Actas Jornadas Clínica Sexualidades
Actas Jornadas Clínica Sexualidades
Actas Jornadas Clínica Sexualidades
org)
Actas de las VIII Jornadas de Investigación y Extensión de la Cátedra de Psicología Clínica:
sexualidades / Arturo Frydman... [et al.] ; compilado por María Rosa Aveni ; María Carolina
Piovano Gil ; Marina Potts. - 1a ed. - Mar del Plata: Universidad Nacional de Mar del Plata, 2018.
Libro digital, PDF
1. Psicología. 2. Investigación. 3. Sexualidad. I. Frydman, Arturo II. Aveni, María Rosa, comp.
III. Piovano Gil, María Carolina, comp. IV. Potts, Marina, comp.
CDD 150
ACTAS
VIII Jornadas de Investigación y Extensión de la Cátedra Psicología
Clínica:
Sexualidades
Síntoma-Cuerpo-Discurso
Presentación
Esta publicación reúne los trabajos presentados por los expositores en mesa
de trabajo libres y en los Paneles de las VIII Jornadas “Sexualidades.
Síntoma-Cuerpo-Discurso” organizadas por la Cátedra Psicología Clínica de la
Facultad de Psicología de la UNMDP. Un lugar destacado presenta la
Conferencia de Ci erre a cargo del Mg. Arturo Frydman “Te demando que
rechaces lo que te ofrezco porque no es eso”, corregida por el autor.
El término acta viene del latín y significa hecho o acto escrito y es un desafío
muy alentador encontrarnos con el interés de colegas y estudiantes de que sus
trabajos leídos y presentados en las Jornadas consten aquí, ya que la escritura
es un acto en sí mismo.
Son estas Actas testimonio de que allí donde no hay relación se produce el
acto, dicho de otro modo, de la imposibilidad de la relación sexual o de la
relación entre praxis y teoría queda un resto a transmitir que hace escritura.
Esperamos que sean solo las primeras de una larga serie orientada por el
interés en la interrogación de la clínica actual y la transmisión del Psicoanálisis
en la Universidad que en tanto no son discursos complementarios motorizan el
trabajo.
Comité editorial
Octubre 2018
Universidad Nacional de Mar del Plata
Facultad de Psicología
Comité Editorial:
Lic. María Carolina Piovano Gil, Lic. Marina Potts, Esp. María Rosa Aveni
ÍNDICE
Arturo Frydman “Te demando que rechaces lo que te ofrezco porque no es eso.”
Conferencia de cierre. Corregida y ampliada por el autor.
(Por orden alfabético del apellido del autor-a o del primer autor-a si son varios)
Arougueti, E., De Espirito, J., Valota, F. Síntoma y posición del analista. Un caso de
fobia a las gallinas de H. Deusch
En el cierre de estas Jornadas los organizadores estamos muy contentos, con una
gran sensación de satisfacción ya que son las octavas jornadas y cada año han ido
creciendo. Creciendo en convocatoria y también en entusiasmo, en el intercambio que
se va produciendo en las Jornadas mismas. Es muy grato año a año reencontrarnos y
conocernos también, conocer rostros nuevos que se acercan, estudiantes de primer
año y de distintos años de la carrera, colegas de la ciudad, de diferentes instituciones.
Es muy grato poder generar este espacio y sentimos que realmente vale la pena el
trabajo que implica, efectivamente, llevar adelante las jornadas. Como dije en la
apertura, la facultad nos apoya, acompaña y sostiene durante estas Jornadas; pero el
trabajo del día a día lo hacemos el equipo de Cátedra, así que nuevamente les quiero
agradecer a mis colegas por comprometerse en esto. También aprovecho para
contarles que este año por primera vez nos estamos poniendo a trabajar en la
publicación en Actas de los trabajos, los paneles, la conferencia. Un comité editorial
conformado por colegas de la cátedra, ha tomado a su cargo la tarea de confeccionar
las normas, estandarizar los trabajos, de manera tal de que puedan ser publicados
científicamente y van a estar disponibles on - line estimamos que a fin de este año.
Quiero agradecer una vez más a todos la presencia, las ganas de venirse hasta acá un
sábado invernal marplatense, y muchas gracias por estar y por acompañarnos en
estas Jornadas. Los voy a dejar con el querido Arturo Frydman para escuchar su
Conferencia. Arturo fue hasta hace muy poquito Profesor Titular de la asignatura, y
tiene mucho que ver con que seamos como somos y como venimos trabajando, y tiene
mucho que ver también en la gestión de las Jornadas; fue su idea cuando
comenzamos en 2011 y siempre ha apoyado, como hace él, apoya dando libertad, y
eso es una de las cosas que, creo, más nos ha sostenido en el equipo de cátedra,
contar con el apoyo de un maestro. Así que los dejo con Arturo para que lo
escuchemos y disfrutemos.
(Aplausos)
Conferencia
Bueno, buenos días a todos, quiero agradecerles en principio a los que se han
acercado y están presentes y que han venido a escuchar, participar de estas
Jornadas. Quiero agradecer por supuesto a las autoridades, a la Sra. Decana de la
Facultad que ha apoyado este evento, y fundamentalmente, quiero agradecerles a la
comisión organizadora de las Jornadas, todas las compañeras, compañeros, amigos
de la Cátedra que me han invitado nuevamente a hablar, para mi es una satisfacción
doble, primero por la emoción de volver a estar acá, pero en segundo lugar que
después de tanto tiempo de trabajo crean que puedo decir algo que les llegue a
interesar a ustedes realmente es sorprendente, porque mi esposa lo que dice es que
siempre hablo de lo mismo (risas). He conseguido engañarlos y siempre para creer
que esta vuelta voy a decir algo diferente, seguramente que no lo va a ser.
Bueno empezamos con un título largo y para qué este título. Les quiero anticipar los
temas por los que vamos a estar deambulando, en principio ese título es una frase de
una clase del Seminario “…O Peor” de Lacan que Miller la extrajo para ponerle de
título de la clase, y los temas que nos vamos a posibilitar tratar son la cuestión de la
demanda, su articulación con la verdad y con la creencia, por lo tanto el poder de la
palabra, una nueva u otra aprehensión del Objeto a y sus correlatos a nivel de la
clínica en términos de discurso analítico y manejo de la transferencia. Es decir, que
estos son los ítems por los que vamos a ir pasando.
Es, a partir de esto, que la frase que nos convoca a estar planteada como
paradigma de la carta de amor. Ustedes dirían es medio raro presentar una carta de
amor, una propuesta, una carta de amor es una propuesta amorosa “Te pido que
rechaces lo que te ofrezco porque no es eso”, uno diría con eso no voy a ningún lugar
(risas). Bueno, tratemos de indagar un poco. Esta carta de amor, ustedes saben, que
le posibilita a Lacan a partir entre la homofonía entre amor y muro, armar una suerte
de neologismo que es la carta de amuro. Y la pregunta es ¿qué hace el muro metido
en medio del amor? ¿Por qué una carta para Lacan, una carta de amor, es una carta
de amuro? Precisamente por el tema de la relación con el Otro, hay una relación con el
Otro o el máximo de las relaciones a las cuales podemos aspirar es una relación a los
fantasmas que tenemos del Otro. Por lo tanto, no tenemos un genuino acceso al Otro
sino a los fantasmas que nos hacemos del Otro. Si esto es así, si la relación que
tenemos es con los fantasmas que nos hacemos del Otro, el amuro presentifica,
justamente, la imposibilidad de llegar al Otro. En ese muro ¿qué vamos a ver? vamos
a ver esos fantasmas, esas sombras, sombras de nuestro deseo que se proyectan
sobre ese muro, y hablar de imposibilidad en la relación con el Otro nos da una
pequeña pista de altillo que Lacan después va a decir, va a nombrar: “No hay relación
sexual”, porque hay relación con el muro que nos separa del Otro. Entonces, ayer
Vanesa en su exposición traía un poema que Lacan termina justamente planteando
entre el hombre y la mujer un muro. Por lo tanto, si entre el hombre y la mujer es un
muro, la carta que mandamos es una carta de amuro porque no llega al Otro
propiamente. Bien, el único acceso que tenemos al Otro, si hay un muro, es por vía del
lenguaje e imagínense si es por vía del lenguaje lo que tenemos son avatares del
lenguaje, tropiezos del lenguaje, es decir, que al único partener al que podemos
acceder es esa sombra que se proyecta en el muro, esa sobra del Otro. Sombra en la
cual Lacan va a poner ahí, esa sombra que está en el muro es el Objeto a. Bueno
entendemos por qué esa sombra es el Objeto a, pero esta idea de la sombra que se
proyecta en el muro nos hace acordar mucho a la caverna de Platón. Es decir, no es
un invento propiamente Lacaniano, sino que ustedes conocen esa construcción de
Platón, donde los hombres viven metidos en una caverna y lo único que conocen del
exterior son sombras que se proyectan desde afuera a través de la luz que penetra
desde la boca de la caverna y que se proyecta en el fondo, es decir, la única prensión
que tenemos es con esas representaciones de un exterior que desconocemos y que si
giramos para ver qué es lo que proyecta esa sombra, esa luz es tan deslumbrante que
nos impide ver qué es eso real, qué se proyecta como sombra en el fondo de la
caverna.
Esta es la introducción para que pasemos a uno de los temas, que es el tema de la
demanda porque la frase empieza con “Te demando”, te pido, te demando. Una frase
extraña, una frase que nos provoca sorpresa, sorpresa porque es “Te demando que
me rechaces”, inclusive en la traducción en español dice “Te demando que ME
rechaces”. La experiencia psicoanalítica, nos presenta que uno de los efectos de la
asociación libre, siempre la frustración de tal manera que en las antiguas
producciones, la frustración era uno de los elementos necesarios que distinguía la
clínica. Frustración, agresión represión era un tempo de la clínica. ¿Por qué
frustración? frustración porque evidentemente aquel que habla espera algo, y aquello
que espera no lo obtiene, entonces necesariamente eso produce frustración. De ahí
que podemos recuperar, absolutamente, que el que habla espera, por lo tanto,
demandar es pedir, pero el ser hablante pide porque habla, pide porque pide, pide
cuando está pidiendo, pero cuando habla pide, parece que yo estoy hablando pero les
estoy pidiendo. Les estoy pidiendo que estén de acuerdo conmigo, que me escuchen,
que me respondan, que me interroguen, es decir, el que toma la palabra pide. El mero
hecho de hablar implica una demanda. Entonces, en términos de demanda se capta
fácil y perfectamente que esta demanda, es demanda de algo que implícitamente
podríamos definir pero que en cierta dispersión siempre es demanda de otra cosa y lo
ilustramos mil veces, justamente, con la demanda de los niños que quieren una cosa y
después otra y otra y otra, y esa demanda se dispersa, se infinitiza de tal manera que
Lacan termina diciendo que “toda demanda es en última instancia una demanda de
amor”, y esa dispersión de la demanda nos lleva a entender que efectivamente hay
una hiancia, una fractura, entre lo que se pide articulándolo y lo que se quiere.
Entonces, la demanda para el psicoanálisis termina siendo no lo que se pide, explícita
o implícitamente, sino esa fractura entre lo que se demanda y lo que se quiere. Eso
que se quiere, siempre está velado, justamente por esta infinitización, porque siempre
se pasa a otra cosa, eso que se quiere está velado, experiencia común, lo he
escuchado ayer en una de las mesas, unas colegas que hablaban de un paciente que
iba a cierto dispositivo y que decían “no entendemos para qué venía, porque seguía
viniendo y seguía viniendo y seguía viniendo, pero ¿para qué venía?”. Pero el mero
hecho de venir, o el mero hecho de hablar implica una demanda, pero quedaba
siempre velado el ¿qué quería este tipo en su concurrencia?
De esta manera Lacan en la “Dirección de la cura” dice que “en ese punto extremo
del más allá de lo explícito o lo implícito de la demanda, el sujeto llega a un punto
donde puede retroceder ante la sombra de la demanda”. La sombra de la demanda,
algo que se le presentifica ¿cuándo? En el silencio del analista, donde capta algo de
esa presencia. Hay algo de esa sombra que se hace ominosa y que lleva al paciente a
callar. Es decir, entonces tenemos una algo, un algo que puede ser explícito puede ser
implícito y más allá una sombra de la demanda. Hasta aquí tenemos la cuestión de lo
que podemos decir de la demanda pero, una pregunta que hay que hacerse
inmediatamente es: ¿por qué compulsivamente o imperativamente respondemos a la
demanda? Habrán advertido lo difícil que es sustraerse a que alguien le diga “ah che
quería…”, inmediatamente, ¿no? Dejar de atender el teléfono, el celular es
maravilloso, uno dice ¿por qué la gente no puede parar de atender el teléfono?, son
demandas lo que llegan permanentemente, son demandas y tengo que responder en
cualquier lugar, en cualquier situación. Creo que en la Jornada pasada estuvimos
hablando de ¿qué pasa con los pacientes que atienden el teléfono en medio de una
entrevista?, ¿qué pasa con los alumnos que están whatsappeando en el medio de la
clase?, ¿qué pasa en las reuniones de Cátedra donde cada quien whatsappea?
Quiere decir responde a demandas del Otro. ¿Qué tiene esa demanda de imperativo
que nos impulsa a responder?, y ahí es donde viene cuál es el poder de la palabra,
cuál es el poder de la demanda que hace tan difícil que uno se pueda sustraer a eso.
Entonces pasamos a otro punto, que es el punto de la demanda a la verdad.
Para entender esto tenemos que recurrir, o Lacan recurre a desarrollos que
vienen desde la lingüística. La diferencia entre el plano del enunciado y el plano de la
enunciación, es decir, aquello que se sitúa a niveles diferentes. De tal manera que,
mientras en un plano, en el plano del enunciado uno puede aseverar el “yo miento”.
Una mamá dirá ¿qué te pasa hijo?, ¿no? Es decir yo miento, hay otro plano de la
enunciación que a eso le da una veracidad absoluta. Es en esta articulación entre la
mentira y la verdad donde Lacan ubica una posición en la cual siempre creemos que
es la del engaño, un inconciente que engaña, pero ¿por qué engaña? Es un engaño
estructural, es un engaño que resulta justamente de esta división entre lo que a nivel
de un plano, que es el plano del enunciado, no coincide, no se superpone con un plano
inconciente de la enunciación. Entonces, más allá de la paradoja que resultaría, que
conocen esas historias, esas paradojas y estudios de las paradojas griegas, la
paradoja del mentiroso. Es una paradoja decir “yo miento”, si yo digo “yo miento” se
dan cuenta que ustedes no pueden resolver si estoy diciendo la verdad, o, “qué tipo
honesto esta diciendo la verdad” o ,si justamente, estoy diciendo “yo miento” porque
todo lo que les dije es un verso, es una mentira, entonces decir yo miento ya configura
en sí una estructura paradojal, porque ese yo miento a lo mejor estaba más que el
enunciado que responde a un deseo inconciente de “yo te deseo engañar”. Es decir,
inconcientemente la lectura, la inscripción, la enunciación de un deseo: “yo te deseo
engañar”. De tal manera que, y esto es absolutamente clínico, “cuando vos pienses
que es verdad lo que te digo te estoy mintiendo, y cuando pienses que te estoy
mintiendo puede ser verdadero”.
De tal modo que, ustedes saben el trabajo Freudiano que, el trabajo que Freud
hace respecto de la formulación el paciente, la negación que dice “no es mi madre”.
Entonces, Freud dice que ese es el modo de decir el deseo, decir por vía de la
negación, enunciar un deseo que no sería enunciable si no es por vía de la negación,
pero al decir “no es mi madre”, estoy diciendo “si! es mi madre”. Esto es lo que nos
verifica que hay algo donde “no es mi madre”, y “es su madre”, están sostenidos en
esta verdad interna al decir, y que es un punto fundamental en la interpretación del
psicoanalista. Tan fundamental que, los post freudianos, advirtieron, lo menciona
Lacan en “La dirección de la cura” que una interpretación inexacta puede producir
efectos de verdad. No podría ser posible en términos lógicos que una interpretación
inexacta produciera efectos de verdad si no tuviéramos esta estructura de una verdad
interna al decir y que más allá de lo que se dice, hay algo que puede ser verdadero y
tener hasta una eficacia analítica. Y es esta verdad, más allá de lo verdadero y lo falso,
lo que da lugar a toda la doctrina Freudiana. No habría doctrina freudiana sino
estuviera basada en esta concepción de verdad. “Decí lo que quieras, porque digas lo
que digas vas a decir la verdad. Asocia libremente, decí cualquier cosa
incongruente…” El mismo anunciado de la asociación libre está sostenida en este
precepto: “digas lo que digas hay una verdad en juego”.
Será muy antiguo, sabemos que paso el pasó el camino Descartes, ¿qué fue lo
que hizo Descartes?, Descartes hizo un trabajo, justamente, de debatir con las
creencias que lo llevaban a creer lo que es. Es decir, a romper todas esas creencias, a
poner en dudas todas esas creencias, que en relación a lo que es, en términos de lo
perceptual; en términos de lo aprendido; de los saberes de la época, todo eso que es
lo incorporamos por qué, por una cuestión de creencias. Y la operación cartesiana fue
“pongo en duda todas mis creencias respecto de lo que es, dudo”, duda metódica,
¿para qué? para alcanzar una certeza, certeza de lo que es, y a la única certeza de
que pudo arribar es que hay un sujeto que lo llamó cogito. En tal sentido, Lacan hace
una operación de asimilar ese trabajo cartesiano con lo que es el psicoanálisis.
También, una operación de ir fracturando creencias para llegar a lo que es más allá de
la creencia. Pero entonces, ¿qué es lo que hace la creencia si la creencia es lo que
nos permite relacionar la cosa, sea cosa, objeto, saber, Dios lo que sea, a la mente?
digamos. La creencia afirma el Otro: Otro cosa, Otro como Dios, Otro como saber.
Escuchamos permanentemente el campo que nosotros trabajamos, el campo del
psicoanálisis, hay gente que dice “no, pero yo no creo en el psicoanálisis”, es decir,
que el psicoanálisis mismo puede ser un objeto de creencia o no y tal vez estemos
todos acá reunidos, simplemente por una cuestión de creencia, ¿no? Cuando creemos
que tenemos un corpus conceptual que tiene su valor y a lo mejor lo único que nos
reúne es una creencia, y que es lo mismos estar acá que en la iglesia universal (risas)
y honramos a nuestro padre y después pasaremos la gorra para que…
“Bueno Arturo todo muy bien, pero nos convocaste por una frase que dice que
“Te pido, te demando que me rechaces lo que te ofrezco porque no es eso” y hasta
ahora no nos hablaste de eso, estuviste dando vueltas”, entonces les tengo que decir
algo de esto. Hay en estará formula una nueva concepción, una vuelta si ustedes
quieren, como solemos decir, de la concepción de la demanda. En términos ya no
binarios, todos nos acordamos de una frase, tal vez porque hacia a nuestra inserción
profesional y así teníamos o no teníamos pacientes, que Lacan decía en “La dirección
de la cura” con la oferta y generado demanda, y uno ofrece, hace cartelitos, pone una
chapita en el consultorio y no viene nadie, no, no alcanza que la oferta genere
demanda. Como por suerte en el 50 y pico creemos que paso de moda, no, no paso
de moda, esa es la concepción binaria de la demanda: “te oferto -me demandas”, “mira
qué lindas manzanas tengo”, “¿me las compras?” “¡Ah si!, qué buenas que están tus
manzanas”, en si es la concepción binaria. Ahora, vamos a pasar si ustedes quieren a
una concepción trinitaria de la demanda. Que es crucial para captar la demanda en
psicoanálisis por lo que hemos venido hablando, pero también crucial como crítica de
la comunicación que ustedes saben que se plantea entre dos términos: un emisor, un
receptor y un mensaje que va y viene, y que los lugares van cambiando. Esta
demanda esta armada a partir de tres verbos (escribe en el pizarrón).
Ustedes sabrán lo que sucede cuando el “Te amo” queda en términos binarios.
Es decir, todas esas incertidumbres. Lacan lo formula, en el Seminario 11, cuando dice
que amo en ti más que a ti, por eso te mutilo. Porque si te amo a vos como objeto,
amo algo que no es a ti. Amo un objeto por eso te mutilo, en el sentido que hago de
vos un objeto. Esa frase del Seminario 11 “Amo en ti algo más que a ti, por eso te
mutilo” es esa concepción del amor en términos binarios.
Hay una parte del diálogo amoroso (que no sé qué actualidad tiene, pero en mi
época tenía su actualidad) que es: “Decime que me amas”, “Te amo”, “¿Pero por qué
me amas?”, “Te amo por esto, por aquello”. Y del otro recibía una profunda ofensa: “Yo
quería que me digas que me amas por mí, por todo”. No se sabe qué es ese todo, pero
denuncia perfectamente que este amor recorta al otro en pedacitos y que objetaliza
necesariamente.
