Examen Prehistoria e Historia de Las Artes Visuales
Examen Prehistoria e Historia de Las Artes Visuales
Examen Prehistoria e Historia de Las Artes Visuales
Prehistoria
Historia
3) Egipto.
● Escultura funeraria. Caracteristicas principales, distintos materiales, técnicas y usos de
las esculturas. El Canon y su importancia.
● Ejemplos de Escultura
● Usos y características formales de la pintura Egipcia.
● Ejemplos de pintura egipcia.
● Arquitectura funeraria, sistemas constructivos, emplazamientos, espacio interior.
● Distintos ejemplos.
● Período amarniense, características del arte de este periodo, pinturas, esculturas,
relieves.
4) Grecia.
● Concepto de orden y canon en el arte griego. Concepción de platón. Ejemplos.
● Evolución de la escultura griega a partir de ejemplos.
● Evolución de la cerámica desde el período minoico al clásico. (Tipologías, usos,
periodización, características formales en cuanto al uso del color, temas, manejo del
espacio)
● La acrópolis y sus edificios. Programas arquitectónicos, sistemas constructivos, órdenes
(dórico, jónico y corintio), planta. Concepto de espacio interior.
5) Roma.
● Urbanismo romano y sus antecedentes.
● Arquitectura religiosa y civil en Roma. Distintas tipologías, sistemas constructivos,
materiales, etc.
● Cambios del mundo romano.
● La vivienda romana. Tipologías, pinturas y mosaicos. Ejemplos.
● La escultura romana, sus usos y antecedentes. Análisis de ejemplos.
Arte rupestre paleolítico europeo. ¿Desde cuándo se investiga? Problemas en su
investigación.
● Materiales, técnicas, ubicación de las obras temáticas.
● Distintos ejemplos de arte rupestre.
● Distintas interpretaciones acerca de este arte.
El arte rupestre, o mejor dicho el estudio e investigación de este arte se encontró frente a
distintos problemas debido a la desconfianza que sentían los distintos historiadores,
paleontólogos y arqueólogos, quienes no creían al hombre primitivo con la capacidad artística e
intelectual suficiente como para desarrollar figuras de tal grado de perfección y belleza como las
que fueron descubiertas en numerosos yacimientos históricos europeos. Este escepticismo
provocó que recién entre 1860 y 1870, se reconociera la autenticidad de un arte realizado por un
hombre primitivo, al que habían creído hasta entonces, incompleto en la escala del desarrollo
mental e intelectual; siendo así incapaces de lograr tal complejidad artística. Y fue recién en
1905 que se reconoció la autenticidad de Altamira, cavidad descubierta por Marcelino Sanz de
Sutuola en 1876 y en las cuales se encuentran una variedad de obras rupestres de gran valor
histórico. El reconocimiento de esta cueva supone un detonante para el estudio y la
investigación de este fenómeno artístico prehistórico rupestre y parietal.
De esta forma, según Francisco Pascua Turrión “… se comienza a consolidad la idea de
un hombre prehistórico ya no dominado por la barbarie y la simplicidad sino dotado de una
complejidad mental y un depurado gusto estético.” Así, los distintos estudios y descubrimientos
arqueológicos revelaban cada vez con mayor relevancia que el hombre paleolítico no sólo
producía obras de arte sino que según lo expresa Turrión “…dominaba una depurada técnica
pictórica y grabatoria que expresaba formas, volúmenes, perspectiva, dominio de la luz, y
documentaba los animales con los que vivía a través de ella.” Esto quiere decir que el hombre
primitivo no sólo se limitaba a sobrevivir, sino que disponía de tiempo que empleaba a la
creación de obras artísticas que poseen una impresionante naturalismo, podían utilizar los
distintos relieves para expresar volúmenes y perspectivas, las formas dadas eran fácilmente
reconocibles y reproducían con total fidelidad el entorno animal con el que convivían. Estas
características del arte parietal son las que nos llevan a cuestionarnos el motivo o la finalidad de
estas obras, qué era lo que llevaba al hombre primitivo a emplear su tiempo en la creación de un
arte rupestre, o si poseía alguna función determinada. Claramente estas son preguntas que no
podemos contestar con total seguridad debido al abismo temporal ante el cual nos encontramos
al hablar de la prehistoria, es por este motivo que se han desarrollado a lo largo de la historia
distintas teorías interpretativas que buscan darle una explicación a esta forma de expresión
artística. Es a partir del último cuarto del siglo XIX que “…comienzan a articularse una serie de
teorías generales para la significación y organización de un arte, el parietal, que respondía a
esquemas mentales estructurados.”
Pero antes de adentrarnos en las distintas interpretaciones que se han desarrollado,
vamos a comparar y analizar algunos ejemplos. Algunos de los hallazgos más importantes son
Altamira (1879), Chauvet (1994) y Lascaux (1940).
Las Cuevas de Altamira están situadas en la región española de Cantabria, gozan del
privilegio de ser el primer lugar donde se identificó arte rupestre del periodo Paleolítico
Superior. Esta fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1985. Las
pinturas encontradas allí gozan de naturalismo, abstracción y simbolismo que han
deslumbrado a los investigadores desde su descubrimiento, vemos que esas pinturas están
realizadas sobre distintos relieves que ofrecen la sensación de tridimensionalidad y que nos
ofrecen un juego de luces y sombras, pero también en su creación se destaca el empleo de
los distintos espacios de la cueva, encontrando
dibujos tanto las paredes como el techo de la
misma. Otro de los aspectos llamativos de las
obras es que son policromáticas, y encontramos
allí distintas representaciones que poseen varias
tonalidades como carmesíes, negros, ocres,
naranjas y amarillos. Sabemos que los
materiales empleados para colorear las pinturas
son pigmentos minerales los cuales eran
mezclados con aglutinantes como grasa, sangre,
huevos o semen. El bisonte es el animal que
más veces aparece representado, aunque
también hay caballos, ciervos, jabalís, mamuts, renos (animales propios de climas muy fríos
que en la actualidad están extinguidos) figuras antropomorfas de gran realismo y diversos
símbolos representados de diferentes formas geométricas (rectángulos, conos, escaleras,
etc.), muy abundantes en las galerías centrales y en la parte de la cueva conocida como
"Cola de Caballo", donde también hay animales pintados o grabados en color negro.
Aparecen representados de manera independiente, no formando escenas.
La cueva de forma longitudinal, tiene 270 m aproximadamente. Pertenecen al
periodo Magdaleniense y al Solutrense enmarcados dentro del Paleolítico Superior.
