046 Fuensalida Correspondencia PDF

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Correspondencia

GUTIERRE GOME
DE FlIENSALIDA
Embajador en Alemania, Flaiides <? Inglaterra (¡Agc-i^og)

PUBLICADA POR EL

Ti^
D uque de ficnvick v de rVlha
1

Conde de Si niela

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>r,

MADRID
1907
MAY i 8 1972

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yf

il°7
INTRODUCCIÓN

Más que el legítimo deseo de aclarar puntos históricos no

bien conocidos, v, desde luego, mucho más que la pueril vani-

dad de la letra de molde, me impulsa á publicar este libro el

recuerdo siempre presente de mi difunta madre. Ocuparme en

las mismas materias en que ella se ocupaba; escribir donde ella

escribía; realizar los proyectos bruscamente interrumpidos por su

muerte, y complacerme en distribuir tales libros entre eruditos

y entre amigos que lo fueron suyos, presenta clara ante mi vista

su querida imagen, y como que me hace vivir su propia vida.

Fué el último de sus proyectos la publicación del presente

volumen, que había empezado á preparar con cierta reserva, á

fin de sorprender con él á su madre y á sus hermanos, de cuyo


Archivo proceden los originales. Por desgracia para todos y para

el libro, me ha tocado á mí, con muchas aficiones, pero sin

gran preparación aún para este linaje de estudios (i), improvi-

sar un trabajo en que todo lo bueno se deberá exclusivamente

al valor intrínseco de los documentos y al cariño filial que en

esta tarea me inspira.

Sirva el noble móvil de disculpa á mi inexperiencia.

i¡ Ha sido también mi guía en este ensayo, como lo fué de mi madre en los suyos,
nuestro Archivero D. .\ntonio Paz y Mélia, á quien rindo aquí igual te^^timonio q\ie le rin-
dió ella en las primeras páginas del primer volumen que publicó.
NOTICIA BIOGRÁFICA DEL EMBAJADOR

§ 1."

De la vida privada de hombre como Gutierre Oómez de Fiiensalida, uno

de los de más valer de la corte de los Reyes Católicos, según Dixon, y que
durante más de cuarenta años, desde 1475 á 1535, sirvió á su patria y á sus
reyes en guerras, embajadas y cargos importantísimos, asistiendo d los sitios

de Málaga y Granada, perteneciendo al Consejo de los Reyes Católicos y


apadrinando en la pila á Carlos V, declaraba terminantemente investigador
tan afortunado como Bergenrotli (1), que no sabía absolutamente nada. Tam-
poco se conocen, añadía, las Instrucciones que llevó de España, ni su corres-
pondencia desde Inglaterra (2), teniendo que limitarnos á deducir por las

cartas de la princesa Doña Catalina y por los despachos de su padre lo que


pasó entre el embajador y el rey Enrique.
Por suerte, la mayor parte de los originales qnr el erudito extranjero echa-

ba de menos, tal vez por no haberle ocurrido buscarlos en el Archivo de los


descendientes del Embajador, los Condes de Puertollano, se han conservado
allí durante más de cuatro siglos. Pasan de ciento cincuenta las cartas que
forman la correspondencia, y no son escasos los documentos referentes á su
persona y casa. La mayor parte son originales, bastantes autógrafos, y lo

mismo algunas cartas de los Reyes Católicos, de Almazány las quince ó diez
y seis de la reina Doña Catalina, que como se sabe, son bastante raras, en
aquel concepto (3).

(1) ,,Of Ihe prívate ufe of Fiiensalida I kiiovc iiothiiig." (Calendar of State Papers &" l.o

p.^ CXXVII.)
(2) „Neither Ihe ¡iistriictioiis which Fiieiisaliiia took from Sfiaiii, ñor ttie letters which he
wrote from England areextaiit. \Ve learn what passed beiweeii hin and Henry only from the
letters of the Princess Kaiherine and the despatches \x'h¡ch Ferdinand sent hin wheii he was
in England." (Ibid. p.a CXXVII.)

(3) Otras de la misma Reina, también autógrafas, debo á la bondad de S. M. la Empera-


triz Eugenia, que las conserva en sus Archivos.
Según el árbol genealógico y notas autógrafas de Gutierre, descendía di-
rectamente de Gil García Laso de la Vega, segundo lujo del Señor de la Casa
de la Vega (padre de Garcilaso, el que mataron en Burgos) y de Alonso Fer-
nández de las Roelas, tí quien llamaron después de Fuensalida (1/ para di-
ferenciarle de un primo hermano de igual nombre y apellidos.

Su madre, Doña Juana Tellez de Toledo, era nieta del Adelantado Alvar
García de Toledo, y biznieta del Señor de Valdecorneja. Su abuela paterna.
Doña María Díaz de tiaro, era rebiznieta del Conde D. Lope Díaz de Maro.
No se puede negar á nuestro embajador un ilustre abolengo, ni á sus descen-

dientes, como luego se verá, el mérito de haberle sabido conservar con gloria
hasta los tiempos actuales.
Hijo del citado Gil García Laso de la Vega fué Gutierre Laso de la Vega,
Maestresala de D.Juan I, y el hijo de este Gutierre, Alonso Gutiérrez de Fuen-

salida, Comendador de Montealegre, tuvo aquel mismo cargo en la corte de


Enrique III, y fué padre de Gutierre de Fuensalida (2), Comendador de Villa-

escusa de Haro, en la Orden de Santiago, como su hijo, nuestro embaja-


dor (3).

Ignoro el lugar de su nacimiento, y en cuanto á la fecha, de su carta de


Londres de 14 de Enero de 1510, en que dice hallarse allí á la edad de sesenta
años, se deduce que nació en 1450. En 1470 contrajo matrimonio en Requena

(1) Fué el primei' Señor de esta villa de la provincia de Toledo, D. Pedro López de Ayala
el Tuerto, hijo de D. P." López, señor de Ayala, y de Doña Leonor de Guzmáii. Casó con
Doña Elvira de Castañeda, y su hijo fué el primer Conde de Fuensalida; pero nada tiene que
ver la familia de nuestro embajador con la de los Condes de Fuensalida, con quien el Calen-
dar la confunde, poniendo bajo el nombre de Gutierre Gómez de Fuensalida la noticia refe-
rente ai Conde de este título, que se hallaba á la sazón en Galicia. (Calendar. Supl. á los to-

mos 1.0 y 2.", pág. 287).


Dice Garibay que Doña Luna Eslebanez, hija de Esteban lilán y de Doña Sol, casó con Don
Diego Gómez de Toledo, y que en 1249 dio á la iglesia de aquella ciudad 600 maravedises
para la compra de Fuensalida. (Obras genealógicas manuscritas.)
(2) En el Cancionero que fué de Gallardo, y luego del general San Román, fol. cccxxxvii
v." á CCCXXXViii r.o, había una composición en verso de este Comendador, por desgracia, hoy

perdida.
Estaba dedicada Al nacimiento del Infante D. Alonso.
(3) Contestando éste al Rey Católico que le mandaba permanecer en Flandes, compen-

diaba así los servicios de su abuelo y de su padre:


„V. A. me manda que yo haya paciencia y que esté aquí. Yo lo haré como V. A. lo manda,

porque pienso que es peniíencia de muchas ofensas que he heciio á Dios, y no cesaré de ser-
viros hasta la muerte, porque esta es deuda antigua. Mi abuelo dejó á Castilla por seguir al
rey D. Fernando, abuelo de V. A., y en su servicio gastó y destruyó harta hacienda que tenía,
y mi padre siempre siguió al infante D. Enrique, tío de V. A. No es mucho poner la vida por

quien me la ha sostenido hasta aquí, y con honra." (Carta de 15 de Mayo de 1505.)


IV

con doña María de Arroniz, hija de Sancho de Aironiz (1), alcaide de aquella

fortaleza. Sucesivamente vivió el matrimonio en Toledo y lugares de la En-

comienda de Haro, en Oca ña y en Cannona.


Después de esta fecha, la más antigua en que se hace mención de Gutie-

rre en documentos, es del año de 1475, en que por muerte de su padre, Co-
mendador de Haro y Villaescusa (2), el Amaestre de Santiago D. Rodrigo

Manrique, dio al hijo, Gutierre Gómez de Fuensallda, su criado/ caballero

de la Orden, aquella misma encomienda (3).

Con decir que Gutierre servía d las órdenes del esforzado Conde de Pa-
redes, D. Rodrigo Munrique, está dicho que debió hallarse en tantas batallas
y reencuentros como acreditaron las hazañas de aquel caudillo. El mismo, al
pedir á los Reyes el puesto de Caballerizo mayor de la Casa de la Princesa (4)

(1) Lo ¡lustre de esta Casa es muy uotorio. El primer ¡udíviduo de ella de quien hay
mención, es D. Pedro Qarcés de Arroniz, rico hombre, Señor de San Juan de Pié del Puerto,
Navas de Tolosa (1212).
Tafalla y Dicastillo (1205-1231). Se halló en la batalla de las
Fueron sus hijos D. Martin y D. García Pérez de Arroniz, milites, (1222:. Otros descen-
dientes pasaron á iVlnrcia donde tuvieron gran autoridad y poseyeron cuantiosos bienes. De
allí se trasladaron á Málaga.
Sancho de Arroniz, conquistador de-esta ciudad (1487) y alcaide de Requena. De los 13
caballeros que los Reyca Católicos enviaron en 1489 para el regimiento de la cuidad conquis-
tada, el primen) fué Hurtado de Luna; el segundo, este Sancho de Arroniz; y el tercero, nues-
tro embajador, el Comendador Fuensallda.
Casó Sancho con Doña Juana Pacheco, hija de Rodrigo Pacheco de Aviles (Señor de San-
tiago de la Torre y Martin Ovicco, caballerizo mayor de Enrique IV) y de Doña Catalina de
Alarcón.
Hijos: Luis Pacheco de .arroniz y Doña María de Arronií Pachec:, mujer de nuestro em-
bajador.
Fué D. Luis Alguacil mayor de Granada; casó en primeras nupcias con Doña Luiia deVal^
derrábano, y tuvo una hija llamada Doña Catalina I^acheco y Arroniz, Señora del Mayorazgo
de los heredamientos de Esperilla y Fiienie la Higuera, y del repartimiento de laCasa de Arro-
niz en .VLilaga. Casada con D. Rodrigo Manrique de Lara, 11." Señor de Frigiliana
y Nerja, caba-
llero de Santiago, alcaide y capitán de Málaga, y continuo de la Casa del emperador Carlos V.
Las armas de los Arroniz Pacheco son: escudo en pal; á la diestra, en campo de oro, banda
szul con dragantes, orlado de ocho calderas negras (Arroniz). Al biniestro, en campo de plata,
dos calderas gironadas de oro y rojo, con sierpes por asas (Pacheco;.
(V.L' Moret. An. de Navarra. - Mariana. Hist. de Esp. - Zuriia, Anales. - Oaribay, lib. 25,
c. 5.- Anales de Sevilla, lib. //, p." 127. Salazar, Casa de Lara. 2." 750-753.)
(2) Existe original entre los que he citado, la Carta de creencia que en Valladolid, á 15
de Diciembre de 1453 entregó el Rey á este Comendador de Haro que iba á tratar asuntos
de la Orden.
(3) V.<^^ el Apéndice.
(4) En
de Bruselas de 12 de Enero de 1501, pedía el oficio de Cerero mayor ó el de
carta
Acemilero mayor de la Casa de la Princesa, „aunqne tengan, dice, el nombre contrario al de
embajador".
Después, en carta de l.o de Mayo del mismo año, pidió el olicio de Caballerizo mayor.
recuerda al¡^tinos de los servicios prestados d los Reyes Católicos desde que
empezaron d reinar, y „ cuando desde Toledo á Murcia no liabía quien el

"nombre de Vuestras Altezas osase nombrar en su boca, porque toda la tie-

"rra estaba por los que seguían ai rey de Portugal, y yo solo, por mandado
"de Vuestras Altezas, hacía la guerra al Marqués de Villena y á Lope Vaz-
"quez de Acuña desde la fortaleza de Haro, y la continué hasta que Vuestras
"Altezas enviaron á (1) y á Pero Ruiz de Alarcon (2) á hacer guerra al

"Marquesado."
Estos sujetos, por carta patente de los Reyes, le requirieron que continua-

se la guerra, y en su nombre le prometieron pagarle el sueldo de su gente.

Cumplió la orden hasta el te'rmino de la campaña, manteniendo á su costa,


durante año y medio, veinte de d caballo; pero los Reyes no cumplieron la
promesa del pago.
Hizo Gutierre que las villas de S. Clemente, Aleonábate, la Roda y Al-

bacete, se levantasen contra el de Villena y se sometiesen á los Reyes, con lo

que facilitó el que luego el Adelantado de Murcia y D. Pedro Manrique le-

vantaran todo el Marquesado. Además, logró que los receptores Reales cobra-
sen de las tierras del Marques grandes sumas, con que se pagó á la gente de
guerra. La recompensa de estos servicios fué que Diego de Merlo con gente
del de Villena le tuviese seis meses cercado y se apoderase de la renta de dos

años de su propia Encomienda. Por otra parte el Marque's y su hermano, el

Maestre de Calatrava, sobre seguro de tregua le combatieron á Villaescusa,

cuya guarda tenía confiada á su hermano y á varios escuderos; tomaron la

villa; prendieron al hermano y despojaron á cinco de aquéllos, despojo que


tuvo que pagar Gutierre; robáronle su casa, destruyendo cuanto encerraba, y
otras dos casas de molinos.

Estas perdidas le obligaron á vender toda la herencia paterna y cuanto

llevó en casamiento (3).

Quejóse ante los Reyes de semejantes atropellos, y después de dirigirles

muchos memoriales, al cabo sometieron la resolución al Arzobispo de Granada


y al Dr. Villalón; pero como él no pudo seguir la Corte, no consiguió el menor
resultado. Continuó, sin embargo, sirviendo siempre á su costa á los Reyes.

(1) En blanco; pero puede llenarse, por constar que el que acompañaba en esta época
(1477) á Ruiz de Alarcón, era Jorge Manrique.
(2) Murió en el sitio de Coin en 1485. (Guillen Robles.- Hist." de Málaga).
(3) En 30 de Diciembre de 1479 su suegra le entregó 100.000 maravedises, á cuenta de
los 260.000 del dote de la hija, que cobró al año siguiente, dando él 50.000 por razón de arras.
Durante un año se ocupó en el repartimiento de Alliama sin salario al:<runo,

cosa no hecha con nadie que tuviera cargo de repartimiento en el reino de

Granada. Por último, en Castil de Fierro perdió en lucha con los moros un

hijo y un hermano que tenía cargo de gente en Almuñecar.


En la escritura de fundación del Convento de Nfi S.^ de la Paz, de Má-
laga (16 Agosto 1521), declara Gutierre haber sido uno de los primeros po-

bladores de la ciudad cuando se ganó á los moros (1487). Y, en efecto, asilo

confirma una cédula de los Reyes Católicos que tengo original, fechada en
Santa Fe á 8 de Febrero de 1492, en que mandaron darle cuando fué á ave-

cindarse á A4álaga con nuijer é hijos, varios repartimientos en los lugares que
le eran debidos (1)

Parece, pues, muy probable que Fuensalida tomase parte en las campañas
que precedieron á la toma de Granada, y aun que se hallase en ella, puesto

que militaba á las órdenes de D. Rodrigo Manrique. En el alarde hecho en

Fuenterroble, lugar de Salvatierra, por orden del Duque de Alba, en 20 de


Marzo de 1491, para ir sobre Granada (2), se presentaron Francisco Maldo-
nado, Benito Rodríguez y Francisco del Caño, enviados de tierra de Avila y
Arévalo por el Comendador de Villaescusa, ó sea Gutierre Gómez de Fuen-
salida.

Acaso desde la fecha de la Cédula citada hasta 1494 lograra nuestro Co-
mendador disfrutar algún descanso al lado de su familia en Málaga; pero
en aquel año ya consta que había vuelto al servicio activo de los Reyes Ca-
tólicos, que es lo mismo que decir á las penalidades y á la pobreza. Basta
para prueba leer algo de lo que desde Brujas á /." de Mayo de 1501 (carta ya

citada), dice á los Reyes:

«Siete años hace que ando fuera de mi casa, y he venido en tai punto que
i,mis vecinos me han mas mancilla que envidia, porque me vieron con mas
»de lo que tengo, y agora trie ven que de pura necesidad me tengo tres hijas

(1) El Sr. Guillen Robles, en su Historia de Málaga (pág. 516), y con referencia á Medina
Conde (Co/iv. Mulac, que Fuensalida fué uno de los proceres que concurrie-
pág. 282). dice
ron á las conquistas de Málaga y de Granada; que fué Gobernador de aquella ciudad por los
Reyes Católicos, de su Consejo de listado, y que tuvo la alta honra de apadrinar en la pila á
Carlos V.
Cree también probable que asistiese á la memorable derrota de la Axarquia (21 de Marzo
de H83), pues iban con el Maestre de Santiago los Comendadores y freiles de la Orden, y
quedó cautivo de los moros el alcaide de Antequera (pariente de Fuensalida) Gómez de Fi-
giieroa, con 30 Comendadores de Santiago. (Málaga musulmana).

(2) Publicado en la página 48 de los Documentos escogidos del Archivo de Alba.


vil

"mugeres sin (medios?) para ponellas en monasterio ni para casar ninguna


"dellas. No me ha quedado nada... V también quiero que sepan V. altezas
"que no tengo otra bienaventuranza en esta vida sino haberlas servido, etc.»

Confiesa luego que le habían hecho merced de 100.000 maravedises; pero


añade: -Como para hacer este camino (el de Brujas) me hallaba sin recursos,
"metí la mano en mi hacienda mas de lo que podía sufrir, con esperanza de
"que aquellos me serían librados para mantener mi mujer y casa; pero ella
"me escribe que la dejé con muchas deudas y que los maravedises no se le

"libraron.

Nadie quería hacerle cambio, ni aun con la gran pérdida de otras veces.

Durante cinco meses no había recibido un maravedí, y ya en la posada esta-


ba todo empeñado. Así se encontraba en 1501.
No se averigua en que' negocios entendería desde 1494 en que dejó su casa
por el nuevo servicio de los Reyes, hasta 1496, fecha de la primera carta suya
que figura en este Registro de su correspondencia. Es de suponer que no se-

rían de escasa importancia, porque Rey tan experimentado como Don Fernan-
do, ¿había de escoger á hombre que no estu viera ya probado en difíciles co-

metidos y en serios asuntos de Estado para negociaciones de tanta transcen-


dencia como los matrimonios de sus hijos, las alianzas contra Francia y otras
no menos graves que le encomendó en Alemania?
Desde aquel año hasta el de 1509, se ocupó en las embajadas, objeto de
este libro; al siguiente, aparece como segundo Corregidor y Justicia mayor de
Granada, pues en carta del Rey Católico de 16 de Agosto de 1510 (original
entre los citados documentos) ordenó á los capitanes de las costas del reino

de Granada que acudiesen al llamamiento de Gutierre Gómez de Fuensali-

da, Corregidor de Granada, con la gente que pudiese, porque llevaba comi-
sión para castigar delitos en lugares de aquel reino, delitos que se perdona-
rían al culpable que descubriese á sus cómplices.
En 1511, le mandó el Rey que dejase de asistir á S. A. en la jornada que

iba d emprender al África, y que continuase sirviendo su oficio de Corregidor.


Dos años más tarde, dispuso que para cosas de su servicio se le diesen anual-

mente 75.000 maravedises, de que no había de dar cuenta d nadie (1).

Vuelve á perderse su memoria hasta 1517, en cuya fecha parece residía

(1) Estos documentos, originales, como los que antes he citado y después he de citar,

existen, según he dicho, en el Archivo de los Duques de Fernán-Nuñez y me han sido genero-
samente facilitados.
VIH —

en Málaga. Al siguiente era Regidor de la ciudad, como consta por la licen-


cia que en ella otorgó en 16 de Enero de 1518 pora fundar el Patronato del
Convento de Nuestra Señora de la Paz en la colación de San Juan.
Probablemente en aquel año de 1517 perdió á su mujer, pues ésta otorgó
testamento ante el notario de Málaga, Juan de Moscoso, en 10 de Junio (1).

Gutierre otorgó el suyo diez y siete años después en sus casas de Málaga
á la colación de San Juan el 7 de Agosto de 1534, ante Alonso Martín Tu-
régano. En él se declara vecino de aquella ciudad y hermano de las cofradías

de la Caridad y de San Sebastián. Mándase enterrar en el Monasterio de


N.^ 5.3 de la Paz de Málaga, que él edificó, y donde yacía su mujer. Con fa-

cultad del Emperador fundó Mayorazgo en cabeza de su nieto Gutierre Laso


de la Vega, incorporando en él todos sus bienes é imponiendo la condición del
apellido Laso de la Vega, y de libre elección el nombre propio. Con esto de-

mostró el singular aprecio que bacía de aquel apellido entre los demás tío me-
nos señalados.
Cita en el testamento á sus hermanos Diego López, Pero Suarez de Toledo

y Fernán Alvarez de Toledo, y por sus hijos y de Doña María de Arroniz á


Doña María Laso, monja, y á Doña Catalina Tellez de Toledo y Laso de la
Vega (2), que en 1502 casó en Málaga can el Comendador Gómez Suarez de
Figueroa, de la Orden de Santiago é hijo de D. Cristóbal de Mosquera, uno
de los conquistadores y primeros repartidores de Málaga, y de Doña Mayor
de Villafranea y Roelas. Mosquera murió ahogado cuando como capitán de
espingarderos gallegos iba, por orden de Fernando V, á socorrer á Doña Ana,
Duquesa de Bretaña.

(1) En el Apéndice yiwsáen verse las disposiciones principales del testanieiilo y de los
cuitro codicilos que otorgó.
(2) La descendencia de esta hija del embajador hasta los actuales Condes de Puerlollano,
puede verse en el correspondiente árbol genealógico, en el Apéndice, así como algums noti-
cias biográficas de varios de los descendientes.
KMHAIAnA \W. AI.FMAXIA

Durante trece años, desde 1496 ü 1509, representó Fuensalida d los

Reyes en las embajadas de Alemania 1 1496-1500); Inglaterra y Flandes


(1500 á 1508), e' Inglaterra (1508 d fines de 1509). Aunque hábil y enérgico
siempre, en ninguna le acompañó la fortuna, porque en Alemania tuvo que
Itabe'rselas con el Rey de Romanos, según le retrata nuestro embajador, largo
„en sus determinaciones; con constante espíritu de contradicción; que nunca
-quiere lo que le proponen, aunque sea en provecho propio; con fama de ii-

..beral, pero escaso, y tan pobre, que para que dé 100 florines andan tras él

ti cien días >. En Flandes, además de la desdichada Princesa Doña Juana, con
el Archiduque D. Felipe, Príncipe -de buen fondo, pero movible ;í voluntad
.,de sus consejeros, que le embriagaban con vida licenciosa, trayéndole de
banquete en banquete y de dama en dama, y que como vendidos en cuerpo
,1

.,y alma á Francia, habían hecho del Archiduque un satélite de los france-

„ses3. En Inglaterra, por último, con Enrique Vil, esclavo de la avaricia, y


con el propio D. Fernando el Católico, no muy esple'ndido; con la Princesa

Doña Catalina, demasiado sugestionada por los enemigos de Fuensalida, y


con el embajador de España, Puebla, vendido al rey de Inglaterra, y más bien

contradictor que embajador, según la expresión del nuestro. Así se explica que
después de estar muy en las buenas gracias de los tres Príncipes, con todos
quedara mal quisto.
No faltará quien achaque el escaso éxito de sus negociaciones al concepto
de altanero que algunos historiadores, como Dixon, Hume y otros le han atri-

buido; pero imparcialmente estudiada su conducta, parece obedecer al profun-


do convencimiento de ser el representante de un Rey poderoso por la fuerza y
por la razón, y de que en las Cortes la moderación se tomaba por pusilani-
midad y la osadía por poderío. En todo caso, le cuadran perfectamente las
palabras de D. Beniardtno de Mendoza, otro embajador más altanero aún
en sus arrogantes respuestas ú la sobeibia Isabel de Inglaterra, el cual en

carta á Felipe II decía: ^ He negociado en Francia é Inglaterra con entereza

„y i^echo que bautizan por violencia, y quando lo fuera, el puro servicio de


,.V. Majestad me forzara á ello, viendo lo poco que se adelantaba con suini-
„siones.... que los de esta opinión llaman templanza.
Las primeras Instrucciones dadas á Fuensalida para la corte del Rey de
Romanos, aunque faltas de fecha, son probablemente de 1496, como lo indi-

ca la duda de los Reyes de que, á la llegada del embajador, ya D. Francisco

de Rojas liubiese ido á efectuar los casamientos de los Príncipes D. Juan y


Doña Margarita, y esto fué en aquel año.
En unión con los otros embajadores, Fonseca y Albión, debía trabajar

porque Maximiliano no cambiase de pensamiento respecto á los matrimonios


de los Príncipes y porque se celebrasen pronto, procurando contrarrestar los
obstáculos de Francia y estorbar que enviase á esa corte embajadores antes
de celebrados. Además de otros puntos relativos á los viajes de las Princesas
y á su casa, había de recabar el auxilio del Rey de Romanos para lo del Du-
cado de Milán c inducirle á romper con Francia, ya que los Reyes Católicos,
por su respeto y por habérselo rogado, habían roto con ella.

A D. Ladrón de Guevara, Mayordomo del Archiduque D. Felipe, notifi-

caría el descontento de los Reyes por haber favorecido tanto la causa del Du-
que de York, que por ello no podían contar con el rey de Inglaterra para la

guerra con Francia. En todas estas negociaciones "no había de hablar sino
solo como y quando fuere menester, y no mas de lo que fuere menester."
Heclios los casamientos, Fonseca y Albión regresarían á Castilla pasan-
do por Milán, y quedaría solo Fuensalida encargado de tan gra ves asuntos,
con arreglo á lo que los Reyes le fuesen escribiendo desde España y Rojas
desde Flandes.
Desgraciadamente, el Registro de la correspondencia de nuestro embaja-
dor, muy maltratado (1) por toda clase de agentes destructores, con las flojas

trastrocadas y las fechas confundidas, ha perdido bastantes folios, tiene va-

rios en blanco, reservados para coplas de originales hoy perdidos, y además


está falto al principio de casi un cuaderno que contendría las primeras im-

presiones del embajador, tan necesarias para seguir el hilo de los sucesos en

(1) En 1305 escribía que le querían quitar en Flandes esle Registro; pero que le había
puesto á buen recaudo. Acaso desde entonces empezase sii destrucción parcial.
i

— XI

los años 1490 y 1497. Tenemos, pues, que contentarnos con las cartas de fines
de Enero de 1498 como las más antiguas. (I

En las Instrucciones y en las cartas de 1497, la Liga aparece muy que-


brantada; el Rey de Romanos, el Archiduque, su hijo y los Reyes de España,
desconfian del apoyo de Italia contra Francia, y hacen treguas con esta como
camino para la paz general.
Por este tiempo Fuensalida vive en un pie de intimidad y hasta de cierta
familiaridad con Maximiliano, como veremos. Alguna audiencia dura cinco
horas. Se corresponden en un latín macarrónico muy pintoresco. A principios

de 149S, el Rey le comunica en secreto un plan maquiave'lico para vengarse


de Francia. Si los Reyes consiguen que los Estados de /talla le den 2.500 flo-
rines mensuales durante la guerra, como el rey de Francia mie/itras sepa que
Maximiliano ayuda á Milán y á los italianos, no irá contra ellos,' él para
desorientarle, fingirá desentenderse de los intereses de la Liga, y cuando el
francés con aquella confianza se encienda y rompa por Italia, MaximUiano
aprovechará la ocasión para recobrar lo suyo. Cuidará de que vayan dineros
á España para reunir ejército y romper Juntamente contra el común enemigo.
No logra Fuensalida, á quien los venecianos buscan por intermediario,
que Maximiliano les dé templada respuesta, porque no hay un voto en su

reino que les sea favorable, y sí 25. 000 alemanes más dispuestos á ayudará
Francia contra Venecia que contra el Turco, ni tampoco consigue recabar de
Maximiliano los 20.000 escudos anuales señalados para la Archiduquesa
Doña Juana, porque su tesoro no está muy abundante.
Pero las pruebas de confianza á nuestro embajador continúan. Está que-
joso de los que rodean á su hijo, que sólo siguen su voluntad propia, porque
habiendo él hecho la guerra de Gueldres por devolverle sus tierras, ellos no
sólo no ayudan á su capitán, sino que se alegrarían de la victoria del Du-
que. Encerrado con Fuensalida en gran secreto, le descubre las proposiciones

de Francia para repartirse Italia entre Alemania, España y Francia; pero á


este Rey, que trató de dar abortivos á la Princesa Margarita y tósigo á Don
Fernando, repudiar á su mujer por estéril y darla á Luis Monsieur para ca-
sarse él con aquélla, aun contra su voluntad, á este Rey prefiere hacerle la

guerra en unión con D. Fernando, y para ello le ofrece fuerte contingente.

(1) La que equivocadamente lleva como dubitativa la fecha de 14Q6 (pág. 3), no puede
ser de tal fecha, puesto que se cita ya á Alad. Leonor, nacida en Noviembre de 1498. Tam-
poco puede dirigirse al Rey Católico, sino á un particular (acaso á Almazán), puesto que se
le da tratamiento de merced.
XII

La respuesta del embajador es propia del tradicional orgullo español:

"Mi Rey, dice, tiene tanta y tan buena gente, que antes que aceptarla pue-
„de ofrecerla. Sus gallegos, asturianos, vascongados y montañeses son tan
„belicosos, que quando los suizos los vean, más los querrán por compañeros

„que por contrarios.,.

A pesar de la buena amistad que muestra Maximiliano á los Reyes, Fuen-


salida cree que el medio más seguro de que no case á su hija Doña Marga-
rita con el rey de Francia, es trabajar, como lo hace, porque no salga de
España.
La muerte de aquel monarca no interrumpe, al parecer, los propósitos bé-

licos de Maximiliano, que para que la sucesión no sea pacífica, propone á Don
Fernando rebelar á los bretones y casar á su Señora con un Principe español
ó alemán. La Liga entera debe lanzarse contra Francia; á su cabeza irá el

Príncipe Alberto de Sajonia, y Fuensalida propondrá el plan á los embaja-


dores de Italia. Aunque de España llegan consejos para concertarse, en unión

con Maximiliano, con Francia, el embajador le encuentra siempre hostil á esta


nación, que no guarda fe ninguna, y que si gana algo en Italia, se apode-
r,rará de Sicilia, España, Borgoña, Austria, y hasta de la Corona del Imperio >.

5/ no se la enflaquece, con su poderío nada hay seguro, y él prefiere perder lo


de su hijo á ponerlo todo en aventura. Por eso se resiste á creer en la paz

entre Francia y España, sin él, y combina y comunica á nuestro embajador

nuevo plan de guerra para levantar la Bretaña contra Francia. D. Fernando


hará armada en Vizcaya y se embarcará con voz de ir á llevar á la Princesa

Margarita al lado de su padre. Éste armará otra en Flandes, pretextando


auxilio en favor de Perkin y del Duque de Clarence, presos por el rey de In-

glaterra, el cual con esto se aprestará á la guerra. Mas al embarcarse Ma-


ximiliano, le invitará (y la aceptación es casi segura) (I), á marchar á Breta-
ña contra Francia. Simultáneamente llegará en la negociación con ésta casi

hasta el cabo para cegarla; los italianos romperán por Borgoña, y en tanto
ellos, tomando alguna tierra en Bretaña, proclamarán nuevo Duque y le ca-

(1) Un anónimo (acaso el Dr. Puebla), escribía algunos meses antes á Fuensalida que el

rey de Inglaterra hubiera otorgado cuanto se hubiera querido cuando el de Romanos tenía
en su poder al falso hijo del rey Eduardo; pero que ya sólo quedaban tres caminos para
atraérsele: el castigo de la que se deciXtía suya; guiar bien lo de Flandes, de gran interés para
Inglaterra, ó casar á Doña Catalina con el Príncipe de Gales. Como Enrique VII era sapien-
tísimo, rico, poderoso, cual ninguno en Anglia de 200 años acá, y su potencia era el coco de
Francia, para ir contra ella exigiría grandes garantías, por lo menos dos años de ayuda y resi-

dencia allí hasta lograr gran parte de su dominio.


XIII

sarán con la Princesa Aíarj^ari/a. Aquí, en batalla, es donde mejor podre-


„mos celebrar las vistas , acaba diciendo Maximiliano d Fuensalida, como
respuesta á su consejo de paz y entrevista de los tres Reyes para combatir
al Turco-

Sabia nuestro embajador que al rey de Inglaterra le había pesado que se


concertara la Liga sin él, y que, como rota la guerra, Venecia no ayudaría á
Maximiliano contra Francia, de unirse con éste, perdería los 40 ó 50 mil du-
cados anuales que de venecianos sacaba; sabía también la enemiga del inglés
con D. Fernando, como obstáculo que había sido para que él se llamase Rey
de Castilla, y por tanto, sospechaba que si Enrique Vil no ayudaba á
Maximiliano contra Francia, éste, á pesar del casamiento de Doña Catalina
con el Príncipe Arturo, había de tratar de libertar á Perkin para perturbar á
Inglaterra, y de ahí la suposición de ir con su armada á libertarle, por si po-
día convertir en realidad el supuesto.
Fuensalida seguía en la corte contrario procedimiento que su antecesor
D. Francisco de Rojas, de quien decía Maximiliano que «negociaba de mala
..manera; porque, pudiendo saber de él lo que quisiera, andaba corrompién-
wdole los porteros y camareros por saber lo que decía ó hacía, tomando mu-
„chas veces por cierto un embuste que de propósito les refería el Rey para
„que st \e coiURStn). Sabía también y proclamaba que codicia y envidia

Mcran muy naturales de aquella nación-,/, sin embargo, cuando sus amos le

facultan para dar las pensiones que crea convenientes, más claro, para ganar
á los consejeros del Rey que intentaban apartarle de la amistad con España,
contesta que antes con Fonseca y Albión así lo creía, pero que ya no, porque
todos formaban cuadrillas y todos querían pensiones, y como tan codi-
ciosos, irían exigiendo las recompensas al compás de los servicios, resul-
tando al cabo contraproducente, dada la opinión de Maximiliano arriba ex-
plicada.

En efecto, la perspicacia de Fuensalida podía prescindir de tales y tan caros


auxiliares. Un día Maximiliano se le lleva á una abadía solitaria y le expo-

ne histórica y genealógicamente los derechos hereditarios á la Corona de


Portugal. Todo eso es invención de los franceses para desunirnos, le con-
«testa el embajador español, después de rebatir sus argumentos con argu-
.,mentos históricos. La prueba es que en los frésanos pasados desde la

f, muerte del rey de Portugal, jamás me hablasteis de tales derechos, hasta

..ahora que precisamente los franceses con el matrimonio de la Princesa de


.

„Castilla con el Portugués, han perdido toda esperanza de casarla cun Prin-
..cesa de Francia-
A mediados de Julio de este año, ya Maximiliano revela al embajador
que, siguiendo el Archiduque sus inclinaciones francesas, ha hecho por los

dos amistad con Francia. Tal energía despliega Fuensalida al oirlo, de tal
manera fundamenta sus cargos al acusarlos de ingratitud para con los Re-
yes, que Maximiliano se muestra y se confiesa avergonzado ; llévasele al
campo, y allí, á solas, suspirando, como siempre que habla de su hijo, y de-

clarando que ya sabía lo que hacía no dejándole marchar, así como no supie-
ron lo que pidieron los que procuraron que le dejase ir, echa la culpa de la
paz concertada á los consejeros de su hijo, interesados en que viva fuera de
su poder para gobernar ellos y comerse el reino. Los Reyes, sin embargo,
deben aprestarse á la guerra, y entre ambos lograrán una paz honrosa.
«Y si mis Señores rompen con Francia, ¿qué ayuda tendrán en V. Maj.?"
— «Poca, contesta A4aximiliano, porque, falto de la de mis confederados y
"de la del Imperio, y siendo yo paupérrimo, poco puedo ayudarlos; pero el

"Archiduque los ayudará, pues aunque hizo la paz, no se entiende que no


"los ha de ayudar como hijo." —-MPoresa prenda yo no pornía en aventura
"una pobre encomienda que poseo, responde con irónico desenfado el em-
"bajador; pues quien ha faltado á sí y á su padre, no le importará faltar á sus

"suegros, que si tenían guerra con Francia solo era por él, y por devolverle
"los Estados que el francés le retenía; así que, si en la paz no se ha acordado
"de ellos, menos se acordará en la guerra." — «Vos lo entendéis todo. Escri-
"bid lo que os parecerá, que á la razón no hay contradicción", replica hipó-
critamente el Rey, puesto que á Fuensalida no se le oculta que en su interior
se alegra de la paz con Francia. Y esto á pesar de los terrores que declara le

han infundido los Electores eclesiásticos de la Dieta, haciéndole ver que,


aunque Francia sólo deseaba Oénova y Ñapóles, con la primera tendría
puerta abierta contra Italia, Sicilia y España; con el segundo sujetaría\á
Roma á la voluntad francesa; luego se apoderaría de Italia toda; llevarían
á Francia la Corona del Imperio y tratarían de reducir á Gemíanla á lo que
fué con Carlomagno.
No pasa el mes sin que Maximiliano confiese que, en efecto, la paz con
Francia se hizo con sabiduría suya, si bien se niega á comunicar á Fuensali-
da sus condiciones, por donde imagina que le causa vergüenza enseñarlas.
Nueva y mayor indignación del embajador, acusaciones de ingratitud y
XV

nuevo subterfíiario del Rey en este curioso diálogo: -»Es que vuestros Seño-
"res hacían otra paz con Francia que no tuvo efecto.- -¿Pero entraban ellos

"y V. Maj.P—Sí.— Pues en la de ahora no entran ellos. No; pero los reservo

"en mi mente. -Por esa reservación, replica irónicamente Fuensalida, bien


"atadas les quedan las manos á los h-anceses, y ya no necesitan alcaides ni

"guardas nuestras fortalezas de la frontera francesa. En fin, V. Maj. me diga


"cosa definitiva sobre paz o guerra, porque en ocho días me ha hecho escri-
"bir una vez de guerra, otra de paz y otra de ambas cosas.- -Como yo trabajo
"por una tregua general de tres años para ir con Francia contra el Turco, y
"tres después convocar la Dieta para resolver lo de Italia, no puedo decir si

"guardaré paz ó haré guerra. Lo que sí afirmo es que Francia no apresta sus
"fuerzas contra mí, sino contra vuestros Príncipes, entre otras razones, por-

"que entre ella y yo hay una barra, que es el Rin. — Pues á mis Señores no
"les acometerá, porque son más poderosos, y si V. Maj. tiene el Rin, ellos los

"Pirineos, que tienen menos entradas, y Sus Altezas no se pondrán segura-


" mente tras los montes."
He reunido aquí, aunque distanciados por algunos días de intervalo,
estos ejemplos defina ironía, de desenfado y, hasta si se quiere, de arrogan-
cia española, para que pueda juzgarse del carácter de las relaciones entre el

Soberano alemán y nuestro embajador. Si esto le ha valido el calificativo de


altanero, hay que confesar que estaba muy justificada tal conducta.

Con su energía corre parejas el acierto en sus consejos. Al llegar la noti-

cia del descalabro de los alemanes en Borgoña, recuerda á Maximiliano cómo


le aconsejó no romper con Francia mientras no tuviera seguro el auxilio de

Italia y de los Príncipes del Imperio, y dinero para prolongar la guerra, por-

que solo, no la vencería, por ser ambas naciones iguales en potencia, y cuando
esto sucede, poco puede ganar la una á la otra.

Lo mismo y con gran independencia opina, cuando, llamado á dar ante


el Consejo del Rey su parecer sobre la guerra con Francia ó la tregua, opta
por ésta para llegar á la paz; porque ni el Rey tenía querella justa, ni podría

luego ajustaría, sino con mayor desventaja, cuando su enemiga, más podero-
sa, hubiera aguardado á ver consumidos los recursos del Imperio. No con-

venció, sin embargo, á Maximiliano, que dominado como sus consejeros


por el Duque de Sajonia, se decide por la guerra diciendo: -«Puesto que los

"franceses dicen que cuando tengo cuatro hombres de armas luego quiero dar
"batalla, pues que los tengo, y cuatro votos del Consejo favorables á la gue-
"rra, quiero darles la razón." V en efecto, marcha contra Francia con 25.000

infantes y 5.000 caballos. -.,Si vencéis y recuperáis lo vuestro y os piden

"paz, la haréis?, pregunta Fuensalida.-Sois inquisidor de las entrañas, le

"responde el Rey, pero os diré que sí, siendo general, para que podamos los

"cristianos marchar contra los infieles."

Qnince días después llega la noticia de haberse firmado la paz entre


España y Francia.
Era, como vimos, otro de los asuntos encomendados á la habilidad del
embajador, detener todo lo posible á la í^rincesa Margarita en España. A
mediados de Agosto su padre resuelve enviar tres embajadores para traerla.

Fuensalida, para quebrantar el firme propósito de Maximiliano, y prolongar


el viaje hasta Marzo, apela primero á razones de economía, que sabía eran
poderosas en el Monarca. Viniendo en aquel mes, había un ahorro de un 50
por ciento. Despue's alega temores por la seguridad de la Princesa, si, como
su padre pretende, navega en una carraca suya, con cuatro naves de sus
suegros por toda escolta. Pero Maximiliano no teme nada, por estar en paz
con Francia. Con esto, Fuensalida logra detener veinte días la salida de los
embajadores. Como último recurso, y utilizando con travesura la circunstan-
cia de ser borgoñones, con poca experiencia del mar, consigue infundirles tal
miedo á la navegación en tal época, que declaran que aunque el Rey les or-

dene traer á la Princesa antes de Navidad, no lo harán, ni se pondrán en


camino hasta Cuaresma ó después de Resurrección.
Las causas de enviar por la Princesa con tan mezquino aparato se las
explica Fuensalida por la mal adquirida fama de liberal de su padre; en su
pobreza, que es mucha, y en la esperanza de que los Reyes suplieran las fal-
tas, no por agradecerlo, sino como cosa debida.
Una laguna considerable presenta aquí el Registro. En las hojas en blan-

co debieron copiarse cartas originales desde el 11 de Noviembre de 1498 hasta


el 28 defulio del siguiente año. No sabemos por qué trámites fueron pasan-
do las relaciones entre Maximiliano y Fuensalida, un tiempo tan cordiales,
hasta hacerse insostenibles. Ello es que á fines de aquel mes pidió licencia
para dejar la corte, y aunque el Rey quiso, ó fingió querer detenerle, al saber
la rotura de hostilidades entre Francia y el Duque de Milán, le concedió el
permiso para que llevase Instrucciones á sus Señores.
S III

Porque si los padres (D. Felipe y Doña Juana)


van á reinar, y V. A. alza la mano de la goberna-
ción, poderoso es Dios para hacer todo lo que
quisiere, mas si por razón humana lo habernos
de juzgar, bienaventurados serán aquellos que no
lo verán. (Carta de Fuensalida al Rey Católico.
12 de Diciembre de 1504.)

La primera parte de la trilogía en que nuestro embajador fué protagonis-


ta, ha concluido. Creced interesen esta segunda parte que se desarrolla pri-

mero en Inglaterra, aunque breve y tranquilamente, y luego en escenario tan


agitado como la corte del Archiduque D. Felipe, con las luchas contra la in-

fluencia francesa, fuertemente arraigada en él y en sus consejeros, y con la


nota triste y dramática de la locura de la infeliz Princesa Doña Juana.
La tercera tendrá por campo el palacio de Enrique Vil y las enrevesadas

negociaciones para los matrimonios de otra infortunada Princesa, Doña Ca-


talina de Aragón, con los mil episodios de su lamentable suerte. Todo podrá
faltar aquí menos el interés. Para hombre que no supiera elevarse sobre lo

vulgar, el escenario resultaría demasiado vasto. Veamos cómo supo desen-


volverse en él Fuensalida.

En 5 de Mayo de 1500 recibe de los Reyes las Instrucciones para su em-


bajada en Flandes y accidentalmente en Inglaterra. Debe visitar á los Archi-

duques é informarse de su salud y de la de los Infantes Madama Leonor y


D. Carlos, ó sea el Príncipe de Luxemburgo. Como enterado de lo ocurrido

con la Princesa, podrá contestará los que oyere referir cosa en contrario. Pro-
curará que la Archiduquesa esté muy bien con la Princesa Margarita y es-

torbará los intentos de los que pretenden que ésta y la Archiduquesa vieja la

hagan cuantos enojos puedan. Muerta ya Doña Marina Manuel, ha de pro-


curar que asista de continuo á la Archiduquesa Madama de Ravestain. Vi-

sitará á la Princesa Margarita, informándose de su estado después de tan


3
larga jornada, y la ofrecerá el auxilio de sus suegros para su colocación fu-

tura.

De igual fecha es otra Instrucción para Inglaterra, por donde pasará al


ir á Flandes, y saludará á los Reyes y al Príncipe de Gales, para quien lle-

vaba carta de su prometida la Princesa: tratará de la Casa que ha de llevar

ésta; comunicará á los Reyes los sucesos de Granada y de las Alpujarras. y


al entregar las cartas de creencia á los embajadores D. Pedro de Ayala y

Doctor Puebla, les manifestará la satisfacción que los Reyes tienen de sus

servicios y les pedirá que le enteren de los asuntos que en aquella corte tratan.

Enrique VIÍ cumplirá, á no dudar, sus promesas para el matrimonio

del Príncipe de Gales con Doña Catalina: pero acaso el Rey de Romanos
trabaje por deshacerle y buscar otra novia para el Príncipe, no siendo impo-

sible que el rey de Inglaterra entrase en sus planes.

Ni á Puebla ni á nadie debe hacerse confidente de estas sospechas, ni dar


parte de las Instrucciones. Hay que vigilarle constantemente, pues en cuanto
vea que marchan bien los negocios, procurará que fracasen, porque está ven-

dido á Inglaterra.
El embajador debe dar por perfectamente concertado el matrimonio, com-

batir toda vacilación de los ingleses sobre este asunto, afirmar que están en

marcha los preparativos para el viaje de la Princesa, y llamarla siempre Prin-

cesa de Gales.

En carta secreta avisará el embajador si se habla de otro matrimonio, y


si Puebla sirve fielmente. Debe informarse de qué persona es el Rey de Esco-
cia, sus rentas y cuantas noticias pueda adquirir.

Pero en la Instrucción secret;i se le mandaba averiguar si el Rey inten-

taba alguna mudanza en lo del casamiento, ó si tenía algún trato secreto con

Maximiliano ó con su hijo. En tal caso, procuraría estorbarlo permaneciendo


en Inglaterra con cualquier pretexto, y si cree necesario que se retiren de allí
los dos embajadores, ó uno solo, así se ordenará. Si nada ocurriere, debe pasar

á residir á la corte del Archiduque.


El 29 de funio escribe la primera carta desde Londres participando á
los Reyes que ha oído en Calais á los franceses que la Princesa Margarita
casará con el Príncipe de Gales. Los espaíioles nada saben de esto, antes se

disponen, como los ingleses, á recibir á Doña Catalina con grandes festejos.
Decididamente en aquellos tiempos el cargo de embajador de todo tenía
menos de cómodo y grato. Desde su salida de París, á principios de Junio,
Fitensalida, ¡¡ara poder ver al Rey el 5 de Julio en Grenwuiíe, anduvo todo el

mes á rápidas jornadas de Boulogne á Saint-Omer, de aquí d Calais, de


Calais d Douvres, de Douvres d Canterbury, y de aquí d Londres, con tan

mala suerte, que entraba en rada población cuando el Rey salía para otra.

Como además el embajador desembarcaba siempre tan quebrantado por el

mareo que rogaba á los Reyes que no le hicieran pasar más el mar, y como
se daban ocasiones como la que cita de no atravesar el canal embarcación al-
guna en quince días, el cargo no ofrecía grandes atractivos.
En Londres encontró Fuensalida á D. Pedro de Ayala y al Doctor de

Puebla, enviado á Inglaterra por los Reyes en 1487 ó 1488 con Juan de Se-
púlveda para negociar el matrimonio de Doña Catalina con el Príncipe de

Gales.
A Puebla, a vaiii man, como le llama Bergenrotti, pero no un candido ni
mucho menos, no pudo nuestro embajador convencerle de que sólo iba á visi-

tar al Rey y á contarle los sucesos de üranada, y para no hacerle más sos-

pechoso, hubo de decirle que traía también comisión para tratar de la Casa
de la Princesa y de las personas que habían de acompañarla. El Doctor de-
claró terminantemente que los ingleses querían muy pocos oficiales en la Casa;

especialmente el cargo de Mayordomo mayor les era aborrecible. Como que


el buen Doctor se le reservaba para sí; para su hijo el cargo de capellán ma-
yor; secretario, un criado suyo: otro criado, caballerizo.
Tropiezan, sin embargo, estos planes con la oposición del Rey.
— „Señor, le dijo Fuensalida, un gentilhombre de no mucho estado, cuan-

"do se casa, lleva su mujer de casa de su padre mas compañía que ésta que
"Vuestra Serenidad quiere traiga la Princesa. -Esto querría, contesta el Rey,

"porque no quiero traer confusión á mi casa, que los principales de la del

"Archiduque me avisaron que es gente la vuestra española, tan incomporta-

"ble, que no se pueden padecer en compañía de nadie, y que ponen en di-

" visión la Casa".


Al cabo transigió el Rey con un séquito de 19 españoles, y el resto hasta

25, ingleses; pero la fama de que gozábamos no es para lisonjearnos cierta-

mente.
No era mejor la de nuestra moneda, si ahora enferma, entonces desahu-

ciada. En Octubre de 1500 se quejaba el embajador desde Flandes de no


haber conseguido de ningún mercader algún dinero para su despensa, y que
ya andaba tomando prestado, y decía: - „ Nadie quiere hacer cambio, así por
"el precio de la moneda de España, que en esta tierra no se toma sino á éscon-

"didas,como porque no tengo crédito. Aquí todas las monedas del mundo va-

"len y tienen puesto precio por donde las toman, sino la moneda de Vuestra
"Alteza, questa ni tiene precio, ni la quieren, ó no la han querido apreciar co-
"mo las otras monedas, ni la osa nadie tomar, sino plateros para deshacella".
Por fin el 5 de Julio tuvo Fuensalida audiencia del Rey. Así durante la

entrevista, como durante su estancia en Inglaterra hasta fin del mes, sólo se

trató de un regateo sobre si la Princesa había de ir á Inglaterra antes ó des-

pués de cumplir el Príncipe los 14 años, y sobre el valor de las joyas en el to-

tal del dote concertado. Todo velado con las sospechas de los ingleses de que
España deseaba la dilación del matrimonio.
Tres tendencias se descubren en esta cuestión del casamiento de la Prin-

cesa de Gales. Primera, la de los que le combatían y optaban por el de la


Princesa Margarita. No tardó el embajador en advertir que el lord Guarda-
sellos y otros del Consejo se alegraban y alzaban las orejas cuando creían oír
hablar de dilación en la venida de Doña Catalina. Y esto por ser pensionis-
tas de Francia, y porque así ellos como el vulgo estimaban mucho la confede-

ración hecha con el Archiduque, por el beneficio de las mercaderías, su prin-

cipal interés. Por eso veían en Doña Margarita, casada con el Príncipe de
Gales, garantía cierta de la posesión constante de Flandes,y con tal calor lo

defendían, que las apuestas sobre venida ó no venida de Doña Catalina pa-
saban ya de 3.000 nobles.
La segunda entidad á quien tal dilación no sublevaba era, aunque á pri-
mera vista parezca extraño, el mismo D. Fernando, algo remiso para cumplir
el oneroso contrato del dote, é inspirado por su astucia política para esperar
del retraso ver más claramente asentado el poderío del consuegro (1).

(1) Acerca de tales recelos y dilaciones, cuya verdadera causa, según Bacón, era que los
dos reyes, astutos y de extremada prudencia, dejaban pasar el tiempo, observando cada uno
el resultado de las empresas del otro, es curioso lo que escribe luego en su Historia Enrici Vil,

pág. 325. «A 1500. Pensó Enrique VII arrojar de Inglaterra aquella calanndad (*) y endosár-

(*)Se refiere á Eduardo, Conde de Warwick, hijo de Isabel, mujer del duque de Claren-
ce, hijade Ricardo Nevil, Conde de Warwick. Encerrado por Enrique VII en la torre de Lon-
dres, por temor á sus pretensiones á la Corona, intentó huir con Perkin Waerbeck, y fué de-
capitado con él.
Perkin Waerbeck, el falso Duque de York, ó falso Ricardo IV, hijo de un judío de Tour-
nay, pero nacido en Londres. La IDnquesa viuda de Borgoña, Margarita, hermana de Eduar-
do IV, quiso hacerle pasar por su sobrino, Ricardo de York, segundo lujo de Eduardo IV,
asesinado en la Torre en 1483 por Ricardo III. Jacobo IV de Escocia le casó con una parienta
suya. De 1492 á 1498 combatió contra Enrique Vil. que le prendió, le soltó, le volvió á pren-
der, y en 1409 le hizo ahorcar en Tyburn.
.

En tercer lugar venía F.nriqnc Vil. Es sabido que ansiaba la alianza con

el poderoso monarca castellano, y aunque acaso con reservas mentales, decla-


raba á Puebla que si se le atravesase casamiento para su hijo con dote de
Francia é Italia, preferiría á Doria Catalina; su avaricia tenía un gran in-

centivo en el cuantioso dote de esta Princesa, negociado por Puebla en

daño de España. Natural es, por tanto, que Fuensalida le creyera verdade-
ramente deseoso de concertar y concluir el casamiento. Además, como según
costumbre inglesa, al casar el Príncipe el Rey echaba á sus vasallos un pecho
de la 15.^ parte de las rentas, dióse prisa á echarle apenas le avisaron los Re-
yes que su hija partiría para el verano.

Nuevo aliciente para la codicia de D. Enrique y curiosa costumbre. El día


de la velación, el Rey arma caballeros, quieran ó no, d varios de entre los más
acaudalados del reino. Cada uno ha de darle 40 libras de á cinco coronas

de oro cada una. Los agraciados, mejor dicho, los condenados, eran dos mil
No esperaba, por tanto, sacar menos de 500 á bOO.OOO coronas. Pero niuclios
de estos caballeros, ó por tener que abandonar sus tratos ó mercaderías, ó
por no poder ó no querer sostener el costosísimo boato inherente á la nueva
dignidad, (verdaderos caballeros á palos), para declinar la honra, tenían que
componerse con el Rey por doble cantidad. Otros varios servicios con que aquel
día contribuían los pueblos y las 100.000 coronas de España, elevaban las
entradas á una bonita suma. ¿Quién iba á hablarle de dilación en la venida
de la Princesa, alejando así tan dorada perspectiva? Para el obstáculo de la
poca edad (catorce años) y de la flaqueza del Príncipe, tenía ya imaginado
un recurso: consumado el matrimonio, al día siguiente el Príncipe se apar-
taría de su mujer durante dos años.
Fuensalida, sin embargo, sabe que está entre gente cuyo segundo Dios

«sela á sunuevo pariente el rey de España D. Fernando. Entre estos dos monarcas, que con
"uu simple gesto se entendían perfectamente, las cosas pasaron de tal suerte que llegaron á
"encontrarse cartas de España, públicamente enseñadas, en las que, entre otras razones acerca
"del matrimonio concertado, D. Fernando escribía en expresivos términos al rey Enrique que
"no veía la menor seguridad para los hijos del rey en la sucesión del reino mientras viviese
"el Conde W'arwick, y que no enviaría con tranquilidad á su hija á peligros manifiestos y
él

"entre gentes tumultuarias. Pero aunque con esto el Rey alejase de sí algún tanto aquella ca-
"lamidad, uo echó de ver que con el matrimonio se atraía á un tiempo cierta maldición y
"cierto infausto sino. Sino que al cabo se verificó, pues el Príncipe Arturo estuvo brevísimo
"tienipo casado con Doña Catalina, y esta Princesa, devota y melancólica, tiempo adelante,
"cuando recibió la primera noticia de que Enrique VIII trataba de re|Midiarla, dijo: «Yo estoy
"libre de toda culpa; pero esto sucede por justo juicio de Dios, porque mis bodas se cimen-
"taron en sangre.» Aludiendo á la ejecución de Warwick.»
xxu

es el dinero, como él dice, y teniendo tan á mano á la Princesa Margarita


para casarla con su Príncipe, con lo que aseguran Flandes, sin lo que no
pueden vivir, pues toda su riqueza viene de allí, tente que el interés de mer-
caderes y populares se sobreponga al particular del Rey, y por tanto, juzga
peligroso el retraso en el viaje de la Princesa.

Más tranquilo al cabo el embajador acerca de los planes de casamiento

de la Princesa Margarita, puesto que cumple la parte de las Instrucciones


que le ordenan en tal caso ir á residir á Flandes, abandonó la Corte de Lon-
dres por la del Archiduque.

Llegó á Bruselas el dos de Agosto de 1500. Bajo los mejores auspicios


puso el pie en aquella corte, pues dos años antes, el 11 de Noviembre de 1498,
había presenciado allí mismo, cerca de Bruselas, en un campo de torneo, un
consolador espectáculo. Maximiliano y la Duquesa vieja acompañaban á los

Doña Juana: ésta, hermosa y alegre; el Ar-


jóvenes desposados, D. Felipe y
chiduque, dice Fuensalida, parecía muy bien á caballo y armado, y manda-

"ba las armas mucho como hombre. El Rey de Romanos los contemplaba
»

tan embelesado, que decía gozoso á Sancho de Londoño: <Muy buen —


"casamentero fué Dios en dar tal mujer á tal marido y tal marido á tal

"mujer.»
Ahora, en su visita á los Archiduques al día siguiente de su llegada, él

le recibe alegre: á ella la encuentra (hermosa á maravilla»; Monsieur de Lu-


cembourg, revelando ya al futuro Carlos V, «tan crecido y tan recio que pa-
"rece de un año»; su hermana Madama Leonor, *tan viva y aguda, que en
"entendimiento parece de cinco años».
Hasta los palatinos, llave y resorte del corazón del Archiduque, y, por
tanto, en guardia contra un embajador de D. Fernando, le acogen con visible
regocijo. Verdad es que confiaban en que Fuensalida les traía las suspiradas
pensiones, que en su acomodaticia conciencia eran perfectamente compatibles
con las que recibían de Francia. Pero el embajador apretó por entonces los

cordones de la bolsa, exceptuando si acaso al arzobispo de Besanfon por ser


quien gobernaba la nao, si bien por tirar á más de la pensión se había ofre-

cido ya á Doña Juana.


Con ésta había de tratar bien pronto (el 6 de Agosto), su más delicado
é importante encargo, y ciertamente la halló bien razonable, como veremos
luego. Pero las varias causas de la perturbación de esta desdichada Princesa

merecen alguna explicación.


5^ ha diclio por algunos que su locura era hereditaria; ciertas indicacio-

nes acerca de su resistencia á las prácticas religiosas hicieron sospechar á


Bergenroth, protestante, que profesando en secreto esta religión, la oposición
que había hallado para seguirla había trastornado su juicio; por último, por
lo que los hechos y los documentos claramente demuestran, otros, entre los

que descuella el Sr. Rodríguez Villa, en su interesante Ensayo biográfico de


esta Reina, reconocen los celos por única causa de su locura.

La lectura atenta de los documentos me hace creer que la predisposición

hereditaria, explicable por el salto atrás, los celos y la indelicada conducta


del Archiduque, justificándolos y no sabiendo ó no quetiendo atenuar sus
efectos con la dulzura y la consideración debida á la noble esposa ultrajada,

influyeron juntamente para exacerbar hasta la locura furiosa el trastorno de


una cabeza ya mal organizada.
Hablando de Doña Isabel, segunda mujer de D. fuan II y abuela de

Doña Juana, dice Alonso de Patencia (1) que al nacimiento de su hija (Isabel
la Católica, 1451), y á pesar de un parto felicísimo, cayó en profunda tristeza

y se apoderó de su ánimo un horror á toda alegría, que sólo lograba mitigar

la compañía del esposo, sin que pudiesen distraerla la variedad de espec-

táculos ni el regocijo que en repetidas fiestas se buscaba. Á todas prefería la

Reina la soledad, y apenas si las palabras del amado consorte conseguían

interrumpir alguna vez su profundo mutismo.


La misma extremada pasión por el marido; igual tristeza y deseo de so-
ledad; igual obstinado silencio aparecerán más tarde en la nieta. Verdad es

que Falencia insinúa la sospecha de que un tósigo dispuesto por D. Alvaro


de Luna produjera la locura; pero la ciencia hoy no creo reconoce venenos ca-
paces de causarla á voluntad.
Un compilador del siglo XVI, contemporáneo por tanto, Fr Juan de Vi-

toria (2), escribe: — «Ls. Reina Doña Juana hizo tantos extremos en la muerte
"de su marido, que augmentó mucho la flaqueza de su juicio de que andaba

"doliente desde su nacimiento, enfermedad que su abuela Doña Isabel tuvo. •

¿Qué significa también este reconocimiento de la falta de dominio sobre


su razón que hace en sus momentos de lucidez, que fueron muchos, cuando
en 1500 (3) pide á sus padres una dama española > que la sepa consejar y

(1) Cro/z/ra.— Traducción castellana (1905): t. I, ps. 77-78.

(2j Historia de Reyes godos, nis. de la Bibl.a nací., fol. 458 v.o

(3) V. la Carta de 6 Agosto de 1500, ji. 142.


"que lo que vea en ella desordenado se lo sepa decir con modo y manera
"de servidora y consejera y no con modo de igual, porque, aunque el con-
"sejo sea bueno, dicho en modo desacatado más provoca á ira á aquel á

"quien se dice que no á corrección?»


El juicio más duro sobre la infeliz Princesa es el de Pedro Mártir de An-
glería (1): — «Sufre su madre, dice, todas las pesadumbres, sobre todo la tur-

"bulencia de su hija, á quien nada se la da del gobierno de sus reinos, ni


"iiace cuenta de si se destruirán ó se conservarán á la muerte de sus padres.
"Sólo por el marido suspira, viviendo en tanto desesperada, ceñuda, día y

"noche pensativa, sin proferir palabra si no arrancada con violencia y con-


" testada con furia. Ni las caricias maternales la ablandan, ni la vista del oro
"y de las joyas la alegra. Fruto maldito para el árbol que le produjo, germen
"infeliz de la tierra que le engendró es esta hija para su madre. Durísimo es
"SU corazón; nada varonil, nada regio ha heredado de ella. Camina hacia

"donde su humor melancólico la arrastra y allí permanece obstinada.»


Como varonil, no dejó de mostrarse cuando, sobre la cubierta de la em-
barcación próxima á hundirse, aguardaba con tal serenidad la muerte, que
anduvo buscando la menor moneda de su bolsa para la cuestación que todos
los embarcados, con más devoción, razón, generosidad ó miedo que ella, ha-
cían para la Virgen de Guadalupe.

En este punto de sus creencias religiosas los datos son tan contradicto-
rios como era lógico suponer enjuicio tan perturbado; pero nunca autorizan
las gratuitas suposiciones de Bergenroth.

A los dos años escasos de casada, en Agosto de 1498, el subprlor de San-


ta Cruz escribe á los Reyes Católicos (2) que su hija no conservaba ningún
afecto á su patria ni á los suyos, porque ni la había preguntado por persona
alguna de Castilla, ni su vista le había sido agradable hasta que la tran-
quilizó, asegurándola que no venía, como ella recelaba, por confesor suyo.
Esto nace acaso, dice el religioso, de su poca devoción, pues á pesar de acu-
dir el día de la Ascensión dos confesores suyos, con ninguno se confesó.
Al mes siguiente, otro religioso dice que se confesaba con ciertos frailes

maleantes, á uno de los cuales había dado 30 florines que gastaban alegre-
mente por los bodegones de París (3).

(1) Epist. 255.

(2) Simancas.— Patronato Real.


(3) Simancas (1498). Leg." 1.", fol. 366. Carla de Tr. Andrés.
V f/i I499j'niy Toiiuis tic Matienzo vuelve á escribir d la Reina Católi-
ca {\) que habiendo dicho á su hija que tenia un corazón duro y rudo y sin
piedad ninguna, ella le había contestado que antes le tenía tan flaco y aba-
tido, que no se hartaba de llorar, considerando cuan lejos se hallaba de su
madre. Zahareña y sospechosa, no puedo sacarla palabra para escribir á V.
"Alteza ,
dice Matienzo.

Pero más tarde, ella misma le escoge por confesor, y ya éste encuentra

mucha mejoría en su vida y conciencia. Está muy humilde. Hay tanta reli-

"gión en su casa como en una estrecha observancia. Buenas partes tiene de


"buena cristiana.»

El 6 de Agosto de 1500 empieza Fuensalida á cumplir sus Instrucciones,


celebrando su primera entrevista con Doña Juana. Las quejas de sus gentes
de que eran mal pagadas y de que la Archiduquesa no intervenía en el go-
bierno de la Casa fueron expuestas resueltamente en nombre de los Reyes por
el embajador, que reforzó sus argumentos diciendo que ya no era de disimu-
"lar con aquellos flamencos (los consejeros del Archiduque) en quien no
"había comedimiento alguno. Muy cuerdamente contestó la Princesa d lo

primero que al pedir remedio á los del Consejo, la habían respondido que
más se debía á los naturales que á los castellanos; yá lo segundo, que no
intervenía en la Casa porque no la daban parte en ella.

No tenía un maravedí para dar limosna. Únicas personas en quien podía


fiarse eran el Obispo de Málaga y el Sub-prior de Santa Cruz; pues Air. de
Berghas, aunque aparentaba deseos de servirla, tal vez era echadizo de los
otros; el .Arzobispo de Besancon la era falso, y de Mr. de Nassau poco caso
se hacía. En cuanto al Archiduque, no puede contar con su voluntad sino
••cuando están solos, porque conoce que la ama; pero es de tan mal secreto,
"que todo se lo cuenta á quien es absoluto señor de su ánimo, el Arzobispo
"de Besangon. — -Pues ganemos á los que le manejan y le tendremos ga-
"nado, objeta Fuensalida. Con la mano del Arzobispo echaremos á los otros,

"y una vez encargada del gobierno V. Alt., fácil nos será derribarle á él tam-
"bién.-

Doña Juana propuso aguardar aún á ver la futura conducta del de Be-
sanfon y mantener á los demás en la esperanza de las pensiones de Castilla
hasta que fijaran más su proceder. En obediencia del consejo, Fuensalida se
excusó con algunos de aquéllos por estar destinado á la embajada de Inglu-

\\) Ibid.— Patronato Real. Tratados con ¡nglalcira.


térra, y al de Besaiifo/i, que se declaró merecedor de alguna recompensa por

parte de los Reyes, le dijo que asentaría en un libro sus obras, y si eran bue-

nas, no le faltaría aquélla.


En seguida habló á D. Felipe y se quejó de lo poco que escribía d sus sue-

gros, tan deseosos de su bien. Excusóse él y prometió enmienda; pero á poco,

en su viaje á Holanda, escribió á su mujer una sola carta en veinte días.


El juicio que del Archiduque han formado casi todos los historiadores es

tan unánime en la censura, que acaso, aun en medio de las que merece á Fuen-
salida, sea el de éste el que más atenuantes admite. El mismo Maximiliano,
ya en 1498 se quejaba de la excesiva inclinación de su hijo hacia los franceses.
Zurita hizo de él un retrato muy ajustado á las noticias que nos da
Fuensalida. Descríbele como muy sugestible; más alegre y amigo de jolgo-
rios y de compañías maleantes de lo que á un Rey conviene; apasionado por
la caza: con un santo horror á los asuntos de Estado que deja gustoso á sus
consejeros, más gustosos aún del abandono; girando como veleta hacia don-
de le impulsaban los vientos que hacían soplar sus favoritos.
Y nuestro embajador, reconociendo todos sus defectos, no deja de creer en
su buen fondo y en la leal disposición que conservó de obedecer á sus suegros,
si no fuera tan variable que cualquiera puede mudarle, y tan dócil á los ma-
nejos de sus consejeros y de sus amigos. 'De Francia guían las cosas, y sólo
"franceses hay en torno de él. Tráenlo de banquete en banquete y de dama
"en dama, decía en 1505.
"Vs. Altezas han de sudar para retenerle ahí, (escribía cuando su viaje á

"Castilla), porque, según en lo que le veo puesto, no se me antoja que ha de

«poder sufrir la gravedad del reinar.

Otra vez decía recomendando su pronta llamada á Castilla; — < En él los

"vicios siempre crecen. El es de edad y condición que con poca premia le

"apartarían de esto; pero si se habitúa á la vida que hace, no se podrá luego.

"Si no ha de acabar de perder las pocas virtudes que le quedan, hagan por
"abreviar su ida, porque los que le han criado y aconsejan le dejan rienda

"libre para curar sólo de su interés, y los mancebos le incitan á más de lo

"que él es inclinado. Un criado que fué del Rey Charles de Francia trae con-

"sigo que le sabe bien leer la vida que hacía y él la deprende bien' (1). Y en
las sucesivas negociaciones hemos de ver nuevos y muy acertados juicios de

(1) Carla de 8 de Febrero 1301. Zurita lia copiado lileralinente todas las palabras sub-
rayadas.
-

— xxvu

Fiiensalida sobre D. Felipe, y hasta profecías de sucesos que se realizarou eou


rara exactitud.
De los consejeros de D. Felipe, el Arzobispo de Besau(o/i, sin el que no
sabe comer si no le dice que coma, según frase del embajador, y que no vio

religioso que tanta obediencia tuviese á su mayor, era cabezudo, lleno de so-
berbia, porque todos viesen que era el que podía hacer y deshacer. \'o soy

"tan cabezudo, decía á Fuensalida, que cuando tomo una cosa por opinión,
'•ella se ha de hacer, ó el mundo se ha de trastornar.
Los demás, Mr. de Berghes, Veré, Villa, el Preboste de Lieja, etc., eran en-
cubiertamente hostiles al embajador mientras no llegaban las pensiones de

y después de obtenidas, hacían doble juego con Francia y España,


Castilla,

aunque siempre más decididos por aquélla. Del Preboste de Utrecht decía
Fuensalida que era la más mala bestia del mundo, sin conciencia ni virtud;

"que por saber una negociación revolvería el mundo, y por haber un be-
"neficio vendería á su padre.

Por último, entre las damas, la Princesa Margarita no debía inspirar al

principio gran confianza á los Reyes ni al embajador, por cuanto los prime-
ros, al llegar ella á Flandes, en 1500, recomiendan mucho que no quede con
ningún cargo, y el segundo dice que sabía seguir los apetitos y condición de
su hermano, y que aun cuando iba á casar con el Duque de Sabaya, traba-
jaba, ayudada pot Mudante de Aloyn, Berghes y Molanbaix, por quedarse
con la gobernación del Estado y por retener en su poder á sus sobrinos, por
lo cual aconseja á Doña juana que no se deje vencer ni lo consienta, porque

ni los Infantes quedarían bien en poder de quien no quería bien á Su Alteza


ni á cosa suya, ni los Reyes tendrían contentamiento de ello.

Cinco años después esta señora parece radicalmente opuesta á los fines y
conducta de su hermano y de sus consejeros y afecta á D. Fernando.
Madama de Rabestain, con tanta presunción como si fuera la Archidu-
quesa, no dejaba que la precediese Madama de Aloyn. Ésta, calificada por la
Reina Católica de mala compañía, tenía enteramente á su devoción á Mojica,
tesorero y confidente de Doña Juana, y como ésta creía que aquélla tenía á
los del Consejo, entre todos ellos la traían tan atemorizada que no osaba
levantar cabeza.
Entre tan hostiles elementos tenía que moverse el embajador, contando
sólo con el á intervalos no muy decidido y claro de D. Fernando; el inseguro

de Doña Juana, que por intrigas de los cortesanos no tardó en convertirse en


— XXVIll

odio manifiesto, y el débil de su compañero de embajada, el leal D. P^dro de

Ayala, hasta que la formidable oposición del intrigante D. Juan Manuel le


dejó completamente aislado y con su energía y lealtad á los Reyes por único
sostén.

Sin cartas de creencia para Flandes por su destino declarado á Inglate-


rra, sil posición era además desairada, y cuando le preguntaban: ¿Cuándo

os vais? tenia que interpretar forzosamente: ¿Qué hacéis aquí? Por eso dice

en una de sus cartas que cuando llegó de Inglaterra fué el mal venido, y peor
al saberse que había de servir á los Infantes, así que tardó quince días en

dar al Archiduque la carta con la merced de Maestresala del Infante D. Car-


los. Admitiéronle gracias á la Princesa y á la Archiduquesa vieja; pero no

sirvió diez veces aquel cargo, y como pasaba el tiempo en la cámara de los

Infantes, los cortesanos, entre los que sej:ontaba á Mr. de Versóla, Mayor-
domo mayor de los Infantes, el más bajo hombre de costumbres que yo ja-

más lie visto, y aun en el ser es bajo, y enemigo de nosotros, según sus pa-
labras, le decían que si venía como Maestresala á qué embajador, y si em-
bajador á qué Maestresala.
Desde mediados de este año de 1500, hasta la venida á España de los

Archiduques en Abril de 1502, Fuensalida trabajó sin descanso por vencerla


resistencia de D. Felipe, que, como sus consejeros, según su frase, no tenían
más ganas de ir á España que de ir al infierno.

Ellos, dice, aborrecen este camino, porque la costumbre suya es tan


"diferente en todo de la castellana, como el bien del ma!, y como acá esté la

"felicidad en los vicios de la garganta con sus anejos, pareceles que, idos
"allá, se destierran de todas aquellas cosas que les son apacibles. En todo
"caso, trabajan por que quede aquí la Princesa, á fin de que él regrese más
"pronto... En Flandes desaman y maltratan las cosas de España, y á V. A.
"verdaderamente le desaman, y dicen que no podrá reinar sin ellos.»

A fin de ganar tiempo envió el Archiduque á Castilla, como explorado-


res en embajada, al de Besaufony á Mr. de Veré; después alegó el embarazo
de Doña Juana (1); más tarde pidió á su suegro 100.000 florines para el

(\) Demostró en esla ocasión D. Felipe su constante indelicadeza hacia su mujer, por-
que, habiéuiose opuesto los físicos á que se trasladase á Bruselas, para dar allí á luz, él la
obligó á ir. todo porque la villa daba á sus consejeros 3 ó 4.000 florines si conseguían que
allí naciese el F'ríncipe. Y dio otra prueba de grosería cnardo al
nacer Doña Isabel dijo: „A
esla, porque es fija, póngale el Archiduquesa el estado; cuando Dios nos diere fijo, ponerlo
he yo."
XXIX —

viaje. Pero no lograban dcciilirlc ni el ununcio de la venida de su pudre Aía-

xinüliano con el exclusivo objeto de acelerar su marcha á España, ni los

celos que Fuensalida tenía buen cuidado de aumentar de que los Reyes decla-
rasen sucesora á la Reina de Portugal, ni el ejemplo que el suegro le citaba

cuando, llamado á Castilla, vino de Aragón en dos días con dos de muía,
«porque , decía, <para venir á recibir cosa tan grande como un reino nin-
"guno se mostró jamás perezoso»; argumento reforzado por el embajador,
que escribía: — -Desatinado estoy de ver una cosa tan nueva, que haya hom-
"bre en el mundo, por poco que sea, ni por bajos que tenga los pensamien-
"tos, que se muestre perezoso para ir á reinar. Tan sólo lograron conven-

cerle los informes y consejos de sus dos embajadores, y la consideración de


que, una vez jurado, podría volver inmediatamente á sus Estados. Fuensa-
lida, que se preciaba de conocer bien á los flamencos, no aprobaba la actitud

suplicante de los Reyes para persuadirle á que viniese á recibir un reino. De-

bió de hacer por entonces un viaje á España, porque en carta de 1503 á los

Reyes dice: — -Acuérdeseles que cuando yo llegué á Sevilla á hacelles saber

"que iba el Principe, dixe á V. Altezas que si quedan ser estimados y repu-

"tados tanto quanto su grandeza requería, que no se moviesen de Sevilla

"para recebir al Principe, porque no son estos humildes sino quando son
"maltratados.

La brevísima estancia de D. Felipe en Castilla y su brusca partida están


muy bien descritas por Fuensalida cuando hubo de recordárselo, cumpliendo
órdenes superiores, para persuadirle á su segundo i'/o/V; —- Sabéis, Señor,

"con quanto amor fuistes recebido dende que entrastes en Castilla hasta que
"llegastes donde estañan Sus Altezas. Y hera tanto el gozo que la gente tenia
"de vuestra yda, que no solamente parecía que las gentes solas sentían pla-
"zer, mas los animales, los árboles y las piedras parecía que mostraban ale-
"gria de vuestra venida. Pues el alegría quel Rey y la Reina, mis Señores,

"sintieron de veros, es yncomparabie: vistes la gravedad de sus reales per-


"sonas, que como principal cosa se ha de notar; vistes la grandeza de su
"estado, y vistes la solepnidad y triunfo con que fuistes jurado y recebido
"por sucesor de sus reynos. Cualquier cosa destas^bastaua para deteneros en
"aquellos reinos, quanto mas todas juntas. No fue acabada la fiesta de vues-

"tro recibimiento, quando todas vuestras gentes comentaron á hablar en

"vuestra partida, y aun V. A. lo dixo en algunas partes ó á algunas perso-

"nas, las quales no lo tuvieron secreto, de lo qual no se cabso pequeña ad-


"miración en todas las gentes, y no lo creian, porque parecía cosa que no
"llevaba razón. Y junto con esto, sobrevino la guerra de Francia, por la qual

"cabsa todos pensauan que, aunque V. A. tuviese mucho deseo de se yr á

"SU tierra, esto le liarla olvidalla, porque pensauan que si os tomara la voz
"en vuestra tierra, vinierades á quitar de trabajo al Rey, mi Señor, vuestro
"padre, y V. A., como mancebo, tomara toda la carga de la guerra; mas
"como vieron que V. A. perseveraba en su proposito, y en seguir su volun-
"tad y camino, y como os vieron partir, y en el tiempo que partistes, y como
"dexastes á la Princesa, y, finalmente, conociendo que os veniades con des-

"grado del Rey y de la Reyna, mis Señores, todo el amor que las gentes os
"tenian se ha tornado en omezillo, y creo que teneys pocos coragones en

"Castilla y en Aragón que sean por vos; y mayormente ha crecido el des-


"amor quando an visto que dexastes aquellos reynos que vos aviades de
"defender en guerra y os venistes á poner en las manos de su enemigo. Y
"las cosas que después han sucedido, asi de hechos como de palabras que
"muchas gentes de las vuestras an hablado no bien dichas, yo creo que no
"an ablandado nada los coragones, mas que los an endurecido... Pareceme,
"Señor, que es peligrosa cosa ir á reynar sobre pueblo indinado y aun in-
"juriado. >

Quedó Doña Juana al lado de sus padres, no resignada, sino forzosa-


mente, y coirio muger nada superior, aunque nacida de madre tan elevada (1)
se separó gimiendo y llorando como desesperada del marido, único ser en quien
tenía puestos sus sentidos todos, á pesar de las muchas pruebas de desamor
y hasta de grosería que de él tenía ya por este tiempo recibidas. Porque allá
en Flandes, uno de los favoritos de D. Felipe, Mr. de Vcre, ya en Septiembre
de 1500, había prohibido á la servidumbre que hablasen á la Archiduquesa en
castellano, con amenaza de despedir rí los desobedientes. V á principios del
siguiente aíw escribía Fuensalida: «La Princesa padece, y sin sus virtudes,
"no podría sufrir lo que vee; mas en tan poca edad no se ha visto tanta cor-
"dura. Convienela mucho la ida á España, pues no tiene apacible vida». Y
ahora en Castilla, el mismo Archiduque, lleno de miedo por la muerte de su
primer consejero el de Besaufon, ó arrastrado por los demás, sobornados por

(1) Asi la juzga P.o Mártir de Aiiglería. Este juicio;está


contradicho por hiensalida, que
en carta de 5 de Noviembre de 1500 decía: «Mi seso no
sabrá dar los loores que á tal Prince-
"sa pertenecen. Solo dir^ que parechi bien qué es luja
de V. Altezas en todo, y que de su edad
•es sin par en el mundo.
— XXXI —
Francia, desoyendo los ruegos de la Reina Católica que le hacía ver en la
proximidad del alumbramiento los peligros de su ausencia para Doña Juana,
más duro que el diamante (1), saltó por todo y dejó á España para ir d visi-

tar al Rey de Francia, contrariando abiertamente los deseos de sus suegros.


De la lucha que tuvieron éstos que sostener con su hija para retenerla en
España, nada diré', por ser ya punto bien conocido. Si quiero citar, por no /la-

berse publicado nunca, lo que la misma Reina Católica escribió d nuestro em-
bajador sobre las violentas escenas que precedieron á la partida de Doña Jua-
na. Coincide casi en todo coulo dicho por Estanques, Anglería, Padilla y otros,

pero difiere en que lejos de haberse reducido fácilmente á las persuasiones de


su madre, como dicen todos, manifiesta la insolencia con que contestó á sus
ruegos. La relación es ésta: Como por estar la Princesa apartada de su ma-
TÍdo, según la disposición en que estaba y la pasión que tenía, sin nadie á
"SU lado que la templase, pudiera apresurar su ida con peligro de su perso-
"na, el Rey, por satisfacer algo á la congoja que tenía por partir, cuando ella

"fué á Valverde á pedirle licencia, no se la negó, siempre que los marineros


"asegurasen bonanza, con lo que la Princesa regresó á Medina; pero cuanto
"más la aconsejaban que esperase allí, y no en la costa hasta Marzo, y aun
"la Reina así se lo escribió rogándoselo, por ser cruel el tiempo, y también
"por evitar que con la pasión que la dominaba se pusiese á ir por Francia,
"más ansia mostraba de partir. Entonces la Reina ordenó al obispo de Cór-
'doba que la quitase las hacaneas: la Princesa quiso ir sola, á pie, por los
"lodos de las calles, y por entre tantos extranjeros y naturales presentes en
"las ferias, á la posada donde aquéllas estaban. El Obispo, para impedirlo,
"mandó cerrar las puertas del castillo; en fin, enfurecida, mandó que las abrie-

"sen, y no lográndolo, permaneció en la barrera toda la tarde y la noche, una


"de las más frías y húmedas del invierno, y hasta el día siguiente, en que,

"obstinada en no volver á su cámara, se metió en una cocina de la barrera,

"donde estuvo cuatro ó cinco días, sin lograr reducirla los ruegos de D. En-
"rique Enriquez, ni del Arzobispo de Toledo». < Y á esta sazón, dice la Rei-

"na, yo vine aquí con más trabajo y priesa, y haciendo mayores jornadas de
"lo que para mi salud convenía, y aunque la envié á decir que venía á posar
"con ella, rogándole que se volviera á su aposentamiento, ni quiso volver, ni
"dar lugar que me aderezasen el aposento, hasta que yo vine y la metí, y en-

(1) Palabras del citado Anglería.


"toiices ella me habló tan reciamente palabras de tanto desacatamiento y tan
"fuera de lo que hija debe decir á su madre, que si yo no viera la disposi-

"ción en que ella estaba, yo no se las sufriera en ninguna manera» (1).

Por fin partió el /." de Marzo de 1504, pero despidiendo al embarcarse


d todas las domas de Castilla, como para no llevar recuerdo alguno de la

tierra donde nació.

Quede para las fantasías inclinadas á las apoteosis de las pasiones exal-

tadas el poetizar la de Doña Juana por su esposo. La verdad, no siempre


poética, que de los documentos aparece, hace entrar este amor al marido her-

moso, pero infiel, grosero, despreciador y hasta carcelero de su mujer, en los

dominios de la fisiología, antes que en los de la intelectualidad afectiva.

Doña Juana, mujer simiDlex, según la citada calificación de Anglería, no sien-


te el menor afecto d sus padres, antes insulta gravemente y rechaza á su ma-
dre, enferma y suplicante; no se alegra con sus hijos cuando D. Felipe man-
da traérselos á su presencia, antes pone por condición, si ha de tomar ali-

mento, que los quiten de su presencia.


Cuando en Diciembre el Obispo de Córdoba la entrega una carta con la

noticia de la última enfermedad de la Reina, ... el semblante que puso y


"lo que sintió, ni lo querríamos haber visto, ni lo queremos escribir», co-

munican los embajadores, á los que despidió diciendo: Nunca de aquí ade-
"lante procuréis de hablarme, que no quiero oir, porque yo estoy mala de la

"cabeza . Por último, ni los ruegos, ni las órdenes del mismo marido la re-

ducen á obediencia, antes le resiste soberbia; sólo cede ante cierta amena-
za. . . que puede ver el lector en la pág. 298.
Todo esto quiere explicarse por los celos, y por tener la cabeza caliente,

como escribía á la Reina Católica D. Felipe, según veremos más adelante;

pero ésto, sin ningún contrapeso de otros afectos, vese más frecuentemente en

mujeres de intelectualidad inferior, más amantes del varón que del hombre,

y más enamoradas cuanto peor trato reciben de él.


La crisis de los celos estalló á poco de regresar Doña Juana á Flandes.
Ya enfullo de 1504 Mojica había ido á Castilla á dar cuenta á los Reyes
de las cosas graves que habían pasado desde que vino la Princesa, y que no
decía el embajador en sus cartas por ser muy delicadas y secretas, aunque en
ello el Príncipe se había habido muy bien; pero ella ya no quería ver ni ha-

(1 1 Carta original de 15 de Mayo de 1504.


XXXIll —

hlar (i ios einbujadori's de F.spaña. En Agosto los Reyes escribían doiiéndose


del desamor que comenzaba á haber entre los Príncipes. He aquí aigunas
de las vioientas escenas ocurridas entre los cónyuges, referidas por el emba-
jador. Como la Princesa no quería más compañía que la de sus esclavas, ya
enfermas por el mucho trabajo, y como á pesar de la prohibición de los físi-
cos, la Princesa continuaba tomando muchos baños y lavándose la cabeza, el

Príncipe la mandó despedir las esclavas v servirse de las mujeres que la ha-

bía señalado, amenazando con no verla si desobedecía. Irritóse ella, negóse

á obedecer, y desterró, con amenaza de muerte, al mensajero portador de la

orden. Tuvo que acudir el Príncipe á retirar á las esclavas, porque además
la Princesa las señalaba en las caras; pero ella lo resistió, le contestó inso-

lentemente, y al cabo, sólo ante la amenaza de no volver á dormir á la cá-

mara, consintió en alejarlas, no sin remesar y apuñear á una d la salida.


En cuanto el Príncipe á la mañana abandonó la cámara, volvió la Prin-
cesa á llamar á una esclava, y tras otra violenta escena, el Príncipe se mar-
chó, escribiendo á poco á Fuensalida que había resuelto cerrar á la Princesa

todas las puertas menos una, porque recelaba que quisiera escapar á un mo-
nasterio y de allí á España; que no permitiría que la viese ningún español,
y que enviaría allá al limosnero yá las esclavas.

Los embajadores españoles le rogaron que no lo hiciera sin maduro con-

sejo; pero él les contestó que no cedería en lo de las esclavas. Pasaron á ver
á la Princesa para que pusiese remedio á aquello, y les respondió áspera-
mente que no la hablasen de nada, sino de lo que sus padres les encargasen.
El Príncipe mandó traer á los Infantes y la rogó dulcemente que fuese razo-
nable. No produjo efecto el recurso, é insistió ella en querer tener sus escla-
vas, y entonces él, irritado, la dijo que quedaba encerrada, y que ningún
español la vería. Cerróse ella en su cámara y se negó á tomar alimento, y
mandó llamar al Príncipe, que no quiso ir, á pesar de los ruegos de los em-
bajadores. A la noche regresó herido en un pie y enfermo, y se acostó en una
cámara, bajo la de la Princesa. La cual, sintiéndole, daba golpes en el suelo,

con palo ó piedra, llamándole, y así pasó toda la noche diciendo de ratoen rato:
'Respondedme, que quiero saber si estáisahí... Y al mismo tiempo empezaba á
romper con un cuchillo las tablas del suelo. Aldía siguiente puso por condición,
si había de tomar alimento, que se llevasen á sus hijos y á las damas. El Prín-
cipe, desesperado ya de todo remedio, mandó que la abriesen todas las puer-

tas y fuese á donde quisiera, que él marchaba á Flandes para no verla más
— XXXIV

hasta que se redujese á la debida obedieucia. No pasó mucho siu que l(i Prin-

cesa le escribiese una larga carta, al parecer muy razonable, puesto que, se-

gún ñiensalida, el Príncipe confiaba encontrarla obediente á su regreso.

Al cabo, en Noviembre, el Príncipe envió á España á las esclavas, á una

dueña valenciana, el ama, á su marido y ó Sepúlveda, repostero de camas


del Infante, buen hombre, creyendo que apartándolos de la Princesa habría

más concierto entre ambos. Y ella, por su parte, envió á Castilla á Doña Ana
de Beamonte, aunque regateándola sus salarios vencidos.
Aunque el embajador escribía al Rey:^«E\ Príncipe querría hacer con la

"Princesa todo lo que de vuestra parte le decimos, ó más, porque siempre le

"hemos hallado bien dispuesto para agradarla si ella quisiese, pero no se

"quiere recibir, ni se quiere dar cobro á lo que ha de hacer. Es piedad velle


"cuando habla de la Princesa, etc. Era su firme creencia que estaban las cosas
entre ellos de tal manera, que si Dios milagrosamente no la sacaba de la

fantasía que tenía, y á el no le daba otra condición, imposible quejamos es-

tuviesen concertados: y con tal desconcierto en la casa, ¿cómo regirían bien

tantos reinos?
Estos cuidados y enojos de los Reyes vino á aumentar la intriga de un
aventurero italiano, haciéndoles recelar la posibilidad de un nuevo y más
poderoso competidor al cetro de Castilla, por el casamiento del rey de Ingla-
terra con la Beltraneja, desdichada criatura asociada á tantos planes tur-

bulentos, yá tantos enlaces con pretendientes al codiciado trono de las Espa-

ñas, pero condenada á verlos todos frustrados y á morir doncella en un mo-


nasterio de Portugal. Al mismo tiempo se infundía temor á los flamencos
anunciándolos otro proyecto de matrimonio entre la reclusa y el rey Don
Fernando. Pero al fraguado por Vinciguerra supo darle tales caracteres de
verosimilitud, que los Reyes encargaban á su yerno que, aunque fuera cosa
de liviandad y fuera de razón, era bien estar sobre aviso y no menospre-
ciarla; que habían proveído sobre y que se averiguase si
ello lo conveniente,

había nombrado allá algunos Grandes de Castilla como había nombrado


aquí.

Era este intrigante, nacido en Calabria, hijo de un bastardo de la Casa


de Aragón, y de nombre micer Pedro Vinciguerra, Comendador de la Orden
de San Juan, y dándose por enviado de los Reyes, á quienes había contado
la misma historia, refirió al Príncipe que el rey de Inglaterra, después de
hacerle comulgar y Jurar absoluto secreto, le había encargado que fuese á un
xxx\

monasterio, á Portugal, donde estaba la Beltraiiica y la dijese que, si de-

claraba poder ser madre, la propusiera salir del convento y casar con el Rey.
V en caso afirmativo, y si el rey de Portugal accedía al casamiento, que le

ofreciera su amistad, el aumento de su reino y hasta 00.000 nobles.

En el Apéndice puede verse lo que refirió el Príncipe haber pasado entre


el Rey de Portugal y el:— Cosa más para reir, dice Fiiensalida, que para
"tener en estima de verdad; mas diole el. Príncipe cien florines, que le due-
"len cada vez que se acuerda que se los dio, y ríe del engaño y burla que
"ha hecho á todos. -

Otra grave negociación habían encomendado los Reyes á Fuensalida. El


Cardenal de Rouan trataba secretamente en Roma, por orden de aquéllos, el

casamiento del Infante D. Carlos con Claudia, hija del monarca francés. Los
Reyes Católicos debían renunciar en su nieto los derechos al reino de Ñápa-
les, y el rey de Francia los suyos en favor de su hija; el Archiduque goberna-
ría aquel reino, como tutor de D. Carlos, hasta la mayor edad, pero con es-

pañoles, y una hija suya podría casar con el Delfín. Era condición sine qua
non que D. Carlos había de traerse á España, ya que la otra parte contra-
tante conservaba en su poder á la prometida.

A la habUidad de Futnsalida quedaba el conseguir la aquiescencia de


D. Felipe (1), y, naturalmente, conío preliminar indispensable, convencer d
sus consejeros que por él discurrían y por él determinaban. Así los Reyes,

(1) Porque sabía Rey que Alaxiiuiliano y su hijo se habían concertado con Francia sin
el

contar con él, el matrimonio de O. Carlos y .\íadama Claudia, le pareció qr.e


y además, tratado
serían consideraciones oportunas del embajador descubrir al Archiduque los planes de los fran-
ceses que, muerto el padre, como el Imperio era electivo, comprarían á los Electores para
que no fuese él el elegido; le pondrían en discordia con el electo, y como tenían á Milán. Ge-
nova, Asti, Florencia, Ferrara, Mantua y Bolonia, si con ayuda de Maximiliano y del Archi-
duque, deshacían á los venecianos, aliados forzosos en tal caso de los Reyes de Castilla, el Papa
se declararía por Francia, y entonces, ésta sería tan poderosa, que la defensa de Ñapóles re-
sultaría imposible. Por consiguiente, ir el Príncipe con Francia, sería ir contra sí mismo.
La negociación de Ñapóles, que había llevado el Obispo de Patencia, aseguraba D. Fer-
nando haberla propuesto la Reina Católica, estando enferma, por temor á las desavenencias
que á su muerte pudieran ocurrir entre el Rey y su yerno; que él, por verla tan doliente y
congojada, creyendo con aquello alargarla la vida, había accedido á la partida ¡nmediat.i ilel

Obispo; pero que luego había escrito sólo á sus hijos, dándoles prisa á venir porque la Reina
se agravaba, y dos ó tres veces les había llamado cuando falleció. Creyendo que vendrían, no
escribió al Obispo que no hablase en lo de Nápole=; mas muerta la Rei.ia, pues ella había
propuesto lo de aquel reino, las cosas habían cambiado, pues aunque le quería para sus hijos
él en vida, antes procuraría me-
y para su nieto D. Carlos, en ningún modo se
despojaría de
jorarle, como todo lo demás que poseía.
XXX \1 —

como su embajador, sabían bien que no se les convencería con razonamientos,

sino con monedas, y por tanto, ya no fue' cuestión sino del más ó del menos,

en escala graduada, según el influjo de cada uno. A Nassau, una renta de

6.000 ducados en Ñapóles; 4.000, d Mr de Vila; 3.000, d Veré; 1.000 al


Orafier, y consideración de españoles á todos para desempeñar sendos oficios

de los mayores de aquel reino, todo oro, según decía D. Fernando para exci-

tar más su codicia, y de grandes provechos por la condición de enfeudadas


de aquellas tierras que el Rey puede dar á quien le place, cuando sus dueños,
los barones, mueren sin lujos. Para reforzar las promesas con algo de presente,
Fuensalida podía darles algún dinero contante, así como á Mr. de Laxaulx

y á cuantos creyese oportuno.


Plisóse á la obra inmediatamente Fuensalida; razonó y argumentó á so-
las con el Arcfiiduque, haciéndole ver con gran energía á cuánto le obligaba
la conducta de sus suegros para con él. D. Felipe, que los creía muy enojados
por su brusca partida y por lo después acaecido, y que temía que, por la ma-
yor irritación de la Reina, concertase sin él la paz con Francia, se mostró hu-

milde ante los argumentos del embajador. Más difícil era habérselas con los

palaciegos divididos en dos bandos, uno de los cuales trabajaba por derribar
al otro, según costumbre de cortes de Reyes y Príncipes, como dice Fuensali-

da, que los conocía muy bien. El bando de Vila y de su hermano, Mr. de
Fyenes, durante la ausencia del primero, nada había podido contra el otro,

compuesto de Mr. de Veré, Laxaulx, el Obispo de .Arras y otros borgoñones


que habían negociado con Francia. Los dos primeros eran tenidos por espa-
ñoles y eran tan odiados de los segundos y estaban tan corridos, que sin el

apoyo de España y del embajador, seguirían á los demás. Vila, sin embargo,
sabía sobreponerse á todos, y en su presencia todos callaban. Palacio iba
llenándose de borgoñones, amigos de Francia, y salían despedidos los de
Flandes, Brabante y Henaut.
A Vila y á Nassau atacó Fuensalida ante todo. El ofrecimiento de 4.000
ducados de renta le entregó al primero atado de pies y manos, prometiendo
encaminar la voluntad del Archiduque al afecto y amistad de sus suegros.
Tres mil ducados conmovieron al Conde de Nassau; pero como pusiese algu-
nos reparos á la venida de D. Carlos á España sin previa consulta de los
pueblos, y pretendiese la intervención del Canciller, Fuensalida, con astucia,
supo picar su amor propio demostrándole que, si la negociación se llevaba

esta vez por el Canciller, en adelante tendría que reconocerle por superior.
- X.KXVll —
tjitrf la pensión y li untor propio, quciló rendido el Conde y prometió al

embajador darle una respuesta firmada por el Archiduque accediendo á todo


lo propuesto por los Reyes, incluso d lo (pie más duro se le hacia, á enviar á
D. Carlos á España en cuanto le devolviesen al Infante D. Fernando. Eran
hombres avisados los consejeros de D. Felipe, y no olvidaron asegurarse, exi-
giendo de Fuensalida sendas cédulas por él firmadas con la promesa de la

renta en Ñápales y la consideración de españoles en aquel reino. Aprovechó


espontánea y hábilmente el embajador las circunstancias para incluir en la

negociación que de las rentas de Ñápales que se daban a( IVi/icipe se reser-

vasen 100.000 ducados anuales para instalación y sostenimiento de la casa

del Infante.

Aunque Air. de Veré, que en todo se guiaba por Francia, Laxaulxy el

ürafier «podían poco — decía el embajador, —y con I.OOO ducados los ga-

"naría, porque rabiaban por tener pensión de ios Reyes>, importaba más
comprar al Canciller, por ser el que más sabia de todos, por tener mucha in-

fluencia y por poderse con él tener al Rey de Romanos, que en su constante


espíritu de contradicción, acaso se opusiera á la ida del Infante en cuanto

supiera que los abuelos la deseaban «Por mí, añade, como es francés y
"contrario siempre á España, no le daría nada, y más querría eclialle en el

"mar, pero si sabe que él solo ha sido exceptuado de las mercedes, lo tor-

"cerá todo.»

No tardó muchos días, así él como Laxaulx en ofrecerse espontáneamente


al servicio de los Reyes, con la esperanza de las pensiones.

Quedó descartado Besangon por tener puestas más altas las miras. Sin-

tiéndose malquisto en Flandes. de donde al fin tendría que salir, aspiraba á

ir á España y, recobrada la gracia de los Reyes, conseguir alguna elevada


dignidad y quedarse en estos reinos. Al paso vería al Rey de Francia y haría
juego doble, si las circunstancias se lo aconsejaban.
A pesar de tan extensa distribución de «pensiones-, todavía al año si-

guiente aconsejaba Fuensalida al Rey que perdiera diez ó doce mil duca-
"dos para tapar las bocas á las personas que allí podían dañar, porque con
"aquéllos se haría más que con veinte hombres de armas?.
Prolijas fueron las negociaciones y cansado el regateo acerca del feudo
de Ñápales. Pedía el Rey de Francia que los Barones napolitanos refu-

giados en sus tierras fuesen restituidos en sus Estados, por haberles dado su
palabra Real de conseguirlo, y resistíalo D. Fernando como peligroso, así
como el que los oficios de acjiíel reino se diesen á otros que á espaíioles por
él nombrados, lo cual contradecía el francés. El Príncipe D. Felipe alcanzó

al fin de sus suegros cierta transacción en lo de los Barones, y que la entre-

ga de Ñapóles por los Reyes precediese en treinta ó cuarenta días á la que


él había de hacer del Infante D. Carlos, su hijo. Además llamó al embajador
y le hizo escribir d los Reyes suplicándoles que juntamente con Vila, el Can-
ciller y Mos. de Fyenes nombrasen al gran Bailío de Henant, Mr. de Xievres
para la gobernación de Ñápales, dándole allí alguna pensión, ó repartién-
dose entre los dos últimos lo que se daba á Mr. de Nassau, porque, decía,
"éstos son dos principales de mi- casa agora, y teniendo á éstos con el Can-
"ciller y Mr. de Vila, no habrá quien contradiga las órdenes de los Reyes .

Todo quedó otorgado.


La más completa aprobación y los mayores elogios mereció de los Reyes
la hábil negociación de Fuensalida, prometiéndole la debida recompensa.
Para Mr. de Vila, añadieron como propina que se le pagasen las cenas de
Aragón, y en adelante ya todos los años. Con lo cual el Príncipe firmó la es-

critura que le enviaron de España, en que se contenían todos estos extremos.


La estrella de Fuensalida, que empezaba á brillar sin nubes, tardó poco
en eclipsarse ron la venida de D. Juan Manuel, en Abril de 1504, ó enviado
por Ma.KÍmiliano, según el Príncipe, ó llamado por éste, según el interesado,

por más que aquél lo negase con juramento. Su misión aparecía envuelta en
nebulosidades de mal augurio para Fuensalida. Preparó cierta defensa, ga-
nando al Canciller por la módica renta de LOOO ducados; pero nada valió
contra la formidable enemiga de su adversario, que ya en adelante había de
ser su mal genio, y ú quien estaba subordinado por el cargo de Ayo del In-
fante D. Carlos, cuando Fuensalida tenía el de Camarero, y por disposición
de los Reyes que le mandaban continuar con él y con el Obispo de Catania
las negociaciones á que en realidad había ya dado feliz término Fuensalida
cuando D.Juan Manuel vino.

Como va á verse, este embajador, vendido á Maximiliano y á los fla-

mencos, contrariaba, primero encubierta y luego descaradamente, los propó-


sitos de los Reyes Católicos, lo mismo que en Inglaterra el Doctor í^uebla,
vendido al rey Enrique Vil. ¿Lo ignoraba el Rey Católico? No es imagina-
ble, dada su perspicacia. ¿Porqué entonces conservaba en Flandes al lado de
servidores tan leales como D. Pedro de Ayala y Fuensalida, de los obispos
de Málaga y de Palencia, á intrigantes como D. Juan Manuel, y en ingla-
>

— XX'XIX —

térra á traidores como Puebla? Cierto es que al cabo dio á Fuensalida auto-
rización para despojar al último del cargo de embajador; pero en cambio al

Obispo de Patencia, que tiabía recita zado


juntamente con Fuensalida una y
varias veces grandes ofertas y dignidades si liacían traición á sus Reyes, le
¡laman tan bruscamente á Castilla y recibe tal reprensión del secretario Al-

mazrín, que el dolor déla injusticia le arranca lágrimas. V. M., escribe


"Fuensalida al Rey, debe consolarle cuando llegue ahí, porque á los hom-
"bres de honra no les hace codicia ni otras cosas tomar caminos siniestros;

"mas si les tocan en el honor, no tienen tiento.:


Esta casi predilección por los listos antes que por los buenos no se limitó,

sino que se repitió luego con el Obispo de Caíanla, secuaz del último, con el

judío Ñuño de Gumiel, con Puebla y con D.Juan Manuel, á quien D. Fernan-
do encomendó importantísima y secreta comisión, con desdoro de Ayala y de
Fuensalida, ó quienes trataba soberbiamente, demostrando bien, dice el úl-

timo, que se Itabía fiado de él lo que de ellos no se fió. Así pudo muy bien el

Príncipe decir al embajador, argumentando contra su suegro, que cómo ha-


biéndole él mismo aconsejado que se guardase de conversos, le enviaba d
mover tratos á Gumiel, que era judío. Así también pudo decir Loaisa á
Fuensalida que los pueblos de Castilla desamaban á D. Fernando y ansia-
ban la llegada de los Príncipes, porque se gobernaba por conversos y los

favorecía.

V en Mayo de 1505 escribía el embajador: Enemistan á V. A. con los

"Grandes y con los conversos diciendo que ha aconsejado V. A. al Rey que


"se guarde de unos y de otros. Y aquí son bien venidos los que de allá vie-

"nen (1), y claramente toda el aljama os desama, y por otra parte indignan
"al pueblo rústico diciendo que \'. A. favorece á los conversos.
Ciertamente, al obrar así D. Fernando, se pasaba de listo, creyendo,

como luego su nieto Felipe II, que lograría estar mejor informado haciendo
que, juntos un a vieso ó ambicioso con un leal, á éste espolearía la actividad

del último, y éste vigilaría al otro.

El ruinoso contrato matrimonial negociado por Puebla en favor del


rey de Inglaterra, y la perjudicialísima intervención de D. Juan Aíanuel en

favor de los flamencos, entre otras dañosas negociaciones para Castilla, no


abonaron gran cosa el sistema del Rey Católico.

(1) Entre estos conversos se hallaban el contador del Marqués de Villena. Pedro de
Uunza, (^amiidio, criado del Almirante, y otros.
Así las cosas, los Reyes avisaron á su embajador que el rey de Francia

quería romper la tregua de tres años establecida, despedir á los embajado-


res españoles ü ralla y Agustín, y que el Papa diese la investidura del reino

de Ñapóles á quien le acomodara, rompiendo así el concierto fundado sobre

la base del matrimonio del Infante D. Car/os con Claudia, y la cesión al pri-

mero de los derechos al reino napolitano. Todavía accede/! los Reyes á que el

Papa y el Colegio de Cardenales den la investidura; pero el francés lo re-

chaza, así como lo convenido respecto á los Barones y á los españoles en

Ñápales, y se aprestan á la guerra. Entonces los Reyes insisten mucho en la

unión de Alemania y de Flandes con España para retraer á Francia de la


guerra, ó para vencerla, si la rompiese, y devolver en tal caso el Ducado de
Milán al Imperio, y el de Borgoña á D. Felipe. Con entera sinceridad éste,

según Fuensalida, asegura su auxilio y el de su padre contra Francia.


Pero de pronto, cuando todo parecía en buen camino, el Cardenal de
Rouan comunica á D. Felipe que su suegro ha manifestado al rey de Fran-
cia la intención «de restituir por deber de conciencia» el reino de Ñápales al
rey D. Fadrique, casando á su hijo D. Fernando, Duque de Calabria, con la

sobrina del rey de Castilla, y concertando paz con Francia en caso que
aprobase el plan.

La ira de D. Felipe no se calma, sino que se exacerba con los razonamien-


tos y hasta con la risa del embajador ante lo absurdo de la noticia: no quie-
re darla crédito; prefiere achacarlo á trotnperias de franceses, y así se lo con-
firma Fuensalida. Pero el rey de Francia, sus Grandes, el Cardenal de
Rouan, juran por su honor al Príncipe que el hecho es verdadero Todavía
así duda el Príncipe y declara que, aun siendo cierto, no sería neutral en gue-
rra entre España y Francia, como ésta nación le propone. «Si es mentira, aña-
"de, es la mayor desvergüenza que nunca Rey, ni Príncipes algunos iiicieron;
"y si cierto, la mayor enemiga que padres hicieron á hijos Casi las mis- .

mas palabras empleadas más tarde por su suegro, cuando recelando que hu-
biese pactado con Francia sin él, decía que no podía creerlo porque sería la
mayor enemiga quejamos hijo hizo á sus padres.
Escribieron los Reyes á su yerno declarando que todo ello era falsísimo
y
maldad de los franceses; prometieron enviar declaración firmada parios em-
bajadores españoles en Francia demostrando la calumnia, encaminada sólo
á enemistar á los suegros con el yerno; explicaron cómo se había pronun-
ciado en la negociación de Ñapóles el nombre de D. Fadrique, sólo por no
— XM —

desesperarle, y cómo los franceses habían dado fomento al lieclio para hacer
verosímil la traición; pero que sabiendo que Ñapóles no podía ser de los bas-

tardos de sn Casa, y que dar el reino á D. Fadriqne, francés siempre y ene-

migo constante de D. Fernando, era entregarle d Francia, mal podían haber


concertado cosa tan opuesta d sns intereses. El rey de Francia sí había dicho
á D. Fadriqne que sería contento de que recibiese el reino de Ñápales, y que
también lo serían los Reyes Católicos, cosa esta última que debía desmentir
rotundamente D. Felipe.

Creído el embuste por Maximiliano y por su hijo, inmediatamente se con-


certaron con Francia, con la fórmula tan usada entonces de amigo de amigo
y enemigo de enemigo. Sin perder momento, Fuensalida vio al Príncipe y le
dijo: «¿Cómo no aguardasteis á conocer, sin género de duda, la calumnia de
"ios franceses? ¿Cómo sois tan tímido que capituláis con vuestro enemigo

"contra vos mismo, pudiendo ser Señor de toda la Cristiandad y del mundo,
"y habiendo ayer dado carta firmada, con promesa de ayudar contra Francia
"á los Reyes, hoy firmáis amistad con su enemigo? Hasta las piedras se le-

"vantarán contravos en España».


El Príncipe contestó que cuando los franceses quisieran engañarle, él los

burlaría, y si rompieren con España, él rompería contra ellos, que tal era la

glosa de amigo de amigo y enemigo de enemigo.


No explicándose satisfactoriamente el embajador el hecho de que las bien

fundadas aclaraciones de la carta de los Reyes no hubiesen convencido al


Príncipe, y aun más á su padre, sospechó que todo ello fuese intriga de D.Juaii
Manuel, que nunca les comunicó los descargos contenidos en aquella. Y lo
sos/>cchó, primero, porque no habiendo sacado jamás copia de ella, su memo-
ria no pudo bastar para escribirlo con todos sus razonamientos; y segundo,
porque le había dicho que Maximiliano estaba más irritado que su hijo; y de
haber sabido los descargos de los Reyes, hubiera creído lo contrario de lo que
los franceses decían, porque los conocía muy bien.
Como la enfermedad de la reina Doña Isabel, que desde el mes de Julio
hasta fines de Septiembre no se había visto libre de la fiebre, inspiraba al
Rey temores por su vida, escribió al embajador que lo hiciese saber á los Prín-
cipes, á fin de que secretamente estuviese todo preparado para cuando hu-
biera de llamarlos á la herencia de los reinos. Prometía, sobreviviendo él á la

Reina, conservárselos en paz; aunque no debían proveer los oficios sin con-
sultarlo con él, por su conocimiento de las gentes; rechazaba en absoluto la

6
XI.II ^
idea de que en su viaje pasasen por Francia, y sobre todo la pretensión de

D. Felipe de ir solo, dejando en Flandrs d la que había de ser verdadera


heredera y propietaria del cetro de Castilla.

Fuensalida no se explicaba la resistencia de D. Felipe para obedecer d su


suegro sino porque, habiendo habido desabrimientos entre los Príncipes, y
dicho él d Doña Juana palabras ásperas, recelaba que en España no le esti-

maran como era razón. No creía tampoco que llevaran á la Princesa, ¡Dor-

que Señor y servidores temían ser todos empozados ó deshonrados. Por otra
parte, seguían pareciéndole mal los ruegos de D. Fernando. «Con estos fla-

" meneos, decía, hay qne obrar como los venecianos con los alemanes, pro-

" curando más friamente aquello que más ardientemente se desea; porque,
"como armados sobre falsedad los de aquí, si ven ansiar una cosa, la dilatan

"para ganar más en la negociación, y si ven blandura, creen que se les nece-

"sita y se ensoberbecen; si se les demuestra su yerro, vendrán rastrando los

"pechos por tierra.»

Idéntico concepto tenían los flamencos de los castellanos; como que es

el lógico en todo aquél ó quien consideramos abyecto. « Mostraos fiero, le

"decían á D. Felipe, para que os teman en Castilla, que los castellanos no


"quieren ser tratados con amor.
Murió Doña Isabel el 26 de Noviembre de 1504, y desde entonces el em-
bajador dejó de ir á Palacio, porque desconfiaban de él, y así no sabía de la
Reina más que lo que públicamente se decía, aunque le constaba que no de-
jaban entrar á verla á ningún castellano, ni que la diesen cartas. Había
intentado D. Felipe quitarla la cocina de la inmediación de su cámara, don-
de ella la había hecho instalar; pero lo había resistido, y como estaba sospe-
chosa de la boca, no había querido insistir.— Psívece que la Reina quiere
"estar encerrada y no ver á nadie. Si otras cosas secretas hay, yo no las sé — ,

••escribía el embajador—. Él ha hecho cuanto ha podido para sacarla de su


"soledad, y siempre ella se ha resistido, porque yo creo que la ama como á

"SÍ... y le pesa mucho del estado en que la ve. Jura por su alma Fuensalida
que siempre ha conocido bien en el Rey; pero que algunos de sus servidores
cumplen mal sus órdenes.
Es de apreciar esta leal confesión en el embajador, que supo también de-
cirle con noble atrevimiento que tan poco amor había mostrado á los suegros

después de declararle sucesor, como antes cuando recelaba que le arrebatasen


su derecho, y que aunque le diesen un estado razonable, no volvería de emba-
— XLlll —

jador (i un Principe qüt\ como todos los de su casa, ni amaban ni liontaban


á los señores d (juren el representaba. Ni el Principe consultaba con ellos ni

á él se le llamaba Jamás para tratar de negocios. Entre otros desprecios, en


una ocasión se le había detenido sesenta días un correo para, al cabo, dejarle
partir sin respuesta alguna. ^Eii suma, decía descorazonado, aquí no hago

"más que dar de comer á los liosteleros, y cuanto conmigo se gasta es

"perdido.;
En efecto, ni aun la carta con la noticia de la enfermedad de la Reina, que

el padre encargó mucho á losembajadores diesen á su hija aunque no estuviera


sana, pudo ser entregada, < porque si iiubiera ¡corteros, dice, los sobornarían

"y entrarían á dársela, aunque los apalease, pero ella era la portera y no quería
"abrirlos . Cuando al cabo el Obispo logró dársela, le contestó que jamás
procurasen hablarla, que no quería oir porque estaba mala de la cabeza.
Una y otra vez encargaba D. Fernando á su embajador que el Príncipe

tratase bien á Doña Juana, ya supiese lo que liada, ya no lo supiese; que la


sirviesen españoles, que no la tuviese encerrada; y Fue/isalida, á pesar de las

buenas intenciones que arriba vimos reconocía en el Príncipe, contestaba que

seguía en su soledad porque ella quería, aunque en su opinión si la quisie-


ran hacer placer, le recibiría; pero ni se lo daban, ni les gustaba que nadie
la hablase. Yo tengo que callar porque me tienen mala voluntad, y quien

"lo hizo (D.Juan Manuel), no fué por nn', sino por lo que yo entendía. > Pro-

hiben que entren españoles á verla, porque dicen que la Reina les pregunta
muchas cosas (probablemente referentes ájos trapícheos del marido), y ellos,
por complacerla, dicen lo que saben y lo que no saben, y ella entra en sos-

pechas.
En Diciembre de 1504 había escrito al Rey Fuensalida que en Flandes.
cuando la enfermedad de la Reina, temían tres cosas: que D. Fernando fuese
jurado en España Gobernador perpetuo y administrador de los reinos; que,

muerta la Reina, tuviese el Rey con la segunda mujer hijos que les quitasen

la sucesión, y que el rey de Portugal diese á D. Fernando á la Beltraneja y


con su mano el título de rey de Castilla. Confiaban, sí, en la amistad de
Francia; pero temían mucho perder la sucesión de estos reinos, y el embajador
aumentaba estos temores á los Príncipes para obligarles más á irá Castilla.

Por eso Vila le preguntaba que si habían jurado á D. Fernando por go-
bernador á que' ir el Príncipe; y el interpelado contestaba que si la Reina así

lo disponía en su testamento, ellos deberían alegrarse, y hasta haberlo pedi-


do, porque no eran expertos para gobernar en estos reinos. Y al mismo tiem-
po pedia copia del testamento de Doña Isabel.

Fnensatida había dicho al Rey, en Noviembre de aquel año, que cuando


supiera que sus palabras se tomaban como de buen servidor, se explicaría
más; por entonces sólo decía que «salus omniími in filio consistit». Palabras
que explicó luego en carta de 12 de Diciembre de este modo: «Antes que la

"Reina muriese, considerando yo las dificultades de lo tratado acerca de la

"investidura de Ñapóles por D. Carlos, &., habia pensado que seria bien que

"la Reina ordenase que V. Alteza fuese gobernador destos reinos perpetuo;
'que el Rey de Romanos tomase la Corona del Imperio; el Príncipe fuese
"elegido Rey de Romanos y le diera á Ñapóles á cambio del Infante Don
"Carlos. De este modo D. Femando quedaba descansado por tener en su
"poder al nieto, y el Príncipe, entretenido con lo suyo, perderla las ganas de

"ir á Castilla.» Aludía con la palabra filio á D. Carlos.


Desde la muerte de Doña Isabel hasta Julio del año siguiente, D Fer-
nando, así en sus obras, como en sus palabras, cartas y encargos á su em-
bajador, expresaba constantes deseos, al parecer sinceros, de que los Prínci-
pes vinieran á España á tomar posesión de estos reinos, que porJuro de here-
dad pertenecían d su hija Doña Juana. Para demostrar su desinterés, hay ya
en 6 de Julio de 1504 un testimonio de Doña Isabel con orden á Fuen-
salida de desmentir que ella hubiera heclio jurar á Grandes y á Procuradores

que, sobreviviéndola el Rey, sería Gobernador perpetuo de estos reinos, antes

al contrario, el Rey se había negado á que cuando se juró á los Príncipes se

hiciese como cuando se juró al Príncipe D. Juan. El mismo D. Fernando,


respondiendo á Mr. de Veré, expuso su desinterés alegando que jamás Rey
hizo por su hijo lo que él, «pues el mismo día que murió la Reina, salió á la

"plaza y quitó él mismo el título de Rey de Castilla, y se descompuso por


"darlo y componer y lu.'nrar á D. Felipe y á Doña Juana; la hizo jurar por
"Reina propietaria de estos reinos, y á él por Rey, &. >
(1).

Y en otra ocasión manifestó que si la Reina puso en su testamento que,

no pudiendo gobernar su hija, gobernase D. Fernando, como después se asentó


en las Cortes generales, fué á causa de la larga carta que D. Felipe escribió

á su suegra acerca de la enfermedad y cosas de Doña Juana; pero que él, Don
Fernando, jamás habló á su mujer de tal cosa, sino que la dejó entera liber-

(1) En este acto Uivo c-1 pt-iKióii el Duque tle Alba, D. Fadrique.
tad, lo cual acaece á pocos maridos. (Alusión bien directa á la conducta de
D. Felipe con Doña Juana.) Por lo d-niás, que él, D. Fernando, nada sabía
de tal cláusula, hasta que, muerta Doña Isabel, una mujer le dijo que en
"un portacartas estaba una escritura en francés», y él envió por ella y la vio

por primera vez.

Continuaba Doña Juana dundo materia con sus violencias d D. Felipe


para que escribiese cartas como, entre otras, la citada; y él causa para tales
violencias. Un día, por ejemplo, mandó llamar al Príncipe de Cliiniay y d
Mr. de Frenoy: salió d recibirlos vestida sólo con una cota sencilla, y avanzó
contra ellos blandiendo una pala de hierro. El primero pudo escapar; pero
el segundo, más viejo, para evitar el golpe que le asestaba á la cabeza, tuvo
que agarrarse á misma pala, y así, forcejeando ambos, la Reina, dirigién-
la

dose á él, al capellán y á los mozos, iba diciendo: «Viejo traidor! Matad- —
"le! Vos, no, capellán, que no podréis decir misa. Mátalo tu!' Logró escapar
Frenoy ileso; pero al portero, que le favoreció cerrando la puerta, le descala-
bró la Reina con la pala, le agarró por los pelos y le remesó bien, diciendo:
— «Yo hago juramento á esta cruz de os hacer matar á todos.»
Con esto, decía el embajador que nadie osaba entrar á verla, ni flamen-

cos, ni castellanos, y que según la trataban, aunque su mal tuviera remedio,


de lo que no había esperanza, la harían espantar. Otando la había oído
decir que sólo su padre había de gobernar sus reinos y no otro; que nunca
Dios querría que le fuese desobediente ni que gobernasen sus reinos bellacos.
En contra de esto, algunos castellanos, como D. Juan Manuel, ponían
empeño en tenerla y tratarla como loca, en armonía con lo escrito á D. Fer-
nando por D. Felipe, y así, cuando Doña Margarita quiso verla, él se lo

impidió, diciéndola que para qué quería hablar con una piedra. Otros fla-

mencos, que trabajaban por ganarla, para que, conformándose con su ma-
rido, no escribiese á su padre nada sin noticia y licencia de ellos, habían
escogido por medianero á Juanes de Ancheta (mal enemigo de D. Fernando,
según el embajador) (1), porque la Reina pasaba su tiempo en cantar con él,

y no logrando su intento, negaban que tuviese falta de razón, sino sobra de

malicia. Mr. de Laxaulx llegó á decir que no había nacido persona de más
mala condición y malicia que la Reina.

(1) Había sido maestro de capilla en la Casa del Principe de D. Juan, con el que, y con
cuatro ó cinco muchachos de la capilla, acostumbraba á cantar en las siestas del verano.-
(Oviedo, Libro de la Cámara del Principe D. Juan.)
XLVI

Tampoco podía hacer que la entregasen cartas de su padre, porque Cliimay


y Frenoy tenían orden de no dárselas sin permiso del Rey, y cuando al cabo

logró darla una el confesor, ella le despidió, sin quererle oir, diciéndole que
no quería ver á Fuensalida ni que la dijesen nada.
Entretanto, los secuaces de D.Juan Manuel, haciéndola creer que Fuen-
salida había escrito á su padre que estaba loca, habían logrado que ni le

contestase d nada ni quisiese razonar con él. En más de cuatro meses no la


había visto una sola vez, por temor á que siguiese escribiendo á su padre
acerca de su locura. Continuaban, y aun aumentaban, los malos tratamien-
tos con ella, como lo confirma el embajador: — Ni en salud, ni en tratamien-
"to de la Reina liay mejoría... Tiene endurecida su enfermedad... Sola está
"con dos mozas; no dejan entrar castellanos. Si la trataran bien, creo que que-
"rría otra cosa... El ha procurado que la sirvan como es razón, porque hasta
"entonces (1) sólo dos rapaces entraban con la comida.'
Mr. de Vila hacía Jurar á cuantos la servían que no la darían carta al-
guna y que dirían al Rey cuanto supieran. — El capellán, en cuanto se des-
pojara de los ornamentos de la misa, saldría sin hablarla. Diez ó doce ar-
dieras guardaban las cámaras y hasta se tenían aparejadas las hacaneas
de la Reina para llevarla á encerrar á una fortaleza. Al ver los archeros, la
Reina dijo llorando: ¿Soy yo mala mujer, ó qué guardas son estas que me
"ponen? ¡O, malaventurada de mí!> (Esto varias veces.)

En Febrero escribía el embajador que se decía que estaba embarazada;


que estaba muy flaca y amarilla: que se hacía ética, lo cual no era extraño,
pues desde que había venido (un año casi) no había salido de una cámara-
En cuanto á libertad de disponer, el Rey puso preso en una fortaleza á
Sebastián de Otando, por haber obedecido á la Reina qac le ordenó no
acudir al llamamiento de D. Felipe, castigo que le impuso para que nadie de-
jase de obedecerle ni dijese: — -Se lo diré á la Reina. - La Reina no quiere que
"lo haga, etc. Con arreglo á noticias del confesor, escribía Fuensalida en

Junio: - En lo de la Reina no hay mejoría. Dicen otros que está alegre y


"gorda, y que hace muchas cosas de vestir, y nunca entiende sino en mudar
"piedras y perlas y guarniciones de una ropa en otra, y hacer sortijas y des-
" hacerlas, y comprar mantas y sedas, y hacer cada día nueva ropa. Está sola
"continuamente. Diz que canta mucho; no tiene persona que la sirva; ella

"hace todo lo que conviene á su persona, así en vestirse como en desnudar-


(1) Enero de 1505.
XI.Vll

"se, y en todas las otras cosas que las miigeres y los ombres an menester
"ayuda. No cura de reinos, ni do hijos, ni de negocios, ni hay quien se lo

"hable, ni ella lo quiere oir. Dicen unos dos mozos de cámara que entran á

"dalla la ropa que se ha de vestir, que eso que habla que les parece que lo
"habla bien. Está siempre desabrida con los que habla, muy rencillosa, lasii-

"mera. Todas éstas son nuevas de oídas...


-Todos los servidores españoles que con ella vinieron y estaban acá del
"principio de su venida, todos son parientes de Judas; ninguno ha quedado
"fiel; cada uno procura cómo estará bien con el Rey; de la Reina en ninguna
"cosa se hace más caudal que de mí, que no lo puedo más encarecer >, añade
Ftiensalida como comentario á las noticias del confesor.

Estos Judas, con otros que posteriormente se les agregaron, todos á las
órdenes de D. Juan Manuel, eran: D. Alvaro Osario, hijo de D. Diego de
Guevara Y primo del Obispo de Caíanla (luego de León), uña y carne del
primero y al que fácilmente ganaría, porque aunque buena persona, se dejaba
manejar por el primo; Juanes de Ancheta, í^edro de Rada, Garaviio y Her-
nando de ¡iellín, reposíeros de camas; los mozos de cámara y el camarero,
iodos espías contra los servidores de D. Fernando; Hoz, uno del Bastardo;
mala y mala lima sorda, enviado por D.Juan á España, é instrumento
bestia

entre Mr. de Veré y los Grandes de Castilla, amigos de D. Felipe; otro, Her-

nán Gómez de Avila, ambicioso favorecedor de D. Juan; mal hallado con


que á D. Fernando se diese la administración de los reinos; negociador en
Roma, mediante el ofrecimiento de una abadía por D. Felipe, para que el

Papa no diese beneficio en Castilla sino al que aquél presentara; y en fin,


con Juego doble en Castilla y en Flandes, el Obispo de Caíanla, opuesto á la

entrega de la adminisíración de los maesírazgos á D. Fernando; ministro


enviado á Roma por D.Juan por embajador de D. Felipe para que el Papa
no hiciera en Castilla nada de lo que D. Fernando le propusiera.

Por esto, cuando Fuensalida se quejaba del encierro cada vez más estre-

cho de la Reina, los flamencos le contesíaban: — -No os quejéis, que de vos-

" otros son los que aconsejan que se haga lo que se hace. - Y cuando pren-
dieron á Otando y se amenazaba á Conchillos con el tormento, decía el em-

bajador que todos estaban escandalizados menos aquellos que lo hacían, que

eran españoles.
Puede decirse que en este tiempo sólo podía contar como leales á D. Pe-
dro de Aya la y á los Obispos de Patencia y de Málaga, á Botton y al ara-
gonés Sampier; porque, aiiiiqiie Doña Margarita, en Julio de 1505, se le

había ofrecido como mediadora y D. Fernando, y


entre su liermano el rey

á éste como cuando le era hija obediente en Castilla, aquél la había recha-
zado, diciendo que ella podía casar, y el Rey también, y na quería la inter-

vención de tal tercero: guardábanse además de ella como si fuera castellana;

V al fin, considerando á D.Juan Manuel como un nial servidor, no pudiendo


suj'rir el espectáculo que presenciaba, y á su hermano engañado por los que
le rodeaban (son sus palabras), ni lograr tampoco que la dejasen ver á Doña
luana, optó por marcharse á sus tierras, quedándose también sin este valioso

apoyo Fuensaíida.
Desde que Mr. de Veré volvió de Francia y se agravó la enfermedad de la

Reina, comprendió Fuensaíida la fuerza enorme con que tenía que luchar,
viendo á D. Juan Manuel, cabeza de la liga, con el Obispo de Catania,
Mr. de Vila. el Preboste de Utrecht, la más mala bestia del mundo, sin con-

ciencia ni virtud, que por saber una negociación revolvería el mundo, y por
haber un beneficio vendería á su ¡ladre; Laxaulx y todos los del bando de

Veré, dispuestos á ir á España, acaso impulsados por los franceses, para ser
allí Grandes y gobernar, dejando fuera de la liga á nuestro embajador.
Al día siguiente de la llegada de D. Juan, y á pesar del ofredmiento de

D. Felipe á Fuensaíida para que entrase en su consejo á fin de enterarse de


todo, no le llamaron á la entrevista entre D. Juan y D. Felipe, y no logró,

por tanto, saber el verdadero objeto de su venida. Su instinto le hacía creer


que se trataba de materias muy contrarias al propósito de los Reyes, sus

Señores.

Otras cosas dejaba de escribir, porque en las respuestas del Rey creía ha-
ber comprendido que se le suponía alguna pasión contra D.Juan Manuel: y
de esto protestaba enérgicamente, porque la única pasión que tenía era por
ver el daño que recibía la causa del rey D. Fernando.
D. Juan estaba claramente descontento de España, y rabiaba por ser
Grande, por cualquier camino. En Junio de 1505 la PrincesaDoña Maroa-
rita le llamaba mal servidor, que tenía á todos tan embaucados, que Don
Felipe creía le había de dar pacíficamente el reino. A ella la había dicho:
Señora, yo os podré servir bien cuando sea allí Contador mayor. ^
Por lo

que se veía que tenían repartidos los cargos del reino. Él mismo dijo á Fuen-
salida que estaba en poco cargo al rey de Aragón: que había de buscar de

comer de uno y de otro, y si allí no se lo daban, lo buscaría aquí. «Sirviendo


XLIX

"entrambos, decía, no se ofende ninguno. En los tiempos de paz, pocos son


"los que ganan, y en los tiempos revueltos se hacen los hombres.- Tales
eran sus principios. Con ellos se retrata al ambicioso sin la menor aprensión.
Como D.Juan veía un estorbo serio para sus planes en Fuensalida, con-
siguió que D. Felipe enviase un mensajero d España á procurar un cambio
de embajadas, quedando él en Bruselas y yendo Fuensalida d la corte de
Maximiliano. «Obedeceré si se me manda, decía nuestro embajador; pero
"mejor querría ir á Turquía; aunque aquí no querría quedar tampoco. Si yo
"pensara que D. Juan podría acabar lo que V. Altezas desean, aun á costa
"de mi vergüenza y deshonra, aun llamándome \'. Alteza de aquí, yo se lo
"suplicaría por el servicio de Dios, del Rey y de la patria, porque pienso
"que muriendo por esto merecería corona de mártir.

"Pero su estada aquí daña á los negocios, porque, siendo castellano, y,

"por tanto, al corriente de todo lo nuestro, empuja á estos flamencos á ir á

"Castilla en busca de lucro. Si no estuviera aquí, como ellos son de tan poco
"corazón, yo les pondría tales temores para ir que vendrían á mí las manos
«atadas.»

También á Fuensalida le estorbaba la presencia de D.Juan, porque de


hecho estaban frente á frente dos caracteres antitéticos; pero los móviles de
la repulsión de nuestro embajador eran nobles y ruines los del otro. La mu-
cha mano que tenía en los negocios le hacía parecer difícil alejarle de allí.

Sólo con mucha maña, aprovechando sus deseos de ir á Francia á entender


en la paz con D. Fernando, por creer que tenía allí mucho crédito y que no
quedaría pobre, ó mandándole ir S. A. y dándole algún fruto en las Ordenes
á él ó á sus hijos, iría; pero era preciso que desde Francia fuese á Castilla,
sin volverá Flandes. Así se lo indicaba al Rey Fuensalida, y añadía: — «Si
"V. Alteza cree que D. Juan puede serviros por la mucha parte que tiene con
"D. Felipe, no se engañe, que esa parte yo la tuviera, á querer como él, y
"como hoy mismo me han acometido, renegar mi fe y hacerme de ellos y
"contradecir lo que queremos; en cuanto deje ese camino, ya no valdrá nada.
"Si V. Alteza cree que conformándose D. Juan y el Obispo y dándoles igua-
"les facultades marcharán mejor las cosas, aviso que D. Juan no admite com-
"pañía, y si sufriere la del Obispo, no la mía, porque yo no tengo condición
"de callar lo que veo no va por buen camino, por lo que me tiene mala vo-
"luntad y daría dinero porque yo no existiera. Si V. Alteza los manda con-
"formarse, déme á mí licencia, porque yo iría á tomarle las muías á Palacio;
7
"pcro D. Juan y yo no podremos hacer buena obra, porque estamos ya he-
"chos de vidrio, y topando, nos quebraremos».
Un mes después, y n D.Juan ni dirige la palabra á Fnensalida. Envalen-

tonado porque en la corte no se sigue para lo de Esp-iña otro consejo que el

su\'0, y él es de los flamencos en absoluto, cuando D. Fernando le llama á

Castilla con el Obispo para que Fuensalida quede solo en Flandes, no teme

desobedecer al Rey y decirle que no irá sino como embajador de su yerno.


Daba grandes alientos á su desobediencia el acuerdo del Consejo de pagar-

le 12.000 ducados ó 12.000 florines al arlo en el caso que temían de que Don
Fernando le quitase la pensión que le daba. No tardó mucho en ir á Casti-
lla por embajador de Maximiliano y de su hijo, en realidad para tramar

con los Grandes, dice Fuensalida: < Si V. alteza le recibe por embajador,

"mal ejemplo será para los que claudican en la fe».

Con todo esto la situación del embajador iba siendo intolerable. «Aquí
"la vida es peligrosa, decía este mismo año de 1505; no está en más de cuan-
tito alguno sea malo para decir: — «Este hizo esto». Y hay tantos que traen
"este oficio, y de nuestros castellanos, que es menester velarse los hombres.
"A mí me han revuelto con el Rey, diciéndole que con la confianza que ha-

"cía de mí, en viniendo el Obispo de Falencia, me junté con él y dejé á


"D. Juan y al Obispo de Catania. El mismo Rey me lo dijo. Yo le contesté

"que era verdad. Y esto han hecho unos simples españoles mucho de Don
"Juan. -

En Mayo, escribía: Hombre del mundo, ni castellano ni francés entra

"en mi casa, y si me topan los castellanos, se apartan por no hablarme y me


"muestran más odio que los de acá. Pregunto por qué no comen y cenan
"ya conmigo y me contestan que porque el Rey ya no me tiene buena vo-
"luntad y no quieren hacerse sospechosos. El Rey me odia porque dice que,
"siendo castellano, procuro aquí los negocios del rey de Aragón, que le son
"contrarios. A lo que he respondido: «Yo no vine por embajador del Rey de
"Aragón, sino de los Reyes de España .

- Querrían verme echado en la mar, y yo tengo ganas de irme, porque si

"estoy mucho aquí, moriré de postema ó haré algún desconcierto que sea
"peor que la muerte por las maldades que oigo decir de los Reyes y de mí.»
-Cierto digo á V. A. que quisiera más que \'. A. me mandara echar por
"dos años á galeras que no que me mandara quedar aquí, porque yo no
"puedo escapar de muerto ó deshonrado, según son malos los que conse-
n

— u —
"jan y ligeros de creer los consejados, que no solamente me lian puesto
"mal con el Rey, sino con la Reina, por industria de D. Juan y de muchos
uconversos que están aquí al servicio de S. k.

k V. Alteza suplico que si posible es, que me libre de tanta angustia,


"no porque tema morir por vuestro servicio, que nunca vez por esto me
"verná la muerte que no la reciba con ánimo viril, mas porque ya no podría
"yo aquí aprovechar ni hacer ningún buen fruto .

Al mismo tiempo que las amenazas tenían que resistir ¡as tentaciones,

porque asi á el como al Obispo de Patencia una y otra vez les acometían con
grandes ofrecimientos de dignidades y proveclios si claudicaban, y procu-
raban picar su amor propio, diciendo Veré á Fuensalida que le habían Ju-
gado tres malas pasadas quitándole (D.Juan) la negociación de las manos
y llevándose otro la gloria; y ni el consuelo del rey D. Fernando le quedaba,
pues daba á Garniel y á D.Juan encargos que no daba á Fuensalida. En
Abril de 1505 se le debían siete meses de salario, y como no querían pagarle,
tenía necesidad.

No me puede venir cosa que yo no lo sufra y con buena cara por el ser-

"vicio de V. Alteza, como quiera que me traten. Ni buen tratamiento me enlo-

"quecerá, ni el malo me abatirá, con igual corazón se sufrirá todo, - escribía.

Secundando Fuensalida las intenciones de D. Fernando que creía since-

ras, acerca de la venida de sus hijos, había aconsejado á D. Felipe que con-
vendría mucho su ida á Castilla, Juntamente con Doña Juana, porque los

Grandes castellanos y sus consejeros, para medrar, procuraban malquistarle


con su suegro. A e'ste le habían pedido: el Duque de Bejar. Plasencia; el Con-

de de Benaveníe, la Corana; el Marqués de Villena, este Marquesado; y Ná-


jera, cabeza de todos, otras cosas; y como se lo liabía negado (y este descon-

tentar á los Grandes alegaba Fuensalida como argumento de que D. Fernan-


do no aspiraba á alzarse con el reino) y además se liabía atraído al Duque
de Alba, amistándole con el Condestable, y enojando al Almirante, todos los

descontentos de D. Fernando escribían á su yerno que no anduviese flojo, de-


jando perder lo suyo, porque toda Castilla se levantaría por él. Lo cual de-

cían, no para servirle, sino para ver si alcanzaban de él lo que del suegro no
consiguieron: porque de estar ambos conformes, teníanla repulsa segura. Por

tanto, proponía Fuensalida que se avistasen los dos Reyes en Toledo.

Por su parte, los consejeros de D. Felipe, industriados por D. Juan Ma-


nuel acerca de los cargos y rentas más pingües de Castilla, no sólo liabía
excitado desde ¡¡niicipio del año al Rey al viaje, sino que se habían ya adju-

dicado previamente entre sí los repartimientos de rentas de tal modo, que


según el embajador, sería necesario despoblar la tierra ó desheredar las here-
dades, que en lo propio de la Corona poco había para henchir la suma del

requerimiento. «No hay escudero simple, decía, que se contente con 5.000

"ducados de renta el día que el Príncipe suceda .

Todos anhelaban que fuesen allá los Reyes, unos por ganar allí, como
Mr. de Vila, que suspiraba por el Maestrazgo de Santiago; otros por ganar
quedándose, como el Canciller, que esperaba quedar absoluto señor de la

tierra.

Únicamente Mr. de Veré, con ignorado intento, dijo arrogantemente: —


\q hago voto á Dios de no recibir un jarro de agua del Rey de Aragón,
"puesto que reprendió tanto lo que yo tomé de Francia .

A tan descarado reparto de prebendas creyó D. Fernando poner algún


dique, y así hizo declarar al Obispo de Málaga que, según ley del reino, que

los flamencos también tenían establecida para los extranjeros, no se darían


sino á hombres casados en Castilla.
Cuando Oitmiel vino con partidos propuestos por D. Fernando, decía
Fuensalida que le gustaría que hubiese concierto, aun á costa de su vida,
pero que hacía mal en buscarle desde Castilla y moverlos en Flandes, «por-
«que aquí entienden que los necesitáis mucho, y se crecen creyendo tenéis
"el agua á la boca, cuando la guerra de Queldres les obligará á buscar ellos
"los partidos».

Poco inclinado, como siempre, nuestro embajador, auguró mal de la ve-

nida de D. Felipe al gobierno de estos reinos. Ya en Febrero de 1505 decía á


D. Fernando que, ya que tenía lo de allá puesto en seguro, la dilación en
Flandes le era provechosa, y que las cosas se remediarían diciéndoles lo

que no queremos para que hagan lo que deseamos. Parecióle también opor-
tuno que los Grandes de Castilla, Procuradores y naturales, pidiesen á los
Reyes que cuando fuesen, llevasen consigo á D. Carlos, con lo que se enfria-
rían en la ida y tomarían otro camino; y si le llevaban, sería ventajoso para
1). Fernando, especialmente si la Reina no estaba más conforme con su ma-
rido. Últimamente creía conveniente enviar á D. Pedro de Ayala á visitar al
Rey de Romanos para dar allí algo á la mano, aun al mismo Maximiliano,
"porque lo de allí solo se había de ganar con dar, y acaso este mismo indi-

"cara el consejo-.
un —

Hasta mediados de Mayo Ü. Fernando todavía escribía que fuesen sus


hijos á gobernar y verían cómo les dejaba el reino; pero fuese por avisos que
recibió de él el embajador de qur no les hablase en lo de las vistas en Toledo

porque no era materia para entonces, ó por otros indicios que le descubriera
camino de opinión en el Rey resjiecto á la venida de sus hijos, Fuensalida
escribía á Almazán en 15 de Junio de 1505: Yo no sé lo que V. Alteza
"quiere, aunque entiendo lo que me manda, y como no sé su voluntad, digo
"al pie de la letra lo que me manda que diga, que por ventura sy supiere
"que es vuestra voluntad lo que yo entiendo, diría otra cosa por donde

"pensarla mas presto venir al fin que querría. Y si en lo pasado quando el

"Obispo de Falencia vino yo supiera lo que quería V. Alteza, por aventura


•las cosas estuvieran en otros términos que no están. Digo esto, porque

"V. Alteza dice: -Dezid á mi hijo que venga.» Si esta es vuestra determinada
"voluntad, que vaya, y que vaya solo ó con la Reina, y sin concierto ó con

"él, yo sabré buscar modos para ello; y si es otra la voluntad de V. Alteza,


"también se buscarían formas para estorballo, porque tengo deseo de servir
"á V. Alteza y de acertar en servirle mucho á su contentamiento, y no tengo

"Otro fin. Y si le parece á V. Alteza que esto no se me debe á mi decir, no


"se maraville V. Alteza de quel yerro que se haga, porque el que anda á
"escuras no ha de andar sin miedo de tropezar, y sabiendo yo vuestra vo-

"luntad, yo podría dezir lo que V. Alteza mandase que se dijese por termi-
"nos que no emponzoñasen; mas no sabiendo yo lo que V. Alteza ha gana,
"digo que manda, y por los términos que lo manda, porque pienso que,
lo

"pues V. Alteza lo manda, que es aquello lo que cumple; aunque veo que
"en algún tiempo daña dezirse las cosas como de allá vienen.-

En igual fecha decía á Almazán, que si no le hablaban claro por des-


confianza, se equivocaban, porque si él no estuviera resuelto á morir por
D. Fernando, desde la primera hora se hubiera ido, y no mal librado, según
le acometieron con promesas.
El 27 de Julio contestó el Rey: <Y porque, como decis, podáis cerca

"desta materia claramente conocer mi intención y deseo, sabed que yo, mi-

"rando lo que he visto del Rey y Principe, y lo que vosotros me habéis es-

"crito del poco amor que tiene a mi y a estos reinos, y de ser tan gobernado
"y mudable, y viendo la condición y manera de su consejo, y viendo de
"Otra parte que no hay en que hacer fundamento en la Reina mi fija, estando

"como está, y conociendo que por las dichas cosas de su venida dellos
LIV

"aqua no se podría seguir bien ninguno á nuestros reinos, y que della se


"podria seguir mucha confusión y revueltas y daños, deseando escusarlos, y
"deseando como mi propia vida el bien y conservación de nuestros reinos,

"pareceme que, si nuestro Señor dello fuese servido y le pluguiese de lo

"encaminar así, ¡o mejor seria que ellos se estuviesen holgando alia, y que
"enviasen aqua al Principe Don Carlos, mi nieto, para que yo le hiciese

"criar aqua, y que supiese la lengua y costumbres, y conociese las gentes de

"aqua y se criase en... (1) y en toda buena enseñanza, para que quando fuese
"de edad de... (2) años á lo menos, como dice el testamento de la Reina que

"esta en gloria, fuese enseñado y tuviese habilidad para poder gobernar; y


"desta manera, con la ayuda de nuestro Señor, conservarse hian siempre estos
"reinos en paz y prosperidad, y estaría segura la sucesión del los, y así no

"entrarían extranjeros en la gobernación dellos, y todo estaría... naturales;

"y esta fue también la intención y deseo de la Reina que esta en gloria; y
"quedando allá para siempre el Rey e la Reina, yo sería contento de les dar

"todo lo que buenamente se les pudiese dar de lo de aqua; y por esto vues-

•'tro medio sea no dar priesa en la venida, ni tratar en ella, antes si liallase-

"des lugar para estorvarla, lo habéis de hacer, no mostrando por via directa
"ni indirecta que queremos estorvarla; pero mirad que cosa desto no la

vsienta la tierra, que solamente la digo porque sepáis que es esto lo que a
"mí me parece mejor, y porque estéis sobre aviso que, si viniese tal coyun-
"tura, guiéis las cosas á este medio, ^... (3).

Triste espectáculo o/rece en este punto la correspondencia entre los dos


Reyes, suegro y yerno. La locura de Doña Juana sirve de pretexto para aro-
garse el gobierno de Castilla. Amenaza D. Fernando con dar parte á los Pro-

curadores del reino del secuestro y malos tratamientos que sufre su hija, para
tomar enérgicas resoluciones, con frases de que ó se ha de hundir el mundo,
ó irá por ella donde esté, si su marido no lo remedia; encarga al embajador
que dé carta suya y que pida claramente lo que desea, y verá lo que él hace
la

por satisfacerla: que desea mucho que ambos vayan á España, porque Don
Felipe no podría entrometerse en la gobernación de los reinos, sin que antes,

con la presencia de la Reina, constase de su salud; deseaba mucho que la tu-

viese, porque si estaba sana para gobernar, ellos serían Reyes y él les ayuda-

(1) Rotura del papel.


(2) Id.
(3i Cifra.
— LV —

ría; pero si estaba enferma, como escribió D. Felipe, de tales cosas que de-
cía, que á la honra de todos convenía ponerla en casa ó fortaleza donde es-

tuviese apartada (lo que motivóla cláusula del testamento de la Reina, dando
en tal caso á D. Fernando la gobernación) y así parece la había tenido desde
entonces, prohibiendo que sus naturales la viesen ni hablasen, iii liacieiido,

ni liabiendo de ella más memoria que si no fuese en el munáo, pues no pare-


cía que luego hubiese mejorado, entonces, por derecho, y por el testamento de
la Reina, le pertenecía, como á su padre, su cura y administración, como lo

habían jurado, lo cual debía querer su hijo, pues era conservarle lo suyo
y lo de sus hijos. Al mismo tiempo negaba el aserto de Mr. de Veré, con re-

ferencia á Jaques, de haber él, D. Fernando, dicho, que cuando viniesen sus
hijos, si quería/I, gobernaría con ellos, y si nó, se retiraría á Aragón.
A las quejas del suegro sobre el mal trato de Doña Juana, contestó Don
Felipe:. . . Yo lie querido que esté conmigo en consejo, y ella á todo se
"niega, y desque vino de España ha tomado algún siniestro, y esto es celos,
"como parece, y es verdad; y yo le doy poca causa para ello. Y por no con-
"tradecirla, la dejo hacer todo, &.»

Añadía que si la cocina estaba junto á su cámara, era porque, estando


embarazada, quería comer lo que la apetecía y á la hora que quería. Los
archeros habían subido, porque livianamente los dijeron que allá había al-

gún regocijo; se prendió y se apartó á los españoles porque procuraban que


la Reina dijese y escribiese cosas para dar á creer que no tenía el seso tan
bueno como gracias á Dios le tenía; todo por creer con ello hacer placer d
D. Fernando.
De éste se quejaba porque públicamente había mostrado una carta que
"llevó Mojica para que todos viesen que estaba loca; pues aunque yo en
"aquella escritura decía todo lo que ella hacía, no por eso se entiende que

"está loca (1), como su padre dice, y aunque lo estuviera, debía callarlo. Pero

"que esté cuerda ó loca la Reina, yo gobernaré lo mío, y si D. Fernando se


"opone, junto con mi padre cobraré á Castilla contra todos y gobernaré lo
"que nos pertenece, ó perderé la vida sobre ello. Si el Rey no me lo da, me
"pesará la lucha, porque ambos quedaremos destruidos, pero por mi honra
"todo lo pospondré, y en mis forzosas ausencias de Castilla, dejaré á Don

(1) Véase pág. 461, donde el Rey de Inglaterra asegura que D. Felipe y los suyos decían
que estaba ¡oca.
LVI

"Fernando encomendado el gobierno; pero si me quiere quitar lo 'mío, me


••ayudaré del francés, del turco y del diablo .

Á pesar de todo, D. Felipe decía que si lograse hablarle tina hora, espe-

raba convencerle. Volvió entonces Fuensalida d proponer una entrevista en


Toledo; pero intervino D.Juan Manuel insinuando que era ya imposible,
pues habiendo llegado tan lejos la mutua desconfianza, sería peligroso fiar-
se de D. Fernando. «Dios perdone al que le retrae, exclama Fuensalida, de
"ir á hablar al suegro, pues él querría ir aunque fuese en una muía >. Acaso
le daba esta confianza el haber oido decir á D. Felipe: Si mi suegro quisie-

"se, yo le sería mejor hijo que lo fué el Príncipe D. Juan \

Como artículo de fe creía que si D. Juan no hubiera estado allí, suegro

y yerno estarían concertados, y que se hubiera facultado á Mr. de Veré para


arreglarlo todo con D. Fernando; mas fué estorbo para que por otra mano
que por la suya se concertasen las cosas, y sabiendo lo que ha de sacar del
corretaje.

Á pesar de este intento de avenencia, si realmente le hubo, no cesaban las


intrigas en torno de ¡a desdichada Reina. En Flandes prendieron á Lope de
Conchillos y le amenazaron con el tormento, si no entregaba una carta que
decían le liabía dado Doña Juana para que su padre gobernase en su nom-
bre y que iba d llevar á Castilla.

También sospechaba Fuensalida que D.Juan Manuel fuera quien envió


echadizo á Herrera d la Reina, para que confiándose en él le entregase aque-
lla larga carta, que luego le cogieron, ó él entregó. Don Fernando aseguró
terminantemente que Herrera las vendió, y que así se lo (ligera el embajador
á la Reina, para que supiese que él nunca había recibido aquella carta.

Por su parte, los Grandes de Castilla no se descuidaban en atizar el

fuego, escribiendo d D. Felipe que D. Fernando trataba de casarse con la


Beltraneja, < medio, decía aquél, de que no tuviese seguro ni Aragón, ni Si-

"cilia, ni Ñapóles; que cuanto D. Fernando hacía eran insidias para quitare]
"reino á su yerno (1) y para hacer loca á la Reina, á fin de ser él tiránico go-

"bernador del reino. Y hádaseles sospechoso su embajador porque, sabién-


dolo todo, ponía mal á unos con otros.

Los flamencos contribuían á exacerbar los enconos, propalando que el

Rey Católico con sus Grandes se burlaba de D. Felipe, y decía •


que no era

(1) Lo mismo repetía en 1508, más tarde, el rey de Inglaterra á Fuensalida.


"hombre para ir á Castilla, y que el Duque de Alba y el Arzobispo de Tole-
«do hablaban mal de él'. Afirmaron también que cuando dijeron á la Reina
que su padre la publicaba por loca, había hecho grandes bra vezas, y dicho: —
No hay quien castigue esto, ni mi padre, ni vos? Cómo no descabezan á

"los que lo dicen?


En 16 de Mayo de 1505 escribía D. Fernando á su embajador que
Mr. de Veré le había dado una carta de su hija (del 3 del mes), refrendada
de Pedro Ximenez; pero que sospechaba, ó que la firma era falsa, ó que se la
habían hecho firmar por fuerza (1). La carta sólo aprovechaba á los malos.

Enviaba copia para que ella dijese si la había escrito, ó no, y encargaba la

dijesen que él no deseaba sino verla en Castilla gobernando sus reinos; pero

que temía que por saber allá que sin su favor no lo podía ella conseguir, tra-

taban de desacordarlos, porque desamparándola él, harían de ella lo que


quisieren; que le pidiera claramente lo que deseaba, y vería cómo se lo con-

cedía, y que fueran pronto á Castilla y vería cómo la daba posesión de sus
reinos. «Entonces conocerá, decía, la maldad de los que la quieren tener en

"un rincón para hacer de que quieren y que no gobierne nunca, y la


ella lo

"traigan las mancebas dentro de su casa. Su marido es el que acá ha escrito


"que estaba falta de seso, y la quería poner en una fortaleza, á lo que él con-

"testó que no lo hiciera por cosa del mundo, sino que la tratase con dulzu-
"ra. . .
y que si aquello no se había remediado, él llegaría hasta ir por ella

"para traérsela . «Y yo, decía, disimulé lo que su marido me dijo de su do-


"lencia, por tener más color que la traigan acá, porque algunos quieren que
"véngaselo el Rey, lo qual yo no consentiré (2). También fué gran inconve-

veniente contra ella misma poner en la carta que no podía dar sino á su
"marido la gobernación de sus hijos y sucesores, porque parece excluirse
"ella de la gobernación, cuando en su nombre se ha de gobernar, como pro-

1
1 Esta carta, evidentemente amañada en la camarilla del Rey D. Felipe, y acaso redac-
tada por D. Juan .Waniiel, es la que el Sr. Rodríguez Villa publicó en la pág. 1 10 de su estu-

dio sobre Doña Juana.


(2) Así lo escribía Fuensaüda en 15 de Julio de 1505, afirmando que D. Felipe decía que
su suegro le ir solo á España, si Doña Juana no estaba para ponerse
había autorizado para
en camino. que públicamente se hablaba que Ñuño de Oiimiel también había venido á
Y
solicitar la ida de D. Felipe y aun sin la Reina. V. Alteza sabe la verdad, concluía el emba-
jador.
En cuanto á D. Felipe, parece que tenía resuelto el caso afirmativamente, ó al menos el
gobernar solo, á juzgar por un sello de armas que Fuensalida envió á D. Fernando en aque-
lla fecha y en que únicamente decía: D. Felipe, C-, sin la menor mención de la Reina.

8
.

"pielaria que es, &. Y que gobernando ella, acá estará segura que ninguna

"mujer le liará ruindad con su marido, y así se remediará lo de los celos, y

"si ella no gobernase, vería todo lo contrario. Y si ella ayuda con tales car-

"tas para quitarse la gobernación, se hace mucho daño ...

También advertía que en secreto le avisaban que se trataba de casar d


D. Felipe con la Reina de Francia cuando su marido muriese, dando yerbas
d Doña Juana cuando diese d luz y diciendo que murió del parto. Con esto,

D. Felipe tendría el Ducado de Bretaña, &. . . Que aunque no creía tales

enormidades, las temía, y encargaba á su hija que se guardase mucho cuan-

do llegase el término de su embarazo. Esto del casamiento no debía, sin em-


bargo, decírselo el embajador d la Reina si no viere que cumplía para segu-
ridad de su vida, y aun en este caso, con ¡uraniento de no comunicarlo d nadie.
A D. Felipe debía decirle que en vez de trabajar juntamente en la paz de
estos reinos, la carta de la Reina servía para atizar la discordia; que le ro-

gaba la dejase libertad y no la hiciese firmar lo que no quisiese firmar. .

tiablaba de las cartas cogidas d Herrera ó entregadas por él, é intercedía


por la libertad de Conchillos.
Reunió D. Felipe el Consejo, y por medio de D.Juan Manuel intentó de-

fenderse de las inculpaciones, asegurando que la Reina escribió voluntaria-


mente la carta para demostrar á los que habían hablado contra ella, que lo

contrario era lo cierto, y para volver por su honor.


Pero allí se descubrió, dice Fuensalida, que la habían llevado por seis

veces la carta hecha, y con pretexto de alguna palabra, nunca la había


querido firmar, porque diciéndose en ella que aunque estuviese como de-
"cían, sólo su marido, á quien mucho amaba, había de gobernar sus
"reinos ,
el Rey había dicho:— -Por esa palabra la desechó cinco veces,
"pero al fin la firmó. Fu cuanto d Conchillos, declaró que le hubiera hecho

cuartos, á no ser por consideración á D. Fernando.


Escribe el embajador que á él le volaron como halcones d picaza, dicién-
dolé que hacía el inocente y lo sabía todo. El Rey le interpeló así: — O '
mi
"suegro hace confianza de vos, ó no; si sí, lo sabéis todo; si no, á qué os
"tiene aquí.? Él respondió:— <í\ o he dicho verdad; mi Señor me emplea á
"SU voluntad.
La carta de D. Fernando no debió llegar á manos de su hija. Cuando el

embajador quiso dársela, D. Felipe le dijo, que en ausencia suya y d petición


de la misma Reina, había prohibido que nadir la hablase, pero que la es-
cribiría pidiéiuloUi el permiso y le contestará. Tres días después la hizo saber

que la Reina le escribía que ni quería ver al embajador ni recibir las cartas.
Despue's envió un sermón á t'uensalida y á D. Pedro de Ayala. Juntos
fueron á contestarle, y tales argumentos le iiirierou, que á todo les respondió
ser verdad lo que decían. En fin, Sefior, acabó diciendo el embajador, giiar-

"dad ese sermón, que yo espero que con él al pescuezo mandaréis ahorcar
"a quien os le dio. Estos son los servicios que hacen los buenos servidores.
"Y es seguro, si no os guardáis, que más os digan que esto.*

Preciso se hace, para comprender bien la situación en que el embajador


llegó á encontrarse, copiar sus mismas palabras: — Es gran peligro navegar
"en este mar. Juro por mi fe, que creo no habría hombre que no temblase
"si le dijesen lo que á mí me dicen cada día, que pocos son los días que no
"me condenan á muerte, y dicen que conmigo han de tomar la posesión de
"los reinos; que yo seré el primero de quien se ha de hacer justicia. Y como
"quiera que por un cabo pienso que son modos para espantarme, por otro
"cabo pienso en la malinidad de alguno ó de algunos que me persiguen y que
"me querrían ver echado en la mar, porque se sus buenas obras, y no dejo
"de estar sin temor. Mas como yo tengo determinado de morir, si se ofre-

"ciere, no me espantan palabras que ine digan. Bien se que públicamente


"no han de hacer contra mí nada, mas si las cosas van de otra suerte de lo
"que con ayuda de Dios se espera, una noche me han de echar en una ribe-

"ra, ó que yendo por un camino, me alancearán y dirán que ladrones lo hi-

"cieron, ó levantarme han algún falso testimonio para dar color á lo que ha-
"cen contra mí.-
La postrera carta de Fuensalida está fechada en Amberes á 15 de Julio
de 1505. Las últimas noticias de la Reina eran del 9 de dicho mes. Estaba
muy furiosa, demandando con mucha ansia y muchas veces por el Rey y
apuñeando y remesando muy malamente d dos mozas que tenía consigo, y
que echó de su cámara, quedándose sola, sin que nadie se atreviese á entrar.
No había querido ver á un Briones, enviado del Conde de Ureña; si le

soltaran, el embajador le metería en una nave, porque el viaje por tierra no


era seguro á causa del temor que tenían de que vaya de aquí quien pueda
allí ser testigo de lo que pasa; Concliillos continuaba preso; el Rey afirmaba
que tenía autorización de su suegro para ir á España sin la Reina, y se dis-

ponían al viaje en tal forma.

Fuensalida no va á Bruselas donde está la Reina, ni á Malinas, donde


están los Infantes; todos estos lugares estaban entredichos para el. No podía
escribir d Mojica ni d Otando por los espías que todos tenían, y espías cas-
tellanos como Rada, Garavito, Hellin, etc.; pide instrucciones para el caso

de que el Rey quisiere partir sin la Reina, y por fin declara que no le puede
venir cosa que no sufra y con buena cara por servir á D. Fernando.

Después ya no hay más que la respuesta del Rey de 27 de Julio, en que

declara que lo mejor sería que sus hijos quedasen allá para siempre, y le en-

viasen á su nieto D. Carlos para educarle en Castilla, y otra carta de fray

Juan de Enguera del 5 de Septiembre de 1505.

Desde esta fecha hasta el 6 de Enero de 1508 en que salió de Burgos


para Inglaterra, nada se sabe de nuestro embajador. En ese intervalo está

comprendido el efímero y funesto reinado de D. Felipe en Castilla, el abati-

miento y ausencia de D. Fernando de este reino. No es aventurado suponer


que Fuensalida permaneciera durante este tiempo olvidado y en el refugio

del hogar doméstico.


tj IV.

KMliAIADA 1-:X L\(;L A l'KKRA

«Bien podrá la I'rincesa ser Reina de Inglate-


rra;mas ofrécese á la más desventurada vida quo
nunca muger tuvo. Y dize V. Alteza que tiene
esperanza que el Principe será mejor que su pa-
dre. Plega á Dios que esta esperanza salga ver-
dadera; mas nin¿;uuas apariencias ay dello, por-
que, hablando verdad á \'. Alteza, sabe poco, y
no le tienen por bien acondicionado.-
I Carta de Fuensalida ni h'ey Cnlólico, de 11 de
Septiembre de 1508.)

Quien con tan raro acierto supo predecir en sn anterior embajada lo fu-

nesto del gobierno de los flamencos en España, y ahora la suerte de Doña


Catalina, conocía indudablemente á fondo d los hombres de su tiempo, y
no es esta cualidad la menos necesaria al perfecto embajador. Sin embargo,

tampoco en Inglaterra fué afortunado. Su genio maléfico, antes encarnado


en D.Juan Manuel, será ahora el Dr. Puebla, y no le ayudarán ciertamente
ni la avaricia é indelicadeza de Enrique Vil, ni la frialdad de corazón del

Rey Católico, ni las preocupaciones de la Princesa Doña Catalina, que, in-

ducida por mal consejero, el desvío hacia quien la dice la verdad, achacará

sus escasos éxitos á que no sabe tratar al Rey (1). Algunos historiadores nio-

(1) -Este embajador, escribe la Princesa á su padre en y de Marzo de 15üy, * ya creo


sabe V. Alteza quanto está fuera de voluntad del rey de Inglaterra, y en tanta manera, que
la

no le quiere ver ni oir; no sea fiel, á lo que creo, mas porque no le sabe tratar,
no porque él

porque asy como el Dr. Puebla tenia demasiada dulgura en lo que cumplía en los negocios
para con el Rey, estotro ha tomado sobrado rigor con él y con los suyos; mayormente en este
caso, donde yo tengo de quedar sujecta á ellos, no me puede aprovechar syno lo que con
mediana razón se aze, &.•
Sin embargo, la misma Princesa, con quien al principio y durante algún tiempo todo lo
consultaba el embajador, le decía que los ingleses no harían nada por buenas, sino con ame-
nazas. Y, en efecto, en Julio de 150S, después de contestar Fuensalida á los Consejeros del
Rey (que le inclinaban á que le hablase dulcemente y callase ante sus agravios), que no lo
haría aunque perdiera la cabeza, el Rey le habló más blandamente.

(*) Calendar, Suplemento pág. 16.


LXll

(lentos, como Du Boys, Dtxon y Hume, le harán coro llamándole, como atrás
se dijo, altanero, hombre de altivos modales, demasiado vivaz y tieso. No voy

d tomarla defensa absoluta de Fuensalida; pero confieso que me encantan las


contestaciones que da siempre, más di¡{/ias que altaneras, á las duras pala-
bras del monarca inglés, por lo conformes con la gallarda y tradicional arro-

gancia española. Más adelante procuraré sincerarle de la nota de altanería.


En vida de la Reina Católica, Fuensalida, como enterado de todos sus
secretos y conocedor de los fines de su política y de los medios para reali-

zarla, como dice Dixon, fué ya recomendado por Doña Isabel á Puebla y á
Estrada para que oyesen lo que les comunicase, así en lo del Tratado y des-
posorios como en lo del socorro que de Inglaterra necesitaban los Reyes para
sus guerras. Por su parte, D. Fernando, deseando saber si Inglaterra, para
ir á la guerra, se contentaría con la Guyana y Normandía, en cuyo caso
tendría su ayuda para arrancárselas á Francia, encargaba á Fuensalida

que ante todo dirigiese sus esfuerzos á concluir el matrimonio de Doña Ca-
talina, y á averiguar si Inglaterra quería paz con España.
En su primer viaje á Londres, en Julio de 1500, no vio en el Dr. Puebla
cosa que le disgustara, y creyó que deseaba el servicio de los Reyes; pero no
tardó mucho en cambiar de opinión.
Enviado á Inglaterra con Juan de Sepúlveda, en 1487, para ajustar trata-
do de alianza y para concertar el matrimonio de Doña Catalina, entonces de
cuatro años, con el Príncipe .Arturo, que tenía dos, firmó el Doctor las capi-
tulaciones el 27 de Marzo de 1489. Hubo un regateo acerca de la cuantía del
dote, porque los españoles ofrecían cuatro veces menos de lo que se les deman-
da bn, con gran extra ñeza de los ingleses, que no com prendían la negativa,

puesto que el dinero, decían, no tenía que salir del tesoro de los Reyes, sino

de pechos impuestos á los vasallos. .Al cabo Puebla consintió en la cifra de


200.000 escudos en oro y joyas, si/i que de la suma se descontasen vestidos

y ajuar de casa, y siendo las joyas apreciadas por tasación exclusiva de pla-
teros de Londres. A éstas seguían otras condiciones onerosísimas (1) para

(I) lOO.(XX) escudos habían


de darse al principio, 50.000 al segundo año é ignal cantidad
al tercero, descontando 35.000 de joyas qne en 25 de Julio de 1500 decía el Rey de Ingla-
los
terra que tendría la Princesa, con otras que él la daría, no por obligación, sino por voluntad,

y qne al fin habían de ir todas á su poder.


Fuensalida avisaba á los Reyes más tarde qne en las 200.000 coronas qne habían de pa-
garse de dote eran defraudados en 100.000 reales al cambio qne estaban lasadas en las escri-
turas, pues una corona valía 12 reales ó 4 sueldos csíerlinos, y estaban lasadas en 4 sueldos
y
2 dineros, qne ora medio real más, y que algo suponía 1:1.000 coronas de pérdida.
España, rtegodailas, seí;ií/i Puebla, con sudores desangre, pero, según Fuen-
salida, admitidas mediante 000 coronas de renta que el Rey dio al Doctor
para su hijo, amén de otras promesas con que se le ganó ya para en ade-
lante.

Esta negociación se concertaba cuando todo el reino estaba levantado con-


tra Enrique. Perkin Waerbeck había entrado en aquél con voz de Rey; el de
Escocia por otra parte; los de Cornuailles venían á dar batalla al inglés cerca
de Londres, que, perdida, le hubiera costado el reino y la cabeza. Por con-
tar entonces con el apoyo de los Reyes Católicos, dice Fuensalida, hubiera
dado Enrique 200.000 nobles si se los hubieran pedido. ¿Cómo en tales cir-

"cunsX^ncms. preguntó á Puebla, concluísteis concierto tan desventajoso?»


Calló éste, pero cuando le estrechaba más discutiendo otras condiciones del
contrato, como la tasación por plateros de Londres, y no por uno de ambas
partes, etc., acabó por desconcertarse, y respondió que los que sabían poco
reprendían las obras de los demás. Sufrir yo con paciencia tales palabras de
"tal persona, escribe Euensalida á los Reyes, no creo es de menos mereci-
'•mienlo que los otros servicios que hice á Vs. altezas.

Como además el Doctor había intentado sobornarle; como no había in-

glés ni castellano que hablasen bien de él, y como había escrito á los Reyes
que D . Pedro de Ayala le turbaba los negocios y que se le quitasen de al
lado, ñ/e/isalida acudió á Enrique para que ya que conocía de dónde dima-
naba la discordia entre los dos embajadores, le dijese de cuál estaba más sa-

tisfecho. La respuesta fué que Puebla había servido tan bien, que no querría
le llamasen sino para remunerarle; pero que Ayala e/a tan gentil persona y
tan de bien, que por cosa del mundo quisiera que se fuese.

No era de la misma opinión el interesado, pues habiendo empeñado cuanto


tenía porque los Reyes no le daban lo suficiente para vivir, y avergonzándole
Puebla con decir que los Reyes le mandaban que na comunicase, con él ne-

gocio alguno, suplicaba que, ó le diesen licencia para marcharse, ó le castiga-


ran; pero que no le dejaran morir en el hospital.

A pesar de conocer D. Fernando quién era Puebla y de saber que estaba


vendido á Enrique, le mantenía en Londres por creer que, así como le hacía

traición á él, la haría también al otro, y escribía á Fuensalida que si Ayala


estorbaba al Doctor, enviase á D. Pedro á España ocultándole el motivo.

Entonces, el embajador salió á su defensa, explicando al Rey la petición de


Puebla, porque D. Pedro le conocía á fondo; seguía la pista ú todas sus
I.XIV

truhanerías, y censuraba duramente la pésima negociación del matrimonio.


En el Doctor, por el contrario, tenían los Reyes un contradictor más bien

que un embajador; les vendía los negocios de allí por onzas, haciéndoles muy
difíciles las cosas que de Inglaterra deseaban, ó porque las tuvieran en más,

ó porque se hicieran de otro modo de como querrían se hicieran, constan dolé


á Fuensalida que no se había pedido cosa por los Reyes que no le dieran

dinero con ella por que se hiciera. Todo cuanto había hecho había sido en
ventaja del rey de Inglaterra y en provecho propio. Por último, decía que él

que no se preciaba de bien acondicionado, sería con el Doctor el más malig-


no ó el más desconcertado hombre dti mundo, y como no debía estar solo,

ningún compañero mejor que Ayala, de quien no se atrevía el Doctor á publi-


car más queja que la de que pretendía precederle en Palacio.

En Agosto de 1500. en entrevista del embajador y del Dr. Puebla con el

Rey, sospechaba éste intencionada dilación en la ida de la Princesa á Ingla-


terra, y mencionaba un testimonio de Fuensalida en que daba por causa la

falta de dinero para pago del dote, por los grandes gastos que los Reyes Ca-
tólicos habían tenido. Negó él haberlo dicho, antes afirmó que sus sobera-

nos, á pesar de haber gastado aquel año 2 millones de oro, no lo conocían,

y podrían pagar con facilidad las 100.000 coronas.

Entonces Puebla dijo con vivacidad: ^-


Nunca los Reyes pidieron clara-

"inente esta dilación . Y luego, acercándose al oído del Rey. añadió: '
— Pero
"la procuraron por vías oblicuas y sin ningún mal propósito. A lo que con-
testó el Rey enojado, que con él eran excusados tales medios, y que aunque
á su hijo se ofreciese casamiento en que llevara Francia é Italia, preferiría d
la Princesa.

Tales eran, amén de enmiendas de cartas y toda suerte de intrigas, los


servicios de Puebla, (1) y tal el estado de los negocios. Del juicio de la
Princesa acerca del Doctor da muestras la siguiente carta que en 2 de Di-

(1) De él lia escrito Hume en su obra: «Embajador tan extraordinario sólo era posible
con monarcas tan astutos como Fernando y Enrique. Haijía sido alcalde. Pobre, vanidoso,
avaro y corrompido, el último le dominó desde el principio. Representaba además Papa y al

al Imperio. Era casi el i'inico admitido á la confianza de Enrique. ¿Poiqué era embajador de
D. Fernando? Por creerle i'itil para conocer los pensamientos de Enrique, así como éste le

conservaba para hacer traición á D. Fernando. Él vendió á los dos, aunque ninguno le pagó
completamente sus servicios. Cuando no coun'a á la mesa del Rey ó de los nobles, vivia en
una casa de mala reputación, pagando dos peniques de hospedaje, engañando á los compa-
ñeros de casa en interés del huésped. Embustero, adulador, espía, servía á dos picaros pica-
ramente y recibía en justo pago el desprecio de los hombres honrados".
— i.xv —
ciembic de 1501, escribió la Princesa á su padre y que copio por no //aliarla

en el Calendar (1):

Muy alto y muy poderoso Señor;


"Astaqui no he querido azer saber a V. Alteza las cosas daca por no le dar
•enojo, y también pensando que se enmendarían; mas parece que es al con-

"trario, y que cada dia se me crecen trauajos, y todo esto por causa del Do-
"tor de Puebla, que no le a vastado que dende el principio capitulo mil fal-

"sedades contra el seruicio de V. Alteza, sino aora aberme dado nueva pena,
"y porque creo pensara \'. Alteza que me quexo sin razón, le quiero dezir
"todo lo pasado; ya sabrá \'. Alteza como muchas veces le escrito que des-
"pues que a Inglaterra vine no he tenido un solo maravedy, sino cyerta suma
'que para comer se me daba, y esta era tanta que no bastaba sino con mu-
•chas devdas que en londres tengo, lo que mas me pena es ver a mis ser-

"vidores y criados perdidos y que no tienen que se vestir, y esto a sydo todo
"hecho por mano del Dotor, que aunque V. Alteza le a escrito mandándole
„que tuviese manera con el rey de Inglaterra mi señor que acá se le diese

"sus acostamientos, por no le enojar antes moriria y dexaria el servicio de

"V. Alteza. Aora señor, de pocos dias acá, doña elvira manuel me pydio li-

cencia para ira Flandes a curarse de una enfermedad que le vino a los
"ojos, que perdió la vista del uno, y ay un fysico en Flandes que sano á la

"vnfanta doña ysabel de la misma enfermedad, el qual ella trauajo de traer


"acá por no me dexar, mas nunca pudo acabarlo con el, y yo de que vi que
"creía ella no me podia servir, no le ose empedir su camino; yo suplique al
"rey de Inglaterra mi señor que mientras doña elvira tornase. Su Alteza man-
'dase estar alli conmigo una vieja inglesa que me llevase a su corte, y de
"todo esto di parte al dotor, pensando azer del ladrón fiel; mas no me basto^

"porque no solamente el me traxo a la corte, en lo qual yo uue plazer pues

"que asi lo tenia suplicado al rey, mas negocio que el rey me quitase toda

"mi casa y que tomase toda mi cámara y la mandase poner en una casa suya
a donde yo no fuese señora de nada della, y destó todo no me pesa, sino
"por que lo que toca al seruicio de \'. Alteza aze al contrario de lo que avia

"de ser. suplico a V. Alteza que se le acuerde que soy su ija, que no con-
"sienta que por causa del dotor tenga tanta pena, sino que mande venir aqui
"vn embaxador que sea verdadero seruidor de V. Alteza, y que por ningún

(1) Museo Brit. .Acta inter Angüam Castiliam et .Aragonianí, Bibl. Cottcii. Vespasiaii

CXII. Plut. XXV. .Ws. folio 250 vCopia del Sr. Oayaiígos).
"interese dexe de hazer lo que á su seruicio cumple, y si desto V. Alteza no

"me cree, mande venir aqui vna persona que le informe de la verdad, y des-

"pues liara lo que mas fuere seruido. de mi se dezir á V. Alteza que en ver
"azer a este onbrc tantas cosas no como de buen seruidor de V. Alteza me
"da tanta pena y coiígoxa que me ha quitado mucha parte de mi salud, por

"¡o qual a dos meses que estoy con muy grandes tercianas, y esto sera causa
"que me curen poco, a Y. Alteza suplico que me perdone porque me atrevo

"a suplicalle me aga tanta merced de mandar que este dotor no este aqui,
"porque, cierto, no cuinple a servicio de V. Alteza el qual pospone el al pe-

"nor (sicj interese que le pueda venir.

«Nuestro Señor la vida y muy real estado de V. Alteza guarde y acrecien-


"te como yo deseo. De Rixainonte a 11 de Dezyenbre. (1)

Va se lia visto el juicio que Fuensalida formó de los embajadores espa-


rioles en Loudres. Los Reyes le parecieron muy pomposos en atavío y cere-

monias; pero el estado del Príncipe, el más pequeño de cuantos había visto.

No había logrado saber por Puebla en qué consistían sus reutas, cuya tercera
parte había de disfrutar Doña Catalina. Él había averiguado que ascendien-
do á 27 ó 28000 coronas, sólo la tocaban ó ó 7.000. La renta ordinaria
considerábala poca, y lo que el Doctor le ponía por principales entradas del
Príncipe, que eran penas de cámara y achaques, parecíale renta del Purga-
torio, por ser de penas.
En 15 de Abril de 1506 había pedido la Princesa á su padre que envíase
á Londres por su embajador á D. Pedro de Ayala ó á Fuensalida, pero no á
Hernán Duque, aunque ya liabía estado allí, y en 18 de Julio del último año,

escribía otra vez: — «Torno á suplicar á V. Alteza que el que aquí hubiere de
"benir, tenga la autoridad y persona que dicho tengo, porque tiene más que
"azer que V. Alteza piensa, ni yo lo podría dezir, por ser los deste reyno tan
"diferenciados de todos los del mundo, que para negociar en él son menes-
"ter más circunstancias que en otro ninguno, en especyal que es la dificul-

"tad doblada, por estar todo en el estado que está. . . N' antes avria por bien
"ver venir tal persona qual digo sin el dote, que no el dote sin persona bien
"suficiente, 6í.»

Siete días después volvía á escribirle que no tenía que comer; sus deudas
eran muchas; que sus criados estaban á punto de pedir por Dios y que el Rey,

(1) S¡j;iie una postdata que no se copia por tratarse de la cuestión del dote, joyas, &.
— LXVll

(/ <//"<'// lo dijo con lágrimas, la liabía contestado que no tenía obligación de


darla nada, y ann el comer la daba por sn voluntad, porque su padre no le

había pagado los dineros prometidos. Andaba desnuda, sin tener ni aun
para camisas; desde que salió de España, solo se liabía lieclio dos ropas
nueras, teniendo que vender unas manillas para hacerse una ropa de tercio-
pelo negro. Había estado seis meses antes á la muerte, y no entendiendo el

inglés, hubiera muerto sin confesión, pues no tenía confesor, ¿-, &.
Un año después, su suerte seguía invariable. Lo que más grave se la ha-
cía de sufrir era ver tan de tarde en tarde al Príncipe, pareciéndola crueldad
que, viviendo en la misma casa, pasasen cuatro meses sin verle. Puebla, con

referencia al Rey, la decía que éste lo hacía por el bien de la misma Prince-
sa, á fin de que, sabiéndolo su padre, D. Fernando, diese prisa al pago del
dote. «Así que, decía la Princesa, en nada no hay mejoría por ahora. \'. Al-
"teza manda que entre tanto tenga la manera que viere ser necesaria. Vo lo

"he hecho hasta aquí con el mejor tiento que á mí ha sido posible, y por
"hacello he sufrido ser mártir, y así lo seré todo quanto V. Alteza mandare,

"pues bien puedo jurar que yo lo hago más por servicio de V. Alteza, que
"por lo que á mí misma me toca .

Debió D. Fernando convencerse algún tanto y conceder á Fuensalida las

dotes que su hija le pedía para su embajador, cuando le eligió para tal cargo.

Salió de Burgos esta segunda vez el 6 de Fuero de 1508 y llegó á Calais


el 13 de Febrero y el 22 á Londres, teniendo á ventura tardar sólo estos días
en la jornada, porque hacía quince que nadie atravesaba el canal. Su sueldo
era de 4 ducados de oro diarios. Fué durante muchos meses persona grata
á la í^rincesa.

Con arreglo á sus Instrucciones, después de visitar á los Reyes y á los

Príncipes, debía procurar que se confirmase por palabras de presente el ma-


trimonio del Príncipe de Cíales con Doña Catalina, ya desposados en virtud

de la dispensación apostólica en poder de Enrique VIL El matrimonio se ce-

lebraría cuando el Príncipe cumpliera los quince años, y haciéndose á los


diez días, ó después, el pago de los 100.000 escudos, segunda mitad del
dote (1). Y como el plazo iba á cumplir, el embajador procuraría adelantar

1) La primera milad se había pagado cuando la Princesa fiiéá casar con el Príncipe Ar-
turo. De esta segunda mitadque dar 15.000 escudos en dinero; otros tantos en oro y
liabia
plata dorada ó blanca, y 20.000 en joyas. La muerte de Doña Isabel y del Archiduque, la sa-
lida de D. Kernando del reino y otras causas eslorb.iron el payo, por lo que F.nriquc \'ll

concedió dos prórrogas de á seis meses cada una, que ahora cumplían.
el pago, y se enteraría de lo que ofrecían á la [Princesa para sustentar su
casa y estado, aunque esto parecía estar contradicho en la capitulación. De
todos modos, trabajaría por sacar el mejor partido posible y el Rey se lo agra-
decería y premiaría.
Como la Princesa llevó en joyas y atavíos más de diez y seis cuentos, so-

brarán más de cuatro para cumplir los 35.000 escudos abonables en joyas y
plata labrada; por lo que lia de cuidarse que en esto no reciba agravio la
Princesa. Si el rey ingles quiere que se confirme la confederación pactada en

vida de Doña Isabel, el embajador la confirmará. Pero, sobre todo, lia de


liacer porque el matrimonio se concluya, porque de desliacerse, sería gran
deshonra para el Rey y para su /lija.

Llevaba Fuensalida una carta del Rey, de creencia, en que llamaba toda-
vía embajador á Puebla, y otra para éste en que le decía por qué le quitaba
el cargo. Si después de hablar con la Princesa viere que convenía ayudarse
del Doctor, se le entregaría la primera; en caso contrario, la otra.

En cuanto al casamiento que nuevamente se lia movido, y yo en muy


"gran secreto e con juramento os he comunicado, decía D. Fernando, refi-

•riéndose al de Doña Juana con el rey de Inglaterra, diréis al Rey todo lo que
"sobre ello ha pasado, y que por vuestro medio y de Juan Stil le comunicaré
"lo que después sucediere.» Esta Instrucción está fechada en Burgos á 7 de
Enero de 150S.
Con pretexto de la gota, el Rey se excusó de recibir al embajador, y fin-
giendo dar gran importancia á saber antes que nadie noticias de los Reyes, y
alegando ser contrario á las costumbres del reino que el embajador viese pri-

mero á la Princesa, le negó la entrevista que deseaba tener con ella. No le

sirvió tampoco publicar que iba á pagar el dote antes de concluir el plazo, y
que el dinero estaba ya en Londres, porque comprendió que á los consejeros

no les agradaba ni el anticipo ni el cumplimiento exacto, sino declarar que


el Príncipe estaba ya libre del compromiso.
Al cabo el 4 de Marzo le recibió el Rey y le aseguró que no había muda-
do de propósito, porque su palabra era palabra, aunque se le habían ofreci-

do para su hijo muchas Princesas y damas de alta sangre y de mucho ma-


yor dote que el de Doña Catalina. Esto á vueltas de grandes elogios de la
I^rincesa.

La respuesta de Fuensalida es donosa: Mis señores, dice, tampoco han


"cambiado. L'na mujer, Señor, habemos de tomar y dar dineros porque nos
»

LXIX —
"la den, y otras nos darán con muchos dineros que no son de tomar, y aun
"que devriamos dar dineros porque no nos las diesen. Sin ofender a aquellas

"Princesas, por ésta, si no la tuviesedes, deberíais dar dinero, pues á las otras

"las conoceiá por relación y á ésta por esperiencia de su bondad, honesti-


"dad, discreción, prudencia y virtudes.
— tEs vtrdid, contesíó el Rey; pero virtudes y buenas costumbres en
"muchas damas se hallan; aunque á la Princesa yo la amo como como hija y

"mujer y como á mi dama, y en mi persona y bienes puede mandar como


"quisiere.' (1)

*Me dicen que habéis de hablarme de otras cosas; traigamos una silla y
"hablemos.
Era por entonces principal anfielo del Rey casarse con Doña Juana (y de
esto esperaba le hablase Fuensalida), porque á toda costa ambicionaba in-

tervenir en Castilla por este matrimonio y por el de su hija Alaria con el

Príncipe D. Carlos. D. Fernando veía con recelos esta intervención en el go-


bierno de sus reinos, y de aquí sus estudiadas dilaciones.
El embajador se excusó hábilmente, alegando notar fatiga en el Rey, y
diciendo que por haberle el Guardasellos asegurado que tardaría mucho en
verle, se le habían borrado de la memoria los demás asuntos.
Pero Puebla, verdadero servidor de Enrique Vil, y en quien, según la ex-

presión de Fuensalida, hacía excepción la regla de no poder estar dos con-


trarios en un sujeto, puesto que su corazón era inglés y su lengua castella-
na, eludió hablar de otros negocios, y estrechó al nuevo embajador á que ha-
blase dulcemente al Rey, y nada más á propósito que el punto del casamiento
con Doña Juana, en que él le había puesto, de que había escrito á D. Fer-
nando y que creía causa principal del viaje de Fuensalida. Este enlace, decía,
obligaría al Rey á ir en persona á la guerra de África con D. Fernando: á

mostrársele hijo más obediente que D. Felipe y á prorrogar el pago de la deu-

da, admitiendo en pago la plata de vajilla. Ante la evasiva del embajador,


se negó á hablar de otra cosa y marchó á contárselo á su amo.

(1) Los elogios del Rey parecían sinceros. En la fiesta celebrada por el desposorio de su
hija María con el Príncipe D. Carlos tomó á ésta por la mano y por otra á Doña Catalina, y
dijo á Fuensalida: - ^.Mira, embajador, si es razón que esté yo ufano de estar entre dos tales
..Princesas; la Princesa, mi hija, que Dios ha juntado un tal par como son ella y el Príncipe,
"mi hijo, de yo espero, plaziendo á Dios, haber herniosa generación, y la Princesa
los quales
"de Castilla, mi hija, y el Príncipe de Castilla, que asimismo son hermosas criaturas. Vedesla
•aquí, y vos conocéis bien al Principe, que me dicen que es una linda criatura. •
A/t'/n/í/o éste á su proj'ecto, llamó d Doña Catalina al saber qiu; había
recibido cartas de España, suponiendo que tratarían del caso, y cuando supo
quena, la dijo: —El Rey vuestro padre es muy saje y tiene buenas pala-
'
bras; mas claramente se ve que no ha gana de casar á la Reina su hija, sino

"que la quiere tener asy por tenerse aquellos reinos y gobernallos. Hace

"Como sabio, y yo me tengo ya por respondido, porque si él oviera gana

"deste casamiento, pues todo está en su mano, ya fuera hecho».


D. Fernando empleaba, en efecto, astutamente como señuelo esta idea
del casamiento de Doña Juana, aunque persuadido de su imposibilidad á
causa de la locura de la Princesa, y así escribía á sus embajadores ^que la

"mano de Doña Juana no debía ser prometida, pero que el Rey debía ser

"cebado con la esperanza».


A principios de 1508 escribía á Puebla que Doña Juana no quería ente-
rrar al Archiduque, y que habldndola de casarse con un Rey, aunque sin ci-
tar al de Inglaterra, había contestado que haría lo que su padre mandase;
pero que no respondería antes de enterrar á D. Felipe. Para ver si esto se
lograba, iba á enviar á Roma por un Breve. «Por lo demás, añadía D. Fer-
"nando, el casamiento le sería nmy conveniente á él, á su hija, á sus estados
"y á sus nietos, en su vida y en su muerte .

Doña Catalina, d quien ya wia vez, en 1507, liabía enviado Enrique VII
200 libras, rogándola que hablase á su hermana en su favor, la escribió que
si casaba con él, sería la más poderosa Reina del mundo, y en pocos días se
conquistaría el África entera. Constábala, como á su padre, la imposibilidad

de tal enlace; pero secundando hábilmente su política, dirigida á entretener


las esperanzas del Rey de Inglaterra en el casamiento de Doña Juana, resuel-
ta á celebrarle, y hasta enamorada del Rey, según decía él mismo, animó sus
esperanzas, alegando por causa del retraso el estar aún insepulto el cuerpo
de D. Felipe -Mi filia, la contestó el sagaz Enrique; vos habláis sabiamen-
"te; mas el Rey vuestro padre es tropo saje .

Viendo dilatarse ó dificultarse este principal punto, así los Consejeros


como el Rey entraron en agrios, mezquinos é interminables dimes y diretes,

regateos y discusiones con el embajador acerca del dote (el mayor que se dio
á hija de España, pues que con las alhajas subía á 240.000 coronas i, perte-
nencia de las Joyas, su uso, &., acusándose mutuamente de falta de vergüen-
za. Fuensalida les dice que no habían dado á la Princesa ni sortija que va-
liese un ducado, antes despojádola de los vestidos, atavíos y preseas que
— I.XXI —

trajo, superiores </'


etuinto allí llevó Princesa alguna, que sin ello, se hubiera

encontrado desnuda, y su casa, puesta por el Rey, cual la de un simple caba-


llero. El Rey desprecia las joyas, diciendo que no hay una que valga 1.500
ducados.
Veía el embajador en todo esto la mano del Dr. Puebla, y estorbos inten-
cionados hasta conseguir el matrimonio con Doña Juana y la confirmación

del de D. Carlos y la Princesa Alaría. Por otra parte, conocía las esperanzas

de Enrique Vil en el triunfo de Maximiliano en Italia, con lo que, arrojando á


D. Fernando de Ñápales, los dos le arrojarían luego de Castilla. La derrota
de los Imperiales le obligó á cambiar de plan, pidiendo la mano de Marga-
rita de Austria que no aceptó, y entrando en la liga de Cambray, de donde
mutuamente se excluyeron él y D. Fernando.
Cansado éste ya, pidió á su hija; pero el Rey se la negó, diciéndole que
aunque no casara con su hijo, la conservaría como rehenes. A fin de obligar
á D. Fernando á capitular sin condiciones, por lo menos en la entrega del

dinero, sin contar con las joyas, dispuso Enrique someter á Doria Catalina
d tan indignos tratos, que la lucieron escribir tí su padre que aunque la

"hubieran puesto en rellenes para azer pazes, no consintieran que se la diera


"tal vida >. El embajador acusó al Rey de ingratitud para con los Reyes Cató-
licos, pues á sus beneficios había respondido con el pacto con D. Felipe y
con el mal trato á la Princesa. La respuesta del Rey fué negarse á recibirle,

y declarar que todo habría de concluir en fin de Marzo.


Viendo Fuensalida rí la Princesa harto flaca y descolorida: observando

que las cartas que salían se tomaban y las que entraban se abrían; que no
iba correo sin permiso del Rey; que además de las joyas del dote faltaban

bastantes de oro, plata y perlas, algunas dadas á voluntad de quien gober-


naba á la Princesa y contra la suya, y, por último, que si la pedía para lle-

varla á Espuria, seguramente se la negarían, aconsejó al Rey que tomase al

cabo las joyas y pagase al inglés en dinero, á reserva de venderlas luego con
más ventaja que en Londres, en España ó en Italia. Estas nuevas exaspera-
ron á D. Fernando, al menos en la energía de la frase, y contestó á Fuensa-
lida que si se negaban á entregarle á su hija, en caso de deshacerse el ma-
trimonio, lo que no creía, él la amaba tanto, que iría á hacer la guerra al in-

glés mejor que al turco, y ó le guardaba verdad, ó se había de hundir el

mundo sobre ello.

Los hechos no correspondían á las palabras, y así Fuensalida insistió con


,

LXXll

D. Fernando escribiéndole: La. Princesa está afligidísima de ios malos tra-

"tamientos, palabras, necesidad suma en que está Por su Real cora-


"zon, muestra á todos cara placentera, pero á mí no me puede encubrir lo

"que siente. Pluguiera á Dios que fuera yo tan rico que pudiese cumplir la

"codicia destos, aunque fuese yo á pedir por Dios, por verla libre de tanta

«injusticia >

Pero la razón de estado endurecía las entrañas del padre. La partida


de la Princesa para Inglaterra se retrasó por motivos poco elevados, por creer-
se D. Fernando engañado en la cuantía del dote. Agrióse la correspondencia

y estuvo á punto de romperse el concertado enlace.

Ya anteriormente, la reina Doña Isabel había querido traerse á España


(í su hija cuando supo el intento de Enrique Vil de casarse con ella, y escri-

bió á Puebla que rechazase la idea, y que si el matrimonio con el Príncipe

de Gales se deshacía, se viniese sin esperar la restitución de los 100.000 es-

cudos del dote y la viudedad. Asintió D. Fernando, pero en la postdata de


las Instrucciones á Estrada detenía su venida, encargándole se enterase si

era acepto en Inglaterra el matrimonio de Doña Catalina con el Príncipe de

Gales. Los sufrimientos de la hija debían ceder ante el objeto político de apar-
tar por tal modo á Enrique Vil de la alianza francesa á que se inclinaba, y
ella tenía que pagar la enormidad contratada por el embajador Puebla, por
él escogido y por él sostenido en Inglaterra.

Con Justísima razón escribía más tarde Fuensalida que la Princesa decía

á veces entre lágrimas: — < Yo fui tan desdichada que en mi desdicha nacen
"todos estos inconvenientes, y parece que el Rey y la Reina, mis señores, me
"tuvieron por desechada, según lo que me han dejado padecer en este reino.
"Pluguiese á Dios que fuera yo en su Casa Real como fueron las hijas del

"Comendador mayor y del Adelantado de Murcia y de otros muchos criados


"de Sus Altezas, que quedaron con muchos y muchos quentos de renta, y á
"mí que fuy su hija, por 30.000 coronas que se han de dar una vez para
'•siempre (.1), han querido poner mi honra y la suya en tanta aventura.»

(1) Ya en Marzo de 1507 D. Fernando se excusaba con su hija de no haber podi-


15 de
ilo pagar el dote por esta causa: „S¡
el Rey D. Felipe, Dios le perdone, no os hubiera sido
"tan enemigo como os fué, vuestra dote se ctuiipliera antes que yo partiera de España; mas
"como el dinero con que se ha de cumplir y las joyas que por ello se han de vender están en
"Castilla en depósito, pudo él entonces estorbar que no se os enviase, y no solamente en esto,
"mas en todas las otras cosas tocantes á mí ó á mis fijas, se mostró muy contrario, faciéndole
"yo obras más que de padre, y después que él murió, como la Sma. Reina de Castilla, mi fija
— I.XXIll

Juro á V. Alteza, añade Fuc/isalida, que no sé persoua oy eu esta vida


"que tan maltratada sea y aya sido como Su Alte/a, y no se puede creer si

"uo se vee como la dan de comer y en qué, y como la tratan... Suplico á Vues-
"tra Majestad que no aya misericordia della como padre, mas como Prínci-

"pe que ve á vuestra hija de Reyes tan maltratada... Nunca tanta crueldad se
"tuvo con cativo en tierra de moros como aquí con la Princesa. ^>

Halló Ftiensalula el Consejo privado del Rey todo de mujeres, que eoiio-

cedoras de cuanto se trataba, iban echadizas á la Princesa, y para afligirla

con noticias ciertas ó falsas, la decían que el Rey estaba libre de lo capitu-

lado. Puebla, aconsejando, contra la opinión de Fuensalida, la dilación en

el pago; comunicando d los del Consejo cuanto hablaba con el embajador y


atendiendo sólo á que se concertase el matrimonio de Doña Juana, era obs-
táculo grande para los negocios. La Princesa entonces asumió la responsa-

bilidad de que se le diese la carta del Rey en que se le privaba del cargo de
embajador, y Fuensalida se la entregó. A megos del Doctor le concedió un

plazo de quince días para hacer pública la deposición; pero siguió braveando

y diciendo que como domó á los demás le domaría á él. Entonces Fuensalida
comunicó al Consejo del Rey que Puebla había perdido su carácter oficial.

Todavía envió éste un mensajero á D. Fernando, censurando al embajador y


ofreciéndose á negociar más ventajosamente que él. Fue/isalida escribió al

Rey que no deseando otra cosa sino que la negociación se concluyese con suer-

te, si el Doctor lo conseguía y él le mandaba ir en jubón por su mozo de es-

puelas el día que lo terminase, iría gustoso. Tal era su conducta generosa

con quien tan mal le había tratado.


En carta cifrada de 18 de Abril de 1508, D. Fernando instaba al emba-

jador para que á toda costa se hiciese el matrimonio de la Princesa; enviaba


10.000 escudos de oro para las faltas en las alhajas y Joyas, y para asegurar
á Enrique (1), le encargaba le dijera que, de casarse Doña Juana, sería con

"vuestra liermaiia, no entiende en negocios por sn retraimiento, y yo estoy absenté, y aqnello


"en ninguna manera se puede cumplir sin mi presencia, esta es la causa porque la dote no es
"ida, que si en absencia lo pudiera yo proveer para que hubiese efecto, mucho ha que fuera
" fecho.»
(1) Tal era la confianza que los astutos monarcas tenían uno de otro, que el español
prevenía á su embajador que ..pagaría los lüO.Ut)0 escudos en barras y en especies, por inter-
medio de Orimaldo, pero que no lo supiese el Rey, no fuera que subiese el precio del cam-
bio; que no cogiese el dinero antes de cumplir sus promesas, u6 fuera que, cobrado, ñolas
cumpliera, y que uo aceptara su pretensión de quedarse con la viudedad de la Princesa á su
muerte, no fuera que ia eiivciieiiaKi."

10
el: pero que aún estaba insepulto el cadáver de D. Felipe. Como prueba de

su intención, alegaba el haber dejado á solas con su hija á Juan Sfil, en-

viado de Enrique, para que la diera sus cartas j le di/era lo que había visto

por sus ojos, porque Doña Juana estaba tal, que sólo viéndolo podía creerse.
Había que emplear mil rodeos para conseguir de ella algo, y no contrade-
cirla nunca. A veces negaba una cosa, y d pocos días, con ligera mención, la

concedía. Cuando la hablaba de enterrar á D. Felipe, respondía que no tan


ayna.
A Enrique le parecía todo burlas y excusas para el casamiento. De otro

modo, haría enterrar á D. Felipe y no consentiría la infamia de traer su hija


un muerto siempre consigo. El argumento de Juan Stil (que le había escrito
abominaciones, y que veía á Doña Juana inclinada al casamiento, pero que
su padre le estorbaba) no le convencía, puesto que ya la Reina estaría ad-
vertida de lo que tenía que responder. Y como conclusión práctica, volvió á

pedir los 100.000 escudos, y redobló su crueldad en los malos tratos para
con la Princesa. Quitároida su cuarto y la dieron uno malo para invierno y
para verano, y próximo á otro con /¡estíferos olores; suprimióse la comida á

su capellán y á su médico, y la que la daban era tal, que el maestresala la


arrojó al suelo antes que presentársela, y ella dijo que antes que tomar
aquella bazofia quería que supiesen que ella
y sus damas morirían de ham-
bre. Ni el Rey ni su y no la llevaban cuando salían á paseo
hija la veían,

en barcas con músicas y regocijos. Su pobreza era tal, que un genovés no


quiso prestarla 100 ducados en lienzos y cosas necesarias; nada tenía ya

que empeñar para pagar á los suyos en la miseria, y el embajador, temiendo


contrariar la voluntad del Rey, no se atrevía á quitar del dote 200 ó 300
ducados para dárselos.
Por cieño, decía á F/iensalida, para el Rey, mi señor, y aun para mi
"salud, mejor sería que me sacase de aquí que no que Su Alteza hiciese por
"casarme á mí cosa que no fuese de hacer ;i tal Príncipe, mayormente con
"esta gente que piensa que de miedo y de necesidad se hace todo lo que
"con ellos se hace. Y no crea Su Alteza que le pondría en congoja que me
"buscase casamiento, que yo le quitaría desta pena, queriéndolo Su Alteza.

No hay /nativo para suponer que al decir esto la Princesa no fuese sin-
cera, y siéndolo y renunciando así i¡ un casamiento con Príncipe tan gallar-
do, su desinterés destruye ciertas acusaciones que se le han dirigido acerca de
su temperamento.
- I.XXV

El embajador hizo tres ó cuatro proposiciones acerca del pago, todas re-
chazadas, y en cunferencia de más de tres horas con el Rey, volvió este al tema
favorito de su casamiento, dicirndole que el no era disimulador, y que si Don
Femando lo quisiese de veras, enterraría á D. Felipe; pero que buscaba aquel
achaque para gobernar solo.

En otra ocasión, y en presencia de la Princesa, le llamó l'rincipe pobre,

que no había podido pagar al francés sus deudas hasta estar en Castilla, con
sus rentas; que quería engañarle con las joyas de la Princesa; que tenía á
Doña Juana presa, pues si no, ella dispondría de otro modo de su persona y
bienes. Llegaron á tanto las injurias, que la Princesa aseguró que había esta-
do á punto de responder desatinadamente, aunque supiera perder su negocio.
Las damas iban á condolerse irónicamente con la Princesa por tener que
irse d Castilla.

Los ingleses palatinos, siguiendo el tono de su amo, referían al embaja-


dor que los Grandes españoles se habían rebelado contra el Rey; que por ne-
garse d pagar salarios, habían dado una puñalada, y que estaba tan po-
le

bre, que por no tener para casar á su hija, iba á llamarla d su lado. Tan-
"tas cosas propalan contra V. Alteza, escribe Fuensalida, que sería menester
•'Otra condición que tienen los castellanos para podello sufrir de no respon-
"der, y desatinadamente. Yo estoy fuera de paciencia.

•Dígolo todo á V. Alteza, sigue diciendo, porque sepa como le quie-

•ren por estas partes, y porque conozca mejor quien es este Rey; mas porque
"de los reyes las personas bajas no han de hablar mal, no digo quien es; mas
"él se lo dirá aunque calle yo. Crea \'. Alteza que no hay sino un marrano

•en el mundo, y que la injuria que se hace á uno todos la sienten. Tan ene-
"migos están de V. Alteza.

Las noticias que Stil había enviado al Rey relativas á su matrimonio, te-

naz propósito de su enfermiza mente, le traían tan bravo que nadie se atre-

vía á hablarle. Llamaba á su hija y la reprendía sin motivo; luego al Prín-

cipe, y le increpaba liasta amenazarle de muerte. Quedábase luego sentado


dos ó tres horas, cerrados los ojos, pero sin dormir; todas las noches se le-

vantaba dos veces, se vestía, se paseaba y volvía á acostarse. Diariamente

paseaba á caballo bajo las ventanas de la Princesa, y hacía que la dijeran

que no podía verla. Unos decían que estaba ético; otros que tenía bubas. No
comía carne; tenía gran sed; su flaqueza era extremada; pero no hacía caso
de los físicos.
I.XXVI —
Conforma con estas noticias de Fuensalida lo que escribe Bacon del Rey,
que padecía alucinaciones y se figuraba ver aparecidos que creía conjurar

con aspersiones de sangre y de agua.


Una sola vez habló al Príncipe de Gales, y no á solas. Le tenían tan en-
cerrado como á dama. Sólo salía con los caballeros señalados y por puerta
escondida, á un parque. Nadie se atrevía á hablarle. Siempre habitaba en

una cámara, sin más entrada ni salida que por el cuarto del Rey. No podía
hablar á su padre, si no sólo responderle.
En cuanto al embajador, le traían de espera en espera como Juguete de
niños, mientras el Rey atisbaba por una ventana sus inútiles idas y venidas
á Palacio. En una de las innumerables discusiones de leguleyos y de distin-

gos con los del Consejo, sobre las joyas y el dote, le dicen que se gastaban
con la Princesa más de 8.000 coronas, y se quejan de que los Reyes habían
enviado presentes al Príncipe D. Felipe; pero al de Gales ninguno, con otras
mezquindades por el estilo. Fuensalida pierde la paciencia y con gran ener-
gía les contesta: < No lo puedo eso sufrir con paciencia. Dadme á mí cuatro
'mil y yo le daré muy mejor de comer al doble de lo que le dais á ella y á

"los suyos. Vergüenza devriades todos auer, y yo he vergüenza de ver como


"la servis; y no me maravillo sino como es viva, que en toda esta quaresma
"no le han dado á comer sino del pescado que no quieren comer los servi-

" dores . <^Y es verdad, añade, que no ha comido en toda esta quaresma bo-
"cado de todo lo que la llevaban de la cocina del Rey, sino lo que yo la en-
"viaba cada día.
Por este tiempo, y acaso en venganza del frustrado matrimonio con Doña
Juana, se acariciaba en la cámara de Enrique Vil el plan siguiente: Maxi-
miliano, quedándose en Flandes para hacerle espaldas, le entregaría al Prín-
cipe D. Carlos, que casaría con Madama
Margarita con dotes de Castilla y
de Sabaya. Luego iría á meterle en Castilla, y á cambio de gran suma de oro
de Inglaterra y parte de las rentas de Castilla, Maximiliano le daría sus
poderes para ser tutor de D. Carlos y Gobernador del reino. Además se apo-
deraría de la persona de Doña Juana, sana ó enferma; se casaría con ella y
se titularía Rey de Castilla. Una variante era dar dinero Enrique á Maxi-
miliano para que fuese á España y ayudarle él, dándole Santomer, seis le-

guas de Calais, y casándose el Príncipe, su hijo, con Madama Leonor.


Todo con inteligencia de los Grandes de Castilla.

Pero Enrique VII no podía renunciar á su tema favorito. En otra entre-


— — — —

vista con el embajador espaíiol, entabló el siíniicnte curioso (tidh\íj;o, y muy


intencionado por parte de Fuensalida:
Rey. — Decidme
< si Doña Juana está como su marido decía, porque enton-

"ces ni por tres reinos como los suyos, no me caso; pero dicen que es D. Fer-

"nando el que propala que está loca, por gobernar él.>

Embajador: < Señor, demandaisme cosa á que yo no os querría respon-


"der; mas paréceme que los ombre? que somos ya entrados en edad, que
"mas debemos buscar vida quieta, que no vida con trabajos, para acortar

"la vida. Y á lo menos si los trabajos de afuera no podemos escusar, escuse-


"mos los de dentro de casa; y si no podemos escusar los de dentro de casa,

"escusemos los de dentro de la cámara, porque estos son los que acortan la

"vida. Y esto tome V. Alteza por mi respuesta.» Rey: «Bien entiendo lo


"que decís; mas dicen que habla, escucha y responde cuerdamente. Yo la vi

"cuerda y con autoridad; y aunque su marido y acompañamiento la hacían


"loca, yo la vi cuerda, y así creo está agora, fuera de que su padre lo niega.

"Pero si no está para gobernar y el Príncipe pide su reino, no se lo dará el

"Rey?> E. Lo prohiben las leyes de Castilla en vida de la madre, y ha de


"ser tutor el pariente más cercano.» R. «Aquí hay quien las sabe y dice lo
"contrario. í^f. «Ese sabe pocas leyes buenas, y así como hizo otras malas

"querrá hazer esta.^ —R. *Ese matrimonio sería bueno, y siendo yo hijo del
"Rey, mi hermano, de todo, y podría mandar el mundo. Yo no
él sería señor

"sería como D. Felipe, joven y mal gobernado, yo viejo razonable, y tan

"bien en mi reino, que no iría allá y dejaría á D. Fernando el gobierno. . . >

"
E. <;Don Fernando no teme á los Grandes. >
—R. Pues
< á mí me han bus-
"cado para alborotos. . .
y para asosegarlos bien sería que me tuviera por

"hijo.

Al terminar Julio de este año, Fuensalida ya no sabe d qué atenerse con

los del Consejo, unas veces arrogantes y duros, otras condescendientes, ni


tiene seguridad de si D. Fernando cede ó se afirma en lo capitulado. Sospe-
cha que la dilación de los ingleses obedece á que creen á la Princesa grave-
mente enferma, cuando su indisposición, mejorada parios paseos diarios que
la hace dar el embajador, proceden de su encierro y de la pena que la causa
oir que el Príncipe casará con otra mujer.
El Rey le habla más blanda y graciosamente que antes, y aún más que á
la Princesa, sin duda porque al decirle los del Consejo que debía liablarle
con dulzura y no responder á sus agravios, Fuensalida liabía respondido:
LXXVIII —
— Yo < sé Cuino se lia de liablar á los reyes; mas que el Rey teiiya tal modo
"en sus palabras que no áea vergüenza al embajador dejalle de responder,
"porque esto no liaria yo por perder la cabeza. >

Con la Princesa el Rey llega al extremo de la grosería é indelicadeza,

doliéndose de haber dejado por ella para su hijo casamientos de damas tan
buenas como ella y con cuatro tantos más de dote; que en cambio su padre

había faltado á su palabra; que los 200.000 escudos á él se los dieron por-

que consintiese en casar á su hijo con Doña Catalina, y D. remando no se

contentaba con que le hubiese dado dos hijos para una hija, y él un sólo
dote. De que el rey de Francia le había enviado de regalo uri caballo caste-
llano que le dio D. Fernando, toma pretexto el de Inglaterra para sacar á
la Princesa al campo á verle hacer maravillas, á fin de echarla tn cara que
su padre jamás había enviado regalo alguno.
Con esto no cesaba el mezquino regateo de las alhajas de plata que el

Rey rechazaba por estar desdorada. Negábase á celebrar á un tiempo los

casamientos del Príncipe de Gales y de Catalina y el del Infante D. Carlos

y Madama María, ya que á él le trom|5aron en su casamiento con Doña


Juana, en que le puso la Princesa Doña Catalina, pues seguía creyendo que
el mal de la Reina era fingido. Ya se consideraba desahuciado de su matri-
monio, pero se alegraba, porque por aventura, «si estuviera hecho, dice, ten-

"dría que arrepentirme.» Así podría casarse con otra princesa de Francia,
Flandes ó Alemania, y aunque no sería con perjuicio de sus antiguos ami-

gos, el rey de Aragón había de sentir no haberle tenido por yerno.


A manera de protesta de sus esperanzas sobre el reino de Castilla, ó
como frase mortificante, Enrique se resistía siempre á dar á D. Fernando
otro título que el de rey de Aragón. Así, una vez que le dieron una carta
diciéndole era del embajador del rey de España, dio un bufido y exclamó:
^<¿Cuál, el del rey de Aragón? » — «No puede encubrir, añade Fuensalida,
"lo que tiene de dentro. En mi vida topé con ombre que tan ayiia se airase
"y que menos pudiese retener la ira. •

Iban creciendo las exigencias de los ingleses. Ya el Rey pedía, además,


una escritura de renunciación del dote por parte de y que Don
la Princesa,

Fernando firmase las capitulaciones de D. Carlos y Madama María y las


enviara, sin previo compromiso por parte de Enrique, para el casamiento de
su hijo con Doña Catalina hasta estar completamente ¡iagado el dote. El
embajador, que no veía el término de la angustiosa situación de la Princesa,
LXXIX

escribió al Rey aconsejándole que paoase el dote, aun sufriendo injusticia,

porque la dilación empeoraba el negocio, y ella estaba desesperada por el

trato que recibía y pensando que sii padre la tenía olvidada, pues en tanto
tiempo ni la había dicho que' pensaba hacer en su caso, ni la escribía para
darla esperanza- Ni médico para asistirla tenia, porque el suyo había muer-
to, y el del Rey se había negado ó ir d verla. Un adarme de azafrán que
para una medicina había pedido á la cocina del Rey, se la había negado
también sin expresa orden del Rey.
Pero la política mantenía cerradas las entrañas del Rey Católico, y el

inglés continuaba desdeñoso. No necesitaba el consentimiento de aquél para


el matrimonio de su hija con D. Carlos; el del abuelo materno Maximiliano
le bastaba. Y cuando el embajador se lo contradecía, alegando que D. Car-
los era heredero de Aragón, Sicilia, Ñápales. . . «Por cierto, le interrumpió
"el Rey, vos honráis bien á vuestro Rey con tantos reinos, y no tiene 100.000
"escudos para pagar el dote de su hija!> Sintió en lo vivo la ofensa Fuensa-

lida, y algo sin tiento, como él dice, contestó: — ^Stñor, el Rey, mi señor, es

«igual enfama y gloria y potencia con todos los Príncipes cristianos, y nun-
"ca acostumbra de poner tesoro en sus arcas (1), sino hazelle de gentes de

"armas con que ha conquistado los reinos que ha conquistado y siempre


"conquista.» Embravecióse tanto conmigo, dice Fuensalida, que fué mara-
"villa. Naturalmente!
Surgió á poco un incidente grave para la Princesa, pero más para el em-
bajador, como que á ello atribuye la inquina del Rey con él (2). Quería él

que Doña Catalina autorizase con su presencia, así como Fuensalida, los
desposorios de Madama Alaría con D. Carlos, delante de los embajadores
flamencos, que te/idrían así una prueba más del asentimiento de D. Fernan-
do al matrimonio, porque le acusaba de haberlos reprendido por liaberle con-

certado, y de haber sido causa de que llegasen tan tarde. Al efecto, mitigan-
do sus rigores, el Rey había sacado tres veces á la Princesa para tenerla con-

tenta. Pero ella entendía que no habiendo de casarse con el Príncipe de Ga-

(1)Se ha dicho de Enrique VII que tuvo más sed de oro que de sangre, y que enterra-
ba dinero ó lo encerraba en arca?. Los historiadores ingleses no niegan su avaricia, pero
el

elogian su humanidad y clemencia, que sólo falló en el perdón del hijo del Duque de Cla-
rence y último vastago de la Casa de York.
(2) 509 todavía no había vuelto á ver al Rey desde aquel acto, « por-
En 20 de Marzo de 1

"que muestra, dice, tener gran enojo de mi, y no dice que es la causa porque yo no quise es-
Mar presente al desposorio.»
y

en aquel acto, como era su deseo y el de los suyos, el asistir á él, pare-
¡es

ciendo que autorizaba con su presencia cosa contraria d la voluntad de su


padre, la sería grandísima vergüenza y aun la acarrearía la muerte. Temía
hacer algún desconcierto si el Rey la obligaba á estar presente. ^ Antes mo-

"riré, dice, que dar ocasión á nada contrario á mi padre, y antes de hacerlo

"perderé todo el mundo, cuanto más la vida de Inglaterra, que perdiéndola,

"me ternía por bien aventurada. Aunque me falte constancia para todo lo

"Otro, nunca en lo que tocare al servicio del Rey me mudaré, como verda-

"dera hija lo debe de hacer. Y no me fiaré más de las palabras del Rey, sien-

"do todas tan fingidas.»


El único recurso que la Princesa veía para evitar la violencia del Rey, era

que el embajador se la pidiese para conducirla á España. Pero parecíale cosa


tan grave este plan (apenas iniciado en casa de la Princesa, ya conocido del
Rey, sin duda por Puebla ó por el Confesor, y que le hizo decir maravillas)

dudaba tanto de la aprobación de D. Fernando, que manifestó ú la Prince-

sa que aunque le había escrito que esperaría segunda orden, no lo haría ni

por la primera ni por la segunda, y aun, que si no fuese tan largo el camino,

iría á oírlo de boca de S. Alteza, puesto que hacie'ndose así para la entrega
de una fortaleza, más debería hacerse para resolución tan grave. ¡Tan bien
conocía al Rey, y tanto dudaba que por mortificación más ó menos de su hija

hubiese de renunciar al suspirado casamiento y á la anhelada alianza con


Inglaterra! Además, recelaba que el Rey le negaría á la Princesa, como se la
negó á Hernán Duque, alegando con razón especiosa que iría poco honrada
con la única compañía del embajador. Pero aun suponiendo que la dejaran
libre la ida, la Princesa no tenía una sola muía para cabalgar. Cuando se

cansaba en el paseo, tenía que alquilar el primer rocín que pasaba, pues la

dejarían morir por no gastar un dinero más con ella, y la harían desesperar

hasta obligar á su padre á pagar el dote.

Á pesar de todo, y ante la remota contingencia de que tuviera que salir


de Inglaterra, Grimaldo iba sacando poco á poco y cautelosamente el dinero

del reino (1).

(1) 'El extranjero que mete eii Inglaterra liacieiicia. dice Fuensalida, resuélvase á perder-

"la si se la quieren lomar en justicia. Dinero, una vez entrado, no puede salir sino por cam-
"bio. Ningún extranjero puede dar á otro moneda de oro ni á cambio, ni por mercadería, so
"pena de perderla y dos tantos más, y asegurando de comprar otro tanto de mercadería cuan-
"to da á cambio.'
Resuelto también el embajador á no asistir d la ceremonia del casamiento
si no se hacían los dos á la vez, aconsejó á la Princesa que si las gestiones
que él hacía fracasaban, resistiese ella; pero que si el Rey la apremiaba, aun
después de exponerle las razones, cediera, pues mejor era que le echasen á él

la culpa, que además, como embajador de D. Fernando, no debía autorizar


el acto con su persona.

Los ingleses fingieron no comprender tan obstinada resistencia, y Fu en sa-


lida se la explicó diciendo que, como ellos propalaban que el Príncipe de (Ja-
les estaba libre de su compromiso por falta de pago del dote, si la Princesa
asistía, bailaba y tomaba parte en los regocijos, sería vergonzoso para ella
cuando el Príncipe casara con otra mujer y ella volviese á su viudez. A esto
contestaron que el Príncipe no la repudiaría.
A su vez el embajador quiso saber por qué los flamencos buscaban en
Inglaterra casamiento para su Príncipe D. Carlos, y se le respondió que,
habiendo D. Fernando buscado amigos en Francia, y engrandeciéndose esta
nación demasiado, y echándoseles encima, tenían que buscar la alianza de
Inglaterra.

El 18 de Diciembre de 1 SOS .^e celebró el desposorio de Carlos con María.


Enrique Vil prestó á Maximiliano 50.000 coronas con hipoteca de la flor
de lis, preciada joya. Asistió la Princesa (1), pero no Fuensalida. El Rey no
quiso verle más, ni que viese á la ¡Princesa. Sólo accedió á darle audiencia
cuando trajese algún despacho del Rey de Aragón. El casamiento de Doña
Catalina continuó aplazado.
Su vergonzosa situación y el profundo conocimiento que el embajador
tenía de los hombres y de las cosas, le hizo escribir la profecía que repito al

frente de este párrafo (2):

«Bien podrá la Princesa ser Reina de Inglaterra; mas ofrécese á la más


"desventurada vida que nunca mujer tuvo. Y dize V. Alteza que tiene espe-

"ranza que el Príncipe sera mejor que su padre. Plegué á Dios questa espe-
"ranza salga verdadera; mas ningunas apariencias ay dello, porque hablando
"verdad á V. Alteza, sabe poco, y no le tienen por bien acondicionado. ^>

(1) Más tarde dijeron al embajador que, por consejo del fraile confesor de la Princesa, y
por intermedio de un agente suyo, trataba ella deque Fuensalida no asistiese al desposorio,
y
procuraba que los ingleses supiesen que ella quería asistir, á fin de que el Rey acabase de
estar mal con el embajador
(2) Véase pág. LXI.

11
LXXXII —

Pero aún le aguardaba el último y más doloroso trance. Hasta allí, si en

lucha con el Rey, con muchos de sus compatriotas como Puebla y Esquivel,

y con la premeditada parsimonia de ü. Fernando, al menos había conser-


vado las buenas gracias de la Princesa, y en consolarla y hacerla sobrellevar
su penoso estado sentía cierta compensación á sus poco felices gestiones.
Ahora la misma Princesa va á declararse su más encarnizado enemigo.
Después de la muerte de su madre, sola, abandonada en país extranjero
dos políticas encontradas, la de Enrique VII, que no realizaba
y juguete de
su matrimonio hasta que D. Fernando, que había pagado la primera mitad
del dote con parte de las rentas de Aragón, pagase la segunda, y la del últi-

mo, empeñado en que abonasen ésta los nuevos soberanos de Castilla, la


Princesa escribió á su padre, á la sazón en Ñápales, que la enviase un con-
fesor español franciscano que pudiese aconsejarla y protegerla. No pudo él

complacerla, por su ausencia del reino, y ella le encontró por fin en Abril de

1507. Era éste fray Diego Fernández, que hallándola en aquel desamparo,
tomando con calor su defensa y empleando con vehemencia las armas espi-

rituales del cielo y del Infierno en época de tan arraigadas creencias y con
espíritu tan religioso como la hija de los Reyes Católicos, pronto fué dueño
de la casa y del ánimo de la Princesa por gratitud y por temor (1).

El Dr. Puebla no dló á D. Fernando queja alguna del confesor. Fuen-


salida, á cuya perspicacia no habría escapado seguramente desde el primer
momento la conducta y móviles del fraile, ante lo peligroso de hablar del
asunto al Rey, ó con la esperanza de que él ú otros lograrían persuadir á la

Princesa á que se condujese con más prudencia para acallar los rumores que
sobre su confesor circulaban, retrasó toda comunicación sobre la materia
hasta nueve meses después de su llegada, en Noviembre de 1508.
Ya entonces, además de creerle un obstáculo para el casamiento del Prín-
cipe de Gales con Doña Catalina, tuvo que dar satisfacción á las quejas del

(1) Este fraile ignorante (véase el macarrónico y pedestre latín de sus cartas) era un jo-
ven vigoroso, audaz, ambicioso y tan disoluto, que degradado por un tribunal eclesiástico
por causa de concubinato, y expulsado de Inglaterra, acabó su vida en iwi convento de Espa-
ña, donde fué encerrado por orden de D. Fernando.
Dixon le llama ligero de cascos, lenguaraz, ignorante, hinchado de vanidad y orgullo, y
aficionado á alardear de poderío frente á Reyes y caballeros. Se ocupaba poco de D. Fernan-
do, y más en aconsejar á la Princesa que mirase antes los intereses de Inglaterra que los de Es-
paña. A pesar de lo cual era aborrecido en la corte, y Enrique Vil preguntaba cómo podía
valerse aquélla de hombre tan vil. «Sin embargo, toleraba los escándalos, dice Hume, como
"excusa para retrasar el matrimonio de Doña Catalina.»
camarero Juan de Cuero, que, encargado por D. Fernando de conservar ínte-

gra la plata, veta que el confesor, con anuencia de la Princesa, la vendía


para sus locuras. Hablóla del caso; pero en sus respuestas vio claro el gran
ascendiente que sobre ella ejercía el fraile.

Este liabía visto en Fuensalida un enemigo encubierto. Estaba mal con


él porque pretendía se le diese parte de todo; culpaba á la Princesa y al em-
bajador porque se escribían; quería estorbar sus entrevistas, y decía que él
estaba allí para que le empleasen como intermediario. Lo mismo pretendía
el maestresala Alonso de Esquivel. Trabajaba, por tanto, fray Diego en po-
ner mal al embajador con la Princesa. Cuando este se quejó de tales mane-
jos, ella le respondió: «Guardaos de los de mi casa, que no son para fiarles

"secreto, especialmente Esquivel.^

Después del embajador, el fraile veía un estorbo en Francisca de Cáce-


res, que era el todo en la casa de la Princesa, y le conocía á fondo. Para
echarla y quedar dueiío absoluto, le pareció ingenioso medio casarla con

Francisco Grimaldo, conhuésped del embajador, como se realizó en la cámara


misma de Doña Catalina y con gran satisfacción de ésta, aunque con la

protesta de Fuensalida de que no se hubiera dado antes cuenta al Rey.

Como el confesor liabía aconsejado y conseguido que la Princesa diese al

novio, de regalo, una cédula de 4.000 ducados, Fuensalida afeó el lieclio al


jraile, diciéndole que la reina Doña Isabel nunca dio más de 2.000 en seme-
jantes casos; que qué suma tendrían que aprontar para las demás damas
que quedaban por casar, y por último, que aconsejaba mal á la Princesa. Ás-
peramente le contestó él que cuanto hacía le parecía mal. — «Vos sois mal
"hombre!, le replicó el embajador, y tales fueron las insolencias, que Fuen-
salida confesaba al Rey liaberle costado trabajo no poner las manos en el
fraile.

Pretendía el primero que los novios no se velasen en Palacio, sino en su


propia casa, morada también de Grimaldo. Oponíase el confesor, ofreciéndo-

se d darles la comida y el Iwspedaje en una quinta. No aceptaron ellos su


ofrecimiento, y entonces él se encolerizó, y en presencia de la Princesa, la no-
via y él se increparon y se insultaron, negándose ella á confesarse con fray
Diego y prefiriendo al franciscano, confesor del Rey. Bramando de coraje y
como loco, hizo aquél que la Princesa echase á Francisca de su casa, y el bo-

chornoso espectáculo acabó con refugiarse los reciencasados en casa del em-
bajador.
»

I.XXXIV

No tardó en presentarse en ella el fraile, y entre otras procacidades, le

dijo ésta, que revela hasta donde llegaba su estúpida vanidad: — < En esta

"casa hay malas lenguas que me han infamado, y no con lo más bajo de la

"casa de la Princesa, sino con lo mas alto; y esto no es mengua para mí, y

"por no hazello verdad estoy aquí, que ya me sería ido.

Ante tamaña osadía, el embajador declara que se turbó y hubiera desea-

do huir de la presencia del fraile, que al cabo salió no bien contento-


Era público que el fraile andaba livianamente por las calles de Londres,

sin compañero, pero en unión de tres ó cuatro hombres con espadas y bro-
queles. Llegaron al embajador quejas del escándalo, y se decidió á hablar á
la Princesa refiriéndola cómo su confesor andaba de mesón en mesón y de
platero en platero vendiéndola la plata; pero ella se enojó al oírlo; le defen-

dió alegando que lo hacia con orden suya, y acabó por decir que aunque no
fuese sino por tenerlo ella por su confesor, debería considerársele por muy
honrado.
Sabiendo por la Princesa lo ocurrido, fray Diego se ensoberbeció y tra-

bajó nuevamente por ponerla mal con el embajador, y para que no le viese,

dijo al Rey que consideraba dañosa su comunicación con ella.

En otra ocasión, un capellán y limosnero suyo refirió á Fuensalida que


el confesor seguía haciendo mil locuras y que la había dicho tal y tal cosa

(por la honestidad, escribe las quiero repetir), y que ella al


el embajador, no
oírlo, había dado una gran risada, diciendo:— ¡Padre, no lo creáis! Fuensa-
lida contestó al limosnero: » ¡Por cierto no me maravillo agora de lo que me
"dijo á mí, pues eso osó decir á la Princesa!»

Como por su parte fray Diego la contaba cuanto le ocurría con el emba-
jador, ella le escribió, dice éste, cartas desabridas para hacerme desati-
"nar; asaz poco honestas para Princesa y para escribirlas á embajador de su
" padre. >

Luego mandó que nadie de su casa le viese, y le hizo saber que ella no
quería verle, porque el Rey estaba mal con él. Así he pasado cinco meses»,
decía Fuensalida.

No era posible que el embajador no hablase á su Rey de este estado de


cosas, y una vez obligado á ello, le habló con entera libertad y sin rodeos:
«La casa de la Princesa está perdida y su autoridad, dice en una carta,
"á. causa de un fraile que aquí tiene, que le ha hecho despedir los ingleses
"que el Rey le dio por servidores, y otros castellanos, porque no adoraban
— I.XXXV —

"al fraile, y ale hecho totnar un pelligeruelo, que era del Dr. de Puebla, y un
"negro del maestresala Alonso de Esquivel. y otro que andaba á pedir por
"Dios, y estos sirven el manjar á la Princesa, que es la mayor vergüenza del

"mundo. V de todas estas cosas me dicen que le plaze al Rey y á los de su


"Consejo, porque se vea que las cosas de la Princesa ni de su casa no son
"á su cargo ni culpa, pues ha dicho lo que quería que en su casa se hiciese

"y no lo ha querido hacer. Si \'. Alteza me dixere: Pues vos estáis ahí, ¿por
"qué no entendéis en que se haga dotra manera? >, digo á V. Alteza que si

"este fraile quisiere pedricar ley nueva á la Princesa, que se la creerán, y

"serán tenidos por hereges los que no la creyeren.


"Créese que ha muerto el Rey; pero la Princesa nada me dice; tiene tan

"ocupado el pensamiento en cosas tan baxas y de tan poco momento, que


"de las grandes, ni de aquellas en que mucho le va, no tiene cuidado nin-
"guno.»
En 20 de Marzo de 1509, y entre otras cosas, le refiere que hallándose la

Princesa en una casa de un parque aislado, con sólo tres mujeres, el maes-
tresala Esquivel, el camarero Cuero y eljraile, la convidó Madama María
á ir á Richmond. Opúsose el fraile, conminándola á que no fuese, pena de
pecado mortal, con lo que María, después de aguardarla dos horas en vano,
tuvo que marcharse. Al día siguiente cabalgó la Princesa con sus escasos
acompañantes durante una legua, hasta Richmond, donde entraron por la

puerta pública del parque, cerrando la secreta que había. Todo esto con gran
enojo del Rey, peligro de la Princesa y escándalo de las gentes.

«Cosas así la hace hacer el fraile, dice Fuensalida. Así Dios me salve,

"que agora que he conocido bien las cosas de casa de la Princesa, yo quito
"mucha y mucha parte de la culpa que hasta aquí daba al Rey de Inglate-
"rra, y no me maravillo de lo que ha hecho, sino de lo que no hace, ma-
"yormente siendo de condición que quiere que en su casa y en su reino, sin

"contradicción se haga lo quel ordena, y sufrir el Rey las cosas deste fraile

"que tan mal le parecen y que tanto le tiene sobre los ojos, los que lo cono-
"cen Ro lo tienen por buena señal. >

Pero la Princesa estaba ciega. A las serias reflexiones de Fuensalida, que

la rogaba despidiese á fray Diego y tomara otro confesor de virtud y expe-


riencia, respondía volvie'ndole la espalda. No quiso verle más, y escribió ásu
padre que le llamara á España.
El embajador, escribía además en 20 de Marzo de 1509, envía de prie-
I.XXXVI

"sa con mensajero, han revelado muchas cosas, y porque he mie-


porque le

"do que algunas dellas no sean verdaderas, para suplicar á V. Alteza, si de


"mi casa algo escribiere, en especial de mi confesor, V. Alteza no le de cre-
'
dito, que así Dios me salve y por vida de V. Alteza, que no dirá verdad si

'•no dice quan bien y lealmente me sirve... Y porque las cosas que este em-
"bajador contra mi estado y honra de mi casa con su lengua descoiicertada-
" mente lia cometido por afición de una que fué mía, Francisca de Cácefes no
"se sufre fiallas de pape!, sino que querría más morir que no ver lo que he pa-
"sado y paso cada día deste embajador y de todos los míos, no creeré, etc.. ^

D. Fernando, bien al cabo de lo que pasaba por ¡as /¡oficias de su re-

presentante, decaiga lealtad y veracidad tenía hartas pruebas, contestó du-

ramente d las acusaciones de su hija. Ella replicó con palabras amargas,


haciendo recaer la culpa sobre Juan de Cuero, audaz, y sobre el embajador,
ingrato. En cambio, fray Diego era, por su virtud, santidad y capacidad, el

mejor confesor que tuvo mujer de Casa Real. Las acusaciones de Fuensalida
tenían por causa, decía la Princesa, su afición á Francisca de Cáceres, d quien

sacó de su casa y casó con su amigo Orimaldo, sin consentimiento de la Prin-


cesa. «No creeré que V. Alteza me tiene por hija, escribe á su padre, si no
"castiga al embajador y le manda que se limite á sus asuntos sin entremeter-

"se en los de mi casa.

Adelantándose él á sus deseos, pidió lo mismo en sentidas frases, antes

que el'a cumpliese la amenaza de que le despidiesen con deshonra.

«V. Alteza sepa que es tanto menester remediar esto deste fraile y quitalle

"de aquí como á persona pestífera. >

«Juan de Azcueitie y Juan de Cuero, éste, camarero, aquél, criado de la

'Princesa, saben bien lo que pasa, y no lo pueden sufrir. Con el último está
"la r^rincesa como si le hubiese hecho la mayor traición del mundo, porque
"estorba que no vendan cada día una pieza tie plata para conplir las locuras

"del fraile. En quince días vendieron de oro 200 ducados, todo para libros

"y gastos del fraile.»

Por todo ello y por estar tan avanzada la enfermedad del Rey, Fuensa-
lida aconsejaba á D. Fernando que pagase el dote «costásele lo que pudiere
costarle-, y que quedase la Princesa casada en Inglaterra. Además, consin-
tiendo en el casamiento de su nieto D. Carlos con la hija del rey de Inglate-
rra, ganaría para siempre su amistad y no se detendría el matrimonio de
Doña Catalina.
^

— LXXXVII

No mejoraba el estado de la casa de la Princesa. \ a no lia>' cojín de


"seda, ni de brocado, escribía el embajador al Rey cu 9 de Abril, ni cuentas,

•ni cosas menudas de oro, ni alhombras, ni colchas, ni nada; y de la plata,

•como de cosa robada, se dispone della. Todo anda perdido.


Y en otra ocasión: No quiero iiablar de todas las cosas que necesitan
"corregirse en su casa; el principio, el medio y el fin de todos estos desór-
"denes es el fraile. Este hombre es ligero, escandaloso y vanidoso en giadi)
"Sumo. Todos los ingleses detestan ver á este fraile continuamente en pala-
"cio y entre mujeres.»

Y desde Greenvicii en 29 ó 30 de fnlio:

... a mis cartas, aunque no me a querydo mandar responder a todo lo

que en ellas yv.i, pues tanto a mi honrra y estado tocava, que por vyda de
"vra. alteza, no se puede pensar quanto el Comendador mendosylla estando
"aqui por emba.xador me desyrvyo en dejarse ablar lo q ablo y tomar las

"temas q tomo: aunque my confesor fuera el mas malo del mundo, por no
"azer verdadero al sobre dycho enbaxador, le avya de tener comygo en my
"servycyo y azelle un gran perlado, quanto mas syendo tal persona y tan su-
"fycyente qual creo vra. alteza conosce, pues le tengo en mi servycyo, y es-
"pero tener todo el tienpo que yo pudyere y vra. alteza fuere servj'do, y sy
"creyese notenello vra. alteza en la misma opinión, como es razón, me alla-

"rya muy corrida y desfaborecyda de vra. alteza. A my mastresala y a Juan


"de Cuero, my camarero, con los otros mys criados, [que] se parten deaquy
"para sus casas, yo les mando pagar todos sus acostamientos, &. . .
y esto,

"no por el servycyo que me an echo, syno solamente por averíos vra. alte-
"za mandado venyr aqua, porque sy vuyera de myrar al atrevymyento
'dellos y del enbaxador, antes supiycara a vra. alteza a el y a ellos man-
•dara castygar; mas por fuerga se han de llamar mios. Supiyco a vra. alteza

•'los perdone, mandando los myrar como a personas que an estado en mi


"casa, &.

«Y aunque sea seguro, escribía al Rey, que V. A. sin saber cierto por que,
"no me querrá deshonrar, pues de antes de agora tiene esperiencia de mi fe

"y lealtad, harta vergüenza seria para un ombre de tal edad, y que en tanto

"estima su limpieza, que la Princesa escribiese á V. A. cosa que perjudicase


"á mi honra, pues que ni Dios que sabe los pensamientos, ni los onbres que
"juzgan de las obras, no podran ni sabrán dezir de mi cosa que pueda eii-

"vergonzar mis canas, y estas parecerán ante Dios y ante V. A. tan sin ver-
— LXXXVIII

"güengn, en cuanto á ser linpio y leal servidor de V. A., que no Icmo á nin-

"guna persona deste mundo que contra esto me pueda macular. >••

< . . . Ocho meses ha que estoy tan ganoso de dexar esta vida, que la Se-

"fiora Princesa no tiene mas gana de no verme aquí que yo tengo de aver-

"me ido. y esta mesma gana teman todos los que vinieren, si presi'.mieren

"de lo que yo he presumido, ques servir leahnente y sin mentiras.»

Cuando Enrique VII se hallaba en las postrimerías y con el miedo de la

muerte, cejaba en su avaricia, perdonando deudas y á 60.000 subditos con-

denados á la pérdida de bienes, el embajador español apretaba en sus cartas


á D. Fernando para que pagase á toda costa, á fin de que la Princesa casa-

da con el nuevo Rey, de quien ya algún palatino había dicho que no celebra-
ría aquel matrimonio por escrúpulo de tener por mujer á la de su hermano.
El 8 de Mayo había propuesto Fuensalida al Consejo un arreglo sobre el

pago y entrega de la plata y renunciación del dote, á voluntad de la Prince-


sa, ron tal que el matrimonio se celebrase, con lo que luego D. Fernando
accedería a todo, incluso el casamiento de su nieto.

Los consejeros trataron de alejar á España de la amistad de Francia,


única contrariedad, decían, que higlaterra tenía en el mundo, haciendo ver á
Fuensalida que, según la condición francesa, no sería perpetua su amistad
con España, pues en viéndose poderosos, su orgullo no les permitiría dejar
de vengarse de las injurias recibidas, por lo que les convenía la amistad cotí

Inglaterra. Todavía, después de hecha la amistad entre España y Francia,


su Rey había pedido la de Inglaterra y el casamiento de la hermana del
Delfín con el Príncipe de Gales, para lo que se obligaba á obtener el consen-
timiento de D. Fernando, deshaciendo el concertado con Doña Catalina.
«No sé, acababa diciendo d Fuensalida el Guardasellos, qué seguridad
"tiene D. Fernando de los franceses, pero nosotros creemos que si vencen á
"venecianos y prosperan en Italia, irán adelante, con pretexto de ir contra el

"turco, porque son tales, que no pierden punto de lo que pueden hacer, ni
"miran á ir contra verdad ni amistad. Hagan ellos su hecho que de lo demás
"no se les da nada.»
En presencia de Doña Catalina se convino en que la amistad con Ingla-
terra quedase en los términos i n que estaba; Doña Catalina renunciaba al
dote, los ingleses la prometían la dotación que tenía la madre del nuevo Rey
y Fuensalida besaría la mano á Madama María llamándola Princesa de
Castilla.
.

I.XXXIX

Todavía en estas alturas un nuevo regateo sobre el pago de las 100.000


coronas estuvo á punto de hacer fracasar el arreglo. Al cabo se convino en

dar á D. Fernando un último é irrevocable plazo para pagar hasta fin de


Mayo, aunque declarando que de la plata labrada sólo tomarían por 2.000
ducados (1) las fuentes que gustaran al Rey, sin lo cual todo sería nulo.
Aceptó el embajador, y con correo volante pidió á D. Fernando que faci-
litase la paga de los 100.000 escudos, porque había á la puerta embajado-
res de Francia y de Flandes ofreciendo ventajosos casamientos.
Apretado cada vez más Fuensalida, concertó con Grimaldo el pago de
la cantidad posible, porque no concedían un día más de plazo.
Convencido D. Fernando délo perjudicial déla estancia del fraile en
casa de su hija, y de la incompatibilidad con el confesor, se disponía á lla-

mar á á España, y ya tenía nombrado un Obispo y un confesor


los dos

para reemplazarlos, cuando le llegó la noticia de la muerte del rey de Ingla-


terra. Con ella cambió todo de repente. Rompiendo toda dilación, escribió á
Fuensalida que, como las demás naciones negociarían casamiento con el

nuevo Rey, debía hacer último de potencia por concluir el de Doña Catalina,
en lo que le haría señalado servicio (2). Envió letras por valor de 100.000 es-

cudos para el dote, pero advirtiendo que se velasen los novios en seguida, sin
esperar la paga, por quitar peligro; mandó que se cediese en todo con tal

que la Princesa quedase casada y establecida, y concertada la amistad con


Inglaterra, «pues estaba resuelto á conceder al hijo lo que al padre negaba,
"por saber que le fué mal hermano en vida del rey D. Felipe*; envió poder
suyo y de Doña Juana para el casamiento del Príncipe D. Carlos con Ma-
dama María; consintió en que si el Rey quería confirmación de la amistad
con Inglaterra, se hiciese cumplidamente; v. por último, dispuso que si para
abreviar había que acudir con dinero á algunos hombres influyentes, se les
diese.

Lo que en tantos años no pudieron conseguir del corazón del padre los

ultrajes y penalidades, las hambres y desnudeces de la Princesa, su hija, lo


logró en un momento la razón de Estado, la consolidación de Enrique VIII
en el trono.

En la cuestión del confesor, apeló el Rey á la abnegación de Fuensalida

Cada ducado se pagaba 412 mrs. en Medina, y en Londres á 53 dineros esterlines.


(1)
También el secretario Almazán le escribía que se hiciera pedazos por acabarle, en
(2) lo
que cobraría mucha reputación y mérito.
12
xc —

Encargóle que no hablase palabra de él á la Princesa, excepto en caso de

verle opuesto al casamiento. Si no, debía contar con el apoyo del fraile.
Con vehemencia que contrastaba con su anterior apatía, y con demostra-
ciones de cariño á su hija, hasta entonces adormecidas, D. Fernando en II y
18 de Moyo escribía también ofreciendo al nuevo Rey su persona y su poder,

y prometiendo ponerla con su Estado para su defensa; encargaba que le ase-

gurase que le amaba como si naciera de sus entrañas, porque demás de lo


que él valía, Doña Catalina era la hija que más quería de cuantas Dios le

dio; le autorizaba para la confirmación del matrimonio de D. Carlos sise la

pedían antes que el de Doña Catalina, y creía que cumplía mucho que Ingla-
terra, el Rey de Romanos y España estuviesen muy unidos. Con doble juego,
para conseguir la ciega sumisión del embajador y contentará la Princesa, es-
cribió á los dos en el mismo día 18. A Euensalida: = «Lo pasado entre la Prin-

"cesa y vos me ha pesado en el alma, y yo tengo tan conocida y experimenta-


"da vuestra lealtad y bondad, que en esto no hay que decir; pero ahora, para
"bien deste negocio, cumple que en esto no habléis más con ella ni con
"hombre del mundo, etc.^^ Debe más bien pedirla perdón, procurar conten-

tarla y hablarla con dulzura. Él cuidará de escribir á su hija que honre á su


embajador; pero él no debe quejarse de los agravios recibidos.

A la Princesa manifestaba su gozo por el casamiento ya concertado, así


porque ella era la hija que más entrañablemente amaba, como porque en el

mundo no había otro casamiento para ella sino el ajustado. De lo que le

había escrito del embajador había tenido grandísimo enojo, porque le envió
para servirla y no apartarse un cabello de su voluntad. Creía haber sido más
ignorancia que malicia, y si el negocio hubiera sufrido dilación, habría en-
viado otro embajador; pero por la urgencia convenía que disimulase y aun
que mostrase que perdonaba su yerro y le favoreciera, no mirando á él, sino
al embajador del Rey su padre, honrándole y tratándole bien, en particular

en público; que en siendo velada, le llamaría á Castilla y enviaría otro que


no pensase sino en servirla. También la aconsejaba que favoreciese á Gri-
nialdo.

Obedeció humildemente Fuensalida, haciendo en aras de su Señor el sa-


crificio de su amor propio, de su constante energía y hasta de su dignidad.
No solamente escribió á la Princesa en Junio de 1509 excusándose de haber
dicho al confesor lo que le dijo, por estar turbado al no poder pagar el dote,

sino que añadió esta retractación de su anterior categórico juicio sobre el


XCl

fraile, que, sobre innecesario, parece indisculpable, d no darle un sentido


irónico que con seguridad no estaría en la mente de Fuensalida:
«Tengo yo |)or tan sabio y discreto ai reverendo padre confesor de
"V. Alteza que no es sin razón si V. Alteza le diere parte de sus negocios,

"que por su vida y ciencia es digno de participar deilos, etc.

Apena ver una entereza no desmentida en tantos años ante el Emperador


los Reyes y los Grandes, desmayar y humillarse al término de la carrera ante

las intrigas de un religioso indigno.

A cierta alusión que la Princesa liada en su carta á personas bajas, res-

pondía el abatido embajador, envolviendo en sus frases cierta oculta queja...

y si en esta pluralidad de personas baxas que V. Alteza escribe entro yo,


"tiene razón, que de los subditos y servidores del Rey vuestro padre y de la

"Reina mi Señora, vuestra hermana, otra más baja y más abatida, /// en me-
ónos tenida que yo, no se hallará; pero otra más grande en desear servir al

"Rey y á V. Alteza y á toda su progenie Real, no creo que la hay en el

"mundo.
Pues toda esta abnegación, todo el triunfo conseguido con la realización
del matrimonio de la Princesa, elogiado por D. Fernando y prometido agra-
decer con grandes recompensas, obtuvieron por premio, como dice Bergen-

roth, suspender á Fuensalida en su cargo, no porque liubiese cometido error


alguno, sino sencillamente porque la joven Reina le odiaba (1).

Sustituyóle en el cargo 1). Luis Carroz, que bien pronto le dio la razón,
escribiendo acerca del confesor al secretario Almazán en 28 de Mayo de 1510:
Concluyo que diria que no he visto más mala persona en mi vida.» Y sin

embargo, á fines del año anterior todavía le escribía D. Fernando á fray


Diego recomendándole que continuase siendo fiel servidor de la Reina y pro-
metiendo recompensarle con un buen cargo eclesiástico.

El título de la Encomienda de los Bastimentos del reino de León, una


cédula de 75.000 mrs. ^para cosas del servicio del Rey> y la licencia para
que el Comendador de la Membrilla pudiese vestir color y traer oro y joyas,

fueron las nuevas mercedes con que de 1509 á 1513 demostró el Rey Católico
que el odio de su hija al embajador era injusto. Con todo, Fuensalida aban-

(1) Commaiider of .Membrilla eariied was tliat, as soon


.,The rich reward the kiiight m
tlie was married, he veas suspended from h¡s functlons as ambassador, iiot
Princess Katharine
because he had commited any error, biit siniply becaiise the youtig Qiieen hated hin "
(Calendar II. XVII.)
donó la corte de Enrique VIH, como tantos otros, mortificado en su amor
propio, perdida la fe en la justicia del Monarca, conociendo bien á su costa

cómo allí un adulador cualquiera, un fraile como fray Diego, podía mancillar
una reputación é inutilizar brillantes y largos servicios. De haberla conocido,
pudo recordar en su desgracia la sentencia de su contemporáneo el gran Luis
Vives, muy conocedor de dqudla corte por amarga experiencia:
'En los palacios donde parece deberían tener su siento la más exquisita

"prudencia y la más singular sabiduría, el saber vale tanto como el haber


'perdido el juicio.

Los juicios de los historiadores extranjeros que no tuvieron á su disposi-


ción para formarlos la extensa correspondencia presente, sino las pocas car-
tas que de Fuensalida se han publicado en el Calendar, aunque le reconocen

pericia, lealtad y otras nobles prendas, coinciden en tacharle de altanero. Du


Bois dice que aunque desgraciadamente no se conoce su correspondencia, pare-
ce que si Puebla fue' adulador asiduo de Enrique VIí, y Estrada débil, él se

mostró, acaso, demasiado enérgico y tieso (l),y que, por consiguiente, el Rey,
poco acostumbrado á tal trato, no quiso recibirle segunda vez. Ya se ha visto

que esto último no es exacto.

Fuensalida, escribe Dixon,fué á Inglaterra como orador y consejero, cosa


nueva para los ingleses, que oían con asombro sus discursos latinos y sus
figuras retóricas; le oían y, asustados, le dejaban solo.

«Era este embajador, dice, hombre pomposo y de verbosidad, y su sobe-


"rano le había ordenado la defensa de España. Pero sus altivos modales no
"produjeron efecto; su presunción causaba risa, y en el asunto del matrimo-
"nio de D. Carlos y Madama María, le declararon que todas sus palabras
"eran vanas, porque, desposados ya por la Iglesia, nada de lo que él alegase
'•podría separarlos. Él se quejaba de los consejeros ingleses; nadie guardaba
"secreto; todo se hacía público. Hasta en los pulpitos se decía que el matri-

(1) En una discusión entre el embajador y el Rey, en Noviembre de 1508, le decía éste:
• No
entendéis las materias, y por Dios no se que onbre os sois vos, que después que yo soy
"Rey an venido á mi tantos embajadores que no se podrían contar; nunca ninguno estuvo
"conmigo en las altercaciones que vos estáis.- - Fuensalida contestó: «Señor; si yo concedo lo

"que V. Alteza pide, escnsadas están las altercaciones; mas si no os lo tengo de conceder,
"forzado es que dé razón por que lo niego; y si estas á V. Alteza por altercaciones piensa que
"es desacatamiento, no conviene tratar negocios. Mas hablando con el acatamiento debido, el

"eniDajador puede contradecir y altercar la negociación que negocia por su Señor.»


-

XCUl

"inonio se había roto por no liaber guardado Ü. Fernando sus promesas al

"monarca inglés.

Por último, Hume, en su obra The Wives of Henry Vil!, dice de nuestro
embajador: > Tan altanero como servil había sido Puebla, no logró satisfacer

"los deseos de la Princesa Doña Catalina por su ruda manera de hablar al

"Rey y á sus ministros (en lo cual iiay cierta contradicción con las oraciones
"retóricas porque le censura Dixon)- Ofendió á Enrique Vil casi en cuanto
"llegó, y bruscamente tuvieron que negarle la entrada en Palacio. Sólo logró
"declarar en sus trabajosas entrevistas con los Consejeros que si la Princesa
"lio era enviada inmediatamente á España con su dote, D. Fernando y sus
"aliados se vengarían de Inglaterra. Enrique, que comprendía que con la

"Princesa como rehenes estaba seguro de todo ataque, la mantenía en su


"poder como una provocación. Pero Enrique Vil decaía visiblemente, y
"Fuensalida, que no tenía para él palabra buena, se volvió como los demás
"agentes españoles hacia el nuevo sol que surgía y cantó persistentemente
"las alabanzas del Príncipe de Gales.»
La calificación que vimos mereció á nuestro embajador el Príncipe de
Gales cuando escribía á D. l'ernando que iiablando verdad, sabía poco y no

"le tetiían por bien acondicionado,» contradice algún tanto esta censura de

cortesano del nuevo monarca.


Respecto á la nota de altanería de que hablé al principio, recuérdese que
D. Fernando le había encargado que obedeciese ciegamente á la Princesa, y
lo que en Mayo de 1509 declaraba: «Si el Rey de Inglaterra estuvo mal con-

"migo, fué por obedecer yo á la Princesa, que me decía siempre desde el

"primer día: — No hables á estos blandamente, / ///¿"/¿es al Rey; si no, yo doy


"por perdidos mis negocios, que por hablalles blandamente están como
"están» (1).

No dio seguramente mejor resultado á su sucesor en la embajada, Don


Luis Carroz, en sus relaciones con Enrique VIII, la templanza y la dulzura,

puesto que en 1514, al quejarse de la cólera del Rey contra Espuria, se dolía
de que le trataban como á un toro, no como á embajador (2).

En todo caso, el hombre que por premio de sus servicios pedía el humilde

(1) Al secretario Alinazáii había dicho en otra ocasión Doña Catalina, que cuando su
padre escribiese al rey de Inglaterra, «/^ diese á entender su poder y estado,» y junto con esto,
mezclase cebo de mucha dulzura, porque así cumplía al servicio de Su Alteza.
(2) Calendar, tomo 11, pág. 248. 6 Octubre 1514.
XCIV

cargo de cerno de la casa de la Princesa, y el que tan vejado por D. Juan

Manuel y por Puebla detenía con sus ruegos al Rey la dulce venganza del

castigo para ambos con que éste le brindaba, no debía ser, creo yo, altanero

ó soberbio por carácter.

Las acusaciones de la Pi iucesa contra Fnensalida en sus cuestiones con

el confesor, las desvanece el unánime y desfavorable Juicio que á propios y


extraños, contemporáneos y modernos, excepto á la obcecada Princesa, lia

merecido el desdichado fraile. Y sus insinuaciones malévolas respecto á Fran-

cisca de Cáceres, carecen de todo fundamento ante los testimonios lisonjeros

de D. Luis Carroz, y hasta del propio D. Fernando. El primero escribía á


Atmazán en 1510: Aquí está aquella criada de la Reina, Francisca de Cáce-

"res, que casó con Francisco Qrimaldo. Es la más aficionada persona al ser-

"vicio de su Alteza. Témela el fraile cosa que no se puede decir, y éste nos

"defiende que ésta ni entra en Palacio ni para estar en servicio de la Reina,

"ni para verla. -

En Julio de 1513 el Rey Católico escribía á Diego de Quirós, su enviado


en Inglaterra, que aprobaba que Francisca de Cáceres entrase al servicio de
su hija la Princesa María. Y al embajador D. Luis Carroz, que cuidase que
todos los criados del Príncipe D. Carlos aficionados á Francia fuesen despe-
didos; que rodeasen á la Princesa María personas afectas[á sus intereses, y
que le complacía saber que Francisca de Cáceres estaba á completa devoción
del Príncipe.

Finalmente, espero que la lectura de esta correspondencia proporcionará


al lector datos suficientes para formar juicio completo acerca de' la figura

de este embajador, bastante importante para merecer que se la saque del


olvido.

Tratándose de dos personas dignísimas, que mutuamente se acusan, es

deber buscar en los documentos lo que pueda explicar la exageración de la


una ó el apasionamiento de la otra, de modo que aparezcan con los defectos
de la condición humana, no con la mancha de las personas indignas.

Fasmina tristis et religiosa llamó Bacán á la Princisa[Doña Catalina,


como si la corte de Londres, en el siglo XVI, hubiera podido infundir alegría
á la Princesa que había pasado su niñez en los risueños cármenes grana-
dinos.

El renombre del gran Shaltespeare, idealizándola en su inmortal drama


— xcv —

Enrique \'lll, hizo pasará la posteridad con una aureola de gloria los sufri-
mientos y angustias de la Reina mártir:

«Slie's a good creature, and sweet lady, does


"Deserve your better wishesí (1).

(Act. V, esc. I.)

Un cuadro bien conocido de Butts (1807) ,


propiedad de Sir Charles
Dilke, la representa en el lecho despertando de un éxtasis, extendiendo lus

brazos hacia los coros de bienaventurados que la llaman al cielo. Está ins-

pirado en los siguientes versos del acto I V, escena II:

«No? Saw you not, even now, a blessed troop


Invite me to a banquet; whose bright faces

"Cast thousand beams upon me, iike the sun?


"They promised me eternal happiness;

"And brought me gariands, Qriffith, \xiiich I feel

" 1 am not worthy yet to xx'ear: I shali

"Asuredly.5

El padre Claudio Clemente la calificó de omnis christians virtutis do-


micilium, y dice que compuso dos libros excelentes: Meditaciones piadosas

sobre los salmos. i' De penitencia del pecador.

En testimonio de las virtudes de la Reina, y en agradecimiento de los

beneficios de ella recibidos, Vives, que á ruegos suyos escribió en 1523, para
la Princesa María de Tudor, la Epístola I De ratione studii puerilis, la de-

dicó en el mismo año su obra De institutione foeminae christians, y Erasmo,


tres arlos después, la llamaba mujer eleganter docta, y la dedicó también
su opúsculo Christian matrimony. En el triste asunto de su divorcio se puso
resueltamente de su parte, sirviéndola cuanto pudo de palabra y por escrito,
porque su causa le pareció la más justa. El obispo Roffense, amigo de Vi-
ves, también escribió en favor de Catalina, siendo para todos éstos legítimo
su matrimonio con Enrique VIII, é indudable la conservación de su integri-
dad hasta realizarle. Y la fué favorable también al testimonio del legado
Campeggio, con quien se confesó, y á quien mereció el juicio de mujer de
elevée sagesse. Pero fuera de éstos y algún otro extranjero, en su gran des-

(1) „Es una excelente criatura y una encantadora dama, acreedora á nuestros más bené-
volos sentimientos."
XlVI

amparo durante las vergonzosas disensiones de! divorcio, raro era el amigo
á quien podía volver los ojos en Inglaterra (1).

Tentativa de argumento en contra de la Princesa para justificar su divor-

cio fué el citado por Bacon (2), de haberse alegado en aquella causa que al
levantarse el Príncipe Arturo al día siguiente de su boda pidió agua, y que
como el que se la dio se sonriese, el Príncipe le dijo bromeando: < Se in medio
"Hispaniffi quoe calida esset regio fiiisse; iter auteni suum sitibmidum eiim
"reddidisseí (3). Argumento ridículo que trasciende á chiste de servidumbre,

y que además en nada contradice á la firme convicción de los Reyes Católi-


cos, robustecida por el testimonio de Doña Elvira Manuel, dama de Doña
Catalina; á la confesión que de su integridad hasta el segundo matrimonio
hizo la Princesa al legado Campegglo, ni á su protesta constante de ser
esa la verdad. Así lo reconoce imparcialmente Hallam, considerando argu-
mento decisivo de la integridad de la Reina el que habiendo ella apelado en
audiencia pública al testimonio de Enrique Vlll, éste no la contradijo. De
Rossi, presente en Roma cuando se trataba el divorcio, en su opúsculo «Ar-

gumenta causee, escribió: «...anzi confesso il medesimo Arrigo VIH iii una
"sua lettera a Cario V d'averla avuta vergine."

Pero ni estas afirmaciones, ni la dignidad con que sobrellevó su injusta y


prolongada desgracia (4) la han valido para evitar que escritores extranjeros
como Bergenroth, Dixon, Fronde y Hume, algunos á impulsos de la parcia-

(1) Así pone Shakespeare en su boca estas palabras:

„Nay, forsooth, iiiy friends


They. that imist weigli out my afflictioiis,

They, that my trust uiust grow to, live not here


They are as all my other comforts, far henee,
In mine own country, lords" (*).

(King Henry VIII, act. III, esc. I.)

(2) Hist. Henr. VIII.

(3) Que había estado eii el centro de España, región cálida, y que la jornada le había
dado mucha sed.

(4) Cuando la Princesa se vio repudiada por su marido, escribe Bacon que dijo
que <

"nunca habia esperado mucha felicidad de sn unión con porque esla unión la familia Tndor,
"se habia comprado á cosía de sangre inocente.» Alndiendoal suplicio del Conde de Varwick

y de Perkin Vaerbeck, que se dice acabó de determinar á los Reyes Católicos al matrimonio
de su hija, desvanecidos ya con aquella ejecución sus temores acerca de la solidez de la dinas-
tía de los Tndor.

(•) .,No, en verdad, mis amigos, aquéllos que habían de contrapesar mis desgracias;
aquéllos que fortificarían mi confianza, no viven aqui; están, como todos los demás consue-
los míos, fuera de este lugar, en mi propio país, señores."
XCVII —

lidad en favor de Enrique VIH, que sólo era un sepulcro blanqueado, se-
criín la frase del último Itistoriador citado, manchen la memoria de la infor-
tunada Reina con acusaciones c^raves, hasta hoy sin fundamento histórico
bastante,y únicamente sugeridas por conjeturas y deducciones sacadas de
supuestos fisiológicos muy falibles, ó de datos contraproducentes.
Y primeramente, ¿por qué empeñarse, como pretende Hume, en sostener
que Doña Catalina trabajó con ardor por casar á su hermana Doña Juana
con Enrique \'ll? Podrá calificarse de astuta la política de 1). Fernando al
entretener con una promesa, en su conciencia, irrealizable por la locura de su

hija, al sensual y ambicioso Soberano. Cierto que Doña Catalina secundaba


hábilmente el juego político de su padre, aunque convencida como él de la im-
posibilidad del casamiento, á fin de que cesasen ó se aminorasen, como con-
siguió con esta intervención, los malos tratamientos que sufría, y de que no
se rompiese su concertado matrimonio con el Príncipe de Gales, de quien es-
taba verdaderamente enamorada.
Y si se objetase que fué llevar demasiado lejos el fingimiento escribir á su
hermana aquellas cartas en que la presentaba tan magníficas perspectivas si
casaba con el Rey de Inglaterra, puede responderse que, como su padre con
dejarla á solas con Stil para que la diae las cartas del pretendiente y reci-

biese la respuesta de sus labios, Doña Catalina intentaba convencerla para


conseguir de ella un consentimiento que á los ojos de Enrique pareciese es-

pontáneo y tranquilizador, persuadidos padre é hija de que, logrado su pro-


pósito, el matrimonio al cabo no habría de celebrarse.

No es grande su culpa, si además se considera que no eran menos arteras


las armas que los ingleses empleaban contra ambos para hacerle pagar el

dote y consentir en el casamiento de D. Carlos.


En cuanto á las otras acusaciones de índole más gra ve, Bergen roth, cono-
cido por su ridículo empeño de hacer pasar por protestante á Doña Juana,
hablando de los escándalos del confesor, referidos por Fuensalida, dice que

es natural que éste echara principalmente la culpa al licencioso fraile; pero


que si comprende bien sus acusaciones, son de tal índole, que envuelven de-
masiado en aquélla á la Princesa. Dice luego (y con ello suministra un ar-
gumento contra la acusación) que aunque la omnímoda confianza que depo-
sitó en su confesor hasta permitirle vender las alhajas para sus despiljárros,
se explica fácilmente por la exagerada devoción de Doña Catalina, por des-
gracia para su reputación, el fraile había liecho más difícil esta piadosa in-
terpretación con decir al embajador que le infamaban con lo más. alto de la

"casa de la Princesa, lo cual no le avergonzaba (1).

¡Valiente testimonio la fanfarronada de un fraile disoluto, que ve satis-


fecha su vanidosa jactancia con que le supongan favorecido por una Prince-
sa! Y si su omnímoda confianza se explica fácilmente por su exagerada de-

voción, ¿á qué ir á buscar otras explicaciones denigrantes en las interesadas

y vanas reticencias del frailé?

Además, añade el mismo Bergenrotli, que fray Diego ganó la confianza

y el afecto de su confesada por ser el arma más poderosa en manos de un


sacerdote la creencia de los demás en que es el dispensador de los castigos y

recompensas en la otra vida, y que de esta arma el confesor liizo un uso

nada escrupuloso, declarando pecado mortal todo lo que le disgustaba, por

inocente que fuera. Pues de ser cierto el sacrilego trato de que se les acusa,

manifiesto les era que vivían en pecado mortal, y no se comprende que, te-

niendo en tal caso el fraile recursos más poderosos á que apelar para retraer

á su cómplice de liacer lo que á él no le acomodaba, echara mano de la ame-


naza del pecado mortal y lograra aterrarla con el temor de una mancha que
ya venía desafiando su conciencia impávidamente.

Para Fronde, panegirista de Enrique VIH, que aun no transcurrido el

primer año de matrimonio ya empezaba la serie de sus devaneos. Doña Ca-


"talina no era hermosa (2), ni simpática, pero sí tan soberbia é intratable

"como su madre!
Dixon afirma que cuando Fuensalida comprendió el ascendiente que el

confesor ejercía sobre ella, aquel caballero de Santiago no tuvo escrúpulo


"en escribir al secretario de Estado achacándolo á amores ilícitos.»

I^ero, ¿en qué carta de Fuensalida (3) puede señalarse tal acusación? No
la hallé en ninguna de cuantas he leído, y valía la pena de haberla citado.

(1) Véanse sus palabras, en el texto, y Calendar, Supleiii. Carla tie Carroz, pág. 37.
(2) Cuando en 14 de Noviembre de 1501 la Princesa, doncella de diez y seis años, entró
en San Pablo conducida por el joven Duque de York para el nialriniouio con el Príncipe Ar-
turo, los ingleses admiraron la belleza y la modestia de su roslrn, realzado por sus hermosos
cabellos castaño claro, que caían sobre sus hombros, y por la mantilla ó velo blanco, prendido
con valiosas joyas.
Sir John Russell, que la conoció de treinta y tres años, aseguró que era tan hermosa como
pudieran serlo Ana Bolena y Juana Seymour.
Dígase, por úllinio, si no merece este elogio en el retrato atribuido á Holbein, que repro-
duce el adjunto grabado, aun cuando la representa de cuarenta y ocho años y con el rostro
ya demacrado por el sufrimiento Hermosa la llamaron, y hermosa les pareció á Enrique \'ll
y á sus dos hijos.
(3) No puede lógicamente deducirse tal cosa de la publicada en el Calendar, Siiplem.,
pág. 20, con fecha 20 de Marzo de 150().
Alí/i /nds crudo y descarado es el letigiiaje de Hume (1).

-<Se ha lieclio tal moda, escribe, de hablar de Catahna, no sólo como de


"lina mujer desgraciada, sino como de una santa impecable, en todos los

"aspectos de su vida, que es una satisfacción para el historiador que ia coii-

"sidera nuijer falible y bajo todos conceptos culpable, en gran parte causa

"de sus propias desgracias, el disentir de sus predecesores en el estudio.

"Vimos ya por las ardientes gestiones que hizo para arrastrar á su afligida

"hermana al matrimonio con un hombre á quien ella misma juzgaba falso,

"cruel y sin escrúpulos, que Catalina no abrigaba mejores principios de


"moral que los que la rodeaban. Su apasionamiento y animosidad aparecen
•'en las cartas á su padre acerca de Puebla. Fuensalida y otros de quien ella

"desconfiaba, la representan como una humilde y dulce mártir, cuando en


"los años 1508-9 era una joven terca y ambiciosa, de pasiones fuertes, im-
" paciente de lodo freno, dominante, soberbia. Su posición en Inglaterra ha-

"bía sido humillante y odiosa durante algunos años, siendo el juguete de las
"ambiciones egoístas de aquellos á quienes era incapaz de reprimir. Rodeada
"de personas que la odiaban y que la eran sospechosas, aislada é infeliz, no
"es extraño que cuando Enrique Vil se aproximaba á su fin y el matrimonio
"de Catalina con el Príncipe de Gales aparecía aún muy problemático, la

"ardiente joven meridional, en la fuerza de su juventud, se viese tentada á

"prescindir de consideraciones de dignidad y prudencia, arrastrada por su

"amor hacia un hombre.


Henos aquí bien lejos de la apoteosis del buen Siíakespeare, y ¿por qué
no decirlo?... y de la verdad. No falla en esta ocasión la regla de que la pa-
sión quita conocimiento, cuando no se vacila en mancillar sin pruebas bas-
tantes el nombre de una Princesa, digna y honrada siempre.
Además, el mismo Hume, en otro lugar de su obra, reconoce á la con-

ducta de la Princesa causas y móviles que podrían hoy tacharse de equivo-


cados por la escuela racionalista, pero que eran indudablemente de índole

más elevada que los puramente fisiológicos que la atribuye en párrafos ya


citados.

Son sus palabras: ^ La mayor parte de los errores de Catalina en Ingla-


"terra fueron consecuencia natural de la rigidez de principios inspirados
"en la convicción del mandato divino que formaba el sistema de su madre.

(1) Tlic irivcs of Heiirv VIII.


"Educada la I'rincesa en medio de una guerra religiosa en que losvencedo-
"res recibían su inspiración y atribuían su triunfo á la favorable intervención

"del Omnipotente, Catalina adoptó, como base de la fe de su familia, que la

"causa de Dios estaba indisolublemente ligada con la de los soberanos de


"Castilla y León. Imposible, portante, que una mujer educada en tal escuela

"adoptase el oportunismo ó se doblegase á los despreciables subterfugios y


"ligeras condescendencias con que suele triunfarse de los hombres, y du-
"rante toda su vida tuvo que sufrir las consecuencias de esta inflexibilidad
"hija de su poco meditada rectitud.-
Por fortuna, aun sin apelar á historiadores nacionales que pudieran ta-

charse de parciales, escritores ingleses en trabajos tan recientes como el de


Christopher Haré (1906) , han contradicho con valor las injustas censuras

que se han visto, elogiando calurosamente d Doña Isabel (A Queen


la reina

of Qurens) y d la desgraciada Princesa Doña Catalina (1).


Una hija de los poderosos Reyes Católicos, educada por su madre en
/)rinripios y con ejemplos de severa moral y de gran devoción (2), viuda de
un Príncipe y prometida de un Rey, digna y honrada antes y después de su
matrimonio, se pretende que por pura impaciencia de su temperamento me-
ridional (3) y recelo de que se retrasara ó deshiciera su matrimonio, fuera d
romper hasta con su orgullo de clase y su orgullo moral, descendiendo á ser
la concubina de un fraile vulgar! «Soy respetuosa y sumisa, decía en 1507

(1) De ésta escribe:


Wheii Ihe iiews of tlie greaí Qiieeii's deatli iii Noveniber 1504 reached the Princess Ka-

"lliaiiiie, slie was ill witli agüe, in debt and destitiitioii; and now this great sorrow had fallen
" lipón her, the ¡irepaiable loss of the one dear friend of her young Ufe, which left her lonely
••
ndeed.'
\Ve are all which befell her ¡n the coiuing years; her
familiar with the cliangeful fortunes
"iiiarriage with the yoiing kiiig of Kiiglaiid, Heiiry VIH, inimediately after his father's death
"in June 1509; her stately life as Qtieen of England, tlie troiibles and sorrovis which overwhel-
"iiied her later years, the anstere coiirage and dignity wliith which tliey were borne, and the
"pathetic and of all her greatness-so dearly bonght.*
The Qiieen of Earthly Queens, as Shakespeare calis her in that splendi J eiilogy which

"he piits into tlie moiith of King Henry VIII in the great trial-scene. >

In this history w e are oiily coiicerned with Katharine as the daiighter of Isabel oí Castile,
»

"and ninst now tiirn once more to the eveiits which touch npon the closing years of the
"Great Qiieen of Spain.^
(A Qiieen of Qiieens, The Making of Spain, by Christopher Haré, aiithor of 'Dante t/w
H'ayfarer;» The inost illustiioiis tadies of the itaiian Rriinissnncc; Felicita: a Román of
nld Sienna &.
Loiidoii and New-York - Harper & Brothers - 1906 -XII -372, págs. 8.° (Retratos).
(2) Confesaba dos veces por semana; coimilgaba los domingos; llevaba escapulario de
San Francisco; se levantaba á media noche á rezar los oficios, y se vestía á las cinco de la
mañana.
(5) Adúlese aciiií al legendario temperamento meridional i^ma dar fuerza á la suposición
fisiológica, cuando son notorias las muchas excepciones y las no pocas competencias y aun
superioridad queen este punto ofrecen los temperamentos septentrionales.
"(11 ittm de sus cartas, i^crii no podría olvidar que soy liija del Rey de Es-
"paña. ¡Antes que separarme del buen camino preferiría morir!
Natura/ y hoiirosamente se explica, qae cuando desamparada de todos
sufría tan malos tratos de los ingleses, defendiese con calor al que la defen-

día y mostraba tanta abnegación en su favor, y al que consideraba en su

ciega devoción como oráculo de la divinidad. Si no conoció á fondo al fraUe


y si se negó d dar crédito á lo que de él la decían, es porque la voz de la

verdad suele no poder atravesar los gruesos muros de los palacios. En todo
caso, habrá que confesar en ella defectos de la condición humana, no culpas
dé persona indigna.
Finalmente, y este argumento le repito, no lo invento. ¿Cómo se explica

que cuando para el divorcio con Enrique VIII se buscaban por todas partes
hasta falsos testigos que le justificaran, no se apelara, aunque sólo fuera
para intimidarla, como dice Du Boys, á sus sacrilegas relaciones con el con-

fesor? En cambio de esto, cuando en plena audiencia y para probar su hon-


radez ella apeló al testimonio de Enrique, éste hizo esta solemne declaración:
Catalina ha perdido mi amor, pero no ha perdido mi estimación. Y esto
no lo hubiera dicho sabiéndola culpable. La Piincesa se casó con él llevando
velo blanco de virgen, no de viuda.
Concluyo citando las palabras del ilustrado autor del artículo Catalina,
en el Dictionary of national biography, de L. Stephen.
De las modernas biografías de Catalina, aun la mejor, la de Miss
"Strickland, se ha hecho anticuada á causa de los muchos documentos mo-
"dernamente utilizados en los archivos de Simancas y de Viena, y que el

" Calendar ha recogido. No faltan más recientes estudios, como el de Du


"Boys y el de M. Hepworth Dixon, pero también éstos están fundados en
•un imperfecto conocimiento del asunto, y muchas de las afirmaciones del
"último, en su Historia de las dos Reinas, no tienen el menor fundamento
"en las autoridades que él mismo aduce.->
Embajada dk Alemania
RETRATO DE MAXIMILIANO I

POR ALBERTO DL'RERO

(De la Calece, del Duque de Alba).


Einlxijcidn

,? ffuticn

;e del I\

r de cui

'1 esto [i;

un la iii ijiiello tuuior

1 Francia

prnnaví

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IOS os pscrihirpim
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_^.-«'V'^*.«: .

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Einlxijaclcí cu nicmciiiia.

INSTRUCCrOX
di' los Reyes raid/iros a guticjTC goiiicz de fucnsalida cuando ftied Alemania
á efectuar los casamientos del principe de castilla Don juan con la hija del
Rey de romanos y de su liiio el archiduque con la infanta de castilla doña
'Juana. — (.S". /. i^g^-6?).

Si cuando Ucgaredes a la corte del Rc\' de Romanos fuere ¡do Rojas a Irlan-

dés a fiízer los casamientos por palabras de presente, (


l) ([uedarcs vos con l'on-
soca \' .\lhyon en la corte del Rey de Romanos y en tal caso lo que ell<is v
vos abéis de hacer es trabajar de conscruar ai Rey de Romanos en su buena
voluntad de hacer luego los casamientos, hasta (|ue sean hechos por palabras
de presente, y junto c m esto procurar que socorra y ayude a lo de Milán,
según la necesidad que aquello tuuiere, y tpie rompa con el Rey de Francia,
pues nosotros habemos rompido por su resjiccto y por el abernoslo escrito, el
cual romi^imiento procurareis segund y como supierdes que estuvieren las
cosas de acá con l'rancia.
Iten, en sabiendo que son hechos los casamientos por palabras de presente,
diréis áFonseca y .Albyon que por que la armada en (juea de venir Aladama {2)
no se podria tan presto aderegar cpie no se detenga algo, max'cirmente si no
ouiere de venir hasta la primavera, y ¡íues ellos se quieren venir y creemos

ijue abran mas ganas de venir sabiendo que acá hai guerra, que seremos ser-
vidos en que luego se vengan, pues a dios gracias son hechos los casamientos,

y que vengan ]ior la via de Milán por venir mas presto.


Iten, viniéndose l'onseca y Albyon, quedaredes vos con el Rey de Romanos

l)ara negociar con que fuere menester, según lo que Rojas os escribirá de
el lo

l'landes }' nosotros os escribiremos de acá.


Los dichos nuestros embaxadores y sefialadamente Rojas querrán saber
nuestra voluntad sobre la benida de Madama y yda de la Vnfante nuestra hija,
y sobre que deve traer la una y levar la otra: si se pudiere hacer sin incombe-
niente, nosotros t[uerr¡amos tiuc viniese ¡irimero Madama, \- luego sin tlcleni-

(i) De estris palabras se deduce que


la /nsfniccio'ii corresponde á fines del ano 1495 ó

principios del 96, puesto de Noviembre de aquel año se verificaron los matrimo-
que en 5
nios por palabras de presente, y lo-; ilcspnsorios ya entrado el siguiente año.
12) La Princesa Margarita.
miento, si el tiempo lo sufre, y para esto deue se tener esta orden; que si

quando se hicieren los casamientos por palabras de presente ouiere alia navios
de nuestros subditos con que podáis juntar tal armada que sea para poder traer
seguramente a Madama, y hiciere buen tiempo para navegar, que en tal caso
procuréis que venga luego, y que Rojas tome todos los dichos navios que alia
se aliaren de nuestros basallos y los flete como mejor ]3udiere, que siendo acá,
le mandaremos pagar los fletes, y que en nombre de Dios la trayan en la dicha

armada, v aun su venida assy seria mas segura, por que podrían llegar acá,
antes que mucho se publicase su venida, y habiendo tal dispusicion para traerla
luego, no se devria detener por esperar los atavíos e aderec;os de su persona y
casa, que después se los podran enviar; pero si alia no se hallaren navios para
hacer tal armada, o el tiempo fuere indispuesto para navegar, en tal caso escrí-
banoslo Rojas con correo volante, y para cuando podra venir, y enviaremos a
la infante nuestra fija, y podra venir Madama en la armada que ella ira, de

manera que la detenida alia de Madama no ha de ser por falta de armada, sino
por esperar que faga buen tiempo para navegar si tal no lo hiciere.

