Cuentos para Conversar Guia China

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C

C ONVERSAR
UENTOS para

G u í a del
Educador

Ilustrado por Loly & Bernardilla


CUENTOS PARA CONVERSAR
María Eugenia Coeymans A.

Ilustrado por
Loly & Bernardilla
www.lolybernardilla.cl
[email protected]

ISBN 956-246-105-X

Copyright © María Eugenia Coeymans A. 2006.

Todos los derechos reservados


CHILE

www.mecoeymans.cl
[email protected]
MARIA EUGENIA COEYMANS A.

C UENTOS C ONVERSAR
para

Ilustrado por Loly & Bernardilla


4
INDICE

I. Introducción ................................................................................................... 7-8

II. Desarrollo de vínculos personales ............................................................. 9-11

III. Comunicación interpersonal ............................................................. 12-18

IV. El cuento como instrumento educativo ................................................ 19-20

V. Sugerencias para narrar cuentos ............................................................. 21-22

VI. Formación personal .......................................................................... 23-24

-Ladybird y sus lunares .......................................................................... 25

-El anillo Abridor ....................................................................................... 26

-Trancolargo ....................................................................................... 27

-La ovejita ....................................................................................... 28

-Alas doradas ....................................................................................... 29

-Los tres puentes ....................................................................................... 30

-Un día de invierno ....................................................................................... 31

-La nube juguetona ....................................................................................... 32

-El caracol sin casa ....................................................................................... 33

-La campana de bronce ....................................................................................... 34

-El trompo de Navidad ....................................................................................... 35

-La palmera llovida ....................................................................................... 36

5
-El pez naranja de aletas plateadas ......................................................................37

-El chanchito alcancía ....................................................................................... 38

-El ave imperial y la fuente cantarina ...............................................................39

-Coiporo ................................................................................................................ 40

-El viejo violín .................................................................................................... 41

-La luciérnaga viajera ....................................................................................... 42

-Saltina, la vicuña inquieta .......................................................................... 43

-La veleta de los vientos .......................................................................... 44

-Gaspar ................................................................................................................ 45

-El pino de Navidad .......................................................................... 46

-Kangu perdido .......................................................................... 47

-La tortuga marina .......................................................................... 48

-El secreto de la caja blanca .......................................................................... 49

-Añupie ................................................................................................................ 50

-Gan ................................................................................................................ 51

-El pequeño girasol ...................................................................................... 52

-La joven de la torre ...................................................................................... 53

-El gran témpano ...................................................................................... 54

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I. INTRODUCCIÓN

Cada día son más escasos los momentos tranquilos que permiten establecer una comunicación
sana, rica, profunda y verdadera, entre padres e hijos. La agitación propia del tercer milenio invade
los hogares, con padres y madres cansados al fin de cada jornada, deseosos de poner término a su
día y tener un instante de respiro.

Encontrar en esas condiciones, ratos espontáneos de conversación con la sensación del tiempo
detenido, es difícil. Es preciso tener la voluntad de hacerlo aún cuando esté de moda dejar que las
cosas fluyan. Es necesario crear esos espacios, en torno a la mesa familiar, y por qué no, reunidos
junto a un fogón imaginario, tal como lo hacían nuestros ancestros con el fogón real, escuchando
la Sagrada Escritura, anécdotas, cuentos, historias, chistes y también poesía, o cualquier otro
género literario.

Es sano dejar que allí surja el indispensable oxígeno de la familia, el real intercambio de
vivencias, raíz del encuentro de corazones, en un clima cargado de afectividad y donde cada quién
es aceptado, reconocido y amado como alguien único, insustituible.

Históricamente la Humanidad usó por milenios la transmisión oral para perpetuar usos,
costumbres y valores. También para entretener, encantar, cautivar y despertar vida. Maestro y
modelo en este arte es Jesucristo. Sus parábolas están llenas de sabiduría y mueven al hombre
actual, y al de todos los tiempos, como lo hicieron durante dos mil años.

Más tarde surgen las fábulas. Invitan al buen comportamiento de las personas en forma
explícita, vía identificación inconsciente con el protagonista, y vía consciente con sus moralejas o
moralinas, donde el comportamiento esperado queda manifiesto en forma explícita.

Los cuentos de hadas, con clara distinción entre el bien y el mal, extraídos de la tradición oral
de distintos pueblos y escritos y recopilados por diversos autores, cautivan por centenios. Otro
tanto, leyendas y mitos contados y re-contados de generación en generación, asombraron oyentes
y crearon la magia del encuentro cordial entre el narrador y su auditorio.

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Le hace falta al mundo actual momentos de intimidad en el seno de la familia , o en la
sala de clases en torno a un cuento bien narrado, o una rica conversación surgida de él.

Les hace falta a los niños estar sentados en las rodillas de sus padres leyendo un libro
juntos, o yacer acostados escuchando, antes de dormirse, la voz tranquila de sus progenitores
abriéndoles al mundo de la fe, de la imaginación, de la fantasía con parábolas, cuentos,
fábulas...

Le hace falta a la educación formal detenerse, creando un espacio rico entre profesor
y alumnos, donde ausente la corrección y la crítica sólo se de una comunicación en torno a
lo asombroso, lo increíble, narrado con amor.

Este libro les invita a ese encuentro. Propone un estilo de comunicación deseable para
facilitarlo entre padres e hijos, profesores y alumnos. Entrega cuentos cortos -8 a 10
minutos- cuyo contenido apela a lo mejor de cada uno y proporciona una guía a quién
tenga dificultad para iniciar una conversación.

Contiene preguntas de orden cognitivo para abrir la mente, de orden afectivo para
abrir el corazón y de orden moral para abrir el sano discernimiento.

1.- Se hablará de niño o niños en sentido genérico. Incluye niña y niñas.

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II. DESARROLLO DE VÍNCULOS PERSONALES

Nuestra misión de padres y educadores es ayudar a la formación de nuestros niños


como seres humanos integrales y despertar la originalidad de cada uno de ellos, guiándolos
para que actualicen sus potencialidades y superen sus limitaciones.

Pilar fundamental del desarrollo integral de la persona, es la existencia y el cultivo, a lo


largo de su vida, de una red orgánica de vínculos de amor, sana armónica y estable.

Estos vínculos aparecen estrechamente ligados a las necesidades propias de todo


hombre.

Un primer grupo de necesidades son las básicas o biológicas -pan, techo, abrigo-,
indispensables para la sobrevivencia humana. A través de su satisfacción, el niño, desde el
momento de nacer, y aún antes de ello, entra en contacto íntimo y estrecho con su madre,
fuente primera y natural de nutrición, abrigo y cobijamiento.

En forma simultánea se inicia la satisfacción del segundo grupo de necesidades, las


psicológicas -afecto y seguridad- también indispensables en un mínimo grado para
sobrevivir. Tal afecto y seguridad son otorgados primariamente, por la madre y luego por el
padre, hermanos y restantes miembros de su círculo familiar y social.

Empieza así, con esta interacción, la satisfacción del tercer grupo de necesidades:
las psico-sociales o de relación. El niño que posee conciencia inicial de sí mismo y sus
necesidades, y fuertes matices de egocentrismo, descubre que existe un mundo fuera de
él mismo. Percibe, en el intercambio amoroso con los suyos, la existencia de un tú en los
demás, distinto de él mismo. Al amor que recibe empieza a responder con el amor que
entrega en una sonrisa, en una caricia.

Junto con descubrir a los demás descubre también el mundo de la naturaleza y lo creado,
que se le presenta en su primer alimento fuera del seno materno, en el móvil que cuelga
frente a su cuna, en su primer cascabel.

El último grupo de necesidades de la persona, tan importante para su desarrollo integral,


como las ya mencionadas, son las necesidades trascendentales. El ser humano necesita

9
saber que su vida tiene un sentido, que se prolonga más allá de si mismo, más allá de su
tiempo, que hay un Creador que está por encima de todos y que es para él un Padre que
le ama.

La satisfacción de necesidades lo lleva, desde su más temprana edad, al proceso de


establecer vínculos. Primero, consigo mismo, al reconocer sus sensaciones y sentimientos
-hambre, sed, frío, deseos de cobijamiento y calor- y al expresarlos a través de distintas
formas, siendo la más frecuente el llanto. En el reconocimiento del tú, en su madre, padre y
otras personas, por quienes se siente amado, inicia el proceso de vinculación con las demás
personas, a quiénes él a su vez ama.