Formada por un vestíbulo que se encuentra iluminado con luz natural, donde podemos
encontrar útiles de piedra o hueso, la sala de pinturas, conocida comúnmente como la
“Capilla Sixtina del Cuaternario” y por último otras salas consideradas menores con
manifestaciones artísticas de menor trascendencia, como por ejemplo, la zona más estrecha
y baja de la cueva, a modo de corredor, se denomina "la cola". Es aquí donde se concentran
una serie de signos negros que se asemejan a techos de madera o a trampas de caza. En
conjunto, se trata de 70 grabados realizados en la roca y cerca de 100 figuras pintadas.
Por otra parte tenemos la cueva de Chauvet. Las pinturas rupestres en su interior
datan de más de 30,000 años de antigüedad, siendo hasta ahora las muestras de arte rupestre
más antiguas del mundo entero. La cueva se encuentra ubicada cerca de la pequeña
localidad de Vallon-Pont-d’Arc, junto al río
Ardèche. La Cueva fue preservada por el
desprendimiento de una pared rocosa hace
23.000 años aproximadamente, que la mantuvo
cerrada y asilada de la humanidad hasta su
redescubrimiento en 1994, realizado por los
espeleólogos Jean-Marie Chauvet, Christian
Hillaire y Eliette Brunel. En el 2014 la
UNESCO la incluyó en su Lista del Patrimonio
de la Humanidad.
En las paredes de la cueva están
representados 424 animales de 14 especies
diferentes, un bestiario completo de fauna
salvaje: osos de las cavernas, panteras, caballos,
renos, mamuts, bisontes, leones, hienas,
rinocerontes lanudos, entre otros. También
encontramos una serie de manos pintadas en
negativo y distintos símbolos imposibles de
descifrar. Observamos en estas distintas
representaciones animales cierta habilidad para captar el movimiento, los cuales se lograban
a través de la superposición de las figuras animales y a través de los juegos de luces y
sombras.
Finalmente observaremos la cueva de Lascaux, localizada en la colina de Lascaux,
en la cuenca del río Vezere próxima a
Eyzies-de-Tayac Sireuil; en el suroeste de
Francia. Disponemos de unos 1500 grabados
y 600 pinturas en tonos amarillos, marrones
y negros. El recorrido sigue tres ejes: el
primero sigue la dirección de la entrada, la
Sala de los Toros, el segundo conecta el
Pasaje, la Nave, la galería del Mondmilch y
el Divertículo de los Felinos. Finalmente, el
último recorre el Pozo y la Gran Diaclasa.
Entre los motivos pictóricos representados en
la cueva de Lascaux podemos destacar la
presencia de enormes figuras de toros que
tienen unos 5 m de longitud, muy detallados y extraordinariamente realistas. Resaltan los
detalles como cornamentas, orejas, pezuñas, etc. También hay caballos, ciervos, aves, entre
otros. En la zona de la caverna llamada el Pozo aparece por primera vez representada una
escena. Allí encontramos una narración, se cuenta algo con gran dramatismo en donde
observamos un bisonte, con el vientre perforado por una lanza, con sus intestinos
desparramados, mientras que frente al animal
aparece una figura humana aparentemente muerta
que yace en el suelo, sin embargo esta figura
parece tener una cabeza de pájaro y aparece
mucho menos desarrollada que la figura animal.
Un poco más abajo descansa una especie de
“bastón de mando” con un ave en su extremo
superior.
Distintas interpretaciones del arte rupestre
Arte como ornamentación del lugar donde se vive (decorativo y ocioso). Desarrollada
por Lartet y Christy y Piette, quienes defendían la idea de que el hombre prehistórico no
estaba movido por sentimientos de tipo religioso en ninguna de sus acciones, ya que por su
carácter primitivo no podía llegar a un pensamiento tan elaborado. Por esto es que creían que
era un arte meramente decorativo y, como sostiene Pascua Turrión, “..fruto del carácter ocioso
de sus autores”. De esta forma el fenómeno artístico se reduce a una manifestación de los
momentos de ocio que deponían los hombres en aquella época.
Más adelante, otros autores como G. H. Luquet y Ridell utilizan esta interpretación
“ociosa” del arte para fundamentar sus propias interpretaciones, y consideraron que el hombre
primitivo poseía una especie de “instinto natural” por representar aquellos animales de su
entorno, con los que convivía, y por esto, pintarlos le generaba placer. O, como planteaba el
segundo autor, gracias al curioso interés por la ornamentación del lugar donde vivían.
E.B Tylor y J.G Frazer comenzaron a establecer paralelos entre tribus totémicas y el
hombre primitivo, y suponían que en la relación del hombre con su medio natural y con las
especies de flora y fauna con las que convive, adquirían cierta creencia y espiritualidad. Así
también encontramos la interpretación de Durkehim, atribuyéndole más importancia del tótem
como símbolo, que posee lo que según Pascua y Turrión es un “…carácter social marcado, al
identificar la pertenencia de un individuo a un grupo”, es la vinculación del individuo con el
tótem del clan.
En 1903 Salomón Reinach sostiene que el móvil del arte residía en las prácticas
propiciatorias y en la magia simpática. Era a través de una serie de ritos, que el hombre adquiría
el control del medio y era a través de su representación artística que el artista obtenía una
influencia sobre aquello que había sido representado, suponiendo que iba a suceder y siendo así
determinante. Es un fenómeno mágico propiciatorio, la intención era obtener control e
influencia sobre el medio y la caza, sosteniéndose en un grupo de hombres primitivos cuyas
necesidades básicas se reducían sólo a la caza y la reproducción. Sería este, un arte
anomalístico, en el cual los animales que eran representados serían los mismos que ofrecen
sustento y abrigo al hombre que los cazaba.
Escultura
Juan Antonio Ramírez considera que las creaciones artísticas de la civilización egipcia
responden a ciertos factores que la permitieron desarrollarse, estás son: “…la geografía, que
hizo que el arte buscase su integración armónica en el paisaje egipcio; la religión, que impulso
sus rígidas normas; y la monarquía, a cuyo servicio como divinidad terrenal se encontraba el
arte.” El arte en el antiguo Egipto es un arte sumamente ligado a la religión, ya que responde a
sus necesidades y resulta útil dentro de este esquema sacro, impulsado por una serie de
monarquías que se perpetúan a través de la utilización del arte, y las cuales buscan armonizar
este esquema artístico dentro del territorio en el que se ubican.
