La Elaboración Del: Diccionario de Locuciones Verbales para La Enseñanza Del Español

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LEXICOGRAFIA IX 7/4/08 11:37 Página 97

La elaboración del Diccionario de locuciones


verbales para la enseñanza del español

Inmaculada Penadés Martínez


Universidad de Alcalá

0. INTRODUCCIÓN

Como es bien sabido, de un tiempo a esta parte, la publicación de


diccionarios de orientación escolar en lengua española ha experimen-
tado un desarrollo difícilmente imaginable hace tan sólo unos años.
Estas obras lexicográficas se han elaborado teniendo como punto de
referencia ya sea la enseñanza del español como lengua materna,
como segunda lengua o como lengua extranjera y abarcan una tipolo-
gía variada de diccionarios: desde generales de lengua hasta específi-
cos, como es el caso de los que recogen algún tipo de unidad fraseo-
lógica.
Dos de las especialidades mencionadas, la enseñanza de español
como lengua extranjera y la fraseología, vienen siendo para mí objeto
de especial interés desde hace algunos años y han encontrado nueva-
mente su conjunción en la obra (I. Penadés Martínez, 2002) cuya ela-
boración voy a explicar aquí, pues, dado el estado actual de la lexico-
grafía española, ya resulta casi impensable confeccionar un diccionario
sin dar cuenta de los criterios seguidos y sin justificar las decisiones
que han llevado a redactarlo de la forma en que se ha hecho1. Esta

1 Si bien el Diccionario de locuciones verbales para la enseñanza del español va pre-


cedido de una “Presentación” y de unas “Instrucciones para el uso del diccionario”,
estos apartados están concebidos como una guía práctica para el usuario y, en conse-
cuencia, no son los adecuados para iniciar desde ellos una discusión científica sobre
lexicografía y fraseografía, la cual puede tener como foro más adecuado éste: un artí-
culo en una revista especializada.
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obligación es mayor, si cabe, cuando la obra lexicográfica en cuestión


vincula, como es el caso, la fraseología y la fraseografía, por el secular
retraso existente en el cultivo de estas disciplinas en relación con la
lengua española.
Presentado el objetivo general de este artículo, sólo resta puntuali-
zar que la estructuración que se le ha proporcionado reproduce los pa-
sos habituales en la confección de un diccionario. Así, el primer apar-
tado está dedicado a explicar la selección de las locuciones verbales
que registra el DICLOCVER; el segundo, a comentar su macroestruc-
tura, y el tercero, su microestructura, teniendo en cuenta que este últi-
mo está dividido en tantos subapartados como partes tiene una entrada
del DICLOCVER: lema, categoría, acepción, nivel, marcas, combinato-
ria sintagmática, definición, ejemplos, relaciones de sinonimia y anto-
nimia e indicaciones gramaticales y pragmáticas.

1. LA SELECCIÓN DE LAS LOCUCIONES VERBALES

El DICLOCVER reúne un solo tipo de unidad fraseológica: locucio-


nes propias del español hablado en esta orilla del Atlántico, más en
concreto, locuciones verbales, es decir, las que equivalen a un verbo o
a un sintagma verbal2. Además, constituye el primer volumen apareci-
do de un conjunto de volúmenes que posteriormente irán surgiendo y
que registrarán locuciones correspondientes al resto de clases: adver-
biales, adjetivas, sustantivas y pronominales, con excepción de las pre-
positivas y las conjuntivas. En principio, es un diccionario para la ense-
ñanza del español a estudiantes de E/LE, si bien haciendo caso omiso
de cierta información que, de manera específica, está dirigida a ellos y
a los profesores que les imparten docencia, también puede ser utilizado

2 Valga como definición de locución la proporcionada por J. Casares (1969: 170):


“combinación estable de dos o más términos, que funciona como elemento oracional
y cuyo sentido unitario consabido no se justifica, sin más, como una suma del signi-
ficado normal de los componentes”. A partir de ahí, cabe entender que las locucio-
nes verbales son aquellas que funcionan como lo haría un verbo en la oración o un
sintagma cuyo núcleo fuera un verbo: untar la mano o vender la burra.
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en el ámbito de la enseñanza del español como lengua materna y como


segunda lengua, así como por los usuarios habituales de diccionarios.
La selección de las 1942 locuciones verbales incluidas en el diccio-
nario se ha llevado a cabo de dos modos: mediante el vaciado de una
serie de diccionarios y a partir de la extracción de las locuciones verba-
les existentes en un conjunto de textos, correspondientes al registro es-
crito y oral del español, que más adelante se detallará. Los diccionarios
que han constituido la base para la elaboración de éste son el Diccio-
nario didáctico de español, intermedio (DDEI), de SM; el Diccionario
para la enseñanza de la lengua española (DIPELE), de Vox; el Diccio-
nario Salamanca de la lengua española (DSLE), y el Diccionario fra-
seológico del español moderno (DFEM), de F. Varela y H. Kubarth.
Tal como se observa, los tres primeros son diccionarios generales de
lengua, mientras que el último incluye locuciones, complejos fraseoló-
gicos con casillas vacías y expresiones, si bien sólo las primeras fueron
extraídas para el DICLOCVER. Por otra parte, conviene señalar que los
tres diccionarios generales y el fraseológico están orientados a usuarios
que aprenden español bien sea como lengua materna o como lengua
extranjera. La orientación didáctica de estas obras lexicográficas deter-
minó su elección para conformar el conjunto de locuciones verbales
que debían incluirse en el DICLOCVER. Además, el criterio de selec-
ción adoptado fue sometido a una restricción ulterior, pues todas las lo-
cuciones verbales obtenidas en el vaciado de esos diccionarios fueron
examinadas a la luz de los datos proporcionados por el Diccionario del
español actual (DEA) de M. Seco, O. Andrés y G. Ramos. La decisión
de escoger esta obra, como punto de referencia y de contraste para in-
cluir o no una determinada unidad en el DICLOCVER, ha estado deter-
minada por sus propias características: el DEA está redactado a partir
de una base documental constituida por más de 1600 libros e impresos
varios y por muchos miles de números de más de 300 publicaciones
periódicas, todos ellos comprendidos entre 1955 y 1993, con lo que se
garantiza la actualidad del léxico incluido (M. Seco, O. Andrés y G.
Ramos, 1999: XIII-XIV). La decisión de tomar el DEA como referen-
cia no se mostró en absoluto vana, sino todo lo contrario, pues muy
pronto se pudo comprobar que los diccionarios usados como base para
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la redacción del DICLOCVER incluían como locuciones verbales o


bien unidades que el DEA no registraba, a pesar de su base documen-
tal, o bien unidades que no podían considerarse locuciones verbales,
por ser unidades léxicas simples con régimen preposicional, colocacio-
nes en las que uno de los elementos constitutivos es un verbo o locu-
ciones pertenecientes a clases distintas a la de las verbales3. Todas las
unidades de uno u otro grupo han sido sistemáticamente excluidas del
DICLOCVER. Pero existe una excepción, se trata de unidades como
apañárselas, jurársela o montárselo; su peculiar constitución con un
elemento pronominal que carece de referente y su escritura en las for-
mas personales como si se tratara de una combinación de varias pala-
bras permiten asignar a estos elementos una posición periférica entre
las unidades léxicas simples y las combinaciones fijas; junto a ello,
esas mismas particularidades pueden inducir a pensar a un estudiante
de español como lengua extranjera que su tratamiento lexicográfico es
el propio de una unidad fraseológica y no el de una unidad simple.
Los textos escritos de los que se han tomado las locuciones verbales
existentes en ellos pertenecen a dos grupos distintos: por una parte,
trece obras de la colección “El Papagayo” de la Editorial Temas de
Hoy4 y, por otra, cinco libros sobre Manolito Gafotas de la escritora El-
vira Lindo5. El hecho de que el primer conjunto de textos, bien que li-