En el contacto con la naturaleza, al contemplar como se mueven las hojas de un árbol,


al tomar un fruto entre sus manos o en sus primeros objetos de juego, inicia un proceso
de vinculación con la naturaleza y las cosas.

Todas las vinculaciones que hemos mencionado forman parte de las vivencias más
profundas del ser humano y serán cimiento de su futura personalidad cuyos rasgos se
definen en gran medida antes de los cinco años.

Finalmente en el proceso de vinculación con Dios la persona satisface las ansias de


trascender, e incorpora en este vínculo todos los restantes. La vinculación con Dios es la más
importante, pues es la única fuente de seguridad y amor definitivos e incondicionales.

Una mirada al niño puede develar la calidad de sus vínculos personales y puede
contribuir a entregar a sus padres y educadores elementos para ayudarlo en su proceso de
desarrollo integral.

Un niño con una vinculación armónica consigo mismo, es aquél que se conoce,
tiene una imagen positiva de sí, se respeta, quiere y acepta con sus potencialidades y
limitaciones. La imagen positiva de sí le viene dada por la aceptación incondicional que
recibe de quiénes el ama, padres y maestros. Acepta a los demás porque se siente aceptado;
respeta a los demás porque se siente respetado; quiere a los demás porque se siente amado.
Puede vivir con sencillez y austeridad porque su valoración le viene dada por el ser y no
por el tener; toma decisiones usando su libertad y autonomía personal, pero considera la
libertad del otro. Actúa con solidez, movido por convicciones internas, sin ser esclavo de
sus “ganas” o caprichos, lo que lo lleva a actuar con responsabilidad en los compromisos
que libremente asume.

Un niño con vínculo armónico con las personas, es aquel que desarrolla su capacidad
afectiva de dar y recibir amor, en una interacción en la cual están presentes el respeto,

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la honestidad, la veracidad. También acrecienta su capacidad de preocuparse por las nece-
sidades de los otros y de actuar solidariamente con ellos.

Tiene un profundo sentido de la justicia, pero es capaz de perdonar y actuar con


misericordia si es ofendido.

Un niño vinculado armónicamente con la naturaleza y el mundo de lo creado, es aquél


que se relaciona con ellos aprendiendo a amar la creación y a hacer buen uso de los objetos
a su alcance, respetando el orden de ser de cada cosa, es decir su naturaleza y función
propias. Es un niño que respeta la naturaleza, la cuida y se preocupa por ella, a través de
animales y plantas, ríos y lagos y todo aquello que lo circunda.

Un niño que hace uso apropiado de las cosas, actúa con generosidad frente a lo que
posee y crece con libertad frente a lo que carece -en la medida que no afecte sus necesidades
básicas.

Un niño vinculado armónicamente con Dios, es aquél que se siente hijo ante él y lo
ama como a su Padre. Con Cristo Jesús -su Amigo y Pastor- y con su Madre María como
modelo y guía, se esfuerza por hacer Su voluntad.

El Espíritu Santo, del cual es templo, le ilumina en esa tarea.

Los vínculos mostrados, esenciales para el proceso creciente de personalización del ser
humano, se desarrollan y fortalecen a lo largo de su vida. Serán realmente vínculos
cuando posean profundidad, armonía y estabilidad en la relación y se hallen en un
marco de respeto y amor hacia si mismo, hacía los demás, hacía Dios y Su creación.

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III. COMUNICACIÓN INTERPERSONAL

El educador de alma se caracteriza por entregar un amor personal, respetuoso,


comprensivo. Posee el arte de abrir los corazones, de escuchar y de intuir lo que no se
expresa con palabras.

Ausculta y descubre el alma de la persona y de la comunidad, o su realidad propia, para


servir esa vida que poseen, sin imponer normas ni esquemas preconcebidos, ajenos a su
realidad, sin forzar la vida.

Esto presupone un estilo de comunicación interpersonal que es deseable desarrollar


entre el educador y el educando, entre padres e hijos, en nuestro caso. Un estilo de
comunicación que considere los sentimientos de las personas involucradas y vaya más allá
de la periferia de cualquier comunicación formal o intercambio de roles.

El papá y la mamá están llamados a contruir el edificio de la comunicación con sus


hijos: ellos, naturalmente, dan los primeros pasos y modelan las conductas deseables.

Para clarificar más lo anterior y llevarlo al terreno de la vida misma, mostraremos los
distintos pisos de tal comunicación, sus cimientos y el terreno sobre el cual se construye.

Imaginemos que yo, como papá, deseo establecer una rica comunicación interpersonal
con mis hijos.

Lo primero que necesito es contar con un terreno adecuado: “el hombre sabio su casa
en roca construyó”. * El terreno que requiero es mi voluntad de comunicarme con
cada persona. Si no tengo deseo ni voluntad de comunicarme, no estoy en condiciones
de construir mi edificio: carezco del terreno apropiado.

Supuesto que sí quiera comunicarme, inicio la construcción de los cimientos del edificio:
aceptación incondicional de la o las personas con quienes me quiero comunicar. Esto
es un proceso que empieza con mi deseo de aceptar incondicionalmente a mi hijo o hija,
o al menos de aceptarlo simplemente. Si ese deseo está en mí, doy paso a la construcción
del primer piso.

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El primer piso es el arte de escuchar bien. Se habla mucho de la necesidad de
escuchar y de ser escuchados. No siempre está claro en qué consiste. De hecho, la mayoría
de las veces creemos que escuchamos bien, pero no ha sido así realmente.

Para escuchar bien a otro, como primer requisito es preciso posponer, dejar de lado,
poner entre paréntesis, todo lo mío. Es necesario hacer silencio, exterior e interior; acallar
todas mis voces.

Habitualmente, mientras oigo lo que alguien me está diciendo, estoy pensando lo


que voy a decirle, la respuesta que le daré o el consejo que creo necesita. Este fenómeno se
da desde mi yo. Es mi perspectiva la que está en juego y no la necesidad del otro, por muy
buena intención que yo tenga.

Tal vez un ejemplo sea clarificador. Cuando una persona está cargada emocionalmente,
tiene un problema o le ocurre algo estupendo, normalmente desea transmitírselo a alguien
cercano. Quien está en el centro, en ese momento, desde el punto de vista de la comunicación,
es ella. Hasta que no exprese su sentimiento, cualquier cosa que yo haga o diga, fuera de
escucharla pasiva o activamente, la bloqueará.

Imaginemos que Magdalena, mi hija de diez años, se acerca a mí y me dice: “en el


colegio lo único que hacen es darnos tareas y más tareas...”

Podemos darle varios tipos de respuesta. Las más frecuentes son:

Argumentar :“Tú vas a clases para eso, para trabajar y aprender...”

Aconsejar : “Hazte un horario y así termina rápido y puedes jugar...”

Interrogar : “¿Cuáles son las tantas tareas?”.

Defenderse : “¿No será que en clases ustedes pierden mucho el tiempo?...”

En cada una de las respuestas anteriores, el centro soy yo, porque no intento develar
el sentido profundo de lo planteado por Magdalena. No me pregunto interiormente
¿qué le pasa a ella, qué le ocurre o qué siente?, sino me quedo en el hecho puntual.
Lo desmenuzo, lo analizo, intento sugerir respuestas que, en resumen, “me deshagan del
problema”, aunque sin duda con la mejor de las intenciones, con la de ayudarla. Sin
embargo, el efecto es exactamente contrario. Es muy probable que Magdalena no
sobrepase ese punto de la conversación o se limite a decir algo así como “bueno, ya”,
o una frase de buena criamza Pero no lograremos ir más allá en la comunicación.

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Para escuchar bien y comunicarse de verdad, se requiere tener una actitud
corporal determinada, dando espacio a la otra persona. Sentarse frente a ella, mirar
sus ojos, su cara, atender al mensaje total que envía: tono de voz, gestos, sonrisas,
lágrimas, posición de las manos, postura corporal, de la cabeza, etc. Al mismo tiempo,
es preciso crear una atmósfera adecuada: silencio interior y exterior. Privacidad, si es
posible. Garantizar la confidencialidad, pues nadie desea que sus cosas sean ventiladas
ante terceros.