Para J.A Ramírez algo que caracteriza a este arte es “…su optimismo, su serenidad ante
una vida feliz en el más allá.” Dentro de esta idea, la escultura egipcia particularmente surge
como representación de una imagen con una finalidad específica; la de contener el alma del
difunto en caso de que su cuerpo desaparezca. Es el medio para fijar la personalidad del dios o
del difunto, como explican Rose-Marie y Rainer Hagen “…servían como cuerpos sustitutos en
los que podía alojarse el alma –ka-, a fin de recibir ofrendas para el difunto que descansaba en la
tumba.” Allí donde descansaba el difunto también se celebraban prácticas religiosas que le
proporcionaban lo necesario para su pasaje hacia el Más Allá.
Pero existen en este tipo de arte ciertas normas estrictas que conforman un canon, este
implica que ante los dioses y la eternidad, el exterior de una persona, con sus particularidades,
no era digno de quedar fijado, sino que tanto los cuerpos como las cabezas responden a una
norma específica, y en esta, según Rose-Marie y Rainer Hagen: “…la persona humana quedaba
reducida al ideal de un joven adulto, esbelto y bien proporcionado: la imagen individual, la
configuración carnal era algo casual; el estado momentáneo, efímero.” Es muy importante para
entender este tipo de arte, entender también cuál era su utilidad, pues no eran realizadas como
simple ornamentación del lugar, sino que se les adjudicaba una función religiosa, incluso
mágica a veces. Es específicamente por esta función religiosa del arte que la belleza como tal,
no tiene relevancia, puesto que lo único realmente relevante es la utilidad de aquella obra. Los
autores Rose-Marie y Rainer Hagen hacen un gran aporte sobre ello planteando certeramente
que: “…los clientes no esperaban nada nuevo, sino el recurso a los motivos tradicionales,
venerables, recogidos de libros de muestras.” Es por esto que ningún artista egipcio sentía la
necesidad de crear algo nuevo u original, sino que debía limitarse a reproducir las imágenes
según ese estricto esquema que dotaba a las obras de cierta perfección canónica. Según Juan
Antonio Ramírez: “La razón de ser del arte era hacer obras útiles y eternas”, no obras
estéticamente bellas, sino que cumplan con las funciones a las que están sometidas y que duren
para la eternidad.
Rose-Marie y Rainer Hagen plantean que; “Los egipcios querían ver del modo más
directo posible lo que les parecía fundamental” es por esto que nos encontramos ante un
esquema compositivo bastante similar en todas las obras, con características que se mantienen
casi sin variaciones (exceptuando el período armaniense) a lo largo de tres mil años de historia.
Para Juan Antonio Ramírez esas estatuas reales eran “presentativas”, en donde aparecía
representado el faraón-dios de una manera atemporal y generándonos el sentimiento de
permanencia, aparece contemplando atentamente la propia eternidad y carece de rasgos que
expresen sentimiento alguno, el faraón es hierático. En su actitud predomina la sensación de
calma y equilibrio, sensaciones que se ven reforzadas, según Juan Antonio Ramírez, por la ley
de la frontalidad a la que obedece la escultura real. Pues para Rose-Marie y Rainer Hagen: “…lo
característico de ellas es que sólo se debían ver de frente”.
Todas ellas son esculturas frontales, sumándole a ello sus
dimensiones nos generan también la sensación de colosalidad.
Son esculturas muy geométricas articulándose generalmente en
planos horizontales y verticales.
Siguiendo este esquema canónico encontramos que los
brazos y piernas deben permanecer lo más cercano posible al
cuerpo, algo que según Rose-Marie y Rainer Hagen “…quizás
se debiera a que un gesto de brazos abiertos no se correspondía
con la idea de dignidad o de un comportamiento adecuado en
presencia de los dioses.” Es que los dioses y faraones debían
emanar seguridad, responsabilidad, dignidad y la típica
serenidad con la que se nos presentan, como si nada les
sucediera en ese preciso momento.
Parece ser que la posición social de una persona
dependía de la postura en la que era representado, las figuras más importantes aparecían
sentadas sobre un trono, una silla o un taburete. Las de menor importancia aparecen de pie o
caminando y las de mucho menor importancia aparecen sentadas o en el suelo. El sexo se
diferenciaba por la postura de los pies, a esto responde que las mujeres posean los pies juntos
uno al lado del otro, y los hombres parecen estar andando. Por otra parte también se
diferenciaban los sexos a través del color de la piel, siendo el amarillo claro el color para las
mujeres y el marrón rojizo para los hombres.
A partir del último soberano tinita ya encontramos una serie de
estatuas sedentes del faraón, con esa actitud clásica del arte egipcio. A
comienzos del Imperio Medio se dan dos escuelas escultóricas, una en el
norte; tradicionalista e idealista, y otra en el sur que es tosca y realista, ya
asentado el período del Imperio Medio ambas escuelas se fusionan, y en la
escultura del Imperio Nuevo se unen al idealismo del Imperio Antiguo y al
realismo del Imperio Medio lo que para J.A Ramírez es “…un notable gusto
por el lujo y los caprichos de la moda”. Y es en el arte de las últimas
dinastías faraónicas que la escultura ve aparecer una importante innovación
técnica, la aparición de la escultura en bronce, lo cual permite la elaboración
de estatuas de grandes dimensiones con incrustaciones de oro y plata, aunque
por supuesto no dejaron de utilizar la piedra, de hecho para J.A Ramírez “…
los artistas egipcios empezaron a usar piedras cada vez más duras para la
realización de sus obras.” Perpetuando así, la idea de un arte para toda la
eternidad.
Ejemplos de escultura: El Faraón Micerino entre Hathor y la diosa de Diospolis Mirka
y el Faraón Zoser.
Pintura y dibujo
La pintura se utilizaba para decorar las paredes de templos y tumbas, así como para
ilustrar papiros. Una de las técnicas más empleadas es la del fresco. La temática era muy
variada y oscilaba entre las representaciones religiosas de carácter simbólico (dioses, ritos) y las
escenas de la vida cotidiana ejecutadas con gran realismo. Hay numerosas representaciones de
plantas y animales.
Con respecto a la pintura y el dibujo,
ambos responden también, desde el primer
momento, a unas características compositivas
específicas y determinantes. Nos encontramos
ante una pintura completamente plana, ya que
no representa una tercera dimensión, carece de
profundidad y lejanía, para Rose-Marie y
Rainer Hagen: “En el pensamiento sacro, la
tridimensionalidad terrena y el espacio
humano se desmoronaban en sí mismos”, es un
arte que representa lo que podemos ver, no se
interesa específicamente en si lo representado
responde fielmente a la realidad, sino que
alcanza con representar lo que es fundamental,
ya sea de un individuo o de un paisaje o
animal. Dentro de las características
compositivas básicas de la pintura egipcia nos
encontramos ante esta ausencia de lejanía y
también de la representación de las figuras de perfil, y para J.A Ramírez “…ambos principios
obedecen a un solo motivo: el arte egipcio coloca la representación de la realidad en un solo
plano e intenta incorporar el máximo de rasgos de cada objeto reproducido, forzando para ello
su presencia en ese único plano.” Es por eso que vemos cada objeto de forma muy detallada y
realista, aunque aun así lo que veamos no sea una fiel copia de la realidad tal como la vemos, es
por esto que coincido con Rose-Marie y Rainer Hagen en que “…las figuras egipcias han de ser
más bien pensadas que vistas; en lugar de una realidad fotográfica, una reproducción ideal.”