¿Qué quiere decir que “Te amo” objetaliza? Quiere decir que toma al otro como
objeto de los objetos pulsionales. Fíjense que todos los verbos que corresponderían a
las pulsiones aisladas por Lacan son binarios: “Te chupo”, “Te como”, “Te cago”, “Te
oigo”, “Te veo”. Son todos verbos binarios. Y si nos acordamos de Freud y las
pulsiones y sus destinos, él habla de la pulsión sadomasoquista, y de repente habla
del amor. Es sorprendente como mete al amor en la pulsión y sus destinos. Pero es
que justamente en términos pulsionales, la pulsión (cuando se dice, cuando se articula
verbalmente) es binaria.
“Te amo” es un verbo binario, y quiere decir que te objetalizo, y quiere decir que
el amor está reducido a lo pulsional. En cambio, “Te amo a ti” implica ya un
reconocimiento del otro y un más allá del objeto. “Es a vos a quién te amo”. Doy un
caricia y es lo mismo, ¿dónde recae? El objeto recae sobre la caricia misma.
Entonces, lo binario es que el otro es reducido exactamente a la acción del verbo. En
cambio, en el ternario, hay una separación entre la acción del verbo y el objeto.
Repasemos: “Te pido”, “¿Qué cosa?”, “Que rechaces”, “¿Qué cosa?”, “Lo que
te ofrezco”, “¿Qué cosa?”, “No es eso”. Este repaso, ¿adónde nos lleva? Nos lleva a
algo que Lacan va a decir, que en ese no es eso, podemos atisbar al objeto a. Es
decir, que no es que esta secuencia nos lleva a cómo surge el sentido, sino cómo
surge un objeto. Un objeto que él va a llamar objeto a. Entonces, no es el sentido de la
demanda, sino cómo en un modo particular de articulación de la demanda, emerge un
objeto. Capítulo siguiente, el objeto a. Vamos a animarnos a decir algo del objeto a.
Hagamos un triángulo que, por un lado, nos articula los tres verbos, pero por el
otro lado, las líneas punteadas que van por adentro, que llegan a las líneas que unen a
las aristas, marcan cierto corte, cierta imposibilidad. Ven que necesitamos los tres para
anudar, pero cada uno de ellos opera como imposibilitando la relación de los otros dos
como binarios. Eso es lo que implican esas líneas binarias que van hacia la arista
opuesta y la cortan. ¿Qué quiere decir esta representación? Cada uno de ellos impide
que los otros dos operen como una díada. El rechazo opera la díada de la oferta y la
demanda. “Señora, ¿me compra esta manzana?” “No, no quiero, tengo manzanas”. No
hay oferta y demanda.
Es decir, que desarmamos todo el circuito como si fuera uno de esos tejidos
que uno empieza a tejer y tira del piolín, empezando a desarmarse. Lacan empieza a
desarmar y dice que si quiero empezar al revés, si quiero capturar el “no es eso”, se
me desarma todo como ese piolín, que al estirar desarma toda una construcción.
Cómo esta aprehensión del objeto a como un “no es eso”, nos permite entender
cómo en el discurso universitario, en el lugar del agente, está el objeto a. ¿Por qué?
Porque el objeto a, según esta caracterización, implica ese efecto de rechazo de un
“no es eso”. Es decir, que el semblante que hace el analista es semblante de “no es
eso”. “¿De qué me estás hablando?” “No es eso”. En el seminario 17, dice el objeto a
es efecto de rechazo, efecto de rechazo del discurso. ¿Qué es efecto del rechazo del
discurso? Fíjense lo tenemos en esta fórmula: “Te demando que rechaces lo que te
ofrezco porque no es eso”. Y creo que en el seminario 11, Lacan había lanzado un
comentario respecto que el problema del paciente, es que el analista se deje engañar.
Es decir, el analista en vez el lugar del objeto a, es el lugar del que está en esta
posición de “no es eso”, efecto de rechazo.
(Aplausos).
A.F.: Sí, sí. Estamos esclavizados. Pero justamente el discurso del analista
plantea cómo uno poder, desde la famosa posición del analista, tomar un lugar
excéntrico de esta esclavitud para producir algo diferente que es la repetición de los
distintos modos de relación del lenguaje que son relaciones de demanda como
decíamos ayer. Cada uno de los discursos aislados por Lacan plantean una relación
de asimetría, pero una relación de dominancia, entre el agente y el Otro. Y por lo tanto,
un relación de demanda: del amo al esclavo, del profesor al alumno, del síntoma al
querer ocuparse del síntoma. Cada uno de los discursos, tiene inscripta una demanda.
Y en términos de funcionamiento del lazo social de ese discurso, es necesario que
ambos participen y jueguen ese juego de la demanda. Es interesante que el discurso
analítico plantee que su final es la desaparición de la transferencia, la caída de la
transferencia. Es decir, que la demanda caduca.
Auditorio: Me parecía haber entendido el planteo del nudo y que lo que no se
puede atrapar es el referente, ¿no es cierto? En ese sentido, la fuga de sentido es una
manera de nombrar el objeto a, como algo del sentido que nunca se atrapa. Es una
expresión de Miller, nombra al objeto a de esa manera. Pensaba en esto que somos
creyentes, creemos en el Otro, entonces, ¿qué nos separa de la religión? Lacan
también dice que el sentido es siempre religioso; lo dice en “La tercera”. Me parece
que la diferencia entre el psicoanálisis y la religión, es que justamente hay un elemento
del sentido que se pierde, que es el objeto a. No sé si se entiende el planteo.
A.F.: Sí, lo entiendo. Seguramente esto que planteas responde al lugar desde
dónde lees al objeto a. Por eso decía que esta concepción de Lacan del objeto a
responde a un determinado momento, y no responde como pérdida; pérdida en ese
punto donde se va perdiendo metonímicamente y nunca se alcanza. Lo plantea en un
punto donde se atrapa. ¿Pero cómo se atrapa? Se atrapa como nudo de sentido, pero
sin tener una esencia, un cuerpo en sí. Entonces, eso que vos decís se articula desde
otro momento, desde otra concepción, de las distintas elaboraciones que hace Lacan.
En este punto en el cual estamos hablando, no hay diferencia entre psicoanálisis y
religión. Porque es en el mismo punto, donde creemos en la demanda, creemos en el
Otro y creemos en el sacrificio al Otro para ser amados. La posición de “Si yo fuera a
misa”, “Si yo comería kashe” o cualquier otro sacrificio, ¿para qué es? Para que Dios
te ame. Pero es la misma estructura de cuando yo les estoy hablando a ustedes; no
hay diferencia en ese sentido. Ese punto sacrificial para entregar al Otro, para que el
Otro exista y para que te ame. La diferencia del psicoanálisis es cómo hacer caer toda
esta estructura, hacer caer la demanda, hacer caer al Otro y quedarse con ese enigma
de eso que reguló la vida y el síntoma de uno durante tanto tiempo. Pero no es una
diferencia estructural; estructuralmente, están en el mismo lugar. Podríamos decir:
Sujeto, Otro y en el medio, el campo donde está el objeto a y cómo hacer para
entregarle al Otro un objeto a para que el Otro me ame. ¿Qué son las flores, los
bombones, llamar a la pareja para que no se enoje? Esos pequeños sacrificios que
uno entrega al otro para sostener ese amor, pero a costa de una entrega. Es una
posición religiosa.
A.F.: En el único punto donde hace diferencia, es en la abstinencia del analista.
En lugar de decirle “Te absuelvo” y “Resate tres padres nuestros”, le dice “No es eso”.
Pero la posición de ir al consultorio e ir al confesionario, se parece bastante. Hay un
libro de Allouch que se pregunta si el psicoanálisis es una práctica espiritual. Como
decía un prócer argentino, se parecen bastante y hay que ser un verdadero experto
para poder distinguirlos. Y yo creo que el punto de distinción es ese, la abstinencia. No
hay absolución del pecador. Ya sea que digas la verdad o digas la mentira, “no es
eso”. Los dispositivos se parecen bastante, pero la diferencia está en la posición del
analista, qué hace el analista con eso. Creo yo.
Auditorio: Me quedé pensando en otro anudamiento, que tenemos así como
una suerte de latiguillo, entre amor, goce y deseo. En términos del amor, permite
condescender el goce al deseo. Pero nos ofreciste una lectura del amor más pulsional,
quería preguntarte más sobre esta lectura. ¿Son las dos incompatibles?, ¿podemos
aprovechar más esta lectura pulsional del amor?
A.F.: Bueno, la respuesta a eso está en el comienzo cuando Lacan dice que es
una carta de (a)mur o una carta de amuro. ¿Por qué? Por ese punto de imposibilidad.
Entonces, ¿qué es lo que te queda? Te queda la representación de lo pulsional, el no
hay relación, y la suplencia de esa no relación a través de lo pulsional. Y las fantasías
de amor. ¿Con quién? Con una sombra. Todos tenemos nuestros sueños románticos y
siempre tropezamos con el muro. Vos lo dijiste ayer, entre el hombre y la mujer hay un
muro, pero como estamos en épocas de igualdad de género, hay que decir que entre
el hombre y el hombre hay un muro, y entre la mujer y la mujer también hay un muro.
No se salva nadie.
Auditorio: Dos cosas. Una, tiene que ver con un agradecimiento, porque me
sirvió para pensar un caso. Es una mujer que viene y cuenta unas historias que uno
piensa que no pueden ser ciertas, que los padres han venido a decirme que no son
ciertas y uno se siente un boludo. Pero pienso si no tienen que ver con los inicios de
análisis, con esto de intentar secuestrar al analista, ¿no? Lo cual invierte la cuestión,
porque uno siempre piensa que es el analista el que ofrece y acá es como al revés. Y
por otro lado, si se puede pensar ahí algo así como una suerte de estructura de la
desmentida. Esto que trabajaba Octave Mannoni. “Yo sé que no es cierto pero así y
todo…”.
Mail: [email protected]
1
Freud en el primer apartado de Inhibición, síntoma y angustia (1926) se
dedica a distinguir la inhibición del síntoma por el hecho de que muchas veces
se presentan a consulta casos de enfermedad que sólo muestran inhibiciones y
ningún síntoma. En este sentido señala que "No han crecido los dos en el
mismo suelo" (Freud, 1926, p.83).
2
de la moción pulsional. Se produce, como dice Freud, una nueva operación
psíquica. En cambio, en la inhibición no existiría tal transacción sino más bien
una detención en la cual la pulsión se ve obstaculizada a encontrar sustitutos
para su satisfacción.
Otra de las causas de la inhibición son las llamadas por Freud como
inhibiciones generales del yo, en las cuales
3
que no le permite caminar. Está casado desde hace 30 años con María, pero
no tienen hijos.
En ese momento, intento que cuente más al respecto y así lograr armar
una escena de lo sucedido; pero Oscar solo recuerda que se encontraba
dormitando luego de un almuerzo con sus amigos cuando se despertó confuso
y con un estado angustioso que lo invadía. Le ofrezco tener algunas entrevistas
más mientras dure su internación, ante lo cual acepta favorablemente.
4
del día. De ellos decía "nunca sufrí un dolor así, son como puntazos. En lo
único que pienso es en cuando se irán".
5
Oscar se presenta al servicio antes del día pautado y me pide si puedo
atenderlo. Le pregunto qué es lo que le pasa que no puede esperar, ante lo
cual dice "es que me di cuenta que creía ser de una manera y ahora todo el
mundo me dice que no alcanza nada de lo que hago. Me pasa que estoy
impedido, que quiero pero no puedo". Expresión que permite ubicar cierta
división subjetiva.
Al indagar quiénes son todos, dirá que tanto su esposa como los
médicos le piden que tenga mayor participación en el tratamiento, que sea más
activo. Intervengo preguntando si para él eso es un problema; porque tal vez lo
sea para los otros. Expresa que sí, que se quiere curar, pero que no sabe
cómo.
Lacan en las primeras clases del Seminario sobre La Angustia ( 1961-62)
trabaja el trípode freudiano y aclara que se trata de términos que no están en el
mismo nivel, que son heteróclitos y que es preciso distinguirlos.
Allí dice "Nuestros sujetos están inhibidos cuando nos hablan de sus
inhibiciones, y nosotros mismos, cuando hablamos de ellas en congresos
científicos, pero cada día, ciertamente, están impedidos. Estar impedido es un
síntoma, estar inhibido es un síntoma en el museo". (Lacan, 1961-62, p.18)
6
Por tanto, el lugar de la inhibición aparece como aquel lugar donde el
deseo se ejerce, y donde además, es posible captar una de las raíces de la
represión primaria (Urverdrängung). Se trata de la ocultación estructural del
deseo en la inhibición. (Lacan, 1963)
7
un cuerpo. Es pues el lenguaje el que nos atribuye un cuerpo y luego nos lo
otorga al unificarlo. (Soler, S/F)
Bibliografía
8
SÍNTOMA Y POSICIÓN DE LA ANALISTA. UN CASO DE FOBIA A LAS
GALLINAS DE HELEN DEUTSCH
Introducción
1
Proyecto que se desarrolla actualmente en la Facultad de Psicología de la UNMDP.
Se trata de “aquellas modificaciones en la posición del sujeto y en sus
respuestas, que le permiten hallar una solución diferente al encuentro con lo
real traumático y poder emplear sus recursos subjetivos de una nueva manera,
menos sufriente” (Rubistein 2012, 295)
2
Particularidades del Caso, una lectura psicoanalítica
2
El caso al que hacemos referencia, ha sido trabajado por otros analistas argentinos contemporáneos
tales como Alicia Hartmann, Silvia Amigo y Federico Blasco.
De todas formas tuvo que ceder ante la fuerza del hermano mayor que
lo siguió aferrando en la misma posición hasta que furioso dijo “no quiero ser
una gallina” (cita pag.6 del caso de HD).
Por otra parte, recordemos que la primera vez que el joven consulta a
HD lo hace a instancias de sus familiares, quienes habían descubierto que era
un homosexual manifiesto y que le exigen a la analista la eliminación de su
orientación sexual mediante el análisis. Veremos más adelante cómo la
posición de la analista logra, a nuestro criterio, permitir la entrada en análisis
del joven.
Una posible línea teórica para dar cuenta de la articulación clínica entre
los conceptos mencionados, la encontramos inicialmente en algunos
fragmentos de la obra freudiana.
Podríamos pensar que cuando Freud afirma que sólo el trabajo analítico
es capaz de convertir las vivencias traumáticas en recuerdo, estaría diciendo
que el trabajo analítico es capaz de producir nuevos nexos en las huellas
mnémicas por medio de un reordenamiento, una transcripción umschrift y así
producirse el recuerdo? Abrimos aquí un interrogante sobre la temporalidad de
la repetición; algo requiere ser representando por medio del lenguaje para
poder ser olvidado, sino permanece actual, ¿se repite?
Son algunos elementos de la historia infantil que se repiten con cierta
variación:
-De la manipulación de la madre hacia las gallinas, al aseo del niño por
parte de la madre: sensación de placer intensa al ser palpado por la madre.
Celebró su regreso con el siguiente sueño: Al apagar la luz para irse a
dormir, siente una presión en el cuello, una asfixia en la garganta: una silueta
pesada aferra su cuerpo, trata de aplastarle el pecho. Él se defiende se
muerden y ruedan por el piso golpeándose, estrangulándose. Logra alcanzar la
perilla de la luz y la enciende. Entonces ve una figura femenina con ropas
oscuras que se aleja de prisa. Siente que sus fuerzas lo abandonan y
comprende que va a morir. Reconoce en su rival a un joven conocido suyo y
dice. “Me suicide” mientras piensa: “No merezco otra cosa” Al mismo tiempo
sabe que el otro lo asesinó a pesar de afirmar que se suicidó. Finalmente
piensa: Cuan noble soy en asumir la culpa y se despierta. El paciente
diagnosticó que yo era la figura femenina en el sueño, la causa de sus
conflictos en el análisis. ( Deutsch, 1930)
Por otra parte, teniendo en cuenta que según las asociaciones del joven,
la figura femenina del sueño es la analista, nos preguntamos ¿es posible
pensar que el trabajo analítico incide en la economía libidinal del joven,
produciendo un modelo de la neurosis en transferencia?
Bibliografía
Amigo, S. (2012) Clínica de los fracasos del fantasma. Buenos Aires: Letra
Viva.
Freud, S. (1901-1905) Tres ensayos para una teoría sexual. Obras Completas
Vol. VII, Buenos Aires, Argentina: A.E.
Hoffman, E.T.A (1816/2010) Los elixires del diablo. Buenos Aires, Argentina:
Losada.
Mail: [email protected]
¿Cómo armar o construir una pregunta clínica fecunda, que oriente hacia a
la novedad y no a la repetición de la idéntico? ¿Cómo leer la clínica por
ejemplo de los historiales freudianos, apelando a lo singular y no a lo universal
ejemplar?
Lacan en su Seminario 5 explica mejor esta idea de los ropajes ideales o del
Ideal: “se trata del discurso corriente, común a una comunidad, como lo admite
el código del discurso que yo llamaría el discurso de la realidad que damos por
supuesto. Es también el nivel donde se producen menos creaciones de sentido,
porque ahí en el sentido ya está de cierto modo dado. La mayor parte del
tiempo, este discurso solo consiste en una fina mezcla de los ideales admitidos.
En este nivel es donde se produce el famoso discurso vacío…”
Las inseguridades por lo general circulan entre los colegas amigos, la charla
del café, el mate en la cocina del consultorio, irrumpe en las supervisiones a
modo de confesión seguido de un respetuoso velo (a veces con el: “velo en tu
análisis”). Me estoy refiriendo a una de las inseguridades más frecuentes que
circulan y es lo que se denomina Contratransferencia.
Hay pocas nociones en psicoanálisis tan privilegiadas como esta para pulsar
los avatares de los amores, pasiones, adhesiones y rechazos de los
psicoanalistas. Sabemos que fue erigida como llave maestra de la conducción
de un tratamiento en el apogeo del kleinismo. De convocar congresos,
encender polémicas en la IPA y en particular en la APA, pasó a ser un tema
tabú para los practicantes del psicoanálisis que quieran ser reconocido
fundamentalmente por los lacanianos.
Tampoco hace falta ser psicoanalista para percatarse de esto. Hace muchos
años Christian Andersen escribió un cuento “Los vestidos nuevos del
emperador” también conocido como “La capa del rey”.
Les propongo un breve recorrido teórico teniéndola en cuenta ya que como las
brujas, nadie las ve pero que las hay, las hay o al modo del cuento de
Andersen, intentando no dejarnos idiotizar ni por su efecto ni por la condena
inmediata apresurada del público.
En Freud:
Freud está muy preocupado por la aparición del lado del analista de elementos
inconscientes “no reconocidos” en la relación con su paciente y recién con el
kleinismo el movimiento psicoanalítico eleva el estatuto de la
contratransferencia a llave de apertura del inconciente del paciente. Es decir, lo
que le ocurre al analista con el paciente son cuestiones inconcientes del pte y
dirigen la intervenciones. Es la que conocemos como interpretar la
transferencia y la contratransferencia seria el aporte que el analista hace al
resorte de la transferencia. Aquí ubicamos los desarrollos sobre la
identificación.
Bibliografía
Freud, S (1910) Las perspectivas futuras en la técnica psicoanalítica, OC t 11 Bs. As. Amorrortu
i
Es importante tener en cuenta al momento de la lectura que el presente trabajo fue escrito para ser
leído y comentado en las Jornadas y por lo tanto tiene ciertas licencias de redacción.
CAERSE DE LA ESCENA.
Mail: [email protected]
Introducción.
En este encuentro voy a intentar dar cuenta del trabajo que hacemos con
adolescentes en el servicio público de salud mental, contando un recorte clínico en el
marco de un dispositivo grupal para adolescentes.
Desde el servicio recibimos cada vez más demanda de las instituciones que
trabajan con adolescentes, por los casos de gravedad que se presentan,
incrementándose las autolesiones y el suicidio adolescente.
Las demandas llegan al servicio, o por vía judicial, o por demanda del EOE de la
escuela, y menos veces, por parte de algún padre. Los padres muchas veces los traen ya
cansados de la insistencia escolar. El objetivo es llevarse un certificado de asistencia y
no, atenderse.
Nuestro objetivo es poder acercarnos a ellos, poder instaurar una etapa preliminar
de transferencia imaginaria, para que empiecen a poder hablar de algo y así empezar a
delimitar su angustia con palabras. Son pacientes más bien impulsivos, que ni ellos saben
por qué están angustiados.
Otra característica que tenía era que llegaba a cualquier hora. Si lo citábamos a las
9 de la mañana, llegaba a las 3 de la tarde. O llegaba más temprano, pero en lugar de
sentarse en nuestra sala de espera, se sentaba en la sala de espera de otro servicio,
donde no lo podíamos ver. Se volvía a su casa sin decir nada, y nunca nos enterábamos
de su asistencia. Podía estar horas sentado afuera del consultorio, pero jamás iba a tocar
la puerta.
Por todos estos desencuentros, lo que lo teníamos que llamar regularmente para
recordarle el turno.
Sobre el padre.