Es necesario, además, invitarla a hablar, acogiéndole de verdad, manifestando algo


en este estilo: “¡cuéntame!, lo tuyo me interesa...”,”si quieres, podemos conversar; estoy
contigo...”. En el curso de la conversación, también es importante hacerle saber que
sigo el hilo de lo que me está diciendo. Puedo estar en silencio y no escuchar realmente.
Por eso, mis señales de asentimiento le mostrarán que de verdad estoy escuchándola:
“¡mm!” “¡ya veo!” “¡hum!” “¡sí! ¡Claro! ...”.

Finalmente, intento detectar él o los sentimientos que la otra persona experimenta.


Procuro colocarme en el lugar de mi hija; “en sus botas”, como dice Rogers* para
responderle empáticamente.

La empatía, segundo piso del edificio, es la comprensión más cercana de lo que


sucede al otro. No soy el otro, pero intento sentir como él para acercarme más a su
realidad y, desde ella, acogerlo, escucharlo, conocerlo, respetarlo y amarlo.

La empatía se expresa en una respuesta que lleva involucrado el sentimiento del


otro: alegría, tristeza, afecto, miedo, rabia, y todos sus matices (ansiedad, angustia,
frustración, desilusión, gozo, satisfacción, orgullo...) en sus distintos grados (muy,
mucho, algo, poco, nada): “estás (o te sientes) desilucionada porque las cosas no
marchan como tú esperabas...” Esta respuesta empática es una hipótesis acerca de los
sentimientos del otro.

Por eso, normalmente, es una frase inconclusa, que da pie a que la otra persona la
complete, afirmándola o rechazándola.

También incorpora la posible razón por la cual el otro experimenta tal


sentimiento.

A través de este proceso, la persona penetra su propia interioridad y mira si es


efectivamente eso lo que siente o es otra cosa. Podemos equivocarnos en nuestra
apreciación, pero nuestra hipótesis errada le ayuda de todos modos a identificar mejor lo
que le sucede. Y, desde el punto de vista comunicacional, percibe nuestro real interés en

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ella, demostrado a través de nuestro escuchar bien y de nuestra respuesta empática.

La empatía, en muchas ocasiones no es verbal: un abrazo, un suave palmoteo en el


hombro, una sonrisa, expresan a veces mucho más que una frase bien elaborada. Aquí se
pone en juego la sensibilidad del educador para discernir cuándo y qué es necesario.

Volvamos a Magdalena y veamos lo que sucede con otro tipo de respuesta. Intento
centrarme en lo que a ella le está ocurriendo, en lo que siente o le pasa. El diálogo podría
desarrollarse de este modo:

Magdalena : En el colegio lo único que hacen es darnos tareas y más tareas...

Padre : Estás cansada con tanto trabajo...

Magdalena : Si, no me queda tiempo para patinar, ni andar en bicicleta, ni


hacer nada entretenido...

Padre : Te da lata no poder hacer las cosas que te gustan y pareciera que
las tareas te disgustan...

Magdalena :Si, porque nos hacen repetir lo mismo de la clase...

Padre : Y tú quisieras algo diferente...

Magdalena : Claro: Por ejemplo, ver cosas en la naturaleza, leer libros


entretenidos...

Padre : ¿Has pensado palntearlo a tus profesores?

Magdalena : No, Pero podría hacerlo...

En este diálogo, el papá pudo llevar a Magdalena al fondo de su problema a través de


sucesivas aproximaciones en las cuales él actúa de espejo de sus sentimientos. Eso la ayudó
eficazmente a centrarse en lo que realmente le sucedía y a encontrar en conjunto una salida a
su inquietud, mediante una sola frase casi trivial. La clave: el papá estuvo permanentemente
centrado en ella. Lo de él, su rol como padre, incorporó la actitud de auscultar el corazón
de ella.

Pero, ¿cómo se ausculta el corazón de alguien cuando no se es médico ni se tiene


estetoscopio? Se ausculta en el escuchar atento y a través de la captación de los sentimientos
que la persona experimenta, para luego reflejárselos en forma adecuada.

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Así, se educa respondiendo a la vida, a los valores e intereses que mueven a las
personas.

Estamos ya en condiciones de construir el tercer piso de nuestro edificio: el mensaje-


yo o expresión de mis propios sentimientos. Suponemos que los anteriores están
sólidamente construidos y que, como padres, los hemos modelado. Pero, hay ocasiones
en que necesitamos ser escuchados y comprendidos, y lo seremos solamente si nosotros
lo hemos hecho primero. Hay circunstancias en que nos sentimos afectados en nuestros
sentimientos por las conductas de las demás personas, nuestro cónyuge, nuestro hijo... Y
para la sanidad del vínculo con ellos, yo necesito expresar lo que a mí me pasa, lo que
siento, lo que me ocurre.

En los dos primeros pisos y en los fundamentos del edificio, el centro era en forma
permanente nuestro hijo o hija.

Lo mío estaba temporalmente excluido y, como ya señaláramos, mi pregunta interna era:


¿qué le ocurre? ¿qué le pasa? ¿qué siente? Ahora, soy yo quien está cargado emocionalmente
y aquellas preguntas debieran dirigirse a mis sentimientos y al contexto en que tienen lugar.
Esta vez soy yo el centro en el proceso de comunicación y desde mis sentimientos envío
mi mensaje.

De nuevo, un ejemplo puede ayudar. Imaginemos, que estoy conduciendo por una
carretera de alta velocidad y hay mucho tráfico. En el asiento trasero mis dos hijos, de
8 y 10 años empiezan a jugar lo que me impide concentrarme en el manejo. Me siento
inquieto de verdad, ante este hecho. Podría dar un grito y acallarlos sin más, lo que los
dejaría silenciosos y frustrados y a mí con una ingrata sensación. Puedo, en cambio,
expresar lo que me sucede, sin ataque, sin ofensas, pero mostrando el comportamiento que
me afecta y lo que siento. Podría expresarlo así: “Cuando estoy conduciendo con tanto
tráfico me pongo nervioso y necesito concentrarme. ¿Podrían ir tranquilos por un rato y
luego jugamos todos juntos...?

Es posible que los niños ante esta frase u otra parecida, se sientan también incómodos
(en la medida que he construido una relación sana con ellos). Pero esta incomodidad surge
de su propio comportamiento y es altamente probable que lo cambien. Que consideren o
no mis sentimientos sólo dependerá de si he considerado o no, en otras oportunidades, los
sentimientos de ellos; si supe escucharlos y comprenderlos cuando ellos lo requirieron.

Pasa un tiempo y tenemos otro paseo en perspectiva. Al recordar lo sucedido la vez


anterior con el tráfico invito a mis hijos a una sesión para prevenir los momentos aburridos
y con ellos ver alternativas para las situaciones difíciles.

16
Llegamos así al cuarto piso del edificio de la comunicación: prevención y solución
de conflictos a través del sistema nadie pierde-todos ganan.

Es saludable, en este caso, fijar una reunión especial para tratar el problema. Como
papá me corresponde hacer un diagnóstico inicial de la situación: mirar previamente cuál
es él o los problemas potenciales o actuales; qué sentimientos aparecen involucrados en mí
y en los demás; y fijar como objetivo la solución de los problemas en una forma tal que
todos quedemos satisfechos.

En la reunión, planteo mi diagnóstico y pido opiniones a mis hijos para chequearlo y


corregirlo, llegando así a un diagnóstico conjunto.

A continuación, en esa misma reunión o en otra si el tiempo no lo permite, iniciamos


un proceso de búsqueda de soluciones a través de una “lluvia de ideas”. Se pide que todas
las personas, incluido el papá o mamá, aporten alternativas, y se toma nota por escrito.
Ninguna idea es rechazada, criticada o evaluada en este momento. Se requiere aquí, como
a lo largo de todo el proceso, un total respeto por todos los aportes.

Pasado un rato y cuando ya no surjan nuevas ideas, a pesar de nuestra insistencia (¿qué
otro camino ven?, ¿en qué otra forma podríamos solucionar esto?, etc.), hacemos una
evaluación de acuerdo a los siguientes criterios:

De urgencia : ¿cuál de estas alternativas soluciona más rápidamente el problema?