Lo que entendemos denviar con lason ocho damas y


infante nuestra fija

las mugeres de que serán menester y no se pudieren


servicio y los oficiales
excusar, y al tanto nos parece que deve traer Madama; pero esto no se ha de
decir de nuestra parte al Rey de Romanos, salvo que nuestros embaxadores
como de suyo lo pregunten que como delibera de enviar á Madama, y si su
voluntad fuere de enviarla con lo que esta dicho o con menos, lóenle su pare-
cer diciendo que esta bien assy, y que acá tomara mas damas de las de la tie-
rra; y si piensa de enviarla con mas y pudieren ellos encaminar buenamente y

como de suyo que no trayan mas, háganlo, y si no, dexenlo a voluntad del Rey
de Romanos para cjue la envien como el quisiere, y bastara que el Rey sepa
que de la manera c|ue enviare su fija le enviaremos la nuestra.
Iten, leuais una escritura en que va la relación de las cosas que han pasado
entre nosotros yel Rey de I'rancia, y vais informado de lo demás, y mosen

albyon que se ha aliado en todo os informara mas largamente sobre la dicha


escritura; esto es a fin que estéis -íivisado de todo aquello, para que si viniere
caso en que sea menester, sepáis satisfacer lo que vieredes que cumple a nues-
tro servicio,que no habéis de hablar en ello sino como y cuando sea menester,
y no mas de lo que sea menester; y entre las otras cosas no olvidéis que aun-

que el cartel que dimos al Rey de Francia que habla en lo de Ñapóles es fecho
después de la capitulación, pero en el juramento que fecimos los franceses lo

ataron todo en uno, de manera que, quebrantando el Rey de Francia lo asen-


tado, como lo ha quebrantado, nosotros quedamos libres de todo.
Si el Rey de franela enviare alguna embaxada al Rey de Romanos para
estorbar nuestros casamientos con ofrecimientos, digan nuestros embaxadores
al dicho Rey que ya el sabe de que manera guarda el Rey de francia lo que
promete, y puede conoscer que si algo le promete no es para complirlo ni
para otro bien suyo, saluo para estorballc esto que tanto bien le biene, y que
con hacer oslo acabara el mejor y mas cierto lo t|ue t|uisii're c<in el l\c\' de
francia, y por anui todo mas aprouechare.
lo ciiie

Iten, si estuviese el Rey ile Romanos en enviar emhaxailores al Rey cíe

Francia antes de ser hechos nuestros casamientos, estoruenlo nuestros emlia-


xadores, y vos con ellos, diciendo al Rey que no hay cosa que el envié a ])edir
al Rey de Francia que no por estoruar esto, y leuarlo ha en
dis^a (|ue la fara,

dilaciones para hacer entre tanto sus hechos, y despurs no com|)lira nada de lo
que le prometiere; de manera que el principal fin de vosotros ha de ser dar
priesa t|ue los casamientos se acaben y pongan en obra y desviar todas las
cosas que los pudiesen estorbar o alargar.
Iten, andando el tiempo, después de hechos los casamientos, cuando vierdes
que sea ora, procurareis de saber el fin que el Rey de Romanos tiene en lo de
Francia, y escrevidnoslo heis.
Rey de Romanos en respuesta de la pos-
Lleuais otra carta nuestra para el

trera que nos escribió; decidle de palabra de nuestra ]5arte mas largamente lo
contenido en ella y lo que mas os pareciere conforme a ello.
A Don Ladrón (I) daréis y dezilde de nues-
nuestra carta ([ue para el leuais,

tra parte que nosotros le tenemos por buen servidor, y que nos ha placido mu-
cho de ver el buen testimonio que le faze sobre ello el Rey de Romanos, y que
es verdad que algo estauamos descontentos del porque procuraba tanto lo del
duque de AUorca (2), que aunque creemos t|ue no lo hacia con pensamiento
que nos desirvia en ello, es cierto que nos desservia, porque a causa de aquel
de Allorca no tenemos al Rey de Inglaterra para contra el de Francia, ni le tie-
ne el Rey de Romanos, y que por esto el se aparte de aquello y continué a
bien servirnos, como creemos que lo ha hecho y hará, que nos tenemos volun-
tad de le hacer mercedes y se las faremos placiendo a Dios.
Leváis mas traslado de la carta que fecimos al duque de Borbon en res-
puesta de otra que el nos escribió, para que si alia vierdes c[ue sera bien mos-
trarla al Re}' de Romanos por lo c[ue en ella se habla de lo del imperio, gela

mostréis, y si no, que no se la mostréis. .Almagan. —

CARJA
de Gutierre Gomes de Fuensalida al Rey Católico. — (S. f. 14Q6 ?).

.\ca me
Rey de Romanos y madama Margarita
ha dicho el (^3 '
y
también en presencia del embaxador del Papa que agora alia esta y del de

(n D. Ladrón de Guevara, mayordonio del Archiduque D. Felipe.


(j| El Duque de York.
I O Los puntos suspensivos indican ¡¡alabnis qur han hecho desaparecer la humedad ó
el destnizo del paijel en el <MÍginal.
I-Vancia n,)S di\;) una noclii' luiblanclo en esLa guerra de venecianos que el

Rey de Inglaterra estaua muy nial contento desta liga, como burlando dello,

diziendo nos que porque se hauia hecho syn el era todo el mal contentamien-
to, y que pprque tenia muchos dineros en una caxa encerrados queria ser ado-
rado, y por aqui algunas cosas de esta natura.de manera que su descontenta-
miento todos lo echan, á lo que muestran, a dos cosas: la una, a lo que arriba
digo de averse hecho sin el; la otra, porque parece ser le viene de daño de
mas de XL ó L .f) ducados que dexa de ganar con los venecianos cada año
haciéndose la guerra.
Esto, Señor, vos digo porcjue me escrevis que en que no lo avenios fe-
cho juez lo ha sentido hasta el alma, porque yo no puedo pensar de qué le

habiamos de hazer juez, estando como estaba <á la sazón tan mal con nosotros,
y, cierto, para alaballe de tan sabio como dicen que es, me maravillo de los
pensamientos que tiene sobre no ser mas de lo que es, mayormente lo que,

Señor, me escribis que tenia el pensamiento de ser Rey de Castilla, y porque


el Rey nuestro Señor no se lo ha consentido le tenga enemistad, me parece
una cosa tan apartada de hombre cuerdo, como el es, como nunca vy en toda
mi vida, pues los niños y los ciegos ven y conocen que cada uno quiere mas
para sí que para el compañero, mayormente cjue para en lo suyo era gran
desvario solo pensar en ello con dos mil leguas y en lo de su alteza de suyo ,

se estaraque era razón fuese asy. V pues el ha puesto pensamiento en eso,


también puede tener pensamiento de subir al cielo sin escalera, que dize el
refrán; mayormente según la diferencia que de persona á persona en todo y
por todo (hay ?), que pir cierto nunca me parece oí pensamiento de hombre
como dicen el es desta natura, que si vos Señor, no me lo escribierades no lo
,

creyera, aunque de la corte tenia también algún aviso dello, que, cierto, no
nos faltaba agora otro sino que fuera a entender en el gobierno de España, y

quien ha ganado y á quien le toca por toda razón y justicia, y sabe mas su
lo

zapato en ello que todo el saber del resto del mundo, cjue quedase de fuera.
No me parece sino sueño quando hablan en esto, y pues que tenemos cifra ,

holgara de que mas abiertamente. Señor, me hablarades en este artículo de lo


que pensaba ser juez etc.'',y lo que se le hace malo de esperar tan largo tiem-
po etc."', como vuestra merced me escribe. De lo que vuestra merced me dice
que ya se descubre el oro en lo de dar o no dar ini|)edimcnto de aqui, yo
lo creo, y ya sobre esto vos he escrito lo C|ue aquí he sabido, y bien creo yo
i|ue si el quiere casar su hijo con su sobrina del Rey ile líomanos, hija tlel

Duque de Haviera, que el Rey de Romanos hará mas de lo posible (|ue Ma-
dama Margarita vaya allá porque esto se haga, que Madama Leonor me di/en
i|ue no gela darán en ninguna manera, por ser tan chica; pero yo creo que
ni el liara el hijo por esta sobrina del Rey de Romanos, ni Madama Margarita
ira allá, ]iorque creed (.|ue se lo entiende todo ('i la mayor parle de los incon-
venientes que, .Señor, me escreliis <|ue se le seguirán si alia fuese, como ella

y yo avenios algunas vezes razonado. Todavía no osare del todo segurallo,


— —
5

auiiqiie cono/co en ella que esta ijuilatla tlcl UkIo v¡\ su pcnsamientü. I )e loilo

padre y a
ello, si a su los i[\.[c le íindan a alrededor les unta las manos, estare-
mos a ver, que agora me dizen nuevamente han enviado alia |iara enviar escu-
saciones jiorque lo de Mailama Margarita no se ha hecho, y para entender en
el casamiento de su sobrino del Rey de Romanos, y yo creo vna vez para

conmigo que si su padre vuelve vna ve/ las i'S]ialdas para Ah^uania, (¡uc por
letras nunca lo acabará con ella, llágalo Dios como mejor fuere á su servicio.
V aun me han
dicho (|ue ha dicho que vos, Señor, estáis con miedo, y no
se de que suerte, <.|ue no se me diera mucho auni|ue no lo dixera, (|ue como
esta picado, creo estíi algo apasionado, aune|ue el a mi me dice todo lo con-
trario. ^ o es])ero en Dios (|ue lo hará todo mejor t|ue algimos querrían al

ultimo.
(Mvidabame, Señor, arriba de os pedir |)or nu'rced (¡ue pues yo arriba os
escribo la causa que agora dicen por lo que tanto pesa al Rey de Inglaterra
de la liga, que vuestra merced me escriba si le pese y
otra cosa ay porque
porque tanto le llega al alma esto y no avelle hecho juez, como. Señor, me
escribís.

(Sin fecha, ni firma.)

I. OS REYES CATÓLICOS
(i Gutierre Gómez de Fueiisalida.

Por la otra carta nuestra que va aqui veréis lo i_|ue mandamos que digáis
de nuestra ¡jarte al Rey de Romanos. Leedle toda la dicha carta como va y
escribidnos lo que á ello 1
1); y porque sepáis todas las cosas que nos mo-

vieron á hacer esta tregua, demás de lo que decimos en la otra, para t]ue si

fuere menester sepáis responder á quien en ello \2) estas: la primera uer si

en este medio se ]iodria hallar camino para la paz ó tregua general, que entre
todos los de y Rey de Francia están al presente sobreseydas las (3),
la liga

y que no que nosotros solos tomemos toda la carga de la liga y t[ue


es razón
estemos en guerra, estando todos los otros en paz, y (|ue los de (4) nunca

han querido ayudar al Rey de Romanos y á nosotros para que entrásemos en


Francia á alcanzar la paz general, diciendo que nunca ellos serian en que los

(i) Hay un cXaro: rcspomiierc?

(2) Itl. id. Ihihlare^ soii^

(3) Grupo de cifi";i, <íh/>; di/ereiicias?

(4) Id. id. He; /hilñt?


(le la liga enlren en l'rancia, ni ayudarán para ello, ni han i|ucri(li) hasla ago-
ra cumplir con nosotros, viéndonos en guerra, nada de que nos son obliga- lo

dos ]Jor la liga y por las obligaciones particulares que nos ficieron ]iara que
rompiésemos la guerra. Parecenos que no es razón que nosotros por aqua
queramos entrar ni hacer guerra en Francia mas que ellos por allá, en espe-
cial pues |5or liga no somos obligados de hacer la guerra por aqua, \' porque

al presente no habia justa causa para con


(1) y nuestras conciencias jíara

tener la con esto que Dios fizo, y habiendo conside-


guerra en Francia (2)

ración que como siempre han dicho los de la liga es (3) para defensión y

no para ofensión, y por mayor justificación della acordamos de ponernos en


defensión con la tregua y no nos quitamos la libertad para poder ofender
cada vez que veamos que cumple, dejando la tregua, y si todos los de la li-

ga no nos concertáramos para hacer mas de lo que por liga somos obligados,
nosotros, guardando la tregua, podemos cumplir toda la obligación de la liga.

En Alcalá de henares viij de Septiembre de xc\ij. (1497).


(Rúbricas del Rey y de la Reina).

( Sodre).

Al (.'cimendador de llaro.

/NSJJ^L'CCJON
de ¿os Reyes Católicos d Gutierre Gome:: de Fuensalida para su embajada á
Alemania. — Alcalá S de Diciembrt de i4i)'¡-

El Rey e i, a Reina:

Comendador de llaro, nuestro embaxador: ya habréis sabido la muerte del


Principe nuestro que santa gloria haya, y como quier que en lo que Dios
fijo (^41

hace trabaiamos de conformarnos con su voluntad, como es razón, y el fin tan


católico como el fizo nos da mucha consolación, pero tan grande perdida no
pudo ser sin muclia turbación nuestra, y esta tue causa que no lo tecimos an-

(0 Grupo de cifr;i, /iío s; com/uislus?


(2) 1(1. kl. /«/•; se aijiiielívofi?

(3) lil. id. gíig; concei latía?

(4) El 4 de Octubre de 1497.


tes saber al Rey de romanos nuestro liermano. Dezidgelo
assi de nuestra par-
te y que sin que toca á la Princesa acrecienta y añade A nuestro sen-
duda lo

timiento, como quiera que ella se esliier/a mucho con mucha cordura como
quien es, i nosotros trabaiamos en aconsolarla y darle plazer como si nada
perdiera; y de su preñez sta buena, bendito Dios, y speramos de su miseri-
cordia que el fruto que della salira sera reparo y consolación de nuestro trá-
balo, y que de la princesa nosotros tenemos y tememos tanto cuidado como
tubieramos de su marido si fuera vivo, que en aquel lugar y en aquel amor
la tenemos y tememos siempre.

Otro si le dezid que vimos todo lo que nos screbistes hasta xxix de se-
tiembre, y que le agradecemos mucho que como verdadero hermano nos
dice lo que (l) por nosotros podría facer y nos conseia que no rompamos con
Francia ni tomemos solos la carga de la guerra, y ciue de tan Inien consejo le
quedamos en mucho cargo porque cmicemos que procede de verdadero amor
de hermano, y que, cierto, nos lo debe según el amor que a el v a sus cosas
tenemos, y que nos parece que dize muy bien, porque el v nosotros devemos
ver lo que nos cumple, por que ya el sabe cuanto el y nosotros hemos fecho
por los de (2) y como postreramente les ofrecimos que porque le ayudaren á

el para ronper en Francia fariamos nosotros solos por aqui tanto como todos
ellos alia, y que nunca lo quisieron hacer, y pues el no quiere ayudarse a si

mismo, parecenos que es muy bien que el Rey nuestro hermano v nosotros
veamos lo que nos cumple, y que si quisiere platicar con vos para que nos
scribais su parecer sobrello. nosotros asimismo le faremos saber lo que nos
pareciere, que para lo que toca á el y al Principe nuestro fijo no es menester
ofrecerle de nuevo lo nuestro, por que el lo y terna siempre tan cierto
tiene
como lo suyo mismo, según lo requiere el amor y deudo que entre nosotros
hay.
Otro si le dezid que después desto el Rey de Francia envió aqui sus em-
baxadores con (3) que venian á pedir paz, y como quier que platica-
mos con ellos paz general, como ya otras veces lo hemos hecho, dixieron que
no traían poder ni (?) paz general, ny hablarían en ella,
comisión para tratar
sino en paz Rey de Romanos y del Rey de Francia y nuestro,
y concierto del
porque en las cosas del Rey de romanos y del Principe se muestran muy bien,
y en nuestras platicas fecimos tanta mención de lo que toca al Rey de roma-
nos y al Principe como de cosa que conocieron que es aquel nuestro fin prin-
cipal, y ellos lo tomaron muy bien de manera que creemos que el Rey de

Francia enviara al Rey de romanos nuestro hermano, y que nosotros viendo


que no traían poder ni comisión para tratar (?) en paz general, les hablamos (?)

en tregua general, y ellos hauian por bien que se ficiese tregua general por tres

(i) Desde aquí en cifra.


(2) Grupo he cuya clave desconozco. Tal vez corresponda á Italia.

(3) Los puntos indican palabras indescifrahles.


meses con condición (:) que se pudiesen al/ar por el Rey de Francia todos los
que quisiesen en el reino de Ñapóles y en [//e] y que le entregasen el [¡Ut tü- go]
V como estas condiciones son de qualidad que aun por paz general no se ha-
bían de otorgar, pareció a nosotros y a todos los de la liga que aqui están que
no se debia hacer la tregua general con tales condiciones (?): los franceses dixie-

ron que no traian comisión para hacerla sin ellas, ni la harían, y asi nosotros

los despedímos para que se fuesen. Estando ya ellos despedidos para partir,
enviáronnos a decir que por que las cosas no quedasen en tanta rotura, que
les parecía que devíamos enviar á [iicg] de nuestra parte al Rey de Francia,

y que por ventura se fallaría camino para que alia se concertase lo que acjua
no se habia podido hacer. Respondimos les que por nosotros no quedaría
de hacer todas las esperíencías que pensásemos que pudiesen servir (?) para en
esto, y que nos placía de enviar como decían. Dixeron ellos que por excusar

guerra, seria bien que en tanto sobreseyésemos las [íhí6] faciendo tregua par-
ticular, pues ellos no podían facerla general sin las condiciones Q) dichas. Dexi-

mos les cjue a nosotros bien nos placía de ciuilar todos inconvenientes que pu-
diesen estorbar la paz, pero que no queríamos atarnos á ninguna tregua particu-

lar, sino que pudiésemos dexarla cada vez que pudiésemos, helios dixieron que
les placía de facer así, e nos ]ior ver si se podra fallar camino para la dicha
paz o tregua general, y viendo que entre todos los de la liga y Re}' de Francia
están presente sobreseídas las [dud] y por que no es razón, como dize el Rey
al

de Francia, nuestro hermano, que nosotros solos tomemos toda la carga de la


guerra, y por que en este medio tuviésemos tiempo de consultar con el Rey
de romanos, nuestro hermano, lo que a el y a nosotros cumple que fagamos,
o para procurar que los de [//V] ayuden a d y a nosotros, o para que si no lo

ficierenveamos el y nosotros lo (¡ue nos cumple, por que para con los de [//V]
nos parece que es en esto menester, por que cuando de aqua aflojamos tacen
lo que a el y a nosotros cumple, y quando nos ven en guerra no hacen nada,

acordamos de facer la tregua para tornarla cada vez que queramos con tiempo
de dos meses por que estos Q) dos meses nos pareció que eran menester para
consultar con el lo que he dicho, por (¡ue sí viésemos que cumpliese a el y a
nosotros tornar la tregua, lo podamos facer, C|ue por tanto le rogamos que el
quiera deciros su parecer sobre lo (jue el )' nosotros debemos facer, y sí en
tanto fueren alia embaxadores {}) del Rey de !" rancia, nuestro pareceres confor-
me con lo que os fablo el Rey nuestro hermano, y es, que visto lo que los de
[lii] han fecho y hacen con el y con nosotros y como otros se quieren ayud;\r,
que si el pudiere facer los negocios (.") de todos juntamente, que olgarenios
dello; pero si no los pudiere facer todos, que trabaíe de facer los suyos y del
Principe nuestro fi¡o y la paz [pie' gflí stiya] y.' nuestra del Rey de !•" rancia, y que
este mismo l"m ([uc nos ¡larece i|ue el debe tener alia tornemos nosotros aqua;
pero esto deue estar secreto entre el y nosotros, por que el y nosotros y sus
cosas y las nuestras siempre han de ser una misma cosa, y en la parte que nos
cupiese así a de mirar por lo suyo como pur lo nuestro sin diferencia alguna.
— 9 —
y i[ue sobre todo le rogamos qui' nos escriba su parocer, como entre herma-
nos se debe hacer. I'.ii Alcalá viii de deciemlire de xcvii.

\' ( I , (riilirical F (2) (rúbrica).

G. GÓMEZ de FVENSALIDA
á los Reyes Católicos.

(3) « mismo han de hazer viniendo contra Milán, porque en aquel mismo
grado deven tener el estado de Milán que el suyo, porque sy el rey de I'rangia
cobrase el estado de Milán, no podría ser syno perdida para el Rey y Reyna,
mis hermanos, porque cobraría a Genova y de alli seria poderoso por mar
para ponelles turbagion en Qecjilia, lo qual les seria vn gran trabajo averio de
socorrer,)• la enpresa de Xapoles y C^ec;ilia toda hecha a vn ticnpii; asy que no

puede ganar nada el rey de Frangía en Italia que no sea perdyda para el Rev
y la Reyna, mis hermanos; y porque las cosas están en mucho peligro, es me-
nester que piense byen en ellas, y como prudentes las prouean, porque syno

lo proueen con tienpo podría ser que después fuese muy dificultoso de reme-
diar,y avnque se remediase, seria con mayores gastos, y porque yo tengo vo-
luntad de bengarme del rej' de Frangía y de cobrar lo mió. que no quiero otra
benganga del, y se gierto que mientra el rey de Frangía supiere que yo tengo
de dar socorro a Milán y a Italia que no verna a ella, syno que tenporizara y
syenpre hará gastar á los confederados, yo quiero hazer esta muestra de non
quererme ocupar en las cosas de la liga, syno ocuparme en guerra sobre mis
propias cosas, porquel se engienda en hazer la enpresa de Italia, ]3orque en-

prendyda aquella y viéndole yo metido en ella, ¡jucda mejor hazer mis hechos;
y sy todas estas cosas me faltaren y mis confederados y el Rey y la Reyna
despaña me fallegieren, lo que yo no creo, yo lo padegere y syenpre estare
esperando la fortuna, y quando la fortuna no me ayudare y mis amigos me
faltaran, no podre otra cosa hazer, mas a lo menos mostrare que no quedo por
mi de hazer y tentar todas las cosas; y esto aveys de escrivir con tanto secreto
que ninguno de los de Italia ni otra persona syenta nada desto, porque yo
quiero dalles a entender que de mi ayuda se han de desafuziar.>
<-Asy mismo el amor que esta entre el Rey y la Reyna despaña y mí es
tanto y con tales atamientos, asy de debdos como de escrituras, ciue ni yo les

1 1 \ Rúbrica del rey con la inicial de D." Isabel.

(2 I Rúbrica de la reina con la inicial de D. Fernando.


\\\ Falta el principio de esta carta.
— lO —
iiueclo faltar, ni cre^ cjue ellos me
y asymismo quando yo viese al
fallaran;

dLU|ue de Milán iiue avia menester mi ayuda, yo no le faltaria; pero Sy viese


(lue en vn tienpo el rey de Frangía fuese contra España y cnbiase gente

contra Milán, yo se byen a quien avia de socorrer, y nos lo quiero dezir, avnque
se byen quien tyene mas negcsydad de socorro».
«ítem aveys descrevir a todos los enbaxadores del Rey y de la Reyna, mis
hermanos, que ellos trabajen de traher a estos potentados de Italia a que
vengan en darme xxvg) florines cada mes mientra tura la guerra, porque yo
ronpa en l'rangia, y yo solicitare por otra parte que los den al Rey ya la Reyna,
mis hermanos, y cuando esto sera acabado, yo avre placer que el Rey y la
Reyna, mis hermanos, regiban todas las pecunias, porque puedan hazer vn grue-
so exergito, m.as de lo que ellos harían para entrar en Francia, y entrando el

Rey mi hermano, como dicho tengo, yo le prometeré dentrar por estotra parte
con todo mi poder, porque yo estoy ya aparejado de gente y dinero y no me
falta otra cosa syno querer ellos que la cosa se execute, porque yo no quiero

del dynero de Italia, que nunca mas podra escriuir la Señoría de Venecia ni de-
zir el duque de Milán que el Rey de los Romanos es su capitán y que a su esti-

pendio haze la guerra a Frangía, ni para guerra de Frangía ni para otra guerra
que contra chrístíanos sea nunca tomare sus dyneros; para guerra contra los

turcos, tomallos ya (l) porque para allí convyene lleuar mas poder >.
\'^uestras altezas han sabido esta dyferengia que esta entre el Rey de Ro-
manos y la Señoría de Venegia sobre gícrta permutagion que el Rey hizo con
el conde de Gurigía de ciertos castillos, los quales la Señoría dize que son feu-
do suyo y que aquella permutagion no se pudo hazer syn su espreso consen-
timiento, y piden al Rey que resine el contrato que hizo con el conde de Gu-
rigía y que torne las cosas al prymer estado en que estauan antes de ser

hecha la permutagion. El Rey les respondió que el creya aver hecho justamen-
te la permutagion, y que no hera negesario aver para aquello ligengía el conde,
pues aquello hera cosa que pertenegia al Inperío y el conde hera subdito del

ynperío, y demás hera dependiente de la casa de Avstria. Los venegianos no


satisfaziendose desta respuesta, enbiaron a dezir al embaxador que Rey por su
ellos se syntían agraviados y despojados de hecho de aquel feudo que hera

suyo; que le rogauan todavía quisiese ser juez de sy mismo y deshazer el


agravio que les tenía hecho; y que para que viese que les hazia agravio, ciue
le enbiauan todos sus derechos y títulos que a aquello tenían, los quales su cn-

baxador les mostraría. Y asy el enbaxador de la Señoría en presengia del Rey


y de los que aquí están y de todos los enbaxadores,
[)ringipes del ym])erio
mostró sus escrituras y de palabra largamente relato su derecho; a lo qual el
Rey respondió que contra acjuellas escrituras el mostraría otras de mas anti-
güedad, y que ac[uello ciuel enbaxador le mostrava no perjudícava ni ¡jodia
perjudicar al derecho (|url ynjjerio tenia sobre at|uellas tierras. V sobre mu-

(i) Equivale á l.i foimn actuiíl: /os lomaría.


I I

chas alU'raciones salieron de allí syn cunckisyoii nin^niiia, y asy el l\c\- ha ili-

latado de responder a lo qucl cnihaxador le pide mas de vn mes y medio, \-

siempre el embaxador aquexaiidole que U^ diese alguna respuesta, y el Rev le

dixo vn dia después de pasadas las fiestas de nahidad tpiel le daria res|)uesta
dende a quatro o cinco dias, y el Rey hi/o la respuesta por escrito y enbiome
a llamar para me la mostrar, porque \o le avia hablado sobre la materia su-
plicándole que quisiese dar tenplaila la respuesta y con alguna esperanza,
porque esta cosa tan pequeña no enpachase a las otras cosas mayores, y que
en esta cosa de Gurigia se tomase vn despidiente o medyo onesto a anbas
partes; v que me pare(;ia t|U(' ¡lara (|ue esta cosa no diese enpacho a las cosas
de y del rey de Frangía, que serya buen medio poner esta cosa en ma-
Italia

nos de \'. al. cjue lo determinase, no por via de ¡ustigia, mas de amigable con-
]3usigion. El Rey me respondió que puesto quel viniese en esto, sy sabia yo
que vernia en ello la Señoría. \ o le respondí (¡ue no lo sabia, mas que hera de
creer que no lo rehusaría. Dixome quel no declararía su voluntad sin ser cierto
que la Señoría quería tomar otro camino del que tomava, lo qual el sabia que
no lo avia de hazer, y que ni cjiíeria estar con el a derecho sobre esta causa,
ni quería que los enbaxadores que aquí estavan vntergediesen en buscar medyo
alguno y ( respuesta que tenia hecha, y preguntóme lo (|ue me
T) la

paregia. Yo le dixe que de acjuella respuesta después de byen examinada, no


quedaría cosa sobre que se pudiese hazer fundamento. Dixome que hera ver-
dad, y que con tal cautela la avia hecho. Otro dya el enbaxador de la Señoría
le torno a suplicar C[ue le quisiese responder, y el Rey le .dixo que le res-

pondería otro dya, pues quería que pusyese el carro ante los bueyes, asy, por
estas palabras. Y otro dya después de la misa, en presengia de los príngipes
que con ely de los de su consejo y de los enbaxadores que aquí están,
están
le hizo res]3onder por un chanciller suyo desta manera: Enbaxador, vos aveys —
propuesto delante de su magestad y de los de su consejo y destos enbaxado-
de la Señoría vuestra, que el señor Rey de Romanos tyene hecho
res por parte
agravio a la Señoría de Venegia en la permutación que su magestad ha hecho
con conde de Gurigia, y pedís a su magestad C[ue resyne el contrato t[ue
el

tyene hecho, y aveys mostrado giertas escrituras y títulos para prouar vuestra
yntíngion. La voluntad del Rey mi señor nunca fue ni es de agraviar a la ilus-
trisima Señoria vuestra, ni de le tomar ni perturbar cosa que suya fuese, mas
antes ha estado y esta de voluntad de en todas las cosas conseruar el amistad
y confederagion que entre su magestad y la Señoria y en este vuestra esta;
caso de Gurigia su magestad pyensa tener buen derecho, y es verdad que lo
tyene; pero por seros buen amigo y confederado, su magestad se quiere poner
en justigia con la ilustrísíma como archiduque de .-Vvstria delante
Señoría, o
del gran consejo del ymperío, o como Rey de Romanos delante del conventu
de los electores del ynperio, donde mostrara la razón y derecho que a esto

(i) Rotiu'a del papel.


— 12

tvene; donde no sera fecho mandamiento de justicia a ninguna de las partes.


El enbaxador rehuso esto diziendo que la Señoría suya no quería contender
en justicia con su magestad, syno que el fuese juez de sy mismo, y que el por
parte de la Señoría no pedya otra cosa syno que su magestad ronpiese el
contrato hecho, y que esto hera lo que le pedya y suplicaua. El Rey respondió:
—Pues yo me pongo en no
la Señoría, y aquí están
justi(;ia, lo deve rehusar
estos enbaxadores de nuestros confederados que podran yntergeder entre
nosotros. Asymismo esto rehuso el enbaxador venegiano, y con esto salimos
aquel dya de allí.

enbaxador veneciano vino a mi a dezirme que yo hablase con el Rey


l'^l

para ver sy se podría mudar de aquello respondydo y dar otra respuesta mas
sabrosa, y yo hable al Rey, \' sobre muchas platicas pasadas, me respondió que
aquello avia seydo determinado por los de su consejo, que no se mudaría dello,

y que esto respondiese al enbaxador de Venegia; pero díxome: Ya vistes como —


ha rehuydo de venir en justicia comigo. Y tambyen el me dixo de los enba- —
xadores. —Estos no temen esto de Guriga, mas que es desta calidad, y el ynpe-
rio seria todo contra mi sy yo dexase esto y no siguiese lo otro, y estos son

tan sobervíos, que piensan que por requerir que se resyne vn contrato de tal
calidad qual este es, se ha de resynar, y os digo que en toda Alemania no ay
vn voto que sea por ellos, y que ay mas de xxvQ onbres que yrian a su costa
contra ellos sy quisyesemos serles amigo, y de mejor gana ayudaran al rey
(.'')

de Frangía contra ellos que contra el turco.


Esto escriuo a Y. al. porque sepan quales están las voluntades destos dtis

estados, que ciertamente se descubre, y muy descubiertamente, que no se


quieren byen, y que acá se régela que han de venir en ronpimíento.
(l) Asymismo he sentido que sy Y. al. pudiesen acabar con los de Italia

que diesen al Rey de Romanos x.xv© florines cada mes mientra turase la gue-
rra, que ronperya en Frangía, avnque dize por otro cabo que no, y que hazien-
dose esto se podrían conponer las dyferencías desta Guríga.
Continuamente trabajo por sacar del Rey de Romanos respuesta de lo que
cjuíere hazer en quanlo al con|5lir con la .Señora .Vrchiduquesa los xx9 escudos

que se le han de dar en un año, y syenpre me da buenas esperangas, y


catla

agora la vltyma vez que he hablado con su magestad sobre este caso me ha
dicho ([ucl hordcna su casa )• la de la Reyna su mujer, y que quando aya hor-
denado la casa de
reyna y le aya señalado lo que le ha de dar para el en-
la

tretenimiento de su estado, que escrivira al Archiduque para que aquello mismo


haga con la Señora Archiduquesa, y i|U(' esto escríuíra con toda afcgion y vo-
luntad, diziendole y mandándole (|uc' lo haga, y mostrándole por enxenplo lo
que ha hecho, y t|iic lo ha hecho por dar contentamiento a la reyna )• a sus
el

debdos, avn(|uc es contra la costunbre de Alemania; y que pues el ha hecho


esto por esta causa, t|uc por a(|uella misma causa deve )'r el Archiclu(|iu' ci>nlra

(i) Desde ;i<.|ui i;sliib:i en Lifni,


la costimhre de su tierra, pues vee la diterencia <[ue de dclxlos a debdos ay
para dalles contentiuniento; pero aqui ynxirio vna coleta diziendo: — '¿Que me
aprouechan mi escriuir, pues que ellos hazen alia a su voluntad y en ninguna
cosa siguen la mia?; que yo he coment;ado la guerra de Gueldres por quitar
aquel estaca de en medio de la tierra de mi hijo, y es la tierra suya y quierola

yo ganar para el, y al capitán que alia tengo ni con vn florin ni con vn onhre
no le ayudan, sino están mirantlo lo que sera, como sy yo fuese otro que no
tuviese debdo ni amistad con su Señor, y antes creo que les plazeria que el
duque de Gueldres prosperase que mi capitán asy que ganase la tierra para
mi hijo y para los que le goviernan con mi gente y con mis dineros, syn
ayudar ni con buena palabra. Asy que mi voluntad clara y buena es para cun-

plir loque tengo asentado y capitulado; pero ellos alia no lo quieren cunplir .

Acáse ha dicho por parte del duque de Milán al señor Rey de Romanos
que \'. al. han hecho tregua con el rey de Frangía perpetua con dos meses de
contramando; asy por estas palabras y muy afirmadamente gelo ha escrito el
dicho duque. El rey no le muestra buena cara a esta nueva.

Nuestro Señor &


de Insprugh a xxvii de henero de 98. (l)

Qedtila. — (2) Muy Almagan: yo he rece-


virtuoso señor Miguel Peres de
bido giento y quarenta y seys ducados por mosen Gaspar de Lupyan, enba-
xador de la magestad del rey de los romanos: pydos señor por merged que del
salario que yo tengo de aver de sus altezas le mandeys pagar los dichos ciento
quarenta y seys ducados al dicho enbaxador mosen Lupyan: fecha en Ispruc
a XXVII dias de enero de xcvni: es la contya desta gedula CxLvi. ducados.

CARTA AXÓXIMA
tocante a la embajada de G. de Fuetisalida.

Muy virtuos I señor: vna su letra recebi de xvij de Deziembre, y a la ora


que la oue entendido acorde sin dilación la presente screvir,
y cierto, de saber
que persona alguna sus altezas en esa Corte touiesen oue mucho plazer. Lo
qual fasta oy no auia sabido, y a esta causa sobre la mesma materia la semana
pasada screui al embaxador de ñapóles que en esa corte reside. El qual emba-

n 1 498.
{2) Autógrafa ik- <j. lU- Furusaliil:i.
)

xadiir V ese serenisinio Señor Rey de Romanos scriuieron a este señor Rey
mucho ail ])n')]50situm, y la Magestad deste señor comunico aquel negocio
conmigo niuv por estenso y embio su respuesta a ese Serenisimo Rey con vn
su oficial de armas, y asi bien scriuio al embaxadorde ñapóles, y estoy mara-
villado, estando vos, Señor, ende, como no se comunico también con vos para
que lo que aora me screuistes entonces se scriuiera, y lo yo recibiera, que se
me figura haze mucho al caso. De los resabios passados entre estos señores
no es menester hazer memoria, porque, cierto, no hazen provecho al higado ni

al ba(;o, ni mucho menos al misterio y seruicio de nuestros soberanos Prin-


cipes. Vna el señor Rey de Romanos
cosa quiero que sepays, que sy quando
tenia en su poder que falsamente se dezia ser hijo del Rey Duardo,
a aquel

quisiera con este Señor Rey contratar, ninguna cosa por difícil que fuera no
ouiera t|ue aqua no se otorgara de las í\ue oy penden y desseamos; y porque
aquello no se hizo lo que estonces este rogara, es necessario al presente ro-
garle y buscar caminos para deseado, y ay tres cosas que causar pue-
el fin

den todo lo que en vuestra letra dezis, y aun mucho mas adelante, y sy las
dichas cosas prudenter se negocian, no dubdaria breue expedición en el caso,
V aun con grand ¡actura del vniuersal enemigo, y estas tres son: que pues lo
de aquel no se hizo, cjue se hiziese lo justo contra la que se dezia tia de
aquel, y ( I í. Lo segundo, las cosas de Flandes ynportan mucho en este
reyno, y sy aquellas son bien guiadas, es maravilla lo que de alli resultara. Lo
tercero, por este casamiento entre la señora Infanta Doña Cathalina y el señor
Principe de Inglaterra, que sy las dos primeras cosas fuesen asy aparejadas a
se concluyr, no dudaria breuemente dar en este negocio notable expediente
mediante nuestro Señor ad nutum. Y porc|ue en estas cosas la dilación po-
dría causar inconvinientes, seria necessario con mucha diligencia venir en
estas partes alguna persona prudente, para cjue aquel pidiese lo de Flandes,
que oy pende, y asi bien lo de aqui, y thenerlo todo en las manos y concluyr-
lo,que por mi parte ofrezcome a lo procurar y poner en ello todas mis fuer-
gas como por la saluacion. \' ])ues este Rey esta tan rico y el mas poderoso
y pacifico y sapientissimo que nunca se vido de ce años acá en Anglia, y su
potencia es el coco para Francia, no seria mucho que con el, pues no se
quiso hazer su voluntad en lo del sobredicho, que se haga esto que dicho
tengo; pero auiase de hazer simul. dando orilen en lo uno y en lo otro, y
pluguiera a Dios c|ue este Serenissimo Rey estuviese aqui cerca de Flandes,
porque con vuestra ayuda las cosas de alli y todo lo que dicho tengo fiícil-

mente se podria bien hazer. Deste negocio del ác/Zo iuuasivo ninguna pala-
bra fasta oy los embaxadores de venecia y milan le han fablado, ni cosa que
le parezca, y como cosa que tanto les va, bien seria que semejante casso de
parle destos y aun del Papa y del Rey de ñapóles se oviesse de tablar y tra-
tar, pues es cierto, segim dize el Rey de ynglatcrra, nunca Xa])oles ni Italia

(i) M;iy íiquí un si}»uo iiukscilr.ibU


— 15 —
estarían en entera seguridad, sin que se le de alguna y no poca inuasion para
auer de ganar al dicho hoste vna granel parte de lo que possee, y para este

tomar empressa y passar en franela no lo haria sin granel seguridad y no


el

menos ayuda para a lo menos de dos años continuos de auer de residir en


francia fasta auer vnrv grand parte de su dominio como dicho es. V porque
esta va en claro y no por cifras, esto baste al presente; pero vna cossa no
quiero omitir, y es que dize este Rey que en el amistad que pocos dias ha
concluyo con el señor Archiduque esta vn articulo que si la señora Duquesa
vieja de Flandes hiziese alguna ayuda o asistencia a qualquier su contrario,
como era aquel que se llamaba su hijo del Rey Duardo, que por el tal casso
auia de ser punida en cierta manera, segund en la dicha scriptura se contie-
ne, y que la dicha amistad e ynstrumento de aquella fue jurada por el Ar-
chiduque y por seguridad todas las mas principales villas y lugares de Flan-
des y (l) y asy bien fue notificado todo lo susodicho a la dicha Duquesa
vieja, y que no obstante todo esto, se averigua auer fecho ayuda y asistencia
en grand manera, y sy siendo esto verdad y averiguándose claramente sv av
dispo-^icion para se proueer, segund lo otorgado, jurado y capitulado, tened
Señor, buena esperanza en este negocio, y sy esto cessa, procuraremos lo
mejor que se pudiera hazer, para lo qual conuiene mucho el secreto de todo
esto, que solo Dios y el señor Rey de Romanos y e! embaxador de ñapóles y
vos, señor, sepan esto. Aqui vos embio
la confesión de aquel y una carta in-

xerta en la confesión que embio


madre, y por alli vereys en que cargo es
a su
el señor Rey de Romanos a quien semejante engaño le hazia, y asi bien vn abce

por donde las cosas secretas de aqui adelante nos screuiremos, que fasta oy
nunca semejantes cosas a embaxador alguno he scripto en claro, y por esto no
yra esta de mi firmada, que no sabe omnc en que manos a de caer. Nuestro
.Señor su muy virtuosa persona guarde. De esta cibdad (2) a xiij de febrero
de xcviij. a la magestad del señor Rey de Romanos vos terne en merced be-
seys las manos por mi y le ofrezcaj^s mi seruicio como verdadero seruidor.

(Sodre)
Al muy virtuoso señor gutier gomez de fuensalida, embaxador del Rey e de
la Reyna de nuestros señores sermo. Señor
Rev de Romanos.

(i) Repítese ;iqui el mi.smi) signii notes cit.idn; acaso una S:.

(2) Londres ó alguna ciudad de Inglaterra?


— i6

OTRA CARTA
para sus altezas fecha i'n Inspnig/i a xxii de hchrero de gS . Leñóla Ospi-
tal, correo.

El postrimero dya del mes de henero llego aqui Ospital, correo, con las le-

tras de \". al. escritas en Alcalá de Henares a tres dias del mes de dizienbre,
y asimismo tres dias después que aquellas letras recebi ove el duplicado de
aquellas con los capítulos de
la tregua hecha entre \'. al. y el rey de Fran-
gía, lo qual me enbio don Juan Manuel, y en continente dy al Rey de Roma-
nos la carta (¡ue \'. al. le enviauan y le hize relagion de todo lo que escriuian,

leyéndole toda la carta como \ al. lo mandaron, y ove mucho plazer de ver
.

letras de vuestras magestades, porque estaua con deseo de saber el progreso


de las cosas de
y regracia a
alia, W
al. lo que le envían a dezir;
y que byen
cierto esta el del amor que V. al. le tyenen, y que tyene byen creydo que
quando avra menester ser ayudado de \'. al. que hallara aquel ayuda que de
hermanos se espera, y por consiguiente C|ue \". al. pueden tener por gierto
que cada vez que avran menester su persona con todo su estado lo ternan asy
como lo suyo mismo; y quanto a lo que toca a la Señora Pringesa respondió
quel estau asyn cuidado ninguno, porc¡ue teniendo a vuestras magestades,
tenia padre y madre verdaderos.
Quanto a la tregua hecha, como el esta mal hedificado de los sumarios
que de Milán aqui se enbian, estuvo asy sobre sy que ni la aprouo ni la re-
prouo; pero después que le dy razones por que aquella tregua se devio hazer
v le dixe las cavsas por que se avia hecho, el se satisfizo y loóla, porque le
paregio que V. al. avian puesto las cosas en términos para que los de Italia se
declaren y se conosca dellos el fyn que atyenden, porque como muchas veges
ha dicho, no es byen estar syenpre esperando lo que quiera hazer el ene-
migo, y asymismo le plaze porque, visto lo que los de Italia querrán hazer,
podran \'. al. y la suya proueer a sus cosas como mejor vieren que les cumple.
Asimismo avenios ávido muchas platicas sobre lo que V. al. escriuieron y
sobre las cosas de Italia, y como quiera que ya me avia dado vna escritura y
dichome algunas cosas que escriuiese a \'. al., como ya creo que las avran
visto, porque las escrivi por dos partes, vyno en dezirme mas claramente su

voluntad, y no tpiso que ningund secretario suyo ni otra persona ninguna


supiese ninguna cosa de lo tpie a esta materia toca, syno su magestad e yo
solos en vna cámara escriuiendo a las vezes de su niaim y otras vezes y yo,
.

— i; —
enmendando y fabricando, se ha detenido veynte dias la expedigion deste co-
rreo, y esto encomendándolo a mucho secreto, y asy me vino a declarar gierta

platica cjiíel rey de Fran(,-ia le ha movido, o que de su parte le ha seydo mo-


vida y es la siguiente:
Que el rev de Fran(;ia le restituyra todo lo que le tyene del estado del
Archiduque porque no le sea contrario a la empresa de Italia.
Iten, que partan el ducado de Milán entre sy, tomando el Rey de Romanos

a Milán con todo lo que es desta parte del Po, y cpie le dexe a Genova con lo
cjue del ducado de Milán esta vltra el Po a la (jarte del ginovesado.
Iten, que el rcalme de Xapoles que lo ayan vuestras altezas o que sea en

su libertad de dexarlo al que lo tiene y qu(> renunciara todo el derecho que


á'ue que tyene a aquel realme.
Iten, que el resto de Italia se divida entre todos tres, conviene a saber,
\'. al. y el Rey de Romanos y el rey de Francia.

Y asy después de pasadas muchas razones sobre esta platica del rey de
Fran(;ia, diziendole todas las cosas que desto podrian nacer sy se hiziese en
pro y contra, se vino a resolver en esto yntVaescrito:
Primeramente, que la dyeta de Fryburg se hará, y que la conclusyon que
cree que alli se tomara sobre las cosas de Italia y del rey de Frangía sera
que los alemanes por ninguna manera permitirán que el Rey de Romanos
ronpa la guerra con el rey de Francia syn que primero la ronpan todos los

confederados, y que en esta sentencia es el conforme con ellos, porque quiere


en todas maneras cobrar lo suyo.
Iten, que todos los de Alemania le aconsejan que el no comience la gue-
rra, porque comengandola, haria salua a Italia a sus despensas, y si coraengada
la quisiese dexar porque le restituyesen lo suyo desanparando a Italia, que
seria peor el yerro postrimero quel prymero
Iten, que los de su consejo secreto todos se conforman en esta opinión
sobredicha, quel no deve ronper con Frangía, porque sy ronpyese con ella,

como dicho es, }• tomarla toda la carga de la liga y guerra


haria salua a Italia,
sobre sy, quanto mas que los naturales de Borgoiía y los governadores que
en aquella provingia el Rey de Romanos tyene puestos, buscan otros medios
como el pueda cobrar sus tierras syn guerra, y vienen de mala voluntad a la
guerra, por los grandes daños que recibieron en las guerras pasadas, y tan-
byen porque están corronpidos del rey de F"rancia, y curan mas de su vtili-
dad que de la honrra ni prouecho de su señor, y (lor esto estorvan todos k)s
caminos que les pueden traer a la guerra.
Iten, le dizen que el y el Archiduque pueden byen cobrar lo suyo sin gue-

rra, queriendo dexar a Italia, y que les parege que los de Italia todos están

agora byen unidos, y cjue se pueden byen defender del rey de Frangía si qui-
syeren, y que pues no hizieron cuenta del ni de sus cosas, las quales perdió,
por entrar en liga con ellos, que les parege que el es suelto para hazer lo que
sera su prouecho.
— I8 —
El Rev de Romanos dize que el consigo mismo ha disputado sobre todas
estas cosas, y piensa en y que conoge que sy el rey de
lo vno y en lo otro,

Francia tuviese en Italia alguna parte, que (^egilia estaría en mucho peligro,
mayormente sy el rey de Fran^,-ia oviese el reyno de Xapoles, y que no esta
svn régelo que tentarla de le tomar la corona del ynperio, y por esto se re-
suelve a rogar a \". al. que se aparejen para la guerra, que sean los primeros
y que el sera en conpañia de entrando junta-
rotura de l-"rancia, \^. al., \-
a la

mente en Frangía, se hará vna paz general para toda onesta y razona- la liga,

ble, cobrando el lo suyo, y que el rey de Frangía se dexe de la enpresa de

Italia, que el no quiere otra benganga del.

Iten, que para esta guerra v para mientra turare, que el hará que los de
Italia den a vuestras altezas viO suygos pagados, }• que sean de los mejores

de suyga, y que los enbien por Genova a Perpyñan, y sy V. al. los querrán
agebtar, que pidan toda la seguridad (|ui' (¡uerran ]iara que esto se cunpla,

y que tal la hará dar qual la pydíeren: esto torno a poner en dubda.
A este articulo yo le respondy que V. al. no tenían negesydad de gente,
porque en sus revnos tenían tanta y tan buena, que podrían byen socorrer a
quien tuviese negesydad delia, porque gallegos y vizcaj^nos y montaiieses y
asturianos heran gente tan belicosa, que quando los suigos se vyesen con ellos,
que los querryan mas ]-)or conpañeros que por contrarios; pero que yo lo

escriuiria a vuestra alteza como lo dezia.

que V. al. estén de tal manera preparados y proueydos que no pue-


Iten,

dan regebir daño de los franceses, porque tai mente el se prepara, y que por
dvsymular con el rey de Frangía, comengara vna guerra líuiana, con la qual
porna al re\' de Frangía en tanta sospecha, que preparara su exercito contra
el, regelando que le qui'ere mover la guerra, )• que el hará en tal modo que

al rey de Frangía sea necesario gastar sus pecunias y que no le ose aco-
le

meter, y sy el rey de l'rangia le acometyere y le enpegare la guerra, que


entonces terna el a los de Italia por sy, sy quisieren ser del ayudados, y
quando no le quisyeren ayudar, el Rey de Romanos avra su paz perfeta, y de

mejor voluntad le ayudaran los frangeses para contra Italia que le ayudan los

y tállanos para contra Frangía.


Iten, que sy el rey de I-" rancia querrá dys)'mular este año de no hazer
ningund movimiento de guerra contra Italia hasta el año futuro, y Italia y
Alemania de todo en todo no querrán ynvadir al rey de Frangía, que esto es
lo peor quel puede pensar, y asymísmo, sy disymulare el rey de Francia de

no ronper con el rey de romanos por hazer la enpresa de Italia, que en tal
caso el terna syenpre los ojos sobre el rey de Frangía, porque en entrando en
Italia el Rey de Romanos dará de salto sobre el, como quiera que el esta se-

guro que por este año no verna el y que esto mismo


rey de Frangía a Italia,

hagan V. al., porque a vn tienpo vuestras magestades y el Rey de Romanos


entreys en Frangía.
F^sto supraescríto todo me lo díxo el Rey de i\onianos por su boca, y eo su
19 —
pri'Sfn(,i;i yo lo escriiiia, y como quiera quo |)ara cscriiurlu concertadanienlc

aya alguna mutación de vocablos, no ay ninguna mutación de sustant^ia en


ninguna cosa, y lo ynlVacscrito el por su mano |iropia lo escriuio; y hago esta
ciistin(;ion de lo que me dixo y de lo t[ue el escriuio, porque |jodria ser que

fuese necesario en algund tienpo, por lo que en el fyn desta carta sera dicho
que me aconteció; y de todo lo vno y lo otro cpiiso copia, ni mas ni menos
que yo lo escriuia a \'. al.
Alemania esperara sobre y lis|3aña esperara sobre Avstria, y
los ytalianos,

Avstria esperara sobre Italia,(lermania y líspaña. Italia espera que Avstria


|5or sus (_[uerellas con los franceses hagan a ellos ]iaz, no creyendo ser posy-
ble que el Rey de los Romanos pueda sufrir que los franceses ayan o tengan
pye en Italia.

Los franceses, oyendo estas quatro expetaciones, entraran en Italia quando


Avstria y Gemianía serán ocupadas por Gueldres o en Frisa o en Turquía.
i\las estonces es el peligro despaña, segund otras vezes es dicho, porque
Italia en alguna manera es fuerte por el temor del Rey de Romanos que puede
aver de súbito muchas gentes, y los \'lalianos muchas pecunias (juando quie-
ren, quiso dezir que los franceses tvenen temor que el Rey de Romanos puede
aver muchas gentes, y que los de Italia con sus dineros las podran aver quan-
do quisyeren, y que conogiendo esto los franceses, ronperan antes con Kspaña
que con Italia. Esto no quedo syn respuesta satisfatoria.
Por tanto es de considerar a al de romanos que hazer
los reyes despaña y
juntamente ellos solos la España y Avstria, que cos-
guerra, conviene a saber,
taría mucho, pues es desperar quel francés enpiege otra vez en Italia, y que

anbos los reyes sean sapyentes, y entonces qualquiera puede buscar su pro-
uecho V guardar su amigo, y de los byenes de los otros reconpensar al ene-
migo, y con esto adquirir y guardar lo suyo.
Este articulo se entiende asy; que sy los de Italia perseveraren en no que-
rer dar Rey y a la Rej'na despaña y al Rey de los Romanos para
ayuda al

hacer la guerra al Rey de Fran<;ia dentro en su reyno, que se haga paz con el
rey de Frangía en esta manera: quel Rey de los Romanos salue al duque de
Milán y el Rey y la Reyna despaña al rey de Ñapóles, y que sean restituydas
al Archiduque sus tierras, y que el Rey y la Reyna des|iaña y el Rey de los

Romanos y Alemania y Borgoña se ¡unten para el daño de IVangía y de Italia,


o para que el tiempo dará a conoger. Esto se dixo medio ryendo, medio de
el

verdad, y mas lo digo porque fue y sera aquella su opinión, a lo que he podi-
do conocer.
Pues negesario es en estas divisyones y calidad de tienpos que anbos re-
yes despaña y de los romanos estén syenpre levantado el pye contra los
franceses, y el Rey de Romanos no se porna tan hondo a la guerra nueva que
quiere comengar, que syenpre podra salir della por su comodidad vyendo el
tienpo, y asy el Rey y la Reyna despaña deven hazer sy comengaren guerra o
la tyenen comengada contra los moros.
— 20 —
Pues este salteamiento naturalmente lo temen los trangeses, que por tal

salto del Rey de Romanos mucho o muchas vezes perdieron.


(luardense los rej^es de España de vna súpita ynvasyon de los franceses;

por tanto sean syenpre aparejados.


Asymismo pregunté al Rey de Romanos que de que yntingion estaua sy
por caso viniesen enbaxadores de Frani^ia a el y le ofreciesen de le dar sus
tierras y le pydiesen paz: respondyome que no hera de pensar en esto, que!
sabia gierto que nunca los franceses lo conplirian, avnque lo acometyesen, ni

lo cunplirian avnque lo prometiesen y el lo aí,-ebtase, y que por esto no avia


pensado en ello hasta ver sy viniesen y aver oydo su proposyqion.
Asymismo le demandé que me aclarase sy los potentados de Italia se re-
soluiesen de darle ayuda con quel pudiese ronper la guerra con Frangía ,sv
ronperia en este año: dixome que sy, y sin ninguna tardanza, porque ya el es-
taua aparejado y no le faltava syno la esecugion, que todas las cosas que he-
ran necesarias para la guerra tenia.
Después de todo esto escrito me enbio a llamar y me dixo que cree que
para hazer vn acometimiento de guerra guerreable que avra vn pequeño suh-
sydio del rey de Ñapóles y del duque de Milán, y que dandogelo, en todo
caso comentara la guerra, y que en tanto \'. al. negogien que todos los poten-
tados de Italia den aquel subsydio que es razón a Y. al. y a la suya para que
la guerra se haga como se deve hazer dentro en Frangía, porque el Rey de
Romanos con el Papa ni con venegianos no se entyénde, porque son duros y
tardíos en lo que han de hazer.
¡ten, que s)' el rey de Frangía comengare la guerra al Rey de Romanos por
no consumir sus pecunias syn prouecho y no podiendo sofrir de estar syen-
pre en temor del Rey de Romanos, que \'^. al. estén syenpre aparejados, por-
que en ronpiendo el rey de Frangía con el, que \ . al. ron|5an luego con Fran-
gía; pero sy el rey de I'rangia no ronpiere con el Rey de Romanos, que
V. al. se estén quedos, estando todavía apergebidos porque sy caso fuese quel
rey de Frangía ronpiese, no pueda el Rey de Romanos recebir daño por la tar-

danga de la rotiua de \ . al.

que sy los de Italia dyereneste subsydio a V. al. v al Rey de Roma-


Iten,

nos en vn lien])o que vuestras magestades y la suya a vn tienpo ronpays en


l'rangia, todavía syendo \\ ;d. ¡írimeros en la rotiu-a; pero que sy el subs\-dio

fuere dado primero a V. al. que al Rey de Romanos, que \'. al. ronpan
luego que avran el subsydio, y que con correo bolante lo hagan saber al
Rey de Romanos, y que inniediate quel sabrá que \'. al. han ronpydo en
l'rangia, entrara el personalmente, y asy se entiende que en persona ha de
entrar W al.; y sy el subsydio fuere dado al Rey de Romanos antes que a

V, al., que el entrara luego en I'rangia, y que con correo bolante lo hará sa-
ber a vuestras magestades, porque asymismo ])ersonalment(' y syn yntermi-
syon de tienpo V. al. entre en Frangía.
\ porque el Rey de Romanos no tyene gifra con su enbaxador que resyde
— 21 —
en la corle dr \'. al., me nuindo i|uc' cscriuiese a vuestras niagestades ])ara
iiue mandasen comunicar estas cosas al dicho su enbaxador, y el Kvy le
escrine de su mano di/iendole que \'. al. le comunicaran algunas cosas, C[ue
aquello le manda t|ue solicite.
( )trosi me ha dicho el Rey de Romanos de las muchas diferencias que ay
entre el rey de Polonia y el rey de \'^ngria y el \'alaco, y que heran muy pe-
ligrosas para toda la christiandad ,
por quel valaco se ayuda de los turcos y
de los tártaros, y vna parte del reyno de X'^ngria es con el valaco, y que recela
(|ue se le podra encender de alli algund fuego en su tierra, por la (;ercania
y ve/indad i|ue con ellos tvene; y avuipie vna p;u-te del reyno de \'ngria
le llama para c(ue vaya a tomar aipiel reyno, pero cjue todo lo echa a las

espaldas, porque es buen español v aragonés, y que es vn cuerpo del (|ual


\^. al. son la cabecea, y el y el rey de Ñapóles y el archiduque los mien-
hros, y que hasta ver sosegadas estas diferengias de Frangía y Italia, y que
V. al. estén syn contrariedad, no comengara cosa que por ella oviese de estar
enpachado para no poder socorrer a qualquier negesidad que a V. al. vi-

niese.
.Asymismo, me dixo, he sabido quel Rey y Reyna mis hermanos han to-
mado vna villa en África: escriuidles de mi parte que en ninguna manera del
mundo la desanparen, syno que la sostengan, y que sy para aquella enpresa
querrán mi conpañia, que yre como archiduque, dexando el nonbre de rey y
de enperador, y que llevare comigo mili nobles de los escogidos de Alemania,
y que avria gran plazer de hallarme con el rey mi hermano en tal enpresa, y
c|ue cada vez que me escriuiran, ynmediate )'re a enbarcarme en Genova,
porque para esto ninguna cosa me lo ynpidira.
El Rey de los Romanos me enbio a llamar después de tener medio escrito,
y comengo a hablarme fuera del proposito en que el dya pasado aviamos ha-
blado, y asy como descuydado, me demando lo que el avia escrito de su mano
sy levaua comigo: dixele que sy, y pidiomelo y abrió vn arquilla de escri-
lo

turas y hizo muestra que buscaua alguna escritura, y como que se le oviese
oluidado do lapu so, dixo: —Tengo tantas escrituras, que no hallare esta noche
aquella que queria que viesedes. Tomo
vna gintilla y ato aquella escritura
que yo le dy y metióla en yo le dixe que su magestad me diese
el arca, y
aquella escritura, porque no me quedava copia delia en latyn syno en roman-
ge. Respondióme: —
Byen os basta esa, que esta yo la quiero aver; y asy se la
quedo. Yo quisyera enbiarla a \^. al., porque aquella escritura de su mano
fuera a poder de \'. al.

Por los sumarios que de Milán vyenen al Rey de Romanos se supo aqui

vna nueva que de PVangia fue escrita al Duque, que dezia que la señora Prin-
gesa avia movido vn
hijo, y que luego V. al. avian declarado por heredera
de sus reynos a señora Reyna de Portogal y al Rey su marido, y que
la

V. al. los llamavan Pringipes despaña, y c[ue el rey de Portugal asy se ynti-

tula. Anme dicho que el Rey sabe la nueva, pero no me ha hablado sobre
.

— 22 —
ello, ni yo no le he hablado en ello, como quiera que toda la corte lo sabe,

y certificanme quel Rey lo vido por aquel sumario dicho.

Fecha en Insprugli a xxu. de hebrero de 98.

Cédula. — Muy virtuoso señor Miguel Peres de Almagan: yo he recebido


ciento e quarenta e syete ducados por mosen Gaspar de Lupian, enbaxador de
la magestad del Rey de los Romanos: pidos, señor, por mer^^ed que del sa-
lario que yo tengo de aver de sus altezas le niandeys juagar los dichos (;¡ento

e quarenta e syete ducados al dicho mosen Lupian. Fecha en Insprugh a xxii.

de hebrero de 98. es la contia desta gedula CxLvii. ducados.

(l) Gemíanla expecttabit super Ítalos, ispania expectabit su]3er Austriam,


Austria expectabit super italiam, ¡ermanianí atque ispaniam, Italia expectavit
quod Austria jiro querela quia faciant eis pacem cum galis, non credendo esse
]JOSÍbile quod romanorum rex posit sufferre (.|uod galli habeant pedem in Italia.

Gali videntes has catu(ir (sii) expectaciones, intrabunt italiam quando Aus-
tria et Germania crunt in|)editi in Geldreni vel Frisia vel Turciuia.

Tune periculum est de is]>ania, vt alias, tjuia Italia aliqualiter fortis est,
propter timorem regís romanorum ([ui multos armígeros ex súbito habere
])otest et itali pecunias quando volunt.

Ideo consideranduní est attamen senper regibus ispaniarun ac romano-


rum regi quod ipsis solis faceré guerram simul, scilicet Ispania et Austria, ni-
mis costaret; expectanduní ei-go est quod gallus incipiat iterum in Italia et quod
reges sint anbo sapientes, tune quilibet ]3otest querere suam vtilitatem et
custodire suum amicum, et de bonis alterius inimicum reconpensare et sua
cum hoc acquirere et seruare.
Ergo necesarium est in istis diuisionibus et calitate tenporum ambobus re-
gibus ispanie et romanorun rex quod sint senper pede leuato contra gallos,
aec romanorun rex se tan profunde ponet ad gerram n nan, cum semper po-
sit resllere pro cómodo suo, videns tempus, et sic rex et regina ispaniarun
contra mauros.
Ergo istum saltum galli naturaliter tinient, qui pro talem saltum romano-
rum regis multi perierunt.
Custodiant se reges ispaniarun de subrupta gallorun invasione, ergo sint
semper parati.

(i) Desde aquí, todo lo escrito en este macarrónico latín,


y que ya se repitió arrih.i en
castellano, es de mano de G. de Fuensalida
— -23 -

OTRA CARTA
para sus altezas techa en Insprni^h a xxiii de mar(¡o de qS. Enbiose a don
Juan Manuel a Genova.

Por las letras que escriui a \'. al. a xxii de hcbrero avran visto vuestras
magestades como el rey de Romanos avia sabido que la sonora prirn,-esa avia

movido vn y que \ al. luego avian declarado por heredera de sus rey-
hijo, .

nos a la señora reyna de Portogal y que el rey de Romanos no avia hablado


ninguna cosa sobre este caso; agora a los xix dias de marqo el rey de Roma-
nos me enbio a dezir con vn secretario quel avia ávido letras de la señora
princesa y de su enbaxador mosen Lupian por las quales le synificauan aver
,

movido la señora princesa vna hija y que como quiera que las tales cosas no
,

podyan pasar syn sentirlas pero consyderando que estas cosas son hechas por
,

Dios y que el sabe porque las haze, que el se conformava con su voluntad y
le dava gracias por todo lo que hazia y que acordándosele que avia perdydo
,

al señor principe, que santa gloria aya, que todas las otras cosas que de tal

calidad viniesen no le podrían acrecentar dolor, porque no avia quedado nin-


gund lugar vagio donde pudiese caber, y que por esto el acordava de no mos-
trar sentimiento de ninguna manera, ni queria que nadye lo mostrase, y que

yo podya escriuir a vuestras magestades que ni esto que hf ra pasado ni nin-


guna cosa otra que sucediese desta calidad amenguaría ni resfriarla el amor
y amistad que entre el y \'. al. esta, y que avnquel archiduque su hijo mu-
riese syn generación y que su sangre no se pudiese mas juntar con la de
\ al., por su parte nunca el amor menguaría qije con \'. al. tyene y siempre
.

estaría firme en aquel, y que pues a Dios le avía plazído que del señor prín-

cipe y de la señora princesa su hija \'. al. y la suya no oviesen ávido fruto,
que se alegrava que a \'. al. ¡es quedavan hijas, y tales que son dignas de ser
herederas de sus reynos, y casadas con tales pringípes que serán obydyentí-
símos hijos de V. al., nonbrando primero al señor rey de Portogal, que como
marido de la primogénita de vuestras magestades y mas cercano a sus reynos,
le ternan mucho a su obidíencia, y después al señor archiduque, que avnque

este mas lexos en la voluntad y obidíencia, estara cerca para obedecer a vues-
trasmagestades, como hijo verdadero, y que plazera a Dios que dellos avran
generación, con que vuestras magestades serán alegres y sus reynos ayan
tranquilidad y sosiego.
Después desta habla quel secretario me hizo de parte del rey de Romanos,
yo le fuy a visytar y le regracie en nombre de \'. al. el amor y voluntad que
— 24 —
a vuestras magestades tenia, y que su magestad podia ser gierto que \'. al. le
serian sienpre amigos y hermanos verdaderos, porque la amistad de Y. al. con
la suya no hera hecha de manera que se pudiese desatar, y lo mejor que yo

pude respondy a su habla.


El rey de Romanos ha estado malo de vn jiye, byen ha vn mes, y fue la
cabsa de su nial que vn dya ensayándose vn gentil onbre para justar, el rey se
armo y le enbio a dezir que ronpiesen sendas langas, y hera vn dya escuro que
llouia y casy en la plaza no avia nadye, y el rey salió con quatro o ginco y en-
contráronse tan regio, que el rey derrybo al gentil onbre y al cauallo y el rey
cayo, y al caher quedóle el p\'e en el estribo y desconcertosele por la coyun-
tura,y diz que se quebró la bava que esta en
coyuntura, y asy ha estado la

vn mes que no ha cavalgado, pero ya esta bueno avnque no del todo curado.
Todavía el rey de Romanos se afirma en vna opinión que ha muchos dias
que la tyene, que por este año el rey de Frangía no liara ningund movimiento
contra Italia, y dize que en tanto que la dieta quel ha de tener con los pringi-
pes del ymperio non se hiziere, quel de Frangía no comengara ninguna cosa
rej'

contra Italia, porque de la conclusyon que se tomara en la dyeta ha de salir la


determinagion del rey de Frangía de proseguir la enpresa o dexarla.
De Milán se ha escrito al rey de Romanos que los enbaxadores de \'. al. he-
ran ya llegados a la corte del rey de I'rangia que avian soydo regebidos con
)•

grande honor y que heran muy acarigiados del re}' de Frangía y de todos los
que están en su corte.
seiiores
El rey de Romanos esta cada dya para se partir para la dyeta a Friburg;
el quando partirá no se sabe gierto, svno que nunca a ávido señales giertas de
su partida syno agora.
Senty en aquella habla que el secretario me hizo de parte del re\', que se
piensa donde podran colocar a la señora pringesa por aver generación, porque
dizen que esta casa de Avstria y de Borgonia esta a mucho peligro, porque
están syn esperanga de aver hijos desta reyna, y avnque esto no se dixo muy
claro, pero byen se le pudo dar este entendimiento.
De Insprugh a xxui. de margo de 98.

OTRA CARTA
para sus altezas fecha cu Vlma primero día de mayo de ijS. Enbiose a Ge-
nova a don Jo han Manuel para que la enbiase luego.

Ya por otra carta (]ue cscriui á V. al. a xxui dias de margo les hize saber
como el rey de Romanos me avia enbiado á dezir del parto de la señora ¡¡rin-
— 25 —
cesa y todo lo que de su parto me fue dicho y lo que yo en nombre de \'. al. le

respondy, y agora el viernes santo, que se contaron treze días del mes de abril,

recebi dos gifras de vuestras magestades escritas en Alcalá de I leñares a dos y


a quatro dias de hebrero, y luego comunique al rey de Romanos lo que dellas
se le devia comunicar y oyóme todo lo que le quise dezir y dixome que el dia
de antes avia ávido letras de la señora princ;esa y de su enbaxador Lupian las ,

quales avia traydo vn mogo de espuelas de la señora pringesa que se llama el


Gallego y vino por Frangía, por las quales avia sabido el parto de la señora
pringesa y la ocasyon de aver mal parido mas por ystenso que antes lo avia
sabido, y que la señora pringesa le escriuia el peligro en que avia estado y las
muchas piadades y benefigios que \'. al. le avian hecho, mayormente, señora
vuestra alteza, que nunca se avia partido della, y que segund su mal parto, sy
no fuera por los grandes benefigios que \'. al. le avian hecho hazer, que cree
que muryera, y con palabras de mucha demostragion de agradecimiento el rey
me hablo esto.
Vo dixe al rey de Romanos que como quiera que se hazia graue a V. al.

pensar que la señora pringesa oviese de casar, pero que consyderando su


hedad que hera razón pensar en casarla, el rey me respondyo: Xo ay en la —
christiandad ningund pringipe con quien pueda casar, porquel rey de Xapoles
no tyene hijo de hedad para casar con ella; el rey de Inglaterra j^a tyene ca-
sado el suyo con hija de vuestros pringipes; el rey de Escocia es poca cosa; el
duque Ayorca es casado y no tyene libertad; el rey de Vngria tyene muger; el
rey de Polonia no es nada, asy que no ají^ con quien case, y deziros he lo que
he sabido por gierto: el rey de Francia ha puesto en platica de dar a su muger
a Luys Mosior con vna gran suma de pecunias y dalle vn mediano estado en
que biua, y el tenerse a Bretania, porque esta dysfiuziado de aver hijos della,
y procurar de aver a mi hija para casar con ella, y esto yo no lo consentiré por
ninguna cosa, ni mi hija lo querrá, porque ella tyene mala opinión de venir a
Frangia, y asj' mismo se que por parte del rey de Frangía le fue dado con que
moviese y avn se hordenava de tosigar al rey mi hermano, lo qual ya el lo
sabe, porque Lupian se lo ha dicho, asy que en el casamiento de mi hija no ay
agora que pensar.
Vo le pregunte sy esto que me dezia sy lo tenia su magestad por gierto;
dixome: —Sy, ello es gierto. Dixele: —Pues tanto mas deve vuestra magestad de
hazer lo quel rey y la reyna mis señores dizen, y querryan que por su conso-
lagion vuestra magestad les dexe a la señora pringesa en su poder hasta ser
congertado su casamiento, porque estando con sus altezas, el rey de Frangia no
podra conplir su deseo, porque alli no terna el aparejo para tratar esta cosa de
aver a la pringesa, porque el no lo ha de tratar con el rey ni con la reyna mis
señores, y avnque lo quisiese (l) [tratar o lo moviese, sus altezas no daryan
oydo a cosa tan desonesta y tan contra congiengia, pues] con otrie no lo podya

Las palabras catre corchetes están tachadas en el texto.


— 26 —
tratar el rey de Francia en los reynos de sus altezas, y sy la señora pringesa
estuviese (l) [en estas partes, podría ser que el rey de Frangía pusyese mas

fuego para concluyr esta cosa, y as\-, por hevítar este ynconvíniente y los

peligros que ay en su transyto por la mar, y el gasto que vuestra magostad


avía de hazer en hazer armada para la traer, esta byen a vuestra magestad que
el rey y la reyna mis señores tengan consigo a la señora príngesa; y sy sus al-

magestad avia de procurar que la tuviesen,


tezas os la quisiesen enbiar, vuestra
porque con estar la señora pringesa con el rey y reyna mis señores se quitan
todos los ynconvenientes y esta a su honrra y a onrra de vuestra magestad,
porque sy Y. al. truxese a la señora pringesa a Alemania, convenía tener otro
gasto que os seria grande, lo qual para agora, segund lo que quereys enpren-
der, no's es negesaryo; pues byen creo que no querrá vuestra magestad ponella
en poder de los flamencos para que no seays señor della quando quisyeredes.]

A esto me respondió: Byen es que pensemos en estas cosas y en lo que se
deve hazer, y yo tengo acordado de enbiar enbaxadores al rey y a la reyna mis
hermanos sobre este caso, pero que hasta que hablemos mas no se partyran, [y
a Flandes yo no enbiare mí hija, y asy por estonces no hablamos mas en esto.]
Asy mismo [este mismo dya yoj le pregunte que en que estaua con el rey
de Frangía, porque yo tenía avisos de Italia que se dezia en Frangía que esta-
ua congertado con el rey de Frangía, y por medyo de Juan Bontenps respon-
dyome:- — No aj- mas congierto de lo que os he dicho, y la paz esta en mí mano
quando la querré; pero yo no la quiero con las condiciones quel rey de Frangía
la quiere. Y asy como burlando le díxe; — Sy vuestra magestad es amigo del rey
de Frangía, byen se que no sera el amistad syn el rey y reyna mis señores, y
syendo todos tres reyes amigos, podríase conplír lo que vuestra magestad de-
seava de verse con rey y reyna mis señores, y avn podríades os ver con el
el

rey de I-"rangía y todos tres concertar alguna buena enpresa contra los turcos
y tratar de la salud de toda la christíandad. Respondyome: Xo se podría hazer —
syn niucha dyficultad, porque quando yo la deseava estava a tienpo de lo poder
hazer; agora no, (2) [de hazer la guerra a Guel-
porque yo estoy determinado
dres, y syno aquella, de hazerla a los turcos,] y por esto avnque esa amistad
fuese lo que no es, no se podría hazer esta vista. Yo no le quise mas dezir
porque no pensase que se lo dezia como cosa pensada.
donde se avia
[Esta habla hera en un munesterio quatro leguas de Insprugh
retraydo semana santa, y yo tórneme a Insprugh la pascua, y el martes de
la

pascua enbiome a dezir que fuese con el en vn lugar que se llama Hínyste el
miércoles siguiente porque quería hablar comígo y quería continuar su ca-
mino para Frihurc a tener la dyeta, y aquel dya yo fuy con su magestad y no

(i) Intercalado de mano del embajador: <a Sus altezas, e a su onrra quitarse an muchos
ynconvinientes que píxlria aver en su venida, y a mas escusariase vuestra magestad de
muchos gastos que para agora no le serian prouechosos ni necesarios. Y esto le dixe,
pues me dixo que en todo caso quería su hija consigo.
(2) Intercalado por Gutierre: • de me vengar en alguna manera.
"

— 27 —
nvo logar de hablarme otra cosa syno dezirme c[ue hera muerto el rey de

I IVangiaJ (l).

El jueves que se contaron xix dias de abril el rey tuvo consejo [con los

prin<;¡pes que con el están y con otros muchos de su consejo] sobre lo que
devia hazer en la recuperación de sus tierras quel rey de Frangia le tenia, y
pues ya el rey de Frangía hera muerto, que no le convenia esperar aquel
tienpo en que le avian de ser restituydas. quanto mas que avnquel fuera bvuo,
no convenia esperar al tienpo dicho.
Fuele respondido por los principesy comunmente por todos (3) que
(2)
con toda celeridad devia enbiar sus gentes a la frontera de Frangía y enbiar a

mandar al archiduque que aquello mismo hiziese, y que el se fuese a tener la


dyeta, pues hera todo en vn camino, y que ay hablase con los pringipes del
ynperio, no pidiéndoles consejo syno ayuda, pues que como a pringipe del
ynperio heran obligados de ayudar, según la antigua costunhre de Alemania
que para defender y sostener sus estados los vnos a los otros se han de ayu-
dar, y que esta ayuda no la avia de demandar como enperador syno como
archiduque de Avstria.
Iten, le fue dicho que sin tardanga devia enbiar enbaxadores a \'. al. para
(jue quisyesen ayudar, poniendo en alguna necesydad a
por su parte le los
franceses por quel pudiese mejor hazer acá su obra.
Iten que enbiase enbaxadores a los potentados deItalia a demandarles ayu-

da para esta recuperagion de sus tierras y que esta ayuda fuese de dinero, pues
tenia asaz gente.
que devia procurar de poner alguna discordya en el reyno de Fran-
Iten,
gía, porque no asy pagificamente vuiese la subcesyon del reyno el que oviese

de reynar, porque syendo ellos entre sy discordes, se podrían mejor conponer


sus cosas, y avn todas las discordias de la christiandad, porque sy el rej' nuevo
que seria en Frangía pacificamente tomase la posesyon del reyno, que no se
acabarían asy byen sus cosas como syendo dyviso, y que en todo caso hera de
darle hemulo para que no pensase en mas de pagificar su reyno.
Yo el rey se aparto comigo y me dixo:
estuve a todo este consejo y después
Va aveys vistoque estos pringipes y todos los de mi consejo me han dicho,
lo

y en todas maneras yo determino de seguir aquel consejo y quiero poner mis


gentes en la frontera de Borgonia, y de todo en todo comengar la guerra, por-
que yo conosco al duque de Hurliens que es animoso, y sy se ve vna vez rey
de Frangía pacifico, podría ser que pensase en no restítuyrme lo mío, y por
esto yo querría comengar a ponerle en necesidad; pero para esto convernia
quel rey y reyna mis hermanos y yo, anbos juntos, fauoresgiesemos a Breta-

(i) Añadido por Gutierre: — «Jespues destovino la nueva de la muerte del rey de Fran-
cia y el rey enbio por mi.
(2) Sobre el renglón, añadido por el embajador: — que allí estavan.

(3) /(/. id.: — los del Consejo.


>

— 28 —
nia, para que aquella se pusyese vna vez en rebelión
y que los bretones con
nuestras espaldas pidiesen su señora; y sy en España oviese algund pringipe
con quien la casásemos, seria gran byen procurallo, porque casándola, aquello
de Bretania seria dyviso de Frangía, y sy en España no ay tal persona, bus-
carla yamos en Alemania, porque para lo que conviene a la pagificacion de la
christiandad y para hazer yo mis hechos, y avn para que vuestros señores estén
syn sospecha quel rey de Frangía no tentara de enprender alguna cosa con-
tra C^egilia, conviene que por todas vias obremos que la reyna de Frangía case,

y antes quiero trabajar en esto que en el casamiento de mi hija (l).

[Asymismo yo enbiare a estos pringipes de Italia por ver que podre sacar
del los,y sy vinieren en ayudarme como buenos confederados, podríamos ver-
nos el rey mi hermano y yo por la mar de levante en algund logar convi-
niente, y alli me podrían dar mi hija y traerla ya yo comigo, y sy los de Italia
no me respondieren como amigos y como es razón, sera de hazer otro pensa-
miento. Yo le pregunte: — ¿Que pensamiento sera de hazer? Dixome: Sera de —
pensar en cobrar yo lo mió y no saluar a Italia con mis pecunias, porque ellos
no querrían otra cosa, y sy los confederados de Italia no me respondyesen.
byen podriamonos ver el rey mi hermano y yo en el mar océano en la costa
de Bretania o donde le pareciese, y alli hordenariamos nuestras cosas como
conviniese a nuestros estados.
A yo le respondy que gierto hera que sy comengava guerra contra
esto
F'rangia,que los potentados de Italia, vyendole puesto en ella, no le daryan
aquella ayuda que le avian negado no teniéndola; pero que para mas conven-
gellos, no meparegia mal que los enviase a requerir, y que en este tienpo hor-
denase lo que le con venia para la guerra; pero que sy los de Italia no le res-

pondiesen asy como pensava, que yo loava su pensamiento, y que hera de pen-
sar como dezia en cobrar lo suyo por otra via, y que no devia comengar la
guerra, porque cargarla toda sobre el y sobre X"^. al.,
y que se haria lo que
los de deseavan, y que byen podria hazerse lo que su magestad dezia
Italia

de verse con \'. al. por la parte que mejor fuese y alli platicar y congertar
sus cosas como mejor les pareciese; y en esto dexamos la habla no tomando
conclusyon en ninguna cosa hasta que mas se pensase en lo que avia de res-
ponder (2) a V. al. sobre lo que yo le dixe y sobre este nuevo caso de la
muerte del rey de Frangía.]
Martes que se contaron xxiu días de abril el rey de Romanos (3) [tuvo con-
sejo, en el qual consejo fue acordado que los enbaxadores de los potentados de
Italia que aquí están en su corte fuesen despedydos], diziendoles que los prin-

gipes del ynperio estauan mal contentos de las cosas pasadas y formas (jue con

(1) Añadido por Gutierre: < porque con esto seaflaque<;eria la potencia de Frangía.
(2) Corregido por el mismo: escrivir.
(3) Añadido por el mismo: mando dezyr a los enbaxadores de los potentados de Italia
que aquí están que se podían yr a sus principes.
el |r(>y de Romanos] avian tenido, y que no serian byen vistos en la dyeta
pi*es que con ellos no se podya tratar, ni hablar, ni concluyr ninguna cosa que
a la glorya del rey de Romanos tuese, pues (|ue nunca sus señores avian (]up-
rido resoluersc en aquello (|ue por el rey de Romanos y en ayuda del vnperio
avian de hazer, aviendo ellos sydo ayudados del rey de Romanos y esperando
en loporvenir su ayuda, y que por esto ellos se podyan yr a sus señores y re-
ferirles todas las cosas que acá avian platicado, y sy quisyesen hazer alguna

buena resolu(;ion, ([ue podyan tornar a aquella dyeta o a otra sy se hiziese.


Esta cosa turbo mucho a todos los cnbaxadores, mayormente al legado del
Papa y al de Ñapóles, porque [)or algunas platicas cjue heran pasadas congetu-
ravan que seria esta cosa movida por [algún principe de Italia;] (l) el enba-

xador veneciano no estava aqui porque se avia quedado en ínsprugh, y a


quanto yo he podido conocer, creo que se quedo con yntingion de no seguir al
rey, y esto no porque desto que les es mandado se viese sentimiento, que
nunca se syntio hasta la ora (2).

[Antes que fuese hecha la habla a los enbaxadores por parte del rey, yo
fuy avisado dello, y dixeronme que a todos se avia de hazer en general el man-
damiento, y yo fuy a palagio y ryendome dixe al rey: Señor, por aventura —

soy yo de los condenados? ^Comengose a reyr y dixo: -Xo, que vos aveys de —
ser medyanero entre nosotros: esto no toca a vos. Y el rey se entro a su cámara

[y los enbaxadores a la ora les avian hecho y luego comunicaron co-


la habla,]

migo lo quel rey les avia mandado dezyr y tomándolo a ynjuria, acordaron
(3)]
de yr al rey a le dezir algo sobre esto, y rogáronme que yo quisiese ser en de-
zyr al rey que mirase en esto (4) que hera cosa de gran momento despedir asv
los enbaxadores, y yo tuve este medyo, que ni ellos conociesen que yo me

aparta va de hablar en ello, ni el rey pensase que yo le contradezia aquello quel


avia determinado de hazer; y esto hize porque no podía conprehender de don-
de nagiese esta cosa con tanto arrebatamiento hecha, y por vn cabo pensaua
que esto se hiziese porquel rey estaua concertado con el rey de Frangía, por-
que aquel día de antes hera venido Juan Bontenps, que nunca hasta agora avia
tornado de Frangía; por otro cabo vyendo quel rey de Francia hera muerto, no
hera de creer que aquello se hiziese por el congierto que estarla hecho con el,
porque con su muerte se mudarían todas las cosas y no avía ávido tienpo para
platicar con el rey nuevo, que avn Juan Bontenps no sabía que fuese muerto
el rey de Frangía, y asy yo les dixe a los enbaxadores que hablaría con el rey

sobre el caso, y estando para hablarle, por saber la causa desta cosa, vinieron
letras del ducjue de Milán por las quales hazia saber al rey que venegíanos le

avian demandado paso por su tierra para enbiar un proueditor con gíerta gen-

(i) Gutierre añadid: —


o forjada por el Duque de Milán, y yo no estaua syn aquel
pensamiento, pues su enbaxador mostrava plazerle de se yr.
(2) Añadido, aatdgra/o: que se dixo.

(3) Id. id.: á los dichos enba.\adores.


(4) Ll. id.: que maudaua.
— 30 —
te a Pisa, lo qual el duciiie les negó, y quel enbaxador venegiano questa con el
duque se avia mucho condolido desto, y que el duque todavía estaua enfio
dárselo, y que avia hablado liberamente quel no avia de consentir que vene-
cianos se hiziesen señores de Pisa, porque aquello hera la destruygion de Italia;
V esta nueva le fue dicha y leydas las cartas al rey de Romanos por el enba-
xador de Milán en presengia de los enbaxadores, egebto el de \'enegia que no
estaua aqui. Alli le fue dicho al rey que esta cosa hera de mucho momento y
que a los nuevos acaegimientos hera de hazer nuevas determinagiones; que
mirase su magestad que esta era cosa en que mucho y que
se devria pensar,
los potentados de Italia no avian de consentir esto,
y que pues venegianos se
querían hazer claramente señores de Italia, que agora ternia su magestad con-
sigo y a su hordenanga todos los otros potentados de Italia y a florentinos, y
que sy el a tal tienpo se desdeñava con todos los otros potentados y se de-
clarava por no su amigo, que venegianos harian en Italia lo que t|uerrvan, v su
magestad no conpornia byen sus cosas con rey de Frangía, y que no sola- el

mente desto vernia mal a toda Italia, mas a


Germania y a Qegilia y a toda la la

christiandad. El rey respondió: —


Yo a la verdad mas quiero el amigigia de flo-
rentinos con el resto de Italia que no la de los venecianos, porque aquellos, si
los ganamos por amigos, harán de voluntad lo que hizieren, y venegianos nun-

ca hacen nada de voluntad; asy que sy para ayudar a florentynos es menester


artillerya, yo lapodre dar y en lugar gerca de la mar; y boluiose a mi ryendose
y dixome: — Agora que nosotros estamos discordes dormis vos a buen sueño!
Byen es que quede syenpre vno para medyanero de las discordias que nagen
entre los amigos. Y asy dexo aquella habla y dixo: —Yos quiero dezir las
nuevas que tengo. Un mi seruidor dixo al rey nuevo de Frangía: —
Byen seria
que vuestra magestad se conformare con el rey de Romanos y que procurase
su amistad, pues aveys sydo amigos antes de agora, y que le restituyesedes
lo suyo, y asy vos y el congertados podriades gobernar el mundo. El respon-

dyo: —Yo su amigo so; mas querrya saber


que es esto suyo.' Dixole esto,
aquel: — Lo que es Respondyole el rey: Yo bien
del, el estado de su hijo. —
gelo daría sy el dexase de ayudar al duque de Milán; pero el no dexara de
ayudar, y ayudándole, yo no le daré lo suyo, porque o yo moriré, o seré señor
de Milán. Asy que tenemos el enemigo que antes teníamos, y mas cabegudo,
y yo byen se que nunca sacare lo mío de poder de los frangeses syno con
sangre.
Antes que viniese la nueva de la muerte del rey de Frangía tenia el rey
de Romanos acordado de enbiar a \'. al. al presidente de Borgonia y a otro
Borgoñes non lo conosco, y después que
la nueva de Frangía vino, están aque-

llos desafuzíados de yr y esta resfriado el hazer aparejo ninguno para


alia,

enbiar por la señora pringesa de como antes estaua platicado, que me parege
quol rey hordenava de armar en Cienova vna armada en que pudiese venir
segura la señora pringesa hasta allí, y como digo, esto esta disparado por ago-
ra, y el rey dilata de me responder hasta I'Vayburg, y avn yo por esta muta-
(,-ion no solit;¡ti) imicho la ros|")LU'sla, puos (|iio la (lilacinn ha/c al iiroposyto.
Syenpre estare sobre aviso para sentir v salicr lo (|iu' liordcna, por manera niic
con ticnpo pueda estorvar In vno v solicitar In otro I. (
i

üiie ya saben \' al. que entre \'. al. y el rey de Romanos esta vna capi-
.

tulacjion por la c|ual soys amigo de amigo y enemigo de enemigo, y que quan-

do ocurriere alguna negesydad al vno o al otro, son obligados a se ayudar y


socorrer con todos sus estados contra cualquier persona que sea, y que agora
el Romanos por recuperagion de sus tierras quel rey de Frangía le
rey de
tvene ocupadas quiere mover la guerra con Frangía, syno le quisiere restituyr
sus tierras en otra manera, por tanto, f|ue ruega a \^ al. que se quieran pre-
parar para ayudar y que hagan todo su poder para este efeto, y que ]ior
le

virtud de acjuella capytulagion que entre V. al. y la suya esta, requiere a


\'. al. que le hagan aquel ayuda que son obligados a le hazer como el haria

syendo requerido por \ al. .

Iten quel enbia enbaxadores a


,
los potentados de Italia a los rogar y re-
cjuerir que le quieran ayudar para esta recuperagion de sus tierras, y (|ue sy
los de Italia le ayudaran de tal manera cjue el pueda sostener la guerra, que
con esta ayuda y con la que V. al. le harán espera que en breve tienpo sera
finida esta cosa; v porque parege que los venegianos hazen algund movimien-
to en y no sabe sy querrán concurrir con los otros potentados en darle
Italia

que ruega a los otros pringipes de Italia que tenporizen con ellos, por-
aj'uda,
que no vayan mas adelante aquellos movimientos y por aquello no se enpa-
che estotro que es mas al proposyto para la salud de Italia.

Iten, que sy los potentados de Italia le ayudavan, que el nunca los dexara,

y que syenpre pimara por la defensyon dellos; pero que sy no le querrán


ayudar, que en ninguna manera su magestad quiere perder lo suyo por nadye,
y que buscara otra forma o medio para lo aver, lo qual avra syu dilación nin-
guna, sy querrá dexar de ayudar a Italia, y que su magestad y vuestras mages-
tades pueden hazer sus hechos con el rey de Francia con tynta y papel syn
consumir sus pecunias por querella agena.
Después de dada esta escritura, otro dya me mando llamar y dixome que no
se escriuiese en esta forma, porque convenia pensar byen lo que se avia de
escriuir, porque cada dya ocurrían cosas nuevas, y hasta tomar resolugion de
todo lo que se avia de hazer que oviese pagiengia, porque las grandes cosas
hera negesario pensallas y pensar mucho en ellas, y paregiome que esta hera
vna dilagion para no responderme en lo que tocava a traer a la señora pringesa
o dexarla hasta el porque en esto no he podido auer
tienpo que V. al. dizen,
vna palabra mas de dezir que quiere su y con esta dilagion quehija consigo,

me dyo y con ver que por otra parte despedya los enbaxadores para V. al. syn
saberlo yo ni dezirme nada dello, acorde de escriuir esto a V. al. hasta tanto

(i) Adición aufdgr. del embajador: destas cosas me paregio dar notygia a V. al. has-
tanto que aya resoluta respuesta. De Fyesen a .xxvi. de abril de xcvui."
1

— 32 —
que vea el fyn de lo que quiere y en que paran sus pensamientos y movimien-
tosque son muchos.
A todo lo que puedo conprehender creo que le dan de alia pryesa en
quanto a la venida de la pringcsa; quando deste caso mas sabré escriuirlo he
a V. al.

Los enbaxadores que enbia a \\ al. son tres; el vno conosco, cjue se llama
luán Caspar de Lamenberque; los otros no los conosco, y estos se han despa-
chado tan en cubyerto de mi y avn de aquellos de quien yo lo podia saber, que
nunca lo pude sentir hasta el dya que se partían, que acaso lo supe.
.'\symismo enbia enbaxadores al rey de Inglaterra a le requerir de amistad
para esta rotura de Frangía; pero aquello mas dize que es por conplir que no
porque espere que se lleve a efecto, que byen se tyene por dicho que no ha
de venir en ningund congierto con el rey de Inglaterra.
Muchas platicas y opiniones hay sobre esta rotura de Frangía y como se ha
de hazer, y porque son diversas y no ay asyento en ninguna cosa, no las ascrivo
de aqui hasta que asyenten en alguna cosa que se pueda escriuir giertamente.

de Vlma, primero dia de mayo de 98-

(I) Y luego el legado y los enbuxadores de Ñapóles y Milán hizieron mucha


ynstangia al rey para que revocase aquella determinagion que avia hecho
de mandallos yr, otVegiendole que sus señores vernian en le ayudar para co-
brar lo suyo, y que la liga se hiziese a ofensyon, asy como hera hecha a defen-
syon, como su magestad otras vezes lo avia demandado. El rey les respondió
que aquello hera determinado en su consejo y que el non lo podría revocar,
pero que lo moderaría en esta manera: quel legado y el enbaxador de Milán se
tornasen a Inspruc coa el enbaxador de X'enegia, y que el hordenaria algunos
de su consejo que quedasen con ellos, y que el enbaxador de Ñapóles con otros
enbaxadores suyos fuesen a Milán y a V^enegia y a Roma para hazer entender
aquellos pringipes su voluntad, y que si se resoluiese en hacer lo quel queria,
pues no pedirla cosa que no fuese onesta y razonable, que con aquella reso-
lugion se podrían venir donde el estuviese todos juntos, y syno, que estarían
mas gerca para yrse a sus tierras. Fuele replicado que ellos no se harian tanta
verguenga ni darían tanta honrra al enbaxador de Venegia en tornar a pasar

lasmontañas y yrse a juntar con el, porque el se reyria dellos y se reputaría


por sabio, y que su magestad no gelo mandase. Esto hera por poner algund
estorvo a este mandamiento (|ue les hera hecho, y por no partir de la corte.
El rey no les respondió mas por entongas. Otro dia el rey les hizo dezir que se
quedasen ally y que ally mandarla venir al enbaxador veneciano. Ellos re])li-

caron que aquel lugar no hera byen sano, que le pluguiera que se fuesen a vna
tierra que se llama Alemingue y que allí estarían hasta que su magestad man-

(i) Este párrafo p.-irece debía seguir al primero de la pág. 29.


— 33 —
dase otra cosa; y asy fue acordado c]ue se hiziese; y después el rey se partió
de alli y los enbaxadores asymismo y el rey vino a X'lma primero dya de
mayo y los enbaxadores se vinieron a la dicha Vlma otro dya siguiente; creo

que fue con la litera del rey, porque yo supe que ellos lo enbiaron a procu-
rar que le pluguiese que viniese a \'lma.
Kl rey de Romanos nimca me ha t|uerido responder en lo c|ue toca al
traer do la señora print^esa o dexarla en poder de \'. al., saluo que en la pri-
mera habla me dixo que (¡ueria su hija consigo y tenia determinado de enbiar
enbaxadores á \'. al., y de hacer armar en Genova ciertas carracas para la
traer; y esto hera antes de la muerte del rey de Frangía, y después que aquella

nueva vino, resfrióse; estí» asy por esta nueva como porque murió Gaspar Mekj
que hera vno de los enbaxadores que avian de yr; y el otro hera vn presy-
dente de Borgonia, y con la muerte del vno y con tener negesydad del otro
para las cosas de Borgonia, por entonces geso aquel pensamiento, v después
que vinieron las cartas de la señora pringesa y de Lupian que truxo el Gallego,
mogo de espuelas de la pringesa, acordó de elegir otros enbaxadores, pero di-
xome que no los depediria hasta hablar conmigo y dezirme su voluntad en lo

que tocava al traher de la señora pringesa, y ame traydo en dilagionesdizien-


dome que me ha de hablar otras cosas y que a vn tienpo tomara conclusyon
en lo vno y en lo otro: y en este tienpo syn dezirme nada son despachados los
enbaxadores. Dizenme que son tres; el vno es vn Juan Gaspar de la Benberg,
los otros no ios conosco. A todo quanto yo puedo alcangar en este caso de la

venida de la señora pringesa creo que de alia le dan priesa.


Asymismo enbia enbaxadores al rey de Inglaterra a le requerir de amistad
mas para conplir que no
para ronper en Frangía; pero que aquello dize que es
porque espere que avra efecto, que byen se tyene por dicho que no ha de
venir en ninguno concierto el rey de Inglaterra.
Muchas platicas y opinyones ay sobre esta rotura de Frangía y de como
se ha de hazer, y porque son diversas y no hay cosa asentada, no las escrivo
hasta poder escriuir cosa gierta (l).
De V^lma primero dia de mayo de 98.

(i) Gutierre repitió casi en los mismus términos estos dos últimos párrafos en su bo-
rrador. (Véase pág. 32).
34

OTRA CARTA
para sus altezas fecha en Vbna á XIIW de mayo de gS. Endiose a mosen
Juan a Milán.

V.\ primer clya de mayo escriui a \". al. de todas las cosas que hasta aciuel
dia ocurrieron en lo que tocava al despedimiento quel Rey hizo al legado y a
los otros enbaxadores de Italia, y después que los enbaxadores vinieron aquí
a Vlma el Rey les mandollamar y a mi con ellos y h izóles vn habla asaz seve-
ra (?) (l) \' muv fuera de la costunbre suya de hablar, en la qual resumió todas
las cosas que avia hecho por la saluagion de Italia y lo que avia perdydo por
entrar en la liga, promesas y palabras que los de Italia
y asymismo les dixo las

le avian hecho porque defendiese a y como no las avian guardado ni


Italia,

cumplido \- de como le avian hech(i venir della y con quanta verguenga hera
tornado en Alemania; v asymismo les dixo que l)yen sabian quantas vezes les
avia requerido que quisvesen avudallc para recuperar sus tierras y que nunca
le avian querido responder s},-no palabras generales; y asymismo que se les

acordase quantas vezes dicho del mal contentamiento y yndinat;ion


les avia

que tenían los pringipes del ynperio contra toda Italia, y finalmente todos los
de la Germania los tenian en aborrecimiento, y que de mejor voluntad yrian
contra ellos que contra los frangeses, y que nunca le avian querydo creer, y que
agora estauan ya en el cabo de todas las cosas donde conogerian que todo lo
que les avia dicho hera verdad, porque el dya que el se ¡untase en la dyeta
con pringipes del ynperio y viesen que con los potentados do Italia no se
los

avia tomado ninguna conclusyon, que a la ora enbiarian enbaxadores a Frangía


a se congertar con los frangeses, quisyese el o no, y que a el le serya forgado

seguir voluntad de los pringipes, y que por aventura temía Italia en vn tien-
la

po a los frangeses y a los alemanes contra sy; y que esto no se lo dezia po-
niendo dubda en syno certificadamente que seria asy, y que desto el que-
ello,

daría syn cargo, y avn que no pensasen que de la preda el quedase syn parte,
que no avia de consentir el ni el ynperio que el Rey de Frangía tomase a toda
Italia, que ellos avryan su parte della. Y por aquí les dixo muchas cosas con
asaz semblante y no de pagiengia; y los enbaxadores le respondyeron dulge-
mente y cada vno escusando a su señor lo mejor que podya y echando la cul-
pa al compañero como ellos dizen; y en fin desta habla el Rey les dixo: Mas —
os quiero reprehender de palabra que no daros con el bastón en la cabega, y es
negesario que mientras tenemos tiem]io que obremos y busquemos remedyo
para los daños que a Italia se manifiestan, y pensa en el remedio que esto po-

{II La polilla ha dejado ininteligible este calificativi


— 35 —
(Ira avi'i-, [iMr(|uc cslax's ;i nunl\i> pelií^ro, \- as\-iiusnii) yo pcns.in- en .ilijuml

rtMiiedx'o, \- por nu'did drl I i mu-iuladdr i is habla re, (|ur el ipiicfi) que sea cntrr
nosotros medianero, |3or(.|ue nuestras platicas sean secretas y no se estx'cndan
:i quien nos ponj^'a disturbio a las cosas cpie a\' asa/, porque solamente tenéis
a mi en vuestro lavor en tnd,! \len\ania, que lodos los otros os son contrarios.
()tro (Iva el re\' me dixo: Kstas cosas ile It.ili.i están a mucho peligro s\'no
se da a C(jnü(,"er a (fstos pringipes del x-npei'io cpu- se pue(li- tener al^jjima bue-
na esperaníja de los ytalianos (pie h.n'an por el \-nperio \' por mi en mis ne-
gesydades lo ^\\\'• yo he hecho poi' ellos \' lo (pie espero de ha/er C(_)n a\u(l,i

del ynperio, y esto no puede ya pasar en ])alabras y es ne(;esario cpie venga-


mos al efecto y (]ue busquemos algund medio para que podamos entretener a
estos alemanes en esta esperan(,"a
\' los podamos n^(_iver de opinión (|iie l,i

tyenen de se ¡untar con l(_)s tran(^eses para contra Italia. Vo he ]5ensado vn


medvo (|ue podra apnjuechar para esto y tanbyen para traer a mi hijo el Ar-
chiduciiie a la guerra con los tran(,;eses, que ya esta byen dispuesto para ello,
y para traer algunos mis amigos v a mis vasallos a que de mejor voluntad me
avuden para la defensyon de Italia y para la recuperación de lo mi(_). lil re-
medyo que he pensado es que se ci^nduga vn capitán en nonbre del Papa y
mió y del rey de Ñapóles y del du(.[ue de Milán, porque de la Señoría de \'e-
negia no quiero hazer cuenta, porque no ha de venir en elhí, y (.[ue este ca-
pitán sea el dut[iie Alberto de Sasonia, el qual aya de tener xnQ conbatientes,

mi"® de cauallo y vu!°@ peones, y que luego ronpa la guerra con Franíjia por
Borgonia en n(jnbre de la liga, v (pie esta gente se pague p(_ir todos nosotnjs
(piatro potentados por termino de tres meses pagando cada vno segund la ,

calidad de su estado, y para esto yo quiero poner Lxxvg) ducados y el Papa


ponga xxvg) ducados y el rey de Xapoles LS) ducados y el duque de Milán
L® ducados, asy que sean por todos ce® ducados, y haziendose esto, los prin-
(,'ipes del ynperio conoíjeran que los de Italia quieren ser en buena unión

comigíj y con ellos \' perderán algo de la mala opinión que tyenen y mi hijo
verna a la guerra toreado (_|uand(.) vera que (jtros pr¡n(:;ipes avudan para la re-
cuperación de sus tierras, y en este tienpo de tres meses nos podemos con-
cordar todos ios de la liga para lo de adelante, y con esto espero que en I'ran-
(;ia avra nuevos pensamientos \' podra ser que movimientos; asy cjue hazeldes

de mi parte este habla, y sy ([uerran venir en otorgar esto y prometerlo y que


luego se i^onga ]ior obra, esta sera la salud y remedio de todos los males que
a Italia se aparejan, y sy no lo cjuisN^eren hazer, no dudes syno que Frangía y
Alemania serán juntas para el daño de Italia.
Yo hize esta habla a los enliaxadores y elU^s me respondieron que esta
cosa ciuel rey pedya hera raz(jnable y onesta y t[ue ellos esperauan c[ue sus
señores la agebtarian y cpie desto no tenian dubda, pero que ellos no tenían
mandato ¡lara prometer ni concluyr tal cosa, mas que sy su magestad les
dava termino para que pudiesen escrevir y venir la respuesta, la qual yria y
veriiia en termino de xx dias, que ellos escriuirian con tal diligengia, que
- 36 —
aquel tieiipo de los xx dias ternian respuesta y ciin obra como su majestad
lo quería y cjue desto no dubdavan.
El rev notomo mucho contentamiento desta respuesta, di/lendo que todo
esto hera palabras y que con csperangas le querían detener
y que el no podía
esperar mas, porque la tardanza en determinarse en lo que avia de hazer da-
ñava a sus cosas, mayormente en esta coyuntura desta mutación de reyes en
Fran(;ia, \- (|ue el avia dado dilación a no juntarse en la dyeta hasta tener
algún congierto con Italia [lara poder
ajjlacar la mala voluntad que los prín-

cipes del ynperío tyenen con y que avia venido por caminos torcidos por
ella,

ver sv en este lien|iii |iodria tener con ellos alguna conclusvon, y que ya no
podía detenerse mas, syno ]Dartir luego para la dyeta, y en la hora cjue llega-
se, lo primero de c|ue se avia de tratar hera desta materia, y quando no ovíese
alguna razón para ]ioderlos entretener, cpie luego serian enbiados enbaxadores
a Frant;¡a como tenia dicho: t|ue le pesava mucho del daño de Italia, pero
que, en fin, no podía mas hazer, mas que no quería dexar de tentar todas las

cosas por mas satistazer y que le paregia que se podía tener un medyo:
mientra enbiauan con esto a sus señores, C|ue hablasen con el duc|ue de Saso-

nia para rogalleque quisyese agebtar esta enpresa de ser capitán de la liga y
ronper guerra con Frangía y que asymísmo el hablaría con ellos, juntamente
con dicho duque, \' que le diesen gierta esperanza que en esta conduta no
el

avria mancamiento, y que mientra les venia el mandato para asentar las cosas,
que el duque de Sasonia pusyese en horden la gente, y que de lo quel avía de
dar por su perciuo se pagaría luego la gente en tanto que venia la paga de
Italia. )• con esto se remediarían todas las cosas, o a lo menos avria razón para
entretener a los principes del ynperío que no enbiasen enbaxadores a Frangía.
Yo torne a los enbaxadores con esto y díxeles todo lo quel rey me avía
dicho, y como quiera que se les hizo grave aver de hablar en tal cosa v dar
esperanga gierta no teniendo facultad para ello, pero como no dubdasen que
sus señores avrían esto por bueno, acordaron de lo hazer, y asy me díxeron
que lo dixese al rey. Cuando el rey lo ovo, díxome: —-Byen me plaze de su
respuesta, pero es vna dilicultad en esta cosa, cjue el du(.|ue de Sasonia no lo

quiere agebtar, porijue yo iie hablado con el y dize c[uel no lo hará syn con-
senso de los pringipes del ynperío, y sy esto se pone en consejo de aquellos,

son desechos lodos nuestros ])ensamientos, t|ue no darán lugar a ello, y el no


lo ha de hazer sy ellos no consyenten, asy que esto esta en mucho peligro;
pero ay vn remedio, que sy el duque de Sasonia no lo quisyere hazer, no
faltaran otros capitanes que loagebten, avntjue no sean de tanto estado ni

tan estimados en los hechos de la guerra, pero serán personas asaz suficientes
para ello y darán buen recabdo en esta cosa; pero sería necesario hazerlo
desta manera, c|ue yo y el legado y los enbaxadores de Ñapóles y ele Milán
os demos ])oder a vos ])ara i|ue en nuestro nonbre busipieys los tales capita-
nes o capitán, y que los condugays y les prometays en nuestro nonbre e por
nosotros, (pie les serán pagados tres meses de sueldo, desde el dya (|ue ron-
,^7 —
prran en l'ram,'ia liasla ser conplidDs los tres meses, y desla manera liallare-

mos capitanes y gente, y de otra manera no, |ior(|ue no (|iueren gastar lo

suyo para ponerse en horden syn seguridad de la paga; de/ildo esto a los
cnhaxadores, y sy lo (piisieren ha/er, ha/ed vna escritura eonforme a esto y
firmarla hemos yo y ellos.
N'o lo liahle a los enhaxadores y al legado y ellos rehusaron de ha/er tal
ohligai;ion y respondieron ipie en ninguna manera ellos no harian lo que no
podian ha/er, ponerse ellos a peligro con sus señores y no ha/er
])ori|ue seria

lo t|ue eonvenia a su magestad jjero que les diese termino de diez dias para
;

escriuir esto al duipu- de Milán, y que de la respuesta del duipie se conoceria


lo (]ue devia ha/er y que sahian que veniendo el duque en este con(;ierto, (jue
el Papa v el rp\' de Xapoles no le contradirían, v que venida aquella respues-
ta, t|ue darían entera esperani^a a los ca])¡tanes que se cunpliria con ellos, \' ([ue

en tanto vernyan los mandatos y respuesta resoluta de sus señores, que no


tardarla mas de otros diez dias, de manera quel termino todo serya veynte
(Ivas para saber y ver conclusyon de todo esto, y asy se asento que
la final

se hiziese, y en este punto queda esta negocjiagion y esto se ha negociado ;

a])arte del enbaxador vene(,"iant), porque no ha estado aqui, como c|uiera cjue

vino antes desta conclusyon, [lero el rey no quiso que desto se le diese parte.
\'enidas (.pie sean las respLiestas, escrevire aquello que se responderá y lo que
en este tienpo aqui ocurrirá.
Desta negociación, ni de ser el negociador desta cosa, yo me C[uisyera
escusar, sy tuvyera alguna escusa para que no se pudyera sospechar algo de
mi porque no quería entender en ello syendo yo de V. al. y syendo ellos

confederados de vuestras niagestades, y por esto he obedecido lo quel rey me


ha mandado en este caso, segund es escrito.
Ue lo que toca a enbiar por la señora prin(,-esa o dexarla en p(jder de
y. al., por agora ya escriui que avia sentido, y no he podido sacar del rey
lo

respuesta avnque lo he solicitado algunas vezes, y quexeme a su magestad de


aver despachado los enbaxadores para \'. al. syn dezirmelo, aviendome dicho
que no los despacharla hasta C|ue hablase comigo. Respondióme que no heran
ydos a \'. al. \ o le dixe que yo sabia que heran partidos, que ellos mismos
dixeron que yvan a España. Respondióme que hera verdad, que heran parti-
dos de la
y quando fuésemos a Frayburg los ve-
corte, pero no para España,
reys y que desto
alli, no dudase; y como yo se que no se haza aparejo de ar-
mada, )• sy es verdad que los enbaxadores partirán, hasta que vamos a Fray-
burg no do priesa por saber lo (pie querrá hazer, porque la dylacion suya
hará al proposyto, que se pasara el verano antes c[ue vayan los enbaxadores a
V. al., pues para el ynvierno buena ra/on avra |iara no navegar y asy so ga-
nara este añ(_).

1 eniendo esta carta para la cerrar, el rey me enbio a llamar y me dixo


(]uel enbaxador de Ñapóles hazia ynstan(,-ia que su rey fuese yncluso en la
liga, pues le dcniandauan dvnero jiara la guerra, v (|ue por su magestad no
- 38 -
pesaría, y que \o avia dicho al legado y al enbaxador de Milán c]ue lo escri-

uiesen a sus señores y que asy me lo dezia a mi. Yo le dixe que no hera ne-
<;esario escriuirlo a \'. al., porque Garcia Laso tenia este cargo en Roma, que
(¡uando alia se platicase i|uel respondería.
Asvmismo me dixo el rey a esta ora, que son las doze de la noche, que
en aquella ora avia enbiad.) a mandar al enbaxador de X'^enegia que se fuese
a su Señoría, \' t|ue su magestad enbiaria con el sus enbaxadores \' (¡ue alia

propornian lo i|ue aqui no le t|uerian dezir.

De \'lnia a xlhl" de mayo de 98.

Desde el principio de mayo, en dyversos dyas, en la gibdad de \'lma, la

magestad del señor rey de Romanos mando llamar al reuerendo obispo de


Concordya, (l) legado de nuestro muy Santo Padre, y a los manificos micer
l'rangisco de Montibas, (2i enbaxador del serenísimo señor rey de (^egilia e
Iherusalem, )• a mi(,-er .\rasma Hrasque, (3) enbaxador del ilustrisimo señor
duque de Milán, \' s\-endo yo (iutierre (iomez de l'uensalida , enbaxador de
los católicos re\' y reyna despaña, mis señores, presente, la magestad cesárea
les hizo algunas hablas, en las quales su magestad hizo memoria de muchas
y enbaxadores, respon-
cosas, a las quales hablas los prefatos señores legados
dieron a su magestad, y sobre pasadas muchas razones, su magestad les dixo
que queria que yo, el dicho enbaxador despaña, fuese el medyo entre su
magestad y ellos y que su magestatl hablarla comigo algunas cosas y que yo
se las referirla a ellos. Aquella habla fenegio en esto.
La magestad del rey de Romanos hablo comigo, diziendo, que vyendo el
peligro en que estañan las cosas de Italia, no gesava de pensar en los reme-
dios que ]3odria aver para la guarda y definsyon della \' para ojjrimir a los
trangeses y ponellos en negesydad, porque no pensasen de ofender a otro, y
que hera su pensamiento lo que muchas vezes avia dicho, que la guerra se
pusyese dentro del reyno de h'rangia, y que convenia i[ue esto tuese hecho
syn dilación, porque sv as\' no se hiziese, avria muchos \nconvinientes y pe-
ligros en la tardanza, y c[ue para hazer este comiendo de guerra avia pensado
que en nonbre de la Santidad de nuestro señor, y en nonbre del serenisinm
señor rey de .Xapoles, y en nonbre del ilustrisimo señor duque de Milán, fue-
se conduto vn capitán por tieiipo de tres meses, porque turante este tienpo
ce congertasen los prefatos señores, conviene a saber: el Papa y el rey de
Ñapóles y el duque de Milán y su magestad, como de que manera se avia \-

de continuar la guerra, sy en este tienpo de los dichos tres meses no ovyesen


paz general; el (|ual capitán oviesj de tener xu£) conbatientes, conviene a

(i) Era su nonibif Keiincld. ^.\'. 1/. E.)


(2) Sic,por .\lontihiis, (j se;i, castillMniz.uld, de Montes.
(3) Caballero Erasnm Brascha.
— 39 —
saber: iiii*9 de cauallo e viii^í) peones, y t|ue
gente luego se comen-
c<in esta

tase la guerra en lVani;ia por la parte de Horgoña, y que para la paga desta
gente numerava que lieran menester CLxxx°£) ducados para tres meses, v
para el artilleria que hera ne<;esaria llevar con este exergito c|ue heran menes-
ter xkQ ducados; asy que suman ccg) ducados, de los quales su magestad
quería poner los LxxvQ ducados, y que la Santidad de nuestro señor pagase
xxvO ducados, y el LO ducados, y el ilustrisimo
serenísimo rey de Ñapóles
duque de Milán LO
ducados, y que estos fuesen pagados en dos pagas, la
primera luego, syn dilagion níngima, y la segunda a vn tienpo que fuese ra-
zonable, por manera que por defecto de la paga la gente no fuese mal con-
tenta y se 9esase de hazer con ella que se conduzia; y que se-
el efeto para
gund lo que el señor legado y los dichos señores enbaxadores de XapDles v
de Milán dezian de la esperanca que tenían (¡uc sus señores vcrnian en todo
aquello que justo y onesto y razonable fuese que su magestad c|uisyese de-
Uos, que esto le paregia a su magestad que devían conceder v asentar en
nonbre de sus señores.
Después desto la magestad gesarea dixo que en quanto a la tasación del
dynero que los potentados de Italia han de dar, conviene a saber: CxxvO
ducados sobre los LxxvQ ducados que su magestad ha de dar, que quede la
tasagion para ciue ellos la hagan entre ellos.
Después que la magestad gesarea me hizo esta habla, v<i la fuv a comuni-
car al dicho señor legado y a los dichos señores enbaxadores supradichos, v
los prefatos señores loaron el pensamiento de su magestad, que hera bueno v
muy convíniente que asy se hiziese, y que creyan que escriuiendo ellos a sus
señores, que ynmedíate lo harían; pero que ellos no tenían mandatos para
poder acebtar ni concluyr esta cosa, ni para prometer en nonbre de sus se-
ñores de dar esta cantidad de pecunias ni otra menor cantidad; pero que sy
a su magestad le pluguiese de darles termino convíniente jwra escriuir a sus
señores, que escriuirian con toda diligencia y soligitarian que con toda pres-
teza vyníese la respuesta, y que no dubdavan syno que vernia tal qual su ma-
gestad la deseava, pero querían recordar a su magestad algunas cosas que
heran necesarias recordar y son las siguientes:
Que no obstante que esta guerra se comengase por Borgonia, que podría
ser que el rey de Frangía enbiase gente a este, como se dezia que pasaua al
]jresente, y que tentase de hazer algo contra el señor duque de Milán: i|ue
querían saber, sy el tal caso aconteciese, que que ayuda o socorro ternia o le
seria dado al duque de Milán.
Iten, que sy los venecianos quisiesen seguir la enpresa de Pisa, como ya
mostrava que lo querían hazer, que que seria hecho en tal caso.
Iten, que sy los venegianos diesen ayuda contra la .Santidad pontifigía
ayudando a vesynos que son contrarios del contra coluneses para poner tur-
bagion en el estado de la yglesia, que que socorro o ayuda ternia su Santidad.
Iten, que sy venegianos enbiauan gente al reyno de Xapoles para poner
— 40 —
aquel reyno en turb;n;ion, como se dezia que lo querinn hazer, que que ayu-
da teriiia el rey de Ñapóles.
La magestad del rey respondió a esto susodicho, que quanto tocava al es-
tado de Milán, que byen creya su magestad que haziendose la guerra a Fran-
gía por la parte de Borgonia, que byen seguros podrían estar que el rey de
Frangia no enbiaria gente contra el duque de Milán; pero que sy enbiase la
tal gente, que en tal caso su magestad socorrería al duque con todo aquello

que por los capítulos de la liga es obligado cada vno de los confederados de
socorrer al que tuviere neqesidad de ser socorrido.
Iten, que quanto toca a venecianos, sy quisiesen seguir la enpresa de
Pisa contra florentinos, que en tal caso su magestad haría contra venecianos
todo aquello que los otros confederados de Italia hizíesen, ecebto dar dynero
|5ara sostener a Pisa, que esto no lo ha de dar.

Iten, que sy venegíanos hizíesen alguna cosa contra el Vapu o contra el


rey de Ñapóles, que la Santidad de nuestro señor recercase el ayuda del du-
que de Milán y del rey de Ñapóles, y que su magestad, por su parte, haría
todo lo que los otros confederados hizíesen para poner en necesidad a vene-
cianos y para ponelles la guerra en su casa, porcpie para esto su magestad
tenía buen aparejo y hallaría hartos que de buena voluntad se moviesen para
el daño de venecianos; y asymísmo en lo que toca al rey de Ñapóles esto
mismo respondió su magestad, y en fin, dixo que haría por cada vno destos
potentados, conviene a saber, la Santidad de nuestro señor y el señor rey de
Ñapóles y el señor duque de Milán y en socorro \' ayuda dellos, todo lo que
por la obligación de la liga fuese obligado.
Asymísmo, su magestad díxo que le parecía <|ue todo esto pasava en pa-
labras, y que no se podía venir a la conclusyon, porque quando vna cosa se
]5roponia, que le da van buenas esperangas, y que quando venían al efecto,
dizían que no tenían poder, y que esta cosa hera de tal calidad y estaua en
talpunto, que no se podya esperar, y que en la tardanca desta cosa avia
muchos peligros y ynconvínientes; jiero pues que no podían prometer estas
pecunias para conduzir la gente, y sin ellas la gente no se podría ¡untar, (|ue
porque no se perdiese tienpo, que el legado y enbaxadores sobredichos ha-

blasen con el duque .\lberto de Sasonia para que quisvese acebtar de ser ca-
pitán de la liga pura ronjicr en ['"rangia, y le rogasen que quisyese poner en
borden esta gente sobredicha, y cpie sy los dichos legado y enbaxadores qui-
syesen que su magestad tanbyen hablase con el dicho duque para rogarle
que agebtase este cargo, que díziendogelo el legado y enbaxadores, que su
magestad juntamente con ellos gelo rogarían, y c|ue ellos diesen al dicho du-
que de Sasonia esperanga gierta (|ue esto vernia a efeto y ()uc no mancaría
la obra.
Los sobredichos legado y enbaxadores respondieron cjuc como cjuiera
que ellos no tenían poder para esto y hera cosa fuera de su comisyon, pero
que teniendo gierta esperanga, como la tenian, que sus señores avrian jwr
— 41 —
buena esta conduta deste capilan y ícente, y que no iludavan c|ue con efecto
promelerian sus señores la paga, (¡ue a ellos les pla/ia de liabiar con el dicho
señor duque y dalle toda esperanza y rogalle que a^jebtase este cargo, y (¡ue
asymismo suplicauan a su magestad ijuc juntamente con ellos gelo rogase.
Después que su magestad oyó esta respuesta, dixo que avia en esto vna
gran dificultad; quel duque de Sasonia no ai;ebtar¡a este cargo svn (¡ue fuese
puesto en consulta con los ])rinc;ipes del ynperio, y que este hera vn grande
ynconviniente; pero sy e! duciue no lo aneblase ,
que se hallarían otros capi-
tanes que tomasen el cargo, y cpie ]5ara esto con venia hazer vna cosa; c|ue su
magestad por sy y el señor legado y los señores enbaxadores de Ñapóles y
Milán en nonbre de sus señores me diesen poder a mi, el prefato enbaxador
desjjaña, para que en nonbre de su Santidad de nuestro señor, y de su ma-
gestad y del señor rey de Ñapóles y del señor duque de Milán, conduxese
vn capitán o capitanes, aquellos cjue a mi byen visto fuesen, para cjue tuvie-

sen aquel numero de gente de pye y de cauallo para ronper la guerra en


Frangía, y que yo, el dicho enbaxador despaña, en nonbre de los dichos se-
ñores, hiziese la conduta y el pacto y convenengia de aquello que se les avia
de dar a cada cauallero y a cada peón por mes, por lo qual ellos estarían y
pasarían, dándoles yo, el dicho enbaxador, notígia de quien heran los capi-
tanes o capitán y del pacto y conveniengia que con ellos se hazian, pori|ue a
ellos fuesen notas todas las cosas porque la gente se aderegase y se apergi-

bíese para comengar la guerra, venida la conclusyon de sus señores y el dy-


nero para pagarles el sueldo, y ([ue ton esto se hallarían capitanes y gente
sy fuesen seguros que se conplíría cone líos lo que les fuese prometydo. Sobre

lo tjual, y^o, el dicho enbaxador despaña, hize vna escritura conforme a las

palabras que la magestad del rey me dixo , y mostrela a su magestad y su ,

magestad me dixo (.jue le plazia la dicha escritura, que la mostrase a los en-
baxadores, y que sy la oviesen pov byen, que la firmasen y que su magestad
la firmaría asymismo.
Yo mostré la escritura a los señores legado y enbaxadores, y respondie-
ron que aquella escritura hera vna oblígagíon, la qual ellos no podían hazer,
porque hera ponerse a peligro con sus señores y no aprouechar mucho a su
magestad, cuyo seruígío deseavan como el de sus propíos señores, y (|ue su
magestad no devia querer dellos ni pedilles aquello que no pidiria a seruido-
res fydelisymos, }' que ellos no se apartarían en ninguna cosa de aquello (pie

avían hecho dezír por mi a su magestad, convyene a saber: que escriuirían a


sus señores con correo bolante y que hablarían con el duque de Sasonia para
que quisiese acebtar este cargo y le darían toda la esperanga tpie ellos te-
nían, y sy duque no quisiese acebtar esto, que ellos harían esta halila que
el

avían de hacer al duque a aquella o aquellas personas que su magestad man-


dase, y que a su magestad le pluguiese de darles xxv. días de plazo para ])o-
der escriuir a sus señores todas estas cosas, y que en estos xxv. días vernia
la respuesta syn falta, y que ya ellos avian escrito de paso en paso todas las
— 42 —
cosas qu(> avian seydo platicadas, y que con este correo que agora enbiarian,
resoluiendüse su magestad en darles este plazo, escriuirian de tal manera que
la respuesta viniese ad vntum, y que para esta cosa desta escritura que agora
su magestad les niandava comunicar, (]ue les diese ocho dias de termino para
poder escriuir al señor duque de Milán esta cosa, porque de la respuesta del
señor duque se conogeria sy se avia de tener esperanga que esta suma destos
Cxxv® ducados sera pagada o no, o sy avra por buena esta conduta desta
gente y esta horden que su magestad da para la rotura de Frangía.
Aesto su magestad respondyo que hera contento que escriuiesen a sus
señores, y que en termino de xx dias o de xxu dias oviese de venir ac|ui la
respuesta fynal en lo pringipal, y en estotro vltimo de la escritura que toma-
sen ocho dias de plazo para escriuir al señor duque, y que en estos ocho dias
o diez fuese venida la respuesta.
Fue dicho asymismo por su magestad que, hecha la conclusyon y ageb-
tada por los dichos señores esta cosa, que cada vno pusyese personas para
ver hazer las muestras y las pagas a la gente, y que cada vno reconogiese
como se gastava su dynero.
Iten, fue dicho por su magestad que luego que la conclusyon fuere toma-
da, dentro en diez dias parta el dinero de Italia para pagar la gente, por ma-

nera que venga aciui la meytad del dynero en fin del primer mes de los tres
meses de la conduta, y dende a un mes siguiente la otra meytad, y que en
tanto, con el dynero de su magestad se comengara a entretener y pagar la
gente.
Asymismo, el magnifico enbaxador de Ñapóles dixo que pues su señor
avia de contribuyr en los gastos de la guerra, que hera razón que fuese me-
tido en la liga, y que si esto no se hiziese, que avnque viniese la respuesta del
señor duque de Alijan, tpie no prometerla nada en nonbre de su señor sy pri-
mero no se metia en la liga.

La magestad del rey dixo al señor legado y a miger Arasmo, que lo es-

criuiesen a sus señores que a su magestad que fuese el señor rey de


le plazia

Ñapóles yncluso en la liga, y que lo agebten, pori[ue su magestad desde


agora lo agebtava.

de Vlma xiiu" de mayo de 98.


— 43

OTRA CARTA
para sus altezas fecha en Víiiia a xxi de mayo de i^S. Enbiose a don Juan
Mamiel.

A los catoive (lias de mayo escriui a vuestras majestades de todas las

cosas (¡ue hasta acjuel dia ocurrieron, y después vyno vn correo tle Mandes
al rey de Romanos, por el t|iial le hizieron saber quel archiduque enbiava
enhaxadores a Fran(,-ia al rey nuevo, de lo qual el rey de Romanos ha seydo
muy mal contento, porque se hizo syn sabiduría y consentimiento suyo, y
estuvo tan alterado, que tenia todas las cosas (jue avia platicado con estos en-
baxadores de la y las que esperava platicar con los prin(,-ipes del ynpe-
liga

rio como desesperadas que pudiesen aver ninguna buena conclusyon, ])are-
Qiendole que pues su hijo no le respondya a su voluntad en esta cosa de la

recupera(,-ion de sus tierras syendo suya la querella, que menos a su voluntad

leresponderían aquellos de quien rec^ercava ayuda para este efecto, y estava


en muchos pensamientos y confusyon; mas en el fyn acordó de hablar con
estos principes que aqui están con el, que son el duque Federico de Sasonia
y duque
el Juan su hermano y el duque Alberto de Jasa y el duque Jorge de
Baviera y el marques de Brandanburc y el duque de Metalburc y otros obis-
pos y condes, vna gran conpaña, y dezirles la platica y apuntamiento en que
estauan con el papa y con el rey de Ñapóles y con el duque de Milán, que le
dyesen para comenc^ar la guerra CxxvS) ducados, y quel pornia otros Lxxvg)
ducados para pagar uu°í?) de cauallo y vüi°a peones, como ya tengo escrito a
\'. al., y gertificandoles que aquel apuntamiento que con los enbaxadores

destos sobredichos tres potentados que aqui están avia hecho que no podria
herrar, syno que surtirla en efecto, y asymismo les dixo la nueva que de su
hijo tenia, y como esta cosa de su hijo ponia muchos ynconvinientes a sus
pensamientos, y que por otra parte, conogiendo la natura de los franceses,
que nunca servauan cosa que pron\etian, que no tenia esperanza que Uegati-
do el tienpo con que avian de conplir con su hijo conpliesen con el, y que no
cunpliendo estonces, su hijo y los de su consejo conogerian el engaño, y que
quando viesen que los franceses los trayan en palabras, que creya que su hijo
se llegaría a su opinión y seguiría su consejo y voluntad, y que les dezia to-
das estas cosas para que le aconsejasen lo que hera de hazer.

que he sabido y lo que veo en el rey, el salió deste consejo


Segund lo

muy contento de la respuesta que aquellos pringipes le hízíeron, que fue ofre-
ciéndoles sus personas y gente para todo lo que quisiese hazer, y que sy los
— 44 —
potentados de Italia ayudasen con aquella suma de pecunias que estaua
le

apuntado con los enbaxadores, que no le faltarían capitanes para hazer la


guerra a Frantjia, y el duque Federico de Sasonia, el eletor, se ofreíjio de
acebtar la enpresa y ser capitán de la liga, y por consiguiente el duque Jorge

de Baulera y tanbyen el duque Alberto de Sasonia que antes lo rehusava, y


otros condes y señores, no de tanto estado como estos sobredichos, asymis-
mo que no agebtandola aquellos, que ellos la acebtarian. Final-
se ofreijieron
mente, que con esto el rey se alegro mucho, y con mucha diligencia enbia al
enbaxador del duque de Milán que aquí esta al duque su señor, para que este
apuntamiento se concluya y luego se ponga en execucion el ronpimiento con
Francia, declarándole que sy esto no querrá hazer, quel tyene sus cosas asen-
tadas cada vez que las quiera, y que sy vna vez le pierde, que nunca le tor-
nara a cobrar.
Asymismo enbia al enbaxador de Ñapóles que aqui esta, que vaya al Papa
y rey de Xapoles, para que por su parte no quieran defalleger a esta cosa,
al

pues con esta poca suma de pecunias pyensa que se hará gran obra, y que se
haga de manera que no se ¡lierda el ticnpo.
Asymismo tyene nueva que los suygos que son de la parte del rey de
Frangía están muy mal contentos porque no les es pagado lo quel rey de
de pins\-on, y asymismo porque no han seydo pagados aque-
F'rangia les da va
llos que le seruir, y enpiegan de conspirar contra el rey de Fran-
han ydo a
gía, y para esto enbia el rey alia personas para que los levanten y que los
tomen para comengar esta guerra en Frangía y piensa que los avra y por ,

vn tercio menos que se les suele dar, asy que de todas partes le parege que
comiengan las cosas a venir a su proposyto.
De Inglaterra es venida nueva por via de mar que después quel rey de
Francia murió el pueblo se ha algo alterado', diziendo que a quando aguarda
el rey a hazer guerra a Francia, y con esto el rey de Romanos determina de
enbiar sus enbaxadores alia, como ya escriui a V. al.

El rey de Romanos esta todavía en su determinagion quel enbaxador de


Venegia se vaya y que enbiara con el sus enbaxadores a la Señoría a decla-
rarles su voluntad, segund lo tengo ya escrito quel rey me lo dixo, y después
sobrevine) vna letra de la Señoría y con ella un enxenplo de otra letra quel
rey de Frangía les avia escrito, por la qual les hazla saber la muerte del rey

Carlos y subcesyon suya pagificamente y el titulo que en la letra se pone


la

es: Rey de Francia y de Qegilia y de Jherusalen y Duque de Milán, y en la

carta de venecianos se contenia que porque este rey syendo duque de Hur-
liens fue syenpre su amigo, que ellos avian enbiado a mandar a vn secreta-
rio suyo que estava con el duque de Saboya que se trasfyriese en Frangía, y
que de parte de la Señoría se congratulase con el rey de la sugesion suya en
acjuel reyno, y ([ue le hiziese saber (|ue la Señoría le enbiaría luego solepne
enbaxador, y que proseguiendo esta su dcterininagíon, ellos avian elegido
tres personas honrradas de su colegio, nonbrandolos ]>or nonbre para enbiar
— 45 —
;il rey (le l'"rani,'ia a lui/cr csla congralula(,-ii)n con anuclla solenidad (jiic a lal

pringipe se reciuoria, ([lu' lo ha/ian saber a su magestad.


Después de venida esta carta, yo fuy a visytar al enbaxador veneciano,
(¡ue se avia sentidomal, y platicando sobre nuichas cosas, vino a mostrar sen-
timiento de averie el rey de Romanos apartado de los otros enbaxadores para
con ellos en particular, y de averie mandado yr, y de vna razón en
negO(,-iar

otra venimos a tocar en la enbiada destos enbaxadores, diziendo que la Seño-


ría podia agora enbiar enbaxadores a Francia, pues que los otros potentados
ele la liga syenpre avian tenido los vnos o
los otros enbaxadores con el rey de

l'ranc;ia, y señaladamente y que su Señoría no mancarla de aquello (jue


\'. ais.,

llera obligada a sus confederados, pero que estarla a mirar lo que los otros
harian, y casy dando a entender que haria sus hechos como quisyese. Kl fue
asy respondido, que yo le ove de decir todo lo que V. al. en benefi(,-io de Ita-
lia avian hecho, y las ystan<;ias que ellos avian hecho a V. al. porque ronpie-
scn en Francia, y le declare la yngratitud que avian tenido a \'. al. de lo que
por ellos avian hecho, y que desta yngratitud ellos avian seydo la cabsa,
porque en quantas cosas V. al. avian recordado que se devian hazer y en las
(¡ue les avian requerido que cunpliesen como heran obligados a las cunplir,
nunca avian querido responder syno palabras generales, y que de sus respues-
tas avian tomado los otros potentados enxenplo para no venir en efeto de

ninguna cosa, y que sy V. al. avian enbiado enbaxadores a F"rangia, que no


avian procurado cosa particular suya, ni la procuravan, syno la paz gene-

ral para toda lay que pues


liga, las cosas que en Italia heran pasadas en el
tienpo que a ella fue el rey de los Romanos y después las que heran fechas y
platicadas hasta agora, yo hera buen testigo como el sabia, que byen sabia el
que sabia yo quien avia seydo cabsa para que las cosas llegasen al estado en
que estauan, y que \". al. no atendyan en ningund particular suyo, como to-
dos los otros de la liga hazian, syno el general byen de todos.
Después de vistas las cartas rey de Romanos que
ya dichas, paregio al

enbiar los venecianos a tiempo enbaxadores a Frangía a congratularse con


tal

el rey de Frangía, que no podya ser a buen fyn, mayormente en esta coyun-
tura de aver demandado ellos al duque de Milán paso por su tierra para en-
biar gente a Pisa, y aviendogelo negado el duque, de lo qual venecianos
avian mostrado mucho
sentimiento, y junto con esto aver el rey despedido
su enbaxador, confirmóle al rey mas la sospecha, y acordó que fuese dicho al
enbaxador que escriuiese a la Señoría que en ninguna manera enbiase los en-
baxadores de Frangía, y sy heran en camino, que los mandase detener
al re)'

hasta que con los potentados de la liga se consultase, porque avnque este no
tuese enemigo común de la liga y de todos los confederados, como lo hera,
que por aver tomado los títulos que avia tomado no le devria enbiar enbaxa-
dores, y asymismo acordó de oscriuir al duque de Milán que sy los venegia-
nos todavía porfiasen a enbiar los enbaxadores, que no les diese paso por su
tierra; byen que se conosca que sy los quiere enbiar, que ay otros caminos.
- 46 -
pero por alongarles la jornada, y que en tanto venga conclusyon de los otros
potentados de Italia y se ronpa la guerra en l'Vangia.
Ouanto al traer a la señora pringesa, no se otro syno lo que tengo escrito
a V. y no quiere responder a aquello esperando que conclusyon tomara
al.,

con Italia, porque sy con ellos se congierta segund lo apuntado, enviara cn-
baxadores a V. al. a requerirles que le ayuden y para congertar vistas con
por mar o por tierra, y porque le parege que V. al. ternian alguna ra-
\'. al.

zón j)ara escusarse de venir a la guerra por el mal agradegimiento de los de


Italia, ha hablado con estos enbaxadores que aqui están aparte de mi, que den
forma con sus señores como V. al. sean contentos, pues que esta guerra no
se puede hazer syn \'. al., y dize que en aquellas vistas podran V. ais. traer

consigo a la señora pringesa y entregargela alli, y con esto por el presente no


se apareja ninguna cosa para enbiar por la señora princesa; esta es a mi ver
vna luenga dilagion, la qual yo he loado, y sy esto no fuere y determinare de
enbiar por su hija, sera para traella a Alemania y no para levarla a Mandes,
que en ninguna manera la porna en poder de su hermano ni de los de su
consejo.
de \'lma a x.\i de Mayo de 98.

OTJÍA CARTA
fiara sus altezas hecha en Reytinglen a xxix de mayo de gS. Enbiose a don
Juan Manuel a Genova.

En este mes de mayo he escrito a \ . ais. tres letras, haziendoles saber de


las cosas de acá, según sugedian; la primera letra fue de primero de mayo, la

segunda a xuu°, la tercera a xxi, y después acá no ha ávido otra cosa syno la

espidicion de los enbaxadores de Ñapóles y de Milán, que van a sus señores


juntamente con otros quel rey de Romanos enbia; el enbaxador de Ñapóles

lieva comisyon de hablar al duque de olilán y al Papa, juntamente con los


enbaxadores del rey de Romanos. La instrugion que lievan es la siguiente: (l)
Iten, enbia a pedir en esta instrugion al duque de Milán, que de la por-
gion que le ha de caber de los Cx.xv.?) ducados en los tres meses primeros,
que enbie a Berna xxv© florines renenses para conduzir la gente de los sui-
gos, porque el rey de Frangía no los pueda avcr, y que estos dichos florynes
vengan para ocho dias del mes de junio, o sean puestos en Berna, porque su
magestad, de la parte que a el le cabe a pagar, da vna gran suma de acjuella
parte para llevar el artillerya y para otras cosas necesarias.

(i) Véase el Aptmiice.


— 47 —
Ksta declaraijion que di/e el rey que hizi) en este capitulo que comier\(;a
«procurandum est totis viribus> para cjue \'. al. ronpan en Frangia.es en este
modo: que pues V. al. escrivieron a los potentados de Italia que dándoles a
vuestras niagestades CLO ducados por vn año, que \'. al. harian otro tanto
exergito como los de Italia pagasen al rey de Romanos, que aquellos CL0
ducados deven dar a V. al. agora porque puedan continuar la guerra, pero
porque parege que de la señoría de \'enegia no se puede tener esperanza
que vernan en este conc^ierto con los otros potentados de Italia para ron-
per en Fran(;ia, que trabajen con \'. al., que se contenten con lo que de
aiiuellos CLO ducados cabia a pagar al Pajia y al rey de Xapoics y al du-
que de Milán, que cuentan que serán CO ducados, o que den a V. al. lo que
dan a el.

Iten, que sy esto no se pudiere hazer, que todos los medios que se pudie-
ren tener para traer a \'. al. a esta rotura los tengan, pues que esta guerra
syn \'. al. no se puede byen hazer.
Iten, que sv a los de Italia se hiziere grave de aver de dar en vn tienpo
dvnero a \'. al.
y al rey de Romanos, que pues
podran hazer estas es- \'. al.

pensas svn recebir luego que den tales seguridades a


el dynero de Italia,

vuestras magestades que les serán pagadas las sumas de pecunias que sera
concordado que den a \'. al., porque por esto no se ynpida el ronpimiento.
En el capitulo que comienza «Sy vero ipsi domini conlederati dize: que ^^

sy los confederados no quisyeren agebtar estas cosas en esta instrugion de-


claradas, que les declaren aquellas cosas quel rey de cometyo, Romanos les

las quales son, que del todo pyerdan la esperanga de ser ayudados y que del,

en ningund tienpo pensara de les ayudar, mas que atenderá a sus propias
cosas, y hará su ]3az con el rey de I'rangia, y que le dará lugar que haga
contra que quisyere, y que el no quedara syn parte della.
Italia lo

Asymismo enbia enbaxadores a Venegia con estas mismas ynstruciones,


pero non se les han de declarar todas, saluo in primis saber dellos sy querrán
venir con los otros confederados a la rotura de Frangía, y sy esto rehusaren,
no declararles mas, pero sy esto agebtaren y quisyeren venir a esta rotura,
que de paso en paso les vayan declarando la platica que tyene con los otros
confederados, y sy quisyeren venir en todas las cosas ygualmente con toda
la liga, que se asyenten las cosas segund esta dicho por la j-nstrugion, y sy

les paregiere añedir algo, que asymismo no lo puedan hazer, tanto que lo que
se añidiere sea onesto y no dañoso a ninguno de la liga.
Vo no se que pueda dezir a esto que el rey de Romanos hordena, sy po-
dra aver efecto o no, porque avnque los de Italia hagan lo que el quiere, no
creo quel podra conplir lo que dize, porque yo veo tanta pobreza en su casa,
que para dar gien florines han de andar gien dias tras el, y veo otras cosas
por las quales yo no puedo juzgar que la esperanga que tyene desta ayuda
del ynperio que sera gierta: esto me paregio que devia dezir a \^ al. porque
de todo tengan notigia.
A

- 48 -
Por presente no ay otra cosa que escriuir, syno que oy, de la fecha
el

desta carta, el rey de Romanos me dixo, que de aquí a tres o quatro dias me
dirya algunas cosas, que escriuiese a V. al., y que enbiaria sus enbaxadores,
los que escrivi a vuestas magestades que estauan nonhrados piwii cnbiar.

De Reytinglen a xxix de mayo de 98.

OTRA CAR 7
para stis altezas fecha en Koteuburg- a ix dias de junio de gS. Leñóla el paje

de Salazar.

En el mes de mayo pasado he escrito a vuestras magestades (juatro vezes,

haziendoles sabor de paso en paso todas las cosas como acá sucedyan, ya
los quatro dias de junio llego aqui vn criado de Salazar, el qual me dyo vna
gitVa de V. y juntamente con aquel llego Montaluo, del qual regehi las
al.,

gifras y escrituras que traya, y visto lo en ellas contenido, yo ove avdiengia

muy a mi plazer, y mostré al rey de Romanos todas las cosas, y el las vido,
y con mucho plazer y contentamiento me las hizo leer todas, que turo aquel
avdiengia deste dya byen ginco oras, y de las cosas del enbaxador el mostró
mucho enojo, y respondió tanbyen en todo, que yo estoy byen contento de
su respuesta, y con el ayuda de Dyos creo que asy lo estaran V. al. de la

obra, porque syn dubda, en todo muestra ser verdadero amigo y hermano
de y tyene en aquel pregio su amistad y debdo que lo deve tener, y
\'. al.,

porque espero despachar presto a Montaluo, el qual leuara larga relagion do


todo lo de acá acorde de despachar este, y no escriuir mas largo con el, por-
que no es persona para darle letras.
Y porque V. al. no estén con cuydado de que me mandaron escriuir
lo

en la vltima gifra c]ue se escriuio tocante a aver tomado el archiduque titulo


de |iringipe, nunca acá tal se pensó, antes en esto ha hablado el rey de Ro-
manos muy byen, como ya tengo escrit a V. al., y la tardui^-a de enbiar
)

mis cartas ha dado en esto alguna cavsa, que V. al. creyesen lo (¡ue me man-
daron escriuir que se y porque desto y de todas las cosas llenara Mol-
dizia,

taluo razón; como tengo dicho, no escriuo aqui mas largo, y Montaluo no tar-
dara mas en despacharse de quanto. el nog. a\'a oydo, vn secretario del rey
de Frangia, porque (¡uiere que de todo \^. al. sean sabidores.
De Rotenburg a ix dias de junio de 98.
49

OTRA CARTA
para sus altezas fecha cu Friburr a vij de jnllio de q8. Leñóla Montaluo.

Martes que se contaron ginco días del mes de junio de 98, llego aqui a la
corte del rey de Romanos, Montaluo, el qual me dio dos gifras de \'. ais. y
qiertas escrituras otras que el traya, y asymismo me dixo lo que \'. ais. le
mandaron que me dixese de palabra, y luego que ove sacado las gifras, tra-
baje de aver avdiengia, y ovela mu}- a mi plazer, y hize relagion al rey de
Romanos de todas las cosas que V. ais. mandauan que se le dixesen, y asy-
mismo le ley todas las escrituras letra por letra y cosa por cosa, syn quedar
ninguna cosa, y con mucha voluntad lo leya y oya, y aquello que no podia
byen entender, con mucha gana de entenderlo me lo preguntaua, y sobre todo
leydo, yo le dixe muy largamente todas las cosas que se devian dezir, para
que entendiese y syntiese la verdad de las cosas y proueyese de enbiar vna
persona que fuese tal que, guardando su seruigio, no desyiruiese ni ynportu-
nase a vuestras magestades, y todo esto paso en presencia de Montaluo, por-
que yo tuve tal modo, quel rey ovo por byen quel fuese presente, porque el

pudiese de vista dezir a V^. ais. lo que pasase, y avnque las palabras el no las

entendiese, por los senblantes juzgase lo que respondía o como tomava lo que
se !e dezia.
Quanto a lo que vuestras magestades dizen que todavia les parece que
seria byen quel rey de Romanos y \'. ais. se concertasen con el rey de Fran-
gía, y que les escriua lo que con el rey de Romanos he pasado sobre ello,

vyendo algunas vezes al rey de Romanos con poca esperanga del ayuda de
los y tállanos me he puesto con el en platica qué se ha de hazer sy ios de
,

Italia no le ayudan para hazer la guerra a Frangía con aquello que les pide,

y vna vez dize que el byen podra cobrar lo suyo cada vez que lo querrá, y
otras vezes dize que nunca lo cobrara sy no lo cobra por fuerza; como quiera
que mas se confirma que lo podra aver syn guerra, queryendo el no hazer con-
trariedad al rey de Frangía para en las cosas de Italia, y que esto en ninguna

manera lo ha de hacer; y apretándole sobre esto, diziendole: -Sy los yta-
lianos por su propia salud no ijuieren hazer aquello que devrian, ni quieren
ayudar a vuestra magestad, y vuestra magestad syn ayuda aliena no basta
para cobrar lo suyo por fuerza, que es de hazer, porque no asegurando vues-
tra magestad al rey de Frangía que no le sera contrario, n' os ha de dar lo
vuestro, y vuestra magestad dize que no dexara perder a Italia, y por fuerza
no podéis cobrar lo vuestro, seguirse ha quel señor archiduque perderá sus

7
— so-
tierras sycnpre. A esto me resp<indio: — Sy de la fe de los franceses se pudiese
fiar, byen cobraría ^ lo mió dexando perder a Italia; pero como los france-
)

ses sean de condición que no guardan mas la fe de quanto les esta byen,
en ganando a Italia o parte della, tentaran de aver a (^egilia, y tentando esto,
tengo yo de tornar a la guerra para ayudar al rey y a la reyna mis hermanos,
y juntándose a la potencia de Frangía Italia o parte della, ninguna cosa que-
daría segura, ni Qegilia, ni España, ni Borgoña, ni Avstria, ni el ynperio,
porque luego tentarla de tomar la corona dely por esto es mejor perder lo
,

del Archiduque, mi hijo, quel rey de Frangia le tyene, que en renta es ¡joco,

que ponello todo en aventura. V lo que es de hazer o se devria hazer es que


pusyesemos todos confederados en necesydad a Frangía, y que por todas
los

partes la enflaquegiesemos, y asy temíamos todos seguridad, y sy la dexamos


engrosar, ninguna cosa ni alia ni acá sera segura.
Cuanto a lo que \'. ais. dizen de las cosas tocantes a LujDian , y que se
procure que sea revocado, y quel vey de Romanos enbie otro que sea per-
sona de quien el confye, sobre este caso, como tengo dicho, se dixo todo lo
que V. ais. mandaron y todo lo que yo pude dezir ]Dara traerlo al voto de
vuestras magestades, y respondióme que a el le pesa va porque su enbaxador
de manera se oviese governado, pero que el no podía hazer que aquello
tal

no fuese hecho; mas quel lo enmendaría con revocar a Lupían, y quel enbía-
ría a Y. ais. persona que igualmente mirase por el seruigio de vuestras mages-

tades como por el suyo, y que seria tal persona con quien V. ais. puedan ha-
blar claramente las cosas que ocurrirán para el byen y conservación de anbos
estados. Y por estonges no quiso regebir las escrituras ni las cartas de la se-
ñora Príngesani de Lupían, ni las leyó, y dixome: Guardadlas vos, porque —
no quiero que ninguno de mi cámara ni otra persona las vea. Y como tengo
dicho, ya avia leydo todas las escrituras que Montaluo truxo y vna carta de

Fonseca, y mandóme que aquellas escrituras que se las hizíese de buena le-
tra porque las pudiese leer, como quiera (]ae muy ]3articularmentp se le die-
ron a entender todas las cosas.
Acá syenjsre ay famas que V. ais. tyenen hecha paz con el rey de Frangía;
como quiera que el rey de Romanos no cree nada, porque cree que \'. ais. no
harán paz syn el, y que quando la ovíesen de hazer, que no se asentaría cosa
syn hazergelo saber, y por esto me paregio que para confirmarle en este
proposyto que hera byen dezílle lo que Montaluo por mandado de \'. ais. me
dixo que dixese al rey de Romanos, que V. ais. nunca por su ])arte dexaran
ni se perderá el amistad que con el rey de Romanos tyenen y con el .Archi-
duque, y (|ue su deseo es de hazer en las cosas del Archiduciue como en nc-
gogio de su propio hijo, y que el rey de l'rangia no trabaja ni es otro su fyn
syno de apartar esta amistad que de parte de V. ais. yo le asegurava que por
su parte que nunca el amistad y debdo que esta entre vuestras magestades y
la suya se perdería, y el rey de Frangía no se gloriaría c|ue avía podido hazer
tanto que V. ais. discordasen d(> su magestad; por tanto, cpie su magestad se
— ?! —
guardase une los franceses con alguna maña no le hiziesen venir en lo (|ue de-
seauan. A esto me respondió que regraqiava sumamente a \'. ais. la buena
demostragion y voluntad conservar su debdo y amistad mostrauan y
c]ue a ,

que muy <;ierto tiene que han de sobrar las obras a las palabras, y que pue-
den estar V. ais. giertos que por su parte nunca esta amistad ni hermandad
diminuyra, y que syenpre la guardara y terna como es razón, y que si por
parte de \'. ais. en alguna cosa faltase, lo que no cree que pueda ser, que ba-
ria todas sus fuerzas por sostenella, y quando le fuese forgado de se apartar

desta amistad, que seria en tal modo que todo el mundo conogiese que no
hera a su cargo.
Iten, en quanto a lo que V. ais. escriuieron que por su consolagion quisie-
se el rey de Romanos dexar a la señora Pringesa en poder de V. ais. hasta
que su casamiento fuese congertado, porque la ternian con tanto honor como
a la señora Pringesa se devia, y con aquel amor que ternian a hija salida de
sus entrañas, a esto responde que byen gierto esta su magestad que asy es
amada y tratada de vuestras magestades como lo dizen, y que regragian a
\'. ais. todo lo que con la Pringesa han hecho y harán; pero que su casa de
Avstria esta a mucho
y asymismo la casa de Borgoña en no tener
peligro,
syno vn heredero, y porque parege que a nuestro señor no le plaze que de la
reyna su muger aya generagion, que determina de aver a su hija en su poder
para le buscar casamiento, porque teniéndola consigo, hablallo y concluyllo
sera todo junto, syn yntermisyon de tienpo, lo qual, sy en Kspaña estuviese,
desde que se asentase el casamiento hasta que viniese, pasarla mucho tienpo,
y como la tardanga en estas cosas trae peligro, determina como dicho es de
la traer, y ruega a V. ais. que esto ayan por bueno, y que desde agora la

manden aparejar para e! camino.


Iten, dize el rey de Romanos que en la christiandad no halla pringipe a
su voluntad con quien su hija case, porque los vnos son casados o tienen
prometido de se casar con otras, y los otros no le satisfazen; y de los que
ay por casar, son el rey descogía y el rey de Polonia, y^ que al rey descogía
no la avnque otro casamiento no oviese, y que antes la daría al rey de
daria,
Polonia, porquel rey de Polonia deseamucho este debdo y al rey de Roma-
nos le vyene byen, porquel rey de Polonia le puede mucho ayudar para la
recuperagion del reyno de Vngria; y quando a este no la diese, que la daria
algund pringipe de Alemania: y señalóme dos, el vno, el duque Federico de
Xaxonia el eletor, 3' el otro el duque de Metalburc, que anbos son excelen-
tes pringipes, pero que ni esto no querría, sy se pudiese hazer lo que abaxo
dirá.

El rey de Romanos dize que para poner turbagion en Frangía no se po-


día hazer cosa que mas al proposyto fuese que leuantar la Bretaña contra
Frangía, y que para esto ay tres caminos por via de tres que pretenden de-
recho aquel ducado de Bretaña; el vn derecho es el que el rey de Romanos
tyene por aver seydo marido de aquella señora de Bretaña , la qual no pudo
— 52 —
ser casada con el rey ele I-Vangia, pues ella hera nuiger del rey de Romanos, y
el rev de Frangía hera casado con otra y que como mugar que hera casada
,

V cometyo adulterio, c]ue sus byenes por justigia son o deven ser del marido,
Bretaña: el otro derecho dize que es que los reyes
y que asy le pertenege
de Inglaterra fueron señores en otro tien]jo de la Hretaña, y que defallegien-
do señor, queriendo el rey de Inglaterra aver a Bretaña, le pertenegeria, y
que sy en Inglaterra oviese tal persona a quien el rey quisyese dar aquel de-
recho suyo, que asymismo el rey de Romanos le daria el suyo, y que casase
con la señora Pringesa y fuese hecho duque de Bretaña: el terzero derecho
dize de mose de Rúan, que es próximo a los de la casa de Bretaña,
que es el

que fallegiendo esta rey na, es aquel el verdadero heredero de aquel ducado,
y que se podia negogiar que aquel enprendiese aquesta enpresa con fauor del
rey de Romanos y de \'. ais., y se llamase duque de Bretaña y casase con la

Princesa su hija, y que con el favor de V. ais. y con el suyo y con Ar- el del
chiduque, podria poseer aquello pagificamente, y seria debilitar la casa de

P'rangia sy Bretaña se le apartase, y para que esto venga en efecto da esta


horden:
Oue vuestras magestades hagan vna armada en Vizcaya o en otra parte,
donde mas al proposyto les paresca que se deve hazer, y que asymismo el
hará armada en Flandes con fama que quiere yr contra el rey de Inglaterra
por delibrar al duque de Ayorca Periquin (l) y al duque de Clarengia (2) que
están presos, y que con esta fama hará al rey de Inglaterra que se apareje
para se defender del y que en este tienpo contratara con el rey de Frangía y
,

llegara la contratación tan al cabo, que paresca a todos que son ya congertados,

y que asymismo acomulara sus pecunias y las pecunias de Italia para que sú-
pitamente puedan pagar la gente para ronper por la parte de Borgoña con
Frangía, syendo menester o para estorvar al rey de Frangía que no vaya a
Italia, sy quisyere yr alia, y que el rey de Romanos se yra a se enbarcar en
su armada, y llevara mili gentiles onbres consigo, con sus cauallos y ar-
mas, y seys mili peones alemanes de muy buena gente, y que al tienpo que
hará vela enbíara a dezir al rey de Inglaterra sy quiere ser con el a la enpre-
sa de Bretaña, y que para aquello ha hecho aquel armada, y que no tema
del, y que cree que por medio de algunas personas, y porque no se ponga
turbagion en Inglaterra, quel rey de Inglaterra (|uerra su amistad y que yra
con el a la enpresa; y que asymismo a aquel tienpo quel rey de Romanos se
enbarcara, que V. al. armada y trayga en ella mili onbres
se enharcjue en su
darmas y mili gínetes y quatro mili peones, y que se vernan a ¡untar V. al. y
la suya a la isla de Baruic, y que la fama que V. al. echara ha de ser que se
viene a ver con el rey de Romanos y por aconpañar a la Pringesa hasta en-

tregargela; y que asy juntas las harmadas, podran desgender en Bretaña con

(i) .SVít, i)or: e/ Dm/ue de York, Pcrkiiis.


(2) Duque de Clarence.
— 53

aquella sjente v tomar alguna tierra, con lo qual cree que haziendose asy, la

mayor parte de Bretaña se levantara o toda, y asy se podra hazer lo que dize
de hazer alli duque nuevo de Bretaña y casallo con la Pringesa su hija. V
aqui hizo vna glosa. Yo le avia dicho en dias pasados que sy hera conforme
con el rey de Frangia, como se dezia, que byen creya yo que avria hecho la

\'. ais., v que sy asy hera, que se podría hazer lo que muchas
paz por y por
el

vezes avia dicho que desea va, que hera verse con \'. ais. por tierra o por mar,

y que en aquellas vistas podria venir el rey de Frangía, y que entre todos
tres reyes se platicarla de la salud de toda la christiandad; y agora, acordán-
dosele de aquello que yo le avia dicho, dixo que haziendose esto de Bretaña,
podrian V. al. y la suya verse con el rey de Frangia en vna batalla, porque
yendo vuestra magestad y la suya a tomar a Bretaña, el rey de Frangia yria
a defenderla, y que las vistas serian en la batalla, que con el no heran me-
nester otras vistas.
El rey de Romanos me mando llamar vn dya y dixome: — Porque tenga-
mos mejor gente por otro camino, y yo yr-
lugar de hablar, yo enbio toda la

me he esta noche a vn abadya; yos comigo y ay hablaremos. aquella noche Y


fuymos y otro dva de buena mañana enbiome a llamar, y dixome estas
alli,

palabras formales: —
Entre el rey y la reyna mis hermanos y mi hay tales
vínculos de confederagion y amistad y debdos, que no pueden ser mayores,
porque son hechos con animas y coragones, y sellados con los casamientos
de nuestros hijos, y como quiera que Dios ha querido ronper el vn sello,
queda el otro y las voluntades, con lo qual esta amistad y debdo por mi par-
te syenpre se servara, y querría quitar todos los ynconvínientes que pudiesen
nacer para que esta amistad en níngund tíenpo pudiese ser disuelta entre sus
serenidades y mi y entre sus herederos y los míos, porque mientra el rey y
la reyna mis hermanos y yo biuíeremos, yo soy gierto que nunca esta amis-

tad sera dysuelta, a lo menos por miparte, y tanbyen confio que por la suya;
mas porque podria ser que por sucesyon del reyno de Portogal, y avn por
la

la sugesion de los reynos de Castilla y Aragón y Segilia nagiese alguna dis-


cordva entre los herederos suyos y los míos por do la amistad que entre
nosotros esta hecha fuese dysuelta entre nuestros hijos, y porque de los pa-
dres prudentes es de proveer a las discordyas que entre sus hijos en los tien-
pos advenideros podrían aconteger, declarava esto en este modo: que segund
y razón, el reyno de Portogal hera suyo, porque la enperatris Leonor,
justigia
su madre, hera hermana del rey don Alonso de Portugal y hija del rey don
Juan de Portugal, que fueron reyes syn contradigíon y que desfallegiendo la ,

generagion masculina, deven heredar las hijas, segund la costunbre de aquel


reyno de Portugal, y deven sugeder en la herengia del padre o del avuelo, y
que el rev don Ak)nso dexo al rey don lohan, su hijo, vltinio rey de Portu-
gal, y el rey don Juan no dexo herederos, y que sy la enperatriz su madre
fuera biua, que a ella pertenegia la herengia, y por consyguiente pertenegia
a el como a hijo de aquella y mas propinco al tronco que a otro ninguno, y

— 54 —
que no devia horodar el hijo ilel hermano avnque fiíese varón, porque ya el
hermano hera apartado del tronco y linea derecha, y que quando el tal her-
mano o hijos de aquel oviesen de heredar, seria defallegiendo herederos de
la linea derecha y no de otra manera, y que quando el pringipe de Portogal

fallegio, esta misma razón enbio a decir al rey don lohan su padre, rogándole

que le quisyese guardar su derecho en quanto a la sucesyon de aquel reyno


de Portogal, y que aquello mismo ruega a \'. ais., pues que tanbyen es hijo
de V. ais. el Archiduque como el rey de Portogal, que le guarden su derecho.
A esto quel rey de Romanos me dixo en lo que toca a Portogal, yo le
respondy desta manera: que segund lo que yo avia leydo en las coronicas, y
oydo a los que de lo pasado tenian memoria, que su magestad ni los que
hasta aqui avian revnado en Portugal desde el Rigente acá no avian tenido
derecho ninguno al reyno de Portogal, y que el derecho de aquel reyno hera
de V. ais., porque el rey don lohan, visahuelo de V. ais., avia casado con hija
vnica del rey de Portogal, y como el rey de Portugal murió, quedo la gover-
nagion del reyno en maestre davis, que fue llamado Rigente, y que ovo
el

discordya entre el rey don lohan de Castilla y el reyno de Portugal y ovie- ,

ron batalla los castellanos y los portugueses, y que en aquella batalla fueron
vengidos los castellanos, la qual agora se llama la de Gibarrota, y que los
portugueses, después de vencida la batalla, tomaron por rey a este Rigente y
pusyeronse en rebelión contra el rey don lohan de Castilla y contra la reyna
de Portogal su muger, y con las discordias que a la sazón y después ovo en
Castilla hasta que \^. ais. reynaron, no ovo logar de enprender de sojuzgar a
Portogal, y que el rey don lohan ovo en la reyna de Portogal su muger al
señor rey don Enrique y al señor ynfante don Fernando, que después fue rey
de Aragón, avuelos de V. y el señor rey don Enrique ovo al señor rey
ais.,

don lohan, de gloriosa memoria, padre de \'. al., y V. al., señora, hera la ver-
dadera sugesora del reyno de Portugal, y que aviendose de deslindar esta cosa,
hallaría su magestad que el no tenia ningund derecho al reyno, y avn decláre-
le que el Rigente avia seydo bastardo, porque me parege que lo he leydo asy,

y di.\ele: —Yo tengo, señor,


temor de vna cosa, que es mas el astugia de los
franceses en este caso que no vuestro derecho. —
Dixome: Como.' Dixele: — —
Porque los frangeses no se desvelan sobre otra cosa syno en pensar y buscar
como podran poner discordya entre vuestra magestad y el rey y la reyna mis
señores, y creo que esto que agora vuestra magestad dize que es ynvingion
de los frangeses, y la cavsa que me lo haze pensar es que ha gerca de tres
años quel rey de Portugal murió, y nunca vuestra magestad ha hablado en
esta materia syno agora quel rey de Portugal es casado con la pringesa de
Castilla, hija del rey y reyna mis señores, porque mientra los Irangeses tu-
vieron esperanga do ynpedir aquel casamiento y aver al rey de Portugal para

alguna frangesa y ])onelIe en discordva con Castilla, nunca esto se tonto ni se


hablo, jjero agora que le ven heredero de I^spaña por la señora reyna su mu-
ger, lo ciue no pudieron acabar por alli tyentan de lo cunplir por acá y po-
Bi-
nen a vuestra magestad este agucar delante y esconden os el venino; y para
vuestra magestad, que es tan sabyo y prudente, no va escondido, que asaz ma-
nifiesto se conoge que esto es por poneros en discordya con el rey y rey na

mis señores, para poder ellos mejor hazer sus hechos con entramos. A vuestra
magestad suplico que se guarde destc engaño, pues conoge a los frangeses y
sabe que son sus enemigos, y la cosa de que mas a ellos les pesa es veros
tan conjuntos en debdo y amistad a vos y al rey y reyna mis señores. Y d¡- —
xele todo lo que yo supe dezir en este caso. — Y quanto a lo que vuestra ma-
gestad dize que tanbyen puede aver discordya sobre la sugesyon de Casti-
lla,&, agora ninguna ay ni adelante la podra aver, porque la señora reyna
de Portogal es pringesa y primogénita de aquellos reynos de sus padres, y
aviendo su alteza generación, quito es el debate; no avyendo generagion,
pasarya la sugesyon a la segundagenita, y asy sucesiue a
la tergera y (|uarla,

y quanto a esto no ay mas que dezir.

A esto el rey me replico, y como quiera que al derecho de \". ais. en lo de


Portogal el no tuvo muy suficiente respuesta, mas quanto al derecho suyo y del
rey de Portogal dixo que verdadero heredero y no el rey de Por-
el hera el

togal, porque hera hijo de que fue rey de Portogal, y el rey de Por-
hija del

tugal hera ya de la rama de aquel tronco, y que hera menos propinco que el.
Y quanto a lo que le dixe de la sospecha que tenia que esto hera manera de
los frangeses, dixome: —
Vos aveys dicho verdad, que la cosa que mas los fran-
geses desean es que rey y la reyna mis hermanos y yo fuésemos discordes,
el

y byen se yo quanto trabajaron por estorvar quel rey de Portogal no casase


con la pringesa de Castilla; pero quanto a mi, esto no es persuasyon de los
franceses, syno que es verdad que este derecho es mió, y que muryendo el
pringipe de Portogal, enbie a dezir al rey de Portugal que me guardase mi de-

recho quanto a la sugesyon; y sobre muchos replicatos, me dixo las palabras


siguientes formalmente:
Lo que yo quiero rey y la reyna despaña mis hermanos, pues
es que el

son padres de todos, hagan vna declaragion entre el Archiduque mi hijo y


suyo y entre el rey de Portogal sobre la sugesyon porque yo confio en su ,

bondad y virtud y congiengia que la declaragion que harán sus magestades


sera conforme a justigia y a razón y hequidad, y lo que han de declarar es
esto: que sy el rey de Portogal que agora es no ovyese hijos varones y ovye-
se hijas, quien heredara a Portogal, la hija del rey don Manuel, o yo sy fuere
biuo, y sy yo no fuere biuo, el archiduque que me sugede, porque si hija ha
de heredar, yo no quiero consentirlo, y desde agora no lo consj-ento, pues
que avyendo de heredar hija, mi madre es mas propinca que no la hija que
avra el rey de Portogal; y en quanto a la sugesyon del rey don Manuel, yo

la he por buena, y en su vida, ni teniendo hijos varones, no la quiero con-


tradczir, asy porque el vyene de varón, como por servar el amistad y debdo
con el rey y reyna mis hermanos, pues le tomaron por hijo.

Quanto a la sugesyon de los reynos ele Castilla y Aragón y Segilia no ay


- 56 -
diferencia ninguna por el presente, syendo la primogénita y sugesora de
aquellos reynos la reyna de l'ortogal; pero podría aconteger que la reyna

de Portugal oviese hijas y no hijos, y pndn ser asymismo que la reyna de


Portugal fallegiese antes que sus padres syn heredar ella; quiero que, syendo
tal caso, el rey y la reyna mis hermanos declaren quien heredara sus reynos,
sy sera heredera su hija el archiduquesa, o su nieta, hija de la pringesa, no
aviendo heredado madre, porque avyendo hijo varón, herede o no herede
la

la madre, no ay debate, syno que el hijo deve de heredar, y pues el rey y la

reyna despaña son nuestros padres, mies quanto a la herengia de Portogal, y


c|uanto a las otras cosas son padres del archiduque y del rey de Portogal y
de la pringesa y del archiduquesa sus hijas, sus magestades deven hacer esta
aclaragion por dexarnos a todos sus hijos syn debate, y desde agora digo que
estare por la declaragion que sus magestades harán, porque se que han de
guardar sus congiengias.
Asymismo le veo ynclinado a hazer toda contrariedad al rey de Inglaterra
syno vyene con el la concordya ha de ser con venir a la ro-
en concordya, y
tura de Frangía, v a quanto puedo alcangar, creo cpie trabajaría, sy fuergas
tuviese, de libertar al Periquín y de poner turbagion en aquel reyno, no
enbargante el casamiento que tyenen hecho V. ais. en Inglaterra, que yo creo
que por esto el que pudiese hazer, sy fuergas tu-
no dexaría de tentar todo lo

viese para ello. Ryen me ]5uedo yo engaiiar en el conogimiento desto pero a ,

mi ver no me engaño; tómenlo V. ais. como cosa que pasa por mi fantasya, y
para proueer en lo que en este caso conviene, sy esto fuese como yo lo pien-
so, y junten esto con lo que dize del armada que hará con boz de yr a la de-
liheragion de Periquín, t|ue creo que sy viese que lo podía hazer, que lo ten-
taría.

Asymismo me díxo; — Una cosa muy grande os tengo de dezír, y avncpie os


desveles en pensar que es, no podres caer en ella, y no es tienpo de dezilla,
que es tan grande y tan dañosa, que os espantares dello, y no es cosa que se
puede remediar syno por medios malos y que dañen a otros negogios, y esta
es de las hurdideras del duijue de Milán, y el Papa hurde aquello mismo, y
no sabe el vno del otro, avnque anbos van por vn camino, y no se yo que
fyn han de aver los que nunca cansan de hazer mal.
Quanto a lo que Alontaluo de parte de V. ais. me díxo, que me devía
poner en platica con los pringipes para saber dellos las cosas, asy lo hago,
pero tan líuianamente me pongo con ellos, que en cosa que toque a los ne-
gogios yo no la platico con ninguno dellos, y pocas son las cosas que del
rey mismo no se podran saber, y muchas cosas habla y hablado comígo cjue
no quiere que los otros las sepan, ]5or(iue aquello les descubre que no les puede
encobrir, porque conoge su dellos qual es; y sepan esto \'. ais.,
fe y su fin y
ténganlo por gierto, (pie no se desvelan estos que goviernan sobre otra cosa
syno como le partyran de todas las amistades que tyene, syn perdonar a
ninguno, por ])odelle traer a su voluntad, \- no tpierrian ([ue se estendíese a
?; —
conogerotra cosa vllra la nai,-ion sv\a, y esto avenios byen visto por espirycn-
gia losque aqui estamos, y todos se guardan de las platicas dellos, porque sy
syenten vna cosa c|ue nos pla/e, guianla por otro camino del que nosotros que-
rríamos que se hiziese.
Asymismo me dixo Montaluo que sy viese que hera negesario para algu-
na cosa que mucho ynportunase,(n jirometer alguna pinsyon a alguna perso-
na que yo viese que podria a|iriniccliar a esto, digo (]ue sy aquello antes de
agora fue el pareger de Antonio de Fonseca y de mosen Juan Halhyon, v a
mi alguna vez me paregio (|ue se devia ha/er, que agora me |)arcge al con-
trario, y que V. ais. no se deven poner en dar pinsyon a ninguno en esta
corte, porque seria poner vn gran estorvo a las cosas que se oviesen de ne-
gogiar, y que se diese, |)orque esta gente es tan codygiosa,
seria perdido lo
que sy a vno se diese pynsyon, no se podria liazer tan secreto (¡ue no lo su-
piesen otros, y sabiéndolo, avian de demandar pynsvones, ponjue todos
están aqui hechos quadrillas, y no dándose las px'nsyones a todos los de la

quadrilla de aquel a ijuien se diese vna pxnsyon, avian de ser estorvadores


de los negogios; y si aquel a quien se diese la ])ynsyon dixese o hiziese la

mas liuiana cosa del mundo, avia de demandar mas y mas, y serian sus de-
mandas ynfinitas, y tanhyen dañaryan sy el rey de Romanos lo supiese,
porque vna de las querellas que de Rojas tyene es que andava prometj'endo
dadyvas vnos y otros por saber sus cosas, diziendogelas el liberalmente. ^'
a

quexandose de Rojas vn dya y de la forma de su negogiar, me lo dixo, di-


ziendome: —
Rojas negociava de mala manera, porque pudiendo el saber de
mi loque quisyera, andava corronpyendo mis porteros y camareros para sa-
ber las cosas que yo dezia o hazia, y quando yo lo senty, determine de no
dezille nada, y de dezir aquellos de mi cámara cosas que le dixesen que no
heran las que se hazian syno , al contrario. Asy que a mi esto que tengo dicho
me parege que no convyene para el seruigio de V. ais. que lo tal se tyente,
porque seria perder lo que se diese syn prouecho ninguno, y tanbyen seria
cerrar la puerta que agora yo tengo abyerta: y sy \'. ais. todavía mandaren
que se haga, desde agora me desvelare en ver y conoger quien sera la per-
sona que mas podra aprouechar.
Asymismo ^í^o nonbre al rey de Romanos algunas personas para enbiar
por enbaxadores a \'. ais., y respondióme: —
Pues el rey y la reyna mis her-
manos demandan que les enbie enbaxador que sea fiable y que mire por mi
seruigio y por el suyo y que me escriua la verdad de todas las cosas, dexad-
me a mi la elegion, porque yo conosco mejor la condigion y fidelidad de los
mios, y aquellos que tenia elegidos no quiero que vaj-an, mas yo enbiare
vna persona que es tal qual la piden y onesta, y que no hará ningund des-
borden. Y yo no le quise hazer mas pesadunbre. y a la verdad, porque ni los

que yo conosco ni los que no conosco no creo (|ue esta ninguno syn esta pa-

(i) (S'/'í) Equivocación por impoi tase.


— 5S —
syon de cobdic;¡a, porque esta y enhidia es muy natural a los desta nación.

Maestre Hernando ha mas de vn año que no esta aqui.


Segund lo que pude sentir de lo que de palabra Montaluo me dixo, me
paregio que yo hera reprehendydo de negligencia, y que no escrivia tantas
vezes como devia escriuir, y que de otras partes se escriuian cosas que yo no
escriuia. Ciertamente, Señores, no creo que en mi vida confesé este pecado
de negligencia quanto a las cosas que me fueron mandadas o a aquellas que
yo viese que devia hazer en seruigio de mis señores, y se cierto que mas to-
cara mi pecado en ignorancia que en negligencia ni en malicia. Vo he escrito
muchas cartas a \'. ais., y no se sy las enbian con aquella diligencia que yo
las escriño, porque y han de pasar por manos alienas del ser-
la via es larga

uigio de V. ais., y yo he sabido que las que yo enbio y las que me enbian
por aquella via que se detyenen mas tienpo de lo que el camino las deternia;
mas de aqui adelante yo hemendare este yerro, que con las cosas que yn-
portaren enbiare mensajero propio hasta Milán, )' sy no lo he fecho hasta
agora ha seydo por no hazer esperas ynvtiles; y de no escrivir de acá cosas
que otros escriuen, mi yntincion ha seydo de no escriuir a \'. ais. cosas que
no fuesen giertas o que no tuviesen semejangas de verdad; pero de aqui ade-
lante, lo verdadero y lo no verdadero, todo lo que supiere y oyere escriuire,
poniendo lo verdadero en diferencia de lo dubdoso. De las cosas que de Flan-
des y de Roma v de Venegia y de Milán y Ñapóles aqui se escriuen, no he
curado de las escriuir, porque V. ais. tyenen puestas en cada parte destas ta-
lespersonas, que se desvela cada vno dellos por conplir con su cargo, y por
no hazer luenga escritura no he curado de las escriuir, máxime no syendo de
ynportancia; y lo que escriuieron a V. ais. quel duque de Milán dava xxvg)
florines cada mes al rey de Romanos, el se los ]5ydio, mas el duque gelos
negó, y esto yo lo tengo escrito, y quando el Rey ovo aquello que V. ais. so-
bre aquel caso escriuian, dixome: No deve — ser' llegada vuestra carta. Y el

que esto escrivio supo de la platica, mas no de la conclusyon.


Por otra carta escriui a V. ais. como el rey de Romanos tenia determinado
de enbiar a (iaspar Melc, su camarero, y al presydente de Borgoña por enba-
xadores a V. y que tenia acordado de armar ciertas carracas en Genova
ais.,

para traer por alli a la pringesa, y como yo su|5e esto, tuve algunos rodeos
para dilatar la partyda de los enbaxadores, porcjue en el tienpo de la dilagion
se pudiese buscar forma de canbiar aquel Gaspar Melc, porquel avia procu-
rado con mucha ynstangia este cargo para yr a pedir a V. ais. las promesas
que Rojas le avia hecho, de lo qual mostrava muchas cartas de V. ais. y de
Rojas, como ya otras vezes tengo escrito esto; y porque aquel y va mas para
\'. ais. que para otro fyn, yo buscaua formas para lo
])cdir y ynportunar a
estorvar, y Dios hordenolo de otra manera, c|ue lo leuo para sy. Después
querían enbiar al presydente solo, y sobrevino la nueva de la muerte del rey
de Frangía, y con esto se enbarago su yda. Después, estotros que estavan
elegidos yo he tenido todas las formas (|Lie he podydo por dilatar su partyda.
— 59 —
creyendo (|ue esto fiinpli.i al seriiit;io de V. ais., y esto por dos cosas, l.i vna,
porque la que estos yvan hera para requerir a V. ais. (|ue
pringipa! cosa sobre
ronpiesen con Francia, por(|uel rey de Romanos (jueria comengar la guerra con
los franceses para recuperar lo suyo, y la otra hera para traer a la .Señora
Princesa, y parecíame que para entramas a dos hera byen la dilación en la

parlyda de los enhaxadores, por(|ue se pasase el verano v se ganase el tienpo


del ynvierno que para guerrear ni para navegar no es bueno, y mi yntincion
hera buena, avnque la obra hera contraria a
lo que agora \^. ais. mandan, i|ue

se procure que vayan enbaxadores y se revoque Lupian, y como yo no sabia


(]ue \'. ais. avrian por byen <|uo l.upian fuese revocado, yo en|)achava la \'da

destos enbaxadores de manera ijue paregia que no hera aquello lo cjue yo


queria, mas dando a entender (jue no hera byen t[ue fuesen syn llevar gierlo
asyento de las cosas (|ue acá se avian de asentar entre el rey de Romanos v

Italia, porque no asentándose estas, aquellos enbaxadores no ])odrian levar


cosa gierta, y sy agora yo tuviese atrevimiento para traspasar comis\-on, \-o

enbiaria revocapion de Lupian y trabajaría de poner dilación a la jiartyda


la

de los enbaxadores, hasta que fuesen a tienpo que la respuesta de su deman-


da fuese el ynvierno, pero no haré syno aquello que V. ais. mandan.
Las nuevas quel rey de los Romanos t\'ene son , que entre algunos se-
ñores frangeses ay diferengia sobre governacion, y son las cabegas desta
la

dyferengia mose de Borbon y el duque de Lorena, a' vnos syguen al vno v


otros al otro.
Que la reyna de Frangía ha puesto gobernadores en Bretaña y ofigiales a
su voluntad, y que al rey de Frangía le plaze y ha dado lugar a ello, y dizen

que se han visto el Rey y la Reyna y que se sos]:)echan que quedan congerta-
dos y que la tomara por muger y repudyara la suya; otros dizen que no la

tomara por muger, mas por<|ue Bretaña este sosegada se echa esta fama, y le

dan lugar que en la governagion haga la Reyna a su voluntad.


El rey de Romanos esta congertado con los suygos, que todos quieren yr
contra el rey de Frangía dándoles el rey de Romanos dos florynes de sueldo
al mes a cada peón, que es la nieytad del sueldo que suelen aver, porquel
rey de Frangía no les pago lodevia, y por hemendarse desto, quieren
que les

comengar la guerra tanto quel rey de Romanos los favoresca, y que avnquel
rey de Frangía les pague lo que se les deve, que no harán paz syn consenti-
miento del rey de Romanos.
me dixo que avnque los de Italia no le ayuden, comengara la gue-
Iten,
rra, y que sy después de comengada no le ayudaren los de Italia, que hará
su paz condenando a Italia, y sy los de Italia le ayudaren, que continuara la
guerra hasta alcangar la paz, y que mas la comengara y continuara en espe-
ranga del ayuda de V. ais. que no en la de Italia.

Iten, me dixo que de su hijo no tenia mucha esperanga que le avía de


ayudar, porque estaua nuu" puesto en (¡uerer paz, \' muestra descontenta-
miento dello.
— 6o —
Tten, me dixo el rey de Romanos que los turcos y los tártaros avian he-
cho vna gran presa en el reyno de Polonia, y esto ha seydo con ayuda del
valaco, y que tyene temor cjue los turcos avran a(|uel reyno.
"XJon las esperanzas quel legado y el enbaxador de Ñapóles y de Milán die-

ron al rey de sus señores le darian los Cxxv0 ducados que les
Romanos que
pidia para pagar meses viu°©
tres peones y uii°@ de cavallo, como ya tengo
escrito a V. ais., el rey de los Romanos ha juntado gente de pye y de cauallo;
la de pye son byen x@ onbres destos de la Sylua negra, que es la mejor gen-

te de .A.lemania, y son todos sus vasallos, y de cavallo no sabe quantos son

los que están ¡untos, pero quiere que sean vg), y de suycos tyene otra conpa-

ña de otros xg) peones, pagándoles en la manera que tengo dicha de dalles


dos florynes al mes, y pensava con esta gente ]5oder hazer lo de Bretaña,
como dicho tengo, y ronper por Borgoña con Frani^ia, y agora ha ávido res-
puesta de Italia,por la qual ha perdydo el esperanga del ayuda de los yta-
lianos, porquel duque de jMilan querria que el Rey tomase esta gente contra
venecianos, creyendo que el rey de Frangía por agora, hasta estabilir las
cosas de su reyno, no tentara de seguir la enpresa de Italia, y por esto ha
paregido al rey de Romanos que pues los ytalianos no le ayudan, que esta
enpresa de Bretaña por agora deve gesar, haziendo los aparejos que son ne-
gesarios para acometello al margo venidero, sy en este tienpo no se oviere

tregua o paz de los frangeses, y ha puesto en consejo esta platica que con los
ytalianos ha traydo de aver dellos pecunias, y la poca esperanga que tyene

de ser ayudado dellos, para ver que devia hazer, pues ya la gente esta va
lo

junta, y como quiera que a la guerra y a la paz vuo contradiciones, fue de-
terminado por los de su consejo que devia comengar la guerra, porque de
otra numera conogian que no se podía alcangar la paz; y dixeronme cjue la
mayor dyficultad que se ponia para averie de aconsejar que ronpiese, hera
i]ue no tenian los pringipes que alli ostauan gierta confianga que V. ais. ayu-

darían al rey de Romanos vyendole puesto en rotura, y todos dubdavan des-


to, y con esta dubda les paregia que no a\-adandole \'. ais., que no devia

ronper, payo sy el eslava cierto que \'. ais. no le faltarían, como avian hecho
los (le Italia, que devia ronjier, ]jorque el poder de \'. ais. hera grande, y
queriéndole \^. ais. ayudar, no tenia necesidad del ayuda de Italia, porque
sy V. ais. le ayudavan, que los pringi]ies del ynperio y todo el ynperio le
ayudarían en manera que pudiesen traer al
tal rey de Frangía a hazer la paz;
y dixeronme Rey les avia gertificado (|uo \'. ais. le ayudaryan, y que el
(piel

eslava muy gierlo que no le fallarían, pori|ue por muchas cartas y por pala-
bras se lo avian V. ais. muchas vezes gertificado; y con esto fue determinada
la rotura, listo me dixo vn obispo que estuvo al consejo, y el rey de Roma-

nos me dixo que ynmcxliate se haría el ronpimiento, porque los del ynperio
le ayudavan con gente y con dyneros, v nuiy mejor de lo. c[uel |)ensava.

Iten, me dixo que escriuiese a \'^. ais. que entre vuestras mageslades y la
suya esta vna capitulagion o escritura por la qual son amigo de amigo y
— 6l —
enemigo de enemigo, y es hecha hermandad perpetua entre la casa de Espa-
ña y la casa de Avstria y Rorgoña, y c]iie por virtud de aquella capitulacjion
son obligados a se socorrer y ayudar los vnos a los otros y los otros a los
otros, quando la necesydad lo re^,"ercara, por la dotensyon de sus estados o
para la recupera<;ion de aquellos o de parte dellos que algund otro prin(,'ipe
lestenga ocupada, y c|ue agora el (piiere ronper la guerra con Franc^ia jior
recuperar las tierras del estado de su hijo quel rey de Francia le tyene hu-
surpadas, y que va a la rotura personalmente y a entrar en l''ran(,Ma; por tan-
to, que ruega y requiere a V. ais. por virtud de aquella capitulac;ion y her-
mandad que esta entre vuestras magestades y la suya, le (|uleran dar a(|ucl
socorro y ayuda que le son obligados a le dar como verdaderos hermanos y
aliados, y que syn dilación ninguna quieran V. ais. ronper con Franc^ia y
\''. quiera venir personal y poderosamente a esta rotura, porcjue la fuer<;a
al.

de los franceses no cargue toda sobre el, y esto ruega muy afectuosamente
a V. ais. que syn tardanza lo quieran hazer, como el lo haria syendo re-
querido de V. ais.

Iten, me dixo que escriuiese a \'. ais. tjue


sy aquello de Bretaña se ovie-
sede hazer, que por quel no t}'ene navyos, syno acjuellos que vyenen a los
puertos de F'landes con mercaderías, que quieran hordenar que de Viscaya
vengan algunas naves buenas para en quel pueda meter su gente, y quel las

pagara a su contentamiento de los patronos dellas, y que asymismo de las

naos bretones que estaran en los puertos de Flandes tomara las que avra me-
nester.
Asymismo me dixo el rey de Romanos quel duque de Milán trata con el

rey de Francia de hazer vna tregua general, y asymismo que es avisado que
se trata de hazer paz con el rey de Frangia dándole a la señora princesa su
hija por muger, y que no aya de restituyr al señor Archiduque ninguna cosa
de lo que le tyene de sus tierras y que le ha seydo dicho que este trato sa-
,

ben V. ais. y el Papa y el duque de Milán y el Archiduque, y que esto es


cosa tan contra su voluntad y tan contra su honor, que por ninguna cosa non
lo ha de consentyr, porque no quiere dar su hija al rey de Fran(;ia ni al

señor del mundo, no podyendo casar con ella legitymamente, mayormente


avyendo de perder las tierras de su hijo; quel nunca en tal cosa verna, por-
que es la mas vergonzosa quel nunca podria hazer; ni puede creer que a cosa
en que el tanta verguenga recibiese V. ais., syendo tan prudentes y magná-
nimos, diesen oydo; y esta maravillado, sy V. ais. lo han sabido, como le ha
seydo dicho, lo qual el no puede creer que \'. ais. esto se]ian, cómo no se lo
han hecho saber: por tanto que les ruega, y con el amor y debdo que entre
\'. ais.
y la suya esta les requiere, que a tal platica no prestan oydo ni con-
cpie quieran
sentimiento ni hablen en ello, y que sy desto no son sabidores,
tener buena guarda sobre la señora pringesa, porcpie alguno syn sabiduría dr
V. ais. no haga en esto alguna cosa cjue sea contra su voluntad, port|uc no lo
podria tolerar con pagiengia; y dixome cpiel Archiduque hera consentidor
— 62 —
desto y que y que estauan enhaxadores suyos y los de V. ais.
le plazia, del \'

duque de Milán y del Papa entendyendo en esta cosa en la corte del rey de
Frangía, y que con esto se haria paz general, dexando de fuera a venecianos,

y que todos ¡untos entendiesen en la desfagion de aquellos. Y quando me


dixo lo del Archiduque que lo sabia y consentía, torno a dezir: \o lo con- —
syente, mas ni lo contradize. No me quiso dezir quien hera el promotor des-
ta cosa; pero dixome que lo sabia;y por lo que antes me avia dicho que me
diria vna gran cosa, y me dixo quien heran los que la movían, juzgo que esto
es aquello, y que son los movedores dello los que en aquel capitulo que desto
habla escrivo.
Asymismo me dixo el rey de Romanos que vn secretario que aquí hera
venido del rey de Frangía traya gíertos tratos de paz, y que creya que seria
paz honrrada y general, y que esto se tratava por medyo del duque de Saso-
nia el eletor, con sabiduría de su magestad, el qual secretario es partydo
para Frangía con y tyene esperanga que tornara con la conclu-
la respuesta ,

syon, y llevo termino de quinze días para responder. Son ya pasados los ocho
días, y el Rey cree que sy no fuere entera paz, que sera tregua por tres
años, y que para esto el dexa en poder del rey de ]-"rangia algunas tierras de
las que le tyene de su hijo, y que le hará restitugion de otras, y que esto
haze y avra por byen de hazer sy se puede congertar, porque mas quiere
cpie su hijo pierda algo de lo suyo que no que el rey de Frangía se haga se-

ñor de Italia, porque hazíendose señor de aquella, todo quedava en aventura,


liste trato y platica paso antes que se determínase en hazer el ronpímiento
con Frangía; pero esperara los (¡uinze días en que ha de venir
respuesta, y la

sy verna C(jmo esta apuntado, c[ue se concluyra, y sy viere que no quieren


concluyr en aquella y que andan dylatando, que luego se hará el ronpímien-
to, y suplíquele que me dixese toda la negogíagion por que lo pudiese escri-
vir a V. al. Dixome: — No ay mas desto que tengo dicho; que yo tomo parte
de lo quel rey de Frangía tyene de las tierras de mi hijo, y al rey de Frangía
le ha de quedar alguna cosa, y hase de asentar tregua general por tres años.
Si se ovíere de concluir, antes que se asyenten lo sabres, porque sepays las
condígiones con que se asyentan, y syno, ya sabeys que ha de ser guerra,
y que no es necesario hazer memoria destotro trato.
Iten, me dixo el rey de Romanos cjue todos sus confederados le avían
escrito, como yo byen sabia, que sería byen que se negogiase de aver a los

suygos para y la liga y que para esto se les pro-


quítallos del rey de ]*"rangía,

metyese de dar hasta xxv© francos quel rey de Frangía les dava de pynsyon
en cada vn año; y que el enbio a los suygos sus enbaxadores, juntamente con
los enbaxadores de la liga, a hazer esta obra, y i|ue ])ür entonges no se pudie-

ron ganar syno Ins (piatro cantones, y cjue después acá syenpre ha trabajada
de los ganar tixlos, \- en esta obra ha hechn todo lo i|ue ha podydo, y que lia

|")odydo tanto, ([uc los tyene ganados, y i|uc de buena voluntad van todos
contra el rey de F"rangia; e c|ue en nonbn- de la liga les ha ])rometydo de
- 63 -
darles la dicha ¡¡¡iisxdií y mas; (|lip nn se hará paz con el rey de l'ranQia syn
c|ue el rey de Frangía les pague las debdas que les deve; ])or eso que apergibia

a sus confederados que pagase cada vno su porgion, porque estaua obligado el
y avia dado su firma y sello. Vo le respondy a esto: -Esto fue en tiempo que —
avia liga; agora paregeme que ya no ay liga, segund parege que cada vno
corre tras su pasyon jíriuada; y sy mucho ha ]5rometydo vuestra magestad,
mucho avra de pagar. Esto le dezia en son do liurla y ryendo, v respondióme:
— Xo cures, que por la parte de vuestros pringipes yos enbiare a vos a los
suygos, y por la parte mía y de los otros yo los librare en Milán, que pode-
rosos son para cobrar la libranga, y yo se (|ue la agebtaran de buen grado; y
creedme que sera asy, que Milán y avn todo lo que se gastare en
los pagara,

esta guerra se lo pagaran Milán y venegianos, avnque no quieran.


Asymismo me dixo (|ue mose de Xasavt, que fue por enbaxador del señor
.Archiduque al rey de hrangia, le avia escrito quel hera mal respondydo agerca
de la restitugion c[ue pedya de Archiduque, y que creya que se
las tierras del

vernia syn congierto; pero no sabia sy hera venido o no, o sy avian tornado a
otra negociagion.
Asymismo me dixo lohan Bontenps quel avia visto en Frangia que se bus-
cava con gran dyligengia la escritura del enpeño de Perpiñan, que fue fecha
entre señor rey don Juan, padre de vuestra alteza, y el rey Lu)'s de l'ran-
el

gia, y que pregunto para que la buscavan; y que le fue dicho que para pedir

aquella suma j^or que Perpyñan fue enpeñada, y que, avnque se hiziese paz,
que s\'enpre ternian aquella demanda b\-ua; y dixome que crej'a que la avian
hallado en Paris.
De las cosas de aqui no es quien pueda hablar giertamente, porque cada
dya ay muchas mutagiones; y como entre estos pringipes aya muchas dyfe-
rengias, no pueden las cosas determinarse en concordya, porque ay tanta
dyferengia entre ellos sobre las precedengias, que la dyeta no se pasa en otra
cosa syno en concordar aquellas, y Conde palatyno no quiere venir a esta
el

dyeta, ni el arzobispo de Treves, y otros muchos grandes no son venidos,


byen que tyenen aqui sus enbaxadores; pero en quanto a este susidyo que
se ha de dar al Rey, vnos lo tyenen porgierto, otros por dubdoso: su mages-
tad mucho lo gertifica que lo avra syn dubda. Asymismo se dize que esta
• dyeta se trasferyra a Colonia o a Treves; ay mucha dyversydad de nuevas y
de opiniones en el Re}' mismo en este caso del trasferyr la dyeta o acaballa;
aqui he hallado muchas mutagiones.
Sy el rey de Romanos ha este susydio del ynperio, como dize que se le
dan y que le dan gente, bien podra hazer la guerra a Frangia; pero sy esto
faltase, no se como se pueda hazer syno se socorre a lo acostunbrado, que es

enpeñar tierras, y tj^ene tantas y tales enpeñadas, que sin duda cada cosa de
lo que tyene enpeñado seria estado para vn Señor; y yo he visto muchas co-
sas de las enpeñadas, entre las quales ay vn condado que tyene enpeñado el
conde de Sorua en xLv® florines, que renta cada año viig) florines; ay en el
- 64 -
tres gibdades, que la menor dellas es mayor que laraíjona, y ay quinze cas-
tillos y mas de treynta villajes buenos y muy gentil tierra, y cada dya cargan
sobre el empeño, de forma que de aqui a diez años sera tanta la debda que no

se pueda quitar,y asy esta todo lo otro.


De la venida de aquel mogo despuelas de la Señora princesa á quien se
tomaron las cartas senty tal mutagion en el tratamiento, que byen me da van
a entender que no avian gana de onrrarme; porque lo dixe á Montaluo de
palabra lo paso aqui so brevedad.
Con toda la maña que he podydo he procurado que miger Ludyvico
Brun, vn secretario del rey de Romanos, vaya por enbaxador a V. ais.; y esto

he hecho porque es onbre cuerdo y discreto, y syenpre le he conogido desear


seruir a V. ais., y porque sabe la lengua y podran V. ais. hablar con el syn
ynterprete, y porque es eclesyastico, y con zelo de algund benefigio se podra
traer por el oreja. El rey me ha dicho que le enbiara; no se sy mudara pro-
posyto.
En lo que toca a conplir con la señora Archiduquesa, no puedo sacar otra
respuesta syno que quando se vera con su hijo ha de hazer maravillas, y que
antes de verse conel no aprouecha el escriuir, pues que no se ha de hazer lo

que escriviese. Esperare a ver aquel tienpo, y alli haré todo mi dever porque
se haga lo que V. ais. mandan.
De las cosas de Pisa y de hazerse los venegianos señores della mucho esta
descontento el rey de Romanos, y sy le ayudan para ello, no lo consentirá.
Sy en esto se oviere de hablar como ya se ha hablado otra vez, V'. ais. me
manden dar horden de lo que tengo de hazer, porque para hablar destas cosas
de Pisa fuy requerido de los otros enbaxadores, y como no sabia lo que pla-
zeria a V. ais. fuy tan tibiamente con ellos, que ni negué lo que me pydieron,
ni les dy lo que no devia; y fue escrito que yo me mostrava en esto tybio, que
no sabian la causa por que. Yo dy mi desculpa que desta cosa yo no tenia
mandato, ni nunca lo avia platicado; pero que yo byen creya que V. ais. no
avrian por byen que ninguno de la liga tomase lo que no hera suyo, pues la

liga hera hecha para 0])rimir los tyranos; v ya escriui a V. ais. lo que con el

enbaxador venegiancj avia pasado sobre Pisa y sobre otras cosas.


El rey de Romanos me dixo que gierta gente suya que tiene en Frisa avia
hecho vna destroga en los frisones, y serian los alemanes que la hizieron hasta
mil onbres, y los frisones .x®, y murieron todos los x@ frisones, y a esta causa
enbia vn exercito de v® onbres a a(|uella parte; y asymismo me dixo que en-
biaua a la frontera de Venegianos
I10 de lavallo, para que sy aquellos quisye-

sen tentar algo contra el, vyendole en la guerra de Erangia, que hallasen quien
los resistiese, porque con la gente de pyt- de la tierra bastan aquellos u@ de

cavallo.
En vn consejo que tuvo el rey de Romanos con todos los pringipes del

ynperio que aqui están juntos, el qual fue oy miércoles, que se contaron xxvu

de junio, se trato de las cosas de Italia, y en saliendo el Rey de aquel consejo,


- 65 -
me ilixu ([lie mmca avia visto a los principes tan yndinados contra los ytalia-
nos como agiira estauan, después que avian entendydo que no le querían ayu-
dar, y que le avian dicho que mucho antes de agora ellos le avian dicho que
devia confiar muy jioco de sus confederados, mayormente de los de Italia, y
que se devia vnir con sus pringipes y naturales, porque con mas amor le ayu-
darían ellos á sus cosas que no los de Italia, y que ellos agora salían verda-
deros en lo que avian dicho, y los de Italia le fallegían; que ellos le querían
ayudar con sus personas y gentes y dyneros, y que hiziese sus hechos, y que-
después supiese tomar hemienda de quien le avia burlado.
Asymismo este dicho dya me hablo en las cosas del duque de Milán con

mucho enojo, dizíendome: Kl duque de Milán ha dicho publicamente que
me ha dado dccccS) ducados, y que nunca hago syno demandalle dyneros, v
esto es muy grande t'alsedad. Antes de los cccc© ducados que me dyo con la
Reyna, he gastado la mayor parte dellos en las cosas del duque y en enbialle
gentes y otras cosas que por el he hecho, de que se me han recregido muchos
gastos; pero yo enbiare a hazer cuenta con el, y esto sera syn dílagion, y lo
que de menos se hallara que me ha dado destos dcccc© ducados, vo os pro-
meto que le converna dármelos luego, y donde no los quísyere dar, yo los
cobrare; pues el ha diulgado lo que no es, yo quiero que en esto no sea men-

l\TOSO.
l'^l rey de Romanos se partj-o este dya susodicho para ver hazer la muestra
de la gente que tenia junta, y dixome que mientras yo escriuia, que enbiase

con el a Montaluo, por quel de vista pudiese dar notigia a \'. ais., y asy se hizo.
<1tro dya el rey enbio por mi que fuese donde el estaua, y que le bus-

case las cartas de laseñora pringesa y de Lupian, que hasta estonges no las
avia querido ver ni regebir, y yo fuy donde el estaua y leve las cartas; y otro
d\-a supliquele que no quisyese mas detener a Montaluo, pues que no que-
dava de despachar syno la letra de la revocagion de Lupian, y halle en el vna
gran mudanga en aqueste paso, como quiera que torno a afirmarse en revo-
calle como antes lo avia dicho, pirque en esto yo le hable muy claramente lo
que \harían; y pues se hizo lo que pedy de parte de Y. ais., no quiero
. ais.

enjiachar papel con dezir las demandas y respuestas que sobre esto ovimos.
Montaluo lo dirá de palabra a V. ais.

Asymismo me díxo: — Vo tengo con el rey de Frangía cierto apuntamiento,


y el hefecto del es que de las tierras del Archiduque, mí hijo, que me tyene
ocupadas, que de vna parte dellas y que quede otra parte en su poder, y que
sea a su elecíon qual parte querrá retener en sy y que se asyente tregua ,

general por tres años, porque en este tíenpo se entyenda sobre las cosas y
dyferengías del y del rey de Frangía y de Italia, y que en estos tres años el
rey de Frangía me de vn exergito contra los turcos, por que yo pueda conplír
la promesa que tengo hecha de yr contra ellos, y después de conpuestas las
cosas de Italia, que me aya de restituyr las tierras de mí hijo que quedaran
en su poder. Y para que conoscan los frangeses que, sy no se concluye este
— 66 —
apuntamiento, que les tengo de ronper la guerra, yo enbio a las fronteras de
Borgüña xixS) peones y v® de cavallo, asy que es menester quel Rey y la
Reyna, mis hermanos, hagan toda demostración de guerra, y háganlo de ma-
nera quel rey de Frangía lo pueda saber, y mande apropincar a las fronteras

alguna gente de cavallo y de pye, mas no haga ningund ronpimiento hasta


tanto que yo gelo enbie a dezir, porque con esta demostragion que yo hago y
alia harán, vernan los frangeses en concluyr este apuntamiento dicho, y sy se

concluyere, yo se lo haré saber con toda dyligengia, y sy no se concluyere y


viere que los frangeses andan dylatando en la conclusyon, ronperles he la
Guerra \-ndubitadamente; y asymismo escriuire al rey y a la reyna, mis her-
manos, que la ronpan ellos por su parte, por que a vn tienpo se haga el ron-
pimiento, porque sy el rey y la reyna, mis hermanos, no me ayudasen, yo

no podria sostener la guerra, mayormente sy cargase sobre mi toda la poten-


gia de Frangia, porque de otros yo no tengo, esperanga, que los ytalianos,
como vedes, no me quieren ayudar, y mi hijo tanpoco, sy yo no abaxo donde
el que devria de hazer de grado; y faltán-
esta para hazelle hazer por fuerga lo
dome estas ayudas, yo no puedo sostener tanta gente que con ella pudiese
sofrir todo el poder de Frangia; y ronpiendo el Rey y la Reyna, mis herma-
nos, por su parte, el poder de Frangia se ha de partyr, y entramos seremos
poderosos para resistir gente que contra cada vno de nosotros verna; y
a la

esto les escriuid que quieran hazer, como os lo tengo dicho, porque, asy pi\r,\
la tregua como para la guerra, convyene de hazer toda demostragion.

Asymismo les escriuid que tengo gran esperanga que podre aver dos gib-
dades, las mejores del ducado de Borgoña, y brevemente, sin ponelles sytyo,
porque los tratos cjue en ellas traygo son muy giertos y que no se pueden
herrar.
De Roma se escriuio al rey de Romanos que el pleyto que se trata entre el

rey de Vngria y la reyna Beatriz que eslava concluso, y que se daria declara-
gion que no hera su muger, y que syn enbargo deste casamiento se podria
casar el rey de \'ngr¡a, avyendo dispensagion del prymer matrimonio que avia
contraydo con la hermana marques de Hrandanburc, a la qual dispensa-
del
gion ella dava lugar y le plazia que entre ella y el rey de Vngria fuese hecho
diuorgio; y como yo supe esto, puseme en platica con el Rey vn dia por venir
a hablar en esta materia, y pregúntele sy hera verdad que le oviesen escrito lo
susodicho, y dixome que sy. Vo le dixe que sy su magestad me queria oyr
como a seruidor que le deseaua mucho seruir, que le diria algo de lo que me
ocurría sobre este caso; dixome que avria plazer y que dixese lo que quisyese.
Vo le dixe que, scgund lo que su magestad me avia dicho de la capitulagíi>n
t|ue entre el y el rey de \"ngría, fue hecha sobre la subcesyon de aquel reyno,

avia vn capítulo que dezía que sy el rey de Vngria no oviese hijos k-gytimos,
que el reyno tornase al rey de los Romanos, o a sus herederos después de los
dyas del rey de \''ngria y (¡ue me paregia, segund lo que de Roma le cscrí-
uían, iiue hecha declaragíon c|ue la reyna Beatriz no hera muger del rey de
- 67 -
\ iitjria, V iuiuclla otra con quien avia seydo (lcs|)os;i(la primero consenlya y
avia por hyen (|ue t'iiese hecho entre ellos dyvorgio, ([iie no seria (lifií^il al-
can(,-ar la dispensagion para poderse casar, y casándose, podria aver genera-
ción, y aviendo generación, su magestad perdya el reyno de N'ngria; y <iue
pues esto estaua en este peligro, ([ue me paremia que su magestad podria
ganar aquel reyno para ayudarse del Rey como del hijo en su vida, y para
que des]iues de sus dias quedase a sus nietos, y que seria a mi ver byen ca-
sada la señora princesa, su hija, con aquel Rey, pues que en la christiandad
no avia pringipe con quien casase, y que con este casamiento se soldarían
muchas cosas que traya mucho ynconviniente a la quiete de la christiandad.
Respondióme: — V'os dezis muy byen; mas estays muy lexos de mi pensa-
miento. Kl reyno de V^ngria yo para mi hijo y no para mi hija, y yo
lo c[u¡ero

lo ganare, y la dispensación nunca se dará para (|ucl Rey pueda casar. Vo le


replique que sy su magestad tenia por ynmortal al Papa, que byen podria ser
que la dispensación no se diese en su vida, y avnque esto podria aver mu-
danga; pero que sy creya que el Papa hera mortal, (|ue devria pensar que po-
dria suceder otro que no le fuese asy amigo, o que no quisyese dexar de hazer
justicia, y que diesedespensac¡on; y tanbyen que devria consyderar quel
la

Rey dungria hera tan mancebo como el y (pie hera muy luenga esperanca es-
,

perar muerte ajena, y que tanbyen hera mortal su magestad como el Rey
la

dungria, y que en vida del Rey de V'ngria no podia su magestad tentar ningu-
na cosa contra el con justicia; y que sy acaesciese morir su magestad antes quel
Rev de X'^ngria, (|ue aquello de la sucesyon no sabia como sucedería, que me-

jor sería asegurarlo en su vida que no dexallo en tanta dubda. Respondióme-


—Sy el Papa diere tal dispensación, ay me queda la fuerca, y yo lo tomare

por fuerca; y sy yo muriere antes y mi hijo fuere para ello, el lo ganara; y si


no fuere para ello, no solamente ha de perder aquello, mas aquell otro en que
yo le dexare en posysyon. Y asy por entonces ni después no he tornado a to-

car esta materia. Doy dello aviso a porque sy mandan que en esto ha-
\'. ais.,

ble, como en cosa que parece a Y. ais. que sería byen, hablallo he, y sy desto
que he dicho no plaze a V. ais., abstenerme he de no hablar en ello; y lo que
he hablado fue por que V. ais. me enbíaron a mandar que hablase en el
lo

casamiento de princesa quando el caso lo requiriese.


la

Todas estas cosas que he escrito tocantes a la rotura de la guerra de P ran-


cia, el rey de Romanos me ha dicho que las escriua a V. ais. certificándoles
que en esto no avra mutación, syno que sy el rey de Francia no le restituye
lo suyo, como fue capitulado en la paz deSanlis, o segund este apuntamien-

to que dize que agora se habla, que syn falta le ronpera la guerra; mas lo que
yo" pienso desto y avn lo que por el vulgo se dize, podria ser que fuese mas
elruydo, como dizen; y creo que estos principes del ynperio le yncitan a la
guerra por traelle después a la paz, syguiendo en las palabras su apetyto >•
cunpliendo en las obras su voluntad dellos; y yo he sentido que quieren en-
biar enbaxadores al rey de P>ancia para le requerir que se ponga en justicia
— 68 —
con el rey de Romanos, y que pornan la cosa en dilac;iones hasta tanto que se
le pase al rey de Romanos la furia y se consuma en juntas de gentes sus pocos

dyneros, syn hazer efect<i ninguno con ellos; y asy pasara todo como ha jia-
sado otras vezes otras semejantes demostraciones de guerra, como quiera que
esta demostración es grande, porque ya la gente esta junta y son ydos a la

frontera. Podria ser que sugediese como el Rey dize y no como yo pienso;
como quiera que (|uando lo vyere lo creeré.

Suplico humillmente a \'. ais. que me perdonen porque tengo atrevimien-


to de dezir lo que me parece gerca destas cosas tocantes a la sugesyon de los

reynos; pero como quien conoge algo de la condición del rey de Romanos,
me parece que no cunpliria con lo que a mi devo sy en esto no hablase. El
rey de Romanos es discreto y sotil y picase de ser mañoso en las negocia-
ciones, y de mucho tienpo antes que aya menester las cosas y antes que
vengan las piensa y las ]3latica para aprouecharse dellas cjuando lui-re el tien-

po; y hele visto muchas vezes con muchos desgrados de sus confederados y
con mucha desconfianza dellos, mayormente con los de v con V. ais.
Italia,

no ha estado menos algunas vezes, avnque syenpre ha hablado en \'. ais. con
mas tenplanga; pero no dexava de dar algunos puntos que pungían en el
alma; 3^ como estos que están cerca del sj'enpre trabajan de le apartar de
todas las amistades que tyene, ponenle en sospechas y en que tenga poca
confianga de todos, y como ellos sean contynos cerca del Rey, y syenpre con-
tinúan esta platica, por bueno que yo le dexe quando hablo con el, quando

otra vez torno le hallo rebotado, y traenle a la memoria todas las cosas pasa-
das que han hecho sus confederados, y ponenle dolencias en las por venir
le

para hazelle desconfiar dellos, y han podido tanto, que le han hecho ronper
con los de Italia despidiéndoles sus enba.xadores , y declarándoles que sera
contra ellos sy no le quieren ayudar, como ya lo tengo escrito a V. ais. ^' sy
con \'. ais. mismo, ha seydo por la dyferengia que ay de las
no ha hecho lo

personas y de los estados y debdos de V. ais. a los otros sus confederados;


pero no ha quedado por no averie yngitado para ello; y ándase preparando
para c[ue sy \'. ais. no le respondyeren en ayudarle como hermanos y aliados,
y el hiziere alguna cosa contra esta hermandad y alianga que con \^ ais.
tyene, que se puede descargar de la culpa y echalla a V. ais. que le dyeron
cavsa para ello. Y sospecho que esto i[ue agora pone en platica desta suge-
syon de Portogal y de vuestros reynos, que es para que sy viniere en quiebra
con V. ais. sobre estotras cosas de la liga, dexar aquellas como cosas en c|iie
el no terna entera razón, porque venidos en este esamen, se le podra mostrar

(|ue \'. ais. han conplido con el y con todos sus confederados, y ellos no con

V. ais., y asyra destotra razón para hazer su hecho bueno quando en conten-
gion oviese de venir con V. ais.; y como el conosca la mala voluntad que los
frangeses tyenen a vuestras magestades, cree que fagilmente los trayria a su
amistad para poner a V. ais. en negesydad; y segund mi pensamiento, el se
arma para que sy sugediere no respondello \'^. ais. como el (|ueria, o que se
— 69 —
pone alguna dilación a la res|iuesla y a la obra; por tanto \ ais. deven |)en- .

armas se deven armar para defenderse desto, porque a todo (|uan-


sar de tjup
to yo puedo alcan<,ar, sy \'. ais. se detyenen en respondclle con efecto a lo
que les pide, y entra en sospechas que \'. ais. quieren dar alguna dila<;ion a
esto, vo ternia acá poco credyto para podelle conseruar en la opinión que
hasta a(|ui se ha conseruado. \o me atrevo a escriuir esto mas claro, ni a es-
tenderme mas en esta materia; \'. ais. conprehenderan lo que querría dezir.
Después de todo esto escrito, me ha traydo el Rey en dilaciones por no
ha/er la revoca(;ion de Lupian, y oy miércoles, que se contaron nii.° de jullioi
yo le apr(>t(> a que despachase a Montaluo, y pasamos muchas razones sobre
no revocar a Lupian hasta que fuesen los otros enbaxadores que cnbia, y que
ellos levarían la revocación; y yo, viendo sus larguras y que no seria esto de
aqui a tres meses, yo le dixe (juc a mi me bastava lo que me avia dicho que
le queria revocar, para escrivillo a V. ais., y que con esto que yo escriuiese

\'. ais. le mandarían salir de la corte, porque las cosas de Lupian no heran

para toleraV: y que bastava que \^. ais. lo avian sufrido hasta hazergelo
saber; y que sy no le cjueria revocar, que V. ais. no le consentirían estar
mas en su corte. Y sobre muchas altercaciones dixo que nunca avia seydo
su costunbre deshonrrar sus seruidores, y que por la honor de Lupian (pieria
con toda brevedad despachar estotros enbaxadores, y que Lupian se sufriese
hasta tanto que estotros llegasen, y avn porque la princesa no recibiese
desplazer y syntiese soledad de quedar syn persona suya que estuviese
con ella, porque yendo los enbaxadores, ellos declararían a la princesa su
voluntad, y entendiéndola la señora princesa, avria por bueno que Lupian
se viniese; y como esto el no lo queria escriuir, syno que a boca lo dixesen
los enbaxadores a la princesa, y syno escriuiendoselo se revocase Lupian,

que no dubdava syno que la princesa lo oviese a mal y recibiría dello pesar;
por tanto quel determinava de no le revocar. Guando yo le vi perseverar en
este proposyto, y que no me aprouechauan quantas razones le dezia, pare-
cióme de buscar algund medyo para en tanto que los enbaxadores y van y ,

dixele que su magestad hiziese la revocación de Lupian, y que escriuiese


rogando a vuestras altezas que ayan por byen de le dexar estar en su corte,
porque tenga conpañia a la señora princesa hasta que los enbaxadores fuesen,
no teniendo Lupian cargo de ningund negocio; y con esto le movy a le revo-
car, y asy va la carta de la revocación, y los enbaxadores partirán presto; y

díxome: -Escríuíd de mí parte al Rey y a la Reyna, mis hermanos, que por
contentallos yo hago lo que no es mi costunbre de hazer injuria a mis serui-
dores, y que les ruego que mientra Lupian estara en su corte, que sea tratado
como seruidor mío, y que en ninguna cosa consycntan que sea mal tratado.
(I Del Papa llegaron ov ciertos breues para el rey de los Romanos, en que
I

( I í Está tachado desde aquí hasta el párrafo cuarto siguiente , sin duda porque del pri-

mero hay luego cierta repetición.


— 70 —
en vno le li;ue saber que el enbia enbaxadores a Frangia para requerir .il Rey
que quiera dexarse de hazer turbaciones en la christiandad y que haga paz
general y (jue sy esto no tiuiere hazer, que le
,
parege que se deve venir a la
guerra ofensyva, y que el esta aparejado de ayudar para esto con lo i[ue por
su rata le cabra a pagar. Xo le plugo al rey de esta yda de los enbaxadores a
tal tienpo, ydixome que toilavia le cregia mas la sospecha que hera verdad
el tratado que me dixo que se trata va, segund en un capitulo va aqui escrito.

En otro breve dezia el Papa que hera acordado en consystorio de enbiar


enbaxadores a la Señoría de Venegia a les requerir que quisyesen restituyr a
Pisa a Florentvnes, o que la pusyesen en las manos de los confederados, y
que sy no lo quisvesen ha>;er, que les declarasen que los confederados no su-
frirían que ellos se hiziesen señores della, y que su magestad devia enbiar sus

enbaxadores porque todos los enbaxadores de la liga en conformidad dixe-


sen esta cosa a venecianos. Respondyo asy de supyto que no lo haría, porque
no hera de honor, avyendo el despedydo de su corte los enbaxadores de Ve-
negía, enbialles enbaxadas no se lo que determinara de hazer.
En otro breve le hazia saber como avia enbiado su Santydad vn mensajero
al señor Archiduque, y que levaua la rosa a la señora Archiduquesa.
El Rey esta muy alegre con la preñes de la señora Archiduquesa, y no osa
hablar en ello pensando que lo ha de aojar; tanto plazer tyene de estar su
alteza preñada.
Del Papa son venidos ciertos breves al Romanos en que le hazen
rey de
saber que enbía enbaxadores a PVangía, y asymismo le exorta que enbíe en-
baxadores a Venegia, para que, juntamente con todos los enbaxadores de la

liga,avan de dezir a la Señoría que restituya a Pisa a Horentynes, o ([ue la


ponga en manos de todos los confederados, y que sy no lo quisyere hazer,
que les declaren que la liga no ha de consentir que ellos se hagan señores de
Pisa, y asvmísmo en cosas de Italia; y de lo que el rey de Romanos les
las

enbio a demandar, responden que deve primero atender a pagificar las


le

cosas de Italia que no ronper en Frangía, y que pagificadas aquellas, que le


darán ayuda contra el rey de Frangía, sy el rey de Frangía no le restituyere
losuyo syn guerra. A todo esto no mostró el rey buena cara, y claramente le
desplugo de enbiar enbaxadores a F'rangía, y quanto al enbiar enbaxadores a
Venegía, respondió asy de súpito al legado que el no los enbiaria, pues avía
despedido los suyos. A lo de Italia y a pagificar las cosas della, por entonges
no dixo nada, pero creo que no esta de aquel proposyto, porque esta muy
puesto en la rotura de Frangía.
Por el presente no ay mas que escriuir, syno (jue se espera el mensajero
que ha de venir de F'rangía, y que van todavía gentes a la frontera de Bor-
goña.
De F'riburc a vn de jullío de 1498.
n —

OTRA CARTA
para sus altezas fecha en Fraybnrc a xvi de jullio de gS. Enbiose a don
'Jnan Manuel a Genova. /)u/>lirada leñóla Her/'a.

Después que Montaluo se partyo de la corte del rey de los Romanos, el


Key me enbio a llamar vn dya dende a ocho días que fue partvdo Montaliio,

y me dixo: —
Muchas nuevas tenemos, y no son buenas, por(|uel Archiducjuc
mi hijo quiere ser franges y estar so las alas del rev de Fran(;ia v en la ohi-
di<^nQÍa de aquel y no en la mia, y ha hecho apuntamiento y paz con el rey

de Frangía por el y por toda la casa de Borgoña y de Avstria, y contentase


con que el rey de Frangia le restitu\'a tres villas que son de poca ynportan-
gia, y quiere perder todo lo otro quel rey de Frangía le tyene ocupado; asy
t|ue con esta nueva, nuestra armada que aviamos hecho es interronpida, y no
]iodemos llevar adelante nuestro pensamiento, pues nuestro hijo nos fallege,
y nuestros confederados, y tanbyen los pringi]5es del ynperio, que sabida esta
nueva quel Archiduque ha hecho la paz por el y por mi, y que el se contenta
con lo (¡ue el rey de Frangía le da, y sobre el resto le plaze de estar a justigia,
me han dicho que yo no tengo razón ninguna para ronper con el rey de
T-'rangia, ni quieren que con los dyneros del ynperio se haga la guerra, pues
aquel cuya es querella se satisface y quiere la paz; mayormente que le
la

veen ynclinado a ser franges y sobjetarse al rey de Frangía )'• no quiere ser
de los principes del ynperio ni concurrir en ninguna cosa con ellos; y que
ellos, por quel Archiduque cobrase sus tierras avian por byen de dar este
susydio al rey de Romanos, y que el Archiduque, syendo suya la querella y
syendo su hijo, no queria que en sus tierras aquel subsydio se repartyese;

asy que, sabido que su hijo avia hecho la paz, y visto que los de Italia del todo
se partyan de le ayudar, y que los pringipes del ynperio le quitavan las espe-
rangas de dalle el subsydio, quel no podx'a sostener ninguna guerra ¡lor lieve

que fuese, y que le convenia aver de mantener la paz que su hijo avia hecho,
avnque hera con dolor de su anima; pero que su probeza no le dava lugar a
hazer otra cosa, y que el rey de Frangía luego serya puesto en horden, o para
la enpresa de Italia, o para la guerra contra vuestras magestades.

Vo le pregunte que de que manera se entendya esta paz, que sy entra van
en ella V. ais. Dixome: — Ella es hecha como os tengo dicho, y no entra en ella

syno la casa de Borgoña yde Avstria, y los otros confederados todos


la

quedan en esfuergo de sus fuergas, y yo creo que la guerra sera con vuestros
reyes. Yo
respondy que no pagauan byen su magestad ni el señor .Archi-
le

duque a V. ais. lo que por ellos avian hecho, porque sy V. ais. avian ronpido
— 72 —
con Frangía, no avia seydo otra la cavsa syno tener hec)ia alian<;a ,con su
magestad, y pedirlo y requerirlo su magestad a Y. ais., y que sy no avian
acjebtado V. ais. la paz quel rey de Frangía muchas vezes les avia ticniandado,
que no avia seydo otra la cavsa syno por hazer quel señor Archiduque reco-
brase lo suyo, y que no tenian otra querella con el rey de Frangía
\'. ais.

syno magestad y del señor Archiduque; y agora aver hecho el


esta de su
señor Archiduque paz con l'rangia syn aver respeto a lo que \'. ais. por el
avian hecho, y aproualla su magestad y dezir que la avia de guardar, fuese
por qualquier razón que fuese, que esto yo no podía dezir otra cosa syno que
hera gran verguenga de entramos; y como vido que yo me y va estendyendo
por esta razón, dixome: — No me podeys como yo
vos tanto avergongar
esto}', y cesemos esta habla, que yo no puedo mas hazer, y porque a vues-
tros argumentos no avra sufigiente respuesta, dexadme pasar mi pesar s)m
mas acregentalle. Y as\' me interron])it) por estonges, y esto pasa va en pre-
sengia del legado del Papa, y dixome: —-Cavalgad comigo, que t|uÍL-n) yr al
canpo y ,
alia hablaremos.
Salidos al canpo, dixome: —^Va os he digho que mi hijo quiere ser franges

y estar so la protección del rey de Frangía, y esto han hecho sus consejeros
porque yo no pueda aver a mí hijo en mí poder, y sy le ovyere, que no sea po-
deroso para remover la governagion de su estado, y por tener aquellos espacio
para este efecto de governar aquello y comérselo, han hecho aqueste apun-
tamiento; y sy desto tengo dolor o no, no creo es menester que yo os lo diga,
porque vos lo conogereys; pero querría que escriuiesedes al Rey y a la Reyna
vuestros señores, que como quiera que esto sea hecho, y tan contra nii volun-
tud y honrra como lo es, que ellos quieran hazer toda demostragion de guerra,
por quel rey de Frangía y estos pringipes del ynperio y todo el mundo conos-
ca que avnque mí hijo me dexa, y mis confederados de Italia me fallegen, y
todas las otras esperangas que tenia, que sus serenidades me son verdaderos
amigos, y que estauan y están aparejados para ayudarme y favorescerme con
todas sus fuergas; y con esto y con toda la obra que yo podre hazer, podría
ser que se ynterronpíese este apuntamiento, y que se hiziese el apuntamiento
que por medio del duque de Sasonía se trata va, y haziendose aquel, tememos
la paz honrrada, o a lo menos tregua no tan deshonrrada como esta paz, en la
qual serán gonprehensos vuestros señores.
Yo respondy a esto del Rey y de la Reyna mis señores: -Vuestra ma-
le —
gestad puede estar byen gíerto que en demostragiones y en obras harán por
vuestra magestad todo aquello que por verdadero hermano y aliado se deva
hazer; pero querría saber sy el Rey y la Reyna mis señores hizieren esta de-
mostragion, y el rey de I-Vangia, estando seguro de vos y del Archiduque como
lo esta, quisyere ir contra el Rey y la Reyna mis señores, que socorro o aj'uda

ternan de vuestra magestad y del .Archiduque. Respondióme: -De mí, poca, —


que faltándome las ayudas de mis confederados y del ynperio, como yo sea
pavperyno, poca ayuda les puedo hazer; mas el Arch¡du(]ue les ayudara, que
— 73 —
terna por sy esta razón de de/ir que avnquelliizo la paz por sy y por mi, que

no se entendió que no aya de ayudar a V. ais. como a padres quando avran


menester su ayuda. Yo le respondy a esto que por aquella prenda yo no por-
nia en aventura vna pobre encomienda que que quien avia faltado a sy
tenia;

mismo V a su padre natural, no le penarla de hazer falta a sus suegros; quanto


mas que iiuicn en la paz no se avia acordado dellos, que menos se le acordarla
en la guerra, mayormente avyendo tanta razón de se abordar de V. ais. y no ha-
zer apuntamiento syn ellos, pues V. ais. no tenian guerra con Frangía por otro
syno por el Archiduque; y que seria gran ynconviniente aver hecho el Archi-

duque paz, y aviendola de guardar su magestad, cjue vuestras magestades ovie-


sen de hazer demostragiones de guerra y yrritar a ella al rey de Frangía, por-
que los comiengos de las guerras heran livianos y no se podyan dexar syn mu-
cha pesadunbre. Respondióme: —-Vos lo entendeys todo; escrevid lo que os
paregera, que a la ragon no ay contradigion. Formalmente fueron estas sus pa-
labras. Y que
quanto a lo me dixo del tratado del duque de Sasonia que podria ,

ser que ronpido estotro se concluyese aquel, yo


respondy que yo no lo
le

creya asy como su magestad lo creya, porque este tratado no le avian mo-
vido los franceses para concluyllo, syno con sotileza para enbaragalle que no
syntiese el apuntamiento que hazian con el Archiduque hasta que fuese con-
cluj'do, porque no enbaragase, y que agora cpie aquel hera concluydo, (]ue
lo

no tornarían a hablar en estotro, ni responderían a lo que su magestad avia cn-



biado a dezir. Dixome:^ -Tanbyen creo eso, porque los franceses no demandan
seguridad de mi Archiduque que yo terne esta paz solamente se contentan
al ,

quel Archiduque la firme y selle y jure, y de mi no quieren nada, como cosa


que tyenen segura que, no queryendo el Archiduque, que yo no tengo ningu-
na querella contra Frangía, y que los pringipes del ymperío no me darán lugar
a que ron]:)a con ella.

Iten, me dixo que los frangeses todavya tyenen su pensamiento puesto en


seguir la enpresa de Italia, y que tyentan todos los caminos que pueden para
hazella mas a su seguro, y que han puesto en platica de dexar la enpresa de
Milán y todas las otras cosas de Italia, saluo a Genova y al reyno de Ñapóles,
y para esto procuran por vias yndiretas el consentimiento de los pringipes
del ynperio; y 3^0 he sabido de buena parte que el rey de Romanos ha puesto
esta platica en el ayuntamiento de todos los pringipes que están aqui en la

dyeta, y creo que sea este el tratamiento que traya Juan Bontenps, que el

rey de Frangía no quería de Italia syno a Genova y al realme, (l) y que el du-
cado de Milán, que el quería renungiar su derecho en el ynperio o en el
enperador, y que se lo ayudaría a ganar; y que dexaría syn tocamiento
todas las otras cosas de Italia que pertenegían al ynperio, y no se enpacharía
dellas, porque le diesen lugar que hiziese la enpresa de Genova como dicho
tengo: y hecha esta proposygion, el Rey, en conspecto de todos los pringipes,

(t) Sobreentiéndese: de Ñápales.


— 74 —
paregio que todos consentyan en ello. Después, sabido por algunas personas
la platica deste negogio, procuraron de ynterronperlo como cosa que hera
dañosa a toda la christiandad por estos respectos: primero; que sy el rey de
Frangía avia a Genova, que tenia abyerta la puerta de la mar y de la tierra

para dañar a Italia o a Segilia o a España; segundo; que sy oviese el reyno


de Ñapóles, lo qual no hera de dubdar que después de ávida Genova fácil-
mente le avria, que hera subjetar a Roma y al Papa y cardenales a la voluntad
de los frangeses, y que las cosas de la yglesia, dende en adelante, no se go-

vernarian segund Dyos y justigia, mas segund la pasyon de los frangeses;


tercera; que tenyendo este poder en Roma, que, segund su cobdigia, procura-
rían de sojuzgar el resto de Italia, a lo qual no temían contradigion, y sojuz-
gada aquella, que tomarían la corona del ynperío y la trasteryrian en F"rangía,
y por aventura procurarían de tornar a la Gemianía o parte della como estava
en tienpo de Carlomagno; y que (^egília, ni todas las otras cosas que los chris-
tíanos poseen,que ellos quisyesen sojuzgar, no estarían seguras; y asy, puesta
esta platica secretamente entre los electores, máxime entre los eclesyastícos,
acordaron de no asentir a la propusx-gion del Rey, ni dar tal consentimiento
que fuese visto ellos consentir en quel rey de Frangía oviese el reyno de Ña-
póles ni a Genova; y como quiera que avia contradigiones entre ellos, porque
los electores seglares queryan consentir en esto, pero venidos a votos, ovieron
mas parte y asy se ronpio la cosa, respondiendo al Rey que
los eclesyastícos,
ellos no prestarían consentimiento a tal cosa: y apretándolos el Rey que sy el

rey de Frangía viniese a hazer aquel enpresa syn su consentimiento, sy se lo

contradirían, y que declarasen lo que haryan en ello, a esto no responden, y


difieren la respuesta para otra dyeta, y que a ellos les basta que no quieren
ser consentidores de tal cosa. Asy que la dyeta se concluye de aquí a ocho o
diez días. Vo le pregunte al Rey que como sucedyan sus cosas y que conclu-
syon hera tomada. Díxome: —-Ni byen ni mal; quedan las cosas para otra
dyeta. — Y en aquella esperanga que antes nos estavamos desto por mis car-
tas, ya avran visto V. ais., quanto antes yo he escrito, la poca esperanga que
yo tenia que nunca serya dado este subsydío, y que no sucederían sus co-
le

sas en la dyeta asy como el pensaua ni dezia, y esto no hera juyzio ynrrazona-
ble, que juzgando las cosas por lo pasado y por aquellas que presentes vía,
se conogia claro el fyn que avían de tener.
Después de muchas razones ávidas entre su magestad y mí en el canpo
este dya, —
me pregunto: -Que pensays mas, o quel rey de Frangía yra con-
tra vuestros reyes o contra Italia? Yo le respondy Yo, señor, no tengo :

temor quel rey de Frangía ha de yr contra España porque el sabe lo poco ,

que alia puede ganar, quanto mas avyendose juntado Portugal con Castilla y
Aragón, y cada vez quel rey y la reyna, mis señores, querrán la paz, la ter-
nan y tal qual la quisyeren, y yo mas creo que esta en peligro Italia y
, el

estado de vuestro hijo y vuestra honrra que no los reynos del Rey y de la

Reyna, mis señores; porque sy el rey de Frangía vyene a Italia, el la ganara,


— 75 —
porque no terna resyslengia ninguna; y ganada aquella tratara el rey de Fran- ,

gía a vuestro hijo, no como amigo, mas como a vasallo, y sy no le obedf-


giese, tomarle ha la tierra, y vuestra honrra estara a peligro, que tentara de

tomar corona del ynperio; y temo yo desto que podra redundar por esta
la

cavsa al Rey y a la Reyna, mis señores, alguna guerra y gastos y trabajos, que
como verdaderos principes y amigos de sus amigos y hermanos vuestros y
padres del Archiduque, no podran sufrir de no remediar, avnque sea con
daño suyo, lo que de otra manera no tyene remedyo. Esto es lo que yo temo
que podra venir a mis seíiores; mas de aver su paz quando la querrán, yo no
dubdo ni temo que, queryendo ellos paz, el rey de Francia les haga guerra.

Mas digame vuestra magestad vna cosa: Sy el rev de Francia demanda la
paz al Rey y la Reyna, mis señores, como ya otras vezes se la ha demandado,
y con aquellas condigiones que primero la pidya, que partyesen a Italia entre
ellos y que fuesen amos juntos a la enpresa della, y conbidase asymismo el
rey de Frangía a vuestra magestad para esto agebtallo, ya después, o ageb-
tandolo o no, Italia ha de venir en mano de frangeses sv el Rey y la Revna,

mis señores, y vuestra magestad dexays de lo ayudar? Respondióme: No se —


loque me haria; cjuando venga eso, sy ovyere de venir, ay tienpo para res-
ponder: no quiero deziros antes que sea lo que haria.
Asymismo me dixo que finida la dyeta, querya aproximarse a las tierras
de su hijo y prouar sy le podria traher asy para ynterronper esta cosa hecha,
porque la tyene por muy vergongosa para el aver de guardar la paz que su

hijo ha hecho, y no aver de seguir su hijo su voluntad, y esta muy afrentado


desto, a lo que muestra; pero o mi maldad me haze echar las cosas a la peor
parte, o al Rey le plaze de averse descabullido desta guerra de Frangía, porque
por proualle yo le dixe: — A mi no me parege mal esta paz quel señor Archi-
duque ha hecho, sy se hiziera como la razón lo requerya, quel Rey y Revna,
mis señores, fueran conprehensos en ella, porque haziendole
rev de Fran- el

cia restitugion de aquellas que son espresamente nombradas en el


tierras
tratado de la paz, y poniéndose sobre el resto en justigia, no es mala paz,
y
el daño o mal que tyene ser hecha syn sabiduría de vuestra magestad, que-
y
dando el Rey y la Reyna, mis señores, fuera della. No me lo otorgo, ni me lo
contradixo, antes le vy el gesto alegre quando esto le dizia, y riendo de buena
gana me respondió. Asy que mi pensamiento va a la peor parte; byen creo
que yo yerro en esto.
Asymismo me dixo el rey de Romanos que porque no sabia sy esta pla-
tica de su hijo se estendia a mas que \^ ais., por ninguna manera diesen a la
señora Pringesa, avnquel señor Archiduque enbiase por ella, sv no viesen
V. ais. persona suya que fuese y con cartas suvas diretas a vues-
jiara traerla

tras magestades sobre este caso, porque no es su voluntad de dexar disponer


de la señora pringesa a voluntad de los que goviernan a su hijo. Esto no as\-

aclaradamente me lo dixo, mas yo se lo aclare para ver sy entendya su vo-


luntad y dixomc: — Vos me entendeys byen; basta que os hable por figuras.
,

- 76 -
Yo respondy que su magestad podya estar seguro que V. ais. no harían en
le

esta parte cosa ninguna syn su sabiduría. Dixo que el esta va byen gierto dello,
pero que hera byen que V. ais. estuviesen advertydos dello.
He trabajado por saber la verdad de la gente quel rey de Romanos avía
embiado a la frontera de Borgoña, porque en la nuestra nos parecía que se-
rian onze o doze mili onbres, y el dezia que heran xix© de pye y v© de
cauallo, }• he hallado por aquellos que los pagan en Borgoña que serán los
peones hasta vj© y los de cauallo mili, y estos han estado syn hazer movi-
miento ninguno. Dizen agora que parte de aquellos quiere poner en la guarda
del Condado de Borgoña, y parte despedyr. No se sabe quantos quedaran.
Asymismo he trabajado de saber la verdad del negogio de los suygos
porque escríuí a V. ais. de vn congierto que me avia dicho que tenia hecho
con y he hallado por gierto que es todo ayre. El Bali de Dyjun por
ellos;

parte del rey de Frangía anda por la Suyga con dynero procurando de aver
gente, y créese que la avra, pues de acá no les dan dynero, y todo el trato

que de Romanos dezia que tenía con ellos hera syn fundamento, y con
el rejr

personas que no tenían poder ni facultad para cunplír lo promíso.


El rey de Polonia ha snbíado aquí a esta dyeta sus enbaxadores a pedir
socorro alrey de Romanos y al ynperio porquel turco se le entra por la tie-

rra y el no es poderoso para se defender, y junto con esto vyno nueva al rey
de Romanos que entrado a correr su tierra y avían llegado a
los turcos avian

vna tierra pringipal que se llama Trígestís, que es a los confynes de venegia-
nos. La opyníon de todos los de acá es que los venegianos son ynventores des-
ta guerra del turco con el rey de Romanos. Fueron los turcos que entraron en
la tierradel rey de Romanos dizen que mas de xv@, y que pusyeron canpo y
que corrieron toda aquella pouingía, y quando el correo fue despachado de
alia para venir ai Rey avn no heran levantados del canpo, ni se sabia el daño

(]ue avían hecho; ]3ero presúmese que es mucho, porque los tomaron seguros.
No se ha determinado la respuesta que darán al rey de Polonia, ni lo que hará
el Rey en esto que en su tierra es hecho; pero la razón y negesitlad trae de

aver de yr a remediar aquello, pues esta ya apartado de la guerra de Frangía.


Antes que cerrase esta carta acorde de yr a hablar al Rey, por ver sy avia otra
cosa nueva para escrívir, y díxele: —
Yo quiero despachar vn mensajero para

España. Ay algo de nuevo? Dixome: No mas de lo que os tengo dicho, syno
que todavía yo trabajare de ronper este apuntamiento, como quiera que los
de mi consejo todos son contra mi opyníon, y no ay ninguno que diga otra
cosa syno que devo guardar la paz hecha; pero todavía querría que el Rey y
Reyna, mis hermanos, hiziesen la demostragion que tengo dicha. Yo le dixe:
— ^Vna carta he ávido de Italia y dizenme en ella quel rey y la reyna, mis se-
ñores, son venidos a Qaragoga, y quando Montaluo vino dixe a vuestra ma-
gestad quel Rey y la Reyna, mis señores, fornegian sus fronteras de gente y
apercebian las gentes de sus reynos. Byen creo que no solamente sus altezas
querryan hazer demostragion de ayudar a vuestra magestad, mas que que-
— 71 -

rrian |)onelhi por obra; pero con esUi mieva no se lo que liaran, por el yn-
conviniente i|ue tengo dicho a vuestra nuigestad c|iie ay en hazer esta demos-
tración V no tener esperanza de ser ayudados sy oviesen de continuar la

guerra.
De Frayburg a xvi de jullio de 98.

OTRA CARTA
para sus altezas hecha en Frayhurc a xi de agosto de g8. Enbiose a don
lohan Manuel a Genova.

Después que escriui a vuestras magestades de la paz que hera hecha entre
el rey de Frangía y el señor Archiduque, la gente del rey de los Romanos que
enbio a la frontera de Borgoña entraron por Frangía robando y quemando la
tierra, y tomaron giertas villas, no de mucha ynportangia, como quiera que he-
ran muradas, v metyeronlas a saco y quemaron algunas dellas y pusyeron el
sytio sobre vna villa y fortaleza muy fuerte, y con el artillerya batieron la mu-
ralla de la villa, y los de la villa no quisyeron esperar el conbate y dieronse, y
pusyeron luego el artillerya contra la fortaleza y asymismo la tomaron; y diz
que es tan buena cosa, que es la puerta de la canpyña de aquella jirovingia por
do ellos van, y la gente syenpre va adelante la via de vna cibdad que se llama
Langres; y haziendose estas cosas como tengo dicho, vyno la nueva por la

qual se gertifico ser hecha la paz, y por esta nueva ni el rey de Romanos
mando retraer la gente, ni menos les mando yr adelante, como quiera que la
nueva de ser hecha la paz estava muy publica, porque el Rey tenia pensamien-
to, como ya escriui a V. ais., de obrar todo quanto pudiese para ronper esta
paz, y no la tenia por gierta porque no gelo escriuia el Archiduque ni mose de
Nasavt que estava en Frangía tratando la cosa; mas agora ha seydo escrito al

rey de Romanos por mose de Xasavt ciuel ha asentado el rey de la paz con
Frangía por el rey de Romanos y por el Archiduque, y que su magestad la
deve mandar guardar, v restituyr las plagas que los suyos han tomado, y man-
dar salir su gente de Frangía. V en esto haze fin su letra, syn enbiarle razón
de las condiciones con que la paz es hecha.
Después desto el pringipe dorenja (l) enbíava vn cauallero al rey de los
Romanos, y aquel enbio a pedyr al capitán de aquel exergito del rey de los Ro-
manos que esta en Frangía que le diese vn saluo conduto para pasar al rey

(1) Sic por Orante.


- 78 -
de los Romanos, y escriuiole que la paz hera hecha entre anbos reyes, y quí^
le enbiava las ci)ndigiones della; y de alli supo el rey de Romanos las condi-
giones con que la paz se asento, las quales son: quel rey de Frangía hace paz
con el Archiduque turante vida de entranbos, y que el rey de Frangía cun-
la

pla el tratado de la paz de Saulis segund fue capitulado, y quel Archidutiue


haga la fydelidad y omenaje
al rey de Frangía, segund es obligado por aque-

que el Archiduque tyene que son sobjetas al rey de Frangía; y que


llas tierras

este omenaje no sea obligado el Archiduque de lo yr a hazer en persona, saluo


por sus enbaxadores, y que en lo que toca a lo de Borgoña quel Archiduque
no pueda ser apremiado para que vaya a ¡uyzio antel parlamento de Parys so-
bre aquello, saluo que este debate de Borgoña por via amigable, o por alguna
buena conpusycion se determine; y hasta agora no sabe el Rey de otra parte
las condigiones de la paz syno por esta vía que tengo dicha, como quiera que

algunos dizen que ay mas condigiones, entre las quales dizen que es vna que
el duque de Gueldres quede por duque y señor de aquel ducado, syn que con-

tra eltenga ninguna abgion ni derecho el .\rchiduque ni sus subcesores.


Después vino nueva como la paz hera apregonada por mandado del rey de
Frangía en las fronteras de Borgoña, y dende a dos días que apregonaron la
paz los frangeses, entraron a correr la contra de Borgoña y levaron muchas
vacas y yeguas y prisyoneros. El rey de Romanos por esto no ha recebido
ninguna alteragion, ni se haze mas prouisyon para la guarda de aquel condado.
Yo estoy desatynado de ver la forma por que se goviernan aquí las cosas, por-
que me parege que van por otros términos de los que todas las otras gentes
vsan; y asymísmo no tomo tyno sy esta es guerra o sy es paz, porque en la

boca del rey de Romanos vn dia le hallo en guardar la paz y otro en conti-
nuar la guerra, y su corte toda esta llena de paz, y en su provingia de Borgo-
ña arde el fuego.
Hasta aquy no avia byen declarado quel oviese dado consentimiento a que
la paz se asentase, pero agora confiesa que es hecha con su sabiduría. Yo le

he dicho algunas cosas, como su magestad dyo consentimiento a que se asen-


tase paz con el reyde Frangía syn V. ais., y como no se le avia acordado de
laamistad y hermandad que entre el y V. ais. estava, y que muchas vezes,
hablando de la paz, me avia dicho que nunca haria paz en que \'^. ais. no en-
trasen; y asymismo como no se le avia acordado que V. ais. no tenían guerra
con el rey de Frangía syno por sus cosas y por las del Archiduque, y que se
le deviera acordar que V. ais. nunca avian querydo hazer paz con el rey de

Frangía, como quiera quel rey de Frangía la avia pedydo muchas vezes a
\'. ais.,
y con grandes partydos, s}-n que primero al Archiduque le fuesen en-
tregadas sus tierras y su magestad fuese contento y satisfecho de las quere-
llas que tenia con I'rangia; y asymismo como avia oluidado su magestad que

no avia quinze dias que me avia hecho requiryendo con la


escriuír a \'. ais.,

capitulagion que entre ais. y la suya estava, que \^. ais. le ayudasen y
\'^.

ronpiesen la guerra con Frangía, por quel asymísmo la ronpia por recuperar
— —

— 79 -

lo lie su hijo, y que oluidado lodo esto, su magostad aver liado consentimiento
a que se hiziese la paz syn \^ ais., no teniendo V'. ais. otra (|uerella con el

rey de Frangía syno la suya, que yo no podya loar esta paz. Respondióme:
No es hecha la paz syn el Rey y Reyna, mis hermanos, que yo los he reser-
vado. Pregúntele como es esa reservación, sy estava espresamente declarado
en los apuntamientos de la paz. Dixo: -Xo, pero yo los he reservado en mi
mente. .Xsy, por estas palabras. Yo le dixe: — Por esa reservación hyen ata-
das les quedan las manos a los franceses, y las fortalezas del Rey y Reyna, mis
señores, que están en las lamieras de Frangía, no han menester alcaydes ni

guarda. Dixome: — El Rey y la Reyna, mis hermanos, hazian otra paz como
esta con rey de Frangía por ellos y por mi; mas no cuajo, que los frangeses
el

no la quisyeron concluyr. Yo le dixe que no sabia de tal cosa. Kl dixo que lo


sabia. Yo le dixe: — Mas la paz asy hera por vuestra magestad como por el Rey
y la Reyna, mis señores? Dixo: — Sy. Dixele: ^' la de vuestra magestad es
syn el Rey y Reyna, mis señores? Dixome: \a os digo que quedan reserva-
dos en mi mente y que los puedo ayudar, y los ayudare quando lo avran me-
nester, syn enbargo desta paz.
trabaja de sacar dyneros del duque de Milán para entretener aque-
Agora
llagente que tyene en Frangía, diziendo que ay peligro para el duque sy
aquella gente se derrama, porque podria ser que se fuesen al rey de Frangía, o
que el rey de Frangía, en derramándose aquella gente, fuese a Italia; y man-
dóme que yo escriviese al duque sobre esto dándole algunas razones por que
esto serya prouechoso a el. ^ ole dixe: Oue razones podre j'o dar al duque—
que no tenga el vna razón que las deshará a todas?, que dirá que quiere saber
el prouecho que se le ha de seguir de dar sus dyneros y de entretener esta

gente dos ni tres meses, y querrá saber que ha de hazer esta gente, sy han
de proseguir la guerra, o sy se han de estar syn hazer la guerra metydos en los
lugares; y tanbyen querrá saber sy se determinara vuestra magestad a conti-
nuar la guerra o no, porque sy
sostyene esta gente tres meses, y en fj'n de
el

los tres meses se ha de derramar, y el ha de quedar entonges en el peligro de


agora, byen creo que no dará dynero para
entretenella, y que lo querrá guar-
dar para gastarlo en que ha de aprouechar quando en negesydad estuvyere.
lo

Y asy el Rey me dixo: -Xo escrivays hasta que yo tenga consejo sobre estas
cosas, y veré la opinión de los de mi consejo, y asy escriuires segund lo que
se determinara; pero esto no quiero que lo sepa ninguno syno vos, que yo
procuro que esta gente sea entretenida y que no se derrame.
Después desto el Rey me enbio a llamar y me dixo: Yo he tenido con- —
sejo sobre estas cosas que avernos platicado, y como quiera que esta paz es
hecha con mi consentimiento, mas yo lo consenty por escusar que no se hi-
ziese otra paz que fuera mas dañosa para Italia y mas premiosa para mi; y a
mi desta paz no me plaze y ando buscando medios y formas como la pueda
,

y'nterromper, y que no se conosca que yo soy la cavsa de ronperla, y el me-


dio que se podra tener es este: que esta gente que yo tengo en Frangía se
— 8o —
sostuviese y que no se derramase, porque vyendola junta los frangeses syen-
pre sospecharan que se les ha de rronper la guerra, y podria ser que no se
iiudvesen abstener los frangeses de no hazer algund acometimiento por donde
vo oviese cavsa de no guardar la paz; y yo detenerme he y dilatare quanto
pudyere en el firmar de la paz, y asymismo dylatare en la restitugion destas
villas y fortalezas que mis gentes han tomado, y por consyguiente, negogiare

con mi hijo que se detenga y de dylagion al fyrmar y jurar la paz, y creo que
se podra byen dilatar y avra cavsa razonable para la dylagion, porque yo
dyre que no quiero restituyr estas fortalezas que los mios tomaron hasta que
sean entregadas las villas que han de entregar al Archiduque, ^• los frangeses
no las entregaran antes que yo aya hecho
la restitugion destotras y sacado mi

gente de Frangía, y asy se pasaran estos dos meses que quedan del verano
de dylagion en dylagion, por manera que la capitulagion de la paz quede de-
syerta y no se cunpla a los tienpos que se ha de conplir; y haziendo esto, ga-
naremos el tienpo del ynvierno para concertar lo que se deve hazer, y podra
ser que en este tienpo,vyendo los frangeses que yo no hago retraer la gente
ni restituyo loque han tomado, que vengan a algund apuntamiento de tregua
o paz general; como quiera que esto que yo digo es contra la opinión de los
mas de mi consejo, porque los mas son de opynion que devo guardar la paz.
\'erdad es que ay algunos que son contra esta opynion, pero son los menos,
y como esta dyvysion sea entre los de mi consejo, yo no muestro qual de
aquellas opiniones me plaze, pero estoy determinado en no guardar la paz sy
hallo modo para sostener la gente en el canpo; y sy el duque de Alilan y los
otros confederados querrán dar horden de sostenella, estarse ha en el canpo
como agora esta, y estando la gente en el canpo, avnque no hagan guerra,
estara segura Italia que no yra a ella el rey de I'Vangia, ni enbiara gente; pero
sy ellos no dan horden como se sostenga, de negesydad avre de consentyr
en la paz, porque yo no puedo sostener la gente, y sera forgado de hazer la

restitugion y derramar aquel exercito, de lo qual no podra nager syno mucho


daño y ynconviniente para las cosas de Italia; y sy se sostuviese esta gente y
ganásemos estos dos meses ijue t[ue(lan de tienpo para poder guerrear, yo
creo que conduziria las cosas destos pringipes del ynperio a buenos térmi-
nos, porque para la fiesta de Todos Santos avenios de ser ¡untos en V^ormez (l)
a tener otra dyeta para tratar de las cosas tocantes a la pagificagion de la
christiandad y para hazer alguna expedigion contra los turcos, porque los
turcos por todas partes comiengan a poner en negesydad a los christianos, y
desta dyeta de Bormez sera escrito a todos reyes y pringipes christianos que
quieran enbiar sus enbaxadas solepnes a otra dyeta cjue tenemos para el
dya de san Martin, primero que verna, en vn lugar que es muy gerca de Bruse-
las, porque mi hijo pueda venir a aquella dyeta personalmente, y no tenga

escusa razonable para no venir a mi; v venido, \o ]iodre tanto hazer que le

(i) Sic pt>r li'orms.


— 8i —
reduziro a mi ohydiengia; y sy yo le puedo traer a mi voluntad, estotras cosas
de Alemania se liaran como yo quisyere, porquel es la llave deste negogio; y
venidos los enbaxadores de todos los pringipes christianos, tratarse ha en
presengia de todos de la ¡lagificagion de la christiandad, y allí se conogera
quien es o quien son los que quieren poner turhagiiines en ella,y tenerse ha
forma de requerirle o requerirles que quieran venir a la paz, y donde no lo
querrán hazer, yo terne tales formas que todos juntos, asy los pringipes del

vnperio como los otros pringipes, todos vamos juntos sobre a(]uel o aquellos
que serán estorvadores de tan gran byen; y asy no tardara medyo año que no
ayamos la paz, y do otra manera nunca tememos sosyego, ni podremos yr
contra los ynfieles, ni ayudar a aquellos que syn ayuda aliena no pueden de-
fender sus tierras; asy que hablad con este enbaxador del duque de ^íilan, y
trabajad de traelle a este voto que os he dicho que esta gente se sostenga, y
después que tengays conogido del que le parege byen este medio de sostener
la gente que es saludable para lo que convyene a su señor, escriiiires v.>s y el

al duque en conformidad.
Cada vez que habla en su hijo, habla con sospiro, y dize: Vo sabia byen —
lo que hazia quando le tuve en mi poder de no dexalle yr, porque sabia que

fyn avian de aver las cosas, y los que procuraron que le dexase yr no supie-
ron lo que pydieron.
Juan Bontenps me dixo en vna manera falsa que desta paz del rey de
Romanos y del Archiduque con el rey de Frangía, no podria surtir syno gue-
rra a \'. ais. por cabsa de Portugal Vo le dixe que me declarase que querya
, .

dezir, porque lo que dezia hera con muchos entendimientos. Dixome: La —


sotileza de los frangeses es mucha, y syenpre ynventan cosas para poner dyvi-
syon en los otros rey nos, por poder hazer ellos sus hechos libremente, y Fe-
lipe de Rebestan no se que abgion dize tyene a Portugal o en Portugal y como ,

agora esta en mucha gragia del rey de Frangía, porque son primos, hijos de
hermanos, el rey de Frangía le promete de le favorecer y ayudar para aquel
caso, y por esta vía los frangeses pornan alguna negesydad a España; y Fe-
lipe de Rebestan yo se byen que esta puesto en esta demanda desde quel rey
de Portugal murió; asy que, sy los frangeses pueden desmenbrar esta alianga
tan conjunta como esta o deve estar entre estos pringipes, vuestros señores, y
el rey de Romanos, los franceses podran byen hazer sus hechos seguramente.
\ o le respondy que de aquel engaño me paregia que no se guardavan acá,
que \ ais. hasta agora byen se avian guardado del, porque nunca avian que-
.

rido hazer paz syn que al Archiduque le fuesen entregadas sus tierras y eJ rey
de Romanos fuese satisfecho de las querellas que del rey de Frangía tenia,
porque V. ais. no tenían otra querella con el rey de Frangía syno esta, ni
avia cosa que les pudiese ynpedír la paz, syendo esta cosa del Archiduque
confirmada; mas que el rey de Romanos y el Archiduque avian hecho la paz
syn V. ais. y los avian dexado en la enemistad que por cavsa dellos con Fran-
gía teman. Este Juan Bontenps es asy franges como yo castellano.

11
— 82 —
Las nuevas que por muchas partes aquí se dizen son que el rey de Fran-
cia haze toda demostragion de querer yr contra V. ais., y que haze todos los
aparejos que son necesarios para la guerra, y esto dyzen tudescos y borgo-
ñones y franceses, todos quantos de Frangía vyenen No dubdaria que esta .

fuese nueva echadiza, y que sale de aqui desta corte mas que de Frangía; mas
salga de qualquier parte que saliere, me paregio de dar aviso dello a \'. ais.
Yo he seydo preguntado por algunos que qué me paregia i|uel rey de Ro-
manos devria hazer: o guardar la paz, o continuar la guerra. Yo he respondydo
que en esto yo no tengo pareger, ni podria hablar en esta cosa, como persona
que esta aqui por \^. ais., syn a ver mandado de vuestras magestades, porque
por mandado del rey de Romanos yo avia escrito en ocho dias la guerra y la
paz, y que hasta ver qual de aquellas plazia a vuestras magestades, yo no
sabría ni podria byen hablar en lo que se devia seguir; que escriuiendome
V. ais. lo que les plazia de aquello, que entonges yo hablaría en lo que V. ais.

me mandarían, mas que agora no tenia pareger ninguno.


De Frayburg á xi de agosto de 98.

OTRA CARTA
para sus altezas fecha en Fribjirc a xv de agosto de gS. Endiose a don Juan
Manuel a Genova.

(Jy lunes, que se contaron xiu dias de agosto, el re}- de Romanos me en-
bio a dezir hera venida nueva que su exergito hera derramado, y que
que le

vnos yvan a vna parte y otros a otra, y que junto con esto tenia nueva mu)'
gierta quel rey de Francia se aparejava para la guerra, con fama de yr a vna
de tres partes: o contra V. duque de Milán, o contra el rey
ais., o contra el

de Romanos; y que asymismo sabia gierto quel Bali de Dyjun avia levado
bven v@ guygos a Frangía, y que no enbargante que sus gentes se oviesen
derramado, que el quería tornarlos a juntar y resforgar aquel exergito para
esperar lo quel rey de 1-Vangia querría hazer; y que sy fuesen contra V. ais.,
quel daría en Frangía por estotra parte, y que yo escriuíese con toda dyli-
gcngia a vuestras magestades haziendoles saber aquesta nueva, porque se
aperciban para la guerra, ¡jorque sy el rey de Frangía tuere contra \' . ais.,

que no los tome desapergibidos; y asymismo para que sy el rey de l'"rangia

viniere contra el rey de Romanos, que V. ais. entren por Frangía poderosa-
mente, y tanbyen para que sy el rey de Frangía fuere a Italia, que a vn ticnpo
- 83 —
vuestras magestades y su majestad entren jior I"ran(,-la \- vayan al encuentro
de los iVangeses.

Después desto yo fuy de Romanos y le dixe:


a hablar al rey Vuestra —
magestad me ha enhiado a dezir y tal cosa, (segund arriba tengo dicho); yo
tal

quiero escriuir al Rey y Reyna, mis señores, lo que vuestra magestad manda;
pero seria necesario (|ue vuestra magestad se determinase en aquello que ha
de hazer, porque yo pudiese escriuir cosa Qierta, sy ha de guardar la paz o sy
ha de continuar la guerra, porque escriuir tantas mutagiones es para no saber
determinar lo que se ha de hazer o lo que se deve hazer, porque en ocho
dyas vuestra magestad me ha hecho escriuir vna vez de guerra otra vez de
paz, y otra vez de anbas a dos cosas, y todo con dubitagion. Sy agora se ha
de escriuir esto (|ue vuestra magestad manda, seria byen que vuestra mages-
tad determinadamente dixese lo que ha deliberado de hazer, o de guardar la

paz o de continuar la guerra, porque sy vuestra magestad ha de guardar la

paz, no es negesario quel Rey y la Reyna, mis señores, se aparejen para la


guerra y hagan espensas ynvtiles, y que yrriten al rey de Frangia para yr
contra sus altezas; y sy vuestra magestad ha de continuar la guerra, con esta
gertydunbre el Re)' y la Reyna, mis señores, determinaran en aquello que les
converna hazer. Dixo: —Vo no puedo dezir determinadamente que guardare
la paz ni que liare la guerra, porque yo trabajo de hazer vna tregua general
por tres años, como os tengo dicho, y quel rey de Frangia sea comigo en la

guerra de los turcos, y después de los tres años, que asygnemos vna dyeta
general o vn congilio donde se determinen estas dyferengias de entre el y
Italia, porque no yendo los frangeses comigo, yo no osarla yr sin ellos, por-
que mientra yo estuviese con los turcos no me hiziesen algund daño por acá;
y en esto de hazer esta tregua general trabajo y trabajare quanto pudyere, y
para esto yo tornare a juntar un exergito y lo resforgare hasta ver la conclu-
syon que en este negogio se tomara; porque sy yo os digo que continuare la
guerra , puedo hazer sy mis confederados no me ayudan y hasta agora
no lo ,

ni el Papa ni el rey Federico no me han respondydo, ni se lo que querrán ha-

zer. El duque de Milán ofrege su tergia jsarte, mas esto no basta;


y quanto a
lo que dezis de yrritar al rey de Frangia, el se esta yrritado contra vuestros

pringipes; y esta armada que haze mas es para alia que no contra mi, porque
queriendo yo el no verna contra mi y demás desto tenemos vna gran barra
, ;

entre medias, que es el Ryn, que no se puede pasar por todas partes. Yo le

respondy a esto: Entre el rey de Frangia y el Rey y la Reyna, mis señores,
no ay otra querella syno la de vuestra magestad y de su hijo el Archiduque,
y esta dyferengia concordada, no ay cosa que ynpyda la paz entre sus altezas
y el rey de Frangia; y cada vez quel Rey 3^ la Reyna, inis señores, querrán la
paz, la ternan qual la quisyeren, y nunca el rey de Frangia les acometerá,
porque sabe lo poco que de aquel acometimiento tyene de ganar, y son mas
poderosos el Rey y la Reyna, mis señores, que no es el rey de Frangia; y como
vuestra magestad dize que tyene el Ryn que es obstáculo para que los fran-
- 84 -
ceses no peisen a vuestra magestad,el Rey e la Reyna, mis señores, tyenen

los montes Peryneos entre sus reynos y el de Franijia, que tyenen menos
entradas y pasos quel Ryn; pero se yo byen que no se pornan sus altezas tras
los montes. Y asy se dyo fyn a esta habla, diziendome que yo escriuiese a
V. ais. que me avia hecho
esto dezir, porque V. ais. estuviesen apercibidos
para qualquier cosa que fuese.
Yo he procurado de aver los capítulos de la paz hecha, y dizeme que no
lostyene, y que no ay mas de aquello que primero se supo. Yo creo que las

condiciones de la paz son tales que han enpacho de las mostrar.


Yo hablava oy con vno de los princ^ipales de la cámara drl rev de Roma-
nos sobre esta paz hecha y, entre otras cosas, le pregunte si eslava el rey
de proposyto de guardar la paz; dixome que no eslava determinado, pero que
mas estavan de opinión que se devia guardar, que no de proseguir la guerra,
porque de la paz se seguirían muchos byenes y de la guerra muchos males,
mayormente por esta necesidad que se mostrava de los turcos, y avn porque
los confederados del rey de Romanos le avian faltado. Yo le dixe: — La paz
buena es, sy de aquella no se espera venir en otra mayor guerra; y esta paz,
á lo menos, no se deviera hazer syn el Rey y la Reyna de España. Dixome;
— El rey despaña dexo al rey de Romanos. Yo le dixe: -El Rey y la Reyna —
despaña, mis señores, nunca quisyeron hazer paz con el rey de Frangía sin
que el rey de Romanos fuese en ella; pero el Romanos la ha hecho
rey de
syn el Rey y la Reyna. mis señores, y el rey de Romanos es el que los ha
dexado, que S. ais. no le han dexado a el. Esto escrivo porque sepan V. ais. la

platica que entre estos anda.


El rey de Romanos me dixo que queria despachar sus enbaxadores para
que fuesen que quales heran las cavsas para que los en-
a V. ais. Pregúntele
biava, por([ue s\' fuera vno no hera razón de preguntarlo, pero yendo tres en-
baxadores y otro onbre que y va en su conpañia, que avnque no hera muy
pringipal, hera persona a quien su magestad encomendava negogios de yn-
portangia, que hera razón de preguntar a su magestad la cavsa porque enbia-
va tal cnbaxada. Dixome que cnbiava por su liija. Yo le dixe que sy hera para
traerla luego, que deviera aver prevenido a V. ais., y no asy súpitamente en-
biar por vna tal señora y hija de tan grandes pringipes como hera su mages-
tad y las vuestras, y que seria ynposible traerla hasta el mar^.-o. Dixome: No —

puede ser tardar tanto. Yo le dixe: -(^^ierto yo creo que no podra ser antes,
porque los enbaxadores tyenen harto que yr a España en todo el mes de se-
tyenbre; pues para aparejar naves es menester todo el mes de otubre, y para
que venga la señora Pringesa hasta donde se ha de enbiar es menester otro
mes, y podria ser que estuviese en tal lugar (|ue serian menester dos meses;
y sera ya tal tyen]50 que, sy a gran negesidad no, ninguno no devria entrar en
la mar, y V. al. no devria (¡uerer ([ue la señora Pringesa se pusyese a tal pe-

ligro. Y demás desto, sy vuestra magestad ovyera advertydo desto al Rey y


a la Reyna, mis señores, pudyera ser que os escusaran de mucha costa, por-
- 85 -
que Sus ais. hizioran aparejar su armada en t|U(' la señora I'ringesa pudyera ve-
nir segura y honrrada; ]>ero sy vuestra magestad desto querrá dyferir hasta
el mar(;o, yo hallaría modo
tle poderos seruir, y escriuirlo ya al Rey y a la

Keyna, mis señores, y i)odria ser que costase a vuestra magestad la mitad me-
nos de lo que le costara, enbiando tan repentynamente por la señora Pringesa.

Respondyome: No se puede esperar mas tienpo, porque yo la quiero dexar
donde ha de estar, antes que yo me ocupe en alguna guerra, y basta vna ca-
rraca que yo enbiare, y quatro naves cjue el Rey y la Rey na, mis hermanos, le
darán, y con esto podra venir segura. Vo le dixe: Con tan poca armada yo —
no la asegurarla, segund los cosarios de los franceses anclan |ior aquellos ma-
res; mayormente sy los frangeses son sabidores de su venida
y que trahe tan
poca armada; y después desto, no es honrra de vuestra magestad que vna tan
gran Pringesa venga tan desaconpañada. Dixo: —Esto basta para su conpañia,
y para la seguridad verna segura de los frangeses, que no acometerán nada
contra ella, pues tenemos paz.
Los que van por enbaxadores son: vn maestro dotel del rey, vna persona
de byen y mu\- agebta al rey de Romanos, y vn presydente de Borgoña, y
otro borgoñon no le conosco; y va por su aconpañado dellos, no con nonbre
de enbaxador, syno por secretario, vn Xicolao Cesaro; es florentyno; este va
puesto por mano de Juan Bontenps. Pasten V. ais. avisados que no se tratara
cosa ante este que no lo sepa Juan Bontenps, y sabiéndolo aquel, luego lo han
de saber en Frangía. P"l pringipal de los enbaxadores es el maestro dotel este ;

no conosco de conversagion, pero dizen que es persona fidelisyma al Rey.


lo

Estotro presydente de Borgoña es de todas maneras; ha mucho tienpo que


procura esta yda, porque sabe que V. ais. dan largamente a los enbaxadores;
persona es que haziendole bona xira, (l) se ganara. Estotro tercero, ni de vna
manera ni de otra le conosco, ni le vi hasta agora
que se quieren despachar.
Dizenme que mas onbre de guerra que de negogios.
es
Asymismo le pregunte al Rey sy avia de quedar alguno de estos enbaxa-
dores con Y. ais. Dixome que no. Dixele: —
Xo es razón de tener enbaxador
en España.' Dixome: —Xo es menester. Después torno a dezir: —Venidos estos,
yo enbiare otro por tierra para que este alia. Xo me atrevo a dezir lo que so-
bre esto querría dezir.
De Frayburc, a xv de agosto de 98.

(i) Acaso por: bonue ch'cre?


86

OTRA CARTA
para sus altezas hecha en Fraybtirc a xx de agosto de gS. Rnbiose a don
Juan Manuel a Genova.

Aqui a la corle del rey de Romanos vino vn cauallero del señor Archi-
duque que se llama Tentevilla, el qual venia de Fran(,-ia, que le enhiaua mose
de Nasavt para hazer saber al rey de los Romanos el asyento de la paz que
hera hecha entre el y el rey de Frangía y el Archiduque, y para soligitar
quel rey de Romanos la agebtase, y para levar la acebtagion al rey de Fran-
gía; y asy mismo venía con aquel Tentevilla vna persona secreta del rey de

Frangía; y el rey de los Romanos los oyó en secreto, syn llamar enbaxadores
a la habla; y asymismo les respondyo sin dezir a los enbaxadores que aqui
están dela liga lo que aquellos avian propuesto, ni lo que les avía respon-

dydo, saluo dezir que procuravan vna tregua general, segund tengo escrito a
V. ais.; y después de aquellos partydos, yo fuy a hablar al rey de los Roma-
nos, porque supe que despachauan los enbaxadores para V. ais., y dixome:
—Yo he despachado a Tentevilla y al otro que venia con el, y el despacho
que líeuan es que yo no he agebtado la paz, mas asentamos vn sobresey-
miento de guerra por vn mes, y asygnamos vna dyeta para entender y plati-
car en la paz o tregua general que os dixe que trabajaua de hazer, y el sobre-
seymiento de la paz turara tanto quanto turara la dyeta, la qual dyeta se terna
en Lucenburc, y serán tratadas las cosas por enbaxadores míos y del rey de
Frangía, y en esta tregua entran vuestros reyes, y presto nos partiremos
para allí, y entenderemos en las cosas para traellas a este fyn desta tregua
general que os avernos dicho.
En esta paz que es hecha entre el rey de Frangía y el Archiduque, yo ni la

he loado ni la he reprouado, salvo en lo que toca a aver dexado a V. ais. fuera


desta paz, segund escrivi a V. ais. que avia dicho al rey de Romanos, que yo
no sabía ya hablar en esto, ni podya como persona de X"^. ais. aprovalla ni

contradezilla, pues que su magestad me avia mandado escriuir a V. ais. reque-


ryendoles de ayuda, y que quisyesen prepararse para la guerra, por quel
querya ronper con Frangía; y asymismo me avia mandado escriuir de la paz
que hera hecha, y determinadamente que la avia de guardar, y que no sabia
qual destas dos cosas V. y que sy yo hablase de la guerra y
ais. eligirían;

V. ais. eligiesen la paz, que yo cometería yerro, y asy por el contrario, y que
hasta saber lo que a V^. ais. plazía, ninguna cosa de lo que yo en esta parte
hablase no lo hablava en nonbre de V. ais., en quanto a agebtar la paz o no
- 8- _
a(,-ebtarla; mas que sy esta paz no fuera hecha, ni) dexando a \'. ais. fuera
(lella, pues V. ais. no tenian otra pendenc^ia con el rey de Frant;ia syno sobre
las querellas del rey de Romanos y del .Xrchiduque, que yo la loara, pues
iluel rey de Frant^ia conplia con el Archiduque segund lo capitulado de la

paz de Saulis; pero que haziendo su magostad y ol .\rchidu<iue paz particular


con el rey de Frangía, dexando a X'. ais. fuera desta paz, (¡ue yi> no la podya
loar, mayormente no avyendo c|uerido \'. ais. hazor paz con el rey de Fran-
gía syn que primero fuesen restituydas sus .Archiduque y el rey de
tierras del

Romanos fuese satisfecho de las querellas que contra Francia tenia; y que
desta paz particular el rey de Frangía avia requerido muchas vezes a V. ais. y
con grandes partvdos, y que Y. ais. no la avían querido agebtar, segund tenia
dicho; y que muchas vezes su magestad me avia dicho que escriuiese a \'^. ais.
que nunca haría paz en que V. ais. no entrasen, pues sus cosas y las de
V. ais. heran todas vna, y que agora agebtar la paz su magestad syn V. ais.,
questo yo no lo podya loar, ni estava contento dello; mas que me paregía

que se devía trabajar antes que su magestad agebtase esta paz que V. ais.
fuesen conprehensos en ella; y que sy esto no se pudiese acabar, que me
paregía que quanto al Archiduque, que esta paz devía quedar por asentada, y
quanto a su magestad, fuese ávida por tregua en la qual entrasen Y. ais., y
que en este tíenpo que la tregua turase se entendería en la paz dentre su ma-
gestad y Y. ais. y el rey de Frangía; y que sj' esta tregua que dezia pudiese
ser hecha por todos los confederados, que serya mejor; pero no pudj'endose
hazer por todos, se devría hazer entrando V. ais. en ella, como tengo dicho.
Y para este efecto he hecho toda la ystangía que he podydo, ni loando la paz
ni contradizíendola, saluo en este paso de no entrar \^. ais. en ella. El rey de
Romanos me respondyo que aquello trabajaría, v asy me ha dicho agora desta
tregua o sobreseymiento de guerra por vn mes, y mas, quanto la dyeta de los
enbaxadores turare para tratar de la paz o tregua general, en la qual tregua
se entyende entrar Y. ais. Yo tanpoco creo esto, por quel rey de los Roma-
nos, como pone en platica vna cosa, luego la tyene por hecha, syn mas espe-
rar respuesta.
De la rey de Romanos, y he trabajado
señora Pringesa vino vn correo al

por saber que truxo, o con que vino, y no lo he podydo entender, syno que
vyene dizíendo mili males; y asymísmo vino otro Hulíbet, que era magero de
la señora Pringesa, y este en mal dezír no perdona a nadye; y acá no sola-
mente se ponen a escuchalle, mas yncítarle a que diga; y de la venida de
aquel correo ha nagído dar mas priesa en el despacho de los enbaxadores que
han de yr a V. ais.; y como yo supe de la priesa que se dava para los despa-
char, y que ordenavan de enbíar navios para traer a la señora Pringesa, 3-0
mostrava tener contentamiento de aquello, v con vna diligencia symulada
mostrava soligitar su partyda, por saber las cosas con que y van pero no me :

ha aprouechado nada, que no me ha salido a dezír ninguna cosa, saluo que


van por su hija, asy en general, y por otras maneras encubyertas; yo ynpe-
— 88 —
dya o alongava la partyda destos enbaxadores, porque se pasase el verano, y

ponia a los enbaxadores en temores de la mar, asy del peligro della, como
del peligro de los muchos
cosarios franceses que andavan en aquella mar; y
como ellos son borgoñones, y de la mar tenyan poca espiriengia, temían, y
Rey que les mandase dar en (ienova vna carraca en que pasasen, y
(lixeron al
que en ninguna manera pasarian en navio pequeño. El Rey, rehuyendo la cos-
ta, diziales que mejor pasarian en vna caravela, porque las carracas son pe-
sadas y han menester mucho vyento, y poniéndoles todas las tachas que les

podya poner; y yo hera presente a esto, y como ellos porfiasen que les fuese
dada vna carraca, dixoles el Rey que fuesen por Flandes. Vo le dixe que me
pareíjia que yrian mejor y mas seguros, sy V. ais. estuvieran en Salamanca,

vo los encaminara que fueran a desenbarcar en Seuilla, (por alongar el camino


y ganar mas tienpo). El Rey estuvo asy vn poco, y dixo: —
No es byen que
vayan por Flandes, que seria tardar mucho tienpo, y no es menester tanta di-
lagion. Y con estas platicas y otras yo los he detenido desde comiencjo de
agosto hasta oy, que son veynte dias del dicho mes, y ellos están tan teme-
rosos del transyto de la mar por lo que yo les he dicho, que me han dicho
que avnquel Rey les mande que luego antes de Nabidad tornen y traygan a
la Pringesa, que ellos no lo harán, ni se pornan en la mar hasta la cuaresma,

o hasta después de pascua de Resurrecgion.


Hablando con el Rey sobre esta enbiada por la señora Pringesa, le dixe:
Como vuestra magestad enbia asy ageleradamente por la Pringesa syn hazerlo
saber al Rey y a la Reyna, mis señores, dos o tres meses antes? Y demás desto,
sy vuestra magestad me lo dixera, yo buscara modo de seruiros y que aho-
rrarades la mitad de la costa que avej-s de haser; y sy agora vuestra mages-
tad querrá esperar hasta el mes de margo, avn creo que yo ternia modo de
seruir a vuestra magestad. Dixome: —
No se puede esperar mas, y esto es lo
que convyene hazer, y la costa no sera mucha, que con una carraca que yo
enbiare, y con quatro barchas quel Rey y la Reyna, mis hermanos, le darán,
basta que venga hasta Genova. Yo le dixe que me paregia que segund los co-
sarios de frangeses andavan por aquellas mares, que hera poca armada, y tan-
byen que no hera honrra de su magestad que vna tal señora viniese con ginco
navios, mayormente viniendo a desenbarcar en puerto ageno y no suyo. Di-
.xome: —
Bastan; no es menester mas; que los frangeses, sabiendo ques la Prin-
gesa, no acometerán nada contra ella.
Por estos aparejos que acá hazen para traer a la señora Pringesa, y por la
conpañia que envian para que venga gon S. al., juzgaran V. ais. quales son las
cosas de acá; y que asy tyenen por mucho enbiar una carraca y tres enbaxa-
dores que enbia, que ninguno dellos tyene acá mas de dos cavallos, quito el
mas viejo que tyene quatro o ginco, como sy enbiasen la flota que V. ais. en-
biaron con la señora Archiduquesa. No se juzgar de que cabsa progeda, por-
que sy quiero dezir que es de escasos, fama tyene de liberal, yo no soy testigo
de vista. .Sy es de negesydad, mucha tyene; mas que tan pobre puede avor prin-
- 89 -
gipe que no tenga facultad para en tal caso conplir con su honrra, o que no
lo busquen sy lo ha/en de poca cura? Qué otro nonhre le querría poner, no lo

se, mas a mi ¡uyzio en todos estos tres humores i[U(' he dicho toca esta enfer-
medad; y la quarta espe(,-ie es que creo que se afuzian en que V. ais. supli-
rán sus faltas. Byen seria sy fuese agradecido, mas pyensan i\ue es debda que
se les deve.
El Rey me ha dicho que quiere hazer todavía la enpresa de Gueldres, y
que esta gente que tenia en Frangía que la cpiiere enbiar alia. El duque de
Jasa es ya partydo para Mandes; dizen que para ponerse en horden para
aquella enpresa.
El duque de
Alilan haze toda ynstangia por quel rey de Romanos no agebte
esta paz, y haze algunas promesas de dynero; pero no suben de Lx© duca-
dos; y quanto al cunplillos, syenpre se están en Milán, y el Rey nunca haze
syno pedir, y el Duque tener y prometer.
Después de aquesto escrito saque de aquel Nicolao Qesar que escríuí a
\'. ais. que y va con los enbaxadores, la cavsa de su yda
y el cargo que lieva,
y es que va para quedar con \'. ais. y tener cargo de regebir las rentas de la
señora Pringesa y de enbiar acá el dynero, y para fletar navios y pagarlos de
aquellas rentas para traer a la Pringesa.
Yo he sabido gierto que son ydos a F'rangia xg) suygos, y selo de vn on-
bre que ha biuido comigo después que estoy en estas partes, y fue a Frangía;
y el me díxo que los avia visto, o la mayor parte dellos, y que hera fama en
Frangía que querva yr el rey de Frangía contra V.
ais., y ya escriui a V. ais.

que fama se dyvulgava por muchas partes, y que todos quantos de ]*"ran-
esta
gia venian lo dezian asy. Byen creo que no es aquello lo gierto, pero acá as\-
se dize, y el Rey mismo me lo dixo.

que fueron xx días de agosto, vino nueva que los frangeses avían
(^y,
tomado vna fortaleza de las que la gente del rey de Romanos avían ganado en
Frangía, y que se deshazían los frangeses en la frontera de Borgoña. El rey
de Romanos bravea, y dize que no ha de guardar la paz, porque sabe que es
tronperya todo lo de los frangeses. Pero no ha quedadci vn onbrc en la fron-
tera de Borgoña de la gente quel rey de Romanos alia tenía, que todos s(in

derramados, segund tengo escrito por otra a \^. ais.

De Fraj'burc a xx de agosto de 98.


— go —

OTRA CARTA
para sus altezas fecha en Fraybnrc a xxv de agosto de g8. Enbiose a don
yjiaii Manuel.

\'o he escrito a vuestras magestades de todas las cosas que han sucedydo,
de paso en paso, hasta los xx dias deste mes de agosto. En la vltinia letra
escriui aV. ais. de vn cauallero que se llama Tentevilla, que avia venido al
rey de los Romanos, y de otra persona del rey de Franijia que con aquel
venia; y asymismo escriui quel rey de Romanos me avia dicho que la res-
puesta qne levauan hera quel no quería agebtar y que avia platicado
la paz,

con ellos de asentar vna tregua por vn mes y de tener vna dyeta, por medio
de enbaxadores suyos y del rey de Frangía, para entender en hazer vna tre-
gua general, y que, syn mas esperar respuesta, el rey de Romanos lo tenia
por asentado aquello. V después destos mensajeros partydos, y el hexergito
del Rey derramado, los franceses vynieron al condado de Borgoña y sytiaron
vna tierra que se llama \ ergy, y asentaron su artillería y batieron vna gran
parte de la muralla; y el Señor de aquella tierra enbio a demandar socorro al
rey de Romanos; y afuziandose el Rey en que la villa hera muy fuerte, diese

espagio en socorrerla, \' avn esperando que en est6 tienpo seria agebtada la

tregua por los frangeses y que se levantarían del sj-tio; y los frangeses conba-
tieron la villa y tomáronla; y dizen que metieron a espada todos los que halla-
ron dentro, y que murieron de los frangeses byen quinientos onbres en el
conbate. V luego que fue tomada, vino la nueva al rey de Romanos, y junto
con el mensajero que traya la nueva llego vn rey darmas del rey de Frangía,
el qual no traya cartas ni mandado ninguno al rey de Romanos; y preguntado
a que venia, dlxo que traya letras para los pringipes del ynperio y gierto
mensaje de parte del rey de Frangía; mas avn no ha dado las cartas ni ha
declarado a que vyene, porque ya estos pringipes son derramados, y no están
aquí syno el duque de Sasonla y el argoblspo de Magungia, que por enfer-
medad no es partydo. El rey de Romanos ha estado oy día de la fecha desta
todo dya en consejo. Dizese que ciuiere tornar a juntar su gente y yr per-
el

sonalmente a la guerra de l'Vangia; y ayer, antes que esta nueva viniese, me


ha dicho el rey de los Romanos que, sy los frangeses no acebtavan la tregua,
que en todo tienpo entendya de yr a buscar aquellos frangeses que andauan
por el condado de liorgoña, que serán hasta xx®. .'Vgora con esta nueva no
se sabe lo que determinara.
El comendador Sancho de Londoño que V. ais. enhiaron por enbaxador
— 91 —
a l'landes, me escriiiio dya de nuestra Señora de agosto el señor Ar-
iiiit-l

chiduque avia jurado la pti/ que hera hecha entre el y el rey de Fran^;ia,
publicamente, en la iglesia mayor de Bruselas, después de oyda la misa; y
que las cosas ([ue juro son <|ue en su vida el no demandarla el ducaclo de
Borgüña al rey de Frangía, ni la Picardya, y hizo fydelidad y omenaje al
rey de Francia por el condado de Flandes; y el rey de Frangía le prometya
de darle tres villas, que son en Artues, que se llaman Hera y l.etodan y otra,
no se el nonbre; pero que se entendiese que estas no se avian de entregar
hasta quel rey de Romanos oviese sacado su gente de F'rangia y restituyelo lo
que avia tomado.
Después desto es venido vn bali de Ypre que dize la misma nueva, y dize
quel rev de F'rangia pyde que, sy ha de entregar aquellas villas, que quiere
que los quatro mienbros de Flandes hagan juramento y aseguren quel Archi-
duque terna y guardara este asyento hecho, y que sy en algand tienpo que-
rrá yr contra ello, que sean obligados aquellos quatro mienbros a obedecer
alrey de F""rangia como a señor natural; y este mismo juramento y seguridad
demanda que le hagan otras doze villas de Flandes, demás de los quatro
mienbros; y asymismo diz que demanda que los principales del Señorío del
Archiduque juren de hazer tener y guardar este asyento; y que sy el .^^Vrchi-
duque en algund tienpo quisyere yr contra ello, que estos, syn carga de sus
honrras, puedan dexar al Archiduque y aver por Señor al rey de Frangía.
t!sto dize este bali de Ypre que he dicho.
Vn enbaxador de Polonia esta aqui, el qual vino a demandar socorro al
rey de Romanos y al ynperio, y segund lo que he sentydo del, venia en vo-
luntad, o traya mandato para ])edir a madama Margarita para el rey de Po-
lonia, y oy que cerré esta carta vino a mi posada y, entre otras cosas que
hablamos, me dixo que le avian dicho, y por muy gierto, quel rey de Roma-
nos avia prometydo de dar a madama al duque de Sasonia, y que eslava ma-
ravillado de vn tanto principe dar su hija a vn duque, y no de mucho estado,
aviendo sydo muger de vn tan gran Pringipe, y que sy pudiese ser que este
casamiento no se hiziese, que se podria hazer quel Rey, su señor, la tomase
por muger; y que me rogava que yo hablase al Rey, para saber del sy hera
verdad que hera congertado o concluso el duque de Saso-
casamiento con el

nia; porque sy aquello eslava congertado, el porque se-


no hablarla en eslo ,

gund la negesydad su Señor tenia, no t[uerya yndinar a ningund pringipe del


ynperio, porque por aquello le fuese negada o ynpedyda el ayuda cjue de-
mandava; pero que sy aquello no hera concluso y yo podia obrar algo en esto
agerca del rey de Romanos o de vuestras magestades, que me rogava que yo
hiziese loda obra para enderegar esta cosa a esle fyn que dizia. Hagolo saber
a V. ais.