El paciente es el mayor de 12 hermanos, con una madre muy joven. Convive con
uno de los padres de sus hermanos, a quien llama padrastro, pero no parece tener mucha
relación.
Sobre la madre.
Tenía varios amigos del barrio, algunos lo acompañaban a las consultas. Dice que
estaba de novio con una chica, pero que después de la internación ya no la tenía más.
No recuerda que pasó, no sabe por qué se separó, supone que él se “re calentó por algo
grave que ella hizo”.
Sobre el tratamiento.
Escena 1: La prima.
Pablo relata con mucha angustia, que hacía unos años había desaparecido una
prima, que él amaba muchísimo. Simplemente había “desaparecido” y nadie hablaba más
de esto. Nadie la nombraba ni la buscaban.
Escena 2: Su papá.
Escena 3: Su mamá.
Según el paciente ella está “allá arriba” y es intocable. Se culpaba por hacerla
renegar en algunas ocasiones y la describía como una mujer superpoderosa por llevar
adelante a la familia. No le reclamaba nada, ni permitía que se la cuestione. Pablo decía
que no la quería molestar con sus cosas, ni darle más trabajo. Ella se ocupa de sus 11
hermanos más chicos, y Pablo “para no molestarla” se mudó a una casa tomada.
Algunas consideraciones:
En la clase 9 del seminario 10, Lacan describe la estructura del pasaje al acto
como un “dejarse caer”, donde el sujeto, dice: “se precipita desde allí donde está, desde
el lugar de la escena donde sólo puede mantenerse en su estatuto de sujeto como sujeto
fundamentalmente historizado, y cae esencialmente fuera de la escena. “ (Lacan 1963,
Pag. 128)
Lo ubica “en el fantasma, del lado del sujeto, en tanto que aparece borrado al
máximo por la barra. En el momento del mayor embarazo, con la adición comportamental
de la emoción como desorden del movimiento.” (Lacan 1963 Pag. 128)
Pablo entra al servicio tras un pasaje al acto. Él se deja caer de una escena que en
el principio del tratamiento aún no puede ser relatada.
Al pasar por el dispositivo del juego, se intenta traer de vuelta a ese sujeto, desde
el frío y oscuro vacío al que se precipitó, hacia el abrigo de una escena. Al reconectarse
con el Otro, y poder empezar a poner palabras a su sufrimiento, se empiezan a armar
diferentes relatos donde él se recupera a sí mismo como sujeto dentro de una historia.
Ese fue nuestro objetivo principal. Hacerlo hablar.
Si tenemos que pensar como es la escena desde donde él se deja caer, podemos
situar varias cuestiones.
Una madre con serias dificultades para angustiarse. Lacan en la misma clase se
interroga si la angustia no es lo común entre el sujeto y Otro. Entonces qué lugar
encontraría Pablo en una Madre que no se angustia.
También dice, por otro lado, que ante su madre que él tiene “tan arriba”, él se
siente “el boludo de mamá”, que él no puede resolver sólo ni siquiera sus cosas más
básicas.
Ser “el boludo de mamá”, pone a su ser en función de una articulación significante.
Se trata entonces de la producción de un significante que alivia su falta en ser.
Representado por esto: “Hola buen día, yo soy el boludo de mi madre”, él se asegura un
lugar para su ser en el Otro, teniendo esto como efecto cierto alivio para su alma, y cierto
amarre al calorcito del más acá de la escena. Es decir que es preferible ser el “boludo de
mamá”, a no ser nada.
Por otra parte este significante que lo representa, no es poca cosa, en el punto
donde es el que usa para describir a su papá. Él es un boludo como su papá.
Pablo se maneja de igual manera, dice que no toca la puerta para avisar que llegó,
porque “no quiere molestarnos”. Pero contrariamente a lo que sucede en su casa, en el
consultorio sí se puede hablar. Y cuenta con Otros capaces de soportar su angustia sin
desarmarse. También él, puede llevarse cierto registro de su falta, cuando nosotras
llamamos para certificarle que nos dimos cuenta, que ese día, él no asistió a sesión. Es
un espacio donde se lo puede perder. Un Otro al que le puede faltar. No hace falta
arrojarse al vacío.
Por otra parte, la escena del juego propuesto en el dispositivo grupal, no sólo
reconecta a los chicos con la palabra. La imposibilidad de la expectativa del plus de gozar,
se vive con decepción y sufrimiento, para todos. Esto es importante porque cada chico
ve, que el juego de la vida de mierda, los enfrenta a todos y cada uno de ellos con lo
imposible. La no relación sexual los atraviesa a todos. Cuando azarosamente, se cumple
el deseo de caer en tal o cual casillero, valorado según su expectativa, paradójicamente
lo que se experimenta es la pérdida.
Pablo continúa su tratamiento con muchas dificultades para ocupar el espacio que
se le ofrece, pero ahora empieza a excusarse por sus faltas, diciendo “perdón que no
vine la otra vez, lo que pasa es que me colgué”.
Bibliografía
Lacan, J. (1968-1969) Seminario XVI, De un Otro al otro. Buenos Aires, Argentina. Paidós
¿Qué es servirse del padre? "Un día, mi padre me dio su paleta y sus pinceles. De
momento, no entendía por qué. Yo era muy joven. Me alegré y basta ... Mucho después
comprendí todo el alcance de su gesto" (Picasso).
Resumen: El encuentro con el lenguaje agujerea los cuerpos aventurándonos en el enigma
del sin sentido y, al mismo tiempo, invita a tomar de él los elementos para inventar un
sentido posible. Sin embargo, en nuestra clínica, a menudo nos encontramos con
manifestaciones que no responden a esta lógica. ¿Cómo bordear entonces las dificultades
de aquellas presentaciones que saltean las formaciones del inconsciente, dando lugar como
respuesta posible fenómenos que se encuentran a nivel del cuerpo o la locura? Del lado del
lenguaje, agujero y algún sentido posible; del lado de la locura o de la presentaciones
psicosomáticas, fijeza coagulada de sentido que lleva a un callejón sin salida. En este
escrito intentaremos, a partir de dos relatos clínicos, recortar el modo de respuesta y en
torno a esto pensar algunas intervenciones posibles. Respuesta de cada ser hablante,
respuesta singular que no sabe del armado de un cuerpo, ni de orden, ni de cordura.
Victoria llega al hospital enferma, en su presentación dirá: “Dra. estoy muy mal, yo
no quería contar nada pero mi marido (Carlos) me enferma. Es celoso de todos, se hace el
bueno delante de los demás y después me dice: A vos te encanta ir al médico para que te
manosee”. Victoria fue operada de una patología uterina, operación que venía postergando
hace varios años, “no quería que me corten la panza, para mí, mi panza era perfecta,
cuando veía la cicatriz me descomponía, no pude mirarme la panza hasta hace muy poco”.
Dicha intervención implicó que Victoria permanezca en reposo durante dos meses, período
en el cual se recrudecen las discusiones con su marido lo que, según sus palabras, la trae
enloquecida a consultar con un psiquiatra del Hospital quien luego realiza la derivación a
Psicología.
Refiere no soportar la mugre y limpiar varias veces al día los mismos lugares, “siento
como una separación entre la mente y el cuerpo, mi mente me dice que no lo haga pero mi
cuerpo lo, me dicen que estoy loca, pero me enferman” Su cuerpo también se hace
presente en una variada sintomatología, dolor de cabeza “insoportable”, dolor de oído y
afonías recurrentes, que trae entrevista tras entrevista sin lograr ubicar o recortar alguna
causa.
Según Lacan, la función biológica es desarmable y articulable con algo que funciona
como significante. Si dicha función se articula según la legalidad del significante, la
respuesta es una formación del Inconsciente. Por el contrario, si lo que el Otro dice es
escuchado como signo u holofrase, en el lugar de una legalidad inconsciente aparecerá una
respuesta refleja y automática. Consideramos que es posible pensar que algo de esto último
ocurre cuando Majo, ante el pedido de sus empleadores, de permanecer más tiempo en su
trabajo, escucha un signo ininterrogable, que se traduce luego en “mi vida era de ellos”,
impactando directamente en el cuerpo en forma de un dolor insoportable, indialectizable.
Indialectizables resultan también, en principio, los mandatos del abuelo de Victoria,
dejándola fijada a una posición incuestionable que la aliena.
¿Cómo operar un cambio de lógica para lograr habilitar un orden distinto al goce
congelado o fijado que permita la invención del inconsciente? ¿Cómo inventar el
Cómo encontrar otra respuesta para el sujeto? Respuesta que posibilite un
inconsciente? ¿
intervalo, que dé lugar al efecto sujeto. Pensamos que poner en palabras, historizar sus
historias comenzará a generar movimientos que permitan esbozar algún cuestionamiento.
En el caso de Victoria, conmover algo de la versión del Padre que se transmite encarnada
en este abuelo, versión que pareciera no mantenerse reprimida sino ser transmitida en lo
real del acto y en Majo al menos comenzar a construir una versión posible de su novela
familiar.
En su discurso comienza a circular que otras cosas más que duelen además de su
cuerpo. A partir de los señalamientos realizados algo empieza a moverse: comienza a
hablar con otros, se muestra menos irritable cuando hay cosas a las que no puede
responder y los dolores comienzan a ser menos mortificantes, al menos le permiten
descansar por las noches. Retomando la pregunta acerca de la invención del inconsciente
¿Es posible pensar que el localizar la coyuntura desencadenante de su lesión permite abrir
una nueva cadena significante que le habilita a Majo el comenzar a construir una escena,
escena que da lugar al inicio de escritura de una parte de su historia familiar y delinear allí
los primeros trazos de una pregunta por su lugar en el deseo del Otro? ¿Se podría
establecer este movimiento como un descongelamiento de la holofrase? En las siguientes
entrevistas aparecerán nuevos olvidos y pérdidas, pero ya no tendrán el estatuto de lo
orgánico sino que comenzará a preguntarse por qué “olvida cosas esenciales”. Así puede
comenzar a iniciar la cuenta de sus pérdidas, contabiliza sus agujeros, siendo que el olvido
pone en juego su responsabilidad, pudiendo quizás ser leído y no encarnado.
Como relatamos con anterioridad, Victoria acudió a varias entrevistas afónica. Es así
como en una de ellas relata: que siente que “se le cierra la garganta.”Decíamos, algo
imposible de decir, de asimilar, suspensión de la neurosis, que se expresa como locura
frente a la interrupción del movimiento subjetivo. Al decir de Lacan “el sujeto desarrolla en el
discurso analítico su verdad, su integración, su historia. Pero en esa historia hay huecos: allí
donde se produjo lo que fue un rechazo originario.” (8) Continuemos con el relato de
Victoria. “Nunca nadie me tocó, cuando era chica, yo sabía que nadie me podía tocar, ese
había sido el consejo de mi abuelo. Creo que por eso me costó tanto lo del Dr. cuando me
operó, él fue el primero que me tocó el cuerpo, que me dejó una cicatriz.” Operación que
Victoria posterga, posterga una marca que viene del Otro y la “descompone”. Se interviene
preguntando qué le pasa en el cuerpo cuando la tocan, ¿Qué pasa cuando Carlos la toca?
Recuerda que cuando se fue con Carlos él la “tocó íntimamente” ella no quería, por lo que él
rompe sus pantalones y la obliga a tener relaciones. No se angustia al relatarlo, para ella no
fue una violación. Frente al asombro de la analista (en formación) aclara: “Al casarme con él
pase a ser de él, eso fue lo que dijo mi abuelo”. Segundo mandato: “si te casás es para toda
la vida.” Precepto incuestionable, sin importar el maltrato, la violencia y las infidelidades de
su marido. Trabajamos durante mucho tiempo en las entrevistas los motivos que enunciaba
Victoria para quedarse junto a Carlos Allí se escucha “no se debe hacer” y se cuestiona-
Y cómo
¿Dejar a Carlos es algo que no se debe hacer?- Sí, respondió, lo tengo tan claro! ¿
es eso?-“Es como algo sagrado”.
¿Encuentra Victoria, una salida a la locura? Salida que implica haber podido
cuestionar la palabra del Padre, “mi abuelo decía una cosa pero hacía otra” ¿para comenzar
a servirse de un Padre castrado, ser de goce pero también de deseo?
Victoria acude afónica a nuestra última entrevista y comenta“-otra vez estoy así, sin
voz, estoy pensando en la muerte de un familiar. Creo que es mi hijo menor. Me acuerdo
que cuando me dijeron que otra vez estaba embarazada me quería morir, nunca se lo había
podido contar a nadie ¿serán las cosas que no puedo decir, las que me enferman?”.
Hemos descrito dos casos clínicos, de aquellos que se presentan con más sombras
que luces, aquellos que a menudo denominamos " presentaciones actuales" como lo son el
llamado fenómeno psicosomático y las locuras al igual que la anorexia, la bulimia, las
adicciones, etc. Cuadros clínicos que no se adaptan al dispositivo analítico tal como fuera
establecido en relación a la neurosis, cuadros en los que la asociación libre aparece
impedida. Nos encontramos con sentidos coagulados, fijados, estatuidos como única
respuesta. Nuestra propuesta se basa darle lugar a la palabra no unívoca que posibilite
instalar una multiplicidad de sentidos necesarios para que un discurso se construya.
Construcción para la cual se requiere que algo del orden de la falta pueda advenir. En
ambos casos la dirección de la cura es acompañar el armado de algo del orden del mito, en
tanto no unívoco y, a la vez, matriz de una posibilidad de historizar. En el caso Victoria
pudiendo establecer otra versión posible de su padre en tanto figura que no encarne el ideal
de la locura; en Majo el tejido mismo de al menos una historia. Si como describimos al
comienzo, no es cuestión de comprender, en estos casos se trataría más de ficcionalizar
que de interpretar. La ficción opera como una discontinuidad, como un intervalo en la
sucesión indefinida, un punto vacío que hace al establecimiento de un límite posibilitador de
un límite a la locura y borde al padecimiento en el cuerpo. La ficción introduce a su vez, una
dimensión temporal, tanto en el sentido cronológico en la posibilidad de inventarse un
pasado otro, como en el sentido lógico, en relación a la posibilidad de una escansión.
La ficción no es tanto una extracción ni tampoco un complemento, sino un suplemento que
permite producir las coordenadas para plantear un "otro lugar", una otra escena en la que
pueda advenir un síntoma que pueda ser dicho y en ese decir implicar una subjetividad.
Referencias Bibliográficas
4 Eidelsztein, A. (2008) “Las estructuras clínicas a partir de Lacan”. Buenos Aires, Letra
Viva, Vol. I. Cap. 3.
8 Lacan Jacques. (1995) El Seminario. Libro 1. “Los escritos técnicos de Freud”. Buenos
Aires. Paidos.
SEXUALIDADES. LO INVARIANTE, LAS DIFERENCIAS Y LA CREENCIA
Mail: [email protected]
Discursos, sexualidad, prácticas, son tres términos que nos remiten a los
laboriosos trabajos de Foucault agrupados con la vocación de una “historia de la
sexualidad”. En 1976 se publicaba “La voluntad de saber”, el que se constituiría en
punto de partida de una serie sobre la historia de la sexualidad. Allí Foucault
problematiza la que denomina hipótesis represiva, visibilizando en su lugar la
conformación de la sexualidad como un dispositivo, en cuyo marco se produce
una proliferación de discursos sobre el sexo en el campo de ejercicio del poder
mismo. El dispositivo entrama el sexo con la verdad en una multiplicidad de
discursos institucionalizados. Y el psicoanálisis encuentra allí su lugar: “con el
psicoanálisis, la sexualidad da cuerpo y vida a las reglas de la alianza
saturándolas de deseo” (Foucault, 1976). De la trama de discursos, prácticas y
saberes el psicoanálisis forma parte, ligándose con la genealogía de la confesión y
cabalgando en la scientia sexualis. La problematización que propone Foucault es
política y el contrapunto con el psicoanálisis entra en esa lógica.
El devenir del trabajo de Foucault lo llevó a profundizar en otros análisis, con lo
cual retornó a la tematización de la sexualidad revisando incluso el dominio de lo
que se proponía estudiar. Así lo asume en el inicio del volumen 2: “El uso de los
placeres”. En este se refiere, ya lo indica su título, a cierto aspecto práxico de la
sexualidad: las prácticas, las regulaciones, la conformación de un dominio de
cuidado de sí.
Se trataba, en suma, de ver cómo, en las sociedades occidentales modernas, se había ido
conformando una «experiencia» por la que los individuos iban reconociéndose
como sujetos de una «sexualidad», abierta a dominios de conocimiento muy
diversos y articulada con un sistema de reglas y de restricciones. El proyecto era
por lo tanto el de una historia de la sexualidad como experiencia, si entendemos
por experiencia la correlación, dentro de una cultura, entre campos de saber,
tipos de normatividad y formas de subjetividad” (Foucault, 1984, p.15)
El goce está fuera del sistema simbólico del sujeto y no hay sujeto del goce
sexual. Ese fuera de sistema es equiparado por Lacan a lo forcluido, y su modo de
retorno es en lo real, desde allí toca al cuerpo.
Hasta aquí nos paseamos por los decires de Foucault, quien aborda las prácticas
y discursos para hacer algo con eso; a lo cual alude más directamente Bataille
dando voz al erotismo en su vínculo con la violencia y la muerte. Nos servimos de
Quignard, que en esa línea señala lo disruptivo de la sexualidad y el necesario
velo defensivo. Perspectivas que confluyen con el descubrimiento freudiano,
insistente y rechazado con insistencia.
Freud se planteaba en el cuarto prólogo a sus tres ensayos, el que escribía en
1920, la insistencia en el rechazo de lo sexual:
Si los hombres supieran aprender de la observación directa de los niños, estos tres
ensayos podrían no haberse escrito. Pero, además, es preciso recordar que una
parte del contenido de este trabajo, a saber, su insistencia en la importancia de la
vida sexual para todas las actividades humanas y su intento de ampliar el
concepto de sexualidad, constituyó desde siempre el motivo más fuerte de
resistencia al psicoanálisis (Freud, 1905, p120-121).
Podemos bien hacernos la pregunta por ¿qué modalidad asume el rechazo del
sexo en la época? ¿Qué dicen de nosotros algunas prácticas, algunos discursos?
La sexualidad nos divide ¿Quién está entero en la experiencia sexual que implica
poner el cuerpo? ¿Cómo pensamos aquello de que el goce sexual no está en el
sistema del sujeto? ¿A nadie le pasó estar en una escena de la que luego se
pregunta ¿por qué dije que si? O al revés ¿por qué dije que no? Y la pregunta, el
juicio consciente puede ser reemplazado por la decisión represiva: no querer
saber nada de eso.
Es un film polémico, las críticas oscilan entre ubicarla como una heroína feminista
y una cínica desafectivizada. El detalle que me parece interesante ubicar es que
señala la relación entre trauma y repetición en tanto aparece un paradójico
consentimiento a la violación, hecho que la divide y que transita algo de su goce
sexual. Y que la protagonista pierde la confianza allí donde aparece la
transparencia, donde la violada es su computadora y donde circula entre los
colegas su imagen bizarramente erotizada.
Ahí donde nos conmueve que alguien consienta a su violación, esa paradoja nos
señala la propia opacidad. O más bien, la pertinencia de preguntarnos por
1
Película estrenada en 2016, dirigida por P. Verhoeven
nuestras propias zonas de opacidad y de desencuentro entre nuestras pulsiones y
nuestras aspiraciones yoicas. Claro que esto no es compatible con la época, en la
cual el Otro garante parece ser el de la tecnología y el control y en la cual el ideal
es la transparencia. Pero, como señala el coreano Han, la transparencia se opone
a la confianza, argumento que Ons reconstruye de esta manera:
Como sistematiza Colette Soler (2009): está el trauma, el encuentro con lo real
que rompe las protecciones simbólicas del sujeto. Y está la respuesta del sujeto al
encuentro. Soler advierte también que nuestra época parece ser la de todos
traumatizados, una en la que adolecemos de pantallas discursivas defensivas para
2
Les non dupes errent, expresión homófona con les nomes du père
el encuentro con lo real ¿será que el encuentro con el otro sexual vivido como
abuso es una manera de defenderse del encuentro real con el sexo?
Bibliografía
Freud, S. (1905) “Tres ensayos para una teoría sexual” en Obras Completas vol.
VII, Bs. As., A.E., 1996
Freud, S. (1917) “El tabú de la virginidad” en Obras Completas vol. XI, Bs. As.,
A.E., 1996
Lacan, J. (1968-69) El Seminario. Libro XVI. De un Otro al otro. Paidós. Bs. As.
