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Liceo Pedro Montt

Liceo Pedro Montt


Lengua y Literatura
Cuarto Medio

Nombre:

Objetivo: Identificar anacronías narrativas presentes en fragmentos.


Habilidades: Comprender. Identificar. Aplicar.

Material Práctico: Anacronías narrativas


I. Lee el siguiente cuento y luego ordena los acontecimientos de acuerdo al tiempo de la historia y al tiempo del
relato.

La mano
El doctor Alejo murió asesinado. Indudablemente murió estrangulado.
Nadie había entrado en la casa, indudablemente nadie, y aunque el doctor
dormía con el balcón abierto, por higiene, era tan alto su piso que no era de
suponer que por allí hubiese entrado el asesino.
La policía no encontraba la pista de aquel crimen, y ya iba a abandonar el
asunto, cuando la esposa y la criada del muerto acudieron despavoridas a
la Jefatura. Saltando de lo alto de un armario había caído sobre la mesa, las
había mirado, las había visto, y después había huido por la habitación, una
mano solitaria y viva como una araña. Allí la habían dejado encerrada con
llave en el cuarto.
Llena de terror, acudió la policía y el juez. Era su deber. Trabajo les costó cazar la mano, pero la cazaron y todos le
agarraron un dedo, porque era vigorosa corno si en ella radicase junta toda la fuerza de un hombre fuerte.
¿Qué hacer con ella? ¿Qué luz iba a arrojar sobre el suceso? ¿Cómo sentenciarla? ¿De quién era aquella mano?
Después de una larga pausa, al juez se le ocurrió darle la pluma para que declarase por escrito. La mano entonces
escribió: «Soy la mano de Ramiro Ruiz, asesinado vilmente por el doctor en el hospital y destrozado con ensañamiento
en la sala de disección. He hecho justicia».

Tiempo de la historia Tiempo del relato

II. Identifica el tipo de anacronías que se presenta en los siguientes fragmentos. Justifica tu respuesta.

Fragmento Tipo de anacronía Justificación

“No creía confundirse, pero cuando


señaló que hacía treinta años que no
pisaba ese lugar, no
mintió, pero entonces era una niña
¿qué edad tendría? Casi sintió el olor
de los cardenales que
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estaban en la salida de la casa; y se


vio de nuevo ahí, en esa puerta,
avergonzada, avergonzada de
escuchar los gritos aborrecidos de su
padre y sus ojos malvados. No, el
pasado, pasado, solo había vuelto,
traída por la nostalgia de los
recuerdos...

“Siempre fue una mujer trabajadora y


no sentía vergüenza por eso, le daba
rabia sí, le corroía la
rabia y echaba maldiciones; sin saber
en ese entonces, que un día le llegaría
la fortuna y con ella la
plata y que se olvidaría para siempre
de su condición…”

“En este tiempo remoto, yo era muy


joven y vivía con mis abuelos en una
quinta de paredes
blancas de la calle Ocharán, en
Miraflores. Estudiaba en San Marcos,
Derecho, creo, resignado a
ganarme más tarde la vida con una
profesión liberal, aunque en el fondo,
me hubiera gustado más..."

“El día en que lo iban a matar,


Santiago Nasar se levantó a las 5:30
de la mañana para esperar el
buque en que llegaba el obispo…[su
madre] no había advertido ningún
augurio aciago en esos dos
sueños de su hijo, ni en los otros
sueños con árboles que él le había
contado en las mañanas que
precedieron a su muerte.”

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