3 A título de ejemplo, vid. I. Penadés Martínez (2001), donde he demostrado que de


104 locuciones verbales, tomadas del DFEM, 86 pueden considerarse colocaciones a
partir de las informaciones suministradas por el DEA.
4 En concreto, las siguientes: Coll, José Luis (septiembre 1992): El eroticoll. Diccio-
nario erótico, Madrid, Ediciones Temas de Hoy, 5ª. ed. [octubre 1991]; García Casti-
llo, Julio (julio 1992): Cómo convertirse en un genio de los negocios, Madrid, Edi-
ciones Temas de Hoy, 6ª. ed. [noviembre 1989]; Gomaespuma (septiembre 1993):
Familia no hay más que una y el perro lo encontramos en la calle, Madrid, Edicio-
nes Temas de Hoy, 16ª. ed. [octubre 1990]; Goméz Rufo, Antonio (junio 1993): Có-
mo ligar con esa chica que tanto te gusta y a la que le gusta otro, Madrid, Ediciones
Temas de Hoy, 10ª. ed. [abril 1989]; Malo de Molina, Carlos A. y Pérez Henares, An-
tonio (septiembre 1992): Cómo ser infiel sin que te descubran, Madrid, Ediciones
Temas de Hoy, 8ª. ed. [junio 1990]; Marqués, Josep-Vicent (junio 1992): Curso ele-
mental de varones sensibles y machistas recuperables, Madrid, Ediciones Temas de
Hoy, 8ª. ed. [febrero 1991]; Pino, Marina (junio 1993): Como montártelo por el mo-
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terarios, es decir, aunque sean textos de creación, refleje el registro co-


loquial y de que el segundo corresponda a lo que se denomina literatu-
ra juvenil determinó que se seleccionaran para constituir el corpus de
locuciones del DICLOCVER.
Por su parte, los textos orales revisados para la extracción de locu-
ciones verbales son de distinta procedencia y tienen diferentes caracte-
rísticas. En primer lugar, se han examinado 18 conversaciones recogi-
das en grabaciones realizadas entre febrero y septiembre de 1991 en la
ciudad de Alcalá de Henares6. Cada grabación dura entre 45 minutos y
1 hora aproximadamente, lo que supone unas 15 horas de grabación,
que transcritas alcanzan un tamaño cercano a 750.000 bites y de algo
más de 175.000 palabras7. En segundo lugar, se han escuchado, con el
fin de obtener, asimismo, las locuciones verbales que hubiera en ellas,

rro. Manual del buscavidas, Madrid, Ediciones Temas de Hoy, 8ª. ed. [marzo 1990];
Rico-Godoy, Carmen (abril 1994): Cómo ser infeliz y disfrutarlo, Madrid, Ediciones
Temas de Hoy, 12ª. ed. [noviembre 1991]; Rico-Godoy, Carmen (enero 1995): Cómo
ser mujer y no morir en el intento, Madrid, Ediciones Temas de Hoy, 52ª. ed. [mayo
1990]; Salcedo, componente de Martes y Trece (noviembre 1992): Sufro “bucho”,
Madrid, Ediciones Temas de Hoy, 10ª. ed. [diciembre 1991]; Tola, Fernando G. (ene-
ro 1992): Cómo hacer absolutamente infeliz a un hombre, Madrid, Ediciones Temas
de Hoy, 21ª. ed. [noviembre 1988]; Valls, María Antonia (junio 1992): Para qué sir-
ve un marido, Madrid, Ediciones Temas de Hoy, 5ª. ed. [marzo 1992], y Zarraluqui,
Luis (enero 1993): Batallas conyugales. Adulterios, traiciones, divorcios y demás
contiendas matrimoniales, Madrid, Ediciones Temas de Hoy, 7ª. ed. [mayo 1988].
5 Concretamente, Lindo, Elvira (1995): Pobre Manolito, Barcelona, Círculo de Lecto-
res; Lindo, Elvira (1996): ¡Cómo molo! (Otra de Manolito Gafotas), Madrid, Santi-
llana; Lindo, Elvira (junio 1997): Los trapos sucios. Manolito Gafotas, Madrid, San-
tillana, 2ª. ed. [1997]; Lindo, Elvira (octubre 2000): Manolito “on the road”, Ma-
drid, Santillana, 10ª. ed. [1998], y Lindo, Elvira (mayo 2000): Manolito Gafotas. Yo
y el Imbécil, Madrid, Santillana, 5ª. ed. [1999].
6 El corpus constituyó la base para una investigación sobre alternancia de turnos en
lengua española realizada por A. Mª. Cestero Mancera. Los resultados, así como la
descripción completa de las características del corpus, pueden consultarse en A. Mª.
Cestero Mancera (2000). Por otra parte, el corpus fue cedido a la Real Academia Es-
pañola para que formara parte de los materiales de lengua hablada del Corpus de Re-
ferencia del Español Actual (CREA).
7 Las características de estas conversaciones, en tanto que reflejo del registro colo-
quial, están explicadas en I. Penadés Martínez (en prensa a).
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15 conversaciones espontáneas y 9 entrevistas, que ocupan en total


unas 18 horas de grabación aproximadamente. Las grabaciones de
unas y otras se llevaron a cabo entre marzo y octubre de 1992. Las
conversaciones se produjeron entre hablantes de una red social de Al-
calá de Henares constituida por 24 informantes de distintas edades y
de los dos sexos. Las entrevistas las llevó a cabo un explorador exter-
no, y estaban dirigidas a los miembros de la red; se trata de entrevistas
poco estructuradas en las que la conversación se dirigió para obtener
determinada información8. En tercer lugar, se han analizado, con la fi-
nalidad anterior, 32 entrevistas semidirigidas realizadas entre enero y
julio de 1994 en cuatro localidades del nordeste de la Comunidad de
Madrid9. El total de horas grabadas es de 16. En cuarto lugar, del cor-
pus de conversaciones coloquiales recogido en Briz (1995) se han va-
ciado, asimismo, las locuciones verbales existentes. Este corpus está
compuesto por nueve conversaciones que ocupan en total 3 horas y
media de grabación10. Por último, se han extraído las locuciones verba-
les de 16 entrevistas que se recogieron entre mayo y septiembre de
1998, como resultado de la interacción entre un investigador que parti-
cipó como interlocutor y un informante que varió de una conversación
a otra y sobre el que se efectuó el control de las variables sexo y edad11.
Todas las conversaciones tienen no menos de 45 minutos de duración

8 Sobre las conversaciones y las entrevistas se llevó a cabo un análisis fonético y mor-
fosintáctico con el objetivo de conocer el habla actual de los habitantes autóctonos de
Alcalá de Henares. Las características completas de este corpus y los resultados del
estudio pueden consultarse en A. Blanco Canales (1997).
9 En concreto, las entrevistas se hicieron a informantes de distintas edades y sexos de
las poblaciones de Algete, Paracuellos de Jarama, Talamanca de Jarama y Torrelagu-
na, y se utilizaron como corpus para la descripción dialectal del nordeste de la Co-
munidad de Madrid. Los resultados de la investigación pueden consultarse en A. M.
Ruiz Martínez (1999) y A. M. Ruiz Martínez (en prensa).
10 Las características de este corpus están explicadas en A. Briz (1995: 11-48).
11 El corpus forma parte de los materiales recogidos para el análisis de la lengua habla-
da en Alcalá de Henares, dentro del Proyecto para el Estudio del Español de España
y de América (PRESEEA). Para una presentación del PRESEEA en esta ciudad véase
F. Moreno Fernández, A. Mª. Cestero Mancera, I. Molina Martos y F. Paredes García
(2000) y F. Moreno Fernández, A. Mª. Cestero Mancera, I. Molina Martos y F. Pare-
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–lo que supone unas 12 horas y unas 147.000 palabras–, son semidiri-
gidas y se grabaron con el magnetófono a la vista12.
Así pues, el vaciado de todos estos materiales: cuatro dicciona-
rios, dieciocho textos escritos de creación y aproximadamente 65 ho-
ras de grabación de textos orales, y el análisis de las unidades obte-
nidas a partir del DEA proporcionaron las 1942 locuciones verbales
que el DICLOCVER ofrece como apropiadas para la enseñanza del
español.

2. LA MACROESTRUCTURA DEL DICCIONARIO

El DICLOCVER está formado por dos partes claramente diferen-


ciadas: el cuerpo del diccionario propiamente dicho y los apéndices.
En cuanto al diccionario, incluye las locuciones verbales ordenadas
alfabéticamente por la primera palabra que constituye cada locución;
cuando la primera palabra de dos locuciones es la misma, la segunda
palabra determina entonces la ordenación alfabética y, así, sucesiva-
mente. Se ha considerado que para un estudiante de E/LE, y aun para
un estudiante que tiene esta lengua como materna o como segunda,
es más adecuada la ordenación alfabética que la habitual en los dic-
cionarios generales de lengua y en muchos diccionarios de unidades
fraseológicas, que siguen el criterio de incluir una determinada uni-
dad fraseológica bajo la palabra que se considera clave en el fraseo-
logismo, apoyándose en un orden jerárquico que puede variar de un
diccionario a otro, pero que, en general, se atiene a la idea de que el
primer sustantivo de una locución, por ejemplo, es la palabra clave
en cuya entrada hay que localizar la locución en cuestión; en caso de
que no exista un sustantivo, la palabra clave puede ser un adjetivo, y,
si la locución no tiene elementos pertenecientes a esta clase de pala-
bras, la clave para buscarla puede ser el verbo o el adverbio o el pro-

des García (2002). Esta última publicación recoge también la transcripción de las en-
trevistas correspondientes a los hablantes de instrucción superior.
12 El carácter coloquial de las entrevistas está explicado, asimismo, en I. Penadés Mar-
tínez (en prensa a).
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nombre que la constituya13. Para un estudiante extranjero de español,