2008
Introducción
Besos apasionados, manos que recorren el cuerpo... los preliminares se interrumpen para que
un miembro de la pareja tome el teléfono, abra una app y ponga su firma digital bajo la
frase "sí quiero", antes de volver a centrarse en el acto sexual (Clarín, 01/07/2018)
Conclusión
Al abordar las distintas propuestas que han aparecido en los medios en el último
tiempo en relación a cómo minimizar y erradicar la violencia sexual contra las mujeres,
advertimos algunos presupuestos sobre cómo dichas iniciativas entienden al
consentimiento sexual. Las propuestas legislativas constituyen un avance positivo en
relación a la protección de las mujeres frente a la violencia sexual socialmente
considerada legítima. Asimismo, estas iniciativas se asientan sobre la base de la crítica
feminista al matrimonio como modelo de contrato que garantiza el derecho sexual del
varón sobre la mujer. Sin embargo, la reiteración de la expresión del consentimiento en
cada caso, incluso en relaciones casuales, implicaría no sólo la matrimonialización de
cada acto sexual sino también la invocación del Estado como posibilidad de
intervención de la ley. Frente a esto, efectivamente, resulta necesario que el Estado
garantice políticas para prevenir la violencia sexual, pero: ¿hasta qué punto es
deseable que estas traspasen la esfera de lo íntimo-privado con tal omnipresencia?
Las propuestas fundamentadas en la idea de que el sexo debe ser libre y que,
para ello, los involucrados deben dar su consentimiento explícito, adoptan una posición
liberal contractualista. Esto es así en tanto presuponen que quienes participan de un
encuentro sexual consensuado lo hacen de modo libre y voluntario y, gracias a lo cual,
pueden pactar las condiciones de dicho encuentro en términos igualitarios. Aunque
están orientadas a eliminar las desigualdades que el género impone a lo sexual, dan
por sentado que los individuos involucrados en ese contrato, entran al mismo como
libres e iguales. De este modo, el contrato legitima una relación sexual que, al estar
atravesada por relaciones desiguales de poder, en cualquier momento puede tornarse
violenta o no consentida.
Por otra parte, quienes consideran que la violencia sexual se reduce si
elaboramos un contrato cada vez que se va a producir un encuentro sexual,
desconocen cómo los contratos implican siempre la exclusión de quienes no se ajustan
a los requerimientos previos del contrato, es decir, a quienes no son considerados
siquiera como sujetos desde los criterios propios de dichos marcos reguladores. De
igual modo, desconocen las consecuencias reguladoras para la sexualidad de este tipo
de iniciativas. “La instauración de una práctica contractual como preludio al acto sexual
(...) puede conducir a nuevas e ingratas formas de jerarquía social, a una obstrucción
precipitada del campo sexual y a nuevas formas de apoyar y extender el poder del
Estado” (Butler, 2007:167). Bajo esta óptica podemos advertir, por un lado, que el
contrato normaliza y ritualiza con una estructura rígida los modos de comunicación del
consentimiento, en los cuales en cada caso se juega parte de la negociación con la
norma sexual imperante y en la cual interviene la justicia virtualmente como potencial
agente de dicha relación. En este sentido, el Estado se vuelve omnipresente en
relación con la vida sexual de las personas.
Por otra parte, estas propuestas reproducen y fortalecen las jerarquías sexuales
al estructurar un modelo de contrato de aplicación para todos los casos. De este modo,
impone límites materiales concretos a otro tipo de prácticas sexuales que quedarían
desprotegidas al ser expulsadas de la esfera del reconocimiento. Si, como plantean las
propuestas, se trata de que ¨un miembro de la pareja¨ exprese su consentimiento, ya
de antemano se presupone una pareja heterosexual. Por ello, estos marcos excluyen
de las prácticas legítimas aquellas que están por fuera de la heterosexualidad
normativa.
En contraposición a los marcos liberales, las propuestas de la Teoría Queer en
torno a la apropiación paródica de la idea de contrato liberal, se convierte en un medio
posible de puesta en discusión sobre cómo se produce esta legitimidad de la
sexualidad al presuponer la explicitación de aquellos términos en los cuales se
considera qué es la sexualidad y las ficciones naturalizantes que fundamentan las
prácticas sexuales (matrimonio, pareja, romanticismo, heterosexualidad). En tanto
paródica, esta idea de contrato no adquiere ningún tipo de valor legal ni exige la
intervención del Estado ni el mercado. Implica, simplemente, un compromiso entre
quienes intervienen activamente en la parodia, con prácticas capaces de subvertir las
relaciones de poder basadas en el género y las jerarquías sexuales. Estas propuestas
exponen una idea de contrato que, si bien resulta poco efectiva para dar respuestas
concretas al problema del abuso en términos punitivos, ofrece un modo alternativo
para pensar en el consentimiento atendiendo a las desigualdades presentes en el
dominio de la sexualidad.
Bibliografía
• Agencia DPA (1/7/2018) “¿Por app o por contrato? Entra en vigor en Suecia una ley
sobre el consentimiento sexual que trae polémicas”, Clarín, Recuperado de:
http://ituzaingo.clarin.com/mundo/entra-vigor-suecia-ley-consentimiento-sexual-trae-polemicas_0_rkONsIUfX.html
Introducción.
Nos interesa retomar las nociones de acting out y pasaje al acto para
pensar su valor clínico y la orientación de las intervenciones en los casos en
que, como adelantamos, se pone en acto en la transferencia
predominantemente la vertiente pulsional. Incluso interrogar la posibilidad de
que estas estructuras puedan transformarse en la cura; vale decir, ¿es posible
pensar que un pasaje acto devenga acting? ¿O a la inversa?, ¿qué función
cumple el analista en esta operatoria?. En el seminario X Lacan establece que
"...el acting out es esencialmente algo, en la conducta del sujeto, que se
muestra. El acento demostrativo de todo acting out, su orientación hacia el
Otro, debe ser destacado" . Más adelante: "El acting out es esencialmente la
demostración, la mostración, sin duda velada, pero no velada en sí. ” (Lacan,
1962-1963, p. 128). Al respecto Victor Iunger (1993), refiere que tanto acting
out como pasaje al acto son escenas, con cierta actividad por parte del sujeto.
Articulaciones clínicas.
Bibliografía
Introducción.
Relato clínico.
En una sesión relaciona lo que le pasa con los otros con su madre. Ahí
es donde ella siente el vacío. “Mi defensa fue aislarme en mi mundo”, por eso
piensa que es tan retraída y que no tiene confianza en sí misma.
Lectura clínica.
Freud en distintos textos habla de dos factores que prestan auxilio al
médico al inicio del tratamiento: la alianza con el yo normal del paciente (Freud,
2013, p. 3352) y el deseo de curación del mismo (Freud, 1997, p. 1674).
Freud en “Más allá del principio del placer” diferencia dos clases de
sucesos que se repiten: Por un lado, los que se agrupan bajo la categoría de
“lo reprimido inconsciente”, aquellos placenteros para un sistema y
displacenteros para otro; y los “otros sucesos”, aquellos que nunca fueron
placenteros, y que remiten a la cicatriz narcisista. Estos últimos, sitúan al sujeto
como víctima del desprecio, y se asocian a situaciones de pérdida de amor y
fracaso: “Todas estas dolorosas situaciones afectivas y todos estos sucesos
indeseados son resucitados con gran habilidad y repetidos por los neuróticos
en la transferencia” (Freud, 1993, p. 2516).
Asistimos en este caso a una posición subjetiva ubicada del lado del “yo
no pienso” desde la cual se positiviza el ser de la pulsión, como objeto de
desvalorización (Leyack, 2017). Posición que la analista describe como “un
recurso a la actuación”, evitando la angustia de castración. Actúa un guión, de
manera repetida, en la que el otro la humilla, la abandona.
“La escucha está atenta también a todo aquello que se deja oír en el
discurso o es mostrado en la escena a veces, pero que el yo no ha pensado
aún. Es lo que viene del Ello” (Leyack, 2017, p. 35).
Bibliografia
Lacan, J. (1999) El seminario, Libro 11. Los cuatro conceptos fundamentales
del psicoanálisis. Buenos Aires. Argentina. Ediciones Paidós (Trabajo original
publicado 1964).
Mail: [email protected]
Conozcamos un poco a Ana. Es una mujer de mediana edad, que consulta por
guardia a causa de su “depresión”. Al momento de la entrevista refiere que está casada
hace 25 años y tiene tres hijos, mencionando diferentes problemas clínicos: desde
desmayos, ataques de pánico, hemorragias, presión alta, tiroides, gastritis, entre otros,
ubicando la presentación de dicha sintomatología como posterior a “hacerse mala sangre”
por algo: lo cual es, según refiere, sufrir de violencia por parte de su marido. Se la orienta a
la admisión, a la cual concurre un año después, a partir de la cual decido tomarla en
tratamiento. Desde aquel entonces, se encuentra separada de su marido, quien no sólo le
habría sido infiel, sino que también ejercido violencia física hacia ella y la habría estafado
económicamente con el emprendimiento que llevaban adelante, quedándose en la calle
por unos meses, donde intentó suicidarse (por lo cual concurre a admisión).
Una vez que obtiene un trabajo estable, se repiten las situaciones de violencia y
abuso, pero esta vez con distintos personajes que lo llevan a cabo: la pareja de ancianos,
dueños de la casa donde trabaja, le exigen y obligan a trabajar en negro, donde no sólo
cuida, cocina y limpia la casa, sino que también higieniza al señor, quien la manosea y de
lo cual dirá no poder decir nada por miedo a perder el trabajo. En suma, tolera que la
señora no le pague lo correspondiente e incluso la insulte gravemente, así como que
divulgue cuestiones íntimas en los locales del barrio que la paciente frecuenta.
Por otra parte, relata en forma de queja pero sin angustia alguna escenas violentas
y sexualmente bizarras a las que accede a demanda de su nueva relación de pareja, tales
como “quiere que juguemos a que me viola” “me ahorca y tira del pelo fuerte haciendome
doler, me asusta” “me muerde y deja marcada” “me pide cosas asquerosas todo el tiempo”;
lo que genera en mí la necesidad de detenerme a pensar acerca de su estructura y
posición fantasmática, escuchando el modo en que queda ubicada repetidamente como
objeto de abuso del Otro en las múltiples situaciones. ¿Cómo explicarlo? Resuena en mí el
término masoquismo: ¿Cómo pensar esta posición de objeto? ¿Se trata el masoquismo de
un concepto exclusivo de la estructura perversa? ¿Es lo mismo decir estructura que
posición subjetiva perversa? ¿O más bien estamos frente a la manifestación de un
fantasma perverso dentro de una estructura neurótica? ¿Cuáles son los elementos a tener
en cuenta para distinguir cada uno de estos conceptos.
Franco relata sesión tras sesión los conflictos que tiene en los distintos grupos,
mencionando que es debido a sus “celos y envidia” que provoca que lo echen, o se pelea
con los participantes generando que lo ignoren: “provoco drama y discordia”. Menciona que
los celos le suceden cuando le refriegan “los días de gloria que yo no pude presenciar”:
experiencias de incesto, zoofilia… o también cuando uno de sus partenaires elige
mantener una sesión múltiple, en lugar de permanecer sólo con él; mientras que la envidia
le surge cuando se siente que está “por detrás de los demás”, como por ejemplo con la
invención de los “furri” (dibujos de animales humanoides).
Sobre sí mismo dirá “creo que sé todo, y eso es un obstáculo para empezar a ser
productivo. Me importa demasiado tener la razón. Comparo todo el tiempo la atención que
recibo, y cuando no me dan la razón, no me gusta y me pongo mal.” “doy consejos de
vida...me invento una imagen de mí que no existe”. “En realidad, busco razones para estar
mal y autocompadecerme. Tengo el fetiche de sentirme desvalido. Se ha empezado a
mezclar con la realidad: ser indefenso, estúpido, dejarme a merced de cualquiera que se
ocupe de mí. El infantilismo o la degradación sexual donde te dicen cosas como si fueran
mimos. Se me borran los límites” “Espero tener a todo el mundo de mi lado, busco generar
lástima” “que me tengan compasión”, “me regodeo en la miseria” “disfruto del beneficio” “es
lo único bueno que tengo”. En la actualidad, su principal dificultad es autorregularse en su
vida cotidiana, pretendiendo acceder a sostener una vida en la realidad no virtual.
Nuevamente escucho cierta posición de objeto ante los otros (ser el objeto lástima
del otro) lo cual quiere - según sus dichos - abandonar. ¿Qué implica en este caso dicha
posición? ¿Podemos afirmar a la ligera que es fetichista dado sus intereses sexuales
particulares? ¿A qué lugar vienen o qué nos permite teorizar aquella modalidad de lazo
social?
Según Castanet (2014): “toda actitud, comportamiento, ritual o pasaje al acto que
pone de manifiesto al polimorfismo de la sexualidad humana, ya sea en sus formas más
aberrantes o sorprendentes, no permiten establecer el diagnóstico de perversión” (pág.
17).
Prosiguiendo con la referencia de los tres tiempos del Edipo desarrollados por
Lacan, Mazzuca (2003) nos explica que ya en la identificación del niño al falo imaginario,
sucede un reconocimiento de la falta en el Otro así como del deseo del Otro. No obstante,
si bien en un principio el niño se complace en ese juego perverso imaginario con la madre,
es el mismo juego que a partir de determinado momento, lo angustiará. Será la carencia en
el cumplimiento de la función del segundo tiempo, lo que determinará una fijación en la
identificación del primero, constituyendo el principio de las perversiones. En consecuencia,
siguiendo al autor, el concepto de perversión “forma parte del Edipo normal” (pág. 158),
entendido como aquel momento donde el niño se identifica con el falo como objeto
imaginario que colma el deseo materno, es decir, colmando una falta en el Otro;
considerándose en un primer momento de la teoría de Lacan, a la perversión como
normalizadora. En otras palabras, en la relación del niño con la madre, a Lacan le
interesará subrayar, no la relación de dependencia, sino la particularidad de taponar la falta
en el Otro.
Sin el guion fantasmático, el deseo seria pura falta mortificante por lo cual el
fantasma proporciona el pasaje del deseo como pura perdida al deseo como un
movimiento. Constituyéndose el fantasma como lo que vela esa pura perdida, es decir, la
falta de objeto, la castración.
Se vislumbra cómo el fantasma maniobra de tal modo que el objeto pasa de causa a
condición. A la falta, se la designa como objeto a - causa del deseo -; mientras que a todo
objeto que represente la condición vinculada con la imaginarizacion del fading, se lo
conocerá como objeto del deseo. “Sería creer estar frente a lo que deseo o frente a aquello
que de poseerlo me completaría- ante aquello que aparenta causar mi división” (pág. 97).
En la histeria, según el autor, sería posible ubicar lo siguiente: “soy objeto a para el
Otro, pero algo me falta; por lo cual sostengo una falta, en relación a un deseo de sostener
al Otro sin fallas. Sostengo a un Otro elevado a la categoría de Amo y sin falla ya que yo
encarno la falta que lo atraviesa” (pág. 109). La trampa a la cae la histérica según el autor,
es que no opera la función del objeto del deseo porque coloca allí a un Amo sin barrar; se
sacrifica el deseo manteniéndolo insatisfecho para que el Otro conserve su “misterio de
Amo”, generando un círculo vicioso en el cual el amo caerá para relanzarse en su
búsqueda mediante el armado de escenas que sostengan dicha insatisfacción.
En fin, la mira del perverso será asegurar el goce del Otro; y su medio será hacerse
objeto, evidenciándose en el llevado a cabo de las prácticas y rituales el fracaso reiterado y
sistemático. Esto es lo que significa hacerse fetiche cosificado: mientras él se propone
alcanzar un goce del Otro más allá de los semblantes; sus rituales, aun los más rudos, se
reducen a un semblante en donde sobre el escenario, el goce volvería a ganar el cuerpo.
Retomemos las viñetas clínicas. Ana se plantea en relación a su pareja: “¿en qué
lugar encajo yo en la vida de él? ¿En qué fallo?” “Me usa, viene a tener sexo y se va” “le
doy todo lo que soy y del otro lado no consigo nada”. “yo reclamo y reclamo” “yo quiero una
familia...que me abrace y me bese” “Cuando me quise matar fue porque pensé: no puedo
mantener a un hombre” “Vivo en estado depresivo, voy a trabajar y después me la paso
llorando en la cama por él” “es una relación enfermiza pero lo quiero; no lo puedo dejar”.
Mientras que Franco sostiene que no puede evitar pasar horas en internet
chateando en las comunidades, de lo cual menciona “busco un compañero que tenga los
mismos gustos sexuales, pero como no lo encuentro busco muchas personas con la ilusión
de tenerlas a todas para mí, pero no me gusta cuando alguien elige a otra persona, no lo
tolero, ahí rompo todo o duermo todo el día”. “vivo quejándome en las redes de la vida que
tengo y sé que hay gente peor que yo, pero no puedo evitarlo”.
Por otro lado, y para ir finalizando, en Franco vemos el modo en que prima el
escenario virtual, manteniendo relaciones especulares que disparan en él la envidia y
celos. En dichos momentos, Franco arrebata con publicaciones no permitidas en los
grupos, comentarios fuera de lugar, chistes inapropiados, etc. lo que genera que lo
expulsen por no respetar las reglas establecidas ¿por generar angustia en el otro?. El
perverso según Ferrreyra (2013), pone en juego el a de su lado para el otro, donde se va a
jugar el lugar de la víctima. Es un movimiento que apunta a dividir al sujeto en la victima.
Esto es el fetiche negro: en el transcurso de la escena acontecida, la víctima sufre pudor,
angustia, vergüenza, impotencia, todas formas de división del sujeto.
Se entiende cómo ya no estudiamos al fetiche sólo como condición erótica, sino que
es el modelo de todas las perversiones debido al mecanismo de sustitución, de la puesta
de un objeto en el lugar donde no hay, así como también aparecen - en el producto de la
identificación con el objeto perdido, por el cual el sujeto se sustituye al objeto - quejas y
ambivalencia, propias al proceso de sustitución, lo que da cuenta de la renegación; y por
otra parte, logramos acercarnos a lo largo de este escrito, a la conclusión teórica lacaniana
a partir del Seminario 10, de tomar como referencia clínica para toda lógica perversa, al
masoquismo.
Bibliografía
● Faccendini, J. (2016) Una clínica del grafo del deseo. Letra Viva. Buenos Aires.
● Laurent, E. (1999) Posiciones femeninas del ser. Editorial tres haches. Buenos
Aires.
● Tendlarz, S. E. (1999). El masoquismo femenino y los estragos del amor. Revista
Actualidad psicológica. Argentina.
¿CULPABLE O INOCENTE?
SOBRE LA CONCIENCIA DE CULPABILIDAD DEL HOMBRE PRIMITIVO Y EL
NEURÓTICO OBSESIVO
Mail: [email protected]
Introducción.
“… Tal es el juicio que nos merecen los puebos llamados salvajes y semisalvajes,
y la vida psíquica de estos pueblos adquiere para nosotros un interés particular
cuando vemos en ella una fase anterior, bien conservada, de nuestro propio
desarrollo.”
Sigmund Freud, Tótem y tabú
Respecto del tabú Freud señala, que para nosotros presenta dos
significaciones opuestas: la de lo sagrado y la de lo prohibido. “Wundt dice que el
tabú es el más antiguo de los códigos no escritos de la Humanidad, y la opinión
general lo juzga anterior a los dioses y a toda religión”. (Op cit: 1758).
Más adelante se refiere a las analogías que presenta tal tabú con las
prohibiciones obsesivas (en los neuróticos): la carencia de toda motivación y el
enigma de sus orígenes. El sujeto se vuelve obligado a observarla bajo la coerción
de una irreprimible angustia puesto que la violación de la prohibición traería
consigo una terrible desgracia. La prohibición principal de esta neurosis es, como
en el tabú, la del contacto.
En resumen:
Viñeta clínica.
Freud propone la comida totémica como el acto mítico criminal y memorable que
constituyó el punto de partida de las organizaciones sociales, de las restricciones
morales y de la religión. El mismo sostiene que la horda fraterna rebelde abrigaba
con respecto al padre aquellos mismos sentimientos contradictorios que forman el
contenido ambivalente del complejo paterno en los niños y en los neuróticos.
Conclusiones.
En “El Yo y el Ello” Freud agregará respecto de lo dicho en “Introducción al
narcisismo” que el Superyó proviene de una identificación con el padre que no
deviene del abandono de una carga de objeto sino que es directa e inmediata y
anterior a toda carga de objeto a diferencia del Yo que resulta de las
identificaciones de las cargas de objeto abandonadas. La identificación al ideal
paterno sería entonces primaria.
Bibliografía
Freud, S (1912-3) “Tótem y tabú”, en Obras Completas Tomo II – 1ª. ed. - Buenos
Aires, 2003.
Freud, S (1923) “El Yo y el Ello”, en Obras Completas Tomo III– 1ª. ed. - Buenos
Aires, 2003.
Falfani, Liliana “El Superyó como expresión de lo real pulsional, su manifestación
clínica en neurosis y perversión”
CUERPO Y ESCENA: AVATARES DE LA CONFIGURACIÓN CORPORAL
Mail: [email protected]
La situación del sujeto está caracterizada esencialmente por su lugar en el mundo simbólico,
dicho de otro modo, en el mundo de la palabra” (sem 1
pag 130)
Resumen: Para poder abordar las cuestiones de la subjetividad es necesario pensar que hay
una relación entre el ser humano y el lenguaje que no encontramos en los animales. El
psicoanálisis sostiene que el sujeto humano es un ser de lenguaje: la palabra forma su
subjetividad, la relación con el propio cuerpo, los modos de relación con el Otro.