Pero otro de los motivos que implica la ausencia de perspectiva, es que esta se anula
recíprocamente con el principio de representación que determina el estatus de la persona
pintada. El faraón aparece representado siempre en mayor tamaño que cualquiera de sus
funcionarios, los cuales a su vez eran representados más grandes que sus servidores u esposas,
así es como se desarrolla una jerarquización de las figuras que responde al sistema de
jerarquización social, del individuo más importante al de menor importancia. Con el principio
de la perspectiva, cualquier individuo posicionado detrás de otro, va a ser representado en
menor tamaño, lo cual implica romper con esa regla de jerarquización.
Tanto hombres como mujeres aparecen representados de perfil, con la cabeza, los
brazos y las piernas hacia una dirección, mientras que el torso aparece visto de frente, ambas
manos y pies son derechos, mientras que los hombros y el ojo son representados desde adelante.
Es probable que todo este arte esté policromado, y los colores eran obtenidos de
extractos minerales los cuales eran utilizados tanto como pintura o como maquillaje. El negro se
obtenía mediante el hollín de carbón, el azul y el verde de la malaquita, el blanco se conseguía
con tiza y yeso. Como aglutinante utilizaban albúmina y cola, y la pintura era aplicada con
juncos masticados. Según J.A Ramírez “…la pintura se administraba no sólo según puntos de
vista estéticos. La mayoría de ellos poseían un valor simbólico o estaban unidos, por la
tradición, con determinadas figuras y objetos.”
Arquitectura funeraria
Los artistas griegos realizaron su aprendizaje de los egipcios, y todos nosotros somos
alumnos de los griegos; de ahí, que el arte egipcio tenga formidable importancia sobre el de
Occidente.
Uno de los aspectos más típicos de la cultura egipcia es el conservadurismo, o más bien
el equilibrio que siempre se mantiene entre innovación y tradición. Al estudiar sobre esta cultura
es necesario tener en cuenta que el arte egipcio mantiene en todos sus aspectos un canon;
existían, sobre todo para los frescos y relieves reglas estrictas, aunque no estuvieran fijadas por
escrito.
Los monumentos arquitectónicos más descollantes del Imperio Antiguo son, sin dudas,
las pirámides, símbolo de todo un país, de una gran cultura antigua. Estas construcciones no
solo son el resultado final de una evolución arquitectónica iniciada en el periodo predinástico y
debida, en principio, a imperativos religiosos, sino también un claro exponente del poder
faraónico.
Como se dijo anteriormente, las pirámides, no aparecieron de un momento a otro con
tales características. Por el contrario, son el resultado de un proceso evolutivo que comenzó con
la construcción de mastabas y de pequeños templos de adobe a los cuales fueron
superponiéndoseles escalones de menor tamaño, finalizando en la pirámide tal y como la
conocemos.
Las primeras tumbas reales denominadas “mastabas”
difieren de las tumbas particulares por su tamaño cada vez
mayor. Estas tumbas de las primeras dinastías tiene una
estructura similar: constan de un pozo subterráneo cada vez
más profundo, en el fondo del cual se halla la cámara
sepulcral y diversas cavidades donde se contenía el ajuar
funerario. La estructura que cubría dicho pozo acabó
adquiriendo una pinta rectangular con fachadas de adobe
decoradas con una serie de molduras verticales paralelas
regularmente entrantes y salientes. Esta decoración imita las
murallas de las ciudades predinásticas.
La idea de eternizar al faraón exigía determinadas
características de parte de estos complejos arquitectónicos.
Luego de las mastabas, las pirámides evidencian el auge y la
gran exigencia que esta idea generaba sobre las personas. Las pirámides tuvieron su importancia
práctica a los ojos de los reyes y sus súbditos. El faraón era considerado un ser divino que
gobernaba sobre estos últimos y que, al abandonar esta tierra, subiría de nuevo a la mansión de
los dioses de donde había descendido. Los egipcios creían que el cuerpo debía ser conservado
para que el alma viviera en el más allá. Para ello, preservaban el cuerpo mediante un laborioso
método de embalsamiento. Para la momia del faraón se había erigido la pirámide, instalándose
su cuerpo allí, en el centro de la gran montaña pétrea, dentro de un cofre también de piedra. En
torno a la cámara mortuoria se escribían ensalmos y hechizos para ayudarle en su tránsito hacia
el otro mundo.
Las primeras mastabas de adobe fueron evolucionando hacia una primera pirámide
escalonada de piedra, material que responde a la idea del arte para la eternidad que Gombrich
plantea. Fue durante la dinastía IV (2630 a.C. – 2500 a.C.) cuando se dio el mayor crecimiento
y la mayor perfección de estas pirámides. Esto se puede ver gracias al complejo de Guiza, que
hasta el día de hoy sigue sorprendiendo.
En este complejo en el que se
encuentran las más grandes y perfectas
pirámides que la civilización egipcia
pudo haber hecho, se encuentra la
pirámide de Keops. Esta pirámide tiene
una base perfectamente cuadrada y una
orientación hacia los puntos cardinales
con una increíble precisión
astronómica. Sorprende el cambio de
programa que por tres veces
experimentó la organización del
interior.
La entrada uno se encuentra en
el lado norte de la pirámide, en
dirección al este. De ella parte un corredor en rampa que, después de atravesar la masa de la
pirámide, penetra en el subsuelo de la roca. A partir de aquí, recorre en sentido horizontal otros
8m hasta una cámara inacabada en cuyo fondo se inicia un recorrido sin salida.
El segundo plan entra en vigor cuando la superestructura de la pirámide había alcanzado
la altura de la entrada. Entonces se decide situar la cámara del sarcófago en la masa de la
pirámide y no en el subsuelo. Para hacer este corredor ascendente hubo que hacer un boquete en
el techo del corredor descendente y abrir un túnel en la cantería de la pirámide. El corredor sube
en rampa hasta la altura de la entrada del pasaje descendente y luego sigue en dirección
horizontal hasta el centro mismo de la pirámide, donde se construye la mal llamada Cámara de
la reina.