que puede desconocer hasta lo que es sustantivo en su propia lengua,
carece de sentido una ordenación que le obligue a llevar a cabo una
reflexión metalingüística para la que puede no estar capacitado, con
el fin de localizar en un diccionario una unidad fraseológica cuyo
significado asimismo ignora. Algo semejante puede ocurrir en el
caso de los estudiantes de español como lengua materna, si todavía
no han superado la fase de aprendizaje de la clasif icación de las
palabras.
Los nueve apéndices que constituyen la segunda parte en la ma-
croestructura del DICLOCVER se han confeccionado pensando en
los profesores que se dedican, precisamente, a impartir docencia so-
bre esta lengua a extranjeros. Con la información ofrecida en ellos y
con la disposición que presentan, los profesores podrán encontrar fá-
cilmente locuciones con unas determinadas características con la fi-
nalidad de preparar material didáctico para trabajar las locuciones
verbales en el aula. Los apéndices se han dispuesto en relación con
los distintos apartados que conforman una entrada del diccionario.
Así, en primer lugar aparecen los que recogen las locuciones del ni-
vel intermedio (i), las locuciones del nivel avanzado (a) y las locu-
ciones del nivel superior (s), ordenadas alfabéticamente. Se ha consi-
derado que las locuciones marcadas con (i) son las que deben
trabajarse en un nivel intermedio de enseñanza de E/LE. Todas ellas
corresponden a locuciones que, estando registradas en el DDEI, en el
DIPELE y en los textos escritos de la base documental, se encuen-
tran, asimismo, en los textos orales escuchados para redactar el
DICLOCVER. El criterio seguido para adjudicar ese nivel a las locu-
ciones que lo presentan ha sido, pues, su uso en conversaciones rea-
les entre hablantes de español14. El nivel (a) caracteriza las locuciones

13 Por regla general, aunque siempre se pueden encontrar excepciones, estos criterios
son explicados en las partes introductorias de los diccionarios.
14 Cuestión distinta es la frecuencia de uso de estas locuciones en las conversaciones y
entrevistas examinadas, aspecto que por ahora no se ha tenido en cuenta. El análisis
de esta cuestión es extremadamente complejo por la necesidad de poner en relación
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verbales que podrían corresponder a una enseñanza avanzada y se ha


asignado a las locuciones registradas en el DDEI y en el DIPELE, en
los textos escritos utilizados (con la excepción de las locuciones que,
además de encontrarse en todas estas obras, también aparecen en los
textos orales, pues, en ese caso, su nivel es el (i), tal como se acaba
de explicar), en el DSLE y el DFEM, pero en estos dos últimos casos
siempre que, a su vez, estuvieran presentes, asimismo, en los textos
orales examinados. El hecho de que el DDEI y el DIPELE estén diri-
gidos a escolares comprendidos entre los doce y los dieciséis años
que aprenden español como primera lengua –aunque el segundo tam-
bién a las personas que aprenden esta lengua como extranjera– y de
que recojan un menor número de entradas que el DSLE y que el
DFEM ha determinado que se decidiera asignar las locuciones verba-
les existentes en ellos a un nivel avanzado de enseñanza de español.
Por otra parte, también ha parecido conveniente marcar con ese mis-
mo nivel las locuciones extraídas de los dos tipos de textos escritos
vaciados, en el caso de los textos de la colección “El Papagayo” por-
que reflejan en gran medida el registro coloquial del español y, en el
caso de las obras de literatura juvenil, porque van dirigidas a un pú-
blico semejante a los usuarios de los dos diccionarios anteriores. Por
último, hay que entender que las locuciones marcadas con (s) deben
trabajarse en un nivel superior de enseñanza de E/LE. Las que pre-
sentan esta marca son locuciones verbales que registran única y ex-
clusivamente el DSLE y el DFEM. Tanto uno como otro cuentan con
un mayor número de entradas que los otros dos diccionarios, de ahí
que las locuciones que sólo han aparecido registradas en ellos podrí-
an constituir el conjunto idóneo para la enseñanza del nivel superior.
Habrá podido observarse que en la propuesta de enseñanza de las lo-
cuciones verbales, presentada aquí de manera implícita, se entiende
que ésta debe iniciarse en el nivel intermedio y no en el elemental,
pues parece más conveniente dedicar éste al aprendizaje de otros

el uso de una locución con el uso del verbo simple o del sintagma verbal libre al que
equivale, con el uso de cualquier verbo simple y, asimismo, con el uso de otras locu-
ciones verbales. Algunos datos en relación con esta problemática pueden encontrarse
en I. Penadés Martínez (en prensa a).
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contenidos lingüísticos, dada la mayor complejidad de estas unidades


fraseológicas15.
Pese a las justificaciones ofrecidas para determinar el nivel de cada
locución verbal del DICLOCVER, podría creerse que las decisiones
adoptadas son de todo punto arbitrarias. Y tal vez así pudiera ser. Pero
no hay que olvidar que la enseñanza de las unidades fraseológicas en
E/LE cuenta todavía con muchas lagunas; una de ellas es, precisamen-
te, el desconocimiento de qué locuciones, por ejemplo, hay que ense-
ñar en función del nivel en el que se encuentra el alumno. De algún
modo hay que iniciar el camino que conduzca a la obtención de ese ti-
po de datos, y, en este sentido, el DICLOCVER ofrece una primera
propuesta, sujeta, claro está, a las modificaciones que se demuestren
oportunas y convenientes.
Después de los apéndices que distribuyen las locuciones verbales en
niveles, figuran los que recogen, siguiendo también el orden alfabéti-
co, las “Locuciones con la marca infor.”, las “Locuciones con la marca
vulg.” y las “Locuciones sin marca de registro”. Las marcas infor. y
vulg. se han asignado a partir de las indicaciones de los diccionarios
que se han consultado para la confección de éste16. Se considera que las
locuciones que cuentan con la abreviatura infor. se usan en situaciones
informales, familiares o de confianza. Por su parte, la abreviatura vulg.
informa acerca de que el uso de las locuciones verbales que la presen-
tan es disfemístico, por lo que no resulta adecuado utilizarlas en públi-
co ni en situaciones en las que exista poca confianza entre los interlo-
cutores. Otras muchas locuciones, recogidas también en el apéndice
correspondiente, carecen de marca. En este caso, hay que entender que
la mayoría de ellas corresponde a un uso normal o estándar y sólo unas

15 La idea es compartida por otros autores; vid., en este sentido, M.M. Forment Fernán-
dez (1998: 339). Por otra parte, para un mayor desarrollo de estas cuestiones vid. I.
Penadés Martínez (1999).
16 En concreto, además del DDEI, el DIPELE, el DSLE, el DFEM y el DEA, los de la
Real Academia Española (1992) y (2001) –esta última edición no desde que se inició
la confección del DICLOCVER, pues no se había publicado todavía, sino desde su
aparición– y el de María Moliner (1966-1967).
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pocas, a un registro formal, que no se ha marcado de momento, dada la


situación en que se encuentran los estudios sobre variación diafásica en
fraseología y la consiguiente dificultad a la hora de ofrecer este tipo de
información.
Las definiciones de las locuciones permiten agrupar muchas de
ellas por lo que he denominado campos conceptuales, es decir, se pue-
den reunir dentro de un mismo campo conceptual las que expresan una
determinada idea o concepto 17; por esta razón, se ha elaborado un
apéndice de “Locuciones registradas por campos conceptuales”18. La
confección de estos 28 campos, que incluyen 1299 locuciones (lo que
representa el 66,8% del total de locuciones del diccionario) me ha su-
puesto enfrentarme a muchos problemas, de cuya resolución no estoy
plenamente satisfecha. Estoy convencida, además, de que esas mismas
dudas asaltarán a todo aquel que lo maneje y de que las disensiones
con mi propuesta no serán pocas. Considero, no obstante, que, tal y co-

17 Puede que el término campo conceptual recuerde el uso que de él hizo el lingüista O.
Ducháek; sin embargo, en la práctica no se ha procedido como este autor, que ex-
cluyó de su estudio del campo conceptual de la belleza en francés moderno la mitad
del campo: las palabras relativas a la fealdad, como muy bien señaló E. Coseriu
(1964: 155). Así pues, los campos conceptuales del DICLOCVER incluyen locucio-
nes que, expresando un determinado concepto: movimiento, sexo, hablar, etc., pue-
den presentar entre sí o no relaciones de sinonimia, de antonimia y de cohiponimia.
18 Los campos son los siguientes: 1) ‘acciones, estados y procesos propios de una per-
sona como ser vivo’; 2) ‘acciones realizadas diciendo determinadas palabras a una
persona’; 3) ‘acciones referidas al movimiento’; 4) ‘acciones y procesos referidos al
sexo’; 5) ‘actividad intelectual’; 6) ‘actividad profesional’; 7) ‘actuar una persona’;
8) ‘atribución de cualidades a una cosa’; 9) ‘atribución de cualidades a una persona’;
10) ‘causar daño a una cosa o sufrirlo’; 11) ‘causar daño físico a una persona o su-
frirlo’; 12) ‘causar un estado de ánimo o un sentimiento en una persona’; 13) ‘com-
portarse una persona de una determinada manera’; 14) ‘conocimiento’; 15) ‘conse-
cución u obtención de una cosa’; 16) ‘creencias u opiniones’; 17) ‘dar a conocer, ma-
nifestar o mostrar’; 18) ‘decir y hablar’; 19) ‘encontrarse una persona o una cosa en
una situación’; 20) ‘estar una persona de una determinada manera’; 21) ‘existencia
de una cosa’; 22) ‘experimentar un estado de ánimo o un sentimiento’; 23) ‘fingi-
miento’; 24) ‘ocurrir o suceder una cosa’; 25) ‘percepción física e intelectual’; 26)
‘posesión no material’; 27) ‘realización de una cosa’, y 28) ‘rechazar o despreciar a
una persona o una cosa’.
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mo se presenta, el apéndice ofrece muchas posibilidades para trabajar