“La prenda del análisis no es sino reconocer qué función asume el sujeto en el orden de las
relaciones simbólicas que cubre todo el campo de las relaciones humanas, y cuya
célula inicial es el Complejo de Edipo, donde se decide la asunción del sexo”.
(Seminario 1. Pág 111)
Como parte del proceso que los seres hablantes tenemos que hacer para sexuarnos
está la cuestión de cómo se conforma primeramente un ser hablante, lo cual nos lleva a
pensar que hay una relación entre el ser humano y el lenguaje que no encontramos en los
animales. Cuando se habla entonces de los avatares del Complejo de Edipo y de la
castración debemos tener en cuenta que ésta se refiere a qué se hace con el hecho de que
se está castrado/atravesado por el lenguaje, después cómo se simboliza esa castración si
dependerá del Edipo.
Voy a compartir un recorte clínico del trabajo con una paciente a la que llamaré
Mariana
Recibo en el consultorio a los padres de la niña quienes refieren que a los dos años y
medio notaron que no hablaba a la par de una prima de su misma edad, pero desestimaron
el hecho y no realizaron ninguna consulta sino hasta un año más tarde cuando en el jardín
maternal se lo señalan y allí luego de idas y vueltas para sacar los turnos correspondientes
se realiza una evaluación que determinó como diagnóstico un retraso madurativo global por
el cual se sugiere una integración escolar. La integración la empieza a los 4 años al mismo
tiempo que tratamiento de fonoaudiología y será ésta profesional una aliada en el tratamiento
al momento de trabajar las cuestiones de corporización que empezaron a emerger en su
transcurso. Al momento de llegar a mi consultorio Mariana tiene 4 años y medio.
En relación al modo de comunicar de la niña comentan lo siguiente: “imita mucho,
sobre todo de películas, nos dijeron que eso era típico de lo que ella tiene”.
Pienso en la función que tiene la sanción del Otro en la constitución del sujeto. En el
estadio del espejo la mirada de la madre asintiendo a la imagen de su hijo, determina la
incorporación de una imagen unificada de sí. Esta sanción opera como un reconocimiento de
existencia para el niño en tanto sujeto. Se requiere que alguien lo escuche, lo mire o lo
comente, como registro y constatación. (Berraute pag 21). Estas expresiones tan
elementales tienen enormes efectos, sobre todo cuando faltan o cuando el mensaje que
devuelven no es coherente sino más bien alocado, como estos padres que sancionaban a la
palabra interminable con objetos diferentes cada vez, probando pero a la vez no generando
cierta estabilidad en las respuestas, entonces “to” una vez era agua, otra era baño, otra era
papá y así.
Suceden varias sesiones donde ella emite fonemas que no logro puntuar, y aunque
sigo sosteniendo mi interés con mi disposición corporal y mi mirada cada vez que ella
muestra su voz, desde la palabra le respondo que no puedo entender lo que dice: “cómo
dijiste?”, “uy no endiendo lo que querés decir?”. Una de esas veces busca de un rincón del
placard de juegos en el que nunca habia agarrado objetos uno muy particular, un objeto que
contiene palabras: un libro. Me lo dá y se acuesta en el diván tapándose con una sábana y
cierra los ojos. Yo sanciono esto como un juego, y me digo “ella hace que duerme”,
entonces abro el libro y empiezo a contar una historia. Si dejo de contarle el cuento se
despierta. Yo Juego con la voz, presencia ausencia, ella juega con sus ojos,
duerme-despierta. Un día pongo la sábana entre dos sillas, ella deslumbrada se mete abajo y
empiezo a preguntar dónde está Mariana?. Luego de varios minutos de silencio de su parte y
la insistencia de mi pregunta puedo escuchar un pequeño ruido, que sanciono como tal “uy,
escucho un ruido por acá, a ver si escucho otro ruido?” ella responde con otro ruido muy
tenue y me habilito a quitar la sábana y descubrirla, se ríe mucho y así se incorporara la
repetición de este juego/escena al trabajo en las sesiones.
Lo que para otro observador puede ser un golpeteo, un ruido molesto, una actividad
tonta, para el analista puede ser la oportunidad de ingresar en la ficción lúdica. Por eso la
sanción es parte de la tarea del analista, sancionar algo como juego por ejemplo pensando
que el juego funciona como el artificio, la escena que permite en el análisis introducir una
diferencia en relación al A, permite la inscripción significante. Y en particular el juego del fort
da, con la alternancia de presencia ausencia que es el inicio de la posibilidad de
simbolización.
Con la fonoaudióloga están conociendo las partes del cuerpo: el nombre, la función y
ubicación de cada parte. Sugiero trabajar con pintura, tizas, para que el cuerpo vaya
escribiendo alguna marca. Le pintó las manos con témpera y se las hizo apoyar en una hoja,
la reacción al levantar las manos fue de desconcierto y alegría, Mariana se miraba las
palmas y miraba la hoja descubriendo que esa marca era una parte de ella misma pero ella
seguía teniendo permanencia más allá de la marca. Momento de descubrimiento de que se
porta un cuerpo.
Al retomar los encuentros con Mariana noto que su caminar es diferente, la espalda ya
no está rígida ni la cabeza hacia atrás, sino sostenida. El balanceo al caminar es mucho
menor y se agarra de la baranda al subir la escalera. Las propuestas de juego las hace ella
directamente, pone la sábana, arma la casita juega adentro a la cocinita. Me congela con la
varita y me saca la comida, luego me descongela y yo me quejo, ella se rie mucho y reinicia
la secuencia. Se interesa por unos ponys, los pone en la cama y los tapa con una manta, les
da de comer, los baña, los cuida.
Es una función del tratamiento con un niño que éste se recorte del cuerpo de la
madre, que forme su propio cuerpo para que más tarde también se recorte para acceder al
cuerpo del Otro en la adolescencia. El trabajo con esta niña es el de la inscripción
significante que organice el mundo en adentro y afuera, en yo y otro, inscripción significante
que organice un cuerpo propio, que pueda disponer de vocablos pero también asumirlos para
comunicar y hacer lazo social.
Bibliografía
Manzotti, M. (2012). Clínica del autismo infantil: el dispositivo soporte. Buenos Aires,
Argentina: Grama ediciones.
e-mail: [email protected]
En este punto resulta interesante lo que plantea sobre la familia Eric Berenguer
(2006) ya que dice que la misma siempre está en crisis, más allá de sus
contingencias, por su propia naturaleza, que lejos de ser natural es discursiva,
social, política, económica, en fin. El autor presenta a los conceptos de familia y
crisis como indisolubles, porque la familia es en sí respuesta a algo más que una
crisis: a una imposibilidad de estructura. Recurre a la expresión de Lacan que dice
“la relación sexual no existe”, agregando que la familia es en gran medida un
modo de suplencia frente a la inexistencia de la relación sexual. Entonces, si la
familia está construida en torno a este agujero central, no es de extrañar que las
crisis existan siempre, que adoptarán formas concretas y diversas en función de
los condicionantes presentes en cada caso. Luego, el autor va un paso más allá y
plantea que en esta perspectiva de la familia como suplencia, la misma se trata de
un síntoma, como forma de anudar aquello que de entrada estaría desanudado.
Un síntoma es un modo privilegiado de anudamiento entre real, simbólico e
imaginario y por ende, una forma fundamental de respuesta a la inexistencia de la
relación sexual. Así, desde la doctrina de Lacan, ese no ir bien del síntoma, es la
única forma en que algo puede ir de un modo verdaderamente estable, por un
motivo de peso, ya que los síntomas contienen una fuerza interna de estabilidad al
estar intrínsecamente ligados con la repetición. Lo cual no significa que todos los
síntomas sean iguales, los hay mejores y peores.
Así es que mantuvimos una serie de entrevistas, con algunas interrupciones entre
algunas de ellas, fundamentalmente provocadas por ausencias por parte de
Roberto dado que en el medio de su búsqueda laboral, en algunas ocasiones
debía ausentarse. En estos encuentros, Roberto relató su historia con Roxana, y
muy poco de su historia individual, de su familia de origen. Se conocieron
terminando el secundario para adultos. Pasaron algunos años y empezaron a salir.
Cuenta que ella se muda con él, quien vivía con su madre, motivada por una
salida en la que también estaba la familia de ella y él observó que la maltrataban,
la humillaban y la trataban despectivamente, la definió como la sirvienta de la
casa. Ante eso, éste le propone que vaya a vivir con él cuando quiera.
Así, cuenta que un día ella se apareció en su casa, llevando consigo en una bolsa
su ropa. Su vida en pareja la relata como conflictiva, dice que el motivo era que
ella no ponía voluntad, que él iba a trabajar y esperaba que al regresar al hogar
ella lo estuviera esperando con los niños, con la comida lista, pero que, al
contrario, no era así como sucedía, ya que en ocasiones ella se iba a la casa de
su madre o no había realizado las tareas del hogar que él esperaba. Acerca de los
episodios de violencia física, lo menciona como una “cagada” que cometio,
resultado de una discusión con Roxana, más acalorada que otras, donde le dio un
“sopapo”.
Discutieron mucho, se mudaron mucho, dado que por la magnitud de los episodios
de enfrentamientos y violencia, terminaban cambiando de residencia, por “la fama”
que se hacían con los vecinos. Cada mudanza era planteada como un nuevo
comienzo, donde se proponían, cuenta, “vamos a hacer las cosas bien”, pero en
cada oportunidad el nuevo comienzo tenía el mismo final que el comienzo anterior.
Lo mismo que cada situación de conflicto, que iniciaba más o menos en los
mismos términos, con motivos similares y terminaba de la misma manera:
teniendo ellos dos relaciones sexuales.
Contó que tuvieron varias separaciones, antes de la última. En las mismas, ella se
iba con los niños a lo de su madre, pero a los días regresaba al hogar que
compartía con él. La última vez que ella se fue con sus hijos, lo hizo sin llevarse
nada, resalta él, dejó la ropa, los juguetes y demás objetos. Él se había ido a
trabajar y cuando regresó, ellos ya no estaban. Roberto, dos años después, sigue
viviendo en la misma casa, y conserva todos esos elementos y define a esa
vivienda como la casa de Roxana, Federico y Malena.
En este segundo momento, nos encontramos con Roxana. En ella hallamos una
modalidad discursiva por completo diferente, con un posicionamiento subjetivo
distinto frente a las situaciones conflictivas. Es notable el trabajo que ha ido
realizando en el espacio grupal que comparte con mujeres víctimas de violencia
de género. Ella también relata su historia con Roberto, la cual difiere en gran
medida de aquella por él contada, dado que incluye detalles y eventos omitidos
por Roberto, además de que en ella sí se observa la afectación que genera el
rememorar situaciones que han sido dolorosas. Al respecto, refiere que ha logrado
superarlas, aunque no puede evitar angustiarse al recordarlas. A pesar de los
diversos tipos de violencia de las que fue víctima, dice perdonar a Roberto,
creyendo que él no tuvo la intención de hacerle daño. Reconoce aún amarlo, y que
no vive con él con motivo de preservar a sus hijos, ya que no puede tener la
seguridad de que él realmente haya cambiado. Refiere que los episodios violentos
se iniciaban cuando contradecía a Roberto frente a un reclamo que él dirigía hacia
ella, ya sea porque la comida no le había salido bien o porque había ido de visita a
lo de su madre, ante lo cual para evitar el enojo de él, se escapaba cuando estaba
en el trabajo, para poder salir de su casa. Por lo que ella, y también los niños,
llegaron a vivir en un estado de tensión tal, que en cierto momento se dio cuenta
de que estaban todos enfermos con motivo de la calidad de vida que estaban
teniendo y pide ayuda, una vez más, para poder salir de esa situación.
En su situación actual, se encuentra viviendo con sus dos hijos en la casa del
papá de su prima. Es importante decir que esta familiar fue quien ayudó a Roxana
a “escapar” de la casa en la que vivía con Roberto, le brindó la posibilidad de vivir
con su padre, y proveerle la comida diaria, a cambio de hacerse cargo de las
tareas del hogar y cuidado de su tío. Por otro lado, mantiene un vínculo cercano
con Roberto, como por ejemplo, él la acompaña al médico, ella lo visita en su casa
cuando los niños están en la escuela, ocasiones en las que mantienen un vínculo
erótico; comparten salidas en familia, ella le lleva a él alimentos. Situaciones que,
si bien transcurren la mayor parte en armonía, no están exentas de que se genere
un conflicto entre ambos. Estos encuentros son ocultados a la familia de Roxana,
particularmente a su prima, debido a la oposición de ésta a que ella y los niños
tengan contacto con él.
Si bien actualmente Roxana dice sentirse mejor, haberse recuperado del deterioro
que las situaciones violentas le habían provocado, tener proyectos de vida; es
destacable que nuevamente se halla en una coyuntura en la que debe sustraerse
de la mirada de un otro que prohíbe que se produzca algo en relación a su deseo.
Tal es así, que en un mismo encuentro ella define, en momentos diferentes del
mismo, que tanto Roberto como su prima son “absorbentes”. Lo cual abre el
interrogante acerca de qué sucede con ella entre medio de estos dos
“absorbentes”, proponiéndole en el último encuentro, dedicar este espacio como
un lugar que propicie que algo propio de ella pueda empezar a surgir, sin la
necesidad de sustraerse de la mirada de otro, sin la necesidad de ocultar, de crear
distintas versiones simultáneas, para comenzar a construir una propia.
Resultan pertinentes estos planteos al caso expuesto, dado que nos abre la
posibilidad de pensar la relación que se presenta en el mismo entre la familia, la
pareja, los partenaires de la misma, con la regulación que ejercería el acuerdo
realizado mediante la Defensoría, que si bien tiene inferencia en algunos
aspectos, no los tiene en aquellos ligados más cercanamente con lo sintomático
de la relación. Y si, de acuerdo a lo que venimos viendo, la relación toda es un
síntoma, junto a que la relación amorosa se encuentra clivada del lazo social,
podríamos aventurar, que en relación a esto se encuentra el motivo de que el
acuerdo no se pueda implementar tal como se elabora, sino que va a ir
atravesando diversos avatares, en función de los avatares que la familia,
entendida de la manera en que se ha desarrollado, vaya atravesando.
Así se puede plantear, una doble legalidad: por un lado aquella de la Justicia, que
interviene regulando ciertos aspectos, tales como los encuentros de los niños con
su padre, los alimentos por los que el mismo debe hacerse responsable; y por
otro, la legalidad propia de esta familia, que paralelamente implementan lo que se
ha generado en el ámbito de la justicia, el acuerdo, con su propia impronta,
instalando circuitos en los que lo más ligado a lo pulsional, a lo real, al goce, no
puede ser enteramente envuelto por lo simbólico, no puede ser reducido a él, e
insiste.
BIBLIOGRAFÍA
Mail: [email protected]
Habrá que ver en cada caso, qué solución le dio cada mujer como
madre a la falta fálica y el modo en que el niño se ubica allí. Lo determinante no
es el amor de la madre si no su deseo. Es como sujeto sexuado que ella se
relacionará con su hijo. De ahí la indicación de Lacan de hacer hincapié en el
deseo de la madre en tanto deseo por otra cosa, más allá del niño, no colmado
por él y que permite limitar la pasión materna: hacer de ella no-toda madre,
no-toda para su hijo.
¿Cómo pensar esta relación madre hija? ¿Podemos ubicarla del lado del
estrago materno? El deseo materno es en sí mismo estragante por estructura.
Es necesario que el niño colme a la madre, pero también que la divida. Cuando
esto no se evidencia podemos estar frente a las consecuencias del estrago
materno en la subjetividad del niño. Hablar de la relación estragante madre e
hija implica pensar la confluencia tanto la sexualidad femenina de la madre
como la de la hija. En la adolescencia el despertar sexual de la hija conlleva a
un despertar en la madre, con la sucesiva reactualización de la relación con su
propia madre, una repetición, un real que se actualiza. Se hace necesario dar
cuenta y hacer una lectura de los efectos de la tramitación del Complejo de
Edipo y la presencia o no del estrago materno en las generaciones que
anteceden al niño. Durante las entrevistas con Norma, se destaca el relato
continuo de la relación con su madre y la comparación en el modo de actuar
con su hija cuando ella era adolescente.
En este caso el papel pasivo del padre, resulta fundamental para poder
comprender cómo opera la metáfora paterna en este caso. Lacan en el
Seminario 17, cuando se refiere al deseo materno como el estar dentro de la
boca de un cocodrilo, agrega: “… trate de explicar que había algo
tranquilizador. Hay un palo, de piedra por supuesto, que está ahí, en potencia
en la boca y eso la contiene, la traba. Es lo que se llama el falo. Es el palo que
te protege si, de repente, eso se cierra. (…) Así que fue en este nivel como
hable de la metáfora paterna” (Lacan, 1969). Se puede decir que hay estrago
materno cuando la función paterna se demuestra cómo no haciendo un punto
de pacificación, manifestándose al servicio del capricho de la madre y no como
agente de la privación. Así, el padre aparece como impotente frente a una
madre arrasadora. Como referí anteriormente, para que el niño no quede
ubicado en el lugar de objeto del fantasma materno es necesario por parte de
ella que su amor en tanto mujer sea referible a un nombre: el de un hombre. Se
podría inferir que en este caso, el papá de María no logró operar y ubicarse en
ese lugar, Desde el discurso materno se escucha una indiferencia constante
cuando se intenta convocar desde el discurso al papá de María. La maternidad
como versión de la feminidad, como suplencia, no obtura el ser mujer, y su
dirección al hombre asegura que no se produzca este recubrimiento. En Norma
es posible que esta suplencia no esté operando de modo adecuado, retomando
la metáfora de Lacan en relación al estar dentro de la boca del cocodrilo,
podríamos pensar que en este caso, ese palo que debería asegurarnos que la
boca no se cierra, no tiene la fuerza suficiente para contener, el deseo
omnipotente materno.
María expresa continuamente enojo y rencor hacia su madre, podemos
hipotetizar este reproche como un modo de soportar el lugar omnipotente de
una madre que no da y no cede frente al pedido de su hija porque no quiere,
destacándose la potencia y el capricho materno. María queda alojada ahí de un
modo gozoso tanto desde su posición como desde la posición materna.
Bibliografía
Colette, S. (2006) “La cosa materna en el inconsciente del niño” Buenos Aires.
Ed. Paidós.
Lacan, J. (1957) “El Seminario, Libro 4, La Relación de Objeto”. Buenos Aires.
Ed. Paidós.
Lacan, J. (1957) “El Seminario, Libro 5, Las Formaciones del Inconsciente ”.
Buenos Aires. Ed. Paidós.
Lacan, J. (1962) “El Seminario, Libro 10, La Angustia”. Buenos Aires. Ed.
Paidós.
Lacan, J. (1969) “El Seminario, Libro 17, El Reverso del Psicanálisis”. Buenos
Aires. Ed. Paidós.
Miller, J-A. 2017 "El niño, entre la mujer y la madre", en Lacan XXI, Revista
Electronica de la Federación Americana de Psicoanalisis de orientación
Lacaniana.
EL PARRICIDIO DE PLATH
Mail: [email protected]
SU VIDA
2
pizarra, papi, en la fotografía que tengo de ti”, escribiría en su poema Daddy
(Plath, 1985).
DADDY
3
Sylvia hace la presentación de Daddy en la BBC del siguiente modo:
Quien habla en este poema es una chica con complejo de Electra.1 Su padre
murió cuando ella creía que él era Dios. Su caso es más complicado
de lo habitual debido al hecho de que su padre era nazi, y su madre,
probablemente, en parte judía. En la hija, esas dos fuerzas se unen,
paralizándose mutuamente, y ella ha de representar esa pequeña
pero espantosa alegoría una y otra vez, antes de librarse de ella.
(Plath, 2016).
1
Sylvia leía mucho psicoanálisis y en particular la obra de Carl Jung. Este autor asimilaba el “complejo
de Electra” al complejo de Edipo desarrollado por Freud, pero en el caso de las hijas.
4
“PAPI” (síntesis)
En vez de en tu pie.
5
Pero no menos demonio por eso, no,
Y regresé, regresé a ti
Hice un modelo de ti
2
Sylvia vuelca en el poema la rabia, desesperación, amor y odio que siente por el abandono reciente
de su marido, quien podría pensarse encarnando el frágil lugar del Padre.
6
Hay una estaca en tu negro, burdo corazón, (…)
7
todas las pulsiones quieren reproducir algo anterior. Así como todo lo vivo
muere, regresando a lo inorgánico, la meta de toda vida es la muerte. De ahí
nació la primera pulsión, la de regresar a lo inanimado. Allí donde Sylvia
finalmente decidió regresar por voluntad propia.