Cuando aún los trabajos en esta cámara estaban en curso, el proyecto se abandona en
favor de otro: situar la cámara funeraria a mayor altura y construir como acceso a la misma la
Gran Galería. Para subir por el corredor ascendente un hombre debe agacharse, pero al final del
mismo se encontrará con una galería de 8,5m de alto y 46,5 de longitud. En la gran galería, sus
paredes de caliza pulimentada suben hasta el techo en siete hiladas, cada una de las cuales
sobresale un poco sobre el plano de la inferior para formar una falsa bóveda.
Todas estas disposiciones fueron tomadas mientras se construía la pirámide. La gran
galería estaba predestinada a no volver a ser vista una vez que la pirámide se sellase. La
colocación del sarcófago tuvo que hacerse durante la construcción ya que no cabe por ninguna
de las entradas.
La cámara mide 10m de longitud por 5m de ancho y está cubierta por nueve capas
superpuestas. Las capas están separadas por espacios huecos, y cubierta al final por un techo de
dos vertientes. De la cámara parten, hacia el norte y hacia el sur, dos angostas aberturas que la
ponen en comunicación con el exterior a 76m de altura. Nadie sabe para que se hicieron, aunque
se suponen conductos de ventilación. Cabe destacar que esta pirámide posee una pirámide muy
pequeña a su lado que es para rituales, y tiene otras tres, también pequeñas, que son las
pirámides secundarias.
En cuanto a la arquitectura religiosa, esta no tuvo casi desarrollo en el imperio antiguo.
Los pocos templos que se hicieron fueron hechos con materiales ligeros como el adobe. Fue
durante el imperio medio cuando la construcción de los templos y santuarios se fue
incrementando y cuando se fue sustituyendo la primitiva arquitectura de barro y materiales
perecederos por arquitectura en piedra.
Es en este periodo (dinastía XII) en el cual se comienza a buscar sistemas constructivos
más económicos en lo que refiere a las tumbas de las personas importantes. A partir de este
momento, aumenta la cantidad de hipogeos y disminuye la cantidad de pirámides y mastabas.
Asimismo es notable la supervivencia de otros tipos constructivos de tumbas privadas, como las
pirámides de pequeñas dimensiones.
La arquitectura religiosa tuvo su mayor crecimiento y perfeccionamiento durante el
Imperio nuevo, esto fue precisamente en testimonio de gratitud a los dioses por parte de los
reyes. Esta arquitectura, dedicada a los dioses, terminó convirtiéndose en un modelo de plano
canónico a partir del reinado de Amenofis III (dinastía XVII).
Aun así, la mayoría de los templos alteraron esta planta canónica. No obstante, todos
ellos conservaron siempre las tres
partes principales: el patio
porticado, la sala hipóstila y la
capilla del dios, y generalmente era
precedida por un camino de
esfinges.
Es de destacar asimismo la
introducción (Por Amenofis IV) en
esta época de una nueva técnica
constructiva, documentada en
Karnak, a base de bloques de piedra
de pequeño tamaño (los talatat) que
permitía una construcción mucho
más rápida.
Todos los templos poseen
siempre un eje longitudinal y se organizan simétricamente a ambos lados del mimo. El lado sur
de dicho eje se refiere al alto Egipto, mientras que el lado norte se refiere al bajo Egipto. La
orientación del templo se hace siempre con respecto al curso del Nilo en el punto más próximo
del mismo templo.
En el caso de la arquitectura funeraria, los faraones pasaron a ser enterrados en hipogeos
excavados en la roca del Valle de los Reyes, mientras que el culto empezó a quedar asegurado
en los templos funerarios, físicamente separados de las tumbas propiamente dichas. Estos
templos funerarios, jamás presentan refacciones posteriores, lo cual concuerda con las razones
de su erección hecha de una sola vez.
Las tumbas reales, situadas en el valle de los reyes a partir de Amenofis I, son hipogeos
excavados en la roca con numerosas salas, escaleras, rampas y pilatras exentas, todo ello
decorado con frescos o relieves, hallándose el sarcófago con la momia real siempre en la última
sala.
Las tumbas particulares solían estar integradas por un conjunto de capillas al aire libre y
de cámaras funerarias hipogeas, cuya entrada estaba presidida por un pequeño piramidón,
última supervivencia de las pirámides del imperio antiguo y medio. Las capillas se abren a un
pequeño patio con un pozo que comunica con las cámaras funerarias.
Grecia
● Concepto de orden y canon en el arte griego. Concepción de platón. Ejemplos.
● Evolución de la escultura griega a partir de ejemplos.
● Evolución de la cerámica desde el período minoico al clásico. (Tipologías, usos,
periodización, características formales en cuanto al uso del color, temas, manejo del
espacio)
● La acrópolis y sus edificios. Programas arquitectónicos, sistemas constructivos, órdenes
(dórico, jónico y corintio), planta. Concepto de espacio interior.
Canon Griego
Cuando hablamos de belleza, carecemos de un criterio universal que nos permita definir
este concepto y nos encontramos ante la idea de que cada individuo o grupo social, en cada
época o momento determinado percibe la belleza de un modo particular y subjetivo, sin
embargo los griegos establecieron un concepto de belleza que prevaleció en el mundo
occidental por veinticinco siglos.
Para los griegos, el arte no es una simple imitación de la naturaleza sino que tiende a
representar una naturaleza que es perfecta. La escuela filosófica de Pitágoras observó que la
belleza perfecta estaba relacionada a un sistema de proporciones matemáticas, a las cuales
respondían la armonizad y a la proporcionalidad de los objetos definidos como bellos.
En este ideal griego, queda la belleza relacionada a los conceptos de proporción,
mesura, ritmo, equilibrio, que hacen que todas las cosas, inclusive la construcción de un templo
o la realización de una estatua se encuentren sujetas a las leyes del número. Según Germain
Bazin “…todas las partes de un conjunto se hallan ordenadas entre sí, proporcionadas por una
medida común. A eso que nosotros llamamos una relación, los griegos lo denominaban canon;
que significa regla.” (Historia del Arte)
Como consecuencia de esto, el arte se ve atravesado a través de aparición de los
conceptos de “orden arquitectónico” y “canon de belleza” los cuales se ven manifestados en
maravillosas y colosales construcciones y hermosas esculturas.
En Grecia se entendía al cuerpo humano como el ideal de belleza en el que
todas las partes de un objeto o cuerpo deban mantener una proporción armónica entre ellas. Un
cuerpo es considerado bello cuando todas sus partes están proporcionadas en relación a la figura
entera, tanto en las mujeres como en los hombres cuya belleza se basaba en la simetría.