las locuciones verbales en el aula, no de manera aislada o sin estable-
cer entre ellas más que relaciones puramente fortuitas o anecdóticas,
sino vinculándolas por su significado, por su combinatoria sintagmáti-
ca y por su significante.
La misma utilidad tiene el apéndice de “Locuciones sinónimas y an-
tónimas”, donde se registran todas las series de locuciones sinónimas y
de locuciones sinónimas y antónimas a que se hace referencia en el
cuerpo del diccionario, pues mediante su consulta se pueden obtener
conjuntos de unidades fraseológicas entre las que existen las relaciones
semánticas de sinonimia y antonimia. Estas relaciones de significado
se han establecido como resultado del examen de las definiciones de
las locuciones proporcionadas por todos los diccionarios consultados
para la redacción del DICLOCVER y se reflejan, asimismo, en las pro-
pias definiciones del DICLOCVER. El apéndice ofrece material ade-
cuado para la elaboración de ejercicios sobre locuciones verbales basa-
dos en su identidad u oposición de significado19.
Que los profesores de E/LE tuvieran recogidas de manera conjun-
ta las series de locuciones sinónimas y antónimas que se han obteni-
do como resultado de la confección del diccionario no fue la única
razón para preparar este apéndice. También pesó el hecho de que se-
ñalar dentro de una entrada todas sus locuciones sinónimas hubiera
complicado en exceso su presentación formal, además de que la ex-
tensión del diccionario se hubiera acrecentado sobremanera, pues
una misma serie de sinónimos, por ejemplo, se hubiera encontrado

19 No son estas dos las únicas relaciones semánticas que pueden establecerse entre es-
tas unidades fraseológicas. Vid., en este sentido, I. Penadés Martínez (2000), y, aun-
que no se ofrece en el DICLOCVER un apéndice de locuciones hipónimas, a partir
de las definiciones proporcionadas en él puede deducirse la relación de hiponimia-
hiperonimia existente entre muchas locuciones del DICLOCVER y un lexema simple
de la lengua. Piénsese, por ejemplo, que locuciones del campo conceptual relativo a
‘decir y hablar’ son hipónimas de las unidades léxicas simples del español hablar o
decir: alzar la voz, coger por banda2, dar a entender, dar cuerda, decir lo que (se) le
viene a la boca, decir para su capote, hablar como un libro (abierto), hablar por bo-
ca, hablar por boca de ganso, hablar por hablar, etc.
01. LEXICOGRAFIA IX 7/4/08 11:37 Página 109

La elaboración del Diccionario de locuciones verbales... 109

repetida en todas y cada una de las entradas relativas a las locucio-


nes que la constituyen.
Por todo ello, si una locución tiene solamente otra como sinónima o
como antónima se remite a ella en la propia entrada, tal como en el si-
guiente apartado del artículo se explicará. Pero cuando una locución
tiene más de una sinónima, es decir, forma parte de una serie sinoními-
ca en la que, además, las distintas locuciones sinónimas pueden tener
una o varias antónimas, en la entrada correspondiente a la primera lo-
cución de la serie, según el orden alfabético, aparece su lema precedi-
do de un asterisco (*) en negrita:
caer bien v. (i) [alguien, a alguien] Resultar simpático {a una perso-
na}: Es una mujer muy agradable y a mí me cae bien. *caer bien.
La indicación se repite en todas las entradas que constituyen la serie:
caer g or do v. (a) infor. [alguien, a alguien] Resultar antipático {a
una persona}: No le digas que venga con nosotros, a mí me cae gor-
do. *caer bien
caer mal v. (i) infor. [alguien, a alguien] Resultar antipático {a una
persona}: No me explico cómo puedes ser su novia, a todo el mundo
le cae mal; Han declarado que lo apuñalaron a la puerta de la dis-
coteca porque les cayó mal. *caer bien
no ser santo de la/su devoción v. (s) infor. [alguien, de alguien] Re-
sultar antipático a una persona: El primer ministro no es santo de la
devoción ni de los miembros de la derecha ni de los de la izquierda
de su propio partido. *caer bien,
con el fin de remitir al lector al apéndice de “Locuciones sinónimas y
antónimas”, donde encontrará todas las series, ordenadas alfabética-
mente por su primera locución. A su vez, en el apéndice, dentro de ca-
da serie se han dispuesto, bajo la locución que funciona como cabeza
de la serie, todas las sinónimas ordenadas, asimismo, alfabéticamente:
arrear candela
atizar candela
dar caña
medir las costillas
medir las espaldas
01. LEXICOGRAFIA IX 7/4/08 11:37 Página 110

110 Inmaculada Penadés Martínez

meter caña1
poner la mano encima
sacudir el polvo
zumbar la pandereta
zurrar la badana.
En el caso de existir también antónimas, éstas se diferencian de las
sinónimas por una línea de separación:
caer bien
caer gordo
caer mal
no ser santo de la/su devoción.
Por último, y dado que, habitualmente, las locuciones se incluyen en
los diccionarios bajo la entrada correspondiente al primer sustantivo que
forma una locución, se ha confeccionado un apéndice de “Locuciones re-
gistradas bajo los sustantivos que las constituyen”. Puede que, tomado en
su conjunto, resulte menos práctico que los otros, pero, al menos, sirve
para mostrar la gran rentabilidad de los sustantivos que designan diferen-
tes partes del cuerpo humano para formar muchas locuciones, las llama-
das somatismos, y también para vincular, en muchos casos, el significado
de una locución verbal con el significado de los elementos que la forman,
pues no en balde existe lo que se denomina motivación fraseológica.

3. LA MICROESTRUCTURA DEL DICCIONARIO

Cada entrada del DICLOCVER proporciona informaciones, sobre


una serie de aspectos de las locuciones verbales, que se han organizado
en los apartados habituales de un artículo de diccionario, tal como a
continuación se mostrará.

3.1. EL LEMA
El lema de la locución verbal de la que se ocupa un artículo está
señalado en negrita. A veces, parte del lema de una locución aparece
entre paréntesis: haber oído campanas (y no saber dónde). Se indi-
ca con ello que la locución puede usarse bajo la forma que incluye la
01. LEXICOGRAFIA IX 7/4/08 11:37 Página 111

La elaboración del Diccionario de locuciones verbales... 111

parte situada entre paréntesis (h haber oído campanas y no saber


dónde ) o bajo la forma que no la contiene (h haber oído campanas ).
Para la ordenación alfabética de la locución, se considera su forma
completa: haber oído campanas y no saber dónde. En otras ocasio-
nes, el lema de una locución verbal contiene una barra (/) que separa
dos o más palabras o dos partes de la locución: echar su/un cuar to a
espadas o no lleg ar (ni) a la suela de los zapatos / del zapato . La
barra se utiliza para indicar que la locución tiene dos formas: una
constituida con el elemento situado a la izquierda de la barra (eec har
su cuar to a espadas y no lleg ar (ni) a la suela de los zapatos ) y la
otra, con el elemento situado a la derecha de la barra (eec h a r u n
cuar to a espadas y no llegar (ni) a la suela del zapato). La ordena-
ción alfabética de las locuciones que contienen una barra se ha lleva-
do a cabo contando sólo con el elemento situado a su izquierda; por
eso, ec har su/un cuar to a espadas se ordena como si la forma fuera
únicamente echar su cuar to a espadas.
Otras variaciones léxicas de una misma locución verbal han reci-
bido un tratamiento condicionado por los usuarios a los que de ma-
nera primordial va dirigido el diccionario: los estudiantes de E/LE.
De ahí que si una locución presenta dos o más posibilidades léxicas
alternas para la formación de su lema, éstas no se han señalado en
una misma entrada mediante el uso de la barra, sino que aparecen
como entradas distintas ordenadas alfabéticamente en el lugar que
les corresponde, entradas entre las que se han establecido remisiones
de sinonimia, como ocurre con andar el diablo suelto y estar el dia-
blo suelto, por ejemplo.
Por su parte, las variaciones morfológicas que no constituyen for-
mas alternas del lema, sino que representan la opción de incluir o no
en el lema determinada unidad morfológica20, no se recogen en esta
parte de la entrada, sino en la de indicaciones gramaticales y pragmáti-
cas. Es decir, la posibilidad de formar la locución prometérselas felices

20 Son casos distintos al de llamar a la/su puerta, señalado con el uso de la barra, tal
como se acaba de explicar.
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112 Inmaculada Penadés Martínez

bajo el lema prometérselas muy felices no se ha indicado presentando


el lema con la forma pr ometérselas (muy) f elices , como ocurre en
otros diccionarios, sino mediante la observación oportuna en el aparta-
do dedicado a informaciones gramaticales. La razón estriba en el he-
cho de que, en algún caso, las unidades morfológicas que de forma op-
tativa pueden intercalarse entre los elementos constitutivos de una
locución son más de una, y presentarlas todas ellas en el lema de la
unidad fraseológica hubiera supuesto una complicación innecesaria,
pues hubiera quedado el lema de un modo semejante al siguiente: dar
(demasiada / mucha / poca) guerra. De ahí que se hayan tratado sis-
temáticamente estas posibilidades de variación morfológica en otra
parte del artículo.