Asymismo me dixo este enbaxador que a esta cavsa de ser asentado este
casamiento del duque de Sasonia, davan priesa a enbiar por matlama la Prin-
gesa, y que esto sabia de personas ciertas.
— 92 —
Al rey de Romanos no le ha plazido deste juramento quel Archiduque ha
hecho, V no me avia dicho nada dello, como quiera que lo sabia, y pregun-
tóme: —-Que nuevas ay? Dixele: —
Vuestra magestad las deve saber mejor,
nixo: — No mas dezime las que vos teneys, y deziros he las que yo tengo,
se;

[jjxele: — Dizese quel señor Archiduque ha jurado la paz. Hizose maravillado.


Hize: —Xo porque yo escriui que no lo hiziese. Dixele: Qierto es, quel
lo creo, —

dya de Nuestra Señora la juro. Dixo: Podra ser, porque mis cartas no han
avn llegado alia; mas las nuevas que yo tengo son que en Frangía es publi-
cada la paz con vuestros reyes y con mi hijo, y guerra comigo, y esto no es
syno que me t|uerryan hazer juntar con ellos para contra Italia. Dixele: —No
sera ese el pensamiento del Re}- y de la Reyna, mis señores; y de la paz no lo
creo, ni tanpoco lo descreo, porque estauan enbaxadores del Rey y de la Rey-
na, mis señores, en Franc^ia al tienpo que se asento la ])az con el señor Ar-
chiduque V con vuestra magestad, y visto que esta paz hera hecha, y que se
hazia con sabiduría de vuestra magestad, podria ser que los enbaxadores del
Rey y de Reyna, mis señores, ayan asentado alguna paz; porque al Rey y a
la

la Reyna, mis señores, no les ynpidya otra cosa la paz con Frangía syno las di-

terengias de vuestra magestad y del señor Archiduque; y estas atajadas, byen


puede ser aver hecho la paz; pero hasta que S. ais. lo escryuan yo no lo creo.
Por el presente no ocurre otra cosa syno que todavía los enbaxadores que
van por la señora Pringesa partirán en fyn deste mes de agosto syn dubda,
porque ya tyenen todas las cosas que han de levar; no les taita syno el dy-
nero, que esperan que les sera dado esta semana.
Sy se acuerdan vuestras magestades que les escriuimos quando el rey de
Romanos estaba en Italia que queria yr por la mar a desenbarcar en Aguas
Muertas por verse con he sabido, y muy
\'. ais., no
gierto, que esta fantasya
hera a otro proposyto syno de hablar con V. ais. sobre esto que agora habla
de la sucesyon de Portugal, y para pasar alia sy V. ais. le dyesen lugar.
De l'rayburc a xxv de agosto de 98.

O TUA CARTA
para sus altezas hecha en Heiies a ix de setienbre de q8. Enbiose a don
Jtian Manuel a Getiova.

Hasta los x.kv dias del mes de agosto tengo escrito a vuestras magesta-
des todas las cosas de acá segund sugedian, y a los xxvui" del dicho mes
vino vn mensajero de Borgoña con nueua que los franceses avian tornado a
— 93 —
tomar vna fortaleza muy alemanes avian ganado en I'ranQia, y
fuerte que los

que después de tomada, avian ahorcado hasta sesenta honhres que hallaron
biuiis, ijue todos los otros heran muertos defendyendo la fortaleza, y avia en-

tre estos que ahorcaron algunos honhres de fagion. Y desta nueva el rey de
Ixomanos fue muy alterado, y todos los pringipes que aqui están con el; y a
la orael Rey se partyo de Brandeburc para venir la via de Fiorgoña; y en

este medio llego otro mensajero con nueva que los frangeses andavan destru-
yendo toda la tierra del condado de Borgoña; y el Rey despacho todos los
capitanes que con el estauan para que fuesen a hazer la mas gente de a jjye
i|ae pudiesen; v a la ora ([ue se partia enbioiiK^ a mandar (|ue caualgase y

fuese con el, y yo cavalgue; y en el camino comengamos a hablar en lo que


avian hecho los franceses y en lo que el acordava de hazer, y dixome que
queria juntar xx9 peones y ginco o vig) de cauallo, y \-r en persona a entrar
en Frangía. Y platicando sobre estas cosas, yo le dixe: -Bueno fuera sy vues- —
tra magestad ovyera tomado mi pareger y no se ovyera comengado la guerra ,

porque syenpre se me figuro que avia de parar en esto que agora esta. Yo le
avia dicho antes que se hiziese el ronpimiento, porque me demando que me
paregia, sy devia ronper o no, yo le dixe que su magestad devia consyderar
tres cosas: la primera, de que poder hera el rey de Frangía, y sy bastava el
poder suyo para resystir o sofrir la fuerga de los frangeses syn ayuda aliena:
la segunda, sy hera seguro que los confederados de Italia y los pringipes del

ynperio le ayudarían para esta guerra: la tercera, sy tenya dynero para po-
der sofrir luengamente el gasto de la guerra, porque sy el comengaua la gue-
rra solamente con esfuergo de sus fuergas, que me paregia que podria poco

ganar, porque la potengia de Frangía hera ygual a la suya, y que quando dos
potencias son yguales, poco se podya ganar de la vna a la otra; y demás
desto, que devia pensar que los frangeses heran astutos y tenían en su corte
personas que les avisauan de todas las cosas que su magestad hazia, y que
sabiendo los frangeses que el comengaua la guerra con sola la fuzia (I)

remediar a las falsas e desleales enpresas de (2) e avenios rogado


a todos nuestros paryentes e amigos e confederados, juntamente los pringipes
e vasallos e sobjetos del sacro ynperio, que nos den' ayuda y asistengia, de
lo qual somos seguros que lo harán, porque nuestra persona, con vna gran
pujanga y armada, podamos entrar en el reyno de Frangía para hazer la gue-
rra; y asymismo por
dicho nuestro hijo a hazer vna buena y fuerte y áspera
el

guerra, y de no hazer algund tratamiento de paz ni apuntamiento que no aya-


mos nuestra razón del al honor y vtilidad nuestra v de nuestro hi¡o y de
nuestros aliados e de toda la christiandad. Asy
rogamos tan afectuosamente
os
quanto podemos, y no menos vos requerimos por la debda que nos deveys,
que teniendo e cunpliendo los tratados de la hermandad y alianga y prome-

(i) Faltan palabras que ha destruido la huiin-dad del papel.


(2) Id. id.
— 94 —
sas que enlre nosotros están juradas, vos vos pongays prestos y querays hazer
entrar vuestros capitanes y gentes de guerra al realme de Francia, a fyn que
mas tamilmente podamos oviar a las dañables entrepresas de los franc;eses;
porque vos entendeys byen que, sy aviniese lo que Dios no quiera, que ovie-
semos alguna adversydad o rebotamiento de nuestros enemigos, que vos lo
sentires, y nos seria negesario de ser por vos ayudado y socorrydo; y, por lo
contrario, sy Dios por su gran gragia nos da prosperydad e Vitoria contra los
franceses, vos e vuestros reynos e señoríos e vasallos sereys participantes del
byen e fruto e honor dello; y desto no se puede seguir otra cosa syno vna
buena y firme e perpetua piiz al honor y prouecho de vos e de nos e de nues-
tro hijo ede todos nuestros dichos confederados y de la christiandad a la ,

qual vos y nos, y todos los otros buenos y virtuosos principes, por razón y
obligación natural, por el descargo de nuestras congiengias y de la salud de
nuestras animas, devemos y somos tenidos de nos ayudar y esforgar los vnos
a los otros.Asy vos rogamos e requerimos, como dicho es, que aquesta vez,
y syn dylacion, lo querays asy hazer, y noá enbyeys prestamente y por es-
crito vuestra buena voluntad, &.
De Henes a ix de setienbre de 98.

OTJ?A CARTA
fiara sus altezas fecha en Bisan(;on a xviii de setienhre de q8. Levóla Claver
a Milán para qne la enhiase a don Jnan Manuel a Genova.

Después que escriui a vuestras magestades a los ix de setienbre, el rey


de Romanos se partió de de Hens para yr en Borgoña, y vino a vna
la villa

villa que se llama Monbeliar, donde espero dos días que llegase alguna gente
que venia en su seguimiento, y llegada tjue fue, luego se partyo para yr a
lafrontera de Frangía, y mandarnos a mi e al enbaxador de Milán t|ue nos
viniésemos a gibdad de Hisangon, y (|uc alli nos enbiaria a dezir adonde
la

pasásemos, porque donde su magestad yva avia mucha estrccluuM de aposen-


tamientos y mucha carestía de bituallas: y antes c|ue se partiese deste lugar
sobre dicho, tuvo consejo s.)bre vna carta i|uil rev de {'"rangia le escriuio, en
la qual le de/ia quel avia oydo al cavallcro rcntevilla , y ^'iitcndyendo la bue-
na voluntad que mostrava de querer su amistad, quel remandava a dicho Ten-
y a vn varlet de cámara suyo, los quales le referirían algunas cosas de
tevilla

su paite,que le rogava que los creyese, y que les enbiase su seguro, para
que pudiesen venir a el; y el Tentcvilla escriuio al rey de Romanos quel rey
de l'rangia le enbiava a su magestad, y que |)or algunas amena/as i|ue mose
— 95 —
do \'ergi le avia hecho, el no osava pasar adelante syn saino condulo; que a

su magestad le pluguiese enbiarsele, y que lo quel traya en creencia hera ciuel

rey de I-'rangia avia pla/er de su amistad, y que fuese asentada tregua por seys
meses, y que se asignase dya y lugar donde se pudiesen ver para dar asyen-
to en sus dyferen(;ias, o por ellos mismos, o por sus enbaxadores; y leydas
estas cartas en el consejo, el Rey demando a los que allí estauan que le di-
xesen lo que devia de hazer; y alli fueron tiyversas opiniones, piirc|ue vnos
dezian que se devia agehtar la tregua, otros para la guerra le confortauan;
pero heran mas los que tenían la opinión de acehtar la tregua y de hazer pa/:
y después que todos ovieron dicho, demando mi pareger, porque tal es la cos-
tunbre de Alemania, que los que son menos en el consejo dizen jirimero su
opinión, y viene a finir en los que son mas, o en aquellos que representan las
mayores personas.
Mi parecer fue i[ue su magestad devia acrblar esta tregua, v buscar todos
los modos que pudiese para venir a la paz, pues que su magestad no tenia

querella justa, jiues quel señor Archiduque, y su enbaxador en su nonbre,


que alli estava presente, procuravan que su magestad guardase la paz asentada;
y demás desto, que su magestad no podia luengamente sostener la guerra, y
que el rey de Frangía hera tan poderoso, que podia byen defender su reyno
todo el tíenpo que su magestad pudiese pagar la gente, y que después que su
magestad oviese consumido sus pecunias, la tregua, y le seria forgado hazer
que podría ser que no la híziese entonges a su ventaja; v que por todas las
cosas que se le podían dezir, me paregio hera que su magestad no devia des-
echar esta tregua, porque della se podría venir a la paz, y de la guerra no
podría resurtir syno daño a anbas partes. V por no ocupar papel, paso so
breuedad las cosas que le díxe; pero la sustangía fue enderegar mi voto o a
la paz o tregua.
El rey respondió: —-Los frangeses dízen que quando vo tengo quatro on-
bres darmas, que luego quiero dar la batalla, y por no sacallos desta opinión,
pues yo tengo quatro onbres darmas, y tengo quatro votos en mí consejo
los

que dízen que devo hazer la guerra, yo quiero seguir mi opinión (I)
hasta ver que fuerga es la de los frangeses, y como no curo syno
levantarse y asentar en aquella de Y asy se partyo y nos mando
venir a esta gíbdad Bysangon , como dicho tengo.
duque de Sasonia, que es el que govierna la casa, y el pri-
u el

mero del consejo, y le dixo que estava maravillado desto que via hazer al
rey de Romanos, porquel rey de Frangía mostrava su carta firmada de su non-
bre, en que manda va a mose de Xasavt que asentase la paz, y que su mages-
tad avia mandado escríuir a \'. ais., después que la paz fue asentada, que el
avia de guardar la paz hecha, y que después avía enbíado al cavallero Tente-
villa a asentar tregua con el rey de Frangía por vn mes, y agebtandola el rey

(') Los puntos indicaa palabras que faltan por haber destruido la humedad el papel.
— 96 —
de Francia por seys meses, que no sabia porque su magestad la desechava y
quería hazer guerra que no se podría sufrir ni turar luengo tienpo; y t[ue su
magestad ponia en platica, y avn en obra, de requerir a V. ais. que le ayu-
dasen, )' que no se le acordava de lo que me avia hecho escriuir, y no se le
acordava que después de escrito a V. ais. que avia de guardar la paz, hera ve-
nida nueva que V. avian hecho paz con Frangía, y que me paregia que sy
ais.

V. ais. avian asentado la paz que seria o fue por lo que el rey de Romanos
,

les mando y que asymismo me paregia que sy hera la paz asentada,


escriuir;

de lo qual yo no dubdava, que seria muy gran dificultad mudar a V. ais. de


aquel proposyto, porque la costunbre de V. ais. no hera mudarse de vna cosa
en otra syn gran cavsa y s^^n mucha razón, diziendole que su exgelengia de-
via consejar al Rey que agebtase la tregua y que le sacase desta fantasya
de hazer guerra ynjusta y poner en peligro tantos señores y parientes y
amigos como le yvan a ayudar para esta enpresa. El me respondió t|ue su
voto no hera quel Rey hiziese esta guerra, syno que agebtase la paz o la tre-
gua, y que en aquello trabajaua y trabajarla quanto pudiese; pero que ya el
Rey estava tan determinado, que seria malo de revocar de aquel proposyto;
pero que el no cansaría, por todas las vías (-[ue pudiese, de enderegalle por el

camino de la paz.
Después desto escrito, recebi vna carta de V. ais. de tres de agosto, la

qual ove por la vía del enbaxador de Milán, y luego me partiré a comunicar
aquella carta al rey de Romanos. Esta carta regebi a xvn de setienbre.
Con el correo que la carta de V. ais. me truxo escriuío el duque de Aíilan

al rey de los Romanos vna desventurada nueva que vn correo de venecianos


avia traydo, que la seiiora reyna de Portogal hera fallegida de parto.
El rey de los Romanos continua su camino para entrar en Frangía, y lleva
muy buena gente de pye, que serán xxv® peones y v@de cavallo; lleva mu-
cha artiller}'a y buena. No
se sabe avn por qual parte entrara, sy entrara por
el ducado de Borgoña o por la Xanpañia en Frangía; y su opinión hera de yr
por Xanpañia, porque hera mas corto el camino para donde el rey de Fran-
la

gía estava, y por no gastar la Duxca; m;is es venida vna nueva, que hasta
dos mili suygos de los ciue estañan en el canpo del rey de Frangía demandaron
su pagamiento, y porque no se lo dyeron tan presto como ellos quisyeron, se
entraron en vna villa muy buena que se llama Xalon, y mataron todos los
frangeses que estauan allí on guarnigion, y apoderáronse de la villa y pren-
dieron a los pringipales del rey de Romanos. Es vna de las pringi-
pales villas de Duxca la sy y no saben sy por esta cabsa el Rey yra
allí y dexara el camino de Xanpañia par el |mal tienjio para estar la gente

en el canpo, que todo el mes de agosto y lo que vade setienbre nunca ha he-
cho syno llover, que en quarenta e gínco o cinquenta días no ovo días claros,
y por esto no pueden tirar adelante el artylleria, que no pueden pasar los ca-
rros de la tierra, tan mojada esta, y las riberas van grandes.
De Bisangon a xvni de setienbre de 98.
— 97 —

OTRA CARTA
para sus a/tczas hecha en Mcssa a dos de otiibrc de qS. Enhiose a Sancho de
Londoño, enbaxador en Flaudes, para que la enbiase a sus altezas.

Por otra carta escriui a \'. ais. qiiel rey de Romanos me avia mandado
quedar en Bisangon, y que el meque avia de hazer o
enbiaria a dezir lo
adonde fuese; y como regebi las letras que V. ais. me mandaron escriuir a xxxi

de agosto, yo me party para donde el Rey estava, y llegue a vna cibdad yn-
pcrial que se llama Messa, postrero dia de setienbre, donde halle al rey de
los Romanos. Y esa noche que llegue no fuy a palagio; y otro dia, byen por
la mañana, el Rey me enbio a llamar con dos mensajeros, vno en pos de otro;

y yo fuy a palagio y hállele que avia oydo misa y queria comer para se yr a
ver con el duque de Lorena, y apartóse comigo y hablóme mostrando senti-
miento y dolor del fallegimiento de la seiiora reyna de Portugal, que santa
gloria aya; y yo le dixe lo que V. ais. me avian mandado escriuir, asy desto

ya dicho, como de la paz que hera hecha entre V. ais. y el rey de Frangía; y
a lo que conogi, la cabsa porque me mandava llamar apriesa hera por saber
de mi sy hera verdad lo le escriuia, y hera que le
quel señor Archiduque
hazia saber en vna letra el fallegimiento de la señora reyna de Portogal, y
asymismo del señor Pringipe, su hijo, y que avia fallegido tres dias después
de la señora Reyna. Y yo le dixe que no hera gierto, y saque la carta que
V. ais. me mandaron escriuir y disela, y leyóla y dixo: Esta es la verdad, —
que esta escrita ocho dias después que la Reyna paryo; y a lo que Dios haze,
no ay mas que dalle gragias y rogalle que guarde al Pringipe, porque byuien-
do aquel, el Rey y la Reyna, mis hermanos, serán consolados, y sera remedio
para sus reynos, y Dios les dará hijos de las otras hijas que les quedan con
que se consuelen. Y la paz que dezis quel Rey y la Rej-na, mis hermanos, an
hecho, no la pues quel Archiduque negó a ellos
tengo por mal , y yo ,

syenpre terne esperanga que me serán buenos hermanos y amigos, y asy la


deveran tener de mi, porque no son nuestros debdos y nuestra amistad tales
para que perdamos la esperanga de ser ayudados los vnos de los otros quando
el caso lo conseruagion de nuestros estados; y esta paz que
requiera, para la

han hecho yo sabia que hera reformar y retificar la paz antigua que hera en-
tre Frangía y España, syn ynnovar cosa de nuevo.
Toda la corte del rey de los Romanos estava llena desta nueva quel señor
Archiduque avia escrito a su padre; y no es negesario dezir s\' estauan tristes
o alegres, porque V. ais. lo conprehenderan; y dexo de escriuir muchas pre-
guntas que algunos me hizieron, porque no es tienpo de proseguir esta materia.
13
— 98 -
(i) socorro de dynero, que conosgeria que su magestad no podya
luengamente sostener la gente, y que la dexaria andar tres o quatr'o meses
por el canpo syn hazer demostración ninguna, syno solamente ponerse en sus
cruarnigiones ¡lara defender las tierras; y que en aquellos tres meses su ma-
gestad consumirla sus pecunias, y segund la costunbre de los alemanes, fal-
tándoles la paga, se le yria toda la gente; y quando los frangeses viesen toda
lagente derramada y deshecho su exergito, que se juntarían y tornarían a
cobrar lo que les ovyesen tomado, y antes quel pudiese tornar a juntar la
gente le tomarían el condado de Borgoña o se le destruyrian; y que me pa-

regia que no devia comengar la guerra sin estarde tal manera proueydo que,
a lo menos, pudiese por vn año sostener la gente, porque de negesidad y por
faltade dynero no se oviese de derramar; y que agora aquello mismo me
parecía, porque sy su magestad no tenia dynero y ayuda de sus confederados
para continuar esta guerra, que devría buscar otros medios para venir en con-
cordya con el rey de Frangía, y no comengar cosa que no se pudiese leuar
adelante, porque sería peor el yerro postrero quel prymero; quanto mas que
los frangeses no le avian tomado nada de lo suyo; y que queriendo su mages-

tad guardar la paz asentada con el señor Archiduque


y con su consenti-
,

miento, podria descabullirse desta guerra; mayormente que me parecía que


esta guerra hera ynjusta, pues que el señor Archiduque, cuya hera la quere-
lla principal, estava contento y le plazia desta concordia hecha, y que su ma-

gestad devría mirar que, para guerra ynjusta no se mueve ninguno de buena
gana a dar ayuda, por amigo ni paryente que sea, y avn que los vasallos y
seruídores, que no pueden hazer otra cosa syno lo que les hes mandado, van
de mala gana a la tal guerra; y de la ynjustigia se congibe vn temor en los
coragones, que aquel temor, con poca fuerga, basta para ser vengidos los que
ynjustamente quieren hazer guerra; y por- esta manera le dixe muchas cosas.
El me respondió: —
Quando yo comenge la guerra, yo tenia justa querella,
y que mis confederados de Italia me ayudarían con los CL@
tenia esperanga
ducados que estava platicado que me diesen para esta guerra, y asymísmo
tenía esperanga de ser ayudado del ynperio; pero como mis confederados me
faltaron, los del ynperio se resfriaron en darme ayuda, como aveys visto; y
por esta cavsa yo me movy a consentir en esta paz que en aquel tienpo el
Archiduque, mi hijo, enbio a hazer, como quiera que no fue asentada como
yo lo mandava, o como lo escriui a mose de Xasavt; mas de qualquier manera

que fuese hecho, yo os dixe que la queria guardar, porque a todos los prin-
gipes del ynperio y a todos los de mí consejo les paregía que, pues yo avía
escrito que se asentase, y mí hijo hera contento della, que yo la devia guar-
dar, y asy os mande que lo escríuiesedes al Rey y a la Reyna, mis hermanos;
y con este asyento yo hize retraher mis gentes; y antes que se retruxesen, mí
capitán general hablo con el capitán y governador de Xampanía sy guardaría

(i) Faltan palabras por rotura del papel.


— 99 —
asentada o no, y fuele respondido tiiiel no podia ha/er otra cosa syno
la iiaz

guardar qualquier asyento que su señor el rey de l'Vangia oviese hecho; jjor
tanto, que seguramente podía retraher la gente y Qosar de hazcr mas daño en
las tierras delrey de Frangia. V después doslo vyno, como vistes, Tentevilla,
y el otro del rey de Frangia que con el venia; y como quiera que yo les res-
pondy que no quería acebtar la paz hasta saber las condigíones della, dymos
asyento de vn mes de tregua como os tengo dicho, y que la tre-
,

gua turase tanto quanto turase la dyeta. V con este asyento yo escríui a mí
capitán general que retruxese la gente y que la despídyese, y que no quedase
syno la que hera menester para la guarda de las tierras y del artillerya. Y
despedida la gente por este asyento, an venido los franceses y an tomado las
fuergas que los míos avian ganado, y han tomado y destruydo toda la tierra
de mose de Vergí, que es mi capitán y vasallo, y han corrido y robado toda
la contea de Borgoña, y nunca gesan de hazer daño en ella y de progeder

adelante. Y lo que mas syento es la crueldad que hizieron de ahorcar aquella


gente después de tomada, en que me ahorcaron algunos gentiles onbres; y
después desto no cunplen con el Archiduque lo asentado, antes demandan
cosas nuevas y no platicadas por no cunplir. Y haziendo los franceses estas
cosas, como han hecho, y vos lo aveys visto, como podre yo tolerar esto
las

syn gran ynfamia y deshonrra miar Asy que yo no puedo hazer otra cosa
syno hazerle la guerra y juntar mí gente y yr a buscar los enemigos; y la
guerra es justa, pues que yo por el byen vni versal de la christíandad me pla-
zía de consentir la paz avnque hera vergongosa; y sy avía dado aquel asyento

de tregua, no hera para no guardar la paz, mas por poder hazer paz con me-
nos verguenga. Mas han vsado de sus mañas, y no hizieron todo
los franceses

lo que han hecho syno para tronpar como suelen, y para ponernos a todos los
confederados en dyvisyon, y después a ninguno guardaran ni manternan ver-
dad. Asy que ya estoy determinado a hazer la guerra, y avre ayuda de mis
vasallos y amigos y del ynperio para esta guerra, y esto se ha de hazer. Es-
criuildo al Rey y Reyna, mis hermanos, y que yo les ruego y requiero
a la
con el amistad que entre nosotros esta, que me quieran ayudar, no tanto para
recuperar lo perdydo como para defender lo que resta. Y como quiera que
digan los franceses que han hecho paz con España, yo no lo creo; y asymis-
mo yo quiero escríuir al Rey y a la Reyna, mis hermanos, todas estas cosas
mas largamente, porque y determinen a me ayudar.
se apergíban
Y asy hablando en estas cosas llegamos a vn lugar que se llama Brísac,
donde dende a dos días vyníeron algunas gentes de pye y de cavallo, y fueles
dado dynero y pasaron a la contea de Borgoña. Y de ay el Rey se partyo
para vna villa que se llama Henes, donde estavan ayuntados todos los prín-
gipales del condado de Ferrete, asy cavalleros y hidalgos como gibdadanos y
plebeyos.
En esta villa ya dicha el Rey tuvo consejo con aquellos de su tierra que
estañan juntos, y hizoles vna habla dándoles razón de las cavsas que le
— loo —
niovian a hazer guerra, y que como quiera que el avia procurado por todas
las vias (\ue avia podydo de no venir en ronpimiento con el rey de Francia,
pero que no le avia valido nada; por tanto, que como a vasallos y amigos les
rogaua que quisyesen darle ayuda de gente y dinero para hemendarse de la
ofensa quel rey de Frangía le avia hecho, y que no quisyesen que por men-
gua de dynero y de ayuda oviese de dexar perder la contea de Borgoña
y que se les acordase de los daños que de los frangeses avian re-
gebido en este condado de Ferrete después de la muerte del duque Charles,
y que esperasen otros tales sy los frangeses cobrasen la contea de Borgoña,
lo qual no se podria escusar sy no fuese socorrido y ayudado de sus vasa-
el

llos y amigos; y dixoles tantas cosas, que todos a vna hoz respondieron que

estauan aparejados para le dar todo lo que demandase y que a ellos posyble
fuese de hazer, hasta enpeñar los hijos y las mugeres. .

Desta partymos para otra gibdad ynperial que se llama Colunbera,


villa

donde estavan juntos los pringipales de todas las tierras ynperiales que están

a la parte de Frangía, pasado el Ryn, y asymismo tuvo alli consejo con ellos,

y hizoles otra habla en tal manera, que todos le prometyeron de le dar ayu-
da; y alli su magestad me mostró vna lista de gente que tenia en que sumava
a XXV0 peones y v® de cauallo, y dixome que esta gente podria sostener vn
año, porque sus vasallos y los del ynperio le pagauan la mayor parte della,
y alli le llegaron xxv® ducados quel duque de Milán le enbiaua, y syenpre
le viene gente y reciben dynero y pasan la via de Borgoña, que es a dos jor-

nadas de donde el Rey esta.

En Colunbera el Rey me enbio a llamar y me dixo


esta sobredicha cibdad
que quería despachar vn mensajero para V. ais., y que quería que viese lo
que les escriuia, y entramónos a vna cámara de su escritorio y mostróme vna
carta escrita en franges. El traslado della es este que aqui enbio. (l ) Y estando
leyendo y hablando en las cosas de la guerra, llego vno del consejo
la carta
del señor Archiduque, que a la ora venia de Flandes, y el Rey salió a hablar
con el, y estuvieron por espagio de dos horas, y después que aquel se ovo
despedido, el Rey torno a mi y dixonie: —
Nuevas tenemos de Flandes; y
entre las otras cosas que este mensajero dize, dize que es gierta la paz entre
vuestros Señores y rey de F'rangia, y que se pregono publicamente en
el

Parys; y como
que por otras partes lo avia sabido, no lo creya, por-
(pilera

que no avia avtor syno franges; mas agora lo creo, pues este lo dize. Yo le
dixe: —
Cosa es que puede ser quel Rey y la Reyna, mis señores, ayan hecho
paz con el rey de Francia, porque vuestra magestad sabe que quando mose
de Nasavt estava asentando la paz con el rey de Frangía por vuestra mages-
tad y por el señor .Archidueiue, llegaron a la corte del rey de Frangía los en-

baxadores del Rey y de la Reyna, mis señores, y sabe vuestra magestad que

(i) Se copió más adelaute, y se iiiipriim- dDiicle el embajador lo intci caló. (Véase
pág. 103).
— lor -

le (Irxeron qiiel rey de l"ran<,~ia les avia clcmanilado que le declarasen a que
venían, y que los enbaxadores respondieron que ellos no trayan comisyon
de hablar ninguna cc^sa hasta saber el estado en que estauan las cosas del
señor Archiduque, <.> sy se avia tomado conclusyon en ellas; y asyniismo di-
xeron a vuestra magestad quel rey de Frangia les avia dicho que pues no
([uerian exponer su enbaxada, que se fuesen a gierta casa do les mando yr
fuera de Paris, y que puso guarda que no pudiesen hablar con nadye; y
les

mientra ellos estuvieron alli, el rey de Frangia asento su paz con mjse de
Xasavt en nonbre de vuestra magestad y del señor Archiduque, y asentada,
enbio por los enbaxadores del Rey y Keyna, mis señores, y yo dixe a vues-
tra magestad que me avian escrito de gierta parte quel rey de Frangia avia

mostrado a los enbaxadores del Rey y Reyna, mis señores, la comisyon que
mose de Xasavt levo del señor Archiduque para asentar la paz, y asymismo
vna letra que vuestra magestad escriuio a mose de Xasavt, por la qual vues-
tra magestad dava consentimiento a que se asentase la paz; y como la paz fue
asentada, conviene a saber enbaxadores del Rey y de la Reyna,
....... los
mis señores, vyesen que sus altezas quedavan fuera de la paz, pudo ser que
ellos asymismo asentasen paz en nonbre del Rey y de la Reyna, mis señores,
con el rey de Frangia. V demás desto, vuestra magestad me mando escriuir
al Rey y a la Reyna, mis señores, que vuestra magestad avia de guardar la

paz hecha, y yo lo escriui a sus magestades, y se que llegaron mis cartas en


doze días a sus altezas, y como sus magestades están gerca de Frangia, jun-
tando lo que yo les escriui con lo que los enbaxadores de sus altezas que
estauan en Frangia les escriuirian, podría ser quel Rey y la Reyna, mis
señores, enbíasen mandato a sus enbaxadores para asentar la paz, pues que
no les ynpydia para ello otra cosa syno las cosas de vuestra magestad y del
señor Archiduque, y syendo estas conpuestas, y syendo hecha la paz entre
vuestra magestad y el señor Archiduque y el rey de Frangia syn el Rey v
Reyna, mis señores, byen pudieron sus altezas asentar su paz syn reproche.
-\ esto me respondyo: —
Byen puede ser lo que dezis; pero la paz hecha no
es nada, porquel Rey y la Reyna, mis hermanos, no la harían, ni mandarían
a sus enbaxadores que la híziesen, syno creyendo que se guardaría y conplí-
ria lo asentado con Archiduque; y no cunpliendo los franceses aquello,
el

ellos no serán obligados a guardar la paz. Y demás desto, nuestra alianga y


amistad es antes desta, y ninguna otra alianga ni amistad ni paz puede per-
judicar a esta nuestra, y hazíendo el rey de Francia lo que haze contra mi,
vuestros Pringipes son obligados de me ajmdar para defender mi estado, como
yo seria obligado a les ayudar sy el rey de Frangia fuese contra ellos, no en-
bargante qualquíer paz que se oviese hecho. Y no es negesario reservar lo
que de suyo esta reservado. Asy que yo no tengo por ynconviníente que ayan
hecho paz, ni dubdo de su ayuda, porque nuestra amistad y hermandad fue y
sera perpetua entre nosotros y nuestros sugesores, y no es dysoluble como
otras amistades; quanto masque devemos creer que, segund su prudengia,
— I02 —
que harían en tal modo esta paz que no se atasen para no poderse ayudar
a sy mismos, porque dexando de ayudar al Archiduque ya mi, que lo que
tenemos ha de ser de sus nietos y mios, dexarian de ayudar a sy mismos y
de defender lo suyo propio; asy que no tengamos por jmconviniente ser hecha
esta paz, y yo les quiero escriuir de otra manera que tenia escrito, porquel
Archiduque les quiere enbiar a rogar y requerir que le ayuden, pues que los
frangeses le han mentydo y le quieren hazer tan grande engaño; porquel esta
tan byen dispuesto para ronper con Frangía, visto la burla que le han hecho,
que no tardara mas en la rotura de quanto yo le mandare; y asymísmo se
tjuelduque de Milán quiere escriuir al Rey y a la Reyna, mis hermanos, ro-
gándoles que no quieran dexalle a tal tienpo, porque nunca su estado estuvo
en tanto peligro como agora esta.
Después desto escrito, el Rey me dixo que tenia cartas de Frangía, y que
le escriuian que el rey de Frangía quería que la tregua entre ellos fuese asen-

tada por medyo año, y que se tuviese la dyeta en Lucenburc, asi como es-
taua platicado. Yo le pregunte que sy la acebtaria. üíxome que no. Yo le dixe
que a mí ver, su Magestad la devia agebtar, porque desta tregua no podya sur-
tir syno paz,
y que me paregia que esto hera mejor que no continuar la gue-
rra, mayormente no estando su magestad cierto de la ayuda de sus confede-
rados, y avn de
de su hijo yo dubdava; y del ynperio, segund sentía, no
la

estava tan gierta que de presente le ayudasen; y que sy su magestad con solo
su dynero comengaba la guerra, que no la podría sostener mucho tienpo, se-
gund su magestad muchas vezes me avia dicho; y que sy por falta de dynero
oviese de retraher la gente, como avia hecho estotra vez, que seria perder
lo gastado y poner en gran aventura sus tierras, y perdería la reputagion; y
demás desto devria mirar que me avia hecho escriuir a V. ais. que la paz hera
hecha entre el señor Archiduque y el rey de Frangía, y que a su magestad le
convenía guardarla, y que sobre esto esgrito se dezia y afirmava que V. ais.
avian hecho paz con Frangía; y que sy hera hecha la paz, que no me paregia
que asy tan fácilmente como su magestad dezia vuestras pues que
su magestad avía mandado escriuir a V. ais. que quería guardar la paz. Y
sobre esto ovo replicatos asaz, de manera que por este dya yo no (¡uede
_
mucho en su gragia.
Después yo hable con vn (Mibaxador que vín<i del señor .Archiduque, y
pregúntele sy el señor .Archiduque estaua de proposyto de guardar la paz o
no. El me dixo que no hera venido por otra cosa syno a procurar con el Rey
que la quisyese guardar, porque esto hera lo que convenía a la seguridad del
estado del señor .Archiduque, y que no estaua de proposyto de hazer otra
cosa. Y
este mismo me dixo que hera hecha la paz entre V. ais. y el rey de
Frangia, y que entraua en ella el Papa y el rey de Xapoles y la Señoría de
Venegia, egebto el duque de Milán, y byen creo iiuc lo sabe el Rey, porque
yo he conogido en su gesto cpie no le ha mostrado byen claro contra mí
después.
— I03 —
I'.l Rey ha/c todavía sus a|)arcjoK para )'r en jx'i'sona íí csla guerra, y ya
sus cavallos y arivias son pasados a Horgoña, y cargase la mas arlilleria (jue

puede aver por estas tierras suyas, y tanbien de las tierras ynperiales; y d¡-

xome el Rey que


gente del rey de Frangia estaua puesta en canpo, y que
la

se hazian fuertes de fonsados, y están puestos entre dos puentes de vna ribe-
ra grande por donde el ny de Romanos ha de pasar, para defendelle el paso;
y el Rey esta determinado, sy le esperan alli, de conbatilles el canpo, o que
por tiierga le han de dar la batalla, sy piensan defendelle el paso; porc[uel no
puede pasar adelante syn levantarlos de alli, y dcxar atpiel paso seguro por
donde le lleven bituallas; y los frangeses diz que dizen que le esperaran la ba-
talla, y que no le dexaran el paso, y syenpre les vyene gente, y se enforta-

legen quanto pueden para resystir el paso. Dizen que están agora veynte o
XXV?) franceses y suygos en aciuel canpo.
Yo le pregunte al Rey que me dixese su magested como queria comentar
esta guerra, porque ya hera ynvierno, y no hera tienpo para guerrear; y
el

demás desto, ya via como Italia le respondya, y que no sabia el ayuda que
y de sus vasallos; y tanbyen estava dubdoso del señor Ar-
tenia del ynperio
chiduque que, aviendo jurado la paz, viniese yncontinente a la guerra, no
aviendo querido venir a ella antes de aver hecho el juramento. Respondióme
a esto: — F2n el invierno es mejor guerrear que no en el verano para la gen-
te alemana, y agora es el propio tienpo, que avn nos queda medio setyenbre

y todo otubre, que es verano. V quanto a lo que dezis que Italia no me res-
ponde byen, yo no hago cura de los ytalianos; solamente tuve esperanza, y
tengo, en el Rey y Reyna, mis hermanos, que me ayudaran, que destotros
confederados dias ha que la tengo perdyda. Mis vasallos y el ynperio me
ayudaran byen, y en esto no ay que dubdar. Del Archiduque no dubdes,
porquel hará lo que yo mandare, por la burla que vee que le han hecho los
frangeses. Yo le dixe: —
Otra cosa me queda de preguntar a vuestra mages-
tad, sy vuestra magestad no me lo tyene a soberuia. Dixo: Dezid lo que —
quereys. Dixele: —
Sy Dios dyere vitoria a vuestra magestad contra los fran-

geses, y' recuperaredes lo vuestro, y los frangeses os pidieren paz, dársela

hes? (l). Dixo: —-Soys inquisydor de las entrañas; pero yo os lo quiero decla-
rar. Hazer guerra hasta cobrar mió sera justamente hecha; después no ay
lo

por que negar la la quisyeren, con tal que sea general,


paz, sy los frangeses

y que la christiandad quede syn turbagion porque podamos boluer las armas
contra los ynfyeles.

(Aquí interrumpe el embajador su carta para insertar la que queda citada


en la pág. loo).

«Muy altos e poderosos &, hermano y hermana, muy amados nues-


muy
tros buen coragon; nos creemos que asaz teneys en la mente que después

(i) Por: dársela licis ( se la daréis).


— I04 —
que este Rey nuevo ha reynado en Frangía, nos le avernos requerido que
quiera hazer la razón a nos e a nuestro muy
el Archiduque,
y que
caro hijo
por nos no estaría de aver buen amor y ynteligengia perpetua entre el y nos
por el byen de la christiandad; a 1(3 qual no nos ha hecho ninguna respuesta,
mas le avenios hallado asy pertinaz como a sus predegesores Luys e Cario,
reyes de Frangía, y querer perseverar en la detención de las tierras que no
son suyas, mayormente en aquellas que Competen a nos e a nuestro hijo, a
A la qual cavsa, e por la recuperación de nues-
gran detrimento de su anima.
tras tierras aviamos enbiado y hecho entrar en su reyno
e señoríos, nos
nuestra armada, que hera buena 3' asaz poderosa, la qual avia prosperado
grandemente al encuentro de los Mas pendientes estas cosas, nues-
frangeses.
tro hijo enbio sus enbaxadores al rey de Frangía por demandar su razón y
restitugion de su ducado y condado y otros señoríos que contra Dios )' a
razón nos tyene detenidas; y como quiera que los enbaxadores fuesen avisa-
dos de qualquier tratado o apuntamiento entre el rey de Frangía y el dicho
nuestro hijo, que hera en gran desaventaja nuestra y de nuestro hijo, y avn
que por conplazcr a nuestro hijo, y porquel pudiese cobrar algunas tierras
que le son muy prouechosas que por el dicho tratado y apuntamiento le de-
vían de ser restituydas, y por el byen de paz, nos lo ovimos por agradable;
y debajo de la sonbra deste tratado y de las buenas palabras de los frangeses,
avernos hecho retraher y apartar nuestra armada, en esperanga de meter fyn
en todas las dyferengías y querellas y hazer vna buena paz final por el byen
de toda la christiandad, la qual paz aviemos voluntad de os hazer comunicar
antes que se concluyese. Xo enbargante esto, en contynente que nuestra ar-
mada fue retrayda y apartada, los franceses, sabiendo los tratados y apunta-
mientos asy hechos con los enbaxadores de nuestro hijo ser ynjustos, avian
suspegion que por esta razón nos non los querríamos tener, y vsando de sus
falsedades y tráfagos acostunbrados, han enbiado mucha gente de pye y de
cauallo, y so color de la dicha paz, o de vna tregua de que nos avian hecho
rec|uerir,han tomado y sacado de nuestro poder y obidiengia, por fuerga y a
pujanga de armas, las plagas e castillos de Vergi e Borbone e Cohefe e Fovan
e otros, e avn ynhumanamente, después de tomadas las plagas, hizieron en-
horcar e morir gran cantidad de nuestra gente de guerra que hera a guarda
de las dichas plagas de nuestra parte; y tanbyen estando seguro el nuestro
condado de Borgoña, entraron en el y han robado y hecho muchos males y
despojos y todos los otros abtos de guerra. Y demás desto, el rey de Frangía
y sus governadores y seruídores e consejeros han vsado e vsan continua-
mente, tanbj'en por escrituras como en otros modos, de muchas palabras
que tocan en grande manera a nuestro honor y en mcnospregio de nuestra
persona, por todas las formas y modos que pueden y saben, y asy han hecho
apregonar por toda la tierra guerra abyerta contra nos y contra los nuestros.
Por las quales cosas no sabemos ni ]3odemos presumir ni ymaginar otra cosa

syno que quieren por todas las vías que ellos pueden poner confusyon entre
lO? —
todos los (le la sania liga, y mantenernos en guerra y en (:lyvisyi)n, y por
discurso de lien]3o dyviilirnos y apartarnos los vnos de los otros hasta la

total destagion y destruygion de toda la christiandad. Las quales cosas nos


somos delibrados de [no] las tolerar ni sofrir, ni tanpoco dexaremos tener el
tratado hecho a nuestro hijo; mas nos queremos ponernos con todos nuestros
confederados y paryentes y con toda nuestra pujanga a nos defender y yr
contra los frangeses, por nos bengar de los vltrajes y menospregios que nos
han hecho ) hazen cada dya y de presente. Por aquesta cavsa avernos en-
Inado otra vez nuestra armada a nuestro pays de ilt.

paz que han mo vuestras


y al Archiduque, no obstante, que la paz quel Archiduque avia
hecho no avia saluado a V. ais.

que devia de no dexar perder al duque de Milán, que en esto no


Iten,
me quería entremeter .... que V. magestad ueria lo que devia de hazer, y
sy podia luengamente sostener a la gente o no; y que sy la gente se derra-

mase syn dar asyento de paz o de tregua paregia que qucdava, ,

o quedaría, el duque de Milán en maj'or peligro que su magestad,


l)odya hazer la paz perpetua por sy y por su hijo, y podría hazer vna tregua
por el duque de Milán, y generalmente por Italia, y que con esto cunpliriasii
magestad con Dios y con el mundo.
Iten que en quanto a lo que dezia que eslava de proposyto de trabajar
,

que el señor Archiduque ronpiese con Frangía, que su magestad devria esto
mirar con mucha prudengia, y no progeder rigurosamente en este negogio,
porque ya su magestad avia escrito al Archiduque todas las cosas que le pla-
zian y aquellas que non le heran agradables, y que no obstante sus amones-
tagiones, al señor Archiduque y a los de su consejo les avia paregído que
devian hazer la paz, y que la avian hecho; y después de hecha, su magestad
avia trabajado por sostener que no se jurase, y que non lo avia podydo aca-
bar, y la paz se juro; pues sy. . . . después de todas estas cosas pasadas, pen-
saua su magestad de traher al Archiduque a la guerra, que yo no podía creer

(i) Así termina iacompleta esta carta de la hoja. al fin

Como formar cuaderno, y la siguiente (no existe


ella y la siguiente están sueltas, sin
foliación) está carcomida por la margen superior y lateral izquierda, no hay modo de
saber lo que faltará del texto de la carta del Rey de Romanos y de la de Gutierre.
— io6 —
que viniese a ello, y que podria ser que, sy por rigor su magestad lo quisiese
hazer, que pornia en desobidiengia clara a su hijo, lo qual seria gran daño
para los estados de anbos,y su magestad perdería mucha reputación. Uue mi
parecer hera que sy via que esto no se podria acabar syn mucha dyficultad,
y que podria sugeder de aqui la desobidiengia clara, que su magestad devria
dysymular en esta cosa y mudar el proposyto y echar las cosas por otro ca-
mino, porque mejor hera que estuviesen todos en tlubda, y que vnos dixesen
que su hijo no le obedegia y que otros dixesen el contrario, que no que cla-
ramente se viese la desobydiengia. Y como quiera que por vn cabo confiesa
que esto se devria hazer, por otro esta firme en su opinión de continuar la
guerra; pero no ay ninguno que crea que pueda mucho turar, ni hallo razón
para que se pueda luengo tienpo sostener.
Asymismo me dixo que avia sentydo que V. ais. querían casar la señora
Pringesa con rey de Frangía, y que el
el Yo
Papa dava dispensagion para ello.

le dixe que no sabia que tal cosa se oviese hablado; mas que creya que en
tal caso V. ais. no harían nada syn su sabiduría y consentimiento. Dixome:
—No sera syn mi consentimiento. Y en el modo del dezirlo paregio, segund
mi juyzio, que consentirá en ello.

El Rey lleva mili de cauallo y tres mili peones, muy buena gente. (Juando
lleguemos al fyn de la jornada escriuire a V. ais. lo que sugedera. Van con el

losduques de Sasonia, Federico y Juan, y el duque Jorge de Baviera, y el


duque de Están en Borgoña viiiS) de A mandado que co-
miengen la guerra. Andan aqui mensajeros y de otra aqui cada vno ,

querría ganar las gragias .


."

[De Bruselas] a ocho de novienbre de 98.

OTRA CARTA
para sus altezas hecha eii Bruselas a xi de nouieiibre de gS. Leuola
Moxica.

Después que escriui a V. ais. do Bruselas, el rey de Romanos vyno a vn


abadya que es media legua de Bruselas, y allí fue la señora Archiduquesa, y
con su alteza yva la Duquesa vieja, y aquel dia el Rey comió con las señoras
dichas, y estuvo con ellas con mucho plazer por espagio de tres horas; y des-
pués retraxeronse a vna cámara el Rey y el Archiduquesa y la Duquesa, todos
tres solos, y estuvieron por espagio do vna hora, v el Roy salió leñando de
lo;

lii-.n;u al Archiduquesa hasta ponerla en las andas, y asy fueron junios hasta
muy cerca de Bruselas, donde hallaron Archiduque, armado y a cauallo,
al

con otros syete onbres darmas, y en vn canpo, delante del Rey y de la Rey-
na, se encontraron cpiatro por quatro, y anduvieron vn gran rato dando ....
el Rey estaua muy alegre mirando a su hijo, que syn duda parece
,

muy bien a caualli> y armado, y manda lasarmas mucho como onbre.


Este dya, viniendo por el camino el Rey, venia hablando con el enbaxa-
dor de V^. ais., .Sancho de Londoño y comigo, y mostraua tanto contenta-
miento de laseñora Archiduquesa, y tanto plazer, que no podia ser mas, v
dixome: — Muy buen casamentero fue Dios en dar tal muger a tal marido v tal
marido a muger, que anbos se merecieron byen el vno al otro, y asv vino
tal

hablando en esto vn gran rato: y de aquella habla salto en la guerra que V. ais.

avian hecho a los moros, y la que agora hazian allende, y dixo a Sancho de
Londoño:— Guando yo supe de aquella villa que ganaron el Rey y la Keyna,
mis hermanos, allende, yo dixe al enbaxador que aqui esta que escriuiesen al
Rey y a la Reyna, mis hermanos, que para aquella guerra yo les ofrecía mi
ayuda, y en persona; y agora digo que avria muy gran plazer do seruirles
con mi persona y gente en aquella conquista, sy ellos me querrán en su con-
pañia. Asy por estas mismas palabras lo dixo.
Después quel Rey se despidió de la señora Archiduquesa, yo le dixe, en
presengia de Sancho de Londoño, que porque yo non sabia quanto tienpo su
magestad estarla que no queria perder tienpo en lo que avia de
en esta tierra,
negociar, que ya sabia su magestad quanta ystangia le avia hecho y quantas
veges le avia ynportunado sobre que se cunpliesen los xxQ escudos (l).

CARTA
de Gutierre d los Reyes Católicos. Lyndo 28 Julio I4gg.

Católicos v muy Poderosos Señores.

Después que escrebi a V. ais. de Mierato no a abido otra cosa de nuevo


sino pasar el rey de Romanos la montaña para irse a juntar con las jentes del

(i) Aquí se interrumpe la caria del embajador, que dejó ea el Registro que me sirve
de original cinco hojas en blanco, sin duda para copiar las siguientes minutas. Por aqui
puede calcularse las carias que faltarían de su embajada en Alemania. Después de las
hojas en blanco, ya inserta la carta de Londres. 29 de Junio de 1500. Fallan, pues, las de
Noviembre y Diciembre de 1498 y todas las del de 1499, porque la que sigue es original
y no está en el Registro.
— io8 —
ymperio que están ¡untas en Lyndo y en Uberling y en Constanga, y. porque
la vía era áspera, mandónos a los embaxadores que aqui están que nos fuése-

mos por la via llana, y que saliésemos a el a Lyndo, porque allí se deternia
algún día, y asi continuamos el camino según nos fue ordenado; y cuando
llegamos al Lyndo, el Rey era partido para (Iberling, por dar audiencia a los
embaxadores de Francia que alli eran venidos; y en una fortaleza que esta
dentro en el lago de Costanza acordó de los oir, y alli fueron con el, y lo que
en la habla publica dixeron es, después de darle las saludes de parte del rey
de Francia, fue decirle que el rey de Francia abia sabido las diferencias y
guerra que abia entre Rey y los suizos, antiquísimos amigos del rey de
el

¡•"rancia, y que le desplacía mucho de la tal guerra, asi porque aquellos eran
subditos del Imperio, como porque eran sus antiguos amigos y confederados,

y porque de la tal rebelión no podia seguirse sino muy cruda guerra entre-
llos, y de aquella se podia encender en toda la cristiandad por manera que

toda la cristiandad fuese puesta en peligro, mayormente en este tiempo que


el Turco hacia muy gran armada por mar y por tierra , y no sabian a cual parte
quería dar; por tanto, que deseando la y ma-
pacificación de la cristiandad,
yormente la unión de la nación germánica, que abia de ser defensa del reyno
de Ungria y Polonia, que contra la potencia del Turco no se podia defender
sin ayuda del Lnperio, y especialmente por quitar de guerra y turbación a
los suizos, sus amigos antiquísimos, era movido a embiar sus embaxadores

para ver si le placerla que se entendiese en dar algún medio para atajar estas
discordias y diferencias entre ellos, y placiéndole desto, que por su parte
seria hecho tanto por que las cosas viniesen a concordia cuanto a el posible
fuese. Y
por esta forma estendieron su oración en ato publico y a tercera
asi

palabra, rememorando ser los suizos amigos antiquísimos de la casa de Fran-


cia y dando a entender que en lo ultimo hablan de ser ayudados del rey de
Francia, si necesidad tubiesen de su ayuda.
Kn este tiempo estaba uno del Duque de Milán que se llama micer Ga-
leazo Vizconde, en Suiza, entendiendo en hacer la paz entre el rey de Roma-
nos y los suizos, porque no se hiciese la paz entre ellos por mano del rey de
Francia, y era ido y venido dos veces de los suizos al Rey, y eran puestas
las cosas ya en términos que el Rey hizo ciertos capítulos y los Suizos otros,
por manera que ya las cosas estaban
El rey de Romanos respondió
embaxadores franceses alli de presente
a los
con mucha gracia y palabras muy dulces, aunque en lo secreto no estaba
bien contento, mayormente porque los embaxadores, o aquel dellos que hizo
la oración, subió mas de la medida en la cortesía del ablar cuando nombraba

al rey de Francia, y cuando tocaba al rt-y de Romanos no llegaba en la cor-

tesía a los términos de razón, porque nunca le subió de Serenidad, y nunca


abaxo al rey de Francia de Magestad y Cristianísimo, y desto estaban todos
los alemanes tan escandalizados, <|up (pusieron iiiostrarles que eran soberbios
en su modo de hablar; mas el Rey, como e dicho, les respondió graciosa-
loo

mente y les mando ir a una villa, por apartallos de la contratación de las gen-
tes, mayormente de algunos señores que no querrían que los suizos fuesen
destruidos.
Después de ser idos los embaxadores de Francia a aquella villa que los

fue señalada para aposentamiento, el Rey se fue a Costanza, y alli vino aquel
micer Galeazo Vizconde, con ciertos capítulos que abia llevado del Rey a los
suizos para que algunas cosas de aquellas se moderasen, y el Rey torno a
porfiar en lo que pidia; mas al fin, recelando que en este tiempo los franceses
romperían con el Duque de Milán, y los venecianos asimismo, dio facultad
al Galeazo Vizconde para no dejarse aquello so cierta manera, y el Rey vinose

por barcos a Lindo, por hacer en este medio una entrada en Suiza, v en el
camino salióle al encuentro uno de los embaxadores de Francia, y alli le ha-
blo en la barca. Dicen que en aquella habla le demando de parte del rey de
Francia la investidura del Ducado de Milán, y que el seria tan obediente prin-
cipe del Imperio teniendo ducado de Milán, como lo era el señor Ludo-
el

vico. ¥A Rey no se porque su es tal que no recibe pa- ,

sión, al menos que se la y dijole que se tornase a su aposenta-


;

miento, que el les enviarla la respuesta de aquello que le pedian desde Lindo;
y asi el Rey vino al Lindo, y el embaxador se torno a su aposentamiento, y
a la hora que llego se partieron todos los embaxadores de Francia para Cos-
tanza por barcas, y en llegando, dixeron al capitán que alli estaba que lleba-
ban licencia del Rey para ir a hablar con los Suizos al campo dellos, que es-
taba a una milla de Costanza, y que habian de retornar al Rey. El capitán,
como hombre de buena fé, dioles , y asi, hospite insalutato , se pasa-
ron a Suiza, y interrumpieron la platica de la paz que traia aquel del Duque
de Milán. El Rey ubo desto muy gran enojo, y luego a una hora me envió a
llamar para decírmelo, diciendome: —Qué os parece de las platicas destos
franceses.' Ved si son hombres para tener con ellos amistad ni contratación
ninguna. Estos no vinieron sino por sentir las cosas mias en el estado en que
estaban, para poner disturbio en la concordia, porque el rey de Francia pueda
hacer la empresa de Milán estando yo embarazado con estos.

Estando en aquella habla llegaron cartas como los suizos habian desbara-
tado la gente que el Rey
condado de F'errete, que eran iScx) de
tenia en el
caballo y 6000 peones. Vino
nueva tan cruda que se escribió que no ha-
la ,

bian escapado de todos aquellos sino obra de ICX), o pocos mas. El Rey fue
muy turbado, porque en aquella gente tenia su esperanza, porque era propia
suya, y encerróse por aquel dia y por otro, que ninguno no le via, y por al-
gunos de la casa yo fui movido a irle a visitar, como quiera que a todos era
hecho mandamiento que sin llamarle no fuese a palacio, y como un portero le
fue a decir que yo estaba alli, mandóme entrar, y alíele muy triste y muy tur-
bado, y con las mejores palabras que yo pude yo le conforte; y asi hablando
llego un correo con letras de la Reina en que le hacia saber la destroza de su
gente, mas que no era tanta como primero se habia dicho, como quiera que
I lO

era muerto el conde de Fustimbere, su niarixal, y otro Conde con hasta tres-
cientos hombres de las otras gentes, y que habían perdido el artillería; mas
que al tiempo que estaban peleando que hablan sobrebenido ,
las gentes de
españoles y borgoñones que son de la guarda del Rey, y habían recogido la
gente de los alemanes que era puesta en tuga, y que habían muerto bien mil
y trescientos suizos; mas como los suizos eran muchos mas, que los habían
dexado el campo y los suyos se habían retraído. Con esta nueva el Rey se
alegro, pues que no era rota del todo punto su gente, como quiera que sintió
mucho perdida de su marixal. Esto fue víspera de Santiago, y el día de San-
la

tiago el Rey hizo hacer osequias por los muertos, estando el a ellas, y en sa-
liendo de la misa, díxo; —Pues habernos dado refrigerio a las animas, vamos a

vengar por tanto, aparejaos, que yo partiré mañana y ires conmi-


los cuerpos:

go, porque quiero que estedes presente a una habla que haré en Oberbín a
los ]irincipes del Imperio que allí están ¡untos, y sera necesario que allí ha-
bles algo que sera en favor mío, porque de todo me he menester aprovechar
en este tiempo.
Yo le respondí a esto: — Señor, yo deseo servir a vuestra magestad en to-
das las cosas que a mi posibles serán, tanto que yo no haga error en el cargo
que tengo. Sí pluguiere a vuestra Magestad decirme lo que ha de hablar de-
lante de aquellos príncipes antes de estar ellos presentes, diria a vuestra ma-
gestad sí podría hablar en aquella materia o no, porque si vuestra magestad
dijese alguna cosa c[ue yo sin consultalla no pudiese responderá ella, seria

confusión para mi, y vuestra magestad sería deservido. Suplicóle que me quie-
ra advertir de aquello que quiere decir y de lo que querría que yo dijese, lil
me respondió: —No es necesario, porque todo lo que yo diré se que os place-
ra, y aun vos dires mas de aquello después que por tanto no es me-
lo oyais;

nester decíroslo sino a la hora.


Estando en esta habla, entro un secretario del Duque de Milán con un
gran mazo de letras y dijoal Rey: —
Estas son agora llegadas, y porque creo
que son no buenas las nuevas, las vengo a abrir delante de vuestra magestad.
La sentencia de las letras era que el Duque hacia saber al Rey que los fran-
ceses habían corrido Alíxandria y habían comenzado la guerra, mas que ha-
bían sido tan bien rebotados, que no habían parado hasta Aste, y que el es-
taba tan gallardo, que bien se aliaba con gente y con animo para resistir a sus
enemigos todos pov tres meses, sí su majestafl estaba desocupado en atjuel
tiempo para le socorrer: que le suplicaba que la paz del y de los suizos no se
estorbase, porque de aquello pendía su salud. VA Rey me aparto de los otros

que alli estaban y dijome: -Que os parece? Yo le dí.xe mí parecer. El me díxo:
— Sin remedio es perdido el Duque, que aunque escribe que se sufrirá tres
meses, no sera tres oras, y el dexara el estado como hombre de mal corazón,
y su flaqueza no nos dará lugar a tomar apuntamiento con estos suizos, ni a
(|ue le podamos socorrer. \' por a(|uel día nn h:ibli) mas conmigo.
Yo habia procurado en a(|uellos días pasados fie haber licencia di'l Rey
— III

[>;ira me partir, y el Roy ilximc icacnicíido y alargando el tiempo porque en-


trase el invierno, creyendo
yo no vernia por Francia, y que por no entrar
(lue
en el invierno en la mar sobreeseria mi
partida hasta el verano; y otro dia
después que fue venida esta nueva de la rotura de los franceses con Milán, el

Rey me envió a llamar y me dixo: Es necesario mudar proposito: yo no qui-
siera eos partierades, mas ya las cosas an dado señal de aquello que ha de ve-
nir.Poneos en orden por que de aquí a ocho o diez dias os partáis, y en este
tiempo veremos en que se ponen nuestras cosas, y asi ordenaremos la ins-
trucción que os habremos de dar para que de nuestra parte digáis al Rey y a
la Reina nuestros hermanos. .-Vsique yo pienso, muj^ poderosos señores, que
me partiré de aqui al fin deste mes de
Julio, o al mas la primera semana de
Agosto. Nuestro Señor las Reales vidas y estado de V. ais. guarde con acre-
centamiento de mayores reinos y señoríos.
He I.yndo a xxviii de Julio de 99.
^
RETRATO DE LA REINA DOÑA JUANA
( Hoja ilf un tríptico ilel Xfii.uo de Rrustlas)
Enilxiicidas
en

Flcindcs é Inglaterra.

ÍXSTKUCC/OX
de los Reyes Católicos d Fuensalida para Flandes.
Sevilla ¡ ii/avo ííoo.

El Reí v la Reina:

Lo que vos, Gutierre Gómez de Fuensalida, comendador de Haro, nues-


tro embajador, habéis de decir de nuestra parte a Archiduque
los ilustrisimos

y Archiduquesa, nuestros fijos, por virtud de nuestras cartas de creencia que


para ellos lleváis, es lo siguiente:
Que vos embiamos a ellos para que de nuestra parte los visitéis y les di-
gáis quanto placer habernos habido del fijo que a nuestro Señor ha placido de
les dar, de que damos muchas gracias a nuestro Señor, y que a el plega de
gelo guardar, y que vean del mucho gozo, y vean fijos de los fijos de sus fijos,
y les de mas fijos con que hayan mucho plazer; y que les rogamos que de
continuo nos hagan saber de su salud y buen estamiento y de todas sus bue-
nas nuevas, porque con nenguna otra cosa holgaremos mas, por el mucho
amor que les tenemos; y vos escrevidnos particularmente de la salud del
Archiduque y de la salud de la Archiduquesa, nuestros fijos, y ved el niño
y a madama Leonor, nuestros nietos, y escrevidnos que tales están.
Otro si, por que habemos sabido que doña Marina Manuel es fallecida,
deque a pesado, y a esta causa el Archiduquesa, nuestra fija, terna
n(5s

mucha necessidad de tener cabe si alguna muger de las principales de


y porque de la virtud y bondad de madama de Rebastan nos
aquella tierra,
tenemos mucho contentamiento, procurares con el Archiduque y Archidu-
quesa, nuestros fijos, que ellos hayan por bien de le mandar que resida de
continuo con el y esto procurad como a vos me-
Archiduquesa, nuestra fija;

jor paresciere, fablando sobrello de nuestra parte a la dicha de Rebastan lo


que vieredes que sea menester.
- tl4 —
(~)tro si, visitares de nuestra parte a la iUustrissinia Princessa,. nuestra

fija, y dezidie que le rogamos ciue nos haga saber como se alia después de

tan largo camino, porque deseamos su salud y su bien como de nuestra pro-
pia fija, y que por el amor (|ue le tenemos, todo lo que nos pudiéremos a\'u-
dar V enderezar en lo que toca a su colocación lo haremos de muy buena
voluntad.
(^tro si, ya vais informado de las cossas pasadas de la Princesa; si alia

oyeredes dezir otra cosa, dad ra/:on dello a quien y como vieredes c[ue con-
venga.
Otro si, ya vais avisado fie como se dice que algunas personas ]3iensan de
])oner a la Princes.i y a la duagera en que hagan todos y contra- los enojos

riedades que pudieren a la Archiduquesa. En esto estad mucho sobre aviso


para procurar que no hagan nada dello, y que si algo oviere se remedie según
vieredes que mas cunpla; pero sanead mucho al Archiduquessa para que este
muy bien con la Princesa, y en esto no ables palabra a nadie, fecha en Sevi-
lla 5 de mayo de 500 años.
vo EL REv. \o (,A REINA. A/iiiazaii sciTctario.

SECRETA
para F/ai idos.

La pryncypal cosa que haucs de mvrar mucho luegcj en llegando a hlan-


des es trabajar de sentir secretamente y dysymulada sy tienen algún trato
de casamiento de la Princesa con Inglaterra o en otra parte, que de creer es
que sy hay algo ally lluego lo sentyres; y s)' por ventura syntierdes que tie-
nen sobre ello algún trato con Inglaterra, en este caso auisadnos luego tlcllo

con correo bulante, y volveos a Inglaterra para resydyr ally, dizyendo que
nos vos lo mandamos assy, y ally procurad de desfazer el dicho trato y de
remedyar el negocyo como vieredes que mas cumple.
Pero sy hallardes que no tienen trato con Inglaterra sobre el casamiento
de la Princesa, en este caso resydid en Flandes para hazer ally las cosas con-
tenidas en nuestra Instrucción que para ally Ueuays, y las otras que ocurrie-
ren tocantes a nuestro servvcvo (I).

(i) Ti)(iri (le mano ilil ICiiili.ij.idcir.


— II

INSTRUCCIÓN
de lo que ha de liacer Gutierre Gjiiiez de FuensaUda en Inglaterra qiu
parte a Flandes por enbaxador.
Sevilla 5 Mayo ijoo.

El Rev e la Reixa:

Lo que vos, Gutierre Gómez de Fuensalida, comendador de Haro, enba-


xador, habéis de decir de nuestra parte al rei de Inglaterra, nuestro herma-
no, por virtud de nuestra letra de creencia que para el Ueuais, es lo si-

guiente:
Que Archiduque y .Vrchiduquesa, nuestros
vos enbiamos a Flandes al

fijos, y vos mandamos que passasedes por Inglaterra, para que de nuestra

parte visyteis a el y a la reina de Inglaterra, nuestros hermanos, y al ]irin-


cipe de Gales, nuestro fijo, y como a principes a quien tanto amor tenemos,
V por el deudo que entre nosotros deys cuenta de nuestras cosas y
es, les

nos hagáis saber de las suyas y de su salud, y dezidles como, a Dios gracias,
nos y el Principe, nuestro nieto. \- la princesa de Gales y la infanta, nuestras
fijas, estamos bien y deseamos saber esto mismo del Rey y de la Reyna de
Inglaterra, nuestros hermanos, y del principe de Gales, nuestro fijo.
Otro si, diréis al dicho Rey. nuestro hermano, que porque nos desseamos
que la casa que ha de Ueuar la princesa de Gales, nuestra fija, se ordene a su
voluntad del y de la reina de Inglaterra, nuestra hermana, conviene saber, en
las mugeres y seruidores que ha de Ueuar para que queden alia con ella,

que le rogamos que luego nos quiera fazer saber la manera que en esto que-
rría el que se tuuiese, y sabida sobresto su voluntad, escriuidnosla muy por
menudo.
(~)tro si, direys al dicho Rey. nuestro hermano, todo lo acahecido en
Granada i en las Alpujarras, y de la manera que todo ello queda acabado y
asentado, gracias a nuestro Señor, contandogelo todo particularmente como
ello ha sido.
si, visitareis de nuestra parte a la reina de Inglaterra, nuestra her-
Otro
mana, diziendole el mucho amor que le tenemos y lo que por ella desseamos
fazer, y todo lo que hauemos dicho que digáis al dicho Rei, nuestro hermano.
(Xro si, visitareis de nuestra parte al principe de Gales, nuestro fijo, di-
ziendole quanto amor le tenemos y quanto deseamos saber de continuo de su
salud V de sus buenas nueuas.
lio

Otro si, ciareis al Rei y a la Reinarle parte de la princessa cl.e Gales,


nuestra fija, sus nuiy humyldes recomendaciones, y dezid que les besa las

manos y desea mucho obedecer y seruirlos.


(Ttrn si, daréis al ]5rincipe de Gales, nuestro fijo, la carta cjue ])ara el
lleuais de la princessa de Gales, nuestra y dezidle de su parte el desseo
fija,

que tiene de saber del y de sus buenas nuevas, y lo que mas os decimos a
este proposito.
Pero antes de hablar al Rey, dad nuestras letras de creencia que lleuais
a don Pedro dayala y al doctor de la Puebla, a cada uno por si, y dezidles
que nos estamos contentos de la diligencia y buen recaudo que han puesto y
ponen alli en las cosas de nuestro seruicio que han tenido y tienen en cargo,
y ([ue nos tenemos por bien seruidos dellos, y que os embiamos a Flandes y
os mandamos que de pasada visitéis al rei de Inglaterra, nuestro hermano, y
os informeys de todas las cosas de alli, e informaos dellas de los dichos em-
baxadores muy por menudo, y después id a fablar al Rey y a la Reina y al
Principe, como de suso dezimos, fecha en seviUa a 5 áe mayo de quinientos
años.
YO EL REY. YO LA REINA. AliHagau sccrctario.

CARTA PRIMERA
para sus xxix de junio de quinientos años. Fue
altezas fecha en Londres a
duplicada: la vita fue por la via dé los mercaderes de Brujas, enderezada a
Diego de Soria a B?irgos para que la enhiase a sus altezas, y la otra leuo
vn patrón de vna caravela del obispo de Cordova.

Yo he continuado mi camino a mayores jornadas que pude por tomar


las

al rey de Inglaterra en Cales, porque quando llegue a dos jornadas de Paris

supe que estaua alli y quel Archiduque se venia a ver con el. Y preguntado
sy sabian la cabsa de las vistas o sobre que heran, todos dezian que sobre
casamiento del |3rin<;ipe de Gales con la pringesa Margarita. Y con estas nue-
vas que los fran(,'eses por (^iertas me me
apresure a caminar, y
dezian, yo
quando llegue a vna villa i|ue se dize Boloña, que es la postrera de Francjia,

a diez h-guas de Cales, supe quel rey de Inglaterra hera pasado la mar, y
quel Archiduque estaua en vna villa que se llama Santomer, que es a seys
leguas de Cales. Y como en Roloña algunos españoles que alli están con el

bastardo de Cardona, que es capitán de ac|U('lla villa, me dixeron c|uc la lama


hera entre hjs frangeses que hera concertado el casamiento entre el principe
- i>7

de Gales c de la princesa Margarita, y supe por cierto quel Rey avia pasado
la mar, vo acortle de yr a Santomer, pues para yr a Cales no se rodeava syní>

vn dya, por certificarme del negocio sy hcra verdad: y quando llegue, ya el


Archiduque hera partydo para Brujas. \' alli yo hable con algunos españoles
y con otros de la tierra, preguntándoles de las vistas de Inglaterra y del Ar-
chidu([ue, y sobre que avia seydo, y no halle que alli ninguno tenia senti-
miento de lo que los franceses dezian; antes halle vno que me pregunto sy la
princesa de Gales vernia este verano. Demándele porque lo preguntava. Dixo-
nie que avia estado en Cales quando el rey de Inglaterra vino alli y que avia
oydo dezir cpie se hazian en Inglaterra grandes aparejos de fiestas y justas
para el recebimiento de laprincesa de (iales, y que avia conocido que los yn-
gleses deseauan mucho su venida. Y
con esta nueva, algo mas reposado el
pensamiento, yo acorde de yrme a Cales, y llegue alli a veynte dias deste
mes de junio; y luego otro dia pase la mar, y a los veynte e vno fuy en Do-
bra, y alli supe quel Rey estaua en vna cibdad que se llama Conturbel, y yo
aderece mi camino para alli. Y entrando yo por la cibdad, el Rey salia por
otra puerta, v dixeron que y va camino de Londres; y yo pare alli aquel dya
y el enbaxador de V. ais. y va con el Rey. y dixeronme que
enbie a saber sy
no, que a Londres hera ydo. Y otro dia yo tome el camino para Londres,
pensando quel Rey estarla ya alia o cerca, y el Rey torció el camino para ver
otra cibdad que esta en la costa de la mar, y yo llegue a Londres a xxv deste
mes de junio, y hable con el dotor de Puebla, que don Pedro de Ayala es ydo
a Flandes; y luego hezimos saber de mi venida al Rey, y el Rey mando que
estuviese aqui en Londres hasta el viernes, que serán tres dias de juUio, quel
verna a Granuiche, que es quatro millas de Londres, y que alli me oyria.
Esto, muy poderosos Señores, ha pasado hasta oy. Lo que sucederá luego lo
escriuire a V. ais.

Yo he hablado con el dotor de Puebla, y como el este, segund he senty-


do, sospechoso, tentóme de muchas maneras para sentyr de mi la cavsa de

mi venida, y yo le dixe que V. ais. me avian mandado venir a Flandes, y que


me mandaron que antes de pasar alli viniese a visytar al rey de Inglaterra y
a la parte de V. ais., y a hazelles saber las cosas acaes-
Reyna y Principe de
Cidas en reyno de Granada. Y como a el esto no le satisfiziese, no ceso de
el

hazer ynquisyc¡on de mis entrañas preguntándome si traya a cargo de hablar


en alguna cosa que tocase al casamiento. Por no hazelle mas sospechoso, yo
le dixe que avia de hablar al rey de Inglaterra acerca de la ordenación de la

casa de la Princesa, porque V. ais. la querryan. hordenar mucho a voluntad y


contentamiento del rey de Inglaterra, y porque \\ ais. supiesen a que perso-
nas y quantas avian de mandar que viniesen para quedar con la Princesa, y
que querían saber la voluntad del Rey y reyna de Inglaterra. Hizome muy
dificil aver de saber esta declaración del Rey, porque estauan puestos en que
fuese el menos numero que ser pudiese, mayormente de onbres, porque ni
mayordomo mavor, ni maestresala, ni tesorero, ni los otros oficiales mas
Il8 —
baxos no los querían oyr acá. Reyteró en dezir: mayormente niuynrdomo
mayor, porc[ue esto es muy aborrecible a estos de aquí.
Discurriendo por la platica, me dixo:— Por vn solo Dios, que no se toque

en ninguna cosa que paresca que sea dilagion o mudamiento de que esta
lo

asentado. Yo le respondy que V. ais. no estauan de tal proposyto, syno de


conplir lo capitulado y asentado, cada cosa en su tienpo; mas que me decla-
rase por(]ue no se avia de tocar en ninguna cosa, sy fuese cosa razonable de
tocar en ella, que me dixese sy avia alguna mudanza, o pensamiento de avella.
El me respondió que hasta estonges no la conogia; mas que segund la condi-
gion de los yngieses, y aviendo tenido sospechas que nunca acá avian de ver
a la Pringesa, que qualquier cosa que se hablase agora en la coyuntura que
avia de venir, que lo tomarían por dylagion, y que pensarían que V. ais.
querían dilatar en el enbiar de la Pringesa; que las cosas estauan todas muy
asentadas, y byen, y como cunplian a seruigio de V. ais.; que no se des-
pertase materia que pudiese traher algund ynconviniente, porque acá se
tenia por gierto que en fyn deste verano vernia la Pringesa, como V. ais.
lo avian escrito por sus cartas, y que para aquel tienpo se hazian grandes

aparejos, y que agora veya que no hera posyble venir el verano, que antes
pasarla el mes de novienbre que fuese venida, porque ni se via ni conogia
V. ais. aparejar para enbialla, mayormente que se sabia acá que V. ais.
no mandauan detener ningunos navios, ni los de la flota que ha de venir
en Flandes, que acá les parege gran señal de dilagicn. Yo todavya le sanee
lo que hera razón de sanealle, y verdad que V. ais. no estauan de otro
pensamiento syno de conplir al tienpo que heran obligados; y que esto de

no enbargar navios, ni la flota que avia de venir a Flandes no hera ynconvi-


niente, porque en vuestros reynos avia tantos navios que, syn hazer daiio a
sus subdytos, V. podyan aver navios para enbiar la Pringesa; mayormente
ais.

que byen sabia el que \\ ais. no la avian de enbiar, ni heran obligados a en-
bialla hasta aver conplido el Principe xun.°años, y que V. ais. no sabyan avn

byen gierto quando los con])lia, mas que creyan que los cunplya en fyn de
setyenbre, y que sy asy hera verdad, que V. ais. hasta aquel tienpo no avian
de enbiar a la Pringesa; mas que después de conplidos los xuii.° años, luego
V. darian borden en su partyda; y que de no venir hasta en fyn de no-
ais.

uyenhre, que no hera de maravillar, que no hera la Pringesa yo, o otro correo
que b liando y con pryesa se oviese de enbiar ni venir; y todo quanto yo
pude para satisfazer a su razón le dixe. Asy que, muy poderosos Señores,
desta primera habla yo no estoy muy contento. Otras avenios ávido después
en que parege que esta mas puesto en razón, y mucho mas; asy que
me
socorrerme he en demandar ayuda a nuestro Señor para que pueda traer las
cosas al voto de vuestras magestades.
.Asymismo, quando le pregunte sy conogia aver alguna mudanga en el rey
de Inglaterra o sospecha de V. ais. en este negogio, dixome que nunca la avia
conogido, syno en el tlarle la retylicagion del matrimonio después (|ue se hizo
,

- 119 —
por palabras de presente, por quel Rey la avia iletenido, y catla vez que la

demandaua dysiniulava con el y no lo respondía; esto antes que pasase a


Cales, y después de [jasado mientra estuvo alia.

Con muchos mercaderes destos que aqui están, subdytos ile V. ais., lie

hablado, por sentir dellos alguna cosa, lodos me dizen que saben que se
hazen grandes aparejos para la venida de la Pringesa, y que todos general-
mente la desean. Como quiera que muchos ay que dubdan de su venida, pre-
guntándoles que de donde ]iro(;edia aquella dubda, o porque lo sospechauan
dizen que porque piensan que \'. ais. han de dylatar el negoijio. listo es, muy
poderosos Señores, que hasta aqui he podydo sentir.
lo

De las vistas del rey de Inglaterra y del Archiduque, ninguno es de los


que he hablado que sepa dezirme sobre que fueron, ni la conclusyon que to-
maron. .A.1 dotor lo he preguntado; respóndeme cosas generales y no nada
de lo gierto. Yo no le apryeto a que me diga mas de lo quel quiere dezir; por
esto no escriuo cosa que a esto toque, saluo que en los vnos y en los otros
pare<;e mucho contentamiento, y los tyenen por concordados. Sola esta me
dixo el dotor: que heran concertados en todas las dyferengias que tenían, asy
en general.
Asymísmo, preguntándome el dotor sy les plazeria a V. ais. quel rej- de
Inglaterra enbiase enbaxadores para venir con la Pringesa, yo le dixe que de
lo quel Rey quisyese hazer en aquel caso que V. ais. lo avrian por byen. Y
dixome: — ,Sy yo fuere con ellos, pesarles ha a sus altezas? Yo le dixe que de
aquello no sabría dezílle, porque en tal materia no me avían hablado V. ais.

Dixome: — Byen seria que yo fuese con mas sy sus altezas no lo man-
ellos;

dan, no se sy lo haga. Yo le dixe que en aquello yo no me entrometería de


dalle consejo.Dixo que estaría a lo quel rey de Inglaterra le mandase, y
que sy mandase yr con sus enbaxadores, que yría. Porque \". ais. prouean
le

en aquello que mas sera su seruigio escriuo esta partycularidad.


Nuestro Señor &.
De Londres a xxix de junio de quinientos años.

OTRA CARTA
para sus altezas hecha eii Londres a vi de julUo de quinientos años. Fue
duplicada; la vna letio yuan Baptista, ginoves, vezino de Londres, y la otra
Icuo Juan Peres, escribano de la nao dt Iñigo de Deva, viscayno.

Después de aver escrito a V. ais. a los .xxix de junio, oy domingo, que


fueron cinco días de juUío, después de comer el rey de Inglaterra me dio
,

- 120 -

avdíencia publica en presengia de muchos obispos y condes y gentiles on-


bres, y después de averie dado las saludes de parte de \'. ais., yo le dixe las
cosas acaecidas en el reyno de Granada, y la vitoria ávida de aquellos que so
avian revelado contra vuestras magestades; y con mucha demostragion de
amor respondió mostrando aver gran plazer que las cosas de vuestras Ma-
gestades en todo se hiziesen prósperamente. Y después desto, yo le dy las
recomendaciones de la pringesa de Gales, las quales asymismo con mucho
plazer y senblante de amor las regibio; y fynido esto, apartóse comigo a vna
ventana, y alli yo le dixe: —
Señor, como el Rey y la Rey na, mis señores i

están en cunplir todo lo asentado y capitulado con vuestra Magestad en el

hecho del casamiento del señor pringipe de Gales, vuestro hijo, y de la se-

ñora pringesa de Gales, su esposa, y estén determinados en lo cunplir en todo

y por todo, querryan ser gertificados del tienpo en que el pringipe de Gales
cunple los xiui años, porque sabido esto, el Rey y la Reyna, mis señores
aderegaran para entonges todas las cosas que son negesarias para enbiar a la

pringesa de Gales, su hija; y porque sus altezas creen que vuestra Serenidad
enbiara sus enbaxadores para aquel tienpo con poder bastante del pringipe
de Gales después de aver conplido el pringipe los xuii." años, para que antes
que la Pringesa senbarque se haga abto del desposorio por palabras de
alia el

presente, como de hazer, y para que la aconpañen a la Pringesa,


es razón
querrían saber sus Magestades quando los enbaxadores partirán de acá, o
a que tienpo vuestra magestad los enbiara. Asymismo, señor, el Rey y la
Reyna, mis señores, querrían hordenar la casa de la Princesa, y elegir las
personas que han de venir con ella para quedar acá, y esto querrían hazer sus
Altezas mucho a plazer y contentamiento de vuestra Serenidad, porque lo
que vna vez se hordenase cjuedase estable y sin mudamiento. El Rey y la
Reyna, mis señores, ruegan a V. ais. que cjuieran en esto declarar su volun-
tad, porque la suya conforme con aquella, se hordene la casa de la Pringesa,

sus Altezas sepan a quales y a quantas personas han de mandar que vengan
para quedar acá con la Pringesa.

El Rey me respondyo lo syguiente: — Ouanto a lo que dezis quel Rey y la

Reyna, mis hermanos, quieren que yo declare el tienpo cjuando el Pringipe,


mi hijo, cunple los xuu.° años, muchos dias ha que sus Serenidades lo saben,
asy por las escrituras del matrimonio como por letras mias )" por letras de sus
enbaxadores, que muchas vezes se lo han escrito; mas a mas conplir, yo lo
diré: el Pringipe, mi hijo, cunple los xiiii." años a xxu dias del mes de setien-

bre venidero deste presente año, vn dia mas o otro menos. \' a lo que dezis
creen que yo enbiare mis enbaxadores, ya yo los avria enbiado, sy sus enba-
xadores que aqui resyden no me lo estorvaran, diziendo cjue no hera negesa-
rio enbiar enbaxadores, y avn dando a entender quel Rey y la Reyna, mis
hermanos, no los querían. Y
quanto a avellos de enbiar, y con poder bastante
del Pringipe, y el poder que sea otorgado después de coaplidos los xiui.° años
el Pringipe, para hazer el abto del desposorio por palabras do presente, esto
— 121 —
me parche ynconviniente, portiiu' sy los enbaxadorcs han tle partir después
quel Prirn,-ipe aya conplido cator/e años, pues que dezis quel poder se ha de
otorgar después de la hadad conplida , no podran llegar los enbaxadores alia

en todo el mes de otubre, pues no sabemos donde hallaran al Rey e a la

Kevna, mis hermanos; y sy no están en parte donde, hecho el abto aquel dia
se puedan enlxircar, no podran venir a la costa de la mar en todo el mes de
nouienbre, pues en aquel tienpo ya ynvierno es tan entrado y la mar es
el

tan peligrosa, que seria gran ynconviniente poner a la Pringesa a tal peligro,
V desta manera haziendose, no se cunpliria lo capitulado. A lo que dezis del
hordenar de la casa de la Pringesa, yo les tengo en singular gragia que esto
quieran hazer a la voluntad mia, porque yo tengo de ser padre de la Pringesa
y me tengo de desvelar en como ella sea muy byen tratada y seruida y acon-
pañada, y asy lo sera, aviendo respecto a cuya hija es, y que es muger de mi
hijo, y que su mereger lo merege. Asy que en esto todo que me aveys dicho,

yo he respondydo asy brevemente; mas porque estas materias son de calidad


ques menester platicarlas con los de mi consejo para aver sobre ellas buena
determinagion, sy os plazera, apartaros alli vn poco porque yo y los de mi
consejo platiquemos sobre esto y tomemos algund buen medyo para que
esto mas seguramente se haga y a voluntad de todos.
Yo me aparte, y el Rey llamo al Cardenal y a otros seys o syete obispos
que alli estauan, y a otros muchos seglares, y estuvieron platicando vn rato
V después el Rey me llamo, y me dixo: —Yo querría que algunos de los de
mi consejo estuuiesen aqui, por que entendiesen lo que dezis y lo que se os
responde; y asymismo querría quel enbaxador de vuestros pringipes estu-
viese presente, porquel ha tratado estas materias; ved sy os plaze. Yo le res-
pondy que yo hera contento de todo lo que su Magestad mandase. Entonces
llamo Cardenal y al Privasello, ques vn obispo, y al enbaxador de vuestras
al

Magestades, y allí en presengia de todos torno a resumir todas las palabras


que yo le avia dicho, y preguntóme sy hera asy. Yo le dixe que aquello
hera lo que yo avia dicho a su Alteza.
Entongas el Rey dixo: —Todavía hallamos que es grande ynconviniente,
por el peligro de la mar, aver desperar a anbiar la Pringesa después de avar
el Pringipe conplido los xuii° años; y asymismo nos parege que no es negesa-
rio esperar mas, pues ya casamiento es hecho acá por palabras de presente
el

y segund lo que tenemos conprehendydo de lo quel Rey y la Reyna nos han


escrito, y de lo que sus enbaxadores nos han dicho, syenpre creynios quel
Rey y la Reyna avian de enbiar para este mes de agosto, o para en f\-n de

setienbre a lo mas largo, a la Pringesa; mas sy os plazeria declarar mas esta


materia para que mejor la entendamos, mucho nos plazeria. Yo le dixe: Se- —
ñor, no puedo declarar mas de lo que tengo dicho, y es quel Rey y la Reyna,
mis señores, están en voluntad de conplir en todo y por todo lo que tyenen
asentado con vuestra Magestad, y es que sus Altezas enbiaran la Pringesa des-
pués de aver conplido el pringipe de Gales los xiiii." años, porque esto es lo
16
— 122 —
quo esta capitnl.ulu v asciitailo ,
\- i|iii- í |iiiMTÍan i|U(' los cnliaxaclcircs (|.n(' vues-
tra Magestad oviese de enhiar leuasen poder bastante del I'rirujipe, otorgado
después de aver conplido los xiiii.° años, para (|ue alia se hiziese el ahto del
desposorio por palabras de presente. Kstonges el dotor, dixo: — No, señor, se
demanda porque sea de necesydad, pues quel ahto es hecho acá, mas
esto
porque es esta la costunbre de aquellos reynos. Estonges el Cardenal dixo:

— Muchas cosas ay aqui tpie mirar, entre las quales son estas; este ahto no es
necesario hazerse alia, pues acá es hecho con toda aquella solenidad que se
requería; otra, que no es negesario el poder del Pringipe, ni esperar el tien]3o

de pues a requesta del Rey y de la Reyna despaña el Papa


los xiiu.° años,

dispenso supliendo qualquier defecto que oviese en las hedades, y por esto el
matrimonio es hecho, y tan fyrme como sy ovieran cada xx años; lo otro es,
que sy aquel tienpo se oviese desperar, hera ynposible venir este año, y to-
das las escrituras quedavan desyertas.

Yo le respondy: Como quiera. Señor, que lodo lo que dezis sea as)', y
que esa dispensagion sea ganada, y el ahto del matrimonio por virtud della
hecho, no se entiende por eso el Rey y la Reyna, mis señores, oviesen de en-
hiar a la Pringesa antes de aver coniilido el Pringipe los xuii." años. Y avnque
no sea de necesydad aver de hazer alia otra vez el abto del desposorio, mas
como el dotor ha dicho, es para dar contentamiento al reyno, y porque asy
se deve hazer por la onor de la Pringesa. Estonges el Rey dixo: —Qierto; a mi
asy me paregc, que por el honor de la Pringesa y de todos se deve hazer;
mas es de temer el peligro a que se ha de poner su persona, porque sy caso
es, lo que Dios no quiera, que oviese algund peligro, o que corriesen alguna
tormenta, y oviese algund ynconviniente de se tornar, o de no poder venir,
luego echarían juyzíos los tjue mal nos quieren que Dios no consentía que
estos casamientos se hizíesen; y por evitar estas cosas, querría que buscáse-
mos algund medyo para que todo se hiziese y viniese a buena conclusyon lo
asentado, porque no querría que la señora Pringesa, mi hija, oviese vn traba-
jo por todas las cosas del mundo, quanto mas ponella a ¡jeligro. Estonges yo
le dixe: —
-Eso deve V. Al. mucho mirar, y pues conoge esta mar, y quan pe-
ligrosa es, vea sy sera l.)yon dexarsu venida para la primavera, avnque esto
no lo harían el Rey e la Reyna, mis señores, avnque supiesen que la Pringesa
avia -de correr peligro, por conplir lo cjue sus Altezas tyenen asentado, sy
vuestra magestad no se lo enblase mucho a rogar, y avia de ser escrito de
vuestra mano, y firmado y sellado con vuestro sello, y (piedando en su fuer-
ga y vigor todo lo asentado y abtuado. Esto non le plugo al dotor, porque
le ¡iaregieron jialahras rigurosas de dezir que (piedase ]r,\n\ la primavera, por
las sospechas (|ne piensa tpie acá tyenen (¡ue \'. Ais. lo quieren dilatar. El
Rey respondió (]ue me viniese a mi posada, y que el
por estonges cpie yo
con los de su consejo platicarían para ver sy hallarían algund medyo. Asy,
muy poderosos señores, ha pasado. \'lsta la conclusyon, luego serán adver-
tidos y. Ais.
— 123 —
I. o (|iie conoQi de aquellos (|iie alli csUmaii luc i[iu', a todo lo quel Rey
mostró, lyeiu' buena voluntad y sana on este ncgogio, porque después se
aparti> —
comigo y me dixo: Yo estoy tan alegre y tan contendí del debdo y
amistad que tenemos el Rey y la Reyna, mis hermanos, y yo, que ninguna
cosa estimo mas en esta vida, solamente porque los conosco por pringipes
verdaderos y que sienpre han guardado y conplido lo que comigo han asen-
tado, mayormente lo conosco agora por espiricngia; y sean ciertos que para
sostener su reputación y para defender su estado, y para ofender a quien qui-
syeren, ijue me tyenen tan gierto como a sy mismos, y sy necesario fuere
poner por ellos mi reyno y quanto tengo y mi persona, cada vez que la avran
menester la hallaran a su voluntad, y lo suyo mismo no tyenen mas gierto
questo; por tanto, bus(|iiemos algund medyo para que los que mal quieren
obrar y dezir no tengan lugar.
Yo le respondy: -.Señor, yo he — muy gran gozo de oyr tales ]3alabras de
la boca de vuestra Magestad, porque conosco que están conformes todas las

voluntades; porquel Rey y


Rey na, mis señores, tyenen en tanto pregio la
la

amistad y hermandad que con vuestra Serenidad tyenen, que es fuera de toda
estimagion, y asy tiene vuestra Magestad al Rey y a la Reyna, mis señores,
para todas aquellas cosas que fueren avmento de honrra y estado de vuestra
-Serenidad como tyenen a sy mismo, y destas dos cosas no avenios de hazer
apartamiento ninguno, porque la fortuna de la vna ha de ser de la otra. Asy
por estonges no ovo mas razones.
Conogi en aquel que se llama Priuasello, y en otros que estauan gerca i

que algauan las orejas y que se holgauan, porque les paregia que aquellas
palabras heran de dilagion en este negocio, porque aquel y otros que alli

estauan cerca que son del consejo, que oyan la platica, (l) son pinsyonarios
de Frangía, segund supe de vna persona que dize que ha recebido mercedes
de vuestras Magestades; y miranvanse vnos a otros, en espegial aquel Priua-
sello, (2) atravesaua algunas razones, no de buena manera; y oregeando en

especial, dixo: — Esto que hasta aqui se ha dicho, que la


no es conforme a lo

Pringesa avia de venir en fin del verano. Yo


le dixe que en lo que yo dezia no

contradezia a lo dicho de antes, porque nunca se avia entendydo ni dicho


que \''. ais. avian de enbiar a la Pringesa antes de aver conplido el Pringipe
los xuii.° años; y que lo que dezian de en fin del verano, que nosotros lo
hallauamos conforme a la calidad de nuestra tierra, que en fin del verano
tenemos que es en fyn de setienbre, y avn mediado otubre; y que yo le ger-
tificava que, avnque gierto \'. ais. supiesen que la Princesa avia de pasar
mucho peligro, no dexarian de enbiarla al tienpo que heran obligados.
(3) [Asymisrao V. ais. sepan que estos tyenen en tanto la confederagion

(i) Las cuatro palabras que siguen, en cifra.

(2) En cifra esta última palabra.

(3) Todo lo acotado entre corchetes estaba en cifra.


— 124 —
y amistad que es hecha con el .Archiduque, mas pnr el interese de sus mer-
cadurias que por el beneficio del Principe, que todas las otras cosas estiman
como por acesorias desta; y ya ha ávido alguno que ha dicho de los acebtos
al Rey: —Ya no nos faltara casamiento para nuestro Pringipe; sy faltare el des-

paña, aqui esta madama Margarita ya. Y muchos de los afigionados a Frangía
(|ue darian mucho por que este casamiento se estoruase, y estotro de Flan-
des se hiziese, porque les parege que sy aquel casamiento se hiziese, que se-
ria mas al proposyto dellos, y que nunca este Rey seria contra los frangeses.
lie sabido esto de algunas personas que me han venido a vysitar, y por ven-
tura con pensamiento de sauer de mi alguna cosa han descubierto sus pen-
samientos, y entre el vulgo andan algunas platicas desto que vernia muy byen
a Inglaterra el casamiento de Flandes; como quiera que en lo general todos
desean que la Pringesa fuese venida, y ay tantas apuestas entre ellos, vnos
que verna otros que no verna q.ie me gertificauan que suben a mas de tres
,

mili nobles las apuestas que sobre esto ay.]


En el dotor hasta agora no he visto en el cosa que me desplaga, antes
me parege que con toda afecion querría enderegar el seruigio de V. ais.

\'erdad es que le parece que son materias peligrosas para tentar dezir que la

]")aga corra después de consumado matrimonio, y no antes, y asymismo pe-


el

dir la seguridad de la restitución del dote, sy caso nagiese, lo que Dios no


quiera, por que se deviese restituyr, porque tentallos seria ponellos en mucha
sospecha, y no se acabarla; dize que ay aqui muchos que no desean oyr
\'

otra cosa syno que por parte de V. ais. (l) [se ynova o tienta alguna cosa que
paresca dilación, o yr contra lo asentado y capitulado,] porque pudiesen obrar
sus malas yntingiones; y en esta parte yo le creo, segund lo que de algunos

he sentido en estos pocos dias que aqui he estado.


Estando escriuiendo esta, sugedio quel dotor de Puebla me enbio a dezir
quel Rey avia cometydo Cardenal y al Priuasello que me respondiesen, por-
al

quel Rey se queria partir a vna gibdad vnas sesenta leguas de aqui. A la ora
caualgo para yr donde ellos están, porque! Rey esta en vna casa sola, a tres
leguas de Londres, y ellos vinieron a otra parte a tener consejo a vna legua
de Londres, y enbiaron a dezir al dotor que fuésemos alia.

Nuestro Señor, etc.


De Londres a vi de jullio de quinientos años.

(i) En cifra lo contenido entre corchetes.


12? —

OTRA CARTA
para sus altezas hecha en Londres a viii." de jnllio de quinientos años. Fue
duplicada: la vna leuo Juan Peres, escribano de la nao de Iñigo de Deva,
z'iscaj'no, r la otra fue por fia de mercaderes a Brujas, y de alli por la via
dellos a Burgos, enderezada a Diego de Soria para que la enbiea sus altezas.

Después que escriui a \'. ais. a los vi dias de jullio, oy miércoles, que se
contaron ocho dias del mes de jullio, el cardenal de Conturbel me enbio a de-
zir quel tenia cargo del rev de Inglaterra de hablarme sobre las cosas por mi

propuestas al Rey, y porque avian de ser presentes a la habla el Priuasello y


el obispo de Londres y otros obispos, que me rogaua quel enbaxador y yo

quisiésemos yr a su casa, v asy lo hezimos, y hallamos al Cardenal y a ginco


obispos otros, y a otros seys o syete dotores y secretarios del consejo del
Rey en vna cámara y sentados. El Cardenal propuso desta manera: Enbaxa-
dor: el Rey, nuestro señor, entendyo lo que de parte de vuestros Pringipes le
espusistes, y fue muy alegre de saber de la salud y prosperidad de sus mages-
tades, y muy mayor plazer ovo quando entendió cjuel Rey y la Reyna, vues-
tros señores, estauan de proposyto y determinados a conplir lo asentado y
capitulado entre el Rey y sus magestades, y que la Pringesa vernia al tienpo

concordado; mas juntamente con esto dixistes que vuestros Pringipes tenian
por gierto quel Rey, nuestro señor, avia de enbiar enbaxadores para aquel
tienpo que la Pringesa oviese de enbarcar, y con poder sufigiente del pringipe

de Inglaterra, y otorgado después de aver conplido el Pringipe los xuu." años,


porque en España se hiziese el abto del desposorio por ]Dalabras de presente;
sobre lo qual el Rey os responcjyo que le paregia que aquello seria ynposyblc
que se cunpliese, venir la Pringesa para el tienpo hordenado, y aver de enbiar
él enbaxadores y con poder otorgado después de aver conplido el Pringipe
la hedad de los xuu.° años, porquel Pringipe conpliria la hedad a xxu dias de
setienbre, y que aviendo de enbiar el poder otorgado de aquel dia, que no
podrian ser los enbaxadores en España mediado el mes de otubre, y que esto
hera gran vnconviniente por el peligro de la mar; a lo qual vos respondistes
que su Magestad devia mucho mirar aquello, y no poner la Pringesa a pe-
ligro; que sy a su Magestad le paregiese que se devria quedar la venida de la

Pringesa para la primavera, que quedase, avnque para esto hera menester que
su Magestad lo escriuiese al Rey e a la Reyna, vuestros señores, rogandogelo,

y que desta manera creyades que sus altezas lo harian, y no de otra manera;
de donde el Rey, nuestro señor, concibió que aquello hera vuestra yntingion.
— 126 ^
y lo que que se hiziese; y su Magestad tomo espidienU- por eston-
ijuci-iades

ces, diziendo que quería aver madura deliberación sobre lo que se hária; y su
Magestad nos cometyo a los que aqui estamos que hablásemos entre nosotros
sobre esta materia, y que aquello que entre nosotros fuese acordado, que os.
lo dixesemos. Sobre lo qual nosotros hemos ávido larga disputación; y sy esto

se demanda por parte de vuestros Pringipes somos maravillados de tal cosa,


,

porque no es enxuta la tynta de las cartas que han escrito certificando que la
Pringesa vernia en fin deste verano, y no es quitado de nuestros oydos el
sonido de las palabras quel enbaxador que aqui esta presente a dicho confir-
mando Rey, nuestro señor, y a nosotros; por virtud de las quales car-
esto al
tas y palabras, el Rey, nuestro señor, y todos los de su reyno han hecho y
hazen muchas cosas para el recibimiento de la Pringesa, en que se gasta tan-
ta suma de dynero, que ciertamente es en mucha mas cantidad que no suma
el dote que trahera la Pringesa. Lo qual , sy esta dylacion en la venida de la

Pringesa se diese, seria vn gran daño para este reyno, y todo lo que esta he-
cho para el recibimiento se perderla, o la mayor parte dello; y demás desto,
por virtud de las cartas y palabras sobre dichas, el Rey, nuestro señor, a es-
crito al rey de Frangía y a todos los señores della esta venida, gertificandoles

que sera para en fin asymismo lo ha escrito al Papa, y al rey


deste verano, y
de Romanos, y al Archiduque, y al rey descogía y a todos los pringipes
christianos, y son enbiadas cartas por Frangía y en Flandes para los caualle-
ros que querrán venir a estas fiestas a justar, haziendoles saber las justas que
en Inglaterra se hordenan, y otras cosas muchas desta calidad y de otras que
a ponpa y onor de venida de tan alta Pringesa se aparejan, y sy agora esta
dilagion se oviese de dar, seria gran infamia a todas partes, y no creemos que
resultarla de aqui ningund byen; mas porque mejor sepamos responder, y
mejor podamos concluyr, dezidnos claramente sy esta dilagion es salida de
vos, temiendo el peligro de la Pringesa, o sy hemana de la voluntad de vues-
tros Principes.
Vo le respondy: — Por aventura, señor, el mucho deseo que tenej's que la

señora Princesa sea venida os haze interpretar las palabras que se dizen a otro
fin que son dichas; porque yo claramente hable Rey vuestro, y
al serenísimo
aquellas palabras que a su Magestad dixe diré agora, y declarare mas lo que
dixe porque asy como lo dixe sea entendido. Yo digo quel Rey y la Reyna,
mis señores, están determinados de conplir todo lo que tienen capitulado y
asentado con el serenisimo señor rey de Inglaterra, y que aquello cunpliran;
mas respondiendo a lo quel señor Rey dixo, sy los enbaxadores oviesen des-
perar a llevar el poder otorgado del Principe después de aver conp'ido los
xiui." años, que seria entrado el ynvierno, y que seria gran peligro poner a la

Pringesa en la mar en aquel tienpo, dixe yo que su Magestad lo devia byen


mirar, y que syn negesidad no se devria poner la Pringesa a peligro; que su
Magestad lo mirase byen, y que sy viese que hera byen, que quedase la ve-
nida de la Pringesa para la primavera; y aquello mismo digo agora, y esto
• — I-\" —
digo de mi inisiim, y no pu" hkuuUuIo <lol Rey y de la Rcyna, mis señores, ni

esto hemana de su volimtad. N digo agora que esto me pareí,-eria t|iiosedevia


do hazer, sv el Rey v la Reyna, n\is señores, viniesen en ello; lo i|ual creo
que avnque se l«^s liiziese pena por el nuicho deseo que tienen de ver a la

Pringosa casada, sy el serenisin\o rey de Inglaterra les escriuiese t|uel queria


aiiuello, croo quel Rey y la Reyna, mis señores, lo avrian porbyen, tpiedan-
do en su fuert^a e vigor las escrituras y todas las cosas abtuadas; mas ipie yo
le declarava que los enbaxadores que fuesen avian de levar poder bastante del
Principe, otorgado después de aver conplido los xun." años, porque antes que
la Prin(;esa se enbarcase se hiziese el abto del desposorio por palabras de
presente.
El me respondió: — Por las cosas ya dichas nos parece que no se deve
dilatar la venida de la Pringosa ni porrogarse el tienpo; y demás de aquello,
porque sv se porrogase o dilatase esta venida, todo lo capitulado y asentado
en esta materia seria quebrantado, saluo el matrimonio, que es hecho y cele-
brado con tantas fuergas que, sy christianos somos, es yndesulubyle; y por
esta cavsa avn dezimos que no es negesario enbiar poder del Pringipe, ni se
deve enbiar otorgado después de conplir los xiui.° años, pues que en este

caso es dispensado por el Papa y a requisigion de vuestros Pringipes, y ellos


quisyeron que se hiziese acá el avto del desposorio por palabras de presente,
y el Rey, nuestro señor, quisiera que se hiziera en España; mas por la honor
de la y porquel Rey, nuestro señor, quiere dar contentamiento a
Pringosa,
vuestros pringipes, y porque ellos lo den a sus subdytos, quiere enbiar enba-
xadores, V muy honrrados, y que lleven poder del Principe otorgado agora,
y que alia se haga el abto del desposorio, todavía negando ser negesario. V
tanbyen dezimos que por virtud del abto que es hecho con la dispensagion
ávida a requesta de vuestros Pringipes, y el abto hecho a su misma requesta,
que desdel dia que aquel abto del desposorio se gelebro por palabras de pre-
sente heran obligados vuestros Pringipes a enbiar la Princesa syn mas dyla-
gion y syn esperar quel Pringipe cunpliese la hedad de xiia.° años, porque
las escrituras que tyenen selladas y firmadas y juradas asy lo determinan, y
catad aqui el capitulo que sobre ello habla; y si agora se oviese de dylatar
esto, todas las otras cosasquedavan violadas y rotas, y hera menester hazer
nuevos ynstrumentos sobre esto, y no creemos que Pringipes tan verdaderos
quieran yr contra lo que tyenen jurado y sellado y firmado, ni poner a peli-
gro vn negogio tan grande como este, ni hallamos razones ni medios por
donde pueda ser. Sy vos sabeys algund medio, oylle hemos.
Vo les respondy : —
Señores no es de agraviar este negogio con tan gra-
,

ves palabras, pues esto dicho no tyene mas fuerga de averio yo dicho por vn
pareger piadoso de querer o desear que la Pringosa no entrase en tienpo peli-
groso en la mar, por que yo he pasado en ella: mas quanto a lo
los peligros

que dezis que no se podria hazer syn quedar las escrituras violadas e que-
brantadas, y que hera menester hazer nuevas escrituras sobre esto, yo no soy
— 128 —
jurista, mas pareccnie que quanrlo de consentimiento de partes quieren pro-
rrogar vn termino quedando lo capitulado en su fuerga e vigor, que aquello
puede quedar firme y syn vinlacion ninguna, y que esto se podria hazer s\'
elpeligro se manifiesta. Y quanto a no ser necesario el poder del Pringipe,
yo lo creo asy, porque lo hecho esta firme, que no se puede deshazer; mas
esto querrían el Rey y la Reyna que se hiziese.
El respondyo (jue en ninguna manera hera de admitir mi razón, mas que
le paregia que, o yo, creyendo que no me entendían, o aiuziandome en que
avia de declarar mas esta materia, syenpre dezia que V. ais. avian de conplir,
y que procurava la dilación; que me aclarase sy esto sy lo pedia de partes de
V. ais. Yo le dixe que en aquella soberuia yo no pecava de pensar que no me
entendían; mas quanto a declaralles mas, que yo les certificaua que lo que
yo dezia no heran palabras de V. ais., ni pensamiento, mas que hera dicho
de mi, respondiendo a lo ()ue! Rey avia dicho, y que yo no despertara tal

materia sy su Magestad no la oviera despertado. Por tanto, no nos detenga-


mos mas en esta materia, porque yo no entiendo hablar mas en ella, conclu-
yendo en dezir mi pareger, que es; c[ue la Pringesa no se deve poner a peli-
gro, pues que en dilatarse su venida quatro meses mas a menos no es yncon-
viniente, sufriéndolo la tyerna hedad del Pringipe; mas sy no es esta la volun-
tad del serenísimo rey de Inglaterra, yo me remito a el. Otras muchas razf>-
nes y replicatos pasaron que seria progeso ynfinito para escriuir; por no hazer
luenga escritura no escriño syno la sustangia.

Finalmente, el Cardenal me dixo; —Enbaxador, jjues que todos deseamos

vna cosa, yo os ruego que a vos ni a nadye os pase por el pensamiento de


tentar ninguna cosa que sea contra lo capitulado, ni en ynovar ni mudar cosa
de aquello, porque perderiades todo el negogio; y esto os digo como persona
que deseo mucho la conclusyon desto, porque lo he trabajado con todas mis
fuergas, y avn he hecho vltra lo que seruidor deve hazer, segund quel enba-
xador os dirá. Yo le respondy que me holgava mucho de oyrle, porque me
paregia que con sanas entrañas hablaua en este negogio, y como persona que
lodeseava ver concluydo; y que asy mismo no devia el pensar que \^. ais. es-
tañan en otro pensamiento, syno en conplir muy enteramente lo capytulado
y asentado, y que me desplazia porque se avia tomado tan pesadamente lo cjue
yo avia dicho, no con mas pesadunbre de remitirlo a lo que le pareciese al
Rey de Inglaterra, por los peligros que su magestad me avia puesto delante.
Ksto, muy poderosos Señores, ha pasado oy en casa del cardenal de Con-
turbel, y yo he enbiado a procurar avdiengia con el Rey, no se sy sera ma-
ñana jueves, para ver la conclusyon que tomara en esto y en lo del hordenar
de la casa de la Pringesa, porquel Cardenal me dixo que desta parte de lo
que toca al hordenar de la casa el Rey no le avia dado comisyon ninguna
para c|ue me hablasen, mas quel me hablaría en quanto a estotra parte sobre-
dicha. Yo creo, muy ¡joderosos Señores, que esta respuesta ipie me han dado
sera la fynal respuesta, y quel Rey no dará otra.
— 129 —
-A estos ilel consejo nue imieslraii teiier mucha gana ¡.[iw la Princesa fuese
venida, y no todos, porque parte dellos entristegen el rostro quando les ger-

tifican que en todo caso verna la Pringesa este verano, porque algunos desean
la dylagion, y esto se conoge por(]ue algunos dellos la procuran; mas la ma-
yor parte giertamente desean mucho la venida, scgund lo que de sus ])ala-

hras se conoge, y anme gertificado que! Rey lo desea mas que ninguno, por
ttnlas las razones desear y por las que tocan a la pecunia, por-
que ay para lo

que espera allegar vn grandisimo tesoro con la venida de la Pringesa desta


manera. Ms costunbre de Inglaterra que quando el primogénito casa, que el

Key puede echar pecho a todos los de su reyno de la quinzena parte de sus
rentas, y esta tyenela ya echada después que V. ais. le escriuieron gertifi-
candole que la Pringesa vernia este verano. Asj^mismo es costunbre quel dia
de la el Key arme ciertos cauallcros en gran numero de aquellos
velagion
que son cabdalosos en el reyno, estos quieran o no quieran, los quales han
de dar al Rey cada vno quarenta libras, que son ginco' coronas de oro cada
libra: y destos quel Rey señala para armar caualleros, por no dexar el trato

de sus mercadurias, o por no sostener aquella ponpa, no quieren ser caualle-


ros, y conponense con el Rey, y muchos dellos dan doblada la cantidad de
las libras, por no ser caualleros, de lo que avian de dar regibiendo la caualle-

ria; y como el Rey tenga ya puestos en nomina dos mili onbres cabdalosos

para armar caualleros aquel dya, estyma sacar de aqui quinientas o seyscien-
tas mili coronas, y demás otros seruicios que aquel dia suelen hazer los pue-
blos, y ¡unto con esto, gien mili coronas que esperan regebir de V. ais.; asy
que este sabor dulge de tantas pecunias les haze el gusto amargo quando les
hablan en dilagion. Y por esto, y por todo lo que he conogido, no me podre
abstener de dezir lo que me parege, y es que, estando estas cosas ya dichas
presentes, y casy al tienpo de regebir las pecunias, y en gente que tyene por
segundo Dios el dynero, que se podria cavsar de la dilagion de la venida de
la Pringesa vn muy gran ynconviniente, y este ynconviniente se haze muy

grande y muy mas grande en tener aqui tan a la mano a la pringesa Mar-
garita, que mucha parte del reyno desea que este casamiento se hiziese, y ay
muchos gercanos al Rey que con todas sus fuergas lo procuran, sy en estotro
viesen alguna tj-bieza, porque muy publicamente hablan en ello mercaderes
y gentes populares, diziendo que pues Inglaterra no puede byuir syn Flan-
des, y toda su riqueza viene de alli, syendo hecha la concordya entre el Rey
de Inglaterra e el Archiduque, que seria grande firmeza para questa concor-
dya durase para syenpre sy madama Margarita casase con el Pringipe de In-
glaterra. Asv que, muy poderosos Seiiores, no dexo de escriuir ninguna cosa
de lo que syento y oygo, porque vuestras Magcstades, sabyendo las cosas,
mas maduramente determinen en aquello que sera su seruigio.
Nuestro Señor, &.
De Londres a viii." de ¡ullio de quinientos años.
130

OTRA CARTA
para sus altezas hecha en Santomer, en Flandes, a xxv días de jii/lio de
quinientos años. Fue duplicada por dos partes; la vna leño Harri Yuba,
vezino de Santomer , y la otra leuo z'u correo que se dice Bretón, vezino de
Burgos.

Después de aver \ ais. a los viii.° de jullio, el rey de Inglaterra


escrito a .

me enbio a llamar domingo,


el que se contaron doze dias del dicho mes, y

me dixo: -Yo he platicado con los de mi consejo sobre esta materia ¡propues-
ta, y todavía hallamos alguna dyficultad en aver de prorrogar el tien])o de la

venida de la Pringosa, mi hija, hasta la primavera; y giertamente, por el mu-


cho amor que yo tengo al Rey y a la Reyna, mis hermanos, yo querría en to-

das las cosas agradalles y conplazelles; mas vos querriades que esta prorroga-
gion se hiziese, y que no paregiese que vos la pedis por parte de vuestros
Pringipes, syno que yo de mió lo hago, lo qual yo no quiei'o consentyr, por-
que lo que yo mas querría y seria a mi mas agradable es que la Pringesa fue-
se ya venida, y que las bodas fuesen gelebradas; y esto mismo desea el Prin-
gipe, mi hijo, v todos los de mi reyno; mas sy vos me
que vuestros dezis
Principes serán mas contentos que esta venida de la Pringesa quede para la
primavera que no enbiarla este verano, sera otra cosa, y avremos otra deter-
minagion. Por tanto, pues mi voluntad esta buena para agradar a vuestros
pringipes, nos cerres vos, y dezid claramente lo que les sera mas agradable.
Yo le respondy: — Asaz es platicado sobre esta materia con vuestra Sere-
nidad y con los de vuestro consejo, y por las razones que son pasadas avra
entendydo lo que es dicho, y por esto a mi no me queda mas que dezir; mas
porque mas claramente se entyenda lo que yo digo, digo as\' quel Rey y la :

Reyna, mis señores, están determinados de conplir con vuestra Magestad todo
lo asentado y capitulado syn vyolagion de la menor cosa de todo quanto esta
,

escrito y capitulado; mas sy la voluntad de vuestra Serenidad fuere que la


venida de la Pringesa se defiera hasta la primavera, por el peligro de la mar,
tan solamente esto avran Rey y la Reyna, mis señores, por bueno; mas sy
el

vuestra voluntad fuere otra, el Rey y la Reyna, mis señores, se conformaran

en todo con vuestra volimtad. Respondió: —


Asy que se entyende que que-
riéndolo yo, sus Serenidades lo avran por bueno. Yo le dixe que asy lo creya
como quiera que yo no podia dezir distinte que vuestras Magestades avrian
estp por mejor, o lo otro; mas que a quanto hera mi entendimiento, creya
ijuc quiriendolo su .Serenidad, y no rogibiendo dello |)ena, y quedando las
— 131 —
escrituras en su fuL-r^'a e vigi'r, (iiie vuestras .M.igi'sLades lo avriaii |)iir hunn).
Dixo: —Ya os tengo diclm (juc lo (|uc mas querría es
y<> qui- mi hija, la

l'ringesa, fuese venida; mas como el amor y debdo que tengo al Rey y a la
Keyna, mis hermanos, proceda a todas las otras cosas, yo los t|uiero agradar
en todas las cosas posyhles a mi de hazer, y no en esto que es razonable, mas

en todas las cosas que a ellos pluguiese que yo hiziese, salua solamente nij
honor, no seria cosa en esta vida que yo no la hiziese por ellos, porque los

tengo por Principes católicos y muy verdaderos y [)rudentes, y ninguna cosa


que ellos hiziesen yo no la tomarla syno a buen f\-n y pov lo mejor, y yo soy
contento que la venida de la Fringesa se dyfiera, asy por agradalles como por
la seguridad de la Prin(;esa, ]5orque no querría que pasase el menor trabajo
del mundo. Mas es de ver como esto se podra hazer syn ([ue las escrituras

(jueden violadas; porcpie parece a todos los de mi consejo que porrogandose


el tienpo, todo lo asentado se quebranta. No digo que se quebranta el matri-
monio, ni la fuerga del, porque es hecho con tales atamientos que es yndy-
solubile; mas ay otras circunstangias en las escrituras que tyenen tienpo, y
i[ue se han de conplir a tienpo, las quales están juradas, y no se sy con buena
congiengia ¡lodran pasar porrogandose el tienpo, asy como es el traer a la
Pringesa cunpliendo el Pringipe los quatorze años, y pagar parte del dote, que
son gien mili escudos, y otras cosas semejantes, y por esto querria que se mi-
rase mucho lo que se de va hazer, y paregenos a todos que seria negesario ha-
zer escrituras de nuevo.
Yo le dixe: —Señor, quanto que toca a ser firme y yndysolubile el
a lo
matrimonio, esto no es de hablar, pues que es asy como vuestra Magestad lo
dize; mayormente que las partes lo ave)-s consentydo y aprouado, y en esto
no ay otra cosa ni se piensa syno lo que vuestra Serenidad dize; mas en quan-
to a violar las escrituras, ni se quiebra el juramento, ni ay cosa a mi pareger
que toque en congiengia, porque quando yo tengo hecha vna obligagion de
pagar cierta contya, y la tengo jurada, sy de voluntad de aquel a quien yo
soy obligado y a quien hize el juramento me fuere alargado el tienpo de la
paga, syn quebrantamiento del instrumento, ni violagion de las escrituras ó
obligación puedo gozar de aquella porrogagion que me es hecha, porque en
mano del que ha de recebir la paga esta regebilla el dya que esta asentado, ó
dalle mayor espera o plazo debdor; y asy en este caso, querientlo vuestra
al

Serenidad dyfirir el tienpo, syendo el el que ha de recebir, el Rey y la Reyna,

mis señores, que son los que han de dar, pueden syn pecado, y syn ninguna
cosa otra que se les pueda oponer, gozar de toda la porrogacion que vuestra
Magestad querrá dar en este negogio, y no es necesario hazer nuevas escritu-
ras. Dixo: —A
mi asy me parege, mas los letrados dizen otra cosa, y que es
negesario que se haga vna escritura, la qual esta hecha; velda, y sy os pare-
gieseque esta onesta, sy no, onestarse ha.
Luego vn secretario saco vna escritura en la qual recontava muchas cosas
que no me paregieron byen, y porque seria materia larga para escriuir, las
— 13^ —
dexo. Fynalmente, cine sobre muchas alteragiones, oviiiios de consentiren que
se enbiase esta escritura que aqui va, pues que no pudiemos tomar otra cosa
que alegauan tantas cosas y le ponían tantas dubdas, que no se
los letrados

osava determinar en otra cosa syno en que ellos le consejauan, diziendole que
heran puntos de derecho. Y
visto, muy poderosos Señores, que yo no podya

tomar otro espidiente syno este, porque no tenia a ninguno por mi, y todos
los de acá y el de alia me heran contrarios, me pareció que, avnque me acla-

rase a dezir que V. ais. avrian por byen que la venida de la Princesa quedase
para la primavera, queriéndolo el rey de Inglaterra, que no hera mucho
eceso, pues que con este medyo se gana va la negogiagion y tienpo para pla-
ticar en lo otro, v para mas cómodamente poder enbiar a la señora Pringesa,

y vn año para la paga.


El rey de Inglaterra me dixo que se hiziese vna diligengia; que sy vues-
tras Magestades agebtasen de enbiar esta escritura como lapyde, que avnque
no se enbie hasta el tienpo que es a la Navidad, que V. ais. escriuan luego
que la agebtan, y sy no la agebtaren, que asymismo con correo bolante se lo
hagan saber, porque las cosas que se hazian para el recibimiento de la Prin-
gesa paren en aquel punto questa dylagion las toma; y sy V. ais. acordasen
de enbiar a la Pringesa 3^ no lo hiziesen saber con tienpo, no se podrían aca-
bar las cosas comengadas para su recebimiento.
Nunca del dotor he podydo saber ninguna cosa de las de aqui, avnque
muchas vezes le dixe que me ynformase dellas; en espegial le pregunte que
me dixese la renta quel pringipe de Gales tenia, porque me paregia que en
las escrituras del matrimonio estava que la Pringesa oviese cada año para
sostenimiento de su estado la tergia parte de la renta del Pringipe, y jamás
me quiso responder a derechas. Y
y que non le plazia que de las
visto esto,

cosas de aqui yo no supiese nada, he trabajado de lo saber, y supe que el


Pringipe, en todo quanto tyene, no tyene syno xxvii o veynte e ocho mili
coronas de renta, y destas tyenen mucha parte algunos barones que ay en
Gales. De manera que, hecha la cuenta, podrían quedar para la Pringesa vi

o vu0 coronas cada año. Esto escriuo a Ais. para que lo sepan, y vean lo
\'.

que podría quedar a la Pringesa en que biuiese, sy Dios dyspusiese algo del
Pringipe, y quedase syn hijos, lo que Dios no quiera.
He sabido de persona gierta quel Rey tyene determinado quel Pringipe
conosca a su muger el dia de la velagion, y apartársela después por dos o tres
años, porque en alguna manera diz que el Pringipe es flaco, y el Rey me dixo
que los quería tener consigo los tres años primeros hasta quel Pringipe su-
piese governarse ]5or sy; y asymismo supe de buen lugar que con la Pringe-
sa se hará lo que con el Archiduque se haze, que es quel Pringipe cunpla
todo que avra menester, y que no terna casa aparte, ni cosa conogida en
lo

vida del I'ringipe, porque desta manera esta la Reyna, avnque nunca se vso
en Inglaterra syno agora.
Hable al Rey sobre la plata y oro y joyas que la Pringesa avia de traher,

— 133 —
p.tra i|ui' ,n|iu'llas no nvicscn de ser (|iiita(las dr poilcr ilc la l'i-ini,-i-sa , y esto
se liahli) mucho contra la voluntad d-1 dotor, i|uc syenprc me estonio (|uc i-io

y dixome estas palabras: -l'.l Rey y la Reyna, nuestros señores,


lo halihise,

pron\etyeron de dar con su hija dozicntos mili escudos, y aquestos han de


ser dados en moneda, y en mano
del Rey; verdad es (jue en hasta xxxv©
escudos se han tomar en plata
ele y joyas y jierlas y piedras; mas esto no ha
de ser hasta la postrera paga; y sy agora ([uando la Fringesa venga truxere
esta plata y joyas, no se entyende que por eso h;m de ilexar de conplir los
cien mili escudos luego, y el segundo año los cin(|uenta mili, y el tergero
año otros cinquenta mili, y en la paga postrera se entyende que se han de
apregiar joyas y plata y oro, y hasta aquel tienpo byen lo podra tener
las

en su poder; mas hecho el apregio, y contándolas en pago del dote, el Rey

las ha de aver, y sy el Rey y la Re\-na quicreti i]ue las tenga la l'ringesa,


hanselas de dar gragiosas y no con todas en su dote. listas mismas palabras
me dixo el Rey, s\'n mudar ninguna, saluo que añidyo: — Yo entyendo de
tener en tal punto a la Fringesa, que no me contentare con que tenga las

joyas «luc truxere, mas le daré yo de las mias; mas esto no ha de ser por
obligagion, syno por mi voluntad, y vna vez ]Dor vna, todo ha de venir a mi
mano.
A lo que le hable tocante a casa que avia de traher la Fringesa quisye-
la

rase escusar de responder a ello, mas yo le apreté, y diome vn memorial, que


creo que le hizo el dotor, porque atjuello mismo me avia dicho el, v o yo mal
senty, o el dotor ha puesto al Rey en ello, pensando consumir en sy y en su
hijoy familia algunos ofygios, él, mayordomo mayor; su hijo, capellán mayor;

vn criado suyo, secretario; otro caballerizo, y, en verdad, en quanto he po-


dydo alcangar, que! se engaña, porcpie acá no lo piensan asy. Y yo, visto el
memorial, con asaz vergüenza dixe al Rey: — Señor, vn gentil onbre de no
mucho estado quando se casa, lleva su muger de casa de su padre mas con-
pañia questa que vuestra Serenidad tjuiere que trayga la Fringesa. Dixome:
Esto es lo que yo querría que truxese de alia, porque no quiero traher con-
fusyon a mi casa; ciue los pringipales de casa del Archiduque me avisaron
dello, que es gente la vuestra española tan ynconportable, que no se pueden
conpadeger en conpañia de nadye, y que ponen en dyvisyon la casa. La Frin-
gesa sera acá tan byen aconpañada como a ella pertenege; y mas lo hago esto
porque sea amada en el reyno, y no lo puede ser sy no sabe la lengua, y no
la puede saber trayendo mucha conpañia consigo, que sienpre platicara con

For muchas razones que yo le dy no le pude mudar deste jsroposyto;


ellos.

mas ordenando vuestras magestades la casa de la Fringesa en vn numero ra-


zonable, el lo pasara gierto.
Xo se sy V. ais. avran entendydo que en estas dozientas mili coronas que
han de dar a la Fringesa en dote son defraudados en cien mili reales, pagán-
dolas como esfan tasadas en las escrituras, porque vna corona no vale syno
doze reales, que son quatro sueldos esterlinos, y ellas están tasadas en quatro
— 134 —
sueldos y dos dyneros, que es medio real mas. Aviso dello a V. ais. porque
nueve mili coronas demás, algo es.
A todo lo que he podydo conocer del rey de Inglaterra, el tyene en tanto
el debdo y amistad de vuestras Magestades, que en esto ninguna dubda se
puede poner, y sobre vna razón que le dixo el dotor, ni dulge ni prouechosa,
con mucho enojo le dixo el Rey: —
En que estays, dotor, que negesario es
dezir eso' tjue sv se atravesase para mi hijo vn casamiento que oviese de
aventaja a Frangia y a yo no lo tomarla, que yo tengo en tanto pregio
Italia

el debdo y amistad del Rey y de la Reyna despaiía, que ninguna cosa se pue-

de igualar con esto, y pregio tanto la persona de la Princ;esa, que por sola ella
desecharla todo lo al. Y
con enojo dicho.
La persona del Rey muy pomposa, y la de la Reyna mucho mas; en su
es
atavio dentranbos y cerimonias, tanto quanto a pringipes se requiere es; mas
no negando la verdad, este es el mas pequeño estado de Pringipe de todos
quantos )o he visto.

Agora, muy poderosos Señores, quiero dezir a V. ais., por lo que toca a

su seruigio, lo que he conogido de su enbaxador, so breves palabras: -Qierto, —


ni para la honor de tan altos Pringipes como V. ais. son, ni para lo que con-
viene a su seruigio, no seria menester su estada aqui; y a lo pasado, sy Dios
no quita la memoria de los que lo han visto, no puede ser que no sea; mas
para remediar que sus cosas no vayan adelante, teniendo nonbre de enbaxa-
dor de V. ais., vuestras Alagestades tyenen el poder, y sy V. ais. no mandaren
que mas particularmente esto declare, yo me absterne de lo dezir, porque
de mala gana digo mal de nadye, y sy esto no tocase al seruigio de vuestras
Magestades, yo no lo diria, porque no es mi ofigio; y sy no quisyeren mas
saber de su vida, baste avysar a V. ais. que mas tenéis aqui contraditor que
enbaxador. He visto tantas cosas en estos pocos dias, que me fue forgado de
dezir al Rey lo siguiente:

Señor: Sy conogiese que lo que quiero dezir a Vuestra Serenidad no tyene


sentimiento dello, yo no le hablaría en este caso; mas pues vuestra Magestad
lo conoge, y mejor que todos, y de do progede la discordia destos enbaxado-
res del Rey y de la Reyna, mis señores, que aqui residen en la corte de vues-
tra Serenidad, suplicóle que me diga de qual dellos tyene mas contentamien-
to, porque para negogios bastara vno, y no regebira V. al. pasyon de su
los
discordia dellos, y el Rey y la Reyna, mis señores, no serán desseruidos de
sus descongiertos. El Rey me respondió: —
Por la fe de nuestro cors, que me
plaza desto que me aveys dicho, porque me senbla que aves buen deseo que
vuestros Pringipes sean byen seruidos y (juc sus enbaxadores estén en paz.
Yos diré. El dot(5r ha byen seruido en estos negogios, y yo no querría que con
desgrado vuestros Pringijies le llamasen, syno para remuneralle sus seruigios,

y dotra manera yn no seria byen contento quel se fuese; mas el Protonotario


el es asy gentil persona (]uant<) es posyble,
y yo y mi corte avernos regebido
honor después quel esta a(|ui, y lo vemos tenido en mucha gragia al Rey e a
l;i l^cyna, mis h(M-mani)s, por aver i|iK'ri<li) i|iic en nucslra corte tengamos |)or

cnbaxador vna persona de byen asy como es el IVotonotario, jiiies nue sabe-
mos que han tenido personas de byen en las cortes fie los otros Princ;ipes.
Este por cosa del mundo yo no tpicrria <|ue antes de la venida de la l'r¡n(;esa

lo Uamasi-n, ni después de venida, sy aipii han de tener enbaxador, por(|ue yo


y los de mi corte estamos contentos de su buen portamiento, y pesarme hia
que aviendo de estar aqui enbaxador de sus Serenidades, este se fuese, h'sto
sea ]5ara vos. \' el remedio para quitallos de clylerengia, s\- no ipiieren lla-
mar a ninguno, seria que ellos supiesen lo (|ue han de ha/er, y yo ni>s (|iiiero

dezir de quien procede, o de que, que vos lo vedes.


Es verdad, muy poderosos Señores, cpie no he hallado onbre, ni x-ngles,

ni castellano, ni de ninguna nagion, i|ue diga byen del y que no mormure de


su estada aqui; a V. ais., que sy con maña no le llevan, que creo
mas aviso
perderá la y dirá de no. V.n estas letras del Rey verán V. ais. ser
verguenga ,

la data de veynte y de veynte e quatro, avyendose dado a xvui.", y entranbas

en vn dya, y fue quel dotor, por vender por suyo lo que se ha despachado
syendo el el contradytor, trabajo quel secretario le diese el doble destas letras
para enbiarle el primero, y la fecha de su doble es de xvui.", avnque creo que
no yra alia, porcjuel Rey tue avisad<i dello, v no regibio plazer, segund me
dixo vn suyo que va al Archiduque, que ]5artio después de mi; y estando )'o
que quería caualgar en Londres para me partir, cntm vn onbre en ñii i^osada
con vna carta de vn patrón de vna nao que se partia, y enbiavala a don Pedro
de Ayala. Dizia la carta:
«Señor: Perdóneme vuestra merced porque no le fuy a ver, porquel dotor
de Puebla me tomo juramento que no truxese cartas de nadye, porque asy
conplia al seruigio de sus altezas.»
Don Pedro de Ayala vino dos dias antes que tomase conclusyon el Rey, y
dile la carta de V. ais., y después que le ove hablado, me demando sy V. ais.

me avian dicho algo de su vida, o de darle ligengia, o de enbiarle modo de


byuir. Vo le dixe que de ninguna cosa de aquellas me avian hablado. Dixo-
me: — Yo no se juzgar mi vida, porque sus Altezas no me declaran como se
quieren seruir de mi, que ni me enbian a mandar que me va\'a, ni me dan
con que biua, y giertamente yo no puedo ya mas conplir lo que hasta aqui
he hecho por su seruigio, y avnque perdiese todo lo seruido en yrme syn li-
gengia, yo me yria sy tuviese libertad; mas después de aver vendido y en-
peñado quanto tenia, el cuerpo esta tan engajado, que sj- me quisyese yr no
seria en mi mano, y esto yo no lo haria por saber morir en vna prisyon. Y
demás desto, el dotor de Puebla, syn ningund enpacho, dize al Rey y a los
de su consejo que no comuniquen comigo ninguna cosa tocante a los nego-
gios de sus Altezas, porque aquello es su voluntad, declarándoles que sus
Altezas le han proybido que no me ponga en los negogios, de lo qual yo no
regibo poca verguenga. Ruegos que escriuays a sus Altezas que sy no son
seruidos de mi estada aqui, que me manden dar ligengia, y sy se tyenen por
— 136 —
seruidos de mi y creen que les hnre algund seruÍQio ;\qui o en otra parte, que
me manden modo con que los pueda seruir; y taidiien sy les he hecho
dar
algund deseruigio, que me manden castigar y que no (|uieran que aya de
moryr en vn espita!. Y que para que me vaya, o para c|ue este, suplico a sus
-Altezas que me provean ,
yo no tengo posybilidad
por que sy no lo hazen ,

para yrme ni pava estar; y que sy todavía mandaren que este aqui, que re-
medien a los dichos del dotor y a mi honrra como mas conplira a su seruigio,
pues que, a mi ver, no tengo pecado por que sus Altezas quieran hazer comigo
lo que mmca hizieron con nadye. l'aregiome ¡lor lo que tocava al seruigio de

V^. y avn movido de pyedad (]ue lo devia escriuir. Suplico humillmente


Ais., ,

a V. Ais. me perdonen sy me pongo en lo que no es a mi cargo, ¡iorcjue syn

duda las cosas que he dicho me hizieron acebtar su ruego.


Acá he sentydo que por parte del rey de Inglaterra se mueven casamien-
tos de hijo y hija suya con hijo y hija del Archiduque.
Dixe al rey de Inglaterra que yo yba a resydir en la corte del Archidut|ue,
y que V. Ais. me avian mandado c]uc las cosas c[ue le tocasen que las mirase
como las suyas proi>ias. Plugole mucho de oyllo e que lo oyesen los de alre-

dedor.
Pregúntele como estaua con el Key descogía; dixome que en buena paz, )•
que ya heran concertados en quel Rey descogía casase con su hija, y que
esperauan la venida de la Pringesa para que las bodas del Pringipe y el des-
posorio del Rey descogía se hiziese en vn dya; mas pues la venida de la Prin-
gesa se dylata, que para en fin de setienhre se hará el des]5osorio.
Pregúntele como estaua con el rey de Romanos; dixome que estando en
buena paz con el hijo, que asy creya que la tenia con el padre, y que después
de averse visto con el Archiduque, avia regebido dos cartas del rey de Roma-
nos asaz amorosas, y que espera que mas estrecha se hará su amistad.
Preguntóme del armada que V. ais. hazian, y para donde y va. Yo le dixe
lo que V. Ais. me dixeron; y asymismo me pregunto de la venida del rey de
Navarra, sy sabia la cabsa. Dixele que no la avia sabido, porquel dia que llego
a la corte de vuestras magestades avia yo partido della.
Acá son venidos muchos que dizen que V. ais. avian casailo a la se-
ñora yntanta doña Alaria con el rey de Portogal , y que ya la ha levado a su
reyno.
Vn capellán de la señora pringesa de Gales, vn yngles, escriue acá tantas
cartas, y de tantas locuras y pocas verdades, que es maravilla; y avn dize que
las escriue con sabiduría de V. ais. Poripie creo que es la verdad en contra-
rio, V. ais. lo remedien.
En Londres mueren de pestilengia reziamente, y estiendense [jor toda la

tierra.

El Rey me tomo las cartas que traya para el Pringipe, y dixele que V. ais.
me avian mandado que le fuese a vysytar. Dixome: Pasares gran pena, que —
esta lexos, y es mala tierra para caminar.
— 137 —
Tycnen por costiinbre en Inglaterra los reyes de no tener ningund hijo
consigo; todos los tyene el Rey derramados por sus estados.
Suplico a vuestras Magestades que cjuando enbiaren esta escritura, que si
fueren seruidos, que la manden enbiar a l""landes, porque yo enbiare persona
mia que la lieve, y que sean seruidos de no mandarme pasar mas la mar, por-
que nunca vez entro en ella ([ue no salga como muerto.

Kste es el memorial (¡ue el Rey me dio.

Vna noble matrona, biuda, con vna seruidora.


Tres damas nobles, vírgenes, con vna seruidora.
Vna portera.
\'n moi^o de cámara.
Dos capellanes; vno sera confesor, y el otro secretario, con dos seruidores
y dos mogos de espuelas.
Vn medico con vn seruidor y vn mogo despuelas.
Vn cozinero con vn seruidor.
Dos mogos despuelas.
De los otros ofigios, muy poderosos Señores, dize que quiere que sean
yngleses y no castellanos; mas como tengo dicho, sy \". ais. hordenan la casa
de la Pringesa hasta en numero de xxv personas, yo creo que lo pasara, avn-
que son acá muy medidos y no tyene nadie costa sobrada, ni avn la necesaria.
Nuestro Seiior, &.
De Santomer a xxv de jullio de quinientos.

En la primera carta que escriui a V. ais. va vn capitulo que dize: Asymis-


mo, quando pregunte al dotor sy conogia aver alguna mudanga en el rey de
Inglaterra, o sospecha de V. ais. en este negogio, dixome que nunca la avia
conogido syno en el darle la ratificagion del matrimonio después que se hizo
por palabras de presente, porquel Rey la avia detenido, y cada vez que la de-
niandava dysimulava con el y no le respondya; esto, Cales, antes que pasase a
y después de pasado, mientra estuvo alia. Esto, muy poderosos Señores, sepan
V. ais. que es al contrario; mas yo he seydo gertificado quel dotor vende a
V. ais. los negogios de aqui por ongas, haziendoles muy difigiles las cosas que
de acá quieren, o porque V. ais. las tengan en mas, o porque se hagan dotra
manera que V. ais. las querr^-an, porque yo he sabido de buen lugar que hasta
oy no se ha pedido cosa por parte de V. ais. que no le dyeran al dotor dine-
ros con ellas porque V. ais. las hizieran. Y en verdad que me dixo vno que
en tienpo concluyo el casamiento, que sy demandara el al Rey ce© nobles se
los diera el Rey porque en tal coyuntura se pudiera el favoreger de V. ais.,

que hera quando los cornualeses le venian a dar la batalla , y desta manera se
han guiado todas las otras cosas para vendellas mas caras alia y aver mas por
ellas acá.

(Añadydo.)
, 18
138

OTRA CARTA
para sus a/tesas hecha en Bruselas a quatro de agosto de quinientos años.
Leuola Pedro de Avila, correo de sus altezas.

De Santonier en Artuesa escrivi a vuestras Magestades a xxv dias de ¡ullio

con correo propio, con el qual enbie vna carta del rey de Inglaterra,
y vna
escritura dentro en ella,y después desde Brujas escriui asymismo con correo
propio, que le despache miércoles a xxix de julio, el qual leuo el duplicado
de las primeras, y porque creo que el vno o entranbos serán ya llegados, no
haré aqui mas mingion de lo de Inglaterra, pues de aquellas letras lo avran
entendydo vuestras Magestades.
Vo llegue a la corte del señor Archiduque a dos dias del mes de agosto,
y fuy byen recebido en la entrada, y el dia siguiente yo fuy a visytar al Ar-
chiduque. Regibiome con mucha alegria y preguntándome mucho por vues-
tras Magestades; y en este dia no pasaron syno cosas generales y preguntas
de salud de V. ais., y del buen estado de sus reynos; y salydo de alli fuy
la

a visytar a la ilustrisima seiiora Archiduquesa. Syn que me detenga mucho


en esto, creerán V. que regibio con gozo sus cartas y sus saludos, y luego
ais.

vy a musior de Lugenburc y a madama Leonor, guárdelos nuestro señor, que


as mas lindas criaturas son del mundo. Musyor de Lucenburc es tan cregido

3' rezio que parege de vn año; madama Leonor es tan biua y tan aguda, que
en el entendimiento parege de hedad de ginco años. Esto es, muy poderosos
Señores, lo que hasta agora ay que escriuir de las personas destos señores,
hijos de V. ais.; están muy buenos y alegres y gentiles, mayormente la seño-
ra Archiduquesa, que esta tan hermosa que es maravilla.
Estos que goviernan esta corte he sabido que están con mucho deseo es-
perando mi venida, porque creen que les traya recabdo de sus pinsiones, y
annie mostrado todos muy buena cara, y yo he acordado de no les dar las le-

tras de V. ais. ,
pues que no se les ha de dezir cosa que satisfaga a sus espe-
rangas; esto por agora, hasta mas sentir de las cosas. No se terna esta manera
con el argobispo de Bysangon, porquel tyra a mas de pynsion, y porquel la

es el que govierna esta nao, y no se haze otra cosa syno lo quel hordena.
Dalle he la carta de V. ais. y hablalle he dulgemente, y procurare de hazelle
buen seruidor de la señora .-Vrchiduquesa, y asymismo a todos los otros; mas
segund he sentido, este ha tentado ya de meterse en manos de la señora Ar-
chiduquesa, avnque syenpre dexa vna cola con que borra lo que haze. Como
syntiere de las cosas, asy me governare. Por agora no ocurre otra cosa syno
— 139 —
i|ue l.aiiiaxa, ((iif os govcrnador ili- la casa de la l'iingesa, cstaiia aqui espe-

rándome, creyencU) c|ue yo traya alguna cosa locante a las cosas de la Prince-
sa, y hablóme sobre ello. Vo le dixe (¡iie avia de yr a visytar a la I'riin;esa de
|)arte de V. ais., y que seria en breve, y el se partyo luego. VA Archiduque

se parte para Olanda de ac|ui dos días o tres.


Nuestro Señor, &.
Ue Bruselas a iiu." de agosto de (juinientos años.

OTIÍA CARTA
para sus altezas, fecha en Bruselas a vi de agosto de quinientos años. Leuola
Pedro de Avila correo de sus
, altezas.

Después que escriui a V. ais. a los quatro de agosto, hable mucho con la

señora Archiduquesa para saber de su ilustrisima Señora algunas cosas, para


ver el camino que se podria levar para <[ue mas parte en
sli Escelenc;ia tuviese
la governac;ion de su estado y casa que avia tenido hasta aqui, pues que hera

ya tienpo que mostrase que hera Señora, y que tenia ya hijos que avian de
ser Señores deste estado, porque me paregia que no hera ya de dysimular con
estas gentes, pues que en ellas no avia comedimiento ninguno. Y a la señora
Archiduquesa le plugo de oyrme, y discurriendo por la materia, y venidos a al-
gunas particularidades, su Escelencia descubrió vn grandisymo ynconvinien-
te c[ue para (|ue esto se hiziese avia, y hera que ella no podia traher estas co-

sas a su mano syn tener la voluntad del Archiduque, y que esta byen creya
que la tenia quando ellos estauan solos, porque conoge que la ama; mas es de
tan mal secreto, que ninguna cosa se le dize de ninguna calidad que sea que
no la diga luego al argobispo de Bysangon; y por esto no se osa soltar a de-
zirle algunas cosas que le parece que serian razonables de le dezir y que se

hiziesen. Vo le dixe que aquel gran ynconviniente hera, mas que se podria
tener vn modo de ganar a estos que le Archiduque
goviernan, porque sy el

no se determina syn consejo dellos, que ganados aquellos, hera ganado el Ar-
chiduque, y que pues su Excelengia conogia quien estos heran, que viese qual
hera aquel que mas prouechoso seria, o que mas pensaua que le seria verda-
dero seruidor, y que acjuel se procurase de ganar. Respondióme quel obispo
de Bisangon le dava muchas palabras, mas c[ue no avia en el obras, ni avn
dava fe a lo que le dezia, porque ya tenia congebido que todo lo que le dezia
hera con falsedad; mas que el de Vergas mostrava muy gran gana de seruirla.
— [40 —
y que este pensaua que la seruiria mas de voluntad; como quiera que no se
osava soltar con el ,
porque temia que hera echado de los otros para sentir de-
11a su voluntad. Y mas ynclinada
pare^-iome que estaua su ilustrisinia Señora
a este de Vergas que al de Bysangon. Del de Nasavt no se haze mucha cura,
porque! no es asy anbigioso del govyerno como estotros, como quiera que del
despojo quiere su parte. \ o le pregunte al Archiduquesa que me dixese qual
destos dos tenia mas la voluntad del Archiduque, el de Bysangon o el de Ver-
gas. Dixome que aquello hera syn conparagion, porquel de Bisangon hera
asoluto. Yo respondy que pues asy hera, y quel de Bysangon tenia la vo-
le

luntad del Pringipe, y podia en todas las cosas mandar y vedar asolutamente,
que me paregia queste se devia ganar, porque ganando a este en cuyo poder
estaua enagenada la voluntad del Pringipe, hera ganado todo, porque con la

voluntad del Archiduque y con la mano deste, se echarían los otros fuera de
la governagion, y avnque no se echasen del todo, trahellos hia a tal punto que

de pura necesydad ellos se entrarían por las puertas de su seruigio, vyendo


que ella tenia ya mano en la governagion de su estado; y que sy el de Bysan-
gon no la syruiese después a su voluntad, que después de aver ya tomado su
Excelengia posesyon en el governar, mejor podria derribar y echar a este
que no hera natural con la mano de los naturales, mayormente estando ofen-
dydos del, que no se podrían echar estotros syno tuviesen aquel emulo. Pa-
regiole byen, y platicamos en el modo que se ternia. Paregiale a la señora
Archiduquesa que se devia hablar con el de Bysangon palabras generales y
tales que el no pudiese tomar prenda de ningund prometimiento antes de ver

sus obras, y que sy el obrase de tal manera que se conogiese la mejoría, que
estonges seria razón de ofregelle galardón de sus seruigios y dárselo; y tan-
byen con estotros no despedillos de todo punto, ni tomallos de tal manera
que se mostrase hazer mucha cuenta dellos, )• en esto quedo esta habla.
El de Bergas vyno a mi posada y me dixo: Yo vengo a vos a os dezir —
que Musyor quiere yr en Holanda, y que sy vos quereys yr con el, que sereys
e! byenvenido, y sy quereys quedar aqui, que sera a vuestra voluntad; mas

porque Musyor ha estado esperando vuestra venida porque despaña le escri- ,

uieron quel obispo don Juan de Fonseca estaua despachado para venir aqui
por enbaxador, el qual traya comisyon para entender en dar asyento en las
cosas de la Pringesa y en otras cosas cpie aqui están suspensas hasta la venida
de aquel y agora poco ha le an escrito
,
quel obispo no vyene mas quel Rey ,

y la Rey na despaña enbian otra [)ersona de su casa, el qual trahera acjuella


facultad antedicha, c[uerria Musyor saber s)' vos aveys cargo de hablar en
estas cosas o en alguna dellas particularmente, porque antes que se parta
quiere entender lo que trahes.
Yo le respondy: —(Juando el Rey y la Rey na, mis señores, me despacha-
ron, mi comisyon pringipal fue para venir en Inglaterra y de alli pasar a vy-
sytar a musyor el Archiduque )• a madama
Archiduquesa y a sus hijos, y el

tornarme a resydir en Inglaterra, y por esto no me fue cometyda ninguna


111

cosa (le los mas dospues en el camino, cerv;a (Ir lillf-


nego^;ios ;u|u¡ locantes;
déos, me alcani,-o Rey y de la Reyna, mis Seño-
vn correo con vna caria del
res, en la ciual me mandavan que después de aver despachado algunas cosas
en Inglaterra, yo me trastiriese en esta corte a visytar estos ilustrisimos Seño-
res, como antes me lo avian mandado, y que mi resydencia fuese aqui; y (|ue
sahid.i sus Alte/as que yo estava con el señor Archiduque, me enbiaran a

mandar lo (|ue vo avia de hazer; asy que podeys dezir a Musyor que hasta
cjue yo aya mensajero de sus Altezas, yo no tengo que hablar, saluo algunas

cosas particulares que no locan a estos negO(;ios que dezis; mas sy su iluslri-
sima Señora algo querrá hablar en sus negogios o en otros cjualesquier, yo
seré presto para oyrlo y para consultar lo que me dirá el Rey y la Reyna, mis
señores. Y en quanto a la yda de Olanda, yo no tengo de hazer a<iui otros
negogios syno seguir Archiduiiue, y donde quiera que fuere yre, y do
el

estuvyere estare, porque quando me vernan letras las pueda comunicar a su


Esgelengia.
Esta respuesta le dy, muy poderosos Señores, porque yo el dya de antes
avia sentydo que el de Bysangon y el de Bergas se avian juntado en casa del
de Nasavt, questa mal, y que hablaron allí que seria byen de saber de mi sy
traya comisyon para entender en lo de sus pinsyones y para pagárselas, y so
av[uella color del Archiduque y de las cosas de laPringesa, el de Vergas vyno

a saber a que se estendia mi comisyon, por ver sy se estendia a su particular,


y como tengo escrito por otra carta, yo no les he dado las cartas de V. ais.

que para ellos traya, porque no les podia dezir cosa que byen les supiese, se-
gund lo que V. ais. mandaron que claramente se les dixese, que no avian de
aver pinsyones, y porc]ue paregio a la señora Archiduquesa que no se de-
las

via de dezir tan presto hasta conoger dellos el fynal fyn en que estauan, por-
que conogido aquel, avria tienpo para los despedir o para dalles esperanga, la
qual no les satisfará, segund lo que he sentydo, porque ya no esperauan syno
obra. Y. ais. manden escriuir sobre este paso lo que mas sera su seruigio,
porque hasta ver mandamiento de Y. ais. yo no les hablare ni en dalles espe-
ranga, ni en quitársela.
Con la yda o estada del obispo de Ma-
señora Archiduquesa hable sobre la

laga, y dixele que sy su estada del obispo no seruia, que Y. ais. avrian por
byen que se fuese, y sy seruia algo o podria traher su estada algund proue-
cho, que estuviese. Respondióme que por agora no querria que se fuese hasta
ver lo que destos se podia ganar, porque sy las cosas avian de venir a su go-
vernagion, que tenia necesydad del porque no tenia otra persona que le acon-
,

sejase asy como el; mas que sy esto no sugediese, que estonces se podria
hazer como Y. ais. lo mandasen, y agora tanbyen, mas que le paregia que

devia estar algunos dias mas.


Asymismo del sopricjr de santa Cruz le hable de su estada, o sy le plazia
que estuviese o se fuese. Respondióme que hera gierto que en los pringipios,
como no le conogia, que no tenia mucho contentamiento del; mas que agora
^- 142 —
c[ue loparege buen onbre, y que no puede pasar syn el, o syn otro de nues-
tra lengua, y que pues este tyene conogido y le conoge por buena persona,
que no querría mudalle. Y el Soprior, y casy lo mesmo
asyniisnio hable con
quel .Archiduquesa mey que en los pringipios el avia tenido
dixo dixo el,

descontentamiento; mas que agora que el via mucha mejoría en la vida y


congiengia del Archiduquesa, y tanta, que el se satisfazla de su congiengia y
vida; mas que todavía le plazeria yrse a su monesterio; mas que sy la volun-
tad de V. ais. fuese otra, que aquello obedegeria que le mandasen; y el Ar-
chiduquesa me dixo que ya le tenia asentado por su confesor tanto con que
onestamente se podia sostener, y que hera verdad c[ue hasta agora no lo avian
hecho.
Sobre madama de Ravestayn hable con el Archiduquesa, diziendole que
a \^. ais. les plazeria mucho que aquella oviese de resj^dir continuamente con
el Archiduquesa. Dixeronme que ellos lo deseauan mucho, por que la tenían
por muy buena y muyhonrrada persona, y que ella syenpre venia a estar en
su corte dos y tres meses del año, y en sus partos la seruia mucho; mas que
no sabían como esto se pudiese hazer, porque aquella hera muger de estado
y de presungion, y traya casa y estado quando venia a la corte, y que no que-
rría estaraviendola de pregeder la Daloyn; y tanbien que no querría dexar su
casa, porque ella hera muger muy granjera y rica, ni dexar sus grangerías
para andar aquí. Todavía Archiduque dize que lo trabajara, como quiera
el

que piensa que sera en vano, porque aquella, con lo que tyene, tyene tanta
presungion como el Archiduquesa, y bive mucho a su plazer, que por su vo-
luntad ella seria venida a su corte, porque lo desea mucho, mas que no veen
modo como se haga. Y dize el Archiduquesa que sy de alia V. ais. le pudie-
sen enbiar vna persona onesta y cuerda, t]ue mucho lo querría, y que fuese
tal persona que la supiese consejar, y c|ue lo que viese en ella deshordenado
se lo supiese dezírcon modo y manera de seruídora y consejera, y no con
modo de ygual, porque dize que avnquel consejo sea bueno, dízíendolo en
modo desacatado, que mas prouoca a yra a aquel a quien se dize, que no a
correpgion. De las quales palabras juzgue que, avnque las que tyene algo le
digan que sea de enmendar, que egeden en el modo del dezír.
Con el .Archiduque hable oy para dezírle que quería yr a visytar a la

Príngesa de parte de V. ais., <iue esta a quinze leguas de aquí de liruselas, y


puseme con el en alguna platica. Y entre otras cosas le dixe que me paregia

que dexava de hazer vna cosa, (|uo sy la hemendase le sería prouechosa, y


hera que se comunicava poco a quien hera razón de no hazer ninguna cosa
syn su consejo. Díxome: —
Como es eso? Dixele: Porque vuestra ilustrísíma—
Señoría escríue tan de tarde en tarde al Rey y a la Reyna, mis señores, que
pasa mucho
tienpo que no saben de vuestra salud ni de vuestros hechos» y
paregeme que esto es mucha synrazon, porque sus -Altezas os aman como a
hijo, y holgarían de saber de vuestras cosas muy a menudo, porque haziendo-
les saber de vuestros hechos, terníades gierto su consejo en aquellas cosas que
,

— 143 —
viesen que os devian consejar, y su ayuda qierta y con tienpo quando la ovie-
sedes menester, y no se herraría nada por aquí, por<|ue cjuien ha regido y
governado tantos reynos y tan byen, byen sabrá aconsejaros en vuestras co-
sas, y los que son tan poderosos byen podran ayudaros en vuestras necesyda-
des. Asy que, ilustrisimo Señor, teniendo vos tal padre y madre, y que tanto
saben y pueden, y que tanto os aman, mucha synrazon hazeys a vos mismo
en hazer cosa ninguna ni pensalla de que no les dedes parte, y que no espe-
reys a que os enbven su consejo antes que os delibres. V sy asy lo hiziere

vuestra Señoria ilustrisima, yo se byen que en poco tienjio sentirán muciía


mejoria vuestras cosas.
Respondióme: Qierto, enbaxador, yo conosco que he tenido mucha floxe-
dad en el escriuir, y pues vos me days buen consejo, y yo conosco quel Rey
y la Reyna, mis señores, me aman como a su hijo, yo entiendo de enmendar
lo de hasta aqui y comunicarles todas mis cosas como es razón. No esta va a
esto ninguno syno solo don Diego de Guevara, que le llamo para que le de-
clarase lo quel no entendiese. Buenas demostragiones haze agora al presente;
syenpre escriuire de lo que viere a la jornada.
Con el obispo de Bysangon he hablado mucho apretadamente. Dize que el

esta ya despedido de aver nada de V. ais., como quiera que el pyensa que lo

ha byen meregido, porque sy se asentase, a cuenta de lo byen hecho ternia y

le darían toda y de
la gloría,
lo no byen hecho mostrarya su inogengia; mas
como estas cosas no pueden llegar a pruevas, díze que dexa todo lo pasado
atrás, mas quel se enpleara de tal manera en seruicio de \'. ais. y de la señora
Archiduquesa, que se vera por sus obras que merege las mergedes, las qua-
les el nunca pedirá; quel quedaua satisfecho con aver seruido a su soberana
Señora y a que reputa son dignos de ser seruidos de todas las gentes
\'. ais.,

sobre todos los principes del mundo. Yo le respondy que, haziendolo el asy,
yo le salía por fiador del galardón; mas que hera negesario comengar a obrar
y perseverar en lo comengado, porque ya yo le avia oydo otras vezes esta
razón, y que syenpre via quexarse de las obras, y que no creya que de lo no
byen hecho se pudiese escusar, porque todos saben, o a lo menos lo dizen,
que es el el que manda y govierna asolutamente. Todavía se afyrmo en dezír
quel obraría mejor que lo dezia. Yo le replique que yo estava aqui, que seria
explorador de sus cosas, y que tales quales viese sus obras, las asentaría en
mí libro para se las mostrar. Buena cara muestra; no se qual estara lo de
dentro.
Estando escriuiendo esta, el Archiduque, me enbio a dezír que aquí
heran venidos dos españoles, los quales venían por doña Beatriz de Bovadilla,
y que no le avian traydo a el carta ninguna de V. ais., syno al Archiduquesa,
y que dezian que su madre la tenia desposada, y que la quería levar para
casarla, y que le parece que esto es algo contra su honor que lo que nunca
en esta casa ha sydo en tienpo de sus antecesores que sea agora en su tienpo
que nunca muger vino con las señoras pasadas que no fuese muy byen casada
— 144 —
en esta y que esto mismo querria el seguir sy la voluntad de V. ais.
tierra;

fuese. Y dize que sy V. ais. sui^icran lo que acá se negogiaua y esta' en paso
de se concluyr en lo que toca a esta dama, que byen cree que no dyeran su
carta paraque la levaran, ni consyntieran enbiar por ella; y que haze saber a
V. que vn cavallero mancebo, gentil onbre y byen dispuesto, y de renta
ais.

de seys o syete mili coronas des]iues de la vyda de su padre, la quiere por


muger, y casy esta ya al cabo de se hazer, y que asy hará de todas las otras
quel .Archiduquesa truxo consigo, y procurara que todas sean byen casadas;

y que en ninguna manera no qucrrya que esta verguenga se le hiziese, que


se pudiese dezir que no avia en su tierra caualleros con quien pudiesen casar
lasdamas que avia traydo su muger, y que se dixese que hera el tan pobre
que no les pudye dar casamiento, o que se dixese quel de desamor de su mu-
ger hazia lo que nunca fue hecho en esta casa, y que todo esto, o qualquier
cosa que se dixese, redundarla en su deshonor; por tanto, que suplicava a
V. ais. que ayan por byen que esta dama, y todas las otras que acá vinieron,
queden en su tierra, pues no les ha de faltar casamientos, y que V. ais. ayan
por byen de ayudar a esta dama con el casamiento que alia le davan, porque
con esto, y con lo quel le dará, y con lo que ella de su herengia tyene, al-
cangara este casamiento ciue es grande y que no queda syno aver el con-
,
,

sentimiento de \'. ais. y ser gertificados de la merced que para ayuda de su


casamiento le querrán hazer. Y enbiome a dezir que hazia mensajero sobre
esto solo a V. ais., y qtie yo les escriuiese esto de su parte; todavya, remi-
tiéndose a la voluntad de V. ais., que sy mandasen otra cosa quel lo cunpli- ,

ria y obedegeria avnque regiba dello verguenga.


,

Muy poderosos señores, quando el Archiduque leyó las cartas de \'. ais.,

dixo al obispo: — Esta letra no ha pues de creengia . Y creo que con aquello
se cerraran de no hablarconmigo en ningund negogio. Hagolo saber a V. ais.
porque prouean segund sera su seruigio, porque yo se gierto que seré aqui
Pedro por demás sy V. ais. no les hazen entender otra cosa.
Nuestro Señor, &.
De Bruselas a vi de agosto de c|uinicntos.

OTRA CARTA
para sus altezas hecha en Bruselas a xi de agosto de quinientos afws. Lc-
uola Pedro de Avila, correo de sus altezas.

A los ocho dias del mes de agosto regebi vna carta de vuestras Magesta-
des, en la qual hazen memoria aver regebido las letras mias de seys de jullio
-
145

escritas en Londres, y no parege aver regebido otras alli escritas a ocho días
del dicho mes, lasquales de seys y de ocho todas fueron en vn navio,
letras

y desjjues dr paso en paso yva escriuiendo las cosas segund sugedian. Creo
\o que todas las letras ciue yo he escrito avran buen recabdo, porque yo las
dy a personas giertas, y todas fueron dujilicadas, vnas por la mar y otras ]jor
la tierra, pnr la via de mercaderes, y postreramente he enbiado dos co-
los

rreos propios con el despacho final; vno despache dia de Santiago en Santo-
mer en Artuesa, y otro despache a xxix del dicho mes de ¡ullio en Brujas,
avnque la fecha va de Santomer, ])orque hera el duplicado del primer despa-
cho. \'a creo que aquellos serán llegados, y por aquellas letras verán V. ais.
algo de las cosas acá dichas \' las respuestas a ellas dadas, y por esto gesare
de reyterallo; solamente responderé a algtmas cosas que \'. ais. tocan en su
carta gerca de lo que numdan que la voluntad del rev de Inglaterra se sanee.
.\ todo quanto yo puedo conocer, el esta hyen saneado y syn ninguna dubda,

V a mi no me quedo cosa ninguna ]ior dezir de las t[ue yo supe para quitarle
qualquier duda que tuviese, y sy alguna sospecha o duda ha tenido que de
parte de V. ais. avria la conclusyon deste casamiento algund enharago, creo
que se haya cabsado de algún mal congejito quel dotor ha tenido, creyendo
o entendiendo o queriendo el dar este entendimiento a vna carta que V. ais.
le escriuieron, que V. ais. (_iueriaii dilatar este negogio, y esto yo lo entendy

del mismo dotor, porque quando vido que yo perseveraua en ([uerer la dila-

ción de la venida de la señora Princesa hasta la primavera, me dixo: — Sy el

Rey e la Reyna se quieren salir deste negogio, yo se otros modos v medios


por do se saldrán. Dándome a entender claramente que aquello sentia el, y

no me bastava con el razón ninguna ni jiu'amento para sacalle de aquella opi-


nión. Mas ciertamente, a todo mi conocimiento, la voluntad del Kev esta sa-
neada, mayormente que de mi nimca pudieron sentyr syno que \'. ais. en-
biarian a la señora Pringesa, avnque supiesen ponella a mucho peligro, sy la
voluntad del rey de Inglaterra no fuese otra, porque en tal caso, queriendo el

rey de Inglaterra que quedase la venida de la Pringesa hasta la primavera, y


quedando las escrituras en su fuerga e vigor, \'. ais. lo harian, segund mas
largamente lo tengo escrito. ^" porque en la letra quel rey de Inglaterra es-
criue a vuestras magest.ides dize que entendió de mi algunas cosas por donde
conogio que V. ais. no asv cómodamente podrían por agora enbiar a la Prin-

gesa, este es vn paso que en su presengia fue muy discutydo, porque nos mos-
de su consejo, á don Pedro de Ayala y el dotor,
tró la carta, presentes todos los


y yo le dixe: Señor, suplico a V. al. que no ponga en su carta lo que yo no
he dicho, que hasta agora nunca de mi aveys oydo que yo pida esta dilación
por parte de mis soberanos Señores. Dixo: —
Cómo, ;vos no dexistes a los de mi
consejo que esta venida de la Pringesa ni la paga del dote no se podrían byen
conplir, por los grandes gastos que en este año avian hecho vuestros Pringi-
pes en la venida de la reyna de Ñapóles, y en la guerra de los moros, y en el
armada, v en la venida del rey de Navarra y otros grandes gastos oltra aques-

— 146 —
tos? Yo le respondy:— Señor, yo no lo dixe; mas el dotor lo dixo hablando ya
fuera de las materias propuestas, y fuera de todo proposyto de lo que hera
hablado, syno memorando las grandes expensas de nuestros Pringipes; y yo
respondy cntonges a lo que los de vuestro consejo dyxeron, que no obstante
todos aquellos gastos y otros muchos que heran en mas cantidad que se po-

drian numerar, que sy no fuese vuestro buen plazer de dyferir la venida de la


Pringesa, quel Rey v la Reyna, mis señores, conplirian lo asentado, y que
para pagar gien mili coronas no ternian mucha pena, aviendo gastado en este

año dos millones de oro, y no lo sentyan. Aqui están todos presentes; digan
sy es asv. Ellos dixeron alli la verdad, ^'o dixe entonces al Rey: Señor, su- —
plico a vuestra Serenidad que no pongan en su carta cosa con que ayan razón
mis Pringipes de cortarme la cabega, pues yo nunca he pedido esta dilagion
en su nonbre. El Rey respondió: —Yo asy lo avia entendido que vos lo avia-

(lesdicho; mas lo que vos me dixistes a mi aparte, y después en publico,


nunca fue declarar que vuestros Pringipes esto pidiesen, y que no queria el
poner cosa en que oviese peligro de quebrárseme vn cabello, quanto mas de
perder la dotor hablo jurando y mas jurando, y muy tur-
cabega. Estonges el

bado estas palabras formalmente: Señor, per Deum vivum, per Deum vivum,
que nunca fue la voluntad del Rey y de la Reyna, mis señores, que esta

porrogacion se pydiese claramente. Y llegóse muy gerca del Rey y dixole


muy paso: —
Mas procurallo sy por vias oblicas, por vias oblicas, y syn nin-

gund mal proposyto. Estonges el Rey dixo: Xo cures de dezir eso dotor,
que no han menester el Rey y la Reyna, mis hermanos, comigo vias oblicas,
ni creo que ellos mandan a los suj'os que las tengan, que lo que quisyeren

de mi todo lo ternan, que yo estimo en tanto su amistad y debdo, que nin-


guna cosa sera a mi posyble y onesta de hazer que no la haga por conten-
tallos, y sy se atravesase para mi hijo vn casamiento en que se ganase de

ventaja Frangia y Italia, yo no lo tomarla, asy por la estimagion en que yo


tengo a vuestros Pringipes, como por el valor de la persona de la Pringesa. Y
esto con mucho enojo y boluiose a mi y a don Pedro, y
dicho, y dixele, (sic)

dixo: —
Ora sa, enbaxador, quita de alli lo que os parege que os trahe perjuy-
zio, y emiendese la carta. Y mandola hemendar; mas sospecho quel dotor,

como es amigo del secretario, procuro que no se enmendase, mas que fuese
como eslava escrita, porque \''. ais. me pudiesen reprehender, porque, cierto,
no trabaja syno porque acá y alia sean tenidos en poco los que V. ais. cn-

bian donde el esta; y sy esto fuera dicho secreto, yo no lo osaría escriuir a


\'. ais.; mas portjue tengo prueva lo digo, que es don Pedro. Otras cosas

muchas hablo alli el dotor, mas en su perjuyzio que en el de los neg<ig¡os,


c[ue fueron byen reydas y no con pagiengia oydas. Yo las dexo; mas sy me
])reguntaren \'^. ais. de donde sospechastes vos c|ue la carta no se enmendó,
y como supistes que no se avia henmendado, respondo a \'. ais. que, des-
pués de partydo, me enbio el dotor vna carta en que me dezia estas pala-
bras: — Mucha congoxa tengo de no saber sy la carta va hemendada como se
- 147 —
in;in(li>y, por nuestro Senni', i|ue no lo \\v poilydo alcanzar. I )t' las (|ual<*s

palabras congehy la sospecha dicha, y ahri la vna de l.is cartas y hállela en


la manera que primero se avia leydo y no eniiieiid.ula ,
\- tanhyen por otras
cosas que primero avian jwsado, las qu.iK's ohniito.

Mal va a los negocios, muy poderosos Seiiores, (piando los ne¡j;oi,-iadores

de aquellos anteponen su ynlerese particular o sus vanidades al seruic^io de


sus señores; esto digo porque \'. ais. di/en tpie su yntingion no fue de no
querer los enbaxadores , mas que estos no devian de vr hasta el tienpo del
enbarcar de la señora Prii"n,-esa, y ipie el dotor lo sabe esto bven. V'o se b_\-en

que asy es como V^. ais. lo dizen; mas tanbyen se byen tpie en esto no se
conforma la vohmtad del dotor con la voluntad de \'. ais., i^orque como el
dotar pyense que yr enbaxadores de acá a ha/er alia el abto del desposorio
([uel ha hecho acá que es en perjuyzio de su hoiu'ra, v le paresca que rei^ibe
en ello mucha mengua, estorva o a esliirvado que los enbaxadores no vayan,
y no han dexado de tentarme que me ofre(,-iese yo a tpie no fuesen tenudos
de enbiar enljaxadores para ha/er alia el ablo del desposorio, sy se hiziese la

|)orrogagion ; y como yo n\ostre a esto mal rostro, no lo tornaron acometer,

y yo sospecho que fue tentagion del dotor; y el Rey mismo me dixo quel mas
quisiera enbiar alia a hazer este abto que no hazelle acá, sy el dotor lo con-
syntiera; mas cpiel lo porfió que acá se hiziese, diziendole que V. ais. asy lo

(.[uerian. V sy quieren saber V. ais. de donde me vyenen estas sospechas,


digo quel mismo dotor me dixo que no hera negesario que alia se tornase a
hazer el avto, y tpiel estorvaua que no fuesen los enbaxadores, y señalóme
que avia de yr el obispo de Londres, y quel lo avia estorvado porque via que
no hera negesario.
El medio que vuestras Magestades dizen que se pudiera tener que los en-
baxadores fueran, y que después, ct)n correo bulante, conplido el tienpo de
la hedad del Pringipe, se enbiara el poder, ya yo lo tenia enhilado, v salie-
ron byen y hazia esta consyderagion: que avnque los enbaxadores fue-
a el,
sen, quel corre.) con el poder no podia yr tan bolando que pudiese llegar
hasta mediado el mes de otubre, y que segund los yngleses son temerosos
de la mar, que ellos mismos dyrian que no hera razón de se poner en ella en
tal tienpo, y asy se dylataria la venida hasta el año venidero.
Estando escriuiendo esta carta, llego Bartolomé de Sagredo, correo de \'.

ais., que venia de Inglaterra de me buscar, el qual me dio vna gifra de V'. ais.

y vna copia de vna letra que vuestras Magestades escriuen al dotor de Puebla,
y otra escritura de gierlos capitulos, lo qual todo venia debaxo de vna cubierta
de don Pedro de Ayala; y regibi asy mismo vna letra del mismo don Pedro,
en la qual me dezia que, visto tjuel dolor no eslaua allí, y yo me hííra par-
tido, quel avia abyerto el pliego y que avia enbiado su carta al dotor, y luego
avia despachado el correo para mi. \ visto las cosas que V. ais. mandan quel
dotor procure de enmendar, y t[ue yo, juntamente con el, lo procure, yo
conosco que Dios me quiere guardar de yerro, p.jrquel conoge (piales son mis
— 148 —
entrañas acerca del seruicio de V. pues que me toman sus cartas fuera
ais.,

de Inglaterra, porque yo se gierto que sy estas cosas que V. ais. mandan que
se procuren no tuvieran buena salida, que luego el dotor lo avia de atribuyr a
la conpañia, porque syenpre quiere ser solo, por poder vender las cosas por

mas pregio de lo que cuestan. Esto digo porque todo lo que ais. mandan es W
justo y razonable de se hazer, mas no en el pensamiento del dotor, que es en-

deregado todo al prouecho y seruigio del rey de Inglaterra: y como el aya

hecho pasado y aya dado a entender a V. ais. quel no lo pudo concluyr


lo

de otra manera, no dudo que, no acabándose o no enmendándose estas cosas,


lo atribuyese al mal consejo del conpañero; y mandan \'. ais. que sv paregie-

re al dotor que para mejor acabarlo es negesario que don Pedro de Ayala se
vaya, y sy el dotor gertificadamente me dixere que yéndose don Pedro se
acabarían las dichas cosas, que en tal caso yo diga a don Pedro que se vaya,

y que yo haga de manera que no syenta don Pedro la cabsa por que se haze.
Vo quiero, muy poderosos Señores, dezir en estas cosas a V. ais. lo que
conosco, con protestagion de no traspasar la menor cosa de vuestros manda-
mientos, avnque en esto que toca a don Pedro de Ayala conosco que no es
esto vuestro seruicio. A los ojos enfermos, muy poderosos Señores, enemiga
es la luz, y a los ladrones mucho aborregible es el dia y amable la obscury-
dad de la noche, y, por el consiguiente, a los que no hazen sus obras muy
claras, les enemiga toda conpañia, porque no querrían que oviese quien les
viese sus turbulentas maneras y modos que tyenen en sus negogios. Yo sos-
pecho quel dotor ha escrito a V. ais. que don Pedro de Ayala le turba los
negogios o se los ynpide, y que estando aqui don Pedro no ])uede el byen
negogiar: y verdaderamente pasa asy, que vyendo el dotor a don Pedro en-
mudege y no sabe hablar, que quien lo vyere y no supiere de que progede
pensara que tiene otro mal; y sy asy es la relagion , como yo pienso, no es
buena ni hecha con deseo de seruir a V. ais., porquel ynpedimento que don
Pedro de Ayala da al dolor aquel mismo
daré yo, y otro qualquier que alli
le

vaya, porquel dotor'no quiere ser visto, ni querría que ally viniese persona
que conogíese nada de los negogios, porque conogiendolos, y siendo verda-
dero seruídor de V. ais., no podra encobrír la mala forma quel dotor ha tenido
en la negogíagíon, ni podra dexar de dezir que V. ais. han seydo mal ynfor-
mados de las relaciones que les ha hecho el dotor, porque todo lo que ha he-
cho ha seydo a prouecho y ventaja del rey de Inglaterra y enderegado a su
propio ynterese del mismo; y que sea esto verdad, porque concluyo el casa-
miento, al tienpo que lo concluyo le dio el Rey seysgientas coronas de renta
para su hijo, y creo que syenpre ha hecho entender a V. ais. que todo lo que
ha negogiado ha sydo acabado con sudores de sangre, syendo gierto que no
ay persona en Inglaterra que no se maraville de lo que han visto, ver que en
tienpo que el reyno todo estava contra el Rey y (]uo Pori<]uin (l) hera entrado

(i) Sic, por: I'erkin.


— 149 —
en elreyno con boz de Rey, y >|ucl Rey desco^;i;i entraua por la otra parle, y
iiiie todo el reyno se rebelaua, y iiue los corniialcses le vinieron a dar la bata-

lla a vna pequeña legua de Londres, y que sy perdiera el Rey la batalla fuera

descabezado y perdydo, y en aquel tienpo concluyr el casamiento y tan a


desventaja de V. ais., giertamente están todos muy maravillados. Y esto no lo
se de otra jiersona syiio del mismo dolor, (|ue recontándome los seruigios que

avia hecho al rey de Inglaterra, me dixo este por iirinqipal articulo, a lo qual
yo le respondy: —-jFues como se hizo el casamiento o el contrato del tan a
desventaja nuestra estando el Rey en tan extrema necesydad' C'erro la ]íuerta

a la respuesta. Y como
dolor sabe que todas estas cosas sabe don Pedro, y
el

otras muchas que están por orla deste escudo, y se las ha dicho, cargándole
alguna culpa y reprehendiéndoselas, desea mucho que este se vaya de acjui,
porque teme que podra escreuir tantas cosas y verdaderas del, que escriuien-
dolas vezes, V. ais. enbiaran alguna persona que le vea o sepa la ver-
muchas
dad, y creo que ydo de aqui, no terna tanta parte su persona de don Pedro
para poderlas dezir facie a lacie a V. ais. como lo podra hazer con cartas; y
por esto el haze entender a vuestras Magestades que don Pedro daña los ne-
gocios o le estorva para ellos. Y sy creen V. que terna menos pasyon con
ais.

ninguno que allí vaya, creo que regiben engaño, porque yo no me pregio de
byen acondigionado y creo que seria el mas malino honbre del mundo en
conpañia del dolor, o el mas desconcertado, porque ni le quedaron lysonjas,
ni cometimientos de cobdigias, ni mostrarme caminos para adquirir pecunias,

ni ninguna cosa con que los onbres se suelen corronper Cjue todas no las

tentó comigo porque mudase la sustangia de mi comisyon y no dixese cosa


que no fuese mucho a sabor del rey de Inglaterra. Concluyo, muy poderosos
Señores, que, a mi parecer, no es seruigio de Y. ais. dexar al dolor solo syn
que tenga quien lo vea, y yo creo verdaderamente que ay mas enfrascamien-

tos en esta negogiagion de los que paregen. Y


tanbyen digo que conoce del
Rey, por lo que me dixo, que le mas la manera de don Pedro que la
plaze
del dotor, y que le desplazeria que don Pedro se fuese y el dotor quedase.
Itertim dico quel dotor ha menester aconpañado, y que no se hallara mejor
quel que tyene, ni con quien mas el este a raya. Y s\' Y
ais. quieren prouar
.

sy don Pedro daña los negocios o no, manden al dotor que les escriua alguna
cosa particular que don Pedro ava hecho, y hallaran que no escriuira syni>
que quando están en palagio se le antoja que le quiere preceder; que yo lo
esamine esto mucho con el dotor, y le dixe que tenia mucha culpa sy el sabia
alguna cosa en que don Pedro o otro alguno procurase de dañar los negogios
de \'. ais. V no lo escriuia particularmente en que y como, para que vuestras
Magestades castigasen, y que nunca pude sacar del otra ct)sa syno que le
lo

queria preceder, y que aquel hera vn caso terrible y en perjuyzio de la honor


de V. ais. y de la señora Pringesa.

Quanto a lo que toca a la quarta parte del dote que se entyende que ha
de ser pagado en joyas y vestydos y atavíos de casa, yo lo he discutydo con
— 150 —
el dotor, y dize cine sy otras dozientas mili ct)ronas \ . ais. dyeren ¡i su hija
en vestydos y atavíos de casa, que no han de tomar vn solo dynero de todo
elloen cuenta, syno que las dozientas mili c>)ron\s han de ser en oro y en co-
sasque luego que las quisyeren vender se halle el dynero por ellas. Yo le dixe
que yo no sabia como avian pasado lo tal V. ais., porque me paremia cosa nuiy
ynjusta y cosa que ¡amas se avia visto en casamiento de ninguna persona de
e|ualquier estado que fuese. El me respondió c]ue \ . ais. miran lo cjue sera su
honrra, que el rey de Inglaterra no recibiria nada de aquello en cuenta; v,
gierto, no creo quel Rey ni los de su consejo enhestaran tanbyen su razón
como el dotor diome este capitulo para (|ue viese que estava
la enhiesta, y
asentado asy y confirmado por V. ais.
«Es concordado y conclusydo que sus altezas den en dote a la ilustrisima
Pringesa de Galps dozientos mili escudos de oro, los c© destos en moneda de
oro o de plata, dentro de diez días, antes o después de la solenizagion del
matrimonio, e dende en vn año L® escudos en moneda de oro o de plata, y
dentro de otro año los otros L0 restantes, xvg) enmoneda de oro o plata, y
los otros xvg) en baxilla de oro y plata blanca o dorada, y los otros xxS) vlti-
mos para conplimiento de toda la paga en joyas de perlas
y piedras pregiosas,
lo qual ha de ser apreciado por plateros y lapj'darios de Londres juramen-
tados, &.»
Quanto a este apregio, yo le dixe que me paregia mal aquel articulo que
se oviese de apregiar por lapidarios de Londres, que en aquello se podia re-
gebir tanto engaño que costasen mas los engaños quel dote pringipal; que a
lo menos que deviera sacar partydo que vn platero o lapydario fuese de parte
de \'^.
y otro de parte del rey de Inglaterra para hazer el apregio. Final-
ais.,

mente me dixo que los que sabian poco luego reprehendían las obras de los
otros, o tales palabras que quisyeron esto sonar. No pyenso yo, muy podero-
sos Señores, que sufrir yo tales palabras de tal persona como es el dotor con
pagiengia sea de menos meregimiento que todos los otros seruigios que yo he
hecho a V. ais.

Asymismo, en quanto a regebir estas joyas en la primera paga o en la pos-


trera, ya escriui a vuestras Magestades lo quel dotor v el rey de Inglaterra me
avian dicho cada vno por sy, syn traspasar el Rey una jota de la habla del
díjtor.

Uuanto a lo de la paga que sea después de consumado el matrimonio,


ya escriui a V. que avia sabido; que estañan determinados de
ais. lo

que desde luego se haga la velagion en llegando la Pringesa, y que aquella


noche conosca el Pringipe su muger, y después apartarse della por algund
tienpo.
que toca a la renta que ha de aver la señora Pringesa, yo
Iten en lo
escriui loque de aquello avia sabido, y que nunca avia ]Dodyd() acabar con
el dolor que me dixese quanto tenia de renta el Pringipe; mas en lo quel

me ponía por pringipal, que son las penas de la cámara y achaques (]ue
— 151 —
pertonect'n al l'rini;ipe, yo creo que la otra rcnl.i lionliiiaria es poca, \' es-
totra me pare<;e que es renta del purgatorio, pues es de penas.
\'o escriuo luego al dotor conforme a lo que \'. ais. mandan, y la sustan-
cia de lo que le escriuo es ([ue vea aquellas escrituras y letras de \'. ais.,
y que
luego úcvr de entender en procurar ([ue se enmienden aquellas cosas como
V. mandan, y que de paso en i)aso me escriua de lo (¡ue halla o de lo
ais. lo

([ue haze, porcjue yo le pueda dar aviso de lo cjue se ha de hazer; porque


V. ais., creyendo que yo estaua en Inglaterra, me escriuieron algunas cosas,
\' (|ue sabyendo yo lo quel haze, le podre dar aviso cada dya, pues ciue esta

acá la determinada voluntad de V. ais.; \' cjue sy para procurar ac|uellas cosas
le parece que la estada de don Pedro alli trahe algund ynconviniente, (;ertifi-

candonu' el que, venido don Pedro, dará todas aquellas cosas enmendadas,
que yo tengo mandato de \'. ais. para proueer aquello, lo (pial inc ha de
enbiar firmado de su non\hre.
Nuestro Señor, &.
De Bruselas a xi de agosto de (luinientos añ<is.

OTNA CAJETA
pai'a sus altezas hecha en Bmsehis a xiii de setienhre de quinientos años. Le-
no/a Hoges, criado del bastardo.

Después que escriui a vuestras Magestades a los xi dias de agosto, no ha


ávido cosa de nuevo que sea para escriuir, ni aquí se saben nuevas de ningu-
na parte, porque a la verdad, ni aqui las procuran de saber, ni quieren sa-
berlas; esto se entyenda del Pringipe, que los que están cerca del byen creo
que las saben; mas estos no las comunican con los que no son de su sequela.
El señor Fringipe es ydo a ( llanda a pedir en aquella prouingia las ay^udas
ciue dizen.Xo escrive muy a menudo a la señora Princesa, segund me parege,
que en veynte dias no ha escrito syno vna vez. Dize que pasara de alli a Ge-
landa a pedir lo mismo que en Olanda. Xo se sabe quando sera su venida.
Después quel Pringipe partyo de acjui para (Manda fuy a visytar a la Prin-
gesa madama Margarita, y recibióme muy byen, y con mucho amor me pre-
gunto por la salud de \ ais., y por el estado de sus reynos, )• por todas las
.

cosas de vuestras Magestades; y después desto me demando sy traya alguna


comisyon de hablar en sus cosas, porque avia estado esperando mi venida cre-
yendo que yo traerla alguna cosa de lo que tocaua a sus negogios. Yo le dixe
que yo no traya cargo de ninguna cosa partycular; y como congoxada me ,
— 152 —
rlixo: — sydo estn, ((ue segund a mi me escriuieron, yo tenia creydo
;CoiTio a
que vos tra^^ades el despacho (l Yo le dixe: Señora, quando j'o
) —
party de la corte de sus Altezas mi principal cuydado fue yr a Inglaterra, y
de alli venir a visytar a los señores Fringipe y Pringesa, sus hijos, y junto con
esto, visytar a vuestra Excelengia; y hecho esto, tornarme a Inglaterra; y a esta
cabsa sus Altezas no me han cc^metydo ningund negogio de aqui; mas venien-
(lo por camino me alcango vn correo de sus Magestades con el qual me
el

escriuieron que, despachadas las cosas que en Inglaterra avia de hazer, que me
viniese a resydir en la corte del Archiduque, y que sabido \'. ais. que hera
venido, alli me escriuirian lo que avia de hazer; mas que sy su ilustrisima Se-
ñora mandaua que yo escriuiese alguna cosa a V. ais., que yo lo haria. Dixo-

me que ella queria enhiar correo, pues que yo no traya el recabdo que ella

esperaua, de lo qual estaua maravillada. Estuve alli dos dias, y tórneme a

Bruselas, y quisyera yr a Olanda do esta el señor I'ringipe. Paregiole a la se-


ñora Pringesa que no hera necesario, porque seria trabajo perdydo, y por esto
geso mi yda.
De la yda destos señores en España se habla por todas partes, y hallanla
muy dificultosa, avnque les parege que es negesaria; mas no hallan el camino
])ara hazella breve, y los que mas la quieren abreuiar le dan plazo de vn año,
otros de mas; mas no ay ninguno que acorte el termino. Estos que digo que
esto hablan no son de los del consejo secreto, porque aquellos hasta agora
comigo no hablan ni han hablado ninguna cosa, porque como hallaron la car-
ta de V. ais. que yo traya para el Pringipe syn creengia, paregeles que no me

hazen perjuyzio en no platicar comigo las cosas de sustangia, y avn, ala ver-
dad, a mi asy me parege; y avnque me parege por vna parte que yo devo de
vsar de aquello que yo sabria hazer, por otra me refreno de ponerme muy
adelante, porque alguno no se atreva a dezirme que syn mi se pueden hazer
las cosas; y por algunos me ha seydo preguntado: ;Ouando os aveys de partyr.'

Yo entyendo que quiere dezir aquello: ¿Oue hazeys aqui? Esto escriño a V. ais.
]iorque sepan que como el pan de balde, lo qual no querría hazer, ni lo que
es propio mió y que no tengo de dar cuenta dello syno a Dios no lo querría
comer sj'n meregerlo. V. ais. manden aquello con que mas sean seruidos.
De donjuán Manuel receby vna carta, y escriue muy breue; solamente
dize quel rey de Romanos ha acabado la dyeta, y que dize que es acabada
mucho a su voluntad, y que enbian el y los pringipes del ynperio enbaxado-
res a Frangía a requerir al rey de Frangía giertas cosas, y que sy no respon-
diere byen y con obra a lo que le demandan, dizen que han de hazer maraui-
llas. \" dize mas en su carta quel rey de Romanos estaua para yr en Avstria

la Baxa por se ver con el rey de Vngria y cpie después que se supo esta
,

nueva despaña se revoco de aquel proposyto; mas que todavya se queria par-
tir de alli do tuvo la dyeta, mas que no sabe donde yra.

(i) Faltan palabras por estar rotu el pape!.


— 153 —
yu;in(l() fiiy a ver la pririí^esa Margarita me
que liera venido dixeron allí

alli secretamente el bastardo de Saboya por verla dysimuladamente, y que, en

fvn, como es conogido en estas partes y la Pringe^ le conoge, ovóle de ha-


blar secretameate, y por entonges ninguno no entendyo la cavsa de su veni-
da; mas después se syntio que le hablo del casamiento del duque de Saboya;
a lo i|uai di/ que la Pringesa se afigiono, asy por la habla de aquel, como
porque su padre, el rey de Romanos, le avia ya enbiado a miger Juan Hon-
temps, su tesorero, sobre la materia. \ dixeronme que como estos de aqui
conogieron la voluntad del padre y de la hija, y que aquello se haria sy se

apretase, la han puesto en que demande algunas


tierras que su madre le dexo,

y las quales renungio quando lúe a España, y en otros caminos, para estor-
varle el casamiento. Mayormente dizen que lo haze mose de Veré porque la
tyene en poder y con gran partido, que le da byen vn cuento, \- no querría
perder aquel estado. En espegial después que llego el correo de \'. ais. \- su-
pieron que hera pasada la sulicesyon de los reynos de V. ais. al Archiduque,
luego le hablaron a ella misma ([ue quitase el pensamiento de los duques de

acá, que agora podria casar con el rey de Portogal. Esto yo se gierto que se lo
hablaron, y como cosa que podria ser, lo han platicado y puesto en consejo;
mas como esta materia me paresca que ni es de V. ais., ni es a mi de hablar
en ella, no he curado de saber mas desto que escriuo, y escriuirlo a vuestras
Magestades porque de todas las cosas de acá tengan notigia.
Mose de \'ere dizen estos españoles que no habla muy byen en las cosas

de \". ais., \- avn que avia proybido que ninguno de que byuian con la
los

Princesa hablase la lengua castellana, y que sy la hablase, que se tuviese por


despedydo; y otras muchas cosas dizen del a esto semejables. .\ mi gran xira
me hizo, mas no tan syn dobladura que no paregiese que algo se hedificaua
en sus razones sobre falso. El y los otros, des])ues desta nueva, an humillado
vn poco las cabegas mas que solia.

Musj-or el ynfante esta muy bonito, gragias a nuestro Señor, y es tan


rezio que tj^ene los mienbros y el cuerjjo y el gesto de mas de vn año. Dios
lo guarde, que nunca vi criatura tan cregida. Madama Leonor ha estado malita
de vnas calenturas, y progedia de ser la leche del ama muy vieja. Oyéronle
otra leche y esta con entera salud. Dios sea loado.
Juan Velez llego aqui a Bruselas a diez días de setienbre. Xo me truxo
letra ninguna de \'. ais.; pudo ser que lo cavsase no ser llegados los correos

que yo he despachado, porquel vno despache en Sanlomer a x.xv de ¡uUio,


y el otro despache en Brujas a xxix del dicho mes. Este postrero me dixo
Juan Velez que avia encontrado en Lerma. Byen creo que serán llegados en-
tranbos, y de las cartas que leuaron avran entendydo V. ais. lo que en Ingla-

terra sedespacho y todo lo que de alli he podydo saber. He sabido por letras
de don Pedro de Ayala que se ha estendydo la pestilengia por todas partes,
y en Londres en gran manera ha cregido.
Muy poderosos Señores, los que syruen syn pereza no creo que les es

20
— I?4 —
pmybl<l>i i|iio no demanden mergedes a sus pringipes, quanto mas. aquellos
que no tyonen otro por procurador syno a Dios y a sus seruigios; y como yo
sea vno destos, avnquel cnydado de mi deva dexarlo a Dios que sabe la ver-
dad de la voluntad con que yo sxtuo, mas syguiendo aquel dicho de ayúdate
y ayudarte ha Dios, me paregio que podria atreverme, mediante mis serui-
gios, a suplicar a V. ais. que quieran aver memoria de mi, y que en la hor-
denagion d(^ la casa de la señora l'ringesa o del señor Pringipe les plega de
me hazer merged de algund ofigio, y no señalo deste o de aquel, porque
V. ais. que yo soy, y asy lo proueeran; y suplico a V. ais.
conogeran para lo

que sy he tenido atrevimiento en pedir merced, que me perdonen, porque


yo, como no se seruir a otro syno a \'. ais., me paregio que no devia pedir a
otro mercedes ni que otro las ]3Ídiese por mi.
Por agora no ocm-re otra cosa que de escriuir sea syno que he escrito por
dos vezes al dotor de l'uebia y nunca he ávido respuesta del.
Nuestro Señor, &.
De Bruselas a xui de setienhrc de ciuinientos años.

OTRA CARTA
para sus altezas hecha en Bruselas a vi//." de ot/ibre de quinientos años. Le-
tiola Bartolomé de Sagredo , cojtco.

De las cosas de aqui no puedo dar entera razón, ijoniuc, como tengo es-
critii a \^. ais., ni los de acá las comunlt-;m coniigo, ni los de alia me hablan

en mas de aquello que entre los que están a la puerta del palagio se ha-
ellas;

bla dyreL) que he podydo recoger. Dizese que V. ais. han escrito a los seño-

res Pringipe y Pringesa, sus hijos, que deven yrse a España, y esto syn \n-
termision de tienpo; y sobre esta yda se dizen muchas cosas, y todos conclu-
yen en dezir que se deve hazer; mas dizen que estos que gouiernan no que-
rrían (jue fuese tan presta la yda como V. ais. lo querrían; y he sabido de buen
lugar c]ue todas las dilaciones que podran ]ioner pornan, y buscaran todos h^s
modos que se podran hallar para dylatallo; y por la obra se conoge porque ,

ellos dizen que syn consulta del rey de Romanos estos Señores no se deven

mover; y esto, avnque asy sea la razón, no es esta la yntingion suya; y como
conoscan que! rey de Romanos es largo en sus determinagiones, hanse acogi-
do a dezir que este negogio syn el no se deve hazer ni determinar, porque
puedan dezir que esto no queda por ellos, sy se tardare mas, porque el rey de
Romanos no se determina; y anse detenido en resp )iider a W ais. esperando
vn mensajero que avian enbiado al rey de Ronumos, y venido este, an dicho
— 155 —
i]uel rey de R. míanos es cántenlo (|ue vaya en I^sjiaña, mas quo le i|uiero ver
primero; lo qual a mi no me lo escrive asy clon Juan Manuel; mas flizo en su
carta quel Rey le ha dicho <.\ue quiere i[ue lueg'o syn dilagion vaya, y (|uel

hará que que en ninguna cosa salga de la hordenanga y manda-


asy sea, y
miento de V. ais., pues que en esto V. ais. saben lo que mas convyene.
.\symismo he sentydo que estos acuerdan de enhiar enhaxadores a Y. al.s.,
y cada vno dellos, segund lo que he conogido, querría yr y ciuerria queilar,
sy todo se pudiese hazer, o c[ue sy no fuese permilydo que de los dos, del de
Hisangon o el de \'ergas vayan el vno, que a
que fueren sean lo menos los

i-nbiados por la mano destos. Kl de Vergas querría que fuese su hermano, el


obispo de Canbray, sy el no fuese; el de Bisangon me dizen que a el mismo
se elige. La partida destos no esta tan a la mano, segund lo que syento, y
quando partyeren yran tan despacio, que la quaresma los tome en el camino-
\' por algunas congeturas presumo que los que fueren saludaran la corte de

l'rangia.

Aqu! es venido vno del parlamento de Paris por enbaxador del rey de
l-Vangia. Las fiestas, como suele, no le han faltado. Faregiome de dezir algo al
de Bisangon por meterme con en nuevas, y dixele:
el Yo he sabido de la —
venida deste enbaxador de Frangía; la cabsa o porque viene no la se; mas a
qualquier cosa que sea, me paregeria que se ha de tener otro modo de aqu i

adelante en las negogiagiones con los frangeses del que se ha tenido hasta
aqui, porque como quiera que la casa despaña y esta heran conjuntas en deb-
do y en amor, y para averse de ayudar la vna a la otra, mas no heran asy vni-
das como son agora, que es hecha vna, y sy hasta aqui avia negogios que
apartadamente esta casa syn la despaña podya hazer, agora me parege que no
deve de aver este apartamiento, porque ya los negocios y las casas son juntas

de manera que ninguna cosa separada se deve hazer, ni de las que antes
tal

de este ayuntamiento fueron comengadas, ni de las que agora nuevamente se


querrán comengar o tentar. Por tanto me parege quel señor Archiduque deve
estar avisado que syn consulta del Rey y de la Reyna mis señores, a ninguna ,

contratagion de franceses se responda porque las cosas de entre los pringipes


,

de la christiandad están enbalumadas, y es de yr con gran tyento en las con-


tratagiones; quanto mas que de otra manera se ha de tratar agora el Principe
despaña con el rey de Frangía que no se tratava el Archiduque. La respues-

ta fue byen tibia, porque avnque quieren fingir otra cosa de lo acostunbra-
do, no lo pueden hazer que no se conosca, sy les quieren mirar a las manos.
Después me dixo vna persona gierta: — \'^na carta lieua este enbaxador de
F"rangia, firmada del Archiduque, que le han hecho estos suyos firmar, que
no la firmara vno que tuviera las manos atadas. Yo le pregunte que que hera.
Dixome: — Xo se las particularydades de la carta, syno cjue los mas de los

que las saben blasfeman dello.


Después que regebi las letras de V. que Bartolomé de Sagredo correo
ais.

me trux(>. he escrito al dotor tres vezes con mensajeros giertos, \' se que ha
,

— 156 —
rebebido mis cartas, y nunca a ninguna uic ha respondydd, ni después que
V. ais. lescriuieron no es venido a la corte del rey de Inglaterra. Segiind de
alia me han escrito por letras de xxvii de setienhre, el esta en vn lugar don-
de su tyene ciertos benefigios, y el Rey anda de lugar en lugar porque
hijo
la pestilengia se estyende por todas partes. En Inglaterra son muertos de los
del consejo del Rey tres: el cardenal de Conturbel, c]ue hera chanciller ma-
yor, y otros dos obispos. Escrivenme quel dotor aquexa muy reziamente al

Rey que le y el Rey diz que ha estado algo duro en


de renta en la iglesia,

ello, mas al fyn dizen que se ha vencido y que todavía le dará algunos bene-

figios. El mismo dotor lo ha escrito aqui. Aviso a V. ais. que me han escrito

gierto quel dotor no entenderá en cosa que no sea sabrosa al rey de Inglate-
rra. Yo fuera ydo alia, mas anmelo estorvado dos cosas: la vna, no tener
color con que yr, que sy en este tienpo oviera venido que enbie la escritura
de Inglaterra, con aquella color yo ovyera ydo; v la otra,
a \^. ais. del rey
que mueren tanto en Inglaterra, que todos andan por los canpos fugitivos.
De vn Martin de Qamudio que esta en Bilbao regebi vna carta por la
qual me avisa que a xx dias de agosto me enbio en vna nao vn pliego de
letras de V. ais., y manos del dotor de Puebla y nunca
estas cartas fueron a
me las ha enbiado; y como quiera que yo le escrito que me las enbie, calla y
no me responde. Escrivolo a \^. ais. porque, sy heran sobre algund caso o
negogio ynportante, que sepan que no las he regebido, y que el dotor de
Puebla se las tyene.

Hablando con mose de Bergas vn dya desta semana me pregunto sy


hera vedad quel casamiento de Portogal hera hecho. Yo le dixe que no sabia
porque no tenia letras de V. ais. Dixome que asy lo escriuia el conde de Ry-
bagorga a vn fator suyo, que ya hera hecho el casamiento, y preguntóme sy
aquel casamiento sy daria algund ynpedimento a la sugesion del Archiduque.
Yo le dixe que no, que no avia cabsa de pensarse que aquel casamiento fuese
hecho en perjuyzio del sugesor de los reynos. Pregunto asymismo sy hera
costunbre de dar algunas tierras del reyno en dote, y sy \'. ais. avian dado
algunas tierras al rey de Portogal. Yo le dixe que no avia tal costunbre en
España, quel dote syenpre se paga en dynero.
Aqui armada de Y. ais. que fue a (^egilia es pasada a
se ha dicho quel
juntarse con armada de venegianos, porquel Turco avia tomado a Modo y a
el

Carfo, y quel Papa ayudava con gien mili ducados para paga del armada, y
que avia dado a V. ais. para durante sus vidas que pudiesen proueer de todos
los benefigios de sus reynos, y que V. ais. avian dado el maestradgo de Cala-
traua al duque de Valentyn Nuesa, (I) alias cardenal de \'alengia. )an por 1

abtor de aver escrito estas nuevas el conde de Rybagorga.


Católicos y muy poderosos Señores, j^o he tentado entre estos mercaderes
(le aver algund dynero para mi dps|)i-nsa, y hasta oy no lo he podydo aver, y

(i) .S'/f, por: ValentiiKiis.


- 157 —
no av ninguno que quiera hazer canbio, asy por r\ progio de la moneda des-
paña, que en esta tierra no se toma syno ascondydas y perdiendo mucho en
ella, como porque no tengo credylo. A
\'. ais. suplico que me manden pro-

ueer, porque ya ando tomando prestado. En este estado del señor .\rchidu-
que todas las monedas del mundo valen y tyenen puesto pregio por donde
las toman, syno la moneda de V. ais., questa ni tyene pregii) ni la quieren, O

no la han querido apreciar como las otras monedas, ni la osa nadye tomar,
syno son plateros para deshazella.
Del rev de Romanos diz que vienen enbaxadores aqui sobre el casamiento
de la Princesa. No son llegados. Pero Ximenes, vn tesorero de la Princesa, me
dixo quel rey de Romanos le avia enbiado agora mili varas de seda para que
quitase el luto. El Principe y la Princesa quieren yr a visytarla, porque ha
estado mal de tergianas.
Nuestro Señor, &.
I>e Bruselas a viu." de otubre de ([uinientos.

OTKA CARTA
para sus altcsas hecha en Bruselas a gituo de nouienbre de quinientos años.
Leuola Juan de Salinas, correo.

Salinas, correo de \ . ais., llego aqui a Bruselas a xix dias de otubre, y sa-
cadas que aquel truxo, luego el obispo de Malaga y yo fuymos a ha-
las gifras

zer relagion a la señora Pringesade todas las cosas que V. ais. escriuian, y
para consultar con su Alteza lo que se devia dezir al señor Pringipe, y pare-
giole a su Alteza que no podíamos tener otra mejor manera que mostrarle la
misma carta, quitadas della algunas cosas que no heran para que las viesen, y
nuestro parecer se conformo con el de su Alteza; y asy, mudadas algunas pa-
labras, leymos la carta al Pringipe en presengia de la señora Pringesa y del
obispo de Bysangon; porque al tienpo que fuymos a hablar al Pringipe, yo le
dixe que lo que le aviamos de dezir heran cosas que tocauan asy a la Pringesa

como a el, y que en su presengia aviamos de dezir lo que \'. ais. nos nianda-
uan que dixesemos. El Pringipe respondió que estava ocupada con la Pringesa
su hermana y que no podría estar presente. Vo todavía ensysty en que fuese
,

en su presengia la habla, y asy se hizo. El Pringipe fue por la Pringesa y la


truxo, y asentados, yo les dy sus cartas, y después de averias leydo, yo les
dixe: —
Señores: el Rey y la Rey na, nuestros Señores, escriuen al obispo de
Malaga e a mi algunas cosas que ayamos de hablar a V. ais., y porque nos
paregio que no las podríamos dezir por otros términos por do mejor luesen
— 158 —
enlendythis t|Lic mostrandi) ;\ Y . ais. la misma carta que sus Alte/as cscriuen,
acordamos de la traher aquL Sy les plaze que lo leamos, o que de palabra di-
gamos lo ([ue sus Ais. escriuen, sea a la elegion de \'. ais. El Pringipe respon-
dióque leyésemos la carta, y asy se hizo, y lo c|ue la carta contonia es lo sy-
guiente:
< Aymos vuestras cartas de onze de agosto, y las del l'riinjipe y la l'ria<;e-

sa, nuestros hijos, que con ellas vinieron, y la pintura de los ynt'antes, y con
todo ello ovimos mucho plazer. Asymismo vymos lo que hablastes al Princ^ipe

ante los de su consejo sobre venida suya, y lo que os respondieron que


la

acordarían sobre ello; y la consulta quel Pringipe hizo al rey de Romanos,


nuestro hermano, sobre su venida nos paregio byen, porque byen sabemos
que no les consejara otra cosa syno que se vengan syn ningund detenimiento,
V avnque luego se vinieran syn consultarlo con el, creemos que le ])luguiera,
pues que conogera quanto byen les esta esta venida y quanto les cunple.
vOuanto a las gragias que nos dan, dezid de nuestra parte a los dichos Prin-
gipes que no es menester de nos dar gragias por ello, pues que lo hizo Dios,
y demás desto, en ser ellos los que nuestro Señor Dios nos dio por sugesores,
por lo que conogemos dellos, y por sus virtudes y meregimientos, y por el
mucho amor que les tenemos, nos ha seydo }• es mucha consolagion y con-
tentamiento, porque de tales hijos no podemos esperar syno lo c|ue deseamos
de ver en ellos; y dezidles que las gragias que dellos querríamos es su presen-
gia, para que sean jurados por estos nuestros reynos, pues de otra manera no
se puede hazer.»
«Otrosy, sy se les haze muy grave de traher consigo al ynfante, dezirles
heisque byen pueden dexarlo alia por agora hasta que sea decpie mas hedad, y
no piensen que vyenen acá para nunca mas boluer alia, antes poilran yr e
venir todas las vezes que quisyeren después de ser jurados.»
Iten, porque podría ser que, o por acuerdo del Pringipe, nuestro hijo, o

por consejo del rey de Romanos, quisyesen enbíar enbaxadores antes de su


venida de los dichos Pringipes, dezirles heis que no es menester que los enbien,
[lorque en semejantes casos no se acostunbra de enbiar enbaxadores, y tan-
byen porque en tales casos se deve de esquivar toda dylagion; y que por el
amor que les tenemos, y porque conogemos que les cunple y mucho su pres-
ta venida, (picrríamos que ellos fuesen los enbaxadores, porque para ser rege-

bydoH y jurados por tantos y tan grandes reynos como son estos, no pudyen-
do ser jurados segund las leyes y antigua costunbre destos reynos syno es-
tando ellos presentes, no deven poner dylagion de vn solo momento en su
venida; y acuérdense de lo cpie yo, el Rey, híze (.[uando fuy llamado, c|ue
vyne en dos días desde Aragón, con dos de mul.i, y como vynieron el rey y
la reyna de Portugal, estando la Reyna muy ¡arenada, a mucha priesa desde

Portogal a 'l'oletlo, porque |)ara venir a regebir cosa tan grande ninguno se
mostró jamas ])er('zoso, y asy dcvrian ellos, syn ningund detenimii'nlo partirse
y venir a regciiír tan grande señorío como Dios les ha dado. Y dad vos toda la
— 159 —
priesa i[iie pudioroiU's en su venida, y dadles a entender cinc su venida no la

deseamos por lo cpie a nosotros toca, mas por lo que a ellos les cunplí', eomo
ijuiera ([ue deseamos nuiclm verlos; mas como conoscamos los peligros y yn-

convinientes que de la lardanc;a en los semejantes casos suelen o podrian ve-


nir, querríamos atajarlos todos ctin su presta venida.
-Xo escriuimos al ohisiio de l>ysanc,"i)n ni a mose de Bergas, porcjue cree-

mos i[ue no es menester, cjue syendo ellos tan prudentes como son,byen
creemos tpie miraran en esto lo que convyene a
honrra y prouecho de su la

Prin(,-ipe, v que le consejaran como ñeles vasallos y seruidores; y tanbyen

dexamos de le escriuir por no ponellos en mas congoxa y priesa de la que


ellos se ternan en dar borden en la venida de los dichos Princjipes, nuestros
hijos, pues somos byen giertos que conogeran quanto cunple la brevedad de
su venida.^
Iten, porque creemos quel rey de Romanos les avra respondido mandán-
doles que syn ningund detenimiento se vengan, sy asy es, dires a los dichos
Pringipes que en qualesquier navios de nuestros naturales que alia están, o
de los suyos, se pueden venir; porque como quiera que vengan vyenen byen,
pues vyenen a su casa; y que no es necesario hazer grandes cosas para su ve-
nida, pues que cada dya podran enbiar por lo que quisyeren.
\' asy leyda la escritura, el Principe dixo: —Yo querría que me diesedes
eso en latyn, porque mejor entendamos todas las palabras. Respondimos que
se lo daríamos; y asy se le dio en latyn traduzido.
Después desta habla, paregionos al obispo de Malaga y a mi de hablar a
mose de Bysangon y mose de Bergas, y diximosles: -El Rey y la Reyna,
a —
nuestros señores, nos escriuen sobre la yda de los señores Pringipe y Prin-
gesa en España, por no daros con sus cartas mas priesa de la que vosotros os
terneys para aderegar las cosas que son negesarias, asy para la partida de los
dichos Señores como para dar borden en como todas las cosas de acá sean o
queden byen hordenadas; y como sus Altezas os tengan por personas discretas
y prudentes, y que juzgares de quanto momento es esta cosa y quan grande,
creen que vosotros dares tanta priesa al señor Pringipe para que abreuie su
camino, que no es negesario que sus Altezas vos escriuan sobre ello. Mas
como quiera que este sea el ]3ensamiento de sus Altezas, nosotros os quere-
mos dezir c[ue nos maravyllamos como se tyene tanto descuido en vna cosa
tan grande como es esta, porque para yr no vemos que se haze ninguna pre-
paragion, ni para las cosas que son negesarias para los que han de yr, ni para

como aya de quedar, y las cosas que no se comiengan nunca se


este estado
acaban. Byen seria que pues son muchas las cosas que aveys de proveer, que
comengasedes por algima, y asy verniades a la fyn de todas, porquel tienpo
se pasa presto, las cosas son muchas y grandes; no comengandolas, no podres
venir al fyn dellas; asy que pues vedes quan grande es esta cosa y de quanto
l)eso, quitad toda dilagion y vsad de brevedad, porque en vn momento podria
aconteger cosa que fuese ynrrcparable; y el Rey y la Reyna, nuestros seño-
— lOO —
res, como sapyentysymos, ([uieren proueer a todas las cosas mientras tyenen
tienpo, y sy desean que estos Señores, sus hijos, abreuien su yda, no lo de-
sean por otro fyn syno por lo que al señor Pringipe y Princesa cunple; y esto
esta muy claro que sus Altezas no lo desean por otra cabsa ni negesydad (¡ui-
tengan de su yda, como quiera que rec;ebiran mucho descanso y plazer de
verlos. V pues vosotros dos soys los que aveys de llevar la gloria de lo iiuc
byen hecho, y asy se os ha de cargar la culpa de lo contrario, lo
se hiziere
que pudiedes hazer oy no lo dexeys para otro dia, porque en la tardanza
sienpre ay peligro en los semejantes casos.
Respondyeron que ellos cono(;ian muy byen quan grande hera esta cosa,
y como convenia la yda del Prin(;ipe y que hera muy negesaria; y que tan-
byen conogian que desear \'. ais. que su yda i'uese breve, que esto no hera
syno por que cunplia al Pringipe e a la Pringesa; y que avnque nos pare-
lo

gia a nosotros que no se hazia ninguna preparagion para su partida de! Prin-
gipe, que se hazia todo lo que hera posyble de se hazer; mas que no querían
hazello publico, y que agora se entendya en como se oviese el dynero con
que las tierras avian de seruir en vn año, pagado por plazos, que fuese pagado
todo junto, y en otras cosas muchas que convenían, asy para la partida como
las que tocauan a la governagion deste estado; mas que no hera posyble antes

de ser pasado el ynvierno aver de yr, porque por tierra no hera razón que
tuesen, y por la mar que no hera razón de ponerse a peligro en tal tienpo syn
muy evydente negesydad; y quel Pringipe avia deliberado de enbiarle a el
por enbaxador a V. ais., y que esto se hazia por muchos fynes: vno, por no
pareger desagradegidos a V. ais. de tanta merged y amor como avian hecho
y mostrado a estos Señores; otra, por dar cuenta a los que mirauan, asy como
el rey de Frangía y el de Inglaterra, que no dixesen que avian caregido de

discregion en no enbiar enbaxada antes de su yda del Archiduque; otra, que


hera razón de saber el como y quando
y por donde y a donde avian de des-
enbarcar, y para otras cosas que mas se avian de dezir a V. ais.
Repondimosle que ya avian visto en la habla que hezimos al Pringipe y a
la Pringesa como V.
ais. dezian que los enbaxadores querían que fuesen ellos,

y que sy yva con yntingíon de dar dylagíon en la yda del Pringipe y de la


el

Pringesa, que no nos paregia que devia yr, porque ni seria byen oydo ni
byen regebido, y que como amigo le aconsejavamos que no acebtase tal viaje;
y que sy quería seruir byen a su Pringipe y a V. ais., que acortase este cami-
no quanto pudiese, y con aquello se harían byen todas las cosas, y que todo
aíjucUo que dezian se podía saber por correos, y muy mas presto que no

yendo enbaxadores. Respondió: No so yo tan syn consejo que oviese de
ponerme a tanto trabajo para enojar y desseruir al Rey y a la Reyna despaña;
mas sy voy, voy con yntingíon de asentar con sus Altezas dya y tienpo para
la j'da destos Señores; y lo que yo asentare alia yo haré que se cun|)la acá

syn falta, y sy supiese que asy no se avia de hazer y que yo avía de salir menti-
roso, no tomarla tal cargo. V asy pasamos muchas platicas sobre esta materia.
— t6i —
^' después desto l'uynios a hablar al Principe y a demandalle respuesta
sobre lo ([ue le aviamos dicho. Respondiónos su chancjiller en su |3resengia:
— El bycn entendido lo que le dexistes de parte del Rey y de la
l'ringipe ha
Reyna, y tanbyen ha entendido lo que habiastes a mose de Risangon y a
mose de 15ergas, y regragia al Rey y a la Reyna, sus señores, la voluntad que
muestran y deseo que tyenen que el vaya en España para ser jurado y rege-
bido por aquellos reynos; mas como el aya de entender en muchas cosas, asy
para lo que toca a su yda como para lo que toca a dexar sus tierras en buena
governagion, no asy brevemente se puede hazer syn que aya alguna dilagion
de tienpo, y esta sera la menos que podra ser; y no se presuma quel Pringipe
toma esta cosa con animo lento, mas tan caídamente como conviene; y por-
que ya es el ynvierno y no es razón de ponerse a peligro del mar syn grande
negesydad, ni avn vosotros se lo consejariades, a acordado todavía de enbiar
al obispo de Bisangon, como persona muy acebta a el, y sy otra persona mas
acebta tuviese, aquella enbiaria para asentar y congertar el tienpo y dia de
la partida y a donde yran a desenbarcar y como an de yr, y a declaralles

otras cosas secretas de su coragon. Y esto no se haze por dilatar, porque en


todo conplira el Archiduque la voluntad del Rey y de la Reyna, sus Señores;
mas pues por cabsa del tienpo del ynvierno se a desperar su partida hasta
que pase, no es ynconviniente enbiar enbaxadores, pues estos no han de yr
a dilatar, syno a abreviar. Y porque mejor se puedan saber las cosas y mas
breve, quiere poner el Archiduque postas de aqui a Bayona, y que sus Alte-

zas laspongan desde donde estuuieren hasta alli porque mas presto sea avi-
,

sado de lo que sus Altezas mandaran. Asy que el Archiduque escrivira decla-
rando su voluntad a sus Altezas. Y esto os dize para que vosotros lo escriuays.
Nosotros le suplicamos que lo que nos dezia nos lo diese por escrito, por-
que no queríamos variar en vna palabra. Respondió que nos daría la copia de
la letra quel escríviese a Y. ais.

Mucho avernos trabajado el Obispo y yo, cada vno por su parte, por sen-
tir deste obispo de Bysangon el fyn de su yda y a todo quanto del por ro-
,

deos y hablandole claro avernos podido alcangar ha sydo quel no va a otra


cosa syno a abreuiar la yda del Pringipe y de la Pringesa; mas como el sea
tenido por onbre doblado, no pueden quitarse las sospechas; mas por otro
cabo, syendo la cosa de la calidad que es, parege que no ay razón para que
este haga otra cosa; mas junto con ser este el pringipal proposyto con que el
es enbiado, otro es mas pringipal por el que el va. El piensa que esta mal en
gragía de \'. ais., y como vea que esta es coyuntura para poderse soldar y
para aver lo que mucho ha deseado y procurado, que es alguna dínidad en
esos reynos, no la quiere perder, y avn presúmese que, como no le sera
segura quedada suya acá en la governacion deste estado, por ser desamado
la

de muchos, que querrá hazer alia su vida; y para tener ya ganadas las volun-
tades de V. ais. antes de la yda del Pringipe, no quiere dexar de gozar desto,
que sy agora lo perdiese no lo cobrara.
— 1 62 —
El rey de Romanos se dize que esta en Xolenberg, y que en breve defen-
derá en estas partes. El Archiduque mesmo me lo dixo. Dizese tanb'yen quel
Archiduque quiere yr después del san Martin a Lugenburg, es muy gerca de
Colonia, donde se espera que verna el rey de Romanos. Unos dizen que la
cabsa de la yda es por verle; otros dizen que va a demandar aquella provin-
gia algund seruicio; otros dizen que va a sacar aquella prouincia de manos
del marques de Bada. No se dize por nadye qual desto sea la cavsa de la yda;
todas tres pueden ser.
Los enbaxadores quel Archiduque tenia en Frangía son agora venidos. De
su venida no se ha sabido cosa que verdaderamente se pueda escriuir, syno
que en casa de la pringesa Margarita se dixo a mese de Veré: Venidos son —
los enbaxadores que heran ydos a Frangía, y diz que trahen grandes cosas y

muy nuevas. Mas hasta agora no he podydo saber cosa particular.


De lo que toca a la damisela de Simay, al Obispo lo pregunte. Dize que
hasta agora no ha ávido sentimiento que ella procure de yr. Yo estare auisado
para sentyr que avra, y haré lo que V. ais. mandan.
lo

De las cosas que tocan a Inglaterra, luego en la ora que llego este correo
despache vn correo con las letras que venian para el dotor de Puebla, y con
la escritura que se avia de dar al rey de Inglaterra, y asymismo enbie al dotor

el poder de la señora pringesa de Gales, que avia dos días quel dotor de Pue-

bla me avia enbiado el pliego de cartas de V. ais. donde venia aquel poder y
le escriue lo mas encargadamente que yo pude para que luego pusiese en

obra de enbiar a V. ais. el despacho de todo lo que le enbiaua a demandar, y


que me escriuiese, porque cunplia al seruigio de V. ais. Sy el no me escriue,

lo qual yo asy lo creo, yo no podre saber sy despachan aquellas cosas o sy no;


mas sy yo sabré que no las ha despachado, o que no las despacha, guardando
los términos que V. ais. mandan, yo me partiré para Inglaterra, avnque qui-

syera, sy pudyera, boluer las espaldas a la mar.


Ouanto a lo que V. ais. escriuen tocante a quedar la pringesa Margarita
por governadora en este estado, o con algund cargo en el, creo que están to-
dos quitados dése pensamiento, y que hasta agora ni ellos ni ella no lo han
pensado; mas todavía estare en vigilancia para lo entender, y sy lo entendie-
por los mejores modos que yo podre y sabré.
re, para lo estorvar

Otra cosa no ay por agora syno que estos señores Pringipe y Pringesa y
ynfantes están muy buenos, loores a Dios. La preñez de la señora Pringesa no
salió como Musior de Lucenburg, Dios lo guarde, esta cregido, se-
se dezia.
gund la hedad, que es maravilla. Madama Lonor es la mas salada criatura que
nunca vy. En escriuir lo que me parege de la señora Pringesa querria estender
la mano; mas porque mi seso no sabrá dar los loores que a tal Pringesa perte-

negen, me con dezir solamente que parege byen que es


callare hija de V. ais.

en todo, y que de su hedad es syn par en el mundo.


Nuestro Señor, &.
De Bruselas a v de nouienbre de quinientos.
i63 -

OTRA CARTA
para sus altezas hecha en Bruselas a xxii de noiiienhre de quinientos años.
Fue por via de los mercaderes de Brujas: fue duplicada dos vezes por la mis-
ma via de los mercaderes.

Después que escriui a V. ais. a los ginco dias de nouienbre. ha sugedydo


que vn dya, en casa del argobispo de Bisangon, hablando en su yda a España,
murmura van el tienpo que avia menester para yr e para estar y para venir, en
lo qual se entendya quel Pringipe y la Pringesa no partirian de acá hasta quel

fuese tornado, y vna persona que yo tengo avisada para que me avise de lo
que supiere, vinomelo a dezir, y yo acorde de yr a hablar al de Bysangon so-
bre ello, porque sy asy hera verdad, no se conformava aquello con lo que nos
avia dicho al obispo de Malaga y a mi juntos, y después a cada vno por sy,
que el no vernia despaña hasta tanto quel Pringipe y la Pringesa fuesen por- ,

quel dexaria acá las cosas de manera asentadas, que el dya quel dixese a
tal

V. ais. en que los Pringipes partirían, fuese gierto y syn falta; y yo le tome
en su posada y le dixe: —
^ o vengo a hablar con vos, y muy francamente,
como se deve hablar con amigo. Yo he sabido que hablando en vuestra yda
despaña se ha dicho tal y tal cosa, y sy asy es verdad, y vos vays con tal
pensamiento de tornar acá antes quel Pringipe y la Pringesa partan yos con- ,

sejo que no tomes tanto trabajo, porque no sacares del ningund buen fruto,
que en la ora que salierdes del proposyto que el obispo de Malaga y yo es-
criuimos al Rey y a la Reyna, nuestros Señores, no seres escuchado ni byen
visto, porque todo lo demás que querres hablar que no sea coniorme a abre-
uiar la yda destos Señores, sera mal tomado y mal escuchado, y vos perderes
el credyto para que nunca mas sus Altezas os quieran oyr, ni negogiar con
vos; y podria ser que pusj'esedes tanta dolengia en el negogio, que fuese yn-
curable. Por tanto, yo otra vez os consejo que no tomes este trabajo, ni pro-
cures esta yda, sy vays con yntingion de dylatar su partida vn solo momen-
to; y mas byen del negogio, que no hables en
os consejo que sy quereys el
otra materia ninguna, porque se dize por algunos que vays con yntingion de
saber y asentar como ha de yr el Archiduque, y lo que le han de dar, y las
villas o tierras que ha de tener, porque quien les da el todo dalles ha la parte

que verán que convyene darles. Y esto se ha de dexar a la voluntad del Rey
y de la Reyna, mis Señores, y no a voluntad de otro, ni es justo pedirlo. Y
demás desto, no querría que onbre tan cuerdo como vos fuese con tal enbaxa-
da, que llamando al Pringipe para dalle aquellos reynos, lo tenga en tan poco
— l64 —
que quiera capitular sobre su yda, como ha de yr, y lo que le han de dar. Xo
quiero tanto deziros quanto se os podría dezir sobre esta materia, sj-no con-
cluyr con deziros que sy vays con otro proposyto del que hasta aqui aveys
dicho, que seres mal visto y mal despachado, y que vuestro Señor no regebi-
ra ningund seruigio de vuestra yda; y sy me quereys creer, pues que ya te-
neys determinado de yr, no avreys de dezir otra cosa sino: Señores, yo soy
venido por mandado del Pringipe, vuestro hijo, y vengo a saber que es lo que
lemandays, porquel esta presto para lo obedeger. Y junto con esto, que pon-
gays por obra lo que les dixeredes, y sy esto hazeys, vos avreys mejor des-
pacho que lo deseays.
El me respondió: — üuanto a lo que dezis que en mi mesa o en mi casa se
hablo de tal cosa, yo lo niego; a lo menos delante de mi. Quanto a esotras co-
sas, no soy yo tan loco que no tenga
esta cosa por tan grande quanto ella es;

y que oviese yo de tomar carga de yr con cosas que desagradasen al Rey y a


la Reyna, vuestros Señores, ni soy tan desleal que tentase y^o cosa en que pu-

diese venir daño o perjuyzio a mi Señor. Yo voy con yntingion de dezir eso
que vos dezis que diga, y ávida respuesta de lo que sus Altezas querrán, en
aquella ora les demandare ligengia para yr a ver las cibdades de sus reynos,
y escriuire al Archiduque que luego ponga en execucion su camino, y esto
vereys por la obra.
Otro dya, aquella mesma persona me dixo: Sabed que se dize que mose
de Bysangon va con Archiduque a Lucenburque. Yo fuy a el y dixele:—
el

Dizen que vays con Archiduque a Lucenburc, y, gierto, me plazeria, por-


el

que para sacar aquel estado de manos del marques de Bada, mucho aproue-
charia vuestra prudengia y espiriengia; y por otro cabo, me parege yncon-
viniente que ayays de yr alia, porquel tienpo esta muy adelante, y sy fuese-
des a Lucenburc, no podiades yr tan ayna a España, y vn dya es vn año; mas
sy todo se pudiese hazer y se pudiese medir el tienpo, no seria malo que os
hallasedes en esto. Esto le dezia mañosamente por ver sy le sacarla algo. El
me respondió que verdad hera quel haria algund prouecho sy alia fuese, mas
que no dexaria la yda despaña por cosa del mundo, que estotro syn el se po-
dría hazer de manera que no haria falta. Visto que estaua firme en la yda, yo
le dixe: —
-Yo os quiero acordar de lo que os dixe estotro dya, y querría que
estuviesedes confirmado en este proposyto, porque con esto haréis muy byen
las cosas del Archiduque, y las vuestras no se harán mal. El replico que le

dixese sy le tenia por cuerdo. Yo le dixe que sy. Dixo: —


Pues estad seguro
que no he hecho locura hasta oy, y que no la haré agora en este caso. Yo le
respondy que yo lo querría mucho, mas que avia oydo dezir que nunca nin-
gund onbre paso desta vida syn hazer vna locura, y que las locuras de los
cuerdos heran las verdaderas; que se guardase mucho que no fuese esta la
quel avia de hazer, porque seria la mayor que ninguno podría hazer ni pensar.
Después de dicho todo esto, yo supe que el de Bergas y otro de Malonbes
andavan en hablas con la Pringesa, y no podía alcangar a saber el secreto, y
—,

- 165 -
no lo osava preguntar a la Pringosa, y asymismo el obispo de Malaga lo syn-
tia, y acordamos entranbos que yo dixese a la Pringesa lo que avia pasado
con elde Bysangon, y que por aventura nos diria sy traya con su Alteza
algund trato encubyerto de nosotros. Y yo la hable delante del obispo, rela-
tando que tengo escrito. Su .Alteza respondió como enojada, diziendo:
lo

Pues no sabeys lo que negocian mose de Rergas e mose de Malonbes. \'inie-

ron a mi y me truxeron vn escritura para que la firmase y sellase, escrita en


latyn, y yo la ley, y paregiome que hera poder, y respondiles que yo no fir-
marla tal escritura, y porfiaron mucho comigo que la firmase, y demandá-
ronme qual hera la cabsa porque no la queria firmar, y dixeles: — Porque desta
escritura no les plazeria al Rey y
Reyna, mis Seíiores, porque no es con-
a la
forme a lo que se ha platicado quel arzobispo de Bysangon en su enbaxada
ha de hazer, y porque al argobispo no le cunple levar tal escritura. Y otras
muchas razones dixo su Alteza que les avia dicho. En fyn, ellos se fueron, y
diz que el Pringipe vyno luego a la Pringesa a le rogar que firmase la escri-

tura; y como quiera que su Alteza porfió mucho por no la firmar, por no
descontentar al Pringipe, la firmo, diziendole: —Yo la firmo contra mi volun-
tad, porque se que nos ha de dañar; mas sera gierto el Argobispo quel no
leuara letras mias para el Rey ni para la Reyna, mis Señores. Y asy firmada
la escritura, otro dia vyno el Argobispo con el Pringipe a la Pringesa para que
sellase la escritura, y la Princesa hizo otro tanto al sellar que al firmar; y el

Argobispo, visto aquello, fuese mal contento. La Pringesa les dixo: —Vean
esta escritura el obispo de Malaga y el enbaxador, y sy ellos dixeren que es
para firmar, yo la sellare. A esto no quisieron salir en ninguna manera quel
Obispo ni yo lo supiésemos. De manera que, ydo el Argobispo descontento, el

Pringipe a la noche dixo a la Pringesa: —Xo quesistes sellar aquella escritura

y parege que aveys hecho poca confianga del Argobispo; el esta muj' ynju-
riado, y dize que no quiere yr a España; y sy el no va, yo no puedo yr alia,
ni yre en ninguna manera, porque yo no se como tengo de yr, ni conosco la

manera de la tierra, ni de la gente, ni de los negogios, y conviene enbiar pri-


mero algunas personas que lo sepan y conoscan, y sj' el Argobispo no va, yo
no enbiare otro, y asy yo no yre a España; por eso convyene que le envyeys
a llamar y que le rogues que vaya, y que selles aquella escritura. La Pringesa
estaua con congoxa de lo que haria y demandónos nuestro pareger. Paregio-
,

nos al Obispo e a mi que hera menos ynconviniente que este fuese y levase
esta escritura que no que se ynpydiese su yda, porque segund es cabegudo y
lleno de soberuia, porque todo el mundo vea quel es el que puede hazer y
deshazer lo que quisiere con este Señor, tomara vn revés que no se pudiese
tornar a enderegar syn mucho enojo; y pues V. ais. pjdian ser prevenidos de
lo que este Ileua y de lo que acá es pasado, que su Alteza devia sellar la

escritura, porque yo haria vn correo que llegase antes que el, para que
V. ais. supiesen todas las cosas, y que sabrían curalle su enfermedad; y por
otro cabo nos paregia que sy la señora Pringesa nos diese ligengia para
— i66 —
hablar claro, que devriamos dezir al Archiduque que en nin^^una manera en-
biase los enbaxadores, porque no serian byen regebidos, pues que sabíamos
que llevauan cosas con que darían enojo a V. ais., y que no aprouecharian
nada en los negogios. En este pareger hallavanios muchos ynconvinientes,
porque este Señor no sabe comer sy el argobispo de Bysangon no le dize que
coma; y es tan señor del, que yo no vy religioso que tanta obydiengia tuviese
a su mayor. V lo que la escritura contyene, por el traslado della que aqui va
lo verán V. ais.

Mucho avernos ]3laticado el obispo de Malaga y yo con la señora Pringesa


de la forma que con estos enbaxadores se devia tener, porquel Archiduque y
los de su consejo syenpre nos han dicho que estos no van syno a saber la
voluntad de V. ais. y dalles gragias de lo que han hecho. Las obras paregen

al contrario de lo que dizen, ¡morque ellos se andan escondiendo de los que


aqui estamos, y por lo que procuran de llevar, parege que van por otro efeto
de lo que an dicho; y paregianos que con estos es menester tener vn modo
en el negogiar el qual tyenen los venegianos con los alemanes, que avnque
les vaya la vida en vna cosa no les muestran que la desean , y tanto quanto
mas la mas fríamente la procuran; y, gierto, estos son de tal condigion,
desean,
como son armados sobre falsedad y tengan el pensamiento puesto mas en su
prouecho que en otra cosa, sy conogen que se desea vna cosa y que con
mucha calor se demanda, avnque sea cosa que a ellos les cunpla, la dilatan
por ganar mas en la negogiagion, y sy es cosa que les cun])le y veen que
floxamente se negogia, ellos le ponen calor. Asy que, conogida esta condigion

en ellos, V. ais. sabrán como les han de hablar, porque byen avernos cono-
gido esta condigion en ellos en este negogio.
Sobre todo nos paregia que estos enbaxadores ni devian de venir de alia
antes de que el Pringi]")e y la Pringesa, avnque se quisyesen venir, porque

este de Bysangon no tyene verguenga de dezir vno y hazer otro, y como su


fyn pringipal sea desta yda ganar algo, porque ya lo ha dicho claramente, sy
vee que se le alarga la esperanga, no dexara de hazer todo lo quel podra, has-
ta venir al fyn de su deseo. A mi me dixo estas palabras: — Yo soy tan cabe-
gudo, que quando tomo vna cosa por opinión, ella se ha de hazer o el mundo
se ha de trastornar. Y a la Pringesa dixo: —-Syno fuese byen regebido en Es-
paña y tratado, yo me tornare a mi plazer y paso a paso.
La Pringesa me dixo que escriuiese a Y. ais. quel Pringipe le avia dicho
que los enbaxadores suyos que estauan en Frangía le avian dicho quel rey
de Frangía les avia dicho quel Rey de los Romanos le avia enbiado a dezir
que por que en los tienpos pasados avia ávido
atajar todas las dyferencias
entre la casa de Frangía y la casa de Borgoña y agora avia, y asymismo las
suyas dellos, le paregia que seria byen quel Ynfante, fijo del Pringipe y de
la Pringesa, casase con hija del rey de Frangía;
y que le avian dicho mas los
dichos enbaxadores, que avian hablado con el enbaxador de V. ais. que esta
en Francia este negogio, y que les avía dicho que V. ais. lo querían y heran
.

— i67 —
contontds dolió, y quel rey úc Frangía Ki (|iK'r¡a, y que avia dicho que sy
no ovicse hijos, ([ue daria en casamiento a su liija a Bretaña y al ducado de
Milán, y que agora el Pringipe no cjueria ha/er en este caso ninguna cosa syn
que la iVingesa lo supiese, pues tanta parte dello le cabia, y que el enbiaria
al Rey, su padre, los mismos enbaxadores para que lo concluyesen o para

ver lo que quería que se hiziese, pues al rey de Frangía le plazia; que se lo
azia saber porque quería que fuese con su voluntad. La Pringesa le respondió
que syn V. ais. no se devía entender en tal materia, y que en este caso no ter-
nia pareger, ni consejo, ni consentimiento antes de consultallo a V. ais. Dize
la señora Pringesa que V. ais. deven dar en esto breve respuesta; que segund

el Ynfante es ya mangebo y deseoso de casarse, no se podra detener mucho

tienpo la conclusyon del casamiento.


Asymismo me díxo que la pringesa Margarita le avia rogado que escriuie-
se a V. ais. sobre sus negogíos, y que fuese la carta muy encargada, y que lo

hizo. Díze su Alteza que asy en esto como en todas las otras cosas que escri-
uira, V. ais. hagan lo que sera su seruicio, porque aquello es lo que su Alteza
quiere y no otra cosa; y tanbyen mose de Bergas le demando cartas para que
V. ais. les pagasen sus pínsiones a el y al conde de Nasavt, y dioselas por

ynportunidad, que no por gana de dargelas. Dixome mas su Alteza que


creya que la pringesa Margarita ponía a estos en muchas cosas, mas que no
lo sabia por muy gierto, syno que tenia sospechas dello.

Los enbaxadores parten mañana lunes, que se contaran xxiu días de no-
vienbre; todavía se sospecha que pasando darán vista al rey de Frangía.
Nuestro Señor, &
De Bruselas a xxii de nouienbre de quinientos.

OTJiA CARTA
para sus altezas hecha en Bruselas a syete dias de dizienbre de quinientos
años. Fue duplicada: la vna, por via de los mercaderes de Brujas, y la otra
leuo Mathco de Lira, correo, vezino de Burgos.

Después que escriui a vuestras Magestades a los xxii días de nouienbre,


elarcobispo de Bysangon se detuvo otros ocho días, y no podimos saber la
cabsa de su detenimiento; mas sospechamos que seria la venida de vn caua-
llero del rey de los Romanos que vino al Pringipe y truxo cartas a la Prin-
gesa;y aquel díxo quel rey de los Romanos enbiaua a mandar al bastardo,
marido de doña Marina Manuel, que fuese enbaxador a V. ais., y hallo al
— i68 —
bastardo en el camino, que yva al rey de los Romanos, y diole las cartas que
le traya, y el bastardo se boluio para yr a V. ais. Y
con esta nueva pensamos
quel arcobispo de Bysangon se detuvo y hasta saber del Principe lo que aquel
cauallero sobredicho traya, porquel Principe hera partido para Lucenburc; y
en este tienpo quel argobispo de Bysancon se detuvo, el bastardo no vino, y
elArgobispo se partió para España lunes dia de sant Andrés.
Donjuán Manuel escriuio a la Pringesa esta carta que se sigue: «El rey
de los Romanos no ésta byen contento quel argobispo de Bysancon vaya a
España, en espegial syn su consentimiento, y cree que quiere vender esta
vuestra yda a sus Altezas y poner mal entre el y ellas. Esta determinado de
yr este ynvierno en todo caso a verse conel Pringipe y con V. al., y hazer

poner en obra vuestra yda a España. El congierto del casamiento del señor
ynfante don Carlos y de la hija del rey de Frangía creo que es casi concluydo.
El Rey esta con gana de concluyr luego el amistad de Inglaterra. Asymismo
esta de pensamiento de hazer tomar al Pringipe y a V. ais. tytulo deRey y
Reyna de Bohemia, porque dize que agora halla escrituras que le pertenege.
Quisyera que de alia le respondieran mas claro en
la yda despaña, porque

diz que le responden escuro.» Todo esto me ha dicho en secreto. Asy lo tenga
V. al., avnque no lo sea. Y tanpoco quiere que se diga que ha de yr alia,
syno desdel camino escriuirlo. Pareceme que quiere enbiar a España enba-
xada, y preguntóme quien me parecía. Dixele que el bastardo, mi cuñado.»
Esto dixe creyendo que es buen seruidor de V. al.
Escriuio el Turco a sus enbaxadores que tiene con el rey de \^ngria ha-
ziendoles saber la vitoria que ovo de los venegianos, y llámalos enemigos de
nobleza; y dezia que presto queria yr a Roma a castigar al Papa, que le dizian
que hera mal christiano.
El Pringipe, como tengo dicho, es ydo a Lucenburc; estuvo para tornarse
del camino por el mal tienpo que le hizo, mas los nobles de aquella prouingia
le suplicaron que no se tornase, syno que todavía les fuese a visytar. Créese

que desta vez la sacara de manos del marques de Bada, o a lo menos la de-
xara mas gierta a su seruigio. Yo no fuy con el Pringipe por esperar al fyn de
la partida del argobispo de Bysangon, o por conocer de donde procedía la

dilación de su partida.
Nuestro Señor, &.
De Bruselas a syete de dizienbre de quinientos años.
1 69

OTRA CARTA
para sus altezas hecha en Bruselas a xii de henero de 501 años. Leuola Ma-
theo de Lira, correo, vezino de Burgos.

El primero dia deste mes de henero me dieron vn pliego de cartas de


V. ais., el qual me enbio el dotor de Puebla con vn caballerizo de la señora
Princesa, y hera duplicado de otras que ya avia regebido, y vna copia de
el

vna carta que V. ais. mandaron escriuir al obispo de Malaga en respuesta de


otra quel avia escrito a vuestras Magestades; y como al tienpo que estas car-
tas sobredichas llegaron el Principe hera ydo a ver a su hermana la Pringesa,
esperamos su venida para hablar en la materia que \". ais. mandan; y el Prin-
gipe vyno sábado a ix dias deste mes de henero. Y oy domingo, después de
la misa, Obispo y yo le hablamos delante de mose de Vergas, y le leymos
el

la carta de \'^. ais.; y sobre aquello le diximos algunas cosas, a las quales res-

pondió que estava determinado de conplir en todo y por todo los manda-
mientos de V. ais., y que con este pensamiento, ayer sábado dixo a los esta-
dos su determinada voluntad, que hera de yr a España, y que no esperaba
otra cosa sino lo que V. ais. le mandarían, y, por tanto, que les rogaua que
le ayudasen con c© florines para esta yda, y que fuese lo mas breve que se
pudiese, porque no esperava sino quel argobispo de Bysangon, que avia
enbiado a V. ais., lescriuiese, y que queria tener todas las cosas necesarias
para su camino aparejadas, porque sy V. ais. le escriuiesen que, vista su car-
ta, se partyese, quel no sentendia de detener vn solo momento, y que esto
mismo nos respondya a nosotros: que en la ora que V. ais. le escriuiesen
partirla, y que en ninguna cosa saldría de su mandamiento; }• quel argobispo

de Bysangon no hera ydo para dilatar su yda, sj'no para la abreuiar mas, por-
que hera razón de enbiar alguna persona delante para que le avisase de lo que
avia de hazer, por esto le avia enbiado;y que nos gertificaua que de aqui a
tresmeses ternia todos sus negogios despedidos y todas sus cosas asentadas
y navios aderegados, porque en la ora que viese las cartas de V. ais. pusiese
en obra su partida syn dilagion; mas que de vna cosa avisásemos a V. ais.,
que Pringesa estava preñada, y que hera gran peligro ponella en la mar
la

estando asy, que pues no corria peligro su detenimiento hasta ser parj^da,
y pues paryria a tienpo, que después del parto seria buen tienpo para na-
vegar, que V.ais. devrian querer que se esperase su partida hasta ser paryda

la Pringesa, y donde otra cosa mandasen \. ais., que aquello se obedecerla.


A esto le replicamos que su Alteza tuviese todas sus cosas en punto, que no
— 1/0 —
hera peligro ninguno a las preñadas entrar en la mar, mayormente que a la

Princesa ningund mal le hazia la mar; mas que sy por caso V. ais. mandasen
que la yda gesase hasta ser paryda la Pringesa, que no se aventiiraua nada en
estar todo apergebido; y sy nuestro Señor la alunbrase de vn hijo, que po-
dían lleuar a musyor de Lucenburc y dexar acá el que nagiese. No lo ovyt -

ron por ynconviniente, antes mostraron que hera razonable de se hazer. Y


también, prosyguiendo por la materia, diximos que madama Leonor en nin-
guna manera la devrian dexar acá, pues quedava acá musyor de Lucenburc.
Tanbyen me parege que mostraron buen rostro a esto. Asy que esto es, muy
poderosos Señores, lo que nos ha sido respondydo a lo que V. ais. escri-

uieron.
Este correo avemos hecho porque nos escriuieron de Brujas que las car-
tas que aviamos escrito a xxn de nouienbre heran perdidas, y sospechamos
que las ayan tomado; y porque V. ais. no nos tengan por negligentes que no
les advertymos de las cosas acá platicadas, acordamos de hazer este correo,

asy para que V^. ais. sepan lo de estonges y lo de agora; como quiera que yo
tengo enbiado el doble de aquellas cartas por otra via, mas regelando que no
avra buen recabdo, pues las primeras lo han ávido malo, teniendo el viaje

por muy seguro y cierto, acordamos de enbiar este, como dicho tengo.
Madama Margarita es venida aqui a Bruselas, quel Pringipe fue por ella;

y partió de aqui el y estuvo hasta que fue pasada la


dia de los Inogentes,
fyesta de los Reyes. Dizese que se haze el casamiento della y del duque de
Saboya, y que ella ha enbiado vn su maestresala al rey de los Romanos para
lo concluyr; y no estando b\'en gierta que se concluyra, dizen que trabaja

por quedar en la governagion deste estado, y que le queden en poder sus


sobrinos. Trabajamos por saber la verdad, y sabydo que es, asy trabajaremos
de lo estorvar.

El argobispo de Bysangon ha estado los tres dias de pascua en la corte


del rey de Frangía, segund aquí se ha dicho y afirmatyve. Antes que partiese
me lo avian dicho a mi, que avnquel rey de Frangía estuviese desviado de su
camino tres jornadas yria por allí. Ya lo escriui a \^. ais.

Mucho están alegres los de la corte con la preñez de la Pringesa, porque


piensan que se dilatara por aquello su partyda, y cuentan el tienpo, y llega

la cuenta suya al otubre, y llegados alli ponen dyficultad en el tienpo y alar-


gan la partida para el otro verano; y esto se platica entre personas que se
cree, y es asy, que saben algo de los secretos consejos. Lo que los vnos y los

otros dizen escriuo a V. porque de todo sean sabidores.


ais.

En otra carta enbie a suplicar a V. ais. que quando hordenasen la casa de


la señora Pringesa, me hiziesen merced de vn oñgio en su casa; y dame atre-

vimiento a suplicar a V. ais. que me hagan merced la gana y voluntad con


que syrvo, y avnque mis seruigios no sehan dignos de remuneragion, no
les

miro yo que soy el que pide la merged, mas que son V. ais. los que la han
de dar, v que me podran hazer dyno de la regebir. A V. ais. suplico que me
- 17 1 -
quieran hazer nierci'd de vim do dus otigins; a i^erero mayor, o azeniilero ma-
yor, avnque tengan el nonbre contrario de enhaxador; y sy ninguno des-
al

tos, ni otro, V. ais. no me concedieren, no menos alegre yre a poner la vida


por vuestro serui^io que sy me ovyeran dado la contaduría mayor del reyno.
Nuestro Señor, &.
1 )e Bruselas a xu de henero de =;oi años.

OTUA CARTA
para sus altezas hecha en Gante a ocho de hebrcro de ¡oí años. Enbiose por
la vía de los mercaderes de Brujas, enderagada a Diego de Soria, vezino de
Burgos, para que la enbiase a sus altezas. Fue duplicada enderezada a Mar-
,

tin Sánchez de Qa>nudio , vezino de Bilbao por la mar.


,

A los xu dias del mes de henero escriui a V. ais. de todas las cosas que
acá avia; agora no ay otra cosa de nuevo syno que con la preñez de la señora
Princesa tyenen cabsa de hablar en la dilación de su partida, diziendo que
pues no ay peligro en su tardanga, que no hera razón de poner a peligro su
persona y la criatura, y que esto por ninguna manera se devria querer; y
afirman mucho su esperanga que, sabiendo V. ais. que la señora Pringesa esta

preñada, les enbiaran a mandar que se detengan hasta que sea paryda; y esto
hablan todas las vezes que con nosotros se juntan, y echan vnos y otros que

nos hablen en ello para sentir de nosotros que nos parege. Por mi digo lo

que nunca me hablaron en la materia que no les dixese que no avia peligro
ninguno, mayormente al tienpo que partirían entraría su Alteza en los syete
meses, y que estonges hera menos peligro que en otro tienpo.
Asymismo he sentido que madama Lagrand procura por quantas vías
puede que los ynfantes queden en su poder y governacion, y asymismo pro-
cura de entender en la en absengía del Pringipe, y
governagion de la tierra

tyene muchos ayudadores para de Bergas y mose de Molan-


ello, porque el

bues y madama Daloyn todos lo procuran, cada vno por sy y todos juntos; y
como estos son agora la mayor parte del consejo, no estamos syn régelo que
lo acabaran. Yo le he dicho a la señora Pringesa que en ninguna manera lo

deve consentyr, y que no se dexe venger, porque allende de no quedar byen


los ynfantes en poder de quien no quiere byen a V. ais. ni a cosa suya, que
V. no serán contentos dello, y que sy su Alteza piensa de no poner en
ais.

esto todas sus fuergas, que nos dexe hazer al Obispo e a mi, que nosotros lo
— 1/2 —
estorvaremos e dyremos sueltamente lo que se deve dezir en tal caso.

Respondióme que no hablásemos [con el Rey?] (l) hasta ver


porque estonges su Alteza entendía de tal manera que
justamente nosotros podíamos hablar en ello y que lo escri-
uíesemos a V. ais., y que V. ais. lo estoruasen, o escriuíendolo acá o hazíen-
dolo alia con el argobíspo de Bysangon, porque lo que el alia asentare abso-
lutamente se conplíra acá, y no avra otra cosa.
Asymísmo madama Margarita procura, segund he sentido, que los ynfan-
tes queden en su poder y de tener alguna mano en la governagion; mas no lo
procura asy de verdad como la otra, porque esta en esperanga de casarse
antes que partan de acá el Pringipe y la Pringesa, porque ya ha mas de mes e
medio que esta aquí vn enbaxador del duque de Saboya que procura el casa-
miento, y el Pringipe ha enbiado vn maestresala de la pringesa Margarita a
su padre para saber su voluntad; el rey de Romanos le detyene alia y no le
despacha. Y hablando yo vn dya con el Archiduque sobre la materya, y di-
ziendole de la voluntad que tenía su padre de hazer este casamiento, me dixo
que hera verdad, mas que agora estava mudado de aquel proposyto, y que
creya que lo cabsaua el duque de Sasonia, que la pide; y agora se dize quel
Rey sera aquí de aqui a quinze dias, y que trahe al duque de Sasonia con-
sigo; presúmese que se la dará de hecho. De manera que, o con el de Saboya
o con el de Sasonia se tyene por gierto que la casaran antes de la yda de los
Pringipes a España, y ella asy lo tyene; mas todavía procura estotro que ten-
go dicho primero, porque sy los casamientos no se concluyeren.
La venida del rey de Romanos se teme aqui mucho por dos cosas: la
vna, porque el fue mal contento quel argobíspo de Bysangon fuese a España,
y querría, segund he sabido, que no paregiese que la yda del Pringipe hera
por su mano de aquel, y diz que vyene con proposyto de dar mucha priesa

en la partida del Pringipe y de la Pringesa; la temen que que-


otra es porque
rrá tener mano en la governagion, y que sy lo quiere, estando presente, que
no se lo podran negar, y avn creen que sy el lo quiere, que muchos pueblos
lo querrán. Otros están de otra opinión, y dizen que no creen que los pueblos

lo consentirán; mas ay tan pocos para quedar en la governagion, que casy no

veo ninguno, y syn dezir casy, digo que no ay ninguno, porque el de Ver-
gas ha de yr con el Pringipe; el de Nasavt es viejo y doliente; el de Bysan-
gon no osara quedar ni querrá de los otros; no veo ni conosco onbre de tanta
abtorydad que pueda quedar por pringipal, porque todos los que quedan son
de poco estado, y no querrán los vnos quedar so la mano de los otros, ni los
otros de los otros; de manera que ellos mismos n(i saben determinar a quien
dexaran por governador. Muchos creen que el marques de Bada quedara, mas

(i) Los puntos indican palabras que ha hecho desaparecer la humedad tan completa-
mente, que han resistido á todos los medios que hoy se conocen y se emplean para hacer
reaparecer lo borrado.
— —

- 173 —
es alemán, y tyene aquel estado de Lucenburc, y sy le dan mas señorío en la

tierra no sabe onbre como se avra.


En esta casa osla vn gentil onbre ([ue se llama Salinas, es honbre dezidor
y donoso, y la Pringesa onbre y
tan criado desta casa que y el es
de tal condigion que no tyene estando vn dia desta
semana en la cámara de la Pringesa llegóse a hablar comigo. Preguntóme:
¿Que es la cabsa porquel Rey y la Reyna, vuestros señores, no enbian [á sus
hijos] ginqucnta o lx@ ducados para esta su yda, pues que los llaman que

vayan? Yo le respondí: —
Como no basta que llamen al Archiduque para da-
lle sus reynos, syno que le enbien dyneros con que vaya, yo se quel Archi-

duque no los recibirya, porque no se dixese que hera tan pobre (¡ue, llamán-
dole para yr a reynar, dexava de yr por falta de dyneros. Dixo: No cures de —
eso, que sy se los dan, el los tomara, mas no los demandara por cosa del
mundo, antes se dexara morir. Yo le respondy: CJierto, sy el los deman- —
dase, no seria mucha honrra suya, ni creo que los tomarla avnque se los die-
sen, y sy alguno se lo consejase no le consejaría su honrra ,
que ¡syendo esta
casa tan grande y tenida por la mayor de la christiandad de Pringipe syn
corona, que se mostrase agora tanta pobredad que no tuviese con que yr a
recebir la corona de tantos reynos. Yo creo byen que avnque el Rey y la

Reyna, mis Señores, le enbiasen estos ducados, quel no los regebiria, ni los

de su consejo le consejarían que los tomase. El me dixo: —-El no los pedirá,

mas el Rev v la Reyna se los devrian enbiar; y no encubramos la pobreza,


quel los toniara sy se los dan, que byen los ha menester. Yo comenge de
burlar con el diziendole que seria gran verguenga. Esto escriuo porque aquel
no dize cosa que no aya oydo, y es muy sabido, y creo que entre ellos se
aya hablado. La pobreza no se puede negar, porque no solamente se syente
en los seruidores, mas la señora Pringesa la syente, porque sy mas tuviese,
mas avria menester.
Otro de mas estado que este que he dicho me pregunto: -Ksíe llama-
miento quel Rey y la Reyna hazen al Pringipe que vaya a España es para
conplir con el, o de verdad? porque muchos creen que es para conplir, y que
les plazeria que no fuesen. Yo le respondy: —
-El Rey y la Reyna, mis seño-

res, no tyenen negesydad de conplir con nadie de palabras, ni ay razón para


que quisiesen hazer esos cunplimientos; mas como católicos, no quieren qui-
tar la sugesyon de sus reynos a quien le pertenege, y de verdad los llaman,

y serán muy alegres de su yda; mas syno quisyeren yr, no tyenen de dexar
sus reynos syn herederos. Dixome: —Este casamiento de Portogal a parecido
acá que es hecho para poner algund obstáculo al Archiduque. Yo le dixe:
— Non puede traher ynconviniente ninguno, ni se hizo con lal iyn; mas
le

gierto es que sy el Pringipe y la Pringesa no quisyeren yr a España, que no


avian de estar los reynos syn tener Señor que después de los dias del Rey
y de la Reyna, mis Señores, los oviese de governar. Qierto, tyenen grandes
— 174 -

celos de Portugal, y nosotros no se los quitamos, antes los metemos mas en


ellos.

Oy de la hecha desta carta es venido aijui vn Rixamonte, criado del rey


de Inglaterra, onbre a quien Rey da mucho
el crédito, y me dixo quel rey
de Inglaterra avia tenido mucha
acá y t[ue le avia dicho algunas palabras
no bien dichas y que es el mayor amigo
quel tyene avia reñido con el malas palabras. Yo le pre-
gunte que porque avia tenido el

Dixome que por muchas cosas que hazia que no heran cosas [para se escri-
bir]?y que esta con enojo del, avia procurado el dotor de comer a la mesa
del Rey y de la Reyna esta fiesta de Xabidad pasada, y que no avia dexado
onbre en toda la corte a quien no avia ynportunado sobre ello, y quel Rey

estaua muy mal contento de aquello, diziendo que no hera onbre para sen-
tarse a su mesa, mayormente con la Reyna; fynaliter, quel Rey vna noche
quiso cenar con la Reyna en su cámara retraydo, y enbio a llamar al dotor
para que cenase alli, y el dotor no quedo satisfecho porque no fue en publico;

y trabajando de comer en publico con el Rey, di/ que el Obispo de Londres


le di.xo: —Dotor, mucho estamos maravillados como nos conoíjes, pues que
todos os conogemos y sabemos quien soys; devriades os de contentar con lo

que con vos se ha hecho y se haze, y no pasar adelante ni querer mas de


aquello, porque oy soys enbaxador y maíiana verna la señora Pringesa y no
ternes este cargo, y entonges vereys que se os ha hecho honrra por quien
aqui os tyene y no por vuestra persona. Diz que le respondió: Yo estoy —
ciertoque por tres años nunca seré removido de aqui y syenpre terne esta
honrra; que yo avria sabido poco syno oviese hecho las cosas de tal manera
que nunca estén syn negesydad de mi mis Pringipes. Y diz que pasaron mu-
chas malas razones. Y el Rey diz que le dixo muchas cosas. Esto escrivo a
V. ais. por que lo que toca al seruigio de V. ais., no se lo podria encobrir
avnque fuese de mi padre.
La señora Pringesa me dixo que avia regebido cartas del rey de Inglaterra
con vno suyo que aqui es venido, y que hera de creengia; y la creencia hera
hablarle en casamiento de musN^or de Lucenburc y de madama Leonor, para
hijo y hija suya; y que como quiera que le avian enbiado a dezir cjue se tra-

tava por parte del rey de Frangía que casase musyor de Lucenburc con su
hija,que aquello hera para pasar el tienpo, mas no para que viniese en efecto.
La señora Pringesa le respondió que esto hera cosa para pensar en ello, y
que pensarla en lo que le avia dicho y que le responderla. Yo le dixe que su
Alteza tenia buena la respuesta: dezirle que en tal caso no se podia hablar
syn consultallo primero con V. ais., y que después de averio consultado y
ávida respuesta de vuestras ¡Magestades, le responderla, .\cordo de lo hazer
asy. Mandóme que lo escriuiese a V. ais. para que sobre ello le escriuan lo

que ha de responder, o como quieren V. ais. que se despida o se platique.


— 1/5 —
Asymismo me d¡x(i su Alteza que cjueria dexar con los señores ynfantes,
sus hijos, vna persona que fuese onesta y cuerda, y tal que supiese criarlos,

y avn que fuese esperta en aver criado sus hijos. Y como acá no tyene su
Alteza tal persona, querría que V. al., Señora, que conoge las mugeres que
ay en sus reynos que serian para tal cargo [eligiese]? vna, y que no fuese de
tanto estado que se pusyese en puntas con la que
syno que fuese tan concertada y cuerda y quita de toda fanlasya, jiorquc sy
de otra manera fuese, no se podria sufrir acá, ni la sufrirla la Princesa. Y
porque avn no ha determinado a quien quedaran, no escriue su Alteza a
V. ais. que se la enbie, mas querría que la tuviese elegida, porque en deter-

minándose donde han de quedar los señores ynfantes y quien los ha de tener
en cargo, su Alteza escriuiria a V. al. para que la enbiase. Antes desto me
avia dicho su Alteza que tanbien queria dexar vn onbre para que viese como
los curauan y criavan. Y de pareger del Obispo y mió hera que asy lo devia
de hazer, y que no hera razón que quedasen syn vna muger de Castilla y un
cauallero o otra persona que syenpre estuviese con ellos y que cada dya ,

escryviese a V. yais. a la suya como estauan. Avnque en


esto hallavamos
algund ynconviniente, mas todavía a la señora Pringesa le paregio byen nues-
tra opinión, y en aquello quedo determinada. V. ais. escriuan en todo lo que
mandaren.
Y paregele a la señora Pringesa que V. ais. deven hazer mucha honrra al

argobispo de Bysangon, y junto con esto dezirle claramente lo que quieren


que en todo se haga, y detenerse en el dalle ni prometelle mercedes, porque
es onbre que nunca se contenta y syenpre quiere mas, y seria hazer camino
para que estotros que acá están pensasen de poner tantas dilagiones en su yda
hasta que ellos oviesen su rescate, y hablar con el claro y escriuir distinta-
mente al Pringipe lo que alia hablaren al Arcobispo, y declaralle su volun-
tad, porque acá syenpre dizen que no han de salir de lo que V. ais. les man-
daren.
Nuestro Señor, &.
De Gante a ocho de hebrero ile ^OI.

OTRA CARTA
pai-a sus altezas hecha en Brujas a xxü de margo de ¡oí años. Lena la Sali-
nas, correo.

Después que escrivi a V. ais. a los ocho dias de hebrero, ha sugedido


que los enbaxadores quel Pringipe y Archiduque enbio al rey de Romanos,
- 176 -
su padre, son venidos, y luego a la ora que aquí llegaron a la corte del Prin-
gipe, se despacharon para yr a Frangía. Y estando yo vn dia en la cámara de
la Pringesa, vno de los dichos enbaxadores, que se llama mose de Xiebres,
se vino a despedir de la Princesa para se partir, y antes que hablase a su
Alteza, el
y yo nos juntamos y comengamos a hablar en cosas de Alemania;
y dixome, entre otras cosas, quel y el prouoste de Lovayn y van a Frangía a
hazer el casamiento de musyor de Lucenburc con hija del rey de I'rangia,
porque! rey de Romanos hera dello contento, y avn V. ais., y
asentar la paz entre los sobredichos reyes de Romanos y de Frangía. Y es-
tando asy hablando, la Pringesa salió, y el mose de Xiebres se llego a su
Alteza y estuvo vn rato hablando. Y después que fue salido, yo le dixe a la

Pringesa lo que aquel me avia dicho. \' su Alteza me díxo: — El Pringipe me


enbio oy vna escritura para que firmase y sellase, y hera poder que se da a
estos enbaxadores para que concluyan el casamiento de mi hijo con hija del
rey de Frangía, y yo no la quise firmar hasta hablar con el Pringipe, y eso
me estava agora diziendo este mose de Xiebres, que porque no la avia fir-
mado y sellado, pues quel rey de los Romanos hera contento deste casa-
miento, y asymismo el Rey y Rey na, mis señores. Que os parege que devo
la

hazer? Yo le dí.xe a su Alteza que me paregia que en tal caso su Alteza ni el


Pringipe no devrían hazer ninguna cosa syn sabiduría de V. ais., porque
puesto que musyor de Lucenburc fuese su hijo, que hera heredero de V. ais.
y sugesor de sus reynos, y que no devian en tal materia entender syn que
primero lo consultasen con V. ais., porque el casamiento de musyor de Lu-
cenburc se avia de hazer a contentamiento y voluntad de V. ais. mas que a
voluntad del rey de Romanos, pues musyor. de Lucenburc avia de yr a rey-
nar en Castilla y Aragón y no avia de yr en Avstría, ni tanpoco estar en Flan-
des. Y a su Alteza le paregio que asy se devía hazer, y no quiso firmar el

poder.
Salidos nosotros de la cámara, el Pringipe vino a la Pringesa, y dixole:

—Porque no aveys querido firmar aquella escritura? Respondióle que porque


le paregia que no se devría hablar en tal materia syn saber primero la volun-
tad de V. ais., y que pues la hedad de musior de Lucenburc dava lugar a
qualquier dilagion, que le paregia que este negogio se devia dylatar hasta que
esto se escriuiese a V. ais., y con su sabiduría y consentimiento se hiziese.

Diz quel Pringipe le respondió: — No se demandava vuestra firma y sello por-


que dello aya negesydad, pues yo puedo en este caso asegurar que vos hares
lo que yo quisiere, mas demandavase por vuestra honor; asy que por esto no

dexaran de [xirtir los enbaxadores. Esto me dixo la Pringesa.


Otro dya a mi me paregio (jue devria hablar sobre este caso al Pringipe,

y juntamente el Obispo de Malaga y yo fuymos a le hablar. Y dixele: -Se-



ñor, yo he sabido que \'^. al. enbia a Frangía estos enbaxadores vuestros que
agora son venidos de Alemania, y dizese que van a concluyr el casamiento
de musyor de Lucenburc, vuestro hijo, con hija del rey de Frangía. Y sy asy
'//

es, como a mi me lo han dicho, a mi me parege que V.


al. no haze aquello

que devria hazer, porque de buena razón, ni en las semejantes cosas ni en las
domesticas de vuestra casa devriades entender syn consejo y sabiduria del
Rey y de la Rey na, mis Señores y vuestros padres, de quien vos. Señor,
tanto byen y honrra esperays. Y puesto que musyor de Lucenburc sea vues-
tro hijo, esheredero y sucesor del Rey y de la Reyna, mis señores, y V. al.
no devria entender en atalle en casamiento ni hazer alianga con algund Prin-
cipe syn quel Rey y la Reyna, mis Señores, lo supiesen y sus Altezas os lo
mandasen, porque |):irecera muy mal que syendo V. al. Principe despaña y
de Segilia ayays de hazer amistad y casamiento de vuestro hijo con ningund
Principe, sy aquel no fuere en amistad y aliani^a con el Rey y la Reyna, mis
Señores, que no se espera que en ningund tienpo ternan con el dyferengia.
Y como V. al. no sabe el estado en que están las cosas de los Pringipes de la

y casamiento con quien ñola


christiandad en lo secreto, podres hazer alianga
podreys guardar; mayormente que vos sabeys quel rey de Francia haze
armada para yr al reyno de Xapoles, y enbia gente por tierra a Italia, y la
fama es aqui publica que no van syno al reyno de Ñapóles. Pues sy esto es
asy, ¿como piensa V. al. que entre el rey de Frangía y el Rey y la Reyna,
mis Señores, sera firme la amistad.', que gierto es que queriendo el rey de
Frangía tomar lo que pertenege al Rey y a la Reyna, mis Señores, que sus
Altezas lo han de defender. Pues sy el Rey y la Reyna, mis Señores, tuvieren
guerra con el rey de Frangía, vos no podeys tener amistad ni paz con el, o
sería yr contra toda razón que el padre tuviese guerra y el hijo paz con el
enemigo de su padre, mayormente sobre defender aquello que ya os perte-
nege, asy como la otra sugesion de los otros reynos que sus Altezas tj'enen.
Yo, Señor, suplico a V. al. que quiera suspender en esta yda de los enbaxa-
dores hasta que esto comuniquéis y consulteys con el Rey y con la Reyna,
mis Señores, y sepaj^s su voluntad, porque sy no fueren dello contentos no
hagays cosa que después os ayays de retraher della, y s}' fueren contentos
que este casamiento se haga, daros han consejo como lo hagaj's mas a vues-
tra honrra y prouecho que lo bares haziendolo syn consejo suyo; y esto, Se-

ñor, desde la primera ora que se movió lo deviera V. al. descriuir al Rey y
a la Reyna, mis Señores, o a lo menos llamarnos al Obispo y a mi y dárnoslo
para que lo escriuieramos; mas, Señor, no le desplega a V. al. por lo que le
quiero dezír. Tan poco amor mostráis al Rey y a la Reyna, mis Señores, y a
sus cosas agora que os han declarado por sugesor, como quando pensauades
que os quitauan el derecho de la sugesion; y, cierto, sy el Rey y la Reyna,
mis Señores, me enbiasen a mandar que me fuese y me quisyesen otra vez
enbiar a vos por su enbaxador, avnque me diesen vn estado razonable, yo no
vernía, porque estar con Pringipe que ni en el ni en los de su casa no se
conoge vna demostración de amor ni de honor, no es para los que lealmente
desean seruír a sus Pringipes. Y digo a V. al. que yo he tolerado esto hasta
agora de no dezír el desgrado que tengo del poco amor que mostrays al Rey
23
- 178 -
y a Reyna, mis Señores, ya sus cosas, creyendo que poco a poco lo yria-
la

des enmendando, y nunca he escrito a sus Altezas lo que de razón les avia de
aver escrito; mas de oy demás sepa V. al. que no les dexare descrevir la ver-
dad, porque de otra manera yo pensaría que herrava gravemente a su serui-
gio, porque ni a mi que estoy aqui en su nonbre se me dize nada para que
les escriua, ni veo que a ninguna persona que aqui están de sus Altezas y

que reinos se le haze vna demostración de amor. Y esto. Señor, os

digo porque me parege que soy obligado a os lo dezir, porque los que estos
veen y vyenen de aquellos reynos que dirán o que yran diziendo quando de
V. al. ni de onbre de vuestra casa vna señal de amor ni de onor se les haze
ni la ven? Cierto no se concebirá desto en los coragones de aquellos sobre

quien aveys de yr a reynar syno que los desamays y los menospreciays; y


sy de la tal concebgion nacerá buen fruto, yo me reporto a V. al. Y a mi me
parege que yo no hago aqui otra cosa syno dar de comer a los ostaleros, syn
hazer otro fruto ninguno, y sera forgado descrevir de oy de mas estas cosas

al Rey y a la Reyna, mis Señores, porque sepan que no es menester tener


enbaxador en vuestra corte, y que todo lo que gastan comigo es perdydo.
Respondióme: —
Ouanto a lo que decis de la enbiada de los enbaxadores
y a todo lo que a este caso toca, yo hablare con los de mi consejo y os res-
pondere. Ouanto a vuestro descontentamiento, yo querría que alguna cosa
particular que se os aya hecho o ayays visto me digays porque se hemiende.
Yo le dixe: —Señor, yos diré algunas de las que me duelo: la primera es que

veo que ninguna cosa de ninguna calidad que sea consultays con el Rey ni
con la Reyna, mis Señores, lo qual no devriades vos hazer por lo que a vos
os toca que a sus Altezas cunple, y en consultar vuestras
mas que por lo

cosas con sus Altezas dariades señal del amor y obidiengia que les deveys
tener, y en no hazello days señales de lo contrario. La segunda es que, des-
pués que yo esto}' aqui, nunca para comunicar comigo ninguna cosa que a
las cosas de sus Altezas tocase me Uamastes, y a alguna cosa que yo de parte
de sus Altezas dixe a V. al. a que me aviades de responder, (y para la res-
puesta me hezistes detener vn correo sesenta dias,) aquella res])uesta nunca
me la distes, y despachastes el correo mandándole que no dixese nada, y que

no se detuviese vn ora; y hasta quel correo vyno a dezirme que se partió


nunca supe que estaua despachado. Y quando despachastes los enbaxadores
para que fuesen a España, ni que avian de yr, ni quien avian de ser, nunca
me lo dixistes, ni por vuestro mandado me fue dicho. Y muchas otras cosas
le dixe. —
Respondióme: No hera menester llamaros para daros respuesta de
lo que me aviades dicho, pues yo respondía por mis cartas al Rey y a la
Reyna. Respondile: —
Eso fuera razón que V. al. me dixera y fuera yo respon-
dido con aquello; mas ni vno ni otro no se me dixo, (l) ya lo de los enba-

(i) Aquí deben faltar palabras, puesto que parece que cambia el interlocutor, que
ahora es el Príncipe.
xadores cjue enbie todo el mundo lo sabia, no hera necesario que yo os lo

dtxese. A esto le dixe: —Señor, yo


de saber de vuestra boca, y todo
lo avia

el mundo lo avia de saber cjuando se partiesen; mas muchos lo supieron de

vuestra boca y yo nunca lo supe hasta que se partian. Dixo: Quisyerades —


vos que os dixera: Vo enbio al Arzobispo de Bysangon por mi enbaxador a
España y va con esto y con esto, para que lo escriuierades a vuestros Señores?
Yo le dixe: —
Señor, no se me avia dicho ni sobre que yvan
de dezir que yvan y quien heran para que yo lo escriuiera al Rey y a la
Reyna, vuestros Señores y padres; mas en esto, Señor, demostráis (?) byen
que como a estraños nos teneys aqui. Por lo que a V. al. toca, le suplico que
tenga otra forma, pues que todos somos ya vna cosa y no ha de aver dyfe-
rengia, y suplicos que conoscays la merged quel Rey y la Reyna, mis Seño-
res, os han hecho, v la honrra que de sus Altezas esperays recebir, y que
trateys mejorque hasta aqui aveys tratado las cosas despaña, que no ay acá
ninguna cosa byen tratada que de alia sf>a venida, y desta generalidad nin-
guna persona egebto.
Dende a dos dias el Pringipe me enbio a llamar, y su chanciller, en su
presengia, me respondió por estas pala'jras formalmente: El señor Archi- —
duque entendió byen que ayer o antyer le dixistes, y os haze saber que
lo

esto tengays por que en todas las cosas ha de ser muy obidiente
muy gierto,

a los mandamientos del Rey y de la Reyna despaña, y que querrá lo que


quisieren y que no querrá lo que no quisyerea; y esto os dize por muy cierto
y asy lo hará.
Üuanto a lo que toca a enbiar estos enbaxadores a Frangia a concluyr el

mariaje de musyor de Lucenburc, es verdad que van a ello, y tanbyen a ha-


zer la paz entre el rey de Francia y el rey de Romanos; mas avnque se plati-
que V llegue gerca del fyn, no se concluyra hasta hazerlo saber al Rey y a la
Reyna.

Yo le respondy: Ouanto a la generalidad que ha dicho el chanciller,
que en todas las cosas Y al. obedegera ai Rey y a la Reyna, mis Señores, y
.

que esto se hará svn falta, es de creello asy como el lo dize en nonbre de
V. al., porque la razón asy lo quiere que sea, y s}' otra cosa V. al. hiziese,

no usaria razón, ni avn haria de su prouecho; y sobre este paso no convyene


mas dezir.
Ouanto a la yda de los enbaxadores a hablar en este negogio del matri-
monio de musyor de Lucenburc, y que avnque llegue la platica al cabo, que
la conclusyon no se hará syn que lo sepa el Rey y la Reyna mis Señores, a ,

mi me parege que seria mejor que lo supiesen sus Altezas primero y que des-
pués se enbiasen los enbaxadores, y que V. al. esperase la respuesta del Rey
y de Reyna, mis Señores, porque sy vna vez se platica el negogio y llega
la

a términos de concluyrse, }• no se ha de esperar otra cosa syno el consenti-


miento del Rey y de la Reyna, mis Señores, podria ser que las cosas dentre
sus Altezas y el rey de Frangia estuviesen de tal manera que no oviesen por
— i8o -

bycn de hazer el casamiento, y estonges resultaría de la platica dos cosas: o


que vos oviesedes de dezir claramente quel Rey y la Reyna, vuestros padres,
no lo querían, v que con alguna verguenga oviesedes de partiros de lo co-
mengado, o que contra la voluntad de sus Altezas lo oviesedes de con-
cluyr; y pues no puede pasar mucho tienpo en hazerlo saber a sus Altezas y
venir la respuesta por las postas, mejor seria que ante omnia V. al. híziese
aquello que ya de razón deviera ser hecho. Y todavía le quiero reduzir a la
memoria lo que en la habla pasada dixe: que creo que V. al. no sabe el estado
en que están las cosas de los Pringipes de la chrístiandad, y que sabe quel
rey de Francia enbía gente por mar y por tierra a Ñapóles. Y sy esto es asy,
como V. al. lo sabe, no podra ser buena paz entre el que quiere tomar lo
ageno y el que ha de defender lo suyo. Y sy sobre esta querella el Rey y la
Reyna, mis Señores, y el rey de Frangía vinieren en ronpímíento, V. al. de
buena razón no ha de estar syn hazer demostragíon de ayudar a sus padres a
defender lo que ya os pertenege y ponello en obra. Y sy de otra manera lo
hiziesedes, hvríades contra la razón dyvína y humana, y negaríades y ofen-
deriades a vuestra propia honrra. Asy que yo suplico a V. al. que, ni en esta
platica, ni en otra de ninguna calidad que sea, hagays nada syn consejo del
Rey y de la Reyna, mis Señores y vuestros padres, porque os sabrán muy
byen aconsejar, y tyenen voluntad de hazello sy por vos no quedare; y sy se
errare por su consejo, saberos han y ¡joderos han ayudar a reparar qualquíer
yerro que se haga, de lo qual estays seguro, porque los que han governado

tan grandes cosas como han sucedydo después que reynan en sus reynos y
fuera dellos, byen sabrán governar las vuestras, que ya son, v después que
os dieron su hija fueron su)-as. A esto respondió vna palabra como entre dien-
tes, la qual declaro el chanciller y díxo: —En las cosas de Xapoles el Rey y
la Reyna se entienden con el rey de Francia, y ellos están concertados en
esotro de hazer saber a sus Altezas esto del matrimonio.Asy se hará, avnque
no hera negesario porque Musyor sabe que les plaze quel enbaxador de sus
,

Altezas, que esta en I-Vangia, lo díxo a los enbaxadores de Musyor, y tan-


bven el enbaxador que esta con el rey de los Romanos se lo ha dicho a los
enbaxadores de Musyor; y pues sus enbaxadores del Rey y de la Reyna lo

dizen, esto basta a Musyor, jiorque los enbaxadores lo avran escrito a sus
Altezas; y pues lo saben y ellos lo quieren, no ay porque esperen los enba-
xadores ni se detengan. Yo le replique que los dichos de los enbaxadores no
satisfazian a su Alteza sy aquellos no lo dezian a su Alteza por mandamiento
que tuviesen de se comunicar y denunciar, ni tanpoco satísfazia a lo que
lo

su Alteza hera obligado, avnque yo oviese escrito, ni otro enbaxador a \'. ais.
este caso ni otro ninguno, porque los enbaxadores todas las cosas que saben
escriuen, y los Señores no responden syno a aquellas que les son escritas por
sus enbaxadores, las quales han sido dichas a los enbaxadores para que las
escriuan; y avnque su Alteza me lo oviera dicho a mi para que lo escriuiera,
lo qual nunca me lia dicho, me parecía que avía de hazer mas dyligengia,
- iSi

quel como hijo lodevyera escriuir y aver escrito desdel comiengo o principio
de la negogiagion. Finalmente, que nuestras amonestaciones fueron de nin-
gund efeto, porque luego aquel dia partieron los enbaxadores, después como
yo. Asy de aquella palabra que dixo, que V. ais. se entendian con el rey de
Frangía sobre lo del reyno de Xapoles, yo trabaje de sentir lo que sabian; y
he sentido que aqui tyenen por dicho de los franceses que \'^. ais. tyenen
hecho tal congierto con el rey de Frangía quel pase en Italia y la vsurpe toda,
y que tome el reyno de Xapoles, y que tomado, que lo entregue a V. ais., y
que V. ais. le ayudan con dynero para ello. Lo que yo desto he sentido mas
lo querria dezir a V. ais. que escriuirlo, y asy lo haré.

