularnos a través del lenguaje y las experiencias compartidas.
1. ¿Cómo se sintió Trancolargo cuando no pudo conversar con las vacas, las
ovejas, perros y aves?
2. ¿Cómo se sienten ustedes cuando no tienen con quien conversar?
3. ¿Qué le pasó al potrillo cuando se vio perdido sin saber cómo volver a casa?
4. ¿Cómo se sintieron sus padres al encontrarlo?
5. ¿Qué debió haber hecho Trancolargo antes de salir?
27
LA OVEJITA
La Ovejita nos muestra, en acción, el amor del buen pastor: “he perdido una oveja y
voy en su búsqueda”; “tú eres distinta a las demás ovejas y yo te quiero así”; “me sentiré
contento al verte feliz”...
Es el amor de quien busca al ser querido si se pierde; lo cuida y abriga si tiene frío;
comprende sus necesidades y sentimientos, y conociéndole de esa forma, le quiere.
28
ALAS DORADAS
Este cuento muestra el sentido final de la existencia: llegar a sumergirse en el Amor que
es Dios. El se manifiesta como Padre, nos quiere como hijos suyos y sólo desea nuestro
bien. Para alcanzarlo nos entrenamos en el amor de cada día por quienes nos rodean.
Juan comprendió, en su recorrido con Alas Doradas, que “para llegar al Reino de la
Felicidad, más allá de los reinos que él conocía, tenía que amar, y eso desde ahora mismo”.
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LOS TRES PUENTES
Este cuento plantea la necesidad de lograr acuerdos, cuando hay distintas alternativas,
a través del diálogo: “conversaron un rato viendo qué hacer, y al final cada uno escogió el
puente que más le gustaba”. Al mismo tiempo aparece como muy importante el desarrollo
de la capacidad de tomar decisiones y ser fiel a la opción elegida: “sintió miedo, pero su
decisión estaba tomada, y avanzó cada vez un poco más”. “Se sentía fuerte y orgulloso por
continuar a pesar de las dificultades”.
30
UN DÍA DE INVIERNO
31
LA NUBE JUGUETONA
La nube de este cuento muestra cómo, en cada ser, el Creador ha inscrito una originalidad.
En su caso, lo singular era ser muy juguetona. Con ello, alegraba su vida y la de los demás:
“los niños permanecían entusiasmados viendo cómo cambiaba mientras desaparecía de su
vista”. Al mismo tiempo, el Creador ha inscrito, en cada ser, una misión que es preciso
descubrir para dar sentido a la propia existencia. En la nube, apagar la sed de árboles y
plantas: “estábamos marchitándonos... y ahora parece que revivimos”.
Al lograr ese sentido, se alcanza la felicidad: “se alegró mucho por el bien hecho... sintió
que había cumplido la misión de su vida y que Dios la recibiría junto a El”.
32
EL CARACOL SIN CASA
33
LA CAMPANA DE BRONCE
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EL TROMPO DE NAVIDAD
Para Cecilia, uno de los personajes, el trompo de Navidad simboliza todo lo hermoso de
su niñez. Es una vinculación afectiva sana con las cosas. Rodrigo, en cambio, presenta una
tendencia consumista que lo hace centrarse sólo en sí mismo: “el se ponía exigente, ¡Quería
tenerlo todo!”. Es una relación insana. Sin embargo, el cuento muestra el efecto notable
que tiene el ejemplo, o modelo de comportamiento, para el cambio de conducta de los
niños. Rodrigo pasa del egoísmo a las generosidad gracias a la generosidad mostrada por
otros: “al ver a los pastores y reyes ofreciéndote lo que tenían, mi corazón se transformó.
¿Puedo ofrecerte como regalo pascual, mi deseo de ser mejor y hacer lo que pueda para
lograrlo?”.
35
LA PALMERA LLOVIDA
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EL PEZ NARANJA DE ALETAS PLATEADAS
Dios ha determinado un orden de ser –la razón por la cual fueron creados- para cada
persona, cada animal y cada cosa. La felicidad pasa por el respeto a ese orden. Es parte
del orden de ser de los peces, vivir en el agua y en su hábitat. Eso comprendió Ignacio
al escuchar las peticiones del pez naranja de aletas plateadas y al actuar conforme a ellas,
devolviéndolo al río.