De relevancia : ¿cuál de ellas va más al fondo?

De factibilidad : ¿es posible hacerlo?

Pronto se verá que algunas responden a los tres requisitos anteriores y entre ellas el
grupo elige aquéllas con las que desea empezar a trabajar, guardando sólo las relevantes y
factibles para un segundo momento, por si lo elegido no funcionara. Es preciso recordar:
aquí todos ganan, nadie pierde. Pudiera existir una alternativa que no es la mía. Pero,
si yo opto libremente por la de otro, cediendo algo de lo mío en pos del bien del resto no
hay problema. La dificultad surge si me siento forzado a aceptar algo que no me parece
conveniente.

Ahora se puede llegar a acuerdos en tareas, modalidades de funcionamiento, horarios,


tratamiento de los temas, distribución de responsabilidades, etc.

Pasado un tiempo, es conveniente revisar lo hecho y evaluar la marcha de los


acuerdos

17
Hemos llegado ya al quinto y último piso del edificio de la comunicación: guía
positiva. Como padres nos corresponde orientar el camino de nuestros hijos y alumnos.

Tal vez la forma más saludable sea la estimulación o reconocimiento de los


comportamientos positivos del otro. Una herramienta valiosa que ayuda a que surja lo
mejor de cada uno, es ofrecer la respuesta empática: “estás contento de tus logros..”; “estás
feliz de haber mejorado tu rendimiento...”; o el mensaje-yo “estoy muy contento al ver
la armonía entre ustedes..”; “me siento feliz del progreso que ha tenido el orden de sus
piezas...”; “me encanta salir de paseo con ustedes...”

Otra forma posible, es el uso de consecuencias lógicas: permitir que las personas
asuman las consecuencias de su propio comportamiento, siempre y cuándo no atenten
contra su integridad física, psíquica o moral.

Finalmente, terminaremos el piso guía-positiva estableciendo reglas. Toda comunidad,


familiar necesita un marco mínimo dentro del cual se desarrolle la vida. Este marco está
dado por las reglas –tácitas o explícitas– que acuerde. Es importante recalcar que cuanto
menos reglas existan, mejor, pues muchas reglas pueden asfixiar la vida.

Pero las mínimas que existan, deben ser respetadas. Las reglas claras, sencillas, positivas,
sensatas y conocidas por todos los miembros del grupo, establecen los límites necesarios
para una sana convivencia familiar.

Nuestro edificio de la comunicación está listo. Sólo falta techarlo.

El techo lo constituye el proyecto de ser humano que deseamos contribuir a formar en


cada uno de nuestros hijos e hijas: la persona desarrollada de modo integral, el ser humano
vinculado armónicamente consigo mismo, con las demás personas, con Dios y el mundo
de lo creado. Es nuestra misión y tarea como padres.

18
IV. EL CUENTO COMO INSTRUMENTO EDUCATIVO

Los seres humanos han desarrollado el arte de narrar como una forma de transmisión
cultural de una generación a otra. El lenguaje metafórico, simbólico, de las fábulas, cuentos
y parábolas está presente en la mayoría de las sociedades y cumple un importante papel en
los planos afectivo, lúdico, moral y religioso.

La fuerza de tal lenguaje reside en el hecho de apelar al corazón más que al intelecto y,
por ende, toca las emociones y sentimientos más profundos del ser humano.

El cuento produce en la persona un proceso de identificación inconsciente con


sus personajes y una internalización de los contenidos encarnados por ellos que, con
posterioridad, pueden irrumpir en la vida. Un autor, Louis Pauwells, afirma: “cuando un
niño escucha, la historia que se le cuenta penetra en él simplemente como historia. Pero
existe una oreja detrás de la oreja que conserva la significación del cuento y la revela mucho
más tarde”.1

El cuento presenta al niño –y también al adulto y joven- un mundo mágico donde lo


imposible sucede. Al escucharlo, deja volar su imaginación, creando y recreando personajes
y situaciones, otorgándoles un sello propio, con lo que cada experiencia de oír el cuento se
transforma en algo único y especial.

Contar cuentos es un acto de amor. Hay entrega de todo lo que el narrador es. Emanan
sus emociones, sentimientos, gestos, y cobran vida ante sus oyentes quienes, junto al
contenido narrado, reciben esa corriente vital; se sienten cálidamente amados. Esta riqueza
que produce la interacción personal es irremplazable. Reiteramos: ni la televisión, ni los
C.D. con cuentos grabados pueden sustituirla y, en los intentos realizados, los grandes
perdedores son los niños, que crecen encargados a la tecnología.

Podemos decir, en síntesis, que el cuento tiene un valor como instrumento educativo
porque:

1
Pauwells, Louis. Citado por Dora Pastoriza de Etchebarne en El Arte de Narrar, Editorial Guadalupe, Buenos Aires, 1986,
p.125.

19
Entretiene, cautiva, encanta, y re-encanta;

Usa un lenguaje que apela al corazón;

Permite un proceso de identificación con los personajes que lleva a la internalización


de los valores encarnados por ellos;

Desarrolla la creatividad y la imaginación

Es un acto de amor entre quien narra y quien escucha. Esto le otorga su efecto
educativo más potente.

Es fundamental, por ello, para el sano crecimiento del niño, tener espacios en su vida
donde esté presente la gratuidad propia de un cuento narrado por alguien que le quiere.
Esos espacios son los que deseamos crear, con la re-instauración de la ancestral costumbre
de contar cuentos en familia donde padres e hijos se encuentran en calidad de narradores
y oyentes.

20
V. SUGERENCIAS PARA NARRAR CUENTOS

“El narrador debe dar la sensación de entrega. Algo así como si


a partir de ese instante el reloj dejara de marchar, los problemas
personales desaparecieran, el mundo exterior no existiera ya. Sólo
la voz humana dibujando en el aire el movimiento casi ritual
del cuento...”

Cuando llega el momento de contar o leer cuentos, es preciso que el narrador considere
algunas cosas que ayudan a crear un clima más favorable al encuentro de las personas entre
sí y con los personajes:

1. Leer previamente el cuento un par de veces, de preferencia en voz alta, para familiarizarse
con su contenido, personajes y ambiente.

2. Preparar una atmósfera especial:

- Oscurecer un poco la habitación, si es posible, y leer el cuento con la luz de una


vela.

- Hacer silencio. Apagar el televisor, equipos de música, radios y otros elementos


sonoros.

- Cuidar la temperatura: mucho frío o calor dificultan la atención.

- Ubicar al auditorio, sentado en el suelo o en sillas cómodas colocadas en forma


de círculo. Es importante que se sientan cómodos y a gusto.

- Ubicarse a la misma altura que los niños, pues ello predispone a la igualdad
interior.

3. Invitar a los niños a escuchar el cuento pero respetar su deseo de no hacerlo. Oír un
cuento es un acto absolutamente libre y voluntario.

21
- Leer pausadamente el cuento.

- Modular bien.

- Hacer inflexiones de voz para perder la monotonía.

- Procurar mantener el ritmo del cuento.

- Si hay sonidos onomatopéyicos –por ejemplo los del cuento “Trancolargo” bee-
bee, cuá-cuá- pedir a los niños que los repitan. Si hay sonidos de la naturaleza,
viento, olas, hacer lo mismo.

- Hacer gestos y ademanes, siempre que sean necesarios por la índole del cuento.

5. Involucrarse a tal punto en el momento mismo de la narración o lectura, que olvide


corregir, enseñar o llamar la atención. Recordar: el cuento es algo gratuito.

6. Dejarse llevar por el cuento: volver a ser niño nuevamente.

PERMÍTASELO, GÓCELO.

“Si tal como nosotros lo entendemos, el acto de narrar es un acto


de servicio, las condiciones necesarias son, especialmente: amor al
prójimo, don de simpatía, y un total olvido de sí mismo”.1

Pastoriza de Etchebarne, Dora. Op. Cit. P.31

22
VI. FORMACIÓN PERSONAL

La recuperación de la costumbre de contar cuentos tiene una finalidad de tipo afectivo-


recreativo y otra de índole formativa.

La primera se cumple por el mero hecho de narrar un cuento cada día. La segunda
requiere, además, un momento de conversación en torno a los cuentos a fin de despertar y
hacer más conscientes, en los niños, sus contenidos, en una perspectiva cognitiva, afectiva
y moral.