Agora no es de dexar de dezir lo que ya algunos dias ha que deviera ser


escrito; mas pensando quel tienpo y la razón mudara a estas gentes de con-
digion, callava, porque quando vna cosa esta muy abituada, pueden los hon-
bres asy ligeramente dexar aquella y tomar su contrario, y como estas gen-
tes ayan tenido este abyto de desamar y maltratar las cosas despaña y apo-
callas, no solamente no se hemiendan, mas syenpre crecen en su buena opi-
nión. V. ais. crean que no tyenen mas voluntad de yr a España que de yr al
ynfierno, y haré distingion de quien y quales son los que lo aborregen y
por qué el Pringipe querria yr a España, mas no para quedar en ella, syno
para ser regebido por Pringipe y tornarse luego; y creo que sy el supiese que
no avia de ser asy, que no le levarían alia syno por fuerga, porque los vigios
sienpre cregen; y sy V. ais. quieren que del todo punto no se cierre la puerta
a algunas virtudes que en el ay, trabajen porque su yda se abreuie, porque
los que le han criado y le aconsejan dexanle la ryenda muy suelta para que
haga todo lo que quiere a su voluntad, y ellos no curan syno de su ynterese;
los mangebos como el syguenle sus apetytos, y avn yncitanle a mas de lo
que el es ynclinado; y trae alguno cerca de sy que fue criado del rev Char-
les de Frangía, que le sabe byen leer la vida que hazia, y el la deprende, a

mí byen; y el Pringipe, a mí pareger, es de condición y esta en hedad


ver,
que con poca premia le apartarían de todo esto; mas sy vna vez se endurege
y se abitua en la vida que comíenga a tener, sera malo de apartar della; y
avnque por todo esto no fuese, por lo que toca a la salud y descanso de la
Pringesa no devrían V. ais. dar vna ora de espagío en su yda, porque, a mí
ver, no tyene muy apazíble vida, y no quiero dezir quanto a esto ayuda la
buena condigion de madama Margarita, que sabe byen seguir la condigíon o
voluntad y apetytos de su hermano. Los que goviernan al Archiduque pésa-

les de yda a España porque regelan que les sera quitado de las manos y
la

que no serán tan asolutos señores del ni de lo suyo como agora lo son. Los
gentiles onbres aborregen este camino porque la costunbre suya en todas las
cosas es tan dyferente de la costunbre castellana como el byen del mal,
y como acá este la feligídad en los vigios de la'garganta con sus anexos,
paregeles que ydos alia se destierran de todas aquellas cosas que les son
apazibles. Verdad es que todos dízen que es negesaria la yda,
y que sería
— I82 —
vergonzosa la quedada: mas en fin, no ay ninguno que con voluntad abyerta
muestre gana de yr alia.

Tanbien he sentido que se piensa o se platica como podran rodear quel


Pringipe vaya y la Princesa se quede, y esto porque quedando la Princesa,
el Pringipe se pueda tornar luego; y esto me escrive tanbyen donjuán Ma-

nuel que alia en Alemania se platica. Por Dios que se me figura que V. ais.
han de tener mucha pena con el y con sus gentes, y que cada dya han de
dezir que se quieren venir, y que con mucha pena le han de tener, porque
segund en lo que le veo puesto, no se me antoja que ha de poder sufrir la
gravedad del reynar. La Pringesa es la que padege, y sy su .Vlteza no fijese
tan guarnecida de virtudes, no podria sufrir lo que vee; mas en persona de
tan poca hedad no creo qu'e se ha visto tanta cordura.
El casamiento de madama Margarita con el duque de Saboya se tyene
por gierto. El Pringipe me lo dixo que el ya lo tenia otorgado y el chanciller ,

ha dicho a vna persona que a mi me lo dixo que es gierto, y que le dan do-
dyo al enba-
zientos mili florines en dote, pagados en tres o quatro años. Ella
xador del duque de Saboya que vino aqui a tratar el casamiento, quando se
partió, vn joyel y una cadena que dizen que valia dos mili florines. Personas
que lo vyeron me lo dyxeron.
Madama la Pringesa esta muy preñada y muy buena, loores a Dios. Mu-
syor de Lucenburc y madama Leonor están muy buenos, a Dios gragias.
Musior de Lucenburc ya anda en vn carretongillo, y anda tan regio y con
tanta fuerga como sy fuese de tres años. Madama Leonor es muy linda.
De Inglaterra me escriuieron los grandes aparejos de justas y fiestas quel
rey de Inglaterra haze para el recibimiento de la Pringesa de Gales. Dizen los
que de alia vyenen que nunca habla en otra cosa syno en su venida, que lo

desea tanto que se le haze luengo el tienpo de aqui a san Juan.


Las nuevas que se dizen aqui por mercaderes de Italia y por otros que
vyenen de Roma son que por Saboya pasa gente francesa a Italia, y que
desde Genova hasta Haste encontraron hasta ocho mili peones suygos y gas-
cones; y asymismo dizen que pasan entre ellos alguna gente de cauallo, avn-
que no es mucha. El rey de Frangía dizen que se va a León para la pascua
florida, para hazer pasar la gente de cauallo en todo el mes de abril y mayo.

Otras nuevas no ay, ni aqui curan mucho dellas.


Nuestro Señor, &.
De Brujas a xxn de margo de 501.
— i83

CARTA
de sus altezas hecha ai Granada a xxx días de ii/arfo de $oi. Truxola el
Arzobispo de Bisan(o/i; llego a Bruselas a xiiii.° de yunió de d. i.

La Reyna.

Gutierre Gómez de Fuensalida, comendador de Haro, nuestro enbaxador:


el muy reverendo in Christo padre Arzobispo de Besanijon e mose de Vero,
enbaxadores del illustrisimo Principe y Archiduque, levadores desta, que
como sabeys vinieron a nos sobre las cosas tocantes a la venida del dicho
Pringipe y de la Pringesa, nuestros hijos, se bueluen a el despachados de nos
como dellos sabreys; y porquel Rey mi Señor no esta aqui, va esta de mi sola.

De Granada a xxx dias de margo de d. años. i.

Yo LA Revna. Miguel Peres de Almagan.

OTRA CARTA
para sus altezas hecha en Brujas primero dia de Mayo de §oi. Leuda San
Martín el mismo día.

Después que escriui a vuestras Magestades con Salinas, correo, a los xxii
dias de margo pasado, no ha sugedydo cosa ninguna para escriuir, ni agora
ay otra syno que los señores Pringipe y Pringesa están muy buenos loores a ,

Dios. Los señores ynfantes han estado vn poco enojados de vnas calenturi-
llas; 3'a a Dios gragias están buenos.
De Alemania se dize quel rey de los Romanos es venido de Avstria la

baxa a Xurunberga, donde están juntos los Pringipes del ynperio. Dizen que
vyene con yntingion de ronper con Frangia; otros dizen que están congerta-
dos; son yngiertas las vnas nuevas y las otras.

De Inglaterra me han escrito mercaderes los muchos aparejos quel Rey


haze para el regebimiento de la señora pringesa de Gales, y que están muy
alegres en todo el reyno de ser tan breue su venida; y tanto lo desean que
muchos no lo creen.
— i84 —

Muy poderosos Señores, por otras dos cartas he suplicado a V. ais. que
me quieran hazer merced de algund ofigio en la casa de la señora Pringesa, y
suplique por vno dedos: o gerero mayor, o cauallerizo mayor, y señale uno
destos porque son ofygios que suelen tener otros que valen mas que yo y
otros que son menos; mas porque la petigion no levase consigo la negativa,
no suby el pensamiento adonde me podrya bastar el animo, y como yo estoy
absenté y no tengo procurador que procure por mi cerca de V. ais., y mu-
chas vezes los seruigios hechos en absengia, avnque sean buenos, no son tan
agebtos como los de presengia, podria ser que me fuese respondydo que aya
pagiengia, porque otros han seruido mas que yo; y taubien podria ser que se
me atribuyese a liuiandad pedyr yo ofigio a \'. ais. con tan poco gimiento de
seruigios; y para saluar todo esto, me paregio de reduzir a la memoria de
V. quanto ha que los syrvo y que seruigios les he hecho, y quanto por
ais.

su seruigio he gastado, y al punto en que soy venido, porque sy yo no lo


digo no avra quien por mi lo diga, y al que no habla Uios no le oye.
Quanto al prymer articulo, yo siruo a V. ais. desde que reynan, y en lo
que les he seruido desde aquel tienpo hasta agora es lo siguiente. Luego que
V. ais. comengaron a reynar, desde Toledo hasta Murgia no avia quien el
nonbre de V. ais. osase nonbrar en su boca, porque toda la tierra estaua por
los que seguían el partydo del rey de Portogal, y yo solo, por mandado de

V. ais., hazia la guerra al marques de \'illena y a Lope Vasques de Acuña


desde la fortaleza de Haro, y continuela hasta que V. ais. enbiaron
a Pero Ruys de Alarcon a hazer la guerra al marquesado, los
quales me mandaron de parte de V. ais. que yo continuase la guerra, y me
prometyeron en nonbre de V. ais. que me pagarían el sueldo de la gente que
tuviese, y con vna carta patente de V. ais. me lo requirieron y mandaron, lo
qual yo hize hasta que la guerra se acabo, y tuve año y medio vejí'nte de
cauallo a mi costa. El sueldo que me dieron no se hallara en registro de escri-
uano. Yo fuy cabsa o pringipio que las villas de San Clemeynte y Alcañavale
y la Roda y Albacete el Marques y se diesen a \^ ais.,
se levantasen contra
por el Adelantado de Murgia y don Pedro Man-
qual levantamiento después el

rique vinieron y levantaron todo el marquesado; mas j'o puedo dezir que fuy
el pringipio. Yo hize cobrar a los regebtores de V. ais. mucha suma de dynero

de las tierras del Marques, de que se pagava la gente. Tanpoco se hallara en


los libros de \'. ais. que a mi se diese alguna cosa. Los dineros que regebi
fueron que Diego de Merlo me tuvo seys meses cercado con la gente del
Marques. Dos años me tomo la renta de mi encomienda. El Marques y el

Maestre de Calatraua sobre tregua me conbatyeron la villa de Villaescusa, do


tenia vn hermano mió con giertos escuderos en la guarda della; tomáronla y
prendieron a mi hermano, y despojáronme ginco escuderos, a quien yo pague
después los despojos; robáronme mi casa y destruyéronme quanto hallaron
en ella; quebráronme y destruyéronme dos casas de molinos, y, finalmente,
yo gaste y vendy todo quanto mi padre me dexo y quanto ove en casamiento
- i85 -
con mi muger. Todas estas cosas me acuerdo aver dicho a V. ais. de palabra
y averies dado muchas petygiones sobre ello. \ ais. lo cometyeron al Argo-
.

bispo de Granada y al dotor de Villalon para que oviesen ynformagion sobre


ello. Asaz conpüda ovyeron; y como yo no pude seguir
la la corte, de nece-
sidad todo aquello quedo syn satisfagion hasta agora.
Después que Granada se gano y antes en la guerra, yo serui en algunas
cosas que me fueron mandadas de parte de V. ais., y sienpre a mi costa. Vn
año gaste en el repartimiento de Alhama, que nunca se me dyo salario, lo
qual no se hizo con ninguno que en todo el reyno de (Granada tuviese cargo
de repartimiento. \'n hermano y vn hijo he perdydo en seruigio de V. ais.;
el hermano estaua en Almuñecar con cargo de gente, y cerca de Castyl de
Fierro le mataron los moros, y el hijo alli perdió la vida. Syete años ha que

ando fuera de mi casa. Asy que, muy poderosos Señores, yo he dicho todo
esto a V. ais. porque sepan quanto ha que los syrvo, y en que les he seruido

y lo que me ha costado. Réstame dezir al punto en que soy venido, y es que


mis vezinos me han mas mangilla que enbidia, porque me vyeron con mas de
lo que tengo, y agora ine ven que de pura necesydad me tengo tres hijas

mugeres para ponellas en monesterios ni para casar


ninguna dellas no me ha quedado nada. Tanbyen lo he dicho porque sepan
V. ais. sobre que mi petigion, porque no me lo tengan
a liuiandad. Y tanbyen quiero que sepan V. ais. que no tengo otra cosa por
byenaventuranga en esta vida syno aver seruido a V. ais. y que V. ais. se
quieran seruir de mi; y junto con esto, me parege que quien no tyene pereza
de seruir que no es ynjusto pedir merced a quien la puede hazer. A V. ais.
suplico muy humillmente que s}' conocen de mi que soy para la casa de la
señora Pringesa, que quieran congeder a mi suplicagion, porque ya ni la
hedad ni la fuerga no sufren estar syn reposo, a lo menos del espíritu; y sy
me como ya otra vez tengo dicho en otra carta, nunca por aquello
negaren,
se resfriarami deseo y gana de seruir a V. ais.
Muy poderosa Señora, a \. al. le plugo de me hazer merced de cien
mili maravedís, tanto quanto su merced e voluntad fuese; y como para venir
este camino me hallava despojado de todas las cosas que avia menester, con
fuzia que aquellos c@ maravedís me serian librados para el mantenimiento de
mi muger y de mi casa yo mety la mano en mi hazienda para ataviarme mas
,

de lo que ella podia sofrir, y asy lo dixe a V. al., suplicándole tuviese por
bj'en de mandar que me fuese hecha la libranga. Agora mi muger me ha
escrito quexandose que la dexe con muchas debdas y con poco remedyo,
porque la libranga no se avia hecho. A V. al. suplico quiera mandar que se
me libren.
Asymismo he escrito a V. ais. que no hallo acá quien me quiera hazer
canbio, y hasta agora hallava quien lo hiziese, avnque hera con mucha per-
dyda; mas agora ni con mucha ni con poca no lo quieren hazer, y ya corren
cinco meses que no he ávido dyneros, y quando esta llegue correrán seys.
21
— i8ó —
Suplico a V. ais. que me mander proueer, que, cierto, ya no queda que en-
peñar en la posada, que todo esta enpeñado.
Nuestro Señor, &.
De Brujas primero de mayo de 501.

OTRA CARTA a)
de sus altezas hecha en Granada a xvii de mayo de d. i. años. Triixola el

obispo de Cordova; llego a Bruselas a ix dejullio de §01.

El Rey e la Reyna.

Gutierre Gómez de Fuensalida, comendador de Haro, nuestro enbaxador:


nos enbiamos al reuerendo in Christo padre obispo de Cordoua, nuestro cape-
llán mayor y y nuestro enbaxador, leuador desta, al
del nuestro consejo
Pringipe y a la Princesa, nuestros hijos, el qual va largamente ynformado de
nuestra voluntad en todo lo de alia, y le avemos mandado que os hable sobre
ello lo que veres. Dadle entera fe y creengia y hazed en todo ello lo que el

de nuestra parte os dixere.


De Granada a xvu de mayo de d. i. años.
Yo el Rey. Yo la Reyna.
Miguel Peres de Almagan.

OTRA CARTA
de sus altezas hecha en Granada a xxii días de inajo de ¡01 años. Tru-
xola Pe

Gutierre Gómez de Fuensalida, comendador de Haro, nuestro enbaxador:


no vos maravilles sy que no vos escriuimos, porque después que
supimos que venían a nos el argobispo de Bisangon y mose de Veré, espe-
rando su venida para saber lo que trayan, no ovo que escriuir, y después.

(i) Estas cartas de los Reyes son originales; no están copiadas en el Registro del
Embajador.
- i87 ~
porque a respondimos largamente a todo lo que truxeron, y vos escri-
ellos
uimos con no ha ávido que escriuiros por otra parte, ni agora lo ay,
ellos,

syno que esperamos con mucho deseo la venida del Principe y de la Prin-
cesa, nuestros hijos, y en tanto avremos mucho plazer de saber de su salud y
buenas nuevas.
De Granada a xxu dias de mayo de d. i. años.
Yo el Rey. Yo la Reyna.
Miguel Peres Dalmagan.

OTRA CAUTA
fiara sus altezas hedía eti Brtiselas a xxi de junio de ¡oí años. Leuola vii

correo que enbio niusior.

Después que escrivi a \'. ais. el primer dia de mayo, sugedio quel Pringi-
pe se partió de Brujas para yr a Gelanda, y detúvose algunos dias en Bruse-
las; y en este tienpo musyor de Lucenburc y madama Leonor adolecieron y

estuvieron tan malos, en especial musyor de Lucenburc, que estavamos todos


con harta sospecha. En este tienpo la pringesa Margarita se partió de Brujas
y
se fue a Malinas, y luego que fue yda allí, el Pringipe la fue a ver, y desde
alli enbio a dezir a la Pringesa que se fuese a Gante, y de Gante que se fuese

a Bruselas, y dieron tanta priesa en esto, que contra toda razón y opinión de
los fysicos, su Alteza ovo de partir ya entrada en los ocho meses, y los yn-

fantes muy ñacos, y musyor de Lucenburc todavía con la calentura; y su Al-


teza se vino a Gante y estuvo alli x.xv o xxvi dias, y en este tienpo dauanle
tanta priesa para que se viniese a Bruselas, como sy fuera en ello la vida.
Finalmente, el Pringipe le enbio a dezir que porquel se partia para Gelanda y
la quería ver antes que alia pasase, que otro dia se viniese a Torremonda, v.

leguas de Gante, porquel yria alli y de alli su Alteza se vernia a Bruselas,


y
el Principe se yria a Gelanda. Hera vna jornada que para vn onbre horro, en
tal tienpo, hera grande paramedio dya. Su Alteza llamo los fysicos, y todos
le requirieron que no partiese de
alli porquel caminar en tal tienpo le hera
,

peligroso, y su Alteza acordó de responder al mensajero del Pringipe lo que


los fysicos avian dicho, y que aquello quel avia oydo respondiese al Pringipe,

pues en su presengia los fysicos le avian requerido que no partiese; de mane-


ra quel Pringipe o los Pringipes se fueron enojados y pasaron a Gelanda y vn ,

mose de Versóla quel Pringipe avia enbiado a soligitar la partida de la Prin-


gesa, dizen que escriuia al Pringipe de manera que no le quitava nada de su
enojo. Y esto hazian los que gouiernan porque dizen que la villa de Bruselas
— i88 —
les da tres o quatro mili florynes porque truxesen a la Pringesa a parir alli, y
asy lo han acabado. Por gierto, sy les fuera perder el estado a sus Señores, no
pusyeran tanta diligengia, ni hera razón de poner a tanto peligro a la Pringesa

de que la pusyeron, porque esta muy pesada de este preñado.


lo

Su Alteza partió de Gante para venir a Bruselas viernes a xi dias de junio,


y mose de Bisangon y mose de Veré llegaron a Bruselas el jueves antes; el
viernes se pasaron a Malinas, do estava madama Margarita, y esperaron alli
al Pringipe que venia de Gelanda. No nos paregio a todos byen no esperar a

la Pringesa vn dya, porque avia de entrar el sábado en Bruselas, como lo hizo,

y tanbyen la yntingion mas escriviendo verdadera-


mente lo que paso, asy fue como tengo dicho. Musyor vino a Malinas el lu-
nes xini" de junyo ay los enbaxadores secretamente, y el miércoles
vino a comer aqui a Bruselas. Este dia en la tarde mose de Bisangon y mose
de Veré hablaron con la Pringesa dos horas o mas, y el jueves adelante por
la mañana se juntaron á consejo, y ay oyó el Pringipe publicamente los enba-

xadores. Dizen que mose de Bisangon hizo largo discurso recontando las gran-
dezas que vido y los honores que le fueron hechos. Diz que el Pringipe estava
muy alegre de lo oyr, y salidos del consejo, el arcobispo de Bisangon me
tomo y hablo comigo muy gran rato. Dize maravillas; muéstrase tan castella-
no y tan seruidor de V. ais., que nos pone enbidia a los que lo oymos, avn-
que no dexamos de hazer todo lo que es en nosotros en tener deseo de ser-
uir a V. ais. y tener afycion a España, y creo que dize lo que tyene en el
pensamiento. Como quiera que yo le respondy a muchas cosas que me dixo,
que yo le creya muy byen todo lo que dezia que avia de hazer por seruigio
de V. ais., mas que le rogava que lo conogiesemos asy por las obras, porque
aquellas se avia de dar entera fee. Remityose a ellas. Dixome en esta habla
que porquel queria comengar a obrar byen, para que las obras fuesen testi-
monio de su fe, que dixese a la Pringesa que viese su Alteza desde la menor
cosa hasta la mayor todo lo que queria que se hiziese, que asolutamente

seriaobedegida y seruida, y que ni en governagion de la casa, ni del estado,


ni de otra ninguna cosa no se haria mas de lo que mandase y como lo

mandase.
De acá no ay otra cosa que dezir sino que, a Dios gragias, los señores
Pringipe y Pringesa están muy buenos, y los señores Ynfantes, a Dios gra-
cias, tyenen entera salud. Son tales quales Dios los guarde por luengos tien-
pos para descanso de V. ais., que en toda mi vida vy tales dos criaturas.
Acuerdóme que escriui a V. ais. quel Principe me avia dicho que ya te-
nia congertado el casamiento de madama Margarita con el duque de Saboya,
y después el rey de Romanos no
fue byen contento de aquel congierto,
y
quisyera casalla con duque de Sasonia o con otro en Alemania. Agora dizen
el

quel ha venido en dar consentimiento que lo quel Pringipe, su hijo, ha hecho


sea hecho. Créese que no lo dylataran, pues ya tyene el consentimiento del
padre, porque lo al todo estava hecho.
— i8o —
El argobispo de Bisangon me dio vna gedula de V . ais., hecha en Granada
a XXX de margo.
De Inglaterra que están con mucho deseo
se dize de la venida
de la señora pringesa de Gales; mas que se tyene por gierto que no verna
hasta en fin de agosto, o a lo menos mediado. Dizen maravillas de los apare-
jos que ay hechos para su regibiniiento.
Dizese aqui que para mediado el mes de setienbre estaran todas las cosas
a punto para enbarcarse, y que a lo mas largo sera al fyn de setienbre; solo
esto me ha comunicado el argobispo de Bisangon, porque lo sabían todos; de
lo demás no sabré dar razón gierta a V. ais. Aluchas cosas se dizen y syno ,

estuviese la yda de estos Señores tan gerca, suplicarla a V. ais. que me die-
sen ligengia para yrme a mi casa, porque so me haze congiengia que V. ais.
gasten comigo lo que gastan syn hazer ningund seruigio, y estando corrydo
de la forma que aqui tyenen todos en el tratamiento de los enbaxadores de
V. ais. Esto escriuo porque yo me satisfago que no es la falta en mi, que si
lo fuese, yo me callarla por no ser tenido en poco. Yo oso dezir que nunca

haré verguenga a mi persona do quiera que estuviere, y no haziendola a mi,


V. ais., no serán por mi deseruidos: mas sy viniese aqui otro con quien yo
pudiese biuir, por temor ternia el corrymiento que yo tengo y no le favore-
cerían mas.
Nuestro Señor, &.
De Bruselas a xxi de junio de 501 arios.

OTRA CARTA
de sus altezas hecha etiGranada a x de agosto de d. i. años. Vino por las
postas de Bruselas a xxv de

El Rey v la Revna.

Comendador de Haro, nuestro enbaxador: vymos vuestras letras de xv de


jullio en que nos hezistes saber el alunbramiento de la illustrisíma Pringesa,
nuestra hija, y el nagimiento de la Infanta, nuestra nieta,y que anbas que-
davan byen, de que ovimos mucho plazer, y damos por ello muchas gragias
a nuestro Señor. A el plega de los guardar a ellos y a los ynfantes, sus hijos,
nuestros nietos, como nos deseamos, y que de todo vean el gozo que desean.

Todas las nuevas que nos escriuistes vos tenemos en seruigio, y pues la ve-
nida acá de los dichos Pringipes, nuestros hijos, ha de ser tan presta, pla-
ziendo a nuestro Señor, y teniéndola nos por gierta para el tienpo que esta
— rgo —
asentado, aderec^nmos ya nuestra partida para yr a regebirlos a Castilla, pla-
ziendo a nuestro Señor. No ay mas que dezir aqui syno que rogamos a nues-
tro Señor que el quiera ser su guia y traherlos a buen saluamiento, como
deseamos.
De Granada a x dias de agosto de 501 años.
Yo el Re3\ Yo la Reyna.
Miguel Peres Dalmagan.

OTRA CARTA
para sus altezas hecha en Bruselas a x.vz'ii de agosto de §ot. Leuola vn
correo.

Después que escriui a V. ais. a los xvi dias de jullio del alunbramiento
de la señora Pringesa, no ha sugedydo cosa ninguna para escriuir, ni agora
ay otra cosa syno que su Alteza y el señor Pringipe están muy buenos, loores
a Dyos. Danse toda la pryesa que pueden, a lo que parege, para su partyda.
Tyenese por gierto, en opynion del vulgo, que sera para xx dias de setien-
bre, o a lo mas al fyn del mes. Los señores Ynfante y Ynfantas están muy
buenos, a Dios gracias. Musyor de Lucenburc anda ya por sy. Dios le guar-
de, que la mas rezia criatura es que yo he visto de su hedad.
El argobispo de Bj'sangon avn no es venido de Frangía. Dizen que verna
de aqui a seys Hanse hecho aqui alegrías por el casamiento o desposorio
dias.

de musyor de Lucenburc con hija del rey de Frangía. Todos están alegres de
la paz y casamiento.
Avra que el duque de Sofolca (ij se vino huyendo de In-
diez o doze dias
Archiduque, y estuvo dos o tres dias en vna villa
glaterra a este señorío del
que se llama Malinas, y pasóse luego a Alemania. Dizen aqui que avia gran
conjuragion con aquel Duque en Inglaterra contra el Rey, y que aguardavan a
executar su traygion al dya de las bodas del Pringipe; y como se tenia por
dicho que vernia la Pringesa para san Juan, o a lo mas largo al Santiago, y
vieron que no venia, o le fallegio el animo, o temió que seria descubierto; fy-

nalmente, quel se salió del reyno. No se sabe aqui de ninguna novedad hecha
en Inglaterra por su salida de aquel , ni sabemos otra cosa syno quel es ydo
en Alemania, y lleva consigo otro capitán yngles que andava o estava aqui
fugitiuo de temor del Rey, sobre el qual muchas vezes avia escrito el rey de
Inglaterra al Archiduque rogándole que le echase de sus tierras.

(i) Sic, por Siiffolk.


— IQt —
El Pringipe mando tomar seys naos de vizcaynos de las que truxeron las

lanas de los mercaderes, y dieron licencia a todas las otras que se fuesen.
Dizen que se dan pryesa a poner en ellas bituallas y a hazer algunos aposen-
tamientos. Segund lo que parege, no llevara mucha conpaña.
De Alemania se dize que el rey de Romanos esta determinado
de venir aqui por ver al l'ringipe y a la Pringesa antes que se partan; mas
hasta agora no se sabe que sea partido de Inspruc.
Los enbaxadores del duque de Saboya se esperan aqui de aqui a tres dias.

Vyenen a concluyr el casamiento de la pringesa Margarita y a levarla. Vyenen


tres obispos y dos cavalleros. Trahera segund dizen, dozientas caualgaduras.
Ella ha mas de vn mes que no haze syno aderegar sus cosas para su partyda.
Créese que su partida sera ginco o seys dias antes de la partyda del Principe
V de la Princesa.
Por agora no ocurre otra cosa que escriuir a Y. ais.

Nuestro Señor, &.


De Bruselas a xxvii de agosto de Dj. años.

OTRA CARTA (i)

cscryta a xx de seticnbre. Levóla vn correo.

Después que escrivi a vuestras Magestades a ios seys dias de setienbre, a


sugedido la venida de vn enbaxador del rey de Frangía , el qual dize que en-
tre otras cosas que de parte del rey de Frangi<i dixo al Pringipe, le dixo
que
elRey, su Señor, avia sabido quel se queria poner por la mar para yr en Es-
paña, y que le paregia que ya el ynvierno entrava, y que la yda por la mar
en tal tienpo era peligrosa, y que asy por quitarle de peligro de la mar, como
porquel y la Reyna lo mucho
ver, que le rogavan que quisyese
desea van
hazer su camino por tierra, pues que camino era muy bueno y por tierra,
el

donde les seria hecha tuda onor y buen recebimiento, ofregiendole todo lo
que de vn pringipe a otro se puede ofreger; y esto mismo dixo el enbaxador
a la señora Pringesa, estando delante el obispo de Cordova y el de Malaga
y
otros muchos; mas ninguno de nosotros oyó lo que le dixo, porque hablo en
voz muy baxa. De la respuesta de su Alteza, por algunas palabras que se
entendieron, se jusgo lo que les avia hablado.
Vyernes que se contaron dies y siete dias deste mes, fue respondydo
el enbaxador de Frangía publycamente. Dizen los que allí estavan presentes

(i) Es minuta autógrafa del Embajador.


— 192 —
que la respuesta fue regragiando al rey de Frangía por lo que avia enbiado
a dezir al Pringipe y por lo que le ofregia, y que era verdad quel Pringipe
estava determinado de yr a España y por la mar, y que para esto avya man-
dado traher algunas naves que eran venidas de España; mas por algunas cosas
que ocurryan, quales no podían asy breuemente ser despachadas, y por-
las

quel yvierno entrava, avia acordado de las despedir, y por conplazer al Rey
de Frangía, delibrava de hazer su camino por tierra: mas que no tenia deter-
minado tyenpo para partir, avnque creya que seria en breve, y que quando
ovíese de partir, que con mensagero propryo le haría saber el día de su par-
tida y que camino levaría. Agora dizen que an de partir en fyn de otubre;
otros dizen en fyn de novíenbre; yo no creo nada, porque nunca dizen ver-
dad. No se otra cosa que dezir syno que, a todo lo que puedo conoger, no
hallan el camino para yr a España, ni lo an mas gana quel yr al ynfierno.
Desatinado estoy de ver vna cosa tan nueva, que aya onbre en el mundo,
por poco que sea, ni por baxos que tenga los pensamientos, que se muestre
perezosa para yr a reynar.
Otra cosa no ocurre para escrevir syno que los señores Pringipe y Prín-
gesa y los señores Ynfantes, sus hijos, están muy buenos, loores a Dios.
Madama Isabel es tan linda criatura como es posible; musyor de Lucenburc
ya anda por sy y tan rezyo como sy ovyese dos años.
,

Los enbaxadores de Saboya que están aquí dan mucha priesa por ser des-
pachados. Créese que de aquí a dies días se despacharan y llevaran a madama
Margarita, y tememos quitado un enpedimiento de tres que dizen que enpa-
chan la partida del Pringipe, y este es el vno.
l'anbien se dize quel rey de Romanos viene a Lugenburc, y que a de yr
allí el Pringipe. I^ixomelo vn cavallero del rey de Romanos que esta aquí, y
otrosme lo an dicho, y dizen quel rey de Romanos escrivío al Pringipe que
no se partiese para España syn verle, so pena de maldigion. No se díze
quando sera la venida.
De Bruselas a xx de setíenbre de 50 1.
— 193 —

CARTA III

algund sentimiento desto an dicho que no an de consentir que yo sea admi-


tido aquel ofigio sy quiero melarme (sic) e entrometerme en otras cosas, y que
de lo vno y de lo otro seré suspenso hasta que les muestre el poder que tengo

para hablar en estas cosas.


Y porque V^. ais. sean de todo yntormados, saiiran que al tienpo que yo
vine de Inglaterra en esta tierra, yo mal venido, y peor quando supie-
fu)- el

ron que avia de seruir a los Ynfantes, y yo estuve mas de quinze dias que no
dy la carta del Principe que dyo para que vyesen que me avian hecho merced
del ofigio de maestresala del Ynfante, y sy viera que sin ella pudiera yo tener
la entrada franca en su cámara a todas oras, yo no la mostrara; mas como esta
puesto por mayordomo mayor vn mose de Rersola, el mas baxo onbre en
costunbres que yo jamas he visto, y avn en el ser es baso, este, como ene-
migo de nosotros, no mostrava buena cara quando yo yva ally; y dexare mu-
chas cosas que pasaron. Finalmente, yo mostré la carta del Pringipe, y ellos
con mucha pena la obedegieron, y no la obedegieran si la señora Pringesa no
escriuiera a la Duquesa vieja sobre ello, y ella hizo que la obedegiesen, y yo
serui a los Ynfantes muy pocos dias. En vezes repartidos no los he seruido
de maestresala diez vezes. \ esto es que mose de Veré agora dize, que yo
lo

vyne a ser maestresala del Ynfante, y que quiero ser enbaxador. Y, por gier-
to, después quel Pringipe vyno, y con vn mes antes, yo nunca serui; antes

poco a poco yvame apartando de seruir, ni de entender en cosas que al ser-


uigio tocase; mas como onbre que estaua ogioso el dia y la noche, quanto lo
sufria el tienpo, yo lo pasava en la cámara de los Ynfantes, de lo qual a rey-
nado en ellos tantos gelos, que para echarme de alli an dicho que pues soy
enbaxador, que no tengo de ser maestresala; y agora que vyeron que aquello
yo de mió lo dexaba, dizen que pues soy maestresala, que no tengo de ser
enbaxador; de manera que querrían verme echado en la mar y que no estu-
viese aqui. Y si V. ais. fuesen seruidos de ello, aquello que ellos quieren quie-
ro yo; ellos han gana de echarme, y yo he gana de yrme, porque se que sy
mucho aqui esto, que yo moriré de postema o haré algund descongierto que

(i) Así empieza esta carta falta en principio de cuaderno. Las hojas anteriores están
sueltas y han debido perderse algunas.
— 194 —
sea peor que la muerte; que no es para sufrir las maldades que dizen,.y no loS

peores dellos, syno los mas pringipales; y las personas Reales de V. ais. no
perdonan; y como esto no sea de sufrir a ningund leal vasallo, temo que por
desconcertarme dirán algo en mi presengia que no sea para sufrir, y por esto
querría sy V. ais. fuesen seruidos de mandarme dar licencia, porque a vues-
tro seruigio tan poco como a mi prouecho ni honrra cunple tener aqui persona
vuestra, porque verdaderamente os desaman, y es byen enpleado las mer-
cedes que V. ais. les ha hecho, mayormente a mose de Veré y a su hermano.
Y porque ya no es de hablar en parábolas, desengaño a V^. ais. que estos d¡-
zen que nunca vez ellos querrán que V. ais. hagan lo que ellos quisyeren que
no lo alcancen, porque no podej^s reynar ni sostener vuestros reynos syn
ellos; y esto dizeii por quantas tavernas se hallan, y segund los repartimien-
tos de rentas hazen entre ellos, negesario sera despoblar la tierra o deshere-
dar las heredades, que en lo que pertenege a la corona poco ay para henchir
la suma del repartimiento. No ay escudero syn]3le entre ellos que se contente
con ginco mili ducados de renta el dya quel Pringipe sucediere, lo qual plega
a L^ios que sea tan tarde que ellos no gcjzen de lo que desean. Por no dar pena
a V. ais. porne silengio a mi pluma, que en vn año, avnque continuamente
escriuiese, no acabaría de escriuir las cosas que dizen.
Vna cosa no quiero dexar de traer a la memoria a V. ais. Acuérdeseles
que quando yo llegue a Seuilla a hazelles saber quel Pringipe y va, dixe a
V. ais. que si querían ser estymados y reputados tanto ([uanto su grandeza
requería, que no se moviesen de Seuilla para regebir al Pringipe, porque no
son estos humilldes sino cjuando son maltratados. Aquello mismo digo agora;
que sy estos conogen blandura en V. ais., confirmarse an en su pensamiento
que teneys necesydad dellos, y nunca V. ais. harán con ellos ni dellos lo que
quisieren; y sy les days a conoger el yerro que han hecho, de lo qual ellos

están ya sospechosos que se ha de hazer, ellos yran rastrando los pechos por
tierra; y no enbian los que enbian syno para conocer en que están V. ais. y
en que los estyman, y pago mi deuda.

De otras cosas de nuevo no ay, syno que entre estos se afirma que V. ais.
han hecho tregua con Frangía, y dizen que V. ais. la han demandado, y pla-
zeles dello, no por el byen que dello vyene a V. ais., mas porquel rey de
Francia se rehaga para tornar a hazer la guerra. Los señores Ynfantes están
muy buenos, loores a Dios.
Nuestro Señor, &.
De Bruselas a xxvn de dizienbre de (¡uinientos e tres años.
"95

OTRA CARTA
de su\ Altezas hecha cu w) de íoy. Tnixola

gerca de la partida

de la Priiigesa, nuestra hija para que de nuestra


parte gelo digays, y es esto avenios acordado: que luego
después de aver parido la Pringesa, nuestra hija, partyeso oii nonbre de nues-
tro Señor. Y como el Principe se detuvo en Frangía
lo que nos dixo mas de
y de que creíamos quando enbio el grafier a soligitar la partida de la Prin-
lo

cesa, nuestra hija, le enbiamos a dezir con el que no partirla la Pringesa hasta
que supiésemos que el hera salido de Frangía, porque teniendo como tenía-
mos por muy peligrosa su pasada del por Frangi.i, mucho mas lo fuera la de
anbos, sy estando el en Frangía fuera ella tanbyen por alli. Después, quando
vino Suatre a hazernos saber que el Pringipe, nuestro hijo, hera pasado de
Frangía, y a soligitar la partida de la Pringesa, ella estaua doliente como el

vido, en tal dispusygion, que no estava para ponerse en camino, lo qual hezi-
mos estonces saber al Pringipe, nuestro hijo, con el dicho Suatre, para saber
sy queria que partiese estando de aquella manera, üuando boluio Suatre, que
estaua ella buena, las cosas de entre nos y el Rey de Frangía eran venidas
en mayor quiebra, y sugedio la venida de los trangeses sobre Salsas y la vda
del Rey, mi Señor, a procurar aquello; de manera que estando nosotros en
guerra con el Rey de Frangía, por España ni por Ñapóles no hera razón que
la Pringesa nuestra hija fuese por Frangía a poder de nuestro enemigo. Pues
por la mar, ya el tienpo hera tan adelante quando llego Suatre, que hera en
setienbre, que por mucha priesa que mandáramos dar en aparejar los navios
y cosas negesarias para su partida, no pudyeran aparejarse que no fuera ya
entrado nouienbre, que es el tiempo mas peligroso para navegar; quanto mas
que con mucha ocupagion que teníamos para proueer las cosas de la guerra
la

de Prangia, en que tanto y va a nosotros y al Pringipe y a la Pringesa, nues-


tros hijos, por mucho que lo trabajáramos no se pudiera aparejar avn para el
dicho nouienbre; de manera que como entro el ynvierno y no podía navegar,
paregionos que para aver de esperar el tienpo para enbarcar hera mejor que
esperase aqui que no en la costa, asy por ser tierra esterile y de pocos man-
tenimientos y de muchas nieves y lluvias en que los que con ella estuuieran
no se pudieran sufrir syn mucho trabajo, como porque estando apartada de

(i) Todas las cabezas de las hojas están destruidas por la humedad,
— 196 —
nos y del Principe, segund su (lispusygion en qLie estava y la pasyon que
tenia, no aviendo cerca della quien en aquello le tenplase y refrenase, pudiera,
yendo a esperar alli, apresurar su yda a tienpo o por lugar que pusyera en
mucho peligro su persona. Y avnque todo esto estaua asy platicado y cono-
gido, por satisfazer algo a la congoxa que ella tenia por su partida, aviendo
vdo pedirme ligengia a Valverde para j^artir, ove por byen de no negargela,
a
con tal que fuese por mar, syendo tienpo de navegar, a consejo de marine-
ros. Y con este acuerdo la Pringesa, nuestra hija, se boluio aqui a Medina y

Suatre quedo en Valverde, y yo le dixe alli que escriuiese de mi parte al


Pringipe, mi hijo, como creo que gelo escriuio y lo a visto por su carta, que
sin duda margo, plaziendo a nuestro Señor; y
partirla la Pringesa para el

estonges se platico con personas que saben las cosas de la mar si hera tienpo

para ponerse la Pringesa en ella, y todos dixeron que seria la mayor crueldad
del mundo y en tienpo tan peligroso y de tantas tenpestades ella se pusyese
en la mar.
Y en aquella sazón sugedio que los frangeses se fueron huyendo de Sal-
sas, y vna de las cabsas porque estonges el Rey, nuestro Señor, ovo por
byen que asentásemos la tregua con el rej^ de Frangía, y que se entendiese
en el trato de la paz, fue por poderse venir luego su Señoría para que se diese
borden en la partida de la Pringesa nuestra hija por mar para la primave-
ra, o sy nuestro Señor diese paz, que pudiese yr por tierra,y asy le escriuio
su Señoría vna carta se aqui porque la de-
seava ver el ynvierno no se podía levar por
a su camino que no se detuviese syno dos dias en Lucenburc
para hazer que los de aquel pringipado de Cataluña
jurasen como le escriui conforme a lo que su Señoría escriuio,
rogándole que lo hiziesen asy, pues amor y deseo de verla gelo
enbiaua a rogar, y ni por la carta de su Señoría, ni por las nunca
quiso dezir que esperarya; antes quanto mas gelo escriuiamos, tanta mayor
gana mostrava de partirse. Y quando yo supe esto, enbiele a Pedro de Torres,
mi secretario, vna carta amistosa para ella y con creengias para los suyos,
para que todos le dixesen la razón que avia para esperar, y para se lo acon-
sejar y rogar de mi parte, y asy se lo escriui yo de mi mano largamente,
dyziendole que yo le rogaua que como avia de esperar el tienpo en la costa,
lo esperase aqui, donde estarla mejor y la podría ver su Señoría antes de su

partida, pues para quando avia de enbarcar no perdía tienpo, gertificandole


que syn ninguna duda partirla el margo, Dios queriendo, y que sy mas se pu-
diese acortar, mas se acortarla; pero que aquello seria cierto. Y tanbyen lo
hazia yo porque, sy fuese a esperar á la costa, con la pasyon que tyene, por
aventura se pusyera a yr por Frangía, que fuera cosa tan grave y de tanto
dafio suyo, estando el rey de Frangía en guerra con nosotros, o sy enbarcara
por la mar a tienpo muy peligroso que no fuera de navegar. Y ni por esto
quería esperar nf|ui: antes se determino de todo a partirse sin tienpo y syn
— lo; —
nuestra voluntad. V vista esta, yo onbie a mandar al obispo de Cordoua que
estava con ella, que sy lo quisiese poner en obra, no diese lugar .1 ello en
ninguna manera, y de mi parte estorvase que no hiziese cosa que tan mal pa-
recería á todo el mundo y de tanta verguenga para ella y de tanto desacata-
miento para nos. Y aviendoselo asy dicho y rogado y requerydo de mi parte
el dicho Obispo y Torres, y queriéndolo ella poner en obra, el dicho (^bisp.)
mando de mi parte que no le llevasen las hacaneas. V la Frincjesa cjuando In
supo, quiso salir a pye de la fortaleza do posava y yr asy á pye y sola por las
calles y por los lodos hasta la posada de las hacaneas. Estonces el Obispo,
por estoruar t[ue no hiziese cosa tan fuera de razón para la avtoridad y esti-
magion de su persona, a vista de los naturales y estrangeros que aqui estavan
en la feria y en lugar tan publico, hizo gerrar las puertas de la fortaleza, de
([ue ella ovo tanto enojo, que porfiando que le abryesen la puerta, se estuvo
en barrera de la casa toda la tarde y noche y el otro dia, hasta las dos oras
la

a huniidad y sereno en descubyerto, vna de las mas frias noches que a


la

hecho este ynvierno, y jamas quiso boluer a su aposentamiento, antes des-


pués que gelo ovieron suplicado todos los que con ella estauan, se metió en

vna cozina que esta donde estuvo otros quatro o ginco dias,
alli en la barrera,
que por muchas cartas que yo escriui, ni porque yo enbie al argobispo de
Toledo y a don Enrrique para que trabajasen que saliese de alli y boluiese a
su aposentamiento, nunca con ella se pudo acabar. Y a esta cabsa yo vine
aqui con mas trabajo y pryesa y haziendo mayores ¡ornadas de que para mi
salud convenia; y avnque le enbie a dezir que yo venia a posar con ella, ro-
gándole que se boluiera a su aposentamiento, ni quiso boluer, ni dar lugar
que me aderegasen el aposentamiento, hasta que yo vine y la mety; y eston-
ges ella me hablo tan reziamente palabras de tanto desacatamiento y tan fuera
de lo que hijadcve dezir a madre, que sy yo no viera la dispusigion en que
ella estava, yo no se las sufryera en ninguna manera. ^ se yo gierto que al

Pringipe el Rey mi -Señor iliximos como ....


para navegar la que el primero dia
de marco partirla y que sy nuestro Señor diese paz, podria yr
por Frangía.
Dezid al Pringipi' nuestro hijo, que sin duda
de nuestra parte
esta es la que ha pasado, y que nos deseamos mucho la yda
verdad de lo

de la Pringesa, nuestra hija, asy porque es razón que este con el Pringipe
nuestro hijo, como porque creemos que aprouecharia mucho para su salud;
pero que ya vee que no es razón que pongamos a peligro y aventura su per-
sona syno que miremos que vaya en buen tienpo, y según quien ella es; y
,

que tenga por gierto que su partida sera, plaziendo a nuestro Señor, para el
tienpo que con Jaques le avernos escrito; que si la paz se hiziese, ella podra
yr por tierra, y mucho mejor sy asentase y concluyese la negogiagion que por
la que este lieva, de que ya Jaques levo la original, vos escriuimos;
otra carta

y que porque la Pringesa, nuestra hija, estando como esta, tyene negesydad
después de partida, hasta que, Dios queryendo, llegue al Pringipe, que aya
gerca della personas que tengan avtoridad para tenplarla y refrenarla, porque
con la pasyon que tyene no haga ni le dexen hazer cosa de que pudiese venir
daño a su persona o deshonor, yo le ruego al Pringipe, mi hijo, que por lo
que toca al byen y onrra de la Pringesa, y suya y nuestra, el escriua luego a
mose de Mehí y a madama de Aloyn dándoles toda avtoridad pavii que, des-
pués que la Pringesa fuere partida de nos, y hasta que llegue a el, la tengan
y refrenen en las cosas que su pasyon le podria hazer que hiziese, y no la
dexen hazer en ninguna manera cosa de que su persona pudiese regebir
daño o deshonor, asy en el tienpo y manera de enbarcar, sy fuere por la mar,
como en todas las otras cosas, yendo por la mar o por la tierra, y que escriva
a la Pringesa de nianera que crea y siga lo que ellos le dixeren y aconse-
jaren.

OTJ^A CARTA
de sus a/tesas hecha en Medina del Canpo a primero de Enero de ^o^. Triixola
dicho año.

lo cpie en su pasada por Frangía


del reyno de Xapoles, mejor que por aquel asyento por yndi
poder del rey de F"rangia el rcynj de Xapoles,
y porque todo el dicho asyento hera muy perjutligiai y peli-
groso al rey de Romanos y a nos y al dicho Archiduque, y no cpierriamos
que en lugar de paz y concordia se siguiese dello mas peligros; pero tpie ago-
ra que nos tenemos todo el reyno de Xapoles y le podemos dar al dicho Ar-

chiduque y a su hijo, nuestro nieto, y por no lo tener el rey de Frangía ter-


nemos nos que hazer en acabar que el lo aya por byen, y porque teniéndolo
nosotros se podra asentar esto, mediante nuestro Señor, de otra manera que
antes, para que lo que se asentare sea mas seguro y con honrra y acrecen-
tamiento del .Vrchiduque, nuestro hijo, y del Ynfante, nuestro nieto, para
que el .Archiduque conosca el amor que le tenemos, y que queremos para el
y para la Princesa, nuestra hija, y para su hijo, nuestro nieto, aeiuelio asy
como lo otro todo, plaziendo a nuestro Señor, avernos hecho mover en Rom.i
al cardenal de Rúan por mano tercera, como que no salia de nos, este medio;
conviene saber: cjue se haga el casamiento del ynfante don Carlos, nuestro
nieto,y de madama (jlavdia, fija del rey de Frangía, como esta asentado, y
que renunciemos nos el derecho que tenemos al reyno de Xapoles en favor
del dicho \ nfante, nuestro nieto, y el rey de F'rangia renungie su derecho en
— 199 —
favor de la dicha madama Glavdia, e quel Archiduque aya de tener e gover-
nar todo el rey no de Ñapóles, como tutor de los dichos don Carlos e madama
Glavda, dando nueva ynvestydura la sylla apostólica, de voluntad de partes,
hasta tanto que, l)ios queryendo, ellos sean de hedad de discrigion para lo
poder por sy governar, asentándose en todo como es razón, y mayormente
en que, asy como esta en poder del rey de Frangía la vna parte en que a el lo
avria de renungiar, que es su hija, que asy estuviese en nuestro poder la otra
parte en quien nos avriamos de renungiar, que es el ynfante don Carlos, nues-

tro nieto; y con condigion que el tenga y govierne el dicho rey no de Ñapóles
con españoles, y que con esto se asentase la paz y amistad nuestra y el rey
de Frangía, y que nos y el Archiduque procurásemos que se acabase tanbyen
de asentar la paz del rey de Romanos y del rey de Frangía; y que asimismo
se podría asentar casamiento de vna de sus hijas del Pringipe y Príngesa, nues-
tros hijos, nuestra nieta, con mese de Angulema, dalfin de Frangía, sy suge-
diere en Frangía, o con el que fuere dalfin, porque con esto nos parege que se-
ría para mayor seguridad y perpetuydad de
la paz y amistad que nosotros y

el Archiduque asentamos con Frangía, y para onrra y acrecentamiento del


Archiduque; y que nos an escrito de Roma quel dicho cardenal de Rúan, des-
pués de algunas platicas, se resoluio en que el rey de Frangía avria por byen
este medio y lo acebtaria sy nos lo acebtasemos; y asy escriuimos a nuestros
enbaxadores que están en Frangía para que entiendan en asentarlo. Y porque
creemos que avra plazer dello, gelo hazemos saber. V esto mismo dezíd de
nuestra parte al conde de Nasavt, y a mose de Veré, y al de Villa, y al Ar-
chiduque y a ellos, que les rogamos que lo guarden en secreto hasta que sea
concertado en Frangía; que tanbyen lo avran de firmar el Pringipe y la Prín-
gesa. V porque podra ser que ay pusyesen alguna dificultad en la venida acá
(leídicho \ nfante, nuestro nieto, sy vierdes que no la ponen, no es menester
mas syno que trabajeys de asentar con el dicho Archiduque que aya por bj^en
el dicho medyo, dizíendole la honrra y prouecho que dello se le sigue, y acre-

gentamíento y seguridad de estado y paz perpetua; y hablandole en ello


como en cosa en que regibe de nos buena obra, y que nos lo deve mucho
agradeger y conocer por todas las maneras ya Veré, y tan
y quanta seguridad dicho \ n-
fante. V todo esto que dezimos bando ellos luego
este negogio en syendo asentado no de Ñapóles, les

daremos en aquel reyno al conde Nasavt vig) ducados de renta; al de Villa


iiiiD ducados de renta, y al de Veré iii® ducados de renta, y al Grafier iQ du-

cados de renta demás desto les daremos sendos ofi-


gios de los mavores de aquel reyno de Ñapóles; y avernos por byen que ellos
sean ávidos por españoles en la governagion y en los prouechos de aquel rey-
no. Y demás desto dezíd que aquel reyno es todo oro, y pueden ellos de
les

allí aver de contvno grandes prouechos de dynero, y avn de stados, como


las tierras de los varones son fevdales, y quando el que las tyene muere sin
— 200 —
hijos, vacan, y el puede dar a quien quiere. Asy podra el Archiduque
Rey las

hazerles alli buenas mercedes, sin que le cueste nada, demás desto que luego
les damos. Y sy dubdaren que por estar acá el Ynfante gastara acá el proue-

cho que ovyese del dicho reyno, dezildes que nos avernos por byen quel Ar-
chiduque aya todo el prouecho, y que no se de cosa dello para el gasto del
dicho Ynfante, que acá le proueeremos. Dios mediante. Y asy con todas las

otras razones que os parec^ieren, trabajad de ganar a los susodichos para que
acaben esta negogiagion con el Principe. Sy demás de lo susodicho fuere me-
nester prometerles algo de nuestra parte en dynero para que luego lo ayan a
los dichos quatro, hazedlo; y sy Laxao puede aprouechar y ayudar en ello y

lo fiziere, prometedle como al Grafyer, }• dadlos sobre ello toda la seguridad


que quisieren, porque sin ninguna dubda conpliremos con ellos. Y asy pro-
meted a todos los otros que vierdes que pueden aprouechar; pero a los que
no pudyeren aprouechar no les prometays. Y porque esto es cosa que cunple
mucho para la paz y para el byen de nuestros reynos, procuradlo con mu-
cha discrigion y niaña. Deveys negogiar pov palabras quel Principe conosca
quan byen le viene esto, y sobre todo, estatl sobre aviso que no piense que
esto se puede hazer ni acabar sin venir acá el Ynfante, nuestro nieto, dizien-
dole que, dexando como dexamos vn reyno, razón es que en las otras cosas
el asyente de manera que el rey de Frangía no nos lieue en el ventaja, como
la llevarla sy estuviese en su poder la parte en quien avria de renunciar, que
es su hija, y no en el nuestro la parte en quien nos avriamos de renunciar.
Y dezidles que vna de las cosas que se ha de asegurar para seguridad del casa-
miento, demás de tener el Archiduque la governagion del reyno, es que la
parte por quien quedare de efectuarse el casamiento pierda el derecho del
reyno de Xapoles, y quede todo en la otra parte; que pues aventuramos a
perder nuestro derecho, razón es que procuremos de tener la persona en quien
renunciamos, que es el dicho nuestro nieto. Y sy para acabar la venida del
Ynfante no bastare lo que aqui escriuimos, escriuidnos que es menester que
proueamos para acabarlo, pues vedes quanto nos cunple averio.
De Medina del Canp.) primen) de Panero de 504.

OTRA CARTA
para sus altezas hecha en Bruselas a xix dias de Enero de §0^ años. Fue por
la mar, eitderegada a Martin Sánchez de ^amudio.

Dos dias después del dia de año nuevo fuy a palagio y entre en la cámara
del Pringipe como onbre que no y va a negogios, y el Pringipe se llego a vna
— 20I —
ventana gerca de donde yo estaua, y comenconu- a preguntar do avia estado,
y sy sabia nuevas de V. ais.; y de poco en poco comenganios a hablar en mu-
chas cosas a solas, y páreseme que hera aquello mucha novedad, segund lo
que los dias pasados hazia, y se avia hecho amigo. V como vy tienpo apare-
jado, yo dixele: —Señor: Quiero dezir a muchas vezes he pensa-
\*. al. lo <[ue

do de deziros, porque creo que n'os lo dize ninguno de los vuestros, y podra
ser que no lo sepan asy como yo lo se, o sy lo saben, n'os lo quieren dezir. Por
tanto, de lo que di.Kere, syno fuere todo muy sabroso a V. ;il.. crea que mi
yntingion es buena, y que querría agertar en lo que dixese. V. al. tome dello
lo que vyere que es de tomar. V. al. sabe con quanto amor el Roy y la Rey-

es, mis Señores, después del fallecimiento del pringipe don Miguel, os decla-
raron por su heredero, y procuraron c|ue vos fuesedes a España, para c|ue en
aquellos reynos fuesedes jurado, y para que los pueblos os conociesen, y vos
conogiesedes las gentes de aquellos reynos; y sabeys. Señor, con quanto amor
fuistes regebido dende que entrastes en Castilla hasta que Uegastes donde es-
tauan sus altezas.Y hera tanto el gozo que la gente tenia de vuestra yda, que
n(j solamente paregia que las gentes solas sentyan plazer, mas los animales,

los arboles y las piedras paregia que mostrauan alegría de vuestra venida.

Pues el alegría quel Rey y la Reyna mis Señores, syntieron de veros, es yn-
,

conparable; vistes la gravedad de sus reales personas, que como pringipal


cosa se ha de notar; vistes la grandeza de su estado, y vistes la solepnidad y
tryvnfo con que fuystes jurado y regebido por sugesor de sus reynos. Qual-
quier cosa destas bastaua para deteneros en aquellos reynos, quanto mas to-
das ¡untas. Xo fue acabada la fiesta de vuestro recibimiento, quando todas
vuestras gentes comengaron a hablar en vuestro partido, y avn \^. al. lo dixo
en algunas partes, o a algunas personas, las quales no lo tuvieron secreto, de
lo qual no se cabso pequeña admiragion en todas las gentes, y no lo creyan,
porque paregia cosa que no llevaua razón. Y junto con esto, sobrevino la gue-
rra de Francia, por la qual cabsa todos pensauan que avnque V. al. tuviese
mucho deseo de se yr a su tierra, esto le haria oluidalla, porque pensauan
que sy os tomara la boz en vuestra tierra, vinierades a (]uitar de trabajo al

Rey, mi Señor, vuestro padre, y Y. al., como mancebo, tomara toda la carga
de la guerra; mas como vyeron que V. al.perseverava en su proposyto, y en
seguir su voluntad y camino, }• como os vyeron partyr, y en el tienpo que
partistes, y como dexastes conogiendo que os
á la Pringesa, y, fynalmente,
veniades con desgrado del Reyna, mis Señores, todo el amor que
Rey y de la

las gentes os tenían se ha tornado en omezíUo, y creo que teneys pocos co-

ragones en Castilla y en .Aragón que sean por vos; y mayormente a cregído el


desamor quando an visto que dexastes aquellos reynos que vos aviades de de-
fender en guerra, y os venístes a poner en las manos de su enemigo. \ las
cosas que después han sugedydo, asy de hechos como de palabras, que mu-
chas gentes de las vuestras an hablado no byen dichas, yo creo que no an
ablandado nada los coragones, mas que los an enduregído. \ demás desto,

26
— 202 —
todas las gentes que acá son venidas despaña por la mar con sus mercadurías
anse ydo tan maltratados de vuestras justigias, cjue no pare<^¡an sino que he-
ran enemigos; de manera que |)or todas partes se han hecho cosas por donde
eldesamor tenga lugar de yr syenpre en cregimiento. Paregeme ya, Señor,
que devria V. al. pensar en estas cosas, y que es peligrosa cosa yr a reynar
sobre pueblo yndinado, y avn injuriado, porque segund las cosas han suge-
dydo y los vuestros an hablado, parege que los menospregiays, y el pueblo
sabe que os venistes, y no sabe la cavsa que tuvistes para veniros; saben lo
que ha sugedydo, y no ven cavsa para escusaros. A V. al. suplico que piense
en el remedyo, v que asy V. al., como los governadores de vuestros señoríos

hagavs otras demostragiones de las que hasta aqui se an hecho, porque con
las buenas demostragiones y obras se oluiden las cosas pasadas. Y que sy yo

he dicho algo que paresca que ha sydo atrevimiento dezillo, que V. al. lo per-
done, pues que solamente lo digo con zelo de vuestro seruigio.


Respondióme: Yos agradesco lo que me aveys dicho, y a los seruidores
no les esta mal que claramente digan a sus señores aquello que conocieren
que es su seruigio; y asy yo regibo byen esto que me dezis; mas el Rey y la
Reyna, mis Señores, saben la razón que yo tuve para venyrme, y a muchos
de los grandes del reyno que vinieron a mi para estorvar mi venida se les dixo:
El pueblo no puede saber estas cosas. Mas yo querría hazer todo aquello en
que el Rey y la Reyna, mis Señores, y todas las gentes puedan connger el
afición y amor que yo tengo a sus altezas y aquellos reynos, y querría que me
dixesedes vuestro pareger de lo (¡ue os parege que yo devria hazer para esto.
Yo le respondy:— Señor, con dos palabras se puede esto remediar, y con
muchas Rey y a la Reyna, vuestros pa-
obras. Las palabras son que digays al
dres: — Señores;
yo os suplico que nos acordeys de lo pasado, y que en lo
porvenir mandeys a toda vuestra voluntad. Y sy V. al. esto dixere y obrare,
yo se quel Rey y la Reyna, mis Señores, os aman tanto, queoluidaran lo pa-
sado. Y en lo que toca a lo que vos aveys de hazer, que no querrán cosa que
no sea vuestro onor y prouecho. Mas mirad, Señor, en lo que dixeredes, que
lo aveys de hazer, y que no haziendolo, que es mejor que no lo digays. jOuien

puede. Señor, mejor consejaros en las cosas que pertenegen a la governacion


de vuestra persona y estado quel Rey y la Reyna, mis Señores, }' quien pien-
sa que ay otras personas en el mundo que os amen mas, por cierto, syno tue-

sei vuestros padres.- Devriades estar a su consejo y governacion, conogiendo


(|uan byen an governado sus reynos, y las cosas que en su tiempo an aconte-
gido en toda la christiandad y si seguis su consejo, yo creo que lo acertáis.
;

Después desto, yo hable a mose de Villa, que es agora el que mas esta en
la gragia del Fringipe, v dixele esto que avia dicho al Pringipe, y el me dixo:
- -F.l Pringipe no pensó que asy avian de sugeder las cosas como an sugedido
después i|ue partió despaña; mas jjues no avemos agertado, razón es que siga-
mos otro camino, y yos prometo que yo haré tanto con el Pringipe, (]uel siga
la volunlafl del Rey y de la Reyna; y yo los entiendo de seruir de tal manera,
t.\üv .i\ni|ii(' sepa ]5crder la nunca le diré (|iif haga otra
graíjia del l'riiK^ipe,

cosa syiici \n qucl Rey >' la Keyna


mandaren, porque esto es lo que le cun-
le

l)le, y (|uerria que sus ^Vilezas supiesen la voluntad que tengo de seruillos, y

querría (|ue su|Mesen quan poco cargo tengo de las cosas ¡¡asadas. V'o le dixe:
—-Yo escriuire a sus altezas lo i|ue conosca de vuestra voluntad y lo que me
tlezis; mas escriuilles he ([ui- no tyen mas de vos de aquello que vieren (|ui-

hazes, piirque aqui no son menester palabras, syno obras. Finalmente, que yo
tengo a este byen edificado. Sy a \'. ais. paregiere que sera bien escriuirle, se
(|ue sy ve vna carta de V. ais. en que el conosca que V. ais. le tyenen por
seruidor, o (|ue le querrán tener ]jor seruidor, (piel obrara todo lo (|ue pudie-
re V enderezara las cosas por aquel camino tpie \'. ais. mandaren.
Dixome mose de \'illa con gran sentimiento: --(rran deslionrra sera para
el Principe sy sus Alte/as hazen la paz con el rey de |-" rancia syn el, y mucho
estamos recelosos quel enojo de la Reyna se estendera a hazer esta mengua
al Principe; y no ay cosa en el mundo tpiel Principe no hiziese por seruigio de
sus Altezas, sy el estuviese gierto cjue no le harian esta mengua.
Mucho lo syenten, mas no ay ninguno que lo syenta asy como mose de
Villa, porque tyene esperanga de yr a Es|iaña, \- ninguno destotros no pien-
sa en aquello.
Anclan tantas ijuestiones secretas entre estos que govienian, (pie es cosa
para espantar las cavtelas, las maligias, las astugias que traen los vnos para
echar a y los otros para echar a los otros;
los otros, mas al fin mose de Villa
a subido arriba, avnque se juntaron todos contra el. El es gierto el que mas
vale con el Pringipe.
Alose de Veré se va a Frangía; partirá mañana, cjue sera x.x dias de hene-
ro. Muchos piensan que le enbian esta ¡ornada de yndustria p(3r apartalle de
aqui, y yo asy lo creo, porquel no va muy contento.
El Pringipe a comengado la guerra con Geldres. El duque de Juliet es ve-
nido aqui, que ha de ser capitán desta guerra; mas el comiengo es frió; no se
(|ue fin avra.

Por el presente no ay mas que dezir, svno que los Ynfantes están muy
buenos, loores a Dios, y el Pringipe huelga mucho con ellos v los vee muchas
vezes.
Nuestro Señor, &.
De Bruselas a xix de henero de 504.
.'04

OTRA CARTA
para sus altezas hecha cu Mons en Heiuiut, a cinco de hebrcro de f;o^. Leñóla
'Jaqnes, gentilonbre del Principe.

Yo dixe al Pringipe todas las cosas que V. ais. escriuieron que le dixese,
avnque primero hize vn discurso de todas las cosas que V. ais. avian hecho
por el, y de algunos herrores que por su parte avian seydo cometydos, y ale-
gróse en gran manera de ovr lo que W ais. mandauan que se le dixese, por-
que le paregia que venia aquello fuera de su esperanga, que su pensamiento
hera que V. ais. estauan tan enojados de su partida y de las cosas que des-
pués avian sucedydo, que no pensaua que en la menor cosa del mundo
V. ais. se avian de acordar del; mas no enbargante que muy alegre de le fue

oyr que al reyno de Ñapóles tocava, fuele muy áspero quando le dixe que
lo
aquello no se avia de hazer syn que el diese al ynfante don Carlos a V. ais.,
y avnque no me respondió mal, no le supo byen, y conogiose en la turbagion
que ovo y en la mudanga de su gesto, y con todo no se pudo abstener de
dezir: — Esto es vna gran cosa, y yo no se como se podria hazer, ni se como
la tomaran los pueblos. Yo le —
respondy: Señor: ya no es tienpo de andar
con vuestros pueblos en tenplangas, syno mostrar que soys Señor, y dezir:
— Esto quiero yo que se haga. Porque del tienpo del duque Felipo, vuestro
visavuelo, y del duque Charles, vuestro avuelo, a vuestro tienpo ay gran di-
ferengia; no para que vos, por el poder que teneys, hagays cosas que sean
contra justigia, mus para que entyendan los pueblos que soys vos Señor y
ellos vasallos. Y tuve tal manera en la negociagion, que le dixe:— Señor: yes
tengo de hablar de grandes materias, y sino me asegurays de tener secreto lo
que os diré, yo no os hablare nada; mas porque son cosas de mucha ynpor-
tangia, y converna que las comuniques con algunos de vuestro consejo, yo os
diré aquellos que las podran saber y aquellos de quien se han de encobrir,
porque sy las supiesen muchos, podria ser que no se hiziesen las cosas asy a
vuestro plazer, ni como cunple a vuestro seruigio, como se harán sy se guar-
da secreto. Respondióme: — Yo os doy mi palabra como Pringipe, que lo que
me dixeredes yo no lo diré a persona del mundo, syno aquellos que vos se-
ñalaredes que os pluguiere cjue se diga. Y asy, después de declaradas al Prin-
gipe todas las cosas, yo le dixe: —
^Esto se puede dezir a mose de Xasavt y a
mese de Villa. Y el Pringipe los enbio a llamar, y delante de mi les tomo jura-
mento que ninguna cosa que yo les dixese ellos no lo dirian a nadye, con amo-
nestamiento (jue les hazia que el no lo avia de comunicar con nadye, y f|ue sy
- 205 —
se sabia esta negogiai;i»n, quel lomaria flellos eniiiieiida cmnn ile personas i|iip

descubrian sus secretos. Y asy con esta seguridad hecha, el Priin,-i|)c nos de\o
a todos tres y se fue a caga. Y yo les dixe algunas cosas, y algunas reserve
(le dezirles hasta sentir dellos su voluntad. Yo me tenia ya ganado a mose
de \'illa antes t|ue estas cartas viniesen, como creo que ya V. ais. ]3ür mis
cartas avran visto, y mose de Villa no espero quel conde hablase, y dixo:
— Pardios, este es vn gran amor quel Rey y la Reyna muestran a Musyor, y
nosotros no lo pudyeramos creer asy; mas byen parege que sus altezas son
padres y sabios y el Principe ha seydo mangebo en sus cosas; mas duro me
parege quel duque Charles aya de yr a España y que esta tierra quede svii
heredero. El conde de Nasavt tomo la mano y cnpino este negogio tan alto,
que no avia a su parecer cosa que igualase ni fuese yquevalente a dar el Yn-
fante; y pasam is muchas razones en las quales yo les dy byen a entender quan
gran cosa hera lo que V. ais. hazian, y quan poco hera lo que ellos davan; y
que sy ellos sabios heran y pasyon no los governava, que conogerian que
lo que y. ais. demandauan, ellos se avian de convidar a ello y dar dyncros a

V. ais. porque lo quisyesen agebtar. Y asy aquel dia pasamos en muchas pla-
ticas, syn poder conoger dellos que vernian al ¡jartydo; y otro dia yo torne a

hablar al Pringipe y hállele algo turbado, avnque sienpre mostrando gana de


conplazer a V. ais., pero no a mi voluntad, y dixele: —
Yo he hablado hasta
agora a V. al. como a Pringipe y mi Pringipe; mas agora os quiero hablar

como hablarla con vn miamigo a quien yo mucho quisyese. Y comenge a


dezirle tantas cosas, me quedo de dezir cosa que entre dos amigos se
que no
pudiesen dezir, ni cosa que padre pudiese dezir a hijo, ni cosa que maestro a
disgiplo pudiese castigar; de manera cpie vino a dezirme:- — Todo lo que de-
zis conosco que es verdad, y yo asy lo querría hazer, y no deseo otra cosa en

esta vida syno agradar y seruir al Rey y a la Reyna, mis Señores; mas como
en cosa tan grande no se a de determinar syn consejo, sy los de mi consejo
son contrarios a mi opinión jque queres que )-o haga.- Yo le dixe: -Señor: —
Juntémonos V. al. y el conde de Xasavt y mose de Villa v yo y platiquemos ,

sobre la materia, y sed vos juez y no hables; y sy ellos dixeren mejor raxon
que yo, allegaos a su voto; y sy yo dixere mejor razón que ellos, allegaos al
mió, y hazedles conoger la synrazon que tyenen, y estonces vos podres hazer
lo que dezis que querriades. Quedo asy congertado para otro dia. Yo tome a

mose de Villa y di.xele: —Vos soys onbre perdydo; los otros se aprouechan
desiruiendo a su Señor, y vos siruiendole nos sabeys aprouechar. Pues me
aveys dicho que seruires al Rey y a la Reyna, mis .Señores, agora es tienjio
que los siruays; y sy en esto que tanta honrra y prouecho viene al Pringipe
no los seruis, ."en que los aveys de seruir.' Hablad al Pringipe y hazedle enten-
der que esto quel Rey y la Reyna, mis Señores, hazen con el, que nunca ])a-
dre lo hizo con hijo; por tanto, que yo le aviso que esta es prueva quel Rey y

la Reyna, mis Señores, le hazen; y sy en esto les sera obydiente, sus altezas
harán mas con el; y sy en esto pusyere alguna duda, podra ser que perderá
— 2o6

esto y mas. Desengañadle y de/idle '\ue no este ciego; que vea que esta
es la mayor honrra que nunca jamas fue hecha a pringipe, y que no siga la
opinión de quien no conoge quanto es grande esta cosa. Y sy vos hazes quel
Principe este firme en esto, y que obedecerá al Rey y a la Reyna, mis Seño-

res, sus altezas os darán en el reyno de Xapoles mig) ducados de renta sobre
vasallos, v esto podexvos ganar mas justamente que no las pinsyones que
otros an ávido. Con esto el me promet3'o de hazer todo su poder.
Otro dia venimos al habla, como yo lo demande al Pringipe, y platicamos
muchas cosas. Yo conogi quel Pringipe estaua muy enderegado a obedeger a
V. ais., ora fuese por lo que yo le mose de
avia dicho, ora porque obro algo
Villa, que el mostrava que V. ais. mas por el que el avia seruido; y
hazian
que en demandar a su hijo, que tenian razón; y que sy cuerdamente quisye-
sen esto mirar, que el lo avia aquello de suplicar y de querer, y que no lo
avia de rehusar demandándolo V. ais., quanto mas dándole tanta honrra y tan-
to prouecho como le ofregia. Mose de Xasahut estava duro: — ;Como quedara <

esta tierra sin heredero? Podra aconteger que vos ayays de yr a Alemania, o
a otra parte donde os converna; jcomo quedara la tierra.- Esto no se debe de
hazer syn acuerdo de los pueblos.» Yo replique lo que me paregio, y el c|uedo
algo confuso, v decláreles alli como no conocían la merged que V. ais. hazian
al Pringipe, y que no heran buenos seruidores los que le consejauan que no

obedegiese en esto a V. ais. Y dixe mas cosas que convenia, reprehendiendo


su opinión, y asy medyo sañosos salimos de alli, diziendo el conde: -No de-
veys hablar en esto syn vuestro consejo. Llamen a menos al chanciller \- a
lo

otros tres o quatro, v platicad sobre esta materia, y con mas maduro consejo
determinad que aves de hazer. üuando yo vy quel chanciller se avia de lla-
lo

mar, paregiome que no podia espedirse este negogio syno con dificultad y
costando mas. Yo dexe yr al conde de Xasavt y quédeme con el Pringipe, y
martíllele tanto como fierro, de manera que yo le tuve byen blando por es-
tonges; y salido de alli, vo me fuy al conde de Xasavt, y díxele: —Señor: yo
me maravillo de onbre tan prudente como vos en cosa tan manifiesta, y en
que tanta honrra y prouecho gana Musíor, y en cosa que tanto podes vosotros
ser aprouechados. Como estays tan giego, aves dicho quel chanciller entyen-
da en esto. Yo
byen quel es discreto y que conogera la razón y que luego
se ,

aconsejara a Musyor que lo haga: ¿pues quereys vuestra gloria dalla a otro, y
que lo que vos podeys hazer que querays quel changiller lo haga.^ Sera dalle
tanta avtoridad a el y quitárosla a vos, que después no podres determinar en
la menor cosa del mundo sin su consentimiento. Guardaos no hagays esto,

syno, desde aqui le tomays por soberano, y vos os hazeys ynferior del y de- ;

mas desto, sy vos hazeys que se haga esto quel Rey y la Reyna, mis Seño-
res, quieren, yo terne manera como vuestra pinsion se cresca, y que como os
dan mili ducados de pinsyon, os den iii® ducados de renta en el reyno de
Xapoles sobre vasallos. Y mirad que podeys aver mas prouecho de sus Alte-
zas en vn dia que acá en cien años. Respondióme: Aora sa, esto es dura —
— 207 —
cosa; tornad a hablar aMus\or y juntar nos hemos, y pla/era a I )ios (|iie se

tome alguna buena conclusyon.


Dexado el Conde, yo me fuy al Principe y dixele: —Vos, Señor, estays
tytubeando en la determinación de este negogio, que devriades al(,ar las ma-
nos a Dios porque asy lo an querido hazer el Key y la Reyna, mis Señores.
Vo tomo que sy no lo hazes, que vos perderes por aventu-
a Dios por testigo
ra mas que esto. Y comengele de
poner temores y fingir cabsas por que V. ais.
((uerian al Vnfante, y todas enderegadas a su prouecho y onor, de manera
quel estaua como atónito; el de Villa me ayudava reziamente. Asy quel do-
mingo que se contaron un" dias de hebrero, el conde de Nasavt mose de \'

\ illa vinieron a mi, y dixo el Conde: —


Aora sa, vos me aves prometydo
quel Rey y la Reyna me darán ui^ ducados de renta. \\>, no por esto, mas
por seruillos, yo daré mi voto conforme a lo que quereys; y porque esto no
se puede hazer sin el chanciller, es menester que se le diga, avnque no se le
diga todo lo que vos aves dicho, saluo algo de lo que sus Altezas quieren;
mas sy el chanciller no vyene en ello, que remedio? Yo le dixe: Sy vos me —
days vuestra fe que claramente dareys vuestro voto, yo no temo del chanci-
ller; que quando el vea la voluntad de Musyor y que vos os conformays con

el V mose de Villa asymismo, yo me daré recabdo para qiialquier ynconvi-

niente quel chanciller querrá poner. Vos estad firme, y yo os prometo de par-
te del Rey y de la Reyna, mis Señores, que haziendose el tratado de la paz

desta manera que sus Altezas escriven y creen que se hará, y dándoles Mu-
syor el vnfante don Carlos, que sus Altezas os darán en el rey no de Ñapó-
les 111® ducados de renta sobre vasallos. \' a mose de Villa le promety asy-

mismo lili 9 ducados, porque verdaderamente desdel comiengo le halle bue-


no, porque va le tenia, como he dicho, byen edificado: y asy me dieron la
respuesta siguiente, la qual queda en mi poder, firmada del Pringipe:

«Comendador de Haro: Yo no sabré asaz regraciar el paternal maternal \-

amor quel Rev v la Reyna me demuestran en lo que de su parte me aves di-


cho, y ¡amas me a venido cosa asy alegre, ni asy plaziente. \ os les podeys
asegurar que me hallaran en todas las cosas muy humilde
y obidiente y leal
hijo, syn variedad; asy que por Cortavilla primeramente y después por don
Diego, mis seruidores, lo podran mas largamente entender.
En lo que toca a eso de que me an avisado del tratado de la paz, en lo qual
yo no podría mejor pensar, yo he escrito con diligencia por mis postas a mis
enbaxadores a León, que se traten en todas las cosas a la voluntad del Rey y
de la Reyna con sus enbaxadores.
Y demás, desde agora prometo en palabra de pringipe a los di-
sobre lo

chos señores, Rey y Reyna, y les aseguro que después de la conclusyon e


execugion de la dicha paz y que me darán la posesión del reyno de Ñapóles,
como ellos me an mandado dezir por su enbaxador, el comendador de Haro,
de enbiar mi hijo Carlos yncontynente, y de enbiar por mi hijo el ynfante
— 208 —
don Fernando, el qual el Rey y la Reyna serán tenidos de me lo dar, y ]3or
avisar de los levar y traer seguramente y en tienpo convenible, yó enbiare
cada vez que les pareciera mis cnhaxadores al Rey a la Reyna con todo mi \'

lleno poder y facultad, por tratar e concluyr e dar horden e fazer aquello que
a ellos plazera, por lo mejor hordenar y mandar, y yo me recomiendo muy
huniilliiientp á su buena tri-agia.

l"",n (|uanto a este punto que toca cjue \ . ais. le den al x'ntante don Her-
nando, dándoles el ynfante don Carlos, yo estuve en alguna porfía cpie no se
pusyese, \' dixe al Prin(;ipe: — Vo no tengo facultad de hablar en esto. Y. al.

ponga que quisyere, que yos digo distintamente que lo del reyno de Ña-
lo

póles no se hará syno days al Ynfante; y esto no se pide syno por lo que cun-
ple a V. al. y al N'nlaiitc Dixome; — Yo no daria al imo sv no me diesen al
otro, porque tan byen an de querer el Rey y la Reyna la seguridad destas
tierras v de las de .Alemania, como de las de España. .Asy que esto se puso
port|ue no pude en ello mas hazer, y avn porque creo que sin dificultad lo

liaran \ . ais.

i )emas del asyento suso dicho, yo he sacado vn partido con el Pringipe de-
lante del conde de Xasavt y de mose de Villa, con mucha seguridad que les
tome que esto no se dvxese [lor agora ni adelante, pues que no av necesidad
de dezillo: i|ue pues el Pringipe hera obligado de entretener el estado de su
hijo, C[ue de las rentas del reyno de Ñapóles V^. ais. tomen cada año gien mili

ducados, |)ara que de aquellos se ponga casa Ynfante y se entretenga su al

estado. Paregiome que se devia esto sacar, v que no deven cargar todas las
cosas sobre V. ais., sj' lo ovyeren por bven, s\-no, mi \'ntingion ha sevdo
buena.
El Pringipe escriuio a sus enbaxadores que están en Frangía, que es mose
de Veré y el Grafier, lo que W ais. escriuieron que se avia movido al carde-
nal de Rúan, lo qual acá no an entendido que por parte de V. ais. se movió,
syno que algunos seruidores de V. ais. lo movyeron, y mándales que hablen
con niosen Gralla para saber del sy ay alguna dificultad en la i-onclusyon del
negogio, para que ellos trabajen con el rey de i'rangia de parte del Pringipe
que venga en ello; mas que sy sintieren que no ay dificultad, y que los enba-
xadores de V. ais., syn sus enbaxadores del l'ringijie, lo podran acabar, que
en ninguna manera no hablen en esta materia al Rey ni a otro ningunt), ni
den a entender (¡ue la saben. Y asymismo les enbia a mandar que hablen el
casamiento de madama Leonor con el üelfin, y <|ue lo procuren con toda yns-
tangia; y asymismo que procuren con la Reyna que madama (ilavda, hecho
el asyento de la paz, se lieue a Bretania, porepie sy el rey de Prangia muriese,
que no se la tomen para casalla con el Daltin. Yo les puse en esto, paregien-
dome cpie sy se ]iuede acabar, que sera liven; mas yo no les dixe cpie V. ais.

hablauan en esto.
\'. ais. creo que no saben las diferengias y enemistades (jue ay entre estas
— 209 —
gentes, ni creo que saben comn ya loda la governagiun es venida a manos del
conde de Nasavt y de mose de Villa. Avnque esto yo lo tengo escrito a V. ais.,
ya el Grafier no es nada; su abtoridad no se estiende a tanto que sea menes-
ter conpralle. Mose de Veré no esta aqui, que ha sydo gran cosa; avnque no
tyene tanta abtoridad como solia. Laxav alguna abtoridad tyene; como es so-
ligito y desvergonzado, métese mas que le meteryan, y haze mas muestras que
puede, y gierto, para con los de Frangía, porque de alia le dan favor, el bulle
y parege que vale algo, y en las cosas domesticas algo puede; mas para las
otras cosas mucho a caydo, porque mose de Villa les muy contrario. Y a cre-
cido tanto en abtoridad el de que no tyene en nada a los otros; mayor-
\'^illa,

mente como el de \'ere no esta aquí, el de \''illa lo manda todo, y Laxavl se


le mete la rodilla por el suelo al chanciller. Sy yo viera en estos otros dos al-

guna duda, yo le ganara con mili ducados; que no desea el otra cosa en este
mundo syno tener pinsyon de V. ais.; mas acordándome de aquel dicho «non
est bonum sumere panem filiorum>, trabaje que se diese lo menos que yo
pude. No hera el chanciller el que a mi me espantava syno el conde de Na-,

savt, que no dexava ynconviniente que no lo pusy'ese delante; y quando yo


le dixe que yo me ganaría al changiller, dixome: —
-Xo es cosa esta para hazer
sin consejo del rey de Romanos, y es byen enbialle vna posta y esperar su
consejo, o mandado. Ya estonces me paregio que hera de ponelle la pella de
sebo en la boca para que callase. Es menester que V. ais. escrivan al Conde y
a mose de Villa, para que ellos se tengan por seguros que se les terna la pro-
mesa, sugedyendo lo asentado. Y en ninguna manera permitan V. ais. que este
venga syn cartas para ellos; sy no, podria ser que boluiesen la hoja. Quisieron
de mi sendas gedulas firmadas de mi nonbre, en que les prometia en nonbre
de V. ais. que V. ais. les darian a cada vno dellos aquella suma que he dicho
de renta sobre vasallos en el reyno de Ñapóles, y que en la governagion de
aquel reyno serian ávidos ellos dos por castellanos, y al Pringipe le plugo
mucho de esta clavsula; mas no creo que sabe lo que se les ha prometydo.
Sy les paregera a V. ais. que sera byen tener ganado al chanciller dándole
alguna pinsyon, manden lo que quieren, que gierto el puede mucho aqui, y
es mucha y sabe mas que todos. Verdad es quel es
parte para todas las cosas,
todo franges, mas no me maravillo, porque de alli ha vn buen repelón, y creo,
a todo lo que del he podydo sentir, que sy no enderega byen a las cosas de
V. ais., que es porque no se le ofrege ningún ynterese. Por mi gana no se le
daria vn dynero, y mas querría echalle en la mar, porque nunca halle en el
buen rostro para ninguna cosa que tocase a España; mas sepan V. ais. que
puede mucho, y que podria mudar vna cosa en otra, mayormente sy sabe que
se ha dado a estos otros y quel queda desnudo. V. ais. hagan aquello que mas
vyeren que cunple a su seruigio. Y esto digo por el ynconviniente que se pue-
de seguir del rey de Romanos, que sienpre tyene espíritu de contradigion y
nunca quiere lo que le acometen, avnque sea bueno para el, y podria ser que
le despluguiese de la yda del Ynfante, porquel esta muy puesto en querelle
— 210 —
aver en Alemania, y si le escriuen lo que V. ais. piden, podría ser que fuese
su voto contrario;y hallando aqui parte podrian mudar proposyto. Digo lo

que ocurre a mi pensamiento; V. ais. tomen lo mejor.


Nuestro Señor, &.
De Mons en Henaut, a cinco de hebrero de quinientos e quatro años.

OTRA CARIA (i)

hecha en Mons a diez días de hebrero. Levóla vn correo del Pringipe.

A ocho dias deste mes de hebrero regebi vna carta escrita de mano
los

de V. al., para el Principe, y luego que la regebi la di a su Alteza, y dentro


dalla venia otra escrita en gyfra para mi, y yo hize relagion al Pringipe de
todo lo que en la gyfra venia; lo qual oyó con gesto triste, y respondióme:
— Yo sabia algo desto por cartas de algunos de mis seruidores que están con
la Pringesa; mas no lo sabya, ni lo avia entendido tan claramente como agora.

La Reyna, mi Señora, me lo escrive, y como quiera que todas las cosas pa-
sadas en este caso sean de calidad para recebir enojo y pesar de oyllas, de
ninguna dellasme pesa tanto quanto me pesa de aver dicho la Pringesa a la
Reyna, mi Señora, palabras de desacatamiento, porque dexado de ser su Alte-
za madre de la Pringesa, por su gran autoridad y gravedad me parege que
ninguna persona podría tener osadía para de/yrle palabras de desacatamiento;
mas la Pringesa tyene la cabega caliente, y muchas vezes dize lo que después
no querría aver dicho; mas yo no podre regracyar a la Reyna, mí Señora, ny
seruírle tanta merged como me a hecho en tolerar y sufrir con su prudencia
los desconciertos de la Pringesa mí muger, porque su Alteza a tenido respec-
,

to a que aquellos desconciertos de la Pringesa procedían del mucho amor que

me tiene, y del gran deseo que tiene de venir a juntarse comigo. Pluguiera a
Dios que yo no fuera partido de Castilla como party, porque creo que no fueran
acontegídas estas cosas y otras que an sugedido de mí partida; mas lo que es
pasado, muy mas fagílmente se puede reprehender que no emendar, y por esto
no es de tomar tanta pena que nos traygan algún daño, pues que no puede
ser que lo hecho no sea. Escrevid a su Alteza que yo le regragio humilmente
la pena que a tomado de me querer escrevir, y que syn escrevírme, su Alte-
za pudiera ordenar de la Pringesa todo lo que fuera su voluntad, como madre

y Señora suya, pues que esta creo que no pudiera ordenar cosa que no fuera
a su onor, v svendo a su onor, fuera a onor de la Pringesa y mío; y que le

(i) Autógrafa del embajador.


.,

— 211 —
suplico umilmente que quiera tolerar las ynportunidades déla Princesa, pues
su Alteza conogera las causas de donde progeden, como tengo dicho. Y que
en quanto a poner personas de autoridad gerca de la Pringesa mientra estu-
viere en Castilla, para que la refrenen y aparten, que no haga lo que no es «le
hazer; que en todo su Alteza puede proveer a su voluntad, porque yo tengo
creydo que aquello que su Alteza proueyere sera lo que conviene para la
onor de la Pringesa y mió; y que yo escrito a mose de Moluyn y a madama
de Aloyn para que ellos hagan lo que la Reyna, mi Señora, les mandara en
las cosas que tocan a la governagion de la persona de la Pringesa, y para que
viniendo por mar o por tierra la Pringesa, ellos la goviernen de tal manera y
por tal orden como la Reyna y Señora les dirá, y como ellas verán que con-
viene para la onor de la Pringesa, mi muger, y mió. Y escrevi a su Alteza
que yo le tengo en merged delyberacion y conclusyon (jue a tomado en la
la

partida de la Pringesa; que yo le suplico que syn falta su Alteza quiera que
se aga prymero de margo, como me escrive, o por mar o por tierra; porque
el

la venida de la Princesa acá pyenso que sera remedio para su enfermedad y ,

quanto mas presto, tanto me parege que sera mejor.


Después que me dio el Pringipe esta respuesta, me leyó estas palabras,
escritas de su mano para V. al., y para que yo las pusyese en cifra:

'Señora: Yo el amor maternal c|ue teneys a mi


conosco evidentemente y
a mi muger, la gran prudengia que aveys tenido, y duda para
Pringesa, y la

la seguridad de su persona, y para su onor y el mió; y lo que aves hecho


agerca della yo no os lo puedo tanto regradeger, y no enbargante esto que
aveys hecho, vos suplico la querays conportar, avnque ella algunas vezes os
sea ynportuna, pues lo haze por el gran amor que ella me tiene, y por estar
comigo. Yo soy byen alegre de la conclusyon tomada de su partida para pri-
mero dia de margo. Yo escrivoseñor de Moluyn y a la
al dama de Aloyn
porque sy sera que la Pringesa venga por mar o por tierra , ella se trate en el

camino según que por el comendador de Haro, vuestro enbaxador, me aves


hecho dezyr, y yole e escrito a la Pringesa dos palabras. Yos suplico, Seño-
ra, que syenpre me tengays por vuestro uniilde y leal y obidiente hijo, por
que vos me hallares tal.»

Mandóme el Pringipe que yo escrivyese estas palabras en nuestro castella-


no, y con aquellas palabras de acatamiento que eran de poner según nuestra
costunbre, porque el no sabia escrivir syno según la, costunbre de acá. Pare-
giome ponellas ad literam, según su Alteza las escrivio, y no mudarlas.
(^ierto. muy poderosa Señora, a lo que parege, el Pringipe a recebido mu-

cha pena de oyr que la Pringesa se aya desconcertado en palabras con V. al.
y desto ni a mose de Villa ni al conde de Xasavt no a querido dar parte; an-
tes me dixo quel estarya el mas corrydo del mundo sy ellas ni nadie lo supie-
sen, y mostró mucho el sentimiento que ovo, porque aquel dia fue a la caga y
1

2i;

todo el dia anduvo pensativo y apartado, syn tomar calor en la ca?a, lo qual

el no suele hazer.
Jaques partió de aqui a v dias deste mes de hebrero con respuesta de lo
que V. ais. mandaron que se dixese al Principe. Creo que plazera la respuesta

a V. ais., pues se hará lo que V. ais. mandaren.


El chanciller me a dicho después de partido Jaques: — Vo no soy menor
seruidor del Rey y de la Reyna que otros. No se porque no me tienen por tal.

Puede ser que sea falta de quien se lo deve dezir y no se lo dize. Yo les ser-
uire bien a mi posible, y creo que sus Altezas se acordaran de mi. Escrivolo
a V. ais. para que vean lo que dize, y lo que mandan que se le diga. No sera
syno byen que V. ais. escrivan al de Nasavt, y al de Villa, y al chanciller.
El rey de Franc,-ia dizen que esta muy mal, y hazen su enfermedad bien
grave. No se diuulga, porque esta es la costunbre. Aqui an enbiado de Frangía
vnos capítulos que fueron hechos entre Gongalo Hernandes y los frangeses,
sobre la entrega de Gayata. Parecen muy favorables a los vengidos, y no tan
favorables a los vengedores. E\ Pringipe sospecha que los frangeses se favo-
regen, y les escrive antes que de otra parte se sepa, porquel pueblo conci-
ba De la primera nueva querría saber como a pasado. V. ais. se lo
( 1.

manden escrivir.
De Mons a x dias de hebrem | 1504].

07 HA CARIA
de sus altezas hecha en Medina del Campo a vüi.° de margo de 504. Iruxola
el dicho Jaques; llego a Gante en Flandes a xxix del dicho mes.

Vimos vuestra carta de ginco de hebrero que truxo Jaques, levador desta,
en que nos escriuistes todo lo que pasastes con y con el Pringipe, nuestro hijo,
el conde de Nasavt y mose de \'illa, sobre lo que os avemos escrito gerca de

la paz y de lo del revno de Ñapóles, y de la venida acá del ynfante don Car-

los, nuestro nieto, y la conclusyon e asyento que en ello tomastes con el Prin-

gipe. Y gíertamente vos lo aveys hecho tan byen y tan cuerdamente, que no
mucho en seruígio; y asy como vos te-
pudiera ser mejor, y vos lo tenemos
neys muy buen cuydado de nos seruir, lo tememos de os hazer merged, y
avemos ávido plazer de ver el asyento que aveys tomado en el dicho negogío,
y todo esta byen asentado y a nuestro contentamiento. Solamente querríamos
que donde dize que después de la conclusyon e execugion de la dicha paz y

(t) Debe fie faltar algiiuM pal.-ibra coin» esperanzas ú otra análoga.
— 213 —
de aver entregado nos el reyno de Ñapóles al dicho Fringipe, nuestro hijo,
que nos enbiara acá al dicho ynlante don Carlos, nuestro nieto, se emendase
que la trayda acá del Vnfante y la entrega de Ñapóles fuese a vn tienpo se-
ñalado, porque después de entregado el reyno no buscasen achaques para no
enbiarnos el dicho Ynfante; pero por que nos esperamos que esto se podra
emendar en el asyento de la paz que se hará con Frangia, donde sr ha de
hazer mingion dello; el qual asyento después de concluydo por nos, el Prin-
cipe lo ha tanbyen de de la dicha emienda
cosa alguna.
Asymismo fue muy bien el otro que escriuistes cada
año c& ducados, para que de ellos se ponga casa
Asymismo nos paregio byen lo que dezis que el Pringipe escriuio sobre
este negogio a sus enbaxadores que están en Frangia, y nos avernos escrito a
los nuestros conforme aquello; solamente que ha de emendar en aquello lo

que dezis que les escriuio que procurase con la Keyna de Francia
el asyento de la paz, lleven a Bretania a madama Glauda, su hija; [5f)ríjuo no

es razón de demandar al rey de Frangia que aparte de sy vna sola hija que
tyene, quanto mas que para el tenella en Bretania, es como sy la tuviese en
Faris. Pero avnque el la quisyese apartar de sy, nos no avemos de venir en
entregar a Ñapóles sin que asymismo nos entreguen al dicho Vnfante, nues-
y por esto deves dezir que no procure quel rey de Frangia entre-
tro nieto;
gue a madama Glavda, porque es razón que la tenga el en su poder, como
avemos de tener al ynfante don Carlos, y porque podria ser cabsa de estoruar
la negogiagion pringipal.
Direys al Pringipe que vimos la respuesta que os dyo a lo que sobre este
negogio le hablastes de nuestra parte
y que avemos ávido plazer de ver el
,

afigion con que regibe lo que nos con mucho amor y verdadero, como de pa-
dres, hazemos por el y por la Fringesa por los honrrar y acregentar. y de
ver los buenos otregimientos que nos haze, los quales le agradegemos mucho,
y tenemos por gierto que lo hará como lo dize y como por Cortavilla nos lo a
enbiado a dezir; y que tanto quanto mas lo hiziere, asy tanto mayor honrra
sera suya ymayor cargo y obligagion nos echara para que cada dya de mas
en mas mostremos por obra el mucho amor que le tenemos. Y a este propo-
syto le dezid todo lo que mas os paregiere para le poner en mucho amor con
nos, y para que syenjjre nos sea verdadero y obidiente hijo. Y dezidle que
nos ha paregido muy liyen todo lo que dezis que sobre este negogio escriuio
a sus enbaxadores que están en Frangia, y que conforme a ello avemos es-
crito a los nuestros; pero porque sy antes de concluyrse la paz hablasen en
que llevasen la hija del rey de Frangia podria estorvar la pringipal negogia-
gion, que les deve luego escriuir que en ninguna manera hablen en ello ni lo
asomen, y que solamente atyendan a que se concluya la negogiagion pringi-
pal, y que para la conclusyon dello, sy menester fuere, ayuden en lo que nues-
tros enbaxadores los requiryeren; pero sy no fuere menester que ellos hablen
— 214 —
en ella, que es muy bven . como el Pringipe les escriuio, que ni hablen ni

muestren que saben cosa della.

Asymismo direvs al Pringipe que por contentamiento suyo y de la Prin-

gesa, avernos dado horden que la Pringesa partió de aqui el primero dia de
margo, como teníamos ofregido, y va a se enbarcar en Laredo, para hazer
le

de alli su viaje para Flandes con la ayuda de nuestro Señor.


Asymismo con el obispo de Catania, que va con la dicha Pringesa, vos
enbiamos las cartas que demandays para el conde de Nasavt y para mose de
\'"illa, en que claramente les prometemos que vyniendo en efeto el dicho
negogio, conpliremos con cada vno de ellos la renta en vasallos en el reyno de
Ñapóles que en nuestro nonbre aveys j^rometydo; y para la governa-
les

gion de aquel reyno ellos anbos serán ávidos por españoles. Porque no las
avernos osado enbiar por tierra, porque sy las tomasen seria publicar el ni'-

gogio, y podría mucho dañar en Frangía para la negogiagion pringipal; pero


aqui os enbiamos otras les aveys prometido la

cartaque enbiamos con el dicho Como quiera que lo que


nos queremos nuestros hijos, por el amor que les tenemos,
rogamos que ellos lo enderegan por venir en este propos\-
to, que haziendo el negogio a efeto, nos conpliremos con
ellos enteramente, y syenpre les tememos por muy seruidores nuestros, y
como por tales haremos por ellos. Y por se aver mostrado mose de Villa mas
afigionado a nos, habladle muy dulgemente de nuestra parte y de lo susodi-
cho, y le dezid que por ver su buena afegion, no solamente conpliremos con
el lo que vos le prometistes, como a vemos dicho, mas que agora avemos
mandado Rey, que luego le pague lo
a Gabriel Sanches, tesorero de mi, el

de las genas de Aragón, y de oy en adelante cada vn año. Por eso que enbie
el un poder suyo a quien lo regiba por el.

Tanbyen nos parece muy byen que trabajeys de ganar por nuestro al
Changiller, para mayor seguridad del negogio, prometyendole que le daremos
en el reyno de Ñapóles hasta la cantidad que os paregiere, viniendo el nego-
gio a efeto. Y esto remitimos a vos para que lo hagays quando y como vyer-
des que mas convenga; (jue tanbyen vos enbiamos carta nuestra para el, por-
que mejor lo podays negogiar.
Porque el rey de los Romanos no estorve la venida acá del dicho yntante
don Carlos, avisad a donjuán Manuel por la cifra general de lo que con el

Pringipe teneys asentado, para que el este sobre aviso, porque el rey de los
Romanos no lo estorve; ])ero escriuidle que no sepa el rey de Romanos que
sin el lo ha asentado el Pringipe, que por aventura lo estorvaria, y que sy el
rey de los Romanos lo supiere, que le de a entender que se ha hecho por sn

mano del rey do los Romanos, y que procure todo lo que vyerdes que cunple
para que este negogio aya efeto.
Cortavilla vino a nos y nos hizo gragioso ofregimiento de parte del Pringi-
pe, al qual nos le respondymos como hera razón, y el aniso que esto fuese
,

— 215 —
muy secreto; \' el deiiiandonüs de ¡jarte tlcl Principe tantos mili florines para
los gastos de la yda de la Pringesa, nuestra hija, mostrando querernos hazei
afrenta y requerimientos sobre ello, y diziendolo como cosa a que teníamos
obligación. V nos viendo (¡ue de mandarse en tal tienpo y de tal manera de

parte del Pringipe los dyneros que nos avernos gastado para defensyon deJ
reyno, no nos a viendo el ayudado para ello, no conplia a la honrra del Prin-
gipe que tal que no hablase en ello,
se dixese ni supiese, convínonos le dezir
porque asy queremos encobrir lo que podria hazer daño a su honrra, como
sy fuese nuestro propio; pero después no avemos dexado de conplir con la
Pringesa lo que segund nuestra negesidad y el tienpo se ha podydo hazer,

gierto, de muv buena voluntad. Y porque podra ser quel Cortavilla no lo

(lira asy, esbyen que el dicho Pringipe lo sepa de vos.

De Medina del Canpo a S de uiargo de 504.

OIRÁ CARTA
de SUS altezas hecha en Medina del Campo a xii de marco de ¡o^ años.
Truxola el obispo de Catania por la mar. Llego a Brujas a xvi de mayo
del dicho año.
El Rey e la Revna.

Gutierre Gómez de Fuensalida, comendador de Haro, nuestro enbaxador,


y del nuestro consejo, nos avemos mandado al reuerendo in Christo padre
obispo de Catania, nuestro enbaxador, y del nuestro consejo, levador desta
que vos hable de nuestra parte. Lo que el dyra dadle entera fe y creengia.
De medina del Canpo a xu de marco de quinientos e quatro años.
Yo el Rey. Yo la Reyna.
Por mandado del Rey e de la Reyna,
Miguel Peres de Almagan.
2I6 —

OTRA CARTA
de sus altezas hecha en Medina del Canpo a x.wi de vtargo de ¡o^ años.
Truxola Bartolomé Sagredo, correo. Llego a Brujas a vi de

Esto que aqui diremos no sepa el Pringipe ni nadie que vos lo aves escri-
to. Y por la via de Frangía nos an escrito que el rey de Romanos y el Prin-
gipe son congertados y congiertan con rey de Frangía syn nosotros, y se
el

tanbyen gierto que el rey de Frangía ha jurado en manos de los enbaxadores


del Pringipe de tener el casamiento que esta hecho entre el ynfante don Car-
losy madama Glavda, y que ha fecho jurar a mose de Neversa su sobryno, ,

y governador del ducado de Borgoña, que después de los dias del rey de
Frangía entregara al Principe el dicho ducado de Borgoña y todas las for-
talezas,con los condados, para el ynfante don Carlos y madama (ilavda, has-
ta que sea de hedad, y que por seguridad desto, mose de Neversa da por fia-
dor al duque de Cleves, su hermano, el qual se obliga con su persona y bye-
nes que el dicho mose de Neversa conplira al tienpo que lo ha jurado. Y que
asymismo el rey de Frangía a prometydo a los dichos enbaxadores c|ue des-
de agora el hará jurar a su governador de Milán, para que después de los
dias del rey de Frangía haga lo mismo que del ducado de Borgoña. Iten, quel

rey de Frangía a prometydo de les dar después de sus dias a los dichos yn-
fante don Carlos e madama Glavdya el condado de Bles con sus pertenen-
gias. Iten, que el dicho rey de Frangía desde agora da al Pringipe, por su vida
y de su hijo, las ayudas que a acostunbrado de levar en el condado de Ar-
tues, que montan por año xim°@ florynes. Iten, que la reyna de Frangía pro-
mete asimismo de tener dicho casamiento, y que del ducado de Bretaña,
el

que después de sus dias entreguen el dicho ducado y fortalezas a los dichos

Ynfante y madama Glavdia, y los regiban por señores naturales. Lo susodi-


cho de que es en sustangia que los enbaxadores del dicho Pringipe, nuestro
(sic)

hijo, an negociado, y no dize que es a lo quel Pringipe se a obligado. La ne-

gogíagion de los del Rey de Romanos es la siguiente: Que el Rey de Romanos


y el Pringipe an asentado vna liga con venegianos, la qual dizen que se a de
concluyr antes de Pascua, y que se an de poner en canpo para san Juan en
esta manera: que el Pa])a pone un"® peones y ii© de cauallo, y el Rey de Ro-
manos pone un© de cauallo y ocho mili alemanes de pie, y el rey de Frangía
pone I© lanzas gruesas y tantos mili peones, en que avra la meytad suygos,
y que dan luego al Rey de Romanos para sacar esta gente el dicho día ccc®
francos por el rey de I-"rangia. Para conplír todo esto son partidos de Frangía
— -m; —
los enbaxadores del rey de Romanos, los i[iiales han tle ser de buella p.ira
Pascua, y que el prouoste de \'treq, enbaxador del Rey de Romanos, a (|ue-
(lado con el rey de Francia esperandc) la tornada de los otros. Direj's al Prin-
como de vuestro, que aveys sabido los susodichos tratos
<;ipe, n\iestro hijo,

del congierto suyo del Rey de Romanos con el rey de Frangía, y que no sin
y
gran cavsa de esperanza del mayor prouecho suyo promete el rey de Frangía
de dar al Rey de los Romanos los trezientos mili francos. Oue el mire que con
prometerle el rey de Frangía al Pringipe cosas de por venir en que ninguna
seguridad ay, quiere estorvar que Ñapóles que es tan
grande y tan rico, como de tanto a avtoridad para el

y quanto en seguridad le sera para todo lo luego el

reyno sobre que tyene, y tener mas fuerga para todo lo que le cunpliere,
lo

como con aquello el ternia; y quanto mas ayna hará el rey de Frangía en las
cosas que a el tocan vyendole mas fuerte que sy le viese flaco; y que mire el
mucho amor con que le pues esta que es tan grande cosa, que no
solamente dexamos lo nuestro para después de nuestros dias, mas en nues-
le

tra vida que le queremos dar aquel reyno. Que mire que con negogio enga-

ñoso el rey de Frangía no haga que el dicho Pringipe, nuestro hijo, con sus
mismas manos se quite lo que nos con tanto amor le damos, y lo que el rey
de Frangía con todo lo que puede no ha podydo quitar. Y que mire que no
le levanten poniéndole temores, pues ha visto lo que es el poder de Francia,

y la diferengia que, a Dios gragias, ay del al despaña. Que nosotros se lo de-


ziamos y no lo podia creer, y agora creerlo ha, pues lo ha visto poresperyen-
gia, y quanto mas quisyere ysperimentar el poder de España, tanto mas, con

el ayuda de Dios, se arrepentirá Frangía. Y


que mire que seguridad puede
aver en juramento donde tan poco se suelen guardar, mayormente que aque-
llos governadores de Borgoña e ]\Iilan puedenlos mudar cada vez que qui-

syeren, y que no los mudasen, pueden hazer que no estén so mano dellos; vi-
niendo el caso el entregar los dichos ducados por los alcaydes que tyenen las
dichas fortalezas, no las entregarían. De manera que laque le dan es segury-
dad de vyento, y por esperanga tan dubdosa y yngierta lo que le prometen
en lo porvenir, no seria buen consejo al presente dexar cosa tan grande, y
que nos anbas cosas queremos y deseamos para el Pringipe, conviene a saber,
lo del reyno de Ñapóles y lo que el rey de Frangía le promete; mas querría-
mos que fuese de manera que la negociación de lo que! rey de Frangía le pro-
mete para lo porvenir no estoruase la negogiagion de lo que nos luego al pre-
sente le queremos dar.^, concluyéndose la manera que
dicha negogiagion de la

avenios dicho y escrito por otras, que antes esto ayudaría a lo otro. Y que
mire que el fin del rey de Frangía en esto es quitarle el reyno de Ñapóles que
nos le damos, y quítalle fuergas y avtoridad; porque vyendo el rey de Fran-
gía que lo que nos fazemos es cosa de mucha honrra y acrecentamiento para
el Pringipe, y que por este camino crecyendo el Principe en fuergas y estado,

y con nuestro favor podría cobrar mas presto a Borgoña y todo lo que el rey
- 28
— 2l8 —
de Frangía le pnjinete, y que asymismo el Rey de Romanos podría hazer en
esto lo que de otra manera le sería ynposíble, vyendo esto el rey de 'Frangía
quanto todo esto es en favor del Pringipe y del Rey de Romanos, procura con
colores y vías yndiretas y con esperangas vanas que se estorve lo que nos
queremos hazer para tanto acrecentamiento y honrra y avtoridad del Pringípe,
nuestro hijo. Por esta vía pyensa el rey de Frangía poner tanto miedo a los
venegianos y al Pringípe que de pura necesidad vengan a juntarse con el para
contra el Rey de Romanos y conti-a quien el quisiere, y con las condigiones
que el quisyere. Y por esto el Pringípe, nuestro hijo, mire mucho que en nin-
guna manera asyente ni concluya cosa que pudyese estorvar la dicha nuestra
negogiagion, y que para en esto mejor seria que hasta ser concluyda y asen-
tada la dicha negogiagion que nosotros tratamos para su byen, se sobreseye-
sen las otras negogiagiones, que después las haría avn mas a su ventaja, o que
se hizíesen juntas con la negogiagion que nos tratamos. Eso mismo procurad
con los del Pringipe, dándoles byen a entender quanto esto cunple al Pringí-
pe y la grandeza y riqueza de aquel reyno de Ñapóles, que es todo oro, y los
prouechos que del pueden ellos aver. Y
a este proposyto dezid lo que os pa-
regiere, para que procuren con el Pringipe, nuestro hijo, lo que aquí dezimos,

y que luego prouea y escriua a sus enbaxadores que tyene en Frangía; y vos
allí lo que gerca desto deven ser avisados. Y asymísmo
avisad a los que están
avisad a para que el procure esto mismo con el Rey de Ro-
manos, y enviadle luego con correo vuestras que aquí van para el
sobre ello, poniendo en esto toda vuestra dílígengia, como de vos confiamos;
y mostrad esta carta al obispo de Catanía luego que allí llegue, que va con la
Pringesa.
Después que os respondimos con Jaques lo que el truxo, de la qual res-
puesta va agora la duplicada, recebímos la carta del Pringipe, nuestro hijo, y
vuestras de onze de hebrero, que truxo este correo; y como quiera que con el

obispo de Catanía, que va por la mar con la Pringesa, avenios respondido lar-
gamente á todo ello, como del sabreys, pero porque podra ser llegar este alia

primero, dyreys de nuestra parte al hemos ávido mucho plazer


Pringipe que
de ver el amor y afigion y prudengia con que nos responde al amor que tene-
mos a el y a la Pringesa, nuestra hija, y somos byen contentos de ver como
regibio lo que llevo jaques, y de ver la respuesta y prouision que ha fecho en
lo que yo,la Reyna, le escriui sobre las cosas de la Pringesa, nuestra hija, y

que todo se lo agradegemos mucho, y que continuándolo asy, como espera-


mos que lo hará, el vera por la obra la honrra y prouecho y reputagion que
dello se le seguirá. Y dezílde que nos quisyeramos aver enbiado antes a la
Pringesa, nuestra hija, sy el ynvierno y la guerra no lo ynpidyeran; y que
dymos horden que ella partyo de aquí el primero día de margo, como a el lo
aviamos enbiado a dezir, y ella en yr y en enbarcar sera a los quatorze del
presente; y cada ora esperamos la nueva de ser enbarcada y aver hecho vela.
A Nuestro Señor plegn de guardarla y levarla presto donde esta el Pringipe y
— 219 -
en salvamiento. A lo del chanciller ya os avenios escrito que trabajej's de lo
ganar, prometyendole algo para qiiando el negogio aya efeto. Y el dicho
Obispo lieva las cartas necesarias para el y para los otros; el vos las dará,

por que vos las dedes quando vyeredes que convenga.

A loque dezis que alia se fauoregen los frangeses de los capítulos que se
hizieron sobre el entrega de Gayeta, aqui os enbianios el traslado de los di-
chos capítulos, y no podemos pensar de que se puedan favoreger, pues el
asvento della fue entregarnos a Gayeta e yrse del reyno los que dellos que-
davan con seguro de nuestro capitán general, el qual nos escriuio que los
dexo mas por ])yedad de ver el estrago que poco antes les avia fecho alli en
los trangeses en la postrera batalla que los nuestros les vengieron, que por

otro respeto, y gragias a Nuestro Señor, paregenos que ha muchos tienpos


que capitán general no fizo tan honrrada capitulagion como la que el nuestro
hizo, pues por ella parege que el capitán general y el enemigo quel rey de
I'rangia enbio para bengar lo pasado y para tomar el reyno no pudo bolver
a Frangia sin seguro de nuestro capitán.
Vy lo quel Pringipe, mi hijo, vos respondió a lo que vos escriui que le

dixesedes de mi parte sobre las Pringesa, mi hija, y supe lo que


cosas de la

sobre ello prouey^o, avnque aquello es que cunple al byen y onrra suya
lo

de la Pringesa, mi hija. Ciertamente yo he ávido mucho plazer, y regebi mu-


cho contentamiento de ver el afigion y amor con que ha respondido y pro-
ueydo en ello: y le respondo la carta de mi mano que va con esta; dadgela
y dezilde el mucho contentamiento que del tengo y que yo le seré syenpre
,

muy verdadera madre en todas las cosas que le tocaran, como vera, plaziendo
a nuestro Señor. Y dezidle que viendo yo que lo que la Pringesa, mi hija,
al salir de Medina comigo hizo, fue todo con el amor y deseo que tyene de yr

al Pringipe, mi hijo, conogiendo su pasyon, yo tuve con ella toda tenplanga,

y por contentamiento y descanso de ellos anbos dy borden en su partyda, y


ella va con muy buena gragia. Y porque por la otra respondemos a lo demás,

no es negesario de lo repetyr aqui.


De Medina del Canpo a xxvi de margo de 504.

OTJ^A CARTA
para sus altezas, hecha en Gante a diez dios de abril de 50./. Leuola jaques.

Las cartas que Jaques truxo, hechas en Medina a ocho de margo, recebi
a los XXIX dias del dicho mes, y luego hable al Pringipe y le dixe lo que hera
— 220 —
de dezir en aquella sentencia que \ . ais. escriven. Ovo mucho plazer de oyr
que V. ais. estauan contentos de su respuesta, y dixome: Cierto, eí Rey y —
la Reyna, mis Señores, hazen tanto por mi, que yo no se lo podre seruir ni
gradeger asy como es razón. Mas en todo lo que a mi posible sera, yo haré de
manera que no puedan tener desgrado de mi, y les seré muy obidiente en to-

das las cosas; y plazeme mucho porque son venidas estas letras, que yo es-
taua muy temeroso que sus ^\ltezas estauan enojados comigo y con los de mi
consejo, segund lo que he entendido por algunas letras que de su corte algu-
nos me escriuieron, por algunas cosas que de acá algunos les an escrito, que
no son asy, avnque tenia vna esperanga, que sus Altezas son tan prudentes
que no creerán lo que no tyene razón para creerse. quanto a lo que mandan Y
que escriua a mis enbaxadores que no hablen en aquel caso que toca a ma-
dama Glavda, ni en el negogio del tratado de la paz, ni den a entender que
ío saben, yo les escriui luego asy como sus .Vltezas lo mandan, y les mandare
que hagan todo lo que enbaxadores del Rey y de la Reyna, mis Señores,
los

les dixeren, y que de aquello no egedan. Y asy se lo escriuio luego.

Asymismo escriuistes de mi parte a sus Altezas que lo que j'o les enbie a
dezir con Cortavilla y con don Diego, mis seruidores, y lo que vos les aveys
escrito agerca deste negogio que me avej's hablado, y sienpre lo hallaran
verdad, y que en ninguna cosa avra mutagion; y que suplico a sus Altezas
que continuamente me escriuan, porque sienpre sepa su voluntad, y en todo
aquella se cunpla. Y quanto a lo que Cortavilla a hecho, no me maravillo,
porquel no levaua comisión de demandar a sus Altezas gran suma, ni peque-
ña de dyneros; mas yo creo que Pringesa se lo haria hazer, y que con poco
la

que la Pringesa le dixese, el haria mucho pensando quel seruia. Y, a la ver-


dad, Cortavilla es platico acá entre nosotros; mas para negogiar en España no
tyene platica ninguna, y no me maravillo que no aya tenido buen modo en su
negogiar. Y
si el quiso guardar mucho secreto en dezir a sus Altezas mi ofre-

cimiento y voluntad que tengo de seruillos y serles obidiente, lo qual hera


mas para dezir en la habla pul')lica, no procedió syno de no tener ¡viatica de
las cosas despaña, y de saber que sus Altezas en todas las cosas quieren se-
creto; mas yo regragio a sus Altezas lo que hizieron para encobrir las faltas
de Cortavilla, y lo que proueyeron para la partida de la Pringesa.
Yo he ávido a las manos vna carta que vn enbaxador del Rey de los Ro-
manos y del Pringipe, que se llama el prouoste de Utrec, que esta en Fran-
gía, escriuia al Pringipe, en la qual dize las cosas siguientes:
«Después de las cartas escritas es venido de España el secretario de don

l'adrique, en posta, el qual fue alia por su amo, por ver sy podra aver el
realme, y el Rey despaña le dixo que hera contento, tanto quel rey de Fran-
gía consyntiese, y que su hijo de don Fadrique casase con la sobrina del Rey
despaña. Esta es la respuesta quel Rey despaña a hecho al dicho secretario
de don Fadrique, y esto a escrito en gifras a sus enbaxadores, y dizen, por
otra parte, quel Rey despaña esta deliberado de daros el realme de Ñapóles
— 221 —
sy el rey de Francia es contento, y a enbiado a sus enbaxadores c|iie lo comu-
niciuen e lo traten con el rey de I'"r;in(;i.i de la dicha materia.
El dicho secretario ha hecho su enhaxada. Anle respondido que no harán
mas que estar prestos para conplir lo que tyenen prometydo, y es a saber:
que su hijo case con madama de Fox, y <|ue tome el realme a fevdo del rey
de Frangía, y el rey de F'rangia lo tomara del Papa; y que le de a Gayeta y
a Iscla al dicho rey de Francia, por seguridad de c® ducados cada año. En
efecto, todas estas condiciones son ynposybles.
A los enbaxadores despaña les ha sabido muy mal ciuc su amo haze falta

al rey Federico, y no se han podido tener de dezirlo al legado; y avnque mo-


sen Gralla le ha dicho al dicho legado que quisiera que le oviese costado vn
dedo de la mano e que la cosa no fuese pasada, asy yo propongo que los dichos
enbaxadores toviesen esperanza de alguna gran cosa del dicho don l'^adricjue

de ser byen reconpensados.


Musior, los dichos enbaxadores no an querido que la materia fuese publi-
cada; mas quieren contratar la materia antes que della onbre sepa nada. Todos
se espantan porque lo hazen, y por esto delante del Rey les ha dicho el le-
gado por dos vezes que vos lo sabeys muy byen, e que yo tanbyen lo se
byen; que ellos dizen que vos no lo sabeys, syno que adevinays. El dicho le-
gado me dize a mi todo lo que pasa, y el Rey tanbyen. El dicho legado esta
deliberado que luego que los dichos enbaxadores entraran en la materia, des-
pués que avran dicho todo lo que quisveren dezir, de les dezir que esto no se
puede byen conduzir sin vuestro padre y sin vos, y que después el me lla-

mara a todo.
Por resolugion, el rey de Frangía a respondido que es contento que vos
ayays realme en vuestras manos para vuestro hijo y su
el hija, y que esto es
la honrra de todos.
Aquí creemos que quieren dos condiciones los dichos enbaxadores, y po-
nellas adelante, las quales dubytan que ellas sean muy dífigiles; y oy fue to-
mado para comengar a hablar, e se hallaran con el dicho legado a lui" oras
después medio dya; e de lo que byen luego por el dicho
se hará yo lo sabré
legado, e luego vos avisare, mí Señor. alegre que oy sonYo esto muy
venidas las postas, y porque las aveys puesto por que mas a menudo vos
pueda esgreuir, porque la dicha materia trae byen que seays avisado a me
nudo.
Ellos duhítan que los dichos enbaxadores ayan a cargo de dezir y propo-
ner que Gongalo Hernández quede sienpre en el realme, y que el reyno que-
de en manos de castellanos como esta agora; y aquello seria vn gran engaño
para vos y para el rey de Frangía; tanto que aqui no lo deliberaran de con-
sentir,mío Señor. Yos suplico que entretengays al señor legado, y que sy-
gays su consejo, quel os sirue byen y muy byen, que mejor no podría; y te-
nelde en mas que a otro pringipe, porque le soys en mas cargo que a otro
ninguno. Y 3^0 vos digo esta palabra: V'os teneys ay que hazer mas que
— 222

nunca y avreys al tienpo achienido mas que hazer; por ende, no consintays
en cosa que sea engaño.
Los yngleses continúan dv pear en peor, y vienen con terrible agror. "S'o
vos escriuire otra vez mas largo y en gifras.
Mi Señor: yo creo que avreys enbiado al Rey, vuestro padre, para ha-
zerle enpachar y dezir que no es agora tienpo de gruñir; cjue Dios dará tienpo
para darle la palma y salir con onor; que agora no es tienpo. VA byen de vues-
tros negogios es que escriuays luego al legado.»
Muy poderosos Señores: Yo conosco mucho a este prouoste que escriue
esta carta, porque le trate muchos días y años, y es la mas mala bestia que
ay en mundo, syn congiengia ni virtud; y por saber vna negogiagion rebol-
el

varia a todo el mundo, y por aver vn benefigio venderá a su padre. Y sabenlo


el Rey de los Romanos y el Pringipe, y conogenle byen y saben que ha toma-

do vn abadya que le ha dado el rey de Frangía, y súfranlo. Yo se byen que


por cargo de congiangia no dexara al de dezir lo que dize da los enbaxadores
da V. ais., ni otra cosa paor.
El conde de Nasavt y mose de Villa dizan que han de hazer maravillas, y
que nunca consentyran ni consejaran al Pringipe que haga otra cosa syno lo
que V. ais. le mandaren. Desean tanto ver concluj'do este negogio, que temen
que ha de aver algún ynpedimento; lo qual se me figura que desean por no
perder lo prometydo. Anme dicho, sy el rey de Frangía no quisiere venir en
este apuntamiento que harán, al Rey y la Reyna darán esta rey no al Pringipe,
o no; porque nos dizen quel rey don Fadrique negocia de lo aver, y que casa
su hijo con la sobrina del Re\- despaña. Yo les he dicho lo quel Rey y la Rey-
na, mis Señores, liaran no queryendo el rey de Frangía venir en este con-
gierto. Yo no lo se; sus altezas este reyno al rey don
mas de aver de tornar
l-'adrique, yo no veo razón aparente para ello, ponpie no an trabajado ni gas-
tado lo que han trabajado y gastado por avar aquel reyno para dárselo a don
Fadrique. Confortólos quanto puedo, y cierto, se desmayan quando les escriuen
algo contra la que desean, y luego vyanan a mi, y para metar al Pringipe y al
Rey de Romanos en el juego, con ninguna otra cosa se traerían mas a tomar las
armas contra el rey de Frangía que con dalles algo en aq_uel reyno, o todo el

reyno, porque por defendello padre y hijo harían su posible. A mi parecer digo
esto.
Donjuán Alanuel es venido aqui, y dixome que venia llamado del Pringi-
pe, y mostróme vna yo no la pude leer; mas el me dize
carta del Pringipe;
quel Pringipe, por aquella carta, dava gran pryasa que viniese aqui. Fl
le

Pringipe me pregunto sy sabia a que venia donjuán; yo le dixa que hera bue-
na pregunta, que le avia llamado su Alteza, y pregunta vame a mi a que ve-
nia. — —
Dixome: Cierto, no he. [?| Dixela: Xo le ha escrito V. al. ninguna carta ?


Dixome: Si, mas fue en rcs]5ursla de otra quel me escriuio, en que dezia:
VA Rey, vuestro padre, me cjuiere enbiar a vos; sy soys seruido, yo tomare
la pena >. Y yo lo oscriui que cpiando viniese, que seria by<-n venido. V a mas
— 223 —
(le (los meses (¡uel re\' mi p.ulre me escriiiio i[>.\c le (|ueria eiibiar a mi. .Asn' (
|iie

catad aciiii lo que yo le he escrito. Yo le apreté. Juróme por vida de la l'rin-

gesa y de sus hijos (|ue no avia otra cosa. V" porque me creays, yo quiero (|iie
de aquí adelante entreys en mi consejo, porque sepays y veays todas las
cosas.
Otro dia que donjuán vino, fue a hablar al Princjipe, y yo estaua con el

Princjipequando fue; y don Juan c[uiso quel Pringipe estuviese solo, y asy nos
mandaron salir a todos, y al salir, donjuán finjo, o fue asy la verdad, que n(j

me avia visto hasta estonces, y dixo: Nos avia visto. Mas no me dixo: c[uc-
dad. Y asy hablo al Pringipe. Antes de comer el primero dia de Abril, a la
tarde, se salió el Pringipe a caga, y fuyme con su Alteza, y en el canpo dixo-

me muchas cosas. Me ha hablado donjuán, y habla p(Tr términos tan escii-
ros, que no le puedo entender la sentengia, avnque entyendo las palabras.
Mas de lo que he sentydo de esta habla, paregeme que son muchos movi-
mientos livianos. Anie demandado personas con quien comunique. Yo he se-
ñalado al chanciller, y al conde de Nasavt, y a mose de Villa, que hablen con
el para ver lo que dize. Y el segundo dia de abril vinieron a comunicar con

el a su posada los sobredichos. A mi no me dize syno cosas generales; no me

llama a sus ayimtamient(is. He conprehendido que son materias muy diferen-


tes de lo que V. ais. quieren, y del todo contrarias; mas yo creo byen quel

sabrá proponellas y traellas al proposyto de V. ais., y que el, vistas las ynvin-
ciones del Rey de Romanos para enbaragalle y dilatar el tienpo y negocios,
avra agebtado de venir a platicallas con el Pringipe. Byen creo quel avra es-
crito a V. cabsa de su venida y el cargo que trae. Por esto, y jiorque
ais. la

yo no lo se, no escriuo mas desto que aqui digo.


Pero he entendydo por congeturas y por algunas palabras que don Juan
me dixo, algo de su negogiagion; y visto que no me llamava para comunicar-
lo comigo, ni para delante de mi hablar en sus negogios, yo le dixe: —A mi
me parege que si de hablar en este negogio que sus Altezas an
traes comisión
escrito al Pringipe y al Rey de Romanos tocando a lo del reyno de Ñapóles, y
de la yda del ynfante don Carlos a España, que no deveys tocar en esta ma-
teriamas de loar lo quel Pringipe ha respondydo a sus Altezas, y consejalle
que aquello cunpla como lo tyene asentado; y sy vierdes quel Rey de Roma-
nos esta fuera deste proposyto, que le deveys dar razón, porque es byen que
asy sea, pues ay muchas razones y buenas para dalle y hazelle entender que
todo se haze por el onor y acrecentamiento del Pringipe, como es la verdad,

y quel lo ha hecho todo, y que por su consejo se a guiado, pues conoce que
es onbre que se ceva destas cosas. Y demás desto, yo me fuy al changiller,
porque me paregio que hera tienpo para prendalle, porque de despechado de
no averie dado algo como a no asyese de alguna cosa de lo que don
los otros,

Juan traya para seguir la opinión del Rey de Romanos o del de Frangía y ha-
blele tan dulgemente como fue posyble, y prometile de parte de \' ais. mili .

ducados de pinsyon, por su vida, en el reyno de Ñapóles, concluyéndose la


— 224 —
negociación como estaiia dichci; y ovo iiuicho plazur de oyrlu, y prometyome
de hazer maravillas, y que ninguna cosa vernia en contrario de la voluntad
de V. ais. que el consyntiese en ello, pues conogia que V. ais. queryan hon-
rrar y acrecentar al Pringipe, y que hera onestisymo que el Principe obede-
ciese a V. ais. en todas las cosas. Y asy le dexe byen edificado, porque antes
que hablasen con don Juan estuviese aquel prendado. Y de ay fuy al de Na-
savt, y al de Villa, y dixeles: —
Yo he entendido algunas materias que al Rey
de Romanos le an movido los franceses, y el Rey de Romanos ase dellas: son
muy contrarias para la honor y vtj-lidad del Principe. Yos advierto dello para
que esteys proueydos de no consentir en cosa que sea contra lo quel Rey y
la Revna, mis Señores, an escrito, porque vosotros perderiades mas en ello

que otro ninguno, avnque el Pringipe perderla mucho; y yo creo que halla-
revs a don luán contrario de la opinión quel Rey de Romanos tyene en las
cosas que de su parte a de comunicar con el Pringipe y con vosotros en su
lugar. Mirad byen que nos engañen promesas de franceses, que todo lo hazen
por separar al Pringipe del amor del Rey e de la Reyna, mis Señores, y des-
que esto tengan acabado, tanbyen se pornan en enemistalle con su padre, y
todos quedares burlados. Asy que yo negogio todo lo que puedo, y avnque
sean sobradas estas diligencias, pues es don Juan el que en esto entyende,
que es tan antiguo y buen seruidor de V. ais.; mas por no quexarme de mi,
hago lo que me parege que puede aprouechar en el seruicio de V. ais.
Al Pringipe vino vn comendador de la horden de San Juan, que se llama
Vinciguerra, y dixo en lo publico que Y. ais. le enbiauan, y hablo secreta-
mente con Pringipe; y quando vyno aquel, yo no esta va con el Pringipe,
el

porquel Pringipe hera ydo a caga a unos villajes, y alia hablo con el, y se
despidió. Y el Pringipe vino, yo le pregunte que onbre hera aquel
quando
que vino y dixo que venia por mandado del Rey y de la Reyna,
a V'. al.,

mis Señores. Dixome: Vn onbre liuiano hera. Pregúntele sy le avia traydo
carta. Dixo: —
-Xo. Pregúntele que le avia dicho. Dixo: Mili liviandades. Xo le —
apreté por estonces mas, syno dixe: -Algún burlador —
seria. Después tórnele
a preguntar dende a muchos dias: —
Xo me dirá V. al. las locuras que aquel
Vingiguerra le dixo.' Dize: — Sy
que he pensado en ello, y paregeme que
es cosa para avisar al Rey y a la Reyna. El hablo comigo en gran secreto, y

me dixo: Yo soy del rey de Inglaterra, y tengo gajas del; y llamóme vn dia,
V dixome sy le haria vn gran seruigio. Yo le dixe que sy. El me dixo: Pues —
aste de confesar y tomar el corpus Christi, y hazer juramento de no des-
cubrir lo que te diré; y sy lo hizieres, yo te haré mercedes. Y dize: Yo me —
confesé y regebi corpus Christi en su presengia, y jure de tener secreto de
el

lo que me dixese. Y después apartóme, y dixome: ^Por el juramento que me —


as fecho, que lo que te diré que no lo descubrirás agora ni en ningún tien-
po al Rey ni a la Reyna despaña. Yo le dixe: —Yos terne secreto. Dixome:
—Pues tu yras a Portogal, y en vn tal monesterio esta la hija del rey don
Enrique de Castilla, que la llaman la Beltranica; procuraras de verla y de
hablar ion rila, v drzlrlc as t|uc \(i te eiiliio, tiuc ella te entenderá, y sabrás
(lella (|ue hedad ha, y si piensa que podra parir; y si te dixere que sy dile ,

cjiíe sy ella (¡iierra salir del monesterio, que yo me casare con ella. Y si le

respondiere bven, vete al rey de Portogal, y dile (pie eres mió, y cpie sy el

me quiere dar a su prima, la hija del rey don .Anricpie, por muger, que yo la

recebire; v c[ue haré con el tal amistad por su rey no sera avmentado; y
la cpial

que podra aver de mi vna buena suma de dynero, y avnque le jirometas i.x©
nobles ¡loripie lo haga, yo lo cunplire.
Kl es ydo alia, y dexome vna i;ifra para escriuirme lo que hallase, h'.scri-

uidlo (l) a sus Altezas, que avnque yo lo tengo por burla, que no se que se es
aquello, podra ser que sea algo. Yo le dixe todo el progcso de aquella, y es-
tonces le peso mas porque tan tarde me lo avia dicho. Asy que V. ais.
manden mirar por aquel onbre; llamase micer Pedro X'iiigiguerra ; es del
horden de San Juan, y avn dize que es hijo de vn hijo bastartlo de la casa
de .Aragón. El es na(;ido en Calabria.
El Pringipe me hablo oy, que se contaron ix dias deste mes, }-a de noche,
y dixome: —Yo enbio alRey y a la Reyna, mis Señores, las ystruc;iones quel
Rey, mi padre, dyo a donjuán Manuel, y asymismo vna copia de ciertos ca-
pítulos que hizieron los enbaxadores del Rey, mi padre, y algunas personas
diputadas por el re_\- de Fran(;ia para |ilaticar en aquellas materias que en
ellos se contienen, lo qual todo va escrito por la cifra de donjuán. Y aquellos
capítulos yo nunca los vi, ni supe dellos hasta que donjuán me los truxo; ni

mis enbaxadores que están en las cortes del rey de Francia no an sabido nin-
guna cosa dellos. Y yo no he querido dezir a don Juan ninguna cosa de las
que he sentydo de aquellos capítulos. Atas escríuístes al Rey y a la Reyna,
mis Señores, que me parege quel artículo postrero es muy contrario, y avn-
i|ue me paregio mal y tpie no hera de enbiarle, mas porque entyendan todas

las cosas, yo no le quise quitar de allí, que yo les suplico que lo tomen a

buena parte, y ordenen a su voluntad, }• como conviene a su seruígio y al


byen de los negocios.

Dyversas opiniones ha ávido sobre los capítulos quel Rey de los Romanos
enbio al Príncipe con don Juan Manuel, y vnos dizian vno y otros dezían otro.
Y el Pringipe quiso oyr mi pareger delante del conde de Nasavt, y del chan-
ciller —
y de mose de Villa, y yo le dixe: Señor: Los frangeses tyentan tod o
lo que pueden tentar para ver sy por otra parte podran hallar remedio a sus
cosas y quiebras: porque sy en otra ])arte o por otra parte ellos se pueden
valer, no vernan con el Rey ni con la Reyna, mis Señores, en apuntamiento
de paz. Lo qual V. al. puede muy byen conprehender deste vltymo capitulo,
c[ue todo se enderega a separar al Rey de Romanos, y a vuestro padre, y a
V. al. del Rey e de la Reyna, mis Señores, y echan estos gevos destas parti-
giones destas tierras de Italia a vuestro |iadre. Y vuestro padre, gustando la

(i) ;Habiá que leer: csc/ii/ir/o lie li .S.S'. .I.J.-


— 226 —
vtilidad presente, ase dello y no mira el daño futuro, el qual cargara sobre
vos en el tienpo por venir. Vsi a su Magestad se le acordase de las cosas

pasadas, y que este mismo trato movió el rey Carlos al Rey y a la Reyna, mis
Señores, desecharia todas estas partigiones )' contratagiones, como estonces
se desecharon. Porque sy Rey, vuestro padre y vos, desta partición ga-
el

narades ce® ducados de renta, el rey de Frangía ha de ganar cccS) ducados; y


con lo que tyene en Italia, y con lo que ganara, hazerse ha tan poderoso en
ella, que después fagilmente podra cobrar el resto. Maj'ormente que estas
cosas no las miran los frangeses, ni las tyenen por la vtilidad presente, mas
]jor lo que podran hazer en el tienpo advenidero. V como esta dynidad \nperial

sea elecion, ellos trabajaran quanto podran que vos no seays elegido por en-
perador, y conpraran los eletores para estoruar que vos no seays elegido. Y
después de los dias de vuestro padre, sy otro fuere elegido por enperador,
poneros an en discordya con y con otros señores de Alemania, de manera
el

que, ocupado en las dyferengias domestycas, no podres socorrer a las de fuera;


y estonges los frangeses ternan modo de hazer revelar contra vos las cosas
que ovieredes tomado en Italia; y por aventura serán ellos los que os las to-
maran; y junto con aquello, perderiades el reyno de Xapoles. Y mas adelante,
y sy el Rey, vuestro padre, tyene pensamiento de aver algo en Italia, no lo
puede el mejor aver que estando junto con el Rey y con la Reyna, mis Seño-
res. Y hecho este apuntamiento que agora se trata con los frangeses, y avien-
do vos el reyno de Ñapóles syn ayuda de nadye, vos y vuestro padre podres
tomar todo lo que quisierdes en Italia, y dar parte dello a quien quisierdes.
Y ya V. al. conoge quanta dyferencia ay de dar a recebir. Por tanto, pues
V. al. ha querido oyr mi parecer, a mi me parege que en ninguna manera
deves entender en otro tratado ni apuntamiento con los frangeses, hasta ver

el finque an las cosas de entre el Rey y la Reyna, mis Señores, y ellos, por-
que aquello que sus Altezas quieren y os an escrito, es lo mas seguro y lo
que vos deveys acebtar. Y todas estotras cosas, avnque al presente parescan
prouechosas, ternan mayor el daño en lo porvenir. Y vos consejo que a bue-
no o a malo nos desasays del Rey v de la Reyna, mis Señores, pues conogeys
quanto os aman, y que tyenen mas pujangia para dar a vuestro padre y a vos
en Italia lo que quisierdes tomar en ello, o para ayudároslo a ganar, que no
los franceses. Y guardaos que los frangeses con la mano de vuestro padre y
con la vuestra no se hagan mas poderosos en Italia de lo que agora son sy no,
,

vos os arrepentires y sera a tienpo que nos traerá prouecho el arrepentimien-


to. Y para que mejor guies vuestras cosas, me parege que deve V. al. escriuir
a vuestro padre, deteniéndole y dilatándole la negogiagion; y con nnicha di-
ligengia enbiar todas estas cosas al Rey e a la Reyna, mis Señores, porque sus
Altezas, visto lo que los franceses mueven a vuestro padre y a vos, os conse-
jaran aquello que deveys hazer; y si no lo hizieren, vos avres hecho vuestro de-
ver. Y todavia suplico a V. que nos pase por pensamiento de desasyros del
al.

Rey y de la Reyna, mis Señores; que sy lo hazeys, vos os hallareys burlado.


— 227 —
Todos res]ion(licron que les |)nr(\-i;i hycn lo que yo dc/ia, y ([iic ;u|iicl
avia syilo su voló do los que allí estauan, qu(^ ninguna cosa se hiziese, ni
grande, ni pequeña, syn consultallo con V. ais., y (¡ue asy se haria.
\o se sy ha sabido I.ixavt y los de su hantla lo ciue V. ais. lian proniely-

do al conile de Xasavt \' al de Villa \' al chanciller, C|ue uuiy halagüeño


anda agora el y todos los de su partido, y dize que ha de seruir y morir ])or
el seruigio de V. ais.; y que quando el corryo la posta para venir a Fran^jia y

tornar a Castilla, lo qual cuenta el por vn gran serui(,-io, que sy no pensara


cjue seruia a \'^. ais., quel no lomara la pena tpie tomo; mas que ha svdo des-
dichado, cpif \'. ais. tyenen del otra opinión de la quel a tenido para seruir a
V. mas quel hará tanto por seruir a V. ais., ipie si alguna mala opinión
ais.;

tyenen del, que la ])ierdan. Yo le respondo que sy el asy lo haze, que el ga-
nara mas que en tener afecion a las cosas de Fran(;ia.
Yo he escrito muchas vezas al tesorero Morales que me escriuiese sy
mandavan V. ais. que enbiase mas armas de las que tengo enbiadas, o no;
porque yo tome a canbio vg) ducatlos, y de aquellos tengo enbiadas cxxxix
armas, y i®uclxu armaduras de peones, y mas lxi arneses que enbiare agora
en las naos que yran al Andalugia. V. ais. manden proueer de persona que
los regiba en Cáliz y los ponga a recabdo porque no se dañen. Y sy V. ais.
mandan que se enbien mas armas, tomare otro canbio y enbiallas he. De todo
me manden avisar V. ais., y que armas se han de enbiar, (|ue yo no haré
ninguna cosa hasta saber la voluntad de vuestras Alagestades.
Nuestro Señor, &.
De Gante a x de abril de 504.

07 J^ A CARTA
de sus Altezas hecha eii Medina del Campo a xx de abril de ¡o^ años. Trii-
xola Bartolomé Sagredo, correo de sus Altecas. Llego a Brujas a vi de Mayo
del dicho año.

Con Jaques de Parzilla que salió de aqui a los vii de margo, respondimos
a vuestras letras de ginco de hebrero y a lo del asyento que teneys hecho
con el Pringipe, nuestro hijo, sobre la venida acá del ynfante don Carlos. Y
aqui va la dicha nuestra letra; y después vos escrivimos
duplicada de la

a los XXVI. de margo haziendo vos saber lo que por la via de Frangía nos es-
criuieron del congierto que el Rey de Romanos y el Pringipe, nuestro hijo,
avian hecho o hazian syn nos con el rey de Frangía, para que lo estorvase-

des ,
])or las cavsas y razones que en la dicha nuestra carta diziamos, de que
asymismo va aqui la duplicada. Después de lo qual avemos regebido cartas
— 228 —
(le don luán Manuel en que nos escriue que en ki platica que ovo entre el

Rev de Romanos v el sobre la venida acá del ynfante don Carlos, se hablo
que viniese a España o a Ñapóles; y como quiera que aquello paso en platica,
creemos que seria para mejor atraer al Rej- de Romanos a que ovyese por
byen quel dicho ynfante viniese acá y no para otra cosa; y nos le avemos
escrito al dicho donjuán como vos teneys asentado con el Prin<;ipe quel di-
cho ynfante venga acá, y que esto es lo que se ha de procurar, y no que vaya
a Ñapóles ni a otra parte, porque avn y deshazer toda nuestra
seria estorvar

negogiagion, y no es cosa que nos satifaze, ni en ninguna manera verniamos a


ello; pero porque el dicho don Juan nos ha escrito que vyene ay llamado del

Pringipe, y esto mismo nos ha escrito el Pringipe, y sospechamos que ha


seydo rodeado por frangeses por apartarle del Rey de Romanos a esta
coyuntura que los enbaxadores del Rey de Romanos que están en Frangía
van al Rey de los Romanos con la negogiagion de los venegianos, que por
la dicha carta duplicada vos escriuimos porque el dicho don Juan no lo

pudyese estorvar; pero como quiera que sea, sy ay vyniere el dicho don
]uan, entretanto que el ay estuviere, tened anbos juntamente el cargo de
esta negogiagion y estad muy
conformes; y quando el obispo de Catania
que va con la Pringesa fuere llegado alia, porque tanbyen lleva gargo
de entender con vosotros en la dicha negogiagion, entended todos tres en ella

juntamente y con mucha conformidad. Y sy en esto de yr el ynlante


a Ñapóles o a otra parte se hablare mas, desviadlo y contradecidlo, y pro-
cura su venida acá como esta asentado, que no verniamos en otra cosa. \
porque como sabeys, el Pringipe, nuestro hijo, nos enbio a dezir que enbiaria
acá sus enbaxadores para que congertasen y asentasen con nos el tienpo y la
manera de su venida acá del dicho ynfante, y esperar para esto la venida de
los dichos sus enbaxadores seria cosa larga, dezilde de nuestra parte que sera
mejor que luego lo asenteys alia de nuestra parte; y sy antes no pu-
con el

dyere ser la venida del dicho ynfante, devese asentar que sea traydo a Espa-
ña, y dentro della en nuestro poder, al tienpo que nos entregaremos al Prin-
gipe, nuestro hijo, elreyno de Ñapóles; y que para esto, el Pringipe sea te-
nido de le entregar a las personas que nos enbiaremos por el Pringipe, y le
traygan por la mar y que gelo entreguen dentro en los navios en la mar a
tienpo que, medyante nuestro Señor, pueda ser en España al tienpo que se
asentara (]ue entreguemos el reyno de Ñapóles al Pringipe. Y sy por la ter-

nura de hedad del ynfante don Hernando se pudyere escusar que su yda
la

alia no aya de ser luego que el dicho ynfante don Carlos sea llegado acá, syno

que pase algund tienpo en medyo, mucho nos plazeria; y para estonges byen
podreys asentar que lo enbiaremos; y quando otra cosa no pudyeredes hazer,
podres asentar qua lo enbiaremos pocos dias después de ser destetado, porque
antes no seria razón de ponerlo en tan largo camino; de manera que pro-
cureys que, syn enbiar acá enbaxadores, el Pringipe asyente alia con vos la

venida acá del dicho ynfante don ("arhis, nuestro nieto, para el tienpo y de
— 229 —
1,1 in.uu'r.i siisiulicha ,
piii-i[ur i'ii syriidii jjoc^iatjinii ninsli.i idii

l"ranc;ia, sv a nui-stro Señor pluguiese csle ya asentada; ]ieni ni

lo vno ni lo otro se jiuetle |)oner en obra syn dikn,"ion. Pero estad sobre aviso
(.[lie en el asyenlo que hizieredes donde dize que
el Principe tenga
y govierne
el reyno de Ñapóles y las fortalezas del y ofu^ios con españoles, diga con es-
pañoles que por nos fueren nombrados y no con otros, [jorque n(is los cono-
cemos mejor a lodos (pie el Prin(;i|5e, y nonbraromos los cpie sepan mejor
governar y sean mas leales ])ara el Princ^ipe y que tengan mas seguro el diclui
re\-ni) de Ñapóles y mejor governado. V sy desto se agraviase muciio y se

desliiziese la negogia(;ion por esta nominaí^ion, podreys asentar (pie tenga y


govierne el reyno con los que nos agora galo daremos, y que en caso de va-
cación dellos o de alguno dellos, ayan de poner lugarteniente general y alcay-
des los que nos nonbraremos, y (jue tiidos los otros ofií^iales pueda poner el

Prin<;ipe sin nuestra de Frangía y de


nominagion; y todas las negO(;iaciones

(ítras partes que puedan estorvar la buena conclusyon y efeto de la nuestra,

estorvadlas y desviadlas, para que en ninguna manera las as}'cnte el Pringipe


hasta que la nuestra sea concluyda y asentada, o juntamente porque no la cs-
torven, pues a el le va mas en esta nuestra que a nos ni a nadye.
En el asyento del ynfante don Carlos que se platica en Frangia piden los

frangeses que los varones del reyno de Xapoles que están en i'rangia sean
restituydos en sus cstadcjs, y que esto es cosa muy peligrosa para aquel rey-
no. Xos trabajamos de dar en ello el mejor asyento que nos paregiere con el

rey de l'rangia para remediar el peligro del reyno; por eso estad sobre aviso
quel Pringipe no otorgue cosa alguna Síjbre lo de los dichos varones, ) dad
byen a entender a los suyos que quede a ellos para las mergedes que ellos

han de aver v para que puedan ser mas y mejor aproue-


les cunple est(i,

chados, y tanbyen para no hazer perjuyzio a los <.|ue en a(piello nos han
seruido.
De Medina a xx de abril de 504.

OTRA CARTA
de sus A /(esas para el comendador de Ilaro, hecha en Medina dd Canpo
a X de mayo de ¡t)^. Truxola el dicho 'Jaques.

Xos respondemos a vos y .1 don Juan por otra nuestra que va a(pii a lo
(|uelPringipe y vosotros nos escriuistes con ]a(^ues, levador desta; y por la
otra mandamos como veres que todos, tanto que don Juan estuviere ay, enten-
days anbos juntamente en nuestros negogios con la conformidad (pie es razón;
— 230 —
y (jiianto a la contraryedad que alia hallavades sobre la cavsa de la venida
ay del dicho don Juan, verdad es quel Principe lo envió a llamar por carta
suya, y el Principe mismo nos escriuio como le enbiaua a llamar, rogándonos
que looviesemos por byen; pero esto sea para vos solo y no lo digays al
Princ;ipe. A lo de Vinciguerra, dezid al Pringipe que tanbyen vino a nos, y en

sustancia nos dixo lo mismo que a e! avnque mas estendio, nonbrando algu-
,

nos Grandes de nuestros reynos que dize que cabian en ello, y que avnque
sea cosa de liviandad y fuera de razón, es byen estar en ella sobre aviso y de
no menospregiarla y que nos avenios proueydo en ello como es menester; y
,

sabed del Pringipe sy le nonbro a el algund (brande de nuestros reynos como

lo nonbro a nosotros. Quanto a lo de las armas suygas, los maravedís (]ue en

vos restan de los v@ ducados quel tesorero Morales ha pagado para hazer
armas , compradlos de armas suygas y enbiadnoslas.
De Medina del Canpo a x de mayo de 504.

OTKA CARTA
de sus Altezas hecha en Medina del Canpo a .v de mayo de 507. Triixola

yaques, gentil onhre del Prini;ipe\ llego a Gante a xxvi de mayo del dicho año;
venia para don Juan Manuel y para el comendador de Haro.

Con Jaques, llevador desta, regebimos las letras del Pringipe, nuestro hij(_),

de X de y abril que nos enbio de segurydades que han seydo


los artículos

apuntados para el casamiento del ynfante don Carlos y de madama Glavdia,

y vimos las cartas de vos, don Juan, de ocho y de nueve de abril, y las de vos.
Comendador, de diez del dicho mes, por todas las quales vemos como el Prin-
gipe enbia a consultar con nos para que le consejemos lo que nos parege que
se deve hazer, asy en la negociación que trata con el Rey de Romanos sobre las

seguridades del dicho asentamiento, como en la negogiagion que de parte del


rey de Frangía se ha movido al Rey de Romanos y al dicho Pringipe sobre la
partigion de tierras de venegianos y sobre las otras particularycjades conteni-
das en la suya, que vos, don Juan, nos enbiastes de los dichos artículos para que
mas particularmente pudiésemos hablar y responder sobre cada cosa. Byen
quisyeramos nos ovierades enbiado traslado de los dichos artículos y
cjue

de ynstrugiones que dezis que os enbio el Rey de Romanos. De a([ui adelante


hazeldii asy, porque para en tan grandes negogios es negesario para los n\ejor

saber y proueer todas las particularydades dellos, como quiera (¡ue todo lo
sustangial creemos c|ue venia en la dicha duplicada. Respondereys de nuestra
parte al Pringipe que vimos lo que nos escriuio y los artículos que nos enbio de
— 23i —
las segurydades quo se an apuntado para lo del dicho casamiento, y la suma
que vos, donjuán, nos enbiastes de la contestación que los frangeses an movido
al Rey de Romanos, y a el tocante a lo de los venecianos y que avenios ávido
plazer de ver quan sabia y cuerdamente se govierna el Pringipe, nuestro hijo,
en consultar con nos estas materias y en aver determinado de tenerlas sus-
pensas, y no concluyr sobre ellas cosa ninguna sin consejo y consentimiento
nuestro, porque demás de responder en esto alia por que nos le tenemos, ha-
ziendolo asy y guiandolo como a nos paregiere, esperamos que con ayuda
el

de nuestro señor se concluyra y acabara el asyento de la paz que nos procu-


ramos en favor suyo y del ynfante don Carlos, nuestro la manera
nieto, de
que avia escrito, y se concluyra asymismo lo manera ha-
zerse a muy enteramente el dicho asyento y todo lo que
al Pringipe, nuestro hijo, y los franceses, que con dyversas maneras y enga-

ños los disymulan de estorvar que no se hará lo susi>


dicho que nos procuramos en favor del no podran en ninguna manera estor-
varlo; y direys al Pringipe que nos deseamos mucho que se haga el dicho
asyento del ynfante don Carlos y de madama Glavdia, y que se ate y asegure
de manera que aya efeto, y que no aya quien después lo pueda estorvar, por
el acrecentamiento que con este casamiento se seguirá a su casa; y que vna

de las cosas mas pringipales que nos queremos mirar y procurar en la dicha
negogiagion de la paz es quel dicho casamiento se ate y asegure como mejor y
mas enteramente se pudyere asegurar; y que con este fin y deseo que tenemos
veemos que los dichos artículos que nos envió, tocantes a la seguridad del
gasamiento, por sy solos ninguna cosa de seguridad tyenen mas de la quel
rey de Frangía quisyere que tengan, asy porque son hechos con presupuesto
que el dicho casamiento esta ya muy byen y muy seguramente asentado, y
sino esta asentado asy, todo lo que se pone sobre aquel asyento y presu-
puesto es ninguno, y los frangeses dizen que el rey de Francia es obligado
al asyento del dicho casamiento en caso solamente que el rey de Frangía aya

hijo varón, y aviendolo, poco aprouecharia el dicho casamiento, pues el hijo

del rey de Frangía heredarla todas sus tierras,y que no habiendo el rey de
Frangía hijo varón, no es obligado de hazer el dicho casamiento de su hija
syno es con quien el quisyere, y que en el dicho caso quel rey de Frangía
no haya hijo varón, el y todo su reyno están en que su hija case con el Daufin
de Frangía, porque no se aparte de Frangía Bretania y Milán y las otras tierras
que en el dicho caso pertenegeran a ella, como a hei-edera de sus padres; y no
es de creer quel rey de Frangía en su vida consyenta apartar de su corona
ninguna de las dichas cosas, y mucho menos el que después del sugediere. \
las segurydades quel rey de Frangía da para esto por sy solas poco aproue-

charian, porque en su vida, en sumano esta de poner y quitar governadores


y alcaydes en aquellos ducados y de hazer que hagan lo que el les mandare,
y que no juren los que el mudare, aunque los otros oviesen jurado, y que
avnque jurasen, no tengan poder para entregar tierras; y después de su muerte
— 232 —
(Irl rc\' (lo l'"ran(;¡a, el C|ue sucediere claro esta (¡ue mucho menos clara lugar

a que la dicha entrega aya efeto; pero que laverdadera y principal seguridad
c]ue ay ])ara el dicho casamiento, como en su carta dize, es que se asyente el
dicho casamiento y lo del reyno de Ñapóles y la paz de la manera que ave-
nios dicho; y luego después de esta y ¡unto con ello en vna misma capitula-
ción verna muy byen que
se asyenten asymismo las dichas segurydades (¡uc
hemendando en ellas algunas palabras para que se pon-
están apuntadas, y
gan como sean mas giertas y sin engaño para el Pringipe, como esperamos
que se asentara en la capitulación que asentaremos nos y el Pringipe con el
rey de ]'"ranc;ia, pues se ha de consultar con nos y con el antes (jue se firme.
\" cpianto a las dos cosas que apuntaron alia, la una, que sy el rey de Frangía
no vyniere en lo de la paz que avernos escrito, sy vernemos nosotros en dar
el reyno cié Ñapóles al Pringipe, y que venga acá el )'nfante don Carlos, y la

otra sy vernemos en que el Pringipe tenga y govierne aquel reyno de Ñapó-


les con otros y no con españoles, desengañaldc muy claramente al Pringipe y

a los suyos que en ello entyenden cjue en ninguna manera ni por ninguna

cavsa vernemos en ninguna destas dos cosas reyno de


Ñapóles de manera que os avenios escrito, y con espresa condición que el
la

Pringipe aya de tener y governar el dicho reyno de Ñapóles con españoles,


nuestros sudytos, porcjue bien vce C|ue, hazicndose la paz y cjuedando nos en
guerra, no seria buen consejo dysminiiirnos nuestras luergas para cjue después
el rey de Frangía toviese mas lugar de olendernos, ni en tal caso seria razón
de poner el reyno de Ñapóles en poder de c[uien tuviese menos fuergas que
nos para defenderlo; y que en caso de jiaz, vna de las mayores segurydades
que avia para nos y para el Pringipe cjue se guardara la paz sera tener \- go-
vernar el Pringipe acjuel reyno de Ñapóles y los oficiales y fortalezas del con
españoles, nuestros sudytos; quanto mas
cjuc esti) cumple al Pringipe mas c|ue
otra cosa, mostrar cpie de los españoles, donde la pringesa y el han de suge-
der, haze la confianga que es razón, mayormente en ac]iiel revno de Ñafióles
donde ellos han seruido y han ayudado a recobrarlo y restitin'rlo a nuestra
corona real.Demás de la segurydad, que es lo pringipal, mire cjuan grave pa-
regeria, no solamente a todos nuestros sudytos, mas a todo el mundo, sy des-
pués de ellos aver tan byen seruido allí a nos y al Pringipe
y pringesa, los
echasen del govierno de a<|uel reyno de Xapoics, y cpie en\en])lo sería este
para ellos y para los otros c[ue syruen y an de seruír, y nos la avríamos por
cosa tan fuera de razón y contra nuestra voluntad y costunbre, que ]5or nin-
guna cosa del mundo la íaríamos ni ¡leiisaríanios (¡ue podría estar seguro aquel
reyno de Ñapóles cjue no viniese a poder de frangeses, sy con otros lo tuvyese
y governase el Pringipe, syno con españoles, como es dicho. Y dezid al Prin-
gipe que como agora el rey de PVangía, syn ningún respeto del Pringipe,
syno por muchos otros averie otorgado la tregua, sufre \' a por b\en cpie estos
tres años de tregua este aquel reyno de Ñapóles en poder despañoles, mas
razón es cjue sufra y aya ])or byen cjuel l'ringipe lo tenga y govierne con es-
— 233 —
pañoles, pues lo damos a su hijo del I'ringipe, yerno del rey de I'Vangia, que
mucho mas facemos nos, teniendo todo el reyno de Ñapóles en nuestro poder,
en darlo al dicho ynfante, haziendose la dicha paz, que no el rey de Frangía
en aver ])ür byen qucl Pringipe lo tenga y govierne con españoles; y porque
como vosotros vedes por lo ([ue escriuio l'iliberto al Pringipe de Frangía, tra-

bajan de ponerle sospechas al Pringipe de nos y de las cosas de por venir,


dándoles a entender que le engañamos y otras cosas, y todo lo hazen por dy-

vidír y apartar de nosotros al Pringipe, y por enflaquecer sus fuergas, y por


enemistarle con nos y con nuestros reynos, y por estorvar esto del reyno de
Ñapóles que nos queremos hazer por el y por su hijo, porque los franceses no
cjuerrian que la pringesa, nuestra hija, y el sugediesen en nuestros reynos pa-
cificamente, y danle a entender ((ue para la dicha sugesyon hera menester el

ayuda de los frangeses, trabajan de ponelle en ella enbarago; declarad byen al

Pringipe vosotros quan grande engaño es este que los frangeses le quieren ha-
zer,y como determinadamente es con deseo que tyenen de no velle tan grande
como espera ser con esta sugesyon, y que syn duda ninguna otra cosa le po-
dría poner duda y estoruo y rezia contradigion en la dicha sugesyon, syno
solamente pensar de ayudarse para ello de frangeses, porque es tanta la ene-
miga que ay entre españoles y trangeses, que sy el Principe pensase de ayu-
darse de los frangeses para esta sugesion, esto solo bastarya para hazerle per-
der todos los españoles, y de sudytos y seruidores hazerselos el mismo con-
traryos y enemigos, y lo que espera aver con toda paz y obidiengin
por el mucho amor que le tenemos v por lo

mucho que ledeseamos que nos le rogamos que


no tenga tal pensamiento tan grande engaño que
governase el nuestros reynos, como es razón de se auer hijo con
padre, y como parege que agora lo haze y reynos que espera de
suceder el y la pringesa, nuestra hija, acá muy mas cierto y
seguro que lo mismo de Flandes que agora tyenen, y
siguiese el engaño si

que los frangeses le dan a entender, serya camino para perderlo todo; y que le
rogamos que en esto crea mas a nos, que le somos verdaderos padres y de-
seamos su prosperydad, que no a los frangeses, que desean que sea syenpre
su sudyto, y que no le querrían ver tan grande como espera ser; y que pyense
byen que sy agora a los frangeses les pesa ver lo que nos con solo nuestro
estado podemos hazer, quanto mas les ha de pesar de pensar que el Pringipe
aya de tener lo que agora tyene y todo lo nuestro y lo del Rey de Romanos,
y piense que todo el cuydado de los trangeses ha de ser trabajar de ponelle en
todo ello toda la dolengia, y con sus mismas manos del Pringipe sy pudycren,
porque de otra manera, estando el junto con nos, ninguna duda ni ynconvi-
niente le puede poner en ello; asy que lo que nos consejamos al Pringipe, y
lo que a el cunple, es que este syempre muy junto con nos y nos lo estemos

con el, y que para verdadera seguridad del casamiento de Carlos y Glavda
trabajaremos nos y el Pringipe de asentar con el rey de Frangía la negogía-
— 234 —
(-ion del casamiento y la del reyno de Ñapóles de la manera que avernos es-
y luego después junto con ello en la misma capitulagion que se asyente
crito,

tanbyen lo de las seguridades que se han apuntado para el dicho casamiento;


y S}' el Pringipe las pudyere mejorar para quitar las dudas que los frangeses
en adelante le podrían poner en ellas, byen sera, y syno, solo gon asentarle lo
nuestro y con ello la dicha capitulagion suya como esta, bastara para que
los frangesesno puedan hazer engaño; y que para esto el Pringipe escriua
a susenbaxadores que están en Frangía, y tanbyen a los del Rey de Roma-
nos, que no asyenten cosa ninguna syno con nuestros enbaxadores ¡unta-
mente, y no syn ellos en ninguna manera, para que como dicho es, se asyente
en coniiengo y por pringípal fundamento y seguridad del casamiento y de la
paz la dicha negogiagion que avernos escrito, y luego después junto con ella
y en la misma capitulagion las dichas segurydades que se han apuntado para
el dicho casamiento.
Después a la negogiagion que los frangeses han movido al Rey de los Ro-
manos y al Pringipe sobre la partigion de las tierras de venegianos, etc., direys
al Pringipe que por la misma negogiagion y por el postrero capitulo della se
vee claramente que el fin de los frangeses en la dicha negogiagion no es otro
syno dyvidir y apartar a de nos y a nos dellos, porque conogen que
ellos

estando nosotros vnidos y en conformidad, podremos hazer que los frangeses


hagan la paz con cada vno de nos, y que estando nosotros dyvidydos, podrían
los frangeses hazer lo que de otra manera no podrían, y que tanbyen ponen
esta negogiagion por estorvar la del reyno de Najjoles que nos procuramos en
favor del Pringipe y de su hijo, porque por el dicho capitulo postrimero della
parege claramente ser del todo contra lo que nos procuramos, pues presupo-
nen que el rey de Frangía quiere tornar a trabajar de tomar el reyno de Ña-
póles para sy,y quiere que el Rej^ de Romanos y el Pringipe se obliguen a no
ayudarnos a defenderlo contra el; y dezid claramente al Pringipe
y el ynfante el reyno de Ñapóles
hiziesen agora sobre todo lo pasado determinadamente seria perdernos a nos-
otros y que podia ser mas feo y mas
a nuestros reynos para syenpre; pero
grave ni no vydo ni visto que atreverse con nuestro ene-
migo contra nosotros, sus padres, y contra el mismo estado en que el espera
sugeder y aver luego del dicho reyno de Ñapóles, que seria ayudar el a ayu-
dárselo a quitar a sy mismo; por eso que en ninguna manera piense en tal

cosa ni la oyga, antes la deseche y contradiga como es razón, que demás del
daño seria para el la cosa de mayor ynfamia que se podia pensar, y en tal
caso por fuerga aviamos de ¡untar con nosotros a los venecianos y ayudarles
a defender lo suyo, por no dexara peligro lo nuestro, y ]Dorque ellos nos ayu-
dasen a defendello, y juntada nuestra potengia con la de venegianos, con el
ayuda de nuestro Señor, los venecianos avrian poco temor de recebir daño, y
antes podrían hazerlo; y dezid al Pringipe que asy como nosotros con el ayuda
de nuestro Señor avenios cobrado y r-csfituydo a nuestra corona real lo que
— 235 —
i'st.iva usurpado, asy (leseaimis qufl Kcy de Roinanos y el Prin(;i(ic cobren
lodo ha seydo vsurpado de sus antiguos patrimonios, y holgaremos
lo (|ue les

de ayudarles para ello; pero (|ue deven mirar que esto se haga de manera que,
queriendo cobrar jiaite de su patrimonio, no lo ¡ñongan todo en peligro, y que
sy para ello se juntasen con solo el rey de l-'rangia, syn nosotros, ¡lor tener,
COI1U1 tiene, en Italia a Milán y a (íenova y a .'\.ste y los florentinos y duque

de I'errara y martpies de ¡Mantua y llolonia que están ¡untos con el, sy demás
desto acregeiitase en lo do los venecianos y los deshiziese con la mano y ayuda
del Rey de los Romanos y del Pringipe, con lo cual asymismo el Papa se decla-
raria del todo por el rey de Franv'ia, serya tanta la reputación que con esto
ganarla el rey de l'rangia en Italia, y estando solo y tan poderoso en ella, que
no avria seguridad para (IrTriidiM-se tA reyno de Ñapóles, ni para defender lo
que el Rey de los Romanos y el Pringipe oviesen cobrado de los venecianos
quel rey de Frangía no lo cobrase todo; pero haciéndose y asentándose pri-
mero nuestra paz y lo del Pringipe, como avenios dicho, luego después se
puede entender en todo lo otro para que se haga el negogio del Rey de Roma-
nos y del Pringipe y lo nuestro que tyenen los venegianos en el reyno de Ña-
póles, y entonces haziendolo desta manera, el Rey de Romanos y nos y el Prin-
gipe con lo que podemos, a Dios gracias, y con lo que tenemos en Italia, y
estando syenpre juntos, seriamos alli tanta parte, quel rey de Frangía no po-
dría, avnque quisyese, hazer fuerga a ellos ni a nosotros, y desta manera se
haria aquello con segurydad del Rey de Romanos y nuestra y del Pringipe, y
no se estorvaria lo y de la paz, antes
del reyno de Ñapóles y del casamiento
se asegurarla mas
y asy, no viniendo contra la dicha negogiagion de la paz
todo;
que nosotros tratamos, y concluyéndose y asentándose aquella por principal
fundamento y seguridad de todo, se podra hazer, como avemos dicho, lo que
toca al Rey de Romanos y al Pringipe, y haziendose asy, se haze syn peligro y
syn ynconviniente y con mucha honrra y avtorydad del Rey de Romanos y
del Pringipe;y sy lo quel rey de Frangía les ha movido no es para engañarlos,
no pesara que todos entremos en ello y se haga como ha dicho; y si dan a
le

entender al Pringipe quel rey de Frangía no verna en lo de la paz de la ma-


nera que avemos escrito, dezilde que no crea tal cosa, avnque los frangeses lo
digan, porque sy el Rey de Romanos y nos y
Pringipe estamos juntos, y el

ellos veen y conogen de verdad que estamos ¡untos y determinados en ello,

y que por mucho que traba¡en no nos han de dyvidyr


a vno de nos son de todos tres nosotros al rey de Frangía

de la paz, avnque no quiera, sy el Rey de Romanos y el Pringipe no añoxan en


esto, como no afloxaremos, ellos verán como el rey de Frangía no podra ha-
zer otra cosa, y que podría ser que al Rey de Romanos y al Pringipe les aya
paregido que avemos nombrado nosotros a los venegianos por nuestros confe-
derados por virtud de la tregua es para estorvar que no se haga la dicha ne-
gogiagion tocante al recobramiento de las tierras que venegianos les tyenen,
certificad al Rey de Romanos y al Pringipe que nuestra yntengion en esto
— 236 —
no ha seydo syno estorvar que no se haga syn nosotros, porque haziendose
syn nosotros seria tanbyen por yndireto contra nosotros, como avernos dicho,
V seria peligrosa y dañosa al Rey de Romanos y al Pringipe, que ya veen no
teniendo nos segurydad que se asentara la dicha paz que tratamos, y no
avyendonos hecho saber el rey de Fran(;ia la negogiagion que tratava de los
venecianos, no hera razón que nosotros nos declarásemos los primeros ene-
migos de 1.0S venegianos, como fuera sy dexaramos de nonbrarlos por virtud
de la tregua; pero que sy todos nos concordaremos en concluyr la dicha con-
tratagion después de asentada la nuestra como de suso esta dicho, estonces
por la execugion dello no ynpidira averíos nosotros nombrado, pues con volun-
tad y consentimiento de todas las partes se podra derogar y aver por ninguna
la dicha nominagion. Todo lo susodicho deveys hazer saber al Rey de Roma-
nos, dándole byen a entender como esta es la via segura y honrrada, y para
mucha reputagion y acrecentamiento del Rey de Romanos y del Pringipe, y
que de la otra via se siguiria a todos lo contrario, y que pues nos estamos y

estaremos syenpre, plaziendo a nuestro Señor, vnidos con ellos y el rey de


Frangía no podra acabar con nosotros que nos dyvidamos, que le rogamos
que el asvmismo y el Pringipe estén vnidos con nosotros y estén firmes en
esta vnion para que rey de Frangía no nos dyvida; y pues dezis quel Rey
el

de Romanos ha mandado a sus enbaxadores que están en Frangía que no


hagan syno lo que les escriuierdes el Pringipe y vos don Juan, en todo caso
deveys vsar de esta facultad que dyo el Rey de Romanos, y no lo dexeys de
hazer por cortesya, porque no os dyo el Rey de Romanos la dicha facultad

como a don Juan, syno como a nuestro enbaxador, y en lugar de nuestras per-
sonas ; y las facultades que en este nonbre se os dan no las deveys de dexar,
avnque procurasen que las dexasedes, syno vsar dellas enteramente, porque
lo contrario seria en perjuyzio de los negocios, y asy deves procurar que el
Pringipe escriua, y escriuid vos don Juan a los dichos enbaxadores del Rey de
Romanos de su parte lo que vierdes que sea menester para que los negogios
sehagan como de suso dezimos, y para que por cabega y comiengo de todo se
asyente por nuestros enbaxadores la negogiagion del casamiento y lo del rej'no

de Xapoles y de la paz, y por esto es necesario que el Pringipe prouea en


quitar luego de allí de Frangía y de estos nuestros a Filíberto Natural, pro-
uoste de A'^treque, pues sabe quien aquel es y que no ha de querer ni procu-
rar syno lo que cunple al rey de Frangía, avnque sea en perjuyzio del Rey de
Romanos y del Pringipe,y que nos sabemos que aquel destruye en gran ma-
nera la negogiagion, y mas la destruyra cuanto alli estuviere, y por esto aveys
de trabajar cuanto pudierdes que le quiten luego, y prevenid al Rey de Roma-
nos y al Pringipe que en no dar al rey de Frangía
la ynvestidura do Milán hasta que esta negogiagion se concluya, porque una

de las cosas que el agora mas ha de desear y procurar es aquella

de dargela hasta que sean concluj-das y asentadas todas las cosas que cunplen
al Rey de Romanos y a nos y al Pringipe. V a lo que vos don Juan dezis que
— 237 —
sv queremos que se desbarate la contratación de los venecianos que so jiotlra

hazer Ciertamente a lo menos hasta que sea asentada nuestra ne-


gociación querríamos que en todo caso traiiajasedes de la entretener, (jue des-
pués de asentada nuestra negogiacion avra lugar de hazerse mejor. Acerca desa
de los venecianos lo que se ovyere de hazer, como dicho es, escrivireys y avi-
sareys anbos por la cifra mosen Gralla y a micer Agvstin, nuestros
general a
enhaxadores, todo lo que vierdes que sea menester, conforme a lo susodicho,
para que mejor negocien, y procurareys quel Principe escriua a los suvos que
se conformen con ellos.

El Principe nos escriuio sobre la renta de que acá hezimos merced a el y a la

princesa para ayuda a la sustentación de su estado, remityendolo a nos para que


hiziesemos en ello lo que fuese nuestra voluntad. Respondedle a ello de nuestra
parte que nos ha paregido muy byen todo lo que sobre esto nos escriuio, c|ue
es como quien el es, y que se lo agradecemos mucho, y que syn ninguna
dubda en esto y en lo que a el tocare deseamos hazer con el lo que el mismo
querría; pero que la verdad es que sy la dexamos de dar este año es porque

no ha ávido posybylidad para ello, porque nos fue forcado para los muy gran-
des gastos que ovimos de hazer para la dj-finsyon de los reynos, asy en el

reyno de Ñapóles como en España, tomar aquello como para tal negesidad
ovieramos tomado y nos ovieramos aprouechado de otra cualquier cosa suya
como de lo nuestro propyo; pero que pasado este año, plaziendo a nuestro
Señor, se hará y se le acudyra con ello, porque syn ninguna dubda deseamos
hazer por el todo lo que pudyeremos con mucho amor, como por nuestro ver-
dadero y mucho mas agora que le vemos enderegado a las cosas de acá
hijo,

y las como
mira suyas. Tanbyen nos ha enbiado a suplicar por vna prouisyon
para que los navios de sus subdytos puedan cargar en nuestros reynos como
los de nuestros subdytos. Dezidle que nos lo avernos mandado despachar de

muy buena voluntad, y la enbiamos aqui para que gela dedes; pero que le
rogamos que prouea de manera que los que cargaren en nuestros reynos sean
verdaderamente los navios y mercadurias de los subditos del Principe y no
de otros.
Asymismo dezid al Pringipe que nos avemos mucho plazer que! nos escriua
a menudo y nos haga saber las cosas que le ocurren, y que asy lo haremos
nos, y esperamos que desta manera todos los negogios tomaran mejor conclu-
syon en toda la susodicha negogiagion y en qualquier otra cosa que ay se
oviere de negogiar por nos. Entretanto que vos don Juan estuvieredes ay ne-
gociad anbos vosotros juntamente, y asymismo continuadlo y platicadlo todo
juntamente, y asymismo hazednos saber anbos la respuesta de todo con mu-
cha conformidad, como es razón, y lo mismo hazed con el obispo de Catania
quando llegare. Tanbyen vos enbiamos cartas nuestras para el conde de Nasavt
y para chanciller y para mose de Villa en respuesta de las que ellos nos
el

escriuieron con creengia remitida a vosotros, para que por virtud della podays
hablar a cada vno dellos de nuestra parte lo que vyeredes que sea menester.
— 238 —
I.a princesa es ya partida para alia; nuestro Señor la lleve a buen snluamienlo.

Luego en llegando alia hazednoslo saber y como esta/y sy le dura el descon-


tentamiento que acá mostrava de todas las cosas de acá, porque si viniera
creemos que dañara en las cosas que queremos que le negogien acá.
Direys al Pring¡[)e que nos quisyeramos y mucho que la princesa fuera muy
byen aconpañada de acá, y que fueran con ella algunos grandes y mugeres de
estado, y que porque ella no quiso, por no darle enojo no los enbiamos, que
avn sus mismas damas castellanas que enbiamos para que la aconpañasen y
seruiesen hasta donde esta el Pringipe, teniéndolas consigo en el puerto donde
enbarco, nunca consintió que fuesen con ella, mas hizolas boluer de alli antes
i[ue ella enbarcasf-; de manera que ella va tan sola y desaconpañada de los de

acá que regebimos harta pena dello.


De Medina del Canpo a x de mayo de 504.

OTRA CARTA
paj-a sus altezas, hecha cu Brujas a xv de mayo de ¡04. Leñóla Sagredo,
correo.

Las cartas de vuestras magestades recebi, hechas en Medina a xxvi de


margo y a veynte de abril, y luego hable al Pringipe todas las cosas que en
las cartas avia que le dezir, y quando toque en aquel articulo que dize cjuel

ynfante don Carlos sea enbiado a España, y antes de dar la posesyon del
reyno de Ñapóles al Pringipe, fueles muy agro de oyr, y en gran manera el
Principe se turvo, avnque disymulo lo mejor que pudo, y por este dia no ha-
blo mas en el negogio. Otro dia enbiome a llamar para platicar en el negogio,

y dixonie estas palabras: Vo creya quel Rey y la Reyna mis señores esta-
ñan contentos de lo que yo avia respondido que haria en este negogio de en-
biar mi hijo, el j-nfante don Carlos, y segund lo que sus altezas me escriuieron

y lo que vos me mostrastes que os escriuian, no se podia ni se pudo enten-


der de sus cartas syno tener todo contentamiento de lo hecho, y agora pa-
rege que sus altezas quieren esta otra novedad, la qual nos da a pensar a todos,
avnque a mi no me altera, porque creo que el Rey y la Reyna, mis señores,
tyenen comigo toda claridad, y no querrán hazer cosa rjue a mi este mal; mas
los mios piensan muchas cosas, y tienen alguna razón para pensallas. Lo que yo

he prometydo al Rey y a la Reyna, mis señores, yo lo conplire sin falta nin-


guna; sy sus altezas quieren que yo no enbie enbaxadores, syno que desde
agora yo asyente vn tienpo gicrto en que les enbie mi hijo después de serme

entregado el reyno de Ñapóles, yo soy contento, y aquello que yo asentare


yo lo conplire, avnque sepa perder todo mi estado.
— 239 —
\'o le respondy: Señor, lo qiio vuestra alteza estonces escriuio byen sabe
vuestra alteza ([ue no (¡uedo jior asyento, avni|ue me lo distes firmado de
vuestro nonbre, ponjue yo dixe a vuestra alteza Cjue no tenia facultad de ha-
blar en la venida del ynfante don Hernando ni en el tienpo en que vos avia-
das de enbiar el ynfante don Carlos, en lo qual el Rey y la Reyna respondie-
ron regraciando vuestra buena respuesta; no se entyende que por aquello ageb-
taran lo que vuestra alteza avia firmado, mas como estonces avn no hera pla-
ticado el negocio en l-^rangia, no respondieron a mas de dar gragias a vuestra
alteza por la buena voluntad que mostrava para conformarse con la voluntad
de sus altezas. Pasaron entre el Prin(,-i]5e y mi muchos replicatos, y por no ocu-
par papel los dexo.
Otro dia mose de \'illa vino a mi posada, que el conde de Nasavt esta mal,
y dixome muchas cosas que entre ellos avian pasado sobre este caso, muchas
ciue tenian algund camino de razón y otras de temor y otras de sospecha, en-
tre las quales fue esta: No podemos pensar porque el Rey y la Reyna c[uieren

apretar tanto al Pringipe que les enbie su hijo antes de entregarle la posesyon
del reyno de Ñapóles. Yo le respondy a esto: Ninguna desas razones es de ad-
mitir, porque el Rey y la Reyna, mis señores, esto que han enbiado a dezir
al Principe que quieren hazer con el no se lo an movido costreñidos de ne-

cesydad, syno de su propia voluntad, por el mucho amor que le tienen y por-
que tyenen gana de engradegelle y honrralle y atorizarle; y para aver al yn-
fante no tenian necesidad de dar el reyno de Ñapóles, que otros caminos avia
para avello, y que vosotros se le dierades y que no pudierades hazer otra cosa;
no solamente les dierades el ynfante don Carlos, mas dexaredes al ynfante don
Hernando en España, tanto quanto sus altezas fueran contentos; ni tanpoco
creays quel Rey y la Reyna, mis señores, tengan desconfianga del Pringipe
que no ha de conplir con ellos lo que asentare de no enbialles el j-nfante des-
pués de ávida la posesyon del reyno de Ñapóles, porque ni esto es de pensar,
y avnque vosotros tentasedes de lo hazer, no ganariades otra cosa syno decla-
rar vuestra buena voluntad y perder el byen que se os ofregio; asy que no
tenga^'s esos pensamientos, syno andad claros con sus altezas y consejar al
Pringipe que en ninguna cosa haga mas de lo que sus altezas quisyeren y man-
daren, pues vedes que andándose caga y a plazeres sus altezas trabajan
el a

por engrandegelle y honrralle y abtorizalle, y dexad todos los pensamientos


que a lo contrario desto os conbidan, porque herrares sy otra cosa hizierdes.
Y pasamos grandes razones, el arguyendo y yo soltando los argumentos.
Otro dia el Principe me enbio a llamar, y cierto, no podia negar ni en el

gesto ni en la habla la pena y turbagion que tenia, y dixome: Yo estoy en la

mayor congoxa que nunca me vy en mi vida: el Rey y la Reyna me piden


que yo les de al ynfante antes que me entreguen el reyno de Ñapóles, y yes
he dicho lo que aves ovdo de mi, y por que yo no lo puedo hazer, y como esto
toque a todos los estados de mis tierras y señoríos, no se podría hazer syn
averio de poner en consejo publico y consultallo con muchos, y sy conogcs
— 240 —
lacondición destas tierras y de quan mala voluntad quedaran syn heredero, y
no mostrándoles yo la cabsa porque lo hago, no se sy podria yo haze'r syn su
consentimiento en este caso lo que quisyese, porque avnque yo les diga que
por enbiar a mi hijo ganare el reyno de Xapoles, no se satisfarán, creyendo
que después que sus altezas le tengan no conpliran comigo, y sy vna vez ellos
veen que sus altezas an conplido comigo, no se les hará tan de mal, en espe-
cial diziendoles que luego se ha de traer acá el ynfante don Fernando. Por la

otra parte yo temo tanto de enojar a sus altezas que no querría que desto to-
masen algund resabio, y que pensasen de mi otra cosa de lo que yo tengo en
la voluntad, que no deseo syno seruillos y hazer tanto, que sy alguna cosa
siniestra avian concebido de mi,la oluidasen y creyesen que les tengo de ser

obydyente en todas que me quisyeren mandar y sea en mi potestad


las cosas

de las hazer. Yos ruego que querays regebir este articulo desta manera, que
en la ora que con correo bolante me harán saber que me an dado la posesyon
del reyno de Xapoles, en aquella ora yo entregare el ynfante don Carlos a las
personas que sus altezas enbiaran por el ]:)ara que lo lieuen a España, y con
esto mis pueblos y sudytos serán contentos, y yo lo podre muy byen conplir,
y de otra manera yo no se sy lo podria hazer a grado dellos; y no es byen a
los principes prometer cosa que no sepan que la pueden conplir, porque lo

otro es hazer engaño, y yo querría ser mas muerto que prometer a sus altezas
vna tal cosa y que después no lo pudyese conplir syn trabajo, o del todo no
lo pudiese conplir; y no creo que de regebir vos este capitulo asy sus altezas

avran enojo, pues se que no querrán poner turbación entre mi y mis pueblos,
de donde se syga que ellos me desacaten y que yo los aya de castigar; y que
vos querays escriuir a sus altezas que les suplico que quieran estar saneados
de mi, que yo no tengo otro pensamiento syno de seruillos y de hazer todo lo
que me mandaren; mas esto querrialo hazer de tal manera que ellos fuesen ser-
uidos y que yo no tuviese con mis sudytos enojo.
Yo le respondy a esto lo que me paregio, y le dixe entre otras cosas: Que
seguridad ternan sus altezas que conplira vuestra alteza esto después que os
ayan entregado el reyno de Ñapóles, que hazes tan dyficultoso de conplir an-
tes que sea entregado? Paregeme a mi que ay poca diferengia a dezir que os
le han de entregar o a dezir que os le han entregado, porque esto no es cosa

que de necesydad el Rey y la Reyna, mis señores, la avian de hazer, ni de


obligagion, mas es de su propia voluntad; y vuestra alteza, que es el que ha
de regebir, y gratis, vos avedes de ser el que ha de dar prenda, y el Rey y la
Reyna, mis señores, no tyenen porL|ue la dar; mas los de vuestro consejo ha-
blan en esta cohtratagion como hablarían sy tratasedes de aver a Borgonia del
rey de Frangía, que os la tyene tomada, y alli hera menester que tomasedes
seguridad que os la darían; y en esta negociación el Rey y la Reyna, mis se-
ñores, que son los que dan y de su voluntad son los que han de recebir los
peños, y vuestra alteza es el que los ha de dar; y de yo recebir este capitulo,

yo no puedo forgar a vuestra alteza; lo que me quisyerdes dar, yo lo regebin-.


— 241 —
mas no por asyento, porque en las cosas ciue vyenen declaradas, los procura-
dores o negogiadores de aquellas no pueden adbitrar. El Rey y la Reyna, mis
señores, ninguna cosa de lo que vuestra alteza tenia comigo primero asentado
ynnovan, syno en este capitulo, el qual no estaba mas asentado de lo que vues-
tra alteza sabe, y yo no puedo asentar este capitulo desta manera por quel

Rey y la Reyna, mis señores, enbian por las mismas palabras que yo he dado
a vuestra alteza, y yo no tengo comisyon para añadir ni quitar en el cosa al-
guna. A vuestra alteza suplico que no deys ocasyon al Rey y a la Rej'na, mis
señores, para que piensen otra cosa de lo que se deve pensar de vos y de lo
que vuestra alteza les tyene escrito y enbiado a dezir por sus enbaxadores.
Mose de Villa en quanto puede contradize a los otros, y syenpre se llega
a mi opinión, y, gierto, yo le hallo muy derecho para lo que cunple al seruigio
de vuestras altezas; mas como es mangebo, teme de hablar muy sueltamente
entre los otros, y ame dicho claro: Guando yo estoy con el Pringipe solo, yo
le digo byen lo que me parege; mas en presencia de estos otros nos maravilles
sy no me congierto en todo con vos, porque tengo temor que sylas cosas no

se agiertan, que todos carguen sobre mi y digan quel Pringipe ha tomado el


consejo de vn mogo; mas yos aseguro que el Pringipe esta tan puesto en hazer
lo que sus altezas le mandaren, que con enojo o syn el, o con peligro o syn pe-

ligro, seguirá lavoluntad de sus altezas, y, cierto, en lo que yo puedo conoger


del Pringipe, no entyendo otra cosa, y todos estotros van byen y yo estoy byen
contento del camino que siguen; mas como el byen y el mal ha de ser ynpu-
tado a ellos, y mas el mal, querrían hazer las cosas lo mas syn escándalo que
pudiesen.
Asy que, muy poderosos señores, yo he tomado este capitulo asy como va,
sy vuestras altezas fueren contentos del, syno, no queda por asentado; en todo
lo otro todo estauahecho como vuestras altezas lo piden y yo lo tenia as}^
asentado, y crean vuestras altezas que sy en esto ahincan mucho los porna en
mucha sospecha. El Pringipe sy se lo mandays, el lo congedera; mas no lo po-
dra conplir, y asy me lo ha dicho claro.
En que vuestras altezas escriuen de los tratos del Rey de
las otras cosas

Romanos y del Pringipe con el rey de Francia, sy Jaqués fuera llegado al


tienpo que la carta se escriuio, fuera escusada la pena, porque Jaques levo esto
mismo, y el Pringipe ha respondido al rey de Frangía quel lo ha enbiado a
comunicar con vuestras altezas, y que ninguna cosa ha de asentar ni platicar
syno aquello que a vuestras altezas pluguiere; de lo qual el rey de Frangía no
esta byen contento, y haze el Pringipe detener a su padre en la negogiagion
de Frangía hasta ver la respuesta de vuestras altezas. Vuestras magestades sean
giertos quel Pringipe no hará cosa en estos negogios sjmo lo que vuestras al-
tezas lemandaren y consejaren, y que trabajara con su padre que no haga
otra cosa syno lo que pluguiere a vuestras altezas. Esto me gertifica cada vez
que con su alteza hablo, y el conde de Xasavt y el chanciller y mose de Villa
están en esto muv finos.
— 242 —
El Pringipe me dixo estas palabras: ¿Dezi, comendador, plazelles ha al Rey
y a la Reyna que yo vaya a España. Dixele: Porque no les ha de píazer? Yo
creo que cada vez que vuestra alteza quiera yr y vaya sera el byen ydo, y creo
yo quel Rey y la Reyna, mis señores, serán muy alegres dello. Dixo: Pues ha-
gan esto sus altezas, que me dexen al ynfante acá hasta el mes de margo, y yo
les prometeré de yr en todo el mes de margo y de levar el ynfante comigo, o
sy quieren dexar ynfante hasta que sea vn poco mas duro, y yo me yre a
el

Castilla, y quando el ynfante don Hernando estara para traerle acá, yra el yn-
fante don Carlos a Castilla y traheran el ynfante don Fernando. Yo le respon-
dy: Señor, o vuestra alteza no me ha entendydo, o no se le acuerda de lo que he
dicho. El tratado de la paz no se ha de fazer syno con que renuncien el Rey y la

Reyna, mis señores, el derecho que tyenen al reyno de Ñapóles en el ynfante


don Carlos, y el rey de Frangia en madama Glavda, y que por el que quedare
de concluyr el matrimonio de entre ellos, que pyerda el derecho del reyno de
Ñapóles, y le gane el que quisyere tener el matrimonio; y por esto quieren el
Rey y la Reyna, mis señores, tener al ynfante don Carlos, su nieto, consigo,
porque teniéndole, sus altezas están seguros que no le pornan en que no haga
el matrimonio, y si estuviese aqui, como la muerte es a todos natural, podría

ser que vuestra alteza muriese, (Dios os guarde), y quedando vuestro hijo en
poder de los que quieren byen a Frangia, podria ser que, corronpidos con da-

divas, le hiziesen hazer otro matrimonio, y asy perderían el Rey y la Reyna^


mis señores, aquel reyno que an ganado con tanto trabajo y con mucho gasto
de sus reynos y con mucho derramamiento de sangre de sus sudytos. Y en-
tended quel tratado de paz no se hará syno dierdes al ynfante en poder del Rey
y de la Reyna, mis señores. Y quanto a la yda de vuestra alteza a España, yo
creo que sy agora vuestra alteza estuviese alia, quel Rey y la Reyna, mis se-
ñores, os rogarían que viniesedes a vuestra tierra hasta ser muy asentadas y
pagificadas todas las cosas, porque sy an de tornar a la guerra, vuestra estada
en España no añade poder a España, syno solamente la presengia y valor de
vuestra persona, y estando en vuestra tierra, soys grande señor; y sy quereys
ayudar a sus altezas, vuestra potengia junta con la suya seria la Rey
potengia del
y de Reyna, mis señores, y la vuestra superior syn conparacion a todas las
la

otras potencias de la christiandad; y por tanto, por el presente vuestra alteza


esta mejor en su tierra; mas pagificadas las cosas, yo creo quel Rey y la Reyna,
mis señores, avran muy gran plazer de vuestra yda, y avn creo que sus alte-
zas es lo rogarían. No estavamos con su alteza syno mose de Villa y yo, y dixo
el Pringipe: Por mi fe, quel Rey y la Reyna, mis señores, tyenen gran razón
de pedir al ynfante, y yo no avia entendido esto asy byen como agora, y
aquello que sus altezas hazen haría yo syendo Rey de España, que no es ra-
zón de dexar a la ventura vn reyno tal y que tanto les cuesta; mas son opi-
niaticos estos desta tierra, que quando toman vna opinión, no ay quien los sa-
que della. Y asy ceso aquella habla. Creo que yria de buena voluntad sy le lla-

masen vuestras altezas.


— 243 —
Quanto a lo qu»^ vuestras altezas dizen que los franceses demandan que los

varones del realme de Ñapóles sean restituydos en sus y que avise


tierras, al

Principe para que no haga en esto nada sy se lo escriuieren de Frangía, yo


le

he dicho y declarado los ynconvynientes que se podrían seguir sy aquellos


varones tornasen al reyno, y asymismo al conde de Nasavt, y a niose de Villa
les he dicho quanto perderían en aquello. El Pringipe respondió que, pues
después de tener el el reyno no ha de hazer en el syno lo que vuestras alte-

zas lemandaren, que antes de tenelle no se ha de entremeter en congeder ni


otorgar nada syn que vuestras altezas lo sepan y lo manden, y que avnque los
frangeses se lo escriuan, el no les responderá a ellos. El conde y mose de Villa
picaron en aquello y no lo consentirán avnque el Pringipe lo quisyere hazer.
Vuestras altezas me escriuen que pues esta aqui don Juan Manuel, que yo
me conforme con el y que juntamente yo y el negogiemos este negogio. Yo,
muy poderosos señores, syenpre estoy conforme con aquellos que son serui-
dores de vuestras altezas, y sy alguna discordia con alguno me vyeren tener,
no crean que sera por mi particularyedad, porque yo no tengo otro fin syno
seruir a vuestras altezas, y que lo que vuestras altezas mandan y quieren se
haga, y lleve las gragias aquel a quien la ventura las dj-ere. Y yo he tenido en
algunas cosas mucha bondad siguiendo este fin, y no me ha salido a byen,

porque cada vno atribuye a sy todo lo que puede ganar, avnque sea con tra-
bajo ageno. Esta negogiagion de agora yo la he negogiado por mi, porque
quando don Juan vino no avia que hazer, que todo estaua hecho syno esta
mutagion deste capitulo. Kn lo de adelante vuestras altezas mandaran a el y a
mi lo que avenios de hazer, porque a vn onbre bástale vn señor.
Ea que facta conclusa et concordata inter chatolicos et potentissimos Prin-
cipes regem et reginam Hispaniarum, &, et ilustrissimum Principen! Híspanle,
archiducem Austrie et ducem Burgundie sunt que secuntur:
Primo quod eo tempore quo serenissimi rex et regina Hispaniarum dede-
rint litteras suas et miserintperssonam uel perssonas que dent et ponant
illustrissimo Híspanle principi in possessione regni Neapolis et quam primum
nuncius accesserit sue illustrissime dominacioni per quem sciat ipsum habere
possessionem predictam predicti regni, inmediate et absque mora dabit filium
suun infantem Charolum el perssone uel eis perssonis quam uel quas mages-
tates sue mitterent, ut illa uel illas, scilicet perssona uel perssonas, predictum
infantem carolum in Híspanla ducant per marem uel per terram, sicut magis
suis serenitatibus placuerit, et ponant ei in manu et potestate serenissimorum
dominorum regis et regine Hispaniarum.
ítem, quod dominas princeps gubernabit predictum regnum per consilium
hispanarum perssonarum et non per alias perssonas alterius nacionis, sed in-
telligatur quod comes de Nasaut et Johanes de Lucenburc pro hispanis ha-
beantur et Laxaut.
ítem, quod dominus princeps non amoueat nec amouere faciat nec expellat
nec expeliere faciat a suo officio aliquam perssonam uel perssonas illarum que
— 244 —
nunc sunt uel fuerint iii officiis quod non
generalibus predicti regni, hoc est,

amouet nec expellet nec mutabit prefectos artium, ciuitatum, oppidórum et


aliorum locorum, nec pretores (quos in hispano sermone corregidores apelan-
tur) nec judices nec questores, nec alium nec alios cuiuscunque officii genera-
lis quando contingerit aliquem
uel gubernacionis in predicto regno existant; et
uel aliquos eorum morí uel propter aliam potissimam causam amoueri, quod
serenissimi rex et regina eligant perssonam uel perssonas que illi uel lilis in
officio uel gubernacione sugcedant.
ítem, quod omnia alia officia exceptis iis generalibus de quibus iam dictum
est, dominus princeps prouideat et in illis ponat perssonam uel perssonas
quas sibi placuerint.

ítem, quod omniavectigalia, omnes reditus et molumenta et utilitates et

seruicia predicti regni dominus princeps habeat et posideat, ex quibus soluat


expensas et stipendia ómnibus illis qui in dicto regno ei seruient et ministra-
bunt in officiis taní generalibus quam priuatis, et in ómnibus alus rebus que
ad custodiam regiminem et vtilitatem predicti regni pertinebunt.
ítem, quod rex et regina serenissimi habeant de reditibus predicti regni
Neapolis centum milia ducatos anuatim ad sustinendum statum predicti domini
infantis Charoli, filii illustrissimi domini Hispanie principis.
ítem, quia dominus princeps voluit habere infantem Ferdinandum filium
suum, sed quia aduc est nimis tener, placet sibi quod ipse infans maneat in
Hispania usque a nutrice dimitatur quem serenissimi rex et regina postea
mitent.
De Brujas a xv de mayo de 504.

OTRA CARTA
del Archiduque D. Felipe á la reina D." Isabel (i).

Serenísima señora:

Las letras quel Rey mi señor y vuestra alteza me escriuieron regibi, por las
quales se conoge el mucho amor que su alteza y vuestra alteza me teneys, lo
qual os suplico que querays continuar; a las quales letras, serenísima señora, yo
respondo como vuestra alteza por mis letras vera; mas no enbargante aquello
que juntamente al Rey mi señor y a vuestra alteza escrivo, me paregio que
devia escriuir a vuestra alteza para mas certificarle mi voluntad y para alguna
reconpensagion del maternal amor que me mostrays, el qual yo no podre re-

(i) Sin encabezamiento.


— ¿45 —
gragiar ni seruir tanto como devria; mas en todo aquello que a mi sera posy-
ble, yo me mostrare agradesgido a vuestra serenidad. A vuestra alteza suplico
que quiera vsar de mi y de todo quanto yo tengo y puedo a toda su volun-
tad, como la raüon lo quiere, porque yo he deliberado de seruiros y obedege-
ros asy como hijo deve seruir y obedecer a su madre y señora, y poner mi
estado v persona y todo quanto Dios me dio, syn reseruar ninguna cosa, por
vuestro seruigio, lo qual vuestra alteza conogera por efeto quando lo querrá
esperymentar. Nuestro señor & el PRixgiPK.

OTRA CARTA
del mismo d la Reitia (i).

Comendador de Haro: Yos ruego que regrageys de mi parte al Rey >• a la

Reyna, mis señores, muy


humillmente del bueno y continuo amor que cada
dya me muestran, y que desde la primera vez que me hablastes de la yntin-
gion de sus altezas tocante a lo de Ñapóles, yo escriui a mis enbaxadores en
Francia que dexen hazer a los enbaxadores de sus altezas, syn se entrometer
en el negogio hasta que sea menester; y agora les he escrito lo mismo por la

posta, no enbargante que ellos me han escrito que an hecho senblante que
no saben nada, mandado; mas mis enbaxadores han sabido por
como yo se lo he
algunas personas en secreto y me an avisado que los dichos enbaxadores del
Rey y de la Reyna despaña an propuesto en el tratado de la paz, y expresa-
mente han propuesto que Gongalo Hernandes y los castellanos an de quedar
en realme en los oficios y cargos que en el tyenen, lo qual los franceses no
el

quieren por ninguna cosa oyr; de la qual dyficultad los dichos enbaxadores
han advertido al Rej^ y a la Reyna sus señores; mas yo espero quel Rey y la
,

Reyna, mis señores, con su mucha prudengia hallaran algún buen medio en esto
por el qual esta dyficultad podra ser remedyada en manera que la dicha paz
por esto no se dexara de concluyr; y yo suplico a sus altezas muy humillmen-
te que lo quieran hazer asy, y les podes asegurar de mi parte que en todas las

cosas que me quieran mandar y sean a mi posybles, me hallaran leal y humill-


de y obidyente hijo; asy lo mostrare por efecto.

(i) Falta también el encabezamiecto.


— 246

OTRA CARTA
de sus altezas hecha en Medina a xx de mayo del dicho año. Truxola el

dicho Sagredo.

Después de escritas las otras nuestras que van con estas, regebimos vna
carta del Pringipe nuestro hijo, que truxo el correo que lieua esta, en que el

escriuio al Rey de Romanos que huviese por byen que don Juan Manuel vi-
niese ay, y quel Rey de Romanos le avia escrito que hera contento, y que ya
don Juan estaua en camino para venir ay, rogándonos lo ayamos por byen.
Dize asymismo que nos ha a byen (sic) que nuestros enbaxadores que están en
Frangía ayan fecho ninguna abertura de paz segund los artículos que vos de
nuestra parte le dixistes, suplicándonos mandásemos que asy se haga, y que las
materias vengan a byen y breve fin. A lo primero, dezilde de nuestra parte nos
avernos por byen que don Juan Manuel sea venido ay a su llamamiento como
por la otra dezimos, aunque no quisyeramos que en tal tienpo dexara don Juan
al Rey de los Romanos. A lo segundo, le dezid que no crea que le tenemos ol-

uidado, y que nuestros enbaxadores lo an hablado y al rey de Frangía, y nos


an respondido que entyenden en ello, \- nos les escriuimos de contyno dán-
doles pryesa que se asyente lo mas presto que ser pudyere; que cosa que con
tanto amor nos movimos a hazer por el, no la avemos de oluidar; y que no se
maraville que nuestros enbaxadores que están en Frangía no an comunicado con
los suyos lo que an fecho y hazen en el dicho negogio, porque sus enbaxa-

dores no an comunicado a los nuestros cosa de lo que an negogiado ni nego-


gian con el rey de Frangía, y por eso los nuestros se han detenido en comu-
nicarles a los suyos lo t(ue hazen.
De Medina a x.x de abril (sic) de 504.

OTRA CARTA
para sus altezas de don 'Juan Manuel y del obispo de Catania y del comot-
dador de Hará, fecha en Bruselas a iui° de junio de ¡04. Fue por las postas
del P7-ingipe enderezada a niosen Gralla a Frangia para que la envié a sus
altezas.

Regebimos las cartas que vuestra alteza nos niando enviar de diez de mayo,
y hablamos juntamente al Pringipe sobre los negogios y le dimos las cartas de
creengia, y a nuestro pareger, el regibc muy byen todo loque por parte de
vuestra alteza se le dize, y no dexa de conoger que las segurydades que por
parte del rey de Frangía le ofrecen para en lo del casamiento, son poco bas-
— 247 —
tantes, y que para con el rey de Frangía serian menester
conplidas y muy
ciertas prendas; mas dize que sus enbaxadores han hecho aquella capitulación
syn su mandamiento, como quiera que fue hecha condigionalmente sy el Prin-
gipe la quisyese; pero ha tenido tanto respeto al rey de Frangía que hasta

agora ni lo ha negado ni agebtado ni mostrado enojo de los enbaxadores, saluo


que ha dicho que syn consentimiento de vuestra alteza no es razón de con-
cluyr aquello ni otra cosa de sustangía, y diz que ha mandado a los enbaxa-
dores espresamente que se guarden de hazer cosa syn saber primero que plaze
dello a vuestra alteza y que todo se haga con la vnion que vuestra alteza dize.
Ouanto a lo de la partígíon de lo de Italia el Pringipe dize que esta en lo
que a vuestra alteza y al Rey de Romanos pareciere, con tanto que se haga
juntamente, como vuestra alteza dize, con la paz que esta propuesta o des-
pués della concluyda, pues que no deroga lo vno a lo otro, antes ayuda gran-
demente, y yo, don Juan Manuel, no enbíe a vuestra alteza los capítulos y yns-
trugíones a la letra, porque crey que bastaua escriuir la sustangía, y que seria
prolíxídad escriuir en gifra tan luengas cosas; y paregele al Pringipe que es
muy byen hazer saber al Rey de Romanos que vuestra alteza no podría dexar
de ayudar a venegíanos en caso que syn congíerto de vuestra alteza se ovíese
de hazer que por parte del re}' de Frangía se propone contra ellos. El Prin-
lo

gipe dize que gelo escriue al Rey de Romanos, y yo donjuán asymísmo, y


tanbyen lo escriuo al secretario Lanogue, y les he escrito las cavsas por que
vuestra alteza nonbro por confederados a los venegianos, que creo que los sa-
tisfarán;y esto se ha escrito en gifra que con el Rey tengo; y quanto a lo que
vuestra alteza manda que yo escriua juntamente con el Pringipe a los enbaxa-
dores delRey de Romanos, segund el mando, sepa vuestra alteza que Certayn,
que es el el Rey de Romanos a Frangía, no es venido,
que avía de venir por
y yo he mucho procurado que no viniese tan ayna, porque se dylatasen estas
cosas, y el avía de ser el príngípal desto.
Sepa vuestra alteza que nosotros avemos hablado al Pringipe para que pro-
uea en que Filiberto no este en Frangía, y a el le parege que asy conviene,
avnque dize que porquel esta allí en aquella corte mas por el Rey de los Ro-
manos que por suyo, no sabe como echarle de allí; mas tomóse asyento quel
Pringipe escriuiese al Rey de los Romanos sobre ello, y a vn suyo del Pringipe,
que esta con el Rey de los Romanos, para que lo soligitase, y yo don Juan
escriuo asymísmo sobre ello como convyene, y todos haremos cerca desto lo
que pudyeremos.
Hablamos al Pringipe escusando a vuestra alteza por este año sobre lo de
la renta que avia de aver en Castilla, y quedo dello muy satisfecho y saneado,

y besa las manos a vuestra alteza por la prouísyon que le mando enbíar para
que puedan cargar los navios de sus sudytos en los reynos, y dize que pro-
ueera que no puedan vsar desto otras personas syno los suyos, segund nos-
otros le dixímos.
Asymísmo dize el Pringipe que hará saber a vuestra alteza de su salud y
— 248 —
de la muy a menudo, como vuestra alteza nos
Pringesa y de sus negocios
mando que dixesemos; y gerca de no venir mas aconpañada la Priiigesa no
le

fue menester dezirle mucho, porque a el le parege que vino muy byen, y que
viniera muy mejor acompañada si quisyera. Cerca dello ha escrito a vuestra
alteza con Gómez de Buytron. La señora Pringesa esta muy buena, gracias a
nuestro Señor, y ha ávido mucho plazer con el Pringipe y con los Ynfantes,
como la razón quiere. Plazera a Dios que de aqui adelante estara mas contenta
y alegre. Las cartas de creencia se han dado a mose de Villa y al chanciller,
porquel conde de Nasavt ya hera fallegido quando las cartas vinieron, esto es,
en respuesta de la carta de vuestra alteza de diez de Mayo.
Lo que después ha sucedydo es quel Rey de Romanos escriuio a mi, don
Juan, habiéndome saber que el estaua en gran trabajo, porque le dezian quel
rey de Frangia se metya de secreto en ayudar al Conde Palatyno contra el otro
duque de Bavyera, procurando con los suygos que le fuesen a seruir y tanbyen
otros de Alemania, y que esto creya que hera por ponelle el rey de Frangía en
negesidad para que hiziese lo quel quisyere, y quel avia escrito al rey de
Frangía por entretenerle; que le rogaua que no se enpachase de las cosas de
Alemania, mas que en lo que buenamente pudyese le ayudase a poner paz
entre aquellos, y que pacificado aquello, quel podria yr con aquella gente que
tyene junta a lo de la partigion de Italia, y que esto haria para el primero dia
de agosto que serian ya acabadas todas las contrataciones que se platicavan, y
que de otra manera no podria entender en lo de Italia hasta el mes de abril
que verna; y que para asentar todo lo que se trata seria byen quel cardenal
de Rúan se viniese hazia la rybera del Rin o a la gibdad de Treves, y quel
vernia alli, y concluyéndose esto, le darya la ynvestidura del ducado de Milán;

y que yo procure quel Pringipe vaya alli, y que sy negesario fuere, que ayude
al Rey de los Romanos sy los suygos le quieren ofender por cabsa del rey de
Frangia; y que porque piensa que esto no se hará de la venida del Cardenal,
que me ruega que yo vaya a Frangia y que me enbiara alli sus letras y comi-
syones, y que podre hazeralli mucho en su seruigio y en el de Vuestra alteza.

Yo le respondo que syn mandamiento de Vuestra alteza 3-0 no puedo hazer


aquello ni otra cosa, quanto mas que teniendo el alli enbaxadores que tanto
están en la y yo tan fuera della, que me parege que
gragia del rey de Frangia,
yo no podria aprouechar en sus cosas, y que para en las de vuestra alteza no
soy menester, porque alia tyenen sus enbaxadores; y que sy yo pensara ha-
zerle algún gran seruicio, que yo tenia por cierto que Vuestra alteza me daria
ligengia para ello. Paregionos que hera byen procurar con el Pringipe que des-
baratase quanto pudyese la yda del Cardenal al Re\- de Romanos, y dize que
hará lo que pudiere en ello.

El Pringipe nos ha dicho, y después enbiado a dezir con el chanciller y con


mose de Villa, lo que aqui diremos en sustangia: que el quiere enbiar a Fran-
cia a mose de Villa, y que hará venir a mose de Veré, y que mose de Villa
levara cargo de no comunicar con ninguno de los suyos, syno negogiar el solo,
- 240 —
|)'iri.nK- Ir lycric piir nubir nuo li.iia ln i(iu' cunijlf al st^niii^in de loil.i la casa,

y i|iicl rey ilc I'rangia le creerá, porque sabe que es agcbto; al Priní;ipe; y que
porque esta paz aya fin. que nosotros escriuamos a V^iiestra alteza suplicándole
por su parte ijue quiera X'uestra altera contentarse quel rey de Franc;ia no aya
de firmar, ni |5onerse en la escritura de la paz que los españoles ayan de go-
vernar y estar en todas las fortalezas y ofigios del reyno de Ñapóles, porquel
rey de Fran(;ia no vernia en cpie esto se asentase en la capitulación de la paz,

porque diz (¡ue le parege que es mucho


contra su honra, y que a Nuestra al-
teza no va en ello nada, pues que con el Pringipe esta acordado que govierne
todo aquello con españoles, y se puede mejor gertificar y asentar (¡uanto vues-
tra alteza mandare de manera qne todo aquello quede gierto y seguro, y el

rey de I-"rangia no aya de regebir aquella verguenga; y quel Pringipe tyenc


toda esperanga cjue vuestra alteza hará esto, porque le parege que es cosa muy

razonable, y que para con el Pringipe se asegure \'uestra alteza qunnto qui-
syere.
Otrosy suplica el Pringipe a X'uoslra alteza que en lo de aquellos caualleros
napolitanos huydos de Xapoles quiera dar algún medio, teniendo los españoles
quedando en sus lugares y haziendas, o otro medio qual
sus fortalezas v ellos
a Vuestra alteza paregiere; de manera c|ue por tan poca cosa no se dexe de
hazer tanto byen en la christiandad como hazerse esta paz, ni dexe el Principe
de regebir la merced que X'uestra alteza le quiere hazer, por(|uc en solos estos
dos puntos consiste el hacerse o deshazerse la paz.

Paregele al Pringipe que Vuestra alteza deve mandar responder a esto tan
presto que mose de Villa lo pueda saber en llegando a la corte del rey de
Frangía; el qual diz que partirá de aqui a quatro o cinco dias; y dize asymismo
el Pringipe que sv por caso \'uestra alteza no viniere en lo ipie aqui se dize,

que le que no ayan por mal c|ue el trate y asyente el casamiento del
suplica
infante don Carlos y de madama Glavda con las condigiones quel Pringipe
enbio a dar a Vuestra alteza que le darian para quel casamiento fuese hrme,
avnque el las tyene por ningunas, y que no ay en ellas cosa que perjudique a
\'uestra alteza; lo qual sy oviese, el dize que perdería todo quanto tyene antes
que hazerlo, porque le conviene \" le es negesario al presente mas que nunca,
a cabsa quel tyene creydo quel rey de Frangía esta al cabo fie sus dias por
algunas enfermedades secretas iinc tyene, y sy muere antes de hecho este con-
gierto, el sabe que tomaran la hija del rey do Frangía para el Delfín, y quel
perderá todo aquello, que son tan grandes cosas como vuestra alteza sabe. .V
esto le respondimos tornándole a dezir que poca fuerga tenia el congierto deste
casamiento syn la paz, y hablamos largo las razones por donde esto debía creer.
Paregele al Pringipe y a los de su consejo que con la parte que la reyna de
Frangía tyene en Frangía, y con color de ser hecho este casamiento, el avra,
no solo el ducado de Borgoña, mas todo lo que toca a la hija, y cpie avra la
governacion de Frangía. V ya V^uestra alteza esta avisada quel Pringipe ha dias
que esta en este pensamiento; y, en fin, nixntr.is diximos que escriuiriamos a
^
32
— 250 —
Vuestra alteza lo quel Prinijipe maiidaua, y que sabíamos que lo que fuese
honra y acregentamiento del Pringipe Vuestra alteza lo querría y ayudaría a
ello, y que el devria creer que lo que X'uestra alteza no tuviese jior tal que no

seria su byen.
Al Príngipe le ha pesado porque mosen Gralla y míger Agvstin diz que
han hablado en Frangía en la yda del infante don Carlos a España y en otras

particularyedades de aquel asyento.


Nosotros escriuímos al dicho mosen Gralla y micer Agvstin ynformando-
les de lo que nos parece que deven ser ynformados, )' les enbiamos estas le-

tras para que con diligengía las enbien a Vuestra alteza, y les escriuímos que
nos parege que en ninguna manera deben hablar en este paso de la yda del

infante don Carlos a España, syno es por espreso mandamiento de Vuestra


alteza, porque asy nos parege que convyene para lo de acá. Nuestro Señor, &.
De Bruselas a nii° de junio de 504.

OTRA CARTA
de sus altezas para el comeiuiador de Haro, hecha en Medina del Canpo a w.
dejullio de Í07. Trnxola el dicho Martin de Vy, correo de sus altezas.

Por que escriuímos a todos tres va respondido a lo que escríuistes, egebto


lo

a lo que os dixo el Príngípe que le avian escrito que yo la Reyna avia hecho
jurar a todos los grandes y procuradores del reyno que, vengiendome de días
el Rey mi señor, fuese governador destos reynos durante su vida; y syn ninguna

dubda y maldad de quien tal escriuio, que nunca tal se hizo,


es gran falsedad

y sy ello se ovíera de hazer, al tienpo quel Príncipe y la Princesa fueron jura-

dos se avia de hazer, como se hizo quando juraron al Príngípe don Juan nues-
tro hijo que gloría aya, y no solamente no se hizo, mas quando los querían
jurar y se hordenava el avto de su juramento, avyendo muchos que suplica-

van C]ue se hiziese como el del Príngípe don Juan, nunca yo el Rey lo quise
consentir, antes lo contradixe, y no dy lugar a ello en ninguna manera, y asy
fueron jurados los dichos Pringipe y Príngesa nuestros hijos syn ninguna con-
digion, tan libre y entera y conplidamente como jamas Pringipe se juro. De-
zidlo asy de nuestra parte al Pringipe nuestro hijo, y que le rogamos que no
de oreja a tales cosas, que avnque la color es de seruille, es el mayor desser-
uigio que le pueden hazer, porque ninguno a de mirar asy todo lo que toca al
byen suyo y de su estado como nosotros, ni porna asy por el la persona y es-
tado por remediar a el y a lo suyo como nosotros mismos sy el caso lo truxe-
se, y mire byen que teniendo el en nosotros todo su remedio después de Dios,
— 251 —
procuran que el misino se lo t]iiilo los i[ue no lyeiien buena vnlingion y le que-
rrían ver en pudyese remediar.
negesydad syn cjue se

Quanto a lo que mede Moxica, sy vieretles t[iie la Princesa


escriuistes
nuestra hija no le trata byen y conio es razón, porc|ue syn ninguna dubda el
ha seruido y syrve tan byen que merege ser muy byen tratado y recebir
merged. Sabed el sv es menester que vos y los otros nuestros enbaxadores que
ay eslavs hableys de nuestra izarte o de la vuestra alguna cosa en su favor
al Pringijie o a la Pringesa o a los suyos, y hablad todo lo que menester fuere
para que el sea muy byen tratado; \^ sy por aventvra no lo pudieredes aca-
bar y rodear de enbiario acá con alguna cosa por echarlo de ay, estoruadlo y
consultadlo con nos, que cosa muy grave seria sy avyendo tanto y tan byen
seruido en lugar de hazerle mergedes le echasen de ay.
De Medina del Canpo a vi de ¡uUio de 504.

OTRA CARTA
de sus a/tesas hecha en Medina del Canpo d vi de jullio de §04 para don
ylian Manuel y para el obispo de Catania y para el comendador de 1 1aro.
Truxola Martin de Pj\ correo.

Vimos las cartas de vosotros don Juan y comendador de Haru de xv de


mayo y las de todos tres vosotros de t|uatro de junio, y a lo que dezis que al
Pringipe nuestro hijo le ha jiesado por(|ue nuestros enbaxadores han platicado
en Frangía en la venida del infante don Carlos y en las otras cosas de aquel

asyento, que nos suplica que no se ponga esto de los españoles en la ca])itu-
\-

lagion de la paz que se asentare con el rey de Frangía, mucho nns maravi-
llamos de dezirse tal cosa y de hablar en ella como sy fuera cosa que agora de
nuevo se movyera, porque esta es la paz que esta platicada en Frangía, y ante
que al Pringipe nuestro hijo le hiziesemos saber desta negogiagion la tenian ya
asy platicada nuestros enbaxadores con el rey de Frangía, y asy^ se lo hezimos
saber entonces al y sy esto no se oviese de poner en la
Principe nuestro hijo;

paz de Frangía, no ay que poner en ella, que esta es la sustangia de la paz; y


dezir que esto se podra asegurar y asentar byen con el Pringipe nuestro hijo y
que aquello bastara, si esti) dize, no esta byen ymformado del negogio, porque
aveys de saber que lo que se ha de hazer por virtud desta paz todo se ha de
asentar en la capitulagion della, y aquella ha de confirmar el Papa, como señor
del fevdo, y ha de dar la ynvestidura conforme a lo que se asentare, y lo que

estuvyese fuera de la confirmagion y ynvestidura del Papa no ternia ninguna


fucrga, ni el Pringipe nuestro hijo lo podria conplir avnque quisyese, porquel
— 252 —
rev de Frangía haría yiislangía con el Principe que no híziese aquello que no
estuviese en la capitulagion de la paz, y sy lo hiziese, diría que innovava y ha-
zia cosa que no estava en capitulagion, y podría ser que tanbyen hiziese la
la

misma ynslancía el Papa como señor del fevdo; y asy, avn quel Principe quisye-
se, no podría conpiir con aquello lo (.|ue prometyese fuera de la capitulagion
de la paz, y avn cjuedaria abierto camino al rey de Frangía, no solamente para
desechar de allí los españoles, mas para procurar que por el ynterese de ma-
dama Glavda, su hija, pusiese el Pringípe nuestro hijo en aquel reyno en la go-
vernagion del algunos frangeses, y asy seria mucho ynportunado por el rey de
Frangía de cosa que el no deve hazer en ninguna manera; y sy lo de los espa-
ñoles no se pusyese en la capitulación de la paz, sería camino para que la paz
durase poco, v para que no oviese seguridad en ello. Y en ponerse lo de los es-
pañoles en la capitulagion de la paz, se remedía todo, quanto mas que no sería

razón ijue dándole nosotros el reyno, consyntyesemos que echasen del a


nuestros españoles, syendo tanbyen vasallos del Pringípe, porque con ello per-
dería el Pringípe para syenpre todo el socorro que destos reynos oviese me-
nester para allí en caso de necesydad, vyendo que asy los avía echado de lo

c]ue ellos ganaron: de manera que ninguna cosa le podría venir en esto peor
al Pringípe que lo que los frangeses procuran. Y pues el rey de Frangía quan-
do tenía la posesyon de la vna parte del reyno de Ñapóles y platícava en en-
tregalla quería que lo quel entregava lo tuvyesen frangeses, que no son subditos

ni vasallos del Pringípe, y lo que nos entregásemos no lo tuvyesen españoles,


Tazón es que, pues nos lo entregamos todo, lo tengan todo españoles, que tan-

byen son vasallos del Pringípe. \' a lo que los frangeses dizen que sería esta

para ellos vna paz vergongosa, dezilde que sy el rey de Frangía considerase que
sy el tuvyese el dicho reyno no lo dexaria por amor del Pringípe, ni por ha-
zer paz con nos, y que lo dexamos nos por amor del Pringípe y por hazer paz
con el, y teniendo la posesyon y el derecho perjudicamos a nuestro derecho
en pareger que damos lugar que sea partigipante en el derecho madama (ilav-
da, su hija, con nuestro nieto, conogera que este asyento es muy honrrado para
ely no ay razón por donde el lo deva desechar, y que sy demás de dexar nos-
otros el reyno y con que echasen del a nuestros españoles que con tanto tra-

bajo lo han ganado y nos han tan byen seruído en el, esto pueden dezir que se-
ria paz deshonrrosa para nosotros; giertamente no es caso quel rey de Fran-
gía entregara todo el reyno como nosotros le entregamos, enpacho ovyeramos
de pedirle semejante cosa de personas que tanto le ovyeran seruído, quanto
mas donde esta toda la fuerga de la seguridad de la paz. Y por todo lo susodi-
cho conocerá el Pringípe nuestro hijo que no podemos ni devemos hazer otra
cosa syno que esto se ponga en la paz de Frangía, pues fuera della seria nin-
guno, y asy lo escríuímos a niosen (jralla y a micer .-\.gvstín, y que diga al rey
de Frangía particularmente la mucha razón que para esto tenemos y como el
no la tyene para demandar el contrarío.
Ouanto al articulo de los varones, nos cscriuinios a mosen dralla v a mi-
— 253 —
ger Agvstyn que poniiiel legado dize que syenlc pena do tener alli aquellos
varones y de gastar con ellos, (|ue nos somos contentos de descargar desta
pena rey de Francia, y que al presiente nos daremos sus rentas a los dichos
al

varones en habiéndose la pa/, para que tengan con i|ue se mantener, y cjue estén
o en nuestras tierras despaña o en las tierras ilel Principe nuestro hijo, donde
ellos mas quisyeren, de manera que ni estarán en l"ranv>a, ni gastara con ellos
el rey de Fran^,na. \' esto podra ser por algunos años, en tanto i.|ue las cosas se
asyenten mas; y pasados íiqucUos, que ya las cosas de la pa/ v del reyno es-
taran mas asentadas, ellos podran yr si quisyeren a oslar en sus estacU)s, por-
que sy agora fuesen, syn ninguna duhda serían cavsa de guerra \- de rebueltas
en aquel reyno, como fueron la primera vez; asy que pues nosotros ha/emos
en esto todo lo que podemos y aquello con que de razón deven ser contentos,
los varones, el rey de Frangía se deve contentar con ello, sy ha gana de paz y
quel Prim^ipe nuestro hijo aya ai|uel reyno, y asy escriuimos a mosen (iralla
y a mic;er Agvstin que lo hablen de nuestra parte al rey de Francia en los
dichos artículos conforme a lo susodicho, y que trabajen (_|ue se asyente la paz
desta manera que tenemos escrito. Y
avernos pja/er t[ue mose de Villa va a
Frangía a entender en estos negogios, porque creemos que podra mucho apro-
uechar en y escriuimos á nuestros enbaxadores i[ue comuni<|uen con el
ellos;

y se ayuden del en la negogiagion; mas dezid al Pringipe nuestro hijo que nos
creemos que al rey de Frangía le pesa quol aya el reyno de Xapoles, avnque
alia es de creer y lo dysymulara, porque agora jioco ha hizo
C[ue lo encubrirá
dezir al rey F'ederico quel esta en que aya el dicho rey I'ederico el dicho
reyno de Ñapóles y que procurase con nosotros que nuestros enbaxadores di-
gan al rey de Frangía que nos somos contentos quel dicho rey don I'adrique

aya el dicho reyno, y que luego asentara la capitulagion para (.[ue se le resti-
tituya; y esto ha escrito aqui el rey F'ederico con correo bolante a estos su-
yos que aqui están, los quales no hazen mucha ynstangia ijue escriuamos lo

susodicho a nuestros enbaxadores, v que ellos saben que en ha- muy gierto
blandolo ellos al rey de l'rangia, el dicho rey de l'rangia verna luego en que
el dicho reyno so de al dicho rey don F'adrique, y por alia dan a entender ai

Pringipe que quieren hazer mucho por el; y como quiera (|ue nos estemos de-
terminados, con el a\uda do nuestro Señor, de no apartar el dicho reyno de
nuestra Casa Real, teniéndole nos o el Pringipe nuestro hijo, y escriuimos a
nuestros enbaxadores que no hablen en tal cosa, pero pésanos de conoger que
segund esto, el rey de Frangía no debe estar en que se asyente la paz que se
ha platicado, ni en que el dicho Pringipe nuestro hijo aya el dicho reyncí, v
pensamos que para desviarlo buscara otros colores y tomara otros achaques.
Paregenos t|uel Pringipe nuestro hijo deve avisar luego desto a mose de \'"illa
y quel debe dezir luego al rey do Francia y al legado que syenle que so ha-
ble en que se de el reyno de Xa]>oles al rey don Fadrique, sin decir de donde
lo syente, y agraviarlo mucho como es razón, y procurar que en ninguna ma-

nera se hable en tal cosa, por ser en tanto perjuyzio del Pringipe y para estor-
— 254 —
varia y a este proposyto, lo C[ue a el le paregera, de manera que se dexen
pa.z:

de hablar mas en esta plactica del rey don Fadrique.


A lo que escriuistes que dize el Prin(,-ipe nuestro hijo que sy el rey de
Frangía no asyenta esta paz, que ayamos por bv'en quel dicho Pringipe nues-
tro hijo asyente el casamiento del ynt'ante don Carlos y de madama Glavda
con las seguridades que se prometen, dezidle que, sy
quiere, que al rey de el

Frangía le con solo que vea y conosca en el Pringipe


sera forgado hazer la paz

y en el Rey de Romanos que quieren estar vnidos con nos y nos con ellos, y
no podra hazer otra cosa, y que syn esto, no vemos ninguna seguridad en el di-
cho casamiento, porque claro esta que sy el rey de Frangia muere y la reyna
tuviera en Frangia la parte que dize, mas querrá casar su hija en paz con el

rey de Frangia que sugedera, y con voluntad y conformidad de todo el reyno,


que no casarla con otro en discordia y contradigion del reyno; pero sy al Prin-
gipe nuestro hijo le parege todavía que deve asentar el dicho casamiento con
las seguridades que le ofregen, dezidle que lo asyente mucho en hora buena,

con que no asyente cosa en perjuyzio mió, y que nos egebte y salue como
tal

es razón, y quede el libre para ]5odernos ayudar en caso de que fuese menes-
ter, asy en lo de Xapoles como en lo otro todo, pues siendo el y la Pringesa

nuestros hijos herederos, no es razón que lo asyente de otra manera, pues lo


mió ha de ser y es suyo, y nos no haríamos ningund asyento con ningund
Pringipe del mundo sin salvar a el )• quedar libres para poderle ayudar sy me-
nester fuese; y avn esto haziamos antes quel y la Pringesa fuesen Pringipes
despaña, como parege por lo que estonges asentamos con los reyes de Fran-
giay de Inglaterra; pero el asyento quel Pringipe hiziere sobre esto del casa-
miento, sy lo haze, devese mirar que sea de manera que no se siga dello con-
gierto del Rey de Romanos y del rey de Frangia, ni el dar la ynvestidura de
Milán, porque esto ¡unto con esotro asyento seria gran desmano para lo de
nuestra paz.
Ouanto a lo de la partigion de Italia que dezis, lo que escriuimos sobre ello
fue para que sy el Rey de Romanos regibiera descontentamiento de aver non-
brado nos a los venegianos, le dyerades razón por que no tenia cabsa de des-
contentamiento, y no para otro fyn, porque nosotros no estamos en partigion
de Italia, ni en ponernos en cosa ynjusta en ninguna manera, ni nos plaze que
los venegianos sean destruidos, y que de Italia no queremos syno conservar lo
nuestro. En esto vuestro fyn ha de ser desviarlo mañosamente y estorvarlo
quanto buenamente pudyeredes, syn resabiar al Rey de Romanos.

Es byen que dezis que procurays quel Pringipe estorue quel cardenal
lo

de Rúan no vaya al Rey de Romanos, y procurad syenpre quel Rey de Roma-


nos no se congierte con el rey de Frangia, syno juntamente con nos, porque
este es el camino para que, con el ayuda de nuestro Señor, se haga lo que nos
y el Pringipe deseamos.
Vimos la escritura que firmo el Pringipe nuestro hijo, de que vos el Comen-
dador nos enbiastes traslado, y quanto al articulo que dubda el Pringipe núes-
— 255 —
tro hijo sy le daremos la posesyon del rcyno de Ñapóles haciéndose la dicha
paz, o sy nos entregara primero la persona del ynfante don Carlos, pues pre-
supone que no se puede hazcr juntamente, vos dixistes muy bien, que pues el
regibe de nos graciosa mente, y nos no rebebimos nada del, razón hera fuera
primero o juntamente la venida del dicho ynfante, mayor mente, pues asy que-
remos esto para el byen del Pringipe como
y el lo deviera procurar,
lo otro,

avnque no ynterviniera de Ñapóles; pero porque vea que no queremos estar


lo

con el en estos primores, y quan libremente y con quanto amor le queremos


satisfazer en esto, dezidle que a nos plaze, asentándose la dicha paz, de le dar
la posesyon del reyno de Ñapóles antes quel entregue al dicho ynfante don
Carlos, desta manera: que todos le hagan los juramentos de fidelidad y omena-

jes largamente, y que lo tengan y fijen y tengan por el y en su nonbre como


agora los tyenen y fijan por nos y en nuestro nonbre; pero con condigion que
sy dentro de xxx o xl días después de averie nos dado la posesyon del dicho
reyno de manera que dicha es, no nos entregare el dicho ynfante don Carlos
la

para que nos le trayan, que en tal caso sean libres y quitos de los juramentos
y omenajes; y desta manera se sanea lo quel Pringipe quiere que terna el pri-
mero la posesyon del reyno que nos entregue al ynfante, y se satisfaze asy-
niismo a lo de la entrega del dicho ynfante. V porque en cosa tan grande no
aya yerro, dexandose de poner vna palabra y poniéndose otras, enbiamos aqui
hordenada la escritura conforme a lo susodicho de la manera que la ha de
otorgar el Pringipe nuestro hijo, en la qual no aveys de quitar ni añadir vna
palabra, que aquello byen mirado todo, es lo que cunple a el mas que a nos-
otros;y firmada y jurada por el la dicha escritura, nos asymismo la ratificare-
mos y juraremos y firmaremos. Dezidgelo todo de nuestra parte, y procura que
la firme y jure como
y que se haga lo mas secretamente que se pudyere
va,
hazer, y asy despachada, podeys nos la enbiar por la mar. ^' direys al Pringipe
nuestro hijo que por amor del avenios puesto en la dicha escritura por españo-
les,con mose de \"illa y con el chanciller que primero teníamos otorgados, a
mose de Fyenes y al gran baylio de Henavt, y que nos plaze que aya cada vno
destos dos la meytad de la merged que teníamos hecha al conde de Nasavt.
Laxao no va nombrado por español, porque por todos en nuestro reyno es ávi-
do por muy franges; paregenos muy temprano para ponelle ])or español hasta
tanto que mas se conosca del que lo es.
A lo que dezis quel Pringipe nuestro hijo pyensa governar a Frangía, gier-
tamente nos parege que el es mal aconsejado en dezír que por governar a
Frangía se somete rey de Frangía, y posponga todo lo suyo; y vosotros como
al

buenos seruidores nuestros y suyos le deveys aconsejar byen esto, diziendole


quando que teniendo tanto como tyene de governar de lo suyo
viniere a caso,
([ue tyene que esperar,el deve poner los ojos en governar byen aquello y con-

servarlo y acregentarlo, que ello es tanto, a Dios gragias, que con tenerlo y go-
vernarlo byen, governara a Frangía avnque no quiera; y este es el camino ver-
dadero para governar a Frangía, y no sometyendose al rey de Frangía, hazien-
- 256 —
dose su vasallii \ <'n^raiul(\-¡end() al rc\- de Frangía, y apocándose a rl, (|ii(>

este antes es camino para que el rey de Frangía govierne a el y a l(i suyo )
le pongan en ello negesydades, que no para conservar aquello y governar lo
otro. Y sy el l'ringipe di/e esto para que nosotros lo sepamos, dezidgelo de
nuestra parle; pero sy lo dize para vosotros solos, dezidgelo como de vuestro.
I )e Medina del Canpo a vi. de ¡ullio de 504.

OTRA CARIA
para sus a/teDas de/ loiiiciidador de llaro, lu\lia en Bnisiias a seys de jullio
de ^o^. ¡.Lito/ti Martin de Moxiea.

Por algunas cosas ([ue son pasadas después cpie vyno la IVingesa, el l'rin-

gipe acordó de enhiar mensajero a \ uestras altezas ])ara hazerles saber loque
lia suged\-(lo, \- como la materia sea de calidad que no se eleva comunicar a
muchos, y(j pregunte al Pringipe ijuien liera el c|ue avia de yr a vuestras
Altezas:dixome que enbiaria a Xuatre o a otro criado suyo. Yo le di\e que
mi pareger seria que su Alteza no devria comunicar esto a muchas personas, y
avnque su Alteza tuviese a Xuatre por persona fiable, que para tales materias
mas hera menester, c|ue hera menester que fuese fiable y secreto, y ciue fuese
persona con quien vuestras .Altezas libremente y syn enpacho iludiesen ha-
blar, porque las materias heran de calidad cpie vuestras .Altezas penarían en
oyllas, y no hablarían ellas con todas personas syn enpacho. Demandándome
Cjue quien me paregia c|ue devia enbiar, yo le dixe que me paregia (]ue debia en-
viar a Miixica pnr muchas razones, y la mas ¡iringipal, ]3nr(|iie el sabya muy
byen todas las cosas de la serenisima Pringesa, \- vuestras .Altezas no se enpa-
charian de hablar con el muy que no harían con
a la clara tiKlas las cosas, lo
otro que no conogiesen y determinóse de lo enbiar, \'
tanto. Paregiole byen,
asy se ha hecho; y porqucl Pringipe escriue muy largamente a vuestras .Alte-
zas con Mo.xica, y el va muy ynformado de todas las cosas, asy ])or parte del
Pringipe como por parte del Obispo y de don hian y mia, no diré ac[ui nada
de lo (¡ue el lieva, |iiies por lo (piel Pringipe esciiiic por su relagion vuestras \-

.Altezas entenderán largamente lo que acá es pasailo.


En las vltimas cartas que de acá he escrito escriui vna carta a .Almagan ].)ara
que hiziese relación a vuestra .Alteza de lo que en ella escriuia; y en a(|uello
que estonges escriui de lo i|ue toca a estar el Rey de los Romanos syn enba-
xador, no es menester dezir mas a vuestras .Altezas, pues cjue saben mejor lo

([up es su seruicio, como quiera que al Pringipe le parece que seria byen que
su ])adre tuviese enbaxador de vuestras .Altezas.
- ^57 —
Asynii.smo el Priiivipe me luí Icjiíunlo agora a dczir muy .ihincadamente
que suplica a vuestras Altezas que quieran poner en lugar del conde de Na-
savt a most' de Fyenes y al gran haylio de Henavt mose de Xiebres para en la
governagiun del reyno de Xapoles, y que la pinsion que se dava al conde de
Nasavt en acjuel reyno se de a entranbos, como en la carta que escriui a Al-
magan lo escriui.

Asymismo suplica a vuestras Altezas que en todas maneras quieran non-


brar al chanciller para en la dicha governagion del reyno de Xapoles, por dos
razones; la primera, ¡lorcjue de todo punto este ganado para que no de voto
contrario de lo que vuestras .Vltezas mandaren, y la otra porque! Pringipe no
tyene agora persona que sea esperta en negocios asy como el es, y pues nin-
guna cosa de hazer en quel chanciller no quepa, que mas vale que vues-
se ha
tras Altezas le pongan en ello, porque con esto se ganara del todo punto.

Asymismo quando vuestras Altezas escriuieron la primera vez sobre esta


negogiagion, escriuieron que Laxavt y mose de Veré y el Grafier oviesen pin-
syones y fuesen ávidos por españoles para en la governagion del reyno de Xa-
poles, y para gozar de los prouechos y mergedes quel Pringipe o el Rey pue-
den hazer en aquel reyno, y como en aquel tienpo Laxaut andava un poco de
fuera, y yo no conogia del tener voluntad a vuestro seruigio, yo trabaje de
negogiar syn el, y de hazerlo de la manera que a vuestras Altezas lo escriui
que lo avia hecho. Byen, senti en el Pringipe que queria byen a Laxavt, mas
no quiso hazer en aquella negociagion mas de lo que yo dezia que se hiziese,
ni meter en ella otras personas syno las que yo señalase, y quando vinimos a

firmar la postrera capitulagion, el Pringipe mismo por su mano puso a T^ixavt


en mas no le dio parte de la negogiagion, porque yo le suplique que no
ella,

lo hiziese. Agora quel conde de Nasavt es muerto, mose de Villa no es tan biuo

como han de ser los onbres de corte, y con la mucha confianga que tyene en
el amor quel Pringipe le t3'ene y en el favor que le haze, muchas vezes se des-

cuyda, y Laxavt es soligito, y avn a la verdad sabe mas de bj-en y de mal que
quantos aqui están. El va ganando tanta tierra, quel Pringipe no se muda de
aqui alli syn Laxavt. Yo he trabajado, visto de
halagar y animar y
esto, le

traerle quanto puedo al seruigio de vuestras Altezas, y el, conociendo que sy


esta en gragia de vuestras Altezas que podra mejor hazer sus cosas, syn duda
en todo que puedo conoger el anda con toda claridad en lo que a los ne-
lo

gogios toca, y ya el Pringipe en todas las cosas habla muy a la clara con el,
mayormente después que mose de Villa fue a Frangia y todos conogen la
buena voluntad que le tyene. Mi pareger seria que sy vuestras Altezas desean
la conclusión de lo que han comengado, en lo cual no conozco hasta agora

mudamiento ninguno, que deven ganar a este Laxavt con dalle algo y escri-
uirle gragiosamente, porque quando venga el tienpo de ponerse en efeto lo

que esta asentado no salga de través algún enbarago, mayormente que quien
mas lo avia de querer lo estorvara s}' pudyere; y avnque digo que lo creo
como dudando, no lo digo, syno que es cierto, según me han dicho de algunas
- Si
— 258 —
pakibras que la Pringesa dixo al Pringipe, que fueron estas: Vo os escriui que
guardasedes vuestros hijos, que os los querían trahcr a España. Eí Pringipe
respondió: Vo no se como pudyese ser esto syn mi voluntad. Dixole: Sy, que
yo puédese
lo se
y hazer. Diz que el Pringipe le respondió: Vo no se como se
pudiese hazer, y yo se por doñana de Biamonte que no me haria traygion, ni el
comendador de Haro no entenderla en hazer cosa que no pudyese salir, ni el
Rey ni la Reyna, mis Señores, no avian de tentar cosa que no fuese a mi pla-
zer, pues que yo los tengo de seruir a su voluntad. .\sy que escriño a vuestras

Altezas todas estas cosas para que hagan aquello que mas fuere su seruigio,
y con el primero que venga vuestras Altezas escriuan a Laxavt, porque syn
duda aprouechara.
Aqui enbio los capítulos firmados del Pringipe para que vuestras Altezas
los tengan, y no los he enviado antes por la razón que escriui a vuestras Al-
tezas de no confiallos de vn correo.
De las cosas de Alemania no se mas de lo quel Pringipe me dize. Dize que
su padre esta muy enbaragado con la guerra del Conde Palatyno, como quiera
que an cargado tantos sobre el Conde que casy le an destruj-do toda la tierra,
y piensa que le llegaran al cabo y que no le dexaran hasta deshazelle del todo.
El Conde tenia mucha esperanga en los frangeses, y créese que los frangeses
le alivianaron mas para que entrase en este trabajo por tener enbaragado al

Rey de Romanos.
Dizese aquí que los frangeses hazen gente en Milán, quinientos onbres dar-
mas, y en Frangía tanbyen, y claramente que es para contra vuestras Altezas.
Asymismo dizen que algunos varones de Bretaña an huydo de la corte de
Frangía, y que ay alguna discordia entre el Rey y la Reyna, y quel Rey ha
enbiado tras estos varones dozientas langas para prendellos.
Muy poderosos señores: porque creo que no tengo acerca de vuestras Al-
tezas quien les haga memoria de mi, no me quiero yo dexar de oluidar, pues
que no tengo pereza para seruiros, no devo tener enpacho de demandar a vues-
tras Altezas que me hagan mergedes. Dizen que la encomienda mayor es vaca,

y si es verdad, yo creo que vuestras Altezas proueeran della a persona que


tenga que dexar.A vuestras Altezas suplico muy humillmente que ayan memo-
riade mi, porque sy vuestras Altezas pasan mi esperanga de aquesta vacante,
mas sera de esperar que proueeres de mi encomienda que no que yo seré
proueydo de otra, porque creo que soy mas viejo en hedad y avn en la bor-
den que ninguno que tenga encomienda.
Asymismo,
señores, son pasados seys meses que yo no he recebido dyne-
ros para mí sostenimiento, y ya ni ay que empeñar ni que comer. He enbiado
vna gedula de canbio al tesorero Morales. Xo creo que ha respondido a ella.
A vuestras Altezas suplico que me manden proueer, porque yo, gierto, no
tengo con lo que lo pueda sufrir. Nuestro Señor, &.
De Bruselas a vi de ¡ullio de quinientos c cuatro.
259

OTRA CARTA
para sus altezas del obispo de Cataiiia _v de don y/iaii Manuel y del eoinen-
dado?' de Ilaro, hecha en Bruselas a w de jullio de jo^. Leñóla Martin de
Moxica.

l,os ilias pasados esc^riiiimus a vuestras Altc/as por la vía <le r~ran(,-ia, y les
hezimos saber lo c[uel l^r¡n(,-ipc respondió a lo (|U(> de parte de vuestras Alte-
zas le diximos, y porque hasta agora no avernos ávido respuesta ni sabemos
que ayan recebido esta carta, cnbiaiiios aqui la duplicada.
El Pringipe ha pasado ciertas cosas con la I-'ringesa, y ha tjuerido dar
cuenta de todo a vuestras Altezas, y por ser persona Moxiya de quien mejor y
mas seguramente se podía fiar qualquier cosa y con quien hablarían V. ais. mas
lamilíarmente que con ninguno de los cjue acá están, procuramos quel fuese el

mensajero. Ase ávido en esto el Príngípe muy byen y muy cuerdamente, y


de todo que ha pasado nos ha dado syenpre parte. Tenemos mucha |3ena
lo

de ver que la Príngesa no nos quiere ver ni que la hablemos, avnque lo ave-

rnos procurado en tienpo que le aprouechara y quisyere hazer lo que le que-


ríamos suplicar, y avnque a mi, donjuán, oyó vn día, no aprouecho mas que sy
no le hablara.

Nuestro Señor, &.


De Bruselas a xv de jullio de quinientos e quatro.

OTRA CARTA
desús Altezas para el obispo y para don Jnan Manuel y para el comendador
de Haro, hecha en ñJedina del Canpo a xxi.k de jullio de §o^. Vino por las
postas del Principe desde Frangía.

A los VI deste mes de jullio vos enbiamos con Martin de Vy, correo, hor-
denada capitulación quel Pringipe, nuestro hijo a de firmar y jurar sobre la
la

negogiagion del rejmo de Ñapóles, y aqui va la duplicada de la dicha capitu-


lagion y de todoque estonces vos escriuimos, y al mismo tienpo respondi-
lo

mos a mose Gralla y al dotor Agvstin a los dos artículos sobre que nos con-
sultaron, como vereys por las dos duplicadas, dándoles pryesa para que apre-
tasen la dicha negogíagion con el rey de Frangía y trabajasen de concluyr.

Después avemos regebido cartas de mose Gralla \' del dotor Agvstin de seys
del presente, en que en sustangia escriuen que el rey de Frangía, delante de
muchas gentes de su corte y de su consejo, hizo hazer vna habla a los enbaxa-
doresdel Papa y del Rey de Romanos y del Pringipe y a los nuestros en que
— 26o —
parege que so algunos colores de just¡fica(¿ion (jueria despedir nuestros enha-
xadores y no entender mas en la negogiagion cjue se trata en favor del Pringipe,
nuestro hijo, ) del Ynfante don Carlos, nuestro nieto, diziendo en conclusyon
que las dyferengias que ay entre y nos son sobre el reyno de Ñapóles, v
el

que pues el dyreto señorío de aquel reyno es del Papa, y el es verdadero juez
destas quistiones, que al rey de Frangía le plazia de dexar absolutamente las

dichas dyferengias en poder del Papa para que las determine; y so esta color,
como quiera que claramente no dispidyeron a nuestros enbaxadores, pero pa-
rece que estauan para despedirlos; y después avernos regebido otras cartas de
mosen Gralla y miger Agvstin de quinze del presente en que dizen que el
rey de Frangía les dio tienpo de xxx dias para que consultasen con nos para
que les enbiasemos nuestra determinada voluntad; y junto con esto avenios
sabido quel rey de Francia ha enbiado sus capitanes y gente darmas al du-
cado de Milán, y que haze muestras de querer ronper la tregua de tres años
que con nos tyene asentada. Avemonos mucho maravillado de ver que al tienpo
que estaua al cabo la negogiagion que se trata en favor del Pringipe y del Yn-
fante don Carlos el rey de Frangía aya hecho tan gran mudanga y demostra-
gion de ronpimiento de guerra, de lo qual no podemos juzgar syno que el rey
de Frangía nunca estuvo de verdad en querer esta negogiagion, y que agora
vee ya que estaua al cabo para concluyrse y nos veya tan determinados en
querer quel Pringipe, nuestro hijo, ovyese aquel rej-no, asentándose la paz, ha
buscado este desvio para estorvar quel Pringipe no lo aya, y trabajar de averio
el. Dezidlo al Pringipe, nuestro hijo, y que por aqui vera como en Frangía le

traen engañado, ) que todo lo que alli le dizen es burla, pues que con espe-
rangas que le darán de cosa de porvenir en que no ay ninguna seguridad ni

certinidad le quieren quitar luego cosa tan grande como es aquel reyno; y
que avnque todo esto se conosca del rey de Francia, que nos todavía estamos
en trabajar quel dicho rey de Frangía venga en ello, y que se concluya con el

y acabe, Dyos mediante, la negogiagion que se ha platicado para quel Pringipe


aya el reyno de Ñapóles. V para que esta negogiagion se concluya, de nuestra
parte no queda cosa por hazer y proueer, porque toda nuestra voluntad tene-
mos escrita a mosen Gralla y al dotor Agvstyn, y en todas las condigiones de
la paz venimos a lo que es razón, y en todo están concordes, egehto en los dos
artículos, que son el de los varones y el de los españoles. En el de los varones
ya aviamos escrito, y agora tornamos a escriuir a nuestros enbaxadores, que
somos contentos de hazerles acudir con sus rentas, y que estén en tierras del
Pringipe o en nuestros reynos, do ellos mas quisyeren, por algund tienpo en
tanto que se asyentan y conforman mas las cosas de la paz y de aquel reyno,

y que pasado el dicho tienpo, podran yr a estar en el dicho reyno y gozar de


sus byenes; y que sy agora fuesen, seria ynposyble no aver quistiones y re-
bueltas entre ellos y los otros que fuesen cabsa de guerra. Y segund lo que
agora nos escriuieron mosen Gralla y Agvstyn, creemos que serán contentos
con esto en este articulo.
— 26l —
\ín lo de los españoles (.le/inios que tjuainlo el rey tle ["rangia puseya
la vna parte del reyno de Ñapóles y platicava en entregarla, (pieria que lo
(piel entregava qvie lo tuvyesen franceses, y que lo que nos eiUregavamos

que no tuvyesen españoles; y (pie asy es agora razón que, pues nos entre-
lo

gamos todo el reyno, lo tengan l^uld nuestr()S siihdytos. V va mas justificado


esto, porque tan liyen son vasallos del Pringipe como nuestros, y los fran-
geses no lo heran; mas que es esta toda la seguridad de la paz; mas que
por todas las razones (pie vos avenios escrito, no hazerse asy seria muy per-
judizial a nos y al Prin(,'¡|ie, y por esto de esta en este articulo no avenios de

tocar en ninguna manera, y el rey de l-rangia no lyene razón de ])orfiar en


esto:V ]5ues nos hazemos lo mas, que es dexar el reyno, teniéndolo todo y
syendo todo nuestro de derecho, y en todas las otras cosas de la paz nos ])o-
nemos en razón, razón es quel haga lo mismo y se contente con esto; y asy
mandamos a nuestros enbaxadores que apryeten la negogiagion y trabajen
cjue se concluya luego; mas que sy vieren quel rey de Frangía la desecha to-
davía y no quiere mas entender en ella, como a o^mengado a synificar, que
en tal caso, porque parege quel rey de Frangia ha hecho la susodicha fabla
para justyficar su cavsa, y es razón que nosotros justyfiquemos la nuestra ante
Dios }• mundo, como hasta a(pii lo avenios hecho, que
ante el digan que le

somos contentos quel Papa con el Colegio de los Cardenales, pues por ser
aquel reyno fevdatario a la yglesia de derecho les pertenege el conogimiento
desta cavsa, conoscan y determinen por derecho entre nos y el rey de Fran-
gía a qual de nosotros pertenege de derecho aquel reyno; y estad sobre aviso
que si se dixese de parte del Pringipe que, pues dexamos estas dyferengias
de entre nos y el rey de Frangia sobre a qual de nosotros pertenege aquel
reyno de derecho, que dexemos tanbyen en manos del Pa|ia las dyterengias
de la negociación del Pringipe, respondereys cjue la negogiagion del Pringipe
no sufre otro medio ninguno, que ya por amor del venimos en lo vltymo en
que podemos venir, y asy no aprouecharia dexar lo que toca a esta nego-
giagion en manos de nadye. Y direys al Pringipe nuestro hijo que, según las
muestras quel rey de F'rangia comienga a hazer, creemos cjue ni querrá que
el Pringipe, nuestro hijo, aya aquel reyno con la paz como se ha platicado, ni
que el Papa ni los Cardenales determinen el derecho ni guarden la tregua; y
que, pues, el rey de Frangia muestra claramente que no quiere el byen del
Pringipe, y que todo su fyn es tomar a Ñapóles para sy, y lo que mas pudyere,
que nos rogamos al Pringipe, nuestro hijo, que el este con el rey de F'rangia
con mas recataniiento que hasta aqui, y que escriva a mose de \'illa cpie jun-
tamente con nuestros enbaxadores apryete con el rey de Frangia la nego-
giagion que hasta aqui se ha platicado, que '.-sto en su mano del Pringipe es,
que sy el quiere apretarlo, como es razón, y el rey de l'rangia conoge que.
sy no lo haze, el Pringipe se juntara con nos, cierto es quel rey de Frangia
no gelo negara, y que verna en ello, y (|ue mire, pues es en su mano la ne-
gociación, no la pyerda por no hazer en ello lo que deve; y que, pues clara-
— 262 —
mente el rey de Franc^in muestra t|ue quiere ronper y mover la guerra cuntra
lo mismo que es y ha de ser del Pringipe, que el dicho mose de \'illa n'o asyen-
te con el rey de Frangía congierto alguno de entre el Pringipe y el rey de
Frangía syn que juntamente se asyente y que lo mismo procure
el nuestro,
con el Rey de Romanos, pues nos no avernos querydo ni queremos hazer con-
gierto con el rey de Frangía syn ellos, y es razón que ellos lo hagan asy;
que sy por las nuestras cartas de vi de jullio davamos nuestro consentimiento
para quel Pringipe se pudyese concertar con el rey de F'rangia, hera creyendo
quel rey de Frangía guardarla la tregua, y con condigion que no asentase cosa
en nuestro perjuizio, y que quedase libre ]iara podernos ayudar; mas agora
que ya el rey de F'rangia muestra claramente que no quiere guardar la tre-
gua, que no es razón que se congierte con el de vna manera ni de otra, syno
que juntamente se haga el congierto nuestro y tanbyen del Rey de Romanos,
y que todos tres seamos syenpre juntos para paz y para guerra, pues en tal
caso, avnqup estuvyera congertado con el rey de F'rangia, se avia de descon-
gertar con el para ayudarnos, y ([uc sy el rey de Frangia quebrantare la

dicha tregua de tres años que con nos tyene asentada, y movyere la guerra
para trabajar de tomar a Ñapóles, que en tal caso rogamos al Pringipe, nues-
tro hijo, que juntamente con nos se ]3onga a la defensyon y ofensyon contra
el rey de F'rangia, como estos dias pasados nos lo enbio a ofreger, y que pro-
cure quel Rey de Romanos haga lo mismo, y que sy el rey de Frangia tra-
bajare de quitarnos el reyno de Ñapóles, que todos tres nosotros trabajemos
en que el estado de Milán sea restituydo al Knperador y al ynperio cuyo es,

y el ducado de Borgoña al Pringipe, nuestro hijo, cuyo es; que mas justa
querella sera esta nuestra que no la del rey de Frangia^ y asy avenios de es-
perar que nuestro Señor nos ayudara en ella. Y gerca desto hablad al Prin-
que vieredes que sera menester para que haga en
gipe, nuestro hijo, todo lo
ello loque deve. Y mirad vosotros que en estar vnidos y juntos nosotros y el
Rey de Romanos y el Pringipe, y en la conservación de Ñapóles va todo el
byen o el mal de la paz y del estado común de todos tres, porque sy el rey
de Frangia nos vee juntos en paz y en guerra, como es razón, no se porna en
guerra con ninguno de nosotros, antes yerna a lo que sera razón. Por eso pro-
curad quanto pudyeredes quel Pringipe persevere en estar junto con nos, como
lo ha comengado, y no se dexe venger de los engaños de Frangia,
y que tra-
baje lo mismo con el Rey, su padre; y sy syntieredes quel rey de Frangia pasa
adelante en las cosas de la guerra con nos, en tal caso apartad por todas mane-

ars al Pringipe
y al Rey de Romanos para que nos ayuden, \- para que todos
entendamos, con el ayuda de nuestro Señor, no solamente en defendernos, mas

en quel Pringipe cobre a liurgoña y el Rey de Romanos y el ynperio a Milán,


como avenios dicho. Y para todo lo suso dicho tened ynteligengia con mesen
(iralla y niicer .^gvstin en tanto que estuvieren en Frangia, avisándoles de todo
lo que vieredes que convenga, que lo mismo harán ellos con vosotros.
De Medina del Canpo a xxix de jullio de 504.
263 —

OTRA CARTA
para sus altezas liCí lia cu O lauda a w\. de agosto de §o^. Leñóla Martin de
ly, rorreo, ¡¡era de don 7nan Manuel v del comendador de Haro.

l'iegebiiiios las cartas de \ . ais. hechas en Medina del Canpo a vi de ¡ullio,

y luego hezimos relagion de todo lo que \'. ais. escriuieron al Pringipe, y muy
largamente le dimos a entender todas las cosas. Su alteza besa las manos
de \'. ais. por todo lo que le escriuen y por los medios que dan para que esta

paz que V. ais. desean hazer para acrecentamiento de su estado se haga; y


dize que antes que
las cartas de \ ais. viniesen, el Rey de Romanos, su pa-
.

que en ninguna manera se tratase de otra paz ni congierto


dre, le avia escrito
con el rey de Frangía antes de hazerse la paz y apuntamiento de V. ais. en lo
del reyno de Xapoles, y (|uc su alteza asy lo avia escrito á sus enbaxadores
para que no hiziesen ni platicasen otra cosa syno lo de la paz de Y. ais,, y
que agora quel sabe vuestra voluntad, quel escrive a mose de Villa, quel de a
entender al rey de Frangía quel y el Rey, su padre, no entenderán en ningún

apuntamiento, a menos que esta paz de Y ais. se haga con las condigiones .

que V. ais. la quieren, declarándole que sy otra cosa querrá hazer, que sepa
quel Rey de Romanos, su padre, y el están determinados de a\udar a \'. ais. en
t>*das las cosas que tuvieren necesidad de su ayuda.
Dize asymismo que la paz de \'. ais. no se hiziere por el peli-
si por caso
gro quel tyene, y pues V, ais. han por bien, quel asentara el matrimonio
lo

del duque Charles su hijo y de madama Glavda, con las seguridades que el rey
de Francia le da para que sea conplido ¡o que le promete, pues que en ellas
no ay cosa que perjudique a Y ais. ni que le ligue a el para no quedar libre
.

para ayudar a V. ais., si tuvieren necesidad de su ayuda; mas que sy se ovie-


re de espresar esto en los capítulos, quel oviese de ayudar a \'. ais. y quedar
libre para les ayudar, que seria despertar a los franceses para que le pidiesen
el contrario; y que pues en los artículos que están platicados no ay cosa que
le ligue ni estorve para hazer esto, que suplica a ais., que ayan por byen Y .

cjuel asyente sus cosas sin espresar esto, pues, como avenios dicho, dize que
queda libre.

Asymismo dize que en lo Rey, su padre, y que no haga apun-


que toca al

tamiento de paz con el rey de Frangía, ni le de la ynvestidura de Milán, dize


quel le que por byen de los negogios cjuiera
escríue sobre ello suplicándole
hazerlo asy como Y.
demandan, y mostrónos lo que le escriuía, y, gier-
ais. lo

tamente, el se lo escríue muy byen, declarándole que sy el rey de Francia no


quisyere venir en este apuntamiento de paz con V. ais., quel esta determinado
de os ayudar, y que asy a de dar a entender el Rey de Romanos al rey de
Frangía que lo ha de hazer.
Vistas las razones quel Pringipe dava ])ara se escusar desto, después de
— 264 —
)• triada la cosa, venimos en
averie rei)licad<) v el res[)o 'do, y imiy masticada
este apuntamiento con su alteza, porque no podimos mas hazer: querescriuio-
se a V. ais. de su mano que, si el rey de Frangía no hiziese la paz con'
V. ais., el matrimonio con las condiciones y seguri-
puesto quel concluyese
dades rey de Frangía y el estauan platicadas, que sy el rey de
c[ue entre el
Francia ([uisyese romp"r con V. ais. y V. ais. retiueriesen al Pringipe que les
ayudase, (]uel os ayudarla. El fue contento de lo escriuir; mas que por que
podria ser c|uel correo fuese tomado y, vistas las cartas, el rey de Frangía en-
tonges seria certificado de lo que agora esta dudoso, dixo que le plazia de es-

criuir la carta de la manera que nosotros la pedíamos, mas que la guardá-


semos en nosotros y que lo escriuiesemos nosotros en nuestra gifra.

Asymismo nos dixo quel Rey, su padre, le avia escrito ([uel tenia tal trato

en el revno de Vngria y Bohemia, que sy el matrimonio del ynfante don Her-

nando y de la hija del rey de Vngria se hiziese, que desde agora los grandes
del reyno y pueblo avrian por hecha la elegion de aquel reyno para después
de los (lias del Rey en el ynfante don Hernando y en la hija del rey de \^n-
gria, y que pues c[ue la cosa hera tal que hera cobrar ac[uellos reynos, (¡ue
luego le enviase su poder bastante para concluyr el casamiento. Y como el
Pringipe esta en no hazer ninguna cosa sin consejo y consentimiento de
Y. ais., el responde a su padre que el ynfante esta en España, y que V. ais. le
tyenen; que lo escriuira a V. ais. y le hará saber lo que le respondieren. .Man-
dónos que lo escriuiesemos a \'. ais. para que vean cjue es lo c|ue se deve ha-
zer, pues que con esto se ganara aciuel reyno, y de otra manera esta a peligro

de perderse y que pase por elecion en otro poder.


La escritura que Y. ais. enbiaron para que firmase el Pringipe le mostra-
mos, y luego que la levo hallo menos vn capitulo, el qual es que los ofigios
menudos que los pudiese proueer a su voluntad, y dixo: Cada dia me pyden
cosas nuevas. Yo veré en ello y haré lo que sea razón. Después desto dende
a quatro o ginco días levárnosle la escritura hecha, y tornóla a leer, y dixo:
Yo la t[UÍPro firmar, pues que mandan que la firme, y yo nunca verne contra
ella, pues C|ue me he determinado de lo hazer y de los obedeger en todas las
cosas. Y firmo la escritura y sellóse, y juro ponyendo la mano sobre vna cruz
quel ternia y observarla todo aquello que por virtud de aquella escritura
fuese obligado. Y asy tenemos la escritura, y avn dos escrituras a mas, de
vn tenor, la qual enbiaremos por la mar, y sy aquella se perdiese, quedara la

otra en nuestro poder.


Quando regebinios las cartas de V. ais. que este correo truxo, el Pringipe
hera ydo a Olanda, y nosotros quedamos con la Pringesa, porque a la sazón
hera asy menester. Después acordamos quel Comendador de Maro fuese
tras el Pringipe y nosotros quedásemos en conpañia de la Pringesa, y como
las gifras venían en la gifra del Comendador de Haro, enbiamosle el correo

con las cifras para que las sacase y nos enbiase a llamar sy le paregiese ne-
gesario. El nos escriuio que luego devriamos yr donde el Pringipe estuviese,
— 205 —
y asy lo ciucriamos poner en obra; pero por(|iio la Pringesa no quería ([iie fué-

semos, tomamos por medio, y avn syn ligengia, (¡ue yo don Juan fuese, y que-
dase t'on ella i-l nhispo, y asy se hizo, y juntamente el Comendador (!<• líam

y yo hi/imos lo que en esta carta se contiene, üuanto a los ne^o(;it)S no nos


parege que ay mas que dezir presente, y lo que mas sucediere haremos sa-
al

ber a V. ais. la con que fuere menester.


diligencia
De la Pringesa no ay que dezir syno que esta en aquel estado que Moxica
la dexo; ni su Alteza escriue al Pringipe, ni el Pringipe a ella. Trabajamos

quanto podemos por congertar este descongierto; hasta agora ningund (ruto
se saca de nuestro trabajo. \U ()bis])o, r[ue esta alia con ella, escriuira lo demás.
El Pringipe quiere aver vn escritura tal como esta que ha firmailo, fir-

mada y sellada y jurada, asy como \^ ais. se lo enbiaron a dezir. l'areccnos


que con el primer correo que venga se deve enbiar, o por mar, por mas se-
guridad.
Del Haya en Olancla a xii de agosto de 504.

OTRA CARTA
del comendador de Haro.

Yo dixe al Pringipe lo que V. ais,me mandaron escriuir en respuesta de


lo que yo escrivi a V. ais. quel Pringipe me dixo que le avian escrito, y su
Alteza esta byen satisfecho y hará lo que V. ais. le mandan y ruegan, que

sera no creer a los que le escriuieren cosas de tal calidad; avnque creo, a lo
que puedo sentir, que continuamente le escriuen algunas destas cosas y otras
semejantes; mas en esto guarda tanto secreto, que no se puede entender de
su Alteza quien son las personas cpie le escriuen; mas ay algunas señales por
do se conoge algo, avnque no con tanta certidunbre que sea razón de lo de-

zir, porque podría ser herrar el pensamiento; basta que su Alteza este byen
saneado.
Quanto a lo que V. ais. mandan que se haga en lo que toca a Moxica,
quando las cartas de vuestra Magestad a mi llegaron ya el hera partydo, y
quando estas lleguen yo creo quel sera ya llegado a la corte de V. ais., y sa-
brán largamente la causa de su yda. Por esto no diré mas de lo que a esto
toca.
Beso las reales manos y pies de V. ais, por la merced que me han hecho
y por que me harán, en la qual merced no tuvieron V. ais acatamiento
las

que hera yo al que hazian la merced, mas que heran V. ais. los que la hazian
l)orque mis pequeiios seruigios no han meregido tanto galardón. Espero en

34
— 266 —
nuestro Señor que me darn gracia de seruir a \'. ais. de tal manera que no
se arrepyentan de averme hecho mercedes.
El Pringipe me dixo que escriuiese a V. ais. suplicándoles de su parte
que manden enbiar sus letras a mose de Fienes y a mose de Xiebres de la
merged que les hazen, asy como la enbiaron al chanciller, y parecióme que la
merged se les devia de prometer de por vida, y no mas de mili ducados a
cada vno, y asy se lo. dixo el Pringipe a ellos, y los otros mili ducados queden
para sy fuere negesario hazer merced a otro o a otros, que estos quedan con-
tentos con esto por agora.
Muy poderosos señores: quando V. ais. me mandaron venir acá, les su-
plique que me quisyesen hazer merced de relevar a mi muger del trabajo de
tener cuydado de enbiar las langas o langa con que mi encomienda a de seruir,

y pagarlas, porque del todo punto no tuviese razón de quexarse de mi que


la he dexado tantos tienpos ha y con trabajos ágenos de la condición de las

mugeres; y \'. ais. me hizieron la merced. Agora escriuenme que le deman-


dan las langas. A \". ais. hueste
suplico, pues que no son tantas que en la

puedan hazer mengua, que me hagan merced que mi muger sea relevada deste
trabajo, y avn la encomienda no bastara para pagarlas, segund los encomen-
dados tratan las rentas della.

De la Hava a xn de agosto de 504.

OTRA CARTA
de sus altezas para el obispo y para don Juan y para el comendador de la

Menbrilla, hecha en Malina del Canpo a xxv de agosto de §04. Truxola


Sagredo, correo.

Vimos vuestras cartas de diez de agosto, y avemos ávido plazer de saber


quel Pringipe, nuestro hijo, firmo la escritura de lo de Ñapóles, como de acá
se le enbio; y es byen, como dezis, nos la mar, y nos manda-
enbieys por la

mos hazer otra tal, y firmada de nuestras manos y sellada con nuestro sello
vos la enbiaremos por mar para que gela dedes al Pringipe. Dezidgelo asy de
nuestra parte, y que le agradecemos mucho lo que dize, que en caso de quel
rey de Frangía no quiera paz con nosotros y nos ronpa la guerra quel nos ,

ayudara, que esto tenemos por muy


segund con Cortavilla e con don
gierto,

Diego de Guevara nos lo enbio a dezir, y mas con la escritura que dezis que
agora os ha dado para ello que nos la enbyeys, porque demás de obligarle a
ello el amor y estrecho debdo que entre nosotros es, le obliga asymismo que

qualquier cosa de lo nuestro cjucl rey de Frangia pudycse ofender, todo es y


— 26; —
luí de ser del I'ilii(;i|ic \' <li> la l'i-ingosa, miestrtis hijos y de sus hijos; de ma-
nera que en caso de mnpiíniento nos tenemos por muy gierto quel Pringipe,
nuestro hijo, nos ayudara; ]5cro dezidlc t[ue nos esperamos en nuestro Señor
(¡ue no verna caso ile ronpiniienlo, porípie agora avenios regebido cartas de
nuestros enbaxadores cjue están en Frangia, los quales negogian por medio
de mese de Villa y de Fyliherto Natural, y nos escriuen que les han dado
buena esperanza quel rey de l'rangia avra por byen que se concluya lo que
tratamos en tauor del I'ringipe y del infante don Carlos de la manera (|ue lo
avenios escrito, tjuanto a asentar el Pringipe el casamiento del infante don
Carlos y de madama Glavda, dezid al Pringipe que, ]3ues con ayuda de Dyos
tan ])resto dizen tiue se espera concluyr el dicho asyento de lo de Na[)oles en
que tanto le que le rogamos que no se apresure a asentar el dicho
va a el,

casamiento hasta tanto que la dicha negogiagion se concluya y todo se asyente


juntamente, porque aquello no estorue estotro.
A lo del casamiento del infante don Hernando con hija del rey de
X'^ngria, dezidleque nos dizen que aquellos Reyes son mogos, y pueden aver
hijos varones, y que avyendolos, no sabemos como podria sugeder en el reyno
la hija; pero quel que estara mas ynformado y se puede mas presto ynformar

de las cosas del reyno de Vngria, se deve muy byen ynformar, y que syendo
byen ynformado, sy le paregiere que convyene, y que justamente se puede
hazer, haga y asyente sobre ello lo que mejor le paregiere; y estad sobre aviso
que de palabra deys este contentamiento; mas que no nos prendeys por es-
critura en ninguna manera.
De lo que dezis del descontentamiento y desamor que comienga aver en-
tre el Pringipe y la Pringesa nos pesa mucho; entre tanto que nos proueemos
en ello ellos todo amor y confor-
con mas acuerdo, procurad vosotros entre
midad en la mejor manera que os paregiere.
Ouanto a los dos ofigios de que suplicays que vos fagamos merced en casa
del infante don Carlos, a vos, don Juan, de Ayo, y a vos, Gutierre Gómez, de
camarero del dicho Ynfante, a nos plaze de vos hazer merged de los dichos
ofigios,y pues ay tanbyen la esperanga, como nos escriuen, de concluyrse en
Frangía la negociación que tratamos en favor del Pringipe y del Ynfante don

Carlos, hazedlo saber al Rey de Romanos, y procurad que no concluyan la


suya syn la nuestra, syno que todo se haga juntamente, como es razón, por-
que sy otra cosa hiziese, estorvaria la conclusyon de la nuestra en que tanto
va al Pringipe, y sacarla de negesydad al rey de Frangía, y sy Langue nos
syrve byen en esto, nos le haremos merced que sea contento.
De Medina del Canpo a xxv de agosto de 504.
268

()77\V1 CAK/A
para sus altezas del obispo de Catania y del eomendador de llaro, ¡leília ni
Enveres a xxx de agosto de jO-/.. Leiwla correo propio.

Las cartas que \ . ais. enbiaron de Medina del Canpo escritas a xxix de
jiillio rcgebinios jueves a xxn de agosto, y al tienpo que las cartas vinieron
el Principe no hera venido de Gelanda; y don Juan y el Comendador se avian

venido delante, y quando las cartas llegaron don Juan se syntio vn ]ioco mal
,

dispuesto, y el Obispo vyno de Bruselas, y luego hezimos relagion al Pringipe


de lo que V. ais. escriuian, y se le dixeron todas las cosas de la mejor manera
que podimos, y el Pringipe lo oyó todo de buena manera, y proueyo de en-
biar con diligengia a mose de Villa para que no asentase ninguna cosa con el
rev de Frangía del apuntamiento que entre ellos estava, sy no estava asentado,
y que sy estuviese asentado, que no hablase en cosa ninguna, pues que por
aquel apuntamiento no se ligava para no poder hazer de sy lo que quisyere

y esto mismo avia enbiado el Pringipe a suplicar al Rey, su padre, antes que
las cartasde V. ais. viniesen; asy que esto se proueyo con toda diligengia,
como quiera quel Pringipe dize que cree que ya estara asentado y tomada
conclusyon en su apuntamiento con el rey de Frangía, porque ha mas de ocho
dias que escriuio mose de Villa que hera disparada la negogiagion de V. ais.
le

y de Frangía, y quel rey de Frangía le apretava para concluyr con el,


del rey

y quel Pringipe le avia enbiado el poder para lo concluyr de la manera que


estava platicado, syn que se ynovase cosa ninguna en toda la capitulagion;
mas que avnque aquello este asentado que no le ynpide para lo que tyene de
hazer, pues que por aquella capitulagion el no se quita la libertad.
A lo le diximos que V. ais. por justificar su cabsa avian enbiado a
que
mandar a sus enbaxadores que después de aver hecho toda la ynstangia que
pudyesen para concluyr la paz en la forma que se avia platicado, sy viesen que
no se podia concluyr, que dixesen al rey de Frangia que V. ais. heran conten-
tos de dexar estas diferengias en manos del Papa y de los cardenales, byen le
paregio;mas diximosle que no lo avian dicho los enbaxadores, mas que tenían
talmandado para dezirlo en lo vltimo quando viesen que no avia medio para
concluyr la paz, como dicho es, y diximoslo asy, porque conogemos que
convenia no dezir abiertamente que hera ya dicho, por que adelante se dirá.
lo

jVsymismo discurriendo por la habla venimos a dezirle que, pues el rey


de Frangia hazia demostragiones de querer ronper la tregua y hacer guerra a
V. ais., que \ ais. estauan determinados de guardar la tregua y no ronpella, y
.

ie procurar la paz por todas las maneras que pudiesen; mas que sy el rey de
Frangia ronpia la tregua, V. ais. estauan de proposyto de se la hazer de tal
manera que nunca vernia con el en apuntamiento de paz hasta que P'rangia
se destruyese o vuestros reynos; y que, pues V. ais. estauan deste pro-
— 269 —
posyto, y asy lo executarian, que hcra menester quol I'ringipe y el Rey

de Romanos, su padre, estuviesen asymismo apercebidos para ayudar a \'.


ais. a defender el reyno tle Ñapóles y todo lo otro que poseen, y que

\'. ais. les ayudarían dr tal manera quel rr¡ni;ipe oviese a Borgoña y el Rey

de Romanos a Milán, y eslcndimonos en esta materia todo lo que convine \\\


Pringipe respondió a esto lo siguiente:
Como quiera que yo aya hecho a[)untamiento con el rey de l'rangia en la

manera que los dias pasados os he dicho, no se entyende c[ue ])or aquello yo
quede ligado ]iara no ayudarme a mi mismo syn espresallo en la capitulagion;
y vos Comendador sabeys lo que yo os respondy en este caso, y la carta que
os dv firmada de mi nonbre; y yo i|uerria ser mas muerto y perder quanto
tengo que aver hecho cosa que me quitase la libertad de poder ayudar al Rey
y a la Reyna, mis Señores, en todo lo que me avran menester; y puesto que
yo no gelo oviera prometydo, ni lo ovyera firmado, la razón me obliga para
averio de hazer. Por tanto, podeys asegurar a sus altezas que sy el rey de
Frangía querrá hazerles guerra, que yo tengo de poner mi persona y estado
luego para los ayudar, y que se gierto cjue mi padre hará lo mismo que yo
hiziere, y que todos tres seremos en vna misma fortuna; y avnque el Rey y

la Reyna, mis Señores, me mandasen que yo estuviese quedo y no me de-

mostrase, estando ellos en guerra, yo no los obedegeria, y yo solo tomarla con


mi estado la guerra contra el rey de Frangía, porque esto yo lo devo de ha-
zer,porque en hazello no lo hago syno para defender lo que me ha de perte-
neger después de sus dias y para ayudarme a mi mismo; y esto podes escri-
uir a sus altezas muy gertificadamente. Y el Pringipe lo dezia con tanta ale-
gría Y demostragion, que, cierto, nosotros salimos mas alegres y contentos del
que otras vezes aviamos salido, tanto, que nos parege, o que la verdad perege-
ria en el mundo, o el Principe dize esto con voluntad de hazello mejor que lo

dize; y el changiller estaua presente a esta habla, el qual tergio tan byen, que
nosotros avn echavamos mas agua en nuestras razones; que syn duda el hablo
tan caídamente en esto como sy V. ais. le ovieran enbiado a el por su enba-
xador para procurar de ganar la voluntad del Pringipe. Bueno sera que V. ais.

syenpre le que nos enbien algunas cartas para quien nos pa-
escriuan, y avn
recerán que podran aprouechar al negogio, porque mucho harán cartas gra-
giosas de V. ais. en este tienpo.
Después de todas estas cosas dichas, el Pringipe nos di.xo: üuieros dezir
vna cosa quel cardenal de Rúan a dicho a mose de Villa, y como quiera que
yo no la creo, no ha dexado de darme mucha congoxa y alteragion, porque
aves conogido la claridad con que yo ando con el Rey y con la Reyna, mis Se-
ñores, y asymismo sy tuvieren necesidad de mi conogeran la obra, y sy para
en pago desto fuese verdad quel Rey e la Reyna, mis Señores, tal cosa an en-
biado a dezir al rey de Frangía, yo no sabria de quien me fiar, y con razón
podria dezir que mis amigos y enemigos todos me venden. El caso es que los

enbaxadores del Rey y de la Reyna, mis Señores, después de aquella habla


,

— 270 —
quel rey de Francjia les hizo hazer, procuraron de aver avdiengia secreta con
el rey de Frangía, y quel Rey por estar malo los remityo al cardenal de Rúan
y y que en mucho secreto, y avn conjuramento, les dyxeron: El
al chanciller,

Rey y la Reyna, nuestros Señores, enbian a dezir al rey de Frangía que ellos
syenten cargadas sus congiengias por aver despojado al rey don Fadrique del
reyno de Ñapóles, y no piensan que lo pueden tener con buena congiengia, y
acuerdan, sy el rey de Frangía sera contento, como ya otras veces lo ha dicho,

de restituyr este reyno al rey Federico con tal condición quel duque de Cala-
bria case con la Reyna moga, sobrina del Rey, nuestro Señor, y que aj^an de
sugeder en aquel reyno; y sy el rey de Frangía esto ha por byen, el Rey y la
Reyna, nuestros Señores, le entregaran luego el reyno, y harán amistad per-
petua con el rey de Frangía, amigo de amigo y enemigo de enemigo, y le
ayudaran contra todas las personas quel tuviese debate. Y a vos señor carde-
nal, sy esto acabades, el Rey y la Reyna, nuestros Señores, os lo pagaran tan
byen, que no ayays perdido vuestro trabajo. Y dezia esto el Pringipe quando
nos con mucho sentimiento y con palabras de asaz demostragion de
lo dezia

estar turbado. Nosotros se lo deshezimos quanto podymos; mas crean V. ais.


quel tyene tanta turbagion que no puede ser mas, y el chanciller asymismo,
y no menos creemos que tyenen todos los que de su consejo lo saben
avnque no avemos hablado con ninguno desta materia, y por esto solo acor-
damos de hazer este correo; y paregenos que es menester que con correo
bolante V. deven de escriuir al Principe y sanealle desto, portjue
ais. a nues-
tro pareger, el esta tal con V. ais. como deve estar verdadero hijo.
De Enveres a xxx de agosto de 504.

CARTA
del comendador de Haro que leiio el mismo correo.