3.2. LA CATEGORÍA
La asignación de la categoría gramatical a una locución es un te-
ma complejo que merece un estudio apar te 21 . Con todo, en el
DICLOCVER se han marcado las locuciones con la abreviatura v.
(locución verbal), que señala su pertenencia a la clase de las verba-
les. Por estar este volumen dedicado a esta clase, todas tienen la
misma marca categorial. No obstante, en algunos casos, la abrevia-
tura utilizada ha sido v.-prnl. (locución verbal pronominal); se indi-
ca con ella que la locución en cuestión puede usarse o no, de manera
opcional, con las formas pronominales me , te , se , nos , os , se . Así,

21 Sólo a título de ejemplo, piénsese que estar al borde es, según el DDEI, una locución
verbal, pero el DEA la registra como locución preposicional bajo el lema al bor de
de; ir de boca en boca sería, asimismo, una locución verbal, según el DIPELE, para
el DEA, en cambio, es una locución adverbial: de boca en boca; (como) cosa de de-
bería considerarse por su paráfrasis definitoria en el DSLE una locución adverbial,
en el DEA se clasifica como preposicional bajo el lema cosa de, y, por último, llover
cuatro gotas debería ser clasificada como locución verbal, según el lema y la pará-
frasis definitoria proporcionados por el DFEM, si atendemos, en cambio, al DEA,
esa locución tiene el lema cuatr o ( o dos) g otas y debe clasificarse como nominal.
Para la confección del DICLOCVER se ha seguido el criterio del DEA, aunque sería
necesaria la realización de un estudio sobre la clasificación de las locuciones para
analizar su funcionamiento a partir de ejemplos registrados en un corpus de datos.
01. LEXICOGRAFIA IX 7/4/08 11:37 Página 113

La elaboración del Diccionario de locuciones verbales... 113

por ejemplo, con la locución saltar a la torera es posible construir


expresiones con la forma pronominal o sin ella: Si te saltas a la to-
rera la prohibición de adelantar, algún día tendrás un accidente o
Han saltado a la torera los acuerdos firmados.
Junto a este tipo de locución verbal, que opcionalmente admite la
aparición o no de la forma pronominal, sin que ello suponga un cam-
bio de significado, existen otras locuciones en las que la aparición del
se conlleva para la locución una combinatoria sintagmática distinta y
una variación, no en el significado léxico, sino en el diatético. Convie-
ne tener en cuenta que, en estos casos, la locución se ha ordenado en la
macroestructura del diccionario considerando que la presencia del se
es obligatoria para su combinatoria sintagmática y para su significado,
que el lema siempre se construye con el se y que no hace falta marcar
la locución como v.-prnl., porque el propio lema ya lo indica. Corres-
ponden a estas características locuciones como alterarse los nervios
(‘ponerse muy nervioso’), diatésis distinta a la de la locución alterar
los nervios (‘poner a una persona muy nerviosa’), o revolverse el estó-
mago (‘sentir repugnancia’), diatésis diferente a la de revolver el estó-
mago (‘causar repugnancia a una persona’).
3.3. LA ACEPCIÓN
Hay casos en que una entrada del DICLOCVER corresponde a
una locución que tiene una sola acepción y casos en que una entra-
da incluye todas las acepciones de locuciones con lema idéntico. Si
se da esto último, el lema y la categoría de las locuciones homóni-
mas no se repiten, pero cada acepción va encabezada por un núme-
ro arábigo (11, 2, 3) en negrita, seguido del nivel de enseñanza de la
locución y de la marca de registro –cuando la acepción la tiene–,
pues es posible que estas informaciones no coincidan para todas las
acepciones:
cor tarse la coleta v . 1 (a) [alguien] Abandonar una afición o una
profesión: Tengo vocación de actor desde niño y pienso seguir así,
aunque yo me quería cortar la coleta a los treinta años.. 2 (s) [al-
guien] Retirarse de la práctica del toreo profesional: El torero se ve
ya mayor y dice que, cuando acabe la temporada, se corta la coleta.
01. LEXICOGRAFIA IX 7/4/08 11:37 Página 114

114 Inmaculada Penadés Martínez

Un aspecto que suele tenerse en cuenta a la hora de confeccionar un


diccionario es el relativo a la ordenación de las acepciones en una en-
trada, ordenación que se lleva a cabo en unas ocasiones en función de
criterios etimológicos y, en otras, de acuerdo con el criterio de acep-
ción común o usual / acepción restringida. En el caso del
DICLOCVER, no se ha procedido a un examen de las acepciones para
ordenarlas, posteriormente, de acuerdo con uno u otro criterio, y ello
porque, para hacer esa ordenación, hubiera sido necesario disponer
tanto de estudios etimológicos sobre todas y cada una de las locuciones
incluidas, como de análisis sobre su frecuencia de uso. Dado que care-
cemos de tales datos, la ordenación de las acepciones en este dicciona-
rio no sigue, explícitamente, ninguno de esos criterios y corresponde a
la que ofrecen los diccionarios tomados como base para su redacción,
haciendo caso omiso de posibles diferencias existentes entre ellos.
Al referirme, en el punto anterior, a las locuciones verbales que se
construyen obligatoriamente con se, he indicado que su situación en la
macroestructura del diccionario está determinada por la ordenación al-
fabética que origina la presencia obligatoria del se. Existía también la
posibilidad de ordenar locuciones como guardarse las espaldas dentro
de la entrada guardar las espaldas como una acepción o subacepción
de la misma. Se ha preferido, sin embargo, respetar el orden alfabético
por dos razones fundamentalmente: en primer lugar, porque no siem-
pre el significado de la locución con se es una diátesis distinta al signi-
ficado de la locución sin se22 y, en segundo lugar, porque no se debe
obligar a un estudiante de E/LE a relacionar hacerse añicos con hacer
añicos , para encontrar en el diccionario la primera de estas
locuciones23, pues es muy posible que desconozca ambas y todavía más
la relación diatética existente entre ellas.

22 Así, dejar caer, con el significado de ‘decir una cosa como sin querer, pero con inten-
ción’, no es una diátesis diferente a dejarse caer, que tiene un significado léxico com-
pletamente distinto al de la locución anterior: ‘presentarse en un lugar ocasionalmente’.
23 De hecho, ambas en el DICLOCVER están separadas por 112 entradas.
01. LEXICOGRAFIA IX 7/4/08 11:37 Página 115

La elaboración del Diccionario de locuciones verbales... 115

3.4. EL NIVEL
Como se ha señalado más arriba, el DICLOCVER asigna a cada lo-
cución o a cada acepción el nivel que en la enseñanza-aprendizaje de
E/LE podría corresponderle, teniendo en cuenta que (i) se ha adjudica-
do al nivel intermedio, (a) al avanzado y (s) al superior. Las locucio-
nes marcadas con (i) son en total 186; las del nivel avanzado, 1106, y
las destinadas al nivel superior, 650. El interés de esta información
proporcionada por el DICLOCVER aumenta si se conjuga con otras
informaciones ofrecidas. Así, por ejemplo, las locuciones sinónimas
pueden diferenciarse en función del nivel de enseñanza en que pueden
introducirse: meter la pata (i), meter la gamba (a) y meter la pezuña
(s). Ello supone, en primer lugar, un menor esfuerzo memorístico por
parte del alumno a la hora de retener unas unidades cuyo significado
no se corresponde con el significado de los elementos que las consti-
tuyen, pues en el nivel intermedio sólo debe aprender unas pocas, y,
en segundo lugar, un apoyo mnemotécnico para el aprendizaje de otras
locuciones, sinónimas de alguna o algunas que ya conoce, en niveles
más elevados de enseñanza.