Para dicha conversación sugerimos lo siguiente:

Leer previamente el comentario que corresponde al cuento escogido y las preguntas que
aparecen en el punto VII de esta guía.

Leer el cuento en alta voz siguiendo las sugerencias del punto V de esta guía.

Invitar a los niños a un diálogo libre sobre el cuento.

Iniciar el diálogo con las preguntas sugeridas para ese cuento en el punto VII de la Guía
de los Cuentos.

Escuchar a los niños centrados enteramente en lo que ellos quieren transmitir.

Evitar corregir, enjuiciar, inculpar, amenazar, sermonear, retar. Es una actividad libre
y agradable para todos.

Aceptar las ideas y sentimientos de los niños, aún cuando no coincidan con las
nuestras.

Aceptar a cada niño como persona, de manera incondicional, reconociendo su


originalidad y respetándola, aún cuando no responda a nuestras expectativas.

Ð Expresarles cariño y afecto aprovechando la atmósfera cálida que se genera al contar


cuentos.

23
Hacer un comentario final basándose en la guía para ese cuento, o en sus propias
observaciones. Realizar, si es posible, actividades alternativas con el cuento sobre el que
versó el diálogo:

- Dramatizar. Los niños representan los personajes y la trama, con títeres o


disfraces, si se dispone de ellos.

- Modelar los personajes en greda o plasticina.

- Dibujar los personajes y distintas escenas.

- Volver a leer el cuento, pero incompleto, y pedir a los niños que inventen otros
finales...

Invitar a los niños a escribir sus propios cuentos.

Recordar que escuchar un cuento y conversar sobre él son actividades voluntarias. Los
niños son invitados, pero respetando su libertad. Sólo tenemos que proponérselas como
algo atractivo, y hacerlas realmente encantadoras, por nuestra calidez y afecto. Así, nos
aseguraremos su participación entusiasta.

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LADYBIRD Y SUS LUNARES

Muchos creen, como Ladybird, que el cariño está dado por la belleza y que los seres
bellos son los más amados y amables. Por eso ella dice: “Sin los lunares negros, seré linda
y mis hijos me querrán más”. Pero se equivoca y sus hijos la rechazan pues no la reconocen.
Olvida que un paso necesario hacia la felicidad es la aceptación de sí mismo. Felizmente,
logra descubrirlo y se da cuenta que para ella, lo mejor es ser una chinita con lunares negros,
tal como fue creada.

Para cada niño es muy importante saber que él es único y que su mejor forma de ser es
siendo él mismo. Así es querido por Dios, por sus padres y las demás personas.

Al conversar sugerimos las siguientes preguntas:

1. ¿Qué otros insectos conoces además de las chinitas?


2. ¿Qué opinas de Ladybird?
3. ¿Qué debió haber hecho Ladybird con sus lunares?
4. ¿Qué es lo que más te gusta de ti?
5. ¿Qué es lo que menos te gusta de ti?

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EL ANILLO ABRIDOR

Este cuento muestra en acción la bondad, expresada en la compasión que siente el


príncipe hacia el anciano de encorvada espalda y rostro triste; muestra igualmente la
solidaridad manifiesta en la ayuda concreta del príncipe: “sacó agua de un arroyo cercano y
se la dio a beber...”. También la gratitud del anciano, simbolizada en el anillo abridor.

En contraposición, se ve la actitud del Primer Ministro, centrado sólo en sí mismo


y su ambición, que lo lleva a actuar contra el respeto, honradez y lealtad. Aparece así el
interrogante existencial: ¿cómo abrir el corazón del hombre?

La respuesta: tocarlo. Con una sonrisa, una caricia, una buena palabra, un acto de
confianza en él, a pesar de... ¿Qué surge entonces?: el arrepentimiento, el perdón, el cambio
profundo de sí.

Para conversar sugerimos las siguientes preguntas:

1. ¿Quiénes actuaron en forma bondadosa en este cuento? ¿Por qué?


2. ¿Qué sientes cuando ves alguien herido?
3. ¿Qué haces cuando un compañero tuyo se cae y lastima?
4. ¿Cuándo una persona te regala algo?, ¿qué sientes y qué haces o dices?
5. ¿Qué significa para ti tener el corazón cerrado?

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TRANCOLARGO

Trancolargo se destaca por su sentido innato de curiosidad frente al mundo y los demás
seres que le rodean, y por su capacidad de admirar y gozar los dones de la vida: “las moras...
son dulces y frescas en este calor”. A la vez, presenta un deseo enorme de comunicación,
más allá aún de su especie, y un fuerte anhelo de compartir sus vivencias: “y con ninguno
puedo conversar. Seguiré mi camino hasta dar con alguien que quiera hablar conmigo”.
Es la misma necesidad que tenemos los seres humanos de comunicarnos, relacionarnos y
vincularnos a través del lenguaje y las experiencias compartidas.

Se sugiere conversar en torno a las siguientes preguntas:

1. ¿Cómo se sintió Trancolargo cuando no pudo conversar con las vacas, las
ovejas, perros y aves?
2. ¿Cómo se sienten ustedes cuando no tienen con quien conversar?
3. ¿Qué le pasó al potrillo cuando se vio perdido sin saber cómo volver a casa?
4. ¿Cómo se sintieron sus padres al encontrarlo?
5. ¿Qué debió haber hecho Trancolargo antes de salir?

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LA OVEJITA

La Ovejita nos muestra, en acción, el amor del buen pastor: “he perdido una oveja y
voy en su búsqueda”; “tú eres distinta a las demás ovejas y yo te quiero así”; “me sentiré
contento al verte feliz”...

Es el amor de quien busca al ser querido si se pierde; lo cuida y abriga si tiene frío;
comprende sus necesidades y sentimientos, y conociéndole de esa forma, le quiere.

Aparece destacada, en este cuento, la importancia de la aceptación de cada persona tal


como es, con un inmenso respeto, así como lo hizo Diego con Pompón Amarillo. Esta
forma de aceptación del otro es el cimiento de una relación profunda y verdadera entre los
seres humanos. En el fondo, lleva inscrito el mensaje: “te quiero tal como eres”.

En la conversación con él o los niños, se pueden plantear preguntas como éstas:


1. ¿Qué le pasaba a Pompón Amarillo?
2. ¿Qué significa esquilar una oveja?
3. ¿Cómo se sentía Pompón Amarillo al ser distinta a las demás ovejas?
4. ¿Les gustaría que todos sus amigos fuesen iguales? ¿Por qué sí? ¿Por qué no?
5. ¿Cómo actuó Diego al dejar a Pompón Amarillo con su lana? ¿Por qué?

28
ALAS DORADAS

Este cuento muestra el sentido final de la existencia: llegar a sumergirse en el Amor que
es Dios. El se manifiesta como Padre, nos quiere como hijos suyos y sólo desea nuestro
bien. Para alcanzarlo nos entrenamos en el amor de cada día por quienes nos rodean.

Juan comprendió, en su recorrido con Alas Doradas, que “para llegar al Reino de la
Felicidad, más allá de los reinos que él conocía, tenía que amar, y eso desde ahora mismo”.

En este amor se encuentran todos los vínculos, en forma interdependiente unos de


otros, entretejiendo una red armónica y orgánica entre lo natural y lo trascendente.

En el diálogo sugerimos preguntar:


1. ¿Qué opinas de Pedro, Fidel, Rosa y Susana?
2. ¿Qué piensas de Miguel, Marcos y Elena?
3. ¿A qué personas quieres tú?
4. ¿Quién es Dios para ti?
5. ¿Cómo puedes amar a Dios?

29
LOS TRES PUENTES

Este cuento plantea la necesidad de lograr acuerdos, cuando hay distintas alternativas,
a través del diálogo: “conversaron un rato viendo qué hacer, y al final cada uno escogió el
puente que más le gustaba”. Al mismo tiempo aparece como muy importante el desarrollo
de la capacidad de tomar decisiones y ser fiel a la opción elegida: “sintió miedo, pero su
decisión estaba tomada, y avanzó cada vez un poco más”. “Se sentía fuerte y orgulloso por
continuar a pesar de las dificultades”.