Antes quel obispo de Catania viniese para hablar al Pringipe sobre lo que

V. ais. escriuieron, el Pringipe me avia hablado y dado a entender mucho su


voluntad gerca de que toca a hazer asystencia a \'. ais. sy el rey de Fran-
lo

gía ronpiere la tregua, y díxome estas palabras. Yo he enbíado a dezir al Rey

y a la Reyna, mis señores, con don Diego y con Cortavilla, que yo les seré obi-
diente hijo en todas las cosas que me querrán mandar, y yo les he escrito algu-
nas cartas, como vos sabeys, en que les he ofregido y prometydo de les seruir
y ayudar con mí persona y estado quando me avran menester; y sin duda de
aquello que les escriui y mande dezir, ni de lo que vos en esta razón avreys
escrito nunca me hallaran mudado, y yo lo conplire a todo mi poder sea con-
— 2-1 —
trn quien uniera cine sea, ([iiantn mas ciintra la casa de Frangia que syenpre
liasydo enemiga de mis antepasados y el amistad que conmigo tyenen ses-
tenderia a abaxarme ginquenta codos y no acregerme vno. Y esto yo lo tengo
byen conogido, y no estoy en el engaño que el Rey y la Reyna, mis señores
pj'ensan, y vos y los otros enbaxadores muchas vezes rae aveys dicho; mas es-
toy maravillado, sy sus altezas an entendido mi voluntad y vos se lo aveys es-
crito de manera que lo entyendan, como pueden hazer contra mi lo que hazen,
sy es verdad cjue se ha dicho por sus enbaxadores que están en I'rangia lo
quel cardenal de Rúan me ha enbiado a decir que agora en lo vltimo an dicho
al rey de Frangía de parte del Rey y de la Reyna, mis señores, lo qual yo no

creo, mas el cardenal de Rúan lo a dicho a mose de Villa para que me lo es-
criua, afirmándolo con ¡uramento que es verdad y que los enbaxadores an di-
cho a el y al chanciller para que lo digan al rey de Frangia cjue V. ais. le en-
bian a dezir que ellos se hallan muy cargados por aver despojado del reyno
de Xapoles al rey l'"ederico, y que creen que sus conciencias no estaran byen
seguras sy no le hiziesen restitugion del reyno, y que pues el rey de Frangia
esto avia querido otras veces, que sy el quería agora consentir en ello, que
V. ais. restituyrian al rey don Fadríque en el reyno, con tal condigion que
casase su hijo el duque de Calabria con la reyna de Xapoles moga, y que se
hiziese paz perpetua entre V. ais. y el rey de Francia, y que fuesen amigo de
amigo y enemigo de enemigo, y que le ayudarían contra todas las personas del
mundo con quien tuviese querella, syn saluar a ninguno; y sy esto es verdad
que los enbaxadores del Rey 3^ de la Reyna, mis señores, lo an dicho asy, sus

altezas no andan comigo con aquella claridad que yo ando con ellos. Y sy esto
pensauan hazer, que necesidad avia de dezír que me querían dar el reyno de
Ñapóles y de andar comigo en capitulagiones, ni apuntamientos, ni en todas las
otras cosas que an andado.^ Y
sy no me querían dar aquel reyno, no hera me-
nester hazer las cosas que vos sabeys que son hechas. Yo no creo nada desto,
porque yo creo que las tronperías de los frangeses bastan para esto y para mas,

y quel Cardenal no avra verguenga de averio dicho; mas sy esto fuese verdad,
a quien creería yo, o de quien me fiaría quando mis padres me quisiesen en-
gañar? Y sin duda esto sería cosa yntolerable, y yo no se sy ternía pagíengía
para la sufrir. Mas todavía yo no lo puedo creer, y os lo digo porque no lo
quiero tener encubierto, pues vos sabeys quanto de su parte me aves dicho y
ofregído, y sabes quanto yo he hecho y os he dicho que haré por su seruicío.
Yos ruego que en vuestra gifra lo escríuays al Rey e a la Reyna, mis señores,
y que no lo digays al Obispo ni a donjuán, porque yo no quiero que lo sepa
otro syno vos. su presengía me mando que lo dixese al
Avnque después en
Obispo. Y syn
duda me dixo muchas cosas sobre esta razón y con mucho sen-
timiento, todavía diziendo que no lo creya. Y el changíUer que estaua presente
díxo muchas cosas, en las ([uales vna vez le dezia que no lo crej^ese, otra vez
con mucha querella lo acriminava. Yo me rey mucho desque ovieron acabado
de hablar. El chanciller me dixo: Alas es este caso para hazer admiración c[ue
— 2T2 —
no para reyr. Yo le dixe: De las cosas que son creybles se deven los onbres ad-
mirar quando son tales que no se deven hazer; mas de las que no tienen razón
para creellas, se ha onbre de reyr. Sy el Rey y la Reyna, mis señores, eso qui-
syeran hazer, mejor tienpo tuvieron para hazello quando el rey de Francia lo
dixo al rey don Fadrique, segund sus altezas lo enbiaron a decir al Pringipe,
i[ue no agora que sus altezas han de rogar por aquello que estonges les roga-
van, segund el cardenal dize que ruegan. Y
no es de creer quel Rey y la Rey-
na, mis señores, aguardasen a saber el derecho que tenian a aquel reyno des-
pués que lo ovyesen tomado, ni es de creer que se movieran a tomallo sy no
les pertenegiera. Y tanbyen es de creer que sy la congiengia les acusara, que
aquella negogiagion que agora dize el Cardenal que sus altezas mueven, movie-
ran primero, y no la que movyeron. Y tanbyen deveys considerar que sy esto
sus altezas hazen por descargar su congiengia, que no tenian negesidad de to-
mar consentimimiento del rey de Frangia para hazello, pues sus altezas tenian
el reyno y al duque de Calabria en su poder, y no les costava mas de pensar de
hazello y esecutallo; mas estas cosas son todas tronperias de los franceses. Y
acordaos que quando el conde de Nasavt fue a hazer la paz del Pringipe a
Frangia, le dixeron que los enbaxadores del Rey y de la Reyna, mis señores,
avian ya hecho su paz; que que hazia el, y asy le engañaron. Agora veese clara-
mente quel rey de Frangia no quiere que V. al. aya aquel reyno, y quiere
os hazer creer que el Rey y la Reyna, mis señores, han desbaratado la nego-
giacion que se tratava en vuestro favor para darle al rey don Fadrique aquel
reyno. Ni esto, señor, es verdad, ni tiene semejanga della. Estad firme en vues-
tro proposyto, y creed quel Rey y la Reyna, mis señores, no harán cosa que
mala sea contra vos, pues que no la hizieron, ni la harán contra nadye. Y dixe-
les todo que me ocurrió para sanearle y quitarle de aquella opinión. Y por-
lo

que es cosa que syenten mucho, 3-0 delibre de hazer correo propio, porqua
V. ais. lo sepan y sean advertydos de lo que acá se dize y siente del Pringipe.
Yo no puedo dezir syno que estoy tan contento y alegre cada vez que le ha-
blo en estas materias de ver el deseo que tiene que V. ais. estén mu\'' giertos
del y que los ha de seruir, que después que se ha determinado de seguir la
voluntad de V. ais., ni burlando, ni de verdad, ni en secreto, ni en publico, no
dize otra cosa syno que, byen o mal, lo que le mandaredes ha de seguir.
Este correo que lieua estas cartas ha de yr hasta Burgos en xvi. dias. Anle
de dar xxvu ducados. A de esperar la respuesta en Burgos x. dias a sus des-
pensas, y sy no le enbiaren V. ais. la respuesta en aquel tiempo, no es mas
obligado,y ase de venir; y sy \ . ais. le enviaren la respuesta a Burgos, es obli-
gado de tornar aquí en xx. dias. A mi pareger, V. ais. deven escriuir luego al
IVingipe, porque, cierto, están muy escandalizados desto.
De Enveres a xx.x de agosto de 504.
— 273

OTRA CARTA
lie sus a/tiZiis para el obispo de CíXtaniii y para don Juan y para el lOincnda-
dor de la Menbrilla, heeha en Medina del Canpo a x de setienbre de §o^. Le-
ñóla el dicho Sagredo correo.

Después de escrita la otra nuestra c]ue con esta va, estando para ¡lartir el

correo, avenios regeliido cartas de niosen (iralla y nuger Agvstin, nuestros


enhaxadores que están en l'Vangia, en que dizen que porque la negogia-
gion que alli tratamos en favor del nuestro hijo, y del Ynfante don'
Prin(;ipe,

Carlos, nuestro nieto, sobre lo del reyno de Ñapóles se negociase mejor,


ellos la negociauan con los frangeses por medio de mose de Villa y de l'ili-

berto Natural, y que aviendoles ]irimero dado buena esperanza de la buena


conclusyon della, como nos lo escriuieron y lo dezimos por la otra, diz cjue
mose de \'^illa y Filiberto, en fin, les dixeron que la negogiagion no hera del
todo ronpida, porquel rey de Frangía no quería venir en lo de los varones ni

en lo de los espaíioles espresamente en ninguna manera; y que asy los dichos


Villa y Natural desafuziaron y despidyeron del todo de la negogiagion a los
nuestros, dexandola por ronpida. ^' como los nuestros ovyeron sentimiento
que los frangeses los querían despedir para que se viniesen a nos syn con-
cluyr ni asentar cosa ninguna, y tenian mandamiento nuestro que en caso
que los frangeses los desafuziasen del todo de la negogiagion del l'ringipe y
del Ynfante, y los quisyesen despedir para que se viniesen syn ninguna con-
clusyon, que por descargo y justificagion nuestra para con Dios y con el
mundo hiziesen de nuestra parte con el rey de Frangía todas las justificagio-
nes que se pudiesen hazer para que no viniésemos en ronpimiento a nuestra
culpa, y porque avia poco quel rey de Frangía por desechar, segund paregio,
la negogiagion que hera en favor del Fringipe, nos avia hecho dezir por via

del rey don Fadrique que el quería concluyr aquella negogiagion del rey don
Fadrique y no la que hera en favor del Pringipe, y que por nosotros quedava
de hazer la paz después de aver sydo nuestros enbaxadores desafuziados y
despedydos del todo de la negogiagion que hera en favor del Pringipe, como
avenios dicho, teniendo por cierto quel rey de Frangía no dezia lo del rey
don I'adrique para hazerlo, syno por justyficarsenos, asymismo por justificar-
nos, y porque no paregiese que desechavamos ningund medio de paz de los
que el movia. salimos a el respondiéndole a ello desta manera: que nuestros
enbaxadores dixesen de nuestra parte al cardenal de Rúan y al chanciller
que pues el rey de Frangía no quería venir en la negogiacion que procura-
vamos en favor del Pringipe y del Ynfante don Carlos, que respondiesen que
hera su voluntad en la negogiagion que al comiengo se hablo de la restitu-
gion del rey don Fadrique, y asymismo porquel rey de Frangía por justifi-
cársenos avia enbiado a dezir que se dexasen estas dyferengias de entre nos

35
— 2/4 —
V el rey de Frangía en poder del Papa, le dixeron de nuestra parte que nos
plazia de dexar las dichas dyferengias en poder del Papa y de los cardenales,
pues de derecho al Papa y al Colegio de los Cardenales pertenegia dezir se-
mejante sentengia y declaragion de reyno fevdatario a la iglesia para que la
sentengia fuese syn duda y segura. Y venimos en este medio del Papa y del
Colegio, confiando que tenemos justigia, y por no desechar ningund camino
ni medio de paz que fuese y para que sy por qualquier camino el rey de
justo,

Frangía quisyere venir a concordia, la comunicaremos con el Pringipe, nuestro

hijo y con el Rey de Romanos, para que con acuerdo de todos se hiziera en
ello lo que fuere justo, y lo que todos tres vyeramos que mas convenia a

nuestros comunes estados, de manera que syn ellos y syn su voluntad y con-
sentimiento no se concluyera cosa. Y dizen nuestros enbaxadores quel carde-
nal (le Rúan y el chanciller les dixeron que lo comunicarian con el rey de
Frangía, y C|ue los responderían, y que la respuesta fue quel rey de ¡""rangia
los hizo llamar, y en presengia de muchos los hizo despedir para que se vi-
niesen a nos syn concluyr ni asentar cosa alguna, desechando la negogiacion
que tratavamos con el Pringipe, como ya la avia desechado, y el medio de
ponerlo en poder del Papa y del Colegio y todos los otros medios, y sobrando
con nos toda la platica y trato de paz, y continuando a hazer los aparejos de
guerra que por otra os escriuimos que nos hízieron saber que hazía. Y como
quiera que nos ha mucho pesado que asy aya querydo el rey de Frangía
cerrar la puerta a todos los caminos de paz y concordia, en que parege que
nunca tuvo fyn de paz, y que sy escucho la negogiagion que hera en favor
del Pringipe fue porque tuviese tienpo y lugar para poderse rehazer y pro-
ueer para la guerra, y no con fyn de paz; pero plazenos que nosotros queda-
mos en esto byen descargados con Dios y con el mundo, pues ninguna cosa
avemos dexado de hazer y tentar y procurar de quantas podían ser ]iara ve-
nir a paz, portjue dexando lode antes, byen sabeys que después quel rey de
Frangía despidió y echo de su corte dos vezes a nuestros enbaxadores, avien-
donos dado nuestro Señor vitoría contra el asy en Xapoles como en Salsas, y
pudyendo hazer entonges mucho daño en Frangía syn hallar resystengía, como
no la hallamos; pero consyderando que heran christíanos, cuya guerra syen-
pre aborregimos, no lo quesymosavnque fuera razón que no torná-
hazer, y

ramos entonges a enbiar nuestros enbaxadores al rey de Frangía, pues los avía

despedydo y echado dos vezes, syno que los enbíara el a nos; pero no miran-

do a pundonores ni a otracosa, syno a la paz, tornamos a enbiar tercera vez


nuestros enbaxadores al rey de Frangía a procurar la paz, como sabeys, y los
medios que para ello se han tratado, nos avemos venido a todo lo que de ra-
zón deviamos venir, porque en medio que nos movimos en favor del Prin-
el

gipe, nuestro hijo, y del Ynfante don Carlos, nuestro nieto, de que nos tanto
avemos procurado y deseado la conclusyon. Kn el artículo de los varones, ya
los restytuymos en toda su renta, y aviamos por byen que estuvyesen o en
Frangia o en las tierras del Pringipe, nuestro hijo, o en las nuestras, donde
— 275 —
mas f|iiisyesen, por algund tienpo, en tanto que nos y el Priníjipe procurava-
mos en lo mismo de Xapoles dar conpensa a los que agora poseen sus tierras
concertarlos de manera que sin quistiones ni dyferenqias de entre los vnos
y los otros pudyeran ser restituydos, y todo esto se pudyera hazer en breve
tienpo de manera que sy el rey de Frangía tuviera fin de |iaz, este articulo

estaua tan justificado, que por no tenia razón de quebrar, y queriendo el,
el

los varones fueran dello muy contentos, y lo re<;ibieran por merced. Hl otro
articulo del tener y governar el Fringipe aquel reyno con españoles es cosa
muy justa, pues son sus vasallos, y lo entregamos nos, y para la paz no avia
otra seguridad; y sy esto se quitara, el rey de Frangía pudyera pedir y apre-
tar al Pringipe para que vna parte del reyno governaran frangeses, y no se
pudyera el byen escusar dello; de que, haziendose, no solamente no se syguiera
la paz, mas mayor guerra y mas peligrosa para nosotros y para el Pringipe,

nuestro hijo, y para el Re\' de Romanos; y pues por byen de paz y por amor
del Pringipe nos haziamos lo mas, que hera dexar el reyno, poseyéndolo todo,
razón fuera que por el mismo respeto el rey de Frangía ovj^era por byen lo
que es mucho menos, que hera quel Pringipe governase con españoles, pues
son sus vasallos; y esto mismo convenia al Pringipe para que no paregiese que
desechava de la governagion a los españoles que lo ganaron mayormente
syendo como son el y la Princesa herederos despaña. Pues el otro medio de
dexarlo en poder del Papa y del Colegio, avnquel rey de Frangía desechara
los otros, no devj^era desechar este, pues movyo el que lo dexasemos en po-

der del Papa, y asy parege que mueve las cosas para justificarse creyendo que
no acebtaremos, y quanrfo las agebtamos, se sale dellas. Dezildo todo al
las

Pringipe, nuestro hijo, y vos don Juan hazedlo saber al Rey de Romanos, y
dezildes que pues el rey de Frangía ha despedido nuestros enbaxadores y a
atajado todos los tratos de paz y concordia entre el y nos, y ha hecho y haze
aparejos de guerra teniendo como tyene asentada tregua con nosotros, que
no es señal que la quiere guardar, porque sy la quisyere guardar, no haría los
aparejos que agora haze para la guerra, ni tanpoco ovyera atajado los tratados
de la paz; y que pues claramente se vee que quiere con nosotros guerra, y es
para trabajar de quitarnos lo que es y ha de ser del Pringipe y de la Pringesa,
nuestros hijos, y lo que nos trabajamos es conservarlo y defenderlo para ellos,
que rogamos muy afectuosamente al Pringipe, nuestro hijo, y al Rey de Ro-
manos, nuestro hermano, que no solamente asyenten paz con el rey de Fran-
gía syn que nos asentemos la nuestra juntamente, pues nos no la asentaremos
syn ellos; mas que sy el rey de Frangía nos quisyere ofender y ronper la
guerra, que ellos asy mismo quieran estar aparejados para juntamente con nos-
otros ponerse a la defensyon y ofensyon, como nos haríamos por ellos en se-
mejante caso; y mire el Pringipe que no podra hazer agora syn nosotros
asyento de concordia con rey de Frangía que no fuese en favor de la parte
el

del reyde Frangía y en disfavor de la nuestra, y que sería ofensa de su honrra


y de su estado; y mire quanto es mas obligado a ayudar a conservar lo que
— 276 —
esta ganado, syend" cosa
grande y perpetuo derecho, que posponerlo por
tan
esperan(;as de cosas tan yni;iertas y de derecho ageno y tenporal; que con
tales condiciones, avnque ovyese entera certinidad de averias, lo que no puede

aver, hera mucho de dudar sy trocarían lo que ya es ganado por ellas. Esto
mismo hareys saber al Rey de Romanos, y que le rogamos que consydere
byen todo esto, y que entretanto que el no diere la ynvestidura de Milán al
rey de Frangía, el rey de Frangía estara en necesidad, y cada vez estara en
manos del Rey de Romanos de aver del la paz que quisyere; y que sy le da
la ynvestidura, le saca luego de negesydad, y le da cavsa que salga de sus li-

mites a ofender a las gentes. Y demás desto miren que paregeria en todo el

mundo sy, haziendo nos la guerra al rey de Frangia, el Pringipe y el Rey de


los Romanos, c|ue de razón nos avian de ayudar, se junten en amistad con el,

y con el favor y avtoridad y nonbre de su amistad le ayudasen a ganar lo


mismo que es y ha de ser del Pringipe, y que seguridad podrían ellos tener
en el amistad del rey de Frangía sy por ventura, lo que Dios no quiera, ga-
nase el reyno de Ñapóles con el que ya tyene; y que miren quanto mayor se-
guridad tyenen ellos para paz y para guerra estando ellos y nosotros juntos y
vnidos, que de otra manera; y que les rogamos que quieran mirar en este caso
por lo que toca a la honrra suya )' nuestra y a la conservación de nuestros
comunes estados. Y sy el rey de Francia ronpiere la guerra, y ellos y nosotros
nos ponemos a la defensyon y ofensyon, con el ayuda de nuestro Señor no
solamente no nos tomara de lo nuestro, mas el Pringipe, nuestro hijo, podra
cobrar su Borgoña con nuestra ayuda, y el Rey de Romanos podra sy quisie-
re tanbyen con nuestra ayuda restituyr el ducadode Milán al Ynperio. Que en
el dicho caso quel rey de Frangía ronpa la guerra, nos les ofregemos de les
ayudar para ello con todas nuestras fuergas, mediante nuestro Señor. Y dezid
y hazed todo que vierdes que sea menester para procurar y acabar lo su-
lo

sodicho con el 1^-ingipe y con el Rey de los Romanos. Y sy como vos don
Juan dezis, es menester entretener al Re\- de Romanos con esperangas de otras
negogiagiones, hazed todo lo que pudyerdes que pueda aprouechar para esto,
y Razednos luego saber lo que en esto devemos esperar del Pringipe, nuestro
hijo, y del Rey de Romanos. Y pues vedes lo que en esto nos va a nos y a

ellos, y que es este el mayor negogio que tenemos, trabajad y desvelaos


y
hazed todo quanto en el mundo ¡iudyerdes porquel Pringipe, nuestro hijo, y
el Rey de Romanos, nuestro hermano, no se congierten con el rey de Frangía.
IJe Medina del Can|3o a x de setyenbre de oiui" años.
— -77

OTRA CARTA
para sus altezas de don 'Jican Maniitl y dd comendador de I ¡aro, ¡techa en ¡h
¿odut/iie a S.IK de seíieuóre de ^o^. Levóla Hoz, (¡ercro de la ¡^rincesa.

Las letras de V. ais. recebimos, escritas en Medina del Canpo a xiii. dias
del mes de agosto, y vinieron en tal coyuntura que ninguna cosa de lo que en
ellas venia podymos hablar, antes diximos al Pringipe que her.i el duplicado
de otras que V'. ais. avian escrito a xxix de jullio, y esto hezinios porquel
Pringipe esta tan escandalizado de lo que de Frangía le han escrito, que nin-
guna razón que le diesen en tal coyuntura le podria ser sabrosa. El caso es quel
Pringipe nos mostró tres cartas firmadas y selladas, la vna hera de su firma y
sello del rey de Frangía, la qual en sustangia contyene estas palabras: Prymo:

vo he entendido que vos dudays de lo quel prouoste de Vtreque, enbaxador del


Rey de Romanos, mí hermano y primo, y mose de Villa, vuestro enbaxador,
vos escríuíeron gerca de la propusygion que mosen Gralla y el dotor Agvstin,
enbaxadores del Rey e de la Reyna de España, vltymamente hízíeron sobre el
tratado de la paz que entre mi y ellos se tratava sobre las diferengías del rey-
no de Ñapóles, el qual hera en favor de mi hija y de vuestro hijo. En fe de
Rey os prometo, y por esta firmada de mi mano y sellada con mi sello, que a
los xxiiii. dias del mes de agosto pasado los dichos mosen Gralla y dotor Agvs-

tin me Rey y la Reyna, sus se-


dixeron en presengia de los de mí consejo quel
ñores, no hallavan otro mejor medio para que entre ellos y mí oviese paz, ni
mas sano para sus congiengias, que restituyr el reyno de Xapoles a don Fa-
drique de Aragón, con tal condigion quel hijo del dicho don Fadríque case
con la sobrina del rey de España, los quales sucedan en el dicho reyno. La res-
puesta que yo les dy, los de mí consejo os lo escríuen. Esto podes creer que
es verdad.
La otra carta venia firmada y sellada de los siguientes: del chanciller de
Frangía, de mose de Xeversa y del señor de la Bret y del obispo dalby y del
obispo de París, y de Juan de Fox, señor de la Vtrec y del señor de Orval y
del señor de GravíUa, almirante de Frangía y del baylío de Costantin y del
baylío de Amíanes, los quales todos confirman ser verdad lo quel rey de
Frangía escríve que le dixeron mosen Gralla y micer Agvstin.
La otra carta hera de la mano del cardenal de Rúan, que dize asy: Señor,
yo he entendydo de vuestros enbaxadores que vos dudays de aquello que os
escriuieron que yo les dixe que os escriuiesen que los enbaxadores de Fran-
gía avían dicho al Rey. Por las hordenes que regebí, y en fe de mí alma, que
es verdad que a los xvm dias del mes de agosto pasado mosen Gralla y mi-
ger Agvstin vinieron a mí, y delante del chanciller dixeron estas palabras;
quel Rey y la Reyna despaña, sus señores, no hallavan mejor medio para ve-
nir a la paz con el rey de Frangía, ni mas seguro para sus congiengias, que res-
- 278 -
tituyr el reyno de Ñapóles al rey Federico de Aragón, como primeramente
avia seydo platicado; y que sy el rey de Frangia queria, que luego los dichos
Rey y Reyna se lo restituyrian, con condigion quel fijo del rey Federico case
con la sobrina del Rey despaña, hermana del dicho rey Federico, y que aque-
llos sugedan en el reyno, y porquel Rey a la ora no estava byen dispuesto, no
le hablaron;mas después a los xxiui" dias del mes yo los enbie a llamar, y en
presengia del Rey y de los de su consejo dixeron las mismas palabras, y yos
aseguro, señor, en fe de christiano, que esto es verdad, y que nunca el Rey
despaña tuvo voluntad que vos oviesedes aquel reyno ni ninguna cosa en el, y
que syenpre se conogio del tener voluntad de lo dar a su sobrina, y syno, por
la espiriencia lo vedes, que vyniendo el Rey en todos los medios que pudo ve-

nir porquel tratado que se tratava en favor de madama Glavda y de vuestro


hijo se concluyese y por vuestro amor j'endo harto contra su honrra, el Rey y
la Reyna lo an desbaratado y an movido estotro partido, el qual el Rey ha re-
botado y con malas palabras, porquel Rey mas quiere que vos governeys aquel
reyno por su hija y por vuestro hijo c|ue no otra cosa ninguna, por el amor
que os tyene, y asy son despedydos los dichos enbaxadores y tornados a Es-
paña. Y que sea verdad quel Rey de Castilla nunca tuvo voluntad que vos ovie-
sedes este reyno, vos lo conogeres sy lo quisyeredes éspirementar.
Asy, que muy poderosos señores, el Pringipe esta deste caso turbado }' es-
candalizado y los de su consejo, que a nuestro pareger, sy ellos vna vez se cer-
verdad, lo qual tienen byen creydo que lo es, que esta en mu-
tifican ser esto

cho peligro de perderse el amistad del Rey de Romanos, y se congertara con

el rey de Frangia, v avn sospechamos que esta concertado, teniendo esto por
cierto, y que, segund el Pringipe esta enojado y bravo, que V. ais. no se po-
drían ayudar del tanpoco como del padre; y avn sentimos que le parege que
haze harto en no seros contrarios, segund el sentimiento tyene desta cosa. Y
avnque oy que se contaron xvu. de setienbre nos parege que tyenen vn poco
de mas blandura, y creemos que los ha ablandado las muchas cosas que les
avemos dicho, que el chanciller vino a hablar con nosotros y nos dixo estas pa-
labras: El enojo y turbagion quel Pringipe ha ávido y todos nosotros con el

desto que de Frangia le escriuieron, vosotros lo aveys conogido, porque parege


esto vna gran señal de desamor quel Rey y la Reyna tyenen al Pringipe, pues
que quieren mas dar el reyno de Ñapóles al hijo, que no
rey Federico y a su
al Pringipe y a su que es nieto
hijo, del Rey y de la Reyna; y el Pringipe no
pyensa que les ha meregido ni ha hecho cosa por que tal desamor le deven te-
ner y mostrárselo en vna tan gran cosa; y esto no responde a las letras que en
los dias pasados el Rey y la Reyna le an escrito, ni a las palabras [¡ue vosotros
de su parte le aves dicho; mas como quiera que sea, el IVingipe, como buen
hijo, sufrirá esto y mas de sus altezas, y mostrara que sus altezas no tyenen ra-

zón de le mostrar tal desamor, y quel ternia razón de se quexar dellos; y toda-
vía, avnque es razón de dar fe a lo quel rey de Frangia y el logado y los otros

de su consejo del rey de PVangia le escriuen, dubda que sea asy verdad como
- 2/9 —
se lo escriuen, ni ([lic sus altezas lo ayan eiihiado a clecir de la manera i[ue se

lo lian escrito; mas pyensa que losais. avran dicho mas de lo


cnbaxadores de V.
que tenían en comysion, y que desea mucho saber de V. ais. la verdad; y final-
mente, venido a lo peor, que sea asy verdad, que el syenpre estara en aquella
obidieni^-ia y amor que hijo deve estar con padres, como (¡uiera i|ui' los france-

ses le aprietan mucho que asyente su capitulac^ion con ellos, pues que no (|ue-
da por ellos de concluyr el tratado de la paz que se ¡ilaticava en su favor, aña-
diendo que es])resamente se ponga en los capitulos ([ut' sy V. ais. y el rey de
Frangía vinieren en ronpimíento, Pringipe sea neutral, y que ni ayudara al
el

rey de Frangía contra \^. ais., ni a V. ais. contra el rey de Frangía, y que esto

se entyende asy sobre las cjuerellas del reyno de Ñapóles, como todas las otras
cosas que sugedieren de dylcrengias entre V. ais y el rey de Frangía sobre
qualquiera cavsa que sea y en qualquier parte que sea; y que esto, segund dize
el changiller, el l'rinciiie no lo hará por saber morir, porque nunca hará cosa

por que puedan dezir \^. ais.: por que hezímos esto, hezístes estotro; yque ha es-
crito a sus enbaxadores que no den oydo a esto, y sy se lo díxeren mas, que no
tomen cargo de se lo escriuir, y que asy se lo manda que no se lo escriuan; y
que syno ovyere otro remedio syno disparar la negociación, que la disparen,
que mas quiere quedar descongertado con los frangeses que hazer cosa que le
puedan reprehender; y pues el esta desta voluntad, que suplica a V. ais. que
miren en estas cosas de tal manera que no le hagan ynjuría y que no conos-

can las gentes quetyenen desamor; y querría ([ue mosen Gralla y mícer
le

Agvstín escriuiesen y firmasen y sellasen la verdad de todo lo que en este caso


han dicho, y lo quel rey de Frangía ha dicho a ellos. Anos paregido byen lo
quel Príncipe ha respondido por medio del changiller, como quiera que no
creemos quel Príncipe esta con menos sentimiento que primero conocimos en
el. Y tanbyen nos paregio que hera negesarío que V. ais. esto supiesen, para

proueer en ello como vieren que conviene, y quisymos enbíar persona fyable

y de dylígengia, y por tal avernos dado el cargo a Hoz, gerero de la Princesa,


con el qual creemos asymísmo quel Príngípe escríve. No va firmada esta carta
del obispo de Catania porque esta con la Príngesa; pero desde allí escrivira de
la salud de la Príngesa y demás sy le ocurriere, y del día y ora que Hoz parte,
y en quanto tienpo ha de llegar.
De Bolduque a xix de setienbre de 504.

OTRA CARTA
para sus altezas del comendador de Haro, licclia en Boloduque a .xix de se-
tienbre de ¡04. Leñóla el dicho Hoz.

Vno de los yntímos del secreto del Príngípe me dixo estas ]3alabras: Yo
quiero hablar con vos claramente; mas no c|uiero que nuestra habla se es-
— 28o —
tyenda a tergera persona, mayormente de los que están acá, ni de los nuestros,
ni de los vuestros. Byen bastaua quel Rey y la Reyna vna vez ovyesén echo
injuria al Pringipe aviendo venido a Francia con su poder a asentar la paz, y
después que la ovo asentado, no
quisyeron regebir; y pues todo acjuelio avia
la

el Pringipe sufrido con pagiengia, no le devieran hazer agora otra mayor, ni


devieran sus altezas comengar estotro tratado con el rey de Frangía, y agora
que estava a la conclusyon, desbaratallo por poca cosa y mover estotro par-
tydo que han movido de dar el reyno de Xapoles al rey don Fadrique. Y avn
esto sufriera el Pringipe con pagiengia syno ovyeran tratado con el Rey y la
Reyna lo que vos sabeys; }• avyendo hecho el archiduque todo lo que le han
demandado y vos aveys sabido pedir, que le hagan tan grande injuria y en-
gaño, cierto, esto no se yo y yos digo (]uel esta muy corrido, y
si lo tolerara;

todos quantos están en su consejo, y dizen que sy el Rey y la Reyna no te-


nían voluntad quel Pringipe ovyese este reyno, que para que ponían esta pla-
tica adelante y le pidieron tantas cosas como vos de su parte le aveys pedydo;
y viniendo los franceses en hazer todas las cosas que han podydo hazer, y
mas de lo que devian de hazer, yendo contra su honor por amor del Pringipe,
el Rey y la Reyna ayan desbaratado el negogío con tanta verguenga del Prin-
gipe, y que se vea por el mundo que quieren mas para su sobrina que para
sus nietos. V que tengo de seruir a sus altezas, os aviso que
yo, por el deseo
el Pringipe esta de tal manera enojado, que no ay quien le pueda apaziguar, y

que podría ser que la voluntad que tyene buena para obedeger y seruir al
Rey y a la Rej-na, se le canbiase, porque ay hartos en su consejo que le ayu-
daran para ello, y de aquí no resultara syno quel Rey de Romanos, synt\'en-
dose de tal torno como este, se congertara con el re}' de Frangía, mayormente
que esto no lo sentirá solamente como ynjuria hecha a su hijo, mas como burla
hecha a el, que por este negogío ha dexado de hazer sus hechos con el rey de
Frangía posponiendo su byen y honrra particular por que los hechos del Rey
y de la Reyna se hiziesen a su honor y a prouecho de su hijo, avnque fuese
con daño suyo. V lo qual yo os gertifico que creo que suge-
sy esto sugede,
dera, no creo quel Reyna avran ningund prouecho de tal congierto,
Rey y la

y no se lo quel Pringipe hará vyendose tan engañado. Y mayormente parege


que aya sydo engaño todo lo que hasta aquí se ha dicho al Pringipe, pues que
teniendo el Rey y la Reyna el reyno en su mano, no gelo dan al Pringipe, to-
mando por avtor que no lo consyente el rey de Frangía, pues ellos lo pueden
hazer avnque los franceses no lo consyentan, claro esta, pues no lo hazen,
que no tenían gana de hazello; quanto mas que en hazello acregenta su poder
y avmenta sus fuergas, porque sy ellos dyeren este reyno al Pringipe, como
lo han platicado, ellos muestran que se movieron a esto con mucho amor y

verdadera yntingion de lo hazer, y no fingido para dar color al Archiduque


y hazer sus negogios con los franceses syn el, como agora se manifiesta, y
con esto cobrarían para su ayuda al Pringipe y al Rey de Romanos, (|ue por
su propio honor han de poner quanto tyonen para defender aquel reyno, y no
— 28 1 —
hazieiidolo, pierden tulalnu'iitc al Rey de Romanos, y podría ser cpie al Prin-

cipe, y no se escusan de venir en ronjíimiento con los irangescs, los ([uales


sabrán byen ganar a estos, y ternan poco que hazer, y sabranse rebengar des-
pués de la ofensa c[ue despaiía tyenen rebebida. Muchas cosas me dixo a este
proposyto que no cabrian en mucho papel; y lo que yo he sentido del Prin-
gipe no dyferege de lo que este a dicho; y syn duda le hallo tan corrido y es-
candalizado, que es maravilla; y ame dicho claramente: Sy esto es mentira que
los franceses me escriuen, esta es la mayor desvergüenza que nunca Rey ni

tales personas hizieron, mentir tan claramente y firmar y sellar su mentira; y


sy es verdad, esta es la mayor enemiga que nunca padres hizieron a hijo, lo
qual yo no puedo creer, avnque mas digan los frangeses, ni lo creeré sy no me
fuere dicho abiertamente por el Rey y la Reyna. Y yo estoy alegre de vna
cosa, que yo he hecho todo lo que sus altezas han querydo; y sy vos quisye-
redes dezir la verdad, vos sabeys con cuanta claridad yo negogiaua y hazia
lo quel Rey y la Reyna, mis Señores, me demandavan, y sabeys quantos rodeos
truxe y quanta manera para atraer a los de mi consejo a consentir y c[ue me
aconsejasen que lo hiziese; y nunca otra cosa me dezian syno que yo no ha-
zia byen en confiar tan llanamente en las palabras que vos me deziades de
yo les he escrito y pro-
parte de sus altezas; y sobre todo esto y sobre lo que
metydo, que me hagan tan gran vergüenza y que tan claramente muestren
que me tyenen omezillo y desamor, y que quieren dar a conocer que yo
soy defetuoso, y que por mi defeto quieren dar a los estraíios aquel reyno
de Ñapóles antes que a sus nietos, yo no se lo que me haré; mas syentolo

tanto, que ninguna cosa me podria venir que mas lo syntiese; y que halle yo
mas fe y amor en mis enemigos que en mis padres, esta es cosa ynavdyta. Mu-
chas cosas me ha dicho, cierto, con mucho enojo y poco sufrimiento. Yo estoy
regeloso, y no se en que parara su enojo sy esto es verdad, avnque después
desto el chanciller hablo con don Juan y comigo, segund por esta carta de en-
tranbos V. ais. verán, y asymismo este que he dicho que hablo comigc me
torno a dezir después desta habla del chanciller: Yo se byen quel Pringipe mos-
trara tener pagiengiaen este negogio, y que se os dirán palabras dulges, y po-
dria serque no fuesen fingidas; mas segund lo que yo puedo sentir de su enojo
y como toma este negogio y como algunos le hablan en ello, yo juzgarla mas
que esto se dize para mas tomar la razón por sy, y que cuando algo hiziere,
sy este negogio no se remediare y jiasara adelante de la manera que agora
parege, que no le puedan reprehender. Y tanbyen os digo quel ama tanto al

Rey y a la Reyna, que creo que sufrirá todo lo que sus altezas quisyeren ha-
zer; mas es grande ynconviniente que están a par del vnos que por no ha-
zerse negogiagion estén despechados, y otros que lo estauan porque no les
la

cabia parte del prouecho como a los otros. Aviso de todo a vuestras altezas,
asy como me ha sydo dicho, y con aquella condigion que este me hablo, (jue
no quiere que desto sepa nadye, ni quel me habla en tal cosa, porquel no
se mueve a dezir esto syno por el mucho deseo que tyene que la vnion y
^ 3G
— 282 —
concordia de V. ais. y del Pringijie que por esto daría su
se acregiente,
sangre, y que no querría otras gra<;¡as deste negogio syno que por su aviso se
pudyesen reparar las cosas, y que no viniesen en rotura, quel quedaría desto
asaz satisfecho para con Dios y para con el mundo; y que yo no creyese quel
se movia con pensamiento de nunca pedir dello gragias ni a \^ ais.
a esto
ni al Pringipe, syno con vn zelo de amor que tyene a vuestro seruigio y por
el dolor que tyene de los males que han de venir a la chistiandad sy tanta
discordia cregiere entre quien tanta concordia devría de aver.
De Bolduque a xix de setienbre de 504.

OTRA CARTA
de sus a/tesas para el Obispo y para don Juan y para el comendador de la

Menbrilla, hecha en Medina del Canpo a xxii de setienbre de ¡o^. Triixola


Martin de J'y, correo.

En este mes de setienbre escriuimos con Sagredo, correo, como el rey de


Frangía el tratado de la paz que nos procuravamos en favor del Pringipe,
nuestro hijo, y del ynfante don Carlos, nuestro nieto, y lo que paso a la despe-
dida, y con el enojo que teníamos en ver que tantas vezes despidía nuestros en-
baxadores el rey de Frangía, estonges no vos lo escriuimos tan largamente como
quisj'eramos. Después avemos regebído letras de xxx de agosto, de que entre
que le escriuierondeFran-
otras cosas dezís quel Pringipe, nuestro hijo, os dixo
giaque nuestros enbaxadores avían dicho al cardenal de Rúan y al Chanciller
que de nuestra parte dixesen al rey de Frangía que no pensavamos que no po-
díamos tener con buena congíengía el reyno de Xapoles, y que por esto acor-
davamos, sy el rey de Frangía hera contento, de restituyr aquel reyno al re)' don
Fadrique, con condígion quel duque don Hernando, su hijo, case con la Rey-
na nuestra sobrina, y que ellos ayan de sugeder en aquel reyno, y que con esto
haríamos amistad perpetua con el rey de Frangía y amigo de amigo y enemi-
go de enemigo, y le ayudaríamos contra todas las personas del mundo, y que
prometíamos de pagar byen por ello al dicho Cardenal, sy lo acabase. Direys
de nuestra parte al Pringipe, nuestro hijo, ([ue esto que los frangeses le quieren

dar a entender es la mayor maldad


mundo, porque nunca tales palabras
del
enbiamos a dezír al rey de Frangía, ni jamas pensamos en enbíargelas a dezir,
porque en lo de nuestro derecho, a Dios gragias, no ponemos ninguna dubda,
que, dexado todo lo otro, byen sabemos y saben todos que los bastardos no
pueden quitar su derecho a los legítymos, ni tanpoco movyeramos lo que ellos
dizen, que el rey Federico fuese restituydo, antes respondimos a lo que de
— ->«3 -

parte del rey de l^ranc^ia nos enbiaron a de/Ir sobro ello lo c[U(' a(|iii iliromos;

y nuicho menos enliiamos a dezir ¡.[nv haríamos amistad contra todas las per-
sonas del mundo, ([ue por (;ierto, por todos rcynos y hyenes del mundo no
los

solamente no haríamos amistad contra el Frincjipe nuestro hijo, ni contra el Rey

de Romanos, mas no la haríamos syn ellos; y todas aquellas palabras son Un-
gidas y ynventadas por los frangeses por vsar de sus tronperias como suelen,
por traer al Principe á lo que ellos quieren, que a Dios gragias, nuestras obras
no han sydo tales, ni el amor que tenemos al Pringipe y a la Pringesa, nuestros
hijos, y a sus hijos, nuestros nietos, no es de manera que nos pudyese lia/er
oluldar lo que a ellos toca, ni hazer cosa en perjuizio dellos y de nuestra suge-
sion, que avnque no tuvyesen con nos tan estrecho debdo, n¡ les luvyesemos
tanto amor como les tenemos, por lo que devenios )' por nuestra congiengla y
honrra no haríamos tal cosa en perjuyzio de nuestros sugesores. Y que tenien-
do esto por gierto, le rogamos que este sobre aviso que lo que platicaremos en
los negogios para nuestro descargo y justyficagion y para lo que convyene, syn
seguírsele a el perjuyzio alguno dello, que no le den a entender que se dize por

otros fynes, pues al fyn las obras le darán syenpre testigo de nuestra voluntad
y del amor que le tenemos. V que gerca desto se hablo es esto: que nuestros
lo

enbaxadores procuraron quanto pudyeron porque se concluyese y asentase la


negogiagion que nos procuravamos en favor del Pringipe, nuestro hijo, y del

ynfante don Carlos, y apretaron sobre ello al rey de Frangía y al cardenal de


Rúan, y avnque después de llegado a P^angia mose de Villa, nuestros enba-
xadores, creyendo que se concluyria mejor la dicha negogiagion por medio de
mose de Villa y de Fillberto Natural, negcigiaron por medio dellos con el rey
de Frangía, y como el rey de Frangía no quería el acregentamlento del Prin-
gipe, ni por medio de sus enbaxadores ni de los nuestros, nunca quiso venir en
concluyr la dicha negogiagion, y para mejor desecharla, enbionos a dezir por
medio del rey don Fadrique que el quería concluyr la negogiagion de
hablado del rey don Fadrique, y que por nosotros quedava de concluyrse y de
hazerse nosotros enblavamos a mandar a nuestros enbaxadores que
le hablasen en y en avlendonos enbiado a requerir esto por el dicho
medio, despidió a negogiagion que hera en favor del Pringipe, nuestro
hijo, y ronpiola del todo por medio \^illa y de Fyliberto Natural, que

lo dixeron a nuestros enbaxadores, y nos, viendo que lo susodicho de


Prangia nos enbio a dezir del rey don Fadrique que lo dezia por desechar,
como ha desechado, negogiagion que hera en favor del Pringipe, y tanbyen
la

lo dezia por vno de dos fynes poner gelos entre nos y el Prlngi]5e sy
algo hablásemos en ello, o syno, para que paregiese al rey don P'adrique que
quedava por nosotros de hazerse la paz y la dicha restitugion a el, y para ene-
mistarle contra nos y ayudarse del y de sus afigionados en el reyno de Ñapó-
les contra nos, y tanbyen por mostrar que se justifica va, nos, entendyendo su

fyn, acordamos de responderle de manera quel rey de Frangía no lo hiziese, y


que el rey don Fadrique quedase saneado con nos, no paregiendo que lo ne-
- 284 -
gayamos, porque desta manera, sy el dicho rey don Fadrique algo hiziese con-
tra nos, tuvyesemos mas razón para proveer contra el y contra el Duque, su

hijo, lo que vyesemos que nos cunpliese, porque esto cunplia para nos y para

el Prinijipe, nuestro hijo, y para nuestra justyficagion; y porque sy el rey de

Frangía quisiera tener con nos platica de paz, porque paregiese que nosotros no
desechavamos los medios, antes trabajásemos de la entretener en la platica de
la dicha negogiagion, hasta que, quiryendo Dios, le truxesemos a la paz y con-
cordia que cunpliere a nos y al Pringipe, nuestro al Rey de Romanos,
hijo, y
nuestro hermano, comunicando syenpre con ellos que nos movyeran los
lo

frangeses para que de común acuerdo y consentimiento de todos tres, y no de


otra manera, se liiziera lo que mas cunpliera a nos y al Pringipe y al Rey de
Romanos; y que vna de las pringipales cavsas porquel rey de Frangía se de-
termino a despedyr nuestros enbaxadores fue porque conogio de nosotros que
qualquier concordia que con el ovyesemos de hazer avia de ser juntamente con

el y con el Rey de Romanos, nuestro hermano, y no syn


Pringipe, nuestro hijo,
ellos en ninguna manera, y asy con el fyn y determinagion y respetos susodi-

chos, visto lo quel rey de Frangía nos envió a dezir sobre lo del rey don Fa-
drique, y sabiendo que estava ya para despedir nuestros enbaxadores, nos les
escrivimos que todavía apretasen por todas las maneras y vias posybles quan-
to pudyesen la negogiagion que hera en favor del Pringipe, nuestro hijo, dándo-
les para ello toda la facultad que les podíamos dar, porque no quebrase, y que

sy el rey de Frangía no quisyese venir en ella en ninguna manera y los qui-


syesen despedir para que se viniesen, que en tal caso y no de otra manera, jus-
tificando nuestra parte y satisfaziendo a lo susodicho, quel rey de Frangía nos
enbio entonges a dezir por medyo del rey don F"adr¡que le dixesen estas pala-
bras y no mas; convyene a saber, quel rey de Frangía dixese claramente qual
hera su voluntad en la negogiagion que al comiengo se hablo de la restitugion

del rey don Fadrique, para que nuestros enbaxadores nos lo hiziesen saber;
los quales nos escriuieron que le dixeron estas mismas palabras y no ninguna
de las que los franceses escriuieron ay al Pringipe que avian dicho, y sabemos
gierto que por la vida ellos no dyrian palabra de las que dize el cardenal de
Rúan que dixeron, y estas mandamos dezir por los fynes y respetos susodi-
chos, y no porque tuvyesemos fyn de dar el rey no de Xapoles al rey don Fa-
drique, ni de quitarlo de nuestra sucesj'on en ninguna manera, porque el ver-
dadero y natural derecho de aquel reyno de Ñapóles es nuestro y de nuestros
sugesores, y no nos lo pudyeron quitar los bastardos de nuestra casa; y porque
conogemos que sy dyesemos aquel reyno de Ñapóles al rey don I'adrique se-

riaponerlo en poder del rey de I'rangia, y luego gelo tomarla y el no seria


para poderlo defender; asy que dezid al Pringipe, nuestro hijo, que después
que a nuestro Señor plugo que rcc(jbrasemos aquel reyno de Ñapóles y lo res-
tituyésemos a nuestra corona real, syenpre avernos estado y estamos en que
con ayuda de nuestro Señor nunca salga de nos y de nuestros sugesores, y
el

que por esto avernos tanto trabajado en que concluyera la negogiagion que pro-
— 285 —
i'uravamos en lavur suyo v del A'nlant.e don L arlos su hijo, luieslro nieto, ¡lor-
(|ue, sy fuera posyble, poseyera en paz; y como el ha visto, el rey de Fran-
t;\a. no ha querido que el aya luego el dicho reyno de Ñapóles, porque es gier-
to que el no lo cjucrria ver acregentado; mas que nos, con el ayuda de nuestro
Señor, trabajaremos de lo defender con todo lo otro para el
y jjara la l'rin<,-e-

sa, nuestra hija, y ]5ara sus hijos; y cpie sy agora el IVingipe, nuestro hijo, y el

Rey de Romanos se concertasen con el rey ele l'rangia, y mayormente sy el

Rey de Romanos le dyese la ynvestidura tlel ducaíki de Milán por esto ipie los
franceses les han hecho entender, el rey de ¡'"rancia saliria de negesydad y te-

mor de de Milán y de Borgoña, y podría mejor hazer la guerra y trabajaría


lo

con el favor y nombre y avtoridad del amistad dellos hazernos mayor guerra y
contraryedad, (¡ue le rogamos al Pringipc, nuestro hijo, que pues vee lo que en
esto va a nos y a el mismo, no haga congierto ni asyento ninguno con el rey
de Frangía; y tanbyen C[ue el Rey de Romanos, su padre, no lo haga hasta que,
sy pluguiere a nuestro Señor, lo hagamos todos ¡untos, pues nos avernos estado
y estamos determinados de no lo hazer syn ellos; y sy por ventura el IVingipe
algo tuvyese comengado a asentar y no acabado, que no lo acabe, por escusar
los ynconvinientes que dello se siguen. A lo que os dixo el Pringipe, nuestro
hijo, que sy el rey de l'raiigia ron|)yere la guerra con nos, nos ha de ayudar
con su persona y estado, dezidle que gelo agradegemos mucho, y que nos te-
nemos por gierto que lo hará asy como lo dize, y como nos en semejante caso
lo haríamos por el, y que asy le rogamos que este apergebido y procure quel

Rey de Romanos, su padre, lo este, para que sy el rey de Frangía ronpyere a


nos y a el la guerra, seamos todos juntos contra el y trabajemos de defender
todo lo nuestro y de cobrar a Borgoña para el Pringij^e, y a Milán para el Rey
de Romanos, que en tal caso nos les ayudaremos para ello con todo nuestro
estado; y puesto quel Pringipe, nuestro hijo, tuvyese asentada paz con el rey
de P'rangia, pues ronpyendo el rey de I'rangia la guerra contra lo nuestro, la
ronpe contra lo que es y ha de ser del Pringipe y de la Pringesa, nuestros hi-
jos,que es ronperla contra el, y el es obligado a la defensyon de lo suyo como
dize, que en el rogamos afectuosamente el haga lo que dize, como
dicho caso le

tenemos por gierto que lo hará, y procure que lo mismo haga el Rey de Ro-
manos, su padre, que sy el rey de P'rangia sabe que todos tres somos y ave-
rnos de ser juntos en paz y en guerra, nos tenemos por gierto que el no nos
ronpera la guerra, y vosotros vedes lo que en esto va al estado nuestro y del
Pringipe; trabajad en ello como de vosotros confiamos, y hazednos saber lo

gierto de lo que de alia devenios esperar.


De Medina del Canpo a x.xn de setienbre de dihi° años.
— 286 —

OTRA CARTA
del Rey nuestro señor para el Obispo y para don 'Juan y para el comendador
de la Menbrilla, hecha en Medina del Canpo a xxvi de sctienbre de §o^.
Tru.vola el dicho Martin de I y, correo.

Esto que aqui diré guardadlo en mucho secreto, y no lo sepa persona bi-
uiente syno el Principe y la Pringesa, mis hijos, y al Principe dezidle que yo
le ruego que no lo diga a ninguno syno a mose de Villa, porque le tengo por
tan buen seruidor del Pringipe y nuestro que del toda cosa se puede confiar.
Dyreys al Pringipe, mi
que antes de agora no le he querido escriuir de
hijo,

la dolengia y dispusygion de la serenisyma Reyna, mi muy cara e muy amada

muger, porque pensava que nuestro Señor le daria salud, y que no hera de
ponerlo en congoxa y cuydado syn cavsa, y como quiera que yo tengo espe-
ranga en la misericordia de nuestro Señor que le dará salud y mas larga vida
que a mi, como yo gela deseo, y que no me dexara ver cosa de tanto trabajo;
pero porque sy otra cosa el hordenare, asy por el mucho amor que yo tengo
al Pringipe y a la Pringesa, mis hijos, como por ser su padre, deseo verdade-
ramente y con entrañable amor mirar por lo que cunple al byen dellos y de
su estado, y prevenir y avysarlos dello en tienpo y consejarles syenpre lo que
les cunple, como a hijos a quien tanto amo; y tanbyen porque en caso de
tanto trabajo, después de lo de Dyos, ninguna consolagion me quedarla syno
ellos, acorde de les hazer saber en mucho secreto, como he dicho, la dispu-
sycion de la dolengia de la Reyna y mi pareger de lo que deven hazer, y es
que ya sabe el Pringipe, mi hijo, quan grandes dolengias ha tenido la Reyna
de mucho tienpo acá y las yndisposyciones, y no buenas, a lo que dellas le
han quedado, y que después quel jullio pasado adolegimos aqui de calentu-
ras yo y ella juntamente, de que yo, a Dios gragias, sane, a la reyna, avnque
estuvo mucho mejor, nunca le ha dexado la calentura continua, avnque lenta
y con reprehensyon, y que antes de pasar de la dicha dolengia a tornado
agora a recaher y le han venido dos rezias sygiones; de manera avnque
yo tengo esperanga en nuestro Señor que le dará salud; pero según lo que ha
pasado y su disposycion, temo mucho; y de lo que a nuestro Señor en esto
pluguiere hazer, asy en su salud, sy nuestro Señor gela dyere, como de lo al
que Dios dispusyere, yo avisare con correo bolante al Pringipe, mi hijo, que
por estar la cosa en tanta dubda y peligro, para que en caso que nuestro Se-
ñor dispusyese della, por([ue es razón que en cosa tan grande el Pringipe y la
Pringesa, mis hijos, sean con tienpo prevenidos y avisados de lo que deven
hazer, que me parege que desde luego mucho secretamente el Pringipe, mi
hijo, deve hordenar sus cosas de alia de manera que queden al recabdo que

convyene, syn que se pueda saber ni conoger la cavsa por que lo haze, y se-
cretamente sean aparejados el y la Pringesa, mi hija, para que sy tal caso vi-
— 28; —
nierc, en avicndo menR;ii<M'o mió, partan y se vengan acá por la mar syn
luej^o

detenimiento alguno, qiu' por la tierra, el dicho caso, ay mucha dyfe-


viniendo
ren(;ia de lo pasado y de lo de agora a estonges, para que por ninguna cosa
del mundo se confyen del rey de Franqia; que sy nuestro Señor dispusyere
de la Reyna antes que yo muera, yo trabajare de conservar estos reynos en
paz y justigia y buena governagion, como agora están, hasta quel Pringipe y la
Pringcsa, mis hijos, sean venidos acá, y venidos ellos, les ayudare en todo ello
con mucho amor, como verdadero padre. Y tanbyen direys al Pringipe, mi hijo,
que porque yo se lo ([ue a el y a la Princesa les cunple para tener en paz y
¡usligia y buena governagion estos reynos, y conosco byen todas las personas

que son para byen servir, y con lo que ellos acá verán y con lo que yo les
aconsejare, podran mejor ver que les cunpla en la prouisyon
y determinar lo

de los ofigios y cosas de acá, porque en esto no yerren; que yo le ruego que
sy el dicho caso viniere, no provean de ningún cargo ni ofigio hasta que sean
acá, y lo hagan con buena deliberagion y acuerdo, como he dicho.
De Medina del Canpo a xxvi de setyenbre de duu° años.

OTRA CARTA
del mismo comendador de Haro, que agora es de la Meiibrilla, para sus alte-
cas, hecha en Enveres a vi de otubre de ¡04. Leñóla Pedro de ñIÍ7-anda, su
mogo despnelas, por la mar.

Luego que Sagredo, correo, llego con las letras de V. ais., yo hize relación

al Pringipe de lo que \'. ais. escrivian, porquel obispo de Catania no estava


aqui, y don Juan estaua malo de quartana, y turbóse algo de oyr lo que escri-
uian V. ais., y pasamos muchas platicas sobre lo que le avian escrito los fran-
ceses de lo que los enbaxadores de V. ais. avian dicho al rey de Frangía so-
bre la restitugion del reyno de Ñapóles al rey don Fadrique, y supliquele que
quisyese luego escriuir al Rey de Romanos, su padre, para que escriuiese a
sus enbaxadores que no concluyesen con el rey de Frangía la capitulación
que entre ellos se platicava, y que su alteza trabajase que en ninguna manera
el Rey de Romanos dyese la jmvestidura de Milán al rey de Frangía, y me

respondió: Ya el Rey, mi padre, ha concluydo su amistad con el rey de Fran-


gía, y la mia sera concluyda a la ora de agora. Yo le dixe: Señor, como ha

sydo esto ¿tan ageleradamente aveys querido hazer este negogio syn esperar
a saber la verdad, tanta fe aves dado a los franceses que crees que no pueden
mentir? Dixome. El Rey, mi padre, se enojo tanto quando supo que los enba-
xadores del Rey y de la Reyna, mis .Señores, avian hablado al rey de Frangía
— 288 —
de parte de sus altezas que serian contentos que se restituyese el reyno de
Ñapóles al rey don Fadrique, que ninguna cosa pudiera oyr que mas le pesa-
ra, y túvose por burlado del Rey y de la Reyna, porquel ha dexado de hazer

sus negogios esperando que los del Rey e de la Reyna, mis Señores, se hi-

ziesen, y ver agora que movían estotro partydo de restituyr el reyno al rey
don Fadrique, que no lo pudo sufrir con pagiengia; y el a asentado su paz con
el rey de Frangía. Yo le pregunte que me dixese de que manera. Dixome: Yo

hablare con mi changíller y el hablara con don Juan y con vos. Yo le suplique

que me dixese algo, porque yo ternia mucha pena hasta hablar con el chan-
ciller. Dixome: No digays nada hasta quel chanciller os hable, y yo os diré todo

el secreto. Yo le promety de lo guardar, y dixome el Rey: Mi padre ha hecho

su amistad con el rey de Frangía, amigo de amigo y enemigo de enemigo, y


a egebtado al Rey e a la Reyna despaña, que sy el rey de Frangía tuviere
guerra con que no le ayudara contra ellos, ni a ellos contra el; y ha pro-
ellos,

metydo de dar laynvestydura de Milán al rey de Frangía para el y para su


hijo, sy le ovyere varón, y sy no ovyere varón a madama Glavda y al Ynfante
don Carlos, mi hijo, y que sy no casare con el, que la ynvestídura valga al
Ynfante don Carlos, y que el sea duque de Milán, y los frangeses me apryctan
a mí, V me han señalado tienpo para responder sy quisyere firmar los artícu-
los que ya os hize mostrar los días pasados, porque sy en aquel tienpo no
respondj^ere, firmándolos, se ternan por respondydos, que no lo quiero hazer

y que me quiero partir de su amistad, y pidenme nuevamente que yo firme


vn articulo, que sy el rey de Frangía y el Rey y la Reyna, mis Señores, tu-
vieren guerra, que yo sea nevtral; y estoy en tanto cuydado, que no lo se de-
zir, porque sy no hago lo que los frangeses quieren, yo estoy desapergibido
para contra ellos y estoy enbaragado en esta guerra de Gueldres, y antes que
me prouea me avran hecho mucho daño; mas con la condigion que os dixe
que no digays nada hasta quel chanciller os hable, porque es necesario ha-
blar con los de mí consejo, esto que agora sus altezas escriuen yos diré la re-
solugion que en esto se ha tomado en mi consejo. Ame paregido que es mejor
hazer la paz con el rey de Frangía, amigo de amigo y enemigo de enemigo,
que no que en la capitulagíon espresamente se ponga que yo quedo nevtral,
porque en lo vno ay muchas puertas por donde me pueda salir, y en lo otro
todas quedan cerradas, esto es, concluydo, y yo he enbíado a mose de Villa
que lo asyente y concluya. Yo me altere tanto de oyrle, que le díxe: Como,

señor, ¿sera verdad que en el mundo so diga que vos soys tan tímido que ha-
zas capítulos con vuestro enemigo de ayudalle contra vos, teniendo aparejos
de ser señor de la christíandad y del mundo, y puede ser verdad que vos no
tengavs mili vezes al dia pensamiento desto, syendo tan gran señor, como
soys, y esperando tan grandes herengías, como esperays? ¿Que se dirá de vos

y que se dirá en Castilla, que ayer me distes vna carta firmada de vuestro
nonbre que ayudariades al Rey y a la Reyna, mis Señores, sy el rey de Fran-
gía les quisyesc hazer guerra, y se lo enliiastes a tlezír con Cortavílla y con
— 289 —
don Diego de (lucvara, y <iih' oy ayays asentado jiaz con su enemigo, amigo
de amigo y enemigo de enemigo? No solamente ios oniíres despaña se levan-
taran contra vos, mas las piedras syn t[ue nadye las mueva; yos suplico, se-
ñor, que no hagays tan gran yerro, [jorque seres disfamado por todo el mundo

y menospreciado de vuestros veginos y aborrecido de vuestros vasallos. Res-


pontliome: Por eso os dixe (|ue lo primero tenia miichas puertas pny do me
saliese, y lo postrero no; que de quedar nevtral, todas las puertas (juedavan

cerradas. Xo temays, cpie yos sacare verdadero, y por morir yo no quebrantare


lo que tengo prometvdo al Rey y a la Reyna, mis Señores. Amigo de amigo y

enemigo de enemigo, tyene esta glosa; que yo no puedo ser enemigo de mi


mismo, y pues los frangeses pyensan de me engañar y espantar, yo he de pensar
de engañarlos y de prepararme para que no me puedan hazer daño; y quando
los franceses tpiisycren ronper con el Rey y la Reyna, mis Señores, yo ron-

pere con ellos, porque lo Reyna tyenen, yo lo tengo, y mió a


que el Re}' y la

de ser después de sus dias, lo que avre jurado a los fran-


y yo no yre contra
geses, porcpie sy los ofendiere, sera en mi defensa y de aquello que ha de ser
mió; y con este engaño pasaremos esta furia y daremos horden como yo pueda
ayudar al Rey yReyna, mis Señores; y como yo no pueda ser dañineado
a la
de los frangeses, lo me tomasen no los podria rysistir,
qual sy de ynprouiso
asj' que asosegaos, que yos digo cjue nunca avres verguenga por lo que en mi

nonbre avres escrito a sus altezas. V esa noche sobre muchas razones pasadas.
Y yo fuera de tyento diziendole lo que en toda la pasyon no le dixera, dexa-
mos la habla. Otro dia tuvieron gran consejo, y a la noche el chanciller vyno
a hablar con don Juany comigo, y en parábolas nos dixo muchas cosas, syn
que dellas pudyesemos cojer que queria dezir, saluo que por lo quel Pringipe
me avia a mi dicho le entendíamos, que hera lo mismo quel Pringipe avia di-
cho; mas no lo declarava, y tomo termino de seys dias para darnos resoluta
respuesta a lo que V. ais. escriuieron. Como nos avran respondido, des]5acha-
remos a Sagredo para en tanto yo escriua esto que he sabido, porque V. ais.

sean advertydos.
Los dias pasados escriuimos a V. ais. que esta negogiagion del Pringipe
que agora se concluye con el rey de Frangía los enbaxadores del Pringipe
que estañan en Frangía la movieron syn su mandamiento, y después quel
Pringipe lo supo y les mando que no hablasen en ella, la pusyeron tan ade-
lante, que fue forgado al Pringipe de enbiar a mose de Villa para remediallo
sy pudyese, y para que procurase que la negogiagion de V. ais. se concluyese;
y como esta casa esta ]niesta en dos vandos, los vnos trabajan por derribar a
los otros y los otros a los otros, como es antigua costunbre en las cortes
de
los reyes y principes; y los que movieron quedado con
esta negogiagion an
el

Pringipe, y los que la defendían o estorvauan, que hera mose de Villa y sus
paryentes, en estar mose de \^illa avsente, no an sydo su hermano mose de
Fyenes ni los que le syguen tan sabios que hayan podydo ni avn entendydo
la manera que los otros han tenido para hazer que esta negogiagion se con-

37
— 290 —
cluya, porque los que la principiaron dieran las animas al ynfierno por liazer
que se concluyera, y as)' lo an acabado; y mose de Fyenes después 'que por
lo que yo le he dicho lo a sentydo, no a sydo a tienpo de poderlo remediar,

como quiera cjuel sea descarado a dezir muchas cosas por las quales ya el y
su hermano están aqui tenidos por españoles, y en enemistad clara con los
otros. Y quando mose de Villa entendió mandavan concluyr la
que de acá le

negogiagion, no lo quiso hazer del primer mandamiento, y enbiaronselo a man-


dar segunda vez, y el acordó de venir en postas para saber sy aquello hema-
nava de voluntad del Prin(,'¡pe; y como el es delicado, no le paregio que lo
potiria sufrir, y enbio en posta a Botón, vn caballerizo del Pringipe, que fue
con el, el C|ual vino en dos dias desde Blaes adonde estava el Principe. Final-
mente, que todavia le enviaron a mandar cjue lo concluyese, segund mose de
Fyenes me ha hablado, y están tan favoresgidos losque son de la parte con-
traria, y estotros tan corrydos, que sy yo no los sostuviese con decilles que
V. ais. los tyenen por muy buenos seruidores, ellos syguirian lo que los
otros syguen. Paregeme que seria byen que cscriuiesen V. ais. a mose de
Fyenes y a mose de Villa, porque estos se favoregeran tanto con las cartas
de V. ais. que, venido mose de Villa, sy el Pringipe esta en pensamiento de
ayudar a V. ais. y de conplir lo que ha dicho y escrito, ellos le confirmaran
en el, y sy lo dize o a dicho ])ara no lo hazer, ellos le harán que lo haga, por-
c|ue esta es la verdad, que quando mose de Villa esta presente, todos callan, y
el Pringipe no cura de otro, mayormente con el avtoridad del ofigio que tyene.

I'^l vando contraryo destos es Veré y Laxao


y el obispo de Ras y otros borgo-
ñones que agora son venidos, que estos an procurado que vengan, los quales
syenpre han sydo frangeses y an biuido hasta agora en P"rangia, y son ya tan
nietydos en el consejo por la ausengia de mose de Villa, que parege que ellos
an syenpre governado esta casa. Agora es venido mose de Vergi, que es cu-
ñado del cardenal de Rúan, y vino por Frangía, y luego le hizieron capitán
general de la guerra de Gueldres, y otro mose de Ros que ha estado hasta aqui
por governador en Proengia, no trabajan syno por henchir la casa de los bor-
goñones que son criados en Frangía, y de echar fuera todos los que son des-
tas partes de P^landes y Bravante y Henavt.
de Enveres a vi de otubre de 504.
— 291 —

OTRA CARTA
dd rey niustro scfior para el obispo de Catania y para don Juan Manuel y
para el comemiador de la Menbrilla, heeha en Mediiui del Canpo a xv de
otiihre de ¡04. Truxola Pedro de Canpo, torreo.

Por de vosotros don Juan y comendador de la Mi-nbrilla do ix de


las cartas

setienbre vymos que dezis que el rey de FraiK^ia y los de su con-


las palaltras

sejo y el cardenal de Rúan avian escrito al Pringipe, mi hijo, que aviamos en-
biado a dezir con nuestros enbaxadores al rey de Frangía, y como quier que
por nuestras cartas duplicadas que vos escriuimos a xx de setienbre avra sa-
bido el Pringipe, mi hijo, como lo que los frangeses dizen es maldad; pero
porque mejor lo crea, dezidleque yo le afirmo en fe de Rey que después que
vo y la Revna enbiamos a mover al rey de Frangía la negogiagion que hera
en favor del Pringipe, nuestro hijo, y del Ynfante, y la hezimos saber al Prin-
gipe, que no avemos enbiado a dezir al rey de Frangía las palabras que dizen
ely los de su consejo y el cardenal de Rúan, syno las que vos avemos escrito
por los fvnes y respetos que vos avemos escrito, y aquellas después de des-
pedydos nuestros enbaxadores de la negogiagion del Pringipe, nuestro hijo. V
que después que enbiamos a dezir al Pringipe la dicha negogiagion, que hera
en favor suvo y del Ynfante, su hijo, no he tenido voluntad quel rey don Fa-
drique con casamiento ni syn el aya el reyno de Xapoles, antes después acá
he estado y estoy determinado en que en ninguna manera ni por ninguna
cavsa ni via lo aya el dicho rey Federico, avnquel rey de Francia ha nueva-
mente procurado que gelo restituyésemos al dicho rey don Fadrique casando
el Duque su hijo con sobrina del rey de Frangía, hija de mose de Fox, porque
se que aquel reyno y el derecho natural del es mió, y que los bastardos no
me lo pudyeron quitar, y no quiero quitar a mi ni a mis hijos y nietos vn ca-
bello de mi sugesyon, quanto mas tal reyno; mayormente que al rey don Fa-
drique no le soy en cargo ninguno; que toda su vida ha sydo y es muy fran-

ges y enemigo nuestro, ha mostrado en todas sus obras, y darlo a el


y asy lo

no seria syno darlo al rey de Frangía, que como rey, don Fadrique es flaco y
no lo podria defender, y luego el rey de Francia gelo tomaría. porquel rey Y
de Frangía vido que no salíamos a la restitugion del rey don Fadrique con el
casamiento de su sobrina, nos movió por vía del rey don Fadrique la restitu-
gion del rey don Fadrique con casamiento de nuestra sobrina para el Duque
su hijo, no porque creyese que nos lo haríamos, ni porquel quisyese hazerlo,
syno por que vos avemos escrito; pero nos lo desviamos con la res-
los fynes

puesta, y de la manera que avres visto por nuestras cartas de xxu de setienbre.
Y sobre todo esto nos maravillamos mucho jurar el cardenal de Rúan, syendo
tal onbre, que estamos en dar aquel reyno al rey don Fadrique avyendo el

mismo jurado al rey don Fadrique que sabia que estavamos determinados a
— 292 —
no dargelo a el, y que estavamos en darlo al Pr¡n<;ipe y al Ynfante; y en vi-
niendo mose Gralla y miger Agostin les mandaremos que con ¡uramejito en-
byen sellado y firmado al Principe lo que les enbiamos a mandar que dixesen
al re\' de Frangía y al cardenal de Rúan, y lo que en esta negogiagion han

syenpre conogido en el dicho rey de Frangía. Y porque mas claramente lo vea


el Pringipe, mi hijo, y toque con la mano la verdad dello, dezidle que nos le en-
biamos luego persona nuestra propya j)ara que particularmente le diga la ver-
dad dello, y levara tal comisyon nuestra, por la qual el Pringipe conogera clara-
mente y vera al ojo y tocara con la mano que ni en lo pasado ha quedado ni
agora de nuevo quedara por nos syno por el rey de Frangía; y la dicha per-
sona llevara recabdo para lo de la yda que escriuio el Pringipe, mi hijo, de vos
don Juan a l'rangia para entender en la negogiagion. Otrosy direys al Pringipe,
mi hijo, que después que a xxvi de setienbre vos escriuimos con Martin de
Vy la dispusygion de la Reyna, }• lo quel Pringipe y la Pringesa, mis hijos,

avian de hazer quando yo gelo escriuiese, sy nuestro Señor della dispusyese,


el la querrá guardar. La quartana se le ha algo aliuiado y come con mas sabor;
pero que todavía tyene calentura, y oy le ha venido mas rezia, y avnque espe-
ramos en nuestro Señor que le dará salud, no pierdo el temor, mas que yo les
liare saber lo que sugediere con correo bolante.
De Medina del Canpo a xv de otubre de 5 04.

OTRA CARTA
para sus altezas de don Jiian Manuelj> del obispo de Catania y del comenda-
dor de la Menbrilla, hecha en Bruselas a .k\i. de otubre de 507. Levóla Sa-
gredo, correo.

Antes que Sagredo, correo, viniese con las cartas de \'. ais. de x. de setien-
bre, aviamos procurado y trabajado con mucha instancia de estorvar quel Prin-
gipe no hiziese paz ni apuntamiento con el rey de Frangía, y después que Sa-
gredo vino y le hezimos relagion de lo que V. ais. escriuian, apretamos mucho
en el negogio, mas no nos ha aprouechado nada, porque el Rey de Romanos,
teniendo por gierto lo que los franceses escriuieron al Pringipe y a el, que V. ais.

cjuerian dar el reyno de Xapoles al rey l'ederico, se apresuro a concluyr su paz


con rey de Frangía, y pusyeron tan adelante la del Pringipe, que va no se
el

podía descabullir de la negogiagion syn quedar en guerra abierta y ronpimieri-


to con el rey de Frangía; y aveníosle mucho aquexado porque nos dyese res-
puesta para que pudiésemos escriuir a V. y anos detenido de día en día, y
ais.,

avenios conogido que lo ha hecho hasta saber nuevas de mose de Villa y en


— 293 —
que estado estauan las cosas, y después que Martin de Vy, correo, vino y le he-
zimos rela(,-ion de lo (¡ue V. ais. respondian sobre lo que los franceses le avian

escrito, respondiónos pnr medio del chanciller, y las palabras formales (|uel
chaiioilicr iUmmIc parte del rr¡n(,-¡pc, son las siguientes; 1*^1 i'riiK^ipe ha oydo
lo quel Rey y ki Reyna, sus señores hescriuen en res])uesta de lo (piel Frin(;ii)e
os dixo, y el regragia mucho
a sus altezas la continuación (pie han tenido y
tyenen y el amor que muestran en ([ucrer su honor y acrecentamiento como
le

hasta aqui lo han mostrado, y que como quiera que los frangeses le ayan es-
crito lo que le lo ayan enbiado firmado y sellado de tantas
han escrito y se
firmas y sellos, que syempre creyó o sospecho que aquello no devia de ser
el

asy como ellos lo dezian, y ipie el cree byen (pie lo (piel Rey v la Reyna di/en
es la verdad, y que el nunca a creydo otra cosa, y quel se liadetenid.» en res-
ponderos hasta agora pensando (^ue podria hazer saber al Rey ya la Reyna cla-
ramente lo que hera asentado con el rey de Franijia; mas como mose de \'illa
y Filiberto y Certayn, enbaxadores del Rey de Romanos, le an escrito que son
ya partydos del rey de Frangía, y que se vienen para el Pringipe, y que dellos
sabrá el asyento que se a tomado en sus negogios, y no se lo an escrito, que
por(jue no detengays aqui los mensajeros, el I'ringipe dize que podeys escriuir
al Rey ya la Rejma esto que arriba es dicho, y que venido mose de Villa y

los otros enbaxadores del Rey de Romanos que con el vvenen, el os hará sa-

ber lo que han asentado y enbiara los mismos artyculos al Rey y a la Reyna,
y les hará saber claramente su voluntad, y segund lo quel chanciller nos dize
y el Pringipe nos muestra, el esta de proposyto de conplir con su honrra y lo
que tyene escrito a V. ais.
No avenios sabido sy \'. ais. han regebido la escritura (pie V. ais. enbiaron
para que el Pringipe firmase, y vna carta del Pringipe en que prometya de ayu-
dar a V. ais., la qual escritura y carta fue por la mar enderegada á Martin San-
ches de Qamudio.
Venido que sea mose de V^illa, y sabido lo que trae, luego despacharemos
a Martin de Vy, porque V. ais. sepan el fin de estas cosas. Creemos que de
aqui a xu. o xv. dias serán llegados los sobre dichos mose de Villa y enbaxa-
dores, y en tanto que vyenen y después de venidos, haremos todo quanto pu-
dyeremos para enderegar lo que conviene al seruigio de V. ais., que es el mis-
mo seruigio del Pringipe.
A la ora que cpieriamos cerrar esta, nos enbio a dezir el Principe quel que-
ría enbiar vna persona de su casa a V. ais., con el qual les haria saber de la

paz quel Rey de Romanos, su padre, avia hecho con


rey de Frangía, y de el

otras cosas, y que no enbargante quel Rey, su padre, aya hecho la paz creyen-
do que hera verdad lo que los franceses le avian escrito que los enbaxadores
de V. ais. avian dicho en Frangía, quel hará todo lo que fuere posyble a el para
que syga su voluntad.
De Bruselas a xvi. de otubre de 504.
— 294

O TRA CAK T. I

para el Rey, nuestro señor, de ¿os sobrediehos todos ti'es, lieeha el misino día.
Leuola el dielio Sagredo.

Regebimos las cartas que Y. al. escriuio al Pringipe \- a la Pringesa de su


nianij, y la cifraque con ellas venia para nosotros, y luego a la hora dymos al
l'ringipe la carta de V. al. y le diximos lo que V. al. nos escriuia. Syntiolo
como hijo, y besa las manos a V. al., por el apergibimiento que le haze
y por
el buen consejo que le da, y dize que! proueera en todas sus cosas asy como
V. al. lo manda; y dixonos que porque este caso hera grande, y con la turba-
gion que tenia, el no podia solo proveer en las cosas que heran negesarias, y
que le paregia cosa dyfigil aver de proveer en yr tan lexos de sus tierras y
aver de dexarlas como convenia syn comunicallo con algunos de su consejo,
syn los quales no se podia proueer en ninguna cosa; que como quiera que
V. al. nos mandava que no lo dixesemos a otro syno a
el y a mose de Villa,

que asy por ya dicho y porque mose de Villa no estava aqui, que le pare-
lo

gia que esto se devia fiar de algunos de su consejo, a los quales en nuestra
presengia el tomarla juramento que lo guardasen secreto, y que asy podria pro-
ueer en lo .que hera negesario para partir, viniendo el caso, lo que Dios no

quiera, y para que sus tierras queden como an de quedar, y señalo que fue-
sen el chanciller y mose de Veré y mose de P'yenes, a los quales en nuestra
presengia tomo juramento y venimos en ello; porque, queriendo nosotros o no,
lo avian de saber. Guando despacharemos a Martin de Yy escriuiremos a
V. al. lo que se haze y lo que sentimos y conogeremos. A la Princesa no le dy-
mos la carta de V. al. ni le diximos nada, porque esto fue el pareger del Prin-
gipe, que no se le dixese sy V. al. queria que se tuviese secreto; y por otros
respetos nos paregio a nosotros tanbyen que no se lo deviamos dezir, pringi-
palmente pues que, dezirselo o no, no haze ni deshaze para lo quel Pringipe
ha de procurar y proueer, y podria dafiar para el secreto, segund el Pringipe
dize; mas dezirse y paregenos que quando el caso lo requiryere, que
le ha,
V. al. debe proueer de tal manera que acá no pasen cartas algunas ni mensa-
jeros syno aquellos que V. al. vyere que cunple a su seruigio; y a nuestro pa-
reger, esto es negesario, como V. al. puede mejor conoger y conprehender; mas

plazera a nuestro Señor que todo esto podra cesar con mucha salud que el dará
a V. al. y a la Reyna, la qual buena nueva estamos esperando con
mayor cuy-
dado que seria posyble escriuir.
Después de esto escrito, vinieron a hablar con nosotros los sobredichos, y
mas Laxao con ellos, y nos dixeron quel Pringipe avia acordado que se junta-
sen cada dia con nosotros para platicar sobre la yda del Pringipe a España, y
sy devia yr por mar o por tierra, y como aconpañado, y que manera ternia
con el rey de Francia, y como dexaria la guerra de Geldres y la governagion
- 295 —
de toda y sy esto i|uc ha de ser secreto se descubriría al Rey de Ro-
la tierra,

manos. Fueles respondido por nosotros aprouando la consulta que con nosotros
quieren tener cada dya, y que al Rey de Romanos por el presente no se diese
cuenta desto hasta ver otra carta de V. al., y que la yda por mar hera negesa-
ria y nn por tierra, y i|ue totlas las cosas estuviesen en horden jjara ([uando
V. al. escriuiese que partyesc el Pringipe y la Princesa, y que la conpañia fue-
se la quel (|uisyese, tanto ([ue por ello no se detubyese, pues yva donde hallarla
conpañia harta que le syruicse. V a lo del rey de r'rangia, cjue pues con el no
tenia guerra, syno buena vezindad, que poco avia que hazer; y en lo de la gue-
rra de Gueldres, que en su mano estava el asyento quel quisyese tomar; y
cuanto a la governagion de acá, que nosotros nos remityemos a ellos que co-
nocían las personas de quien el Principe se podia seruir para que rigiesen y go-
vernasen byen la tierra. Y para cada cosa destas les dimos las razones que sij-

pimos darles para que podían poner para la yda


atajarles los ynconvinientes

del Pringipe y de la Princesa a España. Y yendo por la habla adelante, atrave-


saron a dezir que seria byen que hablásemos sy hera byen quel Pringipe le-
vase consigo a la Princesa o que la dexase; y como quiera que nosotros no
sospechavamos que de tal cosa nos avían de hablar, syno que se entendía quel
Pringipe y la Príngesa avían de yr juntamente, dymosles muchas razones por
donde no se devia hablar en la quedada de la Príngesa, y segund entendimos,
la cavsa porque lo dezian es que, vistos los desabrimientos que tyene con el

Pringipe, y algunas palabras ásperas que le ha dicho, temen que quando alia
este, que no le estimaran como es razón, y que de allí se podran seguir mu-
chos ynconvynientes, los quales les saneamos en quanto posyble nos fue, po-
niéndoles otros mayores en el quedar la Princesa acá, y en fin dixeron que es-
tonges no querían mas hablar con nosotros en estas materias hasta lo consul-
tar con el Pringipe.
de Bruselas a xvi. de otubre de 504.

OTRA CARTA
para ¿os cmbaxadores.

El Rey.
Reuerendo in Christo padre, obispo de Catania, y don Juan Manuel, y co-
mendador de la Menbrílla, mis enbaxadores y del mi consejo. \^imos vuestras
cartas que truxo Martín de Moxica, maestresala de la Pringesa, mi hija, leva-
dor desta, y oymos que de nuestra parte nos hablo, y a todo
lo ello le respon-
dimos como el díra. Dadle entera fe e creengia.
De Medina del Canpo a xxu días de otubre_de d uu." años.
296

OTRA CARTA
para Gutierre Gómez de Fnensalida.

El. Rev.

Gutierre Gómez de Fuensalida, comendador de la Menbrilla, nuestro en-


baxador y de nuestro consejo: Nos avernos mandado al reuerendo in Christo
padre obispo de Cordoua, nuestro capellán mayor y nuestro enbaxador y del
nuestro consejo, levador desta, (jue vos hable de nuestra parte algunas cosas
que el dyra. Dadle entera fe y creengia como a nuestra |5ropia persona.
De ¡Medina del Canpo a xxvni.° días de otubre de diiu.° años.

OTRA CARTA
para sus a/tesas, del Principe. Levóla el dicho Martin de Ij.

\'osctros enbaxadores escriuistes al Rey y a la Reyna que yo he ávido


mucho las piadosas nuevas que vosotros me aves dicho de su
pesar de
parte, y ya son pasados quince dias, tocantes a la gran enfermedad de la Rey-
na, y que no menos yo soy mucho consolado en que después no an conti-
nuado las nuevas de su enfermedad. Dios por su gragia la quiera guardar. Y
todavía quando el caso viniese, lo que Dios no quiera, yo soy delibrado de me
guiar en todas las cosas por el buen consejo y aviso del Rey, como de aquel
en quien yo tengo entera y perfeta confianga.
En quanto al hecho de Frangía, escriuistes al Rey y a la Reyna que el Rey,
mi señor y mi padre, y yo avernos hecho todas las cosas a nos posybles como
por nuestras cosas propias, de ayudar a conduzir los hechos despaiía y el tra-
tado de Xapoles en tal manera que avernos sufrido grandes palabras, y final-
mente el dicho tratado se a ronpido, a gran pesar del dicho Rey, mi señor, y
mió, porque el dicho Rey, mi señor, a tomado en alguna manera la fama de
aquello que se dixo tocante a don Fadrique, y a querido tratar en su non-
bre y en el mió con el rey de Frangia, y me ha synificado que sy yo no quiero
ser conprehendido en la paz, quel haria su paz sin mi, y syn me dar lugar ni
tienpo para advertir dello al Rey e a la Reyna, en efeto, han sido hechas dos
letras, y me han traydo los enbaxadores el original de aquellas de la seguri-

dad del matrimonió, y ac[uellas de la paz an sydo llevadas por Ferrete al Rey,
mi padre, y yo no he syno vna synple copia y no atenticada; de las quales
delibre de les onbiar las copias; y me parege que en los dichos dos tratados
— 207 —
no ay cosa (.le mi parle vn i|iii'l Roy y la Rcyiia puedan aver suspií^ion ni sy-
niestra yniaginagion, sy no es en el primer articulo del tratado de la paz que
haze mingion amigo de amigo y enemigo de enemigo. Sobre lo qual, por hazer
mi dever, he concluydo, asy por esto como por algunas otras cosas, de enbiar a
(ilaudü de Sylli, maestresala de mi muger, con diligencia al Rey y a la Reyna,

y tengo firme esperanza que, después que le ayan oydo, no avran causa de se
c^uexar de aquel articulo, y que se contentaran de mi, porque yo les mostrare
c[ue yo quiero syenpre ser su muy humillde y obidyente hijo,

hecha eii Alos a xxi.K de otubre de 504.

OTRA CARTA
para sus altezas del obispo de Catania y del comendador de la Menbri lia, fe-
cha en Bruselas primero dia de novenbre de §0^. Leñóla Martin de Vy,
correo.

Después que Moxica partió de acjui, del c[ual avran sabido V. ais. ad [)le-

num las cosas pasadas después c[ue la Princesa vino despaña, an sucedido mu-
chas cosas, de las quales, por no hazer progeso ynfinito, no diré mas aqui syno

lo que vltimamente ha sugedido después quel Pringipe vino de Olanda. Visto


que la Pringesa no queria tener otra conpaña syno la de sus esclavas, las qua-
les ya estauan enfermas del mucho trabajo que tenyan, y tanbyen por la mu-

cha continuagion de los baños y del lavarse la cavega, lo qual, segund los fisy-
cos dezian, le hazia muchos daños, el Pringipe acordó de le quitar las escla-
vas, y enbio a mandar que se las quytasen. Y sabido lo quel Princi]:)e avia
mandado, procuróse que se hiziese de manera que la Pringesa resgibiese el
menos enojo que ser pudyese, y don Juan tomo cargo de venyr a hablar a la
Pringesa, y a traelle vna carta del Pringipe y a rogalle de parte del Pringipe
que quisvese seruirse de giertas mugeres angianas quel Principe le avia dado
y de otras mugeres de cámara, y que quisyese dexar aquellas esclavas, y que
sy no hazia esto, que el Pringipe no vernia a verla hasta que lo hiziese. Y vi-
niendo don Juan a camino adolegio de quartana, y enbio a Bruselas
esto, en el

por vn repostero de camas de quien la Princesa se syruia, que se llama Pedro


de Rada, y con aquel escriuio a la Princesa haziendole saber lo quel Principe
queria, y enbiole la carta del Pringipe. La Pringesa se enojo tanto, que despidió
al repostero, y con mucha yra le mando que dentro de tres dias saliese de

todas sus tierras so pena de muerte, y no quiso responder al Principe ni ha-


zer lo que le enbiava a dezir. l-"inalmente, quel Pringipe acordó de venir el en
persona y (.[uitarlc las esclavas por las razones dichas, \- tanbien porque la
— 298 —
l'rin(,-('sa lomo fanlasva do las señalar en las caras. ^' quaiuln fl Principe vino,
la Princesa eslava adere(;ada y dispuesta para salirle a re(,-ehir al escalera, y

fue su venida lan supila, que ya estaua en su cámara quando la Pringesa lo


supo, y enbio luego por mose de Frenoy y mandóle que fuese al Principe y le
dixese que por no aver sabido su venida no avia salido a regibirle. .Aquella no-
che el rogo que quisyese estar mejor aconpañada, y cjue en todo
Pringipe le

caso tomase consigo a la \nzcondesa y a las otras damas ancianas que le avia
dado, y que no se syruiese de las esclavas. Y
a lo primero respondió mal, y a
lo postrero peor, diziendo cjue por ninguna cosa dexaria las esclavas, y sobre
esto dixo algunas palabras ásperas de que. el Pringipe estaua harto resabiado;
de manera que no estuvo aqui syno vn dia, y partióse syn dezir nada a la
Princesa, y fuese a caga dos leguas de aqui, y de alia le escriuio rogándole que
hiziese lo que le avia dicho, sy no, que perdiese la esperanga de verle acá tan
presto. Finalmente, ni respondió al Pringipe, ni quiso hazer lo que le escriuia,

y pasados ginco o seys días, acordó de venir, con deliberagion de quitalle por
fuerga las esclavas. Y
luego que supimos esto, fuymos al lugar donde estaua,
y diximosle lo que vuestra alteza dezia en la carta que escriuio al Obispo cerca
de la manera que devia tener con la Pringesa, que hera tratarla dulgemente;
y dixo quel se esforgaria a hazello asy, avnque no podria syno con mucha
pena; mas que por cosa del mundo no dexaria de cjuitarle las esclavas, y que
para aquello ternia la mejor manera que pudyese. Y
la noche que vino envió a

dezir a la Pringesa quel le avia enbiado a rogarque echase de su cámara aque-


llas que tuvyese tal con|)añ¡a, y que no
esclavas, porcjue el no hera contento
lo avia querido hazer; que le hazia saber que no la verla fasta que las esclavas

fuesen fuera de su cámara. La Pringesa respondió bien ásperamente al Pringipe


de Symay y a Laxao que fueron con la enbaxada, y con amenazas, segund
ellos clizen; de manera quel Pringipe le enbio a dezir otra vez que las echase,

sy no, quel vernia y se las haria echar. Tanpoco quiso de aquella vez. El Prin-
gipe vino a la cámara, y con palabras duras, segund su alteza dize, le dixo:
Señora, yo no soy contento que estas esclavas estén en vuestra conpañia, y
echaldas de aqui, porque yo no dormiré en vuestra cámara mientras ellas
aqui estuvyeren. La Pringesa diz que ynterpuso otras razones, y el Pringipe
mando al Simay que tomase las esclavas y que las levase de alli.
Pringipe de
Visto la Pringesa esto, dixo: No vades alia, que yo las mandare yr. P^l Pringi-
pe fue contento, y dixo que las mandase yr, y quel se vernia a dormir luego
que supiese que las esclavas heran ydas. Y dende a rato Laxao torno a la
Pringesa a ver sy heran ydas las esclavas, quel Pringipe quería venir a dormir.
La Pringesa diz que le respondió rudamente, diziendole: Vos no podes escusa-
ros de venir con estas enbaxadas. Para esta cruz que vos me lo pages. Dezid
al Pringipe que se venga a dormir, que las esclavas no están ya aciui. \ mando
a las esclavas que se fuesen a la cámara de la camarera, y al salir cpie se sa-
llan, remeso y apuñeo a la vna, segund ella dize. Otro dia en levantándose

el Pringipe, luego enbio ]X)r vna de las esclavas, de lo qual el Pringipe recibió
— 299 —
enojo, y tornóle a enbiar a dezir c|iie la echase de su cámara, sy no, que le pro-
nietya de n(5 verla mas. De manera suijedio la que fue negesario quel
cosa,
l'ringipe la mandase sacar, y asy aíiuolias dos esclavas que la seruian y otras
dos que estauaii imi cas, i de la camarera el i'n'in;¡|)c las mando levar lucra de
pala(,;io. Otro día, ipiando el l'rin<;¡pe se levantava, dize c|ue lo dixo: Señora, yo
lie mandado levar vuestras esclavas a vna casa ado estaran onestaniente. La
Prin(;esa le respondió: Burlaysnie?: Dixo: No, cierto, syno que es verdad. Yo os
riiecro i|ue vos os querays seruir destas mugeres que yo os he dado, que son

]iersonas onestas y de avtoridad y ancianas, y asymismo destotras mugeres


de cámara, y que os syrvays, como es razón, y pertene(;e a vos y a vuestra
hcinrra \' mía, v no tjuerays estar en esta soledad; otras muchas razones. _\"

Respondióle, seguntl el Prin(,Mpe dize, muy rudamente y con palabras asa/ ])e-

sadas ]>ara entre tales personas, entre las quales le dixo: Vos me aveys hecho
este torno; mas yo os haré otro de que os pese, el qual vos no pensays. Y asy
se partieron mu\' enojados. El Pringipe se fue a vn abadia dos leguas de aqui, y
otro dia hizonos dezir por el Principe de Simaya e por Laxao: pues la Pringesa
no (pieria hazer nada de lo que el t]ueria, ni ([ueria estar como convenia a su
onor y al suyo, v ha/ia otras cosas tpie mucho le dañauan, quel avia determi-
nado de le gerrar todas las puertas de su aposentamiento, y que no quedase
syno vna abyerta por do se siruiese, porcjue temia, segund lo que le avia di-
cho, cjue se saldría vna noche y se yria a algún monesterio de monjas, con
pensamieEito de vrse de alli secretamente a algún puerto de mar donde se
enbarcase para España, lo qual seria granel deshonrra para el y para todos. Y

porque no pudiese tener avinanteza de hazer esto o otra cosa, quel mandava
que ningund seruielor español no entrase en su cámara; y que (pieria enbiar al
limosnero con las esclavas a España. Y visto nosotros quan dura hera esta de-
terminagion, acordamos de yr a hablar al Pringipe y suplicalle que quisyese
bien mirar lo que hazia, y que no hiziese tal cosa sin mucho consejo. Sienpre
avenios hallado al Pringipe bien dispuesto para agradar a la Pringesa, si su

alteza quisyese. Y concluyóse que no se haria nada hasta que nosotros hablá-
semos a la Pringesa. Y asy procuramos otro dia de la hablar. La c[ual habla se
alcango con harta dyficultad, y con condición que no le hablásemos de las

cosas de entre su alteza y el Pringipe, saluo sy queríamos hablarle en cosas


despaña; y algo, y harto mas por ynportunidad que por gana, obtuvimos la ha-
bla, } diximosle todo lo quel Pringipe cjueria hazer, y suplicamosle que pues

estava en su mano remediarlo, c]ue lo remediase. Respondiónos ásperamente,


mostrándonos que nos tenia mas por deseruidores que por subdytos; y con-
cluyo con nosotros que syno fuese en cosas que \^. ais. nos mandasen, que no
procurásemos mas de la hablar, ni de le dezir nada desta mater\'a, por(]ue re-
gibia dello enojo. El Pringipe quiso saber loque aviamos hallado en la Prin-
gesa. Xo supimos otra cosa syno que nos avia respondido como a
que le dezir

todos los otros respondía; y tornamosle a suplicar que mirase mucho lo que
quería hazer, y mirase los ynconvinientes que desto se podrían seguir, pues
— 300 —
hera cjierto que !a Prin<;esa lo avia de sentir mucho. Y en este medio tienpo
el Pringipe avia enbiado por los Ynfantes, pensando que en traérselos la- ablan-
darían. Vinieron, y el Pringipe se fue a la cámara de la Pringesa para regibir
juntamente sus hijos. Estuvo de buena manera la Pringesa en presengia de toda
la corte al recibir de los Ynfantes; besólos, y no hizo mucha demostragion de
holgarse con ellos. Esa noche el Pringipe durmió en la cámara de la Pringesa,
y rogóle, segund otro dia nos dixo, con muchas palabras dulges, que quisyese
tener su estado y manera segund le pertenegia. Dize que le dixo muchas co-

sas tocantes a querer aver sus esclavas, y a nada de lo al no le respondía.


Dixole: Señora, porque no digays que mis seruidores os tratan mal, o hazen
mas de lo que yo les mando, vedes aqui por esto lo que he mandado que se
haga, pues vos no queréis hazer lo que )'o quiero, ni queréis estar como con-
viene a vuestro estado y a mi honrra y vuestra. Y diole el escrito en el qual
dezia que mandaua que le fuesen cerradas todas las puertas de su aposenta-
miento, y que no oviese syno vna abierta por do se syruiese, y que no en-
trase alia el limosnero a rezar con su alteza, ni ningund seruidor español, ni
ninguno otro onbre, saluo aquellas damas angianas que alli estauan para ser-
uirla y mugeres de cámara; y que no ternia libertad para salir de alli a
otras
ninguna parte. Y diziendo y haziendo, fueron gerradas todas las puertas, y he-
cho mandamiento a todas las personas que solian entrar a seruirla que no en-
trase alia ninguno. La Pringesa desque vido las puertas gerradas, gerrose por
de dentro, y quando fue ora de comer, truxeron el manjar; no quiso comer, y
enbio a dezir al Pringipe que viniese a hablar con su alteza. El Pringipe le res-
pondió que no vendría hasta que supiese que ponia en efeto lo que le avia

dicho. Ycomo nosotros lo supimos, fuymos a suplicarle que la fuese a ver y a


hablar, üuando fuymos en palagio dixeron nos: el Pringipe es ydo caualgando
fuera el solo con su cavallerizo. Estuvimos alli en palagio hasta syete oras de
la noche, y la Pringesa en este tienpo no hazia syno llamar y enbíar mensa-
jeros a saber do estaua el Pringipe. Y todos los pringipales del Pringipe esta-
uan turbados desta novedad de averse j^do el Pringipe solo y no querer levar
conpañia, y mayormente porque le avian topado algunos a dos leguas de alli,

los quales lo dixeron a estos pringipales que están gerca del Pringipe. Y en
este tienpo la Pringesa no avia comido, y fueronle a dezir sy queria comer.
Respondióles mal a los que se lo preguntaron, y dixo: Yo comeré quando qui-
syere. El Pringipe vino a las ocho oras de la noche, y no fue a ver a la Prin-
gesa, y venia malo, que se avia hincado vn palo en el pye; y en viniendo, quí-
sose luego echar, y su cámara esta debaxo de la cámara de la Pringesa, y la

Princesa syntiolo y comengo a dar golpes y dezir: Señor: yos ruego qué me
hagays abrir la puerta para que yo me vaya a estar alia con vos, o que vos
vengays a hablar comigo. Respondióle: Yo estoy mahí; mañana yos hablare.
Uizen que en toda la noche nunca dexo de dar golpes sobre la cama del Prin-
gipe con vna piedra o palo, y que de rato a rato le dezia: Señor, habíame, que
quiero saber sy estays ay. Y que con vn cuchillo comengo a ronper vna tabla
— 30I —
del suelo de la cámara. V asv n¡ el Pi-in(;lpe ni la Pringosa no durmieron esa
noche. Otro dia el j'ringipe subió a su cámara, y dixole: Señora, que querej^s.'

Dize ijue no le dixo palabra ])orque me gerrnstes, ni porque me quitastes mis


seruidores syno: Musyor, yo os prometo que yo no comeré bocado, que yo me
de.xare morir en tanto (¡ue los \'nfanles estuvyeren en esta villa y las damas.
Sy no queres que yo muera, mandaldos yr de aqui. Dize que le respondió: Yo
\'
os liare quita dellos; mañana se yran. Dixole: Si me lo prometes, yo comeré.
prometyoselo. Dicho esto, dixole: Oueres otra cosa.'' Dixo: Porque me aveys en-
cerrado y quitado mis seruidores?: Respondióle el Principe: Porque no queres
hazer nada de lo que yo quiero, y porque queres estar de manera que os
deshonrreys a vos e a mi. Di/e que le dixo: \'o no haré nada deso que vos
quereys. Dize el Prin(;ipe que le respondió: Sy no hazes lo ciue yo <|uicro, yo
os dexare, y me yre y nos verne a ver hasta que lo hagays: Respondióle la
Princesa: Yo me dexare antes morir que hazer ninguna cosa deso que vos que-
reys. Dize el Principe que le doy mi fe que mientras no
respondió: Pues yo os
lo hizieredes vos, nunca me vereys; y yo os mandare que os abran las puertas,
y hazed de vos lo que quisyeredes. Fynalmente, que le respondió que no ba-
ria nada de lo quel quería. Y asy se partieron, y el Pringipe se es ydo en

Flandes con \'ntingion de no ver mas a la Princesa sy no hiziere lo Cjue le ha


rogado que haga, que son todas cosas que su alteza las devia de hazer, que es
estar aconpañada y seruirse de sus ofigiales y tener el estado que es razón. ^
abryeron luego las puertas, y mando el Pringipe que la dexasen j'r a do qui-
syese, con tanto que fuese aconpañada del cauallero de onor y de aquellas da-
mas. Esto esta asy hasta oy. Muchas cosas dexamos de mala calidad pasadas,
por lo que primero diximos, que seria hazer progeso ynfinito. Y el lunes pa-
sado escriuio la Pringesa al Pringipe vna carta byen luenga, de que estamos

muy Creemos que todo lo que en ella dize deve ser bueno, porquel
alegres.
Pringipe nos dixo que avia leydo el principio della, y que le dezia que eslava
maravillada de averse partido syn dezirla nada, y que le haga saber c|uando
ha de bolver, porque querría hablarle muchas cosas,
de Bruselas primero de nouienbre de 504.

OJJ^A CAKTA
pa)-a el secretario Almagau del couiendadúr de la Menbrilla, hecha en Bruse-
las a primero de nouienbre de IVHd uii°; levóla el dicho Martin de Vy.

Señor, hablando el Obispo y yo con mose de Villa sobre la paz que avían
hecho en Frangía entre el Rey de Romanos y el rey de Frangía y el Pringipe,
'^ — 302 —
oviniiis de hal>lai- dol iratndd de la paz (|ue se tratava entre el Rey y la Re\na,
nuestros señores, y el rey de Frangía, para quel Principe oviese el reyno de
Xapoles; y diximosle: El Rey y la Reyna, nuestros señores, no pudieron hazer
mas de lo que hizieron en aquel tratado, porque sus altezas vinieron a todo lo
quel rey de Frangia quiso, y el rey de Francia asyo de aquel articulo (]ue de-
zia quel Principe oviese de governar aquel reyno con españoles, y por solo este
articulo desbarato la negogiagion y no dio lugar a quel Pringipe oviese aquel
reyno. Respondió: El rey de Frangía no despydio la negogiagion por este ar-
ticulo, syno por el articulo de los varones, que ese articulo de governar aquel
revno con españoles, el rey de Frangía lo pasara; mas no se desconcertó syno
por lo de los varones, enhaxadores del Rey y de la Reyna dixeron al
que los

rey de I'rangia (pie en ninguna manera no harían la restítugion a los varones


de sus estados hasta tienpo de seys años; y como el rey de Frangía tiene ju-
rado y sellado y firmado a los varones de no hazer ningund asyento de paz a
menos que sean restytuydos sus estados, no quiso pasar aquel articulo, y
les

por esto se descongerto, cjue sy sus altezas quisieran poner vn termino convi-
de Frangía lo pasara y no se dexara de hazer la paz. Nosotros le
niente, el rey
respondimos que sus altezas avían mandado dezir al rey de Frangia vltyma-
mentc que heran contentos de restituyr a los varones sus estados; mas porque
algunas tierras de los de aquellos tenían algunas personas a quien sus altezas
avian hecho merged, que Sus altezas desde luego mandarían acudir con las ren-
tas a los varones, y que mientras se asentavan las cosas de aquel reyno y se
dava orden de reconpensar a los que tenían las tierras de ae^uellos, qiie los

varones estuviesen o en las tierras del Pringipe o en España; y que asentadas


las cosas de aquel reyno, podrían libremente yr a el y poseer sus estados como

antes los tenyan, y que en esto no pasaría tienpo de dos años. Alose de Villa
replico dízíendo: que hera verdad que los enhaxadores avían dicho lo que nos-
otros dezíamos; pero todavía poniendo termino de seys años a la restítugion

de las tierras de los varones, y que por esto avia quedado de se concluir el tra-
tado de la paz y de aver el Príngí]ie aquel reyno; y quel otro articulo de gover-
nar aquel reyno con españoles, quel rey de rancia lo pasara, avnque hera algo
!•"

contra su honor; mas que toda vez que Sus altezas quisyesen venir en hazer la

restitución a losvarones y tomasen vn termino conveniente para les restituyr


sus estados, quel rey de Frangia haría la paz. y no se dexaria de hazer por el
otro articulo ya dicho. Diximosle que sy quería que lo escriuíesemos a .Sus al-
tezas asy como lo dezia. Dixo: No lo escriuays por agora; mas yo escriuire al

cardenal de Rúan, y después yo os hablare claro lo que hallare en el, por-


quel rey de Francia querría ya ser salido desta |)endengía de Ñapóles, y que-
rría que fuese hundida, sy a su honrra pudiese salir delia; y no le ynpide otra
cosa syno esto de los varones, ]iorque lo tyene firmado y selhulo y jurado, y
cuestanle mucho cada año. Parecióme, Señor, que lo devia escriuir a vuestra
merced para que lo comuniquéis a Sus altezas sy les piazeria de tornar a la
Llegaremos a este al cabo para ver a lo que saldrá, y syno, no tocare-
platica.
— 303 —
ni(ismas en esta materia, v sv rospondieredes, haremos con toda diligení^ia lo
que nos mandare que hagamos, y guiarlo hemos por el camino que Sus altezas
nos mandaren que lo guiemos; y sy no rcspondieredes, Señor, a esto, avnque
nos hablen en ello, callaremos y dysymularemos, porque el no responder to-
maremos por mandamiento para callar; y esto mose de \'illa no tiuicrc que se
comunique con nadie, porque teme que aya perturbadores, porque ay a(iui dos
bandos, mose de \'ere y Laxao, y otros que siguen a estos, es el vno; y el otro,
yque mas vale, es mose de Villa y su parentela; y estos a la verdad tyenen
tomada gran posesyon en el Pringipe; asy que aviso a vuestra merged, porque
alia entcndays las cosas, y no sera malo, antes muy prouechoso, que Sus alte-

zas escriuan continuamente a mose de Villa y a mose de Fyenes, porque syn


duda se muestran muy afigionados al seruigio de Sus altezas.
Con vn onbre mió escriui por la mar a Sus altezas, haziendoles saber lo ([uel
Pringipe me avia dicho sobre la paz de Frangía que quería hazer o hera hecha,
y como se avian de entender aquellas clausulas, amigo de amigo y enemigo de
enemigo, y escríue asymismo que, venido mose de Villa, nos declararla mas la
materia. Agora no se quien a rodeado que enbien enbaxadores, y que no nos
diga a nosotros nada. Creo que aquel onbre mió sera llegado, segund el tienpo
llevo; por esto no lo repyto aquí; mas agora el Pringipe determina de enbiar a

Glavde Sylli, el qual partyra muy presto. Dixonos que aquel dirá a boca a sus
altezas la declaragíon Yo creo que
el vaya a esto, y tanbien creo
de su voluntad.
que va a ver que Dios ha hecho, y a entender lo que alia se haze; y acá yo
lo

tengo sospecha que ay algunas ynteligengias secretas con algunos de alia; mas
no lo puedo alcangar a saber de gierto. Trabajare de lo entender, sy fuere po-
syble.
Muchas vezes, señor, por no saberse las cosas verdaderamente se guian
losnegogios por vn camino que, sabidas, seria negesario y saludable gaiallas
por otro; mas como no sea ligíto a todas personas hablar en todas cosas, mu-
chas vezes me muerdo la lengua y pongo freno a la mano para no escriuyr lo
que y conosco, porque no se sy Sus altezas toman las cosas que les escri-
se
uen sus seruídores con aquella voluntad que ellos las escriuen; y como yo ten-
go tanta razón de desear su seruicio y su descanso, y sea muy afigionado a mí
patria y desee el byen vniversal della, muchas vezes pierdo el sueño, porque
visto el termino en que están las cosas de quien pende la salud de todos, re-
presentanse a mi fantasya los males que nos están aparejados; mas, cierto, no
tengo osadía para lo escriuir, y tenerla ya (l) para lo hablar, sy en presengia de
Sus altezas me y podría ser que, sabidas
viese; las cosas verdaderamente. Sus
altezas proueyesen con grandisymo cuydado a lo que puede venir, como es de
pensar que agora hazen y avenios visto que sienpre lo hizieron; mas muchas
lo

vezes, no sabiéndose las cosas como se deven de saber, se guian los negogios
por camino que, sabidas, tomarían el contrario. Esto digo porque las cosas de

(i) Tenerla ya, equivale á la tendría, ctimo ya se dijo.


— 304 —
entre el Pringipe y la Pringesa están de tal manera, que sy Dios milagrosa-

mente no saca a ella de la fantasya que tyene, y a el no le da otra condigion,


vnposyble que jamas estén congertados. Pues estando en tanto descongierto
vna casa, como agora esta esta, como podran estar byen concertados y re-
gidos tantos revnos y tan grandes como son en los que estos señores han de
sugederf Ouanto mas que a este descongierto se juntan otras cosas que agravan
mas el pecado. Guando sepa que lo que escriuiere se tomara con aquella volun-
tadque yo tengo de seruir a Sus altezas, yo aclarare mas lo que a vuestra mer-
ged digo en palabras cubiertas; y suplicóle que sy esto no es para dezir a Sus
altezas, que vuestra merced lo tenga sepultado en su pecho, porque yo con
vuestra merced hablo como conmigo, y, gierto, no tengo otra pasyon en este
negogio syno amor del seruigio y descanso de Sus altezas, y amor de la patria y
del byen publico, el qual todos los onlires del mundo deven desear, qnía salus
omnium ¿n filio consistit.
de Bruselas primero de nouienbre de 504-

OTRA CARTA
para sus altezas de don Juan Mamut y del comendador de la Menbrilla, he-
cha en (¡ante a diez de nouienbre de ^o^; levóla l'edro del Canpo, correo.

Recibimos la de xv. de otubre, y hablamos al Pringipe todo


carta de \'. al.,

lo que por ella mando; y giertaniente, el Pringipe esta con gran deseo de saber

de la salud de la Reyna, y que regibe mucha merced de V. al. en avisarle de


aquella, y por ello besa lasmanos de V. al., y le suplica le quiera continuar,
porque al presente no puede regebir mayor merged. Ouanto a las otras cosas
que la dicha letra contyene, dize que le pareze que por agora no convyene res-
ponder, esperando la venida de la persona que V. al. dize que ha de enbiar a

el; porque a la sazón el despacha a Gladio Sylli, maestresala de la Pringesa,


y
que alia va por enbaxador, al qual se remite; y no ha querido dezir a nosotros
lo de su enbaxada, porque su enbaxador tenga que dezir: el qual nos parece,

como por otra avernos escrito, que es onbre de byen y afigionado al seruicio de
V. al. Y tanbyen nos parece aquel que acá ha de venir por parte de V. al. sera
bueno que venga presto, por que la ynvestitura quel Rey de Romanos ha de
dar al rey de Frangía del estado de Milán a de ser en breve tienpo, como
V. al. avra visto por la capitulación que le enbiamos con el correo ([ue antes
deste partyo; y podria ser que lo que V. al. enbia a dezir al Pringipe sera do
tal que podremos trabajar de dar alguna dilagion a la ynvestidura, por-
calidad,
que avnquel Pringipe dize (|ue hará a este proposyto lo que pudyere, figura-
— 305 =-

senos que puede ha/cr muchu. I'.l dicho (ilaudio S\'lli, scj^iiiid pndcmos enli'ii-

der partirá dentro de quatro o ginco dias, y yra con razonable diligencia.
VA Pringipe nos ha hecho saber quel enbia alia las esclavas tjue estauan
con la l'ringesa, porcjue no t[ueryendo otra conpañia ni seruicio syno la de-
llas, iiuil.indogelas, sera necesario (jue se syrva de niugeres de bycn y de cuen-
ta, como es razón. \' tanbyen enbia ¡unto con ellas vna dueña qu(» dizen el anta,
que es valengiana, y a su marytlo; y as\'niisino enbia otro que se dize Sepulve-
da, repostero de camas del señor Ynfante, del tjual nos posa, |)onpie le tene-
mos por buen seruidor y buen onbre. Y dize el Pringipe que estos enbia por
buenos respetos, creyendo que apartando estos de la Princesa, avra mas ayna
concordia entre el y la Pringesa.
(Hrosy la Pringesa enbio a don Aluaro Osorio a doña Ana de líjanionte, y
mandóle que le dyxese de su parte que luego se fuese a líspaña en vnas naos
que agora heran venidas, y que llevase consigo a su sobrina, üoña Ana le res-
pondió que era contenta de hazer lo fjue Su alteza mandaua; mas le suplicava
que le diese con que se fuese y en que biuiese, pues que sabia Su alteza lo que
le Su alteza con don Aluaro platicando en el quanto le da-
avia seruido. Estuvo
ria,y asy quedo syn partir, porque la Pringesa no se determino en lo que le
avia de dar. La Pringesa parege que hablo con el dicho don Aluaro de mejor
voluntad que con otro, porque algunas vezes nosotros avernos enbiado a dezir
algunas cosas con el a Su alteza, porque es onbre cuerdo.
El obispo de Catanya quedo con la Princesa, y desde alli partirá con el co-

rreo levador destas, con quien Obispo escriuira a V. al. de la salud de la


el

Pringesa y de lo que mas ovyere cjue dezir; y asy haremos nosotros de acá por
todas las vias que pudyeremos.
de Gante a diez de nouienbre de u.ini años.

OTRA CARTA '

del Rey, nuestro señor, hecha en Medina del Canpo a xi de nouienbre de §04.
Truxola Lope, correo.

Vimos vuestras cartas de xvi de otubre, en que dezis lo que os respondió


el Pringipe, nuestro hijo, a lo de la paz de Frangía, remityendose a que, en vi-
niendo ay sus enbaxadores y los del Rey de los Romanos, nos hará saber lo
que han asentado y nos enbiara los mismos artículos y nos escriuira claramente
su voluntad; y paregionos que para en negogio tan grande escrivistes corto,
porque sy el Principe ha asentado agora capitulagion con el rey de l'rangia,
claro esta que los suyos no la avran asentadci y firmado syn quel primero lo

39
— 3o6 —
supiese y viese y la mandase asentar; }' en dezirnos quel Priníjipe no sabe lo

asentado y cjue, segiind lo qnel y el chanciller vos an dicho, el Pringipé mues-


tra que de proposyto de cunplir con su honrra y con lo que nos tyene
esta
escrito, y dize que nos hará saber de la paz cjuel Rey, su padre, a asentado con
el rey de Frangía, segund esto, parege quel Pringipé no ha asentado cosa al-

guna, syno Rey, su padre. Quisyeramos que mas clara y particularmente


el

nos lo escriuierades, porque en tan gran negogio no ynoraramos lo cjue con-


vyene t[ue .•\gora hemos regebido cartas de Roma, entre las quales
sepamos,
venia vna para nos, cuyo traslado va con esta, por la qual vereys lo que los
Irangeses han escrito a Roma, diziendo (juel Pringipé ha asentado liga syn nos-
otros con el rey de P'rangia, y como lo syenten alia. Esto es cosa que no lo
podemos creer en ningima manera, ]5orque sy fuese, seria la cosa del maj'or
desamor y enemiga que nunca hijo mostró a padres que tanto le aman. \' por-
que no la podemos creer, no hablamos en ella hasta cjue sepamos la verdad. Pin
todo caso nos la escriuid luego muy clara y particularmente, syn dexar de de-
zir cosa de lo qiie pasa, porque hasta ver carta de vosotros en que nos digays
lo que en esto ay, no creeremos nada. V porque a cavsa de las mentyras cjue
los frangeses firmaron y sellaron, porque el Pringipé ponga la mano en la llaga

y vea claramente como atjuello fue ment)'ra, y tanbyen porque lo c[uel Pringi-
pé nos escriuio, y vosotros por su mandado, tpie el Rey de Romanos le avia
escrito sobreque de nuevo entendiésemos y tratásemos por alia juntamente
con con el rey de Frangía, para que juntamente con ellos la asen-
ellos la paz

tásemos, y porque vea el Pringipé, nuestro hijo, lo que en esto y en todo de-
seamos hazer por el, nos avemos enbiado el recabdo que para ello conviene,
como vera byen pocos dias desjjues c[ue esta ayays regebido, y con aquel re-
cabdo escriuimos a vosotros nuestra voluntad. \in todo aquello nos remitymos.
En tanto, avnque la paz y liga que dizen quel Pringipé a hecho syn nosotros no
sea gierta, como creemos c]ue no lo es de la manera que la dizen; pero sy en
qualquier manera es gierto cpiel Rey de Romanos a asentado paz con el rey de
Frangía, y C[ue le ha prometydo de dar la x'nvestidura, porcjue cimple mucho a
nos y al Pringipé, nuestro hijo, y tanbyen al Rey de los Romanos, quel dicho
Rey de Romanos dilate de dar la ynvestitura de Milán al rey de P'rangia has-
ta tanto c]uel Pringipé, nuestro hijo, y el vean lo que nosles enbiamos, con lo
c[ual se podra hazer la paz de todos, juntamente con el rey de Prangia, con

mas honrra y seguridad de toda la casa, y con mayor honrra y avtoridad del
Pringipé, nuestro hijo; y asymismo cunplele mucho que hasta tanto c|uel Prin-
gipé vea lo que le enbiamos, no acabe de conchnr ni asentar con el rey de
P'rangia cosa alguna, avemos acordado que vos, donjuán, partays luego en re-
gibiendo esta jiara el Rey de los Romanos, y asy vos mandamos que lo pon-
gays en obra, v que con todas vuestras fuerzas procures con el que sobresea en
el dar de la dicha ynvestitura hasta tanto ([ue el y el Pringipé sepan y vean lo
cjue enbiamos para el efeto susodicho al Pringi]5e, nuestro hijo; y vos lo en-
biamos por dos vias a Alemania; y no cures de poner escusa ni dilagion en
— 307 —
viioslra vda, cliziendii que desde av podres mejor negociar, por(|ii<' si vos ser-
uycio nos deseays hazer, ciinpie que ¡)ongays luego en obra vuestra yda
syn ninguna dilat;ion, v de lo contrario seriamos mucho deseruidos. \" quando
seays con el Rey de y regibays nuestro recabdo que por Italia
los Ro. nanos

vos enbiamos, vos conocereys quanto cumple a nuestro seruigio vuestra es-
tada ailv, V a quanta aventura y |)eligro |)orniades lo que alli loca a nuestro
seruigio sy luego no lueredcs. l\")r eso no la dilates ni vn momento; v en tanto
que regebis en Alemania el dicho nuestro recabdo, trabajad (¡uel Rey de Ro-
manos nos dilate de dar la ynveslitura al rey de Frangia, pues avra tienpo para
dargela, haziendose la paz de todos tres con el rey de Frangia, como se hará sy
quieren; v trabajad de seruirnos en esto como de vos confiamos, y haziendo lo
asv, vereys la demostragion que hazemos en vos y en vuestra casa. V vos,
(obispo, venid vos luego para nos,como por la carta clara vos lo escriuo yo el
Rev muy ynformado de lodo lo de alia. Y vos Comendador, <]ueda con el Prin-
gipe, y trabajad, como avenios dicho, c(ue ni) acabe de concluyr ni cfetuar cosa
alguna con el rey de Frangia hasta ver lo que le enbiamos, y escriuidnos luego
largamente lo que aveys sabido de la paz y de las otras cosas, syn esperar a
quel Pringipe, nuestro hijo, nos lo haga saber con persona propia.
En Medina del Canpo a xi de nouienbre de 504-

OTRA CARTA
del rcTy nuestro seíior, kcilia cu Medina del Canpo a xi de nouienbre de ^<>4-

Truxola el dicho Lope.

Vy vuestra letra de xvi de otubre, y como vereys por la carta clara, la

Reyna, a Dios gragias, esta mejor. Espero yo en nuestro Señor que su mejo-
ría vra adelante. V como quiera que creemos que con buena yntengion y por
buenos respetos, gomo dezis, dexastes de dar mi carta a la Pringesa y dezirle
lo que mandaua que le dixesedes; pero a la Reyna y a mi nos paregio que he-

zistes gran yerro en no dargela, y no dezirle lo que os mande que le dixese-

des, porque vyendo como es ella la heredera, ella es el todo, y della ave) s de
hazer syenpre el pringipal cavdal, y no paregeria byen que vosotros, syendo
nuestros sudytos y naturales y suyos della, hiziesedes otra cosa, que avnque
ella, segund lo quel Pringipe y vosotros escriuistes, no este agora tan sana

como deseamos, no perdemos la esperanga que nuestro Señor le dará salud;


y este como quiera que este, no dexeys de darle mi carta y dezirle de mi
parte lo que escriui que le dixesedes; y para en este caso hazed della todo el
cavdal, como es razón, que asy lo hazemos y haremos acá la Reyna y yo. \
— 3o8 —
sy el Pringipe, nuestro hijo, y los suyos hablaren en venir acá el Pringipe syn
1 1 Pringesa, agraviadle quanto es razón, y dezidles claramente que quando el

caso viniere, plega a Dios que sea de aqui a muchos años, como yo espero
que sera, que la Pringesa ha de venir a tomar y tener la posesyon y governa-
gion de sus reynos, como heredera propietaria dellos, quando lo fuere, como
la ha tenido y tyene Reyna, su madre; y que no piense el Pringipe en ve-
la

nirsyn la Pringesa, porque syn ella no le regibiran acá en ninguna manera; y


que no le consejays que muestre a estos reynos que quiere detener alia la

heredera dellos y la que ha de ser su señora, ni muestre en demostragion ni


en obra que la quiere tratar y tener syno como es razón de tratar y honrrar a
tan gran Pringesa, que lo (|ue le dan las leyes del reyno no gelo puede el ni
nadye quitar; y en esto tened syenpre vosotros el respeto cjue buenos y leales
seruidores y vasallos deven tener a su Pringesa y señora natural y al byen del
reyno, como la Rej'na y yo confiamos de vosotros que lo hareys; y avisadnos
luego muy por menudo de como aparejan y proueen para su venida el Prin-
gipe y la Pringesa, nuestros hijos, para cjuando viniese el caso, y de todo lo

demás.
En Medina a xi de nouienbre de 504-

OTRA CARTA
del comendador de la Mcnbrilla para sus alíesas, hecha en Gante a xviu° de
noiiie'abre de fo^. Levóla Glaiidlo Sylli, maestresala de la pringesa.

Por muchos respetos el Principe delibro de enbiar a Glavdo Sylli a V.


ais., y tanbyen nosotros, visto quel Pringipe queria enbiar enbaxador a Vues-
tras magestades, ayudamos para que fuese este antes que otro ninguno, porque
avemos conogido del que tyene buena voluntad al seruigio de V . ais.; avnque
agora yo he sabido, y de buen lugar, que mose de Veré, con ayuda de alguno
de nosotros, procura este viaje de yr a V. ais., y no con fin de aprouechar a
otro syno a sy y a sus amigos, porque cree que en ("astilla podra matar al-
gund tanto la sed que tyene de ser gran señor; y esto me han dicho en mu-
cho secreto. Escriuolo a V. porque sy son seruidos que vaya, yo no lo
ais.,

estorvare, y sy veen que se deve estorvar, yo terne mis mañas para estorvarlo.
Y a mi pareger, este es el onbre que menos cunple que este en la corte de
V. ais., no porque sy quisyese hazer bien que no lo sabrá hazer, porque es
onbre que sabrá vrdir la tela que quisyere; y pues V. ais. le conogen, no
quiero mas dezir.
Tanbyen me ha dicho el Pringipe quel Rey, su padre, le ha enbiado a de-
— 309 —
zir que <|uerr¡a que se viesen, y cree quel Rey do Romanos se aliaxara acerca
Colonia, y que alli se |iodian ver; y dize quel agehta esta vista por hablar
(le

con el Rey, su padre, de sus cosas y lo que convyene para la buena governa-
(^iondo su estado, sv caso viniere quel ava do vr a l'.spana. I'li'^a a 'ios 1

que sea tan tarde que de viejo desee reposar.


Otra cosa no ocurre agora que pueda escriuir svno quel l'rin(;ipo anda a
sus ca^as, y tiidas las otras cosas están en el estado que sienpre an estado.

Vna carta ([uo la ^ ntanta doña Leonor me escriuio cnliio a \ ais., porcpie .

es la primera c[ue ha escrito.


de Gante a xviu" de nouienbre de duu" años.

OTRA CARTA
del 7'cy, ¡Ilustro señor, lucha cu Medina del Caupo a xxmí." de iwuieiihrc de
§04. Truxola Martin de Vy, correo.

Por vuestras cartas de xxi.K y de .\xx, y de primero de nouienbre, y por lo


que nos escriuio el Pringipe, nuestro hijo, vimos la liga quel Rey de Romanos
y el Pringipe han asentado con el rey de Frangía, y supimos todas las cosas
que han pasado entre el Pringipe y la Pringesa, nuestros hijos, y para con vos-
otros, de lo vno y de lo otro sentimos en el alma lo que padres deven sentir de
tales descongiertos de hijos. Recebimos mucho dolor de ver lo que la vndispu-
sigion de la Pringesa le haze hazer a ella; pero no sentimos (sic) [menos?] de ver
quel hijo que^ha de heredar nuestros reynos y en cuyo poder han de (¡uedar
nuestros reynos y sudytos que nos tanto amamos, haga liga contra nos }• contra
ellosy contra sy mismo; es cosa tan ynavdita y tan contra natura, que las pa-
redes se alteran y escandalizan de oyrlas, cuanto mas los honbres; no deziros a
vosotros partycularmente luego lo que des¡:)ues dize que nos ha de enbiar a de-
y aviendo el asentado que dentro de quatro meses podemos entrar en la liga,
zir,

con condigion byen perjudigial al mismo Pringipe y a nos, ciue aya dexado pa-
sar mas de los dos meses antes de nos lo hazer saber, v cjue pasaran antes los
quatro que venga su mensajero que nos ha de ynformar, pudriéndose hazer
aquello por vna carta de vosotros el mismo que se asento la liga. Decid al
dia
Pringipe que avemos visto la capitulación de que su padre y el han asen-
la liga

tado con el rey de P'rangia, y que por ser cosa que en tantas maneras ofende
a su honrra del Pringipeya su estado, nos la callamos y encubrymos acá quan-
to podemos, esperando que, como el dize en su carta, que quando seremos yn-
formados de todo y byen, y veremos su obra, seriamos byen contentos del. Y
pues que con lo que le enbiamos estara en su mano el remedio de todo, que le
— 3IO —
rogamos que el (|uiera romediar cosa tan grave como esta, y no consienta que

por el mundo se diga del lo que nunca se dixo de Pringipe; mayormente pues
esto es mayor seguridad para misma paz y casamiento de Frangia que el
la

quiere; y porque todo se haga juntamente, que le rogamos quel trabaje quel
Rey de Romanos dylate de dar la ynveslidura de Milán al rey de I'rangia. ^'

vos donjuán, sy no fueredes partido, en todo caso partid luego al Rey de los

Romanos para procurar esto; que en dilatarse de dar la dicha ynvestidura has-
ta cjue todo ¡unto se haga, va todo el byen ilel negogio. Y vos, Obispo, venid,

vos luego para nos ynformar de lo de alia, y a resydir en vuestra yglesia de


León, como yo os lo he escrito.
En lo de la Pringesa direys al l'ringipe, nuestro hiji), que nuestro Seiior
sabe quanto nos pesa que la Pringesa este de la manera tjue esta, porque que-
rríamos y deseamos que entre el y ella oviese mucho amor y conformidad,
como es razón, y por lo que a ella toca; pero que le rogamos que mire que sy
la Pringesa no sabe lo que haze, como creemos que no lo sabe, que claro esta
que tratarla asy haze mas daño y sy sabe lo que haze, que ya vee
a su dolengia;
que no es razón de tratarla de aquella manera; que le rogamos t|ue la quiera
tratar muy dulgemente, porque esto aprouechara nmcho para su salud \' para
que ellos estén en paz y amor y conformidad como es razón. Y quanto a man-
dar que no la syrvan españoles, que miren que no le cunple esto al Pringipe,
que paregeria que los aborrege, que antes deve mandar que la syruan españo-
les, porque tomen amor con el Pringipe. En lo que hablauan en venir el Pringi-

pe y dexar alia a la Pringesa, esto agraviad por todas maneras. V maravillamos


nos de vosotros, syendo españoles y tan leales, poder oyr con pagiengia que
quedase alia la heredera despaña, y que no mandase nada en lo suyo, syendo
laque lo ha de mandar todo y toda la parte, que syn ella, no es el Pringipe
parte. Dezid claramente al Pringipe, nuestro hijo, y a los suyos, sy en ello ha-
blaren, que si la Reyna muere (guárdela Dios) la Pringesa ha de venir a tomar
la posesyon v governagion desto reynos, como señora propietaria ([ue eston-

ges sera dellos, y que syn ella el Pringipe no es parte, ni seria regebido en nin-
guna manera. Y vosotros dezid y hazed en este caso lo (pie fieles sudytos y ser-
uidores deven dezir por su Pringesa v señora, como de vosotros confiamos. \
trabajad que sea muy byen tratada, y n i hagays cosa de que ella regiba des-
contentamiento.
De Medina del Can]30 a xxiui de novienbre de düu." años.
— 311 —

OTRA CARTA
del rcv nuestro señor para el coiiieiuiador de la Menhrilla, heeha en Medina
del Canpo a xxiui" de noiiienbre de uuu" años. Truxola el dicho Martin de
Vy, correo.

V^ynios lo c|üe cscriiiislcs .Alinagan, ijue nos escriuiriades sy supiesedes que


fuésemos dello seruitlos, y pareciónos muy byen todo lo ijue dezis; y parege
byeii por ella la afición y grande lealtad que teneys a nuestro seruigio, y el
zelo y deseo que teneys al byen destos reynos, y vos lo tenemos en seruigio;
y porque esta es cosa que nos deseamos saber particularmente, y holgaremos
de lo oyr, y avnque no oviera de yr correo para otra cosa lo enbiaramos para
solo esto, por ende escriuidnos luego mucho por menudo todo vuestro yntento
en esto, y dello en ello satis (sic) (l), porque visto por nos, que luego vos es-
criuiremos cerca dello nuestra voluntad, y proueeremos sobre ello lo (|ue vié-
remos que convenga; y lo demás va en las cartas de todos.
De Medina del Canpo a xxiiu" de nouienbre de diiu° años.

OTRA CARTA
para sus altezas de don Juan Manuel y del comendador de la Menbrilla,

hecha en Enveres a tres dias de dizienbre de nuu" años. Levóla Lope, coitco.

De la salud de la Reyna, nuestra Señora, el Principe ha ávido muy gran


gozo y toda su corte mucha alegria. Nosotros podemos dezir: bcnedictus domi-
Hus ysrrael quia visitavit et fecit redeni¡;ione¡n plebis suy (sic). Nuestro Señor le
de tanta vida como sus suditos avemos menester.
Las cartas de V. ais. escritas en Medina del Canpo a xi de nouienbre re-

gebimos el vltimo dia del dicho mes en Enveres, y reprehendennos V. ais.


que escriuimos corto para en negogiagion tan grande. Nosotros byen creemos
que los enbaxadores del Pringipe no asentarían ninguna paz sin quel Pringipe
mas como destas cosas ni de otras no nos dan parte en esta casa,
lo supiese;

no pudimos escriuir syno aquello que supimos y el Pringipe nos quiso dezir.
No ha quedado por nosotros de procurar de saber y entender todo lo que a
sydo posyble, y byen creemos que sy los mensajeros que de acá avemos des-
pachado no son muertos, que ya \'. ais. avran visto todo lo que acá se ha he-

(i) Debe faltar el fin de la palabra /aréis y algunas más.


— 312 —
cho; como quiera que lo quel Pringipe piensa hazer en lo que escriuimos que
estade voluntad de conplir con su honrra, no nos lo ha querido declarar, por-
que ha enviado a Glavdio Sylli, porque aquel a boca certifique a V. ais. lo que
el tyene voluntad de hazer.
I.a carta que \^. ais. enhian, que de Roma les enbiaron, mostramos al

Prini^ipe, y sy su alteza ha oydo de nosotros much(j mas que aquello que en


la dicha carta se escriue, el es buen testigo, y nosotros lo sentymos, como
quiera que de ninguna cosa que nos venga tenemos pena haziendo lo que toca
a vuestro seruigio.
Al verro que V. ais. dizen que cometimos fii no dar la carta de vuestra

y en no dezille lo que vuestra alteza mandaua qui-


alteza, señor, a la Pringesa,

se le dixese, ya escriuimos por que lo dexamos de hazer, y de hazer cavdal


de su alteza pringipalmente, como de verdadera sugesora de \'. ais.. Sy V. ais.
creen que nosotros somos castellanos de nagion y de opinión, y nos tyenen
por verdaderos suditos y seruidores, creerán que avernos tenido alguna pena,
por quel deseo que tenemos de mostrar lo que somos no lo podemos conplir.

Que quieren que hagamos,


\'. ais. pues su alteza no nos quiere mas ver ni ha-
blar que si fuésemos enemigos, y nunca en otra cosa entendemos syno en lo
que cunple a su seruigio; mas entrar a hablar a su alteza, nin dezille cosa de lo
que deveria saber, syno quebrásemos las puertas de su cámara, no lo podría-
mos alcangar; y pluguiese a Dios que tuviese su alteza portero o porteros, que o
con pecunias o por otra manera le corronperiamos y entraríamos a hablar a su
alteza, avnque nos diese de palos; mas su alteza es el portero, y ninguno puede

entrar en su cámara sy su alteza no le abre; asy que sy V. ais. pueden hazer


cosa para que nos oyga, nosotros haremos aquello que buenos y leales sudy-
tos y seruidores deven hazer. Dios sabe el dolor que" sentimos de lo que ve-
mos; mas no es en nuestra mano remediallo; gierto, mucho mas nos duele sy
a V. ais. han escrito que nosotros hazemos otra cosa de lo que buenos y leales
seruidores deven hazer, porque seria contrario de verdad y de lo que nosotros
procuramos, porque para que las cosas desta casa se governaran a la voluntad
de V. ais. no teníamos negesidad de otra cosa syno que la Pringesa quisyera
hazer demostración alguna que con nosotros, y que holgava de plati-
le plazia

car en cosas de estado, porque esto nos diera tanta avtoridad que supiéramos
rodear que todas las cosas vinieran a su mano; mas de antes de agoni ni agora

nunca se ha podido esto alcangar de su alteza por ninguno de los ijue ai¡ui han
estado; asy que a Uios ni a V. ais. tenemos cargo desto ni a su alteza.
Después que escriuimos a \'. ais. que no aviamos dado la carta de vuestra
alteza a la Pringesa, ni le aviamos dicho de la enfermedad de la Reyna, nues-
tra Señora, lo qual dexamos de hazer por muchos respetos estonges, después
acordamos que hera byen que lo supiese, y procuramos de la hablar, lo cjual
no se pudo ostener, y acordamos quel (^biS])o le diese la carta y se lo dixese,
y asy lo hizo, lil senblante que hizo y lo que syntio creemos quel Obispo lo
avra escrito, lo qual ni nosotros lo querríamos aver visto, ni lo queremos es-
— 313 -

criuir,y después todos tres juntos se lo diximos, y respondiónos: Nunca de


aqui adelante no procuréis de hablarme, que nos quiero oyr, porque yo esto
mala de la cabega. V avnque avernos procurado otras vezes de hablar a su al-
teza, no quiere dar lugar a ello.

Asymismo avemos dicho al Principe lo que V. ais. mandan que le digamos


sobre el la Prin<;esa, y tantas vezes, que no tyene cuento;
buen tratamiento de
y mucho mas avemos dicho de lo que \'. ais. mandan, porque con este
le

cuydado dormimos y velamos. El Principe lodo lo que le dezimos de parte de


Y. ais. querría hazer, o mas de lo que le dezimos haria; mas no se quiere re-
(jebir, ni se sabe dar cobro a lo que ha de hacer. Cierto, es piadad de velle

quando habla en esta materia de la Princesa.


Ouanto a lo que \'. ais. dizen que digamos si el Pringipe quisyere yr a l".s-
paña y dexar acá a la Princesa, no asy claramente como V. ais. mandan cpie
le digamos que no le recebiran, porque no sabiendo vuestra voluntad, no heran

palabras para dezir; mas todo lo que se le puede dezir de aqui a gien años se
le ha dicho, y mostrado por muchas razones que la Pringesa ha de yr delante,

y su alteza a de ser primero vista de sus sudytos, y salida de la nao y puesta


en que onbre dellos salga de las naos. Crean V. ais. que en esto
tierra antes

no dormimos, en al que nuestro seso pueda conprehender.


ni

En lo que \'. ais. mandan que les escriuamos muy por menudo sy se apa-
rejan, sy necesidad fuese, y que aparejos hazen, los aparejos que vemos no es-
tan syno en la boca, en obra, ninguno vemos, ni señales, sy caso viniese, por
que ovyesen de yr. Plega a Dios que sea tan tarde como nosotros deseamos, no
creemos que serian en la ora, y avn creemos que tomaran antes el camino por
la tierra que por la mar, porque aman mucho sus personas.

Como quiera que yo don Juan Manuel esto mal dispuesto para yr en Ale-
mania, yo lo haré de muy buena voluntad, como V. ais. lo mandan, v bven
presto, plaziendo a nuestro señor, y escrivire desde alia luego a V. ais., y
avn desde aqui a la ora de la partida.
de Enveres a tres de dizienbre de 504.

O TI?A CARTA
para sus altezas del comendador de la Menbrilla, hecha eii Enveres a tres de
dizienbre de j;o^; lez'ola el dicho Lope, correo.

Agora avra tres dias que yo hablaua con el Pringipe sobre la yda despaña
y deziale que me paregia que para vna tan gran cosa que esperaua, que dor-
mía mucho, porque no le via hazer ningún aparejo por do se pudiese conoger

40
— 314 —
quel tenia voluntad de yr en España tan presto como seria menester, viniendo

el caso. Respondióme: Yo estoy en gran cuydado, porque parege (¡ue todas es-
tas cosas me han venido mal a punto, la enfermedad de
Reyna, mi señora, la

y aver yo comengado esta guerra de Gueldres, he gastado mas de lxxxxQ flori-


nes y no he hecho nada, que mis capitanes no han hecho lo que devian, ago- _\-

ra el duque de Gueldres tyene mas gente que yo, porque le ayuda alguna per-
sona, que yo no me regelava de aquello, y es me forgado tomar gente de nuevo;
y si el gastare xg) florines, me hará a mi gastar cg), y no se como sugederan
y esme gran ynpedimento para aver de yr a España, porque avnc[ue
las cosas,

lode España sea tan gran cosa, este es mi patrimonio verdadero, y yo no lo


tengo de dexar perder. Yo le dixe: Con lo otro podes defender esto y no lo otro
con y acá puede V. al. proueer por manera que no reciba daño, y de vues-
esto,

tra tardanga de yr a España podriades lo recebir, porquel rey de Frangia que


teniays por mucho amigo, sy tal caso viniese que os fuese negesario yr a Es-
paña, el os enpacharia la yda, creyendo que por vuestra tardanga podres aver
algún ynpedimento en sugesion, a lo menos de no averia tan pagificamente
la

como la avriades yendo luego, o que no hallarla \'. al. tan pagificos los reynos
como los hallariades alia, y por esto me parege
sy fuesedes en llamándoos de
que V. al. desde agora deve proueer a todo por manera que lo vno no enpache
a lo otro. Mas quien puede dar ayuda al duque de Gueldres, sino es el rey de
Frangia, que os puede poner en tanta negesidad como V. al. muestra? Dixome:
Sy me prometes de no comunicar con donjuán ni con otra persona ninguna,
yos lo diré, porque no lo sabe syno mose de X'illa y yo; nii se avn a quales de
mi consejo lo diré; v digo que no lo digays a donjuán, porquel tyene vn her-
mano en Inglaterra, v no querría que se supiese lo que yo quiero hazer. Yo le

promety de tenelle secreto. Dixome: Sabe quel rey de Inglaterra a enbiado dy-
nero al duque de Gueldres, con lo qual el duque de Gueldres a hecho y haze
gente, y tiene propuesto de venir a hazerme el daño que pudiere en mi tierra;
y esto haze el rey de Inglaterra, porquel duque de Gueldres le de al duque de
Sofolque que tyene en su poder, y yo he escrito al rey de Inglaterra sobre
ello, y ame respondido que no haze cosa que no deva en querer aver su

sudito, y que sy vo soy mal contento y no le quiero por amigo, quel no dexara
de hazer su prouecho. A sydo vna respuesta dura y casy desafio, y yo pien-
so que siéndome este contrario, que yo no podre tan ayna descabullirme desto
de Geldres, pues hazer tregua con Geldres esme vergongoso, y no lo haré por
morir; mas yo tengo pensado, sy el rey de Inglaterra no me responde agora
mejor con vn mensajero que le he enbiado, de procurar de le poner la guerra
en su casa. El duque de Sofolca tyene vn hermano en Colonia, el qual esta alli

en poder de despensas quel y su hermano han hecho, y le en-


la \'illa por la

bio a Colonia a pagar aquellas pecunias cjue ellos deven, y enbio por el heinia-
no del Duque, y yo le daré a este tanto favor por la mar que el rebuelua el rey-
no de Inglaterra, y asy podra ser que se torne en daño del rey de Inglaterra
el daño que me piensa hazer. Yo le dixe cjue me paregia que syn tener bien sa-
— 315 —
hidiiquel rey de Inglaterra avia daiio ayuda al dimue de Ciueldres de dinero,
y syn aver respuesta del rey de Inglaterra, no devia moverse a hazer tal cosa,
porque estas cosas heran ligeras en los principios y después hazlanse tan pe-
sadas, que no se podia asy rodear como los onbres querían: que devia tentar
todos los medios para no uenir en nmpimiento con el rey de Inglaterra y para
no ocuparse en cosa voluntaria para que le diese enpacho en lo que hera ne-

cesario;y tanbyen que mirase quel rey de Inglaterra hera poderoso para con el,
V (jue no se aíuziase en el ayuda de los Irangeses; y tanbyen que mirase que la
Princesa de (lales hera hija tle \'. ais. y avia de suceder en aquelhw reynos,
por lo qual deveria tentar todos los medios que pudiese para no quebrar con el
sey de Inglaterra, v |3ara quel rey de Inglaterra no le hiziese contrariedad.
Cierto, me respondió a esto de buena manera, di/iendomi- que la Pringesa de
(jales pesaua mucho en este negogio; tpie por todo lo otro no dexaria de ron-
per con el rey de Inglaterra, quel hera harto poderoso para con y por aven-
el,

tura sy no estuviese en medio la Pringesa, el podria hazer antes rey en In-


glaterra quel rey de Inglaterra defender contra el al duque de Geldres. Escri-
uolo a V. ais. porque vean que ni acá se haze aparejo para yr a España, ni creo
([ue desde el dia que fuese negesario seria su partida dentro de medio año,
avvendo de levar a la Pringesa, porque desto tyene tanto temor C(3mo ya ave-
mos escrito, quel Señor y ios seruiflores temen de ser todos enpozados o des-
honrrados.
de Enveres a lu de dizienbre de 504.

Después que \'. al. escriuio que enbiaria el despacho para que donjuán
fuese a Francia, hablando vn dia el chanciller y yo, me dixo; Xo seria mejor
ijue fuesen enbaxadores de Francia a España a tratar esta paz por la honrra
del Rev y la Reyna, que no aver agora Sus altezas de enbiar de nuevo enbaxa -

dores a demandar la paz al rey de Francia.^ ^'o le respondí que si aquello se pu-
diese rodear, que yo lo avria por mejor. Dixome: Dexame hazer, que yo quie-
ro tentar sy los podre seruir en esto; mas no lo ha de saber el prouoste de
Vtreq ni donjuán, porque qualquier dellos que lo sepa lo sabrá el otro, se-

gún son amigos ellos dos y el de Veré. Agora oy dia de la fecha de esta, sa-
liendo yo de hablar con el Pringipe, el chanciller me dixo: Sabes como he ten-
tado aquella materia de que os hable, y esta ya puesta en hilo, y de aqui a diez

o doze esperamos la respuesta. Yo querría saber sy sera esto agradable a sus


altezas. Yo le dixe que yo creya que V. ais.
regragie lo que avia hecho, y le

avrian plazer dello. El me que me aveys hablado, y sy sus


dixo: Excriuid esto
altezas fueren contentos dello, seguiremos la materia hasta ver sy lo podremos
acabar, y syno fueren contentos, dexalla hemos caer. Escriuolo a V. ais., por-
que sy es su voluntad que se svga hasta ver el fin que avra, o sy se dexara de
hablar mas en ello.
- m6 -

OTA' A CARTA
del comendador de la Meiibrilla para el secretario Miguel Pérez de Ahi/a^an,
/lecha en Enveres a \\\ de dizienhre de ¡o^. Levóla el dicho Lope, correo.

Señor, el Fringipe ha despachado a Jaques para \'r alia a instancia de quien


por algo que me han dicho que lleva paregera. Vo no lo nonbrare. Y a sydo
despachado muy repentinamente después c]ue este correo llego, y ase hecho a
escusa de mi, como se hazen otras muchas cosas. He sentido que de su yda no
me verna a mi byen, sy se haze lo que a mi me an dicho quel va a procurar,
V es que don Juan quede aqui, y que }o o otro vaya a Alemania; y esto yo se
bven que no hemana de la voluntad del Principe; sy ello asy es como me lo an
dicho; mas es rodeado por quien ha muchos dias que me querrían aver qui-
tado de aqui sy pudiesen. Pluguiese a Dios que lo acabasen, con tal que no
fuese para yr a Alemania. A vuestra merced suplico que si esto se procurare
alia, que trabaje de lo estorvar, porque sy Sus altezas me lo mandan, yo esto
delibrado de ponerme a la ventura de perder quanto tengo y la vida, y de no
lo hazer, y c^ierto, yo sentiría tanto que su porfía venciese a la razón, como sy
me sacasen publicamente a la verguenga. Y sabed, Señor, que de su yda de Ja-
ques no sabe syno mose de Vera y Laxaut y el prouoste de Vtrec y don Juan,
porque se ha hecho a escuso de los otros y de mi, y en esto suplico a vuestra
merged que me muestre el amor que me tyene, y mándenme Sus altezas a
TurciLiia, y no crean que tengo gana de estar aqui, cjue juro a nuestro Señor

que no me podrían hazer mayor merged para mi contentamiento y mi salud


que quitarme de aqui, porquel fin que yo tengo no es conforme al fin que
otros tyenen, que mas tengo fin sy Dios lo quisiere enderegar, de burlar al
mundo, que no esperar quel mundo me burle a mi, y si Dios me dexa yr a
España, la obra dará testimonio de lo que digo.
de Enveres a iii de dizienbre de 504.

OTRA CARTA
del Rey nuestro seiior para el cotnendador de la Menbrilla, hecha en la Meto-
rada a vn" de dizienbre de uuu" afios.

Por lo que escriuimos al obispo de Palengia, que el os comunicara, vereys


lo que al presente ocurre, y porque yo tengo de vos señaladamente muy en-
— 31" —
tera vgrande confianza (jue me avisareys de todo lo que ciinple a mi seruigio
y albyen destos reynos, yo os ruego que lo hagays asy, y vos vereys la me-
moria que yo syenpre terne de vos.
Kn la Mejorada a va de dizienbre de diiu" años.

OTRA CARTA
para el rey nuestro señor, hecha en Bruselas a doze de dizienbre de duii años:
levóla Perot, correo.
(Esta carta se enhio primero que esta otra de arriba.)

Como quiera que mis pensamientos no sean con aquella prudengia que
para hablar en tan grande negogio seria menester; mas no son vazios de mu-
cha y deseo que tengo al seruigio
fe de vuestra alteza y al byen común de la
patria, y con esto yo escriui Almagan, como vuestra alteza haze mingion por su
carta, y pues manda que escriva mas claramente mi yntingion, hazerlo he,
avnque sea la materia peligrosa para escriuir. Uuando vuestra alteza y la Rey-
na, nuestra señora, que santa gloria aya, movieron partydo de dar el reyno de
Ñapóles y aver en su poder al Vnfante don Carlos, vuestro nieto,
al Pringipe,

no me paregia que aquello solamente se pudiese mover por consejo vmano;


mas firmemente creya que la prouidencia dyvina lo hordenava, porque queria
dar descanso a mientras biuiesen, y paz y sosiego a esos reynos quando
\'^.
ais.

después de largos y byen aventurados dias V. ais. los de.xasen, y creya que
tenyan entero conocimiento de sus sugesores, y que como prudentes
\'. ais.

y sabios querian, proueer a lo porvenir; y dava gracias a Dios porque avia


hordenado que yo fuese ministro para obrar obra tan grande y que tanto byen
por ella avia de venir; y como vy que la execugion de aquello se estorvaua, y
por las cosas que yo acá via y conogia yo tenia mucho dolor, y considerava
que la Reyna, nuestra señora, hera enferma, y que hera mortal, asy como to-
dos somos, y que sy nuestro Señor la llamase antes quel Ynfante alia es-
lo

tuviese, y estos Señores tomasen la sugesyon, que no podria ser syno que
oviese muchas y grandes mutagiones y alguna discordia entre vuestra alteza
y el Pringipe, por la qual cabsa esos reynos que han sydo librados por la mano
de vuestra alteza de muchas tiranías y discordias tornasen al estado en que
estauan quando vuestra alteza reyno; y muchas vezes pensando en el remedio,
me vinieron muchas cosas a la fantasya, entre las quales me paregia que se
podia remediar todo desta manera: que la Reyna, nuestra señora, consyde-
rando y peligros con que Vuestra alteza gano y sojuzgo estos rey-
los trabajos

nos y los anplio, hordenase que Nuestra alteza fuere governador dellos perpe-
- 318 -
tuo, V ¡unto con esto, que se trabajase quel Rey de Romanos tomase la corona
tlelVinperio, y quel Pringipe fuere elegido por Rey de Romanos, y qué V. ais.
diesen al Pringipe el reyno de Ñapóles, porque diese al Ynfante, y el Principe
ocupado en esto de acá, perdería la voluntad de yr en Kspaña, y as)' V. ais.
biuientes, ternian con su nieto vida descansada y sus reynos pagificos; y si Dios
hordenase lo c|ue agora ha hordenado, quedando vuestra alteza por perpetuo
governador de sus reynos, y teniendo a su nieto, todas las cosas que están en
potengia de sugeder mal se convertirían en bien; y por esto escriui Almagan,
y dízía en mi carta: Saliis oinniíini consistit in filio^ porque sy los padres van
a reynar, y vuestra alteza alga mano de la governagion, poderoso es Dios
la

para hazer todo lo que quisyere; mas sy por razón humana lo avemos de juz-
gar, byenaventurados serán aquellos que no lo verán. Con temor escriuo esto,
porque ay alia muchos que escríven acá todo lo que oyen, y por esto no me
estendere mas a escrivir, avnque avria tantas cosas que dezir, que en harto
espagio de tienpo no se podria hablar; y tanbyen lo dexo porque esta tan
turbado mi entendimiento por esta triste y desaventurada nueva que acá es ve-

nida, que casy estoy syn sentydo; mas todavía dyre algo de lo que acá syento,
porque vuestra alteza se sirua de todo para lo que le converna hordenar. Tres
cosas temen acá, y la vna tenian por muy cierta que hera, y las otras creyan que
podrían ser: la que tenian por gierta es que Vuestra alteza hera jurado en esos
reynos por perpetuo governador y administrador dellos, segund yo lo escriui
a Vuestra alteza dias ha; la otra es que, sy nuestro señor llevase a la Reyna,
que X'uestra alteza quedava en hedad de se casar, y casándose y avyendo ge-
neragion, perdían la sugesyon de Vuestra alteza; y la otra, que entre estos se
hablaua quel rey de Portugal les podia ser algún ynpedimento para la suge-
syon; y hablando alguno sobre esta materia, me dixo: No es el temor que tye-
nen del rey de Portugal que el se porna a enpachar la sugesyon al Pringipe;
mas que dará aquella señora que que se llama Reyna de
esta en Portugal,
Castilla, al Rey, y quel Rey podra tomarla por muger, y con el titulo de aque-

lla, poseer el reyno. Asy que escriuo a \'^uestra alteza lo que acá he sentido, \'

dexo otras cosas que mas querría dezirlas a boca que no escriuirlas en carta,
de Bruselas a xxu de dizienbre de nuu".

Después de esta escrita, el obispo de C'ordova llego, del qual el Pringipe su-
po verdad del fallegimiento de la Reyna, nuestra señora, y luego a la ora
la

enbio vn correo a don Juan Manuel que yva a Alemania que se boluiese, y es-
tornado aqui. Plega a Dios enderegar todas las cosas como Vuestra alteza lo
desea v como estos revnos lo an menester.
.

— 319 —

OTRA CARTA
para el l\iv nuestro señor, hecha en Nr/ise/as a veynte e syete de dizienbrc de
nuil, leñóla Martin de / 7, correo.

Sy los onbres pudiesen mostrar lo cjuí' est.i dciUro del coraron, hallaría \'

al. en ni¡ coragon escrito su nonbre, )• sy muchas partes se hiziese, en cada vna
dellas se hallarla la verdadera fe que tengo para seruir a Vuestra magestad, y
tanto quanto yo biuiere la terne y con aiiuella moriré, y no rehusarla trabajo
ni peligro que me pudiese venir; y desto mis (íbras darán testimonio, y tanbyen
p ídran ser testigos los que vieren y an visto la singeridad y linpieza con que

yo trabajo en las cosas que al seruigio de vuestra real magestad tocan; y sv al-
gund revés tomasen las cosas lo que yo no espero, syno (|ue tiidas sugederan
ad uotiim, no seria por defeto de mi fe y lealtad y fedelidad, porque esta sera
firme y sin ninguna mutagion, porque quien tiene buena fe agora es tienpo de

mostralla.
Manda V. al. qne sienpre escriua de las cosas de acá lo que viere que cun-
ple a su seruigio. Yo no seré perezoso para conplir su mandamiento; y con el

vltinio correo que aqui avenios despachado escriui a Wiestra magestad algo
que muchas vezes avia pasado por mi fantasva, v no estoy sin mucho arrepen-
timiento porque antes no lo escriui. Yagora avra tres dias que hable con el Rey^
aconsejándole que tuviese mucha vigilangia sobre estar sienpre a la obedien-
gia de y seguir su consejo, y diziendole y mostrándole muchas cabsas,
V. al.

pjrque esto devia de hazer su alteza, me respondió gierto, muy cuerdamente


V gradegiendíílo mucho, y diziendo que aquello tenia en la voluntad y ac]uello
haria, pues que a el le cunplia mas que otra cosa ninguna; y sin duda sienpre
le halle y le hallo en este proposito. Y estendyendome mas en esta materia, di-

xome: De las cosas despaña yo no puedo agora hablar, ni sabria hablar en ellas
hasta quel obispo de Cordova me hable y declare lo que quiere dezir de
parte del Rey, mi señor, y tanbyen os digo que yo no determinare ni hablare
en ninguna cosa hasta ver al Rey, mi padre, con el qual yo me veré } muy^
presto, y con su consejo haré todas las cosas, y como es razón, yo no ecedere
de lo me consejare, que en las pequeñas cosas es razón de hazerlas por su
quel
consejo, quanto mas en cosas tan grandes como estas en que ay bien que
pensar.
Después, hablando con mose de X'illa, preguntóme: Es verdad que en Cas-
tilla han jurado al Rey por governador perpetuo de aquellos reynosr Yo le dixe:

As_\' lo dizen los que de alia vyenen; yo no tengo carta dello. El me dixo: Pues a
que ha de yr Rey, o para que le llamays Rey, que llamalle Rey y no
alia el

tener reyno, o yr reyno de que se llama Rey y no mandar en el como Rey,


al

qi'e sera, sera svno como vn niño governado.' Par dios, yo no se entender esta
cosa. Yo le respondy: No se lo que es hecho; mas segund las leyes de aquellos
— 320 —
revaos, hase de coiiplir l;i voluntad del testador, mayormente quando ay cab-
sas legitimas por las quales el señor de los byenes puede disponer deHos a su
voluntad y conforme al derecho. Dixome: Bien, mas seria menester la clavsula
del testamento, y ver lo que mando y como lo mando. Yo creo que sy los gran-
des del reyno \' los procuradores de las cibdades han jurado por governador
perpetuo al Rey, mi señor, que no lo jurarían syn saber muy byen sabido por
que lo ¡uravan. Replico: Pues para que dizen al Rey que vaya, y para que le yn-
titulan Rey.'' Que ha de hazerr Yo le dixe: Nos desconfíes, que todas las cosas
por malas que sean tyenen remedio, y por buenas que sean tyenen contrario;
por tanto, sabios soys, y aqui tenes personas que os sabrán consejar; y sy dis-
cretos fueredes, a todo hallareys remedio; y guardaos no os determineys en co-
sa en que ayan de ganar vuestros enemigos v perder vosotros; v lo que con-

vyene al Rey es que syenpre este en obidiengia del Rey, su padre, porque no le
podra mejor consejar ninguno quel; y sy la Reyna, que gloria aya, no oviera
mandado en su testamento quel Rey, mi señor, fuese governador de aquellos
reynos, el Rey se lo devria suplicar, porque ni el ni vosotros soys espertos para
governar a Castilla, y no la conoges; y si tomasedes la governagion en las ma-
y la Reyna como prudentísima pro-
nos, podriades hazer herrores yrreparables,
uevo a esto. Y pasamos muchas cosas. Yo he sentydo y syento que tyenen n".u-
chos temores, y creo que vernan a todo lo que V. al. mandare, porque ellos
conogen que no les cunple otra cosa, y byen veen que no tyenen fuergas para
tentar fuerga, avnque tyenen mucha esperanga en Frangía; y los cuerdos byen
conogen que es aquella su destruygion, y que en la ora que se ayudaren de los
franceses son enemistados con todos los castellanos y españoles; mas la afegion
que con ellos tyenen es grande; y por otro cabo pyensan en el peligro que po-
nen la y en esto vo les pongo todos los temores <_¡ue ¡uiedo.
sucesyon de V. al.,

.\sy que por agora no ay otra cosa de que avisar a V. al. Uuando la avra, po-
nerse a toda diligengia para c|ue V. al. lo sepa.
Asymismo, halilando después con el Rey, y todavía trayendo a la memoria
quanto le cunple estar syenpre al consejo y obidiengia de V. al., me dixo: Yo
lo haré asy tanto quel Rey guarde mi honrra, que de los byenes no curo, que
tengo asaz; y sy esto no se guardare, yo tengo padre y paryentes y amigos que
me ayudaran a hazer que se guarde.
Ya escriui a \'. al. que don hian se avia tornado del camino de Alemania
luego que supo la nueva desaventurada, y hablando verdad, nunca crey quel
yva ni avia de yr, avnque partió, jiorcjue avia muchas cabsas para sospechallo;
verdad es quel Rey escriuio que se tornase, y de su tornada a sugedido que
nunca se ha hecho consejo syn el. Según quien el es, yo creo que guardara su
linpieza a todas partes, y no podría creer otra cosa de tal persona. \'. al. en-
tyende vno y lo otro; yo me descargo.
lo

Mose de Veré va a V. al. Antes de la nueva estaua determinado que fuese,


porque don Juan trabajo quel prouoste de Vtrecpie fuese a Frangía y el de ,

Veré a V. al., y agora ase del todo punto determinado (|ue vaya, y despachase
— 321 —
para yr. Vo le hablado. Dize que ha de trabajar la conformidad entre V. al. y el

Rey, y haze muchas demostraciones de desear seniir a V. al. Creamos las

obras.
Del maestresala Moxica he sentido después que vyno aquello que de ver-
dadero seruidor de V. al. se deve sentir, y con tanto cuydado anda sobre las

cosas que ve que puede enderegar para que se haga lo que convyene al ser-
el

uicio de V. al., que no veo acá otro que mayor cuydado tenga. Sentydo lo aii
acá, y avn ayer le dixeron que se escusase de hablar muchas vezes á la Reyna.
No sabe la cavsa, ni creemos que sera otra syno conoger que es verdadero ser-
uidor de su alteza y de la vuestra.

De Bruselas a xxvii de dizienbre de d.iui" años.

OTRA CARTA
para el rey nuestro señor, hedía en Bruselas a xvi de henero de dv° años; le-

ñóla Sagredo, correo.

Porque el obispo de Falencia escriue a vuestra alteza largamente lo que


toca a los negogios, yo no tengo muchas cosas que escriuir, saluo que quanto
yo puedo, trabajo por poner a estos del consejo del Rey en razón, digo aque-
llos con quien yo hablo; mas como ya otras vezes he escrito, ase hecho vna
liga entre estos todos por medio de don Juan, la qual no fue muy prouechosa

para las cosas de vuestro seruigio, y no quedo por no avisarle yo dello; mas
como los onbres tengan diversos fines, no aprouecho. La liga se comengo desde
la venida de mose de \'ere de Francia, y acabóse luego que se supo que se

agrauava la dolengia de la Reyna, que Dios perdone; y gierto, yo dexe de es-


criuir algunas cosas, porque me paregio que cuando escriui de la venida aqui
de don Juan se avia sospechado, segund lo que se me respondió, que yo hera
movido de alguna pasyon, y es verdad que la tenia, mas no de cosa que a mi
me syno que conogia en alguna manera que su estada aqui en algund
tocase,
tienpo avia de ser dañosa, lo qual agora parege, porque el no encubre el des-

contentamiento que de alia tyene. ni la gana que tyene de ser grande por vna
via o por otra. he escrito a Vuestra alteza algo de lo que algunos me avian
Yo
dicho que el dezia, y agora, no de oydas, mas de vista hablo, que el me dixo:
Yo soy en poco cargo al rey de Aragón, y pyenso que en seruir al Rey, nues-
tro señor, hago lo que devo; y a mi me convyene buscar de comer y avello de
entramos sy pudyese; y sy alia no me lo dieren, yo lo tomare de acá, y pienso
no herrar en ello, pues estos son nuestros señores naturales. Yo no dexare de
hazer todo lo que pudiere en seruigio del Rey, pues que seruir a entranbos no
41
— 322 —
se ofende ninguno. V asy discurrientlo por la habla dixo: En los tienpos de paz
pocos son los que ganan, y en los tienpos rebueltos se hazen los ohbres; }•
otras palabras conformes a estas. Finalmente, quel tyene acá puesta toda su
esperanga, y quiere que lo sejjamos, y yo no conosco otra cosa, y como per-
sona que ya tyene su hecho por asentado, cabe en todos los negogios, y agora
por el se guian.
Asymismo me dizen que trabaja de ganar al obispo de León. No creo que
terna mucho que hazer en ello, porque avnquel Obispo es muy buena persona,
y desea el seruicio de vuestra alteza, a todo lo que yo del conosco, mas go-
viernase por vn su primo, que se llama don Aluaro Osorio, hijo de don Diego
Osorio, y este con vn poco de vyento que acá ha ávido, es todo de acá, y
trae al Obispo a su voluntad.
Asvmismo me dixeron oy personas ciertas y de creer que hablando don
Juan en las cosas de Castilla, dixo: Hasta aqui la casa de los Manrriques ha

estado abatyda; agora es su tienpo. Yo'no le doy otro entendimiento syno que
hazen acá mucho cavdal del duque de Xajera, v que creen que le tyenen
giertode su parte; y tanbyen don Diego de Guevara les ha ofregido al mar-
ques de Villena y a su parentela, según yo he sentido. Byen lo creo, porquel
dezidor y oydores tyenen harta liuiandad quando les veo hazer mucho cavdal
de Juan \'elasques para en cosas de estado.
Asymismo me dixo donjuán que avian ávido correo de Alemania, y C]uel
Rey de los Romanos dezia al Rey, su hijo, que aparejase todas las cosas para
su camino, y que se delibrase de lo poner en execugion lo mas ayna que pu-
diese; y que el se descabulliria de las cosas que tenia entre manos, y vernia a
le ver, y que enbiaria por el cardenal de Rúan para que se hallase con ellos

al tienpo que se juntasen. Yo le dixe a don Juan: Malo es eso. El me respon-

dió: Xo creays que ay quien estorue que no se de la ynvestidura de Milán al

rev de Frangía, porquel Rey nuestro señor lo quiere, y el Rey de Romanos


tanbyen, y esta muy mal con el rey de Aragón sobre lo de dar el reyno de

Ñapóles al rey don Fadrique. Vo le dixe: que no tyene razón, y


\'os sabeys
sabes la verdad. El me respondió: Ellos tyenen creydo que es verdad, y no
pueden creer otra cosa.
Asymismo se trabaja de ganar a la l-íeyna para que en todo consyenta con
ellos, y por otro cabo se que ha dicho algunos que procuravan de la hablar:
No lo hagays, que no quieren que nadie se meta con ella. Y gierto, todos ellos
querryan que nunca fuese para mas de q«e agora muestra que es, y ya
lo

niegan que lo que haze no es con falla de entendimiento, c[ue es de maligia.


Yo he procurado que la syruan, como es razón, porque hasta aqui dos rapazes
le levauan el manjar. Ase hecho. Es verdad que ninguno entra con el manjar a

su cámara, ni mas muger ni seruidor de lo de hasta aqui; mas a lo menos los

que veen levar el manjar no saben otra cosa de lo que veen, o sy lo saben, no
parece asy mal como paregia lo primero.
Mucha congoxa tyene don Juan diziendo quel de Veré ha de tardar mu-
— 323 —
cho en camino, y teme, segiind he sentido, que mañosamente el obispo de
el

Falencia no se avra con el Rey, y como el desea que por mano del de Veré

se hagan las cosas, dale gran pryesa con cartas que se de jiryesa al camino.
No me pesa que este sea partido de aqui, porque a la verdad no avia otro de
quien temer; y sy mi pareger fuere bueno, syno tómelo \''uestra alteza con la
voluntad que lo digo. A mose de \'ere es de hazerle mucha honrra, v ponelle
en conpañia de personas que sea fiable a vuestra alteza, para que no tengan
lugar de platicar con el algunos qui" no ternan buena opinión, o para (|U(' el

no trate con algunos que echen pongoña a los negocios; y oyrle y dilatar con
el en la respuesta, hasta que vuestra alteza avise acá al obispo de Falencia de
porque se terna manera con los cpie no les plaze de las delan-
lo cjue el pide,

teras que ese toma como acá con ellos el Obispo tome conclusyon, o se pon-
gan las cosas en términos para saber el fyn que estos tyenen en el Rey. .Syn
duda yo no puedo dezir otra cosa syno que sienpre le hallo ganoso de estar
obidiente a Vuestra alteza; y Eiiose de \'iila es onbre que lyene buena yntiii-
gion, y por este yo creo que no c|uedara de hazerse las cosas a voluntad de
vuestra alteza, Dios lo enderece, como Vuestra alteza lo desea, y yo daría mi
vida por ello, y porne todo mi cuydado en seruir a Wiestra alteza, como soy
obligado.
Después de esto escrito hable con mosen de X'ilia, y entre muchas cosas
que platicamos, me dixo: Vos digo quel Rey esta de tal voliuitad, como la
quiriedes para obedecer y hazer lodo lo quel Rey, su suegro, le mandare, v
no creo que se mudara desto, porc|uel conoge que es esto lo que le cunple, sy
de vuestras gentes no ay quien le dañe; y los que estays aqui podeys hazer
mucho byen o mucho mal. Yo le respondi: No esta eso en nosotros, syno en
vosotros, que pues conocej's que la concordia es buena v la discordia mala,
al que os hablare palabras enderezadas a discordia, no le tengays por serui-
dor de ninguno de los Reyes, mas por desleal y enemigo de entranbos; \' nin-
guno ay que pueda poner mal, sy el Rey que aqui esta quiere obedeger a la
razón, y la razón es que en todas las cosas el este a governagion y obedyen-
gia del Rey, mi señor, que le ha de dexar todo lo que tyene; y haziendo el
esto, no tyene necesidad de nadye. V sy cree a los que le dyran otra cosa, esto
en que agora sugede y lo otro que espera porna en mucha aventura; por ende,
si sabio soys, materia teneys entre las manos para aver honrra
y prouecho.
Respondióme: Verdad es, si se guia byen. Mose de Veré es ydo a España. Sy
alia negogian con el, como sera lo que dezis, syno se liaze vna cosa, que es

que alia le hagan toda la xira del mundo, y que las cosas se negocien acá,
pues el Rey confia de mose de Palengia, y acá el Rey avra plazer de negogiar
sus cosas, y yo enderegare todo lo que pudiere para que las cosas se hagan a
onor de entranbos reynos, porque sy los franceses pueden acabar que entre
padre y hijo aya discordia, no querrán otra cosa, ni verán mejor dia, y eston-
ges se burlaran de vosotros )' de nosotros. Yo os ruego que vos trabajes quel
obispo de Falencia y yo estemos muy concertados, porque podamos hazer al-
— 324 —
gund buen seruigio. Paregiome que se conforma con lo que arriba tengo es-
crito. X'^uestra alteza tome lo que bueno le paregiere.
de Bruselas a xvi de enero de 505 años.

OTRA CARTA
del Rey, nuestro señor, para el comendador de la Menbrilla, hecha en Toro a
XXIII. de enero de d.v. años. Trnxola Perot, correo.

Vy vuestras letras de xii y de xxvii de dizienbre,


y por ellas y por lo que
me byen vuestra virtud y linpieza y leal-
escriuio el obispo de Palengia parece
tad y derechura, como syenpre en vos la conogi; y avnque esto sea hazer lo
que qualquier bueno deve a su linpieza, yo tengo dello mucho contentamiento,
y plaziendo a Dios, vos vereys quanto me tengo dello por muy byen seruido.
Plugome mucho de saber los avisos que por vuestras letras me diste. Conti-
nuadlo asy sienpre, y señaladamente me escriuid secretamente como esta la
Rejma, mi hija, del mal de la cabega, y como la tratan alia, y si la siruen espa-
ñoles, y lo que supierdes de Frangia y de Alemania y de la guerra de Gueldres

y sobre los negogios. Y porque yo escriño al obispo de Palengia largamente, por


no repetir vna misma cosa en dos cartas, me remito a lo que a el escriño, que
el vos lo comunicara. Yo vos ruego que trabajeys en ello como de vos confio.
De Toro a x.xiii. de enero de 505.

OTRA CARTA
para el Rey ntiestro señor, hecha en Bruselas a dos de hebrero de d.v.° años:
levóla Pedro del Canpo, correo y levóla duplicada Perot, correo.

Segund lo que puedo alcangar destas gentes, paregeme que todos están
conformes en querer y desear quel Rey y la Reyna vayan a España, porque
los vnos esperan ganar quedando, y los otros tyenen por muy gierto la ganan-
gia yendo; y estos son el chanciller y los que le syguen y mose de Villa y sus
aliados. El chanciller desea quel Rey vaya porquel ha de quedar por absoluto
señor desta tierra, y como agora no ay ninguna persona de estado ni abtory-
— 325 —
dad para (luednr ]íor govprnndor, ¡lyensa ([uf ¡lodra el ser señor y mandar a
ciuien quiera que quedare en su conpañia. El de Villa tyene puesto el pensa-
miento en alto lugar, y piensa que podra aver el maestradgo de Santiago, y avn
a la verdad dizen que se lo tyenen prometydo. \o lo se esto gierto, syno que
muchos y estos otros que están en torno del Rey pyensan que en poco
lo dizen;

tienpo podra cada vno dellos subir a gran estado, y a esta cabsa lodos son con-
formes para aconsejarle que vaya, y juntóse con esto el pareger y consejo de
don Juan que los abiva mas en ciue esto se syga.
donjuán ha s)'do y es y sera muy gran ynpedimento para
Cierto es que
los negocios, y sy el no estuvyera aqui, yo creo que con menos costa y mas a

sabor se negogiaran las cosas que se negociaron agora, porque don Juan sabe

todo lo quel obispo de Falencia dize y negogia, y con el se toma el consejo


para lo que han de responder, y si no ovyera castellano que los esforgara, yo

los conosco por tan de poco coragon, que ellos buscaran medios para asegu-
rar lo de adelante, y que no ageptaran la yda por el presente, avnque se les re-
quiriera que fueran, porque por tales medios se les pusyeran temores y tan jus-
tos, que ellos vinieran las manos atadas; mas teniendo por consejero aquel que
sabe que sabemos y dize: mas adelante!, esfuerganse y estiendanse con las
lo

esperangas que les da; y sy por alguna manera este se pudiese quitar de aqui,
sin duda creo que seria muy gran byen para lo que se oviese de negociar. Vo
no querría que \'. al. pensase que alguna pasyon particular me haze dezir esto,
porque Dios sabe que es verdad que yo no tengo otro syno de penarme
que no se hazen a mi voluntad las cosas que tocan a vuestro seruigio: digo a
mi voluntad, que querría yo que por vna manera o por otra se hiziese lo que
V. al. desea; y avnque yo recibiese en ello verguenga o mengua o daño, }'o me
ternia por byenaventurado porque \'. al. fuese seruido, y sy pensase que don
Juan podria acabar lo que V. al. desea, y que hera negesario para esto cjue \'.
al. me avergongase, y que con deshonrra me quitase de aqui, yo se lo suplica-

ría, porque por Dios y por el Rey y por la patria a todo se an de poner los

onbres, y pienso que muryendo por esto meregía corona de mártir.


Veo a don Juan tan metydo en los negogíos y tomar tanta parte dellos, que
me parege que con dificultad se podría apartar de aqui, y para apartarlo hase
de tener mucha maña, y ásele de manifestar el ynterese, y alo de conoger para
después del negogio, y alia, porque no solamente va su pensamiento tras el fa-
vor y vanidad del siglo, mas a todo lo que puedo conoger, esta puesbJ en hacer
su prouecho; pero creo que con vna sola cosa se engañaría, con la tjual se sa-
en estas dos cosas, favor y prouecho. Su pensamiento a sydo
tisfaría su apetito

yr a Frangía a entender en la paz de entre V. al. y el rey de Frangía, porque

pensaua que tenía allí mucho crédito, y el asy lo publica; y creya que de tan
gran negogiagion no podía quedar pobre. Y todo quanto el ha hecho y rodea-
do después que V. al. movió de dar a Ñapóles al Rey, vuestro hijo, a sydo a
este fin de yr a entender el en este negogio. Sy agora V. al. le mandase yr alia,

y con darle algún fruto en las hordenes o en alguna dellas para sus hijos, no
— 326 —
creo que ay cosa que de aqui le arrancase sy esta no; pero a de ser con maña,
que V. al. me enbiase a mi una carta de creengia para que le hablase, y que la

creengia venga firmada de que porque V al. no quiere


\'. al., y a de ser esta: .

dexar pasar el tienpo de la tregua que tyene con el rey de Frangía syn cono-
cer el fin que los franceses tyenen, ])ara después de salida la tregua, que \'. al.
a acordado de enbiar enbaxadores a Frangía para tratar la paz con el rey de
Frangía, ó para alargar la tregua en caso que la paz no se pueda aver, y que
para esto, \'. al. a acordado que los enbaxadores sean el obispo de Palengía y

don luán, sy a don luán le plazera de yr en su compañía, y sy no querrá con-


pañía, que V. al. sera seruid<j que vaya el solo, porque confia del que terna
buena manera y voluntad para seruiros en esto; y dalle muchas palabras dul-
ges y promesas y obras sy lo agebtare, porque yo creo que con esto el lo liara,
porque la cobdigia y la anbígíon quedaran con esto satisfechas, y esto seruira
a dos cosas: la una, a que sy lo acebta, el Obispo podra mejor negogiar; la
otra, que sy lo lo rehusa, V. al. conogcra claramente como os ha seruido y la
gana que tyene de os seruir, y asy podra V. al. proueer en este caso como
cunpla a su seruigio, o de sufrille, o declaralle lo que querrá; y el principal fun-

damento ha de ser para que de allí vaya a Castilla syn tornar acá, o estar que-
do allí.

Asymismo estos dubdan del poder quel Obispo tyene, porque es poder da-
do antes que Reyna, que santa gloria aya, fallegiese, y creen que hera para
la

otras negociaciones, y no para esta que se negogia, y no dudaron de la primera


vista, mas después que le vyeron y entraron en consejo y lo su]3o don Juan, pu-

syeron alguna duda sy era bastante o no. Paregeme que \'. al. lo deue ratifi-
car, o enbiar otro de nuevo, porque no tenga achat[ue para no negociar, por-
que toda la dilagíon que puede dar donjuán y los del partido de mose de Veré

la dan y la darán para que no se ponga la negogiagion en términos hasta que


llegue alia el de Veré, porque no querrían los que fuei'on cabsa de enbialle que
la negociación saliese de sus manos, y enemista al obispo de Palengía con el

Rey, díziendo quel se estyende a mas de lo que V. al. manda por estoruar su
yda, y a todo lo que he podido entender, el de \'ere no va seruídor de V. al.,
porque dizen que díxo quando de aquí partió: Yo hago voto a Dios de no re-
cebir vn jarro de agua del Rey de Aragón, pues que el ha reprehendido tanto
lo c|ue yo tome de Frangía.
Asymismo me parege que seria gran torcedor para estos de mandarles que
lleven consigo al Pringipe don Carlos, y no solamente que lo demandase V. al.,

mas que en manera de requerimiento por parte del reyno se le demandase, y


que para esto viniese vna persona en nonbre de los reynos y señoríos de Cas-
tilla con carta de los procuradores de cibdades y villas desos reynos, y sy
las

los grandes firmasen en ella, no sería ynconviniente; y creo (¡ue quando esto
le demandasen que se enfriarían en la yda, y que tomarían otro camino; y sy

no le tomasen, y perseverasen en yr y llevar el Pringipe, esto se me figura que


estara byen a \'^. al. por muchas razones que me parege (|ue ay para ello, y
— 327 —
aviKiiie no aya syno vnasola, que es que no creo tjue a de poder sufrir de es-

tar en mayormente
Castilla, sy la Reyna no esta mas conforme con el, basta-
ria para prouar ser buena mi yntingion.

Asymismo seria negesario enbiar al Rey de Romanos vna persona, y con


poder de dar alli algo, y avn al mismo Rey de Romanos, porque lo de alli no se
ha de ganar syno con dar, y el dar ha de ser de mano, y podria ser quel mis-
mo Rey diese el consejo conforme a lo que deseamos, y seria muy prouechoso

para alli don IVdro de Ayala, y pluguiese a Dios que todos los seruidores de
\'. al. tuvyesen tanta fe a vuestro seruigio como el tyene, que el muestra en
esta jornada quien es.
Asymismo diré agora lo (|ue nunca he dicho, que he tenido mucha sospe-
cha que don Juan no ha avisado al Rey de Romanos de los descargos que V.
al. ha hecho sobre esto que los frangeses han escrito al Rey de los Romanos y
al hijo, que V. al. queria dar al rey don Fadrique el reyno de Ñapó-
Rey, su
les;y la cabsa que me lo haze sospechar es que nunca don Juan a tomado co-
pia de carta ninguna que Y. al. aya escrito sobre este caso, y no pueden cjue-
dar tan byen las memoria de vna sola vez que se oygan para po-
cosas en la

dellas escrivir como conviene; y mas lo sospecho por dezirme el que el Rey
de los Romanos esta mas yndinado sobre esto quel Rey su hijo, porque sy el
Rey de los Romanos oviera byen entendido los descargos que \'. al. ha hecho
sobre esta razón, yo le tengo por onbre que, avnque tuviese concebido el con-
trario, que hera verdad lo que los frangeses dizen, creyera ai contrario, porque

los conoge, mas todavía no puedo estar syn sospecha que no ha sydo byen yn-
formado de acá.
Asymismo es menester para bven negogiar que \ . al. determine de gas-
tar diez o doze mili ducados perdidos para dar de mano a personas que pue-
den dañar, para atapalles las bocas que no dañen, que con estos se hará mas
que con dozientos onbres darmas.
Asymismo es negesario que W
al. mande tener buena diligengia en co-

rreos, y que a lo menos estén seys diputados para lo de aqui, y que los dos es-
ten alia syenpre esperando, y los dos acá, y los dos que continuamente anden;
por manera que el dya que llegare alia vno, se despache otro para acá, y el
dia que llegare acá otro, se despache otro para alia, y asy sera V. al. avisado
cada semana de lo que sugediere, que agora es tienpo de gastar.
Asymismo estos dubdan de la clausula del testamento que toca a lo de la
gobernación, y tyenen mucha ansya por saberla sy es absoluta o condigional;
no seria malo enbiarla abtorizada.
La Reyna esta todavia en su soledad; es verdad que su alteza lo quiere, mas
avn creo que sy le quisyesen hazer plazer, que lo regibiria; mas ni se lo dan, ni

les plaze que ninguno hable con su alteza. Xo veo otra cosa syno que quan-
do en esto se habla, que responden: El Rey lo haria y lo querría sy la Reyna
quisyese regibirlo, mas no veo que quiere tomar la pena de hazerlo. Ya yo
callo, porque me aprouecha poco dezirlo, y avn porque, segund el gesto me
— 328 —
liazen, creo que no me tyenen buena voluntad, y quien a hecho que me la ten-
gan mala no lo ha hecho por mi, mas por lo que yo entendya.

Del Rej^ como tengo otras vezes escrito, no siento syno todo byen, y creo
que no esta syno en seruir y agradar a V. al.; mas cree tanto a los (¡ue le con-
sejan, que querria yo que fiiese mas señor de sy de io c[ue es. Plega a Dios d<^
enderezarlo todo, y i¡ue no de lugar á los que tyenen las voluntades torcidas.
."\symismo, a todo lo que puedo sentir, todos estos del Rey están muy pues-
tos en aver los ofigios todos del reyno, y yo creo que donjuán los ha geuado
con esto, porque hablando el vn dia conmigo, me dixo: Hartos ofigios ay ago-
ra para dar.Yo le dixe que creya que no se mudarían ningunos, mayormente
contadores mayores y otros ofigios pringipales. Respondióme: Yo por vacos los
tengo, y por eso no dexaria de demandar qualquier ofigio. Yo creo verdadera-
mente que ya entre sy los tyenen repartydos, y por esto fue byen, y avn nege-
Obispo dixo, que los ofigios y tenengias y benefigios no se
sario, dezir lo quel

avian de dar syno a onbres casados en Castilla, segund la ley del reyno. Y no
me parege esto syn razón, pues acá tyenen ley que ningund extrangero tenga
ofigio ni benefigio en su tierra, y no es mucho que se haga alia esto, pues acá
esta colgada a la puerta del chanciller vna tabla en que esta escrito: Sepan to-
dos que sy el Archiduque hiziere merced de xxv florynes arriba syn que sea

determinado por su consejo, que no valdrá.


Pues que las cartas no hablan syno vna vez, no se reputara a prolixidad es-
criuir largo. Sy \'. al. tyene pensamiento que don Juan puede seruiros en es-

tos negogios por la mucha parte que dizen que tyene con el Rey, no se enga-
ñe V. que la parte que el tyene, yo la ternia sy oviese querido renegar la
al.,

le, que avn oy me lo an acometydo; y sy el parte tyene, no es otra syno que

se conforma con lo que quieren y contradize lo que pedimos, y a la ora quel


quisyere tomar otro camino, no terna la parte que tyene; y el creo yo que se a
puesto tan adelante, y que a puesto tales dolengias a la negogiagion, que avn-
que querrá retraerse, ya no tyene lugar, y sy mas avtoridad tuvyese de V. al.
mas creo que dañarla en vuestros negogios. Este es mi pensamiento; mas sy
V. al. pyensa que se podra hazer otra cosa, y que conformando al Obispo y a
el,y dándoles igual poder y facultad para los negogios se harán mejor las cosas,
aviso a V.al. que no se podran conformar, porque don Juan es cavallo de vn

establo y no sufre conpañia, y sy sufriere la del Obispo, no sufrirá la mia, por-


que yo no tengo condición de callar lo que veo que no va por el camino que
deve, y por esto el no me tyene buena voluntad, y daria dineros ponjue yo no
fuese en el mundo. Por tanto es negesario que sy V. al. los mandare confor-
mar a ellos, que me de a mi ligengia; y no entyenda esto V. al. que lo digo
porque yo no sufrirla por seruiros de yr a tomarles las muías a palagio, mas
porque junto conmigo don Juan, nunca hará buena olira, porque ya yo y el
estamos hechos de vidrio, y en topando el vno con el otro nos quebraremos.
.Moxica en todo lo que puede tyene la fe verdadera, y haze como buen seruidor
de V. al.
— 329 —
No ha aprouechado mucho
la venida de Lope de Conchillos a tal coyuntu-

ra, y de
la Jaques mucho menos. Byen creo que sy el correo que yo despache
tras Jaques fuera llegado, que V. al. no le despachara tan ayna, que su venida
nos ha enbargado, como de la carta del Obispo V. al. entenderá.
de Bruselas a dos de hebrero de 505 años.

OTRA CARTA
para el rey nuestro señor, hecha en Bruselas a xvi de hebrero de dv° años: fue
por la mar y duplicada por vn correo de Brujas.

vna carta de \'. al. escrita en Toro a xxiii de henero, y beso las
Re<;ibi

reales manos y pies de V. al. por el congebto que de mi tyene; y no quiero


dezir otra cosa syno en lo que toca a esta negogiagion, yo no tengo otro cuy-
dado syno como sy yo oviese de regibir el prouecho o daño que en ella oviere;
y con esto crea V. al. que el anima y el cuerpo todo trabajara por seruiros en
esta jornada. Plega a Dios enderegar las cosas como V. al. lo desea, que yo
con que se haga byen lo que V. al. quiere, quedaria yo contento y satisfecho,
avnque no tuvyese vn pan que comer.
Vy asymismo lo que V. al. escriuio al obispo de Palengia, y sin duda por
mi voluntad no se movyeran las materias como se movyeron, porque j'^o espe-
rara con enfriarme en el negogio que ellos las movyeran como se avia prin-
gipiado; y el Obispo byen estuvo de mi opinión hasta que V. al. le escriuio
por dos cartas dándole priesa a que las movyese y concluyese el negogio con
toda brevedad; y el, regelando que alia avia alguna cosa por la qual V. al. se
apresurava, como quiera que le paregia que no hera tienpo, el se delibro de
mover las materias en la manera que ya V. al. avra visto por sus cartas; y avn-
que aquello se aya movido, byen se remediara con el ayuda de Dios, y se
guiaran las cosas por otro camino, diziendoles lo que no queremos para que
hagan que deseamos. Y pues \^. al. tyene ya las cosas de alia puestas en
lo

seguro, avnque las de acá se dilaten, no me parege que ay daño en la dilagion,


porque a mi ver, la dilagion para Y. al. es prouechosa, por muchas cosas que
en la longura del tienpo pueden aconteger. Y porque el Obispo escriue a
V. al. largamente, yo no diré aqui mas tocante a esto.
Ouanto a lo que \^. al. manda que le escriua de todas las cosas de acá, ma-
yormente de la salud de la Reyna y como es tratada y seruida, en lo que toca
á su salud no vemos mas mejoría que antes, ni tanpoco en el tratamiento, por-
que no ay, hablando verdad, en todos sus reynos escudero tan pobre que no
12
— 330 —
tenga su muger mavor conpañia. Sola est.l cnn dos moc;as harto ceviles; no
entra alia castellano ninguno; no tyene ningún plazer ni recreación; verdad es
que su alteza no lo quiere; mas sy los que lo an de hazer quisyesen tomar la
pena, yo creo que su alteza querrya otra cosa; mas los que consejan no con-
sejan lo que deven; mas guian las cosas como a ellos les cunple, y a todo lo
que puedo sentir, de Frangía las guian, porque no ay otras gentes en torno del
que danga syno frangeses. Traenlo de vanquete en vanquete y de dama en da-
mas, y asy va todo como va.
El Rey se apareja agora nuevamente para la guerra de Gueldres. mi pen- A
samiento, y avn al de otros que mas saben dello que yo, no se descabullirá
desta guerra tan liuianamente como entro en ella, porque aquella prouingia es

fuerte por las muchas aguas ([ue por ella corren, y las villas son tuertes, y el

Señor es onbre, avnque es pobre. Presúmese que los franceses no le dexaran


perder, porque sy algund tienpo ovo para no dexarle perder, este es. El Rey
esta pobre de dyneros y de gente, avnque agora ha demandado nueva ayuda
a sus pueblos. No esta muy gierto que gela darán, porque veen el mal recabdo
que se pone en las cosas de la guerra, y como se gasta el dinero syn hazer
daño enemigos y sin defender a sus vasallos.
a los
El Rey de los Romanos esta enbaragado en las cosas de Baulera, avnque
el chanciller me a dicho que es venido a Ispruc, y que esta en trato de ayun-
tamiento con el Conde Palatyno, y sy se concluye el negogio, luego verna
a versecon el Rey, su hijo, y sy no se toma ayuntamiento, (|ue tanbj'en verna,
mas no para poder estar muchos dias juntos, ni se podra agercar tanto acá.
Aqui es venido secretamente vn onbre de hedad de cinquenta años, y
escondióse mucho de los que aqui estamos, saluo de don Diego de Guevara y
de don Juan, que con estos diz que haze su vida, y en sus posadas esta conti-
nuamente. Dizen que es contador del marcjues de \^illena, que ha hablado con
el Rey muchas vezes. No avenios podido saber otra particularydad. Trabajar-

se a de saberlo.
Asymismo es venido aqui vn criado del Almirante, que se llama Fulan de
C^amudio. Truxo cartas al Rey y a la Reyna; mas este no a hecho
los misterios

de encobryrse como el otro. Syenpre estare sobre aviso para saber y entender
los que vyenen y de quien son, y luego daré aviso a Vuestra magestad con

qualquier cosa que supiere.


El rey de Frangía dizen que esta muy mal, y tanbyen dizen que haze gente
y otros aparejos y allega dinero para lo de Ñapóles. Mucho cavdal hazen estos
de su amistad para las cosas despaña.
Todavía torno a dezir a V. al. que sy comengays alia a negogiarcon mose
de Veré, que no se ganara nada en la negogiagion; y si estos veen que alia no
se le dize mas de lo que acá dizen al obispo de Palengia, ellos vernan a co-
mengar el negogio, mayormente sy V. al. se gierra con diziendo que acá
el

tyene al obispo de Palengia, y que el tyene en las manos el negogio.


De le que toca a donjuán M;muel no ([uiero mas escriuir syno que syen-
— 331 —
pre persevera en seguir el camino (|iie a tomado, y el obispo de Catania sygue
aquella opinión.
don Beltran de Robles es venido aqui, y con fama de biuir con el Rey.
\"n
.\o me parege que a hecho asyento. Tornase, y syn pena. Yo he estado sos-
pechoso que fue enbiado por alguno, avnque el obispo de Falencia dize que
no. Es mucho del obispo de Catania. Alia va: \'. al. sabrá del lo c[ue no pode-
mos saber acá.
Tornando a que digo de mose de Veré, y añidiendo, es que todo lo quel
lo

hiziere lo an de saber prymero en Frangía, y todas sus cosas se guian por


Frangía.
Lope de Cunchillos se govierna hasta agora cuerdamente, y creo yo <|ue
asy io hará sienpre, y plazeme de verle con entera fe en lo que toca al serui-

gio de V. al.

En la ultima carta que escrivi a V. al. le escriui que me avian acometydo


de ganarme, y no solamente me han acometydo a mi con muchas promesas,
mas que sy tuvyese manera de ganar al obispo de Falencia, que yo seria mu-
cho aprouechado, y quel Obispo ternia cierta la mayor dignidad que ay en
España y mas allende; y se que le han acometydo, avnque no muy claro; mas
yo estoy alegre de verle que rezio esta en lo que toca a vuestro seruigio; y
luego me dixo el tyento que le avian dado, y estonges yo le dixe lo que a m¡
me avian dicho; mas byen puede V. al. dormir syn cuydado, que destas ten-
tagiones no ganaran nada los que las hazen; y pues V. al. tyene prouada su fe,
no quiero mas dezir, que la mia yo la mostrare.
de Bruselas a xvi de hebrero de SO=; años.

Tanbyen dizen que es venido aqui otro del conde de Benavente. No lo se


porquel Rey anda vysytando su tierra, como arriba he dicho, y tan-
gierto,
byen dizen que le han escrito muchos grandes de Castilla, y quel oye a todos:
mas que no les responde nada. Paregeme que dizen que quiere escriuir a \^iz-
caya, y que quiere enbiar alia por gente para esta guerra de Gueldres. Xo lo

se gierto.
La Reyna dizen que esta preñada; ay señales dello: esta byen flaca y ama-
rilla; dizen tanbyen que se haze etica; no es maravilla, que después que de

Castilla vino no a salido de una cámara.


a XVI de hebrero de ;o^.
3Í2

OTRA CARTA
del Rey al embajador.

El Rev.

Gutierre Gómez de Fuensalida, comendador de la Menbrilla, mi enbaxa-


dor y de mi consejo: Yo respondo por la cifra del obispo de Palengia a lo que
anbos me escriuistes. Antes vedla, porque no sea menester repetir vna cosa en
dos y porque! dicho Obispo y donjuán han de venir luego acá, como
gifras,

en dicha gifra vereys, y vos solo ave3's de quedar ay por mi enbaxador,


la

no conviene dezir aqui mas syno que aquello se ponga en obra, porque asy
cunple al byen de y yo vos escriuire a vos lo que ovierdes de
los negogios;

hazer; y en tanto hazedme saber de contino las cosas de alia muy por me-
nudo, y principalmente de la salud y buenas nuevas del Rey e Reyna e Prin-
Lo de vuestro ofigio de Ñapóles ya lo prouey como cunple, y
gipes, mis hijos.
en las otras cosas que vos tocan se hará todo lo que vuestros buenos seruigios
meregen.
De Toro a xxiiu" de hebrero de 505.

OTRA CARTA
para el Rey, nuestro señor, hedía en Bruselas a cinco días de inar<;o de ¡o¡
años; levóla Perot, correo.

A que puedo conoger del Re}' y de los que están gerca del, el tye-
todo lo

ne mucha gana de yr a España, y ayudanle para .esto los que escriui a V. al.,
que son el chanciller, porquel ha de quedar solo en esta tierra y señor della, y
mose de Villa y don Juan y toda la liga de don Juan, que son el obispo de Ca-
taniay prouoste de Utrec y Laxao y todos los de su partido del de Veré, por-
que pyensan ser todos grandes señores en España, y piensan mandarla y go-
vernarla;y no estoy sin sospecha que los franceses, por yndustria desta liga que
digo, leaniman para yr alia; y segund lo quel Rey hablo oy conmigo, no ay
cosa que le estorvase la yda; y tanbyen conogi del que por yr alia vernia a
qualquier partido que le hiziesen; tanto que no fuese tan contra su honor que
no fuese de ageptar; y yo no hallo en su yda syno vn ynconviniente, que es
muy grande; que es muy variable, y quien quiera terna poder para lo mudar;
y según la costunbre de los castellanos, mayormente de los Cirandes, que son
— 333 —
amigos do mutacidnos, no sf sv v'do alia le allerariaii |iara hazí-rk- ([iiebrar lo

que asentase y prometyeso: y sy caso fuese que esto sucediese asy, y V. al. y
la suva oviesen de venir en quiebra, sy esta no se puede escusar, mejor seria

que estuviese fuera del reyno que no en el. l'or otro caso ay otra ra/on contra
esta, que asy como vnos le podrían mudar para ponelle en diferencjias con V .

al. de aquella manera, se podría sostener y mudar para que dexase aquellos

que le metyesen en el juego, mayormente conociéndose en el vna cosa que


no' es para dezir aqui, y que sy (lyferoiK^ias oviesc de tener con V. al., menos
fuergas ternia estando en el reyno que fuera del; y estas dyferengias, avnque
ayan de nager, no nageran tan frescamente que no pase algún tienpo, y en este
tienpo todos conocerán lo (jue yo conosco, y no creo que avra ninguno que
syga el camino errado. Yo no dexo de dezir a V. al. todo lo que me viene a la
fantasya, porque syno aproiiochare, no dañara oyr las opiniones de los cuer-
dos y de los que no saben.
Asymismo el Rey partirá de aqui para verse con su padre a xii o a xv. dias
de margo, y hasta que se vea con el no dará respuesta a ninguna cosa de las
que se le han propuesto que della se pueda tomar ni conocer el fin que tiene,
ni que medios querrá tomar. A de venir a las vistas el cardenal de Rúan, y

syn ninguna falta se dará la ynvestidura de ¡Milán. Mose de Villa es ydo a


Frangía: fue fama de su yda que yva a ver damas; mas los que saben algo
la

de secreto dizen que es ydo en enbaxada al rey de Frangía que esta en Paris,
y como el Rey se halla a xxx leguas pequeñas de Paris, enbio alia a mose de
Villa. Avn no es venido.
Asymismo después que escriui esta carta que aqui va, la qual enbie por la

mar, ha sugedido quel Rey enbio a llamar a Moxica y a Sabastian Dolando, se-
cretario de la Reyna, y Moxica fue al Rey, y el Sabastian no, porque la Reyna
le mando que no fuese, y que escriviese al Rey que su alteza se lo avia man-
dado; mas que sy hera necesaria su yda para cosas que cunpliesen o tocasen a
entramos, que se lo escriviese el Rey a la Reyna y que lo mandarla yr. Como el

Rey regibio la carta, dixeronme que la dio a donjuán, y otro dia vino vna car-
ta del Rey y llevaron a Sabastian preso a vna fortaleza. El obispo de Palengia

y yo hablamos al Rey sobre ello suplicándole que sy no hera por mas de


aquello, que le mandase soltar. Kl Rey nos respondió que no hera por mas; mas
quel cjueria castigar aquel para dar a los otros enxenplo, que supiesen quel
hera el Señor, y que se avia de hazer en todo lo quel mandase, syn que nadie
dyxese: dezirlo he a la Reyna; ni: la Reyna no quiere que ¿o haga: Moxica iue
ynterrogado que quien heran los que hablauan a la Reyna y que cartas le de-
mandavan y a quien avia escrito y de que calidad heran las cartas. El respon-
dió que de aquello no sabia nada, ni avia visto escriuir ni firmar carta, ni avia
sabido que onbre la demandase, listo nagio de la venida de Lope de Cunchillos,

que como Lope quiso yr a besar las manos a la Reyna, Moxica y Savastian Do-
lando fueron con el, y escriuieronselo luego al Rey los que alli estauan, y luego
sugedio esto. Es la mayor verguenga del mundo las niñerías que aqui andan, y
— 334 —
es vida peligrosa, porque nn esta en mas la vida de ningLino de quanto alguno
fuere malo para dezir: Este hizo esto; y ay tantos malos y que traen este ofigio,

y de nuestros castellanos, que es menester velarse los onbres. A mi me han re-


buelto con el Rey diziendole que mire la confianga que hazia de mi, y que en

viniendo el obispo de Palengia y con las materias que avia venido, me avia jim-
tado con el y avia dexado a don Juan y al obispo de Catania. El mismo Rey
me lo dixo, porque 3^0 le dixe que me avian dicho que su alteza eslava enojado
de mi, y que algunos gentiles onbres de su casa dezian que no osavan venir a
mi posada como solian, porque a su alteza le pesava; y asy me dixo estotro. Yo
y no le negé que dezia verdad, y esto han hecho vnos synples espa-
le satisfize,

iiolesque aqui están, que son mucho de don Juan: y no se sy ellos, pensando
que le hazian plazer, o porque el se lo dixese, andavan senbrando esta fama por
todos los que solian venir a mi posada; pero en fin, biva \'. al., ct ego dcspi-
ciam inimicos meos.
Asymismo por consejo de don Juan y de Laxao y del prouoste de Vtrec,
que son tres personas y vn anima, se rodeava que el Grafier fuese a estar por
secretario del de Veré, y el lo escryvio desde alia a ynstangia dellos para po-

der mejor saber las cosas que V. al. platicase alia antes quel Rey, o tan ayna
como el. Ase estorvado por alguna manera, y creo que no yra. Estando yo con
el Rey le dyeron vna carta escrita en latyn: la firma dezia: Bcrnardus de Per-
phiatr, y en el primer renglón dezia: Bcrnardus de Perpinan, subditas uestre
magestatis , no ley mas porquel Rey cerro luego la carta. No se quien es
aquel; creo que sea alguno de Perpinan.
Asymismo Rey me dixo que tenia mensajeros del marques de \^illena y
el

del Almirante y del duque de Xajera y del conde de Benavente, y cartas de


otros muchos señores de Castilla. Dize quel oyra a todos y les dará palabras a
palabras. Sobre esto yo le dixe algunas cosas que me parecieron que se devian
dezir. Respondióme que yo podia estar gierto que por su parte nunca nageria

cosa que pusyese esos reynos en turbagion, porquel estava de proposyto de


ser tan obidiente a V. al., que todo el mundo conogeria que os hera hijo oby-
diente: operibus credite.
Asymismo se escriuio aqui vna carta de Italia a vna persona, que dezia:

Micer Filiberto Natural escriuio a vn tal quel avia ydo a I-'rangia después del
fallegimiento de Reyna despaña, y que avia concertado de tal manera al rey
la

de Frangía y al Rey de Castilla, que avnque le pesase al Rey de Aragón, se


harían las cosas del Rey de Castilla como el quisyese.
No sera malo que V. al. me enbie algunas cartas de creengia para la Rey-
na, porque yo tenga avinanteza o cavsa de porque estos están tan la hablar,
gelosos de quien la habla, y su alteza se retrae tanto, que sy no ay esta color,
no la puedo hablar en tres meses dos palabras.
Quando el obispo de Palengia y yo dimos al Rey por escrito la sustangia
de lo que \ al. escrivio, nos dixo: Yos responderé de aqui a tres días. Después
.

no se que consejo ovo, que no ha querido responder hasta que vea al Rey, su
— 335 —
padre; y esto no es asv en lo gierto, syno tiiie no le dexan responder loscoli-
tiados delde \'ere hasta qiiel llegue a \'. al., y escrivan lo que alia halla; que sy
el fuese llegado y oviese escrito, no esperarían el consejo del padre; y oy que
son cinco de margo he hablado yo con el chanciller, y pregúntele: Que os pare-
ge de lo quel Rey, mi señor, a escrito? Dixome: Todo es bien, syno que ay mu-
chas cosas que no se entyenden bien. Yo le que syenprc
dixe: Este es el error

hezistes en su casa, que no entendeys byen las cosas, y no las quereys platicar
con quien os las puede declarar. Paregeme que fuera razón, sy no lo aves en-
tendydo, de llamar al Obispo y a mi y preguntar: Como entendeys vosotros
esto? y platicar sobre ello; mas no entendeys las cosas, y callays y dezis que no
andamos claros con vosotros. El me confeso que dezia la verdad; mas que do
av muchas cabegas ay muchos pareceres; mas que sy su voto valiese, que con
nosotros se comunicaría todo. Dyome a entender que avia quien estorvava que
con nosotros no tuviesen otra comunicagion syno oyrnos y callar y esperar a
lo quel de \'ere haría alia; y como ya tengo escrito a \'. al., donjuán y Laxao

y el prouoste de \'trec y el obispo de Catania, avnque este no se declara tanto,


no querrían que acá se negogíase la cosa, syno quel de Veré lo hiziese alia. El
changíller y el de Villa están en lo contrario, y querrían que se hiziese acá. To-
dos tyenen yntincion de sacar de la negogiagíon algún prouecho; mas los vnos
van por mas derecho camino que los otros. Y. al. sabe lo que ha de hazer; y
paregeme notable dicho aquel que díxo Alixandre quando le dixeron que Fe-
lípo, su medico, le avia de dar yeruas, y trayendole el dicho fysyco vn xarope

que beuiese, tomólo en la mano y beuiolo dizíendo: Mas quiero ponerme al pe-
ligro que no poner sospecha en la fe del medico. Asy me parege que, pues en
esto no ay peligro, que deve V. al. fiar de la fe del Obispo, pues le conoge por
verdadero y fiel seruidor, porque avyendole enbiado \'. al., y syendo la per-
sona que es, sy \'. al. negogiase alia con el de Veré, aviendo el Obispo venido
acá primero, no podría ser s\'n ofensa de su honrra. V porque desto podría sur-
tir algún ynconviniente a la negogiagion, me atrevo a escrívirlo asy claramente,
avnque conosco en el Obispo tanta lealtad y amor a vuestro seruigío que, tanto
que se haga que V. al. quiere, el sufriría con buen rostro todo lo que a el
lo

tocase; mas no es de esprímentar esto en los buenos seruídores.


Después de todo esto escrito, hable a niose de Villa, y pregúntele: (Jue os
parege de la escritura que dymos el Obispo y yo al Rey? Dixome: Pareceme
que no le aves dicho hasta agora cosa mas agrá. Yo le dixe: Catad que no la
avres bien entendydo: Dixome: A la verdad, como yo estoy mal, no la he mu-
cho mirado; mas el Rey me dize que es todo agro. Yo le dixe: Xo díxo eso el
Rey delante de nosotros, sobre aversela leydo dos vezes, syno que no avia en
ella cosa de mal. Díxo: Basta quel dize agora esto; y cree que nos responderá

hasta quel de Veré escríva que ya yo os he dicho lo que he sentido en esto; y


sy el Rey no responde a de Veré otra cosa syno remitirse a lo que acá ha di-
cho el obispo de Palengía, el Rey comengara la negociación con el, avnque sera
a despecho de los que vos sabes. Ahínquele que me los nombrase. Díxo: Vos
— asó-
lo sabes asy byen como yo, y que de vuestras gentes es el que conseja esto; no
es menester que yo os declare mas.
de Bruselas a v. dias de margo de 505 años.

OTRA CARTA
del rey itnestro señor para el comendador de la Menbrilla,, hecha en Monte-
viarta a xxvi. de margo de ¡o§ años. Truxola Lope, correo.

Vy
que me escriuistes con Perot, correo, hasta ocho de margo, y por
lo

la otra digo lo que me ha dicho mose de Veré, y lo que yo le he respondydo,

y lo que mas vereys aqui. Xo queda que dezir syno que trabajeys mucho por
saber sy hazen en Frangía algund movimiento o aparejo para guerra y para
donde, y me hagays saber todo lo que dello supieredes, porqLie yo prouea lo

que convyene, y hazedme saber todas las nuevas de otras partes.


Aqui vos enbio carta mia para la Reyna, mi hija, como escriuis, en que le
digo que el mayor deseo que tengo en este mundo es de verla acá seruida y
acatada y honrrada a su contentamiento, como es razón, y que por esto que-
rría que en su venida de aliano haya dilagion; y remityendome a creengia, vos
habladle conforme a lo susodicho, y que yo creo que ella no podra estar tanto
a su honrra y contentamiento como
hasta que este acá, y que por eso trabajo
y trabajare en su venida hasta traerla, plaziendo a Dios; y que sy alia oyere
o le le paresca byen, que crea que todo lo que yo hago
dixeren algo que no
y digo byen della, y por la traer acá, vna vez que venida ella acá, no
es por su
se hará syno todo lo que ella quisyere y como lo qiiisyere. Y asy a este pro-
posyto lo que os paregiere; y escriuidme por menudo lo gierto, lo que sentis
de su salud, y que fundamento se puede hazer della, y para que govierne, y
sy es cosa que no tyene remedio.
Por lo que escriuo al (obispo y a vos vereys como digo que quiero que se
haga acá la negogiagion, como el Rey y Pringipe mi hijo lo quiere, y hazien-
dose acá comigo mismo, no sera agravio de ninguno de los seruidores, pues
esto no se haze por otro ningund fyn syno porc[uel Rey y Pringipe, mi hijo,
quiere que se negogie acá, y a mi me parege que no perderemos nada en ello,

y por tan seruido me terne de vosotros, pues hazeys lo que deveys, como sy
por mano de cada vno de vosotros se concluyese.
V.n el monasterio di- Mnnlomarta a xwi. de Mar/n de nv años.
ii7 —

OTRA CAJETA
para el rcv ntustro señor, hecha en Lu^enburc a xxvi de marqo de us años;
levóla Pedro del Canpo, correo.

Vna carta de vuestra magestad regibi escrita en Toro a xxiiii días del mes
de hebrero, y asymismo oy lo que V. al. escriue al Obispo, y creo que ya avra
visto V.las cartas que Perot, correo, levo, como se remedio lo que se
al. por
y aquello esta asy como sy nunca fuera dicho, porque se les ha
avia movido,
deshecho muy byen, y avn porque ellos no entendieron byen lo que se les
queria dezir, avnque eslava dicho harto claramente. Agora no ay otra cosa que
escriuir syno que don Juan claramente no quiere obedeger el mandamiento

de V. al., y avn dizenme que dize que no es obligado a obedecelle, que comigo
no tyene mas conversagion ni comunicagion que si nunca nos conogieramos;
mas yo se gierto que el esta en seguir lo que acá siguieren y no otra cosa,
porque acá no siguen en las cosas despaña otro pareger ni consejo syno el de
don Juan; ninguna cosa haze ni dize syno lo que syente que sabe byen a estos,
porque su fin es de subir, sea como quiera. \ porque los que mas hablan con
el que yo escriuiran mas largo a \^. al., no digo mas del, avnque se harto que

dezir, syno que en ninguna manera no yra syno fuere por enbaxador del Rey,

vuestro hijo.
El jueves de la Obispo y yo al Rey para hazerle saber
cena hablamos el

que Y al. llamaua a el y a don Juan y al obispo de Catania. En lo de la yda


.

del obispo de Palengia no me parege que mostró desplazelle, ni plazelle de


mi quedada. En lo de don Juan respondió que el pensaria y delibrarla lo que
avia de ser. El viernes santo en la tarde tuvyeron gran consejo, en el qual se
determino que don Juan no fuese al llamamiento de V. al.; y porque creyan
que de alli adelante no seria pagado de alia como hasta aqui, le asentaron
i®cc ducados o florines, que no se lo gierto, de pensyon por año, y fuy avisado
de vn amigo mió que alli se trataron muchas cosas, entre las quales fueron es-
tas: que se trabajase de ganar a la Reyna para que se conformase con el Rey,
su marido, porque no escriuiese a V . al. alguna cosa sin saberlo ellos, y que
Juanes Dancheta seria para esto buen medianero, porque la Rej'na pasa tienpo
en cantar, y aquel podria con aquella color dezirie todo lo que quisyese. El
qual Juanes esta tan enemigo del seruigio de V. al., como s}^ le ovj^eran qui-
tado el arzobispado de Toledo. Otra fue que don Juan dixo al Rey: Acordaos,
señor, de lo que yo y mose de Veré os diximos en Enveres del comendador
de la Menbrilla, y no lo olvides. Y
que cargo mucho la mano sobre mi, y
diz

no me mas diz que fueron de mal arte.


quisieron dezir palabras señaladas;
Otra fue que cargo sobre vn Sanpier, que hera de la señora Reyna de Ñapo-
Íes, y biue agora con el Rey, y es aragonés, diziendo que aquel hera vn mal

honbre, y que motinava todos los españoles, y que no le devia tener en su


4a
- 338 -
casa;y esto, Señor, progede de averse aquel en dichos y hechos declarado
verdadero subdyto y seruidor de V. al., y porque sienpre se ha llegado al
Obispo y a mi, y porque sienpre predica la fe de vuestra niagestad como leal
vasallo; y tanbyen porque sabe todas cuantas cosas don Juan a hecho des-
pués que esta en Alemania; y porque conoce que sy aquel quiere descobrir
sus cosas, que no las hallaran todas linpias, ]3iir esto le persigue; y c^ierto, digo
a V. al. que quisiera mas que V. al. me mandara echar por dos años en vna
galera que no que me mandara quedar aqui, porque yo no puedo escapar de
muerto o deshonrrado, segund son malos los que consejan, y ligeros de creer
los consejados, que no solamente han trabajado de ponerme en mala gragia

del Rey, mas aquello han hecho con la Reyna por yndustria de don Juan y
de muchos conversos que están aqui al seruigio de su alteza. A V. al. suplico
que, si posible es, que me libre de tanta angustia, no porque tema moryr por
vuestro seruigio, que nunca vez por esto me verna la muerte que no la regiba
con animo viril; mas porque ya no podria yo aqui aprouechar ni hazer ningún
buen fruto.

El cardenal de Rúan entro el sábado, víspera de pascua, en esta cibdad de


Treves. Truxo hasta giento e cinquenta cavalgaduras. Lo que se ha podido al-
cangar es que vyene por la ynvestidura y a pagar la nata (l) como de obispa-
do; V que vyene a retificar la liga y a ofreger todo el poder de brangiaal rey
don Felipe, sy lo avra menester para tomar la posesyon de Castilla. Esto se
dize entre los que algo saben. Lo que mas se pudyere saber escriuirlo he.
Asymismo se dize por gierto quel rey de Frangía manda pasar toda su
gente en Italia para yr a lo de Ñapóles. Esto mejor lo sabrá V. al. por alia.

Asymismo el cardenal de Santa Cruz cada dia enbia aqui cartas y mensa-

jeros,y por medio de don Juan trabaja de tener alguna comisyon por el Rey
y por la Reyna. Kn forma no he sabido cosa particular, mas de aversele ofre-
gido que si quiere que venga para yr con el a Castilla, que el saldrá a Fuen-
terravia a el, y que trabajara de traer potestad de legado y ofrecer muy lar-

gamente su seruigio.
Don Pedro de Ayala se parte luego de aqui para el Rey de los Romanos
byen ynformado de todas las cosas. Con mucha gana va de seruir a V. al.
Buena ley tyene; yo fio que no le corronpan dadyvas ni promesas.
Lope de Conchillos se trata acá cuerdamente, y con mucha íe y lealtad a
vuestro seruigio, lo que no hazen otros que acá están que de razón la deve-
ryan tener.
De las cosas de la Reyna no se que diga syno cjue a mi parecer esta ya
enduregida su enfermedad. Yo he tentado a su alteza por muchas partes, y le

he dicho algunas cosas. \o me sale a nada, ni quiere detenerse en razones co-


migo. Creo que lo haze las sospechas que le han puesto de mi los ministros

de donjuán. Estos que están cerca del Rey no i|uicrcn oyr dezir a nadie que

(i) Sic, por ía a/tal a.


— 339 —
tyene falta la Reyna, nías que le sobra maligia, y que con malicia haze lo que

haze. Laxao me lo dixo no a dos dias, que no creyese nadye que la Reyna
estava qual dezian, mas que el pensaba que no avia nacido otra persona en el
mundo de tan mala condición, y que quanto hazia hazia de pura maligia.
Mose de Villa desta yda postrera que fue a I'rancia secretamente ha ve-
nido muy buen franges, y como don Juan y el provoste de \'trec y Laxav y
el de \'ere están muy juntos, y claramente hazon contra el de \'illa, el esta
algo y mucho desabrido, y no le hallo tal qual primero le hallava, y avn pa-
rege que por la el haze del enojado con su amo. Oy me ha
contención destos
hablado, diziendome que yo he traydo burlado hasta aquí, que le dixe que
le

la negogiagion no saldría de sus manos, y que agora paregia que hera salida de
las suyas y de mias y de las del Obispo, y que se hazia lo que queria don
las

Juan. Yo le respondy que su floxedad cavsaua algo, y que yo le avia dicho


verdad; mas quel Rey, su amo, avia escrito a V. al. que queria que con mose
de \'ere se negogiasen las cosas, o que el las negogiase. Daqui me comengo n

quererme ensañar diziendo que j'a avia visto que me avian hecho tres tornos,
que las negogiagiones que yo tenia enpegadas y acabadas, luego venia quien
me las sacava de las manos y se levava la gloria dellas; y por aqui comengo a
ynpinar esto, creyendo que yo saldría a sentillo. Yo le dixe: Yo, avnque reciba
daño de levarse otro el galardón y gloria de lo que yo trabajo, no recibo yn-
¡uria, porque yo y qualquier seruidor deve seruir a su Señor a su voluntad, v

si mi Señor es contento de hazerlo asy como vos dezis que se ha hecho comi-

go, yo soy contento, y no tengo yo de mostrar sentimiento por ello para de-
xar de seruir como onbre linpio, ni para dexar de hazer todo lo que yo viere
que cunple a su seruigio; y el sentimiento quedara para entre mi Señor y mi;
mas no para que yo dexe de hazer lo que devo. Respondióme estas palabras:
Por tener yo esa fe he perdido harto, y agora conosco que es yerro. Yo le
dixe: Yo pienso que es acertar y no errar; que mas quiero quexarme de mi
Señor que no me ha galardonado mis seruigios, ni a guardado mi onor, que no
que mi Señor pueda dezir ni nadye que yo hize lo que no devia. En fin, me
dixo: Pardios, yo deseo seruir al señor rey de Aragón, porque yo conosco quel
Rey, mi señor, esta en voluntad de le obedeger y de serle buen hijo, y yo
querría que vos me entretuviesedes en su buena gragia, porque sy las cosas
vinieren a mis manos, yo haré que conosca que soy buen seruidor. Xo sera
malo que V. al. le escriua alguna carta de creengia para mi, por entretenelle
que no se pierda del todo.
Xo \". al. lo que me a paregido de esta llamada
quiero dexar de dezir a
del Obispo, y que sy no fuera onbre de tanta fe, que asy por llamarle de la
es
manera que se llamo, como por algunas palabras de reprehensyon que Alma-
gan le haze de lo que el no tyene culpa, pudiera tomar algún revés, mayor-
mente que se ha trabajado por estos todo lo posyble por ganarle; y gierto, yo
le vi con gran sentimiento hasta hechar lagrimas. Paregeme que quando alia

llegare, que V. al. le debe r'egebir byen y darle a conoger que le tj'ene por tal
— 340 —
seruidor, como el es, porque a los onbres de honrra no les haze cobdicjia ni

otras cosas tomar caminos syniestros; mas sy les tocan en el honor, no'tycnen
tyento. Sy digo mas de que lo me perdone, que el mu-
devria, suplico a V. al.

cho deseo que tengo de seruiros me haze que no calle lo semejante.


Oy que se cierra esta carta llegaron cartas del marques de Villana a este
suyo que acá esta. ^lucho he procurado de saber alguna cosa; mas no lo he
podido alcangar. Vno suyo, que es mi conogido, me dixo: No seria mucho que
algund Grande o algunos Grandes viniesen acá. Yo le dixe: \o lo creo, y avn
maravillóme como
el Marques ha enviado acá mensajero. Dixo: Nos maravilles,

que segund que se pensaba que sugederia después del fallecimiento de la


lo

Reyna, avn le paregia que enbiava tarde. Don Juan y don Diego de Guevara

son los que menean las cosas destos mensajeros de Grandes que acá están, y
con ellos se llegan. A nosotros no viene onbre dellos, ni nos hablan sino de
pasada.
Beso las manos a V. al. por las cartas que mando escriuir
a Gongalo Her-

nandes sobre lo del ofigio de que Y. al. me


merged en Xapoles, como hizo
quiera que yo he regebido vna carta suya oy en que me responde a algunas
cosas que yo le escriui; mas no me responde sobre lo del ofigio, ni toca en ello.
Yo creo quel hará a su voluntad. Suplico a Y. al. que, si es servido que vo le
haya, que V. al. se lo torne a mandar, y sino, hágase y cunplase la voluntad
de V. al., que por esto nunca me vera nadye el gesto torgido.
Mucho me han gertificado algunos amigos mios que esta determinado en el
consejo del rey don Felipe que don Juan ?ilanuel vaya por su enbaxador y del
Rey de los Romanos a V. al., y no tanto para entender en los negogios (juanto
para tramar con los Grandes. Personas son las que me lo dixeron que lo deven
saber, sy por aventura no se haze de yndustria para sentir de mi lo que yo
syento de aquello; mas sy asy es, y V. al. lo regibe por enbaxador, sobre lo
que ha hecho mal, enxenplo sera para algunos que claudican en la fe; y avnque
digan los que vieren mi carta que muestro en esto pasyon, no la tengo, que yo
daria algo de lo mió porque el no oviese hecho lo que ha hecho, y Dios es

buen testigo y sy algund yerro se me puede acaloñar que yo aya he-


desto;
cho contra vuestro seruigio, no es otro syno que yo he echado en sus cosas
mas agua que fuego; sy las oviera de dezir como las entendía, o ellas fueran
remediadas, o yo fuere declarado por malo; mas Dios, que es strutator cordiiiin,
hizo que viniesen acá personas que desean vuestro seruigio, para que aquellos
viesen la verdad. No me quiero ronper en esto la cabega, pues el obispo de
Palengia llegara, plaziendo a Dios, presto, el qual no negar.i la verdad de lo vno
y de lo otro.
de Lucenburc a xxvi de margo de 505.
341

OTRA CARTA
para el Rey, nuestro señor, hecha en Bruselas a vii. de abril de ^<>j;. lez'ola

Lope, correo.

Desde Lu(;enbiirc escriui a \'. al. todo lo que hasta allí ocurrió, porque yo
me torne desde Treves con el obispo de Palengia, porque estando alli me vi-

nieron vnas calenturas y no estaua para pasar adelante, y llegando aqui a vna
legua de Bruselas, encontramos con el comendador Moxica y con Sabastian de
Olando, que yvan llamados por el Rey y con llamamiento byen riguroso, y des-

pués que fuymos llegados a Bruselas, hallamos que avian hecho mandamiento
a todos los castellanos que aqui están que ninguno no entrase en palacio avn-
que la Rej-na le enbiase a llamar; y mandaron que vn capellán tan solamente
entrase para le dezir misa, mas que en acabándose de desnudar, se saliese de la
cámara y no hablase a la Reyna, avnque su alteza lo llamase, y pusyeron diez o
doze archeros de guarda dentro de la primera cámara, a la puerta de la cámara
de la Reyna, y desta manera la tyenen encerrada y guardada. Esta noche que
se contaron quatro de abril diz que pasaron la cozinade la Reyna en vna cámara
junto con la suva donde le solian dezir misa, y alli le guisan de comer. Manda-
ron esta misma noche tener aparejadas las hacaneas de la Reyna, y a quatro
oras de la noche y regidores de
la justigia al palagio y estu-
la villa vinieron
vieron en gran consejo con los que tyenen cargo de la Reyna. Xo he podydo
entender hasta agora que ha sido la cavsa de todo esto, ni a que proposyto
esto se haze, saluo que me dixo vno que avia visto salir a la Reyna llorando y
diziendo: Soy yo mala muger, o que guardas son estas que me ponen? \ asy se
torno a su cámara diziendo: O que esto dixo muchas
malaventurada de mi! Y
vezes. Y pues el obispo de Palengia a visto y sabe todo lo que de aqui se pue-
de saber, no diré mas desta materia; y porquel asymismo sabe lo que la Reyna
ha pasado con el obispo de León y poca obidiengia quel a tenido a sus man-
la

damientos y lo dirá a V. al., no escriuo mas de tocallo aqui, porque si al Obis-


po se le oluidare, que Y. al. se lo pregunte.
Asymismo he entendido, y de cierta persona, que el rey de Frangía enbia
la mas gente que el puede al estado de Milán, con fama que va contra vene-
gianos; masverdad es quel haze grandes aparejos para tornar a lo de Ña-
la

póles, porque tyenen por muy gierto que ha de aver quiebra entre Y. al. y el
Rej-, vuestro hijo; y claramente se dize que esta junta del Rey de Romanos y
del Rey, su hijo, y del cardenal de Rúan, que no es por otro misterio syno para
aliarse contra V. al., sy no le quisiere dar libre el entrada y sucesyon del reyno

de Castilla.

Asymismo he sabido acá de algunas personas que los ginoveses están muy
mal contentos de la governagion de franceses, asy los Fragosos como los Ador-
nos. Ya Y. al. sabe quanto Genova ynporta para las cosas de Italia, mayor-
— 342 —
mente para lo de Ñapóles, por la mar; sy los franceses han de tornar a la gue-
rra con V. al., acuérdesele de proueer con tienpo sy podra ganar aquel'los, que
gran cosa seria ponelles la guerra en su tierra y estorvarles que no vean la de
V. al.

l^os ingleses y los desta tierra parege que están en alguna rotura sobre los

tratos y mercadurías de las vnas tierras a las otras. P21 Rey a hecho pregonar
¡)or toda su tierra que no entren en toda ella paños de Inglaterra, )• el Rey de
Inglaterra a mandado pregonar que de su reyno no salga mercaduría ninguna
para Irlandés, ni de Flandes lleven mercadurías a su tierra, y hazc el establa de
las lanas en Cales; y el Rey a defendydo a todos los de Flandes y de todos sus
señoríos que ninguno no vaya a Cales, ni conpre las lanas de los yngleses; asy
que comiengo y no pequeño de discordia entre ellos. Sy agora gesase de
es vn
venir flota despaña, esta tierra seria toda motynada.
L'is enbaxadores de V. al. que están en Italia escriuen a don Juan Manuel

y tanbyen Gongalo Hernandes y el a ellos, y syenpre les da a entender c|uel


tyene aqui todo el cargo de los negocios de V. al. Aviso dello a V. al. para que

vea sy es menester proueer en algo que no quiera que se sepa acá antes que
se haga.
Muy poderoso señor, a mi se me deven syete meses de mi salario, y he en-
biado gedula de canbyo de cccc°lxxx° ducados que monta el salario de los
quatro meses, y hasta agora no tengo respuesta que se ayan pagado. Suplico
a V. al. muy humillmente quiera mandar que aquello se pague, y en lo por-
venir mande que sea proueydo de manera que yo no aya de tener negesidad.
El obispo de Palengia sabe la negesidad que yo tengo, y lo que Antonio del Va-
lle, mercader, me di.xo delante del, demandándome que quería ser pagado de lo
que me avia dado, pues que alia no se pagava.
De Bruselas a vu. de abril de 505.

Después de que va aqui, y partido el Obispo, llego Lope,


escrita esta carta
correo de V. y topo
al., al obispo de Palengia en el camino, y luego el (obispo
me lo hizo saber, y yo cabalgue y alcangelo, y vy todo lo cjue \'. al. escriue; y
por agora no ay mas que dezir de lo que en esta otra carta escriuo, saluo que lo

que digo en la carta que ha pasado la Re^'na con el Pringipe de Symay, que el
Obispo lo dirá, que se lo pregunte V. al. porque si se le oluidare. Escriuialo asy
,

porque no habla sabido lo gierto como avia pasado, y porque se lo avian dicho
a el de vna manera y a mi de otra, .\gora yo lo he sabido de persona que estava
presente, y es asy que, como la Reyna supo que avian mandado a todos sus ser-
man-
uidores que no entrase ninguno a hablar a su alteza aun(]ue los llamase,
do llamar al Symay, y el Pringipe no oso subyr solo, y levo con-
Pringipe de
sigo otro cauallero que se llama mosc de P'renoy, que es suegro de mose de
\'ere, y como le dixeron a la Reyna que estauan allí, tomo vna pala de fierro
— 343 —
(|ue eslaua en la la |nicrta y salió do ellos estauan, vestida tan
chimiiiea y abrió
solamente vna cota y como el Principe la vido salir asy, boto a huyr,
senzilla;

y quedo el de Frenoy, que es mas viejo y no pudo tanto aguijar, y la Reyna


algo la pala y fuele a dar en la cabega, y el regibio el golpe en las manos y tu-
volé la pala, y la Reyna con mucha furia diviale; Sali de acjui, viejo traydor! saly
de acjui! Y dixo a vn capellán suyo que estaua alli: Mataldo vos, mataldo vos!
Y como el capellán se agerco, dixole: No pongays las manos en el, que no po-
dres dezir misa. Y boluio a otro mogo de capilla que estaua alli y dixole: Mátalo
tu! Y asy su alteza asyda de la pala y el de Frenoy no dexandosela, salió por la

puerta de la cámara, y el portero cerro la puerta, y quando le soltó la pala, la


Reyna dio vn gran golpe en la cabega al portero, que lo descalabro, y tomóle
por los cabellos y remesóle byen; y asy muy brava entróse diziendo: Yo hago
juramento a esta cruz de os hazer matar a todos. Kstan tan espantados desto, y
con tanto temor, que no osa onbre dellos llegar a la cámara; y asy esta sola, que
ni flamenco ni castellano no la hablan. Según la tratan, avnque su mal tenga re-

medio, lo qual, diziendo verdad a V^. al., no se tyene tal esperanga, la harán es-
p. . . .tar syn remedio. Diziame Sauastian de Olando que la ha hablado, mas
que esta muy rezia con V. al., diziendo que V. al. ha de reynar y governar sus
reynos, que no quiere que otro los govierne, que nunca Dios querrá que ella
sea desobidiente a V. al. y que goviernen sus reynos vellacos. Estas son sus

palabras, segund Savastian me dezia. Ya escriui en estotra carta como son ydos
ely Moxica a Alemania, y he alcangado a saber que ha sydo hecho todo esto
que agora an hecho con la Reyna de encerralla y ponelle guardas y quitalle
sus seruidores, porque escriuio para Y. al. vnas cartas, las quales enbio con vn
criado suyo que se llama Herrera, el qual, o el las dio para que las viesen, o se
las tomaron, y por 1(3 que en ellas vieron hizieron este mudamiento. El Herrera
yo se que fue echado alli para que la Reyna escriuiese con el, de yndustria
para tomalle las cartas. El que le echo alli acá se barrunta. El (obispo lo dirá,
y tanbyen se presume quel sabia que le echauan para aquello, y que con el se
hizo el trato de aver las cartas.
a X de abril de 505.

OTRA CARTA
para d Rey, nuestro señor, hecha en Bruselas a xviu. días de abril de §o¡. Le-
vóla vn correo de Brujas; fue enderezada a Bernuy y duplicada, por la mar.

Oy que se contaron xu dias del mes de abril, fuy a palagio por hablar a la
Reyna, y por no recebir alguna afrenta destos que están en guarda de su alte-
— 344 —
za, acorde de hablar al Principe de Simay y a mose de Frenoy, y dixeles: Vo
he ávido letras del Rey de España, mi señor, entre las quales avya vna para la

Reyna, su hija. Yo querría yr a dalla a su alteza y a hablarla. Respondiéronme:


Ya vos sabeys mandamiento general quel Rey ha hecho, que ninguno no la
el

hable: nosotros no osaríamos yr contra el mandamiento de su alteza; mas luego

a la ora le escriuiremos lo que nos aves dicho, y haremos lo que su alteza man-
dara que en esto se haga, y deziros hemos su respuesta; y entre tanto parege-
nos que estareys mejor en Malinas o en Enveres, que no aqui. Esta fue la res-
puesta, y asy no he dado la carta de \'. al., ni ay manera para la hablar syn
ligengia del Rey, ni por tergera persona.
Este mismo dia vi vna carta quel Rey de Castilla escriue a su chanciller, y
en sustangia dize: El Rey, mi señor y mi padre, y el christianisymo señor rey

de Frangía y yo avemos gertificado y jurado la paz y el matrimonio del Prin-


gipe, mi hijo, y de madama Glavda en aquella manera que primero estaua asen-
tado,amigo de amigo y enemigo de enemigo; y el Rey, mi señor y mi padre,
dyo la ynvestidura del ducado de Milán al señor legado en nonbre del chris-
tianisimo señor rey de Frangia, para el y para sus sucesores masculos, sy los

oviere, y no aviendolos, diome a mi la ynvestidura del dicho Ducado en nonbre


del Pringipe, mi hijo, para el y para madama Glavda, casando el vno con el

otro;y Rey, mi señor y mi padre, me ha dado la ynvestidura del ducado de


el

Geldres y de las otras cosas a el anexas, y me ha dado la ynvestidura del con-


dado de Guriga, y no se que otra cosa dize en Astiria; asy que aved mucho
plazer, pues las cosas son asentadas tan a mi onor y prouecho; y el señor le-
gado se partirá de aqui a tres o quatro dias, y yo procurare de me partir en
breve para yrme a la frontera de Geldres y acabar aquello,
y para entender en
las otras cosas que tocan sosyego y governagion de este nuestro pays, y
al

para entender en nuestra 3'da despaña con toda diligengia. Otras machas cosas
se dizen entre las gentes de los pueblos, entre las quales dizen que los pueblos
están mal contentos de esta yda y que procuraran que enbie al Pringipe don
Carlos y trayga al ynfante don Hernando, y que el Rey no vaya, y otras mu-
chas cosas que, por no ser giertas, ni tener aparengia de serlo, no las escrivo.
Todavía rey de Frangia enbia gente a Milán, y agora dizen que con mas
el

fervor que antes. Dizese que es para yr contra venegianos el Rey de Romanos y
el juntamente, cada vno por su parte; mas los que algo saben, dizen: Esta es la

color,y Ñapóles, es la verdad que ally tyene puesto su pensamiento, y jiara alli
haze todos los aparejos que puede; porque a mi me ha dicho vn cavallero que
le an oydo dezir al rey de I'rangia agora nuevamente, que el moryra o se ben-
gara de los españoles, o que sobre ello perderá el reyno.
Después de esto escrito, yo trabaje conel confesor de la Reyna que la fue-

se a hablar y le dixese como V. al. mandado yr al obispo de Palengia y


avia
al de Catania y a don Juan, y que me avia mandado quedar aqui a mi, y que
tenia vna carta de V. al. para su alteza, y (]ue yo desea va hablarle algunas co-
sas de parte de V. al. que cunplian a su seruigio. .\o le queria escuchar, mas el
— 345 —
se lo dixo, su alteza no queryendo. Respondióle: Ya (jiic dexo acá estotro, no
quiero ovr nada. Yos, no me diga\'S nada, que no quiero hablarle, ni c|ue me
digan nada.
de Bruselas a xviii" de abril de 505.

OÍR A CARTA
del rey nuestro sefior, hecha en Toro a xxuii dios de abril de uv arios. Trn-
xola Lope, correo.

\\ que escriuistes a xxvi de margo, y por


lo en todo lo de alia, y
en lo de don Juan como yo espero la venida del obispo de Palengia,
y en syendo aqui, con su consejo, porque sabe lo de alia, proueere en todo,
plaziendo a nuestro señor, como vereys; y sy donjuán en lo pasado o presente
ha recebido dynero de Frangía, y desto pudyese aver gertinidad, mu-
cho aprouecharia para que el En tanto yo vos ruego
castigo se hiziese mejor.
que vos no ayays desplazer de estar alia, que al fin yo espero que los que nos
quieren byen porque hazeys lo que deveys, conogeran que yerran en ello: y
con el obispo de Palengia yo me tengo por dicho de hazer lo que dezis, que le

tengo por gran seruidor mió.


Ya vos enbie lo que respondy a mose de Vera a lo que me hablo quando
vino aqui; después enbio el Rey y archiduque, mi hijo, la respuesta de aque-
llo por escrito, al qual yo he respondido lo que se contyene en la escritura

que va aqui; y no es menester que alia hableys en ello, ni digavs que vos lo
enbio, que solamente es para vuestra ynformagion; y agora yo espero lo que
a esto responderán.
Rey e archiduque, mi hijo, que escriuio a mose de Veré, he
Por cartas del
sabido como Rey de los Romanos y el cardenal de Rúan, en nonbre
el y el

del rey de Frangía, firmaron y juraron la liga sj'n egebtarme en ella, y como
el Rey de Romanos dyo al rey de Frangia la ynvestidura de Milán, y como el

Rey de Romanos dio al Rey e archiduque, mi hijo, el condado que esta al


confín de venegianos. Direys de mi parte al Rey e archiduque, mi hijo, que he
sabido que ha firmado y jurado la dicha liga sin egebtarme en ella, y prejudi-
cando en la derecho y posesyon que yo tengo al rej-no
capitulagion della el

de Ñapóles, que es perjudicar el mismo derecho de la Reyna, mi hija, y de


los que son mis herederos, y que no puede syno pesarme mucho de ver que
al el se avia de mostrar mas en favor de las coronas de Castilla y de
tienpo que
Aragón aya hecho cosa tan grave en favor de la corona de Frangia y en disfa-
vor destas despaña, y sin ningund prouecho suyo presente, syno con sola espe-

44
— 346 —
ranga de casamiento de Glavda. En el no ay ni puede aver ninguna seguridad,
sy no la pusj^esen en poder del Rey de Romanos o del Rey e archiduque, mi
hijo, lo qual ellos no harán, ni ay onbre en Frangía que crea que la dicha Glavda
case syno con el Dalfin de Frangía; y puesto que byen creo yo que la yntíncíon
con que el Rey, mi hijo, a hecho esto no ha sydo hazer contra las coronas de

y de Aragón, pues, como dize, no puede nadye obligarse contra sj'


Castilla
mismo y contra lo que es y ha de ser de la Reyna, mi hija, su muger; y sy yo
por el efeto dicho claramente es contra las dichas coronas y en disfavor y gran-
disymo perjuizio dellas, y avn en perjuizio de la honrra del Rey, mi hijo, que
al tienpo que todo el mundo esperava que se avia de mostrar y señalar en fa-
vor destas coronas, haga lo contrario. Y demás desto, en la amistad e confede-
ragion que esta asentada y firmada y jurada entre mi y el Rey de Romanos, mi
hermano y el Rey e archiduque, mi hijo, desde que casaron el Rey y la Rey-

na, mí hija, se contyene que ninguna de las partes podamos hazer paz, amis-

tad ni liga syn conprehender y egebtar en ella la vna parte a la otra, lo que

yo he syenpre guardado muy enteramente, porque después acá no se hallara


que yo he hecho paz ni amistad ni liga, ni avn tregua en que no aya yncluydo
e egebtado al Rey de los Romanos, mi hermano, e al Rey e archiduque, mi
hijo; y esto mismo hize en la tregua que esta asentada entre mí y el rey de

Frangía, la qual hize a ynstangia del Rey de Romanos, que me enbio vn enba-
xador para procurar que la hiziese; y agora el Rey de Romanos, mí hermano,
y el Rey e archiduque, mi hijo, han bien quebrantado la dicha confederagion
y la firma e que en ella pusieron, en aver hecho la dicha liga svn egebtar-
me eny sy esto hizíera qualquíer otro Príngipe con quien yo tuviera
ella;

asentada tal confederagion, fuera grave, quanto mas hazíendolo mi heredero.


Ciertamente la casa de Frangía le es en grandysimo cargo, pues por ella pos-
pone lo que le toca a el mismo y a aquel de t|uien ha de heredar y a su prti-

pía honrra, y sy verdad es quel rey de Frangía es enfermo, como dizen, y en


el peligro que esta, no se porque han dado tanta priesa en hazer esto, pudyen-
do con su enfermedad o con su muerte, sy acaesgiese, hazer todas las cosas a
tanta ventaja suya; y avn syn muerte, estando juntos y vnidos el Rey de los
Romanos e el Rey e archiduque, mí hijo, e yo. Dezídlo todo de mí parte al Rey
e archiduque, mí hijo, en la mejor manera que os paregiere, e que por el amor
que le tengo, que yo le ruego que no se dexe engañar asy de los frangeses, y
que sy quiere tener gertinidad del dicho casamiento, trabaje que le entreguen
a Glavda a el o al Rey de Romanos, su padre, y que sy esto los frangeses ha-
zen, yo verne en lo que de otra manera no vernía, porque por todas maneras
deseo su byen, avnque el mismo parege que se lo desvía.
Avisadme de todo lo que syntyeredes de alia y de Frangía muy por me-
nudo, y como se llaman los que están alia por los Grandes de acá, y de donde
es cada vno dellos, porque es byen tener conogidos los que mala ynlingion
lyenen en procurar discordia entre padre e hijo; y procurad de saber particu-
larmente que es lo que tratan y negogian, y todo lo que dello supieredes, y de
— 347 -
loque les responde hazedmelo saber, y I inhvtii lo del cardenal de Santa Cruz,
porque este se me haze gran seruidor y querría saber sy va doblado.
A don Pedro de Ayala escriuo lo que conviene. De lo que toca a vos, per-
ded cuydado, que yo le tengo y terne de manera que seays contento.
Andrea de Burgo es venido a(|ui. Haze ynstangia que entre yo en esta liga
tomando medio en lo de Xapoles. Vo le he dicho que no dexare vna almena
de Xapoles en mi vida.
Escriuidme que eslo que os parege que devo proueer para ganar a Fili-

berto, queque es el que mas puede, que yo lo proueere. Para lo de Lan-


diz
gue yo escriuo a don Pedro lo que convyene y le enbio comisyon para correos.
De 'loro a xxim" de abril de 505.

OTRA CARTA
lül Rey, nuestro señor, hecha en Areva/o primero dia de mayo de v.\. años.

Tnixola Perot, correo.

Dareys al Rey y Pringipe mi hijo con creencia remity-


tida a vos, por virtud de la qual le direys que por cartas que de alia giertos es-
criuieron a algunos mercaderes de Burgos, he sabido que agora nuevamente
tratan muy mal a la Reyíia, mi y que tyenen engerrada, y no consienten
hija, la

que la siruan ni hablen ni vean sus naturales, y que le han puesto su cozina y
que le guisan de comer en vna cámara delante de la en que ella esta, y le han
puesto archeros de guarda a la puerta de su cámara para que ninguno de sus
naturales la entren a seruir, ni avnque ella los llame, y que
hablar, ni ver,

aquellos de sus naturales que hazen algo de lo que ella manda son alia mal-
tratados, y que ella esta fuera de su libertad, y que syendo la Reyna, mi hija,

y heredera Reyna y señora propietaria destos reynos a quien pringipaimente


pertenege entender en los negogios grandes y pequeños dellos, y ser seruida y
acatada y obedegida de sus naturales, segund las leyes e antigua costunbre
destos reynos, ver que no solamente no consientan alia hazer esto, mas que sea
tan maltratada y en todo despregio de su real persona y estado y mió y des-
tos reynos, que no puedo estar dello syno muy maravillado y mal contento y
sentirlo dentro de .las entrañas; y que por el amor que tengo al Rey y Pringi-

pe, mi y por lo que toca a la


hijo, honrra de todos, que no paresca que
tal

cosa pasa, yo lo encubro acá y callo hasta ver sy se remedia alia; y que sola-

mente lo he dicho a mose de Veré para que gelo escriva; y que yo ruego al
dicho Rey e Pringipe, mi hijo, con la mayor afegion e ynstangia que puedo,
que el quiera luego remediar lo susodicho y tratar y honrrar a la Reyna, mi
— 348 —
hija, como quien ella es, y dar lugar y mandar i|ae la siruan y vean v hablen
sus naturales como es razón y como ha de ser quando acá viniere, pkíziendo
a nuestro Señor, y que este en su libertad, y que en todo y por todo sea hon-
rrada y seruida como su real estado lo requiere, dexando que la siruan las
personas que ella quiere; y que mire el Rey, mi hijo, quanto mejor es que lo
haga mismo luego alia, que no esperar que se haga acá; y que con hazer esto
el

conplira como buen marydo lo que deve a la Reyna, mi hija, }' conplira co-
migo y con estos reynos; y que sy no lo hiziese, de mas de la quexa que yo
con razón ternia del, a mi me seria forgado de dar parte dello y comunicarlo a
losperlados y grandes y pueblos y procuradores destos reynos, para que se
entendiese en el remedio dello, que estos reynos no avian de consentir que su
Reyna y señora natural no fuese remediada. Y vos como fidelisymo castellano
que soys, con el tyento y prudengia que conviene, procurad de mi parte el re-
medio dello enteramente con toda ynstangia, y hazerme es saber como se ha
remediado; y dareys a la Reyna, mi hija, mi carta que aqui va con creengia re-
mityda a vos, por virtud de la qual le direys que yo he sabido como ella es
maltratada, y que lo syento en el alma, y que yo vos he mandado que de mi
parte digays y requirays al Rey y Pringipe, mi hijo, que lo remedye luego, y
c|ue la honrre y trate como su estado lo requiere, y que la dexe seruir y ver y
hablar a sus naturales de quien ella se quisyere seruir, y que la dexe en entera
libertad como es razón, y que yo espero que lo hará asy; y que sy no lo hizie-
re, que me lo haga saber, que crea la Reyna, mi hija, que yo he de poner mi
persona y estado por el remedio della; y que vea lo que quiere, que todo se
hará; y enbiadme luego la respuesta de todo esto. Al Rey y Pringipe, mi hijo,
escriuo rogándole que vos dexe hablar con la Reyna, mi hija. No cures de de-
zir a el lo (|ue aveys de dezir a ella, y escriuidme vuestro pareger sobre todo
ello y nuevas de alia.
De Arénalo, primero de mayo de 505.

OTRA CARTA
para el í'cy nuestro señor, hecha en Enveres a dos de mayo de §o§ años. Le-
vóse por la mar endere(;ada a Martin Sauíhez de Qamudio a Bilbao, y fue
duplicada por mar y por tierra.

El Rev vino a(]ui a Bruselas niiercoles que se contaron xxiii dias de abril,

y yo fuy otro dia a besar las manos a su alteza y para dezille sy mandava que
yo hablase a la Reyna para darle la carta de V. al., que hasta agora no me la
han dexado hablar, y hizome tal acogimiento que me paregio que ni aquello
— 349 -

ni otra cosa no le dcvia dezir; y asy me torne por ese dia sin mas dezir; y ese
dia mandaron a ios porteros de la puerta de palagio que sy Lope de Conchillos
ó Savastian de (liando fuesen a palagio, que no los- dexasen entrar; y yo su-
^'
pelo, y dixele a Lope que no fuese a palagio, porque no le hiziesen afrenta.
después que yo vine de palacio el Rey tuvo gran consejo hasta la vna ora, y
salidos del consejo, onbio Laxao a llamar a Lope de Conchillos, y metyeronlo
en el jardín do estaña el Rey y encerráronlo en vna casa que alli ay; y desque
fueron las diez oras de noche, tomáronle en vn carro y leváronle a vna for-
la

taleza que se llama Villaborda, donde ponen a todos los quel Rey manda pren-
der por algund gran climen. Yo no he hablado al Rey ninguna cosa sobre el
hasta agora, y hasta saber alguna cosa de la cavsa porque le prendyeron no
hablare; y a mi an venido algunos, creo an sydo echadizos, para tentarme
agraviando mucho el caso, y diziendome: Pardios, no esta ninguno seguro de
quantos aqui estays. V casy enderegando a mi que no me descuidase; asy que
desta manera tratan acá a los que somos claramente seruidores de V. al. On-
bre del mundo ni castellano ni franges no entra en mi casa, me topan los
y sy
que aqui ay, todos se apartan por no hablarme,
castellanos y muy mas mues-
que no los de acá. He tomado alguno dellos, y le he pre-
tran ellos el omezillo
guntado que es la cavsa desta novedad, pues antes de agora todos comian y
cenavan comigo, y que hera la cavsa porque me catavan con tenencya. Res-
pondiéronme. Todos dizen quel Rey nos tyene buena voluntad; no queremos
que tome sospecha de nosotros, pues somos suyos. Yo creo que escriui a \ .

al. que hablando jí'o al Rey sobre este caso que me dezian que su alteza esta-

ua mal contento de mi, que le suplicava que me dixese por que, que yo no
pensaua que le avia desseruido, antes pensava que le avia seruido mas que
nunca onbre avia seruido a Señor de quien no levase dyneros, dixome: Cierto,
yo de vos no tengo enojo; mas sy no hago tanta cuenta de vos, y no os tengo
como que vos soys enbaxador del rey de Aragón, y yo quieros
seruidor, es
tratar como y no como a seruidor. Y estando escriuiendo esta,
a enbaxador
vino vno a dezirme: Yo vernia a veros; mas, cierto, yo y otros muchos no lo
osamos hazer, porque dizen tantas cosas que nos espantan; y dizen quel Rey
os quiere muy mal, porque syendo castellano, paresge que a su desplazer es-
tays aqui procurando los negogios del rey de Aragón que son contra el. \ o le
respondy: Sy creeys que de venir a verme os ha de venir daño, no vengays
acá; y quanto a esotro, podeys responder que digo yo que yo no vine por
enbaxador del rey de Aragón, mas vine y he estado por enbaxador del Rey e
de la Reyna despaña, y pues me tomo aqui el fallegimiento de la Reyna, y yo
bivo con el Rey, mi Señor, que yo no hago mal ninguno en procurar lo que
me manda, ni pienso que hago contra mi honrra, ni creo que soy obligado a
otra cosa; y que en tanto que yo no tuvyere ligengia de su alteza para yrme,
que yo no me yre, saluo sy el rey de Castilla me mandase yr de su corte, que
estonces yo no estare en ella contra su voluntad; y que byen saben todos ellos
que yo no tengo por agora aqui otro negogio syno gastar mis dineros y an-
— 35° —
darme por aqui a mi voluntad; después que
la Reyna, nuestra señora, falie-
ni

gioyo no he hablado en cosa que sea por el Rey ni contra el Rey. Esto res-
ponded, sy os ha sydo dicho que me digays esotro. Dixome: Xo lo diré yo,
porque yo os digo esotro en secreto para vuestro aviso, y no quiero que se se-
pa que yo os lo he dicho por ninguna manera, porque me echariades a perder.
En esta ora me Rey llama a ]\lox¡i;a y a Savastian de
vino vno a de/iir; El
Olando, y créese que los quieren prender, y a Lope de Conchillos an dado tor-
mento, y le demandan vn poder que dizen que la Reyna le dio para V. al. para
que güvernase por ella. Todos están escandalizados quantos aqui están, syno
aquellos que lo hazen; españoles, digo.
\'n Loaysavenido aqui, y dizenme que pedrica y no byen de \'^.
es al., y
sy a los otros dize o a dicho lo que a mi, sermones son que ni los vnos ni los

otros no le darán gragias por ellos. Entre las otras cosas me ha dicho que mu-
chos Grandes del reyno están juntos para contradezir a V. al. Pregúntele quien
heran. Dixo que el duque de Bejar que avia demandado a Plagengia, y el con-
de de Benavente que pedia Coruña, y el marques de \'¡llena que pedia el
a la
Marquesado, y el duque de Najara de quien todos hazian cabega. Pregúntele
por que. Dixo: Porque el Rey, luego que laReyna murió, hizo pargialidad de
juntar consigo al duque de Alúa y hazelle amigo del Condestable, y por esto
han tomado otros desabrimientos, y el Almirante tanbyen esta mal contento,
y este se cree que lo bulle todo de secreto, a lo menos lo del duque de Najara.
Yo le me parege que se haze contra el Rey don Fe-
dixe a este: Pues eso todo
lipe y contra Reyna doña Juana, y en ese cargo mas son a su padre, allende
la

de todas las otras cosas que ha hecho por ellos, porque se quiere enemistar
con los Grandes por defendelles lo que pertenege a su corona real. Señal es
esa que no se les quiere algar con el reyno, pues no contenta a los Grandes.
Dixo: Pues sy están los Grandes contentos, los pueblos están contentos. Des-
amanle tanto los pueblos, que es cosa maravillosa, y desean tanto la yda del
Rey y de la Reyna, que no es de creer. Pregúntele: Que es la cabsa porque los
pueblos le desamen, que hasta aqui no a ávido Rey tan amado en Castilla de
los pueblos como ha sydo su alteza? Dixome: Porque dizen que se govierna por
conversos, y que los favorege. Dixome tanbyen que están tales todos general-
mente, que en entrando el Rey y la Reyna en Castilla, las Hordenes les supli-
carían que les consyntiese elegir Maestre, que no tuvyese Y. al. la admi-

nistragion dellos;y que el sabia gierto que todos se conformarían para esto.
Dize tantas cosas que es maravilla. No se que onbre es, syno quel ha dicho a
quien a mi me lo ha tlicho que viene por d duque de Bejar a procurar sus
negogios.
Aqui ha venido nueva quel rey de Navarra es muerto. An mostrado asaz
sentimiento en los gestos; no se que esperanga tenian del.
El rey de Frangía an dicho que es muerto. Esto no lo dizen ellos; mas an-
dan muy tristes; mas los mismos franceses lo dizen, y ponen recabdo en las vi-

llas que están en la frontera desla tierra del Rey. No se lo que es verdad desto.
— 351 —
Aqui es venido vn enbaxador veneciano. A lo cjue el me ha mostrado, dame
a entender que V. al. tyene hecha amistatl con venegianos y el Papa asy-
misnio.
La Reyna se esta tan estrecha como hasta aqui, y algo mas; por gierto, avn-
que su alteza es la cavsa, no ay coragon de sudito que lo pueda sufrir con pa-
giengia, syno son aquellos que lo hazen hazer, que claramente nos dizen los
flamencos: Señores, nos quexes, que de vosotros mismos son los que dan el
consejo para que se hagan las cosas que se hazen. Xo tengo agora otro que es-
criuir. Y. al. prouea como mas fuere su seriiigio a todo, y a Lope de Cunchi-

Uos que, gierto, segund el odio tj'enen con el, no ternia a maravilla que le ma-
tasen; y a mi yo creo que publicamente no me harán nada, por ser enbaxa-
dor; mas no sera mucho secretamente hazer contra mi lo que j'o no podre re-
systir. Xo tongo temor ninguno, porque estoy determinado de sufrir la muerte
voluntariosamente por lo que toca al seruigio de V. al. Vo no les daré ocasyon
para ello; mas no dexare de dezir y hazer lo que V. al. me enhiare a mandar

que haga y diga, por saber morir en la ora que lo dixere.


Después desto escrito, me han certificado que dieron tormento a Lope de
Cunchillos, y que dixo todo lo que sabia, y avn algo mas de lo que ellos qui-
syeron o le dixeron que dixese; y luego enbiaron por Savastian de Olando y
por Moxica, y encomendáronlos a don Diego, y el los tuvo vn dia ha/iendoles
buena xira. mas no dexandolos yr adonde ellos querian; y después habláron-
les que sy ellos querian quedar en seruicio del Rey y de la Reyna, que avia

de ser con vna condigion, que qualquier cosa que la Reyna les dixese o les
mandase, o ellos por alguna manera supiesen que hazia o dezia, y qualquier
otro alguno, que luego lo fuesen a dezir al Rey o a quien quedase de guarda
de Reyna; y que sy esto no hazian, que se fuesen, que no les ternia
la el Rey
por seruidores. Savastian me aviso desto por tergera persona, porque me pa-
rege que les han defendido que no comuniquen comigo. Savastian me enbio
a dezir que el no quedaria con esta condigion en ninguna manera, y que ya
que Moxica quedaria con esta condición; y he sydo avisado que todas las no-
ches del mundo ay guardas sobre mi. De dia yo lo veo claramente, que de casa
de don Juan, o de otros españoles quel trae puestos para esto, 3-0 no estoy syn
espia. Yo estoy determinado de dezirlo al Rey, y dicho, yrme he de la corte a
Enveres o a Brujas, y alli esperare el mandamiento de V. al.; y yo terne mis
maneras para saber lo que se haze en la corte como sy estuviese en ella, por-
que ya estas gentes de hecho hazen todo lo que se les antoja con dezir al Rey:
Mostraos fiero para que os teman todos, que con esto que acá hareys porneys
temor en toda Castilla, que los castellanos no quieren ser tratados con amor.
Yo se que se lo han dicho. Aloxica a mostrado mucha flaqueza, y nunca ni por
tercera persona ni otra manera me ha enbiado a dezir nada. Xo quiero enco-
brir nada de lo que se, toque a quien tocare, que en publico y en secreto yo
mostrare mi fedylidad.
Después de escrito esto, yo hable al Rey, y le dixe: Señor, yo creo que nos
— 352 —
he hecho deseruigio ningLino, y creo que os he seniido muy hyen. Todos estos
españoles que aqui están dizen que no osan hablarme ni entrar en mi casa,
porque \'^. al. regibe enojo dello. \'os suplico que me digays sy es asy, porque
sy nos plaze que yo este en vuestra corte, yo lo escriuire al Rey, mi señor, y
avn ya he escrito a Su alteza que me de ligengia para yrme, porque contra
vuestra voluntad no es razón que yo este aqui; y yo no estaría donde de mi
se tuviese sospecha, porque yo no haré cosa que no deva hazer en ninguna
parte que estuviese, ni dexare de seruir a mi Señor en lo que me mandare. Y
para quitar toda sospecha, en tanto cjue mi mensajero vyene, yo me yre a estar
en Enveres o en Boloduc o en otra parte. Respondióme: Cierto, nos an dicho
verdad, que a mi no me pesa porque vayan a vos todos los que os quisyeren
ver, y por eso vos no dexes de estar aqui; mas sy os quisyeredes yr a espe-
rarme a Enveres, pues yo he de yr por alli, vos lo podreys hazer; y no sera
malo, que sy vos ovyesedes hecho alguna cosa que a mi me oviese despla-
zido, yo os lo diria a vos, y os lo avria dicho para que os guardasedes de ha-
zello mas; y pues no lo digo, no creays nada desotro que os dizen, que maneras
son de corte y platicas de cortesanos.
Lo que me dixeron de aver dado tormento a Lope de Cunchillos, donjuán
me ha dicho oy que no es verdad, que nos topamos a caso en la cámara del
Rey; mas dize quel Rey esta byen enojado del, y quel a dicho todo lo quel
Rey a querido saber, mas no por tormento; y segund he sentido, creo que La-
xao a sido la cabsa, por giertas razones que pasaron el y Lope de Conchillos
por las quales la Laxao algunas palabras no byen sabrosas.
Reyna dixo a
Después de todo esto escrito, mose de Villa mando llamar a todos los que
entran a seruir a la Reyna, digo a seruir, que lleuan todas las cosas que su al-
tega a menester, y a los capellanes y mo<;os de capilla que son españoles, \-

tomáronles a todos juramento que ninguno llevase mensaje ni carta a la Reyna


de ninguna persona que se la diese, y que sy la Reyna les diese carta alguna,

o les dixese algo, que luego lo viniesen a dezir al Rey, o a quien alli estuvyese
en guarda de la Reyna; y cjue sy alguno dellos supiese alguna cosa que tocase
a la Reyna o a los Ynfantes, que lo viniesen luego a dezir; asy que yo creó que
tyenen temor que se los an de hurtar. Avnque va algún castellano a los ver, no
se los dexan ver synó esta alli su ayo.
de Enveres a dos de mavo de ^O^.
353 —

OTRA CARTA
Respuesta del Rey don J-'elipe. /.ez'o/a el dicho l'crot.

Comendador de la Menbrilla: Pues quereys ser respondido por escrito a lo


quel Rey don Hernando, mi señor, dezis que vos escriuio de que me distes
vna copia tocante a las vistas del Rey de Romanos, mi señor, y mias y del
cardenal de Rúan en nonbre del Rey de Francjia, vos podeys escriuir al Rey,
mi señor, lo siguiente:

üue ya sabe su alteza que Rey


de- Romanos, mi señor
el
y yo procuramos
que se liiziese vna paz juntamentecon su alteza y con el rey de Fran<;ia, y he-
zimos otras diligencias, y su alteza dilato syenpre la dicha paz, y vltimamente
nos tuvo ginco meses syn querer concluyr ni hablar con nosotros claro como
el debdo requería; mas antes sus enbaxadores que en Frangía estauan procu-
rauan con el rey de Frangía liga y amistad separada no solamente de nosotros,

mas en gran perjuizio y daño de mi y de la serenísima Reyna, mi muy cara e


muy amada muger, queriendo nos quitar lo que en su vida tenia concertado de
darnos y para después de sus dias nos pertenege, que es el reyno de Ñapóles;
y vos Comendador, como su enbaxador, y con su poder, lo teniades asentado
comigo, por la qual cavsa fue negesario al Rey, mi señor y a mi concluyr con
el rey de Frangía el amistad y confederagion; pero todavía dexamos tienpo en

tpie su altega sy quisyese pudiese entrar en


y gelo hizimos saber, y avn sy
ella,

su alteza quisyese, se terna manera t¡ue se porrogue el tienpo para que pueda
entrar en ella; y esta amistad fue jurada por el rey de Frangía personalmente

y por los enbaxadores del Rey, mi señor y mios en nonbre nuestro después
de partidos los enbaxadores despaña que en Francia estauan, y por no aver
querido ellos hazer lo mismo. V en la dicha paz y confederagion no se asento
cosa alguna contra el Rey don I'ernando, mi señor, avnque sus enbaxadores
la querían asentar con el rey de Frangía claramente contra nosotros, que hera
cosa asaz ynvmana quitar la herengia a los hijos sin cavsa, y quererla dar a los
enemigos, asymismo sin cavsa.
V cuando agora yo me fuy a despedir del Rey de Romanos, mi señor, para
me yr en España y para dar borden con su magestad en nuestras cosas, vino
alli el cardenal de Rúan para que nosotros jurásemos personalmente el dicho

asyento como le avia jurado el rey de Frangía, y alli no se hizo otra novedad
saluo que el ilustrisimo Pringipe, mi muy caro e y madamamuy amado hijo,

Glavdia, fueron ynvestidos desde agora del ducado de Milán para después de
los dias del Rey de Francia, y de presente se toma por ellos la posesyon del
dicho Ducado y de los ducados de Bretaña y Borgoña, que avnque el Rey, mi
señor, no haze mingion desto, syno de lo de Gurigia, no es de pequeña ynpor-
tancia para toda la casa.
-Vsy que la dicha confederagion e amistad se hizo justa y honrrosa y pro-
- 354 —
uechosa para en vida del rey de Frangía, y no menos para después de su vida,
y nada en daño del Rey don Fernando, mi señor, sy su alteza no lo quiere, lo
qual yo le suplico que no quiera, porque verdaderamente le deseo seruir como
al Rey de Romanos, mi señor.
Y de las capitulaciones pasadas entre el Rey de los Romanos y el dicho
Rey, mis señores, vos Comendador sabeys muy byen que el Rey de los Ro-
manos, mi señor, esta grandemente quexoso, y lo ha estado en diversos tien-
pos del Rey don Fernando, mi señor, porque dize que muchas vezes le ha sydo
quebrantada a su magestad la dicha capitulagion.
en Rreda a xv de mayo de 505. d.v años (sic).

OTRA CARTA,
respuesta del Rey don Felipe. Levóla el dicho Perot.

Comendador de la Menbrilla: A que vos me distes por escrito gerca de


lo

la ynformagion que dize que a ávido Rey don Fernando, mi señor, que la
el

serenísima Reyna, mi muy cara e muy amada muger, esta retrayda y no ser-
uida con la deve, y que tyene su cozina cerca su cámara,
cerimonia que se le

y que la guardan archeros, y que son maltratados algunos españoles


que pro-
curan de seruilla, vos sabeys que yo he hecho asaz porque la Reyna quísyese
tener estado y señores y señoras, y damas y caualleros, y gentiles onbres y to-
dos los otros oficiales que conviene, y no ha querido hazerlo, como quiera que
yo no gasto menos en su estado que sy se seruiese como hera razón, porque
la misma costa pago agora como sy se syruíese como le pertenege; y le ruego

que juntamente estemos en consejo, y libremos y despachemos todas las cosas.


Y de su retraymiento, y algún syniestro que a tomado después que vino des-
paña, a mi me pesa mas que a nadye, y esto es celos, como parege y es ver-
dad. Vos sabeys que yo le doy poca cavsa a ello; mas por no hazer cosa que
le desplega, yo permito su manera de biuir, aunque contra mi voluntad; y sy

conporto que su cozina este cerca de su cámara, es porque esta preñada, y dize
que se le antoja de tenella alli para comer lo que quiere y a la ora que se le
antoja. 'S' quanto a lo de los archeros, vos sabeys que en esta casa se acostun-
bra tenerlos syenpre en los palagíos donde están los Príngipes y Príngesas des-
ta tierra, y sy subieron algunos pocos dellos a la sala de la Reyna, fue porque

algunos livianamente los ynformo que alia avía algún regogijo, y luego se tor-
naron donde tyenen de luenga costunbre de estar. Y como vos sabeys, no ay
españoles aquí a quien se aya quitado sus gajas, antes se dan a hartos a quien
10 se devrian dar, syno solamente por tener nonbre despañoles. Verdad es que
— 355 -
alguno ha seydü delenido, y otros no están tan adelante como |irlinero esta-
llan, porque se ha sabido que [irocuran que la Reyna escriuiese o dixese cosas

para dar a creer que su seso no es tan buenocomo a Dios gracias lo tyene, y
esto hera contra honrra del Rey, mi señor y jiadre, [)or(|ue diz (|ue lo hazian
la

creyendo hazerie plazer, segund vos podeys entender de lo que yo os he di-


cho, lo qual aquí no se escriue porque tengo enpacho de hablar en ello, como
{[uiera que sera negesario hablar y hazer de otra manera, no diziendo el con-
trario de la verdad, sy el dicho Rey don Fernantlo, mi señor, mandare publi-
car lo que no pasa en verdad, contra la honrra de laReyna, mi muger y niia,
según vos distes por y Dios y el mundo
escrito; sabe que hasta hoy yo no he
hecho cosa contra el Rey don Fernando, mi señor y padre, por donde su al

teza escrivay haga lo que escrive y haze, ni busque colores para ello; y avnque
yo d\'simulo por acatamiento, yo soy Pringipe para tornar por mi honrra y por
la de mi muger, y para no perder cosa de lo que a ella y a mi pertenege y a

nuestros hijos. V yo suplico a su alteza que se contente de tenerme ]ior hijo


obediente, y dexando las cosas pasadas, me trate como a tal; pues es notorio
que esto es lo mejor para el seruigio de Dios y para el byen de los suditos de las

coronas de Castilla y de Aragón, cuyo prouecho somos mas obligados de mi-


rar que nuestras particularydades.
en Breda XV. de mayo de 505 •

OTRA CARTA
para el Rey, nuestro señor, heclta en Enveres a xv. días de mayo de d. v. años.
Levóla Perot, correo.

Las cartas que V. al. escriuio regebi y casy en vn dia, asy la que Perot co-
rreo truxo, como la que V. al. mando enbiar por las postas del Rey, y yo saque
la gifra y dixe al Rey todo lo que V. al. me mandava por ellas que le dixese, y
para no dexar nada de dezir, porque me paregio que todas heran cosas de sus-
tangia, yo llevaua la copia de las cartas en la mano y por ella dezia lo que V.
al. y acabado que ove de hablar, el Rey me tomo la carta de las ma-
escriuia;
nos y dixome: Porque me dezis muchas cosas, yo quiero tomar esta escritura y
yos responderé. Dixele: Señor, darme ha V. al. pena de tornarla a sacar otra
vez de la gifra. Dixome: Pues tomalda y dadme por escrito todo lo que aves
dicho para que os responda. Paregiome que, pues no se podia escusar, que le

devia dexar aquella copia, y dexesela, y dixome que me la tornarla, mas que
fuesen sacados los puntos a que avia de responder, y esto con gesto asaz tur-
bado; y byen paregio en su gesto que antes avia cerca de aquello ávido otro
M
356

xarope, porque segund Rey me dixo, iiiose de \'ere le avia escrito lo mis-
el

mo, y para cotejallo, me tomo la carta de las manos. Dixo que avia hallado mas
en la de \^ere que en esta; y otro dia mandóme llamar, y estauan con el mose
de Villa y don Juan y Laxao. Mando a don Juan que hablase y don Juan dixo:
Comendador, el Rey, nuestro señor, ha visto lo que le aveys dicho, y su alteza
dize que a esto quel Rey le escriue del mal tratamiento de la Reyna, que vos

sabeys la verdad de todo lo que a pasado después que la Reyna vino de Cas-

tilla,
y que no es nada a vos escondido, y avn cree, como es verdad, que vos lo
aveys escrito al Rey y a la Reyna, que gloria aya, y todos los que acá estaua-
mos en su seruigio se lo avenios escrito. Su alteza dize asy: que pues vos sa-
beys todas las cosas que a esto tocan, que o su alteza hará la carta diziendo lo
que es verdad, y que la firmes vos, o que, pues vos sabeys las cosas, C[ue ha-
gays la respuesta y la mostreys a su alteza y la firmes y la enbyes. Vo le res-

pondí: De las cosas pasadas hasta que la Reyna, que gloria aya, fallegio, el Rey
mi señor, esta byen ynformado, asy de vos y del obispo de Catania, como de
mi, porque todos tres ¡untos y cada vno por sy las avernos escrito. De las que
después son pasadas yo no las se syno por oydas. Su alteza escriua lo que man-

dare, y lo cjue yo supiere que es verdad yo lo firmare, y lo que no supiere no


lo firrnare por ninguna cosa. El Rey respondió: Vos dezis byen; mas pues vos
sabeys todas las cosas,la carta y mostramela, y lo que ay faltare yo lo
hazed vos
porne. Vo que aqui va escrita en claro, y dysela para que
hize la carta y es esta
la enbie por sus postas, y estauan presentes el prouoste Feliberto y don Juan

y Laxao. El de Villa no estava alli; y alli se dixeron muchas cosas de la vna


parte a la otra muy duces y otras muy ásperas, y el Rey dixo: No deve el Rey,
mi señor, pensar, ni nadie, que yo trato mal a la Reyna, ni la encierro mas de
lo que ella se quiere encerrar. Vos losabeys byen; y deve pensar que no hay
nadie que tanto le pese de lo que la Reyna haze como a mi; y sy yo he man-
dado que no entren a ella algunos o todos sus seruidores españoles, es por muy
buen fin y por lo que toca al honor del Rey, mi señor y mió, y no por otra
cosa, ni por tenella retrayda ni encerrada, ni fuera de su libertad, como el Rey
dize,porque aquello no haze nada a mi proposyto, y esto no me parege que es
mal. Mas mal me parege lo quel Rey a hecho, que aquella escritura que vos sa-
beys que llevo Moxica el la a mostrado, publicamente a los procuradores de
cortes y a Grandes y a todos los que la han querido ver para hazer su hija loca,
y aunque yo en aquella escritura les advertía a el y a la Reyna de lo que su
hija hazia, no por aquello se entyende que la Reyna este loca, como el Rey lo
dize, ni se hallara en toda la escritura palabra porque aquello se pueda enten-
der;y estoy muy quexoso del Rey de aver hecho tal cosa, y no ha seydo byen
hecho para su honrra ni para la mia, que puesto que fuera asy, por su honrra
y por la mia y por la honrra de sus nietos y de todos el lo avia de encobrir. Vo
le dixe: Vo no se nada de eso. Dixo: Asy es. Y mose de Veré le dixo que no he-
ra ni avia sydo bien hecho, y el Rey le respondió quel lo avia hecho por guarda
de su derecho; y diziendo esto yvase engendyendo y dixo: Este cuerda o este
— 357 —
loca la Reyna, yo avre lo que a ella y a mi pertenege, y lo governare, o perderé
la vida sobre ello si el Rey, mi suegro, no
la razón; y sy se me quisyere hazer
quisyere poner comigo en razón y serme buen padre y guardar mi honrra, yo
lo haré que todo el mundo vea que yo le soy buen hijo, que hago con el mas

de quesera razón; mas sy por otro camino va, como agora parege que lo
lo

guia, vo venderé quanto tengo y mi padre asymismo y cobrare a Castilla con-


tra voluntad de quien me lo resystiere. Pesarme ha mucho dello, y yo no daré
cabsa a que se syga mal; mas sy el Rey, mi suegro, me la diere, como agora
parege que me la da, yo perderé quanto tengo y el perderá lo que tyene, o el o
yo perderemos la vida. Todavia me pesara, porque el que mejor librado que-

dara de nosotros quedara destruydo, y porque esto sera destruycion de la chris-


tiandad; mas por mi honrra todo lo tengo de posponer. El tyene muchos ami-
gos V parientes v Grandes; yo tengo amigos y parientes y (irandes: no sacare-
mos de aqui otra cosa syno que todos quedaremos destruydos. Todavia digo
que me pesara, v que querria que el Rey, mi suegro, se pusyese comigo en ra-
zón, y vera que obidiente hijo yo le seré; y avnque no haga comigo todo lo que
es razón, lo sufriré, por no ser cabsa de tantos males; mas sy va fuera de la ra-
zón, todo se ha de posponer. Y yo, que mejor governador puedo tener, ni quien
me podra mejor aconsejar quel Rey mi suegro, y a quien podre yo mejor de-
xar mis reynos encomendados que a el, pues es gierto que yo no puedo estar

en Castilla para sienpre, ni muchos tienpos sj'n aver de salir della a proueer en
las otras cosas que tengo, que son grandes, asy en este estado como en lo de
Alemania, y en mi absengia todo ha de tener y governar el Rey, mi suegro?
lo

Yo querria quel mirase y que no fuese ocasyon de tantos males como


la razón,
se esperan. Y sy yo me viese vn ora sola con el, el conogeria mi voluntad y no
saldríamos desconcertados de las vistas. Yo le dixe: Señor, eso byen se puede
hazer. Dixo vno de los que alli estauan: Como o donde? Yo dixe. En Toledo.
Dixo: Como podra ser, que están las voluntades tan dañadas y tan enpongoña-
das que no se podría hazer eso? Yo respondy: Todo eso se ha de dexar, y sy
algo a ávido mal hecho o mal dicho de la vna parte a la otra, y de la otra a la

otra, dexalloy oluidallo y concertarse como Pringipes prudentes, y no poner


en tanto peligro sus estados y toda la chrístiandad. Torno a dezir el Rey: Yo lo
haré sy el Rey, mí suegro, se pone en razón; mas sy me quiere quitar tyrana-
mente lo mío, no digo yo del rey de Frangía que es mi amigo, mas de los tur-
cos me
ayudare, y del diablo, sy pudyere aver para mi ayuda. Pasaron muchas
cosas que basta dezir la sustancia. Díxose ally; Muchas cosas escriuen al Rey
vnos y otros y otros, y de tantas maneras que os espantariades; y de acá es-
criuen tantas maldades que no es de creer; que de alia dan pryesa al Rey que
vaya, y porque es tan floxo y dexa perder lo suyo y que se lo tomen, que no
le cuesta mas de mostrarse el alia, que todo el mundo se levantara por el; y

muchos Grandes le escriuen esto. (Xros le escriuen quel Rey se quiere casar
con la Beltranica. Dixo el Rey: Eso hiziese el Rey, mi suegro, para que ni lo de
Aragón, ni lo de Segilia, ni de Ñapóles no lo tuvyese seguro. Y an escrito de
— 358 —
acá que sy el rey de Frangía muryese, que matarian a la Reyna, y que me
casaría yo con reyna de Frangía, y escríuen mili maldades. Yo díxe que esto
la

no lo podía creer. Dixo el Rey: Es verdad ([ue lo an escrito, que }0 lo se. Y


tanbyen se dixo que todo quanto V. al. hazía heran ynsydías y acechangas
contra el Rey
para quítalle su reyno y por hazer loca a la Reyna para ser
V^. al. governador y tenello tyranamente; y que todas estas cosas escriuian de
Castilla, y que heran muchos los que escriuian. Pasaron tantas cosas que no
las pude recojer todas en la memoria; y tanbyen dixeron que la sospecha que
se tenia en mí hera que yo sabía todas las cosas y que no dezia nada de byen

y claramente, que ponía mal, y que esto sabían byen, porque avía quien es-
criuia lo que de acá se escriuia. Vo dixe que sus cosas se hazian acá tan pu-
blicas, que avnc|ue yo no las escriuiese, avría c|uien las escriuiese, quanto mas

que conmigo no avian de recebir engaño, que mientras yo siruiese a \". al. y
al mas pobre honbre del mundo, yo le seruiria muy lealmente a todo mi po-

der, y no dexaria de dezirle y escriuirle todo lo que supiese que le tocava o de


lo que entendiese que se podria apfouecliar. Y que V. al. en su secreto burla-

va del Rey, y en su cámara y con los Grandes que son acebtos a Y. al., dizien-
do que nunca yría alia, y que no hera para yr alia, y que no ay cosa que alia
hagays, ni digáis en secreto, ni quando estays solo que no se sepa acá; y quel
duque de Alúa dize muchos males y el argobispo de Toledo. Y cosas se di-
xeron para espantar. Finalmente, que el Rey torno algo reposado a dezir: Sy
el Rey, mi suegro, quisyere, yo le seré mas obidiente hijo que no le fuera el

Príngipe don Juan. Yos ruego. Comendador, que vos lo hagays saber al Rey
lo que aveis sienpre conogído de mí, y queriendo el, nunca me mudare deste

proposyto, que es obedecelle y seruirle y honrrarle, y que sy el no quisyere


guardar mi honrra, que yo soy Príncipe, y que, porque mí honrra se guarde
perderé todo lo que tengo.

Después desto el prouoste Filiberto vyno mi y alcangome en la calle


tras

y dixome: El Rey don Fernando me tyene por franges: yo soy franges y turco
y diablo por seruir a mí amo, y sy yo viese quel Rey don Fernando se ponía
en razón, yo trabajaría quanto posible me fuese porquel Rey, nuestro señor, se
pusyese en razón; y avnque sean pasadas muchas cosas entre ellos, byen se
pueden todas y el Rey, que es mas viejo, ha de comengar el bien, y el
soldar;
Rey, que es mas mogo, lo seguirá; mas sy el Rey de Aragón quiere vna cosa
tan desonesta y tan contra razón ¿como quiere que los que estamos cerca del
Rey no seamos frangeses y turcos y diablos.^
Asymismo me dixeron allí en presengia del Rey que dixeron a la Reyna
lo que V. al. avia hecho de mostrar aquella escritura, y que la publicava por

loca, y que hizo grandes brauezas y que dixo: ¿No ay quien castigue esto, ni
el ni vos.^ ¿Como no cortan las cabegas a todos los que lo an di-
Rey, mi padre,
cho? Y que escriuio vna carta asaz cruda para Y. al.; pero allí en la habla
diz
se descovrio como le avian llevado la carta seys vezes hecha, y que no la avia
querido firmar, y cada vez tomava por achaque de quitar vna palabra, y que
— 359 —
dizia en la carta que avnque ella estuvyese tal qual dizian, que no avia de
governar otro sus reynos, syno el Rey, su marido, a quien ella mucho amava.
Dixo el Rey: Por esa palabra la desecho ginco vezes, mas al fin la firmo asy.
En aquella habla me botaron como halcones a picaga; el vno me dava y el
otro me acudia diziendome que yo dysimulava y hazia el ynocente, que no sa-
bia en que estado estavan las cosas. Yo les dezia que yo les dezia verdad, que
después que mose de \'ere alia estaua, yo no sabia lo que dizia ni lo que le
respondían. Dixome el Rey: Es duro a creer que tal se haga; o el Rey confia de
vos, o no: sy confia de vos, ase de creer que sabes todo lo que se haze; syno,
para que os tj'ene aqui.- Vo le respondi: Señor, yo he dicho verdad: mi señor
se sirue de mi a su voluntad, y yo estoy contento de aquello.
Xo quiero poner sospecha sobre nadye, porque podria ser ofensa, mas que-
rría, sy V. al. es seruido, que mis cartas no saliesen de Almagan; porque quien

no piensa V. al. escrive acá que desta jornada todos piensan ser (irandes.
Anme yo no lo se syno por oydas, quel Papa ha enbiado vn breve
dicho,
al Rey diziendole que pues el es Rey de Castilla, que en lo que tocare a la

prouision de los beneficios della que el no quiere hazer collagion syno a quien
el presentare en las cosas que pertenegen a el la presentación. Sy es, puede ser

obra del de Santa Cruz, que rauia y muere por meterse con este en negogios.
Este le huye porque le tyene mandada vn abadia. y sy vna vez le prenda, aver-
sela ha de dar.
Iten me dixeron que Lope de Cunchillos dixo lo que sabia y no sabia, y en

su dicho dixo que de todo heramos partigipes el Obispo de Falencia y yo. Asy
me lo an dicho; no tormento haze dezir muchas cosas. Xo se sy
lo se, mas el

se lo an dado; pero creo que avnque el Rey me dixo: Vo prendy a Cun-


no,
chillos, y sy no fuera criado del Rey y de la Reyna y sobrino de Almagan, yo
le oviera castigado con mas rigor.

