Un hombre perdió su dignidad y buscó recuperarla cambiando su apariencia física, ropa y logros intelectuales y materiales, pero al mirarse al espejo seguía sin encontrarla. Rompió el espejo y comenzó a ayudar a otros, descubriendo su propia dignidad reflejada en los rostros de los demás.
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Un hombre perdió su dignidad y buscó recuperarla cambiando su apariencia física, ropa y logros intelectuales y materiales, pero al mirarse al espejo seguía sin encontrarla. Rompió el espejo y comenzó a ayudar a otros, descubriendo su propia dignidad reflejada en los rostros de los demás.
Un hombre perdió su dignidad y buscó recuperarla cambiando su apariencia física, ropa y logros intelectuales y materiales, pero al mirarse al espejo seguía sin encontrarla. Rompió el espejo y comenzó a ayudar a otros, descubriendo su propia dignidad reflejada en los rostros de los demás.
Un hombre perdió su dignidad y buscó recuperarla cambiando su apariencia física, ropa y logros intelectuales y materiales, pero al mirarse al espejo seguía sin encontrarla. Rompió el espejo y comenzó a ayudar a otros, descubriendo su propia dignidad reflejada en los rostros de los demás.
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Mirar el rostro
Érase una vez un hombre que había perdido su dignidad. Para
reparar tan penosa pérdida, buscó afanosamente la respuesta ante un amplio espejo. Cada vez que se miraba, el espejo le devolvía su propia imagen. Insatisfecho, puso a prueba algunas soluciones. En un primer intento quiso cambiar de aspecto físico. Cultivó sus músculos, adelgazó, y al cabo de cierto tiempo logró tener una imagen algo distinta. Al mirarse al espejo y preguntar por su dignidad sólo halló respuesta sobre sí mismo. Ciertamente insatisfecho, buscó novedades. Se preocupó de ir vestido según patrones de moda, que lo hacían sentirse distinto ante los demás, y, a la vez, con cierto aire de esnobismo. Sin embargo, al complicarse otra vez ante el espejo, sólo se veía a él, sin saber de quién era ese rostro, cada vez más extraño. Infeliz de su imagen, fue a buscarla con ayuda de otras cosas. Se procuró una formación intelectual sólida, lo que le sirvió para conseguir un lugar destacado y respetable en la sociedad. Además, se rodeó de algunos bienes y amigos, que según él le darían bienestar y prestigio ante los demás. Pero, al mirarse al espejo seguía sin encontrar su dignidad hasta el punto de sentirse totalmente extraño ante su propio rostro. Un buen día, tropezó y rompió el espejo. Entonces no tenía donde mirarse a sí mismo. Desde ese momento comenzó una nueva etapa en su vida. Fue haciendo cosas que percibía necesarias en los demás. Vio cómo, con el paso del tiempo, el rostro de los demás le mostraba aquello que él había perdido hacia mucho. Logró descubrir su propia dignidad en el rostro del otro.
Comprensión lectora
1. ¿Qué tipo de valores le preocupaban al personaje del texto?
2. ¿Qué tipo de valores están presentes en el personaje del texto?
3. ¿Qué nombre reciben los valores que la mayoría consideramos
no están a discusión y son necesarios para toda la comunidad?