8
enfermedad bipolar evoluciona a partir de agudos accesos de manía o
melancolía dentro de un proceso crónico y con una frecuencia variable. Algo
destacable es que entre acceso y acceso suele ocurrir un período de
intervalo lúcido en el que el paciente se encuentra totalmente libre de
patología y en el que es consciente de su enfermedad. En esos momentos
Sylvia sacaba el mayor provecho a su poder creativo.
9
Se levanta a las seis de la mañana y lleva al cuarto de los niños una
bandeja de desayuno, con pan y mantequilla y dos jarritas de leche.
Se encierra en la cocina. Tapa todos los resquicios con toallas. Luego
mete la cabeza en el horno y abre el gas. Cuando la encuentran,
todavía está tibia. (Plath, 1985-2016, p. 17-18).
Bibliografía
● Becker Jillian (2004). Los últimos días de Sylvia Plath. Barcelona. CIRCE
Ediciones S.A.
● Fernández E. (2008) Diagnosticar las Psicosis. Bs As, Letra Viva: 80-81.
● Freud S. (1917/1992). Duelo y Melancolía. En Obras Completas vol. XIV.
Bs As: Amorrortu editores: 235-255.
10
● Freud S. (1920-2015). Más allá del principio del placer. Bs As. Amorrortu
editores: 71-72.
11
LOS MITOS DEL ORIGEN
Mail: [email protected]
A partir del mito fundador se instauran las leyes que rigen la vida de
los hombres. Leyes que confieren racionalidad y prescriben lo que está bien
y lo que está mal, lo que debe hacerse y lo que no, lo que salva al hombre y
lo que lo condena, ya sea a nivel consciente o inconsciente.
1
fundamenta: el totemismo. Esta formación originaria se hallaría en el límite
de la humanidad o cultura, y el campo de la naturaleza. Sería la primera
organización social forjada por seres “casi” humanos, donde aparecen
normas que regulan, básicamente, dos relaciones: las que se dan entre los
miembros del clan y las que se suscitan entre los mismos y Dios. Esta masa
delimitada por clanes reconoce un principio generador o tótem: un
antepasado procedente del campo de la naturaleza, es decir, un animal que
opera como un Padre y que ofrece un vínculo de filiación. De algún modo,
todos los integrantes del clan se reconocen herederos de ese tótem.
2
pilares simbólicos que sostienen la estructura del viviente, dentro de un
ámbito que se encuentra mediatizado por el lenguaje.
3
criminal con la cual tuvieron comienzo tantas cosas: las organizaciones
sociales, las limitaciones éticas y la religión. (Freud, 1913).
4
representación. En las sinagogas hebreas no hay nada que represente a
Dios, ningún símbolo, salvo aquel vacío de representación.
Ahora bien, del lado católico tenemos algo que se parece mucho,
como ritual, a la comida totémica y es, justamente, la celebración del
banquete pascual en la misa. Una celebración que rememora un crimen del
que todos se hicieron responsables y que es expiado mediante el acto de la
comunión. La evocación de aquel sacrificio que Jesucristo (el hijo de Dios
encarnado) realizó para salvar el alma inmortal de los hombres, transforma
al cristiano en un hombre nuevo. Ante esto uno podría preguntarse: ¿cómo
puede un cristiano arreglárselas para acallar el fuego de la culpa, festejando
el crimen que una vez cometió y del cual se quiere desvincular? La culpa no
se va, pero el ritual liga la historia del Hombre con un origen fundador y
dador de sentido.
5
gracias al cual, todos los hombres, que previo al mismo eran considerados
salvajes, o en estado de naturaleza, reprimen sus instintos egoístas y
asesinos en pos de un bienestar general que sólo podrá vislumbrarse a partir
de la construcción de una sociedad. La venganza de todos contra todos ya
no genera satisfacción y emerge el deseo de vivir bajo el yugo de un Estado
que regule, por medio de sus leyes, el accionar de todos y que castigue al
que violare ese pacto. Pero como dirá Rousseau, esta teoría del contrato
social es tan solo una hipótesis de trabajo, pues no es posible mostrar que
dicho estado salvaje haya existido. Sin embargo, esta fábula ingeniosa ha
servido para justificar el origen del Estado. Este hombre natural, que reprime
sus instintos para vivir más tranquilo y seguro, encuentra la paz a partir de la
seguridad jurídica que brinda la Ley. Así, los instintos de venganza
originarios se satisfacen, al verse representados por ese Estado coercitivo y
sancionador que velará porque la ley se cumpla.
6
Según Rousseau, el hombre sale de su estado natural de libertad
porque le surgen necesidades de supervivencia que le imponen la creación
de algo artificial, ya que el hombre no es sociable por naturaleza y no nació
para estar asociado con otros. Es voluntariamente que se unen los unos a
los otros y fundamentan este vínculo con el desarrollo de la moralidad y la
racionalidad para satisfacer las necesidades que la naturaleza le ha
impuesto. La moral y la razón se hacen evidentes en la sociedad al
establecer un modelo normativo capaz de crear un orden social que evite la
dominación de unos sobre otros y que involucre una representación
participativa de todos los miembros de la sociedad.
7
pregunta Braunstein: “¿Está el ser humano, el hablante, inclinado
naturalmente al bien y a la justicia o, por el contrario, su inclinación natural
es a aprovecharse del otro desconociéndolo en su humanidad física y
anímica para hacerlo servir a sus fines y entonces necesita de leyes que
pongan frenos a sus tendencias dañinas?” (Gerez Ambertín, 2006, p.19).
Bibliografía
8
● Freud S. (1939/1991). Moisés y la religión monoteísta. En Obras
Completas vol. XXIII. Bs As: Amorrortu editores: 1-132.
9
EDUCACIÓN SEXUAL PARA DECIDIR... REVISANDO PRÁCTICAS Y DISCURSOS
Mail: [email protected]
En el campo epistémico cada teoría encarna una forma de saber hacer con el sexo
y una modalidad de tropiezo con ese real. La educación y el psicoanálisis comparten las
problemáticas subjetivas que niños y jóvenes les plantean. Como tareas imposibles,
ponen en primer plano que saber-hacer y tropiezos van juntos de manera estructural.
Será necesario ubicar el marco de lo no sabido para producir un saber. Esto no puede ser
aplastado con informaciones, conocimientos preestablecidos ni políticamente correctos.
1
el ámbito municipal de salud pública. Hace varios años, en muchos de los centros de
atención primaria de nuestra ciudad, se realizan talleres entorno al Programa Nacional de
Salud Sexual y Procreación responsable. El objetivo de este programa (enunciado en la
Ley 25673, promulgada en el año 2002) es garantizar a toda la población el acceso a la
información, orientación, métodos y prestaciones de servicios referidos a la salud sexual y
procreación responsable, delegando explícitamente a la comunidad educativa la tarea de
formación. En las salas municipales, estos talleres o consejerías son llevados a cabo
generalmente por los servicios de ginecología, enfermería y servicio social y consisten
principalmente en la entrega y asesoramiento sobre el uso de métodos anticonceptivos.
Las destinatarias son, en su amplia mayoría, mujeres. En algunos CAPs esta actividad se
extiende también a las escuelas cercanas que solicitan “la charla de educación sexual”.
2
Educación Sexual Integral. ¿Qué propone la llamada ESI? En su primer artículo
establece que todos los educandos tienen derecho a recibir educación sexual integral en
los establecimientos educativos públicos, de gestión estatal y privada. La ley señala la
obligatoriedad de las escuelas de ofrecer ESI de manera continua y transversal
basándose en los principios constitucionales de igualdad y de no discriminación. Por fin
parece que se reconoce que somos seres sexuados desde el nacimiento y por ello la
Ley insta a comenzar la instrucción desde el nivel inicial y atravesar los demás niveles de
educación formal, de manera gradual.
3
Particularidades de la ESI.
Por otro lado, la Conferencia Episcopal Argentina publicó en 2007, bajo el nombre
“Educación para el amor”, un Plan General y Cartillas de Estudio y Trabajo que se
distribuyó entre las escuelas afines. Este manual evidencia una perspectiva que retoma
un modelo prescriptivo, la sexualidad se expresa centralmente en la genitalidad y se pone
especial énfasis en su control mediante la abstinencia.
Es importante tener en cuenta que, aún con la libertad de construcción del proyecto
pedagógico institucional de la que gozan los establecimientos y la libertad de elección por
parte de las familias, existen leyes nacionales e internacionales respecto de los derechos
de niños/as y jóvenes que limitan y brindan un marco común de ciudadanía que ningún
proyecto educativo debería omitir.
4
Revisando prácticas.
El primer informe sobre el impacto de la esta Ley Nacional, llevado a cabo en 2017,
concluye que los temas tratados en la escuela siguen concentrándose en la cuestión
biológica y de prevención (tanto de embarazos como de enfermedades de transmisión
sexual). Asimismo, se ha observado que sigue siendo considerablemente escasa la
inclusión de las temáticas vinculadas a derechos, alternativas frente a situaciones de
embarazo no deseado, violencia hacia las mujeres, respeto a la diversidad sexual y acoso
y abuso sexual (este tema es sobre el que menos se debate).
La otra vivencia muy próxima ocurrió en un jardín municipal en relación al acto por
el dia de la bandera. Las niñas representaban porristas que alentaban el partido que
jugaban los varones, disfrazados de los padres de la patria. En tiempos de mundial, qué
mejor representación que ésta? En términos de relaciones de género y sexualidades, la
educación formal, en forma contradictoria, silencia pero a la vez es un espacio de
performance de los cuerpos sexuados: las normas de vestimenta y apariencia aceptables
y no aceptables, el uso del cuerpo en clase y en los recreos, las diferencias en los
deportes ofrecidos en educación física entre otras. Sabemos que las sociedades educan
intencionadamente en materia sexual a sus miembros, a veces de manera activa y
explicita y otras de forma implícita, como parte de los procesos de socialización de su
cultura y como matriz generadora de múltiples aprendizajes sociales que se traducirán en
patrones, comportamentales asignados arbitrariamente a los géneros y esperables para
5
las diferentes etapas de la vida. Pero también sabemos que pueden producirse
transformaciones en el movimiento de lo instituido y lo instituyente.
6
como tareas imposibles, ponen en primer plano que saber-hacer y tropiezos van juntos de
manera estructural. En su imposibilidad aseguran que el resultado siempre estará
marcado por cierta insuficiencia, que no puede ser absolutamente satisfactorio, que
siempre acarreará un resto de malestar. En rigor, y desde el psicoanálisis, se tiene la
convicción de que no todo se puede educar, que no todo se puede transmitir, que no todo
se puede saber, ni todo se puede decir. Habiendo sido atravesado por el lenguaje, éste
condena al hombre al hecho de que no alcanza jamás a decir todo lo que necesitará decir
sobre sexualidad. Sexualidad y muerte no pueden terminar de decirse. ¿Cuál es entonces
la función de la educación? ¿En qué podemos contribuir desde el Psicoanálisis? Sigmund
Freud, en Lección XXXIV Aclaraciones, aplicaciones y observaciones (1932, p.3184)
escribe:
7
una constitución insubordinable de los instintos (trieb)-, nunca podrá suprimirlo. Si
pensamos en los difíciles problemas que al educador se plantean: descubrir la
peculiaridad constitucional del niño; adivinar, guiándose por signos apenas perceptibles,
lo que se desarrolla en su vida anímica; otorgarle la justa medida de cariño y conservar,
sin embargo autoridad eficaz. Si pensamos en todos estos difíciles problemas, habremos
de reconocer que la única preparación adecuada para la profesión del educador es una
preparación psicoanalítica fundamental, la cual deberá comprender el análisis del sujeto
mismo, pues sin experiencia en la propia persona no es posible asimilar el psicoanálisis.
El análisis de los maestros y educadores parece ser una medida profiláctica más eficaz
aún que el de los niños, y menos difícil de llevar a la práctica.
8
en discusión e interacción con otros saberes e intentar realizar articulaciones y
contribuciones. Se hace imprescindible asumir el desafío de repensar las prácticas que
acompañamos y sostenemos en el ámbito educativo.
La pequeña muerte.
No nos da risa el amor cuando llega a lo más hondo de su viaje, a lo más alto de su
vuelo: en lo más hondo, en lo más alto, nos arranca gemidos y quejidos, voces del dolor,
aunque sea jubiloso dolor, lo que pensándolo bien nada tiene de raro, porque nacer es
una alegría que duele. Pequeña Muerte, llaman en Francia a la culminación del abrazo,
que rompiéndonos nos junta y perdiéndonos nos encuentra y acabándonos nos empieza.
Pequeña Muerte, la llaman; pero grande, muy grande ha de ser, si matándonos nos nace.
Bibliografía
Freud, S (1929) El malestar en la cultura .O.C., T. XXI .Buenos Aires: Edit. Amorrortu.
9
Galeano, E. (1987) El libro de los abrazos. Bs. As.: Edit Siglo XXI.
Lacan, J. (1992) El Seminario 20. Aún. Buenos Aires: Edit. Paidós.
s. As. : La
Morgade, G. (2011) Toda educación es sexual: hacia una educación sexuada. B
Crujia ediciones.
10
DIFICULTADES EN EL APRENDIZAJE EN LA CLÍNICA CON NIÑOS: ENTRE
EL SABER Y EL CONOCIMIENTO
Mail: [email protected]
Para Mannoni (1998: 81), el aprendizaje escolar sólo adquiere sentido cuando
empieza por insertarse en la red simbólica, que son todos aquellos lugares,
momentos e interacciones afectivas que permitan al niño acceder a la
re-creación y la fantasía; son las fiestas y tradiciones, la historia, los cuentos y
los mitos; en pocas palabras, el lenguaje. La educación entonces no puede
operar ciegamente dejando de lado el saber y el deseo del niño. La pedagogía ,
en nombre de los saberes establecidos y políticamente correctos recurren a
medicar a los niños, a someterlos a evaluaciones psicopedagógicas, a veces
con el único fin de la imposición de estándares de conducta.
Conclusiones.
Bibliografía
Mail: [email protected]
S2 a
S1 S
“El objetivo de mis planteos era abrir las posibilidades para el género sin
precisar qué tipos de posibilidades debían realizarse”. (Butler Judith, 1999, p 11).
Entonces, ¿no es paradojalmente patologizante normalizar bajo la rúbrica
de trans la investigación sexual infantil de niñas de 3, 4, 5 años que en el
atravesamiento (lógico) de su fase fálica enuncian querer tener pene? ¿O
proclamar la transexualidad de un varón de la misma edad sólo por jugar con
muñecas , elegir el color rosa o ponerse trapos femeninos?
Y más aún, el sufrimiento de estos niños que es lo que en estos casos sus
padres suelen aducir cuando reivindican un transexualismo y que sabemos que
Freud teorizó como angustia de castración, ¿es privativa de esos niños?
Si el testimonio vertido por Daniel Paul Schreber en su libro “Memorias de
un neurópata” le sirvió en 1911 a Freud para elaborar su teoría de la paranoia,
acaso el libro “Yo nena yo princesa” escrito por Gabriela Mansillla en el 2014 nos
pueda dar algunas pistas para profundizar estos planteos.
Biológicamente Manuel, su madre cuenta en el libro que desde sus 20
meses de edad el niño padecía recurrentes crisis de llanto, trastornos del sueño y
ocasionales autolesiones como pegarse o arrancarse los pelos.
Tempranamente y en escenas en intimidad con la madre
fundamentalmente, empieza a usar polleras como su madre telas para ponerse
encima o sus remeras que, según ella, “le quedaban como un vestido”. Cuestiones
éstas que ella no duda en interpretar como un deseo de ser niña:
“Ya no era un juego, era lo que decías ser” escribe su madre (Mansilla
Gabriela, 2014 , p. 45)
“El niño que le dice a su madre creo que me estoy volviendo niña, tiene 8
años y se trata de una escena de la vida cotidiana. A él le gusta una chaqueta, la
madre se la compra aunque piensa que “es de niña” y le dice que a lo mejor en la
escuela le dicen algo. El niño le contesta que ya tiene la respuesta pensada, que
los colores no tienen género” (Ramírez Lidia, 2017, p. 2)
Bibliografía
-Butler, Judith (1999): El género en disputa. El feminismo y la subversión de la
identidad. Barcelona: Ibérica.
-Lacan, Jacques (1966): Dos notas sobre el niño, Intervenciones y textos II.
Buenos Aires: Manantial.
-Mansilla, Gabriela (2014): Yo nena, yo princesa. Luana , la niña que eligió su
propio nombre. Buenos Aires: UNGS.
-Ramírez, Lidia (2017): Mamá , creo que me estoy volviendo niña. XVI Jornadas
de la Escuela Lacaniana de Psicoanálisis: Madrid. Recuperado de:
http://identidades.jornadaselp.com/1617/construccion/mama-creo-que-me-estoy-vo
lviendo-nina/
“NECESITO DARLE DE COMER A MI HIJA COMO UNA MADRE”
Mail: [email protected]
Este caso nos invita a pensar las patologías actuales, las cuales presentan
al síntoma como real, en palabras de Verhaghe (1996) es la angustia en tanto afecto
“que no engaña”, así como todos los equivalentes somáticos (generalmente
concentrados en la esfera respiratoria) el sujeto no utiliza este síntoma; por el
contrario es utilizado por él. (p.109)
1. Caso.
Andrea concurre por primera vez a sesión debido a que a veces “le
vuelven” los ataques de pánico que había sufrido a los 23/24 años. Actualmente,
tiene 32. Es de Salta, sus padres y su hermano viven allá, describe a sus padres
como homofóbicos y su hermano de 38, tiene problemas con el juego, su mamá le
hace todo, aún vive con ellos. En cuanto a ella, acude siempre a su mamá, “mi
mamá manda”. A Andrea siempre le gustaron las chicas, pero sus relaciones visibles
fueron con hombres.
La paciente hace 8 años que vive en Mar del Plata, está separada y tiene una
hija de 4 años: Magali. El padre de la nena, es colectivero y tiene 45 años. Andrea
perdió un hijo de otro hombre, a los 23 aproximadamente y luego este la dejó, en
base a esta perdida se entera que tiene trombofilia. Este chico la dejó. Pero su
mamá no.
Actualmente, está con una mujer, Adriana, la cual le ofreció cocaína, Andrea
aceptó, “me tomé como 8 líneas la primera vez”. Durante las primeras sesiones
viene sin dormir, situación que confiesa a lo largo del tratamiento. Comenta que
trabaja en un centro de estética, y también tiene su gabinete en la casa, además es,
Profesora y Maestra de Arte, Pinta, e hizo varios cursos. Siempre trabajo mucho.
En cuanto a Mariano, su ex pareja, padre de su hija, esta muy enojada porque no le
pasa plata, va a contratar un abogado. Ella no llega con la plata, siempre acude a su
mamá. Andrea gasta de más, por eso no llega. Pelea bastante con el papá de la
nena, “me miente y me quiere cagar”, y a continuación dice “no puedo creer que sea
el padre de mi hija”, “a él no se parece en nada de nada”. En cada encuentro, realiza
un sinfín de reclamos hacia el padre de Magali, así y todo Andrea le prestó la tarjeta
para que le compre un celular a la madre, teniendo como único seguro un “no me
cagues”. Su ex pareja, no le pagó el celular, y ahora le esta reclamando todo junto,
“yo no me doy cuenta pero Magali esta ahí y escucha, quedó como la loquita” en
base a esto, comenta que le rompió el vidrio del auto, y recuerda que “viviendo con
él me tenía que aguantar un montón de cosas”, en ese momento Andrea se angustia
y narra un episodio donde fue la policía, ella tenia que ir a un cumpleaños, y Mariano
no la quería llevar, le dijo que le daba $50 pesos, “si querés mas plata anda a
laburar”, Andrea se enoja, y amenaza con irse a Salta, se empujaron y lo quemo con
la plancha.”
A la siguiente sesión, afirma que le gustan las mujeres, los hombres la aburren.
Son muy pocos los que le gustaron, un chico a los 18 años con el cual estudiaba
Servicio Social, se hizo un tatuaje, con él fumaba mucha marihuana, y luego
recuerda con el que perdió a su bebé. “Ese me dejó re sola, a dos meses de perder
el bebé. Me quería morir, sentí una tristeza que jamás sentí”.
Mariano siempre le habló mal, habla fuerte como Adriana. Acá no tiene a
nadie de confianza. Intervengo diciendo que es ella quién eligió a Mariano. Dice que
lo eligió por que era más fácil, quería tener un hijo, lo conoció al tiempo de perder su
bebé, “quería ser mamá”, dejó de tomar las pastillas sin decirle nada.
Andrea falta, luego de algunas sesiones vuelve a concurrir, dice “se me estaba
complicando con mi hija”. Hace silencio y menciona, “todavía sigo con Adriana,
quiero cortar, no me gusta ella”, dice que la ahoga, quiere que la deje en paz.
Durante el mismo encuentro plantea que no sabe como correrse de esta mujer
con la que está saliendo. Luego cuenta que se quedó dura después de tomar
cocaína, “no me doy cuenta de la edad que tengo”, “me dio miedo de perder a mi
hija, si perdía a Magali me moría”. Adriana, le ofreció una bolsita, ella toma
solamente cuando está con esta mujer
Dice “no fumo porro, no fumo tabaco, se está poniendo un toque adictivo, yo se
que está mal, estoy en la cocina y Magali en la pieza y yo tomo, porque ella se
duerme re tarde”. Le cuesta decirle que se tiene que ir a dormir.