El Partenón es la obra arquitectónica donde mejor se refleja el canon u orden
arquitectónico, su belleza radica en la relación numérica de cada una de las partes del edificio
con el todo, a fines de lograr una obra armónica y grata a la vista. En la escultura, el ideal
clásico de belleza fue logrado por Policleto, quien escribió un tratado de escultura donde
estableció su Canon de proporciones aplicables al cuerpo humano. El hombre perfecto debía
estar sujeto a las leyes de la armonía, entendida en el sentido Pitagórico de la proporción como
orden divino.
Para demostrar la belleza y exactitud de su canon, esculpió el Doríforo, un joven atleta
completamente desnudo que portaba con desenvoltura una lanza. Posteriormente, otros
escultores modificaron las medidas para lograr una figura más estilizada y elegante.
El cuerpo humano era el motivo fundamental del arte griego. Durante milenios
el hombre había sido considerado como un ser menospreciado, sometido a deidades y reyes
déspotas, pero los griegos lo dignificaron y le dieron valor como individuo libre y pensante “…
El mundo está lleno de maravillas – afirmaba Sófocles - pero nada es tan maravilloso como el
propio hombre…”
Ahora bien, esta representación natural de la figura humana estaba idealizada y
respondía a una concepción perfecta del cuerpo humano, sin defectos tangibles, únicamente se
esculpían figuras de dioses y jóvenes atletas en la plenitud de su belleza.
Sólo a partir del período helenístico, gracias a la exploración de las emociones humanas,
al mayor conocimiento de la anatomía y a la búsqueda de la individualidad se llega a un
concepto realista del hombre. En esta última etapa del arte griego, se representa a un ser
humano lleno de emociones y con defectos; así por ejemplo, si está muriendo se plasma el dolor
y la agonía, si es anciano se aprecian sus arrugas en el mármol.
Gombrich: “Son seres que pertenecen a un mundo distinto, no porque los griegos fueran
más sanos y más bellos que los otros hombres –no hay razón alguna para creer tal cosa-, sino
porque el arte en aquél momento había alcanzado un punto en el que lo modélico y lo individual
se mantenían en un nuevo y delicado equilibrio.”
Ejemplos:
Escultura
Pintura
Cuando vamos a referirnos a la pintura griega nos encontramos ante una limitación, es
que, como bien expresa E. Gombrich: “El único medio de que podemos formarnos una vaga
idea de cómo era la pintura griega, es el de observar la decoración de sus cerámicas.” Estos
recipientes eran llamados vasos, y en los más primitivos pintados en el siglo VI a.C., también
encontramos huellas de los métodos egipcios, las figuras aún se representan de perfil, con los
ojos vistos de frente, sin embargo sus cuerpos ya no están dibujados con esa rigidez clásica del
arte egipcio. “Su cerámica –según Gombrich- estaba decorada con sencillos esquemas
geométricos, y allí donde estuviera que ser representada una escena era integrada en este dibujo
estricto.”
No obstante, poco a poco se abrió
camino a uno de los mayores descubrimientos
de los pintores griegos, cuando se abandona la
creencia de que “…todo lo que él sabía que
pertenecía a la realidad, debía ser mostrado.
Una vez quebrantada esta antigua norma, y
cuando el artista empezó a confiar en lo que
veía, tuvo lugar un verdadero terremoto. Los
pintores realizaron el mayor descubrimiento de
todos: el del escorzo.” (E. Gombrich) Esto
significó que el arte antiguo estaba muerto, y
que el artista ya no se propone incluirlo todo
dentro de la pintura en su forma más claramente
visible, sino que tuvo en cuenta algo muy importante: el ángulo desde el cual se veía el objeto,
las pinturas ahora, comienzan a incluir la perspectiva dada por la observación directa. No pintan
todo lo que está en un objeto, sino sólo lo que se ve, desde el punto en el que se lo mira. Como
dice J.A Ramírez: “El arte no es mera imitación: torna visible lo invisible, va más allá de la
naturaleza, trasciende los sentidos.” Sin embargo, esto no implica que la vieja fórmula fue
completamente abandonada, sino que sirvió de esquema y punto de partida, y ya no era
considerado como sagrado cada uno de sus pormenores.
“Los vasos pintados –nos dice J.A Ramírez-
reproducen con libertad de movimientos y profusión de líneas
curvas y ornamentales una vegetación fecunda y espontánea
que se identifica con la vasija abrazándola.” Vemos aparecer
una naturaleza paradisíaca y luminosa que recoge la pintura
mural y la cerámica y que tanto atrajo la sensibilidad del Art
Noveau a comienzos del siglo pasado. El estilo Kamarés, se
decora con pintura en rojo o blanco sobre un fondo negro. La
técnica del torno permite increíbles ejemplos de lujo, llamados
de “cáscara de huevo” por sus tenues paredes. En el estilo
cerámico de los segundos palacios, ahora con líneas oscuras
sobre fondo claro, se incluirán ejemplares de fauna marina
como peces y pulpos. En la pintura mural y en la cerámica la naturaleza ocupa un lugar
primordial.
El arte geométrico es esencialmente decorativo en donde el vaso es concebido como una
estructura con panza, hombros, cuello y pie. Es una estética bricroma donde predominan las
líneas oscuras sobre el fondo claro de la arcilla, predominando también la recta sobre la curva y
la tonalidad del vaso se cubre de franjas, motivos en zigzag, grecas, meandros, triángulos,
esvásticas, etc. Avanzado el período geométrico se introduce la
representación figurada, primero con siluetas de animales en
actitudes estereotipadas y finalmente se ensaya la figura humana.
En siluetas triangulares y bidimensionales se indican los rasgos
esenciales, de forma que la línea curva ganará dominio frente a las
rectas del anterior período geométrico. La monocromía típica del
período geométrico deja paso a la policromía, purpura y blanco
enriquecen la apariencia de los vasos. La observación de la
naturaleza invita a sustituir las siluetas por contornos de líneas que
dejan reservadas las zonas más significativas de un ser vivo.
Paulatinamente los talleres corintios introducen la técnica de las
figuras negras, un recurso nuevo que indica, sobre la arcilla, aun
blanca y mediante incisiones, los detalles interiores de cuerpos o
vestidos, esta nueva técnica permite la superposición de varias
figuras y, con ella, una mayor complejidad narrativa. Pocos años
después unos innovadores introducen en Atenas una nueva técnica, las figuras rojas, en donde el
fondo se cubre de barniz negro, intensamente brillante, y se reservan las figuras, antes negras,
en el color anaranjado de la arcilla. “La sensación visual –Según Ramírez- será distinta: las
figuras ganan en corporeidad y poco a poco se desechan las viejas convenciones.”
