ABC de La Liturgia MISIÓN Y LITURGIA
ABC de La Liturgia MISIÓN Y LITURGIA
ABC de La Liturgia MISIÓN Y LITURGIA
El rito del bautismo y la formación de la comunidad, que tendrá como centro la eucaristía,
son elementos esencialmente litúrgicos de la misión. "Así como Cristo fue enviado por el
Padre, él a su vez envió a los apóstoles, llenos del Espíritu Santo. No sólo los envió a
predicar el evangelio a toda criatura y anunciar que el Hijo de Dios, con su muerte y
resurrección, nos libró del poder de Satanás y de la muerte y nos condujo al reino del
Padre, sino también a realizar la obra de salvación que proclamaban mediante el sacrificio
y los sacramentos, en torno a los cuales gira toda la vida litúrgica" (Sacrosanctum
concilium 6).
Además, el decreto Ad gentes sobre las misiones recuerda que las nuevas iglesias
particulares, conservando toda la riqueza de sus tradiciones junto con las cualidades
específicas de cada comunidad nacional, tendrán su puesto propio en la comunión
eclesial. Ante este hecho teológico y pastoral, "es de desear, más todavía, es de todo
punto conveniente que las conferencias episcopales se unan entre sí dentro de los
límites de cada uno de los grandes territorios socio-culturales, de suerte que puedan
conseguir de común acuerdo este objetivo de la adaptación" (AG 22).
Además, la liturgia es fuente de toda actividad misionera, y sobre todo de todo fruto
misionero. La glorificación de Dios en Cristo, la conversión de los hombres y su
santificación "se obtiene con la máxima eficacia" por medio de la liturgia, y sobre todo por
medio de la eucaristía, porque aquí se encuentra la fuente de la gracia (SC 10). No
podemos olvidar que Cristo, el apóstol, el enviado del Padre, está presente en las acciones
litúrgicas para continuar su obra salvífica universal: "Para realizar una obra tan grande,
Cristo está siempre presente a su iglesia sobre todo en la acción litúrgica" (SC 7). Después
de la ascensión al cielo, Cristo no ha olvidado su obra ni la ha dejado sólo en las manos de
la iglesia. El permanece siempre con nosotros, y con nosotros realiza hoy la salvación. De
esta inserción en Cristo misionero y salvador, a través de la liturgia y concretamente a
través de los sacramentos, brota el derecho y el deber de todo cristiano al trabajo misionero
(Cf. AG 36).
La liturgia en las misiones debe cobrar un carácter creativo, fruto de su íntima relación con
el Espíritu Santo. La creatividad no se opone a la uniformidad sustancial y a cierto orden,
que debe ser determinado por la jerarquía. Habrá siempre una puerta abierta para que la
estructura de la celebración responda mejor a la naturaleza profunda de aquello que la
celebración misma proclama y obra.
En fin, la liturgia debe actualizar el misterio de Cristo no sólo en los ritos, sino también en la vida,
y así debe volver al centro de la vida cristiana y de cada comunidad. La liturgia no puede quedar
ausente de la vida del neoconverso y de la nueva iglesia todavía en vías de desarrollo y expansión.