Me muestra una foto de la hija. “es perfecta para mi”, cometo “tan perfecta
que no tiene que llorar. “Me hace mal que llore cuando era bebé lloraba y le daba la
teta”. En ese momento, le digo si le pregunta por qué llora, y dice que no. Antes no
lloraba cuando entraba al jardín, pero ahora si quiere ir con ella, “cuando llora le
digo, tengo que trabajar para comprarte cosas, igual a mi me pasó más o menos lo
mismo, mi papá era todo si, si, si, cuando me decían que no era muy frustrante”.
Cuenta que fueron a comer con su hija, y se estaba portando mal, casi se cae
“ahí me enojé en serio”, “lloró como nunca, pero hice como que no me importaba” y
agrega que ayer parecía una loca”. “Ahora estoy más mala, la dejo llorar”. Menciona
que para ella poner límites es nuevo. “Me cuesta más de lo que pensé”. “Mi hermano
si que la tiene fácil mi mamá le hace todo”. Le pregunto por su papá, su papá no
opina, es como que está pero no está, él sigue con su vida, conmigo si está,
hablamos por teléfono, a mi hermano lo echa, pero mi mamá lo trae de vuelta”.
A la siguiente sesión, menciona que se había peleado con Adriana “yo se que
estoy haciendo mal cuando consumo, pero lo sigo haciendo. Siempre me falta algo,
cuando estoy con ella quiero estar con un flaco. Siento un re vacío, cuando nació
Maga, me sentí feliz”
A la siguiente sesión dice que se dio cuenta que quiere estar sola, sola con su
hija. Adriana, le mando un audio muy extenso. A ella no le gusta mucho hablar, dice
que en el lugar que más habla es en sesión. “No me gustan más las mujeres, va ella
no me gusta”. “Había salido con ella y consumido, ya no me importa si no me da,
cuando tomaba sentía que el papá de Magali me la iba a sacar, así que no tome más
sola”.
Vuelve a salir con Adriana, vuelve a consumir. “Cuando consumo siento que no
me falta nada, lo uso para tapar, soy como otra persona”.
Otro día llega y dice que ya no le está gustando cómo está, ahora no está
leyendo nada. Cuenta que la primera vez que consumió fue con Adriana, una amiga
de esta mujer le ofreció, “no” dijo Adriana, y Andrea se enoja “¿qué sos mi mamá?,
Si dame”. “Me dijo que no, por eso empecé”. A continuación, se queja: “Mi mamá
siempre esta con el tema de la plata, no quería pedirle, pero me ofrece y después no
le pago”.
En el transcurso de las sesiones, Andrea cuenta que ha bajado su consumo.
“Me cuesta la palabra madre”, dice en una oportunidad, y menciona nuevamente
que se siente sola.
Algunas sesiones después, llega diciendo que a veces Magali la tiene cansada.
Si bien cuando planteaba sus dificultades a la hora de establecer límites, le hacía
pequeñas intervenciones, es a partir de este momento cuando intervengo diciendo
que “a veces no se puede con todo y que las madres también se cansan”.
Andrea concurre a sesión por primera vez, por estos “ataques de pánico”
(sudoración en las manos, falta de aire), en palabras de Verhaghe (1996) es la
angustia en tanto afecto “que no engaña”, así como todos los equivalentes
somáticos (generalmente concentrados en la esfera respiratoria) el sujeto no utiliza
este síntoma; por el contrario es utilizado por él.” (p.109) En algunos casos, estas
sensaciones están relacionadas con el consumo.
En el momento que menciona que tiene que darle de comer a su hija como una
madre, es en el momento donde toma cocaína sola, tiene que ser una madre que
todo lo puede, una madre todo poderosa, de esta manera sostiene a su madre
desde este lugar poderoso. Hay un lugar muy degradado del padre, donde se podría
empezar a pensar que algo de la ley no esta trabajando.
Cuando “no puede ser madre”, ya que pierde a su bebé, comienza con “ataques
de pánico”. Este hombre la deja, y es allí donde busca desesperadamente ser
madre nuevamente, tan desesperadamente, que se encuentra eligiendo a un padre
que luego padece, un padre inútil, que cuestiona constantemente.
Bibliografía
▪ Lacan, J (1963) El Seminario. Libro 10. La angustia. Clase IX. Paidós. Bs. As.
2010
ditorial Lazos.
▪ López, H. (2007) “Las adicciones. Sus fundamentos clínicos.” E
Mail: [email protected]
Resumen: Lacan define al amor como “dar lo que no se tiene”, lo cual implica
reconocer que, dentro de la dimensión del amor, está el encuentro con la propia
falta: amar es mostrar la falta. Y de esto, es precisamente de lo que el obsesivo se
defiende encarnadamente. Al respecto, la duda, la posposición, los rituales
obsesivos se constituyen en las defensas fundamentales que le permiten no
acceder a ello: “No sé si la amo o no”; “¿Será la ideal o no?”. Defensas que
pueden conducir a fallas en el acto sexual, al ir al encuentro erótico con la mujer
que ama.
Fernando se casa muy joven con Julia, tras unos meses de noviazgo. “Con
Julia, el plan era claro”, explica. Julia era conocida de toda la vida, tranquila,
agradable, “el prototipo de ama de casa normal, ¿viste?”. Comenta que toma esta
decisión (“cómo si se pudiera elegir en el amor”, diría Cortázar) tras mucha
reflexión interna para no repetir lo que fue su primera decepción amorosa. Cuenta
que, de adolescente, se enamora de una muchacha de su edad, despertando la
desaprobación de sus padres, rígidos y autoritarios con él, que desaprobaban la
elección hecha por una chica desconocida y de un nivel social inferior.
El matrimonio sigue en esta línea varios años, hasta que Julia empieza a
expresar que quiere trabajar; le echa la culpa a él de no haber podido
desenvolverse en esa área. Una vez que se abrió la canilla de las demandas, se
hizo agua por todos lados. Luego de los reclamos sobre el supuesto impedimento
marital para trabajar, Julia comenzó a reclamar que él nunca pudo satisfacerla
sexualmente. Fernando describe que en esta época, empezó a “sentirse mal y a
tomar alcohol encerrado en un rincón”; lo cual fue aumentando
considerablemente.
Para concluir.
Bibliografía
Resumen: El presente artículo surge como secuela del trabajo final de tesis de
la autora, donde desarrollaba el concepto de perversión a partir de la literatura de la
psiquiatría clásica francesa y alemana y desde psicoanálisis freudiano y lacaniano. A
partir de la pesquisa de los desarrollos de autores de la psiquiatría y el psicoanálisis,
se realiza un análisis crítico de dichas conceptualizaciones en torno a la perversión
como manifestación de la sexualidad humana, en sus aristas: aberrantes según lo
social; como patológicas según la psiquiatría de siglo xx y la actual; como estructura
en los desarrollos del psicoanálisis; para luego analizar el movimiento queer y las
transexualidades, finalizando con una reflexión acerca de la postura que toma el
psicoanálisis respecto a la perversión en tanto versiones del padre.
1
sombra nombrándolos como perversiones, tal como lo hizo anteriormente la iglesia
en el medievo, donde la concebía como una forma particular de perturbar el orden
natural del mundo y convertir los hombres al vicio para descarriarlos y corromperlos
(Montejo González, 2003).El discurso dominante sobre la sexualidad quedaba así
teñido por lo perverso, lo oscuro de la sociedad (Roudinesco, 2009), tratándose de
actos que eran intervenidos con una serie de estrategias políticas y sociales de
índole moral, que buscaban su represión o bien, su eliminación.
Durante el siglo XIX, lo perverso, estuvo tratado por los grandes avances en la
clínica psiquiátrica que estuvo abocada a dar un fundamento semiológico y un
tratamiento a quienes manifestaban perversiones, considerados como sujetos
patológicos y anormales (Finoquetto, 2010) de prácticas desviadas, peligrosos,
siniestros, oscuros, insultantes para la moral de la sociedad moderna.
2
relación unilineal con el acto procreativo, asemejando al hombre a la condición de
animal, escotomizando sus impulsos por considerarlos enfermos. Todo lo que
escapaba de la relación -hombre+mujer=procreación- , quedaba subsumido en el
orden de la enfermedad, orden que continua en la actualidad en el mundo de las
ciencias médicas. El manual diagnóstico y estadístico de desórdenes mentales
–DSM- en sus versiones IV TR (1952), y V(2013), menciona bajo el término de
parafilias, a las perversiones señaladas por los clásicos, denotando su carácter de
conducta sexual alejada del fin procreativo, en donde actos como fetichismo,
exhibicionismo, zoofilia, necrofilia, pedofilia, entre otros, se asemejan a las
clasificaciones que Kraft-Ebing señalaba en su tratado.
Sin embargo, más allá de la continuidad del discurso patologizador por parte
de la medicina, en lo social actual se nota un desdoblamiento respecto a la posición
que adopta frente a la sexualidad en tanto perversa.
3
Para poder cernir una respuesta, es necesario remitirnos en un primer
momento a los desarrollos freudianos, los cuales proponen un modo diferente de
pensar las perversiones, consecuente de una manera particular de tratar la
sexualidad, desinvistiendola de moralidad y de patología, sacando a la luz, el
interrogante - x- que la misma conlleva.
4
novedosa, el estudio de las perversiones revelaba también, la existencia de la
sexualidad en la infancia cuyo desarrollo podía desembocar o no, en la constitución
perversa, señalando de modo fehaciente, que la sexualidad infantil es de por si
perversa y polimorfa, porque involucra la satisfacción de pulsiones parciales en
fuentes erógenas localizadas en el cuerpo, que buscan de modo constante aquel fin.
Siguiendo a Freud, Lacan expresa que este hecho se sitúa antes del Edipo,
etapa en la que el niño se introduce en la dialéctica del señuelo para satisfacer lo
que no puede ser satisfecho en la madre, éste sabe que no es todo para la madre,
que no está solo en esta relación (hay también un padre), y que el objeto en cuestión
es el pene del cual la madre está privada, siendo un objeto que se presenta en
estado simbólico, es decir como falo. El niño siente que el falo es el centro del deseo
materno, llevándolo esto a situarse en diferentes posiciones para mantener
engañado tal deseo en una suerte de señuelo, mediante el cual le asegura a la
madre que puede colmarla, no sólo como niño, sino en cuanto a su deseo, es decir
5
como falo. Este interjuego de posiciones que se lleva a cabo en la relación entre
madre-hijo, es lo que permite la aparición de la Perversión como estructura.
6
Esta propuesta, introduce un nuevo modo de abordar las
perversiones/père-versiones en la clínica del psicoanálisis, diferenciándose de las
propuestas sociales y psiquiátricas de la época actual. Ya no se trata de emparentar
perversión/père-versión con aberración, ni patología, sino como versiones del padre
que tiene por función mantener anudados los tres registros, más allá de la estructura
de la que se trate: sinthome.
Frente a esto último, cabe preguntarse si todas las propuestas del movimiento
queer, al brindar nombres a las manifestaciones de la sexualidad, antes llamada
perversa, con otros nombres como transexualidad, transgénero, entre otros, no
aparece como otras versiones del padre en tiempos donde el mismo ha perdido
eficacia simbólica apareciendo ésto como suplencias siguiendo la lógica del
acan ubica la equivalencia que hay
sinthome. Con el concepto de père-version, L
entre la función del padre y la función de síntoma. Por un lado, dice que la función de
síntoma puede escribirse como una función matemática: f(x), donde la función f
tiende a repetirse como modo de goce. Por otro lado, la función del padre es la de un
padre que transmite al hijo su versión de cómo se las ha arreglado para gozar con
una mujer en tanto objeto a, c ausa de deseo. Entonces, decir que la función del
padre es equivalente a la función de síntoma implica que la función del padre, al
elegir a una mujer como objeto a causa de deseo, es la de transmitir una marca de
goce destinada a repetirse sintomáticamente: insignia. A partir de esto, Lacan
sostiene que la función del padre y la del síntoma son equivalentes, y por lo tanto el
concepto de père-version es aplicable no sólo a la neurosis, sino también a la
perversión y la psicosis, en tanto de que trata de lo repetitivo, y por esa razón Lacan
hace el juego de palabras entre la père-version y la perversión, dado que en ésta,
hay un goce que se repite siempre igual, de modo localizado.
En, relación a lo- trans-, en la Cuestión preliminar Lacan, define lo que llama
el goce transexualista a partir del análisis del caso Schreber. En sus intento de
cultivar en su cuerpo la voluptuosidad femenina Schreber tenía la certeza de llegar a
ser la mujer de Dios .Este goce transexualista aparece como la solución,
pére-versión del presidente Schreber a ese real que lo excedía, aparece como
7
recurso que anuda lo simbólico, lo imaginario y lo real a partir de un ideal en donde:
ser la mujer de Dios en el plano simbólico, le permite a Schreber sustituir al padre, y
cómo la identificación imaginaria, tener un cuerpo femenino, le permite sustituir al
falo: esas dos sustituciones circunscriben un modo de goce, la voluptuosidad
femenina, con la que los tres registros permanecen articulados en la metáfora
delirante, la père-version de Schreber, en tanto modalidad de goce que logra
localizarse y repetirse.
Nuestra posición como analistas está orientado en saber hacer con aquello
que acontece en la subjetividad de la época, teniendo hoy esto que ver también, con
los modos en que los discursos nombran a la sexualidad, generando esto, efectos en
los cuerpos y en el modo singular en que cada sujeto anuda sus père- versiones.
Esto nos insta a abrir el espacio analítico a nuevas presentaciones anudadas en
sinthome , no cerrando el sentido en propuestas que la cristalicen en la patología, o
en un saber acabado, sino prestando una escucha abstinente que relance la puesta
en escena de estas versiones que dan fe, de un saber hacer con lo real que excede.
Bibliografía
8
Bercherie, Paul (1980) “Cap.11 Magnan” Los fundamentos de la clínica: Historia y
estructura del saber psiquiátrico. Argentina: Manantial.
Foucault, Michel (1996). “5.Los anormales”. En La vida de los hombres infames. La
Plata Argentina: Altamira. Colección Caronte Ensayos.
Freud, S (1905) Tres ensayos para una teoría sexual, O. C., t. VII. Buenos Aires:
Amorrortu, 2008.
Freud, S (1908) La moral sexual cultural y la nerviosidad moderna, O.C., t IX.
Buenos Aires: Amorrortu, 2008.
9
Freud, S (1924) El sepultamiento del Complejo de Edipo, O. C., t XIX, Buenos Aires:
Amorrortu, 2008.
Lacan, Jacques (1956-1957) La relación de Objeto. Lacan el Seminario IV. Buenos
Aires: Paidós 2010.
Lacan, Jacques (1964) Los cuatro conceptos fundamentales del Psicoanálisis. Lacan
el Seminario XI. Buenos Aires: Paidós.
Lacan, Jacques (1968-1969) De Otro al otro. Lacan el Seminario XVI. Buenos Aires:
Paidós 2010.
Lacan, Jacques (1955-56) “De una cuestión preliminar a todo tratamiento posible de
psicosis” en Escritos 2. Siglo XXI, Bs. As. 2da ed. 1ra reimpr. 2011.
Lacan, Jacques (1975) Le Sinthome el seminario XXIII. Buenos Aires: Paidós 2010.
10
COMENTARIOS SOBRE EL LLAMADO CASO M. ¿MASOQUISMO PERVERSO
O SUPLENCIA PSICOTICA?
Mail: [email protected]
Resumen: El presente trabajo aborda, desde un caso, un tema que nos convoca
de continuo en nuestra clínica, el diagnóstico diferencial, lo que resulta
fundamental para la dirección de la cura. En este caso la problematización del
deslinde la ubicamos en torno a las estructuras perversa y psicótica.
Un acercamiento al caso.
Otros puntos del relato de M que levantaban las sospechas del analista son
un pasaje al acto que describe y el hecho de que en sus vacaciones recorría
distancias de cientos de kilómetros caminando. Respecto del pasaje al acto
consiste en un supuesto asesinato, no corroborado. Cierta vez fue víctima de una
agresión nocturna, al parecer en la calle por un transeúnte, M reaccionó
ahorcando al agresor y creyó que lo había matado ya que al día siguiente vió la
noticia de la muerte de un hombre en circunstancias análogas, por lo que supuso
que era el sujeto que había intentado atacarlo.
M era hijo único de padres de edad avanzada, madre tierna, padre un poco
rígido. Sus prácticas masoquistas comenzaron tempranamente a la edad de 10
años, precocidad que según De M’ Uzan coincide con lo planteado por diversos
autores en relación al tema del masoquismo. En el colegio buscaba castigos
corporales y mostraba ya atracción por la orina. Fue sodomizado por un supervisor
y objeto de sevicias sexuales por parte de varios compañeros, que sin embargo
retrocedían, no osaban pasar directamente al acto, por ejemplo para atravesarle el
brazo con agujas. En los juegos sexuales adoptaba exclusivamente una posición
femenina, era la “joven pública” y eso lo satisfacía.
Se casa a la edad de 25 años, con una prima 10 años menor, que también
era masoquista, lo que de alguna manera parece asombrar al autor que afirma
que no se trataba de la clásica mujer cruel y autoritaria compañera del
masoquista.
En función de distintos pasajes del texto podemos afirmar que allí donde de
M’ Uzan sitúa los elementos que lo llevan a pensar en esta estructura, allí es
donde la perversión no está, (como ejemplo el peso que el atribuye a lo
constitucional) mientras que aquellas cosas que le parecen una excepción o algo
inexplicable, que no cuadra, allí si se nota la perversión masoquista (por ejemplo
un partenaire no sádico).Una vez más la filosofía, en este caso Deleuze, nos
socorre, al subrayar suficientemente la no compatibilidad entre sádico y
masoquista, no hay pareja sadomasoquista, no hay relación sado-masoquista,
asumir tal ensamble perfecto es un fantasma neurótico que responde a negar una
negativa fundamental, que no hay relación sexual.
Hay algo más a destacar y tiene que ver con el tema de las identificaciones
dice de M’ Uzan:
Maleval, que también cita este párrafo se asombra del hecho de que de M’
Uzan siga insistiendo con el diagnóstico de perversión e ignorando la estructura
psicótica del sujeto, en particular luego de haber constatado la naturaleza
imaginaria y no simbólica de las identificaciones.
Conclusiones.
Los elementos que Maleval asila del caso son solventes para pensar en
psicosis, él mismo se asombra de que su colega - que es quien ha escuchado a M
- no se rinda ante las evidencias de la estructura psicótica. De M’ Uzan, por su
parte, presenta justificaciones un tanto más enmarañadas, su lectura permite
evocar esos largos procedimientos matemáticos que han encontrado el valor
ero en el camino han tomado desviaciones innecesarias, recurrido
correcto de x, p
a fórmulas inapropiadas y a equivalencias poco elegantes. Es ello lo que subyace
en el nombre que elegí para el aparado Maleval versus de M’ Uzan (y de M’ Uzan
versus de M’ Uzan), destaque allí que de M’ Uzan eleva a indicios de la estructura
perversa elementos que no lo son y a la inversa descuida o ubica como excepción
“detalles” clave de la perversión masoquista.
Bibliografía
Mail: [email protected]
1. Introducción
2. Desarrollo
b. Lógica y sexuación.
3. Consideraciones finales.
Lo que abre la lógica del no-todo, es que no-todo puede decirse. Ese lugar
de la causa (la causa sui) le permite a su vez, a la mujer crear con nada. Todo
análisis debería atravesar un decir femenino, pudiendo escribir a partir de la
insistencia de aquello que no puede decirse ni escribirse.
Bibliografía:
Lacan, J. (1964). El Seminario de Jacques Lacan. Libro 12. Problemas cruciales
del psicoanálisis. (Rodríguez Ponte, R. Trad.). Versión crítica para la
Escuela Freudiana de Buenos Aires.
Lacan, J. (2008). El Seminario de Jacques Lacan. Aun. Libro 20. (1ª Edición. 9ª
Reimpresión). (Rabinovich, D. Trad.). Buenos Aires: Paidós. (Trabajo original
publicado en 1975).
Lacan, J. (2012). El Seminario de Jacques Lacan. …o peor. Libro 19. ( Arenas, G.
trad.) Buenos Aires: Paidós.
PARTENAIRE DELIRANTE
Mail: [email protected]
Observaciones Clínicas.
Llegado a este punto surgen los interrogantes ¿El delirio hace pareja?
¿Qué beneficios obtienen cada una de las partes con esta relación? Estos
interrogantes son abordados teóricamente por Baur en “Figuras del amor” y
resultan de interés para pensar este caso en particular. Para avanzar en este
camino es necesario considerar el concepto de folie à deux (locura de a dos) y
preguntarnos si se corresponde con la vivencia romántica de estos sujetos.
¿Folie á deux?