También enfatiza la búsqueda del sentido de la vida y su originalidad y unicidad en cada


ser humano: “increíble, pero hemos hecho la mejor de las elecciones al escoger cada uno su
propio camino”. Es la necesidad de fidelidad al sentido de la propia existencia para alcanzar
la felicidad.

Al dialogar sugerimos las siguientes preguntas:


1. ¿Cómo eran Parque Florido, Campo Sembrado y Villa Aventura?
2. ¿Qué significa tomar una decisión?
3. ¿Cuál puente hubieras elegido tú?
4. ¿Por qué prefieres ese puente?
5. ¿Cómo actuaron Pablo, Andrés y Juan al irse cada uno por un camino distinto?

30
UN DÍA DE INVIERNO

La creación se manifiesta a través de todos los seres y de la naturaleza. Los animales


han sido puestos por Dios para que el ser humano los respete, ame y se sirva de ellos, sólo
lo necesario. El amor se exterioriza en el cuidado que se les prodiga y en la preocupación
por su bienestar. También, en permitírseles vivir de acuerdo a los requerimientos de su
ser. La libertad es uno de ellos. Andrés, en este cuento, ama a los pajaritos con un amor
que va más allá de sí mismo. Y lo demuestra al colocarlos en la ventana dándoles libertad.
La recompensa no se hace esperar; los pajarillos van y vienen pero luego regresan donde
Andrés, quien les había dado un hogar.

Como ayuda para la conversación, sugerimos preguntar:


1. ¿Qué te parece lo que hizo Andrés, al poner en libertad a sus pajaritos?
2. ¿Harías tú lo mismo o los dejarías en la jaula para no perderlos?
3. Si has tenido un animal, ¿qué has hecho por él y con él?
4. ¿Te gustan los animales?
5. ¿Qué es para ti la libertad?

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LA NUBE JUGUETONA

La nube de este cuento muestra cómo, en cada ser, el Creador ha inscrito una originalidad.
En su caso, lo singular era ser muy juguetona. Con ello, alegraba su vida y la de los demás:
“los niños permanecían entusiasmados viendo cómo cambiaba mientras desaparecía de su
vista”. Al mismo tiempo, el Creador ha inscrito, en cada ser, una misión que es preciso
descubrir para dar sentido a la propia existencia. En la nube, apagar la sed de árboles y
plantas: “estábamos marchitándonos... y ahora parece que revivimos”.

Al lograr ese sentido, se alcanza la felicidad: “se alegró mucho por el bien hecho... sintió
que había cumplido la misión de su vida y que Dios la recibiría junto a El”.

Para el diálogo preguntar:


1. ¿Qué tipos diferentes de nubes conoces tú?
2. ¿Qué quieres ser cuando grande? ¿Por qué?
3. ¿Qué sientes cuando descubres qué, como la nube juguetona, tú tienes una
forma de ser especial, distinta de tus compañeros?
4. ¿Quién es Dios para ti?
5. ¿Qué crees que Dios espera de ti?

32
EL CARACOL SIN CASA

El valor central que aparece en este cuento es la persistencia en la búsqueda de caminos


para superar limitaciones. Así lo hizo Caracolito, quien probó una y otra vez hasta lograr
su anhelo. En esos intentos, como en la vida, estuvieron presente las tentaciones: “sintió
deseos de quitarle su casa. En el último momento una voz interior le dijo que no lo hiciera
y decidió alejarse rápido de la costa”. Caracolito supo vencerlas, y eso es lo que cuenta.

El encuentro con otro, en este caso Caracolita y su generoso corazón, le ayudaron a la


superación final. Se destaca también la necesidad de compañía, de un tú con quien vivir y
formar familia.

Como preguntas a cada niño, sugerimos:


1. ¿Qué problema tenía Caracolito?
2. ¿Qué cosas te gustan especialmente en ti?
3. ¿Qué quisieras cambiar en ti?
4. ¿Qué podrías hacer para cambiarlo y quién podría ayudarte?
5. Si Caracolito hubiese quitado la casa al otro caracol ¿cómo habría actuado?

33
LA CAMPANA DE BRONCE

El anhelo de libertad de la campana de bronce, lo tienen grabado los seres humanos,


desde que nacen, y es una condición necesaria para su desarrollo en plenitud.

La campana muestra igualmente un profundo deseo de encontrar sentido a su existencia,


más allá de sí misma. Ella trasciende sólo cuando cumple su anhelo de entrega a los demás:
“deseaba amar, servir, más allá de la sola misa dominical”.

Con esa entrega, descubre la felicidad: “y la campana tañe despacio talán-talán


anunciando su alegría”.

Para conversar sugerimos estas preguntas:


1. ¿Qué deseaba hacer la campana de bronce?
2. ¿Qué puedes hacer para alegrar a un compañero?
3. ¿Qué puedes hacer por un amigo enfermo?
4. ¿Qué te alegra mucho?
5. ¿Cómo te sentiste cuando algo hecho por ti alegró a alguien? (padres, hermanos,
maestros, compañeros).

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EL TROMPO DE NAVIDAD

Para Cecilia, uno de los personajes, el trompo de Navidad simboliza todo lo hermoso de
su niñez. Es una vinculación afectiva sana con las cosas. Rodrigo, en cambio, presenta una
tendencia consumista que lo hace centrarse sólo en sí mismo: “el se ponía exigente, ¡Quería
tenerlo todo!”. Es una relación insana. Sin embargo, el cuento muestra el efecto notable
que tiene el ejemplo, o modelo de comportamiento, para el cambio de conducta de los
niños. Rodrigo pasa del egoísmo a las generosidad gracias a la generosidad mostrada por
otros: “al ver a los pastores y reyes ofreciéndote lo que tenían, mi corazón se transformó.
¿Puedo ofrecerte como regalo pascual, mi deseo de ser mejor y hacer lo que pueda para
lograrlo?”.

Se ve así, como la felicidad no se alcanza en el poseer, sino en el dar.

Sugerimos las siguientes preguntas:


1. ¿Qué pasaba con Rodrigo antes de recibir el trompo?
2. ¿Qué le pasó cuando lo recibió?
3. ¿Cómo se sintió después de ver al Niño Dios, Pastores y Reyes?
4. ¿Qué es lo que más te gusta de Navidad?
5. ¿Haces algún regalo en Navidad? ¿A quién? ¿Por qué?

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LA PALMERA LLOVIDA

Este cuento nos muestra la persistencia en la búsqueda de un ideal y cómo su logro


irradia a los demás. Es el caso de la palmera, cuyo ideal era sentir la lluvia. “Nube, nube,
deja caer tu lluvia sobre mí para sentir su frescor”, repite insistentemente. Lo busca, persiste
y lo alcanza. Se benefician así todos los isleños al recibir por ella agua y luz. “¡Jamás habían
visto la lluvia ni sentido sus gotas! ¡Qué fresca les pareció!”

La palmera llovida muestra también la necesidad de respeto a la propiedad ajena,


simbolizado en el joven que quiere para sí un fruto dorado. Pero, éste pierde toda su luz al
ser separado de su fuente lumínica.

Sugerimos conversar en torno a las siguientes preguntas:


1. ¿Qué piensas de la palmera que esperó tanto para recibir la lluvia?
2. ¿Qué habrías hecho tú en su lugar?
3. ¿Has hecho un esfuerzo grande por lograr algo? ¿Qué?
4. ¿Por qué perdió su luz el coquito que fue sacado de la palmera?
5. ¿Cómo piensas que actuó el joven que lo sacó?

36
EL PEZ NARANJA DE ALETAS PLATEADAS

Dios ha determinado un orden de ser –la razón por la cual fueron creados- para cada
persona, cada animal y cada cosa. La felicidad pasa por el respeto a ese orden. Es parte
del orden de ser de los peces, vivir en el agua y en su hábitat. Eso comprendió Ignacio
al escuchar las peticiones del pez naranja de aletas plateadas y al actuar conforme a ellas,
devolviéndolo al río.

Es una vinculación positiva con la naturaleza por medio del cuidado de los peces.

En este cuento, aparece también la necesidad de ser libre para vivir y el amor que busca
la felicidad del otro.

Para el diálogo sugerimos preguntar:


1. ¿Qué quería el pez naranja de aletas plateadas?
2. ¿Por qué Ignacio dejó los peces en el río?
3. ¿Cómo crees tú que se sintió Ignacio al dejar los peces en el río?
4. ¿Qué habrías hecho tú en su lugar?
5. ¿Qué es para ti querer a los animales?