Ouanto a lo que Y. al. pregunta sy don Juan a regebido de Frangia dine-


ros o otras cosas, esto no es cosa que se suele hazer para que todos lo sepan. Yo
no lo se por gierto, y creo que no se estenderia a tanto su mala voluntad sy la
tyene. El me dixo vn dia saliendo de aqui de Enveres esta semana pasada: Es-
criuenme que Almagan ha dicho que yo avia sydo cavsa de hazer esta liga, y
que de lexos la tenia amasada, y que avie ávido xl® escudos del rey de Fran-
gía. Pluguiese a Dios que asy fuese, pues que no se ha de creer menos no
syendo que syendo. Asy que yo creo que no aya ávido nada. Xo se lo gierto.
Los Grandes que tyenen acá personas estantes, son el Almirante y el mar-
ques de Villena, y estos cada dya tyenen cartas. Lo que hazen no lo puedo sa-
ber de gierto, porque comigo todos andan recatados. Dicese que procuran la
yda del Rey prometyendole su seruigio y ayuda los que escriuen. Xo queda
gapatero en la corte que no escriva, y tantas cosas, que no es cosa de creer, se-

gún me an dicho, y avn don Juan me lo dize asy, y que de los Grandes que es-
criuen y de otros, que muchos se descubren a el y muchos se encubren del;
mas finalmente, por ruyn se tyene el que no escrive.
— 3^0 —
De los mendoganos y de los y de los nianriques hazen acá gran
cavdal, y del duque de Bejar tyenese por pargial a V. al. al co'nde de
Benavente tanbien; al Almirante ni le tyenen ni le dexan.
Con los Grandes y con los conversos enemistan a Y. al. diziendo que nos-
otros avemos dicho al Rey de parte de V. al. que se guarde de creer a los
Grandes y de creer ni acojer a los conversos. Son byen venidos los que dellos
vyenen acá, v claramente toda el aljama desama a V. al., y por otra parte yn-
dinan el pueblo rustico diziendo que V. al. favoreze los conversos.
Dixeronnie que esta mose de \'ere atónito de las cosas que alia le vyenen

a dezir vnos y otros, y que es cosa maravillosa los que secretamente vyenen
a el, y de personas que son tenidas por de los yntimos de V. al. Puede ser
verdad; mas yo sospecho que lo dizen por poner a \'. al en sospechas, que es
muy gran peligro quando los Pringipes entran en sospechas de sus seruidores.
Dize \'. al. que medio se podra tener para ganar al prouoste de Vtrec. Poco
tyene Castilla para le dar, segund lo quel espera de aver. Don Juan me ha di-

cho que sera presto cardenal, y que es el mas nuevo onbre en negogios y mas
esgelente que nunca le ha ávido. Procure \'. al. ganar al de \"ere, que aqui no
podre yo dezir a vno cosa destas que no lo sepan todos, que asy se a fecho en
lo pasado, y en haziendolo, yo se donde yre.

Alia esta vna mala bestia echado por don Juan, y es Hoz, vno del bastar-
do. Es una mala lima sorda, y dizenme que es el ynstrumento por donde mose
de Veré trama con los Grandes.
El rey de Frangía esta muy mal; cada dia vyenen aqui nuevas que esta a
la muerte. Dios le ponga en parayso, avoque ha de pesar a muchos.

La guerra de Gueldres se haze; las aguas dilatan su fin; créese que en breve
tienpo se acabara, y luego dizen que tomaran su camino para España con
aquel exercito. De lo que fuere yo avisare. El Rey de Romanos diz que es con-
gertado con el Palatino; vyene a la guerra de Gueldres.

Después de pasadas todas las platicas que he dicho con el Rey y con los
de su consejo, el Rey me enbio esta carta que a(]ui va, y esta escritura, la
qual creo yo que es hordenada de don Juan, porque a la ora quel Rey hablo
comigo enbio por el, ca.sa de don ]uan, y don
y esa noche se juntaron todos en
Juan mando escriuir esta escritura; que quando yo demande al Rey la res-
puesta, el Rey dixo: Don Juan, hazelda traer. Don Juan respondió: .\vn no
es trasladada, luego se traerá. Y después que me la dieron, y yo la ley, yo fui
a don y dixele: Esta escritura esta en buen
luán, español, y yo presumo que
vos soys que la aveys hordenado; paregeme que se devria mas onestar,
el

porque a otro replicato no ay syno venir vn tronpeta con vn cartel de desafio,


o que de acá le enbievs. Dixome: \'o no la hize; sy tyene buen romange, yo
mande trasladar lo ([ue estaua en franges en castellano. Pensays vos que en
esto entyenden todos.' El primero que se halla lo haze. Yo le dixe: Asy me pa-
rege a mi, segund esta escritura lo muestra. \'os ruego que trabajeys que se
enaste mas, y no lo hagays por otro fin syno que soys christiano y castellano.
- 36i -
y que deveys trabajar que no se engienda el fuego entre padre y hijo, porque
no se queme toda la christiandad. Dixome: Par Dios, no se sy lo querrán hazer,

porquel Rey manera que es menester responder asy, y tonianlo


escrive de tal

por punto de honrra, y tyenen creydo que todo lo que dize y haze es ende-
rezado a este fyn de querérselo tener todo. Vo lo diré al Rey, y veamos lo que
querrá hazer. Otro dia de mañana yo enbie a el a ver sy lo avia dicho al Rey.
Enbiome a dezir que luego yria a palacio y lo diria al Rey. Vo escrivile vna
Cjedula diziendole que porque yo tenia la jornada luenga y hera tarde, )• por
no andar el domingo de la Trinidad, que yo dexava alli vno mió para que me
levase la escritura. El cerro la escritura y sellóla y enbiomela syn dezir nada
al Rey. Yo tórnele a enbiar las escrituras, y tórnele a escriuir que yo no de-
mandava la escritura syn que primero la viese el Rey, y el le dixese lo que yo
dizia, y que se onestase mas, y que por no dar lugar al mal hazia esta diligen-

gia, y que deseava que no errasen. Don Juan me respondió estas palabras: Asy

Dios me de salud, que yo entendy que (|ueriades, señor, la escritura, syn ha-
blar mas en y desjiues que vino esta gedula, yo hable al Rey, presentes
ella;

dos o tres de los que en estos negogios entyenden, y dixe vuestro pareger y
no el mió, que en este caso fueron vno; y por conclusyon el del Rey e de los
otros fue que no se devia responder a lo que se propuso, syno la respuesta que
don Prouoste os dio por escrito, la qual os torno a enbiar con poco plazer. Esta
que aqui va es la misma escritura que me dieron; asy la enbio como me la
dieron con esta carta del Rev [)ara Y. al.
V. al. me manda que yo aya pagiengia, y que este aqui. Yo lo haré como
V. al. lo manda, porque pienso que es penitengia de muchas ofensas que he
hecho a Dios, y no cesare de seruiros hasta la muerte, porque esta es debda
antigua. Mi avuelo dexo a Castilla por seguir al rey don Fernando, agüelo de
V. al., y en su seruigio gasto y destruyo harta hagienda que tenia, y mi padre

syenpre syguio al Vnfante don Enrique, tio de \^. al., y primero al rey don
Juan, vuestro padre. Yo soy hechura de V. al.; no es mucho poner la vida por
quien me la ha sostenido hasta aqui y con honrra.
La Reyna sj-enpre. Yo nunca la he visto ni hablado mas ha
se esta como
de quatro meses, ni procurare de darle esta carta, ni de dezille lo que V. al.
manda, porque dizen claramente que por ynduzimiento de algunos de \'. al., o
porque piensan algunos que os hazen seruigio, procuran de yr a hablar con la
Reyna para ver sy esta sana o no, para escrivirlo a vuestra magestad, porque
con aquello piensa \'^.
al. fundar su derecho; y tanbyen lo dexo porque no me
querrá ver, que yo soy el que le han señalado que ha escrito a V. al. que esta
no sana.
Gongalo Hernández escriue aqui, y ha enbiado vn mensajero por saber
como están las cosas, enderegado a los enbaxadores, rogándoles que le avisen,
porque cunple al seruigio de V. al. ser avisado como esta el rey don Felipe
con V. al., y de todas cosas que tocaran a aquel reyno.
las otras Yo le he avi-
sado de algo; vea V. al. que manda que se haga.
4li
— 362 —
Vn enbaxador veneciano esta aqui pov hablar a la Reyna, que dize que
aquella es la principal cavsa porque es venido. Xo lo ha podido acabítr hasta
agora. No se sy lo podra alcangar. Dize que V. al. tyene hecha liga con la .Se-

ñoría. \o se sv dize verdad; el mucho se allega a mi, y deste otro partido no


haze mucho cavdal. W al. me mande avisar como me avre con el.
Los que están acá de los Grandes es vn contador del Marques, cjue se lla-
ma Pedro de Guaza y otro (.^amudio, criado del Almirante; byue en Palengia.
Anbos son conversos. Don Diego basta que este |U)r todos y don Pedro, su
hermano. .Vluaro Peres creo va alia; es vno de los disgiplos de don Juan y el
mas acebto. No se con c]ue va, cpie no va por averselo mandado la Re_\na.
Mo.Kica esta asaz baxo, no hablai- ni escrivir, ni algar los ojos del

suelo, y Savastian de Olando se t|uerria yi' \ n pechero de la Reyna


vino aqui, y la primera cosa t(ue le dixeron iue que si quería byen librar que
no hablase comígo. Díxoselo su mayordomo mayor de la Reyna, el baylio

de Flory.
Herrera que leuaua las cartas de la Reyna paregío acá a los xi. días, como

parida, muv y muy gordo, diziendo que venía despaña, y que V. al. le
luzío

avía regebido byen, y con tanto plazer de lo que avia hecho, como sy ovíera
hecho la mavor hazaña de! mundo; y ya yo tengo escrito deste caso lo i|ue sa-
bía; mas agora esta claro quel fue echado alli para esto. El Obispo sabe por

quien, que la fama corryo primero que le quería enbiar a Xapoles, y quien le
quería enbiar. Destos tales tyene la Rexna muchos en su seruigío. Esta es la
cavsa de la prisyon de Lope de Conchillos. Por tres vías lo escriui a \'. al. lue-
go que acontegio. Xo se sy an ávido mis cartas buen recabdo, porque yo hize
toda diligengía para que V. al. lo supiese y lo remediase, y escríuiese sobre
ello al Rev; y porque supe que quería tomar las escrituras de (."uncliillos, yo
las tome todas y queme todas las copias de las cartas que el avia escrito a \ .

al.Dí.xome donjuán que temiendo Cunchillos que le querían matar, avía en-
bíado al Rey a le dezír que le suplícava, sy tenía determinado de hazelle morir,
que se lo hizíese saber tres o quatro días antes, porquel entendiese en su ani-
ma, y que le enbiase a Botón, porque hablaría con aquel mas claramente que
con otro, y le diría muchas cosas que tocavan a su seruigío. Creo que se lo an
enbiado para saber que es o que no; no porque crea yo que le mataran, por lo
que tengo dicho que me dixo el Rey.
En lo que toca donjuán Manuel, en que dize de castigalle \*. al., a mi
lo

me parege que V. al. avn deve disimular; no parque yo piense que el se revo-
cara del camino que ha tomado, mas porque syenpre ay tíenpo para hazer lo
que V. al. quísyere; y sí las cosas de entre V. al. y el Rey, su hijo, an buen fyn,
mas aveys de perdonar; y sy tomaren otro revés, mas le aveys de castigar;
le

y esto me parege que se deve hazer con el.


Vn enbaxador del Rey de Portugal es arribado a Brujas en vna caravela.
Vo |)rocurare de saber con (jue viene y daré aviso a V. al. de lo que supiere.
.Mucho an menudeadrí las postas en todo este mes de mayo. Xo a ávido dos
- 363 -
(lias que iu> aya venido posta, lie sabido que traen nuichas cartas, y estos mis-
mos di/en que liay byen pocos (¡randes en Castilla que no le escriuan y diver-
sas cosas; yque mose de Veré le da gran jiryesa que vaya, porque le cunple
mucho, porque abreuiand,) su y<ia liara mejor sus cosas que dilatándola, por-
que todo el reyno le desea y los (jrandes todos le llaman.
El Frint^ipe y las ynfantas están muy buenos, loores a iJios. Di/enmelo, ipie
yo no los veo por ipiitar sospecha-í.

de Enveres.

OTKA CARTA
para ti rcv nuestro señor, hecha en Breda a xz' de niayo de ^o¡ años; diose al
rey don Felipe para que la mandase enbiar por sus postas.

\'na carta de \ . al., hecha en Areualo primero dia de mayo, regebi, la

qual vino por las postas del Rey, y luego saque y mostré a su alteza a
la gifVa

la letra lo que \'. al. escriuia; y asymismo le dixe y mostré lo que \'. al. me

escriuio con Perot, correo, y su alteza me dixo: \ o veré sobre todo lo que me
aveys dicho, v yes responderé. \ oy cpie se contaron quinze dias de mayo, su
alteza me
enbio a llamar, y en presencia de mose de Villa y de don Juan .Ma-
nuel y de Laxao me respondió a lo que \'. al. dize del mal tratamiento de
la Reyna lo ipie respondió Cristo a los dysgipulos de San Juan que le tueron a

preguntar quien hera: Vd y dezid lo cjue vistes y oystes. \'os sabes byen todas
las cosas que son pasadas con Reyna tlesde el comiengo hasta agora, y lo
la

que yo he hecho, y la voluntad que he tenido de tratarla byen. \'^os podres res-
ponder al Rey mejor que nadye; asy que esto os doy por respuesta quanto a
esto; y pues su alteza comete a mi la respuesta, yo diré lo que otras vezes por

mis cartas he dicho a V. al. y a la Reyna que gloria aya. Yo he escrito la pena
quel Rey ha tenido y tyene porque la Reyna quiere estar de la manera ([ue
esta, y he escrito quantos medios y modos a tenido el Rey para hazella venir

a tener su estado comohonrra de entrambos pertene<;e, y quantas vezes


a la

le ha rogado que escoja de su tierra las damas y mugeres angianas o mogas


que quisyere para que la syrvan, y que aquellas que nonbrare o demandare
le trayrian; y quantas vezes le ha rogado que se syrua de sus maestresalas y

gentiles onbres, como de acá, y que coma publicamente, como


es la costunbre
es razón; y que sy no quiere comer publicamente, que a lo menos el maestre-
sala y gentiles onbres truxesen el manjar hasta la puerta de la cámara con
aquella abtoridad que se devia y pertenegia a su real estado; y otras cosas
muchas semejantes destas le a rogado su alteza muchas vezes, las quales to-
— 364 —
das SLi alteza no ha querido hazer, ni permitydo que se hagan; lo qual todo muy
por entenso avernos escrito todos que aqui avernos estado, y cada v'no por
los

sy, porquel Rey mandava que de todo lo que pasava diésemos notigia a V. al.

y a la Reyna que gloria aya; y el Rey todas las cosas comunicava con nos-
otros, y nos las dezia, y hazia su alteza todo lo que nosotros le deziamos que
deuia de hazer con la Reyna para atraella a hazer lo que hera razón; y muchas
vezes su alteza conbido a la Reyna para que fuese con el a la caga o a bolar,
o a otros plazeres, y nunca lo agebto ni quiso hazer; y tanbyen nos dixo el Rey
que muchas vezes le avia rogado que quisyese estar en los consejos y enten-
der en las cosas, y que sy le penava porquel consejo se hazia a la mañana, que
se haria a la tarde, o la quisyese, y que firmasen juntamente las
ora que ella

cartas que escriuiesen, y que nunca lo ha podido acabar con su alteza. a Y


todo quanto yo se de lo de hasta que la Reyna que gloria aj'a fallegio, el Rey
a hecho lo posible por quitar a la Reyna de aquella soledad, y dalle plazer y

ponella en otros pensamientos; mas su alteza no ha querido salir a nada; y sy


V. al. manda requerir nuestras cartas, todo esto hallara que le avenios escrito
muy largamente todos y cada vno por sy de los que acá avemos estado, como
dicho tengo; y para aqui y para delante Dios, que yo podria dezir que el Rey
en este caso ni en cosa que a la Reyna toque aya dexado de hazer todo lo que
ha sydo posible a su y de buscar todos los medios y maneras que ha
alteza,

podido para sacar a la Reyna de aquella soledad y encerramiento en que es-


taua, y para que estuviese en aquel estado y abtoridad que a su estado real

pertenege; y para con Dios y para con el mundo y para con V. al. su alteza
esta byen descargado; y creo, como creo en Dios, que no ay onbre por cuerdo
que sea que ovyese tenido tanta pagiengia en cosa tan dura; mas todo no a
aprouechado nada; asy que en lo pasado V. al., a mi ver, no se puede quexar
del Rey que no haya hecho todo lo que buen marido devia hazer, porque su
alteza contino nos notigias a V. al. y a la Reyna, que
mandava que diésemos
gloria aya, que sugedia, y nos dezia cosas que nosotros no las po-
de todo lo

díamos saber syno de su alteza, porque heran cosas que pasauan entre ellos
entramos; y sienpre el estado de la Reyna ha estado tan entero y tan conplido
como en el tienpo que mas entero estuvo, asy en su plato, como en todas las
otras cosas,que por nada no se ha ahorrado de su plato vn florin, antes creo
quel Rey ha gastado por estar la casa de la Reyna partida en tantas partes
mucho mas de lo que se gastara estando ¡unta; y yo no conosco otra cosa syno
quel Rey tyene mucha pena de lo que la Reyna haze, y que la ama como a sy;
y desto que agora V^. al. escrive que ha sabido nuevamente, yo no puedo sa-
ber syno las cosas publicas y lo que ¡publicamente se dize, porque después quel
obispo de Palencia y yo nos tornamos del camino de Alemania, y avn de ... .

yo me he apartado de las cosas quanto he podido, y no he entrado en palagio


syno sola vna vez, porque me paregia que de mi no tenian confianga, y me
parecía que no hera tan byen visto como primero, asy como lo escriui a V. al.,
suplicándole que asy por esto como porque yo no tenia acá que hazer ni que
— 365 -

negogiar, pues estaiia nlla mose de \'ere con ciiiien V. al. ncgociava, que me
mandase dar ligengia para me yr. Y como digo, yo no se mas de lo (|iie publi-
camente entre todos se dize. Dizese que an mandado a todos los castellanos
([ue están en seruigio de la Reyna que ninguno no entre a donde su alteza es-
tuvyere syn ligengia del caballero de onor. La cavsa porque no se dize, ni yo
la se; se que al obispo de Palengia ni a mi nos lo dixeron claramente, porquel
(obispo quisyera ver a Reyna quando se partió, y dixeronle que no lo pro-
la

curase, que no se podia hazer a menos quel Rey lo escriviese y mandase, por-
que avia hecho mandamiento general que ninguno no hablase a la Reyna; y el
Obispo se fue syn hablar a su alteza; y a mi me dixeron después que sy el Rey
no mandava que yo diese a la Reyna la carta que V. al. le escriuio, que no se
la podia dar; yo lo dixe al Rey después que vino, y su alteza me dixo que
\'

byen podia yo hablar a la Reyna y dalla las cartas que V. al. escriuiese; mas
yo no la dy ni lo procure de dar. Lo de tener la Reyna su cozina junto con su
cámara, esto su alteza lo quiso y lo mando, y hizose y no ovo ninguno que lo
osase contradezir, y fue antes quel Rey viniese de .Alemania. -Se que quando
vino y lo hallo asv, que se corrió mucho dello, y que ovo enojo y grande, y
que trabajo con la Reyna porque se quitase de alli,
y que no lo quiso hazer;
y como la Reyna esta sospechosa de la boca, el Rey no le quiso hazer fuerga,

y quedóse asy; y desto el Rey no tyene cargo de estar la Reyna encerrada y


fuera de su libertad. El encerramiento es voluntario, y no es mas ni menos que
hera oy ha syete meses. De la libertad, la que se vee parege que su alteza no
quiere salir, ni quiere hablar ni ver a nadie. Sy otras cosas ay secretas, yo no
las se.-A. esto y a lo que V. al. mas escriue el Rey responde lo siguiente: Que
en cuanto toca a lo que V. al. dize del poner de los archeros en guarda de
la cámara de la Reyna, que esto nunca su alteza lo mando, ni lo supo, n¡ hera
cosa que su alteza avia de mandar; mas que le ha sydo dicho que tue desta
manera: que el cauallero de honor mando a vn mogo de capilla que no en-
trase a seruyr por algunas cavsas, y la Reyna echóle menos, y pregunto
por el, y mandóle buscar, y dixole: Porque no as seruido oy aquir ¿Donde an-
das? El mogo le respondió: Señora, anme mandado que no syrua ni entre aqui.
V la Reyna le demando: Quien te lo mando.' Dixole: El Pringipe de Symay y
mose de Frenoy. La Reyna mando a vn repostero que los llamase, y subieron
a la cámara, y la Reyna quando los vido, salió muy enojada, y no se que les
dixo o que quiso hazer, y el vno salióse y el otro turbóse. .Al salir de la puerta
hizo gran ruydo con las puertas, y ovo algunas bozes por donde los archeros
que estauan en la sala de fuera, que esto es costunbre acá que sienpre aya
archeros de guarda en el palagio, acudieron al ruydo y entraron en la cámara,
y como la Reyna los vido, ryño con ellos y mandóles salir; y que en esto no
ha ávido otra cosa. Y los que syruen a la Reyna y ha-
quanto a tratar mal a
zen lo que su alteza manda, dize Rey que sy lo dize V. al. porque mando
el

prender a Sabastian de Olando y agora a Lope de Conchillos, sy Y. al. lo sabe,


que en esto Y. al. hiziera lo mismo que el a hecho, sy vuestros seruidores no
— 366 —
os obede^;¡eran; que su alteza mando a Savastian de Olando que tuesc a do su
alteza estaua v a Moxica, y c]ue Moxica fue, y que Savastian no (juiso yri \' qiie
para castigar aquel y dar enxenplo a los otros convino hazer lo que hizo; y tjue
esto no se hizo por tratar mal a los que siruen a la Reyna, y antes se les su-
fren muchas cosas que no se les sufriria a algunos, syno porque no se diga
esto que agora se dize; y cjue su alteza ha mandado prender a I-ope de Cim-

chillos por algo c[ue ha mal hecho; y que sy no fuera por aver sido criado de
V. al. V de la Revna, que gloria aya, y sobrino de Almagan, que su alteza
oviera procedido contra el con mas rigor, según lo meregia. ^' en lo (]u<' toca
a mandar a los españoles que no entren a do esta la Reyna, avncjue su alteza
los llame, que esto no se mando hazer con tanto rigor como se a hecho ni to-
mado, porque su alteza lo mando por algunos por muy buen fin, y es que al-
gunos destos seruidores de la Reyna, como su alteza les pregunta muchas co-
sas, dizenle lo que les pregunta y lo que saben y lo que no saben, sy veen que

le hazen plazer en ello, de lo qual su alteza entra en algunas sospigiones que


no le traen mucho prouecho; \' que a los que su alteza escriuio entendieron mal

su carta y pensaron quel mandamiento hera general; y que desque supo que
el obispo de Falencia no avia hablado a la Reyna, que le peso mucho, porque

de averia hablado Obispo no se pudiera seguir syno todo byen. Y en todas


el

las otras cosas dizeque ruega y avn suplica a V. al. como hijo que no crea tiue
de su voluntad pueda emanar mandar tratar mal a persona que tanto el ama,
como es la Reyna, y que tanta razón ay para tratalla byen; y que avnque no
oviese otra razón syno ser vuestra hija, y por esto se avia de hazer, quanto
mas avyendo tantas razones para hazello; y que byen cree su alteza cjue avn-
([ue V. al. aya escrito esto como padre, que como prudente y tan sabio como
\'. al. es, juzgara que no es verdad que por su mandamiento ni consentimiento
la Reyna sea mal tratada en ningmia manera; y i|ue de no querer tener la

Reyna otra vida de la que tyene, ni \'. al. como padre, ni la Reyna, que gloria
ava, como madre, podistes ni podes tener tanto sentimiento ni pesar como su
alteza tyene. Esto me ha respondido satisfaziendo a cada parte, y sin duda yo
creo lo que su porque yo ¡uro por la saluagion de mi anima que
alteza dize,
nunca otra cosa he conogido en su alteza, y que muchas vezes yo le he ávido
manzilla; mas, gierto, algunos de sus seruidores a quien encomienda que hagan
algunas cosas en la manera de executallas se esgeden, y como no puede pa-
recer manifiesto a todos lo que se mando, ni como se mando, o por que razones,
y es manifiesto lo que se hizo y el modo con que se hizo, juzgan de aíjuello
que veen y no de lo que fue mandado que se hiziese; y avn estos puede ser no
errar con nialigia, syno por no entender las cosas. Asy que esto responde el
Rey a V. al. a lo que le mando dezir por mi sobre este caso,
de Breda a xv de mayo de 505.
- 3^7

OIRÁ CARTA
del Rey nuestro señor,
> liechti en Sej^viiia a \\\ de mayo de u.w años. Iraxo-
la Pedro de Canpo, correo.

Muse lie \ en- m<> niostiM viia Cíirla escrita \' felrendada de I'ern Ximenos,
\- lu-mada <\<- la Keviia, mi hija, la copia de la c|ual va atiui, porciue vos vereys
lo que contyene. 1 lome maravillaiio escrevir ella tal carta, sabiendo ella c|iie yo
le he enbiado a dezir todo que ciinple a ella y a su honrra y estado, y que
lo

ella misma no desea mas ((ue yo su bien y todo lo (|iie le toca; y tengo sospe-
cha que su firma es falsa, o que gela han hecho firmar contra su voluntad. .\c[ui
vos enhio vna carta mia con creengia remityda a vos; dadgela luego en llegan-
do este correo que no va por otra cosa, y dezidle de mi parte que niose de
\'ere me ha iimstrado vna carta que el dize que ha escrito, y mostradle
ella le

la copia della y leedgela, y dezidle que le ruego yo que vos diga sy mando ella
y que es lo (¡ue le han dicho para hazergela fir-
escriuir a(|uella carta o no,
mar, porque vo ninguna cosa deseo en este mundo mas t[ue verla a ella en es-
tos sus reynos, y govierne y mande como señora dellos, y ponerla
que ella los

en y que sea
su libertad, seruida de sus naturales, y que este mejor tratada y
honrrada y seruida que no agora dizen que alia esta; y que no solamente de-
seo yo esto, mas cjue hasta verla no estare byen contento ni alegre; y que no
solamente quiero y deseo que ella govierne estos sus reynos, mas los mios;
que ya sabe cjue todo lo mió quiero yo para ella y que ella es mi heredera y
mi descanso, v que yo he miedo que los (|ue desean que ella este syenpre fue-
ra de su libertad y asy subjeta y maltratada como agora dizen que esta, ¡jor-
que saben que mi ñn y deseo y obra todo se enderega para que ella mande y
govierne y sea señora de lo suyo y sea seruida y honrrada y acatada como es
razón, como saben que no lo puede ella alcanzar ni sostener esto sin mi favor,
trabajaran quanto pudieren por poner discordia entre ella e mi, porque creen
que desanparandola yo, harán della lo que quisyeren, y que crea que nunca yo
la desanparare ni haré en mi enpresyon ninguna cosa que digan para poner

discordia entre ella e mi; y que asy le ruego yo, por el amor que le tengo, que
no haga ella enpresyon en ninguna cosa de quantas le podran dezir para poner
discordia entre ella e mi, pues no tyene entera razón para ello, porque yo no
quiero ni deseo syno lo que desea; y que yo le ruego que
ella misma quiere y
os diga claramente todo lo que ella quiere que yo haga que cunjile a ella e a
su estado, y vera como lo pongo luego en obra; y que asymismo yo le ruego
que ella trabaje de abreviar su venida acá, y vera de que manera yo la porne
en posesyon y governagion de sus reynos, y vera por espiriengia la maldad
la

de los que le dan a entender otra cosa, que es porque ella nunca govierne ni
sea señora de lo suyo, y que la tenga syenpre subjeta y presa, metida en vn rin-
cón donde hagan della lo que quis\i-n>n v le traygan las mancebas dentro de su
— 368 —
casa;y que en todos estos negogios yo le ruego que ella crea mas mis obras
que no a las palabras que alia le pueden dezir; y que sy acá algo se ha dicho
para juzgarla que tyene falta de seso, que el Rey, su marydo, es el que acá lo
ha escrito y enbiado a dezir, concluyendo que la queria poner en vna forta-
leza para que estuviese alli apartada de los pueblos; y que Dios sabe lo que yo
senty en mi coragon y en mi anima quando aquella ley, y que nunca lo he
creydo ni creo, ni plega a Dios que tal sea; y que yo respondy entonges al
Rey, su marido, que por cosa del mundo no la pusyese en fortaleza, ni la tu-
vyese presa, syno que la tratase muy byen y trabajase de la contentar y hon-
rrar en todas las cosas, y que la tuvyese en su libertad; y que el otro dya, sa-
biendo que ella hera alia maltratada, hable aqui a mose de Veré muy rezio
agrauiandogelo quanto yo pude para que escriuiese al Rey de mi parte quan-

to sentya yo que ella estuviese tan maltratada, y que le avisaua que la tratase
muy byen y muy honrradamente como quien ella es, y que la pusyese en li-

bertad, y que la dexasen seruir )' hablar a sus naturales, aquellos de (¡uien ella
se quisyese seruir; y que sy esto no hazia, que yo daria parte dello y lo haria
saber todo este tratamiento a todos los Grandes y pueblos destos reynos, y lo
remediaría como cunplia a la honrra de la Reyna, mi hija; y que esto mismo
yo escriuia a vos para que de mi parte lo dixesedes al Rey, su marido, y lo
procurasedes; y que vos diga sy esta remediado, syno, que yo trabajare de lo
remediar con todas mis fuergas hasta yr yo alia en persona, sy menester fuere,
para traella a estos reynos para que acá sea servida y honrrada y sea señora
de lo suyo y govierne sus reynos. Y que para con el Rey, su marydo, y para
con los suyos yo he dysimulado lo susodicho que digo quel Rey, su marj^do,
me escriuio y enbio a dezir sobre su dolengia della, por tener mas color para
hazer que la traygan acá, diziendo que
quiero ver y que la quieren ver sus
la

reynos, porque algunos han hablado y procuran que venga acá el Rey, su ma-
rido solo y la dexe a ella alia, lo que yo nunca he de consentir, syno que ven-
ga ella como es razón; y que sy ella por lo que alia le avran dicho algo creya
de mi que no fuese conforme a lo que he dicho, que a mi solo en secreto me
lo avia de escriuir y dezirme su voluntad y quando yo
que es lo que quiere, )'

no lo hiziese, estonges podia escriuir ella por otra via lo que quisyera; mas que
syn escriuirme a mi cosa, escriuir ella que mose de Veré lo hable acá a todas
las personas quel viere, de vna parte no conviene a su honrra della que se lie-

ue por las plagas y por las lenguas de todos platica que toque a ella en sy
esta buena o no, y de otra parte aquella carta no aprouecha acá syno para que
los que tyenen malas yntingiones y deseos de poner discordia entre mi y ella,

y rebueltas en el reyno tanta color para tentarlo y trabajarlo; y que ya ella vee
quan dañoso es todo esto y quan contrario a lo que yo procuro y trabajo, que
es de tener para ella estos sus reynos en justigia y paz y en su obidiengia, y
para entregárselos asy en paz en viniendo ella acá, sy a Dios pluguiere, como
yo lo deseo. Y
que tanbyen me paregio grande ynconviniente para lo que a
ella cunplc poner en la carta que ella no podia dar a otro, syno al Roy, su
— 3<59 —
marido, la governagion de sus hijos y de sus sugesores, porque parece en al-
guna manera que se quiere excluyr ella de la governagion, y que quiere dezir
que a sus hijos pertenegen estos reynos en su vida della, y que esto no lo ha
de asomar ni mentar ella en su vida, guárdela Dios, porque a ella pcrtenege y
ella es la Reyna y señora propietaria destos reynos, y biuiendo ella, los ha de

governar y mandar, o en su nonbre se han de governar, y no en nonbre de sus


hijos; y que yo le ruego que no diga tal palabra, porque es peligrosa para su

vida y salud, guárdela Dios; y que governando y mandando ella, y estando acá,
estara segura que ninguna muger le osara hazer ruyndad con su marydo, y asy
se remediara lo de los gelos que ella dize; y sy ella no governase, verya todo lo
contrario; y quel fin de algunos malos seruidores suyos es que ella no govier-
ne, y tenerla sujeta y maltratada; y que sy ella les ayuda con tales cartas, pa- y
ra quitarse ellamisma la governagion, que mire que se haze mucho daño y que
se pone en mucho peligro, porque aveys de saber que yo he sydo avisado de
Frangía en grandysimo secreto que se ha hablado mucho secretamente casa-
miento del Rey don Felipe con reyna de Frangía, diziendo quel rey de Fran-
la

gía moryra de aqui a poco, y que ay mataran con yervas al tienpo del parvr a
la Reyna, mi hija, y que dirán que murió de parto,
y que asy casaran el Rey
don Felipe y la reyna de Frangía, y que con esto avran a Bretaña v a otras
cosas; y avnque yo no puedo creer cosas de tan gran maldad, pero temóla, y
querría que la Reyna, mi hija, se guardase señaladamente al tienpo de parir.
Mas esto deste casamiento que de Frangía me han escrito que tratan, no lo di-
gays a la Reyna, mi hija, syno vieredes que cunplíese para la seguridad de su
vida avisarle dello; y en tal caso sea con juramento que a nadve no lo diga; v
en conclusyon de todo, le dezid que yo le ruego que para remedio de su hon-
rra y de su vida della de prj'esa en su venida acá, porque tanto que este alia
nunca harán los malos seruidores syno trabajar de poner zizaña entre ella e
mi; que me escriva que es lo que quiere, y vera como yo lo haré todo a su vo-
luntad y contentamiento della, y quando yo no lo hiziere, quexese de mi. Y de-
zidle que porque acá se dize que ella es alia fuera de su libertad, y que no de-
xan C|ue sus naturales la syruan ni vean, que yo no se sy le han hecho firmar
por fuerga la dicha carta; y que me han dicho que vna carta larga que ella me
escriuia de su mano con Herrera, quel dicho Herrera la vendió alia haziendo
traygion a ella e a mi, e que no es venida a mi poder la dicha carta, ni se lo
que me que yo le ruego que ella me escriua de su mano, syquiera en
escriuia;
pocas palabras lo que quiere, y vera como yo lo haré; y sy esto no puede, di-
gaos a vos lo que quiere para que me lo escriuays. Y gerca de como ella es
maltratada, yo y estos reynos proueeremos luego lo que conviene para que se
remedye. Al Rey y Pringípe, mi hijo, dezidle de mi parte que yo he trabajado
y trabajo de tener estos reynos en mucha paz y sosiego, porque cunple asy a
el y a la Reyna, mi hija, que sy vna ves se reboluiesen, ellos temían después

byen que hazer en desreboluerlos, y no se sy lo podrían acabar; y que veo que


en lugar de ayudar para esto el Rey, mi hijo, pues tanto le va en ello, procu-
— .V-o —
ran alia los malos seruidores que desayuden, porque vna carta que niose de
Veré ha mostrado firmada de la Reyna, mi hija, no veo a que pueda aproue-
char acá, syno para que los que desean y trabajan de poner discordia entre mi
y el Rey, mi hijo, y de poner rebueltas en sus reynos por su particularyeda-
des y yntereses tengan algún color para tentarlo y trabajarlo; y que desto ya
vee que byen se le puede seguir a el; y que crea que no ay quien mas holgara
que yo de que la Reyna, mi hija, este buena; y que para lo que a el y a ella
cunple, no es menester syno que vengan acá anbos juntamente, e con su ve-
nida dellos se sanearan las dubdas quel tyene alia )' yo acá; y que en tanto, que
yo le ruego, pues que publicamente se sabe y dizealla que la Reyna, mi hija,

esta fuera de su libertad y que no la dexan seruir a sus naturales que ella quie-
re, ni le dexan escriuir lo que quiere, que no le hagan firmar lo que no quiere,

mayormente syendo, como podría ser, la cavsa que he dicho en perjuyzio de la


paz del reyno, de que a el ni a ella no se podría seguir ningund byen ni pro-
uecho.
De Segovia a xvi de mayo de 505.

OTRA CARTA
del rey nuestro señor, hecha en Segovia a xxvii de mayo de d.v. años. Trti-

xola Sagredo, correo.

Por vuestras cartas de xii de abril vy que nos dexaron dar mi carta a la

Reyna, mi hija, ni y por otra via he sabido quel Rey e archi-


hablar con ella,

duque, mi hijo, mando prender a Lope de Conchillos, porque hizo lo que la


Reyna le mandaua, y maravillóme no me lo aver vos escrito; y he sabido que
todavía la Reyna, mi hija, esta muy mal tratada y fuera de su libertad; y por-
que yo quiero entender en el remedio de todo ello con el ayuda de nuestro
Señor, como la conciencia y la onrra me obligan a lo hazer, vos escriño en
esta otra carta clara lo que sobre aveys de hazer y dezir de mi parle al
ello

Rey, mí hijo. Leedle la carta y procurad lo que en ella digo, y sí pudierdes


mostrarla a la Reyna, mi hija, mustradgela, y syno, procurad que gela muestre
su confesor o otro, y que ella sepa todo lo que vos escriui que le dixesedes,
porque vea el cuydado que yo tengo de remediarla; y mostradla dicha carta a
Moxica y a Savastían, y escriuídme por menudo como fue la ])rysion de Lope
y porque, y sy tomaron cartas o gífra y le apretaron a que dixese algo de
le

lo que sabia que la Reyna, mi hija, hablo con el, y donde lo tuvyeron, y sy lo
sueltan luego o no; y las cartas que yo he enbiado con los correos sy galas han
dado o tomado; y sy supierdes donde están, cobradlas vos, porque lodo esto
— 371

coiivyenc sal>er para lo que se lia do ha/er acá. ^ poned por escrito en cifra

muy larga y particularmente todos los malos tratamientos que se han hecho
y hazen a la hija, alia, y como le tyenen puestas guardas, y como
Reyna, mi
esta presa fuerade su libertad, y como le tomaron la carta que escriuio de su
mano para mi, \' como no le dexan cscriuir ni hazer cosa de lo c|ue ella quiere,
y como no consienten cpie sus naturales, aquellos de quien ella se quiere seruir,
la siruan ni hablen ni estén con ella, ni menos a vos que soys mi enbaxador,
ni le dexan dar mis cartas; y dezid totlas las otras cosas y avtos que gerca
desto han pasado y pasan, porque es muy negesario que yo las sepa; y escri-
uidme el estado en que agora esta, y si siruen a la Reyna, mi hija, Moxica y

Savastian y los otros que ella tyene y quiere que la syruan, y sy estos son
buenos seruidores, como yo creo que lo son; y escriuidme en C[ue mes esta de
su preñez la Reyna, mi hija; y hazeme saber en ([ue esta la guerra de (kieldres
y las otras cosas de alia, y en que esta el Rey, mi hijo; y enbiad a don Pedro
de Ayala mi carta que aqui va para el con quien la de en sus manos; y dezid
de mi parte Lope de Conchillos que se venga luego para acá por do mas
a

presto pudiere venir, y venga byen ynformado de todo lo de alia.


En Segovia a xxvu de mayo de 503.

OTRA CARTA
del rey Católico., para su embaxador.

El Rey.
Gutierre Gómez de l'uensalida, comendador de la Menbrilla, mi enbaxa-
dor y del mi consejo. Dezid de mi parte al Rey, mi fijo, que yo, deseando su
bien, muchas veces le he enbiado a rogar y aconsejar como su verdadero pa-
dre que no quisiese dar fe a los que le aconsejasen cosas de discordia entre
el y la Reyna, mi fija, su muger, y entre mi y el, porque desto no se podia
ni puede seguir ningún bien; y quanto mas yo esto le he enbiado a rogar y

aconsejar, mas parece que sigue el camino de creer a los que so otros colores
leconsejan discordia y la procuran, porque ya sabe como le enbie a dezir por
medio de mosen de Veré, su enbaxador, y después por medio vuestro, como
hauia sabido que la Reyna, mi fija, era alia maltratada, y que la tenían con
guardas fuera de su libertad, habiéndole quitado todas las personas sus natu-
rales de quien ella se quiere y deue ser servida, poniéndole personas que a
ella no le agradan, que no son sus naturales, y vedando que sus naturales no
la siruan ni la fablen ny entren donde ella esta, ahunque ella los mande lla-
mar, y no dexando le escreuir lo que ella quiere, y faciéndole firmar lo que no
— 3/2 —
quiere, y taciendn oirás cosas en inuclio perjuizio de la libertad que ella, como
Reyna y Señora propietaria dcslos reynos, según las leyes y antigua costun-
bre dellos, deue tener en su persona real y sobre sus naturales v seruidores,
\- en perjuicio de los mismos naturales y de la lealtad que como a su Reyna
¡iropietaria y Soberana Señora le deuen. V que como quiera que por ser estas
cosas tan grandes y en tanto perjuizio de la Reyna, mi fija, y de mi honrra y
de todo el reyno, yo deuiera luego fazerlo saber a los perlados y Grandes, ca-
ualleros y pueblos destos reynos, para que yo y el reyno entendiésemos en el
remedio dello, pero que esperando que el lo remediara, no lo fi/,e, y quise
jjrimero fazer gelo saber como padre lo deue fazer con fijo, y rogarle c|ue lo
remediasse; y que agora, esperando a saber el remedio que en ello se ponia, me
han certificado que, no solamente esta todavia fecho vedamiento que no sir-
uan ny fablen a la Reyna, mi fija, sus naturales y seruidores, mas que pren-
den a los que fazen algo de lo que ella les manda, y que por esta causa el Rej',
mi fijo, mando primero prender a Savastian de Olano, secretario de la Reyna,
mi fija, V (jue agora a mandado prender a Lope de Cunchillos, mi secretario

y secretario de la Reyna, mi fija, porque fizo en seruicio della lo que ella le

mando, como ¡jor su linpiega y lealtad era obligado. Y por ser esto cosa de tan
grande v graue calidad, no la puedo creer, porque la Reyna, mi fija, como
Reyna y señora propietaria de estos reynos, por las leyes y antigua costunbre
dellos libres ha de tener sus naturales y seruidores para fazer en su seruicio
lo que mandare, como placiendo a Dios lo vera aqua el Rey, mi fijo;
ella les

V meregen
faziendolo, merced, y no ser presos ni maltratados, \' mucho menos
siendo como es Lope de Cunchillos mi secretario, y mensajero enbiado por mi
para que sirua a la Reyna, mi fija, que no es cosa nueua cjue los padres en-
bien a sus fijas herederas ofiziales suyos para que las siruan, \- ([ue sean oficia-
les delpadre y de la fija, como lo es el dicho Lope de Cunchillos, al cual tengo
yo por luenga esperienza conocido por tal que por ninguna cosa dexaria de
fazeren seruicio de su Princesa y señora aquello a que su lealtad le obliga. \'
agrauia mas el caso prenderlo siendo mió, sin enbiarme a dar razón, ny a de-
zir la causa de su prisión, que yo aqua mandase prender a alguno del Rey,
si

mi fijo, causa por que lo hauia mandado prender. ^'


a la ora le faziria saber la

tanbien me han certificado que el Rey, mi fijo, no solamente no consiente,


como he dicho, que no siruan ni fablen con la Reyna, mi fija, sus naturales
que ella quiere que la siruan, y manda prender a los que lo fazen, mas que no
se da lugar a que vos que sois mi enbaxador dej-s mis cartas que yo enbio a
la Reyna, mi hija, ni le fableis cosas que yo le enbio a decir para lo i\uc cun-
ple a ella y al bien de sus reynos, lo qual es ahun de muy mayor y mas graue
qualidad que lo primero, y por esto ahun no lo puedo acabar de creer. De
manera que, según esto, parece claro cpie la Reyna, mi fija, esta fuera de su
libertad,y que ahun no se contentan con esto los que le consejan y procuran
esta discordia, sino con procurar que por medio deste su enbaxador se sienbre
zizaña por el reyno, tratando y trabajando de induzir a los que el pudiese, pen-
— 373 —
saiido de turbar la paz y sosiego destos reynos que a nuestro Señor a placido
de poner en ellos. Y como no se ha meneado ny entendido en
quiera que el

cosa que vo no la supiese, acorde de lo disimular para que el Rey, mi fijo,


mejor supiese, y todos los que le aconsejan viesen por esperienzia quan poco
aprouechan estas cosas, y quan mal le aconsejan los que le ponen en ellas, y
por esto fasta aqui lo he tolerado; y que agora yo üiria gran yerro y no faria
lo que cunple a la Reyna, mi fija, ny al bien destos reynos, si mas lo sufriese.
Y dezid al Rey, mi fijo, que yo le ruego que mire si el tuuiese una fija que
fuese su heredera y señora propietaria de tales reynos, y la tratasen asi y la
tuuiesen fuera de su libertad, quantu lo sentina el y quanto lo sentirían sus
naturales; y que crea que siento yo tanto todo esto, y estos reynos lo han de
sentir tanto quando lo sepan, ahunque como alia es publico ya aqua se fabla
algo dello, que de ninguna cosa del mundo se podra hauer mayor sentimiento;
ni encoiirir con tomar las cartas que
y que no crea que esto se puede colorar
la Reyna, mi fija, de su propio motu me escriue y fazerle firmar las que no
quiere, que antes aquello manifiesta mas estar ella fuera de su libertad y la
intincion con que lo procuran los que desean la discordia; y que ahunque,
como de suso he dicho, yo he enbiado a dezir al Rey, mi fijo, parte deslo por
medio de mosen de \'ere y vuestro antes de agora; pero que por mas mos-
trar el amor que le tengo, y que deseo su bien, y por mayor justificación mia,

yo he tornado a fablar aqui sobre ello a mosen de X'ere y agraviándoselo a sus


embajadores en presencia del enbaxador del Rey de los Romanos, mi hermano,
porque fuese testigodello, y por vuestro medio le torno a rogar muy afec-

tuosamente quel quiera remediar luego todas las dichas cosas que alia dizen
que faze en tanto perjuicio de la Reyna, mi fija, y de sus naturales y seruidores
y de mi honrra, y la quiera poner en su libertad y dexarla escreuir y tazer li-
bremente las cosas que tocaren a ella y a su estado, y tratarla como a quien es;
y no solamente mandar soltar al dicho Lope Cunchillos y a los otros seruido-
res de la Reyna, mi fija, que houiere mandado prender porque fazian lo que
ella les mandaua en su seruicio, mas dar lugar a que la siruan y fablen y estén
con ella sus naturales y seruidores y mis enbaxadores. Y no dudo que pues
asi lo quiere la razón, y esta es una de las cosas que mas cunplen al bien suyo
y de su estado, que el Rey, mi fijo, lo remediara como quien es; y si lo fiziere,
yo rezibire dello mucho plazer y contentamiento, y si no, a mi me pesara mu-
cho, y yo quedare descargado para con Dios y con el mundo; y en tal caso
no me podre escusar de dar parte dello a todos estos reynos, y juntamente
con ellos entender en el remedio dello, según la inportancia del caso lo re-
quiere; ni me podre escusar de mandar llamar a todos los españoles que están
alia con el Rey, mi fijo, porque viendo tener asi a su Reyna y señora propie-

taria fuera de su libertad, y viendo tratar assi a sus naturales que la siruen, no

se lespueda dar cargo por estar presentes a ello y no se despedir. \ fazedme


saber que a ello os respondiere el Rey, mi fijo, y lo que en todo ello pro-
lo

ueyere. Y por que si el lo remediare, como yo espero, no es razón que estas


— 374 —
cosas se puljliquen, sino que pasen entre el y mi, no mostréis esta carta sino
al Rey, mi fijo, y a quien el quisiere.
De Segouia xxvii dias de mayo de (|uinientos cinco años. — Yo el Rev.—
.Mmacan, secretario.

Ü'íRA CARTA
para el 7xy nuestro señor, heclia en Enveres a xxix de mayo de n.v. años. Le-
vóla Lope, coi-reo.

Después que escriui con Perot, correo, no a sugedido cosa (.|ue sea des-
crevir, saluo que! Rey de los Romanos es venido a Colonia para entender en
esta guerra de Gueldres, porque se desenbarage el Rejr, su hijo, para yrse a
España, y trae consigo a la duquesa de Saboya. Dizen que le darán al Pringipe
y a las Ynfantas para que los tenga ella en Malinas. ííl Rey se parte el lunes,
que serán dos dias de junio, con todo su exergito a recebir a su padre. Juntar-
se han en vna villa que medio del ducado de Gueldres. üizenme
es casy en el
que tyenen mucha necesydad de dynero y mal recabdo de capitanes. Dios les
haze merced, cjue tyenen el enemigo flaco y pobre; mas sy cavdal tuviese,
avnque fuese la meytad menos de los que van contra el, según son todos
nueva gente- asy los milytes como el duque del exergito, no seria mucho ha-
zelles vna vergüenza.
El Re)' esta muy porque no
le escriue buenas nuevas el de Veré, y
triste

desea mucho poderse ver con V. porque piensa que sy se viesen y habla-
al.,

sen syn terceros, que no podrían salir descongertados de la habla; y a todo lo


que yo he conogido del, syno me engañan sus palabras, el haria todo lo que
V. al. mandase, y creo que se governaria asolutamente por la voluntad de
Y al.; y por su gana, yo creo que sy V. al. le dixese que fuese en vna muía,
.

quel yria: mas yo se que le ponen temores, y le dizen que ya no se podria


fiar, porque las cosas están tan adelante y las sospechas tan cregidas, que se-
ria peligroso fiarse de V. al. (Juien esto haze FJios se lo perdone. Dixome
vn dia, como escriui a V. al.: Sy yo me viese con el Rey, mi señor, yo se
que no nos desconcertaríamos. Yo le dixe: Byen se puede hazer. El respon-
dió como onbre que lo deseaba: Sy se pudiese hazer yo lo haria. Dixo vnO de
los que alli estañan: ("orno se podria hazer eso? -Sy vos sabeys algún medio, de-

zildo a su alteza. Yo dixe: Que medio ha de aver? en Toledo se pueden ver y


hablar dentro de vna cámara y sin tergeros. Respondióme aquel: Como se hará
eso, que creo que ya no se fiaran el vno del otro, ni el otro del otro? Yo no le
— 375 —
quise mas responder; mas syn duda yo creo quel Rey haría todo lo que V. al.
le mandase sy se viesen, y que le governaria como quisiese.
El obispo de Catania hizo ademan de partirse, y despidióse del Rey para
vrse por Frangia, y después tomo otro acuerdo de yrse a Brujas, y hizo mues-
tra de quererse yr por la mar, diziendo que no osava yr por Frangía porque
dezian quel Rey estaua muy malo, y que sy muriese estando el en Frangía
que podría aver algún enbarazo; y enbio a hazer vna cámara en vna nao, y
quando la nao se quiso partir dixo que no hera aquella nao buena y queria
buscar otra. En este tienpo enbio un mensajero al Rey, y el Rey lo enbio a
llamar luego, y es ydo adonde el Rey esta. Escriueme vn amigo que alli ten-

go, que despachan para que vaya a Roma por enbaxador del Rey y de la
le

Reyna para negociar con el Papa que no haga en las cosas de Castylla ningu-
na cosa de lo que V. al. le escriuiere, en espegial en el de los obispados que
vacaren o beneficio o dinidades, y esta es ynvingion de aquel que ynventa to-
das las otras cosas. Por ende V. al. prouea en Roma con tienpo lo que viere
que se deve proueer, porque avnque el obispo de Catania aya de partir luego,
el camino es largo y el no correrá la posta, } V. al. podra preuenir a su en-

baxador.
A Lope de Conchillos ynterrogaron la víspera de Corpus Christí, y tomá-
ronle juramento. Dixo lo que sabia, según me escriuio en vna cartilla que pudo
escrevir, y dixo que hera venido por mandado de V. al. a saber y aver, y dixo
otras cosas, segund yo he sabido, como onbre que esta preso, y piensa que ha-
ze algo en su hecho en culpar a otros. Se que me amenazan, y avn he sydo avi-
sado que querrán tentar de tomarme la memoria que tengo de las cartas que

V. al. me que yo he escrito a V. al., y avn a mi haz a haz


ha escrito y de las

me dixeron algunas palabras que me paregian dezirme que me conbidase yo


a la mostrar. Yo he puesto mis escrituras en tal recabdo que ni ellos ni na-
dye no las podran ver. Xo me espanto por amenazas, tanto que j'o no aya he-
cho otra cosa syno seruir a V. al. y enderegar mi pensamiento y mis obras a
vuestro seruigió, como lo he hecho; de las otras cosas con verdad no me po-
dran poner culpa ninguna de que yo no me salue sy me quisyeren escuchar.
Otra cosa no ay por agora que dezir syno que Y. al. deve proueer como viere
que cunple para la deliberagion de Lope, porque temo que sy las cosas se en-
cienden y le toman la boz en la prvsion, que ha de librar mal o pagar con la

vida.
Don Luys de Cordova, tyo conde de Cabra, es venido aquí, y fue avi-
del
sado que sy venia a biuir con el Rey, que avia de huir de mi. Respondió: Xo lo
haré, porque se que es enba.xador del Rey, nuestro señor, y yo no soy onbre
que tengo de venir con malos tratos. Yo no dexare de verle y de hablarle y
holgarme con el. Y asy lo ha hecho, }• creo no trae mas de venir a prouar la
ventura, y aqui pocos la han hallado buena; syno, pregúntelo a Salazar y a Al-
uarado y a otros muchos que aqui han scruido mucho y sabrán el galardón
que han ávido de sus seruicios.
— 376 —
Aviso a \'. al. (.[ue Andrea de Burgu lúe por yndustria de don Juan \- del
prouoste Filiberto, y que no es mas del Rey de Romanos que mió enquanto
a hazer los negogios, syno al proposyto de ganar el y hazer ganar a estos otros.

S)' ganando ellos V. al. puede hazer su mejor, byen; mas sy \'. al. piensa que

ese ni esos otros tyenen otro tyn syno de ganar, no se engañe, porque no
guian las cosas por otro camino. Mucho están alterados estos de las cartas ul-
timas que mese de Veré ha escrito. No
que se
se es.

De enveres a xxix de mavo de uv. años.

OTRA CARTA
para el nj nuestro señor, hecha en Bolodiic a x\ días de junio de ii.\'. años.
Letiola Pairo del Canpo, correo.

Las cartas escritas en Segovia a xvi de mayo que Pedro del Canpo, correo,
me truxo regebi, y el Rey hera ydo a Alemania por verse con su padre quan-
do el dicho Pedro del Canpo llego, y yo me party luego para el Rey por le

hablar, porque syn su ligengia yo sabia que no me dexarian hablar a la Reyna;


y yo le halle en Cleves, y aquel dia que yo llegue el Rev de los Romanos se
avia partydo para Colonia a tener alli vna dyeta con algunos Principes del
\'nperio por dar medyo en dyferengias del Conde Palatyno y de los que
las

son contra el, y luego que llegue fuy a hablar con el Rev, y dixele lo siguiente:
Señor, el muy byen que algunos Grandes de Castilla
Rey, mi señor, sabe
y otros que no lo son os escriuen muchas cosas por las quales vos soys en-
trado en sospechas del Rey, mi señor, vuestro padre, y no menos se haze de
acá, que alguno o algunos que dizen que son vuestros buenos seruidores escri-
uen alia algunas cosas que no son de menos calidad para poner en sospecha de
vos al Rey mi señor; y tanbyen os consejan acá algunos algunas cosas que sy
V. al.entendiese y conogiese el camino que llevan los que os escriuen de Casti-
lla y que os consejan acá, V. al. no tomaría el consejo de los vnos ni leería
los

las cartas de los otros, porque su yntingion es de tener en diferengias al Rey,


mi señor, vuestro padre, y a V. al., porque estando dyferentes, piensan ellos
aver aquello que desean, que es Grandes hazerse mas Grandes, y los que
los

no lo son, de subir aquel grado o estado de Grandes, lo qual no se puede hazer


syn que vuestro estado se disminuya, y syn que se de lo que es de la corona
real; y sy el Rey, mi señor, oviese querido dar lo que le han demandado estos

Grandes que os escriuen y que os enbian mensajeros, yo se gierto que ni os


que seguirían lo quel Rey,
escriuirian ni os enbiarian a os visitar, antes creo
mi señor, quisyese, quier fuese bueno, quíer fuese malo; mas como su alteza
— 377 —
tyene pensamiento de os conservar y guardar todo lo que a la corona real per-
tenece,y no desalío enagenar, mayormente aviendole su alteza restituydo mu-
chas cosas que della estauan enagenadas y tiranamente usurpadas, y como no
ha querido responderlos a sus peticiones dándoles lo c[ue algunos le demanda-
uan, an escrito a V. y anle enbiado mensajeros, no porque os deseen seruir,
al.

mas porque piensan aver de vos aquello quel Rey, mi señor, les ha negado; y
trabajan de poner en discordia a su alteza y a la vuestra, porque saben que es-
tando conformes, han de aver de V. al. la respuesta que su alteza les ha dado
a lo que le an pedido. Y
que no son Grandes y os consejan que hagays al-
los

gunas cosas que estuuieran mejor por fazer, nos lo han aconsejado porque hera
aquello lo que os cunjjlia, mas porque cunplia a ellos que lo hiziesedes asy pa-
ra que entre el Rey, mi señor, y vos entrasen sospechas y para teneros en ne-
gesydad y para ganar con vosotros entranbos. Por tanto, el Rey, mi señor, rue-
ga a V. al. que conoscays quien son los que os escriuen y quien son los que
os consejan, y que no dedes lugar a que sus malas yntingiones puedan hallar
entrada en vos para que os pongan en discordia con su alteza, pues vedes que
dañosa seria la la casa; y paregele que
discordia de entre vos otros para toda
seria gran remedio para esto que V.y Reyna juntamente entranbos, y no
al. la

el vno syn el otro, os fuesedes a España, y lo mas presto que pudyesedes, por-

que ydos, veriades por la obra el deseo que su alteza tyene.


Dize su alteza asymismo que V. al. deve creer que no ay persona en esta
vida que tanto desee como su alteza que la Reyna, su hija, este buena para
governar sus reynos, porque no avria ni ay cosa en este mundo de que tanto
su alteza se alegrase como desto; y avnque no ovyese otra razón syno que ha
de dexarle sus reynos y a de perpetuar su memoria en ella y en vuestros hi-
jos, por esta sola razón, syn todas las otras que para prueva desto se podian

dezir, devria V. al. creer quel Rey, mi señor, desea la salud de la Reyna sobre
todas las cosas del mundo.
Asymismo a trabajado y trabaja después que la Reyna.
dize su alteza que
que y conseruar aquellos reynos en aquella paz
gloria aya, fallegio, de tener

y justicia en que los tenia y governaua byuiente la Reyna, y que le parege


que V. al. le devia ayudar para este efecto, y no hazer cosa que pudiese traer
escándalo ni discordia en aquellos reynos, porque según los Grandes que ay
en ellos y las voluntades que tyenen, sy vna vez se reboluiesen, serian malos
de pagificar, y por ventura no se pagificarian tan presto que \'. al. pudiese go-
zar a sabor de la sucesyon de aquellos reynos quanto su alteza desea que los

gozes. Y que agora mose de \'ere a mostrado alia vna carta firmada de la Rey.
na, la qual por yr refrendada de Pedro Ximenez dubda su alteza que sea de
la Reyna, la qual carta no ha hecho otro fruto ni le puede hazer syno dar

cavsa a los que tj'enen malas voluntades y pensamientos para ponello en obra.
Ruega el Rey, mi señor, a V. al. que pues no dexays a la Reyna en su liber-
tad para que escriva lo que quiere, ni a quien quiere, que no le hagays firmar
lo que no quiere y lo que trae a V. al. y a la suya ynconvinientes y daños.
- 378 -
Asvmisnio el Rey, mi señor, cscriue a !a Reyna, su hija, carias de su mano
y a mi vna de creengia de algunas cosas que de parte suya le diga.' Yo no
quise yr a la Reyna syn hazerlo saber a V. al., por lo que teneys mandado.
V. al. me de ligengia para yr a Bruselas, y que pueda hablar a la Reyna y da-
lle las cartas quel Rey, mi señor, le enbia.
Asymismo su alteza dize que, como otra vez a escrito, sabe c|ue la Reyna
esta fuera de su libertad, y no tratada como deve y según a su real persona y
estado pertenece, y que son mal tratados los que la syruen de sus naturales,
y esto se dize muy publicamente, y confirmase ser verdad por lo que su al-
teza agora ha sabido, que V. al. mando prender a Lope de Cunchillos porque
hizo lo que la Reyna le mando; y que le fueron tomadas a la Reyna vnas car-
tas que escriuia al Rey, su padre, las quales dio a Herrera, su criado. Ruega a
V. al. que ponga a la Reyna en toda su libertad, como es razón y como lo

tyene escrito, y que mande soltar a Lope de Cunchillos, pues en hazer lo que
la Reyna le mandava hizo lo que devia. Y dize que todo es en ]Derjuyzio vues-
en el remedio de-
tro, y que es forgado, sy V. al. no lo remedia, de entender
llo. Yo le dixe esto de Lope de Cunchillos y de las cartas para que supiese que

V. al. lo sabia, y porque me paregio que convenia dezirselo. El Rey me res-


pondió: he oydo todo lo que me habeys dicho, y yo hablare con los de mi
Yo
consejo, y yos responderé. Y luego en la ora entro en consejo, y hablo pri-
mero con don Juan, y respondióme lo siguiente:
Comendador, yo he oydo lo cjue me aveys dicho de parte del Rey, mi se-
ñor, y quanto a lo que dezis que algunos Grandes me escriuen, y no cosas que
cunplen a mi seruigio, syno al byen partycular dellos, es verdad, y yo os lo
confieso, que me escriuen muchos Grandes y otros que no lo son; y tanbyen
os digo que conosco que algunos dellos me escriuen mas por sus propios yn-
tereses que por lo que toca a mi seruigio, y en esto no hay duda, syno que yo
creo que esto es asy, y otros me escriuen por lo vno y por lo otro; mas yo no
puedo hazer que no me escriuan, ni lo devo de hazer, ni es razón de dexar de
leer sus cartas y respondelles; mas yo se lo que tengo de creer de cada vno,
pues como conosco como y de que calidad es lo que me escryuen, ni sus car-
tas ni sus palabras no me moverán a cosa que yo no deva mover. Y quanto a
los que acá me consejan, yo creo que tengo buenos seruidores, y que no me
an aconsejado ni aconsejan ningún mal. Y quanto a lo quel Rey, mi señor, dize
que yo y la Reyna devenios yr juntos y lo mas presto que podremos, y que
ydos alia veremos por la obra la buena voluntad y amor que nos tyene, yo le
agradesco muy humillmente lo í|ue dize, y as\' espero yo que lo hará, y yo
trabajare que nuestra yda sea lo mas breve que podremos, asy como su alteza
lo manda.
Quanto que dezis quel Rey, mi señor, desea que la Reyna, mi muger,
a lo

este buena, esto no es malo de creer, porque yo creo que su alteza la ama
como a hija y que deseara su salud mas que otro ninguno.
(Juanto a lo que dezis quel Rey, mi señor, dize que ha trabajado y trabaja
— 379 —
para conservar aquellos reyíios en paz, &., y (lue yo no le íivihId para ello,

mayormente por aíjuella carta de la Keyna que niose de Vare a mostrado alia,
yo creo que su alteza lo haze asy, por(|ue la obra da testimonio dello, y que
yo no he hecho ninguna cosa para piTturhar la paz de aquellos rcynos, y c|ue
aquella carta (|ue la Revna escriuio lue |iara satisfazer a lo que alia se dizia
della, y para mostrar a todos los que avian sal)ido lo primero i|ue hera al cim-
trariode lo c[ue les dezian; y a la Rej'iia pareí^io cjue para satisfazer a su ho-
nor hera byen escrevir aquello, y no iue escrito por premia syno por voliui-
tad, y esto no es ni fue desa\'udar a lo que su alteza haze, syno para satisfazer
a lo que de la Reyna se dezia.
Ouanto a lo que dezis qucl Rey, mi señor, escriue a la Re\'na, su hija, y a
vos que le digays algunas cosas de su parte, \'o no avre pesar dello; mas por-
que yo tengo prometydo a la Reyna que mientras yo estuviere absenté della
que no permityre que ninguno la hable, y esto a su petigion, yo le escriuire
lo que vos me dezis, y que yo querria que os oyese, y venida su respuesta, yos

diré lo c[ue aveys de hazer y lo que la Reyna quiere.


A lo que dezis quel Rey, mi señor, dize que la Reyna esta fuera de su li-
bertad, &, yo os respondy a esto en Breda. Vos podeys responder al Rey, mi
señor, sobre este paso como ya le respondistes. \' quanto a ser maltratados
los que la syruen y a la prisyon de Lope de Cunchillos y al tomar de las car-
tas que Herrera levaua, escriuires de mi parte al Rey que yo prendy a Lope

de Conchillos por las cavsas que ya mi enbaxador avra mostrado a su alteza,


y que yo creo quel sera byen contento de lo que es hecho de que las Aya sa-
bido, y que sy no fuera por su acatamiento y porque avia sido su criado v de
la Reyna, mi señora, que yo le oviera hecho hazer quartos; mas que por su

acatamiento el es absuelto de la ]Dena corporal, avnque agora por algunos dias


no sea suelto de la prisyon. \' cpianto a las cartas que dezis, es verdad que yo
las mande tomar porque heran tales que mas daño truxeran sy se vieren que

no ha traydo averselas tomado. Y que ningún otro seruidor se trata mal, basta
lo que en Breda se respondió.

Asymismo escriuires al Rey, mi señor, que yo deseo mostrar a todo el


mundo la voluntad que tengo de le ser hijo obidiente; que le suplico yo que
de mi no tenga otro concebto ni tenga otra sospecha, y que esto todo esta en
su mano, que a mi me pesarla de otra qualquier cosa que contra esto fuese, y
que le suplico humillmente que quiera guardar mi honor, porque yo no de-
mando otra cosa.
Después desto hablado, el Rey me enbio .este sermón que aqui enbio para
que le leyese y mostrase a don Pedro de Avala, y desque le oviese visto,
le

que le fuese a hablar. Yo lo hize asy, y fuymos don Pedro y yo ¡untos a ha-
blalle, y diximosle lo que nos paregio sobre ello, glosándolo al revés de como
estaua glosado; y diximosle muchas cosas a las quales no avia (jue responder,
o a lo menos no tuvo que responder; y a todo quanto le deziamos nos dezia
que hera verdad. Estaua tan apretado y tan enbaragado, que no podia ser mas.
— 38o —
Vo le (lixe: l'",n fin, señor, guardad este sermón, ciue yo espero que con el al

pescuezo mandareys ahorcar a quien os le dio. Estos son los seruigios que ha-
zen los buenos seruidores. Yos seguro, sy nos guardays, que mas os digan que
esto. De ay fuymos a hablar a la duquesa Margarita, y hablando con ella sobre
estas cosas de entre \'. al.
y el Rey, su hijo, dixo: De mi asy se guardan como
sy yo fuese castellana, y anme querido dar
entender que todo esta byen y
a

que no ay nada mal; mas a tres dias que yo he entendido algo. Yo lo he en-
tendido por vn sermón que don Juan me dio, y yo le dixe: Esta tal escritura,
don luán, no hera para mostrar al Rey, mi hermano. Respondióme: Porque no.'
Razón es que se sepa lo que publicamente se dize. Dize que le dixo: Porque
avnque sean verdad las tales cosas, los buenos seruidores las han de encobrir
y no mostrallas, por no poner mal. Dicen que a conogido del su poca fydeli-
dad (no lo dixo tan onestamente'l, y que cree quel a dañado y daña mucho en
estos negogios; y esto confirman algunos que saben lo quel habla en el conse-
jo; mas que los tyene a todos tan enbavcados con promesas y con sus ynvin-

giones,que avnque detras del conoge que es el que no deve, en presengia con-
syente en lo que dize, porquel Rey esta tan hechizado de sus palabras, que no
quiere creer syno que don Juan le ha de dar el reyno pagiñco.
Dixo don Juan a madama Margarita: Señora, avn yo os podre tan byen ser-
uir como Antonio de Fonseca quando yo este en Castilla y contador mayor.
Por donde se prueva que otras vezes he escrito, que entre el y estos otros
lo

tyenen repartido el reyno. (^tras mercedes y ofigios diz que le an prometydo,


y la pena y el sospiro que el tyene porque V. al. prouee de los ofigios y be-
nefigios que vacan en este medio tienpo, no se podria dezir. Cierto, no parege
syno que a el se quita todo. Finalmente, digo que creo como creo los artícu-
los de la fe, que sy este onbre no oviera estado aqui, que V. al. y el Rey, vues-

tro hijo, fuerades congertados y a vuestra voluntad, y creo que mientras es-
tuviere aqui, que nunca dará lugar a que os congerteys por mano de nadye y
sin que primero sepa el lo que ha de sacar del corretaje; y creo que seria en-
biado poder a mose de \'ere para asentar todas las cosas con V. al.; mas dizen
que el lo estorva, porque no querría que paregiese que ninguno acaba este ne-
gogio syno el, avnque fuese su hijo y por ello le diesen el maestradgo de San-
tiago.

El Rey me Sabeys como viene Ñuño de Gumiel y con partidos mo-


dixo:
vidos por el Rey?le dixe: No lo se. El me respondió: Asy es, y no tardara
Yo
tres dias, y mose de Veré me ha escrito que no me escrive lo que trae porquel
Rey le rogo y mando que no lo escriuiese, porque no se supiese hasta que el
llegase. Y hablando con vno de los pringipales de aqui me dixo sobre ello: Par-

dios, yo no se entender este latyn. Vosotros los enbaxadores aveys dicho al Rey
que se guarde de los judíos y que no fie dallos, y agora enbia el Rey vuestro
amo a mover partidos con vn judio que todos sabemos que lo es. Yo le respon-
dy que no sabia nada hasta quel Rey me lo avia dicho; mas que creya que no
vernia syno por mose de Veré. Dijo: Es verdad; mas el vyene tanbyen por par-
^ 381 —
lo del Rey, v el I\ey a conseiuitlo i|Ui- venga el. Xo iiLiieri) de/ir I.) que mas
me dixo sobre osle caso, porque son palabras (|ue im tocan syno a mi, en las

quales me quiso prouocar a yra.


El cardenal de Santa Cruz escriue aqui cada (h'a al Rey otVegiendole su
seruigio, asy en Roma como en Castilla, sy (juisyere c|ue venga para yr con el.

Dizenme que reprehende lo cjue alia han hecho los procuradores de cortes en
dar la administnn-ion a V. al., y a V. al. porque y otras muchas co-
la ai^ebto;

sas me an dicho, pur donde yo creo cjue dobla aliay aun acá. VA ha sydo re-
prehendido de ingrato de algunos cardenales c[ue aman a V. al. .Su respuesta
diz que fue; Vosotros no sabeys las cosas de Castilla, y yo que las se tengo ra-
zón de dezir lo c[ue digo.

Gongalo Hernández me dizen que escriue al Rey de los Romanos y al Rey,


su hijo, y acá mucha confianga tyenen que para lo que le avran menester que
le ternan, syn que el consulte con V. al. lo que ha de hazer. Esto digo de oy-
das, no de persona a <[uien se aya de dar mucha fe.
Rey de los Romanos quisyera que yo llegara a tienpo que le pudiera
El
hablar; mas tuvyeron tal maña, que dilataron de enbiarme gente para c)ue pu-
diese pasar a Cleves hasta quel fuese partido, y estuvo esperándome medio
dia y partióse. Créese que se concertaran las cosas del Conde Palatyno y de sus
adversarios. Presto lo sabremos.
El obispo de Catania no va ya a Roma. Su cargo hera yr a suplicar al Papa
que no proueyese nada en Castilla a suplicación de V al., y que declarase que .

la administragion de los Maestradgos hera congedida a los Reyes que fuesen


de Castilla y no a otrie, porque esto es lo que le duele a don Juan, y habla y
hablan quantos se allegan a el tan publicamente en dezir que es muy gran syn
razón la que se haze al Rey, que vn estrangero tenga la administración de los
maestradgos contra la voluntad del Rey, que no podrían hablar mas suelta-
mente sy la tuvyese vn bohemio o vn turco. Palabra de donjuán estas:
Xo que vn estrangero tenga tan gran cosa en Castylla. Vase el Obispo
es razón
agora alia. Creen que lieua alguna comisyon para \^. al., y creo gierto que va
a predicar contra Fray Antonio de la Peña, porquel y don Aluaro Osorio, su
primo, cuya es V'illagis, muchos Grandes y fortalezas ofrecen acá al seruigio
de! Rey contra quien quiera que sea.
Mose de Veré diz que escriue acá continuamente muchas cosas, y muchas
que no son buenas. Xo se particularyedad ninguna, saluo en general que no
escriue byen. Dizen que trae alia grandes tramas. Y. al. muestra en su carta
tener quexa del, y no dize cosa para que se pueda dezir a esta cavsa. Yo no he
dicho nada al Rey de aquello que V. al. me escrive vltimamente, porque me
parece que agora no cunple, que sy mal a de ser, tienpo ay para dezir aquello
y mas; y para venir a byen, aquello puede cesar de dezirse por agora; mas sy
todavía V. al. mandare que se diga, quando quiera avra tienpo, porque muchas
cosas mas vemos los que acá estamos que no los que no las ven; y no se pue-
den todas escriuir; y asy me parege que en lo semejante se puede arbitrar.
— 382 —
pues (-[ue (le tlezirse usy como se escrive |)ue(lc nager daiio, y de detenerse al-
gún dia no puede averio. Podra ser tpie las cosas
tomaran otro camino, que
desde que respondieron en Breda a lo de agora ay muchos quilates de dyfe-
rengia, porque estonces estañan brauos, agora me parece que ay vn poco de
mas dulgura.
lie entendido que donjuán desea mucho (jue .Vlmagan viniese acá con po-

der de V. al. para dar conclusyon en los negogios. Pluguiese a Dios que el vi-

niese acá, no porque piense yo que don Juan a de cpierer que se concluirá,
mas porque vyese de vista muchas cosas cpie no se saben escrivir, y avncjue se
escriviesen, no se podrían byen entender; mas mi pensamiento es este en este
caso, y no es el pensamiento syn cavsa. Donjuán querría esto por dos fines; el
vno, por sacar la negogiagion de las manos de mose de Veré, porque ya el esta
arrepentydo de aver dado su voto para que el fuese, y lo otro, por apartar de
V. al. a Almagan. Y no es este pensamiento de agora, que mas de ginco vezes
se lo he oydo yo: No se podría tener manera que Almagan viniese acá.' Asy
tjue mire V. al. en ello, y no piense Almagan que don Juan lo haze por su byen,

cjue yo le gertifico que no es asy, porque no esta don Juan tan querelloso de
honbre en Castilla como de Almagan.
La guerra de Gueldres esta en estos términos: el Rey asento su real en la
tierra de Gueldres junto con vna vylla suya que se llama Grava, a doze dias
deste mes de Junio, y a llovido tanto, que de negesydad vuo de moverse de alli
para ponerse en algund lugar enxuto hasta que su gente fuese toda junta. Vo
le tente para saber que yntingion tenia; dixome que el se pornia en medio de

la tierra del duque de Gueldres; mas que no pornia sytio a ninguna villa por-

([ue son muy fuertes, y por gerco y por conbate no se podrian tomar; y que es-

perava que viéndole asy en el canpo, que vernan con el en algún apuntamien-
to, y que syno vinieren en apuntamiento, que les talara los panes y las yervas

y porna sus guarnigiones, y que se despachara para yrse en España. El duque


de Gueldres no haze mucha cuenta desta guerra, porque el tyene byen forne-
la guerra. Anda a noche y mesón; no para
gidas las villas, y las villas burlan de
en ninguna pueden saber acá donde trasnocha. Lo que yo puedo saber
villa, ni

es quel Rey de Castilla y aun el Rey de Romanos están byen arrepentidos de


aver comengado la guerra, y no tyenen dynero, y buscan color para con sus
pueblos para dexalla; y pareceme que lo hallan razonable dezirque V. al. lie-
va pryesa para que se vaya a España; y creo yo que con esto harán alguna
tregua o apuntamiento, y con esta color se dexaran desta guerra. No hay nin-
guno que tenga esperanga que ha de salir con lo <|Lie tyene comengado; dellos
digo. VA tienpo les es tan contrario y el ynvierno no es peor. El Rey terna qua-
trocientos onbres de armas: avra en ellos mili e seysgientos de cavallo, y terna
hasta tres mili peones, buena gente, byen a cavallo y byen armados y muy
byen ataviados, tanto para vistas como para guerra.
El Rey de los Romanos tornara aqui acabada la Dyeta que fue a tener en
Colonia para tomar cargo de la guerra, sy vuiere de pasar adelante. El tyene
- 383 —
pensamiento que li;i de quedar por governador de la tierra de su hijo: acá no
lo querrán, porque no es aquello lo que desean los que goviernan. Agora creo
que podran tanto que el hijo no hará lo que quisyere el padre, y la discordia
de entre ellos esta en las manos, avnque de sus concordias ni discordias no es
de ha/er mucho cavdal, porque presto se enojan y presto se apaziguan.
De las otras cosas que V. al. manda que le escriua, hasta ver a la Reyna o
ver lo que en aquello sUgede, no ay que responder; y porque tengo acá dos co-
rreos, acorde de despachar el vno con esto y detener el otro hasta saber lo que

puedo hazer con la Reyna, y con aquel escrivire largamente lo que de alli su-
piere.
Las cartas que \'. ai. ha enbiado a Lope de Cunchillos después que esta
preso yo las he quemado con todas sus escrituras, porque como escrevi a \'. al.,

andauan buscándolas para se las tomar y yo las queme todas.


Botón es el onbre que mas desea ver concertado al Rey, su amo, con V.
al., y trabaja todo lo que a el es posible, y el Rey le tyene buena voluntad y le

da crédito. Ale dicho muchas cosas y ale dado muchas razones porque deve
estar obidiente a todo lo que V. al.Ale dicho claro el engaño que de
quisiere.
sus consejeros regibe o de algunos. No Razón seria que este sintye-
se lo niega.
se que \'^. al. esta ynformado
de su buena voluntad y obra, porquel tome mas
voluntad de continuar en lo que ha comengado.
Vo escriui a Y. al. de vn Sanpyer que esta aqui, que fue criado de la se-
ñora Reyna de Xapoles; es aragonés, el qual por averse mostrado seruidor de
\'. al. y aver avisado al Obispo y a mi de muchas cosas, don Juan le ha toma-

do tanto omezillo, quel pecador esta perdido con el Rey, \' no esta esperando
syno que vn dya le pornan en vna ])risyon, o al mejor librar le echaran de la
casa. Byen creo quel obispo de Palengia avra dicho a \'. al. deste onbre y lo
que sabe de las cosas de don Juan, y podria ser que pudiese aprouechar en al-
gund tienpo, porque de las cosas de aqui el ha entendydo asaz. Ko seria malo
que para dalle animo y para que a enxenplo de aquellos otros que están acá
vuestros suditos hiziesen lo que deuen, que supiese de V. al., que quando de
aqui le echasen que tyene plaga en vuestra casa real o en la guarda de sus
gentes darmas, que onbre es que sabrá seruir, y para en los negogios presentes,
syno van corno deseamos, puede aprouechar.
Xo quiero dexar de dezir a V. al. lo que muchas vezes he estado para es-
criuir; mas porque lo de hasta aqui no ynportava tanto como lo de agora, no lo

he escrito. Pareceme que ningund onbre puede obrar byen ninguna cosa syno
sabe byen el arte de aquella cosa que quiere hazer, y sy alguna cosa alguno
obrare no sabiendo el arte, sera ynposible acertalla, y asy ningund seruidor de
\'^. al.
podra acertar a negogiar byen ninguna cosa, porque no sabe lo que \'. al.
quiere obrar. Sy V. al. tyene confianga de sus seruidores y conoge que son per-
sonas que sabrán buscar medios para hazer dígaseles claro: yo querría
tal cosa, y querría que se guiase a tal an medios y modos para hazer lo
. . . . . .

que Y. al. mandare. Digole esto, porque en esta negogiagion yo no se lo que V.


— 384 —
al. tuüere, avntiue entyenclo lü que nic manda, \' como no se su voluntad, digo

al pie de la letra lo que me manda que diga, que por ventura sy


supie'se que

es vuestra voluntad lo que yo entyendo, diria otra cosa por donde pensarla
mas presto venir al fyn que querrya. Y sy en lo pasado quando el obispo de
Falencia vino yo supiera lo que queria V. al., por aventura las cosas estuvye-
ran en otros términos que no están. Digo esto, porque V. al. dize: Dezid a mi
hijo que venga. Sy esta es vuestra determinada voluntad, que vaya, y que vaya
solo o con la Reyna, y sin concierto o con el, yo sabré buscar modos para ello,
y sy es otra la voluntad de V. al., tanbyen se buscarían formas para estorvallo,
porque tengo deseo de seruir a Y. al. y de agertar en seruirle mucho a su con-
tentamiento, y no tengo otro fin. Y si leparege a V. al. que esto no se me deve
a mi decir, no se maraville V. al. de quel yerro que se haga, porque el que anda
ascuras no a de andar syn miedo de tropegar; y sabiendo yo vuestra voluntad,
yo podria dezir lo que \'. al. mandase que se dixese por términos que no en-
pongoñasen; mas no sabiendo yo lo que Y. al. ha gana, digo lo que manda y

por los términos que lo manda, porque pienso que, pues \^. al. lo manda, que
es aquello lo que cunple; avnque veo que en algún tienpo daña dezirse las co-
sas como de alia vyenen.
Después de todo esto escrito, hable a madama Margarita aqui en Boloduc,
que se va a su tierra y dixome que ella avia hablado con su hermano y que le
avia dicho que sy queria que ella se pusyese entre \'. al., y el. Dize que le res-
pondió: No, que vos podeys casar y tanbyen, y no quiero que tal tergero se
el

ponga entre nosotros. Y que su jDadre y su hermano le an tomado juramento


que no responderá a ningund casamiento que le muevan syn su sabiduría de-
llos, y que cree verdaderamente que los que están en torno del le traen en-

gañado y fuera de sy, y que no le dexan ni le dexaran congertarse con \'. al.,
máxime aquel que ya tengo arriba nonbrado. Dize que crea Y. al. que asy os
sera agora obidiente hija como quando mas obidiente os fue estando en vues-
tros reynos, y que ella se va a su tierra, no por otra cosa syno porque no po-
dra sufrir de ver las cosas que aqui pasan syn hablar, y hablandolas, le ha de
venir daño, que por esto ella se va a su tierra para oyllas de alia y no vellas,
pues que conoge claramente que esta es la destruycion de la casa de su herma-
no y de su padre; y que suplica a V. al. que en lo que se quisyere seruir della
se lo enbie a mandar, que lo hará con toda voluntad y amor como hija. Dixele
que porque no y va a hablar a la Reyna. Dixome: Porque no lo han estos gana.
Dixeronme que le avia dicho don Juan que para que queria yr a hablar a vna
piedra, que hahl.ir a ella o a vna piedra todo hera vno. Muchas cosas nos ha
dicho ciue por c|u¡tar prolixidad no se oscriuen.
,\symismo supimos don Pedro y yo que don Juan ha trabajado de ganar al-
gunos que están gerca de la duquesa Margarita, en espegial a vn Mi.'= Luys, al
qual donjuán le dixo estas palabras: Que sy el hazla con su ama que en todas
las cosas syguiese la voluntad del Rey, su hermano, que el baria al Rey de Cas-

tilla que le diese en aquellos reynos tan byen de comer, como al mas pringipal
- 3S5 —
lie sil casa, \' i|iii' viese, pues el sabia a Castilla, c|ue ollgio o l)enel"ii;¡u (|ncri.i,

tjiu' Rey se lo daria, y finalmente, c[iiel


desde agora el queda ganado. Súpolo la

nuijuesa y nunca mas le hablo, syendo el onbre de tiuien mas ella fyava.

de Boloduc a xv. de junio de 505.

OTRA CARTA
para el secretario A/iiiaf;aii, lurlia cu Boloduc a xv dv junio de :i.v. años.
Levóla el dicho Pedro del Canpo, correo.

Yo he trabajado hasta ai|ui c|uanto he podido porque Lope de Conchillos


no fuese maltratado, y esto he hecho con algunos mis amigos que podian algo
con el Rey, y esto hize hasta que entendy que ya podriades saber alia que
hera preso, y después he entendydo en su deliberagion diziendo quel Rey,
nuestro señor, me avia escrito sobre ello; y agora después que vinieron las
cartas de suyo he entendydo en ello mas reziamente. Paregeme que esta
alteza

el Rey de voluntad de no hazelle mal ninguno; mas no esta de voluntad de lo

soltar por agora. Yo entendy del que por su gana no le ternia alli; mas ha-
zenle hazer lo quel no quiere; quien lo haze no es malo de entender. Cierto,
don Juan comerla de sus carnes y de las vuestras, no menos de las mias, no
les daria tal sepoltura; asy que es menester quel Rey, nuestro señor, y vues-
tra merced apretes alia con el de \^ere para quel escriva que le suelten, y
tenplaos en el dezir hasta que le saques, que de otra manera yo temo su vida.

Estas cartas me escrivio agora; a la ora que esta se cierra me las truxeron. \ o
acuerdo de hazer yr a Aluaro y a todos los que acá tyene, syno vno solo, por-
que sy le soltaren, yo le haré luego yr donde no le puedan tornar a prender, o
donde no le pueden mandar matar. No he osado dezir que después de suelto
se ha de yr, porque le traerla daño, que no querrien que de acá fuese onbre
(¡ue alia supiese ni pudiese hablar; y de mi os digo que sy me diesedes ligen-
gia, que no lo diria hasta que estuviese dentro de la nao, que por tierra yo no
osarla yr. Yo trabajare por su deliberación, como lo haria por saluar mi vida;
mas alia lo aveys de hazer con el de Veré. Porque con estotro correo escri-
uire mas largo, no digo aquí nada.
Paregeme, señor, que si las cosas de Castilla están tan seguras como mos-
trays que están a los que somos seruidores, lo qual no dizen asy los que no
lo son, que se haze vn muy gran yerro en hervir tanto en la negogiac^ion, por-
que al Rey, nuestro señor, qualquier dilagion le esta byen, porque en el dis-

curso del tienpo nacen cosas que aprouechan mucho a los negogios, y a esto-

tros la breuedad o el abreviar el tienpo les esta byen; y hazer alia lo (|ue han de
— 386 —
hazer acá páreseme cjue es error grande, porque a vosotros devria bastar lo
hecho y lo dicho, y no se avia de mover partido ninguno por vuestra 'parte,
porque sv callays y no mostrays tanta negesydad de concierto como mostrays,
ellos os moverán partidos. Xo entendays esto que lo digo porque no me pare-

cería byen que se ganase tienpo, y porque no me parege byen el congierto;


pluguiese a Dios que con perder yo la vida se pudiese hazer que las cosas se
congertasen y en bien; mas digolo porque en mover vosotros partidos creen acá
que teneys negesydad y ensanchanse; y esto, avnque yo lo escriua, no lo po-
dej's asy entender como lo entyendo yo que lo veo, y creen que teneys ya
el agua a la boca. Sy conociesedes el ansya que tienen de saber lo que me es-
crevisquando vyene correo, veriades otra cosa de lo que alia se os figura; y
agora que no les he dicho nada de lo que este vltimo correo truxo, yo se
quanta pena tyenen; as}' que sy alia teneys seguridad, no hirvays, dexadlos
que muevan ellos los partidos, que de tyenes a quieres la mitad pyerdes, dizen
en Castilla; que a punto están y en tal punto los porna esta guerra, segund
tal

el tienpo les haze, que moverán partido y partidos, a todo lo que creo; y sy
otra miente sugediese, lo que agora os darán que están el agua a la boca, os
darán quando les de al tovillo. No tengays esta manera que hasta aqui se ha te-
nido de no hablar claro con los servidores, porque sy hablasedes claro, sabria
onbre guiar las que se desea, y sy esto se haze porque no tenej'S
cosas al fin

confianga, por mi digo que estays herrados, que sy yo no tuviese determinado


de morir por lo que toca al seruigio del rey don Fernando, nuestro señor,
desde la primera ora me oviera j'do, y avn no mal librado para lo de adelante
como me fue acometydo; mas porque estoy determinado, querría que sugedie-
sen las cosas como su alteza las desea,
de Boloduc a xv de junio de =;ov

OTRA CARTA
del Archiduque D. Felipe

Le Roy de Castu^le.
Chier et bon ami: en ensuyant ce qui uous auez nagair requis, nous auons
escript et requis bien instamment nostre tres chiere et tres-ames conpaigne la

royne vous donner audience et entendre ce que luy vouldriez diré de la part
de tres hauit et tres puissant prince, nostre tres chiere et bon pere le Roy don
Fernande. A quoy elle nous a fait faire respondre selon que vous auais
come plusseurs fois elle nous a requis que ne le voulssisons traueiller ne pres-
ser de par aucuns ambassadeurs, et mesmemcntc ciuelle sestoit na-
- 387 -
gaire excusee de parler a lambassadeur de Venize, nous priant estre encoré de
porter de parler a vous ou autres ambassadeurs, lescjuels, par nous entenrlues,
et considerant lostat ou quel elle cst, nauons endure la presser [)liis, douhtant
la troubler, donl vous auons bien volu aucrlir ptnir nostrc douoir vi ac<|uit, et
cer nostre dicte conpaigne eust este conseiUee de bonsoyr nous leus-
sions voulentiers vous eust fait grant plaisir. Et siet nostre seignour
qui chier et bon ami vous ait en sa sainte guarde. Escript en nostre camp a
grvtthnss le xvui ¡our de ¡uiiig lan w.' cinq.

Philippe.

Ilaneton.

(Sobre) nostre chier et bon ami le coniandador de


la Xombrille, ambassadeur de treshault et trespuissant prince nostre treschier
seigneur et bon pere le Roy don Fernande.
(Original: sello de ]3laca).

OTRA QIFRA
del rejf nuestro señor, hecha en Segouia a xxii de junio \k\. años. Iruxola
Pei'ot, correo.

Todo lo que me mar y por tierra en tres enboltorios hasta


escriuistes por
XXIX de mayo y esperando vuestra respuesta a la carta que vos es-
regeby,
criui en claro sobre el remedyo del mal tratamiento de la Reyna, mi hija, y

de sus seruidores, no proueo agora otra cosa sobre aquello, porque no puedo
creer quel Rey e archiduque, mi fijo, no lo remedie; y sy quando esta regi-
bierdes no fuere suelto Lope Cunchillos, trabajad que lo suelten, y me lo en-
byen luego. Y escriuidme de que manera se remedia todo esto, porque no re-
mediándose, no podre yo escusarme de hazer sobre ello.

OTRA CARTA
para el Rey, nuestro señor, hecha en Enveres a xxix. dejunio de d. \. años. Le-
vóla Sagredo.

Por lo que escriui con Pedro de Canpo, correo, desde Boloduc a los xv. dias

deste mes de junio, avra \'. al. entendydo lo que yo hable al Rey y lo que me
— 388 —
respomlio, y asyniisiiio avra cnlendido como yo no ose 3'r a tentar de hablar a
la Reyna syn quel Rey lo supiese, por la proybicion que tiene hecha que nin-
guno no la hable, mayormente syendo castellano y yo; y el Rey me dixo que
escriuiria a la Reyna rogándole (¡ue ella me quisyese oyr, porquel le avia pro-
metydo a su requesta della que no la hablarla ninguno mientras el no estuvie-
se alli; y porque el Rey se yva a poner su real cerca de Animega, y yo no te-
nia aparejo de estar en real, que aqui no aposenta en el a los enbaxadores,
mayormente a mi, como \^. al. aposentava en sus reales a los enbaxadores que
con el estauan, yo me vyne a Boloduc para esperar alli la respuesta quel Rey
me haria; y visto que se tardava, yo le escriui suplicándole que me mandase
responder, y que yo me yva a Bruselas. Diz que se enojo muy malamente no
tratándome byen de palabra; y mose de \"illa me dizen que con mucha furia
dixo: El Comendador avia de esperar la respuesta del Rey en Boloduc, y es
se ydo a Bruselas. Podra ser que no le salga a byen. Algo dello me escrive vn
amigo mió; por esta carta que aqui enbio lo vera V. al. Finalmente, quel Rey
me escriuio esta carta que aqui va. V. al. haga juizio asy de lo dicho primero,
como de lo que agora escrive, que yo no quiero dezir otra cosa syno la verdad
como pasa, y aun no me aseguran diziendola. Tanbyen me dixo el Rey hablan-
dole sobre estar la Reyna apartada, que no dcxan hablar a nadye con ella: Nos
maravilles porque se haga, que yo he sydo advertido que algunos quieren ha-
blarla yprocuran para saber y sentir qual esta para escrivirlo; y por esto,
lo

sy no se da lugar a que la hablen, no es malo, pues que la yntingion de los que


procuran de hablarla es mala. Asy que yo no puedo escrivir a V. al. otra cosa
de loque me mandan que le escriua syno esto que es verdad y he visto. De las
otras cosas que se dizen son muchas, y tales que yo no querría ser el escritor
dellas. Aqui enbio vna carta del confesor de la Reyna que me escriuio; por ella
podra entender como la Reyna esta y que libertad tyene y de como la hablan
sus seruidores, ni aquellos que V. al. enbiare. Dize que se están como yo las
dexe. Guando yo de alia party no entraña ninguno a do estaua la Reyna, y sy
alguno davan lugar para que entrase, hera con tal seguridad, que no podía de-
zirle nada ni podia dezir nada de lo que la Reyna le mandase syn primero de-

zillo a los que están en su guarda; asy, que segund lo quel confesor dize, no ay

mejoría. Dizen otros (jue esta alegre y gorda, y que haze muchas cosas de ves-
tir, y nunca entyende syno en mudar pyedras y perlas y guarniciones de vna

ropa en otra, y hazer sortijas y deshaijerlas, y conjurar martas y sedas y hazer


cada dya nueva ropa. Esta sola continuamente;diz que canta mucho; no tyene
persona que la syrva; ella haze todo lo que conviene a su persona, asy en ves-
tyrse como en desnudarse y en todas las otras cosas que las mugares y los
onbres an menester ayuda: no cura de reynos, ni de hijos, ni de negogios, ni

ay quien se lo hable, ni ella lo quiere oyr. Dizen vnos dos mogos de cámara
que entran a dalle la ropa que se ha de vestir, que eso que habla que les pa-
rece que lo habla byen. Esta sienpre desabrida con los (.|ue habla; muy renzi-
Uosa, iastymera. Todas estas son nuevas de ov'das. De vista, no se yo que de/ir.
- 389 -
pues no l;i vt'o. ) odos los scniidoresespañoles que con su alteza vinieron y es-
tañan acá del ]5rini;ipio de su venida, todos son ¡laryentes de Judas; nini^uno a
quedado fiel; cada vno procura como estara byen con el Rey; de la Reyna en
ninguna cosa se hazc mas cavdal que de mi, que no lo puedo mas encareger.
Olando tyenen agora, a lo
^loxica y Savastian de que parege, la fe, mas
que no osan mostrar sino que son conformes con los otros. Yo creo
gierto que harán cosa que quando no devan, y por mas rezio tengo a
Savastian byen ce fuere menester tjue mostrara lo que tyene como onbre
de byen; pero Savastian agora mas lo muestra. \ís gran peligro navegar en este
mar. Juro por mi fe que creo que no avria onbre (|ue no tenblase sy le dixesen
lo que a mi me dizen cada dya, (]ue pocos son los dias que no me condenan a

muerte; y dizen que conmigo an de tomar la posesyon de los reynos, que yo


seré el primero de quien se ha de hazer justigia. Y como quiera que por vn ca-
bo pyenso que son modos para espantarme, por otro cabo pyenso en la mali-
nidad de alguno o de algunos que me persiguen y que me querrian ver echado
en la mar, porque se sus buenas obras, que no dexo de estar con temor; mas
como yo tengo determinatlo de morir sy se ofreciere, no me espantan palabras
que me digan. Byen se que publicamente no han de hazer contra mi nada;
mas sy las cosas van de otra suerte de la que con ayuda de Dios se espera, vna
noche me han de echar en vna ribera, o que yendo por vn camino me alan-
cearan y dirán que ladrones lo hizieron, o levantarme han algund falso testimo-
nio para dar color a lo que harán contra mi.
Xuño de Gumiel es venido acá. Dizen que trae partydos movidos por V.
al., y que trae larga comisión para mover otros, sy estos no los pluguieren, y

para acebtar los que le movieren; )• según el nos a tratado soberuiamente a don
Pedro de Ayala y a mi, byen muestra que se ha fiado del lo que de nosotros
no se fia, y el asy lo ha dado a entender.
Esta carta que aqui va es la quel Key me escriuio, la qual yo guardare; por
ella vera \'. al. el escusa que haze para que yo no hable a la Reyna (l).

Yo el Rey de Castilla, &.

«Caro y buen amigo: acordándonos deso que vos nos aves poco ha dicho,
nos avernos escrito y rogado byen ynstantemente a nuestra cara e muy amada
muger la Reyna que os y entendiese eso que vos le dires de
diese avdiengia
parte del muy alto e muy poderoso Pringipe, nuestro muy amado señor y buen
padre el Rey don I'ernando; a lo qual ella nos ha hecho respuesta aquello que
vos avernos dicho, como muchas vezes ella nos ha rogado que no la quisye-
semos trabajar ni ynportunar que hablase a algunos enbaxadores, y tanbyen
que poco ha ella se ha escusado de hablar al enbaxador de Venegia, y que nos
ruega que no la hagamos hablar a vos ni a otros enbaxadores. Las quales cosas

(i) Es traducción del original en francés que va antes impreso.


— 390 -

por nos entendidas, y considerando el estado en que ella esta, no avernos po-
dydo acabar con nos de la ynportunar mas sobre ello, dubdando de la 'turbar;
lo qual vos avenios querido hazer saber por nuestro dever y descargo, y gierto,

quando nuestra dicha niuger oviese estado consejada de vos oyr, nos lo avria-
mos oydo de buena voluntad y nos avia hecho gran plazer. >

El Rev anda ]3or el ducado de (jueldres y hazeles tan mal tienpo, cjue des-

pués que salió al canpo nunca a cesado de llover. \o hazen nada, ni se espera
que liaran en este verano. Ya querrían ser quitos de la guerra si tuvyesen bue-
na color para dexalla. Dizen que esta muy gastado, que no tyenen dinero. Deve
ser asy, pues por las puertas de las yglesias y por las de las villas están pues-
tas cartas que quien quisyere conprar de las rentas del Rey que venga a su
tesoro y que se lo venderán.
os (l) esta en Colonia creo, segund he sentido que los pringipales del
vnperio de ¡untar alli dylatan con el hasta que se pase alguna parte
deste verano, porque no pueda uenir a lo de Gueldres.
Dizenie este enbaxador venegiano que esta aqui que ha hablado algunas ve-
zes con elRey y con algunos destos suyos. A sentido en ellos tener temor quel
rev de F"rangia busca de acordarse con V. al., y que temen mucho que V. al. ha
de agebtar el casamiento de la hija de Fox, por concertarse con el rey de
Frangía.
Asvmismo Feliberto Natural es partido de la corte: dezian que venia a apa-
rejar naves para en que fuese el Rey a España. No ha venido a ninguno de los

puertos, ni parege por estas tierras. Presumo que es ydo a Frangía.


de Enveres a xxix de junio de 505.

Or/iA CAUTA
para el rey nuestro señor, hecha en Enveres a x\- días julUo de D.v.años. Le-
vo/a Pei'ot, correo.

Las cartas que V. al. enbio con Perot, correo, desde Segouia, escritas a
xxni de junio, regebi en Enveres a syete de ¡ullio, y quanto toca a lo de la

Reyna y do su tratamiento, ya \ al. por las cartas que levo Pedro del Canpo,
.

que partió de aqui a xv de junio, y por las que Sagredo, correo, levo, que partió
de aqui a >cxix del dicho mes tie junio, \ al. avra entendido todas las cosas
.

(i) El Rey de Romanos?


— 391 —
de acá, y en aquello no ha ávido ninguna niejoria ni prouisyon; asy se esta
todo como primero estaua: ni mas ni menos; y el miércoles pasado, que se
contaron ix dias del mes de julio, diz que la Keyna estaua muy furiosa y con
mucha ansya demandando por el Rey, y que le dixesen donde estaua el Roy
y como estaua, y enbio por el Principe de Symay, y con mucha gana y an-
sya le pregunto esto muchas vezes; y diz que a la tarde la Reyna apuñeo y
remeso muy malamente
dos mogas que tyene en su conpañia, y echólas de la
cámara; y esa noche toda estuvo sola hasta otro dia a la misa syn persona del
mundo: y diz que los que alli estauan ninguno no osaua entrar a ella, ni entro
en aquel dia noche hasta otro dia que llamo a un mogo de cámara. Dizenme
ni

tanbyen que aquellos que están alli en su guarda que aquella noche enbiaron
a llamar algunos pringipales de la villa para aver consejo, y que estuvieron
toda la noche velando el palagio. Después ase sosegado, y asy se esta. Xo he
sabido sy tornaron aquellos seruidores o otros a la cámara.
Asvmismo me dixeron, y avn es verdad, que vn mensajero del conde de
\'reña, que se llama Bryones, es venido aqui, y dixo que traya cartas para la
Revna, y dixeronle que no se las podia dar nique primero ha-
hablarla syn
blase al Rey; y el vn dia fuese a palacio y entróse en la capilla do dizen misa
a la Rej-na, y la Reyna oye la misa desde vna ventana de vna cámara, y aquel
Bryones se puso en frente de la ventana y vido a la Reyna, y el, o deviera de
estar con proposyto de, acabada la misa, de llegar a la Reyna, o no se con que
proposyto se puso alli; finalmente, que la Reyna le vido y conogio que hera
onbre nuevo, y cerro la puerta de su cámara y fuese de alli. Diz que vinieron
a el esos que guardan a la Reyna, y dixeronle: Dezi, jvsase esto en Castilla de
entrar do esta Dixo: Lsase entrar a oyr misa a la capilla de la Reyna
:

los gentiles avian dicho que no procurasedes de hablar a la Rey-


na sy el Rey no lo mandase? Dixo: Vo no entre aqui syno a ver; yo no le he
hablado ni le he dado carta ninguna. Dixeronle: Pues uos echan en vna pri-
syon, gracia os hazen: partios luego de aqui, y vos do esta elRey, y si su alteza
mandare que veays a la Reyna, verla es, y syno no. Y asy se partió aquel.
Según me dizen los que vieron a este Briones, deve venir como el del marques
de Villena, según los ademanes haze de se encobrir, y dize que su amo el con-
de de Vreña y el duque de Medina Qidonia quedavan juntos, y dava a enten-
der que entendyendo en grandes cosas.
A lo que V. al. escriue sobre la deliberación de Lope de Cunchillos, yo lo
trabajo allende de lo que V. al. manda, como sy fuese mi hijo, por muchos res-
petos;mas paregeme que me daa el callar por respuesta. Xo le tyenen tan apre-
miado como solia; algo mas libertad tyene de andar por la fortalega con guar-
da. Vo trabajare quanto pudyere por su deliberagion.
A lo que V. al. escriue del dar del abito al tesorero, la carta de V. al. llego
a muy buen tienpo; mas avnque no llegara, tenia yo pensado de dilatallo ones-
tamente algund dia para el efeto que V. al. manda, y a pasado esto. Oy lunes
que se contaron xim de jullio, vino el tesorero Lavryn aqui y supo que estaua
— 392 —
aquí el froyle que le venia a dar el ahito, y supn i|ue estaua yo aqui, y otro
dia syn dezir nada el se partió; ni yo le vy ni el capellán tanpoco; y otro dia
Ñuño de Gumiel, que esta aqui, que se buelue a Castilla, dixo al capellán que
le paregia quel devia luego caualgar y yr tras el tesorero. Segund paregio des-
pués, fue por apartalle de mi, creyendo que syn estar yo presente le darla el
abito. Yo le dixe al capellán que no lo hiziese, porque V. al. mandaua otra
cosa, V asy el dexo de yr; mas hablando en el caso con algún amigo del teso-
rero V de Xuño de Gumiel, me dixo: Yo creo quel tesorero no ha de tomar
el habito. Yo le quise sacar el porque. Cerróse, y dixo: Yo lo pyenso y creo
c[ue ha de ser asy: Yo hago vn juizio sobre esto, el qual dyre en lo que escri-

uire del obispo de Catania; mas quiera tomarle o no el abito, no se le dará


svno como y quando V. al. manda, soltando a Lope de Cunchillos.
A lo que V. al. dize que en lo de las vistas del Rey y de V. al. no se ha-
ble, porque no es materia para agora, &, aquello no se hablo syno interlo-

quendo, no de jDroposyto, y en mi carta avra visto \'. al. (jue quando le dixe
que devia de yr que le dixe que avia de yr con la Reyna, y no el vno syn el
otro; mas byen es que V. al. sepa lo que acá se dize. El Rey a dicho al enba-
xador venegiano cjue vaya con el a España, y el enbaxador le respondió que
avia menester mandamiento de la .Señoría. El Rey le dixo que lo escriuiese,
porquel queria partir en breve. El enbaxador le dixo sy yria syn la Reyna.
Dixole que sy, que V. al. le avia escrito que sy la Reyna no estaua para poner
en camino, que se fuese syn ella y que abreviase su yda. Por otra parte se dize
publicamente que Ñuño de Gumiel vyno a soligitar su yda y a darle pryesa

por parte de V. al., y el Ñuño asy lo publica, y avn el Rey me dixo a mi que
tenia ligengia de V. al. para yr syn la Reyna; \^ con esto hazen demostragio-
nes de querer partyr para alia, y enbian a hazer muestra de aparejar cosas para
su partyda y con mucha pryesa; asy que lo que yo hable fue quando
como dicho tengo; mas no para que se pudiese presumir que lo dezia yo por
parte de V. al. Esto otro se dize publico. V. al. sabe la verdad.
Asymismo se dize publicamente lo que escriui a V. al. que dezian que
traya Ñuño de Gumiel, y el asy lo confiesa, y dize que lleva grandes cosas en
respuesta. Esto se publica entre estos sus parientes, que a mi no me ha visto
ni hablado antes. Oy
que se escriuio esta, veniendo de misa el freyle, venia
comigo, encontramos en vna calle, y el se quisyera tornar, mas no fue a tien-
le

po, y paso por mi muy apriesa y muy turbado, perdida la color, y dixome:
Mantenga Dios, señor, y paso tan rezio, f|ue vo pense ([ue algún mal tenia. Yo
le dixe: Tesorero, seays byen venido. .Asy que destam añera me hablo. \ o

pregunte a vn su paryente: Oue es esto que haze Ñuño de (jimiielí üixo: No


lo se; quiga el a visto en su amo que no avra plazer ([ue os hable.

Lo que yo escriui del obispo de Catania es asy y paso asy como yo lo es-
criui a V. al., y el agebto la yda de Roma. Verdad es quel me ha dicho que

no le dixeron a que ni a que no le enbiauan; mas túvose tal manera por algu-
nos rodeos (jue le dixeron que hera byen que fuosi- primero a Castilla, y que
- 393 —
después de allí so partiría ael loriiaria acá luego, y el harto corr\'do se tomo

lliiijendo t|ue le pla/ia; mas yo afirmo t|ue le peso y que le pesa de jTse; mas
la ne(,-esydad le a ecluulo de acá, y créame V. al. i|ue sy el hallara manera

para ])oderse sostener, tiue no lucra a Castilla hasta cjue el Rey fuera; y i|uaii-
do el escriuio esa carta a Alma<;an que \ . al. dize, el estaua ya tan al cabo de
no aver hallado remedio, c]ue no podia mas; y, cierto,yva me han dicho cpiel

a estos dos efetos: a que el Papa no |3roueyese de ninguna dynidad a suplica-


(;¡iin de V. al., \' l;i otra a i.|ue declarase que la administragion de las Horde-

nes hera congedida a los reyes de Castilla, y ipie atiuel cpie sugediese en el

reyno se entendiese (¡ue avia de ser el administrador; y de aquí congeturo


([lie sy Gerónimo Lavrin no tomara el no nage de otra fuente syno
ahito, t|ue

de esta de dezir: sy nosotros suplicamos Papa por esta declaragion, y agora


al

consentimos que este tome el abito, sera contradezirnos; no le tome. Yo esto


sospeclioso sy es verdad quel no le toma. De ser este el cargo ijuel Obispo avia
de Roma mucho me lo han
llevar a certificado, y luego que despidyeron a el,
determinaron de enbiar a Roma vn prouoste que es presydente del consejo en
Malinas, y a otro cavallero, y el dia que yo party de Boloduc para venir a lín-
veres estañan ellos con el chanciller, t|ue j^van para ser despachados, y yo es-
criui al chanciller diziendole que yo tenia vna pendengia en Roma y que avia
menester favor del Rey para alia; que le rogava me escriuiese sy los enbaxa-
dores quel Rey enbiaua a Roma sy heran partidos, porque sy fuesen partidos,
suplicarla al Rey que les escriuiese que oviesen mis cosas en Roma por enco-

mendadas, y S3' no heran partidos, le suplicaría que se lo mandase. Xo me res-


pondió a esto nada, avnque me respondió a todo lo otro que le escriuia. Byen
creo que lo encobriran de mi; mas yo he sabido que hasta agora no son ]iar-

tydos;mas todavía están elegidos para yr. üuando yo veré que querrán ])artir,
yo diré al Rey lo que V. al. manda.
Don Pedro de Guevara es partido para alia. Creo c|ue va en conpañía del
( )bispo, y va por la mar. Anme
mart|ues de \'¡llena y
dicho c[ue va a hablar al

avn a don Alonso, su hermano, y a otros Grandes, y hazen acá mucho cavdal
de la parentela de don Diego para en la montaña y \'yzcaya. Xo se gierto a
cjue vaya; se giertoque va por consejo de don Juan, y que el a hablado acá
byen sueltamente en las cosas de V. al.
Don .\kiaro )sor¡o, primo del obispo de Catania, tanbyen va alia enbiado
(

por el Rey. Es vña y carne de donjuán. Ase escondido de mí. Aquí dizen que
va a hablar al marques de Astorga y a otros Grandes, porque el acá a dicho
que puede mucho en Castilla, en espegial en Galligia, y que tyene fortalezas
con que puede seruir. Alia va. Mírenle a las manos.
Hernán Gómez de Avila es venido aquí; no le he visto: dizenme que dize
maravillas, asy en su perjuyzio como en |3er¡uvzío de otros; no muestra en sus
palabras, según dizen los que le an oydo, que moryra por vuestro seruigio.
Bravea mucho mas; sy plaze a Dios, el sera manso antes de c|uatro meses.
K\ Rey a tomado en Gueldres la villa de Arnalt y otras tres vílletas que
50
— 394 —
son s ijelas ;u|uella. \'ino el Rey do Romanos desde Colonia toma de
]iara la

a(|nclla villa, v bat\'eron nui\' li\'en la muralla con el artilleria, v quando ([iii-
syoron conhatyr, dieronsele; reíjihiolos a partido, v el dia tpiel Rey entro en
la villa el Rey de Romanos se torno para Colonia. Créese <|ue no verna
de alli
hasta aver acabado la dyeta í\uc con
Ynperio tj'ene. laze
los l'ringipes del 1

tan mal tien|)o que nunca dexa de llover, y frió, (|ue no parege syno el mes de
otuhre. Dizenme que andan en tratos con el duque de Gueldres. Creen que
avra algund apuntamiento, y sy no lo oviere, no creen que podran por este
verano hazer mas de lo hecho, syno a\- alguna traygion en las villas.
l)e lo que \ al. escriue que a mi toca, no me puede venir cosa que yo no
.

la sufra, y con buena cara por seniir a V. Como quiera que me traten,
al. ni

buen tratamiento me enloquegera, ni el malo me abatyra; con igual coragon se


sufrirá todo.
Sy a Lope de Cunchillos soltaren, yo le haré luego entrar en vna nao, por-
(|Lie no ayan lugar de mudar consejo, que por tierra no le sera seguro el ca-
mino, ¡lorque, gierto, no cpierrian t|ue ninguno fuese ele acá que pudiese ser
alia testigo de la verdad.
.-\symismo he sentido que este freyle que acá es venido, sy acá le regiben
por capellán, que moraría acá hasta tjue el Rey y la Reyna fuesen, porque en
estos pocos dias a visto de la manera que esta la l'íeyna, y a entendido algo.
Vea V. al. sy manda que acallando aqui, o no (pieriendo tomar el abito Geróni-
mo Lavryn, se yra, o sy quedara sy quisyere quedar, o sy le quisyesen recebir.
Estas armas enbio a \". al. para (|ue por ellas vea la mincion t|ue se haze
de Reyna, y de esta manera esta el sello, y no dize la letra otra cosa syno
la

don l'clipe, &; de la Reyna no se haze mingion, y asy es en todas ¡as otras
cosas.
.\ madama Margarita an hecho detener en
la tierra del Rey, que ya ella

se yva de camino para su tierra, y esta detenida en el postrer lugar desta pro-
uingia. .\o se la cavsa porque se detyene, syno que a dicho que quiere tornar
a ver a la Reyna y a sus sobrinos los Vnfantes.
FA Pringipe esta malo de calenturas; dizen c|ue esta algo mejor; mas no
guarido del todo. Las Ynfantas están muy buenas. Todos aquellos lugares son
entredichos para mi. \o voy a Bruselas do esta la Re\na, ni a Malinas do es-
tan los Ynfantes.
Moxica y Sabastian de Olano están en Bruselas; ni los habla nadye, ni ellos
hablan a ningimo; paregen descomulgados; no me osan escriuir, ni yo no los
escriño, porque syenpre tyenen las espias engima, y sy alguno mió va a Bru-
selas, jamas se parte vno del hasta yo puedo escriuir, ni
cjue se parte; y asy ni

ellosme osan escriuir, y los espias son castellanos, un Pedro de Rada y otro
Garavito y otro Hernando de lellin, que son reposteros de camas; y todos los
I

mogos de cámara y elcamarero todos son esjjias para los que syenten que son
seruidores de V. al. Están tan aflijidos Mo.\ica y Savastian, que sy ellos osa-
sen, va serian vdos a Castilla, mas no osan tentallo.
— 395 —
^ 11 nii' |Mi1irr hii-oi) p.iiM üiiliiiluc, por estar mas i^iTca del Rcn', o para ha-
blarle s\' |)uil\ci-i' pasar.
Sy [lor caso el Rey tjiiisvere partir para C astilla s\ii la Keyíia, eomo di/en
(¡uc lo c[uiere hazer, cjue manila V. al. (\w liaga o diga en tal caso? ponjue
si \'. al. no me escrive i|ue haga o ipie diga, yo no haré otra cosa (¡Lie escri-

iiillo a \'. al. con corroo bolante.


de l'lnveres a xv de jullio de 505-

0-rM.l CARTA
de ¿os Reyes al embajador Gutierre, (i)

Vi que me escrevistes hasta


lo de y primeramente lo
que vos que envié a mover, pues salreey Principe, mi fijo, con Ñuño
de (jumiel no mas al si, porque asi porque hasta hoy yo no le he movido cosa
ninguna ni lo entiendo de mover, porcjue sienpre me ha parecido que lo cjue
mas conviene a mi y al bien de nuestros reinos es esperar que de alia me mue-
van cosas, y yo sienpre he dicho que si la Reina, mi fija, esta sana para poder
gobernar, que viniendo at]ua, a ella pertenece la gobernación, y juntamente con
ella a el,y que en tal caso yo les ayudare como buen padre; mas que si la
Reina, mi fija, no esta sana para poder gobernar, como parece que ellos lo ma-
nifiestan por lo que de ella han dicho y por la manera como la tienen, que en
tal caso a mi me pertenece la gobernación, y este es el caso que yo hasta hoy
he movido. Alose de me movió cosas por medio del embaja-
dor del Rey de Romanos, y después ellos anbos me sobrello. Yo quise
saber si me lo decian de parte del Rey Principe [Respondieron ?]

me que no, si no de suyo. Dijeles que quando me fablasen de parte del Rey y
Principe, que yo y a esta causa mose de
les responderla, envió a Xuño
de (lumiel honbre de quien el y su amo mucho confian, diz que a co-
municar el pensamiento suyo y del dicho embajador al Rey, mi fijo, y a procu-
rar que le diese comisión para moverme, pues que si yo hubiera de enviar a
mover cosas, claro esta que no las había de enviar a mover con otro, estando

ahi vos y don Pedro, sino con vosotros, y muchos con Xuño de (lumiel,
siendo quien es; y bien quisiera cpie particularmente me escribierades todo lo

(2) Esta carta, toda en ciñ'a, tiene grupos convenidos para nombres propios, etc., cuya
clave no posee. Esto explica los claros. Algunas palabras no forman sentido, sin que
me explique la causa, pues están fielmente transcritas según la clave general de letras.
Van de cursiva.
— 396 —
que alia sentistes de lo (¡ue el llevo y fablo y negociu, (lueaunque ellos aqiia
clan color a su ¡da i[ue es para (|ue me |iudiesen mover cosas, yo he sospecha-
do que el fue con los que aqua mose de trabaja de tener con
unos y con otros. Si venido el dicho Ñuño me movieren cos;íS quales cunple
para mi y para el bien de nu(>stros reinos, yo os lo haré saber y vos avisare de
mi intención y voluntad cerca de lo que me movieren si tal cosa fuere; pero
según lo que hasta agora siento, no veo que se pongan en camino que cunpla
albien de nuestros reinos; y porque como decis, podáis cerca de esta materia
claramente [conocer?] mi intención y deseo, sabed que yo, mirando U.i que he
visto del Rey y Principe, y lo que vosotros me habéis escrito del poco amor
que tiene a mi e a estos reinos, y de ser tan gobernado y mudable, y viendo la
condición y manera de su consejo, y biendo de otra parte que no hay en que
hacer fundamento en la Reina, mi fija, estando como esta, y conociendo que
por las dichas cosas de su venida de ellos aqua no se podria seguir bien nin-
guno a nuestros reinos, y que della se podria seguir mucha confusión y revuel-
tas V daños, deseando escusarlos, y deseando como mi propia vida el bien y
conservación de nuestros reinos, pareceme que, si nuestro Señor dello fuese
servido y le pluguiese de lo encaminar asi, lo mejor seria que ellos se estuvie-

sen holgando y que enviasen atpia al Principe don Carlos, mi nieto, para
alia,

que yo le hiciese criar aqua y t|ue supiese la lengua y costunbres y conociese


las gentes de aqua y se criase en y en toda buena enseñanza para
que quando fuese de edad de años a lo menos, como dice el testamento de
. . .

la Reina que esta en gloria, fuese enseñado y tuviese habilidatl para poder go-

bernar; y desta manera, con la ayuda de nuestro Señor, conservarse hian sien-
pre estos reinos en paz y prosperidad, y estarla segura la sucesión dellos, y
asino entrarían estrangeros en la gobernación dellos, y todo estarla
naturales; y esta fue tanbien la intención y deseo de la Reina, que esta en glo-
ria; y quedando alia para sienpre el Rey e la Reina, yo seria contento de les

dar todo lo que buenamente se les pudiese dar de lo de aqua; y por esto vues-
tro medio sea no tlar priesa en la venida, ni tratar en ella, antes si allasedes
lugar para estorvarla, lo habéis de hazer, no mostrando por via directa ni in-
directa cjue queremos estorvarla; pero mirad que cosa desto no la sienta la
tierra, c[ue solamente la digo |ior (|ue sepáis (¡ue es esto lo que a mi me ])a-

rece mejor, y porque estéis sobre aviso que, si viniese tal coyuntura, guiéis
las cosas a este medio; mas pareceme que no habiades de entrar en ello de

en sino si otra negociación se moviere, andar por ella hasta tanto


veáis tienpo y coyimtnra en qu<' esto se ])ueda encaminar, o si el caso lo tru-

jiese cjue a todo mi que maslisto es lo el convernia, y si andando


tienpo, y los paresciese otra cosa que fuese mejor para el bien destos
reinos, tanbien holgariii yo dello, que mi medio y deseo es C|ue con el ayuda
de nuestro Señor acertásemos en lo mejor. A el plega de lo guiar como sabe
cjue mas cunple para el bien de estos reinos.
\í\ Rey y Principe escribió por sus ])ostas que lomo la j)la/a de .Arnall
— 397 —
del ducado de Gueldres. Vo le he respondido por carta mia que le envié por
las mismas postas, que he haviilo de ello mucho placer, y que yo le ruego c|ue
me faga saber el cjue habrá dado en la dicha enpresa con la nueva de

la toma lU- la dicha villa: han publicado aqui los flamencos que el Rey y Prin-

cipo do alia para aipia mediado en todo caso por la mar, y


pori|ue cunple mucho que yo sea avisado de lo cierto de esto, mirad o disi-
muladamente si es verilad que hacen aparejo de para venir, y si piensa
venir el Rey y Principe solo o con la Reina, mi fija; y cuando creéis que .; . . .

y en viendo o teniendo certenidad que aparejan para venir, o sabiendo


cualquiera otra cosa cierta de su venida, hacédmelo saber con correo volante;
y aunque otra vez no vos lo escriba, estad sienpre en ello sobre aviso para
hacérmelo saber a mucha priesa. V porque podria ser que en tal caso tomaren
alia nuestros correos para que no me pudiesedes avisar, ved si tenéis alli algún

amigo mercader que sea ho\' el por cuya mano en tal caso me aviséis, sin que
el sepa la causa, de manera que por una via o por otra yo sea avisado dello

antes quel Rey y Principe parta de alia. Y en tal caso escrebidme si trae gente
de guerra de alia, y que tanta, o como viene, y todo lo que mas supieredes
cerca dello, para que, según viniere, asi provea yo aqua lo que viere que con-
viene; y escribidme el medio que ha habido la guerra de Gueldres, y todo lo
de alia: y todavía procurad la deliberación de Lope Cunchillos en la ma-
nera que mejor vos pareciere. Mose de \'ere no me ha dicho sobre ello cosa
que los excuse de haberlo prendido, ni que justifique su prisión; mas dice que
el Rey Principe satisfará en esto a mi voluntad.


Del PLspinar de Segovia a xxvii de Julio de dv. -(Rubrica del Roy, prece-
dida de la inicial de la Reina. —
Rubrica de .\lmagan). (Cifra). —

OTRA CARTA
de Friiy 'Juan de Enguera al embajador.

Mu\' magnifico e mas virtuoso señor: Hoy llego este correo que esta ....
dos leguas desta y por negociar y saber lo que
villa, el cristianísimo
rey de Francia negociaba, no pude luego espedir este correo.
Sepa Vm. como hoy dicho Rey ha expedido un matre de hotel de su casa
por enbaxador paral Rey de Romanos y archiduque sobre cosas tocantes al Rey,
nuestro señor, especialmente que tomara cargo de velar amigablemente en-
tre el Rey, nuestro señor, e dicho archiduque quien dellos tiene justicia, e si
larchiduque lo tuuiere al rey cristianísimo de Francia por sospechoso, que el

Rey, nuestro señor, sera contento que sea juhez junto con dicho cristianísimo
Rey el rey de Inglaterra, la qual cosa le parece muy razonable e justificada a
— 398 —
ilkho Rey. Vo, señor, os escriuire con dicho cnhaxador, (|ue mañana parte,
el t|iial vos mostrara todas las instrucciones que el leua para dezir a lo» dichos
Rey (le Romanos e archiduque que asy lo tiene prometido. Yo ya las tengo
vistas.

Mas tengo concertado con voluntad del Rey, nuestro señor, con dicho ma-
tre dothel que alguna cosa de inportancia ocorrendo, e no tuuiendo vos, se-
ñor, ciM-reo presto, deys y screuays a dicho Rey, nuestro señor, e dad las car-
tas a dicho enbaxador, y el enbiarlas ha en el pliego del rey cristianísimo de
l-"rancia para que las me den, e yo las enbiare a su alteza con correo volante.
Acá no hay nueuas, saluo que el martes se viene la Corte de modo para esta
villa.

Guarde y prosiiere Dios vuestra magnifica merced como desea. De Bles


a V de Septiembre a v hores 1505.
Al seruicio e mandar de vuestra merced muy presto.

Fray Johan Enguera.

(Autógrafa).

(Sobre). Al muy magnifico y mas virtuoso señor el senyor Comendador


de la Menbrilla, enbaxador del rey despaña e dos sicilias, &, nuestro sénior.

OTRA giFRA
de sus altezas, hecha en Granada a m. de otnbre de 5. Trnxo/a el dicho Sa-
linas.

Vymos que nos escriuistes sobre las cosas de


todo lo y plugonos la po- . . .

rrogagion que se hizo dela yda de la Pringesa de Gales para san Juan Bautista

que primero verna, porque no aya de yr en tienpo peligroso, como entrante el


ynvierno, y como quier que antes de regebir vuestras letras aviamos escrito por
acá sobre ello al Rey de Inglaterra, enbiamos aqui la escritura que enbiastes
vos syn mudar cosa della, firmada de nuestras manos, e sellada con nuestro
sello. Enbiadgela luego a buen recabdo. Asymismo vos enbiamos aqui traslado
de lo que escriuimos al dotor de Puebla, que procure con el Rey de Inglaterra
presydente, en llegando este mensajero enbieys al dicho dotor de Puebla vn
enboltíjrio de cartas nuestro cjue aqui va ]5ara el de la Pringesa
hechas a porque por no le tener no c[ue ilel matrimonio
escriuimos que se haga y le escri ninguna manera diziendole cjue deve
mucho trabajar diligengia en acabar esto c[ue le enbiamos a mandar
en que procure .... Rey de Inglaterra y tpie no devc algar la mano dello; y
— 399 —
Iri'l.inlo, vos entended en \o (|iie os onlihimos a mandar (|iie pmciircvs solire
l;i venida tic los Prin(;i|5es, y si vieixlos cine se dilatan de hazer las dichas co-
sas que escrevimos al dicho dotor, especialmente lo del matrimonio por pala-
bras de presente, en tal caso, no liaziendo vos a\' falta para acabar lo que vos
avenios escrito agerca de la venida de los Pringipes, llegueys a Inglaterra, y
juntamente con el dicho dotor, o syn el, como vyerdes que conven<^a para el

hyen del negogio, procureys con el dicho Rey de Inglaterra todas las cosas
contenidas en la dicha carta que escriuimos al dicho dotor, v as\' vos manda-
mos lo hagays; y en caso cpie vays alia, no algeys la mano delhj hasta avei-
nos enhiado el despacho negesario sobre ello; y en las otras cosas c|ue os avia-
mos mandado que procurasedes con el dicho Rey de Inglaterra, ])or agora no
hableys ninguna cosa.
De Granada a iii de otubre de í. años.

077ÍA CARTA
n'spULSta qucl Rey, nuestro señor, dio a viose de Ve^r en respuesta de otras
i
cosas que le dixo de parte del Rey don Felipe ( ").

Yo hable al Rey lo que \'. al. me escriuio, y le ley la escritura tpie \'. al.

me enbio en respuesta de la suya; a lo qual su alteza responde i]ue ha ávido


mucho que venian presto \". al. y la Reyna, su hija, junta-
plazer de saber
mente, ]ior(]ue esto es lo que su alteza mucho desea y lo que ha procurado y
procura desde antes que la Reyna, que gloria aya, muriese, dando ¡iryesa a
y. al. y a la Revna, su hija, ]5ara que os aparejasedes para ¡lartir y venir acá,
y que sera para su alteza mucho descanso y alegría la venida de anbos junta-
mente, como \'. al. lo
y que demás de quererlo asy la razón, es nege-
escriue;
sario, pues que V. al. no se podría entremeter en la governacion destos rey-

nos syn que primero, con la presengia acá de la Reyna, oviese de ser mani-
fiesto V constar de su salud; y asymismo, syendo ella, como es, la señora pro-

pietaria, segund y antigua costunbre destos reynos, a ella pcrtenege


las leves

pringípalmente la governagion, y a \^. al. como su legitimo marydo; y que eso


mismo avían de aver jurado anbos a todo el reyno de les guardar las leyes y
costunbres del y otras cosas que se requieren, antes que \' al. pueda entre- .

meterse en la governacion, como acá vera, y como se hizo con su alteza quan-
do sugedíeron en estos reynos el y la Rex'na, que gloria aya.
üuanto a la venida de \^. al. por Frangia o por mar, di/e su alte/a que para

(i) Sin fecha (1505?).


— 400 —
venir por Frnngia nunca clara su voto en ninouna manera, por ¡lareger a su
alteza que aquel camino no es seguro, ni cunple a vuestra honrra; y ique de-
mas desto, ya vee V. al. la ofensa que en ello a el se le haria y a todos estos
reynos, estando de manera que están con Frangía, y aviendo pasado lo que
la

ha pasado entre ellos y los franceses; y que mire V. al. lo que todo el mundo
ternia que dezir, y como lo juzgarían para confirmar las cosas pasadas; y que
de otra manera aveys de mirar agora que soys Reyes de Castilla en las segu-
ridades de vuestras reales personas y de vuestra honrra y en las otras gircuns-
tangias que ay en esto, que no antes que fuesedes Reyes; pero cpie quando
V. al. que en vuestra mano esta, que su alteza cun-
otra cosa quisyere hazer,
ple con averos dicho su pareger y lo que a la honrra y al hyen de todos con-
vyene.
Enlo que V. al. dize gerca de la salud o enfermedad de la Reyna, dize su

alteza que nuestro Seiior es testigo que ninguna cosa de las del mundo desea
su alteza tanto con la voluntad y con el coragon y con el anima como ver sana
a la Reyna, su hija, para que pueda governar estos sus reynos, como lo quie-
ren las leyes y antigua costunbre dellos, y V. al. juntamente con ella, que esto
daria tanta alegría y contentamiento a su alteza, que no podria ser mayor; y
que esto deve hyen creer V. al., pues que, demás de serle su leal padre, es ella
y V. en quien quedan y han de quedar todos los reynos y señoríos que sus
al.

altezas en tantos añosy con tantos trabajos han conseruado y acrecentado y


trabajado de byen governar, a los quales su alteza tanto ama como a obra ree-
dificada y acregentada por sus manos, y desea que gozeys de todo ello con
mucha paz y prosperidad, y c|ue todo se conserve para vosotros y para vues-
tros hijos; y que esto es en lo c[ue su alteza ha trabajado y trabaja, y no en
querer cosa de lo vuestro, syno que en el dicho caso de estar la Reyna sana,
ella, como Reyna y señora propietaria, y V. al., como su legitimo marydo,

juntamente governeys vuestros reynos, y que en este caso su alteza os ayu-


dara como verdadero padre de muy buena voluntad.
Pero dize que sy la Reyna, su hija, esta enferma, como parege por las yn-
formaciones que V. al. enbio de tales cosas que concluya \'. al. que a la hon-
rra de todos convenia ponerla en vna casa o fortaleza donde estuuiese aparta-
da, y parege que desde entonges acá la ha tenido y tyene V. al. de manera que
ninguno de sus naturales syn licengia de V. al. no la sirue ni la habla ni la vee;

y allende desto, syendo ella la señora propietaria destos reynos a ([uien perte-
nege entender en las cosas del estado de ellos y en todos los otros negogios
tocantes a estos reynos, segund las leyes y antigua costunbre dellos, como ve-
reys, plaziendo a Dios, al tienpo que acá vinierdes, no haziendo \^. al. ni ha-
viendo mas memoria della que sy no fuese en el mundo, (pie por todas estas
cosas y otras no parege que, después de las dichas ynformagiones que Y. al.
enbio, aya tenido mejoría en su salud, y que en este caso, pues de derecho y
de ley destos reynos, y por el testamento de la Reyna, que gloria aya, de jus-
tigia pertenege a su alteza, como a |)adre della, la cura y administragion des-
— 401 —
tos reynos, como y no ay letrado en todos estos reynos y
lo tyoneri jurado,
fuera dellos en toda líspaña que no ten^ja esto por cosa muy clara y muy de-
terminada, y tjue no tyene iluda ninguna en derecho, que as)' como en el pri-
mero caso su alteza se justifica y no quiere cosa de lo que os pertenege, como
ya tyene escrito, que asy en este segundo caso es razón que V. al. se justifi.
(jue en no contradezir lo que la justigia quiere, porque esto no es razón que
haga con nadye, y mucho menos con padre que tanto desea vuestro
\'. al. lo

bycn; mayormente i|uc ya \'. al. vec cuie su alteza, por lo que le obliga lo cjue
lleve a Dios e a su congiengia y a su honrra, no podria, avnquc quisyese, dexar
de hazer en esto lo que es obligado, syn hazer mucha ofensa a IMos v a su
congiengia y a su honrra, y syn hazer gran poquedad y cosa muy fea, la qual,

pues, a Dios gragias, su alteza nunca hizo, no deve querer V. al. que lahaga
agora en su postrimería; y que conformarse V. al. en este caso con lo que la
justigia quiere, no seria perderlo, como dize, que antes seria conservar lo que
es y ha de ser de su muger y suyo \' de sus hijos por el camino dicho, y como
Dios y la justigia lo quieren: y que sy \'. al. tomase otro camino, lo que no
podria creer, que a su alteza le pesaría en el alma mas que de ninguna cosa
del mundo: pero que haziendo su alteza lo que Dios y la justigia y la congien-
gia y la honrra le obligan en este caso, quedaría descargado ante Dios y ante
el mundo de todo lo que dello pudiese sugeder; y que todavía ruega a \'. al.
muy afetuosamente que \'. al. quiera en esto justificarse como su alteza se
y no quiera contra justigia poner desamor } discordia dontle ay y
justifica,

desea su alteza que ava tanto amor v concordia como el debtlo y la razón lo
requiere.
A lo que \'. al. dize, o yo de su parte he dicho sobre las cosas de Frangía,
díze su alteza que pues en aquello hasta aquí vee las cosas contrarias, ya vee
\'. al. como le podran satisfazer las palabras; pero que todavía espera que V.
al. mirara y hará en esto lo que cunple al byen de toda la casa, pues tanto os
toca en honrra v en vnterese: v, en fin, <\\ze su alteza que svenpre vereys y
conocereys del amor y obras de muy verdadero padre, como es])era y tyene
creydo que \'. al. le sera verdailero hijo.

LO QUE DIXO MOXE DE VERÉ


al Rey, nuestro señor, y lo que le respondió que escriuiese al Rey don Felipe.

Vo dixe al Rey que traya ciertas ynstrugiones de \'. al. para hablar a su al-

teza, y que V. al. me escriuio al camino con Hoz que no hablase nada de aque-
llo, syno sobre lo que después de yo partido se avia hablado a \' al., y díxe- .
— 402 —
le todo lo quel oliispo de Falencia hablo a \'. al., \- que después de aver dicho
esto el ()his])0, el Rey le avia dicho cfue
llego alia Ia(|iies y dixo a V. al. como
el no deseava otra cosa y la Reyna syno que
viniesedes \'. al.
acá, \' i|ue en

viniendo, sy vos ciueriades que el governase con vosotros, que el lo haria, y


syno, t|ue se yria á sus reynos de Aragón; lo qual paregio ser muy d\'ferente
de lo i|uel ( Miispo avia dicho; y <[ue con estotro ])ostrero se alegro mucho W
al., y (_le lo primero le pesava, y (¡ue V. al. queria saber de la misma boca del
Rey qual destas dos cosas dezia su alteza, y que lo escriuiese a V. al., porque
sabido esto, V. al. resjionderia, y que mirando su alteza por vuestra honrra, V.
al. lo haria conel como buen hijo con su buen padre.

El Rey me respondió que V. al. le ha escrito como me enbiaua acá con


cargo de la negogiagion para c]ue le hablase claramente y se hiziese acá la ne-
gogiagion, y que su alteza avia ávido mucho
plazer dello, y que p<ir eso avia
enbiado a mandar a los enbaxadores que están alia que todos se viniesen syno

vno que cjuedase con V^. al.; y que su alteza avia mirado por la honrra de \'.
al. y de la Reyna, byen como padre que havia hecho lo que no hay memoria

que nunca Rey mismo dya que la Reyna murió salió a la plaga y
hiziese, quel

se quito el mismoRey de Castilla, y se desconpuso por darlo \-


el tytulo de
conponer y honrrar a V. al. y a la Reyna, y la hizo jurar a ella por Reyna y
señora ])rü|)ietaria v legitima sugesora destos reynos, v a V. al. ])ni- Rey, como
a su legitimo marido.
\' quanto a )liispo, dixo su alteza que la Reyna, que
la negogiagion del (

gloria aya, estando mala, temiendo que sy Dios della hordenase no oviese al-
guna tlyferengia entre V. al. y la suya, y deseando (¡ue no la oviese, movió
aquella negociagion ele Ñapóles que el Obispo llevaua; y tjue su alteza como

veva Reyna asy doliente y congoxada, y viendo que aquello deseava tan-
a la
to, |)<ir non la desconplazer en tal lienpo, y creyendo que a(|uello seria cavsa de

darle salud y alargarle la vida, que hera lo quel mas deseava, y como la Rey-
na dyo tanta ]iriesa a la \-da del dicho Obispo, su alteza dio lugar a tjue lo leva-
se, pero su alteza como no lo tenia en voluntad (.'), avia escrito solo syn la Reyna

a \^ al. y a la Rex'na, su hija, haziendoles saber como la dolengia de la Reyna,


que gloria aya, se agravaua, para cjue se aparejasen para venir acá en avyen-
do su aviso, si nuestro Señor dis])usyese de la Reyna; y cjue esto mismo torno
a escrinir dos o tres vezes después de p;irtido el dicho Obispo; y en miu'yendo
la Reyna, (jue gloria aya, escriuio al dicho Obispo para que hablase y procura-
se la venida de V. al. y de la Reyna; y cpic creyenflo que vernian luego, en las
jirimeras letras no escriuio al dicho 'bispo ipie no hablase en la negogiagion
<

que la Reyna avia movido, ni le paregia que hera negesario escriuirio, |)ues
que a(|uella avia sydo movida por la Reyna, y muerta ella, las cosas estañan
mudadas, y que con la ])riesa que su alteza dava en la venida de V. al. y de la
Reyna, gesava aeiuella negogiagion; pero t|ue luego después, vyendo que V ais. .

se detenían y no ])artian, escriuio al dicho Obispo que no la moviese ni habla-


se en ella, syno c|ue el correo no alcango antes que el la hablase, y cpie la ver-
— 403 —
clíul es cjue el no estaua n¡ esta en ai|uella nojj<n;iai,-iun, ijue avnqii'' el quiere
para V. al. y para la y para el I'ringipe don Carlos, su nieto,
Reyna, su hija,

el reyno de Xapoles y todos los otros reynos y señoríos suyos, pero c|ue en su
vida no cpiiere despojarse de lo suyo, syno conservároslo y avn mejorarlo esto
y totlo lo que su alteza tyene.

Kn la otra nes^ogiai^ion me dixo su alteza que el no dixo las ¡Jalahras que


jaques dixo, que se yria a Aragón; pero que su deseo es c|ue al. y la Reyna
V.
juntamente vengays acá, y que el, conformándose con lo ([ue Dios y la justiíjia
c[uiere, dize (|ue o la Reyna, su hija, esta sana, o enferma: (¡ue sy esta sana para
governar, que en este caso no plega a Dyos ([ue el vos ynpida a anbos la go-
vernagion de vuestros reynos, que no se pornia en cosa ynjusta contra nailye,
quanto menos contra sus hijos, (|ue antes como buen padre entyende de ayu-
daros y consejaros y hazer todo lo que en el fuere; y que por esto su alteza ha
deseado y desea la venida acá de la Reyna y de Y. al., para cjue asy como
hasta atjui ha constado de la enfermedad della por lo ipie \ al. largamente .

escriuio y enbio a ynformar, ansy con su venida y presengia, constando de lo


contrario y pareciendo como esta sana, podays tomar anbos y ailministrar vues-
tros reynos; pero cjue en caso que la Reyna este enferma, pues cjue no sola-
mente las leyes destos reynos, mas todos los derechos ipiieren (|ue el marido
no pueda governar ni administrar, v el padre en tal caso es legitimo governador
y administrador, como estos reynos lo tyenen jurado, que su alteza esta deter-
minado de tener la dicha governagion, según el derecho se la da; y que asy co-
mo en el vn caso el quiere y ha plazer que V. al. Reyna tengays todo lo
y la

que os pertenege, que asy es razón que en este segundo caso \^. al. quiera v
aya plazer que el tenga lo quel derecho le da, que esto que es querer cada vno

lo que le pertenece es cosa que se guarda y lleve guardar entre amigos, C|uan-

to mas entre padres y hijos; que queriendo como el quiere todo lo suyo para
\'. al., no deve cjuerer V. al. que en su vida dexe lo que le pertenege, ni que
ante Dios y ante el mundo regibiese el tal verguenga e ynfamia; y cjue guar-

dándose esto de vna parte a otra, en todo lo otro el fara por \'. al. como buen
[jadre con su verdadero hijo, con tanto amor que no pueda ser ma\or.
Y porque yo le avia dicho que t]uando el (^bis]>o hablo con \'. al. que la
Reyna no estaua buena, que V. al. lo syntio mucho, su alteza me dixo quel
Obispo no tenia culpa en aquello, porcjue \'. al. lo avia hecho, que queryendo
dar razón porque queriades poner en vna fortalezii a la Reyna, su hija, enbias-
tes a la Reyna, que gloria aya, vna escritura larga firmada de vuestra mano,
en que se contenían tantas cosas de su enfermedad, que aquello príngípalmen-
te, allende de lo que ella misma vído y supo, movió
que gloria aya, a la Reyna,
a hordenar por su testamento lo que hordeno, para que no pudíendo la Rey-
na, su hija, governar, tuviese el la governagion, como después largamente en
las cortes generales destos reynos se hizo y asento; y que nunca su alteza ha-

blo a la Reyna que hordenase tal cosa, ni ella a el, que antes la dexo syenpre
muy libre para cjue hiziese lo que quisyese, lo c|ual acaesge a pocos maridos;
— 404 -

ni taiipocü la Ivryna ni el c|ue truxi) aquella escritura le hablo della, ni su al-


teza supo della hasta (|ue después de muerta la Reyna vna niuger le dixo que
en vn ¡portacartas estaua vna escritura en franges, y que entonges el Rey enbio
por ella y la vido.
Asymismo yo dixe al Re\' como pasando por la corte del rey de Frangía
pregunte al rey ile que hablase con su alteza en la par, y que
l'rangia sy cjueria
el rey de Frangia me respondió que de su parte no hablase cosa alguna, mas
que le plazia hablase de vuestra parte, y quise saber de su alteza su
que lo

voluntad sobre Respondióme quel syenpre avia procurado la paz de chris-


ello.

tianos, como todo el mundo sabe, y deseando enplearse en la guerra de los yn-
fieles, y que siendo la paz qual convenga para toda la casa, que su alteza avia

plazer de venir en ella, y en todo medio justo y razonable; pero que no entyen-
de de dexar en su vida vna almena de su reyno de Ñapóles.
Dixome asymismo su alteza que esta agraviado de V. al. de dos cosas; la
vna, porque hezistes amistad y liga con el rey de Frangia de amigo de amigo

y de enemigo de enemigo sin egebtar a nadye syno al Papa, syendo su ene-


migo el rey de Frangia; y la otra, porque le han escrito de Italia y de Frangia
que queryendose yr a ver V. al. con el Rey de los Romanos, su padre, para
consejarse con el en las cosas de acá, llamaj's al cardenal de Rúan para que
vaya a las dichas vistas para aconsejaros con el, syendo persona de su enemi-
go, porque en estas dos cosas le parege que ^^ al. no responde al amor que el
os tyen-'; y tanbyen que no cunple a vuestra honrra ni a vuestro estado, syen-
do Y. al. su heredero, hazer liga con su enemigo y tomar consejo para cosas
de entre vos y el con persona de su enemigo; \' que el no haria semejante cosa
en perjuyzio vuestro por todos los reynos del mundo.

OTRA CARTA
del Cardenal de Santa Cria: al cnthajador Fuensalida.

Muy noble nuestro muy amado primo señor: esta es para hazeros saber
como somos benidos en Brabancia por entender en algund bien de la repú-
blica cristiana, y si no tuera por algunos estorbadores, que nunca faltan, mu-
cho bien se ouiera hecho; pero con el ayuda de Dios tengo esperanga de dar
algund buen asiento, y desto no cesaremos jamas, como hauemos hecho por
lo pasado; y asi, señor, vos rogamos lo hagáis vos alia con ese señor Rev, en

cuya buena gracia sienpre nos mantened, y asimismo de la señora Princesa, y


que si en alguna cosa les podemos seruir, que ninguno con mas voluntad lo
liara que nos, y asi se les diga por vos de nuestra parte; y asi desto como de
— 405 —
las iilras cosas de alia vos pciliiiios nos deis sifiiprc aniso, pues tenéis l.in

buena conuiíliilad de correos \- postas, (|ue lo mismo nos haremos do las co-
sas de aea. \ uestra nuii noble |iersona I >ios, nuestro señor, guarde y acre-
ciente.
Va\ Mallines \iu de julio de nxii.

(Autógrafo). \ o deseo nuiclio que! casamiento de la señora Princesa de Ga-


les so acabo, ijue yo se (pianto so estorva y no golo debe el Rey, mi
¡H)r otros,

señor, ni su excellencia, y no es por cosa de aqui, antes en fin lo a\Hidaran


desta parle, como es ra/on. Y lo (jue para esto es menester me lo escrevitl,
t]ue aqui y con Inglaterra yo terne alguna parte para aprovechar, y aun con el
\\v\ , mi señor, a que no este la cosa por interese. Y ese iUustrissimo señor
Rey puede mucho aprovechar a las cosas destos dos señores Reyes hermanos,
y aun en la tregua o paz con l'rancia de la Cesárea ^lagestad que algo esta no
bien sana.
Vuestro.

El Cardenal de S. f.

(Sobre). Magnifico et nobili viro I ¡omino (lOmetio de Fonsalida, militi

ord. scti Jacobi de Spata, preceptori de la Membrilla: oratori catholico doniini


Regis Aragonum et utriusque 1). Regem Anglie.
J. B. episcopus Tusculanus S. R. C. Cardinalis S. t- legatus.
!>»«« &*£rc£ru- é^n^rtíftntf f^f
o fflilunc j'íwtuimis
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putu»' Srit$ucitt"l«c ttiwtH imilxdm nKim dHOt^HiliM ít »mítc|itt*m ~ .

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pulid «]tr aiwaaS i»ffi "iW* Oiit mtvtCjíiind fi>M»«v«tiOí cowi(moia«

n\neí rtiitcnrtKifint» Mftní<t«pom.jiicmfHiVCtCiHt(>ricc\< «^ !

ojffb?i"t rr mi(Gl tuoiÍÍ «•(cS)ipj |Í)hho; rtitt aiitii?míí tirf'íjtisjbmitó

y^imioxi>)in<u»mi 4itt9«o a«rt MiHCm|i i^iicitt pOÍ> i§itH| í6<>"mccja

CAPITULACIONES MATRIMONIALES
iiK D.'"' Catamna y i:i, Príncipe df. Iíalks

Wcstininster. 3 ile Marzo de 1 503.

[Ariiiifo (/(• Simjnfax. — Piitroiiiifo /\t\ilK


Embajada en Inglaterra.

INSTRUCCIÓN
de lo qtic tenia de hacer Gutierre Gómez de FuensaUda en Inglaterra en los
casamientos de los Principes de Gales para qne fue embiado por embajador.

Lo que vos Gutierre Gómez de l'uensalida, comendador de la Menbrilla,


nuestro embajador y del nuestro Consejo, habéis de hacer en Inglaterra, es lo
siguiente:
Pi-¡meramentc habéis de saber que la causa principal y total por que vos
envió es para que, mediante nuestro señor, procuréis que se de entero cumpli-
miento en el casaniiento de la ilustrisima Princesa de Gales, mi muy cara y
muy amada lija, con el ilustrisimo Principe de Gales, my muy caro y mu)'
amado confirmándose y faciéndose de nueuo por palabras de presente en-
fijo,

trellos el desposorio y casamiento que ficieron los dias pasados, por virtud de
la dispensación apostólica que para ello fue otorgada, la cual esta en poder del
Serenísimo Rey de Inglateri-a, my hermano, como parece por una carta suva
que sobrello me escrivyo y le lleváis con vos, y assimisnio Uevays el acto au-
tentico del dicho desposorio. E después, procurando que los dichos ilustrissi-
mos Principe e Princesa, mis fijos, se velen e reciban las bendiciones de la

iglesia e consuman el dicho matrimonio como lo manda la Santa Romana Ygle-


sia, y para que lo susodicho se haga como mas convenga a la honrra de las
partes e lo mas breuemente que ser pudiere, y en particular como mas cum-
pla a la dicha ilustrissima Princesa de Gales, mj' hija, en procurarlo teriifis la

manera C[ue alia vos pareciese mejor, sabiendo primero sobrello el aviso \'

parecer de la dicha ilustrisima Princesa, mi fija.

Iten, vos lleváis traslado de la capitulación ciue los dias passados lúe asen-
tada entre nos y el dicho serenísimo Rey de Inglaterra, my hermano, sobre el

dicho matrinnnio, por la cual entre las otras cosas veréis como en habiendo
cumplido el dicho ilustrissimo Principe de Gales, my fijo, edad de quince años,
se haya de celebrar y confirmar el dicho matrimonio entre el y la dicha ilustri-

sima Princesa deGales, mi fija, faciéndose diez dias antes o después cumplimien-
to de pago de la dote, dentro de la ciudad de Londres, al dicho serenísimo Rey
de Inglaterra, my hermano, la cual dote son doscientos mil escudos de oro,
que cada escudo valga cuatro sueldos y dos dineros, moneda de Inglaterra, de
— 408 —
los (|iialcs de/lentos mil escudos el dicho Sereiiisimo Rc¡, nu' heniiaiio, por l:i

misma capilulacion nos tlio ([uilanza de los cien mil escudos, porcjue gelos pa-
gamos cuando la dicha ilustrisima Princesa de Gales, my fija, fue al dicho rei-

no de Inglaterra a casarse: los otros dichos cien mil escudos le haviamos de


pagar, como he dicho, diez dias antes o después de la solemnización del dicho
matrimonio, complida la edad de los dichos quince años del dicho ilustrisimo
Principe de (iales, my fijo, los quinze mil escudos en dinero contado, los quin-
ze mil en oro y plata blanca o dorada, y los veinte mil en joyas de piedras
preciosas y jierlns; la cual [laga no se pudo facer entonces por las cosas que

sucedieron en estos reinos, primero con la muerte de la Serenísima reina doña


Ysahcl, mi muger, que santa gloria haya, y después con my ¡da de estos rei-
nos, y después con la muerte del dicho Serenisiiiio Rei don ]<"elipe, y después
con mi absencia destos dichos reinos, porque las dificultades e impedimientos
que ouo en todos estos tiempos fueron de qualidad que fue imposible poderse
complir la paga de la dicha dote fasta my tornada en estos reinos; y a esta
causa, y conociendo el dicho Serenísimo Rei de Inglaterra, mi hermano, (¡ue

en lo pasado no se podia mas facer, nj' quedaba por mi el dicho cumplimiento


de la paga de la mió me porrogo dos vezes el tiempo de la dicha
dote, a ruego
paga, la jírimera vez seis meses y la otra otros seis meses, de todo lo cual vais
larga particularmente informado; y la postrera de las dichas porrogaciones
i

se cumple en fin del mes de que primero verna, como parece por la car-
ta con que el dicho Serenísimo Rei, mi hermano, fizo la dicha porrogacion, la

cual llenáis con vos; y por esto es muy necesario t[ue deis priesa en vuestro
camino buenamente pudieredes, por que lleguéis a la corte del dicho
la ([ue

Serenísimo Rey, mi hermano, antes que se cumpla el dicho tiempo de la di-


cha porrogacion, para que antes de compliilo podáis facer antel la diligencia
ciue conuiniere para que se sepa que dentro del tiempo de la dicha porroga-
cion tengo recaudo en la ciudad de Londres para entero cumplimiento de la
paga de la dicha dote, y que esto le coste al dicho Serenísimo Rey de Ingla-
terra, mv hermano, y si necesario fuere, fagáis dello el aucto (\ue conviniere. \
si que llegasedes alia a tiempo que, antes de aca-
fuere posible, seria necesario
barse el dicho termino, pudiessedes negociar con el dicho Serenísimo Rei, mí
hermano, todas las cosas que compliesen á la dicha ilustrisima Princesa de da-
les, mí fija, tocante al dicho su matrimonio y a la seguridad de la dote, y a lo

que dan y han de dar para la sustentación suya y de su casa y estado:


alia le

cerca de vos informareis de la dicha ilustrisima Princesa, my fija, y sa-


lo cual

bréis y platicareis con ella secretamente tpio es lo que por ella se puede facer

y acab:ir en cada cosa de las susodichas, y señaladamente en la seguridad de la


dicha dote, y en dan y han de dar para la sustentación de su
lo que alia le

casa y estado, para (|u(; sea en (]uanlid;i(l razonable con t[ue ella pueda bien
cumplir los gastos suyos y de su casa sin necesidad, y para que lo tenga donde
le sea cierto y bien juagado a sus tiempos; ahunque a esto nos parece que con-
tradice el asiento (|ue sobrello se fizo de que, como he dicho, llenáis traslado.
— 409 —
porque en ambos estos artículos esta asentado lo que se a de facer, y dice
que la dicha ilustrisima Princesa, mi tija, no pueda demandar mas en dntali-

cio e clonación propter nupcias de lo que alli esta asentado; y aluin dice que
entonces lo había de ratificar la dicha ilustrisima Princesa, mi tija, y creo que
lo ratifico; pero con todo, considerando que en ambas las dichas cosas parece
claramente que se fizo agravio a la my fija, y nos
dicha ilustrisima Princesa,
entonces no lo quisimos contradecir, sino facerlo todo a voluntad del dicho
Serenísimo Rey, my
hermano, teniendo por cierto que al tiempo de la cele-
braci m del dicho matrimonio el miraría y faria complidamenle lo que toca a
la dicha ilustrisima Princesa, nuestra común fija, y hauiendo también conside-

rací )n a que quanto mejor esto se ficiere, mas honrra sera del dicho Serenísi-
mo Rey de mi hermano, acatando estas cosas, todo lo que vieredes
Inglaterra,

y conocieredes que se pueda mejorar en lo susodicho, procurándolo con la


niaña y cordura que de vos C()nfio, teniendo por cierto que qualquíer mejo-
ría que en esto acabaredes que se faga la recevire de vos por señalado ser-
uicío, por que yo amo tanto a la dicha ilustrisima Princesa, mí fija, y querría
tanto su honrra y descanso, que ninguna cosa deseo nías que de verla bien ca-
sada y contenta; y creed que en lo que en esto trabajaredes me echareis un
cargo que nunca lo olvidare. V sí por aventura víesedes que ambas las dicha,
cosas, conviene saber, la seguridad de la dote y lo que han de dar a la dicha
ilustrisima Princesa, my fija, para la sustentación de su estado no se pudiesen
acabar tan enteramente como deseamos, a lo menos procurad que esta ultima

se faga muy byen, pues es la con que la dicha ilustrissíma Princessa, mí fijas

se ha de sustentar toda su vida.


Pero sí por algo de lo susodicho el dicho matrimonio e casamiento se ho-
uíese de poner en peligro, en caso presoponed que lo que yo mas desseo y
tal

mas cumple a la dicha ilustrissíma Princesa, mi fija, es que el dicho matrimo-


nio se faga y celebre y consuma, y que por ninguna cosa se desfaga ni ponga
a peligro, porque de desfacerse, resultaría gran mengua }• desonrra a mí y a la
serenísima Reina, mi fija, y ambos reinos, y a la dicha ilustrisima Princesa, mi

fija, desechada, y desto podría después suceder tan grandes guerras


siendo asi

y daños y males y escándalos, que qualquíer otra cosa de las susodichas que
digo que procuréis se debe antes posponer que venir a estos términos. Y des-
pués de celebrado y concluydo el dicho matrimonio, haura mas lugar y razón
para procurarse las cosas que complieren a la dicha ilustrissíma Princesa, mi
fija,y entonces se tara sin la aventura e inconuinientes susodichos. Y por esto,
y por las muestras que el dicho Serenísimo Reí, mí hermano, ha fecho cerca
deste casamiento después que murió la Serenísima Reina, mí mujer, que san-
ta gloria haya, como de palabra vos he dicho, todauía hauria yo por mas sano

V mas seguro consejo que, fasta ser celebrado y consomado el dicho casamíen-
t(í, no se tocase en pedir alteración e mudanza de lo que por la capitulación

esta assentado, o a lo menos fasta ser fecho de nuevo por palabras de presen-
te el dicho desposorio e casamiento por virtud de la dicha dispensación, y assi
- 4IO —
lo decid de jui parte a la dicha Serenisinia Princesa, mi fija, secretamente; y
si dixere cjue después de estar ella atada como se podra procurar, dezidle que
antes que este atada la aventura de mengua no la corre el ilustrisimo Principe
de Gales, su esposo, mi fijo, sino ella, y que por no aventurar esto, todo lo
otro sedebe posponer fasta que ella y el dicho Principe, su esposo, estén ata-

dos de manera que no se puedan desatar; mayormente que agora podria de-
cir el dicho serenísimo Rey, my hermano, que lo que han de facer con ella ya
esta assentado y atado y firmado y jurado y loado por las partes, y que si
dello no se contentan, que el quiere quedar libre, ) que su fijo lo esta, y otras
cosas a este proposito; y después de atados en matrimonio indisoluble los di-
chos ilustrisimos Principe y Princesa, mis fijos, ahunque digan la primera ra-
zón, no podran decir la segunda, y entonces con seguridad y sin peligro se po-
dra [jrocurar qualquier cosa y haura lugar de decir al dicho Serenísimo Rey,
my hermano, que por honrra suya y de los ilustrissimos Principe e Prin-
la

cesa, nuestros comunes fijos, lo deue facer, por que no combiene a su Real dig-
nidad que digan que en su casa Real y en su rein(j padece necessidad la Prin-
cesa, muger de su primogénito y heredero; y otras muchas cosas que no
fijo

se podrían assi dezir antes de ser fecho el dicho matrimonien indissoluble. Y


por que este es el mas principal articulo desta negociación en que haueis de

mirar, estad mucho sobre aviso para gobernaros en esto con mucha prudencia
y tiento v cordura, como vedes que el negocio lo requiere, y como yo de vos
confio.
Iten, viniendo a la forma de la paga de los dichos cien mil escuilos en oro,
mycer Agostin Italian es obligado, como sabéis, de pagar en la ciudad de Lon-
el mes de
dres de Inglaterra Lxvg) ducados de oro a quien yo mandare por todo
febrero que primero verna, de qualmycer Agostin lleuais el recaudo y despa-
cho que es menester, para que, quando vos quisieredes, se paguen los dichos
sesenta y cinco mil ducados de oro dentro del dicho tienpo, o mas adelante,
quando se hayan de pagar. Destos dichos sesenta \- cinco mil ducailos de oro
pagareis los susodichos sesenta y cinco mil escudos de oro, y lo que montan
mas los ducados que los escudos sera para cumplir en parte l;i falta que houie-
re en ha de pagar en oro y plata y joyas, si la houiere.
lo ciue se

Iten, para los trevnta y cinco mil escudos que se han de |iagar en oro y

plata y joyas, la dicha illustrisima Princesa mi fija, lleno consigo que le dimos
en cosas de oro y plata y joyas para la dicha paga, las quales ella tiene en su
poder, en valor de mas de xvj quentos. De manera tjuc monta mas de quatro
quentos lo que en las dichas cosas Heno de mas de los dichos treynta y cinco
mil escudos, según parece por cuenta y razón que dello lleuais particular-
la

mente, y por el mismo libro (jue se fizo cjuandose pesaron y apreciaron y en-

tregaron todas las dichas cosas, el C|ual asiniissmo Ih-u.iis. Y assi, al tiempo t[ue

se houiere de paga, terneys manera que las dichas cosas de oro y plata
fazer la

y joyas se aprecien por lo que realmente valen, trabajando que en ello no re-

ciba agrauiíi la dicha illustrissima Princesa, mi fija, y de aprouechar su negocio


— 41 1

lo mns (Ule piulin-edi's, sct^mul de pal.ihra vais ¡nl'i irmailo, (|iie en el oco y piala
no se puede |ierder, pues va apreciado sin tecluiia, y segund el assiento, ])o-
driades ayudaros en algo de la heelun'a, poripie di/e (|ue sea a|)ree¡ado por lo
que de piedras y perlas, por mucho cpu' quisieran
valiere, jnies en las joyas

agraviar en el aprecio, y quitando algo que la dicha illustrissinuí Princesa, mi


fija, ha dado de la plata y <iro, no puede monlar tanto todo esto como son los

dichos t|uatro cpientos y mas que monta el .ipreejn que aqua se fl/o de lo viio

y de lo otro quando de acpia se lleno. )e manei'a ipie con lo susodicho se pu<í-


I

den cumplir largamente los dichos treynta y cinco mil escudos de oro; las qua-
les joyas y oro y plata assi ajireciadas dareys en pago de los diciios treynta \-
cinco mil escudos de oro; y lo que mas montare de la dicha cpiantidatl cpie-
dese a la dicha Princesa, mi lija, sin apreciarlo; y si por aventura el oro
y plata
y joyas susodichas no bastaren al valor de los dichos tre)'nta i cinco mil es-
cudos que han de montar, y faltare algo, podreislo cumplir de lo (|ue valen
mas los sesenta y cinco mil ducados que los sesenta v cinco mil escudos; pero
si no faltare, la demasía darla e\'s a la dicha Princesa de (¡ales, m\' l'ija, para
ayuda a sus necesidades.
Iten, fecha la susodicha paga de dichos cien mil escudos en dinero y
los

oro y plata y joyas, como de suso es dicho, cobrareis del dicho serenísimo rey
de Inglaterra, mi hermano, la carta de pago de los dichos cien mil escudos, la
qual trahereys con vos quando, placiendo a nuestro señor, vinyeredes para me
la entregar.
Iten, lleváis la escritura original del dotalicio e donación pro|iter nupcias
cjue fue otorgada a la dicha illustrisima Princesa de Gales, mi fija, v de que
ella tomo possesion a! tiempo del Principe Artus que Dios tiene, la qual haveis

de procurar que se mejore en su favor al tiempo y de la manera susodicha, que


es quando no traiga inconuinyente jiara poner en peligro el matrimonio, tra-
bajando en ello como en
cosa que tanto importa para que la dicha ülustrissima
Princesa, mi dende en adelante tenga conuenientemente con que susten-
fija,

tarse, segund su condición y estado; y digo que lleuays la dicha escritura ori-
ginal, porque, segund lo asentado, se hade facer otra, y dando vos la otra, ha-
ueis de entregar la que lleuays.
Iten, por que las capitulaciones assi'dela amistad y confederación como del
dicho matrimonio que están assentadas con el dicho Serenísimo Rey de Ingla-
terra, mi hermano, como sabéis, fueron assentadas con el dicho Serenísimo Rey

de Inglaterra, mi hermano, por mi, y por la Serenisima Reyna doña \'sabel mi


muger, que santa gloria haya, como Reyes de Castilla y de Aragón, y podria
ser que a esta causa al dicho Serenísimo Rey de Inglaterra, mi hermano, le pa-
reclesse que, por mayor claridad y confirmación de la dicha amistad y confe-
deración, lo (jue fue assentado por my y por la dicha Serenisima Reyna, mi
muger, fuese agora confirmado por mi y por el dicho Serenísimo Rey, mi her-
mano, porque mi deseo y voluntad es de guardar muy enteramente la dicha
amistad e confederación perpetuamente, y que se guarde entre nuestros succe-
— 412 -

sores, si por parte ilel dicho Serenisimo Rey, niy hermano, eslo se pidiere, di-
reys t[iie luego en sabiéndolo yo enbiare la dicha confirmación muy cíimpüda
y bastante de la dicha confederación e amistad, vna en mi nombre como Rey
de Aragón y de las dos Sicilias &, por mi y por mis successores, y otra en
nomlire de la Serenísima Reina, mi fija, como Reina de Castilla y de León y de
Granada & |)or ella y por sus successores; y si el dicho Serenisimo Rey, mi her-
mano, quisiere cjiíe otorguéis en mi nombre alguna escritura de la sustancia su-
sodicha, otorgarla eys por virtud de mi poder que para ello lleváis, otorgando y
firmando otra tal el dicho Serenisimo Rey, my hermano por su parte, y entre-
gandovosla para que me la tra}-gais o embieys.
Iten, antes de entrar con el dicho Serenisimo Rey de Inglaterra, mi herma-
no, en negociación de cosa de lo susodicho, luego en llegando a su corte, pla-
ciendo a nuestro Señor, le ireys a facer la primera visitación que acostumbran
de facer los embaxadores en su primera llegada, dándole mi carta de creencia
que para y mis encomiendas, y diciendole que de todas las buenas
el llenáis

nuevas y prosperidad que he sabitlo y se de continuo de su Real persona y


estado yo recibo tanto plazer y contentamiento como de las propias mias, de-
mas del deudo c[ue entre nosotros hay, por el mucho amor que le tengo, y por
las muy
excelentes partes que ciMicurren en su Real persona, y pnr lo mucho
que deseo que las cosas suyas y de su Real estado estén siempre en mucha
prosperidad; y que yo os embio a el con el recaudo necessario para el cum-

plimiento de la paga de la dote de la illustrissima Princesa de (¡ales, nuestra


común fija, y tjue vos he dado cargo que le comuniquéis todas las cosas mias
y de la Serenisima Reina, mi muy cara y muy amada fija,
y que sobresto, y
otras cosas que llenáis a cargo, le fablareys después mas larga y particularmen-
te; de manera que, si fuere posible, en la [irimera visitación que fareis al dicho
Serenisimo Rey, my hermano, le fableys en general, como he dicho, sin entrar
por entonces en otras particularidades fasta que hayays fablado con la ilustri-

sima Princesa de Gales, my fija.

Iten, luego después desto visitareis de mi parte a la dicha illustrissima Prin-


cesa de Gales, mi fija, dándole mi carta que para ella Ueuais y diziendole que,
cumpliendo lo que le tengo escrito, vos he escojido por fidelísimo, y vos embio
por my embajador al dicho Serenissimb Rey de Inglaterra, mi hermano, con
el recaudo necessario para el cumplimiento de la paga de la dote, y para que
su matrimonio con el illustrissimo Principe de (iales, mi fijo, mediante nuestro
Señor, se ponga en obra, y dezidle las buenas nuevas de la salud y prosperi-
dad, a dios gracias, de my Real persona y estado, y dadle particular cuenta y
razón de todo lo que cerca desto quisiere saber de vos, y dezidle que lo que
mas agora en este mundo deseo sobre todas quantas cosas hay, es verla casada
y en su casa con su marido a todo su contentamiento, )• que desto tengo ago-
ra grandísimo cuidado por que la amo entrañablemente; y dezidle que antes

de fablar particularmente sobre las cosas de su matrimonio con el dicho Sere-


nisimo Rey de Inglaterra, mi hermano, por que yo deseo que todo se faga como
— 413 -

a ella le cumplo, vos mande que comiinicasedes con ella imiy largamente todo
lo <|ue toca a esta negociación, por(|Lie con lo que yo vos he mandado y con
los avisos y consejos que ella os diere, podays trabajar c|ue se faga todo lo me-

jorque ser pudiere para en su favor; y platicareis con ella secretamente en to-
das las cosas, según de suso esta dicho, y según vays largamente informado, y
Irabajarevs que todo se faga e concluya como mejor se pudiere facer, confor-
me a lo contenido en esta Instrucion.
Iten, vos lleuais caria niia para el dotor de la l'uebla en que le llamo emba-
xador, y esta es creencia para vos; y lleuais otra carta mia para el, en que le

digo particularmente las causas porque le descargo de embaxador, para que


dende adelante no le tenga. Si después de hauer comunicad(j largamente con
la dicha ¡llustrissima Princesa, mi fija, y de vos hauer informado de lo de alia,

vieredes c]ue conuiene darle primera carta y ayudaros del para mejor nego-
la

ciar, dadgela, y dezidle de mi parte lo que vieredes que conuenga; y si, savido

lo de alia, vieredes que no es menester, o no conuiene su ayuda, en este caso

dadle la dicha carta larga en que


le despido, y fabladle vos de mi parte con-

forme a lo y en fin, faced en esto lo que vos conocieredes


contenido en ella,

que sea meior y mas prouechoso para el bien de los negocios.


Iten, lleuais cartas mias para el dicho Serenissimo Rei, mi hermano, y para

la dicha illustrissima Princesa de Gales, mi fija, y para el Principe de (jales, mi


fijo,
y para milort Camarero mayor, y para otros. Usareis dellas como viere-
des c|ue mas cumpla.
Iten, direys de mi parte al dicho illustrissimo Principe de Gales, mi fijo, que
crea y tenga por cierto que yo tengo tanto amor, y desseo facer tanto por
le

el, que el Serenissimo Rei, su padre, mi hermano, no lo puede mas desear


Ofrecedle de mi parte mis fuerzas y poder, y que para todo lo que le cumplie-
re yo lo empleare por el con tanto amor e voluntad como si por mi fuera en-
gendrado. \ a este proposito le diréis todo lo que mas vos pareciere.
F"echa en la ciudad de Burgos a vii días del mes de enero, año de mil i qui-
nientos i ocho.
Yo El. Reí. — Por mandado de su alteza, Miguel IVrp/ de .\lmazan.

IXSJJiL'CCIOX
del Rey don Fernando a Gutierre Gómez para la Embajada de Inglaterra.

El Rev.
Lo que vos Gutierre Gómez de Fuensalida, (,'oniendador de la ^lenbrilla,
my embajador y del my consejo, haveys de decir secretamente de my parte
— 414 —
al sertMiissimo rey de Inglaterra, niy muy caro y imiy amado hermano, por
virtud de mi carta de creencia que para el lleváis, de mas de lo contenido en
la otra Instrucción, es lo siguiente:
Primeramente le comunicareis de mi parte y muy larga y ))art¡cularmentc
todas las cosas mias )•de mi real estado, según dellas vais conplidamente in-
formado, porque por el mucho amor de le comunicar
c[ue le tengo, \-o fuelgo

todas mis cosas, como hermano, y porque por el amor y amis-


a mi verdadero
tad y deudo que entre nosotros hay es razón c]ue asi se haga de anbas partes.
Iten, cerca del casamiento ([ue nuevamente ha sitio movido, e yo en muy

gran secreto e con juramento vos he comunica(l<i, diréis de mi parte al dicho


serenissimo Rey, mi hermano, particularmente todo lo que cerca de ello ha

pasado hasta el dia de vuestra partida, y lo que yo de palabra vos he dicho


sobrello, y el verdadero y entrañable amor con (|ue yo en este negocio me he
\- entiendo de me haber con el dicho serenissimo Rey, my hermano, es|>e-
rando y teniendo por muy cierto lo que de su parte en este caso se me ofrece;
\- (]ue asi por vuestro medio como por medio de Juan Estill, que aqui esta, le

haré saber de continuo lo que en ello sucediere; de ló cual, pues vais muy
particularmente avisado, no tago atjui . las larga relación, por ser de la cjuali-

dad que es, muy necesario ((ue todo lo que se tratare del sea con grandísimo
secreto.
Fecha en la ciudad de Burgos a vii dias delmes de enero, año de mil y qui-
nientos y ocho. — Yo EL Rev. — Por mandado de su alteza, Miguel Pérez de Al-
mazan.

PRIMÉISA CARTA
fecha en Londres pj-iiiiero dia de mar^o de f;oS. Fue enderezada por la z'ia

de Brujas para que la enbiasen a España, y quc la diesen eon otras cartas a
ini^er Agastin Italian, y fue duplicada por la mar para que las diesen al rey

nuestro señor.

Por dos vias he escrito a vuestra magestad haziendole saber como llegue
a Cales a los xni dias del mes de hebrero, y a Londres a los xxn. del dicho mes,
que no fue poca ventura pasar la mar tan presto, que mas avia de xv. dias (]ue
no avian pasado de Cales a Inglaterra hasta el dia que yo llegue; y luego que
arribe a Dobra, lo hize saber al Rey y a la Pringesa, como tengo escrito á
V. al., y el Rey me enbio a dezir que fuese en buen ora venido, con el prior
fie San Jiian y con su cauallerizo mayor y con el dotor Oeste, y que me roga-
va <|ue yo ovies;' ])aQ¡eni,ia, porcpie no estaua byen dispuesto de su salud, ma-

yormente que estaua malo de vn pye, (jue le avia ctjrrydo alli la gota, y que
— 415 —
en hallándose para poderme hablar, (]ue me lo enhiaria a dezir. Y como yo es-
taua ya sospechoso de lo (¡ue me avia dicho el cavallerizo mayor quando me
dexo en mi posada el dya que entre en que los criados del
f.ondres, \- pcjr lo

dotor de Puebla soltauan a dezir quel Rey


quanto pudiese, yo
dilataría mi vista
enbie a dezir al Rey (iiic pues su alteza no estaua en dispusygion de poderme
oyr, i|ue suplicaua a su alteza que me diese ligengia para que yo fuese a besar
las manos a l'ringesa. Y dende a (l()s dias, los mismos que he dicho boluie-
l.i

ron a mi con la respuesta, y dixeronme: \il Rey syente mas no poderos o)-r
que no el mal cjue tyene; ruégaos que ayays pagiengia por diez o doze dias, y
podria ser que no fuesen tantos, y su magestad os promete que, estando bue-
no, el |irymero que le vera seres vos. Y quanto a yr a ver a la señora Pringesa,
que esto seria contra las costunbres de sus reynos, y avnque la costunbre no
fuese tal, ni) quiere que nadye goze deste plazer de saber antes las buenas
nuevas del católico Rey, su hermano, ([ue su magestad; y en amor quiere con-
tender con la Pringesa, cjue aunque ella sea su hija, y por amor hordenado es
de creer que ella ama a su padre mas que otra persona, que en esto
el Rey no

le (juiere dar la ventaja; asy que en esto y en todo os ruega que ayays pa-
giengia.
\'^¡sta su pro])osycion, yo ablándeme lo mas que pude, y dixeles que avn-
iiue a mi se me hazia pena estar tantos dias en Londres syn ver a la Pringesa,
y su alteza asvmismo la regebiria por no saber las buenas nuevas de V . al., (¡ue

yo haria lo que su alteza mandaua, y me sufrirla hasta quando su alteza man-


dase que yo le fuese a vysytar. Y porc[ue no pretendiesen ynorangia el Rey y
ellos, yo les dixe la causa de mi venida, que hera principalmente a visitar al

Rey y a los Pringipes, sus hijos, de parte de V. al., y a hazelle el pagamiento


de que V. al. devia del dote de la Pringesa de Gales; y que supiese su alte-
lo

za que el pagamiento estaua dentro de la cibdad de Londres, y que V. al. no


avia guardado a gozar del tienpo de la porrogagion, syno que \'nmed¡ate que
las pecunias avian sydo allegadas, V. al. me avia enbiado con ellas. He senty-

do que avnque se tardaran c[uatro meses no les pesara, y el dotor lo ha publi-


cado y lo ha dicho en muchas partes, que no les ha plazido de aver conplido
V. al. al tienpo, o antes del tienpo; y el dotor ha dicho, después que yo soy
venido, a miger l'rangisco Grimaldo, quel Pringipe de Gales esta suelto, y que
sy no quiere, que no es obligado ni ligado para hazer el matrimonio; y quel ha
trastornado todos los libros y leyes para ver la verdad, y que halla que esta
maldades no se podrían escriuir; mas
libre. -Sus yo le he hablado muy amoro-
samente hasta ver que entrada hallo acá en los negogios, y hasta hablar con la
señora Pringesa. Su alteza me escriuio esta carta que aqui enbio. Por ella vera
V. al. lo quel Rey le respondió a la pregunta que le hizo sy tenia yo ligengia

para yrla á ver.


Aqui anda vn P^nrrique Mexía, que es comendador de t'alatrava (l\ y ase

(li V.f Carta de .Mmazán ;i Fui-nsalida. Burgos 22 Aliril 1508.


— 4l6 —
metido con Rey en negociaciones, y el Rey óyele de buena voluntad y mán-
el

dale dar de comer en su sala a el y a los suyos, i|ue trae tres o quatro serui-
dores. Dize muchas cosas y todas muy varias, y asy ha dicho aqui a vnos vno,

y a otros otro. Sospechan aqui c|ue es enbiado por V. al. secretamente. Kl ame
dicho (|ue a andatln en busca de don Juan Manuel i^ara prendelle, y otras ve-
ces sale de aquel propisyto y dize ([uel ha hecho vn gran servicio a la Frin-
gesa, y que espera hazerle mayor a V. al. He sabido quel estuvo con la Prin-
cesa Margarita en Flandes, y de alli es venido aqui. Vuestra alte/a me mande
avysar sy es de V*. al. o no, porque sepa como tengo de tratalle; avni|ui- en la

variedad de sus palabras byen creo que es burlador.


P<irquel correo estaua de priesa y no lo supe syno a la ora que se queria
])artir, no escriño mas, \' tanb\'en porque no ay mas que escriuir syno que es
oy postrero de hebrero y no he visto al Rey, y avn el dotor tpiita la csperan-
ga que no le veré tan ayna.
Nuestro Señor &.
De Londres primero de margo de Nuniu años.

OTJÍA CARTA
para su alteza, fecha cu Richarnontc a xi de mar(;o de §08. Fue en vna nao
yngksa enderezada a Martin Sánchez de Qainndio, a Bilbao, para que la
enbiase a sii alteza, y fue duplicada por tierra. Levóla Gavriel (¡allego, >nofo
despuelas, y partió a xm. de mar(¡o.

Después que escriui n \'. al. el postrero dia de hebrero, el rey de Yngla-
terra me enbio a dezir que, avnque del todo ¡junto no estaua guarydo de su
enfermedad, ni estaua para entender en negogios, que se le hazia tarde para
verme y oyrme, segund el deseo tenia de oyr las buenas nuevas de vuestra
magestad y de la Reyna, su cosyna, y el sábado cpic se contaron ¡juatro dias
de margo, yo vine a Rixamonte donde esta, y luego aquella tarde fuyle a vysi-
tar, y antes que entrase en su cámara, el Priuasello salió a mi y dixome: VA
Rey no byen dispuesto y ([uerria que vuestra habla fuese breve. ^ o le
esta
respond}' que a mi me piazia de hazer su mandado, que no me eslenderia a
mas i)alabras de la salutagion; y luego entramos a la cámara, y después de
averie dado las saludes y recomendaciones de parte de vuestra magestad con
mucha demostragion de amor y con muy dulges palabras, me respondió (|uan
alegre estaua de oj'r de salud y prosperidad de V. al. y de la serenisyma
la

Reyna, su cosyna; y después de ¡jasadas algunas levadas o replicatos, dixome:


—Kl l'^ev, m! hermano, puede bven creer i|U(' nunca por dicho ni por pi-nsa-
- 417 —
miento estuve mudado de lo que tenia asentado con el y con la Reyna, mi

hermana, que Dios tyene; avnque no han faltado muchos tratos y muchos ca-
samientos para mi hijo de Piingesas y de damas de alta sangre, y con mucho
mayor dote quel Rey y la Keyna, mis hermanos, dieron a su hija; mas nunca
estopudo mudar mi pensamiento, porque quando yo prometo vna cosa, no
hallaran que en ningund tienpo voy contra aquella, y sienpre me pregie de
mantener a todas gentes verdad, mayormente a Pringipes tan altos. \' vo sov
muy alegre con vuestra venida, y, plaziendo a Dios, quando yo estare mas re-
zio para negogiar, entenderemos en los negocios, y por buenos medios se con-

cluyra y se efectuara lo que todos deseamos. Vo le respondv qiif V. al. tuinca


avia tenido otro pensamiento, ni avia ávido cabsa para le tener, y que otro
tanto avia de creer su alteza de vuestra magostad, que nunca por pensamiento
pensó de perder su amigigia, ni pensó que avria ni podria nager cosa porciue
se perdiese, a lo menos que yo le certificava que [)or parte de V. al. nunca
nageria la cabsa. Muy gragiosamente me respondió que esto creya el de muy
buen coragon; y pasamos en poco espagio muchas razones, y torno a dezirme
quanto amava y en cuanto estima la persona de la señora Pringesa, cstendyen-

dose muy largamente en su loor. Yo le dixe: Xo quiero que quede syn res-
puesta lo que V. al. dixo que le trayan grandes casamientos y con mucho ma-
yor dote para el Pringipe, su hijo. Vna muger, serenísimo Rey, avernos de to-
mar, y dar dineros porque nos la den; y otras nos darán con muchos dyneros
que no son de tomar, y avn que devriamos dar dineros porque no nos las die-
sen. V no hablando en ofensa de las otras Pringesas ni señoras que han traydo
a \'. al. para casamiento de vuestro hijo, mas por aver a la Pringesa, sv no la
tuvvesedes, se avian de dar muchos dineros, que tomar qualquiera otra dama,
por de alta sangre y rica que fuese, aviase de tomar por relación, y la seiiora
Pringesa tomase aviendo \'. al. esperimentado quanta es su bondad y onesty-

dad y discrigion y prudengia, y quan dotada es de todas virtudes; asy que, se-
ñor, avyendo V. al. esperimentado esto, y avyendola tenido en sus reynos y
casa real tan luengamente, esta es por la que avia de dar V. al. por avella mu-
chos dineros; y pues la tyene, conosca de quanto valor es su persona. Respon-

dióme: -Es verdad lo que dezis; mas virtudes y buenas costunbres en muchas
damas mas toda vez yo amo tanto a la Pringesa, mi hija, que es ver-
se hallan;
dad que os he dicho, que por ningund partydo de los que me han movido
lo

nunca mi coragon se mudo ni se ynclino a otra cosa sy no a conplir lo que al


Rey, mi hermano, tengo prometydo, por el amor entrañable que a el tengo y
a la Pringesa, mi hija, que yo la amo con'io a hija y como a muger y como a
mi dama, }- en mi persona y en mis reynos puede mandar como quisyere. V
quando yo me quise despedir, después que ovo leydo la carta de V. al., di-

xome: El Rey me escriue quel y la Reyna, mi cosyna, os enbian que me aveys
de hablar algunas cosas de su parte: yo las querría saber: traygan vna silla
y
sentaros y hablaremos.
es, Yo le dixe: — Señor, por lo que me dixo el Pryua-
sello puse en oluido todas las materyas de que a V. al. avia de hablar, y \'^.
al.
— 4l8 —
esta algo fatigado, que su gesto lo muestra; curemos de vuestra salud, que ps
lo mas, (|ue todas las otras cosas tyenen tienpo.
(Tiro dya que salin a ver vtia justa que ]3or alegría del nuevo matriiiKinio
tle su hija y del pringipe don Carlos se hizo, me torno a dezir lo cjue me avia
dicho el dia de ante, y tomo a la Pringesa por la mano \- a su hija por la otra,

y dixo: — Mira, enbaxador, sy es razón que este }-o ufano de estar entre dos ta-
les princesas; la Pringesa, mi hija, que Dios ha juntado vn tal par como son ella

)• el Pringipe mi hijo, de los quales yo espero, plaziendo a Dios, aver hermosa


generagion. y la Pringesa de Castilla, mi hija y el Pringipe de Castilla, que asy-
mismn son hermosas criaturas. Vedesla aqui, y vos conoges byen al Pringipe,
que me dizen que es vna linda criatura. Y en estas palabras y otras desta ca-
lidad pasamos un buen rato, y de ay fuese a su cámara y la Pringesa a la suya,
\' no hable mas at|uel dia con su alteza, y el Priuasello dixome: — Por alguno:-^

dias nos devemos abstener de hablar al Rey en cosas que le fatiguen el espíri-
tu, hasta f]ue este mas convalegido, y, gierto, esta muy flaco.
Al dotor de Puebla hable para tentalle que tal estaua, y hallo que es ver-
dadero seruidor del rey de Inglaterra, y avnque no pueden estar dos contra-
rios en vn sojeto, en este están: el coragon es yngles y la lengua castellana, v

dize que ha de seruir a V. al. y que ha de hazer y conteger; mas demandeh-


razón de las cosas de Pringesa, y que sentya en el rey y en los suyos, y como
la

estauan las cosas asentadas, y por do le paregia que deviamos comengar esta
negogiagion para que diésemos fyn y presto a este matrimonio. Respondyo-
me ad eíesyos, como el dize, haziendome vna gran arenga, y que hera menes-
ter hablar al rey en materyas duges y que le agradasen, y que en ninguna
materya podya hablar cpie sabrosa le fuese, syno hera en vna c[uel avia
se le
despertado, que le paregia que hera para hazelle mas ayna concluyr estotra y
lenelle mas sabroso para la concluxT, y <iue desta pringipalmente le devria ha-
blar. Pregúntele qual heía. Dixo: Yo me marauillo desa ¡iregunta, sobre creer
yo, e avn creer acá, qui' la pringipal cavsa que os trae acá o a que soys veni-
do es, o deve ser, esta. Yo le torne a dezir que no entendya lo que dezia. Dixo;
Uuiero os lo declarar, avncpie se que me entendes. Yo puse al rey de Inglate-
rra en que seria byen que moviese casamiento entre el e la reyna de Casti-
lla, e avn vo lo escriui al rey nuestro señor, y como acá estén con pensamiento
que traes esta platica, sy no hablasedes en ella, no creo que otra ninguna se-
ria sabrosa. \'o le respondy: — Respóndeme a lo que os he ]3reguntado, y eso
dexemoslo para su tienpo, porque esa es cosa que, avnque se oviese de hazer
o de hablar, no esta tan a la mano, y a menester alguna dilagion de tienpo, |)or
muchas calidades que ay en el negogio; y hablemos en lo (¡ue tenemos pre-
sente ) en lo que no ]3uede aver dilagion, porque haziendose esto brevemente,
jnies no ay cavsa para dylatallo, agucar es que se echa para la otra negogia-
gion, y dilatándose esto, seria vinagre. Salioseme de las manos y dixo que le
llamavan a genar, porquel gena y come en sala con los otros del palagio del
rey, y asy se me fue por este dya, y el dotor se fue derecho al rey y el
— 419 —
dixo lo que yo le avia dicho, seguiid lo quel rey olro dya dixo ii la PriiHj-esa.

Esa tarde que yo hable al dotor truxeroa a la Pringesa vn enboltorio de


cartas de V. al., que heraii el duplicado de otras que \'. al. le escriuio; y el rey,
creyendo que hera alguna cosa nueva, cnbio a la Pringesa que la queria ver; y
la Pringesa paso a su cámara y pregiuitole sy tenia letras: dixole que sy, mas
que heran viejas, que ya su alteza por otras semejantes avia visto lo que en

aquellas venia; y nietyose en razones con la Pringosa y dixole: — Kl rey, vues-


tro padre, es muy saje ( 1 1, y tiene buenas palabras, mas claramente se ve que
no ha gana de casar a la reyna su hija, syno que la quiere tener asy, por tener-
se aquellos reynos y governallos. Ilaze como sabio, y yo me tengo ya por res-
pondvtki, pi.>rque sy el oviera gana tleste casamiento, pues todas las cosas están
en su mano, va fuera hecho. 1.a Pringesa le respondió: — Yo, señor, no me ten-
go por despedyda de la negogiagion, y creo yo que
quel rey, mi señor, ha lo

enbiado a dezir a V. al. es verdad, y que su alteza lyene tanta voluntad de lo


hazer como \'. al.; mas las semejantes cosas quieren tienpo y no pueden tener
aquella brevedad que querryati que tuvyesen los ([ue las desean, y sy mas
largura por muchas razones que se podrían dar; mas no se desespere V. al.
de la negogiagion, que estas cosas se han de levar y negociar con mucho tyento
y t-n mucho tienpo. mayormente que seguntl he sabido del enbaxador i|ue ago-
ra vino, no es avn sepultado el cuerpo del rey don Felipe. Respondióle: .Mi filia,

vos hablays sabiamente; mas el rey, mi hermano, vuestro padre, es tropo seje{2).
El miércoles, primero dia de cuaresma, yo enbie a dezir c|ue queria yr a
hablaral Rey, y enbiaronme a dezir t|ue desque fuese tienpo, quel Rey enbia-

riapor mi; y después de comer vino por mi el cauallerizo mayor y levóme a


vna cámara do estañan el Priuasello y el camarero mayor y el conde de Sorre
y Charles de Sumuset y el tesorero y el dotor Oeste, y el Priuasello me dixo:
El Rey uos a mandado que confiramos con vos y hablemos sobre la materya
t|ue di.xistes a su alteza sobre (.[ue herades venido, porque su alteza quiere saber
como aveys de hazer este pagamiento, y quiere que todas las cosas se abre-
le

uien, porque sabido esto, señalara dia para la gelebragion de las bodas, y pro-
ueerse han todas las cosas negesarias. Vo le respondí que aquello hera lo (|ue
queria, c[ue en este negogio no se diesen a dilagion, y que por eso V^. al.
\'. al.

no avia querido gozar del tienpo de la porrogagion, mas avia enbiado el paga-
miento mes e medio antes que se cunpliese el plazo, como avian visto; y cjue
en quanto a lo que dezia del pagamiento, como y en que se avia de hazer, que
Iruxesen capitulagion y que viesen por ella a lo que V. al. hera obligado, y
la

(|ue syn faltar ninguna cosa yo lo conpliria. Replico: Vos sabeys byen a lo
quel Rey, vuestro señor, es obligado; no es menester ver la capitulagion. Yo
les dixe: Brevemente podeys ser respondidos. Yo, segund lo cjue he visto de
la capitulación, tengo de conplir en nonibre del Rey, mi señor, i.xvg) escudos

en moneda, y xvS) escudos en baxilla de onj y plata blanca y dorada, y .xx®

(i) Sic ^oí.sage. prudente, avisado, astuto.


1 2 1 lrof> sa^e.
420

escudos en piedras pregiosas y perlas, y todo esto esta aparejado para con-
plirse, segiind el tenor e forma de la capitulación. Respondióme: Esto; teneslo

aqui o en Londres? Yo le respondy: Quando sera negesario hazer la paga y


verse y apreciarse las cosas, yo las mostrare. Dixo: El Rey querria saber sy
esta baxilla y piedras y perlas, sy las aveys traydo despaña, o de donde vinie-
ya por do yva y dixele: Señor Obispo, los que quieren negociar ver-
ron. \'\'
daderamente y c[uieren guardar verdad no han menester buscar sendas para
venir a aquella, syno por vn camino llano y derecho. Ya de antes de agora
sabes que esta baxilla y piedras y perlas a mucho tienpo que esta en Inglate-
rra, porque quando la Pringesa vino a estos reynos, vino vn camarero con to-

das estas cosas a traellas y a guardallas hasta que fuese el tienpo de las dar y
de hazer el pagamiento, asy que muchos dias y años ha que esto esta en In-
glaterra, y todos lo sabes. Dixome: Por cierto, esta es cosa nueva, y maravilla-

monos que digays que lo sabemos, que nunca tal supo el Rey, ni nosotros
nunca tal entendimos. Yo le dixe: Mas me maravillo yo de personas tan hon-
rradas que digan que no saben cosa que todos los niños de Inglaterra lo sa-
ben, y no se ha platicado otra cosa con el Rey, ni los enbaxadores del Rey, mi
señor, nunca an tenido otra contengion con el Rey y con vosotros syno esta,
porque por parte del Rey y de vosotros se dizia que sj^ aquello se avia de to-
mar en cuenta, que la Pringesa avia de ser despojada dello y todo avia de pa-
sar a poder del Rey; y los enbaxadores dizian quel Rey lo avia de tomar en
cuenta, y que se avia de quedar en poder de la Pringesa, y esta es questyon
muchas vezes platicada. Xo se como dezis que no lo supistes. Respondió: To-
davía dezimos que nunca lo supimos, y quel Rey no lo sabe, antes piensa y
cree y es asy verdad, que todo lo que la Pringesa metyo en su reyno es suyo,

y que asy como su marydo es señor y tyene dominio sobre su persona, asy es
señor y tiene dominio sobre todas las cosas que son de su muger; y sy fuera
asy como vos dezis, que desde que vino la Pringesa vinieron estas cosas, y que
vinieron para darlas en pago de su dote, dyeranlas quando se caso, o dieranlo
entongas al Rey; mas nunca los enbaxadores que aqui an venido ni estado an
dicho tal cosa. Yo le replique que a lo que dezia que Rey pensaua y tenia el

creydo, y hera asy, que todo lo que la Pringesa avia metydo en su reyno hera
suyo o del Pringipe, por las razones que avia dicho, que aquello mas seria de
fuerga que de derecho, porque avnque aquellas cosas fueron traydas quando
vino la Pringesa, no hera señora dellas hasta que fuesen apregiadas y entre-
gadas, y que syenpre avian estado por de V. al. en poder del camarero que
las truxo, y sy no se avian dado quando la Pringesa se caso, tpie avia sydo

porque avn no hera llegado el tienpo de la paga, y quel fallegimiento del Prin-
gipe avia atajado que la paga no se hiziese; y avnque no se dixera al Rey en-
tonces que aquellas joyas y baxillas se trayan para dárselo en cuenta y parte
de la paga, segund lo capitulado, que no avia sydo ynconviniente, pues quel
tiempo de la paga no hera llegado, ni agora no hera inconviniente no auello sa-
bido, pues bastaua ([ue lo supiese quando se oviese de hazer la paga. Y a lo
- 4-'l —
que deziii quel Rey ai ellos no lo avian sabido, que yo añnnava que sy, y que
no quería otra prueva para prouar ser verdad c|up1 Key y ellos lo avian sabido,

syno quel Rey avia dicho que no vsascn publicamente de aquellas baxillas, ni
piedras, ni perlas que trayan, |3orqucl nn toniaria cosa ninguna de aiiiiello que
se oviese visto a la Pringesa, ni vsar dello para su seruigio. Todavia se afirma-
ron en dezirque nunca avian sabido, y que creyese que todo aquello liera
tal

del Rey o del Pringipe, y con aquello no se podia hazer el pagamiento, y que
esta hera vna cosa muy vergongosa que V. al. y la Reyna oviesen enbiado su
hija d(;snuda,enbiandola a casar con vn tan alto Pringipe, y que la Pringesa
avia vsado destas joyas y baxillas como ile cosa suya propia, y por este uso t|ue
dellas avia tenido, su marido avia adquirido derecho a ellas, v que no sabia
como no nos avergongavamos de hablar en tal materia y pensar de pagar al

rey de Inglaterra con lo que era suyo.


Vo le resp.ondy que hera mayor verguenga a ellos hablar vn tal cosa, y
avnque ellos se desonestauan en sus palabras, que por la onestidad del rey
de Inglaterra yo queria dexar de responder la satisfagion de lo que avia dicho,
porc|ue yo me avergongaria de dezirla, avnque ellos no se avian avergongado
de averio hecho. Dixo: Xo ayays verguenga, dezildo. Yo no queria; tanto me
porfiaron, que les dixe: Devriades todos de aver verguenga de aver traydo vna
tan alta Pringesa para muger de vuestro y nunca le aveys dado vna
Pringipe,
sortija que vala vn ducado, antes la aveys despojado de lo que ella truxo. V
sy la Pringesa vso de lo quel caniarero de sus padres traya, hizolo para encobrir
el defeto de su suegro y de su marido; y por no salir desnuda y desataviada,
como vosotros dezis, vso de las joyas que su padre y su madre le davan, y la
Pringesa vino tan ataviada y tan vestyda y truxo tanta tapageria y atavios de
camas y de todas las otras cosas, que nunca Pringesa mejor vino en estas par-
tes, ni en otras de toda la christiandad; y con lo que ella truxo se siruio la

casa de su marido en aquel tienpo que estuvieron casados y apartados; y sy


con lo que la Pringesa truxo no se siruieran, con la casa ipiel Rey puso a sus
hijos no pudyeran biuir syno como biuiera vn sinple cauallero. Y no devria-
des hablar cosas que no se puedan dysy mular.
La respuesta finalmente que ellos dixeron que querian hablar c el Re\', m
y que byen sabian que se avia de maravillar desto, y que no hera platica que
le dexaria byen sabroso. Y por ese dia no me quiso dar avdiengia y quedo

para el jueves siguiente. Y tanbyen se han hecho sordos y no me han mas ha-
blado, y dizen quel Rey no esta para oyr nada. Xo estoy syn sospecha que
todo es vrdienbre del dotor de Puebla, porque aquel dia se hizo mal, y el jue-
ves de mañana, pensando que yria a palagio, se hizo mal, hasta la tarde que
supo que no yva a palagio, que me \'a estaua bueno. Muchas
enbio a dezir que
palabras pasamos; con mal son dichas, mayormente quel dotor Hoeste dixo al-
gunas palabras que me sacaron de pagiengia, y no se fi.ie syn respuesta dellas.
Por no hazer progeso j^nfinito dexo de contar al luengo y por borden todas las
palabras que se dixeron.
— 422 —
Byeii i reo yo que lodo eslo es dilatar, por ver lo que se liaze cu el nego-
cio que mas desea rey de Inglaterra, y piensa y a dicho quel sabf; gierlo
el

que la Reyna esta del contenta y avn enamorada, y que por \'. al. queda de
concluyrsc el negogio; pero al fin crea \ . al. que han de haxer tan gran quie-
bra en los aprecios, que se ha de perder la mitad, y que se ha de poner la ne-
gogiagion en condigion, tiue sy quisyeseinos sacar las joyas y plata para ven-
derlo en otra ¡larte y dalle el dynero, que no lo consyntiria; y si, lo que Dios
no quiera, el negogio se descongertase, desde agora tenga \ . al. crevdo que
avnque demande a la Pringesa, que no se la darán.
Tanbyen a de saber \ . al. que ay gran falta en la plata y ¡ovas de oro que
la Pringesa truxo, porque asv, svn saber que he comengado a saber,
mas de lo

creo que faltan u. marcos de plata, digo quinientos, con cxx. marcos que es-
tan cargados c|ue venian en vna cama, la qual cama no vino acá, y de lo otro
faltaran C(< c cosas de oro faltan hartas, y plega a Dios
marcos o mas, y de las

que avnque Juan López, contador, en vn memorial que me dio dize que avn-
que quiten de los apregios quatm cuentos que quedan en doze, que cjueden en
ocho.
Iten, de las piedras y perlas faltan asa/; no he sabido quanto es, [)ero es en

buen numero, y las mas cosas que la Pringesa ha dado han sydo dadas contra
su voluntad, porque se dauan a voluntad de quien la governava, y por algunos
respetos que ninguno dellos no hera seruigio de la Pringesa.
Ay tan gran recabdo sobre los que escriuen en este reyno, que no sale car-
ta que no s? tome, y todas las que entran se abren, y avnque se busquen co-

rreos, no hay ninguno que tome cargo de levar cartas de nadye syn ligengia
del Rey. Seria negesario que \'. al. me enbiase aqui vn correo, porque de dya
en dia pudiese escriuir el sugeso de las cosas.

FJigo arriba que faltaran quinientos marcos de |)lata, contando en aquellos


marcos cxx marcos que están contados que venian en vna c;rma, la qual
I).

cama no vino acá, que desde la Coruña la boluieron; mas agora digo (]ue he
visto la cuenta, que faltan de lo que acá vino d. marcos y mas, y que laltan
del oro byen xxxv. marcos. Vuestra alteza prouea lo que es menester.
.isymismo viernes, C|ue se contaron diez dias de margo, tornamos a la ha-
bla, y yo llene al dotor de Puebla comigo para prueva de lo que había dicho,

quel rey de Inglaterra y los de su consejo sabian que las joyas y ])lata que la
Pringesa avia traydo heran para pagar la parte del dote que en acjuellas cosas
se avia de pagar, segund lo capitulado, y el se lo dixo alli claramente. loda-
via ellos lo negaron, v no quieren confesar avello sabido, v entre las otras co-
sas que pasaron en la habla, dixeron: —
No sabemos como pensays vosotros
hazer el pagamiento con estas cosas, avnque fuese razón de las tomar, (|uanto
mas <|ue no lo es, porquel Rey dize ijue ha visto todas las joyas y que no a\'
en ellas joya que vala iQd ducados, y segund el numenj dellas, no podrían su-

bir al pregio cjue aveys de dar en perlas y piedras. gierto, crea V. Y al. c]ue sy

valen xx0 escudos, que no las han de apregiar en vi©, y avra de pagar \'. al.
— 423 —
la demasya; y por mejor seria, a mi ver, (¡in' V al. to-
esto, sy hazer se puede, .

mase porque no |3erdiese tanto en ellas, por. pie en Es-


estas joyas y las pagase,
paña valdrán mucho mas precio que acá valen, quervendose vender, n en Italia.
Asymismo el marco de la plata no le lomaran a mas de S), p.inpie asy ii

vale aqui en Londres, y ay (|uatro marcos por <,-iento de dyferencia iii el peso
de Castilla al de a(pii, ques mayor este, y la piala dorada quand > llegare a
iiQccc, pensaran que dan mucho por ella, y l.imhyen en esto se perderá mu-
cho. Sy no dieren p<ir ella el justo precio, mejor seria levarla, |)ui s tundién-
dola, se sacaría della mucho mas precjio de In que acpii la apreciaran. De lod<j
aviso a para (pie prouea y presto, porque, segund he senlydn. (pierryan
\". al.

dilatar de venir a ha/er estos apreciiís hasta cpie sea pasado el mes de mar(;o
para dezir que V. al. no cunple.
Va de un comendador de Calalraua que se llama Knrricpie Mexia
escriui
que estaua aqui y no se podia alcanzar que hazia, porque vna vez ilize que es
de y que esta aqui entendyendo en cosa de vuestro seruifiíi; otra vez
\'. al.

dize que le enbio V. al. para que prendiese a don Juan Manuel, utras vezes
Agora yo he sabido gierto que madama Margaryta le prouee
dize otras cosas.
de dynero con que se sostyene aqui, y creo que donjuán Manuel trama algo,
porquel Rey ha dicho quel sabe que esta en Ah^mania, v que avn aquel hará
otro synsabor a \^. al.

Yo
he comunicado acá con miger Francisco Grimaldo, conpanero de mi-
ger Agvstin, que vino acá comigo, ¡lara pagar los lxv© escudos, sy por ven-
tura me faltasen diez o doce mili ducados, sy podria dar
forma de los pagar
acá por V. al. P-s muy buen
onbre e desea mucho seruir a \^ al., y respon-
dióme que avnquel supiese perder ii© ducados en xg) ducados, cpie porque V.
al. pudiese conplir, y porque en este otro negogio por defeto de la paga no
ovyese ynconviniente, que asegurando V. al. alia que lo (]uel tomase acá para

conplir lo que faltase, quel haria lo posyble en todo. Escriuolo a \'. al. para
que por vna gedula se lo agradezca, y sy fuere menester, ponga por obra.
lo

Sy \'. al. no pudiere enbiar en dynero contado lo que faltara, que sera harto,
a mi ver, o sy \'. al. no quisyere perder la mitad del valor de las joyas, y por
aventura las dos partes, segund el apregio se espera que se hará, ha de pro-
ueer \'^.
que están estimadas las joyas, y mas de lo que falta de la
al. de lo

plata, asy del como de la estimagion en que esta puesta, que acá no to-
peso
maran el marco de la plata syno a ag) de la blanca y de la dorada a uQccc, y
avn pensaran que hazen honrra en ello. Vuestra alteza prt)uea en lodo, y con
tienpo, que acá todo lo que se ¡juede tentar se tyenta para dar a cniender el

rey de Inglaterra que no cunple V. al.

La seííora Pringesa no esta muy sana, sino harto flaca \' descolorida. El
Rey esta muy flaco y muy viejo; rehusa quanto puede de hablar ciimigo,
que ayer me dixeron que los fisycos le defendyan que no hablase en negocios,
porque yo procurava de hablalle.
De Rixamonte a onze de margo de d. mu. años.
4^4

OTRA CARTA
para sn alteza, fecha en Rixamonte a xiii. de marfo de fo8. Leuola el dicho
Grauiel Gallego, mo(¡o despuelas.

Después de todo estotro escrito, el dotor de Puebla vino a mi y hizome


grandes arengas y truxome grandes coralarios, diziendome que me alegrase,
que me traya hecha la cama de rosas, y que aunquel re}- se me avia negado,
que no creyese que hera syno por su yndispusygion, mas quel haria que me
llamase y presto. Y no dize verdad, quel rey esta bueno y negocia con enba-
xadores de Frangia y de Flandes, que les an puesto aqui titulo que son del
Rey de Romanos. Yo le di\e al dotor (¡ue me dixese como hera aquella trama
que dezia, y sobre muchas razones concluyo que yo debia hablar al rey de parle
de V. al. en el casamiento del y de la Reyna, y no dándole dubdosa esperanga,
syno gierta, y que todas las cosas se harian a mi voluntad, y que jurava que

no creya t|ue ninguna cosa hera tan provechosa ni avia sydo a esos reynos ni
a Y . al. como seria este casamiento,pues este Rey yria para la guerra de África
muy poderoso y muy y que
rico,todas las cosas se harian a voluntad de V. al.,

y que este no avia de hazer con Y. al. lo que hizo el rey don Felipe, s\'no que
en todo le seria obidiente.
Yo le respondy muy lexos de su proposyto, syn tocar en mi respuesta a
ninguna cosa de aquello quel me dezia; y por no ocupar ])apel, ni dar t'astydio
a V . al., no diré syno la sustangia de \o que le respondy. Dixele: Dotor, vos—
sabes byen quanto el rey mi señor y la reyna, que gloria aya, han hecho por el

rey de Inglaterra, y negesydad en que estaua quando vos atastes este casa-
la

miento, y fue de tanta fuerga, que todas las adversydades y contraryedades


quel rey de Inglaterra tenia, en aquel vastante gesaron, y después nunca el rey
y la reyna, mis señores, gesaron de negogiar con todos los pringipes christianos
que sentyan que no le heran amigos del rey de Inglaterra para que no le fue-

sen contrarios, y esta señora que teneys en Inglaterra y sus padres aseguraron
el estado del rey de Inglaterra; y después quel se vido estabilido en su reyno,

lo que ha hecho con el rey y con la reyna, mis señores, vos lo sabeys, y sabeys
lo que contra el rey, mi señor, se capitulo en la venida del re}' don Felipe en
Inglaterra, y sabes la caridad y onor c in que ha sydo tratada después acá la
Pringesa, y los tratos de casan^ientos que en diversas partes el rey de Inglaterra
a traydo, y todo esto ha sufrido y pasado el rey mi señor como pringipe ver-
dadero y que no quiere yr contra su palabra, y todas las cosas regibe y las
echa en la mejor parte, como verdadero amigo del rey de Inglaterra; y su al-
teza, como os tengo dicho, me enbia a hazer el pagamiento de lo cpie deve del
dote de su y ya no ay cabsa para quel negogio se dilate. Parege quel rey
hija,

huye de oyrme y de verme, y que los de su consejo despiertan materias cre-


yendo que yo no entyendo o tengo de entender sus dilagiones. De aqui a en
— 425 —
lin del mes de marc;''> tengo de llegar osle iiegiM^iu al cabo, y i><' I" avenios de
dylatar mas, ni se ha de sufrir lo que hasta aquí se ha sufrido.
Respondióme:— O, por amor de Dios, no lo hagays y nos apresures; y de
mi consejo, en toda esta quaresma, avnque ellos quieran, no aves de hablar
palabra, que todo se hará de oro y de azul. Y por aqui muchas razones para
ililatar el negogio. V he sydo avisado quel rey lo difiere )' lo dyfirira hasta ver
el fyn de tres cosas: la primera, sy V. al. prestara consentimiento y confirma-
ra elcasamiento del principe don Carlos y de su hija: la otra, hasta ver el cabo
desta esperaiii,"a que tvene del casamiento suyo y deReyna, y la otra, hasta la

ver en c|ue sugede esta yda del Rey de Romanos en Italia, porque aqui fiíuo-
resgen las cosas del Rey de Romanos en gran manera, y sy sus cosas sugedie-
sen byen, piensan que pornian a \'. ai. en ne<;esydad. Y porque V. al. sepa
todas las cosas, avnque he escrito por dyversas partes, acorde de enbiar correo
propio, porque ay muy gran recabdo, como tengo dicho, en las cartas que sa-
len y entran en este reyno; y porque syendo el correo mió no creo que le to-

maran, asy como harán con las cartas que por otras vias se escriuen, las quales
todas las toman y las abren.
Por la mar he escrito el lo de
y por otra via otras ter-
duplicado de arriba,

ceras cartas, y todavía ay negesydad de vn correo que este syenpre aqui.


Con la Pringesa comunico todas las cosas. Antes que aya de dezir alguna
cosa, lo comunico con su alte/a, y esta muy puesta en pensar que por virtud
estos no han de hazer nada, y que son menester amenazas; y por esto yo dixe
al dotor lo que arriba tengo escrito, porquel es la espia de casa y syenpre viene

con vnas hablillas, y en partyendose de mi, se va al rey y le dize todo lo que


le digo.
Nuestro Señor &.
De Rixamonte a xiii. de margo de Dviii. años.

OTJ?^ CARTA
para su alteza, hecha en Londres a s.vni. de margo de ¡08. Fue por la mar^
dirigida a don Pedro de Amia y duplicada por via de los mercaderes de
Brujas.

Después que de Rixamonte no ha sucedido otra c<isa syno


escriui a \'. al.

que estos perseueran en su dilagion, y por ninguna manera puedo acabar de


aver avdiengia con el Rey, y todavía dizen que esta flaco y no byen dispuesto,
y cada dia enbian por el enbaxador de Flandes y de Frangía y veen al Rey y
negogian con el, y para mi syenpre esta malo, y quando aquexo en dezir que
— 426 —
quiero junlanse los dfl consejo y hablan coniigo cosas de poca sus-
habl;ille,

tancia y de conocidas dilagiones, y quando acabamos la habla }• les digo que


quiero ver al Rey, dizennie: —No esta byen dispuesto; nosotros
le haremos re-

lación de lo que aveys hablado, sy le pudyeremos hablar. Y asy se pasan otros


seys o syete dias que no me hablan; de manera que muy conogidamente se
vee que no han gana de concluyr el negogio tan ayna. Byen creo yo que no
an gana de desconcertalle, mas que dilataran la conclusyon quanto ])udyeren
hasta ver el fin de las cosas que tengo escritas.
El Rey y la Pringesa son venidas a Granviche, vna legua de Londres, don-
de estaran toda esta cuaresma. Aqui les apretare tanto que no puedan desca-
bullirse de dar verdadera señal de lo que quieren hazer.
No he querido hablar en lo de la dotación que han de hazer a la Pringesa,
por no alterallos y dalles cavsa para que dylaten, avnquel pareger de la Prin-
gesa era y es que no se deve dexar aquello a la postre, y que antes que venga
a tomarse las manos, querría saber en que o con que ha de biuir, y que no se
dexase para cuando no se pudyese hazer otra cosa syno lo que ellos quisyesen.

Todavía digo a V. al. y muy gertificadamente, que si llegamos a hazer el

apregio de las joyas, que se a de perder las dos partes de lo en que están
apregiadas, y que avnque queramos después dezir que V. al. quiere pagar en
dyneros y no dar las joyas, que no lo querrán regebir, syno tomar las joyas
en que fueren apregiadas, y que pague V. al. lo que faltare, y asy harán en lo
de la plata. Vuestra alteza vea sobre todo, y con correo que haga diligengia
escriua lo que manda que en esto se haga, que a mi ver, y es gierto, que se
perderán en el apregio de todo mas de xv@ coronas de lo en que alia están
apreciadas las cosas, y mas de xviiig) coronas.
De Flandes me han escrito que desean mucho meterse por las puertas de
\'. al., portjue conogen que a la postre este a de ser su remedio; y el que me

escriue trabaja que yo me cartee con musyor de \'^ergas. Hasta agora no le he


querido escriuir, porque querría (|uel comengase. El rey de Inglaterra esta
muy desabrido porque no son venidos a confirmar loque en Cales asentaron,
y esta corrido por aver hecho ])regonar Pringesa a su hija, y trabaja quanto
puede porque vengan los enbaxadores de Flandes, y parege que no tyene
gierta esperanga de su venida, avnque dizen que vernan para la pascua de
Resurregion, o kiego después de pasada la pascua; y en algunos he hallado
que pyensa que por parte de V. al. se estoma la venida de aquellos, porque
an echado fama quel marques de Denia hera venido por las postas a Flandes
y que venia a estorvar este casamiento.
Xuestro Señor, &.
De Londres a xvni de margo <\o (|u¡n¡<'iU<)s e ocho años.
A

— 427 —

OTRA CAR/
para su alteza, hcclta iii Ciranviclic a xxi. de iiiar<;ú de íiaV años. I .ciiola i'ii

maestre de vita naoynglesa a Bilbao, endei-egada a Martin Sánchez de {'amu-


dio, y fue duplicada por la via de los mercaderes de Brujas.

Üespues i|ue escriui a V. al. a los x\ iii. lüas de margo v\\ vna cart.i (|iif

vva dirigida a ilon l'edni de Avala, los del consejo del Rey me enbiaron a de-
/ir lunes si^Liieiile, nue fueron veyntc del dicho mes, que cpierian hablar comi-
t(o,
y yo fuy a la corte |)ara hablarles, y dixeronmc sy ([uei-ia de/ir algo. Yo
les dixe que en ellos avia quedado la habla, y que me avian de responder la

voluntad del Rey acerca de la materia en que aviamos hablado, que yo oyria
de buena voluntad lo quel re\' avia respondido. Dixeronme: La respuesta del
Rey es la i|uc vistes el primer día, que se maravilla mucho como hablaxs en
cosa tan vergonzosa que es quererle pagar con lo suyo y, cierto, su magestad
tyene razón de maravillarse desto, porque nunca le fue dicho tal cosa que
aquella plata y joyas si- trayaii para le pagar, porque sy lo supiera, o las to-
mara, o las mandara poner en guarda, y no las dexara a dispusy(,'ion de la
Pringesa; y la Princesa ha vsado de las cosas todas como de suyas propias, y
nosotros por suyas las tenemos, y por suyas las conocemos, y asy es de creer
(|ue aquellas le fueron dadas por sus padres gragiosas, syn pensamiento de ha-

zer pagado al rey de Inglaterra con ellas; y si no hera asy y venian para pagar

al Rey, .'por (¡ue no se lo dixeron haziendo algún abto sobre ello.^ Yo les res-
pondy que me maravillaua de la respuesta (jue me davan, y mas en dezirme
que hera aquella la respuesta del rey de Inglaterra, y que en ninguna manera
queria creer quel Rey tal dixese, porque se podia byen preñar quel Rey fue sa-
bidor dello, y que aquellas joyas y plata se trayan para pagalle la suma que en
joyas y plata le avian de pagar; y para en prueva desto dezia quel dia que se
celebraron las bodas del Pringipe Artur y de la Pringesa, Pero Manrique avia
querido poner vn aparador con toda la plata que la Pringesa avia traj'do, y quel
Rey avia mandado que no se pusyese, que pues venia aquella plata para pa-
galle, que no queria que se viese; y mas, c|uel mismo Rey avia dicho al cama-
rero que aquella plata que trayan y joyas no vsasen dello publicamente, por-
que no tomarla cosa ninguna de aquello que paregiese aver husado la Pringesa
dello; y mas, que muchas veces en tienpo del Pringipe Artur el Rey avia dicho

al dotor de Puebla que pues el avia de ser pagado de aquellas joyas y plata,

que se las diesen, y quel dotor se avia defendido de las dar porque avn no
hera venido el tienpo del pagamiento; y quel Rey avia dicho asymismo al do-
torque sy avia de tomar aquellas joyas y plata en pago del dote, que aquello
lodo le avia de ser entregado y avia de ser sacado de poder de la Princesa; y
quel dotorle dixo que no, que la voluntad de V. ais. no avia sydo aquella,

syno que aquellas joyas y plata se apregiasen, y apregiadas. que se quedasen


— 428 —
en |j ulcí" de la rrin(,"esa, la piala para su sciuigio, y las ¡uvas para su adorna-
miento; V (|ue sobro esto avian pasado muchas platicas, y que no crey;r yo quel
Rey esto negase. V que a lo que dezian i[ue porque no avian hecho algund
avto sobre aquello para que fuese notorio que aquellas joyas y plata venían
para hazer el pagamiento, que esto no hera negesario, porque al tienpo que se
oviesen de dar bastaua que se dixese, y no antes; y que sy avian traydo estas
joyas quandó vino la Princesa y no hera necesario que entonges se truxesen,
pues no hera llegado el tienpo de que por aquello no se entendía que
la ])aga,

heran las joyas de la Pringesa, syno de V. al., y que por mas seguridad las
avian traydo ciuando la I'ringesa vino; y sy Dios avia atajado las cosas con la

muerte del Pringipe Artur, que fue antes de ser conplido el tienpo en que las
joyas se avian de entregar, que esto no hera a culpa de V. al., antes devian de
agradeger que antes de ser conplido el tienpo y mucho antes, estuviesen aque-

llas joyas y plata en Inglaterra para hazer el pagamiento. que a lo que dezian Y
<[ue la Pringesa avia vsado de toda la baxilla y de todas las joyas en Gales
quando fueron casados el Pringipe y ella, que este vso no le atribuya ningund
derecho, t[ue la Pringesa lo pudo lomar prestado para ataviar su persona y
seruir su casa; y que por la onestidad cpieria dexar de dezir algo mas que po-
dría dezir, o en la habla pasada avia dicho, porque me avergongava de lo de-
zir. Respondieron: No, syno dezi francamente, que esta, platica es que pasa en-
tre nosotros. Yo les dixe: Vosotros sabeys byen lo quel rey de Inglaterra y el

Pringipe, su hijo, dieron a la Pringesa, ni quando se caso, ni después de ca-


sada; y como se viese ser hija de tan graneles Pringipes y nuera de tan alto y
rico Pringijje, paregiole que en adornar y ataviar su persona con lo que hera
de su padre e madre que hazia mucho en la honrra del Rey, y avn que suplía
ella y encobria lo quel Rey y el Pringipe, su marido, avían faltado; y que sy se

avia seruido de la baxilla avía sido porque no yva tan proueydo el Pringipe
que no ovíese sido menester quel camarero que V. al. avía enbíado para guar-
dar estas joyas hasta que se oviesen de entregar no las sacase; y que por esto
la Pringesa avia vsado dellas tomándolas ¡Drestadas, o aprouechandose de aque-

llo que hera de sus padres y avia de ser suyo. Fínahnente, que me díxeron

que aquello ellos lo tenian por suyo, y que V. al. no conplia como yo avía di-
cho que venia a conplir y pagarlos c® escudos. Yo les dixe que V. al. con-
plia, y yo tenía todo el pagamiento en Londres, y que cunpliese el Rey lo que

hera obligado, que yo haria el pagamiento a vista de todos los que lo quisie-

sen ver, entero, y en forma y manera que V. al. hera obligado a lo hazer. Tor-
la

naron a dezir que sy se entendya aquello como primero avia dicho, que avia
de hazer el pagamiento con la plata y joyas (¡ue acá estauan, ciue j'a me avian
dicho que aquello hera suyo, v no de V. al. Yo les replique que aquello hera de
V. al. y no del rey de Inglaterra, y que V. al. podía hazer dello lo que qui-
siese, vendello o levallo a Castilla. Respondiéronme: Xo podréis ni os lo dexa-

riamos sacar, que aquello es del rey de Inglaterra. Respondíles: Sera porquel
Rey de Inglaterra querrá tomar lo que es del Rey, mi señor; mas no porque
- 429 -

tern;i ¡iisliíjia a elki. Kespoiidieron: No, syiio tiiie tyene ¡uslii^ia. Rcspondilfs:
Luego todo lo que entra «mi vuestra tierra es del Rey? Respondiéronme: .\s\

lo tenemos por <;ierto, que todo esta dehaxo de su mano v de todo puede dis"
poner a su voluntad. \' levantai-unsí' muy enojados, di/iendo (|ue los avia yn-
juriadü en dezir c|ue el rey de Inglatc'rra querva despojar a V". al., que su Rey
hera tan rico, que no avia ne<,'esydad de los pocos hyenes de los otros reyes.
Yoles respond)': Nd nos ciuehremos las cabegas sobre esta materia, i.|iu- pues
queres negar la verdad, no ay razón tpie se diga que sea buena. \ I ¡ios \- a

vosotros tomo jior testigos como yo soy venido aqui a conplir con el rey de
Inglaterra lo quel K(^y, mi señor, es obligado, y como sov venido antes de ser
conplido el tienpi), y que estoy [iresto |3ara hazer el pagamiento, cunpliendo el

rey de Inglaterra que es obligado. Y porque me jiarege, y es asv verdad,


lo

(.\ue esto que moves es mas para dar dilagion en este negoc^io, o para no que-

rer conplir lo capitulado, que porque tengays razón para dezillo, hagos saber
que aqui no son menester dilaciones ni largas, syno que avenios de venir a la

verdad, y me aveys de dezir claramente sy o no, pues que no ay razón para


hazer otra cosa: y este sy o no a de ser de aqui a en fin del mes de margo,
porque con qualc|uier cosa que me respondierdes yo escriuire al Rey, mi señor,
todo lo que en vosotros y en el rey de Inglaterra he hallado; y no querría es-
criuir cosa que aya de dar al Rey, mi señor, alteración; y por esto quiero es-
]Derar este tienpo, porque la respuesta que vosotros me dieredes la tomare por
respuesta dada de la boca del Rey.
Como tengo escrito a \". al., estos dilatan y dilataran quanto podran hasta
ver como V. al. toma lo del casamiento del Pringipe don Carlos, y hasta ver el
fin de la esperaiiga i\ue tyenen de su casamiento, y hasta ver en que paran las
cosas del rey de Frangía y del Rey de Romanos; y tanbien creo que esta dila-
gion sea ynvingion del dotor de Puebla, que les ha puesto en que tengan muy
rezio en esto, porque todavía sacaran el valor destas cosas de Y. al. y se que-

dara la Princesa con ellas, porquel me dixo sy traya la paga enteramente; yo


le dixe que sy; el me dixo que faltava mucho; yo le dixe: En eso no os deten-
gays, que yo pagare que He
sabido que se fue a los del consejo y les
lo faltare.

dixo que yo traya anpla potestad para hazer todo lo que quísyese; y asy se
detyenen en esto para esperar a ver lo que tengo dicho; mas crea V. al. que

con mucha dificultad se acabara que tomen muchas cosas de que la Pringesa
se ha seruído, > <|ue sy las tomaren, que las han de poner en tan baxo |)regio,
que se perderá, como tengo dicho, en la plata la sesma parte, y en las joyas de
perlas y piedras las dos partes de lo en que están apregiadas; y sy venimos al
pregio, que las pornan en tan poco que casy no sea nada; y después de apre-
giadas, sy las pusyesen en poco pregio y las quísyesemos tomar por el tanto, o
dar quien diese por ellas mas, que no lo consyntyrian, syno que dirían que
en aquel pregio por que fuesen apregiadas es obligado el Rey a tomallas, y que
en aquel pregio las quiere, y Y.
avra de pagar lo que faltare; y por esto se-
al.

ria bvQn sy pudiésemos aver las joyas y la plata pagallo en dinero, pues ha
— 430 —
cíe pagar \'. al. asy como asy In c|uc en aquellas se menoscabare. X^uestra al-

teza haga a(_|uello que sea su seruii;io, y con correo que haga diligengiar mande
responder lo (jiie es de hazer, cpie es menester asy.
La Pringesa esta tan fatigada tle ver las maneras destos, t|ue de ninguna
cosa se puede consolar acordándose de las cosas que ha pasado, que averio es-
crito a V. al., o averio sabido acá de muchos las cosas que ha pasado v las

necesidades t[ue ha sufrido y las palabras que le han dicho y los malos trata-
mientos que le han hecho, a\' mucha dyferengia, y an sydo cosas para aver do-
lor de pasado ver esto que agora vee, esta tan afligida y tan
oyllas; y sobre lo
desconsolada. no se puede dezir, y avnque con su real coragon muestra la
(.|ue

cara pla/entera a todos, a mi no puede encobrir lo que syente. Pluguiera a


Dios que hiera yo tan rico que pudyese conplir con la cobdigia destos, que,
por pyedad que he de su alteza, tuvyera por byen de andar yo a pedir por
la

Dios \^ me despojara de todo lo que tuvyera por ver la salida de tanta angus-
tia. Tiene tanta necesidad su alteza, y si V. al.- no la prouee, regibe mucha ver-

güenza. Juan Castil escrive acá tantas particularyedades de la Reyna \' de


drandes, y tantas cosas, que no puedo crer que V. al. tyene pagificos esos rev-
nos, syno que a cada parte dellos ay grandes rebeles.
Nuestro señor, &.
He Granniche a x.ki. de margo de ii\'iii." años.

II I Todavía an respondido lo que tengo escrito, y no ay otra cosa ni quien


de aquella opinión los saque, ni basta razón ni otra cosa con ellos. PLl I\e_\' to-
davía perseuera de no darme audiengia.
Después que escreui a \'. al. a los xxi. de margo no a ávido cosa nueva que
escrevir, syno que ginco dias antes que el mes de margo se cunpliese me lla-
maron los del consejo del Rey y me hizieron vna protestación, que el Re\' \
ellos en su nombre me dezyan y protestavan que no recibiryan en pago nin-

guna cosa de todo lo que la Pringesa oviese traydo, ni de cosa ninguna que
su alteza oviese vsado, parque todas aquellas cosas que la Pringesa tenia, con
las quales, según avian entendido de mi, les pensava hazer el pago, que ellos
las tenían por de la Pringesa y no |3or agenas. Yo les hyze otra protestagion:
que yo era venido aqui mes y medio antes que se cunpliese el tienpo en
que se avia de hazer el pagamiento, y que ya sabían que les avia dicho y re-
querydo que lo c[uisyesen regebir y que ellos cunpliesen lo c|ue eran obligados,
y (lue no avian ([uerido hazer, y avian traydo sus dilagiones para venir aquel
lo

tienpo; que pues el tienpo avn no era conplido en que se avia de hazer la
paga, que yo les requerya cjue la recibiesen, porque yo eslava ])resto de con-
plir con el rey de Inglaterra en nombre de V. al. todo lo que estava capitula-
do. \ asy avernos estado hasta agora, que no se a hecho ni dicho mas. Guando

I i) Desde iiqiii ¡uiló^riih i lili I'.inlj;ijinl(M.


— 431 —
hallo algiiiii) de los dt-l consejo, en espegial al Priiiaseilo, dame buena i-speían-
ga: todavía syno quedare por V. al. de conplir esto que falta en otra cosa mas
que vuestras joyas, no lo an de tomar.
I, a Princesa esta muy congoxada en dos maneras: la viia, que regihe tanta
verguenga que esto este en esta disputa que lo que truxo no era suyo, syno
que se avia de tomar en cuenta de los dozyentos mil escudos; y dizense tantas
cosas sobresto, (pie no me maravillo que su alteza se avergucnge, que a mi me
salen muchas colores a la cara; y la otra es que se tiene jjor dicho que estos
no vernan en otra cosa syno en perseverar en lo que vna ves an dicho, y rege-
la que p.)r esta causa sea de desbaratar este negogio, y como sea cosa cjue

tanto toc[ue a su onrra, esta muy desconsolada v congoxada, v como su alteza


no esta bien sana, paregiosele tanto este cuydado, que esta harto disfygurada;
y bien creo que sy V. al. la viese, que no la conogerya, y algunas vezes con la-
grimas, avnque tiene el coragon real, dize: Yo fvy tan desilichada, c[ue en mi
desdicha nagen todos estos ynconvinientes; y parege ipie el Rey \' la Reyna,
mis señores, me tuvieron por desechada, según lo que me an dexa<lo padeger
en este rey no; Plugyera a Dios que tuera yo en su casa Real como fueron las

hyjas del Comendador mayor y y de otros muchos


del Adelantado de !\lurgia

criados de sus altezas, que quedaron con muchos y muchos quentos de renta,
y a mi que fvy su hyja, por treynta mil coronas que se an de dar vna ves para
syenpre an querydo poner mi onrra y la suya en tanta aventura. Crea V. al.
que la Pringesa tiene real coragon; mas la mucha ¡lasyon que syente de lo que
espera y de lo que a pasado le haze dezyr esto y otras cosas muchas desta ca-
lidad que a mi en secreto me dize, Xo ay persona en el mundo que la vea que

no se mueva a a Y al. por la fe de lealtad que le devo, que no


pxadad. Yo juro .

se persona oy en esta vida que tan maltratada sea y aya sydo como su alteza;
y no se puede creer syno se ve como le dan de comer, y en que, y como la tra-
tan; mas para sufrir. Por no dar pena a V. al. en oyr por menudo las cosas tjue

pasa \' a pasado su alteza, geso de las escrevir. Basta esto poco, que por esto
entenderá lo cpie es su alteza. Suplico a vuestra magestad que no aya miseri-
cordia della como padre, mas como pringipe que ve a vuestra hija de reyes
tan maltratada.
El dotor de Puebla en ninguna cosa le hallo prouechoso a los negogios, mas
paso con el; ni le desecho, ni le pongo en ellos; trabaja quanto puede porque
yo hable con el Rey en el casamiento de la Reyna, syn quel me hable en ello, y
viene muchas veces a mi con esta razón. Xunca a podido sentir de mi que tray-
go comisyon de hablar en tal materia; y de que ve que me gierro, dize que esto
tiene desabrido al Rey, y que no me vera, y hallo que es verdad el no verme,
porque nunca e podido acabar con el que me de avdiengia. X'erdad es que esta
mal y bien malo, y muy flaco, y avncjue creen los suyos que se va |)oco a poco,
mas todavía negogia con otros.

Juan Castil escrive acá tantas particularidades y tantas cosas, que no creo
que aprouecha nada su escrevir; v vnas vezes los hallo con alteragiones délas
— 432 —
alteragiones que les escrive que alia ay, otras vezes están mansos. No les tomo
tyento.
Suplico a V. al. que me mande escrevir que medio se tomara con estos, que
yo creydo tengo que serán malos de sacar deste proposyto, y que sy vinieren
en tomar algo destas cosas, que ha de ser muy poco, y en tal pregio que se pier-
da mas de la mitad. Y como escrevi a V. al., faltan quinientos marcos de plata,
con c.'ivi., marcos que estavan en vna cama, la qual no vino acá; y del oro, avn-
que escrevi que faltavan treinta y ginco marcos, no ay biuo del todo syno los
collares y las gintas, y avn destas falta algunas axorcas y cadenas y cuentas y
t()das las otras cosas de menudencias en que avia oro, todo es dado, y gastado;

y no me maravillo syno de lo que ay, según la lazeria y miseria an sufrido


seys años a.
De Granuche a u. de abril: no hago syno escrevir por todas partes, que no
es posyble que de tantas cartas como escrivo no vayan alia algunas.
De Granuche a dos dias de abril de Dvai. años.
(Fue por la mar esta carta enderezada a Martin .Sanches de Qamudio a
Bilbao. 1

OTRA CARTA
escrita a xvii. de Abril de rniu. Fue por Brujas duplicada: la vita, enderezada
a Pedro Lopes y la otra a Martin Sánchez de Qainndio.

A los dos dias de Abril escrevi a \'. al. todo lo que hasta ally avia pasa-
do. .-\gora a los syete de Abril, los del consejo del rey dinglaterra menbiaron
a dezyr que queryan hablar comigo, y yo fvy a les hablar, y dixeronme estas
palabras: —
.\o apartándonos de lo que tenemos protestado en nonbre del Rey
nuestro señor, queremos ver est^S cosas que dezys de plata y joyas que tenes
para hazer este pagamiento; y por esto no se entienda que el Rey se a de mu-
dar de lo que de su parte tenemos dicho, que es no tomar ninguna cosa de lo

que la Pryngesa aya traydo sobre sy, ni de la plata de que ella vuyere vsado.
Yo les respondí: —Sv no lo aves de tomar, no es necesario de lo ver, porque
aquello, (¡uando no quisyesedes estar |ior lo capitulado, o yo lo hundiré y lo
liaremoneda, o yo lo levare a España. Dixeronme: No os lo con>-,entiremos; —
mas todavia el Rey quiere verlo v saber lo que es; y no deves poneros en no
mostrallo, pues de mostrallo a no mostrallo no ay mas ynctmviniente en lo
vno que en lo otro. Yo acorde de se lo mostrar, y hyzelo poner todo en vna
sala muy
bien puesto, los collares y las gintas y todas las cosas de oro por su
parte, y las joyas y la plata dorada por la suya, y la blanca por la suya, y allí
— 433 —
vyiiieroii los del consejo a lo ver, y miráronlo todo y mandaron <|iic sf lo dexa-
sen ;illy por vi\ ora; y dexaroiilo ally, y el Rey y madre salieron a vello todo,
su

y después cjuo lo ovieron visto, mandaron al camarero que lo cógese, y cojolo.


\' otro dia nos juntamos a hablar y dixeronme: — Rl Rey a visto todas aquellas

cosas, y |5arec;ele todo bien; mas dizc ([ue por ninguna manera no tomara cosa
de lo (|ue sea para adornamiento y seruigio de la Pringesa, porque le ¡jaregerya
cosa d? mucha ynumanidad, y avn c|ue sonarya mal en todo el mundo. Y que
se maravilla de pringi|ies tan poderosos y señores de tantos reynos como es \'.

ai.y era la reyna, que glorya aya, querer que se aya de quitar a su hyja las jo-
yas c[ue dieron para onrra de su persona y para mostrar la grandeza de sus
le

jiadres. Yo les respondí (¡ue me paregia que en aquello no tenia razón el Rey,
|ior([ue \'^. ais. avian prometido con su hyja dozicntas mil coronas, y (|ue avia
sydo p' mayor dote que nunca se avia dado a hyja despaña, y que allende de
aquello, avian enbiadosu hyja con tal de lo que era plata y oro y
atavio, fuera

joyas, que valia mas de veynte mil ducados, de lo ([ual ninguna cosa se conta-
va, y cjue queryan no tomar en quenta lo que era plata y oro 3^ joyas, y que se
([ueryan quedar con ello, de manera quel nonbre avrya sydo de dozyentos mil
escudos, y la paga seryan dozientos y quarenta mil que valían las joyas; y que
la yntingion de \'. ais. nunca avia sydo que aquellas joyas se quitasen a la

Pringesa, ni la plata; mas que se apregíasen y quedasen en su poder para su


seruigio, como era razón; y que me paregya que no agradegian que V. ais.

avian tomado cuydado cjue el rey y su hyjo avian de tener de dar joyas y
el

atavíos a la Pringesa, y que V. ais. se lo avian dado; y pues se avian ahorrado


el trabajo, que no quisyesen el provecho tan fuera de razón y justigya. Replica-

ron dizyendo: —
El Rey en ninguna manera tomara los collares y las gintas y
las otras cosas de oro, ni los joyeles, Pryngesa, y
porque de todo a vsado la

como cosas suyas las conocemos y teniéndolas por tales, son del pryngipe, su
marydo, según las leyes deste reyno, y no son de vuestro Rey, como vos de-
zys; asy que en estas no hableys. En lo de la plata no dezymos tjue no tomara
alguna; mas todo lo que pertenege a la capylla, no se a de tomar nada en cuenta,
ni de la plata blanca toda la que la Pryngesa trae en su seruigio cotidiano, ni

las guarnigiones de cavallos, ny nada desto. Por ende ved sobre que hazes gi-
míento, questo que quedara muy poco es para tan gran suma como aves de
conplir; y paregenos que queres dar dílagion, avnque dezys y os quexays de
nosotros que dilatamos o queremos dilatar. Yo les respondí satisfagiendoles a
muchas cosas que me dixeron, y a la verdad, no quedaron syn algún conogí-
míento que yo les satisfazya a todo; mas su obstínagíon es tal, que no bastan
razones para satisfazer a su cobdigya, ni avn bastaran dineros, que tantos
quantos mas tuvieren tantos mas desearan.
Salidos desta habla, el dotorvino a mi con esta habla: Yo syenpre trabajo
quanlo puedo porque estos negogios ayan buen fyn, y no dudes syno que to-
maran lo mas de la plata; y paregeme que hazen harto, según su condigion. \
en lo de las joyas dívryades dispensar, o el Rey no se devia en esto detener,

55
— 434 —
pues da a su hyja; y no me pnrege questa tan malo el negocio como vos pen-
la

says, que harto es que vengan en tomar la plata, ^'o le dixe: Dotor, el Rey, —
mi señor, quiere conplir lo que vos mal capituhistes, y cunple mejor y mas con-
plidamente que esta en la capytulagion; y paregeme que como distes dozyen-
tos mil escudos en tienpo que los diera el rey dinglaterra porquel rey y la

reyna, nuestros señores, le dieran su hija, (¡ue devryades trabajar que se con-
tentasen con cunplyr Rey, mi señor, mejor que no esta prometido, y que
el

pyerde mas de quinze mil ducados en las cosas que se an de dar, y que truxo
la Pringesa sobre xx® ducados de ventaja. Comentóme a traer enxenplos y re-

franes, y dezyr que V. al. avia dañado todo este negogio, a viendo escrito tan

sabrosamente sobrel casamiento de la reyna y del rey dinglaterra, porque por


aquellas cartas que V. al. escrivio tuvieron los yngleses por tan hecho el ne-
gogio como sv va fuera el matrimonio consumido; y que no hablar yo en el lo
destruya todo. Yo le respondí que a tal liviandad no era de responder, porque
avnque vn Conde demandara a V. al. a la reyna en casamiento, no le avia de
responder mal, quanto mas a vn Rey; y que sy eran tan livianos que por aque-
llo pensavan que era bien hecho y lo avia publycado por hecho, que padecie-

sen la pena de su liviandad. Y visto que el dotor en nada aprouecha a los ne-
gocios, yo le e dado la carta de V. al., que hasta aqui no se la avia dado, y e
declarado que no es enbaxailor; no digo que daña, por no pecar, mas pyadosa-
mente lo puedo creer, porque nunca ves me habla que quando yo voy a hablar
a los del consejo no halle las palabras quel me dize en ellos.

.A los catorze dias deste mes yo fuy a hablar a los del consejo, y escrevi

vna carta al rey dinglaterra suplycandole que me


quisyese dar audiencia, y
dixe a los del consejo: — Paregeme que en quantas vezes avernos hablado, en
ninguna cosa avernos tomado conclusyon; antes conogidamente se conoge que
me queres traer de dilagion en dilagion, y que no quiere el Rey dexarse ver; y
para negogiar comigo o oyrme esta malo, y para todos los que quieren nego-
giar con el esta bueno. Yo regibo verguenga de aver estado aqui dos meses, y
nunca aver visto al Rey, ni aver tomado conclusyon en esta cosa que eslava
concluyda, y no quedava otra cosa sy no efetualla; y os pido que clara y abier-
tamente me respondays el fyn que tomeys en este negogio, porque el Rey, mi
señor, no a destar esperando a vuestra voluntad, ni a de consentir que andeys
jugando con y con su hyja. Y porque serya razón que yo escriviese a su al-
el

teza lo que e hecho, querrya quel Rey se resoluiese y me diese respuesta reso-
luta por que yo pueda escrevir al Rey, mi señor, cosa gyerta, para cjue su alteza
haga la determinagion que le converna hazer. Respondiéronme: — Qierto, no es
dilagion,syno quel Rey esta mal dispuesto, y ruégaos que de aqui a quince dias
ayays paziengia, porque los físicos le dizen que para aquel tienpo estara bien
para poder entender en negogios, y entonges su alteza, o nosotros en su non-
bre, os diremos claramente la fyn a la conclusyon a este negogio; mas en tanto
vos podes escrevir al Rey, vuestro señor, que no deve de hazer cuenta desto

que acá dize que tiene para pagar, syno que deve enbiar el pagamiento como
— 435 —
es razón que lo cnhie. Kn esto paramos, avii(|iic' iivo liarlas ra/oncs cnlre
medias.
VA consejo deste Rey es totio de mujeres, di^o el consejo priuado, y estas
saben todo quanto el Rey muchas nuevas a la l'ringesa, quier
sabe, y vienen con
sean verdaderas, (|uier sean cchadi/as. Di/en ipiel Rey di/e ([ue esta suelto
de la cap¡tula(;ion que tenia hecha, |)or(|ue a dado dos términos de porroga-
<;ion a \'., al. y (pie agora no lenhia el ])aganiiento conplido; y dizen tantas co-
sas a la Princesa, ipie la liencMi tan atribulada, que yo tengo mucho temor <|ue
a de caer en alguna gran enfermedad, porque su alteza no esta sana, syno bien
flaca y muy descoloryda, y muy dañada la conplysion, y sobreuiniendole tales
plazeres, tengo rezelo cpie a de venir a mucho peor de loque esta. Xunca tanta
crueldad se tuvo con vna cativa ([uesluviese en tierra de moros, como se tiene
aqui con la Frin(,-esa.

De Londres a xvii. de cdiril de 508.

OJA'A CARTA
del Rey Católico a Gutierre Gomes de Ftiensalida, su embajador en Ingla-
terra.

Va. Rkv.

Gutierre (iomez de Fuensalida, Comendador de la Memhrilla, e nuestro


Embaxador y que me escriuistes por mar y por tierra
del nuestro conseio: Vi lo
a tres y xi y xui de margo, y primeramente houe mucho plazer de saber la con-
ualecencia del Serenissimo Rey de Inglaterra, my hermano, porque por otras
partes me
hauian escrito de su enfermedad, y estaua dello con mucho cuyda-
do, mayormente no teniendo, como no tenia entonces, letras vuestras; de ma-
nera que quando las recebi, en hauer sabido por ellas de la conualecencia del
dicho Serenissimo Rey, mi hermano, me
mucho descanso. Nuestro Se-
dieron
ñor le guarde y le conserue la salud y le acreciente la vida como el mismo
desea, que asi deseo su vida y prosperidad como la mia propia.
A lo que dezis (-|ue vos di.\o el dicho Serenissimo Rey, mi hermano, que
en casamiento del Principe y de la Princesa de Gales, nuestros comu-
lo del

nes hijos, ninguna cosa ha podido mudar su pensamiento, porque quando el


promete una cosa nunca fallaran que en ningún tiempo vaya contra ella, y
que siempre se precio de guardar verdad a todas las gentes, vos le respondis-
tes muy que yo fasta oy no se que el haya que-
bien, y le podéis certificar
brado cosa de que haya prometido en ninguna parte del mundo, y que yo
las

le tengo por Principe muy virtuoso y muy verdadero, y que por ninguna cosa
del mundo no vernia contra su palabra < asiento; y que teniendo yo esta opi-
nión que tengo del, no solamente lo cpie entre nosotros esta asentado, mas
qualquier otro asiento c]ue con el ficiese se ternia por muy seguro e firmisi-
mo, V no pornia en el duda ninguna, como se podria poner en otros de quien
se ha visto es]ieriencia contraria; porque asi como quando una vez se vee que
alguno (juiebra la fe se presume que no la guardara otras veces, asi el (jue la
guarda vna vez se cree que la guardara siempre; y que no deue tener en poco
el dicho serenissimo Rey, mi hermano, esta estimación y crédito que se tiene
a su fey promesa Real en toda parte, porque demás de ser cosa tan principal
V tan necesaria ala dignidad Real guardar la fe, le da grande crédito y aucto-

ridad en el mundo; y que asi puede tener por cierto que yo le tengo y ter-
ne siempre mucho amor y muy verdadera amistad, y que no solamente guar-
dare muy cumplidamente que entre nosotros esta asentado, mas en todo
lo

lo (jue yo le pudiere hacer verdadera hermandad y amistad, y mostrar con

buenas obras el mucho amor que le tengo, lo fare como verdadero hermano
lo deue facer.

(l) Entendí todo lo (,|ue lia pasado entre vos y los del consejo del Rey de

Inglaterra que para ello eran deputados sobrel cumplimiento de la dote de la


PrinQesa de Gales, mi fija, y las maneras que con vos se han tenido en esa ne-
gociación, asi por los susodichos, como por el dotor de la Puebla, asi como me
ha desplacido lo que ellos han dicho y fecho, que en tal caso entre hermanos
no parecen bien tales maneras, v estoy muy contento de lo que vos les habéis
respondido y de la manera que en la negociación habéis tenido, y señalada-
mente de comimicar todas las cosas con la Princesa de Gales, mi fija, y ha-
cerlas y guiarlas con su parecer y acuerdo. Y
en toda esta negociación el princi-
pal intento (|ue debéis tener, como veo c[ue lo tenéis, es en trabajar por la mejor
manera que os pareciere que se fagan las negociaciones del Principe y do la

Princesa de Gales, mis fijos, lo mas brevemente que ser pudiere, y en esto solo
entender con todo vuestro cuidado y buena industria, que después de fecho
esto, todas las otras cosas de la dicha Princesa ternan buen remedio. Y para

que esto se acabe presto, ver vos qual es el camino mejor y mas corto, y se-
guir aquel, porque la conclusión de este negocio no se alargue. Mas por la falta
que decís que hay en la plata y oro y en los aprecios de eso y de las joyas,
uisto lo quede todo eso haueís escrito, particularmente que falta, como cpiiera
([ue por muy baxas (|ue alia quieran hacer las tasaciones, no creo que habrá

razón ni justa causa para abaxarlas tanto; pero por mas seguridad del negocio,
vos envió con la presente cédula de cambio de diez mil ducados de oro, con
los cuales se cumplen largamente todas las dichas faltas que escriuistes, y aun

sobran mas de tres mil escudos de oro, según lo bereis particularmente por
un pliego (|ue va aqui ordenado por Juan Lojiez, en que va sumado todo lo que
montan las faltas, y lo ultimo en que creéis que abaxaran los precios, y lo que

(i) Desde arjiíi en cifra.


-
4.V —
vos ciiviti 1> II- t;imhio, v lo que se traigan ;na las
que sobro, p,)r([iic no (|ii¡ero

¡ovas ni la plata v oro para patear en dineros, sino que se pague con ellas,
auníjue se pierda lo que dccis, porque no haya dilación en este negocio; y lo
que faltare en los aprecios, que lo paguéis de los dichos diez mil ducados. Mas
todauia trabajar i|uc el agrauio que se nos ficiere en los dichos aprecios sea el

menos que ser pudiere; sobre todo vuestro fin sea abreviar la conclusión del
negocio, pues uedes lo que en ello va, ayudándoos de todo lo que para ello
pudiere aprouechar. Y
para esto pareceme que al Rey de Inglaterra, auntiuo
no le deis esperanza cierta ilel casamiento de Reina y Princesa, mi
la lija,

como dice el dotor de Puebla, pero no le deueis quitar la esperanza del


(li-

dio casamiento, antes le certificar que hauiendo de casar la Reina y Princesa,


mi tija, vo no daré jamas lugar ([ue case con niagiin otro Principe sino con el
(^uie de mas de su estado, yo estimo mucho su persona y le tengo por
Principe que guarda su fe, que es una de las principales cosas, que esto he yo
de mirar. V podeisle decir que la Reina, mi fija, esta todauia en lo que estaba
cuando partistes, v que fasta agora no se ha podido acabar que consienta se-
pultar el cuerpo del rey don Felipe, su marido. Y porque el rey de Inglaterra
me escriuio rogándome que yo tuviese manera que Juan Estil, el suyo ciue esta
aqui, diese a la Reina, mi fija, las cartas que le escriuio el dicho rey de Ingla-
terra y le fablase de su parte, como quiera que la Reina, mi fija, no quiere ver
a nadie, yo meti a Juan Estil donde ella estaba, y le deje solo con ella para c[ue
le diese las cartas del rey de Inglaterra y le fablase de su parte todo lo que
quisiese, para que conozca el rey de Inglaterra que yo ando con el claramente
y con amor. Y el dicho Juan Estil dio las cartas a la Reina, mi fija, y le

fablo todo lo que quiso, según el lo escriue; y como la Reina, mi fija, esta en

lo que he dicho, en efeto no pudo sacar de ella mas de remitirse a lo que a


mi me hauia tratado. Y son las cosas y condición de la Reina, mi fija, de ma-
nera, que por letra ni por relación no se pueden dar bien a entender sino quien
las ve; y es menester para acabar con ella una cosa tener grandes y largos
rodeos, y aun asi se acaba con pena; y si lo quiere el hombre acortar por otra
parte, es destruir el negocio para que ella nunca venga en ello. Y esto tace en
negocios bajos, cuanto mas en tan grande negocio; asi que concluyo que es ne-
cesario llenar este negocio según es la condición de la Reina para no lo ron-
per, y asi poco a poco llegaremos al cabo de su voluntad para que, si de Dios
es ordenado, venga en efecto; y creer que si todos los sabios del mundo estu-
uiesen aqui entendiendo en esta materia, no podrían ni sabrían facer en ella
mas de que se face. Yo he fecho todo cuanto se ha podido pensar pai-a t|m'
lo

la Reina, mí fija, quiera que se sepulte el cuerpo del Rey, su marido, y no lo


he podido acabar, que cada vez me dice que no tan ayna. Pues hacerlo sin su
voluntad seria para que ella tomase las manos, y para destruir del
el cielo con
todo su salud, porque esta de manera que es menester no contradecir ló que
ella tiene mucho en voluntad, sino poco a poco traerla por rodeos a lo que el

hombre quiere. Y si Juan Stil quiere escriuir la verdad, no puede en este caso
- 438 -
decir en efecto mas de lo susodicho; y ame acaecido con ella en algunas co-
sas que, después de las haber procurado mucho con ella y no las (¡uérer ella

y haberme dejado de ¡imcurarlas, asomándole a cabo de asaz dias livianamente


alguna palabra de aquello, sin mostrar que lo procuro, uenir ella en facerla con
la mayor voluntad del mundo. Decidlo todo al rey de Inglaterra, mi herma-

no, porque vea que no le encubro nada, y que voy con el muy claramente, y
que yo no dejare de facer en esto todo lo posible, y vos fare saber lo que en
ello sucediere, y como he dicho, las cosas de la Reina, mi fija, son de manera

que no las creerá sino quien las uiere.


A lo que decís que eréis que el rey de Inglaterra dilatara la conclusión
del casamiento y velaciones de la Princesa de Gales, mi fija, fasta ver la con-
clusión (jue se toma en su casamiento con la Reina, mi fija, y ver si confirmo
yo el casamiento del Principe don Carlos, mi nieto, con su fija, y ver como su-
cede al Rey de Romanos la enpresa de Venecia, a lo primero ya he dicho la ra-
zón que haueis de dar al rey de Inglaterra para que conozca que aquello se
face lo que se puede, y que no queda por mi, ni se pierde la esperanza, Ueuan-
dolo por los términos que requiere el negocio y la condición de la Reina, que
podria venir a conclusión. Y tratando en este articulo como de vuestro, acon-
seyad al rey de Inglaterra que no dilate las velaciones del Principe y de la
Princesa de Gales, nuesti-os fijos, porque si yo viese que en este negocio no
guardaba su fe y lo que tiene asentado, creerla que la no guardaría en lo que
se asentase conmigo sobre el casamiento de la Reina, mi fija, como lo fizo el
rey don Felipe, y esto solo bastarla a que yo no diese para ello mi consenti-
miento; y si veo por obra que en este caso de la Princesa de Gales, mi fija, guar-
da su fe y lo face liberalmente y con amor, como es razón, creeré que lo mismo
fara en el otro negocio. En lo de la confirmación del casamiento del Principe
don Carlos, mi fijo (sú'), al rey de Inglaterra, que
eso deueis decir de mi parte
bien quisiera yo, como que antes de concluirse me dieran parte de
es razón,
la negociación, para que se ficiera con sabiduría }• consentimiento mió y de la

Reina, mi fija, pues de lo que de nosotros ha de heredar es la mayor y mas


principal parte que el espera heredar; y que de no haber fecho mincion de mi

y de la fija, en este negocio y de nuestros reinos, siendo tanta parte


Reina, mi
de la quede algo agrauiado; pero que el casamiento a mi me pa-
cristiandad,
rece muy iiien y me plaze mucho y lo he por bien; y que si a mi me ]>idieran
consejo sobre el casamiento del dicho Principe don Carlos, mi fijo, yo dijera
que se ficiera ese y no otro, porque por muchas razones me parece muy pro-

uechoso y muy conuiniente para los estados de ambas partes, que daqui ade-
lante j'o tengo a madama María, Princesa de Castilla, por mi fija, como al Prin-
cipe don Carlos, mi fijo, su esposo. No he querido tocar particularmente en
esta materia en la carta que escríuo en respuesta de las suyas, porque fasta
ser fechas las velaciones del Príncipe y Princesa de Gales, mis fijos, no quiero
que ]iarezca por escritura clara firmada de mi mano (|ue yo confirmo el di-
cho casamiento del Principe don Carlos y de madama María; pero si por auen-
— 439 —
tura el rcv de Inglaterra im iiuisiese (|ue se ficiesen las ueiaciones del Prin-
cipe y Princesa de dales, mis fijos, sino que yo confirmase, e vos en mi nom-
bre por virtud de mi poder dicho casamiento del Principe don Carlos y de
el

madama Maria, no (piedando el negocio de la Princesa de Gales, mi fija, |)or


otra cosa de se acabar, en tal caso confirmadlo vos en mi nombre y prometer
que yo lo retificare, porque no queden por esto, ni se alarguen las velaciones

del Principe y Princesa de (iales, mis fijos; pero si no vos pidieren la dicha
confirmación, no loquéis vos en ella, mas de decir buenas palaiiras, mostrando
tpie a mi me ])lace del dicho casamiento.
La tercera cosa que decis que espera el rey de Inglaterra, que es ver como
sucederá la empresa del Rey de Romanos, por lo de (gan) (l) se puede juzgar
lo de adelante. Kl comenzó la guerra a los venecianos por dos partes, y en la

una le desbarataron su gente y tomaron el (de) (2) cjue aquella gente traia; y por
la otra fecho nada sino recebir vergüenza en entrar y volverse dos o
no (A'í) (3')

tres veces; y agora dicen c[ue es ido a tener una pieza en {da\ para procurar
que le den dinero, y que el Imperio alargue el tiempo de la gente que le da-
ban, que diz que se acabo a diez de este abril; aunque todauia dexaba la gente
en la frontera de Trento con un {tiot) general; pero yo tengo por cierto que
(g-ol) (4) no fara en aquello cosa de sustancia. Y considerado todo lo que en es-

tas tres cosas he dicho, yo creo quel rey de Inglaterra no deterna por ellas

las velaciones del Principe y Princesa de Gales, mis fijos, y vos haueis de ha-
cer ultimo de potencia para que no las alargue.
A que decis que en caso que el rey de Inglaterra no quisiese hacer este
lo

casamiento, que aunque yo pida a la Princesa de Gales, mi fija, que no me la


entregaran, yo no veo razón para que el casamiento no se faga, ni podria creer
que el rey de Inglaterra desficiese el dicho casamiento, porque demás de ve-
nir contra su fe, seria tomar por (go) (5) mortales y perpetuos a mi y a la Rei-
na, mi fija, y a todos nuestros reinos, y creed que en tal caso, lo que Dios no
quiera que venga, yo tengo tanto amor a la Princesa de Gales, mi y ten
fija,

en tanto su persona y su honrra, que es la mia, que por ella he de poner m i

persona y el estado de todos los reinos de la Reina, mi fija, e míos; y en tal

caso, con muy mayor voluntad yria a hacer la guerra a el rey de Inglaterra
que al {po¿) (6); y creed que en este caso, o el rej^ de Inglaterra me ha de guar-
dar verdad, o se ha de hundir el mundo sobre ello. Esto digo solamente para
vuestro auiso, para que sepáis mi determinación. Lo que os han dicho de ca-
sarse en Francia el Principe de Gales,yo creo que es cosa levantada ahi, por-
que el rey de Francia me ha escrito agora que por todo el mundo no tara en
este caso cosa que sea en mi perjuicio, y que si yo quiero que su embajador

(i) Gau = atrás? Los grupos de letras, representantes de palabras para cuya interijre-
tación falta clave, van entre paréntesis por si alguna vez se encontrara.
(2) />*•= artillería? (3) Lee = hnn- .4) Go! = A'cy i/e Romanos? (5) Go = enemi-
gos- (6) Pol ^ Turco?
— 440 —
juntamente con vos íable y apriete al rey de Inglaterra sobre la conclusión
de lo de la l^rincesa de Gales, mi lija, que lo fara; y dice que le haii escrito
c[ue el rey de Inglaterra esta hético en la tercera especie, y que deuo trabajar
que se fagan luego las velaciones del Principe y Princesa de Gales, mis fijos,

antes que muera el rey de Inglaterra, porque lo tiene por peligroso, conclu-
yéndose o dilatándose las dichas velaciones. Y faciéndolo bien el rey de In-
glaterra, o no lo faciendo bien, en qualquier caso tratad de mi parte muy dul-
cemente al Principe de Gales, mi fijo, diciendole cuan entrañable amor le ten-
go, y certificándole que para lo que a el en su estado tocare agora y siempre,
no menos cuenta puede hacer de mi y del estado de la Reina, mi fija, e mió

que de si mismo y de aunque alia lo fagan mal, captad} en


su estado propio; y
{gol) siempre venivolencia, y en guerra} ayudaos ]:)ara la vreue conclusión de
este negocio de todo lo que vieredes que puede aprouechar. Y a la Princesa,
mi fija, esforzarla y alegradla en todas las maneras que pudieredes, y facedme
saber con este correo y por diversas partes lo que negociaredes. Y si pluguiere
a nuestro Señor que se fazen las velaciones del Principe y Princesa de Gales,
mis fijos, como espero ciue se faran, facédmelo saber con correo volante, por-
que de este negocio tengo ahora mayor cuidado que de todos los del mundo.
En Burgos a xviii de abril de i)vni. (Inicial y rúbrica autúgrala del Rey.i
Rúbrica del secretario Almazán.
(Sobre). Por el Rey.

OTRA CARTA
de Almazán a Gome:: de FnensaHda.

Tomóme en tal tiempo la partida destos correos, que


ahunque desseaua
escreuir largo no puedo, porque es muy
madrugar mañana a cosa
tarde y he de
que no se puede escusar, y también lo dexo agora porque el Rey, nuestro se-
ñor, escrive largo. Esta solo es por dezir como embio aqui vna cédula de cam-
bio de x© ducados y la razón que Juan López ha ordenado.
Y tanbien para dezir que oy vi por letra de Inglaterra del primero deste
abril (|ue alia hauian escrito que su alteza havia puesto en vna fortaleza a la

Reyna y Princessa, nuestra señora, y al señor Infante en otra presos, lo (pial es


la mayor maldad y leuantamiento del mundo, que no están sino libres y don-

de vos. Señor, los de.xasteis, y ])luguiesse a Dios que la Reyna y Princesa,


nuestra señora, lo estoviesse de su voluntad tanto como lo esta de obra y como

el Rey, nuestro señor, su padre, lo dessea. Xo se quien inventa tales nueuas o


a que aprovechan, pues tan presto se puede alia saber la verdad. Todas sus
altezas están buenos, a Dios gracias.
-
441

Ese Comendador de Calatrava Mexia que esta alia no esta por negocios cl<-
su alteza, ni con su voluntad ni sabiduría; lo que del se ha podido saber es que
aqua le tienen por burlador, porque aqua yva de vnos en otros pidiendo pres-
tados dineros, y a un grande decia que lo embiaba otro y a otros dezia otras
cosas para sacarles dineros prestados; de manera que quando conocieron su
chocarreria, algunos de quien tomo prestado le pidieron la paga ante los del

de las Ordenes, y porque no pagaba, proveyeron que le prendiesen y


(!!onsejo

letomasen sus bienes para pagar, y no le pudieron hauer, que creo que se fue
entonces. Nuestro Señor guarde y acreciente la muy noble persona y casa de
V. en Burgos a xxiii de abril de dvui.
La suma de las nuevas que ha fecho el Rey de los Romanos en todas estas
asonadas y estruendos pasados es que entro en Italia y rompió la guerra a ve-
necianos por dos partes, por la parte de Trento, que es ciudad suya, al confín
de venecianos, entrando la via de Roberato, que es de venecianos, y alli cerca
guardaban passo los venecianos y algunos franceses con micer Juan Jacobo,
el

capitán general del rey de Francia, y por esta parte no fizo nada sino recebir
alguna vergüenza de no acometer a la gente del passo y de uolverse sin fazer

nada; la donde entro fue por el Frioli, y por alli gano una valle
otra parte por
de tierra de venecianos, que se le entrego porque al tiempo que entro su gen-
te los venecianos no tenian alli gente de guerra. Llamase la valle la Val de

Cardore, en que hauia vna gran fortaleza y asaz lugares y diz que fizieron ho-
menaje Romanos; en sabiéndolo los venecianos embiaron a Bar-
al Rey de los
tolomé de Albiano con gente, y, en fin, diz que el jueves de las comadres los
alemanes que estaban en aquella valle se emborracharon y que el viernes si-
guiente antes del dia dio en ellos Bartholome Dalbiano v desbaratólos v mato
mucho numero dellos y torno a cobrar la dicha valle y la fortaleza. Los vene-
cianos dizen que los alemanes que murieron en aquel desbarato fueron 3500,
los alemanes dizen que no se perdieron sino 2000 alemanes y ciertas piezas de
artilleria que lleuaban. Esta nueva fue certísima, porque nos la escriuieron de

ambas las partes; agora que estábamos esperando que el campo de los alema-
nes faria algo, son venidas letras de cinco deste abril de Roma, que dizen como
los capitanesde los venecianos hauian escrito a su embaxador que no hauia
quedado ningún alemán en la frontera, que todos se hauian vuelto y que el
Rey de los Romanos yva a tener cierta dieta para procurar que los del imperio
le otorgasen mas pagas de gente porque las que hauian otorgado eran ya aca-

badas. Assi que en esto han parado todas sus asonadas.

Manu nota. (l)

Suplico, Señor, que me embieys de las cuentas de deuocion dessa tierra.

(Sobre): Para el Sr. Comendador de la Membrilla, embaxador de la catho-


lica magestad del Rey. nuestro señor, en Inglaterra.

(
I
) Equivalente á Almazán.
442

OTRA CARTA
Fecha a xxvit. de ahril. Enbiosc por la vía de Flaudes y duplicada asyiiiisvio.

y la vna etidcregada a viicer Aj^'-osiyi¿ Ytallan^ y la otra a Pedro Lopes de Ca-

lataynd a Brujas.

El segundo dia de Pascua la Pringosa enbio a su maestresala a saber como


estava el rey dinglaterra, porque avia mas de quarenta dias que no le avia vis-
to,y el Rey lenbio a dezyr.que porquel estava flaco no venia a su cámara; mas
que le rogava que se pasase a verle, y la Princesa fue a le ver y hallo con el a
su madre, y el Rey la regibio con gesto turbio y como enojado; y después de
preguntarle como estava y el respondido con mucha soberbia a lo que le pre-
gunto de su salud, dixole: — Este vuestro enbaxador quiere que yo os despoje
de las joyas que vos truxystes y que os dio vuestra madre, y nunca vy cosa de
mayor verguenga que esta que haze vuestro padre; y para comigo no son me-
nester maneras, que nunca otra cosa a vsado ni vsa syno vnas maneras enga-
ñosas. Xo es menester syno hablar claro, como yo fuy claro en todas mis co-
sas y esotras suyas no son para mi, que sy j'o oviese de tomar estas joyas y
cosas vuestras en pago de lo que me a de ser dado con vos por otra cabega
tenia mas derecho para os las tomar; mas no quiera Dios que digan en el mun-
do que yo os despoje de las joyas que vos truxystes j.iara atavio de vuestra per-
sona. V
esto dicho con muy gran enojo y con mucha soberuia. Vde ac]ui salto
a dezyr que V. al. era vn Pringipe pobre, y que nunca avia podido pagar al rey
de Frangía lo que con el tenia asentado de le pagar, syno después que era veni-
do a Castilla, y que de las rentas de Castilla se pagavan las devdas de V. al. V
esto dyze la Pringesa que se lo dezya con tal son como sy verdaderamente a el

le pertenegiesen estas rentas, y el las uviese de aver. Y dixole: Vuestro padre


tiene a su hyja la Re}-na presa y fuera de su voluntad, que sy ella estuviese en
su libertíid, yo se bien que dispornia <le su persona y de sus rentas dotra mane-
ra quel agora lo haze; mas tienenla presa, y esto no es bien hecho a vuestro
padre. V por aciui le dixo tantas cosas, que me ¡nrava su alteza que habia esta-
do movida y como fuera de seso para respondelle mal; mas que no seria en su
mano, sy mas le habla en aquellas materias, de le responder desabridamente,
avnque sepa poner todos sus negogios á condigion. Yo trabaje de ablandar a sn
alteza cjuanlo pude; mas crea V al. que no basta pagiengya, porque el y todos
.

los questan cabe el hablan tan sueltamente en vuestra real persona, que seria
menester otra condigion que tienen los castellanos para podello sufrir de no
responder, y desatinadamente. Por mi digo que yo estoy fuera de pagiengya,
porque esta Semana santa me an venido con tantos mensages y con tantas nue-
vas que, mala Pascua les de Dios, que mala semana me an dado, hasta que les

e respondido mal a los noveleros, y les e dicho que no tornen a mi posada con
- 443 -

nuova mala ni buena, poríiuc di' la raniara <lel Rey nunca salen syno nuevas
mentirosas y pcr¡u(li(,'iaies a las onrras de Ins Pringi[3es. 1.a primera nueva con
que me vinieron en gran secreto, que vn privado del Rey avia dicho que los
Grandes de Castilla eran rebelados contra \ al., }' muchos pueblos, y c|ue la .

cavsa era porque V. al. cjueria enbiar gente al rey de Frangía contra el Rey de
Romanos, v que la l^cyna avia dicho que no consentirya que de sus reynos sa-
liese gente a ayudar contra el agüelo de sus hyjos; y que sobresto V. al. la avía
retraydo, y que los Grandes se avian levantado. Luego otro dia vino otro y di-
xo: Xo aves sabido nuevas despaña.' Dixele: No; c|ue ay.^ ,\y algima mentira de
las cpie suele? Dixome: Cierto, vno de los mas agebtos al Rey, comió oy
cas de vn tal fulano, y le dixo en secreto (¡ue eran venidas nuevas que V. al.

estava herido de vna puñalada, y t[ue se la avia dado vn portero de su cámara,


y que le avian atormentado, y que no avia confesadi) otra cosa sx'uo
tomado )•

que lo avia no le ])agavan sus gajes; y que avia dicho acjuel de


hecho jiorcpie

la cámara del Rey dinglaterra que V. al. estava tan pobre, c|ue no tenia [)ara

pagar el casamiento de su hyja, y que por eso el Rey se determinava de la en-


biar a España. V dizen tantas cosas, que no se como la Pringesa puede biuir; y
pocas son las oras que no le den destos tales plazeres. Y an venido a su alteza
muchas damas de las questan con la hyja del Rey a condolerse mucho, dizyen-
do que se a de yr a Castilla. Todo esto escrivo a \^. al. portjue sepa como le

quieren en estas partes, y porque conosca mejor quien es este Rey; mas por-
que de los Reyes las personas bajas no han de hablar mal, no digo quien es;
mas el se lo dirá avnque calle yo.

Mucho seria negesario que \^. al. me mandase avysar que es lo que tengo
de hazer, teniendo por dicho que en ninguna manera el Rey dinglaterra sal-
drá deste proposytú en que esta, y que no a de tomar ninguna cosa de las jo-
yas, pues que piensa que no las podra perder por ninguna manera, como el

dyze: ¿quien le quitara de hazer de lo que esta en su reyno a su voluntad.-' Y


oy, estando escriviendo esta carta, vino a mi vn onbre que, o falsamente, o ver-
daderamente me quiere avisar, \- me dixo: \'enidas son cartas del rey de Fran-
gía, y creed que el rey de Frangía darya vn ojo por estorvar el casamiento del
Pringípe de Castilla con la hija del Rey dinglaterra y mueve dos casamientos
(y desto no dudes) y el vno es de (l) Madama dan gulema con el Rey din-
glaterra, y la damisela de Borbon con el Pringípe dinglaterra, y prometenle
trezientos mil escudos con cada vna dellas, y el Rey esta muy alegre destas

y oy an enbiado vn presente al enbaxador de Frangía de cosas de co-


cartas.'

mer; y crea V. al., que esta tan divulgado por Londres que la Pringesa se a
dir en España, como s}' ya estuviesen las naves en el puerto para levarla,

y la fama es porque \ . al. no cunple con el Rey dinglaterra el dote de la

Pringesa; y avnque ellos saben la verdad y la creen, no osan dezyr otra cosa;

(i) Antes había escrito y lo tacho: de la hija (iangumela con el principe de Castilla
y el de la madre de esta con el rey de Inglaterra.
— 444 —
verdad es que no pueden negar de mostrar mucho pesar dello todas las gen-
tes, y dizen claramente que por su alteza tienen pas en Inglaterra', que \-

después que vino a estos reynos, syenpre a ydo byen a los yngleses; pero al
fyn como gente sojuzgada, y mas que otra, no osan mostrar otra cosa syno
quel Rey sabe lo que haze.
Crea V. al., que no ay syno un marrano en el mundo, y que la ynjuria (_|ae
se haze a vno todos la syenten, tan enemigos están de V. al., sy este vocablo
entre tanta diferencj^'a puede caber los de acá como los de Castilla; y nuevas
levantan y cosas dizen ques abom¡na(;¡on oyllas; y ayuda byen Juan Astil,
quescrive abominagiones y tantas particularydades que no se puede creer que
tantas cosas aya en el mundo; y e sentido que haze creer acá que habla a la
Reyna, y que escrive que su alteza esta ynclynada a este casamiento, mas que
V. al. lo estorva.
Pregúntele a este que me dixo esto: ijPues, como dexan ya de hablar en el

casamiento de la hija dangulema para el Pringype? Dixome: Porque pyensa el

rey de Frangía casalla con el Princype de Castilla, porque no casando el Prin-


cipe dinglaterra con la Pryngesa de Gales, cree el rey de Frangya que se es-
torvara el casamiento del Pringype con hyja dinglaterra, y que entonges
la el

podra acabar con el Rey, vuestro señor, que case el Pringipe, su nieto, con la

hyja dangulema. Pregúntele como sabia esto. Dixome: Yo lo se de buen lugar:


y no quiso mas dezyrme. Bien pienso yo que me dixo esta mentira para que
creyese yo que era verdad lo de los otros dos casamientos que me avia dicho,
y tanbien que fue tentación para ver sy saldrya yo a dezyr algo del casamiento
del Pryngipe con la hyja del Rey dinglaterra, porqueslan con mucho régelo
que V. al. no lo a de consentir.
Va al. quanto Frangisco (jrimaldo, prymo de .\gvstin Italyan,
escrivy a V.
que vino coniigo, desea seruir a V. al., y no lo desea asy como gynoves; mas
como natural desos rev'nos y subdito de V. al., porquel tiene ya rayzes en
Granada y en Malaga, donde piensa biuir, y demás de la parte que el puso en
el canbio de los sesenta y ginco mil ducados que hyzyeron para traer acá, de

los quales tienen acá muy buen recabdo, se ofrege, por seruir a V. al., que el

saldrá acá a pagar hasta en dies o doze mil ducados, sy serán menester, y que
por estos no se ponga V. al. en fatiga como se conpliran, mandando dar V. al.
alia seguridad de conplir a los plazos que el los tomara acá, porquel tiene acá
tan buen crédito, ciue podra conplir esto y avn mas. llagólo saber a V. al. por-
qués razón que tenga noticia de los que le desean seruir.
L)e Londres a xwii. de abril de 508. (l)

1) Iliist.'i aquí In ;uUógrafo del emliajadnr.


tl =

07 M A CARIA
para su alteza, fecha en Londres a ix. de mayo de 508. Levóla 'Juan de /'a-
lagios, correo de su alteza; partió el dicho dia a las doze oras; avia de ser en
la corte despaña en nueve días desde Cales.