La folie à deux surge en el discurso psiquiátrico a finales del siglo XIX.
Lasegue y Falret (1877) coinciden en plantear que se trata de un delirio
compartido pero de modo asimétrico por cada uno de los participantes. El
delirante principal “r eúne las características de un enfermo mental que trata su
síntoma psicótico por medio de un delirio, elaborado en torno de una certeza
autorreferencial irreductible” (Lasegue y Falret, 1877). El partenaire delirante,
en cambio, no posee la certeza autorreferencial del delirante principal, sino que
adopta el delirio de éste movido por un interés personal, acomodando su
credibilidad frente a los otros.
Pensando este caso como una folie à deux podemos situar a Francisco
como el delirante principal de la pareja. Su delirio fantasioso viene a
recomponer la relación con el mundo y sus objetos, constituyendo un
tratamiento de los retornos de lo real por medio de una metáfora de suplencia
del Nombre del Padre forcluido (Soler, C. ,1989).
Comentarios finales.
Bibliografía
BAUR, V. (2016) “Figuras del amor en las psicosis” Buenos Aires, Letra Viva,
2016
SOLER, C. (1989): “Estudios sobre las psicosis”. Buenos Aires, Manantial, pp.
15-31, 1989.
Mail: [email protected]
“Sin embargo, si se percibe que una paranoia lograda aparecería igualmente como la
clausura de la ciencia, si fuese el psicoanálisis el que estuviese llamado a representar
esa función; si por otra parte se reconoce que el psicoanálisis es esencialmente lo que
reintroduce en la consideración científica el Nombre-del-Padre, vuelve a encontrarse aquí
el mismo callejón sin salida aparente, pero se tiene la impresión de que de este callejón
sin salida mismo se progresa, y que puede verse desanudarse en algún sitio el quiasmo
que parece obstaculizarlo”.
Argumentos
El plural de nuestro título supone que la clínica de lo singular no va sin una reflexión
sobre las sexualidades… pero ¿Hay una clínica de la sexualidad, y por extensión de las
sexualidades, en plural? Antes bien, diremos que no hay una política para la clínica
psicoanalítica sin desanudar este quiasmo. Solidario de la clausura de la ciencia y la
sutura del sujeto.
La respuesta del psicoanálisis en la orientación de Jacques Lacan es diferenciar, entre
sexualidad y sexuación y no sólo entre lo sexual y las sexualidades (dónde sexuación (1)
quiere decir elección de sexo). Para Sigmund Freud si de “sexualidades” se trata, hay
dos: la perversa y la normal (2). Primero somos perversos, luego existe una elección más
o menos sintomática. La partición se producirá ante la ausencia de objeto y su búsqueda
correlativa vía identificación: la única forma de reorientar en el aparato aquello que
recubre su falta. Proceso que encuentra su límite en la imposibilidad de alcanzar la
identidad, identidad de percepción.
A fines del ´70, los estudios de género se extendieron a las letras junto con el
feminismo académico anglosajón, y se profundizó la oposición sexo/género, que como
instrumento para el análisis de las estructuras sociales tiene el objeto de distinguir entre
la biología y lo social; el discurso de género va a utilizarse para demostrar que los
comportamientos, los hábitos, lo femenino y lo masculino, que pasan a ser
construcciones sociales/culturales carentes de cualquier tipo de ontología. Concepción
que avanza amplificada con Judith Butler.
Hoy por Jorge Alemán (8) y otros, tratamos de entender por qué la “subjetividad” es
uno de los nombres privilegiados de la política y por qué entonces el sujeto del
inconsciente no es un defecto de discurso... (y tampoco es sólo un efecto). Es el
inconsciente objeto (un inconsciente saber sin sujeto, más próximo a lo real, al misterio
del cuerpo hablante). Si en su estatuto de objeto del saber, el inconsciente todavía no es
una pieza de museo es porque hay el inconsciente real. Es esto lo que es puesto de
relieve por Jacques-Allan Miller cuando rescata de la indiferencia la expresión de Lacan:
“inconsciente político”. Expresión que está en el nudo del problema, ya que tiene su
origen en la torsión que Freud realiza de la sentencia, que Napoleón dirige a Goethe: “La
anotomía es el destino”. Sentencia que es el reproche que el emperador le formula al
or el destino dado al joven protagonista... En realidad
autor de El joven Werther p
sabemos que en realidad le dijo: “La política, he ahí el destino!”. Frase de la que Freud
realiza una transliteración o interpretación desde el receptor, diríamos hoy. Nos lo dice así
“La anatomía es el destino” no sin razón. De allí que la expresión de Lacan “el
inconsciente es la política”, irá más allá de los dos destinos... Más allá de lo
anatomo-político, diríamos haciendo una retroconversión. O mejor dicho, como se dice
ahora, yendo más allá de la biopolítica. La raíz del problema está en que la relación
Lacan-Foucault, se cargó de implicaciones y operaciones tácitas, malentendidos sin
dilucidar. Hasta el punto que muchos autores foucaultianos se vuelven contra Lacan con
argumentos lacanianos, lo sepan o no! (Butler incluida). El estallido foucaultiano que
Miller supo describir, es que a través de la táctica de “hablar de sexo”, Foucault se
encontró con algo “transhistórico”, lo real del sexo, que como nunca se historiza sino que
nos histeriza, hace posible todas las historias. Es por eso que el debate sobre:
“esencialismo-deconstrucción-construccionismo” debe ser retomado en sus fundamentos
y no sólo en sus consecuencias, pues dicho debate encubre una cuestión determinante;
la elección entre el nominalismo histórico o el realismo lacaniano. Insistamos: para los
foucaultianos es el poder y no el lenguaje el que causa el sujeto. En cambio, la
subjetivación analítica ensaya una respuesta de subversión por resignificación (algunos
hablan de resignación como volver signar y designar) o al menos de un resistencia
distinta de la sujeción, en el acto.
Políticas
Sucede que el nuevo debate cultural (nuevo de hace 60 años) que hoy se reabre entre
nosotros, puso en función conceptos muy caros al último Lacan: elección del sexo, no
complementariedad-relación sexual, el carácter cultural del género (identificatorio y no
biológico), la contingencia del encuentro, la inexistencia de La mujer, la verdad ligada al
goce, el goce mismo como semblante, etc. Conceptos que sin pedirle permiso al Amo
bajaron a la calle. Pero atención, porque entre ellos el acento esta puesto en la dimensión
social del sexo, desconociendo lo asocial del goce y su real. Avanzan sí, pero pagando el
costo de desarticular lo corrosivo de la noticia: “No hay relación sexual”, desligándola de
la dimensión de síntoma. Justamente del síntoma: último refugio del sentido por el cual el
hablante-ser se desorienta y que sólo el psicoanálisis cierne. Avanzan? Avanzan. Pero
cómo? Como si aquello que está en el fundamento de la no-relación-sexual, no tuviera
nada que ver con la locura…
Es la vía del katapugon aquel vocablo de la antigua Grecia, que Jean Allouch
redescubre como la función agujero de lo sexual. Y que se ha traducido como vergüenza
(desvergüenza, humillación, sumisión, etc.) en Para introducir el sexo del amo (9). Si es
por este autor, debemos aceptar que ya es tarde para la verdad, y más aún para la
verdad sobre el sexo (…ya era tarde a fines de los ‘90…). Y que debíamos ponernos a
constatar cierto fracaso material, de la sexualidad en el campo freudiano.
Pueden estudiar con Jean Allouch “las teorías del coger” (10) en Lacan, toda esa
opacidad donde se constata que el Sado/Masoquismo, por ejemplo, no tiene nada que
ver con el dolor, ni con la perversión, sino con la sumisión, o interrogarnos sobre la
existencia del orgasmo anal, la excitación uretral y sutilezas por el estilo. Por el contrario,
nosotros entendimos que la vía de reducir el psicoanálisis a un dominio, a un coto de
caza en erotología, carece de perspectiva científica. Del mismo modo que la vía que hace
alianza con la psiquiatría -y algunos psico- con las llamadas neurociencias, es una
ceguera política... Pero atención, la nuestra sería seguir sosteniendo la indiferencia
política (aquella que elogiaba Lacan en Freud) por fuera de la institución psicoanalítica.
Por fortuna –y por Jorge Alemán- hemos aprendido de los callejones sin salida por los
que se avanza tras abandonar la neutralidad política. Aquella indiferencia sólo la
encontraremos hoy en el acto del médico cuando realiza la cirugía sobre un cuerpo
órgano a-sexuado, y en la sanción nominalista del discurso jurídico. Por su parte el otro al
que se dirige el transexualista lo sostiene en el fiasco de su exsexo (11), y en sus intentos
fallidos por desalojar lo singular por la vía de lo sexual.
Clínica y ética
En este sentido, una clínica acorde a nuestra ética pero que responda a la dislocación
actual -donde las fronteras se borran- deberá considerar la vida pulsional (13), a partir de
abrir una distancia entre los ideales sociales y la singularidad de cada uno, dando lugar a
aquello por lo que alguien podría extraerse de un colectivo, posibilitando una nueva
nominación, una nominación por el sínthoma. En tal sentido es que seguimos la
propuesta de Enrique Acuña (14) quien recomienda leer una intervención de Jacques
Lacan de 1975 El placer y la regla fundamental, (15) donde éste interviene para
diferenciar lo singular de lo particular. Lo particular se define por cómo cae del universal
(etimología de casus, caras de un dado que cae). Es algo simbólico lo que está en lo real
del síntoma, ese real del síntoma se alcanza por la regla fundamental, ese real no es un
destino inevitable, ese es un límite a forzar para hacer aparecer la buena hora, la
oportunidad de desprenderse de ese real, haciéndolo pasar por el buen agujero. Y nos
propone esta grilla para ordenar nuestros ejemplos clínicos:
Testimonios
Para terminar me interesaría comentar a modo de ejemplo tres testimonios, dos tienen
la forma de libro y una poesía. Situados del lado izquierdo en las fórmulas de la
sexuación. Porque considero que es la perspectiva menos comentada. El libro: Machos,
sin ánimo de ofender, testimonio de Franco La Cecla (16). Como se ve antepone desde
su título un pedido de disculpas que parece imponerse, ya que el tema “macho” tampoco
se lo tolera bien. Dice: “Hay una angustia masculina frente a la necesidad de demostrar
que se es macho” (...) [ya que] “Nunca se es lo suficientemente macho y no siéndolo se
es peligrosamente, no macho… La ostentación de masculinidad, la masculinidad como
prueba, se sitúa del lado de una vergüenza que hay que superar. Como si la
masculinidad fuese una respuesta poco connotada que corre el peligro de caer no sólo en
la vaguedad sino en el mundo de las madres. Por eso los hombres deben aislarse juntos,
y estar con otros hombres”. –Nos dice también, que “el hombre tiene un sexo invisible, de
ahí que no le ha sido reservada ninguna cultura del espejo. Es como si el cuerpo del
macho no estuviera hecho para ser mostrado”. Sin embargo el cuerpo masculino en su
invisibilidad, soporta lo femenino. Por el contrario si se muestra, deberá hacerlo como
“des-agraciado”, desgraciado... y hace el juego de palabras. La Cecla cita a Lacan en La
significación del falo para señalar que la demostración de virilidad deviene por si misma
femenina. La virilidad, que como cualidad variable se define por la presencia de
caracteres acentuadamente masculinos dan a la masculinidad un carácter virtual. Se
puede ser hombre y no ser viril. Ser varón y “no tener huevos” como se dice. El libro
revisa épocas y culturas que muestran cómo el ideal de masculinidad deja en evidencia
su inadecuación en todas las culturas. Lo viril, es llamado a contener el étimo vir, (valor)
e presta a la relación etimológica con virtus, pero justamente
que comparte con virtud. S
también con virtualis. Destaquemos su homenaje a Ivan Ilich que vale aquí también, por
haberse anticipado a muchas de las discusiones actuales.
El segundo testimonio es Mi análisis con Freud, de Joseph Wortis (17) en donde quien
testimonia sin saberlo es Sigmund Freud, quien soltando buena parte de sus prejuicios,
nos dice algo que está más allá de las objeciones, y de la insistencia del estudiante
resistente. Aclaremos que Wortis es un comunista norteamericano (hijo de padres rusos
exiliados) que viaja en 1927 a Europa para conocer a Havelock Ellis y Adolf Meyer, un
año antes del segundo congreso de la Liga Mundial para la Reforma Sexual sobre Bases
Científicas. En 1932, cuando Wortis vuelve a Europa éstos le ofrecen una beca para
investigar la homosexualidad en Freud, y acepta. El dinero de la beca solo le cubrirá
cuatro meses de análisis, en una misión que más que un análisis fracasado, es un
espionaje controlado. A pesar de los esfuerzos denodados del autor (y del libro como
artefacto) comunista, para denostar a Freud, decimos que fracasa. Porque Freud se hace
oír más allá de los buenos modales y recatos políticamente correctos, su decir nos brinda
de nuevo su posición singularísima. Comenta Wortis: “Expresó que el término de
Hirschfeld [travestismo] no era feliz, que los casos a su entender eran homosexuales. El
travestismo masculino, dijo, constituía una indicación de que inclusive los homosexuales
preferían signos de femineidad en los hombres que elegían –una prueba más de que la
homosexualidad rara vez era cabal. “Pero no existen reglas [agregó], y no se puede
catalogar a todos los casos en la misma clase. ” [las bastardillas son nuestras] (p.128).
Y el tercer ejemplo es poético. Es una canción de Moris del ‘70 muy conocida:
Escúchame entre el ruido (18). Que bien podría sonar como música de fondo de mi
trabajo a modo de cierre, y que les dejo como deber para la casa.
1) Ver.: Sexuación. p. 309. Dominique Laurent, Las psicosis ordinarias y las otras
bajo transferencia. Scilicet Ed. Grama 2018.
2) "Desde este punto de vista no existe entre la sexualidad normal y la perversa otra
diferencia que la de las tendencias parciales respectivamente dominantes,
diferencia que trae consigo la de los fines sexuales. Puede decirse que tanto en
una como en otra existe una tiranía bien organizada, siendo únicamente distinto el
partido que la ejerce. Por el contrario, la sexualidad infantil, considerada en
conjunto, no presenta ni centralización ni organización, pues todas las tendencias
parciales gozan de iguales derechos y cada una busca el goce por su propia
cuenta. Tanto la falta como la existencia de una centralización se hallan en
perfecto acuerdo en el hecho de ser las dos sexualidades, la perversa y la normal,
derivaciones de la infantil." Sigmund Freud Lecciones introductorias al
psicoanálisis. Parte III. Teoría general de las neurosis. 1916-1917. Obras
Completas, trad. L. L. Ballesteros. Ed. Biblioteca Nueva.
3) El amor en sentido amplio como vía de ascenso social, y no como una alienación
es destacada por el joven Marx en La sagrada familia (Lo contrario, será
denostado como la crítica-crítica de un socialismo pretendidamente lúcido). Ver.:
La Sagrada Familia, o Crítica de la crítica crítica. 1938 Editorial Claridad: F. Engels
& C. Marx. 2da. ed. de 1971.
4) Quien afirma: “El sexo, fuera de duda, no es sino un punto ideal vuelto necesario
por el dispositivo de sexualidad y su funcionamiento”. [Para terminar concluyendo
una política al respecto]: “Contra el dispositivo de sexualidad, el punto de apoyo
del contraataque no debe ser el sexo-deseo, sino los cuerpos y los placeres”
Foucault, M., Historia de la sexualidad. 1-la voluntad de saber, Siglo XXI, México,
1991.
5) Judith Butler, Cuerpos que importan Sobre los límites materiales y discursivos del
"sexo". Ed. Paidos Buenos Aires 2002.
6) Judith Butler, El género en disputa. El feminismo y Ia subversión de Ia identidad.
p104 . Ed. Paidos Buenos Aires. 1990.
7) Carl Schmitt diferencia entre la política y lo político con relación al Estado: “política
hacia fuera, policía hacia adentro y cortesía ("politesse" ) como "pequeña política" o
juego cortesano”.Carl Schmitt, El Concepto de Lo Político. Folios Ediciones. 1984
8) Jorge Aleman, Existencia y diferencia sexual: Foucault y el “construccionismo”.
Ornicar?
http://www.wapol.org/ornicar/articles/220ale.htmTransexualismo y travestismo desde la
perspectiva del psicoanálisis.
9) Jean Allouch, Para introducir el sexo del amo, y Acoger los gay and lesbian
evista Litoral 27. La opacidad sexual. Ed.: Edelp. 1999.
studies. R
10)Marcelo Mazzuca, “Lacan estableció una teoría del coger”. Reportaje al
psicoanalista frances Jean Allouch, que visitó Buenos Aires.
https://www.pagina12.com.ar/2000/suple/psico/00-08/00-08-17/psico01.htm
11)Exsexo, es la traducción propuesta por Germán García para el libro Exsexo -
Ensayo sobre el Transexualismo, de Catherine Millot. Ed. Catálogo, 1984. La
expresión Horsexe de Jacques Lacan, se explicaría no sin ambigüedades como:
estar por fuera de sexo, o desalojo del sexo.
12)Patricio Álvarez, Alejandra Antuña, Paula Husni, Esteban Klainer, Viviana Mozzi y
Débora Nitzcaner en Virtualia #32 Julio-Agosto - 2016. Transexualismo y
travestismo desde la perspectiva del psicoanálisis. Segundo informe del
Observatorio de Género y Biopolítica de la Escuela Una.
http://www.revistavirtualia.com/articulos/21/observatorio-de-genero-y-biopolitica-de-
la-escuela-una/transexualismo-y-travestismo-desde-la-perspectiva-del-psicoanalisi
s
13)Enrique Acuña (Compilador), Vidas Pulsionales. Ed. El Ruiseñor del Plata, 2018.
14)Enrique Acuña en Desclacificar, La función del diagnóstico en Psicoanálisis.
Desclasificar (un no-destino para lo singular), Cuadernos de Psicoanálisis N2. La
Plata, noviembre de 2003, p13.
15)Jacques Lacan, Intervención realizada en París, junio de 1975.
http://www.psi.uba.ar/academica/carrerasdegrado/psicologia/sitios_catedras/obligat
orias/114_adultos1/material/archivos/lacan-el_placer_y_la_regla_fundamental.pdf
16)Franco La Cecla Machos sin ánimo de ofender, Ed. Siglo XXI de Argentina
Editores. 2005.
17)Joseph Wortis Mi análisis con Freud, Ed. Universitaria, Buenos Aires. 1965.
18)El hombre tiene miedo de ver la verdad, / de ver que él era algo que no podía
definir.. / de ver que al fin su sexo pudo ser o no ser / que no era absoluto, que
podía ser la flor... / El hombre tiene miedo de su sexo también / y niega a la mujer
que lleva dentro de él / ¿Qué flor le daré a aquel que vive sin amor? / la flor de mil
y un sexos, la flor de un creador... / Cuando él era muy pequeño, él sabía vivir, /
todo era pureza, mamá y papá /si después creció, sufrió y lloró / ¿dónde estará la
flor, dónde está el que se fue? / Un día la farsanta, nuestra gran sociedad... / Le
dijo mil mentiras, lo metió en un corral, / le dijo que su sexo él tenía que ocultar, / la
flor se marchitó, no pudo ver el sol.../ También le dijo como él tenía que pensar, /
sentir, vivir, amar y ser un ser normal, / después le regalo, el caos, la maldad / y la
publicidad por fin lo convenció... / Te engañaron, ya lo sabes, sino lo sabes
también / con la pluma y la palabra; y con silencio también... / aunque bien bien lo
sabía, la bendita sociedad / que eras algo más que un sexo y tu cédula de
identidad... / Lo miro a mi abuelo, él era muy viril / igual que yo, era hombre o
mujer / díganme ustedes, dueños de la moral!! / la voz de ese viejito ¿es de
hombre o de mujer? / Escúchame, hermano, entre este ruido actual... / hermano, te
lo pido!! ayúdame a seguir / no esperes que te entiendan ¿por qué lo habrían de
ser? / son solo maquinitas que no pueden fallar... / -Las maquinas fabrican frases
para vivir, / y todos repetimos, sin nunca descubrir / que la libertad del hombre no
era de metal!! / La máquina triunfó, y el hombre se acabó.../ -Ustedes dicen macho,
varón y que se yo, / me meten en un molde como si fuera un flan / y para recibirme
de hombre, no es verdad, / me tengo que pelear, no tengo que llorar... / -Hablar de
las mujeres como cosa que hay que usar, / tener la pose macha y la voz del
arrabal, / pero yo bien los conozco. No me pueden engañar, / tienen mucho miedo
que los llamen anormal... / Cuando un niño te sonríe, y él te quiere acariciar, /
cuando lloras y estás solo, y no hay nadie a quien llamar, / cuando mueres un
instante porque estás con ella al fin, / cuando abrazas a un amigo que lo quieras
como a un Dios, / ¿Están ciegos, son idiotas? / ¿O qué es lo que pasa aquí? / ¿O
qué es lo que pasa aquí?/ ¿O qué es lo que pasa aquí?...