La idea generalizada de una Grecia llena de mármoles blancos nos aleja de la verdadera
idea de estas grandiosas obras, las cuales estaban completamente recubiertas de color. Los
griegos pintaban hasta los templos con fuertes y contrastados colores como rojo o azul, y en los
edificios pintados con decoraciones teatrales se tiende al ilusionismo, al engaño de la imagen.”
Ricardo Olmos del libro de J.A Ramírez plantea que el arte griego “…es una fuente
inagotable para el arte occidental…” ya que nos introducen a un proceso continuo de
descubrimiento que nos han sido útiles hasta nuestros períodos. El arte griego fue heredero de
múltiples fuentes, sobre todo de oriente y Egipto, y fue el griego quien las recogió y las volvió a
plantear desde la perspectiva del hombre impulsado por su propio marco social, el de la polis.
Para José Antonio Ramírez: “El arcaísmo se preocupó por su apariencia externa, por el brillo
fascinante de las cosas. El clasismo le preocupo la interioridad que trasciende la forma. El
helenismo se ocupó de la infinita diversidad y apariencia de los seres, de la simpatía o
padecimiento común del hombre y la naturaleza.”
La Acrópolis constituye el
conjunto arqueológico más
importante de la ciudad de Atenas.
El significado de la propia palabra
‘akrópoli’ es ciudad en lo alto y
hace honor a su emplazamiento, el
cual se encuentra a 156 metros
sobre el nivel del mar, acrópolis
también significa roca sagrada.
Concebido como un recinto
fortificado y como lugar sagrado,
la Acrópolis alberga en su interior
algunos de los edificios más
representativos de la antigua
Grecia, con el Partenón
reconstruido bajo el mando de Pericles, Los Propileos, el Templo de Atenea Niké, el Erecteion
y el Teatro de Dionisios, entre otras estructuras que actualmente completan el yacimiento
arqueológico.
En la Época Clásica (segunda mitad del siglo V y IV a.C.) existen una serie de
variaciones realizadas por Pericles, por lo que este período fue denominado con su nombre. La
mayoría de los templos de la Acrópolis griega fueron reconstruidos en esta época del 460-430
a.C. consiguiendo en el siglo IV su forma final.
La acrópolis es una fortaleza natural, con una superficie de menos de tres hectáreas, que
culmina con el Partenón a 156 metros sobre el nivel del mar, estuvo habitada desde la época
neolítica pasando por una ciudad micénica, hasta ser el primer núcleo habitado de la ciudad de
Atenas, culminó siendo un emplazamiento religioso. En el siglo III comenzó a levantarse las
murallas ciclópeas que rodean la fortificación. A partir de finales del siglo II a. C. la vida pasó a
la ciudad y la acrópolis se consagró como lugar de culto. De ahí que en la época arcaica se
sobrepusieran santuarios sobre el palacio. Más tarde en la época de Pericles, cuando Atenas
tenía el máximo apogeo económico y cultural, fue cuando se reconstruyó el Partenón y el resto
de los edificios que conocemos actualmente. El fundador, primer rey del Ática, fue Cécrope,
hijo de Gea, en cuyo reinado tuvo lugar el último enfrentamiento entre Atenea y Poseidón por la
posesión del Ática. La distribución de la Acrópolis consistía en una sola entrada, rodeada por un
fuerte amurallado. A la derecha de los Propileos, el templo de Atenea Niké y a la izquierda, un
edificio que contenía pinturas.
Leonardo Benévolo define los tres órdenes griegos casi en forma de ciencia y a los
cuales relaciona estrechamente con la búsqueda de la belleza. El orden para éste, es lo contrario
a la confusión, por lo tanto el orden mortifica a la espontaneidad. La regla, el orden y el canon
siempre son igual. Christian Norberg Suchulz plantea que durante 2300 años la arquitectura
griega marco al occidente. Cuando se habla de arquitectura griega se piensa sobre todo en los
templos, y plantea que no se puede pensar en la arquitectura solo como el espacio interior, sino
que lo relaciona con el paisaje, es decir, el emplazamiento donde se ubica el edificio, tiene igual
importancia para definir una obra como el Partenón, como arquitectura. El emplazamiento es
importantísimo ya que modifica el paisaje, lo cambia y el tipo de edificio es un sello marca
territorial en un sentido cultural.
Este último posee una manera de pensar diferente a Bruno Zevi, quien plantea que la
arquitectura debe tener un espacio interior, reduciendo el templo griego a una enorme escultura
carente de espacio interior.
Construcciones de la Acrópolis.
Los Propileos
Pericles completo su programa
arquitectónico de la Acrópolis con los
Propileos, una entrada monumental con
portada dórica e interior jónico. Este gran
pórtico era precedido por una empinada
escalinata frontal que conducía al templo
de Atenea Niké. En el ala norte del portal
encontramos una sala con planta
rectangular y tres columnas dóricas el
vestíbulo. En el ala sur encontramos otro
edificio que sigue con las mismas pautas
que el edificio anterior con la diferencia de que muro occidental, el que mira a la ciudad, fue
sustituido por una columnata para dar acceso al templo de Atenea Niké. El material con el que
está construido es el mármol pentélico, del monte Pentélico, cerca de Atenas, y se emplearon el
orden dórico en las partes más altas y el jónico en las más bajas.
El Partenón
Fue comenzado en la época
Clistenes, llamándose en esta etapa
templo de Atenea Parthenos, fue
mandado a construir de nuevo por
Pericles en el 447 a.C. terminándose en
el 432 a. C. Los arquitectos encargados
fueron Ictino y Calícrates, estando estos
bajo la supervisión de Fidias, quien
realizó la parte decorativa. Los
arquitectos se valieron del templo
anterior y de algunos bloques y tambores
de columnas de mármol que se habían
extraído ya de las canteras del Pentélico.
Pero, aunque se basaron en este templo, las medidas no corresponden con él, siendo más largo y
ancho, en concreto: 30,88m de ancho y 69,51 de largo.