Las cartas de V, al. de xviii." tle abril regcbi el seEjiimlo dia de mayo en
amaneciendo, y puseme luego a sacar la gifra, y en tanto que la sacaua, enbie
a dezir al rey de Inglaterra que yo avia regebido cartas de \'. al. y que las es-

taua sacando en linpio, y que para el medio dia estarían sacadas; que supli-
caua a su alteza que me mandase dar avdiengia por aquel dia. \o me respon-
dieron nada. Otro dia yo fuy a palacio y fuyme a cámara de la Princesa y la

enliie a dezir a los del consejo del Rey que yo estaua alli, que lo dixesen al

Re\- A- me enbiasen a dezir lo quel Rey mandase. Estuve mas de tres oras es-
perando, y al fin enbiaronme a dezir que por entonces no avia lugar de hablar
al Rey, mas que otro dia a la vna ora viniese a palagio. Yo vine otro dia aque-
lla ora que me señalaron, y viniendo, llego vn portero o mogo de cámara del
Rey a ver sy venia, porque los del consejo me
estauan esperando, y por gierto
yo no estaua de palagio vn tyro de pj-edra, y en entrando en palagio, enbieles
a dezir que yo estava alli. Enbiaronme a dezir que esperase vn poco, y que me
fuese a la cámara ile la Pringesa. Vo me fuy y enbiaron por el maestresala
alia,

de la y enbiaronme a dezir con el


Pringesa, que no estauan alli todos los del
Consejo, que me
tuese, que quando fuese tienpo ellos me lo enbiarian a dezir.

y no hera asy verdad, que todos estauan alli. Y como el Rey esta todo lo mas
a vna ventana sobre la rybera, o tyene sienpre atalaya para ver quien entra o
sale en palagio, como me vyeron venir, el Rey enbio a llamar a los del Consejo,

y cuando andavan estos mensajes estauan con el. Yo les enbie a dezir con el
mismo maestresala que me paregia que jugauan como niños a vos y venios,
como sy yo tuese vn onbre de poco; que ya aquello no se podia sufrir con
pagiengia, avnque en lo pasado la avia tenido; que no hera ya tienpo de
dysymular, syno dalles a entender que sentya y conogia sus maneras, las qua-
les a mi ver no heran buenas, ni a los Pringipcs donde yo avia svdo enbaxa-

dor por \^. al. mmca los avia visto usar con los enbaxadores de tal manera
como ellos usauan comigo. Tornáronme a enbiar el maestresala que me dixese
que el portero avia herrado, que nunca ellos le mandaron que fuese a dezir que
me esperauan, y quel regibiria la pena de su yerro. Enbieles a dezir que bas-
taua que ellos me avian asignado ora en que viniese, y que sabia yo que esta-
uan juntos y todos los que solían hablar comigo; que no queria regebir su
escusa. Entonces salieron de la cámara del Rey y viniéronse a la cámara don-

de ellos se suelen juntar, y enbiaronme a dezir que ellos me estauan esperan-


do que fuese al consejo; y en saliendo ellos de la cámara, luego caualgo el Rey
^^ara yrse a pasear; y desde que entre adonde ellos estauan, hálleles a todos
-
440

juntos, syn fallar ninguno de los ijuc solían platicar comigo. AUi pasaron algu-
nas platicas (|ue no hazen al proposyto. V esto que he escrito escrivolo asy
largamente como paso, porque sepa V. al. mejor juzgar el proceso destas co-
sas; como quiera que ay tantas niñerías y aviiidades que no se acabarían de
escriuir en mucho tienpo; finalmente, que nos sentamos, y el Priuasello co-
mengo a hablar desta manera:
Knbaxador, vos escriuistes
al Rey, nuestro señor, que aviades recehido

cartas del Rey Reyna, vuestros señores, y que teniades carta para su
e de la

alteza y creencia de muchas cosas ([ue le aviades de dezir, y el Rey ovo mu-
cho plazer porque holgara de saber de las buenas nuevas de la Reyna y del
Rey, su hermano. Escriuo las palabras formalmente como las dixo. Y su alteza
querría saber ante todas cosas sy teneys cartas de la Reyna para el. Yo le

dixe:La costunbre que agora se tyene en el escriuir es esta: que se escriue a los
enbaxadores en nonbre del Rey y de la Reyna, como quiera que las cartas no

vengan firmadas syno del Rey. Dixome: Aora byen, ])ues el Rev, mi señor,
esta muy flaco, y no esta en dispusygion de poderos oyr, páreseme que le de-
veys enbiar las cartas y dezirnos a nosotros la creengia, que nosotros le rela-
taremos lo que nos dixeredes. Yo le respondy: —
Señor Priuasello, yo no vengo
a demandar consejo de lo que tengo de hazer. Lo quel Rey, mi señor, me man-
da que yo por mi boca diga al rey de Inglaterra, no lo tengo de dezir a ter-
cera persona. Sy su alteza no esta para oyrme, o no me quiere oyr, yo esperare
hasta que su alteza pueda o quiera oyrme. Dixome: — Seria byen (jue escriuie-
sedes la creengia y la firmasedes de vuestro nonbre y la sellasedes, y asy ge-
rrada nos la y dársela hemos. Yo le dixe: No es costunbre de en-
diesedes, —
baxadores dar nada de lo que dizen por escrito, y no comengare yo a hazer

costunbre nueva; pasemos adelante, que esto no se ha de hazer. I^ixome: No —


penseys cjuel Rey dexa de veros porque no le plazera de veros y hablaros,
mas esta tan flaco, que no esta para entender en negogios, que aqui están en-
baxadores del rey de Frangía y enbaxadores del Rey de Ronianos y no le
veen; nos deveys vos quexar. Yo le dixe: Señor Obispo, yo no me quexo —
portjue no me vea; haga el Rey aquello a que soy venido, que después de he-
cho aquello, sy pudyere ver a su alteza, yo holgare dello, y syno quisiere que
le yo no dexare de tornar alegre a mi tierra; mas yo se sy vee a otros, o
vea,
sy le veen; y en esto no nos detengamos, que los Reyes en su casa pueden
hazer lo que fuere su voluntad. Dixome: —
Pues que respuesta teneys en esto-
tro negogio de que estos dias pasados avemos tratado.-' Yo le dixe: -Byen sa- —
beys que me rogastes que por quince dias oviese pagiengia. por el tienpo c|ue
hera, que hera ya .Semana santa, y que después de pasada la fiesta, me habla-
riades, o me hablaría el Rey. Yo he esperado los quinge días, y otros ginco
mas, y no aveys hecho memoria de mí. Querría saber lo quel Rey determina, y
sabido aquello, yo os diré lo que tuvyere de deziros. Dixome: Xo ay cosa —
nueva que os pueda dezir, porquel Rey syenpre esta costante y estara en lo
(lucl primero día os diximos, y en todo lo que las otras vezes que aveys ha-

— 447 —
blndd confirmamos. Yo les dixe: — La respuesta que yo tengo del Rey y de la

Keyna, mis señores, es que se maravillan mucho de oyr tal novedail i-om<i
vosotros, señores, dezis quel Rey dize, que no ha de tomar y joyas que
la plata

acá están en parte del pagamiento del dote, como esta asentado y capitulado;

y que demás de maravillarse de tal novedad, se maravilla que se diga cosa tan
vnjusta y tan contra razón y derecho que lo que sus altezas enbiaron para pa-
gar el dote sea del rey de Inglaterra, y que tiene derecho a ello y como suyo
lo puede tomar; y que en ninguna manera sus altezas podrían creer que el rey
de Inglaterra, su hermano, tal diga, por(|ue de Pringipe tan católico y tan
justo y verdadero no es de creer que salgan palabras tan ynjustas y tan contra
razón; y que avnque sea razón de creer lo que los del consejo dizen, que sy yo
no escriuiese que lo avia oydo a la boca del rey de Inglaterra, que se les ba-
ria duro a creer; y que avn escriuiendoselo yo que lo avia oydo al Rey, por-

nian duda en ello. V que pues sus altezas cunplen y an enbiado a conplir como
son obligados, ruegan al Rey que quiera regebir la paga, como es razón cpie se
haga, V como sus altezas son tenidos de lo hazer, y que quiera gelebrar las bo-
das syn ninguna dila<;ion, pues que a anbas partes esta byen la brevedad deste

negogio. A
mi ver, señor, al rey de Inglaterra le cunple mas, y vosotros devria-
des dar pryesa en este negogio, porque vosoti^os dezis quel Rej^ esta muy mal,
y no teneys syno vn ojo, que es el Principe, y devriades para cobrar iitro o
otros ojos abreviar este negogio; y pues en esto no ay mucho que hazer, co-
mencemos a pesar la plata y aprcgiar las joyas, y comiengese aderegar lo que
es menester para celebrar las bodas, y demos fin a este negogio. Dixo el Priua-
sello, en manera descarnio: Rydiciilum . Mas nos maravillamos nosotros desa
respuesta que dezis que teneys, porque lo que nosotros dezimos, por la boca
del Rey v en su nombre
dezimos, y cosa descarnio es querer ¡lagar al Rey
lo

con lo que es suyo; y no dezimos esto, que es poco; mas sy valor de vn millón

truxera la Princesa consigo, lo tuvyeramos por bienes palafrenales, y todo hera


del Pringipe y del Rey, su padre. Y sy el Pringipe .\rtur biuiera antes c|ue fuera
venido el tienpo de la paga, tomara estas cosas conx) cosas suyas, y se deman-
dara el pagamiento enteramente, como heran obligados a lo hazer el Rey y la
Reyna, vuestros señores. Yo le respondí: —Yo oygo lo que nunca se hizo en la

ley de natura, ni en la ley de Escritura, ni en la ley de gragia; ni se hallara en


leyes de Enperadores, ni de reyes, ni en hordenangas de pueblos tal cosa como
vos dezis. Dixo: — Esta es la ley de nuestro reyno, que todo lo que trae la mu-
ger es del marido. Digo: Sera eso muriendo la muger y biuiendo marido, y
el

por consiguiente, lo del marido sera de la muger, sy el marido muere. Dixo:


Xo, svno que, muriendo el marido, sy en su testamento no le mandare algo, no
tyene nada la muger en la hazienda del marido, ni en lo que ella truxo a su
poder. Dixele: — Esa es la mas peximamundo, y creo que en
ley que ay en el

moros ni judíos ni christianos muger quedara bívda


aya ley tan mala. Luego la

y despojada de sus byenes. Dixo: —


Asy es. Todavía digo que teneys mala ley

y contra toda justigia y razón. Dixo: Pongámoslo esto en justigia, y disputallo
- 44^í

liemos con todos los letrados que tomaren a defender vuestra razón. Dixele:-
Pongamos las joyas en Francjia y disputemos después la cavsa. Dixo:^-Poneros
las hemos en Ybernia. Digo: Mas ponemelas en Viscaya, y después elegi por

(lual derecho las queres ganar, que por qualquier manera os las defendemos.

Dixo el Secretario: El Obispo os dize la verdad, que esa es la ley deste rey-

no; mas n' os la da byen a entender. El marido gana el dote que trae la nuiger,

porque el dia que se velan le haze el marido donagion, que se dize proptci-

nupcias, que es asynalle gierta renta o qierta heredad de que ha de biuir sy


vnbivdare, que es en pago de aquel dote que con ella regibe. Digo: Desa mane-
ra no ciuedara despojada muger; y pues que dezis que lo que la Pringesa tru-
la

xo es del Rey o del Pringipe, dadme razón que donagion tyene pi-optcr nupcias.
Dixo el Tesorero: Tyene gran dotagion, que tyene el tergio del Pringipado, y
de todos los otros señoríos del Pringipe, &. Ouanto sera?: Dixo: Byen se podra
saber. Digo: Serán xS) ducados? Dixo: Mas serán xv® ducados. Dixo: creo que
sy, o mas. Digo: Pues dad cuenta a la Pringesa de xvg) ducados que ovo de aver
cada año, que en seys años que ha que esta byuda suman xc® ducados, que de
alli avra para pagar el dote, y piérdanse las joyas. Dixo el Tesorero y el Priua-

sello:Ouando la Pringesa governo su casa por sy, ella regibio su rentayla gasto,
y mucho mas. Dixe: Xo se hallara ser asy, que la Pringesa nunca ha visto lo que
tyene, ni nunca se lo aveys mostrado ni entregado, y el Rey lo ha tomado y
gastado, que la Pringesa no ha tomado nada. Dixo el Priuasello: Por gierto esto

es verdad, que todo lo ha gastado la Pringesa. Dixele: Por gierto no se hallara


asy como porque yo he visto lo que se dio a su contador ("luillermo Le-
dezis,

brón y no sube a vi® coronas cada año, y después quel Rey metió a la Prin-
gesa en su casa no se gastan con ella uu°® coronas. Dixo el Camarero: Gastan-
se con ella mas de ocho mili coronas. Dixele: No lo puedo eso sufrir con pa-
giengia; mucha verguenga devriades todos aver que tengays a la Pringesa tan
miseramente como la teneys, y que la syruays tan mal como la seruis, que

no days a la Pringesa a su plato syno el manjar que se da comunmente a to-


dos los que comen en la sala que come la Pringesa y los suyos. Yo he ver-
guenga de ver como la seruis, y no me marauillo syno como es biva, que en
toda esta quaresma no le han dado a comer syno del pescado que no quieren
comer los seruidores. Y es verdad que en toda esta quaresma no comía bocado
de todo lo (jue le levauan de la cozina del Rey, syno lo que yo le enbiaua
cada dia; y dadme a mi quatro mili coronas, y yo le daré muy mejor de comer
al doble de lo que le days a ella y a los suyos. No se como digays que gaste

el Rey con ella vni.°® coronas; verguenga devriades aver que ni a su alteza ni
a los suyos de lo suyo nunca le aveys dado vn dinero. Entremos en cuenta y
vereys lo que deveys. Finalmente, que nunca mas pude sacar dellos syno
le

que esto es suyo y que no lo han de tomar en cuenta. Dixeles ya que nos
queríamos salir: No me parege que esta es la cavsa porque se dilata este nego-
gio, syno que pensando que es esta cavsa onesta para dilatalle, la aveys yn-
ventadi), y hagos saber que os entendemos y que la cavsa que tomays es muy
-
449 —
desonesta y imiy fuera ile razón. Dixo el Priuasollo: Xo tenemos otrt) fin s) iio

(le abreviallo, mas vos lo dilatays. Pone nos cien mili escudos en moneda con-
laila en esta tabla y vereys sy lo dilataremos. Dixelle: — Avn creo c|ue sy se

pusyesen como dezis, lo dilatariades. Dixo: —-l^jdria ser, mas yo creo cjue no
y asy nos salimos no byen contentos, lodavia dizicndome ([ue diese la creen-
(,Ma por escrito. Dixeles: — Dezi al Rey ijue j'« etcnuim nunca lo liare.

Xo esta la Pringesa ni yo syn sospecha que esto aya sydo vrdyenbre del
dotor de Puebla, porquel mismo dia quel correo vino lo supo el dotor, por-
t|uel correo se fue a su casa |iara preguntar por la mia, y otro dia escriuiomo
vna carta diziendome quel Rey estaua tan retraydo que no queria ver a nadye,
y quel enbaxador de Flandes avia ¡procurado aviiienqia y no la avia podido
aver; mas que si lo que V. al. escriuia se avia de dezir al Rey jior alguna yn-
terposyta persona, que el lo baria. Yo le respoudy que en mis negocios
lo que

yo podia hazer nunca encomendava a otro, que yO le agradecía su ofregi-


lo

miento; mas que pensaua que avnquel Rey oviese negado la avdiengia al de
Flandes, c|ue no me la negarla a mi; y el dia que j'o fuy a la corte, vna ora an-
tes avia el ydo a la cámara de la Priníjesa, y enbiole a dezir que la queria ha-
blar y que le queria pagar una debda. La Priníjesa no estaua buena y no le ha-
blo; asy que su alteza piadosamente cree que quien a hecho gien «jestns ipi

hará vno.
Manda que trabaje de catar benivolengia del Principe, lil primer dia
\'. al.

le fable, y no suelto syn fiadores; después acá no lo he procurado porque le

tyenen tan encerrado como a dama, y quando sale no sale con todos ni con
otras personas syno con aquellos que están dyputados para salir con el, y sale
por puerta escondida a vn parque, y por la vida no seria ninguno osado de
le llegar a hablar, y continuamente esta en una cámara que no tyene otra

entrada ni salida syno por la cámara del Rey; y esta tan sojuzgado, que no

habla vna palabra syno en respuesta de lo quel Rey le pregunta. Xo crea \'.
al. que darían mas lugar a que le hablase vn enbaxador a solas que le darían
a una dama de quien se tuvyese mucha sospecha. Dizenme que están muy
corrydos del tienpo pasado, que \'. al. y la Reyna, que gloria aya, enbiaron
presentes al rey don Felipe syendo Principe, y iiue a el nunca le han enbiado
nada; y dizenme quel rey de Inglaterra esta muy quexoso de
porque en \'. al.

los tienpos que contrataua con el rey don Felipe nunca hizo cuenta del, y tye-
nen tantas niñerías, que es el mayor enojo del mundo de vello.
Dizen aquellas damas que saben todos sus secretos, que después que reci-
bió las cartas de Juan Astil esta tan bravo y tan enojado, que no ay pers.ina en
el mundo que le ose hablar, y enbia por su hija y ryñe con ella syn ninguna

cavsa, y dexa a ella y toma al Pringipe y ryñe con el, que lo quiere malar, y
syentase en vna sylla y esta como traspuesto dos y tres oras, que ni duerme ni
vela, ni puede abrir los ojos; todas las noches del mundo se levanta dos vezes y
se viste y se pasea y tornase acostar; dizen los suyos que es tanta la cobdigia y
el avarigia que tyene, que no se puede creer. A mi me lo han dicho por gierto.
— 450 —
La (jedula de cambio que \^. al. mando enbiar tengo secreta, que no lo sabe
syno Frangisco Grimaldo, que la ha de [jagar; el qual la reíjibio de bUena vo-
luntad, y di/e (¡ue nj solamente la pagara a xx dias vista, como la gedula di-
/.e, mas que sy lue¿^o fuere menester, que luego pagara, y que por seruir á
la

\'. al., sy por casj mas fuese menester, quel saldría aqui al rey de Inglaterra
por pagar lodo tjuanto sus fuergas alcanzaren, y le dará fiangas a su conten-
le

tamiento de le pagar al tienpo que con el pusyese y V. al. mandase; y bien


creo yo que estos se contentarían sy V. al. saliese a pagar en dinero como ellos

quieren de dar plazo, y avn de vn año, dándoles seguridad de la paga; y tan-


byen dize Francisco Grimaldo, que sy sera menester que se tome a canbio o
en qualquier manera que \^. al. lo mandare, o lo que yo en nonbre de Y. al. le

dixere, que todo lo hará.

Muy afligida y muy desmayada esta la Pringesa, y no tanto por lo que le

toca, quanto por lacongoxa que piensa que terna V. al. a su cavsa, y ayer me
dixo: Por gierto, para el Rey, mi señor, y avn para mi salud, mejor seria que
me sacase de aqui, que no que su alteza hiziese por casarme a mi cosa que no
fuese de hazer a tal Pringipe, mayormente con esta gente que piensa que de

miedo y de negesydad se haze todo lo que con ellos se haze; y no crea su al-
teza que le pornia en congoxa que me buscase casamiento, que yo le qiutaria
desta pena, queriéndolo su alteza. Y esto dicho con tanta pena y con tanta
congoxa, que yo estuve muy arrepentydo de averie hablado lo que los del
consejo avian pasado comigo; mas no lo pude escusar, porque las primeras ra-
zones pasaron en su presengia y después quiso saber en que aviamos parado.
Byen creo yo que sy \'. al. pagase los c® escudos en dinero, que ni por
eso dexarian de tomar a la Pringesa todo lo que tyene, a lo menos toda la pla-
ta dorada, en espegial las fuentes todas en las piegas que son byen labradas,
porquel Rey esta muy cobdigioso dellas, y si,-no se lo tomaren todo junto, to-

márselo an poco a poco, de manera que jjor acá o por alia syenpre se lo saca-
ran de poder. Escrivo todo lo que yo syento; byen puedo herrar.
Esta la Pringesa tan necesytada y todos los suyos, que creo cpie vna de las

fatigas que tyene es ver a los suyos sufrir tanta necesydad y no podellos so-
correr. Un día desta semana enbio a rogar a vn ginoves que le prestase gien
ducados o se en liengos y en cosas que avia menester para los su-
los diese

yos, y no se los quiso dar sin ([ue le diese prendas, y su alteza por no enpe-
ñar ya mas de lo que ha empeñado y vendido, no quiso dallas. Se que esta tan
afligida de ver que no tyene para remediar los suyos, que no puede ser mas.
.'\nla puesto en que me demandase- a mi dozientos o trezientos ducados; no lo
ha querido hazer, yo oso tocar en vno de los que acá están para pagar lo que
ni

se ha de pagar. El maestresala Alonso Desquivel y el camarero están tan po-


bres que no tyenen ya a que se tornar: rogáronme que lo hiziese saber a \'^.
al.,
y que le suplicase que los mandase remediar.
De Flandes tengo nuevas que la duquesa de Saboya estaua en (iante de-
mandando gente y dinero a los flamencos, y que no ostauan los flamencos de
- 451 -

vi)liinla<l (le se lo acordar, y que se partia para Malinas, donde se ¡uiitaiian to-

dos los seiiores de la tiprra del Print;¡po a oyi" vna gran enhajada que liera ve-
nida de Alemania, y los yngleses dizen que aeiuella enbaxada vyene aqui y
dizen que Andrea de Burgo va a Portogal. Estas cartas en que esto me escriven
son de xxviii." de abril y ([uel Rey de los Romanos esta en \^lma teniendo )ye- I

ta, y creen que su exergito es deshecho tanbyen por la dyeta que les dava.
Pesde el dia de Carrastolcndas hasta oy no ha visto el Rey a la Prince-
sa svno vna vez, v a(iuella ci>n daño, y todos los diasdel nuindii se sale a pa-
sear a cavallo, en vna huerta debaxo de las ventanas de la Pr¡n<,-esa, y (piando
enbian a saber como esta, syenpre le responde que no esta para vella. Muchas
opiniones ay en su mal: vnos dizen que esta hético; otros que tyene las Inivas.

í,os de su consejo me
dixeron ayer que tenia demasiada flaqueza y que no co-
mía ninguna carne y que tenia mucha sed y que tenia el estomago tan flaco
que no digistya nada y que tenia demasyada calor y que estaua muy nial en-
conioso y que no queria obedeger a los fisycos.
lie sentido que se trae trato con el Rey de Romanos que le darán dyne-
ros sy haze que los flamencos entreguen al Princ^ipe al rey de Inglaterra para
que lo tenga hasta que sea de hedad de casarse; no lo he entendydo de muy
buen lugar, mas entre algunos principales anda esta platica, y dizen cpic hasta

ver lo que en esto se podra h;izer se dilata la venida de los enbaxadores de


I'landes que han de venir a confirmar el desposorio del Principe y de la hija

del rey de Inglaterra.


Después de escrito todo esto y de aver enbiado al Re}^ esta carta que aqui
enbio en claro, me enbiaron a dezir los del Consejo que querían hablar comi-
go, y oy lunes que fueron vui.° de mayo, yo les fuy a hablar, y antes que alia
fuese, la Princesa me enbio a dezir quel Rey estaua muy bravo y muy enojado,
V cjue le echado vna dama que se lo dixese, y que le avia dicho que po-
avia
dría ser que no fuese su hija segunda vez; y como yo llegue a palacio, halle
los del consejo todos ¡untos, y el Priuasello tenia la carta que yo escriui al Rey

en mano, y sobre cada paso della comengamos altercar, y paregiome que no


la

hablan con tanta soberuia como el dya de antes; y después de pasadas muchas
razones, me dixo: La final conclusión que en esto se os puede dezir es, que dize
el Rey que, por ser señor del mundo, no tomara en cuenta ni parte de pago
los collares ni las gintas de oro, ni los joyeles piedras y perlas que la
ni las

Pringesa ha traydo sobre sy, ni tomara ninguna plata de lo de la capilla; y por


señalar esto no entendays que ha de tomar nada de lo otro; mas por no dezi-
ros mas de lo quel Rey nos ha dicho os tornamos a dezir que no tomara nada
desto que dezimos; y como quiera que os desea oyr y ver, su j-ndispusygion no
le dias, y no se os haga de
da lugar. Ruégaos que ayays pagiengia por algunos
mal, <[ue podra ser que con tomes mejor congierto que con nosotros, con
el

vna protestagion, que en estas cosas no le aveys de hablar, porque sera dalle
mucho enojo. Yo les respondy que no podria esto sufrirse con pagiengia, avn-
que hera torgado de lo sufrir y desperar tanto, quanto el Rey no me quisyese
— 452 ~
v^r; niMs i|uc porc|ue niierian dilalar este iiey;oi;io, y que de
no saliia dil.i- 1 i

i,-¡ )ii no hyen contento. Dixeronme: Kl Rey, vuestro señora sy ama


seria V. al.

al rcv de Inglaterra como creemos cjuc lo ama, por su salud no lo avra esto

por byen; pjr gierlo nosotros creemos que lo avra por b)en. V'o les dixe: Se-
ñálame tienp ), y no sea como estotras vezes. üi.Kcron: ICso no podremos hazer,
(jue esta en las manos de Dios; podra ser (pie de aqui a ocho dias este para
veays, y podra ser que de aqui a dos meses no estara para ello. Yo les
([lie le

dixe: Ksta, dilagion es clara. Dijo el Priuasello: No es, y yo os prometo que no


es por mal esta dilai^ion. Vos creo que cuydays que traemos trato de tomar
otra muger para el Principe. Vo le dixe: l'^so nunca creeré vo, porque en el

mundo no hallareys otra tal como la Prin<;esa, ni que sea hija de tan altos pa-
dres, ni tan exí^elentes. Dixome: .\sy es, y nos congoxes, que todas las cosas se

harán Inen, queriendo el Rey, vuestro señor. En esto conchiymos, \'. al. vea
sobre todo y prouea como viere que es mas su seruigio.
Yo he tentado con el dotor de Puebla todas las maneras que he podido
l.ntar, pensando traelle a buena recordación, y esto no a plazer de la Pringesa,
l^orque su alteza byen lo conoge, v svenpre me dixo cpie con el no haria nada,
mayormente que sy el conogia que yo mostraua tener alguna negesydad del,
que se ensancharla, y asy a sydo; y después que le dy la carta de V. al. y le

dixe que descargaua del cargo y nonbre de enbaxador, enhiome a ro-


\". al. le

gar que aipiello estuviese secreto. Yo le enbie a dezirque no sabia a cjue pro-
posyto; mas que sy el ¡jensaua hazer algund buen fruto, que yo lo haria; y tu-
velo secreto mas de xv. dias, y en estos dias syenpre le echaua quien le dixese
i|ue hiziese algo para que obrase byen, y quanto mas esto le dezian, tanto mas
se ensobervegia, diziendoque todos los que aqui avian venido los avia domado,
tpie asy haria a mi; y yo syenpre hallaua en los del consejo mas aspereza, y to-
das laspalabras quel me dezia pregisamente las liallava en los del consejo y no
otras, por do p iregia que mas hera aquella por su yndustria que no agertar el
por la esperyengia que dize que destos tyene en lo que me avian de dezir.
i'"ynalment°, que yo delibre de lo dezir a los del consejo del rey de Inglaterra
que nn le tuvyesen por enbaxador de \'. al., ni tratasen con el materias ni ne-
gjgios comj enbaxador; y agora anda trab:i¡ando con el Rey que muestre por
esto algund descontentimiento, y comigo por tergeras personas para que yo
negjgie de restituylle en su abtoridad. Yo le lesjiondo cpie haga el alguna obra
por donde meresca esto que se haga, ipu* vo lo trabajare con V. al. .Y esto dize
ipie ni ¡luede mas; mas (jue sy el juntamente comigo hablase en los negogios,
que podria ser que se hiziese algo, porque ay cosas que se an de platicar en for-
m.i ;1 •
derech ). .-\ esto yo le digo que no hay cosa que se aya de |5oner en ta-
l?.s términos de derecho, (pie haga el alguna demostragion de bven, como lo ha
1 ecli I
y que entmces avra lugar lo c|ue quiere. V. al. crea tpiel
al c )ntrario,

no p.ielc ha/er ninguna co ;a de byen, ponpi nn tyene tanta abtoridad con el •

Re.' jura (\A? pueda hazer ning.md bven, syno liipro dándole ynlerese.
De l.onrlres a ix. de mavo de dviii." años.
OTRA CAR /A i i i

para su a/hra, fecha en ¡Anidns a x\ii. de junio de ii\iii. l.euolii Pedrn de la

Rea, vecino de Portogalete, par ¡a mar, y leuola duplicada el Gascón, correo de

inereadtTes, por tierra.

Después que cscrivi a \'. al. a los ix de mayo con l'alagios, coire<j, rege-
h¡ vna carta del secretario ;\liiia(;an, en (¡ue por ella ipe dezya cjuc todavía
era bicti de hablar al Rey lo ([ue V. al. me mando (¡ue le hablase sobre el ca-
samiento de Reyna; y yo e procurado por todas las vias del mundo de aver
la

aiidiengia, y nunca esto se a ]iodido acabar; y desipic vi i]uo no podia yo a boca


dezir lo que \". al. mandava, yo lescrevi vna carta en que le hazya relagion de
todo lo que V. al. me avia mandado dezyr, y después me avia escrito ipie le
dixese, la (|ual carta con la respuesta que me dieron enbie a \^. al. por via de
mosen Jayme ile Alhion, \' por no repetillo dexarc y diré algo de lo
acjui, la

c|ue me dixeron. In pryniis el Rey dis que hyzo mucha burla de aquello, y dixo
a sus fauoridas (¡ue están continuamente con el muchas palabras soberuias y

con gran yra, v después los del consejo me dixeron a mi: VA Re\' vido vui-stia
carta, y paréemele cpie todo esto es palabras, y que vuestro Rev quiere traello en
il¡la(,-iones, porque sy el quisyese o oviese gana queste matrimonio se hizyese,
mandarla que se enterrase el cuerpo ilel Rev don Felipe, y no consenlir\'a cosa
tan ynfame como es traer vn cuerpo muerto syenpre consigo; mas esto bien se
conoge como se haze, que quien tiene poder asoluto para todas las cosas que
cjuiere, tenerlo ya para esto; mas tomase por escusa para no venir en estotro. Yo
les satisfyze a que dixeron, y fynalmente, que el Rey haze mucha bur-
todo lo

la de lo que en este caso le dizen, y yo les dixe: No me parege tpiel Rey ¡ii.'íga
bien de lo (piel Rey, mi señor, haze con tan buena volimtad y tan claramente
en este negogio, que avnque otra señal no vuiese sj-no lo ([ue su alteza hyzo
de meter a Juan Astil a la Reyna, no queriendo la Reyna ver a nadie, devria
bastar para conoger quel Rey, mi señor, a gana deste negogio; mas esto no se
puede hazer por la condigion de la Reyna, syno con mucha maña y por mu-
chos rodeos; v nn deve el Rey creer quel Rey, mi señor, tenga en esto cautela
ningima. respondieron: \'erdad es cpie le metió a hablar a la Reyna; mas
.\ esto

ya oydo lo que avia de responder, y todo es nada, eso y esotro, y


ella tenia

bien lo entendemos todo. Yo les dixe: Pues que la claridad del Rey, mi señor,
no es regebida, ni ningima buena razón os satisfaze, no hablemos mas desta ma-
teria; hablemos destotra que de razón no deve tener ynpedimento ninguno. IJi-

xeronme: Menos ay que hablar en estotro: hablen gien mil escudos que aves
de dar, que ya os avenios dicho que syn esto, que trabajays en vano, que nun-
ca el Rey regebiía cosa ninguna de lo que acá dezys que dareys en pago del

(i) .-XiUúgnil'a del embajiulor.


— 454 —
dote; y nos tr;ib;iies mas en este negogio syn traer esto tiue dc/ynios. Y pasa-
mos muchas razones y harto pesadas, porque yo no ]>uedo sufrir ciue toquen
en la suela del gapato de V. al.,
y para que yo salga de tiento no es menester
otra cosa; y esto hablan tan soberuia y desonestamente, que no ay pagiengia
que lopueda sofrir. Y segund dizen las consejeras del Rey, el haiija muy peor,
y son que todo lo vienen a dezyr a la Prin<;esa, no por dalia aviso v pl:\-
tales,

zer, syno por despechalla.


Agora diré a Y. al. lo que a sugedido después cjue Palagios, correo, vino.
La Pringesa y madama Marya, su hyja del Rey dinglaterra, posavan en vn cuar-
to que todo el era aposentamiento de la madama María, porquel aposenta-
miento de la Pringesa tomaronsele para la madre del Re\-; y después que la
madre del Rey se fue, la Pringesa quisyera tornar a su aposentamiento, por-
que estava muy mal aposentada y muy estrechamente, y como esto se syntvo
el Rey mando pasar a su hyja al aposentamiento de la Pringesa, y la Pringesa
de que vido aquello, enbio a dezyr al Rey que, pues le quitava su aposenta-
miento, que le diesen vna cámara del aposentamiento que dexava madama Ma-
rya para en que durmiese, porque suya era
mala cámara, y avn tenia ca-
la muy
bella alguna cosa que la hazya peor, y no le dava buen olor. El Rey no se la
quiso dar, antes la gerraron luego con clavos y dexaron a la Pringesa en su es-
trechura y puesta en el mas mal aposentamiento que se puede dezyr para vera-
no y peor para ynvierno, y quitáronle vna salida que tenia para yr a ovr misa
al monasterio que esta cabo la casa; y después de hecho esto, nunca mas ma-
dama Marya la a venido a ver, ni persona del mundo, ni el Rey a querydo re-
gebir vysytagion de la Pringesa ni visitalla, y el Rey muchos dias a sacado a su
hj'ja a plazeres a las uertas y al parque y a la ribera en vareos con musyca y
con plazeres: a la Pringesa nunca le an dicho mas i[ue a mi; y no solamente ha-

zen esto, mas hazenlo con demostragiones tales, que todos ven que lo haze por
dar enojo y disiamara la Pringesa. Su alteza súfrelo todo con buen rostro; mas
no syn gran daño de su salud, porque en estos dias a estado asas mala, syno
que Dios la las pyadades ni benefigios que le hazen no seria
remedia, que por
biva. Pues encomer y en todas las otras cosas no se puede dezyr quan des-
el

mesuradamente la tratan, y quan diferente de su cuñada y del Pringi[)e, hasta


que a venido dia de dar el maestresala con el manjar en el suelo y no (¡uerello
levar por ver lo que le davan que svruiese a la Pringesa y lo ([ue via <|ue ser-
uian a madama Marya; asy (|ue concluyendo, quantos mas desabrimientos y
desamores le pueden hazer, le hazen; y agora desjiues de Pascua el l'ringipe
ordeno de correr sortija y tornear, y el Rey saliólo a ver y levo consigo a ma-
dama Marya, y no dixeron jialabra buena ni mala a la Pringesa. Cierto, su al-
teza tiene muy mala vida.
De Flandes me an escrito que! de Geldres entro en Olanda con ginco mil
onbres y que tomo vna villa y otros lugares alderredor della; robo y tomo vn
castillobueno, y que todo lo tiene, avnque los flamencos le yvan a gcrcar; y el
capitán del Rey de Romanos que tiene cargo de ai|uella guerra lomo vn cas-
— 45 5

tillo de de donde hazyan mucho mal a Olanda. Tomoki poi- pai-


los geldreses,

tydo, que costo mas que pudieran robar en este año. El Rey de Romanos dizen
cjue anda alderredor de Colonia, y que se cree que trae algún trato de pas con
el rey de IVanijia.
l".l Rey dinglaterra esta muy hrauo y descontento porque no vienen los
enbaxadores de Flandes a confyrmar el casamiento del Priníjipe con su hyja.

De cosa que to(.|ue a este negogio no les e dicho nada, avnque por vias yndi-

retas me an preguntado algo. Vo e disymulado que deslo no entiendo nada.


Esto guardo para su ticnpo, porque si se les dixese que a \'. al. le plazya des-
te casamiento, en maj'or soberuia senbeverian.
VA enbaxador de Frangia se despacha para se partir. Xo e podido entender
que negogia, y creo que no esta aquí syno para estorvar cpialquier ayuda (pie
este ciuiera dar al Rey de Romanos, como quiera que para esto no a menester
estorvador, porqués gastar, que no sacara el rey dinglaterra vn ducado de los
que tiene, antes dexara perder todo el mundo.
Mose Dobiñy paso por aqui que yva a Escogia con hasta setenta cavalga-
duras. Xo vido al Rey, y agora es venido vn enbaxador de Escoíjya, dizen que
a demandar vn primo del Rey descogía que el Rey dinglaterra prendió, que
venia de Frangía, y es el que a deredar el reyno, sy el rey descogía no tuviese
hijos. Dizen que se comiengan algunos movimientos de guerra entre Escogía
y Inglaterra por la parte de la

Escrivenme que donjuán Manuel es venido por mandado del Rey de Ro-
manos al dutjue de Saboya, y sospecho por algunas cosas cpie oygo que este
comendador de Calatrava que esta aqui, que se llama Enrrique Mexia, que esta
por don Juan Manuel, y este levanta nuevas de mala calidad contra V. al., y
con esto sentretíene aqui: y estotro día vino por aqui vn onbre que dizen que
era arrendador de las rentas de Galizya, y el dicho Comendador tomólo y hyzo
creer a los del consejo del Rey y al enbaxador de Flandes que le tray letras
de Flandes, y quera vna persona pringipal que algunos Grandes enbíaron al
Ivev de Romanos; y como yo supe esto, trabaje por tomar al onbre y el se fue
escondidamente en Flandes. Paregerme ya que este por alguna manera se de-
vria echar de aqui, que, gierto, daña, y mandalle como a religioso que vaya a
resydir a su orden, y creo yo que requiryendo sobrello al rey dinglaterra so
esta color, quel darya lugar a que lo levasen preso a V. al.
45'J

OIRÁ CARTA (i)

fecha a di es y ocho de junio de f¡oS. Levóla por la mar don Gil de Andrade,
paje de la señora ¡'riu(;esa de Gales.

Hy que se contaron xviil." de junio yo iiiy a la corte por ver a la señora


Friníjesa, que por no aver yo estado bueno, avia ocho dias ijue no avia visto a
su alteza, y el Rey esta ya bueno y negogia con todos los que quiere; mas a
mi avn no se abre la puerta, y avn anme dicho algunos, no son personas a cpiien
se a de dar mucho crédito, pero son personas que comunican con los de la

cámara del Rev, que el Rey a algunos dias ([uc esta bueno, mas por no darme
a mi audiencia dize que no lo esta; y este dia supe en la corte c[ue vn Pedro
de Larrea, c[ue byue en Portogalete, el qual lieva cartas mias para V. al., vino
a Flandes, y rey dinglaterra y truxole cartas; no
de Flandes es venido aquí al

me dixeron de quien, syno que vn secretaryo del rey dinglaterra pregimto por
ela vn español, y dixole cjue le buscase y le dixese que viniese a el y que le

darva la respuesta de las cartas que avia traydo al Rey; y este a cjuien dixo

esto el la Princesa, y aquel se-


secretario del rey dinglaterra es vn criado de
cretarvo le comengo
y requeryr sy
a hablar
avia menester algo con el Rey
t|ue lo procurarya; y de que le uuo dicho esto, preguntóle como se llama va el
manjues de \' ¡llena y el conde de Benavente y el duque de IJejar, y pregun-

tóle por otros Grandes; y como aquel criado de la Pringesa le paregiese esto
cosa nueva, vynomelo luego a dezyr, que con mucha ystangia le avia rogado
que le dicho Pedro de Larrea, y hyzole escrevir los nonbres de
buscase al

aquestos Grandes que e dicho y de otros. Asymismo vn correo, que se llama


el Gastón, vino aqui con mucha pryesa con cartas de Juan Astil, y luego fue

desjíachado, y avn diole el Rey ligengia para meter gierto vyno en Inglaterra,
(|ue no le puede meter syno yngles. Mande que se tome este Pedro de
\'. al.

Larrea, quel me dixo quel levarya las cartas cpie yo le dy para Y. al., avnque
yo las enderegava a Martin Sanches de (Jamudio, y deste se sabrá las cartas
cjue de a(|ui lleva y para (juien las lyeva.
La Pringesa enbia este paje suyo que esta lleva, porque acá su alteza no le

puede sostener, y porque no se pierda, a acordado de lo cnbiar a Castilla.


Mandóme que escriviese a \'. al. y que de su parte le suplicase que V. al. lo
regiba en su seruigio o le remedie como a su criado, y llamase el page don
Gil de Andrada. No ay otra cosa por agora que dezyr mas de lo dicho.
De Londres a xvni." de ¡unió de nviii." años.

(i I Tnlli;) rii .iilli'igi^if.i,


- 45;

OJRA CARTA {\)


fcília en Londres a v. de jnlyo. Levo/a e¡ ¡^^allef^o.

\'o o nioiiido atibunas partidas a estos del consejo del rey dinglatcrra, y el
primero fue dc/illos tpio se pesase la plata y se apregiasen las ¡ovas, y que sy
algo faltase del apre(;io que se hyzyese para conplir los gien mil escudos, <|ue
yo lo conplyrya en dinero contado; y desto hurlaron mucho di/iendo tollas las
razones que ya tengo escritas, pjr las quales dyzen questo que acá esta es todo

suyo. Y después les movy otro partido, que se pesase la plata, la c[ual creya
que valga mas de dies mil ducados, y sobre aquello que yo les darya setenta
mil coronas y que tomasen las joyas v oro en lo (pie restava, como ([uiera (|ue
en esto V. al. perdia mas de dies mil coronas, fanpoco lo quisveron aceptar.
A la fyn: yo les movy este partido, que de la plata se sacasen cruzes v caliges

y dozyentos marcos de plata blanca para el seruigio cotidiano de la Princesa,


y que todo lo otro que lo tomasen en su justo valor, y que sy la plata llegase
a dies mil ducados, que yo les darj'a setenta mil ducados en moneda contada,
de manera que seryan ochenta mil ducados, que valian ochenta \^ quatro mil
y ochogientas coronas; y que sy la [ilata no subiese al vaKir de los dichos dies
mil ducados, (.[ue con lo que la plata montase y con lo que yo darya en con-
tado, se los cunplirya a ochenta mil ducados; y que
oro y piedras y perlas el

que tenia la Pringesa, quel Rey lo tomase en quinze mil coronas que laltauan,
avnque valia todo mas de xxvg) ducados, con tai condigion que ninguna cosa
de oro ni de piedras ni de perlas no fuese quitado a la Pringesa, syno que
todo ello quedase en su poder. A esto estuvieron mas de dies dias que no me
respondieron, y en este tienpo el Rey estuvo bueno, y el [primer dia que salió
publico enbio por el enbaxador de P'landes y hablo con el; otro dia enbio por
el enbaxador de Frangía y hablo con el, y despidióse para se partir, y en este

tienpo iue a la Pringesa vna dama de las tres fauoridas del Rey, }• dixole:— Se-
ñora, porque no procura el enbaxador del Rey, vuestro padre, de hablar al
Rey. Y aquella vyno echadiza porque yo procurase la habla, y la Pringesa di-
xomelo, y yo dixe a su alteza que me paregia que por agora no avia para t|ue
yo procurase de hablar al Rey, y quanto mas que los del consejo me avian
dicho muchas vezes que yo serya el primero quel Rey hablarla después que
estuviese para negogiar, y que avian llamado a los enbaxadores de F"landes y
Frangya; que me paregia que yo devia esperar a (¡ue me llamasen, pues espe-
rava la respuesta del partido postrero que les avia acometido. A su alteza le
paregio bien, y asy estuvymos, ellos esperando que yo demandase el audiengia,

y yo esperando que me llamasen, y pasaron en esto ginco o seys dias. A la fyn


el dia de San Juan el Rey enbio por mi,
y yo fuy a las tres oras a le hablar, y

(i) Autógrafa del einliajador, como las que si^rut-u hasta nueva advertencia.
- 45S ~

recibióme gragiosanienle y pasauMS algunas K-vadas de dcsculpas y de su sa-


lud, y sentanionos, y dixonie: —
Knbaxador, ]xjr mi indispusygion no pude
hablaros largamente quando venistes, y bien tengo en la niemorya el punto en
quedamos, y querría saber las cosas fjue me aviades de hablar, y mas sy ay
(.[ue

algunas otras cosas que me ayays de dezyr. Vo le hable en lo del casamiento do


la Reyna, y suyo todo lo que \". al. me mando, )• todo lo que des]iues \^. al. m<'

mando escrevir que le dixese. A esto respondióme: Ciertamente yo creo que!


Rev mi ermano, tenga buena voluntad a este negogio por las razones que me
aves dicho; mas yo quiero hablar francamente, porque no soy onbre disymula-
(lor. Bien creo yo que sy el Rey, vuestro señor, quisyese esto, como lo dezys,

que ynpedimiento que dize que ay de no ser enterrado el cuerpo del rey
este
don Felipe quel le quitarya, ]jues es tan sabio y tan prudente y puede hazer de

su h\-¡a V de sus reynos ttxlo lo que quisyere; mas como el esta en voUmlad
de tenerse aquellos reynos y gouernallos, toma esto por achaque y dize que la
Reyna no consvente enterrar el cuerpo de su marido, y que hasta que sea en-
syendo esta vna cosa tan
terrado, ella no cpiiere ovr jilatica de casamiento, y
vergonzosa y tan ynfame v tan contra nuestra fe, mucho me maravillo querer
en esto el Rey, mi hermano, hazello con voluntad de la Reyna, su hija, pues
haze otras cosas contra su voluntad; mas el prensa pasar tienpo comigo hasta
que estotro casamiento de su hyja se haga y despups dirá: la Reyna, mi hija,

no se quiere casar, y asy hará escarnio de mi. Yo le dixe: Señor, no cpicrria
yo que V. al. tuvyese tal opinión del Rey, mi señor, que tan verdaderamente
os ama, ^• es verdad que su alteza desea tanto hazer este matrimonio quanto
V. al. qucrrya averie hecho; mas la Reyna no esta en disposygion para hazelle

fuerga, porque sy fuerga se le hyzyese, podría caer en alguna enfermedad que


serya yncurable, y es muy peligrosa cosa hazer espyryenga en tal caso; y el
Rey, mi señor, no piensa que por hazerse o n hazerse este casamiento y de la
>

Reyna, su hyja, puede traer ynconviniente ni ynpedirque no se haga el casa-


miento de la Pringesa y del Pringipe, vuestro hyjo, porque estotro casamiento
de la Reyna esta en potengia de se hazer y de no se hazer, y el de la Piingesa

no esta en potengia de se deshazer. Dixome: Systa, que yo y mi hyjo esta-
mos libres. Dixele:— Señor, vos tenes vuestra palabra real en prendas, y vues-
tro hyjo es desposado con la Pringesa por palabras de presente. Dixo: ^'o —
tengo puesta mi palabra so giertas condigiones, y no aviendose conplido aijue-

llas,yo soy libre y mi hyjo esta libre. Vo le dixe:- Señor, los matrimonios no
tienen condigiones, porque acjuellos no se hazen syno por concordia de las
voluntades, y no por las capitulaciones que se hazen sobre el pagar las pecu-
Pringipe y de la Pringesa y la vuestra fueron
nias,y pues las voluntades del
conformes para hazer este matrimonio, no lo puede nadie separar, sy Dios no,
con buena congiengia; y en lo de la capitulagion sobre esto hecha no a ávido

quebrantamiento ninguno. Dixo: Sy a, que dos años a que avia de ser cun-
¡jlido. Dixele: —
Señor, verdad es, mas por legylymas causas, como vuestra .se-
renidad sabe, el Rev, mi señor, os demando prorrogagion del tienpo por dos
- 459 —
vivi'.s \- \'. al. la L'iirn;c'iiii>, i|tu'(lan(li) la (.-.ipiliilagion rn su I.iim\-.i y v_\'gor; y el

\\cv, mi señor, proiu-yo de fiihiar el pagainiciilo ante de ser coiiplido el ter-


mino de la ulliina prorrogación. Diso: — X'erdad, es que venisles vo.s; mas no
Iruxisles el |)agamienlo como se avya de ha/er, y el tienpo es pasado y yo
(s(o\' li!)re. \'o le di\e: — .Señor, \ii triixe el pagamiento contorme a lo ([uel

Key, mi señor, tiene ea|)itidado con V. al.; sy \'. al. no lo a i|iierido regehir,
el Rev, mi señor, no tiene culpa. 1 )¡xo; — l^uena hurla es esa, que ipiiera el Rey,
vuestro señor, pagarme con lo cpies mió, y no me ipiieren agradecer (|ue s\'en-

ilo mió no lo e ([ucrido tomar a la Trini^esa. ^'o le dixe: --Señor, no se pcjr

qual cahega esto sea vuestro, .syentlo biua la l'riin;esa y no muerto su marydo.
I^ixo: — Las leyes de mis reynos son estas, (]ue todo lo cpie la muger trae a po-

der del maritlo es suyo y se lo puede lomar. )ixele: 1 — Ksto es contra las leyes
de todos los reynos del mundo; mas yo no vengo a contender con vuestra
magestad, syno a le pagar; suplycole y requierole que tome el pagamiento
conforme a lo caiiitidado. Dixo: — Vo no toniarf- la menor cosa tle todo ello en
pregio del dote, (|ue yo no estimo gien mil ducad(5s en tanto como vos esty-
mays esa jiaja tpie tenes debaxo de los pies; mas no (|uiera Dios que vuestr(.)

l\e\', ni todos los que lo oyeren, me tengan por negio tpie case mi lix'jo con
muger syn yo aya de hazer cosa tan vergongosa c[ue las joyas y
dote, y c|ue
cosas que Pringesa truxo para atavio de su persona y para seruigio de su
la

estado lo a)-a yo de tomar a cuenta del dote, y que la aya de despojar dello es

cosa tan vergongíísa, que vo e verguenga que me hables de tal cosa, y mayor
la avria s\- algimo supyese (_[ue me la aviades a mi hablado. Xo lo e por la

suma, syno por la grandysynia verguenga que a mi me serva y a vuestro Rey,


que sy por cobdigia del dinero lo ouiese, yo dexo dos tanto y tres tanto en
otras partes, y con damas as\- ile linaje y estado como es la j-'ringesa. Dixe-
le: —
Señor, no quiero contender en eso, que en cada parte a}' nobleza; mas vos
sabes quien son sus padres de la Pringesa y quien la Pringesa es. Dixo: De —
los padres no se puede nada dezyi-; mas en muchas parles ay muchas damas,
asy nobles y asy virtuosas y asy bellas como es la Pringesa. Dixele:— A'erdad
es, señor, cpie bien se podrían hallar, mas no serán asy conocidas de \'. al.

como es la Pringesa. Fynalmente, ¡pie concluyo cpie en ningmia manera el to-


maría nada tiestas cosas, syno sus cien mil escudos, epiando los ouiese de to-
mar, quel esta va libre.

De aquí dixome. Acerca de lo del casamiento del Pringiiie y de mi hija ma-


dama -\lar\-a, (|ues lo quel Rey, mí ermano, dizer Yo le dixe: Señor, el Rey, mi —
señor, mescrivio que \^. al. le avía hecho saber de la conclusyon del matrimo-
nio; mas que no avía demandado su consentyniíento ni antes de avello concluy-
do se lo avia hecho saber. Dixome: — Sy hyze por gierto. Yo le dixe: —No quiero
contradezyr lo que \'. al. dize: mas el Rey, mi señor, nunca de \". al. ni por
vuestras cartas supo otra cosa syno que era concluydo, porquel mensajero que
V. al. enbio después de la conclusyon del casamiento yo le hable en Burdeos
quando venia. Porfió cjue lo avia hecho sabei- a V. al. por muchas cartas, y tor-
— 4<50 —
nome a pivtíuntar. l'ues (|uc di/e a ello en efetlo? Dixele: — El Rey, mi señor,
dize cjue bien (iuis\-era ciue hyzyera del y de la l\eyna de Castilla aque-
\'. al.

lla niengion que era de hazer de agüelo y de madre del Prini^ipe, mayormente
que en conparagion de lo quel Pringipe a de eredar dellos, lo que tiene no es
mucho, V que como a agüelo y a madre a quien pertene(,'ia dar consentimiento

para casar su nieto y hyjo se lo hyzyeran saber; y avnque no fuera syn razón
que se hyzyera con acuerdo y consentimiento de los reynos de Castilla y Ara-
gón y de los otros reynos quel Pringipe espera eredar; mas no enbargante
esto, por el mucho amor (jue tiene a V. al. y porque desea el aumentagion de
vuestra casa, y porque a vuestros hyjos los reputa por suj'os propyos, cpies
muy contento deste casamiento, y que sy a su alteza le uuieran demandado
consejo con quien casaryan al pringipe de Castilla, su nieto, que esto les con-

sejara que hyzyeran por muchas razones; asy que su alteza dize que es muy
contento deste casamiento, y que desde agora tiene a madama Marya por Prin-
gosa de Castilla, &. Dixome: —
Yo regragio al Rey, mi ermano, su buena volun-
tad y lo que menbia a dezyr, porque deste casamiento no se puede seguyr
syno mucho bien a todas las partes; mas como os dixe primero, yo no soy
disymulador. Yo tengo cartas de Flandes quel Rey, vuestro señor, a yncrepado
mucho porque an hecho este casamiento, y por
a los del conseje) del Pringipe
su yncrepagion se an detenido de venir los enbaxadores. Yo le dixe: \ o no —
se lo quel Rej', mi señor, a hecho; mas sy su alteza a escrito algo deso que
V. al. me dize, serya reprehendiéndolos porque lo avyan hecho sjm su manda-
miento; mas no porque no tuviese por bueno el casamiento. Ara sa (l), sea por
lo que querrá, sy el es contento deste casamiento, ame de dar sus cartas paten-

tes synadas de su mano y selladas con su sello, y a descrevir al Rey de Ro-


manos que tanbien haga otro tanto, y al Pringipe mandándole que lo haga. Yo
le dixe: Yo digo gierto a V. al. quel Rey, mi señor, hará todo lo que a su alte-
za toca de hazer que sea para vuestra onor y acregentamiento de vuestra casa,
y que sea onesto a su alteza de lo hazer. Descrevir al Rey de Romanos y al Prin-
gipe no me parege ques negesaryo, que pues ellos asentaron el casamiento con
V. al. sj'n sabidurya del Rey, mi señor, ciue negesaryo es que su alteza les es-

criva en lo que a su alteza toca a hazer? Xo (juedara de hazerlo su alteza syen-


dole pedida cosa onesta. iJixome: —Pues cscrevilde luego. Yo le dixe: — Señor,
no es negesaryo de lescrevir hasta cjue se lescriva la conclusyon cjuo toca-

mos en este negogio. Concluyamos y yo daré aqui todo lo que sea ne-
estotro,

cesaryo en estotro negogio que yo tengo poder para lo hazer; dixo: Bien, vea- —
mos el poder, y allende de aquello que vos podres hazer, quiero aver estotro,
y yo hablare a los de mi consejo y ellos os hablaran mas abiertamente en estas
materias y os dirán lo que se a de hazer; y después de aquello vos escrivires.
Dixome: Knbaxador, |ior vuestra fe ([ue vos me digays sy la reyna esta <|ual
su marydo dezya, o como muchos dizen questa, porque yo sy ella esta como

(,i) PoiOffa.

- 4^1 —
nuichits (iiiiercn ilo/yr (lucsta, pur tres reynos tales como k)a siiyiis yo no me
c;isare con ella; mas otms alirman (|Liel i\ev, vuestro señor, la (|niere tener asy,

y a diga que ella esta asy, poi' tomárselo todo. \'o le dixe:
|>la/er (¡iie se Se- —
ñor, deiuandaysme cosa a que yo nos (|uerrya respondei", mas parc<;cme que
los onl)res c|ue somos ya entrados en edad, que mas devenios buscar vyda
quieta cjue no vyda con trabajos para acortar la vida; y a lo menos sy li>s tra-

bajos de fuera no podemos escusar, escusemos los de dentro <li' casa, y sy no


podemos escusar los de dentro de casa, escusemos los de dentro ile la lama-
ra, porque estos son los que acortan vyda, y esto tome
la \'. al. por mi res-
puesta. Dixo: — Bien entiendo lo tpie de/ys; mas di/en (|ue muy bien habla la

Keyna, v mu\' bien escucha y responde; \' (piando yo la vy, mu\' bien me pare-
(;iii, y con buena manera y contenengia hablava, y no perdiemlo |)unto de su

autorydad; y avntpie su marydo y los que venian con el la hazyan loca, yo no


la vy syno cuerda; y asy creo (¡uesta ag'ora, \' por esto es de sospechar cpiel

Ke)-, vuestro señor, se lo quiere todo; mas sy la Reyna no esta para governar

y el Pringipe quiere su reyno, no se le dará el rey, vuestro amo.^ Dixele: — Se-


ñor, en vida de su madre no le puede pedir, y avnque lo pudiese ])edir, mien-
tra no fuere de edad para el por s\- mismo governar,
y el a de estar en tutela,

tutor a de ser el pariente mas proiiinco. Dixo: No a de ser asy, syno que sy —
el pidiere el reyno, tjue se le an de dar de justigia, y que se a de governar por

los de su consejo. Dixele: Xo son esas las leyes de Castylla, syno que mientra
el Principe es minor, a destar en poder de tutor, y el tutor a de governar el
reyno, y porna en el consejo los que quisyere y sacara los que quisyere. Dixo:
—Aqui ay quien sabe las leyes de vuestro reyno y dize al contraryo de lo que
vos dezys. Dixele, ese sabe pocas leyes buenas, y asy como
dicho y hecho a
otras leyes malas, cjuerra hazer esta. Dixo: — Kntendes vos ]3or quien lo digo?
Dixele: —Respondo a las palabras. Dixome: — Piste matrimonio serya muy bue-
no para sosegar estas cosas, pori[ue el Rey de los Romanos syenjjre cpierra que
se de el reyno a su nieto, y s}'enpre terna tratos con los (¡randes despaña, y
syendo yo hyjo del rey, mi ermano, el serya señor de todo y podria mandar
el mundo; y no tengo yo de ser como el rey don F"elipe, que era vn jouen y

mal gouernado; yo soy viejo y conosco la razón y estoy bien en mi reyno. Y


no crea el el casamiento se hyzyese y el me qui-
Rey, mi ermano, que avnque
syese dexar el porque yo estoy en mi reyno como vos
reyno que yo yrya alia,

vedes, y obedegydo y rico y pagifyco, y no consentirya quel Rey, mi ermano,


mientra el biiuese dexase la gouernagion del reyno. Yo le dixe: Señor, ya os —
e dicho la voluntad que a esto tiene el rey, mi señor, y no crea V. al. que esto

cjueda de hazerse por falta de su alteza; que dize del Rey de Romanos,
mas a lo
muy poco sueño perderán en y Grandes cjue quisyeren ha-
Castilla por el, los

zer alteragiones en el reyno, serán punidos, y no hay quien las haga. Dixo:
Anda, no cures, que sy ay, y ay quien me a acometido a mi algo, y quien me
ha hecho alguna abertura sobrestés casamientos. Digo: No se lo que an acome-
tido a \'. al.: mas se os de/vr cpie de los Grandes cpie algo ¡rueden, ([ue no ay
ninguno i[ue no sea seruitlnr del rev, mi señor, v que no ame su palrya. 1 Hxo:
— Anda, que todo sabemos, y para asosegar estas cosas bueno serva (juel
lo

rey me tuviese por liyjo. Y otras muchas platicas pasamos, que turo mas de
tres oras la habla, y al tienp.) (pie me ilespedia, dixome: Los de mi consejo ha-
bl.iraii con vos \' os abrirán mas mi voluntad.
El mierci)les que se contaron xxvm." de junio, yo fuy a hablar a los del
consejo del Rey dinglaterra y dixeronme: El Rey hablo con nosotros y nos
dixo todo que con vos avia platicado y
lo lo que le dexiste, y a ávido mucho

plazer de saber la buena voluntad y amor (piel Rey, nuestro señor, le tiene, y
dize que avnque el esta lybre por muchas razones de la capituIa(,-ion que te-
nia hecha agerca deste casamiento, (piel no quiere syno acrecentar el amor y
amistad (pie entre el \' el Ri^y, vuestro señor, a estado \' estara, n(5 dándole el

Rey, vuestro señor, causa para lo contrario; y (pie el a por byen quel casa-
miento de la Pringesa se haga dándole los gien mil escudos como es razón que
se los den, y confyrmando y apr(juando el matrimonio hecho entrel Principe
de Castilla y madama Marya; y j) )r([ue el Rey, nuestro señ(jr, os demando sy
teniades poder, y vos le Yo Ilevava el poder
dexiste que sy, querriamosle ver.
comigo y mostreselo. Leyéronle y dixeron: ICste poder no habla nada deste ma-
trimonio. ^ o les dixe que como avia de hablar el ¡loder de cosa epie V. al. no
avia sabido; mas ([ue me ]xu-e(;ia que el poder era bastante, pues esto era para
confyrmagion y aumenta(;ion del amistad de entramos Reyes. Dixeronme: Bien
sea que por este poder se podria hazer algo; mas daros amos por capítulos lo
cpiel Rey quiere acerca deste caso, y vos los otorgares o los enbiares al Rey,
vuestro señor, para que los otorge. Yo les dixe que me diesen lo (jue c[uisye-

sen, que sy fuese de otorgar a mi, \'0 \o otorgarya, y s\- alguna cosa oviese
rpie yo no K) pudiese otorgar syn consultallo, cpie yo la enbiarya a \'. al., v cpic

asymismo yo capitularya con ellos, pues avia en la capitulaíjyon del matrimo-


nio de la Pringesa algunas cosas (pie avian negesvdad de declararse y otras
de enmendarse. iJixeronme (pie bien, (pie vo diese lo (]ue me paregiese que
era nccesaryo, y (|ue pidiendo cosa onesta, no se me denegarya.
Lo (pie yo les (piiero pedir sera esto: (pie declaren quanto es el valor del
tergi(5 ducado de Cornualla y del condado de
del pringi]iado de (jales y del
.Mangestre, y (pie le pongan nonbro de vc\íUe y ginco mil ducados, asy como
por el dotor de l'uebla fue escrito a \'. al. (pie vallan las tergias partes de la
renta de los señoryos sobredichos.
Iten, (pie den a la Pringesa para vestirse v para las otras cosas negesaryas
vna cyerta suma desto cadaño, y para que vysta sus damas y nuigeres de su
casa, y para dar gajes a sus seruidores, y que luego le den la posysyon de las
tierras donde le fuere señalada la renta. B\'en creo yo questo sera harto dify-
cultoso de acabar; mas y» porfiarlo c cpianto puíiiere. Y. al. vea sy deve de-
mandar otra cosa.
El prinieri.") dia de junio se partió el Rey dinglaterra de (iranuche ])ara se

yr a Ri>uim >nte, y partiese ospitc insaltitato, syn ver ni hablar a la Pringesa, ni


— 4^3 --

cnliiallc ii ilezyr tosa del imuulo; y parcgcme i.|iic svc-jijüi' van cri-i,-¡eiulu las

muestras de desamor y mal tratamiento, que esta semana mandaron c|ue no


diosen de comer ai confesor de la Fringesa y a su fysyco, que sjlian comer del
plato de hi Prinijesa; y asymismo quitaron la ragion a otras ¡personas de su
casa, y ni porque yo lo dixe, ni por sentimiento (|ue la Pringosa dello a echo,
no lo an querido remediar; y oy sábado cpic fue ]3rymero de julio, yo fuv a ver
a la Pringosa y hállela mal dispuesta \' harto congoxaíla, y no me c|uiso dezyr
<|ue avia; mas bien se conogia que tenia mucho enojo, y estava tan flaca, que
apenas pidia sacar la habla de la boca; y ijuando vinola hora del genar, man-

do llamar al maestresala y dixolc. Sy os dieren de genar para mi como me tru-


xoron el comer, no lo traygays, dexaldo en la cozyna, v sepan c|ue yo y mis
damas morimos de hanbre, que ya no es de sutVv'rtal uida. Yo conogi entonces
la causa
y pregunte como la seruian, avnque yo lo avia visto. P2s manzilla de
oyllo y de vello. Por Dios que mis mogos comen mejor, y esto créalo \^. al.
por verdad, que en mi casa no comeryan los manjares que a la Pringosa le dan,
y tan mal guisados; y no le quieren dexar tomar cozinero. Todo esto provie-
ne desta señora cobdigia, que pyensan con estos desgrados y malos tratamien-
tis sacar estas cien mil conmas, y como ven quel mensagero de V. al. tarda,
y
<|ue yo no salgo a las pagar syn que lomen la piala y joyas en pregio, lo cjual
nunca harán, hazen todas estas cosas, y publicamente el Rey dize que esta li-

bre,y no se habla en otra cosa syno que V. al. no cunple con el.
Los enbaxadores del Rey de Romanos y de blandos vernan a los xxv dias
de julio aLondres. Va esta hecho el aposentamiento, y aderegan todas las co-
sas para el desposoryo. Andrea de Burgo es venido a Dolía; avn no es entrado
en la corte: dizen c|uentrara oy que son tres dias de julyo. El Rey de Romanos
dizen que viene a Flandes, y de ay a Cales a verse con este Rey. .\y fama de
guerra con Frangía; mas porque sera gastar, no se cree.
Juan Astil escrive muchas cosas, y syenpre pone sospechas de dilerengias
en esos reynos. Kste Rey se alegra de qualquier nueva desta calida, y sospecho
([ue trae algunas ynteligengias en Castilla. No se gierto con quien, syno que ha-

zen continua ynquisigion por los Grandes y quien es cada vno y que afectyon
tiene, y a escrito t[ue \'. al. a quitado el ynfante a la Reyna, de lo cpial la Rey-
na y los Grandes están mal contentos.
Después de todo esto escrito, el Rey menbio estas tres escrituras que aqui
enbio para que \'. al. y la Re\'na las confyrmen y aprueven y selle y firmen, y
que hecho esto, y venidas las escrituras y el pagamiento, como tengo escrito,
c]ue luego se hará el casamiento.
Agora quiero dezyr en letra clara a \'^.
al., la manera (¡ue e tenido con el

dotor después que a biglaterra vyne. Vo le hable en llegando, porquel me vino


a ver y demandóme sy le traya cartas: yo le dixe cjue creya que sy; domán-
domelas y ([ue le tlixese lo que \'. al. le enbyaua a mandar. Yo lo dixe: Dotor,
no es la costunbre de los enbaxadores tal de dar cartas ni dezyr creengia a na-
die, hasta ver al Rey o al señor a quien son enbiados. Después que yo hable al
— 4(54 -
Rey y a la Pringesa, yo os diré lo c[ue su alteza manda dezyros. Xo fue conten-
to desta respuesta, avnque por entonces la loo. De que fue ydo de mi casa, dixo
donde algunos lo oyeron: Vo seguro (|ue por estos do/e dias no vea el comen-
dador de la Menbrilla al Rey. Y como
Después que vi al Rey,
fue asy el dixo.

tornóme a demandar las cartas. Yo le dixe: No do vienen; mas no se por gierto


va mucho en ello: quando fuere tienpo yo las daré. De ay, como yo comenge a
negogiar con los del consejo, y halle en ellos lo que a \ al. escrivi, yo lleve .

al dotor comigo para que el les dixesc como la plata y joj^as que avia traydo

la Pringesa avia venido para pagar la parte del dote que en aquello se avia de
pagar; y el fue de bvena voluntad comigo, y yo movy la habla y respondié-
ronme: Nunca supymos, ni el Rey supo que estas cosas vinieron para darse á
cuenta del dote, ni sobrello se ha hecho auto ninguno por ninguno de los en-
baxadores ([ue aquí son venidos, ni por el dotor de Puebla que aquí esta, l'.l

dotor de Puebla dixo: Por gierto y yo se lo dixe muchas vezes y


el Rey lo sabe,

vosotros todos lo sabes. Ellos dixeron y juraron que nunca lo avian sabido hasta
(jue yo se lo dixe; y dende a rato recogose el dotor y dixo: Dizen estos verdad,
([ue no esta aqui ninguno de los (|ue lo supieron, que todos son muertos. \ o se lo

dixe a ellos como el dotor me lo dizya. liUos dixeron: Biuos somos los cjue ave-
nios entendido en estos negogios y aqui estamos; mas nunca tal supimos ni nos
fue dicho. Después desto yo tuve muchas platicas con el dotor, y en todas ellas
syenpre me amonestava que la dilagion serya ]5rouechosa al negogio, y que en
ninguna manera no devia hablar en el negogio por toda la cuaresma, y avn sy mas
tienjio lo dilatase, serya mejor. Yo le contradizya esto, que no sabia a (pie apro-

uechava la dilagion svno a que Rey dinglaterra ganase tienpo sy traya otras
el

contratagiones en otras partes; y quando el via que no me podia estoruar de ha-


blar en el negogio, dizya: Yo se que os han de responder esto. Y nunca ves fuy
a hablar a los del consejo del Rey que me dixesen otra cosa syno las pala-
bras mismas quel dotor dezya; de manera que yo pase con el toda la quares-
ma y no le quise dezyr nada de revocalle ni de admitille a mi conpañia, y esto
contra la voluntad de la Pringesa, porcjue syenpre me dezya: Mste os dañara
quanto pudiere. Revocalde. .\1 íin vista, su obra, y que muchas vezes le requery
([ue hyzyese algo por do se paregiese la voluntad que dizye que tenia al ser-

uigio de V. al., dizyame: Yo no puedo mas; no puedo yo torger las <irejas al

Rey dinglaterra. PLntonges, con mandamiento de la Pringesa, ya le di la caria de


la revocagion con harta templanga y cortesía. Pidióme que por quinze dias

yo no lo dixese a los del consejo. Yo lo hyze. Después quexavase que syenpre


era maltratado, aviendo mucho seruido; que sy el estuviera en los negogios, quel
hyzyera maravillas; mas que yo verya (jue el |iodia hazcr mucho. Yo le tome y
le dixe: Dotor, yo e sabido que decys esto; sy vos podes hazer mucho en estos

negogios, porque no lo hazes, pues dello se os syge onrra y prouecho, y de


no hazellc recebis vergüenza y confirmays lo que muchas vezes se a dicho de
vos que soys y aves sydo mejor seruidor del Rey dinglaterra que del Rey, nues-
tro señor: Respondióme: Como (pieres que entienda yo en esto, pues me aves
— 4^5 —
ijuitado el aiitoruladr Vo le que podes mejorar en este ne-
dixe: Señala vos lo
gocio, pues sabes en el estado que yo lo tengo; y quando vos me ¡irometier-
des cosa que sea razonable y que syenta yo que se puede hazer, vos tornare
vuestra abtoridad y mayor que la tuvistes, que yo tengo poder para ello. Dixo-
me: Vo haré lo c|ue pudiere. Fynalmente que por mi y por tergera persona yo
le requory esto muchas vezes, y syenpre dixo quel no podia hazer mas. Yo le
dixe: Al fyn, sy tornares el poder denbaxador, no a de traer otro fruto syno da-
ros a vos autorydad para que quisyerdes: ya soys
que con aquella hagays lo

revocado, no es menester mas hablar con vos en esto. Entonges el despacho

vn suyo para V. al.; y estando la Pringesa y yo hablando maravillándonos de


la tardanga del correo que senbio a V. al., no hallavamos qual pudiese ser la

causa, (^tro dia hablando la Pringesa con su confesor, diz que le dixo: El dotor
me a pregimtado sy es venido el correo, y yo dixele que no. Dixome: Vo seguro
que mas tarde de lo que pyensan, porque yo escrevy al Rey como acá no se
guiavan bien los negogios, y yo espero quel correo trayra otro recabdo del que
se piensa, y que se harán los negogios por otra mano y dotra manera que se
hazen; v sy estotro da ginco, yo lo acabare con dos. La Pringesa me lo enbio a
dezyr y con congoxa, diziendo que quando este no avia podido salir con su
intinzion, que procura de ynpedir el negogio con sus ofregimientos, como
otras veges avia hecho, y que esto esta hecho de yndustrya porque yo les apre-
tava, y que para dar dilagion en el negogio, el dotor avia hecho esto. Todo esto
escrivo a V. al. para este fin que diré. Quando yo acepte de venir a Inglaterra
no me movy por ganar mas onrra ni por provecho ni por otra causa, sino por
seruir a V. al. y por acabar de dar conclusyon a este negogio; pues que mi
trabajo se tomava por la mas egelente Pringesa que yo conosco; y syendo esta
mi yntingion, yo no deseo otra cosa syno questo se haga y se acabe, avnque
¡jonga yo algo de mi casa como lo pongo, y sea por qualquier mano que fuere.
A V. al. suplico que en ninguna cosa quel dotor aya escrito tenga reguardo a
mi onrra syno aquello que fuere mas su seruigio y al camino
ni a otra cosa,

por donde mejor y mas ayna se acabara este negogio; y sy no se puede hazer
syn quel dotor lo haga, y que yo vaya el dia que se acabare en jubón delante
del dotor y por su mogo.despuelas, aquello me mande V. al., que yo lo haré,
porque en este negogio yo no tengo otro fyn syno de acaballo; y en todos los
negogios que por vuestra magestad e tenido, este a sj'do mi fyn de hazer lo
que cunpliese a vuestro seruigio y no mirar sy se hazya con onrra o con men-
gua mia, pues que no es buen seruidor el que antepone su locura al seruigio de
al., que sy el dotor se ofrege a hazer mr.s
su seiior. Esto suplico vmilmente a V.
de lo que yo puedo hazer, que no solamente le cometa el negogio, mas que me

mande a mi por espreso mandado que le tenga la muía a la puerta de palagio,


que esto haré yo muy alegremente, sy con hazello se a de hazer vuestro serui-
gio, que quien espera poner la vida quando fuere menester, no rehusara de

tomar vn poco de trabajo y de sufryr vna gryta que como sombra se pasa.
De Londres a v. de jullio de dviii." años.
— 466

OTRA CARTA
para su alter:a hecha en Londres a xi. días de jnllio. Fice por ¡a v/a de in/fLT

Francisco Grimaldo, y duplicada por hx mar., endcra<;ada a Martin Sánchez


de Qamudio a Bilbao.

Después que escrevi a \ al. a los c;¡nco de julyo con mensagero j^ropvo,
.

vyno Andrea de Burgo a la corte, y de su venida se a entendido, avnque no es'


de parte que se pueda confyrmar, quel Rey de los Romanos procura vistas con
el rey dinglaterra,
y que se trata quel rey dinglaterra aya al Pringipe don Car-
los en su poder, y que tome la empresa de )t a metelle en Castilla, y que el,

como suegro y con poder del Rey de Romanos, como tutor del i^rin<^ipe, aya
dir a governar a Castilla, y que de al Rey de los Romanos de las rentas de
Castilla vna pieria parte, y agora luego en contado vna gran suma de dinero
para que el Rey de Romanos quede por governador de las tierras del Pringipe,

y por aquesta parte, con auxylio de Inglaterra, hagan la guerra a Frangía. De


la cámara del rey salió esta nueva.

El obispo de Catania vino aquí, y dixeronme que eran venidos españoles, y


que se andavan escondiendo, y yo hyze pesquisa do posavan, y no pudientlo
saber quien eran, hyzeles enbargar; v después que conogi que era el obispo de
Catania, yo quise traelle a mi posada; mas el embargo salió |Dor el rey y no
por mi, y no le de.xaron venir a mi posada; mas leváronle a la Torre de Lon-
dres, y otro dia el rey enbio por el y leváronle en aquel mismo abito en que
le avian tomado. El rey le hyzo mucha xira y hablo mucho con el y quedaron

tan amigos, que otro dia quiso tanbien hablaile, y después que le uuo hablado,
dixole que viese al Pringipe y que fuese a Granuche a ver a madama Marya,
y sy querya ver a la Pringesa de Gales, que la podria ver. El obispo vino el lu-
nes que fueron x. de ¡uiyo a (¡ranuche, y yo era ydo ally a ver a la Pringesa, y
el Obispo se fue al aposentamiento de madama Marya syn enbiar a dezyr nada

a la Pringesa, y estuvo alia muy gran rato, y hyzyeronle todas las fiestas ([ue
suelen hazer aqiii a los que vienen a ver los hyjos del rey, que la hyzyeron

dangar y tañer laúd y el claveginbalo, y otras asaz niñerías, y de ay vino a ver


a la Pringesa, y como onbre corrydo, no hyzo syno entrar y hablar dos o tres
palabras y despedirse. A mi no me vee ni me comunica, y alguno de mi casa a
preguntado a los suyos ques la cavsa porquel (obispo no ]iarege que a gana de
comunicarse con Comendador de la Menbrilla. Dixeronle: Paregeos que se-
el

rya bien regebido en Mandes sy le viesen muy familiar con el enbaxador del
rey de Aragón.' Y aquel dia que vido a la l'ringesa, yo le dixe: Señor Obispo, —
yes verya, syno que me parege que no mostrays gana dello. Díxo: Estamos en
tierra sospechosa, y yo avria plazer de os comunicar; mas no se lo que es me-
jor. Yo (|u¡se tentar sy le podría hazer acpií detener hasta c|ue Y al. lo supye- .
— 467 —
se, y no los veo de tal pensamiento, antes avrian plaücr c|ue viniesen otros
Grandes como este a venido.
Donjuán Manuel dizen c|ue viene a([ui {la<|ui a seys dias; atynnaiilo niu-
clio; no se sy es (;ierto. i, os enhaxadores do l-'iandes dis que vernan lodavya a

ios XXV. de este mes. Didiome an que tlespues i|i!c Andrea de líurgo es veni-
do, lian iiablado en la cámara del Rey de nuevo casamiento para el Principe
ilinglaterra. Lo vno ni lo otro no tengo de parte que pueda dezyrlo por verdad,
ni tanbyen los que lo an dicho no son de los que menos cabida tyenen en la

cámara del Rey dinglaterra.


Las escrituras que enbie a \'. al. son hechas por el dotor de Puebla, ipie
avnque esta casy muerto para las tales cosas, vyda tiene: no cansa ni cansara
de hazer mal a la Princesa.
De Londres a xi. de ¡ullio de ovin." años.

OJRA CARTA
del embajador para su alteza (Londres 2^ de 'Julio de i^oS).

\i\ Rev dvnglaterra enbia agora al Rey de Romanos enbaxadores, y son: el

conde de Sorrev v el dotor (Teste y el maestro de Roles. \'an bien aconpañados;


créese que se verán en Cales, y no se sy se verán antes de venir los enbaxa-
dores que han de venir de Flantles a hazer el desposoryo del Principe, o des-
pués, porque en el pringipio deste mes andava muy caliente la nueva de la ve-
nida de los sobredichos enbaxadores y agora esta vn poco fryuela; y dicenme
quel Rev cada ves que se prolonga la venida dellos, porque se a prolongado
dos vezes del tienpo que el publicava que avian de venir, dize que V. al. lo es-

torva, y esta luego tan brauo, tpie sale de madre; quexase a todos quantos le
hablan en el casamiento de la Pryngesn, que \'. al. a dos años que le trae en
palabras y que no cunple con el, y dize que por esto esta suelto el y su hyjo. Ny
en el ny en los de su consejo no tomo tino; vn dia hablan en el negogio de ma-
nera que no se puede poner duda en la conclusyon, otro dia hablan tan al con-
traryo como sy nunca oviese ávido comengamiento el negogio. Paregeme que
serya muy negesaryo saber la voluntad de V. al. acerca deste pagamiento del
dote, sy es de hazello como ellos lo pyden, o sy quiere Y . al. que en todas ma-
neras se guarde lo capitulado, porque sabydo esto, en esta coyuntura destos
desposoryos llegarlos ya al cabo, para ver sy esta dilagion esta solamente por la

paga o por mas; avnque según el dotor de Puebla dize, congedido vno, deman-
daran otro, y nunca les faltara causa para dílatallo; y crea V. al. que no se di-
— 4^^ -

latasyno porque piensan que la l'ringesa esta enferma y de enfermedad peli-


grosa, y no piensan verdad; verdad es que no esta bien sana, mas todo su mal
es de puro enojo y de tenella recUisa como sy estuvyese en prisyon. Yo e tra-
bajado estos dias quel Rey no a estado en Granuche, que la' Pringesa saliese
cada mañana al canpo, y alo hecho, y paregesele tanto la mejorya como se le .

paregia antes questo hyzyese el mal. Dixeronselo Rey, y no creyéndolo, en-


al

bio susdamas las fauoridas para (|ue viesen en que dispusygion estava la Prin-
cesa,y que ellas saliesen con ella para ver sy era verdad que podia andar y

questava buena; y venidas, la Pringesa las levo consigo y anduvo con ellas mas
de quatro tiros de vallesta a pye. P21 Rey
vino luego otro dia, y por su venida a
gesado aquel exergigio; mas yo trabajare que aquello no gese, porque es darle
la vida; y del todo punto la Pringesa estarya sana, s\^ la diesen algunos plaze-
res y cesasen de dalle tantos enojos como le dan, mayormente ]:)oniendola
cada dia en sospechas que quieren casar al Pringipe en otra parte, y esto le
dizen tan de continuo, que avnque este sana, la enfermaran.
PLl cardenal de Santa Cruz mescrivio desde alalinas, y entre otras cosas

me Deseo mucho que el casamiento de la Pringesa se con-


dize estas palabras:
cluj^ay se haga, y no serya razón quel Rey, nuestro señor, estuvyese en dalle
xxS) ducados mas o menos, porque ay muchos que querryan estorvar este ca-
samiento. Destas palabras congeturo quel Rey dinglaterra, asy como se quexa
acá que V. al. no cunple con el, asy lo avra escrito al Rey de Romanos y a
otras partes.
Andrea de Hurgo todas las vezes que nos vemos me dize que syenpre fue
seruidor de V. al., avnque no pudo dexar de hazer lo que su amo le mandava

mientras estuvo en Castilla, y avn que no avia hecho tanto quanto le avia sydo
mandado, lo qual le a sydo después reprehendido, y que de la reprehensión el
se a librado, y que nunca dexara de tener afection al seruigio de V. al., porque
cree que V. al. tyene buena y santa yntengion, y quel a de hazer tanto que

\^. al. conosca quel es su seruidor. Creamos las obras.


De Flandes tengo nuevas quel Rey de Romanos esta a quatro leguas de
Colonia con gente darmas para hazer la guerra de Geldres, y que no tiene vn
dinero, y que son venidos a la frontera de Lugenbur
peones frangeses y
xg)

Dcccc langas. Plls aquel el paso de los frangeses para pasar a Geldres por el
Obyspado de Leja, y juntanse alli con el duque de Lorrena. PZn Flandes dis que
an mandado juntar toda la gente para furnir a Loveyn, que esta gerca del paso
de y para furnir las villas questan a la frontera de Frangya.
los frangeses,

Desdel dya de Carrastollendas el Rey dinglatena no avia vysto a la Prin-


gesa, y ayer que fueron x.xiii de julyo vyno a Granuche, y oy bys[iora de San-
tiago enbyo por la Pringesa y fue a su cámara, y mando salir al Pringipe de la
cámara, y no entro en ella mientra la Pringesa estuvo con el Rey, y la habla del
Rey y de la Pringesa turo ora y media, según mescrivieron, y fue tal y tales ra-
z )nes, que mas valiera que no la viera. Porquesta nao que lieva estas cartas se

parte a la ora cjuesta se gierra, no j)uedo escrevir.al luengo las razones que pa-
— 4'>f) —
saron, porque no c visto a la I'rirn,-csa; mas so «[ik- iiiiedo tal de la habla, (|iic

plega a Dios que no se le syga alguna enfermedad della.

De Londres a xxmí." de juUio de nviit." años.


(l"ue por la mar en vna nao de Bilbao enderezada a Martin Sanches de Q^a-

mudiü.)

OTRA CANIA
para su alteza, hecha en Londres a xxvi. de jullio de f;oS. Fue en la misma
nao que de ve(;ino de Bilbao enderezada a Martin Sanches de
Qimudio, y fueron juntos.
al Rey, que desdel dia de San Juan no le
()y dia de Santiago fuy a visytar
avia visto, y re<;ibiomey hablóme con mas gragia que no avia hablado a la
Princesa. Xo se sv lo hyzo que en algunas hablas que yo e ávido con los de
su consejo me an syenpre amonestado que con el Rey dinglaterra conviene
hablalle muy dulgemente y no respondelle a nada de lo que dixere, avnque
sea algo agro; y mi respuesta a sydo que yo se como se debe hablar con los
Reyes; mas que el Rey tenga tal modo en sus palabras que no sea verguenga
al enbaxador dexalle de responder, porquesto no harya yo por perder la

cabe(;a; asy que hablóme muy blandamente y con mucho amor; avncjue al-
gunas palabras pasaron que sy en dezyllas no fueran mescladas con buen sen-
blante, no pudieran pasar syn respuesta tal qual el son dellas mere(;ia; pero
respondióse a ellas con el mismo senblante con quel las dixo, no dexando de-
zyr lo que convenia. Fynalmente, que me pregunto si tenia nuevas de \'. al.
Dixele que no, que cada dia esperava mensagero. Dixo: Mucho a que nos a ve-
nido correo despaña: que quiere dezyr esto? Yo le dixe: Xo es syno por bien —
la tardanza; no puede tardar. Dixome:— Pues yos quiero dezyr nuevas despaña,
y muy frescas. El rey daragon y la reyna, su muger, están en Burgos, y muy
buenos, y hazen muchas fiestas y muchas y gran cosa es en tal tienpo
justas,

tener espagio para entender en tantos plazeres: señal es de tener pocos nego-
qíos. Yo le dixe: —Señor, lo vno no ynpyde a lo otro, quel Rey, mi señor, tiene
tan congertada la vida y su consejo, que por los plazeres y fyestas no se yn-
pyden los negogios; quanto mas que las grandes cortes, como es la del Rey,
mi señor, y donde ay tantos Grandes y tantos cavalleros mangebos, no pue-
den estar syn semejantes exergigios, y la Reyna gozara destas fyestas y sus
damas, y el Rey, mi señor, no gastara su tienpo syn algún prouecho del reyno,
como quiera que tanbien tomara su parte de aquellas fyestas, porque lo supo
muy bien hazer, y avn agora lo harya sy fuese menester. Maravillóse de de-
— 470 —
zyrie que V. al. estaba en dispusygion para poder justar. De aquí dixo: -N la —
reyna de Castilla syenpre sesta donde solya y como solia; avn(|ue los mas
dizen que su mal es fingydo, y otros dizen que no, yo mas me allego a la opi-
nión de los primeros, y ya yo e llegado al cabo la voluntad del Rey, vuestro
señor, y estoy despedido de la nego(,-ia(;ion del casamiento, y pésame por lo
que en el se a hablado, y la l'ringcsa me puso en esto. Vo bien sabia c|ue no
avia de aver buen fyn esta negogiagion; mas yo estoy delibrado de me casar,

porque los de mi reyno me lo consejan y me lo suplican, y yo hallare


otros
grandes y tan grandes casamientos como este, porque en Frangía y en Ale-
mania y en Flandes me traen grandes casamientos y con damas de alta san-
gre, y qualquier casamiento que yo hyzyere o amistad sera syn jDerjuyzyo de
mis antiguos amigos; mas el rey de Aragón sentirá algún tienpo que yo fuy

buen amigo de mis amigos, y fuera bueno darme su hyja y tomarme por yerno,
porque en el tienpo de adelante el terna mas negesydad que no piensa agora.

Yo le respondí: Señor, no se yo lo que después que yo soy venido a vuestra
corte a sugedydo en este caso deste casamiento; mas se que la voluntad del
Rey, mi señor, era buena para en este caso, y se que a hecho todo lo que a
sydo en el para lo traer a conclusyon; mas en caso de casamientos no es ma-
ravilla que aya varyagiones; mayormente teniendo libertad que a de con- la

traer el matrimonio, que no se puede forgar la voluntad, y sy de Dios esta


ordenado, el lo hará, y sy no esta ordenado del, no se puede hazer nada; y bien
creo yo que V. al. podra casar con damas de alta sangre, mas no con dama
de tan grande estado, porque no la ay en el mundo; y qualcjuier casamiento
o amistad que V. al. tomare, de creer es que sera syn perjuycio de vuestros
buenos amigos, porque no es de onbre sabio perder los amigos viejos y espe-
rimentados por los nuevos; y el Rey, mi señor, syenpre terna de V. al. aque-
lla necesydad c|ue \'. al. terna del, de plazelle de vuestro bien y acregenta-
miento y ayudaros en vuestras negesydades y socorrer a ellas, como lo a
hecho en los tienpos pasados; y esto mismo harya y hará V. al. con el Rey,
mi señor. ^' en la negesydad que V. al. dize quel Rey, mi señor, se a de ver,
poco temen los pryngipes católicos y seruidores de Dios, y que todas sus co-
sas hazen con justigia y con verdad, a la fortuna; y sy alguna ves Dios per-
mete que sean de la fortuna tentados, presto los libra de los ynfortunios; mass
aquellos pryngipes que no van por este camino, syenpre están temerosos del
juyzyo de Dios; y como el Rey, mi señor, todas sus cosas haze por Dios y
Dios es su esperanga, no se deve temer que terna mas necesydad adelante de
sus amigos que agora tiene, antes creo ([ue Dios le acrecentara la gloria. Dixo:
A ora, adelante se vera.
Después de esto, dixome: —(jueres dar parte de lo q\.ic acá pasa? VA Rey
de Romanos viene con gente darmas para hazer la guerra a Geldres, y el rey
de Frangía por otra parte junta gran exergito para defenderle, como a su ser-
uidor y aliado, y como quiera que yo me (juisycra meter entrestos dos Prin-
gipes a quitalles de la guerra que an tenido en Italia, era tan lexos de mi reyno.
— 471 —
que quando viniera vna respuesta a lo que yo escriviera al uno y al otro fuera
dada la batalla, y jior esto, avnque les escrivi antranios mi jiareger, no entendí
en ello, como agora entiendo de hazer en esta guerra que se quiere comengar,
porque me son muy vezinos. Vo e enbiado ai rey de Frangía vn rey darmas
a le rogarque quiera detener su exergito y no progeder adelante, y que aya
por bien que yo sea medianero entrel y el Rey de Romanos, y e escrito al Rey
de Romanos otro tanto, y entiendo de trabajar quanto podre porque la guerra
no se comienge, porque amos son mis amigos y no querría vellos rebueltos, y
por escusar tanta efusión de sangre coiiio sespera derramar en guerra de dos
Pringipes tan puxanles; y creo que ellos avran por bien de tomar mi consejo,

y que querrán poner sus dyferengias en mis manos, y yo lenbio al Rey de


Romanos vna onrrada enbaxada, no a otra cosa syno a consejalle y estorva-
lle que no se ponga en hazer esta guerra, porque no la toma contra Geldres,
syno contra el rey de Frangía. Porque es razón que de las semejantes cosas
os demos parte, ctimo enbaxador del Rey, mi ermano, os lo e dicho, y para

que escrivays al Rey, mi ermano, la voluntad que en esto tengo, cpies de po-
ner estos Pringipes en pas, porque mas espeditamente podamos tomar las ar-

mas contra los ynfieles. Yo le loe su santo proposyto, y le suplique que avn-
que vna ves y dos no fuese por alguno destos Pryngipes bien respondido, que
por aquello no dexase de llevar su buen proposyto adelante, porque en esto
no solamente hazya seruigio a Dios, mas librava las tierras del Pringipe don
Carlos de mucho trabajo, porquel Rey de los Romanos tray gente darmas y
no dinero, y todas las costas avian de caer sobre las tierras del Pringipe, y
puesto quel rey de Frangía no se pusyese a defender al duque de (ieldres, re-
cebiria el Pringipe tanto daño, que avnque ganasen a Geldres, su tierra queda-
ría perdida;y y no negesarya; y sy el Rey de Roma-
esta guerra es voluntarya
nos quisyese creer buen consejo, no tomarya nueva guerra viniendo con poca
vitorya de la pasada; y sy por caso en esta no le sugediese bien, lo qual es
de creer teniendo tan duro adversarvo como es el rev de Frangía, el perde-
rya del todo la reputagion, o dexarya a su nieto en gran trabajo. Por eso \'^.
al.

cargue la mano sobrel Rey de Romanos que no comienge la guerra, que íacyl
cosa sera de acabar con el rey de Frangía que no enbie gente en ayuda de
Cieldres; y en esto liara \^. al. mayor benefycio al Pringipe y a su tierra que le

hará el Rey de Romanos en ganalle el ducado de Geldres, porquel no vyene


con otra esperanga syno que de Flandes le an de dar dinero para pagar la
gente, y creo que los flamencos no lo an gana. Dixome: —
Con esa esperanga
viene, y con que yo le tengo de prestar dineros; mas no se yo sy le saldrá ver-
dadera, porque yo no saco mis dineros ni doy mi ayuda tan livianamente, ni

para empresas livyanamente comengadas.


Yo le pregunte: —Pues cuando vienen los enbaxadores de Flandes? Dixo-
me: — De aquí a quinze días. Dixele: — Bien querrya que se detuviesen ma^,
porque creo yo que hasta quinze de agosto sera venido mi mensagero y trayra
recabdo de todo lo que es menester, y entonges se harán entramos casamien-
— 4/2 —
tos del desposorvo de madama Marya y lasbodas del Principe y de la I'rin-
(;esa, y W
al. no hará dos gastos. Dixo: — Dezys la verdad; bien seria'que para
este tienpo fuese venida la respuesta del Rey, mi erniano, de las escrituras
que os enbie, y de lo demás. En esto t'enegimos nuestra habla.
De Londres a xxvi. de jullio de nviii." años.

OTRA CARTA
para su alteza, fecha en Londres a \\\\° de agosto de §oS. Fue por ¡a via de
Flandes enderezada a Pedro Loptz de Calataynd para que la enbiase.

Después V al. a los veynte y seis de julyo por la mar, no a


c[ue escrevy a .

sucedvdo otra cosa que descrevir sea, syno que todos los dias que se tardan

en venir los enbaxadores de Flandes a confyrmar este casamiento, los syente


la Pringesa, porque le hazen tantos desgrados, que a quien quisyeren matar no

se los harían (l); y entre las otras cosas que le dizen y le hazen an hecho vna
de mucha descortesya. El Rey dinglaterra se fue a la caga que en estos tienpos
suele hazer, y enbiome a dezyr que fuese con el a ella; y yo tengo vna llaga en
el espynilla que se me hyzo en este camino, y no puedo traer caiga. Enbiele a

dezyr que su alteza me perdonase, que yo no podia cavalgar para andar a caga
por vna llaga que tenia en la pierna. Dixome la Pringesa que se enojo tanto de-
11o, como sy reyno, y quando se partió dexo
le vendiera el mandado a los guar-
das del palagio que sy yo fuese a ver a la Pringesa, que no
dexasen entrar, y me
que dixesen que porque morían en Londres avia mandado el Rey que no en-
trase en el avnque la Prín-
palagio ninguna persona que de Londres viniese; y
ges;i enbio a dezyr a los porteros (]uemandamiento no se estenderia para
a(|uel

mí, enbiaronle a dezyr que ni a mi ni a otrye no dexaryan entrar syn ligengya


del Rey. La Pringesa lo syntio mucho: j'O lescrevi que me paregia que su alte-
za no lo devia sentir; mas que antes lo devia disymular y loar el recabdo quel
Rey mandava poner en su palagio, y que no enbiase a dezyr nada al Rey sobre-
lio,porque bien se conogia que por mi era hecho el mandaniiento; y que sy vie-
sen que su alteza lo sentía, o yo hazya sentimiento dello, que mas sestrecharya
el negogio. Y torne me a Londres. La Pringesa enbio a dezyr al camarero mayor

del Rey lo que avya pasado, y que bien creya queste mandamiento no hera he-
cho por el enbaxador de V. al., avnque los porteros lo avian tomado syn egep-
gion ninguna; que les rogava les enbiase a dezyr que sy yo fuese ally, que no me

hyzyesen tal descortesya. El camarero le respondió c[ucl no avia mandado tal

(i) Est.i última frase está en cifra al margen y tachada en el texto.


— 473 —
ni los (ifl mandamiento les avia sydo hechu, (|uel Rey
consejo, iiue sy algún
mismo lo haiya, y (|uel Rey. Después enbio a dezyr a la Princesa
lo (lii\a al

([uel avia hahhulo al Rey, y i[uel Rey dizya averio el mandado, y que] manda-
miento avya sydo general, y que no lo devia yo aver por mal, que bien creye
que esta era la costunbre de Castilla, ([ue mientras el Rey no estuviese en vn lu-
gar, ([ue los enbaxadores no avyan dir a ver a sus hyjas, y que esta costunbre
era la de sus reynos, y que no la cjuerya quebrantar; que supx'ese quel manda-
miento era tan bien por mi Asy que agora, hasta quel venga,
como por los otros.
la visUi de la l'rin(,-esa Todo esto se haze porque cree que la
esta entredicha.
dila<;ion de la venida destos enbaxadores es V. al. la causa, y esta tan despe-

chado de lo del casamiento suyo y de la Reyna, c|uel habla, segim medizen,


en Y . al. no como Rey.
Estas cartas que aqui enbio vinieron a mis manos los orygynales, y por el
peligro de la persona que me las dio no las tome, porque convyno tornallas
para que no se hallasen menos, y dexe de trasladar muchas cosas por la priesa
que me davan para tornallas; de las (]uales \'^. al. entendiera en que se ocupa
y se a ocupado el dotor de Puebla todos estos tienpos que acá a estado, y sy
merege que le sea pagado el salaryo de su cargo. Xo entiende en otra cosa
syno en como trayra yntereses al Rey, vengan de donde quiera que sea; y tan-
bien por estotra de frey Enrrique Mexia entenderá V. al. la obra que sobre tal
cimiento se puede fabricar; y destotra de Melchor Dastudillo se conoge la so-
ligitud que trae el Rey de saber como suceden las cosas de V. al.; y huelgase

tanto de oyr las semejantes nuevas, que no se puede abstener de no dezyr mil
cosas a la Pringesa sobre cada cosita que le dizen, dizyendole claramente que
las cosas de V
yran syenpre mal, y que V.
. al. ai. conogera que le fuera el
buen amigo quando no tenga tienpo de ganallo.
De Londres a iiii.° de agosto de uvui." años.

Xos Joana, dei gracia Regina ("astelle: legionis: Granate: toleti: Gallecie:
Hispalis; Cordube: Murcie: Giennis: Algarbii; Algesire: Gibraltaris et insula-
rum Cañarle ac insularuní indiarum et terre firme maris occeani, princeps Ara-
gonuní utriusque Sicilie Hierusalen &: Archiducissa Austrie, Ducissa Burgun-
die, brabancie: comitissa Flandrie ac Tirolis: domina Vizcaye et Moline. Ouia
iuxta tenorem capitulorum sternis diebus firmatorum et iuratorum Ínter sere-
nissimos et potentissimos dóminos Regem Ferdinandum feliciter regnantem et

felicis recordationis reginam Isabelam genitores nostros colendissimos ex una,


et serenissimum Principen! Enrricum Anglie regem consanguineum noslrum
carissimum partibus ex altera, super matrimonio contrahendo inter illustrissi-

mum Enrricum principem Walie: ducem Corumbie: comitem Cestrie, fratrem


nostrum charissimum prefati serenissimi Regis Anglie consanguinei nostri fi-

lium, et vos illustrissiniam dominam Catherinam principem W alie, germanam


— 474 —
nostram charissimam: inter alia per eosdem serenissimos genitores nostros
colendissimos dictis capitulis promissa: fuit conueiitum et in pactiim ileduc-
tum quod in partem solucionis dotis vestre per eosdem serenissimos genito-
res nostros soiuende darent et sokierent eisdem serenissimo Rege Anglie
consanguineo et illustrissinio principi WaÜe eius filio fratri nostri in ¡o-

calibus viginti milia sciitos auro et argento quindecini niilia... íl) ducati
que nos referimus lacius continetur: Verum
auri proiit in dictis capitulis ad
cum Reges genitores nostri colendissimi vos eandem illus-
prefati serenissinii
trissimam principem Walie germanam nostram charissimam ad dictun^ reg-
num anglie proficiscendam miserunt ut tantos decebat Reges iocalia: aurum
et argentum tot et tanta sponte sua vobis eidem illustrissime germane uostre

charissime vobiscum detTerenda et vehenda pro dicta solutione facienda de-


derunt: que niilli dubium valorem dictorum triginta quinqué mille scutorum:
que quidem ¡ocalia aurum
argentum penes vos liabetis. Et quia ex certis
et

justis et rationalibus causis ampliore amore vos prosequendo, uti par est, fuit

decretum eandem dotem in pecunia numerata eidem serenissimi Anglie Regi


consanguineo et illustrissimo Principi Walie fratri nostri dari et exolui, dic-
taque jocalia aurum et argentum vobis dicte illustrissime Caterine principi
Walie germane nostre charissime graciose donari et elargiri, tenore igitur

presentis vim instrumenti juramento et renunciacionibus quibus decet vallati

ac donationis puré simplicis et irrevocabilis que dicitur inter vivos habere de-
cernentes de nostra certa scientia deliberare et consulto donamus donationc
pura simplici et irrevocabili que dicitur inter vivos et sponte nostra elargimur
nobis eidem illustrissime Catherine principi Walie germane nostre tanquan
benemerite dicta jocalia aurum et argentum quarum actualiter realiteret cor-
poraliter posessionem habetis, et quam donationem ad omnímodas voluntates
vestri vestrorumque facimus et sicut melius plenius et utilius ad vestri et ves-
trorum conmiodum et intellectum potest intelligi siue dici sitque virtute hujus-
modi donationis predicta jocalia et argentum iliusque dominum vos dic-
aurum
ta illustrissima germana nostra charissima penes vos licite retiñere et de illis

ad libitum voluntatis vostre disponere possitis et valeatis. Nec super predictis

per nos aut heredes et successores nostros impeti aut molestari valeatis: quin
pocius nobis et heredibus et successoribus nostris super predictis silencium
sempiternum imponimus. \'olentes de nostre Regie potestatis plenitudine in

presentibus vestris litteris omnes renun-


haberi pro annotatis positis et scriptis
tiationes et alias cautelas in similibus donationibus apponi sólitas: et de eadem
Regie potestati plenitudine supplemus omnes et quosqunque defectus si qui
in premissis quomodolibet oriri et annotari possent. In cuius rei testimonium
|jresentes fieri iussimus sigillo nostro a tergo munitas. Datum in villa Valliso-

leti die vi[ mensis Augusti anno a nativitate domini millesimo quingentésimo
octavo. y - Yn el Rey. — Ego Michaol IVrez dalmagan Secretarius serenissi-

(i) Rotura del papel.


.

— 475 —
me et potentissime Regine (loniine nostre eaní scrilii feci mandato Maiestatis
doinini Regís patris sui. — (Rúbrica).
(En las espaliias. —-Kegistrata. — (Juagóla. — Ziiagola chanccllarius. — (Sello
de placa estropeado).

OTRA CARTA
(acaso de Alinazdn) ¡>ara el embajador

El Rey, nuestro señor, embio estos dias passados desde Burgos a Cordoua
al alcalde Herrera por pesquisidor para que ficiesse alli pesquisa de cierta de-
sobediencia que se habia fecho a y castigase a los culpados. En lle-
la justicia

gando a Cordoua, el marques de Pliego prendió el dicho alcalde y a dos algua-


ciles que yuan con el, y fizólos llenar a la fortaleza de Montilla, que es lugar su-

yo. Su alteza, viendo tan grande atrevimiento, y que no podia ser fec^ho por el
dicho Marques sino con fin de turbar la paz del reino, ha acordado de yr, co-
mo ua, en persona a Cordoua a castigar al dicho Marc|ues de manera c[ue que-
de exemplo para que otros no se atreuan a fazer semejante desvario, v a de-
xado en Arcos a la Reina y Princesa, nuestra señora, y lleua consigo al señor
Infante, porque como le tenia alli encerrado sin dexarle salir de una cámara,
no se y estaua en mucho peligro su salud y vida. Lo que el dicho
sintia bien

Marques ha fecho después que supo como su alteza tomaua su caso, ha sido
soltar al dicho alcalde y alguaziles, y embiar a dezir a su alteza que el se quie-
re venir a poner en manos de su magestad para que faga del lo que fuere ser-
vido. Si lo fiziere asi, no se procederá contra el con todo el rigor que las leyes
del reino quieren en este caso, y sera menor la pena. Y si de otra manera lo
fiziese, sera muy bien castigado, mediante nuestro Señor, y en hauiendo pro-
veído su alteza lo del Andaluzia, se volverá agua.
Lo que se escribió alia del Infante no era verdad al tienpo que lo escriuie-

ron, porque entonces su alteza ni lo hauia pensado, ni puesto en obra, aunque


algunos Grandes se lo hauian ya suplicado que lo fiziese por la salud del In-
fante. El dia de la Madalena le truxo consigo, de que se han alegrado muchos
por la salud del niño, y porque huelgan de ver por el reino de la generación
que riende del Rey y de la Rej'na, que gloria haya.
El conde Pedro Navarro, con una armada de su alteza, tomo a Velez de la
Gomera, y con ello se escusan de aqui adelante muchos daños y cativerios que
de alli fazian los moros, y aderega su alteza poderosamente para proseguir la
dicha guerra contra los infieles.

Para vuestro salario tomad, señor, a cambio, que aqua se conplira su falta.
— 4/6 —
Cjiíardc nuestro Señor vuestra muy noble persona ^ acreciente vuestra casa
como vuestra merced desea. De Olmedo, de camino, a ix. de agosto dé nvui.
(Sobre): Para el señor(i. G Comendador de la Membrilla, emba-
xador de la católica magestad del Rey, nuestro señor, en Inglaterra.

OTRA CARIA
del embajador á S. A.

Después que escrevi a V. al. a los quatro de agosto, se agrauo mas la pes-
tilengia en Londres y estendiose al lugar do esta la Princesa y madama ^iarya,
y avn donde el Rey dinglaterra y el Principe andavan a caga; murveron de la

cámara del Principe tres, y el pringipal de la cámara del Rey fue herydo, que
se llama maestre Dernis, y en la cámara de madama Mar\'a fue heryda su aya;
V como el Rey lo supo, enbio a mandar que luego sacasen de ally a su hyja v
la llevasen a otra casa tres leguas de ally, y preguntáronle que haryan de la

Pringosa. Respondió lo que por esta carta de la Pringesa que aqui enbio V . al.,

vera. No crea V. al. que le tienen mas amor ni la tratan dotra manera c|ue sy
fuese ]irisyonera, y de buena guerra. Ks verdad que, dexanclo en su arbytry(0 la

yda o la quedada, que tenia buen aparejo para poder salyr de ally o quedar,
porque no tiene vna muía en que cavalgue, que estos dias su alteza a continua-
do a salir al canpo porque le haze muy gran prouecho, que en ninguna manera
del mundo no podia andar, y no tenia en que cavalgase, ni avnque la oyeran
morir no se lo dieran, de manera que quando salia a pasearse por el parque tor-
nava tan cansada, que no podia venir a pye en ninguna manera, y avian de to-
mar el priir.er rogin que se hallava por el aldea para en que vyniese, (|ue por
no gastar mas vn dinero de lo questa ordenado, dexaran moryr a su alteza y a
todos quantos están con ella. Esta su alteza tan desesperada, ques manzylla de
vella,y todo esto se haze por poner a \'. al. en negesydad para cjue cunpla las
gien mil coronas en moneda, y se queden con todo lo que acá esta; y cada dia
enbian a saber sy me es venido correo, hazyendo grandes admiragiones de la
tardanga, y que quiere dezyr esta cosa. Escrivolo a V. al. porque sepa lo vno y

lo otro.

Andrea de Hurgo me a dicho (]ue se quiere yr de aqui para España, y no


muestra mucho contentamiento de lo que aqui a hallado. No se sy es falsa su
symulagion. Aíuestra mucho plazer de la venida del obispo Desquilache al Rey
de Romanos, y dize que cree que no ay cosa que \^. al. quiera que el Rey de
Romanos no la haga; avnquel diablo no duerme, que dize que donjuán Manuel,
en pudiendo sentir alguna cosa de congierto, luego bullo y ynventa cosas nue-
— 477 —
vas para estorvallo; y avnque le avian enbiado por enbaxador a Saboya, sabido
quel Rev de Romanos abaxava a Flandes, es venido dondel esta. Este Comen-
dador de Calatrava que aqui esta haze mala obra levantando nuevas que
muy
aprouechan poco a los negocios, y oyenle de buena voluntad. Vea V. al. sy ay
algún camino para eclialle daqui, que gierto, daña todo lo que puede.
De Londres a xvi. de agosto de dvui.° años.

OTRA CARTA
fecha a n. de seticnhre de dvui." Fue por /a mar en viia nao ynglesa.

Después ijue escrevi a V. a!, a los dies y seys de agosto no a avydo cosa
nueva que escrevyr syno quel rey dinglaterra muchas vezes me a preguntado
y hecho preguntar sy e avydo respuesta de lo que escrevy a Y. al., y esta
muy maravillado, y pregúntame sy se la causa de tan larga dilagyon, y mues-
tra estar mal contento, y todo lo paga la Pringesa. La Pringesa esta tan deses-

perada, que no basta razón ninguna ni escusa para confortalla, porque de vna
parte syente lo que acá le hazen, y de otra parte pyensa que V. al. la tiene ol-
uidada, y no puede creer otra cosa, pues en tanto tienpo \^. al. no le a hecho
saber lo que determina de hazer en su caso, ni le a escrito cosa ninguna para
detenella en esperanga de lo que a de ser de su alteza; y gierto, muy podero-
so señor, según la vida a pasado y la que pasa, yo me maravyllo como no esta
mas enferma de lo que a estado. Agora, a Dios gragias, algo esta mejor, mas el
cuydado que tiene de la longura deste negogio no le dexa tener entera salud.
Agora de dies dias a esta parte el Rey dinglaterra la a sacado a cagar tres o
quatro dias, y le a mostrado algún buen rostro, y esto juzgamos que sea \ior-
que los enbaxadores de Flandes están ya despachados para venir, y por tenelia
algo contenta para quando aquellos vynieren, para con su alteza abtoryzar su
fyesta y comigo; y yo estoy delibrado de no estar presente a los desposoryos,
sy juntamente no se desposare el pringipe de Gales con la Pringesa, porque ya
me andan ablandando y yo doy buenas palabras hasta la ora. Yo estuve mas
de veynte dias que no vi a la Pringesa, porque, como escrevy a Y . al., fue en-
tredicha por el Rey mi entrada a palagio, ni avn agora les plaze que vea a su
alteza, syno bien pocas vezes; la causa no la podemos alcangar, mas jusga-
mos que sea para hazelle este desabrimiento con todos los otros que le an
hecho.
El rey de Inglaterra me dixo que ya el rey de Romanos y el rey de Fran-
gía estavan en rotura, y que le pesava dello; mas yo no lo syento asx, syno que
le plaze, no digo destar ellos en rotura, mas todos los pringipes de la Cristian-
— 478 —
dad querrya questuviesen dyscordes. Ksto se conoge bien del y no lo puede
negar, avnque diga otra cosa.
El rey de Frangía enbio agora al Pringipe dinglaterra vn cavallo castellano
que V. al. dio al rey de Frangía, según aqui an dicho, y enbiosele muy bien
guarnecido y encabeceado, y enbiole vn hoqueton de sus colores del rey din-
glaterra y de sus devisas; y sobresto se an dicho muchas cosas, quexandose de
\'^. al. y de la Reyna, que glorya aya, que nunca ni al Pringipe pasado ni a este
\''s. ais. enbiaron ninguna cosa, ni nunca an hecho con ellos ninguna demos-

tragion de amor; y el dia quel Pringipe uve de recebir el caballo, llevaron a la

Pringesa al canpo, y ally en su presencia vino el mensagero del rey de Frangía


y truxo el cavallo y hyzyeron maravillas con el. Y esta levada de la Pringesa
fue para dezylle: nunca otro tanto a hecho vuestro padre.
Sy \'^. al. determina de pagar estos gien mil escudos que quedan del dote
de la Pringesa, y alia no ay al presente comodidad para senbiar acá, se dará
forma como se paguen tomando algún largo plazo en que V. al. alia los mande
pagar; mas a viéndose de hazer esto de tomarse acá a canbio, V.
de dar al. a
licengia para que se saquen de Castilla en contado, porque se perderya mucho
sy de acá se uvyesen de recanbiar. V. al. mande lo que fuere su seruigio, y
por falta de dinero no dexe de llegar este negogio al cabo, para saber sy la
conclusyon del esta solamente en la paga o no, porque yo no estoy bien segu-
roque esta sea la causa solamente. Como quiera que sea, sepa V. al. <|ue sv no
sele dan enteramente los cien mil escudos, que no tiene de tomar nada de lo

que acá esta. Xo se que mas escrevyr, syno que quanto mas esto se dilata,
tanto mas me parege que senpeora el negogio. La Pringesa suplyca a V. al.
que le mande escrevj'r, porque no este tan penada esperando tan luengo tien-
po lo que V. al. determina de hazer.
De Londres a n. de setienbre de dvui." años.
Xo escrive la Pringesa porque a la ora questa sescrive abaxava la nao que
se yva a España en que va esta carta, y no ovo lugar descrevir su alteza.

De Londres a ii. de setienbre de DViii." años.

OTRA CARTA
para su a/tesa, hecha en Londres a xi. de setienbre de dviu." llenóla el Ga-
llego, lacayo.

A los tres dias del mes de setienbre quel Ga-


regebi las cartas de \'. al.

llego me de agosto, y luego que ove sa-


truxo, hechas en Valldastillas a vu."
cado la gifra y hablado con Frangisco Grimaldo, como V. al. mando, yo co-
— 479 —
niiinii|iic cutí la Pringesa todo lo ([iic V. al. escriuia, avnqiie pude vei- a su
alteza con alguna dificultad, por(|ue como a vuestra magestatl tengo escrito, no
esta ahyerta la puerta del palagio del Rey todas vezes para (|ue yo va\'a a ha-
blar a la lVin(,-esa; mas todavia yo la hable antes de hablar ai rc\' <l<" Ingla-
terra, y después procure avdiengia con el dicho Rey, y difiriomela hasta el
dia de Nuestra Señora de setienbre, y a<]uel dia en Rixanionte le hable sobre
las materias a que V. al. responde, y le dixe desta manera: Señor, yo he es- —
crito al Rey, mi señor, la vltima voluntad de V. al. y la resolugion ciue tomo
agerca de la paga del dote de la l'ringesa de dales, haziendole saber c|ue V.
al. no queria regebir en parte del pagamiento de ios c0 escudos (jue se han
de pagar la plata ni oro ni piedras ni perlas que acá estauan, declarándole muy
byen las razones que V.
y los de vuestro consejo dauan por que aquellas
al.

cosas no se avian de tomar en parte del dicho pagamiento; y a esto el Rey,


mi señor, responde que le parege que V. al. le haze agravio, porque segund
lo ([ue esta en este articulo capitulado y jurado, os obliga para avello de rege-
bir; mas porc|ue desea conservar y avmentar el devdo y amistad c[ue con V.

al. tyene, quiere y a por byen de os conplazer en algo desto que demandays,

y quiere dar gragiosamente a la Pringesa de Gales, su hija, todas las joyas y


collares y gintas y todas las cosas de oro que acá están en poder del camarero
Juan de Cuero, que fueron traydas para hazer el dicho pagamiento, que su

valor de todo esto sera mas de xxvg) ducados; }• en lo de la plata a por


byen que, sacados cruzes y caliges, que son cosas de la capilla y sagrados, que
V. al. tome el resto, como es razón, en parte del pago de los vS) escudos en
aquel pregio que sera apregiado por los plateros, y cada cosa por su peso y
justo valor; y visto lo que esto sumare, el restante se os pagara en dinero con-
tado.

Respondióme luego: Cierto, esta es vna cosa para reyr, quel Rey, vuestro
señor, diga que por la capitulagion yo soy obligado a tomar en cuenta del pa-
gamiento que me ha de hazer lo que es mió; y mas es de reyr que con lo mió
quisiese el hazer alarde para que viesen que enbiaua su hija muy enjoyada
con muchos joyeles y muchos collares y ginturas, y que después se hallase
desnuda en camisa. Sy esto se traya para pagarme el dote, porque no me lo
dieron.' Y sy no me lo dieron, porque vso la Pringesa dello como de suyo, pues
que me lo avian de dar en pagamiento, y la plata asymesmo que se ha seruido
de toda ella publicamente, y ha puesto grandes aparadores della para mostrar
que truxo mucho, y que agora que lo tome yo en pago del dote después de
averio alardeado? Por gierto nunca tal tomare, maj'ormente que la mas de la
plata esta ya desdorada y desfigurada y quebrada. Yo le dixe: Paregeme, se- —
ñor, que \'. al. tyene alguna synrrazon de no tomar esta plata, pues el Rey,
mi señor, da las joyas v oro que es lo mas. Xo este \'. al. tan enduregido en
esto;haga estas cosas con amor y a sabor, y ganarse ha mucho en ello. Dixo-
me: —
Por gierto ninguna razón tyene el Rey, vuestro señor, ni vos en su nón-
bre para porfiar; mas por conplazerle, yo tomare desta plata la parte que de-

— 48o —
Has me pareciere byen, avnque
vno y lo otro de justicia es todo mió; y lo
lo

(|ue tomare a de ser por plata quebrada, y por el pregio que los plíiteros de

Londres darán por ella; y la parte que a de quedar a la Pringesaa a de ser


todo de la capilla, que desto no tengo de tomar nada; y avesle de dexar
lo

baxilla con que se syrva tal qual pertenege a la Pringesa. Vo le replique:


Señor, desa manera todo es vuestro, sacado lo que queres dezir que es de la
capilla, y dando a la Pringesa la baxilla que le pertenece, poca es la plata que

aqui esta para conplir con su estado. V. al. tomara lo que fuere razón de to-
mar, y a la Pringesa vos le dares baxilla con que se syrva. Dixo: —Yo, porque?
Digo: Porque es vuestra y muger de vuestro hijo, y avesla de mandar ser-
hija

uir como es razón que sea seruida. Dixo: —-Agora concluyamos esto, y pa-
semos a lo demás, que es lo mas, y yo tomare desta plata vna buena parte y
por plata quebrada.
Dixo: —Pues a los otros puntos y escrituras que os dy que enbiasedes ;que
responde el —
Rey, mi ermano.' Dixele: .Señor, a lo de la escritura de la renun-
giagion del dote de la Pringesa que V. al. me dio que enbiase al Rey, mi se-
ñor, para que la enbiase firmada y sellada, dize el Rey, mi señor, (|ue mire
V. al. lo que V. al. haria en tal caso, y que aquello pyda que haga el; y que
mire \ . al.que es vuestra hija, y que le parege que esto seria claramente des-
heredar a la Pringesa, su hija, y que la aves criado, y que deves de trabajar de
dexalla de tal manera colocada y heredada, que no se aya de quexar la Prin-
gesa en algund tienpo que tuvo dos padres tan prudentes y que proueyeron
mal en su colocagion. Respondióme: —
Por gierto yo quiero tanto a la Pringesa
como sy fuese mi verdadera hija, y cosa cruel seria desheredalla y ynhumana;
mas esto que yo demando es muy gran razón, pues que la Pringesa ha de ser
dotada, y con la dotagion que le esta señalada a de ser contenta, quanto mas
que esto no lo demando yo de nuevo, que en la capytulagion esta por el Rey y
por la Reyna, sus padres, renungiado; y maravillóme yo rehusar el Rey, mi her-
mano, de lo hazer, pues que ya lo tyene hecho. Dixele: Señor, el Rey, mi se- —
ñor, no rehusa ninguna cosa, ni rehusara de aquello que sea razón de hazer; mas
V al. deve considerar que somos todos mortales, y que podria acontecer, lo
.

que Dios no quiera, que la Pringesa enbiudase y no le quedasen hijos, y por


aventura (pierria tornarse a los reynos de sus padres, como han hecho muchas
Pringesas, y syno ovyese de demandar su dote, o no se le ovyese de dar, ([ue
tal yria.'' O y vuestro hijo fallegiesedes. Dios os de luenga
podria ser que V. al.

vida, y quel Rey que viniese no le quisyese dar la renta quel Pringipe le dexa-
se; ¿como hiuiria, o que razón ternia para por justigia demandalla c[uan(lo se

mostrase avcr la Pringesa y el Rey, mi señor, renunciado su dote? O jjodria ser

morir la Pringesa antes de aver hijos; ¿seria justa cosa que sus herederos per-
diesen su dote? V. al. mire byen sobre esto, y mire que la Pringesa es vuestra

hija, y que no tyene madre, y quel Rey, mi señor, es ya viejo, y que puede mo-
rir como los otros, y no dexe V. al. a la Pringesa en catyvcrio; quanto mas que

nagiendo algund caso de los que he dicho, V. ai. ni el Pringipe nos aves de llevar
— 4Si —
estos reyíios ni estos byenes i|ue ac;i tenes al otro mundo, y sera gran priulc-n-

c;¡ay hecho de Pringipi; virtuoso prouecr a todos los casos que la fortuna o ¡im-
uidengia do Dyos querrá ordenar. Dixome: —
Esto es mió y ha de ser mió, y la
Prin<;esa se ha de contentar con su dotac;¡on y estar en los reynos donde es l'rin-

<;esa, como han hecho y el Rey ni la


otras Princesas y Reynas, Reyna, vuestros
señores, no dieron nada a syno eso que truxo consygo, que quieren
la Prin(,-esa,

que le despoje yo dello, que los ce© escudos a mi, a mi propio me los dieron
por el consentymienlo tjue dy que casase mi hijo con su hija, y para mi vtylidad
fiiertm dados, y para ([ue yo dispusyese dellos como de cosa mia propia: y no
se contenta el Rey, vuestro señor, que dy mis dos hijos a vna su hija, y que
no le dieron syno vii dote! V esto dicho con la furia cpiel suele desque esta

engendido. Vo le dixe: Señor, byen c[ue en la capitulación diga que \*. al.
|5uede disponer desto como de cosa suya propia; mas entyendese que esto fue
dado en dote a Pringesa, y que dysuelto el matrimonio, la Pringesa avia
la

de aver su dote. V. al. mire esto como padre, y no quiera quel Rey, mi señor,
haga que \'. al. no haria. El raviaua por venir al punto del casamiento del
lo

Pringipe. —
Dixome: Bven, esto es para hablar mas sobrello con los de mi con-
sejo: dexemos esto, y decidme sy el Rey, mi hermano, enbia la escritura firma-

da y sellada que le pedv. Yo le dixe: Señor, quanto a este punto, el Rey, mi
señor, dize que es muj- contento deste casamiento, por todas las razones que se
pueden dezir, y que huelga mucho dello, porque asy desea la avmentacion de
vuestra casa y de vuestros suya propia y de sus hijos: y que
hijos como la

tenga V. al. por gierto que esto terna y avra por byen, \' nunca lo contradir.i.
Vna vez, señor, hágase el casamiento de la Pringesa, pues que en no hazello
se pyerde tienpo, que estotro syenpre tyene tienpo; y pues el Rey, mi señor,
lo ha esto por byen, )• hecho el casamiento de la Pringesa, lo aprouara, no debe
lo vno enpachar a lo otro. Ya el estaba mas amarillo que la gera, y respondió
con mucha yra: ¿Como no ynpide lo vno a lo otro? Sy ynpide. Sy elRey, vues-
tro señor, estono haze, no se hará estotro. Basta que he sydo tronpado en el
casamiento de la reyna de Castilla, syno que me querrán tron]jar en estotro.

Yo le dixe con mucha pagiengia: Señor, no tome \". al. asy las cosas, por-
que el casamiento de la Reyna y de V. al., por daros esperangas que se haria,
sy quisyese la Rejma casar, no se ha de entender que ya hera prometydo.
Dixo: — Sy a sydo tronperia, que mas me dieron esperanga que fue promesa,
y me an tronpado; mas yo soy contento de lo que an hecho, que por aventura
sy fuera hecho yo me arrepyntyera; mas en estotro no me tronparan, que an-
bos casamientos se han de hazer, o no se ha de hazer estotro. Yo le dixe: — Se-
ñor, el Rey, mi señor, no dize que no lo hará, antes dize que le plaze,y desde
aqui yos prometo en su nonbre que lo avra por bueno. Dyome vna gran ry-
sada. — Xo a querido enbiar la escritura, y aseguraysme vos que lo hará. Xo son
para mi estas cosas, que soy viejo y esperymentado. con mucho enojo dezia Y
todo esto; yo ablandando quanto podia. Finalmente, que me dixo: Pastas son
materias que es razón de las comunicar con los de mi consejo, y por esta pes-

— 482 —
tilenqia que anda, y porque algunos dellos an sydo tocados della, no se podra
ver en ello tanayna; mas de aqui a cjuinze o veynte días yo tornare destas
cagas a que voy, y ¡untare a los de mi consejo y os responderé. Yo le dixe:
Largo es, señor, el tienpo; byen seria abreuiallo y concluyr este casamiento
de la Pringesa, y después entender en estotro. Tornóme a dezir con mucha yra:

No se hará este syn lo otro, y el l\ey, vuestro señor, es el que dilata, cjue yo
concluyr querrya.
Despedido que fuy desta habla, }'o me fuy a la cámara de la Princesa y di-
xele parte de lo que avia pasado con el Key, y alguna parte calle por no darle
enojo, y ya que me salia, tope con el Rey que venia a la cámara de la Prince-
sa y dixome: Yo pense que ya herades ydo; mas pues estays aqui, andad acá.
líntro a la Pringesa y dixole delante todos y en boz alta ad Inngum todo lo c|uc
aviamos pasado, y dixole: Mi hija: yo, por el mucho amor que os he tenido, os
he dado mis dos hijos, y anbos herederos, y holgava de vuestro devdo por lo
mucho que vos vales, y he dexado (jtras mugeres que me trayan para mi hijcj
tan buenas como vos, y con dos tanto y tres tanto y i[u:itro tanto (|ue vos tru-

xistes; mas por tener mi palabra, 3-0 no he querido syno teneros a vos por hija,

y con este pensamiento he estado, aviKiue yo y mi hijo heramos libres, por-


c|ue vuestro padre ronpio su jíalabra y no cunplio comigo lo que tenia asenta-
dii al tienpo que lo avia de cunplir, ni avn agora lo cunple, syno que yo quie-

ro tomar en parte de i')ago alguna de la ¡jlata cfue vos truxistes, y vuestro padre
no ha querido firmar vna escritura (|ue le cnbie, que confirmase el casamiento
del Pringipe, su nieto, y de madama Alaria, mi hija, la cpial yo demande syn
tener dello necesydad, quel casamiento se hará, gierto, y el no lo podra estor-
var,que para en este caso no es menester su consentimiento, ni el Rey de Ro-
manos a sydo contento ]3or averio yo demandaflo, antes se ha algo dilatado la
conclusyon a esta cavsa. A esto le respt)ndio la Pringesa: Señor, quiga porque!
Rey, mi señor, vido que no hera negesario su consentimiento, no enbio la es-
critura que le demando \'. al. ^" pues asy es, de aqui adelante no me culpes,
pues vuestro padre quiere dilatar vuestro casamiento. La Pringesa estava muy
turbada. Yo dyxele: Señora, el Rey, mi señor, vuestro padre, enbia a dezir al
señor rey de Inglaterra que es contento (|ue este casamiento se haga, y que su
alteza lo ha por byen, y que yo asegure al rey de Inglaterra por virtud de la
carta de creengia quel Rey, mi señor, le enbia sobre mi, que nunca, agora, ni

en ningund tienpo, lo contradini, y que por esto no se dexe de llegar a esecu-


gion el casamiento de \'. al., pues i|ue [
ara lo otro no se pyerde tienpo. Salto
el Rey como vn gato; — Por mi le, no se liara, ipie asy como el quiere casar su
hija, quiero yo casar la mia, y hazerse a syn el, como he dicho, y el no lo podra
deshazer. Dixele: Señor, mejor es que se haga con su consentimiento, pues le
da. Dixo: No le da, antes le niega, pues no quiso firmar la escritura. Dixele:
Señor, pareceme que V. al. tiene synrrazon en lo que pide. Yo, que soy vn po-
bre onbre, no firmarla lo (jue no supiese, quanto mas el Rey, mi señor, ([ue es

tan prudente y tan espirymentado como \'. al. sabe. Dixo: Ya os digo que no
— 483 -
luu' iKx'i.'slilad (le mi rciiiscnlimic-iUn, ni ;il l\i-\' ilf lúimanos le pla/c |iiiri|iic se-

lla |)e(l\'di), i|upl i'c\' ilr Riimanus Ixcnc poiler |jara lo hazer, pues rs lulor v
agiielo ]jaterno, y ni eslo no l\riii- ijuc lia/ei" el Rev, vuestro señor. Yo le dixe:

-•Como ñor ya con algiind enojo; el l\cy, mi scñi-)r, \- la Ke\'na, mi señoi-a, son
los principales desta nego(,'ia(;ion, pues la mayor parle y lo me¡or tpiel l'rin-

(,~ipe ha de heredar es svyo dellos; y el Kev, mi señor, es el prin^-ipal (|ue lia

de saber esto, pues cjiíel l'ringipe es heredero de los reynos de Aragón y Se-
y N'apoles y de las
t;ilia otras yslas y señoríos que son del Re\-, mi señor. l)i-
xome: l'or ^;ierto, vos honrravs h\ en a vuestro Rey con tantos reynos, y no
tyene cQ escudos para pagar el dote de su hija. -Algo svn tyento le respondv:
Señor, Rey, mi señor, es ygual en tama y gloria y potení^ia con todos los
el

l'ringipes christianos, \' nunca acostualira de poner tesoro en sus arcas, syno
hazelle de gentesdarmas con cpie a cont[u¡stado los revnos que ha concpiista-
chiy syenpre concpiista. Knhraveyiose tanto comigo, que fue maravilla. Des-
pués dixo; Agora, mi hija, de a(|ui adelante no mecul]3es, pues esto queda por
vuestro padre v no por mi. Yo le torne a replicar: Señor, el Rev, mi señor,
syenpre tuvo y tyene yntingion de conplazer a vuestra magestad, v no tpieda
ni quedara nada ]H)r el. Dixo. Por el i|ueda; no es menester mas. Y como tengo

dicho, de ac|ui a quin/e dias os res])ondere: Dixele: ;Oue sera, .Señor la res-
jjuesta, tpie os traygan las escrituras v que conclu\'res este casamiento? Dixo:
No digo yo eso, ni lo dirán los de mi consejo, y avnque viniesen, no vernian a
tienpo. Dixele: Byen podre escriuir con esto al Rey, mi señor. Dixo: Xo, hasta
(|ue os de la respuesta con acuerdo de los de mi consejo, porcpie sera resoluta.
1 )espiies quel Rey se tue ydo, la Princesa, me torno a llamar y muy congo-
xatla y turliada de las razones pasadas, dixome: Xos maravilles sy no respondy
al Rey, porque yo eslava tan turbada, que no sabia ipie responder a tales pa-
labras. La Pringesa me mando que en todo caso enbiase mensagero a \'. al. jiara

.•|ue supiese lo pasado, |iues que se avia de tener ¡jor <;ierlo que aquello mis-
mo se responderla de aqui a cpiinze tlias que agora se avia dicho; y a mi me
|)arei;io ((ue hera byen, y por eso he despachado este mensagero, ])or(:iue \ al. .

prouea en lo que ha de venir, por([ue a todo lo que yo creo, y sera as)' gierto,
c[uel rey de Inglaterra no hará este casamiento syn que primero le de V. al.

firmada y sellada la escritura del consentimiento y la renuníjiagion de la dote,


lo c|ual la Princesa liara de muy mala gana, segund me ha dicho. Y tanbven me
paregio que hera byen enbiar mensagero a V. al. para mi satisfagion, [lortuie
avnque V. al. aya con mucha deliberagion mandado c[ue, avyendose justifu:ado
el negogio por parte de V. al. tanto quanto se de va justyficar, que sy el rey de
Inglaterra no quisyere concluyr el casamiento luego, que yole pida a la Prin-
cesa, y que flete navios, sy me
dieren, y que la lieve a España, paregeme
la

que es el negogio de tan alta calidad, que esto no se deve hazer por el prime-
ro ni segundo mandamiento; y avn sy el camino no fuese tan largo, perdó-
neme V. al., c[ue no esecutaria este mandamiento sy yo no lo oyese a la boca
de V. al.; y pues estas tales diligencias se hazen para aver de entregar vna
- 484 —
íorlaU'/.a, me que mejor caben lia/erse en vn negogio tan pesado y tan
parcíje
grande. Y. presuponga que este no ha de responder otra cosa mas de lo
al.

que ha dicho, y con este prosupuesto, escriua con correo bolante lo que man-
da. Y tanbyen me parege que es mucha synrrazon y mucho perjuigio al estado
real de V. al. que su hija aya de yr sola comigo, pues no costara mucho en-
hiar (le alia vna nao para tal caso C()n vn Obispo, avnquf no venga otro onbre
de estado, y acá se tomara lo demás que fuere menester, porque son tan mal-
vados estos yngleses, c[ue harían desto grandes escarnios; y avn podria ser
quel Rey se escusase de la dar, como hizo quando Hernán Duque la pidió, c|ue
le dixo que no podia creer que \'. al. mandase (|ue su hija fuese levada de tal
manera, que por lo que tocava a su honrra del no la daria. Xo se podrían aca-
bar descrevir las niñerías y avilidades que aqui tyenen. Xo querría yndinar a
\'. al., ni cjuerria que aqui veo y pasa, porcpie son cosas no su-
dezirle todo lo
frideras. Bien podra la Pringesa ser Reyna de ynglaterra; mas ofregese a la mas

desaventurada vida que nunca muger tuvo. Y dize \'. al. que tyene esperanga
quel Fringipe sera mejor que su padre. Plega a )ios que esta esperanga salga 1

verdadera: mas ningunas aparj^engias ay deilo, porque, hablando la verdad a


\'. al., sabe poco, y no le tyenen por byen acondigionadu.

De lo que V. al. manda que este avisado para que no hagan alguna burla
en el dinero (.|ue esta acá, asy se hará, y ya estaua yo sobre aviso, y harto
dello es pasado a l^rujas, y asy se pasarya todo lo que queda, sy fuere me-
nester, y no con perdyda de V. al.; y en todas las otras cosas (|ue V. al. man-
da que este sobre aviso no faltara fe ni diligencia para las facer.
De Flandes me escriuen que ay alguna dilación en la venida de los Emba-
xadores, y que temen de la guerra de Gueldres, porquel rey de F" rancia enbia

gente, y avn diz que a escrito una carta a madama Margaryta bien áspera; y
el Rey dinglaterra me
y a todo lo que puedo conocer
lo dixo, del, huelga des-
tas dyvysyones y discordias, aunque publica otra cosa.
De Londres a xi de setvembre de d\iu. años.

(l) Después ijuescrivy lo de arriba, mescribieron que vn la corte del Rey


se publicaba que pues V. al. no pagaba el dote de la Princesa, no se celebra-
ban las bodas, y que V. al. quería dílal.u- el negocio. Y entenilído esto, yo es-
crevy una carta al Rey dizyendole en ella lo que de palabra le abia dicho en
Ryxamonte acerca del pagamiento del dote de la Princesa, y que agora yo
abia sabido que en su corte se decía que la execucíon de las bodas de la Prin-
cesa se dilataba porque \'. al. no cunplia con el; que yo me maravillaba que
lo tal se dixese, abiendole paga, y que si se le abia de-
yo ofrecido luego la

mandado plazo o tiempo para pagalle hasta quinze o veinte mil coronas que
faltarían, dándole fiangas de mercaderes en Londres para (|ue se las pagaran

(i) Desde aqui autógrafo.


— 485 —
al (lia que fuese asentado, iiueslr pla/i) no ahia sido deterniinadi) ile uii año
ni de un mes, sino lo (.|ue Su al. quisiese dar para tomar las dichas coronas a
cambio; mas que si esta era la causa por que la esecugion de las bodas se dila-

tava,que sy oy quisyese celebrar las bodas, t|ue mañana ternia su pagamiento


enteramente, v que di/ya mañana, por<iue sy yo iuese advertido ciuin/c dias
antes del dia en que las bodas se qucrryan celebrar, que yo ternia el ¡Jaga-

miento todo junto para el dia siguiente después de la gelebragion de las liodas;

a lo qual me responde por su i'arta cslas palabras siguientes: (I)

\' vvstu esto, yo acorde de U) escrev yr a V. al., porque esta a de ser su ly-
nal respuesta, y ala de dilatar tanto quanto se dilatare la venida de los enbaxa-
dores. V. al. con correo bolante escriva lo (pie manda que se haga, porque!
ybierno se entra. Y a la verdad, la Prin^;esa a sentido mucho aquellas palabras
cpiel Rey le dixo, y syente lo que cada dia le hazen, y pare<;ele en su salud, y sy
caso viniese, lo tpie Dios no quiera, (.pie se ouiese de pedir la Pringesa, y el Rey

la diese, sy el ybierno fuese entrado, hazerse ya mucha costa tenella en Ingla-


terra esperando tienpo ¡xira navegar, y avn a la salud de la Pringesa serya yn-
conviniente y a su onor, syno dizyendo y hazyendo, porque yo se que an de
pensar que se ha/e esta petigion fyngydamente y no de verdad, y con este pen-
samiento podria ser que la diesen.
De Flandes me ]«rege ciue se resfria la venida de los enbaxadores, y esta
el Rey dinglaterra tan despechado que de ninguna cosa no toma plazer
dello,

sino de dar enojos a quien no se lo merege. Dizenme que quando le ilieron mi


carta, que le dixeron: Pista carta enbia el enbaxador despaña a \'. al. Diz ipie
dio vn bufido y dixo: ¿Qual, el del Rey daragonr Xo puede encobrir lo que tie-
ne de dentro. V.n mi vida tope con onbie que tan ayna se ayrase, y que menos
pudiese retener la yra.
Anme dicho en gran secreto, no se sy es verdad, cpie agora nuevamente
tornan de Frangía a hablar en casamiento del Rey y del Pr\'ngy[)e, su hyjo, con
la dangulema y con su hija: mas yo no lo e creydo, porque por la via questo
me fue dicho me an dicho otras cosas que no han salido verdad, y son perso-
nas cpie, a todo lo c[ue yo puedo alcanzar, son echadizas para que me digan al-
gunas cosas que no me hagan buen estomago; y tanbien puede ser verdad,
porque los frangeses quanto pudiesen haryan yior estorvar cjiíel pringipe don
Carlos no casase con la hyja de Inglaterra.
De Flandes creo que no ay quien estorve el casamiento de la Pringesa, por-
que ally Pryncype case, que la ynfanta doña Leo-
no ay persona con quien el

nor tyene, según mescriven, muy menos ]3ersona que edad, y no tiene edad pa-
ra casar daqui a tres años, y el Pringipe no esta en dispusycion desperar tanto
tienpo, ni avn creo que los yngleses lo querrán, y avnque lo quisyesen, como
dixe arriba, la Ynfanta no tiene persona de mas de seys o syete años, según

(i) (Al margen: aqiii entiardla carta. Pero olvidó sin duda intercalarlíi, parque falta.)
— 486 —
fli/cn, y por esto no es de pensar ([ue de all\' pucil.in cstorvar rsLc casa-
miento.
\'a cscrevy a \'. al. el desmán que era venido para poder tomar <i\'neros a
caabiü, ¡nir ac[uel mercader vene(,-iano (pie acpii agora se ai(,-o, y no enbargante
esto, Francisco (irimaldo, conKj escrevy a V. al., se ofregio al Rey dinglalc-
rra de le pagar todo el dote, que por esto no dexase de hazer el casamiento;
mas, gierto, costaran los canhios muy mas caros ipie hasta acjiíi, v por eso se-
rva bueno que se hyzyese lo qucl dicho Franc;isco (¡rimaldo escrive a V. al.

y yo escrevy, ([ue es que Agvstyn llaliaii aya por bien i|ue acá se ponga su
crédito y el de toda su conpañia, por(|ue con esto se hallaran dineros, y dar alia
orden ]oara (pie en dineros senbien al plazo que acá se tomaran, porque para
dar aijui eldinero y pagallo en León o en Roma o en Venec^ia a quien lo die-
se, perderse ya mucho, y sy se tomasen acá dos o tres meses de plazo |)ara la

paga, podríanse enbiar alia los dineros para León, y de León por canbio po-
drían venir aquí, y ganarse ya harto en el canbio; digo que se ganarya ]5or(|ue
no se perderya tanto.
.Sy p(5r Rey dinglaterra negase la lygen(,-ia de la yda de la IViní^esa
caso el

pydiendosela manda V. al. (pie haga yo en tal caso.-' .Vsy de recpierymien-


;i|ue

tos como de mi estada atpii, \'. al. prouea para lo vno y para lo otro como con-
vyniere a su seruyc^io.
Donjuán .Manuel me |)are<;e (|Lie no cansa. Yo tenia vn mercader en i5ru-
jas, aragonés, a cpiien enbiaua algunas cartas para V. al., }• (|ue me avisava de
todo lo (|ue en Flandes el podía salicr, v parece (jue don Juan súpolo, v enbio-
le a amenazar, y que no le cnn|ilia rei;ebir cartas ni enbiallas, s\' no, ipie se ha-
llarya mal dello.
I*,l rey de I' i'aiigi.i dis ipie manda hazer en ISunleos y en la costa de Bretaña
\' en Xormandia a mu\' gran pr\'esa seys gruesas naos; a\' muchos ¡uvzvos so-
bresto.
Puesto (jLiel Rey dinglaterra me aya escrito esta carta diU-rvendo la res-
puesta hasta (pie el venga a Londres o a cuerea de Londres, V. al. tenga por
gierto quel dilatara (juanto pudiere de me resjionder, y a la fyn no responderá
otra cosa s\'no (pie le enbie V. al. las escrituras (pie lenbio, iyrmadas v sella-
das, y sy no, que no se hará el casamiento de la Princesa, Yo e sydo avysad(j
desto; por tanto, \'. al. no deve de tardar de mandar resolutamente lo (pie se

a de hacer, esperando a la respuest.i ipiel l\ev dinglaterra a de dar, ipie, como


tengo dicho, no a d(^ ser (jtra.
— 487

OTRA CARIA
escrita en Londres a los vi. días ile iiovienhre de nviii." años. IJeiu/a Sepnl-
lu'da: fue dufiíuada [>or la mar, enderezada a Martin Sancl/es de (
'ainndio a
Bilbao.

A los (lies (lias del mes ili' oIliIm-c el R('\- (liiiglaterra cnhlo pur mi \- l'uv

a Rixanionte domle el esUuui, y en viia sala publicamente, aparUido en vna ven-


tana, me hablo a solas en voz alta, y me dixo: Yo e difvrvdo de os responder
hasta agora, porque aligamos de los de mi conseio avyan sydo tocados deste
mal de sudor que en esta tierra anda, y no estavan ])ara poder comunicar con
ellos los negocios; mas agora cpie, a Dios grac^ias, toda mi casa esta buena y
este mal parege que a gesado, yo enbie por ellos y les e comunicado lo (|ue
me dixyslcs, y ales parecydo que para responder es bien (|ue vos me dedes
por escrito me
aves dicho, y sobre aquello yo os respondre por escrito.
lo ([ue

Vo le respondí: Señor, lo (¡ue yo e dicho a \'. al. no fueron razones tan luen-
gas que V . al. no las recogyese en la memorya; mas sy con otros grandes ne-
gocios algo se a oluidado, yo lo diré delante los tie vuestro consejo. Dixo:
Bien. Llamo a los de su cijnsejo que estañan ally, y dixoles lo ipie me avya dicho
y lo avya respondido, y comengo a regytar lo que yo le av\a dicho de
que le

partes de Y
al. en los dias pasados, y recytolo todo verdaderamente; y de que
.

uvo acabado, dixo: lis esto lo que dexyste.-* Dixele: Señor, sy; byen li) entendió
V. al. y bien lo recojo en la memorya. Dixo: Pues conviene que vos mismo lo
iligays. Vo lo torne a dezyr delante de los de su consejo, y acabado que uue de
hablar, hablaron todos en su yngles, y el Rey tornóme a dezyr: — Uien que los
de mi consejo an oydo esto, mas es necesaryo para que yo os res|ionda c[ue me
lo dedes por escrito, porque os quiero responder por escrito, (|ue muchas ve-
zes en tales cosasno se recytan las ¡lalabras que se dizen como se dizen, y algu-
nas se dexan c[ue no se deVian dexar, y otras se dizen que se devryan callar; y
por eso yo ipiiero aver por escrito lo que me ilezys, y quiero daros la respuesta
clara y en buen latin, porque no se pueda minuyr ni acregentar mas de lo (jue
se dixere en escrito. \ o le dixe; Señor, no me parege ques necesarxo, ])ues \^.

al. a bien entendido lo que le e dicho, y los de vuestro consejo lo entienden; v


por gragia de 1 )ios, nunca en las Cortes donde yo e estado se a tenido sospecha
de mi que yo mude las ]jalabras que me dixeron, ni las haga mas agras de lo

que ellas son, ni hasta oy nunca en parte do estuviese me demandaron por es-
crito loque entendían por la palabra. Sy \'^. al. no me entendiese, ni los de su
consejo, razón era de dar por escrito lo que dixese, para bien entendello. Dixo
con enojo: Vedes a(.[ui las maneras; esto se suele hazer, y para vuestro descargo
vos lo devryades ]5ed¡r; y ¡jues os lo pido yo, y vos pensays de lo hazer, no es

syn causa, o vos soys onbre syn es|5Írengia. De manera que me dixo que no me
responderva svno por escrito, \- ipie ])ara res])ondernie por escrito, (¡uerrva por
- 488 —
escrito loque le avia dicho. Y de aquí comentamos dentrar en plalycas, y di-
xele: Señor, paregeme (jue las cosas eslan muy adelante, y que esta respuesta
que V. al. me quiere dar, para lo que se a de hazer o se devrya de hazer, que
me la dedes oy, o daeiui a ciuinze dias no haze el caso. Los enbaxadores de Flan-
des están ya a la puerta, según V. al. dize; paregerme ya que V. al. devrya ha-
zerel casamiento del Princype y de l.i Princesa de Gales juntamente con el
desposoryo del Princype de Castilla y de madama Marya, vuestra hija. Res-
pondióme con yra: jComo dezys eso? ¿'Xo a querydo el Rey, vuestro señor, fyr-
mar las escrituras que lenbie, y dezys que haga yo el casamiento de la Prin-
cesa.- Dixele; Señor, no ynpyde lo vno a lo otro, porque el casamiento de la

Princesa a mucho questa concertado, y pues pov parte del Rey, mi señor,
se cunple todo lo que su altiva devya conplir, no se deve dilatar la esecugion
de las bodas. Dixn: ¿Como ciuiple.' ¿Pcnsays vos ques poco sustangial esto de la

renungiagion de la re|3eligion del dote? Dixele: Señor, sustangyal es quanto a

vuestro proposyto; mas paregeme que no es justo de lo pedir, porque es yn-


novar. Respondióme: No entendes las materyas, y pardios, no se que onbre os
sovs vos, que después que yo soy Rey an venido a mi tantos enbaxadores que
no se podrían contar nunca; ninguno estuvo comigo en las altercagiones que
vos estays. Yo le respondí: Señor, sy yo congedo lo que \". al. pyde, escusadas
están las altercagiones; mas sy nos lo tengo de congeder, forgatlo es que de ra-
zón por(|ue lo niego; y sy estas a V. al. por altercagiones |íyensa ques des-
acatamiento, no conviene tratar negogios. Alas hablando con aquel acatamien-
to que se deve de hablar a Rey, el enbaxador puede contradezyr y altercar la

negogiagion que negogia por su señor. Dixome: tenes espyrengia, y ])or eso No
contradezys lo que es justo que se congeda. Dixele: Señor, no an de ser hechas
todas las cosas a vuestra ueiitaja: en esto que pedis de la renungiagion de la re-

petigion de la dote de la Pringesa, hágase la ley ygual; quede esto a arbylrio

de la Pringesa, sy nagiere caso, lo que 1 )ios no quiera, por tpie su alteza avra de
pueda hazer sy quisyere; y digo asy, c|ue sy la Pringesa
repetir su dote, cpie lo
muryere syn hyjos, que sus erederos puedan demandar la dote, y sy por aven-
tura, lo que Dios no quiera, acontegiese que la Pringesa enbiudase, y ella qui-
syere en tal caso bokierse en España, que sea en su libertad de pedir su dote,
o contentarse con la donagion proter nungias que le ha de ser hecha. Dixo: Ya
os digo (luf no entendes las materyas, que sy las entendiesedes, veriades ques
mejor para la Pringesa lo que yo pido, (|ue no lo que su padre quiere. Dixele:
Señor, yo entiendo bien a V. al., avncpie os paresca que no; mas sy cpieres el

bien de la Pringesa, (juered lo (|uc su padre quiere, y con esto cun]Dlires con
Dios y con ella, sy dañoso le fuere. Dixome: en estotro de dar consentimien- Y
to para el casamiento del Pringipe con mi hyja, ¿que razón tiene el Rey, vuestro
señor, para lo negar? Dixele: Señor, el Rey, mi señor, no lo niega, antes lo a
por bueno, como yo lo e dicho a \'. al. Dixo: Eso es de vuestra palabra; mas
no ([uiso fyrmar la escritura; y este consentimiento no le demando yo porque
sea menester, ni tengo negesydad dello, ipiel casamiento se hará, y des]3ues de
— 489 —
lieclio, no le pudra el desliazer, asentándolo el l\e\' tle Romanos, ([iies Uilor dil

Principe y governador de su estado y de su persona. Dixele: Señor, sera de la


parte paterna; pero en la parte de la madre, no tiene el Rey de los Romanos
(\ue mandar. Dixo: Sy tiene, ques agüelo paterno, y a el pertenege la tutela de
su nieto. Dixele: Señor, yo no coníesare eso, y a\ nt|ue no soy jurysta, digo que
eso serya contra justigya. Dixo: Calla, que ni sabes las leyes, ni avn la razón.

Dixele: Señor, este negocio \w es de mi comisyon, y yo no tengo de hablar en


el; dexemoslo estar. Fynalmente, ipie se apartaron los del consejo, y dixonie:

(~)ra sa, el buen cozynero daña o adoba el manjar, y avnque la vianda sea buena,

sy la salsa manjar no es bueno; y los buenos enbaxadores suelen


es mala, el

callar lo malo que ven y dezyi" lo bueno, para conservar el amor entre su Prin-

cipe y acjuel con quien están. Por tanto, sy vos entendiesedes las niateryas, y
elRey, vuestro señor, entendiese cjuanto bien lesta que su nieto case con mi
me lo rogarya; por tanto, hazed buena salsa. Dixele: Señor, no se de
hyja, el
donde os aya nagido esta sospecha, porque yo me tengo por crystiano, y no
harya obras de diablo; y yo no vine aqui syno para hazer el casamiento de la
Pringesa, y para pagaros su dote, y para avmentar el amor entre vuestra ma-
gestad y el Rey, mi señor, y no vine a meter zyzaña; mas téngame \'. al. por
onbre de tanta para con Dios y para con mi señor que nunca lengañare. V.
fe

al. haga con amor y con sabor este casamiento, pues es ya razón de concluy-
11o, que Rey, mi señor, mucha voluntad tiene de os conplazer en todas las
el

cosas; y paregeme que V. al. no lo divya dilatar, sino que juntamente se hy-
zyesen anbos casamientos, porque sy V. al. haze el vno y no concluye el otro,
no se yo como el Rey, mi señor, se lo tomara; y podría ser que la buena vo-
luntad que agora tiene se le mudase, vyendo que \'. al. no querya gelebrar
lasbodas de vuestros comunes hyjos, no quedando nada de conjilir de lo (¡uc
de su parte se a de conplyr. Y asy me despedí de la habla, y a mi ver, y asy
es lo gierto, no con buena gragia.
Yo le di que me demando y lo que le avia dicho, por aver
por escrito lo

su respuesta, pues la conclusyon avya sydo que no me responderya syno se


lo dava por escrito, y lo que le di por escrito es lo syguiente:

Lo que yo digo a vuestra magestad de parte del Rey católico, mi señor,


sobre los tres puntos que vuestra Serenidad me hablo, es lo syguiente:
Qerca del primer punto, que es sobre el pagamiento de los gien mil escu-

dos quel Rey, mi señor, a de pagar a vuestra Serenidad de la dote de la ilus-


trisima Pringesa de Gales, yo escrevy al Rey, mi señor, todas las razones que
vuestra Magestad y los de su alto consejo dañan por que V. al. no devya de
regebir en parte del pagamiento de la dote de la dicha señora Pringesa los joye-
les ni collares ni gintura de argento blanca y dorada que
de oro, ni la vasylla

la Pringesa tenia. El católico Rey, mi señor, responde que le parege que en

esto V. al. le haze agrauio, pues estava capytulado que V. al. regibiese en
perlas y pyedras y baxilla gyerta suma, según en la capitulagion mas larga-
mente se contiene; mas por conplazer a \'. al., pues que en esto y en todas las
— 490 —
cosas que a vueslro buen phuer fueren le desea conplazer, quiere dar a la

ilustrisima Princjesa, su hyja, gratys todas las joyas de oro y pyedras'y perlas
que la dicha señora Pringesa tiene, que el valor de las sobredichas cosas sera
mas de veynte mil ducados; y en quanto a la vaxilla de argento, el Rey, m¡
señor, dize que le parege ques razón (|uc V. al. la regiba en aquel pregio que
sera apregiada, v que sobre aquello tpie la vaxilla valiere yo cunpla con vues-
tra magestad en pecunia numerata los dichos gien mil escudos, sacando de la

dicha baxilla los vasos sagrados y cruzes y la vaxylla que es del seruigio co-
tydiano de la señora Pringesa.
Iten, quanto al segundo punto, que es.de la repetigion de la dote de la ilus-

trisima Pringesa que vuestra magestad pyde quel Rey y la Reyna, mis señores,
y la señora Pringesa de Gales la renungie, y que ellos ni sus erederos ni suge-
sores no la puedan demandar en ningún tienpo, syno que los dichos dozyen-

tos mil escudos de la dote sean para \'. al. y para sus erederos y sugesores, y
que \". al. libremente pueda dis]50ner dellos a su voluntad, según mas larga-
mente se contiene en vna escriUn-a ((ue vuestra .Serenidad me mando dar, el
Rey, mi señor, dize que le parege que esta petigion es en perjuyzio de la Prin-
gesa, que ella ni sus erederos no demanden ni puedan demandar su dote na-
giendo caso, lo que Dios no quiera, por el qual se deva demandar; mas por
satisfazer en todas las cosas a \". al., al Re}-, mi señíir, le parege que esto deue
de quedar en el arbitrio de la Pringesa, que sy enbiudase, lo que Dios no
quiera, que ella pueda pedir su dote, sy quisyese tornarse a líspaña, o conten-
tarse con la donagion propter nungias (|uc se le a de hazer, s\' quisyese que-
dar en Inglaterra.
Iten, quanto al tergero punto (|ue vuestra .Serenidad pyde quel Rey, mi
señor, jireste su asentimiento para (|uc se haga matrimonio entre el ilustrisi-
mo Pringij^e de Castilla, su nieto, y la ilustrisima madama Mar\'a, hija de vues-
tra magestad, el Rey, mi señor, responde i|ue, hazyendose luego el casamiento
de los ilustrisimos Pringipe y Pringesa de Gales, su alteza confyrma y aprueva
y a por bueno el iliclio casamiento del dicho señor Principe de Castylla y
de la dicha señora madama Marya, y le plaze que se haga, y que agora ni en
ningún tienpo no lo contradirá, ni yra ni verna contra ello. esto es, muy po- Y
deroso señor, lo que yo e dicho a vuestra Magestad de ])arte del Rey, mi se-
ñor, y agora en esta scritura de mi mano escrita lo digo.
A lo (|ual el Rey responde esto ipie aqui enbio:
(11

Después desto la menhio a de/xr con su confesor que su alteza


i'ringesa
no ]3odria sufrir en ninguna manera destar presente al desposoryo de madama
•Marya, no aviendose de casar su alteza, ]K)rque no solamente esto le serya
grandísima verguenga; mas que, según eslava, le serya la muerte; por tanto,
(|ue yo dcvya executar el mandamiento de \'. al. de la pedir, pues ipic de

(!) Fülta est;i respuesta.


— 491 —
<>ti;i manera ni) se jioclrva escusar la vergüenza, pi)n|iie ya el Rey tenia he-
clii) menioryal de las damas i|iie avian de liaylar y danzaron el desposoryo, v
avn de lo c|iie su alteza avya de hazer.
Vo le responili que ya avya dias (|ue yo avya iliilio a su alteza <|ue me
jjaregia que, viniendo estos enbaxadores de l'landes a hazer este des|josoryo,
que su alteza recybyria afrenta destar presente, sy las bodas no se ouiescn de
hazer en ai|uel dia, y que yo no entendia de ser presente sv el consenti-
miento quel Rey dinglaterra demandava a \'. al. para hazer el tlichu desposo-
ryo no fuese venido; mas que me
«.[ue scrya para mi muy gran error
paremia
executar el mandamiento de V. de pedirla, pues \o avia escrito a \'. al.
al.

<.|ue no le executarya hasta ver otro su mandamiento; mas yo buscarya otra


forma para que su alteza no estuviese presente a este auto, sy el Rev dingla-
terra de todo en todo y a la clara no le ([uisyese hazer fuerqa v viijur\a. V yo
envié a llamar Rey, y dixele: - Secretaryo, ya vistes la pla-
al secretario ilel

tica que oy paso con el Rey, y paregeme ([ue su alteza esta determinado de

no hazer el casamiento de la Pringesa hasta que de Castilla venga respuesta; v


los enbaxadores de Flandes están ya en Cales, según todos dezys, y serva

muy gran ynconveniente quel Rey hyzyese el vn casamiento y dexare de ha-

zer el otro; y no se yo como el Rey, mi señor, tomara esto, y sy se mudara


de la buena voluntad que agora tiene de conplazer al Rey dinglaterra. V de-
mas desto, serya muy gran afrenta para la Pringesa y muy gran vergüenza
que ella estuviese a tal auto presente, no celebrándose sus bodas en aquel dia.
Parecenie quel Rey no lo devya de hazer, syno hazer amos casamientos ¡un-
tos. Dixome el secretaryo: — Xo creo que lo liara el Rey hasta que venga de
Castilla lo que pide ;mas que ynconviniente ay que este la Pringesa presente?
Por onrrar ella al Rey y a su hyja no le viene desonrra a ella. Vo le dixe:
Sy viene, y muy grande; mas sy el Rey quiere saluar lo vno y lo otro, haga
asy: sy esta determinado de no hazer las bodas de la Pringesa hasta venir la

respuesta despaña, háganse anbos desposoryos juntamente, y las bodas se po-


dran después diferir; avnque, a mi pareger, mas se ganarya en gelebrallas
luego. Dixome: — Xo creo que lo hará el Rey; mas que ynconviniente ay en la

estada de la Pringesa al mayor que


auto del desposoryo: Dixele: —Vno, y el

puede aver en este negogio. El rey dinglaterra a dicho a la Pringesa muchas


vezes que su hyjo esta suelto, y c[ue, syn enbargo, puede casar con otra mu-
ger, y a mi me lo ha dicho muchas vezes, y el otro dia lo dixo a la Pringesa
delante de mi. jParegeos que dizyendo el Rey esto, que serya razón quel Rey
hyzyese bailar y dangar a la Pringesa en los desposoryos de su hyja, y des-
pués de aver saltado y dangado en los desposoryos, ;por que tal serya después
jusgada y tenida no haziendose este casamiento de la Pringesa? La Pringesa se
havra de tornar a su abito vidual después. La Pringesa, de mi consejo, no es-
tara presente, ni el Rey lo devya querer. Dixo: — Como, pensaj's vos i|ue la

Pringesa a de ser repudiada? Dixele: — Xo, ni nunca lo pensare, porque no es


cosa que le estarya bien al rey dinglaterra, ni es de creer que tal Pringipe,
— 492 -

como el es, haga cosa tan vergongosa; mas de sus palabras sale esla sospecha,
sy ay razón de la sospechar, y por esto me parege que la Pringesa no deue
ser presente a tal auto, sy sus bodas no se an do celebrar. Dixome: Xo creays —
que tal pueda ser, ni ay onbre en Inglaterra que lo diga ni lo piense. Di-
xele: —Yo asy lo creo; mas yos ruego que lo digays al Rey asy como yos lo

digo. V es cierto que no se habla dotra cosa en toda Inglaterra sj-no que nunca
la Pringesa casara con el Pringipe, y a ella misma se lo dixo una dama de las

fauoridas del Rey. Dixole: Madama, yo darya todo lo que tengo por estar
gierta que vos casares con el Pringipe.
Desde el dia susodicho hasta oy, que se contaron tres dias de novienbre,
me a traj'do el Rey dinglaterra dilatando de dia en dia la respuesta, y asy la
dilatara vn año, sj^ yo no lenbiara a demandar vn pasaporte para enbiar vn
correo o mensagero propyo a Y. al.; y no me quysyeron dar el pasaporte,
dizyendo que con otras ocupagiones no me avyan podido responder, y que me
responderian y me darian el pasaporte; y asy menbiaron esta respuesta en
latyn que aquy enbio, la qual en algo egede su relagion de lo que yo dixe, en
espegial en este articulo ¡)Ostrero que dize que, entre otras palabras que yo
hable al rey de Inglaterra, dixe que a \'. al. le paregia cosa muy fuera de ra-
zón aver de fyrmar lo que no sabia que era ni avya visto, y que le podia ser
mu}'^ perjudigial, y que dixe que era conviniente cosa que V. al. viese los ca-
pítulos, &. Esto paso delante de la Pringesa, porquel dixo a la Princesa: Vues-
tro padre no a querydo fyrmar vna escritura que lenbie que confyrmase el
casamiento del Pringipe, su nieto, y de madama Marya, mi hyja, la qual yo
demande syn tener negesydad dello, quel casamiento se hará, gierto, y el no
lo podra estorvar. A esto le respondí yo que V. al. lo avya por bien; y como
vuo muchos replicatos, dixele: —
Vuestra alteza tiene synrrazon en lo que pyde,
que yo que soy vn pobre onbre, avnque supyese moryr, no fyrmarya lo que no
supyese, quanto mas el Rey, mí señor, no avya de fyrmar lo que no a visto,
ni sabe sy le sera perjudigyal a el y a sus reynos. Y después sobresto en la
postrera habla que con Rey vue me lo torno esto a replicar, dizyendome:
el

Dezys quel rey de Aragón no sabe el tratado que se a hecho entre mi y el


Rey de Romanos sobrel casamiento del Pringipe, su nieto, y de m¡ hyja.- Yo le
dixe: —Asy que V. al. no se lo a hecho saber. Dixo: El lo sabe asy
lo creo, —
como j'o, duquesa de Saboya y el consejo de Flandes se lo enbia-
porque la

ron. Dixele: —
Eso no se yo: no puedo dezyr lo que no se. Dixome: Yo os —
mandare dar la copya de los capítulos autoryzada, para que se la enbíeys, y
sabello a. Dixele: —
Señor, yo no la demando, ni mí comisyon no es de hablar
en esto. Holuíose a los —
de su consejo, y díxoles: Vedes aquí, estas son bue-
nas maneras? Y después me an porfyado que tomase los capítulos autoryza-
dos, y yo no los e querydo tomar, escusandomc que yo no tenia comisyon de
hazer ni dezyr mas de lo dicho, ni hazya al caso enbiallos o dexallos. Esto digo
porque ponen las palabras en este articulo a su proposyto. lín lo demás asy
se lo di por cscryto como lo dizen, y como yo aqui lo cscrivo, ni mas ni me-
— ^93 —
nos; y svnplc escrilura s\'n l\Tnia ni otra tvrnu-/a, la (|ual im inc pude cscii-
sar ili' 111) dalla, s\' no quis\'era cnpogoñallc lanUí, que cslo Imnara ])ara su des-

cargo, y para dezyr que por quedava de se hazer el casamiento de la


\'. al.

l'riii(,-esa, como muchas liarles.


lo dizc y lo pLiblican y lo escriven a

l.n PrirK^esa nie mando ([ue con esto enbinse mensagero propyi), y (|ue

fuese persona de recabdo, y persona ()ue supyese a boca dezyr lo de acá, y


por esto acorde denbiar a Sepulvcda, criado de la señora reyna de Castylla,
cjuc vino comigo |-)or mandado de \'. al. ]{] a vysto todo lo de acá, y es onbre
c]ue sabrá dar razón de todo lo que \'. al. le ]>reguntare y el supiei'e; y tan-

byen va para solicitar a V. al. de jiarte al. le mande


de la Princesa que \'.

enbiar vn medico, i^orcjue tiene mucha ne(;esydad del, porquel suyo quiso te-
ner conpañia al dolor de Puebla, tpie eran amos dun trybu, y según la Pi-in-
cesa a estado, avncpie agora esta buena a Dios gragias, tiene mucha negesy-
dad de vn fysyco. Suplica a V. al. t|ue syn dilación se le mande enbiar, por-
que este dia después que muryo su fysyco, se syntio mal dispuesta, y enbio a
llamar al fysyco del Rey, y no quiso venir a verla; y esta su alteza con sos-
pecha que, sy adolegiese, tpie no la daryan fysyco ([ue la curase, a lo menos
syn que pasase |ior determinación de los del consejo sy se lo daryan, pues
para dalla vn adarame de agafran an de entrar en consejo. Y no pyense Y.
al. (¡uesto es dicho conparatiue, syno que pasa en verdad; que la Pringesa me
dixo estotro dia que avia tenido negesydad de tomar vna melezyna en que
avya de aver agafran, y fueron a demandar vn adarame al que tiene las espe-
gias para la cozyna del Rey, y respondió que sy el camarero mayor o el ma-
yordomo mayor no lo mandavan ])or gedula o por tocano, que no lo darya. Asy

que sy para dar tan poca cosa an dentrar en consejo, mayor consejo ternan
para averie de dar fysyco; y por(|ue su dispusygion de la Pringesa no sufre es-
tar syn el, suplica a V. al. que con toda diligengia le mande enbiar vn fj'syco.
l.os enbaxadores del Rey de Romanos que avyan de venir a hazer el casa-

miento del Principe no son avn venidos, y los qucl Rey dinglaterra enbio a
¡•"landes avn no an hablado al Rey de Romanos, y son pasados mas de quinze

dias que llegaron a Envers. El Rey dinglaterra esta muy despechado de lo vno
y de lo otro, y muy brauo, y con cada cosyta que no venga a su plazer se en-
brauege, y luego dizen los suyos: el Rey de Aragón lo haze, quel estorva este
casamiento y amistad. \o se sabe quando estos enbaxadores vernan, avnquel
Rey sj'enpre haze aparejos para los regebir. No se sy es de corrydo para dar
color a sus yngleses que hablan mucho en esto.
Del rey de Frangía dizen que viene aqui enbaxador, y certificanme que
viene a hablar en casamiento del Rey dinglaterra y de su hyjo; y de Flandes
no estoy agora bien seguro que no ynpyden nuestro casamiento: la verdad no
la se. El Rey haze agora carigias a la Pringesa, y no es la causa otra syno para
que su alteza escriva a \^. al. que consyenta en este casamiento del Pringipe, y
avnque no se lo dize claro, por fyguras y con halagos la querrya traer a su
proposito.
— 494 —
Anflrca de l^urgí) es toiiiado i\:\\ú, y vyene muy dulicndose de no haver pd-
didii hablar a \'. al., poniiic el Uevava cosas cjiíe \'. al. no las pudiera ]5ensar;
y alireuiando, me di\o cjue llevaua los negogios de tal manera, que! Rey de
Romanos darya la carta blanca para que V. al. la hinchese a su vohiiilíid; \- en
las cosas de entre el Rey de Romanos y el rey de I'rangia, tpie aipiellas que
eran ditycultosas y en que ellos no se podyan con<;ertar, el l\e\' de Romanos
las rimitia a V. al. y las ilexava en su mano; mas que no avya sydo su ventura
quel pudiese acabar tan buena obra, y \'. al. conozer c[uan rlerecho seruidor
suyo era; mas (jue no se quexava de V. al. en no regebille, syno de algunos
malos castellanos questan gerca del Re\' de Romanos, que por su particular \n-
terese no an gana de la pas, y de otros llaniencos y alemanes que syguen la

opinión deslotros por su ynterese particular siniestro; mas c[ue no enbargante


esta verguenga quel a regebido, la qual con buen animo entiende pasar y pa-
sarya, mas syendo V. al. dello seruido, el hará tal obra que V. al. conosca que
es su verdadero seruidor, porquel y va con yntingion de biuir y inoryr en vues-

y questo procurara sy lo pudiere alcangar, porque tiene a\". al. por


tro seruigio,
el mas acabado y esgelente Pringipe, &. Ciertamente, el me a dicho muchas
cosas y con mucha demostragion y voluntad que tiene al seruigio de V. al., y
a la vnion y concordia de las casas de que esta asydo el Pringipe de Cas-
tilla.

.-\qui se an dicho tantas cosas sobre no avalle regebido en Castilla, que esto
es vna cosa admirable y no oyda, diziendo c[ue, avnque fuera enbaxador tlel

Turco, fuera razón de y questo a sydo contra el derecho de las gen-


lo regebir,

tes; y enpinanlo por aqui cpianto pueden, afeando el negogio. y muestran tanto
sentimiento dello como sy a ellos tocase.
Tornando a la materya pringipal, yo tengo pensamiento (|ue aviiipie \'. al.
congeda esto quel Rev dinglaterra demanda, sy es de conceder, (|ue no le lal-
taran después otras demandas ])ara dilatar el negogio, y tengo giertamente
creydo que nunca a de hazer este casamiento, syno fuere constreñido de algu-
na necesydad; mas, mientras el pensare c|uesta prospero, y que los otros Prin-
gipes de la christiandad o alguno dellos tiene neces\'dad del, nunca hará v\'r-
tud; y V. al. con correo bolante deue mandar que se a de hazer, porcjue la
lo

Pringesa esta muy congoxada, y a quanto puedo conoger de su alteza, mas


(juerrya el no que el sy, y tiene razón.
Sobre vna palabra que dixe a los del consejo hablando con ellos, que fue
esta: Yo querrya tomar conclusyon en este negogio, porcjue estoy muy penado
en Inglaterra y no me hallo bien en ella, y sy yo oy viese casada a la Pringe-

sa, mañana me vrva, v sv esto se a de dilatar, tanbien me (picrrya )'r, e sydo


avysado de buena parte (|ue dixeron sobresto: Xo tiene este enbaxador la sa-

lyda (leste reyno tan libre como el ¡liensa, sy el casamiento no se haze. A lo

menos se (|ue no tengo libertad denbiar mensagero cada ves que (¡uiero, qui-
de negesydad lo an de saber, y no puede salir syn ])asaporte, (|ue luego seria
preso (|ual(iuiera (jue (¡uisyesc salir sin<i le levase, mayormente syendo mió.
— 495 —
Kl K(.'y (le 1 ni; la Ierra requiere cada ilia su arlillerya y su casa de armas, )'

continamente hazcn arcos y iVc-chas, y otras demostra(;iones se hazen que no


son señales de paz: y dos naos gruesas quel tiene les an quitado dos vezes en
este año la carga y sestan en el puerto: lo (|ues])eran no lo se.
Agora nuevamente e sydo avysado quel Rey dinglatera de toda esta plata
(|ue acá esta no regebira syno las fuentes, que no llegara todo lo que tomara
a iQccc ducados; y de toda la otra plata dize que no tomara vn marco; y pare-
ce, según loque escriven en la respuesta, (|ue me haze algo en tomar parte de
la plata, y sy el la tomase según yo se lo dixe, bien subyrya la plata a ginco
mil ducados, avntiue ay mucha gastada, y después (¡ue yo vyne se a metido la

mano en ella harto, )• no lo c podido yo escusar; as\' (|ue vea V. al. sy es de


dalle gracias por mil ducados.
Asymismo soy avysado cpie no dexaran salir daqui a Francisco Grimaldo ni

a mi, puesto ([uel casamiento no se haga. No dixeron el portjue; mas ])resumo


que es la causa que deven aver sabido (|u<'l dicho Irancisco poco a j^oco saca
de aqui el dinero y lo pasa a Brujas, y tyene bien cerca de quinze mil duca-

dos fuera. No lo sabe esto Francisco fírimaldo, que por no alteralle no se lo e


osado dezyr, como quiera ([ue ya esta acá arraygado, port|ue se a casado con
vna muger de cámara de la l'ringesa.

De Londres a vi. de novienbre de i>\iii." años.

Después de todo esto escrito y dada esta respuesta que aqui enbio, me de-
tuvieron el pasaporte, que no me le quisyeron dar dos dias, y a cabo de dos

dias enbiaronme el pasaporte y esta escritura que va fuera de pliego, que son
los capitulos que se hyzyeron sobrel casamiento del Pringi¡)e: y \'o dixe al que

los truxo que yo no avya pedido esta escritura, ni tenia comisyon de hablar en
este articulo mas de lo que tenia dicho, ([ue ñola querya. Dixome: Pues bien,
\'o la tornare. Digo: Dadme el pasapcjrte. Dixo: Xo me mandaron dar lo vno
syn lo otro. V asy la vue de tomar.
Agora torna a sentyrse lo que en dias ¡jasados escrivy a V. al. tpie se de-
zya aqui, que se tratava entre el Rej' de Romanos y este Rey dinglaterra que
este diese vna gran suma de dinero al Rey de Romanos, y que quedase en
Flandes para hazer espaldas a y que este fuese con el Pringipe a metelle
este,

en Castilla y a gobernalla con poder del Rey de Romanos; y dizese (|ue ay yn-
tellygengias con (irandes en Castilla. Esto se dize muy llaulado y al oreja, que
los que lo hablan no lo osan dezyr donde se pueda saber; y es gierto, a lo que
deste se puede sentir, que a de trabajar esto quanto el pudiere. Ye sydo avy-
sado de otra cosa, que no solamente tomara el enpresa de levar Pringipe y
al

estar como governador, sy pudiere entrar en el revno; mas que su yntingion es


en llegando, sy podra aver a Reyna, tomalla y casarse con ella y tomar titulo
la

de Rey, este sana o enferma. Xo lo se esto de muy autenticas personas; mas


([uando las semejantes cosas se dizen, algún nagimiento tienen. Sea verdad o
— 496 —
mentira, yo nj puedo estar syn dar a\ yso a \ . al. de lo que oyó, ¡morque las

cosas previstas menos dañan que sy no fuesen sabidas, (ij


Agora ay nueva muy que los enbaxadores del Rey de Romanos y
gierta
de Flandes vernan a hazer casamiento del Pringipe, y ya son despachados
el

de alia, y con esto ay vn buUygio nuevo de aderegar artillerya y armas, y de


saber que gente se podra armar en Londres para de presto. El vulgo dize que
sera guerra con Frnngia. Los que mas saben tiran a Flspaña. Desto no ay otra
gertinidad syno las muestras que se hazen, y hazense secretas.
Fecha vt supra

CARTA
de creencia del Rey Católico en favor de Gutierre Gómez de Fnensalida, para
el rey de Inglaterra, Enrique VIH, especial para el casamiento de D." Cata-
lina. I 'alladoUd II de Mayo de i^oq.

Serenissimo y muy excelente Principe don línrrique, por la gracia de Dios


rey de Inglaterra, nuestro mui caro y mui amado Xos don temando, por
fijo.

lamisma gracia rey de Aragón, de las dos sicilias, de Hierusalen, etc., vos em-
biamos mucho a saludar como aquel que mucho amamos y preciamos, y para
quien querríamos que Dios diesse tanta vida, salud y honrra quanta vos mis-
mo deseáis. A la hora que esta se escriue hauemos sabido la muerte del sere-
nissimo rey de Inglaterra, vuestro padre, nuestro muy amado hermano, que
santa gloria aya, de que hauemos hauido mucho pesar, como era razón, por-
(juemuerte de tan sabio y tan excelente Principe es gran perdida ¡lara vos y
para nos, y para todos sus deudos y amigos; pero considerando que a Dios
nuestro Señor le ha plazido assi, y que viuio muy prospera y honrradamente,

y que murió como católico Principe, con esto nos deuemos aconsolar, y con-
formar nos con la voluntad de nuestro Señor que le plugo, y assi vos rogamos
muy afectuosamente lo queráis azer, que nos en ver que quedáis vos en su
lugar y succession, quedamos muy aconsolados, considerando que si en el di-
cho serenissimo Rey, vuestro padre, jjerdimos hermano, en vos abianios fijo,
a quien nos amamos muy entrañablemente, y de cuyo bien y prosperidad ha-
uemos de tener el mismo cuidado que de la propia nuestra. Y como quiera

([ue nos esperamos y confiamos que por vuestra justicia i buena prouidencia,
y por la fidelidad de los de vuestro reino a vuestra corona real haueis succe-
dido en el pacificamente y con uniuersal obediencia de todos y sin contradi-

(i) Este párrafo está tach.uiu.


— 497 —
cion .ilguna; |5ero si alguna necessidad alia se os ofreciese para que hayays
menester nuestra ayuda, nos, como verdadero padre, vos offrecemos de vos
enihiar luego en sabiéndolo toda la ayuda que de nos quisieredes de gentes
tlarnias e infantería e artillería y armada de mar, y de todas las otras cosas que
fuessen necessarias para la pacificación y conseruacion de vuestro Real esta-
do; y si necesario fuere, iremos nos en persona con poderoso ejercito para vos
dar ayuda y fauor para lo susodicho, como lo fariamos por nuestra propia per-
sona y por la conseruacion de nuestro Real estado; que daqui adelante, assi
para esto como para cuakiiiier otra cosa tocante a vuestra Real persona y es-
tado, la misma cuenta haueis de fazer de nos y de vuestro estado que de nos
y del vuestro propio. Y porcpie sobre esto y sobre el casamiento vuestro y de
la serenissima, nuestra muy cara y muy amada fija, vuestra esposa, escrebi-
mos mas largamente al Comendador de la Menbrilla, nuestro Embaxador, lo
que el dirá, muy afectuosamente vos rogamos le dedes
de nuestra parte vos
entera y creencia como a nuestra propia persona. Serenissimo y muy e.xce-
fe

llente Principe, nuestro muy caro y muy amado fijo, nuestro Señor todos
tiempos vos haya en su especial guarda y encomienda.
De Valladolid a xi dias del mes de mayo, año de mil y quinientos y nueve.
Vuestro buen hermano y padre. —Yo el Rev.
(Copia coetánea).

OTRA CARTA
para el Rey, nuestro señor, hecha en Londres a xxiit. de dizienbre ae nviii."

años. Endiose a Flandes al enbaxador, que es el obispo de Girache, que es eleto


de Catania; fue duplicada por la mar.

Lo que después que escrivy a vuestra magestad con Juan de Sepulveda a


los seys de novyenbre a sugedido, es lo siguiente: sabida la venida de los en-

baxadores del Rey de Romanos ser gierta, la Pringesa menbio a llamar para
ver lo que su alteza devya hazer en la venida destos enbaxadores, y lo que yo
harya, y regelando yo que no ternia libre la entrada de Palagio, enbie a dezyr
a su alteza que me paregia que devia dezyrlo o mandarlo dezyr al Rey dinglate-
rra, porque no me hyzyesen alguna verguenga, como los dias pasados. La Prin-
gesa mismalo dixo al Rey, y el Rey le dixo que yo podia yr quando ella man-

dase; y con esta respuesta yo fuy, y quando llegue a Granuche donde estavan,
halle ai maestresala de la Pringesa y a su camarero que mestavan esperando
en mi posada, } dixeronme: La Pringesa os espera. Yo no me detuve mas de
quanto me vesti, y fuy luego a Palagio, y a la entrada de la puerta de la calle


— 498 —
el portero se vino a mi y me travo de la manga de la ropa, y dixonie: Xo po-
des pasar de aqui syn quel Rey lo sepa. Dixeronle los que yvan comigo': El Rey
losabe y lo a mandado. Dixo: Xo me lo an mandado a mi, que yo tengo otro
mandamiento. Y asy estuve a la puerta por espacio de media hora, mirándome
todo el mundo desde las ventanas, y avn cre(j cjuel Rey lo via, porque su ven-
tana de su cámara estava abierta y avya algunos parados a ella. Fueron al Rey
en este tienpo, y enbio a mandar que me dexasen entrar. La Pringesa estava
muy congoxada de la venida de los enbaxadores, y dixome: Podra aver reme-
dio de estorvarsc que yo no este a este auto, pues questo se haze syn consenti-
miento del Rey, mi señor, y syn consentimiento de la Reyna, mi hermana.' Yo
le dixe:Pareceme, señora, que sy estos conocidamente no quieren hazer fuer-
ga a \'^.
que deve de bastar lo que yo enbie a dezyr al Rey con su secre-
al.,

tario; y sy aquello no l)asta, no hay otro remedio syno que V. ai. muestre co-

rage y se defyenda, porque me parege que no celebrándose vuestras bodas


juntamente con este desposoryo, que regebis verguenga, y que la recebires ma-
yor sy estuvierdes presente; mayormente que el Rey no gesa de dezyr quel y
su hvjo están sueltos, y que syn enpacho se puede casar ct)n quien quisyere. Y
demás desto, cunpliendo el Rey, mi señor, con el Rey dinglaterra, como V. al.
lo sabe, y no queryendo el Rey dinglaterra aceptarlo que el Rey, mi señor,
y demandando agora cosas nuevas, y dizyendo claramente que sy
le ofregia,

aquellas no se le congeden, que no hará vuestro casamiento, no sabrya yo jus-


gar sy Y. al. es biuda o sy es casada, pues sy acontegiere que el Rey, mi se-
ñor, no conceda lo quel Rey de Inglaterra le demanda, esta claro por sus pa-
labras de hazer vuestro casamiento, y no hazyendose, sy Y. al. en
que no se a

estas fyestas paregiere en abito de casada, y después os uviesedes de tornar a


vestir abito de biuda, lo que Dios no quiera, serya cosa vergongosa para Y. al.
A mi me parege que se deve hazer todo lo posyble para que \^. al. no se halle
a estos desposoryos, porque yo por ninguna manera me hallare a ellos, y no
por otra causa syno por las palabras quel Rey de Inglaterra muchas vezes me
a dicho, y en presengia de \'^. al. Yo serya mal seruidor de mi señor, sy oyen-
do tales palabras, aprovase por mi presengia lo que su alteza avn no tiene con-
gedido, ni yo se sy lo concederá. Y sy a V. al. le parege que yo torne a hablar
al Priuasello sobresto, yo lo haré; como quiera que no se deve de hazer hasta
la postre, pues cjue después de venidos estos enbaxadores, sabremos algo por
donde nos guiemos mas claramente en este negogio. A su alteza le paregio bien,
y dende a dos dias los enbaxadores allegaron a la corte y fueles hecho gran
recebimiento. Son los enbaxadores mose de Vergas y el presydente de Flandes
y el governador de Bresa, ques de madama Margarita, y otro alemán y An-
drea de Burgo. Y el dia syguiente que llegaron a Londres estuvieron ay repo-
sando, y otro dia el Rey acordó de les dar audiengia publica, y enbiome a de-
zyr que me hallase ally, y yo no lo rehuse, pues que no avya de aver mas de
quererse aquel dia onrrar el Rey de los enbaxadores que estavan en su corte.
Y aquella nochf antes la Pringesa monbio a de/xr que le paregia que los enba-
- 499 —
x.'ulores yvan otro tlia a la corte, y i[ue podrya ser qiiel Rey qiierrya (|iie vie-
sen a madama Marya, y por aventura mandarya que su alteza estuvyese en
la cámara do madama Marya para que las viesen juntas, lo ([ual no querya
hazer; que lo paremia ([ue yo devya escriviralgo al Priuasello sohrollo, porque
no le hy/yesen alguna afruenta. ^"o escrevy al I'riuasello vna carta (|ue dezya
asy: Reverendo señor: en los dias pasados dixe al secretaryo del señor Rey din-
glaterra que, pues su alteza c[uerya dyferir la gelebragion de las bodas de la
IVin^jesay no hazellas juntamente con los desposoryos de su hyia, que me pa-
remia que la señora Princesa de Gales no devya destar presente a estos despo-
soryos, y declárele algunas causas porque esto se devya de hazer; y agora que
veo ser tienpo de hazer niemorya desta cosa, por no defallei^er a mi ofi(;io en
ninguna cosa, aquello i|ue enti)n(;es dixe al secretario, digo agora, poraijuellas
causas que entonges a declare, y por las j^etigiones vuestras que después
el le

sucedieron, a las quales, según vosotros señores los del consejo dezys, se re-
quiere responder antes de la gelebragion de las bodas; pues sy las bodas se an
de dilatar hasta questa respuesta venga asy, me parege a mi que la Pringesa se
deve abstener destar en publicas fyestas por lo que toca a su onor; por tanto,
yo, señor, os suplico que lo hables al señor Rey, y supliques que en esto y
le

en todas las otras cosas mire la onor de la l^ringesa y de su padre.


Y esta carta enbiesela a la Pringesa para t[ue su alteza la viese,
y sy le pa-
regiese que era denbialla, la enbiase y sy le paregiese que serya
al Priuasello,

bien detenella, que la detuviese hasta otro dia, pues yo avia dir a la corte, y
que vo hablarya con el. Su alteza en viendo la carta, syn mas tardar se la en-
bio. Otro dia, luego que yo entre eg la sala del Rey, el Priuasello con todos hjs

del consejo me apartaron y me dixeron: \"imüs vna carta que ayer nos enbias-
tes, y maravillamonos que digays que la Pringesa no haya destar o no deve

destar a estos desposoryos, y no sabemos las causas; querryamoslas saber. Yo


le dixe: Yo las dixe al secretaryo que aqui esta: bien creo que las entendió y

que os las avra dicho. Dixo el Priuasello; 5y nos las dixo; mas aquellas nos pa-
rege que no son sufygientes y razonables para que la Pringesa se aya descusar
de onrrar a su cuñada. Yo le dixe: Paregeme a mi que la vna de las razones
que yo dixe al secretaryo bastarya para que la Pringesa sescusase, quanto mas
todas. Dixo: Como, vos no aves dicho quel Rey, vuestro señor, es contento
queste casamiento se haga? ;Como agora dezys que la Pringesa ni vos no esta-
res al desposoryo? Dixele: Yo dixe lo que vos dezj's, mas dixelo condicional-
mente, sy luego syn dilagion gelebrasedes las bodas de la Pringesa, y pues el
Rey no lo quiso ageptar con aquella condigion, lo dicho ya no es nada; quanto
mas que el Rey y vosotros aves dicho que sy el Rey, mi señor, no enbia fir-
madas y selladas aquellas cosas que le pedis, que no hares el casamiento. Yo no
se como el Rey, mi señor, tomara esto, y sy, visto lo que le pedis, se mudara del
buen proposyto que tenia o no, y hasta saber su voluntad, no aprovares comigo
lo que su alteza avn no a otorgado, y sy la Pringesa me cree, hará lo mismo,

y no se hallara presente a estos desposorios. Uixome: Parege que queres poner


— 500 —
escándalo en este reyno, c]ue escándalo sera a todas las gentes <|uan<lo vean
que la Princesa no quiere onrrar al Rey y a su cuñada, aviando sydo casada
con su hyjo. Dixele: Vosotros pones el escándalo; curad de quitallo, y a lo me-
nos hazed el desposorio de la Pringesa y del Pringipe juntamente con estotro.
(Jueres onrraros de la Pringesa y de mi como enbaxador de su padre en vues-
tro negogio, y después que quede en vuestra libertad de dezyr quel Pringipe
no es desposado con la Pringesa, como de vuestras palabras se puede enten-
der,que no dezys ques la Pringesa casada con su hyjo del Rey, syno cjue fue
casada con su hyjo. En esto llamáronles, cjue los llamava el Rey, y entraron a
la cámara, y dende a rato salió el Rey, y quando salió, hyzome vn gesto mor-
tal, que parece que ya le avyan contado lo que avia pasado comigo; y entraron

los enbaxadores y hyzyeron su oragion y respondiéronles por los consonantes


y saliéronse. El Rey me llamo y dixo: Andad acá. Y entre a su cámara. Dixo-
me: Sabes nuevas del Rey de Aragón.' Dixele: No, señor, muchos dias a que no
e ávido cartas. Dixome: One quisre dezyr tanta tardanza.' — Señor, las grandes
ocupagiones que su alteza tiene, y tanbien no pueden los mensageros en este
tienpo hazer mucha diligengia. Dixo: Yo tengo cartas frescas de Seuilla: el du-
que de Medina (Jidonia y otro gran señor con el se son ydos huyendo a Por-
togal. Di.xele: Señor, sy a Portogal van, no van huyendo, porque ally tanbien
les prenderán como en Castilla. Dixo: Xo harán: y otras cosas muchas escriven
de alia. Y la Reyna daragon esta preñada? Dixe: Xo lo se, señor, que mucho a

que no tengo nuevas. Y day tomóme syn dez\'rme mas, y abaxamos a la cáma-
ra de la Pringesa. Yo pense que me llevava para dezyrme delante de su alteza
algo, y callo, que ni a su alteza ni a mi no dixo nada. Después otro dia vino a
la Pringesa madama, de las fauoridas del Rey, a dezylle: Como, madame, liares

vos lo quel enbaxador de vuestro padre a dicho que aves de hazer, de no es-
tar a losdesposorios de vuestra ermana.' Por gierto, sy vos lo hazes, ello sera
mal hecho, y el Rey terna causa destar mal con vos, porc^ue este enbaxador
os quiere echar a perder. El Rey esta muy mal con el, porque lescrive hi«in
que no tenes que comer y que os matan de hanbre, y
.Astil cjue a escrito alia

cjue os tratan como a prisyonera, y sy vos le crees, vos lo pagares; y el Rey

esta tan enojado con el, que es maravilla, y amenázale fuertemente. La Pringe-
sa le respondió: Yo no se nada de lo quel enbaxador a dicho: se que no dirá
cosa que no sea a seruigio del Rey, mi señor, y mi onrra. Creo yo que es fal-

samente dicho lo que dizen quel a escrito; mas de ser yo bien tratada o mal, a
todos es publico, no es menester cjue nadie lo cscriva, pues todos lo sabes. Y
por a(|ui (lixole muchas cosas y otro dia asymismo,
otro dia por el seíiiejante,

vna ves halagándola, otra ves amenazándola. La Pringesa enbiomelo todo a


dezyr, y que todavía le dixese mi pareger lo que devya de hazer. Fynalmente,
que yo escrevi a su alteza vna carta en que le dezya que me paregia que sy el
Rey mismo no le hablase, que no devia de dar a conoger a nadie que se dexa-
rya venger; mas cjue sy el Rey le hablase, que me paregia que le devrya muy
claramente dezyr las razones que tenia para no estar presente a estos despo-
— 50I —
sorios \- quanto pudiese; pero que sy todavia el Rey lo por-
<|ue se defendiese

iVase, que se devria doxar vem;er, porque en este caso, mejor era que se pu-
diese echar a mi la culpa que no a su alteza, porque estando su alteza presen-
te, ni aprouaua el desposoryo, ni ió dexava de aprouar, y que estando yo pre-
sente, avian de dar a entender a todo el iiuindi) que se hazya con consenti-

miento de V. al.;
y que sy a V. al. le estuviese bj'en de consentillo, que no
avria otro daño syno ser yo reprehendido, y dezyr que no avia hecho bien,
que era poco daño para el negogio; y que sy V. al. no uviese por bien este ca-
samiento, que yo avrya hecho lo que devia; que tanto que V. al. quedase des-
te negogio para qualquiera cosa que bien le estuviese hazer syn calupnia, que
de mi no me dava nada, pues mi voluntad no era de errar. V no vine a dar este
consejo a la Pringesa por algunas cavsas que son para dezyr y no para escri-
vir. Guando V. al. me las jireguntare, las sabrades, si Dios me diere vida.
A los dies y seys dias deste mes el Rey y los enbaxadores se fueron a
Rixamonte para hazer alia las fyestas y desposoryo, y el sábado en la noche,
que llegaron alia, el Rey enbio a dezyr a la Pringesa que le hazya saber que
el domingo de mañana se -avia de desposar madama Marya, que le rogava tpie

se hallase presente, y que le hazya saber que madama Marya la avia de pre-
geder en todas las cosas. Esto lenbio a dezyr con su camarero mayor. La Prin-
gesa dis que sescuso y dio razones por que no devia dyr a las fyestas. Torno
otra ves el dicho camarero de partes del Rey a se lo rogar, y que no quisyese
ser cavsa descandalo. La Pringesa sescuso. Finalmente, quel Rey vino a la Prin-
gesa,y con muchos halagos y lisonjas gelo rogo. La Pringesa se defendió quanto

pudo, y dixole el Rey: Vos no lo hazes syno por pasar esta noche hasta que
lo escrivays a vuestro enbaxador. Yo no tengo de dar lugar a ello, ni me yre
de aqui hasta que me prometays de yr a las f\'estas; y en lo de la pregeden-
gia no sera syno solamente mañana, pues es razón, y la fyesta es de mi hyja,

que después cada vna terna su lugar.


Luego questos enbaxadores del Rey de Romanos y del pringype de Cas-
tylla vynieron aqui a Londres, yo fuy a vysytar a mose de Vergas, porque
syenpre conogi del ser buen seruidor de V. al., y sj'enpre halle en el mejor
acogymiento que en ninguno de los de Flandes; y después de hablar a el y a
sus compañeros juntamente, apartóse comigo y metimonos en razones, v en
lo prymero me dixo porque no fue regebido Andrea de Burgo en Castylla,

que sy el fuera alia oydo, las cosas estuvieran en mejor punto que agora es-
tan, porquel levava larga comisyon para todas las cosas. Yo le respondi: Yo —
no lo se gierto; mas fyguraseme que pues vna ves le avian mandado salir des-
paña, que no deviera de tornar a ella syn hazer saber que yva, y syn tener li-
gengia para que fuese; y de no ser recebido nos maravilles, ¡mrque por lo que
le mandaron salir estava muy sabido, y con lo que yva no ló sabia nadie; asy

quel error desto esta en vuestra parte y no en la nuestra. ]\Ias dezydme, que
diferengias ay entre el Rey de los Romanos y el Rey, mi señor, para que se
aya de pensar que por sus diferengias se a de hundir el mundo, que yo no las
— 502 —
puedo alcangar a saber, y creo que no ay ningunas, ni causa para avellas, pues
que cada vno dellos tiene lo que le pertenege; el Rey de Romanos la gover-
nagion del estado del Pringipe de aquello que le pertenege de parte de su ]ia-

dre, y el Rey, mi señor, la governagion de Castylla que le pertenege al Prin-


gipe de parte de su madre, y sy cada vno se tiene para contentar con la ra-
zón, no tienen por que debatir^ FJ Rey, mi señor, no creo que demanda la go-
vernagion de Flandes, y sy el Rey de Romanos demanda la de Castvlla, harto
poco sabrán los que lo supieren syno jusgaren que demanda syn razón; y sy
el cree que en Castilla le regebyryan, esta engañado. Respondióme; —Las dife-
rengias que entre el Rey de Romanos y el rey despaña ay no
ponen syno las

malos castellanos y malos onbres que no an gana de la concordya; que don


Juan Manuel lo escrivio desde Castylla luego quel rey don Felipe muryo, que
sy lenbiase dos mil alemanes, quel le darya ¡lagifyca a Castylla; y vn clerygo
que de vyno al Rey de Romanosesto mismo le ])idio, y davanle muchas
alia se

razones para ello; mas los que algo sabíamos de Castylla se lo contradixymos,
dizyendo al Rey de Romanos que no creyese tal vanidad: (creo que el clerygo
que dize es el maestro Mota); que dos mil onbres para Castilla era cosa de
rey.r pensallo, quanto mas dezyllo; mas la causa quel Rey de Romanos tiene

para no estar bien con el Rey, vuestro señor, no es syno ver quanto asydo
esta con Frangia, y que a dado ayuda a venegianos contra el, v ya sabes cpianto
enemigo es el Rey de Romanos de frangeses y de venegianos, y syendo ene-

migo destos, no puede ser amigo de sus amigos. Dixele: -Vos sabes quien hyzo
amigo al Rey, mi señor, de frangeses, y tanbien sabes vos sy lo era su alteza

de coragon. Dixome: Por gierto que a mi me dixo hartas cosas dellos. Y digo:
pues esto sabes, porque le culpays que sea amigo de quien quiere ser su ami-
go, pues los que de razón avian de ser sus amigos se le mostraron enemigos.-

Dixome: Todo eso e dicho yo al Rey de Romanos, que el Rey, vuestro se-
ñor, constreñido de negesydad de su hyjo el rey don Felipe, avia tomado la
amistad de los frangeses. Y de aqui saltamos a otra materya, y dixele:— ¿Oue
negesydad aves tenido o tenes para que tanta pryesa os days en casar al Prin-
gipe, y syn consentimiento del Rey y de la Reyna, mis señores, y syn saby-

durya de sus reynos? Dixo: -La necesydad que a vosotros os hyzo ser frange-
ses nos haze a nosotros ser yngleses. El rey de Frangia ganava cada dia tanto
sobre nosotros, que S)' no buscáramos fauorde algún otro Pryngipc, vn dia nos
echara la tierra toda engima, porque de vuestra gente de corte, digo, de los
cavalleros, los mas tenia ganados, y los pueblos poco a poco los ganava, y te-
niamos guerra de Gueldres a las espaldas de (Castylla; no esperavamos so-
la

corro; eldalemaña es a nuestras despensas, y no lo podemos sofryr; por esto



nos convyno meternos por estas puertas. Dixele: Bien que al comiengo eso
sea verdad; mas agora que la negesydad no estava tan manifyesta, ¿que os haze
apresurar este negogio, como sean pasados dies meses que lo comengastes, y
en este tienpo no aves mejorado nada con el ayuda dinglaterra.' y sy alguna
mejorya tenes, bien creo que conoges que no os viene syno de parte del Rey,

— 503 —
mi señor, tjiio ha/c tener la ryenda a los (¡iie se mueven contra vosotros. Di-
xonie: — Va esto estava tan adelante, que syn (¡uedar muy mal con estos, no
se podía dexar de hazer. Y otras muchas cosas jiasainos.

.V los xxu. de dizyenbre se partieron de aipii los dichos enbaxadores para


yrse a Flandes, porque a los dies y ocho se hyzo el desposoryo, y yo fuyles
a ver antes que se partiesen, y mose de X'^ergas me dixo: —
Ya avenios hecho
nuestro caso, y en Canhray an hecho vn apuntamiento de otros. Xo tengo los
artículos della, syno que madama Margaryta mescribe que esta bien para to-
dos. Este Rey tiene los artículos; mas no nos dize syno lo que quiere; mas yo
bien creo que sy del todo las diferencias del Rey de Romanos y del Rey,
vuestro señor, no fueren concordadas, que (juedaran en dispusy(;ion de con-
cordarse, pues que sobre la governaijion de las tierras no an de debatyr, pues

cada vno tiene que le pertenege; y escrevid al Rey, vuestro señor, de mí


lo

parte, que yo syenpre le fuy buen seruidor, y agora no le fuy malo, y sj'enpre
le seruire a todo mi leal poder, porque creo que su yntingion es tal qual los

seruidores del Príngipe, su nieto, deseamos; y que mientras yo estuviere gerca


delRey de Romanos y de madama Margarita, nunca serán creydos los que an
gana de poner discordia entre ellos, que ay hartos que piensan ganar de co-
mer por este ofygio. I )ixele: — Comigo bien podes hablar claramente, pues co-
noges de mi y aves syenpre conogido que syenpre desse la concordia destas
casas. —
jQue aves hecho con este? Dixome: -Avernos hecho nuestro casamiento
syn mas condigyones de las questavan hechas en el tratado de Cales, y llana-
mente, syn pensamiento de mas, y esto basta. Xo le cjuise mas apretar, ni he
podido saber nueva ninguna de la particularydad del negogio, mas que este a
prestado al Rey de Romanos gincuenta mil coronas; anle dado la flor de lis

en prendas, ques vna joya syngular que era del duque de Charles, y obliga-
gion de las tierras de Flandes que sera pagado en quatro años. .Andrea de
Burgo queda aquí; del sabré algo.
Este sobredicho día me dixo vno que avya ydo en la cámara del Rey, que
el Rey tenia nueva señora reyna de Castylla era fallegida, y quel Rey
que la

lo tenia por cartas,


y que era hecha liga entre el Rey de Romanos y el rey de
Francya y el Papa y el rey dinglaterra contra venegyanos, y que V. al. que-
dava de fuera: y esto me dezya en gran secreto, porque lo avia oído en la cá-
mara del Rey.
De Londres a xxiu. de dizienbre de ^oS años.

Oy primero día de pasqua de Xatividad nos hallamos en una ylesva An-


la

drea de Riu-go y yo y hablamos de muchas cosas, entre las quales me dixo:


\ o (]uerrya mostrar por espyrengia y por obra el deseo que tengo de seruir
al rey despaña, que le tengo por señor,
y porque es razón de dezyros algunas
cosas, avnque no tan claro como yo querrya, os digo que sy yo fuera rege-
bido en Castilla, que las cosas se hyzyeran a voluntad y onrra de su magestad;

— 504 —
y avii agora no se a perdido tien|>(i, poniue sy a su mngestad le plugiiyerc de
mi yda, c[ue no estoy esperando aqui otra cosa syno aver su consentimiento
y ligengya para yr, yos gertyfyco que su alteza conogera que yo le soy buen
seruidor, y que todas las cosas se harán a su voluntad y glorya; y sy su alteza
supyese las cavtelas con que el que an gana des-
Rey, mi señor, anda con los

torvar la concordya entre sus magestades, no rehusarya mi yda a Caslylla,


¡jürquel Obispo de Gurga, que es el todo, y el Rey solamente an gana de esta
concordya, y todos los otros la desvian, egepto madama Margaryta que lo de-
sea sobre todas las cosas; y porque no puedan alcangar a saber mi \(la los
que an gana destorvalla, porque no se haga tan buena obra, el Rey, mi señor,
me mando estar aqui, porque venido el consentimiento de la catolyca mages-
tad, syn tlylagyon yo me parta antes que por los que esto quieren estorvar sea
sabida mi yda; y escrevid a su alteza que sy tiene aquel santo proposyto <|ue
yo syenpre en su alteza conosgy, que no rehuse de me recebir, porque no
tengo otra prenda que poner syno mi cabega, para que sy no se hyzyeren to-
das las cosas a su glorya y voluntad, me la corte. Mose de Bergas me dixo:
Muy gran bien fuera para el bien destas casas que el Rey ouiera regebido a
Andrea de Burgo, y que agora le regibiese, porque yos prometo quel lieva

poder para hazer grandes cosas y todas a onor del Rey, vuestro señor. Escry-
volo a vuestra magestad porque sepa todas las cosas y elija las que mas fue-
ren su seruigio.
De aqui no a)' mas que escrevir de lo que tengo escrito, syno que a veynte
dias que no e visto a la Pringesa, ni tengo esperanga de verla tan ayna.
De Londres prymero dia del año de nix.

El poco secreto que ay en la cámara y casa de la Pringesa a traydo harto


ynconvj'niente a los negogios, porque oy e sabydo de buen orygynal (l) las
cosas que abaxo diré; y entrellas me lo que yo pensaua que nunca se
dixeron
])udiera saber, y es lo que \'. al. mescrivio, que después de byen justyfycado
el negogio por parte de \'^. al., que sy el rey dinglaterra no quisyese concluyr
el casamiento de la Pryngesa, que yo la demandase y que la pusyese en vna
nao y la levase a Castylla; ny mas ny menos, lo a sabido el rey dinglaterra, y
(lis cpie a dicho maravyllas sobrello. Yo no lo dixe syno a la Pryngesa sola-
mente, y su alteza dixolo a vn y el maestresala de la Pringesa me
lo (|ue algunas cosas que V. al. me a escrito que yo e dicho a la

Pryngesa sola en secreto, las a savydo el Rey. De donde las supo, banunlase;
mas no se sabe de gierta sabidurya; y oy bispera de los Reyes supe esto de
buen orygynal; y lo que agora se trata es quel rey dinglaterra trata con el
Rey de Romanos de aver al pringipe de Castylla en sus manos, y para quel
Pringipe sea muy bien tratado, que le den a madama Margaryta i)or muger,

í 1^ Desde íiqui h;i>t;i l.is píil^iljiíis: v oy hispirá de los Rtyes <•/<:., eslá tachado.
— ?05 —
con segurydad que le serán ciertDS los dotes que ella ,tyene en Castylla y en
Saboya, y que el dará al Rey de los Romanos tanta suma de dinero para quel
pueda enprender la yda despaña, y quel por estotra parte ayudara para ello; y
que para segurydad de lo que dará y de lo que dé demás de la ]5orsona del
Prin^ype, c|ue lentreguen la vylla de Santomer, ques vna de las mas tuertes

villas de frontera de Frangía y seys leguas de Cales, y que el


I-'landes, cpies

Principe, su hyjo, case con madama Leonor; y que en todo esto muestra muy
gran gana de destruyr a V. al. Esto me fue dicho en confysyon , que solo a

V. al. lo pudiese escrevir. El autor es tal persona a quien se puede dar fe. Este
que esto me díxo me CDnjuro t[uesto fuese tan secreto, que no lo supyese syno
V. al., porque le va la vida en ello, porque por la menor palabra que se supiese,
savria el rey dinglaterra de ilo salia.
V dixome mas, (|uel Rey dinglaterra mostrava esta enemiga con \'. al., por-
que le avia prometido vna promesa, la qual no le cunplya, y que por esto no
casarya su liyio con hija de \'. al., sy V. al. no le cunplyese la promesa. Vo le

pregunte sy sabia que promesa fuese. El dixo que no, syno questo sabia, y cpie
con lo de vuestra hija darya guerra a V. al. Creo que sea esto lo del casa-
miento de la Reyna, porque dize que V. al. se lo prometió, y que la Pringesa
se lo certifyco, y le dixo muchas vezes que lo tuviese por hecho, quella por
hecho lo tenia.

Fueme dicho juntamente con esto: ¿Porque no saca el Rey, vuestro señor,
a don Juan Manuel de las manos del Rey de R imanos y de F"landes.' porqués
cruel enemigo, no solamente de vuestro Rey. mas de todas las casas, y esto mi
por el, syno por su partycular ynterese y porque de su condición es bully-
gioso. Dixele: —
¿Como el Rey, mi señor, lo podra sacar de ay, sy se muestra
su deseruidorr Dixome: —
Yo se quel esta desesperado, y que muere de hanbre,
V sy el Rey, vuestro señor, le perdonase y le diese de comer, quel yrya y le
seruyrya de grado; y sy se muestra agora deseruidor, no es syno por no per-
der lo de acá. pues tiene perdido lo de alia. Dixele: Mas daño podrya hazer —
estando en Castilla y so color de seruidor. que puede hazer agora estando de-
clarado por deseruidor y en Alemania. Dixo: —
Xo, mas es el daño que acá haze
quel que alia podrya hazer; y yo se bien que alia que no lo osarya hazer, y
dándole de comer, que no lo harya; y de mi pareger, por todas las vías que se
pudyese devrya el Rey, vuestro señor, de trabajar de lo quitar de ally, y fa-
gilmente le darya el Rey de Romanos cargo para con que fuese alia. Este que
me dixo esto es vn cavallero que se muestra muy seruidor a Y. al., porque el
y vn erniano suyo dize que an regebido de V. al. mergedes, y conogelo este
en que muestra.
lo

Después desto, el dia de ios Reyes me dieron esta carta de vn Antonio del
Valle, que biue en Enveres, en que dize algo desto.
Agora de nuevo se syente un rumor, el qual avnque no es nuevo, algunos
dias a estado callado, y es quel Rey dinglaterra dize que V. al. le es obligado
a le pagar cien mil escudos que quedaron por pagar del prymer casamiento de

t!4
— 5o6 —
la Princesa, y que no obstante questolro matrymonio no consyga efecto, que
la deuda se le a de pagar, porque ya aquella dote era ganada, pues el prymer
matrymonio consyguyo efecto; y agora se sabe la causa de lo que yo escrivy a
\'. al. en dias pasados, que me avyan dicho que no ternia tan libre la salida

deste reyno como pensava, sy el matrimonio no se hyzyese; y pues ya se co-


noge de donde progede la enfermedad, vea V. al. el remedio que se puede po-
ner (l), y que aquel dia que la Pringesa le pidiere y el casamiento de su alteza
se descongertase, quel Rey dinglaterra ha de querer ser pagado del primer do-
te, y que a de poner la mano en este dinero, y no es de dudar, según lo que
arriva tengo escrito, que me dixeron que con el dote de la Pringesa haryan la

guerra a V. al., syn que a el le costase nada. Y diré que me parege: sy por
lo

aventura a V. al. no lesta bien de congeder al Rey dinglaterra lo que demanda,


esta gierto que no se ha de hazer el casamiento; y respondiendo el determina-
damente que no lo quiere hazer, \'. al. a de mandar que se pyda la Pringesa, \
sugedera de pedilla no congedella ni negalla; mas dirá que quiere ser pagado
del primer dote, y en esto no avra duda, y luego porna la mano tomar este di-
nero que acá esta, y como quiera quel dinero este lo mas fuera, y avnque es-
tuvyese todo, a de asyr de mi y de Frangisco de Grymaldo y no soltarnos
hasta aver el y porquesto a mi
dinero, poca perdida serva esta para V. al.;

toca, no dexe V. al. de hazer lo que fuere su seruigio; mas sy ay camino para
asegurar lo vno y lo otro, \^. al. lo pyense, y en todo prouea para que syn di-
lagion se haga lo que V. al. mandare. Y pues esta claro todo, V. al. escriva
dystyntamente: sy esto fuere, hazed esto, y sy estotro fuere, hazed estotro,
porque no se enpache tienpo en enbiar y esperar correos.
Para sy tal caso nagiere, lo que Dios no quiera, quel casamiento se descon-
gierte, porque! Rey dinglaterra a de querer ser pagado del primer dote, como
dicho tengo, porque en pydiendole que de a la Pringesa a de asyr de Frangis-
co Grymaldo para tomar el dinero, y por aventura de mi, Y. al. prouea a lo
vno y a lo otro, porque yo en la primera señal que conosca quemare las ge-

dulas de canbyo, porque no aya con que demandalle. El dinero se saca poco a
poco de aquí; no se sy aprouechara.
Luego que vyno mi mensagero screvy a la Pringesa hazyendole saber que
avya regebido cartas de X'. al. y que no avya en ellas cosa que se pudiese de-
zyr al Rey dinglaterra; que yo deseava ver a su alteza, porque avya muchos
dias que no la avya visto: que asy por esto, como para darle relagion de lo que
V. al. que su alteza mandase que demandasen al Rey
escrivia, le suplicava
ligengia para que yo pudiese yrle a besar las manos, porque según el Rey es-
lava comigo, porque no quise estar a los desposoryos de su hyja, que bien pen-
saua que avnque yo pydiese la ligengia, que no me la daryan. A su alteza le pa-
regio, o a los de su consejo, que su alteza no se devia poner en ello, syno que yo
procurase la ligengia. \'o hvzelo como su alteza lo mando, y escrevi vna carta

'i) Desdi- aquí hnsta el fin del párrafo. lacha<ln <-n el autógr.ifo
-

— 507 —
al Priiiasello que le (kv\a i|ui' me avva venick) \ ii niensagero <le lui casa, )• tan-
bien venia de la corte de V. al., y que no me avya traydo cartas que tocasen
a ncgogios, porque avya mucho que era partido desimana, syno vna tan sola-
mente del secretarvo de \'. al., en ipie me dezya que después de la l'yesta de
Xabidad \'. al. responderya a lo que se le avia escrito y que, porque avya mu-
chos dias que yo no avya visto a la Princesa, que suplicava al Rey dinglatf
rra me diese ligengia para yrle a besar las manos. Lo c[ue me respondió de pa-
labra es esto, que no mescrivyo: Dizykle al enbasador que yo mostré su carta
al Rey, mi señor, y su alteza da t.d respuesta y dize quel a sabido como el en-
baxadoi-'a hecho gierta ynlormagyon al Rey de Aragón, la c|ual no es buena,
que por eso esta determinado de no hablalle tanto que no aya negogios del
Rev de Aragiin para con el. Por esto no (.[uiere tpie le vea. ni quiere ([ue vea
a la Pringesa, porque no tiene dada segiirydad ni fyangas para aver de hablar

a la Pringesa, y que quando tuviere negogios del Rey de Aragón, quel le dará
audiengia.

OTRA CARTA
f>iira s/i iiltesay fecha ¿n L>n<li\s a s.k de inarQ) de »ix. aíios. Leuola el Ga-
llego.

Después (-[ue escrevy a \'. al. por la vya tle .Martin Sanches de (^amudio,
son venydos aqui enbaxadores del Rey de Romanos y de madama Margaryta,
los quales vynyeron a seys dias del mes de margo, y estuvyeron ocho dias y

luego fueron despedidos syn ver Rey, porque esta malo de la enfermedad de
al

antaño v no se dexa ver. Regybyo el Pringipe los enbaxadores. E entendido de


la venyda destos que an movydo casamiento para el Princype de Gales con hyja

del duque .Alberto de Bauyera y hyja de ermana del Rey de Romanos, y segu-
rándole que sy haze este casamiento, qiie todavya casara con el madama Marga-

ryta, y que le darán todas las segurydades que querrá para que el casamiento
hecho del Princype de Castylla y de su hyja sera fyrme. No lo e sabido esto de
tal orygynal que yo lo tenga por gierto; mas como las cosas desta corte todas

yncontynente que se platycan salgan afuera, puede ser quel que me lo dixo
lo aya oydo en buen lugar. Asymesmo soy avisado que dan mucha pryesa los

Grandes del reyno al Rey para que case su hyjo, mayormente después que lo
an vysto enfermo, y no lo dizen mas con vna <|ue con otra, saluo dezyrle que
se determine en lo que quiere, o le estara mejor, y <|ue case al Pringipe, por-
que ya el Pringipe esta muy onbre y el reyno esta a peligro con vn solo erede-
ro. Dizenme a tomado termino de dos meses para determynarse, y están todos
— 5o8 —
muy niaravyllados como larda \'. al. tanto en responder, o como tarda tanto

en venir el que V. al. a denbiar, ¡jorquo Rey 'que pres-


Juan Astil a escrito al

to verna aqui vn perlado, y avn certifycadamente que sera don Pedro de Aya-

la, obispo de Canarya; y porque \\ al. sea avysado de todas las cosas, acorde

denbiar este mensagero, porque me parege que para lo vno o para lo otro se-
rya bien que V. al. determinase lo que quiere en este negogio, porque estos
no dexan de pedrycar al pueblo, y por todas las partes que pueden, que por
no cunplir V. al. con el Rey dinglaterra se dexa de concluyr este casamiento;

y avnque de nuestra parte oviese mil pedrycadores, no los harán creer otra
cosa, lo que ya tienen congebido.
syno
Yo no e vysto al Rey dinglaterra desde que se desposo su hyja, porque
muestra tener gran enojo de mi, y no dize ques la causa por que yo no quise
estar presente al desposoryo de su hyja, sino que e hecho relagiones synies-
trasa V. al. por donde V. al. no a congedido lo que el pyde, según lo que
escrevy a vuestra magestad quel Priuasello me lo avya enbiado a dezyr, y que
por aquello no querya verme syno tenia negogios sobre que hablar; y tanjioco
e vysto desde enlonges a la Pringesa, porque a los que consejan a su alteza les
parege que no es bien que su alteza me vea, pues el Rey dinglaterra no esta
bien comigo, y que cree ques bien lo que aque-
su alteza les da tanto credyto,
llos le dizen; y no solamente se fynge estar su alteza mal comigo, mas mues-

tra estarlo de verdad, \- esto le an aconsejado porque temen que yendo yo a

ver a la Pringesa, no podre estar syn dezille algo de lo que no me parege bien
de aquellos questo le consejan; y con este temor, no solamente con la Pringesa
an acabado que este mal comigo y que lo muestre, mas an grangeado por to-
das las partes que an podido para quitarme que no pueda comunicar a su al-
teza, y pasan en su casa muchas cosas que tienen negesydad de enmienda; mas

su alteza esta tan obediente a vn frayle i|ue tiene por confesor, que le haze ha-
zer hartas cosas que sy no se hyzyesen, no se perderya nada, y vltimamente
le hyzo hazer vna cosa que la syntio el Rey mucho, y fue questava en vna

casa sola questa en vn parque, y de ally quísose venir el Re)- a Rixamonte, y


mandola dezyr a la Pringesa que otrodia su alteza y madama Marya, su yja, se
fuesen a Rixamonte, porque el se yrya o delante dellas o después. La Princesa
obedegio mandamiento, y estando otro dia para partir, y que madama Ma-
el

rya la esperava conla conpañia que eslava diputada para yr con ellas, vyno el

frayle y dixo a la Pringesa: —


Xo vays oy en ninguna manera. Es verdad t|ue la
Pringesa aquella noche avya tenido vn gomito. Dixo la Pringesa: -Buena esto; —
no me quiero quedar sola. Dixole: Yos digo, so |)ena de pecado mortal, que no
vays oy. La Pringesa porfyava que eslava buena y que no querya <|ucdarse ally
sola. El frayle porfyo tanto, que la Pringesa, por no descontentalle, determino

de se quedar, y pasaron mas de dos oras que madama Marya la eslava espe-
rando, enbio a dezyr a madama Marya que se fuese, que no se syntia buena. De
que los yngleses vieron esto, y avyan visto a la Pringesa en la misa y en la me-
sa, cavalgaron con madama Marya y fueronse, y quedóse la Pringesa sola con
— 509 —
sus iilugeres con solu su niaeslrcsala y con el camarero que \ iio a caso, que
\' _\

no estava ally, y de ally a Rixamonte no avya syno vna legua. El recabdo que
quedo a la Pringesa esa noche no es menester dedillo, porque como cosa na-
cida syn pensalla, no se proueyo, ni ellos so dieron mucha pena para prouello.
Fynalmente. que otro dia el Rey no hy/o mas proueinüento para enbiar por la

Princ^esa, que sy ella tuviera conpañia la que le conventa: y dizenme quel Rey

se enojo mucho de su quedada; y otro dia la Pringesa con tres mugeres ca-
valgando y el maestresala y el camarero y el frayle, syn otra biua cryatura, se

vinieron a Rixamonte, y avia vna. puerta secreta por el parque por do podyan
entrar, y gerraron la puerta y hyzyeronla venir por la puerta publica. V des-
tas cosas le haze ha/er aqueste frayle y otras de peor calidad mil. El Rey a mas
de veynte días que no a visto a la Priní^fsa, ni nunca a enbiado desde aquella
quedada a saber como esta, avncjue a me ayude, que
estado mala; y asy Dios
agora que e conogido bien las cosas de casa de yo quito mucha y la Pringesa,
mucha parte de la culpa que hasta aqui dava al Rey dinglaterra, y no me ma-
ravillo de lo que a hecho, syno de lo que no haze, mayormente syendo de
condigion que quiere que en su casa y en su reyno syn contradigion se haga
lo quel ordena, y sul'ryr el Rey las cosas deste frayle que tan mal le paregen,

que conogen no tienen por buena


y que tanto le tiene sobre los ojos, los lo lo

señal. Y porque e escrito con vn criado de la Pringesa que se llama Juan de


.\scueytye, el qual fue despachado a escuso de mi, no quiero estenderme mas
en esta materya, porque V. al. sabrá de aquel la verdad de todas las cosas, sy
saberlas quisyere, porquel es y de la Pringesa, y como
leal seruid(jr de V. al.

onbre que le paregian mal muchas cosas, no pudiendo sufryrlas, a dicho algo
deste frayle, por donde no le a venido muy gran bien; mas V. al. sepa que es
tanto menester remediar esto deslr frayle y quitalle de aqui como a persona
pestífera,que asy es lo gierto.
Kl camarero Juan de Cuero, como inien seruidor, no puede estar que no
diga la verdad, la qual no se quiere oyr. Esta la Princesa con el como sy le
oviese hecho la mayor traygion del mundo, y todo porque va a la mano que
no vendan cada dia vna piega de plata para conplir las locuras del Irayle. Su-
plica a \'. al. le haga merged de vna gedula para quien A', al. mandare que le
tome la cuenta del cargo que a tenido, porquesta muy viejo y no querrya que
le tomase muerte syn averie quitado del cargo questa sobrel. V. al. lo deve
la

hazer, y ponerse a freno al vender, que en quinze dias an vendido de oro en


dozyentos ducados, y dellos no a hecho la Pringesa cosa que kiza, ni se sabe
en que se gasta syno en libros y gastos del frayle.
Temiendo que sy este Rey syntiese que V. al. mandaua que se demandase
la Pringesa syno quisyese hazer el casamiento, como lo a sentydo y sabydo,
por el poco secreto que ay en la cámara de la Pringesa, yo dixe a Francisco de
Grymaldo que poco a poco sacase el mas dinero que pudiese, y asy lo a hecho,
que byen ay fuera de Inglaterra mas de .xxxi® coronas, y todo estotro se sa-
cara poco a poco y se porna en lugar que, sy menester fuere para hazer el
— 5IO —
pago al Rey, pueda holucr a<|Li¡ syii y ncnm ynieiile ninguno, listo e hecho por
asegurar mi coragon que, segim lo i[ue acá senlya y syento, me parec'ya que se

devya asy hazer. Sy otra cosa \ al. mandare, mándeme avysar con correo bo-
.

lante, poripie yo no yerre. Mi deseo no errara: desto estoy gierto.

De Londres a xx de margo de 509. (II

OTRA CARTA
del mismo a Su a/Uza. (Sin ftrha).

Lunes a dies y nueve dias del mes de margo regehy vna carta de V. al. en

y otra en claro, abierta, y por entramas \'. al. manda que regiba el di-
gifra,

nero que Frangysco de Grymaldo tiene acá para pagar el dote de la Pringesa,
y regebido, luego de dello a Lorengo Lecauala e a Bautista e Bartolomé Lome-
lynes, quarenta mil ducados, &, e questo sea secreto, &. Asymismo me dieron
vna carta ¡lara el dicho Francisco de Grymaldo de \'. al. en cjue le manda tjue

me acuda con todo el dicho dinero.


Ouanto al secreto, \'^.
al. sabrá que dos dias antes que estas cartas llegasen,
estava ya dinulgado por toda Londres que estos dineros se avian de dar, y
c|ue sedavan a canbio, porque estos que avyau de regebir i'l dinero tuvyeron
avyso por cartas de Genova antes que las de V. al. llegasen, y como entrestos
mercaderes aya sus enbydias y omezyllos, luego lo publicaron, y asy en esto
no se a potlido obseruar el secreto (_|ue \^. al. manda, porque estando ya pu-
blyco, sy ([uisyeramos gLiardar secreto, fuera poner sospecha en el negogio, y
aqui no se haze cosa de pequeña calydad ni de grande quel re\- dinglateri-a

no lo sepa; v sy ]>aregiera (jue yo querva hazer esto secretamente, no pudién-


dolo hazer, fuera añadir sospechas c|ue tienen; asy que yo e dicho a esto (|up
V. ai. c[uiere que ponga en poder destos mercaderes y mió, y
este dinero se
(pie I'rangisco de (jrymaldo se vaya, y con esto se an quit.ido algunas sospe-

chas, porque todos sabían <pic Frangisco de Grymaldo me avya re(|uerydii


<|ue regibiese el dinero,que se C[ucrya yr.
Ouanto al iiazer a estos el pagamiento de los xi.í) ducatlos, yo les di\e (|ue

luego que fuese cobrado el dinero, \- avn vendólo cobrando, se le darya. y cpie

(i) Esta carta se publicó eu el (.'a/eiuiíi/ . .Siii)lcm. p." ^3-29, tomáiulohi lUI (lescilVa<i<i

(leAlmazán que se guarda en Simancas. La que publico, por ser aut(V,'rafa <lcl einbaja<l<)r.
ofrece naturalmente mejor texto: por ejemplo, este pasaje: de allí d Rixamoiite no liah'a
_)'

una legua, etc., es en el Calendar: y de allí anchamente no lia/iía nn.i le^ni; error que se repite
luego, y .isi otra? equivocaciones que podrá ver el que se tomare el trabajo de cotejar
los dos textos.
— 511 —
yo cunplyrya lo que \'. al. niandaua; mas como yo e escrito a \'. al. de las
sospechas que tenia y temor, y porque V. al. mescrivyo queste dinero eslava
a ryesgo de Agvstin Italyan y de su conpañia hasta tanto que ellos lo vuiesen
de pagar, para pagarlo al rey dinglalerra, yo dixe a IVan^isco de Grymaldo
que me paregia que como de dinero suyo devya disponer, y que serya bien
que sacase de aqui lo mas que pudiese y lo pusycse en Brujas o en otra parte,

con tal que pudiese seruir presto para


el tienpo que se ovyese de hazer el pa-

gamiento, y hecho asy, que ya tengo escrito a V. al. quel a sacado gerca
el alo
de treynta mil ducados, y algunos dellos con perdida, y otros ni ci>n perdida
ni con ganangia, avnque en el retorno alguna sesperase.

Asymismo las leyes deste rej'no son tan estrechas, mayormente para los
estrangeros, que el que mete aqui hazyenda, de hazer cuenta que, sy se la
a
quieren tomar con justicia, según sus leyes, que la a perdido; y el dinero que
vna ves aqui entra, por ninguna manera puede salir syno por canbio. Av otra

ley, que ningún estrangero puede dar a estrangero moneda de oro, ni a canbio,
ni por mercaderya, so pena que sy la diere, que la aya perdido con el dostanto.

y avn a de asegurar de conprar otro tanto de mercadería quanto da a canbio.


Y por las sospechas que digo y temores que e tenido, Francisco de Grj'-
maldo tenia el dinero derramado, y dello tenia en ducados, y dellos en vergas
de oro que truxo para labrarlo acá moneda: y luego que yo le requery con la
carta de \'. al., dixo que le plazya de la conplyr, dándole tienpo para recoger
el dinero, y que sy aquel Lorengo Lecauela querya regebir luego parte dello,

que le darj-a dies y ocho mil ducados que tenia en Brujas y en León, y que
le darya aqui luego dies mil ducados en moneda desterlines,
y que dentro de
quinze dias le harya entero el pagamiento de lo que restava para xlQ duca-
dos: y que para segurydad de aquello, que le darya gedulas de canbio acepta-
das de mercaderes gynoveses que le pagaryan dentro de ios quinze dias, por-
que de otra manera era j'nposyble poder sacar el dinero syn mucha perdida
suya, por tenello tan derramado; y avnque alguno pornia en aventura, sy qui-
syese apretar los deudores, el dicho Lorengo rehusava todos estos partydos, v
bien que tomava los dies mil ducados aqui luego en moneda y los dies y ocho
mil en Brujas y León, porque lestava a el bien; mas no queria regebyr las ge-
dulas de canbio, syno que pusyese los ducados que tenia en oro y las vergas
de oro en la casa de la moneda, y quel tesorero de la casa le saliese a pagar,
o que le diese lo que tenia en ducados, y lo otro que lo hyzvese labrar mo-
neda, y quel tesorero de la casa le saliese a pagar. Frangisco de Grymaldo le
respondió que aquello no lo podia hazer, porque sy el le diese los ducados,
que luego serya condenado en ellos } en dos tantos, y que no se querya po-
ner a peligro con el Rey, pues el no podia sacar daqui estos ducados, ni mo-
neda, syno por gedulas de canbio; y que poner el otro oro en la casa de la
moneda, que le harya perder el tergio, sy viesen que con negesydad yva :\

vendello, porque aqui para los forasteros no ay ley, que sy no quieren tomar
los ducados o el oro por lo que valen, no apremian a ningún natural que lo
- 512 —
tome; y lo que responden es: A este no lesta bien tomallo por lo que vale; sy
se lo quieres dar por lo quel quiere, sy no, tente tu mercaderya. Asy 'que como
todos estos gynoveses no se tengan buena voluntad los vnos a los otros, estos
que an de regebir este dinero trabajan sy pudieren quel crédito de Agvstin
V de su conpañia se amengüe. Yo traiiajo todo lo que puedo para concertallos
V porque se cunpla lo que Y. al. manda syn escándalo y daño del crédito y
hazyenda destotros, y el Frangisco de Grymaldo haze mas de lo que puede
por seruir a \'^. al., y por no dar lugar a la nialigia destos que le quieren des-
truyr. Por ventura escreviran a V. al. alguna cosa que a esto toque; todo lo que
no congertare con esto que yo escrivo, no es verdad, porque esto pasa asy. Y
p sentido destos que an de regebir este dinero, que mas querryan que el nego-
gio viniese a estado que ellos pudiesen protestar, que no que se cunpliese con
ellos,y esto claramente lo an mostra(l<i asymismo por las gedulas de canbio
que yo truxe. Para este dinero no son obligados a dar Agustín y su conpañia
syno a Liu dineros por cada ducado de moneda desterlines, y estos anme de-
mandado que yo les de ducados de oro en oro como dize la gedula, o que es-
criva a \'. al. ducados a quatro sueldos y medio, tiue son
que aqui valen los

uiii y todos los que yo e gastado nunca e podido


dineros, lo qual no valen,
metellos syno a un dineros, y en esto avemos litigado, ellos diyzyendo que
tengo de dar ducados de oro en oro; yo que no tengo de dar otra numeda
syno la que Frangisco de Grymaldo me dará, y con atjuella an de ser conten-
tos, que sy mas o menos vale el ducado, que lo lytyguen allíi, porqueste no

es obligado a mas, y yo nn tengo de que pagar syno desta moneda, y que no


tengo mandamiento de conprar ducados para dallos. Por venger todas las

cautelas y maligias, Frangisco de Grymaldo, como buen seruidor de V. al.,

avnque a perdido mas de quinientos ducados en las partidas que con este Lo-
rengo Lecauela a hecho, alo ávido por bien, por cunplir lo que V. al. manda;
y porque esto se hyzvese lo mas syn
escándalo que ser pudiese, estos xlS)
ducados son cunplidos a luí. dineros de desterlynes, y para darme los
moneda
otros el se dará toda la pryesa que pudiere, y no podra ser tan breue que no
pase mas de mes y medio; mas ni por esto V. al. dexe de hazer lo que al ne-
gocio pringipal conviene, que en tanto que viene de venir y se ne-
el que a

gogia lo que se a de negogiar, sera todo cobrado y puesto en saino. Luego


despachare con las cartas de pago destos xl® ducados mensagero.
El Rey dinglaterra esta muy malo
y vase consumiendo, y esta tan flaco,
que ya no puede andar, y quando habla esta vna ora de palabra a palabra. .A
comengado a hazer descargos, mayormente a hecho soltar las oblygagiones
que muchos mercaderes le tenian hechas de sacar cada vno gierta suma de
mercaderyas cadaño en giertos años por cierta suma quel los prestava, que avia
cadaño dinterese mas de sesenta mil ducados. A perdonado asymismo sesenta
mil onbres que tenia condenados a perdigion de bienes por aver ydo contra
las leyes del reyno en el trato de sus mercaderyas, de que esperava sacar vna

nuiy gran suma de dinero. .Asymismn a soltarlo y suelta lodos los presos qucs-
— 513 —
tan por deudas de sesenta ducados abaxo; a soltado muchos y haze otros mu-
chos bienes. Mucho se duda de su salud; por tanto, me parege que V. al. de-
vrya echar el que a de venir, o enbiar a mandar
que se a de hazer, (¡ue H\'n
lo

duda, al dicho de todos, el Rey esta pelygroso, y este reyno no syn peligro, y
no puedo dexar de dezyr esta palabra: cueste a \^. al. lo que le pudiere cos-
tar, y quede la Pringesa casada en Inglaterra.

l.a casa de la Pryngesa esta jicrdida y su autorxdad a cavsa de vn frayle

que hecho despedir los yngleses quel Rey le dio por ser-
at[ui tiene t|ue le a

uidores y otros castellanos que la seruian, porque no adoravan al frayle, y ale


hecho tomar vn pellygeruelo que era del dotor de Puebla, y vn negro del
maestresala Alonso desquivel y otro que andaba a pedir por Dios, y estos sir-
uen el manjar a la Princesa, «¡ues la mayor vergüenza del mundo; v de totlas
estas cosas me dizen que le plaze al Rey y a los de su consejo, porcjue se vea
que las cosas de la Pringesa ni de su casa no son a su cargo ni culpa, pues a
dicho lo quel querya que en su casa se hyzyese, y no lo a querydo hazer.
Sy
V. al. me dixere: pues vos estays ay, ¿porque no entendes en
que se haga do-
tra manera.' digo a V. al. que sy este frayle quisyere pedricar ley nueva a la

Pringesa, que se la creerán, y serán tenidos por erejes los que no la creyeren.
E sabido agora que la Pringesa deue aqui mil lybras o mas, y que tiene
dadas gedulas de su mano fyrmadas de las pagar; y a mi an venido a reque-
ryrme algunos que les haga pagar, y no es de dudar que sy ven que la Prin-
cesa se a dir, que enbargaran la ropa por las deudas, y avn el Rey holgara de-
Uo; por tanto, V. al. este de todo proveydo. Mil lybras valen quatro mil qui-
nientos ducados. Esto es lo que se sabe, y créese ques harto mas, syn la plata
que pocos dias acá se a enpeñado.
Según lo que de algunos e conogido, creo que sy V al. viniese en consen- .

tir en este casamiento del Pringipe de Castylla y de la hyja del Rey dingla-

terra, que V. al. ganarya para syenpre su amistad, y que no avrya detenimien-

to en hazerse el casamiento de la Pringesa, y que por este benefygio syenpre


serya en obligagion a V. al., y no podrya nager cosa en el mundo porquel
fuese contra V. al., porquel tiene en tanto este casamiento en quanto es ra-
zón de tenelle, y como lo tiene en mucho, teme todos los ynconvinientes que
le pueden estorvar de venir en efecto, y no avrya cosa oy en el mundo quel
no hyzyese por tener quitadas todas las cosas que le podryan ynpedir. V. al.
sabe mejor sy es bueno tener al Rey dinglaterra por amigo o no; determine
presto aquello que mas yo que no dylataran
fuere su seruigio, que acá creo
mucho en la que an de hazer. Porque V. al. mescryvyo
determinagion de lo

que yo de su parte justyfycase el negogio quanto ser pudiese, porque para


con Dios y con el mundo quedase V. al. descargado en ello, se a hecho todo
lo que convenia hazer; mas lo questos an esperado la respuesta de V. al. jus-

tyfyca su parte, y quita alguna justyfycagion de la nuestra; mayormente pu •

blycandose que sy el Rey dinglaterra no responde determinadamente a las


aberturas de casamientos que le hazen para su hyjo, <|ues esperando la res-

es
- 514 -
puesta de \'. al., para que todos vean que queda syn cargo sy el Prini^ipe no

casare con la Pringesa. Annie dicho que es venido atjui vn mensagero del car-
denal de Rúan, el cual viene a hazer saber al Rey como le quieren enbiarvna
onrrada enbaxada, y avn ques partida para venir, y que se cree que vienen a
hablar en el casamiento de la hyja de Angulema, y quel Rey le a respondido
que por algunos dias se detenga hasta quel este bueno, porque no esta para
regebir enbaxadores. No lo tengo esto por muy gierto; mas como tengo escrito
a V. al., plaga las cosas que en secreto se platican. Puede
luego salen aqui a la

ser verdad y no afyrmo mas de como me lo an dicho; y pyense


serlo; no lo

V. al. quel Rey^ dinglaterra esta tan al cabo de sus dias, que creo yo que no
esperara a ver el tienpo en que sera razón de celebrar las bodas del pringipe
de Castylla y de su hyja; y creo yo que sy el pringipe de Gales no quedase
casado con la Pringesa, que avrya liarla duda en hazerse el casamiento, avn-
questo pyensa la Pringesa al contraryo, o los que se lo hazen creer.

Después que escrevy a. vuestra magestad con vn cryado del obispo de Ca-
narva v enbie la carta de pago de los cpiarenta mil ducados que V. al. mando
que se diesen a Lorengo Lecauela, gynoves, se a agravado la enfermedad del
Rey dinglaterra en tanta manera, que todos afyrman ques muerto, y por mu-
chas novedades que se an vysto se tiene por gierto; y como quiera cjue quie-
ran tener su muerte por algunos dias encubierta, o que los que esto quieren
encobry^r digan ques byuo, no se cree, mayormente como vean que los médi-
cos que le que hasta aqui no so-
curavan tienen espagio de venir a Londres, lo

lian hazer, ni se partian vn momento de la cámara del Rey; mas sea byuo o
muerto, ni los que lo quieren encubrir ni otro ninguno no tyenen esperangas
que a descapar, porque del todo esta consumido, y no ay virtud que le pueda
ayudar; mas lo gierto es quel a dado ya fyn a sus dias; y demás desto ay otra

novedad, que llevan a la Pringesa a vna fortaleza que se llama Vinsor, y to-
dos mercaderes estrangeros algan su ropa y la ponen en seguro. Yo e teni-
los

do tan buenos avysos de la Pringesa, que sy con ellos yo me descuydara, fuera


vo solo peregryno en Jerusalen. Certyfyco a V. ai. que desde quel Rey esta
dolyente, nunca de su alteza e podido aver vna palabra, avnque yo le e escrito
a su alteza suplicándole que velase y me avysase de lo que se devya de hazer,
demás de lo que yo pensava, porque se proueyese para qualquier cosa que na-
giese en las cosas que tocavan a su seruigio. Respondióme esta carta que aqui
enbio a V. al., y esta mescrivyo, por gierto el dia que dizen que espyro el Rey.
Como quiera que los sabios digan que muchas vezes dezyr la verdad engendra
omezyllo, no puede sufryr mi coragon de hazer engaño a V. al. La Pringesa tie-

ne tan ocupado el pensamiento en cosas tan baxas y de tan poco momento,


cjue de las grandes, ni de aquellas en que mucho le va no tiene cuydado nin-
guno. Vo después que supe cpiel Rey eslava tan al cabo, no e dexado de tentar
lodo lo que e podido para con el, y de encargar la congiengia a su confesor
para que le acordase del cargo que tenia de la Pringesa. Dizenme que respon-
dió el Rey a esto, que su congiengia en este caso no le acusava nada, y que
— 515 —
|)ues el no se acusava dello, cjue no era menester ciue le hablasen mas; y como
los de su consejo no le osen hablar mas de lo quel quiere cpie le hablen, no

vuo ninguno c|ue sobre aquello mas replycase, porquel confesor se lo dixo de-
lante de algunos del consejo; y e sydo avysado que vna persona, cjuando vydo
al Rey en tal estado, le dixo algunas palabras en perjuyzyo de la Pringesa: no
me declararon que.
Syno tuese el tienpo tal, suplicarya a \'. al. muy ahyncadamente ipie tu-

vyese por bien de me dar ligeni^ia, y la causa es porque no querrya c[ue la

Pryngesa ponga en obra que me an dicho que su alteza a dicho, que traba-
lo

jara que V. al. me mande llamar, y con mi desonrra; y avnque sea seguro que
V. al., syn saber gierto porque, no me querrá desonrrar, pues de antes de ago-
ra tiene espyryengia de mi fe y lealtad, harta verguenga serya para vn onbre

de tal edad y (.[ue en tanto estima su linpyeza, que la Pryngesa escryviese a V.


al. cosa que perjudycase a mi onrra, pues que, ni Dios que sabe los pensa-

mientos, ni los onbres que juzgan de las obras, no podran ni sabrán dezj'r de
mi cosa que pueda envergonzar mis canas, y estas paregeran ante Dios y ante
\'. al., tan syn verguenga en quanto a ser linpyo y leal seruidor de V. al., que

no temo a ninguna persona deste mundo que contra esto me pueda macular.
Dexo descrevyr a V. al. vn largo progeso y de poca sustangya, avnque a sydo
para mi de mucho enojo y de mayor verguenga y afruenta, por el tienpo en
que me toma la bos; mas sy el que V. al. a denbiar a de venir presto, pues
aquel podra mejor hazer lo que yo aqui hago, besare los pies y las manos a
vuestra magestad que me congeda la ligengia, que por gierto, ocho meses a
que estov tan ganoso de dexar esta vyda, que la señora Pringesa no tiene mas
gana de no verme aqui que yo tengo de averme ydo, y esta mysma gana ter-
nan todos los que vinieren, sy presumieren de lo que yo e presumido, ques
seruir lealmente v svn mentiras.

OTIíA CARTA
para el Rey, nuestro señor, hecha en Londres a tx. dyas de abril de fjoqafws.
Leñóla 'Juan de Palacios.

A V. al. e escryto muchas vezes que mande que se tome la cuenta a Juan
de Cuero del cargo que a tenido, porque con aquello se porna freno a los des-
ordenes del vender y del dar la Pryngesa lo que tiene syn ninguna orden ni
razón, y agora es mas menester que nunca, porque hasta aqui ase defendido
en muchas cosas con el mandamiento quel Rey le hyzo que pusyese muy buen

recabdo en las cosas de la Pryngesa, sy no, que se tornarya a el, y con esto a
- 516 -
estorvado que no sea vendido mas en grueso de lo que se a hecho; mas agora
que no ay freno, no lo podra el resystyr, porque ya se ven señales de lo que
podra sugeder. O V. al. mande que se le tome la cuenta, o mande escrevir al di-
cho Juan de Cuero que no consyenta meter la mano en lo que esta a su cargo,
que ya no ay coxyn de seda ni de brocado, ni cuentas, ni cosas menudas de
oro, ni alhonbras ni colchas ni naday de la plata como de cosa robada se dis-
pone della; todo anda perdido.
Son diversas opyniones de la muerte del Rey: los mas gertifycan ques
muerto, otros dizen que no; mas todos congiertan en que no puede biuir dies
dias, sy no es muerto. Su alteza prouea como sy fuese muerto, porque acá de

tal manera proueen todas las cosas, y con correo que haga dilygengia, porque

acá no dormirán en lo que toca al casamiento del Pringipe, y pues no a


luego pagar, de mi pareger no se devrya dexar denbiar el consentimiento del
casamiento del Pringipe de Castylla, porque syn esto no penses que se hará
nada, y sy days lugar a que entren vna ves en contratagiones de casamientos,
podrya ser que nos quedásemos en fryo.
El Rey dynglaterra avn oy, que son xx. dias de abryl, es biuo; mas no ay
ninguna esperanga de su vyda. El y los de su consejo an sabido como se saca
este dinerode aqui, porquestos gynoveses lo an publycado, y no an hecho de-
mostragion de pesalles, antes me dizen que les plaze, porque paresca que por
el Rey, nuestro señor, queda de se hazer el casamiento, y no por ellos.

Por la mar e escryto a V. al. por ni como el Rey dynglaterra esta-


partes
ua muy malo, y avn que era opynion de muchos que era muerto, y syno lo era,
que en ninguna manera podia byvir dies dias, y que V. al. proueyese en lo que
uiese que era su seruigio como sy el Rey fuese muerto, porque acá de tal ma-
nera se prouej'a en todas las cosas. Agora en esta ora que son x.xiii. de abryl,
lunes, a ora de bysperas, me dixeron de muy gierto que es verdad syn duda
ninguna quel es muerto, y muryo el sábado en la noche, que fueron xxi. del
dicho mes, aunque lo tienen secreto; mas ello se sabe de buen lugar y de per-
sonas que, sy no lo supyesen, gierto, no lo osaryan dezyr, y callase hasta que
sean venidos todos los Grandes por quien an enbiado. Dizenme que algunos
pringipales de la casa del Rey, hablando en sy casarya o no el Pringipe con la

Pringesa, dixo vno dellos que, a lo que podya conoger del Pryngipe, que no,
porque se le hazya congiengia casar con la muger de su ermano; mas estas son
nuevas de no muy giertas personas. Vuestra magestad prouea como conuiene
a su seruigio; mas de vna cosa sea gierta V. al., que no an de responder bien
a ninguna cosa, sy vuestra pnagestad no confyrma el casamiento de madama

Marya y del Pringipe, su nieto, porque el Pringipe dinglaterra la ama mucho.


No ay lugar descrevir, mas no ay mas por agora quescrevyr.
De Londres a xxui. de abryl de dix.

Todas las dilygengias que e podido hazer para hazer saber a V. al. la nue-
va del fallecimiento del Rey dinglaterra e hecho, mas no me a aprouechado na-
— 51/ —
(la, uuc sxi'iipre me an tornado las cartas a la mano, ([iie no an ]jo(li(lo pasar:

agora ya es publico su faliecymiento, por t[iiel Rey nuevo es venido atpii a la

torre de Londres, y a mandado pregonar mucha libertad, y a soltado muchos


presos que estavan presos por aver dellos jiccunias, y a prendido y ])rcnde
todos los que eran ministros de los cohechos y tiranías que se ha/yan, de lo
qual el pueblo esta con mucha alegrya, y no lloran mucho la muerte del Rey
ni los pueblos, ni los nobles, antes muestran tal ])lazer, como sy de prysyon
saliesen todos. .\ prendido dos pryngipales onbres que eran los (jue le allega-

van todos los yntereses: a mandado pregonar que todos los que se syntiesen
agrauiados de su padre o de sus ofyziales, que vengan a_ mostrar su razón ante
los de su consejo, y ([ue sy se hallare ([uestan agrauiados, t[ue los desagravya-
ran, \' otras muchas cosas de bien se dizen, de que el pueblo esta muy alegre.

Yo quise yr a besar las manos al Rey nuevo, y procúrelo por hablar con

algunos del consejo, y no se me dio lugar, dizyendo que no era costunbre


hasta que generalmente todos los enbaxadores que aqui estuvyesen tuuiesen
ligengia para yr a visytar al Rey. Dizennie quel Rey viejo dixo al hyjo ([uando

se despydio del, que en lo que tocava a su casamiento, quel lo dexava en su li-


bertad, pues estava libre para casar con quien quysyese, quel no le querya de-
zyr que casase con vna mas ([ue con otra.

Mucho se habla entre las gentes de su casamiento; la mayor bos es que no


casara con la Prvngesa; no se lo que Dios espyrara en el. La prymera ves que
lo vea comentare la platica por la mejor manera c]ue supyere para tomar
tino de lo en que esta.

Vuestra alteza, a mi pareger, debe enbiar correo bolante a mandar lo t|ue

quiere antes que pase vn enbaxador del rey de Frangía questa en Boloña es-
perando lygengia para pasar, y antes que vengan enbaxadores de Flaiides, por-
que se dize claramente quel de Frangía vyene a hablar en casamiento para el
Rey, y esto de antes que su padre muryese avya uenido ally este enbaxador.
Por el presente no ay mas que dezyr, syno que la Pringesa esta en \'insor, y
que no se a^'uda bien para sus negogios.
De Londres a xxvii. de abryl de dix. (Sic, aunque al principio dice q de abril).

OTRA CARTA
del embajador paj-a su alteza. A viii. de mayo. Levóla correo: a dyr en ocho
dias.

Después que escrevy a V. al. a los xxvu. de abryl con correo propyo ha-
zyendole saber del fallegimiento del Rey dinglaterra, vn cavallero de los del
- 5i8 -
consejo del Rey me dixo ([uel Rey avya estado mu\- quexoso de V. al., por
aver tardado tanto en le responder a la idtynia escrytura me avyan dado
(jiie

para que enbiase a Y. y que los del consejo


al., asymismo estavan muy que-
xosos deilo, dizyendo que \'^.
al. hazya muy poca cuenta de su hyja y del Rey

dinglaterra y del Pringipe, su hyjo, y que no avya traydo ningún prouecho


esta tardanza a los negogios;y porquel deseaua mucho seruir a la Pringesa y
holgarya que yo hyzyese en esto alguna buena obra, (|ue me avysava dello
por ([ue yo vyese lo que convenia hazer. Yo le di las gragias que en tal caso
se devyan de dar, y escrevy vn.i carta a los del consejo en que les dizya (.[ue
yo desea va mucho yr a besar las manos al Rey nuevo, asy como a hyjo de V.
al.; mas que no sabya la costunbre que se usaua en Inglaterra en las tales co-

sas; que sy esto no pudiese ser, que holgarya de hablar a los del consejo para

condolerme de jiarte de \'. al. del fallegimiento del Rey, \- para congratular-
me de la sugesyon del Rey nuevo, y para hablalles algunas cosas que conue-
nian para el negogyo a que yo era venido, líllos menbiaron a dezyr que no era
costunbre de yr a hablar al Rey hasta que ¡casasen giertos dias, y que a ellcis no
serya posyble hablalles, por lasmuchas cosas que lenian entre las manos; mas
quenbiauan al secretario del Rey con quien yo hablase, sy algo les querva de-
zyr, y quel lo referyrj-a al Re\- y a los de su consejo. El secretaryo vyno a mi,
lunes primero de mayo; yo le dixe: Secretaryo, por aventura el Rey, que glo-
rya aya, y los de su consejo estaryan maravyllados como el Rey, mi señor, en
tanto tienpo no a respondido a la escrituraque me distes que le enbiase, y la
culpa no es de su magestad, porque a muchos dias C[ue respondió; mas es mia,
que no e querydo dar la respuesta esperando quel Rey, que Uios aya, estarx'a
bueno, y que en estando bueno, le darya la respuesta, pues no aprouechaba na-
da dezyllo a los del consejo, no estando el Rey tal para poder entender en ne-
gogios. Nuestro señor alo querydo levar para sy; asy que no creays quel Rey^
mi señor, esta tan descuidado deste negogio. Lo que su alteza responde a los

tres puntos que demandays es lo syguiente: Ouanto al prymer punto, que es so-
bre la paga del dote de la Pryngesa, su alteza dize que le plaze (jue se haga se-

gún y por la manera que entre el Rey, que Dios aya, y mi fue concordado, con-
vyene a saber, quel Rey, mi señor, da gragiosamente a la Pryncesa, su hyja, las
pyedras y perlas y collares y cintas de oro, y quiere que la plata de la capilla
no entre en cuenta del pagamiento, y asymismo la vaxylla con que la Pringe-
sa se syrue continuamente, y que lo demás que sea apregiado según la forma
de la capytulagion, y que se tome en cuenta aquello que montare, y quel resy-
duo se pague en moneda contada.
Iten, quanto a la renungiagion del dote de la Pringesa, el Rey mi señor,

lo dexa en la voluntad de la Pryngesa; sy su alteza lo querrá renungiar, el

Rey, mi señor, dará la escrytura que sera menester para segurydad dello, por
sy y por sus sugesores: y en este articulo nos detengays, que la IVyngesa sera
contenta de lo renungiar, con tal que su alteza sea dotada de tal dotagion qual
le prometistes, y que sea declarado donde lo a de aver y quanto a de aver,
— 519 —
pori|uc sy cascí diere, Id ipie Pios no (|iiiera, i|uc c|ued;ise hiurla, ciue ao cstu-
vyese como a estailo hasta aqiii, y sepa con que a de biuir y sostener su
estado. Ouanto al tercero |íunto, c[ue es dar el Rey, mi señor, coiifvrninciou

y apn)ua(;¡oii del casamiento hecho del Pryngipe, su nieto, con madama Ma-
rva, livjíudcl Rc\' dinglaterra, el Rey mi señor, comunico este articulo con al-
gunos tirandes del reyno, y asy a los Grandes como a los del consejo les
pare<,-i<i cjue en ninguna manera por el presente no lo devya hazer, porque era
en mucho perjuyzyo de su onor quel consyntiese quel Rey de Romanos casa-
se su nieto y su eredero syn su sahydurya, y que su alteza ouvese de confyr-
mar en tal caso lo quel Rey de Romanos ovyese hecho; y no enbargante que
esta fue la opynion y consejo de
los Grandes y de todos los de su consejo,

su alteza dize t|ue ruega Rey dinglaterra, su ermano, quel quiera i^cle-
al

hrar las bodas de sus comunes hyjos, pues que este casamiento se concertó
y asento antes que ovyese pensamiento de hazer estotro; y que después de
gelebradas las bodas, sy algo el serenisymo Rey, su ermano, le pydiera, (¡ue
su alteza hará de tal manera que no quede del descontento; asy que, señor se-
cretaryo, breuemente esta es la respuesta quel Rey, mi señor, a dias que men-
bio, y por no estar el Rey en dispusygion para hablalle, no la e dado hasta ago-
ra; y agora me parege que la respuesta tiene sazón, y que el señor Rey no tiene

porque dexar de hazer luego sus bodas juntamente con su coronación. Y pues
avevs vysto lo que nunca vystes ni oystes en Inglaterra, quel Rey a sugedido
tan jiagifycamente, ques esto muy ageno de la costunbre dinglaterra, sugeda
asymismo en las amigygyas de su padre, mayormente en la amistad despaña,
que tan prouechosa a sydo para estos reynos; y mire su alteza, y vosotros se-
ñores los de su consejo, quan pelygrosas son las enemistades de los pringipes,
y mas sobre tal caso serva peligrosysyma, y hazyendo su alteza sus bodas,
como yo espero que las hará liberalmente, pues el Rey, mi señor, cunple todo
lo que le aveys pedido gerca de su casamiento, crea que no querrá después
cosa del Rey, mi señor, que no la aya, sy onesta fuere de hazer, porquel Rey,
mi señor, ama al Rey vuestro moderno como a su verdadero hyjo, y teniendo
el señor Rey dinglaterra talpadre y tal ayudador, no tienen de cjuien temer
en el mundo; ) sy por la desaventura de la christiandad otramente se hyzyese,
lo que Dios no quiera, mucho daño seria jiara el que mejor lybrase, y por
esto, syn detenimiento, su alteza deve hazer sus bodas, porque tanta quanta

mas liberalydad en esto mostrare, tanto mas oblygara al Rey, mi señor, para
avelle de conplazer en las cosas que le pydiere.
El secretaryo se fue con esto y relatólo al Rey y a los de su consejo, y
dende a dos dias tornaron a mi el Priuasello y el Secretaryo, y el Priuasello
me dixo: — Rey avemos oydo lo quel secretaryo que aqui
Los del consejo del
esta nos dixo que vos le hablastes, y avemos platicado sobrello, y querryamos
que abryesedes vuestro pecho con nosotros, porque no se ponga mas dilagion
en este negogio; y sy ay otra cosa mas ([ue dezyr, no la guardes para mas tarde,
svno dezynosla; y deves consyderar <|ue ya el Rey es Rey y no Pringy|ie, y

— 520 —
que dotra manera se a de hablar agora en esto que quando era Pringype. Vo
le dixe: —
Yes e dicho claramente lo que el Rey, mi señor, respondió; no me
queda mas que dezyr; y quanto a hablar dotra manera en este negocjio, en
nuestro pensamiento no ay ninguna novedad, que sy agora el Rey es Rey, con
ese pensamiento estañamos que lo avya de ser, y quanto a esto no me parece
cpie ay en esto novedad de lo que pensauamos que avya de ser. Dixo: Ver- —
dad es; mas hasta aqui tratavanse las cosas con su padre, y agora anse de tra-
tar con el, que es Rey; y digo esto, porcjue la amistad que con su padre avya
era muy y aquella ya a espyrado, y es menester que se haga con
flaca, el

hyjo mas fuerte. Dixele: —


Yo no tengo por flaca el amistad questava entre el

Rey, mi señor, y vuestro Rey hecha, ni la tengo por espyrada, porque aquella
era con tales fuergas ytal, que a viendo menester el vn Rey al otro y el otro

al otro, tenia cada vno gierta ayuda del otro, y esta amistad sestendia para ellos

y para sus sugesores in perpetuum. Dixo: Asy es verdad; mas comengemos
la platica del comiengo, y vamos discurryendo por ella y asentemos en algu-

na cosa. Byen me parege, dixe yo, lo que dezys; yo estoy presto para oyr,
pues yo e dicho lo que avya de dezyr. Dixo: —Paregeme que para la onor del
Rey, vuestro señor, que no esta bien que se ponga en querer que se tome
parte desta plata en pregio, syno que se paguen las gien mil coronas; sy en esto
nos congertamos, pasaremos adelante. Dixele: —Syn razón pedis, y alguna cob-
digia mostrays; baste lo quel Rey, mi señor, a hecho, y contentaos con ello,

y no debatays en tan poca cosa. Estuvymos en esto altercando; a la fin dixo:


Uuede que no es mucha la dilVcnltad. Dixele: Yo no lo puedo pro-
esto asy, —
meter, que no tengo comisyon para ello. Dixo: —
Escrevildo como cosa asen-
tada. Dixele: —
Yo haré todo lo que pudiere; mas no deues ynovar en este ar-
ticulo nada de lo que con el Rey quedo asentado. Y quanto a esto, asy queda-
mos, lín lo de la renungiagion del dote dixo que eran contentos, y que tal
dotagion se darya a la Pringesa como se devya dar a Reyna; que en aquello
el Rey mirarya su onor y el amor que le avya de tener. Quanto a lo del con-

sentimiento del casamiento del Pryngipe, cjue le parcgia que era cosa muy ra-
zonable que V. al. lo consyntiese, y sy no lo avya V. al. querido congeder al
padre por algunos respetos, que no lo devya negar al hyjo, pues V. al. avya
de ser padre del y de sus ermanos, y que en tener a V. al. pensava que no
avya perdido padre, y que pues en el mundo no se podya hallar casamiento
mas a proposyto del Pryngipe para lo que se dirá adelante, que V. al. no lo

devrya rehusar.
Iten, que ellos vyan quan asydo estava V. al. de la amistad de hrangia, y

que consyderavan la poca costangia de los franceses, y que nunca tenian con
ninguno fyrme amistad, sy ellos se sentían poderosos para hazer lo que qui-
syesen y cobrar alguna ventaja sobre sus vezynos, y que consyderavan que
V. al. y el rey de Frangía eran ya onbres de edad y mortales, y que el rey
dinglaterra era mogo y el Pryngipe de Castylla niño, y que la casa de Ingla-
terra no tenia otra contraryedad en el mundo syno era l'rangia, y (¡ue esta
— 521 -

misma contraryodad tenia la casa de lioi-j^oña, y fiue sy estas dos casas que-
dasen y estuvyesen muy unidas desde la vyda de V. al., que syenpre se con-
seruaryan sus estados, y que sy algún tienpo lúe menester esta unión, que
era agora, porquel rey de Frangía se hazya cada dia mas grande, y sy estas
casas no estuvyesen conformes. y vniílas, (¡ue fácilmente las pedia deshazer; y
que V. al. devya consyderar que la casa de Horgoña ya estava encorporada

en la estava en vuestro nieto, y que la casa din-


casa de Castylla y Aragón, -y

glatcrra asymisnio, vos queryendo, avya de ser de los nietos de \'. al., y cjue
1 1 casa de Frangía nos tocava nada, y que aquella serya amiga de V. al. tanto
([uanto los tuviese bien; y que avnque en vida deste Rey tuviese V. al. gierta
la amistad, que no sabya como la ternia con el sugesor; y avn que no asegu-
rava que amistad deste y de V. al. serya perpetua, según la condigion de
la

los frangeses, porque sy se vyesen poderosos, no les sufryrya su orgullo de no


pensar de enmendarse de las ynjurias regebidas; asy que les paregia que pues
el rey dynglaterra estava de buena voluntad para querer el deudo y amor de

V. que era negesaryo que esta amistad se hyzyese mas fyrme, y tal (¡ue
al.,

paregiese que en hazer este casamiento ganava mas de tomar muger, y questo
me dezyan con muy sana y buena voluntad, y que pues V. al. era padre del
rey dinglaterra, y el asy tenia y avia de tener a \'. al. por padre, que era ra-
zón que todos supyesen que era y avj'a de ser asy en efetto; y avn que me
jurava el Priuasello por las ordenes que tenia que el sabya muy bien quantas
vezes el rey de Frangía, después que V. al. avya hecho con el amistad, avya re-
querydo al rey dinglaterra que quysiese casar su hyjo con el ermana del Dal-
fyn, y que hyzyesen entre ellos amistad, amigo de amigo y enemigo de enemi-
go, y que no lo dexase por la palabra de casamiento que tenia dada de tomar
la hyja de V. al., cjuel se oblygava de hazer a V. al. que consyntyese en ello; y

que esto no me lo dezya por poner zizaña, ni por apartar a V. al. de sus amista-
des; mas porque era verdad que muchas vezes avya requerydo al rey dinglate-
rra con esta razón, y dixome mas: Xo se la segurydad quel Rey, vuestro señor,
tiene de los frangeses; mas nosotros bien pensamos que sy el rey de Frangía
a vytorya de los venegianos y se ve prospero en Italya y con tan gran poder
como agora tiene alia, que a de pensar dir adelante so color de yr contra los
turcos, porque los frangeses son de tal condigion que no pyerden punto de lo
que pueden hazer, ni tienen acatamiento a que van contra la verdad ni amistad
que tienen; hagan ellos su demás no se les da nada. V en
hecho, que de lo

esto fenegio la habla por este dia. Dixeronme que comunicaryan con el Rey y
con los de su consejo lo que avyamos hablado, y que me daryan resoluta res-
puesta para que pudiese enbyar correo bolante a V.al.El Priuasello me dixo en
secreto: Dezyd al Rey, vuestro señor, que yo consejo a su magestad que se re-
suelua en lo que a de hazer, y presto, y que case su hyja antes que comiengen
a venir estorvadores, porque los del consejo del rey de Inglaterra son muchos

y cada vno tiene su opynion, y agora todos están buenos en esto; sy el Rey,
vuestro señor, qiivsvere hazer tal amicycya con el Rey nuestro, qual deve ser
— 522 —
enti-e padre y hy¡o, convyene a saber, amigo de amigo y enemigo de enemi-
go, y consentyr en estotro matrymonio, pues es cosa onesta, y agora no lo
liara el Rey de Romanos, syno el, y no lo congedera al Rey su ermano, syno

al Rey su hyjo, y como seruydor yo le consejo esto por el deseo que tengo
del servicio de la Pringesa y de la vnion destas casas. Otro dia tornamos a ha-
lilar el Priuasello y yo, y dixele c[ue qiierya yr a ver a la Pryngesa, <jue hyzye-
se al Rey que me dyese ligengia para vella.- Ryose mucho. Dixele; De que os
reys? Dixo: El Rey enbiara al camarero de madama iNIarya que os dexe entrar
en la corte y os aconpañe, mas no se sy la Pringesa os querrá ver. Yo me
hyze marauyllado de aquello. Fj'nalmente, me
y sy nos quy-
(jue dixo: Yd alia,

syere ver, esperadnos alia al tesorero conde de Sorrey y a mi y al secretaryo y


alia hablaremos. Dexo de dezyr aqui lo que me contegio con la Pryngesa para

en estotra carta, y diré lo que toca al caso. Otro día estos que e dicho fueron

a Vinsor do estava la Pringesa, y luego el Priuasello vyno a mi posada y dixo-


nie: ¿Que aves hecho.' ¿Es la Pryngesa contenta? Dixele: No e hecho nada; mas

en confysyon os diré lo que pasa, ^'o no e podido aver respuesta de la Pryngesa,


Dixome: Vystesla? Di.xe: Sy, y contra su voluntad. Dixo: Yo lo sabya queste
frayle suyo turba todas las cosas; mas convyene que la veays y delante de
nosotros, que concluyamos en lo que avernos de hazer. Y comenganios a hablar
en el negogio,ysobre muchas altercagiones, asentamos en esto: que en lo que to-
cava al amigigya, que por agora se dexase para quando ovyese sazón; esto y>or

muchas causas que yo le dixe de ynconvinientes.En lo del casamiento del Pryn-


gipe y de madama oydo la respuesta de V. al, y que aquella
Mar\'a,(|ue ya avyan
darya syenpre hasta que vna ves fuese hecho y celebrado el matrymonio de su
hyja. Dixo: ¿Pues como contentaremos a todos, que ay muchas opyniones? Yo le
dixe: Desta manera: ya sabes lo que yo dixe al rey dinglaterra de parte del Rey,
mi señor, quel Rey, mi señor, era contento deste casamiento, y que su alteza
tenia a madama Marya por Pryngesa de Castylla, como lo era su nieto: yo le
besare la mano delante de toda la corte como a Pryngesa de Castylla, y la lla-
mare Pringesa, y esto basta para satisfazer al pueblo. Dixo: Y después tiue sera?
Dixe: Ya os e dicho quel Rey, mi señor, ama tanto al rey nuevo dinglaterra, su
hyjo, que creo yo tyrmemente y syi\ dudar que su alteza le querrá conplazer
en todo. Contento so desto, dixome: pues vamos a la Pryngesa. Dixele: Yd vo-
sotros y enbyadme a llamar desde alia, y yo yre. Fueron todos juntos a hablar
con la Pringesa. Yo avyale enbiado vn escryto de
que avya de dezyr, y ha- lo

bláronla y respondióles aquello que yo lescrevy, y dixeronle: Es negesaryo quel


enbaxador venga aqui para tiue delante del se hablen todas las cosas, porque
con el se an de negogiar y no con otrye; y enbiaronme a llamar, y fuy alia, y
ellos estavan esperando en vna sala, y entramos todos juntos a la Pryncesa, y

ally sehablaron todas las cosas; y para no hazer luengo progeso, asentamos en
esto:que lo de la amistad agora se quedase en aquella fuerga y vygor y esta-
do en questava en vyda del rey defunto. En lo del casamiento del Pryngipe y
madama Marya, (¡ue yo le besase la mano y la llamase l^ringesa de Castylla, y
— 523 —
que por agora eran contentos. I"".n lo de la renungiagion del dote, la l'ringesa fue
contenta de lo renungyar y ellos le prometieron cpie le darya el Rev la doia-
QÍon (|ue tenia la Reyna, su madre, y en aquellas vyllas y castyllos y casas en
quella la tenia, y í[ue serya tan onrrada dotagion como le pertenegia, y que

nombrarían quanto, porque yo no quise venir en ello sy no declarasen quanto v


donde. Salimos de ally y venimos a hablar en lo de la paga. Yo les dixe: Se-
ñores, bien sabes las dilagiones quel Rey, vuestro señor, puso a la conclusyon
deste matrymonio, y el Rey, mi señor, ynportunado de los mercaderes (|ue
avyan hecho el canbio, quexandose que su dinero estava tanto tienpo en])a-
chado, anles dado lugar de dysponer de quarenta mil ducados, asy que aqui no
ay syno treynta y ginco mil ducados: es negesaryo que me dedes tienpo para
poder traer el dynero, que podra venir aqui daqui a quatro meses. Enmudc-
gieron y dixeron. No comiengo nos ovyerades declarado esto,
por gierto; sy al

no fuéramos tan adelante por mas vos nos aves engañado. Yo los
la platica:

dixe: Este no es engaño; tened confianga, que por defetto de la paga no gesara
esto. Dixeron: En ninguna manera no se dará tal tienpo, porque esto avemos

hecho por escusar dentrar en negogyagyones que nos mueven, y algunos del
consejo están dotra opynion que nosotros estamos, y sy la platica comiengan
podrya ser errar nuestro negogio. Yo les dixe que mirasen las causas que avya
ávido para esto y quan repentynaraente era venida esta cosa; que pues el rey
dinglaterra no tenia negesj'dad para aver menester el dinero, que no ynpydie-
se esto el negogio, pues era llegado a tales términos. Dixeron: Xo podemos dar
ni vn ora; antes lo dicho es ninguno. \'o les dixe muchas razones, que vo busca-
rya modo como cumplyesen gincuenta mil coronas luego, y que para lo otro
se
dyesen vn tienpo. Dixeron que no lo podyan hazer sy no fuese desta manera:

que les diese gincuenta mil coronas luego y fyadores abonados, para que den-
tro en quarenta dyas les pagaryan el resto. Yo les dixe questo no sabya sy lo
podrya hazer; mas que yo trabajarya lo que pudyese; mas que me paregia
que todo lo borra van quanto avyan byen hecho en hazer este estremo. Dixeron
que no podyan mas, y que me avysavan questavan las cosas muy en pelygro,
porque de muchas partes tenían aberturas de casamientos, mayormente de
Frangía y del Rey de Romanos, y que por escusar las platicas ellos avyan tra-
bajado de traello a este estado, y que se hallavan engañados. Fynalmente, que
lo que pude acabar con ellos fue esto: que hasta en fyn del mes de mayo me

davan de tienpo para que yo escriviese a V. al., y para que proueyese luego
de la paga y de todas gíen mil coronas, porque no entendían tomar de la plata
nada, porque ellos avyan sabido que lo quel Rey avya de tomar della que eran
algunas fuentes que le paregieron bien, que no creyan que valdryan dos mil
ducados, y que no tomaryan nada, y que sy esto no querya, que lo dicho fuese
ninguno, y pues en todas las otras cosas hazyan o avyan hecho lo que yo
avya querydo, que no negase esto sy querya que la negogiagíon viniese a
conclusyon; y que me apergebian sy en este mes de mayo no respondyese
V. al. con obra, o seys días después, que no tuvyese por hecho nada; asy
— 524 —
que yo les concedy la paga de todos gien mil escudos y les dixe que yo es-
cryvyrya con correo bolante a V. al., y que no dudasen de la paga. V. al.
uea el pelygro en que esta el negogio, y quanta verguenga sera que cosa tan
concertada se descongierte por defetto de la paga, y V. al. prouea con correo
bolante y con efetto, porque 3'a no aprouecharan palabras, y sepa V. al. que
ya estar, a la puerta enbaxadores que no les dan lugar que entren en el reyno
hasta ser esto hecho o despedido; y V. al. se aproueche agora de muchos a
quien aves hecho mergedes y prestado o canbiado o enpeñado. V. al. cunpla sy
quyere casar su hyja. Después el conde de Sorrey y el secretaryo me dixeron:
Porciue no tomays aqui el dinero a canbio?. Yo les dixe: Porque tanta suma no
la fyaryan de mi. Dixeron: Pues nosotros como amigos os dezymos que busques
remedio de dinero o fyangas, y que pages, porquesta muy pelygroso el negogio,
que aves dado armas a los que en el consejo son contra nuestra opynyon. Yo les
dixe no puedo mas hazer denbyar correo bolante al Rey mi señor, y entre tanto
buscar como os pueda pagar gyncuenta mil coronas y dadme plazo para en
que se puedan pagar las otras gyncuenta mil. Respondieron: No ay lugar de di-
lagion; buscad las gyncuenta mil coronas y fyadores tales que se oblygen a
pagar de aqui a quarenta dias las otras gyncuenta mil coronas, y hares bien;
donde no, sea Dios testigo cjue por vosotros queda. Y vyendome yo apretado,
e hecho a Frangisco de Grymaldo que tome quynze mil ducados a canbio pan
conplyr las gincuenta mil coronas, sy estos las quysyeren regebir y trabajar
con ellos por aver plazo para el resto, y quedamos el y yo oblygados al can-
byo V recanbyo, según se suele hazer, y sy l'rangisco de Grymaldo hallara
quien le fyara toda la cantidad por seruir a V. al. toda la carga tomara a cues-
tas; mas no ay quien tanto dinero tenga, y yo creo bien, según el poco dinero
aqui hay y la esperanga que de estos canbyos tienen, quel perderá en este mer-
cado. Kl a tomado estos dineros a canbio, como digo, por seruir a \^. al.; el a de

pagar alia, digo el; mandar pagar estos quinze mil ducados al fyn
V. al. a de
desta ferya de mayo en Medina y ase de pagar por cada ducado cccc.xii ma-
ravedís, y acá se an de pagar los ducados a gyncuenta y tres dineros de mo-
neda desterlynes. A \^. al. suplyco que mande que se cunpla al tienpo, pues
sabe quanto cregen los recanbios, y que no tenemos el ni yo caudal para les
pagar. Y V. al. mande luego despachar este correo o otro para que se sepa la
voluntad do vuestra alteza. Y no crea que sy no viene luego el despacho como
esta asentado, que darán vn dia de plazo ni de dilagion. Asymismo, Frangisco
de Grymaldo por la mucha gana que tiene de seruir a V. al., trabajo de bus-
car fyangas para los otros gincuenta mil escudos y hallólas para plazo largo en
que se pudiesen buscar y no lo quise hazer, por ser tanta la can-
los dineros,

tidad, syn consultallo a V. y avn porque estos que avyan de fyar era ne-
al.;

gesaryo que tuviesen gierta segurydad; mas por que no sabya avn sy estos
<|uerryan dar tan largo plazo, y por no detener el correo, como digo, no lo
quise ag«>ptar; mas sy alia no se puede poner remedio tan presto, contentando
V. al. a .Vgvslyn de Grymaldo y a .A.gvstyn de Byualdo, a quien van las ge-
— 525 —
(lulas de los iiiiin/e mil ducados, se liara acá la fyanga, avnque no creo que

para largo plazo la ([uerra regebir: mas lo mas seguro serva que \'. al. en con-
tado con toda pryesa ]5roueyese.
Estando (.¡ue iiuerya despachar este correo, me dieron una carta de \'. al.

y otra del lygengyado y tesorero Vargas; por ella manda de veynte \'. al. ciue

mil ducados a .Andrea Velluty, florentino, ve^Mno de Medina del Canpo, la


qual gedula no acepte por lo que escrivo. V. al. vea quan justa a sydo la causa
de no agetalla, pues enhio otras para que se pagen xvQ ducados.
De Londres a viii de mavo de dix.

CANTA DHL REY CATÓLICO


al Comendador de la Membrilla, embajador espafiol en Inglaterra. \\\

Un correo que vino agora de Flandes en ocho dias, ha certificado que tO|jo
en Francia otro correo que venia de Inglaterra para mi, y que le dixo que el
rey de Inglaterra es muerto, y que luego en muriendo el, los ingleses alzaron
por Rey al principe de Gales, su fijo,
y que el dicho correo iva la via de I.eon
y de alli había de volver para mi; el qual fasta la hora que este parte, no es ve-
nido y si la dicha nueva es verdadera, bien veo quanta razón habia para que
vos me la ficiesedes saber con correo volante y no se a que proposito el dicho
correo dexo el camino derecho para aqua y fue de León, y sospecho la via

que creyendo vos que el rey de Francia estaba ahun en León, screviriades
algo sobrello a mi embaxador que esta con el rey de Francia, que os parece-
ría que convenia quel procurase alli y que dadas las cartas se viniese para mi;
y si esto es, como no habrá fallado en León al rey de Francia, pienso quel di-
cho correo sera ¡do a Milán, donde agora esta el rey de Francia, y que assi
tardare yo mucho en saber la dicha nueva y vuestro parecer, que creo que
me screviriades, de lo que yo debía proveer; y porque para tan grande nego-
cio no puede ser sobrada ninguna diligencia que sobrello se faga, acorde de
enviaros este correo volante para avisaros de lo que en tal caso habéis de fa-
cer. Si la dicha muerte del rey de Inglaterra fuere verdad, porque es de sos-
pechar que assi de Francia como de otras partes trabajaran quanto pudieren
por estorbar el casamiento de la Princesa de Gales, mi fija, por ganar al dicho

(i) (Descifrada.) Archivo general de Simancas. Tratados con Inglaterra. Legajo 5.


Folio 114.
Publicada en el Calendar. 2." p.*''
7, en extracto y en ingles, con fecha dudosa del i i de
mayo.
— 526 —
rey de Inglaterra que agora habrá sucedido con algún casamiento, vuestro cui-
dado y obra ha de ser trabajar y fazer ultimo de potencia porc|ue luego se
concluya y efectué el casamiento de la dicha Princesa, mi fija, con el dicho
Rey, porque principalmente por el amor que yo tengo a la dicha Princesa, mi
fija,
y por lo mucho que desseo verla bien collocada, y después porque para
mi importa mucho tener ganado y cierto al rey ile Inglaterra, estoy determi-
nado de fazer por amor del todo lo que negaba a su padre, faziendo cuenta (¡ue
lo que fiziere en beneficio suyo y de su estado, pues me sera cierto fijo, lo fago

en beneficio mió y de mi estado, y no quiero que por cosa de aquellas se dexe


de fazer, ni se dilate el dicho casamiento en ninguna manera, que porque se
faga luego yo las quiero otorgar todas muy complidamente. Y para esto, sien-
do verdad la dicha muerte, luego en llegando este correo daréis al rev de In-
glaterra, mi fijo, mi carta que con esta va para el, por la copia de la qual ve-
que lescribo y ofrezco; y facedle de mi parte todos los ofrecimientos
réis lo

contenidos enla dicha mi carta con mas largas palabras lo mejor y mas dulce-

mente que pudieredes, y decidle por virtud de la creencia todo lo al que vie-
redes que convenga y de que el pueda recebir mayor contentamiento, ségund
el estado de las cosas de alia; y después de dicho esto, decidle de mi parte que

ussi porque ya su edad y estado lo requieren, como porque no teniendo el

ahun heredero, le cumple para beneficio y contentamiento suvo \- de su reino


y subditos que no difiera mas su casamiento para que con el nuestro señor le

de que yo le ruego muy afectuosamente que Cjuiera haber por bien de ve-
fijos,

larse luego con la Princesa, mi fija, su esposa, que vos complireis ahy lo de la
dote; y que assi mismo el Rey, su padre, me habia enviado a demandar al-
gunas cosas, las quales yo no habia querido otorgar, porque supe que en vida
del rey don Felipe, el Rey, su padre, no me fuebuen hermano; pero que agora
<|ue todo sucede en beneficio del dicho Rey, mi fijo, y de su estado, que lo

que no amor del Rey, su padre, j'O lo


fize por quiero fazer todo de muy buena
voluntad por amor del dicho Rey, mi fijo, y muy complidamente; teniendo por
ciertoque todo lo que fuere beneficio suyo y de su estado, es beneficio mió y
de mi estado, y a este proposito le diréis todas las l)uenas y dulces palabras
que vos ocurrieren, y trabajareis que se apreté luego la negociación, y que si
posible fuere, no haya dilación en la conclusión del dicho casamiento, porciue
no se de tiempo a los que querrían estorvarlo jjara que lo puedan fazer, que
con la presente vos envió las letras necesarias de mercaderes para que se den
alia a requerimiento vuestro los lOO.OOO escudos de oro de la dote en dinero
contado; pero porque a causa de haber sacado desse reino el dinero que para
la paga de la dicha dote habia alia, como veréis, se toma tiempo y plazo para
complir los dichos lOO.OOO escudos, que no a sido possible proveerlos para que
mas brevemente se paguen, pues los mercaderes encontraran fiadores ahy en
Inglaterra para pagarlos dentro del dicho tiemj^o, y esta paga les sera cierta; y
sin ninguna duda trabajareis que con ella se contenten, y que el velarse el Re\'

y la Princessa, mis fijos, no lo esperen fasta que llegue el termino de la dicha


— 527 —
|);it;.'i, sino que lo fagan luego por sacar el negocio de peligro; pero vos no
mostréis alia cjue tenéis este temor, sino íahlando en el negocio como en cosa
lecha; y ]>orque el dicho casamiento no se que me pueda dilatar por las cosas
pedia el Rey, su padre, vos envió con este despacho un poder mió y otro de
la reina de Castilla, mi fija, muy com|)li(los, |)ara ([iie en mi nombre y suvo

otorguéis lo de la dote ([ue no se pueda re|)etir, y otorguéis y confirméis el


casamiento del princi|ie don Carlos, mi nieto y fijo y de madama Maria, her-
mana del dicho rey de Inglaterra, mi fijo, segimd y de la manera quel Rey,
su padre, ilemandaha lo uno y lo otro muy complidamente a su contentamien-
to; y por virtud de los dichos poderes prometeréis y jurareis en nuestro nom-
bre que )'0 y la dicha reina de Castilla, mi fija, ratificaremos y confirmaremos

lo susodicho que vos por virtud de los dichos nuestros poderes otorgaredes y
firmaredes en nuestro noml)re, y que dello le daremos todas las escrituras y
cautelas necesarias, y assi lo faremos de manera que no se dexe ni dilate de
fazer el Y si por aventura jjara mas abre-
dicho casamiento por ningLma cosa.
viarlo vieredes que sea necesario prometer de mi parte algim dinero a algu-
na persona de las mas cercanas del dicho Rey, mi fijo, que tenga mas mano
en la negociación para poderla acabar, facedlo, que yo lo complire de la ma-
nera que lo prometieredes, porque el dicho casamiento se concluya luego; y
pues vedes lo que en esto va al bien y collocacion de la dicha Princesa, mi
fija, que yo tanto amo y a mi estado, y vedes que vos envió otorgado todo lo

que fasta aqui detenia el efeto del dicho casamiento, por mi servicio que os
desveléis, y que con grandissimo cuydado y diligencia y buena prudencia y
maña trabajéis que este casamiento se efectué luego, y que no se dilate, pre-
suponiendo que en darle priessa agora de fresco antes que la cosa se enfrie y
antes que se ofrescan otros embarazos, consiste todo el bien deste negocio, y
que quanto mas se dilatasse, seria mas dificultoso, y no curéis de fablar agora
a la Princesa, mi
lo del confessor ni en otra cosa que sea fuera deste
fija, en
proposito, sino en caso que aquel estorbase el efecto deste casamiento, antes
si pudiere aprovechar os habéis de ayudar del para ello, y agora todo vuestro

trabajo y obra se emplee en que el dicho casamiento se efectué luego, que


después todas las otras cosas ternan buen remedio y se podran bien proveer;
y creed que en acabar luego este casamiento me fareis señalado servicio. Y
si por aventura el dicho Rey, mi fijo^ quisiere que se confirme por y por
el

mi y por la reina de Castilla, mi fija, de nuevo la capitulación de amistad que


se fizo entre mi y la reina doña mi mujer, que gloria haya, y nuestros
Isabel,
successores de la una parte y el Rey, su padre, y sus successores de la otra
parle, a mi me place que la confirméis en nombre mío y de la reina de Cas-
tilla, mi por virtud de los dichos nuestros poderes; y si necessario fuere,
fija,

la otorguéis y assenteys de nuevo para la conservación y defensión de nues-


tros estados, que todo
que vos cerca lo que dicho es assentaredes y firma-
lo

que faziendo nos tan complidamente todas las


redes, nos lo ratificaremos; assi
dichas cosas, no sabemos por que pueda estorvarse ni dilatarse el dicho casa-
— 528 —
miento, mayormente viendo la necessidad que el rey de Inglaterra, mi fijo,

tiene de haber luego fijos, y siguiéndosele tanto beneficio a su estado con mi


deudo y alianga; ques cierto que ni mas ni menos he de trabajar y emplearme
en el beneficio de las cosas suyas y de su estado que lo fiziera por el prin-
cipe don Juan, mi fijo, que gloria aya. \' Cazedme luego saber lo que fizieredes
en lo susodicho; y si vieredes que hay alguna otra cosa que convenga que yo
provea para el bien y conclusión del dicho casamiento, y fasta que del todo
se efectué, no os duela de screvirme por todas partes con diligencia. Y sabed
c|uequando me vino esta nueva de la muerte del rey de Inglaterra, ya tenia
despachado un Obispo por embaxador al dicho Rey, y un confesor para la
Princesa de Gales, mi fija, y agora en sabiendo la dicha nueva, he sobreseydo
en enviarlos, porque si la dicha nueva es verdadera, esse negocio requiere mu-
cha celeridad, y que lo concluyáis y acabéis vos de vuestra mano, mediante
nuestro señor, sin esperar que vaya de aqua otro embaxador, por el peligro
que como he dicho hay en la dilación. Por ende, sabed usar de la maña e in-
dustria que conviene para quel dicho casamiento se efectué sin dilación. Y
diréis a la Princesa, mi fija, lo que vieredes que convenga para este efecto,
porque en una carta que le escribo sobrello me remito a lo que vos le diréis:
y otra vez y muchas vos torno a encargar que por mi servicio fagáis ultimo
de potencia con buena maña y prudencia para que este casamiento haya
efecto sin dilación alguna, y que luego por diversas vías con mucha diligen-
cia me aviséis de lo que en ello fizieredes, y de todo lo de alia con vuestro
parecer.
En Valladolid lO de Mayo de 1 509.
Original rubricada, &.
(Sobre). Dno. preceptori de la membrilla oratori hispano ajjud .Vngliam.