37
EL CHANCHITO ALCANCÍA

Este cuento encierra algunos contenidos esenciales para el desarrollo armónico del
niño.

Por un lado, proporciona una sana vinculación con las cosas y con las demás personas.
José es capaz de poseer el chanchito alcancía, cuidarlo y, a la vez, puede desprenderse de él
en pos de un bien mayor: la salud del niño enfermo.

Por otro lado, aparecen la libertad con que actúa ante sus amigos y la reciedumbre
manifestada por José al desoírlos, respetando sus propias creencias y sentimientos en
relación al chanchito: “no, no haré nada a mi chanchito. Jugaremos con lo que tenemos y
comeremos lo que hay; pero caramelos a cambio de él ¡eso no!”.

Finalmente, se destaca en el relato la generosidad del cerdo de greda dispuesto a


entregarse por el bien del niño enfermo. Es el gesto de amor más grande: dar la vida por
otro.

Sugerimos estas preguntas para la conversación:

1. ¿Qué tenía de especial el chanchito alcancía?


2. ¿Qué habrías hecho tú con el chanchito si tus amigos quisieran comprar
caramelos con ese dinero?
3. ¿Para qué crees tú que son las cosas: tus libros, lápices, juguetes, zapatos...?
4. ¿En qué consiste ser generoso? Da un ejemplo.

38
EL AVE IMPERIAL Y LA FUENTE CANTARINA

El amor manifestado en el canto, en el diálogo permanente; en la aceptación del otro


como es, más allá de las apariencias; en la necesidad de unos y otros, es el regalo que nos
hace un ave y una fuente de agua.

También nos muestra la importancia de la libertad para ser y vivir y nuestra pequeñez
de criaturas ante su Creador. “En su aflicción pidieron al Buen Dios agua fresca. Y llovió”.
Reconocer ese desvalimiento y recurrir a Él es nuestra única salida.

Preguntas sugeridas para conversar:


1. ¿Qué aves conoces tú?
2. ¿Puedes imitar el canto de alguna?
3. ¿Cómo te sientes cuando estás sólo?
4. ¿Qué opinas del encierro del ave imperial?
5. ¿Cuándo te acuerdas de Dios?

39
COIPORO

Este cuento muestra la necesidad de respeto a la obra creada por Dios, a los animales
y su hábitat. El uso indiscriminado de esos seres para fines egoístas del hombre acarrea
desequilibrio y destrucción a la naturaleza, desequilibrio que a la larga repercute en el
hombre mismo.

Por otra parte, lo coipos de este cuento –animales roedores de hermosa piel- se
caracterizan por presentar un gran sentido de familia y mucha solidaridad entre ellos.
Hacen todo lo posible por rescatar a Coiporo y, gracias a sus esfuerzos, lo logran.

Sugerimos preguntar en la conversación:


1. ¿Qué otros animales roedores conoces?
2. ¿Qué es la naturaleza para ti?
3. ¿Cómo crees que se puede respetar?
4. ¿Cómo se sentiría Coiporo encerrado en la jaula?
5. ¿Qué habrías hecho tú por él?

40
EL VIEJO VIOLÍN

Dios ofrece a los seres humanos la posibilidad de ser instrumentos para colaborar en su
tarea creadora. Cada uno cuenta con potencialidades que es preciso desarrollar a lo largo
de toda su existencia. Sólo así responderá fielmente al plan Creador. Es lo que ocurre con
el viejo violín.

El deseaba, inmensamente, salir del abandono del desván a fin de dejarse llevar por las
manos de un violinista que le permitiese ser lo que estaba llamado a ser. Y cuando salió,
su respuesta no se hizo esperar: “se entregó por entero para responder a las manos y al
corazón del joven músico. Se jugaba por ser el instrumento que Daniel necesitaba; por
interpretar lo que él quisiese transmitir”.

Al conversar sugerimos preguntarle a cada niño:


1. ¿Para qué sirve un violín?
2. ¿Qué otros instrumentos musicales conoces?
3. ¿Cómo se sentía el violín abandonado en el desván?
4. ¿Qué regalos te ha hecho Dios?
5. ¿Cómo pueden los seres humanos ayudar al Creador?

41
LA LUCIÉRNAGA VIAJERA

Los temores, entre ellos el temor a la oscuridad, son algo corriente entre los niños, y el
superarlos pasa por la satisfacción de la necesidad psico-social de comprensión y compañía.
Es a través de la relación armónica con otros –personas naturales y sobrenaturales, animales
y cosas- como los seres humanos podemos vivir y superar nuestros miedos. El uso adecuado
de la imaginación también contribuye a ello, mediante imágenes positivas de situaciones de
tranquilidad y relajación, de alegría, gozo y paz.

En el diálogo sugerimos preguntar a cada niño:


1. ¿Conoces las luciérnagas? ¿Las viste alguna vez?; ¿dónde?
2. ¿Has usado los ojos de tu imaginación? ¿Cómo lo has hecho?
3. ¿Qué haces en la noche antes de dormirte?
4. ¿Has sentido miedo alguna vez como Maripaz? ¿Cuándo?
5. ¿Qué haces cuando sientes miedo?

42
SALTINA, LA VICUÑA INQUIETA

La libertad como condición necesaria para crecer y desarrollarse bien, es central en este
cuento. Sin ella, Saltina deja de comer y pierde el entusiasmo por todo. Ocurre lo mismo
con los seres humanos: privados de su libertad, difícilmente podrán tener un crecimiento
sano y armónico.

Al irse con Francisco, Saltina, además de su libertad, perdió sus compañeros de especie
y su hábitat. Quedó desarraigada y todo le era desconocido. Para recuperar su alegría
de vivir, necesita regresar a su ambiente conocido y familiar. Y así, felizmente para ella,
sucedió.

Como preguntas sugerimos:


1. ¿Qué sabes acerca de las vicuñas, llamas, alpacas y guanacos?
2. ¿Qué le ocurrió a Saltina?
3. ¿Por qué estaba tan triste Saltina?
4. ¿Qué necesitaba para estar alegre de nuevo?
5. ¿Qué necesitas tú para estar alegre?

43
LA VELETA DE LOS VIENTOS

En este cuento aparece como muy importante la fidelidad en la búsqueda del propio
camino de realización: “¿qué hago parado en esta chimenea, si soy un gallo? Gallo soy y
gallo quiero ser”. Se ve como esa misma fidelidad es recompensada con el encuentro final,
tal como le ocurrió al gallito.

También se destaca, por sobre todo, el enorme poder del amor, capaz de lograr lo
imposible: transformar un gallo de metal en un gallo de verdad. Ese amor quiere al otro
en forma incondicional con sus virtudes y defectos y es capaz de lograr que cada ser dé lo
mejor de sí.

Como preguntas se sugieren:

1. ¿Qué pasó con la veleta de los vientos?

2. ¿Para qué sirve una veleta de los vientos?

3. Qué es para ustedes querer de verdad?

4. ¿A quién quiere de esa forma cada uno de ustedes?

5. Si fueras el gallo de este cuento, ¿qué habrías hecho?

44
GASPAR

En las encrucijadas propias de la vida, del crecer y desarrollarse qué bueno es tener a
alguien cerca que dé apoyo y fortaleza. El padre de Gaspar le da la seguridad necesaria para
sortear un paso decisivo en su vida de ganso: salir a nadar. “Súbete a mi espalda. Yo te
llevaré al agua”.

También vemos la poca ayuda que prestan los comentarios irónicos o sarcásticos
–como el de don Sapo Cantador- y su efecto negativo al paralizar cualquier acción. “Lejos
de entusiasmarse con estas insinuaciones, el pequeño se paralogizó aún más”.

Y vemos que importante es el respeto del ritmo de cada uno en su desarrollo.

Para la conversación sugerimos preguntar:

1. Además de los gansos, ¿qué otras aves nadan?


2. ¿Te has sentido alguna vez paralizado por el susto? ¿Cuándo? ¿Dónde?
3. ¿Qué haces para superar tu miedo?
4. ¿Qué opinas de la conducta del gallo, gallinas, pavos y demás gansos?
5. ¿Cómo encuentras que actuó papá ganso?