3.5. LAS MARCAS


Ya queda dicho que el DICLOCVER ofrece información sobre la
variación diafásica de las locuciones verbales o de las distintas acep-
ciones de una locución homónima. Esta información se presenta me-
diante las abreviaturas infor. (informal) y vulg. (vulgar) o a través de la
no marcación de una locución verbal y no es fruto de un análisis de to-
das y cada una de las locuciones incluidas en el DICLOCVER, sino
que, simplemente, reproduce los datos que sobre este aspecto propor-
cionan los siete diccionarios que en todo momento se han tenido pre-
sentes para la redacción de éste. El problema que se ha suscitado con
esta manera de proceder ha sido la falta de coincidencia en la asigna-
ción de las marcas o en la no marcación por parte de los diccionarios
que se han tomado como referencia, pues si en muchos casos la coinci-
dencia entre todos ellos es total, en otros muchos es patente la dispari-
dad de tratamiento otorgado a las locuciones en esta cuestión. Así, por
01. LEXICOGRAFIA IX 7/4/08 11:37 Página 116

116 Inmaculada Penadés Martínez

ejemplo, la locución matar una mosca no tiene ninguna marca en el


DEA, mientras que en el DFEM aparece marcada como inf. (informal)
bajo el lema no haber u. p. matado/no ser u. p. capaz de matar una
mosca24; por su parte, la locución exhalar el/su espíritu tiene asignado
un uso elevado en el DSLE y literario en el DEA, pero carece de marca
de registro en el DRAE. La falta de estudios sobre la variación diafási-
ca en las unidades fraseológicas del español puede ser, entre otras ra-
zones, la causa de las disparidades en la utilización de las marcas entre
unos y otros diccionarios. Y de ahí que, cuando los diccionarios exa-
minados no presentaban las mismas marcas, se tomara para el
DICLOCVER como criterio discriminador el DEA y, fundamentalmen-
te, el DRAE.
La marca diafásica de las locuciones, puesta en relación con otros
datos del DICLOCVER, por ejemplo la relación semántica de sinoni-
mia, permite preparar ejercicios para trabajar aspectos de las locucio-
nes relativos a sus condiciones de uso. Así, en la serie sinonímica ha-
cer caso omiso, pasarse por el arco de triunfo, pasarse por el forro (de
los cojones), ponerse por montera y saltar a la torera, se encuentran
locuciones informales (pasarse por el arco de triunfo y saltar a la to-
rera), vulgares (pasarse por el forro (de los cojones)) y no marcadas
(hacer caso omiso y ponerse por montera), lo que le facilita al profesor
la ilustración del material didáctico destinado a trabajar los aspectos
pragmáticos de las unidades fraseológicas.

3.6. LA COMBINATORIA SINTAGMÁTICA


El tratamiento lexicográfico de los elementos del contorno de
una unidad fraseológica es dispar en los distintos diccionarios, dado
que en unos casos aquéllos se representan a través de unidades co-

24 Este último diccionario indica sistemáticamente el ámbito de aplicación de todas las


unidades fraseológicas que contiene con las abreviaturas f. (formal), inf. (informl) o
rest. (restringido), para lo que parece seguir el criterio del DRAE, sólo que, cuando
este diccionario marca una unidad fraseológica como fam. (familiar), el DFEM susti-
tuye este término por el de inf., mientras que para los casos en que el DRAE no esta-
blece ninguna marca, el DFEM usa f.
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La elaboración del Diccionario de locuciones verbales... 117

mo alguien y algo escritas con el mismo tipo de letra que la unidad


fraseológica en cuestión; en otras ocasiones se utilizan abreviaturas
del tipo u. p. (una persona) y u. c. (una cosa), también con el mis-
mo tipo de letra que la unidad fraseológica registrada; otras veces
el lema contiene tales elementos, pero en un tipo de letra distinto al
de los componentes de la unidad fraseológica para distinguirlos de
éstos, e incluso se utilizan los paréntesis para diferenciar los ele-
mentos del contorno de los propios de la unidad fraseológica. A
primera vista, pudiera parecer que la aparición de los elementos del
contorno como parte integrante del lema de una locución puede ser
útil para informar así al usuario del diccionario de sus posibilidades
de combinación sintagmática. Sin embargo, tal benef icio queda
mermado si se tiene en cuenta que: 1º el usuario de diccionario, y
sobre todo cuando es un extranjero, puede pensar que los elementos
del contorno son constitutivos de la locución25; 2º la aparición del
contorno en el lema de la unidad fraseológica puede distorsionar la
presentación de este último por obligar a una concordancia que im-
pide la reproducción de la locución en su forma canónica 26; 3º los
elementos del contorno no se incluyen ni se excluyen de manera
sistemática en el lema de todas las unidades fraseológicas, ni aun
en un mismo diccionario 27, y 4º no existe unanimidad de criterio
entre los lexicógrafos acerca de cuáles y cuántas sean las unidades

25 De hecho la locución verbal dar algo contiene un elemento, algo, que se correspon-
de con uno de los que usualmente se utilizan para marcar una clase de elementos del
contorno. Si ahí algo es constitutivo de la locución, lo mismo puede pensar un usua-
rio extranjero del algo de caber en la cabeza algo, pillar de nuevas algo o salir de
las narices algo, por ejemplo, si no se diferencia de los otros elementos de la locu-
ción, aunque en estos últimos ejemplos algo es un elemento del contorno.
26 Así, por ejemplo, el DFEM, en contra de toda práctica lexicográfica, presenta locu-
ciones bajo la forma femenina por incluir como parte integrante los elementos u. p.
(una persona) o u. c. (una cosa): (ser u. p.) más boba/tonta que hecha de encargo,
[estar u. p.] sola como/más sola que un hong o o [estar u. p.] (tan contenta) co -
mo/más contenta que un niño con zapatos nuevos.
27 El DIPELE, por ejemplo, no los incluye, pero hay ocasiones en que aparecen: caerse
el pelo a alguien, no lleg arle a una persona la camisa al cuerpo, ser el ojo dere-
cho de alguien, etc.
01. LEXICOGRAFIA IX 7/4/08 11:37 Página 118

118 Inmaculada Penadés Martínez

que permitan reproducir los elementos del contorno de una unidad


fraseológica28.
Ante tal situación, para el DICLOCVER se decidió que el lema de
las locuciones verbales quedara restringido a lo que específicamente
es su forma y que en cada artículo del diccionario figurara un aparta-
do para la información relativa a la combinatoria sintagmática de la
locución, de manera análoga a como se procede en los diccionarios de
lengua que señalan en un apartado destinado a ello el régimen prepo-
sicional y los tipos de complementos que llevan los verbos. De este
modo, todas las acepciones que lo exigen presentan, antes de la defi-
nición, su contorno entre corchetes, [ ], es decir, se señalan, separán-
dolos mediante comas, los elementos con los que se combina la locu-
ción en esa acepción: el sujeto, si lo tiene, y los complementos, si es
el caso. Los elementos que constituyen la combinatoria de una acep-
ción se representan, como es habitual en la práctica lexicográfica, me-
diante las formas: alguien (para persona), algo (para cosa), algún lu-
gar, algún modo, etc. Se informa, asimismo, de las preposiciones que
introducen los complementos: caer gordo [alguien, a alguien]. Cuan-
do en una misma locución pueden alternar varios tipos de elementos
del contorno o varias preposiciones, las distintas posibilidades se se-
paran mediante una barra (/): dar abasto [algo/alguien, a/para algo].
Por último, conviene señalar que la asignación del contorno a cada lo-
cución se ha llevado a cabo a partir de los ejemplos de uso de esa lo-
cución que se encuentran en los diccionarios consultados y en el cor-
pus documental manejado, por lo que no existe la completa seguridad
de que el contorno ofrecido agote todas las posibilidades combinato-
rias de una locución.

3.7. LA DEFINICIÓN
Las definiciones se han redactado teniendo siempre presentes los
siete diccionarios manejados para la confección del DICLOCVER.

28 Piénsese que para referirse a un animado humano se usa tanto alguien, como una
persona o uno.
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La elaboración del Diccionario de locuciones verbales... 119

Muchas de ellas siguen el modelo de definición sinonímica, si bien


se ha procurado que el sinónimo usado fuera la unidad léxica simple
a la que equivale la acepción y no una locución verbal sinónima de la
definida: co ger el por tante v. (a) infor. [alguien] Marcharse. Otras
definiciones corresponden a la denominada hiperonímica: vivir del
cuento v. (s) infor. [alguien] Vivir sin trabajar; se trata de una manera
de vivir y, en consecuencia, la locución es un hipónimo del lexema
vivir. Y también hay locuciones verbales cuyo significado se presenta
a través de una paráfrasis definitoria: apañárselas v . (i) infor. [al-
guien, de algún modo] Encontrar la manera de resolver o solucionar
alguna cosa.
Cuando en una definición aparecen elementos que se corresponden
exactamente con los señalados previamente como contorno de la acep-
ción, se han situado en la definición entre llaves, { }: andar a la greña
v. (a) infor. [alguien] Reñir {dos o más personas}, arrojar el guante
v. (a) [alguien, a alguien] Desafiar {a una persona} o darse de bofeta-
das v. (a) infor. [algo, con algo] Desentonar {una cosa con otra}. La
razón para actuar de esa manera es la que apuntan M. Seco, O. Andrés
y G. Ramos (1999: XXI-XXII): presentar en la fórmula definitoria
esos elementos como lo que son, elementos habituales del contorno
que no constituyen parte sustancial del significado de esa locución; en
otras palabras, andar a la greña significa ‘reñir’, arrojar el guante,
‘desafiar’ y darse de bofetadas, ‘desentonar’; el resto de la definición
en los tres casos reproduce la información presentada con anterioridad
sobre el contorno de esas locuciones. Sin embargo, no se ha procedido
así cuando no se da una correspondencia exacta entre los elementos se-
ñalados previamente como contorno y los elementos correspondientes
en la definicicón: dar carpetazo v. (s) [alguien, a algo] Desistir de una
idea o de un proyecto, donde la parte de la definición ‘de una idea o de
un proyecto’ no figura entre llaves. La razón estriba en el hecho de que
colocar entre llaves en la definición elementos que no se pueden iden-
tificar exactamente con los especificados antes como contorno –por-
que el verbo utilizado en la paráfrasis definitoria tiene un régimen pre-
posicional distinto al de la locución ( desitir de / dar carpetazo a )–
hubiera podido crear confusión a los usuarios del diccionario, sobre to-
01. LEXICOGRAFIA IX 7/4/08 11:37 Página 120

120 Inmaculada Penadés Martínez

do a los extranjeros, que hubieran podido pensar que la locución en


cuestión se construye con un complemento introducido tanto por a co-
mo por de.