CARTA
del Secretario Alniazán al embajador Fuensalida. (/) Valladolid 11 de
Mayo de ijog.

Ya yo tengo a vuestra virtud, y con esta


deueis, señor, saber la afección que
digo que si mano, no dirán que la Princesa es mal
esta espada se os cahe de la
fortunada, sino que es vuestro el infortunio; y dexado lo principal en que tan-
to va, por lo vuestro particular, no lo querría por todo el mundo, y saliendo con

(i) Archivo general de Simancas. Tratados con Inglaterra. Legajo 5. Folio 111.
Publicada en el Cale?idat\ 2." ¡i.^ en extracto y en inglés.
1 1 ,
— 529 —
la conclusión de este negocio, demás que el servicio sera grande, para vos, se-
ñor, sera mucha reputación y mucho mérito, y por esto digo que os fagáis pe-
damos por acabar este casamiento. Pareceme (¡ue lo primero debéis tomar para
ello prenda de firma y juramento del Rey, confirmando lo pasado si en las
velaciones hay dilación, y después desta primera prenda, procurar que se des-
posen por palabras de presente, diciendo que aunque están desposados, es bien
c|ue confirme aquel auto de desposorio agora como Rey. Lo tercero han de ser
las velaciones; pero si una vez se desposasen |>or palabras de presente, aunque
lo otro se difiriese algo, ya el negocio estarla seguro. Ouanto al recaudo que
dice el Rey, nuestro señor, en su carta que vos envia para la paga de los

lOO.OOO escudos, no va con este, porque como el dinero se saco de ay, y esta
derramado en tantas partes, no puede volverse ahy sin algún discurso de tiem-
po. Este trabajaremos que sea el menos que
y que haya ahy quien
ser pudiere,
prometa luego de pagar a cierto plazo, y con este recaudo se vos enviara lue-
go otro correo, que a su alteza le pareció que este no se debia detener, porque
podáis asentar con esos poderes toda negociación; y pareceme que en lo de
la

la paga debéis decir que tenéis recaudo para complir, porque en tanto que
asentáis bien, vos enviaremos el despacho, y siempre tomareis algún tiempo
para la dicha paga, pues les darán ahy no habéis de po-
fiangas &; pero agora
ner duda ni fablar en tiempo fasta que todo lo otro este concertado, que como
digo, tras este ira el despacho del dinero.
Manda que proveáis con los mercaderes que el dinero que no es
su alteza
sacado de ahy de lo que estaba alia no se saque en ninguna manera.

Valladplid II de ^layo de 1509.


Original. Firma tinanu nota'. (Cifra descifrada, en Simancas).
(Sello de placa).
(Sobre). Dno. preceptori de la membrilla oratori hispano apud Angliam.

CARTA
del Rey Católico al embajador Fuensalida. I ''alladolid 18 de JJaj'o de i^og. (./)

Con Juan de Azcotia, que partió de aqui por las postas a once del presen-
te y ofreció de ser en Cales en II dias, vos escrevi que ficiesedes ultimo de
potencia por que se concluyese y efectuase luego el casamiento de mi fija con
el Rey de Inglaterra, y vos envíe poderes mió y de la Reina de Castilla, mi fija,

(i^ .Archivo geoeral de Simancas. Tratados con Inglaterra. Legajo 5. Folio 115. (Cifra).
Publicada en el Calendar. 2." pát;. 15: extracto en inglés.
— 530 —
para que en mi nombre v suyo confirmasedes el casamiento del Principe Don
Carlos, mi nieto y fijo, y de madama Maria, hermana del dicK;i Rey'de Ingla-
terra, y que le otorgasedes en nuestro nombre que no se pudiese re[)etir la

dote, y que le dixiesedes que me placia de pagar los cien mil escudos en di-
nero, porque todo esto que negaba al Rey, su padre, holgaba de facerlo por el,
porque lo tengo por y he gana que estemos muy unidos, y
muy verdadero fijo,

vos envié caMas niias para el Rey y para mi fija, y todo este despacho vos en-
vié duplicado con Petijuan, correo que partió de aqui a 14 del presente y ha-
bía de ser en Cales en lO dias, y con este correo vos envié despacho de mer-
caderes para la paga de la dote, que no faltaba sino 7.000 ducados, poco mas
o menos; y estando para enviar el proveimiento dellos con otro correo, re-
cebi vuestras letras de 18 del presente en que me facéis saber c mo, a Dios
gracias, habéis ya concertado con los del consejo del Rey de Inglaterra, mi
fijo, todo lo dicho casamiento, y que para que se velen no que-
que toca al

dava que fazer sino complir la paga de la dote, de que he havido grandisimo
placer, y doy muchas gracias a nuestro señor por ello, y a vos tengo mucho
en servicio buena manera y prudencia con que lo haveis negociado; y visto
la

que en vuestra letra decis que debia enviar luego de aqua el dinero de conta-
do, yo lo queria proveer assi, y estaba presto para lo enviar en dinero contado;
mas ha parecido que si va por la mar, el tiempo podria detenerlo mas de lo
que es menester, y que si va por tierra, va a peligro que lo tomen en Franiña;
de manera que por la una via y por la otra hay peligro que tarde tanto en lle-
gar alia, que la dilación pussiese en peligro el casamiento, y por esto me pa-
reció no enviarlo en dinero contado, sino proveerlo por via de mercaderes; fago
quenta que con los 15.OOO ducados que habéis tomado a cambio para aqua, los
quales se compliran aqua, y con el proveimiento que vos envié con el dicho
Petijuan, correo, terneis recaudo parala paga de lOO.OOO escudos y sobrara
dinero; pero porque aquel proveimiento era para por todo setiembre, y decis
que alia no quieren esperar, sino cjue luego les deis los cinquenta mil escudos,
mil escudos, y que
y que dende a quarenta dias les deis los otros cinquenta
desde luegoles deis fiadores para ello, vos envió con la presente un despacho

de micer Agostin de Bivaldo, para que assi lo ])odais complir, como veréis por
el memorial que va en claro con el dicho des|iacho, pov ende; luego en llegan-

do este correo, concertadlo con los mercaderes a quien el dicho despacho va


dirigido, y responded al Rey de Inglaterra, mi fijo, o a los de su consejo como
ya tenéis recaudo para la paga de la dote, y trabajad que se casen luego, y co-
brareis carta de pago del Rey de Inglaterra de la paga que le facéis. Y si por
aventura ijuisieren que antes ([ue se efectué el casamiento confirméis en nues-
tr.) nombre el casamiento del Principe Don Carlos, mi fijo, y el amistad, taced-

lo, y i)or cosa no quede de se fazer luego el dicho casamiento, y certificad al


Rey, mi fijo, que crea que le tengo tanto amor como si naciera de mis entra-
ñas, porque demás de lo que el vale y merece, la serenísima, mi muy amada
fija, su esposa, es la fija que yo mas quiero de todas las que Dios me dio; y que
— 531 —
vo conozco (1110 cimiplc mucho ;i su csliulo y al iiiio y al de la Reina di' Cas-
lilla, mi y lija, al dd l'rincijie de Castilla, mi
y del límperador, mi her- fijo,

mano, (¡ue todos estemos muy verdadeíaniente y ]3erp(>tuamentc unidos, y que

esta es mi voluntad v deseo; y ([ue fecho este casamiento, comunicai-emos en-


tro el y mi la manera i|ui' en esto (levamos tener (jue sea la (|uc mas cumpla a

su estado y al nuestro y del Principe, mi fijo, y placiendo a nuestro señor, lo


asentaremos muy bien; y que jiresuponga ([ue da(|u¡ adelante yo tengo sus co-
sas por propias mias, y el ha de tener las mias por iirojjias suyas. Y para con
vos, asicomo dig(') queselo digáis, lo tengo en la voluntad, y cono/co (|ue cum-
ple mucho que estemos todos muy estrecha y verdaderamente unidos; pero
agora esta bien, como lo tenéis concertado, que confirméis y asentéis la amis-
tad de manera cpie la teníamos citn el Rey, su padre, y después de fecho el
la

casamiento, mas despacio platicaremos y asentaremosla mas estrecha, porque


la fagamos como viéremos que mas cumpla al beneficio de todos ios que nos

habernos de juntar. Y sepa el Rey, mi fijo, que sin que tuviese nada asentado
con el, sino con solo verle casado con mi fija, porne [5or el y por su estado mi
persona y estado con mucho amor y voluntad, y que deseo todo su bien y
prosperidad como el mismo, y asi he de ayudar a ella. Y torno a decir que no
dexeis de facer cosa de las que convenga para que el dicho casamiento se efec-
tué luego, y en siendo velados, si place a nuestro señor, facédmelo saber a toda
diligencia. que ha pasado entre mi fija y vos, ciertamente me ha
Ouanto a lo
pesado en el alma, y yo tengo tan conocida y esperimentada vuestra lealtad y
b -indad, que en esto no hay que decir; ])ero lo que agora cumple a mi servi-
gio y para el bien de ese negocio es que en esta materia no fableis mas alia
palabra con mi fija ni con hombre del mundo; toda vuestra obra y diligencia
sea en que el casamiento se faga, y no solamente disimulad con mi fija, mas
pedidle perdón y fabladle mucho a su gusto y voluntad y contentamiento, que
yo le escribo que vos honre y que faga con vos lo cjue es razón, y assi creo
que lo fara; mas como dicho he, por cosa del mundo ni fableis, ni por vuestra
causa fable otro, ni assome a(iuella materia, ni curéis de quexaros poripie mi
fija vos haya agraviado, que en sufrir todo esto me servis como en acabar lo

principal, y junto con acabar el casamiento, trabajad, como he dicho, de te-


nerla a ella contenta.
Valladolid l8 de Mayo 1509.
(Sobre.) Por el Rey a Gutierre Gómez de Fuensalida, Comendador de la

Membrilla, del su Consejo y su embaxador en Inglaterra.


(Sello de placa suelto).
532

CAJi TA
del Rey Católico a su /lija /a J'rinct'sa Doña Catalina. ValladoUd xviu de
Mayo de dviii. (i)

Por vuestra letra de vi del presente, y por lo que me escrivio mi embaxa-


dor, he sabido como, a Dios gracias, estava ya concertado lodo lo de vuestro
casamiento con el rey de Inglaterra, vuestro esposo, mi muy amado fijo, de
que he ávido grandísimo placer, y doy por ello muchas gracias a nuestro se-
ñor, porque como de todas mis fijas soys vos la c[ue mas entrañablemente
amo, por vuestra virUiil y merecimiento, y por el mucho amor y obediencia
que conozco que como buena fija me tenéis, tenia grandísimo cuydado y de-
seo de os ver bien collocada, mayormente no habiendo para vos en todo el
mundo otro casamiento sino ese, y siendo tan grande y tan honrado. Cierto
me ha dado mucho contentamiento y alegría esta nueva, y sera mas conplida
quando, plaziendo a Dios, sepa que soys velados; y como ya os tengo escrito,
porque ahy vean que fago por vuestro amor, y os tengan en lo que es ra-
lo

zón, y también porque conozca


el rey de Inglaterra, mi fijo, la gana que tengo

que estemos estrechamente unidos, a mi me ha placido de confirmar el casa-


miento del principe don Carlos, mi fijo, y de pagar en dinero todos los cien

mil escudos; )' para la paga dellos he enviado recaudo, y que se confirme
agora nuestra amistad como estaba con su padre, que después de vos velada,
muy mas fijo, y mi; y todo lo fago con mucho
estrecha sera entrel Rey, mi
amor, porque tengo por cierto que que fago y fiziere por el Rey, mi fijo, y
lo

por vos, lo fago por mi mismo, y el me fallara en todo siempre nuiv verda-
dero padre; y, en fin, yo he proveído y proveo todo lo que es menester para
que vuestro casamiento no se dilate.
De lo que me escribís cjue ha dicho y fecho mi embaxador he habido gran-
dísimo enojo, porque habiéndole yo enviado para que os sirviese y negociase
a vuestro contentamiento, no habia de exceder un cabello de vuestra volun-
tad, quanto mas en lo que por vuestra letra significáis; como quiera que tengo
por cierto que suya ha sido mas ignorancia que malicia; y si vuestro nego-
la

cio sufriera esperar la ¡da de otro embaxador para que entendiera en mi


nombre en la conclusión del casamiento y se fallara en las velaciones, luego
lo enviara; pero si la negociación se dilatase tanto, seria ponerla en grandisi-

mo que vuestro casamiento no se ponga en peligro, con-


peligro; y agora, para
viene que en la el se de mucha priesa, y que vos disimuléis, y
negociación de
aun mostréis que perdonáis su yerro del dicho embaxador, y le favorezcáis,
assi para que mejor y mas presto concluya el casamiento, como para (|ue se

(i) Cifra original. Sello de placa.


Arcliivo general de Simancas. Tratados con loglaterra. Legajo 5. Folio 123.
— 533 —
falle (MI mi nomine en lus despusorlDS y velaciones, como es ra/on que se fa-

lle embaxador niio, nn luirantlu a el, sino a (|Lie es mi embaxador, y honrran-


dole y trat.indole bien, en especial donde gentes lo vean, y faciendo que los
otros le honren; y assi vos ruego afecUiosamenle c[ue lo fagáis por mi amor,
que en sabiendo c|ue sois velada, le mandare venir, \' enviare otro para que
resida ahy, cpie no piense ni trabaje en otra cosa sino en serviros a vuestro
contentamiento y en procurar las cosas (pie vos tocaren como vos gelo man-
daredes.Y agora fasta ser acabado vuestro casamiento, favoreced también a
Francisco (irimaldo, ponpie para la paga es menester su crédito, ([ue no he
osado enviar el dinero de la dote en dinero contado, sino por via de mercade-
res, por elpeligro y dilación ipie huviera en enviarlo por tierra y por mar.
Kn X^alladolid a win de Ma\'o de i)\im.— Rúbrica). Y— i

.Alniagan, secretario.

CARIA
del embajador Fnensalida al Rey Católico, (i)

Poríjue \'. al. sepa el discurso de mi vida después que llegue a Ins^laterra,
dycyendo verdad a \". al. como es razón, es lo que sigue:
Yo fuy recibido de la Princesa C(ín tanto amor y tanta demostración de
plazer de mi venida, quanta no se puede mas decir, y yo servi a su alteza tan
lealmente y tan claramente y tan a su sabor quanto yo pude, y su alteza es
dello buen testigo y todos los de su casa; y su alteza continuo su buena de-
míjstracion de estar contenta de mi servicio hasta el mes de novienbre, que

eran pasados del tienpo de mi venida hasta alli nueve meses, que nunca yo
conocí en su alteza otra cosa syno buena voluntad, y su alteza no podra dezir
ni onbre del mundo que vo hasta ally hiciese ni dixese cosa por donde su al-

teza no uviese de ser contenta de mi servicio. Es verdad, segúnlo que después

se descubrió, que fray Diego, su confesor, no estaba bien contento de mi, por-
que le parecía que, siendo el confesor de la Princesa, su alteza era obligada a
dalle parte de todos los negocios, y yo era obligado a no hazer en ellos cosa
syn el, y de ver (]ue yo no hazia a(|uella cuenta del quel quisiera que se hizie-
ra, trabajaba de ponerme en desgracia de la Princesa y reprendíale porfjue

me comunicaba tanto, y trabajaba por todas las partes que podia y modos
como yo no comunicase a la Princesa, y reprendíale porque me escrevia mu-
chas veces, y culpábame a my porque también escrebia a su alteza, y diziele

(i) Autógrafa .s. f.


— 534 —
que no era bien que yo le escribiese tantas veces, ni que su alteza me escri-
biese a mi, porque era mucho desautorizamiento de su persona, que si nego-
cios avia sobre que ally estaba el con quien se me podia enbiar
escrebir, que
a dezir lo cjue fuese necesario que yo supiese, y que se cesasen las cartas; y
esto mismo trabajaba conmigo el mastresala Alonso desquibel, diziendome que
era peligro, porque podrían tomar vna carta, y que el Rey era muv sospecho-
so; que lo que yo quisiese dezir a la Princesa, no jiudiendo verla yo, quel se lo

dirya y me trairya respuesta. Yo conociendo que esto hazia por meterse en


los negocios, dixelo a la Princesa, y su alteza me dixo: Guardaos de los de mi
casa, que no son personas ]iara fialles ningún secreto, ma)-ormente el maes-

tresala.

El fraile, como no pudo por esta manera entrar en tener parte de los nego-

cios, porque vna Francisca de Laceres, que entonces era el todo de la casa de
la Princesa, y aun de su persona, se lo estorbaba, como conocía su ambición
y
soberbia y liviandad, púsose el fraile en pensar que si el echaba a la Francisca
de Caceres de la gracia de la Princesa, quel haría de la Princesa a su voluntad.
Y de todo esto estaba yo inocente, y el fraile no cesaba de poner sienpre a la
Princesa en mala grazia conmigo, y ya yo sentya alguna tibieza en la Prince-
sa, y no podia pensar que fuese; y el fraile hallo lo que deseaba para echar

fuera a Francisca de Caceres, que le era todo el inpedímento para lo (|uel de-
seaba, y púsose por casamentero entrella y Francisco de Grimaldo, y siguióle
tanto hasta que le venció, lo qual \^. al. vera por esta carta de frav Diego que
les envío; y la Princesa le hizo muchos ofrecimientos, y en su presencia se des-
poso; y estaba la Princesa tan contenta, que no pensaba que avia hecho poco,

y yo dixe a su alteza primero que les desposasen, que su alteza lo devia decir
al Rey de ynglaterra, y que no lo debía de hazer sin su sabiduría, pues estaba

dentro en su casa. La Princesa me agradeció mi consejo, mas no le plugo dello


al fraile, y la Princesa dixolo luego al Rey de ynglaterra, y al Rey le plugo
y
hizieronse los desposorios en la cámara de la Princesa. Kn este tienpo el fray
Diego andava muy livianamente por Londres y sin conpañero, y con tres o
quatro onbres con el, con espadas y broqueles, y avia entre los cortesanos y
aun los ciudadanos harta murmuración sobre el frayle; y un dia saliendo de
mi casa uno de los del consejo del Rey, vido venir al frayle con su conpañia,

y volvióse a los suyos y dixoles: Vedes alli buen auloritlad de confesor de
la Princesa. Oyéronlo algunos mercaderes castellanos
y ginoveses cpie estaban
mi casa, y asi los unos como los otros me lo entraron a dezir,
a la puerta de
diziendome que muchas vezes avian oydo hablar de la liviandad de ac[uel frai-
le,
y que nunca me lo abyan querido dezir, creyendo que tan bien lo via yo
como ellos; mas que agora que avian oydo aquello, no querían callar, por lo

que tocaba al servicio de la Princesa, que era muy gran vergüenza ver como
aquel fraile andaba. Yo fuy un día a ver a la Princesa y dixele: —Señora, el

confesor de V. al. nome parece que anda


con aquella autoridad y onestidad
ni gravedad que a vuestro confesor pertenece, y a mi ver, trae mucha livian-

— 535 —
dad, que anda sin conpañero y con onbrcs con espadas y broqueles tras sy, y
de mesón en mesón, y de platero en platero vendiendo vuestra plata, que no
es oficio de vuestro confesor. Vuestra alteza lo mande emendar por lo que toca
a vuestro servicio. Su muy
fuertemente y dixome:
alteza se enojo Por cierto, —
enbaxador, vos |)ones nonbre inpropio a mi confesor, quel no es liviano, sino
muy discreta persona, y muy onesto y muy currado, y no digáis tal de mi con-
fesor, —
que no lo puedo sofrir. Dixele: Señora, yo digo a V. al. lo (|ue veo, y
lo que muchos dizen; sy le a pesado dello, ayalo por no dicho, mas a mi no se

me parece bien. Dixo: Por cierto el es tal qual yo digo, y aunque no fuese
otra cosa sino tenelle yo por confesor, bastaba para que vos le tuviesedes por
muy onrado; y si vende mi plata, yo se lo mando, y sábelo el muy bien hazer.
Dixele: —
Señora, ya digo a V. al. que sy os a pesado que sea como e dicho,
yo ago lo que debo; y de vender vuestra jjlata no es bien que vuestro confe-
sor ni otro la venda, porque no es bien que lo sepa el Rey de ynglaterra, pues
estamos con el en pendencia que la tome en cuenta de lo que se ha de pagar
de vuestro dote; y si ay Tiecesidad porque se deva vender, no la aga el con-
fesor de V. al., que no lo puede el hazer tan secreto que no se sepa. Dixo:

Pues quien lo hará.- Dixele: Vuestra alteza tiene personas que lo sabrán bien
hazer y que lo harán mas secreto, y sera mas onesto que no hazello vuestro
confesor. Dixome: —
Xo tengo quien lo haga. Dixele: Yo lo haré, quando otro —
no hubiere, y venderse a por mia y no por de V. al. Di.xo: -Y o
la plata — lo quie-

ro asy, y el lo —
sabe bien hazer. Dixele: Señora, sea como plaze a V. al.; mas
todavía, como puede bien parecer? Su alteza dixo luego todas estas cosas al

y
fraile, cobro desto orgullo, y coniengo mas de recio a siguir su processo
el

de poner a su alteza en desgrado conmigo y de echar de su casa el impidimen-


to que el tenia para hacer todo lo que quisiese, que era Francisca de Cacercs;
V para que yo no tuviese comunicación con la Princesa, puso al Re}- y a los
de su consejo en sospechas que mis comunicaciones eran dañosas; y para esto
y para todas las cosas favorecióle el maestresala Alonso desquivel; y de que
tuvieron esto acabado, y supieron que yo no auya de entrar en palacio ni ver
a la Princesa, trabajo el frayle que se velasen Francisco de Grimaldo y Fran-
cisca de Caceres, y la Princesa enbyome a dezir que yo dixese a Francisco de
Grimaldo que yo dixeselo, y el no quisiera hazello hasta que
se velase luego, y
la Princesa se casase; aquexo tanto a la Princesa para que lo man-
mas el frayle

dase y al Francisco de Grimaldo para que lo hiziese, que traya una pena con-
sygo que no reposaba noche ni dia, y el Francisco de Grimaldo dixole: ¿Como
me tengo de casar, que no se lo que la Princesa a de hazer conmigo ni con mi

muger? Dixole el frayle: Hazed una cédula, que la Princesa os la firmara, de
toda la cantidad que quisieredes, y no esteys por eso, que no ay oficio en su
casa ni cosa que vos pydays que no se os de. El Francisco de Grimaldo dyxo-
me lo quel frayle le dyzia. Yo le dixe que no se, (l) que se hyziese la

Una palabra ininteligible que parece decir enlevase \^:).


— 536 —
cédula de manera (|uel fuese cierto (|ue era para pagar Id que le |)rometiesen, v
que nu hy/iese daño a la Princesa. l'"ynalmente, que el frayle y el hj'cieron su
cédula, y prometióle la Princesa por ella dele dar quatro mil ducados en ca-
samiento a Francisca de Caceres; y sy el Francisco de Grimaldo quisiera que
pusieran seys y ocho mil, tantos pusiera el frayle. Dada la cédula, el Francisco
me la mostró. Yo torne al frayle y dixele: — Alai aconsejada es la Princesa en
muchas cosas que haze, y desto vos tenes la culpa. No dyviera su alteza de dar
tal cédula como dio, por dos cosas; la una, t[ue sy la dyo para no pagalla, no
la divvera de dar; sy la dyo para pagalla, ecedio de la razón, porc¡ue a vna mu-
jer de cámara, nunca la Reyna, nuestra seiiora, llego a dalle dos mil ducados, y
divierades de mirar que le quedan a la Princesa damas y otras mugeres de cá-
mara que a de casar, y si a esta, que era muger de cámara, mando quatro mil
ducados ¿que le demandaran con las damas sy ovieren de casar en esta tierra?

Respondióme: No lo hize yo. Dixele: — Vos lo hizistes, y consejastes mal a su
alteza. Dixo: —
No es syno que todo lo que yo hago os parece mal. Fuese a la
Princesa v dixoselo. La Princesa salió luego con vra y dixo algunas palabras
de mi; mas esto no era nada. Vino el ticnpo del velarse los dichos Francisco y
F"rancisca. La F"rancisca, como priuada de la Princesa, cpiisiera se velar en pa-
lacio, i la Princesa escriltiomelo. \ o le escreby que me parecía que no se dehia
hazer en palacio, porque su alteza no estaba de manera que pudiese hazer seme-
jantes fiestas, y que fuesen como a su estado pertenecía, mayormente estando
metida casa del Rey; que se hiciese fuera de palacio, y que por servilla, yo to-
maría el cargo, y en mi casa se velarían y yo les daría la comida. Plugole a la
Princesa; mas no le plugo al fraile, y trabajo que fuesen a velarse a un villaje,

y que el les daría de comer, que pues el los había casado, que el quería gozar
de a(|uella onrra. El Francisco de Grimaldo y la Francisca de Caceres no lo
quisieron hacer, sino c[ue pues en palacio no avia de ser, cpie querían venirse a
mi casa.
El fraile fue desto mal contento. Vino el día de las bodas, y el fraile y la

Francisca de Caceres riñeron delante de la Princesa, y por esta rencilla la

Francisca de Caceres no se quiso confesar con el fraile, y confesóse con el

confesor del Rey de ynglaterra, que es de la orden de San Francisco. Fue esto
tanta injuria para el fraile, que hizo bramuras como loco; de manera cpie hizo
a la Princesa estar tan mal con la Francisca de Caceres, que la enbyo aquel
dia que se vbo de velar como siubiera hecho maldad en su casa, y vinieron y
veláronse en mi casa. Dexo esto, porque todo esto fue principio de lo que des-
pués ha sucedido.
Al tienpo que los enbaxadores de Flandes vinieron a hazer el desposo-
rio del Principe y de la hija del rey de Inglaterra, la Princesa por
de Castilla
un ájente tratavame a mí que hiziese de manera cpie no estuviese a los des-
posorios, y por otra parte hazia muestras para que los yngleses viesen que
quería estar a ellos, y esto era consejo del fraile, porquel Rey acabase destar
mal conmigo, y para que el pudiese dar a entender que por su consejo la
— 537 —
Princesa (|iicTÍa estar a los desposorios; y escriviome la Princesa esta carta
que aqui maestro, y yo escrivi una carta a los del consejo diziendoles que me
parecía que la Princesa no devia estar al desposorio, dándoles algunas razones
por que asy se devia de hazer; y no contenta la Princesa desto, hizo que yo
mismo lo dixese a los del consejo, y hizelo, y como no se pudo conocer de-
llos sino (.[ue era forgado que avia destar, dixole el frayle: Enviad a dezir al —
enbaxador <]ue cunjila lo que el Rey, vuestro padre, le mando, y que os de-
mande. Dixo la Princesa: Como lo haré eso, que a escrito al Rey, mi señor,
que no me demandara hasta que su alteza se lo escriva otra vez? Dixole: lín-
viadselo a dezir y no se lo escrivais, quel ha hecho mal en no hazello, y vos
aves pecado mortalmente en consentillo y no obedecer el mandamiento de
vuestro padre. Y todo esto era cauteloso. Dixole la Princesa: Padre, pues id
vos a decírselo. Dixole: Déme V. al. una carta de creencia y yre alia. Diosela
y vino a mi y dixome: La Princesa os manda que cunplays lo quel Rey, su
padre, os enbio a mandar, por([ue dotra manera no se puede escusar destar a
estos desposorios. Dixele: La Princesa os mando que me viniesedes a decir
eso? Dixo: Si. Dixele: Y dixoos que era? Dixo:
Si, yo lo se de antes. Dixele:

Bien a hecho la Princesa. Dezi a su alteza que me maravillo de su alteza te-


nerme por tan sinple que en vn ora haya de hazer dos errores; uno, de no
haber hecho lo quel Rey, mi señor, me mando, si a sido error, y otro, de no
esperar su respuesta, pues lescrebi c|ue no lo haria hasta aver segundo man-
damiento, que no lo puedo hazer. Kl frayle se fue con esto, y afeólo tanto de-
lante de la Princesa quanto el pudo, y la Francisca de Caceres, que aun es-
taba en palacio, que des]Dues de casada se torno luego alia, reprehendió al

frayle loque avia dicho y lo que avia aconsejado, y dixole el frayle: No es


sino que todo lo que yo digo os parece mal, y todo lo que el embaxador haze
es bien hecho. Pues no os durara mucho esto, que yo criare otra Francisca de
Caceres que le parezca bien lo que yo hyciese. Dexo tanbien esto ques yncy-
dente, y quiero tornar a la materia. Hecho el desposorio de madama Marya, y
estada la Princesa a el, y de otra manera que yo avia dicho que devia destar,
según las palabras que sobrello yo avia pasado con los del consejo, y visto ya
quel Rey estava muy enojado conmigo, el frayle pensó que ya tenia lo que
deseava, que ya tenia a la Princesa puesta en enojo conmigo, que no le que-
daba sino echar de ally a Francisca de Caceres. Vino de Navidad, y
la fiesta

yo escrevi al maestresala de la Princesa, Alonso desquivel, que de mi parte


dixese a los del consejo (¡ue yo queria yr a besar las manos al Rey y da-
lle las buenas Pascuas, como era costumbre de los enbaxadores; que me di-
xesen sy era esta su costumbre, y que harya lo que se usase en su corte.
El maestresala y el frayle, como vieron que de ally avya de resultar que yo
avya de ver a la Princesa, según lo supo y me dixeron ellos,
que después se
urdieron que no me y respondióme el maestre-
diesen lugar de ir a la corte;
sala que los del consejo del Rey dezyan que no curase de yr a la corte, que
no era contento dello el Rey; y en verdad que yo estaba sin sospecha que es-
es
- 538 -
tos trabajaban este destierro; y como vino el dia de Pascua, escrevi una carta
a la Princesa en que le daba las buenas Pascuas, pues el Rey no queria que
personalmente se las diese. El frayle que ya no tenia ympedimento ninguno,
no consyntio que me respondiese, porque ya avian echado a la Francisca de
Caceres, so color que viniese a tener la Pascua con su marido. El dia de los Ino-
centes escriviome la Princesa vna carta, y en el fin della dyzya: Enbaxador: —
porque yo quiero ver un punto, enviadme la escritura de mi casamiento. Yo le
respondí, conociendo de do procedía aquello, que yo tenia aquella escritura
cosida con otras, que no era razón que nadie las viese, que su alteza menbiase
a dezir que punto queria ver, y que yo se lo enbyaria declarado y glosado. Su
alteza mescribio esta carta que aqui muestro. Yo le respondí que suplicaba a
su alteza que no hiziese conmigo lo que no se solia hazer con enbaxadores;
que sy algo queria saber de sus negocios, que conmigo se habia de hablar,
pues aqlii no avia en su casa muchas personas, ni aun ninguna, con quien se
deviesen comunicar las cosas, mayormente syn my. En este tienpo el maes-
tresala trabajaba conmigo que yo allegase a my al frayle }• comunicase con el
las cosas, y de manera de corredor, y hizo venir al fraile vn dia a my dizien-

dole que yo le harya muchas carj'cias y onrra y lo que quiso. El frayle vino a

mi posada, y comengamos a hablar y di.xome: Yo se que os an dicho muchas
cosas de mi. Yo le dixe: —
Por cierto, padre, no han dicho nada. Dixo: Yo lo —
se, que quien os lo dixo me lo dixo. Yo le dixe: —
Bien puede cada uno levan-
tarse falso testimonio; mas yo os ¡uro por el corpus Cristi que no me han di-

cho nada que yo me acuerde. Dixo: Si, aqui en esta casa ay malas lenguas, y
me an ynfamado, y no con lo mas baxo de la casa, syno con lo mas alto; y
esto no es mengua a my, y por no hazelló verdad estoy aqui, que ya me seria
ydo. Yo túrbeme de oylle dezir tales palabras, y deseaba huirme del, y fuese, y
no bien contento. Otro dia torno a mi de parte de la Princesa, y comentóme a
dezir no se que cosas, y yo le dixe: — Padre, no consejays bien a su alteza. Dixo:
— Xo ha menester consejo, que su alteza sabe lo que haze. Dixele: Verdad —
es; mas esta carta no negares vos que no es vuestra nota, y de aqui se puede

creer que quien esto escribió que conseja estotro. Ensoberbecioseme mucho,

y no se que palabra me dixo, que le dixe: Vos soys mal onbre. Dixo: Yo —

soy tan bueno como quien quiera. Dixele: Si vos buen onbre fuesedes, no
daryades tan malos consejos. Y salióse y fuese a la Princesa y ynformo a su
alteza a su proposito. De aqui la Princesa escriviome vna y otra y muchas car-
tasdesabrydas, por hazerme desatynar, y yo torne al camarero y dixele.— Ca-
marero, dezy a su alteza que le su])Iico que no de oydos a los que no son de
escuchallos, y que le suplico yo que a su confesor que no le tenga en tanta
veneración quanta le tiene, porque sy su alteza viese y oyese lo que nosotros
que acá estamos fuera oymos y vemos del, que su alteza no ternia tanta con-
fianga de su seso. Y porque su alteza vea si es de tener tal onbre cerca de sy,
dezyide esto que me a dicho; y dixele lo que e dicho que el me dixo acerca
de avcile ynfamado; y como lo a dicho a mi, lo a dicho a otras personas, y di-

— 539 —
zelo de manera de jactancia; que por lo que cun]3le a su servicio se lo hago

saber, y que yo pudiera


si ver a su alteza, que ya se lo avria dicho, aunque mas
enojo tomase conmigo, por que estas tales cosas no son de callar, por que son
peligrosas, mayormente siendo este onbre tan liviano.
El camarero me dixo: —Señor, la Princesa esta mal conmigo, y a causa
deste fraj'le, si yo le digo esto, sera acabarme de perder con ella, pues que
no quiere uyr cosa que a este frayle toque, antes quiere que todos le adore-
mos; dvgaselo otrye. Vo enbie por el maestresala, que es uña y carne del fray-
le, —
y dixele lo mismo, nixome: Dezysme que lo dyga asy a la Princesa? üixe-
le: — Sy, porque este lo a dicho en muchas partes, y es peligrosa la platica syno
se remedia. Fue el maestresala y dixolo al frayle y no lo dixo a la Princesa, y
el frayle continuo su proceso de poner mas a la Princesa en omezyllo conmi-
go. Y después desto, vino un capellán de la Princesa y su limosnero a mi, y
dixome mil querellas y locuras que hazya el frayle, y entrellas me dixo: A di-
cho a la Princesa tal y tal cosa, (por la onestidad no lo quiero dezir). Dixele:

Y la Princesa que dixo sóbrese? Dixome: Diole una gran risada y dixole:
Padre, no lo creays. Dixele yo al limosnero. —
Por cierto, no me maravillo ago-
ra de lo que me dixo a mi, pues eso oso dezir a la Princesa. El limosnero, des-
pués que se fue a do estaba la Princesa confesándose con el frayle, dixole el
limosnero: —
Vos no mirays como hablays, que dezistes tal y tal cosa al enba-
xador. Dexo la confision y fuese a la Princesa y dixole muchas cosas de males

de my, de manera que la Princesa mescribio una carta asaz onesta para Prin-
cesa y para escrevilla a enbaxador de su padre, y desde ay mando que onbre
de su casa no me viese, y yo demande lycencya para yr a visitar a su alteza,
y supe que su alteza o el frayle tenian prevenidos a los del consejo que no me
la diesen, porque la Princesa no queria verme, y la causa porque dizian que

era por que pues el Rey dynglaterra eslava malo conmigo, que no me queria
ver la Princesa.
Desta manera e estado cinco meses, y como \'. al. me escrivio que enbya-
ria vn perlado, enbye la carta a la Pringesa, y creyendo su frayle quel perlado
venya por defecto mió, y que en viniendo el seria yo revocado y despedido, y
que nunca la Princesa me querrya ver, asy su alteza como el frayle con esta
esperanga que nunca mas avia de ver a la Princesa, y que no entenderya mas
en los negocios, hyzieron y dixeron todo lo que de un traydor se pudo dezyr,
hasta que llego al punto quescrevi a V. al., que la Princesa yendo a tomar con-
clusión en sus negocios, no me quiso ver, y por cierto aquello no fue sino de
puro empacho de lo que conmigo tan sin causa se avia hecho, que no porque
su alteza pudiese dar razón que le oviese hecho deservicio alguno; lo mas que
me que avia recebido en mi casa a Francisca de Caceres y a Francisco
dixo,
de Grimaldo aviendola su alteza echado de la suya. A esto le dixe que yo pen-
saba que le avia hecho servicio en querer encobrir lo que no fuera onrra de
su alteza que se publicara, y que 3'o no los avia recibido de nuevo en mi casa;
que Francisco de Grimaldo tenia en mi casa dos cámaras alquiladas por sus
— 540 —
dineros, como que posaban alli; que la casa era grande, y que
las tenían otros

el mujer a su aposentamiento; que era verdad que com'ia comigo


avia llevado su
el, porque desde que despaña vino siempre avia comido comigo, y su mujer

comia con el algunas veces a mi mesa, y que sigun la vida que yo tenia en In-
glaterra, a ellos o a otros avia de buscar que comiesen comigo, por no parecer
del todo punto preso; mas que si su alteza me oviera mandado dezir que no
era contenta dello, que yo no la enojara, mas que nunca nada me avia sido
dicho ni por su alteza ni por otro de su parte; que no tenia razón de olvidar
por esto los servicios que yo le avia hecho, ni era razón que me desonrrase
como me desonrrava.
Asi que, muy poderoso señor, este es el proceso de mi vida en Inglaterra y la

obra que este devoto religioso haze,que en Babilonia no ovo tanta confusión co-
mo ay a su causa cas de la Princesa; y a su alteza doy por testigo si en las cosas
que tocaron a sus negocios sy hice cosa syn su mandado y consejo y sabidu-
rya; yRey dynglaterra estuvo mal conmigo, todo fue por hazer yo lo que
si el

su alteza me mando desdel primer dia, y syenpre: no hables a estos blandamen-


te, y menos al Rey, sy no, yo doy por perdidos mis negocios, que por hablalles

blandamente están como están. Pues en todo lo que e dicho que a sucedido
después que yo no entendía en negocios, quito el frayle, que es la parte agen-
te, yo doy por testigos a todos los de la casa si e hecho cosa porque vviese de
ser tan maltratado, y porque tan publicamente vviese de procurar la Princesa
de desonrrarme.

OTRA CARTA (i)

de Gutierre Gómez de Fuensalida á Jiian de Cuero. Londres 24. de Enero


(s. a.) pero 15 10.

Muy virtuoso señor: Regibi vuestra carta, y no se otra cosa que dezyr
syno que me parece esto a la condigion de los enfermos, que por duges que
sean los manjares que les dan, les paregen amargos; y como su alteza syn cau-
sa nynguna a (¡uerj'do mostrar enojo comygo, nynguna cosa que yo haga ny
hyzyere de aqui adelante podra tener en servygio; y asy dios me salue, que
la

no se de que causa progede esto, porque yo se que no progede de mis obras,


porque a su alteza y a todos es notoryo lo que yo e hecho por su seruygyo; y
por lo que toca a sus negogios, me e puesto en la cruz, y sy no soy crucify-
cado, queda por falta de crucifyxores. .Mas pareceme que todo es perdido. Do-

(i) Autógrafa.
— 541 —
mas mi te basta para veiiger tocias las malas venturas. Y no se
lor leiigü (k'llo;

yo pori(ue su alteza tome a mal que yo enbie mensagero al rrey, mi señor, pues
que eleve de pensar que sy lenbio, que eleve de cunplir a su seruvgio, y que
dotra manera no querrya gastar dineros. Y tanbien me maravillo que diga su
alteza cpies novedad esta no cscrcville la causa por([ue enbyo mensagero; por
gierto, cosas t[ue, puesta mi boca al oydo de su alte/a, ternia temor de de-
nagen
zyrselas porijue no se sujjiesen, quanto mas encomendallas a cartas. Bien ten-
go yo razón destar desesperado (_[uanclo ovgn lo tal, que no ])ense yo (iiie avya
oy en el mundo qyen pudiese poner sos]iecha en my para las cosas que tocasen
al seruigio del rrey my señor y
de sus hyjos, porque si yo con dios tuviese tanta
fe, avn creerya que podrya dezir, sy no me diese el parayso, que me hazya
le

synjustygia; y por esta tan inmensa fe sufriré todo lo ([ue su alte/a quisyere
dezir y hazer y mostrar comygo, y tanto quanto mas mal me tratare su alteza,
tanto mas parezera mi bondad y
lealtad, porque no con menor amor procura-

re hazer sus negogiosque sy por aver regebydo de su alteza muchas onrras y


mergedes le fuese obligado. Y su alteza no deve aver por mal lo que yo hago,
pues hago aquello para que fuy enbiado, de avysar al rey mi señor de cosas
que, sy a su persona sola no, no se podrían hablar.Y no piense su alteza que
solo el negogio de su casamiento, o
que aquel pertenege se escrive, que
lo

otras cosas hay en el mundo, enespegial en la tela de agora, que corren tan-
to riesgo como esta, avnque esta sea para su alteza la mayor que puede ser.
Y los embaxadores no tienen termino señalado para aver de avisar, avnque le
tengan para lo que an de hacer; y avnque no vuyese causa para escrevir como
su alteza lo pyensa, bastara que me paregiese a my que se devya hazer, pues
el rey mi señor me
encomendado
a las cosas de su seruygio, y aquellas con
tanta my anyma las tengo de myrar. Y demás
vygilangya como para saluar
y hazyenda tengo yo para poder gastar cincuenta ducados en un
desto, casa
mensagero para las cosas que me cunplen; y sy su alteza sospecha que enbio
a demandar lycengya, esta sospegha puede progeder de lo que su alteza haze
comygo, y no de lo que yo e hecho en las cosas que tocan a su seruygio; y
sy la demandare, no sera maravilla, porque yo no vine sino por seys meses, y
e estadovn año; y como e sydo onrrado y tratado en ynglaterra, su alteza lo
sabe, y portjueme ha sydo hecho el mal tratamiento; y lo que su alteza a he-
cho comygo de pocos dias acá, todos lo saben; y la causa, para aqui y para de-
lante diosque creo que avn su alteza no la sabe; y sy causa alguna ay, yo no
la se;y conogiendo su alteza quan verdadero seruydor yo soy suyo, y con el
amor que me movya a venir a Inglatera syn tener uegesidad nynguna desta
venyda, syno solamente por seruylla, avnque yo quysyese errar, su alteza no
me avya de dar lugar ay sy yo hago o e hecho alguna cosa que le pare-
ello;

cía que no se devrya de hazer, su alteza me dyvyera o devrya mandar dezyr:


Enbaxador, vos hazes esto; no lo hagays, que no me plaze a my. Mas yo no
se que diablo es este que anda suelto, que sy yo algo e hecho o avre echo,
my primer movimiento no serya otro syno pensar que seruya, y con aquel
— 542 —
pensainyentü perseverar en lo comengado. No quyero dezyr todo lo que syen-

to, porque me
tengo por malaventurado, pues estoy a cabo de sesenta años en
Inglatera y tan onrrado como me veo en ella. Sy no escrevy a su alteza, fue
porque era negesaryo satisfazer a su carta, y no se pudya satisfazer a ella syn
algún atrevymyento, como su alteza dize que e tenydo; y por esto digo lo que
dixo el conde de Osorno: Mas la quiero seruyr que rres|50nder.»
Yo enbyo mis cartas a Brujas para que de ally despachen correo, porque
aqui no se halla. Si su alteza quysyere escrevyr, esperare dos o tres días. Y
asi quedo encomendándome en merged de la señora camarera y en la vuestra.
A Rodrigo de Cuero dad mys encomyendas.
De londres oy domyngo, xiiu° de enero. Nueva ay que a los
seys de dizyenbre paso Sepulveda por Burgos; tiraba su camino a sevylla.

es vuestro servydor
Gutierre Gómez.

(Sobre.) Para Juan de Cuero,- camarero de la señora Pryngesa de gales.

(Papel de la princesa de Gales p." Gntte. Gómez) (l).

enbaxador: vra. garta Recevy, y por no la entender, no se que respuesta


dar a ella, syno tener por muy byé echo todo
lo que el Rey niy Señor mádase,

aunque me maravyllo de no me declarar mas


esto que me scrybys, y sy esta
es la voluntad de Su al., no se que es la causa de tanta mudanga, avyendo
querydo el cótlaryo este tyempo pasado; mas sy asy cumple a su servycyo, no
puedo dezyr syno que debe ser lo myjor, sy por su mádado lo azeys, lo qual
dudo, acabo en RyxamOte segundo dya de pascua.

H. — la prása de Gales — 77.

(En el reverso dice: ^al enbaxador».)


(Tuvo un sello pequeño de cera, que está destruido).

La Frinctsa de Gales á M. P. de Aliiiazán.

Almagan: aquy en este envoltoryo os enbyo una carta del rey de yngla-
terra, my señor, en yngles para vn su crvado que se llama Juan estyl, (¡ue

{i¡ ."Xiitógrafo.
- 543 -
esta en la corte de la señora re\'na y pryncesa (l), para que con el |)rymer
mensajero que alia fuere las enbyeys a buen recaudo; no ay mas que dezyros
syno que acabo de my mano en Granuche a xvn de julyo. [2)

I!. !a pryncesa de gales H.

(Sobre): Á Miguel Pérez dalmagan, secretaryo del rey my señor y de su


consejo.

OTRA CARTA
de la Princesa de Gales al mismo Almazán. (3)

Almazan: laque con Melchyor mescryvystes recevy, y olge en saber


carta
todas las nuevas que en ella me dezys, en especyal la vrevedad de la partyda
del Rey, my señor, y asy ya yo no escryvo a su alteza a ñapóles, syno ende-
rego las cartas a castylla, porque espero en dyos que le aliaran alia, asy mys-
mo algo del amor que me dezys el Rey, my señor, tyene con el rey de yngla-
terra, mi señor, y que lo entiende mostrar por obra, y syendo en servycyo de

su alteza, de todo lo que con el se yzyere olgare yo, porque aga mas el Rey,
my señor, de lo que le tyene merecydo; asy os ruego quado su alteza escryvie-
re alRey, syenpre acordeys a su alteza que le de a entender su poder y estado,
y junto con esto mezcle cebo de mucha dulgura, porque asy cunple al servy-
cyo de su alteza, y por eso os lo escryvo a uos, como a persona que se yo que
lo myrareys y en quyen todo puede caber; querrya poderme aprovechar de
las gyfraspara escryvyr, mas no basta my cyencya para mas de sacallas; lo
que os ruego es que en llegado el Rey, my señor, a castylla, de donde avra
mas escrevyr, que de todo muy por entero me agays saber, porque por tener
por tan cyertas vuestras nuevas las huelgo de saber mas de vos que de nadye:
acabo, de my mano en granuche a xvm. de julyo.

h — la princesa de gales— h.

(Sobre): A myguel perez .... ga secretaryo .... my señor y d ....

(i) Doña Juana la Loca.


(2) Sin año. (1508?)
(3) Publicada en el Boletín de la Academia de la hist. El autógrafo, en poder de los he-
rederos de D. Luis de la Llave, acad. corresp. de dicha Corporación.
544

Catalina, P." de Gales a M. P. de Abnazan. (i)

Almagan: el Rey de Inglaterra my señor, me manda que os escriva ro-


gandos que ayays por encomendado lo que a su servycyo toca, y aunque de
vos yo estoy cyerta que asy lo azeys y teneys a cargo de myrallo como co-
sas propyas del Rey my señor, por cumplyr el mandado de su alteza, os
quyero rogar que sy por my mas se puede agrecentar, en mas lo terne que lo
que por mas pryncypal de my propya persona os encomiendo; y porque se-
gún lo que de vos gonfyo, basta lo dycho para que agays vuestra posybyly-
dad, no ay mas que dezyr en esto, sino que las cartas del Rey my señor llega-
ron tan frescas y a tal tiempo que me dyeron ynfynito plazer, y eran de my
byen deseadas, y su alteza tjuj'so por azerme merced darme cuenta por carta
suya de todo lo que dalla os daua yo a vos cargo que mescryviesedes; mas
aunque asy sea, no quiero que me dexeis descryvyr vos todo lo demás, par-
tigularmente porque huelgo mugho con vuestra carta, de my mano; acabo en
Ryxamonte a xxx de Dezyenbre (30 Diciembre 1508).
'
H. la Princesa de Gales. H.
(Sobre): A Miguel Pérez de Almazan, secretario...

OTRA CARTA
de la Princesa para el embajador Fuensalida.

Embajador: my carta no os la envye para que me envyasedes por res-


puesta quexas ny sospechas, pues no son para persona de mi manera, según
sabeys, syno para que me envyasedes a dezyr que era lo de los dyneros que
me sosevystes que era servygyo del Rey my señor, sacando sy su alteza
(2)

agora de nuevo no os avya mandado que eje lo que a my logase no me dygays


nada, y esto me haze que vuestra carta no entyenda para poderos responder
a ella; en Ryxamonte oy miércoles.
H. la princesa de Gales. H.
(En las espaldas): Al enbaxador.
(Autógrafa).

(i) Esta carta autógrafa pertenece á S. M. la Emperatriz Eugenia, á cuya amabilidad


debo el poder publicai'la.
Todas las que siguen son tambivn autógrafas.
(2) Sic, por screvistcs.
— 545 —

OTRA CARTA
de la misma al mismo.

Enbaxador: de la venida de vuestro mensajero me plaze por saber nuevas


cyertas dela salud y prosperydad del Re)' my señor, que avya tanto tyenpo

que aquy no se sabya; mas deveys myrar que pues al Rey no se le acorde (l)
nada en todo su reyno, especyal los que a el vyenen, creo sera myjor vos le

scrybays como os a venydo vn mogo vuestro despaña, y aunque no trae car-


tas, por las nuevas que del Rey my señor dyze, queryades venir a verme y

dezyrmelns, sy su alteza fuere contento, porque sy por my vya la lycencya se


pyde, y sabe como teneys correo, c[uyza tomara alguna sospecha que después
dañe al servycyo del Rey my señor, y no se la podays quytar de la cavega, o
no venga algún otro ynconveniente; y por esto no lo are asta que me respon-
days lo que os parece. Acabo, de mi mano en Rixamonte oy myercoles.

H. la princesa de Gales. H.

{En las espaldas): Al enbaxador.


(Autógrafa).

OTRA
de la Princesa al embajador.

Enbaxador: pensando veros aqua esta navydad y daros yo misma las bue-
nas Pascuas, he esperado asta agora, y aunque sean ya pasadas, no quyse que-
dar syn dároslas, y por esto yo mande a my confesor que os vysytase y de
mi parte os las dyese; pues no quereys que en vuestra venyda nada se able, y
para estos juyses yngleses no ay otro remedyo syno dysj^mulallos o no azer
cuenta dellos, pues son mas para esto que no para sentyllos, aunque lo agan
con yntencyon de dar enojo, y vos no le deveys recevyr, pues es venganga co-
mo de nyños, )' no es razón tenérsela, en tanto que puedan pensar que se
syente, antes de que vean el contraryo, ternan mas vergüenga que plazer de lo
que an echo. Y pues el padre es el mensajero, no os quj^ero dezir nuevas de
my, pues del las podeys saber todas, syno rogaros que, pues no os puedo ver,

(i) .Sic, x>r¡v ascoude^


— 540 —
sy teneys el traslado de la capylulacyon ])Ostrera, que para myrar vn punto me
la envyeys, que en vyendola, luego os la tornare. Acabo de niy mano, dya de
los vnocentes.
H. la princesa de gales H.

(En las espaldas): Al enbaxador.

OTRA
de la l'rincesa al embajador.

Mnbaxador: son tantas y tales las nuevas que los que de vuestra casa vye-
nen me traen, que no puedo estar syn maravyllarme de vos no se os acordar,
de lo (_[ue luego quando aquy venystes y después muchas vezes os ilyxe, avy-
sandos para que no oyesedes las mentyras que los myos os dyxesen, que por
tenerlas yo esperymentas, de nynguno de ellos me fyaba, y sabyerído vos esto,
no pensaba yo consentyryades que en vuestra casa y presencya tanto en mi
honra se toque, y por toda l.ondre tales casas (sic) se syenbre, que auinjuc por
otra cosa no fuese, por solo el servj'cyo de cuya persona representaos, no es
bueno (jue lo guilays (lo deveys guflir) (l), por lo tjual no quyse pasar syn es-
crevvros que pues asta aquy syen])re aveys myrado el servycyo del Rey, my
señor, que agora por mentyrosas ynformacyones no le olvydeys. Acabo de my
mano en anurt oy miércoles.

//. la princesa de gales //.

(En las espaldas): Al enbaxador. Ilebrero.

OTRA CARTA
de la misma al mismo.

línbaxador: Vuestra carta receby y vy lo que con ella me envyastes del


tesorero Vargas, y no puedo pensar la causa porque el Rey my señor mande
sacar de aquy este dynero, sabyendo en la manera que yo estava, y porque se

(i) Tachado lo comprendido cutre i)arL-ntcsis.


— 547 -

sepa la en que su alteza manda que este, me valgo de la partyda del correo,
por(|ue detcrmynara ya su alte<!a lo que de my fuese servydo, y sy lo es que
(|uede en ynglaterra, su alteza pagara todo lo que en esto travajaredes. acabo
de mi mano en Vuysor a x de mayo.

//. /a princesa de gales, h.

me parecyeron byen, y por aver sydo de la Reyna my se-


Los candeleros
ñora, losquyero tomar, y mandare a Juan de Cuero, que le avya de mandar de
yr a londres, que de alia la plata cjue t'uere necesaryo para cun[)lyr el valor
dellos.

OTRA CARTA
de la Princesa.

Enbaxador: por \o i[UP de Juan de Cuero e sabydo, me parece my confe-


sor no deve ser tratado de la manera que sospecho lo a sydo de vos, y sy my

sospecha es verdadera, lo qual no puedo consentyr conmygo confyeso que


nunca a persona de vny manera tal atrevymiento se le yzo, pues sabeys vos lo

que my confesor a pasado por my


servycyo; y aunque esto no fuese, por se r-
vyrme de tal ofycyo vasta para que sea tenydo en lo que es razón, porque lo
contraryo serya muy mal echo, pues es en deshonra mya; y no os deveys
enojar que yo dyga que tomays consejo con esa muger, pues vos me dyxys-
tes que lo que della conocyades era para dalle a cualquyera persona, acabo
de my mano en Rixamonte a xi de enero.
H. la princesa de gales, k.

OTRA CARTA
de la misma al mismo.

Enbaxador: vy las cartas que menvyastes, y el plazer que con ellas receby
os agradezco por saber de la salud del Rey, my señor, y de la señora Reyna de
Castylla,y fueme doblado de conocer como ya su alteza quyere dar tyn a la
vyda que aquy tengo, la qual, sy mas turase, no puedo aliar manera con que se
— 548 —
gufla;y pues vos aveys vysto y de my sabj'do lo que e pasado y paso, no
creays que persona nyngiina pyensa que en vuestra negocyacyon a-ya avydo
alguna falta, y desto deveys byen no tener sospecha que en
estar seguro, y tan
my presencya tal se aya dycho, porque nó es my costunhre oyr de nadye lo
que en vuestra carta me dezys, especyal syendo testygo de lo que en este caso
aveys echo, ser todo al servycyo del Rey, my señor; y por esto no es necesy-
dad que tengays el dolor que dezj^s, syno que no consyntais que os vayan con
tales nuevas, pues conoceys no son verdaderas. Acabo oy lunes.

H. la princesa de Gales H,

En las espaldas: Al enbaxador.


(De letta de Gutierre: en Rj^xamonte en fyn denero.)

OTRA CARTA
de la Princesa.

Enbaxador: la respuesta del prj'uasello os envyo, es tal, que por no la en-


tender no se dezyr lo que della me
ny tanpoco alio el remedyo que a
pareze,
esto se deva dar, y por esto agora aquy no dyre mas, syno que no creays que
nynguno de my casa a dycho lo que en vuestra carta me dezys, aunque por
conocer yo algunos desconcyertos dellos os escrevy el tyenpo pasado para que
estuvyesedes avyado de lo que con ellos avyades de azer, por lo qual no quy-
se mandar a Juan de Cuero fuese a vuestra casa, porque no ay nynguna nece-
sydad que tanta parte se le de de estos negocyos; mas sy la ay que yo sepa
alguna cosa, vos me la podeys escryvyr, porque sera myjor y mas secreto,
aunque no se queme la carta, porque por las que me aveys escryto ynposyble
alio se pueda saber nada en deservycyo del Rey, my señor, que no están a tan

mal recaudo que por ellas no esteys cyerto que se puede saber nada. Acabo
oy sábado en ryxamonte.

H. la princesa de gales H.

Juan de Cuero va alia mañana, que dyze le enbyastes a llamar. Myra de


quyen confyays los negocyos, que yo por me confyar de todos, como dezys,
no qtie... el ynconvenyente que pensays vyene por my parte venga por la
vuestra.
— 549

OTRA CAKÍA
de la misma para Fiwusaíiiia.

Enbaxador: por estar yndyspuesta estos dyas no e podydo responder asta


agora a vuestra carta: quanto me maravylle de no envyarme la escrytura que
os envye a demandar, pues que por querella yo mysma ver conoceryades que
lo que qiierya no era cosa que vos me pudyesedes declarar, aunque fueses muy
gran letrado, ny tanpoco esta esta capytulacyon tan secreta que no la pudyere
aver de otra parte para que vos por la vuestra me la negasedes; y vyendo esto
todo, no creo de ve ser la causa sj'no tener vos mandamiento del Rey, my se-
ñor, que de lo de astaquy en lo que me tocase me dyesedes parte, y en lo de
aquy adelante os guardaredes de my, porque por estar junta con otras escry-
turas no alio ynconvenyente porque no se pudyese trasladar la que pedya para
que yo vyese lo que querya, pues esta cyerto que no serva en deservycyo del
Rey, my señor, porque quyen a pasado y pasa lo que por el se gufle en lo que
poco fuere, no quera vr contra el: y con esto acabo. De my mano, en granu-
che, segundo dya del año.

H. ¡a princesa de gales H.
(En las espaldasi: Al enbaxador.
segunda en gramote.

OTRA CARIA
de la Princesa.

Enbaxador: yo escry vy al Rey la carta que aquy os envyo para que veays
quan a vuestra voluntad fue echo. Su respuesta fue con antogano como suele,
que me agradecyo my carta con tanto amor escrj^ta, y que no me respondya
porque por entonces avya de despachar al enbaxador del Rey de los Romanos;
mas porque el tenya el mysmo deseo de verse conmygo que yo, cjue su veny-
da a lo mas tarde serya el jueves, y entonces yryamos a elram a cagar y aver
plazer en aquel parque; sabe dyos quanto yo me velgo que sea vreue su veny-
da, porque con ella espero que se algara vuestro entredj-cho. Yo no voy al
parque desde que supe que el Rey no avya por bj'en que fuese su hija, y asy
después acua envyo a mandar que madama marya estuvyese en su cámara y
yo en la mya, que no nos vysytasemos la vna a la otra todo lo que este tyen-
po que esta mal sano turase; esto os dygo para que sepays la causa porque
— ?50 —
ceso mv cKorcycyo, que ác mi vnluntad no In avrya dexadn, aun(|u<' svn el

estoy liuona, loado sea dyos; la partyda del cnbaxador del Rey de'los Roma-
nos ])afa castylla esta tan publyca ([ue no traen otras nuevas los ([ue van a
londres; no se sy quyere el enbaxador que ya se pubiyque. Acabo deseando
la tVyaldad de vuestra casa para la salud de francysca de caceres.

//. /a princesa //.

(En las espaldas): Al eni^axador.

Jm ¡^7'incL'sa al embajador.

iínbaxador: vi vuestra carta, y pareceme que en nynguna manera dcveys


de dexar de escryvyr al l^ryvasello lo tjue ayer yo os dixe, porque syguii lo

(|ue del Re}^ conozco,no dexara de azcrme la afrenta que pudyere, y sy el


ynconvyniente mas no fuese de sola my verguenga, yo se lo dysymularya,
como ago todo lo otro; mas tocando tanto al seruycyo del Rej-, my señor,
dudo que pueda tener pacyencya, sabyendo que no quyere que este yo pre-
sente al desposoryo de su hija, syno para que ]Darezca que el aze este casa-
myento syn tener necesydad de la voluntad del Rey, my señor, y c[ue me
lleva ally a my para c|ue yo como forgada de su parte lo consyenta, y esto
antes querrya moryr que no que puedan dezyr que tengo yo por bueno lo (¡uo
se aze syn azer cuenta de su alteza, avyendo tanta razón que ]iues es el pryn-
cypal deste negocyo, antes de agora se le vuiese dado parte, y por esto yo os
ruego que vos agays de manera que me pueda lybrar del desconcyerto que
temo de azer sy ally el Rey me llevara; mas que aguardeys de no envyar la
carta asta que estos enbaxadores sean venidos, muy bjxn me parece, porque
como dezys, no se pyerde tyenpo, y quyza se sabrá entretanto lo que traen,
porque sospecha me pone aver echo esta gente tantos regocyjos, y agora
c|ueson venydos no mostrar nyngun plazer. A\ Rey vy anoclie y le able lo
que le avya de dezyr sobre la descortesya que ayer con vos se yzo; la res-
puesta que me dyo fue que por la fe de su cor el estava muy tryste que se
yzyese cosa en que yo recyvyese mengua; mas devyades envyar alguno ade-
lante a su chamarlen, y cjue luego se mandarya a los porteros lo cpie se avya
de azer; tórnele a dezyr que como yo mysma avya jiedydo la lycencya a su
alteza, que pense que lo mandara sj-n que a nadye se dixera; y a esto me dixo
<.\ue con tantos negocyos como tyene no puede tener la memorya en tantas

•jarles; mas que daquy adelante ello se enmendarya; mas aunque esto dyga,
— "im —
yo quedo escarmenta (sin de no onvyar mas por vos syn tenello lodo antes
prove\'do, v no me fyaiv" mas en sus palabras, pues son todas tan fengyilas.

//. /a princesa de gales H.

din las espaldas(: al enbaxador.


(antes de Navidad).

I. a misma al embajador.

línbaxador: yo vy vuestra carta, y estoy de


tal manera, cpie no se que res-

ponda syno que sy yo tengo de quedar en esta tyerra, que no ([uerrya


a ella,
causar nyng-un enojo que al Rey le vuyese de venyr, sy solamente no tocase
mas de a el; mas esto que agora c|u\-ere pareceme que es tanto en deseruycyo
del Rey, my señor, que como el otro dya os escryvy, antes moryre ([ue no
dar ocasvon a ipic ¡luedan dezyr ipie ago cosa que no deva de azer para la
lionrra de su alle/a, \- pues estar yo presente a este desposoryo (¡ue se aze
syn su voluntad, \- aun syn azer quenta cjue tyenen necesydad avyendo
della,
de ser la pryncypal, no cunple a su servycyo, aunque ]ior esto yo vuiese de
perder todo el mundo, no lo ternya en nada, quanto mas la vyda de \ngla-
terra que, perdyendola, me ternya por byen aventurada; estoy determinada de
envyar vuestra cartaal Pryvasello luego, y sy no aprovechase, ablar yo clara-

mente al Rey my determynada voluntad, que es ([ue pues el Re)% my señor,


no a dado su consentymyento para el desposoryo de madama Alarj'a, en nyn-
guna manera yo puedo estar presente a el, aunque por mi parte yo velge de-
llo, no es razón que asta saber la voluntad de su alteza aga lo que no se sy

sera contento; y en esto tengo y terne tanta constancya, que aunque me falte
]3ara todo lo otro, que tocase al
nunca en lo servycyo del Rey, my señor, me
mudare, como verdadera deve de azer, especyal, tenyendo tal padre; y
hija lo

]3ues para el jueves soys convydado, entonces os ablare para en todo tomar

vuestro parecer, y sj' entretanto supyese algo de que os pueda avysar, luego
os lo escryvyre, pues ay tanta necesydad que de todo esteys prevenydo jjara
lo que se vuyere de azer. Acabo oy martes.

H. la princesa de gales 11.

(lín las espaldas): al enbaxador.


(Sobre). De mano de Gute a no querer estar al desposoryo.
— =;=i2 —

La Princesa al mismo.

Enbaxador: esta tan sentydo el Rey de pensar que no tengo de festejar este
su desposoryo, que vusca causa para que todos pyensen que no se enoja syn
tener mucha [sic), y de que no halla otra, quexase de vos: mylate ysabel me
a dicho O}' en el barco de parte del Rey como el a sabydo que vos escryvys-
tes al Rey, my señor, cjue ny yo ny los suyos apenas tenj'amos que comer, y

que era tratada de tal manera, que aunque fuera prysyonera, no lo podyan peor
azer, y que esto no puede caer que es la causa que os lo aze dezyr, pues es
tan contraryo de la verdad, y que a my pone por testygo para que dyga sy
nunca me a faltado el comer; la respuesta que le dy fue que no creyese su
alteza tal cosa, porque vos tenyades tantos otros negocyos grandes en que
entender, que no os pornyades en este, syendo tan pequeño, y que lo que se
azya comygo era tan publyco a todo el mundo, que no avya necesydad que
vos lo escrivyesedes al Rey, my señor, pues el remedyo no avya de venyr
syno del Rey; y de que me vbo dicho sobre esto muchas cosas publycamente
delante de las ynglesas, acordó de dezyrme en secreto que el Rey dezya quan
mal hecho era, sy yo no tenya yntyncion de estar presente a este auto, y que
aunque yo fuese cyerta que el Rey, my señor, recevyria enojo dello, por aver
sydo casada con su hijo, era razón que iyzyese antes su parte; a esto le dyxe
que el Rey a m\' no me avj'a ablado nada sobre esto, y que quando algo me
dyxese, de my savrya my voluntad, como el otro dya a ella le dyxe; no se con-
tento con esto, syno dyxome que devya ablar al Rey, porque estava tan eno-
jado, que avj'a myedo que adelante yo no lo pagase; según lo que dello al-
cango, creo me an de llamar a la ora, porque no tenga ninguna escusa, y para
que tenga alguna, yo e dexado toda mi cámara en granuche, para dezyr que
aunque quyera, no tengo que me vestyr; no se sy aun todo esto me bastara,
porque sygun el Rey se enbravece, byen creo al fyn terna manera como ally
me lleve, aunque sea contra toda my voluntad; lo que comygo agora azen son
tantas honrras como al ydolo de san macaryo, porque venga en lo que quye-
ren; mas pues soy cyerta de las pedradas que tras esto an de venyr, queryame
lybrar dellas sy pudyeso, especyal tocando al servycvo del Rey, my señor;
acabo; de vestmostr.
H. ¡a princesa de gales H.
Al enbaxador.
granuche no quiero estar a ios desposorvos.
— 5S3 —

La Princesa ai mismo.

Comendador de haro: ruegos que syenpre me agays saber de la salud del


señor Pryncipe y de Señora Pryncesa, y de todas las nuevas que hay des-
la

paña supyeredes, porque estoy con mucha congoxa, i[ue nos an dycho acá que
el Rey y la Reyna, mys señores, no están byen dyspuestos, y aquy vyenen

tan tarde mensajeros, que nunca sabemos lo cyerto, y por eso envyo este crya-
do suyo a la Señora Pryncesa. para cpie su alteza me mande azer saber de su
salud, porque después que vyno, nunca su alteza se a acordado de my, ny me
ascryto; a su alteza beso las manos y al Señor Pryncipe, y que no les escrybo
asta saber sy es servido con mys cartas: con esto acabo: de my mano a xviti de
set\-enbre

H. la Princesa de Gales. H.

Al comendador daro, enbaxador del Rey y Reyna, mis señores, y de su


consejo.

La misma al embajador.

Embaxador: ayer antes que el Rey se partyese, yo le enbye a pedir lycen-


cya con el maestre sala para que vynyesedes aqua, porque tenya necesydad
de ablaros; mas pareceme que no quyere que sea asta que el torne, pues sera
su buelta tan breue, que es el myercoles, y dyze que entonces podreys venyr
tantas vezes quantas yo quysyere; y pues es forgado que yo obedezca a su bo-
luntad, y vuestra venyda no puede ser tan presta, os quyse escryvyr para aca-
baros de dezyr lo que el otro dya enpece, que por ser tan corto el tyenpo, no
pude, y es que no creays a nynguno ny nynguna de my casa, porque no cun-
ple ny al servycyo del Rey, mi señor, ny al suyo, que recybays cartas cada
dya de persona que para los negogyos ya no aprovecha, y no podra dezyr syno
cosas que serya myjor escusallo, como yoecho después de ver las cau-
le e

sas que para ello ay, las quales byen creo avreys conocydo en aver echo yo
tanta niudanga, pues es cyerto que no la avya de azer syn razón; y tan poco
me parece que es byen echo que Francisco de Grimaldo este agora con su mu-
ger antes que se casasen, pues sabeys vos byen que la pryncypal causa
como
porque yo os dyxe que querya que se casasen luego, fue porque no estuvye-
sen en my sala como estavan, que no era honesto para my estado ny edad, ny
— 554 —
para la conpanya que esta comygo; y pues ya son casados, yo os ruego (lue
vos a el de my parte le dygays quando alia vaya, [)orque no es cosa que yo
aqua se lo dygo, o que el no a de venyr a ver a su muger myentias que en mv
cámara esta, v a de tomar casa en este lugar, u a do ([uysyese,
]5ara que la pue-

da tener consygo quanto quysyese, como es la costunbre desta tverra; y esto


serya lo myjor, aunque no fuese syno por lo que todus los yngles dyzeii, (|uo
nunca en ynglaterra se vyo syno agora que muger de mercader estuvyese en
casa del Rey, ni de nyngun hijo suyo; aunque a esto, sy alguno me lo dyze,
agome sorda por no responder, y no dexado de conocer que tyene razón; y
esto que dygo es para con vos solo, porque no ay necesydad que tal se con-
fj'ese, aunque la ay para que se remedye: acabo en Granuche oy domingo

B. /a rrinccsa. JJ.

Al embaxador.

El imbajador á la Princesa. \\)

Serenissyma señora:

Receby la carta de y sabe Dios con cuanta pena yo bolui por no po-
\'. al.,

der entrar a besaile las manos; mas pues lo pyrmite Dios y lo quiere el Rey,
es forgado de aver paciencia. No me maravillo que \'^. alteza no entendiese mi
mal latyn, que aunque son palabras de Salomón, quirieado yo mudar alguna,
pudo ser que corronpyese las otras; mas del romance pudiera \'. al. bien sa-
cai- la yntincyon o la causa, porque lo del latyn se escribió no pudiéndome
escusar descrebillo, porque me parecía que era vuestro servicio, y el que llevo

las cartas \'. al. lo no escrito en latín (^lo uno y lo otro),


dio primeramente a y
conociéndolo V. mi suplicación no tuviese mas pesadumbre de a([ueila que
al.,

en tal caso debia de tener, que era confirmárseme y tener por bueno lo que
V. al. hiziese, y por muy mejor fpie lo que yo suplicaba, aunque se negara,
como se negó. Y lo que yo dixe al padre confesor de \ al. no fue tan mal di- .

cho quanto me parece que V. al. lo toina, aunque tenia entonces algún enojo
de ver tpie todo quanto yo e granjeado todos estos tienpos (|ue a que acá es-
toy para que se pudiese bien pagar el dote de Y . al. por algunas fiificulta-

des que en ello por nuestra parte avia, se me yva de entre manos, según lo

(i) Esta carta, autógrafa, no tiene fecha; pero como en ella cumple el embajador lo
que el Rey le ordenó en la suya de i8 de Mayo de 1509, bien puede suponerse la fecha de

ésta de Junio del mismo año.


.

e|iie antenoche Francisco de Grimaklo me avia dicho de lo que queria hazer;

V como de aquello no podría resultar sino vergüenza y desonrra para mi, por
aver prometido con la fuzya deste al señor Rey dinglaterra que le pagaria en-
teramente el dote de V. al., doliendome de la vergüenza que avia de pasar, es-
taba desesperado, v tanbien temiendo la yra del Rey, mi señor, que aviendo
yo escrito a su alteza que acá se cunpliria lo que faltase para la paga, sy alia

no avia aparejo por el presente para hazello, por lo que este por servicio de
su alteza me avia ofrecido, y agora faltarme todo, cierto, estaba muy turbado.
V con aquella turbación y pena que tenia, viendo que procedía esto de cosa
que tan poco costaba, yo dixe al padre confesor lo que le dixe; y bien creo yo
que V. al. es tan sabia y tan prudente, que no tiene para ninguna cosa nece-
sidad de consejo; pero todavía los reyes y los emperadores y los que mas sa-
ben tyenen personas que les consejen, y con consejo determinan los grandes
y los pequeños negocios; y tengo yo por tan sabio y discreto al reverendo pa-
dre confesor de V. al., que no es syn razón sy V. al. le diere parte de sus ne-
gocios, que por su vida y ciencia es díno de participar dellos; y aunque no aya
otra prueba para ello y para tenelle en tal posysyon syno la que V. al. dize,
basta, y vo no mentremeto en sy V. al. onrra mucho o poco a sus servidores,
porque no es de mi comisión, y aun([ue lo fuere, serva de ver sy sabría dis-
cerner si era bueno lo que V. al. hyziese, quanto mas que en esto ateccion me
cegaría, porque ninguna cosa puede proceder de V. al. que a mí juicio no sea
muv bueno; asy que desto V. al. no me de cargo, que poco se ocupa mí pen-
samiento en esto. Y [si] las palabras que yo dixe al confesor sonaron tan mal
en los oydos de V. al., o yo las dixe con son que no pudiesen sonar bien, no
fue otra la causa sino la que he dicho, que temiendo mi vergüenza, y dolien-
dome de qualquíer cosa que pueda traer inconveniente al servicio de V. al.,

en que yo noche y día me desvelo, y asy me hizo apasionar, no se sy dixo to-


do que dixe, que demás de dezír que en esto no avia sido bien aconsejada,
lo

dixe que se avia hecho otra cosa, que sí yo cupiera en ello no se hyzíera, por-
que a sido bien echo, no se sy fue esto lo que agravo mí pecado.
A lo que V. al. dyze que no consyenta que Francisco de Grimaldo diga lo
que dyze, ni no esta en mano de nadie refre-
haga amenaza que se quiere yr,

nar la lengua agena; y no crea V. al. que delante de mí el dirá cosa que no se
deba dezír, porque sabe que acjuello que estara en mi mano quisiera reprehen-
delle, de cesar de hazerse; y por cierto yo no le e oydo dezír cosa
que no a
que mala dezyrme a my que querrya que recibiese este dinero, por-
sea, salvo
que el se pierde aquí, que no vino sino para estar un mes, y a estado diez co-
miendo de lo suyo cara quiete serene (.-i, y deseando hazer algún servicio a Y
y que pues pareze'que este negocio se dilata, y que no es recebida su buena
al.;

voluntad, quel se quiere }-r, y que sy no quiero recebir el dinero, que me hará

un requerimiento, y que con esto se yra; lo qual yo le e bien rechazado, porque


yo no tengo comisión para recebir el dinero, syno quando se ubiere de pagar,
mandalle de partes del Rey, mi señor, que lo pague; en otra manera, ni el es
- 556 -
cbligado a dallo, ni yo lo puedo recebir; y esta yra su mujer y yo quanlo ave-
rnos poditlo la avernos amansado; y deve V. al. considerar que este no es sub-
dito del Rey, nuestro señor, y que su hazienda toda la puede llevar en dos de-
dos de papel, y mas son de halagar los tales que de amenazallos; y no se yo lo
que alia el dixo, ni lo que V. al. oyó; mas sy mas fue de desear servir a V. al.,
y ponello por obra quando el caso naciese, fue harta liviandad suya, y harta
grandeza de V. al. dysimulallo; y sy yo supiese que el estaba de yntincion de
executar lo que digo, que antenoche me dixo que se queria yr, no seria me-
nester que V. al. se pusiese en trabajo para hazello saber al Rey, mi señor,
que yo enbiaria correo volante, y le daria bien con que fuese, sin demandallo
a V. al., ni ponello en cuenta al Rey, mi señor, que por lo que toca a mi hon-
rra y por salvarme de vergüenza lo avia de hazer quando yo lo supiese. Vues-

tra alteza este descuydada que, ])ues a mi me toca, sy V. al. piensa í[ue seré

perezoso para lo que toca a su servicio, no terne ninguna pereza para enbiar
uno y dos correos y quantos fueren menester; y V. al. dyze muy bien que no
tiene necesidad sino de Dios y del Rey, mi señor, su padre; yo asy lo confieso,

y es muy bien dicho que V. al. asy lo diga; mas todavía, serenissima señora,
qualquier artífice tiene necesidad de ystrumentos i^ara hazer su obra, porque

sin aquellos puede bien hazer, y muchas veces un pequeñito clavo tiene
no la

una gran talla; y acuerdóme haber leido en el libro de líster, que un dia es-
tando Mardocheo, tio de Ester, asentado a la ]5uerta del palacio del rey Asne-
ro, le dixeron cpie que hazia ally todos los dias. Respondió: Muchas vezes a los
Reyes se les entra una brizna de carne entre los dientes, y abaxanse y toman
vna paxa rehollada que les haze gran servicio para quitar aquella pena; podria i

ser que estando aqui hiziese algún servicio al Re)'. Asy que, señora, no pue-
de ser tan pequeña una persona que no pueda algún tienpo hazer al Rey y al
enperador y a Dios algún servicio; y si en esta pluraridad de personas baxas
que V. al. escrive, entro yo, tiene razón; que de los subditos y servidores del
Rey, mi señor, vuestro padre, y de la Reyna, mi señora, vuestra ermana, otra
mas baxa y mas abatida ni en níenos tenida que yo no se hallara; pero otra
mas grande en desear servir al Rey, mi señor, y a V. al. y a toda su progenie
real, n« creo que la ay en el mundo, porque en mi coragon y volimtad no ay

lugar vazio, que todo esta lleno de amor y de deseo de serville, y Dios dará el
poder para hazello.

Alonso de Esquivel á GiU. Gómez de Fuensalida.

Señor: Yo dixe a la Princesa, mi señora, las cosas que mandastes que supie-
se, y la una, que es lo de micer Francisco, fjucdarsp a para quando vyere a V.
)

— y?7 -
ni., que sera el jueves o viernes, ijiie sli alteza de aqui |):irliia para ( uiisnioslil,

porquel jueves partirán de aqui los enbaxadores a Pascua en Canturbery, y el


viernes el Rey para Graniiche; la otra cosa que V^. ni. nie dixo sobre estar su
alteza a las fiestas, a pasadi) en ello lo que agora V. m. sabrá: el sábado en la

tarde vino el camarero ma)or a la Princesa de partes del j-íey a le rogar y pe-
dir por merced que en estas fiestas se fallase, que avian de ser el domingo otro
dia los desposorios a las nueve, y de ay se avian de yr a la capilla a oyr misa
el Rey con proli Regy (l), y que le liazia saber cpie este dia avia de preceder
en todas cosas madama Marya a la Princesa, mi señora. La Princesa le respon-
dió que en ninguna manera seria en ello, porcpie no sabia como el Rey, mi se-
ñor, su padre, lo tomarla; y con esta respuesta se fue el dicho camarero, y
dende a poco espacio torno otra vez a venir a le pedir por merced a la Princesa
lo el qual torno a llevar la misma respuesta, que la Princesa no yria
mismo:
alia.Su alteza me enbio a llamar, y me di.xo todo esto que e escrito, ni mas ni
menos; yo le respondí lo que mandastes, que si por ventura se lo enviasen a
rogar, que se dexase vencer; quiso nos Dios bien, que se hizo al fin como,
señor, deseabades y aconsejastes, que estando yo hablando con su alteza en
esta materia, ya que era noche, después de aver cenado, vino el Rey a ver a
su alteza, y se aparto con ella a fablar; y le pidió por merced lo mismo cpie con
su camarero, diciendole que este dia le hiciese esta merced, pues que después
de aquel pasado, avia sienpre su alteza de preceder a madama Maria en todas
las cosas, pues avia de ser reyna de ynglaterra. La Princesa, mi señora, se de-
fendió mucho, poniéndole muchos inconvenientes en ello, hasta dezille que no
tenia que se vestir aquel dia, porque con pensamiento de no estar a la fies-

ta, no lo avia mandado traer. El Rey le respondió c[ue no era aquella la causa,
sino que lo difiria hasta tomar consejo con vni. \'ino la cosa en tanto estre-
cho, quel Rey le dixo que no se yria de alli sin cpie se lo prometiese. Y yo,
el alma en un hylo, porque no se fyziese tanto de rogar su alteza, hasta que
le vuo de dezir que era contenta. Y por acortar, señor, este dia de domingo

pasado fue como dia de obispillo (2), que en todo precedióla S. madama Maria.
Después de hecho el desposorio, los enbaxadores besaron las manos a la Prin-
cesa, mi señora, con mucho acatamiento, y de ay se fueron a misa todos
¡untos, y después a comer cada persona a su aposentamiento, dexado los en-
baxadores, que comieron con el Rey. Luego después de comer fueron a ver
la fiesta de ocho caballos, por enderezados, y lo hizieron
cierto, señor, bien
bien,y después de haber cenado se fueron a la hala grande, do vbo vn castillo
do venian ocho momos, los quales fueron los justadores, por cierto muy bien
enderezados, y tras el dicho castillo vino otro entremés, y dentro ocho damas
muy gentilmente vestidas, y danzaron todos juntos, y acabóse muy tarde, que

( 1
Sic, por: cum prole regia.
(2) AlusiÓQ á cierta costumbre observada en algunas catedrales el dia de Inocentes en
que se vestía de Obispo á un niño de coro, y presidía los oficios.
1

- 558 -
fue ora de acostar. Dezyr a vm. particularmente lo (|ue cada iinu llevaba, y
como fue, seria para no acabar tan ayna: basta que lo sepáis al pie ele la letra
hasta que vm. me lo oiga del filo al pavilo, que no le errare ninguna cosa. Yo,
señor, pase este dia harto trabajoso de mi asma, y si lo queréis ver, saberlo
eys por no escriviros de mi mano, lo qual os pido por merced, señor, me per-
donéis. Nuestro señor guarde vuestra magnifica persona y en mucho estado
acreciente. —
Muy cierto servidor de vni.
Johan Esquivcl. 1 1

Rodrigo de Cuero al embajador.

Porc|ue creo que ya vuestra merced avra sido ynformado de quan des-
acompañada la princesa mi señora vino de aquella casa en que estaba a esta,
no diré en esto aqui otra cosa syno que no ovo menester onbre saber quenta
de alguarismo para numerar la diversidad de personas que a su alteza en
aquella jornada syrvieron, porque con solos tres o quatro de nosotros, y otros
tantos de la guarda del Rey, se cumplió el viaje. Bien a mosado (sic) el Rey
asi en aquello como en nunca aver enviado a salier della el enojo que tiene,
jjorque la hizieron quedar en Hanort el dia que el de allí partió; el que por

estas cosas tales de dolor no llora, asi


deve ser auido por traidor a Dios e al
Re\' e a su señora, como aquel o aquellos que son inventores e sostenedores
de tan yncomparable destruymicnto e manifiesta perdición. Remedido nues-
tro señor, que ningún otro poder humano es bastante, pür(|ue de todas partes
lo veo cercado de corrucion.
Kn lo otro ([ue vra. md. me mando luego se proveyó: no avra falta en ello.
El camarero escribe; de todo creo hará relación, y por esto paso tan sencilla-
mente, que no digo otra cosa sino que este negocio esta concluso e bien se-
creto, e cada ora para partir quien a de yr. Estoy tan alegre dello, que si lo

osase niosar (sic), me ternien por desatentado, y es porque se me representa


que los texedores que estas telas urden,
que toman por remedio sera su
lo

condenación, y que esta acelerada prisa sera espuelas ]3ara que los negocios
de la Princesa mi señora mas brevemente se concluyan, e la verdad e limpieza
e derecha yntencion de vra. md. sea vencedora, como sieni|>re lo fue de todos

aquellos que trabajan por la escureger, en tal manera que


quede victorioso
el

e sus contraditores confundidos. Y con todo esto acabo, suplicando a vuestra


merced busque cuantas f )rmas pudiere para aver plazer, porque el pesar no

l'i'l Cnrtesi.i v tirm.i .iiiUM'r'.ir^i


— 559 -
se enseñoree ;i lia/er el cLni.> i|iie acostiimhia ilo Inma poscsimi. I )c Ritlic-
inont a iiu de margo.
es de vrn. md. cierto servidor que sus manos besa.
R" de Cuero.
(Autógrafa).
{Sobre}: ai mu\- maiJnifico e nolilc señor el enliaxador de es|iaña, m\-
señor.

Fray Diego Fernandez, confesor de la /'rincesa, al embajador.

Magnifico señor:

A su alteza di las cartas, como vuestra merced por la suya me mando. San-
dio lleua la respuesta de su alteza: plega a nuestro señor sienpre tenga vues-
tra merced buenas nueuas. Acá en esta carta se van dando yndicios de tan dul-
ces, (|ue mas no puede ser: plega a nuestro señor sea a su santo seruicio \-

acrecentamiento de estado a vuestra merced, cuya magnifica ])ersona nuestro


señor prospere y guarde como desea
de vuestra merced verdadero siervo y capellán,
Didacus Fernandez.
(Autógrafa).
{Sobre\. Al magnifico señor, mi señiir. el enba¡ador del Rey, nuestro señor,
y su consejo, &.

Del misino al mismo.

Magnifico señor:

Plega a nuestro señor de siempre le dar tan buenas nuebas, que por mas
menos que sea de lo que soy, no puedo si no cognoser son muy graciosas, mas
que nunca fueron. De mi oficio de confesor, en tal mano y tan cristianísima es-
toy puestoque, avnque todo el mundo ([uiera, no puedo húsar sino lo que fue-
re a seruicio y de vuestra merced, que representa la
de Dios y de su alteza
persona del Rey, nuestro señor; cuya magnifica persona, nuestro señor pros-
|3ere como vuestra merced desea
de vuestra merced humil sieruo y capellán,
Didacus Fernandez.
(Autógrafa).
(Sobre): Al magnifico sen >r, mi señor, el señor emb;ijador del Rey, nuestro
señor y de su consejo.
APÉNDICES
563 -

OTRA CARTA
í,'íí (ic ¡.nhar[> ccria de Sagredo correo.

l;i Princesa de (ialcs CDiiio ))ara el ticiipn ai'a

asi'iiladci, dezilde nue jiortiue no sa 1 1) do cimplt- el Pringipe de (ja-


les los xiiii." años, que le roga g'U^I saber, dizieiidolo a vos para que
nos lü escriuays, y conplidos los xiiii." años, a t[ue tienpo enbiara acá sus en-
baxadores con el ¡xnler del l'rin(,-ipe de Cíales para que antes i|ue la Prin<,-esa

se enbar([ue, hagan acá el abLo del des|)osoriü y matrimonio por palabras de


presente, porque como vedes, estos enbaxadores no pueden enbiarios hasta
c[ue el Pringipe de Gales aya conplido los xuu." años, pori|ue han de traher
su poder otorgado después que aj'a conplido los xiui." años. Creemos (|ue

quando pregiuiteys al rey de Inglaterra t|ue quando cunjile el Pringipe de (ja-


les los xiiii." años, y que quando enbiara los enbaxadores, que os ha de res-
ponder que los cunple el selienbre, )• que estonges el enbiara sus enbaxado-
res. Itstonges, como de vuestro, podeys dezir quanto peligro sera poner a la
Princesa en la mar en ynvierno, v por mar tan peligroso; que os ¡larece que
nos y el lo devenios mucho mirar, y no aventurarla asy, mayormente pues la

hedad del Pringipe lo sufre; y (|ue os parece que seria meior(|ue su yda tuese

para primavera; y entrando desta manera, podreys rodear quel Rey venga
la

de su\'o en que su vda quede para la primavera; pero sy conogierdes (|ue por
esto se pudyese poner a peligro de perderse el negogio, en tal caso de/id al

rey de Inglaterra que sy el no nos escrive que quede su \'da para la |irima-

vera,quedando para estonges en la fuerga e vigor lo asentado, que nosotros


no dexaremos de enbiarla y aventurarla, avnque vaya a micho peligro; y que
sy nos escriuiere que (:[uede para la primavera, ([ue sera para estonges, y sy
en esto se asentare, no hableys en la ¡laga del dote, pues avria tienpo ]5ara ello.

De Seuilla a xx de mayo di' 5- anos, i ^i

(i) Sabemos cuan ... {^^


(2) ... mos nos lo ha. . . (?)

(3) De este modo indicaba el embajador el año de 1500.


564

OTRA I^ÍFRA
de SUS altezas, hecha en Anteqiiera a xxx de junio de f." años. Truxola Bar-
tjlome de Sagredo, correo', llego a Bruselas domingo \\ de agosto de §."

Comendador de Haro, nuestro enbaxador: por el traslado que va aquí de


vna carta nuestra que escriuimos al dotor de Puebla, nuestro enbaxador en
Inglaterra, vereys las heniiendas que le mandamos que procure sobre la paga
del dote y otras particularyedades del casamiento del Pringipe y Pringesa de
Gales, nuestros hijos; y porque como vedes cunple mucho a nuestro seruigio
que las dichas cosas se hemienden y declaren por vna escritura aparte que

sobre ello se haga, como en la dicha carta del dotor dezimos, nos vos manda-
mos que juntamente con el, y en la mejor manera que os paregiere, procureys
que las dichas cosas se hemienden como alli dezimos. Y dezi al dotor que nos
seruira mucho en acabar que las dichas hemiendas se hagan; y que sy le pare-
ge que para mejor acabarlo es negesario cjue se venga acá don Pedro de Aya-
la, que tenes comisyon nuestra para dezirle que se venga luego; y en caso quel

dotor os de gertinidad que, viniéndose don Pedro, se enmendaran luego las di-
chas cosas, en este caso dares a don Pedro nuestra carta que aqui va para el
sobre su venida, con creengia remitida a vos; y dezidle de nuestra parte que
pues ya lo de Inglaterra es todo acabado y asentado, que se venga luego a nos,
porque queremos seruirnos del en otra cosa; y hazedlo de manera que no
syenta don Pedrola cabsa porque se haze.

Pero sy después de aver dado al dotor la dicha su carta, y ver lo que el

haze gerca de las dichas enmiendas, vyesedes que avia en ellas mucha dyficul-
tad, y que a la cabsa se pusyese a peligro el casamiento de los dichos Pringipe
y Pringesa de Gales, nuestros hijos, en este caso, avnque al dotor escrivie-
se acabar y espegialmente es asentado sean rege
dellas nos pudiere pal fin sea conseruar mudanga, en
este caso trabajad que todas estas dichas cosas ca del dotor y la

escritura que se hiziere sobre las dichas ... enbiada.


Lo que vos sobre esto negogiaredes sea de manera que no paresca que os
hazeis parte en trando que el dotor tyene todo el cargo, y que espe-
rays quel lo ha de negogiar y acabar gelo escriuiremos.
De Antequera a xxx de junio de 5." 1). (

I) 1500, según se li.i ilitlif).


^Ú-s. —

C.lfCT.l
de siialtesa parael iomcndador de Maro, hecha en Granada a xxv dcjnllw
de s" afMs (I). Lez'ola de Avi ¡a, correo.

Comendador de Haro, nuestro todo que se platico sobre los ne-


lo

gocios para concurrir i|ue dixo el Rey de Inglaterra que quería en-
biar enbaxadores nuestro enbaxador. Byea sabe el dotor que, jiorque
el escriuio de venir comiendo deste año, escriuinios (pie seria nie-
al

¡or que vinie partida de la Prinijesa, pero nunca que dexasen de venir,
antes svenpro ha supuesto que avian de venir.
Dezid al rey de Inglaterra que en este negogio nuestra vt)luntad esta y
estara syenpre tan y tan entera que mas no podría ser, porque demás
del mucho amor que tenemos a el y al Pringipe de Gales, y de quanto precia-
mos su debdo y amistad, y deseamos de ver ya a la Pringesa en su casa con el

Pringipe, su marido, nuestro hijo, ])or todos los byenes del mundo no dexaria-
mos de conplir lo que entre nosotros esta capitulado y asentado, y que cun-
pliendo nosotros esto, le rogamos que aya por byen que se haga como se cos-
tunbro hazer en semejantes negogíos, guardándose en ello la honrra de la

Pringesa, nuestra hija; pues es de todos gierto que nos no ponemos dubda nin-
guna en que con la dispensagion del Pa]")a, el casamiento que se hizo por pa-
labras de presente es fyrme e yndysolubile, porque asy lo tenemos, y solo Dios
es el que lo podra deshazer; pero que byen salie que avn(_[ue los tales casa-

mientos se hazen entre los Pringipes por procuradores, y tengan con aquello
entera firmeza, que por esn dexan quando en persona se vean el Prin-
gipe y la Pringesa de tornar a hazer el abto del desposorio y casamiento en
persona, port|ue avnque en la fuerza del casamiento no añaden mas de lo cpie

ya ay, son ceremonias y solenidades que se acostunbran hazer por mayor


honrra del sacramento del matrimonio: y sy esto se haze entre onbres de me-
nor estado, quanto mas se deve hazer y guardar la costunbre que en esto se
suele tener entre Pringipes, } por esta razón se acostunbra que avnque seme-
jante matrimonio este hecho con dispensagion del Papa, y tenga con aquello
entera firmeza, pero quando el Pringipe ha conplido la hedad de xiiu." años, se
torna a hazer; y espegialmente paregera muy byen y es negesario para la hon-
rra de la Pringesa que este abto se haga antes que ella enbarque con los en-
baxadores que enbiara el rey de Inglaterra con poder del Pringipe de Gales,
nuestro hijo, y visto quel dicho poder no puede otorgarse hasta conplidos los

xiui." años que a la entrada del ynvierno, pues nosotros no tenemos obliga-
gion, segund lo capitulado, de la enbiar hasta conplido el tienpo de los dichos
xuii." años, y enbíandola entonges, conplimos y no queda deshierto lo asenta-

(i"l 1500.
— 566 —
do, ni quebrado en cosa alguna; dezid al rey de Inglaterra que puede
disponer a enljiar con conplfdo ios xiui.° años yda, v en vi-
niendo el conpuesta para yr luego en ella, y ellos levar esta
aparejado y mandamos mos dicho, y haziendo nosotros esto, conpl irnos
entera rogamos que no crea que nosotros por ninguna
Inglaterra (|ue le
cosa ni pjr ninguna cahsa (|ue pudiese venir avenios de dexar este su debdo,
que avnque n tuviésemos otra hija syno a la Pringesa de Gales, la terniamos
)

y tenemos ]5or mejor casada alli que no en otra ninguna parte del mundo, v
en esto no ponga dubda. Knbiadnos luego la respuesta desto duplicada.
De Granada a xxv de ¡ullio de 5." años ( 1 ).

CARTA
de EiiriqíLC I T/ (í /os Reyes Católicos.

Serenísimos y niu)' poderosos Principes e señores Don iVrnando v Doña


Isabel, por la gracia de Dios Rey e Reina de Castilla, de León, de Aragón, de
Secilia, de Granada, etc., primos e hermanos muy amados: Enrrique, por aque-
lla misma gracia, Rey de Inglaterra e de Francia e señor de Vbernia: salud i

prosperidad y acrecentamiento a vuestra vokmtad. Leimos las letras creden-


ciales de vuestras magestades, dadas para nos en Sevilla, las cuales el noble
barón Gutierre (iomez de Fuensalida, comendador de Haro, vuestro embaxa-
dor, en los días pasados me envió, y la creencia del cual con diligencia y lar-
gamente la notamos, porque mucho deseábamos saber de la buena salud \-

bien aventurado y prospero estado de vuestras magestades, y juntamente de la


llena victoria y triunfo abido de los reveldes moros; a todos los cuales vuestros
sucesos somos alegre sobre todo lo que se puede tlecir, y de muy buen cora-
zón somos alegre, porc[ue todas vuestras cosas acaescimientos y crecimientos
i

ser comunes a nos la reputamos; y de ay nos espuso el mismo enibaxador el


negocio tocante a la venida de la ilustrisima señora Doiía Catalina, hija vues-
tra y nuestra, la cual ciertamente cerca de las cosas convenidas y concluidas
acá y alia entre nosotros Reyes determinadas, a la cual cerca el fin del mes de
Setiembre primero venidero sin dubda ninguna la esperábamos; y no era otra
cosa mas que a nos con mayor deseo y ardiente afecto de animo descasemos
de la ver, y hiendo esperado este tiempo, entendimos dése mismo embaxador
de vuestras magestades en la declaración de su crencia algunas cosas, por las

(,i) 1500.
— 5<57 —
cuales, uo sin algún ¿ran incomodo 1 1 1 la dicha ilustrissima señora Doña Catalina
dentro en tiempo limitado no podia ser a nos traducida; mas no obstante to-
el

das aquellas cosas, el dicho embaxador, en nomlire de vuestras magcstades,


ofreció c|uo la sobredicha señora, si en todas maneras lo quisiésemos, que se
enviaría cerca en fin del mes de octubre; el cual, ciertamente, allende de toda
nuestra esperanza, demostró que haríamos a vuestras magestades cosa muy
agradable si cjuisiesemos ser contento que la traducion desa ilustrissima seño-
ñora Doña Catalina a nos en nuestro reino hasta la primavera lutura sea pro-
rrogada, no ciertamente como esta venida con muy gran deseo lo esperásemos,
para que a esa ilustrissima señora honrradamente fuese recebida, asi como con-
viene no mediana preparación es hecha en toda parte. Iten y aquella suma de
las pecunias prometidas a nos en dote de sernos pagadas en la solenisacion del
dicho matrimonio con la venida de la dicha señora juntamente en fin del di-
cho mes de septiembre, esta paga esperábamos, porque de la semejante dila-
ción de la venida de la dicha señora se sigue que aquella paga de las pecunias
se difiera; mas no embargante esto, por aquella gran voluntad que habernos de
agradar a vuestras magestades, por todas nuestras fuerzas en todas a([uellas
cosas que podamos, y también por el singular i paternal amor que a esa ilus-
trissima señora Doña Catalina tenemos, por que celebrado matrimonio entre
ella y el ilustrissimo' señor Principe Artur, nuestro hijo primogénito, por pa-
labras de presente, no otra reputamos a ella, sino nuestra propia hija, y tam-
bién no menor amor a ella tenemos que vuestras mismas magestades; y nos,
quiriendo no ponella a los peligros de la mar, que son muy grandes, pospues-

tos todos nuestros deseos y conplacencias y prouechos y utilidades, los cuales


eran esperados a nos y pertenescientes por razón de la primera traducion, por-
que somos movidos e convidados de vuestras magestades a hacer vuestra vo-
luntad, queramos que cerca nuestra gratificación, somos contentos que la ve-
nida de dicha ilustrissima señora Doña Catalina a nos sea prorrogada hasta
la

la fiestade San Juan Bautista primero venidero, de tal manera y con esta 'con-
dición, y no en otra manera, que vuestras magestades estas escrituras subscri-
tas de la mano de nuestro secretario que con estas enviamos en aquella forma

y de verbo ad verbo y con su sello de plomo selladas y firmadas de sus pro-


pias manos, finalmente corporalmente juradas, y con todas fuerzas se nos obli-
i

guen y aquella obligación sea hecha y enviada y dada en nuestras manos de


aqui a la fiesta de navidad primera venidera, porque es visto a los de nuestro
consejo que de hacer esta obligación, que todas las cosas y cada
si se dejase
una de ellas dicha venida de la dicha señora fueron primero en-
que sobre la

tre nosotros capituladas, concluidas e determinadas, por el mismo caso serian


ningunas e de nineun valor, v la venida de la dicha señora seria incierta e in-

(i) A esto alude el embajador en su carta del 1 1 de Agosto de 1500 (pág. 45 y lín. 3;).

así que la fecha de esta carta del rey de Inglaterra, que carece de ella, debe ser de pocos
días antes de la citada.
— 568 —
(leteniiinada. Por tanto, nos ciertamente por proveer a esta incertidumbre, v
por proveer lo que semejante recebcion pertenece en cuanto iludiéremos, mas
prometemos, y por las presentes nos obligamos, que cuando esta dicha vuestra
obligación nos embiardes e nos fuere dada, nos todas las cosas y cada una de-
fllas sobre el dicho contrato de matrimonio ante esta entre nosotros concor-
dadas e concluidas, aun no esecutadas, cuanto a lo (|ne a nos toca firmemente
lo observaremos guardaremos e compliremos.
e
(Copia contemporánea.^

OTRA QIJ'RA
de SUS altezas, hecha en Granada a xui de agosto de {i§oo?) años. Llego a Bru-
selas a XII de otnhre del diclw año. Enbiola el dotor de Puebla.

Al dotor de Puebla escriuinios vna carta del tenor siguiente. Por nuestras
cartas que antes desta vos avenios escrito, y por las duplicadas que aqui van,
vereys lo que mandavamos (¡ue procurasedes cerga de
la venida de los enba-

xadores del rey de Inglaterra, nuestro hermano, para que después que el Prin-
gipe de Gales aya conplido los xiui años, tornes a hazer acá con su poder y en
su nonbre el matrimonio de la Pringesa de Gales por palabras de presente,
porque hecho puede ella partir para alia en nonbre de Dyos; v tanbyen
esto,
vos esCriuimos quel matrimonio hecho esta, y ñrme, que no se puede deshazer;
pero que avnque esta hecho, se acostunbra hazer el dicho avto, y que hera me-
nester que se hiziese. Después avenios pensado que porque en esto se haga
mas brevemente, como parege que lo quiere el rey de Inglaterra, nuestro her-
mano, y como nos lo deseamos, sera byen
en cunpliendo el Pringipe de
cjue

Gales los xiiii." matrimonio por palabras de pre-


años, se torne a hazer alia el

sente con el dicho Pringipe en persona, y para ello vos enbiamos aqui poder de
la dicha Pringesa de (jales, nuestra hija, y desta manera se conplira con la hon-

y se podra escusar la venida de los enbaxadores; y sabiendo nos quel


rra della,
dicho Pringipe de (iales, des])ues de conplidos los xuii." años, c|ue los cunple a
.x.xi de setienbre que ¡srimero verna, ha hecho el dicho abto del matrimonio
por palabras de presente, como avernos dicho, entonces enbiaremos a la dicha
Pringesa, nuestra hija. Luego dezidlo asy al rey de Inglaterra, nuestro herma-
no, y en conpliendo el Pringipe de Gales los xiiu.° años, hágase alia el dicho
abto y enbiadnos con correo el testimonio dello, porque como avenios dicho,
en regibiendole, enbiaremos a la dicha Pringesa de Gales, nuestra hija; por tan-
to, dezidlo vos mismo al rey de Inglaterra, nuestro hermano, } procurad (pie
alli se haga.
— 5^9 —
\nlps (le (lar al rey ríe Inglaterra ni a otro el poder (|iie a(|ui enbianios
(le la Princesa de Gales, rodead |)or nu'd\-o del dotor, como mejor os parecie-
re, i|ue port|ue se escusase la venida de los enhaxadores v el averse de tornar
a ha/er acá elahto del desposorio y matrimonio, que la dilagion c|ue avria a
cabsa de los enbaxadores, y poique mas brevemente se despache todo, que
el rey de Inglaterra pida que se torne a hazer alia, conplidos los xiiii." años
del Pringipe, como de
suso dezimos, y quando lo tengáis asy concertado, en-
tonges dezi que teneys ya alia el dicho poder para ello.
Rn Granada a xiu de agosto de quinientos años.

OTRA ilFRA
de SHS altezas, heclui en Granada a xxvi. de agosto de ^ años [i^oo). Llego a
Bruselas correo.

to lo que aquí diremos julio, plugo a nuestro Señor de lle-

var para sy al Principe y que en esto mas nos consuela, des-


la C(.)sa

pués de lo de Dios sugesora, como es la Pringesa, nuestra hija, que de-


mas de ser el valor de su persona, la amamos mucho y esperamos pro

para mucho y descanso nuestro. Nos avenios escrito dos vezes de nues-
tras manos a ella e al Pringipe, nuestro hijo, la vna con vn correo que partió
de aqui a xxiui. de julio, y la otra con Juan Velez. Consejadles y ponellos quan-
to pudierdes en que conoscan y siruan mucho a nuestro Señor, pues sobre to-
das las otras obligagiones que para ello tyenen, se añadió esta de averies dado
nuestro Señor tan grandes reynos; y porque como sabeys, los dichos Pringi-
pes, nuestros hijos, an de ser jurados por todos nuestros reynos, y para esto
es negesaria su venida acá, y tanbyen por nuestro descanso y suyo, y para ver
lo que Dios les ha dado, y para conoger y que los conoscan en estos reynos,

lo qual todo, como vedes, es lo que cunple a ellos, y por esto quisyeramos que

desde la primera ora que les escriuimos, escreuirles sobre su venida; pero por-

que conogemos que los que tyenen mano en la governagion de la casa son ta-
les que, conogiendo que en esto les cunple tanto, y que quanto mas nos lo es-

criuiesemos, mas lo estorvarian, acordamos de no lo escrivir estonges a ellos


svno al obispo de Malaga, para que sy ellos estañan en ello y lo conogiesen, y
lo quieren y les plaze, gelo di.Kesen de nuestra parte, y syno, que procurase y

rodease que lo quieran como cosa que tanto les cunple; pero que todo esto di-
xese ala Pringesa, nuestra hija, para que ella tuviese maña y rodease como
ellos lo quieran.
Después de esl.i, enbiamos a dezir con Juan \'elez a la Pringesa, nuestra
— 570 —
liija, (jue ya ella sabe c|iiant<i les va a ella e al Píin(;ij)e, nuestro hijo, en su
presta venida a estos reynos, por las cabsas que de suso dezimos, y que demás
de ser esto su byen, nos la deseamos ver por nuestro plazer v consohn-ion, por-
que es tan grande el amor que le tenemos, que después de üyos, en ella sola

esta todo nuestro descanso; y que por tanto le rogamos que ella procurase y tu-

vyese manera como su venida dellos sea lo mas presto cpie se pueda, y pues que
vyenen a su casa, no se deven detener por traher grande aparato, que cada
dya podran yr e venir los que cpüeren. Tanbyen mandamos a los dichos Obis-
po y Juan Velez, que sy syntiesen c[ue estañan para venir por Frangía, lo es-
toruasen, porque en ninguna manera viniesen por alli, syno por la mar, y c[ui-
con qualesquier navios de nuestros naturales o suyos que alia están, pueden
venir, y que la Pringesa, nuestra hija, deve trabajar en su venida antes que pase
el verano.
Iten, que sy por ventura pusyesen al Pringipe, nuestro hijo, en que antes de
su venida deve juntar los estados de sus tierras para que le hagan algund ser-
uigio para su venida, o para otra cosa se podia tener condigio-
nes y cosas que
Otrosy, que sy algunos pidiesen a los dichos Pringipe y Pringesa ipie ...
han de tener, que les dixesen de nuestra parte que les vemos de man-
dar, y que syn nosotros no pueden de ninguna maru-ia den palabra a

nadye.
Otrosy, que dixesen a la dicha Pringesa, nuestra hija, qtie sy por ventura
se conbidasen a venir con ella mas mugeres de las que ella tyene, que no, syno
a las suyas, syno fuese alguna hija de Marina Manuel, que sy su padre
se la quisyese dar, la deve traher.
Iten, que sy a la Pringesa, nuestra hija,pareg¡ese que devian hablar de nues-
tra parte al Pringipe, nuestro hijo, lo cjue toca a su venida dellos, que gelo ha-
blasen, y syno, que gelo hablasen como de suyo, mostrando que gelo dizen
como seruidores, y soligitandolo cada vez cpie fuese menester.
Otrosy escriuimos al dicho obispo de Malaga {|ue sy por ventura syntiese
(|ue se entendiese en procurar casamiento de la Pringesa Margarita con el Prin-

gipe de Gales, procurando que dexe el de la Pringesa de Gales, nuestra hija,

en este caso lo agraviase al Pringipe e a la Pringesa, nuestra hija, ([uanto es


razón de lo agraviar, como cosa tanto fea, t[ue entre enemigos paregeria muy
feo,quanto mas entre padres y hijos, y c|ue les gertificase c[ue sy en tal cosa
entendiesen, que para syenpre nos perderían, y que el dicho Obispo lo estorva-
se sobre todas maneras; pero que sy en ello no se entendiese, que no hablase
en ello.

Y porque en esto de \'nglaterra poilria mucho dañar sy la Pringesa Mar-


garita quedase por governadora en las tierras del Pringipe, nuestro hijo, o con
algund semejante cargo, por tanto, cjue sy se platicase en dejarla con tal car-
go, dixese dicho Obispo que en ninguna manera se deve hazer, estando alia
el

el Infante, su hijo, heredero, syno C|ue quede a el el cargo y a los que con el
— 5/1 -
(iuiil;iri-ii, V (|iif' en líiiitruii.i iikiiutíi (|ucd(' en nii\ijiin<l iMis^o la <licha l'iiiir''-

sa Margarita; pero i|iie sv cDiioí^icsf (|iii' no li- han dr tnieier dcxai' iiiiigund

cargo, no hablase en ello.


< Hrosv, |>i>r<|iie se cree i|ui- madamisela de S\-ma\ lral)aia de venir con la

l'rinc;esa, nuestra hija, (|lii- el dicho ( )his])o procurase de saber, syn que ella lo

])udiese sentir, sy esta con pensaniieiilo de venir, y sy sintiese <pie esta con
tal pensamiento, trabajase (pi.mlo ¡Hidiese por desviarlo por las mejores mane-
ras (|ue le paregiese, y sy otra cosa no bastase para desviarlo, desengañase al

l'ringipe de Symay, su hermano, que en ningima manera la dexe venir, ipn' no


seremos seruidos en ello, v <|ue sy menester fuese, que hablase a ella misma
para (pie en iiiuguna manera venga syn de mi la Reyna, porque de otra
manera no sera acá regebida; |)ei'o sy no esta en ello, no hablase palabra di-llo.
l'or tanto, sabed del dicho obispo fie Malaga lo que ha negogi.'ido en todo
lo suso dicho, } cont'ornie a que avenios dicho, ])rocurad vos la venida de
lo

los dichos l'ringipes, nuestros hijos, mostrando, como es la verdad, que es por
hí que y en todas las otras cosas susodichas estad avisado para
a ellos cunple,

hazer en ellas lo cpie atpii avernos dicho, y respondednos a todo largamente^


De Granada a xxvi de agcjsto de 5 años (l).

7'/^. I CÍFh'A
de SUS altezas, Iicclia cu Granada a 111 de otiihrc de /; años (i^ool.

por duplicadas letras venida del Fringipe y


(|ue nos escrivio sobrello. ... . . ovimos vuestras letras de xi de
V la Pringesa v nuestros hijos que con ellos vinieron, y la y con
todo ello ovimos mucho plazer; ansymismo vimos lo tpie Pringipe
delante de los de su consejo sobre la venida suya, y lo que ay os respondie-
ron acordaran sobre ella, y la consulta que hizo el Pringipe al Heyde Romanos
sobre su venida, nos paregio byen; pero porcpic el Rey de Romanos, como el
sabe, es nuiv largo en sus cosas, que nunca acaba, sy como hazen otras mu-
chas cosas syn consultarlas con byen pudiera hazer esto syn consultarlo,
el,

pues es cosa que por el amor que les tyene, sabiendo que tanto les cunple
venir luego acá, recebira mucho plazer dello, y no puede aconsejarles otra cosa
syno que syn ningún detenimiento vengan; y sy al tienpo que este mensajero
llegare no fuere venida su respuesta, trabajad por todas las vias que pudier-
des como luego la ayan, y escrivid sobre ello a Don Juan Manuel, para que
con mucha diligengia l.i procure.

(1) 1500.
- 572 —
(Jiianto a las gi'a(;ias que mis dan, dezul de nuestra parte a los Pringipes
ya dichos que no es menester de nos dar gragias por ello, pues que lo hizo

Dios, y demás desto, en ser ellos los cpie nuestro .Señor Dios nos dio por suh-
gesores, por lo que conocemos de sus virtudes y meregimientos, y por el
mucho amor que les tenemos, nos ha seydo y es mucha consolación \' con-
tentamiento, porque de tales hijos no podemos esperar syno lo que deseamos
de ver en ellos; y dezidles que las gragias que nos querríamos dellos es su
presengia, para que sean jurados por est<is nuestros rey nos, pues de otra ma-
nera no se puede hazer.
V sy los dichos Fringipes ovyeren por tan grave como dezys de traher
consigo al Infante, dezidles que
byen pueden dexarlo alia por agora hasta
c|ue sea de mas hedad, poripie no piensen que vyene acá para nunca mas
holver alia, antes podran yr e venir todas las veces cpie quisyeren, después de
jurados; y en esto dezid sy la venida de los dichos Pringi])es puede ser antes
de aver parido la Pringesa; pero s\' su venida no puede ser antes de su parto,

y Dios la alumbrare de vn hijo, en tal caso dezidles de nuestra parte que de-
ven dexar alia el que paryere y traher al Ynfante; y vos procurad que se haga
asy con ti)da la ynstangia c[ue pudierdes, ])ues es cosa tan razonada como
vedes.
üuanto a los enbaxadores que dezis que el Pringipe y la Pringesa cpierian
enbiar, dezidles <jue no es menester que vengan, poripie en semejantes casos
no se acostunbran enbyar enbaxadores, y que por el amor que les tenemos,
vyendo quanto les cunple su presta venida, querríamos que fuesen ellos mis-
mos los enbaxadores, y cpie abrevyen su venida lo mas presto que pudieren,
porque para ser regebidos y jurados por tantos y tan grandes reynos como
son estos, no podyendo ser jurados según las leyes y muy antigua costunbre
destos reynos solo momento mado que vyene en el

de Portugal vinieron, estaua la Reyna a Toledo, porque |)ara venir


a regebir cosa tan grande, y asy devrian ellos svn ningund detenimiento po-
nerse señorío como Dyos les ha dado; y en su venida dellos dad
vos .dos, y procurad que la Pringesa la de, y dezydle que avnque. . .

de mayor plazer y descanso <|ue su presta venida, y por solo lo c|ue a

ellos cunple, pues saben ipianfo les va en ello, deve p11;i dar toila la priesa
que pudiere en su venida, para t|ue sean jurados personalmente por todos
nuestros reynos.
No vos enbiamos las cartas i|ue demandays para el argob¡S|)o de ISisangon

y mose de \^ergas, porque sy les escriuimos, pensaran que por lo que nos
cunple procuramos la venida de los dichos Pringipes, y sy ellos pensasen cjue
nos lo deseamos por esta cavsa, por ventura pornian algund ympedimento o
dilagion ensu venida, y por esto nos ha paregido mejor cjue vos y nuestro
enbaxador jimtamente les digays lo cpie vierdes que convenga para (pie ayu-
den a abreviar la venida de los dichos Pringipes, haziendo syenpre fundamen-
to de quanto les cunple a ellos \' qnanla necesydad lyenrn di- venir presto; y
— 573 -
f>n sv(^iuli> lomada (Iclcrminacion en la forma de In dicha venida y el (|iiand(),

hazednoslo saber con correo apriesa. Por ende nos vos mandamos (|ue ¡iinta-

menle con el dicho Ohisjio digays de mi [larle a los dichos Fringipes lo (|iie a

el mandamos y prociireys (|ue la venida dellos sea lo mas ¡resto


i|iie les diga,

([lie ser pudiere; y sy syntierdes que están para venir por l'rangia, estorvar-

lo, para que en ninguna manera vengan por alli, syno por la mar, que con
<|ualesquier navios de nuestros naturales o de los reyn s cjue alia están pue-
den venir, como ya os escrivimos.
De Granada a ni de otubre de 5 años (130O).

OTRA CARTA
Copia de lo que se esenue al dotar de Puebla.

A los XKVL. de agosto vos escriuimos por letras duplicadas por la via de
Martin Sánchez de Qamudio, que les avia de enbiar con dos pasajes, como avia-
mos visto vuestras cartas en que escriuiste la porrogagion de la yda de la Prin-
gesa de Gales hasta san Juan Bautista que primero verna, y que de ello ave-
rnos ávido plazer, porque no fuese en tienpo tan jieligroso como es el ynvier-
no, y vos enbiamos carta nuestra iluplicada para el rey de Inglaterra, en res-
puesta de la c[ue el nos escriuio sobre ello, y vos escriuimos otras cosas, como
vereys por lo duplicado del mismo despacho que va aqui. Después regebimos
vuestras cartas de ginco y onze y treze de agosto, y tanbyen vinieron las del
comendador de Haro, en que enbio la escritura que demanda el dicho re\'
de Inglaterra, la cual enbiamos, y visto lo que dezis en vuestras cartas, pare-
genos byen que por agora no hableys al dicho rey de Inglaterra todas las co-
sas que vos escriuimos que procurasedes t|ue se enmendasen en la capitula-
gion hecha sobre matrimonio, saino las que aqui dyremos, porque son tan
el

razonables, que no pueden ser mas. Primera, pues ya el Pringipe de Gales cun-
plio la hedad legitima para poder ojutraher matrimonio por palabras de ])re-
sente syn dispensagion a los xxii deste presente mes de setienbre, com<í quier
quel dicho matrimonio tyene entera firmeza, pues se hizo con dispensagion,
pero porque como sabeys se acostunbra que avnque se haga antes la

hedad y el Pringipe y la Pringesa jero se torne a hacer el ma-


trimonio por palabras de presente comendador de Haro, vos avenios
enbiado para ello nuevo poder . ... escriuimos agora que sy no os lo ha
enbiado, vos lo enbieys luego dicho Pringipe de Gales en persona por
palabras de presente, enbiamos testimonio en que haga mingion como el dicho
— 574 —
I'ringi|)e es de hp<lad legitima par.i contrallar el uialrim inin, v procurad (|ue
venga firmado de su mano y con que asy
sellafio su sello, et Pringipe
V Archidiu|ue, quando fue hecho su casamiento, yes necesario la ralyficagion
(|ue dezis del diclio Fringipe, pues que tornándose a hazer el matrimonio, como
avenios dich >, .... no es necesaria, iil Innpiico procureys otra porrogagion
para hi yda de la Princesa, como tlezis, antes de/id de nuestra parte al rey tle

Inglaterra como pjr otras os escriuimos, que sy anies de conplirse el tienpo de


l.i porrogagion que esta hecha hiziese buen tienpo para que pueda yr, la en-

hiaremos syn esperar el tvn del tienpo de la porrogagion. Segunda: lo (|ue aves
de procurar agora es quel rey de Inglaterra sea contento ([ue las x.Kxv.g) c<i-

ronas que la Pringesa ha de llevar en joyas y oro y plata sean regebidas en


cuenta en la primera paga, \' paregenos esto cosa muy razonable, porque pues
las lleva luego, es razón c|ue luego sean regebidas en cuenta, y tanbyen porque
|)or el primer asyento que se hizo en Medina del Canpo se entendía que po-
dían ser regebidas en cuenta en la primera paga, y como vos nos éscriuistes
que li) aviades asentado mejorado creyendo que era asy, no curamos
|5ara nos,

de mirar aipiel asyento, hasta |30co ha que vos escriuimos sobre ello; pero sy
después de lo aver mucho consejado no pudierdes acabar que se regiban en
cuenta en la segunda, y que dicha Pringesa no sea desapoderada de las dichas
jovas e oro e plata, porque en semejantes casos syenpre se ha hecho asy, que
avnf|ue se asvente que vna partede la dote se pague en oro y plata yjoyas, syen-
pre quedan a la Pringesa que las lleva, y ella se syrve y goza dellas, y nunca
se vio otra cosa, v no creemos quel dicho rey de Inglaterra no otorgue a la
dicha Pringesa lo que se hazecon todas las otras Princesas. La tergera cosa que
aveys de procurar agora es quel dicho rey de Inglaterra aya por byen que con
ladicha Pringesa queden alia en su casa y sean las mugeres y onbres que ve-
reys por vn memorial que va aquí señalado de .Miguel Peres de Almagan en
los üñgios y cargos contenidos en ti dicho memorial, que aquello nos parege
que es lo menos i|ue vna Pringesa puede llevar, y lo demás alia lo podra hen-
chir el dicho rev di' Inglaterra como quisyere. La quarta parte es que agora
aveys de procurar que luego se asyente que luego en viniéndose los di-
chos Pringipes, se ayan de celebrar las bodas (Mitre el Pringipe de Gales y la
Pringesa, pues dezis que es cosa muy ligera de acabar, y que asy se acostun-
bra, V pues en las cosas que dezimos que procurej's debamos las -mas pringl-

pales de que dezis ipiel dicho rey de Inglaterra ])odria regebir están ni

dexarse de pedir, ni ay y asi os


.vereys vos que no es negesarlo
mandamos que la procureys con mucho acabar, y enblarnos el despa-
cho negesarlo (^ue aquí para el rey de Inglaterra, que por virtud della h-

ha cosas, lo que vierdes que convenga la conprehension de los Reyes


descogía y de vos avemos enbiado, y aquí va la duplicada; asymlsmo va

la respuesta de la Pringesa para el Pringipe; dadgela y decidle lo que vos pa-


regiere, y quando vos enbiaredes el testimonio de como sera tornado a hazer
el dicho matrimonio por palabras de presente después de los xiiii." años, que
— 575 —
sera después de xxi <> xxii de setieiibre, procurad ilf i'hIm.uii.is li^tras drl diclii

IVingipe de Gales para la Pringesa, nuestra hija.


iV Granada a ni de otubre de 5. años (15001.

01 R A CIFRA
de sus altezas, hecha eti Granada a xii de otubre de 5 años. Enbiola el dolor
de Puebla desde Inglatirra: llego a Bruselas postriviero día de dizienbre del
dicho afio.

Esta es copia de lo que agora escriuimos al obispo de Malaga en respuesta


do lo que postreramente nos escriuio.
Vymos lo cjue nos escriuistes por vuestra gifra de xx de agostj sobre lo

que alia han consultado y platicado en lo de la venida del Pringipe y Pringesa,


nuestros hijos, para enbiarnos enbaxadores, y hezistes nuiy byen de nos lo

escriuir, y vos lo tenemos en servigio, y en pocas palaiiras queremos deziros


la verdad. A los dichos Pringipes, nuestros hijos, nos les tenemos mucho amor,
como es razón, y las cosas que a ellos tocan, tocan a nosotros, y no les que-
rríamos ver daño mas que a nosotros mismos, y por esto les avenios enbiadn
a dezirla verdad do lo cjue les cunple, y ipie ellos no pueden ser jurados syno

en persona, y que la dilagion les podria ser muy dañosa; sy ellos no curan
dello,no pódenlos al hazer syno dolemos de su daño y dexarlos estar, que
para con nos no ay a que enbiar ni que negogiar en esto, que ellos no pueden
ser jurados syno en persona, v la dilagion no puede syno serles muy dañosa;
y sy ellos quieren aventurar tan grande cosa como nuestro Señor les dyo, sea
a su culpa, pues los avernos desengañado. Dezidles de nuestra parte vos y el

comendador de Haro, nuestro enbaxador, que avenios sabido que nos quieren
enbiar enbaxadores. v porque acá nunca se vio que de hijos a padres se en-
biasen enbaxadores, syno cartas y mensajeros familiares, y que acá por ser
cosa tan nueva lo avrian por mucho grave y muy estraño, que les rogamos c|ue

en ninguna manera les enbien, que sy algunos que vienen a lo pueden


hizer saiier menester.
A que dezis por donde sera la venida de los dichos Pringipes, emos
lo . . .

que por mar, porque avnque en anbos caminos aya peligro, ay [gran
diferencia de los] vnos a los otros, que los de la mar esta en solo Dios que
es de es que los y a la Pringesa no le haze mal la mar, y
los de tierra están en los onbres de es de tener tal confianza en cosa
tan grande.
A lo que temen los del Pringipe que querrá el Rey de Romanos tener la
- 576 -
governaijion de su tierra en su alisongia. dezidles de vuestro que nunca nos
seremos en que la tenga otro syno ellos, y que trabajaremos con el Pringipe,
nuestro hijo, que ellos sean syenpre conseruados en ella; y esto les certificad
y segurad mucho.
Por ende vos trabajad de guiar el negocio como atjui dezinios.

l--n ( jranada a xa de otubre de quinientos años.

de FMriquc ]^11 al embajador Fuensalida.

Henricus dei gra rex anglie' et franc. ac dns hibnie. Specü- et egregio uiro
dno gutterio gomes de fuensalida, Oratori Seremor, dnor. regis et regine his-
|3aniar cosaguineor. et affiniu nror. carmor. Sal. et psperitatem. Legimus Irás
urás uicesimo quarto octobr. bruxellis nup. datas, quas harum tabellarius uob'
reddidit, quibus intellexinuis prefatos dóminos supremos vestros iUud ¡strume-
tum ad nos quod superioribus tliebus inter nos in palatio nro grenwici
misisse,
fuerat concordatum, quod t|u¡dem istrumentum una cum litteris uestris accepi-
nius et perlibenter uidimus: ([uanquam atea e.x eisdem vestris supremis inlel-

lixeuuis illud ideni instrumentan\ esse ad nos trásmittedLi. Placuit iiohis quod
intra statutum tempus hec oiá ad nianus nras peruenit bene ac legaliter expe-
dita: agimusque uobis ingentes gras pro fide ac diligentia in ea re habita:

Ouod uero ipá prorrogatio aduenlus Tllme. dne. Chaterine S. uestris supremis
uehementer, pergratum fuit nobis allexisse: et qnia scribitis illos ante diem
prestitutum eandem Illmani. d. Chaterinam fore ad nos missuros, sane quando-
cumque applicuerit, eá perbenigno ac leto uultu suscipiemus. Ceterum
quia tam humaniter uos et operam uraní nob' obtuHstis gratanter accipimus
hunc uestrum bonum erga nos aninuim et propensam de uob' benemerendi
voluntatem. Ouod si aliquando dabilur occasio, etiam pro illa fide et opinione

t|uam de uobis habemus, opera uestra confidenter ulenuir: et si qua in re uob


gratificari |5otuerimus perlibenter faciemus. Ex Palatio nostro de wodestok
die XVI. nouebr. M° cecee".
HENRICVS
(Firma autógrafa.)
(En el dorso dice):
Spec'i- atqe egregio equiti do"- gutterio gomez de fontesalida Serem""'- re-
gis et regine hispaniar, oratori: nr". qu;implur dilecto.
— 577

INSmrCC/ÓN SECRETA (i)

para Yngiatcrra.

Hablando con el rey de \'nglaterra, y tanbyen con nuestros enbaxadores,


niyrad mucho sy conoceres que hay alguna duda, o que quvere fazer el Rey
alguna müdanga en lo del casamiento, o sy tj'ene algún trato secreto con el

Archyduque o con el Rey de los Romanos, y procurad de saber que es lo que


tratan.

Iten, en caso de que conoscays que haya alguna duda en lo del casamyen-
to, deteneos en Ynglaterra con algún achaque, y sy vos pudyerdes remediar-
lo, trabajad de remediarlo por la mejor manera que os pareciere, y deteneos
en Ynglaterra con algún achaque, y auisadnos luego con correo apriesa par-
tycularmente del estado en que avres aliado todo el negocj'o, y de todo lo que
avres sentydo, y el remedio que os pareciere que se deue de poner en ello.

Iten, en caso que hallaredes que ay duda en el negocyo, sy os pareciere


que cunple al byen del negocyo y a nuestro seruycio que se vengan los
nuestros enbaxadores que están en Ynglaterra, o el vno dellos, hazednoslo
luego saber para que nos lo proueamos.
Iten, sy después de hauer fablado al rey de Ynglaterra y a los dichos nues-
tros enbaxadores, y después de haueros bien yniormado de las cosas de ally,
conocyesedes que no ay duda en el negocyo, en este caso pasad a I-lnndes y
fazed ally lo que mandamos en nuestras instrucciones que para ally lleuays;
pero antes de partyr de Ynglaterra escrevydnos particularmente todo lo que
alia avres fallado.

CARTA
del tesorero Morales. Año de j^dii años.

Después que vuestra merged partió de aqui, la Reyna, nuestra Señora,


acordó que vuestra merged leuase vn credyto o seguridad de su Alteza, para
que con ella vuestra merced pudiese conprar tres mili armaduras suygas en-
teras e dozientos arneses, e algunos tyros de artillería, todo muy singular, y
mandóme que yo escriuiese a vuestra merged sobre ello. Lo que su Alteza
quiere es tres mili armaduras suygas enteras, con guarnigion del brago, sin

I i) Autógrafo de Fueusalida.
- 578 -
que le falte cosa alguna, e dozientos arneses enteros, e avn trezientos. En lo

del artillería escriuese a los que tyenen el cargo que enbien las ríiedydas e
manera dello, para que luego lo enbiare a vuestra merged, pues avnque sea
partido avra lugar, pues se ha de detener en Inglaterra. Parege que con esta
seguridad, e con que las mismas armas vernan en prendas, se hallara quien
de el dynero a canbio, que va hasta en xS) ducados. Vuestra merced porna en
ello el recabdo que convyene, y si algo de acá es menester mas ]3roueer, vues-
tra merced me lo avise por que se prouea.
Nuestro Señor, &.
De Madrid a ginco de otubre de iS);lii aiios. — Morales.

OTRA CARTA
de Morales al embajador.

la carta de vuestra merged en respuesta de la mia e del despacho


Resgebi
de armaduras
las suygas e arneses e artillería, y primeramente le beso las
manos por lo que dize e ofrege. En lo que le suplique de mi sobrina, aquello
entiendo yo pagar con obras, e por eso gesare agora las palabras; solo agora

le suplico mande vuestra merged que se den estas cartas a mi sobrina.


En lo de las armaduras su}'gas (l), vuestra merged las ha de conprar en esta
manera: vn plastrón, vna gelada escalada, vn barbote, vn armadura de brago
del vno, el ysquierdo, con su guarda y vna manopla. Asy nos hazen acá agora
11® armaduras a dcx cada una, desta manera, dizen sus Altezas. En los arne-
ses no es menester ynformar a vuestra merced.
las piegas de artylleria dizen sus Altezas que no podra ser buena no
En
haziendola alia el que acá tyene el cargo para que asy se hiziese; que ruegan e
encargan mucho a vuestra merced por su seruigio cpie trabaje de aver dos o
tres alemanes fundydores de artillería muy singulares, e los enbie a sus .alte-
zas, e lessegure que les harán mergedes muchas, e asyente con ellos el suel-
do, e avn les de algo para su venida, sy fuere menester, e enbielo a pagar acá.
En esto seruira vuestra merced mucho a sus Altezas.

Nuestro Señor, &.


De Madrid a ocho de nouienbre de 502. — Morales.
(1) Por hi cinii)s¡(l;i<l que ofreco irá en este Apéndice l,i Rf-l;icióii de l.-is armas compra-
das 111)1- Kueosalicla, y á las que aqui se alude.
.

579

CUENTA
de las armas que he comprado y embiado a Castilla, ansi de la primera
compra dellas como de lo que se gasto en enviallas.

Primeramente enbie eii la nao de Ochoa de la Rea que iba a Calis, catorce
arneses, e costo cada arnés a cinco mil maravedises, que montan .... lxx®
Envié en la nao de Iñigo Martines de la Pedriza, vecino de Portogalete,
que fue a Bilbao, 44 arneses c[ue costaron a cinco mil maravedís cada uno,
que montan ccxx©
Costaron veintinueve medios toneles para en que fuesen los dichos arne-
ses, a setenta maravedís cada uno, (jue montan iiQxxx
Costaron clavos para empacar los toneles, y paja para empacallos, y con lo
que se dio a los empacadores ccc
Costaron levar dende Bruxelas a Enveres i©i)C

Costaron levar dende Enveres a Gelanda dccci.x


Pagáronse de derechos en Enveres por los dichos veinte y nueve toneles
a treinta maravedís por tonel, que montaron dccclxx
Pagáronse de derecht s en Gelanda treinta maravedises por cada tone!, que
montaron en veinte y nueve toneles dccclxx
Diose a Ochoa de la Rea que llevo los catorce toneles a Calis, y doscien-
tas y cuarenta escaravisas por el flete if)i)

Aseguráronse en la dicha nave de Ochoa de la Rea los dichos catorce ar-


neses y las dichas doscientas y cuarenta escaravisas, que se hizo de seguro
para ellas cuatrocientos y setenta y cinco ducados, a siete ducados por ciento
hasta Calis, que monto el seguro xii@cccclxx
Aseguráronse las armas que fueron en la nao de Iñigo Martines de la Pe-
driza,que fueron cuarenta y ocho arneses y cuatrocientas ochenta escaravisas,
que se numeraron en mil ducados, a cuatro ducados por ciento hasta Vizcaya,
que monto el seguro xv0
Costaron setecientas y veinte armaduras de petos Q), a cuatrocientos cua-
renta maravedises cada armadura, que montaron todas 320 armaduras, tres-
cientos y dieciseis mil ochocientos maravedises, de las cuales armaduras fue-
ron en la nao de Ochoa de la Rea a Cádiz 240 y Iñigo Martines de la Pedriza
llevo a Bilbao las 480 cccxviQdccc
Costaron 14 toneles y medio en que fueron las dichas armaduras, a 145
maravedises cada tonel, que montaron ii®cii y medio
Costaron levar los sobre dichos 14 arneses y medio en que iban las sobre
dichas 720 armaduras de petos dende Enveres a Gelanda u®l
Pagáronse de derechos en Enveres 70 maravedises por cada tonel, que
montaron los dichos 14 toneles y medio dccclxx
— 58o -

Pagáronse en Gelanda ]Jur los derechos de los sobre dichos tone-


les DCCCLXX
Envié en la nao Santa Alaria, que se llama el maestre della Ortuño de la

Salde, vecino de Azcuetie, 8 1 arneses, que costaron a 5000 maravedises cada


uno; montaron todos ccccvf)
Costaron 15 toneles en que se pusieron los sobre dichos 81 arneses, a 1 50
maravedís cada tonel, que montaron u®ci.i.

Costaron levar dende Bruselas a Enveres, con lo Cjue se dio a los que los
empacaron i^cclxxv
Costaron levar dende Enveres a Gelanda dclxxv
Pagáronse de derechos en Enveres "O maravedís por cada tonel, que mon-
taron I 5 toneles dcccc
Pagáronse de derechos en Gelanda JO maravedis por tonel, tpie monta-
ron DCCCC
Costaron 95-2 armaduras de ps. que fueron en la susodicha nao, a 440 ma-
ravedises cada una, que montaron ccccxvm©DCCCLXxx
Costaron 17 toneles en que se levaron las sobre dichas 952 escaravisas a
160 maravedis cada tonel, (]ue montan ii?)dccxx
Costaron levar dende Enveres a Gelanda los sobredichos 1/ tone-
les i®ccxxv
Pagóse de derechos en Enveres por los dichos toneles, a 60 maravedises
por tonel, que montan i@xx
Pagóse de derechos en Gelanda de los sobredichos toneles, a 60 mrs. por
tonel, que montan iS)xx
Aseguráronse en la sobredicha nao Santa Alaria las sobredichas armas que
iban en ella, conviene a saber: 8 I arneses y 952 escarabigas, 2.400 ducados, a
9 ducados y un cuarto ]3or ciento hasta Calis, cjue montaron. . . . lxxxiiQlxii
Costaron 22 arneses que envié en la nao de Sancho Freiré, vecino de Bil-

bao, a Calis, a 000 mrs. cada arnés, que montaron


5. ex?)
Costaron cinco toneles en que van los dichos 22 arneses, a 85 mrs. por
tonel, que montan ccccxxv
Costaron levar los 5 dichos toneles de Bruselas a Enveres cccxl
Costaron levar de Enveres a Gelanda los dichos cinco toneles ccc
Pagáronse de derechos en Enveres por los dichos 5 toneles, a 60 mrs. por
cada tonel, que montan ccc
Pagáronse de derechos en Gelanda por los dichos 5 toneles, a 60 mrs. por
cacfa tonel, que montan ccc
Costaron 400 armaduras de ps. que van en la dicha nao, a 44O mrs. cada
armadura, que montaron todas 400 CLxxviD
Costaron 8 toneles para las armaduras susodichas, a 160 mrs. cada tonel,
que montan i©cclxxx
Costaron los derechos destos sobredichos 8 toneles en Enveres, a 60
mrs. por cada tonel, que montan ccccLXxx
- 5i5i -
Costaron los derechos de los sobredichos toneles en Gelanda, a 6o mrs. por
tonel, que montan cccclxxx
Costaron levar los sobredichos 8 toneles de Enveres a Gelanda . cccclxxx

Conocimientos d¿ los maestros de las naves.

Yo, Ortiiño de la Salde, vezino de Azcoitia, maestro que soy, después dt-
Dios, de la nao que nuestro Señor salve, nombrada Santa María, que al pre-
sente esta en el puerto de Raniua, para con la buena ventura seguir su viaje
al Andaluzia al puerto de Cáliz, otorgo e conosco que recebi e tengo cargado

dentro de la dicha mi nao de vos Antonio del Valle, vezino de Enveres, treyn-
ta y dos toneles de armas para los Reyes, nuestros señores, de la marca de
fuera, y en cada tonel esta escrito: Rey; con los quales, llevando Dios en salve-
dad la dicha mi nao al dicho puerto de Calis, prometo de acudir a Rodrigo
lie Ballesteros a Diego de Covasrubias, o a su cierto mandado, pagándome de
flete e averias de los dichos treynta y dos toneles cinquenta e dos ducados de
oro, e de peso, o su valor; a lo qual ansi tener e guardar e conplir obligo a mi
e a mis bienes muebles e rayzes, ávidos e por aver, e a la dicha nao e flete e
aparejos, e a todo lo mejor parado. En firmeza de lo qual vos di tres conoci-
mientos, tal vno como otro, el vno pagado, el otro sea de ningún valor. Fecho
en Enveres a xuii dias del mes de novienbre de 1 503 años. Y hase de pagar
el lemán y el sebo, si las otras mercaderías lo pagaren. \'ertuño de la Saldi. —
(Sigue un conocimiento semejante firmado por Sancho de Vasogabal, lla-

mado Sancho Frayle, vecino de Bilbao y maestro de la nao San \"icente, por
el que confesó haber recibido de .Antonio del Valle 13 toneles con armadu-
ras y pipas para conducirlos á Cádiz ó á San Lucar, para entregar al tesorero
Morales, medíante el pago de 13 ducados de oro de flete y averías. Ramua O
de Julio de 1504).

RELACIÓN
de lo que pasó con l^imignerra (ijo^). (l)

Ouanto a lo que toca de \''inciguerra, yo dixe al Principe lo que sus alte-


zas mandaron escribir, y le pregunte si le avia declarado que alguno de Cas-
tilla fuese en este negocio participe. Dixome que no; mas el Vinciguerra llego

aquí dos dias antes que llegasen las cartas de Vs. ais., y hablo al Principe
muy largamente, y nególe haber visto, ni hablado a Vs. y dejo aquí una
ais.,

(I) \".^-' páginas 254 y 230.


— 582 —
escritura, la mas donosa que nunca vi, de lo que habia pasado con el rey de
Portogal. Porque se despacha este pliego con priesa no la embio, porque no
la pude escrevir en cifra.

Pedro Viiuigncrra al rey de Portugal.

Señor; 3'a sabe V. al. que el rey de ynglaterra perdió su hijo el Principe
Artur, el <[ual era casado con la infanta Doña Catalina, vuestra cuñada. Con
todo ello, como aquel que siente ansy grande dolor, lo mejor que pudo tomo
en paciencia y traxo su dolor lo mejor que pudo, aviendo confianza que dios
le daria de los otros <ítro hijo, que a la hora era l)uc|ue de Ayor-
ca, el qual quedo principe, y fue ñangado con dispensación papal con la dicha
infanta Doña Catalina, vuestra cuñada. Sobre eso, aun no era llegado un año
de la muerte de su hijo el Principe, el cjual murió a los tres dias de Abril de
quinientos e dos, murió la su buena mujer, reyna de Inglaterra, a los xvu dias
de Marzo de quinientos e donde fue gran perdida. Veyendo esto su Con-
tres,

sejo que el no tenia otro syno uno, e una hija casada con el Rey de Esco-
hijo

cia, y asi le han amonestado que se debe casar otra vez por haber mas hijos,
porque si este que agora el tiene por cjuakiue desdicha falleciese, el reino C[ue-
daria en grandes divisiones. Asi que todos sabemos que es verdad, y con todo,
el Rey, mi señor, les ha respondido e dicho que lo quiere liacer, y el ha muy
bien estudiado donde se pudiese casar, y halla que no hay hija de ningún
Principe en toda la Cristiandad que pueda ser su pareja para se casar; mas el

ha nido decir que V. al. tiene en su reino y en su protección una buena seño-
ra, la qual indinamente dicen que es privada- de su derecho reino, y la tal se-

ñora es llamada la Reina Excelente, hija del Rey Enrique de España, el qual
era hermano de la presente reina Isabela de España, la qual reina Isabela aun
dicen que deseredo a su sobrina Reyna Excelente, diciendo que ella era bas-
tarda. Asy lo dice que la hecho, a causa que mas deseaba el reyno para ella
que no para la sobrina. Y dicen c[ue un vuestro progenitor, llamado rey Don
Alfonso, se puso a la conquista deste reino de España por remeter la dicha
reina Excelente en su derecho reyno, e dicen que en aviendo la entrepresa, mu-
rio. Agora esa señora que V. al. tiene en sus manos y la haze guardar, asi nos
envia, rogando el rey de ynglaterra como amigo y pariente, y vos pide por
merced que con vuestro buen consejo esa señora sea remembrada, y pues (]ue
dios os ha hecho asi noble y poderoso, piense V. al. que los bienes tempora-
les quedaran a los otros, y los buenos hechos y buenas obras que V. al. fara

nunca se partirán de vos, bivo e muerto, y mas que le parece que nuestro se-
ñor en esto fuera mucho pagado y contento quando los huérfanos son remem-
brados, y ipiien es aquel que debe remembrarse de los tales mas tpie los Re-
yes, asy y tan nobles y poderosos como V. al. esf por eso, señor, por Dios, Y
oydme muy bien. \L\ rey de Inglaterra vos ruega que sea vuestro plazer de ser
— 583 —
su buen amigo y do \c dar esa señora que se llama la Reyna Excelente, la qual
el entiendo prender muger, y esto que sea en secreto consejo hasta tanto
]ior

que sera menester de manifestar. V esto el piensa hacer con esperanza de le


dar a la buena señora lo c|ue de derecho, le toca, oferyendo a V. al. en los bie-

nes tal ]iarte, que \'. al. sera muy bien contento, y el es hombre de hacerse
ayudar de aquellos que están en el mismo reyno. Por eso, señor, si plaze a
V. al. desto, no se haga parte a todos los vuestros criados, por esc|uivar los
males que desto pudiesen venir, &
Aqui fenece la comisión principal que yo tengo. Agora, señor, si plaze a
V. que yo le diga mi parecer en esto y mi opinión, yo la daré, mas quan-
al.

do yo ya habré la resj^uesta de la mi embaxada, que por agora no diré mas, &

Responsuní Regis.

Mi buen amigo: yo he muy bien oido el mensaje en el qual vos acjui ve-
nistes,y vos sabes muy bien que la causa no es tan cierta que se debe hacer
asy empresadamente. Por tanto, os pido por merced folgades aqui por estos
dos dias, que después de mañana vos avres el responso entero, y vo habré
harto tiempo para ystudiar en la materia, &
Luego el Rey mando que luego me donen buen aposentamiento y todo lo
que yo menester habría. Ansy espere los dos dias.
Venido que fue el otro dia, después de comer fuime yo a los Palacios y
embie a decir al Rey como yo estaba allí. Luego el Rey se aparto en ima cá-
mara solo y ahi fablamos.

Responsiiiii Rcgis.

Mi muy amado amigo: vos aqui me trujistes una embajada muy grande, v
porque vos me dijistes que las cosas deben ser secretas, y también pienso
que no deben ser descubiertas, mas por esquivar los males y errores v escán-
dalos, yo os haré una carta de crédito que vos crea el Rey de Inglaterra lo
que vos le direys, y entonces yo vos daré algunas palabras de sustancia; mas
vos verneys aqui después de cenar, en compaftia del Barón; quando fuere des-
pués de cena, llegaos a la corte con el varón, y apartamos nos con el Rev-
Di,Kome: cierto, verdad es que yo soy abiertamente avisado del amor del sere-
nísimo Rey de Inglaterra, y mucho amo a su alteza, y todo el plazer que vo
podre hazer en mi reyno por su honra y servicio holgara de lo hacer, y por
tanto que yo soy siempre y seré a lo que cumple por su honra, y yo le envia-
re en vuestra compañía uno de mis fidalgos para hablar con el y para me
traer responso. Y vos digo a eso que por amor de mi traes; primeramente, me
enconiendareys al Rey de Inglaterra, y si ay algo que aqui vos cumple, eso

vos dezillo, porque por cierto ha re por vos tanto quanto sy vos fuesedes cria-
do en mi compañía &.
?84

Responsum Fetriim (sic) Vincigiierra.

\'. al. es muy buena


Señor: por cierto la respuesta de y razonable; mas
con todo; ella es tan escura,que yo no puedo entender ni principio, ni me-
dio, ni fin de la vuestra opinión. Por eso, señor, por Dios, no piense Y al. que .

yo soy tan simple que me puedo llamar pagado de vuestra respuesta. Verdad
es, digo. Señor, que yo se a que soy venido; mas no se nada en que jj^o vuelvo,

ni a que. No plega a nuestro Señor que yo vuelva al Rey de Inglaterra asi

simplemente, sin saber lo que V. al. me responde del negocio. Y por cierto,
Señor, crea \'. al. que antes iria en 'I\u-([uia o yn (sic) morisma que bolver en
Inglaterra asy simplemente.

Responsnm Regís.

Amigo; al quanto bien entiendo vuestra razón, y plazeme que soys tan
buen criado; mas vos sabeys que aun yo no quisiera responder al Rey de In-
glaterra hasta tanto que yo entienda mas abiertamente su voluntad, y por eso
yo envió mi criado con vos, y a el darey la carga de mi voluntad para respon-
der al Rey vuestro amo.

I'ctnis Viuíignei-ra.

Señor: agora me oyra Y . al. en punto, porque el otro dia yo vos prometí
de no vos fablar fingido, quiero vos hablar e dezir mi entera opinión. Por tan-
to, que V. al. me prometa por la fe que debe a su Real Corona que esto nin-

guno no sabrá sino alguno vuestro mas privado consejero.



Dixo el Rey: Asy yo vos juro por mi fe que asy sera, y que no lo sabrán
sino dos de mis consejeros principales, los quales han sabido todos nuestros
dichos.

Petrjis Vincigncrra.

Señor: yo vos fablare y diré toda mi intincion. Yo soy vuestro criado y


amigo, y pienso lo que después os podria venir a vos y a los otros, por quel
hombre dize que de los ingleses a los franceses hay poca diferencia, y asi vos
diré un proverbio y mote del Conde de Taiiacis, que decia: En España nui- —
clio loar y mentir, y en Francia saben mucho prometer y peores a entender;
mas aun los ingleses son cien mil veces peores que los franceses. Yo vos
tligo, Señor, que el rey de Inglaterra no es un rey muy noble y muy esce-

lente, y puedo decir que, sin injuriar Rey ni Principe en toda la cristiandad,
el es uno de los mas escelentes, asi en virtud como en humildad y en libera-

lidad y en vera justicia; mas otra causa le es, que es gobernado por los con-
-^ 585 —
sejeros, los qiiales son de diversas o|iiaioiics, y por bueno yo os digo que si

algo os promete, que no vos lo cuniplirian, porque esto es la costumbre de los

ingleses; y mas es, ([ue el rey de Inglaterra no ha de vivir toda esta vida; y ])ues
es otra causa peor, que esta Señora es ya mujer de no haber hijos, y pues
\'. al. sabe que a un tal Rey como \'. al. no pertenece hacer traición al Rey de
Castilla, vuestro padre, y a Reina vuestra madre, y después. Señor, vos sa-
la

béis que siempre IJios les dio Vitoria contra todos aquellos ([ue fueron contra
ellos, y si ellos no oviesen el derecho ni la causa, por cierto cuido que Dios
no les ayudarla asy bien, mas Dios siempre ayuda a la justicia; y después vos
sabéis, señor, que estas cabsas tocan al señor Archiduque, el cual es tan alto
y tan noble Principe, y es hijo del Rey de Romanos, y es buen amigo con el
rey de Francia, donde todos ellos fueran contra vos dos, y vos t[ue no sois en
isla, vos fuerades el peor tratados, y cuando vos esperaredes ayuda de los

otros, estonces vos allariades engañado e burlado dellos, por que cada persona
diria:quien ha mal su daño sea, y a vos Dios hos ha dado muchas aventuras
a acabar en vuestra honrra y a vuestro provecho; por eso, si Dios os ama y
os ha en su gracia, no busquéis su indinacion; tened vos a lo que vos ha dado
Dios a derecho, que harto tenedes por la gracia de Dios.
Asi me parece que \'. al. querer oir hablaren esto; con todo, Señor, haga
\'. al. lo que mejor le parece: si bien he hablado. Señor, loadme, v si mal he
hablado, Señor, perdonadme.

Ri-.r.

Por cierto, mi buen amigo, no es menester pedir pei'don cuando el hombre


ha bien hecho, y yo vos lobuen coragon, y asi vos ofresco
agradesco de fin e

siempre asistencia en mi reino, y vos tener en mi casa cuando vuestro placer


fuere de venir a estar aqui; y por que vos me aves avisado de las causas en que
nos no pensábamos, yo nos vos puedo esta noche responder, mas sera mañana
después de comer, si vos place.

Pctrus Vincig.

Señor: como quier que yo, indigno caballero, no he deservido tantos bienes
de \". al. cuanto me ofrece por su beninitat, yo le beso muy vmillmente las

reales manos, y si algund bien en este mundo me


y cuido que por viniese,
parte de V. al. me vernia, por el bien e honrra que pienso que V. al. me
quiere, y por esto ruego a nuestro Señor que me de gracia y tiempo para vos
lo servir, y que el servicio sea tal que sea a vuestra honrra y a vuestro pro-

vecho; y de lo que V. al. me manda esperar hasta de mañana, yo sov con-


tento de esperar y volver aqui mañana a la hora cpie \'. al. manda.

Rex.

A mañana después de comer, volvi a el Rey y nos apartamos. Dixome


la

el Rey: Amigo, vuestro consejo nos parece muy bueno, y también por que
— 586 —
sepáis yo no era tan simple que luego me ligase con alguno sin saber como;
y asi vos dico que nos somos trocados de voluntad, y nos parece que vos vol-
váis al rey de Inglaterra y me encomendes a el, y le deis esta carta de crédito,

y dezilde que mucho holgaría satisfacer a su voluntad; mas por que yo se


muy bien que la y tampoco no esta en mi de lo hacer,
causa no es para el,

que! me perdone por merced, y que aqui hay otras señoras nobles e grandes
que si el ombre entrase en tales quistiones, muy livianamente pudiera perder
mas de lo quel ombre se piensa; y si alguna cosa otra ay que yo pueda hacer
en su provecho y por su honrra, que yo lo fare de muy buena gana.
Venido el Rey, mi señor, e hecha la respuesta, dixele: Agora, señor, V . al.

me entienda; yo, como aquel que servir vos desea, he pensado que a^' otros
mejores matrimonios para \'. al. y mas onestos. Ay una señora que es sobrina

del rey de España, que es hermana del rey don Fadrique de Ñapóles por
parte de su padre y no de su madre, y es y es muy her-
muger de xxij años,
mosa señora, y fue casada con el rei don Fadrique y rey don Fernandino que
reino dos años en Ñapóles después que el rey Charles se fue del reino de Ña-
póles; y también el mismo rey don Fadrique tiene una hermana muy hermosa
y muy noble señora que no es sino de xnij años, y llamase doña Ysabel como
su madre, y el dixo que hasta que" el mes de mayo pase no queria mas hablar
en esto.

¿:>OTE
de ¿a Princesa D." Catalina.

(Al fin de las capitulaciones matrimoniales de Doña Catalina y Principe


Arturo, (lO julio 1499) (y hoj. en lat)., hay en hoja suelta, lo siguiente):

Iten, es concluydo que sus altezas den en dotte a la Illustrissima Princesa de


(lales dozientos mil escudos de oro, los cien mili destos en moneda de oro o
de plata, dentro de x dias, antes o después de la solenizacion del matrimonio,
e dende en un año cincuenta mil scudos en moneda de oro o plata, y dentro
de otro año los otros cincuenta mili restantes. Los xv® en moneda de oro y
plata, y otros xv^) en baxilla de oro o de plata i')lanca o dorada, y los otros
X.X2) últimos, para complimiento de toda la [)aga, en joyas de perlas y piedras
preciosas, lo qual a de ser apreciado por plateros e lapidarios de londres ju-
ramentados.
(En las espaldas, sello pequeño de placa con llor de lis en el centro y en
derredor: Doctor de Pvebla.)
- 587 -

El recaudo que se ILiia para el einbaxadoi de Viiii^laterra, es este.

L'na cédula de crédito de .Viigustin de Biiialdo y Agustín de Grimaldo, di-


rigida a Lii|uin de biualdo y a Doiiiinigo Lomelin y a Francisco de Grimaldo,
para que den al enihaxador, o aseguren por el o sobreescriban las cédulas de

cambio que el hiciere en el licenciado X'argas, hasta en quantia de cinquenta


mil ducados.
Este crédito va que diira ile aqui a i|uatro meses, para cpie se puedan tomar
estos dineros.
Con esta cédula de crédito cesan las cédulas de cambio de los ijuarenta
mil ducados que se iMiibiaron al dicho embaxador para los recibir de Lorengo
Locabela, y asimesmo cesa la cédula de crédito que se embio de los x® duca-
dos por el dicho Agustín de biualdo para el dicho Liquin de Biualdo.
Hase de tener dalla aviso, que por virtud de acpiellas cédulas no se ha de
recebir cosa alguna, antes se han de enibiar acá las dichas cédulas originales
con el primer correo que veniere.
Otrosi se ha de tener aviso que los dini-ros que se lomaren ])or virtud des-
ta cédula de crédito que agora va se tomen para pagar acá al mas largo plazo
que fuere posible, a lo menos para la feria de otubre de Medina del Campo
deste año, y si mas pudiere ser, mas, porque acá se pueda hazer muy buen
pago.
Parece por una cédula de cambio del embaxador que se tomaron alia

xvQ ducados a cambio, con los quales se cumplió suma de l© que alia tiene.

de manera que faltauan xlv® para el cumplimiento de los xcv0 que montan
los c3 escudos; y entiéndase que como quiera que agora se embia recaudo
para l'3 por mayor cumplimiento que no haya falta que no se han de recibir
por virtud destas cédulas mas de xlv©, pues con estos se cumplen los c© escu-
dos de oro.
El embaxador este sobre que podria ser que estos que han de hazer
avisi)

este crédito destos lS) escudos, teniendo parte en el canbio que se tomase alia,
encareciesen el dinero, sabiendo que de necesario se ha de tomar tanta suma a
cambio para acá; por ende ha de mirar si sera bien no darles las cartas a los
sobredichos que han de hazer el crédito, hasta tentar y concertar el precio del

cambio para acá, dándoles a entender c|ue se quiere aprouechar de las cédu-
las de cambio que alia tiene de los xij) escudos, y fingiendo que no hay tanta

necesidad de hauer luego el dinero, porque cpiiza desta manera se haura mas
barato el cambio para acá. Esto se dexa a aluedrio del dicho embaxador.
Iten, en caso que quando este correo llegareembaxador se haya aproue-
el

chado ya de las dichas cédulas de cambio y haya cumplido con ellas lo que
se ha de cumplir, en tal caso no sera menester usar deste segundo proueimien-
— 588 —
to, V deue escreuir luego el embaxador de qual destos dos proueymientos se
aproiiecha.
.Asimesnio va aqui segunda cédula de cambio para el embaxador en Lo-
renzo Locabela, para lo de su salario.

J/. /'s. (iahnafau (rúbricaj.

CUENTA
de lo que Gutierre Gómez de Fnensalida recibió en 150C) para pagar el dote

de la Princesa D." Catalina.

Kn la gibdad de Burgos a quatro dias del mes de novienbre de mili e qui-


nientos e veynte e vn años, Gutierre Gomes de Fuensalida, comendador de los

bastimentos de la ¡irovingia de León, paresqio ante los contadores mayores de


(|uentas, e dixo que por quanto el avya s_\'do llamado para que diese quenla
o razón de los maravedís que avia rescebido el año de cjuinientos e nueve para
pagar el dote de la señora Re\'na de Vngalaterra, dixo que en su poder no avian
entrado ningunos maravedís de los susodichos, ni tenia de que dar cuenta; pero
que en el dava la relagion de yuso escripta en dos pliegos de papel horada-
dos de los dineros que avian levado de acá de Castilla a Yngalaterra, y quien
los levo, y de los que alia se tomaron a canbio para hazer el pagamiento de

la dicha dote, e de como se hizieron las pagas, e jurólo, e firmólo de su non-


bre para que por ellos viesen los dichos contadores de quentas la razón de los
maravedís de que piden quenta.

MEMORlAl,
del dinero que se llevo a Yugalaterra, e se tomo alia a canbio para pagar el

dote de la señora Princesa de Gales, que fueron cient mili coronas del sol, ra-
zonadas a cinquenta dineros cada corona, segund parece por la capitulación

que el dotor de Puebla, enbaxador, hizo quando asento el casamiento de la


dicha señora Princesa con Artiir, Principe de Gales.

Primeramente llevo I'Vancisco Grimaldo, t'alor e conpañero de Agostin


Ytaliano, e de su conpañia, sesenta e qinco mili ducados que los sobredichos
...

— 589 —
se obligaron a pagar en í.uiulres para el dote de la señora I^rincesa de
Gales i>ív © ducados
Vten, le enhiaron después al dicho i-raiicisco de (iriniaklo, diez mili duca-
dos en oro; llevoselos ¡Montenegro, criado de Agvstin Vtalian, y entregoselos
al dicho Francisco de Grinialdo xg) ducados.

r.os quales dichos setenta e c;inco mili ducados syenpre estovieron a cargo
del dicho Francisco de (jrimaldo e de su conpañia.
Destos setenta e ginco mili ducados, por algiind régelo (|ue se tovo i[ue el
Key de Yngalaterra los loniarya s\-ii conclu\'r el casamiento de la señora

Princesa de Gales, el Key, nuestro seiior, mando (|ue se sacasen de Yngalate-


rra, e por gedula de su alteza dada a la compañía de que era fator e conpañe-
ro Lorengo Lecabela, mando dar al dicho Lorengo Lecabela ([uarenta mili
ducados, los quales dicho l'rangisco de Grimaldo, y la carta del
le dio el

contento del dicho Lorengo í.ecavela de como regibio los dichos tiuarenta
mili ducados, se enbio luego al Rey, nuestro señor, porque ansy lo enbio a
mandar xi.® ducados.
Quedaron en poder del dicho l-"rancisco de Grimaldo treynta e ginco mili
ducados XXXV® ducados
Concluyóse el casamiento de la señora Pringesa de Gales, con asyento c¡ue
se pagase luego dentro de ocho dias después de concluydo el casamiento gin-
([uenta mili coronas. Kste asyento fue fecho en el jiies de mayo de cjuinientos

e nueve años, a que el dia de san JNIigel venidero del dicho año se pagasen
las otras ginquenta mili coronas, e para seguridad de la paga se diesen fian-
gas llanas e abonadas de mercaderes, para que al tienpo pagasen las dichas
ginquenta mili coronas; e para hazer la primera paga de las dichas cinquenta

mili coronas que se ha de hazer de presente, se tomaron a canbio quinze mil


ducados de Laquin de Vibaldo, e Dominico Lomelin, e con los treynta e gin-
co mili ducados que tenia el dicho Frangisco de Grimaldo, fueron cinquenta
mili ducados, razonados a ginquenta e tres dineros, hechos coronas, montaron
ginquenta e tres mili coronas, razonada la corona a cinquenta dineros
««ü. Liug) coronas
Destos cinquenta mili ducados ya dichos, que montan hechos coronas cin-
quenta e tres mili coronas, se pagaron al Rey de Yngalaterra ginquenta mili
coronas en la manera que de yuso dirá.
Frangisco de Grimaldo pago treynta e ginco mili coronas xxxv.?)
coronas.
De los quinze mili ducados que se tomaron a canbio de los suso dichos, se
pagaron quinze mili coronas, que fueron todas las coronas ginquenta mili co-
ronas como dicho es xv® coronas.
Para segunda paga que se ha de hazer el dicho dia de san Miguel de
la

setienbre, como dicho es, de que se han de dar fiadores llanos o abonados, se
tomaron a canbio quarenta e cinco mili ducados.
Hechos los quarenta e ginco mil ducados coronas, montaron quarenta e
....

— 590 —
syete mili e setegientas coronas, e para suplimiento de las ginquenta mil co-
ronas que se an de pagar, se dieron a los que se obligaron al Rey de Yngala-
terra las gedulas de canbio de las dichas quarenta e syete mili e setegientas
coronas xi.viif)DCC coronas
Dioseles mas novecientas coronas t|ue sobraron tle los (_[uinze mili duca-
dos Dcccc coronas
Dioles mas Francisco de Grimaldo mili e (|uatrogientas coronas, con las
quales se hincheron las cinquenta mili coronas a los fiadores t|ue se obligaron
a pagar al Rey de Yngalaterra i©cccc. coronas.
Desta manera se conplieron a los fiadores las dichas cin<|U('nta mili coro-
nas que se an de pagar al Rey de Yngalaterra para el dia de san Miguel pri-
mero venidero del dicho año, e ellos se obligaron al Rey de pagarle i,© co-
ronas.
Asy que paresge que de treynta e syete mili e cien coronas que monta-
ron los treynta e ginco mili ducados que thenia Frangisco de Grimaldo, que ha
dado el dicho Frangisco de Grimaldo treynta e seys mil e quatrogientas co-
ronas para la paga del dote de la señora I'ringesa en la manera c|ue dicha
es xxxviQLXcc coronas
Restan en poder del dicho Frangisco de (jrimaldo para conplimiento de
treynta e syete mili e gient coronas que montaron los dichos treynta e ginco
mili ducados que el dicho Frangisco de Grimaldo avia de pagar, setegientas
coronas ucc coronas.
Descargo de las dichas setegientas coronas.
Da en quenta el dicho Francisco de Grimaldo, que pago a correos que se
despacharon para yr a Castilla, lo siguiente:
Oue dio al Gallego, correo, la primera vez que fue a Castilla, diez e ocho
coronas xviii.° coronas
Diole segunda vez diez e ocho coronas xviii." coronas.
Diole tercera vez veynte coronas xx coronas.
Diole quarta vez que hallo al Rey en Seuilla, veynte c quatro coronas . . .

xxiui.° coronas
Que dio a Juan de Sepulveda que se enbio con cartas al Rey, nuestro se-
ñor, quarenta e dos coronas xi.n. coronas.
Oue dio a otro correo que llevo la nueva de la muerte del Rey de Ingala-
terra, quarenta coronas xi.. coronas.
. Que le dio el mismo ¡•"rangisco de Grimaldo a otro correo que levo la nu(--

va que hera concluso el casamiento, sesenta c ocho coronas i.xvni." co-


ronas.
Da mas en quenta el dicho Frangisco de (jrimaldo, que se conpraron tres
mili libras en nobles de Ingalaterra, a dos dineros cada libra, porque no le

quisyeron tomar los ducados castellanos, ni <|uisyeron tomar la moneda blan-


ca, evvo de conprar las tres mili libras en que se perdieron seys mili dineros,
que montan giento e vcvnte goronas cxx. coronas,
— ......

- 591 —
Da mas en quenta di)zientas coronas que me dio a mi para desaliixarme de
Londres quando nos partimos ce. coronas.

Por el pliego que dio el dicho comendador Gutierre Gómez de Fuensalida,


jurado e firmado de su nonbre, cjuesta junto con esta, paresce que de lo que
ovo de aver de su salario ilei lienpo que en lo susodicho se ocupo, alcango a
su alteza por giento e ochenta e vna coronas, de las quales se le resgibieron en
quenta aqui las ciento e ginquenta dellas para conplimiento de las dichas se-
tegientas coronas ucc. coronas
En Burgos, a ginco de nobienhre de quinientos e veyntc e vn año, el dicho
comendador, Gutierre Gómez de Fuensalida, ¡uro en forma de derecho en av-
diencia de contadores mayores de quentas, questa relagion de quentas queda
es cierta e verdadera, e que en ella no ay fravde ni encubierta alguna para el
¡uramenti) que hizo, e tirmolo de su noiibre. Gutierre Gómez.

QUENTA
con el secretario Aliñaban, de mi salario.

de Burgos para yr a Vngalaterra a seys dias del mes de Enero del


Parti
año de mili e quinientos e ocho. Tarde en el viaje diez e nueve meses e diez
dias; davanme cada vn dia quatro ducados de oro, que monto todo el dicho

tienpo dos mili e trezientos e veynte ducados de oro ug)cccxx. du-


cados.
Para en pago destos, me dieron quando parti setegientos e veynte duca-
dos D.ccxx ducados
Dieron mas por cédula mia Agostin Vtaüan, dozientos e quarenta duca-
dos ccxL. ducados
Dieron mas al dicho Agostin por cédula mia, quinientos ducados
D . ducados
Enbiome Almagan vna gedula de quinientos ducados en Lorengo Lecave-
la D. ducados
De manera que monta lo regebido mili e nuevegientos e sesenta du-
cados ig)DCCccLx. ducados
Ansy que se deberían para conplimiento de los suso dichos dos mili e tre-
syentos e veynte ducados, trezientos e sesenta ducados ccclx. du-
cados.
Descontados destos tresyentos e sesenta ducados las dozientas coronas
que resgebi del dicho Frangisco Grimaldo, deverseme ya el resto.
Estas dozientas coronas se pusyeron en descargo de las setegientas coro-
nas qiie quedaron en poder de Frangisco de Grimaldo.

— 592 —
Por manera que alcanga el dicho Comendador por treynta e vna coronas
e quarenta dineros, los qiiales declaro el dicho Comendador quel Rey Católico

se los mando pagar, e ¡uro el dicho Comendador questa relagion de quenta


que da es gierla e verdadera, e que en ella no ay fravde ni engaño, e firmólo
de su nonbre en Burgos, a qinco de novienbre de quinientos e veynte e vn
años. Gut'm-re í7£/;«í.'2.:=li(;engiado liíjengiado Muñoz.=Migufl 'r>\\v\-

ches. =: Hí7j'
I /ijs lorrcspondieiites rubricas.)

CARTA
en favor de Fiiiiando d Cató/iro. (íio6?) (Sin nombre de autor) (l)

Razón es ya que aga saber a vuestra merced nuevas daca y ipie me lo pa-
gueys en la misma moneda. El Rey esta muy bueno y muy justo en sus ho-
bras, a cuanto paresce a los mas, y en las palabras a los mas y a los menos
paresce justificado. Xo le podemos negar que levantar por Reyes a sus liijos

en Castilla y nonbrarse por su governador jnon fue obra mu}' justa y muy
omil? Y si después acá gouerno bien estos reynos y defendió los bienes de la
corona real de grandes ynportunidades, notorio es a todos; y sy después el
Rey y la Reyna, nuestros señores, cpiisieron su ayuda y su consejo, el fue
contento de la dar, y de tomar con ellos el concierto que ellos quisieron, por
do paresce claramente non ser sus altezas en tanto cargo a nadie para las co-
sas destos reynos como a el, y después a los que le syguieron, en el seruicio
de los quales se fyzieron las cosas ya dichas.
Sy otras cosas nuevas se fizieren de aqui adelante, es destar atentos para
ver a que nos obligan, que posyble seria que con alguna pasión, o con cabsa
que para mudase de su buen proposito; lo (|ual no es de creer
ello le diesen, se

de quien tantas buenas espirencias hemos visto; ]Dero caso cpie en su tauor sea
la clausula del testamento de la Reyna, nuestra señora, que aya gloria, ])or la

fuerga que tiene en ser su postrera voluntad, y por la coniormedat en cpie es-
tan con las leyes del reyno, y por ell autoridad del i[ue la hordeno, \' por la

necesydad c)ue ay para la buena gouernacion cpie entienda en ella quien tanto
ha que la usa, a lo menos hasta que la esperencia aga mas maestros alRey e
a la Reyna, nuestros señores, y aunque a nadie sen (sic) al derecho del Rey es-
conder a la Reyna, por do claramente paresceria no querer ella lo (pie cjuiere

(¡uien la esconde, y aunque la gouernacion de gente estraña non fuese tan

(i) Este curioso documento, anónimo, ;uiiiquc de letra coetánon «le lo que se refiere,

pertenece al Archivo de la Casa de Alba.


— 593 —
odiosa a todo el reyno, todo esto no haría al caso para aliar el Rey syrbyilo-
res, sy de tan buen proposito y tan justo como hasta aqui a tenido se mudase.
V tanbien, caso quel rey don Fylipe, nuestro señor, tenga tanta justicia a rey-
nar, por ser casado con la Reyna, nuestra señora, sy ella por las cosas ya di-
chas y por evitar muchos niales que de lo contrario se podrían syguir, c[uisicse
que fuese en la gouernacion el Rey, su y no le diese lugar ¡ladrc, ]iara (|n('

conosciesemos della esto y otras cosas, claramente seria mala y \-njusla la

opinión de quien gelo quitase.


Asy que acá todos los que fuymos con su alteza al rccihimieiito de sus
altezas muy confiados estamos en la virtud del Rey y del Rey y la Rcyiia,
nuestros señores, que todo se haga bien y como Dios sea servido; pero por-
que puede ser lo contrario, y no sabemos a cuya culpa, bueno sera que vues-
tra merced se acuerde alia de mi y me mandeys que me acuerde acá de vos.

Escryvame vuestra merced largo de lo que os paresce de sus altezas y de los


que con el vj^enen, y que dizen y que hazen, que yo no se mas que diga, sy
no que nos hemos llegado aquy alia con la confianga que he dicho, y creyen-
do que en sabiendo su alteza la yntencion de su padre, dará gracias a Dios
])or(iue gele dio, y yo gelas doy porque me dio a vuestra merced por señor,
al t[ual plega dacrecentar la vida y el estado de vuestra merced.

RESPUESTA
de algún Grande español 1 1 ) de/ partido de don Felipe.

Las nuevas, señor, os tengo en merced, y porquel memorial dellas me pa-


reció que traya mas aparejada disputa que relación de nueuas, asy por esto,
como por la obligación que me parece que me quadra de la respuesta, acorde
de salir desta debda, y tanbien por pagároslo en la moneda que, señor, man-
days. Y como quiera que disputar desto a los que tenemos cargo de hazer lo
que nos mandaren e no de aconsejar, es escusado, pero porque a las vezes se
suele hazer por defender cada uno su partido y openyon, esto, con mas el es-

fuergo que la razón me pone, me haze querer, señor, responderos por vuestros
consonantes, y plazeme porque sea por escrito, porque se me figura que de lo

poco que entiendo lo se mejor escreuir que hablai'.


Dezis, señor, que el señor rey don Fernando esta muy bueno y muy jus-
tificado en sus palabras. Yo lo creo asy muy bien, y sy tal es la yntencion,
muy poco abra que hazer, segund la que el Rey, nuestro señor, tyene de te-

(i) De la Casa de VUlafrancr


— 594 —
nelle reverencia e acatamiento, como a padre, y recebir de su alteza los con-
sejos buenos que le diere e usar dellos. E sy su alteza del rey don Fernando
de esto se satisfaze, como debrya satysfazer, aunque su alteza nos aya publi-
cado a todos por malos e de malas yntenciones, acá al Rey, nuestro señor,
ninguno avra que esto no suplyque a su alteza, por lo que le estarla bien des-
tar bien con su padre. Pero sy su alteza del rey don Fernando quiere para sus
hijos lo que no quiso para sy al tienpo que subcedio en estos reynos, e quiere
comerlos e mandarlos en cabera agena como beneficio encorozado, no se a
quien pueda parecer bien, ni el reyno creo que daria lugar a ello, por la espi-
rencia e platyca que se ha visto de su gouernacion, como mas largamente se
tratara en otro capitulo.
Dezis, señor, que no ])odemos negai- que su alteza del rey don Fernando
en levantar a sus hijos por Reyes al fallescimiento de la Reyna, nuestra seño-
ra, j'no fue obra de ombre muy justo.' A esto digo que dize Aristotyles que a
las vezes hacen ios hombres justicia syn ser justos, y lo que el señor Rey en
esto hizo, sy fue por via de virtud o no, no lo quiero disjjutar; pero digo que
el no pudo escusar de liazer lo que hizo, porcjue demás de estarle lo contrario
quand feo le estouiera, era cosa con que no podiera salir. Y destas cosas tales
se levanto el refrán: que a las veces es bueno hacer de la necesidad vyrtud;
quanto mas que aun en este paso algo de lo bueno quedo por hazer, porque
me acuerdo que quando los pendones se levantaron e los pregones se dieron,
toda la mención se hizo de la Reyna, nuestra señora, e del Rey, nuestro se-
ñor, no se hizo ninguna, por do puede ver su alteza como le sopiera esto a el
sy c[uando sucedió en estos reynos su gobcrnatlor levantara pendones por la

Reyna, nuestra señora, syn hazer mención del. .\sy que esto no me parece
que cabe en ley de natura.
En lo que, señor, dezis que si su alteza gobernó bien estos reynos, &, que
es razón de dar crédito a sus consejos, e asymismo conoscerle el cargo en que
le son de aver defendido lo de la corona de muchas ynportunidades, no me
parece que desto hera para dexar en el tyntero una respuesta; e digo que en
esto abria mas que decir que en todo, sy no fuese la larga prolexidad; pero
aun esa buena gobernación que dezis que su alteza ha tenido tiene hartas con-
trariedades, que mas propiamente le podemos dezir que fue pacifica que
buena, syno que los castellanos sycnpre tenemos vocablos corrutos.
Digo en defensa de mi openion que la buena governacion pende en dos co-
sas: la una, en el byen, como que avemos de querer mas que otra nynguna co-

sa, porque los Principes e todos los que algo tienen son llamados padres de la

¡latria, e an de criar e sustentar sus subditos como hijos; y la otra parte pende
en partycular, que es dar a cada uno lo suyo, e ser yguales en la justicia; asy
que en estos dos puntos pende toda buena gobernación. Pues ved, señor, destas
dos cosas como están todos los estados deste reyno, asy seglares como ecle-
syasticos satisfechos en lo que toca al bien común; pues de lo otro partycular
yo puedo ser buen testigo, porque en solo mi negocio ay harta espirencia de
— 595 —
como a seydo administrada la justicia, syn la de otros que avera hartos agra-

viados en el reyno, porque estando pleyto pendiente sobre Viliafranca, dio su


alteza el lugar a que el Duque la derrocase, y no solamente no (|uiso manda-
lio remediar, quexandome yo a su alteza, mas aun demás de ac|uello, provevo
para el presidente e oydores de la chancilleria que no proveyesen cerca dello
mediante justicia; no digo de los corregidores e otras personas ([ue tuvieron

cargo de justicia, porque aun estos tales heran ¡luestos pormano de sus pri-
vados; asy (¡ue si, depende de buena goveina-
señor, vos parece (|ue todo esto
cion, otros muchos avera a que ]5areceni lo ct)ntr;u¡o, que de la gobernación
pasada no tiuiero hablar, porque se hizo con conpañia, aunque bien avrva cjue
decir, y tanto que no cabria en poco papel.
üezis, señor, que si algunas cosas se ynovaren de aqui adelante, (]ue es
bien de estar atentos para ver a que nos obligan. A esto digo c|ue la fortuna,
que es aguazii de Dios, vea lo que tiene determinado; pero los honbres han ile
seguir lo que deven a los obligados, e como esto en el caso en que estamos
esta muy determinado, no conviene remitirlo a mas pareceres. Pero sy el se-
ñor rey don Fernando es tan justo como que no dará
se haze, bien se cree
lugar a ningund escándalo, ni querrá de lo ageno mas de lo que pluguiere a
su dueño. Pues la clausula que decis del testamento de la Reyna, nuestra se-
ñora, no pudo en derecho obligar a estos, nuestros señores, porque nemo dat
quod non habct. De forma que su alteza como bienes de mayorazgo no pudo
disponer para después de sus dias, aviendo legítimos herederos e subcesores,
ni tampoco enagenar la governacion de quien pertenescia, en especial por los

espyrimentos que desto han parecido e se han fecho en Kspaña algunas vezes
de haberse los governadores yntitulado de Reyes, como acaescio en tienpo
del rey don Rodrigo e de otros; que la necesidad que dezis, señor, que podria
aver de la governacion del señor rey don Fernando hasta que el Rey, nuestro
señor, fuese de mas espiryencia, esto seria sy oviese rey extranjero que fuese
conpetydor destos reynos, o toviese question o guerra con algund Pryncipe;
pero estando con todo el mundo en paz, no me parece que es grand filosofía
sustentar una cosa que no tyene competencia; quanto mas que el Rey, nuestro
señor, es tan sabido quanto es menester, y tan querido e amado, e lo sera de
los que lo conoscieren, que lo que otros Pryncipes no podran hazer con armas,
hará su alteza con la palabra; e antes creheria yo que la tal governacion tra-
heria mas daño que provecho por respecto de las parcialidades que en estos
reynos ay, y los conoscidos favores que su alteza da mas- a unos que a otros.
Pareceme que algunos de no muy buena yntencion an publicado alia que
la Reyna, nuestra señora, tiene mas encerramiento del que su alteza querría,

y que esto se cree que es por querer su alteza otra cosa de la que acá se
quiere. Y esto yo puedo certeficaros tan byen como el que mas dello sopiere;
y la verdad es que la Reyna, nuestra señora, de su condición es algo retrayda
y no a gana de comunicarse; pero quien le quiere hazer reverencia e hablar,
no se lo ynpiden, y ella muestra mucho contentamiento con todos los que aqui
— 596 —
venimos; y el jueves pasado le besaron la mano el marques de Villcna y el
conde de Benavente y todos quantos con ellos venian, y a qualquier con quien
su alteza a gana de halilar Iiabla y huelga, y no la esconden de nadie, como
alia dizen, e aun quiga querrían que su alteza se comunicase, si con su condi-

ción se pudiese acabar. Asy que deste pecado se deven alia todos de des-
ayunar.
Dezis, señor, que siempre
governacion de gente e.xtraña a seydo odiosa.
la

Eso querría yo (|ue se mirase alia, por cuyos pecados permytio Dios (jue vié-
semos la muerte de tantos principes naturales y de nuestra generación quan-
tos en estos reyn<is nuestro Señor a querido lleuar, |)ara (]ue viniesen a seño-

rear pryncipes estrangeros, como, señor, dezis, '|ue aun para henmienda de las
vidas haria harto provecho el tal conoscimiento, si cada uno con su condición
lo pudiese acabar; ni creo que yo, n¡ nadie tiene por mas odioso ny amigable

nyngund señorío de quanto es justo e provechoso o ynjusto e nozible, y por


esto no es ynconveniente ser extrangeró nin natural, tanto que sea bueno, por-
que en tiempo de los romanos, como, señor, sabéis, no curavan de naturales,
sj-no de buenos, y en cabo del mundo enbiaban a catar Pryncipes para su
los

governacion. Asy que lo me.xor desto es dexar hazer a Dios, quel sabe lo que
haze. Y sy la Reyna, nuestra señora, no a gana de governar, sy por alia se dize,

no se quien deva ser mas justo tutor de sus hijos que su padre. Y por aqui,
señor, veréis a que son obligados los de acá e los de alia; quanto mas que
seyendo el Rey, nuestro señor, de la mas alta sangre e generación de crys-
tianos, no podra Dios fazernos mayor nierced que darnos tal persona por Pryn-
cipe, y creo (jue esto emano mas de su clemencia que de nuestros mereci-
mientos.
Yo creo, señor, que sus altezas serán tan catolycos e tan cuerdos, que ni

el uno querrá lo que no es razón, ny el otro dexara de tener la obydiencia


que deve, por do se cree que los hechos vernan en buenos términos. E aqui
e a doquiera, aveys, señor, de creer que tengo de hazer por vuestra casa como
por la niia misma, e aun puede ser con mas voluntad. E por lo que, señor,
alia me preferys, os beso las manos; pero no tengo necesidail dello.
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XOTJCIAS {i)

(/el apelliíio ¡'iieiisalkla; .}/<iyorcizgo y fiíiiílo </c armas.

Alonso Heiu.indez Roelas fue señor de Fiieusalida y hubo otro del mismo nom-
(k- l.is

bre, y eran primos, hijos de hermanos, y... a diferencia del uno llamaban al olro Alonso
Hernández f/ rfí Fiieiisaliila, pm- manera i]in- ya no le conocían sino por este nombre,
Alonso Heraaudez de Fueasalida, el cual mamUJ en su testamento que el que heiedase de
S'is hijos á Fueasalida se llamase Alonso ó Juan de Fuensalida, ó otro cuakiuirr nombre,

con tal sobrenomljre ó apellido fuese de Fuensalida, y que no se pudiese vender,


que el

enaiíenar por ninguna manera, y que si el sucesor á


ni ti-ocar, ni cambial-, ni lionar, ni

quicQ de derecho viniese la herencia de Fuensalitla no se quisiese llamar de aquel apelli-


do, que pasase la herencia ,il otro legitimo sucesor que el apellido y armas tomase, las
quales armas son un escudo colorado y en ('1 seis roelas blancas barr¿idas cada una al tra-

vés de tres barras negras.


Este Alonso Hernández de las Roelas, y después de Fuensalida, tuvo dos hijos y tres
hijas: elmayor se llamó Diego de Fuensalida, y el menor Gutierre de las Rucias; y la una
hija se llamó Doña Mencia de las Rucias, y la otra Doña Elvira y la otra Doña Mayor. Doña

Mencia casó con Pero Gómez Barroso. Era la mayor, y después se llamó de Fuensalida. Do-
ña Elvira de Fuensalida casó con Ju;ni Gudyol de las Ruelas.
Doña Mayor casó con Gutierre Laso de la Vega, hijo de Gil García Laso de la Viga.
El hijo mayor del Alonso Hernández de Fuensalida murió sin hijos, y pasó la herencia
á D. Gutierre, que fue' Obispo de Avila, y á causa de la herencia, llamóse de Fuensalida, y
por esto todos sus hermanos se llamaron ilc l-'iiciisaliíla. Muerto el Obispo, dexó la heren-
cia de Fuensalida á Doña Mencia, su hermana, mujer de Pero Gómez Barroso, y dióle po-
der i)ara que hiciera su testamento conforme al testamento de su padre, con las iyuelas
quel mayorazgo esta viuclado, y hizolo de la manera siguiente:
Oue aya la mitad de Fueasalida después de mi vida con las casas y vasallos, y pe-
chos y derechos, y jurisdicción y señorío, etc., etc., que el dicho señor Obispo habia en el
dicho lugar e su termino, Garci Barroso, fijo de Pero Gómez Barroso y de mi la dicha Doña
Mencia de Fuensalida, con condición que no la puebla vender, ai cambiar, oi obligar, ni do-
nar, ni enagenar, mas que la tenga por toda su vida, levando frutos y renta, y á su muerte,
por cuanto el su fijo mayor, según las condiciones con que los Cardenales D. Pedro Barro-
so el viejo V D. Pedro Barroso el mozo dejaron los mayorazgos que el dicho Garci Barroso hoy
dia posee, ha de tomar las armas e apellido de Barroso, mandamos que la no pueda haber;
mas que de los otros fijos del dicho Garci Laso, que la haya el mayor que tomare las armas
V apellido de Fuensalida, armas del dicho señor Obispo un escudo colorado con
que son las
seis roelas blancas, vandadas cada uaa de tres vandas ó barras negras al través, e dende en
adelante que lo aya su hijo ó nieto ó biznieto perpetuamente y los otros sus descendien-
tes legítimos por linea derecha de varones, tanto que el que la meytad de Fueasalida
oviere, sea el mayor plai;o (?), y tome el apellido y traiga las armas del dicho señor Obiápo;
y si el dicho Garci Barroso ó alguno de sus decendientes que oviere la meytad de Fuensa-
decendiente varón e legitimo por linea decendien-
lida falleciere sin hijos, e oviere otro
te de varones, que la aya con las dichas condiciones su nieto ó biznieto, o otro decen-
diente de varón, legitimo decendiente, si le oviere que del decienda por linea de mugeres;
y en este caso, si oviere decendientes de muchas mugeres, que lo. aya el que viniere de la

(I) Autógrafo del embajador.


— 598 —
mayor, e si del todo l'alleciereu deccudientes varones, que lo aya con las dichas condicio-
nes la hija a mengua de decendiente que sea mas propinca y 'legitima; y
hijo varón, o otra
si qualquier de los decendientes del dicho Garci Barroso que la dicha meytad de Fuensa-
lida oviere falleciese sin fijo ó fija diente varón ó muger, mandamos (O
dicha condición es al pariente mayor y mas propinco varón, e si varón no oviere, á la . . .

barroso, e si la linea del dicho


Garci Barroso del todo se acal)ara, mandamos que aya
meytad de Fuensalida coa las la

condiciones susodichas Guiomar López de Ayala,


la Barrosa, mujer de Diego
fija del dicho Pero Gómez Barroso, y de mi la dicha Doña Mencia de Fuensalida, si a esa

sazón fuere viva que la aya que suso dicho es, e que si la
linea de la dicha (Doña) (?) Guiomar se acabara del todo, que aya la dicha parte de Fuen-
salida García de las Ruelas, fijo de Juan Garcia de las Ruelas e de Doña Elvira de Fuen-
salida e sus decendientes; con las condicionen susodichas; e si el linaje del dicho Garcia de
las Roelas se acabare del todo, que aya la dicha parte de Fuensalida Alonso Hernández de
Fuensalida, Comendador de Montalegre de la Orden fie Santiago e sus decendientes.

El señor de la Casa de la Vrga.

Garcilaso de la Vega el que mataron en


Burgos.

Gutierre Laso de la Vega. con. . . D


ÁRBOL GENEALÓGICO DE GUT

€1 Señor
de lo

Casa de la Vega
Alón

después, i

^ardasa Je la Vega 5"'/ ^Jrcia JJiego de fuensahda,


Ce' que mataron Xaso de h Vega primogénito,
'
cr /lUrQoS Chijo ¿°} t sm sucesión

'•^u' ierre
^oña J^ayor
Xaso de la Vega Soñó Elvira
(J^aestresala de
de hs f^oelas
de fuensatida
de fuensa'ida
/)ie^o Z¿)pez /tfarij de fiya'a
7>- Juan O

Señor de Valdecornejo

9=
yilonso Xaso de la Vega,
J)oñj Jifana ¡)'az de ^aro después Jjlonso X^rnandez
t^eb lindel a del ó ^ut.errez de J-uensahda jffdetanlado
3 Xooe 7>iaz Comendador de plonteale-
Conde Jflvar jarcia de Toledo
gre'Sanl.'') (JVIaestresala
de J{aro
de €nnque III)

femand ytharez de Toledo

2>ofla Juana Tellez


(^atierre de fuensahda de Toledo.
niela del JJdelanfado
Comendador de Villaescusa ^Ivar jarcia de Toledo
de J{aro y biznieta del
Sr de Valdecorneja

Pedro Sji'ej de femand fiharez "Siego Xope7 Comendador gutigrrt ffámez SoAi
Toledo de To'-eda
dtspués.da fuensalida
RRE GÓMEZ DE FUENSALIDA

«í lemandtz de las Roelas. Sos Cardenalts 7>on Ptdrc patrón. «/ viajo;


y Zof* PtJro $onoiO, #/ moto,
i lunsalida. Señor de Faeasalida (citados en el testamento de ^orfj J^tntto)

dejaron /ifayora¿got á favor de

\
^J-
^on Gutierre de las
/Roelas y de fuensa- Siena jtfencia
A-s fi.^e.^s ,'idj'c^r fierenaa del Juan de las /¡oelos de fuensahda ¡"fiere^
\tudioi herma.^:> mayor S^on ¡/ de fuensafida dera del Obispo ^on P * ^cmez ferroso
t sin h'J^s)
7¡:ego- ^lif'erre. su hermano}
Cb'SPO de ^vi.'a ^
_i

¡Jlítp las tirelas

^ara $arroso
fheredó ¡a
'
de /)Oña ^u'Omar
',

fuensO'ida, ^arraso,
ó la ^arrasa
con vasallos, ej

Sancho de Jírronz
2>oñJ Juana Pachez;
} '¡de de ifequenj - /*/>

pero <^cmez
$a'roiO

(hija de Pera <^cmez I

¿arroso) I

7)ona JAayor de '^'i^afranca


u t{oe'as
V;uda ya en 1502

Comendador (^omez Suarez


de figueroa y /descoso.
t ¡552

de JtfoscoiO
— 599 —

CapituhicioHes matrimoiüales. (Exlractos) [l47i>-i5(^3\-

En Requena, á 30 ile Diciembre de 1479, Sancho de Arroniz, alcaide de aquella forta-


leza, casado con Doña Juana Pacheco, entregó (por ante el escribano Alonso Sánchez del
Campillo) al noble caballero Gutierre Gómez de ^Kuensalida, Comendador de Haro, tres

molinos traperos ó batanes, una jabonería y varias tierras en la villa de Jumilla, camino de
Chinchilla, valuadas en 100.000 maravedises, á cuenta de los 260.000 que ofrecieron en
(lote á su hija Doña María de Arroniz cuando casó con Gutierre. (Ya lo estaban en dicha
fecha.)

En Requena, á 4 de Febrero de 14S0, Gutierre Gómez de Fuensalida, otorgó carta <le


pago en favor de su suegro de los 260.000 maravedises del dote que dieron los suegros á
su mujer Doña Maña, haciéndose cargo de ellos y de 50.000 que él la ofreció de arras.
Lo ratificó en ¡Málaga, á 26 de Marzo de 1507, siendo ya Comendador de la Memijrilla.

Capitulaciones matrimoniales entre Doña Mayor de Villafranca, viuda ya en 1502 de


Cristóbal de Mosquera, y Gutierre Gómez de Fuensalida, Comendador de Haro, y Vein
ticuatro de Sevilla, para el matrimonio de Doña Catalina de Toledo, hija de éste, con Gó-
mez Suárez de Figueroa, de aquéllos, ofreciendo á la novia sus padres 500.000 mar.a-
hijo
vedises de dote en joyas, ropas y una heredad en Benaque, término de Málaga, y al novio
450.000 en la heredad de Alanís, propia de Cristóbal y de Doña JFayor, y además 100.000
por arras. Málaga. 2 de Marzo de 1502. ante Juan Ruiz de Santillana.
En 1503 tomó posesión Gutierre Suárez de Figueroa de los 450.000 maravedises en
Alanis.

TÍTULOS Y MERCEDES
concedidas a Gutierre Gómez de Fuensalida (1475-1513).

Título de la Encomienda de Haro y Villaescusa, expedido por D. Rodrigo Alanrique.


Maestre de Santiago, á Gutien-e de Fuensalida, su criado y Caballero de la Orden; c.irijo
vacante por muerte de mossen Gutierie de Fuensalida, padre de Gutierre.
Veas, 12 de Enero de 1475.
(Firma autógrafa del Maestre).

Cédula de los Reyes Católicos para que á Gutierre Gómez de Fuensalida, Comenda-
dor de Haro, que fué con mujer é hijos á avecindarse en Málaga, se le den los repartimien-
tos en los lugares que le son debidos.
Santa Fe, 8 de Febrero de 1492.
(Original).

Carta delRey Católico al protonotario D. Pedro de Ayala y á Gutierre Gómez de Fuen-


embajador en Londres, dándoles extensa relación de la toma de Mazarquivir, para
salida,
que se lo digan al Rey de Inglaterra.
Segovia, 30 de Septiembre (S. a.).
(Copia coetánea).
— 6oo —
Merced á Gutierre Gómez de Fuensalida de la jabonería de Sevilla, Fregenal, en remu-
neración de sus servicios, por muerte de Ñuño Alvarez de Esquivel que la tenia.

Guadalupe, 19 de Abril de 1502.


(Simancas, Reg.° del sello.)

Merced á Gutierre Gómez de Fuensalida del oficio de Camartro mayor del Infante Don
Carlos, otorgada por su padre Felipe el Hermoso, en recompensa de su emb.'ijada en
Flandes.
Bahía de Holanda, 12 de Agosto de 1504.

Merced de la Encomienda de
Membrilla (Orden de Santiago) á Gutierre Gómez de
la

como administradores de la Orden.


Fuensalida, otorgada por los Reyes Católico-í
Medina del Campo, 12 de Septiembre de 1504.
Firmada por D. Antón de Gordas, prior del convento de Uclés, y con su sello de placa,
en Medina del Campo, 18 de Septiembre de 1504.
(Original).

Cédula del Rey Católico por la que hizo merced á Gutierre Gómez de Fuensalida, en
recompensa de sus servicios de i.odo ducados de oro de los bienes confisc.idos á herejes
en Granada y Málaga.
Valladolid, 24 de Abril de 1506.
(Original).

Merced que el Rey Católico hizo á Gutierre Gómez de Fuensalida de 350 fanegas de
todo pan al año en diezmos pertenecientes á
los la Orden de Santiago.
Segovia, 13 de Junio de 1505.
(Original).

Merced que hizo el Rey Católico á Gutierre Gómez de Fuensalida de 100.000 marave-
dises situados principalmente en la renta de yerba de la dehesa del Redrojo, de la Mesa
maestral en la provincia de León.
Tudela, 4 de Julio de 1506.
(Original).

Cédula del Rey Católico para que se p.ague á Gutierre Gómez de Fuensaliila lo ipie
le correspondía como Comendador de Haro.
San Martín, 8 de Julio de 1506.
(Original).

Merced vitalicia de 400 ducados de carlinas nap)litanos en cada año en enmienda del
oficiode aduanero de la Aduana mayor de F.indici, de Ñapóles, concedido á Gutierre Gó-
mez de Fuensalida y dado á Lorenzo Palmer por no poder Gutierre desempeñarle.
Firmado por D. Fernando ¡le Araron \ de Xiipoles.
Castillo novo, 3 de Mayo de 507.
1 1

(Copia).

Cédula del Rey para que se le paguen puntualmente los 400 ducados. Burgos, 7 de Di-
ciembre de 1507.
(Copia).
. .

6oi —

F.¡ Rf\:

Concejo, justicia, regidores, caualleros, escuderos, ofiiales, homes l>uenosdla muy non-
brada e oraiul cibdad d. granada: ya sabcys como gutierre gomez de fuensalyda, comcnda-
<lor tila menbrilla, fue proueydo di corregimycnto día dicha cibdad por cierto tienpo, e
segund en In prouysion patente que dello le fue dada mas largament se contiene, e porq.
eldicho termino diz que espira breuemente e nuestra merced e noluntad es que tenga
eldicho oficio de corregimyeoto por un año primero syguyente que cuenta desdel dia
que dicho primero termyno espirase en adelante. Yo vos mando que conforme a la dicha
prouysion primera useys con el en el dicho oficio de corregimycnto por el dicho tiempo
de un año en todas las cosas a el anexas e concernyentes; por cuanto yo le prorrogo el
dicho tpo, como dicho es; e non fagadcs ende al. fecha en valladolid a dias del mes
de setiembre de myll e quioyentos e nueue años.
Yo EL Rey.
Por mandado de su alteza,
Miguel de Valencia. {\).
(Prorrogación del corregimy" de granada por un año al comdor. de la nienbrillaV

Carta del Rey Católico á sus capitanes de la costa del río de Granada, de recomenda-
ción de Gutierre Gomez de Fuensalidn para que le den la gente que pidiere, y le obedez-
can en la comisión que lleva.

Monzón, 1 6 de .Agosto de 1510.


(Original).

Carta del Rey Católico para que los guardas y gente de la costa del reino de Granada
acudiesen á los llamamientos de Gutierre Gomez de Fuensalida, y fuesen con él (era Corre-
gidor de Granada) á castigar los delitos de algunas personas en lugares de aquel reine.
Monzón, 26 de Agosto de 1510.
(Original).
NoT.\s. — Que al que descubriere al delincuente, se le perdone la culpa que tuviere en
el delito. Que halile ron il Pn/iieiij y cun /'. M/^iiel para resolver.

Título de la Encomienda de los Bastimentos del reino de León (Santiago) á Gutierre


Gomez de Fuensalida, dado por el Rey Católico.
Sevilla, 4 de Junio de 1 5 1 1

(Original).
(Sello de placa del Rey, como .\dininistrador de la Orden de Santiago.)

Carta delRey Católico á Gutierre Gomez de Fuensalida, Corregidor de Granada, para


que haga guardar las provisiones en favor de D. Fadrique Enriquez de Cabrera, Almiran-

te mayor de Castilla, favorecido por la reina Doña Juana con el cargo del Almirantazgo del
reino de Granada.
Burgos, 23 de Diciembre de 5 1 1 1

(Original).

(1) Así parece que dice.


Es copia literal del Jocumento que se conserva en el .archivo del Ayuntamiento <le (^lanadii. legajo '.'ato

(A la amabilidad del Sr. Guillen Robles debo la copia de este documento).


— 602 —
Carta del Rey Católicu para que Giitici-re Gómez de Fueiisalida sirviese en su oñcio
de Con-egidor de Giauada y dejase de asistir á S. A. en la jornada de África que iba á
emprender.
Sevilla, 17 de Febrero de 15 17.
(Original).

Carta del Rey Cat<51ico al Corregidor de Granada, Gutierre Gómez de Fuensalida, eu


que le dice que ya sabia lo que le escribe del Albaicín; que le extraña la venitia de las
9
fustas y que pongan más cuidado las guardas.
Burgos, 5 de Junio de 1512.
(Original).

Carta del Rey Católico á Gutierre Gómez de Fuensalida, Corregidor de Granada, eu


que le encarga averiguar qué agravios han heclio ciertos receptores de los bienes que los
nuevos convertidos dejaron en el reino de firannda.
Sevilla, 7 de Junio de 1512.
(Original).

Cédula del Real Católico para que á Gutierre Gómez de Fuensalida se le diesen anual-
mente 75.000 maravedises para cosas del servicio del Rey, de lo que no se le había de pe-
dir cuentas nunca.
Valladolid, 7 de Agosto de 1513.
(Original).

Facultad concedida porel Emperador Carlos V y por su madre Doña Juana á Gutie-
rre Gómez de Fuensalida para fundar m.iyorazgo de todos sus bienes en cabeza de cual-
quiera de sus nietos, en atención á no tener hijos varones, ni disposición de tenerlos.
(Firmada por el Emperador y refrendada por Francisco de los Cobos, su secretario, en
Audinarda de Alemania en 3 de Noviembre de 1521).

Mayorazgo fundado por Gutierre Gómez de Fuensalida, en cabe/a de su nieto Gutie-


rre Laso de la Vega, hijo de Doña Catalina y del Comendador Gómez Suarez de Figueroa.
(Dado en primer tr.islado por Juan de Ibero, escribano en Málaga, á i.° de Julio de 1640
y en segunda copia por Francisco José González Nieto, escribano en Málaga á 12 de No-
viembre de 1742).

Testamento y Codicilos de Doiici María de Arroniz, mujer del embajador Fuensalida.

Fué otorgado en Málaga á 10 de Junio de 1517 ante Juan de Moscoso.


Nombró testamentario al Provisor de Málaga. (Dado en primer traslado por Juan de
Ibero, e.scribano de Málaga, á i." de Julio de 1640, y en segunda copia por Francisco José
González Nieto, escribano en Málaga á 12 de Noviembre de 1742).
Dispuso que con sus bienes se fundase en el sitio que tenían dispuesto á la colación
de San Juan, un cunvento de monjas clarisas con la advocación de Nuestra Señora de la
Paz (1), y que entraran en él su hermana Doña Catalina y su hija Doña María Laso, que

(1) Guillen RoWes, IlUloria de Málaga, pág 51C. con rcferenelaá .Medina Conde, Conv. iiialac. Tomo III,
página 282, dice que se construyó en la salida de la calle del Marquesa la plazuela de Arrióla. Y allí se enterró
al fundador Gutierre antes de ser trasladado el Convento (1525), cerca de la .Merced, con cuyos religiosos tuvo
pleito por los terrenos.
— 603 —
viuo desde el convenio de C:irniiin:i y fné piimer.i abadesa, ai)licáatl<)sele luego de fiin

dado, el quinto de sus y i su citada hija el tercio. Diú licencia Gutierre para
liieues,

la fuodacióu del Patronato en i6 de liuero de 151S, y dispuso que la capilla mayor fue-

se para enterramiento de él y de sus sucesores. Situó al electo censo.s sobre los molinos
alto y bajo de Alora, y dio al convento el molino de los Naranjos o .-Mto. En 1565 se tras-
ladó aquél :i la plazuela, frente á la Puerta de Gran.ida; pero todavía en 1614 no estaba
edificada la capilla mayor, pues coasta la reclamación que sobre ello hizo en tal fecha á las
monjas D. Luis Laso de la Vega.
Cuatro codicilos otorgó además. I).-' .Marí.i, en 1517 y hasta en 13 de Marzo 1518, en
los que fué mollificando sucesivamente su liltima voluntad, pues declaró en el primero
por herederos á sus nietos Gutierre Laso de la Vega, Cristo!)al de Moscoso, Doña María
Laso de la Vega y Doña Leonor de Figueroa, hijos de Doña Catalina Laso y del Comen-
dador Gómez Suárez de Figueroa; revocó luego la mejoni del 5.° ni Convento, y del 3." á
su hija, en favor de la primera nieta citada, y acabó en el líltimo por revocar los anteriores,
nombrando por único heredero á su marido. Llegó el afán de cambio hasta disponer que
volviesen ala esclavitud tres esclavas que había mandado ahorrar en las primeras disposi-
ciones.
Entre los bienes relictos, además de piezas de plata doradas y sin dorar, dadas á su
maiido por los Reyes, declaró unas jabonerías en Frejenal, vendidas en 450.000 marave-
dises para comprar la heredad de .Mhaurin, y el molino nuevo de Alora; 200 fanegadas en
término de .Alfamáu, campo de Edil; otras tantas en término ile Málaga y Alora; 40 en Val
Santa María y 20 en Popiana.

Testamento de Gutierre Gómez de Fueiisalida, Comendador de ¡os Bastimentos de la provincia de


LeJn, Orden de' Santiago, y Trece de esta Orden. Le otorgJ en sana salud, y en su casa, cola-
ción de San Juan, en Málaga, ante Alonso Martínez Turcgano, en 7 de Agosto de 1534.

Dice ser vecino de Málaga. Se mandó enterrar en el monasterio de Nuestra Señora de


la que él hizo edificar, y en la sepultura donde yacía su mujer Doña Maria de Airo-
Paz,
niz. á donde la pasaron desde el monasterio de San Francisco, donde estaba depositada.

Era parroquiano de la parroquia de San Juan, y hermano de las cofradías de la Caridad


y de San Sebastián.
Mandó que le enterrasen con el manto blanco de cabildo, y hábito de la orden, como
ordena la Regla.
Dejó 25.000 ms. para rescate de Diego de .Avila, hijo de Andrés de .Avila, su criado, cau-
tivo del Rey de Vélez de la Gomera.
Dispuso que se incorporasen todos sus bienes al Mayorazgo que dejaba fundado; que
el que le heredase, llamándose por sobrenombre Laso de la Vega, el nombre propio fuese

á su voluntad.
Declaró que su hija, María Laso de la Veg^i, fu monja en Santa Clara de Carmona, con
dote de 60.000 ms.; y aunque quedó usufructuario á la muerte de su mujer, y no tenía obli-
gación de dar nada, por ciertos respetos se concertó con este convento en darle 370.000
ms. por todo lo que pudiese tocar á su hija de los bienes de la madre, y á más dio 32.500.
Quesu hija murió (hacia 1531), en el monasterio de Nuestra Señora de la Paz, de Má-
laga,orden de Santa Clara, y así aceptaba la herencia de su hija y la incorporaba en los
bienes del mayorazgo hecho en cabeza de su nieto Gutierre Laso de la Vega.
Que con sus bienes se pagasen las armas, cabalio, muía y cama que estaba obligado á
dar á la Orden después de su fallecimiento.
Que á su hermano Pedro Suárez de Toledo se le dio por repartimiento en Málaga 20
alanzadas de tierras en su término, una casilla y dos aranzadas de viña en Beñaque, y una
— • 604 —
casa en Málaga, «y muerto Pedro, los Reyes Católicos dieron dichos bieues á Diego López,
»mi hermaoo, y á los herederos de Pedro Siiárez, mi hermano, y en las particioaes que
hicieron el dicho Diego López y /'enidn Aharcz de Toledo, mi hermano, de los bienes re-
»lictos por muerte de Doña Juana Téllez de Toledo, mi señora madre, nos concertamos mis
hermanos y yo que yo me contentase con las 20 aranzadas, casa y viña de Beñaque y casa
de Málaga, y les dejase toda la legítima que me tocase de dicha mi madre en Ocañay en
>Toledo, y aunque esto era má-;, lo cedí por hacerles merced».
La casa le salió incierta, teniendo que restituirla á la Portuguesa, mujer de uu botica-
rio, que le puso pleito, eu que gastó Gutierre 12.000 ms. Prestó á su hermano Diego Ló-

pez 50 ducados {ó 18.750 ms.), los cuales se llevó su hijo Pero Ruiz. Nada de esto le paga-
ron. Y así, añade, que si Diego López ó Fernán Alvarez de Toledo, sus hermanos, ó sus he-
rederos, pidieran algo de dichos bienes, se les pidieran cuentas de los bienes de Ocaña y
Toledo.
Finalmente, dice que hizo Mayorazgo en favor de su nieto Gutierre Laso de la Vega,
con facultad del Emperador.

Extracto de la escritura de Patronato del Convento de .Vuestra Señora de la Paz de Málaga.

La licencia para fundarle es de 16 de Enero de 1518, concedida al Regidor de Málaga,


Comendador de los Bastimentos de León, Gutierre Gómez de Fuensalida.
En la fundación, Málaga 16 de Agosto de 1521, declara Fuensalida que fué uno de los
primeros pobladores de la ciudad de Málaga cuando se ganó de los moros.
Dotáronle con censos que rentaban 30.000 ms. anuales; 120 fanegas de trigo al año
15
sobre los molinos alto y bajo de Alora, y una viña que produjera 200 arrobas de vino.
Fué la primera abadesa, su hija.

Debía haber superiora. .

Había 13 monjas.
La capilla niaym- quedaba por su patronato y para enterramiento del fundador y de sus
sucesores.
En 1535 el Embajador rebajó á 6 monjas las que podía presentar, eu vez de las 13.
En 1548 Gutierre Laso de la Vega ilió al Convento agua de su presa de Coraquel, en
el Guadalquivirejo, para mover el molino de los Naranjos ó Alto, propio del Convento, y
que antes fué de Gutierre Gómez de Fuensalida.
En 1563 las monjas eran ya 29, y no siendo bastante capaz el Convento, Gutierre Laso
de la Vega las dio licencia para mudarse á otra iglesia mayor en la plazuela frente á la
Puerta de Granada.
En 61 4 D. Luis Laso de la Vega e.Kigió á las monjas que edificasen la Capilla mayor,
1

como ofrecieron cuando se trasladaron, y el Provincial mandó que se hiciese con los dos
primeros dotes que se recibiesen.
En 1652 y en 1682 Rospigliosi dio licencia á la Condesa de Puertollano, D.'' Francisca
de Córdoba, como patrona del Convento, paia que entrase 12 veces al año en el Convento.
605

[II

í'tisa de l'iurlollano por varonía.

I). ri<iio Viiliil lie Moscos», á i|iiicn Ihiinniiin ili- .S;inti;ij;o, Señor drl ICstailo y («sa de
AlUiniiía.
Casó con Doña Tert-sa Sancho/, do 1'1I(m, natural do Galicia, hija de Sancho Sanchoz de
UUoa y Doña Maria Riiiz de Molina, Señora ,V- Ullua y Monterroso y Señora de San Jnsto.
{AicIiíto lie Allanüiix).
(Hijo: D. Sancho Sanchoz i\<- Moscoso).

IX Sancho Sancho/, do .Moscoso, n.'ició {.-w lialicia y murió on la batall.a de Nájeia en


servicio do D. Enrique.
Casó con Doña Ilduar.i Vaz([uez do Arias Mosquera, hija de Alonso Vázquez de Arias
del Villar, y Violante López Mosquera, Señora de la fortaleza y casa de Godos.
(Hijo: Suero Vázquez de Mosco.so r.")

Suero Vazciiiez do M"jcoso i." dol nombro, natural tie Galicia.


Casó I." con Doña Teresa de Figueroa. hija de D. Gómez Suarez de Figueroa, Comen-
dador mayor, y de Doiia Teresa de Córdoba. Vivía en E.xtremadura y tuvo sncesióo.
Casó en Sevilla 2.* vez con Doña Inés Gutiérrez de Haro, que testó en 1426. (Sin su-
cesión). Allí adquirió el Señorío de la Torre de Moscoso. Vivía en Sevilla antes de 1407.
Murió allí antes de 1412 y está enterrado ea Santiago de la Espada, fundación de su cu-
ñado el Maestre.
(Hijo: el Comendador (jomez Suarez de Moscoso y Fii^ueroa).

Gómez Suarez de Moscoso y Figueroa, Comendador de Azuaga (Santiago).


Nació antes de 1407 en Extremadura, año en que su padre Suero Vázquez de Mosco-
so, I." del nombre, Señor del Estado de los Molares y de la Torre de Moscoso, en territo-
rio de Sevilla, estaba en esta ciudad, viudo de su primera mujer Doña Teresa de Figueroa,
hermana de D. Lorenzo Suarez de Figueroa, Maestre de Santiago, y tal vez casado en se-
gundas nupcias con Doña Inós Gutiérrez de Maro, Señora de los Molares, de la que no tu-
vo hijos.
Casó Gómez con Doña Beatriz Sánchez do Meló, natural de Villanueva de Barcarrota,
de donde eran señores sus padres.
Murió él en Extremadura y otorgó testamento en Azuaga en 19 de Septiembre de 1435,
ante Gonzalo Rodríguez, y se mandó enterrar en Santa María de Barcarrota.
Ella murió allí, testando en 16 de Abril de 1466 ante Diego Méndez de Maqueda.
(Hijo: Suero Vázquez de Moscoso 2.")

Suero Vázquez de Moscoso, 2.° del nombre. Comendador de Azuaga (Santiago).

Nació en Extremadura y mtn-aba en Sevilla, calle Ancha de San Vicente. Vivía en 29


de Abril de 1465.
Casó con Doña Elvira Ortiz de Guzmán, hija de D. Diego Ortiz y de Doña Blanca Nu-
flez de Guzmán. Bautizóse en Sevilla, parroquia de Santa María, viviendo en las calles de

Bayona y Genova.
No se sabe cuándo murió D. Suero, si en campaña, ahogado en la toma de Gibraltar, ó
en Sevilla.
— 6o6 —
Ambos cónyuges están sepulUidos eu SaiUi.igo <1e hi KspadM, Sevilla, en el entena-
miento de su abuelo Suero Vázquez de Moscoso.
¡Hijo: D. Cristóbal de Mosquera Moscoso).

D. Cristoljal de i\lo>quei'a Moscoso nacido eu Sevilla, bautizado en la parroi|uia <le


i_i i,

la Sau Vicente, donde tenían sus casas principales sus padres.


calle tle
Fué uno de los conquistadores de Málaga en 14S7, domle se avecindo en las casas que
le dieron los Reyes Católicos, calle de los Caballeros, hoy parroquial del Sagrario, en acjuel

tiempo iglesia de Santa M.iría.


Casó en Sevilla, años antes de 1475, >-'"" ""ñ.i Mayor de Villali-anca y A'oehis, natural
de Sevilla, que marió hacia 1522, pues en este año se vendió |)or sus :illiace;is un censo al
Comendador Gutierre Gómez <le Fuensalida, su consuegro.
D. Cristóbal murió después del 20 de Diciembre de 1490, en que va haljía pasado á Bre-
taña por embajador y capitán general de las tropas que llevó por orden de Fernando Vá
la Duquesa Doña Ana de de esta joina^la murió ahogado eu el mar.
Bret.iña, y á la vuelta
(Hijo: Comendador Gómez Suarezde Figueroa y Moscoso).

Gómez Suarez de Figueroa y Moscoso, Comendador de Sant." Nació eu Sevilla.


Casó con Doña Catalina Tellez de Toledo Laso de la Vega, hija del Comendador Gu-
tieire Gome::, de Fuensalida Laso de la Vega, y de Doña Maria de Arroniz Pacheco, casados
en Requeua, donde su padre Sancho de Arroniz era alcaide, y donde se entregó el dote en
30 de Diciembre de 1471. Luego vivieron en Toledo y lugares de su Encomienda de Haro
y Villaescusa; en Ocaña y eu Carmona. donde entró religiosa francisca su hija Doña Maria
Laso, fundadora de la Paz de Málaga eu esta ciudad á 2 de Marzo de 1502 por escritura
ante Juan Ruiz de Santillaoa.
Fué conquistador de Alanis y uno de los primeros repartidores de Málaga en 1487.
Murió G. Suarez de Figueroa eu la villa de las Posadas, donde estaba con su hija Maria
Lasso de la Vega y su yerno Martin Fernandez de Córdoba por Pascua de 1552, llevándo-
se su cuerpo á Málaga, á su capilla del convento de Nuestra Señora de la Victoria, que
es la colateral del lado del Evangelio de la Mayor. Fundó Mayorazgo eu su nieto D. Gu-
tierre de Córdoba, y otorgó testamento cerrado en Mál¡;ga en 1544, ante Garcia de Valen-
cia: protocolado en 1553.

Doña Catalina murió en Málaga, ignórase año y sitio; aunque se cree fuera en Málaga.
(Hijo; Gutierre Laso de la Vega, nacido poco antes de 1521).
¿Será este el Gómez de Figueroa, alcaide de Antequera, que en 1483 (21 de Marzo),
quedó cautivo de los moros en la derrota de la A.Karquia de Málaga? (V.e Guillen, JAíYíj^'íí
mi/siílmana).

Comendador Gutierre Lasso de la N'ega; nació en Málaga antes de 1521.


Casó en 1524 con Doña Guiomar Manrique, natural de Málaga, hija de D. Iñigo Manri-
que y de Doña Isabel Carrillo de Córdoba.
Murió Gutierre en Málaga, donde otorgó testamento eu if> de Noviembre de 579, y 1

murió en 20 de Enero de isSr.


Doña Guiomar murió en Málaga en 15 de Noviembre de 1581.
(Hijo: D. Luis Lasso de la Vega i.°)

(1) Vcosc C'a'endar. Tomo de U8515C9, [iiig 31, XX1> Iitlrodacclóii, donde se le rita como embajador es-
I»nfn»l en Inglaterra.
ÁRBOL GENEALÓGICO DE LOS LASO E I

(Garibay — Obras genealó •


:í-

7> (^one:; Sucr^z


X<3¡o df <i7 Vtgo,
de figuercQ,
'hermano del J\farqj4s
Señar df feria de Santillana)

1) P' Suarez de figueroo


7> £orer)23 Suarez y de lo Vega.
4 * de/ Señor de feria
2> * Jffaría JAanael hiji} 5> " ¿lanza de Sotomayor
de f-guerea, progenitor de los
y
I " Ccnde de fer,a Señores de los ^rcos
!'Iestó en nr^J

Según cjpifulaciones

matrimoniales

/^

/ Qcmez juarez 2i' Jifarfa de Toledo 2*. Cristóbal de Jitoscfnero


:¡>* Jftayr-
de frgueroa, hija de 3> jarcia, loscoso ?

2." Conde de feria 1" Conde de J1¡bo J'' ya en I5C2

Comendador
J).
Jñigo J^anrique,
^omez Suarez de figjtroa
JAaeztresala de la Empera-
triz 2>.' Jsobel

5J. S-jis X<7S0 de la Vega

bauf. en 1575. /." ConiSe di


J>ucr!ol.'ano, Marqués
dejif'randa. ÍSobrino del
Jifarquis de Santo Cruz)

i) francisco de J^sis
ÍCaso de la Vega
Conde de fuertoHono
^uque del firco
¿jjfizodo en /Madrid
«: 22 Jul<o 1729
D LA \'EGA, COXDES DE PUERTOLLAXO
Á :a3 MSAS. T.° V - i .* PARTE.)

^i. ';irrt Je futnss. Jí *


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2.« Jt(anj Sjsj J'e .'a ¡•'í'_íj


— 6o7 —
D. Luis Laso de la Vega, i.° del uombrc, natural de Málaga.
Casó con Doña Francisca de Cóidolia, natural <le Casarabonela ó de Málaga, hija de
D. Juan de Córdoba, alcaide de Casarabonela, y de Doña Maria de Mendoza y Guzínán, eu
Málaga á 31 de Agosto 1548, y por la misma escritura, D. Cristóbal de Córdoba, hermano
<le Doña Francisca, con Doña Isabel Carrillo, hermana de D. Luis.

Murió D. Luis en Málaga el 29 de Octubre de 1589. Su mujer, muy anciana, siendo tu-
tora de sus nietos D. Luis Lasso, Conde de PucrtoUano y hermanos.
(Hijo: D. Gutierre Lasso de la Vegaj.

D. Gutierre Lasso de la Vega, nació en Málaga.


Casó en Ecija eo 15S2 con su sobrina Doña .Ana de Figueroa Córdoba y Mesia, natural
de Córdoba, hija de D. Gome/, de Figueroa y Córdoba y de Doña Lucrecia Mesia de Alar-
cón, Señora del Encinar y de Villaseca.
Murió él en Málaga, donde testó el año 159: á 22 de Septiembre.
Doña Ana murió en Málaga el i." de Octubre de 1590.
(Hijo: D. Luis Lasso de la Vega).

D. Luis Lasso de la Vega, 2." del noml)re, primerConde de Puertollano en 1633, y ca-
ballero de Calatrava, nació en- Ecija en 10 de Noviembre de 1575, y fué bautizado en Santa
María de Ecija.
Casó en Bruselas, en el palacio de los Archiduques, en 1608, con Doña Maria de Recourt,
llamada de Liques, natural de Flandes (dama de la Archiduquesa de Austria, Isabel, Infanta
de Castilla). Capitulaciones ante Liberto Melin, notario.
Murió él en Málaga, en 1646.
Ella en Málaga, el 30 de Marzo de 1639. Test." .inte Miguel Ruiz del Pozo.
(Hijo: D. Gabriel Lasso de la Vega).

la V'eg.i, de la Orden de Santiago, 2." Conde de Puertollano en


D. Gabriel Lasso de
1652; nació en Madrid y fué bautizado en 24 de Mayo de 1623.
Casó en 1643 con Doña Francisca Fernández de Córdoba y Argote, su sobrina, Mar-
quesa de Miranda, natural de Córdoba, donde nació en 12 de Marzo de 1630. Hija de don
Diego Fernandez de Argote y de Doña iMaria de la Concepción Guzmán y Saavedra. Mu-
rió en Junio de 1697 en Alhaurin de la Torre. Se enterró en su convento de la Paz de
>Iálaga. Murió aquella señora en Málaga día de Santa Lucía. (Diciembre 1704).
(Hijo: D. Luis Lasso de la Vega, 3.° del nombre).

D. Luis Lasso de la Vega, 3.° del nombre, nació en Málaga (ó Madrid?) en 1651. Bau-
tizado en la el 24 de Abril. Fué caballero de la Orden de Calatra-
parroquia de Santiago
va; Marqués de Miranda y heredado Conde de Puertollano.
Casó en 8 de Julio de 1669 con Doña Antonia de Nava y Grimonda, (natural de San
Cristóbal de la Laguna (Canarias), que se bautizó en 27 de Abril de 1653).
Murió D. Luis el 22 de Mayo de 170S, en Madrid.
Ella en Almagro en 1685 ó en uno de los años siguientes.
(Hijo: D. Tomás Lasso de la Vega).

D. Tomás Lasso de Vega, caballero de Santiago, y Marqués de Miranda.


la

Nació en Málaga en de Septiembre de 1673.


2

Casó el 12 de Noviembre de 1697 en el Real Palacio con Doña alaría Manrique de Sil-

va (nacida en Pasaron), y fué dama de la Reina Maria de Neoburg.


Murió Doña Maria en Málaga á 3 de Octubre de 1699, antes que su marido.
(Hijo: D. Luis Lasso de la Vega, 4.° del nombre).
— 6o8 —
Don Luis Lasso de la Vega, 4." del nombre, bautizado en la parroquia de Santiago, ca-
ballero de Santiago, nació en Málaga el 19 de Septiembre de 1699.
Casó en San Sebastián de Madrid, el 8 de Septiembre de 1728, con Doña Maria Sar-
miento.
(Hijo: D. Francisco Asís Lasso de la Vega).

D. Francisco Asís Lasso de la Vega.


Bautizado en Madrid el 22 de Julio de 1729.

/
6o9

IV

DOCUMEXTOS VARIOS
referentes d /os Laso lie la Ve^n. CotuUs de Puertollaiw.

(>575-'658.)

Memorial de servicios del i.er Conde de Puertollano, D. Luis Laso de la Vega, redac-
tado poi su Irijo n. Gabriel Laso de la Vega, caballero de Santiago. Con<le de Puerto-
llano en 1651.
D. Luis sirvió de más de 52 años acá 11651), primero eu las galeras de España en tiem-
po del Adelantado mayor de Castilla, contra ingleses y turcos.
Luego en las galeras de Portugal con el Marqués de Santa Cruz, su tío.
En 1600 pasó á Flandes y se halló en el sitio de Ostende, en la compañía del Maestro
de Campo D. Jerónimo de Monroy.
En 1617, Gobernador del partido de Martos.
Ea 1625 asistió en Málaga á D. Pedro Pacheco en la fortificación de la ciudad contra la
armada inglesa, teniendo á su cargo 2.200 hombres de guerra de los lugares de la Hoya y
los fuertes.
Corregidor de Granada.
A imitación de su padre, D. Gutierre Laso de la Vega, que se halló en Lepanto, asis-

tió al Marqués de Santa Cruz, su tío, peleando á su lado; luego estuvo en la jornada de
Chipre y otras.
D. Luis Laso de la Vega, su abuelo, fué menino de la Emperatriz.

El nieto fué Gobernador de los lugares que en la ribera del Tajo tenía la Orden de
Santiago, y della fué Trece; gastando toda su hacienda en tales cargos y viajes, sin remu-
neración ni premio alguno
Por todo lo cual el D. Gabriel pedía al Rey título de Marqués y oficio de Gentilhom-
bre de Cámara.

Partida de Bautismo de Luis, hijo de D. Gutierre Laso de la Vega y de Doña Ana de


Figueroa.
Bautizado el 10 de Noviembre de 1575 en la iglesia de Santa María de la ciudad de
Ecija.

Merced de hábito de Calatrava á D. Luis Laso de la Vega, hecha por S. M. en Bur-


gos, 24 Junio 1603.
Su genealogía: Natural de Málaga y nacido en Ecija, de Gutierre Laso de la Vega, natural
de Málaga, y de Doña Ana de Figueroa, natural de Córdoba.
Abuelo paterno D. Luis Laso (de Málaga).
Abuela paterna,Doña Francisca de Córdoba (de Málaga).
Abuelo materno, D. Gómez de Figueroa (de Córdoba).
Abuela materna. Doña Lucrecia Mejia (de Granada).

Merced que S. >L hizo á D. Luis Laso de la Vega, de 400 escudos anuales sobre la Te-
sorería general de! reino de Sicilia.
Valladolid 9 Junio 1604.

Real dispensación para que á D. Luis Laso de la Vega se recibiese la profesión acos-
tumbrada de Caballero de Calatrava en un monasterio de Benitos ó Bernardos de Flandes.
— 6io —
Aranjuez 24 de Abril 1607.
2 CertiflcacioDes de la profesión en 1608.

Título de Gobernadoi' del paiUdo de I\Iartos á D. Luis Laso de la Vega, con 200.000
mrs. de salario anuales.
Madrid 4 de Febrero 1617.
En 1618 se le concede prorrogación de nn año.

Certificaciones de Generales, Maestres de Campo, etc.


En la Diciembre 1623, que D. Luis Laso de la Vega nació en 1576. Marido de Doña
de 4
María de Licques y vecinos de Málaga en 1635; Caballero de Calatrava y Mayordomo del
Infante D. Fernando. Sirvió en Flandes en el sitio de Osteade, hasta que el Archiduque Al-
berto le hizo merced de Gentilhombre de su Cámara, y S. M. de 80 escudos de entreteni-
miento en 28 Octubre 1601.
Que en 1598 fué á servir á Flandes con una pica en las trincheras del sitio de Osten-
de; estuvo con el Maestre de Campo D. Jerónimo de Monroy hasta que le mataron, y lue-
go con D. Agustín Mesia, distinguiéndose especialmente el día que se ganó el reducto de
Santa Ana, donde entró de los primeros, degollando á los defensores; dio calor al socorro
que su Alteza envió á Grave, á reparar el ejército que se le iba amotinando; luego en el
socorro de Bolduc y de Venalo que estuvieron á punto de perderse.

(Certificación del Marqués de Leganés en 1631 id., id.)


Que empezó el Adelantado mayor de Castilla en
á servir con los navios que tomó á in-
gleses.
En Berbería fue á tomar á Brisca en las galeras de Portugal con su tío el Marqués de
Santa Cruz. Pasó á Flandes en 1600.
El Archiduque Alberto pide al Duque de Lerma en Enero 1664 mercedes para don
Luis.
La Archiduquesa Isabel, en carta autógrafa, le pide lo mismo; y también en otra al Rey,
por estar casado con una de las damas de la Archiduquesa, y haber sido criado de su

primo.
En agosto 1625 se le dio el cargo de la gente que en la Hoya de Málaga debía impedir
el desembarco del enemigo: había estado en el Gobierno de Mai^tos.
Conde de Puertollano. Primer Mayordomo del Cardenal Infante. Asistió á las jornadas
de Cataluña, Italia, Alemania y Flandes, durante 8 años desde 1636.
En 1638, el Cardenal Infante, desde Bruselas, pide al Rey una licencia de 8 meses para
el Conde, á fin de que vaya á Málaga á ver su casa y hacienda que su mujer é hijos han te-

nido que abandonar por la enfermedad reinante.


En 1640 tenía 64 años.

Título de corregidor de Granada á D. Luis Laso de la Vega, y encargo para que tome
residencia á D. García Bravo de Acuña, su corregidor.
Madrid 28 de Mayo de 1626.

Prorrogación de 20 días para ir á servir al Corregidor.


Varias cartas del Cardenal de Trejo y del R< y á D. Luis, sobre Gobierno de Granada.
1629 y 30.
En 4 de Septiembre 1629, documentos sobre la inund.ición de la ciudad in qur hubie-
ran perecido muchos sin su auxilio.

D. Martín de Aspe al Conde de Puertollano (Madrid 3 Junio 1631). le avisa que está
nombrado para acompañar al Infante Cardenal en sajornada á Flandes.
ÁRBOL GENEALÓGICO DE LOS t

Jecn dt Jtecourt, yjnlome de Jausse.


Jac^uez de fauqueso/Zes. Phi'ippe de Ubitrhem,
J.»* </(/ nom. Seigneur du dH lieu- Seigneur de Jlfastom. J{erimels.
Seigneur du dit heu et d' Jíndregan Seigneur de ^auiershenc. ^eerse/e,
Chastthin de £tris. Sarán Sruglettes. 4
€pou$a JsabeUe de Jftougu $rame nenikhe. yirhnnes. \
de Sicques, 4
tpouia ^nne de ^alounn
€pousa 7> Jossine de flandres
ó /dompii
€pous<3 Jeannt de Sfanele de 7)rinla¡n

gecrge de Ubitthem.
Jjcgues de Jiécourt
_/Jnne Jsabelle Seigneur de J/erilIche, Jlrquennes,
$aron de Xicques. C^astehm
de foucquesolles Jfaufuenne, l^uiílbroerl,

de Xens ^dvoué de ^ouin. 4

^hiliDpe de ífecourt,
Jeanne de Ubitthem
_0aron de Xícques. Chastelam
de Xens, Zome de f^ut/sbroecfi

laquetle chálüainie U vendit

^abriei de liecourf^

¿aron de Xicques

phitppe de KecQ'jñ
^aron de Xicques

-¿:Z
Pfjilippe Charles ^erlhohmé
Jacque/ine Susonne de f^ecourt, ^jron de Xicques JñaneZh.ér} -J-
^abnel de Xrcques, J^arie Jenne de Xicques, eslcrée J^arquis de Xicques
de Xicques €pousa Jefv:
Capitain de Chevaux;
€pousjfiaise de ^ab'e, f
par le f^oi de ranee. <^rand
bj'lii des Fprels du pays de d-^ndeloi, Vka
Jdjrquis d'JJiseau, Comtff ^pousa /ficolas de Xicques
^{oinault. tpousa Jtfaraueríte
Jitourut sans f}olrs
/i/sdePh.'e Seigneur de J(^»-
de ¿eaurieu L'orcUne Qertrude de '^erlo,
Chjnoinesse á Jtfoustier

(i) Facsímile de un original ms. del S. xviii, que debe tener algunas equivocaciones en apellidos y títi^
, BELLIDOS RECOURT Y LICQUES(0

Richard dt pfttodt^
¿onn de J{Msa!,ie ft de /fís

fiames. Seigne>jr de $nf/xute.

J(amsu. \
^pcuso Jfelaine de Jñetun
— 6ii —
El Rey al Vizconde del Puerto llano. Madrid, i8 de Febrero de 1633. Sobre los 2 sol-
dados '/, por '«"s !0 lanzas con que estaba obligado á servir, y en su lugar 1.800 rs.

El Conde-Duque de Olivares agradece al Conde de Puertollano, D. Luis Laso di- la

Vega, los parabiene,-; por la toma del fuerte de Schenck.


12 de Octubre de 1635.

En 1632, D. Pedro Laso de la Vega, caballero de la Orden de .\lcántara, hermano del


Conde de Puertollano, D. Luis Laso de la Vega, trató de casarse con su sobrina doña Ele-

na Laso de la Vega, hija del D. Luis.


En marido de Doña Elena, puso demanda al suegro, porque exce-
1640, D. Pedro, ya
diendo su hacienda de 10.000 ducados de renta de mayorazgo y de 100.000 de bienes li-
bres, no la dio dote alguno.

El Marqués de Poza suplica Conde de Puertollano tenga dos días preso á su hijo don
al

Gabriel, por haber resistido una orden del Marqués sobre querer sacar el corregidor del
cuerpo de guardia del D. Gabriel á un preso con dos muertes y una que acababa de suce-
der, sentando luego plaza.
Por billete accede el Marqués á que salga el mancebo de prisión.

Ordena el Rey en 1642 al Conde de Puertollano que v.iya á Molina de .Aragón con su
séquito, lacayos, muías, etc., pues él va allá.

El Conde de Frigiliana trata con el Conde de Puertollano en 1643 del casamiento de


D. Gabriel, primo de Frigiliana, con su nieta, parienta que estimaba mucho.

En 1640, el Rey le llama Vizconde de Puertollano al citarle para las Cortes á que iba á
Aragón y Valencia.

Carta del Conde de Merode (Max.), Marqués de Deiinse, á su primo D. Gabriel Laso
de la Vega, Conde de Puertollano, en que le dice ha sabido que es pariente suyo.
La Haya, 28 de Mayo de 1658.
— 6l2 —

V
DOCUMENTOS
relativos d indiviiiuos lie la familia Recourf, Barón di Licques.

Patente de Gobernador, capitán y Bailío de la villa de Dandiincq y país de Bredenar-


de á favor de Felipe de Recoiii't, Barón de Licqnes, por Felipe II.
Amberes 15 Marzo 1573.
(Perg.°)

Patente de Gobernador y capitán de número, cast." de Cambray y país de Cambresis.


con 1.200 libras de á 40 gruesos de Flandes al año de gajes y entretenimiento, á favor de
Felipe Recourt, Barón de Licqnes, por Felipe II.
Madrid 18 Agosto 1574.

Carta de Felipe II al Barón de Licques, en que le participa que D. Juan de Austria le

escribe que maldad de los que intentan prenderle ó matarle le ha hecho retirarse á Na-
la

mur; lo que ha desagradado al Rey por ser un gran entorpecimiento.


Le encarga cuide de su persona, &.
Madrid 2 Septiembre 1577.

Carta de Felipe II al Barón de Licques en que le agradece los servicios que presta á
D. Juan de Austria.
Madrid 2 Septiembre 1577.

Carta de Felipe II al Barón de Licques, sobre e! mismo asunto.


Madrid 30 Abril 1578.

Carta de Felipe II al Barón de Licques, Gobernador de Cambray, en que se manifies-


ta satisfecho de los servicios que presta con el Señor de La Mota, Gobernador y capitán

de Gravelingas.
Madrid 4 Diciembre i 578.

Patente de Capitán, soberano Bailío del castillo de La Mota, á favor de D. Felipe Re-
court, Barón de Licques, dada por Felipe II.

24 de Marzo 1582.
Trasl. aut.° perg."

Cláusula del testamento de «Messire Flandae (?) de W'itzeu (i) et dame Marguerite de
Robles, sa compagne>.
(En las espaldas: Cláusula del testamento del Sr. de Risburque).
Bruselas i.° Julio 1628.
(Francés).

Exposición á S. M. del Barón de Licques en que refiere sus servicios:


Paje del Archiduque Alberto y gentilhombre de su boca.

(1) María de Licquea era 9u nieta.


- 6i3 -
En 1601 empezó á servir con una pica y 16 escudos de ventaja en el tercio de infante-
ria española de D. Jorge de Boija.
1604: Merced de 50 escudos de cntreteaimiento.
1610: Merced de una compañía de infantería valona en el regimiento del señor ile Ar-
chicourt.
Más de una compañía de caballos corazas.
tarde,
Por el que sirvió se le dio la Castellanía de Bourbourque.
celo con
Ya viejo y enfermo, se le dio para descanso y recompensa de servicios, el Gran Bay-
liage de los bosques de S. M., en Haynaii, con la futura para su hijo, y al suppte. de su en-
tretenimiento de Maestre de campo y casa en que vivir donde le pareciere, en el puesto
de Comisario del renovamienlo del magistrado de Flandes. Lo que se le ha dejado de
cumplir, dice la nota.
Su aliuelo fué gobernador de Harlem, y después de Cambray, y Capitán general de
Cambresy en las primeras revoluciones y alborotos de los Estados, empeñando cuanto te-
nía para pago de la gente de guerra; pero no pudiéndoles pagar más, los soldados se albo-
rotaron y le tuvieron seis meses preso en Bruselas con amenazas de muerte.
.Salido de prisión, fué á su casa dt- Licques y allí mantuvo á su costa á todos los leales

á S. ^^., hasta que logró reducir á la obediencia el país de Artois, por lo que se le dio un
regimiento de walones y los gobiernos de Tornay, Lila, Douay, &, &, una compañía vieja, y
plaza del Consejo de guerra, en cuyos cargos acabó sus días.
A un hijo suyo de 17 años, capitán de infantería alemana, le llevó la cabeza un caño-
nazo en el sitio de Audenarde, á la vista del Duque de Parma.
El padre del suplicante, Gobernador de Lovayna y coronel de walones, sirvió con su
regimiento en la estacada de Amberes y fué muerto allí de un mosquetazo á los 26 años,
dejando de 3 al suplicante y á otro hermano suyo, que siendo capitán de caballos corazas,
fué muerto gloriosamente en la batalla de Praga.
Luego, en las guerras con franceses y españoles, éstos le confiscaron sus bienes, (que
dieron al Gobernador de Ardres, el cual taló todos sus bosques), y además 10.000 florines
de renta anual que sacaba de la Baronía de Licques, Boningues, Rodelinguen. Aicot y
Odelant.
Otros 2.000 escudos de renta le confiscaron los rebeldes, de la hacienda de su mujer.
Suplica se le paguen los sueldos vencidos de su padre y suyos. ít. 1650 Desciende de
la Casa de Borgoña por .Antonio de Borgona, Gran Bastardo de Borgoña, su 5.° abuelo.

CARTA del Barón de Lwqucs d su sobrina Doña Francisca Lasso de la Vega v Córdoba, mu-
jer de D. Antonio de Tassis (que vivía frente de San Gil, en Madrid 1.

Se queja de que tiene de la familia. Dice que de dos casamientos


las escasas noticias
tenía tres hijas y La mayor, mujer del Marqués Daysseau, jefe de las finanzas del
un hijo.

Rey y Mayordomo de S. A, tiene una hija.


La segunda, casada coft my primo liermano, tle la Casa de Licques, Teniente general de
los hombres de armas. La hija del segundo matrimonio es canonesa de Mons.
Y el hijo, de 16 años, proveído de un cargo muy honrado, tiene intención de hacerle
paje de S. A.
La felicita por su casamiento con Tassis, militar.
Que Doña Elena, su hermana, que
diga á D. Gabriel (i) y á D. Diego, sus hermanos, y á
le han olvidado, &. y querría tener sus retratos. Que estaban arruinados con la guerra con
Francia, y que iba para 13 años que no gozaba de su patrimonio, sin que el Rey le hubiese
hecho merced alguna. Bruselas. 30 de Marzo de 1648.
V
Autógrafa).

(1) D. Gabriel Laso de la Vega, Conde de PaertoUano.


. —

ÍNDICE DE NOMBRES PROPIOS

Adornos (Los).— Pág. 341. 169-170-1 72- 75- 179- 183-186-188-189- 190
1

Agustín (Micer), Dottoi-. -237-250-252-2^3 S72.


259-260-262-273-277-279-292. BivAi.no (Agustín de) v l.ac|uin. — Véase \'i-
Alba (Duque de), D. K.idrique (le Toledo. valdo.
Bobadilla (D.'' Beatriz de). — 143-144.
(Bartolomé de). 441.
Ai.iiíANO — —
Bontemps (Juan). 26-29-63-73-81 -85 v 153.
Aloiün (Mostín Jaime de). 453. — BoRBÓx (Damisela de). 443. —
Ai.bión (Mosénjuau de). —
1.''-57. BoRBÓN (Duque de) (1495). — 3-.S9-
Albret (Jeau III d), Rey de Navaria. 277. — Borgoña (Duque Carlos de). 100. —
.\lby (Obispo de).— 277. BoRGO.ÑA (Presidente de). — 30-33-58 y 85.
Alejandro \'I. — 3-14-20. Botton (Caballerizo del Príncipe). — 290-362
Aloyn (Madama de). --142-171-1 9S-2 1 1 383-
Allorca (Duque de). Véase Yorck.- Brande.mburg (Marqués de). - 43-66.
Almirante (El). -330-334-350-359-360-362. Brasque (Brascha) (caballero Erasmo), em-
Alonso (D.), hermano del Marqués de Ville- bajador del Duque de Milán. — 38 y 42.
na.-393- Bretaña (Señora de), mujer del Rey de Ro-
Alvarado. 375.— —
manos. 5 1.
Amianes (Amiens?) (Raylío de). — 277. —
Briones. 391.
Ancheta (Juanes de). —
337. Brum (Micer Ludovico). 64. —
Andrade (D. Gil de), paje de la Princesa de —
Burgo (Andrea de). 347-376-451 -463-466
Gales. — 456. 467-468-476-494-498-501-503-504.
Angulema (Madama de). 443-444-514. —
Angulema (Mr. de), Francisco, Delfín de Cabra (Conde de). — 375.
Francia. —
199-208-249. Cáceres (Francisca de). — 495-534-535-536
Aragón (Infante D. Enrique de). — 361. 537-538-539 550-553-554-
Arras (Obispo de). 290. — Calabria (Duque Fernando de), hijo de don
Arroniz (D.^ María). —
Véase Pacheco y Fadriqne, rey de Ñapóles. 220-221-222 —
Arroniz (D.* María). 270-271-272-277-278-282-284.
Arturo (Príncipe de Gales). — Véase Gales. Calatrava (D. Pedro Girón) (Maestre de).
AsTORGA (Marqués de). —-393. 184.
Astudillo (Melchor de). 473, Cambrav (Obispo de), hermano de M. de
Avila (Correo). 565. — Vergas.— 155.
Ayala (Pedro de), Protonotario apostólico. Campo (Pedro del).— 304-324-337-367-376
después obispo de Canaria. 16-1 17-134 — 1 385-387-390-
135- 145- '46 -147 -148-1 49-1 50-1 5 1- 153-327 (,'amudio (Fulan de), criado del Almirante,
338-347-371-379-384-389-395-425-427-508 (converso), —
Véase Zamudio.
SI4-564- —
Canaria (Obispo de). Véase Ayala (D. Pe-
AzcuEVTvA (Juan de). —509-529. dro de).
Canciller (El). —
206-207-209-2 12-214-219
Bada (Marqués de). — 162-164-168-172. 223-225-237-237-241-248-255-257-271-273
Ballesteros (Rodrigo de).- 581. 274-281-282-288-289-293-294-315-324 -328
Baviera (Duque Alberto de). 507. — 335-
Baviera (Duque Jorge de).^4-43-44-io6 Canciller de Francia. 277. —
248. Canterbury (Cardenal de). Canciller ma-
Beamonte (D.^ Ana de). — 305. yor. — 121 -1 22- 124- 1 25- 128- 56.
1

Beatriz (Reina de Hungría). 66. — Cardona (Bastardo de). — 116-167-168.


Béjar (Duque de). — 350-360 456. Carlomagno. 74. —
Beltraneja (La). - 224 225-318-357-582-583 Carlos (Duque), (abuelo del Archiduque
585. D. Felipe).- -204.
Benavente (Conde de). — 331-334-350-360 —
Carlos V. Véase Lucembourg (M. de).
456-596. Carlos VIII (Rey de Francia). 1-2-34-5-7 —
Bernuy. — 343. 8-9-10-1 1-12-13-14-25-26-27-226-369-375 y
BESANgoN (Arzobispo de). —
138- 139-140-141 404.
143-155-157-159-161-163-164-165-166-168 Catalina (Infanta D.") (Princesa de Gales).
— 1 ——
1 . 1 —

6l6

14-1 15-1 16-1 17


- 18- 19-120- 121-122-123
1 1 Esquivel (Alonso de). Maestresala de doria
124-126-127-128-129-130-131-13^-133- 135 Catalina.— 450-509 5 3 - .',34 - 53 5 - 537 - 538
1

136-137-182-183-189-315 y Pass. 398-404. 539-556.



405-407 y Pass. Apéndice 582-586 y 588.
Catania (Obispo de), hermano del Clavero Fadrique (Rey D.) de Ñapóles.—-83.
P." Niiñez de (juzmán. Véase Guasclie^ — Felipe (Archiduque D.), (El Hermoso).
214-2 15-- 18-219-228-237-246-251-259-268 1-7-8-12-15-17-19-21-23 y pass. Apéndice
270-273-279-282-286-287-291-292-295-297
585 y 592 á 596.
298-30 -3C15-307-3 10-3 2-33 -332 -334-335
1
1
Felipe (Duque). (Bisabuelo del Archiduque).
337-344-356-375-381-392-393-466. 204.
C'ertain (Enviado del Rey de Romanos).
247-293.
Fern.índez i Fray Diegf)). — 508-509-533-534
535-:.36-5 17-538-539-540-547-554 -555-559-
C'esaro (Nicolao). 85-89. — Fernando (Infante D.), (Hijo de los Archidu-
Clare.vce (Duque de). — 52. ques). —
208-228-239-240-242-244-264-267
Claudia (Madama), de Francia.
hija del rey
300-344.
66- 68- 176- 190- 1 98- 199-208- 213-216-220
1 1

230-231-233-242-249-252-254-263-267-278
Fernando tle .dragón (Dou^i. 361. —
288-291-344-346-353.
Fernando II <le Ñapóles. 586. —
Fernando el Católico. — Pass v págs. 592 á
Cleves (Duque de). 216. — 596.
Concordia (Obispo de),(Leonelo)let;a(lo del Ferrara (Duque de). — 235.
Papa.— 38. Ferrete. — 296.
CoNCHiLLOS (Lope de). 329-331-333-338 Fennes (Mr. de), hermano de Villa. — 255-257
349-350-35 1 -35--359-362-365-366-370- 37 266-289-290-303.
372-373-375-378-379-383-385-387-391-39^ F1LIBERT0 Natural. — Véase Utrech (Prebos-
-394-397- te de).
Condestable (El). - 350. Flandes (Presidente de). — 498.
C0NSTANTIN (Baylío de). 277. — Flandes (Duquesa vieja de). — 15.
CÓRDOBA (D. Luis de). 375. — Flory (Baylío de). — 362.
CÓRDOBA (^Obispo de).— Véase Rodríguez de Foix (D.^ Germana de). — 469.
Fonseca (D. Juan). Foix (Juan de). Señor de Lautrec. — 277-291

CoRTAviLLA. Véase Courteville. 294.

COURTEVILLE. 207-2 3-2 4-22O-266-27O- 288.
I I
Foi.K (Madama de), hija del Conde de Foix.
CovARRUBLAS (Diego de). 581. — 221-390.
Croy (Felipe de), Conde y luego Príncipe Fonseca (Antonio de). — 1-50-57-380.
lieChimay.— 29S-299-342-344-365-39 1-57 1
Fragosos (Los). - 341.
Cuero (Juan de), criado de Isabel la Católi-
ca en 1473 y Camarero ile D.^ Catalina.
FRANCiA(Rey de). — Véase Carlos VIII yLuis
XII.
450-478-509-5 ' 5-5 '6- 540- 542-547 y 548. Francia (Reina de). — 28-358-369.
Cuero (Rodrigo de). — 542-558. Freiré ó Frayle (Sancho). 5S0-581. —
Frenoy (Mr. de). -298-342-343-344 y 365.
Chiévres (Mr. de), (véase Xiévres). Furstenberg (Conde Félix de).— 1 10.
Chimay (Príncipe de). Véase Croy (Felipe —
de). Gales (Princesa de). — Véase Catalina de
Chimay (Damisella de), hermana de Felipe Aragón.
de Croy, Principe de Chimay. — 162 y 571. Gales (Príncipe de), Arturo, hijo de Enrique
\'II. — 14-1 1
5-1 16-1
1
7- 18-121-122-124-125
Delfín de Francia, (1505-1508). 346 y 521. — 126- 127-1 28-1 30- 132-136-407-408-4 10-4 1 I

Dernis (Maestre). 476. — 412-413-427-428-447-567-568-582-586-588.


Dorval (Señor de). 277. — Gallego (Gabriel), mozo de espuelas de la
Duque de Estrada (Hernán), Maestresala del Princesa, y de la Reina Católica y luego
Príncipe D. Juan). — 484. su Caballerizo de las andas. 25-33-416 —

Duquesa vieja. Véase Margarita. 424-457-478-507-590.
Dyjun (Bailío de).— 76-82. Garabito. — 394.
Gascón ó Gastón. 453-456.
(El) —
Eduardo (Rey). (hijo supuesto del). — 14 y 15. Gómez de Avila (Hernaní, Señor de Villato-
Enguera (Fr. Juan de). — 397-398. ro y Navamorcueude, capitán general en
Enrique IV de Castilla. 224-225-582. — Gueldres. — 393.
Enrique Vil (Rey de Inglaterra). 3-4-5-14 — Gómez de — 248.
líuitrón.
15-25-32-33-115-116 314-566-576 y pass. Grafier (El). — 199-200-208-209-257 y 334.
Enrique VIH de Inglaterra. 517 y — pass. Gralla (Mossen Juan Miguel). — 208-221-237
Enriquez (D. Enrique). 197. — 246-250-252-253-259-260-262-273-277-279

Escocia (Rey de). 25-126-136-574. 292.
Esquilache (Obispo de). 476. — Granada (Arzobispo de). — 185.
— — — 1

6l-

("TKXNVir.LE(Señor di-), Alinirnntc de l'"raa- Juana (Doña) (La Beltianeja). -582-583-585.


cia.— ;77. Juana (Infanta D.") la loca, Archiduquesa.-^
iJRiMAi.DO (Agustín (leí. - 5S7. 1-12-106-107 y pass., y .Apéndice 592 á 596.
Grimxldo (Francisco de). 4i5-42;-444-45o JuLiEKs (Duque de (jiiillermo; 20;^.
, —
466-478-486-40v5o6-509-5io-5i - 313-524 i

.iJ3-.i34-535-.v^6-530-5;:?-554-55í-55ii-i;S7 I,\ S\i,i: (Oildño de).--58o-58i.


588- 589-500-59 1. l.vBRi-r (.Señor de). — Yéase .\lbret.
GüAZA (Pedn» de). (Converso). ^63. - 1.\i;haii,.\ (.Mr. de). —200-309-227-243-255
GuEi.DRES (Duque de).— 13-78-^14-3 15-382- 357-258-290-294-298-299-303-316-332-334
394-454- .v3.';-3.39-.U9 .i52-.iS6-.i63.
GfF.i.DRES (Capitán gener.il de hi ¡jucrra <lei. I, MIRÓN de Guevara, mayordomo del Archi-
Véase Yergi. duqueD. Felipe. -3.
Gl'evara iD. Diego de). — 143- J(i7-jjo 2(S6 I,\'.RAND (_\Iadaina). 171.
270-289-322-330-340-35 1-362-3()3- Lamkmbekoii; ó l.abembeig (Juan Gaspar),
Gt'EVARA? (D. Pedro) hermano de D. Die<4o. limbaj.idor del Rey de Romanos. 32-33. —
362-393. Laniaxa (Gobernador de la casa de la í'rin-
GuMiEi. (Ñuño). — 380-389-392-305-396. cesa). — 1 39.
GuRCA? (Obispo de).— 504. I.ANOouE ó Langue (Secretario). — 247 267.
GrRiciA (("onde deV— lo-ii-u. Larrea (Pedro de). 453-456. —
Laso de la Vega (García). 38. —
Hainaut (Gran Bailío del 255-257. Lautrec (Señor de).— Véase Foix.
Hajjeton (Felipe de\ —387. Lavrvn (Tesorero Jerónimo). 391-393-394 —
H\RO (Comendador del. —
Véa-<e Gómez de Lebrón (Guillermo 448. i. —
Fuensalida (Gutierre). Lecavellv ó Locavella iLorenzo). 510-51 —
Hellíx (Hernando del. 394. — 5 '4-587-588-589-
Hern.\xdez de Córdoba ((ionzalo) lEl Gran León (Obispo de\ — 322-341.
Capitán). —2 1 2-j 19-22 1 -24 5-340- 342-361 Leonor (Madama), hija riel .Archiduque Fe-
38.. lipe. —
4-1 13-138-1 53-162-170-174-182 187
Hern.vxdez de l'uensalidn ÍAlonso .
— 361. 188-190-192-193-208-248-309 485.
Hernando (.Maestre). — 58. Lira (Mateo de). 167-169. —
Herrera (Alcalde). 475. — LoAVSA. 350. —
Herrera (Miguel deV — 343-362-369-378-379. Lomelin (Bautista y Bartolomé).- 510.
Hesse (Duque Alberto de). 43-89. — LoMELÍN (Domenico). 587 589. —
Hospital (Correo). 16. — LoxDOÑo (Sancho dei. — 90-107,
Hoz (Cerero de la Princesa). 277-279-360 — Londres (Obispo de). — 125-147 174.
401. Lope iCorreo). — 305-307-313- 3i6-3>,6- -,41
HiTLiBET (Macero de la Princesa Marga rital. 342-345-374-
87. LÓPEZ (|uan Contador. 422-436-440.
,

HcNCRÍA Rev — Véase Wladislao
del. II. López de Calatayud, (Pedro). 432-442-472. —
LoRENA (Duque de). 59-468. —
Inglaterra iRevde). — Véase Enrique \'1I y LovAYNA (Preboste de). — 176.
Enrique VIH. Li'is ÍMi.e )— 384.
Inglaterra (Reina dei. Isabel de York. Luis XI (Rey de Francia). — 104.
1 15- '34- Luis XII (Rey de Francia!. — 16-17 18-19-24
Isabel, hermana de D. Fadriqíie, rey de 30-31-34-63-517-520-521.
Ñapóles. 586. — Luis Moiisieur. — 25.
Isabel (Milady). 552.— Lupi.íx (Mosén Gaspar de), Embaj. del Rev
Isabel (Infanta D."i, hija de los .Architluques de Romanos. — 13-22-23-25-33-50-59 65-69.
D. Felipe y D.* Juana. 192. — LuxEMBouRG (.Mr. lie) Carlos V. — 113-138-
Isabel la Católica, pass. —
Apéndice 5S2 y 1 53- 1 62- 1 66- 1 68- 170- 1 74- 176- 1 77- 179 -182-
592 á 596. 1 87- i 88-190- 192- 1 93- 198- 99-204-205-207-
1

Italian (Agostin). —
4 10-41 4-42 ;-44 ^-444-486 208-209-212-21 3-2 1 4-2 1 6 227-22S-229-230-
51 1-512-588-589-591. 231-232-233-238-239-240-242-243-244-248-
249-250-251-254-255-260-263-267-273-274-
Jacobo (Micer Juan). Capitán general del 278-282-2S3-285-288-291-292-300-317-31S-
rey de Francia. 441. — 326-344-304-396-403-418-425-429-438-439-
Jassa.— Véase Hesse. 440-443-444-459-460-462-471-475-485-488-
Ji.MÉNEZ Pedro). — 157-367 377. 490-492-507-513-514-516-522-527-530-531-
Ju.AN (Rey D.) de Castilla.— 54.
I 532-536-572.
Juan II de Castilla. 63. — LuxEMBOURG (Juao de). 243. —
Juan II de Navarra.— 361.
Juan (Príncipe D.), hijo de los Reyes Católi- Maguncia (Arzobispo de). — 90.
cos. — 1-6-250-358-528. M.^LAGA (Obispo de) (Diego), Ramírez de Vi-
— - . -

— 6l<S —
llaescusa. 141-157-159- 161-162-163-165- 321-328-333-341-343-350-351-356-362-366-
166-169-171-175-176-177-191-256-259-265- 370-371-389-394.
266-268-271-569-570-571-573. Murcia (Adelantado de).- 184.
¡Malombes (Mi-, 6 Molanbues.
i 164-165-171. — Muñoz (Licenciado). 592. —
M.\NRiQUE (D. Pedroi. 184-427. —
M.\NTU.v (Marqurs de). — 235. NÁJERA (Duque de). D. Pcdm Manrique.
M.\NUEL (D.Juan). —
6- 1 5 2- 5 5- 1 6S- 8 2-2 1 4 -
1
1
1 322-334-350.
222-223-224-225-228-229-230-231-236-237- Ñapóles (Rey de). —14-19-20-21-25 35-37-38-
243-246- 247-24S-2 5 1-2 56-2 59-2(13-265-266 39-40-41-42-43-44-47 83- 102-220-221-222-
267-268-271-273-275-276-277-281-282-286- 253-254-270-271-272-273-277-278-280-282-
287-288-289-291-292-295-297-304-306-307- 283-2S4- 287-288-291 -292-296-322-327-586.
3 10-311-313-31 4-3 5-3 16-31 8-320-321 -3 22
1
-
Ñapóles (Reina del. —
145-270-271-27S-337-
325-326-327-328-330-332-333-334-335-337- 383-
338-339-340-34^ 344-345-35 '-352-356-359- Nassau (Conde de).— 63-77 -86-95-98-100-
360-361-362-363-376-378-380-381-382-383- 101-140-141-167- 172-199-204-205-206 207-
384-385-393-416-423-455-467-476-486-502- 208-209-21 1-212 214-222-223-224-225-227-
505-571- 237-239-241-243-248-255-257-272.
Manl-el (D.^ ¡Marina), f 1500. 113-167-570. — —
Navarra. (Rey de). 136-145-350.
Margarita (Duquesa vieja), Donariac. — 106- Navarro (Conde Pedro). 475. —
114 193. —
Nevers (¡\Ír. de). 216 277.
Margarita (Princesa D.^), hija de Maximi-
liano, Duquesa de Salioya. 1-2-3-4-5-7- — OCHOA DE LA RhA. — 579.
1 6-2 1 -23-24-S4-85-87 - S8-S9-9 1-92-1 06- 114- Oeste (sic) ú Hoeste (Doctcu-). — 414-419-
1 16-1 17-124-125-129-1 51-153-162-167-169- 421-467.
170-172-181-182-187-188 191-192-380-384- Olando (.Sebastián de). —
i"9-333-34i-343-
385-394-4 16-423-450-4S4 -492-498-503-504- 349-350-351-362 365-366-370-37 '-372-389-
507-570-571. 394-
María (Madama), liija del ley de Inglaten-a. Orange (Príncipe de). — 77.
439-443-454-455-459-4()0-4'62-466-472 476- Orbignv (Mr. d') 455. —
482-485-488-490-492-499-50 -50S-5 13-5 16 1
Orleans (Duque de). - 27 44
522-527-536-537-551-557. OsoRio (D. Alvaro). —
305-322-3S1-385-393.
María (D.^), leina de Portugal. 97-136-158. — OsoRio (D. Diego). 322. —
María de Borgoña, mujer de Maximiliano I. OsoRNo (Conde de). 542. —
12.
Martínez de la Pedriza ¡Iñigo). 579. — Pacheco y — 185-266 y
."Xrrüniz (D." .María).
Matienzo (Fray Tomás de). — Véase Santa .Apéndice. — (Árbol genealógico de Fuen-
Cruz fSubprior de). salida).
Maximiliano I (Rey de Romanos). Pass. — Pal.acios (Juande).— 445-453-454-51 5.
Apéndice 585. —
Palatino (Conde). 63-248-258-330-360-376-
¡Medina Sidonia (Duque de). 391-500. — 381.
1\Ieiía (Enrique), Comendador de Calatrava. Palencia (( )bispo de), D.Juan de Fonseca.
415-423-441-455-473 477- 316-321-323-324-325-326-328-329-330-331-
Melg. (Gaspar). 33-58. — 332-333-334-335-336 337-338-339-340-341-
Melu (Nir. de) ó ¡\[oluyn. 198-211. 342-343-344-345-359-362-364-365-366-383-
Merlo (Diego de). 184. — 384-402-403.
Metalburg? (Duque de). — 43-51. Papa (Fl). —
35-37-38-39-40-43-44-46-47-56-
¡VíiGUEi.(Principe D.^l, hijo de D." Isabel y 61-62-67-69-70-74 -83 -102-106-1 26 -127-
del rey de Portugal. 201. — I56-168-216-221-251-252-259-260-261-266-
¡lii.vN (Duque de), Maximiliano Sforza. lo- — 274-275-35 '-359-375-393-404 565-
13- 19-20-21 -29-30 35-37-38-39-40-4I-42- París (Obispo de). 277. —
43-44-45-46-47-56-58-60 61 62 65-79-80-81- Parzilla (Jacques de), Gentil-hiunbre del
82-83-89-96- 00- 102 -105- 108- 109- 1 10.
1 Principe. —
197-204-212-2 1S-219-227-229-
Milán (Kmbajador de) 1498). 94-96. 1
— 230-241-316-3 19-402-403.
Miranda (Pedro de). — 2S7. Peña (Fray Antonio de la). 381. —
M0NTALB0. - 48-49-50-56- 57-58-64-65-69- PiíREZ (Alvaro). — 362.
71-76. Pérez de Almazáii (Miguel). 13-22-256- —
Montenegro. — 589. 357-30' -3 "-3 '6-3 7-3' 8-339-359-366-382-
1

MoNTiBUS (Micer Francisco de). Embajadnr 385-393-440-453-528-533-542-543-544-574-


del rey de Sicilia. 38. — 588-591.

Morales (Tesorero). -227-230-258-577-578. Perkin Warbeck (Duque de York). 52-56-
Mota (Maestro). - 502. 148-149.
MoxiCA (Martín de) Tesorero ó Maestresala Perot (Correo).— 3 17-324-332-336-337-347-
de D." Juana. — 251-256-259-265-295-297- 353-354-355-363-374-387-39"-
—— -

6lQ

Perpiñan (Bcrnardiis de). — 3_^4. .Salinas (luán de),correo.— 57-17 ^'83-398. 1

Por.ONiA (Rey del— 2 1-^5-5 1-76-91. Sampier (Aragonés), criado de Rein.i di- l.i

PoRTur.Ai. iRey de"). 3i-23-8i-i 53- 561 58- 1 Ñapóles. —337-383.


31S-362. San Juan (Prior de). 414. —
PoRrii<-,Ai.(D. .'Monso de). 53. — S.ÍNCHEZ (Gabriel), tesorero de Fernando el
PoRTUCAí, (.Alfonso de). V
184. — Católico. - 214.
Portugal (Reina de). D." Lsnbel (,1498), hija SÁNCHEZ (Miguel). 592. — —
de los Reyes Católicos. 21-^3-96. — SÁNCHEZ DE (Jamudio Martín). 156-171-200-

PüRTW.Ai. (D. Juan de).
PoRTUcAi. (Rey D. Manuel
53-54. 262-293 330-348-416-427-432 456 466-469-
de). —55-582. 487-507-573-
Prieco (!\Iarqu(''s de). - 475. Santa Cruz (Cardenal de), J. B. if)l)ispo
Privaseli.o ó Guardasellos. — Véase Win- Tusculano), D. Berna rdino de Carvajal.—
chestei-. (Richard). 338-347-359-381-404-405-468.
Protonotario (El).— Véase Ayala (I). Pe- Santa Cruz Subprior i de), Fray Tomás de
dro de). Matienzo. —
141-142.
Pi'EBLA (Doctor Rodrigo tjonzalo <le), Co- Sei'i'lveda (Juan de), repostero de camas del
rregidor de la torre de Ecija. 116117- — Infante. —
305-487-493-497-590.
119-121-122-124-132-134 35- 37- 45- 146- 1 1
1
Somerset? (Charles de). 419. —
147-148 i54-i56-i62-i69-i74-398-399-4i3- Soria (Diego de). 16-171. — 1

415-416 4 1S-4J -422-424-427-43 433-434-


I
1 SoRuvA? (Conde de). — 63.
436-437-449-45-'-462-463-464-465-467-473- Stil (Juan). —
414-430 431-437-444-449-453-
49j-5'3 ^^4-568-573-575-586-588. 456-463-508-542.
Suatre. —
195-196.
Rada (Pedro de). — 297-394. SuFFOLK (Duque de).- 190-314.
Ramírez de Villaescusa (D. Diego). — Véase SuRREY? (Conde de), tesorero. - 419-467-522-
Málaga (Obispo de). 524.
Ravestain (Madama de , Ana de Borgoña. Syllí (Claudio dej, maestresala de Dona
hija del Duque Felipe de Korgoña. — i ;3- Juana. —
297-3O3-304-3O5-3"S-3 2-

142.
Ravestaix (Felipe del, primo del rev de Tapacis (Coude de). 584. —
Francia. — 81. —
Tentevilla. 86 90-94-95-99.
Reyes Católicos (D. Fernando y Doña Isa- Toledo (Arzobispo de), (1504J. — 197-358.
bel). — 9-10-19-21 y pass.

Torres (Pedro de), secretario de Fernan<io
RiBAGORZA (Conde de). 156. el Católico.- 196-197.
Rich.mond, rey de armas del Rev di- Ingla- Tréveris (Arzobispo de"l. 63. —
terra. — 174. Turco (El).— 156-168.
R1XAMONTE (Véase Richmond).

Robles (Beltrán de). 331. Ureña (Conde de). 391. —
Rodríguez de Fonseca {D. Juau', Obispo de ütrech (Prevoste de). Filiberlo Natural.
Córdoba. (1500). — 116-140-186-191-197- Embajador de Maximiliano. — 217-220-222
296-318-319. 233-236-247-267-273-277-283-293-315-316-
Roías (D. Francisco de), emb.ij.iilor. — 1-2- 320-332-334-335-339-347-356-358-360-361-
57 58- 376-390.
Roles (?) (Maestro de).— 467.
Ros (Mr. de). 290. — Valaquia (Hospodar de). 21. —
RouAN (Cardenal de). — 19S-199-20S-248-254- Valentinois Duque de). Cardenal de Va-
.

269-270- 271 -272-273-274-282-2S3-284-290- lencia. — 156.


291 -292-302-322-333-338-34 [-345 -353-5 4. 1
Valle (Antonio del). 342-505-581. —
RuA.N i^Mosen de\ 52. Vargas (Tesorero). — 525-546-587.
Ruíz DE Alarcón (Pero). [84. — VASogABAL (Sancho de). 581. —
VÁZQUEZ de Acuña (Lope). 184. —
Saboya (Duque de). 44-15^-170-172-182- Velázquez (Juan), Maestresala y luego Con-
1S8-191-455. tador mayor del Príncipe D. Juan. — 322.
Sabova Duquesa del. — 374.
i
Vélez (Juan). — 153-569-570.
Sagredo (Bartolomé de). 147- 154-2 16-227- — Velluti (Andrea). 525. —
238-246-266-273-282-287-289-292-294-321- Venecia (Embajador de). 387-389-392.—
370-387-390-563-564. —
Venecia (Señoría de). 35-70-102-392.
S.MONIA (Duque .Alberto del. 35-36-40-41- — Veré (Mr. de).— 153-162-183-186-1SS-193-
194-199-203-208-209-248-257-290-294-303-
44.
.Saionia (Elector,Duque Feílerico de). — 43- 308-3 1 5-320-32 1 -322-323-326-330-33 1-332
44-5 1-62-72-73-90-91 -95-172-188. 334-335-336-339-342-345-347-356-359-360-
S.\joNL\ (Duque Juan de). 43-106. — 363-365-367-368-370-371-373-374-376-377-
Salazar. — 48-375. 379-380-381-382-385-397-399-401.
— —

— 020 —
Vergas (Mr. de). —I39-mo-i4I-i55-i;,6-i59- ViscoNTi (Micer Galeazo). 108-109.—
161-164-165-167-1 69- 171-17 2-426-498-50 1 - VivALDO (Agustín y Laquin de). 5<;4-587- —
503-504-572. 589-
Vergi (Mos. de), cuñado del Cardenal de Vy (Martin de). —
250-251-259-263-282292-
Rouan, Capitán general de la guerra de 293-294-296-297-30 -309-3 11-319.
1

Gueldres.— 95-99-290. Wadislao II, it-y de Hungría. 21-25-66-


Versóla (Mr. de) ó Bersola, Mayordomo ma- 67-168-264-267.
yor de los Infantes.— 187-193. Winchester (Ricardo.nbispo de). — 121-123-

ViLLALüN (Doctor de). 185. 124-125 416-41 7 418-419 420-431-446-447-
Villa (Mr. de).— 199-203-J04-.105-206-207- 448-449-45 -452-498-499- 507-508-5 19-520-
1

208-209-21 -2 12-2 1 4-222-223-224-225-227-


1
521-522-548-550-551.
237-239-24 i-242-243-248-249-253-:;55--'S7-
261-262-263-267-268-269-271-273-277-283- XiEVREs i^Mr. de). — Véase Chievres.
286-288-289-290-292-293-294-301-302-303- —
XUATRES. 256.
314-319-3^3-324-325-332-333-335-339-352- York (Duque dei. -Véase Perkin. — 3-25-
5S2.
356-363-388-
ViLLENA (Marqués de), D. Juan Pacheco. Ypre (Bailío de). — 91.
184-322-330-334-340-350-359-391-393-4 se- Zamudio (Fulán de), converso; criado del
sgó. Almirante. —
Véase Sánchez de (,"amudio
ViNciGUERRA (Pedro). — 224-230-581-582 583- (Martín?).
584-585-586. ZUAZOLA. — 475.
ÍN[)IC[£ DE OBRAS CONSULTAÜAS

Pedro Mártir de Anglería. -Opiis episto- lleniy \II-Henry \'III. London. Long-
lillUlll. nian, 1862-90.
Zi'RiTA. — Anales de Aragón. Calendar of Lettei-s and papers, Foreing
Correspondance de Maximilien I et df M.u- and Domestic, of the ReLgn of Henry VIII,
•¡iierite d'Aiitiiche. sa ñlle (1507 15 19). preserved in Her Majesty's Public Re-
A. de Lai-aing, Seiijneur de Álontiguy. coril Office.
Rei.ahon du premier vnyage de Philippc- The Brítish Museum &.!Edited by J. S. Bre-
le Beau ea Espagne en 1501. ^CxUect. des wer, M. A. Professor of english Literatii-
voy. des Souver. des Pays Bas). re, King's College. and by James Gairi.1-
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tre la Flanee et r.Autriche. leight. Londou, 1S78. Vol. 32 extra series
C0LLECT1ON des chroniqnes belges inédites. de (Early English text Society).
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Crónica de Felipe I lel Hermosol of english History. 1527-1536. 2 vols. 8."
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Sanderus (Xiculaus). De Schismate Angli- of Henry VIH.
cano ubi preciare loquitur de sanctitate RuTLAND PAPERS. Original documents illus-
Regine Catherinse. trative of the courts and times of Hen-
De causa matrimonii regis Anglije libar: ry VII and Henry VIII. London, John
Joanne Roffensi episcopo auctore. Com- Bowyer Nichols. 1S42. i vol. 4."
pUni. 1530. —
Wiesener (M.i La jeunesse d'Elisabeth.
Tractatus Ferdinandi de Loazes iu causa —
Di.xox (W. H.) History of two queens Ca-
matrimonii Henrici et Catherina; Anglia; therine of .\ragon and Anne Boleny. Lon-
Regum. Barchinoue. 1531. don, 1874. 4 vol. 8."
Life it reijn oí king Henry the eight, bv Froude (}. A.) —
The divorce of Catherine
Herbert of Cherbury. London. 1649. of .Aragón. The story as told by the im-
HiSTOiKE du divorce de Henri VIII et de perial ambass^Kiors resident at the Court
Catherine d'.Aragon, par l'abbé Irail. Pa- of Henry VIII. .Aberdeen University
rís. 1766. Press. 1897. XII. 543 págs. 8.°
LiTTER.E et acta publica de rebus britani- —
HfME (Martin). The Wives of Henry the
cis et hibernicis, Henrico VIH regnante. Eighth aml the parti they played in his-
London, 1831-52. 11 vols. 4.° tory. London-Eveleigh Nash, 1905. VII.
Ai-Di.v.— Vida de Enrique VIII. 4Ó7 págs.
Brewer (Dr.) —
Letters and der^patches. Miss Striki.and. - Lives of the Queens of
Blr.net. -Réfutation des deu.x premiéis li- Eugland.
vres de l'histoire de la Réformation. WoOD iMarv .a. E). — Letters of Royal aiut
Calendar of Letters, despatches and State IllustrioTis Ladies i. 121.
p.ipers, relating to the negotiations bet- —
Haré (Christopher). A Oueen of Queens.
ween Eugland and Spain preserved in The Making of Spain. London and New
the .Archives at Simancas and elsewhere. York. Harper S: Brothers, 1906.
ERRATAS
Pice Deba decir

Prólogo. Pág. LXXXVII, línea lo. 30 de Ju- ...30 de Julio, escribía la Princesa.
lio.

Id. lín. 30. Y aunque sea seguro, escribía al ...escribía el embaiador.


Rey.
Id. pág. XCVI. Nota. lín. 4. Varwick Vaer- Warwick... Waerbeck.
beck.
Página 3. Carta de Fuensalida al Rey Cató- Carta de Fuensalida á Almazán.-
lico.

> 26, lía. 20. luán Bontemps respon- ...Bontemps. Respondióme.


dióme.
' 75,- lín. 37. extendía ámás que V. ais., ...extendía á más, que V. ais. por ninguna
por ninguna manera. manera.
> 201, lín. 25. vuestro partido. vuestra partida.
» 257. lín. 21. hecho. Bien, sentí en el hecho bien. Sentí en el Príncipe.
Príncipe.
> 398. Es carta del año 1500. y por tanto
está mal colocada.
404. Esta carta del Cardenal de Santa
Cruz, de 8 de Julio de 1508, no debe
estar al fin de las relativas á Flan-
des, sino entre lasde Inglaterra.
» 497. Carta del Rey á Gutierre Ma- 1 1

yo 1509. La que sigue de 23 Diciem-


bre 1508. tiene evidentemente equi-
vocada la fecha del año.
' 529, lín. 29. 1409. 1509.
> 540, lín. 25. 1 5 10. 1509.
3

ÍNDICE
Páginas.

Introdi:ccii'>n I

Nota biográfica itel Kmbajadoi II

Embajada on Alemania IX
Embajada en Kiandes XVII
Embajada en Inglatei ra LXI

Correspondencia.
Embajada en .\lemania i

Embajada eu Flandes é Inglaterra j i


;;

Embajada eu tnalaterra (('7

Apéndices S*"

índice de nombres propios (115

índice de obras consuIta<ias 6ii

L.\MIN.AS Entre páeinas

Retrato ilel Emperador Maximiliano Frente á la púa.

Retrato de Doña Juana la Loca 1 1 j- 1


1

Retrato de Doña Catalina de Aragón 406- 407


Facsímile de las Capitulaciones matrimoniales de Doña Catalina y el Príncipe

de Gales 406 407 -

Facsímile de un autój;rafo del Embajador Fuensalida 596- 597

Árbol Genealógico de Gutierre Gómez cié Fuensalida 598-599


Árbol genealógico de los Laso de la Vega, Condes ile Puertollano . . 606-607
Árbol genealógico de los apellidos Recourt y Licques 6io-hi i
ACAIU)SE DE IMPRIMIR ESTK LIBRO
EX LA IMI'REXTA ALEMAXA
EX >L\nRID A XV DÍAS
DE AI'.klL DE MC.MXMI
AXOS
-/«?J/-
= jfibros ^Xnii^uot =

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DF Gómez de Fuensalida, Gutierre


166 Correspondencia de Gutierre
G7M Gómez de Fuensalida
1907

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