Es una vinculación positiva con la naturaleza por medio del cuidado de los peces.
En este cuento, aparece también la necesidad de ser libre para vivir y el amor que busca
la felicidad del otro.
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EL CHANCHITO ALCANCÍA
Este cuento encierra algunos contenidos esenciales para el desarrollo armónico del
niño.
Por un lado, proporciona una sana vinculación con las cosas y con las demás personas.
José es capaz de poseer el chanchito alcancía, cuidarlo y, a la vez, puede desprenderse de él
en pos de un bien mayor: la salud del niño enfermo.
Por otro lado, aparecen la libertad con que actúa ante sus amigos y la reciedumbre
manifestada por José al desoírlos, respetando sus propias creencias y sentimientos en
relación al chanchito: “no, no haré nada a mi chanchito. Jugaremos con lo que tenemos y
comeremos lo que hay; pero caramelos a cambio de él ¡eso no!”.
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EL AVE IMPERIAL Y LA FUENTE CANTARINA
También nos muestra la importancia de la libertad para ser y vivir y nuestra pequeñez
de criaturas ante su Creador. “En su aflicción pidieron al Buen Dios agua fresca. Y llovió”.
Reconocer ese desvalimiento y recurrir a Él es nuestra única salida.
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COIPORO
Este cuento muestra la necesidad de respeto a la obra creada por Dios, a los animales
y su hábitat. El uso indiscriminado de esos seres para fines egoístas del hombre acarrea
desequilibrio y destrucción a la naturaleza, desequilibrio que a la larga repercute en el
hombre mismo.
Por otra parte, lo coipos de este cuento –animales roedores de hermosa piel- se
caracterizan por presentar un gran sentido de familia y mucha solidaridad entre ellos.
Hacen todo lo posible por rescatar a Coiporo y, gracias a sus esfuerzos, lo logran.
40
EL VIEJO VIOLÍN
Dios ofrece a los seres humanos la posibilidad de ser instrumentos para colaborar en su
tarea creadora. Cada uno cuenta con potencialidades que es preciso desarrollar a lo largo
de toda su existencia. Sólo así responderá fielmente al plan Creador. Es lo que ocurre con
el viejo violín.
El deseaba, inmensamente, salir del abandono del desván a fin de dejarse llevar por las
manos de un violinista que le permitiese ser lo que estaba llamado a ser. Y cuando salió,
su respuesta no se hizo esperar: “se entregó por entero para responder a las manos y al
corazón del joven músico. Se jugaba por ser el instrumento que Daniel necesitaba; por
interpretar lo que él quisiese transmitir”.
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LA LUCIÉRNAGA VIAJERA
Los temores, entre ellos el temor a la oscuridad, son algo corriente entre los niños, y el
superarlos pasa por la satisfacción de la necesidad psico-social de comprensión y compañía.
Es a través de la relación armónica con otros –personas naturales y sobrenaturales, animales
y cosas- como los seres humanos podemos vivir y superar nuestros miedos. El uso adecuado
de la imaginación también contribuye a ello, mediante imágenes positivas de situaciones de
tranquilidad y relajación, de alegría, gozo y paz.
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SALTINA, LA VICUÑA INQUIETA
La libertad como condición necesaria para crecer y desarrollarse bien, es central en este
cuento. Sin ella, Saltina deja de comer y pierde el entusiasmo por todo. Ocurre lo mismo
con los seres humanos: privados de su libertad, difícilmente podrán tener un crecimiento
sano y armónico.
Al irse con Francisco, Saltina, además de su libertad, perdió sus compañeros de especie
y su hábitat. Quedó desarraigada y todo le era desconocido. Para recuperar su alegría
de vivir, necesita regresar a su ambiente conocido y familiar. Y así, felizmente para ella,
sucedió.
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LA VELETA DE LOS VIENTOS
En este cuento aparece como muy importante la fidelidad en la búsqueda del propio
camino de realización: “¿qué hago parado en esta chimenea, si soy un gallo? Gallo soy y
gallo quiero ser”. Se ve como esa misma fidelidad es recompensada con el encuentro final,
tal como le ocurrió al gallito.
También se destaca, por sobre todo, el enorme poder del amor, capaz de lograr lo
imposible: transformar un gallo de metal en un gallo de verdad. Ese amor quiere al otro
en forma incondicional con sus virtudes y defectos y es capaz de lograr que cada ser dé lo
mejor de sí.