3.8. LOS EJEMPLOS


La importancia de los ejemplos de uso de las locuciones en un
diccionario como éste resulta innegable. Por eso todas las acepciones
definidas van seguidas, al menos, de un ejemplo en cursiva; si apare-
cen dos, van separados por un punto y coma (;): irse a hacer gárgaras
v. (a) infor. [algo] Fracasar: Yo no salí en la portada porque la revista
se fue a hacer gárgaras. Los ejemplos sirven como justificación de la
definición dada a la acepción y como reflejo de las informaciones que
se proporcionan en otras partes de la entrada –especialmente, en la de-
dicada a la combinatoria sintagmática de la locución, sobre todo cuan-
do ésta muestra varias posibilidades–, por eso, en numerosos casos,
aparece más de uno:
llevarse por delante v. (i) infor. [algo/alguien, algo/a alguien] Atro-
pellar, derribar {a una persona o una cosa que se interpone en el ca-
mino}: El autobús se llevó por delante una farola; Pensó que se la
llevaban por delante, vamos que la mataban.
Muchos de ellos se han construido ad hoc, pero intentando que res-
pondieran a un uso real; otros se han recogido de los textos escritos y
de las conversaciones grabadas tomados como base documental para
la confección de este diccionario, y, por último, una parte de ellos se
ha obtenido de la consulta del Corpus de Referencia del Español Ac-
tual (CREA) de la Real Academia Española. En ocasiones, en los
ejemplos sacados de la base documental consultada y del CREA, ha
habido que proceder a modificar de algún modo la forma del ejemplo
para facilitar su comprensión por el usuario del diccionario, dada la
inevitable descontextualización que toda extracción supone. Posible-
mente, el primer conjunto de ejemplos sea más numeroso que el resto,
porque las locuciones verbales no son de uso tan frecuente como a pri-
mera vista pudiera parecer, a pesar de las afirmaciones que, en sentido
contrario, se encuentran en muchos estudios sobre el español
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La elaboración del Diccionario de locuciones verbales... 121

coloquial29. Además, y aunque pueda resultar sorprendente, hay locu-


ciones del diccionario que no están registradas en el corpus de la Aca-
demia, pese a su extensión.
La situación descrita en el párrafo anterior es semejante a la que en-
contramos en otras lenguas. En efecto, para el caso del inglés, R. Moon
(1997: 50) señala el dato de que J. Strässler encontró sólo 92 ejemplos
de locuciones30 en un corpus de alrededor de 100.000 palabras formado
por interacciones habladas de distintos tipos. La propia R. Moon
(1997: 52) en investigaciones llevadas a cabo sobre el corpus
COBUILD con 4.000 locuciones ha comprobado que un 30% aparece
menos de una vez por diez millones de palabras; el 35% aparece entre
una y tres veces por diez millones de palabras, y el 20% tiene una fre-
cuencia de al menos un ejemplo por dos millones de palabras. Esta in-
vestigadora concluye (R. Moon 1997: 52-54) que hay muchas unidades
pluriverbales en la lengua, pero una parte de ellas es muy poco fre-
cuente; asimismo, afirma que las locuciones están especialmente aso-
ciadas tanto al género del periodismo, como al de la conversación in-
formal. Ahora bien, cabría precisar que hay varios tipos de locuciones
y, en lo que respecta a las verbales, los datos extraídos del corpus exa-
minado en I. Penadés Martínez (en prensa a) –que es un parte del con-
sultado para la redacción del DICLOCVER– no parecen mostrar una
elevada frecuencia de uso en el género de la conversación informal.

3.9. LAS RELACIONES DE SINONIMIA Y ANTONIMIA


Corpas Pastor (1996: 50-52) separa la clase de las locuciones de
las otras clases de unidades fraseológicas por su pertenencia al siste-
ma de la lengua. Una afirmación de esta naturaleza sólo encuentra su
confirmación si se muestran las relaciones semánticas existentes en-

29 De hecho, en las aproximadamente 65 horas de grabación escuchadas sólo hay regis-


tradas alrededor de 200 locuciones verbales distintas, de las 1942 incluidas en el
DICLOCVER, aunque algunas de ellas aparecen con una alta frecuencia, como darse
cuenta o hacer falta, frente a otras de las que sólo se ha registrado una ocurrencia,
como hacer el vacío o hincar los codos.
30 Traduzco por locución el término inglés idiom.
01. LEXICOGRAFIA IX 7/4/08 11:37 Página 122

122 Inmaculada Penadés Martínez

tre las locuciones, pues los elementos del sistema se caracterizan,


frente a los de la norma y el habla, por las relaciones funcionales que
establecen entre sí. En otros trabajos (I. Penadés Martínez (2000) e I.
Penadés Martínez (en prensa b)) he analizado la relación semántica
de hiponimia-hiperonimia entre locuciones y lexemas de la lengua y
la relación de antonimia entre locuciones. En efecto, en la primera de
las obras citadas, he demostrado, a partir de una revisión crítica de las
concepciones sobre la relación semántica de hiponimia-hiperonimia
de J. Lyons (1993) y G. Kleiber e I. Tamba (1990), que locuciones co-
mo alzar la voz (‘hablarle a alguien con insolencia o faltándole al res-
peto’, según el DFEM, p. 292), darle a la lengua (‘hablar mucho’, se-
gún el DFEM, p. 148), gastar saliva (‘hablar inútilmente’, según el
DFEM, p. 251) o tirar con bala (‘hablar con mala intención’, según
el DFEM, p. 20) son hipónimas del hiperónimo hablar, a la vez que
mantienen entre sí una relación de cohiponimia. En ese estudio se
analizan unas trescientas unidades fraseológicas del español equiva-
lentes a sintagmas verbales, de modo que se da cuenta del alcance de
la distinción género / especie en el ámbito de la fraseología y se ex-
plican los tipos de oposiciones entre el hipónimo y el hiperónimo. Por
su parte, en I. Penadés Martínez (en prensa b) he aplicado los tipos de
opuestos léxicos establecidos por J. Lyons (1993) a un conjunto de lo-
cuciones verbales del español para demostrar así la existencia de rela-
ciones semánticas de oposición entre esa clase de unidades.
En el DICLOCVER se marcan las relaciones de sinonimia y antoni-
mia entre dos locuciones remitiendo en la entrada de una locución a la
entrada de la otra mediante el lema de esta última, y a la inversa. El le-
ma de la locución sinónima a la que se remite va precedido de un sím-
bolo que representa un puño cerrado con el dedo índice extendido se-
ñalando hacia la derecha; en el caso de ser antónimas las dos
locuciones, el símbolo que precede al lema de ambas locuciones en
una y otra entrada es el de una flecha orientada a la derecha. Cuando la
locución sinónima o antónima de la definida tiene un lema idéntico al
de otras locuciones, un exponente en negrita colocado en la parte supe-
rior derecha de la locución (1) lo señala, y, además, la acepción que hay
que considerar es la indicada por el exponente:
01. LEXICOGRAFIA IX 7/4/08 11:37 Página 123