J.A Ramírez plantea correctamente que “no era propiamente un templo de culto –no
tenía altar- sino un monumento exaltador de Atenas, ofrenda o exvoto ante los dioses,
acumulación de riquezas al tiempo que lección ante los demás.” La nave central es la cella y
acogía allí la imagen de Atenea Parthenos de Fidias. Poseía 8 columnas dóricas en las fachadas
principales, una doble columnata en el interior de la cella enmarcando la estatua en
proporciones adecuadas. El espacio interior se limita aquí a acoger a la diosa y el exterior a
magnificarnos con impresión, asombrando las miradas. Las líneas horizontales se curvan con
convexidad hacia el interior del edificio y los alumnas de los ángulos están levemente inclinadas
hacia el centro. Posee metopas, coordinadas por Fidias, poseen vivos colores y están realizadas
en alto relieve, llegando casi al bulto redondo, estas metopas aluden a la historia de Grecia, las
cuatro leyendas principales estaban distribuidas alrededor del Partenón; la gigantomaquia (lucha
de dioses con gigantes), la centauromaquía (Teseo contra los centauros), la amazonomaquía
(lucha con las amazonas) y el friso sobre el muro exterior de la cella, narra la procesión
religiosa en honor a Atenea. Los frontones esculpidos narran el milagroso nacimiento de Atenea
de la cabeza de Zeus, otro de ellos narra la pugna divina entre Atenea y Poseidón, quienes
lucharon por el dominio del Ática.
La planta se mantiene dentro del tradicional plan longitudinal y rectangular,
conservando la perístasis, y dentro los dos pórticos (anterior y posterior) encontramos la
pronaos y el opistodo.
El templo está construido en un estilo que contiene elementos dóricos, como es el orden
de las columnas y peristilos, y otros típicos de la arquitectura jónica, tales como la esbeltez de
las mismas columnas, el friso, el empalme de las columnas, etc
La Stoa
Es una construcción propia de la
arquitectura clásica, una de las más sencillas:
un espacio arquitectónico cubierto, de planta
rectangular alargada, conformado mediante una
sucesión de columnas, pilares u otros soportes
(columnata), y, en su caso, muros laterales. En
el urbanismo griego solía formar parte de
espacios públicos como gimnasios y jardines;
aunque su localización preferente era el ágora (la plaza pública de las ciudades griegas).
Como espacio público protegido del sol y la lluvia, era un lugar idóneo para la vida
social de las ciudades mediterráneas; a veces cumplía también funciones comerciales, alojando
puestos de comercio. Es equivalente a los soportales o galerías porticadas de algunos otros
lugares.
El Teatro de Dionisio
Fue el mayor teatro de la antigua Grecia, situado en la parte oriental de la vertiente sur
de la Acrópolis de Atenas y formando parte de los témenos de Dioniso. Dedicado, como indica
su nombre, a Dioniso, dios de las viñas y del teatro, inicialmente se rezaba en su honor
alrededor del altar del templo y los espectadores se sentaban a los lados. La duración de las
representaciones se alargaba hasta unas seis horas y la entrada era cara. En la parte central y
última de las primeras gradas había 67 asientos que fueron realizados, posteriormente, en
mármol decorado y estaban reservados para dignatarios.3 En su etapa final tenía capacidad para
15.000-17.000 espectadores. Los actores actuaban en el legueíon o proskenion, plataforma larga
y estrecha, limitada por un decorado arquitectónico permanente que servía de fondo, y unida a
una cámara posterior, de madera, utilizable para vestuario y cuyo nombre, skené, equivale a
escena o escenario. La skené estaba flanqueada a menudo por dos cuerpos salientes, las
parascenias, destinados a la maquinaria del teatro.
TIPOLOGÍAS DE VIVIENDA
- Insulae: edificio de apartamentos donde, en alquiler o en propiedad, vivían los
ciudadanos más pobres. Muchas veces quedaban reducidos a una habitación multiuso. Las
insulas eran edificios de 3 a 5 plantas en un principio, construidas en adobe y madera pero luego
fueron evolucionando a edificios de ladrillo cocido y concreto. Los apartamentos se
amontonaban unos con otros, eran de planta cuadrada. Poseían balcones y ventanas sin vidrio,
que oportunamente eran tapiadas con madera durante el invierno para evitar el paso del frío.
Casi todas las insulae carecían de agua potable y baños, y esto, obligaba a la gente a acudir a
baños públicos y fuentes en el mejor de los casos; o directamente a las ventanas durante el
invierno o las noches. Los pisos inferiores eran los más costosos y generalmente estos eran
utilizados como comercios. Los pisos superiores, de difícil y tedioso acceso (ya que no poseían
un patio interior) eran más baratos e inseguros. A su vez las escaleras generalmente eran
verticales y pasaban de apartamento a apartamento.
- Domus: vivienda particular, ocupada por un solo propietario y su familia, que
normalmente consta de un solo piso. Sus dimensiones son muy variables dependiendo del poder
económico del propietario así como de sus gustos e intereses. En un principio, la domus era una
vivienda en la que cada habitación tenía un uso concreto: el cubiculum funciona como alcoba, el
triclinium como comedor y el tablinum como sala de visitas. Estas viviendas eran sencillas y
baratas. No obstante, con las Guerras Púnicas se generaliza una tendencia entre las familias
ricas a ampliarlas al estilo heleno incorporando nuevas habitaciones.
De la acera de la calle a la entrada de la domus solía haber uno o dos escalones que
daban acceso a dos pilastras con capiteles ornados en cuyo interior se encontraban las puertas,
que se abrían al interior. El espacio que se crea en este marco se denomina vestibulum y consta
del umbral (limen inferum), dintel (limen superum) y las jambas (postes o Ianua). Fauces es el
nombre que recibe el tramo de corredor que va de la puerta al atrio, lugar donde solía colocarse
un banco para que pudieran sentarse las visitas. Alae: Son dos recintos gemelos abiertos a
ambos lados del fondo del atrio y comunicados entre sí, muy cerca del tablinum. Andron: Es la
habitación de los varones en la casa griega si bien en Roma consiste en el corredor situado a un
lado del tablinum que comunica el peristilo con el atrio a través de un cortinaje. Peristilum: Se
trata de un espacio mayor que aquel, descubierto, rodeado por un pórtico columnado, con un
jardincillo y una fuente centrales. A él se abren las habitaciones de la familia, más amplias y
lujosas que las que rodean el atrio, que quedan para el servicio. Triclinium: comedores.
En general, la casa romana apenas estaba amueblada. Más allá de los armarios donde
guardaban documentos familiares e imágenes de los antepasados o los asientos para las
reuniones familiares. El mobiliario pretendía mostrar la dignidad del dominus más que ser
confortables. En la decoración se empleaban maderas, tapices, vasos y vasijas carísimas
fabricadas con materiales que han soportado el paso de los años, las inclemencias
climatológicas y los desastres humanos.
- Villae: son viviendas en zonas rurales. Las villas se distinguen en las que están en el
extrarradio de la ciudad, generalmente amplias y suntuosas y las de campo, dedicadas a la
agricultura y la ganadería, que formaban auténticas
aldeas.