45
EL PINO DE NAVIDAD

Algunos seres nacen fuertes, otros débiles. Lo vemos en los humanos, en los animales
y también en las plantas. Y todos merecen respeto por su naturaleza y cuidados especiales
si son necesarios. Don Arturo, en este cuento, así lo hizo con el pino enfermo. También
encontramos la debilidad como una fortaleza al ser escogido entre otros pinos más grandes
y sanos.

Y vemos la generosidad del jardinero y la gratitud del pino quien intenta abrazarlos a
todos.

Como preguntas sugerimos:


1. ¿Sabes tú lo que son los árboles de hoja perenne y los de hoja caduca?
2. ¿Por qué celebramos Navidad? ¿Cómo te gustaría celebrarla este año?
3. ¿En qué te sientes parecido a los demás? ¿En qué te sientes distinto?
4. ¿Te gusta ser distinto?
5. ¿Cómo piensas tú que actuaron los pinos sanos y fuertes con el pino débil?

46
KANGU PERDIDO

La solidaridad manifestada en hechos concretos, se ve en este cuento, donde distintos


personajes ayudan a la atribulada mamá canguro a encontrar a su hijo.

Conejo Goloso no titubea en ofrecer ayuda; tampoco lo hacen Ratón Alado y Topo Cola
de Pez quienes parten junto a aquella tras el perdido Kangu.

El pequeño Canguro también encuentra ayuda y compañía en Ardilla Ronca y Mangosta


Lista quienes lo protegen y cuidan en medio de truenos y relámpagos.

Todos ellos brindan su apoyo al instante, cuando es requerido, y es un apoyo efectivo pues
logran al fin el reencuentro de la madre con su hijo.

Sugerimos preguntar:
1. ¿Cómo son y dónde viven los canguros?
2. ¿Por qué se perdió Kangu?
3. ¿Cómo se sentía Kangu cuando quedó solo?
4. ¿Qué hicieron los demás animales cuando mamá canguro les preguntó por su hijo?
5. ¿Qué harías tú si vieras un compañero afligido?

47
LA TORTUGA MARINA

El amor a los demás se expresa de distintas formas: gestos y caricias, palabras y,


también, hechos concretos que muestran preocupación por lo que le ocurre. Así lo hizo
Nanito, el protagonista, con la tortuga, cuando pensó: “¿cómo ayudarla? Su lugar es el mar
y allí tiene que poder dormir”. Hubo un gran respeto al ser de Ana y a la necesidad de vivir
en su hábitat natural. En esta sana vinculación a los demás, el niño regala felicidad con su
amor y él a su vez conoce la alegría de dar. Se genera un intercambio amoroso enriquecedor
para ambos.

Como preguntas sugerimos:


1. ¿Qué otros animales marinos conoces?
2. ¿Qué piensas tú de los niños que se reían de Ana?
3. ¿Qué opinas tú de Nanito?
4. ¿Qué cosas puedes hacer por tus compañeros?
5. ¿Cómo te sientes cuando los demás se burlan de tí?

48
EL SECRETO DE LA CAJA BLANCA

El deseo y búsqueda de alegría, como sentimiento predominante en la vida, aparecen


con fuerza en este cuento. También la alegría compartida entre la protagonista y sus
amigos.

Al mismo tiempo, se puede ver de qué modo una falta de honradez y lealtad genera
sufrimiento, no sólo en los afectados, sino en el mismo que la comete. Y ante el dolor y
arrepentimiento sólo cabe el perdón y abrazo reconciliador: “lo miramos y vimos tal pesar
en su rostro, que sólo nos nació darle un abrazo y partir con él a buscar la perdida caja”.

Sugerimos conversar en torno a las siguientes preguntas:


1. ¿Qué es para ti la alegría?
2. ¿Cuándo te siente alegre? ¿Cuándo triste?
3. ¿Qué piensas tú de quienes toman cosas sin permiso de su dueño?
4. ¿Qué significa perdonar?
5. ¿Has perdonado alguna vez a alguien? ¿Por qué?

49
AÑUPIE

Añupie, Flor de Centenario, era distinta. Única. Se requería un siglo para hacerla
germinar y agua abundante.

Tenía la unicidad propia de toda la creación. Nada en ella es en serie. Las hojas de
un mismo árbol y los pétalos de una misma flor son distintos unos de otros; y los árboles
y las flores entre sí. También los animales y el hombre. No hay un ser humano igual a
otro. Felizmente. Y esa es la gran riqueza dada por el Creador a todas sus criaturas. De
esa unicidad nace el aporte original de cada ser en su paso por la Tierra y la necesidad
de respetarlo. De lo contrario, la vida se repliega, como Añupie se replegó esperando
condiciones más favorables.

Al conversar con el niño sugerimos preguntar:


1. ¿Sabes lo que es el desierto florido?
2. ¿Qué necesita una semilla para germinar?
3. ¿Cómo se sentiría Añupie al ser distinta a las otras flores?
4. En lugar de romper los pétalos de Añupie ¿qué debió haber hecho con ella esa
persona?
5. ¿En qué te consideras único tú, o distinto de tus compañeros? (color de pelo, ojos,
tamaño, manera de ser...)

50
GAN

El amor paternal a toda prueba aparece en este cuento a través de Gan, su personaje
central, quien recorre largas distancias para conseguir agua para su familia.

También la reciedumbre para actuar, pues a pesar de las burlas y risas de otros animales,
él sigue empecinado en su tarea.

En una conversación en torno a este cuento sugerimos preguntar:


1. ¿Dónde vivía Gan? ¿Quiénes más vivían allí?
2. ¿Cuál era el problema de Gan?
3. ¿Cómo se sentía Gan con las risas y burlas de los otros animales?
4. ¿Qué te pasa cuando alguien se burla de ti?
5. ¿Cómo encuentras que actuaron la gacela, el tigre, el mono y la cebra?

51
EL PEQUEÑO GIRASOL

En el pequeño girasol podemos palpar la fuerza del amor para el sano crecimiento y
desarrollo. No importan las debilidades iniciales. Estas pueden ser transformadas con el
cuidado y caricias: “encontraron sus hojas tersas y brillantes, sus semillas grandes y duras,
sus pétalos suaves y perfumados”.

Aparece, en este cuento, la preocupación por los demás encarnada en la rana, el


queltehue, la abeja y, en forma especial, por Cecilia.

También, el respeto por la originalidad de cada uno con sus fortalezas y debilidades.

Como preguntas sugerimos:


1. ¿Qué otras plantas conoces tú, de las cuáles se hace aceite?
2. ¿Por qué Girasolito no podía girar?
3. ¿Te has sentido débil alguna vez?
4. ¿Hay algo que tú quisieras superar en ti?
5. ¿Cómo encuentras que actuó Cecilia? ¿Por qué?

52
LA JOVEN DE LA TORRE

En este cuento vemos reflejada la necesidad de compañía que tenemos los seres
humanos y la alegría que produce el encuentro de alguien a quién amar.

También aparece la responsabilidad como un valor importante, encarnada en el río,


viento, lluvia, golondrina, gaviota, halcón y águila real. Todos son esperados y van en pos
de su misión. Sin embargo, actúan movidos por la compasión y comunican a quién sí puede
responder, la petición de la joven.

Preguntas sugeridas para la conversación:


1. ¿Qué ríos conoces tú?
2. ¿Dónde nacen y a dónde van a dar los ríos?
3. ¿Te has sentido solo alguna vez? ¿Cuándo?
4. ¿Qué haces cuando te sientes solo?
5. ¿Qué habrías hecho tú si fueses el río, el viento o la lluvia?

53
EL GRAN TÉMPANO

En este cuento aparece el poder del amor para sanar y despertar vida. Nos muestra
el coraje de su protagonista, dispuesto a dar la vida para rescatar a ala desconocida de los
hielos, y también la solidaridad de sus amigos al ayudarlo en su tarea

Como preguntas para conversar sugerimos:


1. ¿Sabes lo que es un glaciar? ¿Y un témpano?
2. ¿Por qué Domingo saltó al témpano de hielo?
3. ¿Qué sintió Domingo al ver a la desconocida de los hielos?
4. ¿Quién ayudó a Domingo en su rescate?
5. ¿Qué haces tú cuando un amigo o amiga está en dificultades?

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