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GASPAR
En las encrucijadas propias de la vida, del crecer y desarrollarse qué bueno es tener a
alguien cerca que dé apoyo y fortaleza. El padre de Gaspar le da la seguridad necesaria para
sortear un paso decisivo en su vida de ganso: salir a nadar. “Súbete a mi espalda. Yo te
llevaré al agua”.
También vemos la poca ayuda que prestan los comentarios irónicos o sarcásticos
–como el de don Sapo Cantador- y su efecto negativo al paralizar cualquier acción. “Lejos
de entusiasmarse con estas insinuaciones, el pequeño se paralogizó aún más”.
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EL PINO DE NAVIDAD
Algunos seres nacen fuertes, otros débiles. Lo vemos en los humanos, en los animales
y también en las plantas. Y todos merecen respeto por su naturaleza y cuidados especiales
si son necesarios. Don Arturo, en este cuento, así lo hizo con el pino enfermo. También
encontramos la debilidad como una fortaleza al ser escogido entre otros pinos más grandes
y sanos.
Y vemos la generosidad del jardinero y la gratitud del pino quien intenta abrazarlos a
todos.
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KANGU PERDIDO
Conejo Goloso no titubea en ofrecer ayuda; tampoco lo hacen Ratón Alado y Topo Cola
de Pez quienes parten junto a aquella tras el perdido Kangu.
Todos ellos brindan su apoyo al instante, cuando es requerido, y es un apoyo efectivo pues
logran al fin el reencuentro de la madre con su hijo.
Sugerimos preguntar:
1. ¿Cómo son y dónde viven los canguros?
2. ¿Por qué se perdió Kangu?
3. ¿Cómo se sentía Kangu cuando quedó solo?
4. ¿Qué hicieron los demás animales cuando mamá canguro les preguntó por su hijo?
5. ¿Qué harías tú si vieras un compañero afligido?
47
LA TORTUGA MARINA
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EL SECRETO DE LA CAJA BLANCA
Al mismo tiempo, se puede ver de qué modo una falta de honradez y lealtad genera
sufrimiento, no sólo en los afectados, sino en el mismo que la comete. Y ante el dolor y
arrepentimiento sólo cabe el perdón y abrazo reconciliador: “lo miramos y vimos tal pesar
en su rostro, que sólo nos nació darle un abrazo y partir con él a buscar la perdida caja”.
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AÑUPIE
Añupie, Flor de Centenario, era distinta. Única. Se requería un siglo para hacerla
germinar y agua abundante.
Tenía la unicidad propia de toda la creación. Nada en ella es en serie. Las hojas de
un mismo árbol y los pétalos de una misma flor son distintos unos de otros; y los árboles
y las flores entre sí. También los animales y el hombre. No hay un ser humano igual a
otro. Felizmente. Y esa es la gran riqueza dada por el Creador a todas sus criaturas. De
esa unicidad nace el aporte original de cada ser en su paso por la Tierra y la necesidad
de respetarlo. De lo contrario, la vida se repliega, como Añupie se replegó esperando
condiciones más favorables.
50
GAN
El amor paternal a toda prueba aparece en este cuento a través de Gan, su personaje
central, quien recorre largas distancias para conseguir agua para su familia.
También la reciedumbre para actuar, pues a pesar de las burlas y risas de otros animales,
él sigue empecinado en su tarea.
51
EL PEQUEÑO GIRASOL
En el pequeño girasol podemos palpar la fuerza del amor para el sano crecimiento y
desarrollo. No importan las debilidades iniciales. Estas pueden ser transformadas con el
cuidado y caricias: “encontraron sus hojas tersas y brillantes, sus semillas grandes y duras,
sus pétalos suaves y perfumados”.
También, el respeto por la originalidad de cada uno con sus fortalezas y debilidades.
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LA JOVEN DE LA TORRE
En este cuento vemos reflejada la necesidad de compañía que tenemos los seres
humanos y la alegría que produce el encuentro de alguien a quién amar.
53
EL GRAN TÉMPANO
En este cuento aparece el poder del amor para sanar y despertar vida. Nos muestra
el coraje de su protagonista, dispuesto a dar la vida para rescatar a ala desconocida de los
hielos, y también la solidaridad de sus amigos al ayudarlo en su tarea
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