La elaboración del Diccionario de locuciones verbales... 123

dar carpetazo v. (III) [alguien, a algo] Desistir de una idea o de un


proyecto: Hemos dado carpetazo a la construcción del edificio. 
dar marcha atrás2.
dar marcha atrás v. 1 (I) [algo/alguien] Retroceder: El conductor
dio marcha atrás sin darse cuenta de que un niño cruzaba la calle;
El coche dio marcha atrás. 2 (I) [alguien] Desistir de una idea o de
un proyecto: Decidió dar marcha atrás y autorizar la emisión del
anuncio.  dar carpetazo.
Tanto la relación de sinonimia entre dos locuciones (marcada en sus
respectivas entradas como se acaba de indicar), como la existente entre
las locuciones de una serie sinonímica (marcada en las entradas como
se ha explicado al presentar el apéndice de “Locuciones sinónimas y
antónimas”) se han establecido siempre que lo ha permitido la identi-
dad en las definiciones de las locuciones ofrecidas por los distintos
diccionarios que sustentan la elaboración de éste. Esa identidad ha sido
en unos casos total, es decir, todos los diccionarios definen determina-
das locuciones de la misma manera, o parcial, la coincidencia en la de-
finición de dos o más locuciones sólo se da en algunos diccionarios.
Por otra parte, el establecimiento en el DICLOCVER de la relación
semántica de sinonimia entre locuciones se ha llevado a cabo haciendo
caso omiso de la distinción que pudiera existir entre el fenómeno de la
variación léxica en el ámbito de la fraseología y el fenómeno de la si-
nonimia en el ámbito de la semántica. Quiere decirse con ello que lo-
cuciones como abrirse camino – abrirse paso, comerse un rosco – co-
merse una rosca o pedir guerra – querer guerra se presentan como
sinónimas, igual que locuciones como echar chiribitas – estar que ar-
de – subirse por las paredes o hacer caso omiso – pasarse por el forro
(de los cojones) – saltar a la torera, aunque desde la perspectiva teóri-
ca de los fraseólogos aquéllas se consideren variantes léxicas31. La ra-
zón se encuentra, una vez más, en la orientación dada al diccionario.
Pensando en los alumnos de E/LE, carece de sentido distinguir entre
variación fraseológica y sinonimia si, al fin y al cabo, esa dicotomía no

31 Por ser modificaciones que tienen lugar en una misma construcción sintáctica, según
Z. Carneado Moré (1985: 272).
01. LEXICOGRAFIA IX 7/4/08 11:37 Página 124

124 Inmaculada Penadés Martínez

se traduce en un tratamiento lexicográfico diferenciado del significado


de las locuciones que se consideren variantes léxicas frente a las que
sean vistas como sinónimas. Además, el usuario del diccionario no hu-
biera comprendido que entre locuciones como retorcerse de risa, re-
volcarse de risa o tirarse de risa, variantes léxicas más que sinónimas
desde el punto de vista que aquí estoy planteando, no se indicara la
existencia de una relación de sinonimia, pues la identidad en la defini-
ción de las tres le da a entender a la persona que consulte el diccionario
y que no sea especialista que tienen el mismo significado y que son si-
nónimas, no que son variantes léxicas de una misma locución verbal.
El fenómeno lingüístico de la sinonimia entre dos o más unidades pa-
rece más cercano a la conciencia lingüística de los hablantes que no
son estudiosos de las lenguas que el de la variación, sea ésta léxica, fo-
nética o de cualquier otro tipo, pues reflexionar sobre la variación lin-
güística exige establecer cuál es la unidad básica, la invariante, de la
que otra u otras son variantes.
A nadie se le oculta la complejidad de las cuestiones referidas a la
sinonimia como relación léxica, complejidad que se acrecienta si la
perspectiva adoptada va más allá del ámbito del léxico y se adentra en
la denominada sinonimia fraseológica. Dado el estado actual de las in-
vestigaciones sobre fraseología española, pero no sobre la fraseología
teórica –pues de un tiempo a esta parte se han visto incrementadas en
cuanto a su número y su calidad32–, sino sobre corpora que muestren el
uso de las unidades fraseológicas, puede resultar extremadamente
arriesgado ofrecer un tratamiento de la sinonimia fraseológica como el
que se presenta en el DICLOCVER: se han vinculado mediante la rela-
ción de sinonimia locuciones verbales que podrían considerarse de dis-
tinta lengua funcional y que muestran combinatorias sintagmáticas di-
ferentes. Sin embargo, y como queda dicho, estas circunstancias no han
impedido señalar esa relación. Y ello, por una parte, por la creencia de
que la elaboración de una obra de fraseografía aplicada (un diccionario
de locuciones para estudiantes y profesores de E/LE) no puede pospo-

32 Vid., por ejemplo, G. Corpas (1996), L. Ruiz Gurillo (1997), J. de D. Luque y A. Pa-
mies (1998) y G. Wotjak (1998).
01. LEXICOGRAFIA IX 7/4/08 11:37 Página 125

La elaboración del Diccionario de locuciones verbales... 125

nerse hasta la resolución de determinados problemas por la fraseología


teórica33 y, por otra parte, por el convencimiento de que el profesor de
E/LE está perfectamente capacitado para hacerle notar al alumno las
diferencias entre determinadas locuciones por su pertenencia a distintas
diastratías o diafasías. No hay que olvidar tampoco que de esas diferen-
cias se informa en distintas partes de la entrada de una locución.
La distancia entre teoría y aplicación en la investigación lingüística
también ha condicionado la marcación de determinadas locuciones co-
mo antónimas. Esta relación léxica entre dos locuciones concretas se
ha establecido, asimismo, en el DICLOCVER a partir de sus definicio-
nes en los diccionarios que en todo momento se han consultado. Y,
además, se ha tomado el término antonimia en un sentido amplio, de
modo que bajo esa denominación quedan englobados tipos de opuestos
que en J. Lyons (1993) se han diferenciado de los específicamente con-
siderados antónimos. Junto a ello, no se han presentado como antóni-
mas locuciones como alterar los nervios / alterarse los nervios o re-
volver el estómago / revolverse el estómago, que, desde la concepción
de J. Lyons (1993), pueden analizarse como opuestos direccionales de
consecuencia34, pues, al fin y al cabo, se trataría, en este caso, no tanto
de una oposición entre el significado léxico de las unidades fraseológi-
cas de cada par, sino de una oposición diatética entre los esquemas ora-
cionales cuyos núcleos son una y otra de las locuciones verbales de
esos dos pares, relación de oposición compleja de percibir y entender
por un usuario no especialista, sin las explicaciones pertinentes.

3.10. LAS INDICACIONES GRAMATICALES Y PRAGMÁTICAS


Finalmente, en el último apartado de los artículos de algunas entra-
das, introducido mediante un símbolo que representa un lápiz, se ofre-
cen, si es el caso, informaciones lingüísticas sobre diversas cuestiones
relativas, fundamentalmente, a aspectos gramaticales y pragmáticos de

33 Piénsese que desde Aristóteles se viene reflexionando sobre la sinonimia y todavía


no hemos dado con la solución al problema.
34 Vid. I. Penadés Martínez (en prensa b).
01. LEXICOGRAFIA IX 7/4/08 11:37 Página 126

126 Inmaculada Penadés Martínez

la locución en la acepción definida, aunque, en alguna ocasión, la in-


formación ataña a aspectos ortográficos. Se ha aprovechado el aparta-
do en cuestión para presentar aclaraciones sobre el contorno, sobre la
posibilidad de variaciones morfológicas o sobre la fuerza ilocucional
de las locuciones. Estas informaciones van acompañadas de ejemplos
adicionales que las ilustran y que completan los incluidos en el aparta-
do de la definición:
estar hasta los cataplines v. (a) infor. [alguien, de algo/alguien] Es-
tar harto {un hombre de una persona o de una cosa}: Están hasta los
cataplines de tus protestas. *estar hasta el gorro.  El complemen-
to [de algo] puede ser también un verbo en infinitivo o una oración
subordinada introducida por de que: El vecino de abajo está hasta
los cataplines de pintar su techo del cuarto de baño.
hacer picadillo v. (a) infor. [alguien, a alguien] Matar {a una perso-
na}: Los secuestradores dijeron a la policía que harían picadillo a
los rehenes si no se cumplían sus condiciones. *borrar del mapa. 
La locución suele utilizarse como amenaza: Has vuelto a romper un
cristal con la pelota, como te coja, te hago picadillo.
no ser santo de la/su devoción v. (s) infor. [alguien, de alguien] Re-
sultar antipático a una persona: El primer ministro no es santo de la
devoción ni de los miembros de la derecha ni de los de la izquierda
de su propio partido. *caer bien.  Si la forma de la locución es no
ser santo de su devoción, la combinatoria de la locución es [alguien]:
Cuando mi secretaria me dijo que él estaba personalmente al teléfo-
no, me quedé atónito, pues yo nunca había sido santo de su devo-
ción, sino más bien todo lo contrario. El elemento su de la locución
admite variación de 1ª, 2ª y 3ª persona: He de admitir que no era
santo de mi devoción, además de por lo ya dicho, porque era una
persona tosca y vanidosa.
Y terminaré este artículo no con unas conclusiones, sino con un pá-
rrafo tomado de la “Presentación” del DICLOCVER, pues por la finali-
dad de esta publicación me parece más adecuado: “La adquisición del
conocimiento científico por parte de la especie humana es siempre un
logro limitado. Este diccionario, como no podía ser menos, se presenta
como una obra abierta y sujeta a modificaciones y cambios, tanto más
cuanto que tendrá su continuación en los volúmenes dedicados a las
01. LEXICOGRAFIA IX 7/4/08 11:37 Página 127

La elaboración del Diccionario de locuciones verbales... 127

otras clases de locuciones. Por eso, los comentarios, las sugerencias y


las observaciones críticas serán bien recibidos (en inmaculada.pena-
[